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Jardines colectivos

Autoras: Liliana Ávila y Laura Rodríguez

¿Qué son los jardines colectivos?

“La mutua” es una expresión campesina para el trabajo solidario. Es un proyecto colectivo en el
que se involucra la comunidad. Con este trabajo se propone beneficiar a todos o a algunos de los
integrantes del grupo. Como didáctica, es un ejercicio de creación conjunta de un jardín que utiliza
simbólicamente los elementos de la siembra: tierra, abono, semillas, para reflexionar sobre
procesos de resistencias y construcción colectiva.

¿Cuáles son sus componentes?

Para realizar “La mutua” se debe contar con los siguientes elementos:

• Tierra negra
• Abono (cascarilla)
• Plántulas
• Macetas o vasos
• Marcadores-pinturas para las macetas
• Video beam
• Papel kraft- marcadores
• Bolsas de semillas y frases

Los tres componentes de la mutua son: la preparación, la siembra y la cosecha. Cada una referida
al reconocimiento de las memorias de resistencias, la siembra, el trabajo colectivo y el pacto de
cuidado.

¿Cómo llevar acabo “La mutua”?

Preparando la siembra. Recuerdos y memorias de la resistencia

1. Imágenes de resistencia. La siembra se preparará con la proyección de un vídeo que recoge


diversas memorias de la resistencia (madres de Soacha -falsos positivos-, jóvenes y su respuesta al
NO al plebiscito, Marcha de las flores y Canción Latinoamérica de Calle 13), el cual tiene como
propósito develar cómo ante la adversidad, el abatimiento, la vulneración, la impunidad, la
mentira o los hechos atroces; es decir, ante la indignación, siempre surgen resistencias –semillas
de esperanza– que le permiten a los pueblos transformar su realidad y reparar las vulneraciones
de las que han sido objeto.

2.Exposición. Es la parte teórica de esta didáctica. Su propósito es puntualizar en aspectos


conceptuales relacionados con las memorias de la resistencia y la vida en plenitud. La exposición
se alternará en los diferentes momentos de la actividad, para lograr interrelacionar
significativamente lo teórico y lo práctico.

3. Memorias de resistencia personal. Se hace un recorrido por las memorias de resistencia


personal de los participantes, a partir de la decoración de las macetas -recipientes- en las cuales se
hará la siembra. Cada integrante dibujará símbolos o escribirá micronarrativas en un recipiente;
micronarrativas que representan sus resistencias personales como sustento de una vida en
plenitud. Asimismo, se les pedirá reflexionar sobre qué emoción asocian a estas resistencias
particulares y de qué manera se manifiestan esa(s) emoción(es).

La Siembra. Plantar el amor

1. Plantando la esperanza. Con la maceta personalizada, se procede a realizar la siembra.


Para ello, cada participante recoge la tierra y el abono para preparar la llegada de la
plántula, símbolo de la esperanza, la paz, la solidaridad y el cuidado que esperamos crezca
y se fortalezca en las instituciones educativas.
2. Trasplantando emociones. En este momento, cada participante trasplanta una plántula a
su maceta, al tiempo que va pensando ¿qué emociones le suscita esta actividad? ¿Qué
emociones aparecen cuando se está en contacto con el campo o actividades como la
siembra?
3. Sembrar juntos. Ahora, se enuncia como objetivo la creación de un jardín colectivo en el
que cada uno tiene algo importante que aportar. Así, se solicita a los docentes seleccionar
un nombre para su jardín y organizar las plantas en el centro del salón, en la fi gura que
deseen. También, se proponen pactos de cuidado y resistencia, reales y simbólicos, en
torno al jardín, al estar-juntos, a la escuela y la realidad colombiana. Cada docente podrá
llevarse una planta, con el compromiso de cuidarla y, si es posible, hacerle seguimiento
fotográfico a su crecimiento. Para finalizar, se hará la entrega de semillas y mensajes a los
docentes.

Emociones en La mutua

Jardines colectivos parte de reconocer las trayectorias vitales como escenarios de tensión entre las
vulneraciones y las resistencias ejercidas de múltiples formas en la cotidianidad. Hacer una
revisión de las vulneraciones, personales y colectivas, pone en primer plano la indignación como
emoción en la que el sentir de otros y el propio, puede movilizarnos a la acción y exigencia de
derechos. En la didáctica, ese reconocimiento de pasadas situaciones de resistencia se convierte
en abono y sostén de las nuevas semillas. Así, la memoria se convierte en el piso sobre el cual
construimos el presente.

Ese reconocimiento va de las situaciones de otros a las propias, terminando en la construcción de


un jardín colectivo; posible con el aporte amoroso de los participantes. Se espera que la refl exión
permita reconocer que tejemos memorias de resistencias, somos capaces de sentir compasión por
la memoria de otro y podemos construir cosas solidariamente, entendiendo que podemos unirnos
en pactos de cuidado.

La semilla nos permite pensar en la acción presente y futura, en el crecimiento de comunidades


que se hacen fuertes gracias al reconocimiento de las diferentes memorias y del compromiso que
tenemos en el abono de los proyectos sociales

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