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EL BUEN VIVIR COMO ELEMENTO ALTERNATIVO EN AMÉRICA LATINA

El buen vivir surge como una idea movilizadora que pretende alcanzar algunas metas a
mediano y largo plazo en la que permite construir sociedades libres e igualitarias con patrones
de producción y consumo que estén vinculados con las comunidades y en las que lo
importante sean los habitantes y no el capital y el mercado. El concepto del buen vivir surge
como contraposición al concepto de desarrollo que había sido por mucho tiempo el
paradigma a seguir por parte de lo gobiernos nacionales que tenían como horizonte llegar un
punto en el que los países lograran llegar a la meta que se trazaban. Esa idea de desarrollo
empezó a ser cuestionada por el fracaso estrepitoso y porque nunca llegaron a ver
materializadas las propuestas que plantearon.

Es interesante la propuesta que plantea el buen vivir, estableciendo un tipo de sociedad


diferente que no tenga como punto de referencia las sociedades del Norte. “Se cuestiona el
carácter evolucionista y lineal de la concepción de desarrollo que, desde el pensamiento
hegemónico, establece que solo hay un tipo de sociedad ideal al que los mal llamados países
subdesarrollados deben llegar…” (Larrea, 2014: 240). Esta postura contradice ese ideal que
nos han transmitido desde los discursos hegemónicos como una sociedad ideal que se
construye para que todos sean felices. Este discurso se contradice y se muestra una nueva
forma de construcción social vinculada a nuestros contextos locales.

Esta nueva propuesta que se concentra en las necesidades reales de nuestras comunidades,
pero que solo puede ser posible desde la emancipación social mediante la resistencia de las
formas de poder (Sousa: 2004). La búsqueda de una sociedad más justa nos ha llevado a
proponer nuevas formas anticapitalistas en donde se articulen las fuerzas humanas, líderes y
saberes universitarios. (Zermeño, 2012) Esta nueva perspectiva que vincule a la universidad
y el sector público con la sociedad a través de los diálogos de saberes y formas que integren
las distintas posturas en pro de un desarrollo social en el que participe todos los ciudadanos.

No podemos construir un nuevo tipo de sociedad sin tener una responsabilidad con la
naturaleza, esto implica una producción y consumo responsable, (Larrea: 2014) que ayude al
mejoramiento de las condiciones sociales de vida en la que tengamos conciencia del
componente medio ambiental como parte de nuestra identidad que debe ser cuidada y
respetada, pues es parte de nuestro sustento y, por tanto, debemos cuidarla y aprovecharla al
máximo. El buen vivir se convierte en una opción de desarrollo que parte de las necesidades
sociales de nuestras comunidades y, que busca impulsar una nueva relación sociedad-
naturaleza. “En síntesis, el buen vivir impulsa a construir lo comunitario y lo social, frente
a estas visiones fragmentarias, economicistas y mercado céntricas del desarrollo. Se nutre de
lo mejor del pensamiento del mundo porque ha sido un anhelo de la humanidad…” (Larrea,
2014: 243).

Larrea y Zermeño realizan una propuesta que implica la emancipación de la sociedad frente
a las imposiciones externas que nos condicionan como seres humanos y no nos permiten
generar un desarrollo humano en el que las comunidades puedan construir una sociedad más
justa y equitativa que no este condicionada a factores externos y que pueda desplegar
estrategias alternativas desde sus propia cosmovisión donde no se destruya el medio ambiente
y se genere un desarrollo real y sustentable.

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