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1. Proporcionar un buen ejemplo: Es importante que desde pequeños, los niños vean en su
entorno ejemplos de alimentación adecuada para poder seguir esos patrones establecidos.
Además, también será importante ser un ejemplo a seguir en cuanto a la aceptación de su
propio cuerpo sin que el aspecto físico tenga efectos sobre su autoestima.
2. Demostrar aceptación y tolerancia: Demostrar desde pequeños que la apariencia física
no importa y que esas diferencias entre personas no hacen a nadie mejor o peor. Esto será
un gran paso para que los niños y adolescentes se quieran tal y como son.
3. No dejar que los medios de comunicación influyan: En los medios de comunicación o
en las redes sociales se ven continuos ejemplos de cómo el aspecto físico es primordial, o
cómo se establecen modelos a seguir que en muchas ocasiones no son reales, y por lo
tanto, no deben tomarse como ejemplo.
4. Proporcionar muchas opciones de comida saludable en casa: La educación
alimentaria es muy importante y acostumbrar a su hijo a comer de todo desde pequeño le
reportará muchos beneficios a lo largo de su vida.
5. Ayudar a construir la autoestima: La autoestima es muy importante para no caer en
ninguno de estos trastornos, por lo tanto, enseñar a los niños a quererse tal y como son
desde pequeños es una parte fundamental.
6. Establecer horarios de comidas: Crear una rutina y un hábito de comer saludable
también viene marcado por respetar siempre unos horarios establecidos, complementados
por la práctica de ejercicio y un buen descanso.
Redacción CuidatePlus
Domingo, 13 de Enero de 2002 - 23:00
Los trastornos alimenticios son condiciones complejas que surgen de una variedad
de causas probables. Sin embargo, una vez que comienzan, pueden crear ciclos
de destrucción física y emocional que se perpetúan a sí mismos. La ayuda
profesional es recomendada en el tratamiento de los alimenticio.
Los trastornos alimentarios son enfermedades reales que se pueden tratar. Con frecuencia
coexisten con otras enfermedades, tales como la depresión, el abuso de sustancias o las
trastornos de ansiedad. Los tratamientos psicológicos y médicos son formas eficaces de
tratar muchos trastornos alimentarios. Entre más temprano se diagnostique un trastorno
alimentario, mejores oportunidades existen de recuperación.
Psicoterapia
Asesoramiento nutricional
Medicamentos
Algunos pacientes pueden requerir de hospitalización para tratar los problemas que causa la
malnutrición o para asegurarse de que coman lo suficiente si tienen muy poco peso. La
recuperación completa es posible.
La estrategia de Madsley, por ejemplo, donde los padres de los adolescentes que sufren
de anorexia nerviosa asumen la responsabilidad de alimentar a su joven, parece ser un
método eficaz de logar que los adolescentes suban de peso y mejoren sus hábitos
alimentarios y sus estados de ánimo.
Otros grupos pueden recibir terapia de conducta cognitiva para reducir o eliminar los
atracones y las purgas. Estas terapias ayuda al joven a identificar patrones distorsionados o
pensamientos problemáticos/negativos y cambiar creencias imprecisas/incorrectas.
Los trastornos de la conducta alimentaria son problemas relacionados con la forma en que
comen las personas. Pueden ser muy perjudiciales para la salud de la persona, sus
emociones y sus relaciones personales. Hay varios tipos distintos de trastornos de la conducta
alimentaria.
Los tipos más frecuentes de trastorno de la conducta alimentaria son la anorexia nerviosa, la
bulimia nerviosa, el trastorno por atracón y el trastorno por evitación/restricción de la ingesta
(ARFID, por sus siglas en inglés).
Para perder peso, muchas personas con anorexia nerviosa ayunan o hacen demasiado
ejercicio. Otras pueden usar laxantes, diuréticos, o enemas.
Las personas con bulimia nerviosa comen mucho más (durante un período determinado de
tiempo) que lo que come la mayoría de la gente. Si una persona se da atracones y se purga
con regularidad, esto puede ser un signo de que tiene bulimia nerviosa. A diferencia de la
gente con anorexia nerviosa, que está muy baja de peso, las personas con bulimia nerviosa
pueden estar delgadas, tener un peso corporal promedio o tener sobrepeso. Las personas con
bulimia nerviosa suelen ocultar sus atracones y sus purgas.
Muchas personas con trastorno por atracón comen más deprisa de lo normal. Pueden comer a
solas para que los demás no se enteren de cuánto comen. A diferencia de la gente con
bulimia nerviosa, las personas con trastorno por atracón no vomitan de forma voluntaria, no
usan laxantes ni hacen ejercicio físico para compensar sus atracones. Si una persona se da
un atracón por lo menos una vez a la semana durante tres meses seguidos, esto puede ser un
signo de que padece un trastorno por atracón.
Las personas con este trastorno no comen porque les disgusta el olor, el sabor, la textura o el
color de la comida. Pueden tener miedo de vomitar y/o atragantarse con un alimento y sufrir
asfixia por aspiración. Pero no tienen anorexia nerviosa, bulimia nerviosa u otro problema
médico que podría explicar su comportamiento relacionado con la alimentación.
Los trastornos de la conducta alimentaria pueden causar problemas graves por todo el cuerpo.
La anorexia nerviosa puede conducir a problemas causados por la desnutrición y el bajo peso
corporal, como los siguientes:
A las personas con anorexia nerviosa, les puede costar mucho concentrarse y pueden tener
problemas para recordar cosas. Entre los cambios en el estado de ánimo y los problemas
emocionales, se incluyen los siguientes:
La bulimia nerviosa puede conducir a problemas causados por los vómitos, el uso de laxantes
y diuréticos, como los siguientes:
Las personas con bulimia nerviosa pueden tener problemas emocionales como los siguientes:
El trastorno de comer por atracón puede conducir a problemas de salud relacionados con el
peso, como los siguientes:
diabetes
hipertensión arterial (tensión arterial alta)
colesterol alto y triglicéridos altos
hígado graso
apnea del sueño
Este tipo de trastornos no tienen una sola causa. Los genes, el ambiente y el estrés
desempeñan un papel. Hay algunos factores que pueden aumentar las probabilidades de que
una persona tenga un trastorno de la conducta alimentaria, como los siguientes:
Este pero dice que es de costa rica sria mirar que se puede sacar
La depresión es en nuestro país “el segundo diagnóstico más frecuente entre los egresos
hospitalarios psiquiátricos. Ocupó en el año 2001, el primer lugar entre los problemas mentales
de adultos asistidos en los consultorios externos de la CCSS y el segundo lugar entre las
atenciones psiquiátricas brindadas en las salas de emergencia.” (OPS, 2004). Asimismo, una
noticia publicada en el diario nacional “Al Día” el 3 de marzo del 2006, señala un aumento en
la atención de depresiones graves así como, una mayor incidencia de trastornos alimenticios y
cuadros de ansiedad en la población joven, esto según datos del Hospital Nacional Psiquiátrico.
Estos datos confirman la importancia del tema de los trastornos alimenticios aunado a la
incidencia de ansiedad y depresión en población joven costarricense.
Por esto, es importante la investigación en este tipo de trastornos, los cuales guardan
mucha relación entre sí, pues como lo señala Brytek-Matera (2008) los desórdenes emocionales
tales como la ansiedad y la depresión son los más citados en relación con los trastornos
alimenticios, no obstante, señala esta autora, existe la interrogante de si la depresión y la
ansiedad se anteponen o causan el trastorno alimenticio o es más bien, este tipo de trastornos
son una consecuencia del trastorno de la ingesta. Ante esto, Herzog (1984 citado en Toro y
Vilardell, 1987) menciona que, tras una investigación llevada a cabo con 27 mujeres
diagnosticadas con anorexia y 55 mujeres diagnosticadas con bulimia, 18 de las mujeres
cumplían con los criterios de depresión mayor, sin embargo lo más relevante es la cronología
del desarrollo de la depresión pues, 8 (44%) sufrieron el inicio de su depresión por lo menos un
año antes de iniciar su trastornos alimenticios, 4 (22%) presentaron el trastorno depresivo en el
mismo año que presentaron el trastorno ingestivo mientras que, solo 6 (34%) experimentaron
primero el trastorno de la ingesta antes que el cuadro depresivo. Estos datos según Toro y
Vilardell (1987) no explican, que los trastornos alimenticios sean un producto de la
sintomatología de este trastorno afectivo.
Por otro lado, Braun, Sunday y Lamí (1994 citado en Brytek-Matera, 2008) afirma que la
anorexia y la bulimia acontecen antes de los trastornos de ansiedad y depresión. No obstante, en
el caso específico de la anorexia y relacionado con la ansiedad, Toro y Vilardell (1987)
mencionan todo un proceso, donde la ansiedad se genera al ritmo de la preocupación por la
figura física, donde se desarrolla “la fobia al sobrepeso real o supuesto, con todas la
consecuencias de su generalización” (p. 45). De esta forma, la valoración cognitiva
distorsionada es la que originará la ansiedad pues “se trata de un pensamiento, un juicio, un
hecho cognitivo, que desencadena una ansiedad suficientemente intensa para tomar una
decisión radical de disminuir drásticamente la alimentación” (Toro y Vilardell, 1987, p. 45)
Ahora bien, en cuanto a otras investigaciones significativas para la presente indagación
cabe resaltar, la investigación de Ousley, Cordero y White (2008) los cuales, propusieron
determinar la existencia de diferencias entre la imagen corporal de hombres y mujeres en un
contexto universitario. Los resultados encontrados
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MONTENEGRO ET AL.: Trastornos alimenticios, ansiedad y depresión en una muestra...