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Oración introductoria

Jesucristo, ahora que voy a iniciar esta meditación, te quiero pedir la gracia
necesaria de experimentar un amor tan grande como el que tuvieron los
primeros apóstoles, en el cenáculo. Concédeme amarte de tal manera que
también yo busque la voluntad del Padre, para que crea en tus palabras,
porque en verdad tú obras en unión con el Padre.

Petición
¡Señor, que cada vez logre escuchar con mayor atención tu mensaje de paz
y que lo viva en lo más personal e íntimo del corazón!

Reflexión
Cristo viene a traernos un mensaje de paz, pero nos advierte desde el inicio
que no es la paz que da el mundo. En efecto para el mundo la paz se concibe
muchas veces en no estar en guerra, en no tener alguien que venga a
disturbar dentro del ambiente en el que nos encontramos. Cristo en cambio
habla de una paz más profunda, de aquella capaz de dar una tranquilidad
profunda. Dice que no nos inquietemos en el corazón porque él ha vencido al
mundo; en efecto la paz surge de la consciencia de que con Cristo nos
mantendremos salvos en el alma.

Y la sabiduría de Cristo está en que el mensaje de paz nos lo da antes de


anunciarnos la venida del príncipe de este mundo, es decir la del demonio
como enemigo del alma y de la verdad. Por lo mismo Jesús nos invita a
confiar, porque ello implicará algunas persecuciones, algunas críticas por ser
seguidores de Cristo. Pero el demonio en sí no tiene ningún poder sobre
Cristo.

Que hermoso momento para darnos ese mensaje de paz; justo antes de subir
al Padre y de enviarnos al consolador. Así la paz se convierte en parte de su
testamento, porque está a punto de partir al Padre y quiere que estemos
tranquilos, llenos de confianza en las enseñanzas que nos ha dejado a lo largo
de su predicación, pues la vivencia de las mismas serán el origen de la paz,
porque en el confronto con la vivencia según el mundo, tal vez traerán
dificultades, pero la paz que inunda el corazón es mucho más profunda que
la que pueda ofrecer la mentalidad del mundo, el mundo que es en primer
lugar el egoísmo que llevamos dentro y no tanto la materialidad que nos
rodea.

Cristo trae la paz para nosotros como seguidores de él, nos da su mensaje
en un momento de grande intimidad, pero a la vez tenemos que ser
conscientes que si nos da ese regalo es para transmitirlo a los demás, por
tanto como cristianos nos convertimos en verdaderos propagadores de la paz.
El mundo y quienes nos rodean esperan que nosotros cristianos vivamos de
acuerdo a los criterios de nuestro Señor y en la medida en que demos a los
demás esa paz se dirá entonces como se dijo de los primeros cristianos:
"Mirad cómo se aman y cómo están dispuestos a dar la vida unos por otros."

Propósito
En el día de hoy buscaré transmitir serenidad a quienes me rodean, teniendo
presente que Cristo está a mi lado y quiere que de verdad tenga paz en mi
corazón.

Diálogo con Cristo


Señor Jesús, muchas veces me has permitido experimentar la paz del alma,
de verdad que no te has dejado ganar en generosidad. Otras veces me he
visto sumido en la angustia y desesperación por no actuar de cara a ti, por
no buscar tu voluntad, sino mis propios caprichos y maneras de pensar. Te
pido la gracia de tenerte siempre presente, dame la fe necesaria para tenerte
siempre a mi lado y para no buscar otra paz distinta a la tuya, por muy buena
que parezca.

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