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Colombia, hasta mediados de 1997, experimentó una etapa de aceleración: un crecimiento

sostenido del sistema financiero junto a un sector de la construcción fuerte e incluso la


entrada del dinero del narcotráfico, que dieron origen a nuevas entidades financieras y a
incrementos en el número de operaciones de crédito (Romero, 2003).

En el año 1972, bajo la presidencia de Misael Pastrana Borrero, se implantó el sistema de


Unidad de Poder Adquisitivo Constante (UPAC) con la intención de favorecer a quienes
necesitaban créditos hipotecarios para compra de vivienda la cual aplicaba también a cuentas
de ahorro; el UPAC se ajustaba de acuerdo con el índice de inflación (Índice de Precios al
Consumidor – IPC), lo cual significaba que la tasa de interés a pagar seria al menos el valor
de la inflación, incentivando el ahorro porque se mantenía, como mínimo, el poder
adquisitivo de dichos depósitos. Esto llevo a que las corporaciones de ahorros tuvieran
suficiente dinero para prestar, sobre todo a constructores, masificando así la compra de
vivienda (Banco de La República, 2017).

En su momento se consideró que el UPAC, así como sucedió en Estados Unidos tras la Gran
Recesión, sería el mecanismo ideal para reactivar la economía nacional alentando a uno de
los sectores que dan mayor empleo a mano de obra no calificada y que, por otro lado, se
garantizaría la estabilidad de las familias colombianas al facilitarles la compra de casa propia:

Se creía que el sistema era fácil y seguro dado que las personas pasarían de pagar un arriendo
a pagar una cuota igual (gracias a un sistema de crédito que estuviera acorde con las
fluctuaciones de la inflación) o muy cercana al arrendamiento, pero estarían destinando los
fondos ya no como un gasto sino como una inversión para conseguir su propia vivienda
(Mora, 2010, pág. 16).

En 1984, por primera vez se introdujo un componente de tasa de interés al calculo de la


Corrección Monetaria, el cual hizo que el UPAC se elevara un 35% en 1988, con respecto a
la tasa del mes anterior (Mora, 2010).

Con la Constitución de 1991 se dio independencia al Banco de la Republica designándolo


como autoridad en términos monetarios, cambiarios y crediticios: a partir de este nuevo
ordenamiento, en 1992 se desmontó el Fondo de Ahorro y Vivienda (FAVI), que hacia el
papel de la banca central para los créditos hipotecarios quien, por medio de créditos desde
1972, se encargaba de la liquidez de las Corporaciones de Ahorro y Vivienda (CAV) las
cuales tenían el monopolio de estos créditos hipotecarios, lo cual se tradujo en un aumento
de los costos de sus transacciones haciendo que las CAV se volvieran poco competitivas, por
lo tanto, el Banco de la Republica decidió que el UPAC incluyera en su cálculo una porción
atada a los certificados de Depósito a Término Fijo (DTF) de los bancos comerciales, es decir
que aumentaron la tasa de interés (Romero, 2003). En un principio, dicha fracción
correspondía al 50% del cálculo tomado del promedio de la DTF para las ocho semanas
anteriores, pero para el cierre del año 1994, se excluyó el IPC por completo del cálculo,
quedando el UPAC completamente ligado a la tasa de interés comercial (Mora, 2010).

Dicho cambio se implantó tras una reforma realizada en 1994 pero no se contó con que
paralelo a esto, la DTF alcanzaría niveles históricos muy por encima de los valores de la
inflación, incrementando el valor del UPAC de tal manera que los créditos de vivienda se
volvieron impagables (Banco de La República, 2017); los salarios no crecían, como crecían
los créditos. El hecho de vincular el UPAC con la DTF estaba justificado por un lado en la
búsqueda de alzas generalizadas en las tasas de mercado para combatir los excesos de
demanda agregada que generaban inflación y por otro, en estimular el ahorro para financiar
la inversión pública y privada pero es ilógico que los precios de los créditos estuvieran por
encima de la productividad marginal del capital; el sistema colapsaría y eso fue lo que paso
en Colombia, dado que los ingresos de las personas en el mejor de los casos alcanzaba para
cubrir la cuota de su vivienda sin poder cubrir sus otras necesidades (Mora, 2010).

La crisis llego a un punto en el que las personas solo podían entregar sus inmuebles en dación
de pago, lo cual fue una situación generalizada por alrededor de cinco años, paralizando
simultáneamente tanto la banca como el sector de la construcción en todo el país, y
finalmente en 1999 se crea el sistema UVR (para reemplazar al UPAC) que establecía
créditos de tasa fija durante todo el plazo del crédito, prohibía la capitalización de intereses
y daba la posibilidad de prepago en cualquier tiempo (Mora, 2010).

La Unidad de Valor Real (UVR) es un sistema de unidad de cuenta que refleja el poder
adquisitivo de la moneda, el cual se basa en la variación del IPC; es decir que, se ajusta al
costo de vida de los colombianos y que se utilizaría para los créditos de largo plazo (Banco
de La República, 2017). Este nuevo sistema empieza a funcionar el primero de enero del año
2000.
LO LEGAL

 Decretos números 677 y 678 del 2 de mayo de 1972: se crea el UPAC


 Resolución 26 del 9 de septiembre de 1994: Banco de la Republica abandona el IPC
como base de cálculo de la corrección monetaria.
 En 1999, se derogan varios artículos del decreto 663 de 1993 que estructuraban el
sistema UPAC
 Ley 546 de 1999 creo el sistema UVR, que sustituiría al UPAC

BIBLIOGRAFÍA
Banco de La República. (2017). UPAC y UVR. Recuperado el 25 de 08 de 2019, de
Enciclopedia de Economía:
http://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php/UPAC_y_UVR

Mora, A. (2010). El UPAC y la UVR: Aspectos generales sobre el origen y desarrollo del
crédito hipotecario en Colombia. Revista MBA EAFIT, 12-27.

Romero, O. (2003). Banca hipotecaria en Colombia. Los aportes de la crisis reciente.


Bogotá: Publicaciones Superintendencia Bancaria.

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