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Cuando exista duda sobre la responsabilidad del investigado, este deberá resolverse a su favor
Es innegable que las ejecutorias supremas en mención, nos brindan el alcance sobre el significado
de la prueba al interior del proceso, de tal forma que de no existir medios probatorios no se podría
concluir con una decisión que afecte a los sujetos procesales, máxime que esto adquiere una
trascendencia vital para el imputado al encontrarse relacionado con el derecho constitucional de la
presunción de inocencia. Es así que la prueba se convierte en el medio por el cual se va generar
convicción al órgano jurisdiccional sobre la veracidad de la imputación que se formula contra el
procesado. En consecuencia si estamos en el supuesto de: Falta de prueba; Las pruebas resultan
insuficientes o las pruebas son débiles, entonces como no se ha logrado rebatir la presunción de
inocencia que lo rodea, se deberá absolver al procesado, por insuficiencia probatoria.
La administración al momento de expedir una resolución, luego de haber valorado los medios
probatorios acopiados e incorporados válidamente en el proceso, aplicando su criterio de conciencia
y luego de un razonamiento lógico – jurídico, tiene el escenario de expedir una resolución
sancionadora y en caso se incline por una absolución, se podrá invocar LA DUDA RAZONABLE o
LA INSUFICIENCIA PROBATORIA, en ningún caso ambas a la vez, ya que son incompatibles.
La duda razonable está vinculada al principio indubio pro reo, por otro lado, significa que en
caso de duda sobre la responsabilidad del procesado, debe estarse a lo que sea más favorable a
éste (la absolución por contraposición a la condena). Si bien es cierto que el principio indubio pro
reo no está expresamente reconocido en el texto de la Constitución, también lo es que su existencia
se desprende tanto del derecho a la presunción de inocencia, que sí goza del reconocimiento
constitucional, como de la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad, fin supremo
de la sociedad y del Estado (artículo 1º de la Carta Fundamental).
Ahora bien, cabe anotar que tanto la presunción de inocencia como el indubio pro reo inciden sobre
la valoración probatoria del juez ordinario. En el primer caso, que es algo objetivo, supone que a falta
de pruebas aquella no ha quedado desvirtuada, manteniéndose incólume, y en el segundo caso, que
es algo subjetivo, supone que ha habido prueba, pero esta no ha sido suficiente para despejar la
duda (la suficiencia no se refiere a la cantidad de pruebas incriminatorias, sino a la entidad y cualidad
que deben reunir estas). La sentencia, en ambos casos, será absolutoria, bien por falta de pruebas
(presunción de inocencia), bien porque la insuficiencia de las mismas - desde el punto de vista
subjetivo del juez - genera duda de la culpabilidad del acusado (indubio pro reo), lo que da lugar a
las llamadas sentencias absolutorias de primer y segundo grado, respectivamente.
La administración al momento de expedir una resolución, luego de haber valorado los
medios probatorios acopiados e incorporados válidamente en el proceso, aplicando su
criterio de conciencia y luego de un razonamiento lógico – jurídico, tiene el escenario de
expedir una resolución sancionadora y en caso se incline por una absolución, se podrá
invocar LA DUDA RAZONABLE o LA INSUFICIENCIA PROBATORIA, pero en ningún
caso ambas a la vez.
Como se puede advertir entonces, se trata de una diferencia sutil la que separa a estas dos
importante figuras.
La duda razonable deviene de un desarrollo probatorio agitado, en el cual ambas partes (el
órgano de investigación y el investigado) han aportado elementos a favor de sus posiciones,
sin llegar ninguna de ellas a causar la certeza en el colegiado. Por ello cuando se produce
este tipo de situaciones se favorece al investigado con la absolución.
En ese sentido esta figura consiste en que si existen dos historias razonables de los hechos,
entonces no se puede sancionar al administrado. Lo que trata de garantizar este derecho
(presunción de inocencia o principio de licitud) es que no se sancione a una persona si es
que del análisis de los hechos es posible razonablemente que el investigado no haya
cometido la infracción que se le imputó.
La insuficiencia probatoria determina una inactividad dentro del proceso que indica que la
averiguación de la verdad ha sido una tarea no culminada, no pudiendo extenderse más
allá del plazo razonable del proceso. En otros términos, la insuficiencia probatoria denota
que las actuaciones desarrolladas a lo largo del proceso no han podido, por su ausencia,
confirmar ni contradecir el grado de probabilidad inicial.
En efecto, si sostenemos que no se ha probado la comisión de la infracción, ni la
responsabilidad del investigado, estamos frente a que no se ha desvirtuado la presunción
de inocencia.