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Anotaciones Lección 14
El Arrepentimiento
Un Mandamiento de Dios
Hubo un tiempo cuando Dios toleró el descuido por parte del hombre y le permitió no
conducirse completamente en armonía con Su voluntad, pero ahora manda a todos los
hombres, en todo lugar, que se arrepientan. (Hch. 17:30-31; Mat. 19:8; Hch. 14:16).
Dando lugar a la fe uno cambia su pensamiento para aceptar lo que una vez rechazó,
ahora cree y tiene confianza en, el arrepentimiento da lugar a un cambio en conducta
armoniosa con la nueva fe. El evangelio es de esta manera el poder de Dios para traer
a la conversión de uno, para cambiarlo completamente.
Cuando uno aprende de la bondad de Dios, debería hacer que uno se avergonzara
de su falta de respeto y mala conducta contra Dios (Rom. 2:4). Es esta tristeza según
Dios la que produce arrepentimiento (2 Cor. 7:10).
«Tristeza según Dios» (2 Cor. 7:10) en el lenguaje original es caso acusativo que
muestra que la dirección, el fin, el grado de la tristeza es Dios. Esta es tristeza a causa
de Dios. Uno puede estar triste a causa del efecto del pecado sobre uno mismo (como
la bebida, el consumo de drogas, o la mentira), o sobre la familia de uno (bebiendo,
desfalcando, o robando), a fin de renunciar a tales pecados, pero este no es arrepenti-
miento hacia Dios. La tristeza según Dios es poner por obra la comprensión de que
en el pecado insultamos a Dios, lo avergonzamos, y lastimamos, exactamente como
el mal comportamiento de un hijo avergüenza, insulta, y hiere a sus padres.
1. El pecado es un insulto para Dios. Como esclavos del pecado, los hombres están
en enemistad contra Dios, eso es, actúan como enemigos de Dios (Stg. 4:4). La palabra
rebelión significa abofetearlo a uno en la boca a fin de rehusar su palabra. Este es el
insulto del hombre hacia Dios con el pecado.
Puesto que todos han pecado (Rom. 3:23), a todos les es mandado que se arrepientan.
Para el aún no hijo de Dios el arrepentimiento precede al bautismo y al perdón de los
pecados (Hch. 2:37-38).
Preguntas