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Capitalismo. Crimen perfecto o emancipación.

Jorge Alemán

Hace ya bastante tiempo que Lacan anticipó en su enseñanza dos catástrofes en el orden
simbólico, lugar donde el «animal humano» se convierte en «sujeto». En los arios 1940, en
su primera profecía, Lacan señaló ya el declive de la función paterna, un punto de anclaje
vital para que el sujeto se sitúe en algunas coordenadas que le permitan orientarse en la
existencia sexuada, hablante y mortal. Era la marcha incesante del discurso de la ciencia
ahora devenida en técnica la que propiciaría esa declinación de la función paterna. El otro
anticipo era su tesis sobre El discurso capitalista, que en su funcionamiento homogenei-
zante y circular lograría hacer ingresar y capturar a las distintas experiencias humanas en
su circuito interminable y sin corte o ruptura alguna.
Actualmente, después de estas anticipaciones lacanianas, se puede ya revisar el paisaje
actual y verificar los diversos estragos del discurso capitalista. En dicho paisaje se
encuentran: a) niños malcriados y caprichosos, pero que sin embargo son capturados
desde muy temprano por distintos y rígidos protocolos de evaluación según los cuales
serán diagnosticados y examinados en sus competencias, siempre en una lógica
segregativa, tanto es así que esté bien que un niño se equivoque, según el criterio de los
diversos expertos... b) jóvenes que se eternizan como tales en una «vida sin causa», porque
ningún legado simbólico los invita a separarse de una apatía de goce solitario y automático;
c) adultos eternamente jóvenes, o que buscan vivir bajo ese mandato de ser joven a
cualquier precio, que compran juguetes-objetos en una vida de consumidor-consumido; d)
hombres y mujeres que descubren que su experiencia no ha dejado huella alguna, porque
tampoco en sus vidas recibieron un legado simbólico por el que valía la pena luchar; e)
hombres, mujeres y otros sexos asumidos, esperando lo que no llega: no llega el trabajo, no
llega una verdad que sorprenda y haga que la existencia se divida, sin refugiarse más en
su falsa unidad y no llegan los recursos, mientras a su vez se sienten culpables por
envejecer o morir; f) hombres que matan a mujeres dominados por la desaparición de su
virilidad y asediados por su impotencia en el amor; g) ancianos hacinados, absolutamente
destituidos en su palabra y su experiencia de saber esperando una muerte indigna en
instituciones horrendas.

Y qué decir del nefasto término «resiliencia», que revela de un modo privilegiado las 73

exigencias superyoicas del modo de producción de subjetividad neoliberal. El


famoso término en absoluto es un elogio del coraje implicado en el deseo, más bien
demanda una sumisión despolitizada al siguiente mandato: hagan lo que hagan
contigo, vamos a premiar que lo soportes y haremos de esto una cualidad que te
designa. Es un término hecho a la medida exacta del nuevo capitalismo que reclama
que por abstracta y opaca que sea la fuerza que siempre te pide más, la virtud reside
en quien se somete a ella, expresando la voracidad superyoica del neoliberalismo. Lo
que evoca y vuelve indispensable la precisa indicación de Gramsci llamando a no
confundir nunca optimismo con entusiasmo.
Tal vez en este abrupto paisaje contemporáneo, donde se podrían dar muchos más
testimonios de la erosión de los lazos sociales provocadas por el capitalismo, se pueda
admitir actualmente que una política con trazos emancipadores debe disponer de una
teoría del sujeto y las posibilidades que puede desplegar en una praxis, donde su vida no
esté totalmente cautivada por la trama del mercado y su despliegue.
Finalmente se trata de pensar, por parte de la izquierda, en un orden simbólico que no sea
inventado por nadie, tampoco por el capitalismo, para que pueda tener lugar la vida
inapropiable, pues Lalengua habita el Común que no pertenece a nadie. Y eso constituye un
grave problema actual para aquellas elaboraciones discursivas que aún se proponen construir
un esbozo de una lógica política de la emancipación. Porque indudablemente deben tarde o
temprano pasar de una lógica de la resistencia a una propuesta afirmativa de proyecto futuro.
Cuestión sumamente espinosa en un período de la historia donde el porvenir se muestra con
las señales del Apocalipsis. Incluso por difícil que sea la tarea, la cuestión de una nueva
Internacional de una izquierda popular se impone como tal. En ella se debería hacer una
revisión teórica diferente de la Shoah. El terror estalinista que luego continuó en Rusia y en
China, impidió que se extrajeran y analizaran las verdaderas consecuencias del Holocausto,
«sacrificio a los dioses oscuros» tal como lo designó Lacan. Aún quedan muchas lecturas
pendientes al respecto, en clave tanto marxista como lacaniana, que merecen ser
desplegadas después de tantos arios de las llamadas «respuestas democráticas al
Totalitarismo ».
En la complejidad de semejante panorama, donde el capitalismo, en su mutación neoliberal
posfascista, no aparenta tener contradicciones que de modo inmanente lo conduzcan a su
final, resta sólo una brecha que los proyectos nacionales, populares y emancipadores deben
tener en cuenta: el neoliberalismo, en la heterogeneidad cambiante de sus formas, sólo
dispone de una administración económica represiva, a la que sus representantes definen
como «gobernanza». Dicho de otro modo, no dispone de ninguna capacidad para articular
pueblo, nación y Estado. De ahí sus inevitables apelaciones al surgimiento de una
identidad xenófoba y racista para darle un nuevo contenido a la nación. Por tanto carece de
legitimidad para construir un gobierno democrático. De esta brecha y sus posibles derivas
políticas depende, a mi parecer, el futuro de la condición humana. Porque en esta brecha
entre el neoliberalismo y la democracia es donde aparecen las condiciones, aún
impensables, de un final del capitalismo. Ese final para el que aún no disponemos de no-
minación alguna.
Capitalisme. Crim perfecte o emancipació. Jorge Alemán

Fa ja bastant temps que Lacan va anticipar en el seu ensenyament dues catàstrofes en l'ordre
simbòlic, lloc on l'«animal humà» es converteix en «subjecte». En els aris 1940, en la seva
primera profecia, Lacan va assenyalar ja el declivi de la funció paterna, un punt d'ancoratge vital
perquè el subjecte se situï en algunes coordenades que li permetin orientar-se en l'existència
sexuada, parlant i mortal. Era la marxa incessant del discurs de la ciència ara esdevinguda en
tècnica la que propiciaria aquesta declinació de la funció paterna. L'altra bestreta era la seva tesi
sobre El discurs capitalista, que en el seu funcionament homogeneïtzant i circular aconseguiria
fer ingressar i capturar a les diferents experiències humanes en el seu circuit interminable i
sense cort o cap ruptura.
Actualment, després d'aquestes anticipacions lacanianes, es pot ja revisar el paisatge actual i
verificar els diferents estralls del discurs capitalista. En aquest paisatge es troben: a) nens
malcriats i capritxosos, però que no obstant això són capturats des de molt d'hora per diferents i
rígids protocols d'avaluació segons els quals seran diagnosticats i examinats en les seves
competències, sempre en una lògica segregativa, tant és així que estigui bé que un nen
s'equivoqui, segons el criteri dels diversos experts... b) joves que s'eternitzen com a tals en una
«vida sense causa», perquè cap llegat simbòlic els invita a separar-se d'una apatia de gaudi
solitari i automàtic; c) adults eternament joves, o que busquen viure sota aquest mandat de ser
jove a qualsevol preu, que compren joguines-objectes en una vida de consumidor-consumit; d)
homes i dones que descobreixen que la seva experiència no ha deixat cap petjada, perquè
tampoc en les seves vides van rebre un llegat simbòlic pel qual valia la pena lluitar; e) homes,
dones i altres sexes assumits, esperant el que no arriba: no arriba el treball, no arriba una veritat
que sorprengui i faci que l'existència es divideixi, sense refugiar-se més en la seva falsa unitat i
no arriben els recursos, mentre al seu torn se senten culpables per envellir o morir; f) homes que
maten a dones dominats per la desaparició de la seva virilitat i assetjats per la seva impotència
en l'amor; g) ancians amuntegats, absolutament destituïts en la seva paraula i la seva experiència
de saber esperant una mort indigna en institucions horribles.
I què dir del nefast terme «resiliència», que revela d'una manera privilegiada les
exigències superjoiques de la manera de producció de subjectivitat neoliberal. El famós terme
en absolut és un elogi del coratge implicat en el desig, més aviat demanda una submissió
despolititzada al següent mandat: facin el que facin amb tu, premiarem que ho suportis i farem
d'això una qualitat que et designa. És un terme fet a la mesura exacta del nou capitalisme que
reclama que per abstracta i opaca que sigui la força que sempre et demana més, la virtut resideix
en qui se sotmet a ella, expressant la voracitat superjoica del neoliberalisme. El que evoca i
torna indispensable la precisa indicació de Gramsci cridant a no confondre mai optimisme amb
entusiasme.
Tal vegada en aquest abrupte paisatge contemporani, on es podrien donar molts més
testimoniatges de l'erosió dels llaços socials provocats pel capitalisme, es pugui admetre
actualment que una política amb traços emancipadors ha de disposar d'una teoria del subjecte i
les possibilitats que pot desplegar en una praxi, on la seva vida no estigui totalment captivada
per la trama del mercat i el seu desplegament.
Finalment es tracta de pensar, per part de l'esquerra, en un ordre simbòlic que no sigui inventat
per ningú, tampoc pel capitalisme, perquè pugui tenir lloc la vida inapropiable,
perquè Lalengua habita el Comú que no pertany a ningú. I això constitueix un greu problema
actual per a aquelles elaboracions discursives que encara es proposen construir un esbós d'una
lògica política de l'emancipació. Perquè indubtablement deuen tard o d'hora passar d'una lógica
de la resistència a una proposta afirmativa de projecte futur. Qüestió summament espinosa en un
període de la història on l'avenir es mostra amb els senyals de l'Apocalipsi. Fins i tot per difícil
que sigui la tasca, la qüestió d'una nova Internacional d'una esquerra popular s'imposa com a tal.
En ella s'hauria de fer una revisió teòrica diferent de la Shoah. El terror estalinista que després
va continuar a Rússia i a la Xina, va impedir que s'extraguessin i analitzessin les veritables
conseqüències de l'Holocaust, «sacrifici als déus foscos» tal com ho va designar Lacan. Encara
queden moltes lectures pendents sobre aquest tema, en clau tant marxista com lacaniana, que
mereixen ser desplegades després de punts aris de les anomenades «respostes democràtiques
al Totalitarisme ».
En la complexitat de semblant panorama, on el capitalisme, en la seva mutació
neoliberal postfeixista, no aparenta tenir contradiccions que de manera immanent el conduexi a
la seva final, resta només una bretxa que els projectes nacionals, populars i emancipadors han de
tenir en compte: el neoliberalisme, en l'heterogeneïtat canviant de les seves formes, només
disposa d'una administració econòmica repre¬*siva, a la qual els seus representants defineixen
com a «governança». Dit d'una altra manera, no disposa de cap capacitat per a articular poble,
nació i Estat. D'aquí les seves inevitables apel·lacions al sorgiment d'una identitat xenòfoba
i racista per a donar-li un nou contingut a la nació. Per tant manca de legitimitat per a construir
un govern democratic. D'aquesta bretxa i els seus possibles derives polítiques depèn, al meu
parer, el futur de la condició humana. Perquè en aquesta bretxa entre el neoliberalisme i la
democràcia és on apareixen les condicions, encara impensables, d'un final del capitalisme.
Aquest final per al qual encara no disposem de nominació alguna.

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