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Tema 2. Aprender a enseñar


en el área de Religión

FUNDACIÓN SANTA MARÍA –EDICIONES SM 2015

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SANTA MARÍA – EDICIONES SM 2015 Autor: Pablo de Andrés Zabaleta
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Índice

Tema 2. Aprender a enseñar en el área de Religión

La misión 2
“El profesor de Religión católica. Identidad y misión” 6
“Proyecto de formación y actualización de profesores cristianos” 12
“Educar desde el Evangelio: el profesorado de Religión católica” 16
“Manifiesto por la Educación Integral del Consejo General de la Educación

Católica 18

“50 preguntas a la enseñanzas de la Religión católica en la escuela” 19

“Orientaciones pastorales para la coordinación de la familia, la parroquia y la


escuela en la transmisión de la Fe” 23

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Aprender a enseñar en el área de


TEMA 2
Religión

La misión

¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído?, ¿cómo oirán sin que se les
predique?, y ¿cómo predicarán si nos son enviados?” (Rm. 10,14-15).

Evangelizar es la misión de la Iglesia y uno de los lugares donde desarrolla dicha


tarea es precisamente en la escuela a través de la ERE. El docente no evangeliza
en su nombre, sino en el de la Iglesia, de ahí la necesidad de disponer de la
missio canónica. En este envío podemos diferenciar dos cuestiones claves:
dimensión universal (Mt. 28,19) y certeza de tener la fuerza necesaria para la
misión encomendada.

No podemos perder de vista que un profesor es un miembro activo de la


sociedad con un cometido muy concreto, lo que le lleva a asumir una enorme
responsabilidad. Favorecer el desarrollo integral de la persona puede parecer
algo más o menos sencillo, pero desde la práctica diaria del aula se percibe un
importante entramado de sistemas que hay que controlar y manejar para
conseguir los objetivos que se nos han encomendado.

Si además nuestra misión está vinculada al hecho religioso, lejos de mejorar el


tema; se complica todavía un poco más, lo que hace necesario que se cuide
especialmente tanto la formación inicial como continua. Si la mayoría de
docentes de cualquier materia son conscientes de ésta necesidad, no lo deben
ser menos todos aquellos que quieran hacer de la evangelización en la escuela su
carrera profesional.

Un docente sin la necesaria formación y motivación por la materia puede tener


importantes problemas en el aula y lo que es peor: su tarea no alcanzará los
objetivos previstos con las consiguientes consecuencias para el proceso
madurativo de los alumnos a su cargo.

El profesor de religión presenta un doble perfil, por un lado el profesional, ya que


en cuanto a formación inicial y titulación está en las mismas condiciones que el
resto de docentes de otras disciplinas. Pero además tenemos que hablar de su
perfil eclesial como elegido y enviado por la Iglesia para compartir su misión

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evangelizadora, enseñando doctrina y moral católica dando respuesta, como


hemos visto en el módulo primero, a un derecho de los padres.

Se trata por tanto de un profesional que comparte las dificultades, amenazas,


fortalezas y oportunidades propias de cualquier docente, a las que debe unir las
específicas de un profesor de religión en nuestra sociedad o “ecosistema social”.

Teniendo en cuenta las profundas transformaciones experimentadas por éste en


los últimas décadas, podemos plantearnos una serie de cuestiones básicas para
definir el rol a desempeñar como formadores: ¿Qué papel juega la escuela en
esta situación?, ¿promueve los cambios o trata de adaptarse a ellos?, ¿estamos
los docentes preparados?, ¿educamos adecuadamente a nuestros alumnos para
integrase en la sociedad en la que les tocará desplegar lo mejor de sí mismos?,
¿qué funciones asigna la escuela al docente en la escuela del siglo XXI?, ¿es
suficiente la formación que reciben los futuros profesores en las facultades?

En ninguna época se ha invertido tanto en formación como en la actual. Nadie


concibe la consecución de un título universitario como el punto final de su
periodo formativo, más bien al contrario. Nuestra generación y todo parece
indicar que las siguientes también, tiene que hacer de la formación un hecho
cotidiano y necesario para poder responder adecuadamente a las necesidades
que surjan en nuestros respectivos trabajos.

Nuestras aulas han dejado de ser espacios de enseñanza para convertirse en


lugares de aprendizaje, donde el profesorado además de enseñar aprende y
modifica su acción docente, a la luz de las evaluaciones que realiza de su
práctica educativa.

De esta manera conceptos clásicos del mundo empresarial como innovación,


actualización, trabajo en equipo, evaluación y mejora se han incorporado
también al mundo docente, propiciando nuevas formas de trabajar y entender la
educación.

Por si esto fuera poco, cambios estructurales en otras instituciones sociales como
la familia, han contribuido a aumentar las funciones que se asignan a los centros
docentes, sin la suficiente reflexión previa sobre sus posibles consecuencias.

Así, la población adulta de nuestras sociedades occidentales consumista,


individualista y hedonista mira sin saber cómo reaccionar ante una joven

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generación que imita sus comportamientos y le acusa de falta de coherencia


entre su discurso y sus hechos.

¿Quién definirá en estas circunstancias el papel de la escuela y los docentes?,


¿Podemos preparar a los jóvenes para el futuro con centros cuyas estructura y
organización fueron creados para lo que actualmente ya es pasado? ¿Podrán los
docentes liderar un sistema de enseñanza-aprendizaje que consiga atajar alguno
de los males que asolan nuestras sociedades?

Es el momento de evaluar y modificar los elementos organizativos, pedagógicos


y curriculares que hayan quedado obsoletos y tratar desde la innovación bien
entendida, de plantear alternativas.

Es verdad que la escuela no tiene el monopolio sobre el aprendizaje que realizan


nuestros jóvenes, pero no es menos cierto, que de las instancias que
tradicionalmente asumieron dicha función (familia, escuela) es la que menos se
ha desviado de su misión.

Necesitamos transformar los lugares donde los conocimientos se han ido


transmitiendo, en instituciones que saquen lo mejor de cada niño y promuevan el
aprendizaje y el conocimiento a lo largo de la vida.

Para ello los docentes deben propiciar el aprendizaje por encima de la


enseñanza; la indagación y la actividad sobre la exposición y la pasividad; lo
inclusivo y lo cooperativo frente a la exclusión y la competitividad.

Los aspectos que hemos ido señalando son comunes a todo el profesorado, que
es ante todo educador. Pero como estamos viendo, el profesor de religión
además de los expuestos debe tener en cuenta elementos muy concretos de su
misión. Es también un cristiano miembro de la Iglesia lo que en cierta medida
viene avalado por la missio y como miembro de la misma debe dar testimonio no
solo de las funciones que la Iglesia puede tener a nivel social (caritas, sanidad,
educación…), sino también como continuadora de la misión de Jesucristo.

“Os pido un primer favor, que viváis a la altura del llamamiento que habéis
recibido”[…]. Sed pacientes y esforzaos por mantener la unidad que crea el
Espíritu. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu” (Ef. 4,2-4)

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La Iglesia envía al profesor de religión a la escuela adecuadamente formado (a


nivel epistemológico, psicológico y pedagógico), para que pueda desarrollar su
función como cualquier docente sin perder por ello su identidad eclesial.

Los apartados que presentamos en este módulo nos irán ofreciendo diferentes
puntos de vista sobre ésta realidad, lo que nos permitirá entender las
necesidades de planificar y desplegar una formación que permita asumir con
éxito su apasionante tarea docente.

Para finalizar este apartado presentamos un fragmento de la homilía de Juan


Pablo II el 10 de diciembre de 2000 con motivo del jubileo de los catequistas y
los profesores de religión:

En la figura de Juan Bautista encontramos los rasgos fundamentales de este


servicio eclesial, él es ante todo, un creyente comprometido personalmente en
un exigente camino espiritual, fundado en la escucha atenta y constante de la
palabra de salvación. Además testimonia un estilo de vida desprendido y pobre;
demuestra gran valentía al proclamar a todos la voluntad de Dios, hasta sus
últimas consecuencias. No cede a la tentación fácil de desempeñar un papel
destacado, sino que con humildad, se abaja a sí mismo para enaltecer a Jesús1.

1
Secretariado de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, Educar desde el evangelio: sentido
evangelizador y eclesial de la enseñanza religiosa escolar y sus profesores, Madrid, Edice, 2001. Pág. 50.

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“El profesor de Religión católica. Identidad y misión”

El documento, tras una introducción con cinco referencias (1-5), aborda a través
de otras 56 los dos perfiles que caracterizan al profesor de religión: el
profesional (6-39) y el eclesial (40-61).

Para su análisis utilizaremos las seis fichas que se elaboraron en el momento de


su publicación. En cada epígrafe incluimos, tomadas del propio documento, las
cuestiones que se plantearon para trabajar las diferentes referencias, junto con
una serie de planteamientos que nos ayudarán en nuestra reflexión personal.

Perfil profesional

I. La ERE aporta elementos relevantes para la consecución de la


formación plena e integral de los alumnos.

a) ¿Cómo responde la ERE a los cuatro pilares de la educación (aprender a


conocer, aprender a hacer, aprender a ser, aprender a convivir)?
(Referencias 7-11).

o Cómo armonizar los valores de nuestra tradición con las aportadas


con la modernidad (desarrollo material/ desarrollo espiritual y
humano).
o Cómo entendemos a nivel particular el artículo 27.2 de nuestra
Constitución: “la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la
personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de
convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”.
o La ERE se centra en la persona, sus problemas, sus expectativas y
sus necesidades más profundas, para ayudarle a encontrar y conocer
sus raíces, dar razón a sus esperanzas y fundamentar sus ideales
más nobles, es decir para aprender a ser.
El contenido de la enseñanza de la religión responde a cuestiones que
el hombre de todo tiempo se plantea sobre la significación de la
realidad, del mundo y de la historia. Esta enseñanza fundamenta,
jerarquiza y promueve los valores comunes admitidos
mayoritariamente y los valores más peculiares de la fe cristiana, que
contribuyen a formar personalidades responsables, solidarias, y
libres; despierta y cultiva la capacidad crítica del alumno con un

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tratamiento riguroso y científico del hecho religioso y del


acontecimiento y el mensaje cristiano.
La escuela no puede olvidar su función de orientar y responder a las
grandes preguntas sobre el sentido final de la vida, en las que el ser
humano fundamenta su libertad y constituye su propia personalidad,
es decir, donde el alumno aprende esencialmente a ser 2.

b) Contrastar nuestra labor docente con la necesidad de desarrollar una


educación integral. (Referencias 12-16).

o La enseñanza de la religión aporta elementos esenciales para que el


alumno se conozca a sí mismo y conozca a los demás, para que
respete a los otros e incluso les sirva como hermanos suyos que son
[…]. Su tarea es sobre todo dar, y necesita ser alimentada
continuamente con los contenidos mismos del mensaje que
transmite, haciéndolos suyos, para no caer en el vacío y el sin sentido
de quien no tiene nada que entregar 3.
o Educar a una persona es sobre todo humanizarla, promover sus
capacidades más profundamente humanas, impulsar su dignidad,
libertad y responsabilidad en el quehacer junto a los demás,
ensanchar, fundamentar y dar sentido al ámbito de su humanidad,
donde se desarrolla como persona solidaria en medio de un mundo
competitivo 4.
o El profesor de religión, como educador, no se queda sólo en los
sistemas, los programas y los métodos, sino que establece una
interrelación con los educandos, relación de empatía que les ayudará
a contrastar sus propios valores. […] El alumno es una persona en
crecimiento constante, con dudas, conflictos y esperanzas, que
necesita paradigmas donde mirarse, aprender, ser orientado y, en
libertad poder optar por el bien y la verdad 5.
o Ser sembrador de fraternidad en el mundo. Esta actitud es básica en
el profesor de religión, más aún si es consciente de que ha recibido el
encargo de dar a conocer el amor de Dios y los valores de su reino 6.
o Cualidades: la coherencia de su enseñanza con su propia vida, el
diálogo sincero en la relación con sus alumnos y la confianza en las
posibilidades de realización educativa de cada uno7.

2
Referencia nº 10 del documento.
3
Referencia nº 12 del documento.
4
Referencia nº 13 del documento.
5
Referencia nº 14 del documento.
6
Referencia nº 15 del documento.
7
Referencia nº 16 del documento.

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II. La ERE es un área del currículo escolar que responde a un derecho


constitucional.

a) Elementos comunes y específicos de la ERE y sus consecuencias para el


docente. (Referencias 18-20).

o Con los mismos elementos y estructuras curriculares que el resto de


áreas 8.
o Su conocimiento proporciona al alumno aquellas claves de
interpretación de muchas y variadas expresiones culturales que hay
entre nosotros de modo que puedan ser integradas y comprendidas en
su formación. El fenómeno religioso impregna la evolución del arte,
sustenta una concepción de los derechos humanos, de la moral privada
y pública y de la dignidad del ser humano. Es ésta una aportación
indispensable para el deseado diálogo interdisciplinar en la escuela9.
o El profesor de religión evalúa el proceso de enseñanza-aprendizaje. No
evalúa la fe en su grado de adhesión al mensaje, ni sus posibles
consecuencias transformadoras en la vida real de los alumnos, aunque
el aprendizaje académico de la religión sea apoyo importante de la fe
de los mismos10.
b) Tratamiento legal y real que se da a la enseñanza religiosa en la escuela.
(Referencias 21-22).
o Siendo la situación del profesor de ERE equiparable en bastantes
aspectos a la del resto de docentes en la escuela pública y
exactamente igual en la privada y concertada.
c) Carencias en nuestra formación. (Referencias 23-29).
o Además de la formación específica que se requiere legalmente para
poder impartir docencia en las diferentes etapas del sistema educativo,
el profesor de religión necesita conocimientos teológicos relacionados
con la fidelidad a la fe de la Iglesia, el contenido doctrinal de los
currículos del área y el diálogo fe-cultura.

8
Referencia nº 18 del documento.
9
Referencia nº 19 del documento.
10
Referencia nº 20 del documento.

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9

III. La ERE debe iniciar a los alumnos en el diálogo de la fe con la cultura.

a) Identificar los valores humanos y sociales más relevantes de la cultura actual


y analizar cómo ayudar a nuestros alumnos a reconocer la raíz cristiana en
muchos de ellos. (Referencias 31-32).

o La fe es recibida como extraña en los ámbitos donde la razón científica


es el único criterio de verificación y acceso al conocimiento. En
consecuencia los valores trascendentes y gratuitos no tienen cabida,
dejando a muchas personas vacías de sentido y carentes de
orientación más allá de la que la razón científica pueda proporcionarles
[….]. Es una cultura donde la ausencia de la dimensión trascendente
hace que el ser humano sucumba más fácilmente a la atracción del
dinero y del poder, del placer y del éxito. El individualismo se presenta
como actitud y criterio de interpretación, produciendo a su vez una
cultura fragmentada con propuestas concretas y a veces recetarias que
están supliendo a los grandes sistemas de interpretación global de la
realidad, de valoración y el sentido armónico de la vida […]. Se
constata, además, que una parte notable de la sociedad se siente
insatisfecha del mundo consumista y competitivo y busca una vida con
menos afán por las coas y con mayor profundidad y espiritualidad 11.

b) Formas de iniciar a los alumnos en el diálogo fe-cultura a través de la ERE.


(Referencias 33-39).

o Dada la complejidad de la tarea se hace necesaria, por parte del


profesor de ERE, una actitud de revisión y actualización tanto cultural,
como pedagógica y teológica.
o Antes de ayudar al alumno a realizar su asimilación crítica de la
cultura, el profesor debe comenzar por realizar una síntesis personal y
vital propia.
o Se hace imprescindible, lógicamente, el contacto con los profesores de
otras áreas para establecer el diálogo fe-cultura.
o Igualmente se debe estar atento a las informaciones que les llegan a
los jóvenes desde los medios de comunicación, redes sociales…,
ayudándoles a diferenciar entre las que les pueden beneficiar en su
maduración y las que no.

11
Referencia nº 32 del documento.

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10

Perfil eclesial

IV. El profesor de religión católica actúa en nombre de la Iglesia a la que


los padres, a través de la escuela, han confiado el servicio de la
formación religiosa y moral de sus hijos.

a) ¿Qué supone desarrollar nuestra labor eclesial como profesores de religión


en un centro educativo? (Referencias 40-44).

o Como cualquier bautizado, el profesor de ERE es miembro de la Iglesia


y actúa a través de ella.
o Es enviado por ésta como colaborador del Obispo con una función muy
concreta para la que debe contar con la necesaria preparación.
b) Señalar los elementos diferenciadores de la ERE respecto a otras formas
de ministerio de la palabra (catequesis…). (Referencia 45).

o Con metodología, objetivos y elementos propios de cualquier


disciplina curricular, la ERE es diferente aunque complementaria a la
Catequesis.

c) ¿Cómo podemos obtener una mayor coordinación de toda la pastoral


educativa (familia, parroquia, escuela). (Referencia 46). Este punto lo
abordaremos de nuevo y con mayor profundidad al referirnos al
documento de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal
Española: Orientaciones pastorales para la coordinación de la familia, la
parroquia y la escuela en la transmisión de la fe, (Asamblea plenaria 97,
CEE, 2013).

V. El profesor de ERE es enviado por la Iglesia para anunciar la Buena


Noticia de la salvación de Jesucristo en el ámbito de la cultura.

a) ¿Qué razones sustentan el sentido evangelizador que debe tener la ERE?


(Referencias 47-50).

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11

o La Iglesia anuncia en el mundo de la cultura una salvación integral que


abarca al hombre entero, clarificando sus raíces, aportándole sentido,
formándolo en pro del bien y la verdad 12.
o Se trata de que la fe penetre en lo más profundo del individuo y le
permita realizar una concreción axiológica desde la libertad y no desde
las imposiciones sociales.
o El Evangelio además de aportarnos importantes referencias sobre el
sentido de la vida, nos servirá para orientar y planificar nuestra vida 13.

b) Elementos que posibilitan que los alumnos entiendan e interioricen lo que


supone la acción salvífica de Jesucristo. (Referencia 34).

o Jesucristo es el mediador entre Dios y los hombres por excelencia.


o Se trata de presentarles una nueva manera de ser, de mirar,
comprender y tratar la realidad; las personas los acontecimientos y las
cosas 14.

VI. El profesor de ERE ha de ser testigo de Jesucristo en su actividad


docente. El testimonio dado con la propia vida ayudará a los alumnos
a comprender el significado del Evangelio para sus vidas.

a) ¿Qué supone ser testigo de Jesucristo en comunión con la Iglesia?, ¿Qué


destacaríamos como más significativo en el testimonio que como
profesores de religión debemos dar en la escuela? (Referencias 51-55).

o Se trata de mostrar una Verdad y una Vida, Jesucristo, que vive en


nosotros, a la vez que intentamos que el propio alumno entienda lo
que ello puede significar para sus vidas.
o El testimonio comporta interpelación de los oyentes y ofrecimiento de
la fe en Jesucristo como camino, verdad y vida 15.
o La adhesión a la Iglesia por parte del profesor de religión compromete
a toda la persona (mente, corazón y voluntad) y se traduce en un
comportamiento activo dentro de la comunidad. Lo cual, lejos de
restarle autonomía, le permite sentirse respaldado en su tarea 16.

12
Referencia nº 47 del documento.
13
Referencia nº 49 del documento.
14
Referencia nº 34 del documento. Juan pablo II, Christifideles Laici, número 34, Roma, 1988.
15
Ricardo Blázquez, La Iglesia del Concilio Vaticano II, Sígueme, 1988, pág. 100.
16
Referencia nº 53 del documento.

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o La doctrina que se enseña es la de quien envía, por lo que debemos


ser fieles a la palabra de Dios recibida conservada y entregada por la
Iglesia. De esta manera la sagrada Escritura, la Tradición y el
Magisterio de la Iglesia son las fuentes más precisas y rigurosas con
las cuenta el docente 17.
o El testimonio del docente se traduce en el aula en servicio,
comprensión, perdón, amor, generosidad y entrega a los demás18.

b) ¿Qué ayudas necesitamos para vivir más comprometidamente la fe cristiana


en el ámbito de la escuela? (Referencias 56-57).
o Se remarca la necesidad de estar convenientemente formado y
cultivado espiritualmente a la vez que se recomienda participar en
movimientos de espiritualidad habituales (parroquias…) o creados por
y para profesores de religión.

c) ¿Qué acciones concretas podemos realizar como coordinadores de grupos


(padres, profesores, alumnos) cristianos? (Referencia 58).
o Anima a la reflexión personal y colectiva sobre las formulas más
adecuadas de coordinar este tipo de grupos, sin posicionarse sobre
ninguna en concreto.

“Proyecto de formación y actualización de profesores


cristianos”

Hemos extractado las principales ideas del proyecto, presentando a continuación


una relación de aquellas que pueden ayudar al profesor de religión a reflexionar
sobre diferentes aspectos de su tarea docente.

Nuestra sociedad está sufriendo rápidas y profundas transformaciones que


acarrean, entre otras cuestiones, problemas y dificultades que buscan solución
en la escuela.

Puede dar la impresión de que escuela y profesores en general puedan recuperar


un prestigio inmerecidamente perdido, pero a la hora de la verdad es tanto lo
que se espera de ellos que es prácticamente imposible cubrir las expectativas.

17
Referencia nº 54 del documento.
18
Referencia nº 55 del documento.

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13

El docente actual es consciente del esfuerzo que supone a nivel de formación y


actualización profesional asumir la responsabilidad de enseñar al que quiere
junto al que no; al motivado por el estudio, con el que lo está por no hacer nada;
al que tiene problemas familiares, psicológicos o físicos, con el que de momento
ni sabe lo que es eso; al autóctono con el emigrante; a la víctima con el
agresor…

En este sentido la formación debe estar bien planificada y responder no a los


caprichos puntuales de una Consejería de educación o editorial, sino a un plan
personal trazado a la luz de las necesidades que cada uno detecte en su entorno
laboral, o en el susceptible de ser el de sus alumnos.

Muchos centros han constituido ya sus grupos de mejora que persiguen


precisamente eso, encontrar respuesta a las dificultades detectadas en el
funcionamiento del colegio en general o incluso en las propias aulas.

Por todo ello el documento señala una serie de aspectos que el docente debe
tener muy presentes:

• Talante abierto para integrarse y participar en las actividades del Centro,


olvidando la antigua percepción del aula como el feudo particular de cada
docente, para integrarse en los equipos docentes de trabajo.
• Relación con los padres: los educadores (padres y maestros) deben trabajar
conjuntamente para facilitar la maduración de los alumnos. No cabe duda de
que ante el desconcierto que para ciertos padres supone ejercer una
paternidad responsable actualmente, desde los centros educativos debemos
crear espacios de encuentro (escuelas de padres, talleres educativos…),
donde reflexionar y localizar aspectos de colaboración.
• Conocimiento y relación con el entorno social del centro, lo que nos permitirá
ofertar una educación mucho más acorde con la realidad que vive el alumno
(que no siempre coincide con la nuestra).
• Nuevos enfoques en la relación profesor-alumno; en los que el docente
adquiere un mayor protagonismo al dejar de ser un mero transmisor de
conocimientos (ya existen otros medios para hacerlo) para convertirse, desde
una concepción cristiana, en el guía del aprendizaje y la maduración de la
personalidad de sus alumnos. En definitiva cultivar los “autos” (autoconcepto,
autoestima, autoaprendizaje…), a partir de los cuatro pilares de la educación
(aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a
ser)19.

19 Informe de la UNESCO sobre la educación para el siglo XXI, Delors 1996.

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14

Para completar este apartado añadiremos algún aspecto que también debe tener
muy presentes un docente, esta vez a partir del documento “La acción educativa
del profesor en el proceso de desarrollo personal del alumno”:

• Considerar al alumno como protagonista de su propia formación. Dado que la


educación se realiza entre personas, si queremos alcanzar los objetivos que
se nos marcan, el alumno debe comprometerse en la construcción de su
personalidad, aceptando incluso que dicho aprendizaje dura toda la vida. Hay
que prepararle por tanto para que sea capaz de ir construyendo poco a poco
su propio proyecto de vida, acompañándole para sea capaz de superar las
dificultades y ganas de abandonar que sin duda surgirán en el camino. Para
estos momentos en los que el alumno puede llegar a considerar que el
esfuerzo no merece la pena, debemos tener presentes tres aspiraciones del
hombre, que podemos utilizar como motivaciones para seguir adelante:
alcanzar la felicidad, conocerse a sí mismo y ser libre.
• Reconocer ciertas actitudes del profesor, como mediador en un preciso
proyecto cristiano de construcción de la personalidad:

o Aceptación del alumno como hijo de Dios; con sus talentos y sus
carencias, con sus capacidades y sus dificultades. Escucha e interés por
la persona.
o Comprensión, entendida como exigencia de mejora y ayuda por nuestra
parte al mismo tiempo.
o Valoración del alumno como persona y de sus progresos.
o Gratuidad en cuanto al tiempo, la atención y el esfuerzo para conseguir
lo mejor de cada uno de los alumnos.
o Coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.

• Auspiciar en el ámbito escolar la dimensión trascendente de la persona. Es


decir favorecer la tendencia del yo a salir de sí mismo en busca del sentido
de la propia vida, del sentido de la realidad que le circunda, del sentido
último de la existencia humana, del sentido de la sed de infinito del corazón
humano20. Es cierto que en este momento a nuestros alumnos les preocupa
el “aquí” y el “ahora”, pero si queremos educar de forma integral no debemos
descuidar este aspecto, haciendo que se planteen preguntas que quizás por
ellos mismos no llegarían a realizar.

20
La acción educativa del profesor en el proceso de desarrollo personal del alumno. Pág. 31

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15

Un buen análisis de los puntos anteriores nos tiene que ayudar a la hora de
encontrar respuesta a las siguientes cuestiones 21:

• ¿Existe en tu ambiente la posibilidad de compartir inquietudes y de aunar


esfuerzos para educar mejor al alumnado?
• ¿Cómo se podría conseguir o mejorar un ambiente de colaboración y estima
mutua?
• ¿Qué tipo de situaciones se dan en los centros teniendo como origen el
malestar docente?, ¿cómo podemos evitar los efectos negativos de ese tipo
de actitudes?
• ¿De qué forma podemos trabajar con las condiciones de vida y las actitudes
de los alumnos con más dificultades?
• ¿En qué aspectos nos encontramos más motivados para educar?
• ¿De qué forma podemos trabajar con las condiciones de vida y las actitudes
de los alumnos con más dificultades?
• ¿En qué aspectos nos encontramos más motivados para educar?
• Dado que nuestra presencia en la escuela debe ser comprometida y
transformadora, ¿qué deberían percibir familias, docentes (compañeros) y
alumnos de nuestra forma de ser y actuar?
• ¿De qué manera podemos dejar constancia de nuestro talante dialogante?
• ¿Qué pasos podemos dar para mejorar el clima de convivencia de nuestro
centro?
• Qué actitudes y estrategias resultan fundamentales a la hora de:

o Motivar a los alumnos,


o Conseguir que vayan adquiriendo conciencia de sus propias
capacidades,
o Fomentar la autoestima en nuestros alumnos,
o Ayudarles a asumir sus límites
o Lograr hacerles sentir que confiamos en ellos y les consideramos.
capaces de alcanzar su pleno desarrollo como personas.

21
El educador cristiano y su presencia en la comunidad educativa. Fichas de trabajo (pp. 24-32).

FUNDACIÓN SANTA MARÍA – EDICIONES SM 2015 Autor: Pablo de Andrés Zabaleta


16

“Educar desde el evangelio: el profesorado de Religión


católica”

Se han entresacado y analizado una serie de ideas planteadas en el documento


fundamentales en el marco de este proyecto formativo.

• La ERE es más que la transmisión de una cultura. Esto exige del profesor una
vinculación confesante con la Iglesia cuya fe enseña.
• A la hora de desarrollar nuestro trabajo podemos toparnos con prejuicios
sobre la Iglesia y su labor educadora presentes en ciertos sectores de la
sociedad, por lo que recomendamos trabajarlos adecuadamente tanto con los
alumnos como con sus padres lo antes posible.
• El profesor de religión, como cualquier otro profesional de la educación, debe
tener una buena formación epistemológica sobre lo que quiere enseñar, para
evitar ser el causante de una deficiente asimilación por parte de los alumnos,
con las consiguientes consecuencias en sus vidas. Un libro de texto, por muy
bueno que sea, no suple carencias en este sentido. El docente debe ser
alguien que vive lo que enseña, resulta curioso observar con qué rapidez los
alumnos perciben si el profesor tiene autoridad y competencia en lo que
expone.
• No podemos plantearnos ser profesores de religión como una oportunidad
laboral en tiempos de crisis económica. Resulta fundamental que los alumnos
(incluso sus progenitores), conozcan en qué consiste realmente la relación
con Dios y eso sólo se puede enseñar desde la experiencia personal,
¿podemos ser docentes decentes si no disponemos de este tipo de
experiencias?
• Lo que sí debemos hacer en estos tiempos es ser transmisores de esperanza,
ayudándoles a encontrar lo positivo en todo lo que hacen y viven.
• Nuestras clases deben ser un foro donde se presente a Jesucristo como
modelo de vida y donde se puedan cuestionar otros referentes que aunque
cuentan con un amplio respaldo social, en realidad son una lacra para la
correcta maduración de nuestros alumnos.

Si queremos que nuestras clases preparen de verdad a nuestros alumnos para la


vida, debemos estar dispuestos a desplegar los mejor de nosotros mismos como
creyentes y como educadores, permaneciendo en constante reflexión y formación
en ambos ámbitos.

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17

“Hermanos:

Hoy nos reunimos, como Iglesia viva y activa, junto a nuestro Pastor, para
celebrar una realidad importante entre nosotros: vamos a ser enviados a
desempeñar una función muy importante en la Iglesia, la de evangelizar a través
de la enseñanza religiosa escolar.
Nos une la fe y la profesión de Profesores de Religión. Somos educadores de la
fe, comunidad cristiana que ora y evangeliza, y lo somos libre y voluntariamente.
Renovaremos nuestro compromiso anual junto con los compañeros y
compañeras que se incorporan por primera vez en este curso a esta maravillosa
tarea.

Nuestro compromiso:

 De leer la Palabra de Dios. Meditarla y ponerla en práctica para así poderla


enseñar a los hermanos, guardando íntegro el depósito de la fe,
transmitiéndolo fielmente, evitando cualesquiera doctrinas contrarias a lo que
enseña el Magisterio de la Iglesia.
 De promover el conocimiento de Dios para que nuestros alumnos y alumnas
puedan vivir los valores de Jesús y su Reino.
 De guardar siempre, tanto en nuestras palabras como en nuestra manera de
actuar, nuestra comunión con la Iglesia Católica.
 De cumplir con gran diligencia y fidelidad las obligaciones con las que nos
vinculamos a la Iglesia, tanto universal como particular, en la que hemos
sido llamados a ejercer este servicio.
 De mantener una actitud de espera vigilante, mantener la lámpara
encendida, estar disponibles, no olvidar nuestra formación y actualización
permanente, desempeñar nuestra tarea como verdadero apostolado,
entendiendo nuestra misión más como un servicio que como una simple
profesión.

Sin olvidar que ante todo somos cristianos, miembros de la Iglesia, que
evangelizamos en la escuela, y que como evangelizadores debemos desarrollar
nuestra misión.
Por eso, y porque somos Iglesia que desea ser fiel a Jesús, hemos de sentirnos
responsables de la tarea y misión que Él nos encomendó: ser luz para los demás,
servir a los otros, ejercitar nuestros dones y carismas en bien de toda la
comunidad creyente.

FUNDACIÓN SANTA MARÍA – EDICIONES SM 2015 Autor: Pablo de Andrés Zabaleta


18

“Por eso, pido en mi nombre y en el de todos los presentes al Sr. Obispo que nos
considere dignos de este servicio para el presente curso escolar” 22.

Manifiesto por la Educación Integral del Consejo General


de la Educación Católica

Se trata de un documento en el que el CGED presentaba una serie de problemas


que se vienen detectando en las últimas décadas en el ámbito educativo,
acompañada de sus correspondientes propuestas correctoras.

Recomendamos que a medida que realicemos su lectura tratemos de plantearnos


si en estos años ha perdido su vigencia, así como qué tipo de medidas se han ido
implantado y con qué éxito.
Entre las dificultades se señalan:

• Escuela:

o Elevado fracaso escolar.


o Disminución progresiva de la calidad educativa.
o Otras instancias ajenas a la escuela y la familia que lideran a la hora de
señalar los valores y las actitudes que deben tener los alumnos.

• Profesorado:

o Desesperanza.
o Dificultades a la hora de propiciar una educación integral en los alumnos.
o Desvalorización de su autoridad moral.

• Alumnado:

o Falta de motivación.
o Conflictos de convivencia y disciplina.

22
Monición de entrada, Eucaristía del envío de los profesores de Religión, Jerez, 28 de octubre de 2000

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o Aumento de la información que en general dispone sobre el entorno, en


detrimento sobre la relativa a sí mismo y sus cuestiones vitales.

Entre las soluciones que señala el documento destacamos:

o Renovación del sistema educativo.


o Apoyo a las familias y mayor implicación de éstas en la escuela.
o Prioridad de la ética sobre la técnica.
o Evitar posiciones totalitarias que de forma aparentemente neutra, anulan,
manipulan y desorientan las conciencias.
o Recuperación de la autoridad del profesor.
o Proyectos educativos coherentes y consensuados entre docentes y familias.

“50 preguntas a la enseñanzas de la Religión católica en la


escuela”

De los tres apartados que presenta el documento (Interrogantes en torno a la


presencia de la ERE en la escuela; Interrogantes en torno al profesor de religión
católica; e Interrogantes en torno a los padres con hijos en la escuela) hemos
seleccionado una serie de preguntas de la segunda parte y las hemos transcrito
de forma literal.

Consideramos que su lectura aclarará ciertas cuestiones que pueda plantearse el


docente, pero sobre todo valoramos su capacidad de suscitar nuevos
interrogantes a los que el docente deberá buscar respuesta.

24¿Qué es lo que identifica a un profesor de religión?

El profesor de religión es una persona preparada académicamente con una


titulación igual o equivalente a la del resto de los profesores, con un estudio de
la teología y didáctica de la religión católica adecuado a la etapa en la que va a
impartir las clases y con una misión canónica que el Obispo de la diócesis le
otorga, por la cual el profesor participa en el ejercicio de la potestad de la Iglesia
que tiene de enseñar la doctrina católica. Dicha misión canónica supone un acto
de confianza del obispo en el profesor creyente católico cuya vida es consecuente
con la fe que profesa y que va a enseñar en sintonía con su pastor, en sintonía
con la Iglesia a la que pertenece y en sintonía con el Evangelio, teniendo en

FUNDACIÓN SANTA MARÍA – EDICIONES SM 2015 Autor: Pablo de Andrés Zabaleta


20

cuenta la edad de los alumnos, el ámbito escolar y las circunstancias sociales y


culturales de su entorno.

25¿Por qué la Iglesia propone a los profesores de religión católica y después los
nombra y paga el Estado?

La Iglesia Católica, o bien, otra institución según la confesión religiosa de que se


trate, es la única competente para determinar cuál es el profesor idóneo para
impartir su enseñanza. El Estado, a su vez, es quien puede nombrar a los
profesores en la escuela pública, ya que los colegios públicos son del Estado y él
es el que posee las competencias de nombramiento de profesores en la escuela
pública.

Son dos competencias que deben de hacerse compatibles, pues el Estado está
obligado a impartir en sus colegios la enseñanza religiosa que demanden los
padres y a su vez él no puede establecer quiénes puedan ser idóneos para
impartirla por ser esta materia competencia de las distintas confesiones.

Para garantizar este derecho de los padres, el Estado solicita a la Iglesia los
profesores necesarios para que esta enseñanza se imparta en sus colegios.
Es el Estado quien debe pagar este servicio como lo hace con cualquier
enseñanza que se imparte en los centros públicos.

26¿Qué títulos se exigen al profesor para dar clases de religión?

Al profesor de religión católica se le exige una titulación, al menos, igual o


equivalente al resto de profesores de otras materias, más una especialización
didáctica de la religión.

29¿Qué es lo que un profesor de religión sabe más que otros en esta materia
religiosa?

Un profesor de religión se supone que debe ser un especialista en la enseñanza


de la religión católica. No sólo debe saber más de teología católica y poseer una
síntesis orgánica y razonada de ella, sino también debe saber enseñarla, es
decir, debe poseer los mínimos instrumentos y destrezas propios de la pedagogía
y la didáctica específica de la doctrina católica.

FUNDACIÓN SANTA MARÍA – EDICIONES SM 2015 Autor: Pablo de Andrés Zabaleta


21

Y, sobre todo, debe saber lo que la Iglesia pretende enseñar en la escuela


mediante el conocimiento del currículo de religión católica y su desarrollo en el
aula.

31¿Por qué a un profesor de religión no se le renueva la propuesta anual


basándose, no en una infracción académica, sino en un hecho de vida que no es
consecuente con la doctrina y moral católica que enseña en sus clases?

Hay que tener en cuenta que el profesor de religión no es sólo un profesional


competente en cuanto que posee los conocimientos adecuados y sabe
enseñarlos. En esta asignatura lo que se enseña es en nombre de una institución
que le envía para transmitir fielmente lo que ella cree y vive. Por ello, es un acto
de confianza en favor de una persona concreta y de la cual la Iglesia se fía de
que va a impartir, no sus saberes individuales, sino los saberes y vida de la
Iglesia Católica en cuyo nombre enseña. Por ello, se exige además de un
conocimiento sobre esta materia, una identificación con lo que se imparte y una
sintonía con quien le envía, la Iglesia. Una vida acorde con lo que enseña.

La Iglesia Católica está firmemente convencida de que las personas idóneas para
impartir la enseñanza de la religión católica no sólo han de ser fieles a su
doctrina de un modo teórico, sino que deben manifestar una coherencia de vida
que no entre en contradicción con ella, máxime en actuaciones que, en contra de
lo que a veces se dice, tienen una dimensión jurídica y social pública.

33¿De quién depende que los profesores de religión tengan un contrato


indefinido que les dé estabilidad en el empleo?

Los contratos son competencia de la Administración Educativa que es quien


designa a los profesores en sus propias escuelas, la escuela pública.

La relación laboral de los profesores es con el Estado. La Iglesia prepara a los


profesores y los propone ante la Administración, que es quien firma el contrato
con el profesor.

Para que se logre un contrato indefinido entre el profesor y la Administración del


Estado deben de conjugarse tres elementos: Primero, el derecho de la jerarquía
eclesiástica a proponer los profesores idóneos y a suspender dicha propuesta
cuando cambien las condiciones por las que fue propuesto; segundo, la
aspiración legítima de los profesores de religión a tener un contrato que les dé
mayor estabilidad; y, tercero, las dificultades de la Administración para asumir

FUNDACIÓN SANTA MARÍA – EDICIONES SM 2015 Autor: Pablo de Andrés Zabaleta


22

los posibles profesores cesantes en una materia como ésta, sujeta anualmente a
la libre opción de los padres.

La Iglesia no se opone a mejorar la situación laboral de los profesores de


religión, incluida la duración del contrato siempre que quede garantizado el
derecho del Obispo a proponer al profesor idóneo y, en su caso, a dejar sin
efecto dicha propuesta.

35¿Se les paga lo mismo a los profesores de religión que a otros profesores de
otras áreas?

Los profesores de religión están equiparados a los profesores interinos, por ello,
reciben la misma remuneración que éstos.

No reciben la misma remuneración que los funcionarios. Carecen de algunas


compensaciones e incentivos debido básicamente a su contrato firmado por un
año, según la ley actual.

37¿Pueden los profesores de religión ser tutores y ocupar cargos directivos en


los colegios públicos?

Los profesores de religión católica son miembros del claustro del centro a todos
los efectos, por ello, pueden ocupar todos los cargos de responsabilidad como
cualquier profesor, menos aquellos que por ley están reserva- dos a los
profesores funcionarios con un mínimo tiempo de permanencia en el centro.
Estos cargos son los de: Director del centro, Jefe de estudios y Secretario de
estudios. Pueden ser tutores y de hecho lo son, y pueden así mismo ocupar otros
cargos de responsabilidad y servicio a la comunidad educativa.

38¿Qué es lo que mueve a los profesores a dar clases de religión?

Es posible que sean muy variadas las motivaciones por las que el profesor de
religión se ofrece a impartir estas clases. Cualquiera podría decir que, quizá, les
impulse la necesidad de trabajar; otros, puede ser su motivación el servicio a la
Iglesia y a la Educación. Otros, su sentido de fe que les impulsa a evangelizar en
la escuela. Podría, incluso, admitirse que algunos están simplemente porque no
han encontrado otro trabajo y esperan hasta alcanzarlo.

FUNDACIÓN SANTA MARÍA – EDICIONES SM 2015 Autor: Pablo de Andrés Zabaleta


23

En honor a la verdad, un tanto por ciento de los profesores actuales accedió a


esta enseñanza en una época en la que su remuneración era insignificante y sin
seguridad social. Lo que recibían se consideraba sencillamente como una
gratificación por su servicio a la educación. No podía ser considerado un sueldo ni
su motivación podía ser económica; sólo el sentido de servicio a su fe y a la
Iglesia pudo ser su motivación real y comprensible en las circunstancias en las
que accedieron a esta enseñanza 23.

“Orientaciones pastorales para la coordinación de la


familia, la parroquia y la escuela en la transmisión de la
Fe”

El documento además de la introducción y las conclusiones, está estructurado en


cinco capítulos:

• Necesidades, dificultades y posibilidades en la transmisión de la fe.


• Responsables de la coordinación en la transmisión de la fe.
• El servicio de la familia, la parroquia y la escuela en la transmisión de la fe.
• Elementos al servicio de la transmisión de la fe en la familia, la parroquia y la
escuela.
• Medios y modos para la coordinación en la transmisión de la fe.

La justificación del documento viene refrendada en la crisis de la transmisión de


valores humanos y referencias especialmente religiosas y, más en concreto, en lo
referente a la comunicación y educación en la fe 24. Crisis que ha generado, en
palabras de Benedicto XVI, la “emergencia [urgencia] educativa” o lo que es lo
mismo la necesidad de redescubrir y reactivar un itinerario que, con forma
actualizadas, ponga de nuevo en el centro la formación plena e integral de la
persona humana25.

El objetivo: ayudar a los padres de familia en su difícil y hermosa responsabilidad


de educar a sus hijos; a los sacerdotes y catequistas en las parroquias en la
paciente y apasionante misión de iniciar en la fe a las nuevas generaciones de
cristianos; así como a los profesores de religión en los centros de enseñanza,

23
Secretariado de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, “50 preguntas a la enseñanza de la
Religión Católica en la escuela”, Madrid, Edice, 2004, pp. 18-26
24
XCVII Asamblea Plenaria de la C.E.E., Orientaciones pastorales para la coordinación de la familia, la parroquia
y la escuela en la transmisión de la fe, pág. 2 (“La emergencia educativa”).
25
Benedicto XVI, Discurso a la Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana, mayo-2008.

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24

estatales y de iniciativa social, católicos o civiles, preocupados y entregados a la


noble tarea de formación de niños y jóvenes 26.

Necesidades, dificultades y posibilidades en la transmisión de la fe

Presenta un sencillo análisis de las necesidades, dificultades y posibilidades a la


hora de transmitir la fe en los tres ámbitos que abarca el documento (familia,
catequesis y ERE).

A nivel familiar se han conseguido mayores cotas de libertad, en detrimento de la


estabilidad y hondura de las relaciones que dentro de ella se establecen. Cada
miembro desde edades tempranas tiene más autonomía y reclama su propio
espacio personal, con el consiguiente deterioro en la calidad de las relaciones que
se establecen entre sus miembros. Todo esto supone un cambio importante a la
hora de educar, ya que dificulta la comunicación de valores y criterios que se
consideran fundamentales para su maduración. La transmisión de la fe no es una
excepción.

En las parroquias podemos observar, en no pocos casos, una diferencia


importante entre lo que supone celebrar los sacramentos para la Iglesia y lo que
las familias esperan, desean o celebran (despertar y acrecentar la fe /
acontecimiento o rito social).

Los profesores de religión no son ajenos a esta situación que se produce en los
ámbitos educativos mencionados. Además de las variadas dificultades que
pueden afectar a cualquier docente, se encuentran con una escuela en la que
priman las ciencias y la tecnología sobre el humanismo; en la que no siempre se
encuentran los apoyos suficientes en las familias, los alumnos, incluso en
algunos compañeros; y cuyos huéspedes rechazan todo lo que pueda ser
considerado como antiguo o tradicional (esfuerzo, memoria, sacrificio, sentido de
la vida…). En definitiva situaciones que hacen que estos docentes se sientan en
diferente plano respecto al resto de materias.

La situación actual reclama como nos están indicando los últimos Papas, una
nueva evangelización en la que colocando a Jesucristo en medio y despejando
miedos y recelos consigamos revitalizar y renovar la Iglesia. ¿En qué medida
esta cuestión nos interpela y compromete como miembros de la Iglesia y
educadores?

26
XCVII Asamblea Plenaria de la C.E.E , Ibídem, 2013 (“Destinatarios”)

FUNDACIÓN SANTA MARÍA – EDICIONES SM 2015 Autor: Pablo de Andrés Zabaleta


25

Cada creyente hemos alcanzado cierta madurez en nuestra fe gracias al apoyo y


ayuda de otras personas a las que debemos estar muy agradecidos. Ellos han
conseguido que desde la libertad hagamos nuestro ese don preciado de Dios (la
fe).

En consecuencia nuestra responsabilidad ahora es ayudar a otros a que, también


desde su libertad, descubran lo que nosotros ya experimentamos en nuestra
vida. De ahí la necesidad de ser creyente y miembro activo de la Iglesia para
poder cumplir con este compromiso.

Nos toparemos con dificultades, sin duda, pero lejos de convertirse en obstáculos
insalvables debemos transformarlas en oportunidades para mostrar nuestra valía
y profesionalidad como docentes. Recordando a san Pedro en su carta a
Tesalonicenses: Apoyados en nuestro Dios, tenemos valor para predicaros el
Evangelio en medio de una fuerte oposición… pero quién, sino vosotros, puede
ser nuestra esperanza, nuestra alegría y nuestra hermosa corona ante nuestro
Señor… Sí, vosotros sois nuestra gloria y alegría» (1 Tes 2,2.19-20).

Por otra parte no debemos olvidar que el niño y el joven llevan en su interior el
anhelo por la verdad y el ansia por el sentido último de la vida, que como
educadores debemos hacer que aflore junto con el resto de talentos y
capacidades.

Responsables de la coordinación en la transmisión de la fe

En este punto se diferencia entre la labor que cabe desarrollar en los centros
confesionales católicos y las escuelas públicas.

La escuela católica debe ser un referente educativo no solo en su acción


formativa, sino en el testimonio de las personas consagradas y profesores
cristianos laicos. Este testimonio solo será eficiente si se realiza dentro de la
espiritualidad de comunión eclesial. La autoridad del obispo en la escuela católica
no afecta tan solo a la catequesis y a la vigilancia sobre la clase de religión, sino
a la salvaguarda de su identidad y organización, incluso cuando la escuela
católica es promovida por institutos religiosos 27.

La autonomía del educando en su proceso formativo, el desvalimiento de los


jóvenes sin los necesarios referentes educativos y la ausencia de valores morales

27
XCVII Asamblea Plenaria de la C.E.E , Ibídem, 2013, referencia 34 (la escuela católica).

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26

y cristianos, nos instan a la promoción y compromiso de las comunidades


cristianas en pro de la formación religiosa28.

La educación plena e integral tiene su raíz en el mismo hombre, llamado a vivir


en la verdad y en el amor. En dicho proyecto, la educación debe potenciar,
motivar y facilitar lo mejor de cada alumno, sus potencialidades, su identidad,
sus raíces y el sentido último de su vida. La educación en la fe debe consistir,
antes que nada, en cultivar lo bueno que hay en el hombre. El ser humano
recorre en su vida un camino de búsqueda y comprensión de sí mismo: El
hombre que quiere comprenderse hasta el fondo a sí mismo (…) debe, con su
inquietud, incertidumbre e incluso con su debilidad (…) acercarse a Cristo 29.

Es necesario conseguir una sinergia mayor entre las familias, la escuela y las
parroquias para una evangelización profunda y para una animosa promoción
humana, capaces de comunicar a cuantos más posibles la riqueza que brota del
encuentro con Cristo 30.

El servicio de la familia, la parroquia y la escuela en la transmisión


de la fe

Lo peculiar de la enseñanza religiosa escolar consiste en una presentación del


mensaje y acontecimiento cristianos en sus elementos fundamentales, en forma
de síntesis orgánica y explicitada de modo que entre en diálogo con la cultura y
las ciencias humanas, a fin de procurar al alumno una visión cristiana del
hombre, de la historia y del mundo, y abrirle desde ella a los problemas del
sentido último de la vida 31.

Como sabemos la religión es un hecho cultural importante de nuestra sociedad,


por lo que debe formar parte de los aprendizajes que el alumnado realiza en la
escuela. Entre los beneficios que obtendrá, el documento cita los siguientes:

• Entender con mayor precisión la civilización en la que ha nacido.


• Deducir que su fe es compatible con los conocimientos científicos que va
adquiriendo.
• Mayores ganas de vivir y vivir bien a través de valores (“hojas de ruta”), que
en conexión con su fe, le lleven a vivir la vida con mayor plenitud y felicidad.

28
XCVII Asamblea Plenaria de la C.E.E , Ibídem, 2013, referencia 35 (una espiritualidad de comunión).
29
Juan Pablo II, Carta encíclica Redemptor hominis, nº 14.
30
Benedicto XVI, Homilía en las primeras vísperas de la fiesta de Santa María, Madre de Dios, enero 2008.
31
XCVII Asamblea Plenaria de la C.E.E , Ibídem, 2013, referencia 66.

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27

• Salir al encuentro de los demás, como forma de descubrirnos a nosotros


mismos.
• Reconocer la importancia que tiene la formación y la maduración personal,
así como el peligro de confiárselas a personas e instituciones con fines
interesados (medios de comunicación, ciertos “amigos”).

Consideramos importante realizar un análisis objetivo y riguroso, similar al que


realizan las empresas e instituciones (DAFO), para detectar qué elementos están
incidiendo en la educación de nuestros alumnos y cómo les están afectando.

El documento finaliza este apartado señalando unos objetivos que pueden


ayudarnos en nuestra labor como profesores de religión a la hora de transmitir la
fe de la Iglesia a los jóvenes. Teniendo estos contenidos como referente del final
de la escolarización obligatoria, nos puede resultar más sencillo establecer que
conocimientos previos tenemos que trabajar con nuestros alumnos de Primaria
para que puedan asimilarlos correctamente en la siguiente etapa. Los
reproducimos literalmente:

a) Elaborar un itinerario básico y complementario de educación en la fe, en cada


una de las etapas de desarrollo formativo, como marco común para las
distintas instituciones educativas.

b) Analizar los elementos de la cultura contemporánea, que buscan determinar


la personalidad de niños, adolescentes y jóvenes, confrontar la influencia de
los contravalores que conlleva, y ofrecer alternativas emanadas del
Evangelio.

c) Promover el conocimiento de Jesucristo: Camino, Verdad y Vida; motivar el


encuentro y la intimidad con Él por medio de la oración; y animar al
seguimiento personal, acogiendo la vocación a la que cada uno sea llamado:
el laicado cristiano, la vida consagrada o el ministerio ordenado.

d) Fundamentar la educación en valores y virtudes a partir de la Persona,


Palabra y Vida de Jesucristo, y ofrecer aquellas que, de acuerdo con la edad,
determinan la dimensión moral de los destinatarios.

e) Analizar y responder a las cuestiones fundamentales propias de la infancia,


adolescencia y juventud, desde las diversas concepciones de la vida y ofrecer
la específica del humanismo cristiano.

FUNDACIÓN SANTA MARÍA – EDICIONES SM 2015 Autor: Pablo de Andrés Zabaleta


28

f) Promover y facilitar la incorporación a la comunidad que cree, vive, celebra y


testimonia la fe, por medio de convocatorias comunes a las familias,
parroquias y escuelas.

g) Iniciar a los niños, adolescentes y jóvenes en la oración personal y


comunitaria, aportando materiales y medios a las familias para que
practiquen en el hogar y participen en la misa dominical de la parroquia.

Elementos al servicio de la transmisión de la fe en la familia, la parroquia


y la escuela

El cuarto capítulo señala los elementos al servicio de la transmisión de la fe en la


familia, la parroquia y la escuela.

La ERE desde su realidad educativa presenta el mensaje cristiano, desarrollando


las diferentes dimensiones (complementarias, no excluyentes) del saber, al
servicio de la transmisión de la fe:

• La dimensión teológica y científica del saber religioso (síntesis de la doctrina


católica).
• La dimensión trascendente de la persona (sentido último de la vida).
• La dimensión humanizadora (concepción cristiana de la persona).
• La dimensión ético-moral (principios y valores).
• La dimensión cultural e histórica (relación fe-cultura).

El documento ofrece además una serie de contenidos que orientan un itinerario


para la formación religiosa de los adolescentes, presentando referencias
concretas a la psicología de la adolescencia, dado que el mensaje cristiano es
sembrado en una “tierra abonada de elementales necesidades y de
sorprendentes posibilidades”, donde conviene tener en cuenta de manera muy
especial cuestiones como la libertad, la confianza, la amistad, la compañía y la
celebración.

Reproducimos de forma literal el epígrafe 93 en el que se señalan dichos


contenidos. Correspondiendo a cada docente realizar la correspondiente
adaptación:

FUNDACIÓN SANTA MARÍA – EDICIONES SM 2015 Autor: Pablo de Andrés Zabaleta


29

a) El testimonio de Dios Padre, revelado por Jesucristo mediante el Espíritu


Santo, que ha amado al mundo en su Hijo y, en Él, ha dado a todas las cosas
el ser, y que nos ha llamado a ser sus hijos y a heredar la vida eterna.
b) El misterio del Verbo de Dios hecho hombre, que realiza la salvación del
hombre por su Pascua, es decir, por su muerte y su resurrección, evitando
reducir a Cristo a su sola humanidad y su mensaje a una dimensión
terrestre; y para que se le reconozca como el Hijo de Dios, el mediador que
nos da acceso al Padre en el Espíritu.
c) El amor de Dios para con nosotros y de nuestro amor para con Dios, su
misericordia ante el pecado y su gracia para la salvación.
d) El amor fraterno, que procede del amor de Dios, y es el núcleo del Evangelio.
e) El misterio del mal y la búsqueda activa del bien.
f) El misterio de la Iglesia, presencia eficaz de Jesucristo y de su salvación, es
una comunidad de hombres pecadores y, a la vez, santificados, que forman
la familia de Dios, reunida por el Señor bajo la dirección de aquellos a
quienes el Espíritu Santo constituyó pastores para apacentar la Iglesia de
Dios.
g) Explicar que la historia de los hombres, con sus aspectos de gracia y de
pecado, de miseria y de grandeza, es asumida por Dios, en su Hijo
Jesucristo, y ofrece ya algún atisbo de la ciudad futura.
h) La búsqueda del mismo Dios a través de la oración y el insondable misterio
de la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
i) Las exigencias, hechas de renuncia y también de gozo, que conlleva a lo que
san Pablo llama «vida nueva», «creación nueva», ser o existir en Cristo,
«vida eterna en Cristo Jesús». Este modo de vida es la de estar en el mundo
pero sin ser del mundo; una vida según las bienaventuranzas y destinada a
prolongarse y a transfigurarse en el más allá.

j) Las exigencias morales personales, emanadas del Evangelio, y las actitudes


cristianas ante la vida. La búsqueda de una sociedad más fraterna y solidaria,
el trabajo por la justicia y la paz.
k) El anuncio profético del más allá, vocación definitiva del hombre, que nos
será revelado en la vida futura.

Medios y modos para la coordinación en la transmisión de la fe

Las Orientaciones pastorales finalizan con unas recomendaciones sobre los


medios y modos para la coordinación en la transmisión de la fe.

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30

Los profesores cristianos y de Religión católica necesitan también de la parroquia


que les acoja como creyentes, pues, en ella, alimentan su fe y la celebran y,
desde ella, la testimonian. El profesor de Religión, por su parte, que enseña y
anuncia la fe en nombre de la Iglesia, necesita el apoyo de la comunidad
parroquial. Además, una de las garantías que un profesor puede presentar ante
el obispo diocesano, junto a su necesaria preparación teológica y aptitud
pedagógica, al ofrecerse como profesor de Religión, es su vinculación y servicio a
la comunidad cristiana de referencia 32.

32
XCVII Asamblea Plenaria de la C.E.E , Ibídem, 2013, referencia 115.

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