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Sexualidad Humana
Tema
Tarea 7
Facilitador (a)
Ilusión Gracia
Participante/matricula
Fecha
a) Un deseo intenso de
pertenecer al otro sexo,
lo que se revela por un
afán de adoptar el rol
del otro sexo o de
adquirir su aspecto
físico, mediante
tratamiento hormonal o
quirúrgico.
b) Un deseo firme de
ser considerado como
del otro sexo, para lo
cual adoptan el
comportamiento, la
vestimenta y los
movimientos contrarios
a su sexo anatómico.
c) Un deseo de vivir o
ser tratado como si
fuese del otro sexo.
d) La convicción de que
ellos experimentan las
reacciones y las
sensaciones propias del
otro sexo.
En los varones,
sentimientos de que el
pene o los testículos
son horribles o van a
desaparecer; que sería
mejor no tener pene; o
sentimientos de rechazo
a los juguetes, juegos y
actividades propios de
los niños.
En las niñas, rechazo a
orinar en posición
sentada; sentimientos
de tener o presentar en
el futuro un pene; el
anhelo de no querer
poseer senos ni tener la
menstruación; aversión
hacia la ropa femenina.
En función de la edad
del individuo, el
diagnóstico será
clasificado como
trastorno de la identidad
sexual en niños, o
trastorno de la identidad
sexual en adolescentes
o adultos. Y, en el caso
de individuos
sexualmente maduros,
especificar si son
atraídos sexualmente
por hombres, por
mujeres, por ambos o
por ninguno.
Debe especificarse si el
paciente se siente
atraído por el sexo
masculino, el femenino
o ambos; si el trastorno
está limitado al incesto
o si se trata, o no, del
tipo exclusivo, es decir
únicamente atraído por
niños, o del tipo no
exclusivo.
5. Masoquismo
Sexual. El masoquista
consigue la excitación
sexual a través del
sufrimiento, es decir,
siendo humillado,
golpeado o atormentado
de cualquier manera. El
diagnóstico debe
hacerse cuando el
individuo realiza actos -
hechos reales, no
simulados- que
impliquen sufrimiento y
no solamente cuando
se entrega a fantasías
de tal género.
6. Sadismo Sexual
Lo esencial aquí es la
imposición de
sufrimiento físico o
mental –real, no simu-
lado – a otra persona
con el propósito de
obtener la excitación
sexual. La pareja del
sujeto sádico puede
consentir o no este
trato. En el segundo
caso, la actividad sádica
puede determinar
problemas legales. En
casos severos los
sujetos llegan a violar,
torturar o matar a sus
víctimas.
7. Voyerismo. Llamada
también escoptofilia, se
caracteriza por la
observación repetida y
subrepticia a gente que
está desnuda,
desvistiéndose o
realizando el coito, pero
sin que el voyeur
busque ningún tipo de
contacto sexual con la
gente observada. Esta
conducta constituye el
método preferido y en
los casos más graves,
exclusivo, para
conseguir la excitación
sexual. A menudo el
individuo se masturba
durante el acto o poco
tiempo después, pero
no busca tener
relaciones sexuales con
las personas
observadas.
8. Fetichismo
travestista. Este
trastorno implica
necesidades sexuales y
fantasías sexualmente
excitantes, intensas y
recurrentes, de por lo
menos seis meses de
duración, que
involucran el uso de
vestimentas del sexo
opuesto (en un varón
heterosexual). El sujeto
con este trastorno no
desea cambiar de sexo.
Debe especificarse: con
disforia sexual, si la
persona no se siente
bien con su identidad o
su rol sexual.
9. Parafilias no
especificadas (o
atípicas). Estas
alteraciones no cumplen
los criterios para
cualquiera de las
categorías específicas
citadas. Ejemplos:
escatología telefónica
(llamadas obscenas)
necrofilia (cadáveres)
parcialismo (atención
centrada
exclusivamente en una
parte del cuerpo)
zoofilia (animales)
coprofilia (heces)
clismafilia (enemas)
urofilia (orina).
La respuesta excitatoria
consiste en una
vasocongestión pélvica,
que se traduce en una
lubricación y dilatación
de la vagina y en una
tumefacción de los
genitales externos.
b) Trastorno de la
erección en el varón
(disfunción eréctil,
"impotencia"). La
característica esencial
de este trastorno es la
incapacidad persistente
o recurrente para
obtener o mantener una
erección apropiada
hasta la terminación de
la actividad sexual
(Criterio A). Los
Criterios B y C son los
mismos que los de las
otras disfunciones
sexuales.
3. Trastornos del
orgasmo.
a) Trastorno
orgásmico femenino.
Lo esencial de este
trastorno es la inhibición
recurrente o persistente
del orgasmo femenino,
manifestada por una
ausencia o un retraso
del orgasmo después
de una fase de
excitación sexual
normal (Criterio A). El
diagnóstico requiere
que el clínico evalúe si
la capacidad orgásmica
de la mujer es menor a
la que debería tener en
función de su edad,
experiencia sexual
previa y estimulación
sexual recibida. Los
Criterios B y C son los
mismos que para otras
disfunciones.
b) Trastorno
orgásmico masculino.
La característica
esencial de este
trastorno es la ausencia
o retraso persistente o
recurrente del orgasmo,
luego de una fase de
excitación sexual
normal en el transcurso
de una relación sexual
que el clínico juzga
adecuada en cuanto al
tipo, intensidad y
duración de la
estimulación erótica
(Criterio A). Los otros
criterios, B y C, son los
mismos que hemos
mencionado a propósito
de otras disfunciones.
La disfunción orgásmica
masculina puede
deberse a causas
orgánicas, por ejemplo,
una hiperprolactinemia,
o una reducción de la
sensibilidad cutánea del
pene a consecuencia de
una afección
neurológica (lesiones
medulares, neuropatías
sensoriales); pero en
tales casos el
diagnóstico correcto es:
trastorno sexual debido
a una enfermedad
médica. Y si el trastorno
fuera causado por la
acción de una sustancia
–por ejemplo, alcohol,
opiáceos, neurolépticos
como la tioridazina, o
antihipertensivos–
entonces el diagnóstico
sería: trastorno sexual
inducido por sustancias.
c) Eyaculación precoz.
La característica
esencial de este
trastorno es la
eyaculación persistente
o recurrente que se
presenta en respuesta a
una estimulación sexual
mínima o la que se da
antes, durante o poco
después de la
penetración, y antes
que la persona lo desee
(Criterio A). El clínico
debe tomar en cuenta
los factores que influyen
en la duración de la
fase de excitación, tales
como la edad, la
novedad de la pareja
sexual o de la situación
y la frecuencia de la
actividad sexual. Los
criterios B y C son los
ya señalados a
propósito de otros
trastornos.
La eyaculación precoz
es la más frecuente de
las disfunciones
sexuales, estimándose
que entre un 20 y 30%
de los adultos la
presentan. No se
conoce la causa de la
eyaculación precoz. Se
asume que el control de
la eyaculación es una
conducta aprendida,
que ésta ocurre en el
momento en que el
individuo se inicia en la
masturbación, época en
que la eyaculación
ocurre más a menudo
con rapidez y en la
intimidad, y que este
patrón aprendido se
refuerza con las
primeras experiencias
sexuales, siendo luego
difícil de alterar. Ella es
fuente de dificultades en
la relación de pareja. La
compañera, inicialmente
comprensiva, puede
devenir rechazante,
sintiéndose frustrada en
su acceso al orgasmo.
Por su lado, el marido
se siente culpable y se
exige a sí mismo
controlar su
eyaculación, sin éxito, lo
que puede conducirlo a
establecer una pauta de
evitación sexual.
4. Trastornos sexuales
por dolor.
a) Dispareunia. La
característica esencial
de este trastorno es el
dolor genital recurrente
o persistente asociado a
la relación sexual, tanto
en hombres como en
mujeres (Criterio A).
Esta perturbación
genera malestar
acusado o dificultad en
las relaciones
interpersonales (Criterio
B). Ella no es debida
exclusivamente a
vaginismo o falta de
lubricación, tampoco se
explica mejor por la
presencia de un
trastorno del Eje I,
excepto otra disfunción
sexual, y no es debida
exclusivamente a los
efectos fisiológicos de
una sustancia o una
enfermedad médica
(Criterio C).
La incidencia de la
dispareunia es poco
conocida. Raramente se
le observa en el varón.
Lo que sí es frecuente
es su asociación y
coincidencia con el
vaginismo. Ambos
trastornos se
condicionan
recíprocamente. El dolor
sexual está ligado
frecuentemente a
trastornos urológicos y
ginecológicos, los
cuales deben
descartarse. Si el dolor
es "cambiante" lo más
probable es que la
etiología sea
psicológica. Por el
contrario, si es
localizado y consistente,
hay que pensar en un
trastorno orgánico.
Cuando el dolor es
psicógeno, el mismo
constituye un modo de
expresar los conflictos
sexuales, ansiedad,
culpa, ambivalencia en
torno a la sexualidad.
Algunas veces se
asocia a depresión,
preocupaciones
hipocondríacas,
obsesivas y fóbicas y,
más raramente, a
esquizofrenia. A veces,
el origen se halla en
prácticas sexuales
teñidas de sadismo o en
historias de abuso
sexual en la infancia.
b) Vaginismo. La
característica esencial
del vaginismo es la
aparición persistente o
recurrente de espasmos
involuntarios de la
musculatura del tercio
externo de la vagina
que interfiere con el
coito (Criterio A). Dicha
alteración provoca
malestar marcado y
dificulta las relaciones
interpersonales (Criterio
B). Y el trastorno no se
explica mejor por la
presencia de otro
trastorno del Eje I, y no
es debido
exclusivamente a los
efectos fisiológicos
directos de una
enfermedad médica
(Criterio C). La tirantez
muscular vaginal es tal,
que hace la penetración
dolorosa, difícil o
imposible. Por ello el
vaginismo constituye
una de las causas
principales del
matrimonio no
consumado. Las causas
del espasmo pueden
ser físicas o psíquicas.
Cualquier patología
pélvica que torne
doloroso el coito puede
condicionar, como
mecanismo defensivo,
el vaginismo.
Psicológicamente
algunas mujeres son
relativamente sanas y
viven en armonía con su
pareja. Otras son
conflictivas, agresivas o
ambivalentes en cuanto
a la sexualidad, el
matrimonio y el
embarazo. En
ocasiones hay historia
de abuso sexual,
incesto o intentos
dolorosos de realizar el
coito.
5. Disfunción sexual
debida a una
enfermedad médica.
. Lo fundamental de
este trastorno es la
presencia de una
alteración sexual
clínicamente
significativa que se
juzga etiológicamente
relacionada a una
determinada
enfermedad médica. En
este tipo de
perturbación puede
hallarse dolor ligado al
coito, deseo sexual
hipoactivo, disfunción
eréctil u otras formas de
disfunción sexual, las
cuales son capaces de
provocar malestar
personal o dificultad en
las relaciones
interpersonales (Criterio
A). A ello debe sumarse
la evidencia por la
historia, el examen
físico o los hallazgos de
laboratorio, de que la
alteración es explicable
totalmente por los
efectos fisiopatológicos
de la condición médica
subyacente (Criterio B),
y que dicha alteración
no se explica mejor por
la presencia de otro
trastorno mental; por
ejemplo, trastorno
depresivo mayor
(Criterio C).
6. Disfunción sexual
inducida por
sustancias.
La característica básica
de este trastorno es una
alteración sexual
clínicamente
significativa que
produce malestar
marcado y dificultad en
las relaciones
interpersonales (Criterio
A). La historia, la
exploración física y los
análisis
complementarios
prueban que el
trastorno se explica en
su totalidad por el
consumo de sustancias,
sean estas drogas,
psicofármacos o tóxicos
(Criterio B); y, que la
alteración no se explica
mejor por la presencia
de un trastorno sexual
primario (Criterio C).
Los síntomas del
trastorno se desarrollan
durante o dentro de los
treinta días siguientes a
la ingesta de sustancias
tales como el alcohol,
anfetaminas, cocaína, u
otras. En cada caso
debe especificarse si
desmejora el deseo, la
excitación, el orgasmo,
o si aparece dolor
ligado al coito.
7. Disfunción sexual
no especificada.
Esta categoría
diagnóstica comprende
los trastornos sexuales
que no alcanzan a
cumplir con los criterios
para un trastorno sexual
específico. Ejemplos:
a) Ausencia -o
disminución importante-
de pensamientos
eróticos, a pesar de la
presencia de los
componentes
fisiológicos normales de
la excitación y el
orgasmo.
b) Situaciones en las
que el clínico concluye
que existe una
disfunción sexual, pero
no puede determinar si
ésta es primaria, debida
a una condición médica
general, o inducida por
sustancias.
El trastorno sexual más frecuente en las mujeres, fue el deseo sexual inhibido.
De esta manera podrían distraerse, de forma tal que activan los mecanismos
naturales de inhibición fisiológica que suprimen el deseo sexual.