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UNIDAD I

LA ORGANIZACIÓN SOCIAL DEL HOMBRE


1.1 EL HOMBRE Y SU CAPACIDAD COGNOSCITIVA.

El ser humano tardó centenas de miles de años en desarrollar sus capacidades


cognitivas; estas no fueron producto de la espontaneidad. La cognición hace referencia
a los procesos tales como la memoria, la atención, el lenguaje, percepción, la solución
de problemas (inteligencia) y la planificación. Muchos de los procesos cognitivos
involucran funciones cerebrales sofisticadas únicas del ser humano; más aún, estos
involucran los llamados procesos de control, tales como aquellos que se utilizan cuando
se persigue una meta y se requiere impedir las interferencias. Las actividades cognitivas,
aunque se describen funcionalmente de manera individual, interactúa en conjunto para
obtener un comportamiento determinado.

Hinde afirma “la diferencia de comportamiento entre los animales y el hombre es en


verdad enorme. En su nivel de funcionamiento cognitivo, en el grado de previsión y
conciencia de que son capaces, en su capacidad de reflexionar sobre su propia conducta,
todos los animales son netamente inferiores al hombre”.2

La diferencias podrían englobarse en la conciencia de la organización; es decir, las


sociedades humanas son “sociedades conscientes” en el sentido de que sus miembros
tienen conciencia de su integración en una comunidad. Los fenómenos de cooperación
se dan conscientemente, a diferencia de lo que ocurre con los demás animales.

El cerebro de la especie humana es inmaduro al nacer, esta característica le provee de


una gran plasticidad que posibilita el modelado de estructuras y funciones del sistema
nervioso a lo largo de la vida, y capacita al ser humano para adquirir conocimientos
durante un largo periodo de tiempo.1

Las capacidades cognitivas son aprendidas, no innatas; se pueden mejorar y/ o


mantenerse a través de la práctica, la ejercitación y el aprendizaje

1 Cerebro y libertad, Fuster, Joaquín, pp. 57, ed. Ariel, U.S.A., 2003.
2 Teoría general del Estado, Andrade, J. Eduardo, pp. 9-10, segunda edición, ed. Oxford, México, 2003.
1.2 SOCIABILIDAD ANIMAL DEL HOMBRE, ORDAS, CLANES, TRIBUS.

La humana, no es la única especie humana que vive en sociedad, el etnólogo Marcel


Mauss, sostiene que la sociología es una parte de la biología y que las sociedades
humanas son, por su propia naturaleza, sociedades animales. La sociología resulta así
una rama de la biología que estudia a estos animales raros que se autodenominan
arrogantemente sabios, pero que forman solo una más de las sociedades animales. 6-a

El hombre vive actualmente en sociedad y, según los datos aportados por las ciencias,
siempre ha vivido así. Es decir, se trata de un animal gregario, comunitario, social; con
tal carácter desde su aparición en la Tierra.2

La sociedad humana se nos presenta como una organización, no como un conjunto de


unidades individuales, por el contrario, éstas se encuentran entrelazadas, de cierto modo:
organizadas. El hombre entonces, es social por naturaleza y su integración a la sociedad
es producto de un impulso natural.

La escala de sociabilidad animal no corre pareja con el grado de evolución de las


especies en que se manifiesta dicho fenómeno, y lo mismo hay animales “sociales” entre
los que aparecieron en etapas antiguas de la evolución biológica, como en las más
recientes. Por eso se dice que la propensión de algunos animales a constituir
comunidades sociales y su lugar en el proceso evolutivo son dos variables
independientes. Encontramos rasgos de lo que llamamos sociabilidad tanto en animales
que pudiéramos considerar inferiores, los insectos, como entre mamíferos llamados
superiores: por ejemplo, los primates y claro está, en el hombre.2

La organización social no es propia y exclusiva del género humano y que éste comparte
con otros habitantes del planeta, que pertenecen al mundo animal, la característica de
la sociabilidad. Por supuesto, la organización social humana presenta características que
la separan considerablemente del resto de las sociedades animales. El lenguaje, la
cooperación planeada, la aplicación y el perfeccionamiento de procesos tecnológicos,
son solo algunos de ellos.

2 Teoría general del Estado, Andrade, J. Eduardo, pp. 6, segunda edición, ed. Oxford, México, 2003.
A través de toda la última parte del periodo del salvajismo y del periodo integro de la
barbarie, el hombre estaba generalmente organizado en gentes, fratrias, clanes y tribus.
Estas organizaciones prevalecieron a través del mundo antiguo entero en todos los
continentes, y eran los instrumentos mediante los cuales la sociedad antigua se organizó
y se mantuvo unida. Su estructura y sus relaciones como miembros de una serie
orgánica, y los derechos, privilegios y obligaciones de los miembros de los primeros
grupos sociales, ilustran el crecimiento de la idea de gobierno en la mente humana. Las
principales instituciones del hombre, se originaron en el salvajismo, se desarrollaron en
la barbarie y maduraron en la civilización. 3

Hordas

Una horda fue el primer tipo de organización que tuvieron los humanos; agrupaciones
que nacieron en el paleolítico por la necesidad de protegerse unos a otros.

Clanes

Son grupos de personas unidas por lazos de parentesco y ascendencia, vinculados por
ser descendientes de un ancestro en común.

Tribus

En el siglo XIX, el nombre de tribu era utilizado para designar aquellas sociedades
situadas en el estadio de barbarie dentro de la evolución de la humanidad.
Posteriormente, tribu fue sinónimo de sociedad tribal, es decir, sociedad sin Estado.
Actualmente, el empleo de la palabra tribu se redujo, debido a sus connotaciones
negativas, ya que implica una forma de vida poco desarrollada, no civilizada. Hoy se opta
por la denominación más amplia, pueblo o etnia.

De manera semejante la familia ha pasado a través de formas sucesivas, creando


grandes sistemas de consanguinidad y de afinidad que han llegado hasta los tiempos
presentes. Estos sistemas que registran los parentescos, que existían en la familia del
periodo en el momento en que cada uno de los sistemas respectivos fueron credos,
contienen la reseña instructiva de la experiencia del hombre mientras la familia avanzaba,
a través de formas intermedias desde la consanguínea hasta la monógama.3
3 Introducción a las Ciencias Sociales, Anda Gutiérrez, Cuauhtémoc, pp.103-104, ed. Limusa, México.
1.3 LA NECESIDAD DE INTERRELACIÓN COMO CONDICIÓN NATURAL HUMANA
Y EL FENÓMENO DE LA COMUNICACIÓN.

Desde nuestros antepasados, la necesidad de socializar es básica para poder subsistir


en la sociedad; pues es un proceso en el que el individuo se hace miembro funcional de
una comunidad, adquiriendo la cultura que le es propia y estimulando el proceso de
formación y crecimiento del individuo, por lo que el funcionamiento de las sociedades es
gracias a la comunicación mediante el intercambio de mensajes, ya sea por medio de
escritos, el habla o señas.

Puede decirse que el ser humano desde que nace es un ser social, destinado a vivir en
un mundo social y que, para ello, necesita la ayuda de los demás. Ese ser social, además,
se va haciendo poco a poco a través de la interacción con los otros, en un proceso
continuo de socialización. Así, este proceso, será de aprendizaje de a) las conductas
sociales consideradas adecuadas dentro del contexto donde se encuentra el individuo en
desarrollo, junto con b) las normas y valores que rigen esos patrones conductuales.
El proceso de socialización también puede concebirse como un continuo que está en
permanente desarrollo. Se inicia desde el momento del nacimiento y va progresando y
evolucionando durante todas las etapas del ciclo vital. La socialización exige por tanto,
adoptar unos patrones sociales determinados como propios, con el objetivo de conseguir
la autorregulación necesaria que nos permita una cierta independencia a la hora de
adaptarnos a las expectativas de la sociedad. 4

El fenómeno de la comunicación.

La comunicación se origina en la prehistoria, primeramente con signos y señales,


anteriores al lenguaje, simplemente por la necesidad de transmitir nuestras ideas,
emociones, habilidades.

4 La Sociedad Antigua, Morgan, Lewis, pp-87, ed. Ayuso, México, 2016.


La comunicación hace posible cualquier acción colectiva o acto cooperativo. No la
entendemos solo como una actitud conscientemente dirigida, al estilo del lenguaje
humano. En el mundo animal la comunicación adopta las formas más diversas y permite
el envío y la recepción de mensajes entre individuos. En este caso su función, además
de servir para la ejecución de acciones colectivas, tiene diversas finalidades y puede
efectuarse a través de los mecanismos más disímbolos.

En su vida social el hombre ha realizado cambios, transformaciones basadas en una


comunicación infinitamente compleja. Nuestra potencialidad de comunicación simbólica
y abstracta, más plenamente elaborada y desarrollada que la de los animales, nos
proporciona uno de los rasgos que nos permiten tipificarnos como sociedad consciente.
Según los estudios efectuados, las estructuras básicas de nuestra capacidad de hablar
son de carácter inconsciente y tienen una determinación genética. Los lingüistas han
establecido que la posibilidad de hablar parece formar parte de nuestra carga hereditaria,
de manera que nuestras estructuras mentales y nuestro aparato de vocalización están
especialmente dispuestos para la ejecución de la función verbal.5
A principios de los tiempos, la comunicación se basaba en sonidos (parecidos a los
gruñidos) y el movimiento corporal; posteriormente, comienzan a transmitir mensajes
mediante la pintura, la representación de los objetos; estos grabados aparecen no sólo
en la pintura rupestre, sino en objetos variados: utensilios, armas o artículos de valor
empleados para el intercambio. Los signos se emplean cada vez más en la
representación de ideas, y la máxima cima cultural de este sistema de comunicación fue
la escritura jeroglífica de los egipcios. (Con la llegada de la escritura termina la prehistoria,
y comienza la época clásica).
Finalmente, debemos remarcar, que la existencia de grupos sociales como entidades
organizadas y definidas, es lo que permite la existencia de las ciencias sociales, ya que
estas, se basan en la posibilidad de tratar un grupo social como una organización y la
comunicación es lo que permite a un grupo ver y actuar conjuntamente.

5 Relaciones públicas, Flores, Francisco, pp.14-15, ed. Imprenta Desa, Lima, 1981.
1.4 ACONTECIMIENTOS TRASCENDENTES EN LA VIDA SOCIAL DEL HOMBRE
QUE LO VUELVEN SEDENTARIO.

El nomadismo es un estilo de vida, que implica trasladarse permanentemente de un lugar


a otro, sin un lugar fijo para vivir. El ser humano ha sido nómada durante largo tiempo en
la prehistoria, mientras no desarrolló los medios que le permitieran obtener su propio
alimento sin depender de las condiciones del entorno donde se encontrara. De esa forma,
estaba obligado a trasladarse de manera permanente una vez que los recursos que les
proveía el entorno se agotaran, incluso sus viviendas eran refugios naturales, tales como
cavernas que les permitieran asentarse un corto periodo.

Las herramientas mejoradas, con predominio de la piedra pulida, ocupan el lugar central
del proceso que los paleontólogos llaman “revolución neolítica”. Es probable que este
proceso haya comenzado con el calentamiento del clima. Después de las últimas
oscilaciones glaciares, la profunda transformación de las condiciones naturales, favoreció
el crecimiento de gramíneas cultivables (trigo y cebada) con lo que pudieron
experimentaron nuevas técnicas (adobe, trituración de granos) la proliferación de
herbívoros susceptibles de ser domesticados (perro, cabra y más adelante oveja, vaca y
cerdo) ayudaron a la sedentarización del hombre.6

Desde entonces, la agricultura y la ganadería sustituyeron a la caza y recolección.

Por otro lado, las transformaciones tecnológicas también han influido en las
modificaciones de la organización social de la humanidad, los primeros avances se
basaron en la creación de herramientas que facilitaran las actividades básicas, tales
como las primeras redes para pescar, pintura sobre rocas, huesos para fabricar hachas
y lanzas para cazar y sobretodo, habían desarrollado un técnica para encender fuego.

6 La pequeña Enciclopedia, pp. 482, ed. Larousse, México, 2010.


1.5 DIVERSAS TEORÍAS QUE EXPLICAN EL ORIGEN DE LA SOCIEDAD,
NATURALISTA, ORGANICISTA, CONTRACTUALISTA, PATRIMONIALISTA.

Origen de la Sociedad según la Teoría Sociológica

En el Siglo XIX, los sociólogos y economistas aplicaron los conceptos evolucionistas a la


sociedad humana, a través de varias corrientes intelectuales. Según esta teoría, la
sociedad humana surgió como producto de una lenta evolución de las sociedades de
trabajo entre los individuos que vivían en un grupo debido a sus instintos gregarios de
supervivencia: necesidad de alimentación, defensa y preocupación. A raíz de la
satisfacción de estas necesidades se formaron grupos que sobrevivían en forma
comunitaria, unidos por lazos de ayuda mutua y solidaridad, necesarios para solucionar
sus problemas fundamentales de existencia. 4

Teoría Naturalista

Radicalmente opuesta a la teoría Contractualista, que considera la sociedad como el


resultado de la convención libre, sin leyes naturales que regulen su constitución esencial,
la teoría naturalista afirma que la sociedad es la última fase conocida de un proceso
evolutivo de la realidad (la materia o el espíritu), que se rige por las leyes inflexibles del
determinismo universal. El principal representante de esta doctrina fue Aristóteles, quien
se ocupó a fondo de los problemas de la sociedad y el Estado. Según Aristóteles, el
hombre no es sólo naturalmente social, sino que un hombre que no vive en sociedad, no
es un hombre, sino una fiera o un Dios.

Teoría Organicista

La Teoría Organicista, cuyo más célebre intérprete moderno fue Herbert Spencer, para
hacer comprender la naturaleza de los seres sociales. Spencer sostiene que, la estructura
de la sociedad se organiza y funciona como un organismo vivo, con entidad y existencia
propias, que obedece a leyes especiales y que, en su conjunto difiere de los individuos
que la componen.7

4 La Sociedad Antigua, Morgan, Lewis, pp-87, ed. Ayuso, México, 2016.

7 Metodología de las Ciencias Sociales-II, Gutiérrez, Gabriel, pp. 6-9, segunda edición, ed. Oxford, México.
Desde esta perspectiva, los individuos son como las células de un organismo que,
siempre en función de la vida de este, cumplen funciones diferentes. El organicismo
también es llamado bio-organicismo en el campo de la sociología y se contrapone al
mecanicismo. La
concepción orgánica de la sociedad, dominó gran parte de la Edad Media, y se superó
con el surgimiento del individualismo devenido de la institucionalización del contrato, una
parte del Derecho privado que justifica la fundación del estado.

Teoría contractualista

El contractualismo, contrariamente a las teorías organicistas, intenta explicar la


legitimidad del Estado, negando que este sea natural. Por el contrario, es un fruto de
convenciones humanas, de pactos entre individuos que acuerdan organizar la sociedad
mediante leyes (no naturales), e instituir un gobierno con poder coactivo. Al contrario que
para la concepción naturalista, el Estado es una abstracción y solo existe por la voluntad
de los individuos, es posterior a ellos y está a su servicio, para salvaguardar los derechos
individuales.

Los antecedentes de las teorías contractualistas se remontan a los sofistas y a los


epicúreos. Tal como dice Platón: “los sofistas mantenían que los primeros seres humanos
llegaron a la conclusión de que era mejor establecer pactos para defenderse de la
injusticia y otros daños.

Teoría patrimonialista

Los bienes y los recursos públicos dentro de una sociedad son tratados como una
propiedad del gobierno, de quienes gobiernan y de sus partidos y estos son usados
primeramente, en beneficio del gobernante y estos son administrados, sin rendición de
cuentas. 7

7 Metodología de las Ciencias Sociales-II, Gutiérrez, Gabriel, pp. 6-9, segunda edición, ed. Oxford, México.
1.6 CONCEPTO DE SOCIEDAD, ANÁLISIS DE LOS DIFERENTES AUTORES.

Lo que llamamos sociedad se nos presenta igualmente bajo el concepto de una


organización; es decir, seres humanos que viven en comunidad, pero no solamente
juntos sino interrelacionados, en comunicación y cooperación mutuas, en suma; en
convivencia.

El estudio de la sociedad humana implica el estudio de la cultura, ya que la posesión de


la cultura no solo toma singular al hombre sino también a su sociedad. Lo que modificó
en grado extremo al tipo social básico de los antropoides para llegar a la sociedad
humana, es la adición de la cultura.

La vida en sociedad sirve como modo de adaptación al ambiente, confiere la fuerza del
número y de la especialización de los individuos asociados, y de tal modo los ayudo en
lo que atañe a la protección, la nutrición y la reproducción que no sólo es beneficiosa para
sus miembros, sino también para la especie.

Cada autor hubo de interesarse por conocer la realidad social, por explicarla y explicar
como la conoció, y cuál fue su finalidad al hacerlo. Esto es lo que permite, además de su
trascendencia histórica, calificarlos como clásicos de la metodología de las Ciencias
Sociales.

Emile Durkheim

Una persona disciplinada que se consagró en el estudio de las Ciencias Sociales, tanto
en la actividad docente como en la de investigación en la soledad de su estudio.

Según Durkheim, para que la sociología lograra constituirse como ciencia era
indispensable definir con claridad su objeto y contenido a fin de diferenciarla de las otras
ciencias y conferirle autonomía. Para ello se debía elaborar una estructura
sistemáticamente organizada que permitiera identificar el objeto sociológico.7

7 Metodología de las Ciencias Sociales-II, Gutiérrez, Gabriel, pp. 4-6, segunda edición, ed. Oxford, México.
En “Las reglas del Método Sociológico”, Durkheim le da una nueva perspectiva al
contenido y método de la sociología. Su intento es considerado como una de las bases
racionales más solidas que respaldan el criterio de cientificidad en la constitución de la
autonomía disciplinaria de la sociología. Esto es, cada objeto del universo tiene una
actividad específica, estática o dinámica, el entendimiento de esa actividad es el
entendimiento de sus leyes.

Según el sociólogo, el surgimiento de la sociología solo se da cuando llega a aceptarse


que las sociedades están sometidas a las leyes, al igual que los otros objetos del
universo, leyes que necesariamente derivan de la naturaleza de cada uno de esos objetos
y que ellos mismos lo expresan mediante su actividad y es hasta Durkheim, cuando es
posible afirmar que los fenómenos sociales se pueden conocer bajo ciertas leyes, propias
de tales fenómenos. En este autor la sociedad se convierte en un objeto de conocimiento
especializado pues se configura como autónomo, con su método propio y, por ende, por
sus leyes. 7

Max Weber

En un contexto, donde se intenta afirmar la independencia de las ciencias sociales, se


presenta la propuesta metodológica de Weber, quien se haya directamente influenciado
por las reflexiones de Rickert en torno a la formulación de la diferencia existente entre las
ciencias de la naturaleza y las ciencias de la sociedad. Esta propuesta metodológica ha
logrado carta de aceptación entre los clásicos de la metodología, debido a la presencia
implícita o explícita manifesta o latente, dentro de las investigaciones sobre los
fenómenos sociales.6

7 Metodología de las Ciencias Sociales-II, Gutiérrez, Gabriel, pp. 4-6, segunda edición, ed. Oxford, México.

6 La pequeña Enciclopedia, pp. 725, ed. Larousse, México, 2010.


El objeto social de acuerdo con la concepción de Weber dice que las sociedades se
caracterizan por la actividad humana intensa, por la acción social, el autor define cada
uno de estos conceptos de la siguiente manera: “Por acción debe entenderse una
conducta humana siempre que el sujeto o los sujetos de la acción enlacen en ella un
sentido subjetivo. Esta definición de la acción lo complementa con la definición de acción
social, sobre la cual dice que “La acción social es una acción en donde el sentido mentado
por su sujeto o sujetos está referido a la conducta de otros, orientándose por ésta, en su
desarrollo”. En ambas definiciones aparece un concepto, que se perfila como esencial
para entenderlas, el concepto de “sentido”.

Para Webber, el sentido es la actividad intencionada de un sujeto, para hacer o dejar de


hacer algo; la acción social será esa vinculación de sentidos de los diversos sujetos, en
momentos y ambientes sociales diversos. Esta acción social que se realiza en todos los
conglomerados humanos, es el objeto de estudio de la sociología y de acuerdo con
Weber: “Debe entenderse por sociología una ciencia que pretende entender,
interpretándola, la acción social para de esta manera explicarla causalmente en su
desarrollo y efectos”.

Finalmente, Weber plantea que la sociedad no se estructura sólo por el sistema de


mercado, hecho que quiere decir que la posición de los individuos en lo económico no es
necesariamente el determinante fundamental de su posición en todos los órdenes de la
vida. Plantea la necesidad de contemplar los elementos de poder, riqueza y estatus; por
lo que considera relativamente autónomos entre sí.

Karl Marx

Otro de los grandes hitos de la metodología contemporánea es Marx. A diferencia de los


otros autores clásicos, Marx no tiene una obra académica, ya que la mayoría de sus
textos son reflexiones críticas que indican una posición político-ideológica, a veces
demasiado formales, a veces demasiado irónicas, pero de ellas se puede extraer también
un punto de vista metodológico.

6 La pequeña Enciclopedia, pp. 725, ed. Larousse, México, 2010.


El marxismo o socialismo científico, fue una doctrina política, económica y social; basada
en ideologías socialistas, aunque el fin era llegar al comunismo. Marx no comienza
hablando de “la sociedad” en general, sino que examina aquello que es imprescindible
para la existencia de toda sociedad: el proceso de producción. Sin producción
no hay seres humanos, pues sin ella es imposible obtener los bienes necesarios para la
reproducción de la existencia humana.

Pero no hay producción, sin el establecimiento de relaciones entre los individuos, si se


acepta esta última proposición, el punto de partida del individualismo metodológico es
falso, porque el individuo nunca está aislado, sino que requiere del establecimiento de
relaciones con otros individuos para poder mantenerse con vida; de este modo, el
problema de la naturaleza del individuo, se desplaza desde el terreno de la esencia, al
de las relaciones sociales.

A partir de las relaciones sociales de producción, Marx construye su definición de


sociedad: “Las relaciones de producción forman en conjunto lo que se llaman las
relaciones sociales, la sociedad y concretamente, una sociedad con un determinado
grado de desarrollo histórico, una sociedad de carácter peculiar y distintivo. La sociedad
antigua, la sociedad feudal, la sociedad burguesa, son otros tantos conjuntos de
relaciones de producción, cada uno de los cuales representa, a la vez, un grado especial
de desarrollo en la historia de la humanidad”. 6

Herbert Spencer

Spencer tenía una concepción vinculada a la biología, planteaba a la sociedad como un


organismo. El organicismo de Spencer se basaba en la idea de que la sociedad no es
sino un organismo y que había de entenderse como una entidad orgánica de carácter
natural comparable a los entes biológicos.2

2 Teoría general del Estado, Andrade, J. Eduardo, pp. 4, segunda edición, ed. Oxford, México, 2003.

6 La pequeña Enciclopedia, pp. 725, ed. Larousse, México, 2010.


1.7 TRASCENDENCIA DE LA NECESIDAD SOCIAL DEL HOMBRE ANÁLISIS.

Las necesidades sociales del hombre, son todas aquellas interacciones que garantizan
el bienestar del sujeto dentro de un entorno y contexto social. Estas necesidades están
sujetas a un abordaje psicológico y, junto a otras necesidades, conforman el espectro de
supervivencia y bienestar que requiere el hombre y la mujer para una vida plena.

El ser humano es considerado un ser social, por lo que una vida sin ningún tipo de
interacción social, podría resultar en aspectos negativos dentro de la conducta humana.
Las necesidades sociales, se manifiestan en distintos niveles de interacción en la
comunidad; satisfacerlas, conduce al hombre a un estado en el que puede avanzar con
mayor facilidad en sus aspiraciones.

La atenuación de de las necesidades sociales facilita el enfrentamiento y la superación


de un sujeto, frente a problemas de carácter individual o colectivo, brindando la seguridad
de contar con el apoyo de similares que facilitan los tránsitos conflictivos en las
sociedades modernas, evitando problemas como depresión, ansiedad y soledad.

En el ámbito de Psicología, el estudio y caracterización de las necesidades sociales


surgen en múltiples teorías, siendo la jerarquía de necesidades de Maslow, en las que
establece una serie de niveles de necesidades, cuya atenuación o satisfacción se ve
subordinada por la satisfacción de niveles previos.

Las necesidades sociales se encuentran en la mitad del camino en esta pirámide, por
encima de las necesidades fisiológicas (inherentes a nuestra condición física) y las
necesidades de seguridad (nuestra capacidad y garantía de supervivencia como seres).

Bajo estos conceptos, las necesidades sociales son categorizadas como necesidades de
afiliación hacia similares, buscando estímulos principalmente positivos, y que reafirmen
la confianza y seguridad de cada sujeto frente al entorno. 8

8 Motivación y Personalidad, Maslow, Abraham, pp. 21 y 33, tercera edición, ed. Díaz de Santos, Madrid, España.
Bibliografía:

1. Cerebro y libertad, Fuster, Joaquín, pp. 57, ed. Ariel, U.S.A., 2003.

2. Teoría general del Estado, Andrade, J. Eduardo, pp. 3-14, segunda edición, ed. Oxford,
México, 2003.

3. Introducción a las Ciencias Sociales, Anda Gutiérrez, Cuauhtémoc, pp.103-104, ed.


Limusa, México.

4. La Sociedad Antigua, Morgan, Lewis, pp-87, ed. Ayuso, México, 2016.

5. Relaciones públicas, Flores, Francisco, pp.14-15, ed. Imprenta Desa, Lima, 1981.

6. La pequeña Enciclopedia, pp. 725, 482, ed. Larousse, México, 2010.h

7. Metodología de las Ciencias Sociales-II, Gutiérrez, Gabriel, pp. 4-9, segunda edición,
ed. Oxford, México.

8. Motivación y Personalidad, Maslow, Abraham, pp. 21 y 33, tercera edición, ed. Díaz de
Santos, Madrid, España.

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