Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Mecanismos de transmisión
Factores como el hacinamiento, el desplazamiento de poblaciones, factores climáticos y la
virulencia de las cepas circulantes.
Manifestaciones clínicas
Uno de los grandes retos del diagnóstico de la enfermedad meningocóccica es que las
manifestaciones clínicas son difíciles de distinguir de otras infecciones menos graves del
tracto respiratorio superior. Se calcula que la infección de las meninges es el resultado de la
diseminación hematógena de la bacteria, se observa en 50% de los pacientes y es similar en
sus manifestaciones iniciales a otras meningitis bacterianas.
Diagnóstico
El diagnóstico de la meningitis por meningococo se basa en la evaluación del líquido
cefalorraquídeo; la punción lumbar constituye un aspecto fundamental. El diagnóstico
microbiológico que se ha utilizado clásicamente para identificar a N. Meningitidis y
diferenciarla de otros patógenos comunes se basa en el cultivo en medio apropiado (Mueller-
Hinton o GC enriquecido con suplemento, antes se empleaba agar chocolate).
Acompañando a las alteraciones del líquido cefalorraquídeo hay otros hallazgos que pueden
aparecer en la biometría hemática, como leucocitosis, con incremento de polimorfonucleares.
Tratamiento
En general, debido a que la contagiosidad del paciente es moderada y desaparece rápidamente
después de comenzar la terapia antimicrobiana, el aislamiento del paciente no se considera
fundamental.
Difteria
Mecanismo de transmisión
El hombre es el único reservorio del C. diphtheriae.
El principal modo de transmisión es por vía aérea, a través de gotitas respiratorias, por
contacto con un paciente o portador y, en el caso de la difteria cutánea, por contacto con
artículos contaminados con las secreciones de las personas infectadas.
Generalmente se requiere un contacto cerrado con el caso o portador, para que la transmisión
ocurra. Los fómites pueden jugar un papel en la transmisión y se han producido epidemias
por leche contaminada. El estado de portador asintomático es importante para perpetuar la
difteria endémica o epidémica.
Vacuna
La vacuna utilizada contra la difteria es el toxoide diftérico, producido por el crecimiento del
C.diphtheriae en medio líquido. El toxoide se desarrolló alrededor de 1921 pero no fue
ampliamente utilizado hasta comienzo de los años 30. Se incorporó con toxoide tetánico y
vacuna pertussis y empezó a utilizarse de forma rutinaria hacia 1940.
Las reacciones adversas que pueden observarse tras la vacunación son, generalmente,
reacciones locales autolimitadas y que no requieren tratamiento. Pueden ocurrir reacciones de
hipersensibilidad tipo Arthus y rara vez se presentan reacciones severas sistémicas, tales
como urticaria generalizada, anafilaxis o complicaciones neurológicas.
El esquema general de vacunación consiste en una serie primaria de 3 ó 4 dosis con una dosis
de refuerzo. Los niveles de antitoxina disminuyen con el tiempo y la mayoría de los
individuos vacunados tienen niveles de antitoxina inferiores a los óptimos 10 años después de
la última dosis. La eficacia clínica del toxoide diftérico ha sido estimada en 97%.
Una serie primaria de tres dosis de vacuna frente a Difteria-Tétanos y Tos ferina (DTP)
administrada en la infancia produce inmunidad frente a difteria durante varios años. En los
países, como el nuestro, en los que la difteria ha sido controlada, el nivel de inmunidad
adquirida por inmunización en la infancia deberá mantenerse mediante dosis booster de
vacuna dT (Tétanos y Difteria tipo adulto).
Tratamiento
Deberá instaurarse de forma inmediata las medidas de aislamiento y tratamiento del paciente,
mediante antitoxina y antibiótico.
Las dosis de antitoxina recomendadas por la O.M.S, para los distintos tipos de difteria son:
Tratamiento antibiótico
Penicilina, preferiblemente penicilina G procaína: 25.000 a 50.000 u/Kg y día para niños y
1.200.000 u/día para adultos, dividido en dos dosis, o
Las serpientes del género Bothrops: B. asper en la región litoral y B. atrox en la región
amazónica, comúnmente conocidas como equis y pitalala respectivamente, son las
responsables del mayor número de accidentes (70-80%), le sigue en frecuencia los accidentes
causados por serpientes de los géneros Bothrops xanthogramma (x pachona), B.
microphthalmus (hoja podrida), Bothriopsis bilineata (lorito machacui), Bothriopsis taeniata
(shishin), Lachesis muta (verrugosa-huascama-yamunga) y en mínima proporción accidentes
por serpientes del género Micrurus (coral 1%)
Manifestaciones clínicas:
Las manifestaciones clínicas que se derivan de un accidente producido por mordeduras de
serpientes dependen de dos variables que influyen en la gravedad del mismo: de la víctima y
del animal agresor.
Variables de la víctima:
Edad, peso y talla: Son más vulnerables los niños y personas de bajo peso, ya que
reciben mayor cantidad de veneno, tomando en cuenta su superficie corporal.
Estados morbosos previos como: diabetes, hipertensión arterial, trastornos de la
coagulación de diversa etiología.
Sitio de la mordedura: Las mordeduras localizadas en la cabeza y tronco son 2 a 3
veces más peligrosas que las de las extremidades y aquellas localizadas en las
extremidades superiores son mas graves que las de extremidades inferiores.
Variables de la serpiente:
Tamaño y especie del animal agresor. A mayor tamaño de la serpiente, mayor
inoculación de veneno.
Edad del animal. Mientras mas joven es la serpiente su veneno es más letal.
Angulo, profundidad de la mordedura y tiempo de penetración de los colmillos.
Actitud y comportamiento del animal: Una serpiente hambrienta, alterada y en estado
de alerta puede inocular mayor cantidad de veneno.
Etiología
El veneno de las serpientes es uno de los productos de mayor concentración de sustancias
tóxicas de naturaleza proteica de difícil aislamiento. Constituyen compuestos bioquímicos
muy complejos y en ellos se han identificado los siguientes componentes:
Coagulantes sanguíneos como trombina o sustancias protrombínicas, anticoagulantes
y aglutininas que alteran la membrana de los eritrocitos y activan los factores de la
coagulación X, V, II (protrombina) y I (fibrinógeno) responsables de producir cuadros
de coagulación intravascular diseminada (CID) y posteriormente fenómenos
hemorrágicos por consumo de los factores de coagulación.
Citolisinas y proteolisinas que alteran los elementos celulares de la sangre y el
endotelio vascular determinando vasodilatación, aumento de la permeabilidad
vascular con la consiguiente formación del edema
Antibactericidina, enzima que suspende la actividad fagocitaria de los leucocitos y
contribuye a la instauración del proceso infeccioso.
Neurotoxinas A y B que afectan al sistema nervioso en particular al centro cardio-
respiratorio. Producen bloqueo pre y postsináptico en las placas neuromusculares
originando una parálisis flácida que afecta a los músculos respiratorios con
consecuencias fatales.
Colinesterasa y anticolinesterasas que actúan a nivel de la unión neuro-muscular
con efectos similares a las anteriores.
Miotoxinas y Cardiotoxinas que despolarizan las fibras musculares esqueléticas,
cardíacas y lisas favoreciendo la implantación del shock
Hialuronidasa que facilita la diseminación del veneno en los tejidos.
Colagenasa y Elastasa, enzimas proteolíticas que contribuyen en el fenómeno
necrotizante y disgregan el tejido conectivo.
Fosfolipasa y Fosfodiesterasa responsables de procesos hemolíticos
Con relativa frecuencia se pueden observar reacciones tardías como la Enfermedad del Suero
que se pone de manifiesto luego de 5-7 días del tratamiento y en pacientes que han recibido
más de siete ampollas del biológico. Esta enfermedad se caracteriza por presentar fiebre,
artralgias, mialgias, urticaria, decaimiento general, radiculitis y neuropatías especialmente de
miembros inferiores. En esta situación se debe administrar prednisona 40 mg. / día por 3-4
días.
Hepatitis C
El virus de la hepatitis C (VHC) causa infección aguda y crónica. Por lo general, la infección
aguda es asintomática y en raras ocasiones (o en ninguna) se asocia a una enfermedad
potencialmente mortal. Aproximadamente un 15-45% de las personas infectadas elimina el
virus espontáneamente en un plazo de seis meses, sin necesidad de tratamiento alguno.
Transmisión
El VHC también se puede transmitir por vía sexual y pasar de la madre infectada a su hijo,
aunque estas formas de transmisión son menos frecuentes.
Las estimaciones obtenidas por modelización indican que en el mundo hubo 1,75 millones de
nuevas infecciones por VHC en 2015 (23,7 por 100 000 personas).
Síntomas
El período de incubación de la hepatitis C puede variar de dos semanas a seis meses. Tras la
infección inicial, aproximadamente un 80% de los casos no presentan síntomas. Aquellos con
sintomatología aguda pueden presentar fiebre, cansancio, inapetencia, náuseas, vómitos,
dolor abdominal, orinas oscuras, heces claras, dolores articulares e ictericia (coloración
amarillenta de la piel y los ojos).
Diagnóstico
Dado que la infección aguda por el VHC es generalmente asintomática, pocos son los casos
diagnosticados en la fase aguda. A menudo, la infección crónica por el VHC también queda
sin diagnosticar porque se mantiene asintomática hasta décadas después, cuando aparecen
síntomas secundarios al daño hepático grave.
Una vez diagnosticada una hepatitis C crónica se deberá evaluar el grado de daño hepático
(fibrosis o cirrosis). Esto puede hacerse por biopsia hepática o por diversas pruebas no
invasivas.
Además, se debería realizar una prueba de laboratorio para identificar el genotipo del virus.
Hay seis genotipos del VHC, y su respuesta al tratamiento es diferente. Por otra parte, una
misma persona puede estar infectada por más de un genotipo. El grado de daño hepático y el
genotipo del virus se utilizan para orientar las decisiones terapéuticas y la conducta clínica.
Tratamiento