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EDITORIAL ANAGRAMA
BARCELONA
Título de la edición original: AGRADECIMIENTOS
Psychoanalysis and Feminism
Panthecn Books, Random House
Nueva York, 197 4

Traducción·
Horado González Trejo

Maqueta de la colección:
Argente y Mumbrú

Portada:
Julio Vivas

La autora y los editores agradecen la autorización para repro-


ducir citas de las stguientes obras: James Strachey, d.iréctor, The
Standard Edition of the Complete Psychological W orks of Sig-
mund Freud, Sigmund Freud Copyrights Ltd., The Institute of
~ Psychoanalysis y The Hogarth Press Ltd.; Eva Figes: Patriarchal
@Attitudes, 1970, Faber & Faber Ltd. y Stein & Day Publishers;
R. D. Laing y Aaron Esterson: Sanity, Madness and the Family,
1964, Tavistock Publications; R. D. Laing: The Divided Self,
1960, y Self and Others . 1969, Tavistock Publicatíons.

© Juliet Mitchell

© EDITORli\L ANAGRAMA
Calle de la Cruz, 44
Barcelona - 17
ISBN 84- 339 - 0038 - 2
Depósito Legal: B. 12187- 1976
Printed in Spain
Gráf1cas Diamante, Zamora, 83, Barcelona- 5
. , ... el médico re~ibe una casi opuesta a la que exi-
gina una preparac1ón para el psicoanálisis. Se lo orienta
hechos anatómicos, físicos y químicos objetivamente determina-
bles; . . No se_ estimula su interés por los aspectos mentales de los
fenomenos vnales; la no se ocupa del estudio de las
funci?n~s intelectuales campo del que se ocupa otra
espenahdad. Se supone que sólo psiquiatría debe ocuparse de
las. perturbaciones de las funciones mentales, pero ya sabemos de
qué manera y con qué intenciones lo hace: busca los determi- l
nantes somáticos de las perturbaciones mentales y los trata como parte de los mov1m1entos feministas han identifi-
a cualquier otra causa de enfermedad. ' a Freud conio enemigo. Afirman que el psicoanálisis
La. psiquiatría tiene razón a] obrar así y la formación médica las mujeres son ínferiores y que sólo pueden alcanzar
es, evt~entemente,. excelente. Si se la considera unilateral, antes feminidad como _esposas y madres. Consideran al
es preCiso descubru el punto de vista desde el cua] se convierte como una justificación del status quo burgués y
a esta característica en un reproche. Toda ciencia es en sí misma patriarcal y que Freud, en su propia persona, ilustra estas cuali-.
unilateral y así debe: puesto que ha de Hmi~arse a temas' dad es. Coincido en que el freudismo que se ha divulgado res-'
métodos y puntos vista determinados. Rebajar a una ' ponde a esta descripción, pero el tema de esta obra consiste en
para ensatlzar. a otra, constituiría una estupidez de la que no demostrar que un rechazo del psicoanálisis y de la obra de Freud
quiero particip~r ... A fin de cuentas, la física no dismin~ye el es fatal para el feminismo. Cualquiera que sea la forma en :que
valor de la qu.tmlca; no puede ocupar su lugar pero, se 1o haya utilizado, el psicoanálisis no constituye una. recomen-
parte, tampoco puede ser sustituida por ésta. Desde dación para una :sociedad patriarcal, sino un análisis de la misma.
p~icoanálisü también es unilateral, siendo la ciencia del Si estamos interesados en comprender y rechazar la opresión
ctente mental_ de la mujer, no podemos permitirnos el lujo de subestimarlo.
Del mismo modo que la tendencia m~yoritaria dentro del
ha denunciado las teorías freudiánas de la feminidad,
ha --aunque menos deliberadamente- las psicologías
radicales alternativas desarrolladas por Wilhelm Reich, en su obra
le sexualidad, y por R. D. Laing, acerca de la familia. La
la sexualidad y la familia conforman, evidentemente,
un importante trlptico para considerar la situación de la mujer.
No obstante,, creo que hemos puesto las cosas del revés al aceptar
de Reich v de Laing, en tanto rechazamos
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que considere que las obras de Reích y en el primer largo capítulo,
por el las observaciones pn~se:ntaLClCm general de la obra de Freud. De-
poHticas de Reich, y las consideraciones sociológicas de específica de Freud para una
nos ofrecen una considerable cantidad importantes materiales, sólo puede ser aprehendida
pero creo que no podemos utilizarlas hasta que las hayamos libe- está el
rado de los equívocos marcos teórico y filosófico en que: s<~ de la
asi.entan. Aún más, son estas teorías y filosofías las que han tuvo que comprender que
ejercido una poderosa influencia sobre el movimiento de libera- «Patriarcado» es un
ción de la mujer. estamos acostumbrados a las
Este libro tiene un propósito doble y cruzado. Las críticas «patrílateral» o
feministas a Freud no sólo han combinado sus teorías con las de sobre el poder y una
otros psicoanalistas -a menudo divergentes- y con sus divul- /' término <~triarcado» para
gaciones sino que, con consecuencias aún más graves 1 han extra- en que opera esta ley en
polado sus iqeas acerca de la feminidad de su contexto inmerso vida y la niña individuales es lo que la
en las teorías más generales del psicoanálisis. Sin embargo, es este puede ayudarnos a comprender. En la última
contexto el que concede significado a conceptos tan conocidos "'-·'--""'·,yu, <<La sagrada familia y la feminidad», enfoco este aspecto

como, digamos, la «envidia del pene»; fuera de su contexto del psicoanálisis y sugiero --en formas esquemáticas y tentati-
nociones semejantessevuefveii:~-pof "c!ert:o: ridículas o ideológica- vas-· cómo podríamos para comprender las opera-
mente peligrosas. Del modo más sintético posible podríamos ciones de un sistema patriarcal que, por definición, debe oprimir
>~decir que el psicoanálisis está, a propósito de la realidad material a la mujer.
/ de las ideats, tanto en el interior de, como en, la historia del El material que ofrecemos sobre Freud y el feminismo dis·.
hombre; así, cuando decimos«envidia d,e}pene», no nos estamos curre por dos caminos distintos pero íntimamente relacionados.
.J:;efiriendo a un órgano ana~tómico sino a las ideas que sobre éste A un nivel restringido, hay una presentación de las tesis freu-
sustenta la gente, y con las que vive dentro de la cultura dianas sobre la feminidad y la forma en que considero que, de
general del orden en la sociedad humana. Este último factor , acuerdo con la mayoría de las interpretaciones del psicoanálisis,
determina, asimismo, el punto de referencia del psicoanálisis. La han sido incorrectamente comprendidas por la mayor parte de
forma en que vivimos como ·«ideas>> las normas necesarias~ de las feministas. A un nivel más amplio, presento un esbozo de
la sociedad humana no es tanto consciente como inconsciente; la cómo podríamos hacer factibles las posibilidades del psicoanálisis
::ce- tarea específica del psicoanálisis consiste .en descifrar de qué para una comprensión del funcionamiento del patriarcado. En
modo adquirimos nuestra herencia de las ideas y leyes de la contraposición· con estos dos temas se plantea una consideración
sociedad humana dentro de la mente inconsciente o, para decirlo de la:s influyentes -pero en última instancia insatisfactorias-
de otro modo,.la mente inconsciente es la forma en que adqui- obras de Reich y de Laing. Pero aunque los temas puedan
rimos dichas leyes: En primera instancia he intentado bosquejar aparecer aislados, el argumento global de esta obra sugiere que
los preceptos generales del psicoanálisis a fin de situar, posterior- las dificultades reales de la obra freudiana deben confrontarse
mente, la discusión concreta sobre la feminidad dentro de este 'con aquéllas, si es que hemos de avanzar en nuestra compren-
marco. Obviamente, esto provocará un sentimiento de frustra- . .sión de la psicología oprimida de las mujeres.
ción, porque aunque sólo he seleccionado aquellos conceptos ' Reich y Laing constituyen casos inversos al de Freud. Al
generales que considero esenciales, nos extenderemos bastantte mismo tiempo que sostengo que sólo podemos comprender y
antes de llegar al corazón de la cuestión: la descripción de la utilizar las interpretaciones de Freud sobre la feminidad el
feminidad. patriarcado a la luz de su ciencia global del

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del ideológico, ¿qué hemos aprendido? ~""""'""'-~
sider.o que, por el contrario, con Reic~ y con Laing sólo se encuentra singularmente situado para plantear esta pre-
mos emplear útilmente sus inte~pretaCiones cuando las hayam?s ha identificado a la familia como la institución
liberado del marco de las «ciencias» que ambos --de manera ?ls- que a la psicosis; la teoría feminista
tinta- afirman inaugurar. En ambos casos, primero he cons1de- a la familia como el lugar en que se produce la psicología
rado críticamente los aspectos relevantes de sus obras y después de la feminidad y donde se legitima la explotación
he visto qué nos queda. De modo que la segunda, parte de social y económica de la mujer (como esposas y madres sin inde-
<<Freud: la formación de una dama>>, tlene que ser le1da dentro pendencia legal ni Así, la influencia ideológica de
de Ja primera parte ---de la que toma su significado--, ~n tanto Lain.g sobre la política radical (humanismo-personalismo) y la
las segundas partes de Reich ( «Pol~tica sexual>>) y ?e Lamg ( <-tLa posición de sus postulados teóricos en relación con el modo en
familia del hombre'») son extracczones de las pnmeras panes, que opera la familia en el seno de la sociedad capitalista, son
son las observaciones importantes y que permanecen. . de primordial importancia para el movimiento femenino, que ha
En tanto Freud ha sido un punto focal negatívo para el femi- asimilado la primera y considero que debe preguntarse si puede
nismo la influencia de Reid.~ y de Laing ha sido más difusa. hacer uso de tales postulados.
Aunq~e podría ser especificada dentro de ci~rtos análisis so?;e Las obras de Wilhelm Reich nos presentan un caso, en cierto
el impacto de la revolución sexual en las muJer.es o en rel_acwn modo, análogo. Divulgadas en los años sesenta como un estimulo
con la claustrofóbica familia nuclear que constituye la pnmera para la militancia libertaría, también Reich ha tenido una in-
localización de la mujer, ha sido más importante como parte de fluencia en el campo de la política radical que han heredado los
una ideología y un lenguaje políticos. . movimientos femeninos, y ha proporcionado un análisis teórico
En términos de su impacto político general, los prtmeros de un área específica de opresión que es de capital significación
análisis de Laing sobre la esquizofre~1 como pertu.r?ación i~du­ para el feminismo: la sexualidad. La interpretación de la sexua-
cida por la interacción inmediata dentro de la famd1a, contnbu- líd<ld femenina y de las actitudes sociales con respecto a la
yeron a desarrollar una nueva fase del humanismo radical ?el que expresión sexual debe ser uno de los intereses fundamentales de
los movimientos feministas son herederos. Tanto en el mtenor un movimiento de liberación de la mujer. Las obras de Reich,
del pensamiento de Laing como en el de las tesis que él mismo como las de Freud, fueron quemadas por las autoridades názis de
refl~jó e inspiró 1 se generalizaba la condición del h~mbre enlo- la Alemania de la preguerra, pero las del primero también
quecido como víctima propiciatoria~ sociedad occidental ?es- fueron prohibidas y quemadas por el gobierno norteamericano de
humanizaba a las personas, etiquetándolas con los estereotipos la postguerra y, recién en nuestros días, esporádicamente, se tornan
opuestos de loco/cuerdo, negro/blanco, y a~í sucesivamente. La accesibles. A diferencia de Laing, Reich fue un marxista mili-
contraideología radical del restablecimiento de la persona «tot~l» tante comprometido en la lucha de clases; no obstante, tanto
(es decir, <mo dividida») fue introducida en ese contexto. Lamg su abandono de la política izquierdista como su preocupación
se convirtió en uno de los principales portavoces -al menos en -mientras seguía siendo un militante político--· por las cues-
los países anglosajones- del «personalismO>> p~edominan~e en d tiones culturales y psicológicas, nos recuerdan a Laing. Reich,
radicalismo de los años sesenta. Aunque en cierto sent1do más definidamente marxista, se volvió definidamente antimarxista;
positivo algunos psicópatas,, algunos enfermos, algunas. mujeres, Laing, difusamente izquierdista, en la actualidad parece disociarse
algunos estudíantes y algunos negros pueden est.ar :n~Jor prepa- vagamente de tal postura. ¿Qué implican semejantes cambios
rados para esta comprensión del alma oculta del md1v1duo autén- para los movimientos revolucionarios que despliegan sus con-
tico que la sociedad ha encerrado detrás de los barrotes de la ceptos?
familia, de la esc"Uela, del manicomio y de la prisión, aún tenemos Tanto Reich como Laing legaron al mov1m1ento femenino un
que preguntarnos en cuánto mej,ora nuestro análisi~ d~ le: que vocabulario de protesta cuya pertinenda teórica, diría, puede
realment~~ ocurte detrás de laS, etiquetas y de las mstnuc10nes.
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tener un efecto nocivo; su misma exactitud oscurece las deficien- iencia. Su terminología lingüística, para lo que desde entonces
cias de los análisis. La sección de esta obra que se ocupa de ~a llegado a conocerse como <<lenguaje del inconsciente», también
Reich y de Laing (Parte Segunda, Sección l; La psicoterapia radical debió tener alguna relación con la intensa preocupación de aquel
y Freud>>) intenta plantear dos perspectivas: contrapone sus lugar y época por el lenguaje y la com~icación. Esto~ sólo so~
obras a la de Freud en un intento de sugerir que, a pesar de su algunos ejemplos elegidos al azar. Despues de q~e este hbro e~tro
mayor radicalismo político, d radicalismo de la teoría freudiana en prensa, se ha publicado un interesante estudw so~re 1~ V1ena
1
tiene, en última instancia, más riqueza; en la otra perspectiva, de \X!ittgenstein (que fue también la de Freud). En dicho es-
analiza la fuerza política cuya presencia es el otro componente tudio se afirma que si consideramos el T ractatus en su contexto
fundamental de este libro: el movimiento de liberación de la histórico vienés, en lugar del de la filosofía de Cambri~g~ (la
mujer. Si la defensa de Freud es el tema central de esta obra, el práctica habitual), nos enfrentamos con una lectura muy distmta.
discurso se sustenta, en todo momento, con muchos aspectos del Una historia intelectual similar acerca de la obra de Freud -una
feminismo. que no supusiera, por ejemplo, que surgió únicamente de una
Afirmaría, entonces, que la importancia de las obras de Reich tradición médica- sería fascinante. Pero el énfasis que aquí pongo
y de Laing, no reposa en los méritos intrínsecos de sus teorías, va por otro camino: no estoy interesada en lo que Freud hizo, sino
sino en la presentación del material del que las extraen y de su en io que podemos obtener de él: en una exploración política más
inte:racción con la política radical. Como sus obras son, en conse- aue académica.
cuencia, un interesante reflejo de sus épocas, ofrezco un breve ' Por cierto, el psicoanálisis, como cualquier otro sistema de
desarrollo histórico de las mismas y de las de los críticos femi- pensamiento se formó y desarrolló en un lugar y una época espe-
nistas de Freud. No he hecho lo mismo con Freud, ya que consi- cíficos; esto 'no inválida su legalidad universal: sólo significa que
dero que su teoría se sustenta por sí misma. Con todas sus limi- estas leyes deben ser extraídás--"ae-su problemática específica, de
taciones, la obra de Freud establece un nuevo campo de inves- las condiciones materiales concretas de su formación. En este
tigación, y con todas sus pretensiones frecuentemente excesivas, sentido necesitamos conocer las circunstancias históricas de su
esto es exactamente lo que los otros autores no hacen._E:mpero 1, desarroÍlo, principalmente con el objeto de no limitarlas. Eviden-
como una de las formas más frecuentes de rechazo del psico- temente, algunos factores importantes han cambiado: las costum-
. análisis consiste en verlo como el producto cultural de un pa- bres sexuales son diferentes, las mujeres han logrado cierto grado
triarca <<victoriano» de mente estrecha confrontado a un increíble de emancipación, la histeria ya no es la manifestación más predo-
número de histéricas ávidas de sexo, en un Apéndice presento minante de la neurosis entre las mujeres de la clase media ...
un breve marco histórico de la Viena fin-de-siecle: el clima gene- ¿esto afectó o no a las teorías? ¿Puede mantenerse el complejo
ral en el que Freud comenzó sus investigaciones. de E di po sólo como una metáfora de la estructura psíquica de la
Naturalmente, del mismo modo que ningún hombre es una familia nuclear ·burguesa bajo el capitalismo vienés, o es una ley
isla en sí mismo, ninguna producción intelectual se crea total- que describe la forma en que cada individuo adquiere toda
mente ex nihilo. La obra de Freud tuvo lugar dentro de, y cultura? Aquí sólo me ocupo de los aspectos generales de estas
surgió de, un diálogo con su época. Pero un diálogo semejante cuestiones. Naturalmente, esto presenta una perspectiva desequi-
nunca es sencillo. Las deudas científicas de Freud son evidentes~ Hbrada ·.en la interpretación de la adquisición psicológica de las
su interés por la arqueología y la literatura es explícito y, aunque leyes patriarcales. Aunque parecen ser universales, las distintas so-
afirmó ser congénitamente incapaz de pensamiento filosófico, ciedades -sean contemporáneas o históricas- y las distintas
podemos constatar que los términos que utiliza para que el psico- clases -en épocas y situaciones iguales o diferentes- no adqui-
análisis sea reconocido como ciencia y las palabras que escoge '
para dar no~bre a sus conceptos, forman parte de la polémica l. Janik y Toulmin: Wittgenstein's Vienna, Weidenfeld & Nicolson,
que se desarrolló en su época en torno a la epistemología de la Londres, 1973.

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rirán estas dentro de la sociedad. De modo que en tanto la teoría marxista
tuvo que explica la situación histórica y económica, el psicoanálisis --en
manera similar, conJunclon con las nociones de ideología ya alcanzada~ por ;1
análisis materialismo dialéctico- es la forma de comprender la 1deolog1a
las y la sexualidad. C~~o señala una versión del manifiesto de
propia Psychanalyse et Poltttque:
las cuestiones analíticas
que las pautas de En la lucha política, ideológica y social, el único dis~rso teórico
que existe acerca de la lucha de clases y las revoluc10nes. p~o]e
digamos, la histeria y la
taria y cultural, se encuentra e? los textos del mater1ahsmo
romá.ntíco en las de
histórico y dialéctico (Marx, Lemn, Ma,o ): . .
la <~intuición>> de la ... En la lucha ideológica y sexual, el un1co d1scurso. que extste
todo esto puede acerca de la sexualidad y el inconsciente, es el dtscurso del
dentro de un psicoanálisis y la semiología (Freud, Lacan).
temente, algunos creciente
interés por la obra momento sólo UI"Jta Entre otros, Reich sugirió lo mismo en una terminologí~ ~:go
parte del movimiento durante algún distinta, lo cual no lo afirma ni lo invalida como propos1c1on:
tiempo, de volcar la teoría psicoanalítica en la práctica política, se trata de cómo utilizamos los conceptos para llevar a cabo el
de plantear tanto las de la ideología patriar- análisis. Existen dos problemas más: ¿an31iza adecuadamente e1
cal como las cuestiones psicología femenina. La psicoanálisis la ideología y la sexualidad? Si es así: ¿ cu.ál es .la
serie de grupos Psychanalyse con base en París, práctica política que surge de esta teoría? Puede ser vá~1do aft;-
son una fracción marxista del de la Libération mar que la lucha femenina está decididamente contra la 1deolog1a
Femmes) y se oponen explícitamente, a lo que consideran como patriarcal en tanto la lucha de clases está en contra del poder
tendencias burguesas e idealistas feminismo radical nor- económico capitalista burgués, pero aunque ambas luchas deben
teamericano. Denuncian el rechazo que el radical hace tener lugar a nivel político, las dos sítuaciones no tienen parid~_?·
del psicoanálisis pero no implican -más esta obra- una El análisis marxista sobre los distintos modos de produccton
aceptación de la actual práctica psicoanálisis, ni reveló una historia de lucha de clases culminante: la práctica
de los muchos juicios patriarcales que se encuentran en la propia política formaba parte de la teoría. Quienes pertenecemo.s al ffi(~­
obra de Freud. Es la teoría -si es correcta-, la que en cierta vimiento de liberación femenina todavÍ3 debemos ver s1 el ana-
medida es inmune a los usos se la ha sometido lisis de la ideología está tan íntimamente ligado a una lógiea de
y que inevitablemente la sido utilizada. In- la lucha sexual.
fluidos -aunque críticamente- peculiar interpretación Entretanto, quizá este libro pueda servir como fuente de
d.e Freud propuesta Jacques los grupos Psychanalys.e et referencia para profundizar estas cuestiones.
Politique utilizan psicoanálisis para una comprensión de las
operaciones del inconsciente. Su interés en analizar cómo
hombres y mujeres viven como hombres y mt.ciere-s en las condi- Lond1·es,
ciones materiales de su tanto generales como especifi- julio de 1973
cas. Afirman que el psicoanálisis nos proporciona los conceptos
con los que podemos comprender cómo funciona la psicología;
íntimamente relacionado con nos ofrece un análisis del lugar
y el :Ügnificado de la y de las genéricas

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I

·l. El psicoanálisis y el inconsciente

Para comprender las ideas de Freud sobre la feminidad y la


sexualidad femenina es indispensable alcanzar cierta penetración
de dos teorías fundamentales del psícoanálisis: la naturaleza de
la vida mental inconsciente así como las leyes específicas que la
rigen y el significado de la sexualidad en la vida humana. Sólo
en el contexto de estas dos proposiciones básicas adquieren sen-
tido sus sugerencias sobre las diferencias psicológicas entre el
hombre y la mujer. Es necesario esclarecer el significado de estas
teorías antes de p-oder comprender y valorar cualquier tesis espe-
cifica.
Una característica de las diatribas contra la obra de Freud
consiste en que, aunque la crítica parece referirse a cuestiones
específicas, lo que de hecho se rechaza es todo el marco intelec-
tual del psicoanálisis. Los críticos más hostiles rinden tributo
al descubrimiento de Freud sobre la naturaleza de la vida mental
inconsciente y de la sexualidad infantil, y al de la importancia
de la sexualidad en general. La mayor parte de los autores políti-
camente revolucionarios sobrepasan a Freud en su énfasis sohre
la indivisibilidad última de normalidad y anormalidad, olvidando
que éste fue uno de los puntos de partida de Freud. Existe -y.na
reverencia formal las teorías freudianas, pero detrás de la · pensamiento normal totalmente transforma.do por sus prop~as
mayoría de las de los detalles radica una negativa no l es (que Freud designó como proceso pnmano ), aunque solo
de todo concepto fundamentaL Repetidas veces, y uno t~~nsformado y, por lo tanto, reconocible ~i, podemos entender
tras otro, los disidentes han repudiado, particular 0 generalmente la forma en que se produce la ~ran~formac10n; en una pa.labra,
principios científicos más importantes del psicoanálisis.¡ Po; descifrar las leyes del proceso pnman? a las. que se subord1fola. el
la misma razón por la que estos críticos niegan inconscientemente pensamiento. Por ejemplo, un deseo mconsoente que se ong1n~
el inconsciente, resulta difícil explicarlo: es inconsciente. Obvia- en la ~e_ al de~eo ~ctual qu~__e_vo~a4Q,__pero. s1
mente, sería más que inadecuado sugerir que aceptamos !a pnla- es inaceptable para la conoenoa, es arroJado (repnm1do) al m-
bra de Freud, que creemos en su existencia. Aunque podemos consciente, por el que es transformado y donde permanece hasta
tener un conocimiento subjetivo de nuestra vida mental incons- que vuelve a ser evocado, o hasta que estalla (como un sínto~a),
dente, sólo la podemos reconocer en sus expresiones fortuitas. 0 hasta que es analizado. Nuestro enfoque en .es~a obra c,onsiste
Los síntomas del inconsciente se manifiestan en pensamientos- en que los pensamientos inconscientes son repnm1dos y as1 trans-
sueños latentes, deslizamientos de la escritura y la memoria, etc., formados en «normales», y que siempre están ahí, hablándonos a
Y esto es cuanto podemos conocer del mismo en este sentido su manera.
subj~tivo. Pero Freud, al sistematizar estas manifestaciones, pro- Es en el contexto de la comprensión del inconsciente que
pornon.a un conocimiento objetivo. Podemos ver cómo opera el Freud hace todas sus observaciones, incluso aquellas que no
lnco~ISClente y comprender la necesidad de su existencia para parecen referirse a él directamente. Dejando a un lado, ~n~ vez
explicar lo que ocurre en el síntoma. En cierto modo Freud más las cuestiones relacionadas con su otro gran descubnm1ento
descubrió el inconsciente porque ningún otro factor podÍa expli.. -ei
papel de la sexualidad-, lo que Freud dice, por ejemplo,
car lo q~e ?bservaba, y por cierto, antes íntentó todos los tipos acerca de la naturaleza de la feminidad, se relaciona con la forma
de exphcac10nes posibles. Una vez que postuló su existencia ~en que ésta es vivida mentalmente .. A fin ?e ilustrar .la importan-
-después de muchas dudas-- se dedicó a determinar cómo ciá fundamental del concepto del mconsclente, cons1deremos un
operaba. Esto hace que el proceso parezca demasiado secuencial: ejemplo muy próximo al coraz,ón de la. oposición .femi~i~ta a
un ejempl_o de cómo operaba también contribuiría, naturalmente, Freud. En diversos momentos, este se reftere a su ahrmac10n de
a convencerlo de su existencia. En otras palabras, a diferencia que para la mujer el bebé es un sustituto del pene perdido; he
de los poetas Y narradores a quienes sie~pre rindió homenaje aquí la versión que tiende a resultar más escandalosa:
por. su rec.onocimiento del inconsciente, Freud no podía creer en
el mconsCiente: tenía que conocerlo. Para convencernos de su
existencia tampoco. podemos limitarnos a creer, pero si es posible Hasta ahora no hemos mencionado en absoluto el complejo ~e
demostrar. que las leyes bajo las cuales Freud afirmó que aquél Edipo, qu~ no ha tenido intervención ha~ta est~ punto. S1n
operaba tienen una coherencia interna, podemos conceder nuestra embargo, ahora, ·la libido de la niña se deshza hac1a .una nueva
confianza a una ciencia, por imperfecta que sea. eo~i.dón, en el camino preestable~i?o -no ~: posible expre-
El inconsciente que Freud descubrió no es un lugar profundo sarlo de otra forma-, de la ecuaclon «pene-mno» .. _:Renuncta a
Y misterioso cuya presencia, a la manera mística, explica todo su deseo de un pene y desea, en su lugar, un mno: con tal
lo desconocido; ej COJ!,noscible y es normal. Lo que contiene es
propósito toma a su padre como .?bjeto amoroso. Su madre se
convierte en objeto de celos. La mna se ha transformado en una
pequeña mujer .2
. 1. Sólo. me referiré a los aspectos de la teoría psicoanalitica que con-
sidero perslstente~ente negados o incomprendidos por aquellos críticos
de Freud cuya~ tesJs sobre la psicología de la mujer me conciernen. Omito,
en consenie~cla,. muchos conceptos cruciales cuya comprensión es esencial 2. Freud: «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual
para una aphcacJón menos específica del psicoanálisis. anatómica» (1925). Véase también el capítulo 9 de esta misma parte, para
una profundización del tema.
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El proceso que discutimos nuevamente p0r marxismo y de la futura creac10n de una escuela de psico-
en los términos estructuras anteriormente bos- logía sociológica, se trata de una crítica interesante.
quejadas. Reteniendo provisionalmente la afirmación de que la El descubrimiento del inconsciente por pa~te de Freud estaba
niña desea un pene, su deseo del mismo es incompatible con las totalmente ligado a sus esfuerzos para comprender las perturba-
posibílidades reales. En consecuencia, su deseo queda reprimido ciones neuróticas y, sobre todo, en los primeros tiempos, los sin-
en el inconsciente, de donde probablemente emergerá transfor- tomas de la histeria. Cuando comenzó a prever que los síntomas
mado en diversas ocasiones. La única forma legítima (o la única somáticos de la histeria (parálisis, contorsiones, etc.) eran la ex-
legitimada por la cultura) consiste en que la idea (la represent~­ presión física de ciertas ideas, se dedicó a escuchar más atenta-
ción del deseo) sea desplazada y reemplazada por el deseo de un mente lo que sus pacientes decían.
bebé, lo que es totalmente incompatible con la realidad. De hecho, Al estudiar la histeria, a fines de los años ochenta y durante
amhos deseos son uno solo, que continuará activo en distintas la década del noventa, Freud quedó estupefacto al oír, reiterada-
zonas del aparato mental: el deseo del pene permanecerá repri- mente a sus pacientes femeninas, contar cómo. en su infancia,
mido en el inconsciente; el deseo del bebé será expresado cons- sus padres las habían seducido. Su primera interpretación sostenía
cientemente. Cwmdo la mujer llegue realmente -como proba- que el recuerdo reprimido del incesto infantil real volvía a des
blemente le ocurrirá- a tener un bebé, las emociones que sienta pertar en la pubertad y producía la neurosis. Posteriormente com-
también portarán el deseo inconsciente y reprimido de un pene; prendió que se trataba de una fantasía 3 Ahora bien, ésta es la
el bebé real satisfará, en consecuencia, un deseo inconsciente pro- hipótesis que ninguno de sus críticos feministas ni Reich pueden
fundamente arraigado, y si se trata de un niño la realidad ofrecerá suscribir y contra la cual se manifiestan explícitamente. Freud
una satisfacción mayor_¡ ya que coincidirá más exactamente con descubrió que, en realidad, el incesto y la seducción que se pre-
el deseo no reconocido.\Sé que, de momento, estamos dejando de tendían nunca habían tenido lugar. El hecho de que ~o mo el
lado lo que para los feministas antifreudíanos constituve el escollo propio Freud sabía muy bien-- la seducción o violación paternal
principal: el deseo original del pene. No obstante, c;nsidero que real ocurra con cierta frecuencia, no tiene nada que ver con los
el principal problema aparece porque la sugerencia freudiana es conceptos esenciales del psicoanálisis. Una vez que Freud recono-
separada del contexto de los mecanismos de la vida mental in- ció que debía abandonar lo que llamaba «teoría del trauma»
consciente . Estos críticos reemplazan las leyes del proceso pri- del incesto real, se impuso la noción de fantasía. Cualesquiera
mario (las leyes que rigen el funcionamiento del inconsciente) fueran los hechos y personajes de la situación real, el deseo era mu-
por las del proceso secundario (decisiones y percepciones conscien- cho más predominante que el acto. A partir de la noción de
tes). En consecuencia, tales críticas se tornan completamente in- fantasía inconsciente, las teorías de Freud se dirigieron, por un
fundadas. lado, a la formulación de deseo inconsciente y, por el otro, a
Los críticos más hostiles a Freud niegan, explícitamente, la una comprensión de la sexualidad infantil. El psicoanálisis se ocupa
idea misma de un aspecto de la vida mental (expresado en su de diversos aspectos de las pulsiones: la represión de su represen-
propio <dengnaje·>>) distinto de los procesos del pensamiento tación psíquica y su expresión en forma de demandas, ,.deseos
consciente. Otras psicologías se ocupan de la •conciencia, el psico-
análisis trata del inconsciente; éste es un punto sobre el que
3. O. Mannoni (Freud, Pantheon, Nueva York, 1971). sostiene que
Freud tuvo que insistir. incluso antes de las primeras disidencias Freud preservó la teoría del trauma (así designó a esta hipótesis) para sí
importantes en el interior del movimiento psicoanalítico. Asf, en mismo, habiendo soñado que como padre deseaba a su propia hija Mathilde
1907 --cuando todavía eran colegas- encontramos a Freud cri- (y no a. la inversa, lo que habría implicado la noción de deseo sexual
ticando a Adler por no comprender la distinción y por plantear infantil y su «retorno» en los síntomas de sus pacientes histéricas). Al
escribir a Fliess sobre este sueño, Freud dice: «Naturalmente, el sueño
un análisis de la vida mental basado únicamente en los procesos satisface mi deseo de identificar aÍ padre como originador de la neurosis
del pensamiento consciente. A la luz de la inclinación de Adler y pone fin a mis persistentes dudas». Carta a Fliess, 31 de mayo de 1897.

24 25
y fantasías; es de la interacción del inconsciente, d pre- · greso en la cultura humana- más profundamente que otras,
consdente y la conciencia. EJ deseo, la fantasía, el inconsciente e :,dsten posibilidades desiguales de una .neur~sis posterior. (~reud
incluso, la inconsciencia, están ausentes del realismo social de lo~ se refirió a la posibilidad de una potencta des1gu~l ~e las p~ls10nes
críticos reichianos y feministas, entre otros. En este sentido onstitucionalmente determinada pero esto, senalo con fumeza,
estas críticas no son, en consecuencia, antifreudia.nas sino pre~
freudianas. ~ra tema de la biología y no del psicoanálisis.)
Obviamente, hay otro principio detrás de muchas de las
En los síntomas de la histeria (y con variantes en los de críticas hostiles a la obra de Freud. Se afirmó que éste prescribía
las otras dos neurosis: obsesión y ansiedad), lo que se expresa una pauta de conducta correcta, «normal>>. Pero repetidas veces
en otros términos, es la idea sexual reprimida que alguna crisi~
durante su vida, Freud tuvo que señalar, q~e la así ll~~ada
ha re-evocado; un síntoma es una representación sustitutiva de mormalidad» sólo es relativa y que es, en s1 m1sma, «neurottca»,
un deseo prohibido que ha atravesado el inconsciente, donde se :<patógena», «psicótica», etc. Por cierto, l.a esen~ia misma de su
hallaba desterrado, penetrando en la conciencia ... aunque en for- obra consistió en la eliminación de una dtferencta absoluta entre
ma «irreconocible». En los síntomas se encuentran condensadas normalidad y anormalidad. 4 Los casos de neurosis le dieron la
todas las energías del impulso sexual y también aquéllas utilizadas clave de las formaciones mentales normales, los sueños eran las
ori?inalme?te para reprimirlo: es decir, tanto los pensamientos psícosis nocturnas o cotidianas ~e todos: las per_versiones s~xuales
ur~tdos al tmpulso como sn negativa. Puede verse por qué Freud 0 las inversiones estaban amphamente expandtdas y podtan re-
:fnmó que las . neurosis eran la negación de las perversiones: presentar una elecdó~. En ~905,. F:e~d escribió, en su «chocante»
estas son el actm g out~~* por parte del adulto, de una u otra de caso-estudio de una JOvencita htsterJca, Dora: «Las menos repe-
las pulsiones sexuales -no dirigidas y, por lo tanto, diversament•e lentes de las así llamadas perversiones sexuales es'tán ampliamente
perversas- que manifiesta el niño; los síntomas neuróticos son difundidas en toda la población, como saben todos excepto los
el fracaso del esfuerzo por no act out tales impulsos y deseos. autores médicos del tema»; 5 en 1935 dice a una madre tan
Como Freud también señaló, el hombre tiene más oportunidades sobrecogedoramente perturbada por la inversión sexual de su hijo
de abordar las así Hamadas perversiones sexuales; la mujer, cuya que ni siquiera podía mencionarla:
actividad sexual está más restringida por la sociedad, debe con-
formarse con un síntoma neurótico. Como veremos más adelante ... Indudablemente, la homosexualidad no representa ninguna
fue a raíz de que los deseos del niño necesitan satisfacción e~ ventaja, pero no es algo de lo que haya que avergonzarse, ni
formas socialmente prohibidas y que tienen que ser reprimidos
4 Nonn¡)lidad significaría correspondencia con cualesquiera normas
cuando, en el momento del complejo de Edipo - y el complejo que se propongan. Pero con frecuencia se e9-uipara normalidad con salud.
de castración estrechamente relacionado-, el niño o la niña desea Si deseamos una definición tosca de los stgnos de un estado de salud
a uno o a ambos padres (incesto), que Freud afirmó que este mental: salud es la búsqueda desinhibida del conocimie~to y enferm~dad
momento configuraba <<el núcleo de la neurosis»: son las resolu- mental la dolorosa persecución de la ignorancia secundana; .. la neces1d~d
de no saber, aunque el conocimiento insista en hacer sentlr su pr~sencta.
cíones e irresoluciones del complejo edípico las que se re-expre- Los platónicos creen que el progreso del alma en el ~un?o es la busqueda
san en el síntoma neurótico. (La formación de la neurosís es .algo del saber; en los principios de su· .carrera, .Fr~ud afirmo _que ~no de los
diferente y la expondremos en el capítulo sobre R. D. Laing.) aspectos de la «CUra» psi~o~alfu.ca cons1st1a en la. hberact6n de la
Como algunas personas resuelven d complejo de Edipo --el capacidad de operar cor;t, obJettvos tr~tel~ctuales y cr~atlvos por parte d~l
paciente y la recuperac1on de la cunostdad que habta permanectd~ reprt-
mida ~r las dificultades del complejo de Edipo. Esta recuperactón. no
* Con respecto a este término he optado por dejarlo en inglés, ya podía ser inocente: tenía que conocer y saber todo lo qu_e había ocurrt.do.
que la expresi6n ,:Jcting out se ha convertido en una categoría instrumental Naturalmente, tampoco la salud puede ser absoluta: tambtén para el psico-
en el lenguaje psicoanalítico. El lector encontrará una descr-ipci6n más
análisis es un ideal plat6nico. . . .
amplia en Laplanche y Pontalis: Diccionario de Psicoanálisis, Editorial 5. Freud: «Análisis fragmentarlo de una htsterla (caso Dora)» 1905
Labor, 1971, Barcelona. (H.G.T.)
(1901).
26
27
un viCio, ni una degradación; no puede clasificársela como una que la vida normal -como las otras dos condicio-
enfermedad; la consideramos una variante de la función sexual. .. con la realidad. Los críticos feministas
Muchos individuos sumamente respetables de los tiempos anti-
éste negaba lo que en realidad ocurre
guos y modernos han sido homosexuales, entre ellos algunos
hombres célebres. . . Es una gran injusticia perseguir la homo-
simplemente, a
sexualidad como si fuera un delito y, asimismo, una crueldad ... no existe nada semejante
Al preguntarme si puedo ayudarla, supongo que quiere decir a la realidad: la realidad externa
si puedo abolir la· homosexualidad y hacer que la heterosexuali- que existe algo más que la
dad ocupe su lugar ... externa nos conduce la misma proposición: es una
Lo que el análisis pueda hacer por su hijo va por otro ínconsciente._Tal negativa también afecta el concepto
camino. Si es desdichado, neurótico, si se halla atormentado por niño. Sin la noción de una mente inconsciente sólo hay tres
los conflictos e inhíbido en su vida social, el análisis puede
posibilidades para una descripción de la infancia. El niño puede
proporcionarle armonía, paz mental y eficacia -plena, tanto sí
permanece homosexual como si cambia ... 6 ser un adulto en miniatura perfectamente racional, que aprecia
en forma correcta la realidad social; puede transformarse en el
La <<normalidad» es una marca útil en un continuum, «un centro ausente de un mundo de otros: sólo es visto cuando los
ego normal ... ya no. es, como la normalidad en general, una fic- lo relacionan con ese mundo; o, por último, el niño puede,
ción ideal. .. De hecho, toda persona normal sólo lo es en un evaporarse de la historia. En este último caso ten e
sentido ordinario. Su ego se aproxima al del psicótico en una u mos un ejemplo del nivel conceptual de la «amnesia infantil»,
otra parte y en mayor o menor medida ... 7 ». La noción de norma- problema por el que --como descubrió Freud- olvidamos nuestra
lidad no es pertinente para la teoría psicoanalítica, ni su logro primera infancia. ·
es un desideratum en la práctica analítica: " Por otro lado, Freud planteó que el recién nacido estaba
dominado por Jo que finalmente designó como «el principio de
:\fuestro objetivo no consistirá en borrar toda peculiaridad placer», proceso en el que se lucha por obtener el placer y se
del temperamento humano en nombre de una <mormalidad» aparta el displacer. El bebé, durante el primer nexo infame-
esquemática, ni pretender que la persona que ha sido «analizada madre, vive casi totalmente dentro de los términos de la satisfac-
en prohmdidad>> no sienta pasiones y no desarrolle conflictos e, a1 menos, de sus· necesidades. Si sus deseos no son satiS~"
internos. 8 fechos expresa desagrado y después «sueña» con la satisfacción
que le ha sido negada (como más tarde, en el curso de la vida,
A través de estas :1firmaciones no sólo habla la benevolencia cumplimos nuestros deseos a través de los sueños). \Pero la insa-
liberal de Freud: cualquier otra concepción habría obstaculizado tisfacción repetida conduce al abandono de la alucinación y al
su fundamentación del psicoanálisis. Sólo si logramos ver que en registro de lo que es real,· en este caso, la privación real. Así se
los estados psic6tíco. neurótico y normal operan lo~ mismos meca- cumple la incorporacíón del principio de realidad. Pero el prin-
nismos (naturalmente, en distintos grados y formas), podremos realidad no reemplaza enteramente al principio de placer,
su aparición es uniforme y continua; además, apenas parece
6. Cartas dt· Stgmund Freud, .1873-1939, 9 de abril de 1935. rozar algunos aspectos. Por ejemplo, el principio de placer per-
7. Freud: <~Análisis terminable e interminable», 1937; o: ~< ... una manece dominante como un modo de interpretar la realidad en
persona sana también es, virtualmente, neurótica... La distinción entre la fantasía: así en los juegos de los niños, en el ensueño del
salud nerviosa y neurosis queda reducida, de este modo, a una cuestión
práctica y es. determinada por el resultado, según quede . o no al sujeto Tampoco el principio de realidad está estrechamente li-
súfíciente capacidad de goce y eficacia». Introducción al psicoanálisis (Serie gado a los impulsos sexuales que, como pueden alcanzar su satis-
de lecciones); lección XXVIII, «Terapia analítica», 1916-17 (1915-17}. facción en el autoerotismo, al principio no son muy dependientes
8. Freud: op. cit. de la realidad externa. Las personas no sólo retienen el princ~pio
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de placer sino que,, esto le es inherente, se sumen constante- ción invierte el analítico. Freud escuchaba los re-
mente en procesos tanto en sus deseos inalcanzables latos recordados sus pacientes, reconstruía la vida infantil a
como en sus frecuentes huidas de,, y negativas de, la de las historias fragmentarias que le contaban y en las
su~ a~t?s de represión (los procesos inconscientes y el que la ·vida pasada y el tiempo presente son una misma cosa.
prmc1p10 de placer se comportan de manera muy semejante). Freud leía la historia de la persona hacía atrás, como es esencial
hacerlo; pero al re-contarla, la describe como una marcha hacia
L~ ~aracterística más extraña de los procesos inconscientes adelante, un proceso de evolución que es, de hecho, un esfuerzo
(reprtm1dos) -~ la q~e _n~ngún investigador puede llegar a de reconstrucción a múltiples niveles. Esta distinción se torna
acostumbrarse s.m el. e}erc1c1o de una gran autodisciplina~- se muy importante cuando, según me parece, los analistas postfreu-
?ebe a su tot~l descutdo de la comprobación de la realidad!;
dianos de la feminidad continuaron describiendo un proceso y
tgualan la reahdad del _p~nsamiento con la realidad externa y
los deseos con su cumphmtento --con el acontecimiento-- corno olvidaron la naturaleza histórica de los acontecimientos; su obra
ocurre, automátícament~, bajo el dominio del antiguo principio es, en consecuencia, evolutiva y no analítica. Este fue un dilema
d,e p~acer. J:?e ahí tambtén la dificultad de distinguir las fanta- al que posteriormente se enfrentó el análisis infantil. Una vez
s~as tnconsCientes de los recuerdos que se han vuelto incons- más, lo que puede olvidarse es que ~n cualquier momento de la
Clentcs. Pero uno no debe permitirse nunca ser erróneamente existencia de una persona, ésta está viviendo y expresando en pala-
conducido a aplícar las pautas de la realidad a las estructuras bras, actos y síntomas, la historia de su vida: un niño de tres
psíquicas ;eprimidas) y en ese sentido a subestimar, quizá, la años tiene un pasado que vive en su presente, igual que un
1mportanc1a de las fantasías en la formación de síntomas sobre octogenario. Es la crucial adquisición de la historia de su vida
la base de que no son reales, o a rastrear un sentimiento neu-
lo que la persona experimenta en el momento edípico, y esto se
r?tico de culpa en alguna otra fuente porque no existen eviden-
ctas de que se haya cometido ningún delito reaL Uno está obli- repite en diferentes formas .a lo largo de toda su vida sobre la
gado a emplear la moneda que se usa en el país que uno explora) tierra ... o, más bien, en sus días en la cultura humana. El descu-
en nuestro caso una moneda neurótica [la _cursiva es m{a] .9 brimiento freudiano de la ·sexualidad infantil y de la sexualidad
como un factor clave de la vida psíquica, es un ejemplo perfecto
Más adelante veremos de qué manera los críticos feministas de esta dificultad: la persona evoluciona y cambia sexualmente,
radicales ~an tratado a Freud de imbécil por no aplicar las pautas pero no con implacable lógica secuencial, nunca de modo tal que
de la reahdad_ a las estructuras psíiquicas reprimidas; al hacerlo, el pasado sea «pasado»; incluso el relato que una persona hace de
h.an comprendido mal su lenguaje. Freud descubrió que la compren- su cambio es una historia coherente de sí misma, es la forma en
siÓn de los mecanismos neuróticos le proporcionaba la com- que hombres, mujeres y niños se «viven» a sí mismos en el
prensión ~e .los procesos. psíquicos normales (en otras palabras, mundo.
no eran d1•stmtos); en vntud de que tanto los síntomas de las
ne?ro~is (en especial la h!steria, en los primeros tiempos) y las
ps1cos1s normales, es declt, los sueños, eran su camino «teah>
hac~a el inconsciente (aunque sólo habló de ~ueños), era su len- 2. La sexualidad
guaJe el que debía utilizar, ya que era la moneda corriente del
territorio que estaba delimitando.
El obstáculo de la presentación freudiana de sus descubri- La forma en que opera la vida mental inconsciente propor-
~entos y, .en co~~ecuenda, d.e cualquie~ intento de simplifka-. ciona la terminología, el sistema fundamental de pensamiento
cton y re--presentac10n de los m1smos, constste en que una descrip-' dentro del cual tienen que ser comprendidas las tesis específicas
de Freud. Otro descubrimiento importante de Freud, el de la
9. Freud: «Los dos principios del suceder psíquico», 1911. sexualidad infantil, es de distinto orden: no proporciona el len-
30 31
guaje ni el marco teórico del psicoanálisis, no es un nuevo voca-
bulario mental el que tenemos que aprender. Pero la teoría gene-
ral la sexualidad también es esencial para una coro-
de los argumentos freud:ianos acerca de la
Todos saben que Freud «descubrió» lo que él mismo señaló de noción
que toda niñera ¿onoda: la sexualidad infantiL Lo que, incluso tolerancia de
hoy, es mucho menos popular, es la implicación que ésta tiene. acento en e1
Por implicación no quiero decir, naturalmente, que no reconoz- en distintas
camos que un niño de cada tres es un maníaco sexual sino, simple- formado el estanque.
mente, las implicaciones que tiene no ya para el niño sino para del cual surgían
la naturaleza de la sexualidad. A pesar de la obra de Freud, aún para formar el estanque; eran
persiste la tendencia a considerar la sexualidad como relaciones podían en_tre sí, no alcanzar n';lnca su objetivo, en-
sexuales ínterpersonales, y a las fantasías sexuales o el autoero- contrar otro, secarse. mun~arse y qu~da_r umd?s ~ al&? .LV'""'""··"'
tismo como perversiones. As§, en cierta medida ha sido más fácil No hay normahdad nostalg1ca, m (unplluto en tal
aceptar la homosexualidad que, por ejemplo, el fetichismo. En noción) ningún deleite infantil cuando todo es como debe ser.
otras palabras, la sexualidad, para ser «decente>>, tiene que tener Por el contrario, en la infancia .todo es diverso o perverso; I.a
un objeto. Esta predilección implícita por la sexualidad dirigida unificación y la «normalidad» son el esfuerzo que debe~os reab-
a un objeto exige un retorno a los métodos prefreudianos de cla- para ingresar en· la sociedad humana. Freud no se v1o tentado
sificación de los tipos de sexualidad. El éxito de los sexólogos 3 idealizar los orígenes de lo que le. preocupaba.
contemporáneos de Freud --como Havelock Ellis- consistió en
clasificar los distintos modos de sexualidad, como si hubiese una [En la infancia] las excitaciones de todas estas fuentes
esencia que pudiera ser canalizada hacia otras ramas. Esto impli- todavía no están combinadas, sino que cada una sigue su propia
caba una serie de cuestiones: cierta cualidad fija, estática, de la meta separada y que es, puramente el logro de cierta especie
sexualidad; una alternancia de los diversos modos disponibles; de placer. En la infancia, en consecuencia, el instinto sexual no
está unificado y no tiene un objeto sexual, o sea que es auto-
normalidad versus anormalidad, y sexualidad adulta únicamente.
erótico.1
Una esencia, pues, que tenía la posibilidad de quedar atrapada
eo. diversos tributarios, un estanque de sexualídad normal del cual Freud formuló por primer<l vez, en forma oficial, esta noción
podían surgir varios canales más o menos normales. La orienta- de que la sexualidad estaba constituida por un número. de
ción de nuestros presupuestos actuales a un objeto no implica, «elementos componentes» en los Tres ensayos para una teoría
obviamente, la misma teoría, pero sí algo muy aproximado a ella. sexual ( 1905). No es posible exagerar la importancia de la dis-
Aunque la sexualidad infantil es oficialmente reconocida, esta tancia implicada entre las concepciones de la sexualidad como
teoría parte de la sexualidad adulta convencional e implica la una esencia monística (Havelock Ellís y otros) y la noción freu-
noción de algo ·«dado», una sexualidad completa que puede -esto diana de la misma como una unidad compleja. ¿Qué es, entonces,
se admite-- adoptar diferentes formas. De hecho, la diferencia lo que provocó que Freud alcanzara su teoría? Su cambio en la
básica entre las formas contemporáneas populares de percibir la teoría del trauma con respecto al incidente real del incesto le
sexualidad y el método de clasificación de Havelock Ellis, supone llevó mucho tiempo y fue un movimiento doloroso y renuente
muy poco más que la tolerancia compulsiva de la sexualidad (del mismo modo que su surgimiento había sido más vacilante).
infantil.
La teoría freudiana la sexualidad es completamente dis- l. Freud: Tres ensayos para .una teoría .rexual. 1905
tinta. En vez de concebir la noción de sexualidad como una en-
33
32
2. - PSICOANAUSIS Y FEMINISMO
~e lo impuso una combinación de factores, siendo la improbabi-
lidad del predominio del incesto el menos importante de los sus teorías sobre la sexualidad infantil mediante la observación
mismos. Los primeros indicios fueron negativos. La opinión directa. «Juanito», e un niño de cinco años, tenía una fobia de
general sostenía que la infancia era inocente; más aún, nadie inconfundible naturaleza sexual, como le informó su padre a
recordaba haber experimentado ningún deseo sexual durante la Freud. Aunque la relación entre el temor del niño a los caballos
infancia. Tampoco ninguna de sus pacientes histéricas recordó y sus deseos sexuales tuvo que ser analizada, el marco en que
previamente ninguno de los traumas sexuales que los métodos se instaló el miedo fue, desde el principio, explícitamente sexu.al,
o(<catárquicos» (o anteriormente hipnóticos) de Breuer y Freud porque el padre relató las muchas conversaciones sexuales del
evocaban de algún modo. (Freud tenía buenas razones -no sólo en niño. (Probablemente ésta fue la primera vez que un niño fue
virtud de su propia integridad y de la de Breuer, sino también realmente escuchado; previamente tales historias quedaban rele-
en virtud de la eficacia de su tratamiento--- para saber que estos gadas a la procacidad de las niñeras de clase baj-a.)
recuerdos sexuales no eran impuestos por el analista,, e incluso Si el estudio de las neurosis condujo inexorablemente a
que si lo fueran esto no habria tenido importancia porque sólo Freud, de este modo, a la noción de sexualidad infantil, no menos
habrían indicado una voluntad compartida por parte del paciente. 2 ) inevitablemente lo condujo a su teoría de la naturaleza de la
La amnesia, entonces, era una importante manifestación. de histe- sexualidad. Evidentemente, la sexualidad de un niño no podía
ria; pero la amnesia con respecto a casi todos los aspectos de la ser exactamente la misma que la de tm adulto; además, ¿por qué
infa~cia también era una expresión de normalidad. Tentado por
tenían que suprimirla sus parientes neuróticos si muchos de ellos
segun Io que se convertiría en un principio central de su teoría estaban cumpliendo con los criterios vigentes de personas casadas
-la noción de que el comportamiento neurótico era la clave y respetables? Por ci~rto, ¿por qué habían de olvidarse los deseos
d~] comportamiento normal, o una manifestación desesperada del
infantiles, si eran «aceptables»?
m1smo proceso mental----, Freud extrajo la conclusión obvia: en
.. .1~ enseñanza p~ic.oanalí,ti<:a. . . muestra que en modo alguno
cualquiera de ambos casos, la amnesia no era accidental ni la es~os smtomas se or1gman umcamente a costa del así llamado
coincidencia arbitraria. Más aún, sus <<pacientes» --entre los cua- instinto sexual normal; de cualquier modo éste no es el caso ni
les se contaba él mismo- también revelaban la naturaleza de excl'?~iva n~ p~incipalmente; también dan expresión (por ~on­
sus deseos en las manifestaciones mismas de sus acusaciones. vers~on) a ,mstmt~s que serían descritos como perversos en el
«Anna ()~,, (Bertha Pappenhcim), la importante paciente cuyo caso s~nt1do mas ampho de la palabra, si pudieran ser expresados
Breuer discutió en profundidad con Freud, ofreció un temprano duectamente en la fantasía y en la acción sin ser desviados de
ejemplo de lo que mucho más tarde se convertiría en la noción la conciencia. Así, en parte, los síntomas se forman a costa
central de la transferencia: deseaba apasionadamente seducir a st' de la. ~exualidad anormal; las neurosis son} por así decirlo} la
negacwn de las perversiones.3
médico mientras afirmaba que su padre la había seducido. Al
margen de lo que S1J padre hubiera deseado realmente, en esta
Los síntomas de las neurosis revelaron que su contenido era
inversión de _los roles ella reveló su propio deseo or~gínal infantil.
tanto infantil como sexual, y que la sexualidad que manifestaban
J\1ás unde. cuando ya no era necesario, Freud vio confirmadas
era. tanto. pervertida como normal. En otras palabras, aunque en
lo mmed1ato alguna frustración sexual específica podía provocar
2 Como posteriormente señala Freud en una nota a píe de página en un síntoma neurótico, lo que la neurosis expresaba no era única-
mente, esta desdicha sexual visible. Si el de;eo sexual «ol~idado»
los Tres ensayos «En este sentido, no puedo dejar d.e recordar el crédulo
sometimiento mostrado por un sujeto hipnotizado hada su hipnotindor.
Esto me conduio a sospechar que la esencia de la hipnosis reside en una era perverso, la sexualidad infantil misma tenía que serlo. Freud
fijación inconsciente de la libido del sujeto en la figura del hipnotizado:::, presenta la lógica de este pensamiento en los Tres ensa-yos. un )

a través de los componentes masoquistas del instinto sexuah> (U id.,


agregado en 1910).
.3. Ibíd.
34
1 hecho de decir que las <<energías vitales» son sexuales no
)ibro escrito, obviamente, después de estar convencid~ de sus tadlo
es
0
. que la sexua1·1dad so'1 o es el!erg1a
emismo que decn ', v1·t a1·, e sto
cubrimientos. En primer lugar establece todos los tlpos de
00
constituye ninguna excusa para tratar de. ~fumar que todo,
nación sexual, tanto las perversiones conocidas como las todas partes, es sexual. Contra esta reaccwn pansexual ante
ladas en las psiconeurosis, después se ocupa de la sexualidad ~~s descubrimientos, Freud luchó _no ~enos _duramente, que en
fanti] (posteriormente agrega el capítulo sobre la pubertad); tra de la negación de la sexuahdad mfantll. La teon~ globa~
cuestión consiste en que el análisis ele las neurosis le mostró cfon diana de la vida psíquica es una teoría de los conflzctos: sJ
camino hacia la sexualidad infantiJ y --por la estructura de reu fuese sexual, ¿dón d e es tan, a e1 c,o n fl'1cto.?
todo .
obra- deja que al lector le ocurra lo mismo. (El discurso de La teoría freudiana de la sexuahaad 1
comprendtda como una
Tres ensayos omite totalmente el progreso de la otra faceta ídad compleja demandaba una redefinición de lo que es ~a
descubrimiento inicial de Freud: el rol desempeñado pm las ~:xualídad «misma». Con anterioridad a Freu.d se la concebta
y los deseos, la noción de fantasías sexuales. En tal sentido, como uno de los «instintos» y, en ~ons:cuenoa --como ocu!;e
comprensión se resolvió más plenamente en el concepto del con los instintos en los animales-, 1mphcaba una pread~ptacwn
plejo de Edipo. En esta omisión mi discurso sigue al de a la realidad. Freud la humanizó, observand? que en ,vntu~ ~e
ya que su importancia exige un tratamiento separado.) su carácter ídeativo mental, tal como se mamfestaba, solo ex1st1a
A menudo se ha afirmado qu~c· la comprensión frcudian<l de
lo que es sexual es tan amplia como para resultar demasiado¡
dentro del contexto de la cultura humana. En los ~es ensayos T
escribió que por ~stinto», «debe entenderse, ~rov1s10nalment~,
imprecisa e inclusiva para bs exigencias de la precisión científica.! el representante psíquico de una fuente de estimulo endosoma-
Por el contrario, esta ínclusívidad es, de hecho, una caracterísJ tíca, que fluye constantemente... [la cursiva es mía] ». Obras
4

tica de ]os analistás que llegaron a discrepar con él. Porque en¡ posteriores enfatizaron la cuestión. que aún pe~maneda oscura, Y~
las tesis sexuales de Freud no hay nada general ni vago. Recm.s que, evidentemente, uno de los dtlemas era stem~r~ el del eqUJ-
plazar una unidad simple (la noción de Havelock Ellis) por una; Iibrio y el de la relación entre la fuente endos?;nattca y la r~p.re­
unid<ld compleja, es definir m;is precisamente, no más vagamente. sentación psíquica; en otras palabras, la tens1on entre lo flstco
sus componentes. Aquellos críticos que dicen que lo mismo po. y lo mental, dificultad que Freud tambié~ expresó en má~ d~ una
driamos designar como energía vital general lo que Freud llama oportunidad indicando que la conceptuahzae1ón de un «mstmto»
sexualidad o «libido~>, están invirtiendo sus investigadones y sus-¡ estaba «en el límite entre lo somático y lo mental». Pero lo
tentando una banalidad. Lo que Freud hizo fue todo lo contra-r realmente importante es que para Freud las pulsíone~ son siempre
rio: afirmó que las «energías vitales~)' (si éste es e1 término que entidades psíauicas. Es así como debemos concebnlas y hasta
debemos usar) son sexuales. Una ínversi6n de la afirmación de¡ ahora, en virtud de que esta exposición se adhiere a las explica-
Freud no significa lo mtsmo; de hecho, es un restablecimiento
absurdo de la incomprensión que Freud debió tratar de descifrar.[
4. Ibid. He seguido la costumbre ha~itual :n la literatura .~ericana
Freud demostró que aquellos actos convencional.:nente -pero no inglesa- sobre Freud, al t~aductr «Trt~b» como «pulslon» Y .no
rados como <dnocentes» -actos aparentemente líbr~s del como «instinto», salvo dentro de las citas, que estan tomadas ~e la Enghsh
y del deseo de' placer- eran, de hecho, actos sensuales. Standard Edition de las Obras de Freud. Puesto que nadie habla de
Freud -como lo hace frecuentemente- comenta que al «pulsiones» en los animales, el uso de esta. t~aducción me parece algo más
feliz, ya que lo que Freud, tr~taba .de _def1rur er~ alg? humano. Empe!o,
sexual lo hace en el más amplio sentido del término, a lo he mantenido el uso del term1no «lnstmto» al dtscutu la obra de R~tc~
se refiere es a todos los componentes de Ja pulsión sexual sobre esta cuestión. El mismo Reich utilizó el término «Ínstjnto~ al escrt~lt
todas las manifestaciones de la pulsión, pervertidas y en americano y, en cualquier caso, considero que esto sm~ettza, prectsa-
que son mucho más numerosas de lo que cualquiera se sentía mente, en qué difiere su concepto del de F!eud. El . de R~tch .no er~ un
concepto «límite» entre la psicología y la btologfa, smo btológJ.co. Cierta-
previamente inclinado a creer. Por otro lado, debemos tener mente, el hombre de Reich compartía sus instintos con los animales.
dado de no desviarnos hacia otra dirección, ya que haber acer

36
dones de los Tres ensayos, no lo hemos considerado. Antes de sido satisfecha) con .Plena satisfacción somática, la primera son-
hacerlo, no obstante, tendríamos que repasar sucintamente la risa no determinada, autosuficiente, la reciprocidad que lo deja a
noción fre!l.diana de estadios sexuales y zonas erógenas. uno contento consigo mismo ... todo junto, el sueño'. La madre
Dentro de lo conciso de su exposición -incluso en la época y el hijo, camafeo de amor, prototipo de intercambio sexual como
de los Tres ensayos-, Freud también fue sumamente impreciso. ~na reunión posterior. Pero el pecho debe perderse, el pecho-
Una de las últimas imprecisiones es la de la duración de la fase madre abandona el campo de visión de vez en cuando. ¿Qué puede
preedípica en la infanda. Se trata de una imprecisión importante, compensarlo? 2) La fase anal. Esta es .autosuficiente, de una
ya que coincide con su creciente insistencia sobre el traslado de circunspección que es casi un «ahí tienes» para la madre ausente.
una noción cronológica de «estadios» o «fases~'> de evolución <;Puedo hacerlo solo ... no te necesito.» (Por cierto, la persisten-
(dependiente del <<tiempo»), a una teoría de imbricación, parale- cia de este «estadio» en el adulto obsesivo anal es precisamente
lismo, simultaneidad y diacronía: una descripción que intenta esto: una negativa a dejar que las cosas se toquen, se encuentren,
romper las implicaciones evolutivas de sus anteriores formula- que sean unidas.) Si el fragmento de pecho no está ahí, en la boca,
ciones. En sus nociones previas, Freud, a menudo, hace que ese agujero sensible, entonces los excrementos pueden ser tan
parezca que el niño crece como 11.ma planta: raíz, tallo, hoja, cálidos como la leche o volverse sólidos y ser obligados a mo-
capullo, flor, fruto: donde hay coincidencia todo es previsible. La verse en rítmicas contracciones en otro agujero sensible: el ano.
vida es un viaje a través de las ~<estaciones>> del ferrocarril: ora- Al igual que el pezón, pueden ser retenidos o liberados con el
lidad, analídad, «falidad>>, latencia, genitalidad, procreatividad, mismo destello omnierótico de satisfacción. El bebé, lleno de
muerte. Un <·<tramo>> precedente puede irrumpir en otro, pero no leche o vacío de excrementos, experimenta un contento análogo;
debería hacerlo. La tarea de la vida consiste en dejar atrás cada el relajamiento después de la tensión de los _movimientos en
estación, una discreta capa sedimentada en la roca en que se vaivén del intestino y la boca. Pero la madre que apartó el pecho
convertirá nuestra v1da. En este sistema, a medida que avanza- exige ahora su propio control de la defecación por parte del bebé.
mos construimos metódicamente nuestro memorial para nosotros De aquí en adelante el bebé obtiene únicamente el placer no-
mismos. Pero, en particular, las últimas obras de Freud (libera- somático de complacer a otro: alimentarse y defecar para el
das de la necesidad de la primera exposición), aún sin perder tiempo y el placer de ella. ¿Qué puede descubrir ahora para sí
totalmente la presentación cronológica de las primeras teorías, mismo y de sí mismo, cuando incluso las convulsiones corporales
plantean una fluidez, una variedad, un complejo «tiempo» del de los gritos y chillidos (el estómago 'latiendo como la boca y los
espacio y no un «tiempo» simple de luga:r, un conoe1m1ento ver- intestinos), la conjunción leche-excrementos-lágrimas no es apro-
balmente expresado gue en todo momento es histórico: la suma bada? 3) La etapa fálica. Un bulto que como los excrementos
total de la vida de una persona. puede ser duro o suave; estimulado, puede erguirse, o caer como
~~:: Por el momento, podemos presentar las primeras formulacio- un pezón: pene y clítoris. Pero, ¿dónde ponerlo? Antes, el «bulto»
nes de Freud sobre los primeros años de vida, sistemática o emo- era de la madre indiferenciada, el agujero sensible del bebé, o
tivamente: proyectafnf)S nuestra experiencia, fingiendo artificial- las heces insensibles y el ano vivo. Ahora es de otro modo. El
mente volver a vivir la experienci8 nosotros mismos, ignorando «androginismo» del cuerpo que ofrecía receptáculo y vehículo
las relaciones, recreando la sensualidad. El bebé nacido en plena se ha perdido; el niño ahueca fa mano y la niña aprieta y frota
sexualidad atraviesa tres estadios duramente sucesivos donde una los labios de sus genitales: nuevos huecos para nuevos sólidos,
tras otra cada zona erógena primero domina y después se vuelve contracciones hacia atrás y hacia adelante, tensión, alivio. Pero
latente. 1) La oral. El bebé succionando el pecho revela algo incluso cuando esta ingeniosa masturbación inventiva es conde-
más que el autoconservador de alimentarse. «Mamar sen- nada por los adultos, ¿qué queda? No es asombroso que el niño
sualmente», el tomar y dejar el pezón, los movimientos rítmicos, abandone. 4) Latencia. Una criatura «inocente». Un niño. T)J;I.a
la efusión de todo el cuerpo (mucho después de que la necesidad ha niña.
38 39
El cornienw de cada estadio tiene dos características: la pri- La teoría cloacal del cuerpo y es cedido a otro. El
vación del yo y un nuevo conocimiento del otro. El yo y el otro. marido y la esposa se dan mutua-
Pero también el yo como otro. Aquella primera pregunta de: mente un hijo. No obstante, la vi-
«¿de dónde vienen los bebés?», es: «¿de dónde vengo yo?»; sión posible recordada o la visión
«¿quién soy yo?». (El bebé, no teniendo «yo» para formular la imaginada del intercambio sexual y
pregunta en cualquiera de las dos últimas formas -si lo tuviera las urgencias agresivas básicas tam-
~Q. ..t~ndría necesidad de preguntar, ya sería demasiado tarde, bién sugieren la tercera teorfa del
.J~\"tLtQlÓgi~ la propone en términos de un objeto, un tercero, La teoría sádica bebé: la sexualidad es una batalla
los «bebés»: corno si se refiriera a sí mismo por el nombre, más en la que el macho fuerte hiere a la
que por el pronombre personal <<yo».) Cada respuesta tiene su hembra, más débil.
paralelo en los estadios sexuales (el hecho de que puedan no
coincidir no altera esto en modo alguno). Son «respuestas>> a la la primera teoría infantil el mundo es el bebé· en la
pulsión sexual que es vivida verbalmente como una cuestión fse.!!UJna:a. el bebé hace al mundo; en la tercera, el bebJé es ex-
ontológica. El bebé quiere saber dónde encajará, en este nexo mundo. Pero, en realidad, todas estas nociones se
siempre creciente de gente diferente. Las respuestas que encuentr.a a }a rel~ción del bebé ~onsigo mismo. En esta perspectiva,
para sí mismo no le dicen nada; quizá )e reaseguren que, aunque teonas solo. P~:den de~1rnos dos cosas. En primer lugar,
se está privando de sus satisfacciones corporales con el fiñ de la d~scnpc1?n freud1ana de que en esta etapa preedípica
llegar a ser uno entre otros, obtendrá su recompensa y se recu- la _amb!val~ncta ~exual o «bisexualidad». Los niños desean
perará a sí mismo cuando le llegue el momento de permi!irse Juan~to, ae cmco. anos de edad, no abdicará la procreatividad
soñar con la satisfacción cumplida, y cuando haya renunciado lo las muJeres:
suficiente .como para hacerse adulto podrá volver a obtener todo
lo que ha perdido (o así lo creerá, en el tiempo futuro). Las res- PADRE: Pero sólo las mujeres tienen hijos.
puestas a «¿de dónde vienen los bebés?», sugieren que la pre- ]UANITO: Yo voy a tener una niña ...
gunta también significa: <<¿mami, papi, cómo obtenéis vuestro PADRE: ¿Te gustaría tener una niñita?
}UANITO: Sí, el año próximo tendré una ...
placer?>',.; «¿cuándo puedo volver .a tem::r el mío?». PADRE:
Las tesis freudianas sobre las teorías de un bebé con respecto Pero, ¿por qué no la tendría mami?
]UANITO: Porque yo quiero tener una niñita ... aunque sea
al nacimiento y la sexualidad nos dicen tanto, y no más, que su una vez.
descripción de las tres etapas sensuales: PADRE: Sólo las mujeres, sólo las mamás tienen hijos.
]UANITO: Pero, ¿por qué no la tendría yo?
l. El pent? omnipresente. Tanto los niños como las niñas creen PADRE: . Porque Dios lo ha dispuesto así.
que ambos sexos tienen un pene. ]UANITO: ¿Por qué no tienes tú una? Oh sí la tendrás.
No conciben, aparentemente, una Espera y verás. ' '
vagina, aunque existe la PADRE: Tendré que esperar algún tiempo.s
urgencia de introducir y penetrar
algo. Pero la necesidad de un re- Ningún placer, aunque haya sido relegado y su deseo repfi.
ceptán:tlo sólo hace que la criatura se abandona completamente. Del mismo modo que la niña
produzca la segunda teoría:: un bebé
es un bulto de excremento. Tan- 5. (:reuf «Análi~i~ de la fobia de un niño de cinco años (Juanito)»
. n. e texto ortgtnal el Padre que informa la conversación es «. o»:
to hombres como mujeres pueden sustttrudo el pronombre por la palabra Padre en beneficio de la ycla~
alumbrar. El bebé-excrementos sale

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esperará a que su clítoris crezca e ingrese en la actividad jetividad. Por otra parte, considerarla como un alto momentáneo
el muchachito esperará a poder tener un bebé. Pero las en lo que se pretende que una maduración de los instintos
presentan un interés que va más allá Je la flexibilidad del aparta de la huella incluso a las mentes más lúcidas ..
En cada caso, la teoría es transformada porque falta aLgo:
suficiencia de la primera experiencia egocéntrica. La criatura Una cuestión que debe plantearse, entre otras, es que la
descubre por primera vez todo lo que necesita en su noción de una maduración de los instintos y la forma vulgar de
cuerpo y la prolongación que es el pecho de su madre, interpretar las «etapas» de las pulsiones son falsas y evolucionis-
mente tiene que ponerse de acuerdo con la noción de las tas. Lo que Freud intentaba era todo lo contrario:_yjlo es posible
tivas: si tienes lo uno, no puedes tener lo otro; sobre comprender a la persona tal comu se lee la historia: de adelante
puedes tenerlo todo. Así, de manera equivalente, la transición hacia atrás, comenzando por el final. Como ya he señalado, in-
un «estadio» sexual a otro se alcanza, forzosamente, a través cluso mic:ntras ocurren, los acontecimientos furman parte de la
la privación: la pérdida del pecho, la pérdida de los ex<:reJ:neJntol historja en la que el niño nace. Jacques Lacan sugiere que. la
la pérdida del pene, el temor a la castración. Obviamente, la inadecuación de la «teoría de los i ostíntos'.> freudiana es, precisa-
raleza de estas pérdidas no es, en modo alguno, idéntica. mente, un indicativo del desprecio de Freud por su significación.
En este punto -como en cualquiera-, nos enfrentamos Dejando de lado las razones teóricas de esta aseveración lacaniana.
complejo de Edipo, sin el cual nada de esto --o nada, en incluso la naturaleza repetitiva de las definiciones de Freud y la
dad-- tiene sentido. En primer lugar, aclaremos una evidente falta de concentración en el problema harían esto muy
que nos retrotrae a nuestras objeciones a la mayoría de las probable. Lacan afirma:
cas hostiles a Freud. Todas estas «etapas» sólo son
en el contexto de los esfuerzos del niño por encontrarse a En cualquier caso, sólo es necesario retornar a las ohras de
mismo, es decir, por descubrir dónde encaja en el esquema de Freud para comprobar a qué lugar secundario e hipotético
cosas; el niño está, por así decirlo, buscándose a sí mismo. relega la teoría de los instintos. A sus ojos, la teoría no puede
mero, tiene que descubrir su lugar mediante su relación con mantenerse durante un solo instante contra el hecho específico
objetos: después, como objeto -él mismo-- para otros. Al mehos importante de una historia y el narcisismo genital que
Freud invoca cuando sintetiza el caso del Hornbre de los lobos
cerio, el niño no atraviesa etapas, las prueba, forman parte de nos muestra el desdén que siente por el orden constituido de
historia, incluso mientras las vive: los estadios libidinales. Yendo aún más lejos, evoca el conflicto
instintivo para apartarse de éste inmediatamente .. .1
En síntesis, las etapas instintivas, mientras son vividas,
están organizadas en Ja subjetividad. Para decirlo cla.rarnetlt( El éxito de Freud consistió en transformar la teorí~ biológica
la subjetividad del niño que registra como derrotas y de los íns~intos en b. noción de la. pulsióp hl1rñana, en rastrear
la crónica heroica del aprendizaje de sus esHnteres, extraveJa~ ·sus- pos!bles expresiones y en asignarles un lugar dentt0 de la
placer del mismo en la sexualizadón Imaginaria de sus historia personal de la subjetividad. Fundamentalmente, los casos
cloacales, transformando sus expulsiones excrementicias en de Freud señalan que existe muy poca justificación para tratar
siones, sus retenciones en seducciones y sus movimientos
alivio en símbolos, esta subjetividad no es fU1'1atu-ne.ntt~t11'.lefl las «etapas~_.~om_Q__ahs_gjutas o incluso como separadas y secuen
diferente de la subjetividad del psicoanalista que con el ciales; un ensayo teórico, «Los instintos y sus destinos», co-
de comprender pone toda su capacidad en reconstituir las mienza con la afirmación de que el «instinto» es un concepto
mas de amor que llama pregenitales. prestado ante el cual el psicoanálisis, por el momento, tiene que
· Eó otras palabras: la etapa anal no es menos
histórica en tanto es vivida que mientras se _, . . ,_v••.:n.LLU 6. Jacques Lacan: The Language of the Self, The Function of Language
pensamiento, ni está menos puramente fundada en la in Psychoanalysis, Johns Hopkins Press, Baltimore, 1968.
7. Ibid.
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43
Por el momento resulta más sencillo dejarlo así. Es necesario
mc:inarse, pero que puede ser considerado exclusivament~ ~omo
hacer de nuevo hincapié en que la pul.sión no tiene o~jet~
una convención. Freud reitera que el progreso del conocrnnento
natural y, en consecuencia, lo que se cons1dera como sexuahda.d
«no tolerará ninguna rigidez, siquiera en las defin~cione~». . normal (que siempre es relativa) tiene que desarro~arse a part~r
Al discutir el concepto freudiano de la sexualidad mf.antll ha de las muchas pulsiones componentes de esta umdad compleJa
sido necesaria una breve introducción a su teoría de las pulsiones,
que es la sexualidad humana. Cada componente, tanto por sí
pero al hacerlo se ?a? ?~tido muchas c~r.acterísticas deci~~vas. solo como con otros, puede quedar fij.ado en cierto punto, o
principalmente la d1stme1on entre el propos1to de una puls1on y
puede ser objeto de regresión, siendo el resultado de cualquiera
su objeto. Toda pulsión es activa (de aqui que muchos críticos,
de estos dos acontecimientos la perversión o la neurosis; en cual-
en esnecial los de orientación feminista, deriven la idea errónea
quier caso, ninguno. es abandonado t~talment~. De m~do que,
de q~e Freud considera qu: la p~lsión sexual o libido. es prerra-
induso en la sexuahdad normal, habra un res1duo de 1mpulsos
oativa del hombre; por ClettO, el las llama <<mascuhnas» pero
pervertidos que también pueden encontrar expresión en diversas
~sto ocurre, precisamente, por su i_qtento de definir la masculini- formas como «perversiones menores» dentro de la sexualidad
dad como actividad,. una característíca que ambos sexos pueden
normal, o que son inadecuadamente reprimidos como síntomas
compartir y comparten, como ya veremos). Para la actividad de
neuróticos o, si se reacciona contra ella con disgusto, vergüenza
la p~lsión,, Freud postuló una teoda energética a la que volvería
0 moralidad, sus energías pueden reorientarse a esferas «supe~
Reich. El psicoanálisis no se ocupa en absoluto de los proc~~os
río res». El grado en que se produce esto último (y en nuestra
fisiológicos que, probablemente, proveen la fuente de la pulswn;
cultura siempre ocurre en una medida ampliamente variable), es
esta preocupación le cupo a Reich, y ya verem~s a dónde le
la base de los decididamente importantes actos de sublimación,
condujo. El psicoanálisis se ocupa de las representacw?es mentales,
los que a su vez contribuyen a la formación del carácter, la virtud,
de aquí que las pulsiones sólo puedan ser. conocidas por sus
el éxito artístico, etcétera. Pero éste ya es otro tema.
propósitos. El. propósito de la pulsión puede ser pasivo o .activo; 1

es decir, que puede expresarse como el deseo de estar en una


relación activa o pasiva con otro, ya que el propósito es ~iempre
y únicamente la satisfacción del deseo. 3. El narcisismo
La cuestión del objeto presenta otra característica esencial
de la libido: su flexibilidad. Freud define asi el objeto:
El objeto de un instinto es la cosa a cuyo re~l?ecto o a trav~s A menudo se piensa que la teoría psicoanalítica propone que
de la cual el instinto logra alcanzar su propos1to. Es lo .mas el ser humano sólo está impelido y determinado por pulsíones
variable acerca de un instínto y originalmente no se relac10na
con el mismo, sino que resulta asignado a éste sélo como con- Papers on Metapsychology incluidos en la English Standard Edition of
secuencia de que sirve peculiarmente para hacer posible la Freud's Works (S.E.), corresponderían al proyecto de Freud de exponer
satisfacción. El objeto no es, necesariamente, algo extraño: los fundamentos teóricos del psicoanálisis en una serie de ensayos que
puede ser, igualmente, parte del propio cuerpo del sujeto. P~~d~ llevarían por título Zur Vorbereitung einer Metapsychologie que no llegó
cambiarse cualquier cantidad de veces en el curso de las V1CIS1- a concretar, ya que de los doce ensayos que escribió, sólo cinco fueron
tudes que sufre el instinto durante su existencia, y es~e despla- publicados. Según E. Jones, éstos son: «Los instintos y sus destinos», «La
zamiento dd instinto desempeña roles sumamente lmportan- represión», «El inconsciente», «Adición metapsicológica a la teoría de
tes.8* los suefíos» y «Duelo y melancolía». Aquí, en lo posíble, remito al lector
a la edición española de las «Obras completas», Editorial Biblioteca Nueva,
Madrid, 1972; es decir, a la versión revisada y ordenada por Jacabo
8. Freud: Papers on Metapsychology, «Los instintos y sus destinos.>>, Numhauser Tognola que, en cierta medida, ha subsanado y actualizado la~
1915. versiones anteriores. (H.G.T.)
Juliet Mitchell cita, obviamente, de la versión inglesa. Así, los

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sexuales originadas en una infancia rebelde. Por el la libro de la pulsión», y a La interpretación de los sueños como
exposición de Freud sobre los estadios sexuales infantiles sólo «el libro del deseo»; considero que el concepto de narcisismo ha
fue una dimensión de su obra. El bebé recién nacido también sometido, irrevocablemente, el primero al segundo. A partir d~
tiene que orientar su energía al descubrimiento de sí mismo; este punto, Freup realmente demuestra qué poco importante es
mientras el autoerotismo es la expresión física de esta preocupa- para el hombre la noción de un «instinto puro», cuánto se ha
ción, el «narcisismo» es el término que se aplica a las más vastas separado el psicoanálisis de la biología y --lo que en cierto modo
e importantes implicaciones psicológicas de esa búsqueda. es lo mismo- cuánto se ha apartado el hombre de los animales
La mayor parte de la gente tiende a olvidar el lugar de Eco y qué se le ha hecho a su naturaleza animaF Freud anuncia ex-
1
en la vída mitológica de Narciso. Recordamos al encantador plíci~am~nte la total ina~ec~ación de cualquier teoría biológica
joven mirándose en el estanque y cayendo en busca de su propia del ~s~mto. Es el_ soi?,etlmtento de. 1~ pulsión al deseo -y la
imagen. Para Narciso no había escapatoria de este destino circu- constgmente sexuahzac10n del conoCimiento del yo, incluso- lo
lar: no podía poseerse a sí mismo y, en consecuencia, impulsado que transforma en un hito al ensayo «El narcisismo», de 1914.
por su fustración, finalmente murió. Después de la muerte fue Ernest Jones y, siguiéndolo, el crítico-filósofo Richard Wollheim,
tran~formado en una flor. Pero Eco, que era la voz del castigo lo presentan como una crisis en la teoría freudiana de los ins-
de Juno, lo amaba. Como Eco era muy locuaz, Juno la había tintos; .la tesis de estos autores sostiene que Freud, fascinado por
condenado a no hablar nunca por derecho propio, sino sólo como el duahsmo, hasta entonces había opuesto los instintos sexuales
respuesta de otro. En semejante situación, le ocurrió lo peor que a los instintos preservadores del ego o del yo (hambre etc.)· des-
podía sucederle: se enamoró del narcisista original que, tan ab- cubrió que incluso ~1 último podía ser sexualizado, d; mod~ que
sorto en sí mismo, no podía hablar con ella. También Eco, en durante algunos años posteriores tuvo que buscar otro elemento
su frustadón, se consumió y murió, aunque todavía se oye hablar . polar que le permitiera reafirmar su dualismo y. finalmente ( ayu-
a su castigo en un eco infinito. dado s,m duda -~or el holocausto de la primera guerra mundial),
Tampoco Freud menciona directamente a Eco, pero sin duda elaboro la puls10n de muerte. Indudablemente, la formulación de
las implicaciones de toda la historia se encuentran presentes en Freud sobre la pulsión de muerte le debe mucho a su anterior
su adaptación del término «narcisismo». Freud se refiere a este concepto del narcisismo, pero esta supuesta desconfianza acerca
concepto, por primera vez, en una nota a! pie agregada a la edi- del dualismo no es la característica primordial de la relación
ción de 1910 de los Tres ensayos. La mención es parte de una entre ambas, ni el significado más importante del ensayo «El
breve explicación acerca de los procesos mentales implicados en narcisismo».
la homosexualidad, tema al que este nuevo concepto contribuiría En principio, Freud dirigió sus pensamientos al narcisismo
en gran medida posteriormente.. Existe una pertinencia halagüe- no por su preocupación con respecto a las neurosis sino a las
ña en este primer empleo que Freud hace del término, ya que es psicosis, en especial a lo que llamó parafrenias (la paranoia y
este concepto (si resulta posible aislarlo de los elementos con los
2. Es _interesante _observar que en su ensayo «El narcisismo» ( 1914)
que estaba fundido) el que más contribuvó a transformar las im- Freud escrtbe . como s1 anunciara la posibilidad de este futuro desarroll~
plicaciones de los Tres ensayos. No es. que se tratara de una de su obra: «~~r lo general trato de mantener a la psicología apartada de
corrección, sino que dicho concepto localizó decisivamente las todo lo_ que dtftere de . ella en ?aturaleza, incluso las líneas biológicas de
pulsiones y los <<estadios» en el contexto de la historia personal pensamiento. P_or, la. mts~a r_azon, en _este punto quiero admitir expresa-
de la subjetividad. 1vfannoní designa a los Tres ensayos como «el mente que la h1potes1s de mstl?tos, ~got1s~as e instintos sexuales separados ...
apenas .rep~a en una ~ase ps1colog1ca, s1no que extrae su apoyo principal
de la b10log1a. Pe~o, ser~ lo_ bastante co?sistente [con mi regla general] para
l. Agradezco a mi amiga Vicky Hami1ton por hacerme recordar el rol ~b~ndonar esta htpotests. s1 _la obra pslcoanalítica produce alguna otra más
de Eco en la leyenda ~iega de Narciso, y su sugerencia sobre el lugar ut1l con respecto a los mstmtos. Hasta el presente esto no ha ocúrrido».
que g>.quélla ocupa en el mito psicoanalítico del narcisismo. Freud: «Introducción al narcisismo», 1914. '

46 47
lo que desde entonces se ha etiquetado, incorrectamente, como En u tras palabras, al princr p10 el yo ama al yo (o al ego), y
,~esql]ilofrenia ). 3 Fre11d establece lo que desde su perspectiva es sólo más tarde «proyecta» parte de ese amor de sí a otros objetos.
una diferencia tajante entre las psicosis y las neurosis (tema que este narcisismo primario el que se re-expresa en las psicosis,
será de importancia decisiva en nuestra discusión de la obra de es esto lo que escapó a la investigación psicoanalítica mientras
Laing). concentró en las neurosis cuya adhesión problemática (pero
al fin) a objetos distintos a sí mismo oscurecieron esta
El paciente que sufre de histeria o de neurosis obsesiva situación.
también ha renunciado --en la medida en que se extiende su En ausencia de casos de estudio adecuados sobre la psicosis
enfermedad---- a su relación con la realidad. Pero el análisis (siendo mucho más serias las enfermedades psicóticas, no suelen
muestra que de ninguna 111<1Pcra ha roto sus relaciones enSticas terminar en el consultorio del psicoanalista sino en el hospital
con las w~r~onas y las cosas. Aún las ret¡cne en la fantasía ... psiquiátrico), Freud tuvo que enfocar su teoría mechmte una
Con el parafrénico ocurre algo distinto. Este parece haber apar- serie de observaciones «obvias». Ya he mencionado sus observa-
tado realmente S\J libido de las personas y las cosas del mundo
sobre la megalomanía infantil; después percibe la reti-
externo, sin haher1as recmplaz~1do por otras en la fantasía.
Cuando sf las reemplaza, el proceso parece ser secundario rada de la libido del mundo hacia el yo· en los casos de enferme-
formar parte de llll intf'nto de destinado a física y -con mayor complejidad- en la hipocondría y más
ver la libido a los objf'tos 4 tarde -lo que desde nuestro punto de vista resulta más intere-
sante- en casos de amor entre hombres y mujeres o de amor
Entonces, en las psicosís del tipo de !a parafrenia, la libido intersexual. Freud propuso que en los casos de hipocondría y de
es apartada de los objetos y restituida al yo Esto, propuso Freud, paranoia-esquizqfrenia',' el retorno de la libido al yo también im-
con una fase evidentemente observahle de la infancia: plica un sofocamiento o «estancamiento» del mismo en ese punto;
megalomanía infantil, cuando el niño cree que sólo tiene que como en la ne!-lrosis, tiene lugar un estancamiento (y la consi-
desear algo para que se materialice, que su propia «magia» con- guiente falta dé expresión) con su libido dirigida hacia el objeto.
trola el mundo Este encarcelamiento de la libido está destinado a ser experimen-
tado como no' placentero y este displacer probablemente será -al
menos en parte- responsable de la necesidad de volcarse al
Así, nos formamos la idea de que hay una catexis libidinal
original del ego. de la que posteriormente se entrega una parte exterior desde este estado de autoabsorción hacia el del amor
a objetos, pero que fundamentalmente persiste y está relacionada de otros; de este modo el narcisismo, que es un estadio crucial
con la catexis objetal tanto como el cuerpo de una ameba está en la construcción del yo, tiene que ser abandonado si la per-
relacionado con los pseuc:lópodos que extiende. 5 sona no ha de acabar en el círculo vicioso en que se encontró
Narciso:
3 ·:<La designación escogida por Blelllet para el mismo grupo de
formas --·'esquizofrenia''--- también está abierta a la objeci6n de que e1 El egoísmo intenso es una protección contra la enfermedad,
nombre sólo parece adecuado en tanto oJvidemos su significado literal. pero en última instancia debemos comenzar a amar con el ob-
De lo contrario perjudica la cuestión, ya que se basa en una característica de íeto de no enfermar1 y estamos destinados a enfermar si, como
la enfermedad teóricamenlie postulada y que, aún más, no pertenece exclusi- consecuencia de la frustración, somos incapaces de amar .6
vamente a esa •.~nferrnedad y a la luz de otras consideradones no puede
ser tomada comn esencial. Empero, en general no reviste mayor h:npor- Así, el amor puede ser de dos tipos: el que se ajusta al tipo
tancia el nombre que se aplica a los cuadros clínicos.» Freud: «Üb~erva­
cíones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia autobiogtáficamente des- o el que asume el hecho de que las pulsiones sexuales
crito (Schreber)», 1911. a los instintos del yo y han escogido a otro como
4. Freud:. «El narcisismo».
5. Ibid. 6. Ibid.

48 49
su objeto. t-..1ás tarJe, Freud descompuso estas dos posiCIOnes ~tre otras cuestiones, no está dispuesta a abandonar, obvia-
modo que la última tuvo dos posibilidades de objetos 'blente, la noción infantil de su propia perfección. modo _gue
originales. El otro objeto podía ser: a) la mujer que alimenta en lugar de _renunciar a~~~ta por_entero --eQ_:r:~_~uesta-a las
bebé; b) el hombre que lo protege. El primer amor de tipa demandas~~-~~-~!!l1~c_ión rear-: tr·ansforma su adhesión al yo
narcisista tenía cuatro posibilidades de amor a su disposición: a) en ~dl1esión a aquello que le gustaría ser, l.ln yo . o un ideal
la persona que él mismo es; b) lo que. él mismo fue; e) lo que del ego: -<<Lo que proyecta ante sí como su iaeares--a--sustfh.iio-del
8
a él mismo le gustaría ser; d) alguien que alguna vez fue parte narcisismo infantil perdido, cuando era su propio ideal». A dile-
de sí mismo. Muchos aspectos de estas últimas posibilidades sel renda de la sublimación, que consiste en una reorientacíón
observan en el curso normal de los acontecimientos y Freud cita 1 las pulsiones libidinales (no, como se piensa a menudo vulgar-
como eje~plo de la satisfacción de b) y d), el amor de los padre~~ ro~nte, en una represión ~e la_s mismas) en lo que s<:>n oficialmen~e
por sus hiJOS: , busquedas no-sexuales (1mphcando en consecuencia, un camb10
1 de propósito), la idealización en sí misma no comporta este apar-
El niño lo pasará mejor que sus padres; no se verá sujeto! tamiento de la sexualidad; representa, más bien, una sobreesti-
a las necesidades que éstos han reconocido como primordiales 1 roación del objeto (como ocurre en el amor romántico) o las
en la vida. No lo t_oc~rán la enfermedad, ~a muerte, la renuncia¡ crecientes demandas sobre el yo para que sea tan perfecto como
al placer, las restnccwnes s~~bre su ~rop1a voluntad; las leyes! al sujeto le gustaría que fuera. Desde este punto de partida, Freud
de }a naturaleza y de la soe1edad seran revocadas en ~-~ favor;¡ presentó la posibilidad de lo que designó como <mna instancia
sera una vez mas, de hecho, el centro de la creacwn: «Su¡ especial> que m' t d d · ' h , 1 ·d
Majestad el Bebé>>, como alguna vez todos hemos fantaseddo.'[ ~,Y . ' as _ar e, enomtno super-ego; e aqm a 1 ea
·- 1· ' 11 - ·1 · d 1
El mno cump 1ra aque os suenos 1 usonos e os pa res que
d en su genes1s:
éstos nunca realizaron ... ~1 amor pat~r:!Qll_l_tallSonm.QYOOer- -y, 1 , , . .
en el fondo, tan infantil--, ~~-que_.eLn~o 1 ~o s~na_ sorpren?ente que llega~amos a descubnr una ms
de los padres ren.addo y que, transformado en ag10r obj_ej:ivado, 1 tanela pstqmca e_specl~~ que d~s.empene la t~rea de observar que
revela mconfundiblemente SU naturaleza -a-nterior.7 - 1 S~ asegure.la sat~s~acclün narc1s1sta del ego tdeal Y que, COn este
1 fu~ a la vtsta, v~glle c~nstantemen~e al ego real. .. El reconocí-
El . . . -. d _ l l , l . 1 mtento de esta mstancta nos permtte comprender los así Uama-
. narctlslsmSo lpuebe set norn:al en as relacdwnes amo:osas dos «delirios de ser notado» o, más correctamente, de ser
h etero~exua es. e . o o serva e~~)ec1a mente en e eseo que siente observado, que son síntomas tan patentes de las enfermedades
la rn~Jer de ser amada; t_ambten se lo encuen~ra en las formas paranoides.:. Los pacientes de este tipo se quejan de que todo"
«de~vtada.s;> de las P.erverstones r la homosex~ahdad. ~n los ca~os 1 s':ls pensamten~os son conocidos y ?US actos observados y super-
de mvers10n, los pnmeros estudiOs de Freud ya habtan sugendo1, visados; son mformados del func10namiento de esta instancb
que el homosexual no elegía a otro de su mismo sexo, sino quel por. ':'oces que. les hablan en tercera persona ... Esta queja se
se escogía a sí mismo bajo el disfraz de otro. l Justtflca: desc~t~e la verdad. Un po.der d: este tipo, que observa,
Lo .norma1, entonces, es que la libido narcisista sea aho¡o·ada descubre Y cn.tlca todas nuestras tntenc10nes, existe realmente.
y~ transferida a objetos, aunque es evidente que parte de la mt'sma Realmente, exlste en cada uno de nosotros en la vida normal.'
permanece.
· ·' d Freud dedicó su atencíón
·b·1·d d 1 a este residuo
f en 1la propo·
J · Gr andes . can t"d d d ¡·b·d ·
1 a es e 1 1 o necesariamente homosexual son
s1c10n· · e la tercera
1 pos1
d 1 11 a con a que se en rentan os eseos
1 , f TJ depost"t ada s en e1 1'dea1 d e1 ego que se f ormara, me d"tante d.1versas
narcisistas:
d ,e amor l'e . yo como
• '-- .. f d .a uno e gustana
. que uera. na 1·dentift'cae1·ones, pnmero
·
con 1a 1magen
· de1 yo despues , con los
e 1las tesls pslcoa~a t~lCas lun amentales 1 cdonstlste en qhue 1a pder- padres y, más tarde, con -los maestros, el próiimo-hombre y la
sona jam~s renunc1ara tota mente a a go e o que a goza o. ·
8. Ibíd.
7. Ibid. 9. !bid.

51
50
opinión pública en general, y que será incorporado al alguien a quien hay que tener muy en cuenta. Sucede que hay
la instancia escindida del ego original con este fin. En su muy poca humildad auténtica en esta ostentosa autodegradación.
del ego la persona se ajusta al sistema social. No puede Frcud descubrió, escuchando las autoacusacíones de personas que
marse con este ex nibilo} sino sólo como acatamiento a los se encontraban en un estado de melancolía, que éstas revelaban,
de <~una familia, una clase o una nación». Pero los ideales fraca. de hecho, estar atacando a otros:
san periódicamente y el conflicto de Narciso se hace cargo de
situación. La mukr 4uc se lamenta en voz alta porque su esposo está
El siguiente año, .a propósito de los problemas del duelo y aíado a una mujer tan incapaz como ella, en realidad está acu-
su relación con la melancolía, Freud extendió las implicaciones sando a! marido de ser incapaz, en cualquier sentido a que se
del narcisismo para explicar diversos aspectos de estos refiera. No cabe sorpresa al descubrir entre estos autorreproches
algunos auténticos; reproches cuya función consiste en encubnr
normales y psicóticos. 10 En el duelo normal, tiene lugar una
a lns restantes y dificultar el reconocimiento del verdadero
saria retirada de la libido del objeto amado (que se ha perdido). estado de cosas... También la conducta de los pacientes se
En los casos en que la persona perdida no puede ser abandonada torna así más inteligible. Sus lamentos son, en realidad, «quejas»
y la pena es excesiva, este duelo fracasado puede volverse psicó- en el antiguo ~entido del término. Estas personas no se .Üenten
tico: la persona no puede retirar su libido y sueña, así, con avergonzadas ni se ocultan, ya que todo lo malo que dicen
objetos compensatorios. Pero esto no es típico; en los casos tí- sobre sí mismas se refiere, en el fondo. a otro. u
picos, tanto quien como lo que se ha perdido son consciente-
mente comprendidos por la persona acongojada. e la ~1!1--~Janco­ Lo que ha ocurrido es que cuando, por una u otra razón, el
lía, a dilerencia._dd____du~L-lªhª~-- es_t~_iactor consCiente; la per- amor de alguien ha concluido, la libido que es apartada no pasa
sona melancólica no puede saber conscient.emente qué es lo que '.a otro objeto, sino que se readhiere al ego en una forma muy
ha perdido ... ya que es un aspecto de__~iJ!lisma. Al menos, así es específica. No se trata de una reposición directa del narcisismo
cómo lo presenta, de modo que en cierto sentido así es, aunque como una enfermedad físjca, sino que la libido liberada se em-
no en el que la persona pretende. El melancólico se acusa a sí plea de modo tal que hace que el ego s.e identifique con el objeto
mismo de la mayor indignidad, aparentemente tiene mayor sentido abandonado: «Así, la sombra del objeto cayó sobre el ego y. el
del fracaso ClJ.ando al representar su ideal del ego se presenta último pudo, en lo sucesivo, ser juzgado como una . instancia
como una persona despreciable, aunque de todos modos como a especiaL C<lmO sí fuera un objeto, el objeto renunciado»Y El ego
se transforma en el oh jeto de su propio amor, pero a través de
10. En todo este campo de pensamiento, Freud se sintió en deuda un narcisismo transferido o secundario, no primario. En el cJso
con la obra de su colega Karl Abraham. Ya en 1910, en una carta dirigida de la mujer dolí eh~ el amor de sí queda oculto por el odio de si, de
a éste, Freud expresó su convicción de que había <<resuelto» la diferencia
entre paranoia y esquizofrenia (todavía entonces llamada demencia precoz) modo que puede· hacerse reproches sin peligro.
y, aún más, que se dirigía hacia la noción de que la megalomanía es una Resulta significativo que las ilustraciones de Freud provengan
sobreestimación sexua] dei yo (claramente: una prefiguración del concepto de situaciones m~ttrímoníales, donde puede háber una imposibili-
de narcisismo), pero añade que comprende que Abraham ya ha dad literal de encontrar otro objeto o de ensimismarse abiertamen-
esa teoría y que él -Freud-, es, meramente, un plagiario.
demuestra la entusiasta recepción del borrador del ensayo de Freud te; en otras palabras, en que la situación prescrita hace suma-
el narcisismo por parte de Abraham, cuatro años más tarde, Freud mente prohable que Ja mujer se identifique con el marido cuyo
incorporado una considerable cantidad de ideas originales. Sin embargo, amor ya no posee o por quien no siente amor. E;:-; e\·identemente
obra de Abraham resultó decisiva en este campo;· asimismo fue el significativo, aunque sólo es importante en el sentido de que esta
polín para las teorías posteriores de Melanie Klein sobre la naturaleza
este momenÚ1 pre-edípico. Melanie Klein sostuvo que la «melancolía»
según las palabras de Burton -su anatomista del siglo diecisiete-, 11. Freud: «Duelo y melancolía», 1917 (1915).
mal innato en todos nosotros». 12. Ibíd.

52 53
Narciso, que sólo se amaba a sí mismo, era inalcanzable para
situación matrimonial confirma cierta probabilidad a la cual la cualquier otra voz: nadie podía apartarlo de su ensueño solip-
historia psicológica de la mujer la ha determinado; porque en el sista; Eco era la. testigo adecuada de su destino, como él del de
centro de esta experiencia melancólica reposa el hecho de que ella. Narciso nunca creyó que lo que veía en el espejo del es-
en primer lugar debió existir una rígida fijación al objeto amado tanque era él mismo; como no había nadie que le dijera dónde
No obstante, y al mismo tiempo, aunque se trataba de una fija- acababa, murió enamorado de sí mismo como si fuese otra per-
ción, su fuerza era débil porque estaba basada en un amor narci- sona. Narciso persiguió por siempre su sombra, que era el objeto
sista y no en una adhesión al objeto, por lo cual desde el comienzo de su propio deseo, pero lo que lo eludía era él mismo: el espejo
estaba condenada a sufrir este proceso de identificación: sujeto no lo entregó a sí mismo, porque la única persona del mundo a
\ amándose a sí mismo en la forma de otra persona. Naturalmente, quien tenía que decirle dónde estaba era Eco, el otro absoluto,
\entra en vigor toda la ambivalencia del amor original, de modo a quien nadie podía unirse porque no sabía escuchar y no hacía
que al condenarse aparentemente a sí mismo, el melancólico )tra cosa más que repetir las palabras de la autofascinación de
puede ejercer toda la venganza que desea y expresar así su sadis- \[arciso. Pero nadie podía haber hecho más, ya que Narciso
mo. Vuelto sobre sí mismo, sin embargo, la venganza adquiere ~staba confinado en la intrasubjetividad.
la forma de una tendencia al suicidio. El objeto perdido, tanto Narciso --o el bebé- tiene que descubrir dónde está y, por
en el amor como en la muerte, ha dominado absolutamente al lo tanto, quién es a los ojos de otra gente. Mientras continúa
ego. La melancolía alterna, frecuentemente, con la manía eufó- el momento megalomaníaco del neonato, cuando el bebé y el
rica, pero Freud no se sintió satisfecho con sus propias explica- mundo son aparentemente indíscernibles, se emprende otra bús-
ciones al respecto. No obstante, algo estaba claro: \uha vez más, queda: el bebé se busca en otros. D. G. Winnicott 14 considera
~1 factor decisivo era la regresión de la libido del objeto perdido esto como la búsqueda de sí mismo del bebé en las respuestas
al yo. Cuando la melancolía ha agotado su obra, la libido, hasta de la expresión de la madre, en la movilidad de las expresiones
entonces unida -incluso mediante las auto-denuncias- al yo, en las que ella refleja para el bebé el comportamiento de éste;
es libre de expresarse en delirios maníacos; un repentino alivio también puede ser visto como la fascinación más general del bebé
de la energía narcisista, como pensó Keats (un poeta narcisista, por los rostros humanos o los seres humano.s que son totalidades
si los hubo), aunque pone los estados de melancolía y manía en armoniosas en un momento en que el bebé es incapaz de con-
orden inverso: trolar sus propios movimientos. Se trata de descubrir la propia
imagen en la de otro y de constituir el yo en esa imagen descu-
Ella mora con la Belleza --la Belleza que debe morir-. bierta. Este primer arraigo del yo está muy lejos de cualquier
Y el Placer, cuya mano siempre reposa sobre sus labios, noción que podamos tener de «realidad»; es, y debe ser, una
Diciendo adiós; y el Placer casi doloroso
construcción· imaginaria. El bebé humano indefenso, fascinado por
Tornándose veneno mientras la abeja sorbe:
Sf, en el mismo templo del Deleite los rostros y formas humanos completos que encuentra, imagina
La Melancolía velada instala su altar supremo, su propia futuro, ingresando así en una identificación primaria
Aunque ninguna visión salva a aquel cuya lengua extraña con la forma humana. Freud (e interpretándolo, Lacan, cuvss
Puede hacer estallar el néctar del Placer contra su fino paladar: reformulaciones de esta etapa. son muy importantes) consideró
Su alma probará la tristeza del poder de ella,
Y quedará suspendida entre sus sombríos trofeos.l3 14. D. G. Winnicott en «The Mother as Mirror», en The Predicament
of the Family, dir. P. Lomas, Londres, 1968. Aquí Winnicott afirma que
esta. teoría es una derivación extrapolada del concepto lacaniano del «estadio
13. Keats: Oda a la Melancolía. La poesía de Keats se encuentra del espejo». El siguiente relato de la noción freudiana del narcisismo se
verdaderamente .obsesionada por su negativa a aceptar el objeto perdido. cumple dentro de un esquema deducido de esta teoría central en el pensa-
Quizá sea oportuno señalar que describir a Keats como un poeta narcisista miento de Lacan.
no entraña una crítica adversa.
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54
que esta caracteristica del bebé humano se debía a su naci- · sus .términ_os de referencia. Así, la identificación narcisista pri-
miento prematuro -orgánicamente evidente- y su consecuente ~nan~ ~e~~nte la cual el .eg? es originalmente imaginado en una
período prolongado de dependencia impotente. La respuesta del. ¡dent1f1cac10n con su propta 11nagen, es la base de identificaciones
infante a las formas humanas que lo rodean no es todavía un secundarias con otras personas, lo que Lacan designa como la
signo de relación intersubjetiva; de hecho, es comparable a la, «dialéctica de la identificación». Las ramificaciones del <~estadio
respuesta del niño ante su propia imagen en el espejo, donde del espejo» se extienden más allá del momento estrictamente
por primera vez se aprehende a sí mismo como una totalidad narcisista, el momento de la intrasubjetividad y la constitución
perft!cta, no como una confusión de movimientos inconexos. del. ego del infante en su propio reflejo. En este punto es nece-
Narciso llegó a quedar adherido a su deseo por este objeto sano retroceder a la cuestión de qué ha ocurrido con la teoría
suprarreal (su reflejo) y no pudo aceptar que fuera imaginario; · de la sexualidad infantil una vez que se ha visto sujeta al con-
en consecuencia, cayó en ataques alternativos de melancolía y cepto del narcisismo.
manía hasta que· murió, en un virtual acto de suicidio, para que-
dar simbolizado ---:incluso en la «muerte»- por la circularidad
de la que nunca escapó: una flor que crece a partir de sí misma,
ya que el narciso no necesita fertilización: crece y desaparece · 4. Masculinidad) feminidad y bisexualidad
con la repetición de las estaciones; al igual que su mítico ante-
cedente, no conoce la intervención de otro, ya sea como persona
o en la muerte. El b~é po~ee, ent~nces, una pulsiótLsexual que es una es-
Es esta identificación original del ego en el todo invertido y tructura co~J?leJa c~m diferentes partes componentes, y que puede
perfecto del otro la base de todas las identificaciones ulteriores; t~ner .~ropos~t?s diversos, que puede ser a{.:tiva o pasiva en su
por ejemplo, las de la intersubjetividad, como la identificación duecci?~· In1c1almente el bebé satisface sus deseos en sí mismo:
¡x>sterior del niño con sus padres. Pero esta primera identifica- a~toero-t1f::tmehte o del cuerpo de su madre, que parece ser expe--c
ción con la imagen sugiere, claramente, que no sólo el espejo nmen~a~o como una prolongación del propio. Pero el creciente
es un reflejo, sino también la «identidad» misma que el niño , con~Imtento de saberse incompleto y separado cae sobre' el bebé'
forma. Esta identidad es una construcción imaginaria no bas.ada me~ant~ su reconocimiento de que toda satisfacción no proviene
en un reconocimiento verdadero, sino en un n~J.al reconocimiento; de si. mismo, .de que --como un primer ejemplo- el pecho que>
el yo siempre es como otro; en otras palabras, este yo se cons- lo alimenta viene y se va., Más tarde, Freud añadió a su relación
truye, por necesidad) en un estado de alienación: la persona se ?e este período la noción de narcisismo, el medio por el cual el,
ve primero a si misma en otro, madre o espejo. mfant~.~se i?r!~ una idea imaginaria de sí mismo. El niño tras-
El ensayo de Freud sobre el narcisismo afirma: «una unidad -tac:la su .autosatt.stacCión c?rporal autoerótica a una imagen auto-
comparable al ego no puede existir en el individuo desde el complaciente de su prop10 cuerpo o yo; así, el ego se vuelve
principio; el ego tiene que ser desarrolladm>. Este ego desarro- gradual y fluctuantemente diferenciado del inconsciente, de modo
llado es el que se crea en la imagen del espejo. Pero aquí Freud que aunque gran parte del ego debe permanecer inconsciente
- y también en <•:Duelo y melancolía»- señaló el camino de una pa~te será consciente, a través de la esencial instancia de 1~
salida del impasse de una ultrasubjetividad adulta, una vía que P:/rcepc1ón: E~to, utilizando ~a terminología de Lacan, es la rela-
aún conserva las · huellas de su origen narcisista aunque ha Clon Imagman¡:t del yo constgo "w~smo; es fundamental recordar,,.,
logrado, por el momento, escapar al destino de Narciso. La vía que esta primera noción de identidad no~~~cf~·
de salida es el ideal del ego, más tarde el superyó. el bebé ha sido «dado» a sí mismo por las respuestas de s~
Sin embargo, la construcción narcisista del ego proporciona madr~, o de otro, o por la inversión de un espejo, que tiene
el modelo de actos futuros que, hablando estrictamente, salen de el m1smo efecto. Dentro de este marco, la respuesta a ]a pre-

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gunta <<¿qmen soy?~> es, en consecuencia, «otro», que es una mente enfermo de cáncer-, Freud instó a los investigadores
forma de interpretar lo que Melanie Klein describió como la po- psicoanalíticos a que se esforzaran en el sondeo del período de
slclOn R?ranoide-esquizoide primaria en la que todos los infantes la infancia más remota; no había peligro de que la tarea se
humanos moran temporalmente. )\!9 obstante, hasta ahora no volviera mecánica, ya que todavía había regiones sin señalizar:
hemos aprendido nada acerca de la distinción entre niños y « ... todo lo que hay que ver sobre la superficie ya ha sido ago-
. niñas. ¿Hay algo que aprender? ¿Existe alguna diferenciación tado; lo que resta debe r.astrearse lenta y laboriosamente en l.as
de~ltro de esta área de pulsiones sexuales o, secundariamente, den- profundidades»,? Si retuvo su esquematización anterior fue con
tro de este nivel de la relación Imaginaria, representada (aun- la conciencia de su claridad excesiva; pero si él modelo era ahora
que no completada) por el narcisismo? Observemos con un menos rígido, las líneas originales eran lo bastante adecuadas
sentido más histórico las tesis de Freud o, mejor dicho, consi- como para servir a su propósito. En sus escritos sobre la infancia
derémoslas desde el punto de vista de su propia cronología y no, preedípica es donde debe apreciarse más profundamente esta im-
como hemos hecho hasta ahora, desde la perspectiva de la histo- plícita actitud autocrítica de Freud. El viejo Freud pareció sentir
ria del sujeto. más claramente la oscuridad en tres cuestiones: la pulsión de
Una de las primeras ideas y de las más firmes convicciones muerte, la distinción emergente entre el inconsciente y la con-
de Freud fue su noción de la bi§~aliqad. El estaba convencido ciencia en el niño postnatal y la diferenciación entre los sexos.
de que el infante humano era~bisexual en los comienzos, y aun- Estas cuestiones lo urgieron a buscar cada vez más atrás en la
que esta idea adquiriría dimensiones mucho más importantes historia preedípica del individuo y de la sociedad.
posteriormente, en la época de los Tres ·~ensayos -y, por cierto, Al considerar las teorías de Freud cronológicamente --de
considerablemente después- contribuyó, sin duda, a sp convic- momento- nos enfrentamos a un proceso específico en este
ción de que la diferencia entre los, sexos no surgía, realmente,<:n campo. Volviendo a utilizar la afirmación de Mannoni en el sen-
forro a precÍlsa, hasta la pubertad. 1Pero también es probable qu~ tido de que La interpretación de los sueños (la obra del deseo)
el reparo morál a suscribir su propio descubrimiento de la sexua- y los, Tres ensayos para una teoría sexual (la obra de la pul-
lidad infamil lo influyera en la dirección del retraso. De hecho, sión) representan los dos polos sobre los que se construyeron
es justo decir que cuanto más avanzaban las tesis freudianas. las .teorías de Freud, existe una distinción importante (de hecho,
más se acentuaban sus preocupaciones por los orígenes. Al prin- vanas, pero para nuestros fines en este caso sólo una) que debe-
cipio pensó que aunque sus formaciones surgían, originalmente, mos hacer entre ambas. Considero de primordial importancia el
de las diversas resoluciones del complejo de Edipo, la pubertad hecho de que en la primera obra, Freud estaba explorando un
era el momento en que emergían) concretamente, la feminidad y territorio completamente nuevo. Aunque no «Inventó>> palabras,
la masculinidad. Después detectó diferencias cruciales en la for- naturalmente, ~ay una libertad en su empleo de la terminología
mación del compléjo de Edipo y, por último, se encontró afir- con que descnbe los procesos del ínconsciente que no puede
mando la importancia fundamental -entre otras cuestiones- encontrarse, por razones obvias, en los Tres ensayos, ni en nin-
de la diferenciación sexual dentro de ese oscuro continente que guna de las obras que se ocupan más específicamente del tema
apenas había comenzado a explorar: el preedipismo. A medida de ~as pulsiones sexuales. En este último campo, Freud estaba
que su obra progresaba, Freud ·se volvió más consciente - y no realizando una ampliación revolucionaria del conocimiento con-
menos- de los problemas. Territorios que consideraba ya topo- vencional, pero ampliación al fin; habría sido imposible inventar
grafiados, descubrió que lo habían sido a través de la niebla. En palabras o tomarlas prestadas de diversas disciplinas. De modo
una tras otra zona crucial, comprendió que su descubrimiento de que ne vemos a Freud acuñando un lenguaje desde el interior
la niebla era la señal más clara de su progreso. Pero la luz pre-
matura, los destellos de claridad, fueron valiosos: le demostraron l. Freud: «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual
que ahora veía a través de un vidrio oscuro. En 1925 -grave- anatómica», 1925.

58 59
del campo de su obra --moneda neurouca, co~o. _la d~sígnó­ varones hasta que el momento edípico establecía una distinción
si.oo arañando fragmentos de una forzosa restnccton. Freud_ ~e entre los sexos. Pero siempre se sintió preocupado por los . tér-
sintió libre de modificar el lenguaje utilizado parí'~ descnbtr minos «masculino» y «femenino». En sus tiempos preanalídcos
estructuras mentales a medida que sus ideas evolucionaban, de trabajó con ]a convicción predominante de que el deseo sexual
ahí aue inconsciente, preconsciente y consciente hayan visto era, en sí mismo, «masculino» (en el sentido restringido de estar
agregarseles los nuevos conceptos de «super~?»,. «ego», «ello>>; relacionado con el macho) y la ,represión, «femenina» (de la
pero el vocabulario sexual de Fr~ud no cambto; sm embar~o -y hembra); este concepto lo repudió ya en lligunas cartas a Fiiess
aquí radica la dificultad-, ~as tdeas que aquel vocabulano des- y en el borrador de su artículo «La etiología de la neurosis», en
cribía en cierto modo camb1aron. el año 1893. En sus TrcJ ensayo.\ para una teoría sexual (obra
L~ nueva formalidad de los términos <<superyó», <<ego» y que, aunque publicada rm primer<1 vez en 190 ~. Freud continU<í
«ello», y la característica evasiva del concepto. _de u~~ segunda modificando hasta 1924) dec1:H<1 explícitamente que IHl (Onsíckra
pulsión, la pulsión de muerte -una constru~cwn t.eonca-, ~u­ especialmente útiles estos términos. Biológic<'lmentc son adeu1a
gieren lo mismo: la búsqueda de un nuevo lenguaJe para sena- dos para describir las estrictas dift::rencias <}natómicas entre el
tizar su territorio. A menudo, cuando comparaba su obra con macho y la hembra, pero vulgarmente hablando significan, pot
ciencias naturales --en especial con la física y la quími~a--, ~o lo general. «<lctividad~> y «pasividad», C<'ncerto:, en sí mismo.\
podí:a de percibir una profunda discrepancia. A dtfere~Cia tramposos pero, no ohstante, de cicrtll 11tilid~d 1.. los propósitos
de una corriente eléctrica o de un corte de protoplasma, el obJeto del psicoanálisis. En este punto, Freud consiclel-ó qtlc podí<1 detec
de su estudio era la experiencia humana, la que ~o sólo _lo tarse una tempran~ distinción sexual entre niñPs y niñBs, dístin
confrontaba con sus propias leyes, sino con sus prop10s medws ción que no explíu): aunque en s11 activid?.r! cli torÍ:HHl ~;¡ níñ<~
de comunicar dichas leyes. Sus conceptos importados debían es un «homhrecito», en l<l m<lsí nrhaci0n nn utiliz<~ los nJÍ~,rn()s
ajustarse a los que se enc~ntraban en. el inter~or d~l tema que métodos. El uso que el niño h<~cc de s11 mano p<1ra estimulm el
se trataba. En el lenguaje de Freud existe un dmam1s~~ tal que pene, «ya es prueba de la import::~rltt contrihución que el instinto
los términos que posteriormente utilizó -a~nque comctden_ con de dominio está destin<~do ~ hacer a 1~ activid<1d sext1al mascu-
los empleado~ anteriormente- a menudo uenen connotacwr:es lina».2 Sólo !<1 sexu11lídad del mach(~ contení::~ llgresivid~Hl, cuya
diferentes. Este factor es sumamente importante para cualqmer significación ·hiológica cr::~ el desen de vencer lfl resistenci:1 del
discusión de las teorías sexuales. Aún más, los conceptos de objeto sexual ( L1 hcmhra), pm nwdios dist intns ,¡J galanteo
«superyó», «ego» y <'<ello», fueron creados por Fre~d sólo des- A Freud no se le rerrnitirín sustent;n pnr much() 1 ietnpo nociones
pués de 1920; su terminología sexual data d~ su pnmera explo- tan insustanciales. Quizá la profund;l invcstig<~cíón de 1\dler sobre
ración de la neurosis, de sus tiempos preanaHt1eos, y no es «s~ya» estH cuestión contrihuv6 a que Freud <lh<lndnnar<'l esta ide<1.
en modo alguno; aunque su precisión nunca fue m~y estncta, . >¡ En este punto, cu<~ndo consider6 que las verdadera::L ..cdiferen
no podía cambiar estos términos y mantener la nece~ana coheren- cías sexuales est<1h<1n líg<1das '' 1<-~ rcprod~rrcic)n l" qtlc, en c~nse
cia que reveló la evolución de su pensami:-n~o: De he~ho, empe:o. cuencia, s?lo. emergían en la pnhert ad, Fre11d 1;1mhién deduj<)
su lenguaje se estaba apartando de su prtmttlva cu~l}dad de~crlp­ que a part1r de ese momento representaríAn el (;:¡ctot más decisivo
tiva (donde la palabra ensamblaba con la obs:-rvacwn~, hac1a u? en la conformación de la vida hum<lna. No ohstante, IHs diferen
rol más simbólico en su relación con el mateual, cías estaban allí en la primera jnfancia;·llñá-ve:t.-m~areeían
. .,. un
, ststema mas
autosuficiente. Es daro que aunque Freud ut111zo una termmo-
"
en. esta etapa, sumamente valorad:;¡ rm Pt·eud, aunque inexplicada
logía existente, se sentía cada vez más incó~odo con ~especto a e ltresuelta. Podemos ohservar que en este modelo sigue ínten
ésta. Los términos «masculino>> y «femenmo» constltuyen un samente ligado a la evolución ,hiológka f11nrinn¡¡J. Oh:-;erv;:¡ que
ejemplo pertinente. ~ . ._
Fue como si al principio -para Freud- solo hub1era mnos 2 Freud: Trt'f l'IHfiWH fJtlf'tJ tJffrl !t·orÍIJ ~t'XIIrd

()1
60
la nma desarrolla un sentido de vergii~nza, disgusto y piedad mJsculinos y femeninos. Tal observación demuestra que en lo!§
seres humanos no se ha de encontrar la masculinidad ni la
con mucho menos resist·enda que el niño, que reprime más fácil- feminidad en estado puro, ya sea en un sentido psicológico
mente su sexualidad y que, en general, ésta adquiere una forma como biológico. Por el contrario," todo individuo presenta una
pasiva.. Si la libido como tal no es prerrogativa exclusiva del combinación de los rasgos de carácter pertenecientes a su propio
macho sería justo, de todos modos -a partir de la temprana sexo y al opuesto,· también presenta una combinación de acti-
sexualidad activa del niño y de la niña, afirma Freud-, llamarla vidad y pasividad, tanto concuerden o no estas últimas caracte-
<<masculina», enfatizando al mismo tiempo que se produce indi- rísticas con las biológicas [la cursiva es mia]. 3
ferendadamente en ambos sexos. Es obvio que, posterrormente,
Freud comprendió la confusión en la que estaba inmerso y que Freud, al intentar una aproximación al fragmento limitado
constituía una respuesta correcta a dos conceptos -masculino de <<masculino>> y «femenino» con el objeto de encontrarles algún
y femenino-- que desafían la estricta utilidad científica, pero~ significado psicológico ---o de determinar su falta de significa-
que de todos modos deben emplearse. En una nota al pie que do ·-, volvió a caer en su obstinada retención de la noción de
agregó a sus Tres ensayos para una teoría sexual, en 191 5, Freud bisexualídad. El concepto se origina en una de sus respuestas
aclaró su inutilidad, aun cuando ésta no fne su última pa1abra al eufóricas a las teorías fascinantes pero extrañas de su amigo
respecto; retornó a los términos erróneos con la fascinación de Flíess: << ¡ ... bisexualidad! Estoy seguro de que tienes razón en
4
quien no vislumbraba su camino a través de estos términos, aun- eso ... ~>. contestó Freud, extasiado.
que considero que había llegado a tillH conclusión de su signifi- Con el concepto de «bisexualidad>> descubrimos el mismo
cado que los superab~: tipa de relación a~siosa con la biología que el que Freud esta-
bleció -no sin críticas- en el caso de masculino y femenino.
Es esencial <;omprender claramente que los conceptos de Pero su importancia psicológica es fundamental en los escritos
<<masculino» y «femenino» -cuyo significado parece tan am- de Freud al respecto. Como muchas de sus ideas revolucionarias
biguo para la gente común- se encuentran entre los más con se originó como un ,_presentimiento, fue cuestionado, re-cuestio~
fusos de la ciencia. Es posible distinguir como mínimo tres nado, modificado, consíaerado deficiente y, por último, restable
empleos. En algunas oportunidades, «masculino» y «femenino~>. cido como un concepto esenciaL En el curso de su historia se
se emplean en el sentido de actividad y pasividad; en otras, trasladó de sus orígenes biológicos a un significado psicoanalítico.
en un sentido biológico, y a veces en un sentido sociológico. El
Como ocurrió con «masculino» y «femenino», la palabra siguió
primero de estos tres significados es el esencial y el más útil
al psicoanálisis Por ejempln. cuando se describió la libido . siendo la misma pero su significado cambió. Por cierto, las tre~
como «masculina», la palabra fue utdizada en cstl' sentido, .'va palabras forman parte de un concepto y sólo el uso cambiante
que tm instinto siempre es activo. aunque tenJ!..a un propósito de cada una nos permite vislumbrar precisamente qué significa
pasivo. El segundo significado ~-el hiológico-· de «masculino)> este co~cepto. C~mo señala Freud, los significados biológico y
y <áemenino» es aquel cuya aplicación puede determinarse más c~nvenctonal --e mduso las connotaciones de «actividad>> y <~pasi­
fácilmente. En este caso, «masculino>> v «femenino)) S" caracte- vidad»-- no son suficientes. En este caso es necesario examinar
rizan por l:;t presencia de c:-spermatozoigfs u óvulos respectiv:-J- la evolución de los términos desde sus inicios hasta su forma
mente, y por l:1s funciones de los mismos. La actividad y sm final.
'fenómenos concon·¡tantes (un desarrollo muscular más poderoso,
El gran descubrimiento inicial de Freud fue, por supuesto,
la agresividad, la mayor intensidad de la libido), están relacio-
nados, por regla general, con 1::~ masc1.}Iinidad hiológica; pero no el de los orígenes sexuale.s de la neurosis. La primera obra
ocurre así necesariamente. va que exísten' especies animales en 1mportante publicada fue, en los tiempos anteriores a su pleno
fas que estas ruafidades están aSÍJ!..nadas. por e[ contrarÍO. a fa
hembra. E1 tercer significado -el ~sqdológico-- recibe su con- 3. Ibid.
notación de la ohservación de la existenci::~ real de individuo1" 4. de agosto de 1899, Los orígenes del psicoanálisis.

62 63
caso propuesto por la mayor parte de la oposición feminista a
Freud) continúan ofreciéndonos aquellos comienzos como si fue-
ran las conclusiones de Freud. Es natural que así ocurra, ya que
los mismos son los principios de los que partió Freud. Este es
el peligro de la coincidencia. Esos comienzos son las convenciones
e ideologías que Freud consideró inadecuadas y que al confir-
marse aparentemente al tratar de comprender, él mismo derribó.
El que en un primer momento Freud considerara a todas las
criaturas como si fuesen varones no causó, de hecho, ningún
daño; al desafiar, posteriormente,. su suposición, debió observar
por qué no era verdadera y así descubrió su verdad: en el
nuevo sentido que dio al término «masculinidad» y también en
en una nueva dimensión que concedió a la bisexualidad. Una vez
la lógica más se da el caso del retomo, al final de su vida, a sus hipótesis
final. ¿Por originales y a confirmarlas mediante una comprensión diferente,
veinte años, o más, para pasar de (a) a (a)? las .~eclaracio­ lo que equivale a darles un nuevo significado.
nes en el sentido de que la <<histeria es una perturbacwn que se En el análisis que Freud hizo de sus pacientes, la bise:xuali-
encuentra principalmente en las mujeres», «h~teria e.s .una ~~­ dad aparece constant~mente. A medida que dejó de ser un pos-
femeninas>>, y que la «fem~ptid~ª -~stá tulado primordialmente biológico, se convirtió· en una disposi-
son, de~llecno:~proposíCiOñes fundamental- ción enfrentada con diversas posibilidades y terminó siendo un
.!:'. -.~~~-··!:!~~?-':~~~' modo que con la bisexualidad, Freud componente esencial, aunque irresuelto, tanto teórica como prác-
reiteró su .(<presentimiento» primario, pero el reto:no a algo ticamente.
siempre es un retorno. A pesar del d1cho, un annano no se En 1938, en su último estudio -publicado póstumamente-
vuelve a convertir en un bebé: sólo nos parece así a causa de de las preocupaciones cruciales de la obra de su vida, Freud
nuestro olvido de uno de estos estados y nuestra ignorancia del escribió:
otro. Las ideas importadas de una fuente «externa» (en este
caso la biología y lo convencional) y superpuestas ~n la observa- En este punto [es decir, en el momento edipico] debemos
ción empírka se transforman --cuando son revahdadas a una considerar separadamente el desarrollo de los niños y las niñas
distancia intelectual de años ]uz- en algo más: son nuevas teo- (de machos y hembras), porque es ahora cuando la diferencia
rías. La coincidencia de la primera y última terminología en este entre los sexos encue:fltra, por primera vez, expresión psicol6-
campo es muy confusa. Pero es es,encial que ~~hiendo recono- gica. Aquí nos enfrentamos al gran enigma del hecho biológico
cido que el fin reemplaza. a los cmmen~~s: no olv1dem~s aquellos de la dualidad de los sexos: es un hecho último de nuestro
principios cuando se aphcan a un. ana~1s1s de l~ muJer, porque conocimiento y desaffa todo intento de rastrearlo en otra fuente.
la psicología vulgar y el convencwnahsmo social (como en el El psicoanálisis no ha contribuido en nada al esclarecimiento de
este problema, que evidentemente encaja dé lleno dentro de la
provincia de la biología. En la vida psíquica sólo encontramos
5. Previamente se había supuesto que la histeria -el s~rgimiento de reflejos de esta gran antítesis y su interpretación se torna más
las emociones de la matriz- s6lo podía encontrarse en las rnuJere~. Charcot
--a cuyas clases en París asisti6 Freud- demostró que tamb~én había
difícil por el hecho -durante largo tiempo so~p~chado-- de
hombres histéricos. El hecho de que, posteriormente, Fr;';ld constde_rara
neurosis hi.stérica como «femenina» pertenece a un anábsts a un mvel e
la que ningún individuo está limitado a las formas de reacción de
un sexo único, sino que siempre tiene lugar para aquellas del
comprensión completamente distinto. opuesto, del mismo modo que el cuerpo lleva consigo, junto

64 65
3. - PSICOANAUSIS Y PIUIINISMO
desarrollados de un el momento debemos observar que Frt;!ud consideró que nunca
eran del todO- _solubles. En su última palabra sobre el tema, Freud
retornó --aunque críticamente-- a su primera inspiración de la
es obviamente una ecuación y converlllünal bisexualidad. Pero en los cuarenta y seis años transcurridos desde
' llamamos ;l;lScnlino a todo lo que es fuerte y su primera introducción el concepto habf.a experimentado una
ftrneninn <i todo hJ .Jéhd pasivo. Ta,.rtbién este be(ho evolución decisiva. En «Análisis terminable e interminable»
fa biseX110tidad todas nuestras
Freud dice que aunque la presencia de los dos sexos es un hech~
nes sobre el tema y las vuelve difíciles de describir [la cursiva
de la biología, la experiencia psíquica de la misma es tema de la
es mía]. 6
2sicología: no provoca nuestra vida psíquica, pero ésta debe
Como veremos, los psicoanalistas postfreudianos han ínter- tenerla en cuenta -por cierto, es el problema más difícil y fun-
con excesiva frecuendn,, que «esta gran antítesis>> entre damental que debe enfrentar- como equiparable a otro dilema
sexos supone una distinción absoluta entre los hombres y Jas único: ¿de dónde venimos y cómo encajamos? Al tomar en cuenta
mujeres p:1ra quienes, en conr.ecuencia, la anatomía es el úníco la «gran antítesis» biológica entre los sexos, somos psicológica~
destino. La naturaleza hizo a los sexos esencialmente diferentes mente bisexuales; cada una de nuestras psicologías contiene la
y, en virtud de dicha diversidad, así deben operar en la vida antítesis. El cambio que ha experimentado el concepto de bise-
social Por el contrario, lo que Freud significó -obviamente-- xualidad corresponde a un giro en la forma en que Freud inter-
es que sexos reflejaban en su vida psíquica esta gran pretó su acontecer: en lugar de partir del bebé y seguir su
anthesis; que en el inconsciente y e1 preconsciente de hombres evolución (tendencia del método de presentación de los Tres en-
y mujeres por igual hacía eco el gran problema de esta dua~dad sayos), hizo lo mismo que con todos los demá~ conceptos e in-
original. Sin túnguna distinción, ambos sexos están preocupados virtió la dirección, como siempre hizo con sus descubrimientos.
por la gran antítesis: en diversas formas ·ambos huyen de sus Esta vez presentó la interpretación a partir de la experiencia del
implicaciones. Tanto hombres como mujeres viven en su vida adulto en el análisis hacia los problemas del infante. Al cambiar
psíquka la gran dificultad de que haya hombres y mujeres. Uníca- de dirección, el concepto de bisexualidad ha pasado a conver-
mente en sus sueños más turbulentos pueden resolver el dilema tirse, de noción sencilla, de postulado de una especie de unisex
como lo hace Aristófanes eÓn su jocosa seriedad en el Simposium infantil, en una noción compleja de las oscilaciones y el desequi-
de Platón, un hermafroditismo original resuelve el pro- librio del androginismo psíquico de la persona. Este dilema, en
blema como deseamos y tememos. SLJ:t bisexualidad es la el que el sujeto todavía está resolviendo el punto preciso del
figura irresuelta en el campo del problema teórico, también es lugar que ocupa en el mundo -en términm; de su deseo (tanto
la esencia irreductible de la exposición práctica de la personali- de él como de ella) de que su lugar no sea el femenino- la
dad, la frustración necesaria a la que la «cura» analítica debe única y siempre presente alternativa hacia donde cualquiera d~sea
estar expuesta. Una vez más, en uno de los últimos ensayos que realmente estar: en la posición masculina dentro del orden hu-
escribitfa, ·«Análisis terminable e interminable>>, Freud -res211- mano patriarcaP Si no soy un hombre, estoy siendo una mujer.
tando el obstácu1o que las barreras fisiológicas y biológicas plan- 7. Una interesante confirmación de la manera freudiana de operar a
teaban al progreso de la terapia (como escribió cuatro años antes, través de las fantasías de los neuróticos para descubrir también las estruc-
«nunca había sido un optimista de la terapia»)- acentuó dos tu:as de la vida psí9uica norma!, se evidencia en 'lo que podríamos deno-
expresiones érudales de la bisexualidad .en la vida psíquica: la rntn~r la e~apa de mttad de camtno en. e~te cambio en las implicaciones de
la btsexuahdad. En 1908, Freud publtco un breve artículo titulado «Las
envidia del pene y el complejo de castración, dos caras de Ja fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad» en el que afirmó
misma moneda. Más .adelante expondr~ estos dos conceptos; por que los síntomas histéricos manifiestan dos fantasías s~xuales: una mascu-
~ma .Y <;tra femenina. También podríamos decir que los síntomas tienen
6. Freud: «Algunas lecciones elementales de psicoanálisis», 1940 (1938). tmphcactones homosexuales y heterosexuales. En e] amHisis, a menudo, uno

67
La bisexualidad queda enlazada al decisivo postulado psicoanalí- el mu_u.slsmo: son sexualme~te indiferenciados, pero aunque son
tico del complejo .de castración. En una nota al pie, Freud señala pre_ediptcos tienen lugar baJo la sombra del complejo de Edipo
que la angustia de castración del hombre no· impide, por su- y éste es el q_ue marca todo su significado. Lo que hasta ahora
hemos aprendtdo de Freud sobre },a sexualidad infantil el nar-
puesto, su relación con una mujer sino con otro hombre, como
vemos, por ejemplo, en las implicaciones de la homosexualidad, cisismo y la bisexualidad, tiene que ser considerado ed el con-
tan decisivas en la posición de seguir-al-lider-padre. El masoquis- texto de esta fase preedfpica, edípicamente determinada.
mo y la pasividad de un hombre ante una mujer no implican
En los Tres ensayos) Freud propone su primera discusión de
ningún peligro de pérdida de la hombría ya que es en ese mismo lo que ya. es la destacada ;noción sobre la disposición sexual per-
rol que la madre lo aceptó. En otras palabras, la situación feme- versa pohmorfa de la pnmera infancia. Esto significa que no
nina sólo se aplica, pa,ra ambos sexos, en la relación con los hay .nada que impida a los múltiples y variados aspectos de las
p~lsw~_es que comprenden 1~ sexualidad desviarse en cualquier
hombres.
La criatura muy pequeña, autoeróticamente satisfecha, con dtreccwn deseada./ En ausencia del poder represor de las inhibi-
una disposición bisexual, descubriéndose a sí misma en una ima- cio~es culturales tle vergüenza,, disgusto y moralidad, puede pro-
gen dada por otro: ésta parecería ser la condición dichosa de la duorse cualquier irregularidad,_ (Tampoco hay otra cosa salvo la
prehistoria humana. Todo lo que Freud escribe confirma que no adquisición de esta <<cultura», para impedir una ed~d adulta
hav una importante difereP-ciadón sexual psicológica en esta si- polimorfamente perversa: no es un estado del que se salga natu-
tuación preedípica. Pero esta situación no es un estadio ni una ralmente, es una condición que uno aprende a rechazar.) De
cantidad de tiempo, sino un nivel. A otro nivel, la implicación cualquie~ modo, los niños revelan tendencias escopofílicas (placer
cuhuralmente determinada de la diferencia sexual siempre está a en la muada sexual ·no-pervertida) exhibicionistas y crueles que,
aunqu~ ?ndependientes ,er:t_ __P.rincipio, pueden llegar a ligarse a
la espera.
las actividades genitales[ La sexualidad pregenital, con sus deseos
orales de incorporar al objeto (que es una base importante para
posteriores modos de identificación) y su fase anal -con sus
5. 1La sexualidad preedípica pinceladas sadistas-, no . es- predominantemente .. masculina ni
femenina, y ninguno de los dos sexos responde más intensamente
Hasta el momento el análisis freudiano sugiere que no existe ante una u otra: las variaciones son individuales y accidentales.
una distinción importante entre niños y niñas durante la fase La tercera fase, la fálica, es, en principio, tan indiferente a las
preedípica, pero lo que se produce después, el complejo edípico, diferencias genéricas como las etapas oral y anal, aunque es
es tan profundamente distinto para los dos sexos que altera el dentro de es'te campo donde Freud dijo que debía hacerse la
significado de lo que ha ocurrido antes. Aunque dentro del pe- e~e~ción de reconoc~miento, el reconocimiento de que el poder
ríodo preedípico no existe una notable distinción, el mismo f~hco . ~e otro es mas grande y mejor que el propio: en el caso
adquiere un significado muy diferente; se vuelve, en cierto sen- del mno, el del padre; en el caso de la niña, el de todos los
tido, sumamente ~más importante para la niña que para el niño. hombres. Como hemos visto, en la reacción ante el reconod-
Lns etapas er6ticas pregenitales, el descubrimiento del yo en rr:~ento, ~r~ud localizó la expresión diversa de la misma impre-
ston: envtdla del pene para las mujeres y angustia de castración
de ambos puede resolverse, pero el otro no es detectado. «La naturaleza para los hombres; en el primer caso, lo desean; en el otro, pueden
bisexual de los síntomas histéricos, que puede demostrarse en numerosos perder sus esperanzas. Pero sumido en el narcisismo y polimor
casos, es una interesante confirmación de mi enfoque en el sentido de que famente perverso, por lo menos el macho se toma a sf mismo
la postulada existencia de la disposición bisexual innata en el hombre es como modelo del universo: todos están construidos a la imagen
claramente visíble, especialmente en el análisis de los psiconeuróticos»
que él descubre de sí mismo. Al principio uno siente que freud
f1908, S. E., vol. IX).
69
68
ha descuidado el desarrollo de la lógica de su propia compren-
sión y que no ha supuesto que si durante ese breve momento el de. comprender, .porque en ese estadio el niño retiene ..
niño considera que el mundo es masculino, la niña debiera consi- obljeto que previamente caracterizó su libido ' - t d , el mlsm?
ta - , durante el período d . o avta no gent-
derarlo femenino. Por cierto, Freud ha sido castigado repetidas y criado.I prece ente, mtentras era amamantado
veces por este fallo; fallo que, como veremos, Karen Horney y
Ernest Jones repararon en total detrimento de la psicología de
la feminidad. Posteriormente, Freud, después de muchas dudas e
interrogaciones, permaneció convencido de la bondad de su hi-
pótesis.
Sólo en 1925, después de la ref
del aparato psíquico en El
explícitamente a la cuestió:~ y/ e: ul . , d
l orm acton e la estructura
(.~923 ), Fre~d se dirigió
dre. Su obra sobre la si . e a a eswn preediptca a la ma-
Las niñas sí transfieren a hombres, .mujeres y niños su noción han ocupado forzosam pt codsts Y sus t~orías del narcisismo se
de la propia sexualidad, pero durante esta etapa sólo experimen- ., l ' en e, e este pertodo · per '1 1
cton a as compleJ"idades d 1 1 ., dí' . o so o en re a-
tan la genitalidad ditoriana; y, puesto que el clítoris es homólogo 'f e a re acton e ptc.a di .
mam estaciones para los d F Y sus stlntas
y análogo al ·pene, también ellas suponen un mundo fálico. ·¿ . os sexos reud se . bl' d
reconst erar la significación d 1 b: . vto o tga o a
En los Tres ensa)'OS, Freud no discute las implicaciones del madre. Aún entonces estuvo t~nt~a~eto am?roso. preedípico, la
hecho de que para ambos sexos el primer objeto sexual es el tuó la naturaleza decisiva . do y solo f~~almente acen-
pecho de la madre y después la madre que protege y abraza. relación con la madre ( r 1 9~e tiene! p~ra la mna su primer:;¡
Por cierto, el ro¡ de la madre está señalado, pero la falta de su ensayo de 1931 t.t IedaclOn.L con a ~len del· mismo sexo) en
1 u a o « a sexualidad f
simetría para los dos sexos no se considera significativa; el idilio · N
mente, hasta entonces había i eme_mna». atural-
madre-hijo (el bebé siempre es un niño) indica, meramente, que casos de estudio eto ~puesto su presencta en todos los
Freud pensó que todavía no habfa una distinción importante. El 1 . ·¿·, b , p yo sugertrta que la naturaleza de 1 .
e tmpt 10 o servar su importand p . os mtsmos
amor primero por la madre (o por el pecho de la madre) debe un caso de histeria p bl' d a. or cterto, después de «Dora»
ser readquirido como una parte necesaria del momento edípico; . - u lea o en 1905- Fre d '1 . f :
so b re d os historias más detall d b . u so o m ormo
esta readhesión (y la análoga adhesión de la niña hacia el padre) -un breve caso de paranoia-a asl so re muJeres, una en 1915
es la que persiste a través de las elecciones pósteriores de objetos dad femenina, en 1920. Era r~b:bftro un caso. de homosexuali-
sexuales realizadas por los adultos. Naturalmente, en el varón, sexualidad femenina presenta;a e dhue . ~n eJemplo de horno-
la primera y la segunda madre (la madre preedípica y la edípica) ambivalente y que la paranot' una a eston materna crucial y
b"len~ 1
se funden, de modo que en los escritos anteriores a la compren- o asumiera en virt d da --como
1 . una de. las pstcosls-
· · tam-
sión de la importancia decisiva de la situación preedípica, Freud pico del narcisis~o.2 Per~ pa~ec: lmpoyan~ta del perí~o preedí-
tampoco establece una clara y evidente distinción. Fue esta im- mversión y en las psicosis- ue que a sl~tomatologta --en la
precisión en el caso de los niños la que Freud eliminaría al terna oscureció su significado .q 1 pbesupon.t~ una adhesión roa-
encarar., directamente por primera vez la cuestión de 1~ · distinción pantalla para el desarro1Ío d '1 . a o, serMva;ton" actuó como una
entré. los sexos: e a teorta. as aun. el énfasis que

Al examinar las primeras formas psíquicas asumidas por la 1; .Freud: «Algunas consecuencias . . .
anatomtca». · pstqutcas de la dxferencia sexual
vida sexual de las criaturas, nos hemos acostumbrado a tomar
2. Naturalmente, las mismas consid .
corno sujeto de nuestras in~estigaciones al niño de sexo mascu- c_omo histérica. Véase por eJ'empl 1 betaCio~~s se aplicarían a «Dora'»
lino. . . Hemos supuesto que con las niñas las cosas deben ser bdad f ementna»:
· ' ·
«Sospecho que hao, a o . ' de F reu d en « 1Ja sexua-'
servacton
similares, aunque de alguha forma tienen que ser, no obstante . entre la fase de adhesión a la d y ura r~lacton particularmente estrecha
diferentes ... resulta sorprendente cuando r {¡a ~e y a ettología de la histeria lo que no
En los varones, la situación del complejo edípico es la pri- rosis son característicamente fe ex.tonamos que tanto Ja fase co~o la neu
mera etapa que puede reconocerse con certeza. Esto es fácil de la madre enco~tramos el. geermmeenntndas ly' aún ~ás, que en esta dependend;
( « La sexual"d ·
1 ad femenina», 1931.)
e a postenor
. · en 1as mujeres».
paranoia
70
71
nmo. Co~.? las pautas a.morc:sa& posteriores se construyen
est~ relacwn, a~oro~a pn~ana, toda esta hostilidad puede trans-
. feruse, en últ1ma mstanc1a, de la madre al marido, quien así
Freud puso en el complejo de Edipo como «núcleo de las '?'e~ro­ reemplaza . realmente a la madre en la afectividad de la niña.
sis» le impidió, durante :algún tiempo, reconocer los conoclmlen- Freud comenta:
tos que ya tenía sobre este primer período preedípico. Esto no
significa negar que hasta entonces Freud siempre había pensado .... notamos que muchas mujeres que han elegido a su marido
en un arquetipo masculino -él mismo reconoce constantemente de acuerdo con el modelo de su padre, o que le han hecho
o~upar el. lugar de éste, repiten con él -en su vida matrimo-
este. hecho--, sino sugerir que en el camino de su comprensión
mal-:-, sm embargo, sus malas relaciones con la madre. El
de la sexualidad femenina hubo otras consideraciones además mando de tal mujer estaba destinado a heredar la. relación de
del chauvinismo masculino. ella con su padre, pero de hecho se convirtió en heredero
En su primera referencia explícita --en 1925- a la impor- su relación con la madre. 4
tancia de la adhesión preedípica a la madre, Freud señaló que
el psicoanálisis había cubierto la superficie de la vida psíquica y No obstante, más importante que las innumerables razones,
que ahora debía explorar las profundidades; en 19 31, en su qu~ una niña puede tener o más tarde concebir (como racionali-
artículo «La sexualidad femenina», plantea la misma cuestión zaCiones) para su· hostilidad con la madre es la tendencia general
pero expone una imagen tomada de su campo predilecto, la hacia la ambivalencia: la misma primacÍa e intensidad de esta
arqueología: «Nuestra penetración en esta temprana fase preedí- relación hace posible que contenga tanto el odio como el amor·
pica en las niñas nos llega de sorpresa, como el descubrimiento la niña. a dif~rencia del niño, no puede realizar una separadó~
-en otro campo- de la civilización cretomicénica detrás de la de estas emocwnes y tr.ansferi~ el rencor a un padre rival, porque
civilización de Grecia»:' ¡A Freud no le gustó, en un sentido pronto debe_ ~ornar ? este m1smo padre como objeto amoroso~.
general, lo que allí encontró! Como la madre es el primer objeto Al descnb1r la naturaleza de esta primera adhesión a la ma-
amoroso nutritivo y protector para ambos sexos, cabría esperar dre, ~reud comenta gpe en ambos sexos existen aspectos activos
que la adhesión a ella fuese amorosa, pero nada de esto ocurre. y pas1vos. En este eJemplo enfatiza los deseos activos de una
Precediendo a cualquier rivalidad que la niña pueda sentir por ~!ñ.a durante/ todas la~ fases:. oral, ar:al y fálica. Es posible ver
la madre en sus demandas por el padre durante el estadio edípico ""acrlmente como la cnatura siempre tlende a convertir una reac-
positivo, ya se encuentra una considerable hostilidad en su ción activa en una reacción pasiva y lucha contra la dependencia,
actitud. Por cierto, la rivalidad generalizada con los hermanos y deseando ~acer. cosas en lugar de que se las hagan. En la niña
el padre produce muchos celos y resentimiento, pero esta hosti- esto ~e evidenCia por su dominio en las situaciones de juego, en
lidad primaria es otra cosa. La misma parecería proceder del hecho espeCI~l cuando <<hace la madre>> de su madre como niña y repre-
de que no existe fin para el ilimitado amor y las exigencias de se?ta Juegos con muñeq¡s en la ilimitada ingenuidad de haz-lo-
amor de una criatura, que no hay satisfacción posible y que la mtsmo-que-te-hacen. Otras fantasías de deseos activos hacia la
frustración inevitable puede provocar sentimientos violentos. Sen- madre tienden a verse oscurecidas por la posterior transferencia al
cillamente, la madre no puede dar lo suficiente al bebé Después padre. Pero Fre~d afirma que todo lo que previamente se pensó
-finalmente- existe, por supuesto, la situación en que la niña como característico de los niños también se encuentra en las niñas.
culpa a su madre por el hecho de ser una niña y no tener, en En ambos sexos existe el temor a ser matado por la madre de
consecuencia, pene (este tema lo abordaremos más adelante). Pro- modo que se produce un giro hacia la actividad mediante' un
bablemente, al mismo tiempo, la niña culpa a su madre por las deseo agresivo de muerte contra aquélla. También ambos desean
restricdones sociales a su vida sexual, pero esto sólo llegaría a
ser específicamente derto en la pubertad, época en que existe 4. !bid.
mucho mayor control de la libertad de la niñn que de la del
73
3. Ibid

72
mano
del deseo narcisista; el siguiente, a través de los deseos cuya
configuración comprende el complejo de Edipo. La relativa sim-
su plicidad de los deseos de autoconservación del bebé y la pulsión
estos deseos activos sexual son consideradas entonces, en virtud de estos dos concep-
sufren la tos, a través de las complejidades de la historia de los deseos,
totalmente harta represiones y negaciones del sujeto. . . La interpretación de la dife-
ret>rumr gran parte su· sexua- rencia entre los sexos nunca volverá a ser la misma en la obra
en resto de sus propósitos de Freud. Ha desaparecido la tesis lógica de que con la potencia
pasivos e corno el nuevo objeto amo- reproductora de la pubertad, el macho y la hembra adquieren
~oso. 1 los atributos de lo masculino y lo femenino; la evolución psico-
En todas las pasiones la primera ~dhesión a la madre as lógica no sigue el camino neto del desarrollo fisiológico, y aun-
criaturas de ambos sexos son semejantes; sólo cuando aparece la que otros autores conservan este paralelismo,· Freud se sintió cada
necesidad de la des-,adhesión de la madre, la niña ingresa en el vez más inclinado a producir una ruptura.
camino de la feminidad. Como veremos, la «castración», la frus- Reinterpretada a través de la historia de los deseos del
tración y las exigencias de las costumbres hetero~exuales ponen sujeto, puede considerarse que la división entre los sexos se esta-
en movimiento esta des-adhesión carácter hostll. bleció de una forma aún más primaria, y también puede consi-
Cuando en 1905 publicó por primera vez los Tres ensayos derársela mucho más importante. En la última --e inconclusa-
para una teoría sexual, Freud consideraba que la distinción psico- idea que Freud publicó, se encuentra la principal significación de
lógica entre los ~~~9~-~~12 ~~~S!~J-~l~ce__tl::!~l~~Ete con la segunda esta cuestión que ló preocupa, ya que la misma parece encon-
fase de la sexualidad difásica def hombre; en otras palabras, trarse en la raíz de la formación del ego; en otras palabras, el
después del período de latencia, con el comienzo de .la- puber~_:l, ego asume su creación dentro de un mundo tanto cultural como
cuando la niña ménstruantefee"onoce el rol de su vagma y el mno biológicamente dividido en dos sexos. Este reconocimiento pro-
es capaz de producir semen, cuando la gerütalidad emerge vocó que Freud pensara, a última hora, que podía encontrarse
por vez primera y se halla inevitablemente ligada a l,a reproduc- en el camino de una nueva teoría del ego. Con anterioridad había
ció~(Freud de~có un capítulo de _su obra a este ~nod? a~oles­ reconocido que el ego se creaba, en parte, como un yo dividido,
cerite, pero hecho fue necesano esperar las mve~ttgacrc:nes una escisión original necesaria por su misma formación en la
más exhaustivas de Anna Freud sobre la adolescencta, tremta alienación de la imagen del espejo; pero entonces su observación
años más tarde.) En el estudio de 1905 faltaban los tres con- de otro ejemplo de escisión en el ejemplo del fetichismo, hace
ceptos fundamentales cambiarían decisivamente la t~sis . de que Freud lo una íntimamente a la castración, de modo que
Freud: fue omitido complejo de Edipo -aunque habla stdo estaría relacionado con la diferencia entre los sexos. 5 Le resultó
postulado unos nueve años atrás-, el complejo castración necesario recorrer un largo camino entre .el desarrollo análogo y
y su equivalente la envidia sólo fueron agre- paralelo atribuido a niñas y niños en los Tres ensayos, aunque la
gados en ediciones c?n:cepto , plan- distinción estaba prefigurada en los primeros conceptos psicoanalí-
tearía una la preedíp1ca; la ,castración y el com- ticos del complejo edfpico y la bisexualidad (como hemos visto,
plejo edípico (indisolublemente uni~os) r:ropo~cionadan el ~arco Freud debió remodelar este concepto en términos psicoanalí ticos).
de una reinterpretación la sexuahdad ~nfantil como globah?ad. También le resultó necesario recorrer un largo camino desde su
Un <<estadio» de la pulsión sexual se filtró a través del crtstal arrogante presunción de que la primera sexualidad de la niña era
«masculina» y que tenia fin: era «masculina», pero éste era
74 sólo el comienzo. .
5. Véase «Escisión del yo en el proceso de defensa», 1940 (1938);

75
6. Ei comple¡o de Edipo En un contexto comparable de sueños de deseos de muerte
contra aquellos a quienes el soñador conscientemente quiere (bajo
la categoría de «Sueños típicos»), Freud reiteró su punto de vista
Escribiendo «prematuramente» de paranoia, melancolía y due- en La interpretación de los sueños) donde ofreció más ejemplos
lo, y d·e la pulsión de muerte en 1897, Freud señaló: «Parece de sueños disfrazados o directos, que ilustraban la cuestión. En
que este deseo de muerte está diriyido :n los hijos contra su padre esta etapa el concepto sólo era descriptivo, pero descriptivo de
y en lats hijas contra su madre», y cmco meses después, mfor- una situación universal. Gradualmente, empero, relacionándolo
mando sobre su autoanálisís a su amigo Fliess, Freud mencionó con otra piedra fundamental del psicoanálisis --el inconsciente-,
un recuerdo encubridor (un recuerdo trivial de la infancia que Freud le otorgó su rol dinámico en la historia del desarrollo
oculta a otro importante) de su madre cuando dio a luz a su psíquico. Es únicamente esta combinación la que da significado
hermana Anna (en aquel momento Freud tenía dos años y me- al complejo de Edipo. 3
dio) y que más tarde utilizaría en Psicopatolo¡,ía de la vida Los primeros casos clínicos completos después de Estudios
cotidiana. Continúa diciendo: sobre la histeria - Juanito, Dora y el Hombre de las ratas-
He descubierto --también en mi propio caso-- el enamora- descifraron las operaciones del complejo de Edipo antes de que
miento de la madre y los celos del padre, que ahora considero fuera totalmente formulado como teoría. Así, en el análisis de
como un hecho universal de ta primera infancia... Si es así, «Dora», en el que desentraña las redes del deseo sexual en una
podemos comprender el afianzado poder de Edipo Rey, a pesar muchacha de dieciocho años (el repudiado deseo heterosexual de
de todas las ohjeciones planteadas por la razón contra su presu- Dor.a por su padre y su adhesión homosexual a la amante de
posición de destino ... La leyenda g~iega transmi~e un~ compul- aquél, Frau K.), Fréud introduce el complejo psíquico que reve-
sión que todos reconocen porque stenten su extstencta dentro lará mediante el tipo de comentarios sociológicos sobre las fami-
de sí mismos. Cada miemhro del púhlico fue alguna vez -en lias que entibia el corazón de muchos terapeutas radicales de la
germen y en la fantasía- un F.dipo semejante, y cada uno de actualidad:
ellos retrocede horrorizado ante el cumplimie.nto del sueño tras-
plantado a la realidad, con toda la cuota dC' represión que separa
Sll estado infantil del actuaP
Se desprende de la naturaleza de los hechos que forman el
material del psicoanálisis, que estamos obligados a prestar tanta
l. Borrador N., Notas, ITT, 1897. «Prematuramente», en el sentido atención, en nuestros casos, a las circunstancias humanas y so-
de que todavía no hahfa formulado sus teorías al respecto. Este «deseo de ciales de nuestros pacientes, como a los datos somáticos y a los
muerte» no es en modo alguno 1o mismo que el concepto psicoanalftico síntomas de la perturbación. Nuestro interés dehe dirigirse,
de la «pulsión de muerte»; em~ro, como su~ieren los .d!r~tores d~ la sobre todo, a sus circunstancias familiares y no .únicamente,
Standard Edition, esta referencia puede muy hten ser el mtcto de la tdea como veremos más adelante, con el propósito de indagar sus
del complejo de Edipo. . rasgos hereditarios. 4
2. Freud: Carta a FHess, N." 71, 15 de octubre de 1891 Pat'll qutenes
atribuyen a Freud los defectos de la suhkt!vidad, deben. señal~rse su~
manifestaciones de otr!l. carta a Fliess, de nov1embre del mtsmo ano: «Mt Sin duda, Freud ofrece un retrato social de las operaciones
autoanáBsis sigue interrumpido y he compren~:H~o la razón .. S6lo pu~o de una familia nuclear, pero las implicaciones importantes de
analizarme a mf mismo con la ayuda de conoc1rn1entos ohtentdos objettva·· estas «circunstancias familiares» son las fantasías y deseos repri-
mente (como nn desconocido). El auténtico autoanálisis es imposible, de
r
lo contrario no hahrft~ enfermedad neurótica l. Puesto que todavía en-
cuentro algunos enigma.s en mis pacientes, también mi autoanálisis se ve a sf mismo; la neurosis es una señal del extrañamiento del hombre ante
retrasado». (N."' 7'5, 14 de noviembre de 1897). Naturalmente ~mo sí mismo y, por huenas razones, de su negativa al conocimiento.
explica Mannoni..:._ Freud tuvo su analista en FHess, recept~r y en e1e;ro 3. Es común y fatal ignorar esta relación: véase Reich y las críticas
sentido originador, de las cartas de Freud. Esta carta c~mftrma la noct6n feministas en particular, más adelante.
de que e1 psicoanálisis e!i un proceso para ayudar al anahzando a conocerse 4 Frend: «Análisis fta~mentario ele nna histeria (caso Dora)», 1905.

76 77
·:aunq~e todavía no le as~gna, de hecho, ese nombre) bajo el
midos que, reevocados en la adolescencia o más tarde, dan testi- 1mpeno del concepto del mconsciente y dándole su pleno signi-
monio del drama edípico infantil. (Sólo posteriormente Freud ficado analítico:
comprendería la importancia de los aspectos homosexual y hete-
rosexual combinados, de esta escena.) La uniformidad del contenido de la vida sexual de los
Con Juanito, Freud tuvo su primera confirmación -inne- niños -junto con el carácter invariable de las tendencias modi-
cesaria pero fascinante- de las fantasías sexuales de un niño a ficadoras que más adelante caen sobre el mismo-- dará cuenta
partir de la fuente directa infantil. Juanito quería tener un bebé fácilmente de la constante igualdad que por regla general
con su madre, enfermó para retener su amor exclusivo que se caracte~iza la~ fantasí~s que se construyen alrededor del período
veía amenazado por el naFimiento de su hermana, y transfirió el de la mfanc1a, prescmd1endo de cuántas o cuán pocas expe-
temor de su propio deseo'vde muerte contra su padre a los caba- riencias reales han contribuido a conformada. Es absolutamente
llos, que así se convirtieron en la expresión de su fobia.\En esta característico del complejo nuclear de la infancia que se asigne
al padre del niño la parte de un oponente sexual y de un obs-
forma se aseguró una doble ventaja: \~onvirtió su violenta hostili- taculizador con actividades sexuales autoeróticas, y generalmente
dad en un temor de que alguien fuese hostil éon él y después los hechos reales son en gran medida responsables de provocar
trasladó su temor de una persona --su padre- a un animal neu- esta situación [la cursiva es mía]. 6
traL el caballo. Si veía un caballo no salía a pasear, de modo que
permanecía en casa con su madre, quien así prestaba más atención Lo que ocurre real y específicamente no es ni remotamente
a su hijo asustado, «ptopósito» original de la enfermedad fóbica. tan importante como lo que se espera que ocurra en la historia
Los sentimientos que el niño experimenta por su padre y su cultural general del hombre.
madre son expresiones netas del complejo de Edipo tal como se A partir de ese momento, la situación edípicá se convirtió en
vive en el interior de la familia nuclear. ,fin ocasiones#_Juanito el «complejo nuclear» de las neurosis y en una piedra funda-
resuelve el dilema familiar en que está sit-iíado; después «el pe- mental de la teoría psicoanalítica. Siempre había sido así, pero
queño Edipo encuentra una solución más dichosa que la prescrita el retraso con que Freud contribuyó a su comprensión resulta
por el destino. En lugar de apartar .a su padre del camino, le de importancia. Se ha dicho a menudo que únicamente el descu-
asegura la misma felicidad que desea para sí mismo: lo hace brimiento de sus propios deseos edípicos hizo que Freud descu-
abuelo y también se casa con su propia madre>> .·5 briera el hecho de la sexualidad infantil, pero evidentemente ésta
En la histon\a del «Hombre de las ratas», Freud titula <<El no es toda la verdad. En cierto sentido, por supuesto, es parte
complejo del padre» a una sección de este caso de neurosis obse- de la misma comprensión; en otro sentido, las implicaciones del
siva grave en que se revela la intensa ambivalencia del joven con complejo de Edipo tenían que ser elaboradas y debía revisarse
respecto a su padre ya muerto. Sólo gradualmente el término la sexualidad infantil a la luz que las mismas arrojaban. El com-
«complejO>> llegó a indicar en los escritos psicoanaHticos la tota- plejo de Edipo es el núcleo de las neurosis, no en virtud de los
lidad de las ideas inconscientes reprimidas que rodean un hecho deseos incestuosos que refleja, sino de la represión de los mis-
con colorido emocional. (Previamente se lo utilizó sin la tan mos. El complejo edípico no es un conjunto de actitudes hacia
importante connotación de inconsciencia.) El complejo de Edipo otras personas, sino una pauta de relaciones entre un conjunto
encarna las ideas reprimidas relacionadas con el drama familiar de lugares, estén o no ocupados. (Como dice Freud en el párrafo
en cualquier constelación primaria de figuras en cuyo interior el que acabamos de citar, los hechos y las personas reales se en-
niño debe encontrar su lugar. Lo que evoca no es la situación cuentran generalmente, pero no necesariamente, presentes.) La
familiar real ni el deseo consciente. En el caso del «Hombre de
las ratas» ol;->servamos a Freud situando al complejo edípico
6. Freud: «Análisis de un caso de neurosis obsesiva (El hombre de las
ratas)», 1909.
5. Freud: «Análisis de la fobia de un niño de cinco años».

78
primera intrusión de la idea del complej.o, de Edipo en el pe~s,a­ su niñera campesina, su <<Nanya», que después
miento freudiano --en un sueño-- necesito apartarse de la noc1on oarse por entero a él en su primera infancia, lo rechazó y amenazó
de un acontecimiento real (la seducción literal por par:e del con castrarlo por sus actividades masturbatorias. Más tarde se
padre de la criatura) y sustituirlo por la teoría de la fant~sl~. De repitió la misma experiencia --con algunas variantes- con una
este modo, el complejo de Edipo era parte del rec~noc1m1ento criada a quien el muchacho deseaba. No obstante, en las fanta-
general de la sexualidad mfantil, pero una parte espectal que ten- sías del paciente el castrador era el padre y no la criada ni
dría di:; tintas consecuencias. . Nanya:
En realidad, puede decirse que durante largo t1empo el c?m-
plejo de Edipo ha sido una noción import~~te, aunque relattva- Aunque las amenazas o insinuaciones de castración que se
mente sencilla. La sustancia de su compleJidad queda revelada cruzaron e~ ~u camino habían emanado de mujeres, este hecho
en los casos clínicos; sus numerosas consecuenci.as --como los no determmo el resultado final. A pesar de todo, era de su
sentimientos universales de culpa (resultantes del mcest~ deseado padre de quien finalmente llegó a temer la castración. En este
y, en consecuencia, del parricidio desead~)-. se ; ~enc10nan en sentido, la herencia triunfó por sobre la experiencia accidental;
contextos teóricos. Dentro de l.a antropologla m1tolog1ca de T otem indu~ablemente, en la prehistoria del hombre era el padre quien
y tabú ( 1912-13) se concibe su expresión macroc~smica, pero practtcaba la castración como castigo, mitigándola posteriormente
con la circuncisión. 7
la primera presentación abstrac_ta _Y completa ~el m1smo, ~n .las
Lecciones introductorias de 1';} 16-17, stgue s1endo descnptlva.
A nivel de teoría, el concepto todavía no había superad_o. ~lena­ Aunque en su conclusión Freud. previno contra la asunción
mente la épooa de su primera sugerer:cia. e~ la carta d1ng1d~ _,a de una herencia filogénica y acentuó que ésta sólo debe ser pos.,.
Fliess. (Quizá podríamos tomar como m~~at1vo d~ esta ,.cuestlon tulada después que ha sido descifrada a través de un individuo,
el hecho de que Freud, hasta esta Lecc10n ~ , mcluye~dola­ apuntó cómo cuando -por ejemplo en este caso- las experien-
casi siempre lo explica volviendo a contar la vers10n de Sofocles.) cias reales no se ajustan a] esquema edípico estándard, son remo-
Pero al año siguiente, la publicación de otro caso -la de~ ,Hom- deladas para hacerlo y la madre y/o niñera se funden y el padre
bre de los lobos- preparó el c-amino para una elaborac10n Q.el reemplaza a la mujer como castrador. El adulto reexperimenta
concepto, que impondría su giro de ~~ piedra fundamenta~ , Y su ingreso infantil en su propia historia en términos de ]a correcta
reconocida de la observación psicoanaht1ca, a un? co~prens1on convención mitológica. Este es el significado de una cultura here-
de lo que siempre había estado implícito .en s? mtenor o q'?e dada. Pero en esta ocasión fue de mayor importancia el hecho
había sido previamente expresado con excestva. sl~pleza.: es declt, de que al presentar este caso de homosexualidad reprimida,
su altamente complicado rol como momento tnstlgat?no para el Freud fue orientado hacia las primeras descripciones de un com-
individuo en la cultura humana. Tampoco se mene1ona por su plejo de Edipo «negativo» o «invertido», que llegaría a ser un
nombre -salvo en el resumen- el complejo edípico del Hombre concepto de monumenta] -aunque transitoria- importancia para
de los lobos, pero sus elaboraciones recientemente perc~hi~as so? 7. Freud: «Historia de una neurosis infantil», 1918. Aquí Freud fue
manifiestas. Freud estaba preocupado por la neuros1s mfantil explicito con respecto a la significación de la filogénesis: «Coincido ple-
de su paciente, esta vez un acau?alado jove~ ru.so que a l<?s namente c~:m Jung en reconocer 1~ ~xistenda de esta herencia filogénica,
cuatro años de edad había sucumb1do a una htstena de angust~a pero constdero un error metodologtco aferrarse a una explicación filo-
génica antes de q?e hayan sido agotadas las posibilidades ontogénicas. No
expresada como fobia ani~al. (miedo ..a. los lobo~), y que mas logro encontrar ntnguna razón para discutir obstinadamente la importancia
tarde reemplazó por caractenst1cas neurotlcas ?bses1vas. El «Hom: de !a prehist<;>ria infantil, m~entr~s se reconoce libremente, al mismo tiempo,
bre de los lobos>> era hijo de padres cuya nqueza y mal~ salud la tmportancta de la prehtstorta ancestral. Tampoco puedo descuidar el
lo dejaron al cuidado en primer lugar de una niñera y. ~e~pués hec~o de que los motivos y las producciones filogénicas necesitan investi-
de una gobernant.a. Toda su adhesión edípica estaba dingtda a gactón y que en un gran número de casos la misma es proporcionada por
factores de la infancia del individuo».

80
el complejo edípico de las mujeres, que hasta entonces había sido . El últin:o obje_tivo sexual [del Hombre de los lobos] la
suprimido de la teoria con el pretexto de que era igual a la ac~1tud pasiva hacia su padre, sucumbió a la represión ~ el
m1edo a su padre apareció, en su lugar, en forma de f~bia a
versión masculina, aunque en sentido contrario. El caso clínico los lobos.
de un hombre reveló este complejo de Edipo «invertido», feme- . ¿Y la fuerza impulsora de esta represión? Las circunstan-
nino, y 'fue, paradójicamente, un paso adelante en el sentido de ctas . d_el caso demuestran que sólo pudo ser su libido genital
de la noción que hasta entonces había dado cuenta de ~arctClsta que, en forma de preocupación por su órgano mascu-
la situación edípica de las niñas sobre un modelo exclusivamente ~mo, luchaba contra. una satisfacción cuya realización parecía
masculino. mvolucrar la renunc1a a ese órgano [es decir, si ocupaba el
Aunque el estudio no se publicó hasta 1918, Freud había tra- lugar de su madre 1. A partir de su narcisismo amenazado derivó
la masculinidad con la que se defendió contra su actitud pasiva
bajado en el Hombre de ,los lobos, en 1914, año de su ensayo
hacia el padre.
fundamental sobre el narcicismo. El Hombre de los lobos planteó Observemos ahora que en este punto ·de nuestra narración
a 'F'reud un conflicto entre los propósitos activos y pasivos y una debemos prc:_dudr ~na alteración de nuestra terminología. Du-
lucha sobre la adopción de una posición masculina o femenina. r~?te el sueno habla alcanzado una nueva fase de su organiza-
Freud debió presentar este dilema sin caer en la trampa adleriana, cton sexual. Hasta entonces los opuestos sexuales habían sido
sin sugerir que este conflicto de bisexualidad (o de protesta para él, activo y pasivo. Desde su seducción [por parte de s~
masculina contra la feminidad) era, en sí mismo, la fuente de las· hermana], su propósito sexual había sido pasivo: el de ser
neurosis. Todo lo que al ego le interesa es reprimir las exigencias tocado en los gemtales; después se transformó -mediante la
regresión al estadio anterior de la organización sádico-anal-
sexuales ofensivas, su interés reposa en la autoprotección y en en el propós!to ·masoquista de ser golpeado .o castigado. Le
la conservación de su narcisismo, sea de variedad masculina o resultaba mdtferente alcanzar este objetivo con un hombre o
femenina. Empero, en este caso el conflicto de masculinidad y con una mujer. Había viajado -sin tener en cuenta la dife-
feminidad planteó a Freud algunas ideas que llegarían a ser suma- rencia sexual- desde su Nanya hasta su padre; había ansiado
mente importantes para sus posteriores esfuerzos por descifrar las que su Nanya le tocara el pene y había intentado provocar que
consecuencias psicológicas de la diferencia entre los sexos. El su p~dre lo golpeara. Aquí los genitales quedaron fuera de la
Hombre de los lobos había sido seducido tempranamente a la cuestiÓn, aunque la relación con ellos -que había quedado
oculta por la regresión- todavía se expresaba en su fantasía
actividad sexual por su hermana mayor, experiencia que se com- de ser golpeado en él pene. La activación de la escena primaria
binó con un sueño de lobos blancos, de ahí su nombre de «hom- en el _sueño lo retrotrajo a la organización genital. Descubrió
bre de los lobos:•>. En la interpretación, la imagen dominante del la vagina .Y, el signi~icado bioló.gico de masculino y femenino.
sueño representaba al padre y era, a la vez, la re-expresión de Compt;endlO que activo era equtvalente a masculino y pasivo a
una observación anterior de la «escena primaria>>, en este caso fememno. Su propósito sexual pasivo debía entonces trans-
la relación anal entre los padres del niño. Durante sus primeros formarse en femenino y ser expresado como «ser copulado por
años el paci~nte osciló entre un deseo homosexual pasívc por su su padre», en lugar de «ser golpeado por él en los genitales
padre y una identificación activa con él, mediante la cual trans- o en el traserm>. No obstante, este objetivo femenino sufrió la
represión y debió ser reemplazado por el temor a los lobos.s
formó en primer lugar a su niñera y después a la criada en objetos
sexuales·, después sobrevino un deseo homosexual secundario con ~n ~1 Hombre, de los lobos, la feminidad fue reprimida y
el padre, y así sucesivamente. La historia es sumamente compli- aq~el solo comenzo a perder su apatía y a desplegar intereses
cada y sólo deseo mostrar el significado de la interpretación de soctales cua~do, durante el análisis, «se volvió posible liberar su
Freud para la evolución del complejo de Edipo y la diferenciación homosexuahdad trabada». En su caso, había retenido su identi-
sexual:
8. Ibid.

82 83
ficación con la sexualidad materna, pero lo que no podía resolver
era el temor a la castración, excepto con una inaceptable 'pérdida de los ~~b<;>s rep.rimió inconscientemente su feminidad,
para su narcisismo; el narcisismo masculino ligado a los genita- aswruo mtenciOnal y conscientemente su masculini-
les entró en conflicto con una inclinación homosexual ya exis-
tente, que era expresión un temprano complejo de Edipo hemos visto en el caso del Hombre de los lobos, Freud
invertido o negativo. Esta ilustración muestra a Freud esforzán- constant~~ente contra la sexualización de la represión
dose por revelar cómo la pasividad llega a relacionarse con la la repres10n de las ideas asociadas, no de la sexualidad
feminidad y la actividad con la masculinidad, y también muestra Y la creación de un conflicto sexual-genérico deter-
cómo ninguna de ambas está relacionada con el género biológico 1
, . que eve~~ualmente ilustrativo) de estallidos pato-
sino con la situación del sujeto. mterpr:tacl?n no sería más que una transposición
siguiente caso importante de Freud, en este sentido, fue mamque1smo (la gran antítesis biológica de roa-
<<Un caso de homosexualidad femenina». Irónicamente, desde vulgar a la vida psíquica, y a pesar de la supuesta
nuestra perspectiva, resulta interesante por lo que no dice. En Freud por las dualidades, no es esto lo que pen-
lugar de la homosexualidad y feminidad -la actitud pasiva hacia
otro hombre- reprimidas del Hombre de los lobos, nos encon- Freud «teorizó» el estadio al que se había visto
tramos ante una elección consciente: la resolución absolutamente en sus casos clínicos. En El yo y el ello, formuló su
no-neurótica del dilema adolescente de la joven. Con la reapari- del aparato psíquico, como lo había hecho
ción vocal del complejo de Edipo en la pubertad, esta niña había en El narcisismo. Con su nuevo análisis de la
volcado todos sus deseos en su padre. Pero fue precisamente en natural~a y la estruc.tura del ego, Freud apuntó que: «lo intrin-
este momento que su madre quien era una gran rival- logró d~. pr<?~lema .. s~ debe a ~os factores: e1 carácter ttl1angular
quedar embarazada. Furiosa ante la traición paterna de su amor, la Sltuaoon edíp1ca Y la btsexualidad constitucional de cada
se apartó de los hombres como objetos amorosos y «se trans- IDdllVI•dU()» lO L . , de estas dos tesis dio por resultado
a . umon
formó en un hombre y tomó a su madre en· lugar de su padre --como .hemo~ vislumbrado-- la nueva noción del complejo de
como objeto amoroso». El amor materno revivido adhirió, de «mveru~o» o «negativo». Lo que Freud llama entonces
hecho, a una serie de madres-sustitutas (al principio madres de co1npJle1o de Edzpo comp~et~ (a diferencia de su anterior concepto
sus amigas) y), de esta forma, mediante su última unión desca- basado cas1 literalmente en Edipo Rey) revela la
rada con una ·«dama de la sociedad>>, que supuestamente era bi- natm:al.<:!Za de la situación: el niño también ~esponde en
sexual y promiscua, cumplió satisfactoriamente su venganza contra femeruna Y toma a su padre como objeto amoroso identi-
el padre: éste se sintió excesivamente escandalizado ante su desca- bc:ándo,se. en. co?secuencia, con su madre, con toda la ambiva-
rado lesbianismo. La naturaleza secundaria revivida de esta homo- la nvali~~d (por eje~plo, el Hombre de los lobos); del
sexualidad ocultó ,a Freud el significa de la adhesión preedípica mismo modo la nma, en m:astones, después de tener que aban-
a la madre. Aunque Freud tenía plena conciencia del problema, a su padre como obJeto amoroso, se identifica con él y
lo malinterpretó o no supo reconocerlo, por así decirlo.
Como con el Hombre de los lobos, en «Un caso de homo- 9. ~pero, debemos observar que sólo en última instancia Freud
sexuali.dad femenina», los pensamientos de Freud se vieron domi"
nados por la influencia de la bisexualidad en el complejo edípico,
:un
estuvo <?sp?esto a_ designar su C<;tnducta sexual como «masculina» (a falta
.tenmno meJor, como él .mt~mo reconoció); en otras ocasiones, tomó
. ~anaas respecto a tales descrtpnones: «También algunos de sus atributos
factor. que ya estaba convirtiendo a este «núcleo de las neurosis>}· m ectuales podrían esta: relactonados con la masculinidad: por ejemplo
en una estructura mucho más complicada que la originalmente su de compr«:~s1ón y su objetividad lúcida, en tanto no estab~
su paston Pero estas diferencias son más convencionales
postulada. <<En todos nosotros, durante toda la vida, la libido oenti:ticiiS». «Sobre. la psicogénesis de un caso de homosexualidad
oscila entre objetos masculinos y femeninos ... » y mientras el knlenina (muchacha .?e dieciocho afios)», 1920.
Freud: El yo 1 el ello, 1923.
84
8'5
edípkos; asi;', su eg~ infantil. se fortif_i;ó por el qimplimiento
. de la repres10n mediante la mtroducc10n del mismo obstáculo
de,ntro .de sí mismo. P~~a hacerlo, tomó ·fuerzas prestadas, por·
vuelve dominante la <<masculinidad» (por ejemplo, «Un caso · ast .dectrlo, ~e su padre y este prestamo fue un acto extraordi~
homosexualidad femenina»). En el momento de la disolución nartamente 1mportante. El superyó conserva el . carácter del
complejo de Edipo, las cuatro posibilidades serán R~dr~; c~a1_1to más. poderoso haya. sido el complejo 'de Edipo
con diversos grados consistencia {es decir ambos y mas :ap1damente ~aya sucumbido a la represión (bajo la
objetos y ambos padres tomados en identificación). mfluencta del~ auto~tdad, la, enseña~za religiosa, la escuela y
mas . estrtcto sera postenormente el dominio del
secuencias de esta influencia de la bise:xualidad en el complejo el ego, en forma de conciencia o quizá de un
edioico son mucho más importantes que esta mera postulación. sentido de culpa .11 · ' '
Ef~tivamente, en su tesis Freud no estaba preocupado por la
bise:xualidad sino por la formación del ego. primeras identificaciones fueron hechas mediante una
Remitiéndose --con ampliaciones- a las teorías de El serie <<ego-ideales>>. La ·nueva identifkacion edípica contiene
cisismo, Freud señala cómo en los primeros momentos de la el poder d~I-padre autoritario, que es la caraCterística específica
de una cdatura, cuando ésta se siente una con el pecho su ~el superyo. E~, éste y en pasajes similares de El yo y el ello se
madre, no puede haber distinción real entre objeto-amor e iden- tlen: la sensacton de que aunque Freud parece definirse en el
tificación. Pero existe primero una creciente demanda de objetos se~t~do de qu~ lo mismo se ·aplica -inversamente- al .complejo
para satisfacer las necesidades eróticas, y después la necesidad e~p1co femeruno, de hecho ya está comprendiendo ·que no es
de abandonar dichos objetos, ya que no siempre están presentes as1. Aunque en una nota ~1, pie p~opone sustituirla palabra «pa~
y debe reconocerse su ausencia posible. La forma en que los o?je- dres» por padre, su eleccwn de. este como agente represivo es
tos amorosos son parcialmente abandonados como tales consiste en este caso, ·más que un accidente de indinación masculina:
en incorporarlos al ego o yo. De este modo, se forma el ego in- Como Fr:l.ld pronto. comprendería, es el padre y no los dos
corporando objetos dentro de sí mismo. Este es también un im- padres qu1enes desempeñan este rol .particular .12
portante método de identificación, de modo que puede decirse El su~ryó ~f?rmado mediante una compleja identificación
que el ego es creado mediante identificaciones. ::on, ,los .obJetos hacta los que los impulsos libidinales del ello se
El ego, formándose a partir de objetos amorosos abandona- senttan más, atraídos y por la prohibición de estos deseos---'- puede
dos, también contribuye, naturalmente, a "transformarse él en un c?ntener, aun transformados, los más enérgicos impulsos incons-
objeto de amor... y así retornamos al centro del narcisismo. Pero Clentes .•. Es., csu aspecto ·inconsciente, su. profunda relación con el
las identificaciones con el padre o la madre que resultan de la ello Y el. m~~do psíquico interno que representa "-como también
disolución del complejo edípico no se forman, necesariamente, su rpl h1stonco por el que se transmiten las posturas parentales
como una suerte de compensación por el objeto perdido ( annque Y la .I:y: del padre-~ lo que .vuelve al superyó heredero de las
en la dimensi6n negativa del complejo edípico lo sean). A medida adqms1c10nes culturales del género humano. El ego individual
que se destruye el complejo edípico positivo del niño, éste renun- hace suya la cultura humana general: de este modo aprende a ser
cia a su madre como objeto, pero se identifica con su padre;
este nuevo tipo de identificación debe distinguirse de las ante- 11. Ibid.
rior,es (o simultáneas) que remplazaban a un objeto perdido. • . 12. .La. «figur_a, de padres }:ombinados» ·de Melanie . Klein -aunque s~
Freud sugiere para ello un nuevo término: «superyó». El superyó reflere a _1~ cue~tlon .·en un momento. anterior a la historia del niño (lo
estipula que el niño debe ser como su padre,. aunque no dema- que tru_nblen. es~a repres~ntado por su deseo de adelantar el momento del
compleJo de Edipo )- ptet~~ el significado de la· seleéción ·que· Freud hace
siado: es decir que no debe desear ocupar su lugar con la ma- del padre y, que es tan dec1s1va para una exposición de la cultura patriarcal
dre. o, como dma Freud, de la cultura que es patriarcal.

Los padres del runo -especialmente el padre-- fueron 87


percibidos como el obstáculo al cumplimiento de los deseos

86
un ser humano aceptable. En cuanto a la pregun~a de
si el ello
puede ·ser heredado aunque sólo el .ego individual, pué de. reflejar
el mundo externo, y de cómo se adquiere y transmite :así la cul-
tura,· Fre~d responde que la .distinción entre ego y ello. no es por su relación más estrecha con el complejo edípico ): este con-
rígida (siendo. el ego únicamente una parte diferenciada del ello) cepto -que demostraría el cambio vivido por Freud en la com-
y por lo tanto; prensión última del efecto psicológico de la distinción sexual ana-
tómica y sería su última palabra sobre la historia del sujeto
.Las experiencias del. ego ·parecen. estar al principio perdidas humano-- es la «castración».
para la herencia, pero cuando han . sido repetidas ]o· bastante
a menudo y con suficiente fuerza en muchos individuos de
generaciones sucesivas se transforman, por así decirlo, en expe-
riencias del ello, cuyas impresiones son conse~adas por b 7. El complejo de castración
herencia, De este modo, en ef ello -que puede ser here4ado-:---,_
alberg~ri residuos de las existencias de incontables egos; cuando
el ego forma su superyó a partir del ello puede estar únicamente El concepto freudiano del complejo de castración es uno de
re,rivíendo, quizá, formas de egos anteriores, a los que re- los más difíciles de aceptar. Para ello existe una explicación que
sucita)3 · es parte de la teoría misma, pero aquí sólo deseo plantear algu-
nas cuestiones acerca de su extendido repudio.
Cada uno de nosotros es un mundo que contiene rrmltittides; Una de las objeciones más comunes con&iste en que, a dife-
multitudes en cuyos nombres nos creamos a nosotros mismos y rencia de la del siglo diecinueve, la educación permisiva actual
junto ,a las que prolongamos nuestra herencia cultúral1 transmi- permite libremente la masturbación y el niño casi nunca es ame-
tiendo a otros el camino de nuestras vidas en el lenguaje de nazado con el corte del pene o la mano ofensiva. Pero como;·
nuestro inconsciente~ Las energías de los deseos edípicos conti- hemos visto en otros casos, la realidad social inmediata no es, i
nuarán operando en la formación del superyó. La conciencia, el en conjunto, pertinente. La amenaza real puede no existir, pero (
sentimiento de culpa, el sentido social, la teligi6n, la cultura la idea persiste. Además, en el complejo de castración influyen<''
misma, todo se origina para el individuo en la herencia espe- más factores que el de una amenaza literal: la diferencia anató-
. de su civilización. Habiendo logrado alcanzar el · concepto mica entre los sexos y las leyes culturales del patriarcado desem-
de superyó, Freud comprendió que el complejo edípico era, con peñan sus roles.
razón, la piedra angular del psicoanálisis, y su superación la Aunque es común repudiar absolutamente la teuría freudiana
señal más trascendental de la cultura humana. del complejo de castración y de la envidia del pene> también es
El concepto de complejo de Edipo necesitaba ser complemen- corriente utilizar versiones expurgadas de la misma en la psico-
ta.do por la noción de bisexualidad para poder comprender el logía popular. ¿Cuántas veces se le dice a una mujer que quiere
y las implicaciones de distintas identificaciones sexuales· «llevar los pantalones» (y que no debe hacerlo)? ¿Cuántas veces
cruzadas, y también para que quedara éspedficado el ideal del se le dice a uri hombre que está inseguro de su masculinidad?
más generalizado como un sistema anterior de identificación Nuestro uso frecuente de estas nociones pone en cuestión el
que preludia el· camino hacia la identificación más significativa rechazo de la teoría freudiana, ya que ésta fue precisamente una
con el padre edípico y la formación del superyó. Era necesario de las claves de los conceptos (como de todos los conceptos de 1
introduf:ir un concepto más decisivo (mejor dicho, éste siempre psicoanálisis) para alcanzar el significado oculto detrás de las cos-
había estado allí, pero su importancia sólo podía ser comprendida·. tumbres sociales corrientes.
El sgrnplejo de castración es el tercer concepto íntimamente
13. Jbid. relaCío~a'do~-q11e junto C()n lª.bis~~ualidad y ~1 de Edipo forman
la base esencial del posterior desarrollo de las teorías freudianas
88 con respecto. a la feminidad, Por último, marca la diferencia psico-
lógica entre ambos sexos.

89
en la recreac1on freudiana de la historia filogénica y ontogénica
Paradójicamente, la más igualitaria de. las n~cione,s ._:-la bise- del hombre.
xualidad- presagió la muerte de 1~ eqmvalenCI.a edtplCa de los Cuando, en 1908, Freud formula por primera vez el «com-
sexos, a la que Freud se había adhendo. tan p~rtmazmente. Hasta plejo de castración», él mismo explicaba todo lo necesario con
entonces Freud había creído que las dtferenctas prepuberales se respecto a la diferencia entre ambos sexos: definía a la niña y
debían r;rincipalmente al condicionamiento social:_ mayor repre- hacía que el niño abandonara su deseo incestuoso por la madre.
sión sexual e inculcación de vergüenza en las nmas. El objeto La niña se sentía absolutamente inferior porque le faltaba algo,
amoroso distinto --padre como oposición a madre- ~:a senci- y el niño se sentía temporalmente inferior ante su padre, más
llamente la otra cara de ]a misma moneda. ~-cª§J:!::ólClºn, ~am~ poderoso fálicamente. El complejo de castracíón acababa con el
nazada ~n el caso del niño y_ ya consumada o estab]_~«;:is!ª-~Qrno complejo edípico del niño, y con eso su infancia. Parecía subya-
<~·¿;~~ncía» en el caso de la niña, siempre había ocupado vn J1Jgar cer detrás de todas las neurosis, dominar todos los sueños y
importante pero su principal· importancia se proyectaba_ .en .la perversiones, explicar la inferiorización social de la mujer porque
inferior co~sideración en que se mantenía socialmente a mth no tenía pene y la glorificación del hombre como ·orgulloso
j_eres. Aunque todas sus características ya habían, sido compr:n- posesor. Entonces Freud calificó y modificó su rol, sobre todo
didas a principios de siglo, de algún m?~o habla permaneudo en respuesta a la supremacía que le otorgaba Adler como «pro-
sólo vagamente relacionada con el compleJO de Edtpo. para el testa masculina» fundamental con base orgánica, en la que una
que era decisiva: unida al mismo por una cuerd~, pero no depredación original de las mujeres y el deseo de ser un «ver-
parte integrante de él. De hecho, los dos conceptos solo alcanzan dadero» hombre son la base de toda futura evolución. Freud
juntos su pleno significado. criticó a Adler por confundir irremediablement~ los significados
Aunque Freud ya se refiere al significad_? de la amenaza de biológico, social y psicológico de «masculinO>> y «femenino>>,
castración en La interpretación de los suenos ( 1900 ), lo hace pero desde la fuerza misma de su crítica, quizá exageró al escri-
fuera del contexto del complejo edípico; de hecho, ambas cues- bir: «Conozco casos de neurosis en que la "protesta masculina" o
tiones se mencionan en esa obra, aunque únicamente como des- -tal como lo consideramos- el complejo de castración no
cripción de sus respectivos mitos griegos, que son re-vividos en juega ningún rol patógeno e incluso no aparece». 1 Doce años
los sueños contemporáneos. Zeus, apoyado por su madre Y en más tarde, en respuesta a una pregunta del analista Edoardo
consecuencia capaz de vengarse en Cronos. su padre devoradoL Weiss -que en ese momento trabajaba en Italia-, Freud res-
lo mutiló. Como Freud señalaría en Psicopatologfa de la vida pondió:
cotidiana, ésta sólo es una versión parcial: originalmente, Cr_onos
también castró a su propio padre, Urano; empero, la rectente
Su pregunta relacionada con mi afirmación en el ensayo
muerte del padre de Freud y los profundos sentimientos que la
sobre el· narcisismo, con respecto a si existen neurosis en las
misma sacó a la superficie, ocultan este de~alle del relato; Como que el complejo de castración no desempeña ningún rol, me
su sueño de desear a su hija menor Mathllde ya se hab1a reve- coloca en una situación embarazosa. Ya no recuerdo qué es
Freud encontró más .aceptable ser el padre que reconocer lo que pensaba en aquel momento. En la actualidad, lo real
e] incestuoso o el hijo rival-castrador. . . como hacen l -' es que 'no puedo nombrar ninguna neurosis en la que no
mayoría de los hombres. Pero . . comprend.ería q1;e la, ~as­ aparezca el complejo y, de todos modos, hoy no haría seme-
tración un lugar en el mterwr de la leyenda ed1p1ca, jante afirmación. Pet() es tan poco lo que sahe?J?,s sobr~ ~~da
del mismo modo que lo ocupa en su diaria resurrección dd la cuestión que preferiría no tomar una dectston dehnt ttva
complejo de Edipo: un análísis de los . ~ueños de~uestra que en ningún sentido. 2
la ceguera es una metáfora de la castracwn: des pues del. descu-
l. Freud: El narcisismo.
brimiento de su delito, Edipo se saca los OJOS como castlgC:..El 2 !bid., nota a] pie de la editoriaL
mito pasó a complementar la leyenda edtplGl
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90
Forzosamente, continuó condenando la simplista nocwn de
Acller en la que la castración por sí misma iniciaba tanto la evo- una idea exacta del intercambio sexual. Empero, la realidad tiene
lución del carácter como la neurosis; pero diez años después que imponerse cuando la masturbación manual del varón es
Freud confirmó su posición central en relación con el fundamen- amenazada con el castigo. Naturalmente, ni el orden cronológico
tal complejo de Edipo. Decir que <<generalizÓ>> el significado de ni el suceso concreto son tan significativos como la regla general.
la castración no equivale a sugerir que la volvió más vaga, sino Así, la amenaza 'tle castigo por la masturbación, por ejemplo~
que la hizo más compleju. Su generalización sólo repercute en puede preceder a la observación de los genitales femeninos; no
su propia función, como un punto nodal que se extiende hacia tiene importancia: ambas deben chocar ante la idea de que tenga
atrás y hacia adelante desde el nacimiento hasta la muerte, sin- lugar la castración. ¿Qué ocurre con la niña? Como en esta
tetizando por sí solo la totalidad de la pérdida. etapa su sexualidad es fálica (clitorídiana) y su actitud activa y
«masculina», debe tener la misma respuesta frente a los grandes
La castración puede representarse sobre la base de la méritos del pene:
experiencia cotidiana de los excrementos que son separados
del cuerpo, o sobre la hase de la pérdida del pecho materno Es fácil observar que las mnas pequeñas comparten ple-
en el destete. Pero no puede haberse experímentado nada namente la opinión de su hermano [con respecto al pene].
semejante a la muerte ... por lo tanto me siento inclinado a Desarrollan un gran interés por esa parte del cuerpo del niño.
adherirme al punto de vista de que el temor a la muerte debe Pero dicho interés cae rápidamente bajo el imperio de la
considetarse como análogo al temor a la castración ... 1 envidia. Se sienten injustamente tratadas. Realizan intentos por
orinar en la postura que es posible para los niños porque
La castración --o su temor- .es, por así decirlo, el punto poseen un gran pene; cuando la niña declara que «le gustaría
máximo del temor psicológico a la pérdida y, de ahí el temor al ser un chico», sabemos cuál es la insufic_iencia que quiere
peligro. Pero antes de alcanzar este rol central, el concepto de cubrir.5
castración sufrió una serie de importantes vicisitudes. Parece
que Freud, mientras elaboraba el significado pleno de una idea, Freud escribió su ensavo sobre las teorías sexuales infantiles
«olvidara» que ya la habí.a establecido 4 En Teorías .'iexuales en correspondencia con sÜ obra acerca de Juanito, el niño que
infantiles ( 1908) Freud observó que los niños pequeños adju~ le proporcionó, en realidad, el material para esta versión abs-
dican un pene a ambos sexos. Al principio el niño no cree lo tracta. J uani to creía que su madre y su hermana Hanna tenían
que ve: a la niña le crecerá nn pene. Preud designó esto corno penes, que tanto Jos niños como las niñas pueden alumbrar
«percepción falsificadora», la que más tarde se convirtió en la bebés analmente. y así sucesivamente. Pero lo más notable del
técnica tan importante de la repudiación. Ln presencia asumida caso de Juanito consiste en que es un monumento a la impor-
de un pene femenino también actúa como desventaja para que tancia de la castración.
el niño postule la presencia de la vagina; la estricta posibilidad Las teorías sexuales de Juanito preceden al inicio de su fobia
de comparación de los genitales que propone el niño evit~, as1, a los caballos. En la época que esto tiene lugar ha aceptado que
las mujeres no tienen pene. Su fobia comienza con un sueño an-
3. Fr.-:ud: <d nhib1Li/m, síntoma y angustia», 1926.
gustioso en el que su madre lo ha abandonado (más de una década
4. Por tal razón, mu.:has de las tesis propuestas por Freud en sus después, la angustia y la castración se verán profundamente rela-
cartas a Fiie~s de la década del noventa parecen prematuras; en muchos cionadas en la teoría revisada de la primera). Durante el día.
casos sólo al fin de su vida volvió a ellas otorgándoles toda su importan- Tuanito tuvo miedo de salir a pasear y se descubrió que esto se
cia. La castración no es una excepción, salvo e'tl el sentido de que -lo
que resulta .interesante- no aparece en las cartas a Fliess. Obviamente,
debía a un temor a los caballos, originado cuando vio caer a uno
el propio Frcud se resistía a todo reconocimiento de una actitud pasiva en la calle. Se consideró que el gran caballo y otro ensueño
de su parte frente a otro hombre.
5. Freud: Teorías sexuales infantiles, 1908.
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En \ugar -y esto le mucho más
tan te-- veces en su vida, una en ocasión de su primera
sobre una jirafa enorme y fuerte, y otra contraída, representaban y la otra en Munich. se le ocurrió esta idea
la superioridad de su padre y su propia fortaleza derrotada (con- «¡Esta. es una sensación gloriosa! ílJno sería capaz
traída). En el lenguaje de la fobia, se intensificó su amor por cualqtnet cosa por esto: matar al propio padre, por
la madre y encontró expresión su temor al padre. Ya hemos visto ejemplo!». En su caso esto no tenía dado que su pAdre
las implicaciones del amor edípico, pero con la resolución analí- V8 había muerto. 7
tica de la fobia animal de Juanito, Freud acentuó el otro costado
del complejo de Edipo en una forma· nueva y decisiva: En la vida fantasiosa del Hombre de las ratas se unen la
nwerte, la castración, la copulación y el rol del p:Jdre. Pero con
Con h última fantasia de Juanito también se rindió la la forn:ulación de la pulsión de muerte en Más allá del principio
angustia que surgió de su complejo de castración, y sus dolo- del placer ( 1920 ), esta relación descriptiva por la que el temor
rosas expectativas recibieron un giro más dichoso. Sí, el doctor a_ la ..~astración provoca un deseo de muerte. adquirió un nuevo
[la madre de J uanito lo había amenazado con que el médico s1gmhcado: los deseos de muerte contra el padre (siempre un
sería el agente de la castración para frenar la masturbación de aspecto de la situación edípica) dieron paso a una asociación
su hijo] vino} y le quitó el pene, aunque sólo para entregarle
a cambio uno más grande.6
más compleja de la castración como un indicativo de muerte.
Una nueva teoría de la estructura de la vida psíquica separa el
Aquí se introduce -aunque todavía sin elaborar -la fun- deseo de muerte ya propuesto en las cartas a Fliess y en La
damental noción de que la castración sirve para la transmisión interpretación de los sueños de la pu]sión de muerte de J 920.
de la cultura. Al someterse a su rol simbólico, el niño aprende El yo y el ello, obra en la que Freud formula por primera vez
que algún día heredará a su padre con un pene más grande y este nuevo esquema, sugiere el significado hacia el que ha ten-
mejor. Al comprender que algún día será padre por derecho dido la noción de castración, pero que necesitaba la proposición
propio, Juanito resuelve, más o menos, su temor infantil a la de la pulsión de muerte para darle vida. En esta obra Freud
castración. El complejo edípico no es, entonces, la trinidad que presenta una complicada relación del ego formándose en una
tan a menudo se considera -madre, padr~, hijo-, sino una lucha entre las demandas de los dos mundos externos: el mundo
relación entre cuatro términos, de los cuales el cuarto y determi- exterior «real» y el mundo interior igualmente real (aunque
nante es la castración. Pero una vez más, pasaría cierto tiempo externo al ego del que se forma), el mundo de pulsiones, de-
hasta que Freud comprendiera plenamente lo que había dicho. mandas y necesidades (el ello) y un tercer mundo que el ego ha
La muerte y la castración son casi aliadas, como comprendió creado a partir del ello en sus intentos por ocuparse del mismo:
el «Hombre de las ratas» (y como hace esencial el rol de la el superyó. A propósito, para quienes están convencidos del
castración en la situación edipica). En sus notas originales sobre perpetuo dualismo de Freud, esta es una concepción muy dia-
la neuro~is obsesiva del «Hombre de las ratas», Freud registró léctica. El ego ----como está situado a mitad de camino entre el
sus prop10s recuerdos confusos sobre el relato del paciente acerca ello y la «tealida(b y a mitad de camino entre el ello y el su
de la muerte de su hermana. Como resultado de sus propios peryó-, mientras hace lo posible por adquirir una posición de
complejos, Freud olvidó algunos detalles: control también se encuentra, inevitablemente, en una posición
de dependencia. Ahora, dadas las dos pulsiones conflictivas del
... cuando era muy joven y él y su hermana hablaban sobre ello -la pulsíón de muerte y la libido- el ego se encuentra
la muerte, eUa le dijo: «Te juro por mí alma que si mueres en mayores dificultades. Mientras supera las demandas libj,JíDCI
me mataré». De modo que en ambos casos se trataba de la sas mediante los procesos de identificación y sublímaci·.~'l: í b
muerte de su hermana. . . La muerte le fue presentada, y real-
mente· creyó que si uno se masturba muere ... 7, Archivo original del ca.so.
6. Freud: «Análisis de la fobia de un niñ.o de cinco años».
9'5

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formación del superyó ), contribuye a los deseos agresivos muerte que lleva consigo. Vivir es equivalente a ser amado por
ello, pero al hacerlo se ·vuelve a sí mismo vulnerable a ellos. El el superyó y protegido por éste. Como en una oportunidad el
superyó (en prindpío, fundamentalmente el padte ínternalizado ego temía la castración del padre, ahora vuelve a sentir una ame-
y la cultur·a que representa) es agresivo; para crearlo y después naza equivalente por parte del superyó, que surgió de una
apartar el peligro de su creación, el ego tiene que volverse amo- identificación con el mismo. Freud comenta:
roso pa:-a sí mismo. (El niño, después de desear uno tras otro Estas consideraciones hacen posible enfocar el temor a la
a sus padres, tiene que desear ser amado por ellos.) Amenazado muerte -como el temor a la conciencia- como una evolución
así por todos los costados, el ego es el punw de origen de toda del temor a la castración. La gran significación que tiene el
angustia. La angustia es la señal de advertencia del peligro po- sentimiento de culpa en las neurosis, hace concebible que la
sible. Lo que nos interesa es la naturaleza de la angustia que angustia neurótica común sea reforzada, en los casos graves,
por la generación de angustia entre el ego y el superyó (temor
experimenta el ego en relación con el superyó:
a la castración, a la conciencia, a la muerte). 9
... podemos saber qué se oculta detrás del temor del ego ante Al replantearse sus teorías acerca de la angustia, Freud -sin
el superyó: el temor a la conciencia .. El ser superior, que se llegar a abandonarla- no cambió la naturaleza sino las connota-
transformó en el ideal del ego, en una oportunidad amenazó ciones y el alcance de la teoría de la castración. La angustia
con la castración y probablemente este temor a la castración
sea el núcleo a cuyo alrededor se ha unido el consiguiente
precede al temor a la castración; es una luz roja que advierte
temor a la conciencia; éste es el temor que persiste como sobre un .peligro posible. La primera angustia parecería ser el
campana de la conciencia. 8 nacimiento. Entre otras razones, Freud escribió «Inhibición, sín-
toma y angustia» en un esfuerzo por sortear sus desacuerdos con
No se trata de que uno pueda desear la muerte del padre y el argumento de Otto Rank en el sentido de que el trauma
descubrir ante su propio horror que firme en su poder superior de nacimiento -y no el complejo de Edipo- era el núcleo
él tiene el instrumento de ejecución, sino de que en la misma de las neurosis. Las observaciones de Freud demuestran que. no
internalización de la autoridad poderosa, las· pulsiones de muerte es así. El potencial de angustia infantil aumenta, y no disminuye,
del propio ello tienen rienda suelta. Por necesidad, uno vuelve después del nacimiento. Pensando en los ejemplos obvios de
la propia violencia contra sí mismo. El temor a la castración angustia infantil -la oscuridad, estar a solas, la presencia de
entonces, nos conduce a la identificación con el agente castrado; un extraño y no un conocido- parecería que el temor del niño
y --con ayuda de la propia pulsión agresiva- a incorporarlo a se cristaliza alrededor de una ausencia: la de la persona amada
la propia personalidad como figura autoritaria interna, un superyó y anhelada. El niño es dependiente de su madre (o de su sustituta)
juez por cuyas severas críticas uno se siente infinitamente angus- para la satisfacción de sus necesidades; su ausencia significa el
tiado. Pero la relación entre muerte v castración es aún más aumento de la ·tensión interna porque las necesidades no pueden
intensa. El temor a la muerte sugiere- que el ego debió aban- ser satisfechas y el bebé es impotente. Esta es la situación que
donar toda su auto-adhesión narcisista (aquí Freud hace una recrea o, mejor dicho, que crea a posteriori la así llamada angus-
clara distinción entre la angustia realista -digamos la embestida tia del nacimiento. El niño aprende que la presencia de la
de un toto-- y la angustia neurótica, como en el caso de la madre puede salvarlo de un peligro similar a~ del nacimiento,
melancolía, aunque probablemente opera el mismo mecanismo in- que el que su ausencia significa un peligro al que el niño pone
terno). La melancolía, como ya lo ha hecho anteriormente, la marca de la angustia, un acto de autoconservación, ya que
puede ofrecer un modelo para la «normalidad». El ego se siente está destinado a evitar su pérdida. La separación biológica del
odiado (en lugar de amado) por su propio superyó y teme a la acto del nacimiento es remplazada v reinterpretada por la rela-
9. !bid
8. El :vo y el ello.
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4. -l'SICOANALISIS Y FEMINISMO
ción psíquica con la madre. Pero entonces el bebé tiene que
aprender a manejar la ausencia del objeto amado y necesitado. Aquí la angustia sólo se relaciona con el superyó, que en
Aquí podemos volver a la observación fundamental que hizo la resolución del complejo edípico reemplaza a los padres pre-
Freud siete años atrás, mientras observaba a un niño pre-verbal viamente demasiado amados y demasiado temidos. Más tarde se
dominar la dolorosa situación de las idas y venidas de su madre, le agregarán sus representantes sociales más generalizados: maes-
representando simbólicamente la misma en el juego: el niño arro- tros, predicadores, policías... Después el superyó, re-proyectado
jaba incesantemente y después recuperaba un carrete de algodón, en los diversos agentes del destino, se convierte en expresión
murmurando respectivamente: «Da>> (allá), «Fe» (se fue). L~ última de la angustia «normal»: el temor a la pérdida del amor
anr,ustía provocada por las desapariciones de la madre y al castigo último, el temor de la vida: la muerte. El superyó
~er resuelta mediante la comprensión de que volverá (el amenaza a su propio ego, del que en parte surgió.
tido sumamente signifi.cativo de comprender la ausencia es, por Una vez más, esta presentación cronológica oscurece el hecho
el I?omento, ?tra .cuestión). Lo fundamental consiste en que esta de que aunque existe un aspecto evolutivo, todas las angustias
~nstedad ~o 1mphc~ (como .tampoco la angustia del nacimiento) pueden coexistir, cambiar de orden (hacia atrás o hacia adelante),
tdeas soctalmente maceptables. Por otro lado, el deseo inces- persistir, obtener respuestas adecuadas para una situación anterior
. tuoso que entonces surge por la madre, sí implica lo prohibido. o posterior, y así sucesivamente. Pero de todas estas angustias)
Ahora bien, la angustia entra en escena para sugerir el temor a el te~QLaJa castr~ción es el que reposa en lo más profundo del
la castración si no se abandonan estas ideas incestuosas. Angustiado c6r~~_?<2tLde la r~s_Qlución del complejo edípico; en consecuen-
porque sufrirá la castración por parte de su padre si no renuncia cia, en las teorías de Freud sobre la vida psíquica del hombre,
a s~s deseos con respecto a la madre, el niño reprime la idea retiene su prímacía a. pesar de las nuevas teorías freudianas sobre
del tncesto. Si el complejo de castración no se resuelve adecua.da- la angustia.
~~nte - y esto s~~nifica si no se acepta simbólicamente la posi- El concepto de castración es el lazo de unión entre el narci-
blltdad de castracwn- e1 complejo de Edipo no se resuelve y sismo y el complejo edípico. El falo -que simboliza la capacidad
alg~nos aspec~os de. su irresolución reaparecerán en neurosis pos- de relacionarse con el objeto amado (la madre)- es el puente en
tenores. Juamto, fmalmente, «resolvió» su complejo de castra- el paso del autoerotismo al amor-objeto. La amenaza al falo es,.
ción en forma paradigmática, comprendiendo que algún día sería en consecuencia, la mayor amenaza al narcisismo del ego y a las
he~edero de los derechos de su padre si abandonaba sus deseos rela.ciones objetales del niño. Así, el temor a la castración es a
del presente infantil. Si se acepta la castración simbólica -disol- la vez preedípico y causa del final del complejo de Edipo. Vere-
viendo así el complejo de Edipo-- la nueva etapa de angustia mos cómo, en_~L_<::liso__de -la-niña, el reconocimiento preedípico
debe ser el temor al superyó, que ha reemplazado al padre de la castración es lo más importante, y cómo, en el caso del
amenazante. También en este caso la angustia es no-rmal y sólo niño -heredero. de la ley patriarcal- es fundamental la acep-
en sus formas exageradas se convierte en neurótica. En 1a pro- tación de la castración simbólica que acaba con el complejo de
porción correcta significa una angustia moral socialmence co- Edipo.
rrecta. Freud se refirió explícitamente al temor a la castración como
una «fantasía primaria»; pero su doble naturaleza lo hizo refle-
Con la despersonalización de la instancia parental de la xionar en formas que pueden parecer contradictorias. Así, en El
que se temía la castración, el peligro se vuelve menos definido. narcisismo, Freud afirma que el complejo de castración no puede
La angustia de castración evoluciona hada una angustia moral ser determinante de neurosis, pero más tarde acentúa su impor-
-angustia social- y ya no resulta tan fácil saber a qué se tancia precisamente en este roL La diferencia consiste en que la
refiere dicha angusrl.a.lO
última referencia sitúa a la castración en el contexto del complejo
10. Freud: dnhíbidón, síntoma y angustia». edípico y la primera se refiere únicamente a su significado nªr'- ·
cisista preedípico. Juanito ofrece un modelo de complejo de cás-
98
99
trac10n resuelto, pero muchos no tienen tanto é::rito: En sus ú¿~i­ Se recomienda una investigación del fetichismo a quien-
mos escritos Freud subrayó que un compleJO de castracwn quiera que dude todavía de la existencia del complejo de
irresuelto er~ el mayor obstáculo para una «cura» terapéutica castración, o que aún pueda creer que el temor ante la visión
completa. Una aceptación inadecuada de la castra~ión simbólic.a de los genitales femeninos tiene algún otro fundamento ... por
evidencia un complejo edípico mal disuelto. Los m ten tos reah- ejemplo, que derive de un supuesto recuerdo del trauma del
nacimiento. 11
zados para rechazar el reconocimiento ?e .la castración a~qui~;en
diversas formas: dos de éstas son el fet1ch1smo y la «duphcaciOn» El ejemplo del fetichismo indica (como lo hace, incidental-
(de una imagen). Ambas teorías son fundamentales para la men te, el de la cabeza de la Medusa) la otra dimensión del com-
obra posterior de Freud sobre la diferencia psicológica entre los plejo de castración: el temor a la madre o, más bien, a los
sexos. genitales de la madre, primera prueba de que puede producirse
En La interpretación de los sueños, Freud registra algunos la castración. El miedo sustentado por esta impresión es dema-
en que una duplicación o multiplicación de un sím?olo frecuente siado fuerte para que uno lo reconozca, de modo que niegan la
por el pene indica un esfuerzo por rechazar el mtedo a la. cas- percepción de sus propios ojos u oídos si alguien intenta hablar-
tración. (Podemos ver la significación de ésta para las muJeres, les de la cuestión. En lugar de reconocer esa evidencia de la
ya que a los sueños sobre un número repetido de hijos :--<<pe- castración, crean un fetiche que sustituye el falo ausente en
queños»- se les otorga la misma importancia.) Mucho más la mujer, pero al hacerlo, estos fetichistas no han querido sacri-
tarde, Freud detecta este mecanismmo como una causa subya- ficar nada: reconocen que las mujeres están castradas y lo
cente de las sensaciones «extrañas» provocadas por las ideas del niegan, de modo que el fetiche es tratado con afecto y hostili-
propio doble. También el temor primario reside detrás de la dad, representa la ausencia del falo y en sí mismo -por su mera
angustia relacionada con la pérdida de otros órganos (manos, existencia -afirma su presencia. En vez de aceptar la posibi-
ojos, dientes, etc.) y su explotación en estas y otras formas lidad de la castración simbólica -con la esperanza ·de cosas
disfrazadas también puede utilizarse -en la ficción- para pro- más grandes y mejores en el fut-uro- e] niño rechaza la posi-
ducir impresiones asustaclizas y «extrañas». Muchas fantasías de bilidad de que ocurra, negando que ha percibido los genitales
castración convergen en el símbolo mitológico de la cabeza de la de las mujeres y manteniendo, en consecuencia, a salvo su pene
Medusa. Pero desde nuestra perspectiva, el fetichismo es el tema para su propio uso: la masturbación puede continuar sin estor-
más fructífero que Freud investigó en ese momento dentro bos. El fetichista desplaza el objeto evaluado hacia otra parte del
de esta problemática. cuerpo. Los síntomas resultantes de la creación del fetiche dan
Había ciertas cuestiones que a Freud le interesaba refutar. testimonio del hecho de que el niño conoce la castración, aunque
Aunque la importancia central de la idea de castración llevó. más simultáneamente la desconoce. Siempre existe esta oscilación
tiempo de asentar que la de otros conceptos, las duda!i arroJadas entre el rechazo y el reconocimiento; el ego se ha escindido como
sobre la misma provocaron fuertes respuestas por parte de medio de defensa pero en alguna parte, de algún modo, incluso
Freud. Así, en una nota al pie comenta sarcásticamente el triunfo en este caso el temor a la castración parece irrumpir, expresado
del descuido alcanzado por los terapeutas que afirman no haberla en uno u otro síntoma.
observado nunca. También su teoría del fetichismo estuvo .pre-
Existe, por supuesto, una forma alternativa de no resolver
parándose durante cierto tiempo, en el sentido de que aunque
el complejo de castración: la elección de la homosexualidad, re-
sus aspectos cruciales son señalados muy temprano, la síntesis
sultado de una inhibición en la etapa edípica. Esto significa la
no se concreta hasta 1927, y se reorganiza de manera fascinante
evolución de una posición femenina ... por parte de los hombres.
en «Escisión del yo en el proceso de defensa», en 19 38. La teoría
El presidente del Senado Schreber (cuya autobiogr·afía analizó
tuvo el valor incidental de «demostrar» la castración:
11. Freud: «Fetichismo», 1927.

100 101
Freud) tenía fantasías en las que se convertía en una mujer en poralmente la castraClon, en espera de futuras cosas mejores.
la que Dios engendraría un nuevo mundo, proporcionando así Pero en su elección hay, inevitablemente, otra implicación: como
un cuadro completo de esta situación femenina. El aspecto <<ne- en cierto modo están castrados a diferencia de otros machos, son
gativo» del conflicto edípico -el amor del niño por su padre- temidos y despreciados ... como las mujeres.
predominó y Dios (que reemplazaba al padre) cumpliría la ac- La castración --o más bien la reacción ante su idea- es
ción, es decir la castración (su conversión en mujer), que era la lf nea divisoria decisiva entre los sexos:
indispensable para que este am01 se realizara ( Schreber se re-
firió a este acto como «muerte del alma»): ... mientras el niño se encuentra en el punto max1mo de su
evolución sexual infantil, se establece una organización genital
El presidente Schreber descubrió el camino de la recupe- de cierto tipo; pero sólo los genitales masculinos tienen parte
ración cuando decidió abandcmar su resistencia a la castración en ella y los femeninos siguen sin ser descubiertos.. . En esta
y adaptarse al rol femenino adjudicado por Dios. Después se etapa. el contraste entre los sexos no se establece en términos
volvió lúcido v calmo, logró obtener su baja del manicomio de «masculino» o «femenino», sino de «poseer un pene» o de
y llevar una vida normal, con la única excepción de que estar «castrada». El complejo de castración que surge es de la
todos los días dedicaba algunas horas al cultivo de su feminí- mayor importancia, tamo en la formación del carácter como
dad, de cuyo progreso gradual hacia el objetivo determinado de las neurosis [las primeras cursivas son mías] .13
pm Dios siempre estuvo convencido. 12
Desde el concepto en el cual los niños y las niñas eran más
En lugar de esperar -como Juanito~- 8 que llegaran los o menos semejantes. hasta la pubertad (salvo por los efectos de
grandes acontecimientos, Schreber optó por aceptar no la posibi- las presiones sociales), pasando por la noción de sus complejos
lidad simbólica de la castración, sino la supuesta castración real edípicos paralelos. Freud saltó a la afirmación de una diferencia
(en la fantasía) que es la marca de la feminidad. A diferencia crucial en el centro mismo del ego a medida que se forma y
del juez Schreber, el Hombre de los lobos encontró que el cono- ocupa su lugar en el mundo. El momento de esta diferencia es
cimiento de la aparente castración de la mujer era un golpe el complejo de castración.
insufrible para su amor pasivo por su padre: debió suprimir En el estadio fálico, la niña comprende que no tiene falo y
violentamente su actitud femenina hacia los hombres. La forma procede a envidiarlo. El niño, al ver la carencia femenina, teme
activa del complejo de Edipo v también la invertida (pasiva) la posible pérdida del suyo. Este es el momento de la diferen-
pueden verse seriamente :=¡fectachs a través del complejo de cas- ciación entre los sexos. Hecha para sentirse originalmente privada
tración. --mediante lo que parece ser un error de la naturaleza y no, como
De este modo. las elecciones p:H8 los hombres son: el feti- en el caso de otras privaciones, por una necesidad cultural-, la
chismo, la homosexualidad reconncicb n negadn. o la «hombría», mujer basa sus demandas futuras en su carencia, no menos de
que en sf misma no es más que una resolución provisitma] de lo que el hombre la denigra en virtud de la misma. Se vuelve
las otras posibilidades, ;1 toc1as las cuales contiene -a través de la envidia del pene- envidiosa como «por natu-
La aceptación de la posihílidad de castrácíón es el camh1o raleza»; exige privilegios e inmunidades («tratamiento de pe-
del niño hacia la virilidad normill. La práctica de la circuncisión destal») para compensarla por su supuesta inadecuación biológica.
--una versión diluida dé' b castración- fue el reconocimiento El clítoris «masculino» es abandonado por ser inferior y no debe
que hizo Jesús. por orden de Moisés, al poder de Dios, el Padre. ser reactivado en la pubertad, debe «pasar» su sensibilidad a la
Aceptaron esperar ínc1inándose ante Su Supremada; serían el vagina no despertada previamente: el genital fundamentalmente
pueblo elegido, llevarían la marca de Su Poder si aceptaban tem· «femenino» el centro de la receptividad y la reproducción. Como

12. Frend· «Una neurosis dt"moníaca en el sigl0 XVII». 1921 (1922) 13. Freud: <<Autobiografía», 1925.

]02 103
a menudo esta transferencia del clítoris a la vagina no fundona a la madre significa quitarse de encima al padre rival, que de-
y como, en cualquier caso:, el camino de la mujer adulta parece muestra ser más poderoso y, por añadidura, castrador; desear
ofrecer pocos atractivos stxiales, muchas mujeres suspiran por ser la madre y, por lo tanto, ganar el amor del padre, también
sus días clitoridianos o, en su manera envidiosa, quieren ser significa ser, al igual que aquélla, castrado: «ambas actitudes
hombres. [suponen] la pérdida del pene: el masculino como castigo resul-
Freud tuvo claro que, aunque la pérdida del pecho en el tante y el femenino como una precondición». 14 Así, en c-asos
'destete o el abandono de los excrementos en el adiestramiento «ideales,>, triunfa el narcisismo, el pene es retenido y los deseos
•pigíénico prefiguraban la castración en el sentido de que acostum- edipicos totalmente abandonados." por el momento o, con suer-
pran a la criatura a las privaciones, no deben equipararse --como te, «para siempre». La diferencia entre «por el momento» y «para
sugirieron algunos analistas- con la misma. Como veremos más siempre» es. la diferencia entre la represión inadecuada y la des-
adelante, Freud ofreció una serie de razones para el valor adju- trucción con éxito del complejo y, de ahí, la diferencia entre lo
dicado al falo, y aquí sólo nos concierne el efecto de dicho normal y lo patológico. Naturalmente, el primer caso sólo es
valor. Habiéndolo incorporado al concepto de narcisismo -su ideal y el complejo de Edipo nunca desaparece totalmente.
pertenencia es decisiva para la naturaleza del ego que se forma Al principio la niña sólo cree que ella, personalmente, no
o, más bien, su pérdida significaría un terríble golpe para el está bien hecha y que posteriormente su clítoris crecerá. En
ego narcisista-, Freud tuvo que reconocer la distinción entre otras palabras, también ella acepta que su madre es fálica. Gra-
los sexos en este sentido. Este reconocimiento v el rol diverso dualmente, tiene que aceptar la aplicabilidad de la castración a
del complejo de castración lo condujeron, en la s~gunda mitad de todas las hembras'· de las que ella es una más. Al igual que
la década del veinte y en los años treinta, a una reafirmación del ocurre con el niño, esto debe acabar con su amor-objeto sexual
complejo de Edipo y de ahí el desarrollo de sus teorías de la femi- por su madre. Pero en este punto, Freud todavía estaba ·algo
nidad y de la etapa narcisista preedípica. inseguro o confuso con respecto a lo que ocurría, cuándo ocurría
El complejo de castración y el edípico se integraron, final- y cómo ... y lo reconoció. Entonces, antes de examinar la im-
mente, en un breve artículo: <<El final del complejo de Edipo» portancia de esta respuesta necesariamente diferente ante la
( 1924 ). Freud comenzó el artículo con la afirmación de que misma situación --el complejo de castración- dentro de los tér-
aunque era sabido que el complejo edípico se disolvía, inaugu- minos de su efecto diferencial sobre el complejo edípico y de allí
rando el período· de latencia y concluyendo la primera fase de la sobre el significado psicológico de la diferencia entre los sexos,
singular sexualidad difásica de la humanidad, hasta entonces la analicemos algunas de las consecuencias de la aceptación de la
causa de su disolución había sido inadecuadamente apreciada en castración en sí misma.
las teorías del psicoanálisis. La causa de dicha disolución, afirmó En los niños, el temor a la castración se expresa como una
entonces, era el peligro de la castración. Ni la amenaza punitiva explosión de angustia por parte del ego (lo que a menudo está
de la castración (real o imaginaria), ni el destete pre~i~, ni el contenido en las fobias a los animales, como en el caso de Juanito ).
adiestramiento higiénico, son adecuados para hacer que el niño Al subrayar los deseos libidinales prohibidos de la fase edípica,
comprenda los peligros que sobrevienen al desear .a su madre; el ego, amenazado por la castración, puede descartarlos o estable-
sólo la vista de los genitales femeninos puede poner en funciona- cer una regresión a una fase anterior, prefálica, o puede empren-
miento la idea de la castración que ya se temía. (Este retraso der actos masivos de represión de la pulsión y, al hacerlo, en
temporal entre la valoración narcisista de, y el consecuente temor
14. Freud: «El final del complejo de Edipo», 1924 (Los directores
a, los genitales, y el posterior complejo de castración se activa de la S.E. manifiestan que este artírulo sólo constituye una elaboración de
en el momento de la crisis edípica en lo que Freud designa como algunos pasajes de El yo y el ello; esta afirmación no es estrictamente
efecto «diferido».) La idea de la castración destruye tanto los correcta, ya que en realidad, por primera vez en este artículo, Freud une
efectos negativos corno positivos de su complejo de Edipo: desear indisolublemente los complejos de castración y de Edipo.)

104 10'5
cierta medida se desexualizará (en período de latencia) y supri-
modificación en nuestra descripción de sus determinantes de
mid, parcialmente, la actividad misn:-a que d~fine a la ~as~­
la angustia, en el sentido de que ya no se trata de una
nidad. En este punto, al haberlo cas1 establee1do, por as1 dectr,
cuestión de sentir el deseo de, o de perder realmente el
Freud escribió: objeto mismo, sino de perder el amor del objeto. Puesto que
no existen dudas de que la histeria tiene gran afinidad con la
¿ ... es absulutamenLe seguro que el temor a la ca~tración es feminidad, del mismo modo que la neurosis obsesiva con
el único motivo de la represión (o de la defensa)? S1 pensamos la masculinidad, parece prnl'~thlc ~Jue, como determinante de la
en las neurosis de las mujeres nos sent1mos inclinados a du- angustia, ];¡ pérdid~1 dvl tnl•)J tksempcñe en la histeria el
darlo, ya que aunque podamos establecer_ ,con certeza en ellos 1nismo rolyue la anh.IWZ'l d, L~~~.tr:wión en las fobias v el temor
la presencia de un complejo de. casttaCl~~· apenas pod~mos al supet}rc) en las ne!lr<.sÍs nh.; •. ·~ivas 17
haLlar con propiedad de,angustia de castrac10n cuando la mlsml'l
ya ha tenido lugar. 15 Con esta sugerencia sobre b ,, feminidad>> de la histeria, Freud
JTtnrna ~l. sus primeros casos Lts mujeres cuyos temores,
Pero una plena utilización de su descripción de la angustia sueiíos y fantasías escuchó por primera vez con Breuer en las
le llevó a profundizar sobre este dilema; como hemos visto, dc•s últim:1s décadas del siglo pasado. Fn aquella época, la opinión
existen varias razones relacionada~; para la producción de la clínica predominante sostenía que sólo hs mujeres eran histéricas
angustia y todas tienen que ver con la separación. El nacimiento pero, siguiendo los pasos de CharcoL F1 eud lo negó. Nunca nece-
(«Existe mucha mayor continuidad entre la vida intrauterina y sitó invertir su opinión, o, mejor dicho, la misma se volvió tan
la primera infancia que la que la impresionante cesura del acto obviamente incorrecta como para no plantear la necesidad de su
del nacimiento nos hada creen>) 16 es una separación de la madre refutación. Pero al mostrar cómo la hisexualidad podía hallar
con quien el bebé es como una sola persona; después está la respuestas psicológicas de naturaleza masculina o· femenina, tanto
pérdida objetal de Ll madre en sus ausencias temporales durante en hombres como en mujeres, consideró, no obstante, a la histe-
la infancia (el «da» y el <~fe.•> del juego con el carrete de algodón), ria como una neurosis ,«femenin<l». Se supone que las mujeres son
más tarde el temor a la pérdida del falo, cuya respuesta es el femeninas, pero este hecho no les confiere derechos más exclu-
período de la ten cía. (Las angustias pueden superponerse, persis- sivos sobre la histeria que sohre la feminidad.
tir, ser abandonadas o coexistir.) En las mujeres «normales» la
posición media (es decir, el temor a la pérdida del obj_eto, aun9ue,
naturalmente, «falicizada» con el ingreso en el compleJo de Edtpo)
parece haberse mantenido con mayor intensidad o haber revertido
a ella· como en los casos de histeria, en contradicción con la
neuro~is obsesiva que se encuentra tan firmemente ligada a la
última fase, la angustia de castración. Freud, siempre preoccpado
por lo que designaba como <<.elección de la neurosis», estableció
esta relación fundamental entre la hísteri;:~ y la feminidad:

Es precisamente en las mujeres en quienes la situación de


peligro de la pérdida del objeto pa:ece haher permanecido. más
efectivamente. Todo cuanto necesitarnos hilcer es una hgera

15. Freud: dnhihk((~n. síntoma v angu~tia>>


16. Ihid
17. Ibid.
106
107
FREUD: y la mna, que pensaban que todos tenían pene y que se ataban
LA FORMACION DE UNA DAMA, II a la madre como único «otro» importante, deben separarse, no
volver a coincidir jamás, salvo en la neurosis o la psicosis, salvo
en las perversiones, salvo en todos aquellos perpetuos momentos
neuróticos, psicóticos, pervertidos que residen detrás de la nor-
malidad. En esos momentos se desencadena un aspecto del sexo
psicológico que uno podría haber sido si no fuera ror la interpre-
tación /cultural de los distintos lugares que se asignan a ambos
sexos./
En el plano de la adhesión objetal el niño, cuando ingresa
en su herencia fálica puede, al principio, conservar a la madre
como centro de su lujuria. 'ZLa niña debe pasar de la adhesión
a la madre a un des~o sexual por el padre. Esto se interpreta
como lo que parece ser su destino biológico. Al tener solamente
8. El complejo de castración y la envidia del pene un clítoris, no puede poseer fisiológicamente a su .n:a~re, del
mismo modo que, culturalmente, nunca se le permltua desear
hacerlo; no obstante, hasta ese momento, como el niño, lo ha
/La problemática del tránsito a la condición de mujer <<nor- deseado claramente ~on plena agresividad «viril», del mismo modo
mal>>, lo mismo que a la condición de hombre ~mormal», implica que aquél (aunque no tiene útero ni vagina) ha des~ado ser
el tema específico de la sexualidad femenina que es, claramente, poseído por la madre y darle un hijo. Esto ocurre preedípiCamente
una parte crucial de esta problemática, A su vez, la cuestión del cuando, en virtud de que l9s roles sex';lales no son en modo alguno
orgasmo clitoridiano o vaginal ~ue se ha convertido en un fijos, . todas las variantes y permutaciones de fantasías sexuales
punto focal del repudio al psicoanálisis freudiano-- sólo es, en con 1~ madre se encuentran a disposición de ambos sexos por
realidad, una parte ínfima en toda la problemática de la sexuali- igual. El padre, si es que tiene alguna participación, no es más
femenina. que un «rival molesto».\ Para el niño edípico continúa __ sie~~o
En principio, todos los infantes creen que todas las personas un rivaf; para la niña debe convertirse en el ser amado. \La mna
tienen un pene y la niña cree que el suyo crecerá. El niño des- hace el cambio del amor maternal al paternal únicamente porque
cubre el temor a la castración a través de las amenazas a sus tiene que hacerlo, y le ocurre con dolor y protesta. Debe hacerlo
prácticas masturbatorias y mediante la desaparición del pene porque no tien~ falo. No tener falo significa no tener poder ...
durante el coito, si lo presencia, pero principalmente ante la vista salvo mediante alguna forma persuasiva de obtenerlo. El recono-
de los genitales femeninos... o, más bien, tal como le parece, cimiento de la «castraciÓn>> es el ingreso de la criatura femenina
ante Ja \vista de la ausencia de los mismos. La niña sólo necesita en la infancia, del mismo modo que la aceptación de la amenaza
mirarse a sí misma. La ausencia aparente jamás retornará, la y la deferencia hacia el padre a cambio de po~i??idades poste-
carencia no puede repararse y, en consecuencia --como ésta es riores es la deuda del mño con su futura cond1c10n de hombre.
una situación real (no fantaseada)-, no puede constituix, final- i El in~reso de la niña en su «destino» femenino se caracteriza por
mente, una ausencia o una carencia. Pero e] concepto decisivo la hostilidad hacia la madre por su fracaso en hacer de ella un
es la castración y el distinto significado de la misma en ambos niño· se trata de un ingreso marcado por la envidia del pene,
sexos. En e!)te punto -no necesariamente por cronología pero que 'a su vez debe ser reprimida o transformada. La .aceptación
si menta]mente_::._ el infante nuestra sociedad es insertado de la castración no sólo significa reconocer la carencia del falo,
en el núcleo de su familia: él, su madre y su E] niño sino también la decepción y el abandono del clítoris, inferior,
108 109
como fuente de satisfacción sexuaÜ Felizmente, en respuesta a Incluso en 1916, Freud habla del «Ricardo lll» que hay en
esta situación, como la niña también debe reprimir el deseo nosotros, de nuestro resentimiento por las heridas infligidas al
incestuoso, en este punto su sexualidad tiene que quedar ente- amor propio, por no haber nacido en cuna de oro, por no tener
rrada, en mayor o menor medida, para volver a emerger en la un supercerebro, o belleza, o algún otro atributo de la munifi-
pubertad en un nuevo comienzo. (bespués del reconocimiento cencia de la naturaleza o del hombre y, concluye, existe una
de su castración, la niña encuentra a'nte sí tres caminos, uno sólo categoría general de personas nacidas con la tristeza del rey
de los cuales es «normal>'>. Con el amor hacia sí misma ya des- tullido y deforme:
truido por su «carencia>:., su hostiljdad hacia la madre (que se
suponía era fálica pero se la descubrió también castrada) puede ... podemos afirmar que la pretensión de las mujeres a pnvl-
hacerla apartarse simultáneamente de las mujeres y de la condi- legios y a ser dispensadas de muchos de los inconvenientes
ción de mujer, en cuyo caso, humillando y despreciando a las de la vida, reposan sobre el mismo fundamento. Tal como
aprendemos en la actividad psicoanalítica, las mujeres se con-
mujeres -como hacen los hombres-· es probable que se vuelva sideran perjudicadas en la infancia, injustamente carentes de
inhibida y neurótica. También puede negarse a abandonar los algo e injustamente tratarlas; el rencor de tantas hijas por sus
placeres de su clítoris; si lo hace, permanece en la fase preedípica madres deriva, en última instancia, del reproche que le hacen
«masculina». Por último, si explorando «sus impulsos instintivos por haberlas traído al mundo como mujeres y no como hom-
pasivos» --es decir, los objetivos pasivos de su pulsión sexual2_, bres.1
(puede transferir sus atenciones sexuales de la madre al padre, pue-
de en principio desear su falo y después, mediante una impor- Pero hasta entonces la noción de la envidia del pene está con-
tante analogía, su bebé, más tarde otra vez al hombre, para tenida dentro del concepto de narcisismo, y aunque esta pers-
darle ese bebé. De este modo, se transforma en una pequeña pectiva no cambiaría, sus itriplicaciones se volverían más tras-
mujer. Esta transferencia de la madre al padre es el complejo cendentales a medida que la obra de Freud progresaba.
edípico «positivo» de la niña y el primer paso correcto en su La conexión del complejo de castración con el complejo de
camino a la condición de mujer: no necesita abandonarlo. Puede, Edipo supuso el punto decisivo de la comprensión de las dife-
impunemente, continuar amando a su padre y odiando a su rencias psicológicas entre ambos sexos.(~~momento narcisista
madre como rival, especialmente en tanto estas emociones se la niña abriga, simplemente, la esperanza de que posteriormente
«desexualizam> con el período de latencia. El hecho de que la tendrá un pene o de que su clítoris crecerá; no se contenta pen-
madre como rival sea más fuerte que la niña no parece tener sando en que su propio destino de haber sido engañada es más
demasiada importancia, ya que aquélla no tiene ninguna fuerza que. t_~mporal. Si no abandona esta condición, desplegará lo que
y Ia niña no tiene nada que perdeFi: Pero el niño teme al padre, éOmÓnmente se conoce como «complejo de masculinidad» en
que es su rival en el amor de la madre, porque aquél es verda- años posteriores. También puede--·c:onsíde.rar su castración como
deramente poderoso y potente y el niño sí tiene algo que }'t~rder: un castigo específico impuesto sólo a ella, p~ro todavía no, en
esa potencia. De modo que, mientras la niña puede transitar rnoc!o álguno, como una característica sexuaL Así, el complejo
segura en esta etapa de la vida, el muchacho debe abandonad::~ de castración de la niña viene a querer decir las ideas reprimidas
rápidamente antes de ser cegado (castrado) -como Edipo-- por que rodean la aceptación, o el fracaso de la aceptación, de la
matar a su padre y copular con su madre. Tal es su poder que castración como una característica sexual: a esta situación Freud
debe perderlo con objeto de mantenerlo para el futuro y para aplicó la expresión «envidia del pene». No obstante,Ua aceptación
los hijos de sus hijos. (lograda o fracasada) de la niña, en oposición al temor inicial de
La sugerencia de Freud con respecto a la supuesta envidia
del pene por parte de la niña es anterior a su alineamiento con L Freud: «Varios tipos de carácter descubiertos en la labor analítica»,
el complejo edípico, lo mismo que toda la noción de castración. 1916.

110 111
la castración en el niño, tiene importantes consecuencias dife- No parece haber salida: debe continuar deseando uno, o
rentes: ; negar que existe diferencia alguna, o aceptar la sitüación y sus
consecuencias psíquicas de inferioridad. Aun cuando con toda
Habiéndose excluido en la nma pequeña el temor a la cas-
tración, .también irrumpe un poderoso motivo para la instala- humildad tome este último camino, la envidia del pene despla-
ción de un superyó y la aparición de la organización genital zada tiene consecuencias aún más importantes que ésta para el
infantil. En ella, mucho más que en el niño, estos cambios desarrollo de la feminidad. El sentimiento de la inferioridad del
parecen ser el resultado de la educación y de la intimidación clítoris acarrea una ola de represión: por lo general se renuncia
del exterior, que la amenazan con la pérdida del amor. El absolutamente a la masturbación, en tanto la niña no desea que
complejo edípico de la niña es mucho más sencillo que el del se le recuerde su sentimiento de humillación. De acuerdo con la
pequeño portador del pene; en mi experiencia. rara vez va explicación de Freud, la diferencia entre los sexos~~~-h~- t;asladado
más allá de tomar el lugl:lt de la madre v adoptar una actitud así· de la pubertad al complejo de Edipo y de éste a la situación
femenina hacia el padre. 2 preedípica. En el contexto de la situación edípica, la castración
adquiere primada como su determinante psíquico.
Freud abandonaría pronto esta nocton de una esperanzadora
sencillez. Después de todo, pl:mtea un excesivo número de cues- lEn tanto el complejo de castración anula el complejo edípico
tiones. La única conclusión de «El final del complejo de Edipo» del niño, inaugura el de la niña, a medida que con desesperación
y resentimiento se vuelve de la madre al padre';
consistió en establecer la alta probal:álidad (aunque también, en
este caso. Freud estipula la necesidad de mayores discusiones)
de que el rol de la castración era poner fin a los deseos edípicos De este modo, en las mujeres, el complejo de Edipo es el
del niño. Aunque continuará desarrollando su concepto de la resultado final de una evolución bastante prolongada. No es
envidia del pene, lo que dice acerca de la niña todavía es espe- destruido, sino creado, por la influencia de la castración:
culativo. Empero, ya propuso que en virtud de que la niña no. escapa a las influencias fuertemente hostiles que, en el macho,
tiene que internahzar ·-en el mismo grado- un padre poderoso tienen un efecto destructivo y, a menudo, no es superado
y punitivo, su propio supery6, en todo lo que implique autori- del todo por la hembra. También por esta razón, las conse-
dad, conciencia, sublimación, etcétera, será, por necesidad, más cuencias culturales de su disolución son menores y de menor
débil. importancia en la niña. Probablemente no nos equivocaríamos
al decir que es esta diferencia en la relación recíproca entre
La masturbación primaria ditoridiana y pénica de la criatura
el complejo de Edipo y el de castración lo que otorga un sello
lactante no parece tener connotaciones psíquicas específicas pero singular al carácter de las hembras como seres sociales. 4
ya antes de que empiecen las relaciones obietales del complejo
edípico, el valor relativo de los dos «falos» parece haber impreso
su marca.. a1 menos en las niñas. En otras palabras, sólo cuando Freud observó la castración
a la luz del complejo edípico del niño, logró finalmente aban-
l ,as consecuencias psíquicas de la envidia del pene, en
tanto no es absorbida en la reacción-formación del complejo donar su proposición análoga para ambos sexos y, por último
de masculinidad, son diversas y de gran repercusión. Después proponer las bases de la diferencia.
que la mujer ha tomado conciencia de la herida infligida a su
narcisismo desarrolla ---como una cicatriz--- un sentimiento de
inferioridad.3

2. Freud: «El final del complejo de Edipo»


). Freud· «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual
anatómica». 4. Freud: «La sexualidad femenina».

112 lU
prima del pensamiento, y los términos abstractos son devueltos
9. Los excrementos - Et pene - El bebé a los concretos que están en su base». 1 En lugar de los artificios
del lenguaje consciente, los símbolos desempeñan un rol impor-
tantísimo en el lenguaje del inconsciente. Todo aparece compri-
(~I ing.res~ de la nma en su adhesión edípica al . padre y en mido y condensado: «Aquellos elementos que permiten que se
el d1stane1am1ento de su madre preedípica, que es el resultado encuentre cualquier punto de contacto entre ellos son condensa-
de st~ con:plejo de castración, tiene lugar en la línea de lo qu~ dos en nuevas unidades»; 2 así, uu elemento puede representar a
Frcud des1gna como la ecuación «excrementos -- pene -- bebé»). muchos y viceversa. Freud describe otra importante caracterís-
~ntre r:~das, a menudo es esta noción la más ofensiva (véase tica a la que designa como «desplazamiento»: en este caso el
Kate 1v1111ett). En el rechazo de esta sugerencia) tenemos pruebas afecto o emociones, pueden ser desplazados de una idea a otra v
de que la más fuerte oposición a las teorías freudianas de la alterar todo reconodmien to inmediato: -
f~n:inidad no se basa únicamente en su postura masculino-chau-
vmlsta más de lo que las primeras objeciones a su obra se basaban De este modo, algo que sólo desempeñó un rol secundario
exclusivamente en su escandalosa imputación de la sexualidad en los pensamientos del sueño, parece pasar al primer plano
infantil: ambas oposiciones ocultan una fuerte protesta contra en el sueño como protagonista, mientras, por el contrario, la
el hecho de una mente inconsciente. Aquí tenemos un ejemplo esencia de los pensamientos del sueño sólo encur~ntra una re-
de cómo casi todos los casos de crítica inexorablemente hostil presentación pasajera y vaga en el sueño. 3
aunque pagan tributo formal al «descubrimiento» de Freud 1~
niegan en sus análisis posteriores. Como he dicho anteriorm~nte Este proceso es, principalmente, el responsable de la extrañeza
en este punto, como en todos los demás, 'esta ecuación se refiere del sueño.
a la forma en que actúa el inconsciente. La estructura de los sueños, el camino real . al inconsciente,
Quizá resulte más fácil entrar en el tema con mayor detalle pronto se vio confirmada por estudios de actos fallidos, lapsus
de l.a forma en que lo hizo Freud: mediante los sueños, aunque verbales y escritos, chistes y agudezas. El lenguaje del proceso
obv1amente sólo pueden ser indicadas sus conclusiones. Detrás primario es simbólico, hace uso de la condensación, el desplaza-
del contenido manifiesto dd sueño, reposa el contenido latente, miento y la simbolización, y todo puede ocurrir al mismo tiempo,
compuesto principalmente por pensamientos preconscientes que como en el caso que ahora consideramos. Los niños creen que
d soñador puede alcanzar a través de sus asociaciones. Pero los bebés nacen analmente, como los excrementos: el esfuerzo,
siempre hay un elemento absolutamente inconsciente, un aspecto el alivio, la producción de algo nuevo que sale de uno mismo, es
de la representación de la pulsión, ansioso de satisfacción· es la un prototipo del nacimiento. Las heces producidas para la madre
pulsión í?;onsciente la que produce la energía psíquica para la --o para quien cuide al bebé- son ofrecidas como un regalo;
construcc1on del sueño. La fuerza de la resistencia del paciente de aquí una cadena de «pensamientos» conduce a una equipa-
puede hacerla eternamente inaccesible, pero más a menudo, me- ración con el dinero, pero otra a una reconfirmación de la produc-
diante e~ análisis de la estructura y composición del sueño, parte ción de un bebé, que también es siempre «dado», es un don
de la m1sma puede alcanzarse finalmente. Pero ya que la repre-
sentación de la pulsión, por ejemplo, los deseos de una persona l. Freud: Nuevas aportaciones al psicoanálisis) 1933 (1932), «Revisión
sólo pueden encontrar satisfacci6n en el estado del sueñd Cierta~ de la teoría de los sueños». Lo que Freud describe son las operaciones de
los procesos del pensamiento inconsciente y no una región mental siste-
condiciones determinan la naturaleza de su expresión. Lo~ pensa- mática, «el inconsciente», porque después de El yo y el ello Freud siempre
n:;tientos dd sueño se transforman en imágenes visuales y ·senso- ~firmó _que ~randes porciones del yo y del superyó también pueden ser
nales, y en .el curso de este proceso, los hábitos lingüísticos de la mconsoentes.
conciencia son abandonados, «del mismo modo que en el len- 2. Ibid.
3. Ibid.
guaje primitivo sin ninguna gramática, sólo se expresa la materia

114
(«él le ha dado un hijo», «ella le ha dado un hijo~). Al
tiempo los excrementos --columna que estimula las membraruu La equivalencia e intercambiabilidad del pensamiento incons-
del intestino- son, en términos psíquicos, precursores del pene ciente de los excrementos - el pene - el bebé, pueden verse
y, lamentablemente, como los excrementos, el pene es pensado en las manifestaciones lingüísticas de la vida cotidiana y de los
como una parte del cuerpo que puede ser perdida, abandonada, sueños: se dice «la cosita» tanto para referirse a un pene como
renunciada (castración). (El pene también hereda los sentimien- a un bebé. (¿Explicaría esto, quizá, el matiz de indecencia que
tos que la criatura tuvo por el pezón de la madre . ) En otro parece unido a la insinuación sexual de la expresión de buenos
párrafo, F reud menciona un retorno común a esta tesis infantil deseos matrimoniales: «que todas vuestras penas sean -pequeñas
en el caso de una maníaca que llevó al médico ante sus excre- [cositas]»?) Freud hace otro comentario que explica tales instan-
mentos y afirmó que eran el bebé que ese día había tenido. das como el significado del sueño de la mujer que hemos men-
Sobre todo este campo de simbolización, Freud hace el siguiente cionado recientemente:
comentario:
Es bien conocido el hecho de que el lenguaje simbólico
Sí uno no comprende estas profundas conexiones, es impo- ignora, a menudo, la diferencia sexuaL La «cosita», que origi-
sible encontrar el camino de las fantasías de los seres humanos nalmente significó el órgano genital masculino, puede haber
en sus asociaciones, influidos como están por el inconsciente, adquirido así una aplicación secundaria a los genitales feme-
y en su lenguaje sintomático. Los excrementos- el dinero- el ninos.6
don -- el bebé -- el pene, son tratados como si significaran
la misma cosa y también son representados por los mismos La niña pequeña,. al haber intentado al menos abandonar su
símbolos. 4 deseo de un pene, continuará deseándolo, no obstante, como
regalo de una «cosita», en primer lugar de su padre y, posterior-
Tal simbolización no es peculiar de las mnas: los mecanismos mente, de su marido. En este punto aparece otra de las aseve-
de los procesos inconscientes no están determinados sexualmente; raciones de Freud: sólo el nacimiento de un hijo varón concede
es dicha simbolización la que ha sido usada por las niñas en su a la mujer el pene que ansía y -lo que es menos importante-
evolución hacia la feminidad. (No le fue menos útil al presi- la mujer sólo se sentirá contenta con su matrimonio (como dis-
dente Schreber.) tinto a su maternidad) cuando pueda llegar a hacerle la madre
Por otra parte, otro ejemplo de lo mismo muestra cuán nece- a su marido y a transformarlo también en su «cosita»)
saria resulta su explotación para el logro de la condición de
mujer, En La interpretación de los sueños, Freud registra la
interpretación que hace una paciente de su propio sueño:

Recordó haber visto en una oportunidad a su padn': des- 1O. El clítoris y la vagina
nudo en el cuarto de baño, de espaldas; continuó hablando
de las diferencias entre los sexos y puso el acento en el hecho de
que los genitales de un hombre ser vistos incluso A pesar de la controversia existente en los círculos psico-
desde atrás, pero no los de la mujer. este sentido, ella misma an.alíticos durante las décadas del veinte y del treinta, Freud se
interpretó que «la ·cosita» significaba los genitales, que «su atuvo a su convicción de que la vagina sólo era descubierta
cosita» -tenia una de cuatro años:- eran sus propios como lo que era, en la mayoría de los casos, durante la pubertad.
genitales. 5 En 1924, Karl Abraham le escribió:
4. Freud: Lección XXXII, «La angustia y la vida instintiva», Nuevas
aportaciones al ¡:Jstcotmá:tis¡is. 6. Freud: «Sobre las transmutaciones de los instintos y especialmente
Freud: en el erotismo anal», 1917.
1

116 117 !-'¡


Durante largo tiempo me he preguntado si el desplaza- Pero la correccwn de las primeras supos1c10nes a las que
miento del clítoris a la vagina podía haber ocurrido siguiendo aqui nos referimos sólo es parcial, ya que hay dos cuestiones en
una vía recorrida anteriormente, aunque en sentido inverso ... juego: la sensibilidad física de la vagina y el reconocimiento
Este supuesto estadio sexual tendría que haber tenido como psicológico de la misma. Naturalmente, ambas están relaciona-
ob:¡etivo sexual la recepción del pene ... Dos síntomas neuróti- das: sí la niña pequeña practica la masturbación vaginal, en algún
cos me han obligado a imaginar algo que podríamos designar
como etapa vaginal-anal temprana: la frigidez y el vaginismo.
sentido debe conocer la existencia de la vagina. Pero merece
A la luz de toda mi experiencia psicoanalítica, no puedo creer la pena separar ambas cuestiones, ya que a menudo se confunden
que la frigidez se base, mera~ente, en el_ fr_acaso de la _li_b~~o en las rdutaciones que invierten la afirmación freudiana. Por
en pasar del clítoris _a la ~ragma. Debe existir u~a pr~h1b:c~on «invertir» me refiero a que lo que preocupó a Freud y a los
que tenga una base mmed1ata y local; esto es aun mas vahdo primeros autores analíticos sobre el tema fue: ¿conocen las cria-
en el caso del vaginismo. 1 turas la existencia de la vagina? Pero lo que hoy preocupa a la
oposición es: ¿por qué demonios debería la niña abandonar el
Freud senda el mayor respeto por la obra de Abraham y en clítoris por la vagina? En esta inversión, la sensibilidad erógena
esta cuestión (que preocupaba intensamente a éste) reconocía su de la vagina y sus consecuencias psicológicas se han mezclado
propia ignorancia. Pero cuando él mismo escribió sobre el tema inextricablemente.
(Abraham ya había muerto), Freud todavía no estaba conven- Freud jamás pensó que el clítoris se convirtiera automática-
cido. mente en algo fisiológicamente desensibilizado. Su estimulación
Existe un razón evidente para la afirmación de Freud sobre podía desempeñar . un rol preparatorio del intercambio sexual,
la ignorancia infantil general con respecto a la vagina, una razón pero si todo el interés sexual permanecía enfocado en el clítoris,
distinta a la ausencia de su presencia en los recuerdos reprimidos la vagina permanecería, probablemente, anestesiada, y la mujer
de sus pacientes. Si toda la evidencia demuestra que en una «clitoridiana>> no desearía la penetración del pene. De modo que
etapa la criatura cree en la presencia universal del falo, la hipó- la mujer «normal» debe transferir la sensibilidad del clítoris a la
tesis de la vagina no corresponde ni es compatible. Una de las vagina. En cierto sentido, existe muy poca diferencia, de hecho,
últimas palabras de Freud sobre el tema no fue realmente suya: entre la posición básica de Freud y su oposición: la distinción
proviene de un ensayo de Ruth Mack Brunswick, cuyo progreso reposa más en los valores imputados y en la negativa a compren-
fue estimulado y aprobado por Freud, aunque de hecho no se der que Freud habla de un proceso psicológico. Freud confesó su
publicó hasta poco tiempo después de. su muerte: ignorancia con respecto -a la causa de la frigidez. Pero el rasgo
La vagina, tal como la conocemos, deriva principalmente característico de la frigidez es la ausencia del orgasmo vaginal;
su sensibilidad del clítoris y, secundariamente, del ano. Ha el logro de este orgasmo puede requerir la estimulación del
llegado a cuestionarse si, como hasta ahora se ha sostenido, la clítoris, pero puede -según Masters y Johnson- ser visto como
vagina siempre es --o al menos generalmente- un (<Órgano las contracciones pélvkas que afectan a todo el cuerpo. También
silencioso», hasta la adolescencia. Actualmente parece proba- puede producirse el orgasmo mediante la influencia de fantasías.
bit: que con frecuencia exista una temprana sensibilidad va- La mujer ditoridiana es aquella que sólo alcanza el orgasmo con
ginal de origen anal. . . Huelga decir que aunque exista dicha la estimulación del clítoris y no desea nada más. Fr~ud consideró
sensibilidad vaginal, su rol es decididamente menor y secun-
dario al del clítoris como órgano de la sensibilidad infantiP
que la importancia última del clítoris era infini~~!~~~~-!_~?.Ie,
pero que el sexo Ú!)J~l!Ql~!lte ditoridiano señalaba una detención
l. 26 de diciembre de 1924. A Psychoanalytic Dialogue, The Hogarth en éraesatrono de- la feminidad; paraias-lemirifstas- es -señal ele
Press, Londres, 1965. indeperuteñeia~hombres. Sea como fuere, la oposición sólo
2. Ruth Mack Bnmswick: «The Pre-Oedipal Phase of the Libido
DevelopmentJ>,' 1940, reimpreso en The Psycho-analytic Reader, dir. R. se encuentra en el juicio de valor. Ahora bien, por lo que sabe-
Fliess, The Hogarth Press, Londres, 1950. mos, Freud puede haber apoyado a las mujeres «femeninas»

118 119
receptivas en su vida privada, pero en todos sus escritos todo para; se trata de un cambio psicológico hada el <<destino» de
lo que indica es el camino prescrito para la condición de mujer esposa y madre.
«normal». Guste o no, la receptividad vaginal sigue siendo con- La transferencia del clítoris a la vagina, que fomenta y pro-
siderada como indicativa de esta normalidad femenina. Una vez mueve el futuro dominio de los objetivos pasivos para la forma-
más, retornamos al peligro de interpretar las descripciones de ción de la feminidad, es un proceso tramposo, como Freud nunca
Freud como de significación normativa; a menudo lo que nos se cansó de señalar. Está íntimamente unido al segundo cambio
lleva a ello es su método defectuoso de presentación. De hecho, exigido a la futura mujer: el cambio del amor por la madre al
el defecto está más en el status social de las mujeres. amor por el padre.
Natur<llmente, en esta cuestión existen más planteamientos
que éste.t'Según la teoría fr:eudiana, el desarrollo de la feminidad
depende de la temprana supresión del clítoris, y su teoría de 11. La madre preedípica y el padre edípico
las consecuencias psíquicas de la bisexualidad depende de La ac-
tividad di toridiana en la etap.a fálica y de la ignorancia de la
vagina. Por supuesto, ,esto no significa que Freud no hubiese Prosiguiendo con la metáfora arqueológica de Freud, la cul-
abandonado estas ideas si las evidencias hubieran demostrado tura griega, la formación de un hombre, obstaculizaron el paso
que eran insostenibles o si la lógica de las mismas no las hubiera al descubrimiento analítico de un estadio anterior de la civiliza-
confirmado. ción: la fase cretomicénica preedípica, tan decisiva para la femi-
La niña preedípica abandona a su madre como objeto amo- nidad. Naturalmen~e, los niños y las niñas comparten este primer
roso bajo la influencia ·del sentimiento de inferioridad de su período, pero las implicaciones del mismo sop distintas para
clítoris. Al mismo tiempo, es probable que también renuncie a cada sexo. . . alterado por la superestructura griega, que lo os-
su clítoris, es decir, a su masturbación manual del mismo. No cureció para el análisis como lo hizo para la historia. El complejo
quiere nada que le recuerde la herida inferida a su narcisismo: edípico, del que casi puede decirse que apoya la estructura de
ni su madre, responsable y <<castrada», ni su propio «pequeño una cultura patriarcal, ocultó la fase preedípica, como Freud -un
pene». Ambas cuestiones marchan juntas. La niña comprende que analista masculino-- haciéndose eco a su manera de las formas
no puede poseer a su madre, de ahí que el clítoris pierda sus de la cultura, oscureció el rol de la madre para sus pacientes
connotaciones activas y cuando su sensibilidad vuelve a emerger femeninas. La civilización griega domina en la construcción ana-
en la pubertad, es probable que lo haga en un rol masturbatorio lítica, de modo que la adhesión a la madre --ese factor tan
con objetivos pasivos, sin expresar ya la urgencia arrolladora decisivo-- fue descubierto más tarde por Freud. El mismo explica
que la niña preedípica compartía con el niño y que ahora es así la dificultad que tuvo en desentrañar las reliquias «creto-
autoerótica o preliminar de la penetración vaginal. Cuando la micénicas»:
niña muy pequeña renuncia a la masturbación de su clitoris,
también abandona una parte de sus objetivos activos. Si la repre- Todo en la esfera de esta primera adhesión a la madre
sión no es demasiado grande, la nueva dominación de los obje- me resultaba tan difícil de aprehender en el análisis -tan di-
tivos pasivos contribuirá a una transición del deseo activo por luido por el tiempo, y oscurecido, casi imposible de revivir-
su madre al objetivo pasivo de desear ser deseada por su padre. que era como si hubiese sucumbido a una represión especial-
mente inexorable. Pero quizá tuve esta impresión a raíz de
La evolución de una dama implica, entonces, una transición de la
que las mujeres que se analizaban conmigo se aferraban a la
dominación preedípica del clítoris activo a la domihación púber adhesión al padre, en la que habían buscado refugio desde la
y adulta de la vagina), a la que el clítoris re-despertado transmite primera etapa que estaba en cuestión.•
su sensibilidad. En esta transición no existe nada químico ni
biológico, al menos nada que Freud conociera o que lo preocu- l. Freud: «La sexualidad femenina».

120
Las mujeres analistas, sostuvo Freud, tendrían más suerte, ya por el último- es visible en todo momento, ya sea porque la
que sus pacientes se senürían inclinadas a transferirles algo de niña se ha adherido al mismo y se quedó en mujer «masculina»
su adhesión a la madre. Las propias observaciones de Freud, en o porque lo ha negado y la supremacía de su feminidad «exce-
consecuencia, sólo son de naturaleza generalizadora. siva» es testimonio del esfuerzo que entraña.
La parte de la niña en la cultura griega está representada por Desde el momento de su comprensión de la importancia de
su complejo de Edipo -su devoción al padre-, pero ésta sólo la madre preedípica en adelante, Freud comprendió cómo esta
es una formación secundaria. A la región que está detrás, Freud figura todopoderosa subyacía en la mayoría de las fantasías de la
hace referencia como «prehistoria» y con buenas razones, aun niña en relación tanto con el padre como con sus sustitutos
cuando la civilización cr·etomicénica sea una cultura por derecho posteriores, por ejemplo el marido. Ambos sexos concentran la
propio. La historia comiel)za con el complejo edipico oJ mejor totalidad de su primera atención en la madre: ya sea identifi-
dicho, con su superación y la inauguración del lenguaje estructu- cándose con sus actividades en juegos repetitivos, como repre-
rado que la acompaña; o sea que comienza con la civilización sentando la conducta de la madre hacia ellos mismos, con mu-
patríarcal, los «griegos», en la que se supone que la niña debe ñecos, o tomándola acóvamente como objeto de sus deseos. El
aprender el significado de su feminidad, como el niño el de su niño abandona estos últimos sólo ante los poderes superiores del
masculinidad. Empero, el período prehistórico o preedípico pe- padre, la niña renuncia a ellos en virtud de su condición abso-
netra e influye la etapa edípica en forma tal que debe hacernos lutamente -no relativamente- inferior. La comprensión de
resistir a cualquier tentación de verla como claramente demar- que es como su madre «castrada», a menudo hace que se vuelva
cada, como fase temporalmente distinta; más bien es, como en violentamente contra ella. Pero en el «mejor» de los casos su
su analogía arqueológica, una superposición provisional de la una hostilidad sólo p.uede reprimir la adhesión, y aquello que se
sobre la otra. Pero en el caso del niño, las dos son mucho más reprime siempre está destinado a retornar o a encontrarse mera-
compatibles. La distinción entre ellas podría impedir la percep- mente disfrazado en la nueva adhesión. Así, detrás del amor
ción-, porque en este caso los «griegos» asumieron y fomentaron de la niña por el padre, acecha su amor por la madre; para toda
la fuerza de sus predecesores cretomicénicos. Pero para las mu- mujer «normal» que escoge a su marido de acuerdo con el modelo
jeres la historia gríega representó una derrota masiva y será su aceptable de su padre, las dificuhades que sobrevienen probable-
riesgo el que su prehistoria -aunque s~empre estará en eviden- mente se hacen eco de aquellas que surgieron por el amor y el
cia- continúe dominando sus vidas. Todos sus valores deben ser odio hacia la madre. El padre, tan fundamental para el desarrollo
abandonados o plenamente desplazados en las nuevas posibilidades de la feminidad, y los hombres que le siguen, tan esenciales para
edípicas, cuya superación constituye la herencia de la niña de su la preservación del estado de mujer <{normal», sólo son figuras
lugar femenino en el mundo. Concretamente, esto significa que secundarias, ya que el primer lugar como objeto amoroso lo ocupa
la situación edípica del niño no es más que una intensificación la madre, para ambos sexos.
de su amor preedípico por la madre. En la situación edípka des- En ambos sexos, la castración es la seña] para renunciar a
cubre que el lugar que siempre imaginó que ocuparía lo here- la madre, pero en el caso del niño sólo con el objeto de esperar
dará ... ·algún día. Lo importante es que deberá superar la posi- su turno a fin de obtener, en su momento, su propia mujer; para
ción edípica con su aceptación de la castración simbólica e ingresar la niña, la aceptación de la <'castración» señala que debe llegar
en la promesa de su herencia patriarcal. La situación edípica de a ser como su madre, La superación del complejo de Edipo en
la niña constituye un total desplazamiento de la adhesión a la ambos es la seña] para comenzar a identificarse, finalmente, con
madre por la adhesión al padre. Como con todos los desplaza- el padre del mismo sexo ... para que la sociedad pueda continuar
mientos, lo que ha sido desplazado permanece. Esta distinción consecuentemente. La confirmación de su primer objeto amomso
entre los períodos preedípico y edípico de la niña es, evidente- para el niño, que es su complejo de Edípo, es renunciado hasta
mente, lo que cuenta, v la potencia del primero -aunque negada que crezca y sea corno su padre, a quien entretanto

122"
como su superyó, por identificación. La contradicción de su pri-
mer objeto amoroso para la niña, que es su complejo de Edipo, 12. Las marcas de la condición femenina
nunca necesita ser realmente renunciado, ya que ése es su destino
femenino. La niña puede sentir alguna rivalidad con la madre
por el padre, pero su fuerza no se puede medir con la de la riva- a) El masoquismo
lidad del niño con el padre por la madre y.a que, en un sentido,
en este caso el padre sólo es el segundón, y además, ¿qué sen- Un sueño o fantasía frecuente que se encontró tanto en
tido tiene competir con otra del mismo sexo «castrado>>? Identi- hombres como en mujeres, demostró tener distintos significados
ficarse con y, en cierto grado, internalizar a la madre no propor- para ambos sexos. El contenido de éste era la fa!1t'ªsía placentera
ciona la formación de un superyó fuerte, ya que ella no es,. en de_que un niño era golpeado; general~ente, el chmax, de la fanta-
la cultura patriarcal, quien tiene la última palabra. sía-.está_ac:ºmpaft.ado de la masturbacwn. Esta fantasla encuentra
En el período preedípico, la identificación y la adhesión se su origenenJa primera ínfan~ia. El análisis de Freud reveló que
empujan entre sí para obtener el primer puesto en la relación con en un momento específico, un tipo específico' de. deseo ~exual se
la madre: la niña debe construir' sus identificaciones, el niño su separa de los otros y recibe satisfacción por si m1smo, ~~endo, en
adhesión. Con el objeto de desplazar su deseo activo por la madre consecuencia, una importante fuente para la_ cornprens10n ?e las
hacia su padre, la niña debe identificarse con su madre y acentuar perversiones. Las -fantasías asuD? en formas d1~er~as Y cambiantes·
sus objetivos pasivos. Para hacerlo, es ayudada por el hecho de En principio, en las niñas, la cnatura que esta s1endo golpeada es
que ha tenido que poner en funcionamiento un acto de repre- Q.tra criatura, por lo general un hermano o heri?ana, lo que ~e
sión masiva: el entierro de la civilización cretomicénica. Pero expresa como «mi padre está golpeando a la cnatura»; despues
la verdad surgirá. La fuerza combinada de los deseos preedípicos ocupa su lugar una segunda fase decisiva: «estoy si~n.do golpeada
y de su represión, en distintas proporciones, deja su marca en _.por mi padre». El sadismo de la primera fase grauflca .los celo~
el futuro de la mujer. La potencia del período preedípico en las de la niña, el de la segunda su sentimiento de culpa ( s1endo a~l
niñas, que es tan fuerte en sus protestas sólo en virtud de que es un importante í?dice de masoqu_ism?)· En e_st? fase, la fantas1a
ferozmente negado, y dentro del cual se produce el reconocimien- es tanto el castlgo por la grauhcacwn proh1b1da como; por re-
to de su «castraciÓn>>, predispone a la mujer hacia un tipo pecu- presión, la satisfacción de la misma. La últi~~ fase es sad1ca Y el
liarmente femenino de neurosis (la histeria); del mismo modo objeto es otra criatura, generalmente un mno. De hecho, :_sta
que los complejos de Edipo y de castración predisponen a los etapa bloquea todos los recuerdos de la segunda. (En los. nmos
hombres a su neurosis típica (la obsesividad). Al menos en la el proceso es distinto y lo que surge es el deseo de e~tar sltuado
sociedad occidental, la obsesividad está íntimamente ligada con en una relación femenina, pasiva, con el padre castl~a~or.) En
la racionalidad excesiva, una cualidad que es valorada; la des- las niñas, la fantasía es una expresión neta de la trans1c10n de la
cripción del <<histerismo~> es, invariablemente, peyoraúva. Natu- sexualidad clitoridiana activa a un deseo incestuoso con el pa-·
ralmente,. no hay una linea divisoria absoluta: también los hom- dre:
bres tienen un período preedípico que puede influirles, pueden
atravesar el complejo de Edipo, salir de él, en una forma más La peculiar rigidez que tanto me sorprendió _en la monó
típicamente femenina y viceversa. Hablamos de la producción de tona fórmula «están golpeando a un niño» puede mterpretarse,
tipos, de la «idealidad'>>. probablemente, de una manera específica. El, ~iño ~ue es.ta
siendo golpeado (o acariciado) pued,e s~r, en últtma mstanc1a,
nada más ni nada menos que el chtorls, de modo que. ~n su
nivel más bajo esta declaración conten~ría una con~es10n de
la masturbación, que ha permanecido umda al contemdo de la

125
124
fórmula desde su inicio en la etapa fálica hasta la vida pos- can el contenido subyacente, desea encontrarse en una situacton
terior.! femenina. También detrás del masoquismo «moral»· se encuentra
el deseo de ser castigado por el padre, que es cercano al deseo
La segunda fase, que nunca es consciente y sólo se recons- de tener una relación sexual pasiva (femenina) con él.· En este
truve mediante el análisis, se refiere a una consumación satisfac- caso, el masoquismo sólo ha perdido, aparentemente, su conte-
toria de la adhesión edípica al padre, con todo el place~ y la nido el:ógeno, porque se ha aliado con el representante sádico del
culpa que i[mplica. La totalidad de la fantasía expresa los dolores, padre internalizado: el superyó. El sadismo se vuelve contra el yo
los placeres prohibidos y las dificultades del complejo edípico cuando la agresividad no tiene salida. La conciencia y la moral
positivo para las niñas que, irresuelto en el camino hada, la que el superyó pone en juego demuestran claramente, en el maso-
feminidad «normal», explota de esa manera': «la gente que alberga quismo, su origen en el complejo edípico sexual. La cuestión e~
fantasías de este tipo desarrolla una sensibilidad e irritabilidad complicada, pero para nuestros propósitos necesitamos observar
especiales hacía cualquiera a quien puedan incluir en la categoría lo siguiente: en la vida fantasiosa de hombres y mujeres, la situa-
de padres». 2 Los sueños también fueron, para Freud, una valiosa ción femenina de «castración», el intercambio sexual pasivo con
fuente para una nueva teoría del masoquismo que, junto con los un padre agresivo (o sus sustitutos) y el parto, sugieren placer-
celos, tienen una relevancia específica, ·en la vida psíquica de las en-el-dolor. El masoquismo es «femeninm> en cualquier sexo que
mujeres. tenga lugar.
La fantasía del castigo muestra la presencia de la masturba-
ción clitoridiana, la naturaleza del deseo hacia el padre y la vio-
lenta represión que ha sufrido la sexualidad infantil de la niña. b) L~ pasividad. ·
Implícito en la segunda fase se encuentra el masoquismo en que
es probable se convierta el original sadismo de la criatura, como La proverbial pasividad de las mujeres es, en realidad, una ·
un aspecto concomitante del giro de la adhesión a la madre cuestión bastªpte s~nc:illa. En principio ambos sexos son idénti-
hacia la adhesión al padre. El <<masoquismo» ~--placer en el do- cos .~11 el sentido de que sus pulsiones tienen objetivos tanto
lor-, que consiste en el giro contra el yo del deseo de satisfac- activos como pasivos. Con respecto a este período, Freud dijo
ción de una pulsión, tipifica la condición femenina. Expresa el claramente que aun cuando era posible ofrecer descripciones de
deseo de someterse a la castración, a la copulación o al parfo y a características típicas de cada sexo, estas «diferencias sexuales no
obtener placer erótico de las experiencias dolorosas. Pero el son, empero, de gran importancia: pueden ser eclipsadas por
masoquismo femenino se encuentra presente, por supuesto, en variaciones individuales». 3 Con el fin de la adhesión preedípica a
ambos sexos. la madre en el caso de la niña y del complejo · de Edipo en el
En su exposición más amplia del masoquismo, Freud lo dividió niño, el reconocimiento psicológico de las diferencias sexuales
en tres tipos: erógeno, femenino y moral. El primero sirve de consiste, por una parte, en ser «castrada» y por la otra en el
fundamento a los otros dos. El tercero es el más complejo y temor a la «castración». Con eLobjeto de ingresar en su deseo
esencialmente i11consciente; el segundo es el más fácil de percibir edípico por el padre, la niña debe salvar lo que resta de su
y es consecuentemente con este masoquismo «femenino» que pulsión sexual y dedicarla más activamente, a su objetivo pasivo
Freud comienza su exposición. Todas sus .referencias cónciernen de ser amada . .4-hora puede decirse que el niño y la niña se dife-
a hombres. El masoquista, en las versiones extremas que expli- rencian por la preponderancia de los objetivos activos en uno
y de los objetivos pasivos en la otra. A lo largo de la mayor
l. Freud: «Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual
anatómica». ·
2. Freud: «Pegan a un niño»: Una contribución al estudio del origen 3. Freud: Nuevas leccioneJ introductorias al psicoanálisis, Lección
de las perversiones sexuales, 1919. XXXIII, «La feminidad».

126
e) La vanidad, los celos y un limitado sentido de la justicia
parte de obra, Freud consideró inadecli~do. el vocabulario
de activo/pasivo y meramente convencional la distinción entre ~n . concomitancia con la tr®sici.ón de una adhesión activa a
masculino y femenino. 4 Pero naturalmente, esto no significa lo la rn~dre a una identifiáicióti-con ésta y al objetivo pasivo de la
mismo que decir que no existen importantes diferencias en la for- adhesión ál padre, se encuentra el deseo narcisista de ser amada
mación psicológica de ambos sexos. más que de amar. (Atrapada t·ambién, en la cima de su etapa
narcisista, por el forzoso reconocimiento de su clítoris inferior,
4. Merece la pena citar en su totalidad el texto que más claramente la mujer compensa la gran herida transformando todo su cuerpo
expresa la insatisfacción de Freud sobre estos términos. «Estamos acostum- en un orgulloso sustituto. Tiene que desarrollar su narcisismo
brados a · emplear '"masculino" y "femenino" también como cualidades amenazado con el. objeto de ser amada y adorada. Vanidad: tu
psíquicas [al igual que biológicas] y, de la misma manera, hemos transfe- nombre es mujer)
rido la noción de bisexualidad a la vida psíquica. Así, hablamos de una (,Y a hemos visto cómo parece resultar un gran sentimiento de
persona, cualquiera que sea su sexo, que :se comporta de forma masculina
en un sentido y de forma femenina en otro. Pero pronto percibiréis que celos de la envidia del pene, y esta envidia tiene consecuencias
esto sólo expresa la anatomía o la convención. No podéis asignar a los posteriores. La exígencia de justicia, de que las cosas sean
conceptos de ''masculino" y "femenino" ninguna nueva connotación. La «justas>>; es una modificación de 'la envidia que, en consecuencia,
distinCión no es psicológica; cuando deds ''masculino'", en general sig- las mujeres están menos capacitadas para cumplir. Más impor-
nificáis "activo", y cuando decís "femenino", por lo general :¡¡ignificáis
"pasivo". Ahora bien, es· verdad que existe una relación de este tipo. La tante aún, el hecho de que no hay ninguna necesidad de pre-
célula sexual masculina es activamente móvil y busca a la femenina; esta sionar para •que pongan fin a su relación edípica con el padre
última, eÍ, óvulo, es inmóvil y espera pasivamente. Este comportamiento signifiq.; que las ~ujeres no tienen que destruir este complejo
de los organismos sexuales elementales sirve, por cierto, como un modelo mediante, ·un acto masivo de identificación con una figura pode-
para la conducta de los individuos sexuales durante el intercambio sexual.
El macho persigue a la hembra con el propósito de la unión sexual, la rosa y no tienen en <;onsecqencia, un superyó tan poderoso. M€-
7

coge y la penetra. Pero mediante este razonamiento habéis reducido, preci- nos superyó', menos capacidad de fublimación, menos sentido
samente, la característica de la masculinidad al factor de la agresividiid en social;.., aunque éste es, evidentemente, el destino de la femini-
lo que a la psicología se refiere. Podréis dudar de haber obtenido alguna dad psicológica, también debe notarse con cuánta frecuencia se
ventaja real de esto cuando observéis que en algunas clases de animales
las hembras son las más fuertes y agresivas y el macho sólo es activo en el
refiere Fre~d a todas estas cualidades ligadas a la influencia de
acto singular de la unión sexual. Este es, por ejemplo, el caso de las arañas. la «costumbre social», de las «condiciones sociales», de «cuestio-
Incluso las funciones de crianza y cuidado de los hijos, que nos resultan nes convencionales», etcétera. Las exigencias de la cultura hu-
femeninas par excellence, no están invariablemente adjudicadas al sexo
femenlno en los animales. En algunas especies altamente desarrolladas
descubrimos que ambos sexos comparten la tarea de cuidar a los jóvenes
o incluso que sólo el macho se dedica a cumplirla. Aún en la esfera de la "femenino". Pero os aconsejo que no lo hagáis, considero que no sirve a
vida sexual humana pronto veréis cuán inadecuado es hacer coincidir la ningún propósito útil y que no agrega nada a nuestro conocimiento.
conduc-ta masculina con la actividad. y la femenina con la pasividad. La Podría considerarse la caracterización de lo psicológicamente femenino
madre es activa en todo sentido hacia su hijo; el acto mismo de la lac- como aquello que da preferencia a los objetivos pasivos. Naturalmente, esto
tancia puede ser igualmente descrito como la madre amamantando al bebé no significa lo mismo que pasividad; alcanzar un objetivo pasivo puede
o como la madre siendo chupada por éL Cuanto más os apartéis de la exigir una gran dosis de actividad. Quizá se dé el caso de que en la mujer,
estrecha esfera sexual, más evidente será el "''error de superimposición" sobre la base de su parte en la función sexual, tenga en su vida una
[confundir dos cosas distintas con una sola]. Las mujeres pueden desplegar preferencia por la conducta pasiva y los objetivos pasivos en mayor o
una gran actividad en diversas direcciones, los hombres no son capaces menor grado en proporción a: los límites, restringidos o de amplio alcance,
de vivir en compañía con su propia especie a menos que desarrollen una dentro de los cuales su vida sexual sirve, de este modo, como modelo.
gran dosis de adaptabilidad pasiva. Si ahora me decí~ que esto~ hec~os Pero debemos ser cautelosos en esta subestimación de la influencia de las
demuestran, precisamente, que tanto hombres como muJeres son. b1se~~1es costumbres sociales que de manera similar obligan a laS"-mujeres a situa-
en el sentido· psicológico llegaré a la conclusión de que habé1s dec1d1do ciones pasivas.~ (Ibid.)
mentalmente hacer coin~idir "'activo" con "masculino" y "pasivo'" con . .
129
128
'- - PSICOANALISIS Y FEMINISMO
mana como tal (que para Freud es patriarcal) y de la sociedad
patriarcal específica se entrelazan, · sexual y desempeñará sus valiosas tareas sociales. También en
(La situación se suma al hecho de que la impresión por su esa í~~ntifí~a~üSn a~quiere su atractivo para el hombre, cuya
carencia, su «castración» y el fin de su amor preedípico por la adhes10n ed1p1ca hac1a su madre convierte en pasión.6
madre, obliga a la niña a refugiarse en el complejo de Edipo.
Exactamente al contrarío de la experiencia del niño, es un abrigo Esta id,e~tificación con su madre (¡tan halagüeña para el hom-
con respecto al complejo de castración, un nido de amor en el bre ~' tan ut1l para el status quo patriarca]!) puede ser confirmada
qu.e la niña pqede obtener el cariño que requiere mediante atrac- medwnt~~ lo que :se perm·~te yue quede del amor edipico pasiv(,
tivos flirteos y. coqueterías. Permanece parcialmente en esta de- de la nma por su padre, pero ínclusn en este estereotipo ideal
manda de amor, la niña pequeña; en general como mujer el pata el des::~rrollo. de l,a condición. de mujer, acechan para el hom-
mundo que representará es ese mundo de la familia. Debemos bre los peltgros mherentes a amar al segundo sexo. Freud co
notar que, a pesar del refrán convencional, el amor no hace que menta cómo este marido «edípicn», amando a su madre reencar-
el mundo se mueva/ · nada en S! t esposa, de::-.cubre que sólu a su hijo varón se le u torga
real!11ente e-l umor. al cual él nspira ( :on el nacimiento de un hiio
También consideramos a las mujeres como más débiles en Vdron, pueden umrse los dus cahus de los prirnerns deseos Sf
sus intereses sociales y como menos capacitadas para la subli- XllalL's e~<:. 1~ mujt-r: pue~-le ser la madre a la que :Hm) \ lOfl Lt que
mación de sus instintos que los hombres. Lo primero deriva, st Jd~ntlftco y tener el falu (ahora el hijo) yue tanto envidió.
sin duda, de la cualidad no social que caracteriza, indudable-
mente, a todas las relaciones sexuales. Los amantes se bastan . Et hombre, que llegó más ta rdc, puede, en la más «fe-me-
entre sí y también las familias se resisten a la inclustón en l~lna>> de las mujerc;s, descuhrir c¡ne recibe su parte de la hosti-
círculos más amplios. 5 {ldad / ~a adhesión ~/la madre que lo precedió. Po~que a menudo
11
' mas fuerte adheston al padre y sus herederos sólo es un indi-
La tarea de la mujer consiste en reproducir la sociedad, la C:Hlvo. de la negativa de una adhesión excesiva a la madre. O, al-
del hombre en producir nuevos adelantos . Existe una evidente ternativamente, puedt: ser la glorificación del natcisismu, de modo
relación entre la seguridad del· amor edípico al padre y el hogar que el /hombre es elegido de acuerdo con el tipo de mujer que
dichoso de años posteriores. Pero hay mucho en el camino, le habna ~ustado ser. Estos son los peligros que acechan al hom-
antes y después) bre a partu de una mujer verdaderamente femenina.
También existen diversas alternativas del tmtU(lSO camino
hacia la condición de mujer, Existe el camino relativamente di-
d) La auténtica mujer y las alternativas recto de una retención/ de la adhesión original a la madre, que
probablement~ ~mergera como lesbianismo tardío; o una envidia
La identificación preedípica y una adhesión afectiva secunda- del pene n~ dtshazada en la emulación de tareas masculinas.
ria hacia la madre después de haber abandonado toda la poten- La~ muJeres ambiciosas y las «perversas>> comparten la misma
cia de su deseo edípico por el padre y su hostilidad hacia aquélla, herenua de retener intacta la civilización cretomicénica: un amor
son decisivas para la evolución de la feminidad de la niña; por la madre .preedípica por un lado, y por el otro el deseo de
durante esta primera fase, un falo m~s~uhno. Pero también la mujer «normal» oculta detrás
de su femmtdad ambos fa~t~~es .. ~n todos los tipos de mujeres.
... se hacen los preparativos para la adquisición de las caracte- la. estructura doble Oa nvlltzacwn cretomicénica y la de los
rísticas con las que más tarde cumplirá su rol en · la función gr~egos superpuestas) se hacen sentir en una u otra forma. De-
tras de todos hay una mujer: la madre, tanto para el niño como
5. Freud: !bid.
h. Freud: !bid
130

Hl
para la niña, para el hombre como para la mujer. O, como prefirió FREUD, LOS FREUDIANOS
expresarlo Freud, la bisexualidad es más fuerte en las mujeres Y LA PSICOLOGIA DE LA MUJER
que en los hombres... porque la niña siempre tiene dos objetos
amorosos -la madre y después el padre-, y el niño sólo uno.
Pero la cultura humana somete todo -incluyendo la primada
de esta adhesión a la madre- a la ley del padre, en cuyo
nombre e] niño y la niña emprenden sus distintos destinos.
/
Esto es todo lo que tenía que deCir acerca de la feminidad.
Ciertamente, es incompleto y fragmentario y no siempre suena
amistoso. . . Si queréis saber más con respecto a la feminidad,
interrogad a vuestras propias experiencias de la vida, o volveos
hacia los poetas, o esperad a que la ciencia pueda ofreceros
una información más profunda y más coherente. 7
En 1931, en su ensayo «La sexualidad femenina», Freud hizo
· referencia a ocho artículos recientes, escritos por sus colegas
acerca de la cuestión de la psicología femenina. Aunque Karen
Horney y Helene Deutsch continuaron publicando estudios al
respecto, y Clara Thompson y Marie Bonaparte ~que no habían
participado en el debate desde el principio-- se les unieron con
sus propias obras sobre el tema, considero justo señalar que el
período entre ambas guerras y, en especial, la década transcurrida
entre mediados de los años veinte y mediados de los treinta,
presenció la cristalización de las dos posiciones opuestas y que
desde entonces poco es lo que ha añadido el psicoanálisis.
Sea o no una prueba del «falocentrismo» que Ernest Jones
condenó en Freud, la mayor parte de las discusiones del debate
de la literatura psicoanalítica posterior se refieren a la contro-
versia Jones-Freud. De hecho, la posición de Jones era, según él
mismo reconoció, realmente, un reestablecimiento amalgamado
de las distintas teorías a las que arribaron Karen Horney y Me-
lanie Klein. Quizá la razón consiste en que fue Jones quien
emprendió la tarea de exponer las diferencias entre lo que con-
sideraba como las distintas posiciones de las escuelas inglesa y
vienesa. Siempre buen diplomático, de alguna manera logró oscu-
recer el significado de la diferencia. De hecho, el conflicto entre
ambas guerras con respecto al significado de !a feminidad nunca
condujo a ninguna escisión dentro del movimiento. semejante
a la que había sido ocasionada por las disensiones anteriores con
7 Freud: !bid. Stekel, Adler y Jung. Evidentemente, en este punto el moyk _

132 lB
blicado en 1 inauguró el debate. A partir de 1909, la
psícoanalí t ictJ estaba tan extendido dent:o. , de diversos
1111 l 11 t<l cor.respondencia intercambiada entre Freud y Abraham revela su
países que, aunque el control centralizado en op·~~1c1on a la auto- interés común por las cuestiones psicológicas de la feminidad y
nomía nacional era un punto sobre el que se argma regula~mente, las actitudes masculinas con respecto a la misma: discuten el
en realidad la diversidad era una condición del crec1m1ento Y la la relación del hijo con el padre del
ningún desacuerdo podía producir .la fructífera intensidad de los mismo sexo; se interesaba especialmente por lo que
primeros días, cuando era necesarto luch~r. por los ,co.nceptos Y llegaría a conocerse como período pteedipico -tan esencial para
defenderlos en un pequeño círculo de teoncos y pract1cos. Ade- la feminidad--, porque trabajando en las cuestiones ínti-
más, ¿quiz.-í no se sentía la necesidad de luchar, dada la n~.t~raleza mamente relacionadas de la paranoia, la megalomanía y la esqui-
de] tema? Sea como fuere, el hecho es que aunque se a1~earon zofrenia. Freud había estado apartado de Fliess durante diez años,
díferencias reales, las mismas volvieron a hundirse en ~na ~o1_noda pero en ese momento le recomendó a Abraham que lo viem en
no resolución: los psicoanalistas se limitaron a. discutlr opm10nes Berlín, donde vivían tanto éste como F1iess. Este encuentro
y la feminidad continuó inadecuadamente atJ<1ltzada. pudo haber resucitado pensamientos latentes de temas que habían
I.as primeras referencias de Freu? al p:obl~r:u (tal com~ lo ínteresado a Freud años atrás. 1 En si mismo, el articulo d
veía l de la transferencia de la sensibilidad chtortdJana a la vagu.1~l Abraharn sobre el complejo de castración femenino fue una res
0 del «despertar» de la vagina se encuentran en una carta dm- puesta ·--sobte la base de la teoría y de su propia práctica dí-
gicla <J Flíess en 1897: ésta resultó ser una de a.quellas numerosas níca a ciertas ideas anticipadas por Freud en El tabú de la
ocasiones en que encontramos que Freud menciOna en su corres- virginidad (1918). En 1931, años después de la muerte de
pondencia algo de lo que sólo se ocupará años más tarde, com,o Abraham, Freud separaba este ensayo suyo como «no superado)>.
si se tratara de una novedad. Los Tres ensayoJ para una teorza Como todos los analistas masculinos que escriben sobre el
sexual, publicados en 1905, se dedican poco. a la dife.r:-:nda entre rema durante este período (incluido Freud), Abraham está im-
arnbos sexos, pero puede decirse que la mtroduccwn d~. este plícita y explícitamente preocupado por las reivindicaciones he-
tema es una característica distintiva de las notas y revtstones chas pDr los movimientos femeninos contemporáneos: Abraham
que. Freud hizo al t.exto en ~915 ~ 19~0; alrededor de 1920 cünsidera el deseo de paridad sexual como una de las manifesta-
parece haber existido un creciente mteres genera!. ~or el ~ema ciones (nótese, no-neurótica) del complejo de castración en las
entre lus analistas. Los directores .de la Standard Edltlon sugteren mujeres. Partiendo de la observación de que en algún momento
que la última obra fue originada p.or el :nsayo de 192,5,. <<Algu- de su vida todas las mujeres quieren ser hombres, y sintiéndose
nas consecuencias psíquicas de la d1ferene1a sexual anatomica>> ~la seguro de que las ventajas sociales a que aspiran no son más
primera en que aborda el tema directamente)· Pero au~que deJe- que racionalizaciones, Abraham se dispone a buscar una expli-
mos de lado la acumulación de casos clímcos femenmos, .est~ cación psicológica. Ofreceré una breve síntesis de este ensayo
afirmación significa ignorar el fértil e irritante papel qm.: ¡ugo complejo y fecundo. 2 Parte del mismo será conocida, ya que
]n reducción -adleriana de toda motivación psíquica a un:a <~p;o­
t:sta masculina» y (lo que es relevante aquí) el a~1téntico inter
l. Naturalmente, me refiero a la posible resurrección de conceptos y
carnhio de ideas entre Karl Abraham y Freud. De hecho, gran tópicos que llegarían a estar relacionados con la teoría freudíana de L1
parte de la literatura pm,terior sobre la feminidad debe enten- feminidad; pero el hecho de que Freud hable a Abraham del germen de
derse como un intercambio de ideas: cada ensayo provocaba verdad contenido en la teoría de la periodicidad de Fliess, y de que este
otro. germen fuese ampliamente desarrollado años más tarde en su propia noción
Como el ensayo escrito por Van Ophuijsens, en 1917, «Con- de la «compulsión repetitiva}>, parecería apoyar la probabilidad más gene
ralizada.
tributions to the 11asculinity Complex in Women», no se pu- 2. Esta es la simplificación de una simplificación, ya que Abraharn
blicó hasta 1924, puede decirse que «Manifestations of the destacó que había aislado un terna a expensas de otros: ideas y síntomas
Female Castration Complex>> de Abraham (escrito en 1919 Y pu·
1 35
134
algunos puntos nacen directamente de Freud y otros ~eron incor-
porados por éste en su obra posterior. La inic~l .estlma que _1~ femenino se expresarán mediante diversos síntomas. Abraham
niña tiene de su cuerpo se destruye por su sentlrruento de .mutl- cita como ejemplos el deseo de orinar (envidia de la eyaculación
lación (castración) cuando, en el momento en que u~a cnatuta y la micción) durante el ·acto sexual y la mirada fija ante el pene
es celo~a de todas sus posesiones, descubre que no tlene ~ne; erecto: la mujer intenta ater.rorizar ante la vista de un falo fan-
esta noción de. una herida es confirm,ada p.or la ~enstrua~o~ Y taseado, tanto como lo hace el exhibicionista masculino ante la
la desfloración (de ahí la hostilidad tememna hac1a ~ste últlmo vista del real. Por otro lado, inconscientemente puede negarse
acto). Pero en este punto, Abraham hace lo que cons1dero como al pene toda importancia, como ocurre con los fantasmas de la
el primer movimiento completo dentro de este contexto d~ 1~ inmaculada concepción, o la venganza y la contra-castración pue-
noción de don o regalo. El amo~ y el regalo se encuentran mdi- den expresarse mediante diversos tipos de frigidez o menospre-
solublemente asociados: la madre da el primer don de la leche;. ciando el pene y prefiriendo a los hombres heridos (que, como
el niño le paga dándole sus excrementos (<~ahora ~ale a marru las mujeres, están mutilados). La feminidad extrema es otra no-
una buena ·porción>>); pero «dan> algo sug1_ere qunar algo: el resolución neurótica del complejo de castración: el deseo de ser
niño cree que tendrá que abandonar s~ pene Junto con s/us excre- una belleza adorada para poder rechazar a los hombres, o la exa-
mentos pero la niña, por el contrano, cree que yodra hacers~ geración del rol sexual femenino de receptividad, dando la vuelta
con uno al producir sus excr~~entos o qu~,- algmen / s~ lo clara a las cosas y haciendo esperar al hombre en todas las ocasiones
como regalo. Acabamos de uuhzar la ecuaCl~:m metafonc? excre- posibles. El complejo de castración puede ser resuelto de diversas
mentos -- regalo - pene. (Las dos t_r:duccwnes del artlc~o. de formas, o puede ser reprimido y retornar a través de diversos sín-
Abraham utilizan la palabra «evacuaclOm>,_ que yo _he_ .sustltmdo tomas; es fundamental el concepto del pene ausente y el regalo
1
por la más conocida «excrementos» para senalar la s1m111tud en.t~e sustitutivo Tambien es decisivo que Abraham como Freud
la idea de Freud y la de Abraham.) No _obstante, cu,ando la pma acentúe la presencia de estos deseos femeninos p~sivos tanto e~
descubre que no le crecerá un pene m se lo daran, amplía.. la hombres como en mujeres. Abraham discute las ideas que tiene
ecuación a lo que sí le puede crecer y le pueden «dan>: un hiJo; la gente y los síntomas que despliegan; reconstruye el pasado
ahora envidia los hijos a su madre y desea que su padre le dé infantil a partir de las palabras y de los síntomas corporales del
adulto.
uno. Tanto la envidia de la madre como el deseo por el padre
deben ser sublimados, pero es necesario mantener el deseo ~e un En 1924, Karen Horney, en «Ün the Genesis of the Cas-
hijo si ha de adqui:lirse la feminidad «norm~l». El compl~J~ de tration Complex in Women» (Acerca de la génesis del complejo
castración no necesita tener un efecto perturbador; la femmld.ad de castración en las mujeres), asumió la defensa de las mujeres
no-neurótica puede asumirse mediante el cultivo d~ . tende~clas en una respuesta explícita a] ensayo de Abraham, cuyas tesis
pasivas como venganza por el pene ausente, o la b1se1ruahdad primero sintetizó. Para Karen Horney, el chauvinismo masculino
original o «masculinidad» ~uede~ v?lve~ a. _alcanz?rse, en .cu:o ( «narcisi~mo masculino») es responsable del indiscutible supuesto
caso la mujer negará que ex1sta mngun s1wnf1cad~ tmportm;te_ t:n de que las mujeres sienten que sus genitales son inferiores. La
la diferencia entre ambos sexos ( Abraham v1o refleJada esta ult1ma suposición de que «la mitad de la raza humana está descontenta
elección en el movimiento femenino). Si no se adoptan tales elec- con el sexo que 1e ha sido asignado sólo puede superar este
ciones conscientes, el complejo de castración reprimido 1retornará malestar en circunstancias favorables, es decididamente insatis-
con toda la fuerza del inconsciente: el deseo de un pene o de factoria no sólo para el narcisismo femenino, sino también para
3
venganza contra los hombres, y la negativa a desempeñar un rol la ciencia biológica». La primera tarea de Karen Horney con-

están sobredeterminados y ha seleccionado un aspecto en beneficio de la 3. Karen Horney: «Ün the Genesis of the Castration Complex in
claridad. Women)>, lnternatnmal {ournal of Psycho-Analysis, V, 1924. Reímpreso
en Horney: Femtntne Píycholof{,y, Routledge & Kegan Paul, Londres, 1967
136
1 37
siste en analizar si, en el caso de que haya insatisfacción por al padre (y a todos los hombres posteriores) retendrán simultá-
parte de las mujeres, existen buenas razones para ello. Como en neamente, un remanente de amor, un vehemente deseo de ven-
la literatura analítica sobre las mujeres, el complejo de castración ganza y decepción por haber sido desechada 1 y una buena dosis
ha llegado a significar envidia del pene, es la combinación de de culpa por sus deseos incestuosos., En su condición misma de
términos lo que ella investigará. Karen Horney dirige en primer mujer (su amor heterosexual femenino) la niña es castrada: vio-
lugar su .atendón a lo que considera puede ser estrictamente des- lada y rechazada.
crito como envidia del pene, no como castración. Las niñas La diferencia teórica entre Abraham y Horney es importante,
desean orinar· como los hombres porque a) el chorro de orina pero también lo es la modificación de la terminología utilizada
sugiere poder, o m ni potencia; b) satisface los deseos escopofílicos, en el debate. En la tesis de Abraham-Freud, la envidia del pene,
ya que el hombre puede ver s~s genitales; y e) facilita la mas- que es el equivalente femenino del complejo de castración, es
turbación. La mujer, con sus genitales ocultos, no tiene nada que una experiencia por la que todos deben pasar; como concepto,
exhibir (de ahí que más tarde exhiba todo su cuerpo) y ·es proba- es neutral. Horney, al encararla, lo ha hecho como un reproche;
ble que se vuelva hacia sí misma con gran subjetividad. Para en este artículo se empeña en mostrar que las mujeres «norma-
Karen Horney, estas son circunstancias reales: les» también la experimentan y que hacerlo es realista por parte
de ellas. La posición de Abraham y de Freud coincide en esto:
.. .como hecho real, desde el punto de vista de una criatura en la diferencia entre los polemistas se ha convertido en una dife-
esta etapa del desarrollo, las niñas están en desventaja con rencia de imputación moral. Esta ·distinción moral nos ha sido
respecto a los niños en lo que hace a ciertas posibilidades de
gratificad6n. A menos que tengamos absoluta claridad acerca transmitida a través de las décadas y se ha olvidado el desacuerdo
de la realidad de esta desventaja, no comprenderemos que la teórico.
envidia del pene es un fenómeno casi inevitable en la vida «The Psychology of Woman in Relation to the Functions of
de las niñas, y un fenómeno que sólo puede complicar la Reptoductiom>, de Helene Deutsch, escrito el mismo año y pu-
evolución femenina. 4 blicado el siguiente ( 1925) amplió las ideas sobre la psicología
de la mujer en el coito y la reproducción y no agregó ni alteró
Esta es la primera etapa: un handicap biológico compuesto los términos de la disputa teórica. La obra de Deutsch encajó
por ]a realidad social. Pero. se pregunta Karen Horney, ¿pode- esencialmente en el marco de la tesis de Abraham-Freud. Pero
mos reducir el complejo de castración a esta envidia del pene? también en este caso algo ocurrió con respecto al tono y las
De acuerdo con su teoría, Ia niña, justamente harta de su suerte implicaciones. El análisis de Deutsch es una normativa para la
bio·-sociaJ, procede a identificarse con su madre de destino simi- condición de un ser normal: la feminidad se identifica únicamente
lar y a tomar a su padre como objeto amoroso. Al principio, el con lo femenino y la masculinidad con lo masculino. La exposi-
padre parece corresponderle, responder y alentar las seducciones ción de Deutsch -basada al igual que las teorías. opuestas de
de la niña, pero después la rechaza: este rechno es la segunda Horney en nociones de biología y realidad- está impregnada de
fase fundamental de1 complejo de castración. No tiene nada que moralidad normativa. La libido se vuelve biológica: «como zona
ver con la envidia del pene sino, más bien. con una fantasía de energía activa, el clítoris carece de la abundante energía del
de la niña acerca de la violación por parte del padre y su pos- pene; incluso en la más intensa actividad masturbatoria, no puede
terior rechazo de ella. Obligada a renunciar .a su amor por el atribuirse tal cantidad de libido como a este último órgano». 5 Lat
padre --y junto con ello a su deseo de un hebé-, la niña se presencia del clítoris masculino es «desafortunada», las «secre-
identifica con él y vueive a su estadio pregcnital, cuando era
dominante la envidia del pene. Sus sentimientos con respecto
'· H. Deutsch: «The Psychology of Wornan in Relation to the
Functions of Reproduction», 1925, International ]ournal of Psycho-Analysis.
4. Ibid Reimpreso en T he Psycho-Analytic Reader.

138 139
dones internas» contribuyen a distraer la atenc10n del mismo, e1 realidad externa. Pero Karen Horney, respondiendo tanto a las
clítoris es, de todos modos, inferior «en la realidad:.>. Considero contribuciones de Freud como a las de Deutsch, hace avanzar
que el desagradable psicologismo a que Helen Deutsch es proclive un paso más a su tesis anterior, resaltando la envidia de la reprD-
ha oscurecido este biologismo subyacente; en mi opinión, es este duccíón evidenciada por los niños: esta noción se convertiría en
último el que produce al anterior: «Creo incluso que el acto el principal enfoque de su obra posterior. En su articulo, «The
del alumbramiento contiene la cúspide del placer sexual, debido Flíght from Womanhood: the Masculinity Complex in Women
al alivio dtc la estimulación producida por el plasma germlnativo». 6 as Viewed by M en and \X7 o m en», 19 2 6, refuerza su afirmación
íEs suficiente! ¡A cada mujer su propia realidad! en el sentido de que las teorías psicoanalítícas de la feminidad
Pnsteriurmente, durante ese mismo año, Abraham y Freud son fantasías masculinas, con referencia a la posición fílosófica
voh ieron a tratar el tema de la sexualidad femcnjna en su corres- de George Simmel que sostenía que «toda nuestra dvílizadón es
pondencia. Abraham planteaba un caso de tempranas sensacio- masculina>>. El analista masculino ~ -cumidera Horney- teoriza
nes vaginales en la niña pequeña; Freud se mosnó dubitativo acerca de las mujeres en la mism3 medida en que el niñD especula
pero profundamente interesado. Seis meses más tarde había es- sobre la niña, y las mujeres se someten a ser este receptáculD
crito «unos pocos artículos breves, peto no demasiado serios>.•. 7 de la fantasfa masculina.,. a menudc en contra de su verdadera
Uno de éstos era «Algunas consecuencias psíquicas de la dife- naturaleza. Valiosas como fueron las intenciones de
rencia sexual anatómica». Cíertamente, tanto Abraham como correctas como fueron sus afirmaunens de qw: las mujeres no
Freud estaban interesados en la anatomía, pero pusieron el eran realrnente inferiores sino gue estaban sujetas a una civiliza-
acento, claramente, en su representación psíquiccJ. E1 artículo de ción masculina, nada podía ser más desastroso para el futuro
Freud instó a Ernest Tones a un amable interrogatorio sobre el del psicoanálisis de las mujeres que esta apelación a una «ver--
origen y la estructura del superyó, una contribución que en reali- dadera naturaleza». La mayor parte de las importantes referen~
dad sólo tenía una importancia indirecta sobre el tema de la cias de Karen Horney a la subordinación social de las mujeres
diferencia psicológico-sexual, aunque refuerza de manera intere- pierden su sentido a raíz de esta implícita y explícita búsqueda
sante la preocupación pDr las cuestiones de las respuestas a la de la mujer esencial. En este caso --como en otros-, no existe
6 Ibid.
nada verdadero ni falso, pues es el pensamiento el que construye
7. A Psycho Anal y tic Dialogue. Letten of Sigmrmd Frcud and Karl esta antinomia, y si el pensamiento patriarcal es dominante, la
Abrabam, 19f)ll iJ2(), carta del 21 de íulio de 1925. Dos me:ses antes de feminidad refleja este sistema: ..:<la naturaleza» no está exenta
escribir estos artículos, Freud le confió a Lou Andreas~Salomé: <e .. por otro de su representación en la vida psíquica.
lado, la existencia sigue siendo sopottable. Incluso creo que he descubierto
algo fundamental para nuestra tarea, que guardaré para mí mismo durante
Al año siguiente, Jeanne Larnpl de Groot ofreció una lúcida
algún tiempo. Se trata de un descubrimiento del que uno casi tendría que síntesis., fundamentalmente desde el interior de la perspectiva
avergonzarse, ya que tenclrfa que h~·ber adivinado estas conexione~ ?~sde freudiana, aunque planteó una objeción que llegada a asumir con-
el principio y no después de treinta años. Una prueha m:ís de la fahh1hrlad siderable importancia: también ella afirmó que el complejo de
de la naturaleza humana» Carta del 10 de mayo de 1925, Carta:,: de Sígmut:.d
castración en las niñas era una formación secundaria y que su
Freud, 1873~1939. No logro descubrir. ní siquiera especulando, a qué se
refería Freud; notamos simplemente que aunque estos tres artículos no precursor era lo que ella designó como «complejo de Edipo
eran, en modo alguno, lo más importante de su obra, los poste:i?~es (si negativo». Este complejo edípico negativo o estadio preedípko
exceptuamos el prnblemátícn, breve e incompleto sobre da esctston del -por supuesto ya mencionado, pero no elaborado en la obra
yo») no cünticnen ninguna idea radicalmente nueva. de Freud- se convertiría en el punto central de la obra futura
En los dos pun\lls fundamentale~ t:n relación con hl obra fr~udiana
sobre la~ cuestiones que he singuLn iz;hlo como deL Í',Ívns piUa el <ksarrolln y de futuras controversias. Melanie Klein 8 llevaría más adelante
de sns reuría~ :;obtc 1,1 femini,I<Jd (,_] narcÍ'Í:·rn'' v el complejo edípkn
femenin(l), aunque Frcud rcd·t;nr\ ttna sctí~ dr:· tlkas específicas de Abraham, 8. He omitido cualquier consideración seria de la obra de Melanie
evidentemente la obra de este tíltimo actuó como catalJza(h~r. Klein, ya que ello nos alejada del tema de la feminidad En su momento

141
la obra, pero entretanto el desacuerdo sobre la diferencia psicO- mujeres demuestran cómo -reprimiendo l~s ~~idades del sexo
lógica entre los sexos se abocó a una rutina de la que nunca se opuesto- el significado social del sexo b10log1co de cad,a ~no
liberó realmente. puede, con mayor o menor éxito (y nunca tot~~mente) ser p~lq~u~a­
Horney y Jones creían que la división biológica de los sexos mente adquirido. Ciertamente, es~a repres10n n? es. b10lo~1ca
se reflejaba directamente en la vida psíquica de cada sexo. De (como también Fliess había sostenido tlempo a tras), smo pslco-
manera realista, cada sexo podía envidiar al otro por lo que tenía
o carecía: 12l niña envidia el pene, que sugiere poder y gratifica- lógica. . d d ·
Helene Deutsch y Karen Horney contmuaron, es e sus. posl-
ción sexual inmediata; el niño envidia en la niña su futura capa- dones opuestas, su tarea sobre ~a f~minid_ad. Horney dio_ un
cidad para reproducir, lo que sugiere creatividad inmediata. Sólo tinte sociológico y Deutsch un mat~z ps1~~l?g1sta a ~us respectlvos
cuando en su hombría potencial el niño es <<seducido» y después bíologismos. Pero en lo que al ps1coanah~1s se refle~e,, el debate
rechazado por la madre, y la niña, en su condición potencial de culminó, en realidad, en los años tremta: culmmo en una
mujer, «violada» y después rechazada1. por el padre, tiene lugar impasse porque los conceptos no concordaban.
d complejo de castración: se trata, entonces, de una formación Con Horney y Jones tomando una posición y De~ts~J; la
secundaria, aunque provoca la regresión a anteriores formas y otra el debate -tal como ellos lo expresaron- se conv1rt1o en
días de envidia. Freud sostenía una teoría en la que existe una una' discusión acerca de la biología y la «realidad»; entretanto,
importante brecha entre el feminismo y el masculinismo bioló- Freud continuó escribiendo acerca de ideas, síntomas Y repre-
gicos por un lado, y la feminidad y la masculinidad psicológicas sentaciones, pero su propio interés en la biolo~ía_ y la <<realidad»
por el otro. También polemizaba contra una teoría de la sime- así representadas· parece haherle impedido perob1r, durante algu-
tría entre ambos sexos. En principio, ambos sexos se esfuerzan nos años, que la batalla de teorías que aparentemente se estaba
por la masculinidad activa en relación con la adhesión a la ma- librando podía, de hecho, no tener lugar jamás, ya que se lib~·aba
dre, pero en las mujeres este esfuerzo debe ser masivamente en dos campos completamente diferentes. Como este cortes Y
reprimido y transformado en un deseo femenino por un bebé fantasmal encuemro de esgrima se conoce a menudo como el
del padre. En la formación psicológica de las distinciones sexua- debate Tones Freud, podemos utilizar a estos dos analistas para
les, el complejo de castración para las mujeres esto es equiva- señalar .el abismo existente entre los lugares de batalla. En ~na
lente a la envidia del pene) es primario. Las actitudes necesaria- carta acerca de la sexualidad femenina, dirigida al psícoanahsta
mente diferentes hacia el complejo de castración en hombres y Carl Muller-Braunschweíg, Freud escribió:

Jones utilizó la teoría kleiniana de un complejo edípíco muy temprano Me opongo a todos vosotros (Horney, Jones, Rado, etc.) en
como prueba de su punto de vista en el debate. Klein, como discípula de la medida en que no distinguís más. clara y ne~ament~ entre
Abraham, estaba interesada en los primeros meses de vida y en los puntos lo que es psíquico y lo que es biológtco, en que mtentaJs est~­
de fijación de ese momento, en la posición paranoide-esquizoide, como ella blecer un paralelismo neto entre ambos y en que vosotros, moti-
la designó, de las psicosis. Consecuentemente, su obra se centra en la vados por tal propósito, construís irreflexivamente hechos
relación madre-hijo y esto ha inspirado muchos estudios sobre: el tema.
Es interesante observar que esta preocupación no ha contribuido con nada psíquicos que no pueden demostrarse y 9ue vosotros_, en el
realmente nuevo ni específico a la comprensión de la psicología femenina. proceso mismo, debéis declarar como rea~t1v~ o regresivo . mu
En términos concretos, sugeriría que para nuestros propósitos en esta obra, cho de lo que, sin duda alguna, es prtmar10. N_,atur~lment~,
las diferencias importantes entre las teorías kleinianas de un complejo es tos reproches deben permanecer ocult?s. A,d_er:nas, solo .q Ul-
edípico temprano y las teorías de Freud, consisten en que las de Klein siera resaltar que debemos separar el ps1coa?ahs1s de la biolo-
suponen un ego primario innato, aunque no organizado; relacionan el com- gía, del mismo modo que lo hemos mantemdo separado de la
plejo de Edi po con todas Ias fases de la gratificación oh letal (así, tanto al anatomía y la fisiología ... 9
deseo oral como al fálico), y depositan una gran confianza en los factores
constitucionales. Las teorías freudianas están en desacuerdo con todas estas 9. Carta a Carl Muller-Braunschweig, 21 de julio de 1935, pupJícada
suposiciones. en Psychiatry, vol. 34, agosto de 1971

142
Por (1tto ha expuesto sus t,azones
las teorías de Horney con respecto a la
sexos en contra del falocentrismo
nera: da feminidad [de la
a partir de los dictados de una constitunon
última <..--uest16n consiste en determinar
hace>>. 10 Y: «finalmente, considero que hadamos
ud
darnos a nosotros mismos un de sa hidu.rí ;1
es más antigua que Platón: "En el El
bre y a la mujer"» Y Para Jones' y
biológica innata hacia la feminidad
bras (y sólo secundariamente z·s
mujer y el hombre son creados en
sociedad exige de la bisexualidad de amhos sexos
uno de ellos adquiera una de la feminidad
otro de la mascu1i nidad: el en la
cultura.

10. E. Jones: «Early FernaJe Leído por prímera vez en la


Sociedad PsicoanaHrica de Viena. 24 abril de 1935; posteriormente
publicado en P(lpers on ' Londres, 1948
11. E. Tones~ << The Leído pür primera vez en 1932 y
publicado pOsteriormente en op. cit

144
WILHELM REICH: LA POLITICA SEXUAL, I

La psicoterapia po_lítica
y el Berlín de la preguerra

La reciente popularidad de ·Wilhelm Reich y la aplicación


de su pensamiento por los movimientos anarquistas de izquierda
contemporáneos, hacen difícil comprender que algunas de sus más
importantes ideas se desarrollaron durante las mismas décadas
y en las mismas ciudades en que discutían los psicoanalistas. En
realidad, muchas de sus ideas nacieron de una activa relación
con la obra de aquéllos.
Sin hacer ninguna referencia específica al debate psicoana-
lítico sobre la naturaleza o el significado de la feminidad, Reich
estaba profundamente interesado en las implicaciones científicas
y filosóficas de las que aquélla era un síntoma. En un artículo
del año 1929, condenó la preponderancia de la psicología del
ego dentro del psicoanálisis contemporáneo, considerándola un
tributo a las ortodoxias dominantes de la sociedad burguesa. La
concentración en el desarrollo del ego, más que en las pulsiones
sexuales, habría sido, en cualquier caso, anatema para Reich.
Pero la obra de los analistas freudianos con respecto a las mu-
jeres encaja en muchas de sus reflexiones. Reich singulariza el
acento puesto por Ernest Jones en el superyó y la creación
la culpa como ejemplo de una psicología adaptativa que, de país muy distinto al de diez años atrás. 1 Lo cierto es que se
grado o por fuerza, contribuía a una demanda de obediencia había establecido realmente el austro-marxismo como una práctica
social. Dejando de lado las evidencias de Reich, la conformidad y teoría distinta al sindicalismo y la política de orientación esta-
cultural y las prescripciones de normalidad, como hemos visto tal de los socialdemócratas de 1904. En 190 5, el único resultado
parecen haber sído la principal orden del día para los freudiano~ de una huelga general había consistido en una marcha de un
tardíos... cualesquiera hayan sido sus intenciones. cuarto de millón de trabajadores y la concesión final del sufragio
. C?,nsidero que Reich tuvo razón al destacar la implícita subor- masculino universal; pero hacia fines de 1918, la ciudad estaba
dmaoon del rol de la sexualidad a la creación del ego como una más notoriamente dividida que nunca, por un lado con una pobla-
señal. de esta decli?~ción del psicoanálisis. También creo que su ción hambrienta y destruida por la guerra, y por el otro con los
exces1va preocupacton por la biología (incluso enmascarada tras beneficiarios de la guerra haciendo fortuna gracias a la inflación.
la sociología) y su desinterés cada vez mayor por una reflexión En la cercana Baviera se había establecido una repüblica de tra-
sobre 1~ producción cultural de estructuras mentales le impidieron bajadores comunistas, y bajo Bela Khun, Hungría se había decla-
de~unc1ar es tos errores: cayó, finalmente, en la búsqueda de una rado bolchevique (designando a Ferenczí como prímer titular
sal:da en la otra cara de la misma moneda natural-biológica. Pero de una cátedra de psicoanálisis en una universidad. para ·gran
Re1ch: antes de esta declinación de su parte, habiendo com- satisfacción de Freud). Pero en Viena, a pesar de un intento
pr~nd:do que ~s:a tendencia dentro del psicoanálisis tenía im- de putsch, el desempleo masivo v la pobreza no produjeron
pltcaclOnes pohucas de naturaleza decididamente reaccionaria ninguna sublevación sostenida porque los socialdemócratas y los
se dedicó a aplicar su conocimiento marxista en un íntent~ socíalcristianos formaron un gobierno de coalición y Austria se
por reivindicar al psicoanálisis para el comunismo, y liberarlo estabilizó graduahnente. Reich fue a trabajar a esta ciudad de
de su muerte por adaptación a la sociedad capitalista bur- miseria masiva e impotencia revolucionaria. Fu e la primera la
guesa. que lo sorprendió cuando trabajó desde 1922 hasta 1930 en hl
Los esfuer~~s de Freud por. «mantener al psicoanálisis apar- clínica psicoanalitica gratuita de Viena. Más tarde agregó algún
tado _de la pohtlc~» y sus negattvas a cualquier comprensión del conocimiento marxista a su experiencia de la desdicha de la
marx1~mo, son bten conocidos. Por mal que haya leído y por clase obrera y en 1927, después de presenciar una masacre de
po~o mteresado que haya estado, conocía los argumentos. Cuando obreros vieneses como consecuencia de una huelga general, se
Re1ch Y algunos psicoanalistas de orientación antropolóaica le unió al Partido Socialdemócrata Austríaco. En 1929, creó diver-
plante~ron, en los años 20 y 30, la cuestión de que el co~plejo sas clínicas terapéuticas gratuitas en las que se estimulaba al pue-
de Edtpo era culturalmente específico del capitalismo pisaban blo a comprender que sus problemas sexuales provenían de las
terreno ~tillado, dado que ya en 1908 Adler (cuya red~cdón de condiciones sociales que sólo podían resolverse mediante un c-am-
la sexuahdad al deseo de poder, Reich condenada posteriormente) bio político. ·En 1930, Reich se traslada a Berlín y se adhiere
había argum entado a favor de una así llamada posición «marxis- al Partido Comunista Alemán.
1
ta» en un _?ebate sobre la posición de la mujer. Los redactores Julius Braunthal, desde 1912 exilado vienés en Berlín, vio
de las resenas de esa conferencia psicoanalítica, que se hallaban correctamente el fracaso de la Revolución Socialista de 1919 en
presentes e? ese momento, señalaron que las ideas marxistas sobre Alemania como fatal para el socialismo europeo inmediato. Como
estas cuestlones estaban de moda en esa época en Viena y que en Austria, el Partido Socialdemócrata, revisionista hasta la
Freud, que contaba entre sus íntimos amigos a líderes activos médula, se había negado a oponerse a la guerra de 191 4 a resultas·
del Partido Socialdemócrata, tenía que estar tan famiUari~ado de lo cual, en 191 7, se escindió de su ala izquierda; este sector
con estas ideas como Adler .
. Empero, la Viena. a la que Rekh fue a vivir a fine§ de 111 1. Véase el Apéndice pera una descripción más amplia de lR Viena
prtmera guerra mundtaC, era una dudad muy diferente en un de principios de siglo.

148 149
antibélico se había separado con el cuarenta por ciento de los nales ante la apariencia social de Viena a princ1p10s de la década
miembros. En 1918 se dividió un sector aún más· radical (los del treinta. Era el reino de la juventud y la iconoclastia, el exo·
espartaquistas) para fundar el Partido Comunista Alemán. Desde tisrno y la extravagancia frente a la miseria económica y so-
ese momento hubo una gran enemistad entre los socialdemócratas cial:
y d C'IJmunismo. Reich deploró esta hostilidad, considerándola
como uno de los factores que impedían una eficaz oposición al [La juventud] sublevada contra toda forma legitimada por
nazismo. El fracaso de 1919 y los asesinatos de Liebknecht y e] mero placer de rebelarse, incluso contra el orden de la natu-
Rosa Luxemburg fueron preludios de la revolución burguesa de raleza, contra la eterna polaridad de los sexos. Las niñas adop-
la repúhlica de Weimar, y el Tratado de Versalles sancionó una taban «toques masculinos» para que no se las diferenciara de
los muchachos; los jóvenes, por su parte, se afeitaban en un
fantástica crisis económica, moral y militar en Alemania. Hubo
esfuerzo por parecer muchachitas; la homosexualidad y el lesbia
unos pocos años de inflación y pauperización, unos pocos años nismo se convirtieron en moda, no a partir de un instinto inte-
de prosperidad económica generada por amplios empréstitos norte- rior, sino como forma de protesta contra las expresiones de
americanos y capitalización, y después el colapso siguiente al crack amnr tradicionales y normales. 3
de W'all Street y la retirada de los empréstitos:
Pero Viena era materia dócil comparada con la inflacionaria
A principios de 1929 [en Alemania] habia dos millones de Berlín, la Bahilonia del mundo donde los parques de diversiones,
parados; hacia comienzos de 1932, la cifra era de seis millones, los bares, los distritos de luces rojas, proliferaban como hongos.
y a fines de ese añ() poco menos de la mitad de la población
trabajadora se encontraba en paro.2 A lo largo· de la Kurfürstendamm deambulaban jóvenes
empolvados y maquillados ... todos los estudiantes secund:uios
Los socialdemócratas trabajaban con la burocracia sindical querían ganar dinero y en los bares en penumbras podía verse
-el partido comunista reclutaba a sus afiliados, principalmente, a funcionarios del gobierno y a hombres del mundo de las finan
entre los parados-, aceptando en gran medida la línea del zas cortejando tiernamente a marineros borrachos, sin ningún
Knnlilitern sobre el «fascismo social», en que la socialdemocra- pudor. Ni la Ro~pa de Suetonio conoció tales orgías como las
cia y el fascismo enm considerados como amenazas semejantes; de los pervertidos salones de Berlín, donde cientos de hombres
predominaba la tendencia exageradamente optimista acerca de la vestidos como mujeres y cientos de mujeres ataviadas como
inminente caída del fascismo. A esta situación de miseria masiva hombres danzaban ante los benevolentes ojos de la po1icía.4
y relativa ineficacia política de las izquierdas, en Berlín, se tras-
Con el desempleo crónico, a la masa de la población le que-
ladó Reich en 19 ;, O; una vez más, comprendió las simplicidades
daba muy poco para vender salvo su cuerpo. Respecto a esta
de la primera más plenamente que las complejidades de la última.
decadencia burguesa y miseria de la clase trabajadora debe situar-
A las masas desheredadas abrigaba la esperanza de aplicar la
se el tono moral de las tesis sexuales de Reich: su predilen i6n
terapia revolucionaria del psicoanálisis o, más específicamente, su
por la heterosexualidad y la sexualidad «saludable», su deseo
énfasis sobre la importancia de la sexualidad para la liberación
de que los hombres fueran hombres y las mujeres, mujeres.
de la estnJctura de la personalidad.
Reich no era, en modo alguno, el único psicoanalista de este
] ,as costumbres sexuales de la postguerra contra las que la
período que intentó efectuar una polítización del psicoanálisis
nbr~1 de Rcicb podía plantearse, eran muy distintas a aquellas a
y, a la vez, una aceptación de éste por parte de los marxistas,
las <¡liC s<· cnfn.:ntó FrL~ud en la Viena fin de siecle. Stefan Zweig,
pero como señala Otto Fenichel en su ensayo titulado, al igual
que describe csra últinu, tnmhién presenta sus reacciones perso-
que el de Reich, «Psychoanalysis and Dialectical Materialism».
2. Muy huena. introduccióu, sin firma, r• «Wh;:l h; U:-.s:.; Consdous- 3. Zweig: The World of Yesterday, Casseil, 1943.
nessh (1934), publicado por Sociali~t 1\·J)fnd•.. :tion · L ].,•r·'-'''·~:. (971. 4. Ibid.

150 1 '51
biografía de Reich. Su vida no tiene más significación sobre
Reich hizo todo lo posible para poner tanto a la familia com<;:> a nuestra evaluación final de su obra que la de cualquiera de los
la represión sexual en la agenda como las instituciones ideológi- otros pensadores a que nos referimos. Pero en su caso, los
cas más importantes a ser estudiadas por el marxismo y el psico- cambios dramáticos de su vida afectaron sus escritos, que se
análisis. vieron expuestos a constantes alteraciOnes. Como la confusión de
Reich estaba interesado en la sexualidad y en la opresión los textos refleja, en cierto grado, los cambios de su vida, consi-
de las mujeres, y también dirigió sus pensamientos, explícita- deramos pertinente intentar deslindarlos.
mente, a los movimientos femeninos. Reích, psicoanalista y marxista en Europa durante los años
20 y 30, se volvió anticomunista y fundó su propia «ciencia de
Las actividades de los <<derechos de la mujen> de diversas
organizaciones burguesas están fundadas en fuertes impulsos la orgonomía»· en Estados Unidos durante las décadas del 40 y
revolucionarios, algunos conscienres (hacia la independencia el '50. El Trust al que legó su obra y bienes, sólo permitió la
económica), algunos generalmente inconscientes (hada la inde- publicación de los últimos escritos, aunque recientemente, los
pendencia sexual), pero todos dirigidos hacia un cambio en el libros excluidos, pertenecientes al primer período, han comen-
orden de cosas existente. Unicamente el socialismo puede zado 21 ver la luz del día. No obstante, tanto crítícos como segui-
ofrecer una respuesta práctica a sus preguntas. Pero los socia dores de Reich sólo harán hincapié en el período con el que
listas no hacen nada para esclarecer la confusión ideológicH simpatizan. Incluso los más det<tllados estudios sobre Reich.
de las rnujeres. No les explican que las cosas que desean son hasta la fecha, están cronológicamente mal ordenados o se con-
mutuamente contradictorias, que sus objetivos son realmente
socialistas aunque no puedan formularlos y hayan recurrido asL
centran en el período de su obra al que se destina la crítica: el
a una forma de rebelíón sentimental a la PankhursL 5 primer Reich (Sindnikoff, Robínson) o el último Reich (negati-
vamente Rycroft; positivamente Ola Raknes). 1 Cualquiera de
Escribiendo apasionadamente en la misma década en que estos métodos presenta problemas. Rycroft argumenta que si se
muchos de los freudianos no políticos consideraban la psicología rechazan las últimas obras de Reich se corre el riesgo de «caer
de la feminidad, \1(lilhelm Reich, aunque interesado por todas en una trampa mewdológica, la de usar la personalidad de Rekh
las controversias psicológicas, no recogió esta cuestión. De este como argumento contra sus ideas». 2 Ciertamente, hubo una con-
modo, nunca se vio atascado en el mismo sendero. La cuestión tinuidad en su pensamiento y no obstante, para cualquiera que
consiste en determinar sí su re-análisis de la significación de la no sea un místico naturalista o un orgonomista reichiano, la
se).ualidad, su énfasis sobre la familia y su conciencia política producción de lluvia, la fertilización del desierto, las fuerzas del
de la opresión de las mujeres, ofrecen al feminismo una vía de mal y las energías vitales acrecentadas por el sol visibles a través
salid:1 del impasse del post-freudismo ortodoxo. ¿Nos encontra- de un tubo de madera o con el ojo desnudo (cuando está cerrado)
mos ante un nuevo camino para una comprensión de la psicolo- de los últimos experimentos de Reich, exigen tolerancia Aunque
gía de la feminidad en una sociedad capitalista patriarcal? con toda claridad, a pesar de los rumores en ese sentido, no
existe ninguna evidencia ni probabilidad de que --pese a los
crónicos estallidos de paranoia-- haya estado jamás realmente
loco o mentalmente incapncitado. e incluso aunque así fuera,
l. Breves antecedentes biográficos esto no constituiría un argumento contra la validez o invalidez
de sus proyectos.
l. Véase Constantin Sinelnikoff· L'Oeuvre de U"ilhelm Reich Maspero
Existe tanta confusión como curiosidad acerca de ia extraña
París, 1970, para una bibliografía completa de las nbras de R~ich y su~
más importantes comentaristas
5. Reich: «\\'/hat is Class Conscíousness?>>, 1934: 1eirnprcso en Scx-pol. 2. Charles Rycroft: Reich. Londres. 1970
Vintage Books, 1972.

J 52
Sin embargo, yo sostendría que el medio cultural y político
en que Reich trabajó es importante para la dirección de sus pen- rados; su familia no practicaba ningún culto religioso, eran medio
samientos. Considero que existe un mundo de diferencias entre judios, de Galicia. La muerte de sus padres y la ocupación militar
Viena y Berlín de las décadas del 20 y el 30 -con el ascenso de su granja natal en Ucrania, lo transformaron, después de
del fascismo y la consecuente oposición de izquierda- y la un período en la caballería, en un estudiante de medicina rela-
Norteamérica de post-guerra y macartista de los años 40 y 50. tivamente empobrecido a finales de la primera guerra mundial.
Aunque inadecuada, la oposición al nazismo nunca fue tan estúpida Fue a partir de su estudio particular de la sexología que se
como el anticomunismo norteamericano con su aterradora banali-· interesó por el psicoanálisis. Una de sus primeras publicaciones
dad. Cualquiera que sea la posición política de uno, el análisis trata del concepto de la libido y del «instinto», de Forel a
izquierdista de la reacción política (parcialmente, porque en Occi- Jung. 3 El ensayo fue enviado a un seminario de sexología en
dente hasta ahora siempre ha sído una posición minoritaria) ha 1919 y publicado en 1922. En 1920 visitó personalmente a
tenido que criticar con cierto grado de complejidad; en tanto Freud, leyó un artículo sobre Peer Gynt en la Sociedad Psico-
la oposición detechistn a la izquierda ha adoptado la forma de analítica Vienesa y a partir de entonces se convirtió en miembro
reducir el fenómeno revolucionario a simplismos monoHtícos ante de la organización. Sus estudíos de medicina concluyeron en 1922,
los que uno puede entonces reaccionar con pasión comparable- los psicoanalítícos en 1924. A través de todo este período su
mente decidida. Reich, como miembro activo de las sociedades interés consistió en combinar las observaciones clínicas de la
psicoan;:diticas de Viena y de Berlín, y como miembro de un ala sexología con las del psicoanálisis. En 1922, con la fundación
cultural de los partidos comunistas austríaco y después alemán, de la clínica psicoanalítica gratuita de Viena, Reich ingresó como
no podía darse el lujo, al que más t<:nde se entregó., de imaginar asistente en la misr.na y después, hasta 19.30, fue su subdirector.
que los rusos estaban tratando de robar los secretos de su inves- Su trabajo en la clínica, donde los pacientes no eran los privi-
tigación orgónica y que el presidente de los Estados Unidos lo legiados que pagaban en la sala de consulta, lo condujo a subt a' :n
protegía con vuelos regulares de las fuerzas aéreas por encima la necesidad de la profilaxis de la neurosis y a hacer mucha~
de su centro científico. No podía permitirse tales devaneos para- reformulaciones de la tarea analítica. Esta experiencia también
noicos porque en la Europa de los añ.os 20 y 30 tales proposi- lo convenció de la motivación estrictamente social de las enfer-
ciones pertenecían al alcahueteo racisr~1 del fascismo, del mismo medades neuróticas y de su predominio -por distintas tazones-
modo que más tarde pertenecieron a la caz¡:¡_ de hn¡jas de McCar- en todas las clases de la sociedad capitalista. Este hallazgo coin-
thv. Pero cuando Reich estaha en estridente oposición con uno, cidió con su conocimiento de la perturbación sexual manifiesta
se encontraba en tácito r~cuerdo (nunca más) con el otro. Lo en la abrumadora mayoría de la población; la coincidencia le
que fue fascinante en los últimos :1ños de la vida de Reich, de confirmó la probabilidad de su relación causal: la supresión so-
hecho. es la armonía alcnnzad8 con aspectos del clima cultural cial de la sexualidad era la causa de la neurosis masiva. Sus escri-
de ese pel íodo de la historÍ;l norte<-tmericana. De modo que lo tos de los año~ 20 se concentraron en cuestiones socio-sexuales
que presenciamo:-: es qt Je el Rcich que estaba en oposición radicq} y alrededor de técnicas de tratamiento terapéutico. Durante este
·,d slatus qnu capit:tlísla lespccíficnmente fascista), era un pen- período desarrolló su método sistemático de analizar las resis-
sador más ínter~:. ";lnte 'Jlle el Rcich que se encontraba de acuerdo tencias manifiestas del paciente como medio para revelar el in-
con el mismo. consciente, lo que a su vez le condujo a su estudio del «carácter»,
Por esL1 r;lZ<Ín nn pndemos, como hace Rycroft, descartar que fue formulado por último como la técnica del análisis del
totc:drnent~.: b import;mci:• de la personalidad de Reich, supo-
niendo que con esto no nos referimos a sus cualidades persona- 3. No citaré aquí todos sus escritos. Todos estos detalles autobiográficos
les, sino a su historia personaL pueden encontrarse en Reich: People in Trouble, Nueva York, 1953; The
Discovery of the Orgone, vol. I, Nueva York, 1942; Reich Speaks of
Reich provenía de una estirpe de pequeños campesinos adine- Freud, Nueva York, 1967; y en Ilse Ollendorf: Wilhelm Reích, Londres,
1%9 y la obra citada de Constantin Sinelnikoff.
154
155
carácter y al reconoCimiento de lo que designó como «armadura e intentar la evaluación de la plena función social de la repres10n
del carácter» de cada individuo. Más adelante discutiremos deta- sexual y trabajar cada vez más en la prevención, más que en el
lladamente estos conceptos y técnicas. análisis de las neurosis. Según Reich, al principio Freud lo
ResuJta difícil alcanzar una evaluación objetiva del éxito de alentó ~anto en estos estudios como en sus investigaciones sexua-
la obra de Reich en estos días, ya que las referencias de sus con- les, pero en cuanto comenzó a criticar la institución de la familia,
temporáneos a la misma son breves y. poco frecuentes. (Es igual- aquél se mostró frío en sus apreciaciones. Empero, fue en este
mente posible que existan muy pocas o que todavía no hayan campo más que en sus discusiones psicoanalíticas más ortodoxas
sido publicadas.) En consecuencia, la mayoría de las exposicíones en el que Reich estaba, al menos en principio, más interesado
acuden a las propias palabras de Reich para referirse a su historia y en el que se mostró más original.
y sus logros. Parece, no obstante, que fue un buen estudiante Realmente en este punto, a un nivel político práctico, ya que
de medicina y que durante los primeros cinco años de su asocia- no teórico fue donde Reich tuvo más éxito. Intentó que los
ción con el psicoanálisis se lo tuvo en alta estima. Los conflictos núcleos co~unistas a los que se dirigía no despreciaran al psico-
comenzaron a producirse alrededor de 1925 y 1926. En 1927, análisis como una ciencia burguesa, sino que consideraran la
su otrora analista-supervisor, Paul Federn, se quejó de que Reich familia como una institución clave dentro de la sociedad capita-
presentaba sus ideas a la aprobación del seminario técnico y no lista, no sólo por su represión económica, sino por su pe~versión
a la Asociación Psicoanalítica. En realidad, a pesar de su admira- sexual y su función como transmisora de ideología. Exphcó qu_e
ción personal por Freud, Reich se dedicaba cada vez con más el complejo de Edipo debe situarse firmemente dentro de la fami-
ínt~nsidad a los estudios sociales y antropológicos que a las cues- lia patriarcal, donde el incesto es prohibido y simultáneamente
tiones de la teoría psicoanalítica. (En cualquier caso, siempre estimulado: se alienta a los niños a una lujuria prohibida hacia
estuvo más interesado en la terapia.) sus padres. En última instancia, el partido comunista no quiso
Dada la dedicación de Reich a los problemas sociales, su saber nada de esto, y tampoco la Asociación Psicoanalítica.
medio intelec;tual y la situación polítka en Europa central en Sus contactos con la clase obrera lograron que Reich recha-
aquella época, su polítización creciente era prácticamente inevita- zara cada vez con más intensidad las tesis específicas del psico-
ble. Sus lecturas sociológicas y antropológicas lo llevaron a análisis (confirmando, al mismo tiempo, algunas y reinterpretan~o
Kautsky y Engels. Los acontecimientos en Viena y sus alrededo- otras), pero por sobre todas las cosas, deploró la separación de
res,- en· 1927, lo condujeron al partido socialdemócrata austríaco. una ciencia académica como ésta, de la práctica social y los pro-
La absolución judicial de las tropas monárquicas que dispararon blemas políticos que la rodean. Se dedicó cada vez más a la labor
sobre la multitud que asistía a un mitin socialdemócrata, dejando médica y educativa con trabajadores y adolescentes. Para utiliza-
dos muertos y muchos heridos, produjo una serie de incidentes: ción de sus i<;leas, creó en 1929 seis centros socialistas para el
una huelga ~imbólica, el asesinato de algunos huelguistas por asesoramiento sexual y la sexología. La popularidad de estos cen-
parte de la policía, el incendio del Juzgado, la descarga indí~r:ri­ tros fue enorme y las observaciones que hizo a partir de su tarea
minada de la policía contra los manifestantes y, al final, más de en ellos se encuentran entre las fundamentales.
un centenar de muertos y mil heridos. El consejo municipal social- Políticamente, Reich se sentía también cada vez más crítico
demócrata demostró ser absolutamente ineficaz; los comunistas de la incapacidad de la izquierda para enfrentar las crecientes
intervinieron un día ¿,,"pués de producidos los hechos" brutalidades de los reaccionarios en Austria. Si bien el marxismo
Desilusionado de las posibilidades de los socialdemócratas, no era, en sí mismo, <<Una ciencia académica», los partidos logra-
Reích se dirigió a] Partido Comunista, adhiriéndose a una orga- ban que así pareciera. Las consignas eran abstractas y apelaban
nización asoci~da, la <<.A_rbeiter Hilfe» (Ayuda Obrera)_ En su a conceptos teóricos en lugar de referirse a las necesidades con-
autobiografía People in Trouble, Reich afirma que éstos fueron cretas de los trabajadores y los parados. El fascismo tenía dema-
años de gran intelectual para él: leer a Marx y Engels siado éxito, precisamente en este campo_ En el otoño de 1929,
156 157
Reich también tuvo problemas con su obra en Sex-pol.
sorprendente éxito del movimiento sufrió un revés en 1932,
Reich visitó Rusia y a su regreso escribió apesadumbrado acerca cuando el Partido Comunista prohibió la distribución de uno.s
de sus impresiones. . panfletos sumamente populares en la~ Organizaciones Ju~eniles.
Mientras criticaba t<{nto a la Asociación Psicoanalítlca como Las obras en cuestión eran T he I nvaswn of Sexual Moralzty, del
a los comunistas por su desinterés por las necesidades cotidianas propio Reich, y dos artículos: uno destinado a los padres, «When
del pueblo y por las realidades concretas del fascismo en ascenso, your child questions yom> (de su primera esposa, Annie Reich),
ofendía a cada uno por su apoyo al otro. Expondremos más y otro dirigido a los hijos, «Grown-up secrets revealed to chil-
adelante, parcialmente, los detalles de su creciente distanciamien-· dren». Después de varias decisiones y contradecisiones, un con-
to de ambo~. De todos modos, en 1930, Reich dejó Viena y se greso de Sex-pol celebrado en enero de 1933, reafirmó su opo-
dirigió a Berlín, donde la atmósfera era mucho más acorde con sición a la tarea -específica de Reich.
su obra sobre política sexual•. Los psicoanalistas de Berlín se Un mes más tarde, en el incendio del Reichstag, fueron arres-
mostraron abiertos a su teoría del significado liberador del or tados mil quinientos comunistas y Reich, por razones de seguri-
gasmo completo; también ello::, tenian inclinacíones marxistas: dad, retornó a Viena. Otra vez en la tierra natal del psicoanálisis,
Fromm, Bernfeld, Fenichel, cada unü en diversos grados y for- volvieron a surgir sus problemas con el Instituto. Una serie de
mas, se preocupaban por la problemática política Rcích formó, incidentes hicieron que la editora psicoanalitica cancelara el con-
junto con Fenichel, un grupo de j¡)vene::, analistas entusiasmados trato de su obra Character Analysis. También se produjeron
por las tareas sociales; Fenichel dirigió este grupo de «psicoana- constantes ataques sobre sus filiaciones políticas. En esta atmós-
listas marxistas». fera, Reich decidió trasladarse a Copenhague a finales de la
En Berlín, Reich trabajó con los comunistas para crear un primavera de 1933.' Allí, sus tentativas por establecer contacto
grupo de las Juventudes Comunistas, y con su apoyo instaló su con el Partido Comunista Danés se vieron frustradas por obs-
famosa Clínica Sex-pol. Pero su crítica de las tácticas abstractas táculos burocráticos, y después de diversos ataques contra sus
de los comunistas se vio reforzada por esta tarea que emprendió teorías sexuales, el partido danés lo expulsó (! ), aunque todavía
con los adolescentes, y su ataque sobre la incomprensión comu- . no lo había aceptado como miembro. Entonces los órganos de
nísta de la naturaleza y el poder del fascismo (tal como él lo varios partidos comunistas atacaron T he Mass Psychology of
veia) se hizo más virulento. Predijo que en los siguientes años Fascism. Entretanto, Freud se negó a apoyar su soli~tud para
muchm comunistas se volverían fascistas, sencillamente porque un cargo de profesor de psicoanálisis, y por último d gobierno
la naturaleza del fascismo nunca había sido verdaderamente com- danés decidió no renovarle el permiso de residencia.
prendjda. Mientras el nazismo crecía en su base popular, el Par- Reich visitó Londres, donde tuvo un encuentro recíproca-
tido Comunista lo minimizaba como capacidad <<demagógica» mente entusiasta con el antropólogo social Malinowski, que le
de Hitler, como su capacidad para «embaucan> al pueblo. Reich recomendó que ·se trasladara a los Estados Unidos. Pero Reich
adujo que la popularidad del racismo no seria super.ada porque se se instaló en Malmoe (Suecia), para permitirse continuar viendo
lo designara como «insensatez». Se quejó de que pocos revolu- a los jóvenes analistas a quienes había formado y a los amigos
cionarios se hubieran tomado siquiera el trabajo de leer «Mi que había hecho en la cercana Copenhague. Al trasladarse a
lucha». A partir de su preocupación por esta posición grotesca Suecia volvió a visitar Berlín. . . para encontrar plenamente cum-
e inadecuada, nació su obra T he Mass Psycholog)1 of Fascism, en plida su predicción en el sentido de que muchos comunistas se
la que intentó combinar un concepto marxista de la ideología volverían fascistas. Hada pocos meses que estaba en Malmoe
con las comprensiones de la formación del carácter proporciona- cuando le fue negada una ampliación de su permiso de resi-
das por el psicoanálisis. Su nexo de unión era su interpretación dencia.
de la «ideología>>, a la que definía no como las ideas consciente- Ilegalmente, volvió a visitar Dinamarca y después se dirigió
mente expresadas, síno como las aspiraciones suhvacentes, virtual-
mente inconscientes, de un pueblo. 159
al Congreso Psicoanalítico de Lucerna, sólo para descubrir que pero me atrevería a sugerir que alrededor de 1939 era más anti-·
el Comité Ejecutivo había votado su exclusión del Instituto Aus- político que positivamente anarquista en sus inclinaciones. En
tríaco. Volvió a mudarse una vez más, esta vez a Oslo. Consi- este momento Reich emigra a Estados Unidos para dictar cursos
dero que es aquí, en Noruega, donde emergió lo que fue no en la New Schoo] for Social Research, de Nueva York. Lo acompa-
tanto un cambio señalado en su obra, sino una confirmación ñaron extrañas formas de suspicacia: el FBI registró su casa y se
drástica de sus primeros intereses, pero con notables resultados. apoderó de «Mi lucha», «Mi vida>>, de Trotski y un diccionario
Apartó su atención de la sociología y la antropología, dirigiéndola ruso. Más tarde, después que instaló su centro de investigación
a la biologfa y la física. Su objetivo consistía en descubrir la <<Ürgonom> en el Estado del Maine, una periodista, Mildred
naturaleza m·aterial visible de la libido. Su antiguo amigo y Brady, escribió un artículo difamatorio en Harper's que provocó
Otto Fenkhel, que también estaba exilado en Oslo, luchó amar- una investigación y después un juicio de la Food and Drug Ad-
gamente con él en virtud de 'la dirección que su obra asumía. ministration. Quemaron sus libros sobre la base de que condu-
Según Reich, cuando Fenichel partió a los Estados Unidos tnició cían erróneamente al público a la compra de «cajas orgónicas>>,
allí los Jtumores hostiles acerca de. su esquizofrenia. Ciertamente, los acumuladores energéticos restauradores que Reich había ·idea-
la oposición de ambas partes (la psicoanalí tica y la polí rlca) pudo do. Pero estas pequeñas persecuciones peculiares fueron supe-
haber vuelto paranoico a Reich, pero lo que es seguro es. que le radas por la extrañeza de la propia actividad de Reich en el
volvió más tenaz. En 1936, el «Instituto para el estudio de la Orgonon Instítute. Aquí, la ciencia de la «orgonomía» -el estu-
vida», que había fundado en Oslo, fue severamente criticado por dio y el aprovechamiento de la energfa vital- se ramificó en
psiquiatras y biólogos en una campaña de prensa masiva en su diversas direcciones. Reich mantuvo informado sobre sus múlti-
contra. En este período Reich hizo su primera afirmación con ples observaciones· al Instituto de Energía Atómica. Continuó
respecto al descubrimiento del «biom>, la partícula de energía que desarrollando su análisis del cáncer (comenzado en Oslo) y pro-
determinaría sus futuras investigaciones. puso que el tratamiento con energía vital acumulada conduciría,
Desde 1936 hasta que partió a los Estados Unidos en 1939, finalmente, a un método de curación de esta enfermedad, que
los rumores difamatorios eran cosa corriente y se referían a su analizó como el proceso de desintegración mortal visiblemente
vida .privada, a su mala práctica terapéutica y a que dirigía un manifiesto. La energía sexual, que entonces era sinónima de la
«tinglado sexual». Estaba aislado en un pequeño país> practicaba energía vital misma, también sería eficiente en los pacientes
una ciencia nueva y no reconocida (el psicoanálisis), era un cancerosos. Asimismo, con su aparato de estallido de nubes, llevó
inmigrante con un pasado comunista. En esta situación, Reich lluvia a los secos campos de Maine y observó bailar los destellos
continuó trabajando y publicando (los editores de Sex-pol seguían azules de energía en el cielo, por encima del lago cercano; a
publicando su obra), pero sus críticas de toda forma de organi- través del microscopio descubrió esta energía concentrada en las
zación se volvieron más acérrimas. partículas de arena. Creyendo en la prioridad de su ciencia,
En su obra sobre lo que primero designó <<vegetoterapia~> y Reich se negó a responder a las citaciones filisteas del Food and
después <<economía sexual», Reich deseó evitar todas las estru-c- Drug Department y fue conducido por la fuerza por desacato al
turas burocráticas de organización que sentía ya había logrado juez. y condenado a dos años de prisión, en mayo de 1956. Su
en los grup<.ts no jerárquicos de Sex-pol. En el terreno organi- apelación fue denegada y, después de presenciar la destrucción
zativo;, también criticó el concepto de T rotski sobre una Cuarta por el estado de toda su obra, comenzó a cumplir su condena en
Internacional y el creciente aburguesamiento, como él lo vefa, marzo de 1957; ocho meses después murió de un ataque car-
de la Rusia de la preguerra. díaco. Robinson comenta: «Este fue el triste pero (no podemos
Sinelnikoff sostiene que en su denuncia de la idea misma de dejar de sentirlo así) adecuado fin de una carrera tan profunda-
organización Reich se inclinó, en esta etapa, hacia el anarquismo, mente seria y desesperadamente grandiosa que se desvaneció

160 161
6. -- PSICOANALISIS Y FEMINISMO
imperceptiblemente en una farsa». 4 En mi op1n1on, existe algo
más fundamental acerca de la homologfa entre la obra individual una es condición de la otra. Al sugerir esto, Reich niega, de
de Reich y el entorno culrural en que ésta se desarrolló. No hecho la validez de trasladar las fantasías reveladas en casos
sólo la acusación estaba tan «loca» .como el acusado sino que, y patolÓgicos a situaciones «normales»; en este sentido, mina _las
mucho más importante, tanto la primera obra seria de Reich premisas de la obra psicoanalítica . .Reich pudo haber ~en~~o
como sus fanáticas y extravagantes investigaciones posteriores se razón al afirmar que Rank estaba eqmvocado en esta descnpc10n
desarrollaron en contextos que coincidían perfectamente con ellas. específica; pero las razones que escogió para discutir la tesis
demostraron claramente --como veremos más adelante- su di-
vergencia del psicoanálisis como totalidad.
De manera ::;imilar, Reich participó de controversias con Ale-
2. Reich y el psicoanálisis xander y Theodor Reik, en las que no sólo se opuso a la psico-
logía del ego, sino que también la consideró como parte de la
creciente tendencia a «psicologizar» el psicoanálisis. Reich de-
Lo que nos interesa específicamente es la noción reichiana seaba, explícita e imprudentemente (a diferencia de las inten-
de una revolución sexual y su contribución, entonces y ahora, ciones más discretas de Jones y Horney ), restituir el psicoanálisis
a la posible liberación de las mujeres. Pero es importante se.fialar a una ba.se biológica. Los escritos de Reich sobre el psicoaná-
que sus teorías sobre la naturaleza de la sexualidad y la evídencia lisis se produjeron en un período de controvertido debate en
de su represión, en las rígidas estructuras del carácter y en las el interior del movimiento: fueron ~escritos en la década posterior
sociedades reaccionarias, se desarrollaron en un doble contexto a la publicación qe Allás allá del principio del placer y El yo y
intelectual, el del marxismo y el psicoanálisis. Aunque, en un el ello y después de la introducción del postulado freudiano de
principio, el propósito de Reich era su integración, aquí hemos una pulsión de muerte, todavía discutible en nuestros días. El
debido separarlos. énfasis preexistente puesto por Reich en la líbído y sus inclina-
Como hemos visto, durante la segunda mitad de la década ciones pansexuales recibieron nuevos incentivos de su hostilidad
deJ. 20 y principios de la del 30, gran parte de la obra de Reich a esta proposición. Se veía a sí mismo, cada vez más, como el
sobre la sexología se comprometió directamente con los argu- defensor del auténtico psicoanálisis, en lucha contra tímidos con-
mentos de la controversia existente en el interior del movimiento formistas inclinados· a borrar el concepto socialmente explosivo
psicoanalítico. Por ejemplo, Otto Rank, en sus teorías del trauma de la sexualidad en favor de una psicología del ego altamente
de nacimiento, había definido la acción psíquica implicada en el conservadora. Continuó admirando a Freud, pero cada vez sintió
intercambio sexual como un retorno al seno materno. Reich mayor desprecio por sus colegas y discípulos inferiores. En oca-
objetó esta interpretación por dos razones: la misma postulaba siones, su crítica de los <<traidores» de la teoría freudiana con-
que la fantasía que el paciente neurótico experimentaba era lo tenía una verdad general a expensas de cualquier análisis corree
mismo que el impulso real mismo, que entonces se expre!'aría to. Esta es una interesante característica de la obra de Reich.
de la misma forma en todas las circunstancias, y transformaba que estudiaremos más adelante: la de que, a menudo, tenía una
una mera analogía en una identidad total. El hombre orgá.smica- «premonición>> acerca del sentido de una evolución intelectual
mente impotente puede soñar con el seno materno cuando copula, o política que pocas veces podía sustentar adecuadamente. De
pero ese sueño es, precisamente, un índice de su alienación modo qué las objeciones reichianas a la psicología del ego y a la
neurótica; en otras palabras, la fantasía explica la impotencia. La adaptación tultural del psicoanálisis tenían una pertinencia que
4. Paul A. Robinson: The Sexual Radicals, Temple Smith, Londres, superaba su comprensión de los detalles, y su concepción del
1969 (originalmente publicado con el título The Freudian Left, Nueva giro postfreudiano con respecto a las implicaciones de la teoría
York, 1969). freudiana (incluso en vida de Freud) con frecuencia despleg~ban
su mejor comprensión.
162
161
Aunque la angustia del nac1m1ento sea ontogenéticamente
En la mente de Reich no había dudas de que las intuiciones anterior y aunque posiblemente la angustia deduce de él su
sexuales personales apartaron a Freud y a la mayoría de los contenido normal (atascamiento, oscuridad, espacio estrecho, etc.),
analistas de los años 20 y 30 del revolucionario descubrimiento en consecuencia, del proceso de nacimiento, desde el punto de
de la libido. Para Reich el principio de placer lo era todo. Existía vista dinámico el nacimiento es una fuente secundaria de
la energía sexual y su frustración: nada más. La angustia surgía angustia, que se vuelve operativa como resultado de la repre-
de esta última, la agresión era una recanalización de la libido (la sión patógena. Sólo puede operar como fuente primaria de
agresión sa!e en búsqueda de algo) como el amor); la formula- angustia cuando la evolución postnatal choca contra crudos
obstáculos externos como, por ejemplo, graves dificultades en
ción de otros principios o instintos era redundante. Pero este el estadio oral. 1
período de teoría psicoanalítica estuvo plagado de la multipli-
cación de nociones previamente no unificadas y de la diversifica- En otras palabras, las fantasías que un hombre puede tener
ción de conceptos anteriormente simplificados. Por encima de en el intercambio sexual con respecto a un «retorno al seno
cualesquiera otras, Reich deploró dos cuestiones: la pulsión materno» son patológicas. Posteriormente, criticando las teorías
de muerte y lo que consideró como su resultado necesario: la de- de Helene Deutsch sobre las mismas bases, Reich reitera su
gradación de la teorí~ de la libido. También condenó la que oposición a las mismas de modo tal que cualquier fantasía en
intentaba interpretar la sexualidad en términos psicológicos (el la que se incurre durante el coito es una anormalidad y la prueba
deseo sexual no era otra cosa que su yo fisiológico) y todas las de la incapacidad de la persona para experimentar el potencial
teorías que diferenciaban los diversos aspectos de la sexualidad. orgásmico natural y, en consecuencia, libre de fantasías. La fan-
Le disgustaba toda noción de una distinci6n entre pregenitalidad tasía misma se vuelve patológica y despreciable. El deseo de
y sexualidad. La sexualidad lo era todo y la genitalidad era la retornar al estado intrauterino es una forma de defensa contra
única sexualidad verdadera. las exigencias prohibidas de la libido. Nacemos únicamente con--,
La proposición de Freud sohre una pulsión de muerte surgió deseos sexuales; éstos buscan su realización inmediata con el :
de, y dio lugar a, cambios en la interpretación de la angustia y .la primer objeto amoroso posible que encuentran: los padres. Pero 1
agresíón. Inicialment.::· Reich atacó de inmediato y sostuvo que el incesto es tabú y en nuestra sociedad el impulso es reprimido {
Freud, al nc encontrar confirmación clínica a la pulsión de con la amenaza de la castración. La sexualidad reprimida se:;
muerte, descartaría su hipótesis tarde o temprano. Un primer transforma en agresión o angustia. El proceso puede extrapolarse'~ .
artícub ilustra este enfoque más lúcidamente: «The Sources of de la siguiente manera: nacidos con amor genital, crecemos para·t"'/
Neurotic Anxiety>:•, una contribución a la teoría de la terapia temer a la castración (pasiva); nos defendemos contra ésta
psicoanalítica publicada en el lnlernational Jnurnal of Psycho- mediante la agresividad {castración activa), la que ·a su vez vuelve
Analysis, en 1926, muestr~ a un Reich analítico y desesperada- más fuerte el .miedo a la castración, de ahí que induzca a la
mente honesto dentro del marco del debate psicoanalítico. Su angustia y a un sentido de conciencia; contra esto renovamos
lenguaje ya es hiologista en ~u representación v su vocabulario nuestras defensas y reprimimos lo más posible nuestra agresión;
analítico se limita a conceptos sustantivos y a r-eferencia y defe- como resultado de este sofocamiento de la agresividad nos depri-
rencia constantes, c::~si nerviosas, hacia Freud.. nerviosismo que mimos. La primada de la sexualidad también afecta el producto
inhihe su texto y le impide, en consecuencia, presentar sus me- final: la frustración de la sexualidad en el presente eleva al
jores argumentos con la fuerza y la elocuencia adecuadas. En primer plano los impulsos agresivos que, en el pasado, estaban
contra de la te·ortfl freudiana del .masoquismo primario y de las activados por la represión del incesto; la agresión misma asume
nociones de. Otto Rank con respecto a un influyente trauma de
nacimiento, Reich reafirmó !::1 primada de 1l'l lihidfl. El naci- l. «The Sources of Neurotical Anxiety», International ]ournal of
miento er~ un shock secundario: Ps'ycbo-Analysis, 1926.

164 165
algunos de los aspectos de la sexualidad a la que reemplaza Y
y agresión concluye, finalmente, como depresión _o como impulso
así surge el sadismo. .
Es típico del método de discusión de Reich .:I extra:r eJem-
destructivo. Reich argumenta que esta última formación secun-
plos confirmatorios de distintas ~sferas d: acc:on. Aphca --o
daria es el único significado posible (porque es el único clínica-
mente verificable) de la pulsión de muerte. La pulsión de muerte
descubre- su teoría a muchos mveles. As1, senalaremos que la
surge cuando existe un agudo sentimiento de culpa, que es en
relación entre el analista y su paciente demuestra su tesis: en
sí mismo una señal de agresión difusa y que, en consecuencia,
este oaso el :unor <<transferidm... por el paciente a su analista no
estimula la autodestrucción y, por lo tanto, una forma de muerte.
puede crecer como de otro modo podría ?acerlo, porque queda
retenido por los recuerdos la barrera mcest~osa y la co:r:se- La angustia consciente de muerte puede representar una
cuente angustia de castración. A menudo el pac1ente es agres~~o percepción endopsíquica de esta tendencia. Durante el análisis,
porque su amor debe ser reprimido. Pero al menos la agre~1?n no obstante, la angustia de muerte, por intensa que haya sido,
es un estadio más cercano a la fuente del amor que la depres10n, se revela invariablemente como angustia de castración y anhelo
y Reich siempre instó a los an~l~stas a que la re_cibieran bien Y (o la angustia correspondiente) de la posición intrauterina. 2
a que se enfrentaran a la host~hdad de los ~ac1ent~s en ta~~o
la misma era mucho menos sena que la apatía. Re1ch tamb1en Aunque esto suena similar al énfasis puesto por Freud en la
ilustra su tesis basándose en la vida cotidiana y así <<demuestra>>, relacíón entre la castración y la muerte, Reich mantuvo pertinaz-
por ejemplo, que la agresión es provocada por la priva~ión mente un modelo monístico: el sexual.
sexual refiriéndose al supuesto común de que los deportlstas Reich no sólo consideró a la pulsiÓn de muerte como causa
profesionales, como gratifican sus instin_tos agresivos, n_o ~eben de la destrucción de la teoría de la libido, sino a toda la noción
tener intercambio sexual antes competu, ya que esto dismmuye _ de sublimación. Libremente expresada, la sexualidad «natural»
su capacidad atlética. siempre fue, para Reich, algo positivo, desprendiéndose de sus
De acuerdo con el esquema de Reich, no importa que uno ideas de que. incluso su re-expresión en otra forma era mala. Con-
ponga el carro delante de los caballos. Alterna:ivamente, sus sideró aborrecible la teoría freudiana que sostenía que la recana-
comentarios se dirigen a.l plano sexual en sí m1s~o. D: e~te lización de las energías sexuales en otros campos creativos había
modo> señala que la depresión menstrual es de onge~ ps1qmco permitido el progreso de la cultura, ya que la misma proponía
y no somático y que es, meramente, el p~c;Jucto fmal de la -tal como Reich lo entendía- una oposición necesaria entre
cadena puesta en movimiento por la frus~rac1?n s~x~al. . ~o~o lo naturaleza y cultura, donde sólo debía haber armonía. Cada vez
malo es psicológico, todo lo bueno es b10log1a sm mh1b1C1ones. con mayor estridencia, a medida que su obra se apartaba del
Como durante la menstruación la libido aumenta levemente, de psicoanálisis, Reich subrayó la compatibilidad y la coincidencia
hecho, somáticamente, lo que da lugar a la depresión es }a impo- de la capacidad para el trabajo intelectual y creativo y la sexua-
sibilidad de satisfacción. Es interesante observar que Re1ch man- lidad. En la época de los escritos norteamericanos, sólo el hom-
tiene el tabú referido al intercambio sexual durante la mens- bre sexualmente potente era capaz de realizar un trabajo significa-
truación notando sin más, que si a la mujer menstruante se 1~ tivo. Ciertamente, en todo momento Reich parece cometer un error
permite (si lo hace un analista) ~ompr.~der la causa de sus. ;entl- conocido y olvida que la sublimación significaba el empleo de
mientos y esperar la futura satlsfacoon sexual, .la depreston se las pulsiones sexuales con otros propósitos creativos y no la
evaporará. y la excitabilidad sexual podrá sentuse hbremente, represwn de la sexualidad en general. En una entrevista conce-
aunque la cor..tsumadón sea anticipada, no actu~l. Lamen_tab_I:- dida en los últimos años de su vida, Reich sostuvo que la obra
mente, esta sugerencia no condujo a Reich a reafnmar la slgmft- de Freud El malestar en la cultura (en la que Freud plantea la
cadón de la fantasía sexuaL teoría que aquí objeta Reich) fue escrita én respuesta a su propio
La libido reprimida que atraviesa permutaciones angustia 2. !bid.

166 167
En 1925 4 Reich informó sobre una joven de diecinueve
artículo sobre «The Prophilaxis of Neuroses» (La profilaxis de años que había acudido a él tras visitar a otro analista. Reich
las neurosis). Esto no está confirmado, pero indudablemente toda la trató durante cuatro meses (un período frecuente en esa época,
la tesis de Reich con respecto al logro de la satisfacción sexual aunque ya tendía a ser más prolongado). La paciente sufría de
como un medio absoluto de profilaxis, era contraria al tenor de estados autistas, dolores abdominales histéricos e insomnio. Era
la obra de Freud con anterioridad a los años 20. sumamente inteligente, pero su personalidad depresiva se expre-
Sobre la cuestión de que la sexualidad es el principio y fin saba en vestimentas opacas y en sus maneras y actitudes absolu-
de toda curación y profilaxis, Reich es completamente explí- tamente <<lánguidas». Reich nunca se liberó de la impresión,
cito: sugerida por la naturaleza de su autismo, de que también era
Sostengo que todo individuo que ha logrado preservar un
un caso de esquizofrenia. No obstante, se conformó con el diag-
algo de naturalidad sabe que sólo existe un problema con los nóstico. anterior y tituló su informe: «An Hysterical Psychosis in
pacientes neuróticos: la carencia de una plena y constante sa- Sta tu N ascendí». Una característica interesante del relato es la
tisfacción sexual.3 presentación que hace Reich. Al reconstruir aquí su informe he
acentuado cómo hacía Reich los descubrimientos del acontecimien-
Naturalmente, semejante argumento lo lanzó a un dilema to fundamental, pero de hecho le prestaba poca atención a éste,
causal: ¿cómo surge la neurosis y por qué en unas personas pasando a vuelo de pájaro por sobre los incidentes y reintegran-
ocurre y en otras no? Uno de los primeros casos clínicos publi- do los síntomas a la luz de los «hechos». Esto contrasta profun-
cados con respecto a una paciente nos permite comprender cómo damente con el replanteamiento generalmente prolongado y mi-
Reich repitió el proceso de Freud y se quedó corto en un punto nucioso de Freud,· sobre el despliegue del análisis (a través de
específico: el de un trauma sexual real. Es como si Freud se contradicciones, transferencias y muchos callejones sin salida)
hubiese conformado con sus teorías de la seducción de finales· para una reconstrucción de los acontecimientos, que entonces ya
del siglo pasado. La posibilidad de la fantasía desaparece en la no necesitan una interpretación diferente.
explicación de Reich con una intensidad mayor que en el joven Al· emerger de sus períodos de autismo, la paciente de Reich
Freud. Pero el análisis reichiano es interesante, al menos por le gritaba a su madre .que «se lo devolviera». Estaba aterrorizada
su valor sociológico. A fin de cuentas, las crisis s<::xuales ocu- ante la idea del embara~o y solía soñ~r que había un niño en
rrieron,. y ocurren, realmente y Reich puso correctamente el su cama. El autismo, oon su rasgo específico de mutismo, había
acento sobre las mismas; considero que únicamente la transmu- comenzado con la muerte de una hermana mayor. La paciente
tación de sus observaciones de las implicaciones sociales de la . también sufrió una grave disociación y pasó períodos en los que
sexualidad en el psicoanálísis son erróneas. Reich registró una no podía hablar su lengua alemana nativa.
serie de casos clínicos: el más conocido es el del carácter maso- Repentina ·y espontáneamente, la muchacha reveló que el
quista, al que nos referiremos más adelante. Ahora deseo dedicar hecho que el autismo enmascaraba era su violación (entre los
cierta atención a un relato menos conocido de una paciente cinco y siete años de edad), perpetrada por un joven maestro de
histérica, ya que en éste se muestran los nexos precisos. con la hebreo. La cuestión que Reich se planteó inmediatame!1te fue:
obra de la que Freud y Breuer estaban en proceso de separarse ¿por qué había reprimido tan profundamente hasta entonces
treinta años antes. este hecho t::m significativo? A través de los recuerdos de la
paciente, Reich descubrió que entre los tres y los cuatro años
había creído que los hijos se producían comíendo o besando
3. Reich: The Discovery of the Orgone, I, Nueva York, 1966. Esta
obra se conoce más comúnmente con el título de The Function of the 4. Me refiero a la versión en idioma inglés, publicada un año más tarde
Orgasm (La función del orgasmo, 1967, Paidos, Buenos Aires), que es el en el Inte-rnational Tournal of Psycho-Analysis, 1926.
título de un estudio que Reich publicó en Viena en 1927.

168
(teoría psicoanalítica sospechosamente arquetípica con respecto a afirmado que la amenaza de castración no era, necesariamente,
la fantasía infantil del intercambio sexual). Tenía cuatr0 años como antes pensaba, la .amenaza real de niñeras o de padres, sino
cuando nació su hermano y desde ese momento, durante cierto una amalgama más tenue de ésta y los temores de la fantasía
tiempo, sólo podía comer sí su padre la sentaba en el regazo. infantil (surgida, entre otras cosas, de la indagación psíquica
Apenas a los dos años le habían prohibido que jugara con sus aceroa del pene ausente de la mujer y necesaria por las leyes de
genitales y había desarrollado la idea de que existían dos tipos la cultura patriarcal). Pero he aquí a Reich descubriendo que
de chicos: aquellos a los que se les permite conservar el pene y estas seducciones y estas amenazas ocurrieron realmente. Es pro-
aquellos .a los que no se les permite. Su madre había sido el bable que así haya sido, como reconoció Freud; no obstante,
agente represor y, en consecuencia, a ella se dirigía posterior- Reich no piensa en indagar si la paciente deseaba a su maestro
mente cuando pedía que «se lo devolvieran». Como este rol le de hebreo (y no había sido violada, de hecho, por él), si no
fue asignado a la madre y no al padre, y como ocurrió tan odiaba a la madre (y no había sido amenazada por ella); los
tempranamente, la paciente permaneció fijada a la etapa oral. procesos mentales inconscientes de la niña están totalmente
Esta fijación oral se revelaba en la característica presente de la ausentes en su descubrimiento; también están ausentes en su
oralidad: el mutismo. Después -aparentemente- se había pro- método. Tiempo atrás Freud había afirmado que raramente po-
ducido la violación, de la que todo recuerdo quedó reprimido. demos recordar nuestra infancia y que semejante amnesia exige
En la adolescencia había manifestado una fuerte adhesión a una una explicación. En efecto, su explicación fue una de las claves
hermana mayor anteriormente odiada y ambas se utilizaban que lo condujeron a las teorías de la sexualidad infantiL La
mutuamente para acariciarse los pechos . El mutismo databa del sexualidad de este período es peligrosa y debe ser olvidada.
momento en que murió esta hermana. Reich señala que ser mudo La histérica autista de diecinueve años tratada por Reich
está casi siempre asociado a estar muerto y agrega: «Quisiera estalló en un repentino y expansivo recuerdo de tiempos pasa-
aventurar la sugerencia de que el autismo podría representar la. dos. Reich apenas registra la forma de recordar, cómo llegó a
regresión a la etapa oral del bebé lactante, cuando aún no ese punto la muchacha, ni sus emociones al alcanzar «la fuente».
articula palabra». 5 Dados los términos de su propio análisis, Reich Aparte de un sueño repetido, fácilmente explicado por Reich, no
no necesitaba ser tan inseguro; si la sexualidad adolescente de enfrentamos problemas de interpretación, ninguna reconstrucción
la muchacha por su hermana había sido el primer paso más allá a través de asociaciones, deslizamientos verbales o sueños encu-
de la etapa oral en la que las amenazas de su madre la habían bridores. Todo resulta notablemente claro y veloz, más parecido
dejado, probablemente la muerte de la hermana la había arrojado a una revelación repentina que a un proceso de análisis, como
nuevamente a esta })e>skión y el mutismo sería, claramente -al reconoció el propio Reich. Demasiadas cosas aparecieron dema-
menos en este caso-, una referencia a esta situación. siado rápidamente. ¿Es --como casi postula el mismo Reich-
La historia clínica de <<Hysterical Psychosis» es un modelo en virtud de la relativa debilidad del ego en una psicosis, a dife-
de la mejor metodología reichiana; también demuestra cómo, rencia de en una neurosis? En ese caso, tal observación podría
aunque todavía en el centro del movimiento psicoanalítico, Reich ser el comienzo de un importante punto teórico.. . que Reich no
se apartaba de su terreno. Paga tributo a muchos de los concep- siguió investigando. 6 ¿O provocó Reich la revelación y nunca la
tos clásicos pero algo les ha ocurrido: se han vuelto concretos, penetró en profundidad?
acontecimientos sociales reales. Como hemos mencionado, hacía 6. El relato parece más una entrevista que Tony Parker sostuvo recien-
tiempo que Freud se había desviado de la teoría de la seducción temente con una prisionera que un análisis freudiano. Repentinamente,
paterna real a la de la fantasía del deseo infantil y también había después de treinta años de silencio, la mujer se echó a llorar y le contó
su relación sexual infantil con un hombre que posteriormente descubrió
era su padre. La historia es trágica en sus posteriores implicaciones de
5. Reich: «An Hysterical Psychosis in Statu Nascendí», International sufrido silencio. Véase Tony Parker: Five Women, Hutchinson, Londres,
]ournal of Psycbo-Analysis) 1926. 1965.

170 171
En todo caso, la fantasía desaparece del cuadro. Resulta difícil el sexo pregenital era una señal de perturbación. Sus manifesta-
creer que la negativa de la madre a la sexualidad de la niña, en ciones son algo confusas, pero puede esclarecerse a la luz de sus
sí misma o por sí sola, provocara semejante supresión total y, teorías generales: la sexualidad genital está siempre presente, en
asimismo, la histeria crónica y el autismo de la paciente. Al menos la infancia coexiste con la erróneamente llamada sexualidad «pre-
cabe preguntarse sí lo que aparece aquí son hechos reales o el genital» (deseos y gratificación oral y anal), y todo retorno adulto
ímpetu del deseo. Si éste fuera el caso, el análisis sólo habría a algo distinto a la sexualiJad genital es un probable indicativo
comenzado cuando Reich lo «resolviÓ>>. de neurosis. La genitalidad es profundamente distinta a los demás
De hecho, Reich es más interesante cuanto más arriesga. La impulsos sexuales y no puede ser sublimada ni rechazada, excepto
paciente reveló un caso clásico de experiencia sexual infantil y, con grandes riesgos; sólo su alivio orgásmico descarga plenamente
en ese sentido. un caso de trauma clásico de violación ... ambos la energía instintiva del cuerpo y permite así el alivio y el rela-
casi demasiado, perfectos para ser ciertos; pero el caso condujo a jamiento.
Reich a considerar otro factor que también preocupaba a Freud: Hasta la edición de 1915 de Tres ensayos para una teoría
la importancia de la relación sexual preedípica con la madre. Reich sexual' no formuló Freud las tres etapas sexuales: oral, anal y
descubrió en esta paciente lo que Abraham ya había propuesto fálica. Hasta ese momento había enumerado zonas erógenas pero
para los casos de melancolía: que la desilusión (el resultado de la sin especificar que la sexualidad se organizaba alrededor de éstas,
amenaza de castración) podía instalarse antes de la fase edipica. con una área distinta pero predominando en diferentes momentos.
Freud también había comentado esta posibilidad, aunque sin las Como hemos visto, después de su reformulación en 1915, siguió
claras implicaciones que extrajo Reích. Este retrasó implícita- insistiendo en que las etapas se superponen y que no puede
mente la fase edípica, afirmando explícitamente que la genitz.li- trazarse una clara línea demarcatoria, ya que . cada elemento
-.dad surgía mucho antes de lo que previamente se creía. Este persiste en el siguiente. Aunque en ese momento su modelo toda-
fue un paso adelante en el camino de su posterior, y mucho más vía era de evolución progresiva en sus descripciones, Freud sabía
convencida creencia en la genitalídad perpetuamente omnipre- que a medida que se reexpresan en la edad adulta, las diversas
sente: << ••• no podemos dejar de notar cuán temprano entró en «etapas» serán experimentadas simultáneamente por una nueva
acción el período genital, porque debemos suponer que el suceso secuencia temporal, en distinto orden estructural. La alteración
representó el fin de un periodo que estaba presente desde hada de Reich de las tesis freudianas llega a lo que podría describirse
cierto tiempo». 7 Dos años más tarde, en Die FunJ~tion des Or- como afirmación moral: la genitalidad es singular y lo más valioso.
gasmus, discute más combativamente la división y diversificación Dado este presupuesto, todo lo que se aparta de la genitalidad
de la sexualidad:. como si no permitirle la genitalidad plena al es pervertido o perturbado. La cuidadosa diversificación de la
neonato (o, como señala posteriormente, al feto) fueE,e un retorno sexualidad fr~udiana en partes componentes, y diversas zonas
~ la gazmoñería victoriana. Hablando de este período de su erógenas y diferentes objetos sexuales, fue rechazada en favor de
investigación casi veinte años más tarde, Reich demostró cómo un juicio de valor. Al hacerlo, Reich cayó temerariamente en la
su propia comprensión de la relación existente entre la perturba- proposición que Freud se mostró tan ansioso de evitar: si la
ción mental, la conducta antisocial y la genitalidad perturbada genitalidad era el único instinto, ¿cuál era la diferencia entre
ya lo estaba conduciendo a terreno contencioso precisamente en la psicología normal y anormal? Reich resolvió el problema: no
estos términos: la diversificación de la sexualidad. Señala cómo había ninguna. Todos los neuróticos estaban sexualmente per-
toda su obra es conttaria a las distinciones psícoanalíticas entre turbados; todas las personas· sexualmente perturbadas eran neu-
genitalidad y pregenitalidad y a la noción misma de impulsos róticas. Entre el setenta y el noventa por ciento del mundo
parciales. Reich descubriría que, como en el caso de las fantasías, desarrollado era orgásmicamente impotente: el mundo era neuró-
tico ... neurosis masiva o, como lo designó más tarde, «plaga
7. <ü'\n Hysterical Psychosis ín Statu Nascendí». emocional». De aquí pasamos al análisis reichiano de una sociedad

172
que h~ce neurottcos a sus sujetos; primero fue el capitalismo, considero más significativas para el desarrollo de la obra reichiana.
despues todas las estructuras «autoritarias» más adelante todas En primer lugar, Reich confunde el inconsciente con los ins-
las formas sociales que se apartan del h~mbre biológico «na- tintos; en segundo lugar, está inseguro de la diferencia entre un
tural». síntoma y una resistencia: sólo esta última incertidumbre le per-
mite plantear su definición original del carácter?
Es difícil establecer la confusión de Reich con respecto a los
instintos y al inconsciente, ya que cuando tiene que definir a los
3. El <<~.málisis del carácter>> de Reich unos o al otro, las descripciones son totalmente distintas. Proba-
blemente utiliza los términos de manera intercambiable y aplica
las características de uno a otro sin ninguna vacilación; de este
Si su interpretación de la gran importancia de la sexualidad modo habla, por ejemplo, de que la tarea de la terapia consiste
genital era -como sostuvo Reich-- anatema para los tímidos en volver conscientes los instintos (una transposición de la cono-
espíritus de los psicoanalistas contemporáneos y --como afir- cida fórmula de volver consciente lo inconsciente). Para Reich,
maría yo-- contraria a todas las comprensiones freudianas desde el inconsciente es el recipiente de los instintos, una reserva de
s~s primeros tiempos preanalíticos, su teoría y terapia del «análi- excitaciones vegetativas reprimidas. La persona sana reconoce
sis del .carácter>> es, con la misma certeza, la más ampliamente estas excitaciones como deseos sexuales, el neurótico corno la
reconocida. Esta teoría es la que ha mantenido su nombre en angustia y la agresión en que las ha convertido. La tarea del
el. Pant;?~· Vuelta a ~ublícar actualmente para estudiantes de terapeuta consiste en liberar la genitalidad que encubren estas
ps1c_oanahs1s, se, 1~. constdera una de las más importantes contri- angustias y agresiones. Reich designó «análisis de. las resistencias»
buCI_?nes. al. anahs1s de l.as «resistencias». R ycroft pondera la a su sistema para restablecer la genitalidad, queriendo decir algo
teorta re1ch1ana de las resistencias -que forma parte fundamen- diferente a lo implicado por otros analistas interesados, al mismo
tal d~ su, ~étodo ~e « a~?l~sis .del caráct~r»- como su principal tiempo, en este campo. En la situación analítica, el paciente
contnbucwn al pstcoanahsts; Robert Fhess, al reeditar la obra presenta resistencias para reconocer los deseos inconscientes, etc.,
en ~us . primeras versiones, sefjala: «Apenas es posible evaluar .. . que claman por ser escuchados en sueños, deslizamientos, sínto-
la .rzgmficacíón de los tres artículos sobre la caracterología psico- mas, etcétera. También Freud analizó las resistencias que se pre-
analítica» .1 sentaban en el camino de una aproximación al inconsciente; esa
Gran parte de Character Analysis apareció por prímera vez aproximación se cumple, entonces, a través de los sueños, los
en artículos de periódicos especializados. La editora de la Aso- deslizamientos del lenguaje, los pensamientos por asociación libre
daCion Psicoanalítica y más tarde la Asociación misma, rechaza- y muchos otros ejemplos que permiten acceder al lenguaje in-
ron .la obra, aunque habían aceptado los artículos. Nunca se consciente. En la obra de Freud el análisis de las resistencias, por
exphcaron las razones del rechazo y parece que nadie se tomó sí mismo, no volvió conscientes aspectos del inconsciente; en la
la molestia de discutir con Reich lo que consideraban como el de Reich, constituye todo el procedimiento. Pero éste es sólo
err?r clave de sus tesis. En realidad, desde el punto de vista de un semierror, ya que otra confusión lo rescata del absurdo. Reich
Retch, 1a, t~bra era, .una ampliación ortodoxa (y muy necesaria) combina «resistencias» y síntomas. Así, afirmará que la diferencia
d~ la pracuca anahuca en el campo terapéutico. Si Reich o sus entre resistencias crónicas (desarrolladas en la infancia) y agudas
lectores hubiesen comprendido que las novedades de aquél se (formadas en la adolescencia o en la edad adulta) carece de im-
basaban en una serie de confusiones, habría sido más productivo portancia:
para ambas partes. Aquí sólo quiero escoger las confusiones que
2. No discutiré la práctica terapéutica de Reich, ya que
1. T he Psychoanalytic Reader. que cualquier problema surge de sus errores teóricos.
174
Lo importante no es si los síntomas han hecho su aparición tado de la negativa a los deseos genitales: de este modo, el
temp;~no o tarde. Lo importante consite en que el carácter carácter contiene los deseos y las prohibiciones.
neurotlco, la base de reacción para la neurosis sintomática ya
En consecuencia, mediante otra espiral hacia el remolino del
es:a~a formada, en sus rasgos esenciales, en el período de la fase
ed1p1ca [la cursiva es mía].3 argumento, el carácter neurótico debe ser alterado hasta la
medida en que forme la base de los síntomas impidiendo así la
Para R~ich la resistencia no es, entonces, la defensa específica tarea gratificante o las relaciones sexuales gratífícanres. En este
que el pae1ente presenta para bloquear la interpretación, sino la punto el huevo y la gallina cambian de lugar en tan rápido
defensa que representa el síntoma. Naturalmente, un síntoma es desorden, que apenas son necesarias más aclaraciones sobre el
una resistencia; es tanto la expresión como el rechazo de la ex- proceso. Hay tantas contradicciones menores y confusiones en la
presi?n de peligrosos deseos· y temores inconscientes; pero no es teoría reichiana del análisis del carácter, que documentarlas ocu-
lo m1smo que las resistencias del ego que se vuelven tan vocales paría todo un libro. Considero justo decir que casi todas las otras
(en. ,la mente y en el cuerpo) como medio para impedir la coope- sentencias plantean el problema de cómo debemos interpretarlas.
raclOn en el consultorio. Freud se preocnpó por volver lo más La posición es la siguiente: si la resistencia es el síntoma, es
específicos posibles los distintos tipos de defensa. Heich, como el carácter, en tal caso eso es el «ego» y -como dice Reich-
ele costumbre, por transformarlos en una generalidad. uno tiene que ocuparse del «ego» antes del «ello». (Posterior-
Luego Reich hace otra transición de la asimilación de resisten- mente afirma que ambos son lo mismo.) Esto significa quitarse
cia a síntoma, su ecuación con la totalidad del carácter. Si las de encima las defensas narcisistas, el sadismo, las fijaciones anal
pautas de conducta de una persona son resistencias (y muy pro- y oral, la angustia y otra serie de características antes de llegar
bablemente lo sean), las resistencias son síntomas, y también lo al nudo de la cuestión: el «ello», que es el inconsciente, que es
son los rasgos del carácter. Esto se desprende con tanta claridad la vida instintiva, que es la sexualidad. El carácter, que es más
como 1~ noche si~ue al día, porque es la misma proposición. Lo o menos el ego, y es más o menos una estructura indeseable
que R.etch ~en;>mma «armadura del carácter» -la expresión de de la «armadura del carácter», debe disolverse con el objeto de
la. reststencta-smtoma- se forma, sostiene, en la infancia, del que emerja la persona auténtica, es decir, 1~ persona genital.
mtsmo modo que la posterior resistencia-síntoma se desarrolla No es sorprendente que el gran descubrimiento de los últi-
como una defensa del adulto en el diván analítico. Pero: «En mos años de la vida de Reich fuese el de que el ello y el yo
tanto el síntoma corresponde, esencialmente, a una experiencia son uno solo o, para repetir el proceso de su ecuación: como el
o esfuer~o ~i~gular, el carácter representa la forma específica de ello es igual al inconsciente, el inconsciente es igual a los ins-
ser del md1V1duo, una expresión de su pasado totah>. 4 Pero los tintos, los instintos iguales a las pulsiones sexuales (genitalidad),
síntomas pueden llegar a ser una parte tan importante del carácter entonces, como el ello es igual al yo, el ego es la auténtica
de una persona que se asemejan a rasgos del carácter. De modo persona, la persona es su sexualidad genital.
que la función del análisis del carácter consiste en ~islar estos La genitalidad, a diferencia de todas las pervertidas fija-
rasgos de1 carácter y hacer que su poseedor los sienta como si ciones sexuales pregenitales, no puede ser disuelta. Una vez que
fuesen síntomas. (Aunque, ¿la hipótesis previa de Reích no lo aparece, debe permanecer. De modo que el paciente que ha alcan-
hizo así?) Una vez más, Reich describe e] carácter en una versión zado este punto sólo puede trnnsferirla a un adecuado objeto
reducida de la versión freudiana de síntoma. El aporte específica- amoroso, no puede reprimirla ni ignorar su presencia. Reich no
mente reichi:mo consiste en que el carácter se forma como resul- habla de los problemas sociales que podrían surgir en una socie-
dad de estrechos modelos estéticos y sociales; a la persona vieja
3. Reich: Cbaracter Analysis, Berlín, 1933. Edición ampliada: Nueva o fea no le resultaría fácil su realización. Sí se refiere, empero,
York, 1945. Reimpreso en Londres, 1969. a los esfuerzos exigidos al analista: éste trabaja en un medio
4. Ibid. hostil a sus teorías, de modo que tiene que estar muy seguro

176
de las mismas; tampoco puede, él mismo, tener menos salud que base cuantitativa, somática, argumentando que si se la eliminaba
aquella que coloca como meta para su paciente. Esta tesis de la (es decir, alcanzando el poder orgásmico), la superestructura de
adecuación personal del analista (que debe haber resuelto su la psiconeurosis también desaparecería automáticamente. Cura el
propia agresividad reprimida y haber alcanzado la potencia geni- cuerpo y el espíritu se curará. ¡Fuera el psicoanálisis!
tal) se convertiría en un punto de extrema importancia en la
posterior obra orgánica de Reich.
Si bien las conclusiones de Reich con respecto al análisis del
carácter están a gran distancia de la práctica freudiana, la premisa 4. El psicoanálisis y la sexualidad
inicial no está, en realidad, más cerca. Ocurre, sencillamente, que
se encuentra ataviada con una terminología ortodoxa y psicoana-
lítica. Si bien en sí mismo esto no tiene nada de malo si la nueva Reich partió del mismo punto que Freud. Después de treinta
teoría se sostiene, resulta claro que la tarea que originalmente años de evolución del psicoanálisis, lo llevó nuevamente a sus
emprendió Reich lo apartaría del psicoanálisis. En el primer comienzos. En principio, esto parece debido a una preocupación
capítulo de Character Analysis, Reich hace referencia a una divi- por los tópicos que interesaron al primer Freud, para convertirse
sión clásica de métodos de aproximación a la neurosis: el método en una forzosa crítica del progreso del psicoanálisis: lo que para
dinámico/tópico que se ocupa del aspecto cualitativo y el punto él eran sus desviaciones desde los mismos orígenes. A todos los
de vista económico que se relaciona con la dimensión cuantitativa: niveles Reich tenía una verdadera obsesión con respecto a los
lo que da su energía .a la neurosis. Naturalmente, Reich se refería orígenes. No des.eo discutir que no existe ninguna justificación
una vez más a su reiteración de la primera idea de Freud en el -ni entonces ni ahora- para un retorno al pupto en el que
sentido de que esta pulsíón sexual transfiere su energía a las Freud comenzó; ciertamente, aquellos comienzos podían conducir
manifestaciones neuróticas, y en su forma acostumbrada, lo hizo a caminos distintos (y productivos) a los que Freud tomó. La
lo más concretamente que pudo. Así, afirmó que la observación cuestión consiste en saber si eso es lo que hizo Reich en su obra.
clínica demostraba que los pacientes que en la primera infancia Me atrevería a decir que la mayor parte de la contribución de
o en la pubertad habían adherido la libido a la genitalidad tenían Reich no se basa en un auténtico nuevo punto de partida, sino
más probabilidades de ser curados por la terapia que los que no. en una serie de malentendidos.
También afirmó que la potencia erectiva no tenfa importancia, Reich volvió concretos todos los conceptos, tomó las fanta-
ya que la importancia del orgasmo lo eta todo. Con esta com- sías por hechos o las encerró en la irrelevancia neurótica y creyó
prensión: en el acting out de todos los impulsos naturales Su motivación
subyacente era su preocupación por la naturaleza instintiva del
... de pronto se volvió claro dónde residía el problema de la hombre. Considero justo decir que al encarar este aspecto de la
cantidad: no podía ser otra cosa que la base somática, el «Cen- teoría psicoanalítica, Reich se aferraba a su parte más débil.
tro somático de la neurosis», la neurosis actual (neurosis de Como hemos visto, Freud afirmó reiteradamente que el instinto
estancamiento) que se desarrolla a partir de la libido contenida.
biológico era el presupuesto inadecuado y generalizado en el que
O sea, que el problema económico de la neurosis, como el de
su terapia, se encontraba, principalmente, en el campo somático debía apoyarse la noción psicoanalítica de la pulsión. Quizá algún
y no era accesible excepto a través de los contenidos somáticos día -no era tan importante- la biología llegaría en ayuda del
del concepto de la libido. 5 psicoanálisis con un concepto más preciso. Para auxiliado apa-
reció, en cambio, la orgonomía reichiana.
Esta comprensión permitió a Reich dirigir su atención .a la Reich, siempre más interesado en la terapia yue en la teoría,
en la situación concreta que en el concepto abstracto en los
5. Ibid. actos que en 1as ide3s, re-desarrolló cada una de las primeras

178 179
preocupaciones sociales de Freud acerca de la sexualidad. En la psiconeurosis. Gradualmente redujo todas las neurosis a «ac-
efecto, transformó la experiencia de los esfuerzos sexuales de la tuales», a las que rebautizó como neurosis de «estancamiento».
vida actual (presente) en la esencia de su principal contribución Finalmente, consideró absolutamente falsa la distinción hecha
a la teoría psicoanalítica. por Freud y optó por la ocurrencia concreta de las crisis actuales
Antedormente, Freud había dividido a las neurosis en «ac- más que por el entrecruzamiento de una crisis con su represen-
tuales» * y psiconeurosis. Las primeras eran estallidos neuróticos tación psíquica tal como se la recuerda en el trauma. Est.a así
provocados por alguna crisis contemporánea en la vida del pa- llamada afirmación psicoanalítica lo condujo nuevamente a (y se
ciente, h\s segundas estaban determinadas por acontecimientos vio reforzada por) su preocupación con respecto a !as condiciones
infantiles. Freud también había afirmado que la «energía» que sociales en que tenían que expresarse las preocupaciones sexuales.
dirigía los síntomas psiconeuróticos y la conducta era producida La segunda consecuencia fue su reinterpretación de la importan-
por .alguna crisis actual o, en otras palabras, que en el centro cia de la sexualidad infantil. Aunque Freud fue muy cuidadoso
de toda psiconeurosis había una neurosis actual. Aunque la crisis en evitar el pansexualismo, Reich no lo fue. La exp:tesión sexual
actual podía corresponder a la muerte o al matrimonio de otro, 1ibre se convirtió en lo óptimo; naturalmente, de esto se des-
o a una centena de otros acontecimientos aparentemente asexua- prendió que los impulsos sexuales infantiles no sólo no debían
les, éstos provocaban invariablemente una crisis sexual, por dos ser desalentados sino, por el contrario, protegidos y satisfechos:
razones: siempre ocultaban un problema sexual e, invers~mente, el significado de «sexualidad infantil» se vuelve plena y sencilla-
todos los problemas neuróticamente inducidos eran sexuales. mente social. Una educación libertaria y una sociedad libertarla
Freud encontró esta última proposición contenida en el radica- puede ofrecer la respuesta. Es excluida la cuestión más primordial
lismo más atenuado de la primera. Como hemos visto, en prin- de 1a adquisición del orden humano, de la transmisión de· las exi-
cipio Freud creyó que todo ocurría en el presente, o que todo gencias más residuales de la cultura general.
ocurría de hecho (su teoría del trauma). De modo que cuando La tarea que primero emprendió Reich fue la del problema
remarcó por vez primera la etiología sexual de la histeria fue de la relación entre la cantidad y la cualidad. La vida psíquica
debido a los escandalosos relatos de seducción que le confesaban era, claramente, una cuestión de cualidad, pero también se veía
sus pacientes. Con sorpresa, Freud comenzó a representar a los claramente impedida por una excitación cuantitativa. Reich en-
respetables padres burgueses como una pandilla de violadores o contró su respuesta en la significación universal de la sexuali-
de pervertidos obsesionados por Lolita, cuyo aspecto paternal era dad... aunque por supuesto, típicamente, obtuvo la respuesta
mera sensualidad voraz. Con su descubrimiento del complejo antes de plantear su pregunta: la sexualidad era todo lo que
edípico y el rol de la fantasía sexual en la vida infantil, Freud importaba y automáticamente todos los problemas que surgieran
ingresó en el camino de la formulación de su noción de sexuali-
en una teoría serían solubles dentro de sus términos. El razona-
dad infantil y de realidad fantasmal. El niño nace con un Ímpulso
miento de Reich se deslizó aproximadamente de la siguiente ma-
sexual y las exigencias que le 1mpone la cultura humana le mues-
nera (aunque puede invertirse la dirección): la sexualidad es el
tran los canales en los que debe o no debe fluir.
único instinto verdadero, los instintos son la base biológica del
Con este material Reich hizo dos cosas: volvió a poner en
primer plano la neurosis actual, por sí mismo y como centro de hombre, el psicoanálisis afirma ser una ciencia y no una filosofía
y por lo tanto debe ser, como las ciencias naturales, empírica-
* Actual debe interpretarse como actualidad en el tiempo, es decir, mente verificable y referirse a hechos mesurables; en consecuen-
del presente. Laplanche v Pontalis especifican claramente esta distinción cia, la fuente energética biológica del hombre es el objeto cien-
de Freud con respecto a las neurosis que no deben ser analizadas retrospec- tífico de la investigación psicoanalítica y las neurosis actuales
tivamente, sino· en los conflictos inmediatos del sujeto. En consecuencia, están «mucho más de acuerdo con las ciencias naturales, ~ue la
sólo las psico.'1eurosis han de ser rastreadas en la experiencia dramática
vivida del individuo. (H.G.T.)
"interpretación" del "significado" de los síntomas el} lasJ)'i>sieo-

180 181
mento de Reich lega todo a la Wilhelm Reich Infant Trust
neurosis
• "
», 1 por 10
1
tanto debemos reducu
. las psiconeurosis a su
Fund) para el futuro de la Humanidad, a sus herederos-infantes.
centro neurótico actual; las designaremos como «neurosis de es-
tancamiento» y descubriremos que el bloqueo de la energía sexual ... existe un profundo conflicto entre las necesidades naturales
e~, su im~uls~ón cuant~tatíva y lo~ sentimientos sexuales su expre- y ciertas instituciones sociales. Atrapado por este conflicto, el
Sl~n cu?litatlva: . cantidad y calidad serán una sola cDsa y la hombre se inclina en mayor o menor grado hacia un lado u
· ps1colog1a y la b10logía también se unificarán en una globalidad otro: establece compromisos que están destinados a fracasar;
total. escapa hacia la enfermedad o la muerte, o se rebela -sin sen-
Entonces los conflictos neuróticos son claramente de natura- tido e infructuosamente- contra el orden existente. En esta
leza psíquica, pero su energía que pro'viene de 1:;excitación lucha se modela la estructura humana. 3
sexual inhibida, es física; una perturbación de la una crea una
Cuando se encuentra en el estado pes1m1sta de desaliento,
resp~~sta inmediata de la otra, porque la idea psíquica y la base
uno se siente proclive a preguntarse qué sentido tiene salvar
somauca se encuentran en plena armonía e i..t:tterdependencia a la gente de la muerte por cáncer, si se mata emocionalmente
m~t?~· Esta es una. ~oludón sencilla al problema que el psico- a los bebés antes e inmediatamente después del nacimiento, a
anahsls nunca resolv10 por entero, pero . tan simple que niega el millones, en todos los hogares de todo el planeta, con el
problema y junto con él la importancia del psicoanálisis: consentimiento y la ayuda de sus padres, sus enfermeras, sus
médicos ... 4
. J?ero la cuestión principal en ésta y en las demás tareas
s1milares de la medicina y la psiquiatría será el mundo del
hamo normalis en tanto albergue ideas anticuadas y leyes que
destruyen la sustancia de todo niño de cada nueva generación.2 5. El complejo de E di po y la política familiar
Típicas de las transformaciones que Reich hizo de la teoría
psicoanalítica son sus valorizaciones del niño, su creencia en la El complejo de Edipo -o, más bien, su propia versión del
expresión inmediata de la sexualidad infantil y su búsqueda de mismo-- es el campo en el que puede verse con más claridad
la normalidad pura y sana. cómo Reich efectuó la unión que deseaba entre el psicoanálisis
Reich se sitúa en otro terreno (o racionaliza una idea contra- y el marxismo. La noción freudiana original del amor del hijo
dictoria anterior) con respecto a lo que considera el más decisivo por la madre y los celos por el padre se había vuelto más com-
de ~os descu~rimientos de Freud. En las décadas del 20 y del 30, pleja cuando dirigió su atención a la sexualidad femenina e in-
la . 1mportanc1a de la sexualidad y el inconsciente ocupaban el cluso antes, cuando investigó la homosexualidad y un complejo
pnmer lugar en sus tributos a Freud. Más adelante abandonó edípico «negativO>>, d deseo pasivo por el padre y el temor
~1 inco~sciente en favor de la sexualidad o amalgamó ambos: el
simultáneo a éste. En esta cuestión, Reich ignoró sistemática-
1~consc1ente se convirtió en la percepción de las corrientes orgó-
mente los problemas que atormentaron a los psicoanalistas de
mcas. las décadas del 20 y del 30. Para él, el complejo de Edipo era la
En su tratamiento de la sexualidad infantil, Reich pasa de la representación psíquica de la familia nuclear patriarcal. Lamenta-
condena de los efectos inhibitorios negativos de la familia pa- blemente, esto es demasiado simple. Ya en 1899, Freud lo había
triarcal a la glorificación del niño como espíritu viviente de la designado como un «acontecimiento universal de la infancia»;
naturaleza, puro en sus impulsos animales antes de descubrir lo
que el hombre ha hecho del hombre. La última voluntad y testa- 3. Reich: «The Breakthrough into the Vegetative Realm», reimpreso en
l. Reich: T'he Díscot'ery of the Orgone. Selected Writings, Nueva York, 1970.
4. Reich: «The Rooting of Reason in Nature», Selected W ritings.
2. Reich: Character Anal'ysis.
183
182
~eich., junto con muchos otros, lo restringió a la infancia capita- Las últimas preguntas son las importantes. Las críticas de
lista patriarcal, abriendo así el camino para ofrecer una solución Reich siempre tuvieron una pertinencia de la que carecen sus
en el socialismo utópico o en el matriarcado primitivo. La carac- soluciones.
terística del empleo que Reich hace del concepto del complejo Generalmente el tabú del incesto se acepta como universal;
de Edipo --y todos los sentidos semejantes- es la ausencia de también lo es, de acuerdo con Freud, la sexualidad infantil. ¿Cómo
las diversas modificaciones que Freud introdujo en su sencillo evita, entonces, cualquier sociedad, el complejo de Edipo? Reich
plan original del deseo incestuoso y la rivalidad asesina. Una vez responde señalando que los trobriandeses no suprimen el deseo
más, Reich nos lleva a los comienzos de Freud, vuelve concretas incestuoso; aunque el incesto está prohibido, el deseo es conscien-
las extrapolaciones acerca de cómo un individuo experimenta su te, por lo tanto no es dominante, ya que no se vuelve incons-
sociedad y de ahí, algo obviamente, nos presenta esa sociedad. ciente; no resulta problemático.
El complejo de Edipo es 18 · forma en que el niño encuentra su Según Reich, el dominio patológico del deseo íncestuoso en
lugar en un mundo de tabúes y leyes: (expresado en nuestra so- nuestra sociedad se debe a la negativa de todas ]as demás salidas de
ciedad por su relación con sus padres 1nmedia tos); tal búsqueda los impulsos sexuales infantiles, y también a las frustraciones
t_::O puede ser reducida a Ja situación misma sin perder el signi- de los padres, que estimulan su compensación mediante la pro-
ficado del concepto, pero e3o es lo que hace Reich. vocación sexual y el exceso ele adoración por sus hijos. De hecho,
Una de las presentaciones más completas de su tesis se la fijación en objetos amorosos incestuosos sólo es una entre
encuentra en T he I mposition of .\'exual Morality, publicado en muchas posibilidades y, como Reich pronto sugeriría, la elección
19.32. Reich había leído recientemente el relato de Malinowski del objeto es secundaria al objetivo sexual y como tal puede
sobre los habitantes de las islas Trobriand, un pueblo matrilineal ser «perversa», sin- afectar la naturalidad del deseo original. La
aparentemente sin complejo edípico. Su libro es una unificación sexualidad de los niños trobriandeses no sólo se permite, sino
de la sociología y el psicoanálisis a través de las antropologias que es activamente estimulada; se parece mucho más al tipo de
de Morgan, Engels y Malinowski. Los trobriandeses fueron un permisividad que las familias liberales de Occidente consideran
regalo venido del cielo, ya que ofrecían una crítica del capitalismo tolerancia sexual. Presumiblemente, el deseo incestuoso puede ser
y una legitimación de1 uso del psicoanálisis para los marxistas. Ya conscientemente repudiado (del mismo modo que Reich babia
el prefacio hace ondear el est::mdarte: afirmado que el deseo de intercambio sexual durante la mens-
truación podía ser conscientemente postergado) mediante la pers-
Un camino directo que conducía a Marx quedaba abierto pectiva de otras formas de gratificación sexual. El incesto deja
en cuanto se reconocía el entorno sexual de la existencia de de ser el deseo supremo y el complejo edipico también deja de
una persona como el determinante de las neurosis en la infan-
ser un problema. ¿O permanece allí? La explicación de Reich
da ... Freud vislumbró el aspecto clave de la etiología de las
neurosis en el conflicto del niño con sus padres, fundamental- no es suficiente. En efecto, la forma que t1ene Reich de evitar
mente en el campo sexual y más agudamente alrededo!" del toda discusión de los objetos sexuales produce muchas grietas
complejo edípico. ¿Por qué debía dar semejante resultado la vida en su teoría. Dado que el bebé nace de su madre y es amaman-
en la familia? La neurosis se produce en el conflicto de la tado por ella, cabe esperar alguna adhesión de tipo sensual. La
sexualidad en un mundo circundante que desea suprimirla. La implicación de Reich consiste en que el volver consciente este
represión sexual nace, en consecuencia, en la sociedad. La fa- deseo es la solución ... ¿del mismo modo que «volver consciente
milia y todo el sistema educativo operan unidos para impo- el inconsciente» es una etapa decisiva de la «cura» en la situa-
ner la represión sexual por todos los medios. Pero, ¿por qué ción psicoanalítica? Si ésta es la sugerencia, ofrece una intere-
debe ser así? ¿Cuál es la función social que se alcanza mediante sante contradicción a las propias objeciones de Reich con res-
la educación familiar y la represión sexual que ésta inocula? 1
pecto al objetivo psicoanalítico, formuladas repetidas veces en sus
l. Reich: Thc f mposition of Sexual Morality, Sex-pol. escritos. Aún más, lo que se vislumbra exactamente como

184
facción sexual alternativa y afirmación sexual de los nmos no sistema de empresa privada patriarcal en el matrimonio mo-
es planteada en este caso. Los niños trobriandeses juegan genital- nógamo permanente ... interés en que los padres, a nivel abso-
mente entre sí, pero no con sus mayores. Si la sexualidad ínter- lutamente inconsciente, funcionan como órganos ejecutivos. 4
generacional es tabú y se permite la sexualidad fraterna (del mis-
mo modo que hasta cierto punto lo es en nuestra cultura),2 ¿no Evidentemente, si lo uno es «racional», también lo es lo
podr~amos llamar a esto, legítimamente, <'complejo de Edipo ex- otro; todo lo que nos queda por decir es que uno es «peor» o
tendido>>:, como perteneciente a la familia extendida? Aunque que nos disgusta más: el inevitable juicio de valor moral que
esto es responder a Reich en sus propios términos, Nada en el Reich vuelve a aplicar y con el que podemos coincidir, no nos
discurso reichiano sobre la obra de Malinowski apunta a la vida ayuda.
psíquica de los trobriandeses. Aunque hace constantes referencias a Freud, la exposición
Existe un dilema en el corazón de las obras de Reich. Incluso reichiana sobre el complejo edípico rápidamente llega a tener
en algunos de los que describe como «matriarcados» afirmativos muy poco que ver con el psicoanálisis. Tal vez sea más intere-
del sexo, al menos se ha encontrado que tiene lugar un acto de sante para el desarrollo de sus ideas marxistas. Gradualmente,
supresión sexuaL Reich discute el problema de estos procedimien- Reich decide que la represión sexual es la fuerza social primaria.
tos regresivos. En el ·«matriarcado>>, dice: La supresión sexual de la sexualidad general precede a lo que
designa como «el conflicto de clase entre el macho y la hembra».
Las sanciones infligidas a los jóvenes no son castigos anticipa- El comunismo primitivo es, en cierto modo, «desquiciada>> y su
dos por la actividad sexual ni «actos de venganza» cometidos sexualidad libre destruida; es este proceso el que conduce al anta-
por adultos; son medidas racionalmente válidas tomadas por gonismo de clase. .
el grupo dominante, con el propósito de suprimir violenta- Pero en este análisis surgieron más contradicciones para el
mente la sexualidad puberal, perjudicial para esta etapa del Reich marxista. Reich tenía un solo desacuerdo reconocido con
desarrollo económico.3 Engels: éste había afirmado que la introducción del derecho pa-
terno conducía a la primera acumulación de riqueza, en tanto
Si esto es racional, ¿por qué no es también <-<racional» la más Reich demuestra que entre los trobriandeses, la entrega obligato-
violenta represión la sexualidad infantil en el patriarcado, ria de tributos por parte de los hermanos tribales a su jefe,
desde el punto de vista de su economía? antes del patriarcado, condujo a la acumulación de riqueza y de
En el futuro, cuando el patriarcado sea más maduro, se ahí al patriarcado; el método de obtención de ese tributo era
volverá más sofisticado y más eficaz: inicia una batalla contra la dote matrimonial. Pero el grado en que coincidió con Engels
la sexualidad infantil y daña la estructura sexual desde el prin- lo condujo a una contradicción no reconocida. «Y a es evidente
cipio, en el sentido de la impotencia orgásmica, no sin atraer que Engels ha. supuesto correctamente la naturaleza de las rela-
hacia sí misma, coincidentemente, neurosis, perversión v crimi- ciones: escribió que el origen de la división en clases debía encon-
nalidad sexual. El temor a la castración, que Freud d~scubrió trarse en la antítesis entre el hombre y la mujer.\> La causa de
en el hombre burgt:tés, se arraiga históricamente en los intereses la confusión de Reich es, realmente, muy simple: los trobrian-
económicos del patriarcado en ciernes. Los mismos motivos deses fueron su modelo para una sociedad ilustrativa de la armo-
que originalmente crearon la base del complejo de castración nía de la sexualidad y la productividad, pero incluso aquí no todo
mandenen ese complejo en el capitalismo actual: el interés dd
era corno podía ser. Cuando Reich describe las costumbres de los
trobriandeses, sus alabanzas surgen libremente; cuando analiza la
2. Véase especialmente Philippe Aries, .Centuries of Childhood, Jonathan
Cape, Londres, f962, para una exposición de los juegos sexuales fraternales
en el .siglo xvn. 4. Ibid .
.3. The Imposition of Sexual Morality. 5. Ibid.

186
organización econorruca y las estructuras de parentesco, · forzosa- consciente y encuentra un nexo con el movimiento proletario
mente se presentan los problemas. que mina al capitalismo. Que las contradicciones de la re-
La práctica de la exogamia y la dote matrimonial (del her- presión sexual buscan una solución resulta evidente en la
mano de la novia a su marido) significa que la sociedad trobrian- crisis sexual que ha envuelto a los países capitalistas con
una fuerza constantemente creciente desde aproximadamente
desa se encuentra en una fase de transición según el propio principios de siglo. La misma fluctúa en intensidad de acuer-
relato de Reich. Las semillas del diabólico patriarcado ya están do con las crisis económicas de las que es directamente depen-
bien plantadas mediante estos acuerdos económicos. Entonces, diente.6
¿dónde está h represión sexual primaria? Primaria o no, está alli,
en el hecho del tabú del incesto ... consciente o no, Nos quedan Por el contrario, las críticas de Reich contra la familia capita-
una serie de ptoblemas. Lq perfecta sociedad armoniosa sexo- lista y el matrimonio monogámico conservan en nuestros días
trabajo del comunismo primitivo es invadida por la represión su valor. ¿Cómo explicarlo si el análisis subyacente es tan clara-
genital para formar el primer grupo social organizado, después mente inadecuado?
sigue la oposición hombre-mujer, el patriarcado y las clases so- Reích, a partir de su estudio del <~hombre primitivo» a
ciales. ¿Cuál es la etapa matriarcal? No el comunismo primitivo, través de Engels y l\1alinowski, llegó a la conclusión ---como a
porque en ese estadio no hay linaje ni propiedad. ¿En algún menudo bahía llegado antes y volvería a h2cerlo- de que la
punto intermedio? Pero los pueblos trobriandeses son, según familia es la principal fábrica ideológica del capitalismo porque
Reich; «matriarcalesY> y muestran una organización económica es el agente de la represión sexual. El grupo dominante produce.
residual y represión sexuaL ¿Dónde puede descubrirse, finalmen- primero, la moral, como su exigencia cultural explícita, pero dicha
te, nuestra utopía? Las condiciones materiales producen restric- moral se reproduce después en las estructuras psíquicas interna-
ciones sexuales, las restricciones sexuales cambian las condiciones liz<Idas de cada indtviduo y es en este punto donde la represión
materiales. En esta tautológica situación gallina/huevo, Marx (o, sexual actú~ tan poderosamente. Las necesidades del hombre
más bien dicho, Engels) y Freud no se casan. (alimento, sexo, abrigo) a las que el cambiante modo de produc-
Los resultados de esta boda abortiva son, no obstante bas- ción añade necesidades recientemente creadas, son factores deci-
tante interesantes. Al tratar de producir su ~nión, Reich l~s ha sivos de la historia; Reich los llama «factores subjetivos» ( ade-
obligado, de hecho, a apartarse. Su descripción de las costum- más, en completa contradicción con su tesis de la represión sexual
bres y de las estructuras psíquicas contradice abiertamente su primaria, designa como elementos «secundarios» tanto a las nece-
retrato de las condiciones económicas aunque ambas se unifican sidades básicas como a las cread~s ). La exigencia de la satisfac-
en su retórica ideológica contra las condiciones capitalistas de ción de estas necesidades pone en cuestión la superestructura
existencia: poHtica y, en última instancia. el modo básico de producción
económica. Reich azuza a todos los partidos comunistas y critica
Del mismo modo que logramos descubrir el significado a la Unión Snviéticll por ignorar estas necesidades. E1 factor
sociológico de la represión sexual y su función capitalista, no «subjetivo», que es la estructura psíquica promedio de cualquier
será difícil descubrir las contradiCciones que la crearon y que pueblo en cualquier sociedad, dehe 11egar a ser una cuestión im-
la conducirán a su destrucción. Si por una parte la represión portante de cualquier análisis revolucionario. Como para Reich
sexual fortifica las instituciones del matrimonio y la familia, el factor suhjet1vo está determinado por las fuerzas iibidinales que
por otro lado las socava a través de la desdicha sexual del provocan su existencia, como la única ciencia de la sexualidad
matrimonio y la familia desarollándose en su fundam~nto. La
es el psicoanálisis (hasta el momento en que rompió con el movi-
represión sexual produce el efecto de que los jóvenes se sometan
a los adultos en un sentido caracterológico, pero al mismo miento psicoan<llíticn'l. los marxistas ignoran al psicoanállsis a
tiempo provoca su rebelión sexual. Esta rebelión se transforma s11 propio riesr,o.
en una fuerza poderosa del movimiento social cuando se vuelve 1,. Thid.

188 189
el nmo es afirmado sexualmente de otras (¿juego sexual
... cuando el psicoanálisis es rechazado, se abandona la única fraterno o aunque esté en contra esta
teoría satisfactoria de la sexualidad. La cambiante vida sexual
última?), incestuosos por sus padres se vuelven in-
en la Unión Soviética se desarrolla, en consecuencia, de forma
inconsciente, guiada en un grado mucho menor por la voluntad ya no es, como en la teoría
de sus sujetos de lo que es cierto con respecto a otros aspectos el niño en la sociedad humana, sino
de la vida soviética. Por ejemplo, los pasos dados para erra- resultado más de una represión original
dicar la religión son, en comparación, lúcidos y resueltos, ba- de la sexualidad. edípico del psicoanalista
sados como están en el esclarecimiento científico de las masas, Reich como la antagónica del marxista Reich,
combinado con una tecnología floreciente directamente ligada son el resultado de la represión sexual. Una nota al pie de The
a los procesos del trabajo.7 Mass Psychology Fascism revela cuán lejos ha llegado Reich:
El «factor subjetivo» es el medio reichiano de politizar el En consecuencia, el «complejo de Edipo» que Freud descu-
psicoanálisis. Cualesquiera sean sus implicaciones políticas (y mu- brió no es tanto una causa como un resultado de las restricciones
chas de las observaciones de Reich eran correctas, como las impuestas al niño por la sociedad. Empero, totalmente incons-
mencionadas), desde la perspectiva psicoanalítica las reducciones cientes de lo que hacen, los padres cumplen las intenciones
de Reich son desastrosas; se ve obligado a reducir un concepto de la sociedad autoritaria.9
fundamental y complejo a los elementos simples y concretos de
los que aquél se extrajo originalmente. Evidentennente, en la obra En otro pasaje de la misma obra, sostiene:
de Reich, el complejo de Edipo debería rebautizarse como << sim-
Freud destubrió el complejo de Edipo. Sin este descubri-
plejo>> de Edipo. *
miento la política familiar revolucionaria sería imposible. Pero
Como hemos visto, Reich negó la existencia del complejo Freud está tan lejos de una evaluación e interpretación socio-
edípico en la sodedad matriarcal y convirtió su descubrimiento 10gicas de la formación de la familia como el economista
en la base de su ataque a la familia patriarcaL Pero como la mecanicista de una comprensión de la sexualidad como factor
represión sexual precede al advenimiento de b familia nuclear, sociaL 10
sólo posteriormente ésta se transforma en su agente. Aquí en-
contramos otra contradicción. Para Reich, la familia nuclear es En realidad, Freud sólo tendría que haber descubierto la
la situación edípica hablando, caminando; la escena edípica mis- familia patriarcal para que esta política familiar revolucionaria
ma pierde importancia, es un montaje absolutamente neutral y tuviera existencia.
deja de ser el «núcleo.>> de las neurosis, pasando a ser, meramente,
una estructura esquelética alrededor de otra fuerza: la energí'a
sexual. (Esta es una aguda contradicción con el otro uso que hace
de la m.isma: siendo idéntica es, en sí misma, «mala».) Er1 dos 6. Psicoanálisis y marxismo
oportunidades, en diferentes contextos, Reich reiteró que la
patogenia del ~omplejo de Edipo dependía de que hubiera o no
una adecuada desc:~rga de la energía sexual. 8 Presumiblemente, si
La transpos1c1on del complejo de Edipo a la familia patriarcal
significó la muerte del concepto psicoanalítico en la obra de
7 Ibid.
* Es Juliet Mitchdl quien inventa en inglés este término que hemos puede hacerse ninguna distinción importante entre las neurosis actuales y
optado traducir corno «simplejo», en el sentido de simplismo. La autora las psit:oneurosis.
escribe . en sustitución y oposición a complex (H G.T.) 9. The Mass Psychology of Fascism, Nueva York, 1970.
g Una ve7 en The Discouery of the Orgone I. y la otra en An I ntro- 10. !bid.
durtion Orgon·nmy, donde utiliza este argumento para demostrar que no
191
190
Reich. Pero la tesis que éste propone dentro de un marco o, inversamente, los hechos psicológicos en la vida de la so-
tan desastrosa para sus teorías como ciedad, ambos pueden actuar mutuamente como agentes auxi-
que podemos cómo los liares.1
afectaron campos.
En su sobre el análisis carácter, la confusión Pero la cuestión fundamental consiste en determinar si el
del inconsciente con los instintos socavó, psicoanálisis puede demostrar que tiene un método materialistG
en este campo. Me atrevo a sugerir que la misma confu- dialéctico. Si puede, los marxistas deben reconocerlo como ciencia
su de la naturaleza la ........ ,JU.,_,._u,._a, y aún cuando ---como afirma en otro artículo del mismo año--
esto se en el área de los comunistas contemporáneos acierten al señalar que toda ciencia
también se extiende, propagada en las sociedades burguesas debe tener desviaciones
marxistas . El intenw reichiano una ex- idealistas. ¿Utiliza el psicoanálisis un método dialéctico o es posi-
teórica de una y psicoanálisis ble demostrar que éste «aunque sea inconscientemente, como
textos, escrito cuando muchas ciencias naturales, haya tropezado, en realidad, con una
al Partido y era miembro Instituto dialéctica materialista en su propia esfera y desarrollado ciertas
Psicoanálisis. Su ensayo, <<Dialectical Materialism and teorías consecuentemente?». 2
(Materialismo dialéctico y psicoanálisis), tiene el Y a en 1929 las disputas de Reich con sus colegas psicoana-
-ausente en aquellas obras en que aplica la listas le impedían aplicar a la ciencia un método dialéctico; en
dón- de no desviarse de su preocupación teórica central. consecuencia, tenía que demostrar su segunda proposición: el
en este artículo, escrito para un periódico del psicoanálisis había. descubierto, aunque inconscientemente, la dia-
s~. había propuesto convencer a los comunistas de léctica materialista en el interior de su objeto científico. De modo
materialista dialéctica del psicoanálisis, mientras que Reich se dispone a demostrar la tendencia dialéctica de la
en otros textos a menudo estaba más ansioso Por convencer a lvs vida psíquica tal como ha sido revelada por el psicoanálisis:
Posteriormente, reduce tanto ~1 marxismo como
psicoanálisis a su contenido sociológico. Abandona ambos salvo Es verdad que el psicoanálisis habla de predisposición, de
en d caso de cualquier observación socíal empírica que pueda tendencias evolutivas y así sucesivamente, pero los hechos que
Entonces condena al psicoanálisis ·por no ser hasta ahora hemos descubierto por la experiencia en relación
con la evolución psicológica de la primera infancia sólo sugieren
mt::at:ani[e · ün criterio que en sí mismo niega la dialéc-
el desarrollo dialéctico. . . movimiento progresivo por medio de
e insiste en que el marxismo no es lo suficientemente mate- contradicciones paso a paso. 3
rialista porque no puede alcanzar la fuente física de la vida.
Pero en 1929 la cuestión era distinta. La sugerencia de Reich en este punto consiste en que la
Primero Reich definió a] psicoanálisis como una ciencia con libido del infante atraviesa las etapas oral, anal y fálica (teoría que
propio campo específico: la vida-interior. Después se esfuerza en negar en algunas controversias psicoanalíticas
consideraba los dos aspectos del marxismo: una filosofía que sostiene), pero que no se alcanza ninguna nueva etapa has-
~!la, política revolucionaúa) y. úna <<ciencia ta que se haya negado la satisfacción de la anterior. El ego, temien-
do el castigo, reprime el deseo prohibido y el síntoma resultante
contiene tanto el deseo rechazado cómo el rechazo mismo. El
~ ,. (,:om.o .. ~ie,9:cia, . . ~1 psicoanálisis es_ igual a deseo o instinto se convierte, de este modo, en su opuesto, porque
lógica. mamana: el primero se ocupa de los tetlOinetlOS
gicos de los fenómenos l. Reich: Dialectical Materialism and Psychoanalysis, Sex-poL
los deben ser examinados en la 2. Ibid.
3. Ibid .

193
7.- PSICOANALISIS Y PEHINISUO
es prop~edad de to_dos los instintos contener la ambivalencia y formación ideológica sufrió el mismo destino que el psicoanálisis:
dec1r «sl» y «no» ~.nmultáneamente. <<En tal inversión el instinto dejó de ser algo y fue compensada por la ~bservaci.ón_ sociológica
original no es destruido sino plenamente mantenido 'en su con- que a menudo era pertinente pero no pod1a constltmrse .e/n una
tra~io.» 4 Tal es la naturaleza dialéctica de la vida psíquica. Pero
teoría con estos instrumentos intelectuales. Pero ocurr10 algo
Re1ch es r-esponsable aquí aquel error que como hemos visto peor, ya que también debía demostrar que el psicoanálisis era una
subyacía en la confusión de su obra sobre el análisis del carácter. ciencia materialista.
En este ensayo de 1929, Reich criticó al materialista vulgar
~q~í el . .enor consiste en prejuzgar todo su concepto de la dia-
y al marxista mecanicista con palabras que, s~ l,as hubí~ra ~ecor­
l~uca. En este ensayo, de pronto propone la flexibilidad dialéc-
dado, habría tragado más tarde cuando se dedtco a medn btones,
tlca de los instintos (en lugar de las ideas inconscientes como
la energía orgónica del bien (OR) y la del mal (J?OR). _«El error
debía ser) e inmediatamente después la deja de lado. Natural-
mecanicista consiste en el hecho de que la matena medtble, 5pon-
mente, esta dialéctica en el interior de la naturaleza del material
en esta base errónea de los instintos, es desechada muy pronto. derable y palpable se identifica con la materia co~o taL» E~
Marx, continúa Reich, no se niega la realidad matenal d~ la. actl-
Ant~s de .que el, ~nsayo esté a mitad de camino, Reich ya ofrece
vidad psicológica; si así fuera, no hablaríamos de <~c?nClencta» o
te~nas ps1coanaht1cas totalmente distintas en aras del marxismo.
«ideología», sino que esperaríamos a que se descubnera su co~­
Mas. ,sorprendente a?n, ret<;'rna al complejo edípico y a su afir-
posición química. Esta es una broma que no cabe en los labtos
macwn de q~e .la tes1s e.ngeliana de la familia debe equipararse con
del hombre que afirmó haber descubierto la fórmula química de~
la ;·~c.ena ed1p1ca f.reud1ana. La base de su unificación del psico-
inconsciente en sus últimos años. Por otro lado, ¿en este caso esta
anahsls y el marx1smo es el movimiento dialéctico del instinto
lejos aquí de tan vulgar noción del materialismo? ~em~s. ~isto
1~, represió~ del instinto, la combinación del instínto y la repr~ que Reich comienza diciendo que el terreno del pslcoanahs;s. es
s1on apareciendo como síntoma o, posteriormente, como «carác-
«la vida interior»; pocas páginas más adelante sosuene ca~eg~nca­
ter>>; pero esta tesis nunca fue elaborada.
mente que la teoría básica del psicoanálisis es 1~, de l~s mstl?~os
Reich no abandona su apelación ·a la dialéctica. Por cierto y lo encontramos diciendo que la comprens10n ps¡coanaht1ca
w1a de sus principales acusaciones contra Freud fue que la «in~
puede confirmarse mediante la investigación orgá.nica. En. el ~e­
v.ención» . de .la pulsión de muerte era un abandono de la dialéc- jor de los casos, esto debe hacernos sospechar, mcluso s1 Re1ch
tica del mstmto sexual por un dualismo de los instintos (vida se cuidaba de afirmar que el inconsciente era realmente palpable.
ver.sus ~uerte) Y. /de la ~ontradicción c?mpleja por simples anti- La «vida interior», entonces, es la vida instintiva y puede confir-
tesls .. R;1~h tamb1~n sostiene, hasta el fmal, que su propia ciencia marse mediante la investigación orgánica. Por cierto, cuando
es. d1alect1~a, medtante lo cual quiere significar, incluso en los más adelante se refiere a la obra que ha llevado a cabo durante
pnmeros. tlemp~s, que el co~flicto entre la biología (a la que este período, .encontramos que Reich hace una af~r~ación ig_ual-
ll~I?a. el mconsc!ente) y la soc~edad, y su. posible unidad (bajo el mente confusa. Se refiere a la fundamental propos1c1on freud1ana
soc1ahsmo ~ . m~~ adelante baJo .una soctedad sexual-económica) de que sólo podemos experimentar derivaciones de los instintos:
es la reconcll1ac10n de los contrariOs: su principio dialéctico. Pero
no el de l\1arx. La noci6n de una estructura compleja, en la que Mi interpretación de la aseveración de Freud fue la s~guiente:
muchos ;Iementos. pueden contradecirse entre sí o pueden resol- es lógico que el instinto mismo no pueda ser consc1ente, ya
verse, solo para mgresar en una nueva contradicción con un que es lo que nos gobierna. Somos su objeto. Tomemos, por
nuevo elemento, es absolutamente ajena al deseo reichiano por ejemplo, la electricidad: no sabemos qué es; sólo reconocemos
reducir todo ~ los ~érminos más sencillos y a las leyes más sim- sus manifestaciones, como la luz y la descarga. Aunque po~emos
ples de la ex1stenc1a. En sus manos, su noción marxista de la medir la corriente eléctrica, ésta no es más que una mamfesta-

4 Ibid. 5. Ibid.

194
ción de lo llamamos electricidad y La crucial interpretación incorrecta del inconsciente com~
conocemos. mismo modo que la elt~ctlricJ~dad mero receptáculo de los instintos no afecta menos -~un9~e s1
surable a través las manifestaciones
tintos sólo se tornan reconocibles a
más evasivamente- a sus escritos políticos qu~ a. los ps1colog1cos.
emocionales. 6 Porque todo examen de las ev~dent~s. ~ontradiccwnes e~ las pro-
puestas reichianas sobre el ps1coanahs1s revela~~ q~e. ~ste es el
error fundamental del que surge toda la confus10n 1n1c1al Y toda
zar en el su obra futura. Aquí es donde Reich se equivocó; éste es el
dice: malentendido básico alrededor del cual gira toda su obra: ~s u~
error trágico, porque fue esta incomprensión la que motivo P~l­
Si la teoría freudiana del inconsciente era correcta mero su interés por el psicoanálisis y después por la orgonomta.
lo dudo-- podría aprehenderse el infinito Sin semejante error, jamás habría logrado tanto.
Uno se convertiría en un gusanito que en corriente de
sus propios sentimientos. Todo esto lo send muy vagamente.
nada <:<científicamente>.~. La teoría científica, vista desde la
perspectiva de la vida tal como se la ofrece algo artificial 7. Economía sexua( vegetoterapia y orgonomía
pata mantenerse en el caos de los fenómenos empíricos:?

Para Reich, el enlace de las teorías del marxismo y el psico- La sociología económico-sexual disuelve la contr~dicción que
análisis tuvo lugar en la esfera de la ideología. Existe mucho de provocó que el psicoanálisis olyidara el fact~)t soctal y 9-ue ~1
interesante y probablemente correcto en esta proposición, pero marxismo olvidara el origen ammal del hombre. . . El pstcoana-
la misma se ve afectada por su comprensión del inconsciente y el lisis es la madre y la sociología el padre de la econom1a sexual.
reduccionismo que, como resultado, sufre la noción misma de Pero un niño es más que la suma total de sus padres. _Es una
«ideología». La tesis de Reich sostiene que el hombre tiene ins- criatura viviente nueva e independiente; es ]a semtlla del
tintos animales (su «inconsciente»), que emanan («hacia el mun- futuro. 1
do»), pero que después choca con las presiones sociales conflic-
tivas que se mueven en su contra. En el conflicto producido, el El niño económico-sexual de Reich prospera con el asesinato
hombre se construye como un monstruo blindado, suprimiendo de su madre (el psicoanálisis) y con la transformación mortal de
sus instintos y utilizando las actitudes hostiles del mundo como su padre marxista en la sociología. .
pr·incipal componente de su armadura. La internalización de las Hay una moda predominante que ap~ya. las pnmeras obras
costumbres y restricciones sociales (que es lo que Reich designa de Reich y rechaza las últimas. Mary Htggms,. su albacea, de-
como <<ideología») es, de este modo, lo mismo que la estructura nuncia este hecho> afirmando que la obra de Retch _es una tota-
dd carácter que a su vez es; para la amplia de la pobla- lidad y que la aceptación de cualquiera de sus tests supone la
ción, el equivalente de la armadura del carácter. Una sociedad aceptación de la orgonomía. Esto intenta llevar l~s cosas dema-
represiva produce,, automáticamente, personas la única siado lejos, .pero su afirmación contiene una desd1ch~da verda~.
forma de quebrarla y establecer el conflicto en el otro sentido Las pnmeras proposiciones reichianas acerca de ~~ 1mportanc1a
consiste en disolver la armadura del carácter y en liberar y de las necesidades biológicas del hombre, su nocton de q~~ la
satisfacer los instintos sexuales. Finalmente, siempre volvemos sexualidad - el inconsciente - la 'persona, todo conduce dtrec-
a este punto. tamente a sus investigaciones orgonómicas en busca de la fuente
6. The Discovery of the Orgone. 1. The Mass Psychology of Fascism, Prefacio a la tercera edici6n,
7. Ibíd. 1942.
196 197
tangible de la Su descripción inicial de la naturaleza del cuerpo se divide en segmentos como los de una lombriz Y la tarea
orgasmo como un proceso de tensión-carga-descarga-relajamiento del terapeuta consiste en liberar cada sección de una vez, de mod?
no es excepcional (ni interesante) y puede conducir fácilmente a que las corrientes armoniosas de la energía vital pue~an ser restl-
su formulación de que éste es el modelo básico de la vida (a 'tuidas a un cuerpo que tendría que tener. una capac1dad pla~má;
fin de cuentas es lo bastante básico en cualquier sentido). Políti- tica de flujo libre, pero que se ha esderotlzado en un. armadillo.
camente no parece haber un cambio entre el comunista revolucio- Ciertamente los problemas psíquicos tienen un eqmvalente so-
nario de los a.iíos 20 y 30 y el fanático del Pentágono-Eisenhower mático (de ~ste punto, a la inversa, ~artieron ~~euer .Y ~reud);
de las últimas dos décadas, pero incluso en este caso (donde el pero todavía no ha quedado establecida. la noc10n re;chiana de
cambio es importante pero no poco frecuente) puede detectarse que el soma determina todo y de que ex1ste una energ1a constan-
un elemento común. Los ataques del Reich comunista sobre, sus temente fluyente que debe. ser removilizada (orgás~c~mente). La
camaradas revolucionarios por ~us personalidades y propaganda tesis posterior en el sentldo de que esta energta vital une al
·rígidas, ascéticas y autoritarias, no se encuentran demasiado lejos hombre con el cosmos y que también se percibe danzando en
de su posterior etiquetamiento del comunismo como fascismo los puntos azules de la luz del sol y en cualq~ier o~r?, lug~r,
rojo. Naturalmente, con una simplificación tan vulgar. obtenemos condujo a Reich a su trabajo acerca de la sobre1mpos1c10n ces-
un cambio cualitativo, aunque no absoluto. Existen muchas mica y a sus esfuerzos por controlar la temperatura y otros
inconsistencias en la obra de Reich; encontramos un ejemplo fenómenos.
evidente en su rechazo -en la década del 30- de aquellos que Resulta de mayor interés el aparato intelectual que utilizó
hadan reposar el fenómeno del nazismo en la personalidad de ~eich para su nu~va «ciencia». ~stas teorías ge~e~ales establecen
Hitler, y su posterior denuncia violenta de todo el comunismo en la continuidad con su obra antenor, que el contemdo de la orgo-
términos de la de Stalin, cuya personalidad consideró tan impor- nomía parecería negar. En esta perspectiva encuentran . su apo-
tante como para llamarlo «Modju» y transformarlo en un demo- . teosis aquellos primeros errores con r~specto a la natural~a . de
nio moderno. Tales giros e inconsistencias no deben llevarnos a la dialéctica, el inconsciente, la sexuahdad y el factor subJetlvo
pensar que la obra de Reích se divide en dos mitades separadas: en la historia.
la época europea, pol1tica y psicoanalítica, y los tiempos norte- El principal método científico reichiano fue el que d~sign?
americanos de la orgonomía. La cultura norteamericana de los 40 como «identidad funcional». Así, nos enteramos de que la tlurru-
y los 50 ayudó a Reich, simplemente, a esclarecer su mente y a
trivializar su confusa obra.
rtiación celular (el resplandor azul), la excitación fisiológica la r
emoción sexual psíquica son funcionalmente idénticas o, por eJem-
No pretendo bosquejar el contenido de la última época de plo, que desde el punto de vista de la energía, la vagina que ~on­
Reich, salvo para decir que en su terapia apuntó a disolver la tiene al pene es funcionalmente idéntica al be~ q.?e succiona
armadura muscular (la armadura del carácter resistencia-síntoma- el pezón. (Reich ya lo propuso en 1934 y lo rettero en 1948.)
carácter-acción) de una manera planificada. Aseguró haber descu- A medida que la obra reichiana progresa, cada vez resulta más
bierto la localización somática de las sensaciones psíquicas, si- claro que la «identidad funcional» es su aplicación del principio
tuando ese punto en el cuerpo de la persona (por ejemplo, la
angustia estaba arraigada en la región cardíaca).2 Para Reich, el
partir de esto, que Reich redujo la enfe~edad psíquica, s~cillamente,
2. Reich también decidió que muchas enfermedades físicas como el a enfermedad física o el psicoanálisis a la btología, ya que :uru-6 a ambas,
cáncer, las anginas, etc. (las designó biopatías} compartían con las enferme- como era su costumbre volviéndolas --<:omo a la neuros1s actual Y la
dades psicológicas una contención fundamental de la energía sexual que psiconeurosis, y como a Ía calidad y la cantidad- indíscernibles. .
estallaba como .tumores malignos, perversiones sexuales, actos de crueldad 3. «Llevó muchos millones de años evolucionaros de un pez gela~os?
y agresividad, siemr•re que le resultaba posible; abrigaba la esperanz~ de a un' bípedo terrestre. Vuestra aberraci.ón biológica en forma de, rtgtdez
que todo pudiera tratarse de la misma forma. Pero sería erróneo sugertr, a sólo ha durado seis mil años.» Listen, Lzttle Man, Nueva York, 1969. -

198 199
mismo que ya ha sido experimentado y nadie ha experimentado su
propia muerte. 5
mis. m a
Si la muerte misma es descarga orgásmiéa, seguramente el
ir más lejos. En sus experimentos «descubrió»,
esencia de la muerte y la destrucción (a
mutuamente. que retornando a un mundo maniqueo de oposi-
causa- - fue comprender que estas dos d pero emanan de la misma fuente.
en lo. ' realmente, una sola, porque funcional>> fue el método dialéc-
opone naturaleza eJ, en última instancia) el principio el fundonalismo fue su teoría
científica. La materia viviente funciona, simplemente: no tiene
Para dialéctico es un ser humano funcionalmente «significado» ni finalidad. El hombre ha perdido contacto con
pensante y Freud había fracasado en la manifes- esta función, que debe sede restituida. Existe una rela-
tación de su Reich seña- ción «funcional». entre la naturaleza viviente y la no viviente.
lado tiempo o la unicidad orgonomfa fue la resolución triunfal de la unidad dialéctica
del universo. de todas las dualidades en su unicidad original:
Con anterioridad Reich (en un encuentro unilateral de es-
grima con Freud) había instalado la oposición entre Naturaleza y El descubrimiento de las funciones orgánicas cósmicas en
Cultura con mucha mayor profundidad de la que Freud sugirió. el interior del animal humano puede muy bien representar un
Por supuesto, refutó explícitamente la oposición misma que él importante paso evolutivo en la dirección de una UNIDAD
había creado al señalar su armonía subyacente.,. pero esta unifi- FUNCIONAL del flujo cósmico e intelectual de las evoluciones,
cación de los extremos no es in profundis, como él afirma, la libres de contradicciones. 6
dialéctica, sino la religión. La sencilla propuesta de Reich consis-
tió en que hoy la Naturaleza y la Cultura están enfrentadas, Los funcionalistas están interesados en lo común y descu-
pero no fue así en el pasado primitivo ni es necesario que lo sea bren que experiencias tales como el sexo o la religión sólo son,
en el futuro primitivo. Si Naturaleza y Cultura fueran una sola realmente, la sensación de la naturaleza en el propio cuerpo;
cosa otra vez, también ]o serian los conflictos menores. Así, Reich morir de pena es funcionalmente idéntico a la contracción del
conduío su argumento contra la teoría freudiana de la pulsión sistema nervioso autónomo.
de muerte a su manera habitual: primero afirmó que como no La investigación reichiana esencial de la fuente material y
podía medirse materialmente no podía decirse que existiera; cuantitativa alcanzó el descubrimiento de que las corrientes «or-
después decidjó que de hecho era una posibilidad, pero sólo si gónicas» de energía corporal eran el inconsciente real. .. aunque
se unía como concepto con su opuesto, el amor: incluso esto no es más que la lógica de su concepto inicial del
inconsciente como instintos y de éstos como elementos palpables.
La lucha po; la no~t'xiJtencia . por el Nirvana, por la muerte Y lo esencial de su unión de los Muchos en el Uno era su fusión
es, entonces, idéntica a la lucha por la descarga orgásmica, es de lo subjetivo y objetivo. A partir de este punto no hay dis-
decir, la manifestación más importante de la vida. No puede tinciones o, mejor dicho~ las que existen son evidencias de la con-
haber nna idea de la muerte que derive de la muerte real del dición armada y neurótica del hombre.
organismo, ya que una idea sólo puede representar aquello
5. Character Analysis.
6.· «The Rooting of Reason in Nature», Selected Writings, Nueva York,
4. Rách of Freud, Nueva York, 1968. (Hay traducción caste,
1970.
llana: R.eicb de Freud, Editorial Anagrama, Barcelona, 1970.)
201
200
El hombre no puede sentir ni fantasear nada que no exista, continuó siendo una función, en el período intermedio dio paso
realmente, en una u otra forma, ya que las percepciones a la mayor importancia de proporcionar una salida a la descarga
humanas no son más que una función de procesos naturales eléctrica del pueblo y sólo . en sus últimas obras se reconcilia,
objetivos en el interior del organismo. ¿No podría haber, al
fin de cuentas, una realidad por detrás de nuestras impresiones mediante panegíricos, con la magia cósmica de la naturaleza:
visuales «subjetivas»? 7
El orgasmo es un acontecimiento que ocurre en dos orga-
Reich descubrió que era posible: el sujeto perceptor y el nismos vivientes y no algo «que debe ser alcanzado». Es como
objeto observado forman una unidad funcional; la ciencia meca- la repentina protuberancia del protoplasma en una ameba en
movimiento. No puede «tenerse» un orgasmo con cualquiera.
nicista los separa en una falsa dualidad. El que ve y lo visto son Es posible copular con cualquiera, ya que todo lo que esto
una sola cosa. El método subjetivo, los presentimientos persona- exige es una suficiente fricción del órgano genital como para
les, los .accidentes, etcétera, se convierten en el fundamento de pro~luci r la descarga del líquido seminal, o una sensación de
su «ciencia». El carácter del investigador es lo que importa, de fuerte comezón. Un orgasmo es más que, y básicamente dis-
modo que el perceptor pueda encontrarse en armonía con lo rinto a. una fuerte comezón. No es posible «obtener>> un
percibido: orgasmo rascándose o mordiéndose. El macho y la hembra que
rascan y muerden se esfuerzan por obtener por todos los
Todo descubrimiento importante se origina en la experimen- medios el contacto bíoenergético. El contacto orgásmico le
tación subjetiva de un hecho objetivo, es decir, en la armonía ocurre al organismo. no es necesario «hacerlo». Sólo existe en
vegetativa. Sólo se trata de volver objetiva la sensación sub- ciertos organismos y está a usen te en la mayoría de los demás
jetiva, de separarla del estímulo y de aprehender la fuente del casos. AsL éste es el fundamento de la auténtica moral se-
estímulo. 8 xuaP

Desde los comienzos, el concepto reichiano de una ciencia


condujo a este finaL En sus primeros esfuerzos por demostrar a
sus oponentes (por ejemplo, en esta cuestión, a Jaspers) que el
psicoanálisis era una ciencia y una filosofía, estableció la distin-
ción de que una filosofía se ocupa de la calidad y una ciencia
de la cantidad. Fracasando finalmente en lograr que el psico-
análisis aceptara su descubrimiento de su objeto científico -la
energía sexual cuantitativamente mensurable del instinto-, am-
plió los suyos planteando lo que consideraba como la única psico-
logía científica: la economía sexual y la orgonomí.a.
A lo largo de todos sus escritos. el concepto reichiano de
la sexualidad estuvo imbuido de pensamiento funcional. Recha-
zando la periclitada idea de que la función de la cópula era la
procreación, Reich prosiguió la búsqueda de nuevos pro_¡::.ósitos. En
su época psicoanalítica, una función de la sexualidad consistía en
la búsqueda del placer (el principio de placer), pero aunque ésta
7. «El descubrimiento del org6n», Vol. 2, The Cancer Bíopathy, Nueva
York, 1948.
8. «El descubrimiento del otg6n», Capítulo de Selected W ritings. 9. The Murder of Christ, Nueva York, 1966.

202 203
WILHELM REICH: No obstante, en la obra de Reich se encuentra presente una
POLITICA SEXUAL, II sorprendente contemporaneidad. Quizá debiéramos decir que el
éxito de sus sugerencias ha sido tan inadecuado que hoy nos limi-
tamos, meramente, a redescubrirlas y reclamar otra vez su apli-
cación. A menudo, la lectura de muchas de sus declaraciones
acerca de las implicaciones políticas de la supresión de la sexuali-
dad se asemejan al descubrimient<.) de la fuente de un sueño: «De
modo que de allí partía la idea>>. Muy pocos militantes de nues-
tros días pudieron haber leído la obra de Reich cuando formu-
laron por primera vez las mismas reivindicaciones, casi en los
mismos términos, treinta o cuarcnLJ años después. Esta herencia
«inconsciente>> del pensamiento nos uftecc la posibilidad de afir-
mar, simultáneamente, nuestras propias ideas políticas y las de
Wilhelm Reich.
Una somera mención de algunas de sus ideas que hoy sus-
citan eco nos brindarán una ilustración dt: esta sensación de
8. Presente y pasado déja-vu invertido. Al leerlo ya lo hemos oído antes, de nuestros
propios labios, ayer, hoy.
Deseo concentrarme en aquellas ideas que se refieren al status
Los nuevos movimientos políticos de las décadas del 60 y de la mujer y a la sexualidad femenina. En algunos casos las
del 70 provocaron un renacimiento de la obra de Wílhelm nociones de Reich están contenidas en sus escritos psicoanalí ticos,
Reich. Hace muy poco tiempo que la mayor parte de sus obras y en otros en los políticos. Como hemos visto, en cierto sentido
son accesibles al público en general y a menudo se hacen refe- la diferencia es equívoca, ya que en los primeros tiempos el inte-
rencias en cuanto a una esencia generalmente conocida de su rés de Reich consistía en politizar al psicoanálisis y en sumar
obra y no a una cómprensión detallada de la misma. las comprensiones del pensamiento psicoanaHtico a la política
Reich fue un pionero de la política sexual (la expresión le marxista.
pertenece). Como tal, su pensamiento en este campo es decisivo A princípios de los años 20, Reich críticó, como sexólogo,
para la actual corriente socialista libertaria, para el anarquismo, las asociaciones reformistas sexuales de la época, estableciendo
para los estudiosos de la revolución culturaP y para la liberación la crucial distincíón entre la reforma sexual liberal y la política
de la mujer. Esto no significa subestimar su importancia en su sexual revolucionaria, que mantuvo a lo largo de toda su vida.
propia época. Cuando Reich abrió su primera clínica Sex-¡x")l en Señaló que la líberalización de las leyes del divorcio era insensata
Berlín, en 19 31, a la misma asistieron inmediatamente veÍl"lte (o peor aún) en una sociedad que volvía a la mujer y a los
mil personas; durante el primer año el número se elevó a cin- hijos económicamente dependientes del hombre:
cuenta mil y se crearon doce ínstitucions similares en el resto
de Alemania. [Más leyes dívorcistas liberales] significan muy poco en si
mismas. La posición económica de la mujer y los hijos es tal
l. Un importante ejemplo del uso de sus escritos se encuentra en que el divorcio resulta económicamente imposible; en tal caso,
Sexuality and the Clas:r Struggle, de Reimut Reiche, New Left Books, Lon- no es beneficiosa una «liberalización de las leyes del divorcio».
dres, 1970. Esta obra fue escrita, originalmente, en el momento culminante O cambian las condiciones de producción de forma tal que
del movimiento estudiantil alemán (1968), por uno de sus líderes. se vuelva posible la independencia económica de la mujer y la

204 205
protección social de: los hijos; en tal caso, la r.)lptura de un
compañerismo sexual no encontraría, de cualquier manera, difi- lidad compulsiva e internalizada de la monogamia para la esi_>?sa
cultades externas. 2 y la prohibición paterna de la explor~ción sexual l?ar.a los hiJOS.
Las teorías reichianas sobre los medios de cumphmtento de la
También la legalización del aborto era una reivindicación de sexualidad femenina son interesantes a la luz de los debates
valor limitado. en la mayoria de los casos estaba «más allá» actuales. Entonces como ahora, en los debates sobre la respuesta
de la amplía mayoría de los trabajadores, cuyos problemas se- sexual de la mujer. se ~ada hincapié e~ el ,orgasmo cli~oridia~_?·
xuales comenzaban mucho antes de las frecuentes visitas a los Reich, el revoluc10nano sexual, considero esta mamfestacwn
abortistas de callejón o al empleo de técnicas de «brujería» para como un argumento conservador destinado a limitar el espectro
un aborto forzoso. La sexualidad adolescente nu sólo estaba de la sexualidad femenina, a reducirlo a una pálida imitación de
inhibida ---como en el caso .de la burguesía--- por la prohibición la del hombre. Por otro lado, rechazó la noción freudiana de una
parental, sino por problemas de viviendas y falta de intimidad. sexualidad femenina de dos pasos como reaccionaria (según
La familia era una unidad incestuosa en la que la moralidad com- Freud, la sexualidad clitoridiana de la niña pequeña es repri-
pulsiva de los padres (en especial de la madre) les hada compen- mida para permitir el desarrollo de la sensibilidad vaginal en la
sar su propia falta de sensualidad induciendo la misma en sus pubertad); pero criticó con mayor vehemencia aún a quie~es
hijos; la m<ldre abraza y reprime alternativamente, en una lamen- sostenían que la respuesta clítoridiana era todo y que la vagma
table pantomima de la relación emocional que ya no sostiene era una zona relativamente insensible. Para Reich este argumento
con su mari.Mo. De este modo, la sexualidad del niño se pervierte se oponía a la liberación de las mujeres porque limitaba su
en una fijación a la madre, que al adolescente le resulta difícil placer sexual potencial. Estaba convencido de q.ue la gran mayo-
romper y que más tarde se vuelve a expresar en la elección de ría de los hombres (el setenta u ochenta por c1ento) y un abru-
·esposa que el hijo hace, o en la forma de relación de la hija mador porcentaje de mujeres (noventa por ciento), r~r~ ve~ a~­
con sus hijos. La sexualidad incestuosa es simultáneamente in- canzaba la satisfacción sexual, y que sugerir que el altvto chton-
ducida y proh~bida, planteando al niño un conflicto de urgen- diano era un sustituto de las convulsiones vaginales significaba
cias estimuladas y deseos prohibidos: el complejo edípico (rei- que las mujeres se conformaran con ese desdichado estado de
chiano). cosas. Esto se encuentra en profunda contradicción con la actual
Reich acentuó constantemente la importancia de la sexuali- tendencia del feminismo norteamericano (aunque no en el grupo
dad femenina. Considera la naturaleza pasiva de la mujer como feminista francés Psychanalyse et Politíque, que también resalta
un producto patológico de una sociedad empeñada en su repre- la primada reprimida de la vagina). La for~a reichi~na de, atacar
sión. Aunque crítico con respecto a las limitaciones de la con- a Freud no consistió en eliminar la sexualidad vagmal, smo en
signa, defendió el «control del propio cuerpo» como un derecho restituirla a la infancia, corno habían hecho Abraham, Horney Y
primario de la mujer, colocándolo a la altura de la independencia otros. No obstante, Reich no estaba interesado, como otros ana-
económica. Porque las mujeres y los hijos no sólo eran econÓ'TIÍca, listas, en las implicaciones psicológicas de este fenómeno, s.ino
sino también sexual mente dependientes de los hombres: la fide- únicamente en la sencilla significación sexuaL Así, logró evltar
proponer el tipo de juicio de valor sustentado por Karen Horney.
2. Reich: The Sexual RezJolution, Nueva York, 1969. Revísado de una Para Reich, la niña tiene plenamente despiertas las sensaciones
edición publicada en Berlín, en 1936, y tomado de una edición de Nueva sexuales vaginales, que no son un desarrollo secundario de la
York de 1945. Y: <üoda liberalización de las leyes del divorcio es prácti- pubertad ni un mito propagado por los maches chauvinistas que
camente insignificante en le, que a las masas se refiere. La ley del divorcio nunca aprendieron a estimular el clítoris.
no significa 'nada, pero esa sociedad, en principio, el divorcio ¿Pero
está preparada para crear las condiciones que hagan posible
Estas batallas parecen librarse sobre terrenos trillados, aun-
que la mujer pt'eda realmente efectuarlo?» (]bid) que resulta interesante la reversión de la controversia «conserva-
dor»/ <<progresista». Vemos cómo Reich logró afirmar su con-
206
207
cepto como posición revolucionaria: no sólo acentuó la potencia 9. 5 exo y sociedad
d.el. orgasmo ~emeninu . sino que otorgó a la niña una poten-
oahdad femenma que se le negaba en el esquema freudiano.
Parece existir una gran confusión sobre la actitud de Reich Lo que hice fue poner mi huevo de águila en el nido de
hacia la sexualidad de la mujer. Pero su posición era realmente los huevos de gallina. Después lo cogí y le di su propio
sencilla: sentia que bás1camente no existía ninguna diferencía en nido. 1
las pautas sexuales de hombres y mujeres. Ambos experimentan
tensión, carga y descarga (su modelo es una versión sumamente Cuando el huevo de águila de Reich finalmente empolla es
simplificada de las leyes de la energía), en ocasiones más a veces , un verdadero alivio, ya que ni sus críticos contemporáneos ni los
menos, según el momento, el lugar y el compañero o co~pañera, posteriores parecen saber muy bien qué hacer con las primeras
pe~o ill.J.~ca según un desequilibrio del deseo o de la posible obras o con las reediciones de las mismas en la década del 40.
satlsfaccwn entre los sexos. No obstante -aunque condenó vio- Ninguno de e1los lo corrige; aceptan, injurian o sencillamente
lentamente el síndrome del Don Juan conquistador en los hom- valoran la esencia general, pero nunca alcanzan el problema pro-
br.es y la excesiva ~asividad de las mujeres, a pesar de lo que puesto, Reich es un autor muy confuso: su transposición del
afuma Rycroft --- htzo una distinción: los hombres sienten el lenguaje de una ciencia a otra, o su re-despliegue dentro del
deseo de empujar y penetrar, las mujeres de recibir. El orgasmo mismo territorio, significa que a menudo nos coge despreveni-
de ambos es el movimiento muscular de todo el cuerpo. dos: la frase es conocida, aceptable, y no logramos percibir un
Pese a las manifestaciones opuestas de la mayoría de los cambio de tema. Reich no intenta engañar: los fallos de atención
feministas actuales y de Reích acerca de los méritos relativos son tanto suyos como nuestros. Pero existe otro problema. Reich
del clítoris y la vagina, ambos pueden lJegat a la misma posición: confiere una excelente expresión retórica a sentimientos radicales
valuar una cultura natural feminizada por encima y contra la que muchos de nosotros sustentamos: su denuncia de la depen-
civilización tecnocrática masculina tal como la hemos conocido dencia sexual y económica de las mujeres y los niños, de la
(un tema artístico conocido, también, en la Viena de fin de monogamia compulsiva, de la propiedad privada de la familia, de
siglo) Para Reich, la receptividad vaginal llegó a representar, la educación infantil, de los métodos mediante los que el bebé
presumiblemente, una reunión del yo y el mundo en el amor es arrojado al mundo aullando, de las privaciones físicas de la
universal; postuló que era un estadio nuevo y superior en el clase trabajadora, de la escasez de vivienda y así sucesivamente.
camino evolutívo de la bestialidad a la d:ivin1dad. Quizá en la Si hoy nos hacemos eco de estas cuestiones, es porque todavía
sexualidad de la mujer eJ género humano se reuniría, por fin, con siguen siendo relevantes. Pero si lo que hacemos es hacernos
eJ universo natural. eco, también esto es relevante.
Reich y los feministas radicales del presente -como Shula- Considero que nuestra reiteración de las proposiciones reichia-
mith Firestone- comparten otras convicciones. Ambos inidaron nas apunta tanto a la fuerza como a la debilidad de su obra
sus análisis dentro de un contexto definidamente marxista· des- (dejando de lado nuestra herencia compartida de «sentido co-
pués el ejemplo de la sociología histórica de Engels v la ~ntro­ mún» radical). Como teórico -marxista o psicoanalista-, Reich
pología psicológica de Malino\vski los estimuló a re~ontar los tiene poco que aportar; como sociólogo empírico con una buena
límites del ma~xismo y postular que una sociedad sexista pre- parte de ideas perceptivas o penetración «intuitiva», es muy efi-
cede a una soctedad de clases: el patriarcado incotpora todas las caz. No podemos hacer uso de sn obra en un análisis más profun-
formas de explotación y son sus vastos dominios los que deben do porque sus proposiciones teóricas son inadecuadas o carecen
ser analizados y abolidos.
1. Citado como nota al pie en Reich Speaks of Freud (Reich habla de
Freud) Archivos del Tnstituto de Orgonomía, 1951 .

208 209
bució.n a la J?sicopatología y la sociología de la vida sexual»),
de sentido. Empero, podemos repetir sus mismas observaciones
comenta, sencillamente, que aunque la clase trabajadora se adapta
pertinentes. Los intereses psilcoanalíticos y marxistas de Reich no
la moral y trata de identificar su estilo de vida con
fueron destruidos por •SU amalgama de los mismos, porque ambos
el de burguesía, las inhibiciones sexuales son menores
-tanto en forma independiente como juntos- lo fueron por
restricciones externas son tan grandes que en esta
su confusión teórica. Sin embargo, en la reducción de ambos a
menos moralidad interna. Es esto lo
una ~ocio:logía política retórica reside el triunfo de Reich. ¿Es
más frecuente el tipo de carácter impulsivo que el
un tnunfo que todavía podemos utilizar?
en la clase trabajadora. La cuestión es la misma que
En sus escritos de los años 20 y principio de los 30, observa-
la elaborada en Der T riebhafte Charakter, el campo de referencia
mos que es casi imposible separar el interés social ~omo el
es completamente distinto: 3 ahora es casi exclusivamente socio-
sexual- de Reich, de sus investigaciones psicoanalíticas. Su pri-
mer trabajo oficial fue en la clínica vienesa y esto lo convenció
El ensayo de Reich explícítamente dedicado a la
del efecto dec~sivo de las ~ondiciones sociales sobre la etiología
sociología del sexo se ocupa de las nociones de madurez sexual
de las neurosts. La sexuahdad es la respuesta, la sociedad el
fidelidad y moral matrimonial. Es un crítica de la reforma sexual
error.
burguesa. Reunió más claramente las tesis social y psícoanalítica
. Reích compr~n~ó correctamente que las distintas clases expe-
que en las dos obras anteriores había trazado en líneas para-
rtmentaban restr1cc1ones sociales en diferentes formas y produ-
lelas, y el punto de convergencia fue la familia. Por la misma
cían, en consecuencia, distintos tipos de conducta neurótica. De
razón de que la interpretación reichiana de la familia desvirtuaba
hecho, Reich sos~uvo que producían distintoo tipos de neurosis,
su obra psícoanalítica (su abominación del cóncepto del com-
pe_ro esto es más discutible. En Der Triebhafte Charakter, pu-
plejo cl.e Edipo) aumentó su conciencia social y política. La suya
bhcada en 1925, describió los caracteres «impulsivos» que en-
era una socíología política de una institución de la que el psico-
contraba en la clínica, pero nunca entre los pacientes burgueses
análisis extrajo sus comienzos; no es accidental que posterior-
de la práctica privada. La persona impulsiva de la clase trabaja-
mente haya sido ésta la sociología que Reich utilizó como un
~ora se distinguí-a su equivalente --el hombre burgués obse-
bastón para golpear al psicoanálisis. Cuando se volvió contra
stvo-- por la inadecuación de la represión de su sexualidad ini-
la política debió buscar otras armas ... de modo que reveló los
cial. El ego-ideal, en ambos casos, se opone a los instintos sexua-
misterios de Dios y de los animales.
les, pero el superyó del hombre impulsivo, como resultado de
La condena reichiana del matrimonio compulsivo y la familia
una represión inadecuada, no lo hace; por lo tanto, aquél es ais-
burguesa asumió dos formas. La familia suprimía la sexualidad
lado y actúa como un impulso reprimido para formar un síntoma,
de los individuos. La sociedad capitalista la utilizaba para pro-
generalmente una demanda masoquista de castigo. 2 Entonces, el
ducir una personalidad autoritaria o sumisa. Ambas están unidas,
síntoma del carácter impulsivo tiene dos elementos: el instinto
inadecuadamente reprimido y el mismo represor inadecuado. Gra.- 3. Mientras trabajó en Europa, Reích nunca abandonó esta conciencia
dualmente, Reich dejó su propuesta acerca de las ,k el •'·e. Incluso en su mirada retrospectiva desde Estados Unidos la con-
neurosis de clase dentro de la terminología psicoanalítica y des- firma, aunque ya un romántico primitivismo de los pobres ha revelado su
arrolló una creciente tendencia a documentar las condiciones ten.dencia a adueñarse de su obra, lo que debe situarse junto a los pálidos
restduos de su anterior conciencia política. A propósito, Rycroft se equivoca
sociales que volvían posible este fenómeno. Así, dos años más al afirmar que Reich compartió con D. H. Lawrence una fe en la potencia
tarde, en Die Funktion des Orgasmus (subtitulada «Una contri- sexual d~ la clase trabajadora. Esto no quiere decir que la comparación
entre Retch y Lawrence no sea válid<J.. Existe un exhaustivo estudio de un
reichiano, David BoadeUa, dedicado al tema. Dicho estudio es la tesis
2. Reich seguía defendiendo esta posición cuatro años más tarde, en
doctoral presentada por el autor, disponible en la Biblioteca del Museo
un debate teórico con Abraham y Rank. Véase International ]oumal of
Británico y no su obra reciente sobre Reich.
Psycho-Analysis, Londres, 1928.
211
210
decisiva de su época marxista significa que las denuncias de Reich,
en tanto una es el medio hacia la otra. Desde sus estudios sexo-
firmemente localizadas en la estructura social, no contienen en
lógico.s,. Reich estaba convencido de que la monogamia destruía
un sentido general las ilusiones utópicas de sus tiempos antropo-
la felicidad sexual. Apoyaba la idea de que las relaciones fieles
a largo plazo perduraran en tanto se mantuviera la atracción lógicos, aquellos días del sueño matriarcal. Reich logra despren-
sexual, __pero el desigual tratamiento de los sexos (la poligamia derse sólo relativamente de este aspecto de su herencia engeliana
masculina y la abstinencia femenina) significaba que dentro dd cuando la religión biológica puede reemplazarlo. Curiosamente,
matri~~nío la felicidad sexual era virtualmente imposible: ~La
este desprendimiento mejora su análisis social y politico de la
compama sexual y la humana en el matrimonio se ven reempla- familia.
zadas, entonces, por una relación hijos-padres v una esclavitud
mutua, en síntesis, por un incesto enmascarad~». 4 Reich nunca
cayó en la trampa de exigir crudamente la abolición de la fami-
lia; de hecho, se opuso explícitamente a semejante idea. 1O. Política y familia
Lo que queremos destruir no es la familia, sino el odio
que .ésta. crea -la cohersión- aunque el mismo adquiera una
apar1:~c1a externa de <<am~r». Si al ~mor familiar es la gran Hemos visto cómo Reich entabló una lucha implacable con
poseston humana que se afuma, tendra que demostrarlo. Si un los partidos comunistas a los que estaba afiliado, por su inter-
perro er;tcadenado a _la ca~ena ?o huye., nadie lo llamará por pretación tanto de la familia como de la sexualidad. La práctica
esta razon un campanero flel. Nmguna persona sensible hablará marxista común consistía en ver ·a la familia, fundamentalmente,
de amor c1~ando un hom~re ;ohabita con una mujer que está como económicamente opresiva; Reich contraatacó con argumen-
atada de p1es y manos. Nmgun hombre medianamente decente tos tácticos y teóricos. Los partidos comunistas eran culpables
estará ?rgulloso del amor de una mujer a la que compra de su fracaso en atraer a la juventud, a las mujeres y a los
manteméndola o por su poder, Ningún hombre decente tomará
el amor que no es dado libremente.s trabajadores y esto se debía a una razón: su negativa a enfocar
los problemas cotidianos y las necesidades humanas, de las que
Todavía en 1945 (momento en que escribió el texto arriba la fundamental era la satisfacción sexual. Coincidamos o no con
citado), Reich, aunque en modo alguno seguía siendo marxista sus conclusiones, en este punto Reich estaba en lo cierto; los
no creía que la liberadón sexual pudiera producirse en el interio; fascistas eran mejores populistas que los comunistas. También
de la estructura de la sociedad. En este sentido, considera a tuvo razón al prestar la atención que concedió a los métodos de
los c~::mservadores más conscientes de las implicaciones de los la guerra ideológica nazi. Su conclusión de que ningún partido
camb10s sexuales que a los reformistas sexuales; tales cambios revolucionario debía dejar las necesidades humanas y las cuestio-
sigi?-ificarían un cambio revolucionario en toda la estructura nes ideológicas a la derecha fue expresada con toda vehemencia.
soc1al; de lo contrario, c8recería de significado. 6 Est:::t comprensión Pero durante su período en Europa nunca sostuvo ---como afir-
maron y afirman sus oponentes- que la liberación sexual era una
4. The Discovery of the Orgone, I. meta del presente que debía alcanzarse por sí misma. Por su-
5. The Sexual Revolution. puesto reiteró que una sola cosa era posible bajo el capitalísmo:
6: . ,Como ejeml?lo de los poderosos argumentos de Reich, escojo su la politización de la sexualidad. El manifiesto de Sex-pol señala:
opo.slcton a la cons1gna reformista: «Luchar contra las causas de la prosti-
~~tón»&¿ ~<L~: causas son el desempleo y la ideología de la castidad para las
nma_s bten . . ~ara luch~; contra esto es necesario adoptar algo más que
~edtdas san.Itana_s. ¿Quten . va a adoptar estas medidas? ¿La misma so-
La miseria sexual no puede ser superada mediante semejantes medidas:
aedad r~accwn;ma que es , mcapaz de solucionar el desempleo y depende
de una tdeologta de la castldad para su existencia? es una parte esencial de la estructura social vígente.» (!bid 1

212 213
Es necesario comprender que nuestras demandas no son para los jóvenes en el sentido de que los aparta de la familia.
viables bajo el capitalismo, de lo contrado mantendremos ilu- También el antagonismo hacia el matrimonio es un medio muy
siones y andaremos el camino -lo deseemos o no-- del refor- importante de la liberación de las mujeres para la revolución,
mismo liberal. Debemos criticar duramente a toda institución pero debe diferenciarse muy claramente de meros artilugios legis-
de reforma sexual que transforme este asunto en una cuestión lativos y débiles consignas tales como «ingreso en el proceso de
no-política. Para su resolución es esencial la lucha de clases.
En la cuestión sexual los trabajadores tendrán que asestar un
la producción», <<independencia de los hombres», «derecho al
golpe al capitalismo y a la reacción cultural. El objetivo no es propio cuerpo», porque aunque todas éstas implican una correcta
utópico y tenemos ante nosotros el camino de la Unión insistencia sobre la autonomía económica y sexual para las muje-
Soviética, el camino de la revolución. 1 res, están redactadas de manera tal que ignoran el lado positivo,
produciendo en cambio angustia por las pérdidas que acompaña-
En las elecciones alemanas de 1932, los nazis obtuvieron rán semejante emancipación. (En este punto Reich no siempre
ventajas masivas. Fundamentalmente, atrajeron a un gran número fue consistente, ya que en ocasiones, como hemos observado,
de trabajadores. En el análisis reichiano, sus logros se basan en empleó las dos últimas consignas.) Pero, en síntesis, la revolu-
dos factores: su corrupción material del lumpenproletariado y ción socialista debe ser capaz de responder a las necesidades
su corrupción ideológica de la aristocracia obrera. Reich empren- pequeñoburguesas de las masas, transformándolas al mismo tiem-
dió la tarea de urgir a los partidos comunistas a que compitieron po. Para transformarlas, sólo deben realzar los aspectos favorables
con esta inteligente comprensión política. En su teoría de la de tales necesidades y preocupaciones, ya que la liberación, si se
naturaleza de la conciencia de clase, Reich llegó a la conclusión la aísla, puede producir su anverso: jóvenes delincuentes y adultos
de que en aquel momento había dos tipos de conciencia: la de temerosos. 2
los líderes y la de las masas, y que ya era hora de que la primera Todas estas proposiciones tuvieron su impórtanda con res-
comprendiera a h segunda. El liderazgo del partido debía asimi- pecto a la práctica política de los partidos comunistas europeos,
lar las diversas necesidades de las masas: la necesidad de placer, tanto entonces como ahora. Empero, . como señala Sinelnikoff,
de mejor vivienda, de intimidad, de alimento. Las condiciones Reich nunca tuvo una teoría de una revolución sexual, sino que
concretas de la existencia del hombre, afirmaba, se reflejaban en expuso una clara concepción de la lucha antiautoritaria. Por esta
la estructura psíquica; el concepto en boga del socialismo era, razón, una vez más, sus críticas sobre la familia son altamente
sencillamente, demasiado ascético. Reich sostuvo que todo lo que pertinentes.
consideramos moral o ético bajo el capitalismo es instrumenta- En The Sexual Revolutíon (todas las ediciones), Reich señala
lizado, de hecho, para oprimir más a Ja <<humanidad trabajadora>>.
2. Puesto que no es estrictamente pertinente para mis propósitos en
Lo que sirve a la revolución es legítimamente moral. Los revo- esta obra, no mencionaré la creciente desilusión de Reich con Rusia. Man-
lucionarios deben estimular todo lo que sea hostil al orden bur- tuvo hasta el final una gran admiración por Lenin (aunque la misma se
gués. Por ejemplo, la tendencia adolescente a rebelarse por la transformó no en la admiración de un t~rico político, sino en la de una
libertad sexual siempre vuelve a los jóvenes más políticamente personalidad carismática), pero desde mediados de los años 30 en adelante
izquierdistas y, en consecuencia, debe ser estimulada. La convi- adoptó, en realidad, posiciones análogas a las críticas anteriores de Kolontai
y la Oposición obrera: Rusia se estaba convirtiendo en una dictadura
vencia colectiva o comunal (Reich tenía sus reservas) es buena del Estado, se ignoraban las necesidades de los trabajadores, el partido
estaba separado de las masas. (Esta posición nunca condujo a Reich al
1. Sinelnilwff, op. cit., VoL U. El autor tiene razón al señalar cómo trotskismo, aunque en 1933 tuvo unos cordiales encuentros con algunos trots-
esta manifestación y todo lo que la misma implica se contradice en el kistas, en Parfs.) Véase también el renovado folleto de Reich «The Masses
repudio que Reich ha.: e de la T1:Üón Soviética en la segunda edición de and the State» (1935), en el que pregunta. por qué el estado ruso no se
The Sexual Revolution (únicam<'ntt: en alem3n), de 19.36, v se ve a{m más marchita y qué ocurre con los imprescindibles soviets. Los detalles funda-
reducida por la ausencia de un vocabulario m::~n.ista. en la tercera mentales de la historia política de Reich pueden encontrarse en la obra
edición (norteamericana) de 1946. citada de Sinelnikoff.

214 215
el cambio producido en la función de la familia dentro del capi- , Aunque el fascismo surg10 como un movimiento de clase
talismo. Reitera la idea conocida de que su función económica, su éxíto consistió en explotar todas las contradicciones
como unidad precapitalista de producción, se volvía menos sig- de la pequeña burguesía y en atraer con una mano a los trabaja-
nificativa a medida que los hombres y mujeres se veían más im- negando al mismo tiempo esta atracción mediante prome-
plicados en los procesos productivos de la industria capitalista. sas hechas con la otra al gran capitaL Hitler sólo tuvo éxito en
La función económica había sido reemplazada por una función tanto su propaganda ideológica se relacionó con la estructura de
política: la familia es la fábrica de las ideologías autoritarias y carácter de la masa de la población. La situación familiar de la
de las estructuras de carácter conservadoras. En The Mass Psycho- clase media domina a la de las otras clases. Su instrumentaliza-
logy of Fascism, Reich vuelve a señalar cómo explotan a la fami- ción es decisiva:
lia las ideologías nazis y a acentuar cuán profundos son los
efectos de semejantes programas: La clase media quedó atrapada en el movimiento e hizo su
aparición como fuerza social bajo la forma del fascismo. Por
... en tanto una ideología social cambia la estructura psíquica lo tanto, no se trata de los propósitos reaccionarios de Hitler
del hombre, no sólo se ha reproducido en éste, sino que -más o de Goering, sino de los intereses sociales de los estratos
significativo aún- se ha convertido en una fuerza activa, en de la clase media. Debido a su estructura de carácter, la clase
una fuerza material en el hombre, que a la vez ha cambiado media tiene un poder social que excede al de su importancia
conctetamente y, en consecuencia, actúa de manera distinta y económica. Se trata de la clase que preserva nada menos que
contradictoria. 3 miles de años de patriarcado y lo mantiene vivo con todas sus
contradicciones. s
También señala:
Reich agrega:
El entrelazamiento de la estructura socioeconómica con la
estructura sexual de la sociedad y la reproducción estructural La posición social de la clase media está determinada por:
de la mismar tienen lugar en los primeros cuatro o cinco años 1) su posición en el proceso de producción capitalista; 2) su
y en la familia autoritarÜJ. 4 posición en el aparato estatal autoritario, y 3) su situación fami-
liar concreta, que está directamente determinada por su posición
La familia, agente de la represión sexual, es el estado autori- en el proceso productivo y es la clave de la comprensión de
tario en miniatura. su ideología. Ciertamente, existen diferencias en la situación
económica de los pequeños granjeros, los burócratas y los hom-
Reich sostiene que los marxistas vulgares están equivocados bres de negocios de la clase medía, pero la naturaleza básica
al suponer que la privación per se produce rebeldía (según este de su situación familiar es la misma. 6
criterio, bromea Reich, las mujeres tendrían que ser las más
rebeldes): por el contrario, la represión sexual y las actitudes En este punto son claves las clases medias bajas: por encim::~
antisexuales son una característica de las estructuras de ca!ácter de todo le temen a un descenso a la categoría de obreros y. asi-
conservadoras. El nazismo atrae y desvía la sexualidad: el erótico mismo, se esfuerzan por presentar una apariencia de clase media:
paso de ganso y el exhibicionismo de los desfiles demuestra que su mejor forma de expresión son las pretensiones «finas» de su
el militarismo se basa en mecanismos libidinosos: «Viaja a países familia.
extranjeros., únete a lla Marina», donde el país extranjero está La propaganda nazi apela al «honor» y al <<deber~> de una
representado por una mujer sensual. (La exposición de Reich clase de mentalidad estrecha, deshonesta y competitiva. Pero el
sobre el lenguaje sexual de la propaganda nazi es fascinante.)
3. The Mass Psychology of Fascism. 5 !bid.
4. !bid. . 6. !bid.

216 217
éxtasis que estas palabras provocan no se debe, sencillamente, a ' sucia no es la natural s1'no, senet"llamente, 1a sexua¡·tdad pa-
triarc:al.s
que enmascaran la realidad social, sino a que apelan a la vida
emocional inconsciente. La familia patriarcal pequeñoburguesa
repite lat estructura social precisamente en estos términos: el . El fascismo juega con esta situación, estimulando su práctica,
padre, como el Führer, subordina a sus hijos y éstos crecen a su mtentras propone e:-nular a un estado platónico homosexual; las
imagen y semejanza; también su esposa es resignada y contenida. . , so~ .nec~sanas para la reproducción con miras a la recons-
(Reich: r·econoce que d proceso es más complejo.) trucc10n mllttan~ta, de ahí el ~;>ncepto de maternidad «pura» y
En todas las clases, la rivalidad de los hermanos por los una mayor negat!Va a la expres1on sexual femenina. Hitler ofreció
padres produce competitividad y la represión sexual de los hijos los hombres la dependencia total de las mujeres: devolvió la
puede transformarse directamente en el autocontrol, el deber y al hogar. Reich comenta:
el honor en el mundo exterior. Reich bosqueja uno de sus razo-
namientos: el patriarcado y, en consecuencia, el capitalismo, crea Hit~e~, prometió. el sometimiento de la mujer al hombre,
la necesidad del matrimonio compulsivo, que implica la conten- la abohcton de su. ln~~pendencia económica, su exclusión del
ción sexual, que a su vez se transforma en una lucha personal proceso de detern:macton de la. vida social, y su relegamiento
contra la propia sexualidad. Esto conduce a una compensación al hogar. Las muJ.eres -cuya hbertad individual había estado
anulada durante stglos .Y que h~bía desarrollado en alto grado
personal ,.:on nociones tales como «honor»; el «honor» se transfor-
el temor a una forma tndependtente de vida- fueron las pri-
ma en el honor familiar) que puede entonces ser trasladado al meras en celebrarlo.9
honor racial y al honor nacional:
Con respe~:o . a la juventud, los nazis también explotaron
En su centro emocional sub}etivo, las nociones de Patria una contradtccwn: , ·
y Nación son nociones de madre j' familia. En las clases medias,
la madre es la patria. del niño, del mismo modo que la familia
es la «naci6n en miniatura».7 ~1 defe.nder la «pre.s:rvación de la familia» y apartando,
al mtsmo tu;mpo, a los JOvenes de la misma para incorporarlos
La propaganda reaccionaria afirma que los nexos con la ma- a sus proJ?_los. , grupos Juveniles, el fascismo tuvo en cuenta
tanto la /t¡acwn a la familia como la rebelión contra ésta
dre son biológicos, en tanto su intensidad señala que son clara-
Pu:sto 9ue el fas~ismo imprimió enfáticamente sobre el puebl~
mente sociales. En síntesis, el fascismo implica la suprema ex- la tdenttdad emoctonal de «familia», «Estado» y «Nación» la
plotación de todo lo que ha producido el capitalismo patriarcal. estructura famili~r del pueblo podía prolongarse fácilmente' en
El patriarcado priva a las mujeres, a los niños y a los adolescen- la estructura nactonal del fasdsm 0 .to
tes de libertad sexual, a la sexualidad en algo útil y
subordina los intereses sexuales a los económicos: ~ntonces Hitler utilizó plenamente la «sucia sexualidad>> del
~atnarcado; el. ~isticism? nazi fue un credo de pureza y asexua
A partir de este momento, la sexualidad queda distorsio- hdad, en opo~tcton al ast llamado «materialismo» judío v pecado
nada; se vuelve diabólica y demoníaca y debe ser desviada ... sexual. Repettdas vec~s los pronunciamientos de Hitl~r ponen
A medida que pasa el
nada, perturbada,
esta sexualidad -así distorsio-
y prostituida- defiende la prlsma
el acento sobre ~os pe~1gros de la sífilis y se refieren a los riesgos
ideología a la que debe su origen. Quienes niegan la sexttalidad del entrecruzam.ten_t? mter-radal como «incesto» (invirtiendo así
pueden entonces acusarla con justicia, como algo brutal y sudo. por entero el stgmftcado del término aunque instrumentali?:ando
Sencillamente, se pasa por alto el hecho de que esta sexualidad
8. Ibid.
9. The Discovery of the Orgone I
7. Ibid. lO. Ibid. ' .

218
219
profundos temores inconscientes). Todo el racismo se basó en ' sexuales, la nocwn de que la familia es económicamente y no
semejantes argumentos racionalmente incomprensibles y, realmen- sexual e ideológicamente represiva, condenan al partido revolu-
te, la irracionalidad fue su clave: cionario a fracasar en la lucha contra el misticismo fascista que
.gran parte de las mismas tesis con mejores resultados .
[El teutón] siente que es «superior», y eso es todo. La T!Je Mass Psycbology of Fascism es una tentativa por expli-
teoría racista sólo puede ser refutada exponiendo sus funciones car la forma en que la situación económica y social se relaciona
irracionales, dos de las cuales son esenciales: la de dar expre- con la ideología y cómo ésta, a su vez, se encaja en la estruc-
sión a ciertas corrientes inconscientes y emocionales predomi-
tura del carácter de la población (aunque en formas algo distin-
nantes en el hombre nacionalistamente dispuesto, y en ocultar
ciertas tendencias psíquicas .11 tas en las diferentes clases). Reich es consciente de su presenta-
ción selectiva de los múltiples aspectos de la naturaleza del fas-
Por último,, Reich comprendió que la batalla contra el fas- cismo y de la batalla en su contra; originalmente, la obra fue
cismo debía librarse entre la economía sexual racional y el mis- un fundamental medio de propaganda Y Fue en la última obra
ticismo irracional. El ensueño místico y la sentimentalidad esen- importante donde Reich intentó que el Partido Comunista com-
ciales para el éxito de la mística nazi eran inducidos desde tem- prendiera el psicoanálisis y los psicoanalistas al comunismo (en
prana edad a través de las tensiones psicofísicas que el niño las últimas ediciones, este aspecto queda difuso). Una vez más,
pequeño desarrollaba en la familia daustrofóbic.a, sexualmente esta vez al analizar el fenómeno político contemporáneo, el
represiva. Por lo tanto, se trataba de una batalla sobre la estruc- campo que escogió fue la familia, aunque en esta ocasión con
tura básica del carácter. mucho más éxito! ya que lo que Reich plantea es una sociología
Reich encaró su propia teoría de la economía sexual. A di- política.
ferencia de su práctica terapéutica privada de la <<vegetoterapia»
-que estaba destinada a eliminar la represión y restablecer la
«salud biológica»--, la economía sexual sería una sociología
con una meta consistente en volver conscientes el sufrimiento y 11. La política en el interior de la familia
las contradicciones soportados por el hombre so.iuzgado:

Así, no se trata de ayudar, sino de volver consciente la con- Reich nunca presentó un caso clínico familiar. En su época
tenci6n, de tle·oar la lucha entre la sexualidad y el misticismo psicoanalítica, su referencia .a la familia del paciente era, en gran
a la concie.ncia, de llevarla adelante la presión de una medida, formal y no revelaba ningún interés específico por las
ideología de las masas, traduciéndola en acción social. 12 complejidades ni las singularidades. Con su tendencia a compren-
der literalmente, Reich solía asimilar las expresiones del paciente
Evidentemente, semejante tarea no puede ser cumplida por como textuales y no demostraba ningún interés por el drama
un partido revolucionario que en lucha abierta golpea al fascismo familiar ni por los detalles de las relaciones o percepciones ínter-
con su propio fuego moralista. El rechazo la importancia de personales. De ahí que los comentarios sobre la dinámica interna
la sexualidad come <<individualismo burgués», el énfasis de la de la vida familiar nuclear surgieran de sus intereses políticos y
capacidad reproductora de la mujer en oposición a sus necesidades muy rara vez se vieran reforzados por la observación directa.
Empero, eran confirmados mediante· generalizaciones y extrapola-
11. Tbe .Mass Psychology of Fascism. ciones de un cuerpo ortodoxo de la teoría psicoanalítica, revelando
12. Ibid . .Los ecos de los conceptos psicoanaliticos permanecieron en la
fraseología rekhiana hasta el final. En este caso, como en otros, el motivo 13. Naturalmente, mi exposición de la presentación de Reich es aún
subyacente es la tarea psicoanalítica de volver consciente lo inconsciente. más selectiva.

220 221
como el ~t~onio compulsivo,. aun~ue Reich comprendió que
así con bastante claridad lo que Reich extrajo del psicoanálisis no es pos1ble liberarse del matnm.oruo dentro de los términos
con propósitos políticos, en principio ostensiblemente marxistas, de una sociedad en que el mismo es una necesidad económica.
más tarde decididamente propios: Sólo es posible introducir «reformas» menores, como diversos
aspectos. beneficiosos de la legislación del divorcio. El matrimonio
Deseos inconscientes como el de comer excrementos pueden
encontrarse en muchos individuos, prescindiendo de su clase permanece como una institución protectora de las mujeres en
social. Descubrimientos psicoanalíticos como el de que la sobre- t~?to éstas no desempeñan un rol independiente en la produc-
protección de una madre hada su hijo o de una mujer hada c10n, y este aspecto protector oscurece el grado en que las muje-
su marido corresponden a la intensidad de sus fantasías incons- res son explotadas dentro del matrimonio, ofreciendo los servi-
cientes de exterminio, eran~ sumamente inconvenientes para los cio_s gratuitas de amas de casa y niñeras, que permiten a los capi-
campeones ideológicos del <<sagrado amor maternal» o del <<sa- t~hstas hacer que l?s obreros trabajen más horas por menor paga.
cramento del matrimonio» .... Se demostró que estos contenidos St la esposa trabaJa,- cumple dos tareas; si no logra atender a
del inconsciente eran remanentes de actitudes infantiles hacia ambas, el hogar y el matrimonio se desintegran.
los padres, los hermanos, etc. Los niños deben suprimir estos
impulsos con el objeto de existir y encajar en nuestra cul- Ambos padres compensan su propia privación mediante el
tura ... 1
«amor>> y la ambición por sus hijos. Este amor, en especial el de
la madre sexualmente hambrienta, transforma a la familia en una
Es fácil observar cómo Reich llegó a utilizar la comprens10n unidad opresiva e incestuosa:
psicoanalítica en contra del psicoanálisis, del mismo modo que
sus conocimientos marxistas contra el comunismo. El psicoanálisis Otra característica de la educación familiar consiste en que
los . padres -y ~specialmente la madre, a no ser que se vea
y el marxismo son reducidos a la sociología de la familia y en
obhga~a a trabaJar .fuera del hogar- ven en su hijos el único
tanto ésta se encuentra en crisis como institución social, puede conterudo de la v1da, para desdicha de éstos. Hechos tales
lograrse que la biología natural triunfe sobre los males sociales. como el de que los niños desempeñan entonces el rol de anima-
No obstante, por ambiguas que sean sus conclusiones de los litos domésticos a los que se puede querer pero también torturar
últimos tiempos, las descripciones retóricas de Reich sobre las según los propios caprichos, el de que la actitud emocional
relaciones interfamiliares tienen una potencia que todavía es de los padres los descalifica para la tarea de la educación son
relevante y una pertinencia que redime su repetitividad. perogrulladas que no necesitan repetirse.2 '
Reich sostiene que los celos contemporáneos son patológicos,
dado que la dependencia económica de las mujeres hace que cada Des~e. entonces he~os oído hablar muchas veces de este tipo
miembro de un matrimonio monogámico trate al otro como una de sentlmtentos. Por cterto, su característica más sorprendente es
posesión. Por otro lado, las relaciones breves sugieren un deseo que esta verdad todavía pueda ser reiterada. Reich nunca renun-
de promiscuidad que es, en sí mismo, un temor al :apego y una ció, ni siquiera durante su estancia en los Estados Unidos a su
huida del miedo al incesto, que siempre vuelve a despertar me- capacidad de reacción ante estas cuestiones: '
diante e1 amor prolongado a otra persona. Generalmente la pro-
miscuidad sugiere un apego homosexual insuperado o una ten
denda a idealizar, que hace que toda la gente real parezca des- Tú deseas que un miembro del matrimonio demande al otro
preciable. Más alin, toda la obra reichiana socavó absolutamente q?~ lo. acuse de inmoralidad o brutalidad cuando ya no puede~
v1v1r Juntos. No reconoces el divorcio en base al acuerdo
toda idea de la constitución «naturalmente>> monógama de la mutuo, pequeño descendiente de grandes rebeldes, pues temes
mujer. De este modo, deben condenarse tanto la promiscuidad

2. The Sexual Revolution.


1. Tbe Sexual Revolution.
223
222
a tu propia lascivia. Tú quieres la verdad en un espejo, donde A medida que se acercaba al Partido Comunista, Reich retuvo
no puedes aprehenderla. Tu chauvinismo deriva de tu rig~dez y amplió su convicción de la suprema importancia del factor
corporal, de tu estreñimiento psíquico, Pequeño Hombrec1to. 3 social. En muchas ocasiones resaltó que la dependencia económica
de la .mujer y su utilización como «objeto sexual» determinaban
El amor pegajoso de la madre hacia su hijo es a';'-téntico su necesidad de la constantemente dañina pero protectora insti-
aborrecimiento; la rígida fidelidad de la esposa es auténtico abo- tución del matrimonio, que también determinaba su carácter fun-
rrecimiento: está llena de deseos de otros hombres. El cuidado damentalmente conservador. La privación sexual, .a diferencia de
dependiente de los hombres por sus f~milias es auténtico
aborrecimiento. La admiración de la multitud por sus amados la privación económica, jamás produjo una estructura revolucio-
führers es auténtico aborrecimiento, homicidio potencial.4 naria del carácter:

El marxista vulgar que piensa en términos mecamctstas


supone que la toma de conciencia de la situación social tendría
12. Un mundo de la muier que ser más marcada si se sumara la angustia sexual a la
económica. Si esta premisa fuese verdadera, la mayoría de los
adolescentes y la mayoría de las mujeres sería mucho más
En 1922, el joven sexólogo Reich, que trabajaba en el campo rebelde que la mayoría de los hombres. 1
del psicoanálisis, escribió un artículo titulado Coitus and the
Sexes (El coito y los sexos), en oposición a una .afirmación de Y, de hecho, Reich apuntó cómo la creciente emancipación
Karl Urbach en el sentido de que el orgasmo femenino tiene lugar sexual de las mujeres y su participación masiva en la industria
con posterioridad al masculino. Al refutar esta afirmación y abo- en los tiempos de guerra, condujo a un enormé aumento de la
gar por la simultaneidad, Reich aprovechó la oportunidad para tensión y a numerosas contradicciones que, en última instancia,
hacer hincapié en un tema que ya había planteado en muchos conducirían a su mayor rechazo de las costumbres conservadoras
debates: la importancia de las actitudes sociales en la determi- y opresivas. A menudo la contradicción se produciría entre una
nación de la naturaleza de las relaciones sexuales. Sostuvo que estructura del carácter históricamente condicionada y nuevas cir-
las diferencias significativas entre la sexualidad masculina y la cunstancias sociales. Así, en 1925, escribió refiriéndose a la
femenina eran producidas por las costumbres sociales (aunque mujer: «Su carácter requiere, por ejemplo, una vida sexual es-
consideró responsable de la menor excitabilidad de las mujeres trictamente monogámica, aunque en el ínterin la monogamia
a una combinación de factores biológicos y sociales). Señaló el compulsiva ha quedado social e ideológicamente socavada»/ de
hecho de que los hombres jóvenes de las clases media y alta donde surge su posición de retaguardia y su adhesión a tradicio-
dividen sus deseos sexuales en sensualidad (satisfecha mediante nes sofocantes. Pero Reich era optimista:
la prostitución) y sentimentalidad (sus prometidas, espos.as y
madres) y, por consiguiente, no se interesan por la satisfacción Una mujer frígida de 1900, que permanecía en su casa
sexual de las mujeres al hacer el amor. Por otro lado, la absti- dedicada a los trabajos domésticos y no trabajaba ni tenía con-
nencia forzosa d~ las mujeres hasta el matrimonio, sumada a tactos con hombres en el exterior, corría muchos menos peli-
esta devaluación sexual y a una artificiosa sobrevaloración senti- gros que hoy, en que participa cada vez más de la vida social,
mental, conducen a su frigidez real. No era un tema nuevo, como resultado del desarrollo industrial y de la guerra actual.
pero su reiteración mordaz fue saludable en las circunstancias Sin duda, cabe esperar cambios mucho más revolucionarios en
la vida de la mujer. Nadie -salvo los fascistas- exigirá su
de la burguesía vienesa.
3. Reicb: Listen, Little Man. l. T he Mass Psychology of Fascism.
4 Reich: The Murder of Christ. 2. Character Analysís, Introducción a la tercera edición, 1948.

224 225
8.- PSICOANALISIS Y FEMINISMO
retorno «al hogar». Y en este caso, incluso el fascismo es No obstante, Reich no se mostró reacio .a utilizar las costum-
impotente.3 bres sexuales culturalmente determinadas como parte de sus pro-
pios métodos de análisis del carácter. De este modo, en «A Case
Reich llevó su discusión del condicionamiento social de la History of an Inferiority Complex», todo su análisis del pa-
sexualidad y de la formación del carácter al corazón de la do::trin~ ciente masculino es llevado en términos del complejo de femini-
psicoanalítica. La naturaleza de la familia nuclear y, l~s actltudes dad del hombre. En el mejor de los casos, esto hace que toda la
sociales hacia las mujeres produdan aquellas carctenstlcas que se proposición sea tautológica, aunque nos brinda cierta compren-
considerban inmutablemente femeninas. Freud había propuesto sión de cómo se experimenta la feminidad (y ésta no fue la inten-
la envidia del pene como una fue?te de la lu~ha ~: la muje: por ción de Reich). La misma objeción es válida para su teoría cen-
la masculinidad y la meno;r necesidad de sublimacwn en la epoca tral del masoquismo; en este caso considera crucial el condiciona-
del complejo de Edipo como una de las razones, entre muchas, miento cultural, lo encuentra presente y llega a la conclusión de
de su inferioridad intelectual. Reich salió resueltamente al en- que ahi está: «El masoquismo florece como una mala hierba
cuentro de la implicación de que semej~ntes caract~rística~ eran en la forma de diversas religiones patriarcales, en tanto ideología
intrínsecas. Coincidió en que alguna «actltud sexual mconsClente» y práctica, ahogando toda reivindicación natural de vida». 5 No
hace que cada padre prefiera al hijo de! s~xo op~esto, pe~o esto es «biológico» sino patógeno. No obstante, la explicación que
no tiene por qué ser cruelmente supnm1do. As1, por eJemplo, ofrece Reich es física: es la urgencia que tiene la vejiga de esta-
si el padre es cálido y amoroso, su hija puede retenerlo como llar, reprimida por las instituciones sociales y vuelta sobre sí
objeto amoroso y no reprimirse identi~icándose cor:. él, como misma: «Lo que. no pudo producir espontáneamente desde el
tendría que hacerlo si el padre fuese dommante y puruttvo: interíor, lo esperará pasiva e impotentemente desde el exterior». 6
También en este caso la descripción que hace Reich de la sensa-
Es verdad que, probablemente, también ella haya adqu_irido ción del masoquismo, como la de la experiencia de la feminidad
la envidia del pene, pero como no hubo grandes frustracwnes en el caso del paciente masculino y el temor a la agresión mascu-
de tendencias heterosexuales, permaneció ilesa en cuanto ~e lina, son buenas imágenes de la sensación de feminidad. Pero
refiere a la formación del carácter. Entonces, vemos que declr son imágenes.
que tal o cual mujer tiene env~dia del pene n'?, signific~ nada. El acento que Reich pone en la producción cultural de rasgos
Lo que importa es su influene1a en h f~r~T1ac10n ~e smtomas
o el carácter. En este tipo, el factor dec1s1vo constste en. que sexuales es correcto sólo porque omite la influencia cultural en
tuvo lugar una identificación con la madre en el ego; la m1sma la formación de su «inconsciente». Si el inconsciente es biológico,
se expresa en esos rasgos del carácter denominados «feme- resulta esencial señalar el crucial punto de encuentro de la bio-
ninos».4 logía con la sociedad. Pero el «inconsciente» de Freud era, pre-
cisamente, una estructura que, de manera compleja y desigual,
Hasta último momento Reich sostuvo que toda infer.ioridad ya lo había hecho. Reich nunca lo comprendió, de modo que su
0 pasividad de las les era impue~t~ por una moral c~ltu­ obra ignora el propósito total del psicoanálisis y sus tesis sobre
r.::tl específica, que de este modo las deflma. Como, he~os v1~to, las mujeres, a pesar de su simpático atractivo, sufren el mismo
no se trata de que este argumento sea erróneo en s1 m1smo, smo destino. El acento que pone Reich en lo superflua que es la
que no es más que una explicación parcial que trata de abarcar feminidad, ignora las razones del porqué de su existencia. Su
la respuesta global. La forma reichiana de resolver el problema ecuación del hombre y la mujer, su unidad y afinidad, es una
consistió en eliminarlo. expresión de deseos biológica. ¿Son también aquéllos funcional-

5. «The Breakthrough into the Vegetative Realm», Selected W1'itings.


3. The :Yiscovery of the Orgone, parte II, The Cancer Biopathy. 6. Ibid.
4. Character Analysis.
227
226
mente idénticos? También esto es indicativo de otra dimensión lidad mas~ulina, pero que no explicaba correctamente la respuesta
de su obra. de la. muJe~. Empero, esto no lo llevó a degradar el orgasmo
En principio produce un gran alivio conocer la noción rei- fememno, s1no a emprender nuevas investigaciones en busca de
chíana de que no existe una diferencia importante entre los su significado. La posterior premisa de la orgonomia ofrece una
sexos, pero gradua1mente este alivio se convierte en evasión. Las respuesta parcial: el orgasmo clitoridiano es un sustituto neu-
actitudes y las condiciones sociales pueden volver específicas la rótico, ya que el verdadero orgasmo es el punto de encuentro
masculinidad y la feminidad ... pero éstas existen y no pueden ser de l~s corrientes de energía interna del individuo y el mundo
castigadas de forma voluntarista por su existencia misma, no ex tenor .. De acuer?o. con esta interpretación el orgasmo vaginal,
pueden hacerse desaparecer ~:)r medios mágicos. Pero esto es en su mllagrosa perdtda del yo y su fluir hacia el mundo, puede
lo que haría la <<ciencia» de la orgonomía; nos retrotraería a una ser el pináculo de la felicidad:
imaginaria entidad del hombre «pre-sociah>:
... desde un punto de vista biogenético podemos considerar
Amo a los pájaros, a los ciervos y a las ardillas, que están si existe una excitabilidad vaginal desarrollada en el reino
cerca de los negros. Me refiero a los negros de la jungla y no ani~al -incluyendo a 1~ he~bra de las especies humanas-
a los de Harlern de cuello duro y levita. No me refiero a las o si nos movernos en lo ternemno del hombre hacia un funcio-
negras gordas con aretes, cuyo placer inhibido se transformó namiento orgonómico vaginal universal como un paso más en
en grasa en sus caderas. Me refiero a los ágiles y esbeltos la filogénesis. s
cuerpos de las muchachas del Mar del Sur a quienes tú, cerdo
sexual de tal o cual ejército, -<<te tiras»; a las muchachas que La lógica de los conceptos dualistas hará que éstos se re-
ignoran que tú. tomas su amor puro como lo hadas en un burdel suelvan en uno solo. Este y sólo éste puede ser el significado
de Denver. de la dialéctica del sexo. La dualidad del sexo se verá finalmente
No, hija, tú anhelas la vida que todavía no ha comprendido su~er~i?a en el principí? femenino. Pero el halago no compensa
que es explotada y despreciada. Pero ha llegado tu hora. Has ]a. lluswn y su revoluciÓn fracasa, en última instancia, por la
dejado de funcionar como la virgen racial alem:ma. ContinÚ<1S m~sma razón que atrae. La actitud contemporánea de separar sus
viviendo corno la virgen rusa de clase o corno la hija universal pnmeras obras de las últimas surge de nuestra auténtica necesi-
de 1a revolución. Dentro de quinientos o mil años, cuando los d.ad, ~e continu~r repi~iendo el mismo tipo de comprensión s<r
jóvenes sanos de ambos sexos gocen y protejan el amor, nada cwloglca y el mtsmo tlpo de retórica política. En todo momento
quedará de ti sino un ridículo recuerdo. 7
la obra. ~e Reich refleja fielmente y denuncia actitudes ideológi-
La unidad de todas las antítesis y diversidades en un «uno» cas dee1s1vas, pero su conquista de las mismas implica su anula-
original planteó un problema: ¿por qué dos sexos? ¿Tendría ción: la naturaleza y la cultura, el hombre y el animal, el hombre
razón el Aristófanes de Platón? ¿Somos un andrógino dividido? Y el cosmos, el hombre y la mujer, todos descubrirán su así
¿Quizá uno de los sexos no es más que un estadio en e1 camino llamada unidad .«dialéc;ica». !odos compartimos -sin llegar a
del otro? P~?etrarla--:,- la tdeol~gta duahsta de Reich y su ingenua resolu-
Y a en la década del 20, la ínsitencia de Reich sobre la supe- cwn: de ah1 su at~a~tlVo, pero también su fatalidad. Reich refleja
rioridad de la vagina en todos los estadios contenía una urgen- la forr_n~ en que v1vtmos, la forma en que objetamos la forma en
cia de la que carecía la noción freudiana de los dos aspectos de que vtvtmos, y nuestras esperanzas religiosas por un futuro que
la sexualidad femenina. Reich afirmó que el pene estaba espe- reposa en un pasado mítico. Y si reflexionamos sobre tal dialéc-
cialmente bien adaptado para la formación y la Hberación de la tica, ¿qué es lo que ésta representa, en definitiva? ¿Una revolu-
ción ecológica, un sátiro, un ángel, un andrógino fem~nino?
9
descarga eléctrica, y en 1934 pensó que el concepto de tensión
mecánica sólo representaba una descripción acertada de la sexua- 8. Reich Speaks of Fre,ud.
9. Véase Shulamith Fírestone: The Dialectic of Sex Nueva York
7. Listen, Little Man. 1970. ' '

228
229
y de la responsabilidad familiar e;clusiva de los prop~os hijos
R.D. LAING: y no de los ajenos, la camarader1a en el entrecruzam1ento de
LA FAMILIA DEL HOMBRE, I clases, de sexos y de edades frente a una crisis nacional, todos
estos fueron factores que -aunque sin intención- res u] taron
poderosamente antitéticos para las características de la fa~ilia
bajo el capitalismo de avanzada. La defensa del ~10gar n~ctonal
reemplazó a la protección del hogar y de las poseswnes pnvadas.
Como oabía esperar, hubo un incremento en las tasas de divor-
cio y en la emancipación e independencia de los niños y las
mujeres. .
Pero tanto si se argumenta desde la perspectlva de la asf
llamada «realidad social» como desde el adoctrinamiento ideoló-
gico, el hecho fue que· después de la guerra la estabilización pol~­
tica y la reconstrucción económica determinaron un restableCI-
miento de las formas sociales conservadoras. Las guarderías y los
restaurantes comunales fueron cerrados. Las mujeres que habían
sido reclutadas por la industria fueron estimuladas a casarse y,
si ya lo estaban, . quedaron excluidas de las profesiones y de
La psicoterapia social muchos trabajos: en lugar de trabajadoras nacionales pasaron a
y el Londres de la postguerra ser esposas privadas. Pero la década posterior a la guerra -y
algunos años más- fue, sobre todo, la década de los niños. Es
dudoso que alguna vez -desde su apogeo a mediados del siglo
En 194 7, el sociólogo de izquierda Richard Titmuss se reunió diecinueve- se haya ensalzado a la familia patriarcal tan desen-
con el moderador de la Iglesia de Escocia (y con otros) para frenadamente como durante los años de la guerra fría. Gran
redactar un folleto sobre la reconstrucción de la familia en Gran Bretaña no quería seguir el camino de la Norteamérica «matriar-
Bretaña. La izquierda y la derecha se unieron en este esfuerzo cal», con sus tebeos de terror y sus niños groseros y violentos; por
porque la guerra había alterado -como ocurre con todas las otro lado, tampoco nos gustaban las historias de los niños discipli-
guerras- la naturaleza polftica de los países implicados sin afec- nados por el Estado en la Rusia staliniana para dar información
tar sus modos de producción económica básicos y habia cam- incluso sobre sus padres. La moda pasó a ser una familia que
biado también la faz de la vida familiar. De hecho, la desestruc- no fuera un desprendimiento férreo y disciplinado de un estado
turación de los tiempos bélicos y la reconstrucción postbélica de totalitario, pero que tampoco estuviera reglamentada por una
la familia es un ejemplo perfecto de la vulnerabilidad de este mamí castradora: una cómoda y agradable zona de protección,
tipo de cambio político (en este caso, la alteración de una insti- un lugar para el ocio. La madre y el hijo pasaron a ser el leit
tución ideológica primaria) cuando no forma parte de una modi- motiv en boga. Los niños que durante la guerra habían quedado
ficación fundamental del estado y de un sistema económico. La abandonados a sus propios recursos, habían formado grupos y
ausencia de los hombres, el reclutamiento de mujeres por parte pandillas: un mundo de juego y de trabajo alternativo al que
de las industrias productivas, el cuidado social de los niños en ofrecía la sociedad adulta. Después de la guerra, este juego alter-
guarderías y parvularios, la erosión de la cena familiar con co- nativo fue catalogado de antisocial y en labios de todos apareció
midas a precios de coste a disposición de todos (incluso niños el término «delincuente». En su novela Charley is My Darling,,
solos) en restaurantes comunales (<dos restaurantes británicos»-), Joyce Cary ofrece un excelente retrato de los placeres y dolores
la evacuación con el quebrantamiento de las diferencias de clase
231
230
de esa delincuencia desde el punto de vista del mno. Pero en el las teorías de la evolución en la formación de la estructura nor-
esfuerzo por reconstruir a la familia, la ecuación se componía mal y anormal del carácter.
de la siguiente manera: delincuente = niño cuya madre traba- Por otro lado, también se estableció en Londres otra escuela
ja* = niño abandonado por su madre en la infancia, en manos de análisis infantil, en la clínica Tavistock. En ésta, la principal
de guarderías o evacuado. Desde ese momento las apelaciones a influencia fue la de Melanie K.lein, con D. W. Winnicott y Susan
la culpabilidad materna compitieron con la explotación política Isaacs llevando a cabo en la misma institución estudios indepen-
de la situación económica para mantener a la mujer en el hogar. dientes sobre los niños y las relaciones madre-hijo. La clínica
Al menos, mentalmente en el hogar, aunque la masa de madres Tavistock propotcionaba (y proporciona), servicios de consulta
de la clase trabajadora tenían que seguir saliendo corporalmente conyugal y familiar. No obstante, la sensible obra de Winnicott
a trabajar, por media paga. tuvo un efecto similar al de Bowlby en sus primeras divulgacio-
Hacia fines de la década del 50, la sociología se había esta- nes. La apología de la familia oscureció su contenido más inte-
blecido como una importante disciplina académica y hubo un resante, aunque sus últimos trabajos de los años 60 -una década
florecimiento de estudios sociológicos sobre diversos aspectos de distinta- están exentos de dichas loas. Las tesis de Susan lsaacs,
la vida familiar y la interacción sociedad-familia. En ei campo de la también explotadas con propósitos ideológicos, contribuyeron a
psicología se ponía el acento en los cuidados maternales; del la creación de un status quo embrutecedor. Así, se refiere cómo
psicólogo infantil Bowlby -cuya obra fue popularizada por la madre, al sentir a su hijo como una posesión, también lo vive
la radio y las revistas femeninas- aprendimos que las personas como una prolongación de sí misma y no como a otra persona;
succionan su estabilidad emocional, literalmente, con la leche de Podemos observar. que cuando se planteó la reacción, con Laing
la madre. Se publicó un análisis popular de esta relación bajo el y otros a la vanguardia, quizá lo que más objetaban era este
título de «La pareja lactante»: la pareja ya no eran los padres tipo de formulación.
sino la madre v el bebé. Los niños evacuados eran <~maternalmen­ Al principio de su obra Envy and Gratítude: a Study of Un-
te privados»: ·tas bombas, la pobreza y los padres ausentes no conscíous Sources (Envidia y gratitud: un estudio de las fuentes
contaban. El psicoanálisis), perseguido en el continente, emigró a inconscientes), publicado en 19 57, Klein señala:
Norteamérica o resucitó en Inglaterra. En lugar de legarnos un
A lo largo de mi obra he atribuido fundamental importancia
interés por l.a psicología de la feminidad, los debates de los años 30 a la primera relación objetal infantil --la relación con el pecho
nos dejaron la herencia de una obsesión madre-hijo. Sin que esto materno y con la madre- y he llegado a la conclusión de
signifique una evaluación de los méritos intrínsecos o no de la que ~i este o~jeto primario, que es introyectado, se arraiga con
obra, cabe señalar que el desarrollo del psicoanálisis infantil relatlv~, segu~tdad e~ el ego, queda instalada la base para una
contribuyó muy claramente a las demandas reivindicaciones de la evoluc10n satlsfactona. Los factores innatos contribuyen a este
época. nexo. 1
En Londres, Anna Freud y Dorothy Burlington, establecieron
una forma de análisis infantil evolutivamente orientada. Anna Aunque fue propuesto como descripción analítica, en el clima
Freud también emprendió su importante estudio psicoanalítico de la época también se lo consideró, naturalmente, una prescrip-
sobre la adolescencia. El psicoanálisis se desvía de la explicación ción ideológica. Pero la obra de Klein, de Riviere, de Winnicott
de las estructuras psíquicas de las neurosis para orientarse hacia Y otros, sirven como un fondo aún más interesante para las
teorías radicales de Laing, que el ofrecido por su afirmación de
la seguridad familiar y los lazos madre-hijo. Estos analistas infan-
* Literalmente «niño-llavín» (latch-key child). En Inglaterra la ex- tiles (a diferencia de la escuela de Anna Freud) se OCUIJilron del
presión hace referencia a un niño cuya madre está ausente cuando él regresa
al hogar, llevando la llave de la puerta colgada de una cadena que rodea
su cuello. (H.G.T.) l. M. Klein: Envy and Gratitude, Londres, 1957.

232 233
estud.io de la p.sicosis y de localizar sus puntos de fijación en responsabilizada -por los radicales- de la destrucción de la
la pnmera relac1ón dual madre-hijo, como Freud había localizado personalidad. En ambos casos, atrapados en el centro de la misma
el pun!o de fija~ión de las neurosis en la fijación triádica del se encontraban la madre y el niño.
compleJo de Ed1po. Como ya hemos visto, la obra freudiana El psicoanálisis británico en particular, olvidadas las discu-
demostró. 9ue t,anto la psicosis como la feminidad implican una siones de los años 30 sobre la psicología femenina, exploró con
coi?prens10n m~s profunda de la fase preedípica. En 1957 cuando gran complejidad la relación primaria madre~hijo. Si se logró
~a~ng fue a trab~jar .a ~a clinica Tavistock sobre la psico~is espe- algo con esto -y creo que mucho--, no se reveló nada real-
~lflca d~ la esqmz~f~ema -y desde 1961 a estudiar a las fami- mente nuevo sobre la psicología de las mujeres. Empero, se
l~as, baJ~ los ausp1c1os del Tavistock Institute of Human Rela- realizaron muchas investigaciones importantes sobre la formación
tlons- este fue el mar,co psicoanalítico y político de su estudio. de las psicosis. La obra de Laing fue, necesariamente, opuesta
. Alred~dor de los años 60 el bebé de postguerra -que había a esta cuestión en dos frentes: atacó a la familia por motivos
s1do nutndo por su madre atada al hogar- se había convertido políticos y sociales, e intentó desacreditar la localización de las
en un adolescente. Los salarios de los jóvenes eran relativamente psicosis en la relación infantil del niño con su madre. El psico-
~levados; una próspera generación de adolescentes tuvo que en- análisis infantil ortodoxo nos ha enseñado muy poco acerca de
frentarse al problema de abandonar el hogar que tanto había la mujer, que tanto como niña y como madre-adulta es tan fun-
?echo por ahmentar~os. Después de los Teddy Boys entraron en damental para sus tesis. El ataque y la explicación alternativa
Juego nuevas expre~10nes: el conflicto generacional y la cultura de Laing -como el anterior planteo reichiano de la oposición
adolescent~. A med1da que el culto de la madre y el hijo conti- sexual- ha sido de gran importancia para la política radical
nua~a su mexorable camino, el hijo -ya adolescente- escapaba de los años 60 y 70. ¿Nos muestra un camino hacia adelante en
mediante ensueños de rebeldía sin causa o cada vez con más la comprensión de la opresión de las mujeres tar como ésta se
causa: una causa contra sus padres. Los últimos años de la década cumple en el interior de la familia y que se supone las define y
del 5~ ,Y l?s pr~meros de la del 60 marcaron el surgimiento de les concede razón de ser?
la p~l1t1ca Juveml: .la Campaña para el desarme nuclear, la Nueva
Izqme:da, el ~omlté de los Cien, estuvieron dominados por la
~ente. JOve~:· Entre, los :adolescentes predominaba la esquizofrenia:
e ~r~ ramb1~n un slntoma de la rebelión contra la familia claus.tro- 13. Una «ciencia de las personas»
fobiCa? Lamg lo captó y contribuyó a crear el momento con esta
pregunta. 2
La reconstrucción política de la familia en la Gran Bretaña Consideramos que el cambio de perspectiva que estas descrip-
d~ la postgu~rra Y d~ la guerra fría estuvo apuntalada por el ciones expresan y exigen tiene una significación histórica no me-
b.~e?es tar _soe1~l ~ de onen tación familiar, y por las teorías socio- nos radical que el cambio de un enfoque metodológico a una pers-
l~glca, ps1:oiog1ca y psícoanalítica, masivamente divulgadas. En pectiva clínica hace trescientos años. 1
c1erto sent1d~,. fue una vuelta de tuerca lógica el que I:a familia, R. D. Laing, aunque psicoanalista y político radical, nunca
a la que le h1e1ero?~ -los conservadores- soportar lo m.1s pesado se interesó por la amalgama de las dos ciencias que Freud y Marx
de la reconstrucc10n de la personalidad, fuese repentinamente comenzaron a desarrollar. Desde el principio quiso hacer algo

.2. Aunque la.pr~n;er~ obra de Laing fue publicada por Tavlstock Publi~ l. R. D. Laing y A. Esterson: Sanity, Madness and the Family, Vol. I,
cat10ns, res~Ita. s1gmftcat1vo que el joven cuerpo directivo editorial d Families of Schízophrenics, Tavistock Publications, Londres, 1964. Aunque
New, Left Re~zew h~~an sido !os primeros en publicar su obra fuera d~ este estudio fue escrito conjuntamente por Laing y Esterson, tanto en este
los Clt?Jlos ps1coanalit1cos. «Senes and Nexus in the Family» fue publicado caso como en el de otras obras en colaboración me refiero a ellas, por razo-
en 1962 por la New Left Review. nes prácticas, como si Laing fuese su único autor.
234 235
nuevo. Su proyecto principal ha sido el de volver inteligibles que lo acepta, una nueva persona real, que al ver al paciente
pautas de conducta que son etiquetadas como <<esquizofrénicas». como realmente es le restituye su yo.
Naturalmente, la inteligibilidad es la meta de cualquiera que Así, el paciente y el médico se convierten en «el yo y el
ofrezca un an~lisis de cual9~íer situación, pero para Laing la otro», es restablecida la situación social original de la cual surgió
fu~nte de la misma es, espec1f1camente, el conjunto de las interre- la <<enfermedad¡>; sólo porque esta vez hay amor y tolerancia
laclOnes sociales en que está situada una persona. en lugar de condena de la enfermedad, habrá cura.
Los «síntomas y señales» de la psicosis se vuelven de este El modelo es nítido: si no tratamos a las personas como per-
modo inteligibles cuando el paciente no es considerado --como sonas las volvemos locas: si no analízamos a las personas enlo-
ocurre g~ner~Jmente- en fo~ma despersonalizada, como el objeto quecidas como personas las mantenemos en el estado de locura.
de estud:o, a1sladament~, sino como una persona creada en y por Por otro lado, si tratamos a las personas como personas, aunque
sus relaciOnes con otras. Ningún hombre es una isla .. v la mani- cometan locuras lo aceptamos, porque las aceptamos como perso-
festación de la esquizofrenia ilustra lo falso que resulta. tratarlo nas. Si analizamos a aquellos que han sido despersonalizados y
como tal. enloquecidos como sí fueran personas, vuelven a hacerse personas
Laíng parece afirmar que existe una homología estricta entre y son «curados» de una enfermedad que, en primer lugar, no
la forma en que es ca~~ada la esquizofrenia y la forma en que es estaba en su interior.
trata~~-, Tanto la fam1ha que enloquece a uno de sus miembros A lo largo de su obra Laing hace claras manifestaciones
-re:flcand~,Jo y. ~islándolo~- como el médico que diagnostica la acerca de lo que designa como <mna ciencia de las personas» y
esqmzofre:ma, ut1hzan el m1smo método: «¿ ... por qué no consi- sitúa esta nueva ciencia en relación con otras: negativamente con
deramos Igualmente loca una teoría que intente transmutar a las las ciencias naturales y el psicoanálisis, y positivamente con las
personas o a los animales en autómatas?». 2 disciplinas y filosofías de la sociología y la fenomenología. El
Así, el método científico de Laing apunta al restablecimiento deseo de Laing de una nueva ciencia parece haber emergido de
de la causa social original de la enfermedad. Y como parecería su insatisfacción con el psicoanálisis y de la inspiración que recibió
que lo~ pa?res se rdadonan con su hijo de manera posesiva, de ciertas filosofías. No surgió -como la economía sexual de
con odw d1sfrazado de amor, con ira disfrazada de cordialidad Reích- de una frustración progresiva con otras formas de análi-
engañ,o _como obediencia, intolerancia como aceptación, en su cur.~ sis, sino de un proyecto original. Desde los comienzos Laing
el med1co se relacionaría con el paciente con auténtico amor: teniendo en cuenta su insatisfacción, apuntó a la instauración
de un nuevo sistema de conocimiento.
La premisa básica de Laing (y el punto del que parte su
EI principal agente para unir al paciente, para permitir
gu,e _los fragmentos se reúnan y se adhieran, es el amor del radicalismo) es su afirmación de que «el extrañamiento de
medico, ~n ~mor que_ reconoce al ser total del paciente y lo nuestra pro pía· teoría de nuestros propios actos penetra profun-
acepta, sm !Jgaduras tormales.3 damente en nuestra situación histórica». 4 Laing declara que Freud,
el más grande psicopatólogo de todos los tiempos, desafió el
abismo final, rastreó los horrores de la psiquis subterránea
El buen médico no es, entonces, el sustituto del padre al
pero logró plantear una teoría que era en cierta medida defen-
cual --en Ia .situación a~alítica clásica- el paciente puede trans-
Siva.
ferir las pasiOnes (hostiles y amistosas), sino un nuevo padre
4. R. D. Laing: Self and Others (El yo y los otros), Tavístock Publica-
2. R. D. Laing: The Divided Self, Tavistock Publications, 1960; tions (1961, 1969) y Pantheon Books, Nueva York, 1969. La primera edi-
Penguin Books, 1965. Hay versión castellana: El yo dividido, Fondo de ción se tituló The Self and Others. He utilizado la segunda edición neoyor-
Cultura Económica, México 1965 quina -salvo cuando lo señalo específicamente-, que está considerable-
3. !bid. ' mente revisada.

236 2~7
Parece extraordinario que en tanto las ciencias físicas y bio-
Freud fue un héroe. Descendió al «submundo», donde en- lógicas han triunfado generalmente sobre las tendencias a per-
contró espantosos horrores. Planteó su teoría como una cabeza sonalizar el mundo de las cosas o a percibir intenciones huma-
de Medusa que transformaba estos horrores en piedras. Los nas en el mundo animal, una auténtica ciencia de las personas
que seguimos a Freud tenemos ~1. privilegi~ ~el conocimien- apenas sea razonable por la inveterada tendencia a desperso-
to que trajo consigo y nos transmltlC? .. Sob_revlv~~- Nosotros d~­ nalizar o reificar a las personas. 8
bemos ver si ahora podemos sobrevwtr stn uttltzar una teorta
que es, en cierta medida, un instrumento de defensa [la cursiva
es mía]. 5 En esta primera obra -The Divided Self-, Laing sitúa cla-
ramente sus objeciones en términos de su opisición al psicoanálisis
clásico. Posteriormente generalizará su posición, pero es a partir
Lo que antecede fue escritu en T he Divided Self en la etapa de este desacuerdo básico cómo construye sus teorías sobre lo
en que el deseo de La1ng de quebrar la barrera de defensa entre que debería hacerse. Antes de investigar sus desacuerdos con el
el científico y el objeto de su investigación (la psiquis del pa- psicoanálisis, quier-o exponer lo que constituye su «ciencia de las
ciente psicótico) sólo se desplegó para subrayar y tratar como personas» y las influencias positivas que lo ayudaron a consti-
auténtica experiencia todo lo que el psicótico afirmaba sentir; tuirla: la filosofía existencial y algunos aspectos de la sociología
el psicótico es la persona que tiene problemas incomprendidos, norteamericana.
pero que de todos modos son problemas. En· sus obras posterio- Laing define su «ciencia de las personas» como un «estudio
res Laing sostiene la necesidad de emprender el peregrinaje al de los seres humanos que comienza por una relación con el
vado de la pérdida del yo en defensa propia. Al describir el «Viaje otro como persona. y prosigue por una explicación del otro también
de diez días» de una crisis esquizofrénica, Laing señala: como persona». 9 Laing propone dos proyectos· relacionados: el
análisis de una persona como tal y un análisis de las relaciones
No podemos ver que este viaje no es aquello de lo que interpersonales. Se plantea una cuestión fundamental: ¿qué sig-
debemos ser cur·ados, sino que es en sí mismo una forma nifica una <<persona»? Una de las respuestas que él mismo da
natural de curar nuestro aterrador estado de alienaci6n llamado configura la segunda parte de su proyecto: una persona es su
normalidad. 6 relación con otro. Pero entonces, al considerar esta respuesta
como pregunta -¿qué son las interrelaciones?- volvemos al
Una vez más, esta prolongación de la posición de Laing puede problema original: son lo que percibimos cada uno del otro como
ser prevista en las afirmaciones anteriores del proyecto original: persona, pero ¿qué es una persona? Este es un dilema subyacente
en toda la problemática de Laing. A veces puede verse como una
¿Cómo podemos decir, incluso, lo que significa ocultar algo búsqueda de complejidad y otras como una obsesión con la cir-
de uno mismo o engañarse a si mismo en términos de barreras cularidad de la tautología ( ¿Knots? *). El analista debe ver al
entre una y otra parte de un aparato mental?' Est<l dificultad analizado como persona; esa persona lo es en su relación con
no sólo se enfrenta a la metapsicología freudiana clásica, sino a otras personas; una de sus relaciones es la que mantiene con el
cualquier teoría que comience con el hombre o con una parte analista como persona; el lenguaje que emplea el analista y los
del hombre separado de su relaci6n con el otro en su mundo métodos que escoge para describir a esta persona (que sólo es
[la cursiva es mía] .1
8.Ibid.
9.!bid.
5. The Divided Self. * Knots {Ataduras) es un libro de poemas publicado en 1970 por
6. The PoJitics of Experíence and The ]3ird of Paradise, Penguin Laing. Hasta el presente sólo han sido publicados algunos poemas de esta
Books, 1967. obra en castellano (H.G.T.)
7. The Divided Self.
239
238
una persona porque él es una persona) debe ser per_sonal. No objetivo. No existe una lógica tradicional que lo exprese. No
resulta extraño que el final sea silencio: hay métodos para la comprensión de s~ nat~ra~eza .. Pe~o .e~ta
relación es la cópula de nuestra ciencia, s1 .c1ene1a stgmf_¡~a
No podemos hablar sobre una regla acerca ·de la cual no una forma de conocimiento adecuada a su su¡eto. La relac10n
podemos hablar. Hemos akanzado un límite con respecto a de entre experiencia y conducta es la piedra que los constructores
qué podemos hablar... He pensado acerca del problema de corren el riesgo de rechazar. Sin ella, toda \; estructura. de
cómo no pensar un pensamiento que se supone no hay que nuestra teoría v nuestra práctica se derrumba. [Las curstvas
pensar. No logro pensar en ninguna forma de hacerlo excepto de <:<conducta y experiencia» son mias.]
--en alguna forma peculiar- «pensar» que uno no debe pen-
sar con el objeto de asegurarse de que no lo piensa. 10 Una «ciencia de las personas» debe entonces especificarse
más y buscarse en la naturaleza de la rel~ción entre «Ct)nducta Y
En primer lugar, Laing define el área en que un~l persona se experiencia». Aunque posiblemente prov1ene de una tuentt: el
encuentra a sí misma como persona, por así decirlo. Se añade empleo que Laing hace del té~mino. <~~xperiencia» ,ap_unta en, dos
un término al territorio en el que debemos buscar el significado direcciones: la filosofía del extstenctahsmo y la practJUI de la m~
del yo y de todas las relaciones interpersonales. Dicho término vestígación empírica. . ., . .
es el concepto laingiano de «experiencia», de amplio alcance. Antes de que Laíng hiciera una aphca.cwn dn~cta (~e la obra
Este aspecto encuentra su punto culminante en Politics of Expe- de Sartre la preocupación por el pensamiento extstenc~al ~a era
rience (Política de la experiencia), pero es desplegado desde el explícita .t3 Parece que cuando utiliza el término ~~ expenencta » se
primer momento como el principio 1 el fin y la esencia de la refiere a algo que .hace de un ser humano <<Una p~rso~a». Del
«ciencia de las personas». La «ciencia» es el trazado de la «expe- mismo modo que Kierkegaard excluyó el mund~ mammado Y
riencia» porque lo que él o ella <<experimentan>> es la persona. animal en su empleo del término «existencia», Lamg ~os excluye
Self and Others es «un intento por entretejer la experiencia y la en su empleo de la palabra «experiencia»; que del mJs~o .rr~odo
conducta en una teoría consistente, ya que así están tejidas en es el estado de ser que es vivido por una persona con. autentJ~tdad
la vida real». 11 0
sin ella. Naturalmente, resulta relevante que Latng ~ustlt~ya
el término <<experiencia» por la anter~or no.ción. de «exts~~nCla»
En Politics of Experience declara: que, de acuerdo con el empleo la~~gtano, 1mphca la ace1on de
percepción y relación, :o,mo. tamb1en la ?e«s~r». La ~e:s?t~a
La experiencia es la invisibilidad del hombre para el hom- como yo existencial segUlna stendo una enttda? ~tslada <.·h_vtdtda,
y
bre. Anteriormente, a la experiencia se la llamaba alma. La pero el yo experiencia! de Laing propone ex1st1r en s1 mtsrno Y
experiencia como invisibilidad del hombre para el hombre es, en los términos de otros: su experiencia de otros y la de los otros
al mismo tiempo, más evidente que cualquier otra cosa. Unica-
de él. (Aunque Laing nunca está completamente s~guro: en
mente la experiencia es evidente. La experiencia es Ia única evi-
dencia. La psicología es el logos de la experiencia ... Las cien- ocasiones nada, ni siquiera el amor total, sa1va la mexorab1e
cias naturales no saben nada de la relación entre conducta y separación entre el hombre y el ho.mb.re.) , . .
experiencia. La naturaleza de esta relación es misteriosa, en el De hecho, a pesar del uso lamg1ano del termmo <<expenen·
sentido de lVIarcel. Es decir que no se trata de un problema cia», a menudo el mismo está. impregnad~ de, much~s de. los
valores asignados a la «existencia». en la ftlosofla «extstenctah.
10. Tbe Politics of the Family, Toronto, 1969. Reimpreso con algunas
modificaciones bajo el título de The Politics of the Family and Other 12. The Politics of Experíence. D' 'd d S lf) se
Essays (La política de la familia y otros ensayos), T avistock Publications y 13. El primer capítulo de su primera obra. I(The tvt e . e t' de
Pantheon Books, 1971. titula: «Los fundamentos fenomenológico-existencta es para una ctenc a
11. Self and Others, Prefacio a la segunda edición, 1969. las personas».

240
Por ejemplo, su noción de que la persona tiene un yo verdadero
Pero en la época de T he P olitics of Experience y su exl?~si­
o falso -aunque puede ser pragmáticamente propuesto en térmi- dón del viaje esquizofrénico, Laing apoya todas aquellas rehglO-
nos parcialmente sociológicos de cómo los otros pueden obligarle
nes y filosofías existenciales. ~ue sostiene~ q~e la :x~rienda
a uno a desempeñar un rol que va a contrapelo de su carácter
egótica original de un yo obJetlvo es una 1lus1on prelimmar, un
original- implica una reformulación de la noción fenomenoló-
gica del yo-verdadero-en-su-existencia. velo que debe ser arrancado, un útero del que debe nacerse. Esta
vez el capítulo correspondiente se titula «Trascendental Expe-
En esta etapa (The Divided Self) la persona necesita aliar su rience» (Experiencia trascendental) y la subjetividad de la per-
yo subjetivo y su yo objetivo, su ser-para-otros: «la experiencia~> sona es lo esencial. Como de costumbre, descubrimos que la
es el t;no_do en que s~ un~n fas dos «dimensiones», la objetiva y definición de la «ciencia» que Laing busca, sigue el mismo camino
1~ subJetiva. El yo «mtenor>> de The Divided Self o el «Íncons-· que el de la «persona» que constituye su objeto.
Clente» (en cierto sentido distinto al de Freud) de Self and Others
son términos utilizados para el yo-en-su-ser-para-sí~mísmo.
Son muchas las personas que sienten que deben traducir
En este. punto de la obra de Laing, un esquizofrénico-psicó- los hechos «subjetivos» en términos «objetivos» con el propó-
t~co es algmen que trata de conservar su «yo» (interior o incons- sito de ser científicos. Ser auténticamente científico significa
c1ente) separado de su experiencia en el mundo objetivo: cómo tener conocimientos válidos de un dominio escogido de la rea-
los otros lo perciben. Por otro lado, la persona cuya vida no ha lidad. De modo que seguidamente utilizaré el lenguaje de la
quedado. a~í desviada, une lo interior y lo exterior, lo subjetivo experiencia para descubrir los hechos de la existencia. 15
Y lo obJetivo, conformando su subjetividad en relación con la
experiencia de la objetividad, del yo para otros. El esquizofrénico Laing procede· a utilizar el lenguaje de la experiencia (su
se ~a escindido de un yo dividido, en el que su ser auténtico experiencia) para describir la alienación de nuestros días en tér-
esta falseado porque se encuentra s.eparado de su ser-en-el-mundo minos de cómo nos sentimos escindidos en un interior y un
Y no. es vivido en términos de «experiencia», sino de fantasía. exterior, con el interior privado de sustancia y el exterior de
La v1da del yo vivida únicamente en la fantasía es el tema de significado. Parece que ahora todos somos «yos .divididos» . (es-
un capítulo titulado «The Counterpoint of Experience» (El con- quizoides) que no pueden recuperar la salud med1ante la umdad
trapunto de la experiencia), de Self and Others, una obra en la previamente planteada de lo subjetivo y lo objetivo, sino a través
que se sugiere implícitamente, como un índice de salud la unidad de una exploración en las profundidades de la subjetividad: el yo
del yo subjetivo y la experiencia objetiva. ' antes de que fuese siquier·a un yo, cuando era uno con el cosmos.
L.aing hace tre~ objeciones claras al procedimiento científico De modo que a partir de que la «experiencia» es lo que nos
antenor: el lenguaJe de la ciencia divide al hombre global en los relaciona con los otros y después con nosotros mismos, ha sur-
componentes de su yo; todas las ciencias tratan al individuo gido una búsqueda supramundana por el antes-de-todo-eso. El
como aislado de los demás individuos; las ciencias humanas re- primer Laing aísla su herencia existencial de toda su~erenda
med~n. a las cien~ias naturales al tratar a las personas como «cosas místico-religiosa; el último la restablece con plena potencia.
mecamcas», senCillamente porque son objetos de estudio: Laing denomina «política» a su credo de la experiencia tras-
cendental y para comprender esta etiqueta algo extraña, pero
. En lugar de los vi~culos originales entre el Y 0 y el Tú,
actualmente popular, quizá resulte útil recordar su referencia a
1 Gabriel Marcel en la misma obra: .«Las ciencias naturales no
als.amos a un hombre smgular y conceptualizamos sus diversos
aspeqos en «el ego», «el superyó» y «el ello».I4 saben nada de la relación entre la conducta y la experiencia. La
naturaleza de esta relación es misteriosa... en el sentido de
14. Tbe Divided Self.
15. The Politics of Experience.
242
243
16 luego si ésta «existe». ¿~s, ~?nciUamente, un tipo pec~iar (o
Marcel». Este católico existencialista -que como resultado
tipos pecu~ares) de c?murucac1,?n humana? Entonces! .¿~ue es la
de sus críticas a la tendencia científica a generalizar y abstraer, 1
comunicacwn, el medio a traves del cual la gente divtdida sa1va
sostiene que si pudiéramos sustituir abstracciones tales como
«fascistas» o «comunistas>> por los seres humanos específicos im-
la brecha, el espado entre el yo y los otros? .
La segunda influencia decisiva en la obra de Lamg se en-
plicados, las guerras serian mucho menos probables- es, evi-
dentemente, un espíritu afín a] de Laing o, quizá, una influencia e ntra al examinar el otro elemento que compone el espectro de
cu
su «ciencia de las personas»; la cond ucta. Lamg . descr1.'be. su. m-
.
directa sobre éste, que afirma:
terés central como «la relación entre la conduct.a y ~a expenencla>~.
Hemos visto que en muchos casos la «expenencta» es gene.r~h­
En tanto no podamos devar nuestro «pensamiento}> más
alLí de Nosotros y Ellos, los buenos y los malos, todo conti- zada en la <<existencia». También frecuentemente la espeoflca
nuará ... como «percepción» y «concepción»; como tal se contrapo~e .a
Mllkmes de personas han muerto durante este siglo y «conducta», esta misma en ocasiones generalizad~ ~on el slg~­
millones más morirán... poryue no podemos romper esta ata- ficado de «interacción» o «acción» y, en otras, hmuada al sig-
dura. nificado de «cómo uno actúa, cómo responde ante los estímulos»,
Parece una atadura compatativamente sencílla, pero está etcétera. En este nivel de «conducta y experiencia», Laíng está
Jrzuy. muy fuertemente atada ... alrededor del cueHo, por así explícitamente endeudado con algunos científicos sociales norte-
decirlo, de toda la especie humanaY americanos.
Pe ter Sedgwick, un interesante crítico de Laing, comenta:
La «política de .la experiencia» puede consistir, entonces, en
el retorno de todos los acontecimientos --tanto macro como La patología de la comunicación f~milia~ s~, ha con':ertido
microsocia!es- a 1a _prueba de la experiencia personal e interper- en una de las grandes empresas de mvest1gac10n arnencan~s.
sonal, a probarla en nosotros mismos; en otros momentos puede Cientos de familias han acudido en tropel a los lab?ratonos
significar retroceder al vacío anterior a toda distinción, al punto de institutos académicos y hospitales, para hacer ~e:.g1strar en
en que la experiencia era el «alma». cinta -durante muchas sesiones- toda su expres10n verb_al;
Así, Laing se preocupa de la experiencia en tres formas: para hacer filmar sus gestos y movimientos y .l?ara de~entranar
toda su biografía en profundidad. . . Las fam1has habttan este
quiere desarro1lar una ciencia de la experiencia, establecer una
selecto teatro durante períodos de varias horas o más, represen-
política de la experiencia y abogm por una búsqueda místico- tando una especie de serie televisiva de la vida real basada
religiosa de 1a experiencia trascendentaL Pero paralelamente a en su habitual intercambio doméstico, y después parten ... 18
sus intereses filosóficos más abstractos, en un nivel muy con-
creto Laing desea saber cómo se relaciona la gente en familias En la introducción a su obra compuesta de casos clínicos,
espedficas y quiere saber si las psicosis, especialmente la esquizo- Laing se lamenta y regocija al mismo tiempo:
frenia, son inducidas por tipos definibles de interacción social.
En este caso, opera en un campo en que l::1 presuposición filo- Dentro de los términos de la fenomenología misma este
sófica no es suficiente. Es al «demostrar» su tesis que el más estudio está limitado metodológica y heurísticamente ..
grandioso empirismo de su tradición filosófica se encuentra con La mayoría de nuestros datos surgen de entrevistas ... la
un empirismo más estrecho tomado, príncipalmente, de las den- mayoría de dichas entrevistas fueron llevad?~ a cabo en nues-
cías conductistas. tros consultorios y no en los hogares fam1hares; en segundo
En primer lugar, Laing pregunta qué es la esquizofrenia y
18. Peter Sedgwick: «R. D. Laing: Self, Sympton and Soci~ty», S~lma­
16. !bid. gundi, primavera de 1971; reimpreso en R. D. Laing and Antt-Psychratry,
J7 The Politirr of thf' Fumi/y, Toronto Harper & Row, Nueva York, 1971.

244 245
lugar -y esto es aún más grave-, una entrevista no es una
situación familiar que ocurre naturalmente. Others, 1961 ), el modo de interacción es la «enfermedad». Este
También estamos insatisfechos con nuestro método de re- cambio de énfasis --de concepto- está marcado por una nueva
gistro. Su principal limitación con~ist~ en que todos nue.stros definición del campo: la relación entre cómo nos comportamos y
registros permanentes están restrmg~~os a las transacc10~es cómo otros experimentan nuestra conducta y nosotros la de ellos.
auditivas de los miembros de la familia en nuestra presenc1a. Entonces se considera que las personas interactuantes infieren
Aunque semejante biblioteca permanente de cintas magnéticas de la conducta lo que quiere significarse mediante una acción, y
supone un progreso sobre las notas clínicas tomadas durante el psicoanalista infiere de estas inferencias. El «yo» está com-
o después de las entrevistas, sólo puede consid~rarse co~o puesto de experiencias de la experiencia, incluso el «inconsciente»
un escalón hacia un stock permanente de grabaciOnes audlo· específicamente laingiano; aparentemente algo exterior a semejan-
visuales. 19
te experiencia. Empero, nuestras inferencias pueden ser total-
mente erróneas a todos los niveles. Así, podemos inferir algo de
En sus casos clínicos> Laing recoge los datos <<factuales» de
la conducta de alguien que lo enloquece por nuestra falsa infe-
la conducta, registra el intercambio inmediato de palabras y ges- rencia. Lo situamos (o nos situamos) en una falsa posición. En
tos y crea un método para cotej-ar su información en la forma The Divided Self, el «falso yo» era una falsa proyección del yo;
más directa la psicología y la sociología. aquí, es producido por una interacción deshonesta entre personas.
Naturalmente, Laing está tratando de ajustar los presuntos Una vez más, toda la orientación ha pasado al área de la comuni-
métodos <<neutrales» de los investigadores norteamericanos a su cación: el espacio entre la gente:
sistema filosófico gener-al para probar un punto: que la esquizofre-
nia es un método de comunicación o comunicación rechazada. La pérdida de las propias percepciones y evaluaciones, que
The Divided Self no parece estar influido por la psicología se produce al ocupar una posición falsa (doblemente falsa en
social norteamericana. Se trata, en mayor medida, de un proyecto el senti~o de que uno no se' da cuenta de su falsedad), sólo
puramente fenomenológico-existencial: un intento por humanizar se .«reahza» retrospectivamente. Una posición falsa no es, nece-
una «ciencia de las personas>>. Aunque la esquizofrenia ya se ha sanamente, del todo «insostenible» ... La persona que se en-
vuelto inteligible en términos de la praxis de la persona, dicha cuentra en una posición doblemente falsa se siente «real»; sin
praxis es la contradicción entre su ser-para-sí y su ser-para-otros. «sentirse» paralizada, es paralizada por este mismo sentimiento
Todavía no ha sido formulada la diferencia entre conducta y de «realidad>>. Sacudirse este falso sentido de la realidad im-
plica una desrealización de lo que uno falsamente asume como
experiencia. En The Divided Self, el paciente todavía es~á. en el realidad, y una re-realización de lo que uno falsamente asume
centro de su propia historia clínica; su problema se ortgma en como irrealidad. Sólo entonces es posible percibir el sistema
la primera infanda, momento en que alguna interacción provocó social fantasioso en que uno se encuentra. El estado normal
que nunca alcanzara la seguridad plena de su propia identidad; es consiste en estar tan inmerso en los sistemas sociales fantasiosos
esta «inseguridad ontológica>> -reevocada en el momento de que uno los tome como reales ... 20
la crisis (generalmente la la que se encuentra ·en
la base de la esquizofrenia. En esta etapa del pensamiento lain- A partir de este momento el yo «verdadero» que experimenta
giano, los sfntomas esquizofrénicos pueden, realmente, ser inteli- la realidad «real» constantemente tiene que comportarse/ actuar
gibles, pero la esquizofrenia permanece ahí y la minoría de las como un yo falso que se ajusta a la falsa realidad social en la
personas que se consideran a sí mismas como autómatas «son que está encarcelado. El niño aprende a fingir que es un niño
correctamente como locas>>. Sus síntomas expresan pequeño: su rostro se transforma en una «máscara». Pero una
un modo de interacción; pero en la siguiente obra (The Self and cierta. co~fusión se introduce en el lenguaje de Laing; tanto la
exper1enc1a como la conducta pueden ser falsas, de modo que
19. Sanity, Madness and the Family. 20. Self and Others.

246
podemos tener «experiencia seudo-real», e incluso en el interior 14. Los diversos métodos científicos
?e nuestra «experiencia:.> podemos hacer lo que son, en última
mstancia, distinciones falsas: interior/ exterior; real/irreal; lleno/
vacío, etcétera. El hecho de que el mismo Laing utilice estas The Divided Self y The Self and Others plantean, simplemen-
distinciones contribuye a la confusión. Para ayudarse a sortear te, el problema de la fundación de una ciencia: la postulan en
este problema, Laing parece decir que hay una experiencia verda- oposición a los métodos despersonalizantes de las ciencias natu-
dera, aunque no sabemos en qué consiste. Paradójicamente su rales y el psicoanálisis. Ninguna de ambas obras propone sus
urgencia por apartarse del yo dividido hacia el terreno d~ la propias formulaciones «científicas». Pero sí lo hace la siguiente
intercomunicación lo ha conducido a una posición aún más esen- publicación de Laing, un artículo titulado «Series and Nexus in
cialista de la que se encontraba al principio. the Famíly» (Series y nexos en la familia), donde utiliza una
Si analizamos cuidadosamente el empleo laingiano del término versión modificada de la terminología sartriana de la Crítica dt>
<<experi~ncia», veremos que lo utiliza en dos formas que a me~
la razón dialéctica. (Aunque en sus primeras dos obras Laing
nudo tlenen la tendencia a ser contradictorias o directamente hace ref.erencias a las obras anteriores de Sanre en notas al pie,
excluyentes. <<Experiencia>.'> como sustantivo es la <<existencia» nunca las utiliza direct::1mente sino como elementos compartidos
existencial, esencialista, de Laing -siempre <<verdadera»- y «ex- de sus filosofías.) Lo que toma de la Crítica fue formulado como
periencia» como verbo consiste en percibir o conseguir algo y un método para volver inteligible la conducta: lo que debes hacer
estas concepciones pueden resultarnos verdaderas o falsas, es descubrir quién hizo qué y por qué; debes «personalizar>> lo
~ntonces, contamos con un trasfondo de «experiencia» (sus-
aparentemente impersonal, restituir «el proceso>> a «la praxis».
tantivo) como «existencia verdadera>> (que fácilmente se funde En este caso hubo una clara formulación metodológica para la
c?n ~<experiencia trascendental>>) y un primer plano de «expe- teoría central del pensamiento existencialista (la versión laingiana
nencta» (verbo) de la forma en que uno percibe (concibe la con- de Sartre es, como Laing deseaba, Laing y no Sartre):
ducta propi~ y 1~ d~l otro). Todas las historias clínicas de Laing
Por ejemplo, si una idea se ha transformado en un hecho
-reales o 1magmat1vamente reconstruidas como en Knots- se social (mis vecinos objetan a la gente «de color»), si aparece
ajustan a este esquema. (La descripción esencialista del yo como corno una cosa, su inteligibilidad consiste en el desandar los
experiencia verdadera está, por supuesto, más allá de la descrip- pasos de cosa -+ hecho social -+ idea -+ los hombres que la
ció?.) ~ealmente, la <<cienci.a de !as personas» alcanzada por pensaron: su potencia aparentemente incontrolada, su anoni-
Lam~ v1ene .a demostrar la d1ferenc1a entre la conducta y la per- mato, su origen no declarado, son inteligibles en la medida
cepciÓn de la conducta, proyecto que se disponía a analizar. Dadas en que pueda descubrirse la forma en que es un acto enajenado
sus premisas.. en última jnstanda sólo es posible mostrar, como de los actores a partir de sí mismos. 1
máximo, los grados de dislocación que se producen documentar
la infinitud de la «espiral diádica». En este caso, al descubrir la relación entre la conducta (el
acto) y la experiencia (en ambos aspectos: cómo fue «experi-
Jack puede ver que é] ve mentada» como proceso -la cosa- y la experiencia de que pro-
lo que Jill no puede ver viene en la praxis original «el hombre que la pensÓ»), Laíng
pero Jack no puede ver redescubre el sujeto de Sll ciencia v un vocabulario para definir
que Jill no puede ver su propósito: la búsqueda de la inteligibílicbd. Lo que Laing
que Jill no puede verlo. 21 deseaba era un camino para la comprensión de lns individuos en

1. R. D Laing: «Series ancl Nexus in the Familv». New Left Review,


21. Knots, Tavistock Publications y Pantheon Books, Nueva York, N.o 15, mayo/junio de 1962
1970.

248
sí mismos y en sus grupos, una forma de ver la parte en el todo. utiliza un lenguaje de personas. Salvo, naturalmente, que al
Su empleo de Sartre le descubre su método. En su ensayo sobre volverse «técnica» no lo hace: proceso, praxis, serie, nexo, tota-
la Crítica y en la introducción a su obra sobre Sartre --en cola- lización ...
boración con David Cooper-, Reason and Violence (Razón y La obra siguiente -Sanity, Madness and the Family-, parte,
violencia), Laing específica las dimensiones del Sartre con cuyo como la precedente de una serie de estudios comparativos de
proyecto coincide: familias «esquizofrénicas» versus familias «normales», en la que
comenzó la compilación de cintas magnetofónicas. El segundo
Es necesario resaltar que aquí nos ocupamos de evoluciones
decisivas en la comprensión de sí mismo por parte del hombre,
volumen (Familias normales) nunca apareció.
tan importante para la desmitificación del presente como lo Después de la influencia de Sartre, el «método científico» de
fueron en su momento, por ejemplo, las formulaciones de Laing atraviesa una etapa sorprendente. Interpersonal Perception
Freud y de Marx. Aquí emprendemos una aventura teórica (La percepción interpersonal) es el esfuerzo de tres psicotera-
más ambidosa que la que intentaron Freud o Marx. . . nada peutas --entre ellos Laing- por idear una serie de preguntas
menos que una totalizaci6n, como diría Sartre, de la totalidad que puedan plantearse a matrimonios y cuyas respuestas mues-
del conocimiento histórico social existente.2 tren la concordancia o discordancia entre sus miembros. Pero las
preocupaciones básicas de las que emergió semejante proyecto
Esta noción de «totalización~..- coincide con lo que Laing in- son las mismas de la obra anterior de Laing. El primer capítulo
tenta sostener a todos los niveles. Así, en la misma introducción, se ti tul a «Self and Other» (Yo y otro), donde leemos:
los autores señalan cómo las totalizaciones sartrianas de las per-
cepciones y las concepciones de las colectividades permiten ob-
servar la violencia conceptual y perceptiva ejercida sobre las Hace más de cien años Feuerbach dio un paso fundamental
personas mediante abstracciones y reificaciones... arribando a en la filosofía: descubrió que ésta estaba exclusivamente orien-
The Politics of Experience y al tributo a !viarcel. En un artículo tada alrededor del «yo». Nadie se había dado cuenta que el
anterior, Laing escribe: «tú» es tan fundamental como el yo. Resulta extraño que
continuemos teorizando desde una perspectiva egotista. Según
la teoría freudiana, por ejemplo, tenemos el «yo» (ego), el
[Un grupo] no es -ni puede ser- un objeto, una tota-
«sobre-yo» (superyó) y el «ello», pero no el tú. 4
lidad. El grupo no puede ser aprehendido definitiva y conclu-
yentemente como un todo; cualquier grupo se encuentra per-
manentemente en vías de totalización; una serie perpetua de
4. R. D. Laing, H. Phillipson, A. R. Lee: Interpersonal Perception:
acciones mantiene su existencia, pero no pueden completarlo
A Theory and a Method of Research, Tavistock Publications, Londres, 1966.
de una vez para siempre.3
Con respecto a esta obra, Sedgwick comenta: «Las presunciones de la c;bra
son, en gran parte, las mismas que tienen las agenc!~s co~s~j~ras m~trtmo­
El grupo que se estudia es comparable a la forma en que niales ortodoxas: no encontramos en la obra una crtttca nththsta-radtcal de
es estudiado. Volvemos otra vez a la perfecta homología del la ficción que yace en el centro de las relaciones humanas, sino una mani-
objeto estudiado y el método con que se lo estudia. Por supuesto. festación reformista-liberal en el sentido de que algunas relaciones son más
perceptibles que otras».
semejante relación de eco entre e1 objeto y su ciencia es, como Estas observaciones son correctas, sobre todo, en virtud de que los tests
hemos visto, la meta de Laing: una «ciencia de las personas» produjeron el resultado en cierto modo no sorprendente de que las relaciones
perturbadas revelaron un mayor grado de dislocación de percepción en la
pareja que las «no perturbadas». ¿Una conclusión clara u otra ta-qto!ogía?
2. R. D. Laing y D. G. Cooper: Reason and Violence, Tavistock Pero entonces el objetivo de la investigación consistía en descubrir un
Publications, Londres, 1964. Hay traducción castellana: Razón y violencia, sistema de prueba rápida que pueda emplearse terapéutkam;nte en la terapia
Paidos, Buenos Aires, 1967. familiar y matrimonial; en otras palabras, ya no estamos tnteresados en el
3. «Series and Nexus in the Family». análisis ni en la inteligibilidad, sino en la adaptación humana.

250 2'51
Estos ejemplos de terapia matrimonial son otra muestra de algún punto cabe preguntarse: ¿son auténticos comienzos o mu-
la inserción del «tÚ» en una nueva «ciencia de las personas>>. chos principios falsos?
Empero, la obra r,evela algo más significativo: una búsqueda En todos los sistemas tratados permanece una preocupación
para establecer un nuevo tipo de cientificismo. común: un deseo de encontrar una forma de pasar de lo indi-
vidual a lo microsocial y de ahí a lo macrosocial; incluso l nter-
Aunque los autores de lnterpersonal Perception afirman que
el método que han ideado para evaluar las relaciones diádicas personal Perception concluye:
podría elaborarse para atestiguar las triádicas -la unidad básica ... parece que nuestro esquema de la espiral diádica para el
de la familia-, ninguna de las obras posteriores de Laing utiliu1 juego de las dos perspectivas es pertinente en la esfera interna-
esta metodología. Cuando Laing vuelve a estudiar a la familia lo cional.
hace tentativamente, con el objeto de explorar un nuevo sistema. A no ser que logremos romper la espiral de desconfianza
El modelo es, entonces, el de un «trazado}> topológico. 5 de las relaciones Este-Oeste es probable que todos vayamos a
Hemos pasado del proyecto de un empleo sistemático de las la muerte. El primer paso consiste en ser capaz de ver y
sugerencias sartrianas de la Crítica («Series and Nexus in the pensar lo que está ocurriendo. El resultado es la vida o la
Family») y a través de la colección de casos clínicos empíricos de muerte.
Occidente razona así: no deseamos realizar el primer moví
una bíblioteca de cintas magnetofónicas ( Sanity, Madness and miento, pero no estarnos seguros de sí Oriente lo hará o no. No
the Family), a los estudios de control pregunta-respuesta del obstante, aunque el Este no desea realizar el primer movi-
«Método de Percepción Interpersonal» y, finalmente, al vocabu- miento, puede pensar que nosotros sí, de modo que con el
lario topológico de The Politics of t.he Family. Es interesante objeto de anticiparnos .. ~'>
observar que cada obra introduce un nuevo sistema de investi-
gación y promete que sólo se trata de un comienzo: habrá otro El deseo de totalizar y volver intelígihle se encuentra presente
volumen de Sanity, Jv[adness and the Famíly, los esquemas apli- en todos los métodos «científicos» desplegadns por I ,aíng. No
cados a las díadas pueden aplicarse a las triadas, con el sistema obstante en el último --el esquema topológico--- hemos instnlado
de trazado de T.be Politics of the Family, Laing desea ser consi- delante nuestro, con toda claridad, 1a hrecha del corazón del
derado como alguien <<que ha propuesto un punto de partida>>. proyecto. Las formulaciones matem~ticas de Th1· Pn!itirs nf the
En cierto sentido, esta diversidad es muy excitante. pero en Family deben parecerle, a la mayoría de la gen re. más apartada~
de un «lenguaje común de hts person<1s» que 1;1 form<l «defensiva»
y despersonalizante de expresión que Laing originalmente repro-
5. «Si 11) es una superposición de A sobre B, el conjunto A es desig- chó a Freud.
nado el dominio de <1>. y el coníunto B, el rango de <1>.
Entonces la proyección puede ser considerada como una superposición
del interior en el exterior, y la introyección una superposición de! exterior
en el interior. Las familias son de peculiar significación e interés dado que
-más que cualquier otro conjunto social- son tanto dominio como rango 1 '5. Dialéctica v tntalizaciones
para proyecciones al exterior e introyecciones del exterior en ellas ...
El propio cuerpo es de signifkación singular porque es el rango de
superposiciones "introyectivas" ...
... el infante es el rango final común, por así decirlo, donde todas las Laing no está menos interesado que Reich en descubrir un
introyecciones convergen y se permutan, son reunidas y almacenadas para método dialéctico de totalización. Este último concepto atra-
convertirse en una especie de banco de ~, el dominio posterior, del cual viesa toda su obra a modo de leitmotiv. En principio, al intentar
serán liberadas las proyecciones posteriores... para encontrar su rango en alcanzar la «totalilación» --es decir una persnectiva que enfoque
una relación matrimonial, una familia nuclear, una red social del sistema
mundial soci:al total o incluso e1 cosmos entero.» (The Politío of the 6. Tnterpersonal Perception
Family.)

252
el t~o en su. t~ta~dad sin destruir las partes-, Laing despliega clases, sin una adecuada comprens10n de que las da ses mismas
el metodo <<dialectico» de Sartre. Por sus comentarios sobre Sar- están constituidas por una dialéctica precedente que comienza con
tre s~~mos que la dialéctica es un método para experimentar la praxis». 2
(perCibir) lo concreto, para desarrollar un esquema conceptual Así, podemos observar por qué Laing propone lo que yo
con el obj~to de describir. e~ta experiencia (concebirla) y «cono- calificaría como un concepto romántico de la verdad para su
cer» al obJeto que es perc1b1do y concebido: la relación entre el «ciencia de las personas». En el caso de las ciencias naturales.
conocedor y lo conocido y la naturaleza de lo conocido Es este Laing afirma que la verdad es la correspondencia entre lo que
proye,cto t~ip~rtíto el que a~unta a una totalización; para Laing,, está in intellectu e in re; pero para su ciencia, Laing aplica la
el. ps1coa~1alis1s (como las .teorías de la sociología y otras disci- otra noción griega de verdad: la del desvelamiento. Lógicamente,
plinas) ~olo nos ayuda paf(;:talmente; en consecuencia, al igual que si la .dialéctica reside en el interior del sujeto de la historia
Sa;tre, zn~orpora el psicoanálisis a una «ciencia de las personas», humana, todo cuanto el método dialéctico debe hacer es «des-
mas ampha. Todas las demás ciencias, al no ser «de las perso- velan>, revelarla, así como Miguel Angel dijo que descubrió a su
nas>>, asesinan para luego disecar. estatua esperándolo en el bloque de mármol. Mediante este «des-
J?adas las preocupaciones del cuerpo de la obra laingiana, velamiento» de la verdad, Laing elimina un problema que lo
considero .que podemos aplicar legítimamente su explicación de molesta (lo mismo que a muchos científicos sociales, antropólo-
lo que le, mte:esa en ~1 pens~~iento de Sartre a su propia posi- gos, etc.): el rol del entrevistador, el analista, etc.; el entrevista-
ción. As1, Latng escnbe, refnténdose a la dialéctica sartriana: dor (el «conocedor») es, sencillamente, su relación con lo que
va a conocerse, se confunde con su propia acción. De este modo.
En la perspe~ti¡ra d~ S~r~re, sólo hay un campo del ser en la verdad fenomenológica elimina las estructuras «artificiales»,
el gue los prmctptos dtalecttcos son constitutivos de la natu- elimina al médico y al paciente. Elimina al sano y al enfermo.
raleza de lo conocido. Se trata del campo de la historia humana. Todo es comunicación ... buena o mala, verdadera o falsa. La
En cuanto a los procesos del mundo no-humano -el terreno
«ciencia» debe desvelar la comunicación en el más pleno sentido
de. l~s . ciencias naturales-, la dialéctica puede proporcionar
prmc1p10s reguladores, pero no constitutivos. En el campo de de la palabra: la comunicación entre la gente, de la que se origina
lo humano, Sartre emplea la dialéctica para caracterizar tanto toda sociedad humana. La «ciencia» es tan grande como su objeto.
la relación entre el conocedor v lo conocido, como la naturaleza Se desprende que la «ciencia de las personas» es -desde un
de lo conocido. 1 punto de vista humano- la ciencia más vasta.
Dejando de lado la cuestión de qué constituye una ciencia
En otras palabras, en este campo la relación entre el conocedor considero relevante reunir en este punto los diversos elementos
Y lo :ono_cido es lo conocido; o, en una concreción laingiana: «la del proyecto de Laing. Como hemos visto, la idea dominante e~
expenencta de Jack de la experiencia de Ji11 de Tack ... ». La dia- la «experiencia>>. En ocasiones ésta apunta en una dirección para
léctica es un método en las ciencias naturales,· <•·una estrateoia combinarse con una noción más o menos metafísica o esencialista
conc~pt,ua~ experimental»; en la historia humana, e1 sujeto mis~o
1
de «existencia» o <<experiencia trascendental»; otras veces es una
es dtalectlco en tanto dos elernentos siempre componen un ter-
cero. De ahí que la «ciencia de las personéis>> englobe a todas 2. !bid. Esto no está demasiado lejos de los intentos de Reich por
las ?tras cienci~s q~e han intentado dar cuenta de un aspect~ descubrir la dialéctica dentro del mismo sujeto del psicoanálisis. Natural-
P.arct~I de la h1stona hum::~na. Por ~jemplo, el límite de un: 1 mente, en ambos casos la dialéctica está presente pero, ¿podemos --como
ctencta tal como el marxismo consiste en que <.:toda una teoría Reich y Laing querrían- asumir esta transparencia o estar satisfechos
con semejante resultado? La idea de la revelación de la dialéctica en el
de la sociedad sed elaborada a partir del conflicto entre las interior del objeto es una de las resacas más persistentes de la T erceta
Internacional. La dialéctica, tal como se la utiliza en estos casos, sin el
1. Reason and Violence concepto de contradicción está despojada de significación.

254 25'5
noción directamente empinsta. El conocumento no puede ir más acc10n de la esquizofrenia es una elecczón de no encontrarse a
allá del rango de la experiencia posible (aunque en nuestra uno mismo en circunstancias insostenibles.
existencia esencialista podamos dirigirnos hacia ese punto, trascen- La demanda de inteligibilidad es, en sí misma, una perogru-
dentalmente). Por supuesto. generalmente el empirismo se opone llada. Lo que se necesitaba no era una reiteración de esta pre-
a la metafísica. No ocurre esto en la perspectiva de Laing. Este misa que subyace en todos los pensamientos y esfuerzos huma-
amplía la, «experiencia» para que incluya todas las formas de nos de comprensión, sino alguna explicación que aclarara porqué
percepción, apercibimiento y sentimiento, conscientes o incons- una cosa conduce a otra, porqué determinada respuesta 3 cierta
cientes; así parece aproximarse a la noción berkeliana de que situación produce tal y no cual resultado específico.
todo es tal como lo percibim<¿s. Por lo menos las personas son Entonces en Laing tenemos, por un parte, un cmpiri~mo
como l;::~s percibimos. . . en ,su mutua y constante percepción de doble, uno de cuyos extremos se basa en la convicción y la
nosotros. En tanto la <<cosa» material de Berkeley desapareció hipótesis, y el otro en la demostración. Naturalmente, cada une
detrás de las ideas de la misma, la <~persona» de Laing jamás lo de ellos es constantemente llamado en ayuda del otro. A veces
hace, porque la persona misma está siempre ahí, como un con- esto puede dar por resultado la confusión. Así, la inteligibilidad
glomerado de percepciones dirigidas-a-otro y auto-dirigidas. Las de la acción lo es todo. Pero, por otro lado, también está la
personas son la experiencia interactuante. Así arribamos a la noción esencialista del yo «verdadero», de «tener una rr.ente-
fenomenología: materia, pensamientos y valores son aprehendi- propia»; el individuo dividido y aislado es situado como una
dos en un <<acto de experiencia» psíquica. Entonces podemos existencia previa a la acción, un irreconocible ser-en-ei-mundc
reflexionar sobre este acto y ver cómo los objetos del mismo apa- que se convierte, IJ?isteriosamente, en un ser-para-el-mundo Me
recen en su interior. Estas «apariciones» son ]os fenómenos que parece que la misma filosofía existencial que Laing apoya. de-
se vuelven «conscientes» del objeto que contienen. Los «obie- vuelve su «ciencia» a la noción del individuo separado por el
tos » no son necesariamente materiales -pueden ser real es o que él mismo condenó al pasicoanálisis clásico. Al meno~ ;1:-.1
irreales-; son cualquiera y todas las cosas que pensamos o que parece ocurrir en sus primeros trabajos; en la obra posterior
existen. De este modo, en el estudio de las apariciones alcanza- parece que la contradicción ha sido resuelta en una existenci <1
mos el punto último del empirismo.. . y aparecemos de] otro anterior místico-religiosa en la que cada uno es todos pero tam-
lado, virtualmente. bién uno. Las falsas divisiones con las que vivimos en el mund(
Como la ruptura de barreras era su proyecto originaL no se reflejan en las falsas divisiones del psicoanálisis; en consecuen-
debe sorprendernos que las categorías de «normal» y «anormaL>, cia. debemos crear una «ciencia de las person<lS» que la~ elimine
de salud y psicosis casi desaparecieran para Laing (por lo general con el acento puesto en la interacción. Pero la interacción parece
la retención de las mismas parece un mere gesto). Pero considero provenir, constantemente, de dos (o más) puntos y reconocer por
que es la posición filosófica básica de Laíng ]a que erradica la lo tanto, la división; de modo que debemos plantear una unidad
«enfermedad~,. esquizofrénica localizable; y no -como ~eneral­ original que pueda alcanzarse mediante la experiencia trascenden-
mente se afirmó (y se contestó)- su demostración empíric::i de tal. .. sagrada o psicótica. Una vez más, la dialéctica de la tota-
la ausencia de la misma: su elucidación de la inteligibilidad. El lización ha descubierto un monismo indiferenciado que resulta
concepto fenomenológico de «ser», el estudio de la aparidón en sencillamente preferido a las dualidades que. según se :1firma. de
la que uno se presenta a .sí mismo, presupone la inteligibilidad allí emanan.
de todas las ~cciones. En sus premisas) toda acción es comprensi-
ble, porque se trata de la comprensión de las experienctas. De
este modo,. a un fenomenólogo existencia] comprometido le
resulta difíci1 descubrir --como reconoció Laing en su primera
obra- cuáles son los síntomas y señales de la esquizofrenia. La

256
9. - PSICOANAUSIS Y FEMINISMO
los términos psicoanalíticos de The Divided Self a su abandono
16. Laing y el psicoanálisis de los mismos en las obras posteriores. En esta obra los discute
más explícitamente. En el primer ensayo, Laing se sumerge en
una discusión sorprendentemente académica del significado de
a) El inconsciente «inconsciente>>.
En cierto sentido, Freud descubrió el inconsciente por defecto.
Laing hace numerosas referencias al psicoanálisis, algunos co- Tenía que existir. . . ninguna otra cosa podía explicar lo que había
mentarios específicos sobre Freud y se ocupa de algunos concep- descubierto. El concepto del inconsciente es esencial «porque
tos psicoanaliticos: el inconsciente, los mecanismos de defensa, los datos de la conciencia contienen gran número de brechas;
las psicosis, las neurosis, el narcisismo, la fantasía (nom~rando tanto en la gente sana como enferma, ocurren actos psíquicos que
sólo las cuestiones a las que más frecuentemente se reftere o sólo pueden explicarse presuponiendo otros actos de los que,
con las que disiente). Las mismas tienen lugar con mayor asi- empero, la conciencia no aporta ninguna evidencia». 2 Pero más
duidad en The Divided Self y, en cierta medida, en The Self and que hacerlo directamente con Freud, Laing se dedica a un artículo
Others ( 1961 ); después su mención declina notoriament~. La de Susan Isaacs, «The Nature and Function of Phantasy» ( 1952 ).
tesis laingiana de la total int~ligibilidad soci~l. ~e la esqm~ofre­ Entre otras cuestiones, Isaacs sostiene que la fantasía incons-
nia lo obliga,. realmente, a situarse en opos1c1on a las afrrma- ciente es una forma de experimentar nuestros deseos. Resulta
ciones más generalmente aceptadas ?el psicoanálisis. ~a en T,he claro que lo que atrajo a Laing fue si se podía decir que el in-
Divided Self aclara que la referencia al concepto pstcoanalíttc? consciente «experimenta»:
del «inconsciente» puede distraernos -y lo ha hecho-, ev1-
tándonos observar el significado (y la causa) obvio de los sínto- ¿Es una contradicción de términos hablar de «experiencia
mas. Nos ha impedido ver lo que ocurre ante nuestros propios inconsciente»? La experiencia de una persona comprende todo
ojos en las relaciones interpersonales a las que nos enfrentamos: aquello de lo que «ella» o «cualquier parte de ella» tiene con-
ciencia, tanto si la persona o toda parte de ella tiene conciencia
.. .la cuestión central o axial en la vida de este paciente o no de su conciencia a todo niveP
no será descubierta en su «inconsdente»; está allí, totalmente
abierta para que ella la vea, lo mismo que nosotros .... 1 Laing utiliza lo que considera como «contradiccióm> en I saacs,
para disentir con la presentación del problema en la teoría psíco-
En The Dívided Self la visibilidad es lo más importante, ya analítica en general. Sugiere que la noción psicoanalítica del
que en esta obra Laing estable~e el fundam~nt~ de la cru~ial inconsciente -en tanto distinto a la conciencia -ha establecido
«inseguridad ontol6gica» del pac1ente, o la perdtda del senudo las falsas dualidades teóricas de vida interior y experiencia ex-
del ser, en la primera infanda; pero en Sanity, Madness and the terna y SBS diversas correspondencias. Esto provoca un mar de
Famil)', el nexo social propiamente dicho de la fa~tilia par~ce contradicciones tales como la noción de que la «mente» es una
provocar la esquizofrenia del presente, aunque en cterta medt~la realidad exterior a la experiencia, aunque es el «lugar» de donde
las continuas relaciones interpersonales en el pasado (es declr, ésta proviene. Este problema es peculiar del psicoanálisis y no
generalmente antes del nacimiento del paciente) la determinen. de ninguna de las ciencias naturales porque el «objeto» de la
La esquizofrenia es, como Laing afirma posteriormente, un «acon- ciencia (una persona como opuesta al anima mrmdi) oivc cnl'"f!O
tecimiento social». experiencia la investigación de los científicos:
The Self and Others es la transición del empleo laingiano de
2. Freud: Metapsicoloi!,Ía, «El inconsciente>>. 191 '5.
3. Self and Others.
The Divided Self.
2'59
258
~~ing des~a cam.bíar todo el significado del concepto psico-
Las cosas se pondrán difíciles si me decís que estoy experi-
anaht!co del mconsc1ente, asegurando que no tiene nada de dis-
mentando algo que no estoy exp~ri~en~ando. ?i
es~ es lo que
tinto. Porque aunque afirma que todo lo que hace es modificar
creo que queréis decir con expenenc1a mconsctente.
eJ. supuesto de que se refiere a una persona, transfiriéndolo a un
Para Laing, el analista investiga la experiencia del ana_lizando. aspecto de la comunicación entre personas -una forma de
y como tal sólo puede comprender dírectam:nte su pr~p1a expe- experimentar/no experimentar la exper-iencia/conducta de otros-,
riencia ele él, no puede ver a través de los OJ_os de} . r_ac1ente, etc. lo que de hecho hace es destruir la totalidad del concepto. Para
Empero, le parece que toda la ciencia del ps1coanahsts reposa en Laing el inconsciente significa, meramente, el modo no transfor·
estas extrañas inferencias: mado de la experiencia que no somos conscientes de estar expe-
~imentando. Su importancia como concepto y como objeto de la
Más allá de la mera atribución de accwn, motivo, inten- mvestigación científica se ha evaporado. No resulta sorprendente
ción, experiencias que el paciente , nieg~, , e~iste una ex;raordi- que después de este punto Laing no considere importante utili-
naria exfoliación de fuerzas, energta, dmam1ca, economta, pro-
zarlo. Carece de leyes específicas de lenguaje... a nosotros nos
cesos . estructuras que explican el «inconsciente». ~o~ co;ncep-
ca~e interpretar sueños, lapsus, chistes, juegos de palabras, etc.
tos psicoanalíticos de este orden doblemente qUlmenco Hlclu-
yen conceptos de estructuras J?enta~es, economía, di?amismo, Lamg no hace referencia a los mismos. Tal relegamiento del
instintos de vida y muerte, obJetos mternos, etc. Est.an postu- inconsciente a un aspecto de la experiencia invisible (la no-comu-
lados como principios de regularidad, fuerzas dommantes o nicación que debe acompañar a la comunicación) es inevitable,
subyacentes, experiencia dominante ? subyacente q~e Jack cree naturalme-nte, dentro <;le las metas de la fenomenología v, en este
que Jíll tiene, pero no sabe que uene, tal co~o mftere Jack caso, del existencialismo como Laing y Cooper le refo;mulan en
de la experiencia de Jack de la con~ucta de Jrll: E~tretant?, su exposición de la relación de Sartre con el psicoanálisis en
¿cuál es la experiencia. de .Jack ~e Jill, la exrertencla de }111 Reason and Violence.
de sí misma o la expenenc1a de Jill de Jack? Al actualizar la esquizofrenia en su presente (más que desCtl·
En este caso Laing combina algunos conceptos freudianos con briendo su origen pasado en el presente, como intentaría hacer
nociones populares y alteradas derivadas de ~quéllos. ~er~ ~ás
el método psicoanalítico), Laíng ha tenido éxito en su proyecto
de trasladar la <<enfermedad» de la persona a su~ nexos familia-
que utilizar el término para él contradictorl~ ~expenenCla m-
consciente», Laing prefiere afirmar que hay disuntos modos de res. Retrotrae las interrelaciones de este nexo en el tiempo (re-
experiencia: imaginación, memoria, percepción, sueños, et~. Cuan-
montándose, por ejemplo, hasta la prehistoria representada por
do uno no es consciente de lo que está imaginando (por eJemplo). los abuelos), pero no para demostrar qué ha ocurrido en la pre-
uno no está en buena comunicación consigo mismo ni con el historia inmediata. de la persona concreta. Este logro es, real-
otro. Esto nos ofrece un importante sentido de la noción lain- mente, el dilema de su «ciencia de las personas>>. Al referirse
giana de «inconsciente~>. «"Inconsciente'~ es lo ~ue no nos ~~or':u­ principalmente no a la «persona», sino a las interrelaciones.
nicamos ti nosotros mismos ní a ottm>,6 es decu que para Lamg separa ambas cuestiones en una forma totalmente ajena al pensa-
no se ve transformado mediante la acción de lo que en psico- mie-nto freudiano. Así, por ejemplo, aunque su campo es la «tran-
análisis se denomina proceso prirnario. En otras palabras. el in- sicióm> o la «comunicación», la proposición en que se establece
e~ta elección de territorio asume la existencia de un «yo esen-
consciente puede comprenderse (volverse inteligible) exactamente
de la misma forma que b conciencia. No se rige por leyes distin- clal», es decir una persona distinta en su pre-comunicación. De
este modo, afirmará que la «persona» es el objeto de la ciencia,
tas y es totalmente claro y directo: basta observarlo.
pero en la forma en que analiza las psicosis extrae a la persona
4. lbíd. ( ~n e.ste caso el paciente) del terreno de la comunicación que su
5. Ibid. c1enc1a explora. Así, el «objeto» de la «ciencia» se separa de su
6. !bid.
~· 261
260
Dicho teóricamente en «Family and Individual Structure»,
lugar y espacio: obviamente, una ímposi?ili~.ad. f\:~::r~o J:s~:~~ la internalización implica la transferencia de una ~uta de rela-
sobre la comtmicacíón provoca. su prohpto h~. d n d 1 tendencia ciones de una modalidad de experiencias a otras: concretamente,
esta contradicción insoluble . Lamg se a queJa 0 e ad de la percepción a la imaginación, el recuerdo, los sueños, las
· li 11 personas- a espersona-
-dentro de las «ciencias» qu.e tmp. cal fantasías, etc. Lo que se internaliza son las pautas de relaciones
lizarlas y a tratarlas como obJeto: entre presencias humanas; de este modo, el área de las comuni-
caciones se superpone a la persona como «objeto» de la ciencia.
Puede afirmarse que no es posible se~ ~ientíf~co .sin man-
tener la propia «objetividad». Una aute~u~a oe~c~a d~bl:
Laíng considera esto distinto a la noción freudiana de, digamos,
exÍ•'tencia personal debe intentar ser lo mas. tmparoa dpos 1. la formación del superyó como internalización de las actitudes
· · d e 1as e osas
La ~' física y las otras c1enoas .
deben
.
conce erf a a paternas. Aquí podemos plantear dos objeciones. En primer lu-
ciencia de las personas. el derecho a ~er l:?parclal .en una orma gar, no veo que sea significativamente diferente de la noción
1 ara "'U propio campo de estudio. St se sostiene q~e para freudiana: amplía el espectro de lo que se internaliza aunque
:~~ frnoar.~ial es necesario ser «objetivo» be~ el ~enudo tde perdiendo especificidad y ganando muy poco. En segundo lugar,
des ers~nalizar a la persona que es el «O ¡eto_>~ e nues ro Laing no presenta ninguna sugerencia de cómo ocurre y con
est.1fdio, ?ebe r~~istid·rse vigo~~~~:~~~
ba¡o la 1mpres10n e que ·
t~:ae:;;t:~~~o d~i;:~~r~~ qué resultados. Así, al reunir el campo de su ciencia con su ob-
jeto postulado, «la persona», no ha creado un objeto nuevamente
[la cursiva es mía] .7 definido que sería el objeto, el único objeto de estudio científico.
Aquí hemos establecido claramente que la. perso.na-~~-sí-r.is- Un objeto existente a priori, en este caso una persona, no es un
. t d estudio No obstante la mvestlgacwn a m- «objeto» de la ciencia hasta que es transformado por el conoci-
roa es_ e1 ob¡e o e - · . f / · d h~ mien~o que se le aplica. Así - a modo de ilustración-, el capi-
iana de esa persona en estado esqulzo remco emuestra qu~
g . 1 ., n otros (excepto para el «yo esenctah> talismo no proporciona en sí mismo el objeto del estudio cientí-
m1sma es su re acwn co 1 • • , · · d 1 per fico; sólo cuando su característica definidora ha sido aislada, el
h de¡'ado atrás). ¿Cómo reconClhara. 1a «ClenCla .. e .as
que a .1 1 - S ngo que mflUldo por aspecto esencial de su economía política (en este caso la natu-
sonas» esta transposición ue1 campor' .upo. b' raleza de sus relaciones de clase específicas) se transforma en el
"ociólogos como Talcott Parsons,S Lamg mtenta com mfa.r ...s~
' ~ - b" d la persona» re tnet ·- objeto de estudio científico; es entonces cuando estas zonas pue-
área de comunicación con su .o l~~o e <: · ..- · . :,. d den ser trazadas y bosquejadas sus leyes: se establece una ciencia.
dose a una perpetua «Ínternahzaoom>. Asl, dtce, reflnen ose a
La naturaleza del «objeto» es 1<1 confusión primaria en la
Lucie Blair: «ciencia de las personas» laingiana. Es, precisamente, lo que no
·
Debemos reconocer que esta sltuacwn, t ]
a como
. ella la
. . hace de ésta una ciencia, ni siquiera los puntos de partida de una
inte~n;:~lizó. sufre una mayor refracción er: el procelso dedmter- ciencia. Mirar a üna persona y decir «ese es nuestro objeto)>, es
. . . '. ran medtda ve a m un o en como mirar al cielo. Laing ha quedado atrapado en su protesta
nalización v re-proyecc10n: en & .. ~ . . . _
términos d~ 'm experiencia famihar ongmal. Es. 1<-!~cldr' :su e;xple contra el hecho de tratar a una persona como a un «objeto» (es
· · · . ,
o: ·
· , d e a las rea toa es soc1a es
riencia del mundo contmua pareCle~.
que fueron arbitradas por su famllla.
decir, como a un autómata) y, simplemente, trasladó su objeto
«depurado» al objeto de la cienCia. Pero la ciencia tiene un tipo
distinto de objeto que el «objeto» de semejantes formas ideoló-
gicas de referirse al mundo. Es este «ohjeto» transformado. con
sus características específicas distintiv<1s, el que Freud definió en
7 Thc Divided Self. , ¿· d Talcott Parsons su concepto del inconsciente. Laing deseaba crear una «ciencia de
8. Para un bosquejo de eFste da~pecTh «t~~~ ~r~;entffication and Thei;
véase Utie Brofenhrenner en « reu lan . ~r Ld 1960) las personas» que no las tratara como objetos. En cambio. todo
Derivatives>), C':hild Dcvelopment, N.o. 31 ( arzo e . lo que logró fue liberarse del nhietn de nna ciencia.
9. Sanity, Madne.u and the Famtly.
263
262
b) Psicosis y neurosis Aunque no existe una rigurosa línea divisoria entre la for-
mación de una psicosis y de una neurosis, son dominantes dis-
Como sabemos, la frecuente afirmación de Laing con respecto tintas áreas y esta diferencia es importante. Así, algunas carac-
al contínuum entre kx11!a
.. y cordura fue una de las proposicio- terísticas de las neurosis pueden proceder, claramente, de los
nes fundamentales de Freud. Una y otra vez, éste afirmó que el tiempos preedípicos (aspectos de la histeria, por ejemplo, que
uso del término «enfermedad» era puramente práctico y lo Freud relacionó con la adhesión a la madre) y algunas caracte-
tomaba prestado, provisionalmente, <<de otra parte». ~o podía rísticas psicóticas que tienen que ver con el período preedípico
tenderse una línea definid~ entre normalidad y neurosis; todas también pueden, en su forma reí ter ada en la adolescencia o pri-
las características de las neurosis y las psicosis se encontrahan mera adultez --época de iniciación sexual- adoptar algunas de
en la vida cotidiana. Y Freud, al igual que I:aing, tenía un con- las características sexuales relacionadas con el complejo de Edi-
sistente objetivo humanitario. En su ohn1 no se trata <11 paciente po (que, a fin de cuentas, la persona ya ha «experimentado» en
como a un objeto a -;er atacado v;l setl intelectual n físicamente ese entonces) y, por lo tanto, mezclarse con las neurosis o, con
( electroshock, etc.): mayor frecuencia, quedar cubiertas por una neurosis. Pero el he-
cho de que no exista una distinción precisa entre ambos sí'ndro-
Nos negamos fehacientemente a. hacer de un paciente. que mes no significa lo mismo que permitir que se confundan entr'=
se pone en nuestras manos buscando ayuda nuestra prop1edad sí en un análisis indiferenciado.
privada, a decidir su destino por él, a imponerle n~estros Es posible que Laing -junto con otros analistas- conside-
ideales y, con orgullo de creadores, a formar~o a nuest~a 1magen
y semejanza. Sigo adhiriéndome a esta negativa y constdero. que
re implícitamente a las psicosis como una forma más grave de
esto es lo correcto en la profesit'1n médica, aunque debtmos neurosis. Me parece que semejante posición no reconoce que el
ignorarlo en otros sentidos 10 último acontecimiento del complejo edípico -el núcleo de la
neurosis- es una «incrustación» que-está-siempre-al-acecho. La
De hecho, el radicalismo de Laing no es antltet!Cn cc:m el es- adquisición del orden humano por el individuo, en el proceso
píritu de la obra de Freud; son sus afirmaciones «científic.as» _las de disolución del complejo de Edipo, puede desviarse y producir
que se enfrentan tanto al pfÍcoanálisis comu a o~r;~s cte~cta~. la neurosis. La persona neurótica ha hecho un mal ingreso en la
Como dijo Freud: ~<El auténtico comienzo de la actn11cbd ctentl- sociedad; en la «cura» analítica tiene la posibilidad de volver a
fica consiste en .. descrihir los fenómenos y después proceder a intentarlo. La persona psicótica nunca ha alcanzado, por así de-
agruparlos, rlast·¡·zcatlos
· , · 1os r1a cu.rstva
y rorretaoonar · · , 1» ..11
es mw. cirlo, el punto de ingreso, aunque su fracaso en alcanzarlo reco-
Pero Laing -como Reich- hace todo lo rosth1e por restttmr noce que el ingreso no logrado existe, incluyendo todo lo ante-
bs cosas a su condkión prístina v no ;.m,diz;::¡cb. Tal húsqueda rior. En lo que respecta a su psicosis, el psicótico no ha ingre-
ideológica de unidad enmascar;Hb como investigación de un sado en la cultura patriarcal, ha «perdido la cabeza» porque no
nuevo sistema de tota1ización acaha alc;1nzandn el estaclo fJ.·cmo ha sido tocado por la ley del padre que, para bien o para maL
al momento en que se hi7o el primer <málñsis. le asignaría su lugar en la sociedad.
lJnil de las irnrnrtantes posiciones psicoanaHticas que cae Los detalles de la diferencia entre psicosis y neurosis son
víctima, a un niveL del cleseo ele Laing por aho1ir l::1s di- complejos y escapan a los objetivos de esta obra.
ferencias v, a otro, de su rechazo del concepto del inconsciente, No obstante,. insistir en la diferencia no es una mera cuestión
es ]¡:¡ distinción entre psicosis v neurosis. académica. Más adelante veremos cómo las presentaciones lain-
gianas de la esquizofrenia omiten situar este síndrome diádico en
10. F'reud: «Los caminos de la terapia psicoanalítica», S. E .. Vol. XVII, el contexto de la ausencia de un tercer término, el padre «edípi-
1919 (1918). co». La fusión de las neurosis y las psicosis tiene el mismo efec-
11. Freud: Metapsir:ología: «Lo~ instinto:; v sus destinos», 1915. to (ciertamente, es parte de la misma cuestión): en ambos casos

264 265
se ignora la importancia de la cultura patriarcal. Todo cuanto cumplir sus deseos, aunque siempre tuvo dificultades en el
deseo hacer aquí es seleccionar ciertas características de esta di- momento de reconocerlo. En consecuencia, el neurótico puede
ferencia entre psicosis y neurosis y mostrar cómo el haberla ig- fingir que tiene un sistema de falso yo superficialmente pa-
norado afectó la interpretación de Laing. Empero, como no creo recido al del esquizoide, aunque en un examen más profundo
que éste sea un ejercido de la controversia, sino una cuestión observamos que las circunstancias, de hecho, son totalmente
con implicaciones políticas para el feminismo consecuente he es- distintas. 12
cogido tres tópicos que pienso son importantes en nuest;a cons- Para Laing el neurótico puede, entonces, íugar el juego y ser
trucción de un análisis de la psicología femenina. Los mismos debidamente complaciente, aunque:
son: las palabras, el odio y la. adhesión preedípica a la madre.
Laing se ocupa de la psicosis, en tanto la mayor parte de la En la persona esquizoide. . . la totalidad de su ser no se
obra de· Freud trata de la neurosis. Aunque hizo una serie de ob- conforma ni complace de esta forma. La escisión básica de su
servaciones cruciales, Freud nunca hizo más que apuntar a una ser se encuentra en la línea del divaje entre su complacencia
t~oría de las psicosis y Laing -como hizo Klein- puede muy
hacia el exterior y su rechazo interior de someterse. 13
bten tener la necesaria intención de cubrir la brecha. Natural- Para el esquizoide, la complacencia o sometimiento se al-
mente,. no existe n~nguna razón a priori por la que Laing, o canza con temor y aborrecimiento, los que se revelan claramente
cualqmer otro, deb1era seguir las sugerencias de Freud acerca en la crisis psicótica:
d~ las. psicosis. En cierta medida se trata de algo distinto cuando
discutimos los logros de Freud er~ ~;11a teoría de la neurosis. Pero Efectivamente, en ocasiones lo que se designa como psicosis
quizás ésta sea la forma errónea de situar el problema. Lo que es, simplemente; la repentina remoción del velo del falso yo,
que ha servido para mantener una normalidad de conducta
Freud sostuvo fue que hasta ese momento y por muy buenas exterior, que tiempo atrás había fracasado como el reflejo del
razones, el psicoanálisis no podía manejar el problema de las estado del yo secreto. Entonces el yo estallará en acusaciones
P_sicosís dentr? de la situación terapéutica .. lo que es muy dis- de persecución sobre aquella persona a la que el falso yo ha
tlnto a sugerir que no tenía., al menos, una teoría emergente. estado complaciendo durante años. 14
Pod~a entonces esperarse algún reconocimiento de un punto de
pa~tlda desde los dogmas provisionales del psicoanálisis, pero Aunque en este caso tienen características distintivas en sus
Lamg no proporciona semejante reconocimiento. No intenta es- pautas de conducta, generalmente los estados «neuróticos» y
tablecer ninguna entre la psicosis y la neurosis. Si su «psícóticos» de Laing parecen fundirse. Así, después del análisis
argumento consiste en que podemos analizar las psicosis y las de un paciente esquizofrénico, citará con aprobación a Paul Ti-
neurosis de la misma manera, corresponde refutación ex- llich: «La neurosis es la forma de evitar no-ser evitando ser». 15
plícita los descubrimientos freudianos. hecho, no surge El complejo edípico -el ingreso sexuado del niño en su lu-
claramente si Laing considera que son idénticos o no . gar en el mundo-- es el núcleo de la neurosis. Cuando mediante
En The Divided Self contamos con un comentario explícito so- la «cura» analítica, el retorno inconsciente, dentro de lo posi-
los mismos. Laing describe un paciente que de estudiante ble, de los deseos e ideas reprimidos relacionados con este ingreso
odiaba la literatura), aunque escribió un ensayo premiado, exta- se ha vuelto consciente y conscientemente aceptado o rechazado,
siado por una representación de N oche en cierto sentido está cumplida la tarea del análisis de la neurosis.
(Por supuesto, no es tan simple en la teoría freudiana, ni en la
Sin embargo, se trata de un incidente neurótico no esqui- 12. The Divided Self.
zoide. En otros sentidos, el continuó lo que 13. !bid.
secretamente deseaba, aunque a sí mismo que 14. !bid.
sólo hada lo que los demás De esta forma 15. Ibid.

266
práctica analítica o en la experiencia del pa<:ter:tte. :Sli!IlPllílc:o pectos, pero como él considera que sólo existen en el presente, son
tratar de establecer u.na distinción.) sencillos, ya que al no estar transformados por ningún proceso
A menudo, cuando los síntomas y neuróticas han primario son exactamente lo que se dice que son. Podemos obser-
sido así analizados, se los Uno estos var esto con mayor claridad al considerar la cuestión del lenguaje
sos fue el del de los lobos», Por otro de la esquizofrenia. Una de las características de la esquizofrenia
las psicosis tienden a expresarse, entre otras formas, mediante es su lenguaje, su «esquizofrenismo». Laing nos ofrece un her-
delirios y alucinaciones en los que se cree plenamente. (Esta di-· moso ejemplo, también en The Divided Self. Describe las maní
ferenda con la neurosis debe percibirse detrás de la presentación festaciones de Uulie, la esquízofrénica crónica:
fenomenológica de Laing en T he Divided Self, arriba citada.. )
Los síntomas no parecen, tan ·estrechamente relacionados con la Puesto que no era nadie que le importara mencionar, era
sexualidad como con una crisis en la afirmación del yo. (La ob- una no una. «Soy miles. Soy una dividida de todos los otros.
serv·ación de Laing en The Dívided Self, en el sentido de que Soy una no una» (es decir unil ninguna. ninguna personal
cualquier referencia a deseos sexuales incestuosos enmascara los singular) ...
problemas de la «inseguridad ontológica» del paciente, resulta
«Ella nació bajo un sol negro
nuevamente acertada, aunque mediante un análisis inadecuado.) Ella es el sol occidental.»
El psícótico rechaza la realidad presente y la reemplaza con un
delirio que contiene una pizca de verdad ante alguna reacción La antigua y siniestra imagen dei sol negro surgió indepen-
a un «acontecimiento» histórico pasado. Como por su expre- dientemente. de cualquier lectura ...
sión resulta claro que tiene que ver con alguna afirmación pri- Siempre insistió en que su madre nunca la había deseado
maria del ego, el <<momento» del «acontecimiento» debió produ- y la había arrastrado al mundo de alguna manera monstruosa
cirse muy temprano en la vida de la persona. en lugar de darla a luz normalmente. Su madre había «deseado
y no deseado>> un hijo varón. Ella era «un sol occidental», es
Quizá sea una característica general de las alucinaciones a decir, un hijo accidental a quien su madre había transformado
las que hasta ahora no se ha prestado suficiente atención el en niña por encono. Los rayos del sol negro la abrasaban y la
que en ellas retorne algo que ha sido experimentado en la encogían. Bajo el sol negro existía como una cosa muerta.
infancia y después olvidado, algo que el niño ha visto u oído Así:
en un momento en que apenas hablaba y que ahora se abre
camino en la conciencia, probablemente distorsionado y despla- «Yo soy la pradera.
Ella es una ciudad ruinosa.» 17
zado debido a la operación de fuerzas que se oponen a este
retorno [la cursíva es mía] .16
Cuando el pasado retorna al presente en las psicosis. surge
Una situación insostenible del presente hace que el psicótico mediante el lenguaje transformado por las leyes del sistema al que
se aparte del mundo real y lo reemplace algún terror distor- ha sido reprimido: el inconsciente. Freud describe los mecanis-
sionado y fragmentado o un cumplimiento deseos del pasado. mos de la alucinación y señala: «Este es, después de todo, el me-
Ese pasado es el primero de todos los pasados e implica una canismo familiar de los sueños que la intuición ha equiparado a
buena dosis de violencia con el objeto de preservar al ego la locura desde tiempos inmemoriales». 18 Aquí ocurre con las
la destrucción; significa el primer uso de palabras y se caracteriza palabras el mismo tipo de distorsión que transforma a un pensa-
por una adhesión preedípica a la madre. La fenomenología de miento del sueño en una imagen. Por eso el l'='nguaje esquizo-
todos los ca~os clínicos de Laing revela uno o más de estos as-
17 The Divided Self.
16. Freud: Construcciones en psicoanálisis, 1937, S. E., VoL XXIII. 18. Freud: Construcciones en psicoanálisis

268 269
frénico suena, a menudo, como una poesía de ensueños: una pa- Las diatribas de Julie contra su madre eran infinitas y siem-
labra puede valer por muchas: pre giraban sobre el mismo tema: acusaba a su madre de no
haberla deseado, de no permitirle ser una persona, de no, haberle
En la esquizofrenia, las palabras están sujetas al mismo permitido nunca respirar, de haberla sofocado. Ma.ldecta como
proceso que el producido por las imágenes del sueño a partir un estibador. Pero hada las demás personas podía, s1 lo deseaba,
de los pensamientos latentes del mismo, a lo que hemos llamado ser encantadora. 20
proceso psíqui~o primario .. Sufren una condensación y por medio
del desplazamiento transfieren su catexis de la una a la otra Freud observa que el odio no parece surgir de la vida sexual
en su totali.dad. El p~oceso puede llegar tan lejos que una sola de una pers~na .--como se. supone común~ente («el .a~or Y. el
palabra --st es espectalme.Qte adecuada considerando sus múlti- odio son cas1 ahados» ) - m de la frustracton de la hbtdo, smo
ples relaciones- asuma la representación de toda una cadena
de pensamientos.t9 en respuesta a una sensación de displacer provoc~~a por la fru_s-
tracíón de todas las necesidades. Freud descubno que el od1o
. Al p~rafr.asear los procesos de pensamiento condensado de surge de la lucha original del ego por conservarse y mantenerse
y no, como el amor, de la sexualidad.
Lau~g da elocuente testimonio de los mecanismos que
J;lite,
Fre~~ anahza. Pero como después de T he Dívided Self la praxis
Así, observamos que el amor y el odio, que se nos pre-
famthar presente lo es todo y se descarta el inconsciente como
sentan como opuestos absolutos en su contenido, no están en
un sistema ~stintivo, también las palabras deben desvanecerse. relación simple entre sí. No su:~gieron del clivaje de ~in~a
Con su negactón ~el inconsciente, Laing también debe negar que entidad originalmente común, smo que brotaron de dtstmtas
~~rra nada peculiar con las palabras esquizofrénicas: son inte- fuentes y tuvieron cada uno su prop.io desar.rollo ant~s .de que
ligtbles con los procesos de la conciencia. No puede ser acciden- la influencia de la relación placer-displacer los conv1rt1era en
tal qu.e después d.e Julie ni uno de los pacientes esquizofrénicos opuestos ...
d~ Latng pronun~te una sola frase «psicótica». En efecto, la pró- El odio en tanto relación con objetos, es más antiguo que
xtma vez que Latng se refiere al «esquizofrenismo» --en su en- el amor. Deriva del repudio primordial del ego narcisista con
sayo «lnterv~ntion in Social Situations», de 1969- no lo hace respecto al mundo externo con su efusión de estúm;los. C?mo
expresión de la reacción de displacer evocada por objetos, siem-
con el lenguaJe d~l «paciente~> ... sino ~ediante la terminología em- pre permanece en íntima relación con los instintos de auto-
p~eada por el pstqulatra: «Htpomamaco», <<mutismo», «negati- conservación ... 21
v~mo», ett. ·
~sta transformación de palabr·as que caracteriza a la esquizo- El odio surge del repudio del ego narc1s1sta hacia el mundo
frema apunta a un estado prever?~al (o apenas verbal) temprano, externo y como respuestG a los temores de destr~c~ión prodn~i­
~unque en modo alguno la relacwn es tan simple como esto la dos por la separación de la madre. Estas caractensucas del od10
hace aparecer. No obstante, el efecto emocional que Laing co- apuntan al período prefálíco de la formación del ego en la fase
menta con~tantemente - y eso distingue el estallido-- ofrece preedípica.
u~na. postenor confrrmación. El odio y la ira son rasgos caracte- La expresión de esquizofrenia puede estar superpuesta a res-
rrsttcos d~ este yo «esquizofrénico» que se afirma; la pauta habi- tos de otros acontecimientos; una neurosis puede ocultar una
~al constste, para 71 paciente psicótico, en atravesar un largo pe- psicosis. Cuando Laing descubre que el paciente está ~x~~esando
no?o de la. mfancta como «bueno.» (demasiado bueno) y des- una crisis del ser, está aprehendiendo el problema ps1eot1c~ d~­
pues, repentmamente, en o alrededor de la adolescencia, atravesar trás del neurótico o corrigiendo correctamente interpretacwnes
una etapa «mala»:
20. The Divided Self.
19. Freud: Metapsicología: «El inconsciente». 21. Freud: Metapsícología: «Los instintos y sus destinos».

270
renunciando en el umbral de la adultez, la situación es más cró-
que han confundido a ambos. Pero que el núcleo de la psicosis
nica y el «ego» retrocede al punto de donde partió: e~ mundo
repose en algún momento narcisista preedípico, no significa que
preedípico de «antes-de-las-distinciones», la sagrada urudad del
esté exento de las posteriores experiencias del complejo edípíco.
feto, el bebé chupador. Después del violento grito para la auto-
Laing desecha el complejo de Edipo, acertada y erróneamente. Sin
proponérselo, los casos clínicos de Laing se ocupan exclusiva- conservación, de la busqueda del yo contra la amenaza de la
mente de una relación madre-hijo. Esto es correcto como des- separación, llega la retirada, el mutismo, el autismo ... el niño
cripción fenomenológica del período preedípico. Pero ningún «pe- preverbal. Su Majestad el Bebé: el yo _incluye el mundo. Los
ríodm> es puro, el niño preedípico también está sujeto al com- místicos religiosos pueden tener la capac1dad de abandonar tem-
plejo de Edipo y la relación madt·e-hijo también está sujeta a la poralmente las fronteras del ego; el esquizofrénico crónico no tie-
presencia del padre. La crisis del ego que se produce preedipica- ne que abandonar nada adecuadamente desarrollado. La situa~ión
mente, mientras el niño puede o no soportar la necesaria sepa- del psicótico es el éxtasis del místico, la elección del drogadtcto.
ración de su madre, en años posteriores también será expresada
como otras formas de separación, tal como la revelada en la an-
gustia de castración, que a su vez vuelve a arrojar luz sobre los
hechos anteriores. La interpretación descriptiva de Laing ilustra j 7. El mundo esquizofrénico
perfectamente el momento preedípico pero como se niega a
considerar importante la historia infantil de la persona, cree que
lo que ha desmantelado (la cubierta sexual edípica) significa ha- ... Trataré. de demostrar que existe una tr.ansición compren-
ber alcanzado la verdad desnuda. Entonces su descripción de la sible de la forma esquizoide sana de ser-en-el-mundo a la forma
relación madre-hijo puede ser muy acertada, pero como está ocu- psicótica de ser-en-el-mundo. 1
rriendo aquí y ahora, no se le asigna ningún contexto: es como
si el período preedípico estuviese siendo repetido en una pureza El proyecto de demostrar tal translclOn de la salud a la lo-
«ideal» en el presente, no sujeto a ninguna evolución posterior. cura que Laíng emprende en The Divided Self, no será una sor-
El «esquizofrenismm>, los problemas crónicos de identidad pres~ para los freudianos. Por sup·uest?, u?a si~u~c.ión infant_il es-
y afirmación del ego, la ira y el odio, son expresiones caracterís- quizoide y universal subyace en un ep1sod10 ps1cot1co posterwr ...
ticas de la embestida esquizofrénica: la lucha de JuHe contra su ¿de lo contrario de dónde provendría_? La cuestión debe s~r,
madre parece una ilustración de la afirmación freudiana en el más bien: ¿cómo hace Laing, emprendiendo esta tarea, para ln-
sentido de que el «odim> tiene que ver con la lucha del ego por vertir sus implicaciones en las obras posteriores? Creo que si
la autoconservación. Laing también sostiene, por cierto, que el examinamos un análisis fundamental planteado en The Divided
esquizofrénico lucha por el derecho a existir, pero hace que di- Self, podemos. descubrir el momento que permite esta inversión
cha batalla tenga lugar e11 el presente y se trate de una lucha en y ver así previstos los signos de sus tesis posteriores, aparente-
nombre de un «yo auténtico» oculto~ en contra de un compla- mente más revolucionarias.
ciente <~yo falso». En cambio, si seguimos las interpretaciones La preocupación laingiana por la comunicación gira en gran
freudianas, lo que estalla en la pubertad --o en cualquier otro
momento- es una batalla irresuelta en el pasado, cuyo lenguaje
·pequeños; en tal caso los incidentes originales son demasiado poderosos
contiene todas las huellas del «retorno». El esforzado ego re- como para que el niño luche contra ellos siquiera temporalmente, de ahí
nuncia, como renunció en la infancia, cuando cayó en la sumi- que encontremos niños autistas de tres o cuatro afios, niños que nunca
sión o complacencia mental total.22 En esta ocasión. como está aprendieron a hablar o que lo olvidaron instantáneamente, porque nunca
combatieron como para saber hacer distinciones.
22. Naturalmente, la esquizofrenia puede producirse en niños muy 1. The Divided Self.

273
272
medida en torno a la percepcton: ver y ser visto. En estos tér- de la persona, que lo estaba percibiendo, es decir, su madre, en
minos comenta la famosa y sumamente importante observación cierto sentido estaba matándose a si mismo mágicamente: ma-
que hace Freud sobre los niños pequeños (véase el punto 4 de taba la imagen de si mismo en el espejo. Tendremos ocasión
«La Sagrada Familia»: el yo diferente, el falo y el padre, de esta de volver sobre este peculiar estado de cosas cuando estu-
misma obra). El niño, temporalmente abandonado por su ma- diemos la esquizofrenia ... 4
dre, juega un juego muy común frente al espejo, del que entra
y sale; también arroja y recupera un carrete de algodón, excla- Este juego normal del niño es descrito por Laing como un
mando a cada aparición <<¡da!» ( « ¡allá! »), y «¡fe!» ( « ¡se fue! ») «peculiar estado de cosas»; es considerado como un acto esqui-
con cada desaparición. (Citaré. la explicación de Laing con cierta zoide original -la creación de un yo escindido, medio asesina-
amplitud.) Laing lo considera como un juego contra la angustia, do- y será comparado a la esquizofrenia.
lo cual, entre otras cosas, es así. A cierto nivel, el análisis laingíano se ajusta perfectamente al
psicoanálisis ortodoxo. Melanie Klein propuso un yo esquizoide
Si es así, el temor a ser invisible, a desaparecer, está estre- original, pero como el mismo tiene elementos constitucionales, el
chamente relacionado con el temor a la desaparición de su concepto freudiano del incidente es más pertinente con lo que
madre. Parece que en cierta etapa la pérdida de la madre Laing «descubrió». También Freud, al analizar la primera cons-
amenaza al individuo con la pérdida de su yo. Sin embargo, la trucción del ego lo consideró creado en la alienación, que debía
madre no es, simplemente, una cosa que el niño puede ver, «dejar de» verse de otras formas de verlo y sus formas de ver
sino una persona que ve al niño. En consecuencia, sugerimos como otros lo veían. (Sólo más tarde, durante el complejo edí-
que un componente necesario del desarrollo del yo es la pico, debe descubrir su lugar en términos de las leyes más am-
experiencia de uno mismo como persona bajo la amorosa
mirada de la madre. El niño común vive casi constantemente plias de la cultura humana.) La primera formación del ego es,
bajo la mirada de los adultos. Pero ser visto es, sencillamente, para Freud -y así debe ser si no ha de llegar confeccionado al
una de las innumerables formas en que se presta atención al mundo- un ego «alienado»; se encuentra «Ínvertído» a los ojos
ser total del niño. Es atendido siendo notado, mimado, acunado, de las madres y las superficies de los espejos. Lo que Laing agre-
abrazado, arrojado al aire, bañado: su cuerpo es manipulado en gó no es una nueva comprensión sino un juicio de valor. El niño
una medida en que nunc::t volverá a ser1o.2 de. Freud también estaba manejando el significado de la ausencia
y sus concomitantes angustias de amenaza y de destrucción. Como
El niño se hace desaparecer a sí mismo (del espejo): Laing no tiene nada que ver con la noción freudiana de una pul-
sión de muerte, para su sorpresa descubrirá al niño «matándose
Es decir, que si no puede verse a sí mismo ahí> él mismo a sí mismo». Aquí parecefÍ.a que una rosa con otro nombre no
habrá «desaparecido»; así, está empleando una presuposición
esguizoide con ayuda del espejo, media_nte el cual hay dos «éh>, es una rosa.
uno ahí y el otro aquí.3 En The Divided Self, Laing recrea sensiblemente la condi-
ción de la «normalidad» esquizoide en que vivimos y de la que
Entonces el yo se identifica con la fantasía de la persona por brota, in extremis . la esquizofrenia. Pero su reformulación de
la que es visto; de este modo se convierte en el yo observante esta tesis esencialmente psicoanalítica en la terminología de una
que se observa a sí mismo. El yo observante m~ta, frecuente- :6losofia existencial transpuesta, lo conduce a sustituir juicio de
mente, todo lo que cae bajo su observación: valor por análisis. Dichos juicios de valor se transforman en la
fuente de su radicalismo: un yo «falso», un mundo «desperso-
E~ el juego de este niño pequeño, éste, en la posición nalizado», una normalidad esquizoide, todas éstas son condicio-
nes que deben condenarse y contra las cuales es necesario luchar.
2 The Divided Self.
3. Ibid_ 4. Ibid.

274
De su análisis de The Dtvided Self a la introducción de The Po- la lluvia. Yo puedo ser la lluvia.» «Esa silla... ese muro.
Yo puedo ser ese muro. Para una muchacha es horrible ser
litics of Experience hay un paso predecible, ciertamente auto- un muro.»
mático: ·«Existe muy poca conexión entre verdad y "realidad" Toda percepción parecía amenazar con la fusión y toda
social. . . Ahora nadie puede comenz·ar a pensar, sentir o actuar sensación de ser percibida por el otro la amenazaba de manera
excepto desde el punto de partida de su propia alienación». 5 La similar.6
verdad es el mundo preegoico de la unidad y la vida, como una
c~pula de muchos vidrios de colores descompone su blanco res- La verdad que estoy tratando de comprender es la com-
plandor, fragmentándonos en nuestro yo separado (yo y otros) y prensión que está tratando de comprenderla. 7
dividiéndonos incluso en el interior de nosotros mismos en ver··
dadero y falso, real e irreal.· Todos somos esquizoides y somos Habiéndose asegurado de que es el mejor tipo de salud, Laing
empujados hacia la esquizofrenia ruando nos vemos obligados, se convierte en su propio esquizofrénico. En T he Divided Self
por nuestras relaciones con otros, a vivir más de acuerdo con expone cómo, en un estado esquizofrénico agudo, la persona pa-
nuestro yo falso que con el verdadero. En tal emergencia ente- rece fragmentarse en varias partes distintas. Cada una de ellas
rramos nuestro yo verdadero apartándolo del camino del mal y tiene un sentido del yo y siente a las otras partes como, de algún
tratamos de viví! coherentemente nuestro yo falso; pero no po- modo, no-yo. Una de sus pacientes crónicas le dijo a Laing, refi-
demos hacerlo, de modo que la línea que los divide se quiebra riéndose a sí misma: «Ella es una yo buscándome»; posterior-
y en las extremidades de la psicosis se encuentran nuestros «VO» mente, Laing reflexiona sobre sí mismo: «El yo que soy no es el
en lo que parece ser -aunque, en realidad, nunca es- la unidad yo que conozco, ~ino el yo con el que el yo es conocido». 8 El
original de la vida pre-«humana». mismo intentará el viaje psicótico y su proyecto dentí:fico consis-
Naturalmente, ésta es también una rea:firmación de la :filoso- tirá en describirlo.
fía laingiana, pero podemos ver concretamente la circularidad de Héroe existencial y científico, Laing desafiará lo desconocí-
«la normalidad es esquizoide» y «la esquizofrenia es normah, sí do, del mismo modo que afirma que Freud desafió el abismo. Sus
rastreamos algunas de las características de sus pacientes esquizo- muy diversos métodos son otras tantas aventuras en un terreno
frénicos en su lugar de descanso natural de acuerdo con los pre- que -como él mismo afirma a menudo- es, en última instancia,
ceptos que Laing nos aplica a todos. Lo que Laing defiende en intrazable de esta forma. Yo diría que es intrazable porque se ha
The Politics of Experience es lo que una vez padeció Julie en definido como exterior a la experiencia humana. Así, avanzamos
T he Divided Self: . hacia una afirmación simultánea y lógica de lo trascendental: tra-
taremos de explorar lo que finalmente nunca puede ser trazado
Junto con su tendencia a percibir aspectos de su propio y el hecho de que nuestra experiencia nos demuestra que todos
ser como no-ella, estaba el fracaso en discriminar entre lo que nuestros métodos son, en consecuencia, de uso limitado, prueba
era no-ella -<<objetivamente» y lo que era ella. Este es, sencilla- que hay algo más allá. El proyecto «científico» mismo revela
mente, el otro aspecto de la carencia de un límite ontol0gico lo desconocido trascendental: así, ambos pueden alternar. su-
global. Ella podía sentir, por ejemplo, que la lluvia sobre sus perponerse, volverse una sola y la misma afirmación.
mejillas eran sus propias lágrimas.
En la descripción de los estados escindidos del ser, William Las pautas aquí delineadas todavía no han sido clasificadas
Blake encuentra, en sus «Prophetic Books», una tendencia a por un Linneo de la servidumbre humana. Quizá todas ellas
transformarse en lo que uno percibe. En Julie, toda percepción sean extrañamente conocidas.
parecía amenazar con la confusión con el objeto. Pasaba gran
parte de su tiempo ejercitándose en esta dificultad. «Esa es 6. The Divided Self.
7. The Politics of Experíence.
5. Tbe Politics of Experíence. 8. Ibid.

276 277
... Las palabras que acuden a mi mente para nombrarlas
son: ataduras, nudos, vínculos, impasses,, disloques, vicisitudes, ciencia debe ser, en consecuencia, personal (posiblemente subj:·
trabas. Podía haber permanecido más cerca de los datos «crudos» tiva). Dicha reflexión no es ciencia. . . como lo confirm~ el prop1?
en que .estas pautas aparecieron. Podría haberlas destilado aún Laing al escribir, en Self and Others: «No hay segurtdad defint-
más, hacía un cálculo lógico-matemático abstracto. Tengo la tiva de que uno pueda atribuir correctamente la relación del otro
esperanza de que no estén tan esquematizadas como para no con sus acciones» 11 (una de las tareas de su «ciencia»). Una den-
poder volver a referirnos a las experiencias específicas de las da debe ofrecer, desde el interior de su propio campo, la posibi-
que proceden; aunque son lo suficientemente independientes de lidad de consistencia y de alguna forma de prueba. Pero si reco-
«contenido» como para que se adivine la última elegancia for- nocemos que no es una ciencia, podemos ver cómo de hecho
mal en estas mallas del maya. 9
Laing logra su objetivo, a pesar de todo. Su obra refleja, precisa-
mente, cómo vive la persona. La reflexión es ideología y no cien-
La obra de Laing se aproxima cada vez más al arte:
da. Así, la intención de Laing es ideológica y no científica. Dado
Lo espantoso ya ha ocurrido. este punto de partida para evaluar su obra, vemos que su logro
es significativo. Nos expone lúcidamente cómo vivimos la mayo-
Despojos ría de nosotros en ]a cultura occidental capitalista, los términos
El viejo estilo de nuestras vidas, lo que constituye nuestras ilusiones, nuestra
Aquellos encantos ... realidad, nuestras esperanzas y desesperanzas. Laing nos las ofre-
ce desde el interior porque él mismo está firmemente sujetado.
Quiero que me gustes y me huelas, quiero ser palpable, Por el contrario, Freud intentaba fundar una ciencia que analiza-
meterme bajo tu piel, ser una comezón en tu cerebro y en tus ra cómo opera la forma-en-que-vivimos.
tripas, que no puedes rascar ni mitigar, que nos corromperá Laing repite el mismo camino fenomenológico que Freud re-
y destruirá y te enloquecerá. ¿Quién puede escribir plenamente
corrió y parcialmente analizó. Pero el proyecto de Laing es la
sin compasión no adulterada? Toda prosa, toda poesía, en la
medida que no es compasión, es fracaso. 10 reflexión total, en tanto el de Freud es la comprensión espe-
cffica y limitada:
Gran número de filósofos existencialistas se han expresado
en la creación literaria de un u otro. Laing busca una La acusación de parcialidad hecha contra el psicoanálisis
-que, como ciencia de la mente inconsciente tiene un camp~
«ciencia» pero parece cada vez más indinado a volcar sus pen- de trabajo definido y restringido-- es tan inaplicable como s1
samientos en v•ersos. Por el contrario, Freud rechazó vehemente- se intentara hacerlo contra la química. 12
mente el halagador intento de Havelock por demostrar que
el psicoanálisis no era una ciencia sino un arte creativo. El arte Freud estaba destinado a analizar, Laing a presentar. Pero la
la ciencia deben analizarse modos ¿qué debemos obra de Laing tíene el mérito de ofrecernos lúcidamente aspectos
con la obra de De considero que la búsque- nuevos (y otros antiguos y olvidados) del campo fenomenológico,
y la intención artística están unificadas para su análisis futuro. Laing sitúa nuestra ideología asum~d:a
en el sentido de que son, meramente, diversas expresiones de delante de nuestros ojos. Como el campo en que opera lo dirt-
una misma ideología. gió conscientemente a la familia e inintencionadamente a las mu-
Laing la esperanza que su «ciencia de las perso-~ jeres, Laing nos proporciona útiles alimentos para nuestro pen-
nas» sería una estructura perfectamente homóloga. Es decir, la samiento.
<<ciencia>> reflejaría su objeto. Su «objetO>> es la «persona>> y la
11. Self and Others.
9. Knots, páginas preliminares. 12. Freud: «Psicoanálisis (Artículo de enciclopedia)», S. E. Vol.
10. The Politics o/ Experience. 1923.

278
R. D. LAING: La separac10n del hombre, la alienación de su propio yo
LA FAMILIA DEL HOliABRE, II «verdadero» y de los otr~ «reales», se resumen para Laing en la
situación del esquizofrénico que es utilizado como víctima pro-
piciatoria, es decir, vuelto más alienado y en consecuencia ence-
rrado en la incomprensión: el autismo privado y la institución
pública para la salud mental.
En sus primeras obras, considera que la «locura» del esqui-
zofrénico es una respuesta inteligible a ciertas presiones sociales
promotoras de locura; en la obra intermedia, las presiones socia-
les productoras de locura parecen pasar a ser la locura real; por
defecto, la respuesta esquizofrénica ha dejado de ser inteligible
para ser «normal»; en sus últimas obras, la «locura» del esquizo-
frénico se ha convertido en la auténtica salud de la que la am-
plia mayoría de la gente está divorciada. Muchos críticos han de-
18. Rebeldes con causa
gradado el descenso/ ascenso de Laing en el misticismo aunque
es, evidentemente, el progreso completamente lógico de sus pre-
ocupaciones.
. La ~bra de Laing, e~ige a~endón tanto por su popularidad e
Precisamente porque Laing es un ideólogo tan perfecto y por-
1;rflu~nc1a du~ante la ultlma decada, como por la importancia que
que asume una postura de oposición radical, su vocabulario psi-
el ~1smo, asigna a su~ desc~~rimientos. Aunque quizá no haya
escnto mas. acerca de 1a fam1ha (y considerablemente menos so- cológico ha ingresado tan fácilmente en las lides de la vida polí-
bre. las muJeres) que muchos otros psicólogos y analistas en años tica izquierdista. Términos como «mistificación» y «honestidad»
rec1ent~s, el hecho de que tenga una actitud coherente y de que han impregnado el lenguaje político. Sus revelaciones acerca de
deb~ hbrar una ?atalla lo. ~uelven fu~da:r:nental a nuestros ojos. los horrores de la familia nuclear han estimulado la búsqueda de
Al Igual que Wilhelm Re1cn, es un 1deólogo psicopolítico emi- la comuna; las mujeres liberacionistas protestan en términos
nente. laingianos diciendo que son «reificadas», tratadas como «cosas».
. A partir .de un análisis del individuo escindido, la obra de como <wbjetos sexuales». La obra de Laing ha coincidido con el
Lamg evoluciOna hacia un estudio del individuo dividido de y movimiento de la juventud, con la política estudiantil, con la li-
en contra de otros, de otros contra el individuo en el interior beración de la mujer y de los homosexuales; les ha proporcio-
de la pequ~ña unidad de la familia, de cada uno contra cada uno nado parte de ·su lenguaje y ellos le han dado popularidad. T o-
en las relac1ones personales microsodales (es decir, el matrimonio) dos estos movimientos radicales afirman valores humanitarios en
Y de los dos .costados d~l mundo político macro social de Ellos y lo que se considera un mundo capitalista inhumano y desperso-
N?sotros, Onent: y Occtdente, Blancos y Negros, etc. Este movi- nalizado. Aquí no me ocuparé del argumento político, sino que
mle~to. es la lógxca de su preocupación por la división v la dife- me referiré a las implicaciones que supone utilizar la ideología
renclactón; de The Divided Self a · laingiana de esta forma. Laing nos ha aislado las características
de la familia que en lugar de ser asumidas como consignas de
Todas las distinciones son mentales, por la mente, en la mente, protesta tendrían que ser analizadas. Si la situación de las muje-
. cli · · · [de la mente res, los niños y los homosexuales sólo es utilizada como un grito
S1n sttnc10nes no hay mente para distinguir .1
de batalla y no se comprende su origen y función en la sociedad,
l. Knots, op. cit., pág. 82. nunca será superada. Considero que es decisivo ver qué es lo

280 281
que plantea Laing en este campo y después dedicarnos a anali- cuerdo-loco, lo hacen sus ilustraciones más concretas. Esto es lo
zarlo. que -quizá sin proponérselo- apoya la protesta adolescente y
Laing refleja las dicotomías políticas presentes de Oriente y lo que parece, aunque de manera elusiva, culJ?~ a los padres o,
Occidente. Virtualmente las parodia con sus imitaciones televi- más específicamente, a la madre. En The Poltttcs of Expertence,
sivas de <dos buenos y los malos». Cree que las divisiones nos pasando revista a la historia de su tipo de tarea, Laing escribe:
infectan a todos. Su remedio, nos dice, consiste en dejar de tener
Hasta los últimos diez años no ha llegado a estudiarse en
divisiones. Esto es bastante lógico, ya que a fin de cuentas lo
sus intersticios el ambiente interpersonal inmediato de los «es-
único que puede hacerse si se está atrapado en una reflexión es quizofrénicos~>. Esta tarea fue promovida, en primer lugar, por
invertir la imagen. Evidentemente:, nada ha sido más seductor los psicoterapeutas que sintieron la impresión de que si sus
para los políticos humanitarios de los años 1960 y 1970. Como pacientes estaban perturbados, a menudo sus familias eran. muy
la polítíca que reposa sobre la lucha de clases ha dado paso a lo perturbadoras. No obstante, los psicotetapeutas permanec1~:on
que en su versión desacreditada ha sido presentado como polí- atados por su técnica de no estudiar directamente a las fa:niltas.
tica de las «oposiciones» (Blanco/Negro, Joven/Viejo, Mu- En principio, el foco se centró sobre las madres (que s1empre
jer /Hombre), ¿qué es más probable que suene como una resolu- son las primeras en ser culpadas de todo) y se postuló una
ción (y revolución) que una refutación de la base del problema? madre «esquizofrenogénica~>, que se suponía generaba la pertur-
Los filósofos de las dualidades reconciliadas (su así llamada sín- bación en su hijo.
Después se prestó arención a los maridos de estas mujeres
tesis dialéctica en la unidad), como Reich y Laing, están destina- indudablemente desdichadas, más tarde a la interacción entre
dos a atraer a la «política de los opuestos»; pero las tesis de los padres y ·entre padres e hijos.. más adelante al g~po famí
Laing son atractivas por razones más concretas. liar nuclear de: padres e hijos, y por último a la totahdad de la
A principios de la década de los sesenta, época del pro- red relevante de personas df' la familia v su alrededor . Cuando
blema de la rebelión adolescente, Laing -intencionalmente o comenzaron nuestras investigaciones, se había hecho este pro-
no- se comprometió en la lucha del lado de los rebeldes. Sus greso metodológico ... 2
obras se dirigen al corazón de la situación adolescente. Se refie-
ren a la crisis de abandonar el hogar. Este no fue un mero gesto Pero aunque Laing ha relegado a la historia pasada de su tipo
radical de apoyo por parte de Laíng: la totalidad del proyecto y de teoría nociones tales como madre «esguizufrenogéníca>>, todo
los logros de su <<ciencia de las personas» están consagrados a ~u sistema depende de una inversión de «valores>> que hace inevi-
este fin. Al actualizar la esquizofrenia en la situación presente tables las conclusiones comparativas, aunque sea implícitamente.
de los adulescentes en quienes se producía esta crisis psicótica, Su noción. de que la «locura» es una respuesta inteligible corre
Laing proporck1nó un mito a la crisis adolescente. Todo ado- paralela a su afirmación de que las personas se enloquecen las
lescente se reconoce en su esquizofrénico enloquecido-por-los-ne- unas a las otras en un esfuerzo insano por establecer s11 pmpia
xos-familiares. No cabe extrañarse de que sus escritos atraigan normalidad y por confirmar la distinción entre «ellos» v «noso-
a la juventud, como atraen a ]os trabajadores sociales 1 peto no tros», en este caso <<sano» y «loco», lo que a menudo es sinóni
a los psícoanalistas. Para los jóvenes, los escritos laingianos ex- mn de <<bueno» v «malo»:
plican su situación problemática y justifican su respuesta a ella;
para los trabajadores sociales --cuya tarea consiste en ocuparse En consecuencia, sugiero que la salud o la psicosis se miden
de la rea1idacl presente- ofrecen una elucidación muy útil. Para por el grado de entendimiento o dislocación existente entre dos
personas, una de las cuales es considerada sana por el consenso
la comprensión de la psicosis, excepto (y se trata de una impor-
general ...
tante excepción) en su fenomenología sintomática, no nos aporta
nada.
Del mismo modo que la teoría de Laing invierte la situación 2. The Politics of E:!Cperience

282
En una relación «dislocada», damos el nombre de «psicótica» altura cabe preguntarse: si los padres están locos, ¿qu1en los
a la otra persona. 3 volvi6 así? (¿Sus padres?) O, alternativamente, si «locura» es
--como sostiene Laing- una falsa descripción en la búsqueda
Con la locura y la cordura en esta especie de continuum, y maligna de diferenciaciones, no es más «auténtico» etiquetar de
sólo falsamente planteadas como polaridades por aquellos cuya «psícótico» a un padre que a su hijo. La familia se transforma. en
salud depende de semejantes distinciones, era inevitable que Laing «extraordinaria» para volver <<ordinaria» la respuesta del paclen-
debiera, en cierta medida, equilibrar la balanza. Eso es lo que te · de modo que también la gente «normal» vive en un mundo
hace. En sus historias clínicas de esquizofrénicos y sus familias, d~ fantasías generalmente reservado a los psicóticos. A pa~tir
encontramos que constantemente hace observaciones como, refi- de sus comentarios sobre la familia Irwin, parecería que Lamg
riéndose por ejemplo a la familia Blair: «Pero toda la familia y Esterson nos dicen que la familia inventó totalmente el estado
parece haber sido muy extraña>>; o refiriéndose a las relaciones de de su hija y que lograron hacerlo con un éxito perturbador.
la madre y abuela de una paciente: «ya veremos ... cuán extraor-
dinario es este lazo~>. 4 Para establecer la «normalidad» del pa- Presentaremos aquí una gestalt radicalmente distinta, en
ciente, Laing se ve obligado -a pesar de sus intenciones--, por la que la atribución de la enfermedad se vuelve social~e':lte
su propia metodología, a decir que algún otro es anormal. Como inteligible. Ahora veremos cómo esta. enfermedad atnbmda
no intenta buscar ninguna otra «causa» de la psicosis que la de llega a ser tomada como un hecho '! cómo ella es trata~a en
consecuencia. Tan grande es el hechzzo alcanzado por la znven-
la interacción social presente en que se encuentra el paciente, le ción de todos los que la trataron como si estuviese enferma,
resulta necesario quhar la carga de la categorización del paciente que uno debe pellizcarse ~onstantet?ente para ~e~?rdar que no
clasificado y ponerla sobre algún otro. Pese a su alegato original hay pruebas que sustancten semeJante supostcton, salvo las
de terminar con las categorías, finalmente sólo puede apelar a acciones de los otros, que al actuar en términos de esta supo-
más clasificaciones, o a las mismas, diferentemente orientadas: sición conjuran un sentimiento de convicción de q~e. la .e~pe­
riencia y las acciones en cuestión son el resultado mmtehgtble
Una característica curiosa de la teoría psiquiátrica consiste del proceso, más que la expresión absolutamente inteli~i~~e de
en que la persona que mantiene semejante perspectiva de tal la praxis de Mary, en un campo. social en que ~u postcto~ es
manera sohre su propia persona, tendría que ser considerada insostenible y donde sus «movtmtentos» (su praxts) se exphcan
hipomaníaca, pero si !a persona la mantiene acerca de otra sobre el supuesto de que son generados por un proceso pato-
pe-rsona e intenta ajustarla en ese molde a la manera de Pro- lógico misterioso e indudable, aunque indefinible [la segunda
custo, no existe un término de uso general para describirla. Con- cursiva es mía] .6
tamos con términos clínicos para las personas perturbadas, pero
no para hs perlurbadoras. ~ Al igual qQ.e los padres Blair, los Irwin se encuentran en el
camino real de su propia psicosis, no reconocida únicamente por-
A falta de una nuev8 terminología, Laing tuvo que regre- que su existencia fantasiosa adopta la forma socialmente acepta-
sar, de hecho, a la antigua, de modo que refiriéndose 8 los p~'1dres ble de categorizar a otro. Es posible que así sea . pero Laing. para
de Lude Blan ---lf'l mnchach<-1 esquizofrénica hospitalizada- llega quitar el juicio de valor denigratorio del esquizofrénico clastfica-
a la siguiente cnnc1usíón: ú lo que la señora Blair dice del señor do, tiene que transferírselo a los otros. Deseando no. caer en. la
Blair es cierto. prohahlemente el padre es psicótico: si no es trampa de hacer distinciones, de hecho no puede evttarlas, smo
verdad, lo es la madre o, más probablemente, ambos. A esta tan sólo trasladarlas. Creo que es este dilema el que finalmente
lo saca del análisis social para introducirlo en la celebración mís-
3. The Divided Self tica.
4. Ambas citas son ele Sanitv, Madness and the Famíly
'5. Thid 6. Ibid.

28'5
284
pero el factor que COlrlSt,ae-
Empero, al mostrar cuán normal es la <~anormalidad» y cuán como mínimo debió despertar
«peculiar», «extraordinaria», etc., es la interacción social <<nor- mencionado por Laing y Es-
mal», Laing --como su concepto de una «ciencia de las una «mamÍ>> y una <<m a-
personas»- ha caído inevitablemente en la trampa (o escape) en ·nuestra so-
de producir estudios de personas en los que no es posible dis-
tinguir tipos de problemas o de conducta. Esta es la dimensión ret>rodw::e los monólogos de una
concreta de su proyecto teórico de demostrar que la psicosis se su persona «separada~-., Joan
desvanece en su inteligibilidad sociru. Ofreceré un par de ejem- como «éh·; más tarde, casi por ac-
plos. En Sanity, Madness and the Family) despliega las peculia- añálisis general nos enteramos de que sus padres
.ridades de estas familias· productoras de esquizofrénicos, con el varón ... ¿pero el género permanentemente cam-
objeto de demostrar la «corrección» de la respuesta del paciente; mt:~recía un comentario específico? Parece que en su de-
pero al meter a todos los miembros del nexo en el mismo saco, volver todo inteligible, a veces Laing balancea, .simple-
a menudo Laing fracasa en señalar qué es realmente «extraño», estructura, de modo que lo normal y lo anormal caro-
al menos desde el punto de vista de nuestra sociedad. Así, los todo, de manera indiferenciada, se vuelva
Eden son una familia ansiosa por ocultar el nacimiento ilegítimo dejando de lado detalles extraordinariamente
de la hija de su hija, Ruby, que es la <<paciente esquizofrénica»: cruciales.
Una crítica correcta de la obra de Laing sería que él se re-
Con el objeto de evitarle al lector la confusión inicial de a clasificar «esquizofrénica>> al paciente, sólo para dasi-
los investigadores -ni que hablar de la de la niña-, tabulamos con el mismo nombre a quienes lo vuelven así (y cuando
a continuación sus nexos familiares: tenemos la tendencia a significar culpabilidad): las
familias se vuelven «extraordinarias» para explicar lo «ordina-
Relación biológica Títulos que le ense- del Y del mismo modo que la justificación para la
ñaron a .Ruby «ciencia» Laing es concebida en los mismos términos que la
Padre causa original de la enfermedad, a la inversa (el médico que
Tío
Madre <!l:a~ce1Jt3l>> reemplazar al padre que «rechaza»), también una «mala>>
Mami
Tia (hermana de la madre) Madre es considerada en los mismos términos que una «mala» fa-
Tío (marido de la hermana· de la madre) Papi- más tarde Tío milia. Si los Blair, los Eden, los King, eté., son extraordinarios,
Primo Hermano lo son nuestros psiquiatras. El doctor Kroepelin -psi-
siglo diecinueve-, que provocó a una paciente cata-
impidiéndole caminar, tratando de obtener de ella una
La madre y ella vivían con la hermana casada de sa madre,
el marido de esta hermana (papi o tío) y el hijo de éstos (su re5>Duleslta empujándola, etc., se convierte en una figura sádica,
primo). Su padre (tío), que era casado y tenía su familia en verd<:ld(::ram<::n1:e ridícula, cuya conducta es como mínimo tan «ex-
otro lado, los visitaba ocasionalmente. tranrc:imlatJla>> como la de su «víctima». A este médico debe reem-
Su familia rechazaba violentamente la idea de que Ruby buen padre-terapeuta. No me interesa cuestionar la
hubiese crecido sabiendo quién era. Su madre (.mami) y su da las imputaciones de Laing, sino sugerir que como
(madre) sostenían vehementemente que Ruby no sospechaba el señalan un fallo fundamental en su propósito «científico».
estado de cosas real, pero su primo (hermano) insistía en que ha invertido la teoría freudiana de la significación de
debió· conocer la verdad desde hacía años.7 tt~Lnstet:en.cia amorosa en la situación terapéutica. De todos mo-
que sólo el neurótico - y no el psicótico--
7. Ibid
287
286
podía verse implicado en una transferencia semejante. El _pa- Laing comprendemos mucho mejor las características internas de
ciente de Freud coopera en la cura porque transfiere al analista la familia nuclear.
los buenos sentimientos que alguna vez tuvo por sus padres, y Los casos clínicos de Laing son modelos de fácil compren-
desea complacerlo -como alguna vez trató de complacer a aqué- sión, fascinantes en sus revelaciones sobre la forma en que ope-
llos- trabajando duramente en la comprensión de sí mismo. El ramos en nuestras relaciones más íntimas; además, presentan un
paciente repite -como un recuerdo-- su condición infantil, interés fundamental para las mujeres por dos razones. En primer
pero esta vez la elabora conscientemente. Por el contrario, Laing lugar, todas las exposiciones detalladas de Laing se refieren, ca-
no se interesa en el amor del paciente por el terapeuta, ya que sualmente, a mujeres «esquizofrénicas». En segundo 1ugar (en
es éste quien debe ser capaz de mostrar empatía y compasión virtud de la naturaleza de la formación de la esquizofrenia que
por aquél. Así, este terapeuta reemplaza realmente al padre ca- Laing ha descartado: sus referencias preedípicas), todos los re-
riñoso. y el paciente se siente,. presumiblemente, reconfortado. tratos de la familia están centrados alrededor de la relación ma-
A pesar de las apariencias., la conducta y el carácter del tera- dre-hijo. Lo que encontramos, entonces, son los problemas afron-
peuta adquieren relieve al mismo tiempo que disminuye la im- tados por la hija que deja el hogar y por la madre que deja que
portancia de las mismas características en el psicótico. Salida su hija lo abandone.
ctel analista: hace su entrada el gurú. La teoría freudiana de la psicología de la feminidad sostuvo
que el período preedípico (etapa tan crucial para la psicosis)
era fundamental para la formación de la mujer. No es una coin-
cidencia que la teoría psicoanalítica sea menos adecuada con res-
19. El abandono del hogar: pecto a la feminidad y la psicosis que a la mascuÍlnidad y la neu-
fa situación femenzna rosis. El complejo edípico es un territorio conocido en compa-
ración con los indefinidos campos de lo preedfpico, donde «habi-
tan» la psicosis y la feminidad. Freud consideró que después de
Laing, al negarle importancia a la infancia y al inconscie-nte las pruebas y tribulaciones del descubrimiento de sí misma en el
elimina, naturalmente, el problema de la psícosjs. Pero su presen- período preedípico (reconocimiento de la «castración», por ejem-
tación de la esquizofrenia como respuesta a una situación del plo), la niña descansaba en el complejo de Edípo. Su amor por
mesente tiene el mérito de describir elocuente y lúcidamente el padre, tan difícil de alcanzar, no tenía que ser tan profunda-
' situación. Reí eh, al restituir el complejo edípico a la familia mente abandonado como el amor de] niño por su madre, más
patriarcal nuclear --de donde lo había extraído Freud- tuvo la culturalmente rompedor. Aunque no debe considerarse de ma-
valiosa posibilidad de un vívido retrato socio-político de nera tan reductora, a nivel de la realidad social de nuestros días
la famil~a; de] mismo modo Laing, al restituir la esquizofrenia al la psiquis que reposa en el complejo de Edipo se expresarí~
lugar y las relaciones en que encuentra su expresión, nos ofrece como «permanecer en la familia», algo que en nuestra cultura se
un excelente retr'3tO psicosocial de la dinámica interna de la fa-
supone que hacen las mujeres. Las descripciones de Laing nos
milia. Las descripciones de Laing sobre los sistemas de comuni-
muestran, forzosamente, las dificultades que encontrará la mu-
cación en la familia, 1as mistificaciones, evasiones e imputacio-
chacha cuando deba abandonar a esta familia. Como ella no tuvo
nes que continúan produciéndose, tienen para nosotros la misma
que destruir el complejo edípico tan absolutamente, Freud con-·
pertinencia que las exposiciones reichianas sobre la manipulación
sideró, del mismo modo, que la internalización de la figura auto-
política del sexo de la familia por parte de la sociedad capita-
lista. La ventaía un método fenomenológico no consiste en ritaria (ante cuyo amenazante mandato el niño abandona sus Y'""~'
que nos ofrezca un nuevo anális1s. si no en que nos proporciona deseos incestuosos) por parte de la niña es mucho menos efecti-
una fenomenología: de leer los estudios de va. Al tener un superyó más débil, la niña permanece más sg(

289
288
10. ~ PSICOANALISJS Y FEMINISMO
a las reprimendas y al amor ofrecido por personas externas poderosos motivos inconscientes y ha recibido la sanc10n de
a ella. . . en especial sus padres. la sociedad-. Es tarea de la hija emanciparse de esta influencia
y decidir por sí misma, sobre bases amplias y racionales, cuál
Quedando así excluido el temor a la castración en la niña será su parte de goce o de negativa del placer sexual. 3
pequeña, también surge un poderoso motivo par~ la. instalac~ón
de un superyó y para la ruptura de la orgaruzaoón gerutal Esta característica típica del conflicto madre-hija sobre la
infantil. En la niña, mucho más que en el varón, estos cambios emancipación sexual de la hija es un tema habitual en las histo-
parecen ser el resultado de la educación y de la intimidación rias clínicas de Laing. Sus familiás no pueden tolerar las incli-
del ext·eriof que la amenazan con una pérdida de amor. 1 naciones sexuales de la niña ni su ira, como en el caso de la fa-
milia Church: «La espontaneidad, especialmente la espontanei-
Lo que ocurre con el niño pequeño es que la <<autoridad del dad sexual, es el centro mismo de la subversión contra las cos-
padre o de los padres es introyectada en el ego, donde forma el tumbres institucionales, contra el conjunto de aceptación y asig-
núcleo del superyó, que asume la &everidad del padre y perpetúa nación prefijada de roles. El afecto espontáneo, la sexualidad, la
su prohibición del incestd>>. 2 En la niña, esto ocurre sólo par- ira, habrían hecho pedazos al señor y a la señora Church». 4 El
cialmente; para ella, en cualquier caso, el padre no es general~ mon1ento de la ruptura -ya sea a los quince o a los treinta años
mente tma figura tan autoritaria,. ya que siempre ha estado más de la paciente- coincide con el momento de la. emancipación de
interesado en <<seducirla» («la niñita de papÍ» ), de modo que la la familia, de la re-afirmación .del ego.
niña permanece en un estado de·· hostil adhesión a su madre, con- No obstante, como las mujeres esquizofrénicas de Laing res-
fiando en: los preceptos externos para sus pautas de conducta. ponden, meramente, a_ presiones familiares anormales, se pierde
Dichas pautas quedan evidenciadas en todas las historias clínicas algo de significación: la especificidad de la relación madre-hija.
que nos presenta Laing. En la psicosis existen evidencias de que la niña nunca ingresó,
La niña, con su m.ayor confianza en las figuras autoritarias realmente, en su relación edípica con su padre· y éste está, ~n
del·exterior· durante· toda su infancia, ha tenido que ser más com- gran medida, «ausente» de su mundo. No nos referimos a un pa-
placiente, menos «díscola»: no tenemós ningún equivalente del dre real sino a un padre simbólico que el real sólo puede . repre-
«ya se sabe que los varones son asÍ>>. El niño ya ha producido. sentar -de ahí que la ausencía del padre ··no sea literal sino
por así decirlo,, una ruptura --en el momento de la resolución simbólica-; tampoco importa si su presencia es física o no,· ya
del complejo edípico~ y toda su educación se ha conformado a que un padre real puede no transmitir la ley patriarcal a su hija,
esta formación original de sí mismo como «independiente». No aunque probablemente tiene más posibilidades de ser eficaz que
ocurre lo mismo con la niña. En la adolescencia, ésta debe pro- un padre ausente. También debe recordarse que ni siquiera un
ducir una ruptura radical, momento en que e1 muchacho sólo tie- huérfano o un -hijo póstumo viven en un contexto en el que no
ne que repetir sus primeros esfuerzos. Z..lluchas mujeres, aunque hay padres: viven su ausencia o su ausencia muy presente, no
nominalmente abandonan el hogar, en la realidad nunca lo ha- existe la nada, siempre se les recuerda cómo tendrían que ser
cen. Freud comenta, aunque de manera casual, los esfuerzos que las cosas.
debe hacer la muchacha adolescente: En tanto la mujer no psicótica puede reposar en su familia
como en su complejo de Edipo o, en otras palabras, puede de-
Cuando una madre obstaculiza o impide la actividad sexual jar su hogar para formar otra familia, la mujer psicótica no puede
de su hija, está cumpliendo una función normal --cuyas líneas irse ni permanecer. La feminidad <<normal» permite la transfe-
están. dadas por acontecimientos de la infanda que contiene
3. Freud: «Comunicació~ de un caso de paranoia contrario a la
1. Freud: «El final del complejo de Edipo>>, 1924, S. E., Vol. XIX. psicoanalítica (señorita de treinta años)», 1915, S. E., Vol. XIV.
2. !bid. 4. Sanity, Madness and the Family.

290
renda del amor edipico por el padre al amor por el marido; para lie, Laing señala: «En realidad el padre, como él mismo afirmó,
esta mujer, la «familia de origen» da paso, claramente, a la «fa- no tenía mucho que decirme, porque se había "apartado emocio-
milia de orientación» y cuando la hija se convierte en madre, nalmente" de la familia antes de que naciera Julie».7 Así, Laing
sus vínculos con su propia madre -cuya imagen confirma- deja afuera al padre una vez más, aunque indudablemente esta
generalmente se ven reforzados. 5 misma manifestación del padre tendría que haberlo inducido a
Como hemos dicho, la naturaleza preedípica de la esquizofre- proseguir la búsqueda. Pero el prejuicio de Laing es, en sí mis-
nia también se expresa, por supuesto, en términos de algunos as- mo, muy interesante. En The Divided Self) Laing escribió:
pectos de la escena edípica que, aunque nunca se ingresó en
la misma, debe tener algún efecto en la expresión posterior de 1a A partir de los primeros vínculos amorosos con la madre,
psicosis en la adolescen~ia-adultez. Pero los casos clínicos de la criatura desarrolla los comienzos de un ser-para-sí-misma. Es
Laing dan testimonio de la ausencia simbólica del padre edípíco en y a través de estos lazos que la madre «media» el mun-
aunque ésta no sea, por cierto, la intención implícita en los mis- do en primer lugar. El mundo que se le da al niño puede ser
mos. Así, todas demuestran, contra su propio juicio. una caracte- uno en el que logre estar; por el contrario, es posible que el
mundo que se le proporciona no sea factible· para él en ese
rística esencial de la psicosis, que la distingue tanto de la neuw-
momento. Empero, a pesar de la importancia del primer año
sis como de la normalidad, de vida, la naturaleza del medio en que el niño debe existir
En Ias exposiciones de Laing desaparece el padre. De este durante toda su infancia, niñez y adolescencia puede tener
modo, en el caso de Sarah Danzíg, ésta «estaba furiosa con su gran importancia de un modo u otro. Es en estos estadios en
padre y le temía; lo consideraba el principal responsable de su que el padre u otros adultos significativos pueden desempeñar
hospitalización. Afirmaba que era un mentiroso y que contaría un rol significativo en la vida del niño, tanto en relación
mentiras acerca de ella». Sabemos que en el pasado Sarah había directa con éste o, indirectamente, a través de la influencia
hecho estas mismas acusaciones contra su padre <-<quien, sin darse sobre la madre.8
cuenta, con el objeto de conservar su confianza en él -destru-
yendo la confianza de ella en sí misma- siempre que podía im- En este caso Laing asigna explícitamente distintos roles a am-
plícaba a su secretaria, a su espos'a y a su hijo en sus estratage- bos padres y comenta en la misma sección que el síndrome ma-
mas [la cursiva es mía]» .6 Sin duda, a menos que fuesen todos dre-hijo es un tema acostumbrado en la esquizofrenia. Pero en la
asesinos, ambos padres de semejante familia actúan «sin darse época de Sanity, Madness and the Family parece haber absorbido
cuenta» pero sólo el padre (esta es la única vez en que el p8dre tanto esta característica como para hacerse eco de ella en sus in-
es criticado) recibe ayuda para salir del apuro. En el caso de Ju- vestigaciones sin comentarla ni extraer conclusiones; en la época
de The Politics of Experience implica que ha superado tales no-
ciones. Así, en Sanity, Madness and the Family, nos encontramos
5. Con referencia a la familia Head, Laing comenta: «David desapro-
baba el fracaso de su esposa en separarse de sus padres, basánd'1se en la ante la siguiente información, presentada sin siquiera un mur-
significativa razón de que ahora eUa es "'una parte de mí y· no de ellos". mullo: el número de entrevistas con la madre del paciente excede
Creemos que éste es uno de los descubrimientos clave en es1:e caso» (I bid.). en mucho a las sostenidas con el padre, quien en casi todos los
Laing se siente sumamente impresionado por esta revelación. De hecho, casos sólo asiste a dos, mientras la madre puede llegar a tantas
cualquier miembro de la iglesia coincidiría con David. En este caso, lo como veintinueve. 9
excepcional no es que se espere que la mujer se convierta en una parte
de su nueva familia como lo fue de la anterior, sino el grado de absorción.
La observación de David sugiere que su esposa debe convertirse en una 7. T he Divided S elf.
parte de él del mismo modo que fue una parte de su madre; en otras 8. !bid.
palabras, no que debe amarlo como amó a su padre, sino que debe estar 9. En Intervention in Social Situations (Association of Family Casework-
ligada a él como lo estuvo a su madre. ers and the Philadelphia A~sociation, Londres, 1968), su último consejo
6. Ibid. sobre un niño considerado esquizofrénico es «que nadie debe ver al niño

292 293
Lo verdaderamente importante no es que Laing se vuelva más res que se adhieren a los mov1m1entos de liberación femenina
prejuidoso a medida que parece hacer todo lo contrario (que son jóvenes y están intentando abandonar uno u otro de sus ho-
también hace), sino que su comprensión y aparente rechazo del gares familiares. La obra de Laing, con sus violentas descripcio-
prejuicio (la cita de The Politics of Experience) quiere decir que nes de los problemas involucrados, contiene un atractivo evi-
no ha logrado ver la significación del mismo, aunque su profun- dente, y es excelente desde la perspectiva de una fenomenología
dización de éste en The Divided Self tendría que haberle con- de la situación madre-hijo. Pero al dejar fuera al padre, Laing
ducido a ello. Sencillamente, si la psicosis es de formación pre- omite adjudicar ninguna significación a las leyes y al orden pa-
edipica, está destinada a tener mucho que ver con la madre triarcales en que todas nuestras familias están situadas. La im-
pre-edipica y con la ausencia del padre edípico. Tal observación portancia de la ley patriarcal está tan ausente de sus relatos como
no tiene ninguna connotación moral, aunque sí la tiene una injus- lo está de la etapa preedipica en cuyo interior se desarrolla la
tificada negativa a hacer1o. psicosis; de este modo su «ciencia» es, como la ideología, pura-
Las propias preocupaciones sociales de Laíng y la lógica no mente reflexiva, una imagen de espejo de la situación.
reconocida ·del tema (la estructura preedípica de la psicosis) lo El terapeuta de Laing debe ser una buena madre (compasiva
han conducido a un interés por la naturaleza de la familia nu- y empática) y confirmar al paciente en una relación diádica más
clear y, en especial, a una concentración sobre la relación madre- segura. La díada del psicótico y su madre y la de la situación
híjo ... desde el punto de vista· del hijo. En estos retratos la ma- paciente-médico encuentra su apoteosis en una teoría trascenden-
dre hace un triste papel porque es «culpable» de retener al hijo. tal de la dualidad unificada. La división-separación que el psicó-
La inteligibilidad de la respuesta del paciente oscurece el hecho tico nunca pudo h.acer será curada por la unidad paciente-médico.
de que en la psicosis hay importantes problemas de identidad del y el mundo escindido volverá a ser uno.
ego, y que a la madre puede resultarle tan difícil enfrentarlos en La presentación ideológica de Laing sobre la esquizofrenia
su hijo como a éste le resulta difícil aceptar la conducta claustro- nos ha conducido a enterarnos otra vez de su fuente preedfpica
fóbica de la madre; en cierto sentido, la psicosis se refiere a los y su fenomenología descriptiva despliega algunos aspectos impor-
problemas planteados por la interacción entre la madre y el hijo tantes de la «feminidad»; aún falta el análisis. Queriéndolo o no,
y al significado de tales relaciones en ausencia del padre simbó- Laing ha vuelto a conducirnos a nuestro territorio, lo que sig-
lico. Laíng, al no comprender que sus propias exposiciones reve- nifica una contribución mucho mayor que los objetivos total-
lan la falta de intervención de un tercer término (el padre), no ha mente desviatorios e ingenuos de sus competidores « bioquími-
logrado instalar su diada madre-hijo en un contexto que los ex- cos» o «genetistas>>. Hace mucho tiempo, Freud escribió:
plique. En la psicosisy la madre y el hijo siguen siendo una día-
da, y únicamente la estructura triádica del complejo edípico pue-
de quebrar esta situación «símbiótica». 10
En los retratos de Laing, la ausencia del padre «ausente» es ... en prine1p1o parece plausible esperar que algún día la
de especial importancia para el feminismo. I\1uchas de las muje- bioquímica descubra una sustancia cuya presencia produce la ex-
citación sexual masculina y otra sustancia que produce la
excitación sexual femenina. Pero esta esperanza no parece menos
ingenua que aquella otra -felizmente obsoleta en la actuali-
si éste no desea ver a nadie, pero que alguien debe tener sesiones con la
señora Clark [la madre del niño] y la madre de ésta» (!! ). dad- que afirmaba que seria posible aislar bajo el microscopio
10. Maud Mannoni ha publicado dos importantes obras que presentan. los distintos factores excitantes de la histeria, las neurosis obse-
la psicosis en estos términos: Tbe Chíld, His «lllness» and the Others sivas, la melancolía, etcétera. 11
Tavistock Publications, Londres, y Pantheon Books, Nueva York, 1970;
y The Bacleward Child and His Mother, Pantheon Books, Nueva York,
1972. 11. Freud: «La sexualidad femenina».

294 295
Gracias a Laing, ahora podemos agregar la «esquizofrenia» a Segunda parte
la lista, lamentando únicamente que lleve tanto tiempo repetir
un descubrimiento y que todavía debamos luchar contra los inge- Sección H
nuos bioquímicos del determinismo biológico masculino y feme-
nino.
feminismo y Freud

296
EL PSICOANALISIS TRANSATLANTICO

En 1929 Reich escribió, desde Viena y desde el corazón de


sus tentativas marxistas por restablecer las posibilidades revo-
lucionarias del psicoanálisis:

En América se están formando sociedades especiales y clubs


de discusión del psicoanálisis; el mercado es bueno y debe
ser explotado; el público da rienda suelta a su sexualidad insa-
tisfecha; al mismo tiempo, esta moda que se atreven a llamar
psicoanálisis es una excelente fuente de in~resos. El w;í lla-
mado psicoanálisis se ha convertido en un buen negocio. Asf
están las cosas fuera del mundo psicoanalítico. 1

En 19 34, menos comprometido que Reich y todavía atarea-


do como autor satírico en Viena, Karl Kraus escribió:

... se supone que el psicoanálisis está produciendo una gran


impresión sobre Jos americanos, que están interesados en todo
lo que no tienen, por ejemplo en las antigüedades y en la vida
. • 2
mtenor ...

Obviamente, no deseamos sugerir ninguna ecuac10n simple


entre la declinación del psicoanálisis y su absorción en los Esta-
dos Unidos, y una discusión profunda de esta interrelación está

l. Reich: «Dialectical Materialism and Psychoanalysis», Sex-pol.


2. Karl Kraus: Endes, Viena, 1934.
fuera del alcance de esta obra. Sin embargo, son pertinentes al- tante por retornar a América era un indicativo de disidencia; en
gunas observaciones para cualquier presentación de las reaccio- efecto, tanto Jung como Rank proclamaron por primera vez en
nes feministas ante Freud y el freudismo. En el ostracismo de Nueva York sus teorías respectivas como auténtico psicoanálisis.
un. aislamiento extremo durante los primeros diez años de su Cualesquiera que sean las implicaciones de la coincidencia, es
obra, Freud tuvo una actitud ambivalente ante el interés público verdad que la divulgación del psicoanálisis en América contó con
por sus teorías. Por un lado, consideró el repudio de sus ideas muchas fuentes que no eran, por cierto, freudianas. También es
como un importante indicativo de la validez de las mismas (como verdad que los Estados Unidos fueron inundados por la primera
revelaba el inconsciente reprimido, la revelaci6n debía ser, por divulgación psicoanalí tic a.
definicíón, mal acogida) y la fácil aceptación lo ponía nervioso. Considero que Reich acertó en la valoración de la seriedad
Sobre una hostil recepción que Jung recibió en 1907, le escribió a de la tendencia que se vislumbró desde fines de los años 20 en
éste en una carta: adelante: «Aquellos analistas que son optimistas con respecto a
la propagación popular de las ideas psícoanalíticas, están come-
Considero que para usted esta experiencia dará buenos re- tiendo un grave error. Precisamente esta popularización es un
sultados, o al menos los que a mi me gustan. En lo que a mí síntoma de la declinación del psicoanálisis». 4 Los términos psico-
respecta, ha incrementado mi respeto por el psicoanálisis. Es- analíticos o sus deformaciones se convirtieron en frases hechas;
taba a punto de decirme a mí mismo: «¿Cómo? ¿Ya en camino la conversión de cada uno en el analista de su vecino -princi-
del reconocimiento después de apenas diez años? Eso no palmente en la clase media~ llegó a ponerse de moda. En su
puede ser serio». Ahora puedo volver a creer que lo es. Pero
ahora usted verá que no existen las condiciones para la táctica disputa con el ortodoxo Instituto Francés de Psicoanálisis, Jac-
que ha estado empleando hasta este momento. La gente no ques Lacan también sostiene que hay una peligrosa trampa po-
desea ser esclarecida. Por eso por ahora no pueden compren- pularizante en el interior de la propia obra de Freud: Freud
der ní lo más sencillo. Cuando estén preparados, ya verá que estaba ansioso por volver todo fácilmente comprensible (¡la obrá
son capaces de comprender las ideas más complicadas. Hasta de Lacan equilibra la balanza!). El lenguaje y la terminología
entonces .nada puede hacerse, salvo continuar trabajando y del psicoanálisis eran, indudablemente, una cuestión importante
discutiendo lo menos posible.J para Freud (aunque Lacan puede tener razón en su sugerencia)
y la apropiación incorrecta del psico<1nálisis por los no-analistas
Por otro lado, Freud estaba ansioso por obtener adhesiones, lo preocupaba, pero aparte de rcch~zat una lucrativa oferta de
especialmente fuera de Viena. Cuando Stanley Hall le pidió que Hollvwood para filmar una pelfetilR sobre su obra, hizo mm'
diese una conferencia en la Clark University de Massachusetts, poco por oponerse a la marea ele trivializacíón masiva y defo~­
significó el primer reconocimiento oficial universitario que reci- madón ideológica de sus teorías. Especialmente en los Estados
bió el psicoanálisis y Freud nunca olvidó a su numerosa y atenta Unidos, el culto del pseudo-pskoanáHsis se transformó en otra
audiencia, aunque no puede decirse que se sintiera perso~almente forma de mantener la represión de aquellos aspectos de la vida
cómodo en medio de la cultura americana. Con frecuencia Ernest psíquica que el psicoanálisis se proponía revelar. El fascismo
Jones se vio forzado a regañar a Freud por tomarse en serio del continente europeo mntó al psicoanálisis (muchas ediciones de
una serie de factores que lo perturbaron en _la importación ame- las obras de Freud sólo han podido ser leídas recientemente en
ricana del psicoanálisis, por ejemplo, su reacción ante las tra- Francia y Alemania}. Quizás en Tn gla terra nos limitamos a per-
ducciones mediocres y las ediciones erróneas de su obra. Ade- manecer más reprimidos, pero en Estados Unidos (muy proba-
más, un motivo apenas explicito atraviesa la correspondencia de blemente por su enfoque sexual, como sostiene Reich} la divul-
los primeros psicoanalistas: éstos consideraron que el deseo cons- gación del psicoanálisis fue usada como una satisfacción susti-
tutiva.
3. Freud: Carta a Jung de fecha 19 de septíembre de 1907. 4. Reích: «Dialectical Materialism ano Psychoanalysis,., Sex-pol.

300 ~01
Pero tanto en Inglaterra como en Estados Unidos - y en el hombre, lo biológico está entrelazado con los factores psico-
cualquier parte del continente donde todavía contaba con una lógicos».6 Empero, sus propias respuestas siguientes revelan que
audiencia-- el psicoanálisis fue utilizado, en forma creciente, todavía en 1972, lo «psicológico» indica, para ella, «la interpe-
para mantener el status quo. Empero, creo que su distinto des- netración de factores morales, anatómicos y sociológicos» que,
tino en los diversos países, sugiere algunas razones por las cuales como he sugerido anteriormente, ya habían presagiado la muerte
se produce una escala descendente de oposición de los feminis- de la interpretación psicoanalítica de la feminidad:
tas a Freud. Por mi propia experiencia en Estados Unidos, no
puedo decir que haya oído una sola palabra a favor de '!n inte- La teoría carece de todo significado a menos que incluya
rés por los escritos de Freud: con diversos grados de sutlleza, es la ternura y el amor. . . La niña pequeña ve el pene y comienza
pintado como uno de los ,más grandes misóginos de todos los a buscar su propio órgano. Señala su ombligo, que es lo que
tiene igual al varón. Pero el significado de la envidia del pene
tiempos. 5 En Inglaterra existe un prejuicio general contra el psico- también es sociológico. La niña aprende en su entorno cuál es
análisis, pero ha surgido cierto interés por estudiar la obra de el significado de su sexo, y estas delicadas cuestiones son tanto
Freud. Entre los escandinavos encontré muestras de sorpresa sociobiológicas como psicobiológicas.7
ante la idea de que los feministas utilicen su obra, pero respon-
dieron entusiasmados ante esta sugerencia. En Francia existe un Estas observaciones pueden ser válidas en sí mismas y pue-
numeroso e importante grupo de liberación de la mujer, llamado den ser expresadas en un lenguaje similar -aunque no igual- al
Psychanalyse et Politique. Naturalmente, existe una serie de otros empleado por Freud, pero son nociones formuladas fuera de la
factores al menos tan importantes -sí no más- como la his- preocupación humanf! por las ideas y pensamientos que determi-
toria nacional específica del freudismo, pero creo que tiene mu- nan su naturaleza humana y que se expresan en síntomas lingüís-
cha influencia la experiencia negativa específica de los Estados ticos y somáticos: entonces son nociones, insisto, exteriores al
Unidos. marco psicoanalítico freudiano.
América recibió el principal int1ujo de los psicoanalistas que Como desde sus inicios el psicoanálisis se ha presentado en
huían de las persecuciones de los nazis, y estos analistas emi- diversas versiones a las mentes legas, una confusión más -ya
graron a los Estados Unidos precisamente en ese momento, desde conocida- era inevitable tanto en los Estados Unidos como en
principios de la década del 30, cuando el debate de la psicología otras partes. A la mayoría de las personas le resulta difícil hacer
femenina se había enredado, según mi criterio, en el impasse del alguna diferenciación entre psicología, psiquiatría, psicoanálisis
determinismo biológico. Aunque llevaron consigo un esclareci- y psicoterapia. Originalmente, los psicoanalistas norteamericanos
miento y un igualitarismo por el que los feministas les han lucharon contra Freud por la obligatoriedad de que todos los
concedido escaso crédito, teóricas como Horney y Deutsch im- psicoanalistas fuesen médicos. Freud era contrario a esta res-
portaron a los Estados Unidos la esterilidad de ese momento. En tricción, pero en. los Estados Unidos, sólo recientemente los mé-
una entrevista reciente sobre la cuestión de la liberaciór~ de la dicos habían ganado el derecho a excluir a los charlatanes y a los
mujer, Deutsch ha dicho -lo cual resulta interesante-, al to- curanderos de la práctica de la medicina, y se mostraban ansio-
mar posición contra las manifestaciones de Masters y Johnson sos por defender toda obra futura de una invasión similar de no-
con respecto al orgasmo clítoridiano: « ... esto me pone furiosa. expertos. A cada país le cupo decidir por sí mismo la cuestión.)
Existe una .diferencia entre los animales y los seres humanos. En Esta exigencia del título de médico pudo contribuir a la inclina-
ción anatómico-biológica, tan poderosa en el psicoanálisis anglo-
5. En una agenda del American Women's Liberation de 1971 aparece
Freud con un disco de tiro al blanco sobre su cabeza y una flecha que acertó 6. Anne Roiphe: «What Women Psychoanalists Say About Women's
debajo de su. ojo izquierdo, con el siguiente subtítulo: «Misógino (ma- Liberation», New York Times Magazine) 13 de febrero de 1972.
cho) Ill». 7. !bid.

302 303
y haber contribuido, al mismo a la reducción The Female Germaine Greer -una australiana-
teoría psícoanalítica. Por cierto, en nada a estaba probablemente tan influida por su experiencia de la cul-
rendar el psicoanálisis otras prácticas tura americana como lo estuvo viviendo y trabajando en In-
terapéuticas en la No estoy atacando estas Por cierto, tanto por su orientación política como por
prácticas en sí mismas, pero a Freud se le atribuyen_ muchas su contenido, su obra se relaciona más con la diversidad del mo-
cuestiones de que nl él ni su ciencia son responsables. Por vimiento americano que con el británico, relativamente homogé-
tal razón, he seleccionado para esta discusión a autoras feminis- neo y organizado. El libro de Eva Figes es la primera obra in-
tas que han escrito directamente sobre Freud, con la esperanza glesa que se publica dentro del movimiento fe~inista presente,
de mostrar cómo los malentendidos populares generales se refle- y la única que todavía ofrece un ataque profundo y específico a
jan en estas obras, en detrimento de cualquier progreso y de la Freud. Propongo una discusión de la misma, ya que yo misma
comprensión feminista de la psicología de la mujer. estoy empeñada en que el debate sobre el psicoanálisis se con-
Considero que parecen existir suficientes justificaciones para vierta en parte activa del movimiento inglés. 9
la acusación de que muchas prácticas psícoterapéuticas distintas Naturalmente, la inclusión de Simone de Beauvoir es de im-
-incluyendo aquellas que por definición formal están dentro portancia esencial. Publicado en 1949, T he Second Sex («El se-
del psicoanálisis- han hecho mucho por readaptar a las mujeres gundo sexo») sigue siendo el más importante estudio «totaliza-
descontentas a un status quo femenino conservador, a una psi- don> sobre la opresión de las mujeres. Su alcance, su profundi-
cología inferior izada .y a una satisfacción en el acto de servir a dad y sobre todo la teoría coherente que ofrece sobre el status
los hombres y a los niños. Más aún,. es creciente la tendencia a inferior de la mujer, significa que no puede ser ignorada por nin-
juzgar a los hombres y a las mujeres en términos de psicologías gún autor del tema·. Representa, por así decirlo, la línea de base
convencionales y a castigarlos consecuentemente: prisión para de donde surgen otras obras, ya sea explícitamente (como en la
los hombres criminales agresivos y encarcelamiento en hospitales dedicatoria de Shulamíth Firestone en T he Dialcctic of Sex) o
mentales para las mujeres «perturbadas» pasivas. Las mujeres en forma implícita (en el sentido de que todos los escritores fe··
son las principales víctima~. de la mayor popularidad de los tra- ministas debieron leerla), por tangente que sea st~ ínterés espe-
tamientos psíquicos: lobotomía, leucotomía, electroshock, dro- cifico o su análisis último. Más importante aún, la coherente ex-
gas, terapia de adaptación. Aunque no se puede disociarlo de plicación teórica de la opresión femenina que presenta es esen-
ello totalmente, en Hneas generales todo esto no tiene nada que cialmente psicoló?,ica, y es con respecto a esta orientadón que
ver con Freud ni con el psicoanálisis, sino con una grotesca de- debe considerarse su refutación de Freud (y la influenda de la
formación con propósitos punitivos e ideológicos. 8 misma en el pensamiento feminista). También resulta de interés
Sólo considero a aquellas autoras feministas cuyas obras so-
bre la posición de la mujer contienen una discusión profunda de
la obra de Freud. No me ocupo de las criticas de la literatura 9. He excluido la interesante discusión anterior de Viola Klein sobre
Freud perteneciente a su obra T he Femínine Character (Kegan Paul, Trench,
underground, ya que las mismas son casi inaccesibles para las Trubner and Ca. Ltd., 1946) porque no corresponde al período del femi-
personas ajenas al movimiento femenin~ a los Estados Uni- nismo actual. Aunque ésta es una obra más militante que nada de lo que
dos; tampoco, por distintas razones, planteo únicamente mis haya dicho o escrito desde entonces, Viola Kle~n no se considera un~
diferencias con las feministas· americanas. Cuando escribió su feminista, ní entonces ni ahora. También he exclmdo un ensayo de Naomt
Weinstein: «Kind, Küche und Kirche as Scientific Law: Psychology
Constructs the Female», publicado en Sisterhood Is Powerf.ul (Nueva York,
8. El que exista o no en la obra de Freud algn que conduzca a este 1970), aunque de todas sus refutaciones psicológico-exp~~"Ímentales sobre
abuso ideológico es otra cuestión. En cierto sentido, es obvio que debe Freud es, quizá, la que menos me gusta. El ensayo tambten tr.ata sobre la
haberlo, pero exactamente qué es o por qué, es un tema complejo ·e intere- práctica psicológica fuera del psicoanálisis y ya he planteado ffi1 desacuerdo
sante y, sea ló que fuere, no puede invalidar lo que ]e rodea, aunque debe en un capítulo sobre Freud, en mi obra Women's Estate (Penguin Books,
ser extraído de su interior y rechazado. 1972).
304 301
notar que de Beauvoir aplica a su problema la psicología feno- FEMINISTAS
menológico-existencial similar 10 que posteriormente utilizaría
Laing en su obra antifreudiana. Pero la crítica que hace Simone
de Beauvoir sobre Freud se refiere únicamente a la teoría de éste
y está menos impregnada de humanismo que la de Laing. Este
último critica a Freud desde el punto de vista de un clínico que
preferiría no serlo, aunque como Simone de Beauvoir, también
es un filósofo psicológico que formula una teoría alternativa.
El análisis de Simone de Beauvoir sobre Freud -a pesar
de su mayor sofisticación- ha combinado determinadas tenden-
cias dentro del freudismo americano popularízado, y esta combi-
nación ha tenido influencia en la posterior reacción feminista ante
Freud. Así, Simone de Beauvoír -como Sartre- no cree en la
proposición fundamental del psicoanálisis -el inconsciente- ni
coloca el acento sobre su pasado infantil, interesada, como está, ~~ de suponer _que los analistas varones con puntos de vista
en la existencia presente de la persona. También continúa una fem1mstas -lo _mismo que las analistas mujeres- disentirán
tendencia dominante en los opositores de Freud, significativa- con lo que he dtcho. No dejarán. de objetar que tales nociones
mente después de Jung: minimiza la importancia de la sexuali- s~rgen de~ «~o~plejo de masculinidad» del macho y están des-
tinada~ a JUs.tlhcar, sobre una base teórica, su inclinación innata
dad. Muchos de los factores que critica se encuentran en el freu-
a_ ;ebaJ~r y ar:u~ar a las mujeres. Pero este tipo de argumenta-
dismo posterior, pero son contrarios a la obra de Freud. Esto no clan ps1coanaht1ca nos recuerda en este caso, como a menudo
invalida la crítica de Simone de Beauvoir; significa que el Freud en o_tros, la famosa «arma de doble filo» de Dostoievski. Los
que los feministas han heredado está muy lejos del original. Al opositores de quienes argumentan de esta manera pensarán,
rech:;'\zar violentamente a un Freud que no es Freud, yo diría que por ~u parte, que es absolutamente natural que el sexo fep:1enino
se han perdido las únicas posibilidades importantes que tenemos se megue_ a ~ceptar un punto de vista que parece contradecir
hasta el momento de comprender la psicología de las mujeres y su apetecida Igualdad con los hombres. El empleo del análisis
que al malinterpretar y repudiar el psicoanálisis, se ha desecha- como arma de controversia no puede conducir evidentemente
a ninguna decisión. 1 ' '
do una ciencia decisiva para la comprensión de los aspectos ideo-
l6gicos y psicológicos de la opresión. Ni la contribución de Freud
Freud se sentía inclinado a mostrarse sarcástico ante el femi-
sobre la feminidad ni la ciencia del psicoanálisis son intachables
ni completas, pero para poder avanzar es 1ndispensable retornar nisr.no. Ca~~ sospec~ar. que su intención era la de hacer que las
muJeres militantes smt1eran que luchaban en vano -y algo ex-
a estas fuentes.
~r~v~gantemente-:- contra molinos de viento. Pero aunque las
tromcas provocaciOnes de Freud no dieron a nadie la satisfacción
de una batalla librada, su reserva sólo irritó posteriormente a la
segunda ola de feministas, que contaron con décadas de «estafa
2
psicológica» para alimentar su ira. Freud es el blanco número
uno como macho chauvinista personal, cuya así llamada propagan-
10. Designarla como «sartríana» es correcto, pero significa ignorar el l. Freud: «La sexualidad femenina».
rol creativo desl:i:mpeñado por la obra de Simone de Beauvoir (entre otras) 2. Título de un capítulo sobre Freud en The Female Eunuch, de
en su formación. Germaine Greer, MacGibbon & Kee, Londres, 1970.

306 307
da «científica» ha sido responsable de condenar a una generac10n
No obstante, hay proposiciones metafísicas en todos sus postu-
de mujeres emancipadas a la pasividad del segundo sexo. La lados y emplear su lenguaje significa adoptar una filosofia. 2
afrenta no es, en modo alguno, puro ultraje: una gran parte re-
presenta un argumentado rechazo de sus descubrimientos y una El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, no pertenece, ha-
renuncia más que justificada de la aplicación de los mismos. En blando rigurosamente, al segundo movimiento feminista. Su pu-
esta sección examinaré una serie de escritos, con diversos grados blicación, en 194 9, se anticipa en casi veinte años al florecimien-
de profundidad. Esto no refleja en modo alguno la importan~ia to del movimiento político, y su traducción al inglés en 1953 pre-
de b obta criticada. Consiste, simplemente, en que a med1da cede exactamente en di~z años a la siguiente obra el terna: T he
que se avanza es inevitable encontrar las mismas objeciones apli- ft'minine lviystique («La mística de la feminidad»), de Betty Frie-
c~:tdas a nuevas obras. Así) .¡ni discusión de cada una de ellas es dan. Además no es, explícitamente, una manifestación feminista. 3
c:1.da vez más breve, ya que hacia el final la mayor parte de las Pero indudablemente. El segundo sexo ejerció una profunda m-
tesis ha sido tr.atada. Al disentir de los puntos presentados por Huencia sobre la primera generación de nuevas feministas y por
estas autoras, no puedo hacerlo tot~1lmente en sus propios térmi- tal razón resulta obligatoria su interpretación de Freud y del
nos: su reiterada manifestación de que no se refieren al sistema freudi::;mo.
del psicoan<c1lisis sino, únicamente, a las referencias específicas de El rasgo más sorprendente de la crítica de Símone de Be~lu­
Freud sobre 1as mujeres. Como ya he señalado qué tesis consi- voír sobre el psicoanálisis es su perspectiva psicológica. Lo que a
dero más importantes, es obvio que no las repetiré en detalle. de Beauvoir le agrada es el hecho de su psicología, pero lo que
Pero añadiría que creo que, precisamente porque intentan dis- le disgusta es la naturaleza de esta psicología:
cutir el concepto freudiano de la feminidad fuera del marco del
psicoanálisis, sus objeciones (e incluso sus elogios) no carecen El enorme progreso alcanzado por el psicoanálisis sobre la
de base. psícofisíología reside en el punto de vista de que ningún factor
se ve implicado en la vida psíquica sin haber adquirido signi-
ficación humana; no es el cuerpo-objeto descrito por los biólo-
gos el que realmente existe, sino el cuerpo tal como es
l. Sirnone de Beauvoir: vivido por el sujeto. La mujer es un ser femenino en la medida
Freud y· el segundo sexo en que así lo siente... No es la naturaleza la que define a la
mujer, sino ésta la que se define a sí misma encarando a la natu-
raleza por su propia cuenta en su vida emocional. 4
En esta perspectiva se ha construído todo un sistema, que
no intento criticar como globalidad, sino simplemente analizar El psicoanálisis da a entender que no es una filosofía, 5 pero
su contribución al estudio de la mujer. Discutir el psicoanálisis para Simone de Beauvoir contiene indicaciones filosóficas. Es con
per se no es una tarea fácil. Como todas las r~ligione~ -el éstas que la autora disiente, en una tarea que reconoce difícil
cristianismo y el marxismo, por ejemplo-- desph,~ga una sor-
prendente flexíbilidad sobre una base de conceptos rígidos. 1 2. Ibid.
3. R~ientemente, en una entrevista del Nouvelle Observateur, Sirnone
Al no ser un filósofo, Freud se ha negado a justificar su , de Beauvoir anunció que había modificado su posición y que actualmente,
en oposición a sus tesis anteriores, se considera políticamente una femi-
sistema filosóficamente; sus discípulos sostienen que, teniendo nista.
esto en cuenta, Freud está exento de todo ataque metafísico. 4. El segundo sexo.
5. Freud afirmó: «Aunque me he apartado de la observación, he evi-
Siroone de Bcauv0ir: The Second Sex, Jonathan Cape, 1960. Hay tado cuidadosamente todo contacto con la filosofía propiamente dicha. Mi
'-"'·teliana El <egrindo sexo, Siglo Veint~, Buenos Aires, 1957. incapacidad constitucional me facilitó esta tarea». De la «Autobiografía'>,
1925 (1924 ).
frente al rechazo que Freud hace de las mismas. Difícil, pero in- opaca que estaría dotada, empero, de conciencia. Este sueño
dispensable: lo que de Beauvoir construye es una filosofía. con- encarnado es, precisamente, la mujer; ésta es el intermediario
tra-psicológica. Sintetizaré los principales elementos de su mter- ansiado entre la naturaleza, extraña al hombre, y el semejante
pretación de Freud y sus proposiciones alternativas. Creo que que es demasiado idéntico. 6
observaremos que la naturaleza de la intención psico-filosófica de
La mujer es la más universal y absoluta especificación de la
de Beauvoir determina su lectura filosófica de Freud.
alteridad. Es misterio y esencia (alma); nadie nace mujer: la mu-
Dicho lisa y llanamente, el corazón del e~isten~ial~smo de
jer es creada por las necesidades del hombre. Es oscura, miste-
de Beauvoir es la idea de que el ser humano as1gna s1gmfi.cado a
riosa, completa, exterior a las tensiones y luchas de la existencia.
su existencia en las acciones y los proyectos que forma. Cada con-
Para la mujer, el hombre debe serlo todo; éste contiene todo el
ciencia se define a sí misma como sujeto oponiéndose a otras
significado, la justificación y la definición de la existencia de
conciencias y definiéndolas como objetos. Cada conciencia es
ella, en tanto para él la mujer es placer, algo extra, no esencial. El
una trascendencia que logra su libertad en una perpetua supe-
lenguaje de la reciprocidad y la igualdad no tiene sentido en este
ración de sí misma hacia otras libertades. Si un ser humano se mundo dividido en sujetos y objetos. No significa nada la exi-
niega a ejercer esta libertad cae en estado de inmanencia y su gencia de que el hombre abandone su derecho a alienarse en
libertad queda degradada en la facticidad. Si una persona blo- otro, a que no arraigue su ser natural en la mujer (un acto me-
quea y rechaza la libertad de otros, eso significa opresión. La mu: diante el que se libera a sí mismo para explorar su existencia
jer es el Otro supremo, contra la que. el Hombre se d~~e a ~1 humana):
mismo como sujeto, no en reciproc1dad -lo que s1gmficana
que. él es, a su vez, el objeto de la condición de sujeto de la ... la evolución actual amenaza algo más que el encanto
mujer- sino en un acto de opresión psíquica. La mujer es el femenino: al comenzar a existir por sí misma, la mujer aban-
arquetipo de la conciencia oprimida: el segundo sexo. Sus ca- donará la función de doble y mediadora a la que debe su lugar
racterísticas biológicas .han sido explotadas de modo tal que se privilegiado en el universo masculino; para el hombre -atra-
ha convertido en .el receptáculo de la alienación que todos los pado entre el silencio de la naturaleza y la presencia exigente
hombres deben sentir; ella contiene la otredad del hombre y al de otros seres libres- una criatura que es al mismo tiempo
su semejante y una cosa pasiva representa un gran tesoro. 7
hacerlo es negada su propia humanidad. El hombre, en una de-
finición de su humanidad, se arroja hacia un futuro libremente
De acuerdo con el esquema de Simone de Seauvoir, la total
elegido. Dentro de las especies animales, la hembra puede ser opresión de la mujer es la explotación económica y social de este
superior precisamente teniendo en cuenta su capacidad reproduc- abuso psicológico original: la creación del segundo sexo con su
tora; pero la humanidad se distingue de los, ani.males por el. he- Otro Reino.
cho de que constantemente se trasciende a s1 mlsrpa. Los amma- Los principales conceptos y valores que la autora despliega
les repiten y mantienen; el hombre crea e inventa . Todo lo que para su presentación de cómo ocurrió, qué está ocurriendo y qué
es específico de la humanidad se concentra en el hombre, todo debe hacerse, son manifiestos incluso en esta sucinta exposición.
lo que efl~ común a los seres humanos y animales se concentra Se trata de «elección», «libertad» y «proyectos» por un lado,
en la mujer. versus «determinismo», «inmanencia», «alienación» y «alteridad»
por el otro. Enfrentado a una serie de opciones, el hombre
[El hombre] aspíra de manera contradictoria a ~"i:Vir y a escoge e] peligroso futuro y asf se transforma en sf mismo: 1~
descansar a la existencia y al mero ser; sabe muy bien que
«la inqui~tud del espíritu» es el precio de 1~ ~voludón, q?e su
distancia del objeto es el precio de la proXimidad a sí mis~o; 6. El segund'o sexo.
pero sueña con la serenidad en la inquietud y con una plerutud 7. Ibid.

310 311
rL·cmplazar la idea de valor por la de autoridad pero
vida es la lucha elegida por la libertad, la muerte es permanecer Moisés y la r~lígiónmonoteísta reconoce que no e~cuentra l~
sentado contento con lo dado. Es con estos valores y con esta form~ .de exphcar esta autoridad. El incesto, por ejemplo, estÁ
explica;ión psicológico-filosófica que Simo~e de Beauvoir.
frenta al psicoanálisis. Aunque sabe aprec1ar la penetracwn del
:e en- prohtbtdo porque el padre lo ha prohibido pero ¿por q ' 1
'b' '? E
proh 1 10
. .
s un mtster1o.1o
, , ue o

mismo, no le gusta lo que en él encuentra. .,


I a autora sintetiza las nociones freudianas de la evoluc10n El hecho co.n~ist~ en que un auténtico privilegio humano
de 1; niña: la sexualidad polimorfa de ambos sexos en la inf~nda se basa en el pnvileg1o anatómico sólo en virtud de la situación
a medida que atraviesan las etapas ora~ y anal, ~~ra ?Jferenctarse
total. El psicoanálisis sólo puede establecer sus verdades en el
contexto histórico.u
con el comienzo de la sexualidad gemtal. La nma nene su des-
arrollo genital en dos pasos: primero, 1~, ser;tsibil_i9ad clitoridiana . A~ descubrir que Freud no da cuenta del valor superior
infantil (estadio análogo a la concentracton del nmo en su pene), adJ.udlcado al pene y a la sober.anía masculina, Simone de Beau-
en la pubertad hace una transición necesaria a la vagina como
votr se. esm:~a. por reparar este fallo situando las comprensiones
órgano de la sexualidad de la condición ?e mujer. No es c.on e.sta del ps1coanahs1s en un contexto histórico y filosófico. Acepta
noción posterior con la que disiente S1mone de Beauvou, st~o muchas de las observaciones de Freud pero procede a preountar
con la masculinidad intrínseca del. modelo. Para Freud -segun el por qué ·b
de Beauvoir- la norma es el niño, y la niña una deformación
. Todo análisis de lo~ orígenes de una obra debe partir de
del mismo. En un sentido general esto es cierto con respecto a
c1ertos ?resupuesto~ y Sunone de Beauvoir no es una excepción:
los primeros modelos de Freud, como él mismo reconoció más resu~ta Interesante observar que el proyecto de toda su obra está
tarde en forma auto-crítica. Este llegó a ser un problema al que
ex~I:c.ado muy sucintamente en el capítulo que evalúa el psico
Freud se refirió reiteradamente con preocupación creciente.
analts1s:
Empero, la objeción de la autora a lo que puede designarse
como «inclinación masculina» de Freud, tiene más que ver con ... ~la?-tearé el problema del destino femenino de una ma-
: los valores de ello resultantes que con el hecho de que puedan nera ~s tmta [a la propuesta por el psicoanálisis]: colocaré a
constituir un fallo científico. Porque lo que de Beauvoir afirma la muJ.er en. ,un m~do de valores y adjudicaré a su conducta
es que la tesis freudiana asume que hay una superioridad original u~~ dtmenston de hbertad. Creo que la mujer tiene la posi-
en el hombre, en tanto para ella, ésta es socialmente indu- bt:tdad. ;:fe escoger ~ntre la afirmación de su trascendencia y su
ah~nacto.n como objeto; no es el juguete de impulsos contradic-
cida. ~o~los; m venta soluciones de diversos valores en la escala
La codicia de la niña pequeña [del pene] , cuando existe, etlca. 12
resulta de una evaluación previa de la virilidad. Freud da esto
11
por sentado, cuando tendría que dar razón de dlo. J?ada esta presupo~ición de la elección libre de lo existente en
su busqueda de] devemr, se deriva que debe· surgir una explicación
La soberanía del padre es un hecho de odgen social, que
10. Ibid.
F reud no logra explicar ... 9 11. !bid.
. 12. Ibid. La a~tora objeta constantemente (como las feministas poste-
Habiendo disociado las compulsiqnes y las prohibiciones notes) lo ~u e .constder.a como. <?1 «determinismo» . inherente al psicoanálisis.
de la elección libre de lo existente, Freud no nos ofrece una P,ero. la .ctencta freudtana utlhza el concepto de la sobre-determinación
explicación de su origen: lo da por supuesto. Se esforzó por te~;ffi~no mventado por Freud. Esta es una noción compleja de ~<caunació~
multtple» en la que los numerosos factores pueden reforzarse superponerse
8. Ibid.
cd~?celarse entre sí .o contradecirse recíprocamente: una pr~posición mu;
iferente a la sugertda por el simple determinismo.
9. Ibid.
313
312
descubrir en su obra. De este modo, la terminología del psico-
psicosocial mixta del valor. A la .luz de. esta «el~cció~» dete~mi­ análisis queda impregnada de filosofía. El niño que se identifica
nante, lo que Simone Beauvou. cons1dera . ~1 enfas1s freu~wno con un padre se está alienando en una imagen ajena, en lugar
sobre la significación de la anatomia y la noc10n de las pulswnes, de manifestar espontáneamente su propia existencia.
/debe parecer groseramente dete~minista .. Según la v~rsión de la
autora el bebé freudiano llega al mundo con una sene de deseos Al interiorizarse en el inconsciente y en la totalidad de la
(sexuales) dada y con un cuerpo con significado fijo I?asc"';llino ? vida psíquica, el lenguaje mismo del psicoanálisis sugiere que
femenino): los principales acontecimientos de la ~1da mf~ntll el drama del individuo se despliega en su interior: esto lo im-
derivan de esto. Pero el bebé de Simone de Beauvon llega hbre plican palabras tales como comple¡o, tendencia, etc. Pero una
de características predeterminadas a un mundo de presiones Y vida es una relación con el mundo y el individuo se define a
sí mismo haciendo sus propias elecciones por medio del mundo
problemas contra los que debe actuar, ~ alreded<;r de los cuale~
que lo rodea. 15
debe navegar en una afirmación voluntana de su h?~rtad. El ~ebe
de Simone de Beauvoír mira hacia adelante, su verswn del bebe. de En otras palabras, interesada en sostener una filosofía Simone
Freud mira hacia atrás .'""'La autora se lamenta de que en pslco- de Beauvo~r tuvo que encontrar en las implicaciones del
psico-
. análisis «lo individual siempre se explica mediante vínculos con análisis la fuente de su rechazo del mismo.
su pas;do y no con respecto a un futuro hacia el que proyecta sus · ¿Qué es exactamente lo que la autora considera como dichas
objetivos»Y implicaciones? De hecho, pueden sintetizarse sencillamente en
un concepto tota~izador: determinismo. Sólo me ocuparé de las
El psicoanalista describe a la niña como incitada a la
identificación con la madre y el padre, desgarrada entre tenden- distorsiones del análisis freudiano que considero .resultan de este
cias «viriloides» y .«femeninas»; yo la concibo vacilan.te en.t;e /presupuesto. Para Freud y para Simone de Beauvoir este término
el rol de objeto -el Otro que se le ofrece- y la af1rmac10n \tiene significados distintos, por lo tanto aquélla está corrigiendo.
de su libertad. 14 =)en gran medida, algo que en realidad no existe, y al hacerlo
Lcomete una serie de errores bastante específicos.
La filosofía de Simone de Beauvoir (su existencíalismo) deter- Los errores de interpretación surgen, entonces, de esta acu-
mina su rechazo de Freud de dos maneras distintas. En un sen- sación de determinismo filosófico, pero también están impreg-
tido, como hemos visto, propone una psicología alt~rnat~~a: la nados del énfasis puesto por Simone de Beauvoir en el modelo
aspiración humana a ser un sujeto y expresar su ahena~wn..en masculino de Freud.
otro volviendo así obieto a ese otro; en otra forma, JUStlfica
esta' premisa mediante· explicaciones de interacdé,n social. AsL Freud nunca mostró mucho interés por el destino de la
tenemos un sistema que presupone un conjunto de valores (Y en . muj~r; resulta evidente que adaptó su exposición a partir del
(.desttno del hombre, con ligeras modificadones.t6
esto es, precisamente, una moralidad), que después procede a
explicar los mismos en términos sociales ~esta parte for~a la 15. I bid. Es interesante notar que aunque Freud utilizó ciertamente
«explicación» el «dar razÓm> cuya ausenc1a reclama a Freud). el término «complejo», su uso extendido probablemente se' debe más ~
Parece que ; Simone de Bea~voir le habría resuhado más fácil Bleuler, Jung y el grupo de Zurich. Este término ha llegado a ser una
frase hecha de uso popular; entre los conceptos de Freud nunca fue impor-
que Freud tuviese una filosofía ex~lícita a la. que enfrentar su tant~ y a m:nudo se lo usó demasiado liberalmente para significar la
proposición alternativa y, en aus~nc1a de l.a r~nsma, la despren?e totahdad de . tdeas relacionadas con un acontecimiento emocional especffi-
de la naturaleza de sus observac10nes: adrud1ca a FrelJd un sl~­ ~amente mattzado; el empleo posterior que Freud hace del mismo siempre
mcluyó la noción de ideas reprimidas y desde entonces estrictamente
tema de valores que ella misma confiesa que le resultó muy difícil hablando, sólo fue aplicado a los complejos de Edipo y' de castración.· ·
«Tendencia» no es, lisa y llanamente, un concepto freudiano.
13. !bid. 16. !bid.
14. Ibid.
315
314
Esta inexactitud (Freud estaba sumamente preocupado, pero nunca lo fue en el concepto freudiano. Algunas de las reflexiones
también sumamente inseguro en esta cuestión) conduce a Simone de Freud se han convertido en postulados, y lo que él mismo
de Beauvoir a malentendidos más graves: rechazó como una explicación inadecuada se ha tomado por dog-
matismo. Freud, preocupado por la relación entre actividad v
En principio Freud bosquejó la historia de la niña en una pasividad en ambos sexos, y por la diferencia entre los objetiva's
)forma absolutamente correspondiente [a la del varón], desig- de las pulsiones sexuales y sus objetos, es cuestionado por
,nando más tarde complejo de l'ilec:t¡:¡ a la forma femenina del Simone de Beauvoir por proponer para las mujeres una «libido
¡'proceso; pero es evidente que lo definió más sobre la base de pasiva», noción que el propio Freud encontraba absurda
1 ~u modelo masculino que por sí mismoY ' Parte de los problemas surgen por confundü a los psicr¡fma-
listas con Freud. En cierta medida, esto es comprensible cuando
Pero he aquí lo que dite el propio Freud: nos referimos a analistas freudianm., oero resulta indudablemente
Ya hemos reconocido, también, que entre los sexos hay otra
ilegítimo en los casos en que hubo 'una ruptura explícita entre
diferencia relacionada con el complejo de Edipo. Tenemas la Freud y otros pensadores. Pero Simone de Beauvoir adjudica, sin
impresjón de que lo que hemos dicho acerca del complejo /ningún comentario, el mismo status a las teorias de Adler y de
edípico se aplica con toda justeza únicamente al niño del sexo ?Stekel que a las de Freud. Ambos rompieron con Freud v nin-
. masculino y que tenemos razón al xechaz.ar la expresión «com- guno de ellos ni sus seguidores se consideran psicoanalistas. El
plejo de Electra», que intenta acentuar la analogía de la actitud hecho de que la ruptura surgiera precisamente pm cuestinne~
de ambos sexos.IB tales como la naturaleza y el rol de la sexualidad hace que la
elisión de Simone· de Beauvoir sea más grave. Su confianza en
En ntra obra, agrega: los descubrimientos de Helene Deutsch -que considera que tra-
baja dentro de la tradición freudiana- es más justificab.le aun-
No veo ningún progreso ni beneficio en 1~ introducción de
jla expresión «complejo de Electra», y no abogo por su uso. 19
que, como ya hemos visto: está destinada a plante~1t problemas.
Aunque uno tenga en cuenta esta 8malgama en la óptica de Si-
Irónicnmente, lo que le ha ocurrido a la versión de Simone mane de Beauvoir, su perspectiva patece extrañamente parcia1
de Beauvoir de la niña freudiana en crecimiento es que las dife- Omite, por ejemplo, analistas tales como Karen Horney, cuyo
rencias entre los sexos se han vuelto más rígida~; y todo el pro- énfasis sociológico coincidiría con su propia posición. Por cierto,
ceso más rígidamente determinado que e1 que puede encontrarse en cuestiones tales como la envidia del pene, los puntos de vista
,en los escritos originales de Freud. Así, la autora reitera las prí- de Horney coinciden, en gran medida, con 1os de Simone de
mer~ls nociones freud1anas de una etapa ora1, otra anal y una Beauvoir. O consideramos lo que dijo Freud. o lo que dijeron
genital, como si fuesen pasos distintivos en la marcha de la vida, una serie de distintos analistas. o lo que sostuvieron una serie de
en t<1nto en s11s últimas uhr~1s Freud se empeñó en desucar su analistas y psicólogos; si nuestra intención es una de estas últimas,
constante superposich'in y entrelazamiento. Simone de Beanvoir seguramente debe existir alguna racionalidad en la selección.
,ambién ignoti1 el pasaje, en la obra freudiana, de la noción de '<Pero creo que la fusión que produce Simone de Beauvoir es una
hisexual1dad: la presencia, en amhos sexos, d~ las inclinaciones ...;auténtica confusión. No sólo atribuye a Frend términos que
del sexo npuesto~' En el esquema de Simone de Beauvoir, la pertenecen a Jung o a Adler (el complejo de Electra y la <<pro-
linea divisori::~ entre homhres y mnjeres es ahsoluta, en tanto testa masculina}> ), 20 sino que le adjudica el concepto por el que

17. Ibid. 20. Ya hemos visto lo que Freud ha dicho con respecto al comple¡o
18. Freud: «La sexualidad femenina». de Electra; en el caso de la «protesta masculina» se mostró ligeramente
19. Freud: «Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad feme- más tolerante. En una denuncia de las teorías de Adler, Freud escribió:
nina (mnchacha de clieciochn años)», 1920. S E., Vol. XVIII. «Adler es tan consistente en esto que considera positivamente que la fuerza

316 317
Jung se separó de Freud y del psicoanálisis: el inconsciente colec- Parece que Simone de Beauvoir ha confundido la nocwn
tivo. Considero que esta atribución es el error más destacado de jungiana d~ un «inconsciente colecti~m> con la muy distinta hipó-
su evaluación del psicoanálisis y lleva la marca de la filosofía tesis freudiana de un «alma colectiva». De hecho, el concepto
que de Beauvoir intenta descubrir en las obras de Freud: de Freud contiene un fuerte parecido con las afirmaciones de
Simone de Beauvoir y está muy lejos de la creencia de Jung. Las
Realmente, el concepto de elección es el que el psicoanálisis
únicas elaboraciones freudianas de esta noción surgen de sus in-
rechaza más vehementemente en nombre del determinismo y
del «inconsciente colectivo»; se supone que este inconsciente quietudes exteriores a lo que puede considerarse estrictamente
es el que proveerá al hombre de una apariencia prefabricada éomo psicoanálisis, en sus especulaciones sobre la historia antro-
y un simbolismo universal. De este modo, el mismo explicada pológica y los orígenes de las religiones, la cultura y la moral:
las analogías observadas en los sueños, en las acciones despro- Totem y tabú y Moisés y la religión monoteísta. Cit~ré con
;vistas de propósitos, en las visiones del delirio, en las alegorías cierta amplitud, porque considero que éste es un malentendido
y en los destinos humanos. 21 clave con respecto a la obra de Freud. Su primera aventura en
una reconstrucción de la historia del hombre proponía un crimen
Pero Freud jamás utilizó la expresión «inconsciente colectivO>>; original del padre cometido por un grupo de hermanos y la con-
hecho, su rechazo del concepto tiene mucho en común con siguiente culpa que éstos experimentaron. En Totem y tabú,
de Simone de Beauvoir: Freud relaciona por primera vez la importancia decisiva del
ingreso individual del niño en la cultura humana -expresado en
No es fácíl aplicar los conceptos de la psicología individual nuestra· sociedad por la relación con sus padres en el momento
a la psicología grupal y no creo que nos beneficiemos en nada del complejo de ·Edipo-- con un acontecimiento similar en la
introduciendo el concepto de un inconsciente «colectivo». 22 historia genérica de la humanidad. Freud reconoce sus dificul-
tades.
motora más poderosa del acto sexual es la intención del hombre por
demostrarse a si mismo que es amo de la mujer, que está {'por encima". Antes de terminar quiero advertir al lector que, a pesar de
Ignoro si ha expresado estas monstruosas .ideas en sus ·escritos» (<(Historia la concordancia de los resultados obtenidos en nuestras inves-
del movimiento psicoanalítico>>, 1914, S. E., Vol. XIV); la tesis freudiana tigaciones, y que convergen todas hacia un solo y único punto,
sostiene, por el contrario. que el niño varón, como observador del inter- no nos ocultamos en modo alguno las incertidumbres inherentes
cambio sexual, se imagina a sí mismo tanto en ·la posici6n del hombre como
en la de la mujer. <<Estos dos impulsos agotan las posibilidades placenteras
a nuestras premisas y las dificultades con que tropieza la
de la situación. Sólo el primero puede set designado como protesta mascu- aceptación de nuestros resultados, que seguramente han surgido
lina, si es que este concepto tiene algún significado ... ». (Ibid.) (Inicial- ya en el ánimo de nuestros lectores.
mente, de Beauvoir atribuye a Adler la «protesta masculina>>.) Es probable No puede haberse ocultado a nadie que postulamos la exis-
que en parte F:reud escribiera su importante artículo «El narcisismo» para tencia de un alma colectiva en la que se desarrollan los mismos
combatir las nociones de Jung sobre la libido no-seA"Ual y la «protesta procesos que en el alma individual. Admitimos que la conciencia
masculina» adleriana; en este caso reconoce que la «protesta masculina» de la culpabilidad emanada de un acto determinado ha persis-
puede --junto con muchos otros factores- ser un aspecto del narcisismo, tido a través de milenios enteros, conservando toda su eficacia
pero que si desempeña un rol en la neurosis se trata, entonces,. del mismo en generaciones que nada podían saber ya de dicho acto, y reco-
concepto que «complejo de castración». Pocos años después de la separación
entre Adler y Freud y más tarde entre Jung y Freud, Adler designó sus
nocemos que un proceso afectivo que pudo nacer de una gene-
teorías como «Psicologia individual» y Jung adoptó el término «Psicología ración de hijos maltratados por su padre ha subsistido en
analítica». Freud retuvo el nombre de «Psicoanálisis» y este término sólo nuevas generaciones sustraídas a dicho mal trato por la supre-
puede ser correctamente aplicado a su obra y a la de sus seguidores.
21. El segundo sexo.
22. Fre11d: Moisés v el monoteísmo, Parte III, 1939 (1934-8), S. E., inconsciente es, por definición, colectivo, como señala Octave I\iíi@ooi -"e~n
Vol. XXIII. La expresiÓn es, en el mejor de los casos, una tautología: el Freud.

318
sión del padre tiránico. Estas hipótesis parecen susceptibles C Indudablemente, Freud no se refiere a lo lJ.'Ie Simone de
de despertar graves objeciones, y es preferible cualquier otra o/Beauvoir llama «apariencia prefabr.icada _Y s.imbolis~o universal».
explicación que no tuviera necesidad de apoyarse en ellas: :]'Tampoco dice que ~1 hombre tl~ne mstmtos amm/ales; como
~~ro una más detenida reflexión mostrará al lector que no /observa en otro escnto, en el meJor de los casos esta es una
es umcamente nuestra la responsabilidad de tales atrevimientos.
Sin la hipótesis de un alma colectiva y de una continuidad
~ 1 analogía muy inadecuada. Aquí se refiere a la «herencia» ?e la
~le la vida afectiva de los hombres que permita despreciar la ·~ultura human:J.) Freud ~?tá tratando de establecer qne la psJcolu-
interrupción de los actos psíquicos individuales resultantes de del individuo no puede ser transferida en una forma total o
1~ desaparición d: la existencia, n? J?odría existir la psicología sen~ílla a una situación colectiva/ social ní viceversa, smo que las
de los pueblos. St los procesos ps1qmcos de una generación no dos deben compartir características comunes, y éstas rueden ~er
prosiguieran desarroUándose en la siguiente, cada una de ellas analizadas y considerado el modo de su interrelación. La idea
se vería . obligada .a comen~a; desde un .P~i?dpio el aprendizaje específicamente ~umana del instinto que la .~ersona trae c~nsi~o
de la v1da, lo cual exclu1na toda pos1bll1dad de progreso en
parecería provemr, en parte, de la acumulac.wn de la e-~penenc1<1
este terreno. 23
histórica de la humanidad. Freud no constdera -al 1gual que
Simone de Beauvoir y a pesar de las acusaciones de ésta en tal
El inconsciente es la herencia que reciben todos los hombres sentido- que el simbolismo «baja del cielo o asciende desde las
sobre la forma en que vive la humanidad. Como dice Freud
profundidades subterráneas». Este .es -~ung. Freu~ y Sirnone de
ca~a individuo no puede comenzar de nuevo el proceso de la his~ Beauvoir coinciden en que es la h1stona compartida la que pro-
tor~a humana . ~r sí mism.?: debe adquirirlo. Puede postularse
duce percepciones compartidas y símbolos "comunes. Aún más,
algun acontenmlento comun, que muy bien puede ser única-
la autora critica al psicoanálisis por postular un «inconsciente
mente ~síq~~co, Y. cre~r~e un «mit? científico» ~ue ofrezca el tipo
d.e/ exphcac10~ m1tolog1ca necesano para exphcar esta compren-
~~;isterioso» como fuente de explicación; la verdad es todo lo con-
swn compart1da y la herencia genérica de usos costumbres etc
'tf,1río: ei psicoanálisis emprende la elucidación de las leyes del
Refiriéndose al mismo tipo de hipótesis, uno; veinticmco 'año~
1
. inconsciente; existe, precisamente, para repudiar esta «misterio-
más tarde, Freud escribió: sídad>> ideal. La hermenéutica de J¡,mg pretendía leer las revela-
ciones del inconsciente misterioso: Freud intentaba, meramente,
encontrar pensamientos normales que habían sufrido la represión
Debemo~ decidirnos a adoptar la hipótesis de que los resi··
duos. psíqmcos de los períodos primitivos constituyen una 1
" habían sido transformados consecuentemente.
prop1edad heredada que no exige tma adquisición a cada nueva Me he detenido en esta cuestión porque es el punto focal
generación, sino únicamente una puesta al día. Consideremos del ataque filosófico de Simone de Beauvoir; después de esto, la
P?r ejemplo, el ejemplo de lo que es, por cierto~el simbolism~ autora sólo ·presenta proposicionu., empíricas. Su propia tesis
<<tnnato» q'7~ deriva del perí~do del desarrollo de la palabra, subraya su crítica e indudablemente se trata de una tesis con la
9ue es famill1ar a todos los mños sin necesidad de que se los cual -así planteada- Freud no habría estado de acuerdo, aun-
tr:st~uya, y _que es similar e? todos los pueblos a pesar de los yue los términos de su disentimiento serían los opuestos a los
~hstmtos 1d10mas. . . Descubnmos que en una serie de relaciones
importantes nuestros niños no reaccionan de una manera cohe- que aquélla le atribuye. De Beauvoir cree en la «unidad humana»,
rente con su propia experiencia sino instlntlvamente como de modo que aunque sus objeciones a Freud están planteadas en
los animales, en una forma que sólo es explicable comd adqui- nombre de la realidad social, de hecho en su base se encuentra
sición filogenética . 24 esta noción filosófica de «totalidad». Esta preocupación es mani
fiesta en tanto la autora mantuvo una profunda fe en sus expli-
23. Freud: Totem y tabú, 1913 (1912-13), S. E., Vol. XIII. caciones de la conducta humana v en sus criticas del rsicoanálisís
24. Freud: Moisés :v la religión monoteísta. con!() metodología:

320 321

ll. -- PSIC:OA!:IALISIS Y FEMINISMO


... el concepto de una sencilla asociación de elementos es conceptos predominantes sobre la inocencia de la infancia y la
inaceptable, ya que la vida psíquica no es un mosaico: es un ira moral pública ante las perversiones, sino establecer un con-
todo singular en cada uno de sus aspectos y debemos respetar
esa unidad. Esto sólo es posible si recuperamos, a través de ~~epto fundamental: que _la~ primeras curiosidades. de los niños,
los hechos dispares, la intencionalidad original de la existencia .. ''Sus necesidades de conoc1m1ento, surgen con las pnmeras pregun-
Si no retornamos a esta fuente, el hombre aparece como el }as de carácter sexu~l, que son, /hablando. vulg~rmente: «¿De
campo de batalla de compulsiones y prohibiciones que también _/dónde vienen los bebes?» y «¿Cual es la d1ferenc1a entre ambos
carecen de significado y son incidentales. 25 sexos?». Freud no generaliza, como sugiere Simone de Beauvoir,
el concepto de sexualidad en la vaguedad, sino en la comple-
Sin embargo, es a partir de esta premisa de la unidad de jidad.
la vida que Simone de Beauvoír -desde el punto de vista de la Entonces, Simone de Beauvoír disiente con Freud por su fra-
psicología de las mujeres-- plantea a Freud la objeción más cnsu en apreciar la situación existencial fundamental de la aliena
significativa. Se trata de la misma objeción sobre la que en naci 1)n, el precio que el individuo paga por la separación del
última instancia se centran los más importantes disidentes: una 10 do; por poner un énfasis totalmente inadecuado en los factores
(objeción al predominio acordado a la sexualidad. 26 La autora con- sori,tks · para ella, es la cultura patriarcal la que dota a la niña
_.sídera que el impulso sexual es uno entre muchos v en modo t m8 c<)nciencia de su auténtíc;¡ inferioridad social y al niño de

alguno --nl necesariamente- el más importante: :,upcriorídad; finalmente, Freucl es culpable de -refrendar el
tus \lcl segundo sexo, al utiliz~n siempre un modelo masculino.
En las mnas y en los varones el cuerpo es, ante todo, la 1ch.1s de las cuestiones espedfH as qm: plantea acerca de las
radiación de una subjetividad, el instrumento que vuelve posible influencias sociale's sobre Ia diferenciación sexual son excelentes
el conocimiento del mundo: los niños aprehenden el universo - Frcud no habría estado en desacuerdo--, pero en su repudio
mediante los ojos, las manos, y no por medio de las partes de L1 primacía de la sexualidad compleja, en su concepto de una
sexuales. 27 básic<l unidad humana original y en su negativa implícita del
/inconsciente, hay una sustancial diferencia de opinión. El existen-
Freud --cuya teoría nunca ignora las manos ni los ojos- cial ismo es en este caso un sistema filosófico de creencias, en
habría comentado sarcásticamente, como lo hizo con respecto a tanto eJ psicoanálisis intenta ser un método científico de investí-
Jung, cuánto más cómoda resulta esta versión y cuánto más acep- Así, ambos pretenden existir en distintos planos pero con
table es como sugerencia. Simone de Beauvoir objeta la vaguedad (lhjeto de compararlos y contrastnrlos, y de favorecer a uno
de la nooón de «sexual» y es verdad que la intención declarada de ellos, Simone de Beauvoir tuvo que asegurarse que se encon-
de Freud era 1a de generalizarla más allá de los genitales; fue por traran en el mismo terreno; para 1ogr·arlo, impregnó al psico-
medio lle esta ampliación (como señala en Tres ensayos para una análisis freudiano de metafísica jungiana... esta última es más
teoría sexual) que logró revolucionar la sexologÍ<l introduciendo adecuada para una confrontación con el existencíalismo, dado
la sexualidad infantil y observando que ésta y el sexo <<desviado» que - a diferencia del marxismo y el psic(lan<11isis- también es
se encontraban en un continuum con la así llamada sexualidad -una filosofía o un sistema de creencias.
adulta normal. Su motivación no era, obviamente, oponerse a los

25. .El segundo sexo.


26. Obviamente, a primera vista parece extraño incluir a Reích en esta
imputación. Pero ya hemos visto cómo también Freud redujo, en principio,
la sexualidad a la genitalidad y más tarde se movió en otra dirección.
terminando por equiparada con la energía vital.
27. Et seJ!,undo sexo.

322
~dpadón femenina.» 3 Pero habiendo reconocido el éxito de Freud
2. Betty Friedan: ¿al descubrir el inconsciente y al adjudicar la importancia de la
La mística freudiana sexualidad a un entorno moralizador sumamente resistente, tiene
que explicar su pernicioso efecto sobre la forma de vida ame-
ricana. No es suficiente que otros hayan distorsionado y ultra-
jado las obras de Freud: en ellas hay algo que favorece tal dis-
La naturaleza misma del pensamiento freudiano lo vuelve /torsión. Con el objeto de preservar su apreciación del genio de
virtualmente invulnerable al cuestionamiento. ¿Cómo puede Freud y al mismo tiempo condenar su teoría de la feminidad,
(una mujer americana educada, que no es analista, presumir d~ Betty Friedan recurre principalmente a una explicación histori-
*'"icuestionar una verdad freudiana? Ella sabe que el descubn- 1 cista: los descubrimientos de Freud están condicionados por la
c111Íento de Freud sobre las operaciones inconscientes de la
cultura, él ll() puede escapar al sello de su época y ... ¡qué época
mente fue uno de los adelantos decisivos en la búsqueda del
' hombre por el conocimiento.. . Le han enseñado que sólo des- fue para las mujeres!
pués de años de entrenamiento analític? se ~s capaz d~ com- Creo que en cualquier caso este es un argumento falso. Una
prender el significado de la verdad freud1ana. Ella puede mduso forma inmediata de enfocar su ilegitimidad consiste en ilustrar
saber cómo se resiste inconscientemente la mente humana a esa algunas de las inconsistencias jnrernas a las que este argumento
verdad. ¿Cómo puede alardear de pisar el sagrado terreno por es proclive. El historicismo de esta especie tiende a no ser viable,
el que sólo pueden transitar los analistas? 1 ¡incluso en sus propios términos. Betty Friedan se empeña en
1 demostrar que las teorías de Freud son obsoletas. Para hacerlo
Sólo es necesario saber qué estaba describiendo Freud en describe. como éxcusándolo, el medio que designa como la
aquellas mujeres victorianas, par~ percibir la fala.cia de aplica; . Viena «victoriana» de los pacientes de Freud, de quienes éste
literalmente su teoría de la femmtdad a las muJeres de hoy.
(,,extrajo sus observaciones teóricas:
Al discutir las objeciones de Simone de Beauvoir al psico- El concepto «envidia del pene», que Freud acuno para
análisis, he prestado poca atención a los detalles que proporciona describir un fenómeno que observó en las mujeres -es decir
· sobre la niña que se convíerte en mujer, porque este punto es en las mujeres de clase media que eran sus pacientes en la
el más acentuado por las posteriores críticas feministas. Empero, Viena de la era victOriana-, en la década del 40 fue aceptado
ésta no es la orientación de la segunda obra importante que estu- en este país como la explicación literal de todo lo que andaba
diaremos: La mística de la feminidad, de Betty Friedan. La mal en ·las mujeres americanas. Muchos de los que predican
autora hace muchos más esfuerzos por separar las teorías freu- la doctrina de la feminidad amenazada, invirtiendo el movi-
dianas de sus aplícaciones distorsionadas por los vulgarizadores miento de las mujeres americanas hacia la independencia y la
identidad, nunca conocieron su origen freudiano... Sólo es
posteriores, y como resultado les rinde homenaje. Viéndolas en necesario saber qué estaba describiendo Freud en aquellas mu-
su prístina gloria dentro del contexto de la represiva sociedad jeres victorianas, para percibir la falacia de aplicar literalmente
<•victoriana» que era su entorno, les adjudica el m·~rito revolucio- /1i.U teoría de la feminidad a las mujeres de hoy. Y sólo es
nario que realmente tienen. <<La ps1cología freudiana, con su · necesario saber por qué lo describió así para comprender que
acento puesto en la liberación de una moral represiva para alcan- gran parte de ello es obsoleto y queda refutado por el conoci-
zar la satisfacción sexuaL participó de la ideología de la eman- miento que es parte del pensamiento actual de todo científico
sodal, pero que se desconocía en ]a época de Freud.
(~ 1. Betty Friedan: The Feminine Mystique_. Nueva York, 196) y Pengc1in
Existe una coincidencia general en el sentido de que Freud
13ooks, 1965. Hay versión ca~tellana La mistica dt: la femi,zidad Plaza Y
era un observador muy sensible y correcto de los problemas
•:::Janés, Barcelona, 1975.
) 2. lbzd. 3. lbíd.

324 325
medida-, un educador. (A propósito, sus cartas son ilustrativas
fundamentales de la personalidad humana. Pero al describir e
interpretar dichos problemas, era un prisionero de su propia de mucho más, incluso en este mismo sentido.) Martha, la per-
cultura. Mientras creaba un nuevo marco ~para nuestra cultura, fecta hausfrau, ha compensado, por cierto, toda la ayuda que le
no podía escapar al de la propia. Incluso su genio no pudo proporcionó. a ~reud durante su vida, ~on el prof~mdo perjuicio
otorgarle, entonces, el conocimiento de los procesos culturales que le ocasiOno desde entonces. ¡Desuno de muJer, podnamos
con que crecen los hombres actuales que no son genios.4 decir! Pero lo irónico es la persistente ausencia de cualquier refe-
rencia a Anna, la hija menor de Freud, analista y escritora de
Condenado a pesar suyo a las limitaciones de su época «vic- · renombre mundial por derecho propio. En todo momento Freud
toriana», Freud fue responsable, sin proponérselo, de la princi- manifestó por ella el más profundo respeto, tanto por su perso-
pal ofensiva de la contrarrevolución sexual que condenó a la nalidad como por su obra; jamás deseó que su hija cumpliera un
muerte prematura a la mujer americana emancipada, entonces en rol de muñeca, una existencia «femenina». También se habla
ciernes. r'de una amistad casi homosexual con sus colegas masculinos: ¿por
Pero esta tesis no es del todo convincente. Betty Fríedan ad- ~/qué no mencionar el estímulo que brindaba a las mujeres ana-
mite que indudablemente lo que Freud observaba en sus pa- .listas? ELpsicGanálísis-debe ser. una. ck hs pocas profesiones cien-
cientes existía, pero que se trataba de histéricas victorianas, no 1Hficas que desde sus inicios no ejerció .discriminación contra las
de mujeres emancipadas del siglo veinte. No_ obstante, el ensa- JDUjere&. Precisamente en el campo de la investigación de la femí-
yo de Freud «La feminidad», que la autora cita casi exdustva:::- ni4ad y de las adhesiones preedípícas (cuya importancia Freud
_rnente, fue escrito en 1932_ 5 Ciertamente, una gran parte de la acentuó durante las últimas décadas), en virtud de la naturaleza
importante obra de Freud y los freudianos sobre la psicología_ de la situación de· transferencia, J:'reud abrigaba la esperanza de
de las mujeres, fue realizada en los años 20 y 30. Las explicaciones _que las mujeres analistas lograsen pr~->f~I-ndizar -más que los analis-
históricas absolutas de este tipo tienden a dejar de lado la nece- tas del sexó mascul['¡)o, lo que señala explícitamente en el ensayo
sidad de exactitud que es su propia justificación original. Viviendo deT que Betty Friedan deduce la posición freudiana.
en la Austria de los Habsburgo, Freud fundó el psicoanálisis en En realidad, lo que antecede escapa a la cuestión, y sólo he
la última década de] siglo pasado, y murió siendo un autor y tratado de señalar las inconsistencias internas que pueden provo-
pensador todavía prolífico en 1939; no obsunte, Betty Fríedan car argumentos ad hominem- de este tfpo~~-Tánto se basen en el
no está sola en su insistencia sohre el «victorianísmo» de Freud. marco histórico como en la vida privada. No objeto que este tipo
-Puede hacerse eJ mismo tipo de objeción interna a las expli- de argumentos contengan errores, lo que les reprocho es que se
caciones personales que ofrece Betty Friedan. Las cartas de amor planteen. Como ha dicho Octave Mannoní,6 k~bi§toría no. hizo a
de Freud a su prometida, Martba Bernays, han demostrado ser Freud: Fr~1.1d hiz9la historia. Si el psicoanálisis merece el título
un afortunado coto de caza para quienes están interesados en l~- ciencia --a ~ondición de que definamos correctmaente este
señalar las mojigatas actitudes «de macho chauvinista>> de Freud. /término-· ello se dehe a que en sus comienzos rompió con modos
Sus cartas i1ust~an, por cierto, una actitud patriarcal según la Í1 anteriores de pensamiento, aun cuando dependía estrechamente
cual la mnjer debe ser dulce y amable, y permanecer alej2da de -de aquéllos para su propio desarrollo. Una ciencia no es algo que
los afanes y corrupciones del mundo; el marido será el que gane se plantea de una vez para siempre (por el contrario, debe ser
el sustento, Ll cahez:1 ele la familia v en esos medios -en cierta complementada, modificada y corregida), sino que al constituirse
descubre un nuevo objeto que puede regirse por nuevas leyes
4. !bid. (determinadas por la naturaleza del objeto) con las que será posi-
5. Excluyendo las cartas personales de Freud y la biografía de Ernesl ble comprobar su rigor y exactitud. Aunque durante siglos lot .
.Tones, todas las citas -salvo dos- de Betty Friedan corresponden a este
ensayo perteneciente a Nuevas aportaciones al psicoanálisis. publicado en 6. Octave Mannoni: Freud.
1933 (1932)
327
326
filósofos y los escritores han hablado del inconsciente, cuando ~~eYQ signifiCado que él les adjudicó. En ?tras pa_labra~, el
Freud emprendió la tarea de descubrir cómo operaba, estaba rado en que Freud operó dentro del pensam1ento dtspomble,
1
introduciendo algo absolutamente nuevo. Podemos comprobar ·SÍ / ; lo cambi6 no es un índice de que haya sido producido por su
1
acierta en sus afirmaciones sobre la forma en que opera el incons- \cultura (esta es una observación evidente por sí misma), sino
ciente --lo que designa como leyes del proceso primario------ a par- \)de su distam;ía de la misma, del hecho de hacer algo nuevo de
tir de la consistencia de la aplicación de dichas leyes. Considero !esa misma cultura, de su ruptura con ella. Tal ruptura no se
que esto afecta profundamente a la posición que adopta Beny produjo en un día, y nunc~ fue total. Freud er~ tan capaz de se:
Friedan. prefreudiano como cualqmer otro:.. pero tema menos ~e que
La autora afirma que decir que toda ciencia social está con- 'beneficiarse. Los esfuerzos de Fnedan vuelven prefreud1ano a
dicionada por la cultura es algo tópico: 1
todo el psicoanálisis, precisamente de la siguiente manera:
... No es un slogan, sino una verdad fundamental decir que
Las investigaciones modernas han demostrado que gran
ningún científico social puede liberarse por entero de la prisión parte de lo que Freud consideraba biológico, instintivo e inmu-
de su propia cultura; sólo puede interpretar lo que observa
table, es el resultado de causas culturales específicas. Mucho
en el marco científico de su propia época. Esto es verdad de lo que Freud describió como característico de la naturaleza
incluso con respecto a los grandes innovadores.7 humana universal era, meramente, característico de muchos
hombres y mujeres europeos de clase media de fines del siglo
Creo que aquí acrúan una serie de confusiones. No puede diecinueve~ 8
hacerse una distinción significativa entre las ciencias SClcia]es y
las naturales o físicas. Una ciencia es un conjunto de conm imien , Tustamente, Freud no creía que las cosas fuesen biológicas.
tos en el que se diferencian disciplinas tales como la sociolo (instintivas e inmutables: pensaba que eran culturales. En este
gía, etc. Las disciplinas, aunque obviamente contienen un tema \punto mi interés consiste, sencillamente. en señalar cómo, si
y un campo de estudio, no tienen un objeto científico ní pr_ete~ c.iqeemos a Friedan, el psicoanálisis no es más que una mediocre
den establecer las leyes del mismo. En este caso, la referenoa cie kelación documental, invalidada por estar enmascarada como algo
(fríedan es en cuanto al status incierto de un observador en alguna !distinto.
'de L1s disciplinas. Pero e1 medio o b personalidad de un ci<:ntÍ- Esta posición historicista no sólo presupone la nulidad del
fico, por la naturnleza de su trabc1jo, es totalmente irrelcv<mLe; :psicoanálisis. También contiene su propia visión evolucionista de
si esto se vuelve relevante, debemos pregnntarnus si es~<'i traha . la historia: sugiere que en la actualidad, en virtud de la m~rcha
jando en una ciencia. El propio Freud se mostró evidentcrncntc ·.~del progreso, estamos;,.. mucho más . adelantados' que en aquellos
ansioso porque el psicoanálisis no se confundiera ccm bs cícnuas sombríos tiempos del siglo diecinueve. En todos los párrafos de~
sociales; asi, se refiere al mismo cnmo una <•t ie1xÍJ n;1tur~1h capitulo de Betty Fríedan encontramos las palabras: «Hoy»
~specifiu>LÍÓn que tendría que haber sido innece~Mia. . «actualmente>>, «progreso moderno» ...
N<HIJtúlmente, un ~.unido en el que frctli_i ( •!!no conch-
i. ionado por la cultura, rero el mismo es díametralnllilk nputsto La totalidad de la superestructura de la teoría freudiana
<11 dn1ucidn por Betty Fried~m Por supuesto Freml, al penetrar reposa en el estricto determinismo que caracterizó el pensamien-
en su nuevo terrí torio, debió pisar tierras · tuvo qnc em- to científico de la era victoriana. Actualmente el determinismo
plear la terminología y los conceptos de :~u tÍL'ITqw. Ya he seña ha sido reemplazado por un enfoque más complejo de causa
1adc, que el tt:rmínn «Ínconscientc)) no era rn~cvo cnmo tampuco y efecto, en términos de procesos y fenómenos físicos y psico-
](, cr:m muchos otros aspectos cruciales de su vocabulario: lógicos. De acuerdo con la nueva perspectiva, los científicos de

7 R<tty Fricdan: [,, JIÚ;,tica de la Jeminidd 8. !bid.

328
la conducta no necesitan tomar prestado el lenguaje de la fisio- ~~te desinteresado por el sexo». Aunque Betty Friedan no lo rela-
11

logía para explicar acontecimientos psicológicos, o para asignar- / cíona explícitamente, ¿debemos suponer que fue este excedente
les una pseudo-realidad. 9 \de represión, de inhibición sexual personal, la que hizo que Freud
)viera el sexo en todas partes? Si es así, ¿qué significado debemos
Más adelante volveré sobre la noc10n de pseudo-realidad. ,~extraer del próximo comentario de Friedan en el sentido de que
Sugerir que Freud no tenía un concepto complejo de causa y /Freud prestó «más atención a la sexualidad infantil que a su
efecto es ridículo: es precisamente esa complejidad la que lo ,ef!:presión madura»? 12
preocupaba. El pobre Freud nació antes que nosotros. Pero el ·· Esta explicación aparente de la fuente de las teorías sexuales
historicismo exige el evolucionismo de este tipo. Nadie (excepto de Freud no es, naturalmente, un fin en sí mismo. Por el con-
alguien con inclinacione.s religiosas que invierta el progreso evo- trario, primero es un preludio y después una justificación ~el
lutivo afirmando que todos estamos condenados a descender al rechazo del significado de la sexualidad por parte de Betty Fne-
infierno bajando una cuesta fatal) negaría que el conocimiento dan. En este sentido, pisa un terreno bien trillado. Su sustitución
avanza, pero también retrocede (como ilustra perfectamente la ide la sexualidad se expresa en diferentes términos y encaja en
evolución del psicoanálisis). No obstante> nunca avanza porque ( preceptos distintos a los de Simone de Beauvoir pero, a pesar
el mundo se vuelva más viejo: semejante noción implica trasladar ')de ello, muestran un parecido sorprendente. Friedan propone
la hipótesis de la «sabiduría de los viejos» a la historia humana, ·;reemplazar las pulsiones sexuales freudianas por el deseo de
idea dudosa en primera instancia, y desastrosa en segundo lugar. 1 crecer:
Empero, por el momento volvamos a .aceptar los términos
de Friedan y veamos lo que descubre, ya que esto nos conducirá En la actualidad los biólogos, los científicos sociales y un
a su crítica más importante sobre el contenido de la obra freu- crecí en te número de psicoanalistas consideran la necesidad o el
diana. Ya hemos visto cómo rechaza su método, veamos lo que impulso de crecimiento del ser humano como una necesidad
tiene que decir de su sustancia. humana primaria, tan básica como el sexo. Las etapas «oral»
La caracteristica sobresaliente del entorno socia] de Freud era y «a.nal» que Freud describe en términos de evolución sexual ...
que «la hipocresía cultural obligaba a la represión del sexo». ahora son consideradas como estadios del crecimiento humano,
Ahora viene la parte curiosa: «Ciertamente, el hecho de que esta influidos tanto por las circunstancias culturales y las actitudes
parentales como por el sexo. Cuando los dientes crecen, la
cultura negara el sexo, hizo que Freud ampliara su interés por boca puede morder y succionar. Los músculos y el cerebro
él». 10 Si hemos de prestar interés a esta conjetura, lo\que resulta también crecen: el niño alcanza el control, el dominio, la com-
curioso es por qué Freud logró misteriosamente reconocerlo, y prensión; su necesidad de crecer y aprender -a los cinco,
no lo hicieron otros,. a quienes también su sociedad obligaba a a los veinticinco o a los cincuenta años~ puede ser satisfecha,
negar el sexo. E] misterio se profundiza cuando nos enteramos negada, reprimida, atrofiada, estimulada o desalentada por su
del aspecto específico del carácter de Freud que debió señalarlo cultura, lo mismo que sus necesidades sexuales. 13
para semejante respuesta: «Su principal biógrafo, Jones, señaló que
r Freud] era, incluso para aquellos tiempos, excepcionalmente 11. lbid.
casto, puritano y moralista. En su propia vida estaba relativamen- í 12. Ibid. Friedan también escribe: «Dado qu~ se r~noce 9-ue to~~s
í[as teorías de Freud reposan en su penetrante e mternunable pstcoanálists
~e sí mismo, y dado que la sexualidad era el foco central de todas sus
9 1bid. Podemos preguntarnos de dónde toman prestados sus términos )eorías, parecen pertinentes ciertas paradojas acerca de su propia sexualidad»
los científicos de la conducta de la actualidad. ¿Es que ellos, a diferencia '~[la cursiva es mía]. ¡Aunque indudablemente el «autoanálisis» de Freud
de Freud, no están condicionados por la cultura? Como hemos visto, el fue absolutamente decisivo para sus descubrimientos en una etapa, también
conceoto freudiano de sobredeterminación fue desarrollado para describir ohservaba a su alrededor!
relaci~nes complejas de causa múltiple y efecto diverso. 13. !bid En realidad, Freud prestó como mínimo tanta atención a las
10. Jbid. «circunstancias culturales y actitudes parentales» como estos biólogos, cien-

330 331
oran, en el sometimiento: «Te agradezco, Señor, que me hayas
Nadie rtegaría un solo instante que el ser humano tiene la creaqo según Tu voluntád».1 4
necesidad de crecer ... pero también 1~ tiene~ .las ameba,s. ~
hecho, es una característica de los orgamsmos VIVIentes. El enfasts Las nociones «victorianas» y judías de Freud acerca de la
de Freud sobre el rol de la sexualidad tiene que ver con las ~on­ inferioridad de la mujer fueron vueltas a desplegar -según
diciones especiales de la sociedad humana: cómo el hombre ammal Fried~m- para suprimir la emancipación de la mujer. Esto parece
:se transforma en el ser humano. f'riedan~ nos haría reemplazarlo bastante correcto, y la exposición de Friedan acerca de la in-
-que c:onsidcra como postura reduccionista d~ ,Freu~ (según ~a cual fluencia del freudismo vulgarizado es, al mismo tiempo, la prin-
todo se reduce a la sexualidad) por la noc10n mas expanstva de cipal preocupación y el mayor éxito de su tesis; pero Freud no
una necesidad de crecimiento. Volvemos a encontrarnos con d puede ser considerado responsable de ello por las evidencias pre-
argumento ya conocido: el reduccionis~~ ·(si existiera) de~e ser sentartas: sólo se le podria responsabilizar si el análisis que hace
combatido sustituyendo el factor especthco que ha. s1do atslado Fríedan de su obra fuese correcto... en cuyo caso es culpable
como determinante por el concepto general más ampho que pueda de muchos crímenes, el menor de los cuales no es la estupidez.
ilnduirlo.
Dado este marco de supos1c10nes, no es dificil adivinar la
actitud de Friedan hacia las tesis de Freud sobre la feminidad.
Las mujeres victorianas, sexualmente reprimidas, se volvían his- 3. Eva Fíges:
téricas. Freud remarcó acertadamente el factor causal. Las mu- Las actitudes patriarcales de Freud
jeres victorianas tenían buenas razones para ·e~v_idiar ~1 status
privilegiado de los hombres: clamaba_n por benef~ctos soctales, no
por el pene. Freud aceptó la creenc1.a de su soc1~da~ en. el sen- El surgimiento del psicoanálisis freudiano ha sido el más
tido de que las mujeres eran infenores y cont~n.uo afnn::ando cJ serio de todos los factores que han servido para perpetuar una
que la que no se ajustaba a este esquema era neurotlca y debt~ .ser ) sociedad de orientación masculina y que han obstaculizado el
\/libre desarrollo de las mujeres como seres humanos. El hecho
curada/ adaptada en consecuencia. En su persona - y au~omatlca­ de que desde entonces los teóricos se hayan dividido en una
mente en su ciencia-, Freud sintetizaba la cultura patriarcal de docena de cismas, d~., que la teoría freudiana haya sido adaptada
los victo~ianos y, por añadidura, la de la judería: y gran parte de la misma rechazada por algunos analistas, sólo
es importante en una situación estrictamente clínica (y no
El hecho es que para Freud -incluso más que para el siempre): es a Freud a quien la mayoría de la gente lee y
director de revistas de Madison Avenue- las mujeres eran conoce. El psicoanálisis, al margen de lo que puedan decir
una especie extraña, inferior, menos que humana. Las veía como terapeutas individuales, tiende a estimular la conformidad con
muñequitas que sólo existían en términos del amo~ del h?mbre, lo que puede significar algo así como un lavado de cerebro. Si
para amarlo y servir a sus n.ecesidades. Es d .nusmo tlpo de eres desdichado, la tendencia no consiste en analizar tu situación
solipsísmo inconsciente que h1zo que durante s1?los el hombre y cambiarla: debes mirar dentro de ti misma y tratar de adap-
sólo viera al sol como un objeto brillante que guaba alrededor tarte a la situación .1
de la tierra. Freud se formó con esta actitud forjada por su
cultura: no sólo la cultura de la Europa victoriana, sino la 14. Ibid. A propósito, aunque orgulloso de ser judío, Freud no era,
. judía, en la que los hombres rezan diari~meme: «Te ~gra- decididamente, religioso, y se quejó audiblemente durante mucho tiempo
1 dezco, Señor, que no me hayas hecho muJer» y las muJeres por la insistencia de su prometida en el sentido de que debían hacer una
boda 'judía para legalizar su matrimonio alemán en Austria.
1. Eva Fíges: Patríarchal Altitudes (Actitudes patriarcales), Faber &
tífkos sociales y creciente número de psicoanalistas: en verdad, según e1 Fabet, 1960. Todas las citas breves que no tienen referencia pertenecen al
inventario de Friedan, todos estos otros científicos parecen estar fuerte- Capítulo VI: «Learning to be a Woman» (Aprendiendo a ser mujer).
mente influidos .por lla biología.
333
332
La iil.tendón de Eva Figes consiste en hacer encajar a F:teud partida: .sólo ~: ~pa de las ideas compartidas y comu-
·dentro de una «historia de ideas». Su crítica tiene, entonces, un nes. Cuando e~ ps1coan~s1s comparte su terminología con formu-
fuerte parecido ton el «historicismo» de Betty Friedan; pero laciones an~e:no~es, lo !~portante es su significado diferente.
como dicha perspectiva es su objetivo explíci~o, no puede senci- Pero esta histona de las 1deas no se interesa en las diferencias
llamente descartarse como otra versión de esta tendencia. Figes sino en las similitudes. Entonces un historicismo legítimo, en 1~
plantea muchas de las cuestiones presentadas por Friedan (gene- que respecta a Freud, no puede ocuparse de la obra en la que él
ralmente con mayor estridencia e ingenio): establece todo lo que en su teoría es distinto; en otras palabras
no ~uede ocup~rse del psicoanálisis propiamente dicho. Surja ~
La crítica importante que debemos plantearle a Freud en no de un sent1do no reconocido de lo antedicho el hecho es
forma permanente es su incapacidad de ver más allá de la
situación social inmediata -lo que hace que confunda constan- que Eva Figes evita, en su interpretación de Freucl, al psicoaná-
temente causa y efecto--, su obstinada negativa a reconocer (Iisis. Co~o Frie~an, utiliz~ las cartas de Freud a Martha Bernays
que sus propios tiempos eran de transición. 2 l pero! a _diferenc1a de aquella, no las emplea para determinar las
\imphcaclOnes de su teoría psicoanalítica sino para hablarnos de
La totalidad de la teoría freudiana de la civilización ~e basa freud como un hombre de su época (proyecto perfectamente plau-
en el estrecho mundo en q'-'e él vivió ... 3 )síble). Los escritos de carácter público que utiliza en esta bús-
~"'):¡ueda de ideologías compartidas son: El malestar en la cultura
Siendo él un judío, Fréud siguió una larga tradición he- íEl porvenir de una ilusión y Moisés y la religión monoteísta (fas~
braica que ya nos es familiar en el Antiguo Testamento, espe- zció.ante selección).
cialmente en el Génesis. Primero nació el hombre, después la
mujer. 4 Las tres ~on obras de especulación --como señaló Freud- ·y
en gran medida caen fuera del terreno estricto del psicoanálisis.
Freud era una criatura de sus propios tiempos. 5 Todas ellas son posteriores a la confirmación del cáncer incurable
de Freud y pertenecen al período y al campo de lo que él consi-
En cierto sentido, estos enunciados son idénticos .a los de dera?a ~~ autogratificación intelectual. Después de 1923 y de la
Friedan y pueden ser atacados consecuentemente, pero en otro publicac10n de El yo y el ello) Freud se sintió libre de explorar
sentido, su contexto los vuelve diferentes. Figes no nos presenta otra dimensión de su curiosidad intelectual:
una perspectiva evolucionista según la cual nuestra época es el
último paso en la marcha del progreso; esta autora considera que , ··:desde que he propuesto una división de la personalidad
todas las épocas son relativas: esta noción parecería tener mucha ps1qwca e.-u ~ eg?, un superyó y un ello (1923), no he hecho
mayor validez. Como el propio Freud se esforzó por señalar, mayores contnb"'!c1ones decisivas al psicoanálisis: lo que desde
las ideas son compartidas, hay una herencia <..'Ultural, una conti- e;ntonces he escnto sobre el tema fue inesencial o pronto habría
nuidad compleja de la ideología. Encajar a Freucl en esta historia stdo propuesto por algún otro. Esta circunstancia se relaciona
de las ideas es legitimo. No obstante, sólo es legítimo hacerlo con ~a alteración dentro de mi mismo, con lo que podría ser
en determinados casos. Una historia de las ideas no se ocupa de descr:to como una fase ?e evoluci~n regresiva. Después de hacer
la relación entre el nuevo conocimiento - y el entorno.- y los un detour de toda la vtda a traves de las ciencias naturales la
medicina y la psicoterapia, mi interés retornó a los proble~as
conceptos precedentes de los que dicho conocimiento toma su cul:Urales que t;n~ habían fascinado tiempo atrás, cuando apenas
te~ua ed~~ suf1c1ente para pensar. En el clímax de mi tarea
2. Ibid. ps1coanalít1ca, en 1912, ya había intentado utilizar en Totem
3. !bid. Y t~bú., l<;>s recientes descubrimientos del análisis, c¿n el objeto
4. !bid. de Investigar los orígenes de la religión y la moral. He adelan-
5. lbíd. tado esta obra un paso más, en dos ensayos posteriores: El

334 335
porvenir de una ilusión (1927) y El malestar en la cultura
(1930). 6 obra en la historia de las ideas y se adhiere a la preocupación
historicista de Betty Friedan. A propósito, esto significa que
.Moisés y la religión monoteísta, que no se escribiría hasta siempre debemos entender sus comentarios a dos niveles. En uno
19 3 7, completó estos importantes estudios extra-psicoanalíticos de ellos, Figes es muy interesante; considero que en el otro está
sob.re la cultura y la historia mitológico-social. Se trata de expo- ' s:quivocada, sencillamente: el propio marco historicista es falso.
siciones de la cultura patriarcal y de especulaciones en cuanto a ( En tanto Friedan se concentró en las inhibiciones y en la cu-
las prehistorias de la misma. Se basan en una importa~·lte s~P<:' ,~iosidad sexuales y personales de F reud (¿curiosidad malsana?),
sición, en un concepto abarcador para homologar las v1das mdl- u¡:Figes hace hincapié en su inclinación reaccionaria en lo social y
viduales con la historia social: e:p. lo político. Puede haber algo de verdad en ambas afirmaciones
':.:::_no importa que la haya o no- pero quizá merezca la pena
Nuestro conocimiento de las enfermedades neuróticas indi- esclarecer el debate, aunque no sea más que en virtud de que
viduales ha sido de gran ayuda para nuestra compr_ensi~n de estos argumentos ad hominem son la fuente principal de la opo-
las grandes instituciones sociales. Porque las. neur~s1s. ~1smas sición de estas escritoras feministas a Freud.
han resultado ser intentos por encontrar soluctones mdtvtduales Figes sostiene que aunque se considera a Freud un pensador
a los problemas de compensación de ?-eseos ins~tisfechos~ en revolucionario que disgustó a la burguesía, esto no es ni remota-
tanto las instituciones intentan proporc10nar soluc10nes soctales mente tan importante como el hecho de que él mismo era un
para estos mismos problemas. l.a recesión del f~ctor social ~ el
predominio del sexual transforma a estas soluciones neuróttcas índividuo burgués hecho y derecho Freud estaba acostumbrado
del problema psicológico en caricaturas que no prestan ningún a esta acusación, pero como él mismo observó en ocasión de una
servido, salvo el de contribuir a explicarnos cuestiones tan crítica similar por parte de Stefan Zweig:
importantes. 7
... me siento inclinada a objetar el énfasis que usted pone
Las últimas obras de Freud contienen poderosas críticas a sobre el elemento de corrección pequeñoburguesa- de mi per-
sona.
algunas soluciones culturales (por ejemplo las religiones), que a
El individuo es, en realidad, algo más complicado; su des-
partir de allí pasan a ser consideradas tan inadecuadas como las cripción_ no coincide con el hecho de que también yo he sufrido
neuróticas. Esta es una conclusión muy distinta a la que extrae mis terribles dolores de cabeza y mis ataques de fatiga como
Figes. · cualquier otro, que he sido un apasionado fumador (ojalá si-
Eva Figes, para su historia de las ideas, utiliza estas obras de guiera siéndolo), que adjudico al tabaco la mayor parte de mi
Freud que, hablando estrictamente, están fuera del psicoanálisis autocontrol y tenacidad en la obra, que a pesar de mi tan
y que en parte también están dedicadas a especulaciones sobre la alardeada frugalidad es mucho lo que he sacrificado por mi
formación y la historia de las ideas. Empero, como ·la autora colección de antigüedades griegas, romanas y egipcias, que de
no lo hace explícito, se produce una elisión ilegítima entre e~ta hecho he leído más de arqueología que de psicología, y que
intención y su segunda tesis fundamental: la naturaleza reae<:lO- antes y después de la guerra me he sentido impulsado a pasar
todos los años por lo menos varios días o semanas en Roma,
naria del concepto freudiano de la feminidad. Figes hace que las y así sucesivamente. 8
cartas a Martha y las historias culturales pesen en el análisís freu-
diano de las mujeres. Al hacerlo, su afirmación de que Freud está «El individuo es, en realidad, algo más complicado.» Muchas
confinado a su época «victoriana» deja el campo de su propia veces deseamos reiterar esta verdad, al leer bs interpretaciones
que transforman a Freud en un simple victoriano. 9
6 Freud: «Autobiografía», Postscript, 1935.
7. Freud: «El interés del psicoanálisis para las ciencias no psicológicas,., 8. Freud: Carta a Stefan Zweig, 7 de febrero de 1C))J.
1913, S. E., Vol. XIII. 9. Si aquí defiendo el carácter de Freud tanto como su teoría del
336
337
Existe una buena razón, sin embargo, en los esfuerzos que de su capítulo sobre Freud, Figes comenta que en una seccwn
realiza Figes para limitar el carácter de Freud al de un pedante anterior de su obra se ha ocupado de las «manifestaciones ex
de buenas intenciones, un ejemplar de su época: para su tesis, cathedra, más personales, de Freuq», por la naturaleza de su
necesita sintetizar en h persona de Freud todo lo que éste pro- preocupación se ve obligada a repetidas. En la segunda parte
puso en su teoría. Así, él ejecuta lo que propagandiza y propagan- de su tesis tenemos que volver a observar que Freud, el severo
diza lo que ejecuta: moralista, creía que el lugar de la mujer era el de una muñeca
en una casa de muñecas y que la sexualidad tenía que ser riguro-
La moral de la clase media del siglo diecinueve era suma- samente reprimida en interés de una civilización masculina. «La
mente hipócrita, pero Freud, como tantos intelectuales ante- neurosis era un subproducto lamentable pero inevitable de la
riores y posteriores, volvió su vida difkil tomándose en serio civilización, el precio que había que pagar.» «La civilización es
los ideales y viviendo de acuerdo con ellos 10 y debe ser represiva.» « ... La civilización depende de una élite
determinada, poco numerosa, que se rige por el principio de
Figes debe interpretar la vida de Freud para que se ajuste a ;autoridad más que por el de placer.» Una vez que se han ínter-
lo que desea encontrar en sus obras: / pretado las teorías freudianas como recomendaciones para el
\ status quo victoriano, resulta fácil invertir el orden y, presen-
.. sus teorías se basan en una total aceptación del status
quo como una norma de conducta civilizada. . . En la obra de l tando la propia interpretación de la sociedad, encontrarla, a su
Freud, el énfasis está puesto en el superyó, en una limitación l vez, en la obra de Freud. Por ejemplo, como se trataba de una
consciente de las demandas líbidinales en interés de la civili- J sociedad patriarcal, así deben ser las recomendaciones de Freud
zación, y los valores de la civilización que él entendía eran ¡para la misma; la .élite en la cual se dice que creía «era, induda-
absolutamente Jos de la clase media: no dudaba de que el blemente, masculina» y como la civilización era ·masculina, tam-
matrimonio debía ser fiel y monógamo, que un padre tenía bién debía serlo el agente psíquico de esa civilización, el superyó:
que ser la cabeza absoluta de su familia, que la industriosidad,
el trabajo duro y la moderación -especialmente la sexual-- La idea del superyó masculino es autoritaria, punitiva y
eran cualidades que debían cultivarse. La neurosis era un sub- represiva. Esta idea es una falacia, aunque sólo sea porque
producto lamentable pero inevitable de la civílizacíón, el precio ·ninguna civilización podría haber progresado a través de un
que había que pagar .11 cuerpo de hombres que hubiesen aprendido a conformarse con
los valores de sus mayores mediante el temor a la castración:
Presentar las descripciones analíticas de Freud como man- t el progreso depende de la aventura) la mentalidad origínal tiene
datos es, por supuesto, otra versión del intento por personalizar que romper con los valores de la generación anterior. Al áfirmar
su teoría. Como Fríedan, Figes tiene que deterrnjnar el carácter que el hombre renunció a sus demandas instintivas y la mujer
de Freud con el objeto de interpretar su obra. Si su obra ha de no lo hizo, Freud estaba simplificando demasiado, de hecho,
normativa, debe basarse en un sistema de creencias. y el mejor la naturaleza de dichas demandasY
para encontrarlo es su vida privada. Aunque al principio
Aquí se confunden una serie de valores. Como el «pasado
cultural» es el de una sociedad patriarcal, los valores transmiti-
psicoanálisis, no es porque lo considere en modo alguno importante. A nadie dos llevan esa marca, pero el superyó no tiene género en sí
le inH~resa saber si Einstein era un hombre amable. Pero el temamismo
del psicoanálisis vuelve a Freud especialmente vulnerable a estos ardides
mismo: aunque derive su naturaleza de la figura autoritaria pa-
etílicos. Así, mi «defensa» tendría que ser considerada como una irrele- terna, no es masculino en sí mismo; Freud consideraba que era
vancia introducida para contrarrestar otra irrelevancia: intención no dema- probable que las mujeres tuviesen un superyó menos fuerte que
siado defendible.
10. Patriarchal Attítudes.
12. !bid.
11. Ibid.

338
rlos hombres, porque el mismo se establece en el momento de la
!1 (Y' aunque person~lmen~e no habia obtenido v~ntaja de sus c<:n-
'-)disolución del complejo ·de Eqipo y no es probable que éste se 1
1
vicciones, favoreCla la hbertaa sexual mucho mas que lo presento
destruya tan completamente en las mujeres como en los hombres. )por las nociones de la virginidad prematrimonial y la fidelidad
r Como hemos visto, tiene una historia distinta en los dos sexos: c,anyugal. Fíges sostiene que en uno de sus «relativamente raros»
\ no existe ninguna sugerencia en el sentido de que se deba a su
1
momentos de duda, Freud «adoptaba, vacilante, una teoría de
)ma:Kulínidad el que las mujeres fueran excluidas de los valores la bisexualidad». Sus momentos de duda con respecto a la femi-
'~:del superyó (aunque en esto hay, obviamente, una conexión de nidad --como en cuanto a otros imponantes y complejos temas-
( 9tro tipo). La cuestión tampoco tiene nada que ver con quién eran notablemente frecuentes, y la bisexualidad era un concepto
abandona qué «demandas instintivas», al menos no en el sentido al que se adhirió pertinazmente a todo lo largo Je su pensamiento
en que Fíges define las demandas instintivas como englobantes ,psicoanalítico. Pero la más importante de las imputaciones erró-
de <<la libertad y la variedad de acción>>, el trabajo, el dinero, el CP.eas de Figes es la idea de que Freud cstaha prescrihicndo. y no
poder, la gtatificación sexual plena, etc., en cuyo cascf vuelve a {{escribiendo, la condición de la mujer.
enterrarse cualquier punto específico o verdad en una amplia y L/

vaga generalización. Las ideas de Freud sobre la psicología femenina surgen del
Figes ofrece el siguiente retrato de Freud: sobrecogedora dogma de que el rol de la mujer en la vida consiste en perma-
«masculinidad», grotesca represión sexual victoriana, la mujer n(:ccr en el hogar. ser pasÍv•l en rL·Iación con el hombre, tener
como un cuadrado que necesita ajustarse al círculo de la cultura y criar hijos. 15
patriarcal (una imagen re1terada), y una salida para las ocasiona-
... En realidad, Freud no consideraba deseable que se mani-
. les mujeres inteligentes que encontraba entre sus colegas y escu- festaran los rasgos masculinos de una mujer·. Si esto ocurría,
chas. En la enunciación hay algunos errores. Señalemos algunos: aquélla se volvería neurótica, frígida. tremendamente peligrosa
para su marido, e intentaría competir con los hombres en ]os
Dado que [Freud] nunca pensó en preguntarle [a una. intereses i ntelectuales. 16
mujer] qué quería, dado que toda su vida y su obra han estado
dedicadas a decirle lo que debía querer, no es sorprendente el ... El enfóque básico de Freud consistía en que toda mujer
hecho de que la mujer haya permanecido como un enigrna. 13 era un cuadrado que intenta ajustarse a un círculo. No se le
ocurrió lJllC podría ser menns destructivo cambiar la forma
Si se tiene en cuenta que prácticamente todos los primeros del círcul0 que aplastar Jos ángulos del cuadrado ... A la pa-
descubrimientos psícoa.nalíticos de Freud fueron alcanzados escu- ciente «curada>> se le ha' lavad0 el cerebro, es una autómata
chando a pacientes histéricas del sexo femenino, ésta es una obser- que éamin<1, lo mismo que si e<>tu\·iera muetta. Los ángulos
vación notable. han sido :lplastados v 1a mujer acepta su propia castración. se
reconoce ·inferior, dej:1 de L·midi;n el pene \' acepta el rol
La neurosis era un subproducto lamentable pero inevitable pasivo de la feminidad El homhre rewnoce, tristemente. que
la mujer idea1 v sumisa que ha creado para sí mismo no e~
de la civilizadón, el precio que había que pagar. 14
exactamente lo qul' él deseahai1
Este leitmotiv del análisis de Figes es demasiado simple. En
Tnducbhlenwnte, Ull<1 tenrÍ:l correct:l dehc predecir lo qu~· n()
este mismo campo en que Figes lo castiga más durarn~nte, de
(kht: confundirse con prescril!ir Pero ji;H·l Piges, Fr,'tJ<.l no sól( 1
hecho Frcud era bastante liberal. Consideraba explídtárrn~ñte que
csr:í t'rescrihiéndnlc 1m rol ;1 l, mt~icr -.;Íno. t:Hnhiér, ;1 IO(b la
la civilización estaha sobrepasando su dosis de represión sexual
1'5. Tbid
u. Ibid. lG. Tbid
14. Ibid. l7 Thid

340 ~.11
sociedad represiva, de ahí su aseverac10n de que el psicoanálisis pesar de los primeros modelos d~ Freud- la que hay entre un
freudiano ha sido la más seria amenaza para que las mujeres se médico y un paoente enfermo, smo entre un hombre al que el
transformen en seres humanos, La responsabilidad le corresponde, otro considera un entendido que le permite expresar sus deseos
en forma directa, a Freud: «es a Freud a quien la mayorfa de inconscientes. El significado de la relación analítica reposa en el
la gente lee y conoce». Esta última afirmación es sumamente interior de la naturaleza de la transferencia. En su última obra
dudosa; si podemos ignorarla y hablar, en cambio, del freudismo, completa, Freud intentó explicar lo que ocurre entre el analista
pisaremos un terreno más interesante. Figes articula en una tesis y el analizando, que le ocupa todo un capítulo del sumamente
coherente la idea común de que el psicoanálisis estimula «la con- conciso Compendio del psicoanálisis (1938); describe la natura-
formidad que puede representar algo semejante a un lavado de leza del pacto de candor y discreción celebrado entre ambos y
cerebro»; para la autora, como para otros, la «cura» psicoanalítíca la necesidad que tiene la persona neurótica de decir lo que no
. es un proceso de inexorable adaptación: ésa es la naturaleza de sabe, además de lo que sabe:
i su éxito.
Podemos afirmar categóricamente que la adaptación es un Pero la intervención de su yo está lejos de limitarse a sumi-
5:rs:oncepto totalmente ajeno al pensamiento de Freud. Si deseamos nistrarnos, en pasiva obediencia, el material solicitado y a
jugar, agregaré que es una palabra que no se encuentra en el ín- aceptar crédulamente nuestra traducción del mismo. Lo que
dice de ninguno de los veintitrés volúmenes de la Standard Edi- sucede en realidad es algo muy distinto: algo que en parte
tion de sus obras (lo que no se debe a ningún error de traducción podríamos prever y que en parte ha de sorprendernos. Lo
más extraño es que el paciente no se conforma con ver en el
ni compilación). Octave Mannoni -en el contexto diferente del analista, a la .luz de la realidad, un auxiliador y consejero, al
modo en que los psicoanalistas americanos esperan que el psico- que además remunera sus esfuerzos y que, a su vez, estaría
análisis mísmo se adapte a la forma americana de vida- hace muy dispuesto a conformarse con una función parecída a la del
algunas observaciones saludables sobre la naturaleza de las teorías guía en una ardua excursión alpina; por el contrario, el enfermo
de la adaptaión y la relación de Freud con las mismas: ve en aquél una copia -una reencarnación- de alguna figura
importante de su infancia, de su pasado, transfiriéndole, pues,
La ilusión <<modernista» -concretamente la de que los los sentimientos y las reacciones que seguramente correspon-
cambios que se producen en el entorno obligan a una readap- dieron a ese modelo pretérito. Este fenómeno de la transferen-
tación de los principios mismos del psicoanálisis tal como Freud cia no tarda en revelarse como un factor de insospechada im-
los planteó-- depende, obviamente, de los prejuicios ligados a portancia; por un lado, un instrumento de valor sin igual; por
la noción de adaptación. Freud nunca se interesó P()!~J~~ll:lc:l~p­ el otro, una fuente de graves peligros ...
tación de sus pacientes a la sociedad de su época; les permitía ... Por más que al analista le tiente convertirse en maestro,
resolver sus problemas, u1;1o de los cuales era su re!ación con modelo e . ideal de otros; por más que le seduzca crear seres
el medio ... ni más ni menos, que su teladón conyugal, por a su imagen y semejanza, deberá recordar que no es ésta su
ejemplo, que no trataba en un plano realista, como haría un misión en el vínculo analítico y que traiciona su deber si se
consejero. 18 deja llevar por tal inclinación. Con ello no hará sino repetir
un error de los padres, que aplastaron con su influjo la inde-
Interpretar el psicoanálisis como un sistema normativo y pendencia del niño, y sólo sustituirá la antigua dependencia
)considerar la cura analítica como el éxito de un tratamiento de por una nueva. 19
(\adaptación y conformidad, es juzgar erróneamente el todo. Las
19. Freud: Compendio del psicoanálisis. Aquí podemos notar cuán
ilustraciones y las citas de aquí y de allí no tienen sentido frente lejos el pensamiento laingiano ha devuelto al analista a su posición pre-
a esta ínterp.retación incorrecta. La relación analítica no es -·a analítica de gufa montañero (cla:ro que la montaña es muy espiritual).
(Véase especialmente R. D. Laing: «Un viaje de diez días».) En esta misma
18. O. Mannoní: Freud. obra, Freud advierte específicamente contra lo que se ha convertido en
práctica predominante para Reich y en teoría implícita para Laíng: el
342
343
infancia se le permitió o no pensar. Entonces, es relevante un
Dentro de la seguridad de la situación .analítica, el paci~nte conocimiento de la diferente historia social-sexual del niño y de
puede permitirse ser tan anonx;al como neces1te a_unque esto siem- la niña, desde el punto de vista terapéutico; naturalmente, no es
pre es, por supuesto, nada mas que. una mem.ona de cosas pasa- menos necesario desde una perspectiva teórica. El psicoanálisis
das. La tarea del analista y del pacten te ~ons1ste en d~v~lver su debe tratar de comprender cuáles son las implicaciones psicológi-
propio control a las gestiones que el pactente ha repnm1do ~re­ cas de la distinción entre los sexos, pero todo lo que el paciente
viamente en el inconsciente. Es probable que lo que ha s1do
debe comprender es por qué hace lo que hace. . . aunque, por
reprimido sean los deseos más prohibidos; al resucit~rlos y dár-
supuesto, esto supone un conocimiento de lo que conoce el psico-
selos al paciente para que escoja su control, el anahsta no está
análisis.
!
prescribiendo una forma de vida. ~do lo que d~sea . es que el ( Creer que la «cura>> es un proceso de adaptación, insistir en
paciente tenga algo más de conoc1m1ento sobre s1 m1~mo y en
r,que el psicoanálisis es un programa social, significa oponer a sus
lugar de que el síntoma reprimido retorne. como neurótico, desea
)descubrimientos una resistencia estimulada por numerosos traba-
que lo vuelva consciente, que aparezca Y. desaparezca según la
/ws postfreudianos, pero no deriva de la lectma de Freud. Em
voluntad del paciente, que ya no es un pac1ente; . . . '-pero, posiblemente sea la resistencia má~ común· se encuentra en
Naturalmente, para comprender lo que habta std~ r~pnm1do,
rel interior de las acusaciones de determinismo planteadas por Je
Freud tuvo que aprehender la naturaleza del crec1m1ento del
/ Beauvoir y Friedan. Lo que desea el psicoanalista es todo lo con
individuo los tabúes sociales y los dilemas accidentales que éste
\ trario: que el individuo tome condencia de la complejídad -com-
afrontaría'. Esto es distinto para las niñas que para los niños.
\ p1ejidad que lo ha determinado-- de sus reacciunes <HHt su~
Lo que Figes ha ·asumido como un mandato de Freud ~obre
)numeros_os deseos ·contradict~ri?s y sus diflcuitade::., v que .decida
cómo ser una auténtica mujer son, meramente, las observactones
cómo ehge actuar con conocun.tento de causa En este sentJdo. el
freudianas acerca d.e la forma en que se supone que una niña
iconocirniento constituye la «cura.>>. La meta venerable eterna
se convierte en mujer, qué represiones debe soportar en ese peli- ! / ~ •
¡es: conoce te a tl mismo
groso camino, qué inhibiciones, qué prohibiciones, qué posibili-
dades de esperanza puede abrigar. . Parece como si el psicoanáljsís fuese la tercera de esas pro
1
' El psicoanálisis no describe lo que es una muJer y mucho
fesiones «imposibles)> en que de antemano uno puede estar
menos lo que debiera ser; sólo trata de comprender cómo surge seguro de que obtendrá resultados ínsatisfactonos Las otras
la feminidad psicológica. Al revelarle a una paciente el curso de dos, que se conocen desde hace mucho más tiempo, son la
su historia it;dividual, a1 permitirle llevar a la conciencia los educación y el gobierno. 20
deseos reprimidos, reconstruir los dilemas y las elecciones incons-
cientes, el analista freudiano no está (no debería estar) recomen- Al tratar de comprender la psicología de las mujeres, Freud
dando la feminidad, aunque la reconstrucción supone -tanto. para tuvo en cuenta las demandas culturales específtc;:¡s que pesahan
hombres como para mujeres- recuerdos de lo que conv~ncJOnal­ sobre ellas. Su preocupación no consistía en saber si las mismas
mcnte se llaman objetivos y deseos masculinos y fememnos. La eran correctas o erróneas, ya que en este sentido no era un
neurosis --que implica la representación insatisfactoria de un político ni un moralista. Habríamos preferido que lo fuese pero
deseo sexual- no tiene género, pero el contenido de lo reprimido no podemos encontrar en su teoría ni en su práctica una excusa
debe dep~pder, en parte, del sexo de la persona, de lo que en la semejante supos1dón, Su vida privada es otnl cuestión, que
resrdta irrelevante

acting out: «Consideramos indeseable que el pa~iente a~túe fu~ra de la


transferenci~l en lugar de limitarse a recordar». St el pac1ente ptensa qu~
odia o ama a su analista en la realidad, debe ser arrancado de esta «peh- 20 Freud <<Análisis terminable e interminable»
grosa ilusión».

344 34'5
4. Germaine Creer
procedimiento para la investigación de procesos mentales inac-
y el eunuco femenino de Freud
cesibles de cualquier otro modo (en otras palabras, inconscientes),
de un método de tratamiento de perturbaciones neuróticas basado
Freud es el padre del psicoanálisis, que no ~uvo madre. en aquél, y de una reunión de información psicológica así obte-
Pero él no ha sido su único engendrador, y postertores estruc- nida, que gradualmente se convierte en una nueva ciencia. Ger-
turas de la teoría han desafiado y también reforzado su sistema. maine Greer repite la máxima favorita de que las mujeres acuden
Probablemente la mejor forma de tratarlo sea como una especie al psicoanalista en busca de guía; de hecho, la amplia mayoría de
de metafísica, aunque generalmente es respetado como una las pacientes encuentran un tipo de psicoterapia que no se ocupa
ciencia. El propio Freud se lamentó de su incapacidad para de los procesos mentales inconscientes, salvo por casualidad. La
comprender a las mujeres y cada vez ~e más modesto en sus psiquatría y este tipo de psicoterapia se relacionan con acciones
pronunciamientos acerca de ellas. El meJor enfoque de las supo- mentales conscientes. En realidad, la psiquiatría, que tiende a
siciones de Freud acerca de las mujeres es, probablemente, el describir y clasificar, todavía se orienta, a menudo, hacia los
adoptado por Ian Suttie: psicoanalizar al propio Freud. 1
problemas somáticos más que a los psicológicos. No intenta explj
car los fenómenos que observa. Aunque Freud acentuó que el
Germaine Greer tiene una actitud desarmante y generosa con psicoanálisis no era hostil a la psíquiatría, no pueda decirse lo
respecto a sus errores. Comete muchos, con facilidad ~ ingenio. mismo en sentido contrario. En cualquier caso, no hay duda de
En el primer párrafo de su capítulo «The Psycholog1caJ Selh que no son lo mismo, como Germaine Creer parece creer. Su
(La estafa psicológica) escribe indistintamente, dos veces refirién- hípotétíca paciente femenina recurre ~1 la <~guía paternal del psLL o
dose a1 psicoanálisis, seis a la psicología, dos <1 la psiquiatría; el analista», «busca orientación académica en los psicólogos» y dé~
segundo párrafo se abre con 1a siguiente conclusión: «Esto en pués descubre que «es necesario otro psiquiatra para explicarle la
cuanto a la autoridad del psicoanálisis y la teoría de la persona- función del observador prejuicíoso y el conservadurismo esencial
lidad».2 En el lenguaje común estas confusiones se producen con de la psicología» (la cursiva es mía); finalmente está condenada
frecuencia, pero las diferencias son muy importantes. Parafrasean- por los así llamados descubrimientos de Eysenck en el sentido de
do la definición que da Freud del psicoanálisis, se trata de un que a las pacientes psícoa·nalíticas es a las que peor les va. A cada
apostasía que se producía, Freud luchaba por mantener el término
1 Gc:rmaine Greer. The Female Eunucb. En una entrevista televisiva de psicoanálisis para su escuela de pensamiento. Aunque Adler y
le preguntaron a Germaíne Greer cuál era el significado del título de su
obra, a lo que r<"spondió que no era ella, sino Freud, quien decía que las
Jung finalmente aceptaron esta restricción del psicoanálisis para
mui~res estaban castradas, de ahí la designación de eunucos. La meta de los freudianos, los esfuerzos de Freud han resultado vanos en
su · obra consiste en restitur a las mujeres su feminidad no castrada. cuanto al conocimiento popular se refiere. 3 Estas confusiones no
1A propósito: un eunuco es alguien a quien se castra <<después)>; Freud son lapsus de la escritura, ya que Germaine Greer continúa arro-
señalaba, precisamente, que la mujer ya estaba castrad~) .. , jando en su odiado saco freudiano a todos los autores con quienes
2. Germaínc Greer ha sido llevada a esta concluston por su repetlctón
de la reiteración de Naomi Weinstein --en «Kind, Küche und Kirche>>
( Firestont también lo repite)-- con respecto a la famosa afirmación de .3. «Pero las personas ajenas al análisis son, evidentemente, tan torpes
Ev~enck en el sentido de que el 44 por ciento de los pacientes psicoanalíti-
para apreciar las diferencias entre los puntos de vista de ambos psicoanalis-
c¿s mejoraba el 64 por dento de los tratados con drogas y shock mejoraban, tas, como lo somos los europeos para detectar las diferencias entre dos
rostros chinos ... En la tierra de Dios hay lugar suficiente y todo el que
y el 72 por 'ciento de 1os no ~ratados también mejoraba~. Es~a afirma?ón
fue hecha en 1952 y no ha me¡orado con la edad y la reiteraciÓn. ¿Que es, pueda tiene perfecto derecho a andar por ella sin ser molestado; pero no
exactamente, lo que se mide? ¿La adaptación? Ya hemos visto que a la cur~ es deseable que la gente que ha dejado de comprenderse entre sí y se
ha vuelto íncompatible permanezca bajo el mismo techo. La ~'Psicología
psicoanaHtica no le interesa esta cuestión. El absurdo de semejante expert-
Individual" de Adler es, ahora, una de las muchas escuelas de psíco-
mento de '<control», salvo con propósitos polémicos, no necesita comen-
k>gfa adversas al psicoanálisis ... » («Historia del movimiento psicoanalí-
tarios. ticm> ).

346
347
bilidad de una distinción entre ambos sexos, tal
se cruza y que tocan cuestiones psicológicas. No está satisfecha
como ocurre después de la pubertad ...
con la común costumbre feminista antifreudiana de mezclar a
Freud con Helene Deutsch (supongo que esto tiene cierta justi- Greer
ficación, ya que esta última es psicoanalista, pero como he pre. comenta: Esto es un desatino. Los conceptos de similitud y
guntado anteriormente: ¿por qué Karen Horney --con sus teorías diferencia carecen de significado. La descripción de
de envidia del útero- tan cercana y querida al pensamiento la personalidad que se regula a sí misma hacia la
feminista, es generalmente excluida?). 4 Pero Germaine Greer represión en forma misteriosa, tampoco es infor-
incluye a la antropóloga Margaret Mead y al psicólogo de la edu- mativa.5
cación Bruno Bettelheim, al psicólogo popular Joseph Rheingold
y al psicoanalista Erik Erikson. Se trata de una galería de «malos» (En sus últimos ensayos obre la feminidad, Freud corrigió,
psicológicos; no existe otra razón para que compartan la misma muy explícitamente, su noción de que las díferencías sexuales
tribuna. sólo emergían realmente en la pubertad.) No me ocupo de expli-
Greer repite las erróneas interpretaciones que hemos bosque- car los conceptos de «similitud» y «diferencia», ya que la com-
jado anteriormente, aunque confía en ellas más que trabajar sobre prensión de su significado generalizado no es específica del psico-
ellas.. Ciertamente, la vivacidad misma de su argumento parece análisis; me intereso por el concepto de represión, que es una
basarse en un desprecio por su comprensión. Seleccionaré un proposición fundamental. Como sintetizó Freud en un artículo de
ejemplo. Greer ofrece la siguiente cita de Tres ensayos para una Enciclopedia:
teoría sexual} de Freud. La transcripción es de ella, pero omito
la última línea de Freud que cita, ya que plantea cuestiones dis- Los fundamentos de la teoría psicoanalítica. La suposición
tintas a las que la autora aborda: de que hay procesos mentales inconscientes, el reconocimiento
de la teoría de la resistencia y la represión, la apreciación de
la importancia de la sexualidad y del complejo de Edipo, todo
Freud: Como todos sabemos [sic], hasta la pubertad no se esto constituye el principal tema del psicoanálisis y los funda-
establece la distinción neta entre los caracteres mentos de su teoría. Quien no acepta a todos ellos no debe
masculino y femenino. A partir de ese momento, considerarse psicoanalista [la segunda cursiva es mía] .6
este contraste tiene una influencia más decisiva que
ningún otro factor en la conformación de la vida
humana. Es verdad que las disposiciones masculina El concepto de represión, a grandes rasgos, es realmente
y femenina ya son fácilmente reconocibles en la
infancia. El desarrollo de las inhibiciones de la se-
xualidad (vergüenza, disgusto, pena, etc.) tiene lugar 5. The Female Eunuch. Hay otros ejemplos que habrían servido para
anteriormente y con menor resisterJcia en las niñas mí propósito, como la crítica de una cita de «Algunas consecuencias psíqui-
que en los niños; la tendencia a la represión sexual cas de la diferencia sexual anatómica» en su próximo capítulo. En este
caso comenta: «La circularidad de esta manifestación es temible. A fin de
parece ser, en general, mayor; cuando aparecen los c?entas, son iguales o no ambos sexos en posición y valía? ¿Qué es posi-
instintos componentes de la sexualidad prefieren CiÓn? ¿Qué es valla? Freud promete explicar deficiencias insustanciadas del
adoptar la forma pasiva. Empero, l:a actividad auto- carácter femenino mediante una modificación insustanciada de una entidad
erótica de las zonas erógenas es. la misma en ambos !nsustanciada, el superyó: si fisiología es destino, Freud está ansioso por
sexos y debido a su uniformidad no existe la posí- mventar una fisiología de la psiquis». La incomprensión blanda es una
conocida triquiñuela de la denuncia retórica; nos enfrentamos al mismo
al?~tamiento al pensaí cómo podríamos explicarle a Greer qué podría sig-
4. De hecho, Greer cita a Karen Horney en este capítulo, pero
aunque la referencia de la cita es correcta en las notas al pie, el texto se mfiCar <<valía» y «posición», «similitud» y «diferencia»: no tenemos la
intención de responder.
atribuye a Helene Deutsch, que entonces aparece como corrigiéndose
débilmente a sí misma. 6. Freud: «Dos artículos de Enciclopedia».

348 349
sencillo; 7 el ego tiene que extraer de la conciencia todas aquellas las mujeres apartarlos de esta búsqueda de violencia. (En la obra
asociaciones con las pulsiones sexuales que son incompatibles con Firestone encontramos la misma sugerencia: el Mundo Tec-
las exigencias de la cultura humana, que no son aceptables para nológico Masculino finalmente se une armoniosamente con el
sus pautas éticas específicas, y así sucesivamente. A medida que Mundo Estético Femenino.) Entretanto:
las teorías freudianas se desarrollaron, la represión se convirtió
sólo en una subcategoría del mecanismo de defensa del ego, sien, Si hemos de encontrar una relación estable entre las fuerzas
do otras la «separación» no deseada, la «escisión>> del ego, la d.e la creación y la destru~ci.ón, habremos de abandonar la pola-
<<pérdida» o negación. Freud, ya bastante avanzada su obra, ridad. '!'Jo podemos sobrev1v1r en el medio ambiente del sadismo
consideró que la «represión>> puede ser el método más favorecido masculm~ ~ el masoquis~o femenino, en un universo de agre-
sores. Y v1ct1m~~ E1 prop10 F ret~d lo reconoció, pero no relacionó
de las neurosis histéricas y la «separación>> en los casos obsesivos.
est~ comprenswn con .sus propios presupuestos acerca del carác-
Al principio consideró a la represión como el modo general de ter esenCial de las muJeres ... [Freud 1 no sugirió que una forma
defensa y no como una instancia de la misma. En cualquier caso, en que E~os podía recuperar sus fuerzas sería volviendo a dotar
en la represión y no como una instancia de la misma. En a las rmqeres de su sexualidad, de su fidelidad a Eros. En
caso, en la represión el ego aparta su interés y su lugar de ello, ~1 Y. sus seguíd_o~es elaboraron el concepto del
1as ideas relacionadas con los impulsos sexuales inaceptables. masoguísmo femenmo como dtvmamente ordenado por la bio
dos sexos pueden reprimir ideas distintas, pero no hay una logía. 8
renda absoluta: un niño puede reprimir sus objetivos
( v. gr. «El Hombre de las ratas>>) y la niña los masculinos, o Las mismas presi<.~nes que siembran de es pi nos los placeres
versa La «diferencia» y la «similitud» de lo que es y .los deseos de. la mu¡er, son las que destruirán el mundo. Si la
mitad del mundo ha de ser rehén de la Muerte, Eros debe
son, en consecuencia, importantes, e indudablemente perder la batalla contra las armas de la destrucción masiva. ¿Qué
naturaleza de la represión debe ser informativo. son la carrera. ~e. las armas y la guerra fría sino la continuación
Empero, Greer encuentra otro aspecto que considera de la compet1t~v1d~d ~asculina y la agresión en la inhumana
análogo en la obra freudiana: su noción de que Freud esf~ra de las mstl.tuclOnes regidas por computadoras? Si las
una polaridad entre creación y destrucción, agresores y mu¡eres .han de de¡ar de producir carne de cañón para el holo-
eros v muerte. En Germain Greer volvemos a encontrar la causto fmal, deben rescatar a los hombres de las perversidades
cripción política que esta polaridad debe superar. La autora de su propia polarización 9
terpret<1 mal el significado de Freud y considera esta mala
pretación como un aporte original. Freud no percibe una polal:ld:ad¡ Las mujeres hacen el amor ---si se les permite-- v los hom
en la forma que sugiere Greer y no se suscribe a laidea hres h~~en la guerra. Aunque Freud opuso la pulsión sexual a
predominante en la Viena de fines del siglo pasado y la pulston de muerte. no lo hiw dt¡alfstí¡·a sino dialécticamente
de éste---- de que un polo está ocupado por hs Comu ohservamos al di~cu.tir la obra de Laíng, la agresión no es~
otro por las mujeres. ¿Tenemos que preguntarno5 cuál polo taha <ltisente del amor m v1ceversa; provienen de distintas fuentes
ocupado por quién? Los hombres son los agresores, con sus pn~den entrar en confl.icto o unirse. Por el momento podemo~
pulsos destructivos, desatados como violencia universal regtstrar las consecuenc1as de la propuesta de Greer: si la autora
shima y la muerte atómica) y como sadismo personal; quitan acepta (Y sln:plifica) la noción freudiana del eterno Eros en
las mujeres su sexualidad natural y su amor (Eros); i ncnmbe ~u erra con su ln mortal adversario la pulsión de muerte, si después
Iguala a Eros (o más hien 8 un Eros negado) con las mujeres
7. Tampoco me ocupo aquí de sus características metapsicológicas
de la represión primaria o secundaria; tampoco del importante lugar 8. The Femah Eunuch
ocupa en la formación oe síntomas de las neurosis. 9 lbid

350 3'51
y a la muerte con los hombres de modo que la única forma de nísroo, presupone el delito poético de Freud. Freud y los femi-
salvar al mundo es que las mujeres-Eros venzan a los ho_mb:e~­ nistas comenzaron a trabajar al mismo tiempo y descubrieron el
T á..11 a tos, adjudica un rol muy agresivo al amor. ¿Es u~ a JUStlct roisroo problema crucial de la vida moderna: la sexualidad. A par-
poética que Greer -que ignora plenamente lo que d1ce F~~~d tir de esto, Freud diagQostica y poetiza lo que el feminismo
cuando escribe sobre él- se vea envuelta en esta propos1c1on curaría. Freud· ignoró el contexto social y nunca cuestionó a la
freudiana? «sociedad en sí misma». Ya lo hemos oído antes, pero la versión
de Firestone tiene una novedosa consistencia.
Para purgar al freudismo de poesía (y transformarlo así en
feminismo político), Firestone nos devuelve al contexto social del
5. Shulamith Fírestone: que Freud dedujo sus decisivas teorías de la sexualidad infantil
Freud feminÚ.ado y el complejo de Edipo: la familia. La autora interpreta todas las
~metáforas» de Freud en términos de los hechos literales del
poder en el interior de la familia:
¿Pero habfta algún valor en las ideas [de J?reud]?
mos a examinar algunas de ellas una vez mas, ahora
una perspectíva feminista radi~al; Cre~ que Freud Considero que la única forma en que el compleio de Edipo
acerca de algo real, aunque qmza sus 1de~s, tomad~s puede tener pleno sentido es en términos de poder. . . Obser-
mente conduzcan al absurdo. En este sent1do,_ com.1dero vemos esta familia nuclear en la que el complejo edípico aparece
e1 ge~io de Freud era más poético que científico_ y sus 1 tan marcadamente. En la familia prototípica de este tipo el
más valiosas como metáforas que como verdades hterales. hombre es el que asegura las lentejas y todos los demás miem-
bros de la familia, en consecuencia, dependen de él. .. 3
En 1917, Havelock Ellis escribió un artículo en . el 9':e
maba que Freud era un gran artista pe~~ no un ctentlflco; El padre tiene todo el poder; el niño comparte su opresión y
una carta dirigida a su amigo y colega E1tmgon, Freud re~lCClOIJiól dependencia con la madre, a la que por lo tanto ama. Después de
diciendo que ésta era una forma de resistencia sun;ame~te todo, ella lo cuida y lo ama. incondicionalmente, en tanto su
mada ... «La más refinada y amable forma de resl~tenCla, la padre es el agente del castigo y del amor condicional. Ve que
llamarme 5oran artista con e1 objeto de atacar la vahdez de su padre intimida a su madre y probablemente a partir de ello llega
-
tros enunciados dentíticos.>> 2 G · ('7 reer --con su nstco~má·!
. Termam 1
a la concusión de que el intercamb io sexual es un acto de violen-
lisis como metafísica- y Shulamith. Firest?ne -.-a·dlutdt(:árldOl!J cia perpetrado por el hombre en la mujer. Los niños aprenderán
a Freud el título de poeta-- repiten la «re.stst_e~Cla~> a ser hombrecitos, porque como no son tontos, no quieren tener
sexólogo. Pero quizá éste sea un coment:1rto m Justo, el que soportar la ·carga ...
acción que critica Betty Fríedan: n~' puec~es atacar al
lisis porque siempre es posible pstcoanabzar ~u~ ~-~H'""'" de la miserable vida de las mujeres. . . Pero esto es difícil,
modo que analkemos a Freud comt..1 poeUI, escnbtendo porque en lo profundo sienten desprecio por el padre, a pesar
foras y no en verdades literales. . . de todo su poder. Simpatizan con su madre. ¿Pero qué pueden
La tarea que emprende Firestone constste ~~ traduc~r hacer? «Reprimir» su profunda adhesión emocional a la madre,
poesía de Freud a la verdad H~~ral de donde surgt?. Su :;sts «reprimir» su deseo de matar al padre y emerger al honorable
que el freudismo era una verston menor y descarnada dt 1 estado de la hombría. 4

l. T he Dialectic of S ex. 3. The Dialectic of Sex.


2. Citado en Vida y obra de Sigmund Freud, de Ernest Jones. 4. Ibid.

352 353
12.- PSICOANALISIS Y FEMINISMO
es extraño que el nmo tenga un complejo! Entonces En cuanto al deseo [del niño] por su madre ... sí, también.
Firestone emprende el mismo programa de literalización para lo Pero el literalismo de Freud puede conducirnos a cualquier
que llama --como siguiendo a Jung pero atribuyén- absurdo. El niño no sueña realmente con penetrar a su madre.
Probablemente todavía ni siquiera imagine cómo puede hacerse
doselo a Freud- el complejo Electra de la niña. para ejecutar ese acto ... 6
Lo que hace Firestone es reducir a Freud a las realidades
sociales de las que aquél dedujo sus enunciados psicológicos. En otras palabras, la convicción del mno se funda lógica-
Freud nunca negó que el padre tuviera el poder, sino que se mente en un acontecimiento real o, si no existe la posibilidad de
interesó en qué forma se reflejaba esta realidad social en la una situación real --como en el caso citado-, debemos dejar
vida psíquica. Lo que Firestone logró, en sus esfuerzos por liberar de lado la idea. Tomemos otro ejemplo de este mismo punto, que
al freudismo de la poesía, fue eliminar la vida psíquica. Todo es esencial en la interpretación errónea de Freud. Firestone cita
ocurre realmente ... y no existe otro tipo de realidad que la so- a Freud en la cuestión del fetichismo.
cial. En este punto la obra Firestone se parece, naturalmente,
a la de \Vilhelm Rekh. Freud: El objeto es el sustituto del falo de la madre en el
Freud no excluyó la realidad social (la experiencia genérica que el niño creía y al que no desea renunciar.
o la experienCia accidental del individuo) sino que asumió, senci-
llamente, que tenía algún efecto psicológico y se dedicó a inves- Firestone
tigarlo. Más aún, no tenía la confianza de Firestone en que la comenta: Freud puede, realmente, volverse desconcertante. ¿No
realidad social fuese todo o que <<apareciera primero» y que, una sería más sensato hablar del poder de la madre?
Existe la posibilidad de que el niño ni siquiera haya
vez aprehendida, podía desecharse sin dejar rastros en la vida visto a su madre desnuda, ni que hablar de que
psíquica. haya observado atentamente la diferencia entre el
Veamos cuál sería el tipo de objeción que Freud habría plan- pene y la vagina?
teado contra los esfuerzos de Fi:testone por decirle que los suyos
fueron fútiles, que todo estaba delante de sus narices y que no A menudo se ha considerado desconcertante a Freud. Lo que
tenía que ser tan fantástico al respecto, El sistema de Firestone reveló acerca de las fantasías inconscientes no era «agradable>>:
es una teoría total de la conducta humana, algo que el psico- parcialmente por esta misma razón eran inconscientes.
análisis jamás pretendió ser. La autora intenta volver completa- Para Firestone, las únicas fantasías que el niño podría tener
mente racional todo deseo del individuo y toda necesidad sexual; 5 son aquellas que surgen como resultado de su elección consciente
en otras palabras, también ella niega absolutamente que exista un por evitar o adaptarse a una realidad social desagradable: o son
inconsciente: todo movimiento que la persona hace es una elec- literalmetne lo que ocurrió o no existen y Freud está imaginando
ción racional, consciente. Cuando Freud no le sirve para sus cosas (Dios sabrá por qué puesto que es el único que las ima-
fines en este sentido (es decir, no puede mostrar l.a verdadera mina).
razón por la que al niño se le ocurre alguna idea demente tal como Una importante característica de esta inserción de la vida
la de que su padre ataca a su madre durante el intercambio psíquica en la realidad social, y el consecuente énfasis en el poder,
sexual, porque en realidad es un bruto) prescinde de él. .. esta es la de que niega la verdad misma por la que Firestone aprobó
vez .algo contradictoriamente, basándose en su <<literalismo>>. a Freud en primer lugar: su acento sobre la importancia de la
sexualidad. El niño de Firestone no tiene deseos fálicos, ya que
no puede tener conocimiento sexual y no sería tan irrealista para
5. Quizá por esta razón Firestone, al presentar la teoría freudiana de
la sexualidad infantil, sitúa todo alrededor del sexto año de vida del 6. !bid.
niño. 7. Ibíd.

354 355
pensar que su pequeño pene podria penetrar a su De hecho Firestone -que es, ostensiblemente, la única femi-
último, como de Beauvoir y otros antes que ella, Firestone .am- nista que lo elogia- es la que está más lejos de Freud.
plía explícitamente la sexualidad hasta darle el significado de una
especie de energía vital generalizada. Cuando Firestone adjudica a
Freud el mérito de haber descubierto la sexualidad, en realidad se
refiere al «sexismo», ya que le reconoce el mérito de haber com- 6. Kate Millett:
prendido el funcionamiento de la sociedad patriarcaL En efecto, Freud, realidades y fantasías
asi fue, pero Freud estaba interesado en examinar de qué modo
la sexualidad se constituía en cada individuo y con qué resul-
tados. No obstante, Freud creía que el autoerotismo femenino
Si deseamos eliminar la noción de la problemática sexual y declina como resultado de la instrucción, encontrando en ello
«otro sorprendente efecto de la envidia del pene o del descu-
los impulsos agresivos, desde_ nuestro punto de vista racional,
brimiento de la inferioridad del clítoris». En este caso, como
¿podemos legislar, como nos baria hacer Fírestone, contra per- ocurre con frecuencia, no podemos separar la interpretación
versiones tales como el tabú del incesto (tanto como Greer nos freudiana de la forma en que razona un niño, de la forma
haría ver que la violencia debe eliminar~e mediante el amor)? en que razona el mismo Freud y su propio lenguaje, invaria-
El psicoanálisis encuentra que todo es más complicado. Firestone blemente peyorativo, tiende a confundir la cuestión sin remedio.
nos dice que el complejo edípico es, realmente, la familia nuclear, Realmente, dado que no tiene ninguna prueba objetiva de con-
en cuyo caso liberémonos del psicoanálisis, que no nos dice nada. secuencia en apoyo de su noción de la envidia del pene o de
El complejo de Edipo es la reacción mental del niño que intenta un complejo· femenino de castración, no podemos dejar de dedu-
descubrir su lugar en el mundo; en nuestra sociedad, se encuentra cir que el subjetivismo que preside el análisis de los aconteci-
mientos es el de Freud, o el de un fuerte prejuicio masculino,
en el contexto de dos padres y sus deseos sexuales prohibidos hacia incluso de un neto prejuicio de supremacía masculina. 1
ellos. La forma en que esta coyuntura social primaria del naci-
miento a partir de dos personas del sexo opuesto es vivída en la ... Una vez más, el lenguaje freudiano no hace distinción
vida psíquica del vástago y Ja forma en que esa vida psíquica y entre la realidad y la fantasía femenina. 2
los deseos traídos al mundo por el niño y a partir de entonces
desarrollados, también modifican esa realidad social. Porque Freud De todas las escritoras feministas que hemos presentado, Kate
estaba interesado en la forma en que se constituía la realidad Millett es la que ofrece una exposición más detallada de la obra
social (para el caso, la cultura patriarcal), en cómo re-nacía en cada de Freud. En consecuencia, parece una perversidad prestarle tan
individuo y cómo cada individuo reaccionaba ante la misma en su poca atención. No obstante, la obra de Millett sirve como per-
vida psíquica. Firestone, Greer, Figes y Friedan suponen que la fecta ilustradón de mi tesis de que si se estudian los escritos de
realidad social existe y que de algún modo el individuo lleera. Freu.d sobre la feminidad fuera del contexto de los principales
después. El psicoanálisis no se suscribe a esta secuencia lógicba, conceptos del psicoanálisis, están destinados a parecer absurdos
sino a otro tipo de relación conjunta. y/ o reaccionarios. Millett como Friedan, Figes y Firestone la-
Dada la perspectiva de Firestone, el feminismo no da un menta que Freud no se diera cuenta de la explicación social que
sentido, como afirma, al psicoanálisis: transita en un terreno abso- tenía ante sí, y sus tentativas por demostrarlo van más lejos
lutamente distinto. El psicoanálisis trata del hombre y la mujer que los de las otras tres.
en la cultura; en otras palabras, acerca del hombre y la mujer,
ya que hasta el momento todas las sociedades humanas se han l. Kate Millett: Sexual Politícs (Política sexual), Doubleday, Nueva
distinguido precisamente por sn cultura, por mínima que ésta York, 1970.
sea. 2. Ibid.

356 357
diferencias de detalle de adquirir un pene. . . un bebé es lo más próximo a un pene
y las otras femi- en el pensamiento de la niña. El nuevo deseo del pene se
con diferencias metamorfosea en un bebé, en un extraño pene recubierto de
distinto acento puesto feminidad, al que se le suma el mérito de ser una ambición
dH;tUJttas mt.en<:lo:nes y resultados, todas estas respetable. 3
más en común que en divergencias. ¿Qué fuerzas de su experiencia, de su sociedad_ y sociali-
tienen en n.o sólo me refiero a zación la han conducido [a la mujer] a verse a sí m1sma como
discusión no es únicamente lo que un ser inferior? La respuesta parecería asentarse en las condi-
la sino que se rechazan ciones de la sociedad patriarcal y en la posicíón inferior de 1~~
la sexualidad y el incons- mujeres en el interior de dicha sociedad. P~t<? Freud no ~scog:o
tn~udllatlas de diferencias sexuales proseguir en esta línea de pensamiento, preflnend? ~n~ euolog1a
atacar, porque entonces, privadas de su de la experiencia infantil basada en el hecho bwlog1co de las
prejuicios. Lo que estas escritoras diferencias anatómicas ...
... es sumamente lamentable que Freud prefiriera evitar la
un rechazo fundamental de los dos
hipótesis social, más probable, y se concentrara en las distor-
psicoanálisis: el inconsciente y, con siones de la subjetividad infantil. .. 4
infantil. Deseo señalar cómo en cada caso,
cada una de estas después de cantar loas al descubri- En otras palabras, es de muy mala suerte que Freud descu-
miento la importancia la sexualidad en la vida humana, briera el inconsciente y la sexualidad infantil y no se quedara en
proceden a negarla convirtiéndola, en última instancia, en algo tan eso simplemente protestando por ello. Pero Millett va más lejos
generalizado como la vital», generalidad de la que ori- y propone que Freud inventó el psicoanálisis precisamente p~ra
ginalmente la rescató y cuyo retorno debió prohibir en evitar reconocer la realidad social. En Firestone esta propos1c1ón
repetidas ocasiones. A partir de sus primeras experiencias de se vuelve explícita en su afirmación de que el freudismo es, me-
disentimiento con Adler y con Jung, Freud comprendió que ésta ramente, feminismo mal orientado; en Millett es implícita en su
sería la reacción ante una idea desagradable; sigue estando elaboración de los desafortunados descubrimientos de Freud: la
en lo cierto: sea su intención, todo disidente importancia adjudicada a la experiencia infantil es poco menos
discute o o importancia de la sexualidad. que una conspiración.
las freudianas de las diferencias psi-
sexos conciernen a sus teorías de la sexualidad Al formular la teoría de la envidia del pene, Freud no sólo
inconsciente. mi interés se centra principalmente desestimó la posibilidad de una explicación social de la insa·
inconsciente. como Friedan, presta el tisfacción femenina, sino que la excluyó postulando los celos
pero seleccionaré unos pocos literales del órgano por el cual se diferencia el hombre. Como
hasta qué punto lo niega resultaría absurdo cargar a las mujeres adultas con estos valo-
res, se invoca a los niños y a una drástica experiencia situada
en la ínfancia. 5

En este estadio de su infancia, en principio la mna espera l'v1illett, Firestone, Figes y otras devolverían a Freud al lugar
se muestre magnánimo y le otorgue un pene. de donde partió. Estas autoras desean excluir la noción misma de
por el incumplimiento de esta espe-
aorertde a contentarse con la aspiración a tener un bebé. 3. Ibid.
es dado un elemento curioso: en realidad es un 4. Ibid.
pene y no un bebé. . . jamás abandonará cierta esperanza 5. Ibid.

358 359
realidad psíquica, que fue el punto lanzamiento de Freud. siones sociales a que el mismo autoriza. Freud parece haber
Firestone desmantela el complejo de Edipo en favor del incesto producido una importante y más bien tonta confusión entre
real (al que ella le daría la bienvenida y no prohibiría) Millett biología y cultura, anatomía y statusJ
sustituye la castración fantaseada por la violación real Señala
cómo es improbable que las niñas padezcan los terrores de la Estas niñas eminentemente sensibles que Mlllett -como Fi-
castración, ya que de hecho la misma nunca tiene lugar... por el restone--- conjura, sólo pueden responder a lo que realmente
contrario, lo que realmente temen es la violación, «dado que ocurre. Hemos visto cómo estas et.critoras observan repetidamente
sí les ocurre» [la cursiva es mía]. Ciertamente, la castradón-te~or que Freud acepta el status quo y prescribe dentro de sus térmi-
en las mujeres/niñas podría experimentarse como miedo a la vio- nos el curso de la condición normal de mujer. Esta insistencia
lación, pero sería un ~emor en la fantasía) no por eso menos real sobre la convicción de Freud en la Jeseabilídad de la normalidad
o poderoso. (Que la violación, como la castración, ocurran real- sólo es .un aspecto de la negativa más profunda de la vida psíquica
mente, sólo es una cuestión indirectamente relacionada.) En este inconsciente. En cierto sentido, al creer que Freud defendía la
punto exactamente Freud inició su teoría del trauma, en la última normalidad y al negar cualquier proceso que no fuese el. de la
década del siglo pasado. 6 racionalidad consciente, estas exposiciones se suscriben a tales
El deseo, la fantasía, las leyes del inconsciente e incluso la nociones. La conciencia, la racío~alidad y la realidad social son
inconsciencia, están ausentes del realismo social de las críticas todo. Tomemos una cita final que resume esta posición feminista;
feministas. Con Millett ---como con las demás feministas- el se trata de una ilustración común, nada grotesca:
empirismo desenfrenado niega más que el inconsciente: niega a la
Hasta el momento, Freud ha proseguido, simplemente, una
mente cualquier atributo que no sea la racionalidad. Como
línea de razonamiento que atribuye, correcta o equivocada-
resultado de ello, debe terminar negando la importancia de las mente, a la subjetividad de la joven. Acertada o no, su inter-
experiencias infantiles. Los niños de las feministas nacen direc- pretación significa poco más que la descripción de lo que las
tamente en el principio de realidad, no así ]os de Freud. Esto niñas erróneamente creen. Pero también hay prescripciones en
subyace en críticas de Millett como: «El lenguaje de Freud no la exposición freudiana. [la cursiva es mía].B
hace distinción alguna entre la realidad y la fantasía femenina»
o la anteriormente citada: «no podemos separar la interpreta ció~ Esta creencia feminista en la presencia exdusíva del princi-
freudiana de .la forma en que razona un niño de la forma en que pio de realidad es una expresión de deseos. Pero hablando seria-
razon8 el mtsmo Freud ... ». Claro que no, y por muy buenas mente, esto sitúa en un contexto absolutamente falso a todo lo
razones. Freud estaba tratando de explicar lo que hacía la «fan- que Freud diio sobre las muieres.
tasía)> femenina con los hechos sociales y las exigencias culturales,
y cómo razonaba un niño. Millett sostiene que:

Ante tantas evidencias concretas del estado superior del


hombre y percibiendo en todas partes la depreciad6n en que
se las mantiene, las niñas no envidian el pene, s1no las pteten-

6. Ferenczi --como los otros que hemos mencionado v muchos más-


produjo un retorno similar al primer Freud, a fines de lo¿ años 20. Véase
\!ida y obra de Sigmund Freud, de Ernest Jones. Sólo comento esto con
e! propósit?, de. ace~:uar lo previsi~le de los argumentos de la oposición.
Una negacwn 1mphc1ta del mconsc1ente y de la sexualidad infantil est~í 7. Ibid.
destinada, en última instancia, a pror )Der las mismas respuestas. R. lbid.

360
Jaingianas de la familia y las estructuras políticas, y de la diná-
EPILOGO mica de la familia interna, presentan con mucho mayor detalle
las situaciones reales a partir de las cuales Freud desplegó la com-
prensión analítica. Nos ofrecen más material para el .análisis. Pero
el testimonio de las mujeres será aún más decisivo para esta tarea.
Semejante análisis podría movilizar la potencia polémica y el
compromiso p'Dlitico del feminismo, del que tendría que ser parte
integraL

No es accidental que, a pesar de todas sus diferencias, las


teorías de Reich, de Laing y de las feministas se parezcan entre
sí en muchos sentidos. Todos estos autores niegan el inconsciente:
Reich al considerar que no es más que un pozo de energía bioló-
gica, Laing, al tratar sus construcciones como si fuesen idénticas
a las de la conciencia, y las críticas feministas al creer por encima
de todo en la . realidad social y la elección consciente. Reich
-al equiparar el complejo edípico a la familia real- y Laing -al
considerar la psicosis provocada por una situación presente real-
han logrado ofrecernos una buena descripción fenomenológica de
estas realidades sociales. Las feministas han producido un ataque
necesario sobre un freudismo desvirtuado por su teoría biológica-
mente determinista y su terapia de adaptación. Nadie ha contri-
buido a una comprensión analítica ni ----en el caso de Reich, Laing
y Firestone-,. a pesar de su intenciones, ha logrado situar sus
mundos duales en una cultura patriarcal que por definición exige
como mínimo tres elementos. En tanto veamos sus día das y sus
dialidades unificadas como las ideologías reflejas que son, pode-
mos hacer buen uso de sus descripciones. Por otro lado, considero
que las teorías psicoanalíticas freudianas de la feminjdad, aunqu-e
en principio correctas, no llegan lo bastante lejos . Entre otra.s
cosas, Freud no contó con suficiente material de cierta especie
con el que trabajar. Las exposicione6 descriptivas reichianas y
36.3
362
lja Sagrada Fan1ilia y la feminida
I. LA SAGRADA FAMILIA

Lo originalmente sagrado es lo que hemos tomado del reino


animal: lo bestial:*

La Sagrada Familia

Rara vez siento la necesidad de síntesis. La unidad de este


mundo me parece algo evidente, algo que no merece la pena
resaltar. Lo que me interesa es la separación y la ruptura en
sus partes componentes, que de lo contrario fluirían en carne
primaria. Incluso la seguridad tan claramente expresada en el
Hannibal de Grabbe en el sentido de que «no caeremos fuera
de este mundo», no me parece sustituto suficiente para la
rendición de los límites del Ego, que puede ser suficientemente
dolorosa. Resumiendo, evidentemente soy un analista y creo
que la· síntesís no ofrece obstáculos una vez que se ha alcan-
zado el análisis .1

En síntesis, la tesis de esta obra es conocer el diablo que


llevas dentro... tenemos una cultura en la que el yo se crea di vi-

* Carta de Engels a Marx, 8 de diciembre de 1882.


l. Freud: Carta a Lou Andreas-Salomé, 30 de julio de 1915.

367
algunos aspectos de las denuncias hechas por los otros tres auto-
dido con infinita complejidad y los sexos están divididos par-
res son valiosos. Sin embargo, creo que sólo podemos seguir
tiendo de otra división; una cultura patriarcal en la que el falo
adelante con el análisis. Lo que resulta pesimista en la interpreta-
está. valorizado y las mujeres oprimidas. Mucho antes de que una
ción freudiana de las mujeres no es tanto un índice de su espíritu
situación sea analizada, la gente desea su aniquilamiento; así es
reaccionario como de la condición de aquéllas. La longevidad de
el utopismo o el milenarismo, que exigen una mente creativa o
la opresión de las mujeres debe basarse en algo más que en la
mística. A menudo sus percepciones son justas y sus descripciones
conspiración) en algo más complicado que el handicap biológico
acertadas: Reich, Laing y Fírestone nos ofrecen modelos casi
v más duradero que la explotación económica (aunque en diverso
perfectos; 2 yo afirmaría que es Freud quien inicia el análisis.
grado, todo esto puede asemejarse). Es ilusorio ver a las mujeres
El hecho de que Reich, Laing y Firestone escribiesen cronológi-
puramente como seres de los que se abusa: el status de las muje-
camente después de Freud no impide que sus obras sean, en
res se mantiene tanto en la cabeza y en el corazón como en el
este sentido, anteriores a las de aquél. Es una pena que Freud
hogar: la opresión no ha sido trivia.l ni históricamente transito-
no denunciara más enfáticamente lo que analizó; ciertamente,
ria; para mantenerse tan eficazmente atraviesa la corriente mental
y emocional. Pensar que esto no debiera ser así no exige fingir
2. <c. .el terror que se relaciona con la profunda experiencia del Yo. que ya no lo es. Por el contrario, una vez más necesitamos el
Permanecer a un lado, totalmente lógico y fríamente "intelectual", y obser-
var el propio funcionamiento interior representa una escisión del sistema pesimismo del intelecto y el optimismo de la voluntad.
unitario que sólo muy pocos parecen soportar sin perturbarse. Y los pocos A todos los niveles surgen una serie de cuestiones al aceptar
que lejos de asustarse disfrutan sumergiéndose en su propio Y o son los el análisis de Freu~, incluso como principio. Freud rechazó enfá-
grandes artistas, los poetas, los científicos y los filósofos. ¿Son ellos excep- ticamente todo intento por circunscribir el psicoanálisis refiriendo
ciones a la regla o la regla original?» (Wilhelm Reich: «The Rooting of
Reason in Nature», Selected Writings.) 1
el conjunto de las teorías sólo a la estructura psíquica del hombre
«La auténtica salud supone. en una u otra forma, la disolución del ego capitalista. La cuestión que aún se plantea es la de si las tesis
normal, ese falso yo competentemente ajustado a nuestra alienada realidad del psicoanálisis son general o específicamente aplicables. Cierta-
social: el surgimiento de los arquetípicos mediadores "interiores" del divino mente, parecería arbitrario suponer que un modo de producción
poder, y a través de esta muerte un renacimiento y el eventual restableci-
miemo de un nuevo tip0 de función del ego, siendo éste entonces el
dado producía su propia psicología grupal o individual, aunque
sirviente de lo divino y no ya su traidor.» (Laing: The Politics of Expe- naturalmente debe aceptarla en buena medida. Por otra parte,
rience.) . ¿puede decirse con certeza que las estructuras universales que
<<Lo que tendremos en la próxima revolución cultural es la reintegración Freud afirma haber revelado son universales? Es decir, ¿son real-
de lo Masculino (Forma Tecnológica) con lo Femenino (Forma Estética),
para crear una cultura andrógina que supere las alturas de cualquier corriente
mente adecuadas a todas las formas de cultura? Frecuentemente
cultural e incluso la suma de su integraciones. Más que un matrimonio, se plantean estas cuestiones y aqui sólo deseo referirme a aq1Jello
en lugar de una abolición de las categorías culturales, una cancelación que concierne directamente a la psicología de las mujeres. Como
mutua: una explosión materia-antimateria, acabando en ur. ¡puf! con la generalización, quizá sea posible decir que la estructura básica
cultura misma. puede ser universaL y su aplicación variada y especifica. A cierto
>>No notaremos su falta. Y a no la necesitaremos: para entonces la
:humanidad habd dominado totalmente a la naturaleza, habrá cumplido sus nivel, por ejemplo, el complejo de Edipo es el medio por el cual
sueños en la realidad. Con el logro pleno de lo concebible en lo real, ya no todo niño descubre su lugar dentro de las leyes fijas del orden
será necesarío el sustituto de la cultura. El proceso de sublimación, un humano; en otro niveL en nuestra sociedad, aquellas leyes se
giro en el cumplimiento de deseos, dará paso a la satisfacción directa en la expresan primero en el interior de la familia nuclear. Pero el
experiencia, como ahora sólo lo sienten los niños o los adultos drogados ...
El placer surgirá. directamente de ser y actuar, del proceso de la experiencia complejo edípico no se refiere a las actitudes adoptadas en el inte-
y no de la calidad del logro. Cuando la Forma Tecnológica masculina pueda rior de la familia, de ahí que la tesis de Reich-Firestone en el
por fin prodúdr en la realidad lo que la Forma Estética femenina ha ima- sentido de que sólo es expresión de este tipo de familia, aparte
ginado, habremos eliminado la necesidad de ambas.» (Shulamith Firestone: de reducirlo a una banalidad es. sencillamente, inexacta. Po:r otro
The Dialectic of S ex.)
369
368
como muñeca, como «adorno»? De todos estos ultrajes, ¿cuál
lado, la hipótesis freudiana a propósito del conc~pto mismo ?e es el peor. . . y cuál el primero?
la cultura olantea una serie de problemas. Por eJemplo, podna- Considero que tanto «¿por qué ocurrió?» como «¿histórica-
mos pregu~tarnos si la civilización, incluso siendo matr~líneal mente cuándo?» son preguntas falsas. Pienso que lo que debe pre-
coincidió, a pesar de todas sus variantes, con el poder patnarcal. guntarse es: ¿cómo ocurre y cuándo tiene lugar en nuestra so-
¿Siempre se valoriza el falo? ¿La formación del ego en la aliena ciedad? A partir de esta última cuestión podemos seguir pregun-
cié>n es una característica de la sociedad occidental? Considero tando si, dentro de los términos de esta explicación, hay carac-
que aún debe determinarse el grado de especificidad o universa- terísticas «universales» que nos permitan comprender la posición
lidad de estos descubrimientos. La exposición de la obra de comparable de las mujeres en otras culturas y épocas históricas.
Freud es una condición mínima previa para lograrlo. En otras palabras~ podemos empezar preguntando cómo ocurre
ahora.
Creo que en última instancia, esta búsqueda de los orígenes
históricos es la que desfigura la obra probablemente más influ-
1. Cuándo comenzó todo yente en este campo: El origen de la familia, de la propiedad
prít~ada y del Estado, de Engels. A pesar de su gran importancía.
la preocupación engeliana por la cuestión de «cuándo comenzó
Tarde o temprano, todas las cuestiones relacionadas con la todo», hace patente la inexactitud de las fuentes antropológicas
posición y el rol de las mujeres e~ la sociedad: tienden a hu~­ de la obra.
dirse en el punto muerto de ("<¿cuando comenzo todo?». La di- Engels orientó su· análisis en torno a la natur~leza cambiante
ferenciación sexual y la consecuente opresión de las mujeres del trabajo, a la conquista de la naturaleza por parte del hombre
deambula en busca de su autor por los campos de la antropología, y al perfeccionamiento de las técnicas. Los principales puntos
la biología, la psicología, la economía, la historia cultural: la r~~i­ sobre las que se articula su teoría de la declinación de la condi-
gión, la sociología, etc. A medida que leemos, con .satlsfa~cion ción de la mujer son actualmente bien conocidos: la acumulación
parcial cómo los matriarcados sexualmente no represivos dieron de riquezas y la consecuente necesidad de asegurar la herencia.
paso a los patriarcados autoritarios fundados en la propiedad pri- Desde el momento de la aparición de esta obra, diversos factores
vada o de cómo el miedo del hombre a la libertad o el amor al han representado una fuente de esperanzas para el feminismo
poder le hicieron esclavizar física y psicológicamente a otros (o so~ialista: la . insistencia de Engels en el respeto de que eran
obJeto las muJeres en las sociedades primitivas -donde la polian-
variantes sobre el tema de una «alternativa» socioeconómica
dria igualaba a la poligamia y los celos estaban virtualmente ex-
o psicológica), tenemos la incómoda sensación de que las respues-
cluidos por ser irrelevantes-; su aseveración de que las madres
tas son en cierto modo más exactas que la pregunta. En otras
tenían el derecho de escoger y rechazar a los jefes en las socie-
palabras, todo tipo de explicación contiene alguna '.rerdad. ¿Qué
dades matrilineales, y su afirmacíón, de carácter general, en el
es lo que está mal o por qué no pueden aquéllas fundirse ofre-
sentido de que el sojuzgamiento de las mujeres no era natural.
ciendo una imagen coherente?
Vemos reflejado el mismo dilema en la política práctica del Una de las ideas más absurdas que nos ha transmitido la
feminismo: las mujeres parecen ser ultrajadas en todas las esfe- filosofía del siglo dieciocho es la opinión de que en el origen
ras v a todo nivel; los ataques deben ser, en cierta medida, pro- de la sociedad la mujer fue la esclava del hombre. 1
por¿ionalmente azarosos y caóticos. ¿Qué atacar en primer lugs1r? .F. Engels: The Origin of the Family, the State and Private Property,
¿La situación económica de la mujer como el trabajador peor Selected Wnrks,. Lawrence & Wishart, Londres, 1958 (El origen de
pagado? ¿El destino social de la mujer como esp~sa y madr~? de la proptedad prwada y del Estado, Editorial Ayuso, Madrid,
¿Las actitudes ideológicas hacia la mujer como costdla de Adan,
37 t
370
Pero en la exposición de Engels, la mujer _fue la pri~era («el matriarcado») es precivilizado, preedípico. Así, los análisis
esclava -dentro de la civilización- y las muJeres el pnmer aparentemente más divergentes --como los de Engels y Freud-
grupo oprimido. El fin del sistema m~Hrilíneal fue la ~e~r?~a his. coínciden en que la civilización como tal es patriarcal, lo que
tórica mundü1l de las mujeres: hasta entonces, la d1v1s10n del otorga a sus exposiciones una similitud subyacente.
trabajo que Engels califica de «natural»_ no ent_rañaba la explot~­ Empero) el énfasis de Freud sobre la ideología más que sobre
ción. Empero, hay un aspecto de las tesls ~ngehanas que los ~ptJ. la historia social, nos permite interpretar su búsqueda de los orí-
mistas revolucionarios gener;Ümente descUidan, y que se conJuga genes a una luz distinta. En general, parece justo decir que Totem
muy estrechamente con la hipótesis apare~temente _opuesta de y tabú debe leerse como mitología y no como antropología. El
Freud. El matrimonio monógamo, la herencta y la pnmera opre- mito que propone Freud significa una hipótesis de la forma en
sión de clase coinciden, según EngeJs, con la civilización. El pa- que la humanidad «piensa» su historia. Freud lo ha deducido de
triarcH.1o y la historia escrit<1 son bermano.s geme!o.s. El matri-~ las estructuras mentales actuales, en base a su naturaleza «eterna>>,
monio grupal qm.: lo precede tiene lugar b?JO cond_Ktones de sal-¡ pero también es la forma en que los hombres deben creer que
vajismu, que se emparenta con la barbane. La hbertad de las¡ ocurno, sí han de vivir de acuerdo con los dictados de la sociedad.
mujeres es prehistórica, precívilízada. . . ( En otros términos, el relato nos habla del presente pero en este
La búsqueda de los orígenes lleva a F~eud a mventar el mito¡ sentido y en forma importante, no es muy diferente del pasado.
t
del padre totémico asesinado por una pandilla de h~rmanos celosos La hipótesis de T otem y tabú es complementaria del mito de
que después comparten equitativamente a h~s muJe~e_s; Enton.ces~ Edipo; llena sus vacíos, ofreciéndonos un mito que con ante-
para Freud la civilización es, según s~ propia defmtoon) patn~r-¡ rioridad no había s~do coherentemente articulado por la elegante
cal. Aunque comparte con Engels el mt~n~s por_ b ant,ropologta,¡ pluma de un Sófocles. Del mismo modo que la historia de Edipo,
coloca el acemo en la historia de las dtstmtas 1deologws. dentro! según Freud, afecta por su apelación a motivos universales y fun-
damentales de la mente humana, las grandes historias de ven-
de la cultura· así por eJ'em¡)lo, su tarea consiste en expliCar losí ganza (como las que se encuentran, por ejemplo, en las grandes
cultos de las' dios~s en las sociedades patriarcales. La civilización¡
de Freud no está limitada a la historia escrita y en esto habríall tragedias isabelinas) también juegan sobre la rivalidad, la violen-
disentido con · Engels. Para Freud, 1a sociedad humana -cual- cia y los celos inherentes al proceso por el cual el hombre asume
quiera que sea su nivel d.e cultural- ~s cívilización. En :fecto, su_ ~arácter. ~umano. La comida totémica misma -un rito pri-
2

1
parece que todas las sDcJccl1des cunoctdas. a pes~r del ststema1 mitivo fam1har- representa el deseo infantil de devorar y el
matrílineal, conceden a los h0n:-tlxes el poder de d1ct<H" las l~yes.¡ temor de ser devorado, pero la narrativa histórica elaborada por
Pero Freud umbién concede a1 matriarcado un lugar «prehlstó-¡ Freud también lo representa. La fantasía infantiL los ritos tribales
rico». Puede h~Kerse otra cnmp:uaci<.Sn en_tre Freud y Eugels:_ e~~ «primitivos», los relatos 3
históricos «inventados», las reconstruc-
lo individu<1l según la descripción freudJana, la «derrota ?Isto·¡ ciones psicoanalíticas, són la misma cosa: cada una es una expli-
rica mundial» del sexo femenino tiene lugar co~~- el compleJO ~e¡ cación de la otra a distinto nivel.
clstración de la niña y su ingn::so en la rc-;oluoon del compleJO! Atmque en este punto Freud da a su obra una estructura en
edípicu: su aceptación -del lugar in~erior Y, femenin;) que le corres'{ parte evolucionista -del mismo modo que inicialmente sus ob-
ponde en la sociedad patriarcal. Como !•:·ettd.
cret;l_ que_ ,la o_nt~-~ servaciones ontogénicas acerca de los individuos fueron hechas en
genia repetía la filogenia, su reconstntccton de la ~ltuacton htsto·t términos de «etapas» y edades (estas últimas generalmente erró-
rica general coincidiría con la de Engels. El poder de las mujeres¡ neas, lo que no tiene importancia)-, es evidente que conside-
raba la tarea misma del psicoanálisis como otro tipo de mito, lo
2. En la .:poca en que Frcud comenzó a_ tr:iihajar ..''staha de mo
dikrcnciar cultura ck civilización (tema fa~NI_t(\,. por c¡emplo_, de Ka.
. 3. En sentido analítico, las construcciones re-cuentan los mitos esen-
Ciales del hombre.
Klaus). Frcud rechazó est:.J dístinci,'m· para el stgmftcaban lo mtsmo.

373
372
que incluso a su antropología se puede aplicar esta del retorno de Reich al punto del que partió Freud. Este recono-
Así, a propósito de los delirios paranoicos de ció el mérito debido al análisis de Schreber de su propia paranoia;
ofrece las siguientes reflexiones: del mismo modo podríamos reconocer un mérito a Reich por sus
proyecciones, si no fuese porque se producen mucho después
... no tengo motivo ninguno para eludir la mencton de una del acontecimiento y por costumbre -ya que no por justicia-,
ruJalogía que quizá perjudicase a nuestra teoría de la libido
en el juicio de muchos lectores. Los «rayos de Dios», producto
la prioridad cuenta. Las metáforas de Reich --el estallido maso-
compuesto por una condensación de rayos solares, fibras ner- quista de la vejiga, la armadura del carácter como insignia interior
viosas y espermatozoos, no son propiamente más que las cargas del ego, los rayos cósmicos del amor genital azul- tienen una
de libido objetivamente representadas y proyectadas al exterior pertinencia que llegó demasiado tarde. Es en este sentido, y no
y dan al delirio de Schreber una coincidencia singular con con la facilidad del rechazo, que debemos ver en Reich un caso
nuestra teoría. El hecho de que el mundo haya de terminar de paranoia. Paranoia sí, pero paranoia perceptiva: un delirio pri-
porque el yo del enfermo acapara todos los rayos; la ulterior vado para un mito público.
preocupación angustiada del sujeto, durante el proceso recons- Naturalmente, es otra la razón por la que introduje aquí las
tructivo, de que Dios pueda desligarse de él retirando sus rayos, reflexiones de Freud en torno a Schreber. El psicoanálisis vuelve
y otros varios detalles del delirio de Schreber, parecen casi consciente lo inconsciente, no sólo como técnica terapéutica sino
percepciones endopsíy_uicas de los procesos supuestos por nos-
también como fin de su teoría. Reconstruye los mitos y las ideas
otros para la inteligencia de la paranoia. Pero uno de nuestros
amigos, especialista en la materia, puede testimoniar que nues- no percibidos, fragmentarios e incoherentes en el interior de la
tra teoría de la paranoia es con mucho anterior a la lectura mente inconsciente, _volviéndolos coherentes y presentándolos como
del libro de Schreber. El porvenir decidirá si la teoría integra lo que son: mitos, representaciones de ideas, ideología, Resulta
más delirio del que yo quisiera o e] delirio más verdad de lo difícil encontrar la palabra exacta, ya que el sentido de las mismas
que ottos creen hoy posible.4 está degradado. Así, el psicótico-paranoide Schreber, el levemente
paranoide Reich, y el hombre normal de la calle comparten una
Lo extraño de esta última observación sirve como fascinante herencia común de pasado, presente y futuro que puede ser reve-
comentario sobre los últimos trabajos de Reich: evidentemente lada y hecha explícita, o puede ser reconstruida en la forma global
un delirío, pero no por eso carentes de va1or. Las teorías reichia-· a que se refiere cada sugestión, impulso representado, pensamiento
nas eran delirios privados; no adquirieron el status de mito, o asociación. Como se ha dicho, Jung no necesitaba proponer un
comparables en forma preocupante a los de Schreber, pueden «inconsciente colectivo>> dado que el inconsciente ya es colec-
como «percepciones endopsíquicas» de los procesos tivo.
Hay algo de verdwJ tanto en los «de1irios» de Schreber Pero si bien el mito freudiano de los orígenes nos dice cómo
como en los de Reich. pero el marco es falso: una sociedad avan- vivimos hoy, aó.n tenemos que dar cuenta de las características
ofrece mitos para cubrir este tipo de perct.pción, que al universales que pretende. Para nuestros propósitos, las más cru-
se convierte en delirio. Exceptü. naturqlmente, el ciales son la estructura patriarcal de la sociedad y sus dos aconte-
que nos proporciona e1 mito -rr::consti tuve los ele- cimientos concomitantes: el complejo antropofágico (la comida
mentos inconscientes dispersos- y nos ofrece L1 teoría de h li- totémica) y el complejo de Edipo. Parece que la antropología con-
bido. En una forma aún más sutiL volvemos a tener evidencias temporánea sustenta la afirmación freudiana de que la sociedad
humana es igual, en muchos sentidos, a] patriarcado, y no la noción
engeliana de que el patriarcado puede limitarse estrictamente a la
Freud: «Observaéiones psícoanalíticas sobre un casu de parannia
aulcoblOil;;ratte<lmente descrito}> También debemos comparar esto cnn los ca-
civilización letrada. ¿En qué medida es relevante esta observa-
de Freud sobre las alncinacinnes, en Lain_g v el {li!CoanáliiH, ción general desde nuestra perspectiva?
16 de esta obra.

375
L! patriarcado, el parentesco y las mujeres Ahora nos preguntamos -al ampliar el concepto de comu-
nicación para que incluya a la exogamia y las reglas que surgen
como ob¡etos de intercambio
de la prohibición del incesto- si no podemos, recíprocamente,
alcanzar la comprensión de un problema que todavía es muy
Deseo establecer algunos vínculos entre el mito que Freud oscuro: el del origen del lenguaje. Porque las regulaciones ma-
dedujo de su análisis del inconsciente individual y lo que sabemos trimoniales, en relación con el lenguaje, representan un com-
a partir de los estudios antropológicos que lo confirman. Aquí plejo mucho más crudo y arcaico. Es generalmente aceptado que
sólo puedo ofrecer los aspectos más generales y accesorios de la las palabras son signos, pero los poetas son prácticamente lm~
teoría antropológica. Aunque existen considerables discrepancias únicos que saben que las palabras fueron también valores.
con respecto a las interpretaciones hechas por Lévi-Stra~.ss, he Contrariamente, las mujeres son reconocidas por el grupo social
escogido su obra tanto porque me gusta como en virtud de que, como valores del tipo más esencial, aunque tenemos dificultades
en cierta medida, ha sido influida por el mismo tipo de cuestiones en comprender cómo estos valores se integran en sistemas dota-
dos de una función significante. Esta ambigüedad se manifiesta
que aquí me planteo. Como sólo estoy considerando cuestiones claramente en las reacciones de personas que, sobre la base del
generales como el parentesco, el incesto y el intercambio, en este análisis de las estructuras sociales de parentesco, han calificado
contexto la exactitud de las observaciones antropológkas espe- a las mismas de «antifeministas», en virtud de que las mujeres
cíficas que se han hecho hasta el momento sería, en cualquier son tratadas como objetos. Naturalmente, para algunos puede
caso, casi irrelevante. El perfil que propongo necesita corrección resultar perturbador ver que se asigna a las mujeres el rol de
y ampliación, pero en lo fundamental éstas provendrán de tareas meros elementos de un sistema significativo. Empero, debe re-
aún no emprendidas. Lo que necesitamos es un análisis del cordarse que lqs procesos mediante los cuales los fonemas y
parentesco en la sociedad capitalista contemporánea, ya que es las palabras han perdido -incluso de una marlera más aparente
que real- su carácter de valores para verse reducidos a meros
dentro de las estructuras de parentesco que las mujeres están
signos, nunca producirán los mismos resultados en las cuestiones
situadas como tales. concernientes a las mujeres. A la inversa de las mujeres, las
Lévi-Strauss ha mostrado de qué modo la familia biológica palabras no hablan; como productoras de signos, aquéllas nunca
compuesta por la madre, el padre y el hijo no es la característica pueden ser reducidas a la condición de símbolos o señales. Pero
distintiva de las estructuras humanas de parentesco. En efecto 1• por esta misma razón la posición de la mujer -tal como se
para que se i~stale una sociedad esta base biológica debe ser encuentra en este sistema de comunicación entre hombres
transformada. La ley universal y primordia1 es aquella que regula compuesto por las regulaciones del matri~onio y el vocabula-
las relaciones matrimoniales y su expresión fundamental es la rio del parentesco- puede ofrecernos una imagen práctica del
prohibición del incesto. Esta prohibición obliga a una familia a tipo de relaciones que pudieron existir en un temprano período
darle uno de sus miembros a otra; las reglas del matrimonio del desarrollo del lenguaje, entre los seres humanos y sus pala-
bras. Como· en el caso de las mujeres, el impulso original que
dentro de las sociedades «primitivas>} funcionan como un medio llevó a los hombres a intercambiar palabras, debe buscarse en
de intercambio y como un sistema de comunicación inconsciente- esa representación desdoblada que pertenece a la función sim-
mente reconocido. El acto del intercambio mantiene llnída a una bólica. Dado que ciertos términos se perciben como simul-
sociedad: las reglas de parentesco (como aquéllas del lenguaje, táneamente valiosos para el que habla y para el que escucha, la
de las que son tan próximas) son la sociedad. Cualquiera que sea única forma de resolver esta contradicción consiste en intercam-
la naturaleza de la sociedad -patriarcal, matrilineal, patrilineal, biar valores complementarios, a lo que es reducida toda exis-
etcétera-, siempre son los hombres quienes intercambian a las tencia social.1
mujeres. Así, las mujeres se transforman en el equivalente de un
signo que está siendo comunicado. Lévi-Strauss advierte contra
una simplificación de esta condición de objeto, que estaría inspi- l. Claude Lévi-Strauss: Structural. Anthropology, The Penguin Press,
rada por un prejuicio político: Londres, 1968 (Antropología estructural, EUDEBA, Buenos Aires).

377
376
quíer fijación circular en esta etapa natural. Una copulación des-
Obviamente en una sociedad avanzada, las estructuras visibles ordenada no ilustraría tanto el moderno temor a, o el deseo de, la
'
de parentesco desempeñan un rol mu~HO
1L '
mas •
accesono que _en 1as anarquía, como un círculo vicioso de repetición a partir del cual
así llamadas sociedades primitivas. Sm embargo, en cualqmer ~o.. no podría establecerse ninguna cultura. El precepto contra el
ciedad -aunque las ramificaciones se hayan vuelto tan complejas incesto opera en dos formas: no se debe poseer sexualmente a
como para enmascarar la intención subycente--:- se da ~go de miembros específicos del propio grupo de parentesco (como mí-
valor para poder recibir algo de igual valor: e! mteroamb10 lo es nimo a la hermana), y debe ofrecérselos en matrimonio, exogá-
todlo. Pero en el sistema de parentesco, los obJetos de valo~ a ser roicamente. Basándose así la sociedad en el intercambio recíproco
intercambiados son mujeres, y quienes dirigen el intercamb~o son de valores, las leyes sexuales son el equivalente de las comunica-
hombres. Léví-Strauss tiene razón al afirmar que el lugar asignado dones interhumanas y coexisten con la sociedad misma. En con-
en un sistema de comunicación no es índice de inferioridad ni de tra de la creencia popular, lo importante no es que haya algo
superioridad y que no debemos dejarnos enga~ar por las connota- biológicamente «malo» en el incesto, sino que la exigencia de
ciones falsas y despectivas de la palabra «Ob)etm>, cuyo er:npleo intercambiar exogámicamente impide el cul-de-sac de la endoga-
no implica una denigración de la mujer ni una actitu~ anufeml- mia. La profundidad subjetiva del tabú señala la necesidad social
nista. No obstante, es_ta di':isión sexual pr~maria es un Im~r;a~:lte v no el rechazo biológico, pero se trata de una necesidad social
indicativo de una diferencia, que muy bren puede ser histonca- tan fundamental (la base misma de la sociedad) que la prohibición
mente explotada para establecer un sistema de sumisón. Lévi- se experimenta como inmutablemente natural.._ excepto en el
Strauss sugiere que no existe ninguna razón, ~eórica para que las testimonio del niño edípico que apenas empieza a comprender las
mujeres no intercambien hombres, pero emprncamente esto nunca leyes. .
ha ocurrido en ninguna sociedad humana. Este hecho vuelve a No obstante, el intercambio recíproco que marca la exogamia
advertirnos contra las reconstrucciones matriarcales utópicas. Tam- es el intercambio que hacen dos personas (o sus grupos represen-
bién debe hacernos reflexionar que el repudio del antifeminismo tativos) de un tercer elemento; no es un sistema de trueque y por
por parte de Léví-Strauss, aunque correcto, también es inade- tanto la equivalencia o la reciprocidad directa no se encuentran
cuado· más exactamente, es adecuado como defensa, pero no dentro de sus términos de referencia. Lévi-Strauss escribe: «El
resuel~e las implicaciones del problema. Aún más, si s~ ha ~e­ vinculo recíproco básico del matrimonio no se establece entre
mostrado empíricamente que siemf!r~ son los hc;mb!~ qul:n:s 111- hombres y mujeres, sino entre hombres y hombres por medio de
tercambían a las mujeres, debe exlstlr una exphcac10n teorzca de mujeres, que sólo son el principal motivo para hacerlo»?
por qué nunca ocurre a la inversa, aunque sea hipotéticamente ,El tabú del incesto es la expresión subjetiva de la necesidad
posible. . . de la exogamia; ]a expresión objetiva es la estructura básica de
Desde un punto de vista cultural, el mtercambt~ l~galmente parentesco que puede percibirse en las múltiples formas que asume
controlado de mujeres es el factor fundament~l que dtstmgue a .la en las distintas culturas. EJ tabú del incesto es el contenido in-
humanidad del resto de los primates. Es dec1r, que aunque ens- consciente; la relación básica de parentesco sigue siendo la forma
ten cruciaJes diferencias biológicas -postura erecta, posición del visible. (El último Lévi-Strauss anti-formalista objetaría esta dis-
pulgar, etc-.. el intercambio sistemático de muje~es es defini- tinción simplificada.) Para que exista una estructura de paren-
torio de la sociedad humana. Este acto de exogam1a transforma tesco, siempre deben satisfacerse tres tipos de relación familiar:
a las familias <.<naturales» en un sistema cultural de parentesco. consanguinidad, afin~dad y descendencia. La relación esencial es
En el interior de las familias, ambos sexos ya se tienen en:te
sí, por así decirlo; poseen natural~ente su _parentesco en relacio- 2. Lévi-Strauss: Les Strucf,ures élémentaires de la parenté, 1949, citado
nes ya formadas. Una ley que confumara ~tmpl~mente ,es~a pauta por Simone de Beauvoir en «The Early Tiller of the Soil», de El segundo
sexo, donde la autnra discute las implicaciones de la situación v refuta toda
sería b.:ítil; precisamente, las leyes del matnmomo y el tntlt;Iamen· esperanza de gloria feminista dentro del «matriarcado»
te relacionado tabú del incesto, se establecen para prevemr cual~-
379
378
la existente entre hermanos políticos (los hombres que intercatn., distingue a la sociedad humana de los grupos primates. Más
bian las mujeres). La consanguinidad se expresa en la relación no es lo que da, sino el acto de intercambio m]smo lo que
entre hermano y hermana, la afinidad entre marido y esposa, y 111antíene unida a cualquier sociedad. Un aCto de intercambio con-
la descendencia entre padre e hijo. El hombre puede dar a una es la brecha decisiva entre el hombre y los animales, defi-
hermana o a una hija, la estructura del parentesco echa anclas nitorio de la humanidad. El matrimonio es un arquetipo de inter-
en el matrimonio y debe perpetuarse en generaciones futuras, no cambio y puede considerarse que sirve a la función de cambio
sólo para la supervivencia lineal de la raza, sino para permitir la estableciendo un nuevo punto de relaciones. Entonces lo impor-
posibilidad de equilibrar la balanza entre grupos, dando en una tante es en el fondo, algún método de intercambio legalmente es-
generación y recibiendo en la siguiente. Mediante lo que se co. tablecido y una diferenciación entre relaciones legítimas e ilegíti-
noce como «prindpio científico de parquedad», los elementos mas; dentro de estos términos se acepta lo que establece la ley.
cruciales de la estructura de parentesco pueden ser reducidos pero su expresión puede ser ~u~a.mente variable y no est~ ligada,
un mínimo de cuatro términos: hermano, hermana, padre e hijo. ciertamente, a una pauta bwlog1ca que, no obstante, tlene en
En nuestra sociedad, donde apenas puede decirse que el cuenta, por así decir.
de parentesco regule las relaciones sociales, todavía es importante: Con objeto de establecer la ruptura sociocultural con la circu-
en primer lugar, porque en su forma internalizada (el laridad de lo biológico constituida por dos padres y su hijo, debe
edípico )_, cada persona adquiere las leyes de !a sociedad; en intervenir un cuarto término. Aquí es donde aparece el hermano
gundo lugar, en un sentido negativo: nos muestra que, a de la madre, y llega con la inauguración misma de la sociedad,
de lo que se supone comúnmente, el núcleo de la sociedad no es ya que es esencial .a la misma. La relación entre tío y sobr.i?o
la familia biológica tríádica sino, por el contrario, una siempre está correlacionada con la existente entre padre e hiJO:
asimétrica totalmente díferente que da predominio a una -'-'-"'"'-'V!I cuando el tío es tratado con respeto, el padre es ·considerado con
absolutamente distinta a la formada por ambos padres y sus familiaridad y viceversa. La primera situación corresponde a las
Esta es la relación avuncular: la posición del hermano de la sociedades matrilineales y la segunda a las patrilineales. Hoy
dre vis....a-vís los hijos de aquélla, que consideraremos poco puede considerarse que el tío materno no funciona en nuestra
adelante. La naturaleza socialmente no esencial de la familia sociedad, pero el rol autoritario del padre indica claramente nues-
lógica omnipresente es importante en toda discusión de un tra herencia oatrilineal.
ble cambio, comenta Lévi-Strauss. Agrega: El herma~no materno ofrece su hermana al entonces futuro
hermano político; dentro de esta generación actúa, en consecuen-
La idea ... de que la familia biol6gica constituye el cia, como mediador entre su hermano político y la esposa de este
de partida en el que todas las sociedades elaboran sus último (su hermana); aún más, media entre estos padres y su
de parentesco, no sólo ha sido expresada por .1:\aacture-.r>rown. hijo (su sobrino); de este modo, cumple un rol horizontal y ver-
En la actualidad apenas hay alguna otra idea que suscite
gran consenso. En nuestra opinión, tampoco hay otra tan tical. El tío asegura que el círculo vicioso no pueda repetirse;
grosa. Por supuesto, la familia biológica es omnipresente en la mediante su intervención el hombre no puede devorar al hombre
sociedad humana. Pero lo que confiere al parentesco su en desenfrenado incesto: la ley social está asegurada. La sagrada
sociocultural no es lo que conserva de la naturaleza {bestial) familia no reinará. Siempre tiene que haber algún otro
bien, la forma esencial en que diverge de ésta 3 término que medie y transforme la mortal simetría, la imposibi-
lidad de cultura de la familia biológica: dentro de la estructura
No es la familia sino la relación estructural entre familias lo del paren:tesco este término es, clásicamente, el tío materno. Lévi-
que constituye la forma elemental de la sociedad humana, le que Strauss señala:

3. Lévi-Strauss: Structural Anthropology.

380 381
. . .no son las familias (términos aislados) las auténticamente del incesto . original, el ~ol del padre, el .
«elementales}> sino, más bien, las relaciones entre aquellos .111ujeres y la consecuente d.i~erenc1a ~ntr~ a~?os sexos. No se re-
términos. Ninguna otra interpretación puede explicar la univer- fiere a la familia nuclear, smo a la mst1tuc1on de la cultura con
salidad del tabú del incesto, y la relación avuncular, en su la estructura de parentesco y la relación de intercam?io de la
forma más general, no es más que un corolario, ora oculto, ora exogamia. Se aplica, por lo tanto,, a lo que. Freud c?~s1deraba el
explícito, de este tabú. 4 rden de toda cultura humana. Solo se aphca espec1f1camente al
;atriarcado, que en sí mismo es, Freud, específico de toda
El hermano (tío materno) debe dar a su hermana en matri-
civilización humana.
monio y no desearla incestuosamente; él y la hermana a la, que
Los deseos del complejo edípico son reprimidos en el incons-
da son lo más próximas que pueden ser dos personas entre s1. La
ciente; por esta razón, el complejo de Edipo constituye el núcleo
diferencia entre ambos es mínima y la prohibición de su unión (el
de las neurosis, que son el lado negativo de inclinaciones qu~ re-
tabú del incesto) establece esa mínima diferenda que es necesaria
presentan deseos distorsionados y prohibidos. En el inconsciente
para inaugurar la sociedad. A nivel horizontal no es posible
estar más próximo que un hermano y una hermana, por lo tanto reposa la historia de la ~~storia del hm;nbre qu~ debe volver a
adquirirse con la destrucc10n del compleJo de Echpo y la acepta-
debe forzarse una separación, si es que ha de ser rota la natu-
ción de la castración simbólica. Pero si bien considero que pode-
raleza circular de la pauta biológica con el objeto de iniciar el
.lllOS coincidir en que el complejo edípico, en tanto no se refiere
movimiento de la cultura. Dejando de lado por el momento la
a la familia nuclear, tampoco puede limitarse al modo capitalista
relación vertical de los padres y los hijos, toda otra relación es
de producción, estq no significa que no asuma formas particulares
mucho más distante que ésta y en consecuencia las distintas so.
de expresión bajo distintos sistemas económicos. y sociales. En
dedades pueden permitirse prescin~lir. de otras le~ es o . for~~Iar­
nuestra sociedad, el complejo de Edipo -que se refiere al inter-
las según su deseo: ésta, el reconoc1m1ento de la dtstanCla m1mma
requerida es esencial. Así, el tío materno (el hermano de la cambio de relaciones y tabúes necesarios para la sociedad- se
hermana)' aparece como defensor de la diferencia más pequeña expresa dentro del contexto específico de la fa~ilia nucle~r:
La proximidad y centralidad de las relac10nes proh1b1das en
posible.
El establecimiento de la diferencia es también absolutamente el interior de la familia nuclear actual deben poner una carga
decisivo a nivel individual. En otras palabras, lo que Freud con- distinta en el deseo incestuoso. Nada se hace pa1a .1tribuir a la
sideró como ontogenia que repetía la filogenia, puede explicarse prohibición; por el contrario, se provoca el dese\' Ls como si el
más acertadamente como una relación homóloga necesaria entre complejo de Edipo del hombre occidental fuese heredero de la
ambas: la una no precede a la otra, ya que son el mismo aconte- estructura de parentesco mediante la cual el hombre se volvió
cimiento (el acontecimiento de la sociedad humana) expresado a humano, pero cuanto más abiertamente abandona la humanidad
distintos niveles. las relaciones de parentesco a nivel de su organización social, más
profundamente se reprimen estas relaciones y mayor importancia
adquieren, debido a que se expresan en el interior de un contexto
que vuelve irrealizables estos deseos. La madre y la hermana,
3. El comple¡io de Edipo o el padre y el hermano; a quienes no es posible tener sensual-
y la sociedad patriarcal mente, son las únicas personas que se supone deben amarse. No
es extraño que Freud no sólo descubriera el dominio del deseo
inconsciente, sino también el predominio de actos prohibidos,
El mito que Freud re-escribió como complejo de Edipo re- dado que el incesto real no es tan raro en nuestra sociedad. El
sume el ingreso del hombre en la cultura misma; refleja el tabú psicoanálisis, al devolver al analizando el mito que ha perdido,
4. Ibid. vuelve consciente lo inconsciente y ofrece a aquél su herencia

382 383
dustriaL Si es así --<:omo parece probable-, en una vaga gene-
humana específica, aunque en un contexto ajeno,~en el que es ralización podemos decir que el movimiento de las comunidades
especialmente difícil el dominio del problema. agrícolas hacia los complejos industriales implicó el golpe final
Engels escribió: al significado visible del intercambio de parentesco. Quizá hubo
un punto después del cese (por así decirlo) de los lazos de paren-
Según la teoría materialista, el factor decisivo en la historia
es, a fin de cuentas, la producción y la reproducción de la vida
tesco como una forma visible de organización y antes del éxito
inmediata... El orden social en que viven los hombres en 1ma de la familia biológica como centro ideológico de la sociedad,
época o en un país dado, está condicionado por esa~ dos en que ninguno de .ambos era demasiado evidente. Con el tra-
especies de producción: el grado del desarrollo del trabaJo, de bajo de los niños y las mujeres a la orden del día, la familia nu-
una parte, y de la familia, de la otra. Cuanto menos desarro- clear tenía pocas posibilidades de establecerse como la razón del
llado está el trabajo, más restringida es la cantidad de sus pro.. home-sweet-home} y las hijas de las familias de clase trabajadora
duetos y, por consiguiente, la riqueza de la sociedad, con tanta tenfan muy poco valor de intercambio. En otras épocas, esto tam-
mayor fuerza se manifiesta la influencia dominante de los lazos bién se habría aplicado a los esclavos y siervos pero ahora, por
de parentesco sobre el régimen social ... 1 ve:z primera, es verdad con respecto a las masas. Bajo el capita-
lismo, la amplia mayoría de la población no sólo no tiene nada
No obstante, a medida que se desarrolla la productividad del que vender salvo su fuerza de trabajo, sino que no tiene nada más
trabajo, las sociedades están cada vez más dominadas por los que intercambiar; especialmente en los primeros estadios, no
conflictos de clase y no por los lazos de parentesco. tiene nada que heredar y nada que dar. En un sentido amplio,
En las sociedades económicamente avanzadas, aunque el sis- las relaciones de parentesco se conservan como· algo importante
tema de intercambio de parentesco todavía opera en forma resi- entre la aristocracia una resaca del feudalismo) y en la clase me-
dual dominan otras formas de intercambio económico -por dia se desarrolla el culto de la familia biológica. Así, la clase
ejem'plo intercambio de mercancías- y predominan las estruc- media es heredera y progenitora del capitalismo, no sólo a nivel
turas de clase, no las de parentesco. La ideología de la familia económico, sino también ideológico. La clase dominante, la bur-
biológica parece adquirh toda su fuerza contra el marco del dis- guesía, necesita la reproducción de su fuerza de trabajo. La así
tanciamiento de un sistema de parentesco. En otras palabras, la llamada familia nuclear biológica es la respuesta de la burguesía
relación entre los dos padres y sus hijos asume un rol dominante al problema de la reproducción: se le impone a la clase trabaja-
cuando la complejidad de la sociedad de clases obliga a ceder al dora por diversos medíos. Todas las reformas humanitarias se
sistema de parentesco. Muchos historiadores de la familia 2 han alcanzaron en gran parte por la necesidad de una tasa más elevada
sostenido que la versión que conocemos -la unidad conyugal de nacimientos y supervivencia entre los trabajadores. Con la edu-
nuclear- realmente adquirió importancia con el capitalismo in- cación obligatoria, la prohibición del trabajo de los niños y la
restricción del trabajo de la mujer, con la creciente riqueza na-
l. Engels: El origen de la familia, de la propiedad privada y del cional del imperialismo, la clase trabajadora logró seguir gradual-
E fiado.
2 Véase, por ejemplo, Philippe Aries. En Centuries of Childh_ood, en mente el ejemplo de la clase media en el cultivo de la familia
su estudio de la historia de la educación, la literatura, el vestido, los biológica como la principal unidad social. De este modo, la fami-
juegos y la iconografía, trazó el concepto cambiante Cle infanda y sostm~o lia biológica se transforma en un importante acontecimiento cul-
que las dos formas de relación de la famiiia y la l~~ea d~ descendet;cta tural bajo el capitalismo y se afirma en la ausencia de prominentes
son, más o menos, mutuamente excluyentes. La famtha, aftrma, adqu~ere
preponderancia en el siglo dieciséis y finalmente se establece en el s1glo estructuras de parentesco. Cuando para la mayoría de la población
dieciocho como una sociedad pequeña e insociable, orientada alrededor de ya no es necesario que las mujeres sean objetos de intercambio,
un reducido número de hijos. Alrededor de esta cuestión se plantean una la poco numerosa clase dominante insiste en que sigan siéndolo;
serie de controversias. En Inglaterra, la obra más difundida es The Worl.d así, la hipocresía burguesa canta loas al valor de la familia para
W e Have Lost. de Peter Laslett, Methuen, Londres, 196 5.

384 385
13. - PSICOANALISIS Y PEMINISKO
la clase trabajadora. Los tabúes que establ.ece la exogamia. Y las de Edipo es universal, en tanto es específica la forma particular
diversas prohibiciones sobre el incesto rerslst~n (co~~ perslste la utilizada para redescribirlo. Así podremos ver por qué el incons-
exogamia) pero, contenidas en sus man1fest~c1ones v1s1bles dentro ciente -y al mismo tiempo la forma en que la humanidad vive
de la familia biológica --en lugar de ab1er~amente expresad~s su condición humana- es, como dice Freud, «eterno», y al mismo
dentro de un sistema de parentesco-, adqmeren nuevos mati- tiempo cómo las experiencias accidentales e individuales del
ces de significado. Freud investi?ó. (fundame?"tah;ne;nte) la bur- sujeto y su cultura social específica contribuyen a formarlo. El
guesía vienesa, pero sus descubnm1entos estan hm1~~dos #a ~sa inconsciente es la forma en que el hombre vive su humanidad
clase y lugar y a la vez son e~~íficos de la ~ormacwn ps1qu1ca en armonía y conflicto con su entorno específico e históricamente
del hombre bajo el sistema capuahsta y generalizables a la cultura determinado. Por tal razón subsiste la ideología a través de los
humana como tal. En lugar de lamentar lo específico del medio cambios culturales y económicos, aunque también tendría que
de Freud, tendríamos ' que regocijarnos: nada podría. ser más útil. alterarse. Si se prefiere, ésta es la razón por la cual las mujeres
Freud examinó las estructuras «eternas» del patnarcado en lo son, en la civilización, el segundo sexo en todas partes, aunque
que para nosotros es su especificidad más esencial: la burguesía, de manera diferente.
la familia patriarcal.
Obviamente, el contexto específico en que se produce el com..
plejo de Edipo le adjudica una, ~specificidad. pr?I:ia. En nuestro
caso dicho contexto ·-la famtha nuclear bwlog1ca- a la vez 4. El yo diferente, el falo
apo;a y contradice actitudes contenidas en ~~ inte~io~. En la y el padre
sociedad industrial sí no se conservara la famtha, sena wnecesa-
ria la prohibición 'del incesto y la ya redundante exigencia d~l
intercambio de mujeres (excepto en las clases altas). En el capi- Para Freud, el aprendizaje de la diferencia es el aprendizaje
talismo la masa de humanidad desposeída, que trabaja social- de la humanidad (de la propia condición humana). En primera
mente junta en masse por primera vez en l.a historia de la .civili- instancia, el concepto de diferencia a que se refiere Freud no es
zación, tendría pocas posibilidades de aprox1marse ~ su~ pan~:r:tes directamente expresivo de sexualidad, pero veremos cómo queda
si no fuese por la conservación de la fam.ilia. Ademas, s1 lo_h1c1era inseparablemente ligado a la misma. Incidentalmente, la teoría
no tendría importancia. Estas son cuest10nes muy compleJas que contiene en su interior una relación de la predilección por la
en esta obra sólo puedo presentar. Por el momento, deseo postu- unidad, representada en esta obra de diversa manera por Reich,
lar que con la disolución del complejo de EdiRo, el hombre Laing y Firestone, aunque el segundo -a diferencia de Reich-
ingresa finalmente en su condición humana (que s1empre es algo se ocupa de demostrar cómo se desarrollan las diferencias, de
precario). Pero parece que la definición de esa humanidad, la dife- modo que puedan ser desechas.
~encia entre el hombre y la bestia -es decir, la evnlución de las Desde un punto de vista retrospectivo y subjetivo diremos
relaciones de intercambio-, pueden haberse vuelto «inconvenien- que el niño recién nacido se experimenta a sí mismo como sujeto
tes» para la forma social específica en. que hoy se e~presan. Ha- absoluto, indiferenciable de su mundo. Antes de que se establezca
biéndonos mostrado Freud la herencia a la que: solo tenemos cualquier relación con otra persona, el bebé desea preservar su
acceso inconscientemente, la etapa siguiente puede consi~tir en sentido de unidad universal asegurándose su adhesión a un objeto
ver la importancia de las contradicciones entre ~s~a h~ren~la Y la generalmente el pecho de la madre. Este deseo de unidad
forma ·actual. en que están contenidas en la famtha b1ológ1ca~ so- un objeto o un objeto parcial y el peligro de su pérdida
cial e ideológicamente reconstruida. Aunque ésta sea una expre- ---..cmno Freud remarcó constantemente- no es el mismo que el
sión demasiado simplificada de la pr~posición, creo ,que podemt?S posterior de unidad con otra persona. (Observándole desde
vislumbrar una forma que nos perm1te ver por que el compleJO ángulo de la privación, la amenaza o la práctica del destete no
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es igual a la amenaza de castración.) Por otro lado, después del conocimiento de la ausencia. El deseo de no estar ausentes repre-
acontecimiento, el sujeto llega a interpretarlo en la misma forma senta, para ellos, el deseo de retornar las cosas a un estado ante-
en que experimenta sus posteriores relaciones con otros sujetos; rior. (Vemos cómo esto ya coincide muy bien con el deseo lain-
de este modo, el destete, por ejemplo, es visto a través del temor giano de deshacer los mecanismos mediante los cuales se forma el
a la castración. ego y el yo llega a ser un yo separado.) También podemos ver
Freud registra el juego de repetición compulsiva de su nieto cómo el yo, alcanzado en primer lugar en su imagen en un
cuando arroja y recupera el carrete de algodón. Este parecería el espejo 2 se constituyó, en su creación misma, en una situación de
primer intento del niño por la repetición y el dominio de la «alienaciÓn>>. El bebé, cuyo mundo unificado se quiebra por las
experiencia anterior, su representación del deseo de unidad con idas y venidas de la madre de quien depende su cuerpo para
el pecho -cuya ausencia no reconoce- en el juego. Empero el la supervivencia, representa a su vez los terrores de esta pérdida,
niño> al asegurarse el retorno del objeto, reconoce su ausencia. primero con un juguete, después consigo mismo. Entonces el yo
Así, el acto de distinguir es alcanzado y dominado, y en primer se percibe en cuanto yo primero como un objeto (el carrete de
lugar el objeto es comprendido como un objeto en su ausencia. algodón) y como una identificación (con la madre, en cuya ausen-
Del mismo modo, el niño primero es percibido por sí mismo en cia el bebé hizo exactamente lo mismo que ella había hecho con
su propia distintividad, en emulación directa de esta presencia y él en su percepción: el bebé se abandona a sí mismo y después
ausencia del objeto (el juego del espejo). En una nota al pie, Freud se encuentra en un espejo). En este juego podemos ver que el
confirma su interpretación de que el juego representa el reconoci- niño constituye al otro como objeto y se constituye a sí mismo
miento de las idas y venidas de la madre y, a partir de este reco- como el otro a los ojos del otro para sí mismo.
nocimiento, el de la propia existencia del bebé: Aunque existe efectivamente una dimensión tanto esquizoide
corno paranoide en esta creación del yo en la imagen alienada (sí
Un dfa al volver la madre a casa tras una ausencia de varias así 110 fuera, no serían posibles la esquizofrenia ni la paranoia),
horas, el niño la saluda con las palabras «¡bebe-e-e-e-él», que al considero que la exposición de Laing contiene el error de suponer
principio son incomprensibles. No obstante, en seguida fue evi- un sujeto separado ya constituido. El bebé recién nacido de
dente que durante el largo período de soledad, el niño había Laing, en lugar de ser incapaz de distinguirse de su mundo y te-
descubierto· un método para hacerse desaparecer a sí mismo: niendo que descubrir así, mediante la separación, tanto al mundo
había descubierto su reflejo en un espejo que no llegaba al y a sí mismo como otro, ya es una entidad definida que necesita,
suelo, de modo que agachándose podía hacer que «desapare·
dera>.> su imagen. 1 meramente, confirmación, que tiene la necesidad de ser visto.
Este niño laingiano tiene un yo preexistente esencial. El posterior
Lo que este niño hada a la edad de un año y medio era algo terapeuta laingiano cubrirá esta necesidad de confirmación al
oc~par el lugar de la madre buena. 3 Más aún, la descripción de
que no podía explicarse mediante la pulsión de obtener placer:
revelaba una tendencia más primitiva que el principio de placer, Lamg es sumamente peyorativa, en tanto Freud reconoce, sin
e independiente del mismo. En este caso lo que se representa y se más, los mecanismos paranoides y esquizoides necesarios para la
repite es algo que el niño experimentó como desagradable. Tanto construcción del sujeto. La reducción de Reich de la totalidad
el reconocimiento de la cualidad separada del objeto como del yo de la situación a un conflicto (que él no desea se produzca) entre
(que es lo mismo) sólo pueden producirse, entonces, a través del
2. O, como sugiere Winnicott (op. cit.), en las respuestas del rostro
la madre, que refleja e) humor del bebé, aunque este autor omite acen-
l. Freud: «Más allá del principio del placer», 1920, S. E., Vol. XVIII. la característica esencial de su impermanencia: las ausencias temporales
Como señala Freud, también es importante notar que la primera parte del la madre.
juego (la pérdida) se juega con mucha mayor frecuencia que la segunda (el 3. El terapeuta de Reich desea .estimular la furia v la ira del paciente
retorno), lo que confirma que ésta es una adquisición posterior. la situación en que se encuentra.

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el ser interior de la persona y el mundo exterior es -aunque Al igual que Laing, Lacan reconoce una división fundamen-
más cercano a Laing que a Freud--, precisamente} una reduc- tal en la situación que Freud describe, un yo dividido o un yo
ción y no necesita mayores comentarios. El niño de Freud no creado en discordancia con su propia realidad; en otros térmi-
tiene el yo preexistente esencial y separado que subyace en las nos creado en un espejo. Pero en este sentido la perspectiva laca-
afirmaciones de Laing y de Reich; su yo separado se instala en el niana es decisivamente distinta a la de Laing. El niño se mira
momento de su reconocimiento de la ausencia, que es el recono- en el espejo y dice: «Eso soy yo»; sus primeros esfuerzos por
cimiento de la diferencia y que ha sido presagiado en los primeros hablar se harán eco de esta «objetivación»: «Enriquito quiere
momentos de vida, con las idas y venidas del medio de conserva- un d~ce. ·.: El se irá a pasear». Sólo posteriormente este «yo»
ción de la vida: el pecho de la madre. Lacan describe de la si- se alineara gradualmente -pero nunca en un cien por ciento
guiente manera la situación freudiana del niño que se _hace a sí dentro del plazo de vida- con el subjetivismo, con el «yo» de
mismo en su imagen en el espejo: la p~rs?na .. El primer «yo» del bebé recién nacido, incapaz
de dtstmgmrse del mundo, no es el yo esencial de Laing ya
Es suficiente comprender la etapa del espejo como una que -como señala Lacan- aunque hablamos de este bebé como
identificación, en el pleno sentido que el análisis le adjudica a de un sujeto absoluto de su mundo, no puede realmente ser así
esta expresión: la transformación que tiene lugar en el sujeto sino todo lo contrario. Lo que el bebé conoce en este estadio es'
cuando asume una imagen, cuya predestinación a este efecto más bien, la asubietividad de la presencia total. En principio el
de fase está suficientemente indicada por el uso, en la teoría infante todavía no es Uno, sino Cero (matemáticamente cero
del antiguo término imago. nunca es nada ni algo). Para que exista Uno es necesario que
La jubilosa asunción que hace el hombrecillo de su imagen haya dos, _aun cuando el segundo sólo sea, de hecho, la imagen
del espejo, en este estadio infans, todavía sujeto a su incapaci-
dad motriz y dependencia alimenticia, parece exhibir, en uná en el espeJo. Cero no es idéntico a sí mismo mientras Uno en
.
tanto obJeto, 1o es. Cero indica la carencia es' una situación' de
situación ejemplar, la matriz simbólica en que el yo es precipi-
tado en una forma primordial antes de ser objetivado en la n?"_relación en ~ue la identidad es insignificante, pero al hacer
dialéctica de la identificación con el otro. y antes de que el vlstble la carenc1a pone en marcha el movimiento hacia adelante.
lenguaje le restituya, en lo universal, su función como sujeto. ~sí, en la imagen del espejo, es re-evocado lo que ha sido pre-
Esta· forma tendría que llamarse yo ideal, si deseáramos figurado en el bebé como Cero y la carencia es definida como
restituirlo a un esquema familiar, en el sentido de que también ausencia. La falta o carencia de objeto obliga al bebé a salir de
será la raigambre de identificaciones secundarias, entre las que Cero y constituirse a sí mismo como Uno que de este modo debe
colocamos las funciones de la normalización libidinal. Pero lo conocer a Dos, y que reconoce la diferencia. Al descubrir su sub-
importante consiste en que esta forma sitúa a la instancia de]
ego -antes de su determinación social- en una dirección fic-
jetividad a través de la ausencia, el bebé -por la naturaleza del
ticia que siempre permanecerá irreductible para el individuo a acto- debe desear por siempre la no-relación y la no-identidad
solas o, más bien, que se unirá a la evoluciétn del sujeto asintó- de Cero. Así ocurre con los poetas románticos y los místicos:
ticamente, cualquiera que sea el grádo de ,éxito de la síntesis estar en un estado de unidad, «ser uno con el mundo» es ser el
dialéctica mediante la cual debe resolver como yo su discordan- cero as';l~j~tivo de donde partimos. El sujeto se consti;uye como
cia con su propia realidad. 4 la opos1c1on entre presencia y ausencia, su fundamento depende
del descubrimiento de la diferencia.
Al principio el niño no se diferencia a sí mismo de los otros
4. Jacques Lacan: «The Mirror-phase as Formative of the Function of Y _esta d~ferenciación esencial no se produce de una sola vez. Al
the l» (La fase del espejo como formativa de la función del yo), New mtsmo ttempo, el bebé se siente fascinado por los rostros y las
Left Ret,iew,· N.o 51, septiembre/octubre de 1958, traducción de un artículo
leído en el Congreso Internacional de Psicoanálisis celebrado en Mar:ien- formas huma~as, y hace una identificación inicial con estas figu-
bad en 1949, y publicado en Ecrits, 1966. ras que constituyen un todo unificado, del mismo modo que pos-

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teriormente adquirirá su propia imagen unificada en el espejo, discutió la dudosa seguridad de esta situación, qUIZa con mayor
El bebé es impotente, <<todavía sujeto a su incapacidad motriz y fascinación que en sus tentativas por explicar lo «siniestro» y su
dependencia alimenticia>>, pero la imagen que recibe de sí mismo, relación con las cuestiones tan fundamentales en este caso: el
a través de los otros y después del espejo, no es impotente: por doble, la compulsión a repetir, la omnipotencia del pensamiento,
el contrarío, es completa y coordinada. La imagen del espejo debe la muerte:
ser más perfecta que él -el sí mismo que todavía no está cons-
thuido-, como descubrió Narciso para su desgracia. En virtud El tema del «doble» ha sido investigado minuciosamente,
de que permaneció atrapado en su imagen y no pudo tolerar su bajo este mismo título, en un trabajo de Otto Rank. Este autor
ausencia, Narciso nunca se constituyó como sujeto. Pero estas estudia las relaciones entre el «doble» y la imagen en el espejo
identificaciones con imágenes (o como imágenes) sólo presagian o la sombra, los genios tutelares, las doctrinas animistas y el
las identificaciones posteriores con otras personas. Empero, para temor ante la muerte. Pero también echa viva luz sobre la sor-
nuestros propósitos es decisivo que el yo mismo, el sujeto, sólo prendente evolución de este tema. En efecto, el <<doble» fue
se cree como diferencia. Así, en cierto sentido, un aspecto del yo primitivamente una medida de seguridad contra la destrucción
del yo, un «enérgico mentís a la omnipotencia de la muerte»
nunca es más que un reflejo en el espejo, una imagen alienada
(0. Rank), y probablemente haya sido el alma «inmortal» el
de la que muchos argumentos místicos y filosóficos (entre los primer «doble» de nuestro cuerpo. La creación de semejante
que debemos contar los de Laing) tratarán de liberarnos sugi- desdoblamiento, destinado a conjurar la aniquilación, tiene su
. riendo que tendríamos que retornar a la ilusión inicial de la P.arangón en un modismo expresivo del lenguaje onírico, con-
unidad primordial: un Cero que se equivoca y se cree Uno. sistente en representar la castración por la duplicación o multi-
Paradójicamente, este deseo mismo de retornar es depen- plicación del símbolo genital. En la cultura de. los viejos egip-
diente de que se produzca la separación; la noción misma de cios esa tendencia condujo a los artista,s a modelar la imagen
deseo no puede tener ser antes de que falte algo, el deseo (en del muerto con una sustancia duradera. Pero estas representa-
oposición a la necesidad del bebé o del animal, que puede llenarse ciones surgieron en el terreno de la egofilia ilimitada, del narci-
con un objeto real) nunca puede satisfacerse en tanto se rela- sismo primitivo que domina el alma del niño tanto como la
del hombre primitivo, y sólo al superarse esta fase se modifica
cione con esta ausencia o carencia de objeto y tiene que producirse el signo algebraico del «doble»: de un asegurador de la super-
una fantasía. La carencia original del objeto (el pecho de la madre) vivencia se convierte en un siniestro mensajero de la muerte.
evoca el deseo de unidad, siendo de este modo la estructura sobre Pero la idea del «doble» no desaparece necesariamente con
la que se construirán las identificaciones. Tanto las identificacio- este protonarcisismo original, pues es posible que adquiera
nes que el niño hará como las relaciones objetales que asumirá nuevos contenidos en las fases posteriores de la evolución del yo.
se basan en el reconocimiento de la ausencia o en el descubri- En éste se desarrolla paulatinamente una instancia particular
miento de la diferencia. que se opone al resto del yo, que sirve a la autoobservadón
De este modo el objeto, el sujeto y las identificaciones hechas y a la autoctítica, que cumple la función de censura psíquica, y
pueden ser restablecidas en términos del recono6miento de la que nuestro «consciente» conoce como conciencia. En el caso
patológico del delirio de referencia, esta instancia es aislada,
diferencia. En el momento de la fase del espejo esto es dual --el separada del yo, haciéndose perceptible para el médico. La
establecimiento de Uno mediante el reconocimiento de Dos-- y
por lo tanto, circular. Por jemplo, el bebé puede verse a sí mismo
como objeto, ver a la madre como objeto, o verse a sí mismo como tamente en la psicosis) debe subyacer en las afirmaciones de que el vínculo
objeto a los ojos de su madre. Dentro de sus términos, no hay es «natural», de que las mujeres están más próximas a la naturaleza a las
escapatoria -a esta reciprocidad. 5 En diversas ocasiones F:reud vacas y a cualquier otra cosa: esta es nuestra forma cultural de r~epr~sentar
la situación animal. En los seres humanos, incluso un momento tan aparen-
_5. Esta reciprocidad dual de madre-e-hijo (que nunca se quiebra corree· temente «natural», pasa, inevitablemente, por la vía retrospectiva de la
cultura.
392
393
existencia de semejante instancia susceptible de tratar al resto Ya no se afirma que ninguna fisiología es científica si no
del yo como si fuera un objeto, o sea la posibilidad de que el considera a la muerte como un elemento esencial de la vida ...
hombre sea capaz de autoobservación, permite que la vieja re-. si no comprende la negación de la vida como esencialmente con-
presentación del «doble» adquiera un nuevo contenido y que se tenida en la vida misma, de modo que siempre se la piensa en
le atribuyan una serie de elementos: en primer lugar, todo aque- relación con su resultado necesario, la muerte, que siempre
llo que la autocritica considera perteneciente al superado nar- está contenida en aquélla en germen. La concepción dialéctica
cisismo de los tiempos primitivos.6 de la vida no es otra cosa .. Para cualquiera que lo haya com-
prendido, se acaba toda referencia a la inmortalidad del alma ...
El «doble» que es la primera concepción del yo (la imagen En consecuencia, por medio de la dialéctica, el simple esclare-
del espejo), se transforma así en la instancia amenazante de cimiento acerca de la naturaleza de la vida y la muerte es
la conciencia a la que Lacan se refiere como el yo ideal y de la suficiente para abolir una antigua superstición. Vivir significa
morir. 8
que Laing habla como «peligrosa». Pero, una vez más, la simi-
litud aparente oculta la diferencia real; la nota al pie de Freud
Como con la sexualidad y el inconsciente, con la pulsión de
describe la posición que adopta Laing:
muerte Freud comenzó a especificar y definir lo que tiempo atrás
A mi modo de ver, cuando los poetas se lamentan de que otros habían reconocido, aunque sólo vagamente. Hasta ahora
en la entraña humana moran dos almas, y cuando los psicólogos tenemos, entonces, dos etapas, y si he invertido su orden se
populares hablan de la escisión del JIO en el hombre, piensan debe, parcialmente, a razones de elucidación y parcialmente a
en esta división -materia de la psicología del yo- entre la la intención de aclarar que la situación no puede reducirse al
instancia crítica y el yo residual y no aluden al antagonismo desarrollo cronológico, aunque evidentemente en· el crecimiento
-descubierto por el psicoanálisis- entre el yo y lo incons- del niño esto también es relevante. Ofreceré un breve resumen.
ciente reprimido.? Freud «descubrió» la pulsión de muerte analizando el juego de
su nieto, en el que éste repetía primero compulsivamente la
Se impone tal interpretación una vez que se ha descartado, desaparición de un objeto/persona y, por último, triunfante y no
como ha hecho Laing,, la importancia de lo inconsciente. menos repetitivamente, lo recuperaba. Mediante su observación
Jamás se escapa totalmente a esta dualidad. Sus relaciones de este juego incesante y conservador, se vio radicalmente trans-
recíprocas y circulares se manifiestan a lo largo de la vida como formada una intuición anterior en el sentido de que el objetivo
las expresiones de los deseos diversos que tiene la persona de de la vida era la muerte. Hacía tiempo que sus pacientes repe-
retornar las cosas al pasado, de restablecer el status quo, de retro- tían compulsivamente situaciones desagradables de su pasado;
ceder a un.a posición de no-diferencia; en otras palabras, de como cualquier otro, Freud conocía la «siniestra» sensación de
lograr la aniquilación de la otra persona en cuya presencia uno un destino que· obliga, aunque inconscientemente, a volver re-
tuvo que establecer anteriormente su propio subietivismo. (El petidas veces a la misma posición. Lo importante aquí es que
dualismo también aparece en las psicosis.) Esta idea es una parte ciertas consideraciones bio-psicológicas -por las que Freud es-
de la postulaci6n sumamente especulativa y al principio provisio- taba muy interesado cuando propuso por primera vez la pulsión
nal -por parte de Freud- de una pulsión de muerte primaria, de muerte en Más allá del principio del placer- lo llevaron a
de un deseo psíquico conservador por restituir al organismo su sugerir un dualismo de pulsiones: la pulsión de mueíte, que em-
condición previa que era, en los comienzos, inanimada. <<El obje·
tivo de toda vida es la muerte», o como ya había dicho un pen- 8. Engels: Dialectics of Nature, 1875-83, Lawrence & Wishart, Lon-
sador muy distinto, Engels: dres, 1954 (hay versión castellana: Dialéctica de la Naturaleza, Ediciones
Pueblos Unidos, Montevideo, Uruguay, 1959). Esta cita de Engels también
6 Freud: «Lo s1niestrm>. 1919. S. E.. Vol. XVTT refleja la dificultad de encontrar la dialéctica en el interior del sujeto, lo
7. lbid. que criticamos en el caso de Reich.

394
puja hacia la repetición y la conservación, y la pulsión sexual, que En este caso es significativo el lugar del padre, no el padre real,
empuja hacia la producción de nuevas formas. Pero este dualis- y es a este reconocimiento al que Lacan adjudica tanta impor-
mo es efímero desde su aparición:, ya que estas pulsioces, al estar tancia. El niño no puede ser el padre, pero puede ser llamado
constantemente en conflicto, también pueden, en virtud de su re- a jugar su rol futuro en-el-nombre-del-padre. El padre simbó-
ladón dialéctica y de su interdependencia total, juntarse mutua- lico -por cuya muerte prehistórica el niño paga su deuda- es
mente y dar nacim:e·1to a una nueva contradicción (como en el la ley que instituye y constituye la sociedad humana, la cultura
sadismo), que a su vez ingresará en una nueva relación con otra en el más amplio sentido del término, la ley del orden que se
fuerza. Ambas pulsiones están presentes (como siempre) en el confunde con el lenguaje y que estructura a todas las sociedades
estadio del espejo. Pero del mismo modo que el Cero dd neo- humanas, que de hecho las vuelve humanas. Esta ley simbólica
nato es una trampa mortal si no se sale de ella, también lo sería del orden define a la sociedad y determina el destino de todos
este sistema cerrado de la fascinación de las imágenes, los dobles los pequeños animales humanos que en ella nacen:
y las dualidades. En este momento surge el peligro del incesto
y la necesidad del complejo de Edipo y su superación. De hecho, los símbolos envuelven la vida del hombre en
Tomando como siempre al niño -cuyo subjetivismo es el una red tan total que se unen, antes de que él llegue al mundo,
aquellos que van a engendrarlo «par !'os et par la chair»; tan
interés de la cultura patriarcal-, puede percibirse el tercer esta- total que otorgan a su nacimiento -junto con los dones de
dio y reconocerse en la estructura homóloga de los tres. El bebé las ~strellas, ya que no con los de las hadas- el designio de su
recién nacido que no desea carecer del pecho se ha convertido desuno; tan total que donan las palabras que harán de él un
en el infante todavía apenas verbal que no desea la ausencia de leal o ~n renegado, las leyes de los actos gue lo llevarán al
su madre; lo que se ha requerido en ambos puntos es la perma- lugar mtsmo en el que todavía no está y más allá de su muerte

nencia en la indiferenciación. Ahora este deseo de conservar la mtsma ... 9
unidad puede expresarse sexualmente. Para permanecer unido
a su madre el niño debe ser su padre y ya ha sido anunciada dos .. Ante~. de su na~imiento, al niño le asignan un nombre y es
veces la posibilidad de identificación, en la resolución de la ca. hiJO o. hiJa de ... ; tiene que aprender a ajustarse a este lugar ya
renda del pecho y de la ausencia del yo. Pero intentar ocupar el prescrito. Haga lo que haga, cualesquiera que sean los accidentes
lugar del padre real es una posición insostenible porque allí ya específicos de su historia individual, todo tiene lugar dentro del
existe un padre real o, lo que es más importante, porque la ley marco más amplio de este orden humano. Las leyes de este or-
lo prohíbe:; la rivalidad es demasiado grande y de este modo la den hablan dentro del «inconsciente» freudiano. Regresando por
circular1dad de la díada, que el niño preservaría, debe abando- ~n momento a la terminología freudiana, diremos que el bebé
narse por vez primera. En su renunciamiento interviene un nue- t1ene que encontrar su lugar dentro del sistema inconsciente, tie-
vo agente de carencia-ausencia-diferenciación: la posibílidad del ne que esforzarse por establecer su propio ego .individual -ar-
pene ausente, la castración. Una vez más, se hac~ sentir el as- moniosa y discordantemente- en el orden de la sociedad huma-
pecto más importante de cualquier relación objeta!: la .falta del n_a que se expresa en el inconsciente o, más bien, que es el incons-
objeto. La amenaza de la castración, como hemos vic;;to, no es Ciente: donde está el ello debe estar el ego.
igual a la fn1stración provocada por el verdadero alejamiento de ~reud hizo una exposición esquemática en el sentido de que
un objeto real --el pecho materno o, más tarde, la presencia de el ststema en el que posteriormente dividió la vida psíquica --el
la madre- pero también entraña una relación con la falta de un ello, el superyó y el ego (debemos recordar que los tres siempre
objeto. Así, el triángulo edípico pone en juego, para su resolu- son, en parte, inconscientes)-- representa, a grandes rasgos, el
ción, otro término: la castración. Lacan señala que hay dos co-
sas que nunca pueden ser realmente conocidas pero que siempre 9. Jacques Lacan: «The Function of Language in Psychoanalysis», en
The Language of Self.
son reconocidas: la muerte y el rol del padre en la procreaci6n.

396 397
pasado orgánico, el pasado cultural y el presente. Esto es posibilidad del incesto y la trampa diádica. El status privilegiado
tante porque sólo posteriormente el niño adquiere un superyó del padre que ingresa en la situación simbiótica de madre e hijo
(el pasado cultural) como resultado de la disolución del compl~ abarca las otras dos proposiciones. Aunque se ha refutado am-
jo edípico y, consecuentemente, del rol decisivo desempeñado por pliamente la sugerencia freudiana --elaborada por primera vez
el padre; es allí donde el niño adquiere enfáticamente el orden en T otem y tabú- del homicidio primitivo de un padre mítico
social patriarcal. original, de hecho las razones que lo condujeron a plantear esta
Aún nos queda la cuestión de por qué la ley humana debe hipótesis fueron bien apreciadas y Lévi-Strauss reelaboró la mi-
encarnarse en el padre. En el contexto del complejo de Edipo, el tología de Freud en un intento por conservar lo que en ella es
P.adre no es una parte de la relación diádi~a entre madre e hijo, necesario.
~mo un tercer término. El yo y el otro de la relación madre-e- A partir de su análisis de la celebración de la comida toté-
hijo ve quebr·ada su dualidad por la intervención de este tercer mica -la única ocasión en que se permite y se disfruta lo abso-
término, que aquí representa todo lo que es esencial a la socie- lutamente prohibido-- Freud postuló que la «primera» sociedad
dad: sus leyes. Maud Mannoni escribe (al advertir contra el g~ observada, una sociedad matrilineal, debió ser precedida de un
neral error fatal de sustituir al padre real por la función del sistema previo. Tentativa y esquemáticamente, Freud sugiere que
padre): para explicar el predominio del totemismo y su función exógama
(no debe haber relaciones sexuales con ninguna persona del mis-
Unicamente la dimensión Simbólica (el tercer elemento mo clan totémico ), los grupos fraternales con iguales derechos
que interviene en la relación dual del niño con la madre) (sistemas totémicos observables) debieron unirse para matar y
puede permitir al sujeto desenredar sus palabras de todas la~ devorar al padre que se había guardado todas las mujeres para
trampas y fascinaciones en que se ha perdido en ciertas etapas sí. Esto sólo es un mito ... pero muy importante.
de su existencia. . . y también descomprometerlas de todas las
luchas por el honor y de todas las luchas a muerte que son
específicas de todas las situaciones duales.lO Sin duda, el violento padre primitivo había sido el modelo
temido y envidiado de cada uno de los hermanos: en el acto
de devorarlo alcanzaron su identificación con él y cada uno de
Esta dimensión simbólica sólo es algo que el padre repre- ellos adquirió una porción de su fuerza. La comida totémica
senta y no ]e pertenece exclusivamente; también el niño, al ju- -que quizá sea el primer festival de la humanidad- sería así
gar al <<allá/ se fue» sobre su madre ausente, permitía la entrada una repetición y una conmemoración de este acto memorable
de una dimensión simbólica en su relación: a través del juego y criminal que fue el principio de tantas cosas: la organizaci6n
el niño ha encontrado a la madre simbólica. social, las restricciones morales y la religión. 11
Aquí nos cx..--upamos de tres cuestiones difíciles e íntimamente
relacionadas: la función del tío materno, el rol del falo (y la cas- En la exposición de Lévi-Strauss hemos visto que tenemos
tración) y la naturaleza especial del padre simbólico. La fundón una situación universal en que las mujeres son intercambiadas:
del tío materno es relativamente sencilla: impide la circularidad aunque varían los detalles que gobiernan sus modos de inter-
dd incesto y la repetición, a nivel de parentesco, de 1as relacio- cambio, es.te es un hecho fundamental. En el totemismo hay dos
nes diádicas; hace de mediador entre su hermana v su hermano tabúes: uno contra la destrucción de la figura totémica (el re-
político y también entre generaciones, en su relación específica presentant·e del padre primitivo) v otro contra el incesto. Podemos
con su sobrino. El falo -volveré sobre este tema-- presenta la observar cómo uno de ellos conserva al padre como dador de
misma función a otro nivel; también es mediador y quiebra la leyes y el otro instituye al tío materno como figura decisiva del
sistema exógamo. Como en el complejo de Edipo --el heredero
10. Maud Mannoni: The Child, His «Illness» and the Others (El niño,
su «enfermedad» y los otros), Pantheon Books, Nueva York, 1970. 11. Freud: T otem y tabú.

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específico de este mito social- los dos tabúes son: no matarás En palabras más sencillas, toda vez que una madre amena-
a tu padre y no dormirás con tu madre (hermana). Freud co-. za a su hijo con «se lo diré a tu padre ... te castigará», aunque
menta: piensa en una persona y una situación reales (lo que en modo al-
guno deja de tener importancia), sus palabras se refieren al pa-
Los dos tabúes del totemismo con los que comienza la dre simbólico que se oculta detrás del padre real. El padre muer-
moralidad humana no tienen el mismo valor psicológicamente. to de la ley, el único que puede decir, como el dios judaico, «soy
El primero de ellos, la ley que protege al animal totémico, se el que soy», se encuentra allí, por débil o ausente que esté su
funda plenamente en motivos emocionales: el padre había sido representante real, por dominante que sea la madre, por apa-
verdaderamente eliminado y en ningún sentido real esto podía
deshacerse. Pero la segunda regla, la prohibición del incesto rentemente «matriarcal» que sea la situación específica. Y todo,
tiene también una poderosa base práctica. Los deseos sexuale~ en un último análisis, porque son las mujeres, las reproductoras
no unen a los hombres sino que los dividen. Aunque los her- conocidas, las que se intercambian exogámicamente a instancias
manos se habían unido con el objeto de vencer al padre, eran de la sociedad.
entre sí rivales con respecto a las mujeres. Cada uno de ellos En este sentido, adquiere otro significado el hecho de que
habría deseado, como su padre, tener a todas las mujeres para este padre simbólico mitológico sea un padre muerto. En virtud
sí. La nueva organización habría fracasado en una lucha de del crimen primitivo con el que Freud relaciona el principio de
todos contra todos, porque ninguno de ellos era tan fuerte la culpa, el hombre contrae una deuda por el acto cometido.
como para ocupar el lugar de su padre con éxito. Además, si Esta deuda lo ata a la ley de por vida. Ahora bien, toda esta mi-
deseaban vivir juntos, los hermanos no tenían más que una alter-
nativa: instituir la prohibición del incesto -probablemente des- tología reposa en el más conocido mito del complejo de Edipo
pués de superar graves discordias-, por la cual todos renun~ y el complejo de castración. Cuando el niño desea a su madre y
daban a la posesión de las mujeres deseadas, que habían sido quiere matar al padre que la posee exclusivamente, enfrenta los
el principal motivo para matar a su padre. De este modo recu- dos terrores de la situación totémica: el asesinato y el incesto.
perarían la organización que los había vuelto fuertes.l2 En este punto interviene el falo para impedir el crimen, del
mismo modo que interviene el tío materno para impedir el in-
Existen, entonces, dos aspectos en la necesidad de la exoga- cesto. Al reconocer que su padre tiene el poder -tanto de po-
mia y su expre-sión en el totemismo: el padre muerto y la asi- seer a su madre como de castrarlo a él -el niño paga la deuda
metría estructural creada por el rol del hermano. Con respecto simbólica a la ley de la sociedad que su padre representa. Vol-
a este padre Simbólico mitológicamente creado, Lacan escribe: vemos una vez más a la teoría freudiana según la cual del mismo
modo que el complejo de castración destruye la situación edípi-
Debe distinguirse al padre Simbólico del padre Imaginario ca, las leyes sociales, el sentido de la justicia, etc., proporcionan
(a menudo ... sorprendentemente distante del padre real) con su sustituto: el superyó. También vemos de qué forma la castra-
el que se relaciona toda la dialéctica de agresividad e identifi- ción y la muerte están íntimamente relacionadas.
cación. Con todo rigor, el padre Simbólico &~be concebirse ¿Pero por qué el falo ocupa una posición tan privilegiada?
como <<trascendente», como un don irreductible del significado.
El padre Simbólico -aquel que en última instancia puede Freud se refiere al mismo constantemente en términos tales como
decir <<soy el que soy>>- sólo puede ser -encarnado imperfecta- «la posesión más preciosa»; de Beauvoir y otros describen elo-
mente en el padre real. No está en ninguna parte ... El padre cuentemente su naturaleza perentoria, triunfante y voluntariosa.
real ocupa el lugar del padre Simbólico. 13 Pero aunque éstos puedan ser los valores subjetivos que se le
asignan, obviamente es una «preciosa posesión» por razones que
van más lejos. Lacan sugiere que representa la noción misma del
12. !bid.
13. Lacan: Seminario de marzo/abril de 1957, citado en The Language intercambio: no es un valor en o por sJ mismo, pero representa
of the Self. el valor real de intercambio o el objeto ausente de intercambio,
400 401
obviamente simbólico. El falo es la marca misma del deseo hu. lllento imaginario, cuyo rol significante es de suma importancia:
mano, la expresión del deseo de lo que está ausente, de la reunión el f.alo» .14 En este punto el falo indica el deseo de la madre (el
(inicialmente con la madre). . , deseo del falo) en el que nace el niño; constituye un distino or-
En esta teoría, la transición de la neces1dad -v1a la deman- aen de experiencia y representa lo que la criatura -tanto el
da- al deseo indica, precisamente, el progreso del ~~r, humano nífío como la niña- ha de ser simbólicamente. Desde el punto
de su condición animal a la .adquisición de su cond1oon huma- de vista de la madre este es el proceso que Freud describe como
na. Esto es en parte un refinamiento, y en ~rte un. supl~mento excrementos-pene-hijo. La relación diádica primaria entre la ma-
de la teoría freudiana de la «pulsión». El bebe necestta ahmento, dre y el hijo nunca es, en sí, únicamente esto, ya que ingresa in-
protección, etc.; entonces su mad~e .demanda. c.iertas respuestas lllediatamente en la posibilidad de una relación dialéctica entre
de su parte, por ejemplo, el .aprendlzaJe de la h1g1ene; al apren?_:r tres términos: madre, hijo, falo. El niño ya -incluso antes-
a comprender la naturaleza de la demanda de su madre, el mno desea ser el padre en relación con la madre (el complejo de Edi-
llega a desear satisfacer d. deseo d~ "aqu~U~·- Por lo ~anto, el de- po), el niño desea ser el falo para la madre o de la madre, lo
seo siempre trata de una mterrelacwn stgnt.licante, s1empre e~ el mismo que la madre desea que sea la satisfacción última de su
deseo del otro. La necesidad puede ser sattsfecha po! un obJeto propia «envidia del pene». De este modo, el niño desea ser la
real· la demanda es de algo, en tanto el deseo es el de reconocer madre antes de desear ser el padre. Pero aquí interviene el pa-
el ~ropio deseo: un deseo de reconocimiento. ~sí, el deseo puede dre simbólico, asumiendo efectivamente la significación del falo.
reconocerse pero nunca satisfacerse ya que, al 1gual que el deseo Deseando ser el falo de la madre para ella, el niño desea ser la
de lo que el otro desea, necesita el deseo de ser el otro o de madre, pero este mismo deseo choca contra la función del padre,
no ser diferente al otro: el niño desea ser lo que su madre que ya es el falo de la madre; de modo que en· el momento en
desea que él sea para ella. Desea set· ella con su falo, pero apren. que el niño abriga la esperanza de cumplir el deseo de su madre,
de a ser su falo para ella. Volvemos a la i~evita~le bús~u~d~ ,de la presencia del padre le impide hacerlo: el deseo es, por defini-
Reich y de Laing por poner :fin a toda d1ferenna y d1~t1nc10n: ción, irrealizable. Al someterse a la posibilidad absolutamente
este fin es el que todos los hombres desean, porque prec1samente irreal de la castración, el niño reconoce la situación y aprende
el deseo es eso. También volvemos a la ecuación excrementos-pene- que también él, algún día, accederá a la función del padre. Así,
bebé. En esta teoría del deseo debemos integrar ot~o concepto: paga su deuda simbólica al padre que asesinó en sus pensamien-
la noción de la carencia de un objeto, que en sí m1sm~ ,propor- tos de rivalidad. De modo que el falo está íntimamente rela-
ciona la génesis del deseo. A todos los niveles, _la relacton. entre cionado tanto con la muerte como con el padre simbólico y, .así,
1.a madre y el hijo está mediada por una au_sencla o carc:ncta. Ya con la ley. En su rol imaginario, t·ambién interviene -como a
lo hemos visto en el caso del niño que domma la ausencia con. su distinto nivel, el padre simbólico y el tío materno- para rom-
carrete de algodón y el juego del espejo, pero incluso antes ~xlste per una situación «natura!» (madre e hijo diádicos, familia bio-
la falta del pecho o de lo que se necesita. En . ~sta aus~nc1a, la lógica) e imponerle una dirección cultural. Todo indica que debe
necesidad se transforma en demanda (artic:ulactón), Y s1 no es haber un intermediario para que cualquier relación escape a un
satisfecha o recíproca, en deseo .. El falo s.e car~cteriza por e::rp~e­ círculo vicioso.
sar simbólicamente esta «carencia» esene1al. El falo no es ,1den· La situación es infinitamente más complicada que esta ver-
tico al pene real, y.a que lo importante es su significado. As1, por sión reducida y condensada, sobre todo porque he dejado fuera
ejemplo, la madre que en su infa~cia envidió e~. pene que no te: -tanto .aquí como en la exposición igualmente abreviada de las
nfa encontrará el sustituto del mtsmo en el hlJO que da a luz, estructuras de parentesco-- lo que realmente explica el marco
en 'cierto sentido, deseaJrá que su hijo represente el falo de ella general y el fundamento de la teoría: la importancia del lenguaje.
y el niño,· a la vez, deseará ser lo que ella de~ea._.. «entre la
madre y el niño Freud introdujo un tercer termmo, un ele· 14. Jacques Lacan: Seminario de noviembre-diciembre de 19.56.

402 403
En cierto sentido, ésta es una distorsión inexcusable de una teo. Il. LA FEMINIDAD
ría, aunque resulta necesaria en virtud de nuestro interés espe.
cífico: la psicología de las mujeres bajo el patriarcado. La au.
senda de toda referencia al lenguaje -el mundo mismo en que
nace el niño humano, mediante el cual es nombrado y situado
(el hombre no habla, el lenguaje «lo habla>>)- sólo puede ex.
cusarse por la inagotable serie de otras omisiones que, en tanto
se refieren a la forma en que el ser humano se vuelve humano
y vive su humanidad, influyen en la formación y el significado de
la psicología femerüna. De hecho, aquí sólo he seleccionado dos
temas: el significado del padre simbólico y del falo en la apari-
ción de la civilización, y el rol fundamental desempeñado por
la diferencia en la formación del sujeto humano. Obviamente, mi
propósito es, en parte, polémico: mediante estos argumentos de.
seo responder a ciertas reducciones feministas que no acuerdan
ninguna significación paterna ni fálica a las culturas dominadas
por el hombre y, por otro lado, refutar las tesis de Reich-Laing-
Firestone, según las cuales Jas diferencias pueden eliminarse en 5. El lugar de la muier
interés de la armonía.
Todas las críticas feministas cuyas obras hemos discutido -y
Wilhelm Reich en sus primeros escritos psicológicos- elogian a
Freud por la exactitud de sus observaciones sobre las caracterís-
ticas psicológicas de las mujeres de la clase media que están opri-
midas bajo el sistema patriarcal. Empero, refutan su análisis en
virtud de su determinismo biológico y se lamentan de que no
viera la realidad de la causalidad social que tenía ante sus ojos.
Este ataque sólo es justificado en tanto Freud a menudo renun-
ció a esta cuestión al abordar el «fundamento biológico>> que
subyacía en su investigación psicoanalítica. Pero Freud abando-
naba la cuestión precisamente porque el psicoanálisis no tiene
nada que ver con la biología, salvo en el sentido de que nuestra
vida psíquica también refleja --de forma transformada- lo que
la cultura ya ha hecho con nuestras necesidades y constituciones
biológicas. Freud estaba interesado por esta transformación. Lo
que sí podemos y debemos criticarle es que nunca plantea con
suficiente énfasis sus repetidas manifestaciones en este sentido,
en el contexto de sus exposiciones de las diferencias sexuales psi-
cológicas. Por el contrario, y por desastroso que resultara para
el futuro del psicoanálisis de la feminidad, precisamente en ~~1~
.;V:

404
puntos se apartó con mayor frecuencia del problema, dejando a rían Reich, Firestone y Laing (autores interesados en la dia-
las lectoras con la desagradable sensación de que la última pala- léctica).
bra de Freud sobre el tema las devolvía una vez más a la biolo.. El análisis freudiano de la psicología de la mujer tiene lugar
gía o la anatomía. Pero evidentemente es ese gusto por la biolo- en un concepto que no es social ni biológicamente dualista:
gía el que saborearon los analistas <<post»-freudíanos. Como crítica ocurre en un análisis del patriarcado. Las teorías de Freud nos
de este aspecto de la obra de ellos, bien está la crítica a Freud. ofrecen el principio de una explicación de la psicología de la mu-
Si se ha de llevar a cabo un análisis de la psicología femenina, jer, inferiorizada y «alternativa» (el segundo sexo) bajo el pa-
ha llegado el momento de terminar con el biologismo general y triarcado. Su interés se centra en cómo d animal humano con
con la contribución específica que en este caso presta: que en una disposición psicológica bisexual se convierte en la criatura
la vida psíquica se refleja un así llamado dualismo biológico en. social sexuada: el hombre o la mujer.
tre ambos sexos. El psicoanálisis trata de la herencia y la ad. En sus obras especulativas sobre los orígenes de la cultura
quisición del orden humano. El hecho de que haya sido utili- humana ·y la filo génesis del hombre --en especial en T otem y
zado para inducir a la conformidad con ciertas costumbres so- tabú y en Moisés y la religión monoteísta- Freud muestra ex-
ciales específicas es un abuso más que se ha hecho del mismo, plícitamente que el concepto psicoanalítico del inconsciente es
posible a nivel teórico por la misma preocupación biológica de un concepto de la transmisión de la humanidad y la herencia
algunos post-freudianos. Sj la anatomía fuese realmente el des- de sus leyes sociales (culturales). En el inconsciente de cada
tino --como Freud observó desastrosamente en una ocasión- hombre reposan todas las «ideas» de la humanidad con respecto
también podemos renunciar a hacer algo, ya que nada distin- a su historia; una historia que no puede comenzar de nuevo
guiría al hombre de los animales. Pero Freud hizo esta fatal ob- con cada individuo,· sino que debe ser adquirida y a la que cada
servación en el contexto de una ciencia interesada en la explo- uno debe contribuir con el transcurso del tiempo. La compren-
ración de las leyes sociales humanas tal como están representadas sión de las leyes del inconsciente significa, de este modo, un co-
en la mente inconsciente. mienzo de la comprensión de la forma en que funciona la ideo-
Tanto Reich como las críticas feministas atacan a Freud por logía, cómo adquirimos y vivimos las ideas y leyes dentro de
su ignorancia de los efectos determinantes de la cultura patriarcal, las cuales debemos existir. Un aspecto primordial de la ley con-
pero en sus propios análisis olvidan, irónicamente, lo que han siste en que vivimos de acuerdo con nuestra identidad asexuada
recordado en su retórica de denuncia. En todas sus exposiciones nuestra siempre imperfecta «masculinidad» o «feminidad». '
se olvida lo específico asimétrico .de una estructura social domi- El asesinato del padre primitivo en un período prehistórico
nada por el padre, en favor de la oposición macho-hembra con es la característica determinante de la reconstrucción &eudiana de
dominio del macho. La idea general de oposición y dualismo la historia de la humanidad. En una época pre-sodal imaginaria,
social también es una importante característica de la obra lain- el padre tenía todo el poder y todos los derechos sobre todas las
giana. Si semejante dualismo social reemplaza al dualismo bioló- mujeres del clan; una pandilla de hijos -todos hermanos débiles
gico, el inevitable resultado del debate será la circularidad. El individualmente pero fuertes unidos- asesinaron al padre para
principio de la dialéctica es la contradicción, no la simple uni- obtener sus derechos. Naturalmente, todos no podían tener sus
dad: los elementos se contradicen entre se resuelven, se unen derechos y, naturalmente, debieron sentirse ambivalentes con res-
e ingresan en otras contradicciones con otros aspectos; toda pecto al acto cometido. El totemismo y la e:xogamia son los sig:.
<<Unidad>> es una unidad compleja que contiene contradicciones. nos duales de su respuesta: en el tótem, o sustituto simbólico
Incluso examinando el concepto desde un punto de vista simpli- del padre, se garantiza que nadie ·lo matará a él o, en ese en-
ficado y formalista, debe haber como mínimo tres elementos y el tonces, a sus herederos (cada uno de los hermanos). Aún más,
··Dlilguno de los hermanos puede heredar los derechos de este pa~
ter·cero no puede ser la simple unidad de los dos, como desea-
con respecto a todas las mujeres. Como todos no pueden he-
406
histérico -hombre o mujer- mora la protesta femenina contra
redar, no heredará ninguno. Este es el inicio de las leyes sociales la ley del padre. 1 Pero lo que se reprime es tanto la representa-
y la moralidad. Los hermanos se identifican con el padre que han ción del deseo como su prohibición: en ello no hay nada «puto».
matado e ínternalizan la culpa que sienten ·junto con el placer ni «original».
derivado de su muerte. Así, el padre se vuelve mucho más po.. La niña sólo adquiere su identidad femenina secundaría den-
deroso en la muerte que en la vida: en la muerte establece la tro de la ley patriarcal en su complejo edípico positivo, cuando
historia humana. El padre simbólico muerto es mucho más deci- es seducida/violada por, y/o seduce al padre. Del mismo modo
si[vo que cualquier padre viviente real, que meramente trantsnrite que. el niño hereda la ley con su. ~cept~ci?n de la c~stración s~m­
su nombre. Así se origina la historia del patriarcado. Es por esta bólica por parte del padre, la mna as1mila su destlno femeruno
marca simbólica del padre muerto que los niños y las niñas en- con esta seducción simbólica. Pero resulta menos importante qu~
cuentran su lugar cultural en el interior de la instancia del com.. la «castración>> del niño, porque en cierta medida ella ha perCI-
lejo de Edipo. bido su situación .antes de que la misma se viera confirmada por
En la situación del complejo edípico (que reitera las reglas la intervención del padre. Ya ha adquirido la información de
y la exogamia) el ·niño aprende cuál es su lugar como que como no heredará el falo no necesita aceptar la castración
de esta ley del padre y la niña aprende a situarse en· el simbólica (ya está «castrada»). Pero sin el rol del padre en su
de esta misma 1ey. Realmente, el complejo de Edipo es complejo edípico positivo, puede permanecer atrapada en los
mito patriarcal y aunque Freud nunca lo manifestó, sin duda dilemas preedípicos (y en consecuencia volverse psicótioa), ya que
de este hecho se encuentra detrás de su repudio el complejo de Edipo es el ingreso en su herencia humana de la
qe un mito paralelo para las mujeres, el así llamado complejo feminidad. Freud siempre afirmó que la mujer era «más bisexual»
d~'"Electra. Freud siempre se opuso a toda idea de simetría en que el hombre. Su aseveración parece apuntar al hecho de que
la .<<formación>> cultural de hombres y mujeres. Un mito para las en el patriarcado el deseo de la niña por· ocupar el lugar del pa-
IJlUJeres tendría que estar dominado por las mareas del complejo dre y ser el falo para la madre es tan poderoso como el derecho
qé Edipo más intensamente, porque la mujer ingresa en un posterior del niño a hacerlo. La disposición bisexual d~l mome-?to
mundo del hombre: la complementaridad y el paralelismo están preedípico de la niña conserva su fuerza y su compleJo de Edtpo
'~era de la cuestión. Al principio, ambos sexos desean octipar el es una cuestión secundaria. Una cuestión en la que aprende que
'iqgar del padre y de la madre, pero como no pueden ocupar su sometimiento a la ley del padre entraña su transformación en
ambos lugares, {cada sexo tiene que aprender a reprimir las ca- la representante de la «naturaleza» y la «sexualidad», en un caos
'': \~acterísticas del otro. Pero ambos, a medida que aprenden a ha- de creatividad espontánea e intuitiva. Como no puede ser «to-
. tj}ar y a vivir en el interior de la sociedad, desean ocupar el lugar cada» por la lev su sumisión a la misma debe consistir en esta-
ctelpadre y únicamente al niño se le permitirá hacerlo algún día . blecerse como ;~ contrario: todo lo que es emocional e irracio-
..Aún más, ambos sexos nacen en el deseo de la madre y en virtud nal. Esta es la condición que le asigna la historia humana pa-
;·'2ie que a través de la herencia cultural lo que la madre desea es triarcal.
el falo-transformado-en-bebé, ambos desean ser el falo para la
tp.adre. También en este caso, únicamente el niño puede reC(mo-
l. El grupo francés de liberación de la mujer Psychanalyse et Politique
éerse plenamente en el deseo de su madre. De este modo, ambOJ
intenta descifrar el lenguaje o grafología de la sintomatología somática, las
sexos repudian las implicaciones de la feminidad. En conseruen- huellas de la feminidad reprimida en la histeria. Este grupo considera que
la feminidad es, en parte, una condición reprimida que s6lo Freud abandonó la búsqueda de este síntoma histérico en su primera
puede adquirirse secundariamente en forma distorsionada. En l/Ír· época psicoanalítica. No estoy segura de coincidir con el énfasis que ponen
tud de que e~ reprimida, la feminidad es muy difícil de com- en la «violación» de la hija por parte del padre edípico, ya que me parece
que la niña tiene que aprender, precisamente, el arte de la seducción, de
prender, .tanto con la investigación psicoonaHtica como sin ella: ganar el amor.
en síntomas tales como la histeria. En el cuerpo del

408
El niño ingresa en la perspectiv!l de su. ho~bría futura con el ' La revolución cultural
fin de su complejo de Edipo y la mternalizactón del ~adre «ca8•
trador» como su superyó autoritario. Por el c~ntrarto, ~a niña
casi debe construir su complejo de Edipo a partir de las lmposi. Corno hemos observado, Freud a menudo deseó encont:ar
biHdades de sus deseos preedípicos bisexuales. En lugar de inter. satisfactoria base biológica &obre la cual apoyar sus teortas
;alizar la marca de la ley en un superyó al q~e obedecerá, s6lo 11
:l~sicc>l0~~ ·c.:. s pero dejaba de lado este deseo en cuanto lo ex-
puede desarrollar su yo-ideal narcisista. Debe confirmar su iden. ~sde la obra de Emest Jones hasta la de analistas fe-
tificación preedípica (en oposición a su a~e.sión) con la madre ~ contemporáneas, como Mary Jane Sherfy,.1 se ha buscad?
y en lugar de asumir cualidades .~e ~~res1v1dad y control, ad. base biológica del dualismo sexual. Aunque extste un uso ev1-
quiere el arte del .amor y la conClhact_on. Como no es here?era dente de la base biológica en toda formación soci~l, p~rece dudoso
de la ley de la cultura, su tarea conslste en que l.a. humamdad que la acentúe, porque parece haber pocas ev1denc1as de cual-
se reproduzca dentro de la circular~~ad de la f,amtha supuesta¡ quier prioridad biológica. Por ~1 contrar~o, n.<:s enfrentamos a
mente natural. Por supuesto, la famdta no es mas «natural» que situación decididamente soctal. Esta s1tuac10n es la transfor-
la mujer, pero su lugar dentro de 1~ ley se encuentra en las fun. mación inicial de la biología por el sistema de intercam~io ex-
dones «naturales». Pero la sexuahdad, que supuestamente une presado mediante las estructuras de patentes~~ y los .tabues. so-
a la pareja, es un factor de problemas si se descontrola: ta~bién ciales sobre el incesto, que plantean las condtctones dtferencla~es
debe ser contenida y organizada. Así, de acuerdo con la designa- de la formación de hombres y mujeres. Por supuesto, esto no stg-
ción del siglo diecinueve, la mujer deviene «el sexo»: le corres- nifica negar que, como en todas las especies mamíferas! existe una
ponde la esfera de la reproducción. diferencia en los roles reproductores de cada sexo, sm_o que su-
Este es el lugar que ocupan todas las ~ujeres en. la cultura ~ere que en ninguna. ,sociedad huma~a .ambos roles deJ_an de su-
patriarcaL Para expresad? d~ un modo ~as generahzador: los ftir una transformacton. El establectmtento de la s<?C1edad ?~­
hombres ingresan en la htstona por una v1a ~n que las estructu. mana los relega a un lugar secundario, aunque su re1mportac10n
ras de clase son dominantes, en tanto las muJeres (en cuanto ta- ide~lógica _pueda hacerlos aparecer como ?~minantes. .
les, cualquiera que sea su función en la producció~) perm,~necen No se trata simplemente de una cuestton de la tests ahora
definidas por la organización de las pautas de parentesco. En bien conocida en el sentido de que la humanidad, al efectuar el
nuestra sociedad, el sistema de parentesco se encarna en la fa- movimiento de la naturaleza a la cultura, «escogió» conservar a
milia donde la mujer es formada de modo tal que ·aprende a mujeres dentro de un rol natural («·animal») en nombre de ~
perm~necer en ese lugar ..La expresión de la femin}dad p~e~e propagación y la nutrición de las especies, ya que esta sugerencla
variar en función de las dlferenctas de clase, de la epoca htsto- plantea una división demasiad_o. s~~cilla ent~e natura~eza y cultu-
rica o de la situación social específica, pero en relación con la ra y, en consecuencia, una div1s10n demastado sencilla entre el
ley del padre, la situación de las mujeres es prácticamente la :nis· destino de ambos sexos. La aparición misma de la «cultura» ne-
ma. Cuando se critica a Freud por no tener en cuenta 1~ reali.da? cesitaba un rol diferente. No es que las mujeres estén limitadas
social, el concepto de realidad de sus críticos es demastado hmt- a una función natural, sino que se les adjudica un rol especiali-
tado. La realidad social que Freud intenta esclarecer es la repre- zado en la formación de la civilización. Entonces, no es en virtud
sentación mental de la realidad de la sociedad. áe sus posibilidades procreadoras «naturales», sino de su utili-
tación cultural como objetos de intercambio (que implica una
explotación de su rol de propagadora) como las mujeres adquie~

l. Véase Mary Jane Sherfy: «A Theory on Female Sexuality», en


Is Powerful.
Jtst1PYb1'Jnd.

410
ren su definición femenina. Entonces, la situación en que nacen la que' define los lugares relativos de los hombres y
niños y niñas es la misma, y el lugar que se les asigna es clara- mujeres en la historia humana. Este «padre» y sus represen-
mente distinto. Actualmente, en el sentido más importante, ese -todos los padres- son la expresión decisiva de la so-
lugar es el mismo de siempre:, los niños ocuparán el lugar de los l.dedaLd patriarcal. Son los padres) no los hombres, quienes tienen
padres, las niñas desearán producir bebés. Todo deseo biológico el poder decisivo. No se trata de una cuestión de' biología ni de
de hacerlo queda enterrado bajo la exigencia cultural que hace una sociedad específica, sino de la sociedad humana.
coincidir la forma en que se adquiere este deseo con la sociedad Semejante proposición parece, posiblemente, más generalizada
humana misma. La conquista tecnológica de la diferencia bioló-. su solución menos viable que las teorías biológico-tecnológica
gica entre los sexos, que Firestone y otros recomiendan, es re- sociológica. Pero considero que no es necesariamente así. El
dundante: en este ,caso, la biología deja de :ser relevante. En triarcado describe la cultura universal; empero, cada modo eco-
este punto, no ha sido relevante desde la creación de la sociedad de producción debe expresar esto mismo en diferentes
humana: su creación misma ha operado la distinción entre ambos. formas ideológicas. Los aspectos universales del patriarcado pues-
¿En qué forma afecta las tareas del feminismo este enfático tos en movimiento por «la muerte del padre» son el intercambio
cambio de terreno? Si identificamos al patriarcado con la historia de mujeres y el tabú cultural del incesto, pero éstos se repiten
humana, la solución a la cuestión de la opresión de las mujeres de forma muy diversa en la mente del hombre, según las distintas
parece, en principio, mucho menos accesible que si nos dedicá- sociedades. Considero que con la sociedad capitalista le ha ocu-
ramos a explorar otras teorías. Se ha sugerido que nos esforza- rrido algo nuevo a la cultura que es el patriarcado.
mos por una «revolución ecológica» -un nuevo mundo feliz La complejidad de la sociedad capitalista vuelve arcaicas las
humanizado de bebés extra-uterinos- o que en el juego de po- estructuras de parentesco y los tabúes del incesto .para la mayo-
deres de todos los hombres localizamos o desafiamos al enemigo. ría de las personas, pero las conserva incondicionalmente. Freud
En la primera proposición, la tecnología conquista el handicap dio el nombre de complejo de Edipo a la ley universal mediante
biológíco de las mujeres; su mayor debilidad física y su dolorosa 1a cual hombres y mujeres aprenden cuál es su lugar en el mun-
capacidad de dar a luz. En el segundo caso, un análisis socioló- do, pero la ley universal tiene expresión específica en la familia
gico iguala la realidad percibida de la superioridad del hombre: capitalista. (Los argumentos antropológicos que vuelven general
los hombres tienen mayor poder económico y político, y de este el complejo de Edípo sin demarcar su especificidad, son inadecua-
modo la igualdad social equilibraría la injusticia. Todas las exi- dos; las insjnuaciones políticas de que sólo se encuentra en las
gencias de cambio y todas las esperanzas de equidad se han re- sociedades capitalistas son incorrectas. Lo que Freud trató de
gido por una u otra de estas proposiciones, o por una combina- descifrar fue nuestra herencia humana. . . pero lo hizo en un lu~
ción de ambas. En este campo, ni la práctica socialista ni la teoría gar y momento específicos.) La economía capitalista implica que
marxista han estado exentas de estas visiones esencialmente so- para las masas· son irrelevantes las demandas de exogamia y el
cial-democráticas. . tabú social del incesto; no obstante, debe conservar ambos y
No es sorprendente que en estas circunstancias la rev~lución la estructura patriarcal que los mismos entrañan. Aún más, pa-
feminista no haya llegado a ningún lado y que las mujeres, en recería que la ideología específicamente capitalista de una familia
formas y grados ampliamente distintos, permanezcan «oprimi- nuclear supuestamente natural, estaría en abierta contradicción
das». Aun cuando importantes detalles de estas teorías son co- con la estructura de parentesco tal como se articula en el com-
rrectos, el planteamiento de un problema biológico y su solución plejo edípíco, que en este caso se expresa en el interior de esta
tecnológica, o la explicación sociológica de. la dominación del familia nuclear. Considero que es esta contradicción -que ya
hombre y su derrota (por consentimiento o violencia) se encuen- está sintiendo poderosamente- la que debe ser analizada y
tran en la ba.se de sugerencias erróneas. Es la característica espe- 1 ¡;¡~esp;ues utilizada para derrotar al patriarcado.
cífica del patriarcado -la ley del hipotético· padre prehistórico Freud consideraba que el «malestar» (grosso modo, la suhli-

412 413
der muchas cosas. Tomando como ejemp~o. a Inglaterra, podemos
mación y represión de los deseos) era una condición de la civili. que en el período 1940-19~ 5 1a fam:lia, tal como s<; en~ en-
zac10n. En efecto, parecería ser una condición, pero una condi. tra en nuestras ideologías dommantes, vtrtualmente ~ab1a deJa~o
ción que F reud podría haber dejado de percibir, precisamente de existir. En los tiempos bélicos, el empleo industnal de muJe-
porque había alcanzado una especie de etapa <<última». Antes de s fue predominante y los padres se encontraban ausen~es. Por
precisar este punto, desearía diferenciar este problema de otro rerimera vez se planificó una orgamzac10n
· ., socla "lalternauva par a
que en principio parecería semejante. Herbert Marcuse -un mar-
;:ista que ha utilizado constantemente el psi~oanálisis _en. la for-
fa familia. Se amplió la educación obligat~r}a, se ~~earon par-
vularios pre-escolares, se organizó la e~·acuacto~ de ~?-os en gr.a~
mación de sus teorías- afirma que la soctedad capttahsta re-
quiere un exceso de represión, superíor a la que exige el fun- eScala' el estado se ocupó de las rac10nes ahment1c1as,. aseguro ,
la alimentación básica de los niños pequeños y proporciOno res-
cionamiento de la :;ociedad. Marcuse sostiene que el reino de la taurantes comunales, tareas que normalmente están a .~argo de
penuria real está prácticamente terminado (o podría estarlo), de la familia nuclear. Después de una ~onumental re~c~;on post-
ahí que sea posible la liberación del trabajo extenuante y explo.. bélica, en la actuaUdad se vuelve vistble una repettoon de al-
tador. Pero el capitalismo, con el fin de conservar su naturaleza gunas de esas tendencias. Con l?s planes gu?ernamentales de
específica (la explotación de la plusvalía), debe crear nuevas ne- parvularios pre-escolares y guardenas, y el contln~o au~e.nto del
cesidades, exigir nuevas «realizaciones» e instituir, de este modo, ciclo escolar obligatorio, la escuela puede convertirse r~pldamen­
una represión innecesaria de los deseos potencialmente liberados. te en la principal institución ideológica en que se msert~ al
Considero que este argumento, aunque aúna las teorías psico- nmo. Naturalmente, este desarrollo se produce en_ for~a trre-
analítica y marxista, de hecho atrapa al psicoanálisis en la eco-. gular y socialmente brutal, y es contra esta «mas1ficac1on» es-
nomía marxista. Al hacerlo, el curso de la historia es visto de colar y de la moderna fábrica autom~ti~ada que se. al~a . el ro-
una forma demasiado evolucionista, como en el caso de Freud manticismo de la familia y el mantemmlento de la mt1m1dad y
cuando se refiere al progreso de la civilización. A pesar de las la vida privada. Al igual que los cantores del home-sweet-home
apariencias y de su importancia· en diversos sentidos, esta teoría del siglo diecinueve, creen que están regresando a una edad de
contiene la marca de los aspectos más negativos de las dos cien- oro precapitalista, pero de hecho sólo están t~~areando la melo-
cias que propone utilizar: el economismo del marxismo y el ma- día. La sociedad capitalista establece a la fam1lia en el contexto
tiz evolucionista del psicoanálisis. No es que la civilización haya de su redundancia. El establecimiento o la abolición de la fa-
superado el punto en que le resulta necesario el malestar, pero milia no es en 'sí mismo importante, excepto como un síntoma
existe una contradicción entre el modo de la inmediata expresión- de esta redundancia. El acento puesto tanto por reaccionarios
represión de estos deseos y las leyes que los prohíben como base como por revolucionarios (como Reich) sobre la familia y su
misma de la cultura. La prohibición del incesto y la exigencia propia naturaleza contradictoria bajo el capitalismo, es lo que
de la exog.amia se basan intensamente en el complejo edípico con- ha oscurecido la contradicción más fundamental entre las con-
temporáneo porque se las refuerza-, precisamente, cuando ya no diciones específicas de .la familia y las exigencias de la ley de la
son necesarias. Sólo en este sentido sumamente específico la cultura humana.
sociedad capitalista instituye una represión excesiva; sólo el con- Con el capitalismo (en todas sus variantes: imperialismo, fas-
cepto de contradicción (y no el de grado, implícito en la expre- etc.), el hombre alcanza el límite de un desarrollo bis-
si6n de «represión excesiva» utilizada por Marcuse) puede ser- totalmente basado en la lucha de clases. Con el trabajo
virnos para prever cualquier transformación política. masivo que el hombre emprende por primera vez, dentro
Podemos abordar esta proposición más concretamente. Las capitalismo se encuentran poderosamente presentes las con-
guerr.as no. cambian en modo alguno las relaciones básicas de de su propia disolución. También podría parecer que
producción, pero ofrecen una situación política diferente que las condiciones necesarias para una transformación de toda
prefigura el futuro. De la última guerra mundial podemos ap.ren-
41,
414
ideología previa, de toda condición anterior de la cultura ·hu. La clase trabajadora, como clase, es la que ve cómo la clase ca-
mana. No obstante, mientras reconocemos que las contradic. pitalista se apropia privadamente del producto de su trabajo
dones del capitalismo como sistema económico sólo serán re-. social; las mujeres son quienes se encuentran en el· corazón de
sueltas mediante su derrota (y aun así, no en forma directa) la contradicción del patriarcado bajo el sistema capitalista.
demasiado a menudo olvidamos que algo similar es verdad co~ El intercambio controlado de mujeres que define a la cultu-
respecto a su ideología dominante. ¿Por qué cometemos esta ra humana se reproduce en la ideología patriarcal de toda forma
omisión? de sociedad. Marcha al lado del conflicto de clase y se entre-
Me atrevo a sugerir que una razón importante es que he- laza con éste, pero no es lo mismo. Las mujeres dan testimonio
mos tenido la tendencia a hacer el análisis ideológico en función de la definición patriarcal de la sociedad humana en la psicología
del análisis económico. (Aunque parece ser todo lo contrario, misma de la feminidad, y no sólo en la ideología de su rol
la obra de Marcuse es un ejemplo.) Quizá sería más correcto como madres y procreadoras. Pero actualmente esta ideología
decir que ambas esferas se han mezclado inseparablemente y patriarcal, en tanto se plantea como la racionalización última,
que el progreso teórico no depende de la amalgama sino de la de hecho se encuentra en la agonía de su propia irracionalidad;
especificación. Sin embargo, semejante confusión tiene conse- en este sentido, es como la economía capitalista misma. Pero en
cuencias aún más serias. Aunque la ideología y un modo dado ambos casos, únicamente una lucha política le pondrá fin. Nin-
de producción son interdependientes, aquélla no puede redu- guna de las dos puede morir de muerte natural: el capitalismo
cirse al segundo ni las mismas leyes gobiernan el mundo. Es- intervendrá, como siempre, a nivel político, para asegurar su su-
quemáticamente: al analizar la sociedad occidental contemporá- pervivenda.
nea (como cualquier otra), nos ocupamos de dos áreas autóno. En virtud de que aparece como la r·acionalidad última, los
mas. El modo económico del capitalismo y el modo ideológico críticos confunden el complejo de Edipo con la familia nuclear.
del patriarcado. La interdependencia entre ambos se encuentra Por el contrario, lo significativo es la contradicción entre la
en la expresión específica de la ideología patriarcal; en este caso ley internalizada del orden patriarcal humano ~descrita por
el sistema de parentesco que define al patriarcado está sujeto a Freud como complejo de Edipo-- y su incorporación en la' fa-
la familia nudear. Pero si analizamos la situación económica y milia nuclear.
la ideológica únicamente en el punto de su interpenetradón, nun- La ley patriarcal habla a cada, uno y por cada uno en su
ca veremos los medíos de su transformación. inconsciente; la reproducción de la ideología de la sociedad hu-
Bajo el capitalismo, el modo ideológico de reproducción con- roana queda asegurada de este modo en la adquisición de la
tiene su. propia contradicción, al igual que el modo económico ley por cada individuo. El inconsciente que Freud analizó po-
de producción. Las condiciones sociales del trabajo bajo el sis- dría describirse, entonces, como el lugar de la reproducción de
tema capitalista contienen, potencialmente, la superación de las la cultura o ideología. En consecuencia, resulta crucial la con-
condiciones explotadoras a las que están sujetas, y son estas tradicción existente entre esta ley -que ahora es esencialmente
mismas condiciones sociales de trabajo las que vuelven poten- redundante pero que continúa hablando en el inconsciente- y
cialmente redundantes las leyes de: la cultura patriarcal. La clase la forma de la familia nuclear_ La familia burguesa se creó, por
obrera tiene el poder de apropiarse (para la humanidad) de los así decirlo, para dar a esa ley una última oportunidad. Natu-
productos de su trabajo que por ahora le son sustraídos; pero ralmente, no opera demasiado bien, de modo que la sociedad
no es suficiente ampliar esta posición y aplicarla a la ideología capitalista ofrece al mismo tiempo un programa de sosteni-
patriarcal. Las mismas condiciones de trabajo capitalistas (la miento y de socavamiento de la familia. En virtud de que éste
masa de personas que trabajan juntas) crean las condiciones de es evidentemente un punto de debilidad, muchas teorías y estra-
cambio en ambas esferas, pero en virtud de sus orígenes total- tegias revolucionarias se han dedicado a atacarlo. Pero como he-
mente: diferentes, el cambio se producirá en formas distintas. mos visto, su importancia no reside tanto en su interior como
416 417
14. - PSICOANALISIS Y FEKINISKO
que la clase trabajadora es el ~ge~te de ~a derrota del ~odo d~
en su relación con la ley patriarcal que supuestamente expresa. producción específicamente c~pltalista. Nmguna agrupae1ón :-ru
Resulta aún de mayor importancia la contr·~dicción en~re. la ley las mujeres ni la clase trabaJadora- pueden cumphr semeJante
patriarcal y la organización social del trabaJo, contradice16n en. rol sin una teoría ni una práctica políticas. Pero en este cas?
mascarada por la familia nuclear. no es necesario .un orden de prioridades. Depende de las condi-
En el momento en que la estructura misma de la cultura ciones en que tengan lugar. Como el patriarcado no es en modo
patriarcal se vuelve superflua, surge la moda del hombre-,como. alguno idéntico al capitalismo, los éxitos y la fuerza de ambos
animal. A lo largo de toda su historia, ~1 ?om~re ha realizado movimientos revolucionarios, no seguirán caminos paralelos. En
persistentes esfuerzos intelectuales p~r d1stm~rse de las . bes. una etapa intermedia, es perfectamente posible que el femi-
tias: ésta siempre fue una caractetlstlca dom~ante ~e su ld:<>- nismo gane más terreno bajo una democracia social que en 1~
lorda · ahora cuando la base de su cultura diferenctal necesita primeros años de socialismo.. Aunque se alcance una econom1a
u;a ~ransfo;mación la única acción posible de retaguardia con- socialista, tampoco debe entenderse que ha de cesar la lucha
siste en considerar' que la cultura nunca fue muy significathra. contra el patriarcado. No se trata de que alguno de los dos mo-
En el zoológico humano, el «mono desnudo» masculino es na. vimientos políticos asuma el rol principal, o que estos grupos
turalmente agresivo, y la hembra naturalmente criadora: deben revolucionarios se excluyan mutuamente, o que cada grupo sólo
recuperar su naturaleza animal instintiva y olvidar lo que el esté abierto a sus afiliados. Quiero decir que cuando la clase
hombre ha hecho del hombre. Semejantes absurdos son un sín- obrera se vuelve revolucionaria, personas que no provienen de
toma del dilema del orden patriarcal humano. Los movimientos la misma pueden sufrir una transformación política de sus pro-
feministas de los siglos diecinueve y veinte son síntomas de un pios orígenes de clase y unírsele. Del mismo modo, si el movi-
orden absolutamente distinto. miento feminista tiene una teoría y una práctica revolucionarias,
Bajo el orden patriarc-al, las mujeres son oprimidas en su también los hombres (aunque con dificultad) pueden renunciar
misma psicología de la feminidad; esta opresión se manifiesta a sus privilegios patriarcales y volverse feministas. Esto no equi~
cuando este orden se conserva únicamente en forma sumamen- vale a decir que se afiliarán al movimiento, en tanto éste opera
te contradictoria. Las mujeres tienen que organizarse como gru- a nivel de conciencia feminista, del mismo modo que los inte-
po para efectuar un cambio en la ideología básica de la socie- lectuales marxistas no pueden afiliarse al movimiento sindical (que
dad humana. Para ser eficaz, esta acción no puede limitarse a un es la organización equivalente de la conciencia de clase obre-
desafío de equidad que cuestione simplemente la dominación ra): sólo pueden apoyarlo de un modo práctico. Hago estas
del hombre (aunque esta acción también desempeña un rol tác- comparaciones con el único propósito de contribuir a situarnos
tico), sino a una lucha basada en una teoría que demuestre que en los debates actuales de la izquierda sobre la práctica polí-
las leyes instituidas por el patriarcado no son socialmente nece- tica.
sarias en esta etapa. Cuando sean liberadas las potencialidades de las compleji-
La derrota de la economía capitalista y la cr1s1s política dades del capitalismo -tanto económicas como ideológicas-
resultan te no significan, en sí mismas, una transformación de por su derrota, en el inconsciente se representarán gradualmente
la ideología patriarcal. Esta es la implicación del hecho de que nuevas estructuras. La tarea del feminismo consiste en hacer
la esfera ideológica tiene cierta autonomía. El cambio a una que éstas vean la luz. En la sociedad no patriarcal tendrá que
economía socialista no sugiere, por sí mismo, que le seguirá el encontrarse alguna otra expresión del ingreso en la cultura, dis-
fin del patriarcado. Es necesaria una lucha específica contra el tinta a las implicaciones que tiene para el inconsciente el in-
patriarcado: una revolución cultural. También las batallas deben tercambio de mujeres. También tendremos que reconocer que
tener su propia autonomía. De esto parece desprenderse que todavía no ha existido -o no ha existido el tiempo suficien-
dentro del feminismo revolucionario las mujeres pueden se.r la te- ninguna sociedad que permita a1 «eterno» inconsciente des-
punta de lanza de un cambio ideológico general, del mismo modo
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418
prenderse d:. su naturaleza inmortal. Aunque. existen los regí- ¿Quién tendrá los hijos? ¿Cómo se harán? ¿O cómo
menes matnlmeales, parece que pueden exclmrse los matriarca- jará~ de hacerse? No se trata de cambiar esto. Se trata de de-
dos. Los sistemas matrilineales sólo nos ofrecen una variante del rrotar al patriarcado. Del mismo modo que a través de las con-
tema de la ley del padre. Las sociedades socialistas todavía tradicciones del capitalismo podemos entrever el fin de la «eter-
han permanecido demasiado poco tiempo sobre la tierra como na» lucha de clases, nos parece escuchar el canto de cisne la
para haber alcanzado algo tan radical como un cambio en el naturaleza «inmortal:» de la cultura patriarcal.
inconsciente del hombre. En cierto sentido, esto se refleja en
una reciente conversación entre Mao Tse-tung y el difunto Ed-
g:.u Snow. En ella, Mao afirmó que a pesar del trabajo colecti-
vo, la legislación igualitaria, la atendón social de los niños etc
todavía era demasiado pronto como para que los chinos lmbi~:
sen cambiado profunda e irrevocablemente su actitud hacia las
mujeres. O, como le dijo a André Malraux: «Claro que era
necesario darles [a las mujeres] igualdad legal, para comenzar.
Pero todavía queda por hacer todo lo demás. Debeu desaparece 1
el pensamiento, la cultura y las costumbres que llevaron a Chi-
na a donde la encontrarnos, y aparecer el pensamiento. las cos-
tumbres y la cultura de la China proletaria, que todavía no existe.
Tampoco existe todavía la mujer china en las masas, pero ya
está comenzando a desear existir. Liberar a la mujer no es fa-
bricar lavadoras». El psicoanálisis se interesa por la comprensión
de la forma en que operan los pensamientos, las costumbres y
la cultura. Debemos resistirnos a la tentación de descuidar el
análisis, de tomarlo por un sueño. Del mismo modo que las visio-
nes premarxistas del ~iglo diecinueve sólo percibían al comunismo
como comunismo primitivo, actualmente existe la tendencia a
imaginar a la sociedad post-patriarcal en términos de un ma-
triarcado primitivo: un mundo que nutre, un reino de la emo-
cionalídad y la no-represión. Evidentemente, ninguna de ambas
visiones tiene mucho gue ver con la realidad del pasado ni del
futuro.
Hoy, nuestra ideología específica de una familia biológica
natural (nuestra <<sagrada familia»·) vuelve a expresar como una
saga edípica reprimida la estructura de parentesco con la que
est.-1 en contradicción y los problemas del aprendizaje de las
diferencias. Siempre resultará decisiva alguna forma de estable-
cer diferencias, pero que deba procederse así es otra cuestión.
Pero, entret~mto, la niña que ingresa en una sociedad patriarcal
<~modernizada» debe adquirir rápidamente el destino cultural que
le hacen creer coincidente con el biológico.

420 421
ria correctiva o en aquellos casos en que intervienen explícita-
APENDICE:
mente en la formación de sus ideas, como en cierto modo ocurre
al escribir ac4erca de las mujeres.
EL PSICOANALISIS
Frecuentemente se rechaza el psicoanálisis como la fanta-
Y LA VIENA DE PRINCIPIOS DE SIGLO
sía cultural de un hombre atrapado en su época. Freud es un
«patriarca victoriano», en cuyo caso las visiones de la Inglaterra
puritana se trasladan a la lasciva Viena o, con la misma arbi-
trariedad, se afirma que su desagradable teoría en el sentido de
que el sexo reposaba detrás de todas las cosas, era el resultado
de vivir en una capital cosmopolita que era la olla de carne de
Europa. Karl Kraus, el brillante caricaturista satírico de cuyos
pasquines disfrutaba Freud, reflejó muy bien algunos aspectos
del psicoanálisis para su creador, cuando lo atacó, con las si-
guientes palabras: «Puesto que un genio no necesita explicación
y dado que una explicación que defiende a la mediocridad contra
el genio es dañina, al psicoanálisis sólo le resta una justificación:
todavía logra ser útil para desenmascarar al psicoanálisis». 4 A
En el verano de 1913, una señora de Castro, delegada de pesar de los intentos que hace en su autobiografía por defenderse
Londres al Congreso Internacional de 1\fujeres que se celebraba de tales ataques, Freud ha sido personalmente «psicoanalizado»
en Budapest, se detuvo en Viena para asistir a una conferencia por quienes intentan negar el psicoanálisis. En una conferencia
preliminar. Se sintió vivamente impresionada por la vitalidad y reciente, Carl Schorske --crítico de talento- reinterpretó la teo-
eficacia de las feministas vienesas y en su informe comentó: «Me ría de los sueños de La interpretación de los sueños como una
sorprendió el hecho de que tantas de las líderes del movimiento compensación de Freud a las ambiciones políticas personales que
vienés fuesen judías. En Viena hay una vasta y rica población nunca cumplió; los principales postulados del psicoanálisis eran
judía que parece apoyarlas con mucho e:ntusiasmo». 1 Freud, que soñados para vengarse de un padre y de una profesión que lo
siempre vivió y trabajó en Viena -salvo durante los primeros frustraron; el concepto del complejo edípico es un intento por
años y los últimos meses-, desarrolló sus ideas sobre la etiolo- universalizar su situación personal. En cierto sentido no existe
gía sexual de las neurosis y posteriormente sobre la psicología ninguna razón por la cual el psicoanálisis no pued~ utilizarse
femenina en una ciudad sexualmente licenciosa y en la que du- para comprender precisamente la teoría psicoanalítica, pero todo
rante largo tiempo encontró su expresión un movimiento femi- lo que desenmascara son las motivaciones inconscientes o pre-
nista.2 Ninguno de estos factores determina el valor último de
sus conceptos ni los <<explican»: 3 presentan interés como hísto-
ar~ento, aunq~e sin, .d"?da él mismo. está orgulloso de ser parisino ... Se
s?gtere que el pstcoanáhsts, y en espectal la aseveración de que las neurosis
l. Informe manuscrito de M. B. de Castro, N.' 50/82/1118. Colección tt~n~n sus huellas ~n perturbacio~es de la vida sexual, sólo puede haberse
«Suffragettes.>>, Museo de Londres, Kensington Palac:e. ortgtnado en una cmdad como Vtena --en una atmósfera de sensualidad e
2. Obviamente, sólo selecciono aquellos aspectos de la vida social inmc;>~alidad extr~a a otra~ du~ades- y gue es un simple reflejo, una pro-
vienesa que influyen en el tópico de la psicología y la sexualidad feme . yeccton en la teona, por ast dectrlo, de estas peculiares condiciones vienesas.
ninas. In1t;I~abl~mente, no soy un patri~ta local, pero esta teoría acerca del psico-
3. En 1914, al presentar su primera exposición amplia de la historia análists stempre me parece excepctonalmente insensata ... » (Freud: «Historia
del psicoanálisis, Freud escribió: ~<Todos hemos oído hablar de la interesante del movimiento psicoanalítico», 1914, S. E., Vol. XIV).
tentativa de explicar el psicoanálisis como un producto del medio vienés. 4. Karl Kraus: Nachts.
Hace muy poco tiempo, en 1913, Janet no se avergonzó de emplear este

422 423
compatibilidad emocional e intelectual de carácter más general)
conscientes; no es un JU1Cl0 ni siquiera un medio de evaluación probablemente no podía durar, ~ás de uno~ poc_os años; Cierta-
y, desde este punto de vista, deja a la persona o al aconteci- rnente Freud hizo muchas cnucas al matnmomo monog.amo y
miento «intactos». Con frecuencia se producen tentativas menos aunqu~ el suyo -de acuerdo con las pautas convencionales-
sutiles sugiriendo que las exposiciones de Freud sobre la femini- tuvo éYJto, una de las pocas observaciones acerca del mismo
dad son el resultado de la relación autoritaria con las mujeres de combina un reconocimiento de su satisfacción personal con su
su familia o de su práctica médica. (Después del nazismo se ha plena conciencia de las limitaciones de la institución. En ocasión
considerado de mal gusto reiterar las primeras condenas del psico.. de sus bodas de oro comentó: «En realidad no fue una mala so-
análisis como «enfermedad judía».) lución al problema del matrimonio ... ».6 En especial para las
Si bien la vida sexual vienesa no explica el psicoanálisis, las rnujeres, no se suponía que las mujeres tuvieran vida sexual antes
reacciones de Freud ante la misma presentan interés. Natural- o después del matrimonio, ni simultáneamente; Freud declaró
mente, estas reacciones no son iguales a las observaciones teóri- en más de una oportunidad que el adulterio o el divorcio habrfan
cas planteadas dentro del psicoanálisis. En algunos sentido~ Freud salvado a más de una mujer de un episodio neurótico. En 1903
condenaba la moral represiva burguesa con tanta vehemenc1a como planteó que una de las tareas más urgentes e importante~ de la
cualquiera de los psicoterapeutas radicales posteriores y si bien ciencia médica tenía que ser la de descubrir una forma satlsfacto-
en ocasiones parece algo retrógrado ~<omo en su calificada y rei-- ria de contraconcepción. Anteriormente se había interesado por
terada reprobación de la masturbación-,5 las condiciones de Vie- las teorías de la periodicidad de su gran amigo Wilhelm Fliess,
na explican, en parte, su actitud. porque indicaban períodos limitados de fertilidad y en conse-
Viena presentaba el conocido contraste entre la moral restric- cuencia facilitaban el control de la natalidad. 7
tiva de la familia burguesa y la licencia sexual de las calles. Ese Así, cuando Fre~d afirmó que la sexualidad se encontraba en
contraste se reflejaba, indudablemente, en la mente de los pa- 1a base de toda perturbación neurótica, aunque también implicó
cientes de Freud, pero era superficial comparado con el conflicto i!lgo muy distinto, significó que los problemas sexuales subyacen
entre el deseo sexual y su represión. No obstante, el contraste so- en un sentido literal en todas las crisis neuróticas:
cial más visible interesó a Freud y a sus co!egas. Con respecto
a los peligros de la inhibición sexual en el interior de la familia, Es bajo estas condiciones [abstinencia sexual, no-consuma-
Freud fue suficientemente explícito. Señaló el perjuicio ocasio- ción y frustración], sumamente frecuentes en la sociedad mo-
nado a ambos sexos por la abstinencia prematrimonial; el efecto derna, en especial entre las mujeres, como se desar~olla la
inhibitorio v sumamente destructivo de la ignorancia sexual fe- neurosis de angustia (de la que las fobias son una manifestación
menina; los. peligros sociales e individuales de la fidelidad mari- psíquica). 8
tal; la desesperante inadecuación de los métodos contraconceptivos
que, entre otros factores, conducían a la mujer a la anestesia se- Muchas· mujeres [insatisfechas con el matrimonio e insegu-
xual o a la frigidez. Freud condenó la práctica del coitus ínterrup- ras de su capacidad para resistirse a otros hombres] se quejaron
tus como originador de angustia para cualquiera de los miembros
de la pareja que decidiera no alcanzar la satisfacción. El temor
6. Citado en E. Jones: Vida y obra de Sigmund Freud.
al embarazo v la mala salud de la esposa significaban que la vida 7. Octave Mannoni (Freud) sugiere una idea mucho más interesante
sexual de un. matrimonio (y a] mismo tiempo buena parte de la con respecto al jnterés de Freud por la periodicidad de Flíess. Piensa que
la misma dio fiutos muchos años después, como la teoría freudiana de la
compulsión repetitiva, parte de la cual, como hemos visto, evoluciona hacia
5. Aquí puede notarse una interesante diferencia entre Reich y F~eud! concepto de la pulsión de muerte.
también Reich condenó la masturbación: estaba obligado a hacerlo en vmud 8. Freud: «Obsesiones y fobias: su mecanismo psíquico y su etiología»,
de sus teorías sexuales; Freud, por el contrario, buscó una explicación de la 895 (1894), S. E., Vol. III .
. razón por la cual parecía tener efectos tan perniciosos.
425
424
de un impulso obsesivo de arrojarse por la ventana, de herir cinco años. En especial el silenciamiento de la inteligencia de
a sus hijos con cuchillos, tijeras, etc. 9
las mujeres podía deberse en gran medida a la mayor negativa,
Estas observaciones sociológicamente orientadas dan a su obra len su caso, a proporcionarles información sexual en la primera
esta dimensión radical que luego pierde. También a este nivel Jiofancia. Naturalmente, Freud sabía muy bien que hablarle a un
alcanza su punto máximo la conciencia de clase de Freud. Por wno de la sexualidad y la reproducción no resolvía ningún pro-
ejemplo, discute el hecho de que la clase trabajadora está total- blema, ya que a pesar de la más sincera y correcta información,
mente resuelta a seguir a la clase media en la represión sexual ob- los niños creen de acuerdo con sus propias fantasías y no con
sesiva: él siente que una niña campesina o de la clase trabajadora la racionalidad adulta; pero la decepción genera mayor angustia
corre mucho menos peligro de volverse neurótica porque su y una curiosidad rayana en la obsesión. No debía ofrecerse a los
sexo naciente no e,s reprimido; en general, es tan libre como el niños información basada en oscuros términos botánicos de fer-
varón adolescente. Los hábitos sexuales de la burguesía condu- tilidad, ya que esto no hacía más que repetir sus propios mitos;
cen a los hombres a la inmoralidad y a la perversión, y a las debía enfatízarse la impartancia del amor para contrarrestar sus
mujeres a un exceso de refinarniento, a pensamientos etéreos y a temores de violencia. Grete, una niña en el umbral de la ado-
la neurosis. Freud tenia pocas ideas preconcebidas, pero el hu- lescencia, escribió un diario cuya publicación F reud recomendó
manitarismo fue un instrumento esencial y un subproducto inevi- en 1915. Grete, hija de una familia vienesa de la clase alta, es-
table de su práctica (posteriormente, abrigó la esperanza de que. cribe sobre las formas tortuosas en que las colegialas trataban
el psicoanálisis fuese gratuito y estuviese a disposición de todas desesperadamente de aprender algo acerca de la sexualidad. Con
las clases sociales). Criticó con vehemencia, por absolutamente su hermana y una criada, espía a una pareja vecina que hace e1
inviables y crueles, los tabúes sexuales que la sociedad imponía amor, y cuando la criada le dice que la mujer será «echada», Gre-
al individuo; se mostró agradecido como investigador cuando e, que ignora la penetración, teme que la mujer sea aplastada
una niña de una familia de pequeños terrateqientes rurales lo con- bajo el peso del marido: jura que jamás se casará. Conoce la
sultó y le permitió penetrar en la hipocresía de las costumbres írcuncisión, pero decide que sólo la excesiva crueldad de los
y romper los tabúes: ' . judíos permite semejante práctica, del mismo modo que los ju--
íos son los únicos capaces de ser tan desvergonzados y desnu-
. Tengo con ella una deuda de grattitud por haberme permi- arse para el intercambio sexual. Grete y su mejor amiga creían
tido hablar con ella con mucha más facilidad que con las ue la esposa «hacía» al bebé, pero su hermana mayor le «aclarÓ»
mojigatas señoras de mi práctica urbana, que consideran ver- ue quien lo hacía era el padre. A través de libros, preguntas y
gonzoso todo lo que es naturaPO observaciones, con temor y picardía, trata de descubrir «los he-
chos de la vida>>; aunque brillante en la escuela, no puede con-
Una vez establecida la existencia de la sexualidad infantil centrarse en sus tareas e incluso su interés compulsivo por el
Freud no vaciló en extraer conclusiones sociales: estaba profun~ sexo es inadecuado ya que, como ella misma comenta:
damente convencido de que todas las preguntas dt: los niñ(JIS de-
bían responderse con sinceridad. Pensaba que el e5darecimiento ... ver y oír no la lleva a una demasiado lejos. Siempre he
sexual -o la apertura sexual, preferentemente-- debia alcanzar mantenido ·los ojos bien abiertos y no soy ninguna estúpida,
a los niños desde la edad más temprana posible y criticó a los pa- pero alguien tiene que explicarlo, una no puede enterarse por
su cuenta. 11
dres de su primer niño «paciente>> - Juanito- por no ofrecer
todos los detalles del intercambio sexual a su curioso hiio de
J
Plenamente consciente de los peligros de la decepcíón v de
9. Ibid.
10. Freud: Estudios sobre la histeria, S. E., Vól. II. 11 A Young Girl's Diary, Al1en & Unwin, 1971
426 421
cuencia a la gloria de la mujer como cortesana, Freud lo echó
la ignorancia forzosa, Freud era muy liberal en sus ideas educa-
con caJaS destempladas:
tivas. Apoyó diversas campañas de reforma sexual, aunque dife~
renciando su posición de la de algunos reformistas más libertarios. El ideal de la cortesana no tiene lugar en nuestra cultur~.
Así, cuando en 1908 el periódico de Kraus lanzó uno de sus Nosotros [como psicoanalistas] nos esforzamos por descubru:
ataques más feroces contra las costumbres sexuales de Viena, la sexualidad, pero una vez que su existencia está dem?strada,
Freud aplaudió el movimiento pero señaló su concepción dife. exigimos que toda represión de !a misma sea. con~c1ente Y
rente del problema: Die Fackel promovía la idea de la sana «rea. que el individuo aprenda a subordmarla a las ex1genc1as cultu-
lización» de todos los deseos sexuales hasta la saciedad, en tanto rales. Reemplazamos la represión por un saludable control. El
el psicoanálisis -sostuvo Freud- deseaba liberar a 1~~ sexua- problema sexual no puede soluc.ionarse sin. ten~r en cuenta
lidad de su represión mediante una instancia superior: el control el problema social, y si uno preftere la. absunen.cla a estas la-
mentables prácticas sexuales, uno es abstinente baJo protesta.
sexual debía ser una elección individual y no el dictado de un Está muy extendido el sentido del pecado que se opone a
sistema social alienante. A su vez, Karl Kraus consideraba que la la sexualidad e incluso el libertino se cree un gran pecador.
actitud de Freud estaba impregnada de la idea judea-cristiana de La mujer, que como la cortesana no es de fiar ;n el plano
que el sexo era pecaminoso. Es verdad que aunque Freud era sexual, es despreciable en todo sentido. No es. mas q~e una
liberal en su oposición a las convenciones burguesas, se mostró Haderlump [argot vienés que significa «granuJa», «brtbona»,
más tenazmente antagónico que algunos de sus contrarios a la (~tunanta»] .13
corrupción sexual, la prostitución, la promiscuidad hipócrita y
la extensión de las enfermedades venéreas. Las costumbres sexuao Otto Rank, que. tomaba notas de la reumon semanal en que
les vienesas de principios de siglo presentan un aspecto conocido, se discutió este tema, señala que Wittels quedó azorado Y enmu-
similar al de los dos rostros de la Inglaterra victoriana, aunque decido cuando oyó que Freud llamaba «Haderlump» a una cor-
ciertas características le otorgan una cualidad específica. En gran tesana. Era un hecho conocido y un tema frecuente de la época
parte la vida social todavía era feudal y las prácticas de la noble- el tratamiento que prestaba Wittels a las mujeres como objetos
. za estaban marcadas a la vez por las costumbres de la Inglaterra sexuales, colocándolas en un pedestal, actitud que Freud intentó
del siglo dieciséis 12 y por las más sofisticadas de los medios ban- explicar en sus escritos psicoanalíticos; la reacción de ambos es
carios de esta dudad de las finanzas. Lady Paget, esposa del mi- csimilar al tipo de cuestiones que se plantean en la actualidad en
nistro británico ante la corte del emperador Francisco José, co- las discusiones sobre la pornografía. No debemos olvidar que en
mentó con cierta sorpresa, inmediatamente antes de la primera una sociedad que degrada a las mujeres, todo erotismo es sospe-
guerra mundial, que los nobles que frecuentaban exclusivamente choso. .
la corte y que tenían dos o tres amantes estables y cualquier can- Stephan Zweig, posteriormente amigo de Freud, recuerda su
tidad de enredos con actrices y bailarinas, a menudo extendían juventud en Viena a fines del siglo diecinueve:
;..:ontratos formales garantizando el envío de una suma fija (equi-
valente a una pensión alimenticia) y reconocíendo los buenos ser- Por más que me esfuerzo, no logro recordar a un solo
vidos de estas mujeres. camarada de mi juventud que no se me acercara con semblante
Cuando su colega y amigo Fritz Wittels se refirió con elo· pálido y preocupado. Uno de ellos porque estaba enfermo o
le temía a las enfermedades [venéreas] ; otro porque lo extor-
12. Véanse las descripciones de Lawrence Stom~ en su artículo sobre sionaban a causa de un aborto; un tercero porque carecía de
«La familia», en The Crisis of the Aristocracy} Londres, 1965, y los corn.en- dinero para hacerse atender sin que se enterara su familia; el
tarios de Thomas Masaryk sobre el período decimonónico de la historia
austro-húngara: «La subestimación de la mujer es una señal de una sociedad 13. Minutas de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, N.o 24, 1.'5 de
polígama y de hecho todavía vivimos en la poligamia ... » (citado en Capek: mayo de 1907, Nueva York, International Publishers, 1962.
Masaryk).
429
428
cuarto porque no sabía cómo hacer para comprar el silencio de Masaryk, la práctica de la masturbación en la escuela en que
una amante que afirmaba haber tenido un hijo suyo; otro dictaba clases en otra parte del imperio austro-húngaro, tenía
porque le habían robado el billetero en un burdel y no se efectos morales adversos: conducía a una sexualidad precoz y ex-
atrevía a acudir a la policía. Los jóvenes de aquellos tiempos cesiva, y a la perversión. Las discusiones infinitas se parecen a
pseudornorales eran mucho más románticos y sin embargo los debates que actualmente se plantean sobre la ingestión de
menos puros, mucho más excitados pero también más deprimi-
dos que lo que las novelas y los dramas de sus escritores
drogas: ¿son una señal o una causa de perturbación? ¿Entrañan
oficiales los pintan. 14 un peligro físico, mental, moral o social? Me atrevería a decir
que la posición de Freud, al mismo tiempo que compleja e inte-
Abundaban las enfermedades venéreas y no eran fácil~ente resante, fue liberaL
curables; Zweig calcula que en Viena una casa de cada seis mos- Las contorsiones intelectuales y las tensiones psicológicas que
traba la placa de un especialista en enfermedades venéreas. Era rodeaban la cuestión de la sexualidad modificaron, naturalmen-
más difícil evitar que encontrar a una prostituta «a toda hora y te, la actitud hacia las mujeres. La feroz hipocresía de la vida
a cualquier precio; al hombre le costaba tan poco tiempo y pro- sexual encontraba su expresión en la conocida dicotomía de dio-
blemas comprar a una mujer por un cuarto de hora, una hora o sa o ~ro?tituta, seg~ las mujeres simbolizaran la sexualidad dig-
una noche, como comprar un paquete de cigarrillos o un periódi- na o Indigna. Del m1smo modo que la sexualidad era considerada
cm>.15 Sumamente jerarquizados, los ejércitos de prostitutas re- con tortuosa ambivalencia, lo eran sus representantes, las muje-
corrían las calles, existían los así llamados «rincones del amor» res. Quizás lo insólito de este periodo sea que esa ideología
donde las mujeres se exhibían en escaparates, los alcahuetes de 1~ banal de la~ mujeres adquirió una nueva vida e inspiró a algunos
clase alta estaban por encima de la ley y las mujeres galantes grandes artistas y pensadores. Su exponente más notorio fue Otto
podían ejercer la profesión sin licencia de prostitutas ni contro- ~ eininger, que afirmaba haber creado el concepto de bisexua-
les médicos. Sí bien la virginidad era esencial para las mujeres hd~d. (Freud, al rechazar la pretensión de W eininger a la origi-
«decentes» y la fidelidad de la esposa necesaria incluso en el caso na!Idad del concept? tuvo que reconocer su deuda con su amigo
de matrimonios no consumados, la abstinenciá se consideraba de- Fhess por esta preciada teoría. Empero, las intenciones de Freud
cididamente nociva para los jóvenes. Thornas Masaryk -poste- y d:: Weininger son polos opuestos.) Weinínger ejemplificó las
riormente presidente de Checoslovaquia- recordaba que siendo tens10nes de su sociedad: judío que odiaba a los judíos hombre
adolescente había acudido a consultar a un médico por un mi- desgarra~o p~r la oposición entre los deseos sexuales y lo~ códigos
núsculo grano facial; aquél le indicó que una prostituta era la morales Judaicos, encerró las contradicciones en una imagen se-
mejor cura para este síntoma de exceso de vitalidad en la san- xuaL Para W eininger existía un conflicto fundamental y trágico
gre. Las prostitutas y la masturbación compulsiva eran la salida entre ambos sexos, en el que dominaba el racionalismo en los
de la abstinencia sexual, pero una vez liberadas las fuerzas anár- ho~mbres y la sexualidad en las mujeres. Pero el dilema penetra
quicas de la sexualidad se temió el retorno del caos; al curar hi- mas .profund~mente ya que, en distintas proporciones, hay elemen-
potéticas enfermedades de la sangre, se provocaban enfermeda- tos mcompattbles y eternamente irreconciliables de cada sexo en
des venéreas reales o nuevas enfermedades imaginarias. Uno de el interior de cada individuo: de ahí su utilización del término
los temas del día era si la masturbación producía o no enferme. «bisexual~dad». En est~ lucha abierta, Weininger detestaba todo
dades venéreas. El grupo de Freud estudió esta cuestión y Freud lo feme~mo, que c~~s1deraba :ípicamente judío. Descubrió que
opinó que sus desastrosos efectos eran psicológicos y no orgáni- ~ste fenomeno tambten predommaba en él y que la tensión era
cos, sintomáticos y no originadores de otros problemas. Para insoportable. Su teoría surgió de su propia vida y de su teoría
surgió el suicidio, en 190 3. '
14. Stephan Zweig: The World of Yesterday, Cassell, 1943. El rencor que alimentaba Weininger por el elemento femeni-
15. lbid. no Y sensual, o el amor que profesaban Fritz Wittel~; Karl

430 431
Kraus y muchos otros a la musa creativa idealizando los lo
de acuerdo a los cuales no deseaban vivir, todo esto pudo ser que se lo es un acontecimiento
una cuestión de vida o muerte; pudo engendrar el suicidio o la infancia de la afirmación de su esposa
obra de arte; en el fondo, se trataba de lo mismo: creativa 0 en el sentido de que Gustav todo lo posible para
destructiva, la mujer encarnaba la sensualidad. Podríamos decir ella se pareciera a su patética Alma, por
que 1~ actitud hacia las mujeres era la actitud hacia la sexualidad, lo consideraba obsesionado, parece una hipótesis pro-
trasladada a un plano «superior», más mistificado. Aunque esta Pero existe un nivel distinto a este plano realista. La no-
actitud no es esencialmente distinta de la que encontramos en tton de un principio creativo femenino es:, evidentemente, una
otras épocas de capitalismo industrial, alcanzó su cumbre con el versión enrarecida del culto a la maternidad; probablemente en
neo-romanticismo de la última década del siglo pasado. ¡odos aquellos que tomaron esta fuente de inspiración sea visi-
Los artistas vieneses de i1n de siglo fueron herederos de la ble un complejo edípico no resuelto, como el que Freud diagnos-
misoginia de Nietzsche y Schopenhauer. Estos filósofos temían a ticó. La afirmación de Freud es al mismo tiempo un comentario
la irracional y elemental sensualidad de las mujeres como se teme evidente por sí mismo con respecto a una situación real v una
al poder anárquico de la sexualidad. Pero, por elemental e irra- reflexión más intrincada del origen psíquico de las ideas.
cional que sea, la mujer manifiesta al mismo tiempo lo natural, La misma relación de Freud con el rol de las mujeres en la
lo espontáneo, lo sentimental; muchos escritores, sin rechazar su sociedad era má.s realista. Sin exaltar ni rebajar su rol, propor-
misoginia, se volvieron de Nietzsche y Schopenhauer a Goethe y cionó pocas esperanzas. En la reunión psicoanalítica semanal,
a su concepción del eterno principio femenino que era la fuente uando Fritz Wittels discutió un artículo sobre las mujeres mé-
de la perpetua renovación de la vida y el arte. En la psicología, icas, que había escrito para Die Fackel, Freud analizó la arque-
esta tesis alcanzó su culminación en las obras de Jung. En auto- ípica ambivalencia de aquél: su miedo a las mujeres como seres
res como Kraus, las cualidades femeninas se elevaban contra el umanos sexuales. \Wittels afirmó que las mujeres profesionales
racionalismo de lo masculino, responsable del desmesurado valor erdían la sensualidad digna que debían proporcionar en la tie-
adjudicado a la ávida tecnología y al materialismo craso; en nom- ra. Freud mostró la otra cara de la moneda de esta idolatría,
bre del principio femenino, Kraus criticó la avidez y la corrupción ro desde una posición distinta confirmó la futilidad de que las
de su sociedad. El pintor Oskar Kokoschka tomó la proposición ujeres estudiaran. La cultura (y debemos notar que adjudica esto
más liter~dmente: el hombre transita, lo femenino es la savia oer- la cultura y no a un destino biológico) ha cargado a la mujer
manente de la vida, el principio femenino no es una idea ;in.o on una parte pesada en la vida sexual y reproductora; por tal
una fuerza vital. Se hizo hacer una muñeca que representaba a azón, ésta tiene menos posibilidades de sublimar sus deseos se-
la mujer ideal, silenciosa y amante, hecha de piel y huesos, con uales en el interés del aprendizaje, pero no se la debe culpar
ojos verdaderos. Sentada a su lado, la muñeca fue el tema de al- por ello. Aunque veía en éste un hecho de la división cultural
gunas de sus más grandes pinturas y la representante de la de roles, Freud no parecía tener prejuicios contra las mujeres
fuente de toda su inspiración. No puede decirse que la idea de que lograban destacarse en el plano intelectual· o artístico: cuan-
un principio creativo femenino no sirviera bien a la causa del arte:. do en abril de 191 O se votó para decidir si se incluía o no a las
ya que este fue un período extraordinariamente fértil. Aunque la ujeres en las discusiones psicoanalíticas semanales, Freud criticó
idea lo divirtió, Freud no la compartía: su interés por las muje- los tres miembros (entre once) que se opusieron a su aceptación,
res era más mundano. considerándolos culpables de una fuerte inconsistencia. Siempre
En 1910, Gustav Mahler, cuya música reflejaba una explo- dio la bienvenida a las mujeres psicoanalistas. Lou Andreas-Salo-
ración de su propio estado psicológico, visitó a Freud para ha- mé fue la primera mujer que asistió a estas reuniones selectas.
cerle una consulta psicoanalítica. El diagnóstico después ridiculi- Hasta ahora hemos visto la situación de la sexualidad y la fe-
zado fue de fijación a la madre. De hecho, no hubo análisis sino ~minidad desde el punto de vista de los hombres. No debe olvi-

432 433
1temente. Como ya hemos visto, por una parte consideraba
darse que aunque la pos1c10n era muy distinta desde l.a la esencia de la libido era masculina y por otra que ambos
tiva de la mujer -y en consecuencia las mujeres tenían actitu~w' " .{OS reprimían en el inconsciente elementos femeninos, pero es-
diferentes-, dominaba la ideología masculina, que hasta -~~ son dos cuestiones distintas.
punto determinaba el pensamiento y la conducta de las "i bien Lou Andreas-Salomé vivió sobre el elevado pedestal
Aunque el feminismo puede haber comenzado a _ , hombres- como 'Wittels y Kraus colocaban .a la feminidad,
la mayoría de las mujeres no había una cultura no :a de las mujeres estaban limitadas a los aspectos más
ternativa. Lou Andreas-Salomé intentó crear esa .os de esa actitud. En la autobiografía de Nora Wyden-
propia persona, pero lo que logró, en cierto sentido, : tenemos el cuadro de una jóven condesa austríaca que
gloriosa parodia de la visión masculina de las mujeres. ~ en la sociedad vienesa de fines de siglo. Nora recuerda que
Mayreder -crítica simpatizante contemporánea- es la tan aterrorizada por su padre diplomático, que hasta la
de un libro sobr~ los movimientos de Europa central en de nueve años su vida fue una pesadilla de temores: en sus
época; escoge a Lo u como a una mujer que creía tan plen , su padre aparecía constantemente como un orang';ltán. Ví~-
en e1 significado de las diferencias fisiológicas entre los sexos,_p a de crisis nerviosas, curas con agua fría e incluso psicoterapia
a partir de ello construyó una psicología femenina profun~:- · eudiana, recuerda que después de leer Sexo y carácter, _de
dependiente. Escritora y analista de ialento, amante de Nie-L.t.;; -~nnger -a los diecisiete años-, toda la desdicha de s~ vida
de Rilke, de Tausk y de muchos otros, amiga íntima de centró en el odio a su propia feminidad. Más tarde abnga la
admirada por su belleza, su carácter e inteligencia, Lou "1'"\Za de tenir un hijo varón que compensará su destino feme-
dablemente, una figura impresionante . ¿Pero en qué , la realidad de la maternidad sólo la confirma en su
da del ideal viviente de la cortesana de Wittels? <'J;~, ..::ia la condición de mujer: «Cuanto más me internaba
16
vida la encarnación triunfante del principio femenino, undo de las mujeres, más me disgustaba». La autobio-
eterna oposición de W eininger entre lo masculino y lo fem _t>arece un caso clínico freudiano, y si bien el repudio de la
La cultura femenina que Lou creó en su persona era la nidad aparece como tardíamente adquirido e intelectualmente
masculina escrita con letras mayúsculas: personalmente minado (al leer a Weininger) o socialmente realista (el fas-
diente de los hombres, sólo pudo hacerse "a sí misma dentrr provocado por su bebé), debemos recordar que su propia
los términos de l:a elección que esta visión masculina ofre.:~ Jre había deseado con tanta ansiedad un hijo varón, que no
Fue la supermujer del superhombre de Nietzsche, la dios·a de .Jo negó a su hija toda expresión de afecto, sino que a menudo
sociedad misógina. Freud admiraba tanto su tarea consideraba un varón. Por cierto, la situación estaba específica-
como su carácter y la veia como una amiga íntima y no comr: ~e determinada por la cultura, pero el «determinismo» tiene
objeto de estudio, pero como aceptaba a las mujeres que se _nas facetas y... ¿cuándo comienza la cultura?
taban a sí mismas, no encontró ninguna razón para criticarla El movimiento feminista creció en esta atmósfera y, al igual
ello, ni por su rechazo de un rol típico de esposa y madre. hoy, su propia ideología reflejaba en parte estos esfuerzos
pensaba que el destino general de las mujeres era el definir la feminidad. El movimiento se esfuerza por transfor-
y la maternidad, pero si alguna encontraba satisfacción en ~qrlas, en su práctica política, y por instituir nuevos modelos
intereses, no tenia nada que decir: lo esencial era la felicidad _ urales. Parece que en este punto las feministas no ofrecieron
Aunque Freud consideraba un hecho fundamental guna respuesta a la obra de Freud: todavía ho había desarro-
toria del hombre el que la humanidad estuviese dividida en dt,4;_ado sus teorías de la psicología femenina y su obra en general era
sexos, no opinaba que ·esto era una simple oposición. CuandqtrF.¡ y poco conocida. Si las militantes reaccionaron de algún modo,
colega Otto Rank propuso que el inconsciente era femenino t·
realidad otra versión --esta vez psicoanalítica- del irradc; 16. Nora Wydenbruck: My two Worlds, Longmans, Green, 1956.
principio creativo femenino), Freud mostró sú. desacuerdo
435
4J4
fue para compartir d desagrado gener.al por la noción
De este modo, a la mujer le resultaba más difícil su-
de la omnipresencia de la sexualidad; su ideali~mo l~s llevó estos impulsos en el trabajo o los objetivos culturales; por
afirmar que la vida no era tan tenebrosa y que la mfancta era
razón, quedaba rezagada detrás del hombre e~ l?s campos de
aerable pero mocente. Pero si bien permanecier?n. desu:tteres~J. cultura y el poder y debía hacer grandes sacr1fic10s: «Una es-
das por Freud, la presencia y demandas del mov1m1ento
pierde su habilidad cuando se enfrenta a la tarea de mo-
ron parte, indudablemente, del entorno intelectual y cultural
el cuerpo masculino; una niña a quien su maestro abraza
Freud. Freud se mostró sumamente interesado por las
vez que cumple con éxito una tarea, no_ puede lograr nada
c.aciones contemporáneas de la emancipación de la mujer. 17
El mensaje implícito en estas observacwnes hechas al v';le-
En 1880, Freud tradujo al alemán y publicó el ensayo
la mujer sexual y maternalmente satisfecha es una muJer
John Stuart 1\!lill sobre el sometimiento de las mujeres. «Anna
-la más significativa de las pacientes histéricas sobre la que Pero ·qué decir del numeroso ejército de mujeres insatisfe-
y Breuer escribieron en Estudios_ sobre la histeria (de hecho, y ~~ancipadoras? Freud opinaba que las rígidas costum-
caso y la redacción pertenecen a Breuer )-, cuyo verdadero sexuales de la época las llevaban a protestar. Muchas de . s~s
bre era Bertha Pappenheim, después de la resolución de sus eran justas y debían ser atendidas, pero la ht~o-
tomas histéricos se convirtió en asistenta social Y en básica de la paridad 0 «igualdad» con los hombres era m-
activo de los derechos de la mujer; también fue durante En este contexto, Freud fue más indulgente que la ma-
titmpo amiga de Martha, la esposa de Freud. ~unque la ca~t or parte de sus colegas con el movimiento feminista. La des-
que Freud dirige a Martha -entonces ~~ prom~tl~a- acer~a ae ripción de Fritz Wittels habla ~e <<nuestra ~etestable cultura ~e
folleto de Mili est3. plagada de protecc10n patna:.cal (mantiene ov en que las mujeres se queJan del destino que no las traJo
su querida chiquilla a salvo del desagrado, la fiebre y_las inqu~e 1 "~undo como hombres; intentan volverse hombres (en e~ mo-
tudes del mundo exterio~ al boga~), é~_ta no es s~ ~nnca ese~o~ vimiento feminista); la gente n~ aprecia la ter~~edad ~/la msen-
al autor. Para Freud, .l\1111 es un tdeadsta, un utop1co que Ch. .rr atez de estos esfuerzos, las muJeres tampoco». Tambten Kraus,
los ojos a las condiciones reales de la existe:acia. Aun~ue Freu ¡en Der Fackel, se mofa del movimiento feminista, que pa~a él
opina, como sostiene a menudo, que. la suerte de las ~uJeres deb1traiciona el digno principio femenino que se supone las. muJe.r~s
mejorar? considera absu;do y ofensiv~. ll.amar esclavitud --com'lncarnan. En esenci.a, .el argumento fr~udiano sobre la sausfaccw,n
hace 11111- a su vocac10n porque es d~stmta a la de _los hombr~s·lexual no parece dtstmto en un sentido general, pero su mteres
Freud entra cautelosamente en conoctdas especulacwnes roman onsistía en explicar y no en criticar un fenómeno, y en ver a las
ticas: ¿no es, de hecho, un rol más honroso Y desea~le? Algu?o ujeres en su '·rol cultural y no artísticamente simbólico.
años después, dirigiéndose menos íntimamente .al cuculo psic Muchas personas que vivieron en Viena en las décadas ante-
analítico, Freud 'destacó que. Mill _ignora?a el_proble~a de qu riores a la primera guerra mundial, consideran este_ períod~ de
a las mujeres les resultaba Imposible cnar hiJOS Y eJercer un na inútil tensión e intensidad. La muerte de Francisco Jose en
profesión. Esta visión es, al igual que la de m;.1chos escritos fe 1916 --el reinado más prolongado que se conoce- pareció pre-
ministas, burguesa; en ese ~arco, y dada 1a exis_tencia de fam~lia agiar el fin de un imperio que había perdurado durante mil años.
todavía numerosas y la crec1ente escasez de servidumbre, contten ue el reinado de la introspección, del culto a la muerte, a la so-
cierto realismo, pero esta ~c~ítud .realista ~ conservadora no pue edad y a la penetración psicológica, de las s?tiras y las co11_1edias
de justificar una teoría pohttca, m combat1rla. obre la decadencia y la inmortalidad (por eJ., Alfred Schmzler);
Freud consideraba que el destino cultural de la mujer -de
dicarse más ·exdusivamen.te que. el. hombre a la sexuali~ad y a 1~ 17. Minutas de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, N o 25, '9 de octu-
propagación de la espec1e- s1gmficaba que sus reacc10nes psl· bre de 1907.
quícas también estuvieran más orientadas hacia el amor y la sen- 18. Ibid.

436 437
ertad pero con la boca amordazada, Austria era una celda en
si deseamos generalizar, podemos decir que los productos cultu-
ra~es y la vi <;k soc,ial era~ el .marco adecuado de la decadencia y
que se tenía el derecho a chillar.
El trabajo de Freud sobre la feminidad debe situarse en este
c~~da de un tmpeno multmactonal. Naturalmente, la experit:r;lenta-
arco y en medio de estas preocupaciones. Es útil conocer este
cwn y la ?ovedad t~mbién eran ~/síntoma; la preocupación por
ntexto con el propósito de refutar inexactitudes históricas, pero
un lenguaJe no reahsta y la rebelion contra la tonalidad musical
bién existen otros factores: por ejemplo sus lecturas y sus
pueden . ~eñalarse como ejeJ?pl~s de una necesidad de cambio y
tereses científicos, para nombrar únicamente los más evidentes.
renovac10n. Oponer la apanenc1a ( «Scheim>) a lo que es (<<sein»)
s factores que ofrecieron un marco a sus postulados fueron la
rep~esenta una de las preocupaciones típicas de esta época, ejem-
uacíón sexual predominante, la actitud hacia la feminidad y la
phft~ada :n la/ ob.ra de MusiL Pero Viena no sólo era la capital
osición política de las mujeres (el movimiento feminista), pero
del 1mpeno mas Importante y un centro cultural y cosmopolita·
o debemos echar en el mismo saco estas cuestiones y las res-
también era la ciudad más judía de Europa. Allí nacieron el sio~
uestas que Freud proporcionó. Probablemente las condiciones
nismo y el antisemitismo modernos. En 1910, la población había
articulares determinaron algunas de las formulaciones sobre cues-
crecido en un 8,7 por ciento; en una ciudad en que los periódi-
'ones específicas, pero siempre que abordamos respuestas debe-
cos tenían extraordinaria importancia, el 75 por ciento de los
os preguntarnos si se sustentan por mérito propio. Sin duda
pe~iodistas eran judíos, y d 33,6 por ciento de los estudiantes
guna, así es en el caso de las «respuestas» dadas por la teoría
umversitarios también lo eran. El s-ocialista austríaco Julius Braun-
sicoanalítica.
thal comenta que en Viena, punto de encuentro de las culturas
oriental y occidental, el talento judío floreció como nunca desde
los tiemRos del dominio musulmán en la Granada del siglo quin-
ce. Los Judíos alcanzaron en Viena una integración, un nombre
y un lugar que hacía aún má.s perturbadora la discriminación en
su. contra. En numerosos artistas se manifiestan las tensiones
existentes entre el orgullo de ser judío y el rechazo de las ca-
racterísticas semitas de un pueblo confinado en un ghetto .. ,
Freud es un ejemplo de esta contradicción: por una parte el or-
gullo de las tradiciones judaicas seculares (principalmente' el hu-
mor y el racionalismo) y por la otra la negativa a ser reducido
a un tipo raciaL O, como dijo Las salle en una ocasión refirién-
dose a sí mismo: odiaba a los judíos y a los literatos, y tenía la
desgracia de ser ambas cosas.
Probablemente tanto la neurosis como un elevado nivel de·
u? tipo específico de productividad artística) surgen de las ten:
swnes de la vida sexual, de las contradicciones políticas de una
corte autocrática y feudal, de una sociedad rígidamente jerarqui
zada en una ciudad en rápido proceso de industrialización de las
tensiones particulares de una judería integrada pero rec1lazada
~un~ abrumador porcentaje de grandes artistas y pensadores eran
Judlos). En efecto, los vieneses veían así a Viena: Kraus co·
menta repetid~s veces, refiriéndose a esta sociedad neurótica,. que
en tanto Prus1a era un lugar en el que uno podía moverse con
439
438
ICE

,ducdón

ERA PARTE
•SICOANÁLISIS Y LA FEMINIDAD

ducción . 9

El psicoanálisis y el inconsciente 21
La sexualidad 31
El narcisismo 45
Masculinidad, feminidad y bisexualidad 57
5. La sexualidad preedípica 68
\
6. El complejo de Edipo 76
7. El complejo de castración 89

::i: La formación de una dama ( Il) 108

, 8. El complejo de castración y la envidia del pene . 108


9. Los excrementos. - El pene. -- El bebé 114
El clítoris y la vagina . 117
La madre preedípica y el padre edípico 121
Las marcas de la condición femenina 125
a) El masoquismo . 125
b) La pasividad 127
e) La vanidad, los celos y un limitado sentido
de la justicia . 129
d) La auténtica mujer y las alternativas 130

los freudianos y la psícologia de la mujer . 133


441
SEGUNDA PARTE Í,EGUNDA PARTE
SECCIÓN I: LA PSICOTERAPIA :RADICAL y FREUD )ECCIÓN Il: EL FEMINISMO y FREUD
(Wilhelm Reicb y R. D. Laing)
~1 psicoanálisis transatlántico
299
Wilhelm Reich: La política sexual (I) . 14 307
_.as feministas
La psicoterapia política y el Berlín de la preguerra . 14 308
l. Breves antecedentes biográficos . . . 15. 1". Simone de Beauvoir: Freud y edil segundo sexo .
16 2. Betty Friedan: La mística freu ·ana . . . 324
2. Reich y el psicoanálisis . . . 333
3. El «análisis del carácter» de Reich 17 3. Eva Figes: Las actitudes patriarcales de Freud .
17' 4. Germaine Greer y el eunuco femenino de Freud . 346
4. El psicoanálisis y la sexualidad . 352
5. El complejo de Edipo y la política familiar 18 5. Shulamith Firestone: Freud feminizado
19 6. Kate Millett: Freud, realidades y fantasías . 357
6. Psicoanálisis y marxismo . . .
7. Economía sexual, vegetoterapia y ergonomía 1Q.
362
...:.pílogo
Wilhelm Reich: Política sexual (II) 20:
_CoNCLUSIÓN
Sé. Presente y pasado 20 ,LA SAGRADA FAMILIA Y LA FEMINIDAD
9. Sexo y sociedad . 20
367
10. Política y familia . . . . . . ;~ I. La Sagrada Familia
La política en el interior de la familia .
Un mundo de la mujer . 22 1. ¿Cuándo comenzó todo? 370
2. El patriarcado, el parentesco y la mujer como
R. D. Laing: La familia del hombre (I) . objeto de intercambio . . . . . 376
3. El complejo de Edipo y la sociedad~ patriarcal 382
4. El yo diferente, el falo y el padre . 387
La psicoterapia social y el Londres de la postguerra 23
13. Una <<ciencia de las personas» . . . . 23 405
14. Los diversos métodos científicos 24 feminidad
1.5. Dialéctica y totalizaciones 25 405
16. Laing y el psicoanálisis . 25. 5. El lugar de la mujer .
La Revolución Cultural 411
a) El inconsciente . . 25: ····6.
b) Psicosis y neurosis . 26·
17. El mundo esquizofrénico . 27 Apéndice: El psicoanálisis y la Viena de principios de
422
siglo .
R. D. Laing: La familia del hombre (II)

18. Rebeldes con causa . 28t


19. El abandono del hogar: la situación femenina .28!

442
;:n relación con el tema:

.;UADERNOS ANAGRAMA

uliet Mitchell, La liberación de la mujer: la larga lucha


::amir Amin. Elogio del socialismo; El capitalismo: una
crisis estructural; Feminismo y lucha de clases
~laude Lévi-Strauss, Melford E. Spiro, Kathleen Gough.
Polémica sobre el origen y la universalidad de la fa-
milia

EDICIONES DE BOLSILLO
!\lexandra Kolontai, Autobiografia de una mujer sexual-
nente emancipada

_~OLECCION DOCUMENTOS
,'\
1.\l,exandra Kolontai, La Oposición obrera

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