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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

Psicopatologia del niño y el adolescente


Martha Patricia Tamez

Locuras privadas

Miguel Ángel Salazar Treviño 1679143

Grupo: 7° Salón: 123


Pensamiento y realidad irán aunados en las elaboraciones posteriores de Freud y
pasarán a ser preocupaciones de importancia creciente en la parte terminal de su
obra, donde tiene cada vez más presentes Ya psicosis y los mecanismos
psicóticos. Esto no autoriza a decir que haya existido una genuina profundización
de las hipó tesis iniciales.

Tenemos entonces retardo y retócenla, estación y malestar, como sal se tratará de


no dejarse desear, en todos los sentidos del término, paripé lo esencial de la
problemática psicoanalítica se sitúa en otra parte. El pensamiento no forma parte,
a los ojos de Freud, del cuerpo de conceptos fundamentales del psicoanálisis: las
pulsiones, lo inconsciente, la represión... de los que deriva, sin que pueda
pretender la condición de una hipóstasis básica.
Con Blon es con quien se inaugura una verdadera teoría del pensamiento, nacida
de la experiencia psicoanalítica con los psicóticos, en quienes las perturbaciones
del pensamiento se registran en el primer plano. En verdad, la obra de Bion
procede a una integra reformulación de la teoría psicoanalítica. Si reanuda el hilo
interrumpido por Melanie Klein con las ideas de Freud, Blon redefine la actividad
psíquica a partir de un punto de este situado en la extremidad opuesta del
escogido por el fundador del psicoanálisis, porque la elaboración teórica ya no
parte del neurótico, sino del psicótico. No obstante, hay que señalar que el
esfuerzo de rigor y la fantasía de una masterización de la teoría, que habita a Blon
como asedió a Lacan, se disuelven en la parte terminal de su obra, como si el
autor alentara cierto escepticismo hacia su tentativa de teorización anterior.
Al pesquisar a través de los trabajos de Freud, de Melanie Klein, de Bion y de
Winnicott los ejes teóricos que debieran entrar en Juego para una clínica y una
teoría del pensamiento me han parecido que' de manera más o menos explícita,
en la práctica todos ellos toman
como referencia instrumentos teóricos cuyo alcance ordenador no siempre
valorizan. Son estos instrumentos los que me propongo considerar en el presente
trabajo.
Por ahora me limitaré a enunciarlos:

1, la frontera Ninguna teoría sobre el pensamiento' aunque no siempre lo diga,


puede prescindir de plantear, como algo previo, el problema de la frontera entre el
adentro y el afuera. Esto es algo implícito cuando se considera el problema de la
proyección en la perspectiva clásica de Freud, o el de la identificación proyectiva
de Melanie Klein y de Bion, o también el de la forclusión lacaniana. La disculpad
está aquí en articular las relaciones
de esta frontera entre lo interior y lo exterior con la que separa a los sistemas
Conclente-Preconclente e Inconsciente. Lo cual no es más que la formulación
teórica de un problema clínico y técnico referido a las modalidades de la
transferencia en los pacientes no neuróticos, por la función que en ella desempeña
el objeto, donde la frontera esta-á siempre en Juego y siempre en cuestión, dentro
de relaciones de reunión y de separación respecto de aquel.

2.l, a representación. Concepto dominante de la teoría freudiana, abarca, como mí


rumo, un doble campo: representación de cosa y de palabra, lo que obliga a
tomar en cuenta el momento de abstracción que lleva de la una a la otra y su
retroacción dentro del proceso
regresivo que conduce a tratar las palabras como cosas. La representación no
puede estar la referencia al modelo óptico de la psique, aunque todo el problema
sea aquí el del paso de una estructura reflexionarte -necesariamente deformante-
a un mundo donde la representación no representa nada más que relaciones.

3. La ligazón en su nexo con el desligazón, que es quizás el concepto más general


del psicoanálisis, puesto que se aplica tanto a las energías como a los contenidos
y a los diferentes materiales que les sirven de vehículos. I-a. cuestión rectora es
aquí Ya orientación que preside a largan, es decir, su finalidad. Representar es ya
llegar, pero pensar es religar las representaciones de un modo no especular. Al
problema de la ligazón, es preciso referir no sólo los regímenes donde esta
funciona de barrera diferente (primaria o secundaria), sino también los procesos
que presiden la comunicación entre esos diversos tipos de funcionamiento, porque
rangua teoría del pensamiento en psicoanálisis puede conformarse con tatar sólo
de los productos terminados de los pensamientos sin anudar estos a sus formas
de organización inconsciente y a su ancle{e en el material más en bruto de donde
el pensamiento emerge.

4. Las abstracciones son el cáncer sin duda más específico del pensamiento.
Supone una depuración' de los derivados pulsionales y de la carga afectiva por la
cual se manifiestan. Me parece que no se puede concebir el advenimiento de la
abstracción sin hacer intervenir el *trabajo de lo negativo, - de la forclusión a la
negación-' cuyas consecuencias son a la vez económicas y simbólicas. Uncido al
conocimiento de este universo, el pensamiento de obedecer a la doble tarea de
alejarse lo suficiente de los derivados pulsionales donde nace, sin dejar de
mantener el contacto con sus raíces afectivas que le confieren su peso de verdad.
He ahí una estructura paradójica del pensamiento en psicoanálisis, que no puede
ser rebasada.
La concepción psicoanalítica del pensamiento está determinada ¡por el artificio
que estructura la experiencia psicoanalítica, a saber, el encuadre. No es
contingente, desde luego, la observación de que los pacientes que presentan
dificultades de elaboración en el dominio del pensamiento, y aun, en cleritos
casos, un remudamiento deliberado a pensar, son también los que toleran mal el
encuadre. Ejercen una presión sobre este, tentados
siempre, en el momento de las reactivaciones conflictuales, de hacerlo estallar.

En las estructuras no neuróticas, lejos de que se trate de superar las limitaciones


impuestas por la realidad a deseo, encontrándole satisfacciones deseadas, la
investigación psicoanalítica enseñaría más bien que lo esencial de la actividad
psíquica se empeña en mantener una relación con el objeto, siempre amenazada
de destrucción reciproca.
[, o expulsado es un abismo, el revés de una boca primitiva que, vomitando
psíquicamente, se e4pulsa a sí misma querría absorber al sujeto desde afuera. Lo
más expulsado es el dolor, o algo que ni siquiera lleva este nombre demasiado
diferenciado. La actualidad de una ciudad sin límite que quisiera atraer hacia si
toda la psique en una aniquilación mortífera. No es el psicótico quien mejor nos lo
muestra, porque a veces está más allá: en la inercia o, al contrario, en la col
madura de este vacío por la multiplicidad de las significaciones del delirio
más o menos profuso. No; son los casos fronterizos, siempre amenazados por el
abismo, el agujero, el vacío sobre el cual se proyecta el deseo de absorberlos y
arrastrarlos hacia báratros insondables, los que nos hace sentir, más que
representárnoslos, los abismos donde el pensamiento se pierde.

El neurótico y también a veces el caso fronterizo ¡se conforman con un suspenso


del habla, acompañado de un *No sé, En el psicótico, la respuesta es obligada. En
el caso fronterizo, ese suspenso no es rol una pausa, ni un suspiro; es una
solicitación urgente dirigida al yo o a analista para que llene el espacio psíquico
amenazado por el vacío o por la intrusión de una pulsión, más que por una
representación Indeseable. A diferencia del obsesivo, en quien la duda es el revés
de una compulsión que prescinde de cualquier decisión del yo, le dicta su
¡pensamiento y el acto que él debe realizar¡, el fóbico, por su parte, se constriñe a
no proceder nunca a la síntesis asociativa. ¿Se trata por ello de una perturbación
del pensamiento? Sin duda que sea posible creerlo, sal no fuera porque, a
diferencia del obsesivo, cuyo pensamiento está sexualizado -en tanto continente-,
en el fóbico es el acto terminal de la síntesis el que recoge toda La excitación, por
lo cual equivale a un orgasmo.
I-as formas incoativas del pensamiento no sólo están tomadas entre la proyección
y la elaboración analice, sino que son anticipatorias; por eso las producciones
psicóticas de los niños, así como las construcciones de ir antes de los adultos, se
anticipan a veces a lntulclones del pensamiento que nos resulta difícil llevar hasta
el final en la construcción teórica. Es así como Freud debe Justificarse por haber
descubierto en el delirio de Schreber un islán metaforizada de su propia teoría. Es
sin duda la persistencia inalterable de este comenzamiento la que nos obliga a
repetir de continuo ese trabajo de lo negativo a través de la doble frontera para no
dejarnos invadir por é1, para dejar que se instruyen con el prójimo, y con nosotros
mismos, relaciones aceptables, sacrificando una parte demasiado exuberante de
esta vida en exceso.

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