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I. INTRODUCCIÓN
II. OBJETIVOS
Conocer el conflicto económico latente entre estados unidos y china, además del impacto
que este genera en las relaciones comerciales de nuestro país.
III. JUSTIFICACIÓN
El principio del siglo XX está marcado por el cuestionamiento de la visión positiva del
desarrollo heredado de las revoluciones industriales y de la relativa pacificación derivada
de la globalización de los intercambios, tal y como lo han dado a entender la mayor parte
de los economistas liberales. En este mismo orden de ideas, la pax americana oficializada
por la desaparición de la URSS, principio del mito del fin de la historia, deja sitio a riesgos
de enfrentamiento multipolarizados debido a la limitación progresiva de los recursos, a
las tensiones crecientes en cuestión de energía, a las crisis estructurales del mundo
occidental provocadas por la desindustrialización y a la voluntad de conquista comercial
de nuevos actores. De facto, iniciamos un largo periodo de tensiones diversas cuyo
seguimiento no se podrá limitar a un mero discurso paliativo sobre la búsqueda de
crecimiento.
Anuncios de aranceles
En represalia por ese anuncio, China impuso un impuesto adicional del 25 % a los
aviones, los automóviles, y la soja, que es la principal exportación agrícola de Estados
Unidos a China. El 5 de abril, Trump ordenó al USTR que se considere establecer
aranceles adicionales por 100 000 millones de dólares. (United States Trade
Representative, USTR)
El 8 de agosto el USTR publicó la lista final de 279 bienes chinos, por un valor de 16 000
millones, que serían objeto de aranceles del 25 %.
Ataque a Huawei
Reacciones
Kirstjen Nielsen, Secretaria de Seguridad Nacional de los EE. UU., El Procurador General
Interino Matthew Whitaker, el Secretario de Comercio Wilbur Ross y el director del FBI
Christopher Wray en 2019 anuncian 23 cargos criminales contra Huawei y Meng
Wanzhou
En abril de 2018 Trump negó que el conflicto sea una guerra comercial, después de haber
declarado en Twitter «que la guerra se perdió hace muchos años por la gente tonta o
incompetente que representaba a los Estados Unidos», y agregó que «ahora tenemos un
Déficit Comercial de $500 millones por año, con el robo de Propiedad Intelectual de otros
$300 millones de dólares. No podemos permitir que esto siga así». El secretario de
Comercio estadounidense, Wilbur Ross, declaró en una entrevista a CNBC que los
aranceles planificados para China solo representaban el 0,3 % del producto interno bruto
de Estados Unidos, mientras que la secretaria de Prensa Sarah Huckabee Sanders dijo
que los movimientos tendrían un «dolor a corto plazo» pero serían un «éxito a largo
plazo».
EE UU dispara la tensión con China con una fuerte subida de los aranceles
El plazo marcado por Donald Trump se cumple y la guerra comercial que Estados Unidos
libra desde hace casi un año con China entra en una nueva fase, más peligrosa. Los
aranceles ya existentes sobre miles de productos importados chinos, valorados en
200.000 millones de dólares, se elevan del 10% al 25%. La acción proteccionista se activó
en medio de una nueva ronda de negociaciones en Washington para tratar de resolver la
disputa. Pekín ha prometido una respuesta.
La primera toma de contacto del vice primer ministro chino, Liu He, con Robert Lighthizer,
representante de Comercio de EE UU, y el secretario del Tesoro estadounidense, Steven
Mnuchin, duró tan solo 90 minutos. No trascendió ningún detalle de las conversaciones,
pero el encuentro no produjo los avances necesarios para evitar el alza de los aranceles.
Acordaron retomar las discusiones este viernes por la mañana. Además, esta vez Donald
Trump no ha recibido al enviado chino en el Despacho Oval como en anteriores
ocasiones.
Tras la entrada en vigor de los aranceles, China “tendrá que tomar las medidas de
respuesta necesarias”, ha indicado el Ministerio de Comercio en Pekín en un breve
comunicado, en el que no ha proporcionado detalles sobre qué tipo de pasos,
exactamente, se plantea adoptar. Tiene varios medios a su alcance, desde ralentizar el
paso de bienes estadounidenses en las aduanas hasta ordenar a sus empresas que
dejen de comprar productos de EE UU.
“China lamenta profundamente” que Estados Unidos haya recurrido a esta medida de
presión, indica el comunicado. “Ahora tiene lugar la ronda número 11 de consultas
económicas y comerciales de alto nivel entre China y Estados Unidos. China espera que
los dos países puedan encontrarse a mitad de camino y emprender esfuerzos conjuntos
para resolver los problemas actuales mediante la cooperación y las consultas”.
Trump dijo a menos de 12 horas de activarse el alza en los aranceles que el acuerdo era
posible. Comentó que su homólogo chino Xi Jinping le había escrito diciendo que podían
trabajar juntos para lograr una solución. “No sé que va a pasar”, añadió en rueda de
prensa, para después dejar patente su malestar. “No pueden coger partes del acuerdo y
renegociarlo estando tan cerca”, le reprochó.
Trump daba así prácticamente por hecho que el alza en los aranceles entraría en vigor
cuando el reloj cruzara la media noche en la costa atlántica estadounidense. “No creo
que estén listos”, reiteró refiriéndose al logro del eventual pacto. Es más, explicó que ya
está el proceso en marcha para aplicar aranceles a todas las importaciones. “Les di un
respiro de buena fe porque negociamos”, recordó.
EE UU empezó a aplicar a final de septiembre pasado un arancel del 10% a una lista
integrada por 5.745 productos chinos. Se sumaban al 25% que ya aplicaba a otros bienes
importados valorados en 50.000 millones. La idea de Trump era subirlos al 25% al
comenzar el año si el gigante asiático renunciaba a negociar y mantenía sus prácticas.
Pero las dos partes decidieron darse una tregua.
Las conversaciones parecían avanzar hacia el acuerdo hasta que el republicano lanzó
dos mensajes amenazadores en Twitter. La nueva ronda que se inició este jueves en
Washington coincidía con la publicación del indicador de la balanza comercial. Refleja
una reducción de casi un 4% en los intercambios con China y que el déficit cayó un 14%
en el primer trimestre en comparación con el mismo periodo de 2018.
Trump, como es habitual en él, utiliza un doble lenguaje que hacía difícil anticipar si iba a
hacer un gesto de último minuto que evitara la escalada. Este jueves habló incluso de la
posibilidad de hablar telefónicamente con Xi en los próximos días. Pero eso implicaría
que el papel del vice primer ministro, Liu He, quedaría rebajado y no estaría en
condiciones de cerrar el pacto.
Los analistas de Eurasia Group valoran positivamente el hecho de que Trump y Xi estén
dispuestos a hablar directamente, pese a este clima de tensión. “Eso quiere decir que la
relación no es tan tóxica como se temía”, señalan.
Técnicamente, el arancel del 25% no se aplica a la mercancía que salió de los puertos
chinos antes del 10 de mayo. Eso da un margen de una o dos semanas para que las
partes lleguen a un compromiso. Pero es una ventana muy limitada. Además, la oficina
de Comercio Exterior activó este viernes por la tarde el mecanismo para empezar a gravar
productos chinos por valor de 300.000 millones que no están sujetos a arancel.
Trump ya anticipó en una serie de cinco mensajes en las redes sociales que el proceso
para imponer aranceles a todas las importaciones estaba en marcha, algo que llevará
aún un par de meses preparar, y que no tiene prisa por llegar a un acuerdo. También
explica que los ingresos que obtenga con el impuesto aduanero los destinará a apoyar al
sector agrícola, el más sensible al litigio comercial y donde tiene el principal caladero de
votos.
El Fondo Monetario Internacional, entre tanto, volvió a advertir de que la prolongación del
conflicto comercial entre las dos potencias supondría “una amenaza para el crecimiento
mundial”. “Esperamos que haya una solución rápida”, declaró el portavoz del organismo
multilateral, “todo el mundo está pendiente”. En un informe técnico ya indicó que ninguno
de los dos países gana con este enfrentamiento.
Trump, sin embargo, volvió a recurrir a uno de los argumentos de campaña para justificar
su decisión. “No vamos a seguir pagándoles medio billón de dólares cada año”, comentó
refiriéndose al déficit comercial, “vamos a recuperar con los aranceles más dinero que
nunca”. El presidente atribuye el impulso del crecimiento a la recaudación que están
generando los impuestos aduaneros en vigor desde el verano.
También arremetió contra el acuerdo que permitió que China entrara en la Organización
Mundial de Comercio. “Su economía subió como un cohete”, explicó, “lo hicieron con
nuestro dinero”. “No me gusta que se aprovechen de nosotros”, reiteró, “vamos a dejar
de ser la hucha de la que todo el mundo roba”. En este sentido dijo que tiene una
“excelente alternativa” al acuerdo con China, que no especificó.
Por su parte, el gigante asiático puso en marcha nuevos aranceles a las mercancías de
EEUU por valor de 60.000 millones de dólares el 1 de junio.
Junto con estas decisiones puede llegar una nueva oleada de restricciones mutuas entre
las dos potencias, opinan los analistas del diario.
En su pronóstico económico, que se publica cada dos años, la OCDE señala que el
crecimiento económico mundial será del 3,2% este año, debido a que los flujos
comerciales casi se han reducido a la mitad.
Según los expertos, la guerra comercial entre Washington y Pekín podría dar un impulso
para acelerar el acercamiento entre Rusia y China que había empezado antes de la
introducción de aranceles, pero las acciones del presidente de EEUU pueden ayudar a
acelerar este proceso.
Una de las mayores perturbaciones en este ámbito se produjo cuando Trump incluyó el
gigante tecnológico chino Huawei en su lista negra. Este paso hizo que varias
compañías grandes cesaran la cooperación con Huawei, incluida Google.
Los expertos pronostican que en el futuro otras compañías también pueden ser víctimas
de unas prohibiciones similares.
Auge de la xenofobia
En el contexto de los desacuerdos entre los dos países, hay un aumento de sentimiento
antichino en Estados Unidos, y uno antiestadounidense en China. Es una consecuencia
lógica de la propaganda que tiene lugar en ambos países en relación al adversario
comercial.
Dado que el gigante asiático considera a Taiwán como su territorio. Esta intención
provocó una reacción negativa de los líderes del país.
Además, también existe una disputa territorial en el mar de China Meridional. El país
asiático reclama su territorio y se opone a que EEUU y sus aliados realicen maniobras
cerca de las islas.
Fortaleciendo los intentos de EEUU de debilitar la influencia de China en otros
países
Por otra parte, los pagos fijados por China y Estados Unidos, una a la otra, hacen que a
escala mundial el precio de la soya baje a números históricos que no se registraban desde
2008, según reporta El Deber, lo que más bien se traduce en un efecto negativo para la
producción boliviana.
Los economistas y exportadores bolivianos consultados por Los Tiempos aseguran que
Bolivia no tendrá impacto negativo (al menos por ahora), puesto que los precios ya fueron
fijados con anterioridad, y, si bien la guerra comercial debería representar una buena
oportunidad para los productos bolivianos, no tenemos la capacidad para hacer buen uso
de esa circunstancia.
Para la gerente técnica del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), María Ester
Peña, la guerra comercial puede representar una oportunidad para Bolivia. “Por tal
motivo, esperamos que se liberen las exportaciones y, sobre todo, se den buenas
alternativas tomadoras de decisión para que nos puedan abrir lo más pronto posible este
megamercado de China para que llegue nuestra soya boliviana”, explica.
IBCE
Para María Peña, del IBCE, la guerra comercial se sentirá en Bolivia a futuro en minerales
y materias primas.
“Ejemplo de ello es si China baja sus ventas de manufactura, comprará menos materias
primas, insumos, lo cual significa menos exportaciones y mayor déficit comercial para
nuestro país”, precisa.
Peña agrega que la principal oportunidad para Bolivia y América Latina se encuentra en
la soya, ya que es el principal producto que China demanda de Estados Unidos. Sin
embargo, advierte del riesgo por las políticas del Gobierno boliviano.
Finalmente, Peña explica que todas las guerras comerciales a lo largo de la historia
provocaron el surgimiento de políticas proteccionistas a nivel comercial y, por lo tanto,
consecuencias para el resto de las economías que tienen relación directa con los
mercados enfrentados.
DATOS
China aplicó los mismos aranceles que EEUU. China reaccionó de inmediato y señaló
que estaba “obligada a tomar las contramedidas necesarias” “para defender los intereses
fundamentales del país y de su población”. Aplicó aranceles por el mismo valor sobre
productos agrícolas norteamericanos como la soya, el pescado, la carne de cerdo, de
ternera y productos lácteos.
Los economistas Pablo Cuba y José Espinoza explican que el modelo económico
boliviano impulsado por el presidente Evo Morales tiene un fuerte anclaje en la producción
para abastecer y fomentar el mercado interno, sin realizar mayores esfuerzos para
favores las exportaciones de productos primarios, manufacturas y de valor agregado.
“De ahí ha aparecido este discurso que estamos protegidos ante cualquier crisis, no nos
afectan este tipo de problemas de guerras económicas, pero tampoco estamos teniendo
capacidad competitiva para abrirnos mercados nuevos, sobre todo grandes”, dice Cuba.
Por su parte, Espinoza afirma que el Gobierno profundizó las características primaria,
exportadora y rentista de la economía nacional y además implementó políticas poco
usadas en la región.
“La prohibición de exportaciones de algunos productos es algo muy raro, la política del
modelo económico y la política comercial han limitado el crecimiento de la exportación”,
valora.
Los economistas y exportadores consideran que aún hay que aguardar para medir el
verdadero impacto de la guerra comercial.
Aunque los rumores de la guerra comercial entre Estados Unidos y China perfilaban un
beneficio para América Latina a principios de 2018, sólo Argentina y Brasil fueron
señalados por los economistas como posibles beneficiarios del enfrentamiento.
Esto es malo para la economía boliviana porque cierra oportunidades en las cadenas de
valor.
En los últimos años, las oportunidades comerciales estaban sobre todo en las cadenas
de valor, grandes cadenas de proveedores a nivel mundial.
Nuestros principales socios comerciales son la CAN y el Mercosur y en la medida que las
fronteras se empiecen a cerrar, muchas de estas economías vecinas, muchos de estos
socios comerciales van a tener que empezar demandar de proveedores más cercanos a
ellos. Probablemente, la demanda de éstos a nivel ultrarregional aumente y ahí Bolivia
tiene una oportunidad.