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México no logra frenar una

subasta en Francia de arte


precolombino
Las piezas fueron vendidas con el visto bueno de las autoridades
francesas a pesar de que México sospechaba que las obras
procedían de su patrimonio
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SILVIA AYUSO

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JAVIER LAFUENTE

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París / México 18 SEP 2019 - 14:01 CDT


Figura representando a la diosa azteca del agua Chalchiuhtlicue, una de las
piezas subastadas este miércoles en París BENOIT TESSIER REUTERS

A pesar de las peticiones, advertencias y hasta amenazas de México, el mazo


cayó implacable este miércoles durante la subasta organizada por la casa Millon
en París. Una, dos, tres, más de un centenar de veces. Y con cada “adjudicado”,
se iba una pieza de una colección privada de arte precolombino que, según
sospechan las autoridades mexicanas, procede mayoritariamente de su
patrimonio cultural y podría contener además “imitaciones creadas
recientemente”, pero que la empresa organizadora de su venta asegura es
“irreprochable”.

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Las más de 120 piezas de la colección que los franceses Jean y Manichak
Aurance acumularon desde comienzos de los años 60 del siglo pasado fueron
subastadas en poco menos de tres horas, por un valor total de 1,2 millones de
euros, según la casa responsable. Las obras fueron vendidas a precios muy
variados, desde los 900 euros de una Venus de la fertilidad de Tlatilco de la
época preclásica moderna, entre los años 1.200 y 600 AC, con que comenzó la
subasta, hasta los 377.000 pagados por una figura de una diosa azteca del agua
Chalchiutlicue de la época imperial (1.521 a 1350 aC) que acabó multiplicando
su precio de salida, que era de entre 40.000 y 60.000 euros.

La incertidumbre sobre si la venta se llevaría a cabo o acabaría suspendida,


como pretendía México, se mantuvo casi hasta el último momento. Antes de
proceder a la subasta del primer lote, el presidente de la casa de subastas,
Alexandre Millon, no dudó hacer referencia a la “presión mediática
desmesurada” y se felicitó porque, “por suerte, se ha hecho justicia” y las
autoridades francesas han acabado permitiendo la subasta de una colección
“conocida mundialmente por sus tesoros auténticos, de origen irreprochable”.

“El homenaje de Manichak Aurance a su esposo no se verá arruinado”, celebró y


señaló que tanto la Oficina Central de Bienes Culturales de Francia como el
servicio de Aduanas “han intervenido para controlar la regularidad de la
integralidad de esta venta”.

Un ambiente triunfal que contrastaba fuertemente con la decepción del país


americano.

La celebración de la subasta ha supuesto una derrota diplomática para México


en lo que el canciller, Marcelo Ebrard, ha calificado de “lucha contra el tráfico de
patrimonio histórico”.

“Pese a las gestiones emprendidas hace varios días, no hemos conseguido que
la casa de subastas cancele la venta”, admitió, por su parte, el embajador en
Francia, Juan Manuel Gómez Robledo. Según el diplomático, México se dirigió,
en un primer momento a la casa de subastas, para tratar de frenar la venta.
Ante la “negativa absoluta”, el Gobierno del país latinoamericano recurrió a
canales diplomáticos con sus homólogos franceses, que también fueron en
vano. En paralelo, el Instituto Nacional de Antropología e Historia interpuso
una queja ante el Ministerio de Justicia de Francia, la última esperanza de los
mexicanos, pues aún no ha sido resuelta.

México tuvo constancia de la subasta el pasado 27 de agosto. Un peritaje del


catálogo de subastas en líneas permitió identificar que cerca de las 20 piezas a
la venta serían de reciente manufactura, aunque se anunciaban como piezas de
valor arqueológico. Una vez se tuvo conocimiento, se activaron los protocolos
correspondientes para emprender acciones legales, de acuerdo con las leyes de
conservación de patrimonio mexicano, que establecen estos bienes culturales
como “inalienables y que gozan de absoluta imprescriptibilidad”.

El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha criticado a la casa de subastas,


a quien acusa, con esta venta, de “fomentar las excavaciones ilícitas, el saqueo,
el tráfico ilícito y las falsificaciones”, así como de privar a las piezas
arqueológicas de su esencia cultural histórica y simbólica, “reduciéndolas a
objetos de decoración, que socavan la integridad de las culturas y por ende de
la humanidad entera”.

“No nos corresponde juzgar la historia ni la legitimidad de las reivindicaciones,


ni la moral en general, más allá del prisma de un marco estrictamente jurídico”,
replicó este miércoles la casa de subastas francesa, que insistió en que había
recibido el visto bueno de las autoridades galas. “Seguimos convencidos de que
la subasta, gracias a su transparencia, la garantía de origen, de trazabilidad y de
autenticidad sigue siendo el acompañamiento ideal al circuito de museos para
garantizar la proyección cultural de los países”, agregó antes de empezar a
blandir el mazo.

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