Você está na página 1de 4

16/6/2019 El miedo al futuro, un fantasma que recorre el planeta - LA NACION

LA NACION | OPINIÓN | PENSAMIENTO

El miedo al futuro, un fantasma que recorre


el planeta
En un presente desprovisto de utopías, la angustia da lugar a profundos malestares
sociales que ponen en duda el progreso, temen la pérdida de bienestar o aventuran
con pánico el desastre ecológico
Pablo Stefanoni

16 de junio de 2019

Un incendio forestal cerca de la localidad de


Big Bend, California, en noviembre del año
pasado
Fuente: AFP - Crédito: JOSH EDELSON

E n los últimos tiempos, sobre todo en el hemisferio norte, muchos electores votan
por miedo: miedo a la decadencia de Occidente, a una supuesta avalancha de migrantes
que los "reemplace", al fin del trabajo, al terrorismo y la islamización, al futuro.

La vieja imagen del asalto de los cielos mutó en una nostalgia por diversos tipos de
paraísos perdidos, en un contexto de creciente inseguridad respecto de la posibilidad de
seguir manteniendo los niveles de bienestar conquistados. Pero la crisis del futuro se
extiende más allá e incluye diversos tipos de distopías y visiones catastrofistas acerca del
devenir del planeta y de la humanidad. ¿Se hizo realidad finalmente el No Future del
movimiento punk? ¿Cómo operan las imágenes del fin en las actuales visiones sobre el
futuro?

La filósofa española Marina Garcés habla de una "parálisis de la imaginación". Esta


tiene como consecuencia "que todo presente sea experimentado como un orden precario
y que toda idea de futuro se conjugue en pasado. Se imponen, entonces, la retroutopías,
por un lado, y el catastrofismo, por otro. El presente es solo una tabla de salvación, al
alcance de cada vez menos gente. Y el futuro se percibe como una amenaza", dice la
pensadora en una entrevista con Isabel Carrero y Gonzalo Moncloa Allison. Por eso,
https://www.lanacion.com.ar/opinion/el-miedo-al-futuro-un-fantasma-que-recorre-el-planeta-nid2257727?fbclid=IwAR1P3OeLgHrOuSQTTpBBkyd… 1/4
16/6/2019 El miedo al futuro, un fantasma que recorre el planeta - LA NACION

entre las imágenes crecientemente posutópicas del futuro puede aparecer directamente
el "fin del mundo".

"Toda esta imaginación disfórica se ubica a contracorriente del optimismo ?humanista'


predominante en los últimos tres o cuatro siglos de la historia de Occidente", escriben
por su parte Déborah Danowski y Eduardo Viveiros de Castro en el flamante ¿Hay un
mundo por venir? Ensayo sobre los miedos y los fines (Caja Negra).

Este fin del mundo puede ser pensado como el colapso súbito del planeta y toda la vida
terrestre, como ocurre en la película Melancolía de Lars Von Trier, pero además puede
verse, de manera más realista, como un proceso de degradación, ya en curso, que se
acelera irreversiblemente, que puede alternar sequías e inundaciones, y dar lugar a
pérdidas masivas de cosechas, pandemias humanas y animales. También a guerras
genocidas que conduzcan a la especie "hacia una existencia material y políticamente
sórdida", hacia una nueva forma de barbarie, "un desierto ecológico y un infierno
sociológico". Pero igualmente el fin del mundo podría provocar, de manera más simple,
un mundo "sin nosotros".

Cuando Marx y Engels escribieron en el Manifiesto comunista "todo lo sólido se


desvanece en el aire", tenían una visión optimista, incluso entusiasta, sobre lo que
estaba gestando la destrucción creativa del capitalismo industrial. Hoy posiblemente
haya más gente a la que esa frase le recuerde los hielos que se van a derretir por el
calentamiento global. Las imágenes de futuro vienen provocando más angustia que
resistencia (lo que no quita que haya muchas resistencias localizadas). Las imágenes
catastróficas colonizaron las viejas utopías antropocéntricas, con sus ideologías que
prometían el progreso de la humanidad, un milenio sociotécnico y una humanidad a
salvo de la naturaleza.

La investigadora y escritora argentina Maristella Svampa habla de "una verdadera


narrativa del colapso", hoy vinculada en gran medida al calentamiento global. "La virtud
del libro de Danowski y Viveiros de Castro es que toma al Antropoceno (nueva era
geológica propuesta por el premio Nobel de química Paul Crutzen) como una narrativa
del fin, que recorre no solo las ciencias sociales y las ciencias de la tierra, sino también el
arte, la filosofía y muy especialmente el cine posapocalíptico. Es un texto que apunta a
iluminar otros enfoques, otras conceptualizaciones sobre la naturaleza desde la
antropología crítica".

La narrativa sobre el colapso nos remite a la Guerra Fría, cuando el mundo parecía
capaz de estallar en cualquier momento; solo bastaba que alguien, en Washington o
Moscú, apretara el "botón rojo". Pero, como escribió el historiador indio Dipesh
Chakrabarty, la guerra nuclear hubiera sido una decisión consciente de quienes
detentaban el poder, mientras que el calentamiento global es producto de decisiones no
intencionales y solo el análisis científico puede demostrar que son el efecto de las

https://www.lanacion.com.ar/opinion/el-miedo-al-futuro-un-fantasma-que-recorre-el-planeta-nid2257727?fbclid=IwAR1P3OeLgHrOuSQTTpBBkyd… 2/4
16/6/2019 El miedo al futuro, un fantasma que recorre el planeta - LA NACION

acciones de la especie humana. La anulación del "karma geofísico" aparece fuera de


nuestro alcance.

Cuando todo se acaba


Alguna vez Walter Benjamin, en sus Tesis sobre la historia, escribió la famosa frase:
"Marx dice que las revoluciones son las locomotoras de la historia. Pero tal vez las cosas
sean diferentes. Quizá las revoluciones sean la forma en que la humanidad, que viaja en
ese tren, acciona el freno de emergencia". Hoy, parece que esa palanca de freno es
disputada por los llamados populistas de derecha, que prometen la vuelta a algún
pasado dorado, visto siempre como menos conflictivo, y los ecologistas, que prometen
frenar los efectos del calentamiento global y llevar adelante algún tipo de economía
verde.

La cuestión del desarrollo


En ciertos nichos intelectuales, también tomó cierta visibilidad la teoría del
aceleracionismo, que, desde la izquierda, ve en el propio desarrollo del capitalismo -y
sus desmaterializaciones- la vía para una resocialización poscapitalista que no renuncie,
sino que aproveche, la tecnología. El Manifiesto aceleracionista concluye que debemos
optar o por "un poscapitalismo globalizado o por una fragmentación lenta hacia el
primitivismo, la crisis perpetua y el colapso ecológico planetario".

El fin de la historia se vuelve así un "acontecimiento meteorológico". Lo cierto es que,


después del optimismo cientificista, volvimos, como nuestros ancestros, a temer a la
naturaleza. En el pasado -como señala Ezequiel Gatto en su libro Futuridades- incluso
las malas noticias del presente (muertes, guerras, derrotas) se convertían a largo plazo
en promesas de bondades. Gatto habla de la izquierda, pero su argumento se puede
extender a otras ideologías "del progreso", capaces de entender las desgracias y los
padecimientos como astucias de la razón en el camino hacia un porvenir mejor. Hoy se
podría invertir esa teleología: incluso las buenas noticias -mejora en las condiciones de
vida, del consumo y del progreso técnico- serían el heraldo de las catástrofes por venir.
Danowski y Viveiros de Castro destacan la enorme distancia que hay entre conocimiento
científico e impotencia política. La capacidad "científica" de imaginar el fin del mundo
supera, de lejos, la capacidad "política" de imaginar un sistema alternativo. Quizás en
ese punto resida el nudo del renovado malestar en el siglo XXI.

Carolina Martínez, en la Jornada "El futuro. Miradas desde las humanidades",


organizado por la Universidad Nacional de San Martín, distinguió dos momentos del
pensamiento utópico: el de Tomás Moro y el de Louis-Sébastien Mercier.

En 1516, Moro, que escribe en la época de los grandes descubrimientos, fija la sociedad
ideal en otro lado: la isla Utopía. Utopía no tiene pasado ni futuro y el propio autor tiene
dudas sobre la factibilidad de esa sociedad ideal. Mercier, con su libro El año 2440. Un
https://www.lanacion.com.ar/opinion/el-miedo-al-futuro-un-fantasma-que-recorre-el-planeta-nid2257727?fbclid=IwAR1P3OeLgHrOuSQTTpBBkyd… 3/4
16/6/2019 El miedo al futuro, un fantasma que recorre el planeta - LA NACION

sueño como no ha habido otro, transforma en el siglo XVIII la utopía en ucronía: la


nueva sociedad se encuentra en un lugar conocido, pero en un tiempo futuro, en este
caso en París. En 1770 la imagen del mundo ya estaba completa: no quedaban lugares
disponibles para la imaginación en el globo terráqueo.

Estas ucronías fueron una promesa corriente en las principales ideologías hasta el siglo
XX. El liberalismo, el socialismo o el fascismo propusieron, en palabras de Horacio
Tarcus, un conjunto de ideas, valores e imágenes "fuertes" de futuro: la ciencia tenía una
carga utópica y los utopistas una fuerte carga científica. Cada quien sentía tener el
viento de la historia en sus velas. Y cada una de estas ideas tenía su propio fin de la
historia: la utopía del final de las utopías, en palabras de Ezequiel Gatto.

Expectativas en baja
"El siglo XX comenzó con una utopía futurista y concluyó sumido en la nostalgia",
escribió Zygmunt Bauman en su obra póstuma Retrotopía (2017). Y las retrotopías o
retroutopías aparecieron como una suerte de "negación de la negación de la utopía". En
ese sentido, hoy no parece haber utopías ni fin de la historia (el propio Francis
Fukuyama lo postergó) y quizás ese espacio de indefinición podría dar lugar a "utopías
realistas" que no ofrezcan paraísos futuros, pero tampoco nos condenen a un presente
en el que cualquier alternativa quede proscripta en nombre de un aplastante "realismo
capitalista".

Por: Pablo Stefanoni

¿Te gustó esta nota? z P Ver comentarios 0

https://www.lanacion.com.ar/opinion/el-miedo-al-futuro-un-fantasma-que-recorre-el-planeta-nid2257727?fbclid=IwAR1P3OeLgHrOuSQTTpBBkyd… 4/4

Você também pode gostar