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Independientemente del rol que desempeñes dentro de una empresa, se requiere una visión y un

plan a seguir para poder alcanzar los objetivos propuestos tanto individual como grupalmente.

Los siguientes pasos te ayudarán a planificar tus actividades y a concentrarte en el cumplimiento


de cada una de ellas:

Ten un horizonte claro.Lo primero que tienes que conseguir antes de comenzar el proceso de
realizar un planning son tus objetivos. Antes que nada, debes tener muy en claro qué quieres
alcanzar con ese proyecto. Por esto, es importante que plantees tres objetivos clave y los tomes
como puntos de partida.

Mantente realista.No importa si tus objetivos son muy buenos o cuánto quieres lograr, si esas
metas no son realistas, va ser mucho más difícil alcanzarlas. Tienes que tomar en cuenta cuáles
son tus recursos tanto humanos como económicos, e incluso si posees el tiempo necesario para
concretar lo planteado.

Conviértete en un estratega.Luego que hayas determinado cuáles van a ser tus objetivos, es
momento de comenzar a pensar en las estrategias. Básicamente, es una forma creativa de abordar
el proyecto, acciones claras que te llevarán un poco más cerca de la meta.

Fija pasos a seguir.Ya tenemos nuestros objetivos y estrategias ¿y ahora qué? Lo siguiente en el
proceso es crear una lista de pasos a seguir o action steps. Esta es una de las partes más fáciles
pero a su vez, hay que ser muy minucioso. Haz una lista de cada una de las acciones que debes
ejecutar para concretar las estrategias, una a una. De este modo, tendrás una visión clara de qué
debes hacer para comenzar a recorrer el camino hacia el éxito.

Realiza una Línea de Tiempo.Ahora solo nos queda colocar todas estas ideas en tiempo real.
Puedes establecerlapsos semanales, mensuales, trimestrales o por semestre, dependiendo de lo
que se adapte más a tu proyecto. Toma cada una de tus estrategias y pasos a seguir y colócalas en
un calendario. Así, no solo sabrás cómo comenzar sino cuando e igualmente podrás visualizar
cuánto tiempo tienes para realizar una tarea.

Sigue cada uno de estos pasos y podrás lograr una planificación completa y actividades más
estructuradas.
A lo largo de nuestras vidas tenemos que enfrentarnos a situaciones difíciles, desestabilizadoras,
condiciones de vida indeseables o traumas graves. La capacidad de afrontar este tipo de
situaciones y continuar proyectándose en el futuro a pesar de las adversidades es lo que se conoce
como resiliencia. Estas pequeñas crisis personales pueden ser:

Crisis evolutivas: son los cambios que se producen de manera más esperada y que le suceden a la
mayoría de las personas a lo largo de su vida. Son ejemplos de estos los cambios biológicos de la
adolescencia, las responsabilidades adquiridas, la vejez, las pérdidas de seres queridos de forma
natural, etc.

Crisis no normativas: las producidas por hechos inesperados, como pueden ser los accidentes, los
divorcios o separaciones, las pérdidas de trabajo, una grave enfermedad. etc.

Ante estas situaciones se puede o bien quedarse estancado y retroceder o bien introducir cambios
en la vida para seguir creciendo y madurando. Esto último es lo que hacen las personas con una
buena resiliencia. No nacemos con una fuerte resistencia mental de por sí, sino que desarrolla a lo
largo de nuestras vidas, podemos aprender la habilidad de gestionar las adversidades y potenciar
nuestro nivel de resilencia personal. Cada vez que nos levantamos tras una caída estamos
mejorando nuestra capacidad de resiliencia.

Los hábitos básicos de las personas resilientes.

Según la experta en desarrollo de personas y líderes empresariales Lolly Daskal las personas que
una alta resiliencia poseen 4 hábitos básicos:

1. Están conectados con sus emociones.

Son personas con una alta inteligencia emocional y saben como gestionar y controlar sus
emociones. Es un error suprimir los sentimientos que genera una situación de crisis. Es necesario
ser consciente de lo que te está ocurriendo y aprender a tener el control de la ansiedad que podría
generar una situación de crisis. En psicología, se dice que una persona es resiliente cuando es
capaz de superar situaciones altas de estrés o traumáticas sin sufrir secuelas posteriores.

2. No escuchan voces negativas.

Las personas resilientes son capaces de superar la negatividad y sumergirse dentro de sus cabezas
para descubrir lo que está provocando esta situación adversa. Son capaces de transformar estas
ideas negativas en intenciones positivas de cambio. Las personas resilientes son positivas y creen
en su propia fuerza y habilidades para superar los problemas, buscan las futuras soluciones.

3. Saben como recuperarse.

La palabra resiliencia tiene su origen en la palabra latina resilire, que significa saltar de nuevo. Por
tanto, resiliencia significa saber recuperarse de las adversidades de la vida y saltar a nuevas
oportunidades que la vida puede aportarnos, con la experiencia de los problemas anteriores que
ayudarán a saltar mejor en ese trampolín hacia la vida. Todos podemos hacerlo, solo hay que
saber el cómo o aprender a apoyarse en alguien (ya sea profesional o no) que sirva de bastón para
poder seguir caminando. Son múltiples los ejemplos de deportistas de élite que han sabido
recuperarse gracias a su resistencia mental, como fue el conocido caso del ex-futbolista del F.C.
Barcelona, Eric Abidal, que tras superar un cáncer volvió a la competición profesional.

4. No necesitan controlar todo.

Las personas con resiliencia alta no necesitan tener todo bajo su control. Se adaptan a las
circunstancias externas, saben que solo pueden controlar aquello que está dentro de su zona de
control (sus actitudes, sus emociones y sus propias conductas). A veces la culpa no es tuya y no
puedes hacer nada para remediarlo, pero sí aprender a controlar la situación personal y tu forma
de actuar ante el problema.

Consejos para aumentar la resiliencia.

Estos hábitos o conductas son difíciles de aprender pero es función personal de cada uno el
intentar mejorar sus capacidades para afrontar los sucesos estresantes venideros. Algunos
consejos para potenciar la resiliencia podrían ser:

Realizar actividades placenteras (leer, ir al cine, a conciertos…)

Establecer buen contacto con familia y amigos.

Estar en contacto con la naturaleza, salir a pasear al sol.

Practicar algún deporte o actividad física.

Realizar ventilaciones emocionales de forma adecuada (expresar sentimientos).

Por otro lado convendría evitar las siguientes situaciones:

Evitar el aislamiento o retraimiento social.

Controlar la rumiación de ideas.

Evitar una ventilación emocional inadecuada (transmitir sentimientos a quien no proceda).

Lógicamente, evitar el consumo de alcohol o drogas para superar las crisis. Una persona con poca
resiliencia puede ser vulnerable a caer en adicciones.

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