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“La comunicación no es una flecha destinada a dar justo en el blanco, de

acuerdo con las habilidades del arquero, sino más bien una botella lanzada
al mar por un náufrago observador de las estrellas y de las corrientes
marinas, que imagina otras islas y otras playas, sabiendo que el oleaje
puede ponerla en diferentes manos”. (Gerardo Kloss Fernández del Castillo)

Terminar un escrito con un párrafo como este es inenarrable, las líneas están llenas de verdad.
Primeramente, expondré las raíces etimológicas de la palabra Diseño porque creo que es
relevante recordar su significado, ésta está formada por los radicales latinos: de y signum. El
primero es una preposición de la que nos interesa su significado de ‘transformación o
cambio’, de algo que transita desde un estado anterior a otro posterior. El segundo es el
sustantivo, el signo, con el que se identifica la unidad básica de todo proceso comunicativo.
En pocas palabras podemos definir el diseño como aquel acto de transformación de una
realidad existente en otra, destinada a ser signo representativo de un propósito comunicativo
deliberado. ¿Y por qué es importante recalcar nuevamente este concepto? Simplemente por el
hecho de que es lo que estudiamos, porque es lo que nos dará una solvencia económica en los
próximos años, porque es lo que nos define. Personalmente, muchos diseñadores pierden
conciencia de ello, o en los más trágicos casos, nunca la tuvieron. Somos los que buscamos
solucionar los problemas comunicativos del mundo. Entonces, ¿por qué ser arrogantes y
presentar una sola solución ante la legibilidad? ¿Por qué estar en constante lucha entre
tipografías con patines o sans? ¿Por qué creemos que una resolución hecha por nosotros
funcionará universalmente y se acoplará a todos los individuos?
Somos náufragos, observadores de estrellas y de corrientes marítimas, tratamos de
descifrar lo que cada una quiere decirnos. Así como hay más un millón de estrellas en el
espacio, así nosotros debemos de presentar soluciones al mundo. Ser conscientes de que cada
humano vive en un mundo distinto. Sé que una de las diferencias entre arte y diseño es que a
la primera no le interesa llegar a las masas, a la segunda pareciera que dependiera de ellas.
Sin embargo, ¿cómo abarcar multitudes cuando se plantea lo anteriormente dicho? Todos
vivimos en un mundo distinto. Todos tenemos distinta aptitudes y competencias. Sí, proponer
enfocarnos en un problema en común de un sector en específico. ¿Pero realmente brindaría
ayuda a cada sujeto? ¿Será irrisorio la idea utópica de crear una tipografía para cada persona?
Un mundo donde todos tuvieran un lente de contacto con el cual pudiéramos ver nuestro
entorno con las tipografías que más nos facilitan la legibilidad. Pienso en las personas que
padecen dislexia y en lo difícil que ha de ser para ellas sumergirse en un texto donde la
legibilidad resulta complicada y así podemos encontrar numeroso padecimientos que
dificultan la lectura. Cada vez más encuentro más argumentos para decir que no se han
creado las tipografías suficientes y necesarias, para cada lector, para cada tipo de lectura
estética, eferente, voluntaria u obligatoria. Proyectemos al mar cada idea que construyamos y
esperemos a que otro náufrago le sea útil. necesarias, para cada lector, para cada tipo de
lectura estética, eferente, voluntaria u obligatoria.

Roa Ortega Gabriel

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