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Alejandra Escalona Vera, sicóloga del Área de la Mujer de la casa de acogida, plantea claramente

su significado: "los mitos son aquellas creencias erróneas que hemos adquirido cultural
y socialmente a lo largo de nuestra vida, que han sido transmitidas de generación en
generación y que validan las conductas violentas como una forma de resolver los
conflictos. Aquí compartimos con ustedes algunos de ellos, los cuales de seguro han escuchado
en más de una ocasión:

El AMOR NO DUELE

Mito: "MAS ME PEGAS MAS ME QUIERES.”


Realidad: Esto no es así. Creer que la pareja es celosa, porque le importa la persona, es interpretar
en forma errada la realidad. Lo mismo ocurre con el excesivo control. El amor no tiene por qué
doler. El que ama quiere proteger al otro, lo deja ser y lo acepta tal cual es.

Mito: "SI LA MUJER AGUANTA ES PORQUE LE GUSTA QUE LE PEGUEN".


Realidad: Éste es otro error. Alejandra Escalona comenta que las mujeres permanecen junto al
agresor por un conjunto de factores que se entremezclan. Hay muchas variables, como la amenaza
explícita e implícita que hace el agresor al desarrollar un ejercicio permanente de poder y control.
El resultado es el temor constante y excesivo a que esa amenaza se cumpla.
"En esta dinámica de violencia hay una situación de subordinación de la mujer hacia el hombre,
donde ella le otorga mucho poder, y ese es un factor absolutamente subjetivo, porque a un hombre
violento el poder se lo da la mujer al manifestar miedo. Entonces aparece la sumisión", advierte
la sicóloga.
Mito: "UNA MUJER CON HIJOS NO PUEDE SALIR ADELANTE SIN UN HOMBRE AL LADO".
Realidad: Falso. En la Quinta Región, cerca del 30% de los hogares cuenta con una mujer jefa de
familia. Además, las mujeres son fuertes y capaces de sobrellevar momentos difíciles.

Mito: "EL MATRIMONIO NO ES UN LECHO DE ROSAS".


Realidad: Esto no necesariamente es así, pues si bien hay dificultades en la convivencia, es posible
vivir con respeto y armonía al interior del hogar".

Mito: "LA ROPA SUCIA SE LAVA EN CASA" O "LOS PROBLEMAS DE PAREJA SE ARREGLAN
EN LA CASA O EN LA CAMA".
Realidad: Las anteriores son creencias que refuerzan la idea del aislamiento de quien es víctima
de maltrato.
"Bajo estos conceptos, los golpes y la violencia en general son problemas que se deben abordar
en forma privada, y respecto a los cuales nadie puede meterse, aun cuando hay un ley que penaliza
la violencia, y a pesar de que ésta es un delito", comenta la sicóloga, quien advierte que muchas
veces es el propio entorno familiar quien le dice a la mujer: "¿cómo te vas a ir si tú no tienes plata
y nunca has trabajado? Con esa actitud sólo se refuerza el aislamiento de la víctima.

CICLO NEFASTO

Mito: "LA VIOLENCIA SE DA EN LAS FAMILIAS MÁS POBRES".


Realidad: En todos los estratos sociales se da una dinámica violenta, porque tiene que ver con un
estilo relacional y no con un segmento económico. La violencia intrafamiliar se produce en todas
las clases sociales, sin distinción de factores, raciales, económicos, educativos o religiosos. Las
mujeres maltratadas de menores recursos son más visibles debido a que buscan ayuda en las
entidades estatales y figuran en las estadísticas. En cambio, las mujeres con mayores recursos
buscan apoyo en el ámbito privado y no figuran en las estadísticas.

Mito: "ÉL VA A CAMBIAR".


Realidad: La esperanza es que los episodios de violencia no se van a repetir.
Claudio Pérez- García, asistente social de la casa de acogida, comenta que el ciclo de violencia se
produce cuando hay arrepentimiento y la promesa de que nunca más…y eso no es así. "La
reiteración de la violencia se produce porque la resolución de conflictos no se realiza y las
diferencias se arreglan sólo con el golpe", comenta.

Mito: "EL EMBARAZO DETENDRÁ LA VIOLENCIA".


Realidad: Frecuentemente hay un aumento de la violencia durante el embarazo y muchas veces
el primer episodio de violencia física se produce durante la gestación. Generalmente los golpes se
dirigen al vientre de la mujer, produciéndole un aborto o complicaciones en el embarazo. Muchas
jóvenes inician una relación con un hombre violento al quedar embarazadas.

Mito: "Los niños/as no se dan cuenta de que su madre es golpeada, por lo cual no son afectado/as".
Realidad: Al menos en la mitad de los hogares en los que la madre es maltratada, también lo son
los niños/as. Pueden ser lastimados por la violencia en contra de su madre, a través de objetos
voladores, o mientras están en sus brazos. Aun cuando los niños/as sólo sean testigos de la
violencia contra la madre, las consecuencias para su salud y su supervivencia son graves.

Mito: "LA VIOLENCIA FAMILIAR ES PROVOCADA POR EL ALCOHOL Y LAS DROGAS".


Realidad: El alcohol y las drogas son factores de riesgo, ya que reducen los umbrales de inhibición,
pero no producen la violencia. La combinación de modos violentos para la resolución de conflictos
con adicciones o alcoholismo suele aumentar el grado de violencia y su frecuencia. Muchos
golpeadores no abusan ni de las drogas ni del alcohol y muchos abusadores de drogas o alcohol
no son violentos. Son dos problemas separados que deben ser tratados por separado.

Mito: "SI YO DENUNCIO, PERJUDICO A LA FAMILIA".


Realidad: Falso, porque la familia que sufre violencia ya está desintegrada por la misma forma de
relacionarse. Además, si los hijos siguen siendo testigos de malos tratos, pasan a ser víctimas
también."

RESPONSABILIDAD SOCIAL

Claudio Pérez- García subraya que estas ideas son transmitidas de generación en generación, y
son tan fuertes, que están arraigadas en el inconsciente colectivo de la población. Pasa lo mismo
con el estereotipo de lo femenino y masculino, donde el primero se iguala a debilidad,
vulnerabilidad y el segundo a fuerza y poder
Es importante reflexionar respecto a que, en ocasiones, las mujeres permanecen con una pareja
violenta porque creen que las alternativas que tienen son peores a su situación. Se convencen de
que las cosas no están tan mal y piensan que son ellas las que incitan a la violencia por no haberse
quedado calladas, se culpan y se censuran. Hay que destacar especialmente el síndrome de
indefensión aprendida, porque en la situación de malos tratos, éstos nunca vienen por un motivo
concreto. Al ver que no hay manera de evitar los malos tratos se quedan paralizadas, se
inmovilizan. Por eso desde fuera da la impresión de que la mujer no quiere remediar el problema.
"Cada vez que vemos a alguien discutiendo o vemos a una madre pegándole a su hijo, no somos
capaces de reaccionar. No logramos tipificar eso como un delito. Es lo mismo que ver a alguien
robando o asesinando a otro en la micro. Lamentablemente, esa misma interpretación hacen los
funcionarios policiales, y no intervienen hasta que la mujer ratifica la denuncia. Por lo mismo, no
debería ser necesario ratificar nada, la justicia debería actuar por el solo hecho haberse producido
el golpe", comenta la sicóloga Alejandra Escalona.
No sea indiferente
En síntesis, si usted ve a una persona maltratando a otra o violentando a un niño, denúnciela, de
lo contrario, es responsable por omisión. Y si usted es la víctima, no lo oculte, no se aísle, no lo
calle. El silencio es su peor enemigo. Si una puerta se cierra, una ventana se abrir.

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