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a) Introducción
Tanto el sacramento del orden como el matrimonio son sacramentos sociales al servicio de
la Iglesia, ambos a la edificación del reino. El matrimonio capacita a los conyugues para
fundar en el plano natural, ético y religioso la familia cristiana. Si el sacramento matrimonial
con sus efectos se funda sobre la ordenación natural mutua del hombre y mujer en cuanto
son las dos configuraciones de una misma naturaleza humana, el del orden se diferencia en
que el fin no es el hombre mismo sino Dios y su reino en este mundo. El matrimonio en
orden a la creación y el sacerdocio en orden a la redención.
En las religiones naturales en las que el hombre se encuentra impotente ante frente a los
poderes, el sacerdote puede y da protección y ayuda al individuo gracias a los poderes
sobrehumanos y prácticas secretas. En las religiones culturales el sacerdote está unido con
poderosos factores culturales. Es distinto en la religión revelada del judaísmo pues en esta
sólo Dios es poderoso. El sacerdote solo mantiene, anuncia y realiza por encargo de Dios.
Pero Cristo no procede de una familia sacerdotal judía (Aarón), proviene de la descendencia
de David, escoge como apóstoles que tampoco pertenecen a familia sacerdotal judía. Aún
cuando participa del culto del templo no incorpora nada de este culto a su fundación,
incluso predijo el final del tempo y de su culto.
Cristo no ha fundado primeramente su culto para el que luego ha nombrado servidores, ha
elegido doce como patriarcas del nuevo Israel. Les transmitió la Eucaristía, el perdonar
pecados, el manato misional, bautizar, predicar. Envió el Espíritu Santo y allí se inició la
Iglesia.
El servicio del sacerdote ha de ser auténtico si tiene como raíz no sólo la dedicación personal
del sacerdote a los hombres sino más bien la relación personal con Cristo pastor y obispo
de almas.
Hay diversos procedimientos de vocación: dones naturales y la inclinación a los servicios
especiales de la Iglesia, la aceptación por parte de ella o elección o plesbiscito en cuanto al
ministerio episcopal.
En torno al celibato: En oriente se prohíbe después de la ordenación diaconal, y todo
segundo matrimonio. En estado monacal exigen celibato al obispo. La iglesia romana dice
que el celibato presbiteral es por una ley positiva de la Iglesia y no por razones teológicas.
El sentido de la ley no fue la prohibición del matrimonio sino el ideal del sacerdocio
configurado en los tres primeros siglos con las persecuciones.
Tanto el matrimonio como sacerdocio están pensados por su fundador para toda la vida
(indisoluble).
Los cristianos no lo son por seguir a Cristo, sino por estar unidos a Él por medio del bautismo.
El sacerdocio ministerial no se puede determinar propiamente por medio de una
comparación con el bautismal, tiene un carácter completamente peculiar por medio de la
figura del buen Pastor:
A) El pastor está al frente del rebaño, con autoridad
B) Es una autoridad prestada, al igual que el rebaño.
C) Proviene de Cristo, y requiere una entrega total en libertad del sacrificio propio.
D) La salvación de los hombres es ante Dios, la medida interior de la autoridad que da
sentido a la autoridad externa.
Está ligado a una dedicación total al servicio de la Iglesia. Apunta a establecer actualmente el reino.
Es un llamado a todo el que quiera poner su vida al servicio de la Iglesia, pero en especial a los
pastores.
Cristo es quien ha pedido renunciar a la familia y al matrimonio uniendo la llamada al Celibato y la
llamada al ministerio sacerdotal.
Presenta un valor apostólico y místico del celibato, que permite una dedicación más completa a las
cosas del Señor, y una vinculación indivisa a su persona. Pero no por ello se puede afirmar que el
matrimonio causa división entre la persona y el Señor. Pablo no habla del matrimonio en general
sino de aquellos que se van a dedicar al servicio de la Iglesia. Específicamente existía un caso en el
que alguno entregado al ministerio apostólico vivía en celibato en compañía de una virgen que le
prestaba servicios materiales. Allí recomendaba que aquellos que no pudieran con esta condición
se casen, y no harán mal, pero si no se casan hacen mejor. Por tanto en cuanto a los que están en
el servicio, el matrimonio los podría dividir.
El desarrollo del Celibato en la Iglesia
Ha sido impuesto de manera progresiva. EN Pablo se evocan dos situaciones: el celibato y las
funciones de epíscopos o presbíteros que sólo se confían al marido de una sola mujer. Así los célibes
podían dedicarse a la misión.
La evolución llevó a pensar que lo que sacraliza al presbítero es la ausencia de las relaciones
sexuales, pero es un error, ya desde antes, inicios del NT, era función sagrada.
El desarrollo de la ley
Desde concilio de Elvira 300-306 se comenzó a prohibir el matrimonio para clérigos. Hasta el siglo
XII se exige la separación a los sacerdotes casados I Lateranense (1123). El matrimonio no se
considera impedimento al sacerdocio en Occidente hasta después del CIC de 1917. Se dio una lenta
maduración.
La ley tuvo imperfecciones en los motivos y hasta rigidez, la ventaja era el valor educativo del clero
para hacerle tender a la castidad más perfecta por el Evangelio.
El Vaticano II recomienda a los sacerdotes todas las formas de asociación y de vida común,
comunitaria como vida más normal para la actividad sacerdotal. La fraternidad previene del
aislamiento y repliegue en sí mismo, y para vivir el celibato con mayor apertura a los demás.
En el Sínodo de los obispos de 1971 se confirma la ley del celibato para la Iglesia latina. Esto se
mantiene vigente hasta hoy. De las dos fórmulas quedó: siempre a derecho del Papa, la ordenación
sacerdotal de hombres casados no es admitida, ni siquiera en casos particulares.
El problema actual
La ley en occidente no es necesidad absoluta. Como dijo Vaticano II, la continencia perfecta no es
exigida por la naturaleza del sacerdocio. La razón más fundamental por la que el celibato no es
condición necesaria para el ejercicio del ministerio sacerdotal es que en Jesucristo el sacerdocio no
implica el celibato como disposición indispensable. Existía una conveniencia entre la misión
sacerdotal de Cristo y la renuncia a fundar un hogar, pero no un vínculo de necesidad. La
conveniencia puede precisarse al apoyarse en la configuración con Cristo Pastor. Le permite
representar mejor a Cristo con un rostro universal. El problema se presenta cuando se afirma que
la presidencia de la celebración eucarística podría ser asegurada igualmente por un hombre casado,
pero esto sería un punto de vista de un sacerdocio reducido al funcionalismo.
Las objeciones al celibato son signo de que en este se encuentra un valor originario en peligro.
El celibato permite una disponibilidad más grande para el reino. El matrimonio no puede ser un
compromiso secundario en la vida del hombre, pondría a escoger entre el servicio y la familia, por
algo Jesús abrazó el celibato y propuso a sus discípulos a renunciar al matrimonio.
La contestación
Según el Evangelio, mediante el tema de los eunucos encontramos que el celibato no es para todos.
No todos comprenden que más vale no casarse, es necesario un don especial del Padre, a quienes
esto es concedido. Positivamente Jesús concluye animando a comprender a quienes han recibido el
don, que entienda el que sea capaz de entender. El don divino no basta, hay además que acogerlo
mediante esfuerzo humano. Por comprender no basta la inteligencia, es un carisma dado por Dios.