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valores humanos, sociales, morales, culturales e incluso los religiosos, y con base en ellos
aprendemos a relacionarnos socialmente. Sin embargo, en ocasiones dentro del “hogar” se
establecen patrones que convierten el entorno familiar en una especie de pesadilla.
Por mucho tiempo se vio como una serie de casos aislados la violencia que acontecían
en los hogares y se pensaba (y en algunos lugares se sigue pensando) que esos
“problemitas” debían ser resueltos en casa. Sin embargo, aún existe presencia de este
fenómeno por lo que lo más importante es poner sobre la mesa diversos mitos con el fin
de erradicar esta problemática.
Es preciso puntualizar que esto se debe (también), en gran medida a los roles de género;
sobre todo porque a los hombres se les ha enseñado a soportar y ser “fuertes”, de tal forma
que mostrar queja alguna o señal de debilidad los convertiría en una burla para los demás.
De ahí que sea fundamental comprender ambas partes.
Mito 4: “Es la cruz que te tocó cargar”
Falso. Durante muchos años se inculco esta creencia ante el matrimonio, sin embargo, si
bien hay dificultades en la convivencia familiar, no se deben soportar acciones que alteren
y eliminen el respeto y armonía al interior del hogar
Mito 10: “Si yo soy testigo y denuncio, voy a destruir una familia”
Falso, una familia que sufre violencia y la vive a diario, ya ha sufrido un proceso de
desintegración, debido a que muchas veces no hay patrones de confianza, ni se ha
delimitado espacios seguros. Lo mejor es denunciar y apoyar a las víctimas durante el
proceso de denuncia o búsqueda de ayuda.
Referencias: