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Antecedentes Históricos.

Hacienda Pública

Uno de los primeros aspectos que ocupó la atención de los hombres que asumieron la
conducción de la República desde 1811 fue el de asegurar el cabal desenvolvimiento de las finanzas
públicas, permitiendo con ello regular sin mayores traumas las actividades de la nueva
administración y ordenar efectivamente la marcha de la economía nacional. Sin embargo, la
cantidad de dificultades allanadas por la guerra, el bloqueo comercial, la escasez de circulante y la
falta de crédito externo, hicieron añicos el cumplimiento de las obligaciones fiscales, terminando
por dejar exhaustas las arcas del tesoro y con ello el destino de la República.

Luego de 1827 la economía comenzó paulatinamente a estabilizarse, determinando una


estrecha dependencia fiscal de los ingresos recabados en las principales aduanas del país. Cualquier
declinación de la demanda o reducción de los precios en el mercado internacional, necesariamente
había de incidir sobre la frágil economía agroexportadora venezolana, afectando no sólo a
agricultores y comerciantes, sino al tesoro nacional.

La iniciativa de Guzmán Blanco de crear en 1870 una Compañía de Crédito en alianza con la
burguesía mercantil extranjera, contribuyó notablemente a regularizar los ingresos aduanales y
ampliar la disponibilidad de crédito a favor del Estado. No obstante, continuaron las prácticas de
favoritismo y apropiación indebida de los fondos públicos.

No será sino hasta 1913 a raíz de la designación de Román Cárdenas al frente del Ministerio
de Hacienda, cuando comenzará a llevarse a cabo una radical reforma en la hacienda pública que
tendrá como pilares fundamentales el fortalecimiento de las rentas internas y la reorganización de
los mecanismos de fiscalización, creándose de esta manera un sólido aparato administrativo capaz
de blindar a las finanzas públicas de las fluctuaciones de la renta aduanera.

Para 1914 el Ministro Cárdenas solicita la aprobación de una nueva Ley Orgánica de las
Rentas Nacionales que abarcase no solo lo referente a los derechos percibidos por conceptos
aduanales, sino también la regulación de otros preceptos que puedan ser pechados fiscalmente.

Esta la nueva ley asignó funciones especiales al Ministro de Hacienda para manejar el tesoro
nacional, controlar los gastos de los demás Ministerios, coordinar la elaboración del presupuesto
general de la Nación, entre otras atribuciones fiscalizadoras.

Se observa en esta y en las demás leyes reguladoras de las rentas nacionales, la


preeminencia del principio de división del trabajo y de la especialización. Con ello se trataba de
delimitar las funciones dándoles a cada sección funciones precisas, así como el establecimiento de
premios e incentivos para estimular la superación de las metas. Se perseguía, siguiendo los criterios
de Taylor la “producción máxima”, en este caso, sería la “eficiencia máxima”, la “recaudación
máxima”.
La Hacienda pública venezolana no volvió a ser la misma después de las estructurales
reformas llevadas a cabo, tanto en el seno del Ministerio del ramo como en la legislación fiscal.
Desde entonces, el Ministerio de Hacienda de acuerdo con las disposiciones de la novísima Ley
Orgánica de Hacienda de 1918, dejó de ser un mero ente formulador del presupuesto nacional para
convertirse en el administrador exclusivo de las finanzas públicas y en el guardián por antonomasia
de la unidad monolítica del tesoro nacional, con ello contribuyó decisivamente desde el ámbito
económico a fortalecer la autoridad política del Estado en todo el país.

Tras la desaparición física del general Juan Vicente Gómez en 1935 y el arribo al gobierno
nacional del general Eleazar López Contreras en 1936, surge en el país un intenso debate sobre la
necesidad de modernizar el Estado, se discute el manejo escrupuloso de los recursos públicos y la
pertinencia de instrumentar un organismo autónomo de control fiscal. La prensa, la radio y los
mítines se encargaron de familiarizar a los venezolanos con dos expresiones hasta ese momento
poco menos que desconocidas: democratización y vigilancia en el uso de los fondos públicos. El 21
de febrero de 1936, López Contreras presentó un programa de gobierno llamado "programa de
Febrero" que prometía un régimen de legalidad donde la ley sea respetada por ciudadanos y
funcionarios; el manejo escrupuloso de los fondos públicos y el perfeccionamiento de los sistemas
de fiscalización; líneas que anticipan la creación de la Contraloría General de la República.

A partir de 1958, se inició en Venezuela un proceso de Reforma en la Administración Pública


cuyo objetivo era adecuarla a las exigencias que planteaba el Estado Moderno. De manera casi
simultánea se comienzan a realizar los estudios que daban como resultado la implantación del
"Sistema de Planificación" (Decreto 492 del 30 de Diciembre de 1958), creación de la Comisión de
la Administración Pública Nacional (Decreto 287, del 27 de Junio de 1958) e inicio de la
modernización del Sistema Presupuestario, con la entrega al Soberano Congreso de la República del
Presupuesto por Programas como un anexo explicativo de la Ley de Presupuesto por Programas,
que se seguía presentando bajo la concepción tradicional, la promulgación de la Ley de Régimen
Presupuestario, obligó de manera inmediata al Ejecutivo Nacional a poner en marcha una reforma
presupuestaria y contable.

En cumplimiento a lo pautado en la Ley Orgánica del Régimen Presupuestario se creó la


Oficina Central de Presupuesto (OCEPRE), como órgano rector del sistema presupuestario público
venezolano, con una estructura administrativa básicamente similar a la que contaba la Dirección
Nacional del Presupuesto, previo a la reforma presupuestaria, con excepción del Área de
Presupuestos Regionales, que a partir de la creación de la OCEPRE implementó la figura de
Coordinadores Regionales con sede en el interior del país, quienes tenían por función asistir a las
Corporaciones Regionales, Gobernaciones de Estado y a los Concejos Municipales. La estructura
original fue modificada en febrero de 1981 con el objeto de adecuarlas a los esquemas globales
sectoriales y regionales previstos en el Plan de la Nación.

Con la entrada en vigencia de la Ley Orgánica de la Administración Financiera del Sector


Público, la cual propende la integración de la administración financiera del Estado, el cual se
compone de los sistemas de presupuesto, crédito público, tesorería y contabilidad regulados por
dicha ley, así como los sistemas tributario y de administración de bienes regulados por otras leyes,
se ordena la organización del sistema, creando las Oficinas Nacionales, dentro de las cuales se
instituye la Oficina Nacional de Presupuesto, ONAPRE, creado con la finalidad de cumplir las
atribuciones que le otorga el artículo 21 de la Ley Orgánica de la Administración Financiera del
Sector Público. En las cuales le permite participar en la formulación de los aspectos presupuestarios
de la política financiera del sector público nacional, la ONAPRE permite que se elabore el plan
operativo anual y preparar el presupuesto consolidado por del sector público, a través de proyecto
de ley del marco plurianual del presupuesto del sector público nacional bajo los lineamientos de
política económica y fiscal, de forma coordinada con el Ministerio de Planificación y Desarrollo, el
Ministerio de Finanzas y el Banco Central de Venezuela, de conformidad con la Ley

Asimismo en el año 1958 durante los mandatos del presidente Rafael Caldera, Se crea la
Oficina Central de Coordinación y Planificación CORDIPLAN, antiguamente conocida como
Ministerio de Fomento (órgano encargado de promover la coordinación y planificación de la gestión
ejecutiva para promover el desarrollo nacional) destinada a auxiliar al Presidente de la República y
al Consejo de Ministros en la Planificación del desarrollo social y económico de la Nación. Gaceta
Oficial N°25.850. La misma tuvo una duración de 41 años.

En el año 1999 Se crea el MPD Ministerio de Planificación y Desarrollo con el fin de lograr
una adecuada coordinación general de las actividades que desarrolla el Estado en los campos
económico, social, territorial e institucional.

En el año 2006 se cambia el nombre de MPD a MPPPD Ministerio del Poder Popular para la
Planificación y Desarrollo. Gaceta Oficial Extraordinaria N°5.586, Decreto N°5103

En el 2010 se crea el MPPPF Ministerio del Poder Popular de Planificación y Finanzas


producto de la fusión del Ministerio del Poder Popular para Planificación y Desarrollo con el
Ministerio del Poder Popular de Economía y Finanzas. Decreto N°7.187. Gaceta Oficial N°39.358.

En el año 2013 se efectúa la Supresión del Ministerio del Poder Popular de Planificación y
Finanzas, creándose los Ministerios del Poder Popular de Planificación y Ministerio del Poder
Popular de Finanzas. Decreto N°01, Gaceta Oficial N°40.151.

Modernización de las Finanzas Públicas.

El segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989-1993) comenzó incluyendo la reforma


administrativa del sector público como parte del cambio institucional delineado en el VIII Plan de la
Nación. Según CORDIPLAN, este era entonces un sector “burocratizado, descoordinado, ineficaz y
carente de controles efectivos”, que había crecido “por agregación de partes, sin un plan coherente
de desarrollo”, propiciando “el desarrollo de factores que favorecen la expansión de la corrupción
administrativa” sin lograr la prestación oportuna de servicios públicos de buena calidad. Para
transformarlo en un sector “dinámico, confiable y responsable, capaz de reaccionar eficientemente
a las exigencias del desarrollo económico y social”, el gobierno anunció la redefinición de su “grado
de actuación …, reduciendo especialmente su ámbito empresarial” y aprobando la descentralización
y desconcentración política y administrativa. Además, su estrategia incluía “la modernización de la
Dirección Superior del Estado, la profesionalización de la gerencia pública, la adecuación del control
legislativo sobre la gestión pública, la liberación de las trabas administrativas y la reducción de la
discrecionalidad de los funcionarios”, medidas previamente recomendadas (entre otras) por la
Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE), nombrada por Jaime Lusinchi durante
el gobierno anterior (1984-1988).

CORDIPLAN , resumía su propósito en una frase: emprender “una transformación profunda


y radical de las estructuras funcionales y orgánicas que lo conforman, para maximizar la eficiencia y
eficacia en su gestión”. Sin embargo, uno de los cinco lineamientos del Programa de Estabilización
y Reactivación de la Economía presentado por Rafael Caldera al iniciar su segundo mandato (1994-
1998) todavía incluía una “reforma integral del Estado”, añadiendo una “inaplazable Reforma de la
Constitución y de la Administración de Justicia”. Aunque la nueva Constitución fue el primer objetivo
del gobierno de Hugo Chávez (1999), radicalmente enfrentado a sus predecesores, la Asamblea
Nacional Constituyente que la redactó tuvo en cuenta buena parte de las ideas que habían inspirado
la reforma administrativa propuesta en el Gran Viraje de 1989.

A pesar de los grandes esfuerzos de modernizar y adaptar la administración Pública


venezolana basada en gestión de calidad y centradas en objetivos en los años 90, no fue hasta finales
de esa época y principios del año 2000, que nos topamos con la idea de una Administración Pública
participativa como parte de una “revolución democrática” para lograr el equilibrio político y
transformar las estructuras que medían entre el Estado y la ciudadanía. Tal propuesta equivaldría a
la ruptura con el modelo burocrático clientelar que regía en parte de los entes del Estado, que a
pesar de haber logrado modernizar gran parte de la administración, todavía viciaba el aparato
público. En tal sentido, el modelo se conformó de la siguiente manera:

 Burocracia Administrativa: la reforma del Estado se basa en la transformación de


las instituciones públicas en un sistema abierto y flexible, orientado a la
transparencia donde el secreto sea la excepción y no la regla, y estimular estrategias
orientadas hacia una mayor participación ciudadana en los procesos decisorios de
la administración.
 Gestión Administrativa: impulsar la simplificación administrativa a través de
desburocratización por medio de una política coherente y sostenida de
reconversión de personal, basada en políticas de recursos humanos modernas,
automatización de procesos y búsqueda permanente de la eficacia y eficiencia de la
AP a través de la mejora continua.
 Agenda Política de la AP: Se impulsa la reforma constitucional mediante el
consenso político y participación de la sociedad civil organizada, mediante
convocatoria del poder constituyente para transformar el Estado.

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