ANATOMÍA Y ECOGRAFÍA NORMAL Las trompas normales no son visibles. Los ovarios se sitúan en relación con los vasos hipogástricos y sus ramas, inmediatamente por debajo de la bifurcación ilíaca. Son laterouterinos y pueden ser retro, supra o anterouterinos. Su forma es ovalada con su eje mayor oblicuo hacia abajo y afuera. En cuanto a su tamaño, la longitud es mas fácil de determinar y se mide en un corte sagital oblicuo o sencillamente de acuerdo con su eje mayor. Las dimensiones postpuberal son: Longitud 25-35mm Anchura 12-20mm Grosor 10-15mm Volumen 1.8-5.7cm3 Fórmula: Volumen = (Longitud x Ancho x Grosor)/2 En las niñas, y antes de los dos años es difícil de visualizar los ovarios y se debe emplear la fórmula de Volumen=1/2 x Longitud x Ancho x Grosor El volumen del ovario prepuberal es igual o inferior a 1cm 3, después de los 6 años se hace superior a 1cm 3 y a partir de los 9 años es mayor de 2cm3.Cerca de la menopausia los ovarios se atrofian y se hacen mas ecogénicos. En cuanto a la ecoestructura también varía con la edad y el ciclo menstrual. Los ovarios aparecen sólidos y homogéneos, con una porción periférica menos ecogénica a partir de la cual se desarrollan los folículos; y una porción central o medular que es más ecogénica. Se ha visto una gran actividad ovárica entre los 2 y 11 años, señalándose como comienzo de la pubertad la asociación de: Ovarios con un volumen mayor de 3cm con uno o varios folículos (superiores a 3mm) Desarrollo del útero. El fondo de saco de Douglas es la zona de más declive de la cavidad peritoneal y que puede visualizarse como una banda anecoica por detrás del cuello uterino, bien visible en el momento de la ovulación o durante la menstruación por reflujo a nivel de las trompas. La musculatura de las pelvis está representada por los músculos piriformes que forma la pared muscular posteroinferior y que no deben confundirse con los ovarios y los músculos obturadores internos que forman la pared muscular lateral baja de la pelvis. Los músculos soas ilíacos forman la pared muscular lateral alta de la pelvis. Ciclo normal y alteraciones en la ovulación. El ovario está constituido por una zona cortical (folículos y el estroma) y una zona medular. Los folículos se encuentran en diferentes fases: primario, preantral, antral, preovulatorio o folículo de Graaf y cuerpo amarillo. Durante el crecimiento folicular se diferencian dos tipos de células: células tecales (androgénicas) y células de la granulosa, que rodean al ovocito y dan origen a los estrógenos. El estroma está formado por tejido conjuntivo y por fibras de células tecales procedentes de los folículos atrésicos. El crecimiento folicular comienza en el útero y finaliza 5 años después de la menopausia. El folículo madura después de la pubertad para ovular y formar el cuerpo amarillo. De una manera esquemática la FSH garantiza el crecimiento folicular y la LH es responsable de la ovulación y de la formación del cuerpo amarillo. Al inicio de la fase folicular numerosos folículos antrales comienzan a crecer por la acción de la FSH, pero entre los 5-7 días uno será el elegido como folículo dominante y crece hasta la fase preovulatoria y los demás folículos regresan, en parte, debido a la secreción de estradiol por el folículo dominante que además provoca engrosamiento del endometrio (fase proliferativa), y entre los días 11 y 14 las glándulas del endometrio se hacen mas sinuosas. La rotura folicular se produce alrededor de las 32h después del comienzo del pico de LH, por acción del estradiol sobre la hipófisis. El ovocito expulsado sale rodeado de una corona de células de la granulosa y se expulsa con el líquido folicular. Después de la ovulación la cavidad folicular se llena de sangre y linfa y aparece el fenómeno de luteinización, a expensas de las células de la granulosa y de las células tecales que se llenan de lípidos. El cuerpo amarillo así formado produce progesterona y estradiol. El endometrio entra en su fase secretora: el edema infiltra al corion que alcanza su máximo al 21 día del ciclo: es la transformación predecidual. Cuando no se produce el embarazo el cuerpo amarillo involuciona, regresando el edema del endometrio con contracción de las arteriolas, lo que lleva a isquemia y necrosis o sea a la menstruación. Se produce una caída de la progesterona con nuevo predominio de la FSH y el inicio de un nuevo ciclo. ASPECTO ECOGRÁFICO DEL CICLO MENSTRUAL. Modificaciones ováricas. Fase folicular. Se inicia el primer día de la menstruación y se caracteriza por la aparición y desarrollo del folículo dominante que al inicio se rodea de otros folículos mas pequeños lo que da un aspecto multifolicular fisiológico al comienzo del ciclo. Entre los días 8 y 12 el folículo dominante se independiza (>14mm). Su crecimiento diario oscila entre 2 y 3mm y se acelera en la fase preovulatoria. La ovulación ocurre cuando el folículo mide entre 20 y 24mm, describiéndose unos signos preovulatorios: Presencia de un halo hipoecogénico que rodea al folículo Aspecto dentado de la pared folicular que aparece entre las 6 a 10 horas antes de la ovulación Visualización de una pequeña estructura cónica vecina a la pared del folículo y que se presenta 36 h antes de la ovulación (cúmulus oophorus). Fase ovulatoria. Se traduce por: Disminución brusca del volumen y forma del folículo que se llena de ecos y muestra una pared gruesa. Presencia de líquido en la fosa ovárica y en el fondo de saco de Douglas. Fase luteínica. Después de la ovulación la pared del folículo se engruesa y la cavidad central se llena de coágulos y de linfa para formar el cuerpo amarillo que tiene una vida corta, salvo cuando ocurre la fecundación en que sigue creciendo (cuerpo amarillo gravídico) para desaparecer al tercer mes, sustituido por la placenta. Hay tres posibilidades evolutivas ecográficas del cuerpo amarillo cíclico: Desaparece y no se ve Hay una pequeña estructura en el centro del ovario con finos ecos internos Presencia de una colección líquida que aumenta hasta medir 4cm de diámetro (cuerpo amarillo quístico) y que desaparece al siguiente ciclo. Alteraciones de la ovulación. Anovulación. (Ocurre entre el 7 y el 10% de todos los ciclos) y en la Ecografía hay: Ausencia total de folículos. Presencia de pequeños folículos centrales que van a la atresia. Folículo dominante que crece poco y desaparece. Folículo luteinizado no roto (LUF). En estos caso no se produce la ruptura del folículo maduro y por tanto no hay expulsión del ovocito ni posible fecundación. En la Ecografía se puede sospechar el diagnóstico por: Ausencia de líquido en el fondo del saco de Douglas. Persistencia y crecimiento del folículo (4-5cm de diámetro) Aparición de los signos de luteinización (pared gruesa y dentada, ecos internos). Asociación frecuente con la endometriosis. Ovulación en los anticonceptivos orales. El aspecto varía con el tipo de estroprogestágenos que se emplean. Con las píldoras normodosificadas no se ve ningún folículo. Con las píldoras minidosificadas se ve un aspecto multifolicular sin folículo predominante. Con los microprogestágenos lo que se altera es el moco cervical y a veces hay ciclos ovulatorios. PATOLOGÍA OVÁRICA. Quistes. Quistes funcionales. Se trata de la exageración de un fenómeno fisiológico que es la cavitación excesiva de un folículo o de un cuerpo amarillo. En la Ecografía se observa: Quistes con un tamaño inferior a 6cm, aunque a veces puede llegar hasta 10cm Pared regularmente fina aunque a veces gruesa Contenido anecogénico salvo cuando hay hemorragia intraquística Forma redondeada Desaparece espontáneamente o con tratamiento inhibidor (entre 1 y 3 meses). Se reconocen las siguientes variedades: Quistes foliculares o foliculínicos. Presentan las características ecográficas de un gran folículo. Contenido líquido anecoico. Forma redondeada. Pared muy fina. Ausencia de tabiques o vegetaciones. Tamaño variable hasta 5 ó 10cm. Se puede visualizar el ovario residual que a veces se invagina y simula un coágulo. Quistes luteínicos. Hay tres variantes: En su forma habitual tiene un tamaño entre 3 y 6cm, de localización centro ovárica, con la pared gruesa y ecos finos internos. Simula a un quiste endometriósico. En su forma gravídica se trata de un cuerpo amarillo gravídico con un tamaño máximo de unos 3cm. Si es mayor de 6cm debe evolucionarse al comienzo del 2do trimestre en que debe desaparecer. En su forma de quiste hemorrágico del cuerpo amarillo, la sangre se explica por la gran vascularización de la pared. Estos quistes luteínicos se plantean frente a 3 circunstancias: Hay un quiste conocido que aumenta rápidamente de volumen, con engrosamiento de la pared y aparición de ecos internos. La hemorragia es reciente y el quiste lleno de sangre es aparentemente sólido confundiéndose con un tumor ovárico. Las modificaciones que sufre la sangre hacen sospechar el diagnóstico Un retraso menstrual se asocia frecuentemente a un quiste hemorrágico y de ahí que se confunda con un embarazo extrauterino o un hematosalpinx. Quistes foliculares luteinizados. Están relacionados con la transformación (sin rotura) de quistes foliculares en quistes luteínicos. Se trata, mas bien, de una hiperplasia tecal, mas que una verdadera luteinización. Estos quistes pueden ser únicos (síndrome de LUF), o múltiples y secundarios a una estimulación ovárica por exceso de HCG durante el embarazo (molar) o en el curso de tratamiento por inductores. Casi siempre son bilaterales y de gran tamaño. Ovarios poliquísticos. Hay dos variedades: ovarios micropoliquísticos y macropoliquísticos. Los primeros predominan entre los 15 y 30 años, no se asocian con afecciones ginecológicas ni quirúrgicas y se consideran de naturaleza endocrina o iatrogénica. Son frecuentes el exceso de peso, las alteraciones menstruales, los dolores pélvicos, el hirsutismo y la infertilidad. La evolución es lenta y regular. Los ovarios macropoliquísticos predominan entre los 25-40 años, hay antecedentes de infecciones ginecológicas o cirugía, las alteraciones menstruales son mas tardías, siendo raros los dolores pélvicos y el hirsutismo. La infertilidad es frecuente y la evolución es brusca. El aspecto Ecográfico varía en estas dos variedades: En la forma micropoliquística el tamaño de los ovarios es mayor de 4cm, de forma globular, visualizándose los quistes redondos por lo general mas de 8 por cada ovario y con un tamaño que oscila entre 2 y 6mm. En la forma macropoliquística los ovarios son muy grandes y asimétricos y hay múltiples quistes de diferente tamaño, por lo general mayores de 15mm. El diagnóstico diferencial hay que hacerlo con los quistes dermoides bilaterales, endometriosis ovárica, ovarios normales al inicio de la fase folicular y los ovarios en el curso de la ingestión de las minipíldoras. Quistes orgánicos y tumores ováricos. Quistes dermoides. Constituyen alrededor del 15% de los tumores ováricos, predominando en mujeres jóvenes y frecuentemente bilaterales. Se caracterizan por un contenido variable de tejidos ectodérmicos mas o menos diferenciados constituidos por piel, pelo, dientes, cartílagos, etc. asociados a un componente líquido, mas o menos aceitoso, lo que provoca una ecoestructura ecogénica y homogénea. Puede persistir parte del parénquima ovárico funcional capaz de producir folículos o quistes funcionales. Se pueden individualizar las siguientes variedades anatomoecográficas: Inclusiones dermoides intraováricas. El ovario es de tamaño normal con un nódulo sólido pequeño e hiperecogénico rodeado del ovario normal. Se sospecha frente a un quiste dermoide unilateral y un pequeño nódulo en el ovario contralateral. Formas predominantemente líquidas. Se trata de un quiste anecoico con formación polipoidea en la pared y que es hiperecogénico. El aspecto interior del quiste varía con su contenido siendo algo mas ecogénico cuando es de tipo aceitoso y muy ecogénico si el líquido es sebáceo y espeso. Formas mixtas. Hay una mezcla de componentes líquidos, sebáceos y sólidos asociados a calcificaciones con formación de Sa. Formas predominantemente sólidas. Hay predominio de los componentes sólidos pero desorganizados. Se evidencia una zona compacta, redondeada y bastante regular rodeada parcialmente por un anillo periférico anecoico. Formas sólidas puras. Son difíciles de diagnosticar con la Ecografía y se pueden confundir con los gases intestinales aunque no gozan de la movilidad de estas últimas. Formas equívocas. Se tratan de casos raros de quistes dermoides que por su aspecto sugieren un quiste seroso o seropapilar. Formas malignas. Por lo general se tratan de tumores embrionarios inmaduros o mixtos con un pobre pronóstico. Quistes de retención y quistes funcionales. Dentro de este grupo incluimos los quistes foliculares, luteínicos, del cuerpo luteo, los quistes endometriales y la enfermedad poliquística ovárica. Tumores serosos benignos y malignos. Cistoadenomas serosos y seropapilares. Son tumores desarrollados a expensas del epitelio germinal. Es la variedad anatómica mas frecuente y representa aproximadamente el 20% de los tumores benignos del ovario y el 80% de los malignos. La forma mas común de tumores del epitelio germinal es el Cistoadenoma que puede transformarse en un Cistoadenocarcinoma en el 20 al 30% de los casos. Dentro de este grupo de tumores del epitelio germinal se incluyen también los tumores endometrioides que predominan en las mujeres por encima de los 70 años y por lo general con un mal pronóstico. El aspecto Ecográfico de estos tumores se ha dividido en las siguientes variedades: Formas quísticas uniloculares. Se presentan como lesiones quísticas redondeadas u ovales de contornos finos y regulares, Con un contenido anecoico o finamente ecogénico difíciles de diferenciar de un quiste funcional y que pueden llegar a medir hasta 10cm de diámetro. Formas quísticas multiloculares. Son muy parecidos a los anteriores y se ven tabiques finos y regulares que se engruesan en las zonas de entrecruzamiento de los tabiques. Formas mixtas. Son parecidos al anterior pero se visualizan vegetaciones dentro de los quistes en forma de nódulos pequeños, difíciles de observar o mas extensas de aspecto digitiforme. Formas semisólidas o semilíquidas. No es mas que la evolución de la forma anterior en que las vegetaciones empiezan a llenar al quiste tomando un aspecto complejo. Formas sólidas puras. Es el período final de la invasión de las vegetaciones y en el cual aparece una masa ecogénica y heterogénea sin características específicas. Tumores mucinosos benignos y malignos. Cistoadenomas mucinosos. Son tumores que derivan también del revestimiento epitelial y por lo común son benignos. Constituyen alrededor del 20% de los tumores benignos del ovario y el 17% de los tumores malignos. Predominan en la mujer entre 30-60 años, frecuentemente unilaterales y por lo general de gran tamaño. En la Ecografía se pueden identificar diferentes variedades. Forma de quistes simple unilocular. Esta variedad es menos frecuente que en los quistes serosos. Su contorno es muy regular, son redondeados y su contenido es un líquido espeso finamente ecogénico muy difíciles de diferenciar de un quiste endometrial simple. Forma de quiste multiloculado. Es la variedad mas frecuente y los tabiques son mas numerosos que en los quistes serosos. Son de gran tamaño, bien delimitados con múltiples tabiques en su interior, que por lo general son gruesos, tomando un aspecto en panal de abejas. Forma anárquica. Se sustraen a los patrones clásicos, muchas veces con un contenido mixto lo que depende del grosor de los tabiques, de las vegetaciones endoquísticas, de las áreas gelatinosas y de los fenómenos hemorrágicos. Se ha tratado de evaluar las características de benignidad o malignidad de estas lesiones existiendo 3 tipos de criterios. Criterios intrínsecos. Estos criterios se aplican con justeza en las lesiones serosas y seropapilares aunque son desconcertantes en las lesiones seudomucinosas. Entre los criterios intrínsecos está: la mayor o menor complejidad de la estructura interna del quiste como pueden ser las vegetaciones, tabiques, etc. Criterios locorregionales. Se aplican a ambas variedades y se valorará la existencia o no de adherencias intestinales o peritoneales al tumor que pueden provocar angulaciones o disposición cuadrangular de los mismos. También hay que valorar el contorno de los tumores, su relación con las vísceras vecinas y el grado de movilidad. Criterios a distancia. Se debe valorar la presencia o no de ascitis que no siempre es sinónimo de malignidad. Deben investigarse los riñones, el hígado y el peritoneo, sobre todo en el estudio de la región diafragmática. La existencia de tumores limítrofes es bien conocida y en estos casos la Ecografía es poco útil para un diagnóstico específico. Se acepta que todo tumor sólido o mixto del ovario > 3cm debe considerarse como maligno. Tumores del estroma ovárico. La mayoría son productores de hormonas, siendo los más frecuentes los tumores de las células granulosas y de las células tecales (tecomas). Cerca del 25% de estos tumores sufren transformación maligna, por lo general en la 7ma década de la vida. En la Ecografía se comportan como tumores sólidos, usualmente unilaterales con áreas quísticas por necrosis, llegando a adquirir gran tamaño. Hay otros tumores del estroma más raros, como el arrenoblastoma que produce andrógenos y provocan virilización en la mujer entre los 20 y 30 años de edad. Se trata de una lesión unilateral, pequeña con componentes quísticos. Otra forma, aún más rara es el gonadoblastoma, que también provoca masculinización. Esta última lesión se calcifica, lo que facilita el diagnóstico, casi siempre son unilaterales y benignos. Hay otra variedad, mucho más rara, que son los tumores hipernefroides masculinizantes, que pueden provocar un cuadro de hipertiroidismo y sufrir transformaciones malignas. Tumores de las células germinales. En este grupo se incluyen a los disgerminomas que predominan en la 2da y 3ra década y que provocan grandes metástasis ganglionares y los teratomas malignos que muestran tendencia a la infiltración y a la metástasis precoz. Quiste endometriósico y cáncer endometrioide. La endometriosis se define por la existencia de focos endometriales ectópicos que se conducen como autoinjertos espontáneos o úteros en miniatura. A menudo se presentan a nivel peritoneal en forma nodular o infiltrante que escapan a la Ecografía. Los localizados al ovario pueden tener aspecto quístico y detectarse con la Ecografía. Los cánceres endometrioides reproducen histológicamente el aspecto de un adenocarcinoma endometrial. Su localización ovárica puede ser resultado de la propagación de un adenocarcinoma endometrial o más raramente de la degeneración maligna de una endometriosis ovárica. Su frecuencia es aproximadamente igual que el los cistoadenocarcinoma seudomucinoso. Se han descrito dos variedades ecoanatómicas: Forma de ecoestructura simple. Son los más frecuentes en forma de quistes ováricos de tamaño variable, raramente muy grandes, bilaterales o únicos, con una cápsula gruesa y una forma vagamente cuadrangular, y un contenido ecogénico y homogéneo. Forma de ecoestructura compleja. Es producto de las hemorragias intraquísticas sucesivas, lo que da un patrón anárquico, difícil de diferenciar de otros tumores. Los criterios de malignidad, local o a distancia, son difíciles de evaluar, sobre todo por el polimorfismo de algunas lesiones benignas, aunque la presencia de una estructura anárquica siempre es inquietante. Otros tumores ováricos sólidos. Fibromas. Los fibromas ováricos representan el 3% de las masas ováricas. Por lo general se trata de una masa grande, sólida, poco ecogénica asociada con ascitis a pesar de su benignidad. Adenocarcinomas indiferenciados. Tiene la misma frecuencia (17%) que los carcinomas mucoides y los endometrioides. Se tratan de tumoraciones sólidas homogéneas o heterogéneas y bastante ecogénicas, capaces de producir metástasis peritoneales calcificadas. Tumores de Krukenberg. Constituyen entre el 1% y el 2% de los tumores del ovario y se tratan de metástasis ováricas de un tumor epitelial glandular, por lo general digestivo. Síndrome de Démons-Meigs. Asocia un tumor benigno del ovario con ascitis y derrame pleural. Procesos inflamatorios. El aparato genital femenino se divide en dos partes; una porción baja, normalmente séptica y otra alta (útero y trompa) normalmente aséptica. Entre ambas partes el endocérvix forma una barrera bastante eficaz contra los gérmenes. La infección genital alta es casi siempre de origen ascendente y la secuencia infecciosa habitual es la siguiente; endocervicitis, endometritis, salpingitis y pelviperitonitis. La salpingitis, esquemáticamente, presenta tres fases diferentes; una fase aguda, la formación de un piosálpinx con una trompa distendida por pus y finalmente el hidrosálpinx que es una secuela del anterior, y que puede variar desde una trompa discretamente dilatada y flexible hasta una trompa quística con más de 15cm de diámetro. La infección del ovario, casi siempre asociada a un piosálpinx, es el resultado de un absceso de un quiste funcional o de una infección secuelar de los ovarios, rodeado de adherencias. Por su parte la pelviperitonitis acompaña frecuente a la infección tubárica y se manifiesta por un derrame purulento en el fondo del saco de Douglas. Salpingitis. Hay dos criterios Ecográficos que sugieren el origen tubárico de una masa pélvica: la forma y la orientación. La trompa infestada se sitúa por debajo y detrás del útero, tomando un aspecto de morcilla alargada que se va dilatando de manera progresiva hacia la periferia, con presencia de uno o varios pliegues. En la fase aguda, la Ecografía es poco útil y suele manifestarse por una pequeña colección líquida poco específica. En la fase de piosálpinx la trompa dilatada presenta el patrón descrito anteriormente con un contenido líquido y ecogénico, a veces con sedimentación y mayor cantidad de líquido pélvico. Este patrón no siempre es el habitual presentándose frecuentemente como una masa anexial heterogénea y poco específica. El hidrosálpinx puede escapar al diagnóstico Ecográfico, aunque posteriormente y cuando adquiere cierto volumen produce imágenes bilaterales cuya forma y orientación recuerdan al piosálpinx, pero con un contenido anecoico y con las paredes y pliegues delgados. Infección ovárica. El absceso ovárico acompaña frecuentemente a la infección tubárica y se manifiesta en la Ecografía como una imagen quística, con un contenido de variable ecogenicidad íntimamente unido al piosálpinx cercano. En las infecciones subagudas o en las secuelas inflamatorias es frecuente encontrar quistes ováricos funcionales o incluso ovarios macropoliquísticos. Infección peritoneal. Puede tratarse de una reacción inflamatoria con acúmulo de exudado en el fondo del saco de Douglas, que no es específico de infección, hasta un verdadero absceso en que el contenido es finamente ecogénico, con sedimentos, difícil de diferenciar de una trompa infestada. Otras patologías tubáricas Tumores de la trompa. Son muy raros y casi siempre malignos. En la Ecografía, y cuando es visible, se produce un hidro o hematosálpinx, a veces con un contorno irregular. Se han descrito tumores benignos excepcionales. Quistes paratubáricos o paraováricos. Son quistes que se desarrollan a expensas de residuos embrionarios del conducto de Wolff. Existen 2 formas: Quiste del ligamento ancho, de contenido claro, pared fina que levanta la trompa y desplaza al ovario del mismo lado y que se modifica poco en su tamaño. Hidátide de Morgagni. Es un pequeño quiste seroso muy móvil que cuelga del pabellón tubárico por un pedículo muy fino. Casi nunca supera los 10-15mm. Endometriosis tubárica. Es un diagnóstico muy difícil con la Ecografía, aunque a veces determinan nódulos en la porción ístmica de la trompa, de muy pequeño tamaño, y con la misma ecogenicidad del útero. Torsión del anejo. La torsión de un quiste del ovario se acompaña frecuentemente de una torsión global de todo el anejo. Otras veces hay torsiones aisladas de la trompa, casi siempre por patología previa. El diagnóstico de torsión se puede sospechar con la Ecografía Doppler y se acompaña de edema, líquido serohemorrágico, trombosis y luego necrosis. La torsión de un ovario quístico se produce por modificaciones de un tumor, aumento rápido del tamaño, contenido heterogéneo o hemorrágico, posición alta y dolor a la palpación sonográfica. La torsión de un ovario normal se manifiesta por el aumento de volumen, aparición de múltiples folículos periféricos, unilateral y con un cuadro doloroso agudo. La torsión de una trompa dilatada provoca edema de la pared, aparición de ecos internos, en ausencia de un cuadro infeccioso. Inflamaciones parametriales. La vía de entrada de estas infecciones son a través de heridas del cuello o de la vagina en el parto o durante la cirugía y solo de manera excepcional por infecciones intestinales y vesicales. El exudado puede extenderse por diferentes vías: hacia los planos laterales del parametrio, hacia el plano dorsal del parametrio, en la grasa que rodea al cuello de la vejiga o en la grasa perirrectal. Se puede extender por los músculos psoas o por el espacio retroperitoneal y cuando se absceda puede drenar espontáneamente en un órgano hueco o en la pared abdominal. La Ecografía puede ayudar en la localización anatómica de estos espacios, aunque en el período inicial es difícil diferenciar entre inflamación y tumor.