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LOS BECERROS DE ORO DE JEROBOAM 1Reyes 12:25-33

Un lugar alto era un centro de adoración localizado o regional dedicado a un dios. La adoración
en aquellos santuarios locales, a menudo consistían en hacer sacrificios, quemar incienso y
participar de fiestas o festivales. Algunos de estos lugares altos contenían altares, ídolos y
santuarios.

No todos los lugares altos se dedicaron a la idolatría. Jugaron un papel importante en el culto
israelita, y la primera mención bíblica de un sitio de culto, más tarde llamado un "lugar alto", se
encuentra en Génesis 12:6-8 donde Abram construyó altares al Señor en Siquem y Hebrón.
Abraham construyó un altar en la región de Moriah y estaba dispuesto a sacrificar a su hijo allí
(Génesis 22:1-2). Este sitio tradicionalmente se cree que es el mismo lugar alto donde se
construyó el templo de Jerusalén. Jacob preparó un pilar de piedra al Señor en Bet-el (Génesis
28: 18-19), y Moisés se juntó con Dios en el Monte Sinaí (Éxodo 19:1-3).

Josué erigió pilares de piedra después de cruzar el Jordán (Josué 4:20) y consideró esto un lugar
alto de adoración porque los israelitas "pasaron por" el Jordán hacia un terreno más alto. Los
lugares altos fueron visitados regularmente por el profeta Samuel (1 Samuel 7:16). Los lugares
altos como lugares de idolatría Cananea (Jueces 3:19) se extendieron hasta el período de Elías (1
Reyes 18:16-40). La gente todavía estaba sacrificando en los lugares altos paganos antes de que
el templo fuese construido, y Salomón se unió a ellos. (2 Crónicas 3:1). Dios ordenó que fuesen
destruidos todos los otros lugares altos. El rey Josías los destruyó en 2 Reyes 22 – 23.

Hasta el momento en que se construyó un templo a Yahweh, los israelitas lo adoraban


principalmente en un centro de adoración local—una práctica que no estaba condenada. El
profeta Samuel bendecía los sacrificios que se ofrecían en los lugares altos, y Salomón ofrecía
1.000 ofrendas quemadas en los altares en Gibeón (1 Sam 9:12–25; 1 Reyes 3:4). En 1 Reyes 3:2,
vemos que estos lugares altos estaban destinados a suplir las necesidades de culto de Israel
durante un tiempo “porque ninguna casa había sido construida para el nombre del Señor”.

Ahora se construye el templo


…El templo, construido en Jerusalén por Salomón, dio inicio a un Nuevo período de adoración
israelita, reuniendo a las 12 tribus como pueblo para adorar a Dios en un solo lugar. Yahweh hizo
morada en Su templo y la necesidad de otros centros de adoración quedó obsoleta (1 Reyes 9:3).
Pero a pesar de este Nuevo templo, el pueblo de Dios aún adoraba en lugares altos.

Irónicamente, encontramos una de las primeras referencias de estos lugares en el relato de


Salomón, el mismo rey que construyó el templo. Él empaña esta nueva época de adoración
colectiva al construir lugares altos para Quemos, Moloc y todos los dioses extraños de sus
esposas
1 Reyes 11:5-8, el cual dice que Salomón “siguió a Astoret, esta era la diosa cananita del amor
sensual y de la fertilidad., y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas, era adorado mediante
sacrificios de niños …Salomón edificó un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, y a
Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón…”

Y se enojó Jehová contra Salomón

1Re 11:11 Y dijo Jehová a Salomón: Por cuanto ha habido esto en ti, y no has guardado mi pacto
y mis estatutos que yo te mandé, romperé de ti el reino, y lo entregaré a tu siervo. 1Re 11:12 Sin
embargo, no lo haré en tus días, por amor a David tu padre; lo romperé de la mano de tu hijo.

Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel fueron cuarenta años. 43 Y durmió Salomón con
sus padres, y reinó en su lugar Roboam su hijo.

Roboam fue el único hijo de Salomón que conocemos por nombre


Y es bajo el gobierno de Roboàm que el reino es dividido.

Conformada por 2 tribus: Judá y Benjamín


Bajo el liderazgo del rey Roboam, quien se quedó con Jerusalén como su capital, donde se encontraba
también el Templo.
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25 Entonces reedificó Jeroboam a Siquem en el monte de Efraín, y habitó en ella; y saliendo de


allí, reedificó a Penuel. 26 Y dijo Jeroboam en su corazón: Ahora se volverá el reino a la casa de
David, 27 si este pueblo subiere a ofrecer sacrificios en la casa de Jehová en Jerusalén; porque
el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá, y me matarán a mí, y se
volverán a Roboam rey de Judá. 28 Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro,
y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te
hicieron subir de la tierra de Egipto. 29 Y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan. 30 Y esto fue
causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante de uno hasta Dan. 31 Hizo también
casas sobre los lugares altos, e hizo sacerdotes de entre el pueblo, que no eran de los hijos de
Leví. 32 Entonces instituyó Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del
mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre un altar. Así hizo
en Bet-el, ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó también en Bet-el
sacerdotes para los lugares altos que él había fabricado. 33 Sacrificó, pues, sobre el altar que
él había hecho en Bet-el, a los quince días del mes octavo, el mes que él había inventado de su
propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de Israel, y subió al altar para quemar incienso.

Reconociendo que los lugares altos no eran la forma en que Yahweh deseaba ser adorado,
algunos reyes los derribaron, como Ezequías y Josías (2 Reyes 23:8–9). Otros que, aunque fueron
considerados justos, nunca lo hicieron, como Josafat (1 Reyes 22:43), Joaz (2 Reyes 12:3), Azarías
(1 Reyes 15:3–4) y Jothán (2 Reyes 15:34–35). A veces, esto se debía a la ignorancia, como fue el
caso de Josías (23:3–25:27), pero en la mayoría de los casos se trataba de una desobediencia
flagrante.

Al igual que Amasías y Joás quienes le antecedieron, Uzías hizo “lo recto ante los ojos del Señor”.
Sin embargo, no quitó los lugares altos, de modo que no fue un gobernante ideal.

Dios condena la idolatría y nos llama cuerpos muertos, cuando nuestra vida está contaminada
con tanta idolatría. Saben que muchos en más de alguna ocasión nos hemos preguntado que
porque no prosperamos espiritualmente, a pesar que nos congregamos, oramos y nos
alimentamos de la palabra de Dios; aun con todo esto nuestros ánimos nos son de un hijo de
Dios, vivimos amargados, endeudados, todos enfermos, hogares destruidos…Etc. Esto es una
realidad y por más cerca que creamos estar de Dios, nuestras respuestas no llegan; ¿pero sabes
porque?, porque no hemos derribado los lugares altos de nuestras vidas; aún seguimos esclavos
de nuestra vieja manera de vivir, todavía nos alegran o participamos en las cosas del mundo, aun
somos amantes de la idolatría.

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Y entonces, ¿qué tiene que ver esto con nosotros hoy? Deuteronomio 12:1-7 le ordena explícitamente al
pueblo de Dios no solo a evitar la idolatría, sino también a demoler, derribar, hacer polvo, quemar, cortar
y borrar los nombres de esos ídolos. Para nosotros, la palabra ídolo evoca imágenes de pueblos primitivos
que ofrecen sacrificios a imágenes talladas rudimentarias. Pero, un ídolo es algo que alabamos,
celebramos, nos centramos y acudimos en busca de ayuda que no sea nuestro Dios.

Jesús dice que no podemos servir a Dios y al dinero (Mateo 6:24). Se nos dice que la avaricia es idolatría
(Colosenses 3:5), así como la lujuria es adulterio. El Nuevo Testamento reconoce una clase figurada de
lugares altos, donde el pueblo de Cristo adora a falsos dioses en lugar del Único Dios verdadero. Al igual
que los reyes de Israel, tenemos la responsabilidad de derribar todos los ídolos de nuestras vidas a fin de
darle a Jesús todo el señorío. El hecho de que no usaron su poder y autoridad para quitar los lugares altos
y de adorar solamente a Dios debe ser un recordatorio aleccionador para nosotros.

Cuando el apóstol Juan escribió a los seguidores de Cristo casi al final del primer siglo, la mayoría de ellos
no tenía nada que ver con los ídolos tallados. Sin embargo, sus últimas palabras para ellos de su carta en 1
Juan fueron: “Hijitos, guardaos de los ídolos” (5:21). “Aléjense de todo lo que pueda ocupar el lugar de
Dios en el corazón”.

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Entonces la única manera de ser agradables para con Dios es derribando los lugares altos que hay en
nuestra vida para ser aceptados ante los ojos de Dios como lo hizo el rey Ezequías.
2º de Reyes 18:3-7

“Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre. Él
quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente
de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban inciensos los hijos de Israel y la
llamó Nahustán. En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él
entre todos los reyes de Judá. Porque siguió a Jehová y no se apartó de él…. Y Jehová estaba con él; y
adonde quiera que salía prosperaba….”

Ves como el rey Ezequías fue agradable ante los ojos de Jehová porque se apartó de la idolatría al quitar
los lugares altos que servían de tropiezo; y esto es lo que Dios quiere de sus hijos que le derribemos esos
lugares altos de nuestra vida, porque no podemos servir a dos señores al mismo tiempo; porque
aborrecerá a uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. Mateo 6:24

Te has puesto a pensar ¿cuáles son los lugares altos que no te deja ver tu mañana?, Pues te cuento que
esto podría ser un ídolo que usurpa el lugar de Dios en tu corazón, puede ser una persona, una posición,
la salud, amistades, expectativas, ideologías, tu propio egoísmo y deseos, la lujuria etc. Lo importante es
poder identificar esos lugares altos para poder derribarlos y dar lugar a que Dios obre en nuestras vidas.
Creo al hacer una profunda reflexión no fuera tan difícil encontrar esas piedras que te están sirviendo de
tropiezo; cuidémonos de no ser contaminado por esos lugares altos y que nos están haciendo tropezar en
nuestro caminar en Cristo y lo podríamos poner en práctica de esta manera:

1- Identificar lo que te causa tropiezo en tu caminar. Si ves un área en tu vida en donde estás
tropezando continuamente es porque aun hay lugares altos en tu vida, y necesitas deshacerte de ellos
derribándolos, porque probablemente sea la causa que no estés experimentando la victoria sobre esa
área de tu vida.

Hageo 1:5-6 “pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis
mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis, bebéis y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os
calentáis; y el que trabaja en jornal recibe su jornal en saco roto”.

2- Huye de la idolatría. La biblia nos exhorta a huir de la idolatría y a no dejarnos vencer, porque aquello
que te vence se convierte en un ídolo. “1Corintios 10:14 Por lo tanto, amados míos, huid de la idolatría”.

3- Guárdate en Santidad. No le permitas a tu mente morar en ninguna área de tentación o lujuria,


aléjate de personas que pueden llevar a desear lo que es incorrecto para tu vida, cuidado con lo que ves
en televisión o internet porque por ello la tentación puede entrar a tu mente y contaminarte el corazón.
“Romanos 13:14 Sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”. Hazle Señor
de tu vida diariamente al rechazar las cosas que te causan tentación, porque una cosa es proveer para tu
propio cuerpo; pero otra cosa es satisfacer los deseos de nuestro cuerpo.

4- Desarrolla tu amor e intimidad hacia el Señor. Dios demanda un corazón integro. Un corazón dividido
es un corazón conquistado; una lealtad dividida conduce solamente a la frustración en tu relación con el
Señor. Tú puedes hacer lo que es correcto ante los ojos del Señor solamente cuando ames al Señor con
todo tu corazón, mente y alma; así como hizo Ezequías derribando los lugares altos. El verdadero amor
hacia a Dios y la verdadera alabanza siempre causaran en ti el tomar la acciones necesarias para purificar
tu vida ante el Señor. En nuestra vida hay cosas que necesitan ser destruidas, no solamente evitadas;
algunas acciones de tu vida deben ser quitadas de la mesa o siempre van a ser un ídolo para ti y te harán
tropezar. “Deuteronomio 6:5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas
tus fuerzas”.

5- La quinta manera de guardarte a ti mismo de la idolatría y poder estar en condiciones de derribar tus
lugares altos está en el poder de la cruz. El poder de la cruz es la cura para cualquier ídolo que te este
causando problemas. “Gálatas 6:14 pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo”. Pablo nos está diciendo “yo llevo
las marcas del señor”, ¿podemos decir lo mismo?... ¿llevas tu las marcas de una vida crucificada?;
Enterremos aquella vieja manera de vivir, luchemos, batallemos y salgamos victorioso ante la tentación,
esto es una vida crucificada que a pesar de estar pasando por el fuego seamos fieles al Señor. Ahora
¿cómo saber si usted está llevando una vida crucificada?, el mundo habrá dejado de ser atractivo para
usted, no tendrá algún poder e influencia sobre usted para llevarle por el mal camino, esto significará que
los lugares altos han sido derribados y usted es LIBRE.

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Que Dios nos dé Su gracia para reconocer los ídolos de nuestras vidas y, por medio de volvernos
solamente a Cristo y de exaltarle sólo a Él, arrojarlos a la tierra donde pertenecen.

ISRAEL: DOS CASAS (6) Plan de Jeroboam


En tiempos de Roboam, hijo de Salomón, la nación de Israel se dividió en dos:

1. CASA del JUDÁ

Conformada por 2 tribus: Judá y Benjamín

Bajo el liderazgo del rey Roboam, quien se quedó con Jerusalén como su capital, donde se encontraba
también el Templo.

2. CASA de ISRAEL

Conformada por 10 tribus: Rubén, Simeón, Efraín, Manasés, Aser, Neftalí, Gad, Zabulón, Isacar, Dan.

Bajo el liderazgo de Jeroboam, quien estableció su capital en Samaria.

En cuanto a la tribu de Levi, recordemos que estaba dispersa por todo el territorio de Israel. A ellos les
había sido asignada su habitación en las 48 ciudades levitas, en medio de todas las tribus (Josue 21).

REINO DEL NORTE


Jeroboam fue elegido por las tribus del norte como su primer rey. Al principio todo iba bien, pero
después Jeroboam llegó a sentirse inseguro y vulnerable. Él temía que en cualquier momento le quitaran
su posición como rey electo.

(I Reyes 12:26-27) Y Jeroboam se dijo en su corazón: Ahora el reino volverá a la casa de David si este
pueblo continúa subiendo a ofrecer sacrificios en la casa del SEÑOR en Jerusalén, porque el corazón de
este pueblo se volverá a su señor, es decir a Roboam, rey de Judá, y me matarán y volverán a Roboam, rey
de Judá.

Todas las tribus de Israel iban a Jerusalén tres veces al año, para asistir al Templo a celebrar las Fiestas del
Señor (Lev. 23). Al ir a Jerusalén tan frecuentemente, Jeroboam temía que sus súbditos vieran que
Roboam había cambiado, y quisieran regresar con el rey de Judá, descendiente de David.

Para evitar que las tribus del norte regresaran con Roboam, Jeroboam diseñó un plan que contemplaba lo
siguiente:

a. Sustituir el lugar de adoración


b. Sustituir los sacerdotes
c. Cambiar el calendario bíblico
La estrategia era cambiar el sistema religioso de las tribus del norte con el fin de evitar que ellos fueran a
Jerusalén a adorar a Dios.

Ahora veremos, una a una, las medidas establecidas por Jeroboam como parte de su plan para
conservar su reinado…

a. Sustituyó el lugar de adoración

(I Reyes 12:28-30) Y habiendo tenido consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante
habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto. Y
puso uno en Bet-el, y el otro en Dan. Y esto fue causa de pecado; porque el pueblo iba a adorar delante
uno hasta Dan.

Jeroboam revivió la adoración al “becerro de oro”, tal como lo hicieron los israelitas en el desierto (Exo.
32). Más que un “ídolo pagano”, ese becerro era una imagen falsa de Dios, quien los había sacado de
Egipto.

¿Cómo pudo el pueblo aceptar tal cosa? Probablemente fue por conveniencia. Jeroboam puso dos
becerros de oro: uno en Betel, en la frontera sur de su reino, y el otro en Dan, en el extremo norte. Los
israelitas que vivían al norte ya no tenían que peregrinar largas distancias para “adorar a Dios”, pues lo
podían hacer en Dan. Los que vivían al sur ya no tenían que cruzar la frontera hacia Judá, pues tenían su
lugar de adoración en Betel.

Ciertamente los que se opusieron a esto fueron los levitas, y por ello Jeroboam tomó la siguiente
medida…

b. Sustituyó los sacerdotes


Los levitas conocían la Palabra de Dios, y no se prestaron a la manipulación de Jeroboam. Por ello el rey
nombró a otros “sacerdotes” que sirvieran en el nuevo sistema de adoración que él estaba inventando.

(II Crónicas 11:15) Y los sacerdotes y levitas que estaban en todo Israel, se juntaron a él desde todos los
lugares donde vivían. Porque los levitas dejaban sus ejidos y sus posesiones, y venían a Judá y a Jerusalén;
pues Jeroboam y sus hijos los excluyeron del ministerio de El Eterno. Y él designó sus propios sacerdotes
para los lugares altos, y para los demonios, y para los becerros que él había hecho.

c. Cambió el calendario bíblico

Para evitar que los israelitas del norte desearan ir a Jerusalén a celebrar las Fiestas del Señor en sus
tiempos establecidos, Jeroboam estableció una nueva fiesta para ser celebrada entre las tribus del norte.

(I Reyes 12: 32-33) Entonces instituyó Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del
mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre un altar. Así hizo en Bet-el,
ofreciendo sacrificios a los becerros que había hecho. Ordenó también en Bet-el sacerdotes para los
lugares altos que él había fabricado. Sacrificó, pues, sobre el altar que él había hecho en Bet-el, a los
quince días del mes octavo, el mes que él había inventado de su propio corazón; e hizo fiesta a los hijos de
Israel, y subió al altar para quemar incienso.

El nuevo sistema de adoración establecido en la Casa de Israel fue convirtiéndolos poco a poco en una
nación que parecía más gentil que israelita, alejada de sus raíces hebreas y las costumbres instruidas por
el Señor en Su Torá.

(Oseas 8:11-12) Porque multiplicó Efraín altares para pecar, tuvo altares para pecar. Le escribí las
grandezas de mi ley, y fueron tenidas por cosa extraña.

Pero Dios los va a llamar al arrepentimiento…

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