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LA ACTIVIDAD DE LOS AGENTES EDUCATIVOS (Alumnos,Docentes,Padres de familia)

Artículo 14 Derecho a la educación.


Fines y contenido. Promoción del desarrollo científico y tecnológico La educación promueve el conocimiento,
el aprendizaje y la práctica de las humanidades, la ciencia, la técnica, las artes, la educación física y el deporte. Prepara
para la vida y el trabajo y fomenta la solidaridad. Es deber del Estado promover el desarrollo científico y tecnológico
del país. La formaron ética y cívica y la enseñanza de la Constituci6n y de los derechos humanos son obligatorias en
todo el proceso educativo cívico u militar La educaci6n religiosa se imparte con respeto a la libertad de las
conciencias. La enseñanza se imparte, en todos sus niveles, con relacion a los principios constitucionales y a los fines
de la correspondiente institución educativa. Los medios de comunicación social deben colaborar con el Estado en la
educación y en la formaci6n moral y cultural.

CONCORDANCIAS: e.: arts. 2 inc. 8), 13, 15, 16, 17, 18, 19, 23, 58, 200 inc. 2); C.P.ET.: art. 37 ¡ne. 17); C.N.A.:
arts. 14 y SS.; D.L. 25762: art. 15; D.

S. 002-96-ED: art. 3; D.U.D.H.: arts. 18, 26, 27; P.I.D.C.P.: arts. 18, 27; P.I.D.E.S.e.: arts. 13,15; C.D.N.: arts. 30,
31; C.A.D.H.: art. 12.4; P.S.S.: arts. 13, 14 Max Salazar Gallegos Postulado: "la educación promueve el conocimiento,
el aprendizaje y la práctica de las humanidades, la ciencia, la técnica, las artes, la educación física y el deporte. Prepara
para la vida y el trabajo y fomenta la solidaridad" 1. El precepto señala los elementos mínimos indispensables que
deben formar parte de la educación. Se pretende ser integrador. Visto de esta manera, la sociedad ha asumido que
tales habilidades son requeridas por todas las personas para su completa formación. Es promovido el desarrollo de
todas las facultades de las personas, quienes deben perfeccionarse para el adecuado desenvolvimiento de la
sociedad. El esfuerzo educativo no es en vano. De acuerdo al constituyente, el Estado cumple un rol promotor y ha
de ser el responsable de que tales fundamentos se cumplan, y exigírselo a sí mismo y a los particulares, según quien
sea el prestador activo del servicio. La supervisión entonces es requerida. El objeto de tal complemento se encuentra
claramente determinado en el texto. Y es que dichas herramientas cumplen a su vez una función integrad ora en la
persona. Sin ellas, la persona natural no se encontraría en capacidad de enfrentar al mundo en condiciones normales.
Léase y entiéndase el instituto. El Estado ha asumido como una verdad que el ser humano tiene que prepararse para
la vida y el trabajo, y tiene el deber de ser solidario. Si una persona solo recibe parcialmente estos condicionamientos
será dificil su inserción en la sociedad. La responsabilidad del Estado radica en garantizar que todas las personas los
reciban, y ha de tenerse en cuenta al analizar cada caso particular. Esta responsabilidad también recae en los
particulares que se comprometen en la tarea educativa: en los padres, conforme al artículo 13 ya comentado, y en
las instituciones que se dedican en forma organizada a dicho fin. Una persona, conforme al texto, puede acceder y
demandar su incumplimiento, total, parcial, tardío o defectuoso. La referencia a la vida no puede ser sesgada, pues
compromete todo el ciclo de la persona, desde su nacimiento hasta su muerte. El trabajo es fuente de sustento
personal y familiar, y si bien se trata de otro derecho, también inherente a la persona por el solo hecho de ser, es
reivindicado por el texto constitucional en este paraje. No puede concebirse igualdad de oportunidad donde no se
cumpla la garantía. En dicho caso, el Estado asume una doble responsabilidad: primero en dar cumplimiento al
objetivo; y en su defecto, en segundo término, responde por su inoperancia ante la sociedad. A nuestro entender, el
texto podría haber sido distinto, quizás con otro tipo de redacción, pues compromete innecesariamente elementos
que pueden ser tratados en otra instancia y que son materia de cambio y perfeccionamiento continuo. La solidaridad
es indispensable para el desarrollo de la sociedad. El sistema educativo debe fomentarla. Es deseable la revisión
permanente de los valores y conocimientos que se inculcan, pues hoy el hombre se ha constituido como un ser
egoísta, no necesariamente por que sea esa su naturaleza. Cabe evaluar entonces las acciones que toma el Estado
para corregir estas y otras distorsiones que se presenten. 2. postulado: "es deber del Estado promover el desarrollo
científico y tecnológico del país" El Estado promueve el desarrollo científico y tecnológico del país. En el presente
caso, se ha impuesto como un deber. Cabe preguntarse si era necesario comprometerse hasta ese límite. El desarrollo
científico y tecnológico de un país es importante, mientras esté adecuado a la política, posibilidades e intereses de
una nación. No todas alcanzan el mismo grado de orden social si no se cuenta con un marco legislativo que respete
la Constitución. Este principio merece especial atención, y es que su inobservancia conllevaría el riesgo de
implementar, en la práctica, medidas que podrían inobservar a su vez, por acción u omisión, derechos adquiridos, y
en tal sentido, violentar el orden constitucional que debe imperar, mediante la promulgación de normas carentes de
este sentido. Tal proceder sería ilegal, y en determinados casos darían lugar a la acción correspondiente para su
declaración como tales, lo que genera un costo social importante, por lo mismo que debe ser minimizado. Las normas
legales se presumen conocidas por todos los ciudadanos, y conforme al dictado del texto bajo comentario, nadie
puede alegar desconocimiento de los principios y mandatos constitucionales. La represión a su incumplimiento debe
ser ejemplar. El aprendizaje de la misma no es gratuito. El Estado tiene la obligación de vigilar que tanto a nivel
público y privado no se tergiversen sus preceptos, y por el contrario, sean entendidos en su dimensión real. En
general, todo el proceso de aprendizaje debe ser conducido prestando especial atención al material que es utilizado
para este fin. El Estado debe fijar la política respectiva. Los derechos humanos se ven reflejados en la Carta
Constitucional, y en tanto así, deben ser inculcados desde el principio del proceso educativo. Su cumplimiento es
obligatorio. Es un derecho de todas las personas el acceder a estas enseñanzas. 4. Postulado: "la educación religiosa
se imparte con respeto a la libertad de conciencia" El constituyente ha considerado conveniente implementar el
principio aludido, el mismo que determina que la religión puede formar parte del contenido de la educación o que la
educación puede tener contenido religioso. Dos cosas distintas. Debe entenderse por la primera que se trata de una
parte de la educación, cuya materia es inculcar mandamientos especiales, de origen divino, si cabe la expresión, en
todos los casos. No debe mezclarse ni confundirse con la apreciación del resto de materias. En el segundo caso se
trata de una cosmovisión que afecta el universo de materias merced a la aplicación de principios religiosos que
explican el funcionamiento de una sociedad. Difícil predecir cuál prevalecerá, pues el texto no es excluyente. Resulta
extremadamente delicado el informe que realiza la norma. Debe tomarse en cuenta que el mismo orden
constitucional, y en tanto legal del país, basa su fundamento en parte en la invocación a Dios. Léase a estos efectos
el preámbulo de la Norma Suprema y citamos: "Congreso Constituyente Democrático, invocando a Dios
Todopoderoso, obedeciendo el mandato del Pueblo(...)".

Particularmente, no se nos explica cómo puede invocarse a Dios de manera irrestricta, asimilando los
dictados de la fe, dejando constancia de haber sido funcionalmente afectados por ello y al mismo tiempo conceder
la gracia al pueblo. Los mandatos terrenales suelen ser distintos a los designios celestiales. Se trata de una Carta
Política que respeta todos los credos, dentro de ciertos parámetros. Alguien podría aducir que se hace un sesgo
innecesario al citar textualmente una determinada confesión, lo que resulta contradictorio con el supuesto plasmado
en el artículo. Se plantea la conveniencia del aserto en tanto se puede ver politizado un tema que tiene que ver con
la fe de las personas, una cuestión de por sí personalísima. En puridad, los preceptos de orden religioso no coinciden
con la ley, si bien tienen convergencias. No obstante, no existe discusión en torno a su validez y ejecución, pues al
estar contenido en la Constitución su observancia resulta de carácter obligatoria. En cualquier de los casos, el
contenido religioso tiene que ver con los valores que fomenta en las gentes, cuestión que cumple una función
integradora en la personalidad. Debe interpretarse entonces que la formación religiosa se ha de impartir respetando
el derecho a la libertad de conciencia, que es también inescindible a la persona. Este respeto determina que no puede
vejarse de obra, palabra u omisión la opinión personal de cada cual. Sin embargo, cabe también argumentar que
dentro de la dimensión del derecho a elegir, las personas deben poder acceder a la educación reli~ giosa que mejor
les venga a bien, escogiendo para ello la institución más adecuada a sus necesidades espirituales. Cabe la posibilidad
de que determinada institución no incluya dentro de las materias educativas a la religión, lo cual es una opción válida.
El derecho de una institución particular a elegir un determinado camino, religioso o no, es propio de cada una y no
puede ser contestado, salvo resulte objetivamente ilegal, obviamente. Debe entenderse que se trata de un precepto
permisivo, no obligatorio en cuanto a que se comparta determinada confesión, pues las instituciones educativas
tienen la facultad de acogerse o no al mandato. En el caso de fijarse un rumbo religioso, deberán respetar la libertad
de conciencia del educando, como un deber. En este sentido, el sistema plantea un modelo dual, religioso y laico,
que conviven de manera pacífica. 5. Postulado: "la enseñanza se imparte, en todos sus niveles, con sujeción a los
principios constitucionales y a los fines de la correspondiente institución educativa" El precepto está dirigido a las
instituciones y a las personas naturales que actúan como promotoras de aquellas. Los principios constitucionales
informan a la sociedad y a las instituciones que desarrollan labor educativa con la anuencia de la primera. Estas
últimas deben sujetarse a los mismos y respetados. Se entiende entonces que su aplicación es responsabilidad de
todo aquel que participa de manera activa brindando servicios en el escenario educativo.
Cada institución es libre para fijar sus propios fines, respetando las leyes de la materia. Postulado: "los medios
de comunicación social deben colaborar con el Estado en la educación y en la formación moral y cultural" Se establece
el deber de parte de los medios de difusión pública de colaborar con la labor educativa. Esto se debe a que los medios
tienen un alcance incomparable en relación a las aulas; hoy en día las señales y transmisiones a través del espacio y
la distribución del material periodístico alcanzan prácticamente todo el territorio nacional y exteriores. Esto favorece
la integración y debe ser canalizado, de acuerdo a la norma expresa, a favor de la sociedad, como un medio idóneo
para impartir formación educativa, aunada al contenido moral y cultural que debe identificar a la nación. En éste
sentido, los contenidos de dichas comunicaciones no deben violar los principios constitucionales. 6. La medida no
carece de fundamento, y por el contrario, implica distribuir la responsabilidad de apoyo y desarrollo de la política
educativa, que tiene que ver con la integración social. Las señales de radio y televisión, por ejemplo, son
concesionados a los particulares bajo determinadas fórmulas y condiciones de estricto cumplimiento, y entre estas
deberán considerarse las preceptuadas. La norma específica tiene que distribuir de manera proporcional esta
responsabilidad, y delimitada, además de establecer su contenido, control y sanción ante su incumplimiento. El
precepto constitucional alcanza en mayor grado a los medios conducidos directamente por el Estado, y aquellos en
los cuales tenga alguna participación. Si bien es cierto existe responsabilidad por parte de los privados para brindar
esta colaboración, no es menos cierto que es el Estado a través de sus órganos administrativos el encargado de fijar
la política de colaboración y de hacerla cumplir. Esto no quiere decir tampoco que se conculquen derechos adquiridos
conforme a ley. Debe evitarse el ejercicio abusivo del derecho del que concede y del favorecido con la concesión.
DOCTRINA SALAZAR GALLEGOS, Max. La empresa educativa y los sujetos de derecho

Artículo 15 Régimen del profesorado.

Derechos del educando. Promoción de la educación privada. El profesorado en la enseñanza oficial es carrera
pública. La ley establece los requisitos para desempeñarse como director o profesor de un centro educatiro, así como
sus derechos y obligaciones. El Estado y la sociedad procuran su evaluación, capacitación, profesionalización y
promoción permanentes. El educando tiene derecho a una formación que respete su identidad, así como al buen
trato psicológico y físico. Toda persona, natural o jurídica, tiene el derecho de promover y conducir instituciones
educativas y el de transferir la propiedad de éstas, conforme a ley.

CONCORDANCIAS: C.: arts. 2incs. 1),19); 6, 13,14,16,17,18, 19, 23, 40, 58, 200 inc. 2); C.P.Ct.: art. 37 inc.
18); Ley 24029; D.S. 19-90-ED; D.U.D.H.: arts. 18, 26; P.I.D.C.P.: arts. 18, 27; P.I.D.E.S.C.: art 13.4; C.A.D.H.: art. 12
Max Salazar Gallegos 1. Postulado: "el profesorado en la enseñanza oficial es carrera pública" La educación es un
servicio esencial. Esta puede ser brindada a través de entidades privadas, conducidas por particulares, o por
entidades públicas, conducidas por el Estado. Adicionalmente, debe considerarse la posibilidad de que todo o parte
de los servicios que ofrecen las escuelas públicas puedan ser transferidos bajo cualquier modalidad permitida por la
ley para ser conducidas y administradas por privados. No es tampoco ajena a la educación la colaboración asociativa
y/o societaria . entre unos y otros. Asimismo, y como ya se ha expuesto en comentarios anteriores, el Estado puede
y debe cumplir una labor fiscalizad ora y socializadora en las entidades privadas. Esta última función puede ser
conducida por terceros. La labor del profesorado se ejecuta, primordialmente, en cualquiera de las instituciones
mencienadas. En este sentido, un profesor tiene el derecho, y por tanto, la posibilidad de acceder, de acuerdo a sus
aptitudes, a la prestación de servicios personales en la entidad que lo acoja para tal fin. El Estado debe procurar que
las personas puedan tener la oportunidad de elegir, velando por las condiciones necesarias para ello. La persona
puede en determinados casos desarrollar su labor, a tiempo compartido, en diferente tipo de instituciones, públicas
y privadas.

Si la labor del profesor se desenvuelve en una institución conducida por el Estado, bajo determinadas
condiciones, este tiene el derecho a ser reconocido dentro del escalafón público, como funcionario de carrera. Si
bien es cierto el derecho se encuentra consagrado constitucionalmente, y en tanto así no se discute su validez y
ejercicio, no es menos cierto que tal precepto podría ser contrario a los criterios que dicta la eficiencia en
determinados supuestos. En efecto. Y es que el Estado no es el único que puede brindar el servicio educativo, y en
algunos casos puede incluso abstraerse de la conducción directa de las instituciones que hoy se encuentran bajo su
cargo, si es que estas llegan a comprender un cumplimiento oneroso que dificulte su participación y comprometa
innecesariamente sus recursos, de manera que su capital se diluya. Esto no significa de ningún modo que el Estado
claudique en su obligación; por el contrario, puede llegar a constituir en última instancia una forma de administración
económica que signifique una mayor colaboración de parte de los particulares y de la comunidad en general en el
proceso de socialización de la persona. Un escenario como el planteado puede suponer que la carrera pública en la
enseñanza oficial pueda desaparecer, supliéndola por la carrera privada. En general, las iniciativas para incrementar
la participación del sector privado en el público pueden tomar diversas formas de financiamiento: administración;
privatización; asociación o una combinación de las mencionadas. Debe considerarse que las instituciones o empresas
públicas en general, como preferimos llamarles, no cuentan con capital de riesgo propio alguno, si consideramos a
este último concepto como un patrimonio autónomo de inversión sujeto a la administración de una organización
funcional que forma parte de un centro de imp~ción de deberes y derechos. Esto hace más discutible los efectos de
la administraclón pública versus la privada. Dentro del esquema planteado por la norma, el profesorado se constituye
como una actividad basada en reglas de derecho que deben ser observadas para su correcto ejercicio. Cuando el
Estado crea y se hace cargo de una carrera pública significa que asume la responsabilidad respecto de la misma. Ello
implica invertir en labor burocrática, desde la elaboración de la legislación correspondiente hasta la creación de
condiciones para su total ejecución. Económicamente significa una erogación que debe traducir beneficios a la
comunidad, por encima de los que pueda ofrecer la educación privada. Si el Estado no cumple con este precepto, se
encontrará a sí mismo violando sus propios principios, y en ese caso, defraudando la confianza depositada en él por
parte de la sociedad. 2. Postulado: ''la ley establece los requisitos para desempeñarse como director o profesor de
un centro educativo, así como sus derechos y obligaciones. El Estado y la sociedad procuran su evaluación,
capacitación, profesionalización y promoción permanentes"

Este precepto no contiene alusiones discriminatorias, por lo que es de aplicación tanto para la actividad
privada como para la pública. Se espera que estas tareas sean desempeñadas únicamente por aquellos que se
encuentren en capacidad de hacerla. El estándar en cada caso lo establece el Estado. La labor educativa no constituye
un sector del mercado que pueda tomarse a la ligera. Si bien es cierto que la prestación de bienes y servicios se rige
por muchas reglas que le son comunes, la educación supone una responsabilidad superior a la media, que merece
mayor atención por parte nuestra. El precepto constitucional destina su reglamentación al Congreso de la República,
de manera que se establezcan apropiadamente las condiciones para su aplicación. Es amplio el margen para legislar
al respecto. Deben considerarse las condiciones imperantes en el tiempo y el lugar. Todas las entidades, llámense
públicas o privadas, sea cual fuere el objeto para el cual se hayan constituido, deben contar con un administrador
responsable, conforme a las reglas establecidas para cada tipo social, en este caso se designa al director. Se
comprende que cada centro educativo debe tener un administrador que responda por el cumplimiento de los fines
de la institución. La ley debe determinar estas responsabilidades dentro de limites razonables. Las capacidades y
aptitudes exigidas para dirigir un centro educativo no son las mismas que en otros casos. Se busca determinada
formación y experiencia. El Estado se ha impuesto a sí mismo la labor de evaluación, capacitación, profesionalización
y promoción permanente. La mención efectuada a la promoción tendrá que sujetarse a las condiciones de la rama
elegida. 3. Postulado: "el educando tiene derecho a una formación que respete su identidad, así como al buen trato
psicológico y físico" Se trata deLíií. precepto que resulta reiterativo. El artículo 2 numeral 1 de la propia Constitución
ya establece de manera clara que toda persona tiene derecho a su identidad y a su integridad psíquica y física. Cada
persona tiene características propias. Tal disposición engloba de hecho y por derecho todas las actividades a las
cuales se puedan avocar las personas, por lo que su cumplimiento resulta irrestricto. Se trata de derechos que
corresponden al ser humano por el solo hecho de existir y que todos debemos respetar. No se admite ninguna forma
de trato que discrimine estos derechos. 4. Postulado: "toda persona, natural o jurídica, tiene derecho de promover
y conducir instituciones educativas y el de transferir la propiedad de estas, conforme a ley"

No parece acertado haber introducido el párrafo bajo comentario en el texto del artículo. Sin embargo, tal
falta de técnica es evidente a lo largo de todo el texto constitucional. Este precepto guarda implicancias en extremo
importantes, pues reconoce una serie de derechos que en algunos casos no son lo suficientemente entendidos en
toda su dimensión. En primer lugar, debe tomarse en cuenta que se encuentra dirigido principalmente a los
particulares y de manera secundaria a la empresa pública. El Estado ejecuta, en este sentido, una labor subsidiaria.
En ninguna parte del texto constitucional encontramos obligatoriedad por parte del Estado o de sus empresas para
constituir, dirigir y conducir instituciones públicas educativas. En segundo lugar, se reconoce el derecho para que
cualquier particular, individualmente considerado, pueda desarrollar estas actividades. Las personas naturales están
sujetas a los requerimientos de ley para el ejercicio de este derecho. Las leyes especiales sobre la materia deben
considerar, de manera razonable y sin violar los demás preceptos constitucionales, que la persona reúna las
condiciones necesarias para ello. En tercer lugar, la norma permite que los particulares, bajo determinada
organización de carácter societario o asociativo, puedan elegir y dedicarse a estas actividades. Nuestra Constitución
no reconoce a los sujetos de derecho no personificados la capacidad para conducir instituciones educativas. En
función a este esquema, se puede colegir un defecto importante en la norma, pues se discrimina al grupo de personas
organizadas con un fin valioso, con reconocimiento parcial y subjetividad para el desarrollo de estas labores. No
puede modificarse ni extenderse el alcance del texto por vía interpretativa ni por norma de rango inferior. Estas
actividades, entonces, solo pueden ejecutarse, adicionalmente a la persona natural, por entes organizados
colectivamente y reconocidos como personas jurídicas, merced al procedimiento establecido por el Estado en cada
caso, después de cumplidas las normas correspondientes. Sin embargo, en la práctica esto no ocurre así. En cuart.
lugar, el precepto se refiere a la actividad de promoción. Se reconoce la posibilidad de que una persona se configure
como promotor de una entidad educativa, de forma individual o colectiva. Las definiciones de los institutos jurídicos
expresadas en una norma de carácter general resultan para el derecho, las más de las veces, innecesarias. Si bien es
cierto en algunos casos pueden resultar útiles, suelen incurrir en errores conceptuales e imponen limitaciones
prácticas al desarrollo, entre otros. Su contenido es y debe ser dejado en esas ocasiones a la labor doctrinaria, la
jurisprudencia y a otras fuentes más informadas; máxime cuando se trata de delimitar una materia con un contenido
delicado y cambiante, poco estático, como es el caso actual. El caso del promotor de una institución educativa es un
claro ejemplo a considerar. La norma se despoja de toda intención de clasificación al respecto.

No obstante, resulta curioso el trato que se le otorga, pues no se trata de una figura que haya sido atendida
de manera notable por los operadores jurídicos. A nivel constitucional, en el antecedente más próximo que
encontramos (Constitución del 79) no se dice nada al respecto. Se ha descartado la fórmula utilizada en aquel
entonces, que implicaba un acto fundacional, por la referida en el texto materia de estudio. Esa misma referencia
deberá encausar, entonces, los extremos de esta figura. En lo que nos atañe, ya hemos esbozado en el pasado, en
otros trabajos, un intento de clasificación de este instituto, si bien reconocemos impreciso, no por ello carente de
validez y utilidad. En quinto lugar, la norma hace mención al derecho que tienen las personas para dedicarse a la
conducción de instituciones educativas. Conducir una entidad educativa implica decidir el camino que esta ha de
recorrer, tanto en el presente como en el futuro. Para el modelo educativo, desde siempre, la conducción no ha sido
considerada bajo la misma identidad conceptual que rige para el resto de actividades económicas. Este es otro
ejemplo de la especialidad de los vocablos y definiciones en lo que ha institutos jurídicos se refiere, aunque, debemos
si aclarar, aquí resultan privativos de la legislación educativa. Ambas concepciones, promover y conducir, se
encuentran sujetas a los dictados de la ley. No se trata de derechos que puedan ejercerse de manera indiscriminada,
sino que encuentran sus límites en la legislación educativa. Se trata de una actividad que cumple un rol fundamental
al interior de la sociedad, consagrada constitucionalmente, y que se considera pilar fundamental del desarrollo
personal y comunitario. La Constitución reconoce y considera importante promover, a su vez, el interés de los
particulares para su dedicación a estas actividades, pero al mismo tiempo impone un orden legal que debe basarse
a su vez en el mandato aludido. La actividad de promoción no necesariamente va aunada a la conducción de una
institución educativa. Debe considerarse que pueden ejercerse ambos, uno u otro derecho. Finalmente, el precepto
en cuestión reconoce un elemento esencial para el desarrollo de casi cualquier actividad económica: el derecho de
propiedad. En efecto, de acuerdo al texto constitucional, las personas naturales y juridicas gozan del derecho de
propiedad sobre las instituciones que promuevan y conduzcan. Ahora bien, la creación de derechos exclusivos es una
condición necesaria pero no suficiente para el uso eficiente de los recursos, y para que un derecho de propiedad
pueda ser maximizado y ejercido positivamente, es menester que existan las condiciones para su libre transferencia.
Esto también es considerado por el precepto.

El texto debe ser entendido dentro de un determinado contexto. Se trata de un derecho que puede ser
ejercido solo cuando las condiciones en cada caso lo posibiliten. No todos los promotores y conductores de
instituciones educativas gozan de este derecho. La problemática para su aplicación va más allá del enunciado
expuesto, y tiene que ver con las características del mercado educativo en nuestro país hasta antes de la entrada en
vigencia de la actual Constitución, y aun tiempo después, pues se han requerido reformas legales especiales para
quienes deseen hacerlo valer, todas lamentablemente insuficientes.

Artículo 16 Sistema y régimen educativo


Tanto el sistema como el régimen educativo son descentralizados. El Estado coordina la política educativa.
Formula los lineamientos generales de los planes de estudios así como los requisitos mínimos de la organización de
los centros educativos. Supervisa su cumplimiento y la calidad de la educación. Es deber del Estado asegurar que
nadie se vea impedido de recibir educación adecuada por raz6n de su situación econ6mica o de limitaciones mentales
o físicas. Se da prioridad a la educación en la asignación de recursos ordinarios del Presupuesto de la República.

CONCORDANCIAS: C.: arts. 13, 14, 15, 17, 18, 19,23, 58; D.U.D.R. art. 26; P.I.D.E.S.C.: arts. 13, 15; C.A.D.R.:
art. 12 Max Salazar Gallegos 1. Postulado: "tanto el sistema como el régimen educativo son descentralizados" El
sistema, considerando los principios y normas que regulan la educación, debe ser descentralizado. Lo mismo ocurre
con el régimen. Tratándose de una nación multiétnica, pluricultural y donde existen circunscripciones territoriales
claramente definidas, es menester adecuarse a las condiciones de cada quien en cada lugar. No se puede dejar de
reconocer que no pueden aplicarse los mismos criterios a realidades distintas dentro de un mismo Estado. Esto se
debe plasmar en normas que respeten dichas características. . Asimismo, esto quiere decir que la función del Estado
se irradia a todos los rincones del territorio nacional. Adicionalmente, el régimen de competencia no puede centrarse
en un solo lugar, por ejemplo, la capital del Estado, sino que se requiere la presencia de la autoridad administrativa
en todos y cada uno de los lugares donde se le requiera. Cabe indicar que la descentralización del sistema y régimen
debe encaminarse a procurar un estándar, de tal forma que las diferencias importantes se conviertan, en lo posible,
únicamente en territoriales, más elementos accesorios propios, pocos de carácter regional, respetando la identidad
de las personas, pero que finalmente se brinden paralelamente herramientas comunes que pueda facilitar la
socialización del individuo y la convergencia al interior de un todo común. 2. Postulado: "el Estado coordina la política
educativa.

Formula los lineamientos generales de los planes de estudio así como los requisitos mínimos de la
organización de los centros educativos. Supervisa su cumplimiento y la calidad de la educación" Hay una
centralización en las funciones de carácter general. Como no puede ser de otro modo, el Estado, a través de sus
instancias administrativas correspondientes, debe coordinar la política educativa, la forma como se conduce el
sistema, el régimen y los objetivos perseguidos. En consecuencia a lo expuesto, los lineamientos generales de los
planes de estudio son formulados por el Estado. Esto no es óbice para que estos lineamientos sean revisados
periódicamente, y por el contrario, es necesario que así sea, y por supuesto, que de esa revisión resulte un cambio o
actualización positiva. La revisión debe recoger, en lo posible, las propuestas de la sociedad civil, y en particular
aquellas que provengan de los sectores más autorizados para pronunciarse sobre la materia. La administración
pública debe responder de manera flexible al principio, adaptando los lineamientos de estudio al avance científico,
tecnológico, pedagógico y cultural en general, además de comprender las diferencias esenciales producidas en el
seno de la sociedad, que no responden necesariamente a los conceptos aludidos. Debe procurarse, entonces, un
canal de orientación y comunicación que se retroalimente de manera constante y fluida. El peligro en la demora
puede resultar en un factor determinante para el fracaso de la política educativa. Los lineamientos deben recoger
estos principios; de lo contrario pueden constituirse en barreras de acceso irracionales a los cambios propios de cada
materia en discusión. La administración pública per se no necesariamente internaliza las externalidades negativas
que tal conducta puede acarrear en la sociedad. Los problemas de agencia en este sector son claramente
identificables. Igualmente sucede con los requisitos para la organización de los centros educativos. Si bien es posible
que sean constituidos por personas naturales y jurídicas, se deben respetar ciertos lineamientos mínimos. En ese
mismo sentido, nos remitimos a los comentarios expuestos a propósito del 13 del Texto Co

Primero, es necesario establecer un estándar. Para ello es indispensable que se determine cuál es el producto
final que se espera cultivar, qué necesita y qué podemos darle al educando; qué clase de conocimientos y habilidades
requiere. El estándar debe ser, en general, común a todos los casos, pero observando el criterio de descentralización
acotado líneas antes. No puede ser único. Deben observarse las características individuales de cada proyecto, el nivel
al que se avoca, tipo de gestión, etc. Segundo, también es indispensable contar con un ente que primero imponga el
estándar y luego lo verifique. Este ente debe ser descentralizado. Tercero, el estándar debe mantenerse abierto, y
establecer, al igual que en los demás casos, requisitos mínimos indispensables. Cuart., debe existir una institución
guía, que puede variar en el tiempo. El modelo en teoría no es suficiente, su aplicación práctica resulta un elemento
requerido en todos los casos. Quinto, la supervisión y el estándar se desarrollan sobre la base de un muestreo real.
Una entidad no puede supervisar planes de estudio, lineamientos, organización y calidad si es que no puede ella
misma administrados. En lo que va de la vigencia de la norma, esta se ha incumplido, nos atrevemos a mencionar, de
manera casi completa. No es un misterio que las instituciones públicas de educación sean las primeras en incumplir
el mandato. El Estado se ha propuesto metas que no es capaz de cumplir. La poca eficiencia gubernamental en el
mercado educativo, donde también operan y compiten los privados de manera activa, normalmente es sinónimo de
baja calidad. Esto se agudiza más cuando la concurrencia de entes particulares es numerosa, la demanda alta, y la
supervisión casi nula y/o ineficiente. El Estado debe tender a equilibrar las prestaciones brindando, por su parte, un
servicio óptimo y altamente competitivo, que incentive al sector privado a invertir de manera permanente y generar
así un estándar adecuado. Finalmente, con respecto a la medición de la calidad, debe tomarse en cuenta que el
sistema puede verse subordinado a factores que conlleven a error, pues la imposición de metas, por ejemplo, puede
llevar a las instituciones a falsear o forzar resultados que no necesariamente sean reales. 3. Postulado: "es deber del
Estado asegurar que nadie se vea impedido de recibir educación adecuada por razón de su situación económica o de
limitaciones mentales o fisica"

El precepto contiene varios supuestos. El Estado debe asegurar que todas las personas reciban educación. La
educación, como ya se ha expresado en el artículo 13, cumple un rol fundamental para la persona y debe tender a
igualar las oportunidades entre las mismas. El seguro que impone el precepto no significa que sea el Estado quien
preste directamente el servicio. La educación a que se refiere el precepto es aquella considerada adecuada para los
fines requeridos. Nuevamente surge el tema de la calidad, o de idoneidad de la oferta si se quiere. Si nos basamos
estrictamente en la que actualmente brinda el Estado, resulta ser un mal parámetro para tomar como estándar. Debe
tomarse en consideración que siendo el Estado un agente activo en la prestación del servicio, se encuentra sujeto a
las mismas obligaciones que los particulares para el cumplimiento de su función. Las limitaciones a que se refiere la
norma tienen que ver con el derecho a la no discriminación, y a los derechos fundamentales consagrados en el
artículo 2. Adicionalmente, el Estado debe velar para que aquellos que sufren limitaciones mentales y físicas puedan
acceder a una educación adecuada. Cada caso debe tratarse de manera particular. Al existir relación directa entre
capital humano y productividad, este principio estimula, asimismo, el aumento de la riqueza. Tiene que ver también
con temas de oferta y demanda insatisfechas, a las cuales ya nos hemos referido en nuestros comentarios. 4.
Postulado: "se da prioridad a la educación en la asignación de recursos ordinarios del Presupuesto de la República"
El precepto se explica por sí mismo. De los recursos ordinarios del presupuesto anual de la República debe darse
prioridad a la educación. La prioridad implica ocuparse primero de la misma y asignarle la mayor cantidad de recursos
en relación a los otros sectores. Esto no significa que deba asignarse un monto que pueda ser libremente distribuido.
Con el derecho viene impuesta la obligación de dar cuenta respecto a los recursos destinados y su asignación valiosa
y eficiente. Debe existir un marco operativo de gestión presupuestaria. De acuerdo a la cuantía asignada
corresponderán ciertos resultados. Toda vez que la educación es un elemento central para el crecimiento económico
y social, la asignación de recursos resulta prioritaria en el sector. DOCTRINA

Artículo 17 Gratuidad y obligatoriedad de la educación


La educación inicial, primaria y secundaria son obligatorias. En las instituciones del Estado, la educación es
gratuita. En las universidades públicas el Estado garantiza el derecho a educarse gratuitamente a los alumnos que
mantengan un rendimiento satisfactorio y no cuenten con los recursos económicos necesarios para cubrir los costos
de educación. Con el fin de garantizar la mayor pluralidad de la oferta educativa, y en favor de quienes no puedan
sufragar su educación, la ley fija el modo de subvencionar la educación privada en cualquiera de sus modalidades,
incluyendo la comunal y la cooperativa. El Estado promueve la creación de centros de educación donde la población
los requiera. El Estado garantiza la erradicación del analfabetismo. Asimismo fomenta la educación bilingüe e
intercultural, según las características de cada zona. Preserva las diversas manifestaciones culturales y lingüísticas
del Perú. Promueve la integración nacional.

CONCORDANCIAS: e.: arts. 2incs. 1), 19); 6, 13, 14, 15, 16, 18, 19, 200 inc. 1); art. 37 incs. 17), 18); D.UD.H.:
arts. 26,27; P.I.D.E.S.e.: arts. 13, 14; C.D.N.: arts. 28, 29; P.S.S.: arts. 13, 16 Max Salazar Gallegos 1. Postulado: "la
educación inicial, primaria y secundaria son obligatorias" El Estado ha considerado que los niveles de educación que
corresponden a inicial, primaria y secundaria son los mínimos indispensables a los cuales debe acceder una persona
para su desarrollo integral. En este sentido, ha dispuesto que sean obligatorios. La observancia del precepto abarca
a todas las personas y es responsabilidad de los padres y/o apoderados y/o tutores, además de los centros
especializados que se hacen cargo de niños abandonados o sin padres, el respetado. El Estado debe velar por su
cumplimiento. La obligatoriedad implica, por una parte, la responsabilidad de quien detenta a su cargo a un menor,
de matriculado y enviado a una institución educativa donde adquiera los conocimientos necesarios, y por otra parte,
la responsabilidad del Estado de asegurar de que exista a su alcance la oferta educativa respectiva, conforme al
artículo 16. Es deber del Estado asegurar las condiciones para que el responsable pueda acceder a una pluralidad de
ofertas y proporciona de la oportunidad de elegir.

Las personas mayores de edad también pueden acceder al servicio, y en caso no hayan sido educadas
conforme a la norma, deberían poder serio. 2. Postulado: "en las instituciones del Estado la educación es gratuita" El
precepto es concreto y directo. Donde el Estado sea capaz de brindar el servicio educativo adecuado, la educación
es gratuita. No se cobra directamente la prestación de los servicios a los educandos. Cualquier persona debe tener
libre acceso a estas entidades públicas, siempre que reúna los requisitos correspondientes Lógicamente, la realidad
no puede ser reducida a una concepción simplista como es la de pretender comprender que exista un servicio que
pueda resultar gratuito, salvo para aquel que lo recibe, y esto aún es discutible, pues además de que por sí mismo
genera un costo, el receptor paga en parte ese costo indirectamente. Para prestar servicios educativos se requiere
de diseñó y planificación, que se ven concretados en infraestructura adecuada, maestros ad hoc, y en general, una
organización de soporte, todo lo que demanda inversión de carácter permanente. Este costo lo sostiene la sociedad
en su conjunto, a través del pago de tributos y en algunos casos,

crecimiento a nivel macro; además, coordina el alcance común del mismo nivel de eficiencia funcional o uno
bastante similar, ubicando a las personas en un mismo plano existencial, haciendo más fluida la comunicación e
interacción a todo nivel, ayudando a igualar las oportunidades y al mismo tiempo eliminar las diferencias; o b)
solventa en conjunto el sistema porque se ve beneficiada de manera directa por él, pues el servicio que ofrece el
Estado es de alta calidad y le interesa su acceso al mismo, con preferencia al sistema privado. Conforme a las razones
expuestas, en una sociedad pobre o rica, en cualquier escenario, no sería razonable justificar que alguien que pueda
costear el servicio no lo haga, pues aquello redunda nuevamente en beneficio de todos. ¿Por qué se justifica un
sistema donde todos acceden de manera gratuita al servicio, aun cuando puedan costeado? Una respuesta es limitar
los costos de transacción para la entidad recaudadora, y basándonos en la experiencia, coyuntura y posibilidades
generales, es poco probable que una persona que pueda costear el servicio en una institución privada, siendo esta
mejor cualitativamente, prefiera acceder a otro tipo de servicio (estatal). La solidaridad como elemento común e
inspirador de la norma parece una respuesta adecuada en cualquiera de los casos. 3. Postulado: "en las universidades
públicas el Estado garantiza el derecho a educarse gratuitamente a los alumnos que mantengan un rendimiento
satisfactorio y no cuenten con lo recursos económico necesarios para cubrir los costos de educación" El texto
establece una notable diferencia en el sistema. Y es que a nivel universitario sí se ha tomado en consideración las
posibilidades económicas reales de cada persona, y en función a estas, el cobro del servicio prestado. La razonabilidad
de la norma estriba justamente en el factor de financiamiento. La educación universitaria resulta más onerosa que
la escolar, debido a su especialidad. Por lo tanto, el Estado hace una medición de sus recursos y concluye que los
mismos son escasos. A nuestra realidad, el que puede costear sus estudios debe hacerla. Otro factor a tomar en
cuenta es que el constituyente ha considerado imprescindible únicamente la educación primaria y secundaria, más
no la superior. En este sentido, el Estado hará la inversión respectiva en ese campo, pero está consciente de sus
limitaciones. Parece ser un error por omisión el hecho de haber supeditado el texto únicamente a la educación
universitaria y no a la superior en general. Desde nuestro punto de vista, discutible. Respecto a la educación pos
graduación universitaria, el texto nada dice, por lo que queda sujeto a interpretación, ya que existen y pueden
implementarse adicionalmente nuevas escuelas de posgrado estatales.

4. Postulado: "con el fin de garantizar la mayor pluralidad de la oferta educativa, y en favor de quienes no
pueden sufragar su educación, la ley fija el modo de subvencionar la educación privada en cualquiera de sus
modalidades, incluyendo la comunal y la cooperativa" Si bien es cierto la mayor parte de los costos de enseñanza son
financiados por el Estado con cargo a tributos generales, existen en algunos países tributos específicos para la ayuda
en educación. En el Perú se da un tratamiento especial para el sector privado que invierta en educación, esto, en lo
que a tributos se refiere. Así, el impuesto a las ganancias (Renta) tiene deducciones (créditos) en algunos casos (con
instituciones autorizadas a funcionar como personas jurídicas con fines lucrativos) y exoneraciones en otros
(constituciones autorizadas a funcionar como personas jurídicas o sujetos de derecho sin fines de lucro). También en
lo que a impuestos que imputan valor agregado se refiere (Impuesto General a las Ventas), y por supuesto, en
impuestos a la propiedad (predial), y otros tributos de importación de bienes para la actividad (derechos
arancelarios), etc. No necesariamente coincidimos con la estructura de este sistema de subvenciones, pues en
algunos casos no se apareja con los principios constitucionales. La subvención, entonces, puede darse de muchas y
variadas formas y en tanto exista la voluntad política de mejorar las condiciones para brindar el servicio. La educación
privada, en general, se financia entonces con los montos que pagan sus estudiantes y la ayuda que puedan recibir
por parte del Estado. Existen también, a nivel regional y mundial, formas de ayuda para el financiamiento de la
educación, en todos sus niveles y modalidades (asistencia del Banco Mundial y el Banco Interamericano de
Desarrollo, por ejemplo). Adicionalmente debemos acotar que la subvención implica la preocupación y voluntad por
parte del Estado de crear condiciones de inversión y competencia razonables a favor de la sociedad, fomento que
teóricamente debería aumentar la oferta. 5. postulado: "el Estado promueve la creación de centros de educación
donde la población los requiera" La promoción para la creación debe entenderse como la voluntad del Estado para
organizar las condiciones necesarias para la inversión en educación donde sea requerida. Esa promoción debe
concretarse en la consolidación de las bases para que ello ocurra. La inversión posterior puede estar sujeta a esfuerzo
por parte del Estado, de los particulares o de manera conjunta. El precepto reviste singular importancia pues el
Estado es consciente de que los privados no necesariamente pueden contar con los incentivos suficientes

Para desarrollar este tipo de actividades en determinadas zonas o circunscripciones geográficas, y que él
mismo no puede darse abasto para el cumplimiento de tal fin. En todo caso, el principio es que el Estado debe
intervenir para suministrar el servicio allí donde sea requerido. En general, el Estado invierte en educación para
estimular el crecimiento (a nivel macroeconómico) y por ende, la riqueza. La forma cómo se haga debe ser proyectada
y puesta en práctica mediante planes estratégicos que no dependan únicamente de la administración de turno, sino
que sean constantemente revisados y perfeccionados. 6. Postulado: "el Estado garantiza la erradicación del
analfabetismo. Fomenta la educación bilingüe e intercultural, según las características de cada zona. Preserva las
diversas manifestaciones culturales y lingüísticas del país. Promueve la integración nacional" La tasa de
analfabetismo en el Perú, para la población mayor de 15 años, superaba el 12% en el año 2001. La erradicación de
esta desventaja es consustancial a todos los preceptos constitucionales que en materia educativa han sido analizados
con anterioridad. En realidad, el texto resulta redundante pues la educación resulta obligatoria y el Estado debe
brindarla en defecto de los particulares en aquellos lugares donde se requiera. Nótese que el texto impone una
garantía, y por tanto, resulta de obligatorio cumplimiento por parte de la administración estatal y puede ser
demandada por parte de la sociedad. El fomento de la educación bilingüe e intercultural debería resultar en una
mayor comprensión de la realidad imperante, siempre que se administre adecuadamente
rtículo 18 Régimen universitario La educación universitaria
Tiene como fines la formación profesional, la difusión cultural, la creación intelectual y artística y la
investigación científica y tecnol6gica. El Estado garantiza la libertad de cátedra y rechaza la intolerancia. Las
universidades son promovidas por entidades privadas o públicas. La ley fija las condiciones para autorizar su
funcionamiento. La universidad es la comunidad de profesores, alumnos y graduados. Participan en ella los
representantes de los promotores, de acuerdo a ley. Cada universidad es autónoma en su régimen normativo, de
gobierno, académico, administrativo y económico. Las universidades se rigen por sus propios estatutos en el marco
de la Constitución y de las leyes. CONCORDANCIAS: C.: arts. 13,14,15,16,17,19,200 inc. 2); C.P.Ct.: art. 37 inc. 21);
D. Leg. 882: art. 5; D.U.D.H.: art. 26; P.I.D.E.S.C.: art. 13.2 inc. e); P.S.S.: art. 13.3 inc. e) Max Salazar Gallegos
Postulado: "la educación universitaria tiene como fines la formación profesional, la difusión cultural, la creación
intelectual y artística y la investigación científica y tecnológica" El texto nos remite a los fines de la educación
universitaria y no a los fines de las instituciones. Así, encontramos que a lo largo de los artículos constitucionales no
se hace mención a un fin específico de las instituciones educativas, sino que se dilucida, conforme al artículo 14 ya
comentado, que la enseñanza se imparte con sujeción a los fines de la correspondiente institución. ‘Se da por
sentado, sin mencionado de manera expresa y unívoca, que la enseñanza es el fin principal de cualquier institución
educativa. 1. La temática resulta en parte extraña al sistema adoptado por el mundo del Derecho, y en general, a la
corriente legislativa imperante en nuestro país, aun cuando esto pueda sonar contradictorio tratándose de la Carta
Magna, llamada a delinear estos aspectos justamente. Antes de verificar el ejercicio de una libertad a nivel
constitucional e institucional (en este caso la de brindar el servicio de educación) debemos primero tipificar el fin de
la institución. Los fines de una institución deben ser considerados como los objetivos básicos y fundamentales para
su desenvolvimiento en sociedad. En primera instancia, la institución se debe a estos fines y es por ellos mismos por
los cuales adquiere importancia para el Derecho.

Así, amparamos aquellas actividades que consideramos valiosas para nuestro entorno, en este caso, de
interés social. El fin debe cumplir con las características de ser lícito, valioso y posible. La educación cumple
cabalmente estos aspectos. Existe normalmente un fin principal y otros que como anexos al mismo, son considerados
accesorios, sea que lo complementen o no. En este sentido, la educación que se imparte en las universidades debe
lograr una función integradora, esto es, que debe formar profesionalmente al educando, teniendo en consideración,
al mismo tiempo, los fines expuestos en el articulado. Estos fines le otorgan y caracterizan la naturaleza de la
institución universitaria, de tal forma que sea cual fuere el modelo adoptado y los fines propios en cada caso, todas
las universidades gozarán de la misma esencia. Tale,s son los rasgos que nos permitirán identificarlas y que
contribuirán a diferenciarlas del resto de entidades existentes en el espectro jurídico. Tenemos, por cierto, que los
fines expuestos en torno a la educación deben ser observados en todos los casos; y por supuesto, ser pasibles de
comprobación mediante su fiscalización. El alejarse de la finalidad propia de la entidad educativa puede dar lugar a
la desprotección constitucional por desnaturalización del ente, obviamente, plenamente probado y justificado en
resolución motivada. 2. Postulado: "el Estado garantiza la libertad de cátedra y rechaza la intolerancia" Se trata de
conceptos que pueden asimilarse a los ya estudiados en el apartado correspondiente a los derechos propios y
consustanciales a las personas. . La libertad de cátedra tiene que ver, por un lado, con la libertad de expresión y
difusión del pensamiento de la que todos gozamos en cualquier lugar, dentro de los límites de las ley por otro lado,
la libertad de cátedra tiene que ver con los fines de cada institución, respetando los preceptos constitucionales y las
leyes vigentes sobre la materia. Lo mismo ocurre con la intolerancia que es una forma de discriminación. Obviamente,
la cátedra es libre dentro de los márgenes legales, como ya apuntamos, siempre que cumpla con el objetivo propio
de la educación y sus fines. La garantía otorgada, entonces, debe ser entendida dentro del contexto del artículo y el
capítulo correspondiente, en particular aquel que tiene que ver con el derecho y deber del Estado de coordinar la
política educativa y formular los lineamientos generales de los planes de estudio, así como la supervisión de su
cumplimiento y calidad, a todo lo cual hay que sumar los fines de la respectiva institución educativa.

No puede interpretar se bajo ningún punto de vista que la libertad aludida implique otorgar libre albedrío
para desnaturalizar las materias a tratar, pues estas deben formar parte de un sistema integrado que procure el
cumplimiento de los fines ya expuestos. 3. Postulado: "las universidades son promovidas por entidades privadas o
públicas. La ley fija las condiciones para autorizar su funcionamiento" El precepto se encuentra ubicado
inadecuadamente, pues corresponde a temas tratados en el último párrafo del artículo 15 del mismo cuerpo
normativo (al margen de que dicha norma también demuestra falta de técnica normativa, por la disparidad de
situaciones que pretende regular). Complementa de alguna manera el texto aludido, pero definitivamente pudo
haber sido superada su redacción. En este sentido, nos remitimos a los comentarios expuestos anteriormente,
cuando tratamos la materia. Si bien es cierto la autorización de funcionamiento no refiere exactamente a las
actividades de promoción y conducción que ya han sido explicadas, sí guarda relación con las mismas. En efecto, y es
que una entidad necesita ser autorizada a funcionar antes de poder realizar actividades económicas, lo que es previo
aun a la conducción. La autorización de funcionamiento no es una única y simple. Se trata de contar con todas las
adecuaciones especiales de ley para desarrollar la actividad. En este sentido, pueden existir varios entes encargados
de verificar los diferentes aspectos que atañen a estas instituciones, ya sean académicos, de gestión, infraestructura,
seguridad, entre otros. Algunas de estas entidades verificadoras y licenciadoras tendrán ingerencia nacional, y otras
no. Las comunas, por ejemplo, regulan al interior de las circunscripciones territoriales de su influencia las condiciones
necesarias para otorgar el licenciamiento correspondiente en lo que a zonificación e infraestructura se refiere, por
ejemplo.

4. Postulado: "la universidad es la comunidad de profesores, alumnos y graduados. Participan en ella los
representantes de los promotores, de acuerdo a ley" Se trata de un precepto que muchas veces ha sido mal
interpretado. El concepto y significado de una norma no necesariamente se traduce en aquel que pudiera haber sido
elegido por sus proponentes. Tratándose de una institución, el Derecho debe reconocer ciertos elementos formales
y materiales para definida. Lamentablemente, en el caso de las educativas, esta labor ha sido parcial y sesgada las
más de las veces, dado que la legislación no se ha ajustado a la realidad de las cosas.

Lo cierto es que de la norma bajo comentario no se traduce una definición jurídica plena, que pueda llevar a
comprender en su totalidad al ente materia de estudio. Los sujetos de derecho, reiteramos, necesitan contar con un
complejo de elementos para reconocerlos, entre ellos, un fin, organización, conducta humana, patrimonio, entre
otros. Desde un punto de vista técnico legal, conceptuar a un ente como una comunidad conformada por un grupo
de personas no es sino referirse a ella como una colectividad pura y simple, carente del resto de elementos que les
son propios a los sujetos de derecho. Asimismo, sesgar la fórmula para lograr el resultado de la abstracción que
realizamos normalmente para reconocer a un sujeto de derecho no es sino transgredir las reglas propias del Derecho
para adentrarse al campo de la inverosimilitud. Difícilmente entonces podemos hacer coincidir el precepto
constitucional con un definición de universidad. No obstante lo acotado, no podemos dejar de afirmar que la norma
contiene un principio que debe ser respetado. Y es que este precepto debe ser entendido en su real dimensión, cual
es la de congregar en la actividad habitual de la institución que regula a los diferentes grupos de personas a las cuales
se refiere. En este sentido, debemos comprender al fenómeno de la universidad como la. Integración de ese grupo
de personas. La participación de todos ellos hace la universidad. Todos los mencionados deben formar parte del ente
para que este sea considerado como tal. No cabe hacer exclusión de ninguno. Vale efectuar mayores precisiones
conceptuales. Se ha dicho también que la universidad es Comunidad de profesores, alumnos y graduados porque
estas personas son las que comúnmente conforman los órganos de decisión de la misma. Asimismo, se propuso que
los promotores participasen en ella como un reconocimiento residual a su labor de organización. Sin embargo, tal
pensamiento pertenece a una concepción superada por la realidad circundante a nivel nacional e internacional, y
ciertamente, amparada en las leyes vigentes. Los promotores, en el contexto señalado, normalmente se identifican
como los organizadores y propulsores del proyecto educacional universitario. Sus facultades de decisión eran casi
plenas hasta que la universidad concluyera el proceso de institucionalización que la insertará de manera autónoma
en el espectro educativo, de tal suerte que en ese preciso momento, nuevos órganos de gobierno y autoridades
independientes eran las llamadas a regir los asuntos que hasta entonces eran de dominio de los promotores,
quedando estos últimos relegados de autoridad. Como precisamos, se trata de un contexto que ya no prospera
actualmente.

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