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De esta forma la historia viene a interrogar a la Iglesia no sólo en su presentación al mundo, sino
también en la reflexión que ella hace sobre sí misma. Bajo el impulso de este «reto» van
apareciendo las ideas de Iglesia «sacramento», de «pueblo de Dios», de Iglesia «comunión» de
personas y de Iglesias; el Concilio Vaticano II asumirá estas ideas, rechazando toda reducción dé la
"comunidad eclesial sólo a la realidad espiritual o sólo a la realidad visible, para proponer su
«misterio» de comunión que brota de la Trinidad y tiende a ella, un pueblo en marcha entre el «ya»
de la primera venida de Cristo, que lo ha reunido, y el «todavía no» de su retorno, que lo llena de
esperanza comprometida y gozosa (p.19-20).
SÍNTESIS TEOLÓGICA
Unidad 5. La Iglesia.
1. El origen trinitario de la Iglesia.
b. El concilio de la Iglesia
El CV II se caracterizó desde el principio como el concilio de la Iglesia: articulado en dos partes:
Iglesia ad intra e Iglesia ad extra. ¿Qué es la Iglesia? ¿Qué hace la Iglesia? como dos ejes en torno a
los cuales se dispuso todas las cuestiones del CVII.
Los demás documentos conciliares no hacen más que explicitar y profundizar todo lo que trataron
estas dos constituciones en una visión orgánica de conjunto.
SÍNTESIS TEOLÓGICA
Unidad 5. La Iglesia.
1. El origen trinitario de la Iglesia. b. El concilio de la Iglesia (cont.)
De esta manera todo el mensaje conciliar está impregnado de la reflexión eclesiológica: las
instancias de la renovación de la conciencia que la Iglesia tiene de sí misma y de su tarea en la
historia son asumidas por el Concilio. Se pone de relieve la triple preocupación:
• de la fidelidad a la propia identidad, captada a partir de Cristo (perspectiva cristológica),
• de la fidelidad a los hombres a cuyo servicio se puso la Iglesia (perspectiva antropológica) y
• del encuentro de estas dos fidelidades en el misterio de alianza que es la Iglesia (perspectiva
sacramental).
Se demuestra cómo el Concilio recogió las instancias tanto de los comienzos de la renovación
eclesiológica del siglo XX, que tendían a recuperar la dimensión interior y sobrenatural de la
Iglesia, como de sus desarrollos, dirigidos a leer en la historia el fruto de la iniciativa trinitaria, que
es la comunión eclesial.
SÍNTESIS TEOLÓGICA
Unidad 5. La Iglesia.
1. El origen trinitario de la Iglesia. b. El concilio de la Iglesia (cont.)
En el «misterio» eclesial queda superado igualmente el visibilismo de la Contrarreforma y
recuperada la dimensión histórica de la Iglesia «entre los tiempos», es decir, la Iglesia puesta entre
su origen en las misiones divinas y su cumplimiento en la gloria de Dios, todo en todos. El concilio
de la Iglesia restituye así a la eclesiología católica la frescura y la profundidad de sus relaciones
con la Trinidad y la conciencia de estar en la historia, que no es un simple ser de la historia (p.23-
24).
La misión del Hijo culmina en el envío del Espíritu: él hace posible por Cristo el acceso al Padre. Lo
mismo que el Padre por el Hijo viene al hombre en el Espíritu, así el hombre en el Espíritu por el Hijo
puede ahora llegar al Padre: el movimiento de bajada permite un movimiento de subida, en un
circuito de unidad, cuya fase eterna es la Trinidad y cuya fase temporal es la Iglesia.
SÍNTESIS TEOLÓGICA
Unidad 5. La Iglesia.
1. El origen trinitario de la Iglesia. c. La eclesiología trinitaria del CVII (cont.)
'A partir de' la unidad entre las hipóstasis se prolonga la 'unificación' del pueblo, el cual,
unificándose, participa en una unidad diversa, de modo que para san Cipriano la unidad de la
Iglesia no se puede comprender sin la de la Trinidad».
a. Introducción
El CVII habla de la Iglesia que ha sido constituida en los últimos tiempos, pero no lo hemos de
entender en el sentido de que la Iglesia fuera constituida por Cristo en un acto formal y público,
sino en el de que Cristo fue poniendo las bases de su Iglesia en una serie de actos que, vistos en
su conjunto, permiten vislumbrar una clara intencionalidad de su voluntad fundacional; así lo
explica Sayés (1999), en su curso de eclesiología, y sigue: ciertamente, Jesús, en todo un proceso
continuo a lo largo de su vida, va colocando las bases y el fundamento de su Iglesia.
Es cierto que no establece un documento fundacional de la misma pero hay toda una serie de
actos, acontecimientos y actuaciones, de las que bien puede deducirse que el Jesús histórico
pensó e intentó una Iglesia, en el sentido de una comunidad ligada a Él (p.75).
SÍNTESIS TEOLÓGICA
Unidad 5. La Iglesia.
2. Jesús y la Iglesia. a. Introducción (cont.)
Dentro del proceso fundacional de la Iglesia por parte de Jesucristo se incluye actos como:
• la institución de los Doce,
• la concesión del primado de Pedro,
• la institución de la Eucaristía
• propiamente la Iglesia no comienza a existir hasta la llegada de Pentecostés (antes,
propiamente, no hay sacramentos; y, si no hay sacramentos, no hay Iglesia) (p.76).
b. La Iglesia primitiva
San Pablo espera la transformación gloriosa del cosmos para esa segunda venida de Cristo (Rm 8,
18-23). Esta perspectiva paulina y de la Iglesia primitiva del Reino ya iniciado pero todavía no
consumado es la fundamental (p.79).
Al parecer, la Iglesia contaba con una segunda venida próxima del Señor; pero, lo cierto es que el
retraso de la parusía no supuso un trauma para dicha Iglesia ni una crisis de identidad; era
consciente de que el Reino tenía que llegar a todo el mundo por imperativo mismo del Señor
(Mandato misionero: Mt 28: “Vayan por todo el mundo”). En consecuencia, se limitó a prolongar en
el tiempo la misma estructura dada por Cristo a su Iglesia (p.79).
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Unidad 5. La Iglesia.
2. Jesús y la Iglesia. b. La Iglesia primitiva (cont.)
El Reino que Cristo predica tiene que ver con la comunidad, con el pueblo de Israel. El Reino no
puede entenderse al margen de una comunidad que es el nuevo Israel y con vistas a él. El pueblo
judío es el Israel según la carne (1 Co 10, 18); pero la Iglesia es simplemente el Israel de Dios que
entronca por la fe con la promesa hecha a Abrahán (Rm 4, 11-17; 9, 6-8).
Es que Jesucristo, para fundarlo, no partió de cero, sino de una dato ya existente, el antiguo Israel,
que era precisamente un misterio espiritual y sociológico a la vez. Por lo tanto, Cristo no ha venido
a fundar una secta, sino a reunir al Israel de los últimos tiempos (p.86-87). Jesús construirá así su
Iglesia sobre el resto de Israel y en continuidad histórica con el antiguo pueblo de Israel; pero he
aquí la gran novedad: lo va a hacer por la adhesión del pueblo a su persona, por la aceptación
de su persona por parte del pueblo, por la aceptación del Reino que llega con Él. Jesús será la
piedra fundamental y fundante del nuevo edificio (Cfr. Mt 21, 42). La Iglesia y el Reino nacen
juntos, pues Jesús dio comienzo a la Iglesia predicando la buena noticia. La Iglesia es fruto de la
presencia del Reino. El anuncio de Jesús de la salvación del reino no se dirige a un individuo, sino
que va a todo el pueblo de Israel. El destinatario de este Reino es la comunidad. La Iglesia no se
identifica con el Reino, pero el Reino es toda su razón de ser y en función de él vivirá. La Iglesia
estará toda ella en función del Reino de Dios (p.89-90).
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Unidad 5. La Iglesia.
2. Jesús y la Iglesia.
c. El primado de Pedro
Ya hablábamos en la Unidad Tres acerca de la institución de los Doce, pero, y siguiendo con
el mismo autor, aquí lo hacemos en orden a señalar que Jesús, con la elección de los Doce,
quiere fundar el nuevo Israel; voluntad innegable de Cristo de reunir en torno a sí al nuevo
pueblo mesiánico; pero, la alusión a las doce tribus de Israel, espina dorsal del pueblo
israelita*, es clara y evidente (Mt 19, 28; Lc 22, 30). Y curiosamente, se sigue hablando de “los
doce” (Jn 20, 24; 1 Co 15, 5; Hch 6, 2), aun cuando Judas no estaba con ellos; evidentemente,
se trata de algo establecido, de una institución (p.94-95).
d. La institución de la Eucaristía
También hablamos de este tema en la Unidad Tres, pero aquí lo mencionamos porque cada vez
más se reconoce en la Eucaristía el momento clave en la serie de actos con los que Cristo fue
colocando las bases de su Iglesia. La instituye como sacramento de la nueva y definitiva alianza.
SÍNTESIS TEOLÓGICA
Unidad 5. La Iglesia.
2. Jesús y la Iglesia. d. La institución de la Eucaristía (cont.)
• El viejo pueblo de Israel se constituyó sobre la alianza que Dios estableció con él y que
simbolizó en el rito que Moisés realizó al asperjar la sangre de los animales sobre doce piedras
que representaban a las doce tribus de Israel, y sobre otra central, que representaba a Dios,
diciendo: “Ésta es la sangre de la alianza” (Ex 24, 8);
• ahora Cristo establece el nuevo pueblo de Dios sobre la base de la nueva y definitiva alianza
que se sella con su sangre: “Ésta es mi sangre de la alianza que será derramada por todos para
el perdón de los pecados” (Mt 26, 28; Mc 14, 24).
Con este gesto, Cristo cancela la antigua alianza del Sinaí e inaugura la nueva (128-129).
A su vez, en la última cena se instituye el nuevo sacerdocio: participación en el mismo y único
sacerdocio de Cristo (Hb 9, 10): a los apóstoles les concede el poder y la obligación de actualizar la
Pascua cristiana que funda la comunidad mesiánica “Haced esto en memoria mía”* (Lc 22, 14; 1 Co
11, 24) y por ello mismo constituye a los Doce en sacerdotes de la nueva y definitiva alianza (p.130-
131).
* La Eucaristía ha de durar hasta el final. No se puede desligar la Eucaristía del pueblo de Dios ni del
sacerdocio. Allí está la Eucaristía, allí está la Iglesia, orgánicamente estructurada por Cristo: todo se
relaciona mutuamente (p.131).
SÍNTESIS TEOLÓGICA
Unidad 5. La Iglesia.
2. Jesús y la Iglesia.
e. Pentecostés
La misión del Espíritu tiene lugar el día de Pentecostés: Hch 2, 14. Ésta es la efusión del Espíritu
prometida en el Antiguo Testamento; Espíritu que es enviado por Cristo resucitado y glorificado a su
Iglesia. Es la donación permanente y comunitaria del Espíritu a la Iglesia que Cristo había fundado,
de modo que la Iglesia viene a ser el tiempo y el espacio del Espíritu.
Pentecostés es propiamente el momento en el que nace la Iglesia. Se opera así gracias al Espíritu
una nueva presencia de Cristo y una nueva pertenencia de los hombres a Cristo. Pentecostés
constituye el último acto de fundación de la Iglesia. En definitiva, Cristo formó el cuerpo de su Iglesia
con la estructura apostólica, y luego, le infundió en Pentecostés el Espíritu Santo en persona. La
efusión del Espíritu Santo es el signo de la inauguración de la era mesiánica (p.136-142).
SÍNTESIS TEOLÓGICA
Unidad 5. La Iglesia.
3. Articulación histórica de la Iglesia.
a. Introducción
El acontecer histórico-eclesiástico se nos presenta inicialmente con una multiformidad
abigarrada, en los más variados escenarios y las más diversas zonas y tiempos, afirma Lortz
(2003) en su manual de la historia de la Iglesia. Pero, esta multiformidad no es algo inconexo. De
principio, ya hay una fuerza que atenúa e incluso supera toda digresión: es la persona del
fundador de la Iglesia, a la que todos siempre se han remitido y con la que han relacionado su
patrimonio religioso.
Además, según las fuentes del NT la Iglesia es un todo, y de esta unidad y totalidad orgánica
siempre ha tenido conciencia, una conciencia que ha ido en aumento, asombrosamente
intensa en los primeros tiempos del cristianismo. Su historia, en consecuencia, es también una
unidad, que se basa en el único fundamento que es Jesucristo, su obra, su doctrina y su
fundación (p.31).
SÍNTESIS TEOLÓGICA
Unidad 5. La Iglesia.
3. Articulación histórica de la Iglesia. a. Introducción (cont.)
Dado que la Iglesia, aun siendo obra de la gracia divina, se presenta en hombres mortales y
hechos pasajeros condicionados por el tiempo, su vida y consiguientemente su historia son
asimismo múltiples; así, se podría articular la historia de la Iglesia en:
• La vida fundamental de la Iglesia: es el elemento divino que hay en ella, como cuerpo
místico de Cristo, en cuanto que vive de la gracia divina. Es la verdad objetiva y la santidad
objetiva de la Iglesia (independientemente de la índole religioso-moral de sus miembros),
imposible de ser empañada por la sombra del error y del pecado.
• La vida interna de la Iglesia: en cuanto la Iglesia hace desde su propio centro, en lo que
atañe a la esfera directamente religiosa (aquí se incluye, por ejemplo, su vida de piedad
sacramental, sus actividades caritativas, su teología), en suma: la conciencia religiosa que
de sí misma tiene la Iglesia.
• La vida externa de la Iglesia: sobre todo, sus relaciones con el Estado y con el mundo;
consiguientemente con la cultura y con otras religiones.