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Sousa, (2014). Señala en su obra: El cerebro en desarrollo de cómo captar la atención de los adolescentes lo
siguiente:
Nuestro primer objetivo como profesores es captar la atención de los alumnos. Si no captamos
su atención, la posibilidad de que aprendan algo es, siendo optimistas, muy remota. El proceso
atentivo sirve a dos propósitos primarios; el primero de ellos es la supervivencia. El cerebro
mantuvo a salvo a nuestros ancestros alertándoles de posibles peligros en su encuentro con
extraños, nubes de tormenta o animales salvajes. Afortunadamente, es raro que en la escuela se
trate de un asunto de supervivencia. En cambio, la atención en estos entornos sirve a su segundo
propósito: el mantenimiento de una sensación agradable. Contemplar a la exótica chica con la
lengua agujereada por un piercing, masticar una barrita de chocolate y escuchar rock en la
radio son diversiones placenteras para los adolescentes modernos. Como lo son también los
chistes, las tragedias terribles y la primera nevada del año. Captan su atención.
El cerebro es bombardeado con información procedente de los sentidos. Todo lo que vemos,
oímos, tocamos, olemos y saboreamos se ha abierto camino para llegar a los receptores
sensoriales, traspasando la ropa y las paredes beige de la estancia mientras suena la radio, no
muy alta, detrás de ti. En la base del cerebro está la corteza cerebral, que controla las acciones
involuntarias como respirar, la presión sanguínea y los latidos del corazón. En lo profundo de la
corteza cerebral está la formación reticular, un sistema de neuronas que recoge información de
todos tus sentidos y controla tus niveles de consciencia.
Cierto conocimiento se da a nivel consciente (lo que ves y oyes de lo que la profesora hace y
dice) y otro se da a nivel inconsciente (el color de las paredes o los calcetines que llevas). Sería
imposible para el cerebro centrarse conscientemente en cada detalle de los datos que recibe.
Puede que seas incapaz de sentir la presión de un casco para jugar a béisbol americano en tu
cabeza si la chica tan bonita que está a tu lado capta toda tu atención.
Interesante
Olvida lo que hayas oído por ahí, ¡los adolescentes pueden estar tan interesados en la fotosíntesis
como lo están de una pedorreta proveniente del fondo de la clase! El cerebro adolescente
realmente quiere saber más acerca del mundo en el que vive y menos acerca del alumno que
entra en la clase para llamar la atención, pero valora la novedad y la impredecibilidad. Sin estos
dos elementos, ¡ni siquiera una charla y un slide show acerca de la tecnología alienígena podrán
sostener la atención de tus alumnos durante mucho rato!
Captar la atención de los alumnos implicándoles en experiencias que les hagan sentir bien es
positivo tanto para los adolescentes como para los profesores; todos disfrutan juntos de un rato
placentero. La gente que sabe cómo entretener a una audiencia casi siempre está convencida
de que sus mensajes educativos llegan a los demás.
Tomemos como ejemplo a Simón, un dinámico alumno de último curso de educación secundaria
que ha captado totalmente la atención de sus compañeros al hacer su presentación acerca de
una ciudad de los Estados Unidos. Los alumnos ya habían oído infinidad de exposiciones orales
acerca de ciudades que abarcan desde Filadelfia hasta Portland, y esperaban, educadamente,
otro relato gris y anodino sobre otra metrópolis más. En cambio, Simón saltó confiadamente hacia
la pizarra y empezó pidiéndole a los compañeros que se imaginaran a sí mismos en una silla
hecha de hierba, contemplando las montañas y dándole sorbitos a un café con leche. "Es una
mañana tan bonita... ¿Dónde podríamos hallarnos? ¿En Aspen? ¿San Lake City? No, en Mianus".
Con absoluta confianza, continuó. "Supongo que os estáis preguntando qué podemos hacer
para divertimos en Mianus, y cómo es la gente en Mianus. Eso es exactamente lo que os voy a
contar hoy aquí". Todas las miradas se dirigen a Simón, primero con desconfianza y después con
un ataque de risa. No hace falta decir que Simón captó la atención de todo el mundo (aunque
algunos de los datos no fueran correctos, dicho sea de paso).
Así lo hizo también un profesor de física, el señor Berndt. El señor Berndt dejó entusiasmados a sus
alumnos entrando en la clase un día montado en unos patines. Como si no bastara con la
novedad de verlo entrar en el aula patinando ¡resulta que había traído patines también para los
alumnos! Bastaron unos segundos para que los alumnos empezaran a turnarse para ponerse los
patines y dar vueltas por el aula para determinar así la fuerza y la velocidad de dos masas
distintas. En una clase de biología, el señor Gjomes, que es joven y está en una estupenda forma
física, dió volteretas para mostrar la rotación de las moléculas. En estas clases ningún alumno se
quedó aletargado, ninguna mente alelada y el cerebro de los alumnos prestó atención tanto al
profesor como al tema de la clase. Y no solo las actividades eran divertidas, sino que además
estaban llenas de contenidos significativos.
De todos modos, las actividades que son capaces de captar la atención no tienen por qué ser
ni divertidas ni participativas. El señor Hoffman, director de un centro de educación secundaria,
explicó cómo un invitado que daba una charla cautivó a todo el alumnado con una historia que
giraba en torno a cómo fue asesinado su hermano pequeño a manos de un conductor borracho
y finalmente reveló que ese conductor era él mismo. La historia dejó tan conmocionados a los
alumnos que se la contaron a los alumnos de las demás clases, relacionando aquellas
experiencias con las suyas propias, pasadas y futuras. El director incluso atendió varias llamadas
telefónicas de los padres, que explicaban la increíble transformación operada en sus hijos tras
haber escuchado esa historia.
Referencias
Soausa, D. (2014). Neurociencia Educativa Mente, Cerebro y Educación. Ediciones Narcea,S.A. Madrid.