LOS RÍOS PROFUNDOS: PERÚ EN DOS PARTES

Todos los eventos que rodean nuestra infancia atraviesan, sin que nos demos cuenta, por
un riguroso examen de clasificación, y de ello dependerá su vigencia en el tiempo. Los
momentos más importantes y trascendentales se quedan grabados en nuestra memoria y
cada cierto tiempo nos escocen y hormiguean, como una imborrable cicatriz. La lectura
de los ríos profundos nos lleva a recorrer los parajes más hermosos y pintorescos del Perú,
haciéndonos parte de su naturaleza indómita y legendaria, de su fauna salvaje y
mitológica y del puñado de personas que ocupan sigilosamente los andes de este país. A
través de los ojos de un infante, Ernesto, podemos descubrir todos aquellos miedos,
sentimientos, emociones y pensamientos que se revuelven en el alma de un niño ubicado
en el centro del corazón de una nación. La mezcla de dos culturas, de dos posiciones
sociales enemigas (latifundistas y campesinos), la de dos idiomas colindantes (quechua y
español) y del tránsito de la niñez a la madurez hacen que la lectura de este libro sea
obligatoria para todo peruano. Hurgando un poco en la biografía de su autor, José María
Arguedas, uno puede darse cuenta de los tintes autobiográficos con los que está manchada
la obra. La propuesta del escritor es mostrarnos un Perú dividido, debido al choque de
dos culturas, a través de la melancolía y ternura de un niño. Ernesto no pertenece del todo
al mundo indígena, su padre es un abogado que recorre el país por su trabajo, pero debido
al cuidado que recibió desde su más tierna infancia comprende y habla el quechua. De
igual forma tampoco es completamente un blanco, no es ajeno a ese Perú incaico que lo
vio nacer. Esta posición intermedia lo ayuda a comprender cosas que sus compañeros de
clases no pueden ver ni entender. Él no pertenece a Abancay, que es donde se ubica el
colegio al que asiste, ni a todos los pueblitos que se esparcen por las punas y los cuales
conoció junto a su padre; él es parte del Perú entero. Gracias a la obra de Arguedas uno
puede acercarse mejor a su identidad, el bilingüismo presente en la mayoría de páginas
nos ayuda a apreciar y darle el valor a una lengua que hoy en día parece casi extinta. La
relación del hombre con la naturaleza, el sentido de insignificancia que este tiene a su
lado también nos ayuda a comprender nuestra posición en este mundo, además es
importante mencionar el legado de la religión católica que dejó la conquista y que supo
acomodarse en las creencias de un pueblo tan supersticioso como el andino. La historia
de esta nación estaría incompleta sin obras tan necesarias, y de tan agradable y
recomendable lectura, como “Los ríos profundos.”