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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ

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ESTUDIOS GENERALES LETRAS
ARGUMENTACIÓN (HUM113) | 2018-2 ROJAS VALVERDE, VALERIA DE LOS ÁNGELES

RÚBRICA DEL ENSAYO FINAL

Indicadores
Área Bien Regular En proceso Insuficiente Total
El/la estudiante…
Introducción
… propone una contextualización que permite conocer la controversia en
torno al tema, presenta su postura con claridad y anticipa adecuadamente
los argumentos que la sustentan sin desarrollarlos. Hasta 2 Hasta 1 Hasta 0.5 0
Organización Cierre
textual … recapitula los argumentos y reafirma su postura con claridad; asimismo,
propone una reflexión final sobre el tema desarrollado.
Desarrollo
...desarrolla los argumentos con solidez en un texto correctamente Hasta 4 Hasta 2 Hasta 1 0
estructurado: respeta la coherencia lineal y global del texto.
 … recurre a distintas estrategias argumentativas y
contrargumentativas (refutación constante de las ideas contrarias a su Hasta 5 Hasta 2.5 Hasta 1.5 0
Contenido postura) en sus tres argumentos.
 … demuestra un conocimiento amplio del tema, lo cual le sirve para
Hasta 5 Hasta 2.5 Hasta 1.5 0
fundamentar contundentemente su postura.
… cita de manera pertinente; las citas contribuyen con la argumentación y
Hasta 2 Hasta 1 Hasta 0.5 0
están integradas adecuadamente al texto
Uso de citas y
bibliografía
… Las fuentes bibliográficas son mayoritariamente académicas ; sigue el
Hasta 2 Hasta 1 Hasta 0.5 0
estilo de citado de la Guía PUCP (citado interno y bibliografía)
De 10
Convencione … sigue las convenciones normativas de la lengua española: uso de signos De 2 a 3 De 4 a 5 De 6 a 9
errores a
s normativas de puntuación, reglas ortográficas y reglas de construcción oracional. errores errores errores
más
del español (criterio cuantitativo: tipo de error) Hasta -1 Hasta -2 Hasta -3
Hasta -4
… cumple con las disposiciones relacionadas con la extensión del ensayo:
SÍ NO
Extensión el trabajo, sin contar carátula ni bibliografía, se desarrolla entre 3000 y
0 Hasta -2
4000 palabras.
NOTA FINAL 0
Código: 2 0 1 8 0 2 7 7
(Escriba aquí su código con números grandes y legibles.)

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ


ESTUDIOS GENERALES LETRAS

TRABAJO INDIVIDUAL

Título: No quiero tu piropo, quiero tu respeto

Nombre: Valeria Rojas Valverde

Tipo de evaluación: Ensayo Final

Curso: Argumentación

Horario: 0713

Profesor: Fred Rohner

Jefe de Práctica: Franco Bohórquez

SEMESTRE 2018-2
ENSAYO FINAL

FORMATO-RÚBRICA

Apellido y nombre: Rojas Valverde, Valeria de los Ángeles

Código: 20180277

PRIMERA PARTE. TEMA Y POSTURA DEFINITIVOS

Tema específico

El acoso sexual en el Perú en jóvenes mujeres de 18 a 25 años como resultado de una


sociedad machista.

Postura

Los medios de comunicación consolidan los comportamientos machistas arraigados


históricamente en la sociedad peruana que naturalizan la violencia de género.

SEGUNDA PARTE. ESQUEMA FINAL DEFINITIVO

ARGUMENTO 1

Razón: El Estado peruano cuenta con la normatividad necesaria para prevenir, sancionar
y garantizar la vida de la persona ante el delito del acoso sexual.

Respaldo 1: El acoso sexual es un tipo de violencia de género, que se caracteriza


por el comportamiento con connotación sexual en un espacio público, que se
expresa de manera física, verbal y virtual; y se manifiesta mediante silbidos,
tocamientos, manoseadas, exhibicionismo, gestos vulgares, miradas incómodas,
etc., el cual no es deseado por la persona a quien se le es dirigido y significa una
grave transgresión a su dignidad y sus derechos fundamentales (Fernández
2002:143).

Respaldo 2: Decreto Legislativo 1410; incorpora el acoso, acoso sexual,


chantaje sexual y difusión de imágenes o material audiovisual con contenido
sexual como delitos tipificados en el Código Penal, lo que significa una
herramienta para la protección de las víctimas, puesto que será posible
denunciarlo y acceder a garantías para proteger su vida.

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Respaldo 3: La Ley 30314 incluye mecanismos de sanción y prevención en los
gobiernos regionales, provinciales y locales; y en el Poder Ejecutivo
(ministerios).

ARGUMENTO 2

RAZÓN: Los medios de comunicación consolidan y minimizan el acoso callejero,


mediante la sexualización de la mujer en la publicidad.

Respaldo 1: La empresa Kotex publicó un post en su página de Facebook el cual


ofrecía consejos sobre cómo lidiar con una situación de acoso callejero, en la
que recomienda seguir el coqueteo al acosador (OCAC 2014).

Respaldo 2: La empresa Doritos lanzó un comercial llamado “Dime Vaquero”


en el cual se ve a una chica que es acosada sexualmente en la calle a raíz de un
video íntimo publicado por su pareja. Al final del comercial el eslogan dice:
“Las cosas chidas rólalas”, que quiere decir que las cosas ‘buenas’ se tienen que
difundir. De esta manera, Doritos promueve, justifica y acepta el acoso callejero
y la difusión de imágenes y/o videos con contenido sexual (OCAC 2014).

Respaldo 3: La marca cervecera Brahma lanzó en el cual se sorteaba una entrada


al concierto de los Red Hot Chilli Peppers. En el cual, una muchacha dice
textualmente con un tono seductor que “haría de todo por una entrada”, para que
posteriormente se lance a los brazos de un chico que sí tenía una entrada. Esta
propaganda denota el estereotipo de la mujer que usa su cuerpo como una
herramienta para llegar a lograr sus fines.

ARGUMENTO 3

RAZÓN: Los medios de comunicación consolidan y minimizan el acoso callejero,


mediante la sexualización de la mujer en los programas televisivos.

Respaldo 1: El misógino programa televisivo “La noche es mía” conducido por


Carlos Galdós se caracterizaba por cosificar e híper sexualizar a la mujer. Se
encargaba de invitar a mujeres que se presentaban con diminutas ropas y/o hasta
en bikini, quienes se encontraban en un ambiente en el cual los hombres que
asumían el rol de bestias pervertidas miraban sin mesura y muchas veces
lanzaban comentarios inapropiados que humillaban y acosaban a las mujeres.

Respaldo 2: Los programas de realities “Combate” y “Esto es guerra” tienen


como objetivo primordial mostrar al cuerpo de manera sensual, sobre todo el
cuerpo femenino, para lograr obtener alto rating. Usan la excusa de juego
gimnásticos para exhibir sus cuerpos, cosificando a la mujer y consolidando los
estereotipos del hombre y la mujer. (Barrientos 2015: 12-15)

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Respaldo 3: Programas que son dirigidos a niños como “La hora de los peques”,
incluyen contenido que puede llegar a denominarse contenido pornográfico, con
simulaciones de acoso sexual y violaciones (Barrientos 2015: 12-15).

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TERCERA PARTE. REDACCIÓN DEL ENSAYO

NO QUIERO TU PIROPO, QUIERO TU RESPETO

La noche del 24 de abril de 2018, Eyvi Ágreda se encontraba yendo a su casa sentada en
un bus que transitaba por Miraflores, al cual Carlos Javier Hualpa Vacas subió para
lanzarle gasolina y le prenderle fuego Eyvi, luego de pronunciar: “si no eres para mí, no
serás para nadie”, para que finalmente le causara la muerte luego de 38 días de
constante agonía. Eyvi había conocido a su agresor en el trabajo, Javier venía
acosándola hacía varias semanas, quien luego de constantes rechazos por parte de la
joven decidió atacarla.

Este caso es uno entre muchos otros casos de violencia sexual en contra de las mujeres,
que empiezan con acosos y acaban terminando con la vida de mujeres inocentes. Es una
realidad que el Perú es un país machista. Vivimos en una sociedad en la cual acosar,
violar y matar mujeres es una práctica común y normalizada. El Perú ignora la
discriminación y la agresividad que se perpetra en contra del sexo femenino. Vivimos
en un país al que le es totalmente indiferente que la desigualdad de género y el
machismo se encuentren arraigados en la base social y cultural del Perú.

La violencia sexual y las conductas machistas se encuentran normalizadas en la


sociedad peruana, al punto de que se dejan de distinguir y se justifican los
comportamientos violentos de un hombre en contra de una mujer, siendo su máxima
expresión el feminicidio. El 67% de peruanos señalan que la violencia de género como
fundamental problema del sexo femenino (IOP 2013:6). Casos específicos como los de
Eyvi Ágreda, Jimenita y Arlette Contreras, solo confirman la dura y cruda realidad. A
pesar de ello, existen agentes como los medios de comunicación que en lugar de acabar
con estos crudos y encarnizados comportamientos usan su influencia para consolidar los
estereotipos que fomentan la violencia de género.

En el presente ensayo, se defenderá dicha postura señalando que no sólo es tarea del
Estado peruano fomentar campañas en contra de la violencia sexual, sino que la
responsabilidad recae también en los medios de comunicación social, los cuales
naturalizan la violencia sexual y promueven los estereotipos que consolidan
comportamientos machistas arraigados históricamente en la cultura peruana. En ese
sentido, se tratará el rol del Estado frente a la violencia de género, específicamente

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frente al acoso sexual; luego, se abordará el rol de los medios de comunicación en
relación con los mensajes que transmiten mediante la publicidad y los programas
televisivos.

En primer lugar es necesario aclarar qué es el acoso sexual: “El acoso sexual es un tipo
de violencia de género, que se caracteriza por el comportamiento con connotación
sexual en un espacio público, se expresa de manera física, verbal y virtual; y se
manifiesta mediante silbidos, tocamientos, manoseadas, exhibicionismo, gestos
vulgares, miradas incómodas, etc., el cual no es deseado por la persona a quien se le es
dirigido y significa una grave transgresión a su dignidad y sus derechos fundamentales”
(Fernández 2002:143).

Eliana Revollar, adjunta de la Defensoría del Pueblo, denuncia que solo dos casos, en lo
que va del año, fueron sancionados, uno con una amonestación y el otro con una
suspensión de 15 días. Asimismo, señala que a pesar de existir leyes que sancionen el
delito de violencia sexual no existe una específicamente que sancione el acoso sexual
callejero o laboral. Añade también que no existen muchas denuncias debido a la
vergüenza y el temor que les impiden realizar la denuncia; por otro lado, señala que no
existe un registro oficial de las víctimas de acoso sexual. Por lo que concluye que el
Estado debe tomar cartas en el asunto para contrarrestar este problema y mostrar una
faceta más activa en relación con la violencia sexual (RPP TV 2018). Sin embargo, sí
existe una normativa específica que tipifica al acoso sexual como delito y al ser delito
automáticamente es sancionado. Es decir, el Estado peruano se mantiene activo ante el
acoso sexual y cuenta con la normatividad necesaria para prevenir y sancionar este tipo
de violencia de género.

En el presente año, se dictó el Decreto Legislativo 1410 que incorpora el acoso, acoso
sexual, chantaje sexual y difusión de imágenes o material audiovisual con contenido
sexual como delitos tipificados en el Código Penal, lo que significa una herramienta
para la protección de las víctimas, puesto que será posible denunciarlo y acceder a
garantías para proteger su vida (Congreso de la República 2018). Por otro lado, la Ley
30314 incluye mecanismos de sanción y prevención en los gobiernos regionales,
provinciales y locales, y en el Poder Ejecutivo (Congreso de la República 2015). Dicha
Ley dispone que a nivel municipal se amoneste mediante multas el delito del acoso
sexual en espacios públicos, así mismo que se incorporen medidas de atención y

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prevención a través de la capacitación del personal administrativo. A nivel nacional,
establece que el Ministerio de Educación incluya en la malla curricular cursos que
aborden el tema del acoso sexual en espacios privados y públicos, que el Ministerio de
Transportes y Comunicaciones coloque avisos en los transportes públicos señalando que
el acoso sexual es una práctica penada y puede ser denunciada, lo cual sí ha sido
cumplido, puesto que en la mayoría de los buses es posible encontrar una pegatina que
denuncia la violencia sexual. Así mismo, que el Ministerio del Interior inserte y admita
un protocolo de atención para las víctimas de acoso sexual, que el Ministerio de Salud
difunda una campaña en contra del acoso sexual desde una perspectiva de salud, entre
otras tareas designadas a los distintos ministerios existentes (Congreso de la República
2015).

El Estado provee de herramientas a todas las mujeres que son víctimas del acoso sexual.
Más allá de eso, el Estado no puede hacer mucho, su función es proteger al ciudadano
mediante las leyes que promulga; sin embargo, es tarea de cada uno de los ciudadanos
cumplir y hacer cumplir la normatividad, queda en la cultura de cada uno denunciar o
no. La razón por la que existen pocas denuncias por parte de las afectadas no es por un
fallo del Estado, es porque la sociedad pasa la carga a las mujeres, hace creer que ellas
son las culpables de lo que les ha pasado y que sería en vano denunciarlo, puesto que
“está bien porque se lo merecen”.

Así mismo, los medios de comunicación consolidan los estereotipos de género y de esa
manera minimizan el acoso callejero, mediante la sexualización de la mujer en la
publicidad y en los programas televisivos. Por un lado, la publicidad es el puente de
comunicación entre el ofertante y el demandante, su objetivo es incrementar el consumo
de un bien en específico. Sin embargo, esta no es la única función de la publicidad, sino
que también influye en las formas de pensar de la sociedad y contribuye a la
construcción de los estereotipos sociales. De esa manera, todos los días estamos
rodeados de constantes mensajes que en múltiples ocasiones estereotipan y violentan a
las mujeres. Son diversos los ejemplos que se pueden usar para demostrar que la
violencia de género está insertada en campañas de marcas conocidas que normalizan y
minimizan la importancia que merece este problema social que es el acoso sexual.

Un primer ejemplo es el de la empresa Kotex, la cual publicó un post en su página de


Facebook en el que se ofrecía consejos sobre cómo lidiar con una situación de acoso

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callejero y recomienda seguir el coqueteo al acosador mandándole un beso o guiñándole
(OCAC 2014). Este post puede llevar a pensar que todas las mujeres ven como algo
consentido y positivo el acoso sexual, como si fuera agradable que sujetos
completamente extraños te lancen piropos con fuertes cargas sexuales. Así sea un
“piropo galante” si este no es deseado es considerado acoso sexual, nadie debe emitir
una opinión sobre el cuerpo de alguien si esta no es pedida y tampoco nadie tiene el
derecho de tocar un cuerpo ajeno sin su consentimiento. Además, usar un tema tan
delicado como la violencia sexual con tono ‘humorístico’, genera que se pierda la
seriedad del tema y, en consecuencia, se normalicen estas actitudes dejando impune la
culpa del agresor. Así mismo, la empresa Doritos lanzó un comercial llamado “Dime
Vaquero” en el cual se ve a una chica que es acosada sexualmente en la calle a raíz de
un video íntimo publicado por su pareja. Al final del comercial el eslogan dice: “Las
cosas chidas rólalas”, que quiere decir que las cosas ‘buenas’ se tienen que difundir
(OCAC 2014). De esta manera, Doritos promueve, justifica y acepta el acoso callejero
y la difusión de imágenes y/o videos con contenido sexual. Entonces, ¿Está bien que
una persona pueda hacer lo que se le venga en gana con material audiovisual con
contenido sexual que fue compartido en intimidad? Es un hecho que si el caso fuera el
contrario y fuera la mujer quien difundiría un video con material sexual, esta sería
tildada de ‘loca y maniática’.

Por este tipo de comerciales, los casos de jóvenes que son chantajeadas por sus parejas
son publicar los denominados “packs”, que es la jerga utilizada para definir los videos
y/o fotos íntimas de una persona, si no se hace lo que él desea son tan comunes. Debido
a esto, existen muchas mujeres que por el temor de ser expuestas no denuncian actos de
violencia sexual, los cuales en múltiples ocasiones terminan en feminicidio. En
añadidura, la marca cervecera Brahma lanzó un comercial en el cual se sorteaba una
entrada al concierto de los Red Hot Chilli Peppers. En este comercial una muchacha
dice textualmente con un tono seductor que “haría de todo por una entrada”, para que
posteriormente se lance a los brazos de un chico que sí tenía una entrada. Esta
propaganda denota el estereotipo de la mujer que usa su cuerpo como una herramienta
para poder obtener un logro profesional o personal.

Debido a comerciales como estos no se valoran de igual manera los logros personales y
profesionales de las mujeres, estas injusticias se ven reflejadas en la diferencia de
condiciones económicas a las que se ven expuestas en el plano laboral es común que

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entre un hombre y una mujer que ejercen el mismo cargo el hombre gane más. Esto
responde a una técnica publicitaria aceptada históricamente, Bernad señala que se
caracteriza por usar dos grandes principios: “La consumibilidad del cuerpo y la analogía
de la belleza con el capital social” (2015:7). “Estos dos conceptos se encuentran en la
actualidad a la orden del día, encontrándonos en estos tiempos en un auténtico momento
en el que la cosificación del cuerpo se ha convertido en un recurso repetido por la
publicidad y en el que la sexualización de los anuncios adquiere protagonismo” (Bernad
2015:7).

“La ideología patriarcal reelabora sus discursos sobre el papel social de las mujeres,
rediseñando el ideal de feminidad […] e intenta colocar en el escenario simbólico un
modelo normativo de feminidad sobrecargado de sexualidad a fin de satisfacer los
deseos sexuales masculinos” (Cobo 2015:6) La pregunta ahora es: ¿Qué pasa con las
mujeres que se desarrollan en un mundo dónde la publicidad ha dictado normas sobre su
actuar en la vida real? ¿Están obligadas a portarse según las prácticas, que, en su
mayoría, son propuestas por la comunidad masculina? En la actualidad, pareciera que
existiese una especie de deber por parte de las mujeres que las lleva a cumplir con las
exigencias masculinas. Si bien es cierto, existe una gran diferencia entre los
comportamientos reales de las mujeres y las representaciones de estas en la publicidad,
puesto que el hecho de que exista un imaginario de lo que es la femineidad y que esta
sea definida por elementos ajenos a la realidad material no quiere decir que todas las
mujeres actúan y viven de acuerdo con esas representaciones. No obstante, los
estereotipos fomentados por campañas publicitarias influyen de sobre manera en el
actuar de la sociedad respecto al cuerpo femenino y, sobre todo, el respeto a este. Los
cuales muchas traen consecuencias negativas, tales como la pérdida de respeto hacia la
mujer, debido a la cosificación de esta, es decir, deja de ser un sujeto para convertirse en
un objeto (Bernárdez 2009). Este hecho conlleva a que los hombres, en particular, dejen
de respetar a la mujer por ser un ser humano, la vean como un objeto que debe cumplir
el deber de complacerlos y actos tan indeseables como el acoso sexual sean justificados.

Por otro lado, los programas de televisión tienen tres funciones principales: informar,
entretener y educar. Esta última es la más útil e importante de las tres, puesto que
mediante la televisión se transmiten mensajes que forman los valores de la sociedad. Sin
embargo, la televisión es de quien la maneja y al vivir en un país en el cual la ‘criollada’
y la ‘pendejada’ son mucho más valoradas que los otros valores convencionales, la

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televisión peruana se dedica en su mayoría a cumplir la función de entretener. No
obstante, es común ver conductas machistas y sexistas con relación a la mujer en al
menos un programa de cada canal televisivo, los cuales en determinadas ocasiones han
sido denunciados por atentar contra el pudor y dignidad humana. La continua
transmisión de ese tipo de programas consolida y minimiza el acoso sexual.

El misógino programa televisivo “La Noche es Mía” conducido por Carlos Galdós se
caracterizaba por cosificar e híper sexualizar a la mujer. Se encargaba de invitar a
mujeres que se presentaban con diminutas ropas y/o hasta en bikini, quienes se
encontraban en un ambiente en el cual los hombres que asumían el rol de bestias
pervertidas miraban sin mesura y muchas veces lanzaban comentarios inapropiados que
humillaban y acosaban a las mujeres (ATV 2018). Un ejemplo del machismo explícito y
sexismo presentes en el programa fue el estreno de un juego llamado “El Nalgómetro”,
que se trataba básicamente de medir cuantas veces en determinado tiempo podían mover
los glúteos las mujeres invitadas a su programa, lo peor de todo es que ni siquiera se
presentaba a la invitada o mostraban su rostro al público y simplemente se limitaban a
enfocar su trasero (El Comercio 2014). No suficiente con eso, lo tenían que hacer al
ritmo de la canción “bombea”, para remarcar aún más el matiz sexual característico de
la puesta en escena. Además, las protagonistas de este segmento reciben toda clase de
‘piropos’ y en algunas ocasiones tocamientos por parte de los moderadores del
programa. Durante ese momento, se pierde totalmente la identidad de la mujer y esta
pasa a convertirse netamente en un objeto que tiene como último fin complacer y
divertir a los hombres presentes y a la audiencia masculina. De esta forma la manera de
mirar a la mujer cambia, ya no se le ve como sujeto, sino como un objeto sexual y
complaciente lo que conlleva a la falta de respeto hacía ellas tanto en ámbitos públicos
como privados.

De igual forma, los programas realities como “Combate” y “Esto es guerra” tienen
como objetivo primordial mostrar al cuerpo de manera sensual, sobre todo el cuerpo
femenino, para lograr obtener alto rating. Usan la excusa de juegos gimnásticos para
exhibir sus cuerpos, cosificando a la mujer y consolidando los estereotipos del hombre y
la mujer (Barrientos 2015: 12-15). Los concursantes usan cortísimos uniformes para
‘competir’ y los juegos en su mayoría están caracterizados por generar oportunidades en
las que se evidencian actitudes sexistas o que tienen doble sentido. Lo que trae como

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consecuencia una imagen errónea sobre los comportamientos naturales de los hombres y
de las mujeres.

Asimismo, programas que son dirigidos a niños como “La hora de los peques”, incluyen
contenido que puede llegar a denominarse contenido pornográfico, con simulaciones de
acoso sexual y violaciones entre los participantes del realitie (Barrientos 2015: 12-15).
Ese es el contenido que se ve diariamente en la televisión nacional en los horarios de
protección al menor. No existe un filtro por el cual pasen las actitudes de los
competidores debido a que estas “suben el rating”.

Este tipo de programas implementan a la hiper sexualización, sobre todo de la mujer,


como un recurso repetido dentro de la televisión para obtener rating. La hiper
sexualización se trata de darle un sentido sexual a un objeto que no lo posee en sí, se
distingue por la utilización del cuerpo con el fin de seducir y se presenta como un
modelo sexual que se basa en estereotipos dirigidos por la pornografía, en los cuales se
muestra al hombre dominador y, la mujer sumisa y seductora (Barrientos 2015:9). En la
televisión la hiper sexualización se ve reflejada en la enfatización de los estereotipos
masculinos y femeninos, mediante los bailes, juegos y concursos en los cuales se
muestra a los concursantes semi desnudos luciendo un cuerpo perfecto. Asimismo, los
concursantes se ven envueltos en líos amorosos, los cuales claramente siguen un guion,
adoptando los roles clásicos de los hombres y las mujeres (Barrientos 2015:10).

De acuerdo con lo señalado, se afirma que el acoso sexual es una práctica a la que no se
considera un tipo de violencia sexual, debido a la normalización de esta. El Estado
peruano cumple su rol y provee a los ciudadanos de la normatividad adecuada para
controlar y sancionar la práctica de la violencia sexual en el Perú. Además, implementa
campañas preventivas a nivel nacional para que mediante la educación se rompan los
estigmas de género y de esa manera se acabe con la violencia de género. Por lo otro
lado, se encuentran los más grandes responsables de la naturalización del acoso sexual
que son los medios de comunicación, los cuales refuerzan la violencia sexual mediante
la hiper sexualización de la mujer en los ámbitos publicitarios y televisivos.

Son los medios de comunicación los que plantean el canon social que se encuentra
inmerso en un discurso social, ideológico y económico, que dicta las formas de entender
qué es masculino y femenino, y construyen la identidad de género. En otras palabras, la
publicidad y la televisión crean modelos de modos de actuar y uno de sus recursos es

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ofrecer situaciones y comportamientos, a través de la ficción, mediante los cuales
sugiere como debe portarse una mujer y un hombre en la vida real (Menéndez y Zurian
2014:4).

No obstante, debemos resaltar que estos cánones no han reproducido una cultura
igualitaria o equitativa, ya que históricamente se ha proliferado el androcentrismo
patriarcal como algo dado y definitivo, sin discutir la construcción de estereotipos de
género que ha venido arraigando en la cultura peruana. Esto se ve reflejado en los
medios de comunicación en la falta de incomodidad, por parte del sexo femenino y
masculino, al establecer al hombre como el sujeto significante y a la mujer más bien
como un complemento o un objeto (Menéndez y Zurian 2014:4) “dentro de todo el
contenido publicitario; la mujer se encuentra sin personalidad, sin identidad propia, solo
pone su cuerpo y belleza al servicio de la satisfacción de los varones” (Chacón 2007:3).

Se usa al sexo femenino como nexo erótico para seducción entre el producto a vender y
el comprador. Sin embargo, lo mas grave es que los estereotipos de género se ven
reforzados debido a los mensajes machistas y opresores transmiten los medios de
comunicación, “reemplazando a esta mujer dinámica y pensante por la mujer objeto
como una situación normal sin medir sus efectos” (Chacón 2007:4). En conjunto, todo
lleva a que se mantenga la trivialización de lo femenino y por consecuencia que se
minimicen y normalicen actitudes violentas en contra de la mujer, que como en el caso
del acoso, se ha naturalizado plenamente entre todos nosotros. Ser mujer en un mundo
dominado por hombres es el rol más difícil e inseguro que existe en la actualidad.
Debido a esto, es necesario que se implemente el enfoque de género en la educación en
todos los niveles para poder avanzar hacia una equidad de género en todos los niveles
sociales en la que una mujer pueda salir a la calle sin sentirse una presa en medio de un
mundo donde el hombre es el depredador.

BIBLIOGRAFIA

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