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Acta Notarial de inventario

El Notario debe de proceder a fraccionar el acta notarial de inventario del


patrimonio hereditario, especificando detalladamente los bienes, derechos y
acciones que constituyen el activo, con su valor actual (previo avalúos). El pasivo
está formado por las obligaciones, gastos de docibles y las costas que gravan la
herencia. También indicará lo relativo a bienes gananciales y litigiosos. Al acta se
adjuntará los documentos que justifique el pasivo. Para redactar ésta acta, se
debe de atender lo indicado en el artículo 555 y subsiguientes del CPCyM, en ella
se deberán usar valores numéricos y columnas.

1.8. Audiencia a la Procuraduría: Lo que se hace al presentar el expediente a


dicha institución para recabar opinión, dicha opinión es vinculante.

1.9. Auto Declaratorio de Herederos: Con el dictamen favorable da la


Procuraduria,envista de lo actuado y los documentos a portados, el notario dictará
la resolución final en formar razonada reconociendo como herederos legales a
quienes corresponda según e por den de su cesión intestada regulada en los
artículos 1078 a 1084 del Código Civil.

Según el artículo 198 del Reglamento Notarial, “los notarios, previa instancia de
parte (…) extenderán y autorizarán actas en que se consignen los hechos y
circunstancias que presencien o les consten y que por su naturaleza no sean
materia de contrato”.

El objeto del acta notarial son, por tanto, los hechos, a diferencia de otros
documentos notariales, como las escrituras públicas y las pólizas, en las que se
recogen contratos. “Las actas notariales tienen como contenido la constatación de
hechos o la percepción que de los mismos tenga el notario, siempre que por su
índole no puedan calificarse de actos y contratos, así como sus juicios y
calificaciones” (artículo 144 del Reglamento Notarial).

Ello significa que el notario en las actas se limita a dar fe de hechos que percibe
por sus sentidos, aunque también de otros que no se perciben directamente por
los sentidos pero que el notario puede considerar acreditados previas las pruebas
pertinentes, como en las actas de notoriedad. Pero, en todo caso, las actas no
pueden recoger contratos, propios de escrituras y pólizas en las que la
intervención notarial es mucho más amplia.
El valor de un acta notarial reside en que prueba de manera incontestable el
hecho que constituye su objeto, sin que sea discutible ni siquiera en sede judicial,
salvo querella de falsedad. Su utilidad es grande pues permite al ciudadano pre-
constituir pruebas de hechos que probablemente habrán de ser alegados
posteriormente en el ámbito judicial, administrativo o privado, cuando quizá esos
hechos ya no puedan reiterarse o probarse por haber desaparecido sus efectos,
ya se trate de manifestaciones, notificaciones, existencia de objetos, documentos
–incluso electrónicos- o personas.

Ahora bien, aunque la autorización de estos documentos es más flexible que la de


las de escrituras o pólizas, tiene también unos límites. Así, será necesario: un
interés legítimo por parte de quien inste el acta (alguna razón suficiente para
inmiscuirse en la esfera jurídica de los demás); que la conducta que se pide al
notario sea legal en sí misma (que no viole la intimidad, la propia imagen o el
domicilio de los demás, por ejemplo); que no se invadan esferas judiciales o
administrativas (no cabe, por ejemplo, requerir a la Administración que ya tiene
sus canales para este objetivo, ni recoger manifestaciones que pertenezcan al
ámbito penal); que la actuación notarial no sea sorpresiva, el notario deberá hacer
saber al requerido su calidad de notario, el objeto de su presencia, así como su
derecho a contestar); que el acta no recoja consideraciones que requieran
conocimientos periciales que el notario no tiene por qué tener. En todo caso, la
actuación del notario ha de ser imparcial, pues si bien debe recoger el interés
particular del que le requiere, no puede obviar parte de la verdad que constate ni
recoger realidades que induzcan claramente a confusión.

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