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JEAN-MARIE GLÉ

EL RETORNO DE LA ESCATOLOGÍA
La escatología ha marcado la teología cristiana del siglo XX. Aunque
el retorno de la escatología no ha estado exento de problemas, no se
ha producido sin abundantes frutos. El autor del presente artículo se
propone mostrar que justamente el interés por la escatología ha lle-
vado a los teólogos del siglo XX a interesarse por la historia, o sea,
por la marcha real de nuestro mundo. En un mundo desencantado, en
una sociedad bloqueada, con una juventud desesperanzada, la espe-
ranza del Reino de Dios es capaz de movilizar enormes esperanzas.

Le retour de l’eschatologie, Recherches de Science Religieuse 84


(1996) 219-251.

El retorno de la escatología tie- na afirma algo importante del mal


ne también su lado oscuro. En la vencido por el bien, de un Dios
pastoral se abordan poco, y no que está constantemente en bus-
sin titubeos, los temas del infier- ca de la humanidad, para abrirle
no, el purgatorio y el cielo. Y las un porvenir. Lo que hoy parece
publicaciones que sobre dichos imposible se convierte en posi-
temas han logrado algún éxito no ble.
se deben a teólogos de profesión. No pretendemos esbozar una
Incluso a nivel de resurrección historia de la escatología en el si-
han surgido dificultades. Sobre glo XX. Escogemos a cuatro
todo tratándose de la resurrec- grandes teólogos. R. Bultmann fija
ción de los cuerpos y la parusía, o su atención en el sentido escato-
sea, del objeto colectivo de la es- lógico de la vida y de la predica-
peranza cristiana. ción de Jesús y en la decisión que
Pese a esto, el balance no deja reclama. Atento a los aconteci-
de ser positivo. Cuando se espera mientos de la historia, J. Moltmann
a alguien, cuando se aguarda que centra su reflexión en la com-
algo acontezca, todo es posible prensión escatológica y se pre-
en la historia. El final ya no se gunta sobre la fidelidad de Dios
considera como el momento en en lo que acontece a Jesús. J.
que el miedo prevalecerá sobre Moingt muestra todo lo que el
la esperanza. Invocar a Dios es teólogo puede sacar, si parte de la
una manera de abrir un futuro a resurrección de Jesús y no de es-
nuestros contemporáneos. El peculaciones sobre el Verbo en-
Dios de Jesucristo deviene en- carnado. W. Pannenberg se sitúa en
tonces un Dios lleno de prome- la perspectiva del fin de la histo-
sas. Con los ojos puestos en la ria y ve en la resurrección de Je-
cristología, la escatología cristia- sús la «prolepsis» de la parusía.
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El fin de la historia nes del momento. Es en este con-
texto de carne y sangre, guiados
Para ver cómo la escatología va por grandes testimonios, que
adquiriendo relieve, comence- eran a la vez grandes maestros,
mos por lo más abrupto y perso- como nos alcanzó la problemáti-
nal del trasfondo en el que surge. ca del «fin de la historia». Se nos
Desde el comienzo de mis estu- decía que la hora de las grandes
dios, las teologías del Crucificado construcciones especulativas ha-
me fascinaron. Parecía responder bía pasado y que quedaba claro
a nuestras preocupaciones en los «lo que había dado de sí». Estába-
años setenta. Cuando comenzá- mos seguros de que ya no existía
bamos a nacer a nuestra concien- el «gran relato» para «pensar la
cia humana tras el Vaticano II y los vida». Y en este universo, en el
sucesos de mayo del 68, nos pre- que cada vez resultaba más difícil
guntábamos si la humanidad eu- vivir libre, muy a pesar nuestro
ropea no había tocado fondo con nos alcanzaron los filósofos de la
el drama nazi, cuya realidad dolo- historia y los pensamientos del
rosa meció nuestra infancia. Na- «fin de la historia». Por nuestra
cidos tras la segunda guerra mun- impotencia, es muy difícil perma-
dial, no habíamos conocido a necer ahí. Pero tampoco pode-
aquellos familiares que no volvie- mos evitarles. Cuando pretende-
ron a su tierra natal. A nuestros mos criticarles, nos marcan pro-
antepasados les estábamos muy fundamente. So pena de entregar-
reconocidos, no sólo por haber nos a la portentosa tarea de ne-
resistido a la barbarie nazi, sino gar nuestra misma humanidad,
también por haberse entregado a Hegel no dejará nunca de intere-
la tarea de la reconstrucción de sarnos.
Europa con las heridas todavía
sangrantes. Pero al mismo tiempo Jesucristo es el acontecimien-
nos sentíamos impotentes para to escatológico
comprender lo que nos pasaba:
mientras nuestros padres habían Bultmann (1884-1976) fue un
atravesado la noche y la bruma gigante de la teología. Juntaba en
para vivir sólo humanamente, una pieza al biblista que no cejó
nuestra generación parecía sacri- en su empeño de saber qué decía
ficar mucho al hombre unidimen- verdaderamente el NT y al teólo-
sional y a los ídolos de nuestra go que busca qué es lo que el NT
sociedad de consumo. dice a la humanidad del siglo XX.
En este contexto, pensamien- El término escatología menudea
tos «fuertes» como los de Hegel en sus escritos. Expondremos lo
y Moltmann, marcaron a los hom- que este término significa para él.
bres y mujeres de nuestra gene- Luego situaremos la escatología
ración. Ellos nos ayudaron a pen- en el conjunto de su obra. Sin ol-
sar «nuestro presente» y nuestra vidar el hecho de que supo inte-
tarea de ser humano más allá de grar las investigaciones de J.
las múltiples y acuciantes cuestio- Weiss y A. Schweitzer, quienes, a

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caballo entre los dos siglos, fue- Por el contrario, la actitud de la
ron los artífices del descubri- humanidad frente al mundo pue-
miento del carácter escatológico de cambiar y, de hecho, cambia en
del mensaje cristiano. la fe. El creyente, que pone su fe
La concepción veterotesta- en Jesucristo, se convierte en una
mentaria ve a Dios guiando la his- nueva creatura.
toria de su pueblo hacia un obje- Al hombre que se lamenta y que
tivo final que había de ser un por- dice “no le veo sentido a la historia y,
venir glorioso. Con la afirmación por consiguiente, mi vida, que está
del fin de la historia, la escatología ligada a la historia, tampoco tiene
es una novedad de la literatura sentido”, hay que responderle: “No
apocalíptica del judaísmo tardío. mires la historia universal, mira tu
Aunque en el NT confluyen am- propia historia. Cada instante pre-
bas concepciones, en él prevalece sente contiene el sentido de tu histo-
la concepción apocalíptica. Para ria. Por consiguiente, no puedes mi-
Pablo, y sobre todo para Juan, el rar esa historia como espectador. La
acontecimiento escatológico está debes considerar a partir de tus de-
presente, no al final de la historia, cisiones, a partir de tu responsabili-
como una catástrofe cósmica, dad. En cada instante sueña con la
sino como un acontecimiento de posibilidad de que sea el instante
la historia que se inaugura con la escatológico. A ti te toca despertar-
venida de Jesús y que se repite a lo.”
lo largo de los tiempos por la Bultmann nunca se apartó de la
predicación y por la fe. Jesucristo definición que dio de escatología
es el acontecimiento escatológi- en el primer artículo que, en
co, pero no tanto como un acon- 1917, escribió sobre el tema:
tecimiento que se produjo en el La escatología es el más allá por
pasado, sino en cuanto que él se oposición al aquí abajo, la eternidad
dirige aquí y ahora a cada uno de por contraste con el tiempo, el total-
nosotros por medio de la predi- mente Otro, distinto del mundo y del
cación. Para Bultmann, la escato- hombre; en una palabra: Dios mis-
logía no constituye un aconteci- mo y las cosas de Dios. Pero ella no
miento que se producirá al final es verdaderamente tal sino cuando
de la historia. Lo que es decisivo se la piensa en el plano de la histori-
para la existencia es escatológico. cidad. No designa una trascenden-
Y lo decisivo ha tenido lugar en el cia, que no sería más que una sobre-
acontecimiento Jesucristo y tiene naturaleza o una sobrehistoria, un
lugar sin cesar en el aconteci- Algo de tipo superior. El Dios escato-
miento de la palabra. El aconteci- lógico no es el ser invisible y espiri-
miento Jesucristo, el aconteci- tual de que hablan los griegos ni el
miento de la palabra y la existen- Dios de la teología cristiana clásica
cia cristiana son escatológicos. La ni el de la teología contemporánea,
escatología no se representa en que define su alteridad por la cate-
el teatro de la historia del mundo, goría de lo suprahistórico (…). Él
sino que atañe a la historicidad de debe ser pensado como el Tú. Es el
la existencia. El mundo no cambia. totalmente Otro, porque es nuestra

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comprensión de sí, o sea, nuestro bre que no está encerrado en
Señor (…). La escatología expresa una existencia devaluada, sino
la alteridad más radical —la de que puede alcanzar la posibilidad
Dios—, que está constituida, no por de una existencia auténtica.
su en sí, sino por su señorío.
Para saborear lo que Bultmann 2. El kerigma. El otro gran tema
entiende por escatología, impor- de la teología bultmaniana: la Pa-
ta resituar esta noción en el con- labra de Dios es kerigma, llamada
junto de su obra, especialmente a la decisión. Creer no es asentir
respecto a la desmitologización, a algo misterioso o incomprensi-
al kerigma y al binomio Dios-hu- ble. Creer es comprender, es sol-
manidad. tar la presa, para escuchar en la fe
la Palabra de Dios en el kerigma.
1. Desmitologización. Para Bult- Este paso de la existencia inau-
mann, los acontecimientos del fin téntica a la auténtica no lo puede
del mundo —resurrección de los hacer el ser humano, sino única-
muertos, juicio final, etc.—, así mente Dios y su Palabra. A la hu-
como todo el discurso neotesta- manidad no le queda sino creer y
mentario, debe ser desmitologi- comprender que el aconteci-
zado. Todo el NT es mitológico. miento Jesucristo es radicalmen-
Como tal, no habla a la humani- te un acontecimiento de salva-
dad actual. La desmitologización ción: la acción escatológica defini-
tiene una fase negativa y otra po- tiva de Dios que transforma radi-
sitiva. El NT se representa el calmente la situación humana.
mundo y la humanidad como
abiertos a la intervención de po- 3. Dios y el hombre. Con Bult-
deres exteriores. Criticar esta mann se llega a un enfoque ver-
concepción es la parte negativa. daderamente original de Dios.
Pero juntamente se le abre al Dios no es un objeto del que uno
teólogo una tarea positiva: clarifi- pueda hablar desde un punto de
car la verdadera intención de las vista neutro, porque es la reali-
Escrituras. Contrariamente a lo dad que determina toda realidad.
que pretendía la teología liberal Hablar de Dios desde un punto
—eliminar el mito como la cor- de vista exterior es no sólo «un
teza, para quedar con el meollo, error y una ilusión; es un peca-
hecho de afirmaciones éticas—, do».Y, sin embargo, la teología no
desmitologizar es dar una inter- puede dejar de hablar de Dios.
pretación existencial a los enun- No es un discurso sobre Dios,
ciados del NT. Si esta tarea se sino el discurso de Dios. El Dios
hace, el teólogo descubre, más de que habla la teología cristiana
allá de toda representación mito- es el Dios que se comunica a la
lógica, la palabra escatológica, de- humanidad y va a su encuentro.
cisiva, que Dios pronuncia en Je- Habla del Dios que se revela.
sucristo. El resultado de la desmi- Acogerlo es creer. Así la fe es «el
tologización es el siguiente: el ser punto de apoyo de Arquímedes»
humano, incluso el actual, descu- que permite hablar de Dios. No

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podemos hablar de él sino ha- con la decisión y se realiza con la
blando de su palabra y de su ac- acción.
ción que nos concierne. Pero ha-
blar de Dios es, al mismo tiempo, Leer a Bultmann por el lado
hablar de la humanidad. La teolo- de su fuerza
gía habla de Dios, no especulati-
vamente, sino en cuanto que Hagamos balance. Tanto si se
Dios actúa en la humanidad. trata de la desmitologización,
En realidad, se trata de una como del kerigma, de Dios o de
nueva teoría del conocimiento, la humanidad, la escatología, en-
que se comprende apelando al tendida como lo que se nos da en
paralelismo entre la fe y el amor Jesucristo y que se nos vuelve a
o la amistad. No tenemos cierta- dar en cada acontecimiento de la
mente una experiencia inmediata Palabra, ocupa siempre, en la teo-
de Dios. Pero, por experiencia, logía de Bultmann, un puesto real.
sabemos, lo que significa para la No hay duda: Bultmann es uno de
humanidad hablar de Dios en la los teólogos que ha contribuido a
fe. Con relación a la escatología, tomar conciencia de la importan-
esta manera de hablar de Dios en cia de la escatología, como tema
la fe, es espera de Dios. Como el teológico, en el siglo XX. Y lo ha
amante vive una espera llena de hecho, porque muy pronto reco-
sorpresas, de una manera seme- noció el valor de los trabajos de J.
jante el teólogo que espera el Weiss y A. Schweitzer.
porvenir de Dios no puede re- En su obra de 1892 sobre la
presentárselo: «La renuncia a predicación de Jesús, subraya
toda proyección de nuestros de- Weiss el realismo de la predica-
seos forma parte de la radical ción apocalíptica de Jesús. El Rei-
apertura de la fe al futuro de no que viene es, a la vez, el acon-
Dios. El sentido de las represen- tecimiento cósmico inminente
taciones mitológicas de la espe- del fin del mundo y el aconteci-
ranza, tal como lo desvela la des- miento del «Hijo del hombre». En
mitologización, es que estas re- la misma línea, Schweitzer mues-
presentaciones nos hablan del fu- tra que la escatología está ligada
turo de Dios como del cumpli- visceralmente a la persona y a la
miento de la vida humana». predicación de Jesús. La denuncia
Esta dinámica poderosa no nos de la presentación de un Jesús
indica sólo cómo hablar de Dios. como maestro de sabiduría, por-
Nos informa también sobre la tador de un ideal moral, propia
manera de hablar de la humani- de la teología liberal, es un punto
dad. Bultmann acepta el análisis que ambos investigadores tienen
existencial de Heidegger, que le en común. Pero sus tesis no fue-
ofrece el instrumento válido para ron aceptadas. Para que sus pun-
identificar las estructuras de la tos de vista penetrasen de nuevo
existencia. La humanidad es con- en la exégesis hubo que esperar
siderada como exigencia, como al famoso artículo de Bultmann
apertura al porvenir: se escoge de 1917 sobre la significación de

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la escatología para el NT. Su Jesús rrollada en una teoría y una
(1926) expone una concepción praxis de la esperanza.
que apenas iba a cambiar. Para
Bultmann, hay que buscar en el Promesa, cumplimiento,
judaísmo apocalíptico el origen universalización
de la esperanza de Jesús. Dios
conduce a la nación judía a una Al abordar la escatología de
victoria, pero también al fin de la Moltmann, nos interesaremos
historia. Es a este aspecto al que ante todo por la categoría de
se adhiere el Jesús de los Sinópti- promesa que encuentra en el AT.
cos. El punto decisivo es el si- Nos preguntaremos cómo y en
guiente: Jesús no predica la inmi- qué la teología de la esperanza es
nencia por ella misma, sino para una cristología escatológica y
impulsar a los oyentes a decidir- cómo permite ésta fundamentar
se. Su compromiso es la esencia la escatología. Luego intentare-
del mensaje. Con esto el factor mos resolver un enigma: siendo
del futuro deja de ser temporal así que con la Teología de la espe-
para convertirse en existencial. ranza, se volvió Moltmann hacia
La escatología es interpretada en el futuro, ¿por qué experimentó
función de las categorías de Hei- la necesidad de volver al pasado
degger: el futuro determina el con el Dios crucificado? ¿Perjudica
presente, él hace pasar el «poder- esta evolución a un pensamiento
ser» a la categoría de la existen- escatológico?
cia (Dasein). La escatología mito- A diferencia de Bultmann, a
lógica de Jesús debe ser desmito- Moltmann le importa el AT. La Bi-
logizada, para alcanzar una signifi- blia es, para él, el libro de las pro-
cación más profunda. mesas. Pero la promesa se hace
Bultmann abrió un camino. escatológica cuando se convierte
Después de los debates sobre el en universal y radical. El porvenir
«Jesús de la historia», puede ha- se amplía a todos los pueblos. Y
cerse una lectura de Bultmann no se trata sólo de un porvenir
por el lado de su fuerza. Esta lec- que responde a las necesidades
tura positiva no renuncia a toda de la existencia humana, sino que
crítica. El proyecto de desmitolo- va hasta sus límites extremos,
gización debe aplicarse también a más allá de la muerte. Al «escato-
la obra de Bultmann. Con la críti- logizar» la promesa, puede Molt-
ca radical que ella representa, la mann repensar la novedad del
escatología absorbe la historia y Evangelio. Al ser éste promesa
la esperanza experimenta una abierta sobre el porvenir de
contracción que la privatiza y la Cristo, no se limita a ser cumpli-
relega a esperanza del alma indi- miento de las promesas, sino que
vidual. Habrá que esperar a Jür- las valida y confirma. La escatolo-
gen Moltmann para encontrar un gía cristiana se caracteriza, ante
proyecto articulado de teología todo, porque nació en la Pascua.
escatológica, entendida como La resurrección de Cristo es pro-
una escatología histórica, desa- mesa universalizada y radicalizada

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que se ordena a toda la humani- de una «cristología escatológica»,
dad.Además, la promesa engendra a partir de la cual la obra de Molt-
la misión. La comunidad cristiana mann plantea una pregunta temi-
no existe por ella misma ni en ble: ¿cómo legitimar el paso de
función de una «eclesialización esa Teología de la esperanza al Dios
del mundo» ni para la búsqueda crucificado? La respuesta a esta
de un equilibrio de la sociedad. pregunta es fundamental para
Ella vive de una promesa que se comprender cómo Moltmann
abre un horizonte de esperanza fundamenta la esperanza cristiana
para toda la humanidad. sobre la resurrección de Cristo.
Cabe, pues, afirmar que la teo- En una primera aproximación,
logía de la esperanza desarrolla observamos que en la Teología de
una «escatología del futuro» y no la esperanza Moltmann entabla
una «escatología del presente», debate con la filosofía de la espe-
como la de Bultmann. Esto impli- ranza de E. Bloch. Su meditación
ca dos diferencias muy claras. La apunta al porvenir y su objetivo
escatología no aplasta el futuro es revitalizar la esperanza cristia-
en el presente. Para ella, el futuro na. En cambio, en el Dios crucifica-
posee realmente un porvenir do, dialoga con la dialéctica nega-
que, por añadidura, está abierto a tiva de la teoría crítica de la so-
toda la humanidad y no está sólo ciedad y con la teología judía del
en función de la decisión de fe. La Holocausto, o sea, con los defen-
segunda diferencia se refiere a la sores de la tematización moder-
relación filosofía-teología. Si, para na del sufrimiento. Su reflexión se
Bultmann, la filosofía existencial vuelve al pasado. Moltmann busca
juega un papel importante, para cómo la cruz de Cristo actúa en
Moltmann la filosofía de la espe- esa dura realidad. ¿Se trata sólo
ranza es, a la vez, fuente de la in- de un cambio de tema?
terpretación para la renovación
escatológica de la teología cristia- Una teología mesiánica
na y socio privilegiado de diálogo
y confrontación. Pero la diferen- Hay una gran diferencia entre
cia está en que la filosofía no co- los dos enfoques: en la cristología
noce más que el futuro que ad- escatológica Moltmann parte de
viene en el seno de la materia. En Cristo para mirar hacia adelante,
cambio, la teología conoce tam- hacia el éschaton. Desde la resu-
bién el futuro que adviene como rrección es posible echar la mira-
don de Dios. Este futuro se cono- da sobre el porvenir prometido
ce por anticipación: en el aconte- por Dios. La resurrección posee
cimiento de Cristo se anticipa el una estructura proléptica: es anti-
porvenir de resurrección y vida cipación del futuro, del Dios que
que Dios ofrece a toda la huma- viene y del fin de la historia. En
nidad. La escatología de Molt- cambio, en la escatología teológica,
mann es una escatología teológi- Moltmann, desde el éschaton,
ca e incluso cristológica. mira hacia atrás, hacia el aconte-
Más bien podemos hablar, pues, cimiento Cristo. La pregunta se

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plantea sobre la realidad actual: ne histórica y lo histórico devie-
¿cómo está ya presente el Reino ne escatológico».
de Dios en el aquí y ahora? Molt- Esta concepción impresiona
mann justifica el paso a una teo- por su vigor. Sin embargo, quedan
logía del crucificado afirmando todavía algunos cabos sueltos.
que el punto de vista proléptico ¿Proporciona la escatología cris-
es insuficiente. Porque no permi- tológica todo su lugar a la histo-
te captar la realidad del aconteci- ria, en tanto que historia del su-
miento Cristo. Aunque el futuro frimiento de la humanidad? Los
de Dios haya comenzado con la análisis que sobre todo en el cap.
resurrección, no podemos dejar 6º del Dios crucificado propone
de atestiguar que el resucitado es Moltmann son ciertamente finos.
el mismo que fue crucificado. Pero diríase que va un poco apri-
Sólo la resurrección dice «quién sa en cuestiones tan englobantes
era verdaderamente el que sufrió como: «¿Qué significa la cruz de
y murió aquí». Recíprocamente, Jesús para Dios mismo?» Con
la muerte en cruz es «la significa- distinciones como «la muerte de
ción de la resurrección para no- Jesús no debe entenderse como
sotros». La sola cristología esca- muerte de Dios, sino como
tológica podría conducir al entu- muerte en Dios» y haciendo de
siasmo, pero a descuidar el movi- la cruz de Cristo un aconteci-
miento de la encarnación. La es- miento trinitario ¿no diluye algo
catología cristológica del Dios Moltmann la cotidianidad con-
crucificado da profundidad y radi- creta y la violencia abrupta de la
calidad a la esperanza, pues nos historia? Vayamos poco a poco.
introduce en el movimiento me- En un primer nivel de realidad, la
siánico de la historia. Si la cristo- cruz no es el símbolo de Dios en
logía escatológica es la perspecti- agonía, sino de la humanidad en
va fundamental de la teología agonía. No es Dios Padre el que
cristiana, la escatología cristoló- muere en la cruz, sino el «Hijo»
gica, actúa de correctivo. La pre- de Dios. Sólo a la luz de la resu-
gunta central que hay que plan- rrección podemos, retrospecti-
tearle a Jesús no es una especula- vamente, reconocer en la fe la
ción dogmática, ni sobre su digni- presencia oculta de Dios en su
dad ni sobre su humanidad. Sino ausencia manifiesta. No hay que
que es: «¿Eres tú el que has de comprender la resurrección es-
venir?» (Mt 11,3). Si bien cons- peculativamente en el sentido de
cientes de que nuestra pregunta una auto-resurrección de Dios.Y
va siempre precedida por la de Moltmann ciertamente no lo
Jesús que brota de todo el Evan- hace. Al acoger al Hijo en su vida,
gelio: «Y vosotros ¿quién decís el Padre toma parte en los dolo-
que soy yo?» (Mt 16,15). El con- res y los sufrimientos humanos
cepto mesiánico es aquí entera- como el que sufre con la humani-
mente central. Él realiza una me- dad y va siempre en su busca.
diación entre el Reino de Dios y Queda todavía la pregunta de
la historia: «la escatología devie- si a partir de esa convicción de fe

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cabe decir algo de la experiencia zo más potente y más radical que
más dura y difícil: ¿Estaba presen- hoy conocemos para dar razón
te Dios en el infierno de Ausch- de la identidad de Cristo por la
witz o de otros campos de exter- vía de la historia». Moingt nos
minio? Atrevámonos. Ninguna permite volver con mayor rigor a
respuesta teórica nos satisface. Si la resurrección de Jesús y a la
existe, Dios estaba allí presente. manera de hablar de la dimensión
Pero ¿cómo podía estar allí sin escatológica de la vida misma de
impedirlo? La pluma tiembla al Jesús.
enunciar estas preguntas.Tras ha- La división de la obra en dos
ber escuchado largamente a partes resulta ya instructiva. En la
«testimonios», uno se pregunta: primera, titulada «Jesús en la his-
en este punto extremo, en esta toria del discurso cristiano», el
cuestión, la más difícil de todas, autor relata la historia del dogma
¿no es preferible una teología del cristológico y los desarrollos más
silencio? ¿no seríamos así más fie- recientes del discurso sobre Je-
les a todas las víctimas, incluido el sús. La segunda parte reasume la
ajusticiado de Nazaret? Bonhoe- investigación sobre «Cristo en la
ffer se expresaba así de una for- historia de los hombres». Está
ma premonitoria: «Hemos de «construida sistemáticamente
aprender a considerar las perso- sobre la base de los relatos evan-
nas, no en función de lo que ha- gélicos para responder a la pre-
cen o no hacen, sino más bien en gunta sobre su identidad». La «ta-
función de lo que sufren». En rea de refundación» de la cristo-
todo caso, no se trata de com- logía se inscribe en las dos partes
prender teóricamente el sufri- desde la perspectiva de una vuel-
miento, sino de superarlo con la ta a la historia. La historia del
confianza. Sólo prácticamente dogma ocupa el primer puesto
puede ser superado. Así lo hizo por una razón epistemológica.
Job. Y el siervo sufriente de los Moingt tiene el deseo legítimo y
cantos del siervo (Is 52,13-53,12). fecundo de situarse dentro de la
Sólo la fe en la resurrección de Tradición. Todo cristiano tiene la
Jesús puede proporcionar un exigencia de recurrir a la memo-
«sentido» a la muerte aparente- ria de la Iglesia. Pero, una vez ins-
mente absurda del que se siente truido por ella, experimenta la
abandonado por Dios. Sufrimien- necesidad de volver una y otra
to y esperanza están indisociable- vez al Evangelio, para fortificar su
mente ligadas. fe y encontrar personalmente a
Cristo. Se trata de situar al Cristo
El Cristo en la historia de la fe por relación a nuestra
humana historia y, desde esta perspectiva,
examinar lo que los cristianos
De la reciente obra de J. Moingt, han de creer de él y cómo pue-
L’homme qui venait de Dieu, B. Ses- den lograrlo. El orden de los capí-
boüé ha escrito: «La cristología tulos manifiesta idéntica opción
de J. Moingt constituye el esfuer- teológica. Moingt no presenta

El retorno de la escatología 283


una biografía de Jesús, que va des- siado tiempo la salvación ha que-
de su nacimiento hasta su muerte dado desconectada del éxito de
y resurrección. Desde una óptica la historia. Se nos invita a tener
pascual, parte de la resurrección «coraje en el futuro». Pero sobre
para relatar luego la pasión, la todo se apunta al porvenir de
muerte y la encarnación. Aquí Dios. Pues Dios mismo debe ser
aparece un rasgo que distingue la «reintegrado en el relato en que
cristología de un tratado del Ver- apareció y del que salió». Moingt
bo encarnado: éste toma la en- une cristología y teología: «La his-
carnación como el fundamento toria de Dios no comienza con
de su discurso, al paso que la cris- Jesús, sino que remonta tan lejos
tología pone su centro en el men- como el relato bíblico. Pero en
saje pascual. Moingt contribuye Jesús comienza Dios una historia
así a dos tomas de conciencia del nueva». Dios se acerca y se reve-
todo importantes para el presen- la: él es el que «sobreviene».
te y el futuro de la fe cristiana: se La resurrección es así el anun-
preocupa del «acceso a la fe en cio de un presente realizado en
Cristo, que se realiza por el anun- Jesús. Moingt analiza los relatos
cio de la resurrección, proclama- evangélicos y la experiencia espi-
da como la inauguración de los ritual de la vida de Cristo realiza-
últimos tiempos», y, como Jüngel da en las comunidades primitivas.
y Moltmann, piensa teológica- «Cada vez que Cristo toma la pa-
mente la ausencia de Dios, que labra crea el shock de un nuevo
marca tan fuertemente a nues- encuentro». A la luz de la resurrec-
tras sociedades. ción relee Moingt la acción de Je-
También desde el punto de vis- sús, para comprender las razones
ta de la escatología, la obra de del rechazo por parte de su pue-
Moingt resulta muy instructiva. El blo. Esto le permite profundizar en
anuncio de la resurrección vuelve el significado de su misión y com-
el pasado en porvenir. Jesús resu- prender mejor cómo se situaba Je-
citó para ser lo que estaba desti- sús con relación a las autoridades
nado a ser mediante su victoria judías, a su pueblo y a aquél que él
sobre la muerte: el porvenir de la denominaba Dios.
vida del mundo. La resurrección No se nos escapa el vigor esca-
de Jesús es un acontecimiento tológico del intento. Moingt medi-
escatológico, signo precursor y ta sobre el puesto del fin en nues-
comienzo de la resurrección ge- tro mundo respetando profunda-
neral, un acontecimiento realiza- mente este mundo. Moingt invita
do para nosotros, de alcance his- a la responsabilidad, tanto res-
tórico y universal. Ella anuncia no pecto al mundo que está confia-
sólo una salvación en la historia y do a la humanidad como respec-
para la historia, sino también una to a la historia que cada uno ha
salvación de la historia, o sea, de de trazar entre un comienzo y un
la lenta «humanización» realizada fin, y respecto de Jesús y de Dios,
en la historia. Es capital redescu- de quien el ser humano ha de re-
brir esto, porque durante dema- cibir el porvenir absoluto. Se le

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puede reprochar a Moingt que no a presentar el pensamiento, de-
dedique un capítulo especial al masiado olvidado, de Oscar Cull-
«ministerio prepascual de Jesús». mann. En 1947 publicó «Cristo y
Pero ésta es la opción de Moingt el tiempo». Su tesis es clara: Dios
que, a diferencia de Moltmann, se revela en una historia de la sal-
lee toda la vida de Jesús, incluida vación.Y, por lo que se refiere a la
su pasión y muerte, a la luz de su escatología, suya es la distinción,
resurrección. Además, Moingt no después muy socorrida, entre un
quiere dejarse encerrar en la «ya» y un «todavía no». Una feliz
cuestión de la conciencia de Je- comparación, muy comprensible
sús. Él adopta un enfoque moder- en los primeros años de la segun-
no de su persona inspirándose en da postguerra europea, ilustra la
la dialéctica del reconocimiento, tensión entre el «ya» y el «toda-
por la que cada individuo se vía no».
constituye. Esta dialéctica actúa «El centro se ha alcanzado.
«a través de la kénosis de Jesús», Pero el fin está todavía por venir.
que le conduce a la muerte como Así, para usar una imagen, en una
don de sí. Esta dialéctica le permi- guerra la batalla decisiva puede
te también a Moingt mostrar que haber sido librada en el curso de
Dios puede ser llamado persona una de las primeras fases de la
y que, en esta historia, Dios de- campaña.Y, sin embargo, las hosti-
viene la persona del Padre. Esta lidades prosiguen largo tiempo.
forma de hablar de Dios como Aunque el alcance decisivo de
persona y como Padre parece ha- esta batalla acaso no todo el
cer justicia, tanto a la dimensión mundo lo reconozca, significa ya
escatológica de la fe como a la la victoria. Sin embargo, la guerra
importancia de la historia para debe continuar durante un tiem-
los cristianos y para toda la hu- po indefinido hasta el Victory
manidad. En la obra de Moingt la Day».
escatología no resulta nunca Según esta comparación, Cris-
«ideologizada». Moingt no fuerza to representa el centro de la línea
nunca el paso. Como los guijarros ascendente del tiempo. La resu-
labrados por el mar, los argumen- rrección representa la batalla de-
tos que se presentan aquí han cisiva. El Victory Day es referido a
madurado en la meditación y en la parusía. El presente remite al
la lectura de la Escritura, la Tradi- pasado y al futuro, según la dialéc-
ción, las grandes obras de la mo- tica del «ya» y del «todavía no». El
dernidad y del siglo XX y en la presente de la historia de la salva-
atención a los problemas de nues- ción es el tiempo de la Iglesia.
tros contemporáneos y a la vida de Tanto la confrontación con
las comunidades eclesiales. Bultmann y la teología existencial,
como posteriormente la querella
Batalla decisiva y día de la entre escatologismo y encarna-
victoria cionismo explican que esta gran
construcción intelectual fuese
A manera de interludio, vamos echada al olvido.

El retorno de la escatología 285


El acontecimiento escatoló- cia humana.
gico definitivo Antes de continuar, dos preci-
siones. La primera, que la pers-
Para el teólogo protestante de pectiva de Pannenberg diverge de
Heidelberg W. Pannenberg, la Re- la de Hegel. La fórmula hegeliana
velación puede considerarse es «la historia como revelación».
como historia en el sentido fuer- En cambio, para Pannenberg, la
te del término, tal como lo en- historia, como tal, no es una reve-
tiende la ciencia histórica, y la Re- lación, sino que la Revelación
surrección de Jesús constituye el acontece en los hechos realiza-
acontecimiento escatológico de- dos por Dios en la historia.Y, si el
finitivo. Así, la «teología de la his- hecho histórico de la resurrec-
toria» de Pannenberg rompe con ción de Cristo constituye la Re-
la «teología de la palabra» de sus velación definitiva es porque anti-
predecesores Barth y Bultmann. cipa el fin de la historia.
Dios se revela en la historia y la Segunda precisión. La perspec-
historia universal es la interme- tiva histórica de Pannenberg con-
diaria de la Revelación. Esa histo- verge con la de Cullmann, aunque
ria trasmite la revelación definiti- Pannenberg no pone el acento en
va, que es la Resurrección de la expresión «historia de la salva-
Cristo.Y ésta, a su vez, es la «pro- ción». Al pasar de la palabra a la
lepsis» o anticipación del fin de la historia, ambos teólogos superan
historia. el reduccionismo de la teología
Pannenberg se sitúa, pues, en el existencial, interesada exclusiva-
punto de vista de la modernidad: mente por la historicidad del in-
somete la autoridad de la Revela- dividuo. Pero también existen en-
ción a la crítica. Porque para la tre ambos diferencias. Así, a Cull-
modernidad, no es posible some- mann le importa la historia de la
terse ni a la autoridad de la Pala- salvación que confluye en Cristo
bra, como hace Barth, ni a la au- como centro. En cambio, Pannen-
toridad del kerigma, como hace berg se interesa por la revelación
Bultmann. Por esto sugiere una en la historia y concibe la resu-
«depositivización» de los conte- rrección, no tanto como centro
nidos de la fe. Se trata de pasarlos de la historia —lo cual se ajusta-
del plano de la autoridad al de la ría a una concepción cíclica del
racionalidad. Sólo así —piensa tiempo—, sino, con una concep-
Pannenberg— se harán inteligi- ción lineal ascendente, como an-
bles para nuestros contemporá- ticipación del fin.
neos. Pannenberg halla en Moltmann
Pese a ser expresiones de cuño un punto de apoyo para una cris-
bíblico, a Pannenberg no le gusta tología que no renuncia a la cate-
calificar la fe de «escucha» o de goría de acontecimiento históri-
«obediencia». A nivel positivista, co. Pero, desde el punto de vista
cabe concebir la Revelación de de Moltmann, cabe preguntar si el
Dios en el sentido de autode- carácter escatológico del aconte-
mostración suya para la inteligen- cimiento histórico no depende

286 Jean-Marie Glé


de que todo el hecho de la histo- no se acaba de comprender que
ria está abierto hacia el porvenir. ella le convierta “retrospectiva-
Por otra parte, con respecto al mente” en Hijo y que el compor-
carácter histórico de la resurrec- tamiento de Jesús sea constituti-
ción de Jesús nos preguntamos vo de su filiación, pues la separa-
cómo se puede probar que la re- ción que se establece entre su re-
surrección es un hecho histórica- surrección y su muerte queda re-
mente verificable. Con Molt- flejada lógicamente entre su his-
mann, podemos pensar que el ac- toricidad pasada y su porvenir de
ceso a la resurrección se sustrae eternidad y de unión con Dios».
a la prueba histórica para depen-
der de una toma de posición, del A modo de conclusión
compromiso de fe. Para Molt-
mann, la resurrección no puede Hemos presentado a cuatro
ser un hecho histórico como lo grandes teólogos de los que se
fue la crucifixión.Y por esto, para puede afirmar a boca llena que,
él, la resurrección es considerada en cada uno a su manera, se ha
como la apertura a una existencia dado un retorno a la escatología.
nueva. De otros grandes teólogos de
También Moingt le plantea pre- nuestro siglo —Rahner, Barth,
guntas a Pannenberg. De entrada, Urs von Balthasar— cabe decir
se pregunta si la revelación de que, sin negarles ciertos atisbos,
Dios en la resurrección tiene ne- la dimensión escatológica no fue
cesidad de la fe para ser recono- la que primó en ellos.
cida. La pasión y la muerte de Je- La reflexión sobre la escatolo-
sús no parecen ejercer aquí nin- gía cristiana exige teólogos que
gún rol, pues Pannenberg se niega vayan muy lejos en la compren-
a juntarlos con la resurrección en sión de la cuestión de Dios, tal
un solo acontecimiento de salva- como fue planteada por Jesús. Es
ción y revelación. La elaboración ahí donde la teología de la crea-
del concepto de resurrección pa- ción y la escatología se encuen-
dece de ese déficit. Además ¿no tran en profundidad. En efecto, la
es la comunión con Dios el desti- escatología referida a Jesús mis-
no que aguarda a todos los resu- mo (y no simplemente la espe-
citados? En el caso de Jesús, el ranza del pueblo judío repetida
«efecto retroactivo» de la resu- por él) permite replantear de
rrección actúa sobre su reivindi- nuevo la cuestión de Dios. Teolo-
cación de autoridad. Pero enton- gías como la de Moltmann,
ces la pregunta que se plantea es Moingt, Pannenberg, la de todos
la siguiente: ¿cómo actúa y se da a los que abordan realmente el
conocer esa retroactividad en el problema escatológico, permiten
comportamiento histórico de Je- pensar cómo Dios se compro-
sús? «Se puede comprender que metió en el proceso de Jesús, en
la resurrección de Jesús haga que su agonía y en la manera como
“retrospectivamente” se le reco- murió. Ellas no dejan en suspenso
nozca como Hijo de Dios. Pero el sentido de la resurrección.

El retorno de la escatología 287


Piensan la pasión de Cristo como gar la imaginación. Porque la re-
un trabajo de Dios en la creación. surrección de Jesús actúa ya en el
Los que intentan dar un sentido tiempo presente cuando algo se
escatológico a la famosa frase de realiza a nivel de solidaridad, de
Jesús en cruz «Dios mío, Dios apertura de sí al otro, sea quien
mío, ¿por qué me has abandona- sea. La resurrección no se ha pro-
do?» permiten considerar cómo yectado para el fin de los tiempos,
la muerte-resurrección de Cristo en un tiempo imaginario, sino que
es ya presencia de Dios, atención estructura ya nuestra actualidad
del Padre a todos los que están humana. Así se ve cómo la fe cris-
abandonados, a todos los exclui- tiana puede revalorizarse respec-
dos, a todos los que sufren de no to a la historia y a la sociedad. Si
estar en el sentido de la historia. Dios es verdaderamente aquél
Así, muy radicalmente, ellos repa- que hace existir a cada uno como
trian el gesto de Dios con la hu- sujeto ante él, si las Iglesias son
manidad sobre un porvenir que capaces de pregonar, de manera
es porvenir de bondad. Ni siquie- creíble, esa fe y esa esperanza, el
ra el último será dejado a sí mis- cristianismo tiene su oportuni-
mo: siempre será el objeto de dad de contribuir a la construc-
una salida de sí mismo por parte ción de sociedades cada vez más
del Padre. humanas. Ningún problema, nin-
Es entonces cuando cabe expli- guna crisis, ninguna mentira, nin-
citar verdades teológicas y meta- guna maldad tiene la última pala-
físicas «fuertes». Así, la historia bra. El ser humano supera al ser
adquiere toda su densidad y su humano, porque nadie está ence-
sentido. El espacio entre la resu- rrado en su pequeñez. Esta con-
rrección de Jesús y la resurrec- vicción es fecunda en lecciones a
ción general no es únicamente un nivel moral y político.
tiempo de espera para dejar va-
Tradujo y condensó: MÀRIUS SALA

Si no se vive para los demás la vida carece de sentido.

MADRE TERESA DE CALCUTA, Orar. Su pensamiento espiritual, 1997,


p. 140.

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