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ISBN 978-987-693-795-5
Índice
Introducción
La historia de una zona y un proyecto de barrio . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Capítulo I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Capítulo II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Capítulo III . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Capítulo IV . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
Capítulo V . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
Capítulo VI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
Capítulo VII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
Capítulo VIII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Capítulo IX . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
Capítulo X . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Capítulo X . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
Capítulo XII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
Capítulo XIII . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Capítulo XIV . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
Introducción
La historia de una zona y un proyecto
de barrio
La pregunta de muchos vecinos en estos 19 años de gestión por lograr
nuevos espacios verdes para ampliar a los escasos metros que poseen
los barrios de Balvanera y Almagro se centró siempre en localizar el
espacio físico ideal y al mismo tiempo posible, donde se asentaría el
Parque, y una vez localizado éste –los terrenos vacantes del ferro-
carril–, entre las calles, Presidente Perón, Ecuador, Bartolomé Mi-
tre, Sánchez de Bustamante, Gallo, y Díaz Vélez, la larga lucha recién
comenzó a despejarse a partir de la iniciación de los trabajos, de la
primera etapa, del sector norte, sobre las calles Presidente Perón y la
curva de Gallo.
La ley que finalmente se obtuvo de la legislatura establece que la
obra se realice en dos etapas, la primera que ya se encuentra termina-
da, y la segunda, el sector sur, sobre la calle Bartolomé Mitre, que aún
ni siquiera licitada, con una conexión de ambos espacios mediante
dos puentes peatonales sobre las vías del ferrocarril.
La larga gestión se inicia a mediados del año 1999, cuando un grupo
de vecinos, agrupados en el “Centro Vecinal de Balvanera y Almagro”
que se reunían en Teatro Fray Mocho, cuando funcionaba en la calle
Ecuador 380, integrantes en su mayoría del Periódico Primera Página.
Se comienza haciendo circular un petitorio, con el apoyo de las
directoras/es de los colegios primarios:
1 - Nº 6 - Gral. Martín Rodríguez – Anchorena 441
2 - Nº 14- Juan Manuel de Pueyrredón – Pueyrredón 630
3 - Nº 22- Carlos Javier Benielli – S. de Bustamante 260
4 - Nº 16- Presidente Mite – Sarmiento 2832
5 - Nº 18- Alejandro Carbó – Mario Bravo 234
6 - Nº 24- Provincia de Catamarca – J. Jaurés 870
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Mientras se relacionan con otro centro Vecinal “La Casa del Ba-
rrio” de la Calle Mario Bravo al 200, con quien tras la presentación
del proyecto el 19 de abril de 2019, realizan dos multitudinarias
asambleas, una en la Escuela Carbó y otra en el Comercial Mariano
Moreno, con la participación en ambas de más de 200 vecinos cada
una, de las que fueron parte legisladores de Buenos Aires y Diputados
Nacionales quienes prestaron apoyo.
El problema inicial que perduró durante casi todos estos años fue
la negativa del gobierno central de ceder los terrenos a la ciudad, pese
a las arduas gestiones realizadas por los vecinos. Vale aclarar que
aquellos terrenos se encontraron siempre administrados por un or-
ganismo que fue cambiando de nombre, aunque no de excusas, para
esquivar el pedido, el ONABE primero, el ADIF después y actualmen-
te el AABE.
Finalmente se recolectaron 2320 firmas, con las que se presentó
el proyecto a la legislatura en forma directa por el Periódico Prime-
ra Página, por lo que el paso siguiente fue además de popularizarlo,
conseguir la cobertura de legisladores que lo respaldaran, y gestionar
su futura realización.
Sin embargo no se puede analizar la historia del Parque, sino den-
tro del amplio entorno de la zona, a saber:
- El hueco de Miserere
- El ferrocarril Sarmiento, el primero del país
- El mercado de Abasto en sus dos edificaciones
- Carlos Gardel y su Casa Museo.
Todos éstos temas no pueden dejar de abordarse –aunque sin-
téticamente–, porque hacen a comprender como se fue transfor-
mando la zona, un verdadero cinturón que rodea al Parque de la
Estación, y que influyó de una forma u otra sobre el lugar, en que
los vecinos pensaron aquel gran pulmón verde para mejorar la ca-
lidad de su vida.
Fue un proyecto pensado a futuro y en las nuevas generaciones, en
los límites de Balvanera y Almagro, que influirá en estos dos populo-
sos barrios que son los que menor proporción de verde tienen en el
ámbito de la capital.
Al principio del reclamo fueron solo unos pocos pioneros, aunque
en su historia de 19 años se incorporaron muchos otros vecinos e
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la segunda etapa del parque sobre la calle Bartolomé mitre, con dos
puentes peatonales que las comunique entre sí por sobre las vías del
ferrocarril, tal como lo prevé la ley.
Sin embargo es imposible esbozar la historia del Parque de la Es-
tación en forma aislada, separada de todo contexto social, histórico y
geográfico, ya que la historia siempre está vinculada a distintos hechos
que sucedieron en el mismo espacio y en otras épocas, por lo que vale
hilvanar el proyecto mismo dentro de un conjunto de otros aconteci-
mientos de los que es necesario rememorarlos aún en forma escueta.
No siempre la historia revela espontáneamente sus secretos. La
historia que recorrió las aulas escolares, las facultades y cenáculos, y
los torrentes de palabras que nutrieron millones de páginas de libros,
revistas y folletos, ocultaron bajo un manto nebuloso errores, omisio-
nes y hasta falacias del pasado. Es un deber del investigador honesto
desmitificar y desentrañar la verdad histórica, despojándose de toda
ventaja sectorial, económica y política.
“…estaban los tres ciegos ante el elefante. Uno de ellos le palpó el rabo y
dijo: —Es una cuerda. Otro ciego acarició una pata del elefante y opinó:
—Es una columna. Y el tercer ciego apoyó la mano en el cuerpo del ele-
fante y adivinó: —Es una pared. Así estamos: ciegos de nosotros, ciegos
del mundo. Desde que nacemos, nos entrenan para no ver más que pe-
dacitos. La cultura del desvinculo nos prohíbe armar el rompecabezas.”
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