Você está na página 1de 5

REVISIÓN

Simulación conexionista en neuropsicología


J. Aróztegui a, J.M. Prados b

SIMULACIÓN CONEXIONISTA EN NEUROPSICOLOGÍA


Resumen. Introducción. La expresión ‘neuropsicología conexionista’ viene aplicándose desde comienzos de la década de los
noventa a un marco de investigación emergente que intenta simular, mediante redes neuronales artificiales, algunas de las al-
teraciones cognitivas que se producen tras haber presentado diferentes formas de lesión cerebral. Aunque los modelos gene-
rados por este tipo de simulación ofrecen numerosas ventajas frente a los modelos clásicos del procesamiento de la informa-
ción, aún no parece que sea éste un enfoque del todo conocido por los investigadores y profesionales españoles. Objetivo. Dar
a conocer esta importante herramienta de investigación, y revisar las ventajas y limitaciones que presenta al hilo de modelos
concretos. Desarrollo. Tras una introducción de los principios básicos de la simulación conexionista, se exponen algunos de
los modelos más influyentes en torno a las afasias, las dislexias, las agnosias y las apraxias. Conclusiones. Pese a sus limita-
ciones, los modelos que propone la neuropsicología conexionista parecen mucho más precisos y específicos que los clásicos,
son fáciles de manipular y posibilitan un mejor acercamiento a la realidad compleja de los trastornos. Además, este tipo de
investigación permite modelar diferentes tipos de lesión cerebral y explorar funciones del cerebro hasta ahora desconocidas
por razones éticas o prácticas, por lo que representa una fuente de inspiración tanto para el diseño de investigaciones experi-
mentales como para el desarrollo de nuevos procedimientos de rehabilitación. [REV NEUROL 2009; 48: 317-21]
Palabras clave. Conexionismo. Modelos computacionales. Neurocomputación. Neuropsicología conexionista. Procesamiento
distribuido en paralelo. Redes neuronales artificiales.

INTRODUCCIÓN yentes en torno a las afasias, las dislexias adquiridas, las agno-
La quizá no muy afortunada expresión ‘neuropsicología cone- sias y las apraxias.
xionista’ fue acuñada a principios de la década de los noventa
por investigadores de la Universidad Carnegie Mellon, en la ciu-
dad estadounidense de Pittsburgh [1,2]. Dicha expresión, adop- PRINCIPIOS DEL MODELO CONEXIONISTA
tada hoy día por numerosos autores [3], se utiliza para denomi- La simulación conexionista surgió hace 60 años de la confluen-
nar a un marco de investigación emergente cuyo objetivo es si- cia entre la neurofisiología, la psicología y las matemáticas, con
mular ciertos trastornos neuropsicológicos mediante una apro- el objetivo de intentar superar formalmente la brecha cada vez
ximación conexionista. mayor entre la biología y la psicología de aquellos años. En po-
En estos pocos años ya se han desarrollado diferentes mode- co tiempo, consiguió un gran impacto y desarrollo.
los en el ámbito de las afasias, las dislexias adquiridas, las agno- Una de las primeras aportaciones fue la que realizaron el
sias o las apraxias, entre otros trastornos [4,5], y para algunos neurofisiólogo Warren McCulloch y el especialista en lógica
reputados neuropsicólogos, como Elkhonon Goldberg, la simu- Walter Pitts, quienes ‘formalizaron’ a la neurona como una uni-
lación conexionista representa en este momento uno de los en- dad de procesamiento lógico [7]. Esto permitía entender el cere-
foques de investigación más importantes en neurociencias [6]. bro como una máquina computacional y salir del paralizante
Sin embargo, y pese a sus numerosas ventajas frente a los dualismo mente-cuerpo en el que gran parte de la fisiología de
modelos tradicionales, el enfoque conexionista aplicado a la la época se encontraba.
neuropsicología no parece ser del todo conocido por los investi- A esta primera formalización de la actividad neuronal si-
gadores y profesionales españoles. guieron otras, cada vez más plausibles biológicamente y a las
que se unió el concepto neuronal de aprendizaje [8-10]. Aunque
en un primer momento las críticas al enfoque neuronal de la
OBJETIVO computación hicieron que éste se estancase durante demasiado
El objetivo de este trabajo consiste en dar a conocer esta poten- tiempo, lo cierto es que desde comienzos de la década de los
te herramienta de investigación, revisando las ventajas y limita- ochenta no ha dejado de perfeccionarse técnicamente [11,12].
ciones que presenta al hilo de modelos concretos. Así, tras una En la actualidad, la simulación conexionista se entiende co-
breve introducción de los principios básicos de la simulación mo una herramienta de investigación más dentro de las neuro-
conexionista, se expondrán algunos de los modelos más influ- ciencias y ha aportado numerosos modelos de interés para el
avance del conocimiento. Lo que la hace particularmente intere-
sante es que se inspira en el propio funcionamiento cerebral pa-
Aceptado tras revisión externa: 14.10.08. ra producir sus resultados. Así, utiliza numerosas unidades de
a
Sección Departamental de Lógica. b Departamento de Psicología Básica II procesamiento que se organizan en forma de red; dichas unida-
(Procesos Cognitivos). Facultad de Psicología. Universidad Complutense
de Madrid. Pozuelo, Madrid, España.
des reciben información, la integran y la envían; funcionan en
paralelo y se suelen organizar en capas. Debido a la experiencia
Correspondencia: Dr. José M. Prados. Departamento de Psicología Básica II
(Procesos Cognitivos). Facultad de Psicología. Universidad Complutense y a ciertas reglas, la red puede ‘aprender’, esto es, modificar los
de Madrid. Buzón n.º 110. E-28223 Pozuelo (Madrid). E-mail: jmpatienza@ pesos de las conexiones entre las unidades que la integran. Una
psi.ucm.es implicación teórica importante reside en el hecho de que lo que
© 2009, REVISTA DE NEUROLOGÍA posibilita la emergencia de procesos cognitivos es la activación

REV NEUROL 2009; 48 (6): 317-321 317


J. ARÓZTEGUI, ET AL

conjunta de numerosas unidades, el patrón de activación total que procesos implicados en la actividad lingüística también contri-
alcance dicha red [13]. buirán a redefinir estos trastornos y a proporcionar nuevas estra-
Hasta el momento, se han desarrollado diversas arquitectu- tegias y procedimientos de rehabilitación.
ras de tipo conexionista, es decir, redes con diferentes estruc- En un estudio conexionista de las parafasias [19] se ‘lesio-
turas y modos de operación de sus unidades. En concreto, la red nó’ el famoso modelo de activación interactiva (MAI) [20,21],
puede ser monocapa, bicapa o multicapa, la dirección en la que que se diseñó originalmente para intentar explicar el hecho de
se propague la activación puede ser hacia delante o en ambos que las letras se reconocen de manera más rápida cuando for-
sentidos, y pueden tener conexiones laterales o no tenerlas. Una man parte de una palabra que cuando se presentan aisladamen-
estructura de las más populares es la de tres capas: la de entrada, te –por tanto, se diseñó con una arquitectura de tres capas, con
la de salida y una intermedia, denominada oculta; a la primera retroalimentación (feedback) entre sí, en la que se representa-
le llegan entradas desde el exterior, la última proporciona la sa- ban los rasgos visuales, las letras y las palabras enteras, res-
lida de red en forma de patrón de salida y la capa oculta recibe pectivamente, siendo las conexiones entre niveles principal-
información de la capa de entrada y la envía a la de salida, por mente excitatorias, y las intranivel, inhibitorias–. Asimismo, el
lo que actúa de conexión entre ambas [14]. MAI también se ha aplicado con éxito a la producción de pala-
bras, en el supuesto, en este caso, de que cada unidad léxica se
activa gracias a una red de rasgos semánticos previos, lo que
CONEXIONISMO Y NEUROPSICOLOGÍA ocasiona la activación de determinadas formas fonológicas. Y
Ya desde el resurgimiento del enfoque conexionista a finales de manipulando este formato, tras la ‘lesión’ de la red se observó
la década de los setenta (también denominado ‘enfoque neuro- que, al menos, algunas sustituciones de palabras en la afasia
nal de la computación’), algunos autores se preguntaron si era pueden ser el resultado tanto de la lesión en las conexiones en-
posible simular una lesión cerebral real ‘lesionando’ una red tre el nivel semántico y el nivel léxico como de la presencia de
neuronal artificial [15,16]; en caso afirmativo, también sería po- ‘ruido’ entre ellas.
sible extender las posibilidades de investigación conexionista al En un estudio afín [22], se simuló el caso de N.C., quien tras
ámbito neuropsicológico. Así fue. En concreto, la simulación sufrir un aneurisma hemisférico izquierdo, presentaba una tasa
conexionista de una lesión puede realizarse principalmente de elevada de parafasias formales (errores de sustitución léxica re-
dos formas: destruyendo algunas unidades de la red o alterando lacionados con el sonido), además de numerosos errores semán-
los valores de los pesos de las conexiones entre ellas. Y, además ticos en la repetición de palabras aisladas y una incapacidad pa-
de simular los resultados de una lesión, se podrían poner a prue- ra repetir grupos de letras sin sentido (no palabras). Aplicando
ba distintos procedimientos de rehabilitación a partir de diferen- el conocido modelo computacional de producción lingüística de
tes tipos de lesión, lo que permitiría algo que no era viable a Dell [23], se propuso que las parafasias formales y los errores
partir de los modelos neuropsicológicos tradicionales [17]. semánticos pueden ser el resultado de una desactivación acelera-
De forma más concreta, el procedimiento habitual de inves- da de las unidades léxicas [24].
tigación en neuropsicología conexionista consta de las siguien- En esa misma línea de investigación, otro estudio señaló
tes etapas: que la desactivación acelerada parece aumentar el número de
– Especificar un síntoma que se pretenda explicar. sustituciones léxicas (semánticas y fonológicas), aunque tam-
– Desarrollar una red conexionista que funcione de forma ade- bién lo hace, en pequeña medida, la reducción del peso de las
cuada. conexiones. Por su parte, dicha reducción también conlleva un
– Eliminar algunas unidades o modificar algunos pesos de co- incremento de los neologismos [25,26].
nexión entre ellas, con el objetivo de simular el síntoma. De Por otro lado, y a pesar de que los mecanismos reales de re-
esta forma, se obtendría un modelo, una explicación del cuperación son complejos [27], la neuropsicología conexionis-
proceso subyacente al síntoma. Y si la red consigue predecir ta ha intentado simular tanto la recuperación espontánea de la
aspectos adicionales a éste, podrían diseñarse experimentos afasia, como los efectos producidos por determinadas estrate-
que pusieran a prueba el modelo. gias de rehabilitación [28]. En concreto, para simular la recu-
– Investigar con la red sistemas de rehabilitación alternativos. peración espontánea se ha utilizado el anteriormente citado
En ese sentido, las características de la rehabilitación con el MAI, y para modelar los efectos de la rehabilitación se han em-
modelo representan no sólo una oportunidad de estudiar pleado redes multicapa con propagación hacia atrás (RMP) –el
posibles tratamientos sino también de poner a prueba dicho denominado ‘algoritmo de aprendizaje de propagación hacia
modelo. atrás’ funciona comparando repetidamente el resultado actual
de la red con el resultado deseado–. Un dato de interés obser-
Entre las diversas aplicaciones del conexionismo a la investiga- vado es que, según una simulación [29], el entrenamiento en
ción y a la rehabilitación neuropsicológica cabe destacar la ge- palabras atípicas ofrece una mayor generalización que el entre-
nerada en torno a las afasias. Para algunos, como Roger Gil, las namiento en palabras típicas, lo que implica que en el proceso
afasias deben entenderse como trastornos del lenguaje ‘en sí de rehabilitación sería más conveniente emplear las primeras.
mismo’ por la desorganización lingüística que conllevan, tanto Por sí solo, éste es un magnífico ejemplo de la utilidad del en-
en la faceta expresiva como en la receptiva [18]. Como las afa- foque de investigación conexionista aplicado a la neuropsico-
sias se producen a consecuencia de la lesión de determinadas logía clínica.
áreas cerebrales, no es extraño que, por lo general, los distintos En el ámbito de las dislexias adquiridas tras una lesión cere-
subtipos se hayan clasificado según la localización de la lesión, bral también se han propuesto algunos modelos conexionistas.
aunque es creciente la opinión de hacerlo según las capacidades Como se sabe, se distingue entre distintos tipos de dislexia ad-
lingüísticas concretas que se hayan visto alteradas. En ese senti- quirida: uno de ellos es la dislexia fonológica, cuyo caso más
do, los avances que permitan conocer más detalladamente los puro se cree que es el de W.B., paciente que pese a leer palabras

318 REV NEUROL 2009; 48 (6): 317-321


NEUROPSICOLOGÍA CONEXIONISTA

con corrección era incapaz de leer grupos de letras sin sentido CONCLUSIONES
(no palabras) y sonidos de letras concretas [30]. Otro tipo es la Según esta sucinta revisión, la simulación conexionista aplicada
dislexia superficial, ejemplificada de forma clara por K.T., pa- a la neuropsicología parece un marco de investigación promete-
ciente con sobrerregulaciones (errores de regularización) a la dor. Al permitir la realización de modelos complejos, este tipo
hora de leer palabras de pronunciación excepcional [31]. Tras de simulación posibilita la descripción de algunos síntomas de
los primeros modelos que aprendían a pronunciar palabras [32] pacientes reales con lesiones neurológicas, al tiempo que em-
y los primeros modelos psicológicos de la lectura [33,34], en plea modelos mucho más precisos y explícitos que los tradicio-
poco tiempo aparecieron simulaciones de ambos tipos de altera- nales, los denominados ‘de cajas y flechas’; de hecho, la simu-
ciones neuropsicológicas. Por ejemplo, para simular la dislexia lación conexionista necesita de un elevado grado de precisión
fonológica se ‘lesionó’ el nivel fonológico añadiendo ‘ruido’ para su implementación. Este alto nivel de rigor contribuye, por
[35]. Para simular la dislexia superficial se ralentizó la activa- un lado, a minimizar el uso de conceptos vagos o generales y,
ción de la fonología léxica [36,37]. A este respecto, se ha utili- por otro, a dilatar el conocimiento neuropsicológico del que se
zado tanto el denominado modelo del proceso dual, como el dispone en este momento.
modelo de la doble ruta en cascada; en este último, la ruta léxi- En segundo lugar, los modelos de tipo conexionista pueden
ca y la no léxica se implementan de forma independiente, con manipularse con facilidad. En ese sentido, además de poder pre-
principios computacionales diferentes: la primera, paralela y decir un tipo de comportamiento particular tras diferentes gra-
automática, y la segunda, serial y controlada. dos y variedades de lesión, pueden ensayarse diversos procedi-
Otro ámbito en el que se han utilizado modelos conexionis- mientos de rehabilitación. Esto supone una aplicación práctica
tas es en el de la neuropsicología de la atención visual selecti- importante y de la que se está beneficiando actualmente la neu-
va. Partiendo de la idea, en la mayoría de los casos, de que la ropsicología clínica.
conducta ‘atencional’ es una propiedad emergente de la inter- Por último, debe mencionarse que este enfoque de investi-
acción competitiva entre las unidades de la red y no un ‘módu- gación está desafiando algunas ideas que parecían bien estable-
lo’ especial de procesamiento, temprano o no, se ha intentado cidas en neuropsicología, pero que no tienen que ser necesaria-
simular la agnosia visual. Como se sabe, en este trastorno se mente ciertas. Por ejemplo, según la tradición se venía asumien-
produce una alteración del reconocimiento visual de objetos do que el fenómeno de la doble disociación implica forzosa-
comunes debido a una lesión occipitotemporal [38]. En un es- mente modularidad, pero algunas simulaciones conexionistas
tudio concreto, se ‘lesionó’ la red SERR (Search via Recursive señalan que esa inferencia no es inevitable [51]; por el contra-
Rejection), con arquitectura de máquina de Boltzmann (que rio, la generación de modelos cerebrales mediante redes neuro-
emplea procedimientos estocásticos de computación), añadien- nales artificiales, junto con los nuevos métodos de neuroimagen
do ruido a las funciones de activación y haciendo ineficiente la funcional, indican que el neocórtex encaja más con una descrip-
búsqueda visual [39]. De forma parecida, reduciendo el peso ción interactiva que con una modular, esta última más aplicable
de las conexiones en la red SAIM (Selective Attention for Iden- a estructuras más arcaicas, como el tálamo [52]. A este respec-
tification Model) [40], se ha intentado reproducir la desaten- to, una de las implicaciones interesantes del enfoque conexio-
ción unilateral (neglect visual), que como se sabe se asocia con nista es que obliga a ser cautos a la hora de etiquetar y calificar
una lesión temporal y frontoparietal [41,42]. Según dicha si- determinados procesos cognitivos.
mulación, este trastorno puede entenderse mejor como una al- Pese a todas estas ventajas, también hay que mencionar que
teración tanto atencional como de la representación espacial. Y este enfoque nunca ha estado exento de críticas. En la década de
se cuestiona, por tanto, que se deba necesariamente a un meca- 1940, cuando apareció, fue criticado por su simplicidad [53].
nismo de ‘desenganche atencional’, como se venía postulando Posteriormente, lo fue por su falta de potencia para simular
[43,44]. Ésta es otra de las importantes implicaciones que con- cualquier tipo de aprendizaje [54]. Y una vez que se fue perfec-
lleva la simulación conexionista: que permite investigar la rea- cionando, tampoco faltaron autores que lo desaprobaron, esta
lidad de determinados procesos psicológicos que se creen ya vez por su incapacidad para explicar la naturaleza de los proce-
identificados. sos cognitivos, sobre todo de su carácter composicional y siste-
Por último, un ámbito de investigación que está empezando mático [55,56]. No obstante, visto en perspectiva, parece inne-
a explorar la neuropsicología conexionista es el de la conducta gable que los intentos por ir superando estas diferentes críticas
rutinaria. Basándose en el conocido modelo de Norman y Sha- han conseguido perfeccionar este enfoque, lo que se seguirá ha-
llice [45], y en las primeras simulaciones conexionistas de de- ciendo, pues no es un marco de investigación completamente
terminadas conductas automáticas [46], se ha propuesto un acabado, ni mucho menos; incluso, se está avanzando en las
MAI que es capaz de integrar las diferentes constricciones del cuestiones de la ‘composicionalidad’ y la ‘sistematicidad’ ante-
control de la acción: las endógenas (como la intención), las exó- riormente apuntada [57].
genas o ambientales, y las relativas a la tarea [47,48]. Lo espe- Otra crítica habitual es que algunos de los algoritmos de
cialmente interesante para el tema que nos ocupa es que dicho aprendizaje empleados por los modelos conexionistas no siem-
modelo podría dar cuenta de los distintos errores observados en pre son plausibles biológicamente [58]. En este punto se suele
la realización de rutinas tras sufrir una lesión cerebral, por olvidar que los modelos conexionistas siguen siendo modelos
ejemplo, los errores cometidos al desayunar o lavarse los dien- ‘psicológicos’ pese al interesante parecido que puedan tener con
tes por H.H., un paciente con lesión prefrontal y síndrome de el funcionamiento cerebral real. La complejidad del cerebro no
desorganización conductual [49]. También explicar lo que se ha permite más. Las células nerviosas son complejas, variadas y
llamado ‘apraxia ideacional’, que según algunos autores inclu- numerosísimas, como compleja es la transmisión nerviosa, con
ye una combinación de dificultades, entre ellas la utilización in- varios tipos de neurotransmisores y canales químicos de recep-
adecuada de objetos (p. ej., usar un colador como cuchara) y nu- ción especializados en las dendritas. En caso de lesión cerebral,
merosos errores secuenciales, sobre todo de omisión [50]. el número de neuronas y de conexiones alteradas será muy su-

REV NEUROL 2009; 48 (6): 317-321 319


J. ARÓZTEGUI, ET AL

perior al que habitualmente se emplea en los modelos conexio- pacidades afectadas como de las no afectadas, ya que en los ca-
nistas. No obstante, no dejan de buscarse algoritmos de aprendi- sos reales las lesiones suelen afectar a determinadas capacidades
zaje cada vez más plausibles biológicamente. Es más, existe pero no a otras. En una última fase, se debe añadir la exigencia
una tendencia creciente a simular matemática y computacional- de que estos modelos se implementen en redes que satisfagan
mente el procesamiento neuronal real [59-61]. exigencias de similitud con aspectos anatómicos y fisiológicos
Por otra parte, entre los numerosos retos que este enfoque del funcionamiento cerebral en el caso de distintos trastornos.
tiene planteados para el futuro cabe citar el desarrollo de arqui- De cualquier modo, en los próximos años cabe asistir a un
tecturas flexibles, puesto que las arquitecturas fijas limitan, co- imparable desarrollo de esta joven disciplina; si, por un lado, la
mo es sabido, las posibilidades de compensación, reorganiza- simulación conexionista está contribuyendo al conocimiento
ción o cambio de control entre sistemas. Esto será de especial in- neurocientífico, por otro, los datos neuropsicológicos están em-
terés para el modelo de la recuperación espontánea de algunas pezando a considerarse imprescindibles para la evaluación de
funciones, como la lingüística, y de la que aún sabemos muy po- cualquier modelo conexionista (antes simplemente bastaban
co. Además, el desarrollo de modelos debe enmarcarse en pro- unas cuantas condiciones de prueba). Y quizá no esté tan lejos
gramas sistemáticos de investigación, que comiencen por desa- la respuesta a la pregunta (decisiva, como la han calificado John
rrollar modelos de los distintos síntomas, para ir ampliándolos Anderson y otros científicos cognitivos) de cómo aparece la
hacia el desarrollo de modelos que diesen cuenta tanto de las ca- mente a partir del universo físico [62].

BIBLIOGRAFÍA
1. Plaut DC, Shallice T. Deep dyslexia: a case study of connectionist neu- 24. Martin N, Saffran EM, Dell GS, Schwartz MF. Origins of paraphasias
ropsychology. Cogn Neuropsychol 1993; 10: 377-500. in deep dysphasia: testing the consequences of a decay impairment to
2. Plaut DC. Double dissociation without modularity: evidence from con- an interactive spreading activation model of lexical retrieval. Brain
nectionist neuropsychology. J Clin Exp Neuropsychol 1995; 17: 291-321. Lang 1994; 47: 609-60.
3. Bullinaria JA. Connectionist neuropsychology. In Houghton G, ed. 25. Dell GS, Schwartz MF, Martin N, Saffran EM, Gagnon DA. Lexical
Connectionist models in cognitive psychology. New York: Psychology access in aphasic and nonaphasic speakers. Psychol Rev 1997; 104:
Press; 2005. p. 83-111. 801-38.
4. Martin N, Saffran EM, Dell GS, Schwartz MF. Origins of paraphasias 26. Dell GS. Language production, lexical access, and aphasia. In Hough-
in deep dysphasia: testing the consequences of a decay impairment to ton G, ed. Connectionist models in cognitive psychology. New York:
an interactive spreading activation model of lexical retrieval. Brain Lang Psychology Press; 2005. p. 373-401.
1994; 47: 609-60. 27. Holland AL. Recovery in aphasia. In Bollen F, Grafman J, eds. Handbook
5. Heinke D, Humphreys GW. Computational models of visual selective of neuropsychology. Vol. 2. New York: Oxford Press; 1990. p. 83-90.
attention: a review. In Houghton G, ed. Connectionist models in cogni- 28. Harley TA. Connectionist modelling of the recovery of language func-
tive psychology. New York: Psychology Press; 2005. p. 273-312. tions following brain damage. Brain Lang 1996; 52: 7-24.
6. Goldberg E. The executive brain: frontal lobes and the civilized mind. 29. Plaut DC. Relearning after damage in connectionist networks: toward a
New York: Oxford University Press; 2001. theory of rehabilitation. Brain Lang 1996; 52: 25-82.
7. McCulloch WS, Pitts WH. A logical calculus of the ideas immanent in 30. Funnell E. Phonological processing in reading: new evidence from ac-
nervous activity. Bull Math Biophys 1943; 5: 115-33. quired dyslexia. Br J Psychol 1983; 74: 159-180.
8. Rosenblatt F. The perceptron: a probabilistic model for information 31. McCarthy R, Warrington EK. Phonological reading: phenomena and
storage and organization in the brain. Psychol Rev 1958; 65: 386-408. paradoxes. Cortex 1986; 22: 359-80.
9. Arbib MA. Brains, machines and mathematics. New York: McGraw- 32. Sejnowski TJ, Rosenberg CR. Parallel networks that learn to pronoun-
Hill; 1964. ce English text. Complex Systems 1987; 1: 145-68.
10. Grossberg S. How does a brain build a cognitive code? Psychol Rev 33. Seidenberg MS, McClelland JL. A distributed, developmental model
1980; 87: 1-51. of word recognition and naming. Psychol Rev 1989; 96: 523-68.
11. Rumelhart DE, McClelland JL, eds. Parallel distributed processing: ex- 34. Plaut DC, McClelland JL, Seidenberg MS, Patterson KE. Understanding
plorations in the microstructure of cognition. 2 vols. Cambridge: Brad- normal and impaired word reading: computational principles in quasi-
ford Book/MIT Press; 1986. regular domain. Psychol Rev 1996; 103: 56-115.
12. Jacobs RA. Computational studies of the development of functionally 35. Harm M, Seidenberg MS. Are there orthographic impairments in phono-
specialized neural modules. Trends Cogn Sci 1999; 3: 31-8. logical dyslexia? Cogn Neuropsychol 2001; 18: 71-92.
13. Cobos PL. Conexionismo y cognición. Madrid: Pirámide; 2005. 36. Coltheart M, Rastle K, Perry C, Langdon R, Ziegler JC. DRC: a dual-
14. Houghton G. Introduction to connectionist models in cognitive psy- route cascaded model of visual word recognition and reading aloud.
chology: basic structures, processes, and algorithms. In Houghton G, Psychol Rev 2001; 108: 204-56.
ed. Connectionist models in cognitive psychology. New York: Psycho- 37. Zorzi M. Computation models of reading. In Houghton G, ed. Connec-
logy Press; 2005. p. 1-41. tionist models in cognitive psychology. New York: Psychology Press;
15. Wood CC. Variations on a theme of Lashley: lesion experiments on the 2005. p. 403-44.
neural model of Anderson, Silverstein, Ritz & Jones. Psychol Rev 1978; 38. Farah MJ. Visual agnosia: disorders of object recognition and what
85: 582-91. they tell us about normal vision. Cambridge, MA: MIT Press; 1990.
16. Hinton GE, Shallice T. Lesioning an attractor network: investigations 39. Humphreys GW, Freeman TAC, Müller HM. Lesioning a connectionist
of acquired dyslexia. Psychol Rev 1991; 98: 74-95. model of visual search: selective effects on distractor grouping. Can J
17. Plaut DC. Relearning after damage in connectionist networks: toward a Psychol 1992; 46: 417-60.
theory of rehabilitation. Brain Lang 1996; 52: 25-82. 40. Heinke D, Humphreys GW. Attention, spatial representation and visu-
18. Gil R. Neuropsicología. Barcelona: Masson; 2005. al neglect: simulating emergent attention and spatial memory in the se-
19. Harley TA. Connectionist approaches to language disorders. Aphasio- lective attention for identification model (SAIM). Psychol Rev 2003;
logy 1993; 7: 221-49. 110: 29-87.
20. McClelland JL, Rumelhart DE. An interactive activation model of con- 41. Robertson I, Marshall JC. Unilateral neglect: clinical and experimental
text effects in letter perception: part 1. An account of basic findings. studies. Hove, UK: Psychology Press; 1993.
Psychol Rev 1981; 88: 375-407. 42. Husain M, Kennard C. Visual neglect associated with frontal lobe in-
21. Rumelhart DE, McClelland JL. An interactive activation model of context farction. J Neurol 1996; 243: 652-57.
effects in letter perception: part 2. The contextual enhancement effect 43. Posner MI, Walker JA, Friedrich FJ, Rafal RD. Effects of parietal in-
and some tests and extesions of the model. Psychol Rev 1982; 89: 60-94. jury on convert orienting of attention. J Neurosci 1984; 4: 1863-74.
22. Martin N, Saffran EM. A computational account of deep dysphasia: 44. Posner MI, Petersen SE. The attention system of the human brain. Ann
evidence from a single case study. Brain Lang 1992; 43: 240-74. Rev Neurosci 1990; 13: 25-42.
23. Dell GS. A spreading-activation theory of retrieval in sentence produc- 45. Norman DA, Shallice T. Attention to action: willed and automatic con-
tion. Psychol Rev 1986; 93: 283-321. trol of behavior. In Davidson R, Schwartz G, Shapiro D, eds. Conscious-

320 REV NEUROL 2009; 48 (6): 317-321


NEUROPSICOLOGÍA CONEXIONISTA

ness and self regulation: advances in research and theory. Vol. 4. New 54. Minsky M, Papert S. Perceptrons. Cambridge, MA: MIT Press; 1969.
York: Plenum; 1986. p. 1-18. 55. Fodor J, Pylyshyn Z. Connectionism and cognitive architecture: a cri-
46. Rumelhart DE Norman DA. Simulating a skilled typist: a study of skilled tical analysis. Cognition 1988; 28: 3-71.
cognitive-motor performance. Cogn Sci 1982; 6: 1-36. 56. Fodor J, McLaughlin B. Connectionism and the problem of systemati-
47. Cooper RP, Shallice T. Contention scheduling and the control of rou- city. Cognition 1990; 35: 183-204.
tine activities. Cogn Neuropsychol 2000; 17: 297-338. 57. Boden M, Niklasson L. Semantic systematicity and context in connec-
48. Cooper RP. The control of routine action: modelling normal and im- tionist networks. Connection Sci 2000; 12: 111-42.
paired functioning. In Houghton G, ed. Connectionist models in cogni- 58. Crick F. The recent excitement about neural networks. Nature 1989; 337:
tive psychology. New York: Psychology Press; 2005. p. 313-44. 129-132.
49. Schwartz MF, Reed ES, Montgomery MW, Palmer C, Mayer NH. The 59. Dayan P, Abbot LF. Theoretical neuroscience. Cambridge, MA: MIT
quantitative description of action disorganisation after brain damage: Press; 2001.
a case study. Cogn Neuropsychol 1991; 8: 381-414. 60. Gazzaniga MS, ed. The cognitive neurosciences III. Cambridge, MA:
50. De Renzi E, Lucchelli F. Ideational apraxia. Brain 1988; 111: 1173-88. MIT Press; 2004.
51. Plaut DC. Double dissociation without modularity: evidence from con- 61. Rolls ET. An attractor network in the hippocampus: theory and neuro-
nectionist neuropsychology. J Clin Exp Neuropsychol 1995; 17: 291-321. physiology. Learn Mem 2007; 14: 714-31.
52. Goldberg E. The executive brain: frontal lobes and the civilized mind. 62. Anderson JR. How can the human mind occur in the physical uni-
New York: Oxford University Press; 2001. verse? New York: Oxford University Press; 2007.
53. Bishop GH. Nerve and synaptic conduction. Ann Rev Physiol 1946; 8:
355-74.

CONNECTIONIST SIMULATION IN NEUROPSYCHOLOGY


Summary. Introduction. The expression ‘connectionist neuropsychology’ has been applied since the early 1990s to designate
an emerging area of research that uses artificial neural networks in an attempt to simulate some of the cognitive disorders that
result from different kinds of brain injury. Although some of the models generated by this type of simulation offer a number of
advantages over the classic models of information processing, this approach is still not very well known among Spanish
researchers and health professionals. Aims. To make this important research tool more widely known and to review the
advantages and shortcomings of a series of particular models. Development. After a brief introduction to the fundamental
principles of connectionist simulation, some of the most important models involving aphasias, dyslexias, agnosias and
apraxias are outlined. Conclusions. Despite their limitations, the models proposed by connectionist neuropsychology seem to
be far more accurate and specific than the classic ones. Furthermore, they are easy to handle and make it possible to get much
closer to the complex reality of these disorders. This type of research allows different kinds of brain injury to be modelled
while also enabling researchers to explore brain functions that have remained unknown up till now, either for ethical or
practical reasons. It therefore represents a source of inspiration both for designing experimental research studies and for
developing new rehabilitation procedures. [REV NEUROL 2009; 48: 317-21]
Key words. Artificial neural networks. Computational models. Connectionism. Connectionist neuropsychology. Neuro-
computation. Parallel distributed processing.

REV NEUROL 2009; 48 (6): 317-321 321

Você também pode gostar