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EL PROBLEMA DE LA BÚSQUEDA DE ORIGINALIDAD Y AUTENTICIDAD

ha sido también una preocupación creciente de las más significativas


personalidades de la producción filosófica latinoamericana de los últimos tiempos,
como revela Francisco Miró Quesada: “Tanto Zea como yo queríamos hacer
filosofía auténtica. La manera de hacerla era, para cada uno de nosotros,
diferente. Pero la meta era la misma: hacer filosofía auténtica, es decir, hacer una
filosofía que no fuera una copia mal repetida de filosofías importadas, sino que
fuera expresión de un pensamiento filosófico vivo, que emergiera desde nuestra
propia circunstancia latinoamericana utilizando todos los medios intelectuales
disponibles”3. En la historia universal una filosofía ha sido original y auténtica no
cuando ha planteado simplemente ideas nuevas, sino cuando estas se han
correspondido con las exigencias históricas de su momento en los diferentes
planos, esto es, en el orden sociopolítico, económico, ideológico y científico.

«LA IDEA DE IDENTIDAD NACIONAL DE AMÉRICA LATINA»

Agoglia, escritor ecuatoriano, considera que en la búsqueda de esta identidad, el


pensamiento latinoamericano ha seguido tres direcciones, que él denomina vía
culturalista, vía política y vía histórica. La primera postura, según Agoglia, «quiere
afirmar nuestra idiosincrasia mediante el rescate de nuestro acervo cultural (…)
para detectar sus rasgos o elementos más específicos y poder reconocernos en y
a través de ellos»37. La vía política busca «detectar estructuras o formas

políticas a través de las cuales se pueda reconocer y afirmar la peculiaridad y


originalidad de América Latina, especialmente en la actual coyuntura histórica»38.
La tercera vía, la histórica, defiende que «la posibilidad del desarrollo de una
cultura propia lejos de ser la instan- cia primigenia, está condicionada en
Latinoamérica por la conciencia y la efectivización de nuestra liberación política, y
ésta por el desarrollo de una conciencia histórica que se va constituyendo
progresiva- mente a través de la tensión dialéctica entre futuro y presente»39

el gran error del latinoamericano ha sido no aceptar su propia realidad desde la


pretensión de querer ser otra cosa. Por eso, ha buscado encarnar identidades
foráneas, olvidándose de ser lo que él es, identidad encerrada en parte en su
pasado histórico4

El ser de lo americano sería, por tanto, el mestizaje. Pero en esa mezcla de


componentes, Kusch privilegia siempre el componente indígena como más
profundo y primigenio. Por tanto, si el americano quiere recuperar su
identidad verdadera, tiene que ir a la búsqueda de lo indígena. Sin ese
componen- te, no se puede salvar lo americano, porque, frente a Caturelli,
entiende que lo indígena está ya habitado por el espíritu.

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