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Inferencia 1:
Premisas:
Conclusión:
Inferencia 2:
Premisas:
Conclusión:
Inferencia 1:
Premisas:
Conclusión:
Inferencia 2:
Premisas:
3- El uso de instrumentos musicales en la alabanza no es pecado.
4- Si el uso de instrumentos musicales en la alabanza no es pecado, entonces es un asunto de opinión.
Conclusión:
Inferencia 3:
Premisas:
Conclusión:
Para comprender mejor el significado de una palabra, he leído, que es mejor comenzar
entendiendo lo que la palabra no significa. Entonces ¿Qué no es adoración?
Jesús dijo “Solo a Dios adorarás” (Mt 4:10), en otras palabras, el único digno de adoración
es Dios, ni al hombre, ni a ángeles y menos a imágenes debemos adorar (Hech 10:25; Ap
22:8-9). Solo a Dios y nadie más que a Dios es a quién debemos adorar.
Por consiguiente:
“Adorar” no es “honrar”, puesto que está bien honrar a Dios y honrar al hombre. (Jn 5:23;
Ef 6:2; 1Ped 2:17)
“Adorar” no es “amar”, es verdad que debemos Amar a Dios como lo dice la ley, pero
también Amarnos unos a otros (Mt 22:37-40; Jn 13:34-35)
“Adorar” no es “alabar”, alabamos a Dios y no está mal alabar al hombre
(Heb 13:5; 1Cor 11:2)
“Adorar” no es participar de “la cena del Señor”, puesto que la cena del Señor es
comunión unos a otros y con el Señor, allí hacemos memoria del amor de Cristo y
anunciamos su muerte y su venida.
“Adorar” no es “orar”, orar es dirigirnos en palabras a Dios, pero también nos dirigimos al
hombre, es lo cotidiano la comunicación.
“Adorar” no es “la práctica de la santidad”, puesto que la santidad va dirigida tanto a Dios
como al hombre en el buen testimonio, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen
al Padre. (Mat 5)
La adoración solo debe ser dirigida a Dios y nadie más que a Dios.
Leyendo todos los textos del Nuevo Testamento que mencionan la palabra “adorar”,
vemos que “adorar” la relacionan con una aceptación de quien es Dios, darse cuenta por
sus grandes maravillas o por algo grande que ha hecho en la vida de la persona la cual
expresa esa aceptación con su cuerpo inclinándose o arrodillándose ante su presencia. Es
expresar con el cuerpo postrado el profundo respeto al Dios omnipotente, omnisciente y
omnipresente. Y esta clase de adoración y respeto solo le corresponde a Dios y nada más
que a Dios.