Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
85–109
Recibido: 18/11/13
Aceptado: 27/12/13
Marina Medan
Universidad Nacional de San Martín/CONICET, Argentina.
marinamedan@gmail.com
Resumen Abstract
Este artículo argumenta sobre la “utili- The article argues about "usefulness"
dad” de los programas de prevención social of social crime prevention programs in a
del delito en un contexto de sostenida preo- context concerned on youth participation
cupación por la participación de jóvenes en in different types of crimes. While it is not
distintos tipos de delitos. Mientras no es possible to state that these programs make a
posible afirmar que estos programas incidan significant impact in reducing youth crime
significativamente en el descenso del delito rates, data produced in a qualitative ethno-
juvenil, datos producidos en una investi- graphic research in Buenos Aires, let us iden-
gación cualitativa de carácter etnográfico tify positive effects arisen of the persistence
en el Gran Buenos Aires, permiten identi- of such state initiatives, considering both
ficar efectos positivos de la persistencia de state and young actors perspectives. In addi-
este tipo de iniciativas estatales, consid- tion, the article reviews how these programs
erando perspectivas de los agentes estatales impact on the relations between State and
y de los y las jóvenes beneficiarios. Además, impoverish youth. Recognizing "usefulness"
el artículo revisa las implicancias que estos on these different levels is possible from an
programas tienen sobre las formas de regu- epistemological approach of public policies
lación existentes entre el Estado y jóvenes de that, moving away from the more traditional
sectores populares. Reconocer “utilidades” formulations, articulates structural institu-
en estos distintos niveles es posible desde tional dimensions with daily practice. In
una perspectiva epistemológica de análisis sum, the argument pursue, first, to clear up
de políticas públicas que, distanciándose de some processes that, looking for fulfillment
las formulaciones más tradicionales de eval- of specific institutional objectives, would
Palabras clave: Prevención del delito, delin- Palabras clave: Crime prevention, juvenile
cuencia juvenil, programas sociales delinquency, social programs
Delito y Sociedad 37 | año 23 | 1º semestre 2014 87
Introducción
En el seno de un clima de época sensibi- gráfico como el que conduje en dicha inves-
lizado por la in/seguridad, la existencia de tigación permite afirmar que estos progra-
programas de prevención social del delito, mas no parecen tener un efecto sustantivo
como parte de las respuestas estatales, suele en la reducción del delito. Sin embargo, esto
generar inquietudes respecto de si estas no significa que no sirvan, en el sentido de
estrategias son capaces de disminuir las tasas que su existencia sea inocua para el abordaje
de delincuencia juvenil. En otras palabras, del problema de la participación de jóve-
suscita preguntas de tinte dicotómico que nes en delitos callejeros. Este artículo busca,
interpelan: ¿sirven o no sirven para reducir precisamente, sistematizar la respuesta a la
el delito juvenil? Este artículo surge de una pregunta por la “utilidad”2 de los programas
investigación en la cual estudié este tipo de de prevención social del delito juvenil, en
programas y sus resultados concluyen que, base a los resultados y discusiones expuestos
por un lado, no hay mediciones sobre ese en la mentada investigación (Medan, 2013).
posible efecto; por otro lado, un trabajo etno-
La investigación
La investigación de la que surge este artí- tud en riesgo”4, y focalizó en los programas
culo trató sobre el gobierno3 de la “juven- estatales de prevención social del delito que
2. El artículo descarta responder la pregunta acerca de si actores estatales y beneficiarios/as de esas intervenciones
sirven o no sirven porque descuenta que acciones de este estatales. Pero además, porque no son tan evidentes ni
tipo siempre tienen algún tipo de efecto. La propuesta tan simples de establecer los límites de lo estatal y lo no
aquí es responder a la pregunta sobre para qué sirven, estatal en las formas de regulación social que encaran los
aún cuando la investigación de la que se toman los datos, programas estatales. En efecto, como bien señala Foucault,
no tenía este interrogante como uno de sus objetivos. El las formas y las específicas situaciones de gobierno de
artículo, además, se centra en las “utilidades positivas” unos sobre otros en una sociedad dada son múltiples,
-sin negar las “negativas”-, porque intenta ubicarse en se sobre imponen, se atraviesan, se limitan, en algunos
el contexto de una discusión política sobre el modo de casos se anulan, y en otros se refuerzan. Sin embargo,
gestionar el crimen, en la que, en mi opinión, el enfoque también aclara Foucault, no obstante la multiplicidad
de la prevención social del delito debe ser defendido a de formas de gobierno, es cierto que en las sociedades
pesar de sus limitaciones. Por otro lado, vale señalar que si contemporáneas el Estado no es simplemente una más
bien el trabajo no se inspira originalmente en la pregunta de las formas específicas de ejercicio de poder -incluso la
de Foucaut sobre la utilidad de la prisión -y los avatares más importante-, sino que, en cierta forma, todas las otras
y transformaciones de sus objetivos y efectos-, su lectura formas de relaciones de poder se refieren a él, no porque
complementaria resulta muy sugerente (Foucault, 1999). deriven de él sino porque cada vez más las relaciones de
3. Aquí se entiende al término gobierno en el sentido poder están bajo control estatal (Foucault, 2003a: 141). La
amplio foucaultiano, como la forma que estructura el segunda, es que este artículo -y la investigación de la que
campo posible de acción, que guía la conducta de uno se desprende- entiende al Estado, y a lo estatal, no como
mismo y/o sobre otras personas. Al respecto es preciso un ente individual coherente, ni con un funcionamiento
aclarar dos cuestiones. La primera es que no se asume riguroso, sino como uno dispuesto en capas que se articulan
que este gobierno sea sólo ejercido por el Estado, aunque fragmentariamente y incluso actúan contradictoriamente
en esta investigación se esté enfocando especialmente (Haney, 1996). En palabras de Foucault, el Estado, si se
en la forma de gobernar mediante instituciones estatales, entendiese como una entidad en sí misma, quizás no sería
porque en las relaciones analizadas no sólo operan más que un mito o una abstracción (Foucault, 2003b:
88 Marina Medan | ¿Para qué sirven los programas de prevención social del delito juvenil?
244). Por otro lado, interesa resaltar que la apelación a expresiones la reservé para indicar términos propios de los
la noción de gobierno foucaultiana en este trabajo, busca actores.
especialmente reconocer que esa actividad de gobierno, 5. En efecto, una de las particulatidades del PCV (que
de conducir la conducta, siempre es una que supone una compartirían otros programas de prevención del delito), fue
contraconducta, una resistencia que a su vez reconfigura la utilización de ayudas económicas mensuales dirigidas a
ese modo de gobierno; es una forma de gobierno como los/as destinatarios/as y que funcionan, a grandes rasgos,
ejercicio de poder en tanto capaz de estructurar el campo como una contrapartida a su participación en el programa.
de acción de los otros (Foucault, 2003a: 137-138), pero Los fondos de estas ayudas provenían de programas de
de un poder que siempre supone articularse sobre la base protección contra el desempleo que tenían la particularidad
de dos elementos: el otro sobre el que se ejercita el poder de permitir a organismos gubernamentales plantear
-pero que es reconocido y mantenido como un otro que proyectos sobre distintos ejes (por ejemplo de inserción
actúa-, y un campo de respuestas, reacciones, resultados social), en los que agrupar hasta un número determinado de
e invenciones; siempre que hay relaciones de poder, hay beneficiarios, quienes accederían a un incentivo monetario
medios de escape o lucha, porque no existen las relaciones como contraprestación de las actividades del proyecto.
de poder sin puntos de insubordinación (Foucault, 2003a: Sozzo (2008: 178) explica que, en parte, las razones del
143). uso de este componente en el PCV pueden deberse a que
4. Utilizo comillas para señalar palabras o expresiones la mayoría de la políticas sociales promovidas en los
usadas irónica o metafóricamente, o al querer poner últimos gobiernos nacionales estuvieron estructuradas en
atención sobre ellas por su polisemia; además, como es torno a este tipo de mecanismo, por lo que resulta difícil
habitual, para señalar conceptos o expresiones propias articular el financiamiento gubernamental de programas
de algún autor/a o corriente cuya referencia bibliográfica e intervenciones vinculadas a lo “social” a través de un
se coloca adjunta. La letra bastardilla en palabras o esquema alternativo. Sin embargo, la apropiación del
Delito y Sociedad 37 | año 23 | 1º semestre 2014 89
componente por parte de los programas de prevención las capacidades productivas que un individuo adquiere por
social del delito, supone un uso específico vinculado, acumulación de conocimientos generales o específicos) y
según interpretaciones plasmadas en otro trabajo (Medan, el enfoque de las capacidades (desarrollado a partir de los
2014, Medan, 2013) a la posibilidad de iniciar una trabajos de Amartya Sen centrados en las capacidades de
suerte de transformación subjetiva que oriente a los/as las personas para actuar por sí mismas e impactar en el
jóvenes a la gestación de un proyecto de vida alternativo mundo mediante actos valiosos) (Dallorso, 2010: 106), la
al delito, y no, el uso tradicional de estos programas de configuración de estas políticas mutó, adoptando formas
inspiración worfarista, cuya contraprestación está ligada a eclécticas (CEPAL, 2011, Lopreite, 2012, Midaglia, 2012).
la inserción laboral (Grondona, 2012). Concretamente, el Las últimas dos décadas del siglo XX fueron especialmente
Comunidades Vulnerables recibió financiamiento desde el productivas en lo que hace a este tipo de programas: se
Programa de Empleo Comunitario (PEC) del Ministerio crearon muchos no sólo destinados a los desempleados
de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Aunque estos sino también a familias con hijos pequeños. Según la Base
programas (versiones del Plan Trabajar , del programa de de datos de programas de protección social no contributiva
Emergencia Laboral y el PEC) comenzaron a difundirse en América Latina y el Caribe de la CEPAL (2011), los
a partir de 1996 en Argentina desde años antes podían programas con TCI operan en la actualidad en 18 países
encontrarse en Latinoamérica como parte de una tendencia de la región y benefician a más de 25 millones de familias
iniciada en los países desarrollados (OIT, 2007, Cecchini (alrededor de 113 millones de personas), es decir, el 19%
y Madariaga, 2011, Fiszbein y Schady, 2009) para, en una de la población de América Latina y el Caribe. Para un
primera época, “luchar contra la pobreza”. Así, la atención análisis del caso argentino puede consultarse Golbert y
a la cuestión social se reduciría, mediante estrategias de Giacometi, 2008).
focalización, al tratamiento paliativo de la pobreza, no 6. El término “tolerancia” tiene múltiples sentidos
para eliminar sus causas sino para minimizar sus efectos. y aquí, brevemente se considera como el efecto de
Cuando las agencias internacionales, impregnadas por las aceptar ciertas circunstancias no ideales en pos de
críticas que recibían sobre esta modalidad, comenzaron a mantener la continuación de un vínculo. Para ampliar la
vincular las políticas de reducción de la pobreza con la problematización cfr. (Guemureman, 1998).
teoría del capital humano (que se refiere al conjunto de
90 Marina Medan | ¿Para qué sirven los programas de prevención social del delito juvenil?
entregada era de $150 mensuales (en ese campo (RC) de 84 visitas a implementacio-
entonces equivalente a U$S36).7 Además nes de programas (la mayoría al Comunida-
se analizaron algunos datos provenientes des Vulnerables), testimonios producidos en
de otros programas de prevención del delito 27 entrevistas, y documentos de los progra-
para conocer mejor el caso principal.8 Las mas. Además, se analizaron fuentes secunda-
técnicas para la construcción de los datos rias de organismos internacionales y acadé-
fueron observación participante y entrevistas micas para esbozar un estado general de la
en profundidad. Se analizaron registros de cuestión a nivel global.
De corte sociológico y mucho más preocu- promover la puesta en marcha de proyectos locales
pada por los procesos sociales de construc- destinados a favorecer la integración social de los
ción de formas de gobierno, que por los resul- sectores más desprotegidos de la sociedad, especial-
tados de la implementación del programa en mente adolescentes y jóvenes inmersos en procesos
función de los objetivos institucionales, la de alta vulnerabilidad social, procurando reducir
investigación de la que surge este artículos su participación en la comisión de delitos callejeros
no se interesó –explícitamente- en responder (Dirección Nacional de Política Criminal 2007).
para qué sirven los programas de prevención
del delito juvenil. Fundamentalmente porque Así, el programa se orientaría a promover
el nombre del tipo de programa “prevención la construcción de proyectos de vida que no
del delito” genera un efecto de funcionali- implicasen prácticas violentas o delictivas,
dad que se desarma inmediatamente al cono- apoyar la búsqueda de formas de sustento
cer mínimamente las acciones concretas que económico por fuera de la actividad delic-
estos programas implementan para abordar un tiva, fomentar la escolarización y el acceso a
problema de tal complejidad como el delito. la justicia, estimular la adquisición de habi-
No obstante, esta desconfianza en el lidades que mejoren la empleabilidad, etc.
cumplimiento de su objetivo general no (Müller, Hoffmann, Nuñez, Vallejos, Inna-
mermó el interés por el fenómeno de moratto, Canavessi, Palacio, Krause, 2012).
gobierno en sí, y las formas que adoptaba. Según las operadoras del programa lo que
Especialmente porque la explicitación del conducía a los/as jóvenes a cometer delitos
objetivo general del PCV lo coloca como era carecer de una debida integración social.
una consecuencia de un proceso de integra- Es decir, están integrados a la escuela, pero
ción social que es el que debería fortalecer de forma discontinuada, parcial y débil, y lo
la implementación del programa. Según los mismo con respecto a los trabajos que tienen:
documentos institucionales su objetivo es son precarios, mal pagos, inconstantes. Y en
7. En la nota 6 se detalla sobre el origen de los fondos de dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez,
estas TCI. Adolescencia y Familia.
8. Estos fueron Envión Volver (dependiente de la
gobernación de la Pcia. de Buenos Aires) y A la Salida,
Delito y Sociedad 37 | año 23 | 1º semestre 2014 91
La pregunta obligada
Sin embargo, la pregunta por si los jóve- marco de una discusión de políticas públi-
nes dejan o no de robar al incluirse en los cas, o de incidencia de la producción de
programas, o si al menos “sirven para algo” conocimiento en las políticas públicas, se
es la que frecuentemente recibo al mencio- debe poder articular una respuesta, tradu-
nar la investigación. Y resulta lógico que ciendo ciertos resultados de investigaciones
en un contexto de notoria preocupación por en insumos que contribuyan a justificar cier-
la seguridad y por la participación de jóve- tas iniciativas o mejorarlas o descartarlas.
nes en delito urja la inquietud acerca de si De hecho es lo que muchas veces se espera
ciertas intervenciones que dicen abordar el de la producción científica y es parte de los
problema son exitosas o fracasan. Así, en el compromisos de la academia.
El primer paso para articular tal respuesta ausencia o escasa cantidad de evaluaciones
es recurrir a las evaluaciones propias que se debería a varias razones. Por un lado, la
haya hecho el programa en cuestión como prevención social del delito supone efectos a
parte de su desarrollo. Sin embargo, la mediano y largo plazo, lo cual no parece muy
prevención del delito, en este sentido, tiene atractivo para la publicación de resultados
sus límites: es muy complejo evaluar una inmediatos, como suele requerirse respecto
política cuando su objetivo central es un no de temas vinculados con la in/seguridad. Así,
evento, cuando se espera que el resultado desde los diseños y ejecuciones de progra-
sea que algo no se produzca (Müller y otros, mas, la evaluación no suele ser una etapa a
2012). No obstante, es posible hacer algu- la que se destine suficiente peso. Además, se
nos comentarios al respecto de la evalua- aduce la falta de datos en materia de segu-
ción en programas de prevención del delito. ridad como para poder advertir transforma-
Tal como subraya Crawford (1998: 196), ciones a partir de las intervenciones. Debería
la evaluación es el aspecto más débil de la agregarse también que las pocas evaluacio-
prevención del crimen, tanto la evaluación nes o análisis de impactos que existen, no
de procesos como de resultados. La última suelen considerar las perspectivas de los y
es especialmente difícil porque no se pueden las beneficiarios/as.
establecer con claridad relaciones directas Finalmente, otro debate abierto es sobre
entre causas y efectos, es decir, entre accio- la capacidad de las evaluaciones para ser
nes de los programas y descenso en la tasa generalizadas o replicar las intervenciones
de delitos, pues eventualmente ésta puede en otros contextos. Al respecto, Crawford
producirse por la influencia de otros factores sugiere que las evaluaciones tienen que
que es difícil aislar en los contextos de imple- considerar tanto el mecanismo de la estra-
mentación de los programas (Crawford, tegia y sus resultados, como el contexto en
1998: 201; Sozzo, 2008: 91-104). el que se están implementando, y a quié-
Por otro lado, hay discusiones respecto de nes beneficia en él. En última instancia, casi
si la efectividad de los programas de preven- corriendo el eje del debate sobre la utilidad
ción del delito debería medirse en función del de la prevención del delito, Crawford (1998:
descenso del crimen, o si deberían incluirse 217) cita a D. P. Rosenbaum:
otras cuestiones como el miedo al crimen, la
reducción del desorden y los signos de inci- Ya no estamos en el punto de discutir si la preven-
vilidades, las mejoras en la calidad de vida ción del delito sirve o no, ahora estamos interesados
de las personas, la optimización de la cola- en especificar bajo qué condiciones se observan qué
boración entre agencias (Crawford, 1998: resultados.
214). Esta discusión, supone, además, deba-
tir qué es en realidad la prevención del delito, Ahora bien, quienes llevaron adelante
y cuáles son los límites de su actuación. el PCV pudieron construir algunos datos
A su vez, según algunos analistas (Sozzo, (Canevassi y otros, 2010).10 Por ejemplo,
2008; Appiolaza, 2009; Crawford, 1998) la respecto de la reinserción educativa de quie-
Delito y Sociedad 37 | año 23 | 1º semestre 2014 93
nes no estudiaban al ingresar al programa, ble medir estos efectos con un grupo control
que era una de las acciones que debían sin programa -suponiendo que pudieran
fomentar como parte de las mejoras de la salvarse las múltiples particularidades que
integración social, señalaron que sólo el 16% caracterizan a un grupo humano no aislado
lo hicieron. Otra forma de medir la efectivi- y en su particular entorno- podríamos afinar
dad de la estrategia fue conocer qué porcen- las predicciones, pero lo cierto es que care-
taje de beneficiarios/as fue desvinculado del cemos de aquel.
programa por haber sido procesado/a por Sumadas a estas circunstancias, el PCV
delito penales. El dato fue sólo de un 2,1%. nunca dejó de ser una experiencia piloto que
Si el dato relativo a la reinserción educativa se implementó con un alcance muy limi-
no conduce a conclusiones muy esperanza- tado. Con lo cual, a pesar de que persistió
doras el de la reincidencia puede revertir la en algunos barrios -como en el que realicé
tendencia. Sin embargo, mi trabajo de campo el trabajo de campo- muchos años, no exis-
indicó que sólo quienes eran procesados ten datos de criminalidad o de victimiza-
eran dados de baja, por incompatibilidades ción lo suficientemente acotados al territo-
administrativas que excedían la dinámica de rio como para cotejar si el delito callejero
funcionamiento de cada implementación y cometido por jóvenes aumentó o disminuyó
sobre lo que no podía haber discrecionalidad. desde la existencia del programa -además de
Quienes seguían teniendo prácticas delic- que no podrían vinculársele directamente los
tivas pero no eran procesados -aún cuando descensos o aumentos.
hubieran sido detenidos- no eran desvincu- Como se anticipó, medir algo que se
lados del programa por lo cual no aparecían espera que no suceda es difícil. Y la difi-
en las estadísticas de evaluación del mismo. cultad se suma a las deficiencias en mate-
Por otro lado, tampoco es posible discernir ria de investigaciones y datos que en general
si quienes reincidieron o no, lo hicieron por y mundialmente hay sobre cuestiones rela-
efecto de la implementación del programa o cionadas al crimen y su gestión (Crawford,
por otras circunstancias. Si acaso fuera posi- 1998; Hartjen, 2008; Sozzo, 2009).
Lo que sí sabemos
10. Si bien tenían prevista una evaluación, con los durante la comisión de delitos, del número de opiniones
indicadores que se señalan a continuación, no pudieron de referentes comunitarios que aluden a la participación
llevarla a cabo. Éstos eran disminución de la cantidad de de jóvenes en delito, descenso en la categoría “jóvenes
jóvenes de comunidades vulnerables por causas de delitos entre 16 y 15” en la identificación de la ofensión por parte
callejeros en institutos de detención, de causas judiciales de víctimas de delitos; disminución de la cantidad de
que involucren jóvenes en el delito callejero, de jóvenes reincidentes; mayor integración social de los jóvenes en
muertos en enfrentamientos con fuerzas de seguridad conflicto con la ley (Canevassi y otros, 2010).
94 Marina Medan | ¿Para qué sirven los programas de prevención social del delito juvenil?
y las jóvenes. El joven no fue reprendido por en qué medida desde los programas se consi-
la contundencia de su declaración. Al contra- dera que los efectos alcanzados son lo sufi-
rio, situaciones como ésta, eran frecuentes. cientemente significativos para que la inter-
¿Esta circunstancia podría señalar que el vención persista como parte de las estrategias
programa fracasaba en tanto sus beneficia- desplegadas bajo el paradigma de la seguri-
rios/as seguían delinquiendo? De afirmarse, dad ciudadana. Se trata además de identificar
posiblemente estuviéramos simplificando la los sentidos positivos que estas intervencio-
situación. Por ello, para evitar el reduccio- nes tienen para los y las jóvenes beneficia-
nismo y para complejizar la comprensión rios, y a su vez, desde el punto de vista de las
de los efectos y utilidades de los programas relaciones entre los y las jóvenes de sectores
es que propongo revisarlos más detenida- populares y esta particular ala del Estado. A
mente y desmenuzar algunas dimensiones mi entender, resulta significativo hacerlo aún
de la estrategia. Es decir, identificar cier- cuando estas acciones no logren impactar
tas utilidades genuinas y directas, en tanto directamente en el descenso del delito juvenil,
acciones productivas que no sucederían de en razón de lo que la existencia de este tipo de
no mediar estas estrategias, y hacerlo en un programas implica para el modo de gestionar
sentido amplio. Esto es, no sólo identificar el delito juvenil en términos políticos.
Desde la perspectiva de los agentes territo- - No…no por lo que hablamos antes, porque lo
riales es posible reconocer tres utilidades de económico no modifica, tampoco son pibes que por
la implementación de estos programas. esos $150… el que quiere seguir robando sigue
Para argumentar sobre la primera requiero robando, entonces la elección de dejar de robar
volver al ejemplo del beneficiario que tiene que ver con otra cosa, con un clic, y con el
robaba, cartoneaba y cobraba el plan. ¿Qué pensar… (Operadora - programa Comunidades
habilitaba a una operadora a tener un bene- Vulnerables).
ficiario en un programa de prevención del
delito que reconocía, sin autocensura alguna, En efecto, la mayoría de los/as benefi-
que robaba?11 Evidentemente no se esperaba, ciarios/as que tenían prácticas delictivas al
en el seno del programa, que el estar admi- ingresar al programa seguían teniéndolas
tido supusiera dejar de robar. Sin embargo, mientras estaban “bajo programa”. También,
los planes eran parte del estímulo que se aunque el programa propusiera la reinser-
les ofrecía a los/as jóvenes para armar un ción escolar o la capacitación en oficios
proyecto de vida que descartara las prácticas como contraparte de la inclusión en el dispo-
delictivas. En una entrevista a la operadora sitivo, la mayoría de los/as beneficiarios/as
pregunté si creía que los planes impedían la no encaraban ninguna de estas acciones por
comisión de delitos: distintas razones.
11. Los programas creían que la eficacia de los planes, transformación moral. Este proceso, sin embargo, no era
o las transferencias condicionadas de ingresos estaba inmediato ni sólo dependiente de la instrucción de hicieran
en oficiar como un medio para gestar el pasaje de una los programas. De allí que no fuera determinante para la
lógica de provisión a otra. La TCI, más que reemplazar entrega de la TCI que los jóvenes dejaran de tener prácticas
un dinero por otro -el ilegal del delito compensado por el delictivas. Se confiaba en que la instrucción colaboraría en
legal de la TCI- era el medio que habilitaba el proceso de esa rehabilitación (Medan, 2013, 2014).
Delito y Sociedad 37 | año 23 | 1º semestre 2014 95
Lo que apareció como una regularidad en son exclusivas de los programas de preven-
los testimonios y observaciones, es que estos ción del delito sino que son observables en
programa tienen la convicción que de que las dinámicas de los programas de inclusión
las transformaciones de los/as jóvenes sólo social juvenil. La misión de fomentarles la
pueden suceder en la medida en que ellos y activación y responsabilización individual
ellas tengan voluntad de hacerlo. que comparten estas distintas iniciativas es
propia de cierta lógica de regulación de las
Cada historia es un mundo y no hay que ser ingenuo poblaciones que fue conformándose con el
y creer que el programa los rescata y es mágico. declive del modelo del Estado de Bienestar.
Me parece que hay un montón de cosas para que Algunos autores la han advertido como un
eso suceda, el programa, el espacio grupal, la expe- cambio en el gobierno de lo social gestado
riencia de los otros, ayuda. Pero tiene que haber en el apogeo de las racionalidades neoli-
un interés personal, lo planteás todo el tiempo, berales de gestión (Castel, 2004; Kessler y
en la entrevista, con el pibe, cuando se genera un Merklen, 2013; Rose, 1996).
conflicto, se lo actualizás todo el tiempo, y eso Conectada con esta utilidad, más deudora
va haciendo un proceso de a poco. (Operadora - de una época que de las acciones particulares
programa Comunidades Vulnerables). de los agentes, se desprende la que entiendo
como una tercera utilidad. A algunos de los/
El testimonio parece indicar que la utilidad as agentes, la existencia de estos programas
de los programas es acompañar un proceso que reconocen al delito como un problema
que es, en cierta medida, independiente a la social y multicausal, les permite posicio-
intervención. Con lo cual, refiriéndonos a narse en un lugar crítico respecto del Estado
utilidades, podríamos identificar una indi- al que ellos/as mismos/as representan, espe-
recta en la acción de fortalecer o apuntalar cialmente opuesto a su ala represiva. Los/
un proceso que podría incluso desarrollarse as agentes sugieren que el Estado está en
por fuera de la existencia del programa. deuda con los y las jóvenes ya que se impone
En segundo lugar, la implementación a ellos a veces con violencia -por ejemplo
de este tipo de programas tiene para los/as policial-, a veces con indiferencia -en el caso
agentes estatales la potencialidad de trans- de las escuelas “expulsivas”- y a veces defi-
formar ciertas dimensiones morales y valo- citariamente. Concretamente, una operadora
rativas y criterios de acción de los y las jóve- del Comunidades Vulnerables desconfiaba
nes de modo que contribuyan a la gestación de las posibilidades reales de inclusión que
de un proyecto de vida alternativo al delito. el Estado propiciaba con la intervención a la
Privilegiar el uso de la palabra por sobre que ella representaba.
la fuerza física para relacionarse con otros,
revisar la experiencia biográfica individual Se necesitaría mucho más apoyo desde Nación para
para identificar instancias conflictivas que que esta política sea integrada a otras políticas y
“torcieron el rumbo”, evaluar las condi- para que el programa de prevención del delito no sea
ciones presentes en función de proyeccio- aislado. Que pueda estar asociando a otras instan-
nes futuras, son algunas de las dimensio- cias institucionales para que tengan más facilidad
nes subjetivas de los y las jóvenes en las que para que sea concreto lo que uno les propone a los
estos programas buscan incidir durante sus pibes. Uno les propone un proyecto de vida alterna-
intervenciones. Es preciso aclarar que estas tivo a delinquir, y ahí están todos los obstáculos, en la
formas de conducir la regulación social no inserción educacional está el obstáculo, en la laboral
96 Marina Medan | ¿Para qué sirven los programas de prevención social del delito juvenil?
también, en la justicia también y está cerca el obstá- mente a un grupo que suele ser más frecuen-
culo (operadora, Comunidades Vulnerables). temente constreñido por acción u omisión.
Estas evidencias contribuyen a una configu-
El reconocimiento de los/as agentes sobre ración de la acción de estos programas en los
los propios déficits estatales podría incomo- que si bien hay una intención de supervisión
darlos de tal modo de menguar las exigen- y transformación, tiene tintes más morales y
cias sobre la transformación actitudinal de de reforma subjetiva que policíacos o repre-
los y las jóvenes. En efecto, otros trabajos sivos. En suma, estos programas permiten a
(Llobet, Gaitán, Medan y Magistris, 2013) los/as operadores/as asumir cierta misión de
han advertido que para algunos/as agentes cuidado y acompañamiento de una situación
estatales “flexibilizar” reglas de la asisten- de vida de los y las jóvenes, a la que asumen
cia es una forma de “hacer justicia” frente a como conflictiva y dificultosa para los/as
años de abandono estatal que han padecido beneficiarios y que requiere un vínculo afec-
las poblaciones que ahora reciben asistencia. tivo que muchas veces recupera formas filia-
les. En efecto, en la publicación que compila
La existencia del programa tiene que ver con la experiencia del Comunidades Vulnerables
la posibilidad de una reparación histórica que se señala que
tenemos que realizar en estas tres generaciones
que han sido devastadas por el modelo neoliberal La tarea del operador consiste en contener, motivar,
que nos ha acompañado y que supimos conseguir. A acompañar y orientar durante un período de
nosotros nos interesa la posibilidad de que ese joven tiempo a grupos de jóvenes en un proceso indivi-
vuelva a creer, y para que el joven vuelva a creer dual y colectivo de revisión de estrategias de vida
tiene que creer la sociedad en él (agente estatal, y búsqueda de alternativas que contribuyan a inte-
Envión Volver). grarlos a la ciudadanía activa (Müller y otros,
2012: 135).
Así, los programas con este enfoque
“blando” permiten a los operadores ampliar En este sentido, los programas y sus opera-
el margen de maniobra (Haney, 2002) que dores/as parecen honrosos de ser una suerte
el Estado habilita a las personas, especial- de refugio.
Al correr el foco hacia los y las beneficia- dinero regular en un contexto en el que otras
rios/as se puede afirmar que, en primer lugar, formas de provisión son transitorias, como
los/as jóvenes obtienen recursos económi- los trabajos precarios, o los inciertos botines
cos que los programas les brindan y que del delito. Para el caso de una implementa-
se suman a sus fuentes de ingresos. Pero ción como la estudiada, que para cuando se
la particularidad es que mientras para los/ hizo el trabajo de campo llevaba 6 años de
as operadores/as las transferencias moneta- ininterrumpido funcionamiento en el barrio,
rias son un estímulo transitorio para lograr lejos de ser un recurso transitorio, los planes
la participación de los/as jóvenes y habili- eran una fuente de ingresos estable. Los y las
tar ese proceso de transformación moral que jóvenes podían dejar de ser beneficiarios/as
se mencionó más arriba y que supone, lenta- un tiempo, y volver a cabo de meses o años,
mente, pasar de la provisión ilegal a la legal, y lo supuestamente transitorio de los planes,
para los/as beneficiarios/as, las TCI son un aparecía para ellos como lo más estable del
Delito y Sociedad 37 | año 23 | 1º semestre 2014 97
entorno. Resultaba curioso -al menos para El plan era una solución, válida, pero de
quien observa la situación desde otra posi- segunda clase. Por eso los y las jóvenes acla-
ción de clase- que las y los jóvenes acepta- raban que lo importante era mantener el plan
ran las condiciones, requisitos, evaluaciones hasta que consiga un trabajo (RC 48, RC
y controles sobre sus modos de vida por sólo 49). Máximo, reconstruyó en una entrevista
$150 al mes (que parecen un monto pequeño su primera vinculación con el programa: se
si de lo que se trata es, por poner un ejem- acercó porque estaba sin trabajo, tenía novia
plo, de comprar zapatillas que cuestan más y necesitaba el plan. Jerarquizando las fuen-
de $400). Sin embargo, esta aceptación tenía tes de ingresos del mismo modo, explicó
una explicación que pudo ser advertida luego alguno de sus períodos de inasistencias: cada
de varios meses de trabajo de campo y cono- tanto vengo al plan, pero cuando me sale un
cimiento de las situaciones de los y las bene- trabajo no puedo. Ante inasistencias o retiros
ficiarios/as. En los contextos de incertidum- anticipados de las actividades en los horarios
bre en los que ellos y ellas viven -que pueden de los encuentros del programa, la explica-
implicar inicios o fines abruptos de trabajos ción en torno a que salió un trabajo era muy
precarios y de corta duración, detenciones, frecuente. Estas eran explicaciones dignas
mudanzas de barrios, problemas de salud que para la falta, que inclusive se esgrimían con
les impiden mantener otras fuentes de ingre- orgullo. Horacio argumentaba una tarde,
sos, embarazos no previstos, etc.- la cons- como tantas otras, que no podría quedarse
tancia de un pago mensual, aunque fuera de en la actividad porque estaba cuidando unos
“tan poco” dinero, era un dato seguro. Con coches y, como prueba, mostraba la franela
esa seguridad podían planificar, por ejem- (RC 58). Otra tarde, Mauricio se acercó antes
plo, pagar en cuotas un electrodoméstico en del inicio de la actividad para avisar que no
un negocio, o saldar deudas con familiares, iba a poder ir al curso de carpintería en el que
o prever que ante el inicio de clases podrían se había anotado porque le había salido una
comprar indumentaria o calzado para sus changa (RC 13), y Orlando, ante un encuen-
hijos/as, o cancelar la “cuenta corriente” del tro con la operadora, en una calle del barrio,
almacén. El resto de los ingresos, legales e le insistía en que había faltado porque estaba
ilegales, podían estar o no, pero en cierto trabajando, que volvería cuando se termi-
momento del mes, en la cuenta del banco se nara la tarea que lo tenía transitoriamente
acreditaban los $150. Lo más valorado de ocupado (RC 17). El programa actuaba, en
ese dinero, era su estabilidad: como insistía cierta forma, como un seguro de desempleo.
una beneficiaria, Valeria, lo importante era En segundo lugar, reconocí, a diferencia de
que se puede contar con él todos los meses. lo que habría presupuesto en un comienzo,
Ésta constituye una muestra más de que que para los y las jóvenes el programa tiene
cuando “las sumas ganadas pueden compa- una utilidad que excede la obtención del
rarse, diferentes sistemas de pago no repre- dinero de los planes. Estos programas repre-
sentan formas equivalentes de ingresos (...) sentan una puerta del Estado atípica para
las formas y la cantidad del pago, además, a ellos y ellas, muchos de los cuales –aunque
menudo tienen un valor simbólico significa- no todos-, han tenido o tienen prácticas
tivo” (Zelizer, 2011: 45). La forma mensual, delictivas. Los programas tienen como prin-
en un contexto de incertidumbre e inestabili- cipio de acción el implementarse territorial-
dad, incrementaba el valor. mente y por eso se instalan en los mismos
A su vez, el dinero del plan era conside- barrios donde viven los/as beneficiarios/as.
rado distinto del proveniente del trabajo. Al estar ahí, los programas se prestan, en
98 Marina Medan | ¿Para qué sirven los programas de prevención social del delito juvenil?
cierta medida, a comprender las dinámicas luego de meses de no saber cómo lograrlo,
del lugar. Esto contribuye a que las formas un certificado de los estudios realizados para
de acercamiento a la estrategia sean más flui- volver a anotarse en otra escuela. Por último,
das, requieran menos formalidades (turnos, sólo para dar algunos ejemplos, mediante las
contactos, traslados), y sean para muchos/as operadoras, los/as jóvenes accedían a infor-
de los/as jóvenes espacios que no represen- mación sobre nuevos programas sociales o
tan una amenaza para su libertad. Concreta- recursos disponibles.
mente, mediante los programas, los/as jóve- Por último, interesa señalar una utilidad
nes acceden a diversas formas de ayuda no referida al entrenamiento que el contacto
monetarias como asesoramiento –más o con el programa les habilitaba a los/as jóve-
menos directo- sobre asuntos legales, sani- nes para relacionarse con el Estado. Al tener
tarios, vinculares, agilización de trámites que negociar directamente cada uno de ellos
para conseguir certificaciones, o turnos en y ellas con los/as operadores del programa
dependencias legales o sanitarias o de servi- aprenden a adecuarse a los requisitos solici-
cios sociales. En suma, los programas son tados o a modelar sus propias necesidades
una fuente de recursos en el seno de un espa- de modo tal que logren ser legitimadas por
cio de resguardo que representa al mismo los programas. En un proceso caracterizado
Estado –claramente heterogéneo-, que desde como de “hibridez de enunciados” (Llobet,
otras agencias muchas veces los excluye 2009) se apropian de los discursos institucio-
(como la escuela que les requiere más aptitu- nales, los dotan de sus propias interpretacio-
des de las que ellos/as tienen) o los persigue, nes y los ponen en función de las negocia-
reprime, juzga y castiga (como las agencias ciones de admisión, permanencia y reingreso
judiciales y de control penal). Este abanico a los programas. Asimismo, también cono-
de recursos complementa el del dinero esta- cen y ponen en práctica las dimensiones
ble y regular que reciben. El conjunto expli- más flexibles del “contrato” que entablan
caría que los/as beneficiarios/as se presten con los/as operadores/as en la admisión y
a la dinámica de los programas aún expre- se permiten discutir o incluso rechazar las
sando algunas disidencias. Escenas de las propuestas estatales sobre algunos valores,
reuniones del programa podían incluir a un jerarquizaciones de riesgos o criterios de
beneficiario mostrando una citación judicial acción. Especialmente las chicas apelan a su
recibida en la mañana, y solicitando que la condición materna para lograr la incorpora-
operadora le explicara a qué se refería y si ción al programa aún cuando sus vínculos
comprometía su libertad. Otras a unas bene- con el delito sean más bien indirectos. Por
ficiarias que pedían ayuda para conseguir un su parte, especialmente los varones, insis-
turno en un centro de tratamiento de adiccio- ten con que ciertas circunstancias conflic-
nes para una de sus hermanas, también bene- tivas en el barrio se dirimen a los golpes y
ficiaria, a la que veían muy comprometida no mediante las palabras, y a su vez seña-
con su enfermedad. También las operadoras lan a los/as operadores/as su extranjería en el
del programa podían apelar a sus contactos barrio, condición que no les permite enten-
para que algún/a joven consiguiera, por fin, der cuáles son los códigos del barrio.12
13. Es imperioso señalar que las dinámicas de regulación cuestión Cfr. Medan, 2011, 2013b. Sin embargo, como se
social que suceden al interior de los programas suponen señala hacia el final, estos costos, parecen, al menos desde
ciertos “costos” para los y las jóvenes, que, para decirlo la perspectiva de los y las jóvenes, no ser mayores que las
de un modo muy breve, son colocados/as en espacios que ganancias.
refuerzan su posición de subordinación. Para ampliar esta
Delito y Sociedad 37 | año 23 | 1º semestre 2014 101
14. La unión de ambos ministerios en el Plan garantizaba para que la pretendida integralidad de la política nunca
la articulación entre las áreas de justicia y seguridad lograra ser efectivamente tal.
con las fuerzas policiales, central para la lógica de estas 15. En efecto, tal como señala Ayos (2013), los contenidos
intervenciones. Sin embargo, meses más tarde, en marzo punitivos del discurso político que circuló en la campaña
de 2001, el Ministerio del Interior se desvinculó del Plan electoral de 1999 no fueron exclusivos de la fórmula
y la posibilidad de articular con la policía y las fuerzas encabezada por Ruckauf, sino que también se sintieron
de seguridad quedó institucionalmente truncada (Pasin y -aunque de modo más tenue- en la comunicación política del
López, 2008, Ayos, 2010). Esta sería una de las razones candidato nacional de la ALIANZA, Fernando De la Rúa.
102 Marina Medan | ¿Para qué sirven los programas de prevención social del delito juvenil?
16. La formulación y reformulación de los programas 17. El modo en que el discurso de derechos apuntala
es más dinámica que la elaboración completa de una distintas formas de gestionar el bienestar tampoco debería
investigación. Durante esta, surgió el programa Envión asumirse como dado, aún cuando el resguardo de los
Volver como uno distinto al Envión clásico. Era especial derechos se presenta en las intenciones programáticas
para infractores, pero menos de un año después esa como una base común sobre la que todos entenderían
diferencia se diluyó por cuestiones administrativas y lo mismo. Es decir, la mirada debe acercarse ya que los
de enfoque. Para fines de 2011 el Envión era un sólo derechos definen inclusiones y exclusiones según qué
programa con un componente especial - dentro del significan en cada contexto, dado que aquello que se
mismo programa- para jóvenes infractores. A los fines define como derecho también es producto de disputas
del artículo estas transformaciones no son significativas entre distintas posturas político ideológicas y objeto de
ya que lo que interesa es mostrar tendencias y rastrear interpretaciones disímiles (Villalta y Llobet, 2011).
enfoques comunes actuales más que dar cuenta de un
mapa específico de intervenciones en curso.
104 Marina Medan | ¿Para qué sirven los programas de prevención social del delito juvenil?
La mirada sobre las utilidades también propusimos, y porque empezó a tener un trabajo con
mostró los límites que tienen los progra- mayor carga horaria, durante un año no lo vimos
mas de prevención del delito. En efecto, de pero sabíamos que estaba bien. Tuvo un conflicto
los resultados de la investigación surge que familiar, empezó de vuelta con consumo de sustan-
operadores/as y funcionarios/as señalan el cias, perdió el trabajo, volvió a juntarse con los
rol paradójico de los barrios en donde habi- pibes de la esquina y volvió a delinquir. Entonces,
tan los jóvenes. A veces, es partícipe de la en esa persona incidió la cuestión emocional fami-
estrategia de rescate, y a veces fuente de ries- liar, la cuestión de descuidar ese trabajo, sustancias
gos o de malas influencias que impiden tal y volvió al mismo circuito. Y yo creo, haciendo un
rescate. Mientras los programas trataban de análisis muy general, que todos esos espacios vulne-
“armar” a los/as jóvenes para poder habitar rables para que el pibe vuelva a caer están muy
esos barrios y confiaban en el poder instruc- cerca, todo el tiempo, en la esquina, en la puerta de
tivo de sus intervenciones, no ocultaban su la casa, dentro de la casa a veces, entonces el pibe
preocupación. Una operadora del Comuni- tiene que estar muy fortalecido para decir "No".
dades Vulnerables ilustraba la “trampa” que Desde ese concepto están en riesgo todos, todo
el entorno parecía tender a los jóvenes en los el tiempo. (Operadora- programa Comunidades
barrios: Vulnerables).
Un caso, que participó en el programa, re bien, uno Lo que aparece en forma de incógnita, y
lo vio en condiciones de egresar, egresó porque se lo difusamente expresada en los testimonios de
Delito y Sociedad 37 | año 23 | 1º semestre 2014 105
operadores/as y funcionarios/as como ésta, pectiva de los y las jóvenes, los modos en
es la existencia, en los barrios, de condicio- que se articulan los proyectos de gobierno
nes amenazantes que estimularían la parti- que encaran los programas de prevención
cipación diferencial de los y las jóvenes en del delito y de inclusión juvenil, con los de
acciones riesgosas (prácticas delictivas, uso otras agencias estatales como la policía y la
de fuerza física para relacionarse con otros, justicia, pero también, con los de organiza-
prostitución, consumo y venta de sustan- ciones de la sociedad civil, y con tramas de
cias) las cuales contradicen las propias de relaciones y actores vinculados al mercado
aquel proyecto de vida ideal que los progra- de trabajo informal, de drogas y a la econo-
mas les fomentan. Las/os operadores/as mía del delito.18
de los programas de prevención del delito Quizás sea posible entender la utilidad
parecen desconcertados al toparse con un de estos programas de prevención social
adversario (o varios) a quien (es) advierten del delito como una combinación transi-
desdibujadamente en el territorio pero que toria entre tregua (para algunos/as jóve-
no puede(n) rodear, y que les disputa(n) la nes, cuyos vínculos con el delito no tienen
clientela (Haney, 2004, Rose, 1996). Otras consecuencias consideradas muy graves)
formas de regulación estatales, paraestatales, y remiendo (de situaciones de desigual-
informales, ilegales, o comunitarias ofrece- dad que no pueden o no quieren abordarse
rían recursos a las y los jóvenes a cambio de estructuralmente). Sólo mediante el acom-
que se comporten según unos criterios que pañamiento, tan valorado por operadores/as
no condicen con los del proyecto de vida que y funcionarios/as, estos programas no pare-
esperan los programas. cen estar proporcionando a los y las jóvenes
Quizás, el próximo paso en la compren- la inclusión social perseguida por sus discur-
sión del modo de gobierno de la “juventud sos. Quizás, en el marco de un Estado guiado
en riesgo”, requiera correr el foco hacia el por el enfoque de la Inversión Social en las
espacio de la comunidad y desde allí ubicar nuevas generaciones (Lister, 2002, Jenson,
las intervenciones y los límites de estos 2009), se esté “esperando” que otras políti-
programas. Es decir, avanzar sobre espacios cas de mayor alcance -como la Asignación
más amplios de gobierno comprendidos en la Universal por Hijo en combinación con
idea de “comunidad” y en la complejización otros “avances”, tanto en materia de segu-
de relaciones público/privado que habilita la ridad, como de protección de derechos de
configuración de múltiples actores sociales y niños, niñas, y adolescentes-, empiecen a dar
políticos en ella (de Marinis, 2005). ¿Habrá sus frutos en materia de justicia social, y los
en los espacios de la comunidad y el territo- jóvenes de la próxima década estén menos
rio pistas para identificar las tramas de rela- “en riesgo”.
ciones con las que los y las jóvenes sienten ¿Será éste un proceso de transición? ¿hasta
más afinidad (Rose, 1996) que con las que que los argumentos que insisten en que el
intentan constituirse desde los espacios insti- problema del delito juvenil no es otro que un
tucionales como los programas? problema social -no sólo de privación econó-
Posiblemente, para allanar ese camino mica, sino de múltiples deudas estructurales,
haya que reconstruir, apelando a la pers- sociales, culturales, en el seno de una actuali-
dad que marca permanentemente las formas var qué camino se siguió. De lo que no me
de la desigualdad-, ganen hegemonía? ¿O quedan dudas es que no hay razón ni modo
acaso ya no será posible volver a pensar el de mirar las relaciones entre las formas de
problema del delito juvenil como “social”, en regulación estatal y las personas y de evaluar
un contexto de inversión de responsabilida- “utilidades” si no se transita por los diferen-
des entre lo individual y lo social (Kessler tes niveles e instancias en los que esas rela-
y Merklen, 2013), en donde lo que prima ciones suceden. Esto requiere distanciarse
desde las políticas es enseñarles a las perso- de las formulaciones más tradicionales de
nas cómo valerse por sí mismas sin cuestio- evaluación de políticas y articular las dimen-
nar la desigualdad? siones propiamente institucionales con aque-
En cualquier caso y mientras tanto, ¿podría llas de la práctica cotidiana concreta de la
pensarse que los modos de regulación social intervención, echando luz sobre algunos
que suceden en estos programas representan procesos que en la búsqueda de cumpli-
estrategias en las que “todos ganan un poco”? miento de objetivos institucionales específi-
Al tomar el caso estudiado del Comunidades cos quedarían invisibilizados. No es posible
Vulnerables y su década de instalación en un comprender el funcionamiento del gobierno
barrio del Gran Buenos Aires, podría -aunque "en concreto" si no es observando las nego-
tímidamente- afirmarse que sí. La gestión ciaciones que en torno a él se generan entre
estatal que responde al discurso de los dere- las interpretaciones dominantes y las subor-
chos estaría ganando cierto control sobre una dinadas. El foco en las interacciones y la
población a la que entiende de difícil acceso posibilidad de recuperar perspectivas de
-por su ubicación intermedia entre la mera- los sujetos de gobierno permite advertir los
mente vulnerable y la propiamente delic- "espacios de maniobra" (Haney, 2002) que
tiva-, y configurando subjetividades funcio- una particular configuración estatal habi-
nales a los fines del gobierno. Por su parte, lita. En suma, se trata de observar las dimen-
los/as jóvenes beneficiarios/as obtendrían, siones más propiamente institucionales en
sin demasiadas claudicaciones ni verdade- imbricación inevitable con las voces de los
ros “ajustes” sobre sus cotidianidades, algu- y las jóvenes destinatarios/as que aceptan los
nos recursos económicos y simbólicos, con contratos pautados por las intervenciones,
los que protegerse frente a ciertas situaciones pero también los esquivan, los contestan y
comprendidas por ellos/as como riesgosas. los resisten, contribuyendo sustancialmente
Algunas de las preguntas que formulo en al resultado final del modo de gobierno, que
este cierre no podrán ser contestadas hasta esperamos, sea cada vez más equitativo y
dentro de unos años, cuando el paso del respetuoso de los derechos humanos. Allí
tiempo nos permita mirar para atrás y obser- radicará la verdadera utilidad.
Delito y Sociedad 37 | año 23 | 1º semestre 2014 107
Bibliografía
Fraser, N. & Gordon, L.: “Dependency Kessler, G. y Merklen, D.: “Una intro-
Demystified: inscriptions of power in a ducción cruzando el Atlántico”, en Castel,
Keyword of the Welfare State”, Social Poli- R.; Kessler, G.; Merklen, D. y Murard, M.
tics, 1994, Nº 1, 4-31. (coords.), Individuación, precariedad, inse-
Garland, D.: La Cultura del Control. guridad ¿desintitucionalización del pre-
Crimen y orden social en la sociedad sente?, Paidós, Buenos Aires, 2013.
contemporánea, Gedisa, Barcelona, 2005. Lister, R.: “Investig in the citizen-workers
Grondona, A.: “Tradición” y “traduc- of the future: New Labour´s “third way” in
ción”: un estudio de las formas contem- welfare reform”. Working paper #5, Annual
poráneas del gobierno de las poblaciones meeting of the American Political Science
desempleadas en la Argentina, Colección de Association, Boston, 2002.
tesis de investigadores e investigadores del Lopreite, D.: “¿Las mujeres y los niños
Centro Cultural de la Cooperación Floreal primero? Nuevas estrategias de inversión
Gorini, Buenos Aires, 2012. social en América Latina”, Nueva Sociedad,
Guemureman, S.: Extracto del informe 2012, N°239, 122-136.
final del proyecto “La tolerencia: ¿otra cara LLobet, V.: ¿Fábricas de niños? Las institu-
del control social penal? Los adultos y el ciones en la era de la infância, Novedades
maltrato infantil”, Informe final beca de educativas, Buenos Aires, 2009.
perfeccionamiento UBACYT, 1998. ———: “Género y políticas sociales para
Haney, L.: “Homeboys, babies, men in la infancia y la adolescencia ¿una relación
suits: the state and the reproduction of male ausente?”, presentado ante las 53° Congreso
dominance”, American Sociological Review, Internacional de Americanistas, 2009b.
1996, 61 (5). LLobet, V., Gaitán, C., Medan, M. y
———: Inventing the needy: gender and the Magistris, M.: “Este espacio es para que
politics of welfare in Hungary, University of ustedes hablen” La legitimación de la inter-
California Press. Berkeley, 2002. vención en los programas sociales”, en
Haney, L.: “Introduction: gender, welfare LLobet, V. (coord.): Sentidos de la exclusión
and states of punishment”, Social Politics, social. Beneficiarios, necesidades y prácti-
2004, 11 (3). cas en políticas sociales para la inclusión
Hartjen, C.: Youth, Crime y Justice. A de niños/as y jóvenes en el área metropoli-
Global Inquiry, en Rutgers University Press. tana bonaerense. Biblos, Buenos Aires,2013,
New Jersey, 2008. 113-140.
Hener, A., Niszt Acosta, F. (2009): Seguri- Martinez, C.: “Cambios y continuidades
dades e inseguridades en Argentina. Nuevas sociales y políticas en Argentina y la región
racionalidades políticas y tecnológicas de en la última décadas. Desafíos para el conoci-
gobierno en la gestión del delito. En prensa. miento social”, ponencia presentada V jorna-
(s/d). das de Sociología de la UNLP, La Plata, 2008.
Jenson, J.: “Lost in translation: The Social Medan, M.: “Sociabilidad juvenil mascu-
Investment Perspective and Gender Equali- lina y riesgo: Discrepancias y acuerdos entre
ty”, Social Politics: International Studies in un programa de prevención del delito juve-
Gender, State and Society, , Vol. 16, Nº 4, nil y sus beneficiarios”, Última década,
446-483. Santiago, 2011, Vol. 19, Nº 35.
Delito y Sociedad 37 | año 23 | 1º semestre 2014 109