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Antropologías del Sur,

flujos comunicacionales,
discursos y modalidades de producción
de conocimiento Antropológico,
más allá o más acá del colonialismo.

L. Nicolás Guigou

Foto: Cao Guimarães. Gambiarra.

Ceremonia de Apertura de la XIII Reunión de


Antropología del MERCOSUR
22 de julio de 2019
Porto Alegre, Río Grande do Sul, Brasil.
MAPAS

Cuando uno piensa en Antropologías del Sur, está haciendo uso de un mapa
clasificatorio - pensar es clasificar- en el cual, en el marco de las Antropologías
mundiales, existiría una suerte de Sur Antropológico. Esta construcción está vinculada
con las Antropologías de los Estados Nacionales. De hecho, los buenos intentos de
investigación de las diferentes Antropologías, sus fundaciones, su desarrollo, su
cristalización, etc; al establecerse únicamente en los espacios geográficos
intemporales de los Estados Nacionales, evidencian cómo nuestras Antropologías
están atravesadas por dimensiones culturales, epistémicas, políticas, económicas,
etc. Estas Antropologías del mundo, vinculadas a los Estados Nacionales, cargan con
la impronta y el recorte simbólico de los Estados Nacionales sobre esas
Antropologías. En parte, esto oblitera los intersticios, las fronteras móviles, los flujos
comunicacionales y sobre todo, las ideas de las experiencias que resultan difíciles de
colocar en un espacio y en un tiempo dado.

Creo que a estas Antropologías le sumaría las Antropologías de los mundos


justamente que habitan en estos espacios intersticiales, en estos mundos posibles,
también imposibles, en los mundos reales y en los mundos virtuales. Querría entonces
darle más espacio a los flujos comunicacionales considerando la impronta de los
Estados Nacionales y al mismo tiempo a todas las articulaciones y derivas. Más
espacio a los flujos que a los fijismos, emparentados con la producción de
conocimiento antropológico en el marco de una experiencia que, en el caso de nuestra
disciplina -también en el caso de las ciencias sociales y humanas en general- sigue
siendo una experiencia antropocéntrica, claramente, atravesada por el colonialismo.

Ahora, qué quiere decir colonialismo en una disciplina -sobre todo como la nuestra-
que surge del colonialismo, indiscutiblemente. Qué estamos queriendo decir cuando
hacemos referencia al colonialismo o a la situación colonial en el siglo XXI? Cuáles
son las consecuencias epistemológicas, epistémicas, culturales, disciplinarias, etc.,
que hacen que nuestras Antropologías influenciadas sin duda por el giro decolonial,
puedan diagnosticarse muchas veces como atravesadas por este colonialismo o
eventualmente luchando, en términos epistémicos y epistemológicos, sobre este
colonialismo? Qué quiere decir la situación colonial en el campo del desarrollo de las
Antropologías del Sur? Cuáles serían los colonialismos contemporáneos?
No aquellos que historizamos, que colocamos en un origen, en una fundación y que
pensamos que, a través de diferentes prácticas y compromisos políticos o
compromisos de investigación, teóricamente superamos. Qué relación tiene esto en
pensar las Antropologías desde el Sur?
RACIONALIDAD CAUCÁSICA

Primero hay que complejizar la idea de Sur. Nuestro Sur antropológico implica en
realidad, una multiplicidad de sures, una heterogeneidad en la que habitan también
numerosos nortes, numerosos estes, numerosos oestes, desdoblados y desconocidos
por nosotros mismos. En este sentido, son muy importantes los encuentros regionales
de Antropología. Allí nos conocemos, intercambiamos, aprendemos, recorremos
nuestras miradas, nos reconocemos, es decir, nos descolonizamos un poco, aunque
sea un poco. Sobre todo dejamos de blanquearnos al llenarnos de esperanzas y
deseos de romper con la lógica hegeliana del amo y el esclavo, que es uno de los
elementos fundamentales para entender la producción y reproducción del colonialismo
en nuestras disciplinas y que tiene que ver con la obsesión de querer ser
occidentales.

En el caso de Uruguay (se puede hacer extensivo al Sur de forma general) es


obviamente sospechoso que sea parte de occidente. Esperamos que los
supuestamente auténticos occidentales, nos den una suerte de creditización de que
nosotros somos también occidentales. Pero sabido es que nunca llegamos a
completar todo el puntaje. Esa es la lógica del amo y el esclavo. Nosotros queriendo
ser occidentales y los verdaderamente occidentales o los supuestamente verdaderos
occidentales, siempre diciéndonos “no, falta esto o falta lo otro”, etc. A eso también le
llamo nuestro permanente intento de blanqueamiento. Queremos ser blancos y no
llegamos nunca a serlo totalmente.

En Uruguay ha habido una discusión muy importante sobre la presencia de indígenas.


Fue un momento muy complicado y denso, en la que parte de nuestra comunidad,
afirmaba que no había indios en Uruguay o en todo caso que se trataba de una mera
polémica entre antropólogos, cuando se estaba de hecho violentando, al no reconocer
sus derechos, a los grupos indígenas presentes en Uruguay. A partir de esto, empecé
a pensar en un concepto al que denominé racionalidad caucásica: cuando los
blancos quieren ser más blancos que los blancos y por lo tanto tienen que negar a los
grupos indígenas locales que afectarían los mitos de fundación del Estado Nación
Uruguayo por los cuales, Uruguay es fundamentalmente democrático y obviamente
blanco.

En ese espacio no cabe la posibilidad de la mera existencia de grupos indígenas.


Desde esta racionalidad que se asienta en esa lógica del amo y del esclavo y que
siempre está anhelando un objetivo al cual no va a llegar nunca, uno se preguntaría,
cuáles son los indicadores que pueden mostrar y demostrar la situación colonial
presente en las Antropologías del Sur?
RACIONALIDAD CAUCÁSICA

Hay algunos indicadores (no los más relevantes pero importantes de mapear) que
aparecen constantemente de manera regular. Uno es claramente el desconocimiento
bibliográfico de una comunidad académica hacia la otra, digamos, de las comunidades
que están presentes en esta parte del sur del mundo. Esto es clarísimo. Sabemos
mucho más, manejamos mucha más bibliografía de la metrópolis que el conocimiento
bibliográfico que podemos tener entre las comunidades de estos diferentes países.
Otro indicador tiene que ver con el desconocimiento interno de las propias
comunidades académicas. Los investigadores desconocen su producción. No se citan,
no saben lo que investigan y eventualmente, si algún investigador nativo, por llamarle
así, llega a algún tipo de conclusión interesante, los otros antropólogos colonizados,
buscarán referencias externas para negar la reflexión del colega que tienen al lado.
Esto es muy común en nuestras comunidades, tanto el desconocimiento de cada
comunidad académica de cada país así como el desconocimiento interno de las
diferentes producciones locales. Lo legítimo es para esta lógica, quien sea realmente
blanco. Evidentemente el antropólogo nativo no lo es y por lo tanto, le faltan algunos
mecanismos de legitimación. Estas situaciones de colonialismo institucionalizado, no
son las más importantes, son apenas efectos de superficie de esta situación colonial.

Lo sustancial es lo que denomino racionalidad caucásica o blanca, es decir, la lógica


por la cual los mitemas constitutivos del pensamiento occidental siguen siendo el
núcleo duro de nuestra manera de pensar, de reflexionar, de escribir, de inscribir y de
trabajar imágenes en términos generales. Nos cuesta mucho salir de estas
inscripciones. Nos cuesta mucho reflexionar sobre este pensamiento. El gran aporte
del estructuralismo (toda su tarea deconstructiva) fue colocar al pensamiento
occidental como uno de los pensamientos posibles. Esto ayudó muchísimo a pensar
de otra manera en el siglo XXI. Pero de todas formas, a nosotros los antropólogos y
las antropólogas y a la gente que está en el campo de las ciencias sociales, nos
cuesta mucho salir de las tramas propias del pensamiento occidental. En todo caso, lo
que hemos esperado -para algunos fue un alivio y para otros fue un problema– fueron
aquellas pensadoras y aquellos pensadores que se encargaron de dinamitar ell
pensamiento occidental. De ahí viene el término que usamos de manera bastante
común y que es justamente la tarea de la desconstrucción del pensamiento occidental
pero hecho por occidentales o por marginales del pensamiento occidental.

Cuando hablo de pensamiento occidental me refiero al pensamiento domesticado y


particularmente a la versión oficial de lo que se entiende por occidente. Todas las
Antropologías, el pensamiento del Sur, del Este y el Oeste, la de-constitución del
pensamiento occidental, han colaborado mucho a la emergencia, a la visibilización de
otras versiones de occidente que no tienen esa característica de oficialidad y tampoco
tuvieron la posibilidad de ser fundacionales. En general nos olvidamos que el
pensamiento occidental, tal como nosotros lo conocemos, como la versión oficial del
pensamiento occidental, surge en primer lugar como construcción colonialista interna
a Europa.
TRADUCTOR UNIVERSAL

Es un occidente triunfante y luminoso, supuestamente racional el que oblitera y


elimina a otros occidentes. Esa versión triunfante se impone en el resto del mundo no
por ser más racional sino por ser profundamente violenta. La expansión del
pensamiento occidental, la expansión de la episteme en occidente no es producto del
convencimiento sino que es producto de la violencia colonialista.

Los efectos de realidad del occidente triunfante sobre la Antropología, los


desdoblamientos en el mundo de sujetos y objetos, las vigilancias paranoicas
metodológicas y teóricas, los intentos de captura de la racionalidad del otro cosificado
como Otro, siguen operando en términos de colonialidad y de colonialidad de nuestra
disciplina. Si bien hay varios intentos, todavía falta mucho para deconstituir nuestro
formato interpretativo, representacional y evocativo, en definitiva escritural, en los
cuales el giro decolonial y el giro ontológico contemporáneo nos pueden ser de cierta
utilidad.
El giro ontológico tiene que ver con un cambio en las relaciones entre sujetos y
objetos o eventualmente la disolución de esa relación. En este, un conjunto de
blancos occidentales empiezan a darle agencia a una cantidad de elementos no
humanos, cuando en realidad había muchas cosmologías no occidentales que ya le
habían dado esos elementos. De nuevo la huella colonialista. Esto ingresa al campo
de la Antropología y trata de extraer como elemento central al ser humano; trata de
salir de ese antropocentrismo pero a partir de que un conjunto justamente de
occidentales dice “aquí hay agencia”, “la relación sujeto-objeto tal vez hay que
pensarla de una manera diferente”, “hay un conjunto de articulaciones que no
responden al eje antropocéntrico y fundacional de la Antropología y de las ciencias
sociales en general”. Salvo excepciones, no se tomaron en cuenta para ese giro
ontológico las cosmologías no antropocéntricas no occidentales. Eso es un elemento
importante si vamos a pensar una Antropología más allá de lo humano, absolutamente
necesaria. No sólo pensar en Bruno Latour, Philippe Descola o Tim Ingold (sin duda
grandes aportes) sino tomar en cuenta las cosmologías justamente no occidentales,
que venían pensando esto desde hace muchísimo tiempo y en algunos casos, hace
miles de años.

La arrogancia del pensamiento occidental, nos ha llevado a pensar en que es el único


pensamiento que puede traducir a los otros pensamientos humanos. Esto es muy
interesante. No hay ninguna cultura que haya generado un pensamiento que piensa
que puede traducir el resto de los pensamientos del planeta. El nuestro o, en todo
caso, el que tenemos incorporado, sí.
REVOLUCIÓN EPISTÉMICA

Este conjunto de falacias que generan este traductor universal, se está reviendo. Se
están deconstituyendo algunas perspectivas universalistas al mismo tiempo que se
está reconociendo la capacidad heurística de las cosmologías no occidentales en el
estudio, inclusive, de los espacios occidentales y occidentalizados. Esto es muy
importante en el caso de la Antropología porque ya no se trata de estudiar la
cosmología de los otros sino de ver en éstas su capacidad heurística. Es un cambio
radical. Pensar las cosmologías no occidentales no sólo como espacios de estudio
sino también en tanto dadoras de elementos que nos pueden permitir indagar
espacios occidentales u occidentalizados.

Creo que el entrecruzamiento de cosmologías no occidentales y cosmologías de otros


occidentes (soterrados, obliterados, negados y que a partir justamente de su
deconstitución, empezaron a aflorar con vehemencia), podría significar una revolución
epistémica, duradera, que nos podría dar una cantidad de elementos para pensar una
Antropología mas allá del colonialismo, es decir, una Antropología mas allá de una
racionalidad caucásica.

Rivane Neuenschwander y Cao Guimarães, Word/World, película super 8, 2001.

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