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4 La resurrección en la Tradición:

A) Adversarios: la metempsícosis o reencarnación de las almas y la


devaluación de Io corporal ( platonismo, gnosticismo).

B ) Constatación temprana de la creencia.

- I Cxta de Clemente ,24-26; II Carta de Clemente, 9; Cxta de Bernabé,


2l,l;Didaché, 16, San lgnacio de Antioquia,AdT'r{tllianos, introducción;
9,2;Ad Epltesios, 17,2;Ad Romanos,2,2;4,3; San Policatpo, Epístola a
los Filipenses, 5,2.
- Los datos de la arqueología paleocristiana: el empleo en la iconografla
de imágenes de Lázaro rasuci*"andc, de Joeás, 1os huesos de 1a visión':,!e
Ezequiel;los símbolos del ave fénix, del sol inyictus, el ciclo de los
tiempos del año; Ias costumbres funerarias de preferir la inhumación a la
cremación y denominar la muerte como dormición, el cadáver como
"depósito" confiado al sepulcro, el lugar de reposo como
"cementerio":donnitorio; el respeto por las reliquias de los mártires.

C) Razoaes en defensa de la resurrección:

- Omnipotencia y sabiduría divina. Relacionado con Ia misma se apela a


los milagros de Cristo, especialmente las resurresciones realizadas ( San
Justino y epitafio de San bá-aso respeitiiamentel).
- El poder creador de Dios que nos dio el ser de lanaday puede rehacerlo.
Es más hacer que rehacer, crear, que resucitar (Justin*, Atenágoras,
Tertuliano).
- No negar lo posible en nombre de lo real; lo que hoy es real no lo fue en
el pasado y pudo entonces parecer imposible (ejemplo del semen humana
en Justino y Atenágoras).
- El hombre como compuesto de alma y cue{po, no idcntificable sólo con
el elemento espiritual (San Justino, Terfuliano).
- El necesario juicio y retribución bidimensioaal (cuerpo-alma) del único
sujeto que mereció (Atenágoras). La necesaria reconstmcción
antropoló Eca rntegral para Ia plena bienavenhranza (San Agustín).
- Las semejanzas de la resurrección con los procesos naflrales (el sol que
renace cada día, las flores que caen para reverdecer, las semillas, que tras
coffomperse dan fruto ( Tertuliano, Minucio Félix).
D) Afrnaación de la drmensión salvíflca dei heciro de la resurrección y su
oonexión con la Encarnación: "si no hubiese de salvarse la came, no se
habría en absoluto encafnado el Ver-bo de Dios" (San lreneo, Adv Haer',5,
14, 1). Creando el cuerpo del prirner hombre Dios preveía la encarnación
de su Hijo dirá Tertuliano en su De carnis' resurrectiorue,6' Y es que "caro
carc{o sal.utis est". El autor africano, destacando la índole encarnada de ia
economía sacrarrrental escribirá: "la carne es la.¿aCa para que el ahna sea
purificada; la carne es nngida pam que el alma sea consagrada; la carne es
santigrrada para que el alma sea se fortifique; la carne recibe la imposición
de manos para que el alma se ilumine por el espíritu, la carne se alimenta
del cuerpo y la sangfe de Cisto para que el alma se nutra de Dios" I)e res'
carnis, 8.

E) Dimensión crístico-eclesiológica de la resurrección: la resurrección de


Cristo .v 1a bienaventruanza de los justos no se verá culminada hasta q:e no
resucitán todos los miembros del Cuerpo entero del Señor en el ultimo día'
al final de la historia (Orígenes, Homilicte in Leviticum, 7,2).

F) La cuestión de [a identidad del cuerpo resucitado, esto es, el modo de la


resurrección constituyo ueo de los puntos polémicos frente a la literatwa
anticristiana.Larespuesta ftie frecuentemente en la línea, un tanto burda,
de la identidad de la matenacorporal actad. (apologistas). Sin embargo,
colresponde al genio de Orígenes el haber esbozado una solución más
profrrnda. Para el alejandrino hay que distrngrrir carlile de cuerpo,
iefiriéndose la resurrección al segundo. La identidad entre el cuerpo
presente y el ftituro, no se explica por la continuidad delamisma matena,
cambiante ya en nuesfra existencia terrena, sino por Ia permanencia del
eidos ( figura, forma irnrca) innpuesta por el alma {-Corntnentarium in
psalmui 1,5). Ahora bien, el excesivo espiritualismo origeniano ie trlevará
a sublimar tanto el cuerpo resucitado que se alejará de una auténtica
corporeidad.
I

El artículo de la resurrección de los muertos (: de la came) ha sido


profesiones
siempre profesado, desde los símbolos más antiguos, hasta las
de fe mas recientes. Un elenco de los mismos es:
- Símbolo Apostóüco ( s. Itr). Cft. DH 10, 13, 14'
- Símbolo de Epifanio (s. IV). Cfr' DH 4245'
- Símbolo del ide Constantinopla (s' IV)' C&' DH 150'
- Símbolo Quicurnque {s. IV-W ?)' C*' D1f,75-76'
- Fides Damasi (s.V) . Cfr. DHT|-7Z'
- símbolo del concilio I de Toledo (s.v[$. cfr. DH 188-208.
- símbolo del concilio I de Braga (s. \D. Cfr. DH 451-464-
- símbolo del concilio xI de Toledo (s vII). Cfr. DH 525-541.
- Profesión de fe de León IX (s. )O)' Cft' DH 680-686'
- Profesión de fe de Lrocencio III a los valdenses (s. xI$. cfr- D&
790-797.
- Profesión de fe del IV Concilio de Letran (s. >ütr). cfr. DH 800-802'
- Profesión de fe de Mig¡lel Paleólogo en el II Concilio de Lyon
(s.xltr) Cfr. DH 851-861-
- Óonstitución Benedictus Deu-c de Benedicto xII (s. >ilV). cfr' DH
100-1002.
- Constituc íÓn Lumen Gentium del C. Vaticano tr (s. )Oq. N" 48.
- Profesión de fe de Pablo YI (s. XX) FIC 1423'

Estamos, pues, ante un verdadero dogma fe T, as precisiones al respecto


!e
son: )

- Laresurrección es un hecho escatológico, es decr, ocurrki en el día de la


Parusia: " a su venida" {Qaicumque};"enel último ü{' {^Fides Damasi);
o'en
el día detjuicio" (II de Lyon); "al fin del mundo" ( L'G' 48)'

- Laresrurección futura se presenta como universal. Resucitarán'todos los


hombres" (Quicumque);"todos" Gv de Lefran); "todos los muertos" (XI de
Toledo). lluniversaháad así afirmada tiene su razón de ser en el dato
neotestamentario de una resurección de justos y pecadores (c&- L'G' 48
con la cita de Jn 5, 29 y}y'rt75,46). Tal universalidad no obsta a Ia
existencia de excepciones ( La Virgen, los hombres de la ultima
generación).

- El concepto de resurección inc§e la identidad somática ( identidad


específica: resucita un cuerpo humano+ identidad nt¡rnérica: resucita el
mismo cuerpo humano). Así leemos: "en esta carne en la que ahora
vivimos" liiaes Damasi); " en esta came en que vivimos, subsistimos y
nos movemos y no en una carne aereao de cudquier ofi.o tipo" (C' )(I de
..
,, ,,lamisma Cafiie qtte alrora trlevc,, ( ProfesiÓn de fe León 1X);
Toiedo):
atra" (Profesión de fe de Inocencio lII
a los
esta carne q.r. ff"lu*o, y *o d"
qte ,hora tienen" (c' ry de Letran)'
valdenses); "con sus propios cuerpos
il-;ñ;áo,la f. de la iglesia,q* udr*u que cada persona reoonocerá
qrr. ir.uritu, no precisa, en cambio, qué
como suyo propro .ir".róo con át cuerpo
es 1o que Se,.q.,i* p*,
q* se dé esta identidad nrunérica del
la interpretación fisicista
resucitado. En este séotido, oo se impone
de il;; v ¿á ut
ryuy1*
p"ti:j.i': rnteran etr cuetpc
irecuperación -1ue
1a rnateria que compuso el cuerpo
mortal ), esto .r, iu iJ."ti¿u¿ total de
no tanto el dogma, cuanto la teología
terreno. En este punto ha de enffar,
(vid. p 4.1 ).

tendrá caráctet glorioso- como


- El cuerpo resucitado dei bienaventurado
al hombre "alcanzar"'1a vida eterna"
el de Cristo- y será apto para p.""rtlt
(Fides Damasi) ;;;;p;* ia gloria eterna con cristo" (IV de L:tran)'
transformación entre el cuerpo
Así, pues, hay iientidad, pero también
matenal Y el glorioso'

en el marco global de la
- El misterio de la resuffección hay que situarlo
coslncs ' Cfr' L'G' 4S)' Y en la
fuistoria de la sal.¡ación flglesia, h'¿nnanidad, de la
inserción irltrrrJáilo*U}. en el misterio trinitario (Catecismo
Iglesia Católica n' 989-1 004)

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