Capitulo 3 La revolución y el nacionalismo radical, 1959-1961
El reformismo, las clases económicas y la revolución
La fuente de legitimación del gobierno revolucionario era el pueblo, el ideal de una
Cuba libre. Fidel Castro, el Ejercito Rebelde y el Movimiento 26 de Julio eran indiscutiblemente los liberadores de Cuba y gozaban del apoyo de casi todos los cubanos. La Cuba liberal no podía reclamar el poder por derecho propio, sino sólo por su asociación con Fidel Castro. Los cambios que iban a implantar los rebeldes estaban lejos de ser radicales: abogaban por la reforma agraria , la modernización de la industria azucarera, la industrialización sustitutiva de importaciones y las inversiones de capital nacional y estatal. Sus objetivos eran promover el pleno empleo, el crecimiento económico como distribuir el ingreso nacional. Los reformistas nacionalistas no contaban con otro líder que Fidel Castro, otro movimiento que no fuera el 26 de Julio, ni otro cuerpo armado que no fuera el ejercito rebelde. Las clases económicas celebraron la revolución, pero no todos los sectores con el mismo entusiasmo. Los hacendados y los ganaderos en particular recelaban de la promulgación de la reforma agraria, mientras que el sector importador se oponía al proteccionismo. Los empresarios apoyaban la industrialización pero no el crecimiento vertiginoso de los salarios: Los colonos, que estaban de acuerdo con la reforma agraria se mostraban reacios a aceptar la elevación del salario mínimo de los trabajadores agrícolas. La revolución agudizo las diferencias que siempre había existido entre las clases económicas. Estas clases demostraron ser tan incapaces de controlar la revolución como cuando intentaban defender los intereses nacionales antes de 1959; sin duda alguna, los fracasos de entonces había debilitado su defensa contra el nacionalismo radical. La política de impuestos progresivos favorecía las inversiones cubanas, a la industria no azucarera, a la pequeña empresa y a las provincias. El gobierno comenzó a emplear el poder regulador del Estado para favorecer a los pequeños productores. Se identificaba el campesinado, la clase Obrera y la burguesía progresista como los tres pilares de la revolución. La Asociación Nacional de Industriales de Cuba estuvo de acuerdo en formar parte de las filas revolucionarias, y a pesar de que se quejaba por el aumento de los salarios, apoyaba la industrialización y sometió su propio programa a la consideración del gobierno revolucionario. Sin embargo, las consecuencias del programa fueron profundamente radicales. La sociedad carecia de medios para contener el desenvolvimiento del nacionalismo radical. La promulgación de la reforma agraria renovaba el fervor popular que conmovía al país. La nueva dirigencia rechazó la celebración inmediata de elecciones ya que frenarían el proceso revolucionario. Era necesario generar una nueva conciencia popular basada en la conquista de la justicia social y la soberanía nacional. Muchos defensores del reformismo nacionalista apoyaron la revolución, cooperaron con sus primeras medidas y aceptaron postergar las elecciones. La oposición a la revolución provino tanto del exterior como del propio país. Los EU condenaron severamente los juicios revolucionarios. La reforma agraria había alienado al sector azucarero y al capital norteamericano. Las clases económicas comenzaron a retirar sus inversiones.
La clase obrera y el gobierno revolucionario
La reestructuración de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) se convirtió en un objetivo clave de la política revolucionaria. Los comités sindicales que poco antes habían formado el Movimiento 26 de Julio junto con el PSP se hicieron cargo de la CTC. Los sindicales del Movimiento 26 de Julio tomaron el control ejecutivo y el PSP asumió muchas posiciones en la base. A comienzos de 1959 se produce una avalancha de demandas a favor de salarios más altos y mejores condiciones de trabajo. Las clases económicas tratan de impedir que la clase trabajadora volviera asumir su actitud combativa, de manera que los hacendados y los colonos aminoraron el ritmo de la zafra en 1959 y los empresarios se opusieron al incremento inmediato de los salarios y a la renegociación de los contratos laborales. El gobierno revolucionario estableció que todo lo que significara un obstáculo al desenvolvimiento de la economía seria tachado de antipatriótico. El ministerio de Trabajo esperaba plena colaboración entre trabajadores y administraciones, y solía intervenir en los conflictos para evitar huelgas o cierre de empresas. Desde el principio, el Ejercito Rebelde apoyo las clases populares. Por primera vez en la historia de Cuba, las clases económicas carecían de un cuerpo armado que defendiera sus intereses. Durante la reorganización de la CTC comenzaron a salir a la superficie una serie de tensiones entre el Movimiento 26 de Julio y el PSP. Finalmente el PSP es expulsado del comité ejecutivo. Es importante señalar que el PSP ya contaba con una organización, líderes capacitados, cuadros experimentados y aliados internacionales, y aunque no había sido determinantes en el movimiento antibatistiano resultarían cruciales a la hora de formar una nueva coalición gobernante. El hecho que el gobierno revolucionario favoreciera a los trabajadores en la mayoría de los casos reafirmo a los líderes sindicales del Movimiento 26 de Julio. El conflicto entre el Movimiento 26 de Julio y el PSP persiste. Estos últimos comienzan a ganar influencia, lo que genera tensiones. Fidel Castro declaro que las demandas salariales ya no eran legítimas: el desarrollo de la economía nacional, la solución del problema del desempleo y el bienestar de los humildes eran más importante. Fidel pide unidad a los líderes de la CTC. Al igual que los reformistas nacionalistas, los líderes anticomunistas carecían de apoyo popular propio, por lo que dependían totalmente de él y la revolución. Este llamado a la unidad servia a los propósitos del gobierno, los sindicales comunistas poseían una gran experiencia y contacto con la URSS. Se comienza a expulsar a los sindicalistas que no cooperan con los nuevos propósitos; esto permite que el PSP asuma el liderazgo de los gremios locales. Para consolidar su poder a nivel nacional, el Estado debió ejercer un mayor control sobre el movimiento obrero. Hacia finales de 1960 el estado controlaba los principales medios de producción: Cuba ya no tenía una economía capitalista. Los trabajadores salvaguardaban sus centros de trabajo contra el sabotaje y estaban dispuestos a defender al país contra una agresión de los EU. La revolución había eliminado rápidamente toda actividad política autónoma: los sindicatos se sometían ahora a la lógica de la política revolucionaria.
Política revolucionaria y las clases populares
Fidel Castro no necesito de la celebración de elecciones para obtener legitimidad; el
hecho de redimir a Cuba de un pasado indigno y alcanzar el bienestar de las clases populares hacia merecedor al gobierno revolucionario de una incuestionable autoridad El nuevo gobierno debía promover el empleo, ampliar los servicios de salud pública y de educación y crear una nueva conciencia política entre las clases populares; hasta entonces, las elecciones solo frenarían la transformación radical. El propio Fidel Castro constituía el recurso político más convincente de la revolución. Poseía una habilidad excepcional ara interpretar y encarar la realidad cubana, y una extraordinaria capacidad para transmitir a sus seguidores la magnitud de la misión que debían cumplir. Se empezaba a identificar a la revolución con Sierra Maestra, y al pueblo con el Ejercito Rebelde, mientras que EU y los cubanos sin dignidad nacional representaban el enemigo. La dinámica de la revolución dio a un nuevo orden institucional. Por un lado, el Ejercito Rebelde y asociaciones agrarias supervisaron la transformación que tenia lugar en los campos de Cuba, y por otro, el Ministerio de Trabajo, la CTC y las milicias populares dirigían la movilización en las ciudades. La revolución polarizó ideológicamente al país, y no permitió la neutralidad: “Con Cuba o contra Cuba”. La ideología humanista contra el capitalismo y el comunismo se desvaneció como resultado del enfrentamiento con los opositores al gobierno. La cercanía a las EU no le permitió transitar esa tercera vía. La centralización del poder se convirtió rápidamente en un fenómeno concomitante de la revolución. Se trataba de evitar las discordias y la falta de resolución que había caracterizado a otras revoluciones. Era necesaria una autoridad central, decisiva y eficiente. Fidel retiró las armas a los estudiantes; no podía permitir que se crearan grupos de acción como los de la década de los cuarenta. Durante 1959 los liberales fueron desapareciendo del seno del gobierno revolucionario: Fidel se convirtió en primer ministro y un nuevo presidente asumió cuando el anterior se opuso a la creciente radicalización. Uno tras otro iban cayendo los reformistas mientras la revolución, sin paciencia ni tolerancia, arrasaba con la disidencia y las vacilaciones. En 1960 Cuba y la URSS firmaron un acuerdo comercial quinquenal que incluía la venta de 1 millon de toneladas de azúcar cada año y canción de 100 millones de dolares en créditos para la adquisición de equipo industrial. En marzo el barco La Coubre, repleto de armamento que Cuba había adquirido en Francia, estallo en el puerto de La Habana, y el gobierno revolucionario culpó a la Cia. En el funeral de las víctimas Fidel lanzó el llamado de "patria o muerte". En mayo de 1960 Fidel Castro anunció oficialmente en la Habana que el gobierno no convocaría a elecciones. La revolución polar ideológicamente al país y no permitió la neutralidad; el grito de batalla era: con Cuba contra Cuba. En junio las compañías norteamericanas se negaron a inhalar el petróleo crudo proveniente de La Unión soviética, el gobierno confisca sus propiedades. En agosto se nacionalizaron las propiedades norteamericanas. En septiembre, los Estados Unidos obligaron a la oea hacer oficial la condena al gobierno cubano, por lo que la revolución se lanzó a la búsqueda de nuevos aliados, estableciéndose Los lazos con la unión soviética Europa del este, y se afianzaba también la posición del PSP dentro de la nueva coalición gobernante. Y Fidel Castro creó los comités de defensa de la revolución (CDR). Otra organización nacida fue la Federación de mujeres cubanas en agosto de 1960. En octubre de 1960, cuando se nacionalizan las Industrias y el comercio, la revolución entró en una nueva etapa: el PSP, el DRE, e incluso pequeños grupos de Auténticos y ortodoxos, se unieron al movimiento 26 de julio y formaron una coalición más flexible, que en 1961 se convirtió en las organizaciones revolucionarias integradas (CRI). Antes de abandonar la presidencia de los Estados Unidos en enero de 1961, Eisenhower rompió relaciones diplomáticas con Cuba. En abril John F Kennedy envió una brigada invasora compuesta por exiliados cubanos con la misión de derrocar a Fidel Castro. La revolución social en Cuba tenía profundas raíces históricas y contaba con un extraordinario apoyo popular. Los Estados Unidos nunca dieron el apoyo aéreo que requerían los exiliados para establecer una cabeza de playa, por lo que las fuerzas revolucionarias rechazaron la invasión y tomaron prisioneros a la mayoría de Los Invasores. Cuba sale victoriosa de sus enfrentamientos con los Estados Unidos y Fidel declara el carácter socialista de la revolución cubana. La necesidad de consolidar una Revolución nacionalista llevó a Cuba el socialismo, a una alianza con la unión soviética y habla permanente hostilidad por parte de los Estados Unidos. A lo largo de las cuatro décadas siguientes el gobierno cubano tendría que asumir las consecuencias de su Victoria. La reafirmación nacional contra los Estados Unidos sería la consideración primordial Y lograr la supervivencia estaba por encima de todas las demás preocupaciones. Por el bien de la patria, pondría una férrea unidad tras la figura Fidel Castro: de esa manera, la política quería un sentido de disciplina militar que impedía la aceptación de la diversidad y la independencia de las organizaciones.