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EL UTERO EN LA ANTROPOLOGIA

Etimológicamente significado de la palabra útero, reseñada por primera vez en


castellano a finales del siglo XV, fue propuesto por Hyrtl (3), para designar el órgano en
cuyo interior se desarrolla el producto de la concepción, término que guarda relación
etimológica con uterus u odre. Por su parte, la palabra matriz, sinónimo de útero, hoy
forma parte del habla común en prácticamente todos los idiomas de raíz latina.

El odre (uterus) era una especie de saco hecho con cuero de cabra, con bordes cosidos
entre sí por todas partes menos por el cuello. El receptáculo resultante de la piel así
cosida, recordaba vagamente la forma de los úteros bicornes de los animales
domésticos, cuyos modelos anatómicos sirvieron de base a Galeno para describir el
útero humano.

Galeno, cuyas doctrinas anatómicas prevalecieron como fuente de saber y se tuvieron


por infalibles durante más de 15 siglos, suponía que el útero estaba formado por dos
cavidades, con unos anexos de estructura semejante a la del hombre pero «de una
naturaleza más fría, debido a su localización profunda en el interior del abdomen». Los
ovarios, a semejanza de los testículos, secretarían una auténtica simiente cuya unión
con la del hombre, daría origen al embrión.

Una creencia bastante extendida en la antigüedad consideraba el fondo del útero


humano como formado por siete cavidades o celdas (4), tres en el lado derecho, tres en
el izquierdo y una en el centro.

La supuesta existencia de siete celdas dio pie a que se elaborara una teoría, recogida
en los escritos de Parménides, en virtud de la cual el sexo del niño dependería de la
posición ocupada en el claustro materno. Si la simiente cae a la derecha, donde hace
más calor, se engendra un varón; sí a la izquierda, una hembra. Esa era la
consideración de extendida en las culturas griegas y romanas, no así la asiática que
adoptaba una relación inversa, cuyo impacto todavía perdura en muchas creencias
populares orientales.

En todo caso, la doctrina de las siete celdas dominó el pensamiento médico hasta bien
entrada la Edad Media.

El simbolismo el útero o matriz (5) se le relaciona universalmente con la fecundidad de


la naturaleza, en su calidad de matriz secreta y cerrada, donde se engendra a todos los
seres y los nutre. También la matriz forma parte de una serie de ideas en torno a la
reproducción, potencia y fertilidad. El útero, profundo y oscuro, simboliza la salud, la
fuerza, la continuidad y la vida.
Desde Aristóteles se ha asignado a la matriz un papel preponderante en la generación
humana. En su calidad de locus generationis, la víscera uterina no sólo se comporta
como un receptáculo pasivo, sino que además posee la facultad de concebir el feto, del
mismo modo que el cerebro concibe las ideas.

Para los psicoanalistas el útero recuerda en muchos aspectos las entrañas de la tierra,
un refugio cálido y oscuro del cual todo ha surgido y al cual todo habrá de volver algún
día. En opinión de Freud este sitio espectral no es más que la entrada al viejo hogar de
la humanidad, a esa morada en la que cada uno de nosotros se sintió por primera vez
en su casa.

Sin embargo, antiguamente, curiosamente, también se creía, que la matriz era la


causa de un número infinito de males. La exaltación de la libido femenina recibió en
otro tiempo el nombre de «furor uterino», por suponer que era justamente en ese
órgano donde radicaba su origen. Además, el útero, precisamente por su condición de
víscera oculta y enclaustrada, fue con frecuencia objeto de una atracción morbosa que,
en algunos casos, condujo incluso a la realización de prácticas mutilantes. Ejemplo de
esto fue Nerón , quien ordenó que le extirpasen el útero a su madre Agripina, por la
que sentía una enfermiza pasión, con el único fin de poder contemplar el sitio de
donde había salido

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