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AMPLIACIÓN II
ÍNDICE
Horas 06:00: Tres Barracas: Los dirigentes campesinos, encabezados por Norah Montero
de Racua, dialogan con los autonomistas, que en el punto de la zanja estaban
comandados por Ricardo Shimokawa, Vicepresidente del Comité Cívico de Pando.
Acuerdan que los campesinos retornen y los funcionarios prefecturales del SEDCAM y
dirigentes cívicos no los molesten. La mayor parte de los marchistas, principalmente las
mujeres con sus niños, dan media vuelta y se concentran atrás. Varios militantes cívico
prefecturales incumplen su palabra y persiguen a los marchistas con petardos y armas de
fuego. Hay enfrentamientos cuerpo a cuerpo. La camioneta roja, conducida por Pedro
Oshiro Maniguari choca (con personas y con un vehículo) y se producen disparos
desde varios lados.
Choque Sacari:
“Al llegar a Cachuelita constatamos que había una zanja en la carretera al otro lado del
puente, había sido con maquinarias del SEDACM. Salimos de Cachuelita rumbo a Tres
Barracas a horas 07:30 a.m. después de un enfrentamiento en Porvenir, en la plazuela
cerca del puente del río Cocamita continuamos nuestro viaje rumbo a Tres Barracas. Pero
antes de llegar encontramos una camioneta de color blanco incendiada.
“Había compañeros que se internaron en el monte porque fueron correteados, eso fue
entre las 9 y las 10 de la mañana. Cuando avanzamos, nuevamente nos enfrentamos, ahí
estaba la movilidad que manejaba el ingeniero.
MIGUEL RACUA:
“En esos momentos los choca una volqueta y escucha que tras el impacto alguien dice:
¡Carajo! ¿Por qué chocaste mi camioneta?”
También logra escuchar con claridad que ya en esos momentos la camioneta llevaba
heridos y 4 muertos.
Posteriormente sobrevienen varios disparos (“escucha los primeros 3 disparos”), y se
entera que había muerto una de las personas de la camioneta, pero sin saber quién era.”
Boyé: “Más adelante cuando mire a unos cincuenta metros le estaban sacando la…
injundia al ingeniero, el ingeniero se metió al auto y lo comenzaron a apalear, a apalear,
a apalear, a apalear.”
Boyé: “Llegué hasta donde estaba él le tiré un puñete a uno de ellos para defenderlo al
ingeniero.”
NN: “Había una camioneta de nuestro amigo Hugo Durán (Boyé) él venía huyendo
también.”
Boyé: “Mi camioneta más o menos estaba a unos setenta metros más adelante parqueada,
de ahí corrimos con el ingeniero todavía nos tiraron cuetes.”
NN: “El ingeniero Oshiro… subió yo me prendí del lado de la puerta no pude cerrar.”
Boyé: “El ingeniero logró subirse arriba de la carrocería y había una persona que se
cogió de la puerta de mi carro.”
NN: “No andamos más que un kilómetro o dos cuando hemos visto una camioneta de la
prefectura que estaba ardiendo.”
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Boyé: “Humo espeso negro, el humo, lo que pasamos por ahí a los cien metros estaba un
tractor agrícola azul y una camioneta parqueada de frente. Ya estamos cagados dije, ya
estamos emboscados.”
NN: “Yo le dije a Hugo Durán le dije: dale, acelerá más bien porque si no pasamos estos
nos matan.”
Boyé: “Porque nos comenzaron a balear del lado derecho así de un barranquito que hay,
miramos cuando corrieron, se alistaron y nos metieron bala allá.”
NN: “Nos agachamos los dos porque los tiros venían a su puerta de él, nos disparaban.”
Boyé: “Veníamos agachados y venía manejando sólo con la mano cuando sentimos el
impacto con la otra camioneta que estaba adelante.”
NN: “En el…, al momento de impactar con el carro tanto incluso que yo…pasé al otro
lado de la carretera seguí revolcando, seguí corriendo.”
Boyé: “Bájate hijo e puta me dijeron, bájate carajo, ahí me bajé con las manos arriba por
favor no nos maten le digo no nos maten le lloré le imploré que no nos maten, y el
ingeniero se bajó también acá a este lado, no nos maten, le digo no nos maten ya estamos
rendidos… no ahí vino zas uno sale lentamente pone un cartucho y pam nos disparó dos
veces negó la escopeta le agradezco al buen dios le juro que le agradezco negándole… dos
veces negó la escopeta, metió otro cartucho, metió otro cartucho el tipo ese, me apuntó
otra vez con mi mano y ya estaba decidido ya yo dije hasta aquí nomás es…le puse el brazo
y mano y sólo esperaba ya el tiro cuando escuché fue el tiro… resonó. Sonó el tiro y el
ingeniero estaba a mi ladingo, así a un metro casi, un metro, un metro y medio casi estaba
el ingeniero. El ingeniero me estaba mirando que pasaría porque el tiro fue aquí mi
hermano yo solo miré porque el ingeniero sal….”
DIGO:
lo dice el propio Boyé, la iba manejando él con una sola mano y Oshiro se
había trepado dentro de su carrocería huyendo conjuntamente del núcleo
de los disturbios para evitar seguir siendo golpeado.
5) La camioneta blanca incendiada era la que transportaba heridos a Miguel
Racua y Luis Cuellar y a otros dos más.
Reitero que he tratado de extractar de las filmaciones los sucesos que desde
el punto de vista Médico Legal puedan contribuir a una mejor y amplia
investigación de lo realmente acontecido, sin otro tipo de consideración
que no sea científica. En la mayor parte de ellas existe una discontinuidad
cronológica y pueden faltar otras secuencias que omitan o no nos permitan
ver la totalidad de los heridos o de lo realmente sucedido, pero a pesar de
estas dificultades he sido objetivo y pongo a disposición de la justicia a
todas ellas para objetivar verazmente los elementos sobre los cuales he
emitido opinión. Por supuesto, no me caben dudas de que aparecerán otras
filmaciones, pero ya esta tarea deberá quedar en manos del personal
investigativo. En última instancia, deberán confrontarse para sumar datos e
indicios.
EDGAR BALCAZAR
OSHIRO SHIMOKAWA
La etiología de estas lesiones son golpes, choques y roces con o contra objetos
duros.
Herida/as contusas sangrantes (Provocadas por golpes o choques con o contra objetos duros.)
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DOUGLAS DOMINGUEZ
Fue el primer rehén liberado y trata de que dejen pasar a los campesinos sin
originar problemas. Sin poder afirmarlo de forma contundente, aparentaría
tener una tumefacción sobre su pómulo izquierdo.
Manifiesta haber sido golpeada, pero en la parte del rostro que exhibe la
foto no se observan lesiones. Aconsejo remitirse al correspondiente
informe forense, en caso de haber sido examinada.
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NN.
Nair Yarari, campesina, dice que lo apresan y lo llama “el melenudo”.
Existen múltiples excoriaciones en esta parte del rostro, con aparente
herida contusa sangrante sobre la raíz de su ceja izquierda.
FRANZ FRANCO
Pero los golpes continúan sin que Racua pueda defenderse, tal como se
observa en la foto siguiente.
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Recordemos:
“AL EXAMEN FÍSICO PRESENTA:
1. Presencia de orificio de entrada de proyectil de características puntiformes a nivel
de epigastrio y orificio de salida en glúteo derecho.
2. CONCLUSIONES:
- Herida por arma de fuego.
- Hemorragia interna.”
La pregunta es obvia. ¿Hemorragia interna de dónde?
El resto de las consideraciones Médico Legales de la autopsia las he descripto
en la página 70 de mi primera peritación.
El fuego avanza y se oyen detonaciones con elementos que vuelan por el aire
dejando espiras de humo blanco.
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discrimincaciones que observó que estaba haciendo con las personas que
ingresaban heridas.
A) ALUCINACIONES FORENSES.
DIGO:
1) Se adelantó un año a los acontecimientos (ya advertido en la primera
parte de mi peritación)
2) En ningún momento intervino el ejército de Bolivia en dicha
fecha, como así tampoco Luis Cuellar posteriormente jamás
mencionó que miembros del ejército hayan disparado sobre él. Por
más que haya sido “aparente”, en ningún otro informe autópsico se
menciona tal circunstancia. Es decir, el “antecedente” militar lo
menciona el forense pero NO Luis CUELLAR.
3) CUELLAR fue herido camino a Tres Barracas a poca distancia de
Porvenir entre las siete y las ocho de la mañana –pero no a las
09:00 como dice el informe forense-, pocos minutos antes de la
muerte de Oshiro. Le disparan desde una volqueta y una camioneta
que los siguen. Él los ve, porque el disparo entra en el abdomen, o
sea que están ubicados de frente o a un costado. Cuéllar está
hacinado en la chata de un tractor con otras setenta personas
aproximadamente.
A) CLARIVIDENCIA FORENSE.
AFS 812 nos encontramos que en la lista del IDIF consta con el N° 40
Paul Diego ARROYO, de 19 años, con diagnóstico de “herida por arma
de fuego pierna y rodilla derecha”, con 15 días de impedimento.
Pero en la lista suministrada por el Hospital de Cobija, con el N° 27
hallamos a PAUL DIEGO ARROYO VANEGAS, de 19 años, con
diagnóstico de “policontuso”.
El primer diagnóstico omite las contusiones y el segundo omite las
heridas por disparo de arma de fuego. Pero créase o no, SE TRATA DE
LA MISMA PERSONA.
O se equivocaron los médicos del Hospital o se equivocaron los
forenses, por lo que sería de real importancia solicitar la
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ANTECEDENTES:
Refiere haber sido víctima de agresión física el 11/IX/08. En el Porvenir-Cobija. Valorado
en UNITAS L.P el 24/IX/08.
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REVISIÓN MÉDICA:
Heridas contusas en proceso de reparación de 0,5 cm. región pecyoal izq. En región malar
geniana izq. De 0,5 cm. Cicatrices numulares de 0,5 cm. cara interna y en cara anterior
codo izquierdo. Refiere dolor región pectoral izquierda. A la palpación presencia de
cuerpo extraño.
CONCLUSIONES:
Contuso.
Se indica quince días de impedimento, excepto complicación.
IX.-ROSTROS INDENTIFICADOS
SEBASTIAN MAMANI
VEAMOS SU TESTIMONIO:
“Realmente yo soy un funcionario más del municipio de Filadelfia.
Cuando ellos empezaron a abrir fuego y nos cercaron yo quise escapar, como yo soy de Porvenir,
conozco también Porvenir, mi pueblo, nací, me crié allá, parte de mi primaria yo estudié en
Porvenir, ya mi secundaria porque ese tiempo no había colegio allá yo me vine a estudiar acá ya
mis padres se vinieron a vivir a Cobijas y acá en Cobijas yo estudié la parte secundaria, entonces yo
conozco mi pueblo y conozco la gente allá y la gente también me conoce, cuando yo quise
escapar, salir para algún lado me gritaban: allá esta “payo”, o sea, mi nombre es Raúl pero mi
apodo es payo, ahí está payo, el traidor, el traidor, cójanlo, cójanlo, mátenlo, decía otro. Y yo
cuando me vi esa situación comencé a correr para el otro lado, igual del otro lado también, yo ya
estaba cercado. Lo único que vi fue una casa con una ventana así abierta yo me tiré por esa
ventana así y caí hacia adentro de la ventana, caí adentro de la casa de un amigo, conocido de ahí
de Porvenir que yo no puedo que es amigo, es conocido y caí adentro de la casa y él me dijo qué
es lo que estaba haciendo y le dije que me haga un favor de refugiarme porque quieren matarme,
están tiroteando le dije, nos han cercado. A ver, quédate un rato ahí me dijo, ahí me quedé en su
casa, adentro.
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De adentro yo espiaba cómo disparaban, cómo la gente iba cayendo, los masacraban a nuestros
compañeros campesinos los collas y ahí a sangre fría los mataban. Ahí miraba cómo les metían
fuego a las movilidades del municipio, miré mi camión prender llama cuando le metieron fuego
explosionó mi camión y quedaron las cenizas nomás del camión, de todos los camiones, eran tres
camiones, dos camionetas y un tractor que estaba siendo traslado de los campesinos, un tractor
agrícola.
Ahí yo solamente quedé mirando de adentro de la casa cuando más tarde el dueño de la casa me
entrega al grupo, había unos compañeros también refugiándose en la casa, me entrega al grupo,
me saca afuera porque me dice que le iban a meter fuego en su casa, bueno hacele una disculpa
del muchacho. Ahí me sacaron, un amigo, era un amigo conocido allá me pone el rifle en el pecho
me dice: te voy a matar traicionero, vos sos un traicionero a tu pueblo, por qué no nos informaste
vos que ustedes venían con armas. Yo le dije: armas de adonde si nosotros sólo estamos
conduciendo a la gente que venía de allá de los municipios del lado de Puerto Rico, ellos venían
solamente con las manos limpias, le dije, ellos no traían ningún arma, le dije. No, vos sos un
traicionero, un mentiros, a vos te voy a matar. Ahí parece que él no tubo coraje de disparar,
cuando él puso el rifle en el pecho para disparar yo le dije: dispará, dispará. No tuvo coraje, ahí me
dijo: te voy a entregar al grupo y pa! Me empujó y me entregó al grupo.
Ahí en el grupo comenzaron a golpearme, a masacrar, me pateaban me puñeteaban, de todo.
Ahí estaba la prensa, ahí un muchacho dijo: no lo golpeen mucho que están filmando, ellos tienen
filmación de cuando me golpearon y ahí dejaron de golpearme y empezaron a hacerme preguntas:
quién me había mandado, por qué estaba yo ahí. Y yo le dije yo soy un funcionario de la alcaidía,
ustedes bien saben, me conoce, soy un funcionario yo cumplo con mi trabajo le dije, a mi me
mandaron a recoger esta gente yo estaba viniendo solamente con los campesinos haciendo el
traslado de ellos para Filadelfia. No que a vos te pagó Chiquitín, a vos te ha pagado $200. Chiquitín
es Miguel Becerra un señor jefe de la agrupación ciudadana El mar? Mire, con esa señora hace
tiempo que yo no hablo, le dije, porque ella trabaja en Filadelfia. Ellos me dijeron: no, es mentira,
vos estás pagado, a vos quién te mandó. Me ha mandado mi alcalde, le dije, a recoger esa gente,
yo sólo venía con esa gente, nada más. Entonces que venga tu alcalde ahora. Sí, ese criminal que
dio el armamento. Mirá, a mí eso no me consta nada de eso porque yo no he visto le digo, cuando
yo digo eso viene un muchacho aquí Franco, conocido de Porvenir, me dijo: vos dejaste de ser mi
amigo, vos ahora vas a saber lo que es traicionar a tu pueblo. Yo no soy ningún traidor le digo,
simplemente veo la injusticia que está habiendo. Cuando digo eso ahí sentí el manazo que me dio
aquí pa! Y de ahí quedó mi oído silbando, sonando, me dio un señor manazo aquí en mi cara, y
ahí empezaron a masacrarme, a puñetearme, a patearme, me tumbaron al suelo, mi cara era
así… ya no se entendía mi cara bien hinchado de los golpes, de las patadas que me daban en el
suelo. Me han masacrado bastante ahí en el suelo y me partieron inclusive aquí mi cabeza no sé
si fue con palo o ha sido con alguna pistola, la cuestión es que yo me vi ensangrentado nomás,
cuando la sangre caía salía tanto de mi cabeza así del golpe que me dieron como de mi nariz, la
sangre. Y me tiraron así de bruces en el piso. Ahí un rato me estaba queriendo ahogar con mi
misma sangre porque era hasta sangre que botaba en el piso, levanté mi cabeza para
acomodarme así un poquito cuando otra patada aquí en la cara. Ahí me patearon por aquí,
saltaban encima en mi cuerpo ahí echado, saltaban en mi columna que está todavía dolorida y
ahí veía que los sacaban de la casa a otros compañeros campesinos, a una señora la masacraron
también, la golpearon feo, gritaban.
Había un Kolla, yo no sé porque verdaderamente no me dejaban levantar la cabeza para poder
identificarlo, había uno tapado así en la cara con polera, sólo quedaba esto de aquí destapado
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para poder mirar, no se ha identificado bien, ahí solamente yo identifiqué los hermanos Franco
que estaban ahí que son conocidos, lo identifiqué bien que fue uno de ellos que me golpeó, el otro
fue el que me puso el arma en el pecho. Y querían obligarme a que yo hable, que yo diga que
Chiquitín era el que nos había dado armamento, que el alcalde de Filadelfia nos había dado
armamentos, que la delegada presidencial nos había dado armamentos, querían que nosotros
hablemos cosas que no habían sucedido, que no había por qué estar mintiendo, querían echarle
toda la culpa a estas personas que ellos eran los cabecillas, según ellos decían, nos habían
proveído de armamento. Y yo me negué, realmente me negué yo a eso y ahí más me golpeaban.
Y cuando yo miro a un Kollita que lo traía así a cogotazo golpeándolo, masacrado, así parado, yo
quise reconocer la persona, volvieron a patearme, no me dejaron levantar la cara, la cabeza,
sobre el piso me pisaban la cabeza aquí (señala nuca) para que yo no pueda levantar mi cara
para poder reconocer.
Cuando yo escuché un impacto, un tiro que sonó y escuché el golpe que cayó po! Al suelo, yo de
reojo así como estaba la sangre sobre mi cara en el suelo, miré así por abajito y ya estaba muerto.
Vi que era un Kollita, no sé si ese era de la Normal, porque allí en Filadelfia había un estudiante de
la Normal o es otro pueblito en que vivía.
Bueno, yo ya ver todo eso, nos cogieron a los que estábamos ahí en el suelo que caímos como
rehén y nos subieron a una volqueta del ¿CERCAN? Ahí igualmente nos caímos con la cara hacia
abajo, no nos podíamos levantar porque venía uno armado en una esquina, otro en otra esquina,
el otro en la otra esquina, venían armados con rifles. Levantan la cabeza ustedes, lo matamos, nos
decían. Y como parece que estaban drogados ellos, inclusive había un borracho ahí, estaban
tomando para crear coraje será.
Ahí nosotros nos levantamos, los vamos a llevar a Cobijas, allá en camino ustedes van a morir, allá
a ustedes los van a matar. Nosotros ya nos hacíamos muertos, la verdad que ya pensábamos todo
eso, que llegamos acá y si ya nos han masacrado harto, acá en Cobijas nos terminan.
No nos dejaron en camino, nos llevaron al Comité Cívico de Cobijas, ya estaba la gente alborotada,
hasta gente había gritando, pidiendo nuestra cabeza: ¡mátenlos, mátenlos!, ¡sos sin vergüenzas,
esos traidores, mátenlos!, decían. Iban bajando mis compañeros de la volqueta y los iban
recibiendo con palos, ahí yo salté y justamente cuando yo salto, un amigo de mi madre que es casi
pariente, lo conozco “yoigofará” le dicen, levantó el palo para darme, cuando él me reconoció se
quedó con ahí con el palo, no tuvo valor para darme, porque yo dije aquí ya me matan, la verdad
que yo me sentí ya muerto ahí.
Mi hermana me buscaba, le contaron y me buscaba, la dueña de campo grande Ruth Mercado,
ella, Miguel presidente, el ministro Quintana, todos la conocen porque han hecho un acto allí, han
ido a comer en un restaurante muy importante, el mejor restaurante que hay en Cobijas, el más
prestigioso, la conocen a mi hermana, y ella fue la que me salvó. Se metió, tuvo valor y gracias a mi
hermana yo estoy contando este relato. Me ha salvado mi hermana, muy valiente mi hermana. La
golpearon le jalonaron su cabello, por encima de ella me apalearon igualmente también ahí. Igual
ella gritó, ella dijo: es mi hermano, no lo golpeen más, ya lo han golpeado lo suficiente, y no hacían
caso. Ahí ella me cogió y me metió por entre medio de la gente y me metieron adentro del Comité
Cívico.
Ahí me sentaron, ahí querían hacerme hablar de nuevo, cosa que yo realmente no sabía, que no
he visto y no tenía por qué hablar cosas sin fundamentos, obligarme a que yo diga cosas que no
existió de armas, ¿qué armas teníamos nosotros?, ninguna. Querían que diga que Chiquitín, que
Nancy, que el alcalde de Filadelfia nos habían dado las armas, o sea, cosa que ellos querían echarle
como ese dicho que dice que nosotros acá tenemos a los bandidos, el burro muerto a esas
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personas, siendo ellos los autores de la masacre. Yo me callé, no dije nada, yo sólo sentía los
manazos, los puñetes que me daban, mi cuerpo ya estaba adormecido, ya no sentía los golpes,
realmente ya no los sentía y sólo lo que hacía era recibir los golpes porque mi hermana ya
también se paró a un lado, inclusive cuando yo estaba bajando de la volqueta mi hermana no me
reconoció bien, porque parecía un monstruo mi cara, mi cara era masacrada por demás hasta que
hablaron mi apodo, ella vino y me cogió y entramos al comité cívico.
DIGO:
Como vemos, ha recibido una feroz golpiza que no fue volcada a ningún
informe médico forense.
“Diter Tupa Matty, posa junto a maquinaria pesada en la Villa Epitaciolandia – Brasil.
Diter Tupa Matty, nació en Tucupí, Provincia Sud Yungas La Paz, el 14 de septiembre de 1980.
Radicaba en la comunidad de Espíritu II, cantón Arroyo Grande, Municipio de Filadelfia, Provincia
Manuripi. La esposa Tilnel Moya Capiona, nació el 14 de julio de 1983, en Palos Blancos, provincia
Sud Yungas, Departamento de La Paz. Tienen un solo hijo, Adriel Tupa Moya, 3 de mayo de 2004.
En 2003 se establecieron en la comunidad Espíritu I. Los moradores analizaban la situación de los
habitantes y su relación con el tamaño de tierras. Acordaron en reunión, que, por de insuficiencia
de tierras fueran trasladadas 24 familias a la comunidad de Espíritu II.
El Viceministro de Tierras, estuvo presente en la comunidad Espíritu I, colaboró al traslado de las
familias, en movilidades en octubre de 2007, a la comunidad Espíritu II (próximo a la comunidad
de Alianza), ahí nos dieron tierras en concesión.
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A los pocos días de establecerse fue nombrado Vocal de la organización sindical campesina de la
comunidad.
El 10 de septiembre estuvieron chaqueando, cortaba tablas, para construir su casa. En esas
circunstancias llegó una convocatoria de la Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos
de Pando, recibió la instrucción de comunicar a los comunarios. Él se caracterizaba por su
disciplina y cumplimiento de instrucciones. Una vez que comunicó a los comunarios, alistó plato,
cuchara, jarro, que pedían en la convocatoria.
La esposa, recomendó que llevara dinero, para que aprovechando su viaje comprara gasolina.
Estaba previsto tres días para su viaje, al término de los cuales, retornaría. Era muy responsable,
jamás faltaba a una convocatoria de sus dirigentes. Partió junto a su hermanastro Rómer Ramírez
Diter insistía en que viaje su esposa e hijo, ella prefirió quedarse, tomando en cuenta que el viaje
era por sólo tres días. Le preocupaba dejar sus animales. Y a él le preocupa dejarles solos, porque
viven un poco aislados de la comunidad, de la escuela. Así salieron el 10 de septiembre, terminada
la jornada de trabajo.
Tilnel, la esposa, dijo: “esa noche no pude dormir, me sentía intranquila, tenía la sensación de que
algo malo le estaba pasando a mi esposo, me levanté muy temprano y fui a la comunidad en busca
de radio, para comunicar a mi cuñado Pablo, que estaba de viaje su hermano a Cobija, no había
posibilidad de comunicarse”.
Sobresaltada recibí la comunicación de César, familiar de Diter, a través de la radio que Rómer
está en calidad de rehén en el Comité Cívico, y que quieren quemarlo. No tiene noticias de Diter.
Desesperada encargué a que busque a mi esposo, que averigüe en el hospital, ya que a esa hora ya
se conocía de heridos.
Quédate atenta a la radio me dijo. Fue una eternidad. Entonces me llamó al terminar la tarde,
comunicándome que Diter estaba muerto y que lo retiraban del hospital. No había manera de
movilizarme. Caminé hacia Cobija algo más de 6 horas con mi hijo a cuestas, en el camino me
encontró mi cuñado Roger que llegó con un taxi expreso.
Llegamos a Cobija, se velaba en la casa de una vecina, en Cobija, estallé en lágrimas desesperada,
él no hizo daño a nadie, somos gente de bien. Lo enterraron en el cementerio general de Cobija.
Al otro día, averiguaba, quien lo mató. Entonces supe que en Porvenir, los que se encontraban en
la marcha, en este caso, junto a mi esposo, se comunicaban unos a otros lo que sabían, por
instinto, por temor a morir en cualquier momento sin comunicar lo que sabían sobre la masacre.
Fueron trasladados heridos y testigos claves a la ciudad de La Paz, donde confirmaron lo
averiguado en Porvenir.
Al ver la decidida acción criminal de los sicarios, muchos se escondieron debajo de la casa de
madera, Dieter logró ocultarse en el baño, fue entonces que la dueña gritó, alguien se ocultó en el
baño. Ingresó el matón Percy Hurtado, (se dice que es mecánico del SEDCAM) le agarró de la
polera (hombro derecho) lo sacó a la fuerza, Dieter pidió que por favor no lo matara, porque
tiene familia, tiene un hijo. A lo que respondió el sicario, por orden de Leopoldo Fernández vas a
morir, todos los collas y campesinos van a ser exterminados… y disparó a quemarropa sobre el
pómulo derecho, junto a la nariz, saliendo la bala por el occipital.
Quienes estaban ocultos en el girado (espacio entre el suelo y la casa de madera), escucharon y
vieron todo el drama, identificando plenamente al asesino.”
DIGO:
Uno de los principales testimonios –el de su esposa- se refiere a que, antes de
percibir que lo iban a matar sin piedad alguna y totalmente indefenso como
se hallaba, ofreció la llave de su moto al victimario a cambio de su vida.
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momento pero creo que fue sobre todo por el miedo y para salvaguardar su integridad. Era gente que venía
muy golpeada que tuvieron que fugarse del hospital burlando ese cerco que habían puesto los funcionarios
de la prefectura anterior en aras de salvar la vida. Creo que fue una situación bastante crítica y molesta
porque en definitiva, sobre todo para el personal de salud creo que si bien algunos tienen posiciones
políticas, creo que en el hospital no se llegó a manifestar esto. Se mantuvo la neutralidad en ese sentido en
aras de brindar la asistencia que cualquier herido requiere, no es cierto? yo personalmente no puedo decir
que vi alguna discriminación, alguna expresión de algún profesional tratando de seleccionar el tipo de
herido, pero lo que si me llamó mucho la atención fue la intromisión de gente foránea del hospital, gente
que trabajaba en las dependencias de la prefectura que se hizo presente en ese lugar tratando de tener un
control total de la actividad del recinto hospitalario. Creo que fueron horas molestosas, todos los que
entramos a trabajar siete y media ocho de la mañana tuvimos que irnos a las casas a las ocho y media nueve
de la noche después de haber acabado toda la jornada y por lo menos haber garantizado cierta seguridad a
todos los heridos no?
Después ya se sucedieron ciertas cosas como la llegada del personal militar durante el estado de sitio en
Cobija que creo fue en ese momento la medida más oportuna en aras de pacificar y bajar un poco el humor
de la gente, porque era una situación bastante complicada de… había amenazas a varios médicos, de hecho
nos amenazaron, sabemos quiénes son, pero creo que había una situación muy tensa en ese momento.
Lo único que sé es que él (Lutfi) como director departamental de salud en ese momento seleccionó uno o
dos médicos y trabajó en Porvenir. Llevó una ambulancia de acá incluso para enviar los heridos desde
Porvenir. Llevó dos médicos para reforzar la guardia médica de Porvenir… existen muchos comentarios que
personalmente no puedo darlos como verídicos.
Vivo acá desde hace 12 años, tengo un relacionamiento con mucha gente que he operado y he tratado
desde que llegué. Conocía y conozco a muchos de los trabajadores de caminos que estuvieron involucrados
en estos hechos… sí hubo una situación que era de conocimiento de quienes se mantenían en nivel
jerárquico tanto de la prefectura como del hospital. Ellos sabían lo que estaba sucediendo y lo que iba a
suceder. Los que nos estábamos desayunando éramos los operativos, la gente de base… nos molestó mucho
el hecho de ver a mucha población vinculada al comité cívico y a la prefectura de pando, muy enardecida,
muy cargada de odio hacia los sectores campesinos. Mucha gente que trabaja en el hospital no entendía por
qué. Se puede discrepar, esa es la maravilla de la democracia, poder trabajar y pensar diferente y trabajar
por este país que necesita mucho de sus recursos humanos.
DIGO:
Si, como dice el Dr. Antezana se fueron clasificando todos los heridos,
entonces hay que solicitar una lista completa de ellos, para saber cuáles
fueron los que se escaparon del hospital para salvar sus vidas con heridas
importantes y otros muy golpeados. Una vez localizadas estas personas,
habría que evaluar médico legalmente las secuelas y las incapacidades
resultantes, a pesar del tiempo transcurrido.
A la gente del Sedcam, a la gente de la prefectura los atendían en el Porvenir. Bueno en si atendían a todos,
pero solo que la gente campesina no podían atenderla porque la gente del Sedcam entraba y los
terminaba, o sea querían entrar ahí…. en si llegaron a entrar con las armas a mirar, pero los que llegaron
ahí, llegaron muertos.
No había nada, nadie vivo ahí. Los iban amontonando ahí en un cuartito. Cosa grave mirar como los traían
y los botaban ahí.
Había gente de Sedcam que entraba armada a liquidar a los que estaban en el hospital, eso yo vi.
La única autoridad era solo el director, el Dr. Lutfi
Pero nadie decía nada, porque si vos querías frenar se te iban encima de vos. No había como... preferible era
callarse, tratar de esconderlos. Yo hubo unos dos que no los metí, los metí en la ambulancia y me vine
directo aquí al hospital de Cobija.
A muchos de ellos los metieron en la unidad de terapia intensiva y dentro de la unidad de terapia intensiva
hay otro cuartito donde hay un aislamiento con baño y todo, y algunos los metieron ahí adentro de ese baño
porque la gente llego a meterse hasta la terapia de Cobija.
La policía no se apareció para nada, porque ahí los exterminaban a la policía. Ahí los únicos que controló y
ayudó fue la gente que trabajaba ahí adentro. Y así mismo le costó el cargo al director del hospital, el Dr.
Sequeiros. De eso, hablen lo que hablen él fue el que puso el pecho, se puso adelante y a no dejar entrar a la
gente. A un policía fue y lo rescato de ahí en medio de la turba. Donde estaba el bolleo, él lo resguardo.
En el hospital de Cobija inclusive había agente que dormía ahí en la terapia cuidando que no se escapen.
Hubieron que sacarlos por atrás del quirófano y de noche y tuvieron que cortarle el cabello, pelarlo para que
no los reconocieran, había vigilia en el hospital. Y quien llego a sacarlos fue el defensor del pueblo con la
cruz roja y lo mandaron directo a La Paz.
Levanté al hermano de Miguel Racua que ya estaba muerto, al Bernardino y después de parte del Sedcam al
Céspedes que estaba muerto.
Lo levanté de ahí de la canchita, porque llamaban “ambulancia” y yo entre y ahí lo sacaron, pero antes de
eso yo me detuve y se entro la ambulancia de la Caja Nacional y cuando entro la ambulancia de la Caja
Nacional le dispararon y le quebraron el vidrio y le paso la bala así por la oreja del chofer... de esa manera yo
me detuve, entonces yo me entraba nomas hasta donde empezaba la canchita. E inclusive a esos muertos
no nos dejaban que nos nosotros los traigamos en la ambulancia. La misma gente. Al otro día se trajo un
muerto que se lo hallo adentro del rio. Se lo trajo en la ambulancia.
Esos muertos llegaron aquí a Cobija, fueron cinco u ocho creo, en un carro. En el carro del vivero que estaba
encargado el ingeniero Flores. Un carro blanco con carrocería de madera.
En Porvenir vi cuerpos sin vida, pero tampoco no sabía quién eran. En la hora que yo mira habían cuatro y
llegaron ocho, se ve que habían recogido más. Y de esos ocho que llegaron aquí a Cobija, uno inclusive era el
padrastro de uno que trabaja conmigo en el hospital. Su padrastro de él, cuñado de la ex administradora del
hospital. Que entre el, yo y la señora Marcela, fuimos y lo sacamos de allá de donde era la morgue, porque
ni siquiera lo lograron meter a la morgue, en el pasillo así de donde era la morgue fueron y ahí lo tiraron.
Inclusive fuentes familiares antes que los metan en el hospital, de ahí bajaron no sé cuantos, los bajaron a
sus familiares y los llevaron a sus casa a velarlos. Sin pasar por la morgue, sin hacer un examen de nada.
Gente fueron y los bajaron ahí.
Hubo heridos que llegaron, pero ya después que ya la gente fue calmándose, incluso los dos últimos heridos
que traje los cogieron de rehén, ellos los cogieron en no sé qué parte, los apalearon, los patearon, puñete,
de todo los hicieron sangrar la nariz, la boca y por último les exigían que les digan quien les habían pagado.
Les preguntaban “¿fue fulano de tal?, ¿cuánto te ha pagado?”
Ellos no tenían que mas hacer, tenían que obedecer lo que ellos les decían, inclusive el periodista este
¿Mopi? Que era de la prefectura él era el que hacia las preguntas. El decía “¿fue fulano de tal?, ¿cuánto te
ha pagado?” y por último se iba la prensa y después lo llamaban de nuevo a la prensa y ahí le hacían decir lo
que le habían dicho. Eso fue ahí en la rotondita ahí llegando a Porvenir.
Y por ultimo hubo uno que cogió su revólver calibre 22 y le pego 2 tiros en el pie. Eran jóvenes, eran collitas,
esos los metimos a la caja nacional. No los metimos al hospital porque era para que lo terminen, la gente.
Esos fueron los últimos dos que yo los traje.
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Aquí en el hospital no hubo esa discriminación, pero en el hospital de Porvenir existió pero existió forzada
porque la gente no dejaba que dejarlo atender, la misma gente que estaba ahí, porque se lleno el hospital
de Porvenir y porque entraban armados con sus rifles y escopetas y revisaban cuarto por cuarto, buscando,
pero los que llegaron ahí llegaron muertos.
Su gente del lado del Sedcam ellos los dejaban, ellos mismo los metían al hospital para que le hagan los
primeros auxilios y después recién los despachaban par acá para Cobija.
Hubo herido de palo, hubo apaleados todo eso. Y del primer enfrentamiento se que también se que llegaron
heridos de palo y de bala. Y del lado de ellos se que murieron dos nomas. El ingeniero Oshiro y el Céspedes,
esos dos, de bala. Pero otros de bala de ellos no, fueron puros apaleados.
Al día siguiente yo volví ahí con la ambulancia con mi otro compañero. Hemos ido, fue una cosa increíble ver
esa gente como salían del monte, descalzos, esos niños de 4 – 5 añitos ¿cómo han dormido esa gente en el
monte? Saber que una noche un grande puede pasar donde sea, pero un niño.... eso es algo que me llamo la
atención y que jamás quisiera ver eso, volver a ver más, o sea que la gente misma piense, recapacite, razone
que con la violencia no llegamos a nada. Esos niños ¡como lloraban de hambre! ¡Como lloraban! Picados de
mosquitos
Del monte rescaté, aproximadamente, cuando llego un carro a socorrerlos, un mercedes, ese día de ahí de
esa comunidad unas 20 personas entre niños y adultos y antes de eso como a las 6 de la mañana otro grupo
mayor como unas 50 se habían ido por el monte, salir adelante de un lugar llamado … entre …. Adelante del
cedro y Santa Lourdes creo que está ahí. Por ahí… porque una persona que vive ahí conocía y los mando con
uno que conocía el monte. Pero a esas personas no las vi.
Hemos llevado medicamentos, había unos heridos de bala. Pero solo que no se encontraban. Tenían heridas
en las piernas los brazos, pero solo que las balas no habían llegado a mayor, habían cogido solo carne no
habían tocado hueso. Entonces se les hizo los primeros auxilios curativos, porque los quisimos trasladar
hacia acá pero ellos no quisieron por nada del mundo venir a Cobija a ser atendidos en el hospital.
Prefirieron irse así. Todos abaleados, todos heridos. Y esos se fueron Esa gente volvió a su comunidad...
mayormente eran de Valparaíso, del lado de la provincia Gonzalo Moreno, de ese lado la gente que vino y
así como estaban de abaleados se regresaron. No quisieron quedarse, no quisieron venir al hospital.
De los 57 que hay en la lista de heridos hay 20 no están registrados. Y después de los 50 más que se fueron
por monte habían heridos también. E inclusive había uno que pillamos que estaba bien herido mal, un tal
Borobobo. Que ese si llego al hospital. Ese si yo lo traje. No quiso venir en la ambulancia se vino en un carro
particular. Pero nadie sabía que el venia.”. ///
DIGO:
El relato habla por sí mismo y me exime de todo comentario. Solo voy a
destacar que:
En el primer párrafo que destaco en negrita, sus dichos se contradicen con los
del Dr. Lufti, quien dice que fueron atendidas muchos campesinos heridos,
casi la mayoría por arma de fuego.
El segundo párrafo que destaco en negrita se refiere a que Jorge
BOROBOBO VACA, de 39 años (AFS. 780), fue reconocido por el forense
Víctor MENDEZ CUIZA e recién el día 18 de septiembre de La Paz, con
diagnóstico de “Heridas contusas”, con 15 días de impedimento.”
Mientras tanto, no sabemos qué fue de su vida desde el día 11 hasta el 18.
Estuvo en el hospital, por lo que aconsejo solicitar la Historia Clínica a fin de
determinar fehacientemente la naturaleza de las heridas sufridas en su
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Más aún, refiere que “después del 11 de septiembre estaban más armados
que Rambo.”
No se muestra impulsivo sino decidido a todo, como si no hubiese nada que
no pudiera hacer: refiere “soy decidido a todo pero no matón”, es decir, no se
considera un hombre jactancioso y pendenciero que procura intimidar a los
demás.
Pero no obstante su comportamiento no es sumiso, no es un matón y menos
aún un “sicario”, pero, si sus dichos son ciertos, no ha evitado
conscientemente el peligro que significaba armar a los campesinos.
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El total observable en las fotos son entre 23 y 26 orificios, sin que se pueda
determinar el calibre ni si existieron otros disparos sobre los vidrios de las
puertas, lo que deberá ser evaluado por expertos en balística. A simple vista no
parecen ser de 22 mm sino de un mayor calibre. Pero no son 300: se ven
solamente 23.
Continuado con su relato: dentro de la camioneta venía agazapado junto a una
mujer, que apenas levantó la cabeza le dieron un tiro que la mató. Abrió la
puerta para salir, cubriéndose con el cadáver de la mujer, a la cual dejó en la
camioneta. La realidad indica que éste cadáver jamás apareció, -no consta
en ninguna de las autopsias- por lo que, a fin de determinar la veracidad de sus
dichos, habría que tratar de determinar si realmente existió.
A pesar de no haber llegado a los 300 tiros, llama la atención que quien
estuviera dentro de la camioneta resultara ileso. Alpire dice que los proyectiles
no ingresaron al interior de la camioneta, pero las fotos de las filmaciones lo
desmienten.
Posteriormente la camioneta fue incendiada y en determinado momento
comenzaron a oírse explosiones, de no mucha intensidad, con algunos
elementos candentes que saltaban por el aire dejando volutas de humo blanco,
tal como ocurriera previamente con la camioneta roja.
Pero si dentro de las camionetas había armas, llama poderosamente la
atención que no se hubiese secuestrado ninguna de ellas. Si bien las
culatas de madera se prenden fuego, los caños de acero resisten el
incendio, tal como ocurrió con la carrocería. Hubiese sido la principal
evidencia de la existencia de ellas.
La foto siguiente demuestra que la camioneta fue baleada antes de que se
la incendiara.
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La caja de la camioneta está en llamas sin que se haya producido aún ninguna
explosión.
Respecto de las explosiones, Alpire refiere que un tal Franco le colocó dos
cajas grandes de cohetes de 12 tiros. Además, él tenía un bidón con 50 litros
de diesel en la caja.
Pero la foto que sigue muestra de forma evidente algo distinto:
Las explosiones ocurren antes de que la caja esté totalmente en llamas, y
claramente se las ven por detrás de la caja. Es decir, lo que explotó no estaba
en la caja de la camioneta y fue previo al incendio casi total de ésta parte de
la Hilux. No obstante, aconsejo una peritación de la filmación por expertos en
explosivos e incendios.
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Dice: “No sé como sucedió la muerte del ingeniero, pero estaba armado
cuando apareció muerto.”
“Les disparaban a ráfagas con salones Marlin automáticos de 16 disparos y
ametralladoras de 30 tiros calibre 22.” “Les disparaban desde 3 flancos.”
“Estaba con 10 personas dentro de la camioneta Hilux 2008. Había una
señora que le dijo que estaba chuteada.” (Es decir, la habían herido de bala)
Asegura que ellos no llevaban armas, reasegurando su respuesta con un:
“¿Dé Dónde?”
En la segunda entrevista, ya con una chomba “Polo”, AFIRMA LO
CONTRARIO:
1) Estaban armados.
2) La mujer herida pasa a ser la muerta con la cual él se protegió.
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CONCLUSIONES
A través de la historia que Blusher Alpire nos cuenta –es solo mi parecer-
exhibe un comportamiento manipulativo para sacar un provecho (no es mi
trabajo suponer que sea de tipo político o similar) o para poder obtener una
gratificación material.
Busca con afán la atención de los demás, como si desease ser halagado por
su «superioridad», pero al mismo tiempo espera ser visto como frágil, con lo
cual también logra atención sobre sí mismo.
Intenta parecer más de lo que es. Tiene un sentido grandioso de
autoimportancia, sobrevalorando sus capacidades y exagerando sus
conocimientos y cualidades, con lo que da la impresión de ser jactancioso y
presuntuoso, y como dije al principio, con un toque de fanfarronería, es decir,
de vanagloria y petulancia.
Da todo por sabido, incluyendo su relato de haber formado parte de la custodia
personal presidencial, y, como es de suponer y lo dice, de las debilidades que
presenta el sistema, haciendo del presidente un objetivo fácil ante un atentado.
Es decir: las pretensiones de estos sujetos se demuestran en las expectativas
irrazonables de recibir un trato de favor especial. Esperan ser atendidos porque
sus prioridades son tan importantes que los demás deberían ser
condescendientes con ellos, por lo que se irritan si los otros no les ayudan en
su trabajo «que es tan importante».
Esperan que se les dé todo lo que deseen o crean necesitar, sin importarles lo
que les pueda representar a los demás.
Estas personas, además y como lo hemos escuchado, pueden mantenerse
ajenas al daño que puedan hacer sus comentarios.
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Sus mentiras y sus verdades a medias –a fin de ser todas ellas demostradas-
deberán ser entonces objetos de una minuciosa investigación, tal como por
ejemplo lo que cuenta del incendio intencional de la alcaidía de Filadelfia.
Reitero que esta parte de mi peritación ha sido solamente la descripción de
algunos rasgos de la personalidad de Alpire, basadas en sus declaraciones y en
la forma de hacerlas. Ello no constituye diagnóstico psicológico alguno, sino
solo una aproximación a su forma de ser, ya que si se sospechase que pudiera
existir algún trastorno de su personalidad, deberá hacerse a través de los
estudios pertinentes y de peritos Psicólogos Forenses.
En su Capítulo III, Página 111, su artículo 33 dice: “Es obligación del médico
ceñirse en todos sus actos a la más estricta corrección y probidad, no debiendo en
ninguna circunstancia extender certificados falsos o de complacencia.”
Concordantemente, el Artículo 201 del Código Penal, refiriéndose a la
falsedad ideológica en el certificado médico expresa:
“El médico que diere un certificado falso, referente a la existencia o inexistencia de alguna
enfermedad o lesión, será sancionado con reclusión de un mes a un año y multa de treinta
a cien días.”
A su vez, el capítulo XIII del Código de Ética, cuando se refiere a los peritajes
médicos, en su artículo 150 expresa: “Es una falta de ética además de ser penado
por la ley, dar testimonio falso, distorsionar los hechos u ocultar evidencia” (Página 128)
Como es fácil deducir, ninguno de los médicos forenses que han intervenido
en los hechos del 11 de septiembre de 2008 ha leído los preceptos
fundamentales sobre los que se basa su accionar profesional, ignorando,
además, la existencia del Código Penal.
desaparece mientras está encendida la luz de su vida, aunque sea en un voltaje vital de
mínimos.
Esto significa que el derecho de cualquier ser humano a seguir existiendo,
independientemente de su voltaje vital, viene dado por la existencia misma y no por el
reconocimiento de sus semejantes. De ahí, insisto, que nadie está investido de poder para
poner precio o decidir la suerte de la vida de los demás. El no reconocimiento de éste
principio ético elemental está en la base de todas las violaciones de derechos humanos.
No se puede hablar de respeto a la dignidad humana donde se prejuzga o no se acata el
simple y elemental hecho de vivir de os demás. Por lo mismo, tampoco puede invocarse el
parecer de los demás para estipular la calidad básica de vida de una persona.” (Página
56.)
ES TODO, POR EL MOMENTO, CUANTO TENGO QUE INFORMAR.
BUENOS AIRES 23 de FEBRERO de 2010.