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Sociedades en crisis.

Ministerio
de Cultura

Europa y el concepto
de estética
Congreso Europeo de Estética

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Congreso Europeo de Estética


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Catálogo de publicaciones de la AGE
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MINISTERIO DE CULTURA
Edita:
© SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA
Subdirección General
de Publicaciones, Información y Documentación
NIPO: 551-11-065-X
ISBN: 978-84-8181-500-9
MINISTERIO
DE CULTURA

Ángeles González-Sinde
Ministra de Cultura

Mercedes E. del Palacio Tascón


Subsecretaria de Cultura

Ángeles Albert
Directora General de Bellas Artes y Bienes Culturales
ÍNDICE

Introducción .................................................................................................................................................................... 11
Rocío de la Villa

CONFERENCIAS PLENARIAS ..................................................................................................................................... 13

Neoestética: estrategias de la crisis ....................................................................................................................... 14


Luigi Russo
“... una terrible fascinación”: la Violencia, la Fotografía y el Espectador ................................................... 38
Lynda Nead
Cómo las instituciones artísticas pueden crear un nuevo sentido de pertenencia .............................. 57
Nina Möntmann
La crisis del sistema del arte: de la devaluación estética .............................................................................. 69
Marc Jiménez
Arte y Soberanía ......................................................................................................................................................... 79
José Bragança
Devenir sujeto: metamorfosis y experiencias estéticas .................................................................................. 121
Rocío de la Villa

COMUNICACIONES ..................................................................................................................................................... 133

HISTORIA DE LA ESTÉTICA ................................................................................................................................. 135

El arte ya (no) es bello ............................................................................................................................................. 136


Sixto J. Castro
Fundamentos estéticos del pensamiento de Ramón Gaya ............................................................................ 146
Inmaculada Murcia
Apuntes para una revisión de la categoría estética de genio ....................................................................... 159
Antonio Molina Flores
La Invención de códigos: [Hacking + arte + literatura = ingeniería social] ........................................... 163
Jara Calles
La dimensión transformadora del arte .............................................................................................................. 169
Maria Antonia Labrada
Dos soldados de la representación: Ludwig Wittgenstein y Clement Greenberg .................................. 174
Carla Carmona
Friedrich von Hausegger’s Aesthetics of Musical Expression ..................................................................... 186
Elisabeth Kappel
Kandinsky’s Doctrine of the Abstraction and the Indeterminate:
Remarks on the Origins of the Art Theory ....................................................................................................... 190
Nadia Podzemskaia
Meta-politics and the deconstruction of Western aesthetics:
re-reading Kant’s Critique of Judgement according to Rancière and Spivak .......................................... 194
Benjamin Greenman
ESTÉTICA E HISTORIA DEL ARTE ..................................................................................................................... 201

Marcel Duchamp & el Pop Art:


una revaloración de las vanguardias europeas en el arte norteamericano ............................................. 202
Edgar Vite
Así en las artes como en las ciencias:
la crisis de la estética analítica y el retorno de la estética continental .................................................... 208
Vicente Alemany & Jaime Repollés
Michael Fried y el problema formalista del tiempo en las artes plásticas .............................................. 216
David Díaz Soto
Two Dogmas of Conceptualism:
Aesthetic Experience and Communication in and after Conceptual Art .................................................. 221
Christian Nae
Ruinas marginales y abandono rural en la obra de José Luis Viñas (1972) ............................................ 226
Raquel González Rodelgo
Aproximaciones al caso Baader-Meinhof. La construcción de sentido y la demora .............................. 231
Laura Fernández Gibellini
Hacer visible el pasado. El artista como historiador (benjaminiano) ....................................................... 238
Miguel Ángel Hernández Navarro
Santiago Sierra: el shock y el terrorismo como catástrofes en la presencia ........................................... 250
Miguel Fernández Campón
Lo nuevo, siempre de nuevo .................................................................................................................................. 258
Daniel Lesmes
La museografía modernista como dispositivo de domesticación
de las vanguardias históricas ................................................................................................................................. 263
Isabel Tejeda
Debates en torno a la musealización de la fotografía.
La convivencia de dos paradigmas en continua resignificación .................................................................. 269
Nieves Limón Serrano
¿Qué fue de la uvas de Zeuxis? Estética y percepción en los animales ...................................................... 278
Concepción Cortés Zulueta

DIMENSIÓN POLÍTICA DEL ARTE ...................................................................................................................... 285

Pasividad y “obje(c)to político”. (El arte corporal y la política de las pasiones) .................................... 286
Pedro Aberto Cruz Sánchez
La resurrección según Stanley Cavell. Registros cinematográficos
y resonancias políticas de un motivo perfeccionista ..................................................................................... 290
Francisco Javier Gil Martín
¿Existe un elemento estético-político? ................................................................................................................ 292
Jordi Carmona Hurtado
Postcolonial aesthetic experiences: thinking aesthetic categories
in the face of catastrophe at the beginning of the twenty-first century ................................................. 302
Stéphanie Benzaquen
Another look at immoral art .................................................................................................................................. 313
Vitor Moura
Myth of the 21st Century ........................................................................................................................................ 315
Chiara Gianni
Artistic crisis: a Romanian example .................................................................................................................... 324
Caterina Preda
Las Políticas de la crítica ........................................................................................................................................ 327
Vicente Jarque Soriano

Del arte abyecto al arte de la comunidad ........................................................................................................... 332


Jordi Massó Castilla
Interlocuciones: aproximaciones a la ciudad desde la perspectiva del arte contemporáneo ............. 338
Lila Insúa Lintridis
La recepción de la Historia social del arte y de la Literatura de Arnold Hauser:
un ejemplo de la política estética anti-comunista durante la guerra fría ................................................. 353
Daria Saccone

CRISIS, CRITERIO Y CRÍTICA .............................................................................................................................. 361

Art Criticism: Understanding and Evaluating Art ........................................................................................... 362


Matilde Carrasco Barranco
La voluntad de hablar. El lenguaje y la mirada en el museo ....................................................................... 368
Miguel Martínez Rodríguez
The Problem of Religious Art: Re-thinking Secular Modernity and Aesthetical Experience .............. 377
Clemena Antonova
The Concept of “Author” in Crisis ......................................................................................................................... 384
Maria Gioga
Cambio de los valores estéticos en los tiempos prebélicos, bélicos
y postbélicos: Serbia y la Antigua Yugoslavia ................................................................................................... 386
Tamara Djermanovic
La reflexión estética y sus márgenes. El artista moderno en contextos religiosos ............................... 388
Jon Echevarría Plazaola
“I would prefer not to...” [Un recuerdo (ultrarrápido) de la psicastenia legendaria] ............................ 396
Fernando Castro Flórez
Llora no poder llorar [...] Llora su duelo, si esto es posible
(Derrida, 2000:113); [p]erquè la desgràcia és ridícula (Weil, 2008:68) .................................................. 400
María Luisa Vieta
Doris Salcedo y el secreto ....................................................................................................................................... 409
Ernesto Castro Córdoba
Europa y ciertas fisuras latinoamericanas de su modernidad:
colonialidad y decolonización del pensamiento estético .............................................................................. 417
Francisco Godoy Vega
El papel de la vida cotidiana en el arte de las sociedades en crisis:
el legado situacionista en el arte desde los años 70 ...................................................................................... 423
Constanza Nieto Yusta
Ideología y estética: la cita arquitectónica en el arte contemporáneo ....................................................... 427
Rubén de la Nuez
CRISIS DEL SISTEMA ARTÍSTICO ....................................................................................................................... 431

The Absent absolute ................................................................................................................................................. 432


Celia Morgan
The Criterion of play................................................................................................................................................. 439
Katarzyna Zimna
Spatial aspects of the Encounter in Marina Abramovic’s Performance “The Artist is present” .......... 454
Sanna Lehtinen
Phenomenology and Bio-Art ................................................................................................................................. 450
Gabriela Castro
Cambios de criterio estético en la clonación digital de obras de arte
(Patrimonio y “Ecosistemas Culturales”) ........................................................................................................... 456
Ilia Galán
Viral Art: frontera y crisis del arte audiovisual ................................................................................................ 462
Luis Deltell
Adaptación del proyecto artístico al sistema de mercado ............................................................................. 470
Laura de la Colina Tejada / Alberto Chinchón Espino
‘Reclaiming Culture and Creativity from Industry and the UK ‘Creative Economy’:
Towards New Configurations of the Artistic System’ ...................................................................................... 472
DOXA: Yuk Hul / Ashley Wong
Entorno a una estética ambientalista .................................................................................................................. 478
Manuel Rodrigo de la O
Hacer es actuar. Una revisión del acto creativo desde la contemporaneidad .......................................... 483
Carmen Guerra de Hoyos
Hacia un tercer sistema de las artes: entre pragmatismo y estética transcultural ................................. 489
M.ª Rosa Fernández Gómez
Crítica, tradición, deconstrucción y masa:
modelos de definición del arte en la crisis de la Modernidad ...................................................................... 496
César García Álvarez
Sociedades en crisis

El Congreso Europeo de Estética celebrado del Posmodernidad, el pensamiento estético conti-


10 al 12 de noviembre de 2010 en Madrid fue or- nuó teniendo un papel central en la reflexión
ganizado por la Dirección General de Bellas Ar- sobre los cambios profundos en la concepción
tes y Bienes Culturales del Ministerio de Cultura del sujeto, la articulación de proyectos sociales
con la colaboración del Área de Estética y Teoría utópicos y la crítica negativa a los sistemas de
de las Artes de la Universidad Autónoma de Ma- representación.
drid. Casi veinte años después del XII Congreso En el estado actual de sociedades en crisis, la
Internacional de Estética en Madrid (1992), diri- reunión de un foro europeo de discusión ofrece
gido por el profesor José Jiménez, bajo el tema la oportunidad de revisar el estado de las no-
“La modernidad como estética”, surgía este se- ciones predominantes en las últimas décadas
gundo foro internacional. Si entonces se debatía en la reflexión estética, a fin de generar nuevos
en el trasfondo del intenso debate modernidad paradigmas, analizando sus complejidades, con-
versus posmodernidad que había situado a la es- tradicciones y conflictos. Cuestionamientos so-
tética en la encrucijada de la crítica al orden del bre políticas y micropolíticas de los sistemas de
discurso y de los sistemas de representación que representación y sobre las relaciones entre arte
se resolvía en las propuestas interdisciplinares y política, sobre las estructuras en el sistema ar-
características de las últimas décadas del siglo tístico y en la cultura visual y sobre las transfor-
XX, para desembocar en la búsqueda de nuevas maciones en las metodologías del pensamiento
cimentaciones para el pensamiento estético, el estético y los estudios visuales, junto a la propia
Congreso Europeo de Estética surgió ante la ur- metamorfosis del sujeto, son protagonistas de los
gencia de reflexionar en clave estética sobre las debates desarrollados, a través de las siguientes
“sociedades en crisis” a comienzos del siglo XXI. líneas de investigación: Historia de la estética 11
La noción de “crisis” se ha instalado en los (coordinador Miguel Salmerón); Estética e his-
últimos años como el escenario invariable desde toria del arte (coordinadora Patricia Mayayo);
el que reflexionar sobre sujetos y sociedades. Se Dimensión política del arte (coordinador Miguel
habla de crisis en el sistema económico y polí- Cereceda); Crisis, criterio y crítica (coordinador
tico del tardocapitalismo, en un mundo globa- Javier Fuentes Feo), y Crisis del sistema artístico
lizado donde identidades geopolíticas y sujetos (coordinadora Lucía Bodas).
migrantes han de dialogar para hallar vías de Las contribuciones de más de medio cente-
resignificación y de resistencia. Se trata de expli- nar de investigadores y las discusiones que se
citar criterios y de negociar desde el legado de establecieron entre los dos centenares de partici-
las aportaciones sustantivas en cada tradición. La pantes procedentes de toda Europa evidenciaron
Estética como disciplina nace en el escenario de múltiples perspectivas: antropológicas, historio-
crisis en la Europa del siglo XVIII que daría lugar gráficas, psicoanalíticas, sociológicas y políticas,
a la Modernidad. Su contribución fue central en que actualmente confluyen en la reflexión en
la formación del pensamiento moderno a través clave estética. El pensamiento crítico se desvela
de la noción de “criterio”, capacidad de discer- también hoy como pieza imprescindible en la
nir, elegir y decidir valores: como una experien- construcción de imaginarios, sin cuyas alternati-
cia subjetiva y, a través de su negociación entre vas sería inviable gestionar la transformación de
iguales, intersubjetiva sobre la que se fundamen- las sociedades contemporáneas.
tó el proyecto de emancipación del ser humano.
En el origen la de la Modernidad, una de las
grandes aportaciones que hizo Europa a la hu-
manidad fue la conceptualización de la expe- Rocío de la Villa
riencia estética del sujeto como experimentación Directora del Congreso Europeo de Estética:
real del valor ideal de la libertad. A lo largo de Sociedades en crisis. Europa y el concepto de
la Modernidad y durante el debate Modernidad/ Estética
CONFERENCIAS PLENARIAS
Neoestética: estrategias de la crisis
Neoaesthetics: strategies of the crisis
Neoestetica: strategie della crisi
Luigi Russo

14
Tal y como induce a pensar el título de nues- nua división y metabolización que forman nues-
tro Congreso, puede parecer una temeridad, o tra cultura, ¿es lícito imaginar que una disciplina
incluso una veleidad, confiar en que la Estética científica, la que sea, tiene una mirada exhaus-
pueda arrojar alguna luz sobre la crisis que está tiva capaz de linearizarla? A pesar del orgullo
atacando a la sociedad actual. disciplinar, si nos mantenemos en el plano de
En realidad, es fácil hablar de crisis en tér- la sensatez, a riesgo de pecar de veleidad mila-
minos generales y, de hecho, más o menos lo grera, nadie puede reivindicar la capacidad de
hacemos todos constantemente. Por el contrario, cumplir un deber tan desesperante.
resulta más complicado definir el objeto cientí- En definitiva, preguntémonos con franqueza:
fico del que estamos hablando, conseguir una ¿es en propiedad deber de la Estética descifrar y
clave hermenéutica capaz de entender sus razo- liberar los destinos del mundo? No, en absolu-
nes y explicar sus dinámicas. Es más, tampoco to. He sentido la tentación, por lo tanto, de re-
es fácil entre tantos lenguajes y perspectivas que nunciar a la empresa cuando he recordado que,
describen la crisis, encontrar indicaciones con- como decía el poeta, hay más cosas entre el cielo
vergentes y compartidas. Cada día constatamos y la tierra de cuantas no sepa nuestra filosofía.
que el mundo de hoy, aquel que hace un tiempo Precisamente aquí, en este intersticio entre el
se denominaba “la aldea global” de forma opti- cielo y la tierra, por decirlo de alguna manera,
mista, ofrece por el contrario el espectáculo de intentaré conducir algunas reflexiones.
una humanidad resquebrajada y antagonista, dis- Razonemos. Si la crisis es el estandarte bajo el
continua, susceptible de lecturas parciales que que vivimos, si forja nuestro mundo y atraviesa
con frecuencia se oponen entre sí. todas las formas de nuestra cultura, es verosí-
De todas maneras, si se descompone el tér- mil suponer que también la Estética, a su vez,
mino “crisis” en sus articulaciones y se investigan no pueda evitar participar también de esta crisis
de forma concreta los fenómenos complejos y y que, a su manera, registre y muestre la crisis
heterogéneos, múltiples y polivalentes, en conti- mundial. Es fácil documentar que el perfil de la
Conferencias Plenarias - Neoestética: estrategias de la crisis

crisis siempre ha estado presente en el universo fuerza en Inglaterra, Francia y Alemania, impli-
de la Estética: la ha acompañado desde su na- cando también países del Este, como Polonia y
cimiento en el siglo XVIII, ha marcado su creci- Hungría, y continuó extendiéndose como una
miento y desarrollo en el XIX, la ha atormentado mancha de aceite hasta nuestros días. ¡La Estética
durante todo el XX y, finalmente, se encuentra en es de verdad una ciencia europea!
nuestro horizonte. Permitidme, entonces, expresar libremente
Es razonable, por lo tanto, concluir que la crisis algunas cuestiones cruciales según oportunas es-
pertenece a la Estética. Sin embargo, la dificultad trategias de aproximación. Indico, desde ahora,
se encuentra en establecer cuál es la acepción que seguiré el comprobado método de las “citas
de la noción de crisis que atañe a la Estética, su ejemplares”, privilegiando un único hilo conduc-
baricentro específico. Respuestas del tipo que la tor, que, sin embargo, cruza toda la historia de
Estética es un “saber crítico”, por ejemplo, en las la Estética uniendo de forma heurística pasado y
que se mezclan perspicacia y obviedad, eludirían presente.
el problema sin abordar la cuestión. En cambio, Es communis opinio que la estética moderna
profundizando en el análisis de la conexión en- nació a mitad del siglo XVIII con Alexander Baum-
tre Estética y crisis, encontramos sin embargo garten, el cual publicó en el año 1750 su célebre
una respuesta ambivalente y ampliamente dis- obra titulada precisamente Æsthetica. Aunque sí
crecional, porque se configura dividiéndose en lo saben los expertos, se conoce menos que un
dos significados sensiblemente distintos: “crisis segundo erudito, Charles Batteux, que publicó
de la Estética” y “Estética de la crisis”. Y es lla- en 1746 Les Beaux-Arts réduits à un même prin-
mativo, pero comprensible, que ambas declina- cipe, contribuyó de forma decisiva a la definición
ciones hayan constituido la vida de la Estética y del nuevo saber estético. Probablemente solo los
especialistas saben que las condiciones de aquel
sean connotaciones identificativas peculiares.
nacimiento deben anticiparse una treintena de
La primera fórmula, “crisis de la Estética”,
años y hacer referencia a un tercer erudito, el
muestra el hecho de que el saber estético es un
gran antepasado que sentó las bases del sistema
saber crítico, en el sentido que, como atestigua
de la Estética que se consolidaría durante la se-
toda su historia, siempre ha estado “en crisis”, o
gunda mitad del siglo XVIII. Su nombre es Jean-
sea que su situación epistémica ha estado en una
Baptiste Du Bos y su obra embrionaria, publica- 15
fase de continuo ajuste y reformulación. Por lo
da en 1719, se titula Réflexions critiques sur la
tanto, la tipología de la crisis, en cuanto índice
poésie et la peinture (Reflexiones críticas sobre la
de cambio, es un rasgo genético que se ha mani- poesía y la pintura).
festado en la Estética con constante periodicidad. Vale la pena recordar estas piedras miliares
La segunda fórmula, “Estética de la crisis”, porque el nacimiento de la Estética arroja luz
muestra por el contrario el hecho de que el sa- para ponderar las correspondencias entre Esté-
ber estético, desde la Antigüedad clásica hasta tica y crisis desde el origen de la Modernidad. A
nuestros días, siempre se ha hecho cargo de sig- partir del siglo XVIII, en el transcurso de unas po-
nificar cognitivamente la crisis de la sociedad y cas décadas, asistimos de hecho a una profunda
la ha disciplinado, es decir, ha identificado los “puesta en crisis” de los modelos y credencias
procesos de transformación y los ha incorporado tradicionales, que a vces se remontan a la no-
representándolos: por un lado, ha sido su espejo che de los tiempos, y se despliega una nueva
fiel y, por otro, un modelo eficaz de disolución visión del mundo que reorganiza la lógica de lo
de los conflictos y de su sublimación. real, proclama la afirmación de una nueva sen-
Como vemos, el hilo de las madejas histo- sibilidad, y, más en general, cuestiona la cultura
riográficas y teoréticas que sostienen el díptico occidental produciendo nuevos procesos socio-
crucial de Estética y crisis despliega una especie culturales de emancipación y desarrollo.
de laberinto en el que resulta fácil perderse. Tan- Dentro de las dinámicas del proyecto ilustrado
to más que, oportunamente, nuestro Congreso de clarificación intelectual sistemática que deter-
hace referencia a Europa para focalizar el con- minó aquella profunda transformación histórica
cepto de Estética, porque todo nuestro continen- que llamamos Modernidad, nos interesa destacar
te ha participado en el extraordinario proceso de que se produjera un giro de la tradición estética
clarificación intelectual proporcionado por nues- occidental, el cual desencadenó eventos de gran
tra disciplina, el cual se inició en Italia y España repercusión, tanto en el plano científico como en
en el siglo XVII, en el siglo sucesivo floreció con el de las prácticas socioculturales, fermentando
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

en un ramificado polimorfismo teórico y meto- creencias del pasado y las mismas opiniones de
dológico que al final ha explotado en la difusión su época, es decir, los preceptos y los prejuicios
contemporánea. Por lo tanto, conviene partir del tanto de los “antiguos” como de los “modernos”.
siglo XVIII, porque fue cuando comenzó una par- Du Bos asume una actitud innovadora que
tida decisiva de la que nos toca jugar los últimos desmonta los debates de la Querelle, traza las
movimientos en nuestros días. líneas evolutivas de la estética moderna y se pro-
Tomemos un lugar emblemático, como el yecta, incluso, en el horizonte contemporáneo,
principio de las Réflexions de Du Bos y leamos: realizando por primera vez, como le gusta preci-
«Constatamos cotidianamente que los versos sar, «con método filosófico (en philosophe)», pero
y los cuadros producen un placer sensible, como un «simple ciudadano (simple citoyen)»,
pero esto no nos facilita explicar en qué con- una exploración global de la experiencia estéti-
siste este placer, el cual se asemeja con fre- ca, a partir de una investigación empírica sobre
cuencia a la tristeza y cuyos síntomas a veces el origen del placer artístico que renuncia a toda
son idénticos al dolor más intenso. El arte de pretensión metafísica de explicar la naturaleza
la poesía y el arte de la pintura nunca se apre- humana.
cian tanto como cuando consiguen afligirnos. Analicemos esto en detalle. El “placer natu-
[…] Cuanto más los sucesos descritos por la ral”, en cuanto resultado de la “necesidad”, para
Du Bos tiene una función puramente biológica.
poesía y la pintura se saben reales, más agitan
Similares a las necesidades del cuerpo, están las
nuestro sentido de humanidad, más las imita-
del alma, obligada a estar en actividad ocupan-
ciones que nos presentan tales artes tienen el
do la mente. La calma, la quietud psíquica no
poder de involucrarnos […]. Una fascinación
es un estado positivo, sino negativo; la vida del
secreta nos atrae, por lo tanto, hacia las imita-
alma es su actividad, la inacción produce un mal
ciones realizadas por los pintores y los poetas
tenebroso, extremadamente doloroso: el “aburri-
justamente cuando la naturaleza demuestra
miento”. Obsérvese que la palabra “aburrimien-
con un temblor interior su rebelión contra el
to”, en francés ennui, como el original latino
propio placer».
noxia, significaba en aquella época no una mo-
He aquí la paradoja a explicar: algunas expe- lestia genérica, sino una “profunda aflicción”, “te-
16
riencias nos turban por naturaleza, pero —como dio existencial”, “alienación”. No me parece que
ya había observado Aristóteles— nos sentimos exista en el idioma español un término similar a
atraídos por su imitación artística, pero además, la palabra latina: tal vez el más cercano podría
al mismo tiempo, advertimos también la contra- ser “hastío”.
dicción del placer que nos ha procurado, contra El análisis empírico lleva a Du Bos a una
el cual se rebela la naturaleza misma. De pronto, descripción dramática de la condición humana,
vectores salientes de la dimensión antropológica, condenada a una oscilación pendular entre dos
placer y dolor, real y artificial, vienen delimita- polaridades negativas, ambas fundadas sobre el
dos y sintonizados según unas nuevas dinámi- dolor, signo de la muerte. Dolor letal es de he-
cas desconcertantes: placer que nace del dolor, cho el aburrimiento, la ausencia de las pasiones
¡mundo artificial que prevalece sobre el real! que son la propia vida del alma; pero, intentan-
Como es sabido, Du Bos fue uno de los gran- do escapar del aburrimiento, o nos alienamos
des protagonistas de aquella Querelle des an- en el trabajo material o nos desrealizamos en el
ciens et de modernes que inflamó, entre finales mundo enrarecido de la actividad mental. Nada,
del siglo XVII y principios del XVIII, primero Fran- por lo tanto, supera la atracción de abandonarse
cia y luego toda Europa propiciando la llegada a las pasiones, una atracción tan intensa como
de la Modernidad. Du Bos toma nota de la crisis para hacer que parezca inconsistente cualquier
de la cultura de su tiempo y del hecho que la otra manera de superar el aburrimiento. Pero, si
concepción clasicista del arte, que identificaba el huimos del horror del aburrimiento dejándonos
valor con la norma, se ha superado. Busca en- llevar por el tumultuoso río de las pasiones, que-
tonces el fundamento del hacer y juzgar arte en damos arrollados y naufragamos: caemos prisio-
la naturaleza humana, refundando el valor por neros en una trampa sin salida.
vía empírica encontrado sobre la base de sus di- Sin embargo, es Du Bos quien encuentra el
námicas emocionales. Estamos en presencia de camino para escapar de esta trampa al observar
una auténtica ruptura epistémica, que con gran una particular «emoción natural» experimentada
ausencia de prejuicios pone fuera de juego las por los seres humanos, la que se obtiene «me-
Conferencias Plenarias - Neoestética: estrategias de la crisis

cánicamente» por la observación del sufrimiento fantasmas: las artes miméticas. Una especie de
de nuestros similares. Realizando un salto aso- “engaño” que sin embargo puede aliviar la dra-
ciativo, extiende el plano del análisis, y de la mática condición humana e, incluso, convertirse
experiencia directa de las pasiones pasa a tratar en una especie de terapia a través del arte.
las pasiones que nos despierta la observación de La “lógica de las pasiones” llega así a una sali-
eventos trágicos: es decir, pasa de las pasiones da plenamente positiva. Más allá de las pasiones
que arrollan la vida, y de las que somos actores, que provienen de la visión de eventos dolorosos
a las pasiones provocadas por la observación del que suceden a los seres humanos, que distraen
sufrimiento ajeno, del cual somos espectadores. del aburrimiento, pero que son igual de penosas,
La sutil estrategia argumentativa de Du Bos Du Bos descubre la existencia de otro tipo de pa-
construye mediante movimientos y contramovi- siones, las pasiones “artificiales”, ofrecidas por la
mientos el plano fenomenológico de las pasio- imitación artística. No se trata ya de la imitación
nes articulando su lógica rigurosa. Así, en primer aristotélica, que era un instinto natural, instru-
lugar, introducidas junto a las pasiones experi- mento de consciencia y fuente general de placer
mentadas directamente las que se derivan de la ofrecido toda imitación, porque el placer de la
observación de sucesos trágicos, señala como imitación se convierte ahora en una posibilidad
también estas son demasiado violentas y, aunque que se activa solo en presencia de argumentos
mantengan ocupada el alma desterrando el abu- de particular intensidad dramática. Lo más im-
rrimiento, afligen durante mucho tiempo con el portante, sin embargo, es que Du Bos funda em-
recuerdo desagradable de la experiencia vivida. píricamente y no teóricamente la dimensión del
Pero, mientras tanto, se ha aprendido que, junto arte. El arte, de hecho, no tiene una necesidad
a las pasiones “directas”, el ser humano puede intrínseca, no posee una ontología propia, sino
acudir también a pasiones “reflejas”, fruto de la un mero valor instrumental, no siendo otra cosa
observación de pasiones reales experimentadas que el descubrimiento fortuito de una terapia de
por otros seres humanos y, por lo tanto, indirec- las pasiones con la que los seres humanos, a tra-
tas, algo menos dolorosas en tanto que “debili- vés de objetos artificiales, las obras de arte, crean
tadas”. Y los numerosos ejemplos que aporta Du pasiones artificiales. Se plantea así un grado de
Bos, del acróbata a los gladiadores antiguos, y emoción totalmente controlable, el de las “pasio-
a prácticas similares modernas, acreditan la uni- nes artificiales”, que van unidas a la condición 17
versalidad de este fenómeno en el tiempo y el de las simples “pasiones reflejas”, y se sitúa de
espacio. forma autónoma entre el polo del dolor-aburri-
En segundo lugar, recompone el plano fe- miento y el del placer-pasión.
nomenológico regresando a las pasiones reales, En resumen: al ser humano primero le viene
las que se experimentan directamente, como los señalado el camino de las pasiones, la “diver-
juegos de azar, reiterando que las pasiones, sea sión”, o sea la emoción “natural” como escapato-
las directas que las reflejas, nos atraen fatalmente ria del “aburrimiento”, pero también ese camino
porque nos dan placer, pero este se convierte se revela fuente de dolor; entonces se le indi-
también en dolor. El problema entonces se con- ca, en segunda instancia, la posibilidad de una
vierte en entender de qué manera el dolor puede pasión “refleja”, es decir, la observación de las
ser eliminado, o al menos reducido y contenido. pasiones experimentadas por otros seres huma-
Esta será la función del arte. nos, menos dolorosas porque son más “débiles”;
Se trata de una distracción para el alma: man- y finalmente llegar a la experiencia de las pasio-
tenerla ocupada evitando el aburrimiento, pero nes “artificiales” proporcionadas por el arte, que
sin recurrir a las pasiones reales, que dan placer disocian placer y dolor y, por lo tanto, depuran
pero provocan dolor. Para alcanzar este objetivo las pasiones de su negatividad.
basta activar pasiones menos intensas de las co- Así, la antigua observación aristotélica so-
rrientes, de origen distinto, “atenuadas”, porque bre el poder del arte imitativo para rescatar la
no son naturales sino “artificiales”, capaces por imagen del horror del mundo ofrece la excusa
lo tanto de liberarnos del aburrimiento sin aca- para un inaudito re-design del anthropos. Entra
rrearnos consecuencias desagradables. No bus- en crisis la ideología occidental de la soberanía
quemos por lo tanto la ebriedad de la mesa de del yo, de forma clasicista magnificado como do-
juego, o, podríamos decir hoy, la masacre sono- minador del mundo, y se abre el largo calvario
ra de una discoteca. Será suficiente con sustituir de su despotenciación hasta la deconstrucción.
los objetos que alimentan las pasiones con sus Comienza esa tendencia antihumanista que por
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

tantos caminos —valga como ejemplo de todos ecuánimemente (hoy diríamos estadísticamente)
la teoría revolucionaria de lo sublime de Ed- distribuida entre todos los seres humanos, con
mund Burke— se extenderá por todo el siglo meras diferencias cuantitativas. A pesar de todo
XVIII y, a pesar de Kant y el Idealismo, a finales valoriza su función esencial. De hecho, para él
del XIX y en el XX encontrará, en la psiquiatría de este talento potencial, que se concreta de dis-
Krafft-Ebing y en el psicoanálisis de Freud, el tinta manera en cada individuo, desempeña una
nombre emblemático de “Masoquismo”. Es decir, especie de función concertante, en la medida en
el hilo de esos modelos de placer que se han que, mediante la diversificación de los papeles,
convertido también en nuestros y que nosotros, permite esa colaboración entre los hombres que
espectadores de Quentin Tarantino, conocemos produce el bienestar de la sociedad y transmite a
tan bien. cada nación el bienestar de toda la humanidad.
En suma, la pasión, la emoción, la egoidad, El “genio”, por ende, es una providencial varia-
en una sola palabra: aisthesis, el sentir, es el lu- ble antropológica con fines sociales.
gar de la experiencia estética, podríamos decir Pero, profundizando en las modalidades que
que es el monograma de la esteticidad. Es impor- caracterizan su acción, Du Bos capta sorpren-
tante saber que esta condición, tan esencial para dentes diferencias intrínsecas a la naturaleza del
nuestra vida, y no solo la estética, en realidad es “genio”, diferencias que ya no son cuantitativas,
el turbulento puerto de un itinerario cognosciti- sino exquisitamente cualitativas. Se abre así el
vo comenzado hace casi tres siglos precisamente camino para una nueva definición del genio:
por Du Bos. Eso que dentro de poco llamaré la del “genio artístico”. Du Bos, de hecho, es el
neoestética encuentra aquí una clara condición primer estudioso que ha relacionado “genio” y
de posibilidad. Pero antes de tocar este objetivo, “artista”, identificando en el genio la condición
hay otro importante núcleo conceptual que con- esencial del arte. Y ha dibujado un identikit des-
viene tantear. Y su raíz, una vez más, podemos lumbrante y puntual, el cual ha ejercido una gran
encontrarla también en Du Bos. influencia en la cultura estética y sigue resultan-
Junto a la dimensión del experimentar, Du do hoy en día instructivo en muchos sentidos.
Bos es una referencia no menos decisiva para Enumeremos los puntos más destacados:
el destino de otros planos temáticos del saber 1. El genio es una facultad única, sui generis,
18 estético, los cuales han alimentado con fuerza sin la cual no existe arte sino artesanía;
la criticidad y continúan insistiendo también en
2. genio se nace y no se hace: es una cualidad
la contemporaneidad. Veremos rápidamente solo
originaria que no se consigue con el estudio
dos: el del producir y el del juzgar.
y el esfuerzo;
¿Cuál es, por decirlo con Heidegger, el origen
de la obra de arte, la fuente de la producción ar- 3. junto al genio artístico, en el arte también
tística? La tradición estética había dado respues- hay sitio para el talento, pero este solo pro-
tas vagas, limitándose al final a la constatación duce artistas mediocres;
de la excelencia de algunas obras y de la ex- 4. el artista sin genio puede de hecho ser hábil
cepcionalidad de algunos de los individuos que y preciso, pero nunca será grande, porque le
las habían producido. Desde la Antigüedad, en falta la capacidad de conmover a los espec-
torno a la figura del artista ha florecido una mito- tadores;
logía que ha alimentado ese anecdotario nutrido 5. el genio es incompatible con las reglas, como
que los estudiosos han bautizado con el nombre el intelecto lo es con el corazón;
de “leyenda del artista”. Por el contrario, Du Bos 6. el genio es creativo: inventa y renueva cons-
fue el primero en asumir el problema en térmi- tantemente la forma y el contenido de sus
nos científicos anclándolo a bases analíticas pre- obras;
cisas. Está en cuestión, como habéis entendido,
la antigua noción de “genio”, la cual encuentra 7. por otro lado, fuera de su esfera específica,
en él un repensamiento radical, decisivo para los el genio fracasa y se sitúa incluso por debajo
debates futuros de la Estética. de la mediocridad;
En realidad, Du Bos comienza presentando el 8. el genio es refractario a la enseñanza, es au-
“genio” en términos tradicionales, como talento todidacta y aprende a reconocer el camino
genérico, una disposición natural que opera en sin la ayuda de nadie;
todos los campos de la productividad humana, y, 9. el genio sobresale en una esfera de actividad
por lo tanto, una especie de virtualidad biológica restringida, incluso en un determinado géne-
Conferencias Plenarias - Neoestética: estrategias de la crisis

ro artístico, como capacidad de concentra- ción problemática de la estructura de la obra de


ción extrema en una sola dirección; arte, se coloca ese juzgar inmediato, que gracias
10. el genio, aunque sea espontáneo natural- al sentimiento certifica infaliblemente la implica-
mente, no es ni desordenado ni arbitrario y ción y la conmoción producida por la obra de
encuentra en sí mismo las reglas del propio arte sobre el usuario, o sea su placer estético.
proceder; Lo que fundamenta la valoración artística y
legitima su valor estético es la acción de una es-
11. el genio es, por lo tanto, totalmente libre de
pecie de “sexto sentido”, el sentimiento, órgano
cualquier regla externa.
inapelable del juicio e independiente de la razón,
Es conveniente observar que en la estela de que “juzga según la impresión experimentada”,
la teoría dubosiana del genio es demasiado fácil anticipando por lo tanto todos los razonamientos
encontrar arquetipos que, por lo general, vienen que sobre tal adquisición podrá hacer el análisis
adscritos a épocas posteriores, del Romanticismo crítico, cuya tarea solo es la de “establecer las
y el Decadentismo a las vanguardias históricas, causas por las que una obra gusta o no”.
y es posible ver, como si estuviera encriptado in Aunque sea heredera de la noción de “gusto”,
nuce, el esquema de la sociedad del espectáculo la de “sentimiento” asume en Du Bos una natu-
y el protocolo de las estrellas de rock. raleza y función completamente distintas. En su
También resulta de gran actualidad el tercer ámbito cultural, el gusto estaba relacionado con
cuadrante de la plataforma dubosiana que con- la razón, de la que era una especie de anticipa-
viene mencionar: la valoración de la obra de ción inmediata, y estaba considerado una habi-
arte, es decir, el juicio estético, que se apoya so- lidad que se adquiría con el ejercicio y la refina-
bre otra célebre idea lanzada por Du Bos, la del ción a través de la experiencia. Por el contrario,
“sentimiento”. en Du Bos el sentimiento genera un juicio in-
Conviene precisar cuanto antes que Du Bos mediato y definitivo: la razón no sirve, como no
propone dos ejes lingüísticos y conceptuales sirven las disertaciones de los críticos (la “gente
muy distintos: “pasión-emoción” y “sentimiento- del oficio”). No se decide sobre el valor de una
impresión”. El primer eje, como hemos visto, obra “por principios”, los cuales varían según el
se sitúa en el plano de la experiencia vital, a tiempo y el lugar y no son un criterio objetivo
través de la cual se satisface la necesidad pura- de verdad: la razón siempre está sujeta al error, 19
mente biológica de la acción, derrotando al abu- mientras que el sentimiento no se equivoca ja-
rrimiento con su “diversión”; es por lo tanto el más, y no puede ser desmentido por ninguna
movimiento de la pasión-emoción (“natural” o argumentación, porque siempre es “verdadero”
“refleja” o “artificial”) que proporciona placer. El por el hecho mismo de ser “sentido”. Se pueden
segundo eje, el del sentimiento-impresión, aun- discutir las causas por las que una obra gusta o
que se nutre de la misma emoción vital, se sitúa no, pero no sobre el hecho de que gusta o no.
sobre un plano distinto: es una función del jui- Por lo tanto, la razón debe excluirse del juicio
cio estético que valora la experiencia emotiva y, artístico.
por lo tanto, se refiere a la emoción pero no es Si solo el sentimiento es capaz de coger, en
emoción. una impresión inmediata y totalizadora, el va-
Es el ejercicio de la pura polaridad de placer lor de la obra del genio, gracias a una especie
y disgusto, de atracción o repulsión, el que se de instinto infalible independiente de la razón,
consigue de la observación inmediata de la obra entonces el ejercicio de esta facultad no es un
de arte y se sitúa sobre el plano del valor. El acto puramente subjetivo, es decir, individual,
órgano de este juicio, el sentimiento, constituye sino una función intersubjetiva, es decir, social y
precisamente el valor de la obra de arte. cultural. De hecho, la infalibilidad del juicio del
Du Bos diferencia con claridad dos formas de sentimiento presupone una forma indirecta de
valoración. Ambas son formas de posesión de la objetividad como valor compartido, no referible
obra, pero no derivan de la misma modalidad al individuo, sino a la colectividad de usuarios
de juzgar. En otras palabras, el juicio es un arco por completo. El usuario individual está bien le-
funcional dentro del cual se sitúan dos actos dis- jos de ser infalible: es susceptible de error por
tintos que implican competencias diferentes. An- educación, sensibilidad, prejuicios. El juicio del
tes del juzgar en el significado de “analizar”, es sentimiento se fundamenta, por el contrario, en
decir, conseguir un conocimiento a través de la un valor acumulativo que se fragua lentamente
actividad intelectual, que proporciona la adquisi- y se consolida con el pasar de los siglos: se con-
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

vierte en infalible en tanto que es legitimado por las profundas afinidades que nos ligan con este
el “público”, la verdadera garantía de la función incomprendido antepasado y entrar en sintonía
juzgadora. con él más de lo que somos capaces de hacer
La noción dubosiana de “público” es una no- con nuestros padres directos. ¿Cómo ha sido po-
ción compleja y dinámica. Se sitúa en su justo sible esto? Vamos al corazón del problema y pre-
término si se dispone en el centro de dos extre- guntémonos: ¿Por qué Du Bos ha sido expulsado
mos negativos: el crítico (“gente del oficio”) y el de la historia de la Estética?
ignorante (“el vulgo”). De hecho, puesta fuera de A mediados del siglo XIX, el primer historiador
juego la gente del oficio, Du Bos no privilegia al de la Estética, Robert Zimmermann, formalizó
sujeto desproveído culturalmente, él también in- esta expulsión, que acreditaron los estudiosos
capaz de valorar las obras de arte. Entre el crítico sucesivos. Zimmemann, aún reconociendo a Du
y el vulgo sitúa al “público”, identificando en “las
Bos el ser autor de “sutiles observaciones”, estig-
personas que leen, que conocen los espectácu-
matizaba que estas “no constituyen un todo siste-
los, que ven y que oyen hablar de cuadros o que
mático”. ¿En qué sentido la monumental obra du-
han adquirido ese criterio para juzgar llamado el
bosiana no constituye un “todo sistemático”, es
gusto de comparar”, es decir, la élite que cultiva
el mundo del arte. Por otro lado, Du Bos evi- decir, una filosofía del arte? Sin embargo, como
ta el peligro de elevar las clases hegemónicas a hemos visto, casi todos los temas conectivos de
modelo de humanidad juzgadora relativizando el la estética disciplinar están presentes y lúcida-
concepto: no existe el público en abstracto, sino mente armados en las Réflexions: la lógica de las
que es una variable relativa al tiempo, al lugar y pasiones, las dinámicas de lo artificial, el genio
a las obras, el cual realiza de forma estadística y artístico, el sentimiento y el juicio estético…
factual la universalidad del juicio estético. Dejemos en suspenso la pregunta para abrir
Ante estos emocionantes análisis dubosianos, un paréntesis y recordar que un consolidado
aunque sea recordados resumidamente, resulta modelo historiográfico, formado durante la pri-
difícil no convenir que han impulsado en gran mera mitad del siglo XX con la contribución de
medida el desarrollo histórico de nuestra disci- estudiosos del calibre de Cassirer, Baeumler y
plina, y, al mismo tiempo, mantienen a nuestros Tatarkiewicz, ha identificado dos polaridades
20 ojos ese chispeante “aire de familia” que respira- conceptuales que han presidido la constitución
mos en nuestros laboratorios. Emoción y artifi- del plano temático de la Estética: la teoría de
cio, talento y genio artístico, sentimiento y juicio lo bello y la doctrina del arte, es decir, Platón y
estético: es indudable que son los fundamentos Aristóteles. Solo con la llegada de la Modernidad,
en los que se ha apoyado la teoría estética y que a mediados del siglo XVIII, estos dos núcleos se
la definen todavía hoy. soldaron en una sola formación teórica, la teoría
Por eso es inevitable preguntarse por qué de lo bello artístico, que se convirtió en el estan-
la plataforma conceptual de Du Bos no se ha darte y el fundamento de la Estética moderna.
convertido en el paradigma oficial de la Estéti- Esto está perfectamente claro si leemos el céle-
ca. ¿Por qué Du Bos, durante todo el siglo XVIII,
bre principio de la Estética de Hegel: «Señores,
en la larga fase de construcción de la Estética
estas lecciones están dedicadas a la Estética; su
moderna, siempre saqueado aunque no siem-
objeto es el extenso reino de lo bello y, más de
pre citado, no es recordado como el padre de
cerca, su campo es el arte, mejor dicho, el arte
la Estética moderna, en lugar de otros nombres
como Baumgarten o Vico, Batteux o Kant? La bello. […] nuestra ciencia es la “filosofía del arte”
pregunta es aún más incisiva en la medida en y, más específicamente, la “filosofía del arte be-
que en nuestros días hemos proclamado, si que- llo”».
remos emplear un eslogan efectista, el adieu à Por lo tanto, no es suficiente indicar que Du
l’esthétique, o, mejor dicho, hemos celebrado Bos no parece sistemático porque no elaboró
el divorcio de la Estética moderna, y con fatiga una filosofía del arte. Hay que precisar: porque
buscamos redefinir nuestra identidad estética. Al no elaboró una filosofía del arte en la acepción
visitar los inquietantes escenarios dubosianos, en que define la Estética moderna. En otras pala-
los cuales campan nociones mercuriales como bras, en él estuvo ausente el punto dirimente:
aburrimiento, emoción, placer y pasión, gusto el marco sistemático-disciplinar en el cual fue
y sentimiento, función del público y democrati- reconfigurado el plexo arte-belleza. O sea, ese
zación del disfrute, advertimos inevitablemente dato identificativo que acabamos de ver en Hegel.
Conferencias Plenarias - Neoestética: estrategias de la crisis

Paradójicamente, el estudioso del siglo XVIII ciendo las razones específicas de cada etapa teó-
que quizás más que cualquier otro sea tributa- rica. Y la reflexión estética, aforística y ya no más
rio de Du Bos es Charles Batteux, el cual se ha sistemática, aliviada de la ruinosa hipoteca de la
inspirado en gran medida en él y ha realizado noción de belleza, ha encontrado de nuevo es-
una especie de primera sistematización, pero timulantes razones para dialogar con el pasado.
centrándose en una observación fundamental Y no carece de significado reencontrar a Du
que había dejado caer: la noción de belleza. Así, Bos y sentir que es natural entrar en sintonía
el “sistema de las bellas artes” de Batteux es el con este fantasmal antepasado, con el que nos
anillo estratégico de unión entre la estética, di- liga un sorprendente “aire familiar”: Du Bos se
gamos asistemática o premoderna, de Du Bos y ha convertido en una fuente capital nuevamente
la estética sistemática que tiene en su terminal utilizable. Y aparece intrigante la rosa de temas
a Hegel. Unos treinta años después de las Ré- que ha liberado su enciclopedia: aburrimiento,
flexions de Du Bos, Batteux con Les Beaux-Arts emoción, placer “puro” (y masoquista), y tam-
sentó de hecho por primera vez la condición con bién pathos, clima, naturaleza, una estética “de-
la que nace el concepto de arte de la Moderni- mocrática”, “popular”, del “éxito de público”:
dad, que en las décadas sucesivas, gracias sobre parece un autor de nuestros días. Y no es inve-
todo a la mediación entre Baumgarten y Batteux rosímil que pueda convertirse en tal, si leemos a
conseguida por el olvidado Mendelssohn, dará Du Bos como si estuviera después de Batteux y
origen a la filosofía del arte, es decir, al sistema Kant, y después de Hegel y la Estética moderna.
de la Estética moderna como “filosofía del arte Hemos corrido demasiado. Aunque estemos
bello”. llegando al final, detengámonos a reflexionar
Ahora, el vuelco dubosiano hacia el lado de que, si es necesario para entender el presen-
la emoción había liberado materias que la cul- te, encontrar su génesis en el pasado, cuando
tura occidental había frenado desde los tiempos queremos juzgarlo, congelarlo para descifrarlo
de Platón, esa acumulación incandescente sal- como si ya fuera el pasado, este se vuelve opa-
dada con la etiqueta de “sensualismo”, pero su co y tiende a diluirse, porque inevitablemente
escabrosidad disciplinar estaba acentuada por la aspira al futuro, el más allá del presente, su vir-
ausencia de ese matiz que ha sido la sal de la es- tual resultado metamórfico que lo define, pero
tética moderna: la noción de belleza. En Du Bos, que es desconocido para nosotros. Por ejemplo, 21
de hecho, lo bello pierde todo atributo, sea me- ¿cuándo comienza el presente? ¿Cuándo es lícito
tafísico que cognoscitivo, para convertirse, como segmentar la vaga noción de contemporáneo y
es hoy para nosotros, en una mera designación, declinarla en pasado, y dar autonomía a todo
que atestigua solo el alcance de la eficacia de la aquello que nos pertenece para darle otro nom-
obra de arte y el índice de su apreciación. He bre como una nueva y original estación del co-
aquí lo que puso progresivamente fuera de jue- nocimiento? ¿Es posible fijar con claridad, como
go a Du Bos: la falta de una sistemática del arte una especie de cero ontogenético, el punto de
por la ausencia de su elemento constituyente, el crisis de la Estética moderna y contemporánea, e
concepto de arte bello. La sentencia inevitable iluminar las causas de la fractura del paradigma
maduró ya en tiempos de Kant, a finales del si- disciplinar que ha determinado los modelos mo-
glo XVIII, decretando su práctica expulsión de la dernos de reflexión estética?
historia de la Estética. Ya con problemas a principios del siglo XX,
Si me he detenido en el “caso Du Bos” ha justo después de la Segunda Guerra Mundial
sido porque, en la imposibilidad de profundizar la Estética comenzó a manifestar evidentes sig-
sobre todo un racimo de cuestiones importantes, nos de colapso. Muchos críticos, con frecuencia
esto puede servir como un test case, una alarma interesados, la pusieron bajo proceso y la con-
elocuente de nuestro presente. No es, de hecho, denaron sin apelación: algunos enarbolaron su
ni sorprendente ni sin significado el renovado e inactualidad, otros celebraron su muerte. En
intenso interés actual por las Réflexions de Du cualquier caso se extendió la sospecha que ha-
Bos. bía entrado en crisis su infraestructura epistémi-
No es sorprendente porque esto ha sido posi- ca, que se habían agotado las razones sociocul-
ble gracias a la disolución de la Estética moder- turales y metateóricas, bien representadas por un
na. Así los estudiosos, libres de inhibiciones y Batteux y por un Baumgarten, que determinaron
condicionamientos, han comenzado a mirar sin su nacimiento en el siglo XVIII como puntal indis-
prejuicios toda la historia de la Estética, recono- pensable para la construcción de la Modernidad,
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

y le aseguraron un éxito prodigioso, hasta ele- Bos, contentarse con indicar la trama metodoló-
varla en el siglo XIX a disciplina piloto del océano gica, señalar su precioso ascendente y afirmar
humanístico. A mediados del siglo XX, el escena- su plena legitimidad. Espero me perdonéis esta
rio de la Estética había cambiado por completo: limitación y confío en que me concedáis una se-
el presente escapaba de sus ya probadas redes gunda oportunidad en el futuro.
analíticas y no parecía legitimarla más: la hicie-
ron tambalear. ¿Era la constatación de su final?
Nos lo preguntamos en septiembre de 1979, It might seem overdaring, or even voluntaris-
en un concurridísimo congreso internacional ce- tic, to trust that, as the name of our Symposium
lebrado en Cracovia con el lema, precisamen- leads us to think, Aesthetics can shed some light
te, ¿Crisis de la Estética? La conclusión que sacó on the crisis that assails contemporary society.
quien os habla de aquella reunión fue que se It is actually easy to speak generically of “cri-
debía hablar de verdad de crisis para la Estética, sis” and, as a matter of fact, we all do it quite of-
pero que esta crisis debía proyectarse al pasado. ten. Whereas it is more problematic to define the
En suma, era una crisis mortal de verdad, porque scientific object we refer to, find a hermeneutic
era del sistema, pero del sistema de la Estética key to understand its reasons and explain its dy-
moderna, o sea de la larga estación de esta es- namics. It is indeed not easy to find convergent
tética sistemática madurada en el período entre and agreed upon indications amongst the many
Batteux y Kant, bajo el estandarte de los concep- discourses and perspectives that define the crisis.
tos guía del “arte bello” y “placer desinteresado”. We see every day that today’s world, which was
Esa Estética se había agotado, pero en su lugar, at one point in time optimistically referred to as
como el ave Fénix de sus cenizas, estaba nacien- a “global village”, exhibits instead a fragmented
do una nueva formación disciplinar que, aunque and antagonistic humanity, discontinuous and
en fieri, hacía esperar que habría sido capaz de
subject to disperse and mostly irreducible rea-
superar la crisis (del sistema) de la Estética (mo-
dings.
derna) y, emancipándose del pasado, imaginar
However, if we decompose the word “crisis”
nuevas configuraciones epistémicas.
in its articulations and actually investigate the
Ha sido lo que ha estado haciendo en los
complex and heterogeneous phenomena that
22 últimos treinta años la Estética del tercer milenio,
inform our civilization —which are multiple, po-
la Neoestética, como me gusta llamarla. Es una
livalent and in continuous branching and meta-
Estética que ha estudiado de forma rigurosa sus
bolization— is it then licit to imagine that any
orígenes, sin prejuicios ha releído autores cono-
science possesses a comprehensive gaze capable
cidos y redescubierto otros olvidados, ha ilumi-
nado las tramas del pasado rejuveneciéndolas y of investing it with logic? In spite of our discipli-
remotivándolas, y se ha inspirado en los tesoros nary pride, nobody with any common sense can
de su tradición para emprender nuevas empre- claim to be able to achieve such an exasperating
sas cognoscitivas. task without incurring the risk of seeming willing
Y así como hay que reconocerle a la Estética to try to provoke a miracle.
moderna el grandísimo mérito histórico de haber Let us, in short, ask ourselves in all honesty: is
reorganizado la tradición antigua en las formas it the duty of Aesthetics to decipher and unravel
de la Modernidad, igualmente tenemos el deber the world’s fate? It truly is not. I have therefore
disciplinar de contribuir a la interpretación de la been tempted to give up the quest, but then re-
conglobación de hoy, la cual, a falta de un nom- membered that, just as the poet said, there are
bre adecuado que solo podrán establecer los more things between heaven and earth than our
futuros historiadores, llamamos genéricamente philosophy comprehends. It is precisely in this
Postmodernidad. A la luz de todo esto, las dos interstice between heaven and earth, so to speak,
condiciones complementarias de las que hablaba where I will try to effect some considerations.
al principio, “crisis de la Estética” y “Estética de Let us ponder. If the crisis is our badge, and
la crisis”, se unen y terminan por coincidir. El it constructs our world and weaves together
círculo se cierra. everything that shapes our culture, it is then
Confieso, llegado al final de mi discurso, que plausible to assume that also Aesthetics, in its
sobre esta Neoestética me habría gustado hablar own turn, cannot but participate of it, recording
de forma más distendida, si luego no hubiera and representing it in its own particular way. It
estimado que era preferible, a la sombra de Du is easy to note that the profile of the crisis has
Conferencias Plenarias - Neoaesthetics: strategies of the crisis

always been present in the universe of Aesthe- and Germany in the 18th century and, involving
tics. Crisis accompanied Aesthetics since its dawn some Eastern countries such as Poland and Hun-
in the 18th century, marking its growth and evo- gary, spread like an oil stain until the present
lution during the 19th century, tormenting it all day. Aesthetics is truly a European science!
through the 20th century, and is now prominent Allow me then to freely probe some cru-
on the horizon. cial questions through convenient strategies of
It is therefore obvious to conclude that the approach. I will make use of the assayed method
crisis is relevant to Aesthetics, though the diffi- of “exemplary quotations”, prioritizing a unique
culty lies in establishing the proper notion of cri- red thread, but one that cuts through the history
sis pertinent to the discipline: its specific core, of Aesthetics and heuristically fuses past and pre-
so to speak. Answers such as that of Aesthetics sent together.
being a “critical knowledge”, while mixing both It is common knowledge that modern Aes-
cleverness and obviousness, would merely cir- thetics was born in the mid-18th century under
cumvent the problem, leaving the question in- the name of Alexander Baumgarten, who in
tact. Whereas deepening the analysis on the link 1750 published his famous book called, preci-
between Aesthetics and crisis, we come across sely, Æsthetica. It is perhaps less widely known,
an ambivalent and largely discretional answer, but familiar to academics, that a second scho-
since it branches out into two considerably di- lar, Charles Batteux, contributed decisively to
fferent meanings: “the crisis of Aesthetics” and the definition of the new aesthetic knowledge
“Aesthetics of the crisis”. And it is extraordinary, with his book Les Beaux-Arts réduits à un même
though evident, that both of these inflections principe, published in 1746. Most probably, only
have shaped the life of Aesthetics and are spe- the specialists know that the conditions for the
cific identificative connotations of the discipline. birth of Aesthetics had been put forward about
The first formula —“the crisis of Aesthetics”— thirty years before by a third scholar, the Great
grasps the fact that aesthetic knowledge is a cri- Ancestor who laid the foundations for the system
tical knowledge in the sense that, as its history of Aesthetics that would settle in the mid-18th
certifies, it has always been “in crisis”. Which is century. His name is Jean-Baptiste Du Bos, and
to say that its epistemic statute has been under his seminal work, published in 1719, is titled Ré-
23
continuous assessment and reformulation. The- flexions critiques sur la poésie et la peinture.
refore, the tipology of the crisis, being a mutable These milestones are worth remembering, be-
index, is a genetical trait that has manifested it- cause the birth of Aesthetics sheds some light
self in Aesthetics with constant recurrence. on the correspondence between Aesthetics and
The second formula —“the Aesthetics of the crisis up until the origin or Modernity. From the
crisis”— grasps instead the fact that from ancient 18th century on, we have actually been witnes-
classical times until today, aesthetic knowledge sing a deep “crisis” of traditional models and
has always taken care of cognitively importing beliefs that might date from time immemorial.
and regulating the crisis of society. Which is to In the span of a few decades, a new vision of
say that it has singled out and incorporated the the world has unfolded, reorganizing the logics
tranformation processes, investing them with of reality, proclaiming the victory of a new sen-
meaning. On one hand, it has been a faithful mi- sibility and, more broadly, questioning Western
rror, and on the other an efficient model for the culture, thus bringing about new sociocultural
dissolution and sublimation of conflicts. processes of emancipation and development.
As one can see, the network of historiogra- Within the dynamics of the 18th century
phical and theoretical skein that underlies the project of systematic intellectual clarification
crucial binomial of Aesthetics and crisis unfolds —which determined the profound transformation
a sort of labyrinth where it is easy to get lost. that we call Modernity— it is outstanding for us
Especially as our Symposium conveniently refers that a turning point occured in Western aesthetic
to Europe when focusing on the concept of Aes- tradition. This triggered events of great momen-
thetics, since our whole continent has taken part tum both on the scientific plane and on that of
in the extraordinary process of intellectual cla- sociocultural practices, leavening into a ramified
rification provided by our discipline. A process theoretical and methodological polimorphism
that started out in Italy and Spain during the 17th that finally exploded into contemporary disse-
century, flowering vivaciously in England, France mination. It is therefore suitable to start off from
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

the 18th century, since a decisive game was then carries out a global exploration of aesthetic ex-
started, and it might be the time for us to play its perience from an empirical investigation on the
last moves. origin of artistic pleasure, renouncing any meta-
Let us take an emblematic passage, for physical pretense of explaining human nature.
example, the beginning of Du Bos’s Réflexions, And he does so with a “philosophical method
and read: “We ascertain every day that verses and (en philosophe)” but as a “simple citizen (simple
paintings provoke a sensitive pleasure; though citoyen)”, as he finds worth noting.
that does not make it less difficult to explain Let us take a closer look. For Du Bos, “natural
what this pleasure consists in. It often resembles pleasure” has a purely biological function, since
affliction, and its symptoms are maybe equal to it stems from “need”. Equivalent to the needs of
those of the deepest sorrow. The art of Poetry the body are those of the soul, forced to stay ac-
and the art of Painting are never more appre- tive by occupying the mind. Repose, psychic sti-
ciated than when they manage to afflict us. […] llness, is not a positive state but a negative one;
The more the stories described by poetry and activity is the life of the soul, idleness generates
painting, when actually seen, stir up our sense of a dark, excruciating ache: “ennui”. Do note that
humanity, the more the imitations that such arts this French word, as the original latin “noxia”,
introduce have the power to implicate us. […] meant in those times not a generic discomfort,
A secret fascination draws us then towards the but a “deep affliction”, “existential tedium”, “alie-
imitations made by painters and poets precisely nation”. I do not think that a similar word exists
when nature evidences its rebellion against one’s in the Spanish language, maybe the closest term
own pleasure with an inner tremor”. Here is the could be “hastío”.
paradox to be explained: we are naturally distur- Empirical analysis brings Du Bos to draft a
bed by some experiences but —as Aristotle had dramatic description of the human condition,
condemned to oscillating like a pendulum bet-
already pointed out— we are attracted to their
ween two negative polarities, both based on
artistic imitation. At the same time, we also no-
pain, omen of Death. Ennui is indeed a lethal
tice the inconsistency of the pleasure provided
pain —the absence of the passions that compo-
by the artistic imitation, against which our own
se the soul itself— but when trying to avoid it,
nature rebels. All of a sudden, relevant vectors
24 one becomes either alienated in physical work,
of the anthropological dimension —pleasure and
or escapes reality through the rarefied world of
pain, real and artificial— are labeled and tuned
mental activity. Nothing exceeds the attraction
in according to new disconcerting dynamics: a
of abandoning oneself to passions. This attrac-
pleasure that stems from pain, an artificial world
tion is in fact so intense, that any other method
that acts on the real! of defeating boredom pales in comparison.
As it is known, Du Bos was a great protago- But having run away from the horror of ennui
nist of that Querelle des anciens et des modernes by allowing the tumultous river of passions to
that, between the 17th and early 18th century, ig- sweep us away, we are knocked over, and shi-
nited France first and the whole of Europe later, pwreck looms ahead. We remain prisoners of a
bringing about the advent of Modernity. He re- trap with no escape.
cords the cultural crisis of his time, and the fact However, Du Bos finds a way out of this trap
that the classicist concept of art, which identified by examining a particular “natural emotion” ex-
value with norm, has faded. He then searches perienced by humans. This emotion is obtained
for the foundations of making and judging art in “mechanically” through observing the sufferings
human nature, and empirically resets the basis of of our fellow human beings. Through an associa-
value on the grounds of its emotional dynamics. tive leap, he widens the scope of analysis, and
We are faced with a real epistemic fracture that moves from the direct experience of passions to
defeats with total open-mindedness the beliefs of addressing the passions that arise from the ob-
the past and the opinions of its time. It defeats servation of tragic events. That is to say, he goes
the precepts and prejudices of both the “ancient” from the passions that overpower our lives —in
and the “modern”. Du Bos adopts an innovative which we are actors— to the passions aroused
point of view that overcomes the debates of the by witnessing the suffering of others, in which
Querelle, draws the evolutionary lines of modern we are spectators.
Aesthetics, and is projected straight away onto Du Bos’s subtle strategy of thought builds the
the contemporary horizon. For the first time, he phenomenological plane of passions through
Conferencias Plenarias - Neoaesthetics: strategies of the crisis

pulling and pushing, articulating a persuasive lo- ce of pleasure provided by all imitation. Now,
gic. Thus introducing both the passions which the pleasure of imitation is a possibility activated
are directly experienced and those derived from only in the presence of events of a particular
the observation of tragic events, he notes how dramatic intensity. Still, the most important thing
the latter are also overly violent. For even though is that Du Bos builds the dimension of art em-
they keep the soul busy by chasing away en- pirically and not theoretically. Art has in fact no
nui, they torment us for a long time with the intrinsic need, nor does it possess an ontology of
unpleasant memory of the experience endured. its own. Art is of sheer instrumental value, being
Notwithstanding, we have meanwhile obtained nothing but the accidental discovery of a therapy
relief from knowing that, alongside “direct” pas- for the passions. Art is the way through which
sions, man can also turn to “reflective” passions artificial objects —works of art— create artificial
brought about by seeing real passions experien- passions. A fully controllable degree of emotion
ced by other human beings. “Reflective” passions sets in: that of “artificial passions”. It supports the
are therefore indirect, and slightly less painful, condition of the simple “reflective passions” and
since they are “weakened”. And the numerous stands autonomously between the poles of pain-
examples that Du Bos provides —from acrobats ennui and pleasure-passion.
to ancient gladiators and similar modern practi- To sum it all up: as an escape from ennui, hu-
ces— certify the universality of this phenome- mans are first advised the way of passions —“di-
non across time and space. He then consolidates version” or “natural emotion”— but this proves
the phenomenological plane by returning to real to be a source of pain. Then, the possibility of
passions, those experienced directly —such as a “reflective” passion is suggested: the vision of
gambling— reaffirming that passions, both direct the passions experienced by others, less painful
and reflective, attract us fatally because they pro- inasmuch “weaker”, finally arriving to the expe-
vide pleasure, even though this is transformed rience of the “artificial” passions afforded by art,
into pain all the same. The question is then to that dissociate pleasure and pain, therefore puri-
understand how pain can be eliminated, or at fying passions from their negativity.
least reduced and contained. This will be the role Thus, the old Aristotelian observation on the
of art. power of imitative art to redeem in images the
It is a cunning distraction offered to the soul: horrors of the world is the starting point for an 25
to keep it busy, thus avoiding ennui, but without unprecedented redesign of the anthropos. The
resorting to real passions, which bring pleasure Western ideology of the sovereignty of the self,
but cause pain. To achieve this aim, it is enough classically magnified as the world dominator,
to activate passions less intense than the ordinary falls into question, and the long ordeal of its
ones, of a different provenance, “attenuated” by diminishment and final deconstruction is set in
being “artificial” instead of natural, and therefo- motion. It is the onset of the antihumanistic trend
re capable of releasing us from ennui without that flows through many streams —let us think
bringing unpleasant consequences. So let us not of Edmund Burke’s revolutionary theory of the
yearn for the exhilaration of the gambling table sublime— and spreads into the 18th century. In
or, as we could say today, the loud havoc of a spite of Kant and Idealism, at the end of the 19th
dance club. It will suffice to substitute the objects century and beginning of the 20th century, this
that feed our passions with their own phantoms: trend will find in Krafft-Ebing’s psychiatry and
mimetic arts. A “deceit” of sorts then, that is no- Freud’s psychoanalysis the emblematic name of
netheless able to bring solace to the dramatic “masochism”. That concords with the bundle of
human condition and become, indeed, a kind of enjoyment patterns that have also become ours,
therapy through art. and which we, as spectators of a certain Quentin
The “logic of passions” then reaches a fully Tarantino, know quite well.
positive outlet. Beyond the passions that origina- In short, passion, emotion and selfhood, all
te from seeing painful events that happen to hu- in one word: aisthesis. Feeling is the setting for
man beings —which distract from boredom but the aesthetic experience, the monogram of aes-
are also unpleasant— Du Bos discovers the exis- theticism, one could say. It is important to know
tence of a different kind of passions: “artificial” that this condition —essential not only to Aes-
ones offered by artistic imitation. It is no longer thetics but to our lives as well— is actually the
about Aristotelian imitation, which was a natural painful point of arrival of a cognitive route ini-
instinct, a tool for knowledge and a general sour- tiated almost three centuries ago precisely by Du
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Bos. It is here that what I will shortly refer to as scholar to link “genius” and “artist”, identifying
neoaesthetics finds a strong condition for exis- in genius the essential condition of art. And he
tence. Though before reaching this goal, there is draws a brilliant and precise identikit that had an
another important conceptual core that should enormous impact on aesthetical culture, and is
be tested. And the root can be traced back to Du still largely instructive today. Let us list the main
Bos yet again. traits:
Besides the dimension of experience, Du Bos 1. genius is a unique faculty, sui generis,
is also a pivotal reference for the fate of other without which there is no art but craftsman-
spheres of aesthetical knowledge that have ship;
powerfully contributed to Aesthetics’ crucial sta- 2. one is born a genius. It is an original quali-
tus as a science, and which are still unremitting ty that cannot be acquired through applying
in contemporary times. We shall quickly inspect onself or devoting oneself to study;
just two of these spheres: that of production and 3. in art, besides artistic genius there is also a
that of judgment. place for talent, but this produces only me-
Along with Heidegger we can ask: what is diocre artists;
the origin of the work of art, the source of artis-
4. the artist without genius can be skillful and
tic production? Aesthetical tradition had always
precise, but will never be a great artist, since
been vague in its response, confining itself to
he lacks the capacity to move the public;
verifying the excellence of some works and the
5. genius is incompatible with rules, just as in-
uniqueness of some individuals who had produ-
tellect is incompatible with emotion;
ced them. From ancient times, a myth flowered
6. genius is creative: it continuously invents and
around the character of the artist, nourishing the
renews the shape and content of its works;
substantial collection of anecdotes that scholars
7. on the other hand, when outside its specific
have called the “legend of the artist”. On the con-
field, genius fails and falls below mediocrity;
trary, Du Bos was the first to approach the pro-
8. a genius has no aptitude for learning. He is
blem in scientific terms, linking it to exact analyti-
self-taught and learns to recognize his own
cal grounds. As you have now understood, it is
way without anyone’s help;
precisely the ancient notion of “genius” which he
9. a genius excels in a narrow sphere of activi-
26 rethinks all over again in a radical manner, quite
ty, in a specific artistic field, as evidence of
crucial for the future debates within Aesthetics.
Actually, Du Bos begins by introducing “ge- his capacity for extreme concentration and
nius” in traditional terms, as generic talent, a focus;
natural disposition that operates in all fields of 10. genius, though the embodiment of natural
human productivity. A sort of biological capacity, spontaneity, is neither disorder nor whim,
therefore equitably (or statistically, as we would and finds within itself the rules through
say today) distributed amongst all human beings, which to operate;
with mere quantitative differences. However, he 11. genius is therefore completely free form any
appreciates an essential function. As a matter of external dictate.
fact, for him, this potential talent, which mate- It is hardly needed to note that, in the wake
rializes in different ways in different individuals, of this concise Dubosian doctrine of the genius,
plays an aggregating role. Through the diversi- it is far too easy to run into archetypes that are
fication of roles, this potential talent allows the usually attributed to later times, from Romanti-
kind of collaboration between men that brings cism and Decadentisme to the Historical Avant-
about the well-being of society and, when bet- garde. We can also see in vitro, encrypted in
ween countries, the well-being of the entire hu- nuce, the pattern of the society of the spectacle
man race. “Genius” is therefore a providential and the protocol of rockstars.
anthropological variable with a social aim. Of great importance is also the third quadrant
Thanks to a thorough study of the modalities of the Dubosian platform worth mentioning: the
that characterize its action, Du Bos discerns sur- evaluation of the work of art. That is, aesthetic
prising differences intrinsic to the nature of “ge- judgment that rests upon “sentiment”, yet ano-
nius”. Differences that are no longer quantitative ther famous notion brought forward by Du Bos.
but that become exquisitely qualitative, opening We should immediately clarify that Du Bos
the way for a new qualification of genius: that sets two clearly distinct linguistic and concep-
of “artistic genius”. Du Bos is actually the first tual axes: “passion-emotion” and “sentiment-im-
Conferencias Plenarias - Neoaesthetics: strategies of the crisis

pression”. The first axis, as we have seen, is set art “on principles” that vary depending on time
on the plane of vital experience, through which and space, and are not a truly objective standard.
we satisfy the purely biological need for action, Reason is always subject to error, whereas sen-
thus defeating ennui through “diversion”: there- timent is never mistaken and cannot be denied
fore the movement of passion-emotion (“natural” with arguments, since the fact that it is “sensed”
or “reflective” or “artificial”) that brings pleasure. makes it always “true”. One can argue about the
The second axis, that of “sentiment-impression”, reasons why a work of art is liked, or disliked,
though nourished by the same vital emotion, but not about the fact that it is liked, or disliked.
stands on a different plane. It is a function of Reason must therefore be excluded from artistic
aesthetic judgment that appraises emotional ex- judgment.
perience, so it refers to emotion but is not emo- While only sentiment is able to grasp, in an
tion. It is the fulfillment of the genuine polarity immediate and total impression, the value of
of pleasure and displeasure, of craving and aver- ‘the genius’ work due to some kind of infallible
sion, that is obtained from the immediate obser- primary instinct independent from reason, the
vation of the work of art and is put on the plane practice of this ability is not a purely subjecti-
of worth. Sentiment, the controlling body of such ve act —individual, but rather an intersubjective
judgment, constitutes precisely the value of the function— social and cultural. As a matter of fact,
work of art. the infallibility of the judgment that stems from
Du Bos distinguishes clearly between two sentiment implies an indirect form of objectivity:
forms of evaluation. They are both forms of a shared value that is not related to the indivi-
appropriation of the work of art, but do not dual but to the entire community of consumers.
come from the same modality of judgment. In The individual consumer is anything but infalli-
ble, as he is subject to error by education, sen-
other words, judgment is a functional space in
sibility, prejudice. The judgment that stems from
which there are two individual acts that take
sentiment builds instead a cumulative value that
on different roles. Immediate judgment appears
takes shape slowly and is reinforced throughout
before judgment in the sense of “analyzing”,
time: it becomes infallible as it is legitimized by
attaining knowledge through intellectual activi-
the “public”, the true guarantor of the judging
ty. Analytic judgment provides the problematic
function. 27
apprehension of the structure belonging to the
The Dubosian notion of “public” is complex
work of art, while immediate judgment relies
and dynamic. One can define it correctly by pla-
on sentiment and infallibly certifies the involve- cing it at the center of two negative extremes:
ment and excitement generated by works of art the critic (“people of the trade”) and the igno-
on their viewers, that is, their aesthetic pleasure. rant (“lower classes”). As a matter of fact, leaving
Sentiment sets the grounds for artistic evaluation aside the people of the trade, Du Bos does not
and legitimates aesthetic value. The action of a privilege the culturally deprived subject, also in-
kind of “sixth sense”, precisely sentiment, is the capable of valuing works of art. In between the
irrevocable source of the judgment which, disso- critic and the lower classes, he locates the “pu-
ciated from reason, “judges according to impres- blic”, identified in “those who read, who know
sion”, preceding all arguments that critical analy- the shows, who see and hear about paintings, or
sis could possibly brandish. The role of the latter who have acquired the criteria for judgment re-
is then reduced to “establishing the reasons why ferred to as taste by comparison”, that is, the elite
a work of art is liked or disliked”. that cultivates the world of art. Du Bos steers
Although heir to the notion of “taste”, that of clear of the danger of elevating the leading class
“sentiment” assumes in Du Bos a completely di- to a model of judging humanity by limiting the
fferent nature and function. In his cultural con- concept of “public”, which does not exist in abs-
text, taste was connected to reason, viewed as tract terms. Instead, “public” is a variable relative
its immediate anticipation, and considered an to the times, the places and the works, that ful-
ability to be acquired through practice and re- fills the universality of aesthetical judgment in a
fined through experience. In Du Bos, instead, factual and statistical manner.
sentiment generates an immediate and final It is rather difficult, when faced with these
judgment: neither reason nor the dissertations of compelling Dubosian analyses, however briefly
critics (the “people of the trade”) are of any use. enunciated, not to agree on the fact that they
One does not decide on the value of a work of have powerfully nourished the historical develo-
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pment of our discipline. And, at the same time, the thematic plane of Aesthetics: the theory of
they still hold for us that biting “family likeness” beauty and the doctrine of art; Plato and Aris-
that we breathe in our laboratories. Emotion and totle. Only with the advent of Modernity in the
artifice, talent and artistic genius, sentiment and mid-18th century were these two units fused into
aesthetic judgment: these are, without a doubt, a single theoretical formation: the theory of artis-
the cornerstones on which aesthetic theory rests, tic beauty, that became the badge and the foun-
and that define it still today. dation of modern Aesthetics. This is perfectly
So it is inevitable to wonder why Du Bos’s transparent when reading the famous opening
conceptual platform did not become the official of Hegel’s Aesthetics: “Gentlemen, these lessons
paradigm of Aesthetics. Du Bos was, all along are devoted to Aesthetics; their purpose is the
the 18th Century, throughout the long stage of vast reign of beauty and, more closely, their field
construction of modern Aesthetics, always plun- is art, or rather, the fine arts. […] our science is
dered and sometimes plagiarized. Why is he then the ‘philosophy of art’, and more specifically the
not remembered as the father of modern Aesthe- ‘philosophy of fine arts’.
tics instead of other names such as Baumgarten, It does not suffice to say that Du Bos does
Vico, Batteux or Kant? The question is all the not appear to be systematic because he did not
more pressing today, when, having proclaimed elaborate a philosophy of art. We must specify:
the adieu à l’esthétique (if we wish to subscribe it is because he did not elaborate a philosophy
a motto), we have celebrated the divorce from of art as defined by modern Aesthetics. In other
Modern Aesthetics and are painstakingly trying words, he lacked the conclusive point: the syste-
to redefine our aesthetical identity. Upon visiting matic disciplinary frame in which the art-beauty
the disturbing Dubosian settings, where the fo- plexus was reconfigured. That is, the identifying
llowing mercurial notions stand out: ennui and
code that we have just verified in Hegel.
emotion, pleasure and passion, taste and senti-
Paradoxically, the 18th century scholar most
ment, role of the public and democratization of
indebted to Du Bos is Charles Batteux, who drew
enjoyment, we cannot help but notice the deep
massively from him, and conducted a first syste-
affinities that connect us to this underestimated
matization, although centered on the fundamen-
Ancestor. We cannot help harmonizing with him
tal note that Du Bos had relinquished: the notion
28 to a higher degree than that which we might be
of beauty. So Batteux’s “system of fine arts” is
able to achieve with our own parents. How did
the strategic link between Du Bos’s asystema-
this come about? Let us reach the core of the pro-
blem and ask ourselves: why has Du Bos been tic or pre-modern Aesthetics and Hegel’s syste-
removed from the history of Aesthetics?. matic Aesthetics. About three decades after Du
In the mid-19th century, Robert Zimmermann, Bos’s Réflexions, Batteux, with Les Beaux-Arts,
the first historian of Aesthetics, formalized this laid down for the first time the condition under
removal, which was later certified by subsequent which the Modern concept of art was born. In
scholars. Zimmermann, though admitting that the following decades, and mostly due to the
Du Bos had authored “fine observations”, stig- mediation between Baumgarten and Batteux
matized them as “not constituting a systematic —provided by the forgotten Mendelssohn— this
whole”. In what sense does the monumental Du- condition will give rise to the philosophy of art,
bosian work not constitute a “systematic whole”, that is, to the system of modern Aesthetics as
a philosophy of art? And yet, as we have seen, “philosophy of beautiful art”.
almost all connecting themes of disciplinary Aes- The Dubosian loss of balance towards the
thetics are present and lucidly put forward in the side of emotion had already released matter that
Réflexions: the logic of passions, the dynamics of Western culture had, since the time of Plato, ma-
the artificial, artistic genius, sentiment and aes- naged to hold back: that incandescent pile that
thetic judgment… had been swept away under the seal of “sensua-
Let us postpone the question and make a lism”. But its disciplinary thorniness was empha-
short pause. Let us remember that a consolidated sized by the absence of that gradient that had
historiographical model, assembled in the first been the soul of modern Aesthetics: the notion
half of the 20th century with the contributions of of beauty. As a matter of fact, in Du Bos, beauty
scholars of the caliber of Cassirer, Baeumler and sheds its every attribute, be it metaphysical or
Tatarkiewicz singled out two conceptual polari- cognitive, to become what it is today: a mere
ties that have so far governed the constitution of designation that attests only the achievement of
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the effectiveness of a work of art, and the sign ontogenetic zero of sorts— where the crisis of
of its appreciation. This is what gradually caused modern and contemporary Aesthetics begins? Is
Du Bos to be pushed aside, the lack of an art it possible to illuminate the causes of the fracture
system due to the absence of its constitutive ele- in the disciplinary paradigm that has determined
ment: the concept of beautiful art. The inevitable today’s models of aesthetic thought?.
verdict had already matured in the late 18th cen- Already troubled in the early 20th century,
tury, by the time of Kant, commanding his almost right after World War II, Aesthetics started to
complete removal from the history of Aesthetics. exhibit obvious signs of collapse. Many critics,
I have dwelt on the “Du Bos case” because, often biased, brought Aesthetics to trial and sen-
as it is impossible to thoroughly study a whole tenced it without a doubt. Some proclaimed it
cluster of important matters, it can serve as a test was outmoded, and others celebrated its dea-
case, an eloquent spy of present times. In fact, th. In any case, the suspicion that its epistemic
the renewed and intense interest that Du Bos’s system was in crisis became widespread. It was
Réflexions elicit nowadays is neither surprising thought that the sociocultural and metatheoreti-
nor meaningless. cal reasons that had marked its 18th century birth
It is not surprising because it has been made as an essential pillar in the building of Modernity
possible by the dissolution of modern Aesthe- had been exhausted. Those reasons had been re-
tics. Scholars, free from inhibitions and conditio- presented by Batteux and Baumgarten, and had
nings, have begun to look without prejudice into insured Aesthetics a prodigious success, having
the whole history of Aesthetics, recognizing the crowned it as the leading discipline of the huma-
specific reasons of each theoretical period. And nistic ocean in the 19th century. By the mid-20th
aesthetical thought, now aphoristic and no lon- century, the setting of Aesthetics had fully chan-
ger systematic, finally unburdened of the ruinous ged: the present leaked out of its tested analytic
mortgage of the notion of beauty, has found sti- grid and did not seem to endorse it any longer:
mulating reasons to confront its past. it was brought to a standstill. Was this the confir-
And it is meaningful to meet Du Bos again, mation of its demise?.
and feel a natural synchrony with this elusive This is what we asked ourselves in a very
ancestor to whom we are bound by a surprising crowded international symposium held in Cra-
“family likeness”. Du Bos has become a capital covia in September 1979, which was titled, pre- 29
source that can be enjoyed again. And the array cisely, Crisis of Aesthetics? The conclusion that
of themes that his encyclopedia has released is this speaker drew from that meeting was that it
certainly intriguing: ennui, emotion, “pure” (and was truly needed to speak of a crisis in relation
masochistic) pleasure, and then pathos, climate, to Aesthetics, but that this crisis had its origin
nature, “democratic” or “popular” Aesthetics, “cri- in the past. So it was indeed a lethal crisis, sin-
tical acclaim”. He could be an author of today, ce it pertained to the system, but it pertained to
and might very well become one, if we read him the system of modern Aesthetics, that is, to the
as subsequent to Batteux and Kant, and subse- long period of that systematic Aesthetics that had
quent to Hegel and modern Aesthetics. matured between Batteux and Kant, under the
We have hurried too much. Even though we banner of the leading concepts of “fine arts” and
are almost there, let us stop and reflect. If in or- “disinterested pleasure”. That kind of Aesthetics
der to understand the present we must find its had worn itself out, but a new disciplinary for-
genesis in the past, when we block the present mation was being born in its place, rising like the
and try to decode it as if it were already the past, Phoenix from its ashes. And even in embryo it
it dulls and tends to fade. And this is because seemed likely that it would be able to overcome
it inevitably aims to the future, the counterpart the crisis (of the system) of (modern) Aesthetics,
of the present: its potential metamorphic outco- and break free from the past to imagine new
me, which defines it but is unknown to us. For epistemic configurations.
example: when does the present begin? When Which is what the Aesthetics of the Third
is it licit to divide the vague notion of contem- Millenium, or Neoaesthetics as I like to call it,
porary into segments and use it in past declen- has been doing for the past thirty years. It is an
sion? And when can we grant autonomy to this Aesthetics that has rigorously studied its own
accumulation of ours, so that we might define origins, reread famous authors and rediscove-
it as an ulterior and original era of knowledge? red forgotten ones without prejudice. It has shed
Is it possible to establish the exact point —an light on the weft and warp of the past, rejuvena-
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

ting and remotivating them, and has drawn inspi- peccare di velleità miracolistica, può rivendicare
ration from the treasures of its tradition in order di potere adempiere un compito tanto disperante.
to undertake new cognitive enterprises. We must Chiediamoci, in definitiva, francamente: è
credit modern Aesthetics with the huge historical proprio compito dell’Estetica decifrare e scioglie-
merit of having happily reorganized the ancient re i destini del mondo? Davvero no. Sono stato
tradition within the frame of Modernity. Likewise, quindi tentato di rinunciare all’impresa, quando
it does not fail its disciplinary duty to contribute mi sono ricordato che, come diceva il poeta, vi
to the interpretation of current times, which are sono più cose fra cielo e terra di quanto non sap-
generically called Postmodernism, for lack of a pia la nostra filosofia. Ecco, in questo interstizio
better name that only future historians will be fra cielo e terra, per così dire, proverò a condurre
able to decide. In the light of all this, the two alcune riflessioni.
complementary conditions I talked about in the Ragioniamo. Se la crisi è l’insegna sotto la
beginning —“the crisis of Aesthetics” and “the quale viviamo, se forgia il nostro mondo e in-
Aesthetics of the crisis”— come together and end treccia tutte le forme della nostra cultura, è vero-
up coinciding. The circle closes in on itself. simile supporre che anche l’Estetica, a sua volta,
Having finished my account, I must confess non possa non partecipare di questa crisi, e che
that I would have liked to talk more extensively a suo modo registri e dia rappresentazione della
about Neoaesthetics. However, I found it prefera- crisi del mondo.
ble to remain under Du Bos’s shadow, and sim- È facile documentare che il profilo della crisi è
ply highlight his methodological structure, signal stato sempre presente nell’universo dell’Estetica:
a precious ancestor, and corroborate his full re- l’ha accompagnata fin dalla sua nascita settecen-
cognition. Do excuse this limitation, and I trust tesca, ne ha scandito la crescita e lo sviluppo
you will grant me a second chance in the future. nell’Ottocento, l’ha travagliata lungo tutto il No-
vecento, e infine campeggia nel nostro orizzonte.
È pacifico dunque concludere che la crisi
appartiene all’Estetica. La difficoltà sta però nello
Può sembrare temerario, o addirittura velleitario, stabilire quale sia l’accezione della nozione di
confidare che l’Estetica —come induce a pensare crisi pertinente all’Estetica, il suo baricentro spe-
il titolo del nostro Congresso— possa dare lumi cifico per così dire. Risposte del tipo, per esem-
30
sulla Crisi che investe la società contemporanea. pio, che l’Estetica è un “sapere critico”, mescolan-
In verità è facile parlare genericamente di cri- do arguzia e ovvietà, aggirerebbero il problema,
si, e, di fatto, lo facciamo sempre un po’ tutti. Più lasciando intatta la questione. Laddove, appro-
problematico è invece definire l’oggetto scientifi- fondendo l’analisi del nesso fra Estetica e crisi,
co di cui parliamo, conquistare una chiave erme- troviamo però una risposta ambivalente e larga-
neutica capace di capirne le ragioni e spiegarne mente discrezionale, perché si configura scin-
le dinamiche. Anzi, non è nemmeno facile, fra dendosi in due significati sensibilmente diversi:
tanti linguaggi e prospettive che descrivono la “crisi dell’Estetica” ed “Estetica della crisi”. Ed è
crisi, trovare indicazioni convergenti e condivise. singolare, ma perspicuo, che entrambe queste
Verifichiamo ogni giorno che il mondo odierno, flessioni abbiano informato la vita dell’Estetica
quello che un tempo era chiamato ottimistica- e ne siano peculiari connotazioni identificative.
mente il “villaggio globale”, offre al contrario lo La prima formula —“crisi dell’Estetica”— co-
spettacolo di un’umanità frantumata e antagonis- glie il fatto che il sapere estetico è un sapere criti-
ta, discontinua, suscettibile di letture parcellari e co nel senso che, come attesta tutta la sua storia,
spesso fra loro irriducibili. è stato sempre “in crisi”, ossia che il suo statuto
Come che sia, è lecito immaginare, se si epistemico è stato in continua fase di assesta-
scompone la parola “crisi” nelle sue articolazio- mento e riformulazione, e dunque la tipologia
ni e s’indagano concretamente i fenomeni com- della crisi, in quanto indice di mutazione, è un
plessi ed eterogenei, molteplici e polivalenti, in tratto genetico che si è manifestato nell’Estetica
divaricazione e metabolizzazione continua, che con costante periodicità.
informano la nostra civiltà, immaginare dicevo La seconda formula —“Estetica della cri-
che una scienza, qualunque scienza, possieda si”— coglie invece il fatto che il sapere estetico,
uno sguardo esaustivo capace di linearizzarla? dall’antichità classica fino ai nostri giorni, si è
Nonostante l’orgoglio disciplinare, se rimaniamo sempre fatto carico d’importare cognitivamente
sul piano della sensatezza, nessuno, a rischio di la crisi della società e disciplinarla, ossia ha indi-
Conferencias Plenarias - Neoestetica: strategie della crisi

viduato i processi di trasformazione e li ha incor- nuova visione del mondo che riorganizza le logi-
porati, dando loro rappresentazione: da un lato che del reale, proclama l’affermarsi di una nuova
ne è stato specchio fedele e dall’altro efficace sensibilità, e più in generale pone in questione la
modello di scioglimento dei conflitti e della loro cultura occidentale, producendo nuovi processi
sublimazione. socioculturali di emancipazione e sviluppo.
Come ognuno vede, l’intrico delle matas- Entro le dinamiche del progetto illuministico
se storiografiche e teoretiche che sottendono il di sistematica chiarificazione intellettuale, che ha
cruciale dittico di Estetica e crisi dispiega una determinato quella profonda trasformazione epo-
sorta di labirinto in cui è facile perdersi. Tanto
cale che chiamiamo Modernità, è saliente per noi
più che, opportunamente, il nostro Congresso
che si sia determinata una svolta della tradizione
fa riferimento all’Europa per focalizzare il con-
estetologica occidentale, la quale ha innescato
cetto di Estetica, perché l’intero nostro continen-
te ha partecipato allo straordinario processo di eventi di grande momento, sia sul piano scien-
chiarificazione intellettuale procurato dalla nos- tifico che in quello delle pratiche socioculturali,
tra disciplina, che iniziato in Italia e Spagna nel lievitando in un ramificato polimorfismo teorico
Seicento, nel secolo successivo fiorì vivacemente e metodologico alla fine esploso nella dissemina-
in Inghilterra, in Francia e in Germania, coinvol- zione contemporanea. Dal Settecento conviene
gendo anche paesi dell’Est, come la Polonia e quindi partire, perché vi fu iniziata una decisiva
l’Ungheria, continuando ad allargarsi a macchia partita della quale ai nostri giorni ci tocca giocare
d’olio fino ai nostri giorni. Estetica davvero scienza forse le ultime mosse.
europea! Prendiamo un luogo emblematico, per esem-
Consentitemi dunque di saggiare liberamen- pio l’inizio delle Réflexions di Du Bos e leggia-
te alcune cruciali questioni secondo opportune mo:
strategie di avvicinamento. Segnalo, in particola- «Costatiamo quotidianamente che i versi e i
re, che mi avvarrò del collaudato metodo delle
quadri provocano un piacere sensibile; ma
“citazioni esemplari”, privilegiando un solo filo
ciò non rende meno difficile spiegare in che
rosso, ma che attraversa la storia dell’Estetica e
cosa consista questo piacere, che assomiglia
ne salda euristicamente passato e presente.
È communis opinio che l’estetica moderna sia spesso all’afflizione e i cui sintomi talvolta
31
nata a metà del Settecento nel nome di Alexan- sono uguali a quelli del più vivo dolore. L’arte
der Baumgarten che pubblicò nel 1750 la celebre della poesia e l’arte della pittura non sono
opera intitolata, appunto, Æsthetica. È nozione mai tanto apprezzate come quando riescono
forse meno diffusa, ma nota agli studiosi, che ad affliggerci. [...] più le vicende descritte da-
alla definizione del nuovo sapere estetologico lla poesia e dalla pittura, se viste realmente,
un contributo decisivo fu dato da un secondo scuotono il nostro senso di umanità, più le
studioso, Charles Batteux, che pubblicò nel 1746 imitazioni che tali arti ci presentano hanno il
Les Beaux-Arts réduits à un même principe. Pro- potere di coinvolgerci. [...]. Un fascino segreto
babilmente solo gli specialisti sono informati che ci attrae dunque verso le imitazioni fatte dai
le condizioni di quella nascita vanno anticipate pittori e dai poeti proprio quando la natura
di una trentina d’anni e riferite a un terzo stu- testimonia con un fremito interiore la sua ri-
dioso, il Grande Antenato che pose le basi del bellione contro il proprio piacere».
sistema dell’Estetica che si sarebbe assestatos nel
Ecco il paradosso da spiegare: siamo natural
secondo Settecento. Il suo nome è Jean-Baptiste
mente turbati da alcune esperienze ma —come
Du Bos e la sua opera seminale, pubblicata nel
aveva notato già Aristotele— siamo attratti dalla
1719, s’intitola Réflexions critiques sur la poésie
et la peinture. loro imitazione artistica, ma inoltre, nello stesso
Vale la pena ricordare queste pietre miliari tempo, avvertiamo anche la contraddittorietà del
perché l’evento della nascita dell’Estetica è illu- piacere da essa procurato, contro cui si ribella la
minante per ponderare le corrispondenze fra stessa natura. All’improvviso vettori salienti della
Estetica e crisi fin all’origine della Modernità. A dimensione antropologica, piacere e dolore, rea-
partire dal Settecento, nell’arco di pochi decenni, le e artificiale, vengono demarcati e sintonizzati
assistiamo infatti a una profonda “messa in crisi” secondo nuove sconcertanti dinamiche: piacere
di modelli e credenze tradizionali, che talvolta che nasce dal dolore, mondo artificiale che fa
risalgono alla notte dei tempi, e si dispiega una aggio sul quello reale!.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Come si sa, Du Bos fu un grande protagonista quindi supera l’attrazione di abbandonarsi alle
di quella Querelle des anciens et de modernes, passioni, attrazione così intensa da far apparire
che ha infiammato fra la fine del Seicento e il inconsistente ogni altro modo di vincere la noia.
primo Settecento prima la Francia e dopo l’intera Però, sfuggiti dall’orrore della noia lasciandoci
Europa, propiziando l’avvento della Modernità. trascinare dal fiume tumultuoso delle passioni,
Egli prende atto della crisi della cultura del suo veniamo travolti e incombe il naufragio: rimania-
tempo e del fatto che la concezione classicistica mo prigioniri di una trappola senza uscita.
dell’arte, che identificava il valore con la norma, E però Du Bos trova la strada per uscire da
è tramontata. Cerca allora il fondamento del fare questa trappola, osservando una particolare
e giudicare arte nella natura umana, rifondando il «emozione naturale» provata dagli esseri uma-
valore per via empirica, accertato sulla base delle ni, ossia quella procurata «meccanicamente»
sue dinamiche emozionali. Siamo in presenza di dall’osservazione delle sofferenze dei nostri si-
un’autentica rottura epistemica, che con grande mili. Compiendo un salto associativo, egli allarga
spregiudicatezza mette fuori gioco le credenze il piano dell’analisi, e dall’esperienza diretta de-
del passato e le stesse opinioni della sua epoca, lle passioni passa a trattare delle passioni in noi
cioè i precetti e i pregiudizi sia degli “antichi” che suscitate dall’osservazione di eventi tragici: passa
dei “moderni”. Du Bos assume un atteggiamento cioè dalle passioni che travolgono la nostra vita,
innovativo, che scavalca i dibattiti della Querelle, e di cuisiamo attori, alle passioni provocate dalla
traccia le linee evolutive dell’estetica moderna e vista delle sofferenze altrui, di cui siamo spettatori.
si proietta addirittura nell’orizzonte contempora- La sottile strategia argomentativa di Du Bos
neo, conducendo per la prima volta, come tiene costruisce per spinte e controspinte il piano fe-
nomenologico delle passioni, articolandone una
a precisare, «con metodo filosofico (en philoso-
logica stringente. Così dapprima, introdotte ac-
phe)» ma da «semplice cittadino (simple citoyen)»,
canto alle passioni provate direttamente quelle
una globale esplorazione dell’esperienza esteti-
derivate dall’osservazione degli eventi tragici, re-
ca, a partire da un’indagine empirica sull’origine
gistra come anche queste sono troppo violente,
del piacere artistico che rinuncia a ogni pretesa
e pur se tengono occupata l’anima scacciando
metafisica di spiegare la natura umana.
la noia, affliggono a lungo col ricordo sgrade-
32 Vediamo più da vicino. Il “piacere naturale”,
vole dell’esperienza provata. Ma, intanto, è sta-
in quanto frutto del “bisogno”, per Du Bos ha
to acquisito il rilievo che, accanto alle passioni
una funzione puramente biologica. Omologhi
«dirette», l’uomo può rivolgersi anche a passioni
ai bisogni del corpo ci sono quelli dell’anima, «riflesse», frutto della vista di passioni reali pro-
obbligata a stare in attività occupando la men- vate da altri esseri umani, e quindi indirette, un
te. La quiete, la stasi psichica non è uno stato po’ meno dolorose in quanto «indebolite». E le
positivo ma negativo; la vita dell’anima è la sua numerose esemplificazioni che Du Bos ne dà,
attività, l’inazione produce un male oscuro, ol- dall’acrobata ai gladiatori antichi, e a consimi-
tremodo doloroso: la “noia”. Si badi che la pa- li pratiche moderne, accredita l’universalità di
rola “noia”, in francese “ennui”, come l’originale questo fenomeno nel tempo e nello spazio. Dopo
latino “noxia”, significava a quei tempi non un di che egli ricompatta il piano fenomenologico
generico disagio piuttosto “afflizione profonda”, ritornando alle passioni reali, quelle direttamente
“tedio esistenziale”, “alienazione”. Non mi pare provate, per esempio il gioco d’azzardo, ribaden-
che esista in lingua spagnola un consimile esito do che le passioni, sia quelle dirette che quelle
della parola latina: forse il termine meno lontano riflesse, ci attraggono fatalmente perché ci danno
porebbe essere “hastío”. piacere, ma esso si tramuta comunque in dolore.
L’analisi empirica porta Du Bos a una dra- Il problema allora diventa di capire in che modo
mmatica descrizione della condizione umana, il dolore può essere eliminato, o almeno ridotto
condannata a un’oscillazione pendolare fra due e contenuto. Sarà la funzione dell’arte.
polarità negative, entrambe fondate sul dolore, Si tratta di un astuto diversivo offerto all’anima:
segno della morte. Dolore letale è infatti la noia, tenerla sì occupata evitando la noia, ma senza ri-
l’assenza delle passioni che sono la vita stessa correre alle passioni reali, che danno piacere ma
dell’anima; ma tentando di fuggire dalla noia, o procurano dolore. Per raggiungere questo scopo
ci si aliena nel lavoro materiale, o ci si derealizza basta attivare passioni meno intense di quelle or-
nel mondo rarefatto dell’attività mentale. Niente dinarie, di origine diversa, «attenuate» perché non
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naturali ma «artificiali», capaci quindi di liberarci classicisticamente magnificato come dominatore


dalla noia senza procurare spiacevoli conseguen- del mondo e si apre il lungo calvario del suo de-
ze. Non cerchiamo dunque l’ebbrezza del tavolo potenziamento fino alla decostruzione. Comin-
da gioco, o, potremmo dire oggi, il massacro so- cia quel trend antiumanistico che per tanti rivoli
noro di una discoteca, sarà sufficiente sostituire —si pensi per tutti alla rivoluzionaria teoria del
gli oggetti che alimentano le passioni con i loro sublime di Edmund Burke— dilagherà nel Set-
fantasmi: le arti mimetiche. Una sorta di “ingan- tecento e, malgrado Kant e Idealismo, alla fine
no” quindi, che tuttavia è capace di dare sollievo dell’Ottocento e nel Novecento troverà, nella
alla drammatica condizione umana e diventare psichiatria di Krafft-Ebing e nella psicoanalisi di
anzi una specie di terapia attraverso l’arte. Freud, il nome emblematico di
La “logica delle passioni” perviene così a uno “masochismo”. Vale a dire il bandolo di quei mo-
sbocco pienamente positivo. Oltre le passioni delli di fruizione che sono diventati anche nostri,
che provengono dalla vista di eventi dolorosi che e ben conosciamo noi, spettatori di un Quentin
accadono agli esseri umani, che distraggono da- Tarantino.
lla noia ma sono anch’esse penose, Du Bos sco- Insomma, la passione, l’emozione, l’egoità,
pre l’esistenza di un altro tipo di passioni, le pas- con una sola parola: aisthesis, il sentire, è il
sioni “artificiali”, offerte dall’imitazione artistica. luogo dell’esperienza estetica, potremo dire:
Non si tratta più dell’imitazione aristotelica, che il monogramma dell’esteticità. È importante
era istinto di natura, strumento di conoscenza e sapere che questa condizione, così essenziale
fonte generale di piacere procurato da ogni imi- per la nostra vita, e non solo per quella estetica,
tazione, perché il piacere dell’imitazione diventa è in realtà il travagliato approdo di un itinerario
ora una possibilità che si attiva solo in presenza conoscitivo iniziato quasi tre secoli fa proprio da
di argomenti di particolare intensità drammati- Du Bos. Ciò che fra poco chiamerò neoestetica
ca. La cosa più importante è però che Du Bos trova qui una sua spiccata condizione di possi-
fonda empiricamente e non teoreticamente la di- bilità. Ma prima di toccare questo traguardo c’è
mensione dell’arte. L’arte infatti non ha necessità qualche altro importante nucleo concettuale che
intrinseca, non possiede una propria ontologia, conviene saggiare. E la radice la possiamo trova-
ma ha un mero valore strumentale, non essendo re ancora in Du Bos.
altro che la fortuita scoperta di una terapia de- Accanto alla dimensione dell’esperire, Du Bos 33
lle passioni con cui gli esseri umani, attraverso è riferimento non meno decisivo per il destino di
oggetti artificiali, appunto le opere d’arte, crea- altri piani tematici del sapere estetologico, che
no passioni artificiali. Si pone così un grado di ne hanno potentemente alimentato la criticità e
emozione totalmente controllabile, quello delle continuano a insistere anche nella contempora-
“passioni artificiali”, che affianca la condizione neità. Ne ispezioneremo velocemente solo due:
delle semplici “passioni riflesse”, e si colloca au- quello del produrre e quello del giudicare.
tonomamente fra il polo del dolore-noia e quello Qual è, per dirla con Heidegger, l’origine
del piacere-passione. dell’opera d’arte, la fonte della produzione ar-
Riepilogando, in conclusione: all’essere uma- tistica? La tradizione estetologica era stata vaga
no è dapprima indicata la strada delle passioni, il nella risposta, limitandosi in definitiva alla cos-
“divertimento”, ossia l’emozione “naturale” come tatazione dell’eccellenza di alcune opere e
fuga dalla “noia”, ma anch’essa si rivela fonte di dell’eccezionalità di alcuni individui che le ave-
dolore; è allora indicata, in seconda istanza, la vano prodotte. Intorno alla figura dell’artista fin
possibilità di una passione “riflessa”, cioè la vis- dall’antichità è semmai fiorita una mitografia, che
ta delle passioni provate dagli altri esseri umani, ha alimentato quella nutrita aneddotica che gli
meno dolorose perché più “deboli”; per giunge- studiosi hanno battezzato col nome di “leggenda
re infine all’esperienza delle passioni “artificia- dell’artista”.All’opposto, Du Bos fu il primo ad
li” procurate dall’arte, che dissociano piacere e assumere il problema in termini scientifici anco-
dolore e quindi depurano le passioni dalla loro randolo a precise basi analitiche. È in questione,
negatività. come avete capito, l’antica nozione di “genio”,
Così l’antica osservazione aristotelica sul po- che trova in lui un ripensamento radicale, decisi-
tere dell’arte imitativa di riscattare in immagine vo per i futuri dibattiti dell’Estetica.
l’orrore del mondo offre lo spunto per un in- In verità Du Bos comincia col presentare il
audito re-design dell’anthropos. Entra in crisi “genio” in termini tradizionali, come talento ge-
l’ideologia occidentale della sovranità dell’io, nerico, una disposizione naturale che opera in
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tutti i campi della produttività umana, e dunque addirittura in un determinato genere artisti-
una sorta di virtualità biologica equamente (dire- co, come capacità di estrema concentrazione
mmo oggi: statisticamente) distribuita fra tutti gli in un’unica direzione;
esseri umani, con differenze meramente quanti- 10. il genio, pur se è spontaneità naturale, non è
tative. Nondimeno ne valorizza una funzione es- né sregolatezza né arbitrio e trova in se stes-
senziale. Infatti per lui questo talento potenziale, so le regole del proprio operare;
concretandosi in modo diverso nei singoli indi- 11. il genio è quindi totalmente libero da ogni
vidui, svolge una sorta di funzione concertante, regola esterna.
nella misura in cui, attraverso la diversificazione È appena il caso di osservare che nella scia di
dei ruoli, rende possibile quella collaborazione questa serrata dottrina dubosiana del genio è fin
fra gli uomini che produce il benessere della so- troppo facile ritrovare archetipi che solitamente
cietà, e tramite le singole nazioni il benessere vengono rubricati a epoche successive, dal Ro-
dell’intera umanità. Il “genio” è quindi una pro- manticismo e dal Decadentismo alle Avanguar-
vvidenziale variabile antropologica socialmente die storiche, ed è possibile vedere come in vitro,
finalizzata. criptato in nuce, lo schema della società dello
Se non che, approfondendo le modalità che spettacolo e il protocollo delle rockstar.
ne caratterizzano l’azione, Du Bos coglie sor- Parimenti di grande momento è il terzo qua-
prendenti differenze intrinseche alla natura del drante della piattaforma dubosiana che met-
“genio”, differenze che non sono più quantitative te conto menzionare: la valutazione dell’opera
ma che diventano squisatamente qualitative. Si d’arte, cioè il giudizio estetico, che riposa su
apre in tal modo la strada per una nuova qualifi- un’altra celebre nozione lanciata da Du Bos,
cazione del genio: quella di “genio artistico”. Du quella di “sentimento”.
Bos, infatti, è il primo studioso che ha collega- Conviene subito precisare che Du Bos pone
to “genio” e “artista”, individuando nel genio la due assi linguistici e concettuali nettamente dis-
condizione essenziale dell’arte. E ne ha tracciato tinti: “passione-emozione” e “sentimento-im-
un identikit smagliante e puntuale, che ha avu- pressione”. Il primo asse, come abbiamo visto,
to un’enorme influenza nella cultura estetica, e si colloca sul piano dell’esperienza vitale, attra-
appare ancor oggi per tanti versi istruttivo. Elen- verso la quale si soddisfa il bisogno puramente
34 chiamone i tratti salienti: biologico dell’azione, vincendo la noia attraver-
1. il genio è una facoltà unica, sui generis, sen- so il suo “divertimento”, dunque il movimento
za la quale non c’è arte ma artigianato; della passionemozione (“naturale” o “riflessa”
2. genio si nasce e non si diventa: è una qualità o “artificiale”) che procura piacere. Il secondo
originaria che non si acquisisce con lo studio asse, quello del sentimento-impressione, pur
e l’applicazione; nutrito della stessa emozione vitale, si colloca
3. accanto al genio artistico in arte c’è posto su un diverso piano: è una funzione del giudi-
anche per il talento, ma esso produce solo zio estetico che valuta l’esperienza emotiva, quin-
artisti mediocri; di si riferisce all’emozione ma non è emozio-
4. l’artista senza genio può infatti essere abile e ne. È l’esercizio della pura polarità di piacere e
preciso, ma non sarà mai grande, perché gli dispiacere, di attrazione o repulsione, che si ricava
manca la capacità di commuovere gli spetta- dall’osservazione immediata dell’opera d’arte e
tori; si colloca sul piano del valore. L’organo di tale
5. il genio è incompatibile con le regole, come giudizio, il sentimento, costituisce appunto il valore
lo è l’intelletto col cuore; dell’opera d’arte.
6. il genio è creativo: inventa e rinnova conti- Du Bos distingue nettamente due forme di
nuamente forma e contenuto delle sue ope- valutazione. Entrambe sono forme di possesso
re; dell’opera, ma non discendono dalla stessa mo-
7. per converso, al di fuori della sua sfera spe- dalità di giudicare. In altre parole, il giudizio è
cifica, il genio fallisce e si pone addirittura un arco funzionale entro cui si collocano due atti
sotto la mediocrità; distinti, che impegnano differenti competenze.
8. il genio è refrattario all’insegnamento, è au- Prima del giudicare nel significato di “analizza-
todidatta e impara a riconoscere la sua strada re”, cioè conseguire una conoscenza attraverso
senza l’aiuto di nessuno; l’attività intellettuale, che procura l’acquisizione
9. il genio eccelle in una ristretta sfera d’attività, problematica della struttura dell’opera d’arte, si
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colloca quel giudicare immediato, che grazie al mente a fuoco se la si colloca al centro di due
sentimento certifica infallibilmente il coinvol- estremi negativi: il critico («gente del mestiere») e
gimento e la commozione prodotta dall’opera l’ignorante («volgo»). Infatti, messa fuori gioco la
d’arte sul fruitore, ossia il suo piacere estetico. gente del mestiere, Du Bos non privilegia il sog-
Ciò che fonda la valutazione artistica e ne le- getto culturalmente sprovveduto, anch’egli inca-
gittima il valore estetico è l’azione di una sorta pace di valutare le opere d’arte. Tra il critico e
di “sesto senso”, il sentimento appunto, organo il volgo egli situa il “pubblico”, identificato nelle
inappellabile del giudizio e indipendente dalla «persone che leggono, che conoscono gli spetta-
ragione, che «giudica secondo l’impressione pro- coli, che vedono e che sentono parlare di quadri
vata», precedendo quindi tutti i ragionamenti che o che hanno acquisito quel criterio per giudica-
su tale acquisizione potrà fare l’analisi critica, il re chiamato gusto di comparazione», ossia l’élite
cui compito è solo quello di «stabilire le cause che coltiva il mondo dell’arte. Per altro Dus Bos
per cui un’opera piace o non piace». evita il pericolo di elevare la classe egemone a
Pur erede della nozione di “gusto”, quella di modello di umanità giudicante relativizzando il
“sentimento” assume in Du Bos natura e fun- concetto: non esiste il pubblico in astratto, esso
zione completamente diverse. Nel suo ambito è una variabile relativa ai tempi, ai luoghi e alle
di cultura il gusto era collegato alla ragione, di opere, che realizza in modo statistico e fattuale
cui era una sorta d’immediata anticipazione, ed l’universalità del giudizio estetico.
era considerato un’abilità che si acquisisce con È difficile, in presenza di queste avvincenti
l’esercizio e raffina attraverso l’esperienza. Inve- analisi dubosiane, per quanto sommariamente
ce in Du Bos il sentimento genera un giudizio ricordate, non convenire che esse hanno poten-
immediato e definitivo: la ragione non serve, temente alimentato lo sviluppo storico della nos-
come non servono le dissertazioni dei critici (la tra disciplina, e, nello stesso tempo, mantengano
«gente del mestiere»). Non si decide sul valore
ai nostri occhi quella frizzante “aria di famiglia”
di un’opera «per principî», che variano secondo
che respiriamo nei nostri laboratori. Emozione e
i tempi e i luoghi e non sono un vero criterio
artificio, talento e genio artistico, sentimento e
oggettivo: la ragione è sempre soggetta a erro-
giudizio estetico: è indubbio che siano i cardini
re, mentre il sentimento non sbaglia mai, e non
su cui ha poggiato la teoria estetica e che la qua-
può essere smentito da nessuna argomentazione, 35
lificano ancora oggi.
perché è sempre “vero”, per il fatto stesso di es-
Talché è inevitabile domandarsi perché la
sere “sentito”. Si può discutere sulle cause per le
piattaforma concettuale di Du Bos non è diven-
quali un’opera piace, o non piace, ma non sul
tata il paradigma ufficiale dell’Estetica. Perché
fatto che piace, o non piace. Dunque la ragione
deve essere esclusa dal giudizio artistico. Du Bos, per il tutto il Settecento, nella lunga
Se solo il sentimento è capace di cogliere, fase di edificazione dell’estetica moderna sem-
in un’impressione immediata e totalizzante, il pre saccheggiato pur se non sempre citato, non
valore dell’opera del genio, grazie a una sorta è ricordato come padre dell’Estetica moderna,
d’istinto primario infallibile indipendente dalla al posto di altri nomi, vuoi Baumgarten o Vico,
ragione, tuttavia l’esercizio di questa facoltà non Batteux o Kant? La domanda è tanto più strin-
è un atto puramente soggettivo, cioè individua- gente nella misura in cui ai nostri giorni abbiamo
le, ma una funzione intersoggettiva, cioè socia- proclamato, se vogliamo adottare uno slogan a
le e culturale. Infatti l’infallibilità del giudizio effetto, l’adieu à l’esthétique, ossia, per meglio
del sentimento presuppone una forma indiretta dire, abbiamo celebrato il divorzio dall’Estetica
d’oggettività come valore condiviso, non riferibi- moderna, e faticosamente cerchiamo di ridefinire
le all’individuo, ma all’intera collettività dei frui- la nostra identità estetologica. A visitare gli in-
tori. Il singolo fruitore è tutt’altro che infallibile: quietanti scenari dubosiani, nei quali campeggia-
è soggetto a errore per educazione, sensibilità, no nozioni mercuriali come noia ed emozione,
pregiudizi. Il giudizio del sentimento fonda inve- piacere e passione, gusto e sentimento, funzio-
ce un valore cumulativo, che si forma lentamente ne del pubblico e democraticità della fruizione,
e si consolida attraverso i secoli: diventa infalli- non possiamo non avvertire le affinità profonde
bile in quanto legittimato dal «pubblico», il vero che ci legano a questo misconosciuto Antenato,
garante della funzione giudicante. ed entrare in sintonia con lui più di quanto non
La nozione dubosiana di “pubblico” è una no- siamo più in grado di fare con i nostri diretti
zione complessa e dinamica. La si mette corretta- genitori. Come è stato possibile ciò? Allora andiam
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direttamente al cuore del problema e chiediamo- diciamo asistematica o premoderna, di Du Bos


ci: perché Du Bos è stato rimosso dalla storia e l’estetica sistematica che ha al suo terminale
dell’Estetica? Hegel. Una trentina d’anni dopo le Réflexions di
A metà dell’Ottocento il primo storico Du Bos, Batteux con Les Beaux-Arts pose infatti
dell’estetica, Robert Zimmermann, formalizzò per la prima volta la condizione con cui nasce il
questa rimozione, che accreditarono gli studio- concetto di arte della Modernità, che nei decenni
si successivi. Zimmermann, pur riconoscendo successivi, grazie soprattutto alla mediazione fra
a Du Bos di essere autore di «fini osservazioni», Baumgarten e Batteux procurata dal dimenticato
stigmatizzava che esse «non costituiscono un in- Mendelssohn, darà origine alla filosofia dell’arte,
sieme sistematico». In che senso la monumenta- cioè al sistema dell’Estetica moderna come “filo-
le opera dubosiana non costituisce un “insieme sofia dell’arte bella”.
sistematico”, cioè una filosofia dell’arte? Eppure, Ora, già lo sbilanciamento dubosiano sul ver-
come abbiamo visto, quasi tutti i temi connettivi sante dell’emozione aveva liberato materie che la
dell’estetica disciplinare sono presenti e lucida- cultura occidentale fin dai tempi di Platone aveva
mente apparecchiati nelle Réflexions: la logica tenuto a freno, quel coacervo incandescente li-
delle passioni, le dinamiche dell’artificiale, il ge- quidato con la bolla di “sensualismo”, ma la sua
nio artistico, il sentimento e il giudizio estetico… scabrosità disciplinare era accentuata dall’assenza
Lasciamo sospesa la domanda, per fare una di quel gradiente che è stato il sale dell’estetica
parentesi e ricordare che un consolidato modello moderna: la nozione di bellezza. In Du Bos, in-
storiografico, costituito nella prima metà del No- fatti, il bello perde ogni attributo, sia metafisico
vecento col contributo di studiosi del calibro di che conoscitivo, per diventare, come è oggi per
Cassirer, Baeumler e Tatarkiewicz, ha individua- noi, una mera designazione, che attesta solo il
to due polarità concettuali che hanno presieduto raggiungimento dell’efficacia dell’opera d’arte e
alla costituzione del piano tematico dell’Estetica: l’indice del suo apprezzamento. Ecco cosa mise
la teoria del bello e la dottrina dell’arte, come progressivamente fuori gioco Du Bos: la man-
dire: Platone e Aristotele. Solo all’avvento della canza di una sistematica dell’arte per l’assenza
Modernità, a metà del Settecento, questi due nu- del suo elemento costitutivo, il concetto di arte
clei furono saldati in un’unica formazione teorica, bella. La sentenza inevitabile maturò già ai tempi
36 la teoria del bello artistico, che divenne l’insegna di Kant, alla fine del Settecento, decretando la
e il fondamento dell’Estetica moderna. Ciò è per- sua pressoché completa rimozione dalla storia
fettamene trasparente se leggiamo il celebre ini- dell’Estetica.
zio dell’Estetica di Hegel: «Signori, queste lezioni Se mi sono soffermato sul “caso Du Bos” è
sono dedicate all’Estetica; il loro oggetto è il vas- perché, nell’impossibilità di approfondire tutto
to regno del bello e, più dappresso, il loro campo un grappolo di questioni importanti, esso può
è l’arte, anzi, la bella arte. […] la nostra scienza è funzionare come un test case, una spia eloquente
“filosofia dell’arte”, e più specificamente “filosofia del nostro presente. Non è infatti né sorprenden-
della bella arte”». te né senza significato il rinnovato e intenso inte-
Non basta quindi commentare che Du Bos resse attuale per le Réflexions di Du Bos.
non appare sistematico perché non elaborò una Non è sorprendente, perché ciò è divenuto
filosofia dell’arte. Bisogna precisare: perché non possibile grazie al dissolvimento dell’Estetica
elaborò una filosofia dell’arte nell’accezione che moderna. Così gli studiosi, liberi da inibizioni e
qualifica l’Estetica moderna. In altre parole, in condizionamenti, hanno preso a guardare senza
lui fu assente il punto dirimente: la cornice siste- pregiudizio l’intera storia dell’Estetica, riconos-
maticodisciplinare nella quale fu riconfigurato il cendo le ragioni specifiche di ogni sua stagio-
plesso arte-bellezza. Ossia quella cifra identitaria ne teorica. E la riflessione estetologica, aforistica
che abbiamo appena verificato in Hegel. e non più sistematica, sgravatasi dalla rovinosa
Paradossalmente, lo studioso settecentesco ipoteca della nozione di bellezza, ha ritrovato sti-
che forse più di ogni altro è tributario di Du Bos molanti ragioni di confronto col passato.
è Charles Batteux, che da lui massicciamente ha E non è senza significato ritrovare Du Bos, e
attinto e ne ha condotto una sorta di prima siste- sentire naturale entrare in sintonia con questo
matizzazione, ma incentrandola sulla nota fonda- fantomatico antenato, cui ci lega una sorpren-
mentale lasciata da lui cadere: la nozione di be- dente “aria di famiglia”: Du Bos è divenuto una
llezza. Così il “sistema delle belle arti” di Batteux fonte capitale nuovamente fruibile. E appare in-
è l’anello strategico di congiunzione fra l’Estetica, trigante la rosa di temi che la sua enciclopedia
Conferencias Plenarias - Neoestetica: strategie della crisi

ha liberato: noia, emozione, piacere “puro” (e Ce lo chiedemmo nel settembre del 1979 in
masochistico), e ancora pathos, clima, natura, un affollatissimo convegno internazionale che
un’estetica “democratica”, “popolare”, del “suc- si tenne a Cracovia col titolo appunto di Crisi
cesso del pubblico”: sembra un autore dei nostri dell’Estetica? La conclusione che chi vi parla tras-
giorni. E non è inverosimile che possa diventar- se da quel meeting fu che davvero di crisi bi-
lo, se leggiamo Du Bos come se stesse dopo Bat- sognasse parlare per l’Estetica, ma che tale crisi
teux e Kant, e dopo Hegel e l’Estetica moderna. andasse proiettata al passato. Insomma, era una
Abbiamo corso troppo. Pur in dirittura crisi davvero letale, perché di sistema, ma pur
d’arrivo, fermiamoci a riflettere che se è neces- tuttavia del sistema dell’Estetica moderna, ossia
sario, per capire il presente, trovarne la genesi della lunga stagione di quell’Estetica sistematica
nel passato, quando vogliamo giudicare il pre- maturata nell’arco Batteux-Kant, all’insegna dei
sente, bloccarlo per decifrarlo come fosse già il concetti guida di “arte bella” e “piacere disinte-
passato, esso si opacizza e tende a dileguarsi, ressato”. Quell’Estetica si era esaurita, ma al suo
perché inevitabilmente aspira al futuro, l’altrove posto, come la Fenice dalle sue ceneri, stava nas-
del presente, il suo virtuale esito metamorfico cendo una nuova formazione disciplinare che,
che lo qualifica, ma che a noi è sconosciuto. Per pur in fieri, faceva sperare che sarebbe stata ca-
esempio, quando comincia il presente? Quando pace di superare la crisi (del sistema) dell’Estetica
è lecito cioè segmentare la vaga nozione di con- (moderna) e, emancipandosi dal passato, imma-
temporaneo e declinarla al passato, e dare auto- ginare nuove configurazioni epistemiche.
nomia alla congerie che ci appartiene, in modo di È quello che negli ultimi trent’anni è andata
essere in grado di diversamente nominarla come facendo l’Estetica del Terzo Millennio, la Neoeste-
tica, come mi piace chiamarla. È un’Estetica che
ulteriore e originale stagione della conoscenza? È
ha studiato in modo rigoroso le proprie origini,
possibile fissare con nettezza, come una sorta di
con spregiudicatezza ha riletto autori noti e ris-
zero ontogenetico, il punto di crisi dell’Estetica
coperto autori dimenticati, ha illuminato le trame
moderna e contemporanea, e illuminare le cau-
del passato rinverdendole e rimotivandole, e dai
se della frattura del paradigma disciplinare che
tesori della sua tradizione ha preso ispirazione
ha determinato gli odierni modelli di riflessione
per intraprendere nuove imprese conoscitive.
estetologica?
E mentre non manca di riconoscere all’Estetica
Già in affanno nel primo Novecento, subito moderna il grandissimo merito storico di avere
37
dopo la seconda Guerra Mondiale l’Estetica co- felicemente riorganizzato la tradizione antica ne-
minciò a manifestare evidenti segni di collasso. lle forme della Modernità, parimenti non viene
Tanti critici, spesso non disinteressati, la posero meno al proprio dovere disciplinare di contribui-
sotto processo e la condannarono senza appe- re all’interpretazione della congerie odierna, che
llo: alcuni bandirono la sua inattualità, altri cele- in mancanza di un nome adeguato, che solo gli
brarono la sua morte. In ogni caso fu diffuso il storici futuri potranno stabilire, genericamente
sospetto che fosse entrato in crisi il suo impianto chiamiamo Postmoderno. Alla luce di tutto ciò, le
epistemico, che si fossero esaurite quelle ragioni due condizioni complementari delle quali parla-
socioculturali e metateoriche, ben rappresentate vo all’inizio, “crisi dell’Estetica” ed “Estetica della
da un Batteux e da un Baumgarten, che ne deter- crisi”, si coniugano e finiscono per coincidere. Il
minarono la nascita settecentesca come puntello cerchio si chiude.
indispensabile per la costruzione della Moder- Confesso, giunto alla fine della mia relazione,
nità, e le assicurarono un successo prodigioso, che di questa Neoestetica avrei voluto più diste-
fino a elevarla nell’Ottocento a disciplina pilota samente parlarvi, se poi non avessi stimato che
dell’oceano umanistico. Nel secondo Novecento fosse preferibile, all’ombra di Du Bos, acconten-
lo scenario dell’Estetica era completamente mu- tarsi d’indicarne l’intreccio metodologico, segna-
tato: il presente sfuggiva dalle sue collaudate gri- larne un prezioso ascendente e convalidarne la
glie analitiche e non sembrava più legittimarla: piena legittimità. Vogliate perdonarmi di questa
la metteva in tilt. Era la constatazione della sua limitazione e confido mi concediate una seconda
fine? chance in futuro.
“... una terrible fascinación”: la Violencia,
la Fotografía y el Espectador
‘…a terrible fascination’: Violence,
Photography and the Spectator
Lynda Nead
School of History of Art, Film and Visual Media, Birkbeck

38
En 1862, un crítico hizo un reportaje para el New y el terror, pero no pueden alejarse, su mirada
York Times de una exposición de fotografías to- está detenida y suspendida y turbada. La frase
madas durante la Guerra Civil americana, reali- “terrible fascinación” refiere a algunos de los te-
zadas por el fotógrafo Mathew Brady. Además de mas centrales de la contemplación de imágenes
imágenes cotidianas de campamentos y solda- de violencia, la naturaleza del ser espectador;
dos descansando, la exposición también incluía moralidad y corrección, y el cuerpo. El observa-
impresionantes fotografías de soldados muertos dor no puede apartar su lasciva mirada; muerte
caídos en el campo de batalla. Fue una de las y violencia son, de alguna manera, seductores y
primeras veces que se utilizó la fotografía para mirar en los ojos de un hombre muerto parece
documentar todos los aspectos de la guerra y en implicar un placer culposo.
que se presentaron los horrores de las batallas ¿Qué significa mirar imágenes de violencia?
modernas al público civil. El crítico describió la ¿De qué forma miramos y como reaccionamos
horrible ambivalencia al mirar tales imágenes de frente a escenas de profanación física? Quizá a
sufrimiento y muerte: muchos nos parezca que las imágenes fotográfi-
«… hay una terrible fascinación en ello que cas de violencia y muerte se han convertido en
nos atrae hacia estas fotografías, y que nos la dieta básica de los medios contemporáneos
hace ser reacios a abandonarlas. Verás grupos y que, aunque quizá sigan impresionando, nos
silenciosos y reverentes de pie alrededor de
esas misteriosas reproducciones de carnice-
rías, inclinados mirando las pálidas caras de
los muertos, encadenados por el extraño he- 1
‘Brady’s Photographs’, New York Times (20 October 1862) p. 5.
chizo que mora en los ojos de un hombre Citado en Sandra S. Phillips, ‘Witnessing Violence’, en Sandra S.
muerto1.» Phillips, ed. Exposed: Voyeurism, Surveillance and the Camera
(London: Tate Publishing, 2010) p. 109. También en Brady’s Civil
El crítico y el público están atrapados entre War photographs ver Susan Sontag, Regarding the Pain of Others
la atracción y la repulsión, entre la fascinación (London: Penguin, 2004) pp. 46-7.
Conferencias Plenarias - “... una terrible fascinación”: la Violencia, la Fotografía y el Espectador

hemos acostumbrado a la representación visual clásicas en las que la violencia está más o me-
de la violencia. ¿Funciona la fotografía como una nos explícitamente trazada. En la mayoría de los
lección moral que refuerza el horror de las atro- casos en estas pinturas narrativas hay una vícti-
cidades políticas y sociales o la repetición de la ma inocente y algún tipo de imperativo moral
exposición a tales imágenes disminuye el efec- o religioso para mostrar cuerpos sufriendo. La
to impresionante, convirtiéndolas en banales y enigmática imagen de Goya, Duelo a garrotazos
al espectador en indiferente frente a lo que ve? es inusual y nos intriga precisamente porque en
La historiadora de la fotografía Susang Sontag apariencia no hay víctima, y no se reivindica esta
luchó con estas ideas y varió el punto de vis- violencia; parece representar, sencilla y llana-
ta expresado en uno de sus primeros trabajos, mente, violencia sin sentido.
On Photography, publicado en 1977, en el que La continuidad entre las imágenes pre-foto-
argumentaba que una dieta diaria de imágenes gráficas de atrocidades y la representación
de violencia tiene un efecto desensibilizador que fotográfica y digital de la violencia ha sido
neutraliza el impacto moral de las fotografías de reconocido últimamente por escritores sobre el
atrocidades, a la propuesta de que esas imáge- tema. En su estudio de 2007 de la violencia con-
nes podrían retener su poder para hacer que el temporánea, llamado Horrorism, Ariana Cavere-
espectador, y aquí voy a citar a la propia Son- ro encuentra una continuidad entre el horror de
tag en su Regarding the Pain of Others (2003), la cabeza de la Medusa y el desmembramiento
“preste atención, reflexione, aprenda”2. Esta res- por los suicidios de los hombres bomba con-
puesta no se puede garantizar pero la imagen temporáneos, y en Regarding the Pain of Others,
actúa como una invitación a que el espectador Susana Sontag identifica el trabajo de Goya
piense sobre lo que se le muestra. En esta con- como un punto de inflexión en la historia de
ferencia voy a intentar imaginar cómo las imá- los sentimientos morales y “la respuesta al sufri-
genes fotográficas “invitan” al espectador a me- miento en el arte”3. En cuanto a su colección de
ditar sobre la violencia física y de cómo puede grabados Los desastres de la Guerra, en la que el
afectar su propio sentido de identidad corporal. artista representa las atrocidades de las Guerras
El propósito de esta conferencia es profundi- Peninsulares entre Francia y España, Sontag ve
zar sobre la importancia de la estética en nuestro un nuevo realismo estético que marca un cambio
tiempo de crisis social, cultural y política y puede del lenguaje pictórico y crea un puente con el 39
sugerir que en este contexto es necesario tener nuevo medio fotográfico.
en cuenta la estética de la violencia. Sociedades Los cuerpos son rasgados y desmembrados;
en crisis en el siglo XXI también significa cuerpos un torso sin cabeza, con la musculatura de escul-
en crisis: guerras globales, poblaciones migran- tura Belvedere, cuelga de un árbol, con sangre
tes, peleas y disturbios, son muchas formas dis- goteando desde una herida abierta en el cuello.
pares de violencia, que salpican nuestras vidas Una cabeza sin cuerpo (que nosotros supone-
agrediendo la integridad del cuerpo. Este trabajo mos que pertenece al torso decabezado) está
tendrá en cuenta qué significa contemplar imá- clavada en una rama, con su rasgos inexpresi-
genes fotográficas de violencia física; examinará vos reemplazan a los del hombre desnudo cuya
la naturaleza específica de la fotografía y cómo propia cabeza cuelga sufriente. La leyenda al pie
esta afecta tanto a la representación de la violen- dice: “¡Grande hazaña! ¡Con muertos!” Pero aquí
cia como a la propia experiencia de la visión de no hay heroísmo, solo tortura y deconstrucción
la imagen. del cuerpo humano y de la dignidad humana.
Por supuesto, esto no presupone que la vio- Según Sontag estremecerse ante una imagen
lencia solamente pueda ser impactante u horripi- de violencia impresa es muy diferente del estre-
lante, a través del medio fotográfico. mecimiento ante una fotografía. Ella escribe:
Estamos convocados en esta conferencia en «[El horror del grabado] tiene su lugar en un
el Prado, que, como otras de las más importan- tema complejo —figuras en un paisaje— que
tes galerías del mundo, está lleno de pinturas de exhibe la destreza del ojo y la mano del ar-
atrocidades sacadas de la mitología y la historia

3
Sontag, Regarding, p. 40. Adriana Cavarero, Horrorism: Naming
2
Susan Sontag, On Photography (London: Allen Lane, 1978); Son- Contemporary Violence, trans. William McCuaig (New York: Colum-
tag, Regarding, p.104. bia University Press, 2009).
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

tista. La otra es un registro de cámara… de la imagen? En Regarding The Pain of Others, Su-
horrible e innombrable mutilación de una san Sontag hace un comentario aparentemente al
persona real; eso y nada más. Un horror in- descuido; es casi una nota al margen y ha sido
ventado puede ser abrumador… Pero hay escrito entre paréntesis. Ella comenta:
vergüenza tanto como impresión al mirar el «La guerra fue y sigue siendo la noticia más
primer plano de un horror real4.» irresistible y pintoresca.(*)»
Para Sontag, el sentido de que el medio foto- La guerra no puede ser soportada y sin em-
gráfico es un registro inmediato de una realidad bargo es la materia de las imágenes —tiene en sí
viva hace de su representación de la violencia mismo algo pictórico, lo mismo que el deporte.
un tipo diferente de experiencia para el espec- Estoy fascinada por esta casual conexión entre
tador que la de un grabado o una pintura. Hay guerra y deporte y no solamente en el caso más
una violencia innata en la presencia indiscrimi- obvio del deporte internacional que puede ser
nada de la fotografía —recordemos que “dispa- visto como una escenificación del interés patrió-
rar” tiene ambos significados, dispara un arma y tico y los conflictos nacionales. ¿No hay ahí una
tomar una fotografía— que se filtra en el sentido conexión más profunda entre la idealización y
de la propia imagen. La imagen hecha a mano la profanación del cuerpo en la guerra y en los
solamente reivindica que ocurren cosas “como deportes de elite que hace este emparejamiento
estas”; la imagen fotográfica, por otro lado, rei- enigmático y provocativo? Si trasladamos nuestra
vindica que representa exactamente lo que hubo atención de la fotografía bélica a la fotografía
delante del objetivo de la cámara. Tal y como deportiva quizá entendamos algo diferente sobre
escribe Sontag: “Todos somos literales cuando se violencia y representación y los estragos que la
trata de fotografías” (p. 42). La fotografía convierte violencia causa sobre el cuerpo humano.
al espectador en un “voyeur”, les desafía a mirar, La fotografía deportiva ha sido totalmente ig-
a ser testigos, a soportar la visión de la imagen. norada en la historia de la fotografía. No estoy
Introduce la vergüenza en el acto de mirar. muy segura por qué ha ocurrido, pero quizás
Hasta ahora parecería que las relaciones entre tenga que ver con su naturaleza cotidiana y su
fotografía, violencia y el espectador están formu- asociación con el mundo del ocio. Si las fotogra-
ladas a un nivel general y que muchas preguntas fías de deportes son el tema de una exposición,
40 quedan por ser formuladas sobre géneros foto- como, por ejemplo, la exposición de fotografías
gráficos específicos y contextos particulares de del boxeador Mohamed Ali en Londres, a prin-
visionado. El debate acerca de la violencia y la cipio de año, normalmente es por la identidad
representación también parece estar basado en de los protagonistas, en que la naturaleza de la
ciertos supuestos acerca del tipo de imágenes imagen cambia de imágenes deportivas a retra-
implicadas. Inevitablemente, quizás, las fotogra- tos5. Concentrar las discusiones sobre violencia
fías de guerra y conflicto han sido el foco de dis- y fotografía a las imágenes de guerra es limitar
cusiones críticas y han conformado los términos nuestra comprensión de la naturaleza de la re-
y conclusiones del debate posterior. Pero quiero presentación visual y cómo se introduce en el
plantear más preguntas sobre los diferentes tipos lenguaje de otras áreas del discurso social y cul-
de imágenes; imágenes a las que no se ha pres- tural. Por esta razón, entre otras, voy a dedicar el
tado atención y han sido olvidadas en el curso resto de la charla de esta tarde a reflexionar so-
de las reflexiones sobre violencia y representa- bre un género de fotografías deportivas que creo
ción, pero que quizá nos dirían más acerca de la que puede decirnos algo más sobre la relación
banalidad y la potencia de la violencia social y entre la violencia, la fotografía y el espectador.
cultural e incluso acerca de la violencia consen- Hojeando las páginas de la prensa de boxeo
suada, donde no hay ni víctimas morales ni ver- semanal y mensual miro con diferente grado de
dugos. ¿De qué manera, este tipo de fotografía interés las noticias y reportajes de recientes pe-
invita al observador a contemplar la naturaleza
de la violencia física y su relación con la belleza,
o las consecuencias corporales de la violencia
en los representados y en los observadores de (*) (Junto con ese inestimable sustituto de la guerra, el deporte in-
ternacional).
5 ‘Mohamed Ali – The Champ’, Proud Gallery, London, September

2010. Ver también ‘The World’s Most Photographed’, National Por-


trait Gallery, London, 2005 como otro ejemplo de las muchas ex-
4
Ibid., p. 37. posiciones de arte dedicadas a fotografías de Ali.
Conferencias Plenarias - “... una terrible fascinación”: la Violencia, la Fotografía y el Espectador

leas, historias sobre las viejas glorias y las prome- no, se considerarían inmorales e ilegales, aunque
tedoras perspectivas en ascenso, cartas y antici- mantiene su conexión con ese sentimiento de fi-
pos sobre próximos combates. Y miro las fotos. sicalidad rudimentaria. Para mí, la fisicalidad bá-
Las revistas de boxeo están llenas de imágenes sica e intensamente incorporada en el boxeo no
visuales; fotografías en color reproducidas a toda solo es un producto del imaginario cultural si no
página o doble página y cada página abarrotada también una característica del propio deporte. El
con imágenes tomadas en diferentes momentos boxeo es el cuerpo in extremis, en riesgo, ex-
de la pelea. Sin embargo, una categoría de fotos puesto, triunfante, dañado. Digo esto desde un
de boxeo llama mi atención más que otras; cap- punto de vista de un extremo e imparcial interés
tura y retiene mi semi-atento escrutinio. Son las y probablemente debería dejar esto claro. Yo en
fotografías de una cabeza golpeada —la imagen el presente entreno a boxeadores amateurs en
tomada en el momento en el que el enguantado un club de boxeo en Londres; conozco las reglas
puño de un boxeador entra en contacto con la y comprendo los riesgos.
cara de su oponente. Las facciones deformadas He tratado de comprender la extraña y par-
por la fuerza del golpe, la cabeza desplazada por ticular naturaleza de estas fotografías de boxeo
su peso y fuerza, la IMAGEN ES TANTO FASCI- y de descifrar su poder visual y emotivo. Instin-
NANTE COMO REPULSIVA. El contraste entre el tivamente siento que si aceptase cómo funcio-
guante acolchado de cuero y el tejido carnoso nan estas imágenes comprendería algunas de las
de la cara atrae la mirada al punto de impacto; cuestiones fundamentales acerca de los placeres
los brazos extendidos y tensos en un directo, un y horrores de la representación visual. Soy una
cruzado, un crochet o un gancho; los músculos historiadora del arte académico; he sido entre-
nada para mirar y analizar imágenes visuales y
retorcidos al parar y bloquear, es una extraña
ahora enseño a otros a hacer lo mismo. He escri-
pero irresistible coreografía. Y siempre está la
to sobre algunas de las imágenes más conocidas
cara del boxeador golpeado; la fotografía capta
y canónicas de la historia del arte y acerca de los
la expresión y reacción que se niega comple-
ejemplos de la cultura de masas más olvidadas o
tamente durante la pelea. Expone y concentra
desconsideradas. Mirar imágenes es mi profesión
la vulnerabilidad y la violencia que quizá se ha
y es a través de esta experiencia acumulada de
ignorado en el implacable fluir de los rounds. Es
pensar acerca del poder de las imágenes, por
una demora, una extracción del imparable movi- lo que me encuentro ahora tan atraída hacia la 41
miento de la pelea que permite una observación “visualidad” del boxeo y siento que me acerco
contemplativa y quizá crítica que de otra ma- hacia la conclusión de que hay un poder único
nera el propio boxeo hace imposible. En algún en las imágenes de boxeo que, por una parte,
sentido el boxeo es una elección obvia en este las coloca en un apartado diferente a otros temas
contexto; históricamente ha habido una perma- figurativos, y por otra, nos habla acerca de la
nente relación entre el boxeador y el guerrero y representación visual de forma más general. No
los combates de boxeo ha sido vistos como la se trata simplemente de lo que está representa-
escenificación ritual de la batalla. Tal y como ha do en la imagen si no también del efecto de la
sugerido Kasia Boddy, autora de A Cultural His- imagen sobre el observador. Si la fotografía del
tory of Boxing, publicado en 2008, el boxeador puñetazo contiene tanto la potencia del momen-
representa la autenticidad del combate personal to congelado como la narrativa del devenir del
y con el desarrollo de la alta tecnología de los evento, entonces esta es una cualidad que el ob-
misiles de largo alcance, el boxeador continua servador también extraerá de la experiencia de
simbolizando el heroísmo del guerrero clásico6. mirar. En la misma fotografía, la belleza y la com-
El boxeo ha civilizado una forma fundamental de posición de la toma combina con el dinamismo,
la acción humana, el combate violento. A través la aprehensión y el estremecimiento del combate
de sus reglas y leyes formaliza acciones que si y el ritual que lo rodea, produce un espectador
que puede moverse a través de la contemplación
y la obsesión hacia una respuesta corporal que
es el espejo de la extrema fisicalidad del propio
6
Kasia Boddy, Boxing: A Cultural History (London: Reaktion Books, boxeo. El boxeo trata del control del poder y veo
2008) y en una reciente conferencia, ‘Boxers as Warriors, Warriors algo de esta cualidad en las fotografías que ana-
as Boxers: From Waterloo to Vietnam’, en ‘Boxing, History and Cul-
ture: New Themes and Perspectives’, International Centre for Sport
lizaremos esta tarde. Acepto su invitación, como
History and Culture, De Montfort University, Leicester, 30th June diría Susan Sontag, “prestar atención, reflexionar,
2010. aprender”.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Dividiré mi exposición en tres partes: la pri- de cuatro millones de ejemplares. Con el logotipo
mera es “Flujo y pausa”, la segunda “La Estética de una cámara en primera página, el Daily News
del Dolor” y la tercera es “El Cuerpo”. representa lo que podría considerarse el tiempo
Con el fin de analizar la fotografía del puñeta- dorado de la historia visual, cuando la fotografía
zo quiero empezar con las teorías recientes sobre basada en filamaciones lideró la pelea por los lec-
quietud y tiempo en la fotografía y la imagen en tores, y se produjeron día tras día y semana tras se-
movimiento y más específicamente el significado mana imágenes innovadoras de la vida cotidiana.
del fotograma congelado dentro del desarrollo Hoff tenía un equipo de luz estroboscópica.
narrativo de la película. De alguna manera, la Entre el “master” y un interruptor alojado en el
quietud de la imagen fotográfica puede parecer interior del obturador de la cámara había un ca-
demasiado obvia o banal como para prestarle ble eléctrico conocido como el cable disparador
atención, pero tal y como recientes trabajos han que sincronizaba el movimiento del obturador
mostrado, la inmovilidad fotográfica es mucho con la explosión de la luz de la bombilla del
más que la ausencia de movimiento. No es solo flash9. Es fácil imaginar el ruido y la luz de los
que el tiempo se ha detenido o congelado si no flashes en los momentos clave de la lucha. La luz
que podría ser entendido como la exposición de estroboscópica y la profundidad de foco en las
un tiempo incalculable. La quietud, entonces, es fotos de Hoff explican en parte lo inquietante del
una cualidad multifacética que se llena más que detalle de las figuras congeladas de los boxeado-
vaciarse desde la imagen7. Como historiador de res. La luz estroboscópica es una despiadada y
la fotografía, Jonathan Friday ha mostrado cómo agresiva forma de iluminar, el flash de bombillas
antes de las cámaras de alta velocidad la quietud es tan impactante como un puñetazo imprevis-
era una cualidad del modelo que tenía que man- to. Sin embargo, en la página de un periódico o
tener una pose durante largos periodos de tiem- proyectado en una pantalla ofrece una innegable
po mientras se tomaba la foto8. Con la aparición cualidad pictórica. Las imágenes aparecen alta-
del cine, sin embargo, hubo una diferente con- mente estilizadas y compuestas, encuadradas por
ceptualización, en la que el cine se veía como el las cuerdas del ring, las instalaciones de ilumina-
arte del movimiento y la fotografía era el medio ción y con frecuencia por las cabezas y cuerpos
de la quietud, entendido en comparación con el de los reporteros y espectadores. Hoff se refiere
42 movimiento y duración de una película. La revi- a estas imágenes como “caras de goma”, una fra-
sión de estas ideas en el contexto de los medios se informal, incluso brutal que desmiente la cui-
digitales ha permitido profundizar en cómo am- dadosa y atenta organización de sus fotografías.
bos, cine y fotografía, exploran y explotan tiem- En su excelente libro Boxing: A Cultural His-
po y quietud. tory, Kasia Boddy ha descrito las fotos en blanco
Como es el caso en gran parte de la historia y negro de Hoff como “significando una adhe-
de la fotografía, la forma y los efectos de la foto- rencia a un tipo particular de descarnada ver-
grafía del puñetazo ha sido posible por los cam- dad… [que] inevitablemente estetiza y mitifica”10.
bios en la tecnología fotográfica. La introducción Otros, tales como David Scott en The Art and
de la luz estroboscópica de alta velocidad al final Aesthetics of Boxing, han invocado las cualidades
de los años 30, permitió la congelación de un flujo estéticas intrínsecas del boxeo11. Pero en casi to-
de movimiento desde 1/3.000 hasta 1/30.000 de dos estos relatos se supone que la categoría de
segundo. La técnica fue adoptada por el fotó- lo estético se da por supuesto, que su significa-
grafo de noticias deportivas, Charles Hoff, con do es comprendido y compartido y simplemente
extraordinarios efectos en sus fotografías para el implica un grado de formalización o supone un
New York Daily News. placer visual. De hecho, la historia de la estética
El Daily News era en ese periodo el princi- en el pensamiento occidental es larga y contra-
pal periódico gráfico de EE.UU. con una tirada dictoria y sus implicaciones se extienden mucho
en su edición dominical de los años 40 de más

7
Veáse, por ejemplo, la colección de ensayos de David Green y
9
Joanne Lowry, eds. Stillness and Time: Photography and the Mo- Hoff, p. 119.
ving Image (Brighton: Photoforum and Photoworks, 2006). 10
p. 362.
8 Jonathan Friday, ‘Stillness Becoming: Reflections on Bazin, Barthes 11
David Scott, The Art and Aesthetics of Boxing (Lincoln and London:
and Photographic Stillness’, en Stillness and Time, p. 39. University of Nebraska Press, 2008), pp. 26, 27.
Conferencias Plenarias - “... una terrible fascinación”: la Violencia, la Fotografía y el Espectador

más allá de ser “un poco como arte”. Como Terry round está señalado por el repiqueteo de una
Eagleton muestra en su estudio The Ideology of campana, que también señala el comienzo de la
the Aesthetic, el término puede entenderse tanto autoridad del Tiempo. La estructura y el espacio
como una fuerza emancipadora como una fuerza de la lucha están definidos por segmentos de
represiva, puede funcionar en interés del poder tiempo y narrativa, acción, descanso, segundos
social y del impulso sensual12. Nunca es sencillo, de la cuenta atrás. La duración es tanto rígida
por lo tanto, hablar de las cualidades estéticas como cambiante durante el combate de boxeo;
del boxeo o de la “inevitable estetización”, cuan- tres cortos minutos para cada round pueden pa-
do la estética es en sí misma ambigua y contro- recer eternos para el agotado luchador; un minu-
vertida. Cuánto más interesante podría resultar to de descanso y rápida recuperación antes de reen-
utilizar las contradicciones del propio boxeo gancharse en la experiencia total del próximo
—lo violento y lo pictórico— para redefinir round. De esta manera la marcha del combate
nuestra comprensión de la estética, para permi- puede verse como análoga a la de un film narra-
tir que las tensiones alimenten lo que podemos tivo y la naturaleza de la fotografía del puñetazo
imaginar como estética en este contexto. Si la puede compararse a una imagen congelada o un
estética es históricamente un discurso del cuerpo primer plano como imagen extraída del flujo na-
y la subjetividad, también lo es el boxeo y po- rrativo.
ner juntos el boxeo y la estética podría brindar El momento decisivo o definitorio ha sido de
nuevos caminos para entender la relación entre importancia capital para las teorías de la imagen
belleza, moralidad, violencia y emoción. fotográfica y de la manera en que secuestra y fija
Lo que está claro es que las “caras de goma” un instante singular del flujo de acción y aconte-
de Hoff han creado un género de imágenes pu- cimientos. Para Henri Cartier-Bresson la quietud
gilísticas que se produjeron y siguen producién- de las fotografías fue siempre un reconocimiento
dose para la prensa gráfica. En su formulación del ritmo del movimiento en el mundo real; y
más básica, entonces, la fotografía del puñetazo continúa: “Pero dentro del movimiento hay un
registra el instante aislado más que un continuo momento en el que los elementos en marcha se
(en este caso el combate). Documenta una rea- detienen en equilibrio. La fotografía debe captu-
lidad capturada exclusivamente en el momento rar ese momento e inmovilizar su equilibrio”14.
en que se realiza y se desgaja de la continuidad ¿Es este el momento capturado en la fotografía 43
del tiempo histórico. En ese sentido la fotografía del puñetazo? ¿O, más que mantener en equili-
estática “separa” la imagen de su contexto narra- brio el ritmo del movimiento, inmoviliza un mo-
tivo; es un retardo o un alto en el flujo narrativo mento de espantosa incertidumbre; una huella
del combate que permite al observador zambu- de violencia que prolonga el dolor y retrasa las
llirse en profundidad en los detalles de la imagen posibles consecuencias del golpe? Este raro efec-
del puñetazo cuando impacta en la cara y que to de la imagen fotográfica ha sido descrita por
produce diferentes respuestas de las que produ- muchos teóricos de la fotografía, incluido André
ce la temporalidad del propio combate. Bazin. Comentando imágenes de un álbum fo-
El puñetazo en la cabeza (la toma fotográfica) tográfico evocó: “la perturbadora presencia de
se saca de su posición normal y se aísla de su vidas detenidas en un momento preciso de su
contexto habitual dentro del flujo del combate. duración, libres de su destino; no, sin embargo,
Hasta este punto (y volveré a esta idea más tar- por el prestigio del arte… la fotografía no crea
de) la quietud de la fotografía se ha entendido la eternidad, como hace el arte, embalsama el
en términos del contraste con el movimiento y tiempo, simplemente rescatándolo de su auténti-
el dinamismo de los objetos en la narrativa y ca corrupción”15.
en la vida, y desde el flujo de imágenes que la La fotografía del puñetazo registra uno de los
preceden o siguen13. La narrativa está en el cora- momentos de mayor intensidad dentro de la na-
zón del combate de boxeo. El comienzo de un rrativa del combate. Es el instante en el que la

14
Henri-Cartier Bresson, introducción a The Decisive Moment, citado
12
Terry Eagleton, The Ideology of the Aesthetic (Oxford: Basil Blac- en J. Friday ‘Stillness Becoming’, op. cit., p. 41.
15
kwell, 1990). André Bazin, ‘The Ontology of the Photographic Image’, en What is
13
Estas ideas han sido desarrolladas en Ibid., pp. 39-41. Cinema? Volume 1, citado en J. Friday, ‘Stillness Becoming’, op. cit., pp. 42-44.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

defensa del boxeador falla y su oponente descar- transitorio16. Sobre todo el artista debe evitar la
ga un puñetazo en la parte más vulnerable del representación de la fealdad física porque: “es…
cuerpo. El cráneo, el cerebro, los ojos, la boca, imposible concebir ninguna situación en la que
la mandíbula reciben la fuerza de un fortísimo la mente no rechace [la fealdad física] con asco”17.
golpe que puede dejarle noqueado. Estos son También para Winckelmann, el Laocoonte es
golpes que tienen como resultado cortes que un ejemplo de la “noble simplicidad y discre-
provocan el final del combate o daños cerebra- ta grandeza que caracteriza todas las grandes
les que terminan con la carrera profesional y con obras de la antigüedad”. El dolor que muestran
la vida. La distorsión de la cara en la fotografía los músculos y tendones retorcidos del cuerpo
es un indicativo del peligro y el perverso poder de la figura central se transfigura por la quietud de
del boxeo. la expresión facial, mostrando un dominio del
sufrimiento que permite al espectador una con-
templación calmada y distante de la obra. Para
La Estética del Dolor ambos, Lessing y Winckelmann, la quietud del mo-
mento preciso escogido por el escultor del Lao-
¿Qué significa mirar largamente una imagen se- coonte, centra y ennoblece al espectador y le
permite una forma contemplativa de mirar.
mejante de dolor y sufrimiento? ¿Qué historias y
La estética neo-clásica de Lessing y Winckel-
convenciones hay detrás de estas fotografías del
mann dominó la teoría del arte académico a lo
puñetazo? La representación del dolor se ha tra-
largo de la segunda mitad del siglo XVIII y par-
tado en un muchas ocasiones en la estética Occi-
te del siglo XIX y sería posible basarse en estos
dental, el más notable quizá se pueda encontrar
valores como marco de referencia para la inter-
en los escritos de Lessing que desde 1760 trató
pretación de las imágenes de puñetazos y para
de la relación entre el sufrimiento y la belleza en
considerar como el momento único funciona en
la escultura clásica de mármol Laocoonte y sus
la representación del dolor físico y la violencia.
hijos. Desde el siglo XVIII este grupo escultórico
¿Pero son los ideales del “noble sufrimiento” y
de mármol ha estado en el corazón de la estética
de la “calmada contemplación” vigentes en el si-
alemana y del debate sobre la representación del glo XXI; no parecerían irrelevantes e insensibles
dolor y la belleza. frente a la crisis y violencia de nuestras propias
44
La escultura, que apareció en una excavación sociedades? Es posible tomar un camino diferen-
en 1506 e incluida en la colección del Vatica- te a través de la estética occidental y llegar a una
no, representa al sacerdote troyano (en el centro lectura significativamente distinta del sentido del
del grupo) y sus hijos siendo estrangulados por momento descrito tanto en el Laocoonte como
serpientes. Las serpientes han sido enviadas por en la fotografía del puñetazo y del papel del es-
Apolo para castigarle por haber tratado de avisar pectador.
a los troyanos sobre el caballo de madera lleno Así como Leassing cree que el instante ais-
de soldados enviado por los griegos a la ciudad lado debería eliminar cualquier elemento del
de Troya para destruirla. Para Lessing el sufri- momento anterior o posterior, Goethe, escribien-
miento físico no podía ser descrito realísticamen- do en 1790, percibía en el grupo cuerpos po-
te porque era demasiado doloroso para el obser- tencialmente en movimiento y una dislocación
vador y eso destruye la noble posición del arte. de las leyes unificadas de la idealización de la
El triunfo del escultor del Laocoonte, de estética clásica. El decoro de ambos, la imagen
acuerdo con Lessing, fue que mostraba un su- y el observador, en la estética clásica de Lessing
frimiento noble más que agonía; así, a pesar de y Winckelmann fue perturbado y dispersado en
que el poeta romano Virgilio en la Eneida des- los escritos de Goethe.
cribió a Laocoonte rugiendo como un toro en
su lucha contra las serpientes, la cara esculpida
evoca un silencioso gemido que transmite el su-
frimiento sin repeler al observador.
Para Lessing el momento específico que eli-
gió representar el artista determina el efecto de 16
Véase Gothold Ephraim Lessing, Laocoön: An Essay on the Limits
of Painting and Poetry (1766). Trad. Edward Allen McCormick (Bal-
la imagen. Tenía que obedecer las leyes de la
timore and London: The Johns Hopkins University Press, 1984),
unidad temporal; no debería ser ni el momento pp. 19-20.
del climax de la acción ni tampoco expresar algo 17
Ibid., p. 131.
Conferencias Plenarias - “... una terrible fascinación”: la Violencia, la Fotografía y el Espectador

Para Goethe las mejores condiciones para ver Para comprender la vida y el despliegue
la escultura era de noche a la titilante luz de temporal del momento requiere un observador
antorchas encendidas, o con el espectador pes- empático e interactivo. El momento definitorio
tañeando rápidamente los ojos18. De hecho su- no es necesariamente, por lo tanto, un instante
girió como debería ser visto el Laoconte por el aislado, congelado en el tiempo y separado de
observador: la narración en movimiento, sino un gesto diná-
«Para comprender la intención del escultor, mico que anima tanto los cuerpos en la imagen
ayudaría caminar a cierta distancia de la es- como el cuerpo del observador. La quietud de
tatua, cerrar los ojos y parpadear, abriendo y la fotografía del puñetazo llena e incluso exce-
cerrando los rápidamente, situando toda la de la imagen; un momento que queda abierto
obra en movimiento. Esto, casi, le da a uno como una herida, como un corte en la cara del
la aterradora impresión de que el grupo ha boxeador21.
cambiado completamente. Me lleva a enten-
der la estatua tal y como es, como un relám-
pago inmovilizado, cómo una ola detenida y El Cuerpo
convertida en piedra19».
En otras palabras, reanimando las condicio- El cuerpo es el protagonista de la fotografía del
nes de la observación de la obra, el observador puñetazo. Parte de la impresión de estas imá-
anima la incipiente vida y el movimiento de la genes de boxeo es el conflicto de los registros
obra de arte. El observador reconoce el desplie- visuales entre la armónica, casi clásica muscu-
gue más que la congelación de la acción en el latura de los cuerpos y la deformada contorsión
momento descrito. de las facciones de la cara. Los cuerpos resisten
Quizás, una de las más peculiares y radicales y ceden al mismo tiempo; expresan insuficiente
interpretaciones de este conjunto de ideas la po- y excesiva resistencia que puede provocar en el
demos encontrar en el trabajo de Aby Warburg. observador vergüenza por su fascinación.
Warburg cuestionó la interpretación imperante La violenta distorsión de la unidad corporal
del arte renacentista como la expresión del cuer- es muy distinta de nuestra idea del cuerpo del
po en calma, inmóvil e idealizado, identificando, atleta, que Judith Buttler describe como: la ima-
en cambio, una estética basada en la captura del gen de un tipo de ser musculoso; es un cuerpo… 45
cuerpo en unos apasionados y agitados estados con un conjunto de contornos, de musculatura
de movimiento. Este fue el mundo de Dionisio alargada o compacta; un cuerpo cuyas formas
más que el de Apolo y del gesto y el movimien- muestran las marcas de un tipo de logro22.
to en el momento representado. Para Warburg, Este cuerpo atlético imaginado se crea a tra-
la interpretación renacentista de la antigüedad vés de imágenes visuales congelando el cuerpo
se basaba en el deseo de representar la figura en movimiento que lo convierte en un ideal es-
entregado a un juego de movimientos de fuer- culpido y quieto. Así el cuerpo del atleta es por
zas que desestabilizan más que unifican la inte- lo tanto definido como terminado, completo y
gridad del cuerpo. Además, tal y como escribió contenido por duras y definidas superficies. Re-
Warburg en 1890: firiéndose específicamente a la toma fotográfica
«Para atribuir el movimiento a una figura que de saltadores [de trampolín], Butler evoca la ima-
no se mueve, es necesario en uno mismo gen de:
una serie de imágenes experimentadas que «El saltador, cuando está en el aire, suspen-
siguen una tras otra, no una imagen aislada: dido, suspendiéndose en su tensa y perfecta
una pérdida de la contemplación en calma20». postura, pero también suspendido por la cá-
mara que captura ese momento y lo extiende
indefinidamente… la iconografía del momen-
18
Como se argumenta en Philippe-Alain Michaud, Aby Warburg and
the Image in Motion. Trad. Sophie Hawkes (New York: Zone Books,
2004), pp. 84-5. La reveladores y sugestivos comentarios de Mi-
chaud sobre los escritos de Warburg y su relación con la cultura
21
visual contemporánea son fundamentales para mi interpretación Véase Yve Lomax, ‘Thinking Stillness’, en Green and Lowry, eds.,
de la imagen en movimiento. Stillness and Time, p. 58.
19 Goethe, Über Laokoon, 1798, es citado en http://redelephant. 22
Judith Butler, ‘Athletic Genders: Hyperbolic Instance and / or the
com/2006/02/10/laocoon-goethe-greek-art/. Overcoming of Sexual Binarism’, Stanford Humanities Review, 6:2
20
Como se cita en Michaud, Warburg, p. 273. (1998) p. 103.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

to suspendido, el cuerpo fuera del tiempo» formal, la fotografía del puñetazo nos muestra la
(p. 103). cara y el cuerpo en el proceso de ser despedaza-
Es una extraña paradoja que un cuerpo ideal do y deshecho. Las “caras de goma” de Charles
que está “estático, esculpido, contorneado” de- Hoff pertenece a la misma historia de la violen-
penda de la suspensión del propio movimien- cia y del cuerpo que la cabeza de Medusa y otras
to y atletismo que lo ha hecho posible. Pero la formas de extrema violencia contemporánea.
imagen del atleta visualmente suspendida en el La esencia de la fotografía del puñetazo es la
tiempo para capturar una forma corporal ideal es física yuxtaposición de dos tipos de cuerpo: el
muy diferente de los cuerpos y caras suspendi- golpeador y el golpeado; el ideal y su desfigura-
dos en las fotografías del puñetazo en la cabeza. ción. La forma dura e intacta de un boxeador se
Aquí, el cuerpo es capturado en un momento impone sobre el arrugado, deformado y a menu-
de desfiguración, cuando los límites se estiran y do sangrante cuerpo del otro. ¿Qué pueden de-
distorsionan en vez de volverse hacia el mármol cirnos estas imágenes acerca de la masculinidad
inmaculado. y corporeidad, acerca de la violencia, del género
El foco de la foto del puñetazo es la cara y del deseo? Quiero encontrar una manera de
deformada y la casi desmembrada cabeza del leerlas que no dependa demasiado de fórmulas,
boxeador golpeado (considérese el conocido que no se apoye de forma acrítica sobre el relato
aforismo pugilístico que un puñetazo “casi le imperante de masculinidad y que conecte con
arrancó la cabeza”). En su ensayo intelectualmente su especificidad como fotografía deportiva, pero,
estimulante, Horrorism: Making Contemporary sin embargo, siento como si siguiese tratando de
Violence, Adriana Caverero introduce un nuevo aceptarlas. Es difícil escapar a la naturaleza rudi-
término, horrorismo, para describir el terror y la mentaria de su descripción de la masculinidad.
experiencia de la violencia contemporánea; el Victorioso/derrotado: instrumento de metal ver-
horror está basado en el acto del desmembra- sus cara de goma: hombre duro versus hombre
miento y la desfiguración, una historia que ella suave, feminizado. Recuerdo el impacto que el
rastrea desde los mitos clásicos de la cabeza de libro de Klaus Theweleit, Male Fantasies me pro-
la Medusa hasta las imágenes fotográficas de los dujo cuando lo leí por primera vez al final de
suicidios de los hombre-bomba y sus víctimas. los años 80. Usando los diarios y cartas escritos
46 El cuerpo en trozos pierde su individualidad, y por los hombres de Friekorps alemán, hace un
ella continúa: relato psicoanalítico de la violencia de las tropas
cuando lucharon contra la revolucionaria clase
«La violencia que lo desmiembra ofende la
trabajadora alemana24. Examinando el lenguaje y
dignidad ontológica que posee el cuerpo hu-
la imaginería de sus escritos, Theweleit descubre
mano y [que] lo hace mirable23.»
su odio hacia el cuerpo sexual de las mujeres y
Aquí tenemos el terrorífico opuesto del cuer- su terror a la pérdida del yo y a ser devorados
po completo marmóreo e ideal de Judith Butler; y aniquilados. El cuerpo del Freikorps es ima-
el cuerpo volado en pedazos o hecho añicos se ginado como una entidad, contenida dentro de
vuelve imposible de mirar e incluso nuestra re- límites fijos; en cambio la Mujer Roja es vista y
pugnancia se concentra en el aspecto más huma- descrita como amorfa, amenazadora y húmeda.
no del cuerpo, en palabras de Caverero: De las muchas formas de contaminación corpo-
«[la cabeza de la Medusa] nos enseña que, in- ral temidas por los oficiales alemanes, Theweleit
cluso cuando la violencia desgarra otras par- incluye la categoría de papilla. “Papilla” afirma
tes del cuerpo, el horror siempre pertenece a Theweleit “aparece siempre que desaparece la
la cara» (p.15). voluntad de luchar” (p. 394). Esto es misterioso.
Creo que estamos acercándonos a la com- “Voy a hacerle papilla”, una amenaza estereoti-
prensión del único e inquietante poder del pu- pada, pero que expresa la agresión y la violen-
ñetazo en la cabeza. A diferencia de otros tipos cia del Freikorps. Papilla es diferente que ria-
de imágenes deportivas que suspenden el cuer- da de agua, sangre, suciedad u otras materiales
po en el tiempo en un momento en el que el
cuerpo puede mantener su unidad e integridad
24
Klaus Theweleit, Male Fantasies I Women, Floods, Bodies, History.
Trans. Stephen Conway, en colaboración con Erica Carter and
Chris Turner (Cambridge: Polity Press in association with Oxford:
23
Cavarero, Horrorism, p. 9. Basil Blackwell, 1987).
Conferencias Plenarias - “... una terrible fascinación”: la Violencia, la Fotografía y el Espectador

que amenazan la integridad de la definición momento que preserva su unidad formal, la fo-
del cuerpo-ego de los soldados. Papilla es hí- tografía del puñetazo captura el proceso de una
brido, “blando y húmedo”. Fue duro e intacto, agresión a un cuerpo que destruye su dignidad
pero ha sido aplastado y golpeado hasta hacer- y belleza.
lo irreconocible. En la narrativa de Theweleit, La historia del boxeo está llena de imágenes
mientras las inundaciones pueden ser “comba- icónicas de sus grandes momentos, tanto si no
tidas con la erección de ciudades enhiestas” (p. más que cualquier columna de descripción escri-
402), papilla significa una escalada de la ame- ta. Algunas son ya tan bien conocidas que pare-
naza de disolución del yo en materia informe. cería como si estuvieran gravadas en nuestra me-
Si el hombre usa armas contra el fango, el moria visual, un testimonio de la alta calidad de
cieno o papilla, se está matando a sí mismo; ya los grandes boxeadores y fotógrafos. Imágenes
que estas sustancias están sobre y dentro de su visuales intensas, expresivas, de poder inmovili-
propio cuerpo, en el lugar donde sus propias zado que sin embargo sigue poseyendo inmenso
represas han empezado a desmoronarse (p. 402). potencial. Esto, para mí, es el poder hipnótico del
Theweleit hace este terror masculino de sus boxeo y es lo que testifica la calidad visual única
propios cuerpos incluso más explícito en el odio del deporte. La fotografía del puñetazo represen-
a: ta un momento definido extraído de la continui-
«… la cara de los hombres cobardes, el tipo dad del tiempo narrativo, capturando el instante
que permite a su profundo yo escapar al ex- en que el golpe impacta en la cara forzando al
terior y que acecha incluso en el interior del observador a comprometerse con la repulsión y
hombre soldado» (p. 405). el placer de ese momento. Cambia la naturaleza
En este momento quiero reintroducir la inter- del espectador, que mira en la profunda quietud
pretación de la imagen, de Aby Warburg, como de la imagen y allí encuentra tiempo, violencia y
un despliegue de la acción más que como la muerte. Los detalles independizan y pueden acti-
congelación del movimiento. Aquí, quizá, es el var en el espectador sentimientos de melancolía
aspecto temporal de la fotografía del puñetazo, tanto como de júbilo. Mirando en la profundi-
cómo el boxeador confronta su yo cobarde y dad de la fotografía, el observador experimenta
hace papilla la materia que es también su propio ambos, placer y patetismo, impacto y deleite. El
y endurecido cuerpo. Aquí hay poca serenidad cambio desde una mirada descuidada y una dis- 47
estática o calma contemplación cuando el ob- traída reacción a la reflexión y la empatía abre
servador es empujado a ser testigo de un ata- también las posibilidades de un compromiso crí-
que violento contra sí mismo. En este sentido, el tico con el boxeo y sus imágenes; impelidos por un
golpe reproducido en la fotografía del puñetazo deseo de conocer y comprender qué se entiende
adquiere un nuevo sentido distinto del buscado. por “una terrible fascinación” con la violencia y
Se convierte en parte de un discurso acerca de la su representación.
representabilidad de la violencia física. Ya no se
puede seguir diciendo que reproduce lo que se
ve si no que hace visible, y visceral, la escena de
poder físico y la vulnerabilidad. Quizá este es el In 1862 a critic for the New York Times reviewed
aspecto estético del boxeo, o la naturaleza de su an exhibition of photographs taken during the
potencia visual y efecto. American Civil War by the photographer Mathew
En este trabajo he utilizado la estética del Brady. As well as more conventional and everyday
siglo XVIII y posterior para comprobar su rele- images of encampments and soldiers at rest, the
vancia en el vigente contexto cultural social exhibition also included shocking photographs
y político. ¿Cómo pueden las ideas de escrito- of dead soldiers lying on the battlefields. It was
res tales como Lessing, Winckelmann, Goethe y one of the first times that photography had been
Warburg ayudarnos a entender la representación vi- used to document all aspects of warfare and that
sual del dolor y su relación con la belleza? He civilian audiences had been exposed to the ho-
argumentado que sociedades en crisis siempre rrors of modern battle. The newspaper critic des-
producen cuerpos en crisis y que la violencia cribed the awful ambivalence of viewing such
es un ataque a la idealización e integridad del images of suffering and death:
cuerpo. El deporte es también un discurso sobre ‘…there is a terrible fascination about it that
el cuerpo, pero así como la mayoría de las fo- draws one nearer these pictures, and makes
tografías deportivas suspenden el cuerpo en un him loath to leave them. You will see hushed,
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

reverent groups standing around these weird The purpose of this conference is to think
copies of carnage, bending down to look in about the relevance of aesthetics in our own
the pale faces of the dead, chained by the time of social, cultural and political crisis and I
strange spell that dwells in dead men’s eyes’1 would suggest that in this context it is necessary
The critic and audience are caught between to consider the aesthetics of violence. Societies
attraction and repulsion, between fascination and in crisis in the twenty first century also mean bo-
terror, but they cannot move away, their gaze is dies in crisis: global wars, population migration,
long and lingering and troubled. The phrase ‘te- fights and riots, the many disparate forms of vio-
rrible fascination’ addresses some of the central lence with which our lives are punctuated that
themes of looking at images of violence, inclu- assault the integrity of the body. This paper will
ding the nature of spectatorship; morality and consider what it means to look at photographic
propriety; and the body. The viewer cannot avert images of physical violence; it will examine the
their prurient gaze; death and violence are in particular nature of the photograph and how this
some way seductive and looking into a dead effects both the representation of violence and
man’s eyes seems to involve a guilty pleasure. the experience of viewing the image.
What does it mean to look at images of vio- Of course this is not to assume that violence
lence? How do we look and in what ways do we can only be shocking or horrifying through the
react to scenes of physical violation? It may seem medium of photography.
to many of us now that photographic images of We are convened at this conference in the Pra-
violence and death have become the staple diet do, which, like other major world art galleries, is
of contemporary media and that although they full of paintings of atrocities drawn from mytho-
may still shock, we have become accustomed logy and classical history in which the violence is
to looking at visual representations of violence. more or less explicitly delineated. In most cases
Does the photograph work as a moral lesson in these painted narratives there is an innocent
that reinforces the horror of political and social victim and some kind of moral or religious im-
atrocities or does repeated exposure to such perative for showing bodies in pain. Goya’s enig-
images diminish their shocking effects, rendering matic image of Two Men Fighting with Clubs is
them banal and the spectator indifferent to what intriguing and unusual precisely because there is
48 they see? Historian of photography Susan Sontag apparently no victim, and no vindication of the
wrestled with these ideas and moved from the violence depicted; it appears to represent sense-
view expressed in her earlier work On Photogra- less violence purely and simply.
phy, published in 1977, in which she argued that The continuity between pre-photographic
a daily diet of images of violence had a desensi- images of atrocities and the photographic and
tizing effect and neutralized the moral impact of digital representation of violence has been ack-
photographs of atrocities, to suggesting that ima- nowledged by recent writers on the subject. In
ges could retain their power to make the specta- her 2007 study of contemporary violence, called
tor, and here I quote Sontag from Regarding the Horrorism, Ariana Caverero sees continuity bet-
Pain of Others (2003) ‘pay attention, to reflect, to ween the horror of the Medusa’s head and the
learn’2. This response cannot be guaranteed but dismemberment of the contemporary suicide
the image acts as an invitation to the spectator to bombing, and in Regarding the Pain of Others,
think about what is shown. In this lecture I will Susan Sontag identifies the work of Goya as a
try and imagine how the photographic image ‘in- turning point in the history of moral feelings and
vites’ the spectator to think about bodily violen- ‘responsiveness to suffering in art’3. Referring to
ce and how that might affect their own sense of his set of prints The Disasters of War, in which
physical identity. the artist represented the atrocities of the Penin-
sular Wars between France and Spain, Sontag
sees a new realist aesthetic that marks a change

1
‘Brady’s Photographs’, New York Times (20 October 1862) p. 5. Ci-
2
ted in Sandra S. Phillips, ‘Witnessing Violence’, in Sandra S. Phillips, Susan Sontag, On Photography (London: Allen Lane, 1978); Sontag,
ed. Exposed: Voyeurism, Surveillance and the Camera (London: Regarding, p. 104.
3
Tate Publishing, 2010) p. 109. Also on Brady’s Civil War photographs Sontag, Regarding, p. 40. Adriana Cavarero, Horrorism: Naming
see Susan Sontag, Regarding the Pain of Others (London: Penguin, Contemporary Violence, trans. William McCuaig (New York: Colum-
2004) pp. 46-7. bia University Press, 2009).
Conferencias Plenarias - ‘... a terrible fascination’: Violence, Photography and the Spectator

of pictorial language and a bridge to the new cific genres of photography and particular con-
medium of photography. texts of viewing. The debate about violence and
Bodies are ripped apart and dismembered; a representation also seems to be based on certain
headless torso with the musculature of the Bele- assumptions about the kinds of images concer-
vedere marble hangs from a tree, blood dripping ned. Unavoidably, perhaps, photographs of war
from the open wound at the neck. A disembo- and conflict have been the focus of critical dis-
died head (which we assume belongs to the hea- cussion and have shaped the terms and conclu-
dless torso) is stuck on a branch, its expression- sions of the subsequent debate. But I want to ask
less features standing in for those of the naked more questions about different kinds of images;
man whose own head hangs his in pain. The images that have been neglected and forgotten
caption reads: ‘A heroic feat! With dead men!’ But in the reflections on violence and representation,
there is no heroism here, just torture and the de- but which may tell us more about the banali-
construction of the human body and of human ty and potency of social and cultural violence
dignity. and even about consensual violence, where the-
According to Sontag to shudder at an image re are no moral victims and perpetrators. How
of violence in a printed image is very different does this kind of photography invite the viewer
from shuddering at a photograph. She writes: to contemplate the nature of physical violence
‘[The horror of the print] has its place in a and its relationship to beauty, or the bodily con-
complex subject —figures in a landscape— sequences of violence on those represented and
that displays the artist’s skill of eye and hand. those viewing the image? In Regarding the Pain
The other is a camera’s record…of a real of Others, Susan Sontag makes an apparently
person’s unspeakably awful mutilation; that throwaway comment; it’s almost an aside and is
and nothing else. An invented horror can be written in parenthesis. She comments:
quite overwhelming…But there is shame as War was and still is the most irresistible, and
well as shock in looking at the close-up of a picturesque news (*).
real horror.’4 War cannot be withstood and it is the stuff
of pictures, it has within it something pictorial,
For Sontag, the sense that the photographic
but so has sport. I am fascinated by this offhand
medium is an unmediated register of a lived rea-
connection between war and sport and not just 49
lity makes its representation of violence a diffe-
in the obvious way that international sport may
rent kind of experience for the spectator than
be seen as an enactment of patriotic interests and
that of the etching or the painting. There is also
national conflicts. Is there not a deeper connec-
an innate violence in the indiscriminate presen-
tion between the idealization and desecration of
ce of photography —remember that ‘to shoot’
the body in warfare and elite sport that makes
means both to discharge a weapon and to take a
this pairing intriguing and provocative? If we shi-
photograph— that seeps into the meaning of the
ft our attention from war photography to sports
image itself. The handmade image claims only
photography might we understand something
that things ‘like this’ happen; the photographic
different about violence and representation and
image, on the other hand, claims to represent
the havoc that violence wreaks on the human
exactly what was before the lens of the camera.
body?
As Sontag writes: ‘Everyone is a literalist when
Sports photography has been completely
it comes to photographs.’ (p. 42) Photography
overlooked in the history of photography. I’m
turns the spectator into a voyeur; it challenges
not completely sure why this has been the case,
them to look, to witness, to bear the sight of
but perhaps it is to do with its everyday nature
the image. It introduces shame into the act of
and its association with the world of leisure. If
looking.
sports photographs are the subjects of exhibi-
Thus far it would seem that relationships
tions, as, for example, in the exhibition of photo-
between photography, violence and the specta-
graphs of boxer Muhammad Ali in London ear-
tor are formulated at a level of generality and
lier this year, it is usually because of the identity
that many questions remain to be asked of spe-

4 (*) (Along with that invaluable substitute for war, international sport.)
Ibid., p. 37.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

of their subjects, in which the nature of the ima- the boxer and the warrior and the boxing match
ge changes from sports photograph to portrait5. has been viewed as a ritual enactment of battle.
To concentrate discussions of violence and pho- As Kasia Boddy, the author of A Cultural History
tography on images of war is to limit our unders- of Boxing, published in 2008, has suggested, the
tanding of the nature of the visual representation boxer represents the authenticity of single com-
of violence and how it enters into the language bat and, with the development of high-techno-
of other areas of social and cultural discourse. logy, long range missiles the boxer continues to
For this reason, amongst others, I am going to symbolise the heroism of the classical warrior6.
spend the rest of this evening’s lecture thinking Boxing civilises a form of fundamental human
about about a genre of sports photography that action, violent combat. Through its rules and
I believe can tell us something more about the laws it formalises actions that would otherwise
relationship between violence, photography and be considered immoral and illegal, although it
the spectator. retains its links with this sense of rudimentary
Flicking through the pages of the weekly physicality. For me, the intensely embodied and
and monthly boxing press I glance with varying basic physicality of boxing is not only a product
degrees of engagement at news and reports of of the cultural imagination but is also a quality of
recent fights, stories about old timers and pro- the sport itself. Boxing is the body in extremis,
mising new prospects, letters and previews of at risk, exposed, triumphant, damaged. I say this
forthcoming bouts. And I look at the pictures. from an extremely interested and impartial point
Boxing papers are full of visual images; colour of view and I should probably make this clear. I
photographs reproduced on double and single coach amateur boxers at a boxing club in Lon-
page spreads and every page crammed with ima- don; I know the rules and understand the risks.
ges taken at different stages of fights. One ca- I have been trying to understand the pecu-
tegory of boxing picture, however, draws my at- liar and distinctive nature of these boxing pho-
tention more than any other; captures and arrests tographs and to decipher their visual and affec-
my semi-attentive browsing. It is the photograph tive power. Instinctively I feel that to come to
of a head punch, the image taken at the moment terms with how these images work would be
when the gloved fist of a boxer makes contact to comprehend some of the most fundamental
50 with the opponent’s face. Features distorted by questions concerning the pleasures and horrors
the force of the blow, the head recoiled with its of visual representation. I am an academic art
weight and power, the image is both fascinating historian; I have been trained to look at and to
and repulsive. The contrast of the padded leather analyse visual images and now I teach others
glove and fleshy tissue of the face pulls the gaze to do the same. I have written about some of
to their point of impact; arms outstretched and the most well known and canonical images in
tensed in the jab, cross, hook, or upper cut; mus- the history of art and about some of the most
cles twisted by blocks and parries, it is a strange neglected or dismissed examples of mass cultu-
but compelling choreography. And always there re. Looking at images is my profession and it is
is the face of the struck boxer; the photograph through this accumulated experience of thinking
captures the expression and reaction that are about the power of images that I find myself so
denied entirely during the fight. It exposes and drawn now to the visuality of boxing and fee-
concentrates vulnerability and violence that may ling my way towards the conclusion that there
be ignored in the relentless flow of rounds. It is a is a very unique power to the images of boxing
delay, an extraction from the ceaseless motion of that both sets them apart from other figurative
the fight that allows a contemplative and perhaps subjects and also tells us about the act of visual
critical spectatorship that boxing itself makes representation more generally. This is not simply
otherwise impossible. In some ways boxing is a question of what is depicted in the image, it is
an obvious sport to choose in this context; histo- also a matter of the effect of the image on the
rically there has been an ongoing association of

6
Kasia Boddy, Boxing: A Cultural History (London: Reaktion Books,
5
‘Muhammad Ali – The Champ’, Proud Gallery, London, September 2008) and in a recent lecture, ‘Boxers as Warriors, Warriors as
2010. See also ‘The World’s Most Photographed’, National Portrait Boxers: From Waterloo to Vietnam’, in ‘Boxing, History and Culture:
Gallery, London, 2005 as another example of many art exhibitions New Themes and Perspectives’, International Centre for Sport His-
devoted to photographs of Ali. tory and Culture, De Montfort University, Leicester, 30th June 2010.
Conferencias Plenarias - ‘... a terrible fascination’: Violence, Photography and the Spectator

viewer. If the punch photograph embodies both As is the case in so much of the history of
the potency of the stilled moment and the narra- photography, the look and effect of the punch
tive of the unfolding event, then this is a quality photograph was made possible by changes in
that the viewer may also draw from the viewing photographic technology. The introduction of
experience. Within the photograph, the beauty stroboscopic speed lighting in the late-1930s
and composition of the still combines with the allowed the freezing of a flow of motion at
dynamism, apprehension and thrill of the fight 1/3,000th and up to 1/30,000th of a second. The
and its surrounding rituals to produce a specta- technique was adopted with startling effects by
tor who may move through contemplation and the news and sports photographer, Charles Hoff,
obsession to an embodied response that mirrors in his pictures for the New York Daily News.
the extreme physicality of boxing itself. Boxing is The Daily News was the leading picture paper
about controlling power and I see something of in the U.S. in this period, with a Sunday circula-
this quality in the photographs that I will discuss tion in the 1940s of over 4 million. With a camera
this evening. I accept their invitation, as Susan logo on its front page, the Daily News represents
Sontag would have it, ‘to pay attention, to reflect, what might be seen as a golden moment in vi-
to learn’. sual history when film-based photography led
I will divide my discussion into three parts: the press fight for readers, and innovative images
the first is ‘Flow and Suspension’; the second ‘The of everyday life were produced day after day and
Aesthetics of Pain’; and the third is ‘The Body’. week after week.
In order to analyse the punch photograph I Hoff had a rig of stroboscopic speedlights.
want to begin with recent theories of stillness ‘Running between the master and a switch built
and time in photography and the moving ima- into the shutter of the camera was an electric
ge and more specifically the meaning of the wire known as the tripper cord that synchroni-
still frame within the narrative unfolding of film. zed the tripping of the shutter and the explosion
In some ways the stillness of the photographic of light from flashlamps’9. It is easy to imagine
image may seem almost too obvious or banal the noise and light of the flashes at key moments
to pay any attention to, but as recent work has in the fight. The strobe lighting and deep focus
shown, photographic stillness is far more than in Hoff’s pictures account in part for the uncanny
the absence of motion. It is not simply time that detail in the frozen figures of the boxers. Strobe 51
is arrested or frozen but may be understood as lighting is an unforgiving and aggressive form
the exposure of an immeasurable time. Stillness, of illumination, the flash of the bulbs as shoc-
then, is a multifaceted quality that fills rather king as an unanticipated punch. In the pages of
than is drained from the image7. As photography a newspaper, or projected on a screen, however,
historian, Jonathan Friday has shown, before the it has an undeniable pictorial quality. The images
introduction of high-speed cameras stillness was appear highly stylized and composed, framed
a quality of the sitter who had to hold a pose for by ring ropes, lighting rigs and, frequently, the
extended periods of time while the picture was heads and bodies of reporters and spectators.
taken8. With the emergence of cinema, however, Hoff referred to these images as ‘rubber faces’, a
there was a different conceptualisation in which casual, even brutal phrase that belies their care-
cinema was seen as the art of motion and photo- ful and attentive photographic organisation.
graphy was the medium of stillness, understood In her excellent Boxing: A Cultural History,
in terms of its difference from the movement and Kasia Boddy has described Hoff’s black and whi-
duration of film. Revisions of these ideas in the te photography as ‘signifying an adherence to a
context of digital media have explored how both particular kind of gritty truth…[that] inevitably
film and photography explore and exploit time aestheticizes and mythologizes’10. Others, such as
and stillness. David Scott in The Art and Aesthetics of Boxing,
have also invoked the intrinsic aesthetic qualities
of boxing11. But in nearly all of these accounts it

7
See, for example, the collection of essays in David Green and
Joanne Lowry, eds. Stillness and Time: Photography and the Mo- 9
Hoff, p. 119.
ving Image (Brighton: Photoforum and Photoworks, 2006). 10
p. 362.
8
Jonathan Friday, ‘Stillness Becoming: Reflections on Bazin, Barthes 11
David Scott, The Art and Aesthetics of Boxing (Lincoln and London:
and Photographic Stillness’, in Stillness and Time, p. 39. University of Nebraska Press, 2008), pp. 26, 27.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

is assumed that the category of the aesthetic is a from the flow of images that precede or follow
given, that its meaning is understood and shared it13. Narrative is at the heart of the boxing match.
and that it simply implies a degree of formali- The start of a round is signalled by the ringing
zation or that it involves visual pleasure. In fact, of a bell, which also signals the beginning of the
the history of the aesthetic in Western thought authority of Time. The structure and space of the
is long and contradictory and its implications fight are defined through segments of time and
extend far beyond being ‘a bit like art’. As Te- narrative, action, rest, seconds counted away.
rry Eagleton showed in his study The Ideology Duration is both rigid and mutable in the boxing
of the Aesthetic, the term can figure both as an match; three short minutes for each round
emancipatory and as a repressive force, it can that can seem eternal to the fatigued fighter; a
work in the interests of social power and of sen- minute’s rest and rapid recovery before re-en-
sual impulse12. It can never be straightforward, gaging in the absolute experience of the next
therefore, to speak of boxing’s aesthetic quali- round. In this way the drive of the fight may be
ties or of ‘inevitable aestheticization’, when the seen to be analogous to that of the narrative film
aesthetic is itself ambiguous and disputed. How and the nature of the punch photograph may be
much more exciting it might be to use the con- compared to the still or close-up as images that
tradictions within boxing itself —its violence and are extracted from the narrative flow.
its pictorialism— to redefine our understanding The decisive or defining moment has been
of the aesthetic, to allow the tensions to feed into of central importance to theories of the photo-
what we might imagine as the aesthetic in this graphic image and the way it seizes and fixes a
context. If the aesthetic is historically a discourse single instant from the flow of action and events.
of the body and subjectivity, so too is boxing For Henri Cartier-Bresson photography’s stillness
and the bringing together of boxing and aesthe- was always an acknowledgement of the rhythm
tics might yield new ways of understanding the of movement in the real world; he continued:
relationship between beauty, morality, violence ‘But inside movement there is one moment at
and emotion. which the elements in motion are held in balan-
What is clear is that Hoff’s ‘rubber faces’ crea- ce. Photography must seize upon this moment
ted a genre of boxing images that has been and and hold immobile the equilibrium of it’14. Is this
52 continues to be produced in the photographic the moment seized in the punch photograph?
press. In its most basic formulation, then, the Or, rather than holding in balance the rhythm of
punch photograph registers the unattached ins- motion, does it immobilise a moment of ghastly
tant rather than the continuum (in this case the uncertainty; an imprint of violence that prolongs
fight). It records a reality drawn exclusively from pain and delays the possible consequences of
the moment of its making and extracted from the the blow? These uncanny effects of the photo-
continuity of historical time. In this sense the still graphic image have been described by a number
photograph ‘unfixes’ the image from its narrative of photographic theorists including André Bazin.
contexts; it is a delay or halt in the narrative flow Commenting on images in a photographic album
of the fight that allows the viewer to immerse he evoked: ‘The disturbing presence of lives hal-
themselves in details deep in the image of the ted at a set moment of their duration, freed from
punch as it impacts on the face and that draws their destiny; not however by the prestige of
different responses from those drawn from the art…for photography does not create eternity, as
temporality of the fight itself. art does, it embalms time, rescuing it simply from
The head punch (or the still photograph) is its proper corruption’15.
thus removed from its ordinary setting and isola- The punch photograph registers one of the
ted from its usual context in the flow of the fight. moments of greatest intensity within the fight na-
To this extent (and I will return to this idea again rrative. It is the instant where a boxer’s defences
later) the stillness of the photograph is unders- fail and their opponent lands a punch on the
tood in terms of its contrast to the motion and
dynamism of objects in narrative and in life, and
13
These ideas are developed in Ibid., pp. 39-41.
14
Henri-Cartier Bresson, introduction to The Decisive Moment, cited
Friday ‘Stillness Becoming’, p. 41.
12 15
Terry Eagleton, The Ideology of the Aesthetic (Oxford: Basil Blac- André Bazin, ‘The Ontology of the Photographic Image’, in What
kwell, 1990). is Cinema? Volume 1, cited Friday, ‘Stillness Becoming’, pp. 42-4.
Conferencias Plenarias - ‘... a terrible fascination’: Violence, Photography and the Spectator

most vulnerable part of the body. Skull, brain, physical ugliness because: ‘it is…impossible to
eyes, mouth, jaw may take the force of a massive conceive of any condition in which the mind
punch that might end in a knock out. These are would not recoil from [physical ugliness] in dis-
punches that result in cuts that end a fight or gust’17.
brain damage that ends careers and lives. The For Winckelmann, also, the Laocoön was an
distortion of the face in the photograph is an in- instance of the ‘noble simplicity and quiet gran-
dex of the danger and deviant power of boxing. deur’ that characterized all great works of classi-
cal antiquity18. The pain revealed in the writhing
muscles and sinews of the body of the central
figure is transfigured by the still expression of
The Aesthetics of Pain
the face, representing a mastery of suffering that
allows the spectator a calm and detached con-
What does it mean to look at length at such an
templation of the work. For both Lessing and
image of pain and suffering? What histories and
Winckelmann, the stillness at the heart of the
conventions do these head punch photographs
moment chosen by the sculptor of the Laocoön,
belong to? The representation of pain has been
addressed on a number occasions within Wes- centres and ennobles the spectator and allows a
tern aesthetics, most notably perhaps in Lessing’s contemplative form of viewing.
writings from the 1760s on the relationship bet- The neo-classical aesthetics of Lessing and
ween suffering and beauty in the classical mar- Winckelmann dominated academic art theory
ble sculpture Laocoön and his Sons. Since the through the second half of the eighteenth century
eighteenth century the marble group has been at and into the nineteenth century and it would be
the heart of German aesthetics and of the debate possible to draw on these values as a framework
about the representation of pain and beauty. for the interpretation of punch pictures and in
The sculpture, which had been excavated in order to consider how the single moment works
1506 and placed in the collection of the Vatican, in the representation of physical pain and vio-
represents the Trojan priest (in the centre of the lence. But are the ideals of ‘noble suffering’ and
group) and his sons being strangled by snakes. ‘calm contemplation’ viable in the twenty first
The snakes had been sent by Apollo to punish century; would they not look irrelevant and un-
responsive to the crises and violence of our own 53
him for trying to warn the Trojans about the wo-
oden horse filled with soldiers sent by the Gree- societies? It is possible to take a different route
ks into the city of Troy in order to destroy it. For through Western aesthetics and to come up with
Lessing physical suffering could not be realisti- a significantly different reading of the meaning
cally depicted because it was too painful for the of the moment depicted in both the Laocoön and
viewer and thus destroyed the noble status of art. the punch photograph and the role of the spec-
The triumph of the sculptor of the Laocoön, tator. Whereas Lessing believed that the single
according to Lessing, was that he showed noble instant should eliminate any element of the pre-
suffering rather than agony; thus although in the ceding or subsequent moments, Goethe, writing
Aeneid the Roman poet Virgil had described Lao- in the 1790s, perceived in the group potential
coön roaring like a bull as he fights the serpents, bodies in motion and a dislocation of the unified
the sculpted face evokes a silent groan that con- laws of idealizing classical aesthetics. The deco-
veys suffering without repelling the viewer. rum of both the image and the viewer within the
For Lessing the single moment that the visual classical aesthetics of Lessing and Winckelmann
artist chooses to represent determines the effect was disturbed and dispersed in the writings of
of the image. It should obey the laws of temporal Goethe.
unity; it should be neither the climax of an ac- For Goethe the best conditions for viewing
tion, nor should it express anything transitory16. sculpture were at night by the flickering light of
Above-all the artist must avoid the depiction of flaming torches, or by the spectator rapidly blin

16
See Gothold Ephraim Lessing, Laocoön: An Essay on the Limits of
Painting and Poetry (1766). Trans. Edward Allen McCormick (Balti-
17
more and London: The Johns Hopkins University Press, 1984) pp. Ibid., p. 131.
18
19-20. On Winckelmann’s theories of classical art see Alex Potts,
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

king their eyes19. Indeed he suggested how the dynamic gesture that animates both the bodies in
spectator should view the Laocoön: the image and the body of the viewer. The still-
‘To grasp the sculptor’s intent it helps to walk ness of the punch photograph fills and is almost
a good distance away fromthe statue, shut in excess of the image; a moment in time gapes
one’s eyes, and then quickly open and close open like the wound or cut on the boxer’s face22.
them again, setting the whole work in mo-
tion. This almost gives one the fearful impres-
sion that the group has completely changed. The Body
It leads me to think of the statue as it stands
as fixed lightning, as a wave halted and tur- The body is the subject of the punch photogra-
ned to stone’20. ph. Part of the shock of these boxing images is
In other words, by reanimating the viewing the clash of visual registers between the toned,
conditions of the work, the viewer animates the almost classical musculature of the bodies and
incipient life and movement in the work of art. the distorted, twisted features of the face. The
The viewer recognises the unfolding rather than bodies resist and yield at the same time; they
the suspension of action in the moment depic- represent insufficient and excessive resistance
ted. that can make the viewer ashamed of their fas-
Perhaps one of the most idiosyncratic and cination.
radical interpretations of this train of ideas can This violent distortion of corporeal uni-
be found in the work of Aby Warburg. Warburg ty is very different from our usual sense of the
challenged the prevailing account of Renaissance athlete’s body, which Judith Butler describes as:
art as the expression of the calm, motionless and … the image of a muscular sort of being; it is a
idealized body, identifying instead an aesthetic body… with a set of contours, a lengthened or
based on the capture of the body in passiona- compacted muscularity; a body whose contours
te, agitated states of motion. This was the world bear the marks of a certain achievement23.
of Dionysus rather than Apollo and of gesture This imaginary athletic body is created
and movement in the moment represented. For through visual images by a freezing of the body
Warburg, the Renaissance interpretation of anti- in motion that turns it into a sculpted, still ideal.
54 quity was based on a desire to represent the fi- The athlete’s body is thus defined as finished,
gure caught up in a play of movement and forces complete and contained by hard, defined surfa-
that destabilized rather than unified the integrity ces. Referring specifically to the still photography
of the body. Furthermore, as Warburg wrote in of divers, Butler evokes an image of:
1890: ‘the diver as he is in air, suspended, both
‘To attribute motion to a figure that is not mo- suspending himself in his tensed and perfect
ving, it is necessary to reawaken in o n e s e l f posture, but also suspended by the camera
a series of experienced images following one which takes that moment and extends it in-
from the other, not a single image: a loss of definitely…the iconography of the suspended
calm contemplation’21. moment, the body out of time.’ (p. 103)
To comprehend the life and temporal unfol- It is a strange paradox that a body ideal that
ding in the moment requires an empathetic, inte- is ‘motionless, sculpted, contoured’ depends on
ractive observer. The defining moment is not ne- the suspension of the very motion and athleti-
cessarily, therefore, a single instant frozen in time cism that has made it possible. But this image of
and detached from narrative motion, but bears a the athlete visually suspended in time in order
to capture an ideal corporeal form is very di-
fferent from the bodies and faces suspended in
photographs of the head punch. Here, the body
19
As discussed in Philippe-Alain Michaud, Aby Warburg and the
Image in Motion. Trans. Sophie Hawkes (New York: Zone Books,
2004) pp. 84-5. Michaud’s illuminating and suggestive discussion
of Warburg’s writings and their relation to contemporary visual cul- 22
See Yve Lomax, ‘Thinking Stillness’, in Green and Lowry, eds. Still-
ture are central to my understanding of the image in motion. ness and Time, p. 58.
20
Goethe, Über Laokoon, 1798, as cited in http://redelephant. 23
Judith Butler, Athletic Genders: Hyperbolic Instance and / or the
com/2006/02/10/laocoon-goethe-greek-art/. Overcoming of Sexual Binarism’, Stanford Humanities Review, 6:2
21
As cited in Michaud, Warburg, p. 273. (1998), p. 103.
Conferencias Plenarias - ‘... a terrible fascination’: Violence, Photography and the Spectator

is caught at a moment of disfigurement, when that does not rely uncritically on prevailing ac-
boundaries are stretched and distorted rather counts of masculinity and that engages with their
than turned to flawless marble. specificity as sports photography, but I feel like
The focus of the punch photo is the distorted I am still trying to come to terms with them. It
face and almost dismembered head of the pun- is hard to escape the rudimentary nature of their
ched boxer (consider the common boxing apho- depiction of masculinity. Victor / vanquished:
rism that a punch ‘nearly took his head off’). In metal instrument v rubber face: hard man v soft,
her thought-provoking study Horrorism: Making feminized man. I recall the impact that Klaus
Contemporary Violence, Adriana Caverero intro- Theweleit’s book Male Fantasies had when I first
duces a new term, horrorism, to describe the te- read it in the late-1980s. Using diaries and letters
rror and experience of contemporary violence; written by the men of the German Friekorps, it is
horror is grounded in the act of dismemberment a psychoanalytic account of the violence of the
and disfigurement, a history that she traces from troops as they fought the revolutionary German
classical myths of the Medusa’s head to recent working class25. Examining the language and
photographic images of suicide bombers and imagery of their writings, Theweleit sets out their
their victims. The body in pieces loses its indivi- hatred of women’s sexual bodies and their dread
duality, and she continues: of loss of self and of being engulfed and an-
‘The violence that dismembers it offends the nihilated. The Freikorpsman’s body is imagined
ontological dignity that the human body pos- as an entity, contained within fixed boundaries;
sesses and [that] renders it watchable’24. whereas the Red Woman is seen and described
as formless, threatening and wet. Of the many
Here we have the terrifying opposite of Judi-
forms of bodily contamination feared by the Ger-
th Butler’s ideal, whole, marble body; the body
man officers, Theweleit includes the category of
blown apart or in pieces becomes unwatchable
pulp. ‘Pulp’, Theweleit states ‘appears whene-
and, moreover, our disgust is concentrated on
ver the will to fight collapses’ (p. 394). This is
the most human aspect of the body, in Caverero’s
intriguing. ‘I’m going to beat him to a pulp’, a
words:
clichéd threat, but one that expresses the aggres-
‘[the Medusa’s head] teaches us that, even sion and violence of the Freikorpsman. Pulp is
when violence tears at other parts of the body, different from flood water, blood, dirt and other 55
horror always concerns the face.’ (p. 15) matter that threaten the integrity and definition
I think we are beginning to get close to un- of the soldier’s body-ego. Pulp is hybrid, ‘soft
derstanding the unique and disturbing power of and moist’. It was hard and intact, but has been
the head punch. Unlike other kinds of sporting mashed and beaten until it is unrecognisable. In
images that suspend the body in time at a mo- Theweleit’s narrative, whereas the flood may be
ment when the body can preserve its figural uni- ‘combated with erections such as towering cities’
ty and integrity, the punch photograph shows us (p. 402), pulp signifies an escalation of the threat
the face and body in the process of being taken of dissolution of the self into formless matter.
apart, undone. Charles Hoff’s ‘rubber faces’ be- If the man uses weapons against the mire,
longs to the same history of violence and the slime or pulp, he is killing himself;for these
body as the Medusa’s head and other forms of substances are on and within his own body, in
extreme contemporary violence. the places where his own dams have started to
The essence of the punch photograph is the crumble. (p. 402)
physical juxtaposition of two kinds of body: the Theweleit makes this male terror of their own
puncher and the punched; the ideal and its disfi- bodies even more explicit in the hatred of:
gurement. The intact hard contours of one boxer ‘…the face of the cowardly man, the kind
imposed on the crumpled, misshapen and of- who allows his inner self to escape to the out-
ten bleeding body of the other. What can these side and who lurks even within the soldier
images say about masculinity and corporeality, male.’ (p. 405)
about violence, gender and desire? I want to find
a way of reading them that is not too formulaic,
25
Klaus Theweleit, Male Fantasies I Women, Floods, Bodies, History.
Trans. Stephen Conway, in collaboration with Erica Carter and Chris
Turner (Cambridge: Polity Press in association with Oxford: Basil
24
Cavarero, Horrorism, p. 9. Blackwell, 1987).
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

At this point I want to reintroduce Aby captures the process of an assault on the body
Warburg’s understanding of the image as an un- that destroys its dignity and beauty.
folding of action rather than a freezing of mo- The history of boxing is full of iconic ima-
tion. Here, perhaps, is the temporal aspect of the ges that speak its great moments as well as, if
punch photograph, as the boxer confronts his not better than, any columns of written descrip-
cowardly self, and beats to a pulp the matter that tion. Some are now so well known that they
is also his own hardened body. There is little feel as though they are engraved on our visual
static serenity or calm contemplation here as the memories, a testimony to the outstanding skills
viewer is drawn into witnessing a violent attack of great boxers and photographers. Intense,
on the self. In this way, the blow reproduced in expressive visual images, of power stilled and
the punch photograph takes on a new meaning yet still possessing immense potential. This, for
for which it was not intended. It becomes part me, is the hypnotic power of boxing and it is
of a discourse concerning the representability of what testifies to the unique visuality of the sport.
physical violence. It can no longer be said to re- The punch photograph represents a defining
produce what is seen, but rather it makes visible, moment extracted from the continuity of narra-
and visceral, the scene of physical power and tive time, capturing the instant when the blow
vulnerability. Perhaps this is the aesthetic aspect impacts on the face and forcing the viewer to
of boxing, or the nature of its visual potency and engage with the repulsion and pleasure of that
affect. moment. It changes the nature of the spectator,
In this paper I have drawn on eighteenth-cen- who gazes into the deep stillness of the image
tury and later aesthetics to test their relevance in and finds there time, violence and death. Details
the current cultural, social and political contexts. break loose and may activate in the spectator
How can the ideas of writers such as Lessing, feelings of melancholy as much as jubilation.
Winckelmann, Goethe and Warburg help us to Seeing into the depth of the frame, the viewer
understand the visual representation of pain and experiences both pleasure and poignancy, shock
its relationship to beauty? I have argued that so- and delight. The shift from inattentive browsing
cieties in crisis always produce bodies in crisis and distracted reaction to reflection and empathy
and that violence is an attack on the idealization also opens up the possibility of a critical enga-
56 and integrity of the body. Sport is also a discour- gement with boxing and its images; driven by a
se on the body, but whereas most sports pho- desire to know and to understand what is meant
tography suspends the body at a moment that by ‘a terrible fascination’ with violence and its
preserves its figural unity, the punch photograph representation.
Cómo las instituciones artísticas pueden crear
un nuevo sentido de pertenencia
How Art Institutions can Create a New Sense
of Belonging
Nina Möntmann

57
I. La reflexión sobre el posible impacto de las formas de gobierno. Una institución, y por lo
futuras instituciones artísticas debe empezar por tanto también las instituciones artísticas, es por
una detenida mirada a los actuales formatos ins- definición un instrumento o plataforma para la
titucionales, a las diferencias y correspondencias defensa del orden de valores sociales imperan-
tanto de su contexto local como de sus legados te. El filosofo de la lengua John Searle propone
históricos. en el prefacio de su investigación ontológica de
Empecemos con una cuestión bastante senci- las instituciones: “Una institución es cualquier
lla: ¿qué es lo que realmente esperamos de una sistema de reglas (procedimientos, prácticas) co-
institución artística, qué postura queremos que lectivamente aceptadas, que nos permita crear
represente una institución, cómo es una institu- hechos institucionales”1. En esta afirmación po-
ción ideal hoy y en el futuro? Alessio Antoniolli, demos encontrar dos importantes términos que
director de Gasworks en Londres, respondiendo caracterizan una institución: el concepto de lo
a la pregunta de cómo sería para él una institu- colectivo y el sistema de reglas. Estos dos con-
ción artística ideal, dijo: “… La institución artísti- ceptos establecen los parámetros básicos de una
ca ideal es una no institución”. Lo que Antoniolli institución. De ello se puede extraer la conclu-
realmente quiere decir con esto es que la insti- sión, a la inversa, que cuando la sociedad actúa
tución artística ideal debe abandonar su función a través de sus instituciones, sigue una estructura
estratégica política y en cambio necesita operar lógica que se justifica o incluso es considerada
fuera del alcance de la influencia gubernamen- beneficiosa por un gran número de personas.
tal. Pero, ¿cómo se presenta esta influencia en Idealmente, sociedad e instituciones, por lo tan-
la edad del capitalismo global que produce “…
estados dirigidos por el libre mercado global”
conducidos por un mero interés económico?
Analicemos cómo se están posicionando las 1
John R. Searle, “What is an Institution?”, en Institutional Critique and
propias instituciones en relación a las actuales After, ed. John C. Welchman (Zurich/Los Angeles 2006), p. 50.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

to, se proporcionan la una a la otra un agarre pendencia de fondos externos y cada vez más
estructural que proporciona una mutua capaci- de fondos privados, lo que implica la obligación de
dad de acción pero que, como todos sabemos, atraer a las masas y poder presentar grandes ci-
viene acompañada de efectos colaterales como fras de visitantes a los que proporcionan los fon-
burocracia, paternalismo jerárquico, exclusión y dos. Desde que las instituciones, por su propia
generalización. naturaleza, están vinculadas al sistema general
Las instituciones artísticas, sin embargo, a de valores de una sociedad, se podría decir que,
diferencia de otras instituciones tales como las lo que llamaría un giro corporativista en el paisa-
autoridades estatales, partidos y sindicatos, no je institucional, que describiré más detenidamen-
tienen ninguna participación en los procesos po- te, refleja las relaciones de poder generales en
líticos2. En cambio, se les comisiona (indirecta- un capitalismo tardío de constitución neo-liberal.
mente) la producción de imágenes de realidades En este contexto las instituciones artísticas se re-
que las haga más fáciles de consumir, o el dise- estructuran bajo la bandera de la reproducción
ño de un universo paralelo que, o bien aparece hegemónica, lo que desplaza la producción ar-
espiritualmente separado (un mundo en el que tística en el marco general de la industria cul-
los visitantes se pueden perder solos), o bien tural y sitúa a los museos en competencia con
debe de entretener a los visitantes. El cumpli- los centros de entretenimiento. O como lo dice
miento de este encargo (tácito) viene general- Chantal Mouffe: “El capitalismo de hoy depende
mente acompañado de la recompensa en forma cada vez más de técnicas semióticas para crear
de simplificación en la recaudación de fondos. los modos de subjetivación necesarios para su
Las instituciones artísticas, en contraste con otras reproducción, y la producción cultural juega un
instituciones, ofrecen un campo limitado para papel central en el proceso de valorización del
desarrollar un perfil individual y cambiante, lo capital”3.
que da a sus actores un campo relativamente am- Pero permítasenos primero echar una mirada
plio para maniobrar. Así, por ejemplo, el director al papel histórico del museo en la sociedad y su
de una institución de arte, mientras mantenga función como institución pública. Al principio el
unas condiciones dentro de ciertos límites, pue- museo, en el siglo XVIII, al tiempo que el poder
de adoptar una nueva dirección programática, y del estado conformaba el orden social, el museo
58 así apelar a, o crear, nuevos públicos. Debido era un proyecto nacional. Empezó con el British
a la dificultad para controlarlas, en ese proceso Museum como el primer ejemplo, que se abrió
las instituciones artísticas también tienen un cier- en 1759. Su misión fue crear la narrativa de una
to, si bien limitado, potencial crítico del que no representación de la herencia y la historia nacio-
disfrutan otras instituciones que, efectivamente, nal. De acuerdo con este ideal, la audiencia fue
existen para regular y legitimar una determinada educada para ser un ciudadano modelo: patrió-
forma de hegemonía social. Pero este potencial tico, consciente y orgulloso de una historia rica,
crítico está en juego por la creciente corporativi- superior a la de otras naciones.
zación de las instituciones artísticas. Benedict Anderson señala en su influyente li-
Hoy, los proyectos de instituciones artísticas bro Comunidades imaginadas que “los museos
están marcados o al menos influidos por la de- y la imaginación museística, son ambos profun-
damente políticos”. Este concepto de imagina-
ción es crucial en relación con el rol imperial
del museo, porque es a través de la “imaginación
2
museística” que el concepto, ficticio y simbóli-
“Cuando otras instituciones, como los servicios sociales, partidos
y sindicatos, tienen un mandato directo de acción política –que es
co, de nacionalismo se traduce en un ambiente
además aceptado socialmente como tal– de una institución artísti- de objetos e imágenes4. Una institución públi-
ca se espera que entregue y produzca imágenes o más bien una ca como esta es constitucionalmente abierta a
‘imagen’ de lo que está ocurriendo afuera; transformar la realidad todos pero de hecho provee una accesibilidad
social y subjetiva en un formato en el que podamos manejarlo y
preservarlo, pero no interferir y tomar una parte activa en la pro-
limitada y codificada que confirma a los sujetos
ducción de realidades políticas y sociales. ¿La cuestión es, cómo
pueden las instituciones artísticas manejar estas expectativas,
cómo hacen sitio para maniobrar, y como relacionan su trabajo con
el contexto político con el que se confrontan y por tanto con las
actividades de otras instituciones?” 3
Chantal Mouffe, en: Artforum, Verano 2010, p. 326.
Nina Möntmann, Art and its Institutions, en: Möntmann, (ed.) Art and 4
Benedict Anderson, Imagined Communities, (London ‘Verso’ 2006),
its Institutions, London (Black Dog Publishing 2006), pp. 8-16, cit. p. 8. p. 178.
Conferencias Plenarias - Cómo las instituciones artísticas pueden crear un nuevo sentido de pertenencia

burgueses y patriotas como los ciudadanos idea- servador e investigador con base en Londres: se
les. Además, también imagina el orden mundial preguntó a los visitantes justamente en el mo-
desde la perspectiva del colonizador al mostrar mento de entrar en el Guggenheim de Bilbao, si
una colección de “obras maestras” de artefactos sabían qué exposición iban a visitar. El resultado
nacionales, junto a trofeos conseguidos en las fue que el 9% de los visitantes que estaban a
cunas de la cultura y el arte como Egipto o Gre- punto de entrar en el museo, sabía qué exposi-
cia, que son de esta manera conectadas con un ción estaba celebrándose.
linaje directo con la cultura nacional contempo- Aparte de la privatización del presupuesto,
ránea. En contraste con esto encontramos una el giro hacía la corporatividad incluye también
presentación de base étnica de artefactos de las un cambio de perfil para los conservadores y
colonias, que en este contexto de la narrativa directores, que cada vez más son nombrados por
imperialista aparece como arte folclórico, el va- sus cualidades como administradores tanto como
lor práctico del cual, en el contexto espiritual y por sus capacidades para el márketing, y su com-
en el cotidiano, incluso destaca los logros de la promiso como políticos populistas; mientras que
civilización que cede el paso a la obra maestra el programa de sus instituciones se juzga desde
autónoma. El proyecto original del museo fue de el punto de vista de su rentabilidad.
acuerdo con “la legitimización autoritaria de la Si, por lo tanto, en el neo-capitalismo hay
nación estado (…) a través de la construcción de una tendencia socialmente generalizada a ante-
una historia, un patrimonio… y un canon”5. poner los intereses privados al interés público,
Hoy, en las sociedades neo-capitalistas, las como consecuencia, el perfil de la actividad de
instituciones artísticas se están convirtiendo en los cargos públicos cambia en el mismo sentido,
espacios con marca, extendiéndose cada vez más incluyendo los deberes de los empleados de las
siguiendo el principio de las franquicia como la instituciones.
Tate y el Guggenheim, y los financistas corporati- (Richard Sennet o Angela McRobbie han pro-
vos y privados no están por regla general inte- fundizado en sus escritos sobre este tema.)
resados en atender el museo que posiblemente La cuestión de qué desea de su público la
sostienen, si no en utilizarlos como una herra- propia institución artística y no sus accionistas,
mienta de producción de imagen y por ende por supuesto difiere enormemente de las presio-
beneficio para su empresa. En consecuencia la nes económicas ejercidas sobre la institución y la 59
audiencia ideal está representada por una masa consiguiente idea populista de público.
de consumidores anónimos. En este modelo cor- Teniendo en cuenta estos hechos, las siguien-
porativo de institución artística podemos incluir tes preguntas son vitales: ¿cómo puede una ins-
—con muy pocas excepciones— todos los grandes titución progresista plantear una posición crítica,
museos como el Guggenheim, que es el ejemplo y qué significa en el presente contexto? ¿Pueden
más claro de institución artística concebida y plantearse dentro de las propias instituciones la
puesta en escena por políticos y financieros, la discusión sobre las condiciones de producción,
Tate e incluso el MoMa, pero también, cada vez y cuáles son las consecuencias para sus estruc-
más, los Kunsthallen medianos e incluso insti- turas internas, funcionamiento, programación y
tuciones más pequeñas. Las instituciones artísti- proyección? O, citando a Hito Steyrl: “¿no es bas-
cas corporativas tienen un grupo homogéneo de tante absurdo discutir si existe algo como una
especuladores que potencialmente se identifican institución crítica, en un momento en el que las
con la marca Guggenheim, más que con su pro- instituciones culturales críticas están claramente
grama y que con un público no específico que se siendo desmanteladas, sin fondos suficientes y
miden solo en números. Por consiguiente puede sujetos a las demandas de una economía neo-
ser una estimación realista decir que acudirá un liberal de eventos?”
millón de visitantes anuales al Guggenheim de De modo que hay evidencias de que hay
Bilbao, independientemente de cuáles sean las cambios que todavía están por iniciarse dentro
exposiciones que se celebren. De hecho, hubo de las instituciones, y que tienen que trabajar
una encuesta hecha por Paul O’Neill, un con- en contra de esos desarrollos hegemónicos de
neo-liberalización que están siendo adoptados
por los más importantes museos. Tal y como dije
al principio, una institución está por su propia
5
Hito Steyerl, The Institution of Critique, http://transform.eipcp.net/ naturaleza relacionada con el sistema general de
transversal/0106/steyerl/en. valores de una sociedad, de modo que podemos
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

decir que esas instituciones artísticas de marca globalización, lo que también implica de qué
y franquiciadas, que han de atraer a las masas, forma se relacionan localmente.
que tienen que consolidar una imagen y generar
unos beneficios, reproducen o mejor dicho parti- II. Me gustaría ahora introducir unos pocos
cipan de los mecanismos del capitalismo global. ejemplos, mayormente de instituciones menores,
Por lo tanto, creo que el desafío fundamen- que experimentan con nuevas ideas sobre loca-
tal para las instituciones artísticas progresistas es lismo y elementos de una globalización crítica tal
desarrollar una perspectiva crítica sobre las defi- y como la acabo de describir.
niciones y mecanismos dominantes de la econo- The Long March project (El Proyecto de la
mía global neo-liberal. Por ejemplo, como estas Larga Marcha), un laboratorio multifacético de
nuevas instituciones están usando los aspectos conservadores, que fue creado por Lu Jie, está
sociales de la globalización —principalmente in- organizando proyectos en su espacio en Beijing
tercambios facilitados, redes organizadas, comu- y creando plataformas en muchos otros lugares
nicación y mediación— de una manera que so- globalmente. En su autodefinición dicen que
cavan críticamente lo fundamental, la estructura están apoyando ‘exploración continua de Mar-
económica de la globalización. chadores de larga distancia’ a través de distintas
Esto podría, por ejemplo, tomar la forma de geografías, discutiendo ideas de la memoria re-
una “red organizada” que operase a nivel inter- volucionaria en un contexto local, y colaboran-
nacional, que fortaleciese diversas instituciones do con los participantes de alrededor de todo el
y actividades independientes más pequeñas mundo para reinterpretar la conciencia históri-
—sean alternativas, artistas autogestionados, o ca y desarrollar nuevos caminos para percibir la
basados en investigación— y que podría tam- realidad política, social, económica y cultural”.
bién establecer plataformas temporales dentro Con este enfoque están explorando una idea de
de instituciones mayores. El teórico de medios “trans-localismo”, que significa local en relación
de comunicación Ned Rossiter describe el po- con local, y no local con global, que describiría
tencial de las “redes organizadas” para desban- esos mecanismos que estabilizan el capitalismo
car a los museos contemporáneos de arte, que global.
a sus ojos no son más que instituciones de mo- De forma que, cuando estamos buscando una
60 dernidad que simplemente están “reiniciadas en nueva institución artística progresista, podemos
la era digital” para “reconciliar las estructuras esperar que esa institución también explore una
jerárquicas de su organización con el flexible, idea diferente de orientación transnacional; que
parcialmente descentralizado y transnacional flu- use y mejore los aspectos sociales y de comu-
jo cultural, económico y laboral. La ventaja de nicación (los aspectos “positivos”) de la globali-
las “redes organizadas”, en cambio, está en su zación, lo que podría implicar que debería estar
funcionamiento como “formas tecnológicas so- orientado a lo local y a lo transnacional simul-
cializadas que emergen junto al desarrollo de la táneamente, así como ser consciente y crítico de
información digital y las tecnologías de la co- cómo los diferentes aspectos de la globalización
municación”6. En el campo del arte, estas nue- deberían abrazarse o más bien aceptarse con
vas instituciones de colaboraciones organizadas desconfianza.
podrían servir, entonces, como un hub (centro) A este respecto, me gustaría echar una mirada
para distintas formas de colaboración transdisci- más detallada a dos modelos más, muy raros y
plinares, como un fondo de información, como bastante progresistas, de instituciones artísticas.
un sindicato en temas legales y como una vía He elegido uno que emplea un auto-sostenible
para que el público participe localmente e inter- contra-modelo de la institución artística econó-
cambie internacionalmente. micamente dependiente en el capitalismo neo-li-
En relación con esta cuestión práctica y es- beral, y otra que se interesa en una investigación
tructural, está haciéndose evidente cómo las ins- muy específica.
tituciones imaginan formas emancipadoras de Además, ambas están utilizando una forma
muy específica de entender su localización como
una idea fundamental para su programación, su
público, y sus políticas. Son el Konsthall C en
6
Ned Rossiter, ‘Can Organized Networks Make Money for Desig-
Estocolmo y el United Nations Plaza en Berlín.
ners?’ (http://summit.kein.org/node/309). Véase también: Ned Rossiter,
Organized Networks. Media Theory, Creative Labour, New Institu- Finalmente, ambos tienen en común que fueron
tions, Rotterdam, 2006. fundados por un conservador/artista.
Conferencias Plenarias - Cómo las instituciones artísticas pueden crear un nuevo sentido de pertenencia

Konsthall C fue fundado en 2005. Es una ga- de la democracia en Suecia hoy?” Lo que ha he-
lería de arte situada en una vieja lavandería en cho es un libro y una vídeoinstalación basados
Hökarängen, en las afueras de Estocolmo, bas- en entrevistas a ocho inmigrantes latinoamerica-
tante distante del centro de la ciudad. Todavía nos residentes en Suecia, que a través de su tra-
se pueden encontrar en muchas casas en Sue- bajo luchan activamente contra la discriminación
cia lavanderías automáticas comunes en el só- y la xenofobia basadas en etnia, raza, creencias
tano, que son compartidas por los residentes religiosas, género u orientación sexual en la so-
del edificio o de la urbanización. El fundador ciedad contemporánea sueca.
del espacio, Per Hasselberg, es un artista, que Otro proyecto fue “Building Societes”, comisa-
ve Konsthall C como una institución artística en riado por Mertí Manen, una exposición colectiva
funcionamiento al mismo tiempo que como una que trata de investigar el rol del arte contempo-
“escultura social”. Sus ideas al fundar la institu- ráneo en la definición de nuestras sociedades,
ción fueron estrechamente relacionadas con el examinando los modos de comunicación y la
entorno inmediato, y con la idea de socialde- producción de conocimientos.
mocracia en Suecia, que encontró que estaba Konsthall C es una institución con un pro-
presente en la arquitectura de Hökarängen. La yecto de investigación artística, que está rela-
arquitectura de los años 40, cuando la arquitec- cionado con las ideas democráticas que llevan
tura, como una crítica contra la idea de construc- a este barrio y a su arquitectura específica, a
ción racionalista del funcionalismo, creó un tipo convertirse en un espacio de prueba de cómo
de urbanismo que se convirtió en el modelo para el puede construirse una comunidad usando la ar-
diseño y construcción en los barrios alrededor de quitectura y las infraestructuras. Se puede decir
Estocolmo. que Konsthall C es un comienzo desde una pro-
O sea que, la idea principal de esta institu- gramación específica local, que se abre a con-
ción es profundizar en su contexto local, la idea textos relacionales, a través de su programa de
misma de socialdemocracia, el “Modelo sueco”, exposiciones. Hay una temática fundamental que
y el entorno vital que este concepto social está es pertinente para un mayor desarrollo social y
creando. Por lo tanto, el enfoque de los trabajos sirve como punto de referencia para una inves-
de los artistas participantes subraya la relación tigación más general sobre el papel de la demo-
entre el individuo y la sociedad en su conjunto. cracia y la participación en sociedad, y también 61
Además de esto hay dos exposiciones permanen- al mismo nivel de la construcción institucional,
tes que tratan de la ideología, historia y arquitec- la programación y el trabajo con los grupos de
tura de la comunidad de Hökarängen. También espectadores.
hay un espacio expositivo menor llamado Centri- Un acercamiento muy diferente, aunque man-
fug, que permite la organización de exposiciones teniendo muchas similitudes, podemos encon-
más cortas en las que habitualmente participan trarlo en el United Nations Plaza en Berlín, una
artistas de Hökarängen. Las actividades de la ga- institución temporal fundada por Anton Vidokle,
lería son comunicativas y cordiales, la gente de que también es un artista en primer lugar. Finan-
Hökarängen se mezcla con el mundillo del arte ciado por los ingresos generados a través de la
de Estocolmo y los visitantes internacionales. lista de mailing “e-flux”, que también fue iniciado
Y el proceso de recepción de la muestra auto- por Vidokle, el UNP era relativamente autónomo
máticamente instiga una reflexión crítica sobre y totalmente independiente, en lo que se refiere
la situación de la socialdemocracia en Suecia y a la programación y recuento de visitantes, etc.
en otros lugares, por lo tanto la educación es Por tanto, la regularidad de la programación y
uno de los aspectos intrínsecos del programa en horario de apertura dependían solamente de las
Konsthall C. decisiones del equipo que gestionaba el lugar.
Recientes exposiciones, incluyen “The Immi- En contraste con el permanente cansancio de las
grant Files: Democracy is Not Dead, It Just Smells instituciones que están continuamente faltos de
Funny” (Los archivos inmigrantes: La democracia personal y con exceso de trabajo, un proyecto
no está muerta, solo tiene un olor extraño) de se iniciaba en el momento en que surgía la idea,
Carlos Motta. Motta, un artista nacido en Colom- y había tiempo para llevarla a cabo y era por lo
bia, que actualmente vive en Nueva York, pone general completada en un proceso de colabora-
la principal cuestión de esta exposición así: “Du- ción con varios individuos del campo cultural,
rante varias décadas el ‘modelo sueco’ ha tenido como el crítico cultural Diedrich Diederichsen,
la reputación de ser ideal, pero ¿cuál es la situación la artista Martha Rosler o el arquitecto Nikolaus
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Hirsch. El espacio estaba situado en un feo blo- sada es en examinar de qué manera Konsthall
que de hormigón, en la parte de atrás de un C y UNP están empleando un contra-modelo a
supermercado en Berlin-Mitte, y las actividades la forma de dirigir aquellas instituciones como
tuvieron lugar durante 2005 y 2006. (Más tarde compañías globalizadas, y en vez de ello, tratar
continuó pero bajo el nombre de “the building” de relacionar las estructuras institucionales con
y solamente con actividades irregulares y no bajo mecanismos progresistas críticos con la globali-
la idea programática de UNP.) zación a fin de encontrar caminos alternativos
El programa del UNP consistía principalmen- para negociar con localismo y transnacionalidad,
te en eventos, clases, conferencias, proyecciones sea discursivo y analítico o simplemente yendo
y fiestas, siguiendo sin excesivo rigor el concep- en otra dirección.
to de universidad abierta. La referencia educativa El tamaño de estas instituciones es impor-
del programa tiene que ver con el hecho de que tante. Parece que instituciones artísticas mayo-
Vidokle fundó UNP después de que “Manifiesta res, más “oficiales” o establecidas, que se llevan
6” en Chipre fuera suspendido. Vidokle era uno como una compañía, son más dependientes y
de comisarios de “Manifiesta 6”, cuyo principal condenadas a devolver a sus sponsors en mo-
acontecimiento debería haber sido una escuela neda corriente en el neo-capitalismo, que son
de arte, algo como una escuela de verano, en rentabilidad, producción de imagen y atracción
Nicosia. Pero, como dije, fue suspendido por las de masas. En cambio, cuanto más se aleje una
irresolubles peleas con los políticos locales en institución de un estatus institucional oficial, más
Chipre. independiente es, y menor y más específico es el
En el UNP, la mayoría de los eventos estaban público que se siente convocado por ellas y que
a rebosar, todos se desarrollaban en inglés, invi- se sienten pertenecientes a ellas.
tando a toda la gente del mundo del arte de Berlín. De todas formas, los conceptos progresistas
Debemos tener en cuenta que al mismo tiempo desarrollados en instituciones pequeñas o me-
todos los eventos que se realizan en Berlín en dianas podrían servir como un modelo o incluso
alemán, excluyen a la mayor parte de la escena como socio para instituciones más grandes para
artística local. UNP también organizaba “escuelas establecer redes organizadas transnacionales
nocturnas” que tenían lugar en otras ciudades o transdisciplinarias y colaborar a diferentes
62 como la Ciudad de México o Nueva York (en el niveles.
New Museum). Era un formato abierto, una pla- Volviendo al potencial crítico de las institu-
taforma de productores culturales para presen- ciones artísticas mencionado más arriba, que no
tar y discutir sus posiciones de una forma más está tan claramente conectado con la narrativa
abierta, ya sean prácticas o teorías artísticas o social oficial, como otras instituciones, sino que
preferiblemente una mezcla de todos. El visitante por el contrario actúan de acuerdo al antiguo
no era un consumidor de un programa, sino par- “principio de hasta dónde llega el brazo”. Tra-
te del club, del grupo de iguales (peergoup). La tando de fijar el potencial subversivo para im-
relación con la situación geográfica fue evidente, plementar una narrativa alternativa y señalando
UNP fue parte del flujo de Berlín, actuaba como la importancia de la imaginería social en este
el protagonista del modelo del mundo del arte proceso, me gustaría referirme al filósofo Charles
en Berlín: temporalmente en su sitio, orientado a Taylor, que habla en un artículo en Public Cultu-
proyectos, colaborativo, colaborando en estruc- re de instituciones como lugares donde la gente
turas casi familiares, internacional (todo en in- puede imaginar su existencia como parte de una
glés), arte, teoría, música y fiestas eran todos in- estructura social mayor, construyendo, también,
gredientes parejos de la mezcla. Es evidente que sus relaciones sociales, lo que esperan de ellas
este tipo de actividades también tienen una vida y también qué presiones normativas afectan a
propia limitada, así que fue bastante coherente estas relaciones7. Esto es particularmente verdad
cerrar UNP después de poco más de un año. para las instituciones artísticas, donde el marco
Por supuesto, también se podría criticar cier- para la acción de los visitantes es negociable.
tos aspectos de ambos enfoques (por ejemplo
que la alternativa generada por la UNP, en reali-
dad jugaba al mismo gran juego pero con signo
invertido, o que el marco temático del Konsthall
C podría limitar la recepción de algunas expo- 7
”Estoy pensando más en los caminos en los que la gente imagina
siciones), pero en lo que yo estoy más intere- el total de su existencia social, cómo se juntan con otros, cómo
Conferencias Plenarias - How Art Institutions can Create a New Sense of Belonging

El científico político brasileño Leonardo Avrit- Let me start with a quite simple question,
zer, que ha analizado la influencia de la partici- which is: what do we actually expect from an
pación pública y acción colectiva en los actuales art institution, what do we want an institution to
procesos de democratización en Latinoamérica, stand for, what is an ideal art institution today
ha escrito: “La institucionalización en tales condi- or in the future? Replying to the question, what
ciones tiene que asumir un significado diferente, for him would be an ideal art institution, Alessio
concretamente la conexión entre nuevas formas Antoniolli, the Director of Gasworks in London,
colectivas de ocupación de espacios públicos replied: “The ideal art institution, is not an insti-
con nuevos diseños institucionales”. Aplicado tution”. What Antoniolli actually wants to say by
al campo del arte y considerando las instituciones this is that the ideal art institution has to abandon
artística como parte de la esfera pública, este its political strategic function and instead needs
puede ser un concepto valioso para las institucio- to act out of reach of governmental influence.
nes artísticas, a la hora de reforzar los procesos But what does this influence actually look like in
de trabajo colectivo con artistas y participantes the age of global capitalism that produces “free-
de otros campos. Es un espacio donde implicar a market global managerial states” merely led by
ciertos grupos determinados, para encontrar alia- economic interests?.
dos para las intervenciones en el dominio públi- Let us see how the institution is positioning
co y desarrollar relaciones más permanentes con itself in relation to the current forms of govern-
ciertos públicos que ven con agrado las propues- ment. Institutions, and therefore of course also
tas de la institución. La institución, por lo tanto, art institutions, are by definition instruments or
es no solo un lugar para eventos sociales donde platforms for a prevailing order of social values.
el público recibe y valora, también ofrece un lu- Language philosopher John Searle prefaces his
gar para el pensamiento y la acción públicos que ontological investigation of institutions by po-
es creado no solo por el personal de la institu- siting, “An institution is any collectively accep-
ción sino también por sus invitados y su público. ted system of rules (procedures, practices) that
Tenemos que imaginar la práctica institucional enables us to create institutional facts”1. In this
más cerca a las prácticas artísticas o basadas en statement we can find two important terms cha-
la investigación que a las estrategias corporativas, racterizing an institution: the concept of the co-
lo que puede conseguirse a través de estrategias llective and the system of rules. These two no- 63
participativas que no sean solo parte de la pro- tions set the basic parameters for an institution.
gramación, sino que se implementen en el área From this it can be concluded that, conversely,
de toma de decisiones de una institución, en su society, when it acts through its institutions, fo-
hardware. llows a logical structure that is justified or even
Consecuentemente la institución artística considered beneficial by a large number of
ideal es una institución que no actúa como una people. Ideally, society and institutions therefore
institución en el sentido clásico, sino que deja each give one another a kind of structural grip
espacio para el imaginario social de nuevas and thus provide for one another a mutual po-
comunidades. tential for action, but one that is, as we all know,
accompanied by the side-effects of bureaucracy,
hierarchical paternalism, exclusion, and genera-
lization.
I. Thinking about the possible impact of future Art institutions, however, as distinct from
art institutions has to start with a closer look at other institutions such as state authorities, par-
current institutional formats, the differences and ties and trade unions, are not given any direct
correspondences of their local contexts as well participation in political processes2. Instead, they
as their historical legacies.

1
John R. Searle, “What is an Institution?,” in Institutional Critique and
After, ed. John C. Welchman (Zurich/Los Angeles, 2006) p. 50.
van las cosas entre ellos y sus amigos, las expectativas que nor- 2 “Whereas other institutions, like civil services, parties and unions,
malmente se cumplen y nociones normativas más profundas que have a direct mandate for political action —which is also socially
subyacen bajo estas expectativas.” Charles Taylor, ‘Modern Social accepted as such— an art institution is expected to deliver and pro-
Imaginaries’, en Public Culture, Vol. 14, N.º 1, Invierno 2002, duce images or rather an ‘image’ of what is happening outside; to
pp. 91-124, cit. p. 92. transform social and subjective realities into a format in which we
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

are given the (indirect) commission to produce But let us first have a look the historical role
images of realities which make them easier to of the museum in society and its function as a
consume, or to design a parallel universe which public institution. In the beginning of the mu-
either appears as spiritually separated (a world in seum in the 18th century, alongside the power of
which visitors can lose themselves) or is suppo- the state in forming the social order, the Museum
sed to entertain visitors. The fulfilment of this (ta- was a national project. It was founded with the
cit) commission is generally accompanied by the British Museum as the first example, which was
reward of simplified fundraising. Art institutions, opened in 1759. It’s mission was to create the
in contrast to other institutions, do offer a limited narrative of a representative national history and
scope to create an individual, changeable profile heritage. In accordance with this ideal, the au-
which gives their actors a relatively large room dience was educated in being the model citizen:
for manoeuvre. Thus, for instance, the director patriotic, conscious and proud of a rich history,
of an art institution, while keeping to certain superior to other nations.
boundary conditions, can adopt a new progra- Benedict Anderson is pointing out in his in-
mmatic direction, in this way addressing or pro- fluential book “Imagined Communities” that “mu-
ducing new publics. Because of the difficulty of seums, and the museumizing imagination, are
controlling them, in this process, art institutions both profoundly political”. This notion of imagi-
also have a certain, if limited, critical potential nation is crucial in relation to the imperial role of
not enjoyed by other institutions; which, indeed, the museum, because it is through this “museu-
exist in order to regulate and legitimate a certain mizing imagination” that the fictive and symbolic
hegemonic social form. But this critical potential concept of nationalism is translated into an envi-
is at stake, which has to do with the increasing ronment of objects and images4. Such a public
corporatisation of art institutions. institution is constitutionally open to everybody
Today the project of art institutions is coined but in fact provides a limited and encoded acces-
or at least influenced by the dependency on ex- sibility that confirms the bourgeois and patriotic
ternal, and increasingly private funding, which subject as the ideal citizen. Above that it also
implies the mission to attract the masses and imagines the world order from the perspective
deliver visitors numbers to the funding bodies. of the colonizer by showing a collection of the
64 Since institutions in their very nature relate to “masterpieces” of national artefacts, plus acqui-
the general value system of a society, one could red trophees from the cradles of culture and art
say that, what I would call the corporate turn in like Egypt or Greece, which are thereby put in
the institutional landscape, which I will describe a direct lineage with the contemporary national
more closely, mirrors the general power relations culture. In contrast to this we find an ethnici-
of a late capitalist, neo-liberal constitution. In this zing presentation of artefacts from the colonies,
context art institutions are restructured under the which in the context of the imperialistic narra-
banner of hegemonic reproduction, which shifts tive appears as folk art, the practical value of
artistic production in the larger frame of cultu- which in spiritual as well as everyday contexts
ral industries and situates the museum in com- even highlights the achievement of civilization,
petition to entertainment centers. Or as Chantal which gives way to the autonomous masterpiece.
Mouffe has put it: “Today’s capitalism relies in- The initial project of the museum was accordin-
creasingly on semiotic techniques to create the gly “the authoritarian legitimation of the nation
modes of subjectivation necessary for its repro- state (…) through the construction of a history, a
duction, and cultural production plays a central patrimony,... and a canon5”.
role in the process of valorizing capital”3. Today, in neo-capitalist societies, art institu-
tions are becoming branded spaces, increasingly
spreading according to the principle of franchi-
sing like the Tate or the Guggenheim, and the
can handle and conserve it, but not to interfere and take an active
part in the production of social and political realities. The question
private, the corporate financiers are, as a rule,
is, how do art institutions deal with these expectations, how do they
develop room for manoeuvre, and how do they relate their work to
the political contexts they are confronted with and thus also to the
4
activities of other institutions?” Nina Möntmann, Art and its Institu- Benedict Anderson, Imagined Communities, London (Verso) 2006,
tions, in: Möntmann (ed.), Art and its Institutions, London (Black Dog p. 178.
Publishing) 2006, pp. 8-16, cit. p. 8. 5
Hito Steyerl, The Institution of Critique, http://transform.eipcp.net/
3
Chantal Mouffe, in: Artforum, Summer 2010, p. 326. transversal/0106/steyerl/en
Conferencias Plenarias - How Art Institutions can Create a New Sense of Belonging

not so much interested in attending the museum out within the institutions themselves, and what
they possibly support, but in using it as a tool for are the consequences for their internal structu-
image production and finally the profit of their res, functionality, programming and projections?
company. The ideal audience acccordingly is re- Or, to quote Hito Steyerl: “is it not rather ab-
presented by a mass of anonymous consumers. surd to argue that something like an institution
To this corporate model of an art institution, we of critique exists, at a time, when critical cultural
can count —with only very few exceptions— institutions are clearly being dismantled, under-
funded, and subjected to the demands of a neo-
all the major museums like, again, the Guggen-
liberal event economy?
heim, which is the clearest example of an art
So, there is evidence that changes still
institution conceived and staged by politicians have to be initiated within an institution, and
and financiers, the Tate, and even the MoMA, have to work counter to those hegemonial deve-
but also increasingly midsized Kunsthallen and lopments of neo-liberalization, which are adopted
even smaller institutions. The corporate art ins- by the major museums. As I mentioned in the
titution has a peer group of speculators who beginning, an institution is in its nature related to
potentially identify more with the Guggenheim the general value system of a society, so we can
brand, rather than with its program, and a non- say that those branded and franchised art insti-
specific public measured in numbers. Hence it tutions, that have to attract the masses, produce
may be rightly claimed that one million visitors an image and generate profit, are reproducing or
will turn up annually at the Guggenheim Bilbao, rather participating in the mechanisms of globa-
no matter what exhibition is on show. Actually, lized capitalism.
there was a survey undertaken by Paul O’Neill, Therefore, I see the fundamental challenge
a London-based curator and researcher: visitors for new progressive art institutions in developing
were asked just before entering the Guggenheim a critical perspective on the dominant definitions
and mechanisms of globalized neoliberal econo-
Bilbao, if they know which exhibition they will
mies. For example, that these new institutions
see. The result was that 9% of the visitors about
are using the social aspects of globalization
to enter the museum, knew which show was on —mainly facilitated exchange, organized networ-
display. king, communication and mediation— in a way
Apart from the privatization of the budget, the that they are undermining critically the main, the 65
corporate turn includes also a changed profile economical structures of globalization.
for the curators and directors, who are increa- This could for example take on the form of an
singly appointed for their management qualities internationally operating “organized network“,
as well as their abilities for marketing, and their which strengthens diverse smaller, independent
engagement as populist politicians; while their institutions and activities —be they alternative,
institution’s program is judged from the viewpo- artist-run, or research-based— and that could
int of profitability. also set up temporary platforms within bigger
If, therefore, in neo-capitalism, there is a ge- institutions. The media theorist Ned Rossiter is
neral social tendency to superimpose private in- describing the potential of “organized networks”
terests on the public interest, as a consequen- in superseeding the contemporary art museu-
ce, the profiles for action of public positions ms, which, in his eyes, are nothing more than
change accordingly, including the duties of the modernity’s institutions that are just “rebooted
into the digital age” by “reconciling their hierar-
institution’s employees.
chical structures of organization with the flexible,
(Richard Sennet or Angela McRobbie have
partially decentralized and transnational flows of
written in depth on that issue.) culture, finance and labour”. The advantage of
The question what an art institution itself, not “organized networks” instead is their functio-
its stakeholders, actually wants from its audien- ning as “social-technical forms that co-emerge
ces, of course differs widely from the economical with the development of digital information and
pressures forced upon an institution and the re- communication technologies6”. In the art field
sulting populist idea of an audience.
In consideration of these facts, the following
questions are vital: how can a progressive institu-
6
tion formulate a critical position, and what does Ned Rossiter, ‘Can Organized Networks Make Money for Desig-
ners?’ (http://summit.kein.org/node/309). See also: Ned Rossiter,
it mean in the present context? Can the discus- Organized Networks. Media Theory, Creative Labour, New Institu-
sion on the conditions of production be carried tions, Rotterdam, 2006.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

this new institution of organized collaborations their politics. It is Konsthall C in Stockholm and
could serve then as a hub for various transdisci- United Nations Plaza in Berlin. Finally, both have
plinary forms of collaborations, an information in common that they were initiated by an artist/
pool, in legal matters as a union and as an entry curator.
for audiences to participate locally and exchange Konsthall C was founded in 2005. It is an art
internationally. gallery situated in an old laundromat in Hökarän-
Related to these practical and structural ques- gen, a suburb of Stockholm, quite far from the
tions, it is becoming evident how institutions do city center. You still find it in many houses in
envision emancipatory forms of globalization, Sweden that there is a common laundromat
which also implies in what way they relate to in the souterrain, which is shared by the residents
locality. of a building or building complex. The founder
of the art space, Per Hasselberg, is an artist, who
II. I would now like to introduce a few examples
sees Konsthall C as a functioning art institution
of mainly smaller institutions that experiment
and a “social sculpture” at the same time. His
with new ideas of locality and elements of a cri-
ideas in founding the institution were closely re-
tical globalization that I just described.
The Long March project, a multi-facettet lated to the immediate surrounding, and to the
curatorial lab, which was formed by Lu Jie, are idea of social demoncracy in Sweden, which
organising projects in their Beijing space and he found implemented in the architecture of
also creating platforms in many other places glo- Hökarängen. The architecture is from the 1940’s,
bally. In their self-definitition they say that they when architecture, as a critique against the no-
are supporting an “ongoing exploration by ‘Long tion of rational construction in functionalism,
Marchers’ across various geographies, discussing created the kind of community planning that be-
ideas of revolutionary memory in a local context, came the model for design and construction in
and collaborating with participants from around the suburbs surrounding Stockholm.
the world to reinterpret historical conscious- So, the main idea of this institution is to fa-
ness and develop new ways of perceiving po- thom its own local context, the very idea of so-
litical, social, economical, and cultural realities.” cial democracy, the “Swedish Model”, and the
66 With this approach they are exploring an idea living conditions that this societal concept is
of “trans-locality”, which means local in relation creating. Therefore the focus of the works of the
to local, and not local to global, which would participating artists stress the relation between
describe those mechanisms that stabilize global the individual and society as a whole. Beside this
capitalism. there are two permanent exhibitions that deal
So, when we are looking for a new progres- with the ideology, history and architecture of the
sive art institution, therefore we could expect community Hökarängen. There is also a minor
this institution also to explore a different idea of exhibition space called Centrifug, which is open
transnational orientation; to use and enhance the for the booking of shorter exhibitions, and which
social and media related aspects (the “positive”
is usually used by artists from Hökarängen. The
aspects) of globalization, which could imply that
gallery’s activities are communicative and out-
it should not only be both located and trans-
going, the people of Hökarängen are mixing
nationally oriented at the same time, but also
with the art crowd from Stockholm, and interna-
be conscious and critical of how the different
aspects of globalization should be embraced or tional visitors. And the process of receiving the
rather met distrustfully. shows automatically instigates a critical reflection
In that respect would like to have a closer look on the situation of social democracy in Sweden
at two more, very unusual and quite progressive and elsewhere, therefore education is one intrin-
models of an art institution. I picked one, that sic aspect of the program at Konsthall C.
is employing a self-sustainable counter-model Recent exhibitions include Carlos Motta’s “The
to the economically dependent art institution in Immigrant Files: Democracy is Not Dead, It Just
neo-liberal capitalism and another, which is an Smells Funny.” Motta, an artist born in Columbia,
institution with a very specific research interest. now based in NY, puts the main question of his
Both are also employing a very specific un- show like this: “For several decades the “Swedish
derstanding of their location as a fundamental Model” has had the reputation of being ideal, but
idea for their programming, their publics, and what is the state of democracy in Sweden today?”
Conferencias Plenarias - How Art Institutions can Create a New Sense of Belonging

What he did was a book and a video installation only with irregular actitvities and not under the
based on interviews with 8 Latin American programmatic idea of the UNP.) The program of
immigrants residing in Sweden, who through UNP consisted mainly of events, lectures, talks,
their work actively fight discrimination and screenings, and parties, loosely following the
xenophobia based on ethnicity, race, religious concept of an open university. The educational
beliefs gender or sexual orientation within reference of the program has to do with the fact
contemporary Swedish society. that Vidokle founded UNP after “Manifesta 6” in
Another project was “Building Societies” cu- Cyprus was cancelled. Vidokle was one of the
rated by Martí Manen, a group exhibition that curators of Manifesta 6, the main event of which
wants to investigate the role of contemporary art should have been an art school, something like a
within the definition of our societies, examining summer school, in Nicosia. But, as I said, it was
modes of communication and knowledge pro- cancelled because of unresolvable struggles with
duction. local politicians in Cyprus.
Konsthall C is an institution as an artistic re- At UNP most events were packed, they were
search project, which is relating to the democra- all in English, inviting the international art crowd
tic ideas that lead to the becoming of this suburb in Berlin. You have to consider that meanwhile
and its specific architecture, which was a testsite all those events that take place in German in Ber-
for how community can be build by means of lin are excluding a major part of the local art sce-
architecture and infrastructure. You can say that ne. UNP also organized “night schools” that took
Konsthall C is starting from a very specific local place in other cities like Mexico City or New York
programmatic, which is opened up to relational (at the New Museum). It was an open frame, a
contexts through its exhibition program. There is platform for cultural producers to present and
this thematic foundation, which is relevant for a discuss their position in a more open way, be it
wider societal development and serves as a po- artistic practice or theory or preferrably a mix of
int of reference for a more general investigation it. The visitors were not consumers of a program,
on the role of democracy and participation in but part of the club, the peergroup. The relation
society but also on the very level of institution to the geographical location was evident, UNP
building, programming and working with au- was part of the flow in Berlin, it was acting like
dience groups. the model Berlin artworld protagonist: temporarily 67
A very different approach, though holding in place, projectoriented, collaborative, collabo-
many similarities, we can find in the United rating in almost family-like structures, interna-
Nations Plaza in Berlin, a temporary institution tional (everything in English), art, theory, music
that was found by Anton Vidokle, who also is an and party were equal ingredients of the mix. It is
artist in the first place. Financed by the income evident that these kinds of activities also have a
generated through the mailing list “e-flux,” that short shelf-live, so it was quite consistent to close
was also initiated by Vidokle, the UNP was relati- down UNP after a bit more than a year.
vely autonomous and totally independent, when Of course, you could also criticize certain as-
it comes to programming and visitors count etc. pects in both of the approaches (for example
Therefore the regularity of the program and the that UNP was creating an alternative by playing
opening hours were only dependent on the de- the big game just under sign reversal, or that
cisions of the team that was running the place. the thematical frame for Konsthall C could be
In contrast to the permanent exhaustion of ins- limiting for the reception of some exhibitions),
titutions that are permanently understaffed and but what I am more interested in is, to examine
overworked a project was initiated at the point in what way Konsthall C and UNP are emplo-
when an idea came up, and there was time to do ying a counter-model to those institutions that
it, and it was usually completed in a collaborati- are run like globalized companies, and instead
ve process with several individuals from the cul- trying to relate institutional structures to progres-
tural field like the cultural critic Diedrich Diede- sive globalization-critical mechanisms in order to
richsen, the artist Martha Rosler, or the architect find alternative ways of dealing with locality and
Nikolaus Hirsch. The space was located in an transnationality, be it discoursive and analytical
ugly concrete block building, on the backside of or just going into another direction.
a supermarket in Berlin-Mitte, and the activities The size of these institutions matters. It is
took place in 2005 and 2006. (It was later con- apparent that the bigger, and more “official” or
tinued, but under the name “the building” and established art institutions, that are run like a
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

company, are more dependent and condemned The Brazilian political scientist Leonardo
to pay back to its sponsors in the currencies valid Avritzer, who has analyzed the influence of par-
in neo-capitalism, which is profit-making, image ticipatory publics and collective action in current
production, and attracting the masses. Conver- processes of democratization in Latin America,
sely, the further the institution is removed from has written: “Institutionalization in such a condi-
an official institutional status, the more indepen- tion has to assume a different meaning, namely
dent it is, and the smaller and more specific are the connection between new collective forms
the publics that feel themselves addressed by of occupation of the public space with new ins-
them and as belonging to them. titutional designs”. Applied to the art field and
Nevertheless, the progressive concepts deve- considering art institutions as part of the public
loped in smaller or midsized institutions could sphere, this can be a valuable concept for art ins-
serve as a model or a partner also for bigger titutions to reinforce collective working proces-
institutions in setting up trans-national as well ses with artists and participants from other fields.
as trans-disciplinary organized networks and to It is a space to involve certain definite groups,
to find allies for interventions in the public do-
collaborate on various levels.
main and to build up more permanent relations
Coming back to the above mentioned critical
with certain publics who have sympathy with the
potential of art institutions, which are not as clearly
institution’s approach. The institution is therefore
linked to the official societal narrative as other
not only a place for social events where a public
institutions are, but rather act according to the
receives and appraises, but also offers a place for
venerable “arm’s-length principle.” Trying to anchor public thinking and acting which is shaped not
the subversive potential to implement an alterna- only by the institution’s staff but also by its guests
tive narrative and pointing out the importance and its publics. We have to imagine institutional
of the social imaginary in this process, I would practice as being closer to research-based or ar-
like to refer to the philosopher Charles Taylor, tistic practice than to corporate strategies, which
who speaks in an article in Public Culture of can be achieved through participatory strategies
institutions as places where people can imagine that are not only part of the programming, but
their existence as part of a larger social structu- are implemented in the decision making of an
68 re, also fashioning their social relationships, what institution, in its hardware.
they expect from them and also which normati- Consequently the ideal art institution is an
ve pressure these relationships are subject to7. institution that doesn’t act like an institution in
This is particularly true for art institutions, where the classical sense, but gives space for the social
the visitors’ framework for action is negotiable. imaginary of new communities.

7
“I am thinking rather of the ways in which people imagine the who-
le of their social existence, how they fit together with others, how
things go on between them and their fellows, the expectations that
are normally met and the deeper normative notions that underlie
these expectations.” Charles Taylor, ‘Modern Social Imaginaries’, in:
Public Culture Volume 14, Number 1, Winter 2002, pp. 91-124, cit.
p. 92.
La crisis del sistema del arte:
de la devaluación estética
The Art System in Crisis:
On Aesthetic Devaluation
La crise du système de l’art :
de la dévaluation esthétique
Marc Jiménez

69
Desde el final del siglo XIX, el prestigioso edifi- y Occidente, exponiéndose a la instrumentali-
cio de las Bellas Artes, fundado en Europa en el zación y la propaganda. Al terminar la guerra,
siglo XVII e institucionalizado más adelante, en el queda claro que ya no se puede juzgar el arte en
siglo XIX, bajo distintas denominaciones (Bellas función de los criterios que resultaban válidos en
Artes, Fine Arts, bildende Künste, belle arti) se el siglo XIX. Así pues, a partir de los años 80, la
desmorona progresivamente. reacción posmoderna toma forma de un “regreso
El impresionismo primero, y luego los pri- al futuro”: se revisita la historia, se mezclan las
meros movimientos vanguardistas que precedie- formas, estilos y materiales, jugando con las citas
ron a la Primera Guerra Mundial, en especial el y el eclecticismo... pero a partir de esa época se
fauvismo y el futurismo, sacuden sus cimientos entra en la edad concreta del arte contemporá-
más afianzados: se desestabilizan las convencio- neo... ¡Hace ya unos treinta años!
nes, las normas, los cánones, los criterios de juicio. No resulta fácil tomar realmente conciencia
La unidad de las bellas artes —dibujo, pintura, de esa transformación y aceptar la dislocación
escultura, arquitectura— que era objeto de cla- del sistema del arte elaborado en Occidente en el
sificaciones sapientes, se rompe por efecto de siglo XVII (academias) y en el XVIII, el Siglo de las
las rupturas formales, de las experimentaciones Luces, época del Aufklärung, de la España ilus-
y de la interpenetración de las artes. La segunda trada, del lluminismo en Italia, un siglo durante
oleada vanguardista del periodo de entreguerras el cual, a intervalos de escasos años, se fundaron
acelera este movimiento de descomposición. tres grandes disciplinas: la estética, la historia del
El frenesí de lo nuevo entra en conflicto con el arte y la crítica de arte, tres pilares del sistema
academicismo. La voluntad de acercar el arte a tradicional de las artes. Lo que hoy llamamos
la vida, de cambiar el mundo mediante el arte, la “crisis del arte” es una de las consecuencias
derriba las convenciones burguesas. El arte mo- de esa disgregación del sistema clásico del arte.
derno, víctima del totalitarismo, se implica en la Con frecuencia, el arte contemporáneo suscita
confrontación política e ideológica entre Oriente reticencias y rechazo entre el público, tanto en la
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

pintura como en la música, en el baile, en el cine Delvoye, Damien Hirst, Lucian Freud, Jeff Koons,
o en la arquitectura. Paradójicamente, ese arte Maurizio Cattelan. Todos estos artistas, verdaderas
contemporáneo es el arte más alejado del públi- estrellas del arte contemporáneo, nutren el ne-
co que, por su parte, es precisamente contempo- gocio de los bienes culturales. Es sabido que el
ráneo. Las polémicas y las disputas sobre el arte arte contemporáneo internacional da lugar a una
actual, que aún hoy se siguen produciendo de especulación activa y rentable en el mercado del
forma muy violenta, han demostrado que si las arte globalizado. La galería londinense Saatchi y
teorías del arte clásico y la crítica del arte todavía su agencia de comunicación Saatchi&Saatchi in-
tienen validez para aplicarlas al arte moderno, vierten millones de dólares en el arte actual. Se
en cambio ya no permiten analizar, explicar o puede permitir presentar a un instalador como
legitimar las formas de la creación actual. Lo que Damien Hirst, especialmente famoso por conser-
antes era válido en el sistema de las bellas artes, var en formol diversos cadáveres de animales:
en el que todo objeto considerado arte se sitúa tiburón, vaca, feto de ternera, etc. En agosto de
inmediatamente bajo el régimen de la belleza, ya 2007, Damien Hirst batió un récord con la venta
no sirve en la actualidad, debido la quiebra de la por 100 millones de dólares de una pieza titulada
unidad de las bellas artes. Esta situación tan par- For the Love of God, que era la réplica en platino
ticular, inédita en la historia del arte occidental, del cráneo de un hombre fallecido en el siglo XIX
obedece a lo que el teórico del arte americano incrustado con 8.601 diamantes.
Harold Rosenberg (1907-1978) llamaba “la des- Obviamente, cada cual es libre de pensar lo
definición del arte”, una pérdida de significado que quiera de ese trabajo: ostentoso, inspirado
que afecta tanto a la noción de arte propiamente en vanidades, en esas alegorías de la época ba-
dicho, como a la noción de obra de arte, un con- rroca, tratado de forma grandilocuente y... muy
cepto que amenaza con caer en desuso desde onerosa. Se trata de un típico ejemplo de comu-
hace ya mucho tiempo en realidad, desde los nicación cultural y de promoción mediática que
ready-made de Duchamp, desde que un objeto no guarda proporción alguna con el grado de
banal se puede erigir en “objeto de arte”. reconocimiento de este artista entre el público
Pero lo que hoy tenemos ante nosotros no es en general.
una desdefinición, sino una “devaluación estéti- De hecho, el juego de mediaciones el que se
70 ca”. Voy a intentar demostrar por qué. ve inmersa la obra tiende a descalificar la propia
En la actualidad, el reconocimiento de obje- noción de valor.
tos con pretensión artística y su posición en el Nuestro sistema cultural se basa en la exhi-
mundo del arte depende de una serie impresio- bición. Y lo espectacular se afirma cada día más
nante de mediaciones que nada tienen que ver como el modo de existencia dominante de los
con el sistema tradicional del arte. En el proceso objetos de arte y de cultura en un Occidente
de reconocimiento y de evaluación, antes de lle- consumista y exhibicionista. Lo cultural parece
gar al público intervienen nada menos que la co- ser en cierto modo el agujero negro de la cultu-
munidad de los demás artistas, los conservado- ra: absorbe y aniquila todo lo que tenga que ver
res, los comisarios de exposiciones, los críticos con la distancia, la protesta, la rebelión y el com-
de arte, los expertos, los historiadores del arte, promiso. La promoción mediática de las artes y
los galeristas pero también los aseguradores, los de la cultura juega cada vez más con la emoción,
transportistas, los peritos tasadores, los enmar- y ya no con la reflexión y el juicio. La exposición
cadores, las tesis doctorales, los fotógrafos, los “Personnes et Après”, ofrecida recientemente en
editores de catálogos, y sobre todo los coleccio- París por el artista Christian Boltanski, es reve-
nistas y los marchantes... ladora de este fenómeno. Las críticas han sido
En toda esta serie de mediaciones, rara vez se unánimemente elogiosas. La prensa ha celebrado
trata de calidad o de valor artístico. Ese valor y la “desmesura física y dramática de su trabajo”.
esa calidad parecen depender más de la eficacia Se ha interesado únicamente por la teatralización
de la cadena de mediaciones y de la mediatiza- de una escenificación espectacular: la evocación
ción, de la moda y de la especulación financiera, del Juicio Final, la iconografía de la Shoah y de
que de las cualidades propias de la obra de arte. los campos de concentración —sin invitar a la
Esto es cierto para prácticamente la totalidad de reflexión sobre el sentido de la obra—. Un
las producciones etiquetadas de “arte contem- análisis estético y crítico de esa exposición
poráneo”. Por citar algunos nombres conocidos demuestra fácilmente que la emoción sustituye a
a nivel internacional: Christian Boltanski, Wim la reflexión, que de hecho cortocircuita dicha re-
Conferencias Plenarias - La crisis del sistema del arte: de la devaluación estética

flexión. La emoción suprime la distancia entre la luación estética. Esos dos valores justifican
obra y el espectador. El público es rehén de una a su vez el valor comercial, un valor que a
emoción que supera el juicio estético de la obra. su vez depende de la especulación y del
La “sociedad del espectáculo” de la que ha- mercado internacional del arte. Esto es cier-
blaba Guy Debord, el teórico de la Internacio- to en el caso del arte moderno. A ningún
nal Situacionista en 1967, se ha transformado en conocedor de la modernidad artística se le
sociedad de la espectacularización. Y es que la ocurriría cuestionar el valor artístico, la cali-
espectacularización, que ya estaba presente en la dad estética y la cotización de las obras de
televisión, en la prensa del corazón y en la políti- Alberto Giacometti, de Pablo Picasso o de
ca, ha invadido el terreno del arte. Pone en juego Constantin Brancusi, por ejemplo.
una mímesis potencialmente cargada de pathos. Pero probablemente es menos cierto para el
Se pasa del concepto al afecto, del conocimiento
arte contemporáneo. El valor económico y la
sensible al pathos. El espectador, es decir el pú-
“cotización” de algunas obras de Damien Hirst,
blico, reducido a su papel de consumidor, tiende
de Jeff Koons o de Lucian Freud, que alcanzan
a volverse sordo y ciego a la crítica.
cifras considerables, se determinan sin guardar
A mi modo de ver, la crisis del sistema del
necesariamente una correlación con el valor es-
arte trae consigo por tanto varias consecuencias.
tético y artístico. El efecto de espectaculariza-
Me parece que estamos asistiendo a:
ción, de provocación a veces, y la mediatización
− en primer lugar, una desconexión entre dis- desempeñan aquí un papel fundamental.
tintos regímenes de valor, que antaño eran
− en la cultura profana, la que afecta al pú-
homogéneos y coherentes. Es decir, que
dentro del sistema de las bellas artes, has- blico, al “gran público”, las distorsiones son
ta principios del siglo XX existía una coin- más fuertes, en especial respecto al arte ac-
cidencia entre el valor estético de una obra, tual. Mientras que el Puppy de Koons en
su calidad estética, y por lo tanto su valor Bilbao suscita unanimidad entre ese públi-
comercial. Pero esa coincidencia o esta co, este es muy reacio a “valorar” estética,
correspondencia ya no existen en el arte artística y comercialmente una de las 90 ca-
actual; jas de “Merda d’artista” de Piero Manzoni o
− en segundo lugar, tenemos ante nosotros una deposición de Cloaca de Wim Delvoye 71

distorsiones “axiológicas”. Eso significa que o la ternera conservada en formol de Da-


el nivel de sensibilización y de conocimien- mien Hirst expuesta en la Tate Gallery de
to artístico del público no es homogéneo, Londres.
sino que presenta grandes disparidades. La La escala de valoración, que es válida para el
distinción entre la cultura de los expertos y “mundillo del arte”: expertos, especialistas, ini-
la cultura de los profanos establecida por ciados, no es válida por tanto para el gran pú-
el filósofo Jürgen Habermas es pertinente blico, entre el cual el hiato entre el valor estéti-
en este caso. Desde luego, esas distorsio- co (definido aquí como lo que se siente como
nes han existido siempre, pero quedaban afecto digno de interés por el sujeto), el valor
ocultas por el régimen único y coherente artístico (propiedades o cualidades inherentes al
del sistema de las Bellas Artes, así como objeto) y el valor comercial es más amplio y más
por valores de referencia, normas, criterios, obvio.
convenciones, reglas y cánones considera- En un caso, expertos de autoridad reconoci-
dos universales e intangibles. Ese régimen da valoran inicialmente la obra de arte (Koons,
de universalidad ha quedado caduco, y ya por ejemplo) con arreglo a las categorías de la
no creemos en la hipótesis de un sentido estética. Esta valoración todavía es estrictamente
común formulada por Immanuel Kant al fi- cualitativa. En una segunda etapa adviene la va-
nal del siglo XVIII. loración económica, basada en la primera, que
Esa desconexión y esa distorsión generan fe- transforma una estimación cualitativa en precio,
nómenos muy concretos: es decir, en valor monetario. Pero el público no
− en la cultura de los expertos: se puede for- especializado no está obligado en modo alguno
mular la hipótesis de que se confunden los a suscribir dicha estimación, es decir, esa corre-
tres regímenes de valor: el valor comercial lación entre valoración estética y valoración co-
se basa en el valor artístico y en una eva- mercial, que se le escapa.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

La crisis del sistema del arte desemboca por artistas para crear formas nuevas— conservemos
tanto en una verdadera liberalización de los cri- nuestra capacidad de asombro y de emocionar-
terios de evaluación y de juicio estéticos. Los nos, pero también suficiente sentido crítico y li-
efectos de esa liberalización no se dejan sentir bertad de pensamiento para escudarnos frente al
dentro del “mundillo del arte”, el de los exper- poder manipulador de las pulsiones.
tos, los especialistas, los entendidos, que siem-
pre encuentran sus referencias o que, en caso de
necesidad, crean sus propios códigos. En cam- The prestigious edifice of the fine arts, establis-
bio, dicha liberalización sí tiene efectos sobre hed in Europe in the 17th C. and known by this
el público, los consumidores de cultura, que se name in different languages (bellas artes, Beaux-
agolpan en los festivales, las bienales y las expo- Arts, bildende Künste, belle arti), has slowly dis-
siciones. Esa crisis es toda una ganga para lo que integrated. First it was Impressionism, then the
yo llamo el “negocio de los bienes culturales”, first Avant-garde movements preceding World
para esas formas de presentación comercialmen- War I, especially Fauvism and Futurism, that
te muy rentables, sobre todo cuando la emoción, shook the apparently solid foundations of the
la curiosidad, la conmoción, el escándalo hacen building. The conventions, the norms, the tenets,
imposible la reflexión y el juicio crítico. Respecto and the criteria: everything was undermined. The
a este tema, me remito a las encendidas polé- harmony among the fine arts (drawing, painting,
micas sobre las exposiciones de Koons, Veilhan sculpture, architecture) that had resulted in wise
y Murakami en el Palacio de Versalles. Es más, classifications was destroyed as a consequence
buena parte del arte contemporáneo, patrocina- of the formal ruptures that took place, together
do por los medios de comunicación, juega no with experimentations and commingling among
solo con la emoción sino también con las pulsio- the arts. The second wave of the Avant-garde
nes. Pero en la confrontación entre pulsiones y that flowed between the Great War and WWII
valores, son las pulsiones las que se imponen, y accelerated this movement of disintegration. A
los valores los que pierden todo su significado. rage for the novel clashed against academicism.
Este es el sentido en el que hablo de “devalua- The desire to bring art closer to life, to change
ción estética”. the world through art, turned bourgeois conven-
72 En 1969, en la Kunsthalle de Berna, la famo- tions upside down. A victim to totalitarian move-
sa y mítica exposición del gran comisario Ha- ments, Modern art was trapped in the confronta-
rald Szeemann “Quand les attitudes deviennent tion, both political and ideological, between East
formes” inauguraba la nueva era de un arte al and West; it risked becoming an instrument and
que aún no llamaba contemporáneo. Ese acon- a means to achieve propagandistic aims. After
tecimiento supuso un giro decisivo, que fue a the war, it was obvious that it would be impossi-
un tiempo el apogeo y decadencia de la moder- ble to judge art on the basis of criteria that were
nidad. Indirectamente, con algunas décadas de perfectly valid in the 19th C. A Postmodern reac-
adelanto, abría una vía triunfal para el “kitsch” tion took on the shape, at the beginning of the
posmoderno, y preparaba su aplastante victoria 80s, of a kind of a “return to the future”: history
sobre la “vanguardia”, por retomar los términos was reappraised; forms were blended, as were
de Clement Greenberg. Anticipaba el paso de la styles and materials, harking back to quotes and
estética al “todo cultural”, o más exactamente a eclecticism… And at this stage we entered a spe-
la lógica económico-cultural. Esa lógica desde cial era, the era of contemporary art… this was
luego ya no está gobernada por el arte, sino que thirty years ago!
obedece al sistema económico del capitalismo It is not easy to really come to terms with this
liberal. En efecto, las actitudes se han convertido transformation and accept the dislocation of an
en formas y procesos, se han desmaterializado y art system that was built in the West in the 17th C.,
virtualizado con el peligro de desembocar en un an art system that was furthered in the Acade-
empobrecimiento de nuestras experiencias y de mies and in the 18th C., during the Enlightenment
nuestras relaciones reales con las sociedades y (siècle des Lumières, Aufklärung, la España Ilus-
los individuos que la componen. trada, Italy’s Illuminismo). During the 18th C.,
Lo que sigue siendo deseable es que, en un in a very few years, three major disciplines were
mundo donde quedan por crear artísticamente established: aesthetics, the history of art and the
tantas formas, sonoridades, colores —y tenemos criticism of art. These are the three pillars of the
todos los motivos para creer que siempre habrá traditional system of art.
Conferencias Plenarias - The Art System in Crisis: On Aesthetic Devaluation

What we now designate as “the crisis in the of art. Practically all of the articles or objects
art world” is one of the direct consequences of labeled “Contemporary Art” are to be included
the breakdown in the classical system of art. here. To quote some well-known international
Contemporary art often enough inspires rejec- names: Christian Boltanski, Wim Delvoye, Da-
tion and reticence in its viewers, be it in the field mien Hirst, Lucian Freud, Jeff Koons, Maurizio
of painting, music, dance, films or architecture. Cattelan. All of these artists are Contemporary
Paradoxically, it is this Contemporary art that Art’s celebrities and they all nurture the industry
is at the greatest distance from a public that is, of cultural production. We know that interna-
precisely, its contemporary. The controversy and tional contemporary art results in an active and
disputes about present-day art, very much in the very profitable business for the global art market.
open now, illustrate that the theories on classical London’s Saatchi gallery and its communication
art and art criticism, which are still appropriate agency Saatchi&Saatchi invest millions of dollars
and applicable to Modern art, no longer allow in contemporary art. This gallery can afford to
for the analysis, explanation or legitimization of host installations by Damien Hirst, who is well
the structures of current creation. That which for- known for preserving animal corpses in formal-
merly was valid within the fine arts system (in dehyde (a shark, a cow, a fetus…). In August
which any object deemed to be art was auto- 2007 Hirst smashed a world record by selling, for
matically in the sphere of beauty) is no longer a million dollars, his work For the Love of God.
appropriate now that the unanimity of the fine This is a platinum recreation of a century-old
arts is no more. This very special situation, un- skull encrusted with 8601 diamonds.
heard of within the history of Western art, corres- We are all free to think what we like of this
ponds to what the North American art theorist work, of course: flashy, inspired by the vanities,
Harold Rosenberg (1907-1978) named the “de- an allegory akin to those of Baroque times, a
definition of art”, a loss of meaning that concerns pompous treatment and… very expensive. In
both the notion of art in and of itself and that any case, this is an example of cultural commu-
of the work of art, a concept threatened with nication and endorsement by the media that is
obsolescence for some time now, in point of fact completely out of proportion with the general
since Duchamp created his ready-mades, since a public’s familiarity with the artist in question.
commonplace object can be elevated into beco- The degree of media coverage the work is 73
ming an “art object”. influenced by in fact tends to jeopardize the idea
But today it is not a de-definition that needs itself of value.
to be tackled; it is an “aesthetic devaluation”. Let Our cultural system relies upon conceited
me see if I can explain this. displays. And increasingly the spectacular as-
Currently, recognizing objects with artistic serts itself as the standard dominating objects
pretensions, and understanding their place in the of art and culture in the consumption-obsessed
world of art, depends on a significant series of and ostentatious West. Things cultural manifest
considerations that have nothing at all to do with themselves as a cultural black hole, in a way: cul-
the traditional art system. Among the groups in- ture absorbs and obliterates everything that res-
volved in the processes of recognizing and in- tores distance, dissent, rebellion and allegiance.
creasing the object’s value are the following: the Increasingly, when the media cover the arts and
community of artists, curators, exhibition custo- culture, they apparently seek to take hold of our
dians, art critics, experts, art historians, gallery emotions instead of appealing to our thoughts
owners, and also insurance appraisers, transpor- and judgment. Christian Boltanski’s recent exhi-
tation and handling experts, auctioneers, makers bitions in Paris titled Personnes and Après (Per-
of frames, students writing their PhDs, photogra- sons and After) are very revealing of this fact.
phers, catalogue editors, and more than anyone Reviews have been unanimously positive; the
else, collectors and art dealers. And all of this press celebrated the “physical and dramatic sur-
before the audience sees it. feit of the work”. The media have exclusive fo-
In all of these exchanges it is rarely ever an cused on the performance, on the spectacular
issue of quality or of artistic value that carries the stage setting summoning up the Last Judgment,
most weight. Value and quality seem to depend the iconography of the Shoah or the Holocaust,
more on the efficiency of social networks and the concentration camps without really stopping
media coverage, on fashion and financial specu- to ponder upon the meaning of the work. An
lation, than on the traits that pertain to a work aesthetic and critical analysis of this exhibition
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

will effortlessly prove that emotion has taken an aesthetic assessment. These two stan-
the place of thought, that emotions indeed have dards thus justify the market value, which
short-circuited thinking. Emotions eliminate the in turn depends on speculation and the in-
distance separating the work from the viewer. ternational art market. This is certainly so in
The public is taken hostage by an emotion that the case of Modern art. It would not occur
by far exceeds any aesthetic assessment of the to any connoisseur of Modern art works to
work. challenge the artistic value, the aesthetic
The “society of the spectacle” alluded to in quality and the price of the works of Alber-
1967 by Guy Debord, the theorist of the Situa- to Giacometti, Pablo Picasso or Constantin
tionnist International, became a society of spec- Brancusi, for instance.
tacularization. Spectacularization, previously pre- It is probably less so in the case of present-
sent in television, in celebrity gossip publications day art, however. The economic value and the
and in the realm of politics, has now made its “worth” of some of Damien Hirst, Jeff Koons, or
way into the art domain. There is a certain im- Lucien Freud’s works, for instance (and they are
personation potentially laden with pathos. We go significantly expensive), are established without
from the abstract to the tangible, from sensiti- any necessary connection with their aesthetic or
ve awareness to pathos. The spectator, in other artistic value. The effects of spectacularization,
words the public, becomes a mere consumer, sometimes of the desire to provoke, and of me-
and tends to become deaf and blind to criticism. diatization are obvious.
Thus the crisis in the art system has, I believe, − At the level of lay culture, and insofar as
a number of consequences. It seems to me that it affects the public, or mass audiences,
we are witness to the following: these distortions are increasingly noticea-
− Firstly, a coming apart of the different va- ble, especially in the case of present-day
lue schemes that until now were homoge- art. Koons’ Puppy in Bilbao is unanimously
neous and consistent. Within the fine arts adored, but the same audience has a diffi-
system, until the beginnings of the 20th C., cult time “evaluating” in aesthetic, artistic,
there was a correlation between the aesthe- and commercial terms any one of the 90
tic value of a work, its artistic quality, and in boxes of Piero Manzoni’s Merda d’artista.
74 consequence its market value. This corres- The same can be said about the reactions
pondence or correlation no longer exists in to Wim Delvoye’s excrements in Cloaca,
present-day art. or even the cow in formaldehyde by Da-
− Secondly, “axiological” distortions. This mien Hirst exhibited at the Tate Gallery in
means that the public’s degree of artistic London.
sensitivity and knowledge is not uniform. The value scheme valid for the “select few in
There are great disparities. The difference the art world”, i.e. experts, specialists, the autho-
established by the philosopher Jürgen Ha- rities, does not convince the public at large. For
bermas between the discernment of experts the latter, there is an obvious distance between
and that of amateurs is most pertinent here. the object’s aesthetic value (for the purpose of
This discrepancy, doubtless, has always this article as that which is perceived as wor-
existed, but it was concealed by the single thy of the subject’s interest), its artistic value (the
and uniform system of the Fine arts and by properties or qualities inherent to the object) and
a set of referential values, norms, criteria, its market value.
rules and tenets deemed to be universal and By way of an example: a work of art (for ins-
intangible. This universality is now obsole- tance, a work by Koons) will initially be evalua-
te, and we no longer accept the hypothesis ted by experts of renown in accordance with the
of a common significance as formulated by categories of aesthetics. This initial assessment
Immanuel Kant at the end of the 18th C. will be strictly qualitative. Then will follow the
This disconnect and misrepresentation in turn economic assessment; based on an aesthetic va-
generate very concrete phenomena: luation, the qualitative estimate will evolve into a
− At the level of the culture of experts, we can price, that is to say it will speak in terms of mo-
hypothesize that the three codes of values netary value. But the lay viewer is by no means
now are confounded. The market value of a compelled to agree with this estimate, and may
work of art is based on its artistic value and not wish to abide by the terms of a correlation
Conferencias Plenarias - La crise du système de l’art: de la dévaluation esthétique

that he finds difficult to understand because of taining enough critical intelligence and freedom
the distance between the aesthetic valuation and of thought that we can be safe from the manipu-
the market value. lating intensity of our urges.
The crisis in the art system brings about, the-
refore, a true alteration of the criteria of aesthe-
tic evaluation and judgment. The effects of this
variation are not perceived within the set who Depuis la fin du XIXe siècle, le prestigieux édifi-
make up the “art scene”, a coterie of experts, spe- ce des Beaux-Arts, fondé en Europe dès le XVIIe
cialists, connoisseurs that always finds its favorite siècle, et ensuite institutionnalisé sous différents
mark or, if need be, creates its own codes. But noms au XIXe siècle (bellas Artes, Fine Arts, bil-
the circle closes and this revision affects another dende Künste, belle arti) subit un effritement
audience, the set of “consumers of culture” who progressif. L’impressionnisme, en premier lieu,
throng together in festivals, biennials and exhibi- puis les premiers mouvements d’avant-garde qui
tions. This crisis is an opportunity for the activity précèdent la Première Guerre mondiale, nota-
I term the “business of cultural supplies”, very mment le fauvisme et le futurisme - ébranlent
profitable pieces in which emotions, curiosity, ses fondations les plus assurées: les conven-
shock and scandal get in the way of contempla- tions, les normes, les canons, les critères de ju-
tion and critical judgment. Cases in point are the gement sont déstabilisés. L’unité des beaux-arts
lively controversies surrounding the exhibitions —dessin, peinture, sculpture, architecture— qui
of, among others, Koons, Veilhan and Muraka- donnaient lieu à de savantes classifications, est
mi at the Palace of Versailles. A goodly share of brisée sous l’effet des ruptures formelles, des ex-
contemporary art, under the media’s aegis, now périmentations et de l’interpénétration des arts.
plays not only upon our emotions but also upon La seconde vague avant-gardiste de l’entre-deux-
our urges. So, in this face-off between urges and guerres accélère ce mouvement de décomposi-
values, it is the urges that have sway, while va- tion. La frénésie du nouveau entre en conflit avec
lues become insignificant. It is in this sense that l’académisme. La volonté de rapprocher l’art de
I speak of an “aesthetic devaluation”. la vie, de changer le monde grâce à l’art, bous-
In 1969, the Kunsthalle Bern’s When Attitudes cule les conventions bourgeoises. Victime des to-
Become Form, the legendary exhibition by the talitarismes, l’art moderne s’engage dans la con- 75
great curator Harald Szeeman, launched the new frontation politique et idéologique entre l’Est et
age of an art that was not yet labeled contem- l’Ouest, au risque de l’instrumentalisation et de
porary. This manifestation marked a turning po- la propagande. Dès le lendemain de la guerre, il
int that was simultaneously modernity’s pinnacle devient évident qu’il est impossible de juger l’art
and the beginning of its decline. Indirectly, and en fonction des critères encore valables au XIXe
with a few years head start, a triumphant track siècle. La réaction postmoderne prend dès lors,
towards post-modern Kitsch was paved, whi- au début des années 80, la forme d’un «retour
le preparing its victory over the “Avant-garde”, vers le futur»: on revisite l’histoire, on mélange
to borrow the terms used by Clement Green- les formes, les styles et les matériaux, en jouant
berg. The exhibition forestalled the migration sur les citations et l’éclectisme…mais on entre
from aesthetics to “all is cultural”, perhaps more déjà à cette époque dans cet âge particulier qui
specifically to the economic-cultural logic. This est celui de l’âge de l’art contemporain… cela
logic is definitely not controlled by art, instead fait aujourd’hui une trentaine d’années!
conforming to the economic system set forth Il n’est pas facile de prendre réellement cons-
by liberal capitalism. Attitudes have undeniably cience de cette transformation et d’accepter la
become forms and procedures, dematerialized, dislocation du système de l’art élaboré, en Occi-
virtualized to a degree that we risk the impoveris- dent, aux XVIIe siècle (académies) et au XVIIIe,
hment of our real experiences and relationships siècle des Lumières, époque de l’Aufklärung,
with society and the individuals who make it up. de l’Espana ilustrada, de l’Illuminismo en Ita-
What is without question desirable is that, in lie, un siècle au cours duquel furent fondées, à
a world in which many shapes, sounds and co- peu d’années d’intervalle, trois disciplines ma-
lors are yet to be created (and we have every jeures: l’esthétique, l’histoire de l’art et la criti-
reason to believe that there will always be artists que d’art, trois piliers du système traditionnel
waiting to create), we keep alive our ability to be des arts. Ce que nous nommons aujourd’hui la
amazed and our capacity to be moved while re- «crise de l’art» est l’une des conséquences de cet-
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

te désagrégation du système classique de l’art. in» sont ici concernées. Pour citer quelques noms
L’art contemporain suscite très souvent auprès internationalement connus: Christian Boltanski,
du public des réticences et des rejets, aussi bien Wim Delvoye, Damien Hirst, Lucian Freud, Jeff
en peinture, qu’en musique, en danse, dans le Koons, Maurizio Cattelan. Tous ces artistes, véri-
cinéma ou dans l’architecture. Paradoxalement, tables stars de l’art contemporain, alimentent le
cet art contemporain est l’art le plus éloigné du business des biens culturels. L’art contemporain
public qui lui est, précisément, contemporain. international donne lieu, on le sait, à une spé-
Les controverses et les querelles sur l’art actuel, culation active et rentable sur le marché globa-
qui se poursuivent de façon encore très vive lisé de l’art. La galerie londonienne Saatchi et
aujourd’hui, ont montré que les théories de l’art son agence de communication Saatchi&Saatchi
classique et la critique d’art, encore valides pour investissent des millions de dollars dans l’art ac-
être appliquées à l’art moderne, ne permettent tuel. Elle peut se permettre d’accueillir un insta-
plus d’analyser, d’expliquer ou de légitimer les llateur comme Damien Hirst, connu en particulier
formes de la création actuelle. Ce qui était vala- pour conserver dans du formol divers cadavres
ble jadis, à l’intérieur du système des beaux-arts d’animaux: requin, vache, fœtus de veau, etc. En
où tout objet considéré comme de l’art est placé août 2007, Damien Hirst bat un record en cédant
ipso facto sous le régime de la beauté ne con- pour 100 millions de dollars une pièce intitulée
vient plus aujourd’hui dès lors que l’unité des For the Love of God, réplique en platine du crâne
beaux-arts est en faillite. Cette situation particu- d’un homme décédé au siècle, incrustée de 8601
lière, inédite dans l’histoire de l’art occidental, diamants.
correspond à ce que le théoricien de l’art amé- Chacun peut évidemment penser ce qu’il veut
ricain Harold Rosenberg (1907-1978) nommait de ce travail: ostentatoire, inspiré des vanités,
la «dé-définition de l’art», une perte de sens qui de ces allégories de l’époque baroque, traité de
concerne aussi bien la notion d’art proprement façon grandiloquente et… très onéreuse. Il s’agit
dite, que celle d’œuvre d’art, un concept mena- là d’un exemple typique de communication cul-
cé de désuétude depuis fort longtemps, en réa- turelle et de promotion médiatique dispropor-
lité, depuis les ready-made de Duchamp, depuis tionné avec le degré de reconnaissance de cet
qu’un objet banal peut être érigé en «objet d’art». artiste auprès du grand public.
76 Mais aujourd’hui, ce n’est pas à une dé-dé- Le jeu des médiations dans lesquelles l’œuvre
finition que nous avons à faire mais à une «dé- est, de fait, imbriquée tend à disqualifier la no-
valuation esthétique». Je vais tenter de montrer tion même de valeur.
pourquoi. Notre système culturel repose sur l’exhibition.
De nos jours, la reconnaissance d’objets à Et le spectaculaire s’affirme chaque jour davan-
prétention artistique et leur statut dans le mon- tage comme le mode d’existence dominant des
de de l’art dépend d’une série impressionnante objets d’art et de culture dans l’Occident con-
de médiations qui n’ont rien à voir avec le sys- sumériste et exhibitionniste. Le culturel appa-
tème traditionnel de l’art. Interviennent dans le raît d’une certaine façon comme le trou noir
processus de reconnaissance et de valorisation : de la culture: il absorbe et annihile tout ce qui
la communauté des autres artistes, les conserva- relève de la distance, de la protestation, de la
teurs, les commissaires d’exposition, les critiques rébellion et de l’engagement. De plus en plus,
d’art, les experts, les historiens de l’art, les gale- la promotion médiatique des arts et de la cultu-
ristes mais aussi les assureurs, les transporteurs, re joue sur l’émotion plutôt que sur la réflexion
les commissaires priseurs, les encadreurs, les et le jugement. La récente exposition à Paris de
thèses d’étudiants, les photographes, les éditeurs l’artiste Christian Boltanski Personnes et Après
de catalogues, et surtout les collectionneurs et est révélatrice de ce phénomène. Les critiques
les marchands… avant d’atteindre le public. ont été unanimement élogieuses. La presse a cé-
Dans toute cette série de médiations, il est lébré la «démesure physique et dramatique de
rarement question de qualité ou de valeur artis- son travail». Elle s’est intéressée uniquement à
tique. Cette valeur et cette qualité semblent dé- la théâtralisation de la mise en scène specta-
pendre plus de l’efficacité de la chaîne des mé- culaire —l’évocation du Jugement dernier, la
diations et de la médiatisation, de la mode et de l’iconographie de la Shoah et des camps de con-
la spéculation financière, que des qualités pro- centration— sans donner à réfléchir sur le sens
pres à l’œuvre d’art. La presque totalité des pro- de l’œuvre. Une analyse esthétique et critique de
ductions inscrites sous le label «art contempora- cette exposition montre facilement que l’émotion
Conferencias Plenarias - La crise du système de l’art: de la dévaluation esthétique

se substitue à la réflexion, qu’elle court-circuite évaluation esthétique. Ces deux valeurs jus-
cette réflexion. L’émotion abolit la distance en- tifient en retour la valeur marchande, valeur
tre l’œuvre et le spectateur. Le public est pris elle-même dépendante de la spéculation et
en otage d’une émotion qui dépasse le jugement du marché de l’art international. C’est vrai
esthétique de l’œuvre. pour l’art moderne. Il ne viendrait à aucun
La «société du spectacle» dont parlait Guy connaisseur de la modernité artistique de
Debord, le théoricien de l’Internationale situa- contester la valeur artistique, la qualité es-
tionniste en 1967, s’est transformée en société thétique et la cote des œuvres d’Alberto
de spectacularisation. La spectacularisation, déjà Giacometti, de Pablo Picasso ou de Cons-
présente à la télévision, dans la presse «people» tantin Brancusi, par exemple.
et dans la politique, a envahi le domaine de C’est probablement moins vrai pour l’art con-
l’art. Elle met en jeu une mimésis potentielle- temporain. La valeur économique et la «cote» de
ment chargée de pathos. On passe du concept certaines œuvres de Damien Hirst, de Jeff Koons
à l’affect, de la connaissance sensible au pathos. ou de Lucian Freud, qui atteignent des sommes
Le spectateur, c’est-à-dire le public, réduit à son considérables, se déterminent sans corrélation
rôle de consommateur, tend à devenir sourd et nécessairement avec la valeur esthétique et ar-
aveugle à la critique. tistique. L’effet de spectacularisation, parfois de
La crise du système de l’art entraîne donc, se- provocation, et la médiatisation jouent ici un rôle
lon moi, plusieurs conséquences. Il me semble fondamental.
que nous assistons: − au niveau de la culture profane, celle qui
concerne le public, le «grand public», les
− premièrement, à une déconnexion des diffé-
distorsions sont les plus fortes, notamment
rents régimes de valeur autrefois homogènes
pour l’art actuel. Si le Puppy de Koons à
et cohérents. Je veux dire qu’à l’intérieur du
Bilbao fait l’unanimité, ce public éprouve
système des beaux-arts, jusqu’au début du
beaucoup de réticence à «valoriser» esthé-
XXe siècle, il existait une coïncidence entre
tiquement, artistiquement et commercia-
la valeur esthétique d’une œuvre, sa quali-
lement une des 90 boîtes «Merda d’artista»
té artistique, et donc sa valeur marchande. de Piero Manzoni ou bien une déjection de
Cette coïncidence ou cette correspondance Cloaca de Wim Delvoye ou bien encore ou
n’existe plus dans l’art actuel. 77
le veau conservé dans le formol de Damien
− en second lieu, nous sommes face à des Hirst exposé à la Tate Gallery de Londres.
distorsions «axiologiques». Cela signifie que
le niveau de sensibilisation et connaissance L’échelle de valorisation qui vaut pour le «pe-
artistique dans le public n’est pas homogè- tit monde de l’art», experts, spécialistes, initiés,
ne Il d’importantes disparités. La distinction ne vaut donc pas pour le grand public chez qui
établie par le philosophe Jürgen Habermas le hiatus est le plus évident et le plus grand entre
la valeur esthétique (définie ici comme ce qui
entre la culture des experts et la culture des
est ressentie comme affect digne d’intérêt par le
profanes est ici pertinente. Ces distorsions
sujet), la valeur artistique (propriétés ou qualités
ont, bien sûr, existé de tout temps mais elles
inhérentes à l’objet) et la valeur marchande.
étaient occultées par le régime unique et
Dans un cas, l’œuvre d’art (Koons par exem-
cohérent du système des beaux-arts et par
ple) est valorisée dans un premier temps selon
des valeurs de référence, normes, critères,
les catégories de l’esthétique, par des experts
conventions, règles et canons considérés
dont l’autorité est reconnue. Cette valorisation
comme universels et intangibles. Ce régi-
est encore strictement qualitative. Dans un se-
me de l’universalité est désormais périmé,
cond temps advient la valorisation économique,
et nous ne croyons plus à l’hypothèse d’un
assise sur la première, qui transforme une esti-
sens commun formulée par Emmanuel Kant
mation qualitative en prix, c’est-à-dire en valeur
à la fin du XVIIIe siècle.
monétaire. Mais le public non spécialisé n’est ab-
Cette déconnexion et cette distorsion engen- solument obligé de se rallier à cette estimation,
drent des phénomènes très concrets: c’est-à-dire à cette corrélation qui lui échappe
− au niveau de la culture des experts : on peut entre valorisation esthétique et valorisation mar-
faire l’hypothèse que les trois régimes de chande.
valeur se confondent : la valeur marchande La crise du système de l’art aboutit donc à une
est fondée sur la valeur artistique et sur une véritable dérégulation des critères d’évaluation et
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

de jugement esthétiques. Les effets de cette déré- nent formes» inaugurait le nouvel âge d’un art
gulation ne se font pas sentir à l’intérieur du petit qui n’appelait pas encore contemporain. Cette
«monde de l’art», celui des experts, des spécia- manifestation marquait un tournant décisif, à la
listes, des connaisseurs qui retrouvent toujours fois apogée et déclin de la modernité. Indirec-
leurs repères ou au besoin créent leurs propres tement, en avance de quelques décennies, elle
codes. En revanche, cette dérégulation a des traçait une voie triomphale au «kitsch» postmo-
effets sur le public, les consommateurs de cultu- derne, et préparait sa victoire écrasante sur l’
re, qui se pressent dans les festivals, les bienna- «avant-garde» pour reprendre les termes de Cle-
les et les expositions. Cette crise est une aubaine ment Greenberg. Elle anticipait le passage de
pour ce que j’ai nommé le «business des biens l’esthétique au «tout culturel», plus précisément
culturels», pour ces formes commercialement très à la logique économico-culturelle. Cette logique
rentables de conditionnement, notamment lors- n’est assurément plus commandée par l’art, elle
obéit au système économique du capitalisme li-
que l’émotion, la curiosité, le choc, le scandale
béral. Les attitudes sont effectivement devenues
interdisent la réflexion et le jugement critique.
formes et processus, dématérialisées et virtuali-
Voir à ce sujet les vives polémiques autour des
sées au risque d’aboutir à l’appauvrissement de
expositions de Koons, Veilhan et Murakami au
nos expériences et de nos relations réelles avec
Château de Versailles. Une grande partie de l’art la société et les individus qui composent celle-ci.
contemporain, pris en charge par les médias, Ce qui reste souhaitable, c’est que dans un
joue d’ailleurs non seulement sur l’émotion mais monde où il reste à créer artistiquement nombre
sur les pulsions. Or, dans l’affrontement pulsions de formes, de sonorités, de couleurs —et l’on a
contre valeurs, ce sont les pulsions qui gagnent toutes les raisons de croire qu’il existera toujours
et les valeurs qui perdent toute signification. des artistes pour en créer de nouvelles— nous
C’est en ce sens que je parle de «dévaluation es- gardions notre faculté d’étonnement et notre ca-
thétique». pacité à nous émouvoir mais aussi suffisamment
En 1969, à la Kunsthalle de Berne, la fameu- de sens critique et de liberté de penser afin de
se et mythique exposition du grand curateur nous prémunir contre la puissance manipulatrice
Harald Szeemann «Quand les attitudes devien des pulsions.

78
Arte y Soberanía
Art and Sovereignty
Arte e Soberania
José Bragança

«Cuando ni siquiera la música puede salvarnos,


un puñal brilla en nuestros ojos; ya nada nos
sostiene, salvo la fascinación del crimen.»
Cioran (Silogismos de la Amargura)

“When music itself is helpless to save us, a dagger


gleams before our eyes; nothing sustains us ex-
cept perhaps the fascination of crime.”
Cioran (All Gall is Divided)

79
Arte y política se caracteriza por la disonancia, por la fragmen-
tación del actuar en esferas relativamente autó-
Si bien el siglo XX ha dramatizado en exceso la nomas, como la política, el arte, la ciencia, la
relación entre arte y política, lo que estaba en ética, y una infinidad más de sectores, subsectores
debate era una cuestión decisiva, pues nos re- y segmentos que comparten la rentabilidad ge-
mite a la crisis de la era moderna, que vino a neral de la vida. En cierto modo, el arte surge de
perturbar la síntesis de la vida vigente desde los esa explosión, como art world específico, con
griegos hasta la época de la teología política me- sus prácticas, sus profesiones e idealizaciones, a
dieval. Por ilusoria que pudiera parecer, dicha la vez que se multiplican las «obras de arte». Por
síntesis era necesaria1. En cambio, la modernidad otra parte, Víctor Hugo, en un texto profético
sobre la imprenta, explica muy bien que las artes
nacieron de la crisis del régimen tectónico me-
1
En efecto, en la historia no hay «errores», ya que impera en ella la dieval, con la explosión de la catedral medieval,
facticidad de lo “acontecido”, de lo realizado. Como afirma Carl
Einstein: “Once the cement binding human beings to their envi-
lo cual constituye un paradigma:
ronment—namely, God—had crumbled, the chasm between psy-
«… a partir del momento en que la arquitec-
chological processes and their causal explanation deepened and
became the fundamental problem. God had functioned as a mean, tura se convierte en un arte más, desde el
reconciling paradoxes and antinomies. Absorbed and neutralized momento en que ya no es el arte total, el arte
in God, they were thus removed from the immediate world. In soberano, el arte tirano, deja de tener fuerza
earlier times, cognition, logic, and dialectics were subject to the
irrational dominant that was God. The incongruous and the mira-
para retener a las demás artes. Estas se eman-
culous were considered to be the origin and the ground of being; cipan, rompen el yugo de la arquitectura y
the hallucinatory, mythic origin of cognition was clearly apparent cada una sigue su camino… La escultura se
and retained its power. In this regard, medieval thought was far
more complex than modern thought, since it encompassed logic’s
torna estatuaria, las imágenes se tornan pin-
irrational opposite”. Cfr. Carl Einstein, “Gestalt and concept” en OC- tura, el canon se hace música. Se diría un im-
TOBER 107, invierno 2004, pp. 172. perio en descomposición con la muerte de
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

su Alejandro, cuyas provincias se transforman ta a su perfección más simple” (sic). Pero, ahora,
en reinos»2. una vez entrado en crisis el aspecto antiguo, ese
Para Víctor Hugo este hecho es el signo de trabajo incide, ya no sobre la “naturaleza”, sino
una levedad añadida, de la entrada de lo huma- sobre la “naturaleza cotidiana”, es decir, sobre
no en la historia de la libertad, pero también el la totalidad de la existencia; trabajo, pues, sobre
síntoma de una segunda “Babel”, dada la enorme la physis y sobre la historia al mismo tiempo. Señal
profusión de fragmentos que circulan abundan- de que todo lo realizado por los humanos se ha
temente por lo real, producidos por la inmensa hecho problemático, se ha anquilosado, etc. El
maquinaria de la tipografía mecánica. A la poesía poder de rehacer el “aspecto” le toca ahora al
le tocaría, pues, realizar la nueva síntesis…3 arte7.
Víctor Hugo está certeramente convencido de Es por ello un tema eminentemente político,
que esta inflexión transforma la misma política y pues al arte le corresponde dar forma a lo real,
no solo las artes. Se trata de “política” en un sen- delimitando el espacio en que la política humana
tido extremo, cuya naturaleza es tratada por Ma- es posible. Como dice Mallarmé en otro pasaje,
llarmé en un pequeño pero importante artículo lo “real” es siempre el efecto de añadir el “simula-
sobre Manet y los impresionistas4, ese grupo de cro” y, a través de éste, el “aspecto”8, así como la
“intransigentes”. El poeta es consciente de que realidad es siempre una sustracción del aspecto.
estamos en una época “extrema” o terminal. Ade- El aspecto es una traducción del eidos platónico,
más, a partir de la modernidad todas las «épocas» lo que en Mallarmé nos remite al aspecto del
son extremas o están al extremo5. Lo que cambia mundo y a la posibilidad misma de hacer-mun-
profundamente es la forma-política de lo real, su do9. Así, algo tan ínfimo como el aspecto adquie-
“aspecto”. Toda la crisis consiste en el acceso del re rango político, sabemos cómo Duchamp hacía
“aspecto” a la conciencia. Reconocer el carácter depender el arte del infra-mince10, pues tiene
artificial del aspecto solo es posible a partir del relación con el eidos del mundo humano, con la
posibilidad de habitar en él, fuera de las lógicas
colapso de las “épocas en que el sueño iba por
de la rentabilidad, que repiten secularmente la
delante de la realidad” (470). Hasta la moderni-
política arcaica de lo sagrado y lo sacrificial.
dad la vida era soportable porque era “onírica”:
El acceso a la conciencia del «aspecto» es, al
la magia, la alquimia y toda clase de transubstan-
mismo tempo, una señal de crisis, y una manera
80 ciaciones acrecentaban nuestra ilusión de poder
y hacían soportable la muerte, la violencia, etc.
De acuerdo con Mallarmé, el hecho de que ha- 7
Citamos a Mallarmé: «Para satisfacer mi deseo artístico de creación,
yamos llegado al extremo obliga forzosamente lo que preservo no es la porción material que ya existe, superior a
a recomenzar, pero no el “comienzo real” (sic), toda representación simple que se pueda hacer de la misma, sino
imposible de rastrear y que no puede ni debe re- el placer de haber recreado la naturaleza pincelada a pincelada...
petirse, ha habido, en efecto, demasiada sangre [Se trata] de reflejar en el translúcido y duradero espejo de la pin-
tura lo que vive perpetuamente y que, sin embargo, muere a cada
y crueldad en la formación histórica del “aspec- instante, lo que existe solo a través de la voluntad de la idea, pero
to” del mundo, inseparable durante demasiado que constituye en mi espacio el único mérito auténtico y seguro de
tiempo de actos sacrificiales. Ahora se trata de la naturaleza — El Aspecto». (Ibid.)
8
repetir el gesto que produce históricamente el Alain Badiou ha insistido en el papel crucial de la sustracción en
la metafísica de Mallarmé. En efecto, en La Musique et les Lettres,
aspecto, recuperando la fuerza del momento ini- por ejemplo, define «l’asociation terrestre», la ciudad y todo lo que
cial en que el “arte” nos separa de la naturaleza6. contiene, como un «espejismo brutal», al que contrapone: «Minez
Ahí reside “la mirada firme de una visión devuel- ces substractions, quand l’obscurité en offense la perspective, non
—alignez— y des lampions, pour voir: il s’agit que vos pensées
exigent du sol un simulacre». En este sentido, lo que se considera
la «realidad» es el efecto de una sustracción, de un simulacro con-
gelado e invisible. Pero a esta sustracción sigue la posibilidad de
2
Víctor Hugo, cfr. el capítulo «Ceci tuera cela» en Notre-dame de una «l’amplification à mille jois», que hay que interpretar como el
Paris (1831). carácter aditivo, ampliador, del «arte». Lo real ampliado correspon-
3
Así empieza la “soberanía” del artista… derá entonces a la llamada realidad más el simulacro. Y en cuanto
4
Stéphane Mallarmé, “Les Impressionnistes et Edouard Manet” a Badiou, cfr. «La méthode de Mallarmé: soustraction et isolement»,
(1876). Alain Badiou, Conditions, Paris, Seuil, 1992, p. 108 y ss.
5
Cfr. Hans Blumenberg, “The epochs of the concept of an epoch” in 9 Nelson Goodman salta alegremente por encima del problema, que

Hans Blumenberg (1975), The Legitimacy of the Modern Age, Mas., apenas consigue desentrañar.
MIT Pres, 1985, pp. 457 y ss. 10
Para un reciente análisis de las operaciones subyacentes al
6 Es notable la semejanza con la tesis hegeliana del carácter históri- infra-mince, Cfr. Thierry Davill, De l’Inframince: Brève Histoire de
camente primero del arte. Cfr. Sobre la estética hegeliana, William l’Imperceptible, de Marcel Duchamp à nos Jours, París, Editions
Desmond, Art and the Absolute, Albany, SUNY Press, 1986. du Regard, 2010.
Conferencias Plenarias - Arte y Soberanía

de fijar el destino del arte en la modernidad. En mé leyó con toda seguridad14. En un fragmento
su forma mítica o teológica, el aspecto ha de- titulado “Über Mythologie, Volksgeist und Kunst”,
terminado toda la historia —era eficaz pero “in- redescubierto no hace mucho tiempo, escribe
consciente”—. El aspecto del mundo se producía Hegel: “When in our time the living world does
a partir de una imagen absoluta, la de Dios, o de not form the work of art within it, the artista must
los dioses. Al colapsar, lo que es una condición place his imagination in a past world; he must
de libertad, el aspecto solo puede ser abordado dream a world, but the character of dreaming,
directamente por haber entrado en descomposi- of not being alive, of the past, is plainly stamped
ción. Hegel ya había descrito los efectos de tal on his work”15. Se comprenden mejor las con-
descomposición: secuencias de esta tesis cuando se observa que
«Las estatuas son ahora cadáveres de los que anteriormente el arte, la “musa absoluta” (sic)
ha escapado el alma vivificante, al igual que assumes the aspect of presenting the externally
los himnos [hechos] de palabras de los que ha perceivable, seeable, and hearable forms of spirit.
escapado la fe; las mesas de los dioses [están] This Muse is the generally expressed conscious-
sin alimento ni brebaje espiritual y, de sus jue- ness of a people. The work of art of mythology
gos y banquetes ya no recibe la conciencia de propagates itself in living tradition. As peoples
la jubilosa unidad de sí mismo con la esencia. grow in the liberation of their consciousness, so
No asiste ya a las obras de la musa la fuerza the mythological work of art continuously grows
del espíritu que ha visto irrumpir, de entre and clarifies and matures. This work of art is a
el desmoronamiento de dioses y hombres, la general possession, the work of everyone… So is
certeza de sí misma. Ellas han sido de ahí en “the work of art the work of all”. Se trata de un
adelante lo que son para nosotros: hermosos fragmento notable por lo que implica. La obra
frutos separados del árbol»11. de arte de todos constituye una única obra, que
La dificultad fundamental para Mallarmé radi- se confunde con las formas de lo “real”, perci-
ca en que ningún artista puede rehacer el aspec- biéndose la pérdida de potencia del arte en la
to, dando orden, potencia y belleza al mundo, rememoración onírica, presa fácil de lo grotesco,
como hiciera Homero con respecto a Grecia o o en su replanteamiento conceptual, como co-
san Pablo con el cristianismo. Históricamente el rresponde a la “museología” hegeliana; al mismo
“artista” es anónimo, pues equivale al trabajo de tiempo, la obra de todos se torna individual, con 81
todos los seres humanos, y por ello precisamente autoría, estallando en una infinidad de objetos
mantiene una relación con la política12. En tanto llamados obras de arte, que en la práctica difie-
que artista, participa en la creación del aspecto ren o disimulan su relación con el arte. El progra-
del mundo; pero, a través de esa participación, ma especulativo procura conceptualizar lo que
el arte se relaciona con la política. Todo depende el no-filósofo tan solo puede soñar o delirar, el
de saber si aún tiene sentido el planteamiento mundo como “obra de arte viva”.
mallarmeano, que oscila entre dos imposibilidades Si el diagnóstico de Mallarmé y de Hegel se
u obstáculos: no es posible producir, consciente aproximan en este punto, difieren claramente en
o inconscientemente, el eidos del mundo, que sin la respuesta al problema del eidos del mundo16,
embargo sigue siendo necesario13. sobredeterminado en el segundo por el con-
Las afinidades entre Mallarmé y Hegel son cepto, que, al plasmarse en lo real, se encarna
grandes. La antigua potencia del arte se hace im estéticamente, pero no en cuanto arte; mientras
posible, según se dice en el pasaje anterior, y se que, en el primero, todo el pasado no es sino
repite una y otra vez en su Estética, que Mallar-

14
Se trata de un tema controvertido. Cfr. Reynolds, D. “Mallarmé and
Hegel: Speculation and Reflexivity.” French Cultural Studies 2 (1991),
pp. 71-89.
11
Hegel (1807), Fenomenologia do Espírito, Vol. II, Trad. Paulo Mene- 15
Hegel, “Über Mythologie, Volksgeist und Kunst” (“On mythology,
zes, Petrópolis, 1992, p. 185. national spirit, and art”) en Donald Phillip Verene, Hegel’s Reco-
12
En este sentido, la Edad Media era política «inconscientemente», llection: A Study of Images in the Phenomenology of Spirit, State
en la medida en que constituía un mundo unitario, pese a las divi- University of New York Press, 1985, p. 37.
siones y los órdenes medievales, altamente jerárquicos. 16
O tal vez no, si aceptamos que la realización de lo especulativo
13
En este sentido, un arte del aspecto que se considere un arte polí- ocupa todo el tiempo que queda, siendo una realización finita en
tico se confundirá con una «cosmética» generalizada. Sobre la crí- el concepto e interminable en lo efectivo. Sobre la temporalidad
tica de la «cosmética», cfr. Jacqueline Liechttenstein, «De la toilette post-histórica, cfr. Catherine Malabou, L’avenir de Hegel: plasticité,
platonique» en La Couler Eloquente, París, Flammarion, 1989. temporalité, dialectique, París, Vrin, 1996.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

un lance de dados, donde de lo que se trata es rentando invertir lo especulativo, revela el deseo
de mantenerlo “rodando”. Sería, pues, en el libre de una coincidencia total de lo real con el aspec-
movimiento del lanzamiento donde se encuentra to21. De ahí que este problema esté presente en
la garantía política del arte. No obstante, esta es autores tan diferentes como Proust, Schönberg,
negada, tornándose grotesca cosmética transcen- Rothko, etc., y también en autores post-román-
dental e interminable flujo de “objetos” y “estra- ticos, como es el caso de los formalistas —Mon-
tegias” artísticas. drian, por ejemplo— o del constructivismo. Es
Y, en efecto, estas dos versiones paródicas de el caso, por ejemplo, de Laszlo Moholy-Nagy y
arte político han marcado profundamente el si- Gropius cuando afirman que “une oeuvre d’art
glo que ha terminado. La más peligrosa de ellas totale pût être séparée du cours de la vie. C’est
deriva claramente de la idea de obra de arte total “la synthèse de tous les moments de la vie” qui
(Gesamtkunstwerk), que tanta influencia ha teni- est l’oeuvre totale”22. En esta afirmación está ya
do en el siglo XIX, ganando carta de ciudadanía presente todo el programa de control del as-
al ser anunciada por Richard Wagner en su libro pecto, capaz de absorber la vida en una sínte-
La obra de arte del futuro (1849): sis perfecta. Todo el problema radica en querer
«Who, then, will be the Artist of the Future? producir el aspecto de una forma controlada y
The poet? The performer? The musician? The consciente23. Esto resulta evidente en los actuales
plastician?. Let us say it in one word: the Folk. intentos de producir “sinestesia” virtual, creando
That selfsame Folk to whom we owe the only una Gesammkunstwerk por medios puramente
genuine Art-work, still living even in our mo- técnicos y digitales. Como efecto sintetizador, re-
dern memory, however much distorted by vela tan solo la voluntad de abolir las diferencias
our restorations; to whom alone we owe all y disonancias, como se desprende de la defensa
Art itself»17. de la “interactividad” o de la voluntad de abo-
lir la diferencia entre artista, obra y espectador.
Mejor o peor, en Wagner se alcanza el máxi-
Cronenberg, en su película Existenz, hace pensar
mo de conciencia posible dentro del romanticis-
que el delirio de la técnica se alimenta de ese
mo sobre el problema del arte político. Pero el
viejo programa de producir la vida a través de
problema reside precisamente en el wagnerismo.
la imagen24.
Es presa demasiado fácil de influencias absolu-
82 No es que el problema no sea real, incluso
tistas. Hitler se veía a sí mismo como un “gran
desde el punto de vista político, pues el deseo
artista”, un escultor de la masa amorfa a la que
de absoluto es un síntoma de la guerra en torno
la modernidad había reducido al pueblo alemán,
a las diferencias, en especial entre el señor y el
preparándose para crear una obra que durase
siervo o entre el imperio y las provincias; forma
1.000 años18. Sin que ello nos sorprenda dema-
parte de la guerra a la vez que la promueve.
siado, Boris Groys mostró cómo el estalinismo
también era indisociable de esa voluntad de obra
de arte total19.
En efecto, la tesis wagneriana es señal de una
21
La inversión de Valéry no logra atacar la idealización de lo real
tensión que inevitablemente ha marcado el arte
siempre asociada a la explicitación de la concienciación del as-
contemporáneo, heredero del programa especu- pecto. Mucho más radical es el esfuerzo de Georges Bataille en
lativo occidental y de su deseo de cohesión del un texto de la revista Documents titulado «Le langage des fleurs»,
mundo, sin residuos ni exterioridades20. La frase donde muestra que la idealización del aspecto corresponde a una
metafórica salida de órbita de la materia, en este caso de las flores.
de Paul Valéry “lo más profundo es la piel”, apa-
El idealismo en la botánica prefiere la corola a los estambres o a
las raíces, la flor madura antes que la recién brotada o en descom-
posición. Cfr. Georges Bataille, «Le langage des fleurs» in Oeuvres
Complètes, Vol I, París, Gallimard, 1970, pp. 173 y ss.
17
Y prosigue Wagner: «The Art-work of the Future is an associate 22
Citado en Jean Gallard, L’Oeuvre d’Art Totale, París, Gallimard,
work, and only an associate demand can call it forth» en Richard 2003, Introd., p. 9.
Wagner, The Art-Work of the Future (1849). 23
Sobre las formas que ha ido adoptando el concepto obra de arte
18
Sobre el arte en el hitlerismo, véase Eric Michaud, Un art de l’éternité. total hasta la contemporaneidad, véase, por ejemplo, Matthew Smith,
L’image et le temps du national-socialisme, París, Gallimard, 1996. The Total Work Of Art, Routledge, 2007.
19
Cfr. Boris Groys, The total art of Stalinism: avant-garde, aesthetic 24
La influencia del pensamiento de Jean Baudrillard en los cineastas,
dictatorship, and beyond, Princeton, Oxford, Princeton University como Cronenberg, los hermanos Waschofski, etc., guarda relación
Press, 1992. con la posibilidad de que técnicamente se pueda «producir» el
20
La dificultad radica en que esa es la base del programa para con- aspecto, tornándolo absoluto. Ello tiene poco de innovador, si se
cebir y matematizar íntegramente lo existente tal como se mani- piensa bien… Basta ver cómo el cine trabaja los sentidos para que
fiesta en el proceso digital de la experiencia. la obra resalte como momentáneamente absoluta.
Conferencias Plenarias - Arte y Soberanía

Pero, más allá de las ilusiones de control o de los esteticismo y política se comunicaban median-
programas de producción cosmética de lo real, te una cierta definición estética de la obra de
existe una tensión que tiene que ser planteada arte y en la jerarquía en que se consolidaban.
de forma más directa. En el fondo, se cuestiona Pero la inversión propuesta por Benjamin era ya
menos el hecho de que la política imite al arte menos evidente. En efecto, la “politización de la
o que el arte pretenda considerarse como inme- estética”, para no ser puramente negativa, impli-
diatamente político, que la indiferenciación entre ca una redivisión del proceso de expansión del
ambas cosas. Todo se desarrolla en la comuni- arte, capaz de alejar las prácticas artísticas de la
cación secreta entre ambas, en el marco de su salida de órbita de la “obra de arte”, vista como
diferenciación. El debate de las relaciones entre una “obra de arte total”, que hacía de las cate-
arte y soberanía para profundizar esta cuestión. gorías estéticas verdaderos operadores políticos.
Ello presuponía una expansión del arte regida
políticamente, y no estéticamente. La aportación
Soberanía inapreciable de Benjamin es haber dejado claro
dónde estaba el problema y las condiciones para
El problema político del arte ha sido objeto de pensarlo.
una importante reformulación por parte de Walter Algo fundamental había en este intento, que
Benjamin25. En su conocida crítica del esteticismo explicaría su omnipresencia en el siglo XX, la
moderno —del “bloque” formado por conflictos, cual no podrá “superarse” si no se acomete di-
máquinas y dinero— Walter Benjamin defendió rectamente28. Una mínima reflexión sobre el arte
la necesidad de un “arte político”26, pese a dejar político desarrollado en el siglo XX muestra que
en un plano muy vago cuáles serían los con- la relación directa entre arte y política era dema-
tornos de tal inflexión antiestética del arte y su siado periclitante, desembocando en una especie
relación con la “política”27. La primera condición de autosacrificio del arte en el altar de los pro-
la desarrolló el primer vanguardismo, empezan- gramas políticos, las ideologías o los problemas
do por el dadaísmo. Estos rechazaban decidida- sociales.
mente la estética como criterio o fundamento del Una condición para pensar este problema
arte. Si el juicio y la idealidad estética se veían pasa por el reconocimiento de que la mera ex-
atacados, fallaba un dato fundamental, la manera pansión del arte por todos los espacios posibles 83
en que los conflictos se estaban convirtiendo en sobre la tierra ya es un fenómeno político29. Des-
la materia de base de la política, de las finanzas de la crisis de la modernidad estética, en curso
y de los medios de comunicación audiovisuales. desde finales del siglo XIX, el espacio del arte se
No es casualidad que el esfuerzo benjaminiano, ha convertido en una cuestión central. Especial-
a ejemplo del que realizará Duchamp, se base mente en el momento en que surge el cubismo,
en una crítica radical de la obra de arte y de se ha metaforizado a partir de las geometrías no
los criterios que ello suponía, y también en la euclidianas, desarrolladas por Riemann y otros.
estetización de lo real tal como se plasmaba en La geometría ha servido de base para pensar este
la estetización de la política, característica de los tipo de espacio, sobre todo a partir de la llamada
regimenes totalitarios y, en no menor grado, en cuarta dimensión, que ha dado lugar a una se-
los regímenes comunes de la política, que hacen
lo mismo a través del “espectáculo”. De hecho,

28
Es verdad que las artes de instalación parecen escapar al efecto
inevitable de la expansión de la obra de arte, pero ello no se pro-
25
Pero será con Marcel Duchamp con quien alcance su máxima duce sin ambigüedades, pues la mayor complejidad de la instala-
expresión. ción no impide que las obras se fragmenten y monetaricen de otro
26
Dice Benjamin: «So steht es um die Ästhetisierung der Politik, wel- modo, como ocurre, por ejemplo, con las obras de Matthew Barney
che der Faschismus betreibt. Der Kommunismus antwortet ihm mit o de Olaf Elliasson, cuyo gigantismo traen a colación esta idea.
der Politisierung der Kunst». (Zweite Auffasung). 29
Como es evidente esta expansión no se confunde con la «globa-
27
En principio la solución benjaminiana pasaría por el «cine»… ese lización» del arte, contrariamente a lo que sostiene Hans Belting,
arte cooperativo, dinámico, que circula por todo el planeta. En este que, desde 2007, viene organizando una serie de iniciativas en tor-
sentido, el cine se confunde con el arte contemporáneo, como se no al «arte global», patrocinadas por la Dubai Art Fair. Véase Hans
puede leer en los apéndices al ensayo sobre la obra de arte. Cfr. Belting y Andrea Buddensieg (Orgs.), Global Art World: Audiences,
Walter Benjamin, adenda a “A obra de arte na época da sua posibi- Markets and Museums, Hatje Cantz Verlag, 2009. No es menos
lidade de reprodução técnica” en A Modernidade, ed. y trad. João evidente que la «globalización» del arte es, en sí misma, un síntoma
Barrento, Lisboa, Assírio & Alvim, p. 505. de la expansión del arte, básicamente de carácter empírico.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

rie de confusiones30. Las ironías de Le Corbusier Solo el arte puede expandirse absolutamen-
sobre la idea cubista de representar la 4D eran te, rebasando las fronteras en que ha sido ex-
certeras, pero la cuestión se sitúa más en el sig- plorado y las fronteras nacionales. La enorme
nificado de la nueva visión de espacio del arte31. proliferación de obras, que van desde los genes
Este proceso de ampliación, que ha ido pro- hasta los satélites, pasando por el cuerpo y las
duciéndose en oleadas sucesivas, se manifiesta imágenes, no deja nada fuera. Este proceso de
claramente a partir de los años 60 y 70, descritos ampliación se ha producido empíricamente, no
por Lucy Lippard como de “desmaterialización idealmente: este dato es crucial35. Y lo mismo ha
del arte”, significando en la práctica su expan- sucedido a la política. Por encima de todos los
sión32. Con la instalación y el land-art como te- cosmopolitismos decimonónicos, el más notable
lón de fondo, surge de muchos puntos distin- de los actuales procesos de globalización es que
la política ha dejado de coincidir con el espacio
tos la conciencia de esta ampliación, como es el
geohistórico, derramándose por toda la superfi-
caso de Rosalind Kraus, que habla de un “espacio
cie de la tierra36. Tanto el arte como la política
expandido” que se habría iniciado con el post-
se expanden empíricamente por la superficie de
modernismo y habría hecho saltar las fronteras la tierra, rebasando todos los límites y fronteras
estéticas creadas por el modernismo: “la lógica transmitidos por la historia. Esta infinidad empí-
disruptiva hace volar en pedazos las fronteras rica que desagrada a los artistas y a los políticos,
que circunscribían el modernismo”33. Se trata de incluso a los más radicales, está sometida al aco-
un “campo lógicamente expandido” donde el si- so de la memoria del arte que producía mundo y
tio de la escultura o de la obra le es coextensivo, consistencia, o de la promesa histórica de abolir
y que suprime la “neutralidad” del espacio mo- la servidumbre37. Ahora bien, la expansión del
derno. Kraus estuvo muy cerca del problema y lo arte y de la política sobre la superficie de la tierra
dejó escapar, presa de categorías como “postmo- implica un conflicto radical con las estructuras
dernismo” y “modernismo”, que no se dan cuenta existentes, obligando a resituar bajo otra luz las
de que el primitivismo y el cubismo de comien- relaciones entre arte y política.
zos del siglo XX implicaban una ampliación del Es sintomática, desde este punto de vista, la
espacio del arte, radicalizada a finales del siglo tesis de Joseph Beuys de que “todos los hombres
pasado. Además, basta pensar en la Spiral Jetty son artistas”, y en la cual basa su defensa del arte
84 de Robert Smithson y el espacio que abre en las como “escultura social”38, pues implica un des-
artes contemporáneas para comprender que se plazamiento radical de las relaciones entre arte
trata de algo más radical. Lo que está en debate es y política, situando el foco en el problema de la
la entrada de la historia en el horizonte de la tierra, “soberanía”. En la versión de Beuys los proble-
de lo cual el arte es un síntoma decisivo34. mas surgen en cascada. ¿Son artistas todos los
hombres? ¿El arte es realizado por todos? ¿Equi-
vale el arte a una “soberanía absoluta”, capaz de
expresar lo “absoluto”, al estilo de Schelling y el
30
Debido a la influyente teoría de la relatividad de Einstein, la cuarta romanticismo?39 Todas ellas preguntas de un in-
dimensión se ha definido como «tiempo», pero lo que buscaban los
cubistas era algo muy distinto. Sobre la transformación del concepto
de espacio en las artes, véase Linda Dalrymple Henderson, The
35
Fourth Dimension and Non-Euclidean Geometry in Modern Art, Se trata de un efecto previsto por el programa especulativo de He-
Princeton, Princeton University Press, 1983. gel. Aunque el arte sea solamente un primer momento, con el que
31
A la nueva importancia del espacio del arte se puede asociar la se abre la historia, su superación final por el concepto implica que,
crisis del concepto de «obra de arte», que deja de coincidir con el tal como este barre la totalidad de lo real, el arte lo hace igualmente
objeto material, como ocurre en la instalación, por ejemplo, o en la por un efecto de arrastre.
indiferenciación creciente entre figura y fondo, a la que el cubismo 36
Y, de forma concomitante, dos espacios materiales e inmateriales
analítico concedió la máxima importancia. soportados por la tierra.
32
Como por otra parte se deduce de los análisis de Lippard, que afir- 37
Las idealidades de la historia vagan fantasmalmente en lo actual,
ma: «… Conceptualists indicated that the most exciting “art” might still corporeizándose y descorporeizándose incesantemente.
be buried in social energies not yet recognized las art. The proces 38
Dice Beuys: «Everything that concerns creativity is invisible, is a
of ex- tending the boundaries didn’t stop with Conceptual art: These purely spiritual substance. And this work, with this invisible subs-
energies are still out there, waiting for artists to plug into them, poten- tance, this is what I call “social sculpture”». Para una crítica de la
tial fuel for the expansion of what “art” can mean». Cfr. Lucy Lippard gesammtkunstwerke de Beuys, cfr. Eric Michaud, «The Ends of Art
(1973): «Escape attempts» in Six Years: The Dematerialization of the According to Beuys» en October, Vol. 45 (Verano, 1988), pp. 36-46.
39 Este problema emerge de forma filosófica en el texto titulado «Ol-
Art Object, Berkeley, University of California Press, 1997, p. XXII.
33
Rosalind Krauss, «Sculpture in the Expanded Field» en October, Vol. dest Programme for a System of German Idealism» (1796), que pue-
8, 1979, pp. 30-44. de atribuirse a Hegel, aunque también podría ser de Hölderlin o de
34
Se diría que, a medida que se perfila lo ultracontemporáneo, regresa Schelling. El desarrollo del pensamiento de estos autores ha ido lle-
lo más arcaico, la decisión sobre la ocupación de la tierra y la gestión vando a distintas ponderaciones de la estructura mencionada en el
de la «carne». No es casualidad que las artes contemporáneas se ya citado «programa». Cfr. Bernstein, J. M. (ed.), Clasical and Romantic
centren de forma casi absoluta en el «espacio» y el «cuerpo». German Aesthetics, Cambridge University Press, 2003.
Conferencias Plenarias - Arte y Soberanía

terés dudoso, pues resulta mucho más prome- conflicto con la soberanía y en torno a la so-
tedor el replanteamiento desde otra orientación beranía. Nos viene de inmediato a la memoria
de las relaciones entre arte y política asociadas una tragedia de Sófocles: Antígona. Si existe un
al problema de la “soberanía”, donde la cuestión texto enigmático es éste. Es como si transmitiera
es siempre el imperium sobre un territorio. Y el algo en secreto, esperando que alguien lo es-
tema se vuelve especialmente delicado cuando cuche. Tal vez sea esa la razón por la que este
el territorium coincide con la tierra. texto ha sido indefinidamente apropiado o des-
Sin más dilaciones, diremos aquí que por so- viado, como si en esta obra se buscasen aliados
beranía se debe entender un conflicto en torno para las luchas del presente o para las luchas
a la soberanía “política” y no en torno a una utó- de siempre. Si tal cosa ya había ocurrido en los
pica soberanía artística. Se trata menos de saber comienzos de la modernidad, con Goethe, Hegel
si el arte es soberano, o si debe serlo, que de o Hölderlin, la tragedia de Sófocles sigue sien-
aprehender la forma en que el arte afecta a la do hoy campo de batalla política y metafísica
soberanía, tal como históricamente se encuen- de feministas, como Judith Butler o Luce Iriga-
tra esta instalada y repartida. En este sentido, ray, aunque también se utiliza para fortalecer o
crean de-sorientación los análisis directos de la anular al adversario filosófico, como sucede con
soberanía artística: el arte, ese soberano de otro Heidegger, Lacan y Badiou o Zizek. No obstante,
mundo, que deja sin tocar aquel en el que nos Antígona sirve y resiste. Toda la dificultad ante
encontramos todos40. Christopher Menke procu- este texto y ante otros textos que sobreviven a la
ra salvar los efectos escapistas de la soberanía época en que se escribieron radica en saber si es
artística, presentando una versión ecléctica del posible leerlos, más allá de su época, pero sobre
arte como negatividad y crítica de la razón. En todo al margen de las apropiaciones de que ha
sus palabras: “Aesthetic experience is sovereign sido objeto. Si es posible acercarnos a la tragedia
insofar las it does not take its place within the con ojos limpios e inocentes, como si fuese la
differentiated structure of plural reason, but rather primera vez. La cuestión, en el caso de Antígona,
exceeds its bounds”41. Pese a todo, el problema es un desafío que transciende la oposición entre
persiste, pues el concepto de soberanía, por am- ley y deber, entre política y moral, entre obede-
biguo que resulte, solo cobra sentido a partir cer y desobedecer. En su Estética, Hegel subrayó
de su relación con la Ley y el Estado, realmente el hecho de que en el conflicto entre Creonte y 85
existentes. Antígona están presentes dos leyes: la arcaica,
Es cierto que ha habido siempre una tradición ligada a los dioses y a la piedad familiar, y la ley
en el seno del arte (y del pensamiento) que ha del Estado, de la Polis, y considera que la obra
discurrido de forma subterránea a lo largo de la es una demostración de que la exorbitancia de
historia occidental. Se detecta en todas partes, en cualquiera de estas dos leyes lleva a la desola-
la parte salvaje de la filosofía occidental, ligada ción y la muerte42. Antígona parece soportar bien
a Lucrecio, Bruno, La Mettrie o Stirner, manifes- una lectura dialéctica, cuya síntesis corresponde
tándose como “crimen”, “inmoralidad”, etc. Esa al éxodo final, pero a costa de anular a los de-
corriente está marcada por el conflicto, la crisis, más personajes, que no son menos significativos.
y la persecución, lo cual permite vislumbrar un Es el caso de Ismena, su hermana, que acepta la
ubicación de las mujeres fuera de la soberanía
de la Polis; no obstante, la figura de Ismena reve-
40
Esta es la opinión de Carl Einstein: «The European art work serves la, por simetría, que Antígona, hija de soberanos,
even now to provide a sense of inner security and strength to the reivindica una «soberanía» con consecuencias in-
propertied class. It offers the bourgeois a fiction of aestheticized re-
calculables43. Es cierto que se trataba de algo en
volt, in which every desire for change can find a harmless “spiritual”
outlet» en «On primitive art», October 105, Summer, 2003, p. 124.
41
En un libro importante, Christoph Menke opone al modelo idealis-
ta de «autonomía del arte», el modelo ampliado, que define como
42
soberano: «Whereas the autonomy model confers relative validity Cf. G. W. F. Hegel, Aesthetics: Lectures on Fine Art, Trad. T. M. Knox,
upon aesthetic experience, the sovereignty model grants it abso- Oxford, Clarendon Press, 1975, p. 1217.
43
lute validity, since its enactment disrupts the successful functioning Hegel ya menciona de pasada que Antígona es hija de soberanos,
of nonaesthetic discourses. The sovereignty model considers sin extraer de este hecho ninguna consecuencia. Es cierto que,
aesthetic experience a medium for the dissolution of the rule of como sucede en las lecturas feministas de la obra, se puede en-
nonaesthetic reason, the vehicle for an experientially enacted cri- contrar en ella un conflicto entre valores femeninos y masculinos;
tique of reason». Cf. Christoph Menke (1988), The Sovereignty of pero, en realidad, más allá del conflicto de géneros, se trata de una
Art: Aesthetic Negativity in Adorno and Derrida, Mass., MIT Press, lucha por la soberanía, como permite deducir la interpretación de
1999, p. IX. Charles Segal: «The conflict between Creon and Antigone is not
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

busca de nombre, y, a través del nombre, de algo ser pensada a partir de sus atributos; es absolu-
inaudito, que apenas despunta en la modernidad ta, indivisible, intransferible, etc. Es evidente que
como posibilidad política. los atributos solo muestran la complexidad del
Contrariamente a lecturas aparentemente ra- intento de fijarla. Por ejemplo, si es indivisible,
dicales como las de Giorgio Agamben, que ve en se debe a que, en la práctica, está fragmentada o
la “soberanía” un todo compacto y absoluto que es susceptible de fragmentación47. Lo mismo se
sirve de fundamento al Estado44, en el caso de puede decir de los restantes atributos.
Antígona y otros similares encontramos señales El intento de definir el arte como soberano
de una disputa con la soberanía “política”, que yerra, pues, profundamente, ya que lo que está
afecta a esta desde el interior, y cuestiona tal ca- en discusión es su relación con la soberanía tal
rácter compacto. Es cierto que es este un atributo como se ha constituido históricamente, y en es-
esencial de la noción de soberanía, que, desde pecial la disputa sobre sus atributos y la forma
Bodino, se define como “la potencia absoluta y en que estos se han fijado históricamente. Por
perpetua de una república”45. La idea de una so- razones que procuraremos aclarar inmediata-
beranía que proviene de los orígenes del Estado mente, el tema de la transferencia es decisivo.
y recorre toda la historia es ambigua, pues no Desde siempre la soberanía ha estado determi-
atiende al hecho de que solo en la modernidad nada por el concepto de transferencia. El impe-
se aduce explícitamente como fundamento de la rium romano era definido por Ulpiano como la
obligación política de obedecer a los dictados transferencia del poder del pueblo al emperador.
del Estado. No es casual que la soberanía se con- En la modernidad, Hobbes centra en la misma el
vierta en un concepto fundador y problemático origen del “contrato social” y por consiguiente
precisamente con el advenimiento de la moder- de la soberanía:
nidad política, desde Bodino a Hobbes, pasan- «Cedo y transfiero mi derecho de gobernarme
do por Rousseau y culminando en Carl Schmitt. a mí mismo a este hombre o a esta asamblea
La soberanía en tanto concepto jurídico-político de hombres, con la condición de que le trans-
adquiere consistencia final a partir del Tratado fieras a él tu derecho, y autorizando de forma
de Westfalia (1648), donde rige el principio de semejante todas sus acciones. Hecho esto, a
la soberanía estatal: “Nadie superior en el inte- la multitud así unida en una sola persona se
86 rior y, a lo sumo, igual en el exterior”. A partir la denomina Estado, en latín civitas. Es esta
de este momento la soberanía justifica el poder la generación de aquel gran Leviatán o, más
interno y el poder internacional46. A pesar de la bien (para hablar más reverentemente), de
presencia obsesiva de este concepto, es difícil su aquel Dios Mortal, al cual debemos, del Dios
estabilización, lo que hace que esta solo pueda Inmortal para abajo, nuestra paz y defensa.
... En él consiste la esencia del Estado, que
puede definirse así: una persona por cuyos
actos una gran multitud, mediante pactos re-
only between city and house, but also between man and woman. cíprocos de unos con otros, ha sido instituida
Creon identifies his political authority and his sexual identity. If this por cada uno como autora, de forma que ella
victory (krate*) rests with her without punishment, then I am not the
pueda usar la fuerza y los recursos de todos
man, but she’s the man. The word krate*, victory, power, repeate-
dly describes his sovereign power in the state. He sees Antigone, del modo que considere conveniente, para
then, as a challenge to his most important values and his self-ima- asegurar la paz y la defensa común. Al porta-
ge. A woman will not rule me (arxei) while I live, he says a little later, dor de esa persona se le llama soberano, y de
again linking the conflict of the sexes with political power». Cfr. «An-
él se dice que posee poder soberano. Todos
tigone: Death and Love, Hades and Dionysus» en Charles Segal,
Tragedy and Civilization: An Interpretation of Sophocles, University los demás son súbditos»48.
of Oklahoma Press, 1999, p. 183. La instransferibilidad de la soberanía resulta,
44
Agamben ha dedicado importantes libros al problema de la so-
por tanto, de una transferencia generalizada del
beranía, en un proceso que se radicaliza desde la publicación de
Giorgio Agamben (1995), Homo sacer. Il potere sovrano e la nuda
vita, Turín, Einaudi, 2005. La consecuencia más inmediata de esta
definición compacta de la soberanía es la desaparición de las dife-
rencias entre las distintas formas de Estado.
45
Juan Bodino, Les Six livres de la République, Libro I, 1576. 47
En el fondo, cada atributo equivale a una forma de intensificar la
46 Con la globalización se insiste en que el concepto de soberanía
«soberanía», procurando fijarla.
nacional estaría en crisis. Véase, por ejemplo, Michael Keating, 48 Thomas Hobbes (1651), Leviatã ou Matéria, Forma e Poder de um

Plurinational Democracy: Stateless Nations in a Post-Sovereignty Estado eclesiástico e civil, Trad. de João Paulo Monteiro y Maria
Era, Oxford, Oxford University Press, 2002. Beatriz Nizza da Silva, Lisboa, Imprensa Nacional, 1995, p. 146.
Conferencias Plenarias - Arte y Soberanía

poder de cada uno al Estado en un movimien- concepto, era indiscutible, la soberanía moder-
to irreversible, es decir, sin que sea posible una na, al afirmarse, incluso como algo indiscutible,
contra-transferencia49. Toda duda sobre la trans- se hace problemática. En el caso de Antígona,
ferencia se convierte inmediatamente en críti- el conflicto se mantiene secreto e innombrado,
ca. Diremos, pues, que solo es político el arte entroncando en una corriente más o menos sub-
que afecta y perturba la transferencia soberana terránea que disputa la soberanía. Podemos con-
y fragmenta sus atributos50. En este sentido, no siderar que, en algunos casos, muy singulares, es
es pensable una soberanía del arte, al estilo de como si esa corriente hubiese encontrado una
Schelling, sino prácticas soberanas que atravie- falla e irrumpiese en la superficie. Es el caso del
san el arte, o que este exhibe y hace posible. marqués de Sade, que, en un texto de profun-
No es casual que haya sido en la moderni- da ironía, verdadera sátira de la nueva soberanía
dad —la época del «individuo», por vago que —Français, encore un effort si vous voulez être
esto pueda resultar—, cuando se ha producido républicains!—, discutirá la soberanía, dispután-
el surgimiento del concepto de soberanía hasta dole el derecho a matar o a utilizar los cuerpos
convertirse en dominante. Este sencillo hecho es de los hombres (y de las mujeres)52. Con frases
sintomático. Dado que siempre ha estado pre- lapidarias, Sade afirma que, si Dios no existe, él
sente la idea de un ultrapoder, parecería un con- no acepta ningún poder por encima del suyo,
cepto innecesario. Solo puede haber conflicto y soñando en sus largas noches en la prisión y en
guerra en torno a la soberanía cuando esta deja el hospicio con un acto tan tremendo que sus
de fundamentarse teológicamente, convirtiendo efectos no se borren nunca53. Es claro que para
la cuestión de la obligación política de los indi- Sade, la soberanía es un conflicto en torno al
viduos, la obediencia en algo que exige legitima- fundamento del poder absoluto —el de disponer
ción51. Si la soberanía antigua, aun sin nombre ni de la vida y la muerte—, que se fundamenta de
manera abismal, cuando le falta el fundamento
teológico. En este aspecto, la soberanía es ya un
efecto de la falta de fundamento, lo que explica-
ría mucho de su dramatismo en la modernidad.
49
Hobbes es consciente de que esta transferencia y el mismo con-
Muchos se indignaron con la defensa que hizo
trato es una ficción racional, un efecto del «arte»: «Como ocurre
con tantas otras cosas, la naturaleza (el arte mediante el cual Dios Sade del crimen, del asesinato, de la prostitución; 87
hizo y gobierna el mundo) es imitada por el arte de los hombres en suma, su defensa de las «pasiones peligrosas»,
también en esto: le es posible hacer un animal artificial. Pues vien- que se hacen inevitables en la era de las multitu-
do que la vida no es más que un movimiento de los miembros,
des54. Sabemos, no obstante, que Sade estaba lle-
cuyo inicio se produce en alguna parte principal interna, ¿por qué
no podríamos decir que todos los autómatas (máquinas que se vando a la máxima consecuencia un experimen-
mueven a sí mismas mediante resortes, como el reloj) tienen una
vida artificial? Pues, ¿qué es el corazón sino un resorte; o los ner-
vios otras tantas cuerdas; o las articulaciones otras tantas ruedas,
imprimiendo movimiento al cuerpo entero, tal como lo proyectó
el Artífice? El arte va más lejos aún al imitar a la criatura racional, 52
La cuestión de las mujeres es fundamental en este texto, y surge
la más excelente obra de la naturaleza, el hombre. Porque por el en el libro La Philosophie du Boudoir ou Les instituteurs immoraux
arte es creado aquel gran Leviatán al que llamamos Estado, o Ciu- (1795), un singular estudio, que «las madres deberían dar a leer a
dad (en latín Civitas), que no es otra cosa que un hombre artificial, sus hijas».
aunque de mayor estatura y fuerza que el hombre natural, para 53 Se trata, en efecto, de una frase de Clairwil en Juliette: «Je voudrais,

cuya protección y defensa se proyectó. Y en el cual la soberanía dit Clairwil, trouver un crime dont l’effet perpétuel agît, même quand
es un alma artificial, pues da vida y movimiento al cuerpo entero», je n’agirales plus, en sorte qu’il n’y eût pas un seul instant de ma
Hobbes, Ult. Cit., p. 23. El carácter ficcional y artificial del Estado vie, ou même en dormant, où je ne fusse cause d’un désordre quel-
no impide, sino que más bien propicia, la creación de ese enorme conque, et que ce désordre pût s’étendre au point qu’il entraînât
«autómata» cuya «alma» es la «soberanía», sosteniendo la idea de une corruption générale, ou un dérangement si formel, qu’au-delà
que la transferencia se había producido en un primer momento, a même de ma vie l’effet s’en prolongeât encore. (Cf2. Le Brun and
no ser por fallo grave o desorden del Estado. Sobre los límites del Pauvert (eds), Sade, Histoire de Juliette, ou les Prospérités du vice,
Leviatán, Cfr. Susanne Sreedhar, Hobbes on Resistance: Defying París: Société Nouvelle des Éditions Pauvert, 198), Vol. 8, p. 541. Es
the Leviathan, Cambridge, Cambridge University Press, 2010. conocida la dificultad que existe en separar a Sade de sus perso-
50
Claro está que este juego solo se mantendrá mientras existan el najes, con los cuales nunca llega a identificarse del todo. Pero la
Estado y la propiedad. Aquí se encuentra la causa de la fragilidad idea de un acto absoluto es claramente sadeana. Sobre este tema,
de las tesis de Giorgio Agamben sobre la soberanía como funda- véase «Sade and Transcendence» en John Phillips, Sade: The Li-
mento del Estado de excepción. El arte y el crimen nos restituyen bertine Novels, Londres, Pluto Press, 2001, pp. 156-157.
otras formas de soberanía, sobre todo al rechazar, o fingir aceptar, 54
En la ley de los grandes números no quedará ninguna posición sin
la idea de intrasferibilidad. considerar, por absurda o extraña que sea. Por otra parte, la ley
51
La obediencia surge como el «misterio» de la política, como afirma de los grandes números es la que determina, estadísticamente, la
La Boétie. entrada en la historia de la era de las multitudes.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

to literario y filosófico, por lo que el escándalo transcurre en el experimento de decirlo todo en


se cifraba más en sus escritos que en sus actos. una situación concreta en que eso no se puede
Como muestra Blanchot, Sade escribe según o no se debe hacer. Si la posibilidad de decirlo
un principio que resulta insoportable: “Tout dire. todo suspende el dictado de la ley, su práctica
Il faut tout dire”55. Son estas precisamente las últi- concreta introduce una tensión cuyo desenlace
mas palabras de Julliete, el imperativo de “decir- es político. Sade abre el tiempo de la sobera-
lo todo”. No se trata del “derecho de expresión”, nía, la decisión siempre tomada, impidiendo su
jurídicamente fundado, sino de una radicaliza- captura por la soberanía del Estado, donde todo
ción absoluta de ese mismo derecho, ajeno a lo que se puede decir está ya potencialmente
toda prohibición56. Ahora bien, la prohibición es dicho.
el efecto de una división separando lo que es En este sentido, decirlo todo, mostrarlo todo,
posible decir de lo que está prohibido decir. En pensarlo todo, equivale a un exceso del arte so-
otra obra, Blanchot insiste en este problema: bre la política, que introduce una crisis en la so-
«Sade siempre es perseguido, y siempre por beranía, poniendo en comunicación arte y políti-
la misma causa: el imperativo de decirlo todo. ca, en este ejemplo, a través del frágil cuerpo de
Se debe decir todo. La libertad es la libertad Sade. Él no considera que exista una soberanía
de decirlo todo, un movimiento sin límites del artista, o del arte, aunque en la “sociedad
que es la tentación de la razón, su promesa de los amigos del crimen” se otorguen al artista
secreta, su delirio»57. algunos privilegios, sino solo por ser el inventor
En este sentido, “decirlo todo” es subversivo de los simulacros que modifican las relaciones
porque continúa el decir cuando la ley lo ha ce- de los cuerpos, de las palabras y las figuras. El
rrado, pues instituirse es instituir una línea divi- artista es un profesional del aspecto. Si practica
soria. Pero la cosa es más radical, ya que todo actos soberanos es porque no puede hacerlo de
otro modo.
Además, el caso de Sade es la imposibili-
dad de una soberanía del arte, pero también la
55
Sade / Blanchot, “Français, encore un effort”, precede de inutilidad, si no el mismo peligro, pues él paga
“L’Inconvenance majeure” por Maurice Blanchot, ed. Jean Jacques
Pauvert, 1965, p. 20. Lo cual era una parodia de una fórmula de
muy caras sus osadías literarias de proponer
88 Saint-Just: «On méprise la vertu comme le vice, on dit aux hommes: una definición de soberanía alternativa a la de
Soyez traîtres, parjures, scélérats si vous voulez, vous n’avez point à la modernidad política. Es ese, incluso, el gran
redouter l’infamie, más craignez le glaive et dites à vos enfants de le óbice de las teorías de la soberanía de Jacques
craindre. Il faut tout dire, les lois qui règnent par les bourreaux péri-
sent par le sang et l’infamie, car il faut bien enfin qu’elles retombent
Derrida y otros, pero sobre todo de Georges Ba-
sur quelqu’un». Contra el antiguo poder, y para establecer el suyo, taille: la idea de que es posible crear libremente
Saint-Just pide a los ciudadanos que «lo digan todo», para después otras formas de soberanía por simple abandono
moderar el principio, que Sade a su vez radicalizará. Cfr. Saint-Just, de los fundamentos de la soberanía del Estado
“L’esprit de la révolution et de la constitution de la France” (1791).
56
Jacques Derrida insiste en que, si el derecho a decirlo todo es solo
realmente existente. Pero, como hemos mostra-
literario y ficcional, puede volverse conservador. A ello contrapone do, la soberanía es la forma de fundamento del
una «democracia por venir» o venidera. En la práctica esto implica poder cuando no es posible fundarlo metafísica
una confianza excesiva en el texto y en sus efectos, cuando el o teológicamente; es decir, cuando el poder se
decirlo todo de Sade, produciéndose en el ámbito de la ficción se
hace, por una compleja mediación, inmediatamente política. Sobre
fundamenta en el poder58. No se trata de cambiar
este tema, cfr. Kevin Hart, «The Right to Say Everything» en The de fundamento y, por consiguiente, de formas
European Legacy, Vol. 9, No. 1, 2004, pp. 7-17. de soberanía, sino de aprovechar la crisis inter-
57 Maurice Blanchot (1969), The Infinite Conversation, Minneapolis,
na ante la que se abisma y los atributos en que
The University of Minnesota Press, 1993, p. 229. Jane Gallop afirma
que Sade anticipa a Hegel, pero con una diferencia fundamental.
cristaliza, para entablar una guerra que, siendo
Mientras Hegel creería poder decirlo todo, ese es el proyecto de la política, pasa a través del arte. Eso no significa
Enciclopedia, a Sade le impulsa el intento de «decir lo que no se ha que no sea necesario leer atentamente los tex-
dicho»: «La frase “lo que no se dice” significa normalmente lo que tos de Bataille. Quedémonos solamente con el
de forma contingente no puede decirse, lo que no es correcto de-
cir delante de ciertas personas: lo que no se dice en el seno de la
argumento de que no basta desplazar el proble-
familia. Decir “lo que no se dice” significa, pues, escandalizar, crear
incomodidad. El sentido radical de “lo que no se dice” es lo que no
puede decirse de ninguna manera, que excede el lenguaje, que
convierte la obligación o compulsión filosófica de decirlo todo en 58
Sabemos cómo, en la República, Platón se indignaba ante la hipó-
un intento fútil, eterno, de apropiarse lo inapropiable». Cfr. Jane Ga- tesis planteada por Trasímaco de que el poder se fundamenta en
llop, Intersections, a reading of Sade with Bataille, Blanchot, and el poder, pero en aquel momento había dioses, autoridades, una
Klosowski, The University of Nebraska Press, 1981, p. 52. potente metafísica, etc.
Conferencias Plenarias - Arte y Soberanía

ma de la soberanía de la política a la vida; o ejercida como ley de emergencia o, como mues-


insistir, en el lujo, el gasto y, por lo tanto, en tra Carl Schmitt, al decretar el estado de excep-
una especie de lujuria de la muerte; privilegiar la ción62. La única forma de cancelar, dentro de la
relación absoluta, directa e indisoluble entre el lógica de la soberanía, esta indecisión, o el círcu-
éxtasis absoluto y el terror, entre la muerte y el lo vicioso en que se apoya, consiste en hacerla
placer, etc.; y, fundamentalmente, la idea de que coincidir con el estado de cosas. Y, en realidad,
la soberanía corresponde a un instante, un ins- el hecho de que durante el siglo pasado se haya
tante que se define como antiutilitario y, dentro ido difuminando la diferencia entre lo urgente
de lo antiutilitario, como gasto suntuario59. Pero y lo normal, entre excepción y generalidad, ex-
en cuanto tal, en última instancia, esto supone plica que la soberanía se esté transformando en
proponer nuevos fundamentos donde existe tan un ciego automatismo judicial de lo real63. Pero
solo la presión letal del poder y su dominio del la soberanía, lo hemos dicho ya, no es aprehen-
territorio y de la carne (o, más púdicamente, de sible por ninguna definición, ni aun por la idea
los cuerpos). Si fuese posible otra soberanía ha- de excepción, sino por una intensificación va-
bría en ello peligro; y, si no representa peligro, riable de atributos, como absoluto, incomparti-
es porque se trata de una mera ilusión. ble, intransferible, excepcional, etc. Quedar solo
Es necesaria una neutralización absoluta de adscrito al atributo de la excepción lleva a con-
la estrategia fundadora de la soberanía, que se secuencias deletéreas. Así, en una de sus últimas
fundamenta en sus atributos esenciales60 —con- obras, Walter Benjamin afirma que:
vertidos en fundamentos del fundamento— pero «La tradición de los oprimidos nos enseña
que atraviesa una crisis radical. Las razones son que el “estado de excepción” en que vivimos
varias. Por un lado, porque hablar de soberanía es la norma. Tenemos que llegar a un con-
es no disponer del poder absoluto; y, por otro, cepto de historia que se corresponda con esta
como dice Walter Benjamin, porque la incorpo- idea. Solo entonces se perfilará ante nuestros
ración de la soberanía da lugar a fallos. Así, so- ojos, como la tarea que nos corresponde, la
bre el soberano barroco afirma: necesidad de provocar el verdadero estado
«… feature peculiar to the Trauerspiel which de excepción»64.
is, however, only apparently a generic feature En otra imagen, Benjamin aludirá a «an
and which can be illuminated only against the 89
alarm clock that in each minute rings for sixty
background of the theory of sovereignty. This seconds»65. El autor alemán radicaliza la tesis de
is the indecisivenes of the tyrant. The prince, Schmitt, según la cual: «The exception reveals
who is responsible for making the decision to most clearly the esence of the state’s authority.
proclaim the state of emergency, reveals, at The decision parts here from the legal norm, and
the first opportunity, that he is almost incapa- (to formulate it paradoxically) authority proves
ble of making a decision»61. that to produce law it need not be based on law».
En efecto, sobreponiéndose al barroco, la in- Si el atributo de la excepción prueba que la so-
decisión hamletiana está inscrita en la noción de beranía decide siempre que surge un caso grave
soberanía moderna, que solo se sostiene al ser o difícil de tratar, operando por lo tanto dentro y
fuera de la ley66, la idea de que todo se basa en

59
Georges Bataille, La Souveraineté en Oeuvres Complètes, Vol. VIII,
París, Gallimard, 1976. Es cierto que la teoría de la soberanía de
Bataille es un complemento interesante a la crítica de la economía 62
Según Carl Schmitt, en un libro que Benjamin leyó cuidadosamen-
generalizada que ha procurado perfilar y que aguarda su profun- te, «Sovereign is he who decides on the exception». Cf. Carl Sch-
dización. mitt (1922), Political Theology, Mass., MIT Press, 1985, p. 30.
60
De ahí que solo se pueda fundar circularmente, como dice Jean- 63
Lo mismo cabe aplicar a nivel internacional, aunque en ese caso la
Luc Nancy: «For the whole of our thinking, the End is in Sovereignty, definición de soberanía estatal aún mantenga algo de su vigencia
and Sovereignty is in the End. The absolute transcendence, or the clásica.
64 Walter Benjamin, «Tesis sobre el concepto de historia» en O Anjo
abyss, or the mystery of supreme ends that is found all throughout
the tradition—for example, the impossibility of determining the da História, selección y traducción de João Barrento, Lisboa, Assí-
rio & Alvim, 2010, p. 13.
“content” of the Platonic Good or the Kantian Law — is held firmly 65
Walter Benjamin (1929), «Surrealism: The Last Snapshot of the Eu-
within this circle: that which is sovereign is final, that which is final
ropean Intelligentsia» en Benjamin, Selected Writings, Vol II (1927-
is sovereign». Cfr. Nancy (1996), «War, Right, Sovereignty—Technê» 1934), Mass., Harvard University Press, 1999, p. 218.
en Being Singular Plural, Stanford University Press, 2000, p. 120. 66
Es lo que Giorgio Agamben denomina «paradoja de la soberanía».
61
Walter Benjamin, The origin of German tragic drama, Londres, Ver- Cf. Agamben, State of Exception, Chicago, The University of Chica-
so, 1998. go Press, 2005.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

la excepción, ya sea por definición (Agamben), ranos en un mismo territorio. No obstante, y de


ya sea como efecto de una crisis histórica (Ben- forma paradójica, eso es lo que sucede en cuan-
jamin), lleva a la desaparición del caso. No obs- to se produce la contra-transferencia, es decir,
tante, tal como ocurre con otros atributos, insistir pensar y mostrarlo “todo”. La guerra se instala
en la excepción significa, en la práctica, incapa- de inmediato, por paródica y caricaturesca que
cidad para decidir cuál es el caso en cuestión, y pueda resultar, dada la desigualdad de fuerzas.
no necesariamente el tratar todos los casos como
excepcionales67. Esta tesis descalificaría incluso
la posibilidad de su enunciado, sin peligro, es Crimen
decir fuera de la “semiótica de la sangre” citada
por Nietzsche68. La misma imposibilidad de dis- Estamos ante una lógica profundamente enmas-
tinguir el caso y su gravedad revela una fisura en carada, que trabaja la línea de cierre de la sobe-
la soberanía política que siempre ha sido explo- ranía que siempre existe en torno a sus atribu-
tada de forma abierta o subterránea. tos69. Encontramos señales de esta desde antiguo,
Ejemplifiquémoslo con Max Stirner. En su en la Antígona de Sófocles o Sade, pasando por
caso algo brilla en este fondo secreto, particular- Stirner o Nietzsche, y que ya había dejado seña-
mente en su libro Der Einzige und seine Eigen- les de preocupación en Dostoievski, en Crimen
tum (1847). Rechazando toda jerarquía y pose, y Castigo, donde por primera vez en la litera-
lo “único” se niega a aceptar la soberanía, in- tura se presenta la idea de que, no habiendo
cluso en su forma atenuada de contrato social, ningún límite o fundamento, y no aceptándose
que nunca suscribió y al cual no se siente vin- una soberanía exterior o impuesta, se recuperan
culado. Y al hacerlo recupera la soberanía que todos los derechos soberanos. “Crimen”, sintetiza
nunca había cedido, a no ser de forma ideal, y Dostoievski. En una lógica inexorable, Stirner ha
entra en una guerra, aparentemente desigual. extraído todas las consecuencias de la crisis de la
No se trata de otra soberanía, sino de la misma soberanía, o de la asunción de su entrada en cri-
soberanía, la única que existe, pues responde a sis o de explicitación de su crisis esencial. En un
una legitimación de la historia y de sus divisio- pasaje en el que revela más de lo que probable-
nes y jerarquías. En el caso de Stirner recuperar mente querría —pero, tal como Sade, también él
90 la soberanía equivale a romper su principio de quiso «decirlo todo»—, afirma en cierto momento:
intransferibilidad, base esencial de la soberanía
«El Estado ejerce su “poder”, el individuo no
moderna. Se da, pues, un juego en torno a la
puede hacer lo mismo. El comportamiento
transferencia y a lo transferido, de recuperación
del Estado es el del poder violento: a ese po-
de lo que nunca se había cedido. En la compleja
der le llama “derecho”, al del individuo lo lla-
estrategia de Stirner, cuando se reasume secreta-
ma “crimen”. El poder del individuo se deno-
mente la soberanía, esta empieza a desmoronar-
mina, pues, crimen, y solo a través del crimen
se, pues según el atributo de la indivisibilidad (o
puede romper el poder del Estado si es de la
de lo incompartible) no pueden existir dos sobe-
opinión de que el Estado no está por encima
de él, sino él por encima del Estado»70.
No se trata de una defensa del crimen, por
67
parte de Stirner. Todo acto que reasume o con-
Schmitt ni siquiera considera esta posibilidad, pues parte, dema-
siado convencido, de la tesis de Kierkegaard, presentada en el tra-cede la soberanía solo puede surgir como
texto sobre la «repetición»: «The exception explains the general crimen, o bien es criminalizado. El mal enten-
and itself. And if one wants to study the general correctly, one only
needs to look around for a true exception. It reveals everything
dimiento de este hecho es la causa de todo el
more clearly than does the general. Endles talk about the general escándalo del libro de Stirner y del intento de
becomes boring; there are exceptions. If they cannot be explained, silenciarlo.
then the general also cannot be explained. The difficulty is usually
not noticed because the general is not thought about with pasion Se trata de una consecuencia doble. Por una
but with a comfortable superficiality. The exception, on the other parte, todo el acto resultante de la guerra de so-
hand, thinks the general with intense pasion.» (Kierkegaard)
68
A pesar de la crítica intensa al uso de la sangre por parte del ro-
manticismo, y asociada por Nietzsche al imperio del sacrificio en la
historia, en Zaratustra afirma que «Of all that is written I love only
69
that which one writes with his blood». Cfr. Friedrich Nietzsche (1883- En cada momento concreto un atributo de la soberanía deviene
1885), Thus Spoke Zarathustra, editado por A. Caro & R. Pippin, fundamental, pero no todos a la vez.
Cambridge, Cambridge University Pres, 2006, p. 27. Como es lógi- 70
Cfr. Max Stirner, O Único e a sua Propriedade, Traducción, glosario
co, no se trata de usar la sangre de los demás, sino de arriesgarse y notas de João Barrento, Postfacio de José Bragança de Miranda,
uno mismo. Lisboa, Antígona, 2004, p. 115.
Conferencias Plenarias - Arte y Soberanía

beranías surge como crimen; por otra, el rechazo En resumen, atacar directamente el problema
de los límites, creados por el derecho y las nor- de la soberanía tiene un coste claro, que es la
mas vigentes, no consiguen impedir el crimen guerra permanente y la violencia generalizada73.
efectivo, como se hace evidente en el caso de Y se añade a ello el hecho de que se trata de una
Raskolnikov, el estudiante nihilista descrito por guerra desequilibrada y desigual, que conduce
Dostoievski, que practica el crimen más hedion- necesariamente a una desviación dentro del de-
do desde las antigas tablas de la Ley: el asesina- cirlo todo, mostrarlo todo, pensarlo todo. Como
to. La gran dificultad para abordar el problema afirma Stirner, una vez más,
de la soberanía, que ha hecho que sea siempre «Si yo quisiera actuar de forma ridícula, os avi-
un problema subterráneo, guarda relación filo- saría con la mejor intención a fin de que no
sófica, estética y política con el hecho de que la promulguéis leyes que puedan afectar a mi
soberanía suscite en última instancia una guerra desarrollo, mi actividad, mi creación personal.
permanente, incontenible, implacable. De he- Pero no doy tal consejo, porque, si lo siguie-
cho, históricamente, la soberanía acaba siendo el seis, seríais poco inteligentes, y yo me vería
efecto de una guerra que ha marcado a toda la privado de todo lo que he ganado. No quiero
humanidad, surgiendo, para enmascararla y legi- nada de vosotros, porque sea lo que sea lo
timarla, el estado de cosas, el régimen de propie- que yo exigiera, vosotros continuaríais siendo
dad, la jerarquía de los objetos y de los sujetos. legisladores autoritarios, y tenéis que serlo,
En la modernidad, el intento de fundamentar la porque los cuervos no cantan y los ladrones
política en la soberanía parece remitirnos a la no viven sin robar. Pregunto, mejor, a quienes
crisis profunda de la “energología” que ha atra- quieren ser egoístas qué creen ellos que es
vesado toda la historia, una crisis que se hace más egoísta, si aceptar las leyes que les dais
clara en el siglo XIX con Marx71. Por otra parte, la y respetarlas o ejercer la rebeldía e incluso la
soberanía estatal legitima la geopolítica moder- total desobediencia»74.
na, resultante de la “ocupación de la tierra” por
Aparte del estilo tonitronante, que Marx satiri-
los poderes históricos72. Este último aspecto es
zó, la cuestión no consiste, como pensaba Marx,
fundamental. En la medida en que la soberanía
en un pobre don Quijote con su Sancho Panza,
supone un soberano por territorio, como queda
sino que se trata de un tema políticamente enjun-
bien representado en el frontispicio del Leviatán 91
dioso. Considerando el desequilibrio de poderes
de Hobbes y en la idea misma de transferencia
y fuerzas, sería ridículo afirmar la soberanía, sin
e intransferibilidad, el surgimiento de otro so-
sufrir una inmediata aniquilación como “crimi-
berano, aunque sea incógnito, significa asumir
nal” o “terrorista”. Stirner enuncia la posibilidad
los mismos derechos que el soberano histórico e
de poder decirlo todo, y lo hace, para retirar,
instalado, es decir, establecer leyes, proponerlas,
en ese mismo gesto, la frase que está de más, la
modificarlas, ejecutarlas; tener el derecho de la
que “avisa” de la presencia de otro soberano, dis-
vida y la muerte, decretar la excepción, movilizar
puesto a disputar el territorio y la propiedad. Se
para la guerra, pedir sacrificios de todo tipo y
deduce de ello que en esa corriente de soberanía
sacrificar todo y a todos.
que atraviesa la historia, el verdadero soberano
lo es solo de forma enmascarada. Está en guerra
sin haberla declarado. Por esa razón jamás podrá
71
ser reconocido, a pesar de estar en una guerra
Por energología se entiende el hecho de que la construcción de
la historia, de las ciudades y monumentos, de las obras y objetos, total. De ahí que Stirner, que no era un artista,
es resultado de la energía humana (y animal), acumulada y gastada sino un “loco”, según la censura alemana de la
por los señores. Cuando Marx describe sus principales rasgos en
el siglo XIX, aquella había entrado en crisis profunda por dos ra-
época, se arriesgase diciendo algo más de lo que
zones: 1) jurídicamente, porque el individuo se había puesto en su hubiese querido decir. Dostoievski pudo anun-
contra; 2) técnicamente, porque las energías y motores mecánicos ciarla y no tuvo ningún problema porque estaba
empezaron a hacer prescindible la energía humana.
72
Carl Schmitt tiende a hacer natural la «ocupación de la tierra», de- en el lado correcto de la guerra de la soberanía;
terminada por las autoridades, las leyes de la comunidad, pero, la primera parte del libro se ocupaba del crimen
leído desde la crítica marxista a la propiedad, se comprende que la
ocupación de la tierra es el fundamento de la geopolítica histórica.
Véase Carl Schmitt, Der Nomos der Erde im Völkerrecht des Jus
Publicum Europaeum, Duncker & Humblot, 2.ª edición, 1974. Para
una crítica de las posiciones de Schmitt, véase José Bragança de
73
Miranda, «Geografias: Espaço e Controlo da Terra» en Bragança de El problema desaparecería si el acto fuese meramente teórico, o
Miranda & Prado Coelho (Orgs), Espaços, número temático de la se basase en vagas «profanaciones»…
74
Revista de Comunicação e Linguagens, Lisboa, 2005, n.º 34/35. Max Stirner, Ibid., p. 115.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

y la segunda del castigo, lo cual regulariza la si- algo en común, sea lo que sea… según aspectos
tuación. Se podía anunciar una tesis tan extrema imposibles de anticipar. Se ha dicho ya que, en
como el derecho de Raskolnikov a matar a quien una de sus paradojas, la soberanía se fractura y
quisiera, a quien él considerase inferior —no esparce vagos “soberanos” por todas partes. De
estaba atado a ninguna norma—, porque en la hecho, este problema solo tenía sentido político
segunda parte él sufría su conversión cristiana a en el siglo XX y no en nuestro siglo, en que el
través del amor y todo se solucionaba. arte y la política se expanden sobre la totalidad
Pero tenía que ser en su calidad de artista, y de la tierra77. Todo se radicaliza cuando la cues-
de los grandes, como Dostoievski podía presen- tión es la totalidad de la tierra y en una situación
tar un caso tan extremo y problemático. Dado en que cada caso puede contar y tener su propio
el poder de desinserción que tiene toda lectura, peso, como se ha visto en el caso de Abu Grahib
¿quién asegura que se vaya a llegar a la segunda y como no puede ser de otro modo, pues tan
parte del libro? ¿No fue la primera parte la que solo la desobediencia puede evitar lo peor. Sade
leyó Nietzsche y le aterró75? Y es que, a pesar no habría lanzado las bombas que arrojó el Eno-
del cristianismo de Dostoievski, el resultado al la Gay, en agosto de 1945, sobre Hiroshima; para
que se llega es paradójico. El hecho de que la eso están siempre ahí los pequeños Eichmann y
soberanía sea asumida de forma enmascarada sus jefes78.
significa que se ha extendido por todas partes, Es plausible, creámoslo así, que sea esa larga
convirtiendo a todos en “sospechosos”, y sobre hilera de soberanos encubiertos, desconocidos
todo, en irreconocibles o inquietantes. Sabemos e irreconocibles que dejan las mínimas señales
que el rey portugués Don Sebastián siempre fue posibles, que alimenta la parte más virulenta y
reconocido, pues siempre se esperó su regreso; radical del arte, lo que convierte a este en algo
y también sabemos cómo la paranoia de la ley ve crucial desde el punto de vista político. Exhibir,
criminales en todas partes76. Asumir una sobera- impulsar y sostener, al mismo tiempo, la lógica
nía secreta por una extraña contra-transferencia extrema de la guerra de las soberanías y la lógi-
tiene como efecto la fractura de la indivisibilidad ca de la sangre y de la guerra que la alimenta,
de la soberanía, uno de sus atributos principales, dejando en suspenso tal violencia, aplazándola,
y también la violencia y la sangre. sin dejar libres esas energías, en un delirio de
92 He ahí, pues, la paradoja esencial, que no “otra” soberanía, las máquinas de disipación es-
tiene solución fuera del arte. La exhibición de tatal, financiera o espectacular que pesan sobre
una segunda soberanía conduce a la guerra y a la vida y la tierra. Basten los ejemplos de Sade
la lógica del crimen, envolviéndolo todo en el y Dostoievski, de Baudelaire, Rimbaud o Mallar-
manto rojo de la sangre. Pero no asumirla su- mé, que decía vivir “en una época donde el poeta
pone quedar prisionero de la lógica del Estado, está fuera de la ley”79.
en su máquina imparable de destrucción de la Es cierto que las artes, y los artistas, en su
vida y de división de la tierra… de agotamiento, romanticismo negro80, siempre han sentido fas-
si se quiere, de nuestras posibilidades de crear

77
En este sentido, si desde el punto de vista de la ocupación geopolíti-
ca y estatal del territorio, toda reasunción de la soberanía lleva a una
75
Es conocido el rechazo nietzscheano de Stirner, pero, de hecho, guerra inevitable, desembocando en el «crimen», puede preverse que
el nihilismo se resume en la cuestión del «crimen» y, en última ins- la soberanía disputada a través del arte nos remite a otro territorio, el
tancia, en el asesinato. La teoría del «eterno retorno» es la solución del espacio humano que cubre la totalidad de la tierra. En este caso el
al problema. En efecto, la decisión de realizar un acto extremo, su señor y el tirano son invasores y están de más, por lo que pierden todos
ejecución, en el estado de cosas existente, recae indefinidamente los privilegios.
78
sobre todos los actos, pasados, presentes y futuros. Ello parece Hannah Arendt tiene razón, pero la cuestión no es esa...
implicar el reconocimiento del estado de cosas y de la soberanía 79
Mallarmé, en la encuesta realizada por Jules Huret a 64 autores por la
que lo determina, ya que esta perseguirá indefinidamente al ejecu- revista l’Echo de Paris, 1891.
80
tante del acto extremo, aunque no lo podrá impedir. Existe una soberanía negra, que se opone al derecho y que simula po-
76
Criminales que, en cambio, tienden a verse como «soberanos». So- der instituir derecho, cuando en realidad se limita a negar el derecho
bre la interpretación de Benjamin acerca del «gran criminal» dice existente. Esta soberanía es un delirio de la soberanía estatal, y es tan
Jacques Derrida: «Benjamin decía que el gran criminal fascina a las inevitable y duradera como la otra. Sobre el romanticismo negro, históri-
multitudes, incluso cuando se le condena y ejecuta, porque de- camente ligado al gótico novecentista, véase Mário Praz (1930), La carne,
safía, junto con la ley, a la soberanía del Estado como monopolio la morte e il diavolo nella letteratura romantica, Milán, Rizolli, 2008. Con
de la violencia, o el ser-fuera-de-la-ley del propio soberano». Cfr. respecto al arte contemporáneo, Jean-Michel Rabaté muestra claramen-
Jacques Derrida, O Soberano Bem, Viseu, Palimage, p. 61. Tam- te la fascinación del arte ante el crimen, en un proceso que arranca en
poco es casual que en las cartas llamadas de la locura, Nietzsche Thomas de Quincey y Edgar Allan Poe, para llegar a Marcel Duchamp y
afirmara ser, además de Cristo Dionisos, Prado, uno de los grandes Man Ray. Cfr. Jean-Michel Rabaté, Etant donnés : 1° l’art, 2° le crime – La
criminales del siglo XIX. modernité comme scène du crime, Dijon, Les Presses du Réel, 2010.
Conferencias Plenarias - Arte y Soberanía

cinación por el crimen, sin saber muy bien qué las conversiones de Duchamp, la hiperdensifica-
hacer con esa fascinación. De hecho, lo han uti- ción grotesca de una Cindy Sherman, la arcaiza-
lizado en abundancia; basta pensar en la novela ción de la historia por la tierra en Robert Smith-
o en el cine, donde caben todas las pasiones, son, las tácticas del bajo materialismo de Courbet
peligrosas o no. En buena medida, el cine o la a Bataille, etc., etc. O, entre nosotros, por ejem-
televisión, todas las artes en realidad, han ter- plo, el caso del interesante experimento de Sofia
minado sometidas a la rentabilidad general que Neuparth en el CEM, con las “Prácticas para ver
disciplina la economía general que nos dirige. Es lo invisible y guardar el secreto”, donde varios
cierto que el asesinato en el celuloide no hace jóvenes artistas rediseñan artística y conceptual-
sangre, pero no es menos cierto que resulta im- mente cinco locales del barrio lisboeta de Graça,
político y inartístico. Y tampoco es solución la que prolongan y (re)dividen, procediendo a una
pura defensa de la violencia. Por ejemplo, Karl- verdadera ocupación artística del territorio, con
heinz Stockhausen, un artista fundamental, des- la aquiescencia de sus vecinos82.
cribe la caída de las Torres de Nueva York como Son nombres, casos, obras que irrumpen en
“la mayor obra de arte que haya existido nunca”, lo real, haciendo que arte y política se comuni-
y prosigue diciendo: “El hecho de que algunos quen. Dando una oportunidad a ambas. Se trata
espíritus realicen con un único acto algo que en de tácticas soberanas, pero sin sangre, aunque se
la música ni siquiera puede soñarse, que haya haga arte con sangre —y, si no, véase Gina Pane
personas que actúen durante diez años, de for- o los accionalistas de Viena—, una infinidad de
ma loca y fanática, y después mueran: esa es la tácticas puestas en marcha y de las que no te-
mayor obra de arte de todo el cosmos”81. A estas nemos la más mínima posibilidad de reconocer
palabras siguió el escándalo, la censura, lo cual la forma en que se comunican, en qué espacio
se comprende, pues Stockhausen se estaba ex- se comunican, o si realmente llegan a crear una
presando no como artista, sino desde una lógica comunidad… Es algo que solo puede ocurrir
de soberanía que no puede explicitarse, como inadvertidamente, sin programa, resistiendo a la
no sea a través del arte. No obstante, a través soberanía de otro modo, pero dentro del espa-
del arte, puede decirse todo, todo lo que no es cio abierto por ella. Sobre este asunto, Derrida
posible decir a través de la política sin caer en el afirma:
juego de la violencia. La idea de que el arte frac- «Si tuviese que proponer aquí una tesis políti- 93
tura la soberanía en provecho de otra soberanía ca, no sería la de la oposición de la soberanía
nos permite introducir una diferencia, por tenue y la no-soberanía…, sino la de otra política
que sea. Y es que arte y política, mediante un de división de la soberanía, a saber la divi-
efecto inframínimo, se entrecruzan y adensan en sión de lo impracticable y la división de lo
el entramado de lo real. indivisible»83.
El arte que se pone al servicio de una ciu-
Pero, de ser posible esa división, sueño de-
dadanía segunda tiene como territorio todo el
mocrático encomiable, ya no habría soberanía…
espacio del arte, que coincide con la tierra, que
sino otras formas de vida. El problema del arte y
lo envuelve, lejos ya de la cohesión icónica me-
la política solo existe mientras exista el Estado y
dieval o de la tectónica griega. En este sentido,
su misterium tremendum, la soberanía. No des-
se trata de un juego en torno a los atributos ab-
pués del Estado…
solutos de la soberanía: la incondicionalidad, la
indivisibilidad, la instransferibilidad, la decisión
excepcional, que trabaja de formas diversas y
plurales. Los casos más interesantes en arte vie- Complot
nen de quienes han conseguido forjar nuevas
formas, procedimientos radicales, que han de- Larvato prodeo —avanzo enmascarado— dijo algo
sarrollado una serie de tácticas plurales y libres, misteriosamente Descartes. El hecho de decirlo
que se han revelado políticamente interesantes y es ya sintomático. Si la asunción de la soberanía
artísticamente fuertes. Es el caso, por ejemplo, de

82
Estas «prácticas» forman parte del Festival Pedras d’ Água ’10 (Lis-
81
Karlheinz Stockhausen, Das Pressegespräch am 16. September boa, 16 a 24 de julio de 2010). Véase http://www.c-e-m.org/?p=835
2001 im Senatszimmer des Hotel Atlantic in Hamburg in MusikTex- (acceso el 30 de enero de 2011).
83
te, 2002, n.º 91, pp. 76–77. Derrida, ibid., p. 17.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

implica, toda ella, un enmascaramiento, el arte es les circunstancias, tiene que existir la posibilidad
la forma política de tal enmascaramiento. El arte de un complot donde nadie se conozca ni se
permite decirlo todo / mostrarlo todo / pensarlo reconozca, en el que todos actúen, dejando va-
todo, sin hacer todo. Volviendo al caso de Antí- gas señales que ni siquiera lleguen a serlo. El
gona, al que ya nos hemos referido. Si, desde el arte es la forma más general de dicho complot.
estricto punto de vista griego, la soberanía le es- Cuando algún acto consigue unir arte y política,
taba vetada por ser mujer, en lo que esta tragedia encontramos una forma de reparto y de división,
tiene de universal se detecta una primera forma en torno a cuya línea podemos esperar que se
de la estrategia nietzscheana del complot, por lo encuentre nuestro prójimo, nuestros hermanos.
menos en la forma que le dio Pierre Klosowski84.
El complot es la reasunción de una soberanía
secreta, invisible y enmascarada, que se expresa
solamente por sus efectos, en la inseguridad de Art and politics
su presencia real. Reasumir la soberanía, como
hace Antígona, saliendo del palacio, donde tenía Although the 20th Century overdramatized the
su lugar, es ir contra el Estado y contra el esta- relation between art and politics, the issue at
do de cosas; el complot se desarrolla en la bús- stake was conclusive, referring to the crises esta-
queda de sus cercanos, de sus aliados secretos, blished in modernity that shook the synthesis of
habitantes del espacio libre de los humanos. Los life, in force from the Greek and up to medieval
dioses no son sus aliados, sino quienes segregan political theology. Regardless of how illusory it
la fuerza que alimenta el deseo desmesurado de might be, this synthesis was needed1. Modernity,
Antígona. Recuperar la soberanía, de la que se in contrast, is characterized by dissonance, by
ha apropiado el Estado simulando que viene de the fragmentation of acting in fairly autonomous
“nosotros”, la cual le entregamos por el hecho spheres, such as politics, art, science, and ethics
de haber nacido: ese es el deber al que Antígona and in an infinite array of sectors, subsectors and
se sacrifica. El coro horrorizado crítica la hybris segments that share the general return of life. To
de Antígona y de Creonte, pero el arte puede a certain point, art emerges from this explosion
acercarse y acercarnos a la hybris, sin que nos at the same time as the specific “art world”, with
94 destruya. its practices, professions and idealizations, but
En realidad, no sabremos nunca cómo comu- also through multiplying “art works”. As a matter
nican, o si comunican, Antígona y Sade, Lucrecio of fact, Victor Hugo clearly shows, in a prophetic
y Shakespeare, Mallarmé o Duchamp. No tene- text about the press, that the arts emerged from
mos forma de decir si componen algo común the crisis of the medieval tectonic system with
o no. Contra el desolado aislamiento de Stirner the explosion of the medieval cathedral, which
y de los soberanos enmascarados, la única po- is a paradigm:
sibilidad es que todos ellos compartan un mis-
“…from the moment when architecture is no-
mo complot. La dificultad está en que, mientras
thing but an art like any other, as soon as it is
en las conspiraciones antiguas todos tenían un
no longer the total art, the sovereign art, the
santo y seña, en el complot donde se juega el
tyrant art, it has no longer the power to retain
destino de lo humano no existe nada de eso.
Presentimos que, de enviar señales, esas seña-
les podrían leerse. Lo cual es en cierto modo
imposible, pues como prescribe un poema de 1
As a matter of fact there are no “errors” in history, since the facti-
Brecht, es preciso “borrar las señales”85. En ta- tiousness of the “happened”, of the carried out prevails. As Carl
Einstein stated: “Once the cement binding human beings to their
environment—namely, God—had crumbled, the chasm between
psychological processes and their causal explanation deepened
and became the fundamental problem. God had functioned as a
mean, reconciling paradoxes and antinomies. Absorbed and neu-
84
Véase Pierre Klosowski, Nietzsche et le cercle vicieux, París, Ga- tralized in God, they were thus removed from the immediate world.
llimard, 1975. In earlier times, cognition, logic, and dialectics were subject to the
85
Es un poema de los años 20 «Verwisch die Spuren», donde se irrational dominant that was God. The incongruous and the miracu-
puede leer «Whatever you say, don’t say it twice / If you find your lous were considered to be the origin and the ground of being; the
ideas in anyone else, disown them. / The man who hasn’t signed hallucinatory, mythic origin of cognition was clearly apparent and
anything, who has left en el picture / Who was not there, who said retained its power. In this regard, medieval thought was far more
nothing:/How can they catch him? / Cover your tracks!-» . Cf. Bertolt complex than modern thought, since it encompassed logic’s irra-
Brecht, “Cover Your Tracks” en Brecht, Poems 1913-1956, ed. Willett tional opposite”. Cf. Carl Einstein, “Gestalt and concept” in October
and Mannheim, trad. Frank Jones. 107, winter 2004, pp. 172.
Conferencias Plenarias - Art and Sovereignty

the other arts. So they emancipate themsel- from nature6. This is where “the steadfast gaze of
ves, break the yoke of the architect, and take a vision is restored to its simplest perfection (sic)
themselves off, each one in its own direction. applies. However, now that the former appea-
… Sculpture becomes statuary, the image rance is in crisis, that work no longer focuses on
trade becomes painting, the canon becomes “nature” but on “daily nature”, in other words on
music. One would pronounce it an empire the full existence, simultaneously on the work
dismembered at the death of its Alexander, on physis and on history. A sign that everything
and whose provinces become kingdoms”2. that was made by humans has become proble-
To Hugo, this fact is the sign of an increa- matic, has crystallized, etc. The power to redo
sed lightness, of the entry of the human in the the “appearance” now belongs to art7.
history of freedom, but also the symptom of a This is why the matter is exceedingly political,
second “Babel”, given the immense profusion of since it is art that should shape the real, delimi-
fragments that circulate abundantly in the real, tating the space where human policy is feasible.
produced by the huge machinery of typographic As Mallarmé mentions in another passage, “real”
mechanics. It was poetry’s duty to carry out the is always the consequence of adding the “simu-
new synthesis…3 lacrum” and through this “appearance”, just like
Surely Hugo is convinced that this turnabout reality, it is always a subtraction of the appearan-
changes policy itself and not just the arts. It invol- ce8. Appearance is a translation of the platonic
ves “politics” in a more extreme sense, which na- “eidos”, where Mallarmé refers to the appearance
ture is referred to by Mallarmé in a small but im- of the world and to the possibility of creating-
portant article on Manet and the impressionists4, world9. It is in this sense that something as insig-
that group of “intransigent”. The poet is aware nificant as the appearance has a political nature
that we are in an “extreme” or terminal age. In —we know how Duchamp made art depend of
fact, starting with modernity, all “ages” are either the infra-mince10—, since it has to do with the
extreme or on the edge5. What changes profoun- “eidos” of the human world, with the possibility
dly is the political format of the real, its “appea- of living in it, outside the logic of profitability
rance”. The whole crisis lies in the “appearance” that secularly repeat the archaic policy of the sa-
coming to consciousness. Recognising the artifi- cred and the sacrificial.
cial character of the appearance is only feasible 95
after the collapse of the “times when the dream
was ahead of reality” (470). Up until moderni-
ty, life was bearable because it was “onyric”: the 6
The similarity with the Hegelian thesis of the firstly historical cha-
magic, the alchemy and all transubstantiations racter of art must be stressed. Cf. on the Hegelian aesthetics, Cf.
William Desmond, Art and the Absolute, Albany, SUNY Press, 1986.
increased our delusion of power, making death, 7
Quoting Mallarmé: “In order to satisfy my artistic desire to crea-
violence, etc. bearable. According to Mallarmé, te, what I preserve is not the material portion that exists, which is
the fact that vi have reached the far limit requi- greater than any simple representation that one might make of it
except the pleasure of having recreated nature, stroke by stroke...
res that we start over, but not the unoutlineable [It is a matter of reflecting on the translucid and lasting mirror of
“real start” (sic), which cannot and should not the painting, that which lives perpetually and which, however, dies
every instant, that exists only through the will of the idea but which
be repeated, in fact, too much blood and cruel- forms in my domain the only genuine and safe merit of nature - the
ty has characterised the historic shaping of the Appearance”. (Ibid.)
8
“appearance” of the world, inseparable during a Alain Badiou has insisted on the crucial role of subtraction in
Mallarmé’s metaphysics. And as a matter of fact, in La Musique et
too long period of sacrificial acts. It is now a les Lettres, for instance, he defines “l’association terrestre”, the city
matter of repeating the gesture that produces the and all that it contains as a “brutal delusion”, which he confronts
with: “Minez ces substractions, quand l’obscurité en offense la
appearance historically, recovering the strength perspective, non — alignez-y des lampions, pour voir: il s’agit que
of the initial moment when “art” separated us vos pensées exigent du sol un simulacre”. In this way, what is consi-
dered “reality” is the result of a subtraction, of a frozen and invisible
simulacrum. However, this subtraction is followed by the possibility
of “l’amplification à mille jois”, which should be interpreted as “art’s”
additive, amplifying character. The enlarged real then corresponds
2
Victor Hugo, cf. chapter “Ceci tuera cela” in Notre-dame de Paris to the so called reality, in addition to the simulacrum. As regards
(1831). Badiou, cf. “La méthode de Mallarmé: soustraction et isolement”,
3
Thus the “sovereignty” of the artist begins… Alain Badiou, Conditions, Paris, Seuil, 1992, p. 108 ss.
4
Stéphane Mallarmé, “Les Impressionnistes et Edouard Manet” 9
Nelson Goodman happily skips the problem, which he barely dis-
(1876). closes.
5
Cf. Hans Blumenberg, “The epochs of the concept of an epoch” in 10
For a recent analysis of the operations underlying the infra-mince,
Hans Blumenberg (1975), The Legitimacy of the Modern Age buts., Cf. Thierry Davill, De l’Inframince: Brève Histoire de l’Imperceptible,
MIT Press, 1985, pp. 457 y ss. de Marcel Duchamp à nos Jours, Paris, Editions du Regard, 2010.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

The awareness of the “appearance” is, at tics, which Mallarmé is believed to have read14. In
the same time, a sign of the crisis and a way of a fragment entitled “Über Mythologie, Volksgeist
tying the fate of art to modernity. In its mythi- und Kunst”, recently rediscovered, Hegel wri-
cal or theological form, appearance determined tes “When in our time the living world does not
the whole history, it was efficient but “uncons- form the art work within it, the artist must place
cious”. The appearance of the world was brought his imagination in a past world; he must dream
about by an absolute image of God or of the a world, but the character of dreaming, of not
gods... Having collapsed —but that is a condition being alive, of the past, is plainly stamped on his
of freedom—, appearance can only be addres- work”15. One can understand the consequences
sed directly because it is starting to decompose. of this thesis more easily when observing that
In fact, Hegel had already described the effects before art, the “absolute Muse” (sic) “assumes the
of such a decay: aspect of presenting the externally perceivable,
“Statues are now corpses from which the en- seeable, and hearable forms of spirit. This Muse
living soul has escaped, as with the hymns is the generally expressed consciousness of a
[made up] of words from which faith has run people. The art work of mythology propagates
away; the gods’ tables [are] empty, without itself in living tradition. As peoples grow in the
any spiritual food or drink, its games and liberation of their consciousness, so the mytho-
banquets no longer rather the conscience of logical art work continuously grows, clarifies and
the jubilous unity with essence. The works of matures. This art work is a general possession,
the Muse no longer has the strength of the the work of everyone... So the work of art is
spirit that saw bursting from the tumbling of the work of all”. This is a remarkable fragment,
the gods and men the certainty of itself. From on account of its implications. The work of art
then onward they were what they are to us; of all is one single work, which is confounded
beautiful fruits cut off from the tree”11. with the shapes of the “real”, and one notices the
To Mallarmé, the main difficulty is that no power loss of art in the onyric rememoration,
artist can redo appearance, conferring order, which easily becomes the prey of the grotesque,
power and beauty to the world, as Homer would or in its conceptual reoutlining, as it corresponds
have done with Greece or St. Paul with Christia- to the Hegelian “museology”; concomitantly, the
96
nity. Historically, the “artist” is anonymous, equal work of all becomes individual, with authorship,
to the work of all humans and therefore, in a re- and is pulverized in an infinity of objects called
lation to politics12. But as an artist he participates works of art, which in practice differ by dissi-
in the creation of the appearance of the world mulating their relation with art. The speculative
and it is through this participation that art relates
program seeks to conceptualize what the non-
to politics. Much depends on knowing whether
philosopher only can dream or rave about, the
the mallarmenean placement that sways between
world as a “living art work”.
two impossibilities or obstacles still makes sense:
If Mallarmé and Hegel’s diagnosis get closer
it is not possible to produce, neither consciously
nor unconsciously, the “eidos” of the world, at this point, they clearly differ in responding to
although it is necessary13. the problem of the “eidos” of the world16 , over-
In reality, Mallarmé and Hegel’s affinities are determined in Hegel’s by the concept that, by
significant. The former power of art becomes im- being shaped in the real, it is aesthetically incar-
possible, as the previous passage refers, and they nated, but not as art; in Mallarmé’s, however, all
are repeated over and over again in his Aesthe-

14
This is a controversial subject. Cf. Reynolds, D. “Mallarmé and He-
gel: Speculation and Reflexivity.” French Cultural Studies 2 (1991):
pp. 71-89.
11
Hegel (1807), Phenomenology of Spirit, Vol. II, Translated by Paulo 15
Hegel, “Über Mythologie, Volksgeist und Kunst” (On mythology,
Menezes, Petrópolis, 1992, p. 185. “national spirit” and art) in Donald Phillip Verene, Hegel’s Recollec-
12
In this sense, the middle ages were “unconsciously” political, since tion: a Study of Images in the Phenomenology of Spirit, State Uni-
they corresponded to a unitary world, despite the divisions and the versity of New York Press, 1985, p. 37.
highly hierarchical medieval orders. 16 Or perhaps not, if we accept that the attainment of the speculative

13
Here, the art of appearance is intended to be political, confoun- takes up all the time that is left, being finite in the concept and infini-
ded with an overall “cosmetics”. On the critique of “cosmetics”, cf. te in the accomplishment. On post-historical temporality, cf. Catheri-
Jacqueline Liechtenstein, “De la toilette platonique” in La Couler ne Malabou, L’avenir de Hegel: plasticité, temporalité, dialectique,
Eloquente, Paris, Flammarion, 1989. Paris, Vrin, 1996.
Conferencias Plenarias - Art and Sovereignty

the past was nothing more than a throwing of the real and the appearance21. This explains why
the dice, and it was a matter of keeping it “ro- this affection is present in authors as dissimilar as
lling”. It would be in the free movement of the Proust, Schönberg, Rothko, etc., as well as in the
throw that the political guarantee of art would post-romantic, which is the case with formalists,
lie. Now, this is rejected, whereby it becomes a e.g. Mondrian, or with constructivists. For instan-
grotesque transcendental cosmetic and endless ce, Laszlo Moholy-Nagy and Gropius when they
flow of artistic “objects” and “strategies”. state that “une œuvre d’art totale pût être séparée
It is in fact these two parodic versions of poli- du cours de la vie. C’est “la synthèse de tous les
tical art that strongly influenced the century that moments de la vie” qui est l’œuvre totale”22. This
just ended. The most dangerous one of the two statement already contains the whole program of
clearly derives from the idea of total art work control of the appearance, capable of absorbing
(Gesamtkunstwerk), very high-ranking in the 19th life in a perfect synthesis. The whole problem
Century and which gained citizenship forums lies in wanting to produce appearance in a con-
when announced by Richard Wagner in the book trolled and conscious manner23. This becomes
entitled The Artwork of the Future (1849): evident in the current attempts to produce virtual
“Who, then, will be the Artist of the Future? “synaesthesia”, creating a Gesammkunstwerk by
The poet? The performer? The musician? The purely technical and digital means. Being a syn-
plastician? Let us say it in one word: the Folk. thesizing effect, it only reveals the will to elimi-
That selfsame Folk to whom we owe the only nate differences and dissonance, as one infers
genuine Art-work, still living even in our mo- from the argument for “interactivity”, or the will
dern memory, however much distorted by to eliminate the difference between the artist, the
our restorations; to whom alone we owe all work and the spectator. Cronenberg, in his film
Art itself”17. Existenz, allows one to believe that the delirium
God or bad, with Wagner was achieved within of the technique feeds on the old program of
romanticism the highest possible consciousness producing life through images24.
of the problem related to political art. But the It is not that the problem isn’t real, even in po-
problem lies in wagnerianism. It is too easy a litical terms, as the desire for absolute is a symp-
prey for absolute agencying. Thus Hitler saw tom of war about differences, viz., between the
himself as a “great artist”, a sculptor of the amor- master and the slave or between the empire and 97
phous mass to which modernity had reduced the provinces; it is part of the war, at the same
the German people, preparing himself to create time as it drives it. But beyond the delusions of
a work that should last 1000 years18; not greatly control or the programs of cosmetic production
surprised, Boris Groys showed how Stalinism of the real, a tension withstand that has to be
was also indissociable from that determination called in question more directly. In essence, it is
for total art work19 . not so much the question of policy imitating art,
Indeed, the Wagnerian thesis is a sign of the
tension that inevitably marked contemporary art,
the heir of the western speculative program and
of its desire for world cohesion, without residue
or externality20. Paul Valéry’s maxim which states 21
Valéry’s inversion is not capable of attacking the idealization of the
real, always associated to the clarification of the awareness of the
that “the most profound thing mankind possesses appearance. Georges Bataille’s effort is far more radical, and in a
is its skin”, seeming to reverse the speculative, re- text in the magazine Documents entitled “Le langage des fleurs”,
shows that idealization of the aspect corresponds to the metapho-
veals the wish for a total concurrence between rical exorbitation of the matter, in this case of the flowers. Idealism
in botany prefers the corolla to the stamens or to the roots, the
mature flower at birth or in the process of rotting. Cf. Georges Ba-
taille, “Le langage des fleurs” in Oeuvres Complètes, Vol I, Paris,
Gallimard, 1970, pp. 173 and following.
17
22
Quoted in Jean Gallard, L’Oeuvre d’Art Totale, Paris, Gallimard,
And Wagner carries on: “The Art-work of the Future is an associate 2003, Intrd., p. 9.
work, and only an associate demand can call it forth” in Richard 23 On the forms that the notion of total art work has assumed up to
Wagner - The Art-Work of the Future (1849).
18 present times, see, for instance Matthew Smith, The Total Art work,
On art in hitlerianism, cf. Eric Michaud, Un art de l’éternité. L’image
et le temps du national-socialisme, Paris, Gallimard, 1996. Routledge, 2007.
19
Cf. Boris Groys, The total art of Stalinism: avant-garde, aesthetic
24
The influence of Jean Baudrillard’s thoughts on film-makers, like
dictatorship, and beyond, Princeton, Oxford, Princeton University Cronenberg, the Brothers Waschofski, etc., has to do with the pos-
Press, 1992. sibility of the appearance being technically “producible”, thus ren-
20
The difficulty lies in that this is the basis of the program of designing dering it absolute. It has little innovation, on a proper view… You just
and fully mathematizing the existing, as it manifests itself in the di- have to watch how cinema works the senses for the work to stand
gital processing of experience. out, momentarily absolute.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

or of art endeavouring to be immediately poli- averting artistic practices of exorbiting the “art
tical, nor the dedifferentiation between the two. work”, seen as a “total art work”, which turned
Everything depends on the secret communica- aesthetic categories into true political operators.
tion between the two, on their frame of differen- Which presupposed an expansion of politica-
tiation. A discussion about the relations between lly, and not aesthetically, worded art. Benjamin’s
art and sovereignty with a view to discuss this insignificant advantage was that he pinpointed
issue further. where the problem was and the conditions to
reflect upon it.
Something essential was going on with this
attempt, which explains its omnipresence in the
Sovereignty 20th Century and which cannot be “overcome”
without being directly confronted28. The mini-
The political problem of art underwent an im- mum reflection on political art, developed in the
portant reformulation with Walter Benjamin25. 20th Century, shows that the direct relation bet-
In his known criticism of modern aestheticism ween art and politics was too uncertain, deve-
—towards the “block” formed by affections, ma- loping into a sort of self-sacrifice of art on the
chines and money— Walter Benjamin advocated altar of political programs, ideologies or social
the need for a “political art”26, although he was problems.
too vague about what would be the outline of It is a condition for reflecting on this problem
that anti-aesthetic turnabout of art and its rela- to acknowledge that the mere expansion of art
tion with “politics”27. A first condition had been to all possible spaces installed on the ground is
developed by the first vanguardism, primarily by already a political phenomenon29. Since the crisis
Dadaism, that decidedly refused aesthetics as a of aesthetic modernity, which has been ongoing
criteria or reason for art. In the event that judg- since the end of the 19th Century, the space of
ment and aesthetic ideality were attacked, an art has become a core issue. Especially at a time
essential element had failed, the way how the when cubism emerged, it was metaphorized out
affections were becoming the base material for from non-Euclidian geometries developed by
Riemann and others. Geometry served as the
politics, finances and audiovisual means. It is no
basis for thinking about this type of space, viz.
accident that the Benjaminian effort, as with Du-
out from the so-called 4th dimension, which led
98 champ, is based on a radical critique of art work to a series of confusions30. Le Corbusier’s ironies
and of the underlying criteria, but also in the about the cubistic idea of representing the 4th
aestheticization of the real, in the same way as D were accurate, but the issue lies more in the
it was shaped in the aestheticization of politics, meaning of the new vision of the space of art31.
a characteristic of totalitarian regimes and not
to a lesser degree of the trivial political regimes
that do the same through “performance”. In fact,
28
aestheticism and politics communicated through It is certain that the arts of installation seem to escape the unavoi-
dable effect of the expansion of art work which, however, doesn’t
a certain aesthetic definition of the work of art happen without ambiguity since the greatest complexity of the ins-
and in the hierarchy they crystallised. However, tallation does not keep the works from fragmenting and monetizing
the reversion proposed by Benjamin was less ob- in any other way, as it was the case for instance with the works of
Matthew Barney or Olaf Elliasson, whose gigantism seems to call
vious. In fact, the “politicization of aesthetics”, on this notion.
so as not to be purely negative, implies a redivi- 29
This expansion is, obviously, not to be confounded with “globaliza-
tion” of art, contrary to what Hans Belting maintained; since 2007
sion of the process of art expansion, capable of he has been organizing a series of initiatives around “global art”,
sponsored by the Dubai Art Fair. Cf. Hans Belting and Andrea Bu-
ddensieg (Orgs), Global Art World: Audiences, Markets and Mu-
seums, Hatje Cantz Verlag, 2009. It is not less obvious that the
“globalization” of art is, in itself, a symptom of the expansion of art,
basically of an empiric order.
25
It is, however, with Marcel Duchamp that it reaches its highest 30
Due to Einstein’s influent theory of relativity, the 4th dimension was,
expression. in the end, defined by “time” however, what the cubists were sear-
26
Benjamin says: “So steht es um die Ästhetisierung der Politik, wel- ching for was something quite different. About the transformation
che der Faschismus betreibt. Der Kommunismus antwortet ihm mit of the notion of space in arts, cf. Linda Dalrymple Henderson, The
der Politisierung der Kunst”. (Zweite Auffassung) Fourth Dimension and Non-Euclidean Geometry in Modern Art,
27
In principle, the Benjaminian solution involved “cinema”… that coo- Princeton, Princeton University Press, 1983.
31
perative, dynamic art that circulates all over the planet. Here cine- The new importance of the art space can be associated to the crisis
ma is confounded with contemporary art, as one can read in the of the notion of “art work”, which ceases to coincide with the ma-
paralipomena of his essay on art. Cf. Walter Benjamin, Addendum terial object, as one can see in the installation, for instance, and in
an “art work at the time of its technical reproduction” in Modernity, the growing indistinction between form and background, to which
ed. and transl. João Barrento, Lisboa, Assírio & Alvim, p. 505. analytical cubism awarded the highest importance.
Conferencias Plenarias - Art and Sovereignty

This process of expansion that has been ta- current globalization processes is that it ceased
king place in successive waves, becomes clear to coincide with the geo-historical space, sprea-
from the 60’s and 70’s onward, described by Lucy ding all over the earth36. Both art and politics
Lippard as the “dematerialization of art”, which expanded empirically all over the earth, crossing
in practice means its expansion32. With installa- all the limits and boundaries conveyed by his-
tion and land-art as a background, the aware- tory. This empiric infinity that causes discomfort
ness of this expansion comes from many sides, to artists and politicians alike, even to the more
as it is the case with Rosalind Krauss, referring radical, is subject to harassment by the memory
to an “expanded space” which began with the of art that produced world and consistency or
post-modernism and which would have blown by the historic promise of abolishing bondage37.
the aesthetic frontiers raised by modernism: “dis- Now, the expansion of art and politics on the
ruptive logic blows into pieces the frontiers that earth entails a radical conflict with the existing
encircled modernism”33. It involves a “logically structures, forcing to place the relations between
expanded field” where the place of the sculpture art and politics in a different light.
or of the work are coextensive, and which abo- Joseph Beuys’ thesis is symptomatic, from
lishes the “neutrality” of modern space. Krauss this point of view, namely that “all men are ar-
was close to the problem but let it escape, cap- tists”, on which he bases his defence of art as a
tivated by categories like “post-modernism” and “social sculpture”38, since it implies a radical dis-
“modernism” that do not realise that primitivism placement of the relations between art and poli-
and cubism of the beginning of the 20th Century tics, focusing it around the problem of “sovereig-
implied an extension of the art space, which ra- nty”. In Beuys’ version, the problems appear as
dicalized at the end of the last century. In fact, if created by a domino effect. Are all men artists?
you just have to think about Robert Smithson’s Is art made by everyone? Is art equal to “absolute
Spiral Jetty and the space that it opens up in con- sovereignty”, capable of expressing the “absolu-
temporary art, to understand that we are dealing te”, in line with Schelling and the whole romanti-
with something far more radical. What is at is- cism?39. These are all questions of doubtful inter-
sue here is the entry of history on the horizon est, since the reorientation of the questioning of
of the Earth, that art is a decisive symptom34. the relations between art and politics to the issue
Only art can expand completely, transcen- of “sovereignty” seem far more promising and 99
ding the borders where it has been explored and where the imperium over the territory is always
the national borders. The immense proliferation at issue. The matter becomes particularly delicate
of works, from genes to the satellites, the body when the territorium coincides with the Earth.
and the images, excludes nothing. This widening Let us postulate, without further ado, that
process occurred empirically and not ideally, sovereignty means a conflict around “political”
which is a crucial element35. And the same occu- sovereignty and not around utopian artistic so-
rred with politics. In addition to all the eighteen vereignty. It is less a matter of knowing if art is
century cosmopolitisms, the most striking of the or should be sovereign, than to learn how art
affects sovereignty, as historically installed and
distributed. In that sense, the direct analysis of

32
As in fact one infers from Lippard’s analyses; he states: “… Concep-
tualists indicated that the most exciting “art” might still be buried in
social energies not yet recognized as art. The process of extending
36
the boundaries didn’t stop with Conceptual art: These energies are And concomitantly, of the material and immaterial spaces held up
still out there, waiting for artists to plug into them, potential fuel by earth.
for the expansion of what “art” can mean”. Cf. Lucy Lippard (1973): 37
The idealities of history roam ghostly through the present, embo-
“Escape attempts” in Six Years: The Dematerialization of the Art dying and disembodying incessantly.
38
Object, Berkeley, University of California Press, 1997, p. XXII. Beuys states: “everything that concerns creativity is invisible, it is
33
Rosalind Krauss, “Sculpture in the Expanded Field” in October, Vol. a purely spiritual substance. And this work, with this invisible subs-
8, 1979, pp. 30-44. tance, this is what I call “social sculpture” “For a critique of Beuys’
34
One would say that as the ultra contemporaneous takes shape, gesammtkunstwerke, cf. Eric Michaud, “The Ends of Art According
the more archaic returns, the decision about the taking of the land to Beuys” in October, Vol. 45 (Summer, 1988), pp. 36-46.
39
and the management of the “flesh”. It is not by chance that con- This problem emerges philosophically in the text under the hea-
temporary arts are focused almost entirely on the “space” and on ding “Oldest Programme for a System of German Idealism” (1796),
the “body”. attributable to Hegel, but which may also have been written by ei-
35
This is an expected effect in Hegel’s speculative program. Although ther Holderlin or Schelling. The development of the thinking of the-
art is only a first moment, as when history opens up, its final over- se authors led to different reflections on the structure enunciated
coming by the concept implies that just like the latter, it sweeps the in the mentioned “program”. Cf. Bernstein, J. M. (ed.), Classical and
real entirely, art also does this through a spillover effect. Romantic German Aesthetics, Cambridge University Press, 2003.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

artistic sovereignty is misleading: art, that sove- and resists. The whole difficulty, vis-à-vis this
reign who comes from another world and leaves text, and others that survived the times in which
untouched the world we all live in40. Christopher they were drafted, lies in knowing whether they
Menke sought to save the escapist effects of ar- are readable after that time but, above all, out-
tistic sovereignty, presenting an eclectic version side the appropriations they have been the tar-
of art as negativity and critic of reason. In his get of. If we can approach the tragedy with our
limpid and innocent eyes, as if for the first time.
words: “Aesthetic experience is sovereign insofar
In the case of Antigone, the issue is a challen-
as it does not take its place within the differentia- ge that transcends the opposition between law
ted structure of plural reason, but rather exceeds and duty, between politics and morale, between
its bounds”41. After all the problem remains, obeying and disobeying. In his Aesthetics, Hegel
because the concept of sovereignty, regardless did highlight that there are two laws involved
of how ambiguous it may be, only gains sense in the conflict between Creon and Antigone, the
when seen in relation to truly existing Law and ancient, linked to the gods and to family com-
State. passion, and the law of the State, of the Polis,
It is true that there has always been a tradition and considers that the play demonstrates that the
within art (and thinking) that has moved covertly exorbitation of any of these laws leads to deso-
throughout western history. It can be sensed a bit lation and death42. Antigone seems to be able to
bear the dialectic reading, which synthesis is up
everywhere, in the wild part of western philoso-
to the final exodus but at the cost of annulling
phy associated to Lucretius, Bruno, La Mettrie or other characters that are not less important. This
Stirner and it manifest itself as “crime”, “immora- is the case with Ismena, Antigone’s sister who
lity”, etc. This current is marked by conflict, crisis, accepts that women be placed outside the so-
and prosecution and allows catching a glimpse vereignty of the Polis; Now, in Ismena’s charac-
of a conflict with sovereignty and around sove- ter is revealed, by symmetry, that Antigone, the
reignty. One of Sophocles tragedies, Antigone, daughter of the sovereigns, claims “sovereignty”
immediately comes to mind. If ever there was with inestimable consequences43. It is a fact that
an enigmatic text, this is definitely the one. As it involved something searching for the name,
if conveying something secretly, waiting for so- and through that name, something unpreceden-
meone to listen. Perhaps that is why it has been ted that only emerges in modern times as a po-
indefinitely appropriated or deviated, as if in that litical possibility.
100
Contrary to the apparently radical readings
work one searched for allies for the struggles of
such as Giorgio Agamben’s, who sees in “sove-
today, or for the usual combat. If this had al- reignty” a compact and absolute whole on which
ready happened at the onset of modernity, with the State is based44, in the case of Antigone and
Goethe, Hegel or Hölderlin, Sophocles’ tragedy
continues, till this day, to be the stage of political
and metaphysical battles between feminists like
Judith Butler or Luce Irigaray, but it is also used 42
Cf. G. W. F. Hegel, Aesthetics: Lectures on Fine Art, Transl. T. M.
to strengthen or annul the philosophical adver- Knox, Oxford, Clarendon Press, 1975, p. 1217.
43
Hegel mentioned en passant that Antigone is the daughter of so-
sary, as it is the case with Heidegger, Lacan, and vereigns, without drawing inferences from that fact. It is true that
Badiou or Zizek. “Antigone”, however, serves one can see, as it was the case with the feminist readings of the
play, a conflict between female and male values, but in fact, un-
derlying the gender conflict it is a competition for sovereignty, as
can be deduced from Charles Segal’s interpretation: “The conflict
between Creon and Antigone is not only between city and house,
but also between man and woman. Creon identifies his political
40
This is the opinion of Carl Einstein: “The European art work serves authority and his sexual identity. If this victory (krate*) rests with her
even now to provide a sense of inner security and strength to the without punishment, then I am not the man, but she’s the man. The
propertied class. It offers the bourgeois a fiction of aestheticized re- word krate*, victory, power, repeatedly describes his sovereign
volt, in which every desire for change can find a harmless “spiritual” power in the state. He sees Antigone, then, as a challenge to his
outlet.” in “On primitive art”, October 105, Summer 2003, p. 124. most important values and his self-image. A woman will not rule me
41
In an important book, Christoph Menke opposes to the idealist mo- (arxei) while I live, he says a little later, again linking the conflict of
del of the “autonomy of art” the broader model, which he defines the sexes with political power”. Cf. “Antigone: Death and Love, Ha-
as sovereign: “Whereas the autonomy model confers relative vali- des and Dionysus” in Charles Segal, Tragedy and Civilization: An
dity upon aesthetic experience, the sovereignty model grants it ab- Interpretation of Sophocles, University of Oklahoma Press, 1999,
solute validity, since its enactment disrupts the successful functio- p. 183.
44
ning of nonaesthetic discourses. The sovereignty model considers Agamben has devoted important books to the problem of sove-
aesthetic experience a medium for the dissolution of the rule of reignty, in a process that radicalizes from the publication of Giorgio
nonaesthetic reason, the vehicle for an experientially enacted cri- Agamben’s (1995), Homo sacer. Il potere sovrano e la nuda vita,
tique of reason”. Cf. Christoph Menke (1988), The Sovereignty of Torino, Einaudi, 2005. The most immediate implication of this com-
Art: Aesthetic Negativity in Adorno and Derrida Mass., MIT Press, pact definition of sovereignty is the disappearing of the differences
1999, p. IX. between the various forms of State.
Conferencias Plenarias - Art and Sovereignty

others like her, we find signs of a dispute with “... I authorise and give up my right of gover-
the “political” sovereignty, affecting it from the ning myself to this man, or to this assembly of
inside, competing for that compact character. It men, on this condition; that thou give up, thy
is true that this is an essential attribute of the right to him, and authorise all his actions in
notion of sovereignty, which since Jean Bodin, like manner. This done, the multitude so uni-
has been defined as the “absolute and perpetual ted in one person is called a Commonwealth;
in Latin, civitas. This is the generation of that
power of a republic”45. The notion of a sovereig-
great Leviathan, or rather, to speak more re-
nty that has its roots in the origin of the State verently, of that mortal god to which we owe,
and that crosses history, is ambiguous, as it does under the immortal God, our peace and de-
not take into consideration the fact that only in fence… For by this authority, given him by
modernity it is explicitly adduced as a fundament every particular man in the Commonwealth,
of political obligation to comply with the dictate he hath the use of so much power and streng-
of the State. It is not by chance that it is with th conferred on him that, by terror thereof,
the advent of political modernity that sovereign- he is enabled to form the wills of them all,
ty becomes a funding and problematic concept, to peace at home, and mutual aid against
from Bodin to Hobbes, Rousseau and culmina- their enemies abroad. And in him consiste-
ting with Carl Schmitt. A sovereignty as a legal- th the essence of the Commonwealth; which,
to define it, is: one person, of whose acts a
political concept gains final consistency with the
great multitude, by mutual covenants one
Treaty of Westphalia (1648), in which the princi- with another, have made themselves every
ple of state sovereignty applies: “No one superior one the author, to the end he may use the
on the inside and at the very least, equal on the strength and means of them all as he shall
outside”. From then onward, sovereignty justifies think expedient for their peace and common
the internal power and the international power46. defence. And he that carryeth this person
Despite the obsessive presence of this concept, is called sovereign, and said to have sove-
it was difficult to stabilize, leading to it being reign power; and every one besides, his”48.
only thinkable out from its attributes; it is abso- The non-transferrability of sovereignty thus
lute, indivisible, non-transferrable, etc., It is clear results from a general, irreversible, transfer of
that the attributes only reveal the complexity of power from each individual to the State, in other
trying to fasten it. For instance, if it is indivisible words, not allowing for counter-transfer or for 101
it is because, in practice, it is fragmenting or is taking it back49. Any hesitation regarding the
fragmentable47. The same can be said for the re-
maining attributes.
The attempt to define art as sovereign thus
48
errs, profoundly, since what is at stake is its re- Thomas Hobbes (1651), Leviathan, or the matter, form and power
of a commonwealth, ecclesiastical and civil, Translated by João
lation to sovereignty as historically established, Paulo Monteiro and Maria Beatriz Nizza da Silva, Lisboa, Imprensa
viz. the dispute over its attributes and the way Nacional, 1995, p. 146.
49
Hobbes is aware of the fact that this transfer and the contract itself
they were established in historical terms. For rea- is a rational fiction, an outcome of “art”: “In the same way as so
sons that we shall immediately seek to clarify, many other things, nature (the art by which God made and governs
the issue of transfer is crucial. Sovereignty has, the world) is copied by the art of men, also in this respect: that
they manage to produce an artificial animal. As life is nothing more
since always, been determined by the concept than limbs moving, which onset occurs somewhere in a main inter-
of transfer. The Roman imperium was defined nal part, why can’t we say that all automats (machines that move
themselves by means of springs, just like a clock), have an artificial
by Ulpiano as the transfer of the power of the life? Now what is the heart, if not a spring; and the nerves, if not a
people to the emperor. In modern times, Hob- number of strings; and the joints, if not a number of wheels that set
bes focuses the origin of the “social contract” and the whole body in motion, just as designed by its craftsman? And
art goes further than that, imitating that rational creature, the most
concurrently of sovereignty on it: outstanding work of nature: Man. Because through art is created
that great Leviathan called a Commonwealth or State (in Latin Ci-
vitas) which is but an artificial man; albeit bigger and stronger than
the natural man, for whose protection and defence it was devised.
And in which, Sovereignty is an artificial soul, as it gives life and
motion to the whole body”, Hobbes Ult. Cit., p. 23. The fictional and
45
Jean Bodin, Les Six livres de la République, Book I, 1576. artificial character of the Commonwealth does not hinder but ra-
46 With globalization the point is made that the notion of national ther propitiates the creation of that huge “automat” which “soul” is
sovereignty was going through a crisis. Cf., for instance, Michael ”sovereignty”, upholding the idea that transfer has happened since
Keating, Plurinational Democracy: Stateless Nations in a Post-So- always, except in the case of a serious default or disarrangement
vereignty Era, Oxford, Oxford University Press, 2002. of the Commonwealth. On the limits of the Leviathan, Cf. Susanne
47
In the end, each attribute is equal to a form of intensifying “sove- Sreedhar, Hobbes on Resistance: Defying the Leviathan, Cambrid-
reignty”, seeking to fasten it. ge, Cambridge University Press, 2010.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

transfer becomes immediately critical. We can is a conflict around the basis of absolute power
thus say that only art that affects and disturbs the —disposing of life and of death—, founded in
sovereign transfer is political and fragments its an abysmal manner, when it lacks the theological
attributes50. In this sense, the sovereignty of art fundament. In this connection, sovereignty is al-
is not thinkable, in the Schellingean style, only ready the result of the lack of fundament, which
sovereign practices that require art, or which ex- to a large extent explains its dramatism in mo-
hibit it and render it possible. dernity. Many people felt disturbed by Sade’s de-
It is not accidental that it is in modernity fence of crime, murder and prostitution, in short,
—the time of the “individual”, regardless of how the defence of “dangerous passions” which be-
vague it may be—, that the concept of sovereig- comes inevitable in the age of crowds54. But it is
nty comes into view and becomes dominating. known that Sade carried a literary and philoso-
This mere fact is symptomatic. Given the fact that
phical experimentation too far and that his scan-
since always was present, the idea of an ultra-
dal was more in his writing than in his actions.
power seemed as an unnecessary concept. There
As Blanchot shows, Sade writes, according to
can only be conflict and war around sovereignty
a principle that proves to be unbearable: “Tout
when it ceases to be theologically founded, tur-
ning the issue of the political obligation of the in- dire. Il faut tout dire”55. These are precisely the
dividuals —of obedience—, into something that last words of Julliete, the imperative of “saying
requires legitimization51. If the ancient sovereig- it all”. It is not a matter of the legally founded
nty, which was still unnamed and lacked con- “right of expression”, but an absolute radicaliza-
cept, was debatable, modern sovereignty, when tion of that right, beyond any interdiction56. Now,
assessing itself, even if unquestionable, becomes the interdiction is the effect of a partition sepa-
problematic. In the case of Antigone, the conflict rating what is allowed to say from what is for-
remains secret and unnamed, converging into a bidden to say. In another work, Blanchot insists
more or less covert current that competed for on this problem: “Sade is always pursued and
sovereignty. We can consider that in some cases, always due to the same demand: the imperative
quite unique, it is as if this current had met a of saying everything. One should say everything.
fault, breaking through the surface. This is truly Freedom is the freedom of saying everything, a
102 the case with the Marquis de Sade, who in a
text of profound irony, a true satire of the new
—Français, encore un effort si vous voulez être
une corruption générale, or un dérangement si formel, qu’au-delà
républicains!—, competes for sovereignty, com- même de ma vie l’effet s’en prolongeât encore.» (Cf. Le Brun and
peting for the right to kill or to use the bodies of Pauvert (eds), Sade, Histoire de Juliette, or les Prospérités du vice,
men (and women)52. In lapidary sentences, Sade Paris: Société Nouvelle des Éditions Pauvert, 1987, Vol. 8, p. 541.
The difficulty of separating Sade from his characters, with which
states that if God does not exist, he will accept he never fully identified. But the idea of an absolute act is clearly
no power above his own, having dreamt during Sadian. On this topic cf. “Sade and Transcendence” in John Phillips,
his long nights in prison and in the hospice of Sade: The Libertine Novels, London, Pluto Press, 2001, pp. 156-157.
54
In the law of the great figures no position remains to be frequented,
an act so tremendous and which effects will ne- no matter how absurd or bizarre it may be. Now, the law of the great
ver go away53. Of course, to Sade, sovereignty figures is the one which determines, statistically, the entry into his-
tory, into the age of crowds.
55
Sade / Blanchot, “Français, encore un effort”, precede de
“L’Inconvenance majeure” por Maurice Blanchot, ed. Jean Jacques
Pauvert, 1965, p. 20. What was a parody of one of Saint-Just’s formu-
50
It is obvious that this game only keeps up as long as Com- las: “On méprise la vertu comme le vice, on dit aux hommes: Soyez
monwealth and property exist. Here rests the reason of the weak- traîtres, parjures, scélérats si vous voulez, vous n’avez point à redo-
ness of Giorgio Agamben’s theses on sovereignty as the basis of uter l’infamie, mais craignez le glaive et dites à vos enfants de le cra-
the state of exception. In fact, art and crime give back other forms indre. Il faut tout dire, les lois qui règnent par les bourreaux périssent
of sovereignty, chiefly by refusing or pretending to accept the idea par le sang et l’infamie, car il faut bien enfin qu’elles retombent sur
of non-transferrability. quelqu’un”. Against the former power and to instate his own, Saint-
51
Obedience appears as the “mystery” of politics, as La Boétie Just calls on the citizens to “say everything”, to afterwards moderate
affirms. the principle that Sade radicalized. Cf. Saint-Just, “L’esprit de la révo-
52
The issue of women is essential in this text, which in fact appears lution et de la constitution de la France” (1791).
in the book La Philosophie du Boudoir ou Les instituteurs immo- 56
Jacques Derrida insists that if the right to say everything is only
raux (1795), a unique symposium that “mothers should give their literary and fictional, it may become conservative. To this he oppo-
daughters to read”. ses a “democracy yet to come” or future. In practice, this implies
53
This is, in fact, a sentence by Clairwil in Juliette: “Je voudrais, dit an excessive confidence on the text and its effects, when Sade’s
Clairwil, trouver un crime dont l’effet perpétuel agît, même quand saying everything, when occurring in fiction, becomes immedia-
je n’agirais plus, en sorte qu’il n’y eût pas un seul instant de ma vie, tely political via a complex mediation. About this subject, cf. Kevin
or même en dormant, où je ne fusse cause d’un désordre quel- Hart, “The Right to Say Everything” in The European Legacy, Vol. 9,
conque, et que ce désordre pût s’étendre au point qu’il entraînât No. 1, 2004, pp. 7-17.
Conferencias Plenarias - Art and Sovereignty

limitless motion that is the temptation of reason, sovereignty through the simple abandonment of
its secret promise, its delirium”57. In this con- the fundaments of State sovereignty, really exist.
nection, “saying everything” is subversive” be- Now, as we showed, sovereignty is the form of
cause it is still a saying when law has already the fundament of power when it is not possible
closed it, because establishing is to establish a to base it metaphysically or theologically; that is
demarcation line. However, it is more radical to say, when power is based on power58. It is not
than that, because everything is played on the a question of changing foundation and therefore
experimentation of saying everything in a gi- of forms of sovereignty but to take advantage
ven situation when you cannot or should not. of the internal crisis it has plunged into and the
If the possibility of saying everything suspends attributes it has crystallized into, in order to stop
the dictate of the law, its concrete practice in- a war which, being political, had to be achieved
troduces a tension which outcome is political. through art. This does not mean that it is not
Sade opens up the time of sovereignty, the de- necessary to read Bataille’s texts carefully. Let us
cision already taken as always, hindering its remain only with the argument that it is not suffi-
capture by the sovereignty of the State, where cient to move the problem of sovereignty from
everything you can say has potentially been said. politics over to life; or insist on luxury, on spen-
In this sense, to say everything, to show ding, and therefore on a sort of luxuriousness
everything, to think everything, matches an ex- of death; privileging the absolute relation, direct
cess of art over politics, establishing a crisis in and indissoluble, between absolute ecstasy and
sovereignty, making art and politics, in this exam- terror, between death and pleasure, etc.; and ba-
ple, communicate with one another through sically the idea that sovereignty corresponds to
Sade’s frail body. He does not believe that an an instant, an instant defined as anti-utilitarian
artist’s or art’s sovereignty exists, although in the and within the anti-utilitarian as a luxury spen-
“friends of crime society” some privileges may be ding59. But as such, in the last resource, this im-
conferred to the artist, though only for being the plies proposing new fundaments where there is
inventor of the simulation that changes the rela- only the lethal pressure of power and its hold
tions of the bodies, the words and the characters. over the territory and over the flesh (or more
The artist is a professional of appearance. If he bashfully, the bodies). If sovereignty was feasi-
carries out sovereign acts it is because he cannot ble, it would involve danger and if it doesn’t re- 103
do differently. present danger it is because it is a mere illusion.
In fact, in the case of Sade, the impossibility An absolute neutralization of sovereignty
of a sovereignty of art but also its uselessness, if founding strategy is required, founded on its
not the danger, as he pays dearly for the bold- essential attributes60 turned into foundations of
ness of his writing, for proposing a definition foundation but crossed by a radical crisis. The
of sovereignty in alternative to political moder- reasons are several. On the one hand, be-
nity. This is really the great obstacle linked to cause talking about sovereignty is not to dis-
Jacques Derrida’s and others —above all Geor- pose of absolute power; on the other, as
ges Bataille’s —theories of sovereignty: the idea Walter Benjamin mentions, because the incor-
that it is possible to freely create other forms of poration of sovereignty makes way for failure.

58
It is known how, in the Republic Plato felt annoyed with the hypo-
57
Maurice BlanchotBlanchot (1969), The Infinite Conversation, Min- thesis raised by Trasimaco that power is based on power, but at
neapolis, The University of Minnesota Press, 1993, p. 229. Jane that time there were gods, nomos, the installation of a metaphysi-
Gallop refers that Sade anticipates Hegel, but with a fundamental cally potent, etc.
59
difference. While Hegel would want to be able to say everything, Georges Bataille, La Souveraineté in Oeuvres Complètes, Vol. VIII,
which is the aim of the Encyclopaedias, Sade is marked by the Paris, Gallimard, 1976. It is certain that Bataille’s theory of sovereign-
attempt to “say what has not been said”: “The sentence “what is ty is an interesting supplement to the critic of generalized economy
not said” usually means what contingently cannot be said, what that he sought to outline and which has still to be deepened.
60
is not right to say in the presence of ceremonious people: what That is why one can only found circularly, as Jean-Luc Nancy refers:
one does not say in the family bosom. Saying “what is not said” “For the whole of our thinking, the End is in Sovereignty, and Sove-
then means to scandalise, to create discomfort. The radical sense reignty is in the End. The absolute transcendence, or the abyss, or
of “what is not said” is what cannot be said in any way, that exceeds the mystery of supreme ends that is found all throughout the tra-
language, turning the philosophical obligation or compulsion of sa- dition—for example, the impossibility of determining the “content”
ying everything into a futile, eternal attempt to appropriate what is of the Platonic Good or the Kantian Law — is held firmly within this
non appropriable”. Cf. Jane Gallop, Intersections, a reading of Sade circle: that which is sovereign is final, that which is final is sove-
with Bataille, Blanchot, and Klossowski, The University of Nebraska reign”. Cf. Nancy (1996), War, Right, Sovereignty—Technê” in Being
Press, 1981, p. 52. Singular Plural, Stanford University Press, 2000, p. 120.
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Thus he states about the baroque sovereign: the Schmittian theses according to which: “The
“… feature peculiar to the Trauerspiel which exception reveals most clearly the essence of the
is, however, only apparently a generic feature state’s authority. The decision parts here from the
and which can be illuminated only against the legal norm, and (to formulate it paradoxically)
background of the theory of sovereignty. This authority proves that to produce law it need not
is the indecisiveness of the tyrant. The prince, be based on law”. If the attribute of exception
who is responsible for making the decision to proves that sovereignty always decides when a
proclaim the state of emergency, reveals, at serious or untreatable case emerges, thus ope-
the first opportunity, that he is almost incapa- rating within and outside the law66, the notion
ble of making a decision”61. that everything is based on exception, whether
As a matter of fact, overlaying the baroque, the by definition (Agamben), or by the effects of the
Hamlethian hesitation is inscribed in the modern historic crisis (Benjamin), leads to the disappea-
notion of sovereignty, which is only sustained by ring of the case. Now, just as it is the case with
exercising as emergency law or, as Carl Schmitt other attributes, insisting on exception, will, in
shows, by decreeing the state of exception62. The fact, mean the lack of capacity to decide where
only way to cancel that hesitation within the lo- the case is and not necessarily treating all ca-
gic of sovereignty, or the vicious cycle it is based ses as exceptional67. This theses would disqualify
on, is to make it coincide with the state of things. even the possibility of enouncing it without risk,
And albeit the difference between urgent and i.e., outside the “semeiotics of blood” mentioned
normal, between exception and common, has by Nietzsche68. The fact that it is impossible to
toned down over the last century, it explains that distinguish the case and its seriousness reveals
sovereignty is becoming a blind judicial automa- a gap in political sovereignty, which has been
tism of the real63. But as mentioned, sovereign- explored since always in an open or covert way.
ty is not perceivable through any definition, not Let us take an example with Max Stirner. In
even through the idea of exception, but through his case, something shines through from this se-
a variable intensification of attributes, as abso- cret background, viz. in his book Der Einzige
lute, unshareable, non-transferrable, exceptional, und seine Eigentum (1847). Refusing all hierar-
104 etc. To remain restricted to the attribute of ex- chy and possession, the “only one” refuses to
ception has deleterious consequences. Thus, in accept sovereignty, even in the mitigated sha-
one of his last works Walter Benjamin states that pe of the social contract which he never signed
“The tradition of the oppressed teaches us and by which he does not feel bound. But by
that the ‘state of exception’ in which we live is doing so he recovers the sovereignty that he ne-
not the exception but the rule. We must attain ver transferred, except ideally, and enters a war,
to a conception of history that is in keeping apparently unequal. It is not a matter of sove-
with this insight. Then we shall clearly realize
that it is our task to bring about a real state of
exception”64.
Through another image, Benjamin alludes to 66
This is what Giorgio Agamben calls the “paradox of sovereignty”.
Cf. Agamben, State of Exception, Chicago, The University of Chica-
“an alarm clock that in each minute rings for go Press, 2005.
sixty seconds”65. The German author radicalizes 67
Schmitt does not even consider this hypothesis as he starts out
too assured from Kierkegaard’s theses, presented in the text “re-
petition”: “The exception explains the general and itself. And if one
wants to study the general correctly, one only needs to look around
for a true exception. It reveals everything more clearly than the ge-
61
Walter Benjamin, The origin of German tragic drama, London, Ver- neral. Endless talk about the general becomes boring; there are
so, 1998. exceptions. If they cannot be explained, then the general also can-
62
According to Carl Schmitt, in a book that Benjamin red carefully, not be explained. The difficulty is usually not noticed because the
“Sovereign is he who decides on the exception”. Cf. Carl Schmitt general is not thought about with passion but with a comfortable
(1922), Polical Theology Mass., MIT Press, 1985, p. 30. superficiality. The exception, on the other hand, thinks the general
63
The same applies at international level, although there the defini- with intense passion” (Kierkegaard).
68
tion of state sovereignty still maintains some of its classical validity. Despite Nietzsche’s intense criticism of the use of blood by roman-
64
Walter Benjamin, “Thesis on the philosophy of history” in The Angel ticism, connected to the empire of sacrifice in history, in Zarathustra
of History, selection and translation by João Barrento, Lisbon, Assí- he states that “Of all that is written I love only that which one writes
rio & Alvim, 2010, p. 13. in blood”. Cf. Friedrich Nietzsche (1883-1885) - Thus Spoke Zara-
65
Walter Benjamin (1929), “Surrealism: The Last Snapshot of the Eu- thustra, published by A. Caro & R. Pippin, Cambridge, Cambridge
ropean Intelligentsia” in Benjamin, Selected Writings, Vol II (1927- University Press, 2006, p. 27. It is obviously not a matter of using
1934) Mass., Harvard University Press, 1999, p. 218. the blood of others but rather to put one self at risk.
Conferencias Plenarias - Art and Sovereignty

reignty but the same, the only one there is, since It is not that Stirner defends crime. All actions
it corresponds to a legitimating of history and that reassume or counter-transfers sovereignty
of its divisions and hierarchies. In Stirner’s case, cannot emerge except as crime or as criminali-
recovering sovereignty is equal to breaking the sed. The fact that this aspect was misunderstood
principle of its non-transferrability, an essential led to the whole scandal around Stirner’s book
basis of all modern sovereignty. In this case there and the attempt to silence it.
is a game going on around transfer and trans- This involves a double consequence. On the
ferred, recovering what has never been transfe- one hand, all acts resulting from the war of so-
rred. In Stirner’s complex strategy, when reassu-
vereignties appear as crime; on the other hand,
ming sovereignty secretly it begins to crumble,
the refusal of the limits, established by law and
since according to the attribute of indivisibility
(or of the unshareable) there cannot be two norms effectively in force, was unable to hinder
sovereigns within the same territory. But para- effective crime, as it becomes clear in the case
doxically that is what happens as soon as the of Raskolnikov, the nihilist student described by
counter-transfer takes place, that saying, thinking Dostoyevsky, who carries out the most hideous
and showing “everything”. War sets in immedia- crime since the ancient tables of the Law: mur-
tely, no matter how parodical and grotesque it der. The great difficulty of addressing the pro-
may seem, given the inequality of the powers. blem of sovereignty, which resulted in it always
being an underground problem in philosophical,
aesthetical and political terms, is linked to the
Crime fact that sovereignty, ultimately, caused a perma-
nent, unstoppable and relentless war. In fact, in
We have before us a profoundly dissimulated lo- historical terms, sovereignty ends up being the
gic that is working the closing line of sovereignty outcome of a war that marked all mankind, ha-
and which always occurs around its attributes69. ving appeared to dissimulate and legitimate the
We find signs of it since long ago, in Sophocles’ state of things, property ownership, the hierar-
Antigone, or in Sade, Stirner and Nietzsche, who chy of objects and subjects. In modernity, the
had already left concerned traces in Dostoyevsky attempt to found politics on sovereignty seems to
in his book Crime and Punishment where, for refer to the deep “energologic” crisis that passed
105
the first time in literature, the idea is presented through the entire history and which becomes
that if there is no limit or fundament and not quite clear in the 19th Century with Marx71. On
accepting any exterior or imposed sovereignty, the other hand, legitimate state sovereignty and
all sovereign rights are recovered. “Crime”, Dos- modern geopolitics result from the “taking of the
toyevsky sums up. In an inexorable logic, Stirner Earth” by historical powers72. This last aspect is
extracted all the consequences of the crisis of essential. Since sovereignty implies one sove-
sovereignty, or of the assumption of it being in reign per territory, as adequately depicted on the
crisis or the explicitation of his essential crisis. frontispiece of Hobbe’s Leviathan and in the idea
In a passage where he reveals more than he su-
of transfer and non-transferrability, the appearing
pposedly wanted to —but just like Sade he also
wanted to “say everything”—, at a certain point
he states:
“The State practices “violence,” the indivi-
71
It is through energology that is described the fact that the cons-
dual must not do so. The State’s behaviour truction of history, cities and monuments, art works and objects,
is violence, and it calls its violence “law”; resulted from the use of human (and animal) energy, accumulated
that of the individual, “crime.” Crime, then and spent by the masters. When Marx described his main outli-
nes in the 19th Century, he was in a profound crisis on account of
so the individual’s violence is called; and two reasons: 1) juridically because the individual gets against; 2)
only by crime does he overcome the State’s technically, because energies and mechanical engines began to
violence when he thinks that the State is dispense with human energy.
72
Carl Schmitt tends to naturalise the “taking of the earth”, overde-
not above him, but he is above the State”70. termined by the nomos, the laws of community but if red out from
the Marxist critic to property, one understands that the taking of
the earth is the fundament of historic geopolitics. Cf. Carl Schmitt,
Der Nomos der Erde im Völkerrecht des Jus Publicum Europaeum,
69
In each concrete moment an attribute of sovereignty becomes es- Duncker & Humblot, 2.ª edition, 1974. For the critic of Schmitt’s po-
sential but not all at the same time. sitions, cf. José Bragança de Miranda, “Geographies: Space and
70
Cf. Max Stirner, The Sole One and his Property, Translation, glos- control of Earth“in Bragança de Miranda & Prado Coelho (Orgs),
sary and notes by João Barrento, Posface by José Bragança de Spaces, theme number of the Magazine Communication and Lan-
Miranda, Lisbon, Antigone, 2004, p. 115. guages, Lisboa, 2005, No. 34/35.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

of another sovereign, even if incognito, implies war. That is why Stirner, who was not an artist
assuming the same rights as the historical, insta- but rather a “lunatic”, according to the German
lled sovereign, regardless of what they are, whe- censorship of the time, would be willing to risk
ther they are establishing laws, proposing them, a little, and say a little more than he wanted to.
changing them, executing them; assuming the Dostoyevsky was able to announce it and had no
right over life or death, of decreeing an excep- problem with that because he was on the right
tion, calling up for war, asking all kinds of sacri- side of the war of sovereignty; the first part of the
fice and sacrificing everything and everyone. book was on crime while the second part was
In short, to attack the problem of sovereignty on punishment, which balanced the situation. It
head on has clear consequences, such as perma- was possible to announce a theses as extreme
nent war and widespread violence73. It is further as Raskolnikov’s right to kill whoever he saw fit,
an unbalanced and unequal war which, neces- whoever he deemed to be an inferior person,
sarily, leads to a deviation of saying everything, —he had no rule that he felt bound by— becau-
showing everything, thinking everything. As Stir- se afterwards, in the second part, he underwent
his conversion to Christianity through love whe-
ner states once more,
reby everything would be all right.
“Now, if I wanted to act ridiculously, I might, But it was in the capacity as artist, and a great
as a well-meaning person, admonish you not one for that matter, that Dostoyevsky could pre-
to make laws which impair my self-develop- sent a case as extreme and problematic. Given
ment, self-activity, self-creation. I do not give the power of desinsertion, which gets the full
this advice. For, if you should follow it, you reading, who can guarantee that you get to the
would be unwise, and I should have been second part of the book? Wasn’t it the first one
cheated of my entire profit. I request nothing that came to Nietzsche and terrified him75? Becau-
at all from you; for, whatever I might demand, se in spite of Dostoyevsky Christianity, the result
you would still be dictatorial law-givers, and that you come to is paradoxical. The act of so-
must be so, because a raven cannot sing, nor vereignty being assumed dissimulatingly implies
a robber live without robbery. Rather do I ask that it has disseminated just about everywhere,
those who would be egoists what they think making everyone a “suspect” and, above all,
the more egoistic to let laws be given them unrecognizable or disturbing. One knows how
106
by you, and to respect those that are given, King Dom Sebastian was always acknowledged
or to practice refractoriness, yes, complete di- because he was expected, or how the paranoia
sobedience”74. of Law sees criminals everywhere76. To assume
a secret sovereignty through a strange counter-
Besides the thundering style that Marx so
transfer causes sovereignty to become fractured
strongly satirized, the question is not, as Marx
or indivisible, one of its main attributes, but also
thought, in a poor D. Quixote redoubled as San-
causes violence and blood to stand out.
cho Pança, but it is a politically dense subject.
This is then the essential paradox that has
Given the imbalance of power and strengths, it
no solution outside art. The exhibition of a se-
would be ridiculous to affirm sovereignty wi-
thout the instant aniquilation as “criminal” or “te-
rrorist”. Stirner enunciates the possibility of being
able to say everything, and he will do so, to at 75
Stirner’s Nietschean denegation is known, but in fact nihilism boils
the same time remove the sentence in excess, the down to the issue of “crime” and, in last resource, to murder. The
theory of the “eternal return” is a solution to the problem. In fact,
one in which he “warns” about the presence of the decision to let an extreme act take its course, its execution, in
another sovereign, eager to compete for the terri- the existing state of affairs, falls indefinitely on all acts, past present
and future. What seems to imply the acknowledgement of the state
tory and property. One concludes from here that of affairs and of the sovereignty that determines it, given that it will
in this current of sovereignty that crossed history, pursue indefinitely the executer of the extreme act. But it cannot
true sovereign is only that dissimulatingly. He is hinder it.
76
Criminals who in compensation tend to see themselves as “so-
at war without having declared it. That is why it vereigns”. In one of Benjamin’s interpretations of “big criminal”,
can never be recognized, despite being at total Jacques Derrida states: “Benjamin stated that the big criminal fas-
cinates the crowds, even when he is condemned and executed
because he challenges, through law, the sovereignty of the State’s
monopoly on violence or the sovereign as an outlaw”. Cf. Jacques
Derrida, The Sovereign Good, Viseu, Palimage, p. 61. It is also not
73
The problem goes away if the act is merely theoretical or based on by chance that in the so called letters of insanity, Nietzsche stated
vague “profanations”… that besides being Jesus or Dionysus, he was also Prado, one of
74
Max Stirner, Ibid. p. 115. the biggest criminals of the 19th Century.
Conferencias Plenarias - Art and Sovereignty

cond sovereignty leads to war and to the logic this fascination. And they have, in fact, used it
of crime, wrapping everything in a shroud of red abundantly, just think about the novel or movies
blood. But not assuming it implies becoming a in which all passions, dangerous or not, have
prisoner of the State’s logic, in its unstoppable developed. To a certain point, cinema or televi-
destruction of life and shredding of the earth… sion, all arts end up dominated by the general
of exhaustion, if you wish, of our possibilities profitability that structures the overall economy
of creating something together, whatever that that steers us. It is true that assassination on film
would be… according to unpredictable aspects. does not draw blood, but it is not less true that
It has already been mentioned that one of its it is unpolitical and unartistical. Just as the pure
paradoxes, sovereignty, breaks and dissemina- defence of violence is not a solution. For instan-
tes vague “sovereigns” everywhere. And in fact, ce, Karlheinz Stockhausen, a fundamental artist,
this problem only makes political sense in the described the collapse of the New York Towers
20th Century and not in ours, in which art and as “the greatest work of art imaginable”, and con-
politics expand over the whole of the earth77. tinues, “the fact that some spirits accomplish with
Everything radicalizes when what is at stake is one single act something that in music we can-
the whole earth, and in a situation in which each not even dream of, that people may practice for
case may count and have influence, as we saw a decade, insanely and fanatically, and then die.
in the case of Abu Grahib, and so it must be, This is the greatest work of art imaginable for the
because only disobedience may avoid the worst. whole cosmos”81. These words were followed by
The bombs dropped by the Enola Gay over a scandal, by censure, which is understandable,
Hiroshima on 14 August 1945 would not have since Stockhausen was not expressing himself as
been launched by Sade; for that there will always an artist but within the logic of sovereignty which
be the small Eichmanns and their leaders78. cannot be explicated except through art. Now, in
It is plausible, so we believe, that it is this long art one can say everything for art, everything that
row of unknown and unrecognizable disguised cannot be said by politics without falling into
sovereigns that leave as little signs as possible violence, into the game of violence. Only the re-
that feeds the most virulent and radical part of sort to the idea that art fractures sovereignty to
art, the one that makes it something crucial from the advantage of another sovereignty, allows the
the political point of view. And at the same time introduction of a differentiation, despite of how 107
exhibiting, propelling and sustaining the extreme faint it may be. And it is through the infra-mini-
logic of the war of the sovereignties, and the lo- mum effect that art and politics cross and densify
gic of blood and of the war that feeds it, suspen- in the real web.
ding that violence, deferring it without delivering Art that places itself at the service of a second
these energies on the loose in a hallucination citizenship has for territory the whole space of
of “another” sovereignty, to the state’s dissipating art that coincides with earth that covers it, now
machines, financial or spectacular, that affect life far from the medieval iconic cohesion or the
on earth. Just take the examples of Sade, and Greek tectonic. In this way, it is a game around
Dostoyevsky but also Baudelaire, Rimbaud, or the absolute attributes of sovereignty, of uncon-
Mallarmé, who defined himself as living “at a ditionality, indivisibility, non-transferrability, of
time when the poet is an outlaw”79. the exceptional decision that work in different
It is true that arts, and artists, in their black and plural forms. The most interesting cases in
romanticism80, have always been thrilled by cri- art came from those who managed to devise new
me, without really knowing what to do about

77
In this sense, if from the point of view of the geopolitical and state as the other. On black romanticism, historically connected to the
occupation of the territory, any resumption of sovereignty leads to gothic of the 9th century, cf. Mário Praz (1930), La carne, la morte
an unavoidable war resulting in “crime”, one can predict that sove- e il diavolo nella letteratura romantica, Milan, Rizolli, 2008. With re-
reignty disputed through art refers to another territory, of human gard to contemporary art, Jean-Michel Rabaté clearly shows art’s
space that covers the whole earth. In this case the master and the fascination with crime, in a process that comes from Thomas de
tyrant are invaders and are de trop, losing any privilege. Quincey, Edgar Allan Poe, even Marcel Duchamp and Man Ray. Cf.
78
Hannah Arendt is right, but it is a different issue… Jean-Michel Rabaté, Etant donnés: 1° l’art, 2° le crime – La moderni-
79
“Mallarmé, enquête par Jules Huret”, l’Echo de Paris, 1891. té comme scène du crime, Dijon, Les Presses du Réel, 2010.
80
There is a black sovereignty, that opposes law and that simulates 81
Karlheinz Stockhausen, Das Pressegespräch am 16. September
being able to institute law, when it denies only the existing. It is a 2001 im Senatszimmer des Hotel Atlantic in Hamburg in MusikTex-
hallucination of state sovereignty, and is as inevitable and lasting te, 2002, No. 91, pp. 76-77.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

forms, radical procedures, which moved forward tomatic. If all assumption of sovereignty implies
through a series of plural and free tactics that a disguise, then art is a political form of that
proved to be politically interesting and artistica- disguise. It allows saying everything / showing
lly powerful. This is the case, for instance, with everything / thinking everything, without doing
the Duchamp conversions, a grotesque hyper- everything. Now going back to the case of An-
densification of a Cindy Sherman, of the archai- tigone, which we mentioned earlier. If from the
zation of history by earth in Robert Smithson, strictly Greek point of view she is refused access
from Courbet to Bataille, etc. tactics of low ma- to sovereignty because she is a woman, what this
terialism, etc. Or among us, for instance, of Sofia tragedy has of universal can be found in the first
Neuparth interesting experimentation in CEM, in form of the Nietscheian strategy of the plot, at
the case of “Practices to see the invisible and keep least in the form given by Pierre Klossowski84.
a secret”, where several young artists redesigned The plot is a reassuming of a secret sovereignty,
5 places of the Graça district in artistic and con- invisible and dissimulated, that is expressed only
ceptual terms, which they extended and (re) di- through its effects in the insecurity of its real pre-
vided, carrying out a true artistic occupation of sence. To assume sovereignty, as Antigone does,
the territory with the profound acquiescence of leaving the palace where a placed had been des-
its inhabitants82. tined her, is to go against the State and the sta-
It is about names, cases, works that break into te of affairs and the plot develops around the
the real, making art and politics communicate. search for her next of kin, for the secret allies,
Affording them both an opportunity. It is about inhabitants of the human’s free space. The gods
sovereign tactics but without blood, although art are not the allies rather the ones that segrega-
is made with blood —see for instance Gina Pane te the power that feeds Antigone’s immoderate
or the Vienna accionalists—, an infinity of tactics desires. Recuperating the sovereignty that the
which are under way and which we do not stand State has seized, simulating that it comes from
a chance of recognizing how they communicate, “us” that we gave it to her just because we were
in which space they communicate, if they rea- born, this is the duty to which Antigone sacrifi-
lly succeed in creating a community… This can ced herself. The horrified chorus criticizes Anti-
only happen due to inadvertency, exclusive of gone and Creon’s hubris, however art may draw
a program, resisting sovereignty in another way nearer and draw us nearer to hubris, without
108 but within the space opened by it. On this sub- destroying us.
ject Derrida states: It is true that we shall never know how or if
“If I were to propose a political thesis it would Antigone and Sade, Lucretius and Shakespeare,
not be the opposition of sovereignty and non- Mallarmé or Duchamp communicated; we have
sovereignty… but another politics that shares no way of saying whether they formed something
sovereignty , viz. the sharing of the impracti- together or not. Against Stirner’s desolated isola-
cable and a division of what is not divisible”83. tion and that of the disguised sovereigns, the only
possibility is that they all share the same plot. The
But should this sharing or division be possi-
intricacy lies in the fact that in the ancient plots
ble, which would be a commendable democratic
they all had a password, while in the plot where
dream, then there would no longer be sovereig-
human fate is at stake none of this exists. We
nty… but other life forms. The problem with art
sense that if they send signs, these signs may be
and politics only arises as long as there is Estate
read. Which to a certain point is impossible, be-
and its misterium tremendum, sovereignty. Not
cause as stated in one of Brecht’s poems, it is ne-
after…
cessary to “cover your tracks”85. Under these cir-
cumstances, the possibility of a plot must exist, in
which no one knows or recognizes one another,
Plot

Larvatus prodeo —masked advance— Descartes


stated, a bit mysteriously. But saying it is symp- 84
Cf. Pierre Klossowski, Nietzsche et le cercle vicieux, Paris, Galli-
mard, 1975.
85
It is a poem from the 20’s “Verwisch die Spuren”, in which you can
read “Whatever you say, don’t say it twice / If you find your ideas in
anyone else, disown them. / The man who hasn’t signed anything,
82
These “practices” are part of the Festival Pedras d’ Água ’10 (Lis- who has left no picture / Who was not there, who said nothing:
boa, 16 to 24 July 2010). Cf. http://www.c-e-m.org/?p=835 (accessed / How can they catch him? / Cover your tracks!-”. Cf. Bertolt Brecht,
30 January 2011). “Cover Your Tracks” in Brecht, Poems 1913-1956, ed. Willett and
83
Derrida, ibid., p. 17. Mannheim, trans. Frank Jones.
Conferencias Plenarias - Arte e soberania

in which everyone is acting and leaving vague mé num pequeno, mas importante artigo sobre
signs that never get to be signs. Art is the most Manet e os impressionistas2, esse grupo de «in-
general form of that plot. When an act succeeds transigentes». O poeta tem consciência de que
in connecting art and politics, we find a way of estamos numa época «extrema» ou terminal. A
sharing and of dividing, around which line we partir da modernidade todas as «épocas» são ex-
may hope to find our next of kin, our brothers. tremas ou estão no extremo. A possibilidade de
divisar o aspecto baseia-se no colapso das «épo-
cas em que o sonho estava à frente da realidade»
(470). Até à modernidade a vida era suportável
Arte e política porque era «onírica», onde a magia, a alquimia e
todas as transubstanciações aumentavam a nossa
Embora o séc. XX se tenha dramatizado excessi- ilusão de poder e tornavam suportável a mor-
vamente a relação entre a arte e a política, o que te, a violência, etc. De acordo com Mallarmé o
estava em causa era decisivo, remetendo para a facto de termos chegado ao extremo torna fo-
crise instaurada na modernidade, que abalou a rçoso um recomeço, mas não o «começo real»
síntese da vida que vigorara desde os gregos até (sic), irretraçável e que não pode nem deve ser
à época da teologia política medieva. repetido, houve demasiado sangue e crueldade
A modernidade caracteriza-se pela dissonân- na formação histórica do «aspecto» do mundo,
cia, pela fragmentação do agir em esferas rela- inseparável durante demasiado tempo de actos
tivamente autónomas, como a política, a arte, a sacrificais. Trata-se de repetir o gesto de onde
ciência, a ética, mais uma infinidade de sectores, o aspecto eclode, relançando o momento inicial
de subsectores e de segmentos que partilham a em que este nos separa da natureza. Aí vigo-
rendibilidade geral da vida. De certo modo, arte ra «o olhar firme de uma visão devolvida à sua
emerge dessa explosão, ao mesmo tempo como mais simples perfeição» (sic). Mas agora, entrado
«art world» específico, com as suas práticas, pro- em crise o aspecto antigo, esse trabalho já inci-
fissões e idealizações, mas também as «obras de de não sobre a «natureza», mas sobre «natureza
arte». Aliás, Victor Hugo mostra bem, num pro- quotidiana», ou seja sobre a totalidade da exis-
fético texto sobre a imprensa, que as artes surgi- tência. Sinal de que tudo o que foi feito pelos
ram da crise do regime tectónico medieval, coma humanos se tornou problemático, se cristalizou, 109
explosão da igreja medieval, da catedral gótica: etc. Esse poder incumbe totalmente à arte. Cite-
«… du moment où l’architecture n’est plus qu’un mo-lo: «Para satisfazer o meu desejo artístico de
art comme un autre, dès qu’elle n’est plus l’art criação, o que preservo não é a porção material
total, l’art souverain, l’art tyran, elle n’a plus la que já existe, superior a qualquer representação
force de retenir les autres arts. Ils s’émancipent simples que possa dela fazer, mas o prazer de
donc, brisent le joug de l’architecte, et s’en vont ter recreado a natureza pincelada a pincelada...
chacun de leur côté. Chacun d’eux gagne à ce [Trata-se] de reflectir no translúcido e durável es-
divorce. L’isolement grandit tout. La sculpture pelho da pintura aquilo que vive perpetuamente
devient statuaire, l’imagerie devient peinture, le e que, todavia, morre a cada instante, que exis-
canon devient musique. On dirait un empire qui te apenas através da vontade da ideia, mas que
se démembre à la mort de son Alexandre et dont constitui no meu domínio o único mérito autên-
les provinces se font royaumes»1. Para Hugo este tico e seguro da natureza, o Aspecto».
facto é sinal de uma leveza acrescida, da entrada É por isso que o assunto é eminentemen-
do humano da liberdade, mas também sintoma te político. Trata-se do «real», que como refere
de uma segunda «Babel», dada a imensa profusão noutra passagem Mallarmé é sempre o efeito do
de fragmentos que circulam abundantemente acrescento do «simulacro» e através deste do as-
pelo real. pecto». O aspecto é uma tradução do «eidos» pla-
Certeiramente, Hugo está convencido de que tónico, remetendo para o aspecto do mundo e a
esta viragem altera a própria política, e não ape- própria possibilidade de fazer-mundo3. É neste
nas as artes. Trata-se de «política» num sentido
mais extremo, cuja natureza é visada por Mallar-
2
Stéphane Mallarmé, “Les Impressionnistes et Edouard Manet”
(1876).
3
Nelson Goodman salta alegremente sobre o problema, qeu mal
1
Victor Hugo, «Ceci tuera cela» em Notre-dame de Paris (1831). descortina.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

sentido que a coisa é da ordem da política, pois Na verdade, as afinidades com Hegel são
tem a ver com o «eidos» do mundo humano, com máximas. A antiga potência da arte torna-se im-
a possibilidade de nele habitar, fora das lógicas possível, como refere a passagem anterior, e que
da rendibilidade, que repetem secularmente a ar- se repetem uma e outra vez na sua Estética, a
caica política do sacrifício. qual Mallarmé terá lido7. Numb fragmento inti-
A vinda à consciência do «aspecto» é, ao mes- tulado «Ueber Mythologie, Volksgeist und Kunst»,
mo tempo, sinal de crise, determinando simulta- redescoberto não faz muito tempo, escreve He-
neamente o destino da arte na modernidade. Na gel que «When in our time the living world does
sua forma mítica ou teológica o aspecto determi- not form the work of art within it, the artist must
nou toda a história, era eficaz mas «inconsciente». place his imagination in a past world; he must
O aspecto do mundo era produzido a partir de dream a world, but the character of dreaming, of
uma imagem absoluta, a de Deus ou dos deuses. not being alive, of the past, is plainly stamped on
Tendo colapsado, mas essa é uma condição de his work». Percebe-se melhor as consequências
liberdade, o aspecto pode ser abordado directa- desta tese quando se observa que anteriormente
mente por ter entrado em decomposição. Aliás, a arte, a «musa absoluta» (sic) «assumes the aspect
Hegel já tinha descrito os efeitos da decompo- of presenting the externally perceivable, seeable,
sição do aspecto: and hearable forms of spirit. This Muse is the
«As estátuas são agora cadáveres de que se generally expressed consciousness of a people.
escapou a alma vivificante, à semelhança dos The work of art of mythology propagates itself
hinos [feitos] de palavras de que se escapou a in living tradition. As peoples grow in the libera-
fé; as mesas dos deuses [estão] sem alimento tion of their consciousness, so the mythological
nem beberagem espiritual e, dos seus jogos e work of art continuously grows and clarifies and
banquetes já não recolhe a consciência da ju- matures. This work of art is a general possession,
bilosa unidade de si com a essência. Às obras the work of everyone... So is the work of art the
da musa não assiste já a força do espírito que work of all». Trata-se de um fragmento notável,
viu irromper do desabamento de deuses e pelas suas implicações. A obra de arte de todos
homens a certeza de si mesma. Elas foram constitui uma única obra, notando-se a perda de
doravante o que são para nós —; belos frutos potência da arte na rememoração onírica, facil-
110 separados da árvore»4. mente presa do grotesco, ou no seu retraçamen-
to conceptual, como corresponde à «museologia»
A dificuldade essencial para Mallarmé é que
hegeliana; concomitantemente, a obra de todos
nenhum artista pode refazer o aspecto, conferin-
torna-se individual, com autoria, e pulveriza-se
do ordem, potência e beleza ao mundo, como
numa infinidade de objectos chamados obras
Homero teria feito a Grécia ou S. Paulo com o
de arte, que na prática diferem e pulverizam. O
cristianismo. Historicamente o «artista» é anóni-
programa especulativo procura conceptualizar
mo, equivalendo ao trabalho de todos os huma-
aquilo que o não-filósofo apenas pode sonhar
nos, e por isso mesmo, numa relação à políti-
ou delirar, o mundo como obra de arte viva».
ca5. Mas enquanto artista ele participa na criação
Se o diagnóstico de Mallarmé e de Hegel se
do aspecto do mundo, e é através desta parti-
aproximam a este ponto, diferem claramente na
cipação que a arte se relaciona com a política.
resposta ao problema do «eidos» do mundo8, so-
Muito depende de saber se tem sentido, ainda,
bredeterminado no segundo pelo conceito, que
a colocação mallarmeana, que oscila entre duas
ao plasmar-se no real, se encarna esteticamente,
impossibilidades ou obstáculos: não é possível
mas não enquanto arte; enquanto, no primeiro,
produzir nem conscientemente nem inconscien-
todo o passado mais não foi de que um lance
temente o «eidos» do mundo, sendo, todavia, ne-
de dados, tratando-se de mantê-lo a «rolar». É o
cessário6.
movimento livre do lançar que está a garantia

4
Hegel, Fenomenologia do Espírito. 7
Trata-se de um assunto controverso. Cf. Reynolds, D. “Mallarmé
5
Neste sentido, a idade média era política «inconscientemenet», and Hegel: Speculation and Reflexivity.” French Cultural Studies 2
na medida em que correspondia a um mundo unitário, apesar das (1991): pp. 71-89.
divisões e das ordens medievais, altamente hierárquicas. Cf. Kan- 8 Ou talvez não, se aceitarmos que a realziaçã do especulativo ocu-
torowicz, Selected Sudies. pa todo o tempo que resta, sendo finita no conceito e infindável
6 Neste aspecto, uma arte do aspecto que se pretenda política con- na efectuação. Cf. Sobre a temporalidade pós-histórica, Catherine
funde-se com uma «cosmética» generalizada. Malabou.
Conferencias Plenarias - Arte e soberania

política da arte. Ora, esta é negada, tornando- do afirmam que «une oeuvre d’art totale pût être
se numa grotesca cosmética transcendental e um séparée du cours de la vie. C’est “la synthèse de
infindável fluxo de «objectos» e de «estratégias» tous les moments de la vie” qui est l’oeuvre to-
artísticas. E de facto, estas duas versões paró- tale»12. Nesta afirmação está já presente todo o
dicas de arte política marcaram profundamen- programa de controlo do aspecto, capaz de ab-
te o século que findou. A mais perigosa delas sorver a vida numa síntese perfeita. Como re-
deriva nitidamente da ideia de obra de arte to- velara Mallarmé, todo o problema está em que-
tal (Gesamtkunstwerk), que tão influente foi no rer produzir o aspecto de maneira controlada e
século XIX, e que ganhou foros de cidadania consciente, expandindo uma obra particular de
ao ser anunciada por Richard Wagner no livro modo a que se torne absoluto13. Isto é evidente
intitulado A Obra de Arte do Futuro (1849): nas actuais tentativas de produzir «sinestesia» vir-
«Who, then, will be the Artist of the Future? tualmente, criando uma Gesammkunstwerk por
The poet? The performer? The musician? The meios puramente técnicos e digitais. Sendo um
plastician?. Let us say it in one word: the Folk. efeito sintetizador, revela apenas a vontade de
That selfsame Folk to whom we owe the only abolir as diferenças e dissonâncias, como se de-
genuine Art-work, still living even in our mo- preende das defesas da «interactividade» ou da
dern memory, however much distorted by vontade de abolir a diferença entre entre artis-
our restorations; to whom alone we owe all ta, obra e espectador14. Cronenberg no seu filme
Art itself»9. Existenz, permite pensar que o delírio da técnica
se alimenta desse velho programa de produzir a
Mal ou bem, deve-se a Wagner o máximo de
vida15 .
consciência possível dentro do romantismo do
Não é que o problema não seja real, pois o
problema da arte política. Mas é no wagnerianis-
desejo de absoluto é sintoma da guerra em torno
mo que reside o problema. É presa demasiado
das diferenças, nomadamente entre o senhor e
fácil de agenciamentos absolutistas. Assim, Hitler
o servo ou o império e as províncias, faz parte
via-se com um «grande artista», um escultor da
da guerra, ao mesmo tempo que a impulsiona.
massa amorfa a que a modernidade teria reduzi-
Mas para além das ilusões de controlo ou dos
do o povo alemão, preparando-se para criar uma
programas de produção cosmética do real, resis-
obra que durasse 1000 anos; sem grande sur-
te uma tensão que tem de ser questionada mais 111
presa, Boris Groys mostra que o estalinismo era
directamente. No fundo, está menos em causa
também indissociável de essa vontade de obra
o facto de a política imitar a arte, ou da arte se
de arte total10.
pretender imediatamente política, que a indife-
Com efeito, a enunciação wagneriana é sinal
renciação entre ambas. A discussão das relações
de uma tensão que inevitavelmente marcou a arte
entre arte e soberania pode ser extremamente
contemporânea, herdeira do programa especula-
útil neste contexto.
tivo ocidental e o seu desejo de um aspecto co-
eso do mundo, sem resíduo nem exterioridade.
Se Valéry pôde dizer que «o mais profundo é a
pele», neste desejo de absoluto tudo é aspecto, já Soberania
esquecido11. Daí que esta afecção esteja presente
em autores tão diversos como Proust, Schönberg, O problema foi bem enunciado por Walter Ben-
Rothko, etc., como também no formalismo, por jamin. Na sua conhecida crítica do esteticismo
exemplo de Mondrian, ou no construtivismo. Por
exemplo, Laszlo Moholy-Nagy e Gropius quan-

12
Cf. Jean Gallard et alii, L’Oeuvre d’Art Totale, Paris, Gallimard, 2003,
Intrd., p. 9.
13
É certo que a instalação criou aí algumas ambiguidades, mas isso
9
E prossegue Wagner: «The Art-work of the Future is an associate não impede que elas se fragmentam e monetarizem de outro
work, and only an associate demand can call it forth» em Richard modo, como ocorre por exemplo nas obras de Matthew Barney ou
Wagner - The Art-Work of the Future (1849). Olaf Elliasson cujo gigantismo parecem apelar a esta noção.
10 14
Citar Boris Groys, (1992). The total art of Stalinism: avant-garde, É esse todo o escândalo de Michel Fried em «Art and objecthood».
aesthetic dictatorship, and beyond. Princeton, N.J. ; Oxford, Prin- 15
A influência do pensamento de Jean Baudrillard nos cienas-
11 ceton University Press. tas, como Cronenberg, os irmãos Waschofski, etc., tem a ver
Georegs Bataille num texto da revista Documents intitulado «Le com a possibilidade de tecnicamente se poder fixar o aspecto,
langage des fleurs», mostra bem que as metáforas das flores co- tornando.o absoluto. O que tem pouco de inovador, bem vistas as
rrespondema uma idealização do aspecto, preferindo a corola aos coisas… Basta ver como o cinema, trabalho os sentidos paraq eu a
estames ou às raízes. obra ressalta, momentaneamente absoluta.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

moderno —ao «bloco» formado por afecções, encaradas como esferas» autónomas, que se de-
máquinas e dinheiro— Walter Benjamin defen- terminam através de obras específicas; em con-
deu a necessidade de uma «arte política»16, Pese tragolpe, qualquer destas esferas, no seu desejo
embora tenha deixado no vago quais seriam os de absoluto, absorve idealmente o «exterior», a
contornos dessa viragem anti-estética da arte e «vida».
a sua relação com a «política»17. O primeiro van- Tem-se discutido intensamente em torno do
guardismo, e acima de tudo o Dadaísmo, esta- contemporâneo. É conhecido o desprezo teoló-
vam decididamente voltados contra a estética gico e metafísico pelo presente, o aqui e agora,
como critério ou fundamente da arte, abaixan- considerados como um momento, uma passa-
do a idealidade estética, sem com isso afectarem gem, algo efémero, cuja única justificação é con-
decididamente a maneira como as afecções se duzir-nos a um futuro magnífico (ou levar-nos a
estavam a tornar o material de base da política, um passado perfeito). O presente é uma espécie
da finança e das média audiovisuais. Não é por de larva da qual deveria eclodir uma bela mari-
acaso que o esforço Benjaminiano, a exemplo posa. Mas uma mariposa, se fotografada e au-
do que fará Duchamp, se baseava numa crítica mentada, torna-se algo de assustador e o século
radical da obra de arte e na maneira como os passado foi a revelação da monstruosidade da
princípios estéticos que subentendia se plasma- estratégia larvar e o fim das mariposas históricas.
vam na estetização da política, característica dos Ora, contra o escapismo do presente, um pouco
regimes totalitários e, em não menor grau, nos por todo o lado têm vindo a surgir defesas, mais
regimes banais da política. De facto, esteticismo ou menos enérgicas, do «contemporâneo». É o
e política comunicavam através de uma certa de- caso de Hans Belting que vê na arte global a for-
finição estética da obra de arte, e na hierarquia ma contemporânea das artes, ou daqueles que
que cristalizavam. Mas a inversão proposta por foram abandonando as teses do «fim da história»,
Benjamin já era bem menos evidente. A esteti- para a esquecerem pura e simplesmente e des-
zação da política implicava uma expansão da embocarem de chofre no «presente». Este fenó-
«obra de arte», vista como uma obra de arte total», meno tinha sido anunciado por Walter Benjamin
mas também transformação de categorias estéti- como o surgimento de uma «actualidade univer-
cas em operadores políticos. A esteticização da sal e integral»19, Indissociável da capacidade de
112 política passava, portanto, por extremar a obra tornar actual todo o passado através da sua re-
de arte e a estética que a determinava à totali- produção como imagem, o que seria o «reverso
dade do real. Algo de essencial se passava nesta da actual crise e renovação da humanidade»20. O
tentativa, o que explica a sua omnipresença no problema resume-se em saber como, nestas con-
século XX18 , e que não pode ser «superada» sem dições, obstar à sacralização do existente, daqui-
ser confrontada directamente. A chamada arte lo que domina aqui e agora. Era nessa cisão pre-
política desenvolvida no século XX, revelou-se sente que estava o fundo de verdade da teologia
ser demasiado periclitante, desembocando numa e do historicismo. Muito depende da possibilida-
espécie de auto-sacrifício da arte no altar de pro- de de ultrapassar esta dificuldade, sem recair nas
gramas políticos, de ideologias ou de problemas velhas estruturas metafísicas da história. É essa
sociais. A vantagem inapreciável de Benjamin é viragem para o presente que faz de Alain Ba-
de ter tornado claro onde estava o problema e as diou um pensador iluminante, dos poucos que
condições para o pensar. restam. Trata-se de «medir o presente», enquanto
Destaquemos sumariamente duas condições, «presença intensa», «centrado no acto… pois o
que afectam o espaço e o tempo. A primeira re- acto, sendo potência intensa de começo, só é
mete para a «prioridade» do «actual» e a expansão pensável no presente»21. A qualidade política e
da arte. São duas condições essenciais, pois a estética do pensamento da década está nas va-
política e a arte só podem coincidir se forem riações que cada um opera sobre este problema.
De facto, já não se trata de uma questão do tem-
po, mas de limiares, de passagens, e, em geral,
do descontrolo das forças que dominam o que
16
«So steht es um die Ästhetisierung der Politik, welche der Faschis-
mus betreibt. Der Kommunismus antwortet ihm mit der Politisierung
der Kunst». (Zweite)
17
Em príncipio a solução benjaminiana passaria pelo «cinema»… essa
19
arte cooperativa, dinâmica e enviada pelo planeta. Walter Benjamin, Teses sobre Filosofia da História.
18
Ver, por exemplo, Matthew Smith, The Total Work Of Art, Routledge, 20
Walter Benjamin, Kunstwerk.
2007. 21 Alain Badiou, Le Siècle, Paris, 2005.
Conferencias Plenarias - Arte e soberania

pode aparecer e as formas em que aparece. O estabilidade, mas ao serem variações do metro-
que é que chega ao presente e como? Que peri- padrão —cuja influência na organização do
gos e que possibilidade traz consigo? mundo moderno todos conhecemos—, imedia-
Se é verdade que existe uma tensão nas tamente faz deste uma variação, perdendo a sua
obras, significando que estão em movimento, em natureza como standard. É isso que faz a arte,
choque entre si e com o real, é porque a arte se ao fazer variar imperceptivelmente o «actual», ex-
dirige, não para o futuro, mas para o «presente». pandindo o real no mesmo acto23.
Como afirma Carl Einstein: A expansão da arte a todo o espaço possível,
«L’histoire ne trouve pas son origine dans le instalados sobre a terra, constitui uma segunda
passé le plus lointain, mais jaillit du souffle condição essencial. Tem sido difícil definir este
du présent pour refluer vers ce qui a disparu espaço da arte, que num momento decisivo do
de la vue, comme dans un nuage. Ce qui est século, nomeadamente na altura em que emerge
passé reluit en tant que projection du mainte- o cubismo, o metaforiza a partir das geometrias
nant; la sélection et l’évaluation des époques não-euclidianas, que tinham sido desenvolvi-
sont engendrées et spécifiées par le présent, das por Rieman e outros. Tratava-se da quarta-
par sa structure et par sa puissance; il n’y a dimensão, que originou uma série de confusões.
donc pas lieu de parler d’une histoire unique, Quando Le Corbusier ironiza com a ideia cubista
objective, mais toute forme de conceptualisa- de querer representar a 4 D, tem razão, mas a
tion de l’histoire équivaut à une perspective questão está mais no significado da nova visão
ouverte à partir du point focal du présent»22 de espaço. Com Einstein as 4 dimensão ficou de-
finida pelo tempo», mas o que procuravam os
A pós-historia mais não é do que o recon-
cubistas era bem diferente, embora se mantenha
hecimento da dignidade ontológica do presen-
numa certa enigmaticidade.
te, mais a memória que o nimba como uma luz
De qualquer modo, de muitos lados vem a
difusa. Toda a teologia e metafísica cancelaram
consciência deste alargamento, como é o caso de
a visão do actual, sempre visto como mero mo-
Rosalind Krauss, que fala de um «espaço expandi-
mento de passagem para a salvação, para a
do» que se teria iniciado com o pós-modernismo
«emancipação, para a realização da ideia abso-
e eu faria explodira as fronteiras estéticas colo-
luta, etc. Mas a atenção ao real não implica uma
cadas pelo modernismo. Trata-se de um «campo 113
sacralização do que existe. Aliás, é a arte que o
logicamente expandido» (119) onde o sítio da
faz incoincidir permanentemente consigo mes-
escultura ou da obra é lhe é coextensivo, e que
mo. Trata-se, como refere Gertrude Stein, «The
abole a «neutralidade do espaço moderno. Mas
business of art is to live in the actual present, that
basta pensar na Spiral Jetty de Robert Smithson e
is the complete actual present, and to completly
o espaço que ela percorre nas artes contemporâ-
express that complete actual present». A inteire-
neas, para se perceber que se trata de algo mais
za do presente, o seu aspecto completo, implica
radical. Uma e outra vez as artes dão sinais dessa
que o existente está em movimento, não para
expansão. Krauss esteve ao lado do problema
fora de si, nem no tempo, mas num estranho
e deixa-o escapar, porque está voltada para a
movimento que ainda é difícil de apreender.
crítica do modernismo. Segundo Krauss, «la logi-
Se para os positivistas, os senhores do mun-
que disruptive fait voler en éclats les frontières
do, se trata de arranjá-lo e rearranjá-lo, manten-
qui circonscrivaient le modernisme»24, quando
do incólumes os seus princípios estruturantes,
a questão era bem mais radical. De facto, tudo
à arte incumbe a sua expansão, localizando-o
como um caso particular. Marcel Duchamp numa
obra essencial, os Trois Stoppages-Étalons, mos-
tra bem esta necessidade. O artista deixou cair
sucessivamente da altura de 1 metro, 3 fios de 23
O que diz Lucy Lyppard sobre conceptualsmo, tem uma vigência
um metro, tendo depois fixado a forma con- muito mais geral: «Conceptualists indicated that the most exciting
tingente que assumiram. Os novos metros são “art” might still be buried in social energies not yet recognized as
art. The process of discovering the boundaries didn’t stop with
imprestáveis do ponto de vista da medida e da Conceptual art: These energies are still out there, waiting for ar-
tists to plug into them, potential fuel for the expansion of what “art”
can mean». É certo, que mal se realziam as obras - as quais não
são a«máscaras mortuárias da criação», como se disse demasiado
famosamente, mas as pontes para o real -, elas são absorvidas,
22
Carl Einstein, Georges Braque, Bruxelles, Editions la part de l’oeil, catalogadas, monetarizadas, mas não é essa a qeustão principal.
24
2003. Rosalind Krauss, Sculpture.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

depende da expansão do espaço, e essa expan- que apreender a maneira como a arte possibilita
são é antes de mais um imperativo da arte. outras formas de soberania, ou como afecta a so-
Somente a arte pode pode expandir-se sem berania. Neste sentido, são desencaminhadoras
violência. A imensa proliferação de obras, indo as análises directas da soberania artística, esse
desde o gene aos satélites, passando pelo corpo soberano de outro mundo, que deixa intocado
e a imagens, nada deixa de fora. Esse processo de aquele onde estamos todos27. Christopher Menke
alargamento ocorreu empiricamente e não ideal- procura salvar os efeitos escapistas da sobera-
mente, e este elemento é crucial. E o mesmo su- nia artística, apresentando uma versão ecléctica
cedeu com a política. Para além de todos os cos- da arte como negatividade. Nas suas palavras:
mopolitismos oitocentistas, o mais saliente dos «Aesthetic experience is sovereign insofar as it
actuais processos e globalização é que a política does not take its place within the differentiated
deixou de coincidir com o espaço geo-históricos. structure of plural reason, but rather exceeds its
Tanto a arte como a política se expandem empi- bounds. Whereas the autonomy model confers
ricamente pela superfície da terra, atravessando relative validity upon aesthetic experience, the
todos os limites e fronteiras produzidos pela his- sovereignty model grants it absolute validity, sin-
tória. Esta infinidade empírica que desconforta ce its enactment disrupts the successful functio-
os artistas e os políticos mais radicais, está sob o ning of nonaesthetic discourses. The sovereignty
assédio da memória da da arte que produz mun- model considers aesthetic experience a medium
do e coesão, ou da promessa histórica de abolir for the dissolution of the rule of nonaesthetic
a servidão. As idealidades da história vagueiam reason, the vehicle for an experientially enacted
fantasmaticamente no actual, incorporando-se e critique of reason»28. Apesar de tudo o problema
desincorporando-se incessantemente. mantém-se, pois o conceito de soberania, por
É interessante, deste ponto de vista, apesar ambíguo que seja, só ganha sentido a partir da
das ambiguidades presentes na sua defesa da relação com a Lei e o Estado.
arte como «escultura social»25. A tese de Joseph Como encontrar ou tentar delimitar então o
Beuys a tese de que «todos os homens são ar- problema de outro modo? É verdade que houve
tistas, pois implica uma deslocação radical das sempre uma tradição no interior da arte, mas que
relações entre arte e política, focalizando-a em se detecta um pouco por todo o lado, nomea-
114 torno do problema da «soberania». Na versão de damente no «crime», e esta afinidade deve ser
Beuys os problemas surgem em catadupa. Serão interrogada —que atravessou todo o Ocidente.
todos os homens artistas? A arte é feita por todos? Trata-se de um conflito com a soberania e em
Equivale a arte a uma «soberania absoluta», capaz torno da soberania. Ocorre de imediato à memó-
de expressar o «absoluto», ao estilo de Schelling ria a tragédia de Sófocles— Antígona. De facto,
e de todo o romantismo?26. Mas afigura-se pro- se existe texto enigmático é este. Como se trans-
metedora a reorientação do questionamento das mitisse algo em segredo, à espera de alguém
relações entre arte e política para o problema da para o escutar. Talvez seja essa a razão por que
«soberania», onde está sempre em causa o impe- tem sido indefinidamente apropriado ou desvia-
rium sobre um território. do, como se nele se procurassem aliados para as
Sem mais delongas, postulemos aqui que a lutas do presente, ou para o combate de sempre.
soberania da arte, tem de se entender como um Se isso já ocorrera nos princípios da modernida-
conflito em torno da soberania. Trata-se menos de com Goethe, Hegel ou Hölderlin, continua
de saber se a arte é soberana ou deve sê-lo, do hoje a ser palco de batalha política e metafísica
entre as feministas como Judith Butler ou Luce
Irigaray, mas também é posto ao serviço para

25 Diz Beuys: «Everything that concerns creativity is invisible, is a purely


spiritual substance. And this work, with this invisible substance, this is
what I call “social sculpture.”». Para uma crítica da gesammtkunstwer-
27
ke de Beuys, cf. Eric Michaud, «The Ends of Art According to Beuys» É esta a opinião de Carl Einstein: «The European art work serves
em October, Vol. 45 (Verano, 1988), pp. 36-46. even now to provide a sense of inner security and strength to the
26
Este problema emerge filosoficamente no texto intitulado «Oldest propertied class. It offers the bourgeois a fiction of aestheticized
Programme for a System of German Idealism» (1796), atribuível a revolt, in which every desire for change can find a harmless “spiri-
Hegel, mas que poderá ser também de Holderlin ou Schelling. O tual” outlet.» in «On primitive art», October 105, Verano 2003, p. 124.
28
desenvolviemnto do pensamento destes autores, foi levando a Para uma análise das relações entre romantismo e soberania da
ponderações diferentes da estrrutura enunciada no referido «pro- arte, cf. Christoph Menke, Die Souveränität der Kunst: Ästhetische
grama». Cf. Bernstein, J. M. (ed.), Classical and Romantic German Erfahrung nach Adorno und Derrida, Athenäum Verlag, Frankfurt,
Aesthetics, Cambridge University Press, 2003. 1988.
Conferencias Plenarias - Arte e soberania

fortalecer ou anular o adversário filosófico, como onde vigora o princípio da soberania estatal:
sucede com Heidegger, Lacan, e Badiou ou Zi- «Ninguém superior no interior, e quanto muito
zek. «Antígona» serve e resiste. Toda a dificulda- igual no exterior». Não por acaso, com a ideia
de, perante este texto e outros que sobrevivem de soberania estatal legitima-se a tomada da Te-
à época em que foram feitos, está em saber se é rra, tal como correu historicamente. A soberania
possível lê-los, para além da época, mas acima como absoluta, indivisível, intransferível corres-
de tudo, fora das apropriações de que tem sido ponde bem à cristalização da hierarquia no inte-
alvo. Se podemos aproximar-nos da tragédia rior do Estado e da geografia da terra. O acordo
com olhos límpidos e inocentes, como se fosse era fácil, pois os impérios reconheciam assim a
a primeira vez. No caso de Antígona, trata-se de posição superior. Daí que a ideia de uma relação
um desafio que transcende a oposição entre lei e da arte com a política passa pela disputa em tor-
no destas cristalizações e pela recusa da ideia de
dever, entre política e moral, entre obedecer ou
transferência. A tentativa de definira a arte como
desobedecer. Na sua Estética Hegel sublinhara
soberana erra, assim, profundamente, pois o que
bem que no conflito entre Creonte e Antígona
está em causa é a sua relação com a soberania
estão em presença duas leis, a arcaica ligada aos tal como se constituiu historicamente. Diremos
deuses e à piedade familiar e a Lei do Estado, da que só é política a arte que corta a transferência
Polis, considerando que a peça corresponde à soberana e fragmenta os seus atributos31. Neste
demonstração de que a exorbitação de qualquer sentido, não é pensável uma soberania da arte,
destas leis leva à desolação e à morte. A Antígo- ao estilo schellingeano, mas práticas soberanas
na parece suportar bem uma leitura dialéctica, que passam pela arte, ou que esta exibe e pos-
cuja síntese caberá ao êxodo final, mas à custa sibilita.
de se anularem as outras personagens, que não Não será casual que seja na modernidade, a
são menos significativas. É o caso de Ismena, a época do «indivíduo», por vago que isso seja, que
irmã, que aceita a localização das mulheres fora surge o conceito de soberania e se torna domi-
da soberania da Polis; ora, na figura de Ismena nante. Dado que o desde sempre esteve presente
revela-se por simetria que Antígona, filha de so- a ideia de um ultra-poder, parecia um concei-
beranos, reivindica uma «soberania» com conse- to desnecessário, mas em si mesmo altamente
quências incalculáveis. É certo que se tratava de revelador. Só pode haver conflito e guerra em
algo à procura do nome, e através desse nome, torno da soberania quando esta se explicita. No 115
algo de inaudito, que apenas emerge na moder- caso de Antígona mantém-se secreta e inomina-
nidade. da, entroncando numa corrente mais ou menos
Isso acarreta uma disputa com a soberania subterrânea. Sendo um exagero fazer genealo-
«política», basicamente estatal e que desde Bodin gias, mais a mais num assunto destes. Podemos
é definida como «la puissance absolue et per- considerar que em alguns casos, bem singulares,
petuelle d’une Republique»29. Desde sempre que é com se essa corrente tivesse encontrado uma
falha, irrompendo na superfície. É bem este o
a soberania está determinada elo conceito de
caso do Marquês de Sade, que num texto de uma
transferência. O imperium romano era definido
ironia profunda, uma verdadeira sátira do nova
por Ulpiano como a transferência do poder do
soberania —Français, encore un effort si vous
povo para o imperador. Neste sentido podemos voulez être républicains!—, vai disputar a sobe-
dizer que a soberania corresponde a uma tenta- rania, disputando-lhe do direito de matar ou de
tiva histórica de fundar a «energologia» profunda usar dos corpos dos homens (e das mulheres)32.
que fundou a história e que se torna clara no Numa frase lapidar, Sade afirma que se Deus
século XIX com Marx30. Não é por acaso que não existe não aceita nenhum poder acima do
é com a advenimento da modernidade política seu, sonhando nas suas longas noites na prisão
que a soberania se torna num conceito funda-
dor e problemático, desde Jean Bodin a Hobbes,
passando por Rousseau. A soberania enquanto
conceito jurídico-político ganha consistência ab-
soluta a partir do Tratado de Westphalia (1648), 31
Claro que este jogo só se mantém enquanto existir Estado e pro-
priedade. Assenta aqui a razão da fragilidade das teses de Girogio
Agamben sobre a soberania enquanto fundamento do Estado de
excepção. De facto, a arte e o crime restituiem-nos outras formas
de soberania.
32
A questão das mulheres é essencial neste etxto, que surge a, aliás,
29
Jean Bodin, Les Six livres de la République, Livro I, 1576. no livro La Philosophie du Boudour, um singular simpósio, que ãs
30 O que é a energologia? maés deveriam dar a ler às filhas».
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

e no hospício com «um acto tão tremendo cujos locar o problema da soberania da política para a
efeitos nunca mais se plaquem»33. É claro que vida; ou insistir, como faz na Part Maudite III35,
par Sade, a soberania é um conflito em torno de no luxo, no gasto e, portanto, numa espécie de
fundamentação do poder absoluto —o de dispor luxúria da morte; essa relação absoluta, direc-
da vida e da morte—, que se funda de maneira ta e indissolúvel entre o êxtase absoluto e o te-
abismal, quando lhe falta o fundamento teológi- rror, entre a morte e o prazer, etc; fundamental-
co. Neste aspecto, a soberania já é um efeito da mente, a ideia de que a soberania corresponde
falta de fundamente, o que explica muito do seu a um instante, um instante que se define como
dramatismo na modernidade. Incomodou a mui- sendo anti-utilitário e, dentro do anti-utilitário,
tos a defesa por Sade do crime, do assassinato, como gasto luxuoso. Sendo um complemento
da prostituição, em suma, a defesa das paixões interessante da crítica da economia generalizada
perigosas» que se tornam inevitáveis na era da que procurou delinear e que espera aprofunda-
multidão. Mas, como mostra Blanchot, Sade es- mentos. Em última instância, isso implica propor
creve, e segundo um princípio que se verifica novos fundamentos onde existe apenas a ilusão
insuportável: «Tout dire. Il faut tout dire»34. Tudo letal do poder e o seu domínio do território e
mostrar, tudo dizer, através da arte, instaura uma da carne (ou mais pudicamente, dos corpos).
crise na soberania, fazendo comunicar arte e po- É necessária uma neutralização absoluta da
lítica, neste caso, através do corpo frágil de Sade. estratégia fundadora da soberania, que se baseia
Sade não considera que existe uma soberania afinal nos seus atributos essenciais36, mas que é
do artista, embora este na “sociedade dos amigos atravessada por uma crise radical. Por um lado,
do crime” tenha alguns privilégios, mas apenas porque falar de soberania é não dispor do poder
por ser o inventor dos simulacros que alteram as absoluto; por outro, como refere Walter Benja-
relações dos corpos, das palavras e das figuras min, porque a incorporação da soberania abre
constituem. O artista é um profissional do aspec- lugar a falhas. Assim, sobre o soberano barro-
to. Como seria inútil apresentar uma defini de co afirma: «… feature peculiar to the Trauerspiel
soberania alternativa à da modernidade política. which is, however, only apparently a generic fea-
Se calhar é esse o grande óbice das teorias da so- ture and which can be illuminated only against
berania de Jean-Luc Nancy e outros, mas acima the background of the theory of sovereignty.
116 de tudo de Georges Bataille, a ideia que pode This is the indecisiveness of the tyrant. The prin-
criar livremente outras formas de soberania, alte- ce, who is responsible for making the decision
rando os fundamentos da soberania política. Ora, to proclaim the state of emergency, reveals, at
como mostrámos, a soberania é a forma de fun- the first opportunity, that he is almost incapable
damento do poder quando não é possível fundá- of making a decision»37. A indecisão hamletiana
lo metafísica ou teologicamente. Não se trata de está inscrita na noção de soberania moderna,
mudar de fundamento e, portanto, de soberania, que apenas se sustenta se confunde com a lei
mas de aproveitar a crise interna em que se abis- de emergência ou, como mostra Carl Schmitt,
ma e os atributos em que se cristaliza, para travar pelo poder de declarar o estado de excepção38.
uma guerra que, sendo política, passa através da A única forma é cancelar essa hesitação, ou o
arte. Isso não implica que não seja necessário círculo vícios em que se funda, passa por fazer
ler atentamente os textos de Bataille. Fiquemos coincidir a soberania com o estado de coisas. E,
apenas com o argumento de que não basta des-

35
Georges Bataille, La Part Maudite, em Oeuvres Complètes, Vol. VII.
36
Daí que só se possa fundar circularmente, como refere Jean-Luc
33
Cf. Sade, Lettres. Nancy: « For the whole of our thinking, the End is in Sovereignty,
34
Maurice Blanchot, L’Inconvenance majeure, suivi de Sade, Français, and Sovereignty is in the End. The absolute transcendence, or the
encore un effort, Paris, Jean Jacques Pauvert, 1965, p. 20. Oq ue abyss, or the mystery of supreme ends that is found all throughout
era uma paródio de uma fórmula de Robespierre: « On méprise la the tradition—for example, the impossibility of determining the
vertu comme le vice, on dit aux hommes: Soyez traîtres, parjures, “content” of the Platonic Good or the Kantian Law — i s held firmly
scélérats si vous voulez, vous n’avez point à redouter l’infamie, mais within this circle: that which is sovereign is final, that which is final
craignez le glaive et dites à vos enfants de le craindre. Il faut tout is sovereign». Cf. Nancy (1996), War, Right, Sovereignty—Technê» in
dire, les lois qui règnent par les bourreaux périssent par le sang et Being Singular Plural, Stanford University Press, 2000, p. 120.
37 Walter Benjamin, The origin of German tragic drama, Londres, Ver-
l’infamie, car il faut bien enfin qu’elles retombent sur quelqu’un».
Contar o antigo poder, e para instaurar o seu, Saint-Just pede aos so, 1998.
38
cidadõas que «digam tudo», mas certeiramenet volta este princípio Segundo Carl Schmitt, nukm livro que Benjamin leu cuidadosamen-
contra o próprio. Cf. Saint-Just , «L’esprit de la révolution et de la te, « Sovereign is he who decides on the exception». Cf. Carl Sch-
constitution de la France» (1791). mitt (1922), Polical Theology, Mass., MIT Press, 1985, p. 30.
Conferencias Plenarias - Arte e soberania

na realidade, que durante o século passado se dem existir dois soberanos no mesmo território.
tenha vindo a esbater a diferença entre urgente e A guerra instala-se, por paródica e caricata possa
normal, entre excepção e generalidade, explica parecer, dada a desigualdade das forças.
que a soberania se confunda um automatismo
judiciário do real39.
A consequência inevitável da definição da
soberania como a decisão sobre o caso excep- Crime
cional, quando a distinção entre norma e exce-
pção se esbate, é que tudo se torna excepcio- Trata-se de uma lógica profundamente dissi-
nal, tudo podendo constituir um caso40. Quando mulada, que encontramos na Antígona, ou em
Schmitt afirma que «The exception reveals most Sade, que passa por Stirner, por Nietzsche, que
clearly the essence of the state’s authority. The já deixara traços preocupados em Dostoievski,
decision parts here from the legal norm, and (to seu livro no Crime e Castigo, onde pela primeira
formulate it paradoxically) authority proves that vez na literatura se apresenta a ideia de que não
to produce law it need not be based on law» e havendo qualquer limite ou fundamento e não
a aplica à totalidade da vida, que fica submetida se aceitando uma soberania exterior ou imposta,
à decisão soberana de decretar a emergência e se recuperam todos os direitos soberanos. Aliás,
o seu fim, revela uma fenda na soberania polí- Stirner extraiu todas as consequências da crise
tica, que desde sempre foi explorada, embora da soberania, ou da assunção da sua posta em
subterraneamente. No caso de Max Stirner, algo crise. Numa passagem onde revela mais do que
entreluz deste fundo secreto, nomeadamente no pretensamente quereria, mas ele também queria
seu livro Der Einzige und seine Eigentum (1847). «dizer tudo», como Sade, afirma a certo momen-
Recusando toda a hierarquia e posse, o «único» to: «O Estado exerce o seu “poder”, o indivíduo
nega-se a aceitar a soberania, mesmo na forma não o pode fazer. O comportamento do Estado
mitigada do contrato social, que nunca assinou é o do poder violento: a esse poder ele chama
e ao qual não se sente vinculado. Mas ao fazê-lo “direito”, ao do indivíduo chama-lhe “crime”. O
recupera a soberania que nunca transferiu, a não poder do indivíduo chama-se então crime, e só
ser idealmente, e entra numa guerra, aparente- pelo crime ele pode quebrar o poder do Estado,
mente desigual. Não se trata de uma outra so- se for de opinião que não é o Estado que está
117
berania, mas da mesma, a única que existe, pois acima dele, mas ele acima do Estado»41. O crime
corresponde a uma legitimação da história e das é o efeito imediato da assunção da soberania.
suas divisões e hierarquias. No caso de Stirner, Percebe-se bem o escândalo provocado pelo li-
recuperar a soberania é reconhecer o princípio vro de Stirner, e a tentativa de silenciá-lo.
da sua intransferibilidade, mas também descons- Trata-se de uma consequência dupla. Por um
truir a ideia roussauista de que a soberania é lado, todo o acto resultante da guerra de sobe-
formada pela transferência da vontade de todos ranias surge como crime, por outro lado, a re-
ou «geral», para o Estado. Neste caso, existe um cusa dos limites, e do direito e normas efectiva-
jogo em torno da transferência e do transferido, mente vigentes, não consegue impedir o crime,
recuperando-se o que nunca se cedeu. É por- como se torna límpido no caso de Raskolnikov,
que que a soberania começa a esboroar-se, pois o estudante nihilsita descrito por Dostoievski,
segundo o princípio da indivisibilidade não po- que pratica o crime mais hediondo, desde as
antigas tábuas da Lei, o assassinato. A grande
dificuldade de tratar o problema da soberania,
que fez com que ele fosse sempre um problema
39
O memsos e aplica a nível internacional, embpora aí a definição subterrâneo, filosófica, estética e politicamente
de soberania estatal ainda mantenha alguma parte da sua vigência tem a ver com o facto de a soberania, em últi-
clássica.
40
Schmitt nem considera esta hipótese, pois parte demasiado con-
ma instância, suscitar uma guerra permanente,
victamente da tese de Kierkeggard, apresnetado no texto sobre a imparável, implacável. O que não impede que,
«repetição»: “The exception explains the general and itself. And if historicamente, a soberania seja o efeito de uma
one wants to study the general correctly, one only needs to look
around for a true exception. It reveals everything more clearly than
does the general. Endless talk about the general becomes boring;
there are exceptions. If they cannot be explained, then the gene-
ral also cannot be explained. The difficulty is usually not noticed
41
because the general is not thought about with passion but with a Cf. Max Stirner, O Único e a sua Propriedade, Tradução, glossário
comfortable superficiality. The exception, on the other hand, thinks e notas de João Barrento, Posfácio de José Bragança de Miranda,
the general with intense passion.” (Kierkegaard). Lisboa, Antígona, 2004, p. 115.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

guerra que marcou todo a humanidade e que apenas dissimuladamente. Está na guerra sem a
surja para a dissimular e legitimar o estado de ter declarado. É por isso que nunca poderá ser
coisas, o regime de propriedade, a hierarquia reconhecido, apesar de estar em guerra total. Daí
dos objectos e dos sujeitos. Na medida em que que Stirner, que não era artista, mas um «louco»,
a soberania implica um soberano por território, segundo a censura alemã da época, se arriscas-
como está bem representado no frontispício do se um pouco, dissesse um pouco de mais, do
Leviathan de Hobbes, o surgimento de outro so- que queria dizer. Esse é o grande problema e
berano, mesmo que incógnito, implica assumir nele reside todo o escândalo. Dostoievski pôde
os mesmos direitos que o soberano histórico e anunciá-la e não teve problema porque estava
instalado, quais sejam o estabelecer leis, propô- no bom lado da guerra da soberania; primeira
las, alterá-las, executá-las; assumir o direito de parte do livro era o crime e a segunda era o cas-
vida ou morte, de decretar a excepção, mobilizar tigo, o que regularizava a situação. Era possível
para a guerra, de pedir sacrifícios de todo o tipo, anunciar uma tese tão extrema como o direito do
e de sacrificar tudo e todos. Raskolnikov a matar quem quisesse, quem ele
Em suma, atacar directamente o problema da achasse inferior, —ele não tinha nenhuma regra
soberania tem custo claros, como seja a guerra a que se vinculasse— porque na segunda parte,
permanente e a violência generalizada. Acresce depois, ele sofria a sua conversão cristã através
que se trata de uma guerra desequilibrada e des- do amor tudo se resolvia.
iguala, que é finalmente onde se baseia o sobe- Mas era enquanto artista, e dos grandes, que
rano incógnito ou o segundo soberano. Como Dostoievski podia apresentar um caso tão extre-
afirma Stirner, mais uma vez ele, mo e tão problemático. Pelo poder de desinse-
«se eu quisesse agir de forma ridícula, avisar- rção que tem toda a leitura, quem garante que
vos-ia com as melhores intenções no sentido se chegue à segunda parte do livro? Não foi a
de não promulgardes leis que possam afectar primeira que chegou a Nietzsche e o aterrou43?
o meu desenvolvimento, a minha actividade, É que, mal-grado o cristianismo de Dostoievski,
a minha criação pessoal. Mas não dou tal con- o resultado a que se chega é paradoxal. O acto
selho, porque, se o seguísseis, seríeis pouco da soberania ser assumida dissimuladamente,
inteligentes, e eu ver-me-ia privado de tudo o implica que se disseminam por todo lado, tor-
118 que ganhei. De vós eu não quero nada, por- nando todos «suspeitos». Sabe-se como Dom Se-
que fosse o que fosse que eu exigisse, vós bastião esteve sempre a ser reconhecido, pois
continuaríeis a ser legisladores autoritários, e era esperado, como a paranóia da soberania vê
tendes de o ser, porque um corvo não canta criminosos por todo o lado44. O que tem como
e um ladrão não vive sem roubar. Pergunto implicação, a fracturação da indivisibilidade da
antes àqueles que querem ser egoístas o que soberania, um dos sues atributos principais, mas
acham mais egoísta, se aceitar as leis que lhes também o campear.
dais e respeitá-las, ou exercer a rebeldia e Daí o paradoxo, essencial, que não trem so-
mesmo a total desobediência»42. lução fora da arte. A exibição de uma segunda
soberania leva à guerra e à lógica do crime, en
Para além do estilo tonitruante que Marx tan-
to satirizou, a questão não está, como pensava
Marx num pobre D. Quixote reduplicado de San-
cho Pança, mas é politicamente denso. Dado o 43
É conehcida a denegação nietzschena de Stirner, mas de facto, o
desequilíbrio de poderes e de forças, seria ridí- nihilismo resume-se na questão do «crime» e, em última instâmn-
culo afirmar a soberania, sem imediata aniqui- cia, no assassinato. A teoria do «eterno retorno» é a solução para
o problema. De facto, sa deisão de uma actyo extremo, a sua exe-
lação como «criminoso» ou «terrorista». Stirner cução, no estdo de coisas existente, recai indeffinidamenet sobre
enuncia a possibilidade de poder dizer tudo, e todos os actos, passados, presenets e futuros. O que parece impl-
ciar o reconheciemnto do estado de cosias e da soberania que o
di-lo, para retirar a frase a mais, aquele em que determina, dado que ela perseguirá indefinifdamente o executante
«avisa» da presença de outro soberano, disposto do acto extremo. Mas não o pode impedir.
44
a disputar o território, a sua propriedade. De- Criminoso que em contrapartida, tendem a ver-se como «sobe-
ranos». Numa interpetrtação de Benjamin acerca do «grande cri-
duz-se daí, que nessa corrente de soberania que minoso», afirma Jacques Derrida: «Benjamin dizia que o grande
atravessou a história, o verdadeiro soberano é-o crminoso fascina as multidões, mesmo quando se o condena e o
executa, porque desafia, com a lei, a soberania do Estado como
monopólio da violência, ou o ser-fora-da-lei do próprio soberano».
Cf. Jacques Derrida, O Soberano Bem, Viseu, Palimage, p. 61. Tam-
bém não é casual que nas carta ditas da loucura, Nietzsche afir-
42
Max Stirner, Ibid., p. 115. masse s er, além de Cristo ou Dionísios, Prado, o grande criminoso.
Conferencias Plenarias - Arte e soberania

volvendo tudo num manto vermelho do sangue. music could never dream of, that people practise
Mas não a assumir implica ficar prisioneiro da ten years madly, fanatically for a concert. And
lógica do Estado, na sua máquina imparável de then die. [Hesitantly.] And that is the greatest
destruição da vida e de retalhamento da terra… work of art that exists for the whole Cosmos»46. A
de exaustão, se quisermos, das nossas possibi- estas palavras seguiu-se o escândalo, a censura e
lidades de criarmos qualquer coisa em comum, percebe-se, pois não enquanto artista que Stoc-
seja lá o que for… segundo aspectos inanteci- khausen se exprimia, mas dentro de uma lógica
páveis. Referi já que um dos seus paradoxos a de soberania que não pode ser explicitada, que
soberania fractura-se e dissemina soberanos por não seja através da arte. Apenas o recurso à ideia
todo o lado. E de facto, este problema só tinha de soberania permite introduzir um distínguo, e
sentido político no século XX e no no nosso, é através dessa ideia de que arte e política se
em que a arte e a política se expandem sobre a cruzam e densificam no entramamento do real.
totalidade da terra. Tudo se radicaliza quando o A arte que se coloca ao serviço de uma ci-
que está em causa é a totalidade da terra e numa dadania segunda tem como território todo o es-
situação em que cada caso conta e pesa, como paço da arte, que coincide com a terra, que a
vimos com Abu Grahib. recobre, longe agora da coesão icónica medieval
É plausível, acreditamo-lo, que seja essa lon- ou da tectónica grega. Neste sentido, é um jogo
ga fileira de soberanos disfarçados, desconheci- em torno dos atributos absolutos da soberania,
dos e reconhecíveis que deixam o mínimo de o da Incondicionalidade, da indivisibilidade, da
sinais possível que alimenta, a parte mais viru- instransferibildiade, da decisão excepcional, que
lenta e radical da arte, aquilo que a torna de trabalha de modos diversos e plurais. Os casos
fundamental do ponto de vista político. Ao mes- mais interessantes em arte vêm daqueles que
mo tempo exibir, propulsar e sustentar a lógica conseguiram forjar novas formas, procedimen-
extrema da guerra das soberanias, e a lógica do tos radicais, que avançaram com uma série de
sangue e da guerra que a alimenta, suspenden- tácticas plurais e livres, que se revelaram poli-
do essa violência, diferindo-a, sem entregar essas ticamente interessantes e artisticamente fortes.
energias à solta, num delírio de «outra» sobera- É o caso, por exemplo, das conversões de Du-
nia, às máquinas de dissipação estatal, financei- champ, a hiperdensificação grotesca de uma Cin-
ro ou espectacular que sobre a vida e a terra. dy Sherman, de recuperação da terra, as tácti- 119
Os exemplos de Sade, Dostoievski, mas tam- cas do baixo materialismo de Courbet a Bataille,
bém de Baudelaire, Rimbaud, ou Mallarmé que etc., etc. Trata-se de nomes, de casos, de obras
se definia como vivendo n’«une époque où le que irrompem no real, fazendo comunicar arte
poète est hors la loi»45. Dispomos de exemplos e política. Dando uma oportunidade a ambas.
suficientes para poder reconhecer que as artes Trata-se de tácticas soberanas, mas sem sangue,
estiveram desde sempre fascinadas pelo crime, embora se faça arte com sangue, senão veja-se
do que fazer com o crime. E factos usaram-no Gina Pane, uma infinidade de tácticas que estão
abundantemente, basta pensarmos no romance a caminho e que não temos a mínima possibi-
ou nos filmes, onde todas as paixões perigosas lidade de reconhecer como é que comunicam,
ou não têm curso. Em boa media, o cinema ou em que espaço é que comunicam, se chegam
a televisão, todas as artes acabaram subjugadas verdadeiramente a criar uma comunidade… Isso
à rendibilidade geral que estrutura a economia só pode ocorrer por inadvertência, sem progra-
geral. É certo que o assassinato em celulóide não ma, resistindo à soberania de outro modo. Sobre
faz sangue, mas também é impolítico e anartís- este assunto, Derrida afirma: «Se tivesse que pro-
tico. Como também a pura defesa da violência por aqui uma tese política, não seria a da opo-
não é solução. Assim, Stockhausen, um artista sição da soberania e da não-soberania…, mas
fundamental, descreve a queda das Torres em uma outra política de partilha da soberania, a
Nova York como «the biggest work of art there saber a partilha do impraticável e a divisão do
has ever been», prosseguindo, «The fact that spi- indivisível»47. A ser possível essa partilha ou di-
rits achieve with one act something which we in visão, um sonho democrático elogiável, já não

46
Stockhausen (2002), pp. 76-77.
45
“Mallarmé, enquête par Jules Huret”, l’Echo de Paris, 1891. 47
Derrida, ibid., p. 17.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

haveria soberania… mas outras formas de vida. desenvolve-se na busca dos seus próximos, dos
O problema da arte e da política coloca-se ape- aliados secretos, habitantes do espaço livre dos
nas enquanto existir Estado e o seu misterium humanos. Os deuses não são os aliados, mas os
tremendum, a soberania. Não depois dele… que secretam a força onde se alimenta o dese-
jo desmesurado de Antígona. Recuperar a sobe-
rania de que o estado se apropriou, simulando
Complot que vem de «nós», que lha demos só por termos
nascido, eis o dever a que Antígona se sacrifica.
Na verdade, não saberemos nunca como co-
Se a soberania obriga Descartes a dizer: . Larvato
municam, ou se comunicam, Antígona e Sade,
prodeo, se toda a assunção da soberania implica
Lucrécio e Shakespeare, Mallarmé ou Duchamp;
um disfarce, a arte é a forma política desse dis-
não temos forma de dizer se formam algo co-
farce. Regressando ao caso da Antígona, a que mum, ou não. Contra o desolado isolamento de
já aludimos. Se do estrito ponto de vista grego Stirner e dos soberanos disfarçados, a única hi-
a soberania lhe está vedada, por ser mulher, na- pótese é que todos eles partilhem de um mesmo
quilo que esta tragédia tem de universal detecta- complot. A dificuldade está no acto de que nos
se uma primeira forma da estratégia nietzschiana complots antigos todos tinham santo e senha, no
do complot, ao menos na forma que lhe deu complot onde se joga o destino do humano nada
Pierre Klossowski. O complot é a reassunção de disso existe. Sabemos que a enviarem sinais, es-
uma soberania secreta, invisível e dissimulada, ses sinais poderiam ser lidos. Tem de haver a
que se expressa apenas pelos seus efeitos, na possibilidade de um complot onde ninguém se
insegurança da sua presença real. Reassumir a conheça nem reconheça, em que todos estejama
soberania como faz Antígona, saindo do palácio actuar, deixando vagos sinais, que nem o che-
onde lhe estava destinado um lugar, é ir con- gam a ser. Mas em que cada um encontra os seus
tra o Estado e o estado de coisas, e o complot próximos.

120
Devenir sujeto: metamorfosis
y experiencias estéticas
Becoming Subject: Metamorphosis
and Aesthetic Experiences
Rocío de la Villa
Profesora de Estética y Teoría del Arte, Universidad Autónoma de Madrid
Directora del Congreso europeo “Sociedades en crisis”

121
Resumen Sin embargo, la posibilidad de establecer
posicionamientos críticos pasa por resolver la
experiencia estética del sujeto individual, pues
La crisis del sujeto no solo ha sido y es un moti-
vo central para el arte contemporáneo. A lo largo lo específico que nos ofrece la experiencia de
del siglo XX, ha supuesto la desestabilización de lo artístico es que, a pesar de ser un fenómeno
la piedra angular desde la que se construyó la cultural y colectivo, su capacidad de modificar
Estética moderna como disciplina comprometida sensibilidades y alentar comportamientos trans-
en el proyecto de emancipación de la Ilustra- formadores, arraiga en la experiencia del sujeto:
ción: como aquella concepción que ofrecía una pues, de acuerdo con lo que pergeñaba Michel
experiencia que es, al tiempo, experimentación Foucault al final de su trayectoria, la “transforma-
efectiva de la libertad para el sujeto y promesa ción de uno mismo a través de su propio conoci-
de realización de libertad y plenitud colectiva. miento es algo bastante cercano a la experiencia
En las últimas décadas, en el marco de radi- estética”1.
calización del neoliberalismo que subyace bajo
el proceso de globalización, el objetivo de de-
sarmar ese proyecto de emancipación ha contado
con la práctica desaparición de sujetos colectivos
potentes, mientras crecían diversos desarrollos
teóricos sobre la fragmentación del sujeto indivi-
dual, cuya crítica común es que parecían reducir 1
Hacia el final de su vida el propio Foucault se preocupó por una
“estética de la existencia” y por la invención de “nuevas formas de
a mínimos la capacidad de acción autónoma del subjetividad”. En una entrevista de 1983 declaraba que la “transfor-
sujeto. Gran parte de estos discursos han partido mación de uno mismo a través de su propio conocimiento es, creo,
de la reflexión estética o bien de pensamientos algo bastante cercano a la experiencia estética”, en A. Bowie, Aes-
thetica and Subjectivity from Kant to Nietzsche, 1990. Trad. cast.
filosóficos que se amparaban en modelos icóni- Estética y subjetividad. La filosofía alemana de Kant a Nietzsche y
cos: “figuraciones” del sujeto. la estética actual, Visor, Madrid, 1999, p. 24.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Pero, ¿de qué sujeto podemos hablar to de sociedades)—, a quienes no solo se siguió
asignando el papel de objeto, y no de sujeto, en
en la actualidad?
la experiencia estética (como bien ha mostrado
Lynda Nead, El desnudo femenino, entre otras),
A pesar de que se hayan multiplicado los cues-
sino que se intentó infantilizar para tutelar, tal
tionamientos del “estatus fundacional de la ca-
como ha demostrado Erika Bornay en su estudio
tegoría de sujeto”, como afirma Judith Butler,
Hijas de Lilith, en la moda de siniestra pedofilia
“cuestionar el fundamentalismo de esta cate-
en la segunda mitad del siglo XIX, perfecto rever-
goría no es lo mismo que deshacerse completa-
so de la femme-fatale.
mente de la categoría. Además, no implica negar
Sin embargo, muy pronto, como ha desente-
su utilidad, ni tampoco su necesidad”2.
rrado Christa Burger3, antes de que terminara el
El fundamentalismo de la noción del su-
siglo XVIII, mientras triunfaba la estética idealis-
jeto ilustrado consistía en su carácter sustantivo,
ta, las intelectuales de la época se lamentan de
abstracto y universal, racional y autónomo: de
su imposibilidad de identificarse con ese Sujeto
hecho, la importancia del surgimiento de la Es-
acuñado por Inmanuel Kant. Otro modo de re-
tética en este marco ilustrado se basó en ofrecer
clamación es el que llevan a cabo las pintoras,
un tipo de experiencia —estética— que garanti-
mediante el autorretrato, género pictórico predi-
zaba la libertad plena, incondicionada del sujeto.
lecto, como descubrió Frances Borzello, desde
Sin embargo, al cabo, como sabemos, esta cate-
que las mujeres comienzan a desempeñar el pa-
goría de sujeto nace marcada por la exclusión.
pel de artista, desde Anguissola: Sofonisba pintó
Ya que bajo su pretensión de universalidad
la más larga serie de autorretratos entre Durero
escondía la descripción de un tipo de sujeto muy
y Rembrandt. Y que ya alcanza su plena madu-
preciso: el varón burgués europeo, que no solo
rez a partir del último cuarto en el XVIII, con los
construye para sí la complicidad de la razón, la
numerosos autorretratos de Angelica Kauffman
verdad y el progreso con la dominación, sino
(junto a Mary Moser, las dos únicas pintoras de
que también encarna la unión de la voluntad in-
la Royal Academy of Arts hasta el final del XIX).
dividual con la voluntad general del capital. Se-
Debido a la misoginia que se irá acentuando
gún Jean-François Lyotard, la Modernidad mar-
a lo largo del siglo XIX y que sirve aquí de fondo
cará, dentro de cada individuo, el triunfo de la
122 ciego en donde se pierden esas reclamaciones,
voluntad de tener, de adueñarse, de poseer: lo
en la tradición filosófica habremos de esperar a
que implicó, a su vez, la objetivación correlativa
las sospechas de Nietzsche y Freud para asistir
de muchos sujetos pertenecientes a las minorías.
a las primeras pero decisivas fracturas de la ca-
El sujeto ilustrado se erige, así, como excluyente
tegoría del Sujeto ilustrado. El desenvolvimiento
de los nuevos sujetos protagonistas de la histo-
de la crisis puede describirse como el reconoci-
ria según la dialéctica de Hegel: el proletariado
miento de la necesidad de la ampliación e in-
—que emerge en las inconclusas revoluciones
cardinación de aquel supuesto sujeto universal.
sociales del XIX— y después, el resto de “otros”.
Con Nietzsche emerge la quiebra del sujeto
Ahora vemos que quizás sea preciso atravesar
como razón autosuficiente. Como ha señalado
antes cada uno de los modos de enajenación y
José Jiménez en La vida como azar. Comple-
dominación —como en una matrioska— antes
jidad de lo moderno, “con Nietzsche, las fron-
de retomar aquel ideal de emancipación, de li-
teras de la vida anímica se sitúan más allá de
bertad e igualdad.
las ‘murallas’ del yo, y las raíces de la identidad
El sujeto ilustrado es el agente del colonialis-
se retrotraen a un espacio psíquico previo a la
mo que impone el Occidente del hemisferio nor-
constitución del yo, que brota de la materialidad
te sobre el sur, poblado por el Otro (no blanco,
del cuerpo”4. Y destaca este fragmento de Así
no judeocristiano). Y también es el agente de la
habló Zaratustra: “Dices ‘yo’ y estás orgulloso
resistencia, durante todo el siglo XIX, contra el su-
de esa palabra. Pero esa cosa más grande aún,
fragio universal reclamado por las mujeres —la
otra mitad de la sociedad occidental (y del res-

3
Christa y Peter Burger, La desaparición del sujeto. Una historia de
la subjetividad de Montaigne a Blanchot, Akal, Madrid, 2001
2 4
Judith Butler, “La cuestión de la transformación social”, en Desha- José Jiménez, La vida como azar. Complejidad de lo moderno,
cer el género, Paidós ibérica, Barcelona, 2006, p. 320. Mondadori, Madrid, 1989, p. 177.
Conferencias Plenarias - Devenir sujeto: metamorfosis y experiencias estéticas

en la que tú no quieres creer, tu cuerpo y su gran sujeto equivale a “falocentrismo”: “son uno y el
razón: esa no dice yo, pero hace yo”. mismo sistema: la erección del logos paterno…
Esto es, desestabilización, por obra de la re- y del falo como ‘significante privilegiado’, que
clamación del cuerpo, de la sustantivación del mantiene en el no-ser-sujeto a la mujer”. Solo
sujeto como yo pensante, a la que se suma la cuatro años antes, en 1974, en El espejo de la
sospecha de Freud sobre su conciencia, cuan- otra mujer en disputa con Lacan, Luce Irigaray
do afirma: “el sujeto entraña pensamientos de lo había sentado las bases de su concepción del
que nada sabe”. Lo que supone una herida terri- régimen falogocéntrico, que comienza con la
ble en el narcisismo de la concepción clásica del colonización del cuerpo de la mujer para ex-
sujeto trascendental. Como supuesto epistemo- tenderse a través de las instituciones simbólicas
lógico, el inconsciente señala la no coincidencia básicas: educativas, religiosas, militares y políti-
del sujeto con su conciencia. Y a partir de ahí, “el cas hasta ocupar por completo el espacio social.
descubrimiento —como destaca José Jiménez— Como subrayó Jane Gallop poco después,
“de los componentes simbólicos del comporta- en 1982, en ese sistema falogocéntrico la mujer
miento humano que, por tanto, nunca tiene un se comporta como el Otro mítico. Mientras el
sentido directo, sino que debe ser interpretado”. hombre desplaza el deseo a través del lengua-
Pues, “sin lenguaje, sin la necesidad de simboli- je —intentando recuperar la totalidad y superar
zación”, sin la imagen de la metamorfosis como su propia parcialidad—, la mujer es el sustituto:
principio de autocomprensión del propio cuer- es el fetiche que contiene la ausencia de objeto
po”, el ser humano “no podría ‘verse’ a sí mismo original en el que olvidar lo efímero de su exis-
en el devenir de la vida”5. tencia8.
A lo largo del siglo XX, el “giro lingüístico” en De aquí que la recusación del sujeto como
la filosofía resulta ser un factor fundamental en “ser autoconsciente” y unitario por parte de los
el descrédito del sujeto6. Pero también en el arte, pensadores, enmarcados en la débil etiqueta del
el “giro lingüístico” expresa nuevas imágenes del posestructuralismo, se desgrane en los discursos
sujeto fragmentado, que a la vez subvierten la sobre el Otro, la otredad, que desencadena la su-
experiencia estética tal como se había definido cesiva aparición de la mujer y de los otros exclui-
hasta entonces. dos desde el etnocentrismo. Crítica negativa que,
Para Heidegger, el dominio del sujeto se ve sin embargo, apenas logra desenredarse de las 123
subvertido porque siempre nos encontramos si- dualidades metafísicas de la filosofía occidental,
tuados de antemano en lenguajes que no hemos tal como había señalado ya en 1949 Simone de
inventado, y que necesitamos para poder hablar Beauvoir, al afirmar que “la ‘otredad’ de la mujer
de nosotros mismos y del mundo. era necesaria para sostener el prestigio del ‘uno’,
Para Hannah Arendt, sujeto significa “poder del sexo masculino en cuanto único poseedor de
‘aparecer mediante la palabra y la acción’ en el subjetividad como habilitación para participar
mundo público y privado, llegar a ser actores. en todos los campos de la sociedad”. En 1980,
Aunque Arendt se cuida mucho, por lo general, acaso solo el pensamiento del devenir-mujer de
de hablar de sujeto, y prefiere utilizar el quis la- Deleuze y Guattari, expuesto en Mil Mesetas, su-
tino, el quien, el alguien”7. pone una aportación afirmativa a la subjetividad
En 1975, se produce una inflexión signifi- contemporánea.
cativa: muerte del autor, a cargo de Barthes y El ejemplo de Deleuze —semejante al descri-
Foucault, y arranque de la proliferación de los to por Bourdieu en La dominación masculina—
discursos sobre el Otro. Después, el sujeto tien- de la joven a la que le roban el cuerpo —“no
de a convertirse en el nómada. En 1978, para pongas esa postura”, “ya no eres una niña”, “no
Derrida, en Espolones —su revisión de Nietzs- seas marimacho”, etc.— “para imponerle una
che—, el “logocentrismo” en el que se inscribe el historia dominante” como primera víctima que
ha de servir de ejemplo y de trampa para las
imposiciones al joven, se convierte en el con-
tramodelo del devenir-mujer, “llave de los otros
5
José Jiménez, Cuerpo y Tiempo. La imagen de la metamorfosis,
Destino, Barcelona, 1993, p. 191.
6
A. Bowie, op. cit., p. 22.
7
Collin, 1992, 132, en Asunción Oliva Portolés, La pregunta por el su-
jeto en la teoría feminista, Instituto de Investigaciones Feministas 8
Jane Gallop, The Daughter’s seduction. Feminism and Psychoa-
UCM, Editorial Complutense, Madrid, 2009, p. 456 nalysis, Cornell Univ. Press, Ithac, Nueva York, 1982.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

devenires”. Para Deleuze, el devenir es el pro- Partiendo, a la inversa que la tradición de los
ceso del deseo que dirigen las metamorfosis de filósofos, de la reflexión sobre un no-sujeto, so-
los sujetos, antes atrapados en su configuración bredeterminado por la dominación falogocéntri-
“molar” (sólida). La creatividad desempeña un ca, estas filósofas no se limitan a describir la ge-
papel fundamental: “Cantar o componer, pintar, nealogía de su deficiencia, sino que abordan su
escribir, no tienen quizá otra finalidad: desen- crítica desde el imperativo de hallar estrategias
cadenar esos devenires”, dice Deleuze. Y pre- transformadoras (que a partir de la transforma-
cisamente es “la mujer como entidad molar (la ción en su diferencia, habrán de repercutir en
que) tiene que devenir-mujer, para que el hom- todos los otros sujetos diferenciados).
bre también lo devenga o pueda devenirlo”9. Una actitud común, a pesar de sus distintos
Sin embargo, ante la interpelación que le diri- posicionamientos, que mantiene vivo el deba-
ge la pensadora feminista Rossi Braidotti, Deleu- te sobre el estatuto del sujeto. Es la relativa “no
ze no es capaz de resolver la contradicción del pertenencia” de las mujeres al sistema del falo-
devenir-mujer como una condición del devenir gocentrismo lo que les brinda la autoridad de
minoritario y, al mismo tiempo, la condición del negociar posiciones alternativas del sujeto10. Ya
devenir-mujer como la más importante y funda- sea desde la posición apelativa y “melancólica”,
mental, ya que todos deben devenir mujer, inclu- como se autodenomina la filósofa Judith Butler,
yendo a las propias mujeres. partiendo de un “yo” constituido por normas,
Para Rossi Braidotti, esta contradicción es sin- cuando afirma: “Si mi hacer depende de qué se
tomática de la continuidad del hábito ancestral me hace o, más bien, de los modos en que yo
de dominación tan característico del discurso soy hecho por esas normas, entonces la posibili-
masculino sobre las mujeres y, por tanto, de la dad de mi persistencia como ‘yo’ depende de la
vieja tradición de usar lo femenino para significar capacidad de mi ser de hacer algo con lo que se
alguna cosa más que la propia experiencia de las hace conmigo”11. O bien, desde la subjetividad
mujeres. Y también, como detecta Braidotti, es nómade, entusiasta y jubilosa, en Braidotti para
“una instantánea perfecta de nuestro momento quien “lo que sustenta el proceso de devenir su-
histórico”, cuando los pensadores de la tradición jeto’ es la voluntad de saber, el deseo de decir,
patriarcal parece que no pueden ir más lejos, pa- el deseo de hablar, de pensar, de representar”12.
124 ran y dan paso a las pensadoras feministas que De hecho, en el seno de esta nueva tradición
protagonizan las teorías sobre el sujeto en las de pensamiento, la cuestión de la representa-
últimas tres décadas. ción se ha desplazado desde el objeto —la obje-
Desde Beauvoir a Irigaray, Cixous y Kris- tualidad— para explicar la genealogía no sustan-
teva, Butler y la propia Braidotti, Anzaldúa o tiva del sujeto y la posibilidad de su devenir. Es
Gayatri Spivak, todas las pensadoras feminis- decir, subjetividad entendida “como un fenóme-
tas se mueven en el marco de la no-sustancia- no multiestratificado, más próximo a un proceso
lidad, sea devenir o performatividad. Ninguna que a una entidad esencial y más parecido a un
de ellas ha dado el menor crédito al “sujeto- acontecimiento que a una esencia”13.
mujer” (o “mujer molaire” de Deleuze). Ya lo La noción del sujeto-mujer, sobreincardina-
había advertido Beauvoir: “No se es mujer, se do por su sexo y género, ha necesitado de un
deviene”. Y Kristeva: “La creencia de que ‘se intenso y enorme esfuerzo colectivo por parte
es una mujer’ es casi tan absurda y oscuran- de filósofas y pensadoras de todas las disciplinas
tista como la creencia de que ‘se es un hom- del conocimiento, teóricas de estudios y cultura
bre’… una mujer no es algo que se pueda ‘ser’”. visual, escritoras y artistas para hallar estrategias
Lo característico de esta pléyade de pensa- de resignificación. Entre ellas, quizás la más efi-
doras es que devuelven al cuestionamiento del caz y de más alcance para la reflexión contem-
sujeto la posibilidad de abrir su agencia; y la poránea sobre la subjetividad haya sido la per-
exigencia de hallar vías creativas, de libertad, no formatividad.
mengua la importancia de su incardinación loca-
lizada y colectiva, al contrario.
10
Rosi Braidotti, Feminismo, diferencia sexual y subjetividad nóma-
de, Gedisa, Barcelona, 2004, p. 229.
11
Judith Butler, Deshacer el género, op. cit., p. 16.
9 12
Gilles Deleuze y Felix Guattari, Mil mesetas. Capitalismo y esquizo- Rosi Braidotti, op. cit., p. 42
13
frenia, Pre-textos, Valencia, 1988, p. 274 y ss. Ibid., véase. pp. 42-55.
Conferencias Plenarias - Devenir sujeto: metamorfosis y experiencias estéticas

En El segundo sexo (1949) Simone de Beau- se hubiera convertido en el sujeto libre y au-
voir, que responde a la crisis de identidad muy tosuficiente de la ontología liberal. Ahora, casi
explícita en los autorretratos de las fotógrafas de veinte años después de El género en disputa,
décadas anteriores, emplea muchas páginas en Judith Butler sigue trabajando para aquellos que
describir actitudes e incluso vestimentas, aspec- todavía están tratando de convertirse en posibles
to que no le granjeara respeto entre sus colegas y de conseguir una vida habitable. Para Butler
filósofos. aún se trata de una cuestión de supervivencia:
Y luego Irigaray, ya en Ese sexo que no es de crear un nuevo léxico legitimador útil para
uno (1977), llama “mímesis” a la estrategia que tanto para la formulación de leyes como para la
consiste en revisar, reaprender y reposeer la po- teoría artística16.
sición del sujeto mujer —femenino— por una El principal problema para Butler, el reducto
mujer (concreta) que ha tomado distancia de la de su teoría, es el cuerpo, como ella misma re-
Mujer bajo el sistema falogocéntrico. Trasunto conoce: “Cada vez que comienzo a hablar del
que ocupará la producción artística, como suje- cuerpo, termino hablando de lenguaje”. A pesar
to; y teórica, examinando las condiciones de la de que sabe que “no se puede reducir el cuerpo
mirada sobre la representación. al lenguaje. El cuerpo es aquello sobre lo cual el
Una década después, Judith Butler en El gé- lenguaje vacila”17.
nero en disputa descubre que no existe un mo- Pero el cuerpo termina siendo el eslabón úl-
delo original: “La parodia del género revela que timo del pensamiento feminista sobre el sujeto
la identidad original sobre la que se modela el porque, a diferencia de los sujetos varones, las
género es una imitación sin un origen”14. De mujeres han tenido que reconsiderar en sí mis-
manera que el ausente modelo original debe su mas su identificación tradicional con la “natura-
existencia a su falsa naturalización o exigencia leza” y también como sujetos de la experiencia
de su necesidad simbólica. Y a partir de ahí, por real de la metamorfosis corporal para la que las
tanto, la potencia de insurrección de la mascara- mujeres están habilitadas.
da. Butler reivindica la fantasía porque es “lo que Y este es el gran problema: de la historia del
establece que lo posible pueda exceder a lo real; pensamiento occidental, moldeada por el idealis-
la fantasía señala una dirección, señala hacia otra mo, y de nuestro presente: porque la era digital,
posibilidad, y cuando esa posibilidad está incor- como imperio en expansión de lo virtual, nos 125
porada, entonces la hace propia”15. trae, en cambio, “más cuerpo”. Como señala Ana
La teoría performativa de Butler es hoy la Martínez-Collado: “las innovaciones tecnológi-
principal teoría del sujeto, la teoría de referen- cas nos prometen y, de hecho, ya proporcionan
cia. Surgida para legitimar la minoría margina- cuerpos más bellos, más jóvenes, más eficaces y
da de la comunidad lesbiana en San Francisco, sanos…”18. Y sin embargo, quizás, cuerpos sin
rápidamente conecta con la sensibilidad queer, memoria.
activista, de una generación que es golpeada Hablamos de cuerpo pero no necesariamente
por el SIDA. Después, se convierte en el marco como origen enigmático de pulsiones irraciona-
propicio de las identidades virtuales en la recién les, en esa tradición que liga desde Nietzsche
estrenada era digital. Sin que la noción crítica del hasta Deleuze. En cambio, preferimos una con-
Cyborg de Donna Haraway haya podido impedir cepción de los cuerpos incardinados y territoria-
que la vulgarización de la teoría de Butler ampa- lizados, en la encrucijada de la interrelacionali-
re ese exhibicionismo de la intimidad, que ahora dad y lo colectivo.
llamamos extimidad, en las redes sociales y la En este marco es como puede entenderse
explosión freak en el imaginario social. la importancia de la memoria, inevitablemente
Y eso, muy a pesar de la propia Butler, que parcial: memorias minoritarias o, como decía
ha recusado una y otra vez que su noción per- Foucault, “contramemorias alternativas”. Recuer-
formativa del Sujeto tenga nada que ver con la dos no inevitablemente encadenados a la expe-
elección caprichosa de roles, como si de repente riencia supuestamente “real”, que deslocaliza al

16
Judith Butler, Deshacer el género, op. cit., pp. 309-316.
14 17
Judith Butler, El género en disputa, Paidós/UNAM, México, 2001, Ibid.
18
p. 168. Ana Martínez-Collado, Tendenci@s. Perspectivas feministas en el
15
Ibid., p. 306. arte actual, Cendeac, Murcia, p. 277.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

sujeto en una agencia desterritorializada; más totalitarismos en Europa—, en la sociedad global


bien, recuerdos de una memoria creativa, aliada y sobreinformada y bajo el imperio de la indus-
con la fantasía, dispuesta para activar el devenir tria del entretenimiento, las aportaciones desde
de sujetos de carne y hueso. los feminismos continúan siendo el seno para se-
Para Rossi Bradotti, “la idea de ‘fidelidad’ del guir avanzando en los modos de devenir sujetos,
sujeto es esencial para el proyecto del ‘yo sus- cuyo criterio estético incorporado contribuya a
tentable’. La fidelidad de la duración, la expre- una experiencia comprometida con la emanci-
sión de la propia continua pertenencia a ciertas pación.
coordenadas dinámicas temporoespaciales”19. De Ante la amnesia y el ludismo consumista,
manera que la transformación “únicamente pue- jóvenes artistas —como, por ejemplo, Cristina
de darse si entendemos los procesos corporales Lucas y Eulalia Valldosera— revisan la historia
del pasado. Y por supuesto, denuncian el nue-
como su condición y emplazamiento”.
vo mercado de los cuerpos en el presente de
Se trata de una de las últimas formulaciones
migrantes excluidos, como Tanja Ostojic. Con
de “lo personal es político”, lema que ha guia-
la utilización de las nuevas tecnologías, artistas
do las prácticas del arte feminista en las últimas como Pippilotti Rist lanzan lo que Amelia Jones
décadas como estrategia central. La experiencia ha denominado una estética “parafeminista”:
del cuerpo y la atención a las condiciones del construyen una “nueva y compleja comprensión
presente, que se despliega geográficamente en de la subjetividad que es recíproca, en proceso,
diversas temporalidades son herramientas para disuelta en el espacio, fantástica pero material”.
estos procesos creativos. La experiencia sinestética y de embargo emocio-
La feliz coincidencia ahora en España de nal nos conduce por una navegación fluida por
los proyectos colaborativos de Suzanne Lacy un espacio incorporado, interiorizado, que desa-
(MNCARS, Madrid) y de Martha Rosler fía las coordenadas e invierte la superficie de la
(MACBA, Barcelona) expresan la tenacidad del representación. El “hueco”, aquel origen enigmá-
nuevo género de arte público, en donde ambas tico, resulta estar lleno y pleno de energía… para
artistas han trabajado como mediadoras junto a la transformación.
grupos formados por sujetos identificables. Su-
zanne Lacy, con El Esqueleto Tatuado, el último
126 de una larga serie de trabajos sobre la violencia
de género desarrollados y adaptados a las men- Resume
talidades y culturas de California en los años 70,
y después en Corea, España… The crisis of the subject is more than a past
Martha Rosler, reformulando el proyecto and present focal issue for contemporary art.
de 1989 “Si vivieras aquí…” con grupos de acti- Throughout the 20th C. it has been the destabi-
vistas en la Barcelona actual, en donde jóvenes, lizing element of the cornerstone upon which
emigrantes y trabajadores han perdido sus casas modern Aesthetics have rested. This keystone is
como consecuencia del pinchazo de la especula- in fact a discipline that focuses on the project
ción inmobiliaria. Un trabajo que la artista sigue of achieving a release from the Enlightenment,
considerando feminista al tratar el problema de from that notion that is at once an experience of
la habitabilidad. Y también porque las mujeres effective freedom for the subject and a promise
en este mundo globalizado continúan siendo el of fulfillment of the aim of collective freedom
and satisfaction.
sujeto por antonomasia de todas las variantes de
In the past few decades and within the fra-
opresión social, económica y política.
mework of the radicalization of neo-liberalism
Sus trabajos han trastocado nuestra concep-
underlying globalization, the aim has been to
ción del arte, que ha dejado de ser un objeto dismantle this project of emancipation. In order
contemplativo para convertirse en una modeliza- to achieve this, forceful collective subjects have
ción de participación y de interacción. practically disappeared, while diverse theories
Entre las opciones para el arte producido des- have been developed targeting the individual
pués de la profunda quiebra entre experiencia subject’s fragmentation. They seek to trim down
estética y utopía —a partir de la tragedia de los to a minimum the subject’s autonomous capacity
to act. Many of these discourses stem from an
aesthetic contemplation or from a philosophical
train of thought sheltering in iconic models: the
19
Rosi Braidotti, op. cit., p. 168. subject’s “imaginings”.
Conferencias Plenarias - Becoming Subject: Metamorphosis and Aesthetic Experiences

Nevertheless, the possibility of establishing subjects from minority groups. The enlightened
critical positions implies resolving the individual subject thus became an excluding agent of the
subject’s aesthetic experience, since an expe- subjects who were history’s new protagonists ac-
rience of the artistic offers something specific. cording to Hegel’s dialectic: the proletariat (who
Despite its being a cultural and collective phe- broke the surface in the inconclusive social upri-
nomenon, it can modify sensitivities and foster sings of the 19th C.) and afterwards the rest of the
transformative behaviors that take root in the masses. Now we see that it might be necessary
subject’s experience. As Michel Foucault said at to study each one of the modes of alienation and
the end of his trajectory, “the transformation of domination —as if it were a Matryoshkadoll—
one’s self by knowing one’s self is very close to before recovering the ideals of release, freedom
an aesthetic experience”1. and equality.
The enlightened subject was the instrument of
colonialism that the northern hemisphere’s West
But what subject can we talk about, at imposed on the south, peopled by Others (not-
Whites, not Judeo-Christians); and it was also
this point? the instrument of the opposition, throughout the
19th C., against universal suffrage demanded by
Despite the fact that questions were posed about women, the other half of Western society and of
the “foundational status of the category of the other societies as well. Women continued to be
subject”, as stated by Judith Butler, “doubting assigned the role of object and not subject in the
the fundamental nature of this category is not aesthetic experience (as set forth by Lynda Nead
identical to doing completely away with the ca- in The Female Nude, among other works).
tegory. Besides, it does not imply a denial of its What’s more, as demonstrated by Erika Bor-
usefulness, or of its need”2. nay (Lilith’s Daughters), there was in the se-
Fundamentalism of the notion itself of the cond half of the 19th C. an attempt to infantilize
enlightened subject consisted in its substantive women so as to take them in charge. We can
nature, with abstract, universal, rational and au- perceive this in the sinister pedophilia prevailing
tonomous features. In fact, the importance of the at that time, a perfect reverse to the femme fatale
surfacing of Aesthetics within this enlightened of other periods.
127
framework was based on offering a manner of However, soon enough, as Christa Burger3 has
experience (an aesthetic one) that guaranteed unearthed, before the end of the 18th C. –when
full freedom, not conditioned to the subject. Ne- the aesthetics of idealism were well under way–,
vertheless, as we know, this category of subject the female intellectuals of the day bewailed the
was born already bearing the mark of exclusion. impossibility of identifying with the subject cast
Because already under this pretense at uni- by Immanuel Kant. Another alternative means
versality was a description of a very precise sub- of fighting for this end was the one favored by
ject type: the European bourgeois male, who not painters: the self-portrait would be their instru-
only built for himself a net of complex relation- ment. As Frances Borzello discovered, it was this
ships involving reason, truth and domination, genre that female painters favor as of the mo-
but also embodied the twinning of individual re- ment they take the brush up. From Anguissola
solve with the broader determination of capital. onwards, it was Sofonisba herself who painted
According to Jean-François Lyotard, Modernity the longest series of self-portraits between Dürer
stamps, within each individual, the triumph of and Rembrandt.
the will to have, to own, to possess: this implies, And it fully blossoms towards the final quar-
in turn, the correlative objectivization of many ter of the 18th C. with the multiple self-portraits
by Angelika Kauffman (who with Mary Moser
was the only female painter inducted into the
Royal Academy until the end of the 19th C.).
1
Towards the end of his life, Foucault himself was preoccupied Due to the misogyny that worsened as the
about an “aesthetics of existence” and about the invention of “new 19th C. progressed (and which serves as a kind of
ways of subjectivity”. In an interview in 1983 he stated “transforming
one’s self by means of knowing one’s self was… very close to an
aesthetic experience”. Quoted by A. Bowie, Estética y subjetividad,
p. 24.
2
Judith Butler, “La cuestión de la transformación social”, in Deshacer 3
Christa and Peter Burger, La desaparición del sujeto. Una historia
el género, Paidós Ibérica, Barcelona, 2006, p. 320. de la subjetividad de Montaigne a Blanchot. Akal, Madrid, 2001.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

“black hole” where petitions are lost), in our phi- well, the “linguistic change” expressed new ima-
losophical traditions we must wait until Nietzs- ges of the fragmented subject. And in turn they
che and Freud begin to suspect. Only then are subverted the aesthetic experience as defined
we able to witness the first and decisive fractures until that moment.
within the category of enlightened Subject. The For Heidegger, the control of the subject was
unfurling of the crisis may well be described as subverted because we always find ourselves
an acknowledgment of the need to enlarge and amidst languages we have not invented oursel-
incarnate that purported universal subject. ves but that we nevertheless need in order to talk
Thanks to Nietzsche a rupture of the subject
about ourselves and about the world10. Hannah
as self-sufficient reason arose. As pointed out by
Arendt stated that being a subject is “being able
José Jiménez in La vida como azar. Complejidad
de lo moderno, “it is with Nietzsche that the limits to appear by means of words and action” in the
of life and moods are placed beyond the walls public and private world, in other words, being
of the “I”, that the roots of identity turn back able to be an actor. But Arendt was careful to
to a psychic space that precedes the establish- avoid referring to the subject, preferring to use
ment of the “I”, that flows from the materiality the Latin quis, the who, the someone”11.
of the body”4. And he highlights a fragment of In 1975 came a major turning point: the dea-
Thus Spoke Zarathustra: “You say ‘I’ and you are th of the author, at the hands of Barthes and
proud of that word. But that which is even more Foucault, and the triggering off of discourses on
than that, that thing you do not want to believe the Other. Eventually the subject tended to beco-
in, your body and its great reason: that does not me a nomad.
say ‘I’ but it does ‘I’”5. In 1978, Derrida, in his review of Nietzsche,
Thus destabilization results, ensuing the talked about the “logocentrism” in which the
body’s demands, ensuing the substantivization inscribed subject is the equivalent of “phallocen-
of the subject as a thinking I, to which is added trism”: “they are one and the same system: the
Freud’s suspicion regarding his conscience erection of the paternal logos… and the phallus
when he says: “the subject entails thoughts it
as ‘privileged significant’ which keeps woman in
knows nothing about”6. Which in turn implies
the non-being-subject12. Just four years before, in
a terrible attack on the narcissism of the classi-
cal conception of the transcendental subject. As 1974, in her work Speculum of the Other Woman
128 an epistemological supposition, the unconscious in an argument with Lacan, Luce Irigaray had set
points out the non-coincidence of the subject forth the foundations of her conception of the
with his conscience7. And from then on, as José phallogocentrist schedule, which commences
Jiménez states in Cuerpo y tiempo. Imagen de with the taking possession of the woman’s body
la metamorfosis, “the discovery of the symbolic so as to penetrate basic symbolic institutions:
components of human behavior that, thus, never the realms of education, the religious, the mili-
have a direct meaning, but rather a meaning that tary and the political, until the penetration of the
must be interpreted”8. Because “without langua- entire social space has been achieved.
ge, without the need to symbolize”, without the As underscored by Jane Gallop shortly after,
image of a metamorphosis as a principle of self- in 1982, within this phallogocentric system wo-
understanding of the body itself”, human beings man behaves like the mythical Other. Whereas
“could not see themselves in the becoming of man relocates desire through language (attemp-
life”. ting to recover his totality and to overcome his
Throughout the 20th C. the “linguistic change” own partialness), woman is the substitute. She is
in philosophy turned out to be a fundamental
the fetish that contains the absence of the origi-
factor in the subject’s discredit9. But in art as
nal object in which to forget the ephemeral natu-
re of her existence13.
4
José Jiménez, La vida como azar. Complejidad de lo moderno.
Mondadori, Madrid, 1989, p. 177.
5
Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra, 1892, p. 60.
10
6
Sigmund Freud, Historiales clínicos, 1925, p. 719. A. Bowie, ibid., p. 22.
7
Braidotti, 41. 11
Collin, 1992, p. 132, in Asunción Oliva Portolés, La pregunta por el
8
José Jiménez, ibid., 191. sujeto en la teoría feminista. Instituto de Investigaciones Feminis-
9 Andrew Bowie, Aesthetics and Subjectivity from Kant to Nietzsche, tas. UCM, Editorial Complutense. Madrid, 2009, p. 456.
1990. Translation into Spanish: Estética y subjetividad. La filosofía 12
Derrida.
13 Jane Gallop, The Daughter’s seduction. Feminism and Psychoa-
alemana de Kant a Nietszche y la estética actual. Visor, Madrid,
1999, p. 22. nalysis. Cornell University Press, Ithaca, New York, 1982.
Conferencias Plenarias - Becoming Subject: Metamorphosis and Aesthetic Experiences

So it follows that the recusal of the subject Rosi Braidotti believes this contradiction is
as a “self-conscious being” and a unitary one symptomatic of the continuity of ancestral domi-
for the thinkers (who are framed by the weak nation, a habit well ingrained in masculine dis-
structure of post-structuralism), came into being course on women. Thus the long-standing tradi-
by means of discourses on the Other, otherness, tion of using the feminine to signify something
that in turn triggered the successive appearance beyond women’s own experience. And thus also,
of woman and of all others excluded by ethno- as detected by Braidotti, this “perfect snapshot
centrism. A negative criticism that, nevertheless, of our historical moment”: when theoreticians
barely manages to disentangle itself from the me- of the patriarchal tradition apparently could not
taphysical dualities of Western philosophies, as advance further, they halted and gave way to fe-
indicated in 1949 by Simone de Beauvoir. She minist theoreticians who then played the lead in
those theories on the subject over the past three
stated that affirming the “otherness” of woman
decades17.
was necessary on order to uphold “one’s own”
From Beauvoir to (Irigaray, Cixous and) Kris-
prestige, i.e. that of the male sex insofar as it is
teva, Butler and Braidotti herself, Anzaldúa or
the single proprietor of subjectivity as an autho-
Gayatri Spivak, all feminist theoreticians have
rization to participate in all fields of sieciety”14. been active within the framework of non-subs-
In 1980, perhaps only Gilles Deleuze and Félix tantiality, be it becoming or performativity. Not
Guattati’s thought of becoming-woman as descri- one of them has given the least credit to the
bed in Mille Plateaux, contributed affirmatively “subject-woman” (or Deleuze’s “molar woman”).
to contemporary subjectivity. Beauvoir had warned us: “One is not a woman;
Deleuze’s example, similar to the one descri- one becomes a woman”. And Kristeva added:
bed by Bourdieu in Masculine Domination, in “Believing that ‘one is a woman’ is nearly as ab-
which a young woman is deprived of her body: surd and obscurantist as believing that ‘one is a
“Don’t sit like that!”, “You’re a young lady now!”, man’… a woman is nothing that one can ‘be’”18.
“Don’t behave like a tomboy!”, all are ways to The defining feature of this constellation of
“impose upon her a dominant history” as a first theoreticians is that they give back to the subject’s
victim to serve as an example and trap for the questioning the possibility of opening an agen-
obligations upon youth. She in fact becomes cy together with the mandate of finding creative 129
the counter-model of the becoming-woman, “a paths, roads to freedom. This does not diminish
key to other becomings”. Deleuze holds that be- the importance of localized and collective embo-
coming is the process of desire directed by the diment, rather all the opposite.
metamorphoses of subjects who previously were Inversely to the philosophers’ tradition, the-
trapped in a molar or solid configuration. Crea- se theoreticians set forth from thinking about a
tivity performs a fundamental role: “Singing or non-subject that is over determined by phallogo-
composing, painting, writing, have perhaps no centric domination. Not limiting themselves to a
other aim but to unleash those becoming,” said description of the genealogy of their deficiency,
they prefer to fine-tune their criticism from the
Deleuze. It is precisely “woman as a molar enti-
standpoint of the imperative of finding transfor-
ty who must become-woman so that many may
mative strategies. Upon the basis of the transfor-
also so become”15.
mation into their difference, there will be coro-
However, Deleuze was unable to resolve the
llaries in all of the other differentiated subjects.
contradiction of becoming-woman as a condition This is a common attitude, despite the
of becoming minority when the feminist theore- different positionings, that keeps the de-
tician Rosi Braidotti posed the question. At the bate alive about the subject’s status. This
same time, the condition of becoming-woman relative “not belonging” of women to the pha-
was the most important and fundamental of all, llogocentric system is what affords them the
since all must become woman, including women opportunity of negotiating alternative positions
themselves16. of that subject19. It could be from a vocative

14
Braidotti, p. 14. 17
Braidotti.
15
Deleuze, op. cit., p. 306. 18
Beauvoir, Kristeva.
16
Braidotti, p. 229. 19
Braidotti, p. 192.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

and “melancholy” position, as philosopher Judith modeled is an imitation without an origin”. Thus,
Butler defines it, stemming from and made up the original model —which is absent— owes its
of norms, when she says: “If my doing depends existence to a false naturalization or exigency of
on what is done to me or, rather, on the ways I its symbolic need.
am made by those norms, then the possibility of From that point onwards, therefore, the clout
my perseverance as ‘I’ depends on my being’s of the masquerade’s uprising. Butler claimed fan-
capability of doing something with whatever is tasy because it is “what determines that the pos-
done to me”. Or perhaps from the nomad sub- sible might outperform the real; fantasy points
jectivity, an enthusiastic and joyful approach, as us in one direction, then in another, and when
per Braidotti’s idea that “what upholds the pro- both possibilities are incorporated, it makes it its
cess of becoming subject is the will to know, own”.
the desire to say, the desire to talk, to think, to Butler’s performative theory is today the prin-
represent”. cipal subject theory; it has become the theory
In fact, within this new tradition of thought, of reference. Surfacing in order to legitimize San
the issue of representation has shifted from the
Francisco’s alienated minority lesbian communi-
object —objectualization— to explain the non-
ty, she contributed to the field of queer theory,
substantive genealogy of the subject and the
becoming an activist and defending a generation
possibility of its becoming. In other words, sub-
jectivity understood as “a multi-stratified pheno- that was afflicted by AIDS.
menon, closer to a process than to an essential Shortly afterwards, it become the best pos-
entity and more similar to an event than to an sible setting for visual identities in the recently
essence”20. begun digital era.
The concept itself of the subject-Woman, over Donna Haraway’s critical Cyborg notion has
incarnated because of its sex and gender, has been powerless to stop the popularization of
needed intense and collective efforts by philoso- Butler’s theory now harboring this exhibitionism
phers and thinkers from all the areas of knowled- of intimacy, what we now call extimacy, in the
ge. Theoreticians, visual culture experts, writers, social networks and in the nerd blast in the so-
and artists; all have had to join forces in order cial imaginary.
to discover strategies for resignification. Of all And this very much despite Butler herself.
130 of them, perhaps the most efficient one, the one Many times Butler has denied that her perfor-
with the broadest scope for contemporary pon- mative notion of the Subject have anything to do
dering upon subjectivity has been performativity. with a capricious selection of roles, as if she had
In her 1949 work The Second Sex Simone de suddenly become the free and self-sufficient sub-
Beauvoir, responding to a very explicit identi- ject of liberal ontology. Now, nearly twenty years
ty crisis as perceived in the self-portraits taken after Gender troubles was first published, Butler
by women photographers of previous decades, continues to work for those who are trying to
devoted many pages to describing attitudes and become something and achieve a livable life. As
even garments. This would not garner respect far as she is concerned, it is a matter of survi-
among her philosopher colleagues. val: to create a new legitimizing lexicon that will
Irigaray, in her work This sex which is not be useful for drafting legislation and for artistic
one (1977), labeled the strategy of reassessing, theory alike21.
relearning and repossessing the position of the The main problem Butler has to deal with, the
subject-woman (the feminine) for a woman (a
redoubt of her theory is the body. As she herself
specific woman) who has distanced herself from
acknowledges: “Whenever I begin to talk about
the Woman within the phallogocentric system.
the boy, I have to continue talking about langua-
This reflection will occupy artistic production as
ge”. And this despite knowing that she “cannot
a subject and as a theory, examining the condi-
tions of the gaze upon the representation. reduce the body to language. The body is that
One decade later, in her work Gender trouble upon which language vacillates”22.
Judith Butler discovered that there was no ori- But the truth is that the body, at the end of the
ginal model: “The parody of gender reveals that day, is the final link in the feminist theory about
the original identity upon which the gender is

21
Undoing gender, pp. 309-316.
20
Braidotti, p. 55. 22
P. 280.
Conferencias Plenarias - Becoming Subject: Metamorphosis and Aesthetic Experiences

the subject because, unlike in the case of male de Barcelona, Barcelona) represent the resolve
subjects, women as subjects have had to recon- of the new genre of public art. Both artists have
sider their traditional identification with “nature” mediated with groups made up of identifiable
and also the real experience of bodily metamor- subjects. Lacy’s sculpture The Tattooed Skeleton
phoses for which women are habilitated. is the last of a long series of works on domestic
And this is the great problem: of the history violence developed and adapted to the mindset
of Western thought, shaped by idealism, and of and cultures of California in the 1970s, then on
our present. Because the digital era, as an empire to Korea, then Spain…
that grows in its virtuality, brings us (in apparent Martha Rosler reformulates her 1989 project
contradiction) “more body”. As Ana Martínez-Co- titled If you lived here still with groups of acti-
llado states, technological innovations promise, vists in present-day Barcelona. The city has seen
and deliver, “increasingly beautiful bodies, youn- young people, immigrants and workers lose their
ger bodies, more efficient and healthy bodies…” homes as a result of the bursting of the real esta-
And perhaps, who knows, bodies without re- te bubble. The artist defines this work as femi-
call. nist because it tackles the problem of habitabili-
We speak of the body, but not necessarily ty. And also because women, in our globalized
in the sense of an enigmatic origin of irratio- world, continue to be the subject by definition of
nal urges, along the lines of the tradition from all possible variations of social, economic, and
Nietzsche to Deleuze. In contrast, we prefer a political oppression.
conception of incarnate, territorialized bodies in Her works have overturned our conception of
the crossroads between interrelationships and art, which is no longer an object to contemplate
the collective. but rather a representation of participation and
This is how we can understand the impor- interaction.
tance of memory, of recall, unavoidably par- Among the options of art produced after the
tial: minority memories, or as Foucault put it, cleavage between aesthetic experience and uto-
“alternative counter-memories”. Memories that, pia —ensuing the tragedy of totalitarianisms in
not inevitably connected to a purportedly “real” Europe—, in our global and over-informed so-
experience —one that delocalizes the subject to ciety and constrained by the empire of enter-
a deterritorialized agency—, hark back to a crea- tainment, the contributions from different femi- 131
tive memory, aligned with fantasy, ready to acti- nisms continue to be the means to advance in
vate the becoming of “flesh and bone” subjects. the manner of becoming subjects, the incorpora-
Rosi Braidotti says that “the idea of the ted aesthetic criteria of which contributes to an
subject’s ‘faithfulness’ or ‘loyalty’ is essential for experience that is beholden to liberation.
the project of the ‘defendable I’; loyalty for the In the face of materialistic amnesia and ludism,
duration, the expression of one’s own continuing young artists reassess the history of the past.
belonging to certain time-space dynamic coordi- And of course, denounce the new market of
nates”. Thus, transformation can happen “only if bodies in the present.
we understand bodily processes as their condi- Thanks to new technologies, artists like Pippi-
tion and siting”. lotti Rist launch what Amelia Jones denominates
This is one of the most recent formulations of a “parafeminist” aesthetic: they build a “new and
the statement ‘personal is political’, the slogan of complex understanding of a subjectivity that is
feminist art’s central strategy in recent decades. reciprocal, in progress, dissolved in Space, fan-
The experience of the body and the focus on the tastic but material”. The synaesthetic experien-
present conditions, deployed geographically in ce, with its emotional embargo, leads us along
different temporalities, are tools for these creati- a flowing navigation in an integral space, an
ve processes. interiorization, challenging the coordinates and
The happy coincidence in Spain of the colla- overturning the surface of representation. The
borative projects by Suzanne Lacy (Museo Na- “void”, that enigmatic origin, turns out to be full
cional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid) and of energy, satiated while ravenous… for trans-
Martha Rosler (Museo de Arte Contemporáneo formation.
COMUNICACIONES
HISTORIA DE LA ESTÉTICA

AESTHETICS HISTORY
El arte ya (no) es bello

Sixto J. Castro
Universidad de Valladolid

136
Palabras clave no era una categoría vinculada de modo necesa-
rio al arte: una cosa era el arte (lo comprendido
por los términos téchne o ars) y otra la belleza,
Belleza, propiedades estéticas, metafísica, Hegel,
objeto habitual de tratados teológicos, metafísi-
Kant.
cos, éticos, pedagógicos y, ocasionalmente, ar-
tísticos. Esta doble ubicación puede ayudarnos a
El (o)caso hegeliano comprender por qué, al igual que durante mu-
cho tiempo arte y belleza fueron conceptos que
No cabe duda de que ya no es posible establecer recorrieron caminos independientes, esto mismo
una correlación entre arte y belleza. Hay muchas puede suceder perfectamente hoy en día.
cosas que son arte y muchas cosas que son be- Sabemos que en el siglo XVIII arte y belleza se
llas, pero no coinciden o lo hacen solo en casos. ligan en la obra de diversos autores, con la géne-
Es más, puestos a estrujar un tanto más la rela- sis de la idea de las “Bellas Artes” (Batteux) y la
ción, cabría decir que la belleza se ha converti- conexión íntima y excluyente entre arte y belleza
do, para muchos artistas, en la bestia negra, en que se opera en la obra de Hegel. El comienzo
la propiedad estética (visual, apreciable) que ya de su estética es paradigmático y suele citarse
no es “estética” (propia del estilo de los artistas). como epítome de esta actitud: “Estas lecciones se
Esto, sin embargo, no es demasiado novedoso, ocupan de la estética; su objeto es el vasto reino
puesto que durante siglos, el arte no hubo de ser de lo bello y, más precisamente, su campo es el
bello. No es que no hubiese arte bello. Lo hubo, arte, vale decir, el arte bello”1, es decir, en Hegel,
y mucho, pero no tenía que ser bello, al menos la estética tiene como objeto solo y simplemente
desde el punto de vista teórico. La estética anti-
gua (si puede hablarse en estos términos) estaba
regida por otras ideas, fundamentalmente por la 1
G.W.F. Hegel, Lecciones sobre la estética, trad. de Alfredo Brotons,
idea de mímesis y otras semejantes, y la belleza Madrid, Akal, 2007, p. 7.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Es arte ya (no) es bello

el arte bello, el arte equiparado al reino de la nada función dentro de un sistema global, las cri-
belleza. Así pues, en la obra de Hegel se estable- sis posteriores del racionalismo hacen explotar
ce una conexión necesaria entre arte y belleza, desde dentro el sistema hegeliano, y la conse-
entendida esta como “apariencia sensible de la cuencia de ello es la desaparición total de la idea
idea”2. de que existe relación entre arte y belleza y, de
Esta conexión entre belleza y arte es uno de este modo, la concepción de lo artístico como un
los elementos fundamentales del sistema hege- territorio de reflexión teórica, liberación política,
liano, que encomienda al arte una tarea que está crítica moral, creatividad personal o sinceridad
en la órbita de la filosofía y la religión. Pero este para con uno mismo, es decir, el surgimiento de
arte, tal como está concebido por Hegel, es ya un “arte-para” algo (distinto de la belleza y que
algo del pasado. Es decir, una vez que el arte le lleva a renunciar a la misma, pues la idea de
internaliza su propia historia, cuando llega ser que el arte podía tener funciones no es, eviden-
autoconsciente de su historia en cuanto arte, de temente, novedosa). Parte de los autores que re-
tal modo que la conciencia de su historia forma flexionan sobre el arte en el siglo XIX la ponen
parte de su misma naturaleza, es inevitable que ya, sin más, al servicio de causas morales o cien-
deba convertirse finalmente en filosofía, con lo tífias (cf. Proudhon). No hay territorio propio del
que el arte llega a su final. La filosofía sobrepuja arte y, si esto es así, la belleza ya es algo ausente.
el arte bello, de tal modo que el arte unido esen- En principio, este abandono de la belleza
cialmente a la belleza, el arte que se define por no parece que plantee más problemas que los
la belleza desde el punto de vista teórico, es algo abandonos de otra serie de propiedades estéti-
del pasado, aventajado por la filosofía del arte, cas6. Basta echar un vistazo a la historia de la
que no se ocupa de preceptos para artistas, sino estética para reconocer infinidad de estas pro-
que “tiene que establecer qué es lo bello en ge- piedades que se han perdido, como lo pintores-
neral y cómo esto se ha mostrado en lo dado, en co, tan importante en el siglo XVIII y actualmente
las obras de arte, sin querer dar semejantes re- ausente del vocabulario crítico. En el arte con-
glas”3. Es decir, la filosofía del arte estudia lo be- temporáneo, de las vanguardias en adelante, el
llo en el arte, pero ya es pensamiento. “El arte ha léxico crítico se ha enriquecido con otra serie de
dejado de valernos como el modo supremo en propiedades, tales como ser kitsch, ser trash, ser
que la verdad se procura existencia”, dice Hegel, camp, lo abyecto, lo sublime, etc. Parece que la 137
es más, “puede sin duda esperarse que el arte situación se ha equilibrado: simplemente se sus-
cada vez ascienda y se perfeccione más; pero su tituyen unas propiedades por otras, con lo que
forma ha dejado de ser la suprema necesidad del se salva una determinada lectura historicista del
espíritu. Por más eximias que encontremos toda- arte, según la cual la historia de la misma es una
vía las imágenes divinas griegas, y por más dig- suerte de generación de propiedades estéticas
na y perfectamente representados que veamos a que nacen, se desarrollan y acaban por dejar su
Dios Padre, a Cristo y a María, en nada contribu- lugar a otras propiedades forjadas en un deter-
ye esto ya a nuestra genuflexión”4. minado contexto histórico por razones funda-
Luego, si queremos seguir haciendo arte, pa- mentalmente extraartísticas (sociales, religiosas,
rece que no nos queda más remedio que rom- políticas, etc.). De este modo, se defiende una
per este lazo. Los post-hegelianos reflexionaron cierta narrativa histórica del arte, según la cual la
sobre el arte desde otro punto de vista que el belleza, en efecto, es una cosa del pasado, que
de la belleza, tratando de encontrar una salida constituyó al arte en un determinado momento
honrosa para aquel5. Ahora bien, la gran ruptura —de modo supremo, y exclusivo, en el ámbito
se debe a la crisis global del sistema hegeliano. teórico, en los albores del siglo XIX— y que se di-
Si los post-hegelianos continúan en cierto modo solvió por necesidad histórica. Bien es cierto que
el hegelianismo, otorgando al arte una determi- muchos autores o bien no se enteraron del aná-
lisis hegeliano o no le hicieron demasiado caso,

2
Ibid., p. 85.
3
Ibid., p. 19.
6
4
Ibid., p. 79. La discusión sobre qué se considera propiedad estética escapa
5
Cf. Juan Antonio Rodríguez Tous, Idea estética y negatividad de las posibilidades de este texto. Nos vamos a limitar en nuestra
sensible. La fealdad en la teroía estética de Kant a Rosenkranz, consideración a considerar estéticas aquellas propiedades que se
Barcelona, Er, 2002. aplican a las obras de arte.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

como Delacroix, Victor Hugo, Gautier, Baudelai- este deseo de destruir la belleza”8. Para los pro-
re, Ruskin, Swinburne, etc., que emparentan ínti- yectos artísticos del siglo XX el término “belleza”
mamente arte y belleza, con lo que la situación parecía demasiado anodino, soso y, sin duda, de-
del siglo XIX, que, desde una perspectiva alejada masiado cargado teóricamente con el peso de si-
de los hechos, parece tan homogénea, resulta glos; se veía incapaz de describir un arte nuevo,
que es pasmosamente semejante a la contempo- subversivo, así como el arte que, procedente de
ránea, al menos en la arena de las ideas. culturas no occidentales, pasaba a formar par-
Por otra parte y más allá del hegelianismo, te de los museos. El pasado se equiparó con el
el debilitamiento de la belleza viene avalado, contenedor de la belleza, que sería también un
también, por la convicción clásica, pero fortale- concepto exclusivamente occidental, de modo
cida en el siglo XX por obra de la filosofía post- que para desarrollar un arte nuevo se veía ne-
cesario acabar con ese binomio conformado por
wittgensteiniana, de que no es posible definirla
belleza y pasado. De ahí los alegatos a favor de
(aunque se hayan intentado infinidad de defini-
la destrucción de los museos y proclamas seme-
ciones); todo lo más cabe hablar de cómo se usa
jantes9. Quizá en este sentido pueda entenderse
el término, y el dato es que cada vez se utiliza
la idea orteguiana de que “el arte del pasado
menos en el ámbito del arte. De hecho, en nues- no ‘es’ arte; ‘fue’ arte”, de modo que “hay que
tros días, en el ámbito académico, se utiliza más conjugar el vocablo ‘arte’. En presente significa
la expresión de “valor estético” que la de “belle- una cosa, y en pretérito otra muy distinta”10. Pero
za” y el calificativo de “expresivo” ha sustituido eso supone una cierta narrativa histórica del arte
al de “bello” (quizá debido al poderoso influjo que supone que ars facit saltus, y que, de algún
de Croce), pero a él se han adherido muchas modo, se acerca también a una suerte de histo-
de las características que Burke atribuía a lo su- ricismo extremo, para el que no es posible en-
blime: la ausencia de precisión formal, el poder contrar elementos comunes en el arte a lo largo
emotivo, la estimulación de emociones incluso de la historia.
dolorosas, la oscuridad, etc. Parece, pues que la La pregunta es, pues, ¿por qué la belleza? ¿Por
importancia histórica de lo sublime ha sido la qué no la mímesis (platónica), la catarsis (aristo-
que ha posibilitado que un concepto mucho más télica), el gusto (humiano), la comunicabilidad
138 ambiguo, como es el de “expresivo”, haya podi- (kantiana) del placer, la voluntad (schopenhaue-
do adquirir tal importancia en el ámbito artístico riana), los sentimientos (tolstoianos) comunica-
contemporáneo7. dos, la forma significante (Clive Bell), la expre-
sión (collingwoodiana), etc.? Por supuesto que el
ataque de parte del arte contemporáneo ha ido,
¿Por qué la belleza? parcialmente y en ocasiones, dirigido contra al-
guno de esos elementos constitutivos o defini-
Ahora bien, si uno empieza a hurgar en los es- torios del arte en las distintas concepciones filo-
critos, surge la sospecha de que la belleza no es
una propiedad estética más. No hay ningún ma-
nifiesto que asigne al arte moderno la dura tarea 8
De hecho, Donald Kuspit defiende que esta tesis de Barnett New-
de acabar, por ejemplo, con lo pintoresco o con man solo se aplica al arte postestético, pues hay un arte moderno
estético sutilmente trágico, sea el expresionismo abstracto o las re-
lo galante. Estas dos categorías, de un modo u presentaciones figurativas de Egon Schiele, Picasso, Hans Bellver,
otro, pasaron a la historia de un modo “natural”. Lucian Freud, etc. Donald Kuspit, El fin del arte, Madrid, Akal, 2006,
Pero no hace falta escarbar demasiado en la his- p. 34. Ciertamente, en su escrito The sublime is now, Newman se
refiere a que la belleza conforma un cuerpo histórico de imposi-
toria reciente del arte para comprobar que uno
ciones al arte europeo, del que se habrían librado los estadouni-
de sus impulsos es, precisamente, acabar con la denses de mediados del siglo XX; que ya no hacen “catedrales” a
belleza. Célebre es la máxima de Barnett New- partir de Cristo, del hombre, de la vida, sino a partir de sus propios
man de que “el impulso del arte moderno fue sentimientos, una imagen que puede ser comprendida por quien
la mire “sin las gafas nostálgicas de la historia”.
9
Empezar de cero, en el arte, es imposible, porque la condición de
posibilidad de lo nuevo radica en el mantenimiento y la conser-
vación de la memoria cultural valorizada. El hecho es que a cada
destrucción del archivo le sigue su reconstrucción como condición
7
Cf. Jerome Stolnitz, “Beauty: some stages in the history of one de posibilidad de lo cultural.
10
idea”, en Journal of the History of Ideas, 22, n.º 2 (Abr.-Jun., 1961), José Ortega y Gasset, El arte en presente y en pretérito, en Obras
pp. 185-204. completas, Madrid, Revista de Occidente, 1962, vol. III, pp. 427-428.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Es arte ya (no) es bello

sóficas, pero ninguno de ellos suscita más que la sustancia, quedan los accidentes. Desapareci-
reacciones “locales”, por así decir. La mímesis in- da la belleza sustancial, quedan los accidentes
terviene con normalidad en los discursos de los del arte: deleitar, comunicar una cosmovisión,
teóricos de la literatura, y ha vuelto al ámbito de transmitir un mensaje político, educar, o lo que
la estética para quedarse, de la mano de Ricoeur, sea. El fin de la belleza en el arte puede consi-
Adorno, Gadamer, etc. Las emociones y la expre- derarse como el último episodio del fin de la
sión/expresividad están prácticamente en cual- metafísica.
quier poética de un artista contemporáneo. El De este modo, la idea de que el arte ha de ser
gusto, encumbrado a paradigma de la sociología bello desaparece. El arte debe, entonces (no de-
del arte por Bourdieu, aún es un elemento estéti- saparece la forma de la obligación, sino el conte-
co de primer orden. Todos ellos ahí siguen, pero nido de la misma), tener una “forma significante”
la belleza es uno de esos términos trascenden- (Clive Bell), un diseño (Roger Fry), ser sublime
tales que suscitan defensa o rechazo inmediato. (Barnett Newman), propiedades todas ellas nece-
La belleza, como la verdad o la bondad, es una sarias y suficientes de los objetos y obras de arte
propiedad que tiene resabios metafísicos de los y solo de ellos, es decir, propiedades que ya no
que carecen la comunicabilidad, la mímesis o la poseen otras realidades cuya contemplación nos
expresión, y la metafísica tiene esa extraña habi- place y que, debido a esa carencia, no son obras
lidad de exaltar los ánimos. de arte. La belleza, entendida por los medievales
Así pues, podemos emparentar, desde mi como una propiedad trascendental presente en
punto de vista, el colapso de la metafísica con todo ser por el hecho de ser, desaparece del vo-
el fin de la belleza en el arte, con lo que el arte cabulario crítico y es sustituida por una de estas
de “autonomiza” de esta propiedad estética y la propiedades categoriales que solo se aplican al
belleza huye hacia otras regiones menos com- ámbito del arte, que, así, queda separado de las
prometidas y menos metafísicamente cargadas demás áreas de la vida (a pesar de las proclamas
(publicidad, moda, diseño, cirugía, jardinería, e vanguardistas de reunificar arte y vida) y, de este
incluso la ciencia, que no parece que tenga su modo, bajo el juicio de aquellos que pueden re-
sustancia en la belleza)11. La relación entre estos conocer la forma significante, lo sublime, lo trash
dos aconteceres se aprecia bien si establecemos o lo abyecto, conceptos mucho más cargados de
un paralelismo con otro de los grandes términos teoría (y menos de aísthesis) que el de belleza. 139
a los que la tradición metafísica dedicó buena Esta separación entre lo artístico y lo demás
parte de sus energías: la noción de sustancia. A se constata perfectamente en los grandes teóri-
medida que la metafísica iba cediendo territorio cos formalistas: Roger Fry subraya que una cosa
al método científico, la sustancia iba perdiendo es el juicio estético favorable aplicado a una obra
su privilegio en favor del accidente, que es lo de arte y otra es el juicio aplicado a “una mu-
que es objeto de observación empírica. La sus- jer, una puesta de sol o un caballo”12. Clive Bell,
tancia se reduce a un soporte prescindible del por su parte, evita el término ordinario de “be-
accidente, en último término un “no sé qué”. In- llo” por sus connotaciones eróticas y sexuales13.
mediatamente nos viene a la mente la caracteri- Estos teóricos persiguen eliminar del vocabula-
zación constante de la belleza en la historia del rio artístico el término de belleza, puesto que lo
arte como un nescio quid, algo indefinible, pero que constituye el arte (forma significante, diseño,
que, en esos mismos términos, es la sustancia del etc.) es algo exclusivo del arte, es decir, artístico
arte, podríamos decir. Cuando desaparece e institucional, y ya no estético, es decir, no sub-
jetivo y libre. Todo el mundo puede reconocer
(subjetivamente) la belleza, y cuando alguno no
lo hace según nuestro criterio, tratamos, kantia-
namente, de convencerle. Pero solo los expertos
11
Yves Michaud constata que la estetización o la obligatoriedad de la pueden reconocer la forma significante14. Con-
belleza en el mundo va de la mano de la desaparición de las obras
de arte, “si es que por arte entendemos aquellos objetos preciosos
y raros, antes investidos de un aura, de una aureola, de la cualidad
mágica de ser centros de producción de experiencias estéticas
únicas, elevadas y refinadas”. A más belleza menos arte, como si 12
Roger Fry, Vision and Design, Dover, 1998.
lo estético se convirtiese en un gas o vaho que lo impregna todo, 13
Clive Bell, Art, London, Chatto and Windus, 1947, p. 15.
14
dando lugar a una “belleza difusa, profusa, como gaseosa”. Yves Bien interesante es a este respecto el “experimento del almacén”
Michaud, El arte en estado gaseoso. Ensayo sobre el triunfo de la propuesto por William Kennick, “Does Traditional Aesthetics rest on
estética, México, FCE, 2007, p. 2. a Mistake?”, en Mind 27, 1958, pp. 317-334.
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secuencia inmediata de ello es que el elemento Historicidad de la belleza


comunitario del arte desaparece y este queda al
albur de los expertos capaces de diferenciar, por Ahora bien, no se puede pensar la belleza como
ejemplo, vanguardia y kitsch. Definitivamente, la un datum, sino como un captum o acceptum.
pregunta ya no es si algo es bello (y, a partir de Normalmente, el proceso más exitoso de críti-
ahí) si algo es arte, sino directamente si algo es ca de un concepto consiste en reducirlo a un
arte. elemento o una serie de elementos fácilmente
Estas teorías formalistas comparten con las criticables, y construir así un concepto irrelevan-
teorías “estéticas” que hacen depender el arte de te. Negar que un concepto tenga historia es una
la belleza, la idea de que hay algo perceptible en cierta forma de ridiculizarlo y, en buena parte, el
las obras de arte que las vuelve obras de arte. Ya colapso de los grandes conceptos metafísicos, el
no la belleza, que ciertas teorías estéticas con- fin de la metafísica, viene dado por la concien-
sideraban condición necesaria del arte (nunca cia de la historicidad. Se ha tendido a revestir
suficiente) sino la forma, lo sublime, etc., que a la belleza de un estatuto conceptual unívoco
serían, ahora sí, condición necesaria y suficiente o fundamental, con unos ciertos resabios plató-
del arte. Con esto, las dudas (teóricas) sobre el nicos: la belleza es un eidos del que participan
arte quedan disipadas: si algo tiene esta propie- las cosas bellas. Y así resulta fácil criticarla, pre-
dad p, que es necesaria y suficiente, es obra de cisamente porque se supone un concepto que
arte. Pero, en todo caso, hay algo perceptible. La carece de historicidad. Si la historia del arte es
teoría contemporánea, en el caso de Danto, se el arte de la historia y la belleza carece de his-
opone a estas diferencias perceptivas y propias toria, es fácil concluir que no se pueden asociar
de la obra de arte. Algo es una obra de arte si es ambas líneas. Pero, el hecho es que nunca se ha
tratado la belleza (y seguramente ninguna de las
acerca de algo y encarna su significado, con lo
otras propiedades llamadas trascendentales) de
que la obra de arte se vuelve algo más semánti-
ese modo a lo largo de la reflexión estética. Al
co que estético. Pero si no hay diferencias per-
contrario, la excepción es el fijismo. Casi siempre
ceptivas, ¿por qué tiene el público no informado
se ha insistido en su carácter mutable y muda-
que considerar que algo es una obra de arte? ble. Una de las declaraciones más claras a este
140 Qué duda cabe de que el Museo del Prado es un respecto es la de Baudelaire, para quien el amor
espléndido campo semántico, teórico, mimético, a la belleza es el generador de la obra de arte,
pero es, también y quizá sobre todo un lugar de y que, siguiendo a Madame de Staël, sostiene
belleza15. que “lo bello está hecho de un elemento eterno,
Con la crisis de la metafísica, ya no se puede invariable, cuya cantidad es excesivamente difícil
considerar que el arte sea un vehículo o una en- de determinar, y de un elemento relativo, cir-
carnación de la verdad, de la bondad, y tampoco cunstancial, que será, si se quiere, por alternativa
de la belleza. Lo más a lo que llegamos, con- o simultáneamente, la época, la moda, la moral,
temporáneamente, es a considerar que el arte la pasión. (…) Desafío a que se descubra una
es encarnación de un significado (Danto), una muestra cualquiera de belleza que no contenga
encarnación debilitada, en la medida en que los estos dos elementos”16. Hay algo que vincula las
significados no son vistos ni percibidos como cosas bellas y que es precisamente lo que nos
puntos de vista privilegiados, sino como muta- hace considerarlas bellas, pero junto a esto, hay
bles, a diferencia de la verdad, la bondad o la un elemento propio de cada época, lugar o pa-
belleza. sión. Luego la belleza no es un absoluto metafísi-
co, pero seguramente tampoco sea un elemento
puramente contingente, sino que tiene una es-
pecie de carácter medial, análogo. Si no lo fuese
y estuviese totalmente determinado por lo oca-
sional del momento y el lugar, ¿podríamos reco-
nocer otras bellezas? Que no es algo inmutable
15
Evidentemente, el museo no es neutral: las propuestas museísti-
cas determinan cuáles son los valores que se van a premiar y a
conservar. El elemento institucional es absolutamente clave. Como
ejemplo reciente, recordemos el “incremento de valor artístico” de 16
Charles Baudelaire, Salones y otros escritos sobre arte, Madrid,
Maíno después de la exposición monográfica en el Prado. Visor, 1996, p. 351.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Es arte ya (no) es bello

lo muestra el mismo trabajo de descubrimiento y lidades, defendía que nadie representa algo si
ampliación que ha hecho el arte con la belleza a no es en orden a la belleza17. De este modo, y
lo largo de los siglos. en virtud de esta vinculación práctica, inmediata,
Si echamos un vistazo a la historia del arte o casi intuitiva y no necesitada de fundamentación
a las diversas historias del arte, sin duda encon- metafísica, los cambios teóricos (metafísicos)
traremos que un elemento presente en ellas es que acontecen al final del medievo no afectan
la belleza, tanto en buena parte de las obras que en nada a la relación práctica arte-belleza.
constituyen esa tradición como en las declaracio- Así pues, aunque la carga teórica para la
nes de intenciones de los artistas o en las eva- desaparición de la belleza en el arte como un
luaciones de los críticos. Propongo, como expe- momento necesario del despliegue del espíritu
rimento fácil de realizar, hojear tanto la Historia hegeliano parece enorme, la experiencia cotidia-
de la belleza como la Historia de la fealdad de na nos muestra que un elemento fundamental
Umberto Eco para encontrar, en términos kantia- del gran arte es la idea de la belleza, tanto en el
nos, representaciones bellas de cosas, que eso es pasado como en buena parte del presente, que
el arte para el de Königsberg (no representación no podemos pasar por alto sin más. De hecho,
de cosas bellas, que puede ser ella misma fea). en el arte popular (y de un modo conspicuo en
Ahora bien, es cierto que desde el punto de vista el arte de masas) se recurre a la belleza cons-
teórico casi nunca han estado ligadas de modo tantemente. La negación contemporánea de la
exclusivo hasta Hegel y su célebre comienzo de belleza en buena parte del arte culto hace que
las Lecciones de Estética, antes citado. determinados estados de ánimo que eran colma-
dos por la belleza del arte hayan de ser cubiertos
contemporáneamente por otras instancias que sí
hacen uso de la belleza.
Recuperación de la intuición La cuestión, ahora es: ¿puede legítimamente
fundacional haber un arte bello hoy? O dicho de otro modo:
¿se puede salir de las aporías hegelianas eli-
Hemos señalado anteriormente que el colapso giendo otras proposiciones, entre las cuales se
del sistema hegeliano tuvo, como una de sus recobre la que postula la relación entre arte y
consecuencias, la ruptura del lazo estrecho esta- belleza (quizá recuperando la “ingenua” relación
141
blecido por él entre arte y belleza, para evitar el que no presupone compromisos metafísicos)?
fin del arte, es decir, para escapar de una situa- No es baladí la cuestión de si la belleza es solo
ción aporética. Sabemos que, cuando nos encon- cosa del arte del pasado o si el arte puede (e
tramos ante una aporía (como es el caso de las incluso debe) ser espacio de creación de belle-
aporías a las que, según muchos, llevaba el siste- za, como pensaba, si bien de un modo genérico,
ma hegeliano), nos vemos obligados a rechazar quien acuñó el nombre de esta disciplina, a sa-
alguna de las proposiciones que vuelven aporéti- ber, Baumgarten, y como desarrolló el pensador
ca una determinada posición filosófica (la lógica quizá más influyente en la historia de esta disci-
nos dice que hemos de salir de una aporía, no plina: Kant.
El proyecto de Baumgarten de la “estética”
cómo podemos salir de ella: eso implica decisio-
como ciencia del conocimiento sensible18, cuya
nes). Algunos post-hegelianos rechazaron, para
perfección es la belleza, implica que, en su con-
evitar el incómodo “fin del arte” postulado por
cepción, renunciar a la belleza supone entregar
Hegel, la hipótesis de la conexión teórica nece-
todas las posibilidades de conocimiento a la gno-
saria entre arte y belleza. De ahí que podamos
seología superior (sea lo que sea esta hoy, qui-
afirmar que el rechazo teórico de la belleza en el zá de modo popular el conocimiento científico).
arte se debe más a cuestiones metafísicas que a Para Baumgarten, la sensación se equipara con
otra cosa, porque no hay otras razones de peso
para excluir del arte la posibilidad de producir
belleza. Ahora bien, si no son tantas las teorías
elaboradas para vincular ambas realidades, arte y
belleza han estado inextricablemente unidas en 17
Tomás de Aquino, In De divinis nominibus, c. IV, lect. 5: “nullus curat
la práctica. El mismo Aquinate, para quien la be- effigiare vel repraesentare, nisi ad pulchrum”.
18
“Aesthetica (teoria liberalium artium, gnoseologia inferior, ars pulcre
lleza era más un elemento teológico que artísti- cogitandi, ars analogi rationis) est scientia cognitionis sensitivae”.
co, una propiedad trascendental del ente, por lo Alexander Baumgarten, Aesthetica, Hildesheim, Georg Olms, Ver-
que no vinculaba de modo necesario ambas rea- lagsbuchhandlung, 1961, §1.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

la razón: la capacidad de sentir lo bello es igual dial, intermedio, metaxológico, en que el acto
a la capacidad de conocer lo verdadero. Es más, de conocimiento se detiene en su propia forma-
en este ámbito es donde adquiere preeminencia lidad.
la intuición de lo bello, que es superior porque Los juicios estéticos, para el Kant de la Crítica
es más inmediata19. La estética en Baumgarten es del Juicio, son a la vez subjetivos y universales.
la hermana de la lógica, el estudio de una espe- De nuevo, una realidad medial: un juicio —que
cie de razón inferior en el nivel del la vida de las implica sometimiento de individuos a una ley del
sensaciones, la ordenación de todo este dominio entendimiento— y, pese a ello, un sentimiento.
en representaciones claras, de modo similar a Para Kant, juzgar estéticamente es declarar de
las operaciones de la razón. Pero en este mismo manera implícita que una respuesta subjetiva es
acto fundante se reconoce que el mundo de la la que todo individuo debería experimentar ne-
percepción y la experiencia no puede derivar- cesariamente, una respuesta que debería provo-
se sin más de leyes universales abstractas, sino car el acuerdo espontáneo de todos. Así, parece
que requiere de su propio discurso. Como un que determinadas respuestas subjetivas están in-
pensamiento concreto o una analogía sensible vestidas de toda la fuerza de las proposiciones
del concepto, lo estético participa a la vez de lo universalmente necesarias. Ahora bien, la cuali-
racional y lo real, y en este territorio intermedio dad universal del gusto no puede surgir del ob-
hay ciertos objetos que destacan en una especie jeto, que es puramente contingente, o de deseo
de perfección vagamente semejante a la de la o interés particulares algunos del sujeto, porque
razón. Son los objetos bellos, poseedores de un estos son igualmente limitados; por tanto, se
cierto halo de idealidad. Es el nuevo sentido que debe tratar de la propia estructura perceptiva del
adquiere la estética: frente a la polarización entre sujeto mismo, que cabe presumir que no varía
experiencia subjetiva y conocimiento objetivo, la en el resto de los individuos. En la respuesta a
estética crea un ámbito de interrelación. un artefacto o a una belleza natural, el sujeto
Y aquí es donde se inserta el proyecto kan- pone entre paréntesis sus propias y contingentes
tiano, que toma la propiedad de la belleza de preferencias y aversiones, se sitúa en el lugar de
resistir a la conceptualización y la pone en la otro cualquiera y juzga desde el punto de vista
arena en la que se da la interrelación entre la de una subjetividad universal.
142 conciencia y la realidad. De este modo, lo que
queda más allá de la descripción no está más
allá de la comprensión o en oposición a la expe- El espacio calístico: la felicidad
riencia cotidiana, sino que constituye el estado
de reevaluación conceptual que es constitutivo El valor del juicio de gusto en Kant ha sido re-
de nuestros intentos de tratar con la nueva si- cobrado contemporáneamente por las teorías
tuación. Es la contemplación de la forma pura evolucionistas aplicadas a la estética. Las bases
de nuestra cognición, de sus mismas condiciones evolucionistas (Darwin/Dutton), que son una
posibles, lo que constituye lo estético. Bajo este cierta actualización del agustinismo estético, se-
punto de vista, lo estético es el estado en el que ñalan nuestra preferencia básica por la belleza,
el conocimiento más común, en el acto de diri- es decir, que siendo las demás cosas igual, elegi-
girse a su objeto, se detiene y se vuelve sobre sí mos la belleza en vez de la fealdad, lo cual nos
mismo, se olvida de su referente durante un mo- obliga a explicar qué se gana renunciando a la
mento y atiende al modo en el que su estructura belleza en el arte. Tanto la psicología como la
parece adaptarse a la comprensión de lo real. De sociología muestran esta preferencia20, hasta el
este modo, lo estético y lo cognitivo no son esferas
separables, pero tampoco son esferas mutua-
mente reducibles. Lo estético es ese ámbito me-
20
Cf. Stepehn M. Smith et al., “Are the Beautiful Good in Hollywo-
od? An Investigation of the Beautyand-Goodness Stereotype on
Film”, en Basic And Applied Social Psychology 21, n.º 1 (1999),
pp. 69–80; Alice H. Eagly et al. “What is Beautiful is Good, but…: A
19
Esta idea de que nuestra relación sensible con el mundo equivale Meta-Anatytic Review of Research on the Physical Attractiveness
a la racionalización y la completa o la permite funda la fenome- Stereotype”, en Psychological Bulletin, 110, n.º 1 (1991), pp. 109-128;
nología, para la cual no podemos pensar si no es a partir de un sobre las ventajas sociales de las que disfrutan los individuos
ser-en-el-mundo del que nuestras percepciones y sensaciones atractivos, véase Murray Webster, Jr.; James E. Driskell, Jr. “Beauty
son manifestación. Pero eso sucederá mucho después, y será de- as Status”, en The American Journal of Sociology, 89, n.º 1. (Jul.,
terminante, de nuevo, para la estética. 1983), pp. 140-165.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Es arte ya (no) es bello

punto de que dan una base más o menos cien- que sostenía Tomás de Aquino, para quien en la
tífica al dictum de Aristóteles en la Política 2,1, visión beatífica, Dios será conocido sin ningún
donde afirma que, siendo las demás cosas igual, concepto creado, solo en su misma esencia24:
los menos bellos habrían de ser esclavos de los esto es la pura definición de experiencia estética
más bellos. Sin este deber teórico, reconocemos (al menos al modo que lo hará Kant). La idea
que la afirmación de Aristóteles tiene un valor queda resumida en el célebre dicho de Stendhal
práctico. Preferimos la belleza a la ausencia de de que la belleza es promesa de felicidad25, quizá
belleza en los distintos ámbitos de la realidad, y actualizada por la afirmación de Camus en “El
es probable que también en el arte. Si acepta- hombre rebelde”, donde sostiene que “la belleza
mos esto, podemos comprender el desconcer- no hace revoluciones, pero llegará el día en que
tante tratamiento de un autor que nunca se ha las revoluciones necesitarán de la belleza”, pues,
preocupado especialmente por la belleza, como la belleza prepara el camino a la dignidad del
es Danto, que la introduce de una manera muy hombre y del mundo en el que vive.
confusa en su obra El abuso de la belleza. En este ¿Y el arte? Wittgenstein mismo asume esta
libro sigue postulando que el arte no tiene que conexión entre belleza y felicidad, refiriéndola
ver con la belleza, al menos el arte actual, que se expresamente al arte: “Porque hay algo cierta-
debe al elemento conceptual o semántico, en la mente en la concepción de que el fin del arte es
medida en que vivimos en un mundo injusto y el lo bello. Y lo bello es lo que nos hace felices”26.
arte bello, supuestamente, contribuiría a prolon-
Si esto es así, ¿por qué excluir la belleza del arte?
garlo. Solo en un mundo ideal podríamos hacer
El mismo autor del Tractatus sostiene el carácter
arte bello de nuevo. Esta es una de las quejas
natural de la belleza: “Cuando los seres humanos
más habituales contra la belleza en el arte, que
encuentran fea una flor o un animal, tienen siem-
mantiene el statu quo, que produce una suerte
pre la impresión de que es un producto artificial.
de atontamiento o conduce a una existencia in-
‘Parece un…’, dicen. Esto arroja cierta luz sobre
auténtica…
el significado de las palabras ‘feo’ y ‘bello’”27.
Danto deja entrever, con estas declaraciones,
una especie de apuesta por la unidad de arte- Parece que la belleza se relaciona con lo natu-
belleza-significado. El profesor de Columbia cita ral, en un doble sentido: es natural reconocer lo
en la citada obra al director de una institución bello como bello y la “naturaleza humana” res-
143
penitenciaria que dice: “tratamos de hacer esto ponde a ello de un modo común y, hasta cierto
bello, porque la belleza importa. La belleza les punto, independiente de la cultura que la haya
dice a las personas que son importantes”21. Es conformado. Seguramente, la tesis humiana de
fácil captar aquí una cierta posposición escatoló- los jueces verdaderos, purificados de sus prejui-
gica: utópicamente podremos volver a hacer arte cios y dotados de cualidades eminentes, tenga
bello, pero no ahora. El reino de Dios (repre- algo que ver con esto. Ciertas investigaciones re-
sentado pictórica y poéticamente con imágenes cientes han señalado también una cierta conver-
artísticas de cantos, bailes y música) es, pues, un gencia en la elección estética de los sujetos pre-
puro acontecimiento estético, como señala San via a la inclusión de estos en mercados culturales
Agustín al final de La ciudad de Dios: allí des- artificiales, que comienzan, entonces, a guiar las
cansaremos y veremos (percepción), veremos preferencias de los individuos28. Así, la tesis de la
y amaremos (eros: belleza), amaremos y alaba- preferencia básica de la belleza nos permite lle-
remos (juicio)22. Incluso el conocimiento de la
verdad, que para la mayoría de los teólogos es
la esencia de la visión beatífica, sostiene Santa- 24
Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I. q. 12, a. 2.
yana, es un deleite estético, puesto que cuando 25
Alexander Nehamas, Only a Promise of Happiness. The Place of Beauty
se despoja a la verdad de toda utilidad práctica, in a World of Art, Princeton and Oxford, Princeton University Press, 2007.
se convierte en un paisaje, de valor estético y 26
Ludwig Wittgenstein, Notebooks, 1914-1916, Oxford, Basil Blackwell,
1998, p. 86.
placer imaginativo23, que es algo semejante a lo 27
Ludwig Wittgenstein, Aforismos, Cultura y valor, Madrid, Espasa-
Calpe, 1995, § 52.
28
Matthew J. Salganik, Peter Sheridan Dodds, Duncan J. Watts, “Ex-
perimental Study of Inequality and Unpredictability in an Artificial
Cultural Market”, en Science, Vol., 311. n.º 5762 (10 February 2006),
21
Arthur C. Danto, The Abuse of Beauty, Peru, Ill., Open Court, 2003, p. 40 pp. 854-856. Daniel K. Campbell-Meiklejohn et al., “How the Opi-
22
San Agustín, La ciudad de Dios, XXII, 30. nion of Others Affects Our Valuation of Objects”, Current Biology 20
23
George Santayana, The sense of beauty, New York, Dover, 1955, p. 20 (2010), pp. 1-6.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

var a cabo experimentos mentales en los que, en estéticos de belleza provocan la activación de
la situación hipotética de un mundo del arte sin una red neuronal que generalmente subyace a
mercado, críticos, en el que arte no es un bien los juicios evaluativos, por lo que comparten un
posicional, un mundo carente de estructuras ar- sustrato neuronal con los juicios sociales y mo-
tísticas coercitivas (estructuras-guía), se pretende rales31. Si la belleza es un valor del que el arte
ver si el arte tiene un valor intrínseco. La conclu- ha gustado a lo largo de su historia y tal ha sido
sión de tal experimento, sin duda, incluirá la be- uno de los factores que han permitido que el
lleza y las propiedades estéticas entre las cosas arte haya desempeñado el importante papel que
valiosas del arte. ha jugado en nuestras sociedades, seguramente,
Así pues, si podemos elegir, parece que en esa sea razón suficiente para rescatar la belleza
el mejor de los mundos posibles —en la medida en la teoría del arte.
en que ello no conduzca a aporías insolubles— En esta búsqueda de la belleza, en el siglo XX
elegiremos un mundo que incluya la belleza. Por muchos artistas han seguido el consejo de Win-
ello, es racional pensar que la función del arte ckelmann y de Schiller de retornar a la antigüe-
como creador de belleza puede (y debería) ser dad clásica. Algunos, han vuelto a las esculturas,
valorada. Además, cabe preguntarse respecto a como Yves Klein con su Blue Venus, en la cual la
las obras carentes de propiedades estéticas (aun- adición de color a la escultura transforma la be-
que entre estas se incluyen muchas otras aparte lleza antigua en arte moderno. Y sin embargo, en
de la belleza): ¿hay que ir a verlas? Basta con estas tendencias late el peligro de reforzar la per-
la ékphrasis retórica o la hipotiposis, la descrip- cepción de que la belleza es una cosa del pasa-
ción de las mismas. Puede ser, claro está, que las do, y de que el arte que aspira a la belleza debe
obras de arte expresen y encarnen las creencias por ello ser meramente nostálgico, si no reaccio-
de una cultura y los sentimientos específicos del nario. Pero el dilema es falso, como nos recuerda
individuo, lo cual explica en buena medida nues- “El pintor de la vida moderna” de Baudelaire.
tro interés por las mismas. Pero esto no significa Una obra de arte pertenece al pasado en cuanto
que lo estético no sea importante o necesario. ha sido creada en él, sea la Venus de Milo o la úl-
Por supuesto que en la evaluación de la obra tima obra de un artista contemporáneo, pero su
tenemos que tener en cuenta las propiedades belleza está en el momento presente del juicio
144 histórico-artísticas. Estas, como por ejemplo ha- del observador. Ivan Gaskell afirma, en este sen-
ber dado origen a un movimiento artístico, son tido, que la belleza “ya no puede ser considerada
parte de las propiedades generales de la obra. una palabra tabú, aunque su uso artístico-histó-
Pero son propiedades que actúan al modo de rico adecuado requiere de ulterior definición y
las causas no in esse, sino in fieri. Una vez que elaboración, porque la evaluación estética está
el movimiento comenzó a partir de esa obra, ¿no volviendo a la práctica artístico-histórica como
cabe pensar que, a falta de propiedades estéti- parte de un nuevo giro teórico”32. Igualmente,
cas que nos convoquen a verla, es perfectamente hace unas décadas ya Dave Hickey afirmaba que
prescindible? “el tema de los noventa será la belleza”33.
Parece, pues, que la belleza es un valor más Mas hay quien mantiene la falsa impresión de
de los que pueden estar presentes en el arte, que el concepto de belleza en el arte contem-
también hoy. En su Introducción a una estima- poráneo resiste posiblemente solo en conexión
tiva, Ortega y Gasset rechaza el adagio clásico con lo sentimental, y a pesar de que se da una
de que de gustibus non est disputandum. Por su- falsa identificación entre la belleza y el kitsch, en
puesto que discutimos sobre los gustos, porque realidad nadie aplica a una obra kitsch el apela-
todo gusto gusta un valor, y el valor es indepen-
diente de nuestro capricho29. También George
Santayana sostiene que “el objeto de la estética
31
es la percepción de valores”30. La neurología ha Thomas Jacobsen, et al., “Brain correlates of aesthetic judgment of
beauty”, en NeuroImage 29 (2006), pp. 276-285. Alumit Ishai, “Sex,
contribuido a asentar este particular: los juicios Beauty and the Orbitofrontal Cortex”, en International Journal of
Psychophysiology 63 (2007), pp. 181-185.
32
Ivan Gaskell, “Beauty”, en Robert S. Nelson y Richard Schiff (eds.),
Critical terms for Art History, Chicago and London, University of
Chicago Press, 2003, 2nd edition, p. 279.
33
29
José Ortega y Gasset, “Introducción a una estimativa”, en Obras Dave Hickey, The Invisible Dragon (revised and expanded). Essays
completas, Madrid, Revista de Occidente, 1964, vol. VI, p. 332. on Beauty, Chicago and London, The University of Chicago Press,
30
George Santayana, op. cit., p. 24. 2009, p. 1.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Es arte ya (no) es bello

tivo de bella, si acaso el de “mona” o, como bien Conclusión


anota Susan Sontag, el de “interesante”34. Ya Witt-
genstein decía que “lo que es bonito no puede Podemos recordar, con todas las cautelas críticas,
ser bello”35. Hablando de individuos, Nehamas la célebre tesis de Susan Sontag de que “en lugar
afirma que “belleza es el nombre que damos a de una hermenéutica, necesitamos una erótica
lo atractivo cuando lo que ya sabemos de un del arte”38, una recuperación de los sentidos: ver
individuo —sea a distancia o de cerca o como más, oír más, sentir más, viendo cómo es lo que
resultado de nuestra interacción— parece dema- es, qué es lo que es y no tanto mostrando qué
siado complicado para que describamos qué es, significa. Tal cosa, seguramente traiga de nuevo
y suficientemente valioso para prometer que lo la belleza al foro del arte (aunque no pueda for-
que aún no hemos aprendido vale aún más, y mularse en esos términos tan crudos, puesto que
quizá es digno de que cambiemos para llegar a la misma erótica ya es hermenéutica)39.
verlo y apreciarlo”36. Y aplicado al arte, el mis- Y para finalizar, podemos adoptar una filo-
mo autor afirma que el juicio de belleza “es una sofía de la historia que asuma aquello que afir-
conjetura, una sospecha, una débil conciencia de ma Aristóteles en la Metafísica: “Es verosímil
que hay más en la obra que sería valioso apren- que todas las artes y toda la filosofía hayan sido
der. Encontrar algo bello es creer que merece encontradas y llevadas a su máximo desarrollo
la pena convertirlo en una parte importante de muchas veces, para luego volver a perderse”
(12.1074b). Esta concepción cíclica de la historia
nuestra vida, que nuestra vida será mejor si pasa-
del arte puede, perfectamente, sobreponerse a la
mos parte de ella con esa obra. Pero una conje-
interpretación hegeliana de la muerte del arte y
tura es solo eso: a diferencia de una conclusión,
a la interpretación que, sobre premisas hegelia-
no obedece a principios, no es gobernada por nas, Danto hace del fin del arte, de manera que
conceptos. Va más allá de la evidencia, que por al fin le siga, dialécticamente, una nueva Aufhe-
eso no puede justificarla, y señala al futuro”37. bung, o, en términos heideggerianos, un nuevo
Como Stendhal decía, la belleza es promesa Ereignis. Quizá en estos términos cíclicos pueda
de felicidad, y nos trasmite la sensación de que entenderse la vuelta del arte a un estadio “sim-
la obra o la persona bella no han agotado sus bólico”, en terminología hegeliana, en el que se
posibilidades. Por eso el juicio de belleza implica da una inadecuación entre idea y figura40, y en
considerar la obra o la persona como algo cuya parte del cual se atribuye el significado absoluto 145
incorporación a la vida de cada quien vuelve a a los peores objetos. Quizá estemos recomen-
esta más rica y valiosa. Nehamas considera que zando el ciclo, y puede que quepa esperar un
la belleza en el arte no nos lleva al deseo de la nuevo retorno dialéctico a la belleza, haciendo
posesión exclusiva, sino a la promiscuidad, por- bueno aquella máxima de los teólogos del “ya,
que el amor a la misma obra de arte no engen- pero todavía no”.
dra rivales, sino amigos. La belleza en el arte
radica también en ese aspecto de promesa, en
la medida en que no se puede agotar en una 38
Susan Sontag, “Contra la interpretación”, en S. Sontag, Contra la
explicación (y esto enlaza bien con la famosa interpretación, Barcelona, Seix Barral, 1984, p. 27.
39
lucha heideggeriana entre el mundo y la tierra). Kant, en su escrito precrítico Observaciones acerca del sentimien-
to de lo bello y de lo sublime constata algo que enlaza bien con
La belleza es el emblema de lo que carecemos, una hermenéutica de la belleza. Si bien él emparenta lo bello con
por eso, lejos de ser solipsista o egoísta, el deseo lo moral, su tesis es perfectamente ampliable a cualquier expe-
que provoca la belleza es esencialmente social; riencia del receptor: “Se llega a ver cómo aquellas figuras que no
literalmente crea una nueva sociedad, porque causan efecto especial alguno a primera vista, porque no son tan
bonitas de una manera indiscutible, tan pronto como empiezan a
la belleza necesita ser comunicada a otros y ser gustar porque se las conoce más de cerca, simpatizan también
buscada en su compañía. generalmente mucho más y parece que van embelleciéndose
cada vez más cada día. Por el contrario, el aspecto bonito que se
manifiesta de una vez, se lo percibe en lo sucesivo con gran frial-
dad. Esto puede pensarse cuando proviene de que los atractivos
morales, cuando se descubren, encadenan más firmemente por-
que causan su efecto y pueden descubrirse asimismo únicamente
34
Cf. Susan Sontag, “An Argument about Beauty”, en Daedalus (Otoño, con ocasión de sensaciones morales, y cada descubrimiento de
2005), pp. 208-213. un nuevo encanto hace sospechar siempre otros muchos”. La ex-
35
Ludwig Wittgenstein, Aforismos, Cultura y valor, § 238. periencia de la belleza es, pues, eminentemente interpretativa. I.
36
Alexander Nehamas, Only a promise of happiness, p. 70. Kant, Observaciones acerca del sentimiento de lo bello y de lo
37
Alexander Nehamas, “An Essay on Beauty and Judgement”, en The sublime, Madrid, Alianza, 2008, pp. 83-84.
40
Threepenny Review, Invierno, 2000. G.W.F. Hegel, op. cit., p. 58.
Fundamentos estéticos
del pensamiento de Ramón Gaya
Inmaculada Murcia Serrano
Universidad de Sevilla

146

Resumen Abstract

En el año de conmemoraciones del nacimiento In the year of commemorations of Ramón


del pintor murciano Ramón Gaya (1910-2005), se Gaya´s birth (1910-2005) it becomes necessary
vuelve necesario estudiar su obra gráfica y escri- to study his graphical and written work. In spi-
ta. La segunda ha sido desatendida hasta ahora
te of its suggestion and its importance in the
pese a la sugestión que la caracteriza y pese a
su importancia en la historia de la estética espa- history of the Spanish contemporary aesthetics,
ñola contemporánea. En este trabajo, se intenta, his written work has been disregarded till now.
precisamente, suplir esa deficiencia exponiendo In this work, I try to replace, precisely, this de-
algunas reflexiones acerca de sus fundamentos ficiency stating some considerations over his
teóricos, para lo cual se presta especial atención a theoretical foundations, paying particular atten-
la afinidad de ideas que Gaya compartió con Juan tion to the affinity of ideas that Gaya shared
Ramón Jiménez y a la distancia que acusó con with Juan Ramón Jiménez and to the distance
respecto a la estética de José Ortega y Gasset. A
that he accused with José Ortega y Gasset. His
partir de estas comparaciones, pueden compren-
derse algunas de las expresiones más característi- most typical expressions, as the difference bet-
cas de su pensamiento, como la diferencia entre ween artistic art and creative art or the postula-
arte artístico y arte creador o la postulación del tion of the water as feeling of the painting, can
agua como sentimiento de la pintura. be understood from these comparisons.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Fundamentos estéticos del pensamiento de Ramón Gaya

I de autonomía en el contexto general del pensa-


miento filosófico ilustrado mediante la legitima-
La obra escrita de Ramón Gaya constituye un ción de una facultad humana desahuciada por
referente de la estética española del siglo XX que, el racionalismo continental, la sensibilidad o el
sin embargo, aún está sin descubrir, y que nece- sentimiento.
sita, por eso, un respaldo académico que la ubi-
que en el lugar que se merece. No voy a analizar
aquí los motivos del desconocimiento que a tal II
respecto existe, todavía hoy, entre los filósofos
y los estetas, pues me parece que son más o De la lectura de los textos de Ramón Gaya sobre
menos evidentes. Quiero tan solo resaltar que, la legitimidad de la estética se deduce, en primer
posiblemente, uno de los factores que más ha lugar, algo que debería llamar nuestra atención:
podido influir es el hecho de que el artista fuera que la estética constituye una materia de estudio
un autodidacta, un escritor poco sistemático y incompetente para entender el arte, un curioso
poco riguroso, que carecía de un planteamiento comentario habida cuenta de la asociación inme-
intelectual ordenado y de una intención explí- diata que tendemos a hacer entre arte y estética.
cita de construir una estética. Esa tarea parece, El argumento sobre el que levanta el pintor
más bien, propia de los filósofos de profesión esta crítica se apoya en la creencia de que el
y de los profesores de estética, pero no de un arte, la religión y la filosofía surgieron del mismo
pintor que, como él mismo reconocía, escribía “manantial”, pero que su devenir histórico los di-
cuando lo que quería expresar no podía comu- ferenció y los condujo por derroteros diferentes1.
nicarlo pictóricamente. En efecto, la escritura Aquí tenemos ya ese inagotable “manantial” del
tenía en su vida un papel secundario, siempre que tanto escribiera Ramón Gaya, ese surtidor
a la sombra de su obra gráfica, y, tal vez por de creaciones u oasis del artista del que tanto
ello, los textos que nos dejó han sido percibidos jugo sabría extraer en sus textos sobre el agua
como apostilla o comentario a pie de página de y la pintura veneciana. Se trata de un manantial
una obra creadora de naturaleza esencialmente original, de cariz idealista, que hace volver, una y
plástica. Sin embargo, soy de la opinión de que otra vez, la mirada de Gaya hacia lo primigenio,
ese carácter secundario lo vuelve más atractivo; hacia el origen o arjé, en donde todo está en 147
que su aparente insignificancia permitió a Gaya ciernes y no es más que indicio, proto-ser, signo
concebir su reflexión a través de un tratamien- balbuciente de lo que algún día será. A sus ojos,
to ligero y muy español, que hemos convenido el arte, la religión y la filosofía, en su afán de
en denominar ensayístico y que hace de él un exclusividad, o sea, de exclusión, se apartaron
experimento mental sin vocación de conclusión, del manantial para hendir los cauces de la espe-
pero colmado de intuiciones que podían haber cialización y de la autonomía, alejándose así de
conducido a la construcción de una estética en un origen común que les suministraba antaño el
sentido más rotundo. Y es que la precariedad agua de la vida. Para él, los tres ríos nunca más
con la que fueron concebidos sus ensayos (y ha- pudieron volver, olvidaron el camino de vuelta
blo de precariedad para aludir, también, a la fra- y, a resultas de su soberbia, pagaron el precio de
gilidad de una palabra que, en el caso de Gaya, encontrarse, cuando quisieron regresar, con un
se escora además hacia la poesía), preserva las origen desconocido, con un extraño al que hu-
promesas de todo lo que es en potencia, de todo bieron de hacer frente sin las armas adecuadas.
lo que, a partir de ahí, puede nacer. Y así es: en Para Gaya, la deslumbrante filosofía, al indagar
esos textos se encuentra recogida, en una bellí- en la esencia del arte, es decir, al alumbrar a la
sima exposición, la voz profunda de un refinado
conocedor del arte y de un hombre nacido para
la comunicación de la experiencia estética.
¿Se puede entonces hablar en su caso de una
auténtica reflexión de esta naturaleza? Mi opi- 1
Gaya, Ramón, Naturalidad del arte (y artificialidad de la crítica),
nión es que sí, siempre que lo expliquemos con Pretextos, Valencia, 1996, pp. 21-22. Salvo que se indique lo con-
detenimiento. Una buena forma de hacerlo pasa trario, las citas de Ramón Gaya serán extraídas de la edición de
Pre-textos de su Obra Completa (tomo I, Valencia, 1990; tomo III,
por analizar el papel que el propio autor atribu- Valencia, 1994; y tomo II, Valencia, 2002). Para evitar repeticiones
yó a la estética, esa disciplina que naciera en el las referencias literales se citarán con las signas O.C., seguidas del
siglo XVIII con el propósito de lograr un espacio tomo al que pertenecen y de las páginas correspondientes.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

estética, se deslumbró, y fue a dar con un em- nantial original; un cauce artificial cuyas aguas,
balse que no era sino el de la extrañeza, el de la bien empantanadas, ya nada tienen que ver con
incomunicación y el de la otredad absoluta: las frescas y saludables que brotan naturalmente
“Acaso la filosofía, en su obsesión por la luz, del manantial.
aferrada, condenada, autocondenada a ese Creer que desde el dique estético se puede
noble delirio suyo de la luz, no ha podido, hablar sobre el arte es, entonces, como pensar
como en cambio pueden la religión y la crea- que es posible verter el océano en un vaso de
ción, detenerse a tiempo entre tal o cual santa agua. Por eso, la actitud del esteta supone, para
zona de oscuridad, esas zonas que aguardan Gaya, una “tonta voluptuosidad”, una “diversión”,
con tanto celo algunas muy evidentes verda- un “refugio” y hasta un “aburrimiento”5. La “ex-
des indemostrables, y que, claro, no pueden travagancia” de la estética radicaría en su vana
ser tocadas, analizadas, iluminadas, sino tan pretensión de apresar filosóficamente el arte; por
solo percibidas en la oscuridad”2. decirlo en palabras de Ortega, “de elucubrar so-
bre la cuadratura del círculo”6. Lo que hace la
Al igual que otros escritores de su generación
estética en su artificialidad es, pues, solidificar
—pienso especialmente en María Zambrano—,
el arte vertiendo su vitalidad fluyente en unas
Ramón Gaya poseía una estrecha consideración
aguas muertas. Por lo tanto, Gaya no puede ha-
de la filosofía, y mantuvo por eso con ella una
ber construido una estética o una filosofía del
actitud que podríamos calificar de distanciada e
arte que amenace con derruir los cimientos últi-
incluso reprobadora3. Entre el afán filosófico, de
mos —o primeros— de esta reflexión.
cariz ilustrado, por la luz y la claridad, y el oscuro
Si lo miramos desde este punto de vista, así
“manantial” del origen, en donde se encuentran
es. Sin embargo, a su propuesta de definición
esas “evidentes verdades indemostrables”, no po-
de la estética filosófica se le puede oponer una
día sino producirse un infructuoso conflicto que
alternativa, implícita en sus planteamientos, que
abocaba al pensamiento a la esterilidad. Para el
sirve para convertir sus propios ensayos en ejem-
pintor, la filosofía, en su derivación estética, se
plos de una reflexión que entra genuinamente
topaba así, al indagar sobre el arte, con un muro
en el seno de esta disciplina y que comparte, en
de contención cuyo efecto inmediato era la de-
consecuencia, con ella las preocupaciones que
tención de sus pesquisas en la parte superficial,
148 más la particularizan.
esa que Gaya terminaría denominando, genéri-
camente, “arte artístico”. Armada de un lustroso
andamiaje conceptual y técnico, la estética filo-
sófica creería vanamente haber arribado al fondo III
de la cuestión.
Como no es difícil detectar, el pintor identifi- Recordemos que, en sus orígenes, la estética no
ca arte y estética y, más aún, entiende la última, constituyó una reflexión que girara en exclusiva
directamente, como una filosofía del arte, en el alrededor del arte, como insinúa Ramón Gaya y
sentido objetivo del genitivo. Algunas de sus de- como muchos se empeñan en creer. La estética
claraciones así lo corroboran: “De tan extravagan- instituía, más bien, un saber de márgenes en el
te situación debió surgir, sin duda, la idea de una que la obra de creación tan solo representaba un
Estética, de una ciencia adjunta, especializada objetivo más entre otros. El principal propósito
en bellas artes, en bellos oficios, en bellas emo- de la disciplina fue de hecho, durante la Ilustra-
ciones”4. La estética —como la crítica de arte— ción, la legitimación de la sensibilidad estética, la
sería, pues, a la filosofía como el cauce desviado búsqueda de una legalidad para el sentimiento
artificialmente del río del pensamiento, es decir, que permitiera otorgar voz a la única facultad
como la especialización de la especialización, o, humana que todavía no había adquirido los de-
por decirlo con la imagen platónica, como la co- rechos fundamentales del pensamiento. Precisa-
pia de la copia, doblemente degradada del ma- mente y al contrario de lo que opinara Gaya,

2 5
Ibid., pp. 22-23. Ibid., p. 27.
3 6
Véase por ejemplo, O.C., t. I, p. 51. Ortega y Gasset, José, “Adán en el paraíso”, en Obras completas,
4
Ramón Gaya, Naturalidad del arte (y artificialidad de la crítica), t. II. 1902-1915, Santillana, Fundación José Ortega y Gasset, Centro
op. cit., p. 23. de Estudios Orteguianos, Madrid, 2004, p. 62.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Fundamentos estéticos del pensamiento de Ramón Gaya

sancionar la sensibilidad pasaba por independi- un ejemplo más de las preguntas y las soluciones
zarse de la filosofía. Nacer es abrir un espacio de planteadas desde sus orígenes por esa nueva dis-
la autonomía, despejar el horizonte y encontrar ciplina ilustrada; más aún, podemos considerar-
en él un hueco en el que aposentarse. Y eso es los como una estética puesta en funcionamiento,
lo que ocurrió con la estética en el siglo XVIII. Esta practicada mediante el juicio de gusto y expresa-
ciencia no es, pues, propiamente hablando, una da en un lenguaje de marcado cariz poético. De
derivación de la filosofía, sino una nueva com- ahí que se haya valorado tanto la capacidad que
pañera de viaje, más joven, pero independiente, tenía el pintor de enseñarnos a mirar y de hacer-
en la cuestión del saber. Y crucial, además, en el lo, además, sin interponer conocimientos sobre
propio desarrollo del pensamiento filosófico, es- el objeto de contemplación. En el libro que he
tancado, en aquellos momentos, en un cisma sin escrito sobre este autor, me he atrevido a ir más
visos de solución que incompatibilizaba la moral allá y calificar metafóricamente su método de in-
y el conocimiento, la naturaleza y la libertad. La ductivo9, en el sentido de que el pintor, a la hora
estética habría de ser, justamente, la bisagra que de describir sobre la experiencia estética, se co-
uniera el hiato infranqueable que existía —o así se loca frente al objeto de la representación —que
percibía—, entre esos dos ámbitos abocados a la puede ser una obra de arte o un paisaje—, lo
incomunicación. Eso es lo que se propuso Kant observa detenidamente, y de su sentimiento ex-
cuando hizo del juicio reflexionante el modo de trae después las categorías y términos que más
articular la teleología de la naturaleza y la auto- repite en sus ensayos, precisamente los que mo-
nomía de la libertad, y cuando asignó al juicio delan su reflexión teórica sobre el arte. Por ejem-
de gusto (Urteilskraft) las mismas prerrogativas plo, no se puede entender lo que significa en su
que ya tenía el de conocimiento: la potestad de obra arte artístico sin conocer primero el juicio
formar parte de la filosofía trascendental7. Y así que hizo Gaya sobre la pintura de Vermeer o de
lo quiso también Schiller, al convertir la educa- Leonardo10; ni tampoco se puede comprender el
ción estética del hombre en el camino privile- carácter soteriológico que atribuye al creador sin
giado para superar la escisión acometida por la antes analizar los párrafos dedicados al Niño de
Ilustración sobre el carácter racional y, al mismo Vallecas en el famoso ensayo Velázquez, pájaro
tiempo, sensible del ser humano8. solitario (1963).
Cuando Gaya escribe de manera tan desde- Así pues, estética en estado puro y estética, 149
ñosa sobre la ciencia de la belleza (sobre el ars además, en proceso, en funcionamiento, no ver-
pulchritude cogitandi del que escribiera Baum- tida sobre sí, sino atenida a lo que originaria-
garten), al tiempo que practica una continua re- mente le corresponde: la legitimación y el ejerci-
flexión de carácter estético, parece que estuviera cio de la sensibilidad.
reivindicando algo así como una estética sin filo- Esto es lo primero que uno puede intuir cuan-
sofía, una manera diferente de acercarse al arte do lee los textos de Gaya y, posiblemente, es
que desestime las premisas, los razonamientos esto lo que más nos gusta de ellos. Sin embargo,
o los conceptos más o menos adecuados en los se puede ir más allá y explorar los fundamentos
que subsumir la creación. Al proceder de esta teóricos, heredados y originales, en los que hace
manera, Gaya muestra desconocer una historia descansar este escritor sus juicios estéticos. A este
de la estética de sobra estudiada, en el seno de la respecto, hay que resaltar que Gaya no es, como
cual esa reivindicación, como hemos visto some- tantas veces se ha dicho, un pájaro solitario que
ramente, ya tuvo lugar. Por eso, es posible decir mire desde un páramo las obras de creación, y
que sus propios escritos constituyen, en realidad, que desde su isla inhabitada comunique a los
otros su experiencia. Veremos, al final de este
trabajo, en qué sentido podemos atribuir a este
7
Véase la carta que Kant remitió a Reinhold del 18 de diciembre de
1787, que aparece citada por Manuel García Morente en el Prólo-
go a su traducción de la Crítica del Juicio (Espasa-Calpe, Madrid,
1977). En ella se afirma que las facultades del espíritu son tres: la 9
Desarrollo esta tesis en mi libro Agua y destino. Introducción a la
facultad de conocer, el sentimiento de placer o dolor y la facultad estética de Ramón Gaya que publicará en breve la editorial sueca
de desear. A ellas dedica cada una de las Críticas, pero reconoce Peter Lang.
que la última es un intento por armonizar las otras dos. 10
Véase, para el caso de Vermeer, el ensayo “Holanda y sus tres pin-
8
Véase Schiller, Friedrich, Kallias. Cartas sobre la educación esté- tores” (1957), en O.C., t. I.; y para Leonardo da Vinci, “El sentimiento
tica del hombre, Anthropos, Barcelona, 1990, trad. Kaime Feijóo y de la pintura” (1959) en O.C., t. I y “El inventor de La Gioconda”
Jorge Seca, edición bilingüe. (1963), en O.C., t. II.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

pintor la bella metáfora de san Juan de la Cruz fiero a Juan Ramón Jiménez, albacea de la “joven
de la que él mismo se apropió para describir la literatura” española12.
obra artística de Velázquez. Digamos por ahora A caballo entre los del 27 y su mentor,
que Gaya fue un hombre español, del siglo XX, Gaya devora la poesía de su tiempo y se atre-
que vivió en una de las épocas más convulsas, ve a poner por escrito sus impresiones. Existe
tanto a nivel político como artístico o filosófico, un texto algo tardío que resulta en este sentido
de la historia reciente de nuestro país. Y que no sintético de su postura y muy revelador, aunque
vivió aislado de ese contexto inicial, ni tampoco, pueda parecer a un tiempo sorprendente. Se
aunque a veces lo deseara, del que se encontró trata del “Epílogo para un libro de poemas de
después en otros países una vez exiliado. Gaya José Bergamín” (1973), en donde, más que fer-
tampoco fue ajeno a las novedades biográficas vor por la poesía del grupo, lo que encontramos
sobre arte y estética que se sucedieron en su es una crítica reprobadora e incluso, en algunos
época, y leyó, con total seguridad, algunas que momentos, despiadada de la obra de determina-
marcaron de forma determinante su manera de dos miembros del veintisiete. Gaya afirma que,
pensar. Las más importantes son, desde mi punto salvando alguna excepción, los poetas de esa
de vista, la poesía de la generación del 27, los es- generación no hicieron otra cosa que concebir
critos de José Ortega y Gasset y de otros críticos una literatura vacua y veleidosa con la que, a
de arte de su época, y, sobre todo, la obra poé- la sombra de dos deslumbrantes personalida-
tica y metapoética de Juan Ramón Jiménez. En des —Lorca y Alberti— se logró popularizar una
ellos encuentra su aposento la estética sin filoso- poesía “gratuita”, “cantarina” y “completamente
fía de Ramón Gaya. Ellos constituyen, por tanto, inútil”, un auténtico “canturreo vacuo”13 que obs-
su formación intelectual, lograda, sin dudarlo, de taculizaba el camino de retorno a la esencia del
manera autodidacta y poco estructurada, pero arte; al manantial. No voy a detallar en este mo-
arraigando con fuerza en una sensibilidad naci- mento la crítica concreta que hizo el pintor de
da para exhibirse. A todos ellos debemos dirigir la poesía de cada uno de los representantes de
la atención si queremos explicar cuáles son los dicha generación. Remito al lector al texto men-
fundamentos últimos de su obra ensayística. cionado. Tan solo quiero indicar que el término
“esteticismo”, que Gaya utiliza una y otra vez,
150 resume en una sola palabra lo que de esa poesía
IV le disgustaba.
Tal y como lo usa el pintor, el concepto pue-
Hay que tener en cuenta que el pintor murcia- de identificarse con el ideal purista del 27, un
no entabló relación con muchos de los miem- purismo poético desemejante al que concibió
bros de la generación del 27. A pesar de ser más Henri Bremond y que secundó en España Juan
joven, la diferencia de edad no obstaculizó el Ramón Jiménez. Recordemos brevemente que,
inicio de una amistad que hubo de cristalizar con el término “pureza”, Bremond aludía a una
cuando la coyuntura lo permitió. Y eso ocurrió especie de gracia poética originaria, que resul-
en 1925, año en que, después de conseguir el taba imposible de codificar o formalizar; por el
título de doctor, el poeta Jorge Guillén oposita a contrario, Paul Valéry, al que se le adjudica el
la cátedra de Lengua y Literatura Española de la padrinazgo estético del 27, se refería con ese
Universidad de Murcia y se traslada a vivir, por mismo término a un tipo de desnudez preocu-
cuatro años, a esa ciudad11. En la fecha que da pada, más bien, por liberarse de los asuntos de
nombre a la generación, cuando Gaya tiene solo la psique, la sociedad o la política, y que, una
dieciséis años, conoce, además, a una de las per- vez erradicados, podían dejar paso a una poesía
sonalidades relacionadas con el grupo que más convertida en lenguaje autorreferencial desde el
influencia habría de ejercer sobre su obra. Me re- que cantar, sin más preocupación, la belleza del
mundo14. Se ha dicho muchas veces que la asun-

11
El propio pintor ha reconocido que su vinculación con el veinti-
siete deriva de su amistad con orge Guillén: “Mi enlace con esa 12
Véase, para esta relación, la Introducción de Nigel Dennis a Gaya,
generación creo que se debe a la circunstancia de encontrarse Ramón: O.C., t. IV.
entonces en la Universidad de Murcia Jorge Guillén.” Cit. Dennis, 13
O.C., t.I, p. 204.
Nigel: Ramón Gaya de viva voz. Entrevistas (1977-1998), Pretextos, 14
Cfr. Cano Ballesta, Juan: La poesía española entre pureza y revo-
Valencia, 2007, p. 44. lución (1930-1936), Gredos, Madrid, 1972.
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ción generacional de este otro ideal de pureza partir de 1923, el poeta onubense decide separar-
desembocó en una especie de virtuosismo técni- se ideológicamente del filósofo Ortega y Gasset
co, de cariz lúdico e ingenioso, que descansaba al notar que, en su obra, se estaba produciendo
sobre la fuerza de la imagen y de los signos y un paulatino enfriamiento que dejaba paso a un
sobre el carácter arquitectónico o formalmente formalismo vacío cuya mejor formulación habría
constructivo del poema, bien despojado, en efec- de plasmarse en La deshumanización del arte.
to, del sentimentalismo decimonónico y de los En este texto, Ortega había hablado, en efecto,
éxtasis del corazón aturdido o exaltado. De ahí de la evasión artística de las formas vivas y de las
que haya resultado tan fácil identificar esa poesía pasiones humanas, del carácter lúdico de la crea-
con las ideas que contiene el ensayo de Ortega ción y de la intranscendencia del arte, todo un
titulado La deshumanización del arte15. atentado contra un programa que Juan Ramón
A esta formulación de la poesía pura es a había desarrollado en paralelo con el primer Or-
la que, desde mi punto de vista, Gaya deno- tega y que creía modélico para los jóvenes poe-
mina unitariamente “esteticismo”, un término, tas españoles; un programa, sin embargo, que,
en su caso, peyorativo, desde el que interpreta a la vista de lo que pusieron en práctica esos
con tanto desdén los que para él constituyen artistas y, en el nivel teórico, el mismo Ortega y
verdaderos “excesos” del 27. Podemos pensar Gasset, parecía abocado a desvanecerse.
entonces que, frente al “esteticismo” generacio- La desnudez juanramoniana, heredera de la
nal y en coherencia con su anhelo de regresar de Bremond, consistía, no en el vaciamiento sen-
al manantial, Gaya anhela otro tipo de desnu- timental, social o político del poema, ni tampoco
dez o de pureza que ha de entenderse como un en el esteticismo artificioso consistente en con-
contrapunto a la reivindicada y practicada por vertir el arte en el fin mismo del arte, sino en
los poetas españoles de su juventud. Si leemos una búsqueda de cariz metafísico encaminada a
sus ensayos, nos percataremos en seguida de la hallar la esencia de la poesía. Desnudez es, en
recurrencia de una serie de preocupaciones que Juan Ramón, ontología artística, reflexión poética
difieren, en efecto, del purismo de esa genera- sobre su propio ser, realizada, además, no cere-
ción, y que inclinan su búsqueda hacia otros de- bralmente (filosóficamente), sino desde un co-
rroteros. Gaya no quiere hablar del arte o de la razón descubierto y en carne viva17. Desnudez,
poesía en términos de ficción o de irrealidad, de en Juan Ramón, significa también inevitabilidad 151
microcosmos construido artificialmente, sino de creadora, poesía que brota espontáneamente del
la unión indisoluble que puede consumarse del sentimiento, al natural, sin los ropajes de la téc-
arte y la vida, de la creación entendida como nica ni el recubrimiento del virtuosismo o de la
encarnación. No le interesa tampoco el virtuo- habilidad del perito experto en poesía, verda-
sismo técnico y preciosista en que se traduce, deros adornos triviales que desorientan al poeta
en última instancia, la práctica del poeta típico en su peregrinaje de vuelta hacia lo original. Si
generacional. Toda técnica es para él artificio, es para los miembros del 27, pureza significa dejar
decir, algo forzoso y antinatural, semejante, por a la poesía en lo que más la singulariza formal-
cierto, a los procedimientos de la crítica de arte, mente, a saber, en el uso afinado de la palabra,
a cuya práctica dedicaría Gaya un libro de título en la construcción perfecta del poema o en su
revelador: Naturalidad del arte (y artificialidad gratuidad e intrascendencia, en el caso de Juan
de la crítica). Y sin embargo, Gaya busca, como Ramón, pureza no es otra cosa que sustancia
el 27, la desnudez, el despojo de la hojarasca, el poética, médula creadora del hombre que, más
regreso al “manantial”. allá de sus habilidades, revierte sobre su corazón
¿Qué pureza es, pues, esta? En mi opinión, la un impulso fatal que otorga vida y trascendencia
clave se encuentra en la obra de Juan Ramón16. A a la materia18.
Mi opinión es que Ramón Gaya interiorizó las
consignas de la pureza juanramoniana y que
a partir de ellas elaboró, por negación con
15
Véase Blasco Pascual, Francisco Javier, La poética de Juan Ramón el 27, su propuesta estética. Para mostrarlo,
Jiménez. Desarrollo, contexto y sistema, Ediciones Universidad de
Salamanca, Salamanca, 1981, p. 186.
16
Andrés Trapiello ha destacado también la simpatía que mostró
17
Ramón Gaya con Juan Ramón Jiménez. Véase Trapiello, Andrés, Blasco Pascual, Francisco Javier, La poética de Juan Ramón Jimé-
“Ramón Gaya y sus poesía”, en En torno a Ramón Gaya, Los libros nez. Desarrollo, contexto y sistema, op. cit., p. 182-190.
del Museo, Museo Ramón Gaya, Murcia, 1980, op. cit., p. 72. 18
Ibid., pp. 284-285.
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repasaré algunos de los tópicos de la obra ensa- “Pero se nos había dado del arte y de las artes
yística del pintor y explicaré con ejemplos cómo una imagen bien distinta. Un academicismo
se articula en su caso esta otra desnudez. petrificado nos hacía partir siempre, no de
unos sentimientos vitales, fatales, nuestros,
sino de unas tareas artísticas preestablecidas,
V colocadas en la tierra no se sabe cómo, ni por
quién, ni por qué, ni para qué, y de esas hos-
En el año 1959, Ramón Gaya publica el ensayo picianas y estrafalarias tareas se nos conducía
El sentimiento de la pintura. En él, plantea una hasta sus diferentes cultivadores”21.
bella intuición poética y de carácter abstracto A diferencia de esta profesionalización gratui-
acerca de la relación que existe entre el arte y ta del proceso creador, Gaya defiende el carácter
la realidad, y la expresa a través de una serie fatal o natural del fenómeno artístico, especial-
de correspondencias que ponen en contacto ín- mente, del que concierne a la pintura. Para él
timo cada una de las bellas artes con los cuatro existe una especie de necesidad, anterior a la vo-
elementos de la naturaleza, en el más genuino luntad creadora, no solo de que el pintor conci-
espíritu presocrático. Gaya dice que los cuatro ba la obra que, sin remedio, ha de concebir, sino
elementos naturales constituyen las puertas por también de que la pintura remita inexorablemen-
donde la realidad se abre paso hacia nosotros19. te a su manantial, al Agua, transparentando así
Concretamente, el sentimiento de la pintura sería lo que no duda en denominar un sentimiento
el Agua, “una especie de jugosidad encerrada, líquido22.
contenida en la carne de la realidad”. El de la Que Gaya relacione la esencia de la pintura
escultura se correspondería con el alma firme, de con el elemento primordial del agua resulta, sin
Tierra material y ciega. El sentimiento de la poe- duda, interesante, entre otras razones, porque
sía sería el de Aire. Y el de la música, finalmente, avala la tesis de que su estética aspira, según es-
se relacionaría con el Fuego, el más fantasmal de toy defendiendo, a la desnudez. Pensemos que,
los elementos, que aun manifiesto, es incapaz de filosóficamente hablando, en especial desde Ta-
permanecer20. les de Mileto, el agua constituye lo originario por
152 Con estas correspondencias intuitivas, el pin- antonomasia. Tanto es así que se encuentra en el
tor no tiene otro propósito que reivindicar meta- origen de toda vida y del pensamiento de la uni-
fóricamente la primacía de la naturaleza sobre el dad de todo ser, y guarda al mismo tiempo una
arte, hasta el punto de hacer derivar al segundo afinidad con lo trascendente por ser portadora
de la primera. A partir de este momento, Gaya va del espíritu23. Su cualidad móvil ha sido, además,
a insistir en la idea de que es siempre la realidad fácilmente transferida al concepto de creatividad
la que quiere ser escuchada, y no el arte el que tanto divina como humana: esta implica un ir y
la fuerza a hablar, y que, para ello, la propia na- sacar —schöpfen— de la fuente, un fluir, afluir o
turaleza dispone de cauces a través de los cuales circular que se registran como connotaciones del
manifestarse: la poesía, la pintura, la escultura y concepto alemán de creación (Schöpfung)24.
la música. Pero la relación que Gaya establece entre el
Mi opinión es que el pintor plantea esta —en agua y la pintura puede esclarecerse también a
sus palabras— “sospecha” de la relación existen- la luz de los estudios sobre la imaginación mate-
te entre las formas artísticas tradicionales y los rial de Gaston Bachelard. Ha sido este pensador
cuatro elementos de la naturaleza para marcar el que mejor ha detectado que el agua es, en su
distancias con respecto al “academicismo petri- carácter transitorio, un tipo de destino, un desti-
ficado” de su juventud, es decir, con respecto al no, además, esencial que sin cesar transforma la
esteticismo, que en su opinión convierte el arte,
más que en vehículo involuntario de transmisión
de lo natural, en una especie de tarea forzada,
21
O.C., t. I, p. 30.
prediseñada y sin claro propósito: 22
O.C., t. I, pp. 29-30.
23
Keller, Hildegard Elisabeth, “III. Abundancia. Una estética de lo lí-
quido y su circulación en la Edad Media y en el siglo XX”, en Cirlot,
Victoria y Vega, Amador (eds.): Mística y creación en el siglo XX,
19
O.C., t. I, p. 34. Herder, Barcelona, 2006, p. 89.
20
O.C., t. I, pp. 30-35. 24
Ibid., pp. 88-89.
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sustancia de los seres25. Ha insistido también, a lugar ante la contemplación de un cuadro que
propósito del libro de Louis Lavelle L´erreur de pertenece, académicamente hablando, a la es-
Narcisse, en que el agua, frente al reflejo del cris- cuela mencionada. Según se lee en El sentimien-
tal, naturaliza nuestra imagen, devuelve su ino- to de la pintura, en su visita a Venecia —la ciu-
cencia a la propia contemplación y nos cerciora dad líquida por antonomasia—, Gaya es preso
de que la imaginación continúa expectante26. El de una especie de “embeleso” provocado por la
reflejo del agua es, por eso, una especie de pro- contemplación del lienzo de Carpaccio titulado
mesa de continuidad, de porvenir despejado que Las cortesanas. Ese embeleso es, en realidad,
no descubre nunca una imagen cerrada e inalte- una proyección del que le ha causado previa-
rable. Si a eso le añadimos el carácter de pureza mente la propia ciudad, a la que el Gaya exilado
que se le asocia, este elemento se convierte en llega, huyendo de un México que no le acaba de
uno de los ingredientes de la imaginación ma- convencer, con la predisposición de encontrar
terial más idóneos para transmitir las ideas de experiencias distintas, más profundas y suscepti-
principio, de inocencia y de espera; de manantial bles de interpretarse como signos de una aurora
original, si lo expresamos en términos de Gaya. artística y existencial:
Cuando este pintor atribuye a la pintura una “Yo no había venido a esta ciudad, sino a to-
esencia líquida está, pues, queriendo indicar el carla, y no como una reliquia o una llaga
carácter permanentemente inaugural, es decir, dudosa, sino a tocarla como a un nido, como
puro, que tiene una determinada forma de pintar, a un principio. Y para tocarla así no por de-
la auténtica desde su perspectiva, al tiempo que leite, ni por incredulidad, ni por ciencia, sino
su dependencia intrínseca de la naturaleza, su por servidumbre, necesitaba llegar hasta su
origen y destino inexorables. Desde el principio centro, hasta su vientre materno”29.
de la pintura como “alma húmeda” se entiende
Eso que Gaya anda buscando en Venecia, va
ese origen desnudo que Gaya anda buscando en
a verse materializado en la obra citada de Car-
la creación y que deslegitima, por ejemplo, los
paccio, en la que el pintor percibe, en sus pala-
saltos violentos sucedidos en la historia reciente
bras, un “palpitar válido”, primitivo y moderno
del arte liderada por la vanguardia, a la que trata
al mismo tiempo, imbuido de un “silencio” y de
con tanto desdén27. De ese principio originario
un sentimiento que transforma lo que en él hay
solo surge una especie de fluir pictórico que se 153
de observación humana en pura poética30. Para
mantiene fiel, en su variación, a la esencia húme-
Gaya, se trata de un cuadro final que termina,
da, y que llega, según el pintor, hasta el cubismo,
no una época, sino una “sordera” de la pintu-
curiosamente, la única de las vanguardias que
ra, y que marca el punto de inicio después del
practicó. Lo que de novedoso haya en ese fluir
cual ya nada volverá a ser igual; a partir de ese
lo es sin querer, o, con sus palabras, por “fatali-
momento, dice, se empezará a oír de nuevo la
dad”28. Ese fluir resulta, pues, inevitable, está ins-
“musicalidad de la vida”31.
crito en la propia pintura como origen y destino,
La contemplación de este cuadro le sirve a
y es independiente de la voluntad rupturista o
Gaya de pretexto para reflexionar de forma más
innovadora del creador.
abstracta sobre la pintura veneciana, a la que va
El sentimiento líquido de la pintura es, ade-
a transformar de corriente histórica en categoría
más, relacionado por Ramón Gaya con una es-
artística. Las cortesanas de Carpaccio originan,
cuela pictórica en particular, la veneciana. De
para él, la práctica esencial de la pintura y cons-
hecho, la revelación de dicho sentimiento tiene
tituyen el centro en torno al cual gira la idiosin-
crasia de la escuela pictórica de Venecia, a partir
de ahora, la Pintura desnuda sin más. Desde este
25
momento, el pintor escribirá sobre lo veneciano
Bachelard, Gaston, El agua y los sueños, México, Fondo de Cultura
Económica, 1978, trad. Ida Vitale, p. 28. como hipóstasis de la esencia o del sentimiento
26
Ibid., p. 40. de la pintura, como su “manantial” u origen:
27
Para la opinión que le suscitó a Ramón Gaya la vanguardia, re-
comiendo la lectura de los siguientes ensayos: “Picasso, trébol
de cuatro hojas” (1934) en O.C., t. II; “Holanda y sus tres pintores”
(1957), en O.C., t. I; Naturalidad del arte (y artificialidad de la crítica),
op.cit.; “Carta a un Andrés” (1978) en O.C., t. II; “Juan Gris” (1987) en 29
O.C., t. I, p. 19.
O.C., t. II; y “Fragmento de una carta a Juan Guerreo desde París en 30
Cit. Dennis, Nigel, Ramón Gaya de viva voz. Entrevistas (1977-1998),
1928” (1928), en O.C., t. II. op. cit.
28
O.C., t. II, pp. 10-11. 31
O.C., t. III, pp. 35-36.
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“Lo veneciano —que los historiadores regis- manantial, un “fluir natural” que se filtra por las
tran como una transformación y evolución grietas de los diques erigidos por los historiado-
que sufre y goza la pintura— resultaba ser res, los críticos y los filósofos, y que va horadan-
propiedad fija de la pintura, algo que ence- do una serie de cuencas de doble dirección que
rraba y llevaba desde antes, que no podía permiten el contacto ininterrumpido del artista
adoptar en tal o cual momento, ya que había con el manantial primigenio, su avance y retro-
sido suyo siempre”32. ceso a la a la búsqueda del origen y el destino
Pensemos que, al categorizar la propia escue- de la pintura. Por eso no tiene sentido hablar de
la pictórica de Venecia, esta deja de ser un mero progreso en el arte:
episodio de la historia del arte para convertirse “Yo creo que en el progreso de la creación ar-
en criterio estable de valoración. En consecuen- tística, la ciencia es posible que avance, pero
cia, lo veneciano se torna, a partir de entonces, el arte sigue estando en el mismo sitio que
la pauta que aplicar a la contemplación en el estaba, en las cavernas. Es más, o está en el
momento de proferir juicios de gusto. La prime- mismo punto, o no es nada”37.
ra consecuencia que se sigue es que Gaya va a Y, por eso, la historia del arte está aquejada,
ver necesario desaprender lo aprendido de los como la crítica, de una ausencia flagrante de
historiadores del arte en relación con dicha es- naturalidad.
cuela, empezando por poner entre interrogantes
la existencia misma de una corriente pictórica
veneciana, con origen y final, que pueda descri-
VI
birse en términos estrictamente formales33. Por
el contrario, al estar situado cerca del manantial, Pero pasemos a otra cuestión. Podemos decir
es decir, en la desnudez pictórica, lo veneciano, que la dicotomía conceptual más conocida de
se detectará trascendiendo su mero “aparecer”34, los escritos de Ramón Gaya es la que diferencia
el estilo del artista, y alcanzado con la sensibili- arte artístico y arte creador o, en términos gene-
dad proyectada en escorzo algo que se sitúa al rales, arte y creación. El pintor establece también
otro lado del pigmento, su alma húmeda. De esta esta diferencia sobre los ecos que, a la altura de
manera, Gaya cree estar descomponiendo los los años 50, le llegan todavía de sus coqueteos
154 falsos encasillamientos de los historiadores —lo juveniles e infructuosos con la poesía pura y con
que él llama el “tablero de la historia del arte”—, la ideología estética del 27, percibida en estos
y proponiendo la posibilidad de vislumbrar, en momentos como pura fachada artística, como
las obras de artistas de todos los tiempos, la pe- caso extremo de vacuidad y como olvido de la
renne reaparición de lo pictórico original35. Lo esencia creativa del arte. Se impone buscar un
veneciano, por tanto, recorre transversalmente principio distinto que franquee la cortedad de
en un plano meta-pictórico la historia misma de vistas que aquejaba a los poetas de su juventud
la pintura, y permite calificar como tal a todos y al Ortega de La deshumanización del arte. Y
aquellos artistas que supieron obedecer al desti- ese principio no es otro que el que ahora va a
no acuoso de su arte. Gaya siempre situará en la recibir el nombre de “creación”.
cúspide de esa otra historia del arte a creadores Tal y como Gaya lo entiende, este término
como Juan Van Eyck, Nuno Gonzalves, Giotto, elimina cualquier interés específico que se pue-
Bellini, Rubens, Velázquez, Goya, Constable, Van da mostrar por la obra en su sentido material y
Gogh, Bonnard o Tossi36. Todos ellos ahorman formal, y rastrea de nuevo en sus profundidades
una directriz de cariz metafísico que nada tiene
el verdadero cauce del río pictórico nacido en el
que ver con el mejor o peor uso de la técnica.
De alguna manera, se puede decir que la noción
de arte creador constituye una especie de am-
pliación, en términos más abstractos y generales,
32
O.C., t. I, pp. 24-25. de las reflexiones que el pintor hizo sobre lo ve-
33
“Decir ‘pintura veneciana’ o ‘escuela veneciana’ es decir una de neciano. De ahí que pueda aplicarse a cualquier
esas tonterías que los historiadores, muy tranquilos, dan por su-
puestas, por sentadas e inamovibles – y lo ‘táctil’, de Berenson,
tipo de manifestación artística.
raya en la imbecilidad.” O.C., t. III, p. 37.
34
Cit. Dennis, Nigel, Ramón Gaya de viva voz. Entrevistas (1977-1998),
op. cit., p. 307.
35
O.C., t. I, p. 25. 37
Cit. Dennis, Nigel, Ramón Gaya de viva voz. Entrevistas (1977-1998),
36
O.C., t. I, p. 26 y p. 90. op. cit., p. 308.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Fundamentos estéticos del pensamiento de Ramón Gaya

Que ello es una consecuencia más de su ne- que el creador no hace, sino que espera40, y que
gativa a aceptar la poesía pura lo demuestran las obras de creación parecen trascender siem-
algunas afirmaciones proferidas por el pintor en pre el arte entendido como artificio, artesanía o
períodos posteriores al desarrollo de este par hacer.
de conceptos. Por ejemplo, Gaya contrapone en Para entender esta contraposición es necesa-
una entrevista tardía la diferencia entre poesía y rio repasar primero la diferencia que Gaya es-
poema (es decir, entre creación y arte) para de- tablece entre ser y hacer, dos dimensiones del
jar clara la distancia que existe entre sus preocu- hombre y de la propia realidad que jerarquiza
paciones estéticas y las de algunos poetas fran- en posiciones distintas y, en cierto modo, depen-
ceses que influyeron en la gestación de la obra dientes. En el texto “Homenaje a Velázquez”, de
del veintisiete: “Y así como a Valéry o a Mallarmé 1945, se encuentra ya planteada esta cuestión41,
lo que les interesa es el poema, a mí no”38. En pero tal vez sea en el “Diario de un pintor” en
Velázquez, pájaro solitario, el pintor comparte donde mejor se dilucida. Según Gaya, el hacer
también con los lectores una experiencia perso- exige tanto de nosotros que nos incapacita para
nal que ilustra lo que acabo de comentar. Cuenta ser: “El quehacer nos aleja de nuestra más honda
que, ante la presencia “carnal” de algunas obras, sustancia”42. De ahí la necesidad de des-hacerse,
suele percibir un “más allá natural del arte”, una de buscar la autenticidad que se oculta tras la
especie de “no-arte” o un “no arte ya”, que debe actividad dispersa, aparente y rutinaria del hacer.
ser considerado como distinto de la técnica o del Solo librándonos del hacer alcanzaremos el ser.
virtuosismo; se trata de un “más allá” que, desde Fijémonos en que estos presupuestos invier-
su punto de vista, no pudo ser inquirido antes ten la metafísica de Ortega y Gasset, para quien
por la cortedad de vistas que provocó entre los el hombre solo es cuando se hace. Tal y como se
poetas y artistas la divulgación del esteticismo: lee en Unas lecciones de metafísica43, si bien su
“Crecido, como tantos, en la moderna idola- teoría se prefigura en las Meditaciones del Quijo-
tría de un arte en sí, me resultaba muy difícil te44, la vida humana es lo que hacemos y lo que
nos pasa, una pura actividad, de ahí que estemos
aceptar, como otra materia, lo que parece tan
obligados a decidir constantemente lo que se-
incontestablemente pintura, escultura y escri-
remos45. Existir significa ejecutar nuestra esencia
tura. Me aventuraba, cuando mucho, a llamar 155
porque la vida no nos viene dada, sino que te-
arte-creación a eso que sentía desasirse, irse
nemos que hacerla cada uno y en cada momento
decididamente del arte, oponiéndolo a eso
en sus circunstancias concretas. De ello, extrae
otro que con tanta complacencia se queda-
Ortega la contradicción que caracteriza ontológi-
ba en él, se afincaba en él, y que llamaba
camente a la vida humana, a saber, que esta con-
entonces arte-artístico. Pero no hay más que
siste en lo que todavía no es46. Para el filósofo
un arte, ¡el Arte!; lo otro es creación, no tanto
madrileño, no hay una esencia más allá de la exis-
creación pura, como absolutamente comple-
tencia que pueda o deba recuperarse desandan-
ta, y no del espíritu, sino de la carne viva, na-
cida, nacida natural, con animalidad natural y
sagrada”39.
La diferencia entre arte y creación puede re- 40
Cit. Dennis, Nigel, Ramón Gaya de viva voz. Entrevistas (1977-1998),
sumirse en una sola, la que existe entre fabricar op. cit.
41
O.C., t. I, pp. 48-49.
y ser. Sintéticamente digamos que, para Gaya, 42
O.C., t. III, p. 46.
todo lo creado supone ipso facto ser, mientras 43 Ortega y Gasset, J., Unas lecciones de metafísica, Alianza, Madrid,

que el constructo artístico jamás pasa de ser una 1996. El texto nace de una serie de cursos universitarios, publi-
suerte de fabricación. De nuevo nos encontra- cados por primera vez en el Libro de Bolsillo de Alianza Editorial
en 1966 y en otras editoriales, impartidos por Ortega durante su
mos con la contraposición entre artificialidad y período de profesorado como titular de la cátedra de Metafísica
naturalidad a la que he hecho mención en un de la Universidad de Madrid, en 1932-1933, y su primer título era
apartado anterior. Ello explica por qué Gaya dice “Principios de Metafísica según la razón vital”.
44
“Puede sostenerse, en consecuencia, que en Meditaciones ya
apunta, frente al heroísmo trágico quijotesco, otra suerte de he-
roísmo, al que cabe llamar lúdico, siquiera sea porque exalta los
valores específicos de la creación”. Cerezo Galán, P., La voluntad
38
Dennis, Nigel, Ramón Gaya de viva voz. Entrevistas (1977-1998), de aventura, Ariel, Barcelona, 1984, p. 123.
45
op. cit., p. 75. Ortega y Gasset, J., Unas lecciones de metafísica, op. cit., Lección II.
39 46
O.C., t. I, p. 128. Ibid., Lección II.
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do el camino del hacer. El hombre solo es cuan- como la consumación de la interpretación artís-
do existe, es decir, cuando decide y cuando hace. tica48, es decir, como la naturalización de esas
Como se puede comprobar, la postura me- técnicas que dejan de apreciarse de por sí, al
tafísica de Gaya es, a diferencia de la de rtega, haber sido interiorizadas, y termina volviéndose
esencialista y ahistórica, porque parte del presu- transparentes. Pienso que a Gaya le interesó este
puesto de que existe una sustancia del hombre libro porque constituye una excelente metáfora
y de la propia realidad que se corrompe con el de lo que también él entendía como creación, a
tiempo y la actividad. Para Ortega esta forma de saber, la integración y superación (Aufhebung)
entender la vida no constituye sino la reelabora- de los elementos estrictamente técnicos del arte.
ción moderna del mito de la expulsión del paraí- No se trata de que estos desaparezcan, sino de
so, que proyecta una visión de la existencia en que queden incorporados a la obra de forma
términos utópicos: tan natural que, a la hora de percibirla, no den
“El mundo en que es arrojado el hombre cuenta de su presencia.
cuando sale del paraíso es el verdadero mun- Es de nuevo Juan Ramón Jiménez el principal
do porque se compone de resistencias al referente que Gaya tiene a este respecto en con-
hombre, de algos que le rodean y con los sideración. Con una conocida metáfora, el poeta
cuales no sabe qué hacer, porque no sabe de Moguer distinguía entre la palabra entendi-
a qué atenerse con respecto a ellos. […] El da como vida y la correspondiente con la joya
mundo, en cambio, es el antiparaíso”47. —una imagen, por cierto, que también usaría Gaya al
referirse a la pintura artificiosa de Vermeer—49;
Si trasladamos esta propuesta al terreno artís-
Juan Ramón quería expresar así que la poesía no
tico, tendremos que existen dos formas de en-
debía tener la pretensión de crear una realidad al
carar el arte: el arte que hace, y que Gaya llama
margen de la vida, por muy bella que resultase,
artístico, y el arte que es, y que recibe el nombre
sino la de abrir vías de conocimiento directas
de creador. Después de lo visto, debe quedar
hacia lo verdadero y esencial, hacia la existencia
claro que el auténtico es el segundo, pues se
misma. Como dice Blasco Pascual, el poeta in-
encuentra más cerca de la esencia de la creación
tentaba no “corregir” la realidad, sino perpetuar-
no corrompida por la actividad; el primero, por
la y darle vida50, justo lo que Gaya adjudicaría
el contrario, puede entenderse como una espe-
156 como misión al arte entendido como creación.
cie de caída de un estado anterior de plenitud y
La reflexión sobre el arte creador que acomete
como una manifestación artística negativa o in-
Gaya desde los años 50 puede entenderse, por lo
auténtica.
tanto, como un producto más de la asimilación
Lo que signifique en la estética de Ramón
de la desnudez juanramoniana o de la pureza
Gaya el término creación puede ilustrarse tam-
poética de Bremond, aunque susceptible de apli-
bién a través de una comparación, extraída de
carse a toda forma de arte. El manantial artístico
los textos del propio autor, con los procedi-
es, en efecto, una vez más, fuente de vitalidad,
mientos interpretativos del teatro No, de origen
desnudez existencial, regreso al ser en un cami-
japonés. Son varios los párrafos en los que este
no de retorno que des-hace, podríamos decir, el
pintor envía guiños al Libro No, en el que se
mismo hacer.
explica, desde la mirada del actor, en qué consis-
Me parece incuestionable, además, que Gaya
te la interpretación dramática. Gaya se muestra
se inspira en Ortega para elaborar las caracte-
interesado por el hecho de que en esa obra se
rísticas del segundo término de su dicotomía, el
ofrezca información sobre lo que ha de apren-
arte artístico. Me atrevo a decir que la expresión
der un actor, las técnicas que debe controlar, el
y el sentido del tautológico sintagma están to-
significado de la mimesis y de los símbolos, etc.
mados directamente del ensayo La deshumani-
Pero sobre todo le parece sugestivo el que el ma-
zación del arte, en el que Ortega utiliza la mis-
nual concluya indicando que lo verdaderamente
ma perífrasis redundante para señalar el carácter
importante para un intérprete es desaprender,
una vez interiorizadas, todas esas técnicas: cuan-
do se logra, aparece lo que en el teatro No es
denominado “la flor”, y que puede describirse 48
Dennis, Nigel, Ramón Gaya de viva voz. Entrevistas (1977-1998),
op. cit., p. 77.
49
O.C., t. I, p. 103.
50
Blasco Pascual, Francisco Javier, La poética de Juan Ramón Jimé-
47
Ibid., Lección VIII, p. 104. nez. Desarrollo, contexto y sistema, op .cit., p. 191.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Fundamentos estéticos del pensamiento de Ramón Gaya

ficticio que separa, en las vanguardias, precisa- hacer, no puede sino ser identificado con lo ar-
mente el arte de la realidad. Apoyándose en esa tificioso, es decir, con el alarde, el mérito o el
expresión, Ortega no solo describe el arte en sí virtuosismo. El arte artístico, el auténtico en la
en términos de pureza artística, sino que entien- perspectiva orteguiana, resulta por eso un fraude
de a un tiempo la experiencia estética como dis- o un simulacro del arte creador, ya que se basa
tanciamiento o desinterés, en la estela kantiana. en la mera acumulación de virtudes. El artista-
Su descripción y sus conclusiones resultan, sin artista, como el crítico, se muestra en consecuen-
embargo, contrapuestos a los de Gaya. Si este cia obsesionado por el cómo, por la artesanía, y
considera que arte y vida son lo mismo y niega no por el qué. Ello desvía su atención hacia la
valor a la separación vanguardista que los distan- superficie o la cáscara muda de la creación, en la
cia, Ortega, que se hace eco de la ideología es- que la vitalidad del manantial ha quedado con-
tética moderna y formalista, defiende justamente gelada. Su carácter autorreferencial, superficial,
lo contrario, a saber, que arte es siempre arte artificioso y mortífero desemboca, para Gaya, en
puro, es decir, des-realización. Ahí radica preci- el vacío o en la nada: “El arte por el arte, o sea,
samente la razón del jugo que, per negationem, un arte artístico, un arte en sí no es nada. El gran
extrajo Gaya de la tesis propuesta en La deshu- arte siempre se ha vencido a sí mismo. El arte
manización del arte y que le sirvió para elaborar tiene que ser vencido, y la realidad, salvada”52.
las características de la práctica más opuesta a la Al igual que ocurre con lo veneciano, Gaya tiene
creación verdadera: la que él denomina, siguien-
claro qué artistas enrolan las filas del arte artís-
do a Ortega, arte artístico.
tico. Podemos citar como ejemplos a Holbein,
Ortega postula la diferencia entre arte y reali-
Veronés, Vermeer, Cézanne, Rafael, Góngora, el
dad como necesidad insoslayable para explicitar
Flaubert de Salambó, La primavera de Botticelli,
la esencia del arte. Lanza la hipótesis de que,
Las Soledades de Góngora, La vida es sueño de
si el arte nuevo no es inteligible para todo el
Calderón, Las Walkirias de Wagner y La Giocon-
mundo, es porque sus resortes no son los genéri-
da53.
camente humanos, sino los inhumanos o deshu-
manizados; que el arte se está adentrando, no en Para Gaya, arte artístico y arte creador cons-
lo sentimental o pasional, sino justamente en su tituyen, pues, no solo los instrumentos para de-
contrario, en la búsqueda de la pureza enfriada, terminar teóricamente la médula de la creación
157
aunque esta, por sí misma, sea imposible de al- y la práctica que más se le opone, sino también
canzar; finalmente, que el producto que se sigue dos criterios de valoración artística. De nuevo,
de la nueva sensibilidad es un arte para artistas, los colores, los dibujos, la composición y los de-
un arte, valga la redundancia, artístico. Con ello, más elementos con los que trabaja el genio de-
la vanguardia, que es su principal promotora, al- ben constituir, tanto para el artista como para el
canza la esencia del arte, pues establece distan- observador, no más que vehículos de comunica-
cias con la práctica artística decimonónica en la ción de un más allá o un “no arte ya” al que ne-
que el arte no es más que un “extracto de vida”. cesariamente transparentan. La técnica es, pues,
En La deshumanización del arte queda clara- para el creador, un medio, no un fin. Y la mirada
mente definida dicha esencia cuando se afirma del espectador también ha de poder trascenderla
que el objeto artístico solo es artístico en la me-
dida en que no es real, o en la medida en que
trasciende los sentimientos y la demás pasiones
52
que experimentamos en la vida cotidiana. El arte O.C., t. I, p. 80.
53
O.C., t. I, p. 57 y 60. A esta obra dedica incluso un ensayo titula-
nuevo lo consigue y, por eso, apela directamente do, sintomáticamente, “El inventor de la Gioconda”, que merece la
al gozo estético desinteresado, captado solo por pena destacar. De ella, dice Gaya que se admira lo que tiene de
una minoría de los artistas, que han de pagar por “reloj de pared”, de “objeto fijo” o de “mecanismo sin sangre”. O.C.,
ello el precio de la impopularidad51. t. II, p. 58. A ello añade: “Sorprende que tan extraña figura, con
ese rostro sordomudo y uniforme, con esa desapacible aspecto de
En los escritos de Ramón Gaya, desde las monstruo artificial, de muñeca de cera, haya podido representar,
coordenadas estéticas que se siguen de distinguir para tantos, la esencia misma del encanto femenino; ni siquiera
arte de creación, el arte artístico, en tanto mero es una mujer de cuerpo entero, sino como cortada por la cintura y
servida, diríamos, como en bandeja, ya que es evidente que ese
busto no tiene continuación; en un retrato de medio cuerpo, en
cambio, pintado por Tiziano, o por Rembrandt, o por Velázquez, la
figura no termina nunca en el límite del marco, sino que la sentimos
51
Ibid., pp. 850-854. como un ser completo.” O.C., t. II, p. 58.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

para rociarse y purificarse con el agua cristalina Juan de la Cruz: las cinco condiciones del pájaro
del manantial, que garantiza una verdadera ex- solitario, esos requerimientos extraídos del Sal-
periencia estética. mo de David que, reunidos en una sola persona,
La reflexión de Gaya implica, por tanto, una daban forma al iniciado: “la primera, —se lee en
teoría de la producción artística, en primer lugar, los Dichos de amor y luz— que se va a lo más
según la cual la creación deriva de una especie alto; la segunda, que no sufre compañía, aunque
de fatalidad natural, inexorable y deseable, que sea de su naturaleza; la tercera, que pone el pico
convierte al artista, con mayor o menor habili- al aire; la cuarta, que no tiene determinado co-
dad técnica, en “vasallo” del arte; también, en lor; la quinta, que canta suavemente.” El creador
segundo lugar, su estética conlleva una mística que mejor supo encarnar esas cinco condiciones
de la percepción, que requiere del contemplador fue siempre, para Ramón Gaya, su idolatrado
un ejercicio de la mirada desasida de lo superfi- Velázquez; mientras que el observador que más
cial, capaz de penetrar en escorzo la obra de arte deseó asumir el papel del místico contemplador
y alcanzar su sentimiento. Ambas dimensiones e interiorizar, hasta sus límites, los requisitos que
pueden ser sintetizadas, como hizo Gaya, en una se le adjudicaban me parece que no fue otro que
fórmula bien conocida por los lectores de san el propio ensayista y pintor.

158
Apuntes para una revisión
de la categoría estética de genio
Antonio Molina Flores
Universidad de Sevilla

159
Parece necesaria la revisión crítica de uno de tampoco la historia me parece muy edificante,
los conceptos clave del arte y la reflexión filo- nunca podré ser acusado de ejemplar.
sófica: el genio. Diderot, Kant, Schopenhauer Originalidad y ejemplaridad son, como vere-
hacen unas aportaciones que permanecen casi mos, las dos notas que Kant atribuye al genio.
invariables hasta nuestros días, con algunas ex- Se trata de desterrar de nuestro vocabulario,
cepciones que destacan un componente ideo- en la medida de lo posible, la palabra genio. Y
lógico inaceptable desde un paradigma político si no de desterrar, al menos poner en cuestión
de igualdad hombre-mujer, universalidad de las algunos de sus usos.
capacidades creativas del ser humano, desarro- Las ideas nacen, se reproducen y mueren.
lladas en un sistema democrático e importancia A veces, en el mejor de los casos, esta vida de
de la obra, sin mitificar al sujeto que la realiza. las ideas puede medirse en miles de años, con
Para preparar este artículo lo primero que lo que nos parecen eternas a seres que vivimos
consulté fue El Rincón del Vago, ese indescripti- como máximo algunas décadas. De ideas como
ble lugar de Internet que ha cambiado la faz y el la belleza, la democracia o el bien, escuchamos
interfaz de esta generación de estudiantes 2.0. Y sus primeras formulaciones, ya precisas, hace
encontré un artículo que centraba bastante bien por lo menos veinticinco siglos. Contribuir, del
el tema. No era mal comienzo. El problema es modo más humilde y marginal, a esta vida mile-
que el artículo robado se parecía mucho a otro naria es un placer que nos acerca a la experien-
escrito hace años por quien suscribe. Consulté cia de la eternidad. Como se sabe la eternidad
papeles antiguos que no acabo de tirar y en- solo podemos experimentarla en un instante,
contré un texto idéntico. Me había robado a mí con lo que también experimentamos a la vez,
mismo unas ideas con la sensación creciente de paradójicamente, nuestra propia muerte.
que ya no me pertenecían, disueltas en esa ma- Desde que el Romanticismo empezó a ocu-
raña que llamamos Red. Les cuento esto porque parse de la creatividad como uno de los temas
no quiero que me acusen de original y como fundamentales de la literatura y el arte, sobre
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

todo a raíz de la especial consideración de lo Así empiezan a verse genios no solo en el


subjetivo, la idea de genio1 se perfiló como una arte sino en la política, en la guerra, en la diplo-
de las categorías estéticas vinculadas a la moder- macia o en la ciencia, generándose una “ideo-
nidad. Y así ha seguido, en cierto modo, hasta logía” del genio profundamente elitista, distante
hoy. Con pocas críticas radicales y solo algunas y aristocrática. Ya Schopenhauer advierte que el
excepciones que venían del ámbito marxista genio ha de darse en el cuerpo de un hombre,
—no en todos los autores— o del pragmatismo. y así lo dice literalmente en varios pasajes de su
El constructivismo ruso, por ejemplo, se mos- Die Welt als Wille und Vorstellung3.
tró siempre ajeno a la idea de genio y creatividad, Sea porque la época no supo valorar casi nin-
poniendo el énfasis en la idea de “construcción”, gún tipo de creatividad femenina, sea por la mi-
más ligada a los trabajos manuales y al espacio soginia exasperante de Schopenhauer y Kant, el
obrero pero adquiriendo trascendencia política, caso es que el genio se relaciona casi invariable-
de modo que era la base de la construcción de mente con varones. Y el lenguaje ya nos advierte
un “hombre nuevo” y una “nueva sociedad”. algo de ese componente ideológico que vamos
Sin embargo, autores como Theodor W. Ador- siguiendo cuando advertimos que no es posible
no, en su Teoría Estética, trata el asunto de la usar el femenino de la palabra “genio”, de modo
creatividad refiriéndose al “genio”, sin mostrar que apenas hemos oído decir de alguien que sea
ningún recelo frente al concepto. Una perspec- una “genia”, aunque podamos decir de cualquier
tiva diferente es la desarrollada por Walter Ben- mujer que sus obras son geniales.
jamin. Para Benjamin, la crítica de arte es el co- Con tales supuestos es normal que en mu-
nocimiento del objeto2, por tanto no se ocupa chos autores se repita de modo a-crítico todo
del sujeto del arte y deja fuera de su esfera de lo relativo al genio, pero sorprende en Theodor
intereses el tema del genio. O más bien habría Adorno. Tal vez poderosamente influido por el
que decir que toda su obra no es más que una Expresionismo —sobre todo el musical—, al fin y
batalla contra la falacia del sujeto autónomo, al cabo un movimiento fuertemente subjetivista,
contra la ilusión del yo; ese reflejo espectral y de filiación romántica, no pudo Adorno elevarse,
fantasmagórico. o no quiso, a cierta objetividad que le hubiera
Aunque vinculado a nuestro lenguaje desde
160 dado otra perspectiva frente a la obra de arte.
el genius latino, es con el nacimiento de la
Pero para él, las composiciones de Alban Berg
Estética como disciplina, en cierto modo autó-
o Schönberg no solo captan el espíritu y sentido
noma frente a la filosofía, cuando se desarrolla
de la época sino que lo expresan en su singu-
una genuina teoría del genio artístico en autores
laridad insobornable. Y ahí se suma a la gran
como Diderot, Kant, Schiller o Schopenhauer.
corriente que desde el siglo XVIII utiliza la palabra
Es Inmanuel Kant quien dirá en su Kritik der
de raíz latina, importada del francés, porque los
Urteilskraft, que las dos características del genio
alemanes no tenían un término similar, sustitu-
son “originalidad” y “ejemplaridad”. Originalidad
yendo con genio al más genérico Geist. Sin em-
porque no imita modelos y ejemplaridad porque
bargo Adorno sabe ver los dos polos contrapues-
su actuación o el desarrollo de su obra tienen un
tos del debate, sin decidirse aparentemente por
componente moral.
La dialéctica individuo-sociedad, finito-infi- ninguno. Por una parte vincula la idea de genio
nito o inmanencia-trascendencia, tan querida a un “residuo romántico”, pero por otra dice cla-
al Romanticismo, encuentra en el genio el des-
pliegue de un sujeto absoluto, autónomo, libre
y creador.
3
Arthur Schopenhauer, Die Welt als Wille und Vorstellung. Stuttgart,
Philipp Reclam, 1987. Parece ser que, por fin, vamos saldando en
nuestro país, la deuda con Schopenhauer, que tanto apreció a Cal-
1
Gusto y genio. En la cotización bursátil de los conceptos estéticos derón, Cervantes y Gracián. Y últimamente se han publicado varias
debemos seguir apostando por el gusto, sobre todo después de traducciones de su obra El mundo como voluntad y representa-
que la cocina haya entrado en la última Dokumenta de Kassel. Y ción. Así, Pilar López de Santamaría, Roberto R. Aramayo, Rafael-
retirar nuestras acciones del genio; un Goliat que todavía no ha José Fernández y M.ª Montserrat Armas Concepción se suman a
caído, pero al que David ya ha disparado su honda. la benemérita de Ovejero y Mauri, traducción de 1928, hasta hace
2
Walter Benjamin, El concepto de crítica de arte en el romanticismo poco la única existente de la obra completa. Para el tema del ge-
alemán. Traducción de J.F. Yvars y Vicente Jarque, Ediciones nio, Cfr. capítulo 36 del Libro Tercero y capítulo 31 de los Comple-
Península, Barcelona, 1988. mentos al Libro Tercero.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Apuntes para una revisión de la categoría estética de genio

ramente: “Sería genial el individuo cuya acción Desde que Joseph Beuys sugiriera que en
coincida con la del sujeto absoluto”4. todo hombre hay un artista6 o, diríamos hoy,
Porque si destacamos la excepcionalidad, la toda persona humana es artista, o es creativa, la
singularidad, la originalidad, como características ideología del genio no se sostiene. Si además no
del arte más elevado —si seguimos manteniendo es adecuada para nombrar la excelencia en el
esta noción de “arte elevado”—, estaremos en la arte realizado por mujeres, habrá que revisar la
órbita de una teoría del arte que quiere hacer de categoría estética o circunscribirla a un determi-
la burguesía más avanzada una nueva aristocra- nado período histórico, necesitando al utilizarla
cia. Algo de ese elitismo ve Adorno en Schiller. poner notas a pie de página7. En definitiva, dar
Y es sintomático que una de las pocas veces en explicaciones.
que es claro al adoptar cierta distancia del con- Estos son los términos que se proponen para
cepto de genio, lo haga a través del humor y pre- un futuro debate, aunque no estará de más ad-
cisamente citando a Beethoven y su referencia a vertir que para poder moverse mejor por con-
que muchos efectos atribuidos al genio tienen ceptos con un componente temporal tan evi-
que ver más bien con el uso del acorde de sép- dente, se sugiere que la reflexión se ciña a tres
tima disminuido5. categorías que agrupan a Arte en relación con su
Con frecuencia, en su Teoría Estética, tene- tiempo. (Estas coordenadas o categorías artísti-
mos la sensación de que Adorno se divierte pen- cas son, dicho brevemente: 1.-Arte Aristocrático,
sando una cosa y la contraria. Esto tal vez tenga que también podría enunciarse como arte en un
que ver con la génesis de la obra, compuesta tiempo aristocrático8; 2.- Arte Democrático; y 3.-
por artículos parciales, guardados largo tiempo y Arte Caótico. Correspondiéndose este último con
revisados con furia. Y esa escritura deja marcas nuestro presente o, lo que otros llaman posmo-
en el texto que lo hacen, no ya dialéctico —que dernidad. Aristócrático sería el arte realizado por
sería el comentario más previsible— sino arisco, Velázquez y Mozart. Democrático sería el arte
intratable, contradictorio. Pero siempre lleno de realizado por André Breton y Robert Smithson.
sugerencias. Porque, además, Theodor Adorno Caótico9 el arte de Damian Hirst.)
no es solo un excelente lector de la tradición Nuestra posición es que la categoría estética
estética, sino un atento observador de la pintura de genio, tan útil para entender el arte en épo-
de su tiempo y, como músico, se acerca especial- cas aristocráticas, es inservible para el análisis 161
mente al dodecafonismo y la nueva música. Es, de otros tipos de arte. Como la otra categoría de
en suma, una obra apasionada, fruto de la luci- “creatividad” lleva el sello de su pasado teológi-
dez y de la reflexión pero también tiene algo de co, el genio ya solo aguanta sobre sus hombros
obra secreta, de escritura privada. Singular ensa- el mero pasado.
yo y sistema que bien pudiera llevar el subtítulo A veces es solo cuestión de método o de cam-
de la obra de Peggy Guggenheim, Memorias de bio de perspectiva. Dice Richard Sennett, al final
un adicto al arte. de su obra El artesano: “El lector perspicaz habrá
Volvamos a nuestro incierto tiempo en el que
la palabra genio, ajena o consciente de esta ideo-
logía, no ha dejado de utilizarse. Ray Monk sub-
titula su biografía sobre Ludwig Wittgenstein, “el 6
Eckhard Neumann, Mitos de artista. Estudio psicohistórico sobre
deber de un genio”, subrayando el componente la creatividad. Traducción de Miguel Salmerón Infante, Tecnos,
moral como nervio de una vida dedicada a la fi- Madrid, 1992 p. 99. Neumann sugiere que la idea estaba ya cla-
losofía en la exigencia de ser original y ejemplar. ramente expresada en Schleiermacher (1835): “Todos los hombres
son artistas”.
Otros como Harold Bloom tienen menos reparos 7
Antoni Marí, Euforión, espíritu y naturaleza del genio. Traductor
en usar la palabra, e incluso da título a alguna de Carlos Losilla, Tecnos, Madrid, 1989. Un estudio del genio desde la
sus monografías. cultura clásica a Friedrich Schelling, pasando por el Renacimiento,
Diderot, Kant y Schiller.
8
Desde un punto de vista político, es completamente inaceptable
que el componente aristocrático del arte esté hoy potenciado por
las Instituciones (democráticas). Hay que señalar que se hace des-
4
“Genie soll das Individuum sein, dessen Spontaneität mit der Ta- de un nuevo despotismo ilustrado que necesita la connivencia de
thandlung des absoluten Subjekts koinzidiert”. Theodor W. Adorno, políticos, críticos, artistas, comisarios de exposiciones, así como de
Ästhetische Theorie, Frankfurt am Main, Suhrkam Verlag, 1993, responsables, directores y gestores de centros de arte o museos.
p. 254. Donde, por si hubiera alguna duda, aparece la Tathandlung Pero el poder, en todas sus formas, nunca ha podido resistirse a la
fichteana de la Wissenschaftslehre. capacidad de representación simbólica del arte.
5
Op. cit., p. 320. 9
El sistema del arte como un campo de oportunidades (económicas).
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

advertido ya que la palabra ‘creatividad’ aparece “El genio no es sino la recuperación volunta-
lo menos posible en este libro. Eso se debe a ria de la infancia”11.
que dicho término lleva implícita una gran carga Nos sentimos seducidos por esta idea de una
romántica, la del misterio de la inspiración, las infancia recuperada a voluntad, como eterno
reivindicaciones del genio”10. Lo que nos remi- manantial del arte. Pero si comparamos este co-
te, de nuevo, a aquella consideración ideológica. mentario suyo con otro fragmento, se nos acla-
Quienes están en la cúspide del poder —sea po- rará la posición desde la que habla el autor de
lítico, religioso o ambos— siguen hablando del Les fleurs du mal. Dice en Mi corazón al desnudo
genio como prototipo. Recientemente, Benedic- (Diarios Íntimos):
to XVI, José Ratzinger, a la vez que se enternecía “Lo que pienso del voto y el derecho de elec-
con dedicar el templo a alguien que se llamaba ción. De los derechos del hombre. Lo que hay
como él, san José, se refería a Gaudí como “ar- de vil en una función cualquiera. Un dandy
quitecto genial”. El genio, el santo, el héroe son no hace nada. ¿Os imagináis un dandy ha-
figuras del pasado. Desterrémoslas del lenguaje blando al pueblo, excepto para abofetearlo?
ordinario y combatámoslas desde el científico. La No hay más gobierno razonable y asegurado
Bauhaus, en su intento de pasar a forma un idea- que el aristocrático. Monarquía o República,
rio político, inventó un alfabeto sin jerarquías, basadas en la democracia, son igualmente ab-
ni altas ni bajas, ni mayúsculas ni minúsculas. surdas y débiles. Naúsea inmensa de carteles.
El alfabeto fue descartado al imponerse el crite- Únicamente existen tres seres respetables: el
rio de “legibilidad”. Lejos de nosotros el afán de sacerdote, el guerrero y el poeta. Saber, matar
crear normas, —aunque dijera Kant que el genio y crear. Los otros son tallables y curvables,
da la regla al arte, o quizás por eso— y sugerir a hechos para la cuadra, es decir, para ejercer
los demás lo que deben decir y escribir. Se trata lo que se llaman las profesiones”12.
de que no solo incluyamos en nuestros usos del Poco a poco van encajando las piezas del
lenguaje la dimensión etimológica, tan fácilmen- puzzle desplegado.
te manipulable como demostró Heidegger, sino Hay algo irreductible en el objeto artístico
la de historia de las ideas. Las ideas nacen, se que no se deja explicar del todo por mucho que
desarrollan y dejan de ser usadas. Pero es a los sepamos del autor, autora o autores de la obra.
162
poetas, novelistas, ensayistas o simples hablantes Terminemos con un poema para ilustrar esta
a quienes corresponde exprimir y desarrollar las idea. Es Aria I de Ingeborg Bachmann:
potencialidades del lenguaje. “Allí donde nos volvemos, en la tormenta de
A partir de esta reflexión entendemos que las rosas, está la noche iluminada de zarzas,
debe producirse un giro copernicano, para pasar y el trueno del follaje, tan silencioso entre los
de la atención por los sujetos al interés por la arbustos, nos sigue hasta la cerca.
obra. Y de ahí a la obra que tenga un compo- Donde sea que se extinga lo que inflaman las
nente supra-individual, colectivo, social, comuni- rosas, nos arrastra la lluvia al río.
tario. Tratando de evitar la fantasmagoría del yo, ¡Oh, noche más lejana!
todo lo pseudo-biográfico y meta-ficcional, todo Pero una hoja, que nos alcanzó, flota sobre
lo que nos aleje de nuestra condición mortal, las olas y nos sigue hasta la desembocadura”13.
asumida sin reflejarnos en sus espejismos. ¿Quién puede agotar y acaso comprender ca-
En un espacio en el que extrañamente coin- balmente este verso?
ciden Benjamin —primacía de la obra frente a
sujeto que la realiza— y Duchamp —el especta- Donde sea que se extinga lo que inflaman las
dor como posteridad—, quedan atrás posturas rosas.
que, por su atractivo, nos deslumbraron. Pense-
mos en Baudelaire. Afirma en El pintor de la vida
moderna: 11
Charles Baudelaire, Poesía completa. Escritos autobiográficos. Los
paraísos artificiales. Crítica artística, literaria y musical, Espasa, Ma-
drid, Biblioteca de Literatura Universal, 2000.
12 Charles Baudelaire, Diarios Íntimos. Cohetes. Mi corazón al desnu-

do, traducción de Rafael Alberti, Editorial Renacimiento, 1992, Sevilla,


10
Richard Sennett, El artesano, traducción de Marco Aurelio Galmari- pp. 59-60.
ni, Anagrama, Barcelona, 2009. Asimismo, Hans Joas, The Creativity 13
Ingeborg Bachmann, Últimos poemas, traducción de Cecilia Dre-
of Action, Chicago, University of Chicago Press, 1996. ymüller y Concha García, Editorial Hiperión, Madrid, 1999, p. 49.
La invención de códigos:
[Hacking + arte + literatura = ingeniería social]
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Jara Calles
Universidad de Salamanca

163
El contexto nario social a través de la programación genética
y el reverso estético de las prácticas científico-
En Mundos artificiales (Paidós, 2000) Fernando tecnológicas. Se trata precisamente del producto
Broncano establecía dos formas de aproxima- de una mirada transdisciplinar que se “aventura
ción a las relaciones entre ciencia, tecnología y hacia paisajes híbridos, hacia territorios aún por
sociedad, según se realizara un acercamiento in- codificar” (Alsina, 2007: 17) como forma de in-
terno, atendiendo a sus elementos constitutivos, tervención, acción e ingeniería social que opera
o externo, revisando su relación con el comple- bajo criterios artísticos.
jo social que configura su contexto (Broncano, Como se sabe, no con poca frecuencia se re-
2000: 83). Como puede imaginarse, esto es algo laciona al bioarte con el hacking, pese a que am-
que tiene mucho que ver con las condiciones bas disciplinas tienen realizaciones muy diferen-
hermenéuticas que ofrece una época determina- tes. Así, mientras el bioarte se sirve de la ciencia
da; de manera que cerrando esta primera década y los avances tecnológicos, el hacking los pro-
del siglo XXI, podría establecerse una tercera vía duce, es decir, crea ciencia. Y esto supone una
de conexión entre estos espacios como formu- brecha cualitativa importante, porque el bioarte,
lación artística de estas relaciones. Pues no hay que pertenece al terreno de lo artístico, se redu-
que olvidar que tanto la ciencia como la tecnolo- ce a nada sin su incidencia científica, mientras
gía y la sociedad se desarrollan de manera con- el hacking se mantiene como lo que es (cien-
junta, en tanto co-productoras de sus respectivos cia y tecnología aplicadas), si se le priva de los
espacios (Alsina, 2007: 18). circuitos artísticos, de su escritura estética (Ós-
De hecho, y bajo mi punto de vista, es aquí car Gual). Sin embargo, y pese a esta diferencia
donde podríamos situar al bioarte en tanto ejerci- de signo, tanto el bioarte como el hacking son
cio y experiencia estrictamente contemporánea, agentes culturales que responden a unas coorde-
donde el artista (hacker de lo orgánico, que sería nadas propias de este siglo, al tratarse de unos
otra forma de artesanía) interviene en el imagi- códigos discursivos que surgen y pertenecen a
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

esta época en concreto. Tanto es así, que esto Como cabe suponer, esta perspectiva destie-
empieza a ser también perceptible en una parte rra por completo criterios como el de novedad,
importante de la producción literaria última es- pero novedad entendida como impostura, al tra-
pañola: una literatura de las nuevas tecnologías tar de despejar los espacios de la estética (que es
que asume esta tesitura histórica como vértice de investigación creativa) de su descarga esteticista.
sus creaciones. Sería la distancia que media entra las obras que
En este sentido, la siguiente propuesta gira utilizan estos medios como herramientas integra-
en torno a la novela Cut and Roll (DVD, 2008) das (es decir, sin que puedan darse al margen de
de Óscar Gual, dado que asume tanto el hac- esta intervención) y aquellas que se recrean en
king como el bioarte como productos de época lo superfluo, como ecos de una moda.
y, por tanto, como espacios sobre los que adop- Dos términos importantes a este respecto
tar una determinada posición estética. De hecho, serían neutralidad y coherencia, tanto interna,
y según lo considero, esa es una de las claves es decir, desde la creación, como externa, en su
más interesantes de esta obra, por cuanto asume recepción; porque hace cincuenta años “trabajar
como reto resolver un debate que actualmente se con ordenadores era una actividad marginal” (Al-
mueve entre la neutralidad y la creación de una
sina, 2007: 67), pero no ahora, que ha perdido
mitología en torno a estas cuestiones.
su total relevancia, en tanto el contacto con las
Bajo mi parecer, esto se debería a un hecho
nuevas tecnologías se ha convertido en un he-
muy concreto (y crucial en este sentido) como es
cho natural.
que “las nuevas tecnologías constituyen hoy en
día el folklore de nuestro tiempo” (Baron, 2008:
24). Porque esto explicaría la dirección que to-
man muchos de los discursos actuales, al tratarse Los lenguajes
de una constatación más que de una intuición.
Según esto, podemos empezar a calibrar la im- Muy en la línea de la cita de Denis Baron, al
portancia de considerar si realmente es relevan- comienzo de Cut and Roll aparece una reflexión
te, a la hora de aproximarnos a soluciones artís- que apunta hacia el centro mismo de nuestra ex-
ticas contemporáneas, apelar a la utilización de periencia compartida en torno a la ciencia y las
lenguajes científicos y tecnológicos en términos nuevas tecnologías, incidiendo en el grado de
164 de vanguardia e innovación, y no darla ya por implicación que estos medios tienen tanto en la
supuesta. Esto es, neutralizando la imagen que vida cotidiana como, por extensión, en las solu-
generan estos medios, para dejar de celebrar ni- ciones artísticas contemporáneas.
veles epidérmicos de implementación, porque “La tecnología está ahí para que la usemos, pero
finalmente se resuelven como simples anécdo- también para que formemos parte de ella, para
tas, como decoración. Se trataría de ser algo me- que nos mezclemos con ella, para que la invite-
nos impresionables a este respecto, con el fin de mos a nuestras casas. Literalmente.”
averiguar la implicación estética de unos usos
Gual, 2008: 58
que además conllevan modos determinados de
representación; es decir, considerándolos en su Según lo veo, es justo a esta idea de identi-
incorporación estructural e integral, como solu- dad tecnológica, que surge a partir de una con-
ción ligada a estos contextos. cepción integral de estos medios (pero también
Ahora bien, para ello, estos dispositivos tie- de sus implicaciones sociales), a lo que respon-
nen que empezar a considerarse en calidad de de estéticamente este discurso. Tanto es así, que
medio, esto es, como herramientas y lenguajes, y sus posibilidades de construcción, formal y argu-
no ya como soportes o marcos, dado que confi- mental, surgen principalmente de esta reflexión,
guran espacios intelectuales en los que se genera al asumir los contextos científicos como campos
una forma concreta de relación con el entorno y de subjetivación, embeber la lógica visual de los
sus objetos. Podemos pensar en el giro hacia lo nuevos dispositivos y los códigos de programa-
visual de las prácticas contemporáneas o en la ción, e incorporar al proceso de creación el tra-
recuperación de la artesanía a través de las prác- bajo desde la información, la gestión de datos o
ticas de montaje y sampleado (las prácticas DIY). la traducción del lenguaje técnico como meca-
Pero también en la traducción de lenguajes cien- nismo de escritura. En este sentido, la creación
tíficos y tecnológicos en los espacios artísticos, es también aquí una forma de investigación so-
a través de impresiones estéticas que los liberan cial y cultural, estética. Pues hablamos de una
de su dimensión utilitaria. serie de lenguajes que han modificado el espacio
Comunicaciones - Historia de la Estética - La intervención de códigos: [Hacking + arte + literatura = ingeniería social]
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de las artes tanto como los circuitos sociales y que se debe, principalmente, a la conciencia de
los modos actuales de existencia, de nuevo, tec- saber que todo cuanto nos rodea actualmente
nológica. está filtrado por la ciencia y la tecnología. Y esto
Por esta razón, estos factores no se resuelven es algo que comprobamos a diario, porque es
aquí como accesorios, sino que sus implicacio- a través de estos dispositivos como se pone en
nes alcanzan el propio diseño de la obra, es de- juego un nuevo tipo de sensibilidad que pasa
cir, su desarrollo estructural, ya que solo es po- inevitablemente por los relatos audiovisuales, los
sible un trabajo en estos términos a través de un últimos avances científicos, el consumo y las re-
conocimiento profundo de estos agentes. Ahora laciones a través de plataformas 2.0. De manera
bien, lo importante a este respecto es considerar que no deja de ser lógico (o no lógico, sino ine-
los efectos sociales que conllevan estos medios, vitable) que la literatura también participe de
dado que es ahí donde se constata esa transfor- esta tendencia o signo de época.
mación que apuntamos hacia modelos identita- De hecho, este tipo de interferencias resulta
rios y procesuales de raíz tecnológica. En este cada vez menos visible, por sutil, pero más evi-
sentido, la inclinación hacia este tipo de intere- dente, como consecuencia de la generalización
ses explica el carácter realista de la aplicación de de este tipo de trabajo, por ejemplo, a partir de
tecnología en el texto, en tanto reivindica un uso la información y no desde el conocimiento. Por
determinista y normalizado del conocimiento eso interesan ahora las obras que de algún modo
científico, más cercano a sus aplicaciones reales se preocupan por dirigir el debate hacia plantea-
y pragmáticas que a su desplazamiento especta- mientos menos afectados, partiendo siempre del
cular. Y esto, según lo veo, se realiza a través de domino interno de estos espacios, así como de
una aplicación concreta del hacking como recur- sus modos específicos de representación. Como
so discursivo, con el fin de llevar a la novela, me- ha apuntado Óscar Gual en otras ocasiones, este grado
diante la traducción de procesos, hacia formas de integración y mixtura se observa sobre todo
inéditas de escritura. en la obra de científicos que acceden al arte en
Si esto es posible, es porque al igual que el sus distintas manifestaciones, porque siempre
proceso de escritura, el hacking también con- es más factible esta dirección que su recorrido
siste en “diseñar, programar, trazar y depurar” inverso. Así, y teniendo en cuenta esta idea, la
(Gual, 2008: 49); de manera que la escritura de clave del éxito de estas propuestas (pero éxito 165
esta obra, su proceso, también puede interpre- en términos de coherencia creativa), estaría en el
tarse como un calco metodológico de algunas desbordamiento de los modelos heredados a tra-
aplicaciones hackers. vés de relaciones horizontales entre disciplinas,
y sin caer en errores de apreciación o, lo que es
“El nivel de terror frente a una situación de- peor, de afectación.
termina nuestra reacción. En este sentido, el texto de Óscar Gual no
102 switch (level_of_horror) { solo resuelve de manera oportuna la distorsión
103 case 3: paralize (optional pee); del hacking, devolviéndole a través de su obra
104 break; su tratamiento legítimo (más credibilidad), sino
105 case 2: cry (); que además conecta con el bioarte para neutra-
106 break; lizar su impacto espectacular; es decir, sin incidir
107 case 1: shout (help); tanto en las herramientas que incorpora, como
108 break; revisando el concepto de actitud estética, mucho
109 case 0: try_to (scape); más relevante para tal efecto. Es más, de algún
110 break; modo, el perfil profesional de Óscar Gual, que
111 default: nothing; es ingeniero informático, le permite establecer
112 break; una aproximación diferente a la que reproducen
113 }” los discursos académicos y críticos habituales,
Gual, 2008: 96 dado que parte de ese conocimiento interno de
ambas disciplinas, por otro lado inscribiendo su
Por lo tanto, que esto sea factible dentro del discurso en el territorio de la ficción. Como es
espacio literario se debe, o eso creo, a que es así lógico, esto le permite utilizar una serie de li-
como estos medios funcionan fuera de la ficción. cencias discursivas que facilitan la construcción
Por lo que interesa, sobre todo, la asepsia que se de esta hipérbole (en clave paródica) en torno
produce al trabajar bajo una pérdida de afecto al problema de la interpretación de este tipo de
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

creaciones, considerando que muchas veces son que encarna en sí mismo la idea de artista total
estos discursos los que configuran la obra, y no al “conjugar maestría en el campo técnico con
al contrario. Aunque también es muy significati- una visión artística salvaje” (Gual, 2008: 239). Se
va la propuesta futura para la proyección artís- trata de Ecoss, un artista cuyos inicios son muy
tica del bioarte, en tanto apunta hacia la idea de semejantes a los de Eduardo Kac, quien pasó
creación para su contemplación, para su disfrute del arte electrónico (holopoemas, poesía visual,
en cuanto tal, a través de acercamientos a este mixed media) a las incursiones en los espacios
tipo de obras por lo que son y lo que muestran, del bioarte y el arte interactivo. Si bien Ecoss
más allá de lecturas conceptuales. Es decir, a tra- establece otro nivel de relación “entre el artista,
vés de su escritura en niveles metafóricos y no la criatura u obra de arte y aquellos que entran
simbólicos. en contacto con ella” (Gual, 2008: 239). Porque
Para ello, y como estrategia argumental, Ós- se presenta a sí mismo como un artista autosufi-
car Gual acude a la trayectoria artística y mediá- ciente y excéntrico, que si polemiza con Eduardo
tica de Eduardo Kac, en tanto paladín-icono del Kac es por tratarse, dentro y fuera de la ficción,
bioarte y uno de los artistas más polémicos de de su alter ego creativo.
los últimos años, al haber enmarcado sus pro- Ahora bien, aunque el texto se mueve entre la
puestas en los extrarradios de lo artístico: desde parodia, por los juegos de lenguaje, y el elogio,
la creación de vida al trabajo con especies ani- lo cierto es que este discurso responde única-
males, la transgénesis, etc. Incluso reformulando mente a condiciones concretas de ficción (Kac
aquella idea de cyborg que hoy parece tan le- no es Kac, pero al mismo tiempo lo es). Porque
jana, porque el trabajo con este tipo de medios es así como puede establecerse una visión au-
lleva consigo su posible obsolescencia: en este mentada del bioarte, para después llevar a cabo
sentido, las nuevas tecnologías son, en realidad, una mirada crítica en torno a sus prácticas, con-
viejas tecnologías, lo que supone un coste es- siderando que actualmente es uno de los espa-
tético que siempre hay que tener presente. Lo cios que más debates y controversias genera. De
vemos claramente comparando los primeros hecho, en estas páginas se encuentra, aunque de
trabajos de Sterlac (por ejemplo la performance manera sesgada, una “breve historia” del bioar-
Handswriting) y las propuestas de Kac, mucho te, hasta alcanzar las posibles direcciones futuras
166 menos ortopédicas y aparatosas a este respecto. que, como ya se ha apuntado, no ocurrirán bajo
Según apunta Eduardo Kac, la revolución digi- la mano de Kac, sino de Ecoss.
tal puede darse ya por realizada, de manera que “Nada, Ecoss no tiene nada que ver con esa
lo que cabe esperar en adelante son ampliacio- gente. Ni con el conejo verde ni con Sterlac,
nes y mejoras, pero no rupturas como las ocurri- un embustero australiano que se hace pasar
das en los años previos (De Vicente, 2001). Esto, por cyborg, sabrán quién es. Estamos hartos
por supuesto, es algo muy cuestionable, pero sin de que se nos asocie con ellos. Les valoramos
embargo apunta hacia la relevancia de un hecho como agitadores, sí, han visto la oportuni-
concreto, como es la dificultad de crear en estos dad de expresarse artísticamente mediante la
momentos al margen de este tipo de espacios y transgénesis o las mutaciones y quieren subir-
dispositivos. Por eso ya no interesa tanto el uso se al carro, pero carecen de lo más importan-
de estos medios, sino sus implicaciones trans- te: talento.”
versales: su lógica operativa. Al fin y al cabo, así
Gual, 2008: 234
ocurre en nuestra vida diaria, pero también en
otras esferas sociales: laboratorios que trabajan Por otro lado, es también significativa la crí-
creando órganos compatibles con los enfermos a tica que se realiza en estas páginas en torno a
los que serán trasplantados, alimentos transgéni- la idea de (auto)complacencia por el hecho de
cos, lo natural como espejismo, etc. utilizar ciencia para la creación artística (se citan
en concreto las trayectorias de Sterlac y Matthew
Barney). Y esto a través de Ecoss, de nuevo, que
Lo que aporta la literatura se presenta como un artista no supeditado a la
ciencia, sino abierto a ella, es decir, sin limitar-
Siguiendo con el espacio del bioarte y la revi- se a lo que esta puede ofrecerle, en tanto es él
sión que realiza Óscar Gual del mismo, pode- mismo quien se ofrece a ella. En este sentido, es
mos decir que su discurso viene filtrado por la así como se reivindica la idea de investigación
voz de un personaje en concreto, un bioartista, desde el acto de creación mismo, y lo que ex-
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plica, entonces, el uso continuado de términos “La queja más habitual que se me plantea es
como fondo, trasfondo, conocimiento... Más allá que ‘el conejo no podía escoger’ si quería ser
de las polémicas que por lo general rodean a transgénico. La respuesta evidente es que nin-
estas obras y que muchas veces acaban siendo guno de nosotros hemos podido elegir ningu-
más importantes incluso que la propia creación, no de nuestros rasgos físicos ni intelectuales
estableciendo la beligerancia como fin. […] La naturaleza tampoco te deja escoger.”
Un buen ejemplo a este respecto sería Alba, Eduardo Kac
el conejo transgénico de Kac, cuya polémica ha
De un modo similar se recoge esta reflexión
acabado siendo más relevante, como protagonis-
en Cut and Roll, donde a menudo se perciben
ta de los debates, que la propia observación del
reformulaciones de muchas de las ideas habi-
animal, que es la propia obra; hasta el punto
tuales en el discurso de Kac, ya sea a través de
de que muchas veces es ese discurso periférico
paráfrasis o de recreaciones de su pensamiento,
el que constituye el objeto de debate, y no al
como ocurriría en este extracto:
contrario.
A la luz de esto mismo, las obras de artistas “La búsqueda de coherencia y depuración de
como Kac, Sterlac o Barney tendrían el incon- características condujo a la investigación y la
veniente de depender de estos discursos ad hoc creación de nuevas razas de perros que ahora
para ser finalmente comprendidas, dado que se sí consideramos naturales. Lo hemos hecho
originan en el orden de lo simbólico (que es el con patatas o con guacamayos. Ahora tene-
caldo de cultivo para la interpretación). Frente a mos más medios a nuestro alcance. […] La
esto, Ecoss protegería la autonomía de su obra naturaleza nunca nos da a elegir ni el color
instalándola en el terreno de la alegoría (como de nuestros ojos ni nuestro carácter…”
orden metafórico), evitando así interpretaciones Gual, 2008: 233
superficiales y desvíos. Hay que pensar que es Ahora bien, el verdadero aporte literario, si
justamente en este espacio intermedio entre la podemos hablar en estos términos, lo vemos
creación y su recepción donde se originan los materializado en la propuesta estética de Ecoss,
juicios de valor, las polémicas en torno a cuestio- con la que pretende ir más allá de las proyec-
nes morales, éticas, etc. Ahora bien, ese sería el ciones artísticas que estarían ocurriendo en es-
precio de enfrentar a la sociedad con el reverso tos momentos, al investigar lo que supone vivir 167
de su imagen, como ocurre en muchas de las actualmente a través de obras y performances
intervenciones públicas de Eduardo Kac, donde extraordinarias; es decir, fuera de todo orden de
el artista se ve obligado a hablar de este tipo de normalidad (Gual, 2008: 231). Lo que encontra-
críticas y recepciones en lugar de centrarse en el mos, entonces, son obras que superan, desde su
diseño de su obra, metodologías aplicadas, etc. misma naturaleza, los umbrales de lo artístico y
Según parece, esto podría deberse a un pro- de la representación, esto es, obras que son sim-
blema fundamental, como es el concepto de na- plemente Arte. Obra creadas para su contempla-
tural y su imposible escritura en la actualidad. ción, y cuyo impacto no tendría que ser coyuntu-
Esto llevaría, por otro lado, hacia una versión ral a la novedad o a la transgresión ética o social
diferente del Humanismo, en la que lo natural correspondiente (Óscar Gual). Sería el paso que
estaría marcado por la partícula trans- aplicada a Kac pretende con sus obras, pero hecho efectivo
todas sus realidades: transpolítica, transestética, en estos términos: el viraje de la representación
transexual… (Baron, 2008: 18). Hasta el punto al acto de presentación.
de poder hablar incluso de “una política de la En consecuencia, mientras a Eduardo Kac le
vida que apunte a la permanencia de la totalidad interesa la reflexión “sobre los cambios de per-
de los seres, ya sean creados de forma natural o cepción, los cambios culturales y políticos, las
artificial” (Gual, 2008: 245), porque esto no siem- implicaciones filosóficas producidas por la ex-
pre es diferenciable. pansión y la modificación de la percepción del
Dice Eduardo Kac que “ciertas cosas que con- ser humano” (De Vicente, 2001), así como la
sideramos naturales y damos por sentadas han convivencia con este tipo de realidades; a Ecoss
sido en realidad creación del hombre. Un ejem- le interesa tan solo el acto de creación en su di-
plo es el perro doméstico, el animal de com- mensión poética (accediendo en todo caso a lo
pañía […] que no existía originalmente en la social como accidente). Hasta el punto de que es
naturaleza” (De Vicente, 2001). Porque todo es aquí donde podríamos decir que radica la bre-
finalmente una construcción. cha (estética) entre ambos autores, Kac y Ecoss,
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

lo que también podría formularse atendiendo a tanto mixtura de disciplinas, lenguajes y conoci-
sus objetos de compromiso, ya sean sociales o mientos de diferente naturaleza, que lleva a for-
artísticos. mas nuevas de acción en un contexto concreto,
como es el siglo en el que nos encontramos. Y,
como se dice de manera general, para la mejora
Conclusión de las sociedades desarrolladas.

Según parece, por coherencia con su propio dis-


curso, la obra de Óscar Gual puede ser vista al Bibliografía
mismo tiempo no solo como creación, sino tam-
bién como investigación estética aplicada tanto ALSINA, PAU (2007). Arte, ciencia y tecnología.
a estos espacios, como al espacio literario. Es- Barcelona: UOC.
tamos ante un texto cuya naturaleza es híbrida
y procesual, que por lo mismo tensa el concep- BARON, DENIS (2008). La chair mutante. Paris:
to heredado de novela a través de coordenadas Dis voir.
creativas que apuntan hacia el centro mismo de
una escritura Siglo21 que, de manera inevitable- BRONCANO, FERNÁNDO (2000). Mundos artifi-
mente, pasa por este tipo de consideraciones. ciales. México: Paidós.
Tanto es así, que por sus características temá-
ticas y constructivas, Cut and Roll supone ade- DE VICENTE, JOSÉ LUIS (2001). “El creador de
más un medio privilegiado de conexión entre el seres imposibles”, navegante.com. http://www.
hacking, el bioarte y el espacio social, al plan- elmundo.es/navegante/2001/09/10/entrevis-
tear el debate en torno a estas disciplinas bajo la tas/1000132841.html.
conciencia de una identidad tecnológica, como
se dijo anteriormente, como base de un giro her- GUAL, ÓSCAR (2008). Cut and Roll. Barcelona:
menéutico que siempre habría que considerar. DVD.
Como vemos, ha sido a través de estos tres
códigos: hacking + arte + literatura, como he- KAC, EDUARDO (ed.) (2007). Signs of life: Bio
168 mos llegado a una forma de ingeniería social, en Art and Beyond. Cambridge: MIT.
La dimensión
transformadora del arte
Maria Antonia Labrada
Universidad de Navarra

169
La dimensión transformadora del arte se ha veni- de resultar de interés a la luz de la evolución de
do entendiendo a través del impacto emocional la teoría y la crítica de las artes plásticas en el
que provoca en el espectador. Es habitual que momento actual.
esta idea se defienda aludiendo a la noción aris- Empezaré por referirme a esta situación. Des-
totélica de catarsis tal como aparece al final de de que hace ya algunas décadas Roland Barthes
la definición de la tragedia en el capítulo VI de proclamase la muerte del autor y con ello el
la Poética: nacimiento del espectador, han pasado muchas
cosas en el mundo de las artes. Entre ellas la
“La tragedia es la imitación de una acción
crisis de la autonomía del arte, una autonomía
esforzada y completa, de cierta amplitud, en
reivindicada por el pensamiento moderno como
lenguaje sazonado, separada cada una de las
el eje en torno al que se configuró la naciente
especies [de aderezos] en las distintas partes, disciplina estética.
actuando los personajes y no mediante relato, En efecto, la autonomía de la obra de arte es
y que mediante compasión y temor lleva a una conquista del pensamiento moderno que es
cabo la purgación de tales afecciones”1. paralela a la misma autonomía proclamada en
Sin embargo, las críticas realizadas por Hegel el ámbito moral, político y religioso. Con ello,
y Nietzsche a la noción aristotélica de catarsis como es sabido, nace la estética como parte di-
impiden una recepción acrítica de la forma de ferenciada de la filosofía.
entender el impacto emocional del arte. Pero en el desarrollo del arte de fines del si-
En esta comunicación me propongo revisar glo XX y comienzos del XXI, proliferan propues-
—a la luz de las críticas mencionadas— el im- tas que reclaman en su mismo planteamiento la
pacto emocional de la catarsis. Esta revisión pue- participación del espectador como un elemento
integrante de la misma representación. Se elimi-
na por tanto la distancia entre obra y espectador
de tal manera que el espectador forma parte del
1
Aristóteles, Poética, 1449b23-28. hacerse mismo de la representación.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

La crítica de arte declara entonces la crisis de Visto de esta manera el problema, no se pue-
la autonomía de la obra de arte, y comienza a de decir que la modernidad entienda la auto-
utilizar elementos procedentes de las artes escé- nomía de la obra de arte como autosuficiencia,
nicas abriéndose a la realidad de que el espec- porque la legitimidad de la misma obra de arte
tador comparte el mismo espacio generado por queda vinculada a su ejemplaridad “no para la
la obra. imitación, sino para que otro genio la siga”3. De
En esta secuencia de acontecimientos me hecho, Kant incluye la nota de la ejemplaridad
parece necesario hacer una puntualización que en la misma definición de genio:
haga justicia a la noción de autonomía de la obra “Es el genio la originalidad ejemplar del don
de arte. Y con ello a la modernidad. natural de un sujeto en el uso libre de sus
La autonomía de la obra de arte no significa, a facultades de conocer”4.
mi juicio, autosuficiencia y una prueba de ello se La autonomía de la obra de arte no está re-
encuentra en los capítulos de la Crítica del Juicio ñida con el problema de su recepción. Solo está
en los que se plantea la legitimidad de la misma reñida si la recepción se plantea en términos de
obra de arte en términos de continuidad o de recuperación de un sentido que se pretende cap-
prosecución. Solo se consideran obras del genio tar a través de la simple visión o contemplación
aquellas que resultan normativas o modélicas no estética. Desde luego dicho planteamiento está
para su imitación sino para su prosecución. en crisis, pero probablemente lo ha estado siem-
Kant explica cómo a la vista de las obras pre aunque en algunos momentos haya tenido
del genio se despierta en quien las contempla una cierta vigencia a través de los planteamien-
la facultad de su propia creatividad, es decir, la tos de las estéticas formalistas de un signo o de
conciencia de una proporción semejante en las otro.
A la luz de lo dicho hasta aquí volvamos al
facultades del espíritu que dan razón de la crea-
problema de la muerte del autor. La transforma-
tividad o del genio:
ción del espectador en actor —volvamos a la afir-
“El producto de un genio es (en aquello que mación de Roland Barthes— es la consecuencia
en él es de atribuir al genio y no al posible de la muerte del actor. Lo que en el pensamien-
aprendizaje o a la escuela) un ejemplo, no to de Barthes aparece como proclama de algún
170 para la imitación (pues, en este caso, se per- modo novedosa —la muerte del autor— es un
dería lo que en él es genio y constituye el asunto que tiene una historia documentada. Y
espíritu de la obra), sino para que otro genio no una historia breve o limitada al pensamiento
lo siga, despertado por él al sentimiento de postmoderno, sino larga y continuada ya que de
su propia originalidad, para practicar la in- un modo discreto o velado aparece en la Poética
dependencia de la violencia de las reglas en de Aristóteles, y se continúa hasta Heidegger en
el arte, de tal modo que éste reciba por ello El origen de la obra de arte.
mismo una regla nueva mediante la cual se En la Poética alaba Aristóteles a Homero (en
muestra el talento como ejemplar”2. contra del criterio mantenido por Platón sobre
el mismo poeta) porque —afirma Aristóteles de
La recepción de la obra de arte incita a poner
Homero— es uno de los pocos poetas que hace
en marcha la propia originalidad, convirtiendo al
desaparecer su autoría en el curso de la narra-
contemplador en autor.
ción:
A esta interpretación se podría objetar que
Kant no está planteando la recepción de la obra “Homero es digno de alabanza por otras mu-
de arte por parte del espectador, sino por parte chas razones, pero sobre todo por ser el úni-
co de los poetas que no ignora lo que debe
de alguien que está dialogando con la obra en
hacer. En efecto, personalmente el poeta
términos de producción. Pero es precisamente
debe decir muy pocas cosas (…). Ahora bien,
esta perspectiva la que resulta interesante, por-
los demás (poetas) están continuamente en
que de cualquier modo se trata de alguien que
escena ellos mismos”5.
de ser estudioso de la obra o receptor, se con-
vierte en sujeto activo de la producción, en autor.

3
Kant, Crítica del Juicio, epígrafe 49.
4
Ibid.
2 5
Kant, Crítica del Juicio, epígrafe 49. Aristóteles, Poética, 1460a5-11.
Comunicaciones - Historia de la Estética - La dimensión transformada del arte

Lo que está señalando Aristóteles es la necesi- Cuando Aristóteles o Heidegger se refieren al


dad del anonimato del autor para el buen hacer anonimato del autor señalan este anonimato o
poético. desaparición como una condición necesaria de
El otro autor mencionado, Heidegger, escribe la autonomía de la obra de arte, que consiste
en El origen de la obra de arte: en sostenerse en sí misma sin necesidad de que
“El ser-creación de la obra no significa que alguien, el poeta o autor, den razón de ella.
deba advertirse que la obra ha sido hecha por Pero, ¿qué tiene todo ello que ver con la
un gran artista. Lo creado no tiene que servir transformación del espectador, es decir, con el
para dar testimonio de la capacidad de un problema de la catarsis planteado al comienzo?
maestro y lograr su público reconocimiento. ¿Qué tiene que ver la autonomía de la obra de
No es el N. N. fecit, lo que se debe dar a co- arte con la transformación del espectador?
nocer, sino el simple factum est”6. En el reciente libro de Andrzej Szczeklik Ca-
Viene a este caso de la desaparición del autor, tarsis. Sobre el poder curativo de la naturaleza y
la historia que refiere Benjamin a propósito de el arte, se retoma la discusión sobre el alcance
un pintor que dejó ver a los amigos su cuadro de la catarsis y su poder curativo a través del
más reciente: arte. Pero curarse, ¿de que? ¿De qué puede cu-
rar el arte? La respuesta de Szczeklik —con clara
“En el cuadro estaba representado un parque,
alusión a Platón— es de la anamnesis, del ol-
una estrecha senda cerca del agua que corría
vido, de la falta de conciencia sobre el alcance
a través de una mancha de árboles y termi-
de lo real y, en consecuencia, de la pasividad
naba delante de una pequeña puerta que, en
ante la misma realidad como simple espectador
el fondo, franqueaba una casita. Cuando los
o receptor9.
amigos se volvieron hacia el pintor, este ya no
No me voy a detener en las múltiples in-
estaba. Estaba en el cuadro, caminando por la
terpretaciones que a lo largo de la historia se
estrecha senda hacia la puerta; delante de ella
han dado sobre la catarsis aristotélica. Pero sí
se paró, se volvió, sonrió y desapareció por la
en aquellas que —como es el caso de Hegel y
puerta entreabierta”7.
Nietzsche— inciden en la cuestión de qué tiene
La desaparición del autor viene de antiguo que ver la autonomía del arte con la conmoción
y se prolonga hasta la actualidad. El artista o el del espectador o con la catarsis. 171
poeta, escribe Magris “no se parece a Aquiles o a La crítica de Hegel a la noción de catarsis o
Diomedes, que se enfurecen en el carro de gue- purificación a través del arte se basa en que en-
rra, sino más bien a Ulises, que sabe que no es tiende que la catarsis o purificación del ánimo
nadie. Su manifestación es esta revelación de la es propuesta por Aristóteles como el fin de la
impersonalidad que lo disimula en la prolijidad representación poética o artística.
de las cosas, de la misma manera que el viaje En las Lecciones de Estética advierte Hegel que
borra al viandante en el rumor de la calle”8. el fin del arte no puede consistir en reproducir
La obra de arte nunca se ha considerado, por las pasiones o sentimientos humanos. Y consi-
parte de la tradición, como el resultado de una dera que este modo de entender la finalidad del
capacidad proyectiva o técnica que sea indicati- arte se ha defendido a lo largo de la historia me-
va de la suficiencia del sujeto para la creatividad. diante tres argumentos. El primero considerando
Las huellas de esa capacidad proyectiva o que el fin del arte es llevar a nuestro sentido, a
técnica en la representación artística irían en
nuestra sensación y a nuestro entusiasmo todo
detrimento de la autonomía de la obra de arte
lo que tiene cabida en el espíritu del hombre; el
que aparecería determinada por un elemento ex-
segundo argumenta que el fin del arte es el la
trínseco a ella. Lo que la desaparición del autor
purificación de las pasiones; el tercero, por últi-
viene a proclamar es precisamente la autonomía
mo, defiende que el fin del arte es la enseñanza
del arte, su simple factum est como afirma Hei-
y el perfeccionamiento moral10.
degger.

6
Heidegger, M. El origen de la obra de arte en Caminos del bosque,
9
trad. H. Cortés y A. Leyte, Alianza, Madrid, 1995, n.º 53. Szczeklik, A. Catarsis. Sobre el poder curativo de la naturaleza
7
Benjamin, W. Infancia en Berlín. Hacia 1900, trad. K. Wagner, Alfa- y el arte, trad. J. Slawomirski y A. Rubio, Acantilado, Barcelona,
guara, Madrid, 1982, pp. 67-68. 2010, p. 17 y ss.
10
8
Magris, C., El Danubio, trad. J. Jordá, Anagrama, Barcelona, 1988, p. 47. Hegel, Estética, trad. R. Gabás, Península, Barcelona, 1989, p. 46 y ss.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

El segundo argumento de los tres citados es La catarsis o purificación de las pasiones es el


el que Hegel considera característico del plan- efecto propio de la tragedia cuando el poeta res-
teamiento aristotélico de la poesía: el fin del arte peta su fin. El fin tiene que ver con la naturaleza
consistiría en la purificación de las pasiones, en o la esencia de algo, y el efecto es la eficiencia
la catarsis. propia de ese algo constituido de una manera
Pero ninguna de las tres fórmulas resulta vá- autónoma.
lida para Hegel, porque dicho fin —la reproduc- La distinción entre fin y efecto en la filoso-
ción de las pasiones humanas en sus distintas fía de Aristóteles permite deshacer la objeción
versiones— concebido de forma general o abs- hegeliana a propósito de la catarsis, porque el
tracta no se corresponde con la forma sensible- arte no tiene como fin conmover el ánimo del
mente individualizada propia de la obra de arte: espectador, sino —al menos según Aristóteles—
“La obra de arte pone un contenido ante la la representación de las acciones humanas en su
intuición, no en su universalidad como tal, particularidad y concreción, lo cual provoca en
sino traduciendo esta universalidad a una for- quienes contemplan dichas acciones la transfor-
ma sensiblemente individualizada y singula- mación mediante la catarsis.
rizada. Si la obra de arte no brota de este La crítica de Hegel a la noción de catarsis es
principio, sino que resalta lo universal bajo el muy instructiva respecto a una recepción acrítica
matiz de una doctrina abstracta, entonces lo de la misma: la catarsis —la conmoción del es-
imaginativo y sensible es un mero adorno ex- pectador— no puede ser el fin de la obra de arte.
terno y superfluo, y la obra de arte pasa a ser Nietzsche, por su parte, critica a Aristóteles
una realidad fraccionada, donde el contenido porque, a su juicio, le da un significado medici-
y la forma ya no se presentan como recípro- nal a la catarsis. En el ámbito de la medicina la
camente entrelazados. Lo singular sensible y catarsis designa la acción curativa realizada in-
lo universal de naturaleza espiritual se com- yectando en el paciente la misma sustancia que
portan como extrínsecos entre sí”11. ha provocado su afección o dolencia.
Así afirma Nietzsche “es sencillamente falso
Estos argumentos de Hegel contra la concep-
que mediante la excitación de estas emociones
ción del fin del arte como adoctrinamiento mo-
nos purifiquemos de ellas como parece creer
ral, del cual una de sus versiones sería la catarsis,
172 Aristóteles)”15.
se basan en la naturaleza del arte como aquella
De esta forma pone en duda Nietzsche el ca-
realidad en la que la forma y el contenido son
rácter medicinal de la catarsis aplicado a las pa-
indiscernibles. Y su crítica está plenamente justi-
siones humanas que consistiría en pensar que la
ficada. Ahora bien, ¿se puede decir que la purifi-
excitación de las pasiones lleva a su purificación.
cación de los sentimientos o la catarsis es el fin
Ciertamente, como piensa Nietzsche, el miedo
de la representación poética en el planteamiento
no se elimina pasando miedo. Pero, de nuevo
de Aristóteles?
hay que preguntarse si esta interpretación de la
La insistencia de Aristóteles a lo largo de la
catarsis poética en términos de catarsis medicinal
Poética en que el fin de la representación es la
se atiene a la propuesta aristotélica.
imitación de hombres que actúan12, impide con-
Aristóteles no dice que mediante la excita-
siderar la catarsis que aparece mencionada al fi-
ción de estas emociones (el temor y la compa-
nal de la definición de la tragedia13 como el fin
sión que ciertamente son pasiones negativas
de la misma. La catarsis aparece como el efecto
natural que se sigue de aquello que por respetar
su fin propio “como un ser vivo único y entero
produce el placer que le es propio”14.
15
“Yo he puesto muchas veces el dedo en el gran error de Aristóte-
les, que creyó reconocer en dos emociones deprimentes, en el te-
rror y en la compasión, las emociones trágicas. Si tuviese razón, la
tragedia sería un arte peligroso para la vida: habría que ponerse en
11
Ibid. 51 y ss. guardia contra ella como contra un peligro público y un escándalo.
12
Esta es la traducción que hace García Yebra del término griego El arte, que es generalmente el gran estimulante de la vida, de la
πράττονταζ empleado por Aristóteles. Aristóteles, Poética, edi- embriaguez de vivir, de la voluntad de vivir, llegaría a convertirse en
ción trilingüe por Valentín García Yebra, Gredos, Madrid 1988, p. 131 un movimiento descendente peligroso para la salud como siervo
y nota 33 de García Yebra sobre el significado activo del término del pesimismo es sencillamente falso que mediante la excitación
empleado por Aristóteles. de estas emociones nos purifiquemos de ellas como parece creer
13
Aristóteles, Poética, 1449b23-28. Aristóteles”. Nietzsche, Obras completas (trad. A. Sánchez Pas-
14
Aristóteles, Poética, 1459a21-22. cual), Aguilar, Madrid, X, p. 86.
Comunicaciones - Historia de la Estética - La dimensión transformada del arte

para la vida) se lleve a cabo su purgación. Para acción— al espectador es entender que las ac-
ello sería preciso que el fin de la tragedia fuera ciones humanas tienen sentido en sí mismas
excitar estas pasiones y ya se ha señalado cómo sean cuales fueren sus consecuencias, y esto es
se insiste en la Poética en que el fin de la poesía lo que, de un modo o de otro, toda obra de arte
es la representación de hombres que actúan. plantea.
El temor del espectador ante una representa- Que el temor paraliza en el orden de la ac-
ción poética o artística no proviene de una situa- ción forma parte de la experiencia común. Por
ción pavorosa o terrible, sino que está provoca- ello el liberarse del miedo, la catarsis, es funda-
do por la incertidumbre respecto al desenlace de mental para que el espectador se convierta en
la acción. Es, sin más, el temor que provoca la autor o en actor. Pero nada de ello es posible sin
incertidumbre propia de la vida. salvaguardar la autonomía de la representación
Pero, ¿cómo se conjura o elimina ese miedo artística, su ser propio “como un ser vivo único
en la representación artística?
y entero”.
En la representación artística —a diferencia
En el momento en que las artes plásticas se
de la vida— aparecen reconciliadas la tempo-
abren a elementos procedentes de las artes escé-
ralidad en la que la acción se inscribe (todos
nicas me parece interesante dilucidar esta noción
los elementos de variabilidad y de dispersión ca-
racterísticos de una representación artística), y la de la catarsis que surge precisamente en este ám-
unidad lograda por el sentido interno de la obra bito del teatro. La conclusión que cabe extraer
de arte. Es la legalidad interna de la obra de arte de lo que aquí se ha tratado es que el espectador
—su autonomía— lo que provoca la catarsis, la solo se transforma en actor si la representación
conmoción del espectador, porque dicha auto- artística —léase, instalación, happening o per-
nomía es significativa de que el sentido de la ac- formance— no tiene como fin esta transforma-
ción (y, en consecuencia, la felicidad o la desdi- ción, porque entonces la representación artística
cha) no se encuentra en el resultado o desenlace perdería su autonomía convirtiéndose en un ins-
temporal de la acción, sino en la acción misma16. trumento de manipulación de los sentimientos
Aristóteles no piensa que la excitación del te- del espectador; de este modo solo se acrecienta
mor purifique del mismo. No tiene una noción su pasividad como espectador carente de cual-
medicinal de la catarsis. Lo que termina por li- quier capacidad de discriminación o de juicio, es
berar del miedo —del miedo a la vida o a la decir, de acción. 173
Dos soldados de la representación:
Ludwig Wittgenstein y Clement Greenberg
Carla Carmona Escalera

174
En nuestra comunicación nos ocuparemos de las verbal, indicó en la lección sobre estética inclui-
similitudes entre las aproximaciones estéticas de da en “Filosofía para matemáticos”3 y en el “Ma-
Ludwig Wittgenstein y de Clement Greenberg, nuscrito 156a” de 1932-19344 que una aproxima-
por un lado, relacionando los ejercicios de la ción válida para la investigación estética era la
estética y de la crítica de arte, y, por otro lado, reflexión sobre una obra de arte específica (y
situando a Wittgenstein dentro de la corriente no exclusivamente sobre lo que decimos sobre
formalista de la crítica de arte. esta), invitando a la estética a tomar el camino de
Wittgenstein estuvo profundamente interesa- la crítica de arte. Una vez analizados los párrafos
do por lo que sucede en la crítica de arte, pero en los que Wittgenstein exp lorase esta vía, pon-
no solo a nivel verbal, tal y como se supone ge- dremos en relación sus ideas con las del crítico
neralmente1. Aunque Wittgenstein en las Leccio- de arte americano.
nes y Conversaciones sobre estética, psicología y El estudio comparativo de las propuestas de
creencia religiosa2, su texto más conocido sobre ambos autores pondrá de relieve importantes
estética, se centrase en el análisis del lenguaje semejanzas. Tanto sus respectivas concepciones
del proceso creativo como las de la experiencia

1
Como fuera puesto de relieve por Cyril Barrett (cf. su contribución
3
a “Symposium: Wittgenstein and Problems of Objectivity in Aesthe- Se conservan las transcripciones de George Edward Moore (Philo-
tics”, British Journal of Aesthetics 7, no. 2 (abril 1967): 159). sophical Papers, Londres, Allen & Unwin, 1959, 312-15) y de Alice
2
Trad. Isidoro Reguera (Barcelona: Paidós, 1992); contrastado con Ambrose (Wittgenstein’s Lectures. Cambridge: 1932-35, Oxford,
el original: Lectures and Conversations on Aesthetics, Psychology Basil Blackwell, 1979, 34-40). Las traducciones al español no espe-
and Religous Belief, ed. Cyril Barrett, compilado de notas de Yorick cificadas son de la autora.
4
Smythies, Rush Rhees y James Taylor (1966, reimpresión, Oxford: Wittgenstein Source: Bergen Facsimile Edition, ed. Alois Pichler en
Basil Blackwell, 1983). (Ofrecemos el número de página y entre pa- colaboración con H.W. Krüger, D.C.P. Smith, T.M. Bruvik, A. Lindeb-
réntesis el número de la lección sobre estética en números roma- jerg y V. Olstad. Wittgenstein Archives at the University of Bergen,
nos y el número de párrafo en números naturales). Uni Digital.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Dos soldados de la representación: Ludwig Wittgenstein y Clement Greenberg

estética son muy similares. Pero eso no es todo: pecialmente favorable para la comprensión del
en ocasiones llegaron a usar términos semejan- carácter intransitivo de un determinado tipo de
tes, incluso idénticos, para describir lo que suce- conocimiento (como aquello que posibilita el se-
de ante la obra de arte. guimiento de una regla cuando no hay reglas
Además, descubriremos relaciones comple- explícitas para hacerlo, sino meros ejemplos de
mentarias entre sus respectivas posiciones esté- los que aprender). El austriaco propuso que la
ticas que llamarán la atención sobre la conve- forma en que practicamos el arte puede dar fe
niencia de un estudio exhaustivo de estas tanto de nuestra comprehensión y facilitarnos una ma-
para los estudiosos de la obra de Wittgenstein nera de relacionarnos con ella.
como para los de la de Greenberg. La abundante Ocupémonos ahora del rastro que dejara su
práctica de la crítica llevada a cabo por Green- interés por la crítica de arte en su filosofía. Kjell
berg puede compensar el carácter disperso de la S. Johannessen ha señalado la preocupación de
aproximación al arte de Wittgenstein, oscurecida Wittgenstein por la crítica de arte en su estudio
a su vez terriblemente por su gusto conservador. del campo de aplicación de la estética wittgens-
Es más, la articulación que hiciera Greenberg de teiniana6. El profesor noruego ha subrayado que
su visión del arte puede ser felizmente reforza- Wittgenstein se refirió con el término “estética” a
da con la ayuda de la filosofía de Wittgenstein. cuatro cosas diferentes: la filosofía del arte tradi-
Greenberg a menudo hizo uso de sus términos cional que tanto criticó, la reflexión crítica sobre
de forma imprecisa, lo que ha generado malin-
una obra de arte, la reflexión sobre el uso del
terpretaciones graves, como por ejemplo qué
lenguaje en experiencias estéticas y una ciencia
quiso decir por “representación” (y no hay me-
psicológicoempírica sobre lo bello. Nosotros nos
jor filósofo que Wittgenstein para clarificar eso).
centraremos en el segundo caso, exponiendo el
También son complementarios de otro modo. De
discurso wittgensteiniano correspondiente sir-
la misma manera que Greenberg puede rescatar
viéndonos del trabajo de Johannessen.
a Wittgenstein de su conservador y restringido
Pasemos a estudiar los parágrafos en cuestión
gusto estético, la filosofía del segundo podría
iluminar algunas obras de arte que Greenberg de la transcripción de Moore de la lección de
juzgó de una forma muy negativa. Por ejemplo, 1933. “Todo lo que la estética hace es ‘llamar tu
la noción wittgensteiniana de “uso” puede im- atención sobre una cosa’, ‘poner las cosas una
175
pugnar gran parte de la crítica de Greenberg al junto a otra’. Dijo que si, dando razones de este
trabajo de Marcel Duchamp. tipo, haces que otra persona ‘vea lo que tú ves’
Este trabajo no pretende ser exhaustivo. Nos pero todavía no le llama la atención, eso es el
limitamos a tratar solo algunos de los puntos final de la discusión”7. Dejemos a un lado el que
donde el pensamiento estético de Greenberg y el se ponga de relieve que toda explicación tiene
de Wittgenstein convergen. No pretendemos otra un final (punto central de la filosofía madura
cosa que llamar la atención sobre ciertos rasgos wittgensteiniana)8. Este párrafo hace un uso del
comunes de sus respectivas posturas estéticas. término “estética” que ha sido pasado por alto.
Wittgenstein se estaba refiriendo por estética a
** la crítica de una obra de arte. El párrafo ilumina
No somos los primeros en descubrir tras los
una aproximación al arte basada en el análisis de
escritos de Wittgenstein a un crítico de arte. Es
las características estéticas de una obra en cues-
más, uno podría entender el enfoque filosófico
tión. Wittgenstein, al parecer, fue incluso más ex-
general de Wittgenstein como el de un crítico
plícito: “Lo que la estética trata de hacer... es dar
de arte que se sirve de ejemplos a la búsque-
razones, vg. por tener esta palabra y no otra en
da de un acuerdo general, tal y como propuso
Cyril Barrett en relación a su trabajo sobre ética5.
Además, Wittgenstein consideraba la dimensión
estética de la vida humana como un campo es- 6
“Wittgenstein and the Aesthetic Domain”, en Wittgenstein, Aesthe-
tics and Philosophy, ed. Peter Lewis, Aldershot, Ashgate, 2004,
13-24.
7
Philosophical Papers, 315.
8
Esto también es el caso en ética. En palabras de Barrett: “En el me-
5
Ética y creencia religiosa en Wittgenstein, trad. Humberto Marraud jor de lo casos la ética solo puede mostrarse mediante ejemplos.
González (Madrid, Alianza, 1994), 86. Es digno de subrayar que el Si la otra persona no capta el significado del ejemplo, peor que
irlandés manifestó su deseo de ocuparse del pensamiento witt- peor. No se puede hacer más. Hablar no servirá de ayuda”, Ética y
gensteiniano mediante el proceder de un crítico de arte (Ibid., 17). creencia religiosa en Wittgenstein, 95.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

un lugar determinado de un poema, o por tener filosofía puede hacer es dejarlo todo tal y como
esta frase musical y no otra en un determinado está y ponerse a describir17: si se trata del len-
lugar de una pieza musical”9. Esto mismo indican guaje ordinario, describir ese lenguaje; si se tra-
un par de párrafos del manuscrito mencionado ta de un cuadro, decimos nosotros, lo que pasa
arriba10, en el que puso como ejemplo de ins- dentro del cuadro, el juego de lenguaje de su
trucción estética el “mostrarle a alguien el boceto creador. A la hora de explicar en qué consiste
de un maestro y cómo más tarde este lo modifi- la descripción estética, Wittgenstein nos invitaba
có”11 y afirmó que “la crítica estética de una obra a reflexionar acerca de qué ocurre cuando imi-
de arte llama nuestra atención sobre ciertos ras- tamos la manera de andar de alguien18. No se
gos. Comparando la obra con otras, describién- trata de describir cosa metafísica alguna, sino lo
dola en términos de comparaciones con otros que se ve. La explicación estética de Wittgenstein
procesos, etc., dice algo como: pon atención a apuesta por la descripción de conductas, accio-
este clímax, etc.”12. nes, reacciones, etc., ante la obra de arte19, pero
No cabe otra cosa que mostrar (teniendo en también de aquello que acontece dentro de la
cuenta la diferencia que Wittgenstein estable- obra de arte misma. La descripción permite esta-
ciera en el Tractatus logico-philosophicus13 entre blecer conexiones, y salvaguardar la falta de vi-
el decir y el mostrar) lo que se ve, llamando la sión sinóptica20 de la que a veces sufren nuestros
atención sobre determinados rasgos de una obra esquemas visuales.
de arte específica. Se trata de proceder analógi- No es gratuito que Greenberg no dejara de
camente, “poniendo una cosa junto a otra”: por insistir en que lo que él hacía era describir. Dis-
ejemplo, una figura que levanta la pierna de una tanciándose del pintor polaco Wladyslaw Str-
determinada manera frente a otra que lo hace zeminski, el crítico de arte americano diría que
de distinta forma. Este tipo de comparaciones si el anterior se movía en el terreno del deber,
son las que Wittgenstein propuso como justifica- él se quedaba con el ser. “Cuando Strzeminski
ciones o explicaciones estéticas14. No se trata de dice ‘debe’, yo digo ‘ha sido’ o ‘es’”21. Esta crítica
otra cosa que de descripciones. Tras preguntarse no se aleja de la que le hiciera a Piet Mondrian
por la posible justificación de un rasgo especí- a propósito de una exposición de Hans Hof-
fico de una obra de arte, Wittgenstein razonó: mann en la primavera de 194522. La cuestión de
176 “¿Qué razones puede dar uno de estar satisfe- si Greenberg consiguió mantenerse en la des-
cho? Las razones son descripciones detalladas. La cripción o si prescribió, no tiene en cuenta el
estética es descriptiva”15. papel que juega la persuasión en la concepción
Cabe entrar brevemente en la intrínseca rela- de la explicación estética de Greenberg. Si bien
ción entre la descripción y la concepción de la Greenberg tomó posición, no dejó de descri-
filosofía que tuviera Wittgenstein. “Toda explica- bir. Al menos, se esforzó por mantenerse en la
ción tiene que desaparecer y solo la descripción descripción, que era su ideal. Es más, propone-
ha de ocupar su lugar. (…) Los problemas se mos que el carácter aparentemente prescriptivo
resuelven no aduciendo nueva experiencia, sino de sus descripciones ha de ser entendido como
compilando lo ya conocido.”16 Lo único que la “persuasivo”. Al igual que Wittgenstein, Green-
berg no opuso descripción y persuasión. La pos-
tura de aquellos que critican a Greenberg de ser
prescriptivo nos hace pensar en aquella ocasión
9
Philosophical Papers, 314. en que Rush Rhees cuestionó si a la hora de
10
Teniendo en cuenta que el manuscrito pertenece al mismo periodo
que la lección de 1933 y la similitud de estos comentarios con pun-
tos principales de dicha lección, Johannessen sugiere la posibili-
dad de que los primeros formaran parte de las notas de Wittgens-
17
tein para la segunda (“Wittgenstein and the Aesthetic Domain”, 19). Ibid., §124.
11
MS 156a, 53-54. 18
Lecciones y conversaciones sobre estética, 111.
12 19
Ibid., 54-55. Esto lo explica muy bien Isidoro Reguera en su introducción a su
13
17.ª ed., trad. e introducción de Jacobo Muñoz e Isidoro Reguera, traducción de las Lecciones y Conversaciones sobre estética, cfr.
edición bilingüe, Madrid, Alianza, 2000. “Contra la arrogancia filosófica”, 19-24.
14 20
Los cuadernos azul y marrón, trad. Francisco Gracia Guillén, Ma- Investigaciones filosóficas, §122.
21
drid: Tecnos, 2003, 209. Yve-Alain Bois, “Les amendements de Greenberg”, Les Cahiers du
15
Wittgenstein’s Lectures: Cambridge 1932-35, 39. Musée National d’Art Moderne, n.º 45-46, 54.
22
16
Investigaciones filosóficas, trad. Alfonso García Suárez y Ulises Clement Greenberg, The Collected Essays and Criticism. Arrogant
Moulines, edición bilingüe alemán-castellano, Barcelona, Crítica, Purpose, 1945-1949, vol. 2, ed. John O’Brian, Chicago, The Univer-
2002, §109. sity of Chicago Press, 1988, 19.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Dos soldados de la representación: Ludwig Wittgenstein y Clement Greenberg

explicar qué entendía por “decadencia” Witt- vívida y exacta qué es lo que estás señalando
genstein no daba prioridad a determinados tipos y descubrir que su reacción estética intuitiva y
de uso de la palabra. Pero Wittgenstein enfatizó espontánea coincide más o menos con la tuya—”26.
que lo que estaba haciendo era describir (llamar Ese “señalar” es similar a “la llamada de atención
la atención sobre las semejanzas y diferencias sobre ciertos rasgos” a la que apuntara Wittgens-
entre una serie de cosas llamadas decadencia), tein. Uno solo puede influir el punto de vista de
que no se trataba de ninguna teoría23. Lo que otra persona llamando la atención sobre deter-
Wittgenstein dijera en relación al pensamiento, minadas cualidades de una obra de arte que el
bien podría ser una afirmación de Greenberg en interlocutor ha pasado por alto, tomemos como
relación al arte (sustitúyase “pensamiento” por ejemplo uno del propio Wittgenstein: intentar
“hacer arte”): “En cierto sentido estoy haciendo explicar por qué una puerta es demasiado alta27.
propaganda de un estilo de pensamiento y en Si no consigo convencer al otro (es decir, persua-
contra de otro. Sinceramente, el otro me produ- dirle), no cabe otra cosa que el silencio: aquí nos
ce aversión. También estoy tratando de exponer encontramos con otro punto de convergencia,
lo que pienso. Sin embargo estoy diciendo: ‘Por pues tanto Wittgenstein como Greenberg pensa-
amor de Dios, no hagan eso’”24. O bien podría ban que las discusiones estéticas tienen un final.
Greenberg haber parafraseado a Wittgenstein Consideramos preciso llamar la atención so-
apuntando al arte: lo que yo hago es cambiar bre el hecho de que el americano y el austriaco
el estilo de pensar el arte y persuadir a la gente subrayaran reiteradamente la necesidad de vol-
para que cambie su estilo de pensar el arte25. La ver una y otra vez sobre obras de arte concretas
explicación estética es descriptiva (se quiere lla- a la hora de ocuparse de cuestiones estéticas.
mar la atención sobre determinados aspectos de Wittgenstein puso de relieve que gran parte de
la obra) pero quiere persuadir al otro (se llama nuestras expresiones estéticas dependen direc-
la atención sobre esos aspectos para modificar la tamente de la obra de arte en cuestión que es
opinión del otro). Descripción y persuasión no objeto de nuestra apreciación. Fueron muchas
entran en conflicto en los términos del america- las ocasiones en la que puso como ejemplo de
no y del austriaco porque se parte de un terreno conversaciones estéticas oraciones del tipo “Tie-
de objetividad donde realmente solo se descri- nes que verlo así, esta es la intención” o “Tienes
ben ciertos rasgos de la obra que han podido que oírlo en esta clave”28, donde destacó la ex- 177
pasar inadvertidos para el otro interlocutor. posición directa de los espectadores/interlocuto-
Profundicemos por el momento en el papel res a la obra de arte. Solo cabe hablar sobre arte
que la persuasión desempeña en sus aproxima- refiriéndose al arte, discutiendo (esto es, descri-
ciones. Ambos pensadores entendieron la inves- biendo) las mismas obras de arte. Es más, tan-
tigación estética como el arte de la persuasión. to el filósofo como el crítico de arte estarían de
Si bien es cierto que Greenberg no habló en tér- acuerdo en que no hay otra forma de desarrollar
minos de “persuadir”, sino de “influenciar”, esto la suficiente competencia estética que mediante
no quita que ambos entendiesen que la opinión la contienda directa con la obra de arte indivi-
de otra persona puede ser cambiada de un modo dual y la participación en investigaciones estéti-
similar. La perspectiva de Wittgenstein quedó re- cas. Por un lado, hemos de aprender de los que
flejada en la transcripción de Moore de la lección ya saben; por otro, hemos de emplear lo que
de 1933 y en el manuscrito citados anteriormen- vamos aprendiendo. Por ejemplo, para entender
te. Prestemos atención ahora a las palabras de un poema, en el caso de que no estemos acos-
Greenberg: “Señalas lo que te gusta o no te gusta tumbrados a leer poesía, primero tendremos que
de una obra de arte y pides consenso. Y la úni- familiarizarnos con un vasto número de poemas
ca manera en que la persona con la que estás al tiempo que observamos qué tipo de cuestio-
hablando puede genuinamente estar de acuerdo nes surgen en las investigaciones estéticas sobre
contigo es mirando o leyendo —y si llega a eso, poesía. En segundo lugar tendremos que apren-
recordando de una manera lo suficientemente der qué cuestiones son las que forman parte de

26
Clement Greenberg, Homemade Esthetics. Observations on Art
23
Lecciones y Conversaciones sobre estética, 74 (I, 32-33). and Taste, New York, Oxford University Press, 1999, 16.
27
24
Ibid., 97 (III, 37). Ibid., 88-90 (II, 10-15).
25
Ibid., 98 (III, 40). El subrayado es nuestro. 28
Investigaciones filosóficas, 465 (el subrayado es nuestro).
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

las discusiones sobre la poesía del autor del poe- y de desaprobación, tampoco consideraba que
ma en cuestión y enfrentarnos a su obra, para el juicio estético fuese un veredicto ordinario. Lo
lo que tendremos que proceder analógicamente, que mejor expresa nuestra reacción ante la obra
comparando unos poemas con otros (también de arte no es una palabra en concreto, sino un
habrá que establecer comparaciones con la obra gesto o una expresión facial. Una posible res-
de otros poetas). Finalmente deberemos desarro- puesta a un poema es la lectura continuada31, o
llar la capacidad de aplicar los contenidos apren- en el caso de una prenda de vestir, el ponérsela
didos practicando (mediante ensayo-error, con la una y otra vez32. El esfuerzo de Wittgenstein por
esperanza de que los que ya son competentes en poner en evidencia el mínimo uso de adjetivos
el campo nos corrijan)29. como bello o agradable en nuestras prolifera-
La partida de y el regreso constante a la obra ciones estéticas entiende el juicio estético como
de arte están en estrecha relación con la com- un acto de evaluación donde de algo se dice
prensión compartida por ambos autores de la que es correcto o no33. El tipo de expresiones
estética como un acto de continua evaluación, (como, por ejemplo, “tener sentido”34) y de adje-
donde uno solo puede moverse mediante com- tivos que el filósofo propuso (coherente/incohe-
paraciones y ejemplos. El americano puso de re- rente, preciso/impreciso) concuerdan con lo que
lieve la imposibilidad de la experiencia estética implica evaluar. Aunque Wittgenstein no utilizó
sin el acto de evaluación30. A este ejercicio se el término “appraise”, se sirvió de un sinónimo
refirió mediante los verbos evaluar (“evaluate”), muy cercano, “appreciate”. Siendo consecuente
juzgar (“judge”) y apreciar (“appraise”), y lo defi- con su filosofía, Wittgenstein no dio una defi-
nió como la acción de sopesar (“weigh”), medir nición de lo que quería decir por apreciar, sino
(“measure”), calificar (“grade”), indicando que ejemplos concretos. De un hombre que ante un
esto debía entenderse desde la comparación. sastre tiene que elegir entre un número infinito
Defendió que no se trata de dar un veredicto de estampados y se pronuncia sobre ellos dice
simplón, sino de medir y de apreciar. Aunque que lo que lo convierte en un “appreciator” es
Wittgenstein hablase en términos de aprobación su manera de elegir, de seleccionar, pero no lo
que dice35. El “apreciar” de Wittgenstein tiene
que ser entendido en sentido fuerte. Considere-
178 mos el ejemplo de un occidental que dice que
29
Lo mismo sucede cuando hemos de aprender a reconocer un entiende una túnica de una tradición negra. Que
cuadro de un determinado estilo pictórico. Johannessen pone el diga que le parece encantadora no vale. Apreciar
ejemplo de un cuadro manierista (“Rule Following, Intransitive Un-
dicha túnica sería querer hacerse una y llevarla a
derstanding and Tacit Knowledge (An Investigation of the Wittgens-
teinian Concept of Practice as regards Tacit Knowing)”, Daimon 2, menudo36, al igual que la aprobación de un traje
1990, 163-164). Primero habremos de ver cuantos más cuadros diseñado por tu sastre se muestra usándolo tanto
manieristas mejor. Después, debemos guiarnos por expertos para como te sea posible37.
saber cuáles son sus características esenciales. Finalmente ten-
Greenberg destacó el carácter inmediato y di-
dremos que participar en investigaciones estéticas sobre manieris-
mo hasta conseguir aplicar los conceptos aprendidos adecuada- recto de la evaluación estética. Lejos de ser algo
mente. Algo similar tiene lugar cuando se trata de reconocer una a lo que se llega intencionadamente o por medio
obra de un pintor en concreto. Esto es particularmente interesante de la razón, es reflexiva, automática e involunta-
cuando tenemos que distinguir una copia de un original. Como
ria. A este inmediatez contribuye el carácter ne-
Giovanni Morelli propuso en relación a Botticelli, se trata de ver
parecidos (poner atención a los detalles comunes al conjunto de la cesario del juicio estético. Greenberg considera-
obra) entre obras del mismo artista. Y a esos parecidos se les debe
atribuir significado (de ahí la diferencia entre visión física y visión
mental establecida por Morelli: solo la segunda atribuye significado
a dichos parecidos, cfr. Italian Painters: Critical Studies of their Wor-
31
ks, trad. Constance Jocelyn Ffoulkes, 2 vols. (Londres: John Mu- Lecciones y conversaciones sobre estética, 67 (I, 12).
rray, 1900, 1: 35). Tilghman, sirviéndose de las investigaciones de 32
Ibid., 68 (I, 13).
33
Morelli y Roger Fry, explica muy bien qué quiso decir Wittgenstein Ibid., 66 (I, 8). Ahora bien, para Wittgenstein hay obras de arte don-
por parecido y cuán útil es para la historia del arte –y para el arte y de no tiene cabida la cuestión de la gradación. De una sinfonía de
la filosofía también– (cfr. Pero, ¿es esto arte?, trad. Salvador Rubio Beethoven, afirmó, no tiene sentido decir que es correcta. De lo
Marco, Valencia, Universidad de Valencia, 2005, 132-135, 195-198). tremendo en el arte no se puede hablar en términos de aprecia-
Por ejemplo, Fry sugirió que ver parecidos entre Cézanne, por un ción o de evaluación porque la impresión que tiene en nosotros es
lado, y Giotto y el Renacimiento temprano por otro, puede facilitar- devastadora (Ibid., 71 [I, 23]).
34
nos una apreciación diferente del postimpresionismo. Ibid., 67 (I, 12)
35
30
“Simplemente no hay forma de separar la intuición estética de la Ibid., 70 (I, 19).
36
evaluación; no puede ser imaginada o pensada sin eso” (Home- Ibid., 72-73 (I, 28).
37
made esthetics, 7). Ibid., 68 (I, 13).
Comunicaciones - Historia de la Estética - Dos soldados de la representación: Ludwig Wittgenstein y Clement Greenberg

ba que el juicio estético es recibido, que te viene términos de medida43. Ambos autores barajaron
dado por el objeto, lo que te permite entregarte una serie de términos que no siempre distinguie-
a él sin tapujos o mediaciones. Es un grupo de ron y que prácticamente usaron por igual. Cabe
afectos, consiste en que algo te guste más o me- llamar la atención sobre sus usos respectivos del
nos, o en que algo no te guste más o menos38. El par artístico-estético. Fueron muchas las ocasio-
objeto estético nos satisface o no. Wittgenstein nes en las que el Wittgenstein joven hizo un uso
también recurrió a la satisfacción para explicar indiscriminado de esos términos44. Estamos de
qué ocurre en la experiencia estética. Desde el acuerdo con Isidoro Reguera en que debió en-
punto de vista del austriaco, la explicación estéti- tenderlos como conceptos semejantes si los
ca que funciona “hace click”, y cuando algo hace usó de esa manera, precisamente porque la ex-
click, explicó, es porque nos satisface39. Tenien- periencia estética está a la base del arte45. Esto
do esto en cuenta, la explicación estética, al igual
precisamente afirmaría Greenberg, igualando lo
que el juicio estético, no es mediata. Wittgenstein
estético y lo artístico: “El arte no puede ser se-
se preocupó de perfilar qué es una explicación
parado definitivamente de la experiencia estética
estética. Insistió en que no era una cosa sencilla,
en general. Todo lo que se diga de lo último
pero tampoco una explicación causal. No tiene
sentido dar una explicación atractiva del tipo puede ser también dicho de la experiencia del
“esto realmente es solo esto”40. “Hay un ‘¿Por qué?’ arte. (…) La noción de arte (…) no depende de
del desagrado estético pero no una causa de un hacer habilidoso (como pensaban los anti-
él”41. La explicación estética es correcta porque guos), sino del acto de distanciamiento mental:
nos satisface. Es similar a encontrar la palabra el arte implica (…) un cambio de actitud hacia
correcta para comunicar algo. Cuando se nos algo que percibes o examinas”46.
ocurre, tenemos la certeza de que esa era la pa- Hemos de retomar una de las nociones im-
labra que buscábamos42. Ese grado de satisfac- portantes que han aparecido en segundo plano
ción es el que desea la explicación estética. Ante en el discurso: la objetividad. Wittgenstein no re-
un cuadro de Egon Schiele que nos desagrada, nunció a la objetividad, de ahí que se esforzara
nosotros podemos afirmar, por ejemplo, que un en separar la explicación estética de la psicológi-
revoltijo de ropa está demasiado alto (de modo ca. Si bien a la hora de analizar lo que sucede a
que no logra ofrecer un contexto a la figura), nivel verbal ante la obra de arte se ocupó de la 179
comparándolo con otros de otras composiciones reacción del espectador, se ha llamado la aten-
que al estar en el lugar adecuado hacen click ción sobre aquellas ocasiones en las que puso
por sí mismos. Sin embargo, no es posible in- de relieve la necesidad de enfocar eso de la obra
dicar dónde habría que colocar el elemento en de arte que nos impresiona. Como Barrett ha se-
cuestión que chirría. Hay que limitarse a mostrar ñalado, los rompecabezas estéticos son objetivos
qué es lo que chirría poniéndolo en relación al en tanto se deben a la obra de arte47. Evidente-
programa de Schiele, a las reglas de su juego de mente, el aspecto subjetivo está ahí: la obra nos
lenguaje. No cabe otra cosa que decir: “¡Dema- impresiona a nosotros. De ahí la distinción witt-
siado alto!”.
gensteiniana entre una reacción dirigida y una
Puede resultar confuso que Wittgenstein ge-
reacción fisiológica. Nuestras reacciones estéticas
neralmente hablase de “juicio estético”, pero que
Greenberg insistiera en el término “intuición es-
tética”. Para el segundo es en la intuición estética
donde medimos, sopesamos, comparamos. De
43
Homemade Esthetics, 88.
todas formas, lo que ambos quisieran decir está 44
Por poner un ejemplo, en la siguiente entrada de diario, comienza
más cerca de lo que parece, de ahí que Green- con lo estético, pasa por lo artístico y termina en el arte: “El milagro
berg insistiera en la necesidad del pronuncia- estético es la existencia del mundo. Que exista lo que existe. ¿Es la
miento, de ese veredicto que siempre lo es en esencia del modo de contemplación artístico contemplar el mundo
con ojo feliz? Seria es la vida, alegre el arte.” Diario filosófico 1914-
1916, trad. Jacobo Muñoz e Isidoro Reguera, Barcelona, Ariel, 1982,
20.10.16.
45
El feliz absurdo de la ética (El Wittgenstein místico), Madrid, Tec-
38
Homemade Esthetics, 7. nos, 1994, 145.
39
Lecciones y conversaciones sobre estética, 86 (III, 4). 46
Homemade Esthetics, 198.
40
Ibid., 93 (III, 22). 47
El irlandés se centró en el problema de la objetividad en la estéti-
41
Ibid., 80 (II, 19). ca wittgensteiniana en “Symposium: Wittgenstein and Problems of
42
Ibid., 84 (II, 37). Objectivity in Aesthetics”, 158-163.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

están dirigidas48, apuntan a algo (no es gratuito decir, en el acto de distanciamiento intelectual),
que el verbo “pointing towards” también fuera también lo consideró arte56.
muy usado por el crítico de arte americano), pero Recordemos la importancia que otorgara el
no pueden ser explicadas causalmente (como un austriaco a la toma de distancia. Wittgenstein
dolor de estómago). Si una puerta de un edificio definió el arte en el diario que llevó durante la
nos parece demasiado alta, eso no significa que si Primera Guerra Mundial como “el objeto visto
la bajamos nuestro desagrado cese49. La explica- sub specie aeternitatis”, lo que consiste en ver
ción estética toma la forma de una crítica, como un objeto con el espacio y el tiempo, pero no
la expresión de desagrado50, pero no de una en el espacio y el tiempo (tal y como sucede
predicción (como la explicación psicológica)51. en nuestro modo cotidiano de relacionarnos con
Greenberg explicitó que el grado de objetivi- las cosas). A renglón siguiente, el filósofo afirmó
dad de la obra dependía del grado de la toma de que “la buena vida es el mundo visto sub specie
distancia: “Cuanto mayor —o más puro— el dis- aeternitatis”, estableciendo la conexión entre arte
tanciamiento, más estricto, es decir, más preciso, y ética en la perspectiva de la eternidad ofrecida
se vuelve tu gusto o tu razonamiento”52. El crítico por ambas57. Dicha perspectiva implica un cam-
de arte vinculó este distanciamiento a la supera- bio de actitud. La ética cambia el mundo en la
ción del propio ego: “Cuanto más se desarrolla medida en que transforma nuestra actitud hacia
el sentido del gusto, más impersonal se vuelve él. Consiste en ver el mundo de otro modo, en
uno”53. El hecho de que el artista y el especta- concreto, como un todo limitado58. De la misma
dor coincidan acerca de un acierto del primero forma, nuestra actitud hacia la obra de arte, con-
depende de que ambos hayan tomado la distan- templativa y desinteresada, puede iluminar cómo
debemos enfrentarnos al mundo si queremos ser
cia requerida. Se trata de “mantener la distancia
felices. Por un lado, el mundo de los hechos;
estética” en ambos lados: es decir, “permitir que
por otro, el del valor. En el reino de los hechos
la intuición estética lo decida todo”54. Esto tenía
no cabe distinción alguna, pues un objeto en-
que hacerlo tanto el espectador como el artis-
tre el mundo de los objetos es tan insignificante
ta55. La postura de Greenberg puede ayudarnos
como el resto de los objetos59. Como los hechos
a comprender las implicaciones de las conside-
son indiferentes, esto es, carecen de valor, no se
raciones sobre estética de Wittgenstein. Green-
puede tener preferencia por ninguno60. Un re-
180 berg citaba a Schopenhauer para explicar la dis- conocimiento de este mundo de equivalencias
tancia estética. Ha sido estudiada la influencia es precisamente lo descubierto por Greenberg
de Schopenhauer en el pensamiento del primer en aquello que llamó “all-over”: “Lo repetitivo,
Wittgenstein. Probablemente esto junto a la lec- tal vez responda a la idea de que todas las dis-
tura de Tolstoi le llevó a transformar el Tractatus tinciones jerárquicas han quedado literalmente
hasta el punto de que le resultara ininteligible a exhaustas e invalidadas; de que ningún área u
alguien como Bertrand Russell. El crítico de arte orden de experiencia es intrínsecamente supe-
dio tal importancia a la toma de distancia que rior, en cualquier escala de valores definitiva, a
distinguió entre arte formalizado (al que se refi- cualquier otro campo u orden de experiencia”61.
rió como “formalized art” o “art put on record”) No es de extrañar, por tanto, su fascinación por
y arte no-formalizado (“unformalized art”), pues Jackson Pollock.
al segundo, el arte que sin ser llevado a cabo De las implicaciones de la ética de Wittgens-
se queda en la mera concepción intelectual (es tein en el ámbito de la creación artística nos
hemos ocupado en otro lugar, por lo que nos
limitaremos a exponer brevemente sus conse-
cuencias para nuestro discurso62. Normalmente,
48
Lecciones y conversaciones sobre estética, 79-80 (II, 18). Esta es
otra de las importantes coincidencias de vocabulario: Greenberg
diría que el gusto es una cuestión de atención dirigida y desarrolla-
da (Homemade Esthetics, 167). 56
Ibid., 5.
49
Lecciones y conversaciones sobre estética, 78-79 (II, 10-15). 57
Diario filosófico, 7.10.16.
50
Ibid., 80 (II, 19). 58
Tractatus, 6.45.
51
Cfr. “Symposium: Wittgenstein and Problems of Objectivity in Aes- 59
Diario filosófico, 8.10.16.
thetics”, 161. 60
Tractatus, 6.43.
52
Homemade Esthetics, 17. 61
Homemade Esthetics, 148.
53
Ibid., 111. 61 “Implicaciones de la ética de Wittgenstein en la concepción de la

54
Ibid., 43. creación artística. ¿Ego o representación?”, que se ha publicado en
55
Ibid., 18. la Revista de Estudios Culturales, La Torre del Virrey, diciembre de 2010.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Dos soldados de la representación: Ludwig Wittgenstein y Clement Greenberg

nos quedamos con el punto de vista del espec- tiene otra cosa que comunicar que a sí misma66.
tador cuando reflexionamos acerca del distancia- Bastante próximo a esta postura se encontraba
miento estético. Este no fue el caso de Greenberg, Greenberg cuando apuntando la autonomía del
quien exigió a espectadores y creadores el cam- arte propuso que el arte ha de servir a la huma-
bio de perspectiva de forma reiterada (probable- nidad en sus propios términos67.
mente influido por sus incursiones prácticas en Sin embargo, el arte expresa un sentimiento.
el arte). El modo de mirar del artista ha de verse Pero lo hace de una forma muy peculiar. La obra
reflejado en su modo de hacer. En su modo de de arte es un “sentimiento-expresión” o una “ex-
mostrar. Pues es la obra de arte la que muestra presión sentida”68. La clave está en la relación en-
una vía alternativa a nuestro modo ordinario de tre contenido (lo expresado) y representación (la
enfrentarnos al mundo. Para ello no todo decir manera de expresar lo expresado), llave a su vez
es válido. El artista también ha de ser silencioso. de la toma de distancia. Ambos autores entendie-
Para crear una obra de arte silenciosa, la voluntad ron contenido y representación como dos caras
del artista ha de coincidir con la totalidad de los de la misma moneda, esto implica que aquellos
hechos. De otro modo, su voluntad puede interferir que argumentaron que Greenberg estaba inte-
con la representación. resado solo por la forma lo malinterpretaron,
Al artista que interfiere a conciencia en la re- como el propio crítico de arte puso de relieve
presentación, Greenberg lo denominó “cínico”63. en el debate organizo por Thierry De Duve en
El artista cínico es aquel que tiene una relación Otawa69. Ahora bien: contenido y representación
asimétrica con el espectador, dado que quiere coinciden si y solo si el artista renuncia a su ego
manipular la experiencia estética del segundo (lo que no imposibilita el genio, que está verda-
mientras él mismo se abstiene de implicarse deramente presente en la obra de arte cuando la
verdaderamente en la toma de distancia. Ahora toma de distancia tiene lugar). Por otro lado, esto
bien, esto no siempre implica el cinismo. Hay ar- precisamente es lo que posibilita la objetividad
tistas que no pueden evitar la intervención dado en el arte. Ambos pensadores coincidieron en
que se encuentran demasiado involucrados en que podemos discutir porque nos movemos en
aquello que tratan de comunicar. La opinión de una campo de objetividad propiciado por la obra
Wittgenstein sobre el tipo de interpretación mu- de arte. Es la obra la que chirría o hace click. De
sical de su hermano Paul manifiesta que el filó- ahí que partir de la obra de arte y volver a ella 181
sofo creía que a la hora de la creación artística una y otra vez sea indispensable.
había que dejar el ego detrás64. La creación ha Fueron muchas las reflexiones de Greenberg
de disfrutar de la mayor libertad posible. Al igual sobre la representación. Igual que no es suficien-
que la obra, la experiencia estética es un fin en te pintar una fosa inmensa, porque hay que dar
sí mismo. No es un medio para llegar a nada. La cuenta de las proporciones, tampoco podría otro
última pregunta acerca de un lienzo siempre tie- que Newman concebir un Newman. Porque para
ne que ser, “¿pero es bueno como pintura?”, sea pintar como Newman hay que lidiar con el me-
lo que sea lo representado65. (Y, como veremos, dio como lo hizo él: preocuparse por el color,
si es bueno como pintura es porque cumple los los intervalos y las proporciones y relaciones de
requisitos de contenido.) Wittgenstein no podía es- estos. Greenberg afirmo que Newman tenía la
tar más de acuerdo con esto. Recordemos aque- concepción (“conception”) en la cabeza70. ¿Qué
llo que dijera acerca de que la obra de arte no es concebir? Dar forma. Ocuparse de la repre-
sentación.
Hubo lugares en los que Greenberg dejó
claro que lo que tenía en mente cuando habla-
63
Homemade Esthetics, 44-5. ba de “representación” se acercaba al concepto
64
“En una ocasión, Ludwig trató de exponer su punto de vista en el
Volksgarten Café de Burgring. Empezó, con el mayor tacto posible,
comparando la interpretación al piano de Paul con la actuación
de un buen actor que considera que el texto de una obra es un
66
trampolín desde el que puede manifestar al público aspectos de MS 134 106: 5.4.1947.
su propia personalidad, y a continuación reconocií que las inter- 67
Homemade Esthetics, 65.
pretaciones de Paul se malograban (al menos para él) por la intro- 68
MS 134 106: 5.4.1947.
69 Clement Greenberg, “Debate abierto con Clement Greenberg”, en
ducción en la música de demasiado ego”, Alexander Waugh, La
familia Wittgenstein, trad. Gerardo Päez Irrací, Barcelona, Lumen, Thierry De Duve, Clement Greenbergentre líneas, trad. Pilar Vázquez,
2009, 87. La Laguna, Acto Ediciones, 2005, 129.
65
Homemade Esthetics, 128. 70
Ibid., 133.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

wittgensteiniano. “El proceso de aprender a ver crucifixión de Tintoretto en Venecia76. Es más, si


pintura o escultura es un proceso de desarrollo Greenberg nunca habló del contenido de las
de una cierta inocencia del ojo de modo que obras de arte fue porque consideraba que es
vea representaciones (…) se ven las represen- inefable. Llegó a hacer referencia a la postura
taciones por sí mismas y no porque se trata de de Suzanne Langer, a la que, por otro lado, no
una representación de una chica guapa o de un apreciaba demasiado. Para llegar al contenido, lo
chico mono”71. El significado de lo representa- que había que hacer desde el punto de vista de
do, el contenido, no tiene nada que ver con lo Greenberg era preocuparse de que “el arte sea
representado. Greenberg intentó advertir de la lo bastante bueno, y entonces seguro que tendrá
confusión entre lo atractivo de lo representado y contenido. El hecho de que las palabras no pue-
la cualidad de la representación misma. El crítico dan apresar el contenido no tiene importancia,
no es el tema, el tema es diferente del conte-
de arte describió detalladamente a nivel formal
nido; una obra de arte no puede estar lograda
las características de los últimos retratos de Rem-
sin contenido”77. Por todo esto no podemos estar
brandt para poner de relieve la intrínseca rela-
de acuerdo con quienes afirman que el forma-
ción entre contenido y forma, tras afirmar que
lismo de Greenberg era restringido, interesado
“lo realmente importante es que el significado esencialmente por la morfología78. Se centró en
—distinto de lo atractivo— de lo que es repre- la morfología porque consideraba imposible (y
sentado es verdaderamente inseparable de la probablemente sin sentido) ocuparse del conte-
representación misma”72. Cuánta similitud guar- nido.
dan estas palabras con aquellas que Wittgenstein El joven Wittgenstein estaba abiertamente de
escribiera a Engelmann: “Y es así: si uno no se acuerdo con la inefabilidad del contenido de
empeña en expresar lo inexpresable no se pier- toda obra de arte. Nosotros creemos que esto
de nada. ¡Porque lo inexpresable está contenido también es cierto de su filosofía madura, como
—inexpresablemente— en lo expresado!”73. muestran varios escritos del Nachlass sacados a
Para Greenberg, la experiencia estética se tra- la luz recientemente. Pensemos en el animal sal-
duce en términos de contenido y forma, y estos, vaje que Wittgenstein echase en falta en la casa
se transformaban el uno en el otro, en el momen- que construyera para su hermana Margaret Ston-
182 to en que la mente discursiva trataba de atrapar borough79. ¿Hay algo más inefable que la anima-
uno de ellos por separado74. Prestemos atención lidad? ¿O terrible? Recordemos las elegías de Ril-
a los términos en los que Greenberg habló de la ke. El hecho de que Wittgenstein no se ocupara
autonomía del arte: “El arte es autónomo; (…) del arte (o de la ética) en los últimos años de
pero esto no lo separa de la sociedad o de la his- su vida no debe confundirnos. Su silencio sobre
toria. Lo que su autonomía significa es que sirve la esfera del valor es coherente con su prime-
a la humanidad en sus propios términos (…). ra filosofía, como han defendido muchos de los
El arte puede proporcionar también otras cosas, grandes estudiosos de su obra. Por ejemplo, en
pero si lo hace a expensas del valor estético, pri- una anotación de alrededor del año 40 se refirió
a Shakespeare en términos de decir y de mos-
va a la humanidad de lo que sólo puede ofrecer
trar, atribuyendo su idea a sus conversaciones
el arte”75. Además, Greenberg insistió en que si
con Engelmann80. Con Engelmann fue precisa-
una obra de arte funciona es gracias al conteni-
mente con quien habló sobre la expresión de lo
do: “cuando la forma funciona es que tiene todo
inexpresable en Uhland. Otra anotación del 47
el contenido necesario”, lo que a continuación vuelve a poner de relieve su tendencia a usar el
le llevó a comparar un buen Mondrian con la verbo “zeigen” para referirse a la acción propia
del arte81. Si Wittgenstein no seguía pensando el

71
Homemade Esthetics, 152-3.
72
Clement Greenberg, The Collected Essays and Criticism. Moder- 76
“Un debate público con Clement Greenberg”, 126.
nism with a Vengeance, 1957-1969, vol. 4, de. John O’Brian, Chica- 77
Ibid., 126.
go, University of Chicago Press, 1995, 78. 78
Bois, Yve-Alain; Buchloh, Benjamin H. D.; Foster, Hal; Krauss, Ro-
73
Wittgenstein y Engelmann, Cartas, encuentros, recuerdos, ed. Ilse salind, Art since 1900 modernism antimodernism postmodernism,
Somavilla con la colaboración de Brian McGuinness, trad. Isidoro Londres, Thames & Hudson, 2004, 33.
Reguera, Valencia, Pre-Textos, 2009, 38. 79
MS 122 175 c: 10.1.1940.
74
Homemade Esthetics, 70-1. 80
MS 162b 61r: 1939-1940.
75
Ibid., 65. 81
MS 134 27: 10. -15.3.1947.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Dos soldados de la representación: Ludwig Wittgenstein y Clement Greenberg

arte por aquel entonces en los mismos términos reciendo la comprensión evitaban errores y fija-
que en su primera etapa, ¿por qué utilizar unos ban en la memoria del alumno la información,
términos marcados por el contenido del Tracta- por otro. Fijémonos en los términos en los que
tus? explicaba por qué había optado por colocar el ar-
Explicaremos brevemente lo que quisiera de- tículo delante de los nombres: “porque el artícu-
cir Wittgenstein por representación. Se trata de lo hace resaltar el nombre como tal. El artículo
la organización, de la manera de disponer la puesto detrás facilita el que el alumno lo pase
obra. Fijémonos en lo que dijera a propósito del por alto, o que lo relacione erróneamente con la
psicoanálisis freudiano. “Lo que Freud dice del palabra que sigue. La claridad de la columna no
subconsciente suena como una ciencia, pero de tiene por qué haber sufrido con esta nueva dis-
hecho es solo un modo de representación. (…) posición”85. Verdaderamente el proceder de Witt-
La disposición de los elementos en un sueño, genstein fue estético: quería llamar la atención
por ejemplo, un sombrero (que podría significar sobre ciertos rasgos (del lenguaje). Si bien todo
cualquier cosa) es una disposición de símiles. puede ser formulado de diferentes formas, hay
Como en la estética, las cosas se ponen una jun- que tener en cuenta que nuestra elección puede
to a otra con el fin de poner de manifiesto ciertos atrapar o dejar indiferente al otro: “Si explicamos
rasgos”82. La representación es la forma de mos- el entorno de la expresión, vemos que el asunto
trar. Wittgenstein estuvo continuamente barajan- podría haberse expresado de modo completa-
do diferentes formas de mostrar para conseguir mente diferente. Puedo formularlo de modo que
comunicar con claridad hasta qué punto somos pierda su encanto para un gran número de per-
prisioneros de nuestros propios esquemas men- sonas y, por supuesto, para mí”86.
tales. Precisamente fue la búsqueda de formas No debemos dejar atrás el concepto de regla
alternativas de mostrar a las usuales lo que lleva- wittgensteiniano. Ni el de juego de lenguaje. Ga-
se a Wittgenstein a la invención de sus famosas rry Hagberg desarrolló su aplicación al campo
funciones veritativas. La misma búsqueda esta- de arte en Meaning and Interpretation, donde
ba a la base de su esfuerzo cuando voluntaria- estudia que las principales características de los
mente se puso a trabajar en su Wörterbuch für juegos de lenguaje se encuentran también en es-
Volksschulen83 con el fin de conseguir mejorar
tilos artísticos determinados, ya sea en el progra-
la ortografía de sus alumnos. En el magnífico 183
ma artístico de Paul Cézanne o en el de Anton
prefacio que acompañaba al diccionario para
Webern87. La pintura de Cézanne determina su
convencer a las autoridades de su conveniencia
propio campo de movimientos posibles. Dicho
para el alumnado de la educación primaria, Witt-
campo nos permite distinguir una obra del fran-
genstein hizo hincapié en la enorme dificultad
cés de una copia o de la de otro artista. Por tan-
de las cuestiones en torno a la disposición de las
to, los límites de los lenguajes artísticos también
palabras. ¿A qué punto de vista dar prioridad?: “La
están determinados desde dentro. Lo mismo po-
disposición de las palabras está gobernada por
dría decirse del caso del músico. En un juego de
diferentes puntos de vista, siendo su justificación
lenguaje hay movimientos que son posibles y
difícil de ponderar. Algunos quizás recomenda-
rían el principio de ordenación alfabética como otros que no. Esta diferencia define el ámbito de
único principio rector (…). Pero el orden alfa- lo expresable. Al igual que no se puede mover la
bético puro, que inserta palabras heterogéneas torre de ajedrez diagonalmente porque las reglas
entre las que están estrechamente emparentadas, del juego no lo permiten, no tiene sentido la ter-
exige demasiado, según mi opinión, del poder cera dimensión en la disposición vertical de los
de abstracción del niño”84. Wittgenstein apostó paisajes maduros de la pintura de Egon Schiele.
por aquellas formas que facilitaban y agilizaban Hay límites pragmáticos intrínsecos a todo len-
el uso del diccionario, por un lado, y que favo- guaje artístico.
De límites habló Greenberg en relación al fac-
tor sorpresa característico de toda obra de arte.

82
Wittgenstein’s Lectures: Cambridge 1932-35, 40.
83
Ludwig Wittgenstein, Viena, Hölder-Pichler-Tempsky, 1926.
85
84
Ludwig Wittgenstein, “Prefacio al diccionario para las escuelas pri- Ibid., 43.
marias”, en Ocasiones filosóficas 1912- 1951, ed. James C. Klagge 86
Lecciones y conversaciones, 98 (III, 39).
y Alfred Nordmann, trad. Ángel García Rodríguez, 37-43, Madrid, 87
Meaning and Interpretation: Wittgenstein, Henry James and Lite-
Cátedra, 1993, 41. rary Knowledge, Ithaca, Cornell University Press, 1994, 9-44.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Greenberg estableció una relación entre el grado dio y a unas formas generalmente reconocidos
de sorpresa y de satisfacción del arte88. (A esta como artísticos.
sorpresa Wittgenstein se refirió en términos de La llamada de atención sobre los límites por
perplejidad. El arte nos deja perplejos o descon- parte del americano con vistas a encontrar un
certados.) El americano habló de la necesidad término medio entre innovación y convención
del riesgo en el arte. Aunque el factor sorpresa apunta al concepto de práctica wittgensteiniano.
hace difícil que nos guste el nuevo arte, tam- Hay que innovar, pero dentro de unos límites
bién puede satisfacernos. Una obra de arte im- sujetos a la convención. Incluso cuando se trans-
plica riesgo y sorpresa dentro de unos límites89. grede la convención esta guía el impulso inno-
No vale solo con la sorpresa. No es suficiente vador. Wittgenstein puso de relieve que una de
con cavar una fosa inmensa y llamarla arte. Uno las características de la práctica es la convención.
tiene que preocuparse por las características de Esto ha sido estudiado pormenorizadamente por
la fosa, por ejemplo, sus proporciones90. Esto Johannessen. El arte, como toda práctica, es cos-
se puede entender mejor desde el concepto de tumbre y técnica94. En tanto costumbre, es un es-
“juego de lenguaje” witggensteiniano. Todo jue- pacio de actividad compartido por una comuni-
go de lenguaje tiene sus propios límites. Y esto dad cultural con un determinado gusto cultural,
está en relación con la disyunción planteada an- memoria colectiva e historia en común. El arte
teriormente entre ego o representación. Cuando está tejido socialmente: nuestra comprensión es-
un artista, por las razones que sea, interfiere en tética depende de nuestros conceptos, constitui-
la representación, se adentra en el terreno de dos por las prácticas que los incluyen, siendo es-
lo indecible. Para evitarlo es necesario ser con- tas parte del conjunto de prácticas establecidas y
secuente con el medio en que se trabaja. Lo único ejecutadas por una cultura en un determinado
que cabe hacer es extender y desarrollar sus momento histórico. Al mismo tiempo, el arte es
posibilidades. una técnica mediante la que nos enfrentamos a
Greenberg llamó la atención sobre el medio la realidad de una determinada manera. Es decir,
una y otra vez. Destacó la preocupación por el el arte es un modo de representación95. Ambos
medio de aquellos pintores que admiraba: “Picas- aspectos están ligados por el uso que se hace de
so, Braque, Mondrian, Miró, Kandinsky, Brancu- una determinada regla: mediante el uso estable-
184 si, y hasta Klee, Matisse y Cézanne tienen como cido por la forma de vida de una determinada
fuente principal de inspiración el medio en que cultura representamos lo que nos rodea, vincu-
trabajan”91. Y criticó a aquellos que no lo hacían: lando lenguaje y mundo. En palabras de Tore
“El surrealismo es, dentro de las artes plásticas, Nordenstam, “nuestro mundo es un mundo de
una tendencia reaccionaria que intenta restaurar prácticas. Puede decirse que nuestras prácticas
el sujeto ‘exterior’. La principal preocupación de constituyen los límites de nuestro mundo”96. De
un pintor como Dalí es representar los procesos esta forma, la práctica artística es una manera de
y conceptos de su consciencia, y no los proce- ver el mundo que implica unos límites de lo que
sos de su medio”92. Hemos visto que Greenberg nos resulta inteligible.
planteaba tácitamente la pregunta por el medio También sería conveniente comparar la opi-
incluso en relación a fosas inmensas. Sobre la nión de Wittgenstein de que una obra de arte no
necesidad de este tipo de enfoque ha llamado puede ser parafraseada con la de Greenberg de
recientemente la atención Rosalind Krauss93. El que es imposible agotar todas las posibilidades
problema de Greenberg, precisamente, fue no de una obra de arte con una descripción. Toda
saber reconocerle un medio a Duchamp, y res- descripción de una obra será siempre tentativa
tringir el concepto de arte formalizado a un me- para ambos autores. Greenberg afirmaría que “la
obra de arte elude el discurso”97. Greenberg pen-

88
Homemade Esthetics, 118-119.
94
89
Ibid., 134. Johannessen explica detalladamente estos dos aspectos de la
90
Ibid., 133. práctica y su conexión en “Art and Aesthetic Praxis”, 83-85.
91
Clement Greenberg, “Vanguardia y Kitsch”, 15, en Arte y Cultura. 95
El vínculo con el concepto de Panofsky de “forma simbólica” es
Ensayos críticos, Barcelona, Gustavo Gili, 1979. evidente.
96
92
Ibid., 15, nota a pie n.º 2. “Intention in Art”, en Wittgenstein: Aesthetics and Transcendental
93
Bois, Yve-Alain; Buchloh, Benjamin H. D.; Foster, Hal; Krauss, Ro- Philosophy, ed. Kjell S. Johannessen y Tore Nordenstam, 127-135,
salind, Art since 1900 modernism antimodernism postmodernism, Viena, Hölder-Pichler-Temsky, 1981, 130.
97
Londres, Thames & Hudson, 2004, 674. Homemade Esthetics, 88.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Dos soldados de la representación: Ludwig Wittgenstein y Clement Greenberg

saba que una obra de arte es mucho más com- búsqueda de objetividad del artista tenía que es-
pleja de lo que él mismo pueda hablar o escribir tar directamente vinculada a su integridad. Uno
sobre ella, pues ningún tipo de discurso puede debía componer con vistas a la propia expresión.
agotar las posibilidades de la obra98. Recordemos Esto implicaba desarrollar una relación personal
que Wittgenstein sentenció que es difícil decir con el medio artístico, es decir, desarrollar el
algo en arte que sea tan bueno como no decir propio programa artístico. Esto solo casa con la
autenticidad. Como Karl Kraus dijera de escri-
nada99 (lo que sigue concordando con la distin-
tores y de sus escritos, el carácter moral de un
ción entre el decir y el mostrar del Tractatus). compositor se refleja en sus composiciones. De
Greenberg no dejó de distinguir entre arte esta forma, el trabajo del compositor se opuso al
malo y bueno100, arte menor y mayor, arte de pri- esteticismo de su época, planteando problemas
mera y de segunda categoría101. Estas diferencias exigentes al público, al igual que el trabajo de
también las haría Wittgenstein, vinculándolas a la otros modernistas críticos, que desembocaron en
época a la que pertenecían los creadores. Green- el rechazo y el malentendido.
berg destacó que la toma de distancia estética Greenberg se declara empirista cuando se tra-
es uno de los factores principales a la hora de ta del arte104. Es conveniente poner de relieve
distinguir el arte bueno del malo. De la misma que De Duve se maravilla ante aquellos críticos
forma, tanto Greenberg como Wittgenstein dis- de la obra de Greenberg, entre los que inclu-
ye a Fried, que ven en Greenberg a un platóni-
tinguieron entre aquellos que realmente saben
co de la pintura, cuando Greenberg se esforzó
de arte y aquellos que afirman saber de arte, juz- con ahínco en aclarar los posibles malentendi-
gando el conocimiento de una persona por su dos que generaran sus primeros escritos, como
manera de pronunciarse sobre el arte. “Modernist painting” en escritos posteriores y
Es la responsabilidad del artista ser lo mejor entrevistas, tal y como hizo en “After Abstract
que pueda102. No es gratuito que Greenberg in- Expressionism”105. Creemos que estas similitudes
sistiera en que la contemplación estética es la del son consecuencia de un enfoque metodológico
ojo inocente103. Esto está en armonía con la rela- similar —Greenberg, tanto como Wittgenstein, se
ción entre ética y estética característica de la Vie- esforzó por evitar teoría alguna, y se sintió mal-
na finisecular de la que participara Wittgenstein. entendido cuando sus lectores interpretaron sus
Hay que atender a la organización del trabajo comentarios como teorías de arte—. El crítico de
por un lado y a los límites del lenguaje usado en arte americano fue un completo empirista, tal y
185
como Wittgenstein fue o, al menos, trató de ser.
concreto por otro. Esto tiene mucho que ver con
Ambos insistieron en que no se debe abandonar
la distinción establecida por Wittgenstein entre el el mundo de casos particulares y enfatizaron la
decir y el mostrar en el Tractatus. En dicho tra- primera persona al hablar sobre arte (es más, sus
tado se establecieron los límites de lo decible, a respectivos escritos son ejemplos paradigmáticos
la búsqueda del máximo rigor. Sobre lo indecible del uso de la primera persona en estas cuestio-
se calló, tanto como Wittgenstein fue capaz de nes). Creemos que Wittgenstein podría haber di-
callar en esa parte de su vida. Este decir riguroso, cho para la estética lo que afirmó de la ética106:
consciente de sus límites, señalaba lo callado, en relación al arte solo tiene sentido hablar en
mostrándolo. El artista solo puede realizar las primera persona y dar ejemplos concretos. Esto
jugadas posibles en su juego de lenguaje. En re- es lo que hizo Greenberg durante toda su carre-
lación a lo que queda más allá, no le queda otra ra. Por ejemplo, a la hora de razonar acerca de
si Kant estaba en lo cierto o no, procedió com-
que el silencio, y precisamente este silencio será
parando lo afirmado por el filósofo con su pro-
el que permita atisbar lo callado. La verdadera pia experiencia107. De esta forma, el americano
poesía no dice su sentido, sino que lo muestra, se acercó hasta el milímetro a un austriaco que
interioriza sus límites. no dejó de llamar la atención sobre la necesidad
Tomemos el ejemplo de Arnold Schönberg. El de recurrir una y otra vez a la vida para juzgar
compositor también identificó ética y estética. La lo que la filosofía dice. Si no hay que hablar de
ética, sino observar cómo se actúa, y, por encima
de todo, actuar, a la misma llamada a y toma de
conciencia de la acción invita el terreno del arte.
98
Ibid., 129.
99
MS 156a 57r: ca. 1932-1934.
100 104
“Un debate público con Clement Greenberg”, 140. “Un debate público con Clement Greenberg”, 149.
105
101
Ibid., 141. Clement Greenberg entre líneas, 69, cfr. nota a pie n.º 47.
102 165
Ibid., 157. Conferencia sobre ética, 38-43.
103
Homemade Esthetics, 152-3. 107
Homemade Aesthetics, 8-9.
Friedrich von Hausegger’s
Aesthetics of Musical Expression
Elisabeth Kappel
University of Music and Performing Arts Graz, Austria

186
In 1885, the Austrian music critic and scholar sumes that the intention of muscular motions is
Friedrich von Hausegger published his book to show an emotion to other people. To attract
Die Musik als Ausdruck (“music as expres- more attention, expressions by means of sound
sion”), which may be understood as an answer are used in addition. Loudness, duration, and
to Eduard Hanslick’s Vom Musikalisch-Schönen pitch of sound depend on the kind of muscular
(“on the musically beautiful”, 1854). Hausegger’s motion. Expressions through sounds as well are
treatise is a detailed and systematic description a consequence of momentary emotions; they are
of the probable development of musical expres- closely connected with physical states, such as
sion. Charles Darwin’s theory of evolution, in a scream of pain or a shout of joy. In the ear-
particular his The Expression of Emotions in Man liest times, movements of the body and audible
and Animals (1872), is an important reference expressions appeared together. Expression by
for Hausegger. In this paper some fundamental means of sound was only a part of the expres-
considerations of Hausegger’s aesthetics of musi- sive totality and was inwardly tied to expression
cal expression will be presented1. by gesture and facial expression.
Each emotion is a stimulus to a contraction According to Darwin, types of expression are
of muscles. More “powerful” emotions such as reflex actions: If man is excited, he does not pay
love or anger result in muscular contractions of attention to produce such expressive movements,
the whole body that appear outwards by means in other words: expressive movements usually
of gesture and facial expression. Hausegger as occur instinctively. The ability to recognise ex-
pressive activities as well is instinctively, i.e. no
intellect is required to understand expressions.
1
How do we recognise the expressions of
The following explanations refer to the new edition of Hausegger’s
treatise: Friedrich von Hausegger: Die Musik als Ausdruck, ed.
other people or rather how do we recognise that
Elisabeth Kappel and Andreas Dorschel, Vienna/London/New York: a particular expression shows a particular emo-
Universal Edition 2010 (Studien zur Wertungsforschung 50). tional state? Hausegger provides an explanation
Comunicaciones - Historia de la Estética - Friedrich von Hausegger’s Aesthetics of Musical Expression

for the process of recognising and understanding “basic” sound of each emotional state Hausegger
expressions: The watching of excited people calls the “middle tone”. Different stages of emo-
causes a reaction in us. Due to the sympathising tions cause different sounds (related to the par-
with bodily states of the observed person, we ticular middle tone by different distances from
find ourselves “forced” to produce a similar mo- it), which appear as different pitches. Sound as
vement, such as contagious yawning or laughter. a means of expression originally belongs to the
Hausegger states that the reason for that is the throat; later – in the course of its development to
innate attention of man to the expressions of a means of art – it became emancipated from it.
others. With beloved people we can more easily According to Hausegger, this idea of the middle
sympathise than with others; Hausegger claims tone constitutes the basis for the development
that this is a result of the greater attention we pay of tonality. In his opinion, the former central
to persons we like. According to Darwin, we ne- tone corresponds to the tonic keynote, change
vertheless can also sympathise with persons we of emotional state is equivalent to modulation of
do not know or like. In particular rhythmic mo- a musical key.
tions impart themselves easily; Hausegger gives As mentioned before, Hausegger assumes that
the example of a regular striding man: You need expressive sounds exist to make an impression
some effort of will to not keep the same pace on others. According to him, this interrelation-
with this person. These muscular motions, which ship between persons producing and receiving
occur in terms of imitation, according to Hause- expressions is of the greatest importance for the
gger have an effect, they react on our emotions: development of art. Development in Hausegger’s
As soon as our muscular system is put into a si- opinion has to be attributed to a need —in this
milar motion as the one of the observed person, case to attract the attention of others—, for per-
the understanding of the emotional state (of the fection of sound cannot be explained by an iso-
observed person) is automatically awakening in
lated individual being, without interaction.
us. To summarise, emotional states do not simply
A further essential contribution to perfection
remain confined to the excited individuals; they
of sound according to Hausegger was the cove-
also impart themselves to others, not due to the
ring of the body by clothes. As a result, gesture
direct effect of the same causes of excitation, but
had to reduce and attention was drawn more to
only as a result of the sympathetic awakening of 187
other means of expression. In this way, tone (and
similar expressions, which again awaken similar
of course facial expression) gained in importance.
states of excitement.
Hausegger states that the nature of all being
Besides, to take on an arbitrary facial expres-
consists in motion (or at least striving toward
sion —without being “forced” by means of sym-
pathy— can also put oneself into this particular motion), in other words: motion is a characte-
mood. Actually, Darwin states that to pretend an ristic feature of man. Hausegger distinguishes
emotion is sufficient to affect us. On the other between firstly, motions that are desired because
hand, a lively imagination of an emotion causes they have an improvement of our bodily state
a corresponding facial expression. According to as a direct consequence and, secondly, motions
Darwin, the unrestrained, “free” expression of an that are undertaken because of an external pur-
emotion by means of outward signs intensifies pose. Motions of the second kind are a matter of
the emotion, e.g. a more vivid narrated story lets assuming a future satisfaction, and thus a motive
us identify with the acting person, whereas the situated not directly in feeling but in mind. Mo-
suppressing of these outward signs —as far as tions of the first kind serve merely to further a
possible— softens the emotions. momentary state of well being, the satisfaction
Since Hausegger believes that sounds are au- of it is bound up with enjoyment and pleasu-
dible muscular motions, i.e. audible gestures, the re. Hausegger emphasises the native impulse of
phenomenon of sympathy can also be applied man to motions of the first kind, which are not
on sounds, in other words: You can conclude the determined by the pursuit of an external pur-
corresponding emotional state of a person from pose. Hausegger calls this native impulse “play
a heard sound. instinct”. According to Hausegger, play instinct is
Hausegger explains how an emotional state a type of expression, but it is expression without
can be recognised by a heard sound: Every emo- any specific emotional excitation. Furthermore,
tion causes particular muscle modifications in play instinct is another condition for the develo-
the throat which result in a particular sound. The pment of art.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

However, play instinct cannot explain the in- must live again in the interpreter and seem to
crease in the ability of expression, i.e. the perfec- be his own expression. According to Hausegger,
tion of natural expression to art. More powerful the reproducing artist has the task of a “medium”
emotions like anger, jealousy, hatred, and love to enable the listener to get in contact with the
are caused by ideas from the outside and urge to composer.
achieve external objectives. They are combined Hausegger points out that a perfect techni-
with an intention either to remove the exciting que of the reproducing artist isn’t sufficient and
cause or to reach the object of desire. Such in- that the reproducing artist must not add his own
creased emotions (and the resulting expressive expression. In this regard, Hausegger hints at
motions) do not give the same “natural” pleasure his contemporary Eduard Hanslick, who divides
as the play instinct. If it was possible to eliminate composition and reproduction: Hanslick decla-
these external causes, a pleasure comparable to res that the interpreter by performing frees him-
the one of play instinct would result, yet increa- self of momentary, personal emotions, in other
sed. As mentioned before, man has the ability words: not the composer, but the interpreter is
to experience emotional states without being di- the producer of expression2.
rectly affected by the causes of excitation. The The creative power of a composer according
emotional state is no longer the striving for e.g. to Hausegger is the ability to use means of art
removing a troubling cause, but merely an in- in a way that they can be understood as expres-
creased experience of life, i.e. an exalted kind of sion. In order to explain this, Hausegger gives
pleasure, isolated from external causes. a concrete example: Using an aria by Mozart
Hausegger considers that the perfection of —“Or sai chi l’onore” from Don Giovanni— he
the expressive means is desirable for different demonstrates, how Mozart gives voice to the
reasons: firstly, in the interest of heightening the “noble” anger of Donna Anna. To obtain some
feeling of pleasure and, secondly, in addition to characterisations of anger, Hausegger cites a few
attract the attention of others, to evoke a linge- passages of Johann Jakob Engel’s Ideen zu einer
ring on this attention.
In order to achieve the intended effect of
awakening a corresponding sympathy, sound
188 will be freed from all the impurities that disturb
its comprehensibility, and attractiveness of the
expressive means will be intensified. Hence, the
organs producing expression and those recei-
ving it enter into intimate relationships with one 2
“Der Act, in welchem die unmittelbare Ausströmung eines Gefühls
another: The latter sharpen their attentiveness in Tönen vor sich gehen kann, ist nicht sowohl die Erfindung eines
while the former adapt themselves to their de- Tonwerkes, als vielmehr die Reproduction desselben. Daß für den
philosophischen Begriff das componirte Tonstück, ohne Rücksicht
mands. To summarise, perfection will appear as
auf dessen Aufführung, das fertige Kunstwerk ist, darf uns nicht
a clarification and intensification of the expressi- hindern, die Spaltung der Musik in Composition und Reproduc-
ve means. In it gesture will become dance, and tion, eine der folgenreichsten Specialitäten unserer Kunst, überall
expressive sound song. zu beachten, wo sie zur Erklärung eines Phänomens beiträgt. In
der Untersuchung des subjectiven Eindrucks der Musik macht sie
However, Hausegger criticises perfection
sich ganz vorzugsweise geltend. Dem Spieler ist es gegönnt, sich
towards over-artistic and complex compositions des Gefühls, das ihn eben beherrscht, unmittelbar durch sein Ins-
(Hausegger refers to the music of the Dutchmen). trument zu befreien und in seinem Vortrag das wilde Stürmen, das
As in such compositions all attention is turned to sehnliche Ausbrennen, die heitere Kraft und Freude seines Innern
zu hauchen. Schon das körperlich Innige, das durch meine Fingers-
the artistic means and intellectual abilities are re-
pitzen die innere Bebung unvermittelt auf die Saite drückt oder den
quired, expression is no longer perceived as ex- Bogen reißt oder gar im Gesange selbsttönend wird, macht den
pression. Since, according to Hausegger, not the persönlichsten Erguß der Stimmung im Musiciren recht eigentlich
artistic means per se is valuable, but that what is möglich. Eine Subjectivität wird hier unmittelbar in Tönen tönend
wirksam, nicht blos stumm in ihnen formend. Der Componist schafft
expressed by it.
langsam, unterbrochen, der Spieler in einem unaufhaltsamen Flug;
The reproducing artist Hausegger describes der Componist für das Bleiben, der Spieler für den erfüllten Au-
as the “representative” of the composer. Hauseg- genblick. Das Tonwerk wird geformt, die Aufführung erleben wir.
ger demands of him “true understanding” of the So liegt denn das gefühlsentäußernde und erregende Moment der
Musik im Reproductionsact.“ (Eduard Hanslick, Vom Musikalisch-
work of art: The reproducing artist has to awaken
Schönen. Ein Beitrag zur Revision der Aesthetik der Tonkunst
the same emotions that “lived” in the composer [1854], Historisch-kritische Ausgabe, ed. Dietmar Strauß, Saarbrüc-
when he created his work, thus the work of art ken: Mainz/London/New York 1990, p. 109f.)
Comunicaciones - Historia de la Estética - Friedrich von Hausegger’s Aesthetics of Musical Expression

Mimik3 (Ideas on Mimicry, 1785/86) and Charles however, three famous exceptions: Maria Callas5
Darwin’s The Expression of the Emotions in Man and Anna Netrebko6 decided in favour of a much
and Animals”4 (1872). Then, he considers which slower tempo (approximately 100 and 105 quar-
of the mentioned typical symptoms of anger are ter notes per minute), Montserrat Caballé7 chose
used in the score by Mozart (apart from the visi- a much quicker tempo (almost 140 quarter notes
ble elements of performance) and how they are per minute).
used. Concerning the breathing rate, Engel des-
First, Hausegger takes a look at the sequence cribes breath in the emotional state of anger as
“short and quickly replaced”, Darwin claims that
of tones: According to Darwin, under moderate
“respiration is a little hurried”. According to Hau-
anger the action of the heart is a little increased.
segger, these typical symptoms are reflected in
Hausegger transfers this physiological phenome- Mozart’s aria as well: If the body is at rest, human
non to Mozart’s composition: In normal condi- needs twelve breaths per minute. One minute in
tion, the human heart beats 72 times per minute; the aria corresponds to 30 measures (in the as-
as heart beat in anger is increased, Hausegger sumed tempo of 120 quarter notes per minute).
assumes that the heartbeat in moderate anger co- In these 30 measures, the melody according to
mes up to 120 beats per minute. He detects the Hausegger requires 15 breaths. (For comparison,
heartbeat in the quarter notes of Donna Anna. in the following aria —“Sua pace la mia depen-
(As Hausegger recognises, the quarter notes in de”— Don Ottavio only needs eight breaths.) 13
this aria are stressed although the score is in alla- rests and repetitions of text (“che il padre, che il
breve meter.) A comparison of several recordings padre”, mm. 77–78; “la chiede il tuo cor, la chie-
of Donna Anna’s aria confirms Hausegger’s as- de il tuo cor”, mm. 82–85; “coperto, coperto il te-
sumption regarding the tempo: It emerged that rreno”, m. 93; and “d’un giusto furor, d’un giusto
most of the interpreters preferred a tempo of furor”, mm. 97–100) support the effect of excited,
about 120 quarter notes per minute. There are, intermittent breath.
Another symptom of Darwin’s characterisa-
tion of anger Hausegger finds in Mozart’s aria:
the “trembling of the whole body” is realised
3
“Der Zorn rüstet alle äußeren Glieder mit Kraft; vorzüglich aber in the accompaniment of the high strings by a
waffnet er diejenigen, die zum Zerstören geschickt sind – alle kind of tremolo (sixteenth-note-sextuplets). The
Bewegungen sind eckig und von der äußersten Heftigkeit; der motion of the extremities can also be located in 189
Schritt ist schwer, gestoßen, erschütternd. – Zorn hat wegen in-
Mozart’s music: the “heavy, devastating footstep”
nerlicher Erhitzung nur einen sehr kurzen Athem; aber wie schnell
wird dieser Athem, so oft er verhaucht, wieder ersetzt, um die
of Engel’s characterisation Hausegger discovers
Worte mit eben der Geschwindigkeit hinzuströmen, womit die in the sharp rhythms of the melody, in the thir-
Seele ihre Gedanken entwickelt. [–] Eben der Zorn, dessen Rede ty-second-triplets of the bass, the dotted notes
in einem so heftigen, reißenden Strome einherbraust, wie gerne of the third and fifth measure (oboe and basso-
pfeift er in die höheren Töne hinein!“ Friedrich von Hausegger: Die on), and in the notes that place emphasis on the
Musik als Ausdruck, ed. Elisabeth Kappel and Andreas Dorschel,
Vienna/London/New York: Universal Edition 2010 (Studien zur Wer-
unaccented part of the measure.
tungsforschung 50), p. 111f. Concerning the placement of tones, Engel
4
“Unter dem mächtigen Einflusse dieser Erregung ist die Thätigkeit characterises the emotional state of anger also
des Herzens bedeutend beschleunigt oder kann auch sehr gestört by “whistling into high tones”. Hausegger detects
sein – die Respiration ist beschwerlich, die Brust hebt sich mühsam, exclaiming high tones and large intervals in the
und die erweiterten Nasenflügel zittern. Häufig zittert der ganze
melody. Only when Donna Anna is remembe-
Körper. Die Stimme ist afficirt – das Muskelsystem ist gewöhnlich
zu heftiger, beinahe tobsüchtiger Thätigkeit angeregt. Aber die
ring her father, a melody shape more gentle and
Geberden eines Menschen in diesem Zustande weichen gewöhn- pain-expressing comes to the fore.
lich von den zwecklosen Wendungen und Kämpfen eines vom From Hausegger’s point of view, the work of
wüthendsten Schmerz Geplagten ab, denn sie stellen mehr oder a composer like Mozart is an unconscious crea-
weniger deutlich die Handlung des Kämpfens oder Sichherums- tion. The equivalences of his composition with
chlagens mit einem Feinde dar. – Immer ist das Herz und die Circu-
lation afficirt – das Athemholen ist gleicherweise afficirt, die Brust
the expressive motions are not a result of obser-
hebt sich schwer, und die erweiterten Nasenlöcher zittern. [–] Das ving an expressing body, but rather a product of
gereizte Gehirn gibt den Muskeln Kraft und gleichzeitig dem Willen a compelling inner necessity of the composer to
Energie. – Zorn und Indignation, diese beiden Seelenzustände, express himself.
weichen von der Wuth nur dem Grade nach ab. – Im Zustande des
mäßigen Zornes ist die Thätigkeit des Herzens ein wenig vermehrt;
– auch die Respiration ist ein wenig beschleunigt.“ Friedrich von
Hausegger: Die Musik als Ausdruck, ed. Elisabeth Kappel and An- 5
1964; conductor: Nicola Rescigno.
dreas Dorschel, Vienna/London/New York: Universal Edition 2010 6
2002; conductor: Nikolaus Harnoncourt.
(Studien zur Wertungsforschung 50), p. 112. 7
1975; conductor: Anton Guadagno.
Kandinsky’s Doctrine of the
Abstraction and the Indeterminate:
Remarks on the Origins of the Art Theory
Nadia Podzemskaia

190
Key Words I tried to re-create my impression of the pic-
ture from the previous evening by daylight.
I only half succeeded, however, even on its
Abstraction, Painting Technique, Art Theory, Lan-
side, I constantly recognized objects, and the
guage, Spectator.
fine bloom of dusk was missing. Now I could
see clearly that objects harmed my pictures»1.
Our discussion starts from two texts of Vassily
Kandinsky. The first tells the famous episode of The second one is an excerpt from an unpu-
“Reminiscences” (“Rückblicke”, 1913) about the blished letter to Gabriele Münter of 31 January
incident allegedly happened in Munich in the 1904, where Kandinsky says that he was won-
first years of 20th Century, where theartist, back dering why people saw in his “colour drawings”
to his studio at dusk was impressed and amazed (“farbige Zeichnungen”, compositions on me-
by a picture of breathtaking beauty in which he dieval subjects or Russian fairy tales, executed
recognized his own picture turned sideways: at tempera or gouache on coloured cardboard)
«It was the hour when dusk draws in. I re- only the outward “decorative” appearance wi-
turned home with my painting box having thout noticing anything of the inner content.
finished a study, still dreamy and absorbed They should never be, argued however the artist,
in the work I had completed, and suddenly too obvious, neither too clear and unilateral, for
saw an indescribably beautifulpicture, perva- the picture, at beginning, must remain “incom-
ded by an inner glow. At first, I stopped short prehensible”, revealing slowly its whole sense to
and then quickly approached this mysterious
picture, on which I could discern only forms
and colors and whose content was incompre-
hensible. At once, I discovered the key to the 1
Wassily Kandinsky. Complete Writings on Art, ed. by Kenneth C.
puzzle: it was a picture I had painted, stan- Lindsay and Peter Vergo, London, G. K. Hall & Co, Vol. One (1901-
ding on its side against the wall. The next day, 1921), pp. 369-370.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Kandinsky’s Doctrine of the Abstraction and the Indeterminate:
Remarks on the Origins of the Art Theory

the spectator. He concluded: «The more there are painting? Let’s put the both fragments in a larger
possibilities for imagination and interpretations, contest. For Leonardo, artist’s aim in using the
the better it is». In both texts Kandinsky insists on described devices is to reach the perfectness and
his «tendency towards the “hidden”», and puts at the preciseness in the painterly image of reality;
the center of his reflection the direct and enig- he is concentrated on the process of doing, and
matic action of the artwork. once the picture is finished, he seems to be sure
This is, as we know, an old topos of artistic li- about the objectivness of the judgment made
terature that reflects a procedure not uncommon by the artist, and not to pay great attention to
in painting practice, observing a picture upside how the picture can be considered by the others.
down, or watching it from the distance, or in Kandinsky, on the contrary, puts at centre of his
the mirror. In the treatises of the Renaissance, reflection the effect of the finished picture, and
for example in Leonardo’s notes on painting, this wants to experience on himself the action that
process was regarded as a device wanted by the it can produce on any stranger spectator. The
artist in order to recognise his eventual errors. larger importance given here to the spectator re-
Leonardo says: flects the deep social changes in the organisation
«We clearly know that errors are recognisa- of the artistic live. Particularly during Romanti-
ble more in the works of others than in our cism, with its idea of the artist considered as a
owns […] I say that when you are painting genius, compared to the public, and to the art
you ought to have by you a flat mirror in critics.
which you should often look at your work. The above quoted episode by Kandinsky
The work will appear to you in reverse and about his own picture turned sideways, refers
will seem to be by the hand of another master to the anecdote attributed to William Turner, of-
and thereby you will better judge its faults. ten reminded during the 19th Century. Kandinsky
It s also good to get up and take a little re- could have known it from the famous “History
creation elsewhere, because when you return of Painting in 19th Century” (“Geschichte der
to your work your judgement will be impro- Malerei im XIX. Jahrhundert”, 1893-1894) writ-
ved. If you stay doggedly at work you will ten by the German art historian Richard Muther
greatly deceive yourself. Again it is good to (the Russian translation of this book is present
place yourself at a distance from it because in Kandinsky’s personal library conserved now 191
the work will look smaller and more can be in Paris). This episode is interesting. What was a
taken in at a glance: discordances, ill-propor- practical device became definitely a public act.
tioned limbs and the colours of things can be Turner has sent a landscape to an exhibition.
recognised more easily»2. The jury did not understand what was its top and
its bottom and let it hang upside down. When
We can notice above the different interpreta-
Turner came later to the exhibition and noticed
tion of the similar devices by Leonardo and Kan-
the mistake, he said : «Sirs, leave it this way ; it is
dinsky: both painters insist on the necessity for
better so». In the Muther’s “History”, this episode
a painter to interrupt the routine of the artistic
illustrated the late period of Turner’s art, when it
process in order to reach a new view of the pic-
became uncomprehensible to the public and to
ture as a whole. Both speak about the problem
the art critics; the latter, not able to understand
of recognizing things, but they approach it from
and appreciate his art, considered him as fool or
opposite points of view: where Leonardo wants
suffering from some eye-illness.
to indicate the best way to make the things re-
In the 19th Century, many painters felt unsa-
cognizable, Kandinsky seems to celebrate the
tisfied with art critics, who tried to explain their
possibility to make them not recognizable.
pictures to a larger public, without understanding
What could be the reason for such a shift
them. Their instruments of analysis were indeed
in the interpretation of the common devices in
literary, and not specifically pictorial. Critizising
their approach, Delacroix in his “Journal” insis-
ted on the impossibility to translate painting into
words. Coming back to the Renaissance theme
2
Leonardo on Painting, An anthology of writings by Leonardo da Vin- of Paragone, he tried to prove its superiority in
ci with a selection of documents relating to his career as an artist,
ed. by Martin Kemp, selected and translated by Martin Kemp and
comparison with other arts, using just the notion
Margaret Walker, yale University Press, New Haven and London, of indefinite. So, he wrote in his “Journal” on
1989, p. 203. Tuesday, 8 of octobre 1822:
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

«Quand j’ai fait un beau tableau, je n’ai po- sical instrument that causes the correspon-
int écrit une pensée… C’est ce qu’ils disent!... ding note on another instrument to vibrate in
Qu’ils sont simples ! Ils ôtent à la peinture sympathy) in the soul of another person, the
tous ses avantages. L’écrivain dit presque tout receiver.
pour être compris. Dans la peinture, il s’établit
As long as the soul remains joined to the
comme un pont mystérieux entre l’âme des
body, it can as a rule only receive vibrations
personnages et celle du spectateur. Il voit
via the medium of the senses, which form a
des figures de la nature extérieure, mais il
bridge form the immaterial to the material (in
pense intérieurement de la vraie pensée qui
the case of the artist) and form the material to
est commune à tous les hommes, à laquelle
the immaterial (in the case of the spectator).
quelques-uns donnent un corps en l’écrivant,
Emotion – sensation – the work of art – sen-
mais en altérant son essence déliée ; aussi
sation – emotion»4.
les esprits plus grossiers sont plus émus des
écrivains que des musiciens et des peintres. Two years later, Kandinsky developped his
L’art du peintre est d’autant plus intime au ideas in the Essay “On Understanding Art” (“Über
coeur de l’homme qu’il paraît plus matériel, Kuntverstehen”, 1912):
car chez lui, comme dans la nature extérieure, «The process of “development” continues with
la part est faite franchement à ce qui est fini et desperate rapidity. Three years ago, every new
à ce qui est infini, c’est-à-dire à ce que l’âme picture was attacked by the general public, by
trouve qui la remue intérieurement dans les the connoisseur, by the amateur, by the critic.
objets qui ne frappent que les sens»3. And today… who does not talk about cubes,
This superiority of painting is clear, according about the dividing up of surfaces, the juxta-
to Delacroix, when we consider an “esquisse” position of colors, the vertical, the rhythm?
which shows the substance of the painting com- This is what causes the desperation. […] In
pared to literature and music. Whereas, in pain- short, there is no worse evil than art-unders-
ting, a first draft can give a coherent idea of the tanding»5. Kandinsky arrived so to this “para-
artist, striking the spectator even more strongly doxical” statement «[…] resurrection consists
than a finished composition, this is not possi- of not understanding art»6.
192 ble for those arts dealing with temporal succes- And further:
sion. These ideas about the draft and the unfi- «Thus, it is clear that explanation as such can-
nished developed by Delacroix in his “Journal” not themselves bring the work of art nearer.
are usefull to understand Kandinsky’s insistence The work of art is spirit, which speaks, mani-
on the enigmatic and indeterminate elements of fests itself, and propagates itself by means of
the picture, and on the imaginative capacities of form. Thus, one can explain form and make
the viewer. Kandinsky was certainly leaning also clear what forms have been employed in a
on the aesthetics of Symbolist theater of Maurice work and for what reasons. Not that this ac-
Maeterlinck developed in the first years of 20th tually enables one to hear the spirit. In the
Century by Vsevolod Meyerhold. same way, it is easy to give an account of what
Kandinsky could find in Delacroix the meta- chemical substances constitute a particuler
phor of a picture considered as a bridge between food; one knows the substances, but not the
souls. He built up on it his new theory of abs- taste. And one’s hunger remains unappeased.
tract painting based on the tripartite relations: ar-
tist - work - spectator. In the essay “Content and Thus, it is clear that explaning art can produ-
Form” (“Soderzanie i forma”, 1910), he wrote: ce only an indirect effect, that explanations
are two-sided, and thus point in two direc-
«The work of art comprises two elements: the tions: toward life and toward death. […] Thus,
inner and the outer. The inner element, taken one should not approach art by means of rea-
in isolation, is the emotion in the soul of the son and understanding, but through the soul,
artist that causes a corresponding vibration through experience. Reason and understan-
(in material terms, like the note of one mu-

4
Kandinsky, op. cit., p. 87.
3
Journal de Eugène Delacroix, Tomes I-III, Paris, Librairie Plon, 1893- 5
Ibid., p. 288.
1895. Vol. 1, 1893, p. 20-21. 6
Ibid., p. 289.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Kandinsky’s Doctrine of the Abstraction and the Indeterminate:
Remarks on the Origins of the Art Theory

ding are to be found in the arsenal of the of Böcklin (1901), his pupils contributed to
well-armed artist, since he must have ready spread his ideas editing collections of memories
every means that the end might demand. And and interviews, this Böckliniana which flouris-
he for whom the work was created has only hed in the beginning of 20th Century was one
to open wide his soul to experience. Then of the most important sources of the first Kan-
shall he to be blessed»7. dinsky, who knew very well particularly the bo-
So, Kandinsky had to solve a double problem: oks by Gustav Floerke and Rudolf Schick. There,
first of all, considering art as a way of commu- Böcklin’s teaching based on the study of Renais-
nication, he tries to determinate the forms of art sance art treatises was seen through the mirror of
as a specific system made of linguistic signs; at German Aesthetics of 19h Century, from Johann
the same time, he tries to avoid the “directness”, Friedrich Herbart to Konrad Fiedler. These bo-
hiding their signification, making them indeter- oks tried to establish a new relationship between
minated. In the 1910ties his reasoning about the the artist and the spectator, according to the
possibility of using abstract forms in painting in- Humboldtian tradition and its way to conceive
volved these two contradictory points. language. From this point of view, they become
In the second half of 19th Century, the artists particularly interesting for us, to understand the
descovered the Renaissance art treatises; in Mu- concrete mechanism of transformation of what
nich, this trend was introduced by Arnold Böc- used to be a merely “technical” problem in the
klin, friend of Jakob Burckhardt. After the death “Art Theory” and “Aestetics”.

193

7
Ibid., p. 290.
Meta-politics and the deconstruction
of Western aesthetics: re-reading Kant’s
Critique of Judgment according to Rancière
and Spivak
Benjamin Greenman

194
Immanuel Kant alerts us in the Introduction to cière that the particular qualities and significance
his Critique of Judgment to the fact that a presen- of aesthetic experience has been re-asserted in
tation to the faculty of the imagination that elicits contemporary discourse on art and politics3. His
aesthetic pleasure is ‘un-intentional’1. More than argument for a fundamental political dimension
the distinction between aesthetic pleasure and to the aesthetic has given particular significance
the power of desire that he sets out in the first to a reappraisal of the field. Yet it is to the work
moment of the Analytic of Beauty, he reminds us of post-colonialist theorist Gayatri Chakravorty
here of the non-human dimension of the aesthe- Spivak, to which I first want to turn. In the past
tic and signals the stakes of his claim to the ne- few decades she has also considered the political
cessity of such contingency. In a similar vein, one dimension of aesthetics, yet not in the ostensive
is reminded frequently by Kant of the tension manner of Rancière but instead as part of a de-
that is fundamental to aesthetic experience. The construction of Western philosophy, politics and
beautiful elicits an active play between the fa- culture.
culties of the imagination and the understanding
but that does not mean that the form presented
to the imagination is harmonious in itself. On the
contrary, as Kant observes in the ‘stiff regularity’
of form is adverse to the play of the imagination2.
It is to the merit of the writing of Jacques Ran-
3
There are three main sources that provide the basis for my discus-
sion of Rancière’s philosophy of art. They are: Jacques Rancière,
‘The Aesthetic Revolution and its Outcomes,’ New Left Review 14
1
Immanuel Kant, Critique of Judgment, trans. Werner S. Pluhar, In- (March-April 2002), pp. 133-151; Jacques Rancière, The Politics of
dianapolis and Cambridge: Hackett Publishing, 1987, p. 30; Second Aesthetics: The Distribution of the Sensible, London and New York:
Introduction, § VII. Continuum, 2004; Jacques Rancière, Aesthetics and its Discon-
2
Kant, Critique of Judgment, p. 93; § 22. tents, Cambridge: Polity Press, 2009.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Meta-politics and the deconstruction of Western aesthetics: re-reading Kant’s
Critique of Judgment according to Rancière and Spivak

The Aesthetic and its Foreclosure In the critical system Kant distinguishes bet-
ween two kinds of judgment: determinative
For Spivak the ‘aesthetic’ is synonymous with judgment, which is the essential component of
cultural self-representation. It is an autonomous knowledge, where a universal rule is applied to
domain. And this autonomy, in her view, fun- a given phenomenon, and reflective judgment,
damentally aligns it with ideological production. where a rule is sought for a particular phenome-
For, as she explains, autonomy is only possible non. Aesthetic and teleological judgment, which
on the condition that it appears in isolation from are the particular types of judgment under consi-
its ideological frame. In a precise redefinition of deration in the third Critique are particular cases
this commonplace Marxist assumption, she as- of reflective judgment.
serts that the aesthetic domain of cultural self-re- In § 67 Kant defines the limit of teleological
presentation covers over a discontinuity between judgement’s application in relation to the internal
a set of purportedly natural truths and what mo- form and extrinsic purposiveness of the things of
tivates and enables those truths to appear as self- nature. Kant argues that in response to an orga-
evident. It is this structure of the aesthetic that nised form of nature, that is, on the basis of its
Spivak identifies in her reading of Kant’s Critique internal form, we may judge it according to the
of Judgement, which she questions for an impli- concept of a natural product, and this leads us
cit axiomatics of Western imperialism. to the idea that the whole of nature is a system.
In her reading there is a fundamental dis- But this idea guides us only in our reflective jud-
tinction between two types of nature, or more gement and does not allow us to decide whether
precisely, a split in nature itself. She argues that there is an intentional purpose operating in na-
the aesthetic —natural or artistic beauty and the ture. Here he draws a fundamental distinction
judgement thereof— is essentially an affirmation between reflective and determinative judgement.
of a culturally inscribed nature. Although, admit- He argues that it would be a mistake in response
tedly, she does acknowledge that ‘art allows the to an organised form of nature, such as a blade
ungrounded play of the concept of nature,’ as we of grass, to use our judgement to make a claim
shall see with respect to the sublime, this play about the extrinsic relations of the organised be-
is always an affirmation of the subject in their ing. Such a judgement, which could provide an
cognitive comprehension and moral engagement explanation of the existence of nature, would re- 195
with the world4. quire a determinative judgment of the final pur-
The Critique of Aesthetic Judgment, the first pose of nature, which according to Kant’s criti-
of part of the third Critique, and the Analytic que is beyond the limits of human knowledge.
of the Beautiful, are in Spivak’s view the pro- In the passage that is significant for Spivak, Kant
per concerns of Kant’s enquiry. This, she con- states that ‘Grass is needful for the ox, which
tends, reiterating an assumption central to Ger- again is needful for man as a means of existen-
man Idealism, is because it provides not only a ce; but then we do not see why it is necessary
completion of the critical system but also a full that man should exist...’5 He then parenthetically
outline of modern subjectivity. Yet it is to other adds, decisively in Spivak’s view, that ‘a question
sections of the book that Spivak turns in order to which is not so easy to answer if we cast our
question the nature of the aesthetic subject. thoughts by chance… on the New Hollanders
Of fundamental importance to Spivak’s rea- or the inhabitants of Tierra del Fuego.’6 Then re-
ding is a moment in the text where Kant, she turning to his main point he states that ‘such a
contends, transgresses the limits of the legitimate thing is then… not even a natural purpose; for
use of judgment in his own explication of the it (or its entire species…) is not to be regarded
argument. This moment occurs in the Critique of as a natural product’7. Spivak argues that in this
Teleological Judgment, the second and final part passage Kant transgresses the limits of his own
of the book, where the discussion concerns the distinction when he remarks upon the aborigi-
interplay between two types of judgment.

4 5
Gayatri Chakravorty Spivak, A, Critique of Postcolonial Reason: Spivak, A, Critique of Postcolonial Reason, p. 26.
6
Toward a History of the Vanishing Present, Cambridge, MA and Spivak, A, Critique of Postcolonial Reason, p. 26.
7
London: Harvard University Press, 1999, p. 10. Spivak, A, Critique of Postcolonial Reason, p. 26.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

nal, for although we cannot explain the existen- It is to another section of the Critique, namely,
ce of a thing or a person on the basis of external the Analytic of the Sublime, that Spivak turns in
relations with regard to the aboriginal Kant does order to delineate the structure of supplemen-
just that, speculates about providing such an ex- tation, to which the aboriginal will later appear
planation. This crosses over from the legitimate as a supplement. This is significant in Spivak’s
use of reflective judgement to a querying but ne- reading, because, unlike the analysis of the aes-
vertheless determinative judgement. thetic judgment of the beautiful, it offers a di-
This is a decisive moment in the text, Spi- rect connection with moral action or, in broader
vak contends, because reflective judgement is terms, the transition from nature to culture. It is
shown to be in want of a law and this lack is in the structure of supplementation, as well, that
supplemented by the appearance of the abori- Spivak identifies the foreclosure that occurs with
ginal as the heteronomous element for determi- the establishment of the subject.
native judgement. To this extent Spivak refers The sublime, and in particular the dynamic
to this passage as the singular example of the sublime, is an example of aesthetic judgment in
effect of what ‘a legally adjusted and grounded which one experiences the limit of our capacity
determinant judgement’ would produce8. What to apprehend a phenomenon. It is through this
this assertion implies is that the remark that Kant experience of a limit that the demand of Rea-
regards as still legitimate produces a non-place son and our super-sensuous vocation is announ-
in which the foreclosed subject is situated. The ced. In this context Spivak refers to Kant’s well-
aboriginal is neither a subject nor an example of known discussion of the Savoyard peasant who
a natural product. The foreclosed subject is na- in face of sublime nature feels only terror rather
med but does not hold a position within either than an aesthetic response. As such, a distinction
nature or culture. is drawn between a cultivated and un-cultivated
This moment can be understood as an exam- attitude to the phenomenon. In an argument,
ple of supplementation in the sense that Jacques which Henry Allison comments is seemingly un-
Derrida uses the term. As Spivak explains reflec- characteristic for Kant, Kant places the basis of
tive judgement, which serves itself as a principle, our response to the sublime in ‘human nature.’
is inadequate or lacking in that it requires a law Kant states:
196 or concept. This lack is supplemented by what “Reason exerts a power over sensibility in or-
is heteronomous in a determinative judgement. der to intend it adequately to its proper realm
And it is heteronomous because it must adjust (the practical), and to let it look out upon
itself to the laws of the understanding which, in the infinite, which is for it an abyss… But
a further assertion by Spivak, are heterogeneous although the judgement upon the sublime in
to themselves. What is essential to Spivak’s rea- nature needs culture… it is not therefore pri-
ding of these two types of judgment is that the marily produced by culture… It has its foun-
seeming autonomy of the aesthetic judgment is dation in human nature… in the tendency
inverted and shown to be dependent. Its auto- to the feeling for (practical) ideas, i.e. to the
affection, the pleasure felt in response to beau- moral10.”
tiful form, is in fact a hetero-affection, in which
What Spivak questions here is the propriety of
alterity cathects the autonomy of the feeling of
nature in this case. She describes Kant’s assertion
pleasure but deprives it of the characteristics of
as an ‘inscription of a judgment programmed in
determinative judgement and reason9.
nature,’ the implication being that a sense of na-
ture is here dissimulated and foreclosed. Because
8
Spivak, A, Critique of Postcolonial Reason, p. 26.
9 This structure which broadly outlines the essential premise of
Spivak’s argument is first made by Jacques Derrida to whom
Spivak’s argument is significantly indebted. As he asserts: 10
Spivak, A, Critique of Postcolonial Reason, p. 12. Spivak quotation
“The entirely-other cathects me with pure pleasure by depriving covers several paragraphs in §29 and thereby underplays the con-
me both of the concept and enjoyment. Without this entirely-other, text of Kant’s argument. To be clear the infinite in this passage is
there would be no universality, no requirement of universality, but
an abyss for sensibility. This is stated in the second paragraph of
for the same reason, with respect to that entirely other, there is
no enjoyment ... or determinant or knowledge concept. And mo- the section. In the third paragraph Kant is making a comparison
thering theoretical or practical yet. The most irreducible heteroa- between judgements about the beautiful and the sublime in order
ffection inhabits – intrinsically – the most closed autoaffection ... to establish a distinction in the importance of culture for the two
(Jacques Derrida, ‘Parergon,’ in The Truth in Painting, Chicago and judgements. This contrast is employed in order to make a claim
London: The University of Chicago Press, 1987, p. 47)” about the different basis for the modality of the judgements.
Comunicaciones - Historia de la Estética - Meta-politics and the deconstruction of Western aesthetics: re-reading Kant’s
Critique of Judgment according to Rancière and Spivak

the judgement of the sublime is held between Aesthetics and a Divided Nature
needing culture and not being produced by cul-
ture she concludes that ‘[i]t is not possible to be- Although Spivak is reading the text from a post-
come cultured in this culture, if you are naturally colonial perspective and regards the aesthetic as
alien to it’11. This discussion takes place in §29 complicit in ideological production, structura-
of the Critique in which what is at issue is the lly what she argues with respect to the foreclo-
modality of the judgement of the sublime, that is sed ‘raw man’ is consistent in many ways with
to say, the question of with what necessity a jud- Rancière’s aesthetic politics. Like Spivak, Ran-
gement of the sublime can demand the assent of cière sees a division in ‘nature’ as fundamental to
other people’s judgement to our own. Unlike the the definition of aesthetics. However, aesthetics,
aesthetic judgement of the beautiful, an aesthetic in his view, is an interruption and suspension of
experience of the dynamic sublime requires re- the normal co-ordinates of sensory experience
ceptivity to practical ideas. Kant states that ‘[i]t is and as such an interruption or dissensus of the
a fact that what is called sublime by us, having material and symbolic social divisions that define
been prepared by culture, comes across as me- society as the embodiment of a supposed com-
rely repellent to a person who is uncultured and mon, ‘human’ ‘nature’15.
lacking in the development of moral ideas’12. Spi- In a strikingly different type of example than
vak translates this statement in more emphatic that found in Spivak’s reading, Rancière has in
terms: ‘the sublime presents itself to man in the the past decade repeatedly turned to Friedrich
raw merely as terrible’13. The difference in the Schiller’s account in the fifteenth letter of his On
response to the sublime is therefore a profound the Aesthetic Education of Man of a sculpture of
split in ‘human nature’ between the subject of Greek divinity, the Juno Ludovisi. It is through
culture and the raw man. This split should be un- this example that he has elaborated what he sees
derstood in relation to the previous assertion that as the originary relationship between aesthetics
Spivak had made about the aesthetic judgment and politics. Fundamental to this definition, is
of the beautiful, which affirms in its ‘ungroun- a simultaneous tension between resistance and
ded play’ a nature already inscribed in culture. promise. The sculpture as a manifestation of a
According to Spivak the raw man is an improper divinity is said to be an instance of ‘free appea- 197
nature that cannot be taken up into the sphere of rance,’ by which is meant that it is not in want
culture in the moment of the sublime. This is the of anything, it is beyond all volition or desire.
foreclosure that Spivak identifies, where foreclo- As a work of the art, the sculpture participates
sure means the simultaneous incorporation and in the particularity of this ‘free appearance.’ That
expulsion of nature, along with its affects, from is, it belongs, Rancière tells us, to ‘a particular
the domain of the subject. As she states ‘[t]he raw sensorium, foreign to the ordinary forms of sen-
man has not yet achieved or does not possess sory experience’16. In this respect, the spectator
a subject whose… programming includes the who contemplates the sculpture is also said to
structure of feeling for the moral’14. And as such be in a state of ‘free play.’ The two are bound in
he is unable to bridge the gap between the not- a profound state of inactivity. Rancière affirms
yet-subject and the subject inscribed in culture. here the full sense of Schiller’ famous concept
In this respect, what Spivak’s reading exposes is of the play-drive. Schiller asserts that play is the
a geopolitical differentiation of the subject that very essence of humanity, man in his full state
reiterates an axiomatics of Western imperialism, of possibility17. For Rancière play is not simply
which in this case is the seeming ‘truth’ that the a state of contemplation, however, but is disten-
‘raw man’ is without speech and absent to the ded between the promise of a resistant form and
definition of Western subjectivity.

15
Rancière, Aesthetics and its Discontents, p. 25.
16
Rancière, Aesthetics and its Discontents, p. 27.
11
Spivak, A, Critique of Postcolonial Reason, p.12. 17
Rancière, Aesthetics and its Discontents, p. 28. Schiller’s exact
12
Immanuel Kant, Critique of Judgment, p. 124 (Kritik der Urteilskraft, words are ‘...Man plays only when he is in the full sense of the word
265). a man, and he is only wholly Man when he is playing.’ Friedrich
13
Spivak, A, Critique of Postcolonial Reason, p.13. Schiller, On the Aesthetic Education of Man, trans. Reginald Snell,
14
Spivak, A, Critique of Postcolonial Reason, p.14. Mineola, New York: Dover, 2004, p. 80.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

the actualisation of its plenitude through what is freedom in appearance’20. Nevertheless, it is


he refers to, following Schiller, as an ‘aesthetic Schiller’s philosophy and not Kant’s that is decisi-
education.’ ve in outlining the political dimension of aesthe-
Rancière points to the fact that Schiller’s con- tics. This is because Schiller translates the terms
cept of play originates in Kant’s aesthetics, spe- of Kant’s transcendental enquiry into anthropo-
cifically in the ‘free play’ between the faculty of logical and political assertions. In particular, the
the imagination and the understanding that oc- duality of the faculties is translated into a divi-
curs in aesthetic experience. For Rancière, Kant’s sion between classes seen as separate embodi-
aesthetics is principally a case of what he calls a ments of innate ‘natures.’ As Rancière remarks
‘twofold suspension,’ which is to say that the aes- ‘[t]he power of ‘form’ over ‘matter’ is the power
thetic experience is defined in a very real sense of the class of intelligence over the class of sen-
by what it puts out of action. As Rancière states sation, of men of culture over men of nature’21.
it is ‘a suspension of the cognitive power of the These are instances of the relations of domi-
understanding that determines sensible givens in nation that characterise society and, moreover,
accordance with its categories; and a correlative exemplify the way that society may be unders-
suspension of the power of sensibility that re- tood, to borrow Rancière’s term, as a ‘distribu-
quires an object of desire’18. The autonomy of tion of the sensible.’ Politics and art each in their
aesthetic free play is therefore established by its own way is a reconfiguration of this ‘distribution’
which in Rancière’s words ‘defines the common
distinction from and suspension of determinati-
of a community,’ introducing ‘into it new sub-
ve judgement and the power of desire, or more
jects and objects,’ rendering ‘visible what had not
broadly, knowledge and sensibility. He adds to
been,’ and making ‘heard as speakers those who
this a further qualification by contending that be-
had been perceived as’ incapable of speech or
fore the statue the spectator’s will is withdrawn.
articulation within the common realm22. In po-
In this respect, it is not simply the power of
litics this occurs when those who are excluded,
desire —sensibility— but moral determination
what Rancière calls ‘the supplementary part’ or
as well that is suspended. This provides the es- the ‘the part of those who have no-part,’ ‘discon-
sential structure of the aesthetic which Rancière nects,’ as he says, ‘the population from itself by
succinctly describes as a structure of ‘neither... suspending the various logics of legitimate do-
198
nor...’ In terms of Kantian aesthetics I think that mination’23.
it should be noted that this definition is set out in The distinction between men of culture and
the first moment of the Analytic of the Beautiful, men of nature certainly recalls the example of
signalling the pre-eminence of Schiller’s reformu- the Savoyard peasant in Spivak’s reading. And,
lation of the Kantian aesthetics in Rancière’s ac- furthermore, the logic of exclusion that Rancière
count. This is evident in the attempt to conceive sees as central to politics bears comparison with
of the aesthetic as a division within sensibility Spivak’s ‘raw man.’ However, whereas Rancière
itself and as fundamentally bound between in- considers this division in ‘human nature’ as defini-
telligence/reason and sensibility19. This involved tive of aesthetic politics, Spivak contends that the
a different idea of what aesthetic was. As Die- aesthetic actually forecloses a ‘raw nature,’ which
ter Henrich has commented for Schiller ‘beauty

20
This distinctly Schillerian conception of aesthetics is derived, Hen-
rich suggests, from the re-eminance of morality in the philosopher’s
18
Rancière, Aesthetics and its Discontents, p. 30. work. Henrich expresses the point succinctly when he states that
19
As Dieter Henrich observes ‘Schiller took over this dualism of fa- Schiller:
culties and made it the basic schema of his theory of subjectivi- “tried to deduce the inwardness and fullness of meaning of the
ty.’ Dieter Henrich, ‘Beauty and Freedom: Schiller’s Struggle with beautiful directly from practical reason, from the moral essence
Kant’s Aesthetics,’ in T. Cohen and P. Guyer (ed.), Essays in Kant’s of mankind. In all of his writings, as remarkably as they may diver-
Aesthetics, Chicago and London: The University of Chicago Press, ge from one another on particulars, Schiller’s definition of beauty
1982, p. 250. Although Schiller was committed to Kantian aesthe- runs as follows: beauty is freedom in appearance. (Dieter Henrich,
tics, it is widely recognised that he departed significantly from fun- ‘Beauty and Freedom: Schiller’s Struggle with Kant’s Aesthetics,’ in
damental aspects of the critical system. Other relevant discussions T. Cohen and P. Guyer (ed.), Essays in Kant’s Aesthetics, Chicago
of Schiller’s work for this paper are: Paul de Man, ‘Kant and Schi- and London: The University of Chicago Press, 1982, p. 244.)”
ller,’ in Aesthetic Ideology, Minneapolis and London: University of 21
Rancière, Aesthetics and its Discontents, p. 31.
Minnesota Press, 1996, pp. 129-162; Sabine Roehr, ‘Freedom and 22
Rancière, Aesthetics and its Discontents, p. 25.
Autonomy in Schiller,’ Journal of the History of Ideas, Vol. 64, No. 1 23
Jacques Rancière, ‘Ten Theses on Politics,’ Theory and Event, Vol. 5,
(Jan., 2003), pp. 119-134. Issue 3 (2001).
Comunicaciones - Historia de la Estética - Meta-politics and the deconstruction of Western aesthetics: re-reading Kant’s
Critique of Judgment according to Rancière and Spivak

is essentially un-subsumable within the very fra- The forms of autonomy and heteronomy are
me of Western aesthetics. It would seem, therefo- interdependent in this logic of the aesthetic. In-
re, that we are dealing with related but nonethe- sofar as it is an artwork, and thereby an object of
less incompatible positions. However, the manner a specific experience, the statue institutes a spe-
in which Rancière articulates the aesthetic can be cific, separate common space. This may be un-
seen as potentially entailing the alterity or hetero- derstood in terms of the autonomy of aesthetic
geneity that is fundamental to Spivak’s argument. experience and the distribution of the sensible.
Through its suspension of the relations of do- Insofar as it is not an artwork it expresses a way
mination the aesthetic experience can be unders- of life that has no experience of a separation into
tood as promising an unprecedented ‘freedom specific realms of life. This stands in profound
and equality of sense’24. It is an aesthetic dissen- contrast to the specificity of aesthetic experience
sus that interrupts the given order of society, sus-
and yet speaks of potentiality of plenitude an-
pending, Rancière remarks, ‘the rules by which
nounced in ‘free appearance.’
human nature is accorded with social nature’
Rancière’s fundamental concern is to mark
and promising a ‘humanity to come’25. Structura-
out this paradox as the originary tie that delimits
lly this open-ended promise is synonymous with
the lack or rupture riven in an assumed ‘human aesthetic politics. Rather than merely an affir-
nature.’ mation of an already culturally inscribed nature,
Such a paradoxical relationship is definitive the cultivation of aesthetic experience, or more
of the aesthetic. Moreover, this does means that specifically, our ‘aesthetic education’ is the very
we do not find a separation between an auto- movement that seeks to transform the promise
nomous art, on the one hand, and a politically of aesthetic resistance into a new principle of
engaged, on the other. On the contrary, as Ran- collective life. There is in his account neither
cière asserts there is ‘the autonomy of a form simply resistant form nor the realisation of its
of sensory experience’ and ‘it is that experience promise but rather the tension and relationship
which appears as the germ of a new humanity, between the two.
of a new form of individual and collective life’26. The bind between autonomy and hetero-
This may most easily be understood by consi- nomy sets up an expansive conceptual frame
dering again the example of Juno Ludovisi, and with which to think about the terms of aesthe- 199
the distinction between autonomy and hetero- tics. From this perspective, Spivak’s argument
nomy. Rancière describes how the ‘free appea- about a foreclosed nature can be seen not at
rance’ of the sculpture ‘is the power of a hete- variance with the aesthetic but rather as an es-
rogeneous sensible element’27. Heterogeneity sential element of it. For, in particular, Rancière’s
in this respect describes the statues withdrawal Schillerian definition of aesthetics entails not
from all forms of volition and utility. And it is in only the judgment of the beautiful but also that
this ‘radical unavailability’ Rancière argues that of the sublime; as he remarks ‘[d]issensus, i.e. the
the sculpture ‘bears the mark of man’s full huma- rupture of a certain agreement between thought
nity’ and holds out the promise of its potential
and the sensible, already lies at the core of aes-
realisation28. At the same time, we can consider
thetic agreement and repose’29. In principle, the
Juno Ludovisi in terms of autonomy. The idle-
very terms of Spivak’s reading are therefore in-
ness or inactivity of the statue, its autonomy, may
corporated in the broad spectrum of Rancière’s
be understood as the simple expression of the
community from which it came. This is to see the argument. The foreclosure that for her underlies
statue not as a work of art but as the expression and is withheld from the cultivation of aesthetic
of a communal life. And specifically a commu- experience may be understood from Rancière’s
nity whose lived experience is not divided into perspective as another instance of the inherent
separate spheres of activity. resistance of the aesthetic.

24
Rancière, Aesthetics and its Discontents, p. 32.
25
Rancière, Aesthetics and its Discontents, p. 14.
26
Rancière, Aesthetics and its Discontents, p. 32.
27
Rancière, Aesthetics and its Discontents, p. 34.
28
Rancière, Aesthetics and its Discontents, p. 34. 29
Rancière, Aesthetics and its Discontents, p. 98.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Heautonomy and Necessary characteristic of the aesthetic judgement is its


Contingency ‘purposiveness without purpose.’ Aesthetic dis-
sensus/suspension in Rancière’s terms delineates
the structure of Kantian aesthetics but abandons
As we have seen Spivak turns to the dynamic
the motivation for Kant’s argument, and its de-
sublime because it is an instance inKant’s text
fining characteristics and broader framework.
where the transition from nature to freedom
The heterogeneity and autonomy of the aesthe-
explicitly occurs. Yet theaesthetic judgement of
tic sensible are characteristics of the necessary
beauty also bears an important relationship to
contingency of the beautiful as defined by Kant.
moralautonomy, which she does not consider. In
To state again, the beautiful in Kant’s terms is
Rancière there is a strong defence of theauto-
a form that elicits the ‘free play’ of the faculties
nomy of the aesthetic but this is paired with the
of imagination and the understanding and this
notion of an aestheticeducation as a transition
free play is characterised by their mutual stimula-
and transformation of sensible nature by aesthe-
tion in which the imagination and understanding
tic freedom.
In conclusion to this paper, I would like to ‘reciprocally quicken each other.’ For Rancière,
recall the centrality of the notion ofpurposive- through Schiller’s concept of the play, this is un-
ness to Kant’s definition of the aesthetic, since derstood as art’s promise of emancipation through
both readings devalue itssignificance in their ar- the transformation of sensible nature. However,
guments. In contrast to the concept of the au- in Kantian terms, and especially in relation to na-
tonomy of aesthetic experience, which suggests tural beauty, the subjective purposiveness of the
an immediate analogy with the autonomy of the aesthetic judgment, that is, that beautiful form
will, Henry Allison has highlighted the fact that elicits the pleasurable and selfsustaining activity
Kant coined his own term with which to distin- of the imagination and understanding, offers a
guish aesthetic and reflective judgement, namely, primary sense of the potential amenability of the
the concept of ‘heautonomy’30. In the Second In- world to our comprehension and practical activi-
troduction to the Critique Kant defines this con- ty. Put another way, this is the sense that nature
cept as a legislation or normativity that applies (or artistic media) is imbued with potentiality as
solely to judgment itself. As he states judgment a source for meaningful engagement33; its alte-
200 rity or heterogeneity is in this instance its very
‘possess an a priori principle for the possibility
of nature, but one that holds only for the subject, potentiality34. At the same time, the contingency
a principle by which judgment prescribes, not to of natural beauty is a condition that both befalls
nature (which would be autonomy) but to itself us and calls forth our aesthetic response. In con-
(which is heautonomy), a law for its reflection clusion, then, I would like to suggest that this
on nature’31. Reflective judgment acts on princi- contingent relationship is surely an equal dimen-
ple in such a way that it encounters nature as sion of the aesthetic as what has been set out
if it is arranged in conformity with our faculty in the two accounts above. As Klaus Düsing as-
of judgement, that is to say, that it is purposi- serts, affirming the irrevocable character of sub-
ve for the reflective activity of judgment32. Aes- jective purposiveness, ‘in the world the beautiful
thetic judgment, in related but distinct manner, remains contingent and at the same time in each
involves a subjective purposiveness. A defining instance is a surprising case of good fortune’35.

30
For a thorough account of the concept of ‘heautonomy’ see chap-
ter 1, 2, 8 and 9 in Henry Allison, Kant’s Theory of Taste: A Reading
of the Critique of Judgment, Cambridge: Cambridge University
33
Press, 2001. Jay Bernstein’s discussion of Kantian and post-Kantian aesthetics is
31
Immanuel Kant, Critique of Judgment, p. 25; Second Introduction, § V. particularly helpful on this point. See his Introduction to J. M. Berns-
32 As Henry Allison comments the purposiveness of nature is mani- tein (ed.), Classic and Romantic German Aesthetics, Cambridge:
fest in a reflective judgment in that ‘the basic idea is that we look Cambridge University Press, 2003.
34
upon nature as if it had been designed with our cognitive interests In Kantian terms the heterogeneity refers to the heterogeneity of
in mind; though, of course, we have no basis for asserting that it the empirical laws of nature, which by virtue of being empirical laws
was in fact so designed.’ Henry Allison, Kant’s Theory of Taste: A are contingent.
35
Reading of the Critique of Judgment, Cambridge: Cambridge Uni- Klaus Düsing, ‘Beauty as the Transition from Nature to Freedom in
versity Press, 2001, p. 30 Kant’s Critique of Judgment,’ Noûs 24 (1990), p. 83.
ESTÉTICA E HISTORIA DEL ARTE

AESTHETICS AND ART HISTORY


Marcel Duchamp y el Pop Art:
una revaloración de las vanguardias europeas
en el arte norteamericano
Edgar Silvestre Vite Tiscareño
Maestro en Filosofía por la UNAM, México

“Tienes que acercarte a un objeto con indiferen-


cia, como si no tuvieras emoción estética alguna.
La elección de un ready-made siempre está ba-
sada en la indiferencia visual y en la total ausen-
cia de buen o mal gusto”1.

202
Arthur Danto plantea que la reflexión del arte ahora es posible encontrarlo en cualquier cosa
sobre sus propios medios abrió las posibilidades que nos rodea. En este sentido, Warhol imita la
a tal grado que dio lugar a la incorporación de caja de detergente a tal grado que parece impo-
elementos que nunca antes habían pertenecido a sible distinguirla de la original:
su esfera, lo que provocó en el arte postmoderno “Mi gran experiencia, descrita constantemen-
uno de los fenómenos más radicales: la confu- te, fue mi encuentro con la Brillo Box de War-
sión entre arte y realidad, lo que originó una se- hol en la galería Stable en abril de 1964, el
rie de problemas relacionados con la percepción mismo año de la retrospectiva de Hopper en
e identificación de las manifestaciones artísticas. el Whitney. Fue un momento muy emocio-
Este es el punto de partida de su teoría sobre “la nante, pues la estructura del debate que ha-
transfiguración de los objetos de uso cotidiano” bía regido el arte en Nueva York ya no tenía
y la búsqueda de un nuevo criterio para distin- aplicación. Se requería de una teoría nueva,
guir el arte de lo que no lo es2. distinta del realismo, del arte abstracto y del
Danto asocia dicho cambio con la aparición modernismo”3.
del Pop Art y en concreto con la Brillo Box de
La teoría de Danto ha sido duramente criti-
Andy Warhol, que consistió en la apropiación
cada por no tomar en cuenta el papel de las
de un artefacto de uso cotidiano y su exhibición
vanguardias europeas y concretamente por no
como una obra de arte. Esta trasposición implicó
considerar el lugar del Dadaísmo en la reflexión
que el arte dejara de tener un lugar exclusivo y
sobre el carácter convencional del arte, así como
su dimensión social y política. Por esta razón en

1
Cabbane, Pierre. Dialogues with Marcel Duchamp, New York, Da
Capo Press, 1987, p. 48.
3
2
Danto, Arthur. The Transfiguration of the Commonplace, Cambrid- Danto, Arthur. After the End of Art. Princeton, Princeton University
ge, Harvard University Press, 1981. Press, 1997, p. 123-124.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Marcel Duchamp y el Pop Art: una revaloración de las vanguardias
europeas en el arte americano

uno de sus últimos libros titulado El abuso de Y tener dicho gusto es ser como una máquina.
la belleza plantea que él se interesó en la Brillo Sí, pues haces lo mismo todo el tiempo.
Box de Andy Warhol debido a que presenció el Lo haces una y otra vez”5.
momento de su aparición, aunque reconoce que La influencia del capitalismo, así como la
los ready-mades de Marcel Duchamp dieron lu- ley de la oferta y la demanda, jugaron un papel
gar a una serie de problemas sobre la definición crucial en este movimiento artístico. Dos de sus
e identificación de las manifestaciones artísticas4. slogans predilectos fueron el American Way of
Danto habla de la carga histórica en el arte, Life y el American Dream. El Pop Art apela a un
pero no de cómo afecta a la Brillo Box de War- estilo de vida, pero sobre todo a una calidad de
hol y la Fuente de Duchamp, pues si analizamos vida sostenida en la estabilidad económica y en
los principios y finalidades de las corrientes a la los valores de la clase media. Por esta razón fue
que cada una se circunscribe podemos percatar- un movimiento incluyente, pues intentaba ser
nos de sus radicales diferencias. En este sentido accesible para cualquier persona.
es relevante mencionar que los ready-mades de Danto piensa que el éxito de Warhol se de-
Duchamp dieron lugar a una serie de proble- bió a lo extremadamente sencillo de sus repre-
mas relacionados con el carácter arbitrario de los sentaciones, lo que responde a la fama de los
cánones estéticos y el peso de las instituciones iconos e imágenes que retomaba de la cultura
en el terreno artístico. En cambio, Danto se cen- popular norteamericana. Su obra era reconoci-
tra en un problema epistemológico, pues tiene ble fácilmente y no demandaba un gran esfuerzo
como meta encontrar un criterio alternativo a la por parte del espectador: “Lo que hace de él [se
percepción sensible que nos permita identificar refiere a Warhol] un icono es que los temas de su
las manifestaciones artísticas. obra son entendibles para cualquier ciudadano
Por esta razón me propuse llevar a cabo un norteamericano: todo o casi todo lo que hace
estudio comparativo entre la Brillo Box y la arte proviene de la vida ordinaria, de quienes
Fuente, tomando en cuenta sus respectivas im- pertenecen a la cultura norteamericana”6.
plicaciones en la Estética, la Crítica y la Historia Los ready-mades de Duchamp podrían inter-
del arte. De este modo examino los siguientes pretarse como un intento por retomar la estruc-
principios en cada una de estas obras: a) el lugar tura y configuración de los medios masivos de
de la cotidianidad, b) la ambigüedad y alteración producción, al incorporar objetos de uso diario 203
del contexto para producir un efecto nuevo en el a la esfera artística. Sin embargo, más que reivin-
espectador, c) la oposición entre la presentación dicar la cotidianidad en el arte, el artista francés
de un objeto y su representación, d) la relación trata de producir un efecto desconcertante y por
entre el proceso creativo y productivo, y e) el lo tanto su meta principal no era la identificación
abandono de la belleza. o reconocimiento del público.
Esto nos muestra su influencia del Dadaísmo,
que se caracterizó por marcar una lucha abierta
Lo cotidiano en el arte en contra de cualquier noción estable del arte.
Su actitud irreverente y provocativa fue la válvula
El Pop Art retomó el modelo de la producción de escape que abrió la esfera artística hacia una
en serie y la industrialización, lo que se relacio- dimensión que nunca antes había sido explora-
na con su desarrollo en grandes ciudades como da. El Dadaísmo renunció al progreso artístico,
Londres y Nueva York. Su tema central fue el ur- al mezclar lo irracional, lo azaroso, lo espontá-
banismo y la mayoría de sus representantes hizo neo y lo absurdo para atacar cualquier conven-
uso del mecanicismo como una técnica de pro- ción o regla existente:
ducción artística masiva. Al respecto podemos “En el fondo su ataque sarcástico y despec-
citar la intención explícita de Andy Warhol de tivo a la sociedad burguesa, sus ideales y su
convertirse en un hombre-máquina, por lo que lucha estaban dirigidos contra toda estructura
incluso nombró su estudio como The Factory: de valores o contra cualquier orden imperan-
“¿De eso se trata el Pop Art?
Sí, de tener gusto por objetos cotidianos.
5
Swenson, G.R. “What is Pop Art?”. Pop Art. A Critical History. Ed.
Steven Henry Madoff. California, University of California Press, 1997. p. 103.
6
4
Véase Danto, Arthur C. The abuse of beauty, op. cit. p. 6. Danto, Arthur, After the End of Art, op. cit. p. XIV-XV.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

te: ‘Dadá no significa nada’ era el mensaje (o las que eliminaba el referente o lo volvía confu-
antimensaje) del movimiento, expresado me- so, además de generar una serie de equívocos
diante infinitas variaciones”7. entre lo que representaba y la forma en que lo
nombraba9.
El Dadaísmo usaba el arte como un medio
Una obra que nos permite ilustrar esta técnica
para criticar la cultura y la sociedad de su época.
empleada por el artista francés es una pintura
Esta corriente atacó directamente al capitalismo
realizada en 1910, conocida como El arbusto. En
y la burguesía, como parte de su oposición a la
este cuadro se representan dos desnudos feme-
estabilidad económica, social y artística, lo que
ninos junto a un arbusto. Duchamp al titular de
nos revela el fuerte activismo político que exis-
este modo su obra, descarta la totalidad del refe-
tió en las vanguardias europeas y que no puede
rente y sugiere que el espectador es un voyeur,
equiparse con las manifestaciones posteriores.
pues no solo observamos un arbusto, sino los
desnudos femeninos situados frente al mismo10.
El artista francés descubrió que a través del
Ambigüedad y alteración del contexto desplazamiento físico de un objeto conocido y
su presentación en otro ámbito se develan una
En cambio, el Pop Art tomó la apariencia como serie de paradojas que ponen en duda los princi-
su tema central, por lo que sus paradigmas fue- pios que habían regido en el arte. Para lograr este
ron la televisión, la publicidad, la farándula y el efecto alteraba alguna de sus partes, destruyén-
glamour. Dicho interés responde en gran medida dolos, cortándolos, pegándolos y mezclándolos.
a que la sociedad norteamericana se preocupa- Otra de sus técnicas era simplemente cambiar un
ba por la vida lujosa y los escándalos de per- objeto de posición y simplemente firmarlo, con
sonalidades como Elvis Presley, Marilyn Monroe lo que paralizaba su función práctica.
o Jackie Kennedy. Por ello sus representantes Duchamp hace uso de la ambigüedad y mani-
recurrieron a los iconos y estereotipos más re- pula el contexto con la intención de replantear el
presentativos. En esta medida podemos clasifi- estatuto del arte y cuestionar toda noción estable
carlo como un arte exhibicionista que reclama sobre el mismo. En cambio, Warhol emplea esta
ser contemplado y en última instancia admirado técnica con una finalidad muy distinta, pues bus-
204 por el público. ca reivindicar la cotidianidad como parte de la
Para Danto el Pop Art nos hace pasar de la esfera artística y pretende ampliar la dimensión
función utilitaria de un artefacto de uso coti- estética en donde no existía, o al menos donde
diano a su dimensión estética, por lo que lla- no había sido considerada.
ma nuestra atención sobre un aspecto del objeto
que no tiene nada que ver con su uso práctico y
por tanto da lugar a una experiencia nueva so- La presentación VS la representación
bre el mismo. Esta es la apreciación de Seberling
O’Doherty sobre el Pop Art: “Todos estos objetos Los artistas Pop estaban obsesionados con la re-
son aislados y manipulados con la intención de petición, en una gran variedad de niveles. En
mostrar su dimensión estética, independiente- primer lugar la repetición en su obra hace re-
mente de su función práctica”8. ferencia al hecho de retomar un elemento de la
La ambigüedad y alteración del contexto fue- vida cotidiana y representarlo tal cual. También
ron empleadas originalmente por el Dadaísmo hace alusión al aumento de proporción, pues el
y adquirieron mayor fuerza en la obra de Du- tamaño excesivo fue uno de sus caprichos, te-
champ. A lo largo de su carrera, este artista se niendo como consecuencia un mayor impacto
interesó por la pluralidad de significados que en el espectador, así como la producción de una
puede tener la transmisión de un mensaje o la
interpretación de un objeto. Para lograr dicho
efecto combinaba las palabras con imágenes, de
9
La ambigüedad no solo forma parte de sus obras, sino que se
extiende a su propia personalidad e incluso de de su identidad
sexual. Como claro ejemplo de esto tenemos su alter ego feme-
7
Bocola, Sandro. El arte de la Modernidad: estructura y dinámica de nino, Rrose Sélavy, quien aparecerá en un gran número de sus
su evolución de Goya a Beuys, op. cit. p. 328. obras. Véase. Judovitz, Dalia. Unpacking Duchamp. Art in transit.
8
O’Doherty, Brian. “Art: Avant-garde Revolt”. Pop Art. A Critical His- Berkeley, University of California Press, 1998. p. 144.
10
tory, op. cit. p. 41. Vid. Judovitz, Dalia. Unpacking Duchamp. Art in transit, op. cit. p. 23.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Marcel Duchamp y el Pop Art: una revaloración de las vanguardias
europeas en el arte americano

experiencia intensificada. Por ello reproducían en la innovación temática de la representación,


helados, pasteles, hamburguesas y latas enormes pero no en oponerse a la misma.
de coca cola: “La repetición es otra consecuencia En cambio, Duchamp criticó toda corriente
inevitable de este momento y se refleja en las pictórica que tuviera esa meta, lo que denominó
decisiones de los artistas. La multiplicación de como una actitud retinal. Desde su perspectiva
los productos creados en masa genera en el es- el error consiste en centrarse en la experiencia
pectador una intensa experiencia visual”11. visual, pues la pintura puede tener otros valores
La obsesión por la repetición es notable en y funciones. Al respecto, en una entrevista con
la obra de Andy Warhol. Esto se debe a que la Pierre Cabanne le dijo lo siguiente: “¡Lo retinal es
producción masiva fue predominante en la ma- escalofriante! La pintura puede tener otras fun-
yoría de sus trabajos, tal como puede apreciarse ciones, puede ser: religiosa, filosófica o moral.
en la técnica que empleaba para elaborar sus Si he tenido la oportunidad de tomar un actitud
pinturas. Warhol no solo acudía a la repetición anti-retinal, esto no ha producido una gran dife-
de los productos en serie de marcas conocidas, rencia; nuestro siglo es completamente retinal”14.
sino también cuando pintaba retratos de los per- Para el artista francés la experimentación con
sonajes famosos de su época12. el medio marcó una clara ruptura con el arte an-
Otro sentido de repetición es el correspon- terior y sobre todo con la pintura. Al respecto en-
diente a la rutina, a las cosas que hacemos una y contramos su Gran Vidrio, que altera la noción
otra vez, a la serie de hábitos que rodean nues- de cuadro pictórico y opta por la traslucidez del
tra vida diaria. Es aquí donde encontramos los vidrio. Esto no solo implica un distanciamiento
experimentos fílmicos de Warhol, en los que se de las convenciones pictóricas, sino que da lugar
muestra una acción sin interrupción, al grado a una renovación constante de la obra, pues de-
que parece anularse el movimiento. Lo que cau- pendiendo de su ubicación y de la posición del
tivó su atención consiste en que el cine es capaz espectador se producirá un efecto distinto.
de captar la cotidianidad de modo más fiel que Duchamp incorporó el azar y la casualidad
la pintura: como parte del proceso creativo, para demostrar
“Las películas de Warhol se centraban en la que el artista no puede tener todo bajo control,
pasividad, la magnificación y la repetición. tal como ocurre en Tres zurcidos estándares,
Dormir muestra a un hombre durmiendo por donde muestra la arbitrariedad del sistema mé- 205
seis horas. (…) Comer presenta a un pintor trico y el hecho de que toda regla establecida
masticando, masticando, masticando, y la puede violarse y dar pie a nuevas posibilidades.
cámara graba la no-acción. La necesidad de Por esta razón no solo crítica los límites del arte,
descansar, el deseo sexual y la alimentación sino de las convenciones en general15.
son demandas constantes en la vida de una
persona, que a su vez requieren de una satis-
facción continua”13. La relación entre el proceso creativo y
Este tipo de experimentación artística no rom- productivo
pe con el naturalismo de la práctica representa-
cional, pues busca captar la serie de sucesos que El Pop Art fue un movimiento complaciente que
nos rodean, por más insignificantes que sean. buscó reivindicar la forma de vida de la socie-
Por esta razón en el Pop Art encontramos una dad norteamericana. En sus miembros no exis-
clara intención descriptiva y figurativa, lo que no te propiamente una actitud crítica, ni reflexiva,
es tan radical respecto al arte tradicional, contra- pues solo reflejan la apariencia del mundo y la
rio a lo que trata de demostrar Danto. En todo sociedad. Por ello la obra de Warhol se centra en
caso la originalidad de esta corriente consistió la imagen visual y no pretende ir más allá de la
representación pictórica.
En contraste, Duchamp cuestiona qué es el
arte y cómo lo interpretamos. Su propuesta se
11
relaciona estrechamente con una consideración
Sidney, Janis. “On the theme of the exhibition”. Pop Art. A Critical
History, op. cit. p. 39.
12
Véase. Danto, Arthur. Andy Warhol. New Haven, Yale University
Press, 2009. p. 34.
13 14
Wilson, William. “Prince of Boredom. The repetitions and passivities Cabbane, Pierre. Dialogues with Marcel Duchamp, op. cit. p. 43.
of Andy Warhol”. Pop Art. A Critical History, op. cit. p. 292. 15 Vid. Judovitz, Dalia. Unpacking Duchamp. Art in transit, op. cit. p. 47.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

lingüística y se desplaza constantemente entre y el diseño de la caja de detergente de James


nuestra descripción de la realidad y el uso del Harvey. El diseño de la última me hizo interesar-
lenguaje. Este artista nos hace pensar en los cam- me en la primera, que tiene las mismas propie-
bios de la concepción del arte a lo largo de la dades estéticas que la caja de Harvey”18.
historia y pone en duda la existencia de criterios Sin embargo, contrario a lo que defiende
objetivos para juzgarlo. Danto, yo sostengo que Warhol buscaba ampliar
El entramado teórico en la obra de Duchamp los límites de la belleza, pues pensaba que esta
no es su único aspecto relevante, pues su ma- no era exclusiva de las obras maestras, sino que
nipulación de los objetos, el empleo de una di- puede encontrarte en cualquier tipo de objeto y
versidad de materiales y el juego con las normas en cualquier experiencia cotidiana. En contras-
establecidas, abrirá la esfera artística a un nuevo te, Duchamp muestra otra actitud, pues no se
tipo de experimentación. David Hopkins apunta propone revelar la belleza de los objetos que se-
que después de Duchamp, el arte dejó de cen- leccionaba, sino que más bien trataba de neutra-
trarse en el objeto para hacerlo en el concepto. lizarla. Por esta razón su actitud es anti-artística
Con los ready-mades eliminó la vestidura mate- y anti-estética, lo que de ningún modo puede
rial de la obra y la cubrió con una consideración equipararse con la obra de Warhol.
analítica, que influyó al arte posterior16.
Es necesario aclarar que el artista francés no
tenía pretensión académica alguna, pues propia- Diferencias entre ambos proyectos
mente no desarrolló una teoría sobre el arte. La artísticos
fuerza de su obra radica en su carga lúdica y
su ingenio mordaz, mediante los que asombra y
desconcierta al espectador. Ambas características Duchamp ponía en evidencia el papel de las ins-
lo distinguirán los dadaístas, pues su manera de tituciones en la evolución de nuestra concepción
juzgar y reformular el arte no será recurriendo e interpretación del arte y criticaba a la existen-
al absurdo, sino a través de la burla intelectual. cia de principios estables que pudieran aplicarse
a todas las manifestaciones, independientemen-
te del contexto histórico y cultural. En cambio,
Andy Warhol deseaba ingresar al mundo del arte
206 El abandono de la belleza y adquirir un nombre en él, lo que determinó
su producción artística e impulsó su carrera. Al
Arthur Danto piensa que su obsesivo interés en respecto Danto apunta lo siguiente:
la Brillo Box de Warhol se debió en gran parte a
“No existe ningún misterio sobre su decisión
que se sintió atraído por las cualidades estéticas
de pintar latas de Campbell. Deseaba hacerse
intrínsecas al diseño original de la caja de deter-
famosos rápidamente y la forma de hacerlo
gente, que tuvo como finalidad convertirlo en
era atrayendo la atención de los medios de
un producto atractivo para el consumidor. Por
comunicación. Era un artista Pop antes de que
esta razón el responsable de dicho fenómeno
el término fuera acuñado y en 1962 el Pop Art
fue James Harvey y Warhol solo se apropió del
dio de qué hablar a la gente”19.
mismo17.
Danto defiende que ocurrió algo muy se- El Pop Art enfatiza la dimensión comercial del
mejante en el caso de la Fuente de Duchamp arte, el modo en que el mundo del arte también
y que ambas obras se caracterizaron por su re- está sometido a las leyes de la oferta y la de-
chazo explícito a la belleza, a pesar de poseer manda, lo que influye en su valor económico.
cualidades estéticas. Desde su perspectiva estas En este sentido se opone a la distinción entre lo
propiedades son incidentales a la obra, pues no que había sido considerado como alta cultura y
se buscan por sí mismas, ni constituyen un prin- la cultura de masas, otorgándole un mayor peso
cipio esencial de las mismas: “La conexión entre al espectadorconsumidor, lo que nos muestra la
Fuente y el orinal del que se apropió Duchamp serie de fuerzas que entra en juego en el terreno
es muy semejante a la de la Brillo Box de Warhol artístico.

16 18
Véase. Hopkins, David. After Modern Art: 1945-2000, op. cit. p. 177. Danto, Arthur C. The abuse of beaut,. op. cit. p. 11-12.
17
Véase. Danto, Arthur C. The abuse of beauty, op. cit. p. 6. 19 Danto, Arthur. Andy Warhol, op. cit. p. 32.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Marcel Duchamp y el Pop Art: una revaloración de las vanguardias
europeas en el arte americano

Por ello es necesario acentuar las siguientes y de protesta originada en la obra de este artista
diferencias. En primer lugar el Pop Art pretende francés no puede equipararse con un gesto simi-
llegar a un público más amplio que se identi- lar en un artista posterior. Esto se debe a que la
fique fácilmente con sus obras, oponiéndose institución a la que Duchamp se oponía, terminó
claramente a corrientes como el Expresionismo aceptando sus trabajos y ahora son exhibidos en
Abstracto y renunciando a la concepción de Cle- los museos, además de constituir un referente
ment Greenberg sobre el modernismo. En esta obligado de la historia del arte20.
medida su originalidad consistió en distanciarse Los elementos emancipadores de las vanguar-
de los principios dominantes en el terreno pic- dias europeas terminaron incorporándose a la
tórico, pero su intención de protesta no es com- esfera artística y formaron parte de sus conven-
parable con la del Dadaísmo, que se mostró en ciones. Esto produce una clara diferencia con el
contra de toda norma establecida, como parte de arte postvanguardista, pues en su caso ya no es
su crítica incisiva a la burguesía. posible hablar de una crítica radical a las insti-
La carga transgresora de los trabajos de Du- tuciones y a los principios que regían el mundo
champ correspondió a un momento histórico del arte. Por ello concluyo al contrario de Arthur
en el que se cuestionó radicalmente la noción Danto, que el carácter provocativo de la Brillo
tradicional del arte y la serie de principios que Box de Warhol refleja una intención conciliadora
predominaban en esa época. La intención crítica y un fuerte deseo de aceptación.

207

20
Véase. Bürger, Peter. Theory of the Avant-Garde, op. cit. p. 90.
Así en las artes como en las ciencias:
la crisis de la estética analítica y el retorno
de la estética continental
Dr. Vicente Alemany Sánchez-Moscoso
Dr. Jaime Repollés Llauradó
Universidad Complutense de Madrid
Centro de Estudios Superiores Felipe II de Aranjuez
Escuela Contemporánea de Humanidades de Madrid
valemany@cesfelipesegundo.com
jaime_repolles@hotmail.com

208
Resumen Introducción: así en las artes como en
las ciencias
En el desarrollo del arte europeo actual son fre-
cuentes las revisiones críticas de los presupues- Tras la Segunda Guerra Mundial, la capitalidad
tos artísticos del formalismo norteamericano. En artística de Estados Unidos finalmente conllevó
este sentido, destacan las tendencias postmini- la imposición de la estética analítica en el arte
malistas que se caracterizan por subvertir el mo- europeo, con el correspondiente auge de la fi-
delo estético analítico, imperante en la abstrac- losofía del lenguaje y el arte conceptual. Estas
ción, el conceptualismo y el minimalismo. Para teorías del arte surgieron en los mismos centros
reconocer esta inversión y articular un sistema universitarios que promovieron la filosofía analí-
de categorías estéticas abiertas a los nuevos com- tica (Princeton y Harvard) y se nutrieron de los
portamientos artísticos proponemos una dialécti- avances de la psicología conductista (Berkeley),
ca entre lo analítico y lo continental que redefi- la Teoría de la Gestalt y la reducción fenomeno-
na los fundamentos de la estética en la crisis del lógica. Los artistas de corte analítico suelen in-
formalismo. currir en un tipo de trabajo decididamente anti-
idealista que quiebra los fundamentos estéticos
de la obra de arte tradicional, descomponiendo
el acto creativo en una serie de procesos forma-
les destinados a deconstruir los objetos artísticos
en átomos de sentido cada vez más claros y dis-
tinguibles. Tal es la empresa del minimalismo y
Palabras clave otras derivas formalistas del arte de posguerra
que disponen al espectador en el centro de una
Postminimalismo, estética analítica, estética con- paradoja visual: ¿Qué me es posible ver? ¿Qué
tinental, Georges Didi-Huberman. actitud debo adoptar?
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y el entorno de la estética continental

La distinción que presentamos ha dividido Stella). La categoría estética de lo continental


durante décadas el ámbito de la teoría del arte. permite intuir, además, una interioridad latente
Recientemente, el filósofo e historiador Georges en las obras de arte frente a la simple exterio-
Didi-Huberman analiza esta dialéctica en su en- ridad de la analítica formalista. Este concepto
sayo de 1992 Lo que vemos, lo que nos mira1 pro- de interioridad fértil —propio de los creadores
poniendo una oposición entre la estética ana- actuales— puede ser recogido a partir de una
lítica y la estética continental como la escisión teoría del vaciado y el molde frecuente en las
entre dos prototipos de espectadores, el tauto- prácticas de los artistas continentales.
lógico y el creyente. De esta manera, se abre
la reducción fenomenológica de la obra de arte
limitada al sentido y al concepto a un carácter
interior, subjetivo o continental. El auge de la estética continental tras
Paradójicamente, Inglaterra como puente cul- la crisis de la estética analítica
tural entre Estados Unidos y Europa, está lideran-
do la reacción al arte analítico bajo presupuestos Cuando se estudia detenidamente la evolución
postminimalistas. La estética europea, durante de los movimientos artísticos de posguerra es fá-
décadas secuestrada por la cultura crítica nor- cil constatar la influencia del arte estadouniden-
teamericana de la Era Greenberg, se caracteriza se triunfante tras la Segunda Guerra Mundial, el
actualmente por una indagación en las cuestio- desplazamiento de la capital cultural de las artes
nes fundamentales de estética clásica europea, plásticas de París a Nueva York y el auge de la
tales como lo sublime, lo infinito o lo sagrado abstracción como estilo imperante en la segunda
que conforman el ámbito de lo continental. Es- mitad del siglo XX4. Durante este periodo, que
tas tendencias subliminales, sensibles en Ka- podemos denominar como Era Greenberg en re-
poor o Whiteread, pueden alcanzar una poderosa lación al célebre crítico de arte neoyorquino que
relación empática con los observadores. Ambos llegó a personificar la crítica formalista, resulta
artistas intentan una aproximación del especta- relativamente sencillo comprobar la continuidad
dor a las obras impensable en sus antecedentes de las tendencias abstractas, minimalistas o con-
norteamericanos. Por ejemplo Kapoor declara ceptuales, surgidas en Estados Unidos durante
“estoy realmente interesado en lo íntimo, el arte los años 60 y 70, en los movimientos homólogos 209
es bueno enfrentándonos a relaciones íntimas”2 europeos.
y su compañera “hay un pathos en lo que hago, La historia reciente del arte no cesa de hacer
la gente responde a un sentido de humanidad corresponder las tendencias americanas de los
que hay en algunas de mis obras. Nadie describe últimos años con sus traducciones continenta-
un Serra como algo patético, o un Andre”3. les. Según este principio, el Informalismo adapta
La crisis de la estética analítica ha provocado el Expresionismo Abstracto, el Nuevo Realismo
un auge de la sustantividad en el arte contem- modifica en clave política el Pop Art o el arte
poráneo. Este deslizamiento ha multiplicado las político, a la manera de Joseph Beuys, aúna el
posibilidades de interpretación antes reducidas compromiso europeo con el accionismo, el ha-
a una significación conceptual ( Joseph Kosuth) ppening o la performance, por solo citar unos
o a una experiencia monitorizada (Bruce Nau- ejemplos. Todas estas cesiones de tendencias es-
man). La estética continental europea insiste en tadounidenses a los europeos hacen pensar en la
las propiedades materiales o sustanciales de las preeminencia de una suerte de estilo internacio-
obras de arte y sus poéticas (Anish Kapoor), un nal americano caracterizado por el formalismo,
materialismo romántico centroeuropeo ( Joseph la filosofía del arte por el arte y el abuso del
Beuys) decididamente opuesto al formalismo y conceptualismo en detrimento de la narratividad,
al pragmatismo anglosajón (Donald Judd, Frank la historicidad y la retórica del arte tradicional.
Parece haberse impuesto por doquier, tanto en
los campus norteamericanos como en las facul-
tades y academias de Bellas Artes europeas, una
1
Cfr. G. Didi-Huberman. Lo que vemos, lo que nos mira, Manantial,
Buenos Aires, 1997.
2
D. Salvo. A Conversation with Anish Kapoor. Anish Kapoor: Mars-
yas, Tate, Londres, 2002, p. 62.
3 4
C. Houser. If Walls Could Talk. A Interview with Rachel Whiteread. Ra- Cfr. V. Alemany Sánchez-Moscoso. Arte del siglo XX: Apuntes al
chel Whiteread, Transient Spaces, Guggenheim, Berlín, 2001. p. 55. principio del siglo, Dykinson, Madrid, 2003, pp. 39-45.
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estética analítica fuertemente ligada a la teoría decirse sin ambages que el triunfo del minima-
del lenguaje, el conductismo y la psicología de lismo, el conceptualismo y el arte procesual en
la Gestalt. el continente europeo ha obligado a reformular
Aunque el revés continental de esta doctrina la estética continental como una suerte de crisis
de la modernidad tiende más a la semiología o la de lo analítico.
hermenéutica, sucede como si las tendencias eu-
ropeas de los últimos años se hubieran limitado
a traducir los presupuestos estéticos norteameri- Obras analíticas y obras continentales
canos en corrientes neofigurativas, neoexpresio-
nistas o postminimalistas5. Nuestra tesis expone En efecto, la similitud entre los movimientos ar-
que la crisis del programa formalista, desarro- tísticos formalistas y las corrientes filosóficas y
llado en EEUU pero continuado por los artistas científicas llamadas analíticas redunda en el mis-
europeos durante los últimos años bajo un signo mo espíritu de la época que ha reducido a la
inequívocamente continental, surge de las pro- estética a una especie de filosofía del lenguaje.
pias paradojas abiertas por la estética analítica. Los autores llamados analíticos, tradicionalmen-
Nuestra investigación se centrará de modo te preocupados por una indagación en las pro-
especial en aquellos artistas europeos que, in- piedades lógicas o matemáticas del lenguaje en
fluidos por la estética formalista, viven de la pos de una precisión argumentativa intentaron
dialéctica analítico-continental, sensible en sus relevar, de una vez por todas, el clásico divorcio
obras a través de un desajuste muy creativo en- entre las ciencias y las letras por un positivismo
tre ambos lados del Atlántico. El movimiento lógico. Por su parte, los llamados continentales,
postminimalista puede ser una tendencia para- en permanente disputa con los analíticos, abo-
digmática del modo en que las crisis propias del gan por la literatura, la historia y la filosofía clá-
reduccionismo analítico han producido una serie sica en pos de una significación humanística de
de callejones sin salida en el minimalismo que corte simbólico y existencialista8.
trascienden a dicha tendencia y son experimen- En el campo de las artes plásticas, la voca-
tadas por numerosos creadores europeos como ción analítica tiene sus raíces históricas en la
límites formales de su trabajo, no necesariamente descomposición de la obra de arte en átomos
210 vinculado con la ortodoxia minimal o postmi- de sentido propiciada por las vanguardias más
nimal, como puedan ser los artistas figurativos formalistas tales como el cubismo analítico, el
Ron Mueck, Jenny Saville o, en nuestro país, el suprematismo, el neoplasticismo o el entorno de
fallecido Juan Muñoz6. la Bauhaus, y continuada por los movimientos
Nuestra convicción de que el arte europeo artísticos de posguerra como una deconstrucción
de los últimos años se nutre de las crisis del nor- permanente de los elementos básicos de la obra
teamericano viene avalada por el hecho de que, en cualquier ámbito, ya sea interior o exterior
tanto en el ámbito de las humanidades como en a la esfera de las Bellas Artes: el accionismo, el
el de las ciencias, esta dialéctica también pro- happening, el povera, el land art o el body art.
tagoniza el panorama intelectual de la segunda No pueden comprenderse las corrientes princi-
mitad de siglo XX7. Por este motivo, las respues- pales del arte analítico (abstracción, minimalis-
tas europeas a la crisis del formalismo americano mo, arte objetual y conceptual, Op Art y arte de
no surgen como una simple reacción continental computadoras) sin las bases epistemológicas que
que aboga por una especie de vuelta al orden, también nutrieron la filosofía analítica (la teoría
similar a la que vivieron las vanguardias euro- del lenguaje del Círculo de Viena, la fenomeno-
peas durante la primera posguerra, como tam- logía de Husserl, la psicología de la Gestalt y el
poco se trata de una suerte de contrarreforma conductismo de Berkeley).
figurativa o iconológica del modelo formal pro- Esta distinción entre artes analíticas y conti-
puesto por la estética analítica, sino que puede nentales, no exenta de contradicciones, es ya un
lugar común de la historia de la filosofía y de
las ciencias que no por extensa deja de ser pre-
5
Cfr. S. Marchán Fiz. Del arte objetual al arte del concepto, Akal,
Madrid, 1986.
6
Cfr. V. Alemany Sánchez-Moscoso. La antropometría en el postmi-
8
nimalismo, Tesis doctoral, Universidad Complutense, Madrid, 2008. Cfr. G. Hottois. Historia de la filosofía del Renacimiento a la Posmo-
7
Cfr. F. D´Agostini. Analíticos y continentales, ed. Cátedra, Madrid, 2009. dernidad, Cátedra, Madrid, 1999.
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y el entorno de la estética continental

cisa en muchas de sus aplicaciones. Teniendo EEUU. Si el primero tiene como precursores a
en cuenta que una de las críticas más severas Tony Smith, Donald Judd o Frank Stella, la nó-
a esta reducción geográfica del pensamiento es mina de autores postminimalistas empieza a di-
la existencia de numerosos autores analíticos en versificarse con artistas tan dispares como Bruce
centroeuropa (y anglosajones emparentados con Nauman, Richard Serra o Gordon Matta-Clark,
el discurso continental) la distinción es estéril pero terminaría de desarrollarse con creadores
aplicada a los modos de pensar en cada país netamente continentales como Louise Bourgeois,
pero fecunda y pertinente cuando se desplaza Anish Kapoor o Rachel Whiteread. A través de la
al ámbito de las artes plásticas, pues recoge, en obra de estos dos últimos autores comprobamos
cierto sentido, otro gran debate académico: la que el Reino Unido ha sido el lugar de intercam-
diferencia de perspectiva que exige el estudio bio de ambas tendencias.
del arte del norte (“analítico”) y el del sur (“con- Al igual que los pensadores analíticos, los mi-
tinental”). nimalistas se caracterizaron por la construcción
Es común en la historia del arte considerar el de obras de arte específicas como si fueran au-
estudio del arte flamenco desde una perspectiva ténticos teoremas matemáticos que han de ser
analítica en la medida en que los estilos nórdi- verificados por el espectador previa elimina-
cos privilegian el detallismo, el distanciamiento y ción de todos los elementos perturbadores de
la objetividad en la representación, mientras que la comunicación (entendida como una proposi-
el estudio del arte de los artistas mediterráneos ción bien estructurada). El objeto específico del
responde a la perspectiva continental dado su minimal, muchas veces un simple cubo, en su
concepción holística, coral y retórica de la re- sencillez y rigor trata de producir en el usuario
presentación9. Y no sería desmesurado conside- un significado explícito como si se tratara de un
rar semejante polaridad como la que en su día enunciado perfectamente lógico; razón por la
dividió la Querelle des anciens et des modernes que los minimalistas exigían que las condiciones
dramatizada por la academia francesa diecio- de recepción de tal cubo fueran experimentales,
chesca10 como la dialéctica entre poussinistas y por tanto, tan aisladas y estables como en cual-
rubenistas, es decir, los partidarios de la línea y quier prueba científica.
el dibujo (“analíticos”) frente a los entusiastas del En cambio, los autores postminimalistas, eli-
color y la pintura (“continentales”). minando muchos de los presupuestos formales 211
Aunque no sea prudente reducir la comple- de percepción, escala y recepción de la obra
jidad de tantos movimientos artísticos y sus en- buscan una expresión implícita de los materia-
foques epistemológicos a la dialéctica analítico- les de construcción en el proceso de producción
continental, la génesis de muchas tendencias de los objetos específicos. Si el minimalismo im-
de los últimos años ha hecho casi previsible el pone una forma a la materia desde el exterior,
pronóstico de las sucesivas vanguardias encon- el postminimalismo extrae desde el interior de
trando un principio de acción (analítica o de- la materia una forma (necesariamente informe).
constructora) en el arte americano y su reacción Dicho de otro modo, el minimalismo reducía las
(continental o reformista) en el europeo. En mu- dialécticas que tradicionalmente habían produ-
chas ocasiones son los propios autores europeos cido significación (figura-fondo, forma-materia,
los que, emigrados a Estados Unidos (como Mar- contenido-expresión) a un objeto unitario, cohe-
cel Duchamp) generan las tendencias analíticas rente, sin partes contradictorias. Esta tendencia
(el arte conceptual) que han cobrado posterior- proponía obras en las que cada vez fuera más
mente un sesgo europeo, como ocurrió con el difícil encontrar una fractura, una ilusión, una
Nuevo Realismo francés, seguramente más afín incoherencia o una tensión. Por su parte el post-
al fundador de raíces dadaístas. minimalismo tiende a abrir la significación de la
Escojamos como paradigmas de la dialécti- obra a la polisemia de lo informe, es decir, la
ca analítico-continental los movimientos llama- retórica implícita en su modo de producción, al
dos minimal y postminimal, ambos surgidos en material del que está hecha y a los condicionan-
tes temporales de su entorno de ejecución y de
recepción11. La preocupación por la materia, el

9
Cfr. E. Panofsky. Los primitivos flamencos, Cátedra, Madrid, 1998.
11
10
Cfr. M. Barasch. Teorías del arte. De Platón a Winckelmann, Alianza Cfr. G. Didi-Huberman. La ressemblance informe, Macula, París,
Forma, Madrid, 1994, pp. 249-300. 1995.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

contexto productivo y los procesos de construc- de un conjunto material y envolvente, irreducti-


ción de la obra, es decir, el conjunto de cosas ble a los demás.
que la lógica refuta y la razón repudia bajo las El problema es que, las formas significantes
condiciones higiénicas del laboratorio, son los de un sistema como el minimalista, aunque ini-
lugares comunes de la escultura postminimalista cialmente eludan un significado simbólico, no
en el espacio expandido12. pueden evitar asumir significaciones connota-
tivas o analógicas en cuanto se descubren sus
isomorfismos. Cada vez que un artista minimal
La potencia continental de lo analítico da vueltas a la lógica formal de un cubo en pos
de desconstruir cada una de sus aristas, cada
Podemos considerar que la dialéctica entre es- una de sus percepciones, a través de repeticio-
tos paradigmas estéticos ha ampliado horizon- nes, yuxtaposiciones, inversiones, vaciamientos
tes en la creación plástica actual inimaginables o desdoblamientos, reproduce isomorfismos que
en el escenario del formalismo de los años 60, convocan nuevas formas simbólicas, latentes en
ambiente artístico que Richard Serra, uno de sus el sistema analítico. El postminimalismo surgió
protagonistas, describía como “un callejón sin cuando la secuencia de enunciados en los que
salida” en el que todos los creadores debían asu- se convirtieron las proposiciones de las obras mi-
mir “el dogma de la literalidad”13. Por un lado nimalistas dieron lugar a isomorfismos respecto
debemos valorar la concepción analítica/minimal a la tradición artística tan clamorosos como la
numérica, abstracta o formal de los elementos evidente similitud entre un cubo de Tony Smith
plásticos como datos variables de una obra de y una tumba, una secuencia de Sol Lewitt y un
arte, susceptibles de enrolarse en una serie ló- paramento ornamental romano, o una serie de
gica o una secuencia de información que lla- neones de Dan Flavin y una vidriera gótica.
mamos significación. Por otro asumiremos la Georges Didi-Huberman alegorizó en su libro
concepción continental/postminimal concreta o Lo que vemos, lo que nos mira, 1992, esta dia-
material que une tales elementos bajo procesos léctica analítico-continental como el conflicto
analógicos que interpretamos según isomorfis- entre dos tipos de mirada, la del hombre de la
mos significantes. Para expresar con una imagen tautología, que se limita a describir la serie dis-
212 matemática esta dialéctica minimal-postminimal creta de elementos repetidos, y la del hombre de
se puede constatar fácilmente que no es lo mis- creencia, que genera conjuntos simbólicos aná-
mo un sistema de cuantificación analítica como logos al arte del pasado14. La del que solo ve lo
el n.º 1 y una unidad continental como una gota que ve, y la del que necesita creer para poder
de agua en el espacio expandido de la escultura. ver. Según la expresión de Frank Stella, What
En este sentido, la matemática moderna tam- you see is what you see, célebre tautología ana-
bién sufrió un trastorno continental a partir de lítica, puede oponerse a la expresión de Anish
la teoría de conjuntos de Cantor que dejó de to- Kapoor, What you get is not what you see15, como
mar a los números como significados discretos un acto de fe continental. Didi-Huberman ha
que se suman unos a otros para convertirse en mostrado como nadie que el más simple objeto
una unión de conjuntos de elementos que arras- a ver está ya atravesado de la suposición de un
tran consigo contextos irreductibles a un sistema aura (continental) que envuelve la percepción
formal de cuantificación. Asimismo, las estéticas de lo más lejano e inaprensible en lo más dis-
analíticas amparadas por las teorías del lengua- creto y cercano. Pero la suposición de un aura
je, la información y la percepción, que por mo- en los objetos específicos del minimalismo no
mentos alumbraron la utopía de descomponer es el retorno de una fe en la ilusión o un orden
la obra de arte en unidades de significación, en sagrado sino, según Didi-Huberman, la puesta
átomos de sentido, son refutadas por la visión en evidencia de un vacío.
holística que comprende cada átomo como parte Ya el teórico matemático Gödel desarrolló su
principio de incompletud asegurando que nin-
gún sistema formal puede ser perfecto, en el

12
Cfr. R. E. Krauss. Pasajes de la escultura moderna, Akal, Madrid,
2002, pp. 239-279. 14
Cfr. G. Didi-Huberman. Lo que vemos, lo que nos mira, Manantial,
13
Cfr. H. Foster. Entrevista con Richard Serra. La materia del tiempo, Buenos Aires, 1997, op. cit.
ed. Guggenheim, Bilbao, 2005. 15
D. Salvo. Interview with Anish Kapoor, op. cit. p. 64.
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y el entorno de la estética continental

sentido de reproducir toda proposición verdade- matemática, geométrica, formal o ilusionista,


ra bajo la forma de un teorema. El teorema de se trata de explorar las diferentes modalidades
Gödel explica que la verdad (el aura) trasciende de “elementos” que hay en la realidad, pues el
la teoremidad, precisamente porque un enorme “punto” de un teorema matemático, o las geo-
vacío se aloja en el centro de cualquier sistema metrías del Suprematismo, no es el agujero prac-
formal, por bien construido que esté. Pero ese ticado sobre un muro por Gordon Matta-Clark.
vacío no es nihilista, no anula el sentido de toda Tampoco la “recta” de un teorema matemático, o
búsqueda de significación o verdad, si no que se de una trama de Stella, es el surco de los pasos
trata de un vacío fecundo, tal y como en las leyes de Richard Long en el desierto. Los “planos” de
físicas no puede haber energía sin vacío: este un teorema matemático, o las superficies de las
principio de Gödel supone el fin de la utopía piezas de Donald Judd, no tienen el espesor de
formalista en el arte y en las ciencias, la crisis de una puerta vaciada por Rachel Whiteread.
la estética analítica en sentido estricto. En este sentido, una de las características
En este sentido es ejemplar el libro Gödel, más notables de los autores postminimalistas es
Escher, Bach, 1979, del científico Douglas R. Ho- el retorno a las substancias físicas, es decir, el
fstadter para explicar, entre muchas otras cosas, abandono de la especulación numérica, abstrac-
el modo en que las teorías analíticas del lenguaje ta, geométrica y conceptual que presupone la es-
generan paradojas continentales como las que tética analítica por la conquista de una entidad
proliferaban en el libro de Alicia en el país de física, concreta, geográfica y experiencial como
las maravillas de Lewis Carroll16. De igual ma- la teoría de la substancia, antaño llamada metafí-
nera que el personaje de Alicia materializa una sica17. Por esta razón, la estética continental de la
paradoja lógica, encarnando preguntas, la anda- Era postminimal es involuntariamente heredera
dura del mejor postminimalismo ha substanciado de las viejas estéticas metafísicas de los presocrá-
las paradojas minimalistas. Todos los personajes ticos, pero también del pensamiento romántico
que Alicia encuentra en su periplo mental son que desbordó la analítica del juicio estético: lo
encarnaciones de problemas lógicos, el conejo sublime, lo infinito, lo sagrado, etc., ensanchan-
(el reloj que nunca llega a la hora), el gato de do el campo de las filosofías continentales tales
Cheshire (que puede a la vez estar y no estar en como la fenomenología adulta de Merleau-Ponty,
el mismo sitio), el huevo (la tensión contenido- la hermenéutica de Heidegger o la epistemología 213
continente), el propio sombrerero loco es Ber- de Bachelard.
trand Russell, y un largo etcétera. La enseñanza
de Alicia es que, si la matemática no logra ser
un espejo del mundo, la imagen del espejo tam- La teoría continental de la huella
poco es un calco matemático de la realidad sino
un doble virtual, pero no carente de substancia, El libro de Hofstadter explica, por ejemplo, el
sino precisamente una alegoría que encarna la modo en que la teoría de conjuntos generó una
realización de un problema lógico en un mundo serie de problemas lógico-matemáticos que han
posible. sido constantes entre los escultores de la Era
Lo que la teoría matemática moderna y la re- postminimal. El más importante y evidente es
ciente escultura postminimalista ponen en esce- la conclusión de que el conjunto no puede ser
na es que ningún punto, ninguna línea, ningún nunca un miembro de lo conjuntado, la perla no
plano, pueden ser reducidos a un sistema formal, es la ostra, o dicho en las palabras de Russell,
precisamente porque hay muchos tipos de pun- el conjunto de morsas no es una morsa. Pero el
tos, líneas y planos, tantos como materiales que hecho de que el continente no pueda ser reduci-
los encarnen, multiplicados por las condiciones do al contenido es una paradoja de la lógica de
de producción, presentación y percepción. Esto conjuntos que ha supuesto una mina de la prác-
es precisamente lo que se han preocupado de tica de la huella en el arte contemporáneo desde
constatar la ciencia y el arte en la crisis de los sis- Duchamp18. Hofstadter asemeja este sistema de
temas formales. Al margen de toda construcción

17
Cfr. J. Repollés. Genealogías del arte contemporáneo, Akal Bellas
Artes, Madrid, 2011.
18
Cfr. G. Didi-Huberman. La ressemblance par contact, Minuit, París,
16
D. R. Hofstadter. Gödel, Escher, Bach, Tusquets, Barcelona, 1987. 2008.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

razonamiento a la metáfora por excelencia de la plásticos continentales preñados de vacío para


estética continental: un huevo. El huevo está do- la nueva gramática de la creación actual. Ya sea
tado de una cáscara que protege su contenido, el vaciado del espacio inferior de una silla (Nau-
pero, si se desea transportar un huevo a algu- man), la convexidad virtual de una lente con-
na parte, no se puede confiar en la resistencia vexa (Kapoor) el volumen hábil de una habita-
de la cáscara, luego se lo empaqueta de alguna ción (Whiteread) o la envoltura epidérmica de
manera, elegida con arreglo a las dificultades y un figura humana (Mueck) los artistas de la Era
características del viaje19. El itinerario del mini- postminimal están encarnando, o dotando de un
malismo es la creencia de que se puede meter espesor continental, material, histórico, y por lo
al huevo (la substancia) en cajas sucesivas, en tanto retórico, figurativo, ilusionista, aquella apo-
cáscaras sucesivas, para evitar su ruptura, y la del ría de la razón que es la nada o el vacío interior
postminimalista es la creencia de que la clara y la del lenguaje, el doble material de lo inmaterial.
yema terminarán por reventar el sistema formal e Cuando la crisis del formalismo americano
imponerle una deriva. puso en duda el modelo geométrico que aca-
Que la substancia tenga una forma envolvente baba neutralizando la dialéctica entre forma y
que la contenga implícitamente no quiere decir contenido en unidades discretas de sentido re-
que pueda ser reducida explícitamente a dicha ductible, como los bits de la informática, a una
forma. Tal es la fractura lógica que ha promovi- significación cuantificable, se abrió el camino de
do todas las investigaciones formales en torno al una investigación continental basada en el axio-
vaciado y el molde en la escultura contemporá- ma de que en toda forma surgida por reducción
nea. La teoría de la huella es capaz de disolver analítica, hay contenido que se desborda en su
todos los intentos minimalistas de neutralizar la condición continental. Toda forma está preñada
relación contenido-continente como si fuera la de un contenido y es a su vez excretada por
disolución abstracta de la figura y el fondo. Ya su propio envoltorio material. Esa paradoja con-
en su texto para la exposición sobre la huella, tinental está fundando una vez más la estética
L´Empreinte, 1997, en el centro de arte moderno europea y explica la permanente regresión a la
Georges Pompidou, Didi-Huberman acentuaba substancia que caracteriza a los artistas meridio-
las dialécticas implícitas y explícitas que todo nales, frente a la endémica insubtancialidad del
214 mecanismo de extracción de un molde mediante pragmatismo anglosajón.
un vaciado produce en las distinciones analíticas
entre la figura y el fondo, la forma y la materia,
incluso la forma-hembra y forma-macho, el origi- Bibliografía
nal y la copia, la convexidad y la concavidad, la
episteme y la techné, etc20. Si la vieja teoría de la ALEMANY, V. Arte del siglo XX. Apuntes al princi-
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tact. Minuit, París, 2008.
19
D. R. Hofstadter. Gödel, Escher, Bach, op. cit., p. 217.
20
G. Didi-Huberman. L´Empreinte, Centre Georges Pompidou, París, DIDI-HUBERMAN, G. L´Empreinte. Centre Geor-
1997. ges Pompidou, París, 1997.
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215
Michael Fried y el problema formalista del
tiempo en las artes plásticas
David Díaz Soto

216
En su Laokoon1, de 1766, Gothold Ephraim Les- to operativo al cual se debían limitar sus recursos
sing formuló una contraposición entre “artes del legítimos. Ello implicó una separación entre: las
tiempo” (incluyendo las artes literarias), que em- artes plásticas, que serían “puramente visuales”;
plearían “signos sucesivos”, y “artes del espacio” la música, que sería un arte “puramente sonoro”;
(incluyendo las artes plásticas), que emplearían y las artes literarias, vinculadas al ámbito de “lo
“signos yuxtapuestos” de modo simultáneo. De- verbal”, que difícilmente puede considerarse una
bido a ello, las artes literarias serían más aptas esfera “sensorial”.
que la pintura para la narración. En el siglo XIX, teóricos formalistas como Konrad
Posteriormente, la posición formalista en teo- Fiedler o Adolf Hildebrand concibieron la pin-
ría del arte desarrollaría este “principio de exclu- tura y la escultura como “pura visualidad”, en
sión del tiempo” de las artes plásticas, partiendo fuerte contraposición a las artes literarias. Estas
de la noción de una multiplicidad de “esferas poseen recursos narrativos, de representación
sensoriales” (especialmente dos: lo visible y lo del desarrollo de la acción en el tiempo, que
audible); noción inspirada en hallazgos científi- parecen ilegítimos para las artes plásticas. Quedó
cos de fisiólogos de la percepción, como Müller así proscrito de las “artes visuales” todo cuanto
o Helmholtz. Así, el formalismo postuló la se- tuviese que ver con lo sucesivo, con el tiempo;
paración entre las diversas esferas sensoriales, y pues a lo visual “puro” le es consustancial la es-
vinculó a cada una de las artes exclusivamente pacialidad, pero el tiempo le es extrínseco. Por
con una, y solo una, esfera sensorial, como ámbi- tanto, para un teórico formalista, sería improce-
dente cualquier consideración de “cuestiones de
tiempo” en el análisis de obras de las artes plás-
ticas, dado que estas son “puramente visuales”.
1
Lessing, Laokoon, oder über die Grenzen der Malerei und Poesie.
Conforme a la concepción formalista, la obra
Hemos trabajado con la trad. cast.: Laocoonte, intr. y trad. Eusta-
quio Barjau, Madrid: Tecnos, 1990. Cfr. especialmente las seccio- de arte plástica, o bien ha de pensarse en tér-
nes XIV-XVIII, pp. 106-127 de la citada trad. minos estrictos de “atemporalidad”, o bien, de
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Michel Fried y el problema formalista del tiempo en las artes plásticas

existir algún modo de temporalidad coherente percepción sucesiva e individualizada, más que
con su naturaleza, solo podría ser el de lo ins- simultánea y coordinada, de los diversos campos
tantáneo. Ya a mediados del siglo XX, el crítico cromáticos3:
Clement Greenberg aplicó conceptos formalistas «Cualesquiera colores pueden combinarse, si
para desarrollar una posición teórica, el “Moder- se puede hacer que el espectador los vea de
nismo”, que legitimaba cierta línea privilegiada uno en uno, secuencialmente en el tiempo,
de arte moderno. En un célebre pasaje, Green- y no todos de una vez como en una forma
berg planteó la instantaneidad como ideal nor- o diseño percibido instantáneamente. Y ver
mativo para la pintura: los colores singulares secuencialmente podría
«... el arte pictórico en su definición más ele- obligar al espectador a una confrontación
vada es estático; trata de superar el movi- más intensa con cada uno de ellos sucesiva-
miento en espacio o tiempo. [...] Idealmente, mente de lo que sería posible lograr, ya sea
la totalidad de un cuadro debería ser accesi- relacionando los mismos colores unos con
ble de un vistazo; su unidad debería ser in- otros en un diseño que, por así decir, no ten-
mediatamente evidente. Y esto es algo que ha ga dimensión temporal, o bien aislando cada
de ser captado solo en un instante indivisible uno de los elementos singulares de color en
de tiempo. Nada de expectación queda invo- un lienzo propio, vacío de toda otra cosa. Se-
lucrada en la experiencia pertinente y verda- ría infructuoso especular con la cuestión de
dera de un cuadro; una pintura, lo repito, no si estas ambiciones coloristas son realizables
se “desvela” del modo como lo hacen una his- sólo si se hace jugar un papel crucial a la
toria, o un poema, o una pieza musical. Está duración en la experiencia de una obra de
toda ahí, como una revelación repentina.» arte; lo importante es que la mayoría de los
[“The case for abstract art”2] cuadros de Olitski ejecutados desde 1963 que
Michael Fried es un heterodoxo historiador he visto [Fried escribe esto en 1965] exigen
y crítico de arte norteamericano, a quien se han virtualmente ser experimentados en lo que tal
imputado posiciones formalistas; entre ellas, el vez pueda llamarse tiempo visual.»
“principio de exclusión del tiempo”. Esa impu- [“Three American painters”4]
tación atiende al vínculo personal e histórico de Asimismo, Fried recurre en estos análisis a
217
Fried con Clement Greenberg. Pero las cosas no una “narrativa de autopóiesis” de las obras, fic-
son tan simples. Pues Fried, polemizando contra cional y diacrónica, describiendo una suerte de
el formalismo, ha reconocido la importancia del proceso autopoiético “impersonal”, o “automáti-
tiempo para las artes plásticas, sobre todo en la co”, en el que la obra se produciría por impulso
pintura. propio5. Con ello, Fried, por un lado, interpreta
Ya en su etapa como crítico de arte abstracto,
durante la década de 1960, Fried ensayó un com-
promiso entre su posición personal y el discurso
3
Esta idea hace temprana aparición en textos de Fried como la
formalista-purovisualista de Greenberg. Green-
“New York Letter” de noviembre de 1962 (reproducida parcialmen-
berg había formulado la noción de un “espacio te en Fried, Michael, Art and Objecthood: Essays and Reviews,
puramente óptico”, penetrable a la visión solo Chicago, University of Chicago Press, 1998, p. 282; trad. cast. en
en la experiencia imaginativa de la obra de arte Fried, Michael, Arte y objetualidad: ensayos y reseñas, trad. Rafael
Guardiola, Madrid, Antonio Machado Libros, 2004). Las traduccio-
pictórica, y contrapuesto al espacio físico, real,
nes de los textos de Fried aquí citados son mías.
donde se despliega la acción humana en el tiem- 4
Texto recogido en Art and Objecthood; el pasaje citado está en
po. Análogamente, Fried introduce, en sus aná- la p. 247.
lisis de obras pictóricas de Jules Olitski o Morris 5
Cfr. ‘“Some Notes on Morris Louis”’, Arts Magazine, 1963, pp. 25-26,
texto temprano en que Fried vincula la noción de “espacio óptico”
Louis, la noción de un “tiempo óptico”, que dis-
con estas ideas de impersonalidad en la creación y de autopóiesis
curriría únicamente en la experiencia visual ima- de la obra, junto a la noción de una lógica causal y temporal de
ginativa de la obra. Según Fried, Olitski ofrecería naturaleza exclusivamente artística, y distinta de la que gobierna
una experiencia de “secuencialidad cromática”, o la realidad extraartística. Cfr. también ciertos pasajes de “Morris Lo-
uis” (recogido en Art and Objecthood, pp. 126-127), y el análisis de
obras de Olitsky de esa época, como Beautiful bad woman o Fatal
plunge lady, en una de las últimas “New York Letters” de Fried (Art
International, 25 de mayo de 1964, pp. 40-44), y en el pasaje de
2
Greenberg, Clement. The Collected Essays and Criticism, 4 vols., “Three American painters” que sigue al texto que hemos citado, en
ed. John O’Brian, Chicago, Ill., London, University of Chicago Press, Art and Objecthood, pp. 247-251: la obras de Olitsky reclamarían
1986-1993, vol. 4, pp. 80-81 (la traducción es mía). la noción dinámica de “momento visual”, y aparecerían como re-
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

la obra como representación de las condiciones se basaría en el carácter plano y delimitado de la


de su propia génesis (idea que más tarde exten- superficie del soporte pictórico, y por tanto, del
derá a obras de Caravaggio, Eakins, Courbet o espacio de la representación. Por tal razón, se-
Manet); y por otro lado, comparte la aversión gún Fried, el espacio pictórico está enteramente
de muchos teóricos formalistas hacia los exce- orientado hacia el espectador, abriéndose a este
sos sentimentales y subjetivistas, asumiendo su en cada uno de sus puntos (rasgo que Fried de-
mismo ideal cuasi-normativo de “objetividad” nomina facingness), y pudiendo ser captado en
y de supresión de la individualidad del artista. su totalidad en un instante. O al menos, la obra
Pero al introducir lo diacrónico, Fried subvierte sería capaz de convencer al espectador de que
la terminología greenberguiana y el presupuesto así sucede; pues, dice Fried: “Es irrelevante si el
formalista de exclusión del tiempo de las artes ojo humano puede realmente hacer eso o no, lo
“visuales”. que importa es la convicción por parte del es-
Más tarde, ya como historiador del arte, Fried pectador de que puede hacerlo y lo hace”7. Esta
desarrolla en su historiografía, desde la década facingness es, a su vez, un aspecto importante
de 1970, un discurso sobre modos de tempo- del concepto de presentness del medio pictórico,
ralidad en la representación pictórica figurativa; que Fried maneja.
modos que serían independientes de la “tempo- En cuanto al tema, o contenidos de la re-
ralidad literal”, es decir, de la duración real del presentación, al modo durativo le corresponde-
acto de contemplación o la situación de exhibi- ría representar cosas “esencialmente inalterables”,
ción de la obra. entre las cuales estarían la naturaleza muerta y el
En Manet’s Modernism6, Fried describe dos paisaje8; o bien lo que Fried denomina temas
modalidades extremas de representación “absortivos”: uno o unos pocos personajes, en-
temporal en pintura, fundadas en distintas pro- simismados en cierto tipo de actividades nimias,
piedades ónticas del medio y soporte pictóricos, de carácter reiterativo, y que exigen cierto des-
y vinculadas a ciertas temáticas u objetos de re- pliegue en el tiempo9. El efecto de las escenas
presentación característicos. La modalidad “du- absortivas es de duración, pues representan un
rativa” se basaría en que un cuadro, como obje- único instante de una acción que, sin embargo,
to sólido y material, tiene una duración literal en no tiene ningún momento particularmente desta-
218 el tiempo, subsistiendo relativamente sin cam- cable en su despliegue; de modo que el instante
bios. A esta modalidad durativa estaría vinculada representado remite a todos los demás y parece
la ilusión de duración y de solidez de los objetos extenderse a todos ellos. Caravaggio, Chardin,
representados, y la profundidad tridimensional Millet, Courbet o Eakins habrían destacado en la
del espacio ilusionista en que se representan, modalidad “absortiva”.
suscitando una experiencia de penetración o ex- A la modalidad temporal instantánea le co-
ploración gradual. La modalidad “instantánea” rresponderían temas dramáticos. En estos, la
acción o evento no es repetitiva, y tendrá un cur-
so más diferenciado y jerarquizado; implicará a
varios personajes, cuyos gestos, actitudes y po-
sultado del despliegue de “fuerzas cromáticas”. Fried sostiene en siciones cambian rápidamente en su desarrollo,
este último artículo que semejante experiencia secuencial del co-
lor estaría ya presente en obras de artistas flamencos, de Van Eyck
de modo que el instante representado no podrá
a Vermeer (ibid., p. 246). Más tarde, y de modo menos ambicioso remitir a todos los demás instantes por simple
conceptualmente, hablará de un flujo cromático direccionalmente “reiteración”, sino que tenderá a dar la sensa-
orientado (así en “Jules Olitsky” (Art and Objecthood, pp. 135, 140), ción de un instante único. Jacques-Louis David
o en su análisis de los cuadros de bandas horizontales de Noland
posteriores a 1967, con observaciones sobre la “vectorialidad” y
y algunos de sus seguidores y coetáneos de la
“velocidad” de las bandas (“Recent work by Kenneth Noland”, p.
186). Pero la noción de Fried de una percepción secuencial del
color reaparecerá mucho más tarde, (disociada ya de las ideas so-
bre la autopóiesis), al menos una vez, en la obra historiográfica de 7
Manet’s Modernism, p. 291.
Fried, con ocasión del análisis del cuadro Théâtre du Gymnase, de 8
Ibid.
Menzel (cfr. Fried, Michael, Menzel’s Realism: Art and Embodiment 9
Fried habla de “efectos de duración, de acciones lentas o repeti-
in Nineteenth-Century Berlin, New Haven, Yale University Press, tivas o continuas”; cfr. Fried, Michael: Courbet’s Realism, Chicago,
2002, p. 98). University of Chicago Press, 1992, p. 180. Hay trad. cast. en Fried,
6
Manet’s Modernism, or, The Face of Painting in the 1860s, Chicago, Michael: El realismo de Courbet, trad. Amaya Bozal, Madrid, Anto-
Univ. of Chicago Press, 1996, pp. 290-92. Cfr. también Fried, Mi- nio Machado, 2003. Según Fried, también se incluirían entre los te-
chael, Realism, Writing, Disfiguration: On Thomas Eakins and Ste- mas “absortivos” las representaciones de personajes durmiendo, o
phen Crane, Chicago, University of Chicago Press, 1987, pp. 42-44. en estado de adormecimiento.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Michel Fried y el problema formalista del tiempo en las artes plásticas

época heroica y revolucionaria del arte francés habría mantenido el ideal normativo del tableau:
habrían destacado en esta modalidad. Sin em- la obra pictórica convincente, “completa” y au-
bargo, la representación pictórica “dramática” no tosuficiente, independiente del espectador y del
puede ser puramente instantánea: primero, por- contexto de su exhibición. Para responder a este
que toda acción tiene una cierta duración; y se- ideal se habrían ido empleando la modalidad ab-
gundo, porque en este caso se impone el criterio sortiva, la dramática, o sus opciones intermedias
del “momento pregnante” (que formuló Lessing): o combinaciones, de modo cambiante a lo largo
seleccionar aquel instante perspicuo dentro del del desarrollo de la tradición antiteatral.
curso de acción que sea más significativo emoti- Desde esta perspectiva, Fried atribuye a Ma-
vamente e inteligible dramáticamente que todos net un papel de bisagra: figura de clausura de
los demás, ofreciendo una sinopsis completa de la tradición antiteatral, a la par que fundacional
la acción, al sugerir todas las fases de su desarro- para el Impresionismo y para el arte “modernis-
llo que no se representan10. ta” que le seguiría. Manet habría constatado la
Las modalidades pictóricas “absortivo-dura- incapacidad de los recursos de cualquier modali-
tiva” y “dramática” se insertan en la narración dad de representación para resolver el problema
historiográfica de Fried sobre el origen del arte de la teatralidad, que arraiga en la constitución
moderno, basada en la hipótesis de una “tra- ontológica de la representación artística (que
dición antiteatral” premoderna, que habría es siempre un artefacto hecho para un especta-
surgido en Francia a fines del siglo XVIII como dor). Y habría renunciado a toda inteligibilidad
reacción al “problema de la teatralidad”11. Este narrativa y convicción expresiva, rompiendo el
consiste en que la obra artística expresivamente equilibrio entre lo absortivo-durativo y lo dra-
poco convincente, o cuyo significado narrativo o mático-instantáneo que hizo posible el tableau
temático resulte ambiguo o ininteligible, no logra antiteatral, para optar por la representación de
convencer al espectador, sino que se le aparece la instantaneidad pura en sí misma, como tal12.
como un artificio hecho para mostrársele y forzar Así, Manet habría seducido al subsiguiente Im-
su complacencia; la obra resultará entones “tea- presionismo con una “mitología de la percepción
tral”, y parecerá que los personajes representa- visual” y del acto pictórico como supuestos actos
dos “posan”. Frente a ello, la tradición antiteatral “instantáneos”, dando pie a las teorías formalistas
de la pintura como lo “puramente visual” que 219
excluye tiempo y narración, y a la interpretación
de todo el arte moderno en esos términos por
10
Fried vincula estas dos modalidades temporales extremas de la
críticos como Greenberg o Roger Fry. Además,
representación, así como una posible modalidad intermedia, con al afirmar la presencia física de la obra y de su
el carácter voluntario e involuntario (o “automatismo”) de la ac- medio pictórico, Manet habría emancipado a la
ción, y del grado de consciencia en las figuras y objetos repre- creación artística de su dependencia de deter-
sentados que la realizan: la modalidad instantantánea y dramática
correspondería a la acción consciente, voluntaria y espontánea,
minadas “resonancias” con los contenidos icóni-
y la durativa a una acción lenta, absorta e inconsciente. Habría cos y formales de las obras maestras del pasado
una modalidad “intermedia” entre los rasgos de las dos anterio- para lograr suscitar convicción. Con ello, Manet
res, y finalmente, sugiere Fried que a lo absolutamente inanimado habría “puesto a disposición” la totalidad de la
e inerte correspondería, junto a la carencia de tada acción y de
conciencia, tal vez, una ausencia total de tiempo. Cfr. el análisis
tradición artística, lo que supondría, al propio
que propone Fried de las poses y actitudes de tres personajes tiempo, su definitiva “liquidación”.
del cuadro de Menzel titulado El Kronprinz Federico visita al pintor Ahora bien, hay dificultades en el plan-
Pesne (Menzel’s Realism, pp. 193-194): el propio Pesne (voluntad), teamiento de Fried. Por un lado, Fried afirma
un violinista (absorción) y un maniquí (inconsciencia).
11 La exposición básica de estas ideas está en Fried, Absorption and
theatricality: Painting and beholder in the age of Diderot, 1.ª ed.,
Berkeley, University of California Press, 1980; 2.ª ed., Chicago, Uni-
12
versity of Chicago Press, 1988; trad. cast. El lugar del Espectador: Cfr. Manet’s Modernism, p. 291-292; un marcador icónico importan-
Estética y Orígenes de la Pintura Moderna, trad. Amaya Bozal, te de instantaneidad en Manet sería la representación del humo
Madrid, Antonio Machado, 2000; 276 pp., ils. Courbet’s Realism y (Manet’s Modernism, p. 356), pero de ningún modo sería el único.
Manet’s Modernism son desarrollos de este argumento, que com- Téngase además en cuenta que, en la obra de Manet, no siempre
pletan su “trilogía de la tradición antiteatral francesa”. A la tradición se trata del mismo tipo de instantaneidad, ni se pone de relieve
antiteatral le habría precedido históricamente una “tradición absor- con los mismos temas o recursos. Según Fried, solo en ciertos cua-
tiva barroca”, a la que en esos libros solo se hace referencia en dros de la década de 1860, y cada vez más en las obras de Manet
breves alusiones; tal referencia se hace más explícita en “Thoughts posteriores (en parte, tal vez, por influjo de sus propios seguidores
on Caravaggio”, Critical Inquiry, vol. 24, n.º 1 (Otoño, 1997) o a lo impresionistas), aparece el decidido interés por la instantaneidad,
largo de Menzel’s Realism. digamos, “pura”.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

la viabilidad de la representación pictórica del duración y de “presencia” en las “obras-objeto”


tiempo “durativo”13, y en cambio, presenta la no- minimalistas, Fried les opuso su noción de pre-
ción de una representación instantánea “pura” en sentness como ideal normativo del auténtico arte
artes plásticas (sobre todo, en pintura figurati- “modernista”. Pero lo que desaprobaba Fried en
va) como irresolublemente aporética, pues ni el dichas obras era, en realidad, su mera fisicidad
acto visual ni el correspondiente acto pictórico inerte y ónticamente opaca (opuesta a la ple-
en que se lo representa son “realmente” instan- nitud de sentido de la presentness). Y Fried no
táneos. Pero, por otro lado, tal instantaneidad censuró que emplearan “efectos de tiempo”, sino
tiene, cuando menos, un fundamento de posibi- que presentaran la temporalidad como mera du-
lidad, en el rasgo óntico de extensión delimitada ración literal, bajo el aspecto específico de la in-
del soporte pictórico. Por obra de Manet, la ins- finitud, o interminabilidad, y de una desesperan-
tantaneidad quedaría instituida como modalidad te vacuidad vital. La neovanguardia, según Fried,
privilegiada en la pintura, al menos en la pintura es nihilista: ofrece representaciones del paso
modernista. Modalidad que en Fried, como en el vacío del tiempo isócrono, que corre sin senti-
formalismo, permanece vinculada a cierto modo
do. Sería, pues, lo opuesto mismo a la modali-
privilegiado de manifestación, o presentness;
dad absortivo-durativa de pintores premodernos
aunque de una peculiar manera (influida por
como Chardin, que representa una temporalidad
la lectura de Kierkegaard que propone Cavell),
en la cual el instante está mediado con la dura- plena: “Imágenes como estas [de Chardin], no lo
ción. Ahora bien, la presentness de Fried no es son del tiempo desperdiciado, sino de un tiempo
la at-onceness del “formalista” Greenberg: no es lleno (como un vaso podría estar lleno no sólo
el mero darse “todo-a-la-vez” de los contenidos hasta el nivel de su borde, sino ligeramente por
plástico-formales de una composición “decora- encima)”14. Pero, como Fried advierte fugazmen-
tivamente” satisfactoria, sino un acceso pleno e te, estas pinturas eran ya entonces, en el mo-
inmediato al contenido expresivo y al significa- mento de cambio hacia la modernidad artística
do profundo de la obra. Y esta noción de pre- (y hacia la sociedad moderna en sentido fuerte),
sentness no apela a los conceptos formalistas de imágenes de un tiempo pasado: de un modo de
“esfera sensorial” y “pura visualidad”, ni a una vida lleno de pequeños rituales cotidianos do-
separación de las artes basada en su adscripción nadores de sentido. Un modo de vida que ya se
220 exclusiva a diversas “esferas sensoriales”. estaba perdiendo, arrollado por el torbellino del
El joven Fried, en su discutido “Art and objec- mundo moderno y de lo que Fried, con Stanley
thood”, de 1967, polemizó contra el Minimalis- Cavell, denominó “situación modernista”, cuyo
mo y otras corrientes de neovanguardia, que él único rasgo permanente, también en las artes, es
condenó por “teatrales”. Criticando los efectos de la incertidumbre.

13
De hecho, lo durativo sería, según Fried, la característica domi-
nante de toda pintura absortiva occidental, y Fried sostiene que
“esos términos caracterizan la modalidad temporal de toda pintura
esencialmente absortiva en la tradición occidental desde Carava-
ggio y Rembrandt, pasando por Chardin, Millet, Courbet e Eakins”
(Courbet’s Realism, p. 179; cfr. también op. cit., p. 108). 14
Absorption and theatricality, p. 51.
Two Dogmas of Conceptualism:
Aesthetic Experience and Communication
in and after Conceptual Art
Cristian Nae
“G. Enescu” University of Arts,
Iasi Fellow of “New Europe College”, Bucharest

221
Foreword: Conceptualism as crisis in I. Conceptualism: a brief genealogy
the aesthetic system of art
What is Conceptual Art?
• Thesis: Conceptual Art is anti or an-aesthetic
(first dogma), since it renders irrelevant the sen- An “art of the mind” [instead of the senses] (Wood
suous appearance of the artwork (the second 2002: 6).
dogma)1. − Definition by means of medium/genre specifi-
• Counter-thesis: Conceptual art is neither anti- city (such as sculpture and painting):
(or an-) aesthetic (first dogma), nor does it ren- An art of language (“A kind of art of which the
der irrelevant the sensuous appearance of the material is language”, Henry Flynt, Anthology,
artwork (the second dogma). 1963); An art of Ideas (Le Witt, “Paragraphs
• Instead, it actually expands the political dimen- on Conceptual Art”; G. Battock 1973: “Idea
sion of aesthetic experience (first dogma redefi- Art”; Lippard 1968: “information or idea art”)
ned) by replicating patterns of community and − Definition by means of its function (narrow
communication in the artistic field (second dog- sense):
ma redefined).
“Meta-Art” ; an art about art (Kosuth, “Art after
Philosophy”; A. Piper (“In Support of Meta-
Art”, in Alberro & Stimson 1999: 298-302) or
even about “the cultural act of definition (…)
1
Note: Taken together these two dogmas are considered to sum up of art” (Osborne 2002: 14)
a major crisis of the aesthetic definition and appreciation of art in
twentieth century art. (e.g. Joseph Kosuth, Art as Idea as Idea)
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

What is Conceptualism? Formulation (a): Conceptual art is not con-


cerned with the production/presentation
• Conceptualism may be understood: of objects to look at, endowed with specific
a) Historically: an artistic attitude which both qualities and/or producing an aesthetic
derived from the conceptual practices of the experience to the viewer.
sixties and seventies as “analytic” or “pure” J. Kosuth, “Art after Philosophy”, in in A. Alberro
conceptual art (“Post-Conceptual Art” or and B. Stimson (eds.), Conceptual Art: A Critical
“Neo-Conceptualism”). Anthology, The MIT Press, 1999, 164:
In this sense, it can be understood as the “The point is this: aesthetics, as we have po-
consequence of neo-avant-garde” Concep- inted out, are conceptually irrelevant to art.
tual Art, being defined in terms of medium Thus, any physical thing can become objet
heterogeneity and proliferation (an art in d’art (…) but this has no bearing on (…) its
which object and idea coexist). functioning in an art context”
b) Philosophically: a specific critical artistic
attitude towards artistic representation, the Formulation (b): (In a narrow sense) Con-
nature and the function of art, which may ceptual art is opposing (Greenbergian)
be considered to represent the core of the- formalism and purism as the main value/
se neo-avant-garde practices at those times definition of art ( J. Kosuth; Le Witt).
(and which has afterwards been forgotten/ • This dogma relates to a narrow understanding
misinterpreted/transformed). of aesthetic experience as a subjective activity
In this sense, “conceptualism” may be un- of disinterested contemplation of the “free play
derstood as the essence of the “neo-avant- of forms”. Its redefinition assumes that it can be
garde” Conceptual Art. replaced by the understanding of the phenome-
nology of aesthetic experience as a political “dis-
− In a historical sense, conceptualism may be un- tribution of the sensible”.
derstood as “the taming of conceptual art as cri-
tical neo-avant-garde” in purely formalist terms
2. The “dematerialization” of the art object or
or an “aesthetization of the neo-avant-gardes”
222 the irrelevance of artistic form
(Stallabras 2004).
Its formal defining features would relate to (1)
Sol Le Witt, “Paragraphs on Conceptual Art”
the use of language descriptions and speech-acts
(1967), in A. Alberro and B. Stimson (eds.), Con-
(2) which replace/complement the mere visual
descriptions for an artwork. Thus understood, ceptual Art: A Critical Anthology, The MIT Press,
conceptual art becomes the basis of all-encom- 1999, p. 12:
pasing, contemporary artistic practices (Wood “What the work of art looks like isn’t too im-
2002). portant. It has to look like something if it has
− In this last sense, “conceptualism is postmoder- physical form. No matter what form it may fi-
nism”, becoming an artistic manner of expres- nally have it must begin with an idea. It is the
sion or a “style” (Wood 2002) process of conception and realization with
− Shortcomings of a formalist definition of which the artist is concerned.”
conceptualism: the transformation of concep-
tual art into global (and formal) conceptualism The Idea of “dematerialization”:
is possible when art history is transformed into a Lippard & Chandler 1968, (in Alberro & Stimson
pure history of forms (Stallabras 2004: 174; Dan- 1999):
to 1998). It results “not a realization but a taming • It “emphasizes the thinking process almost ex-
of conceptualism’s radical critique” (Stallabras clusively” (p.48), which may “be provoking a de-
2004: 152). materialization of art, especially of art as object”.
• “When works of art, like words, are signs that
II. Two Dogmas of Conceptualism convey ideas, they are not things in themselves
but symbols or representatives of things. Such a
1. The anti-aesthetic stance or the demise of work is a medium rather than an end in itself.
aesthetic experience The medium need not be the message” (p. 49).
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Two Dogmas of Coceptualism: Aesthetic Experience and Comunication
in and after Conceptual Art

− The critique of this dogma has to show ei- In this sense, aesthetic experience of art is
ther that dematerialization is in fact a drive not an autonomous sphere of experience, but
towards the heteronomy of art. is embedded in different historically determined
− This critique of autonomy can be understo- conditions of perception.
od either as:
(a) an iconoclast critique of painting (a na- The politics of form: perception, community,
rrow sense, supported by Atkinson (1968); engagement
Charles Harrison (2001)) or
(b) as a radical critique of the modernist au- • Ranciere’s idea of the “politics of form””:
tonomy of the artistic form (objecthood) by Different types of social government and politics,
means of the transformation of the artwork in that is, the sharing of common social life, are
a system of communication related to other prescribed or reflected in the formats of (visual)
social communication systems (the broad art genres/mediums.
sense). In their historicity, artistic forms reflect the
history of privileged types of governmentality
− I support thesis (b).
and of political decisions (e.g. the Greek tragedy,
Summary: philosophical dialogue, historical avant-gardes).
Modernist dialectics of autonomy/hetero-
• Both these dogmas relate to a negative unders- nomy of art is a false dichotomy, since politics
tanding of Conceptual Art in relation to Green- is already embedded in the presumed autonomy
bergian type of Modernism: (purity) of the artistic form.
− The first dogma attacks the centrality of sub- Both artistic and aesthetic experiences share
jective aesthetic experience, emotionally de- the same concern: the distribution of space and
fined, regarded as a corollary of the second time and the experience of every-day life. Artistic
dogma. forms are both limiting and making possible the
− The second dogma attacks the understan- possibilities of political and social experience in
ding of the artwork as an aesthetic object the same way in which these political formats of
223
whose expressive qualities are embedded in experience are making possible our social expe-
its sensuous (albeit, visual) appearance. rience in the intersubjective world.
For instance, today’s participatory oriented
• The two dogmas reinforce the reading of Con-
practices favor democracy, while modernist au-
ceptualism in merely stylistic terms.
tonomy of the artwork and the separation of
spheres of production and reception of art might
favor aristocracy or oligarchy.
III. Rethinking the sensible: expanding
aesthetic experience
IV. The Question of Form : Conceptual
Two senses of aesthetic experience Art as an Aesthetic Replication of Social
Communication Systems
The Kantian model of disinterested judgment as
mere contemplation of the aesthetic object po- • Conceptual Art as Information Structuring
ints out to an autonomous sphere of aesthetic and Communication Process:
experience, in which the appreciation of art and Conceptual art focuses on communicational and
the appreciation of nature are separated, given informational structures and analyses the trans-
the presence or the absence of a determinate mission/replication/critique of information. (A.
ground (concept) for the judgment of taste. Alberro, Recording Conceptual Art, University of
• However, according to Ranciere, aesthetic ex- California Press, 2001).
perience may be understood in a more radical The image of the artwork as an aesthetic ob-
sense, pertaining to a fundamental sense of our ject “to be looked at” is replaced with the trans-
sense experience (the economy of space and mission of any kind of information between the
time as structuring conditions of our perception). artist and its public (Alberro 2001: 10-17).
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

• Replication of Systems and Conditions of d) Private and public communication


Late-Capitalist Production: systems
Benjamin H. D. Buchloh criticizes the so-called The relationship between private and public
“pure” or “analytic” conceptual art of replicating systems of communication is interrupted by
conditions of production of post-Fordist society means of the use of the often impersonal for-
in which administration has replaced production mats conditioning expressive qualities but fa-
of objects (Buchloh 1990). voring the “pure” transmission of information.
In this sense, Buchloh considers that “analytic” e.g. On Kawara creates an archive of docu-
or “pure” conceptual art stages a manner of com- ments and traces of his private life.
munication (the language of administration) and e) Service industry
therefore proposes “an aesthetic of administration”. Aware of the rise of social communication as
The dematerialization of the artistic object part of the growing industry of services, some
may be understood as the drive towards service artists subvert capitalist economy by replicating
industry (Fraser) and “immaterial labor” (Laza- the same structures of working in constructed
ratto). artistic situations. Thus, they highlight power
relations operating inside particular systems of
• Types of languages and communication service industry. They also render visibile the
systems used in conceptual art: often “invisible” processes or situations.
− Conceptual artists highlight impersonal and (Mierle Laderman Ukeles, Hartford Wash, 1973)
intersubjective formats of communication, po-
inting to the conditions of discourse and per- Summary:
ception in which such public communication
is structured in present-day social life. • Buchloch “aesthetics of administration” the-
sis points to an inherent aesthetic dimension of
− Several types of communication patterns and
systems: conceptual art, highlighting the importance of
formats of installations and presentation and the
a) Juridical and administrative language
relation between their aesthetic potential and the
Artists make use of administrative systems
of artistic production, exhibition and recep- social world they replicate.
224
tion, highlighting the constitutive character of • This replication is aesthetic in the precise sen-
the institutional context and its relations with se in which is not merely an imitation of exis-
other related social systems in which art is em- ting structures of communication, but a critical
bedded. questioning of their political potential and micro-
(Mel Ramsden, Guaranteed Painting, 1967; Ro- systems of power, taken as conditions of social,
bert Morris, Statement of Aesthetic Withdrawal, intersubjective experience.
1963).
• In a positive description of conceptual art, we
b) Scientific (social sciences): Sociology, may consider that the use of language descrip-
Philosophy, Journalism tions as impersonal statements and the use of
Sociology, economy and journalism are favori- impersonal systems of communication instead of
te fields for the investigative character of socia- the production of objects replace aesthetic con-
lly and politically engaged conceptual art and templation with cognitive reception (although
institutional critique. (see Hans Haacke, MoMA leaving room for the spectator’s imagination in
Poll).
completing/materializing the object).
c) Scientific (communication sciences and • The replacement of purely visual objects (in
geography): Urban Planning, Cartogra- the narrow artistic sense) with other systems of
phies, Indexes communication in a broad sense (documents, in-
Related to Land Art by the need of documen-
terventions, instructions, indexes, signs, conver-
ting ephemeral performances, but also with
sations, statements, maps) questions the availabi-
structural questions regarding the archiving of
information, Conceptual Art often makes use lity of democratic means of communication.
of mapping and indexing strategies to refer, • It points to the way these structures of commu-
sometimes, to invisible or external situations/ nication and patterns of perception govern social
processes. life and distribute our participation to social life
(Art & Language, Map not to Indicate). and its politeia.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Two Dogmas of Coceptualism: Aesthetic Experience and Comunication
in and after Conceptual Art

V. Provisory conclusions: the aesthetic patterns of communication and by rethinking the


perceptual basis of our everyday-life encounters
potential of conceptual art as a critical
with the world in our intersubjective space.
tool
• For instance: relational aesthetics:
• The critique of the two dogmas of conceptua- − “Relational aesthetics” (Bourriaud) is defined
lism propose a reading of conceptualism as radi- as “a set of artistic practices which take as
cal heteronomy of the artwork, both aesthetically their theoretical and practical point of depar-
and politically inscribed into social systems and ture the whole of human relations and their
relations. social context, rather than an independent or
• The aesthetic potential of conceptual art lies, private space“.
therefore, in the “redistribution of the sensible” − Therefore, relational artworks propose art-
it operates by using (replicating and displacing) works as “models of sociality” (Bourriaud
social communication patterns and strategies. 2001): “the role of artworks is no longer to
form imaginary and utopian realities, but to
• (Post-)conceptual artists propose types of li-
actually be ways of living and models of ac-
ving in “common” and relate thus to a political tion within the existing real, whatever scale
economy of space and time. chosen by the artist”.
• In the narrow sense, aesthetic experience as − For relational aesthetics, art is judged on inter
detached contemplation (Kant) cannot be consi- human relations which they represent, produ-
dered to represent anymore the ground of con- ce, or prompt and the democratic capacity of
ceptual art’s evaluation and the core of its artistic “living in common” they reflect.
experience as an autonomous sphere of expe- − While aesthetic judgment as a purely subjec-
rience (Habermas). But in a broad sense (as a tive ground is replaced with an ethical, in-
particular “distribution of the sensible”), it beco- tersubjective judgment regarding the social
mes the key element in understanding the critical space it proposes (or reflects) in the artwork.
potential of conceptual art as conceptualism.
− This collision between aesthetics and ethics
• In this sense, conceptualism is defined not only in “relational aesthetics” is made possible by
as a mere negative critique of the autonomy and the common element which is the political
225
purity of modernist art, but also as the affirma- dimension of aesthetic experience as shared
tion of the radical heteronomy of art as critical in social life and replicated in the artworks
aesthetics, defined by particular creative uses of (Ranciere).
Ruinas marginales y abandono rural
en la obra de José Luis Viñas (1972)1
Raquel González Rodelgo
Universidad Autónoma de Madrid

226
Exordium2 lugar así a anacronismos y lugares antropológi-
cos que deben ser estudiados mediante métodos
Lo real, considerado como el espacio físico que arqueológicos.
nos rodea, está formado por dos unidades, que Teniendo en cuenta lo expuesto, llevaré a
no son sino una sola dentro del ámbito científi- cabo una primera aproximación a la obra del ar-
co: el espacio y el tiempo3. Sin embargo hay que tista madrileño José Luis Viñas (1972), una obra
considerar que la realidad espacio-temporal está que rastrea temporalidades anacrónicas dentro
compuesta de múltiples estratos que hacen com- del tejido de las redes sociales actuales y que
pleja su aprehensión y que cada uno de estos muestra una sensibilidad especial frente a los
estratos conlleva un ritmo temporal diferente. El rastros antropológicos que estudia. La finalidad
resultado es una multiplicidad de temporalida- del texto será mostrar cómo el sentimiento de
des que conviven en un mismo presente4, dando nostalgia que impregna la obra de este artista,
puede ser utilizado de forma subversiva, aleján-
dose así de la conservación, embalsamamiento
de memorias y apego ciego al pasado que nos
1
Esta investigación se ha llevado a cabo gracias a una beca de For- tiene acostumbrados esta emoción en particular.
mación de Profesorado Universitario de la Universidad Autónoma
de Madrid.
2
Quiero mostrar mi más sincero agradecimiento a José Luis Viñas,
por toda la ayuda prestada para confeccionar este texto, así como Topos
su total disponibilidad y accesibilidad en cuanto a su obra se refie-
re. También quiero expresar mi gratitud a Patricia Mayayo por su
apoyo constante y paciencia. Comarcas-reliquia
3
Hawking, Stephen William. “Espacio y tiempo” en Historia del tiempo.
Del big bang a los agujeros negros. Caracas, Crítica, p. 33-57, 1988.
4
Para describir el lugar físico en el que se sitúa
Koselleck, Reinhart. “Sobre la antropología de las experiencias del
tiempo histórico” en Los estratos del tiempo. Estudios sobre la his- la obra de José Luis Viñas utilizaré un término
toria. Barcelona, Paidós, 2001. acuñado por el propio artista: comarcas reliquia.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Ruinas marginales y abandono rural en la obra de José Luis Viñas (1972)

De este modo su obra se caracteriza por la ex- rurales no solo señalan el desarrollo de las
ploración, el conocimiento y el análisis de las explotaciones agrícolas y ganaderas sino que
comarcas reliquia de la geografía peninsular. también han supuesto un profundo cambio en
Según Viñas, estas comarcas son lugares donde la manera de percibirlos. Es decir, la mirada
el devenir histórico se ha detenido y su percep- bucólica y lírica que se proyectaba antes sobre
ción actual acusa rasgos de petrificación e in- el campo, una mirada sobre todo del urbanita,
movilidad que las llevan progresivamente hacia ahora no es del todo posible porque el cam-
su arruinamiento y desaparición. Tales son las po se ha llenado de infraestructuras y nuevos
palabras del artista: “lugares cuyo detenimiento elementos que han colonizado este espacio y
no es sino un preludio de su muerte segura”5. lo alejan radicalmente de esta mirada.»
Es preciso aclarar que Viñas trabaja princi- El campo se ha urbanizado y ha desarrollado
palmente, aunque no de forma exclusiva, dentro y asimilado sus formas de vida a las de la ciudad.
del medio rural y es ahí donde el artista señala Es un proceso que construye lo que se conoce
la presencia de estos relicarios espacio-tempo- como nuevas ruralidades7; un proceso que tiene
rales. Viñas procede de la ciudad, de Madrid, su inicio en los años 80 con las políticas de de-
pero desde hace algunos años trabaja afincado sarrollo de la Unión Europea. El principal punto
en Guardo, un pueblo de la montaña palentina, de apoyo de estas políticas fueron los programas
en Castilla y León. Esta situación especial le ha LEADER: ayudas destinadas a potenciar el desa-
permitido observar y recorrer los paisajes rurales rrollo socioeconómico de las zonas rurales. Es
de la geografía española y de esta forma en sus mucho lo que con estas políticas se ha consegui-
viajes, el artista ha constatado que todavía exis- do: el nivel de servicios básicos se ha igualado a
ten lugares donde quedan pervivencias de for- los de la ciudad y las formas de vida del campo
mas de vida de hace casi un siglo. Esto explica han cambiado.
el nombre de comarcas reliquia, porque se trata Pero lo que interesa extraer de este breve
de lugares donde quedan vestigios de tiempos esbozo de la progresión histórica del desarrollo
pasados: memorias, huellas y señales de la cultu- rural es que, durante la segunda mitad del si-
ra material de un mundo y unas sociedades que glo XX, estamos asistiendo a la desaparición de
hace tiempo empezaron a extinguirse. unas formas de vida identificativas de unas so-
Comarca reliquia se funda como un con- ciedades ligadas al trabajo y producción de la 227
cepto artístico que define el modo de visión del tierra8. Unas sociedades cuyo elemento material
artista sobre determinadas geografías peninsula- más visible es el hábitat rural, la casa y el paisaje
res y que elabora así una geografía de la propia que hoy día ha pasado a formar parte del patri-
percepción. La percepción del artista describe monio cultural, lo que ya indica su obsolescencia
el estancamiento en que se encuentran algunas y pertenencia a un pasado que hay que proteger.
comarcas rurales, por lo que daré unas breves Esta transformación de unos paisajes rurales, ba-
notas que permitan comprender la trayectoria sados en una explotación tradicional, en otros
histórica que desemboca en esta situación: paisajes caracterizados por la industrialización
«El hábitat rural español comenzó su trans- del campo implica una progresión llena de ma-
formación durante la década de los 60 del tices, donde siempre quedan rescoldos y resqui-
siglo XX6. La agricultura y la ganadería tradi- cios que se resisten al cambio; espacios donde
cionales empezaron a dar paso a la industria- sus habitantes aún no han adoptado (ni lo harán)
lización y urbanización del campo. A ello se unas nuevas formas de vida, convirtiéndose así
sumó el éxodo rural que vació y despobló en presencias de memorias de tiempos pasados.
muchas zonas, iniciándose así el arruinamien- Estos resquicios constituyen el espacio simbólico
to del hábitat, de los pueblos que se dejaban de las comarcas reliquia con el que Viñas trabaja
atrás. Estas transformaciones de los paisajes y en sí forman espacios llenos de riqueza de sig-
nificados, espacios donde la memoria de tiempos

5
Viñas, José Luis: “Gotas de ámbar” en Cuaderno de artista, 2008,
7
http://crucecontemporaneo.wordpress.com/category/jose-luis- Barros, Claudia. “La ciudad en el campo: nuevas ruralidades y luga-
vinas/ (consultado en Abril de 2011). res rururbanos” en Las otras geografías, ed. J. Nogué y J. Romero.
6
Camarero, L., y Oliva, J. “Los Paisajes Sociales de la ruralidad tar- Valencia, Tirant lo Blanch, p. 325-338, 2006.
domoderna” en Atlas de la España Rural, Madrid, Ministerio de 8
Ortega Cantero, Nicolás. “Hábitat rural” en Geografía de España,
Agricultura, Pesca y Alimentación, 2004 ed. A. Gil Olcina. Madrid, Ariel, p. 329-340, 2007.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

pasados se muestra incluso con extravagancia res entonces y lo que encuentra son las ruinas
ante la conciencia segura de la proximidad de de las estructuras sociales y la cultura material
su muerte. que estos describían, fragmentos de vidas que ya
Es a la luz de lo esbozado cuando estas pa- están desapareciendo ante las transformaciones
labras del artista aparecen llenas de sentido: “En económicas descritas anteriormente.
el medio rural, al igual que perviven viejas cos-
tumbres, arcaicos dialectos, antiguas herramien- Pathos
tas; los traumas pasados tampoco se olvidan con
facilidad”. Esta afirmación es una declaración de
intenciones del artista, ya que define la búsque- Empatía y expresión de lo siniestro
da que va a ser central en su arte: la exploración
de esas pervivencias del pasado y sobre todo, el Una vez realizada esa búsqueda y rastreo de
rastreo de lo reprimido de la memoria de estas documentación de la realidad, el artista trabaja
zonas. Esa búsqueda le ha llevado a recorrer has- con todo lo documentado y construye su obra.
ta ahora diferentes regiones de la Península Ibé- Así, lo que interesa ahora es conocer la estrate-
rica: pueblos de la montaña y el páramo palenti- gia visual de representación que adopta el artista
no donde la crisis postindustrial en los primeros para traducir esas ruinas de tiempos pasados a
y el despoblamiento en los segundos están ra- través de su producción artística. Ante la obra
lentizando su desarrollo; diferentes lugares del de Viñas nos encontramos con una producción
País Vasco; casas de pescadores en las playas al seriada que reproduce un patrón de trabajo muy
sur de Lisboa; el norte de Guadalajara buscando metódico desde sus inicios. Sus obras se agrupan
antiguas costumbres carnavalescas; los pueblos en grandes series temáticas que se dividen aten-
de la Cabrera leonesa, extremadamente aislada diendo al área geográfica explorada: por cada
por su orografía singular; e incluso las viviendas- comarca reliquia estudiada, el artista realiza una
cueva situadas al sudeste de Madrid. serie de obras. Ahora bien, cada una de las obras
En una primera aproximación, la búsqueda y que componen estas series está formada a su vez
rastreo que realiza Viñas puede recordar quizá por tres elementos complementarios. Las obras
a los escritores que durante los años 50 y 60 se componen de una fotografía que retrata un
228 recorrieron el campo español buscando en sus edificio o un vehículo abandonado y va acompa-
paisajes la denuncia velada del subdesarrollo y ñada de un relato imaginado por el artista. Esta
atraso social de estas zonas: es el caso del Via- pequeña historia narra el oficio o los compor-
je por Castilla (1954) de Gaspar Gómez de la tamientos de sus posibles moradores que, por
Serna donde presenta esos mundos agrarios li- último, son representados en un dibujo que cie-
gados al pasado9, o también Donde las Hurdes rra la obra como tercer elemento. Así el artista
se llaman Cabrera (1962) de Ramón Carnicer, muestra su proceso creativo: comienza con la
donde se describe con minucioso detalle las for- observación y recogida de material para realizar
mas de vida de las gentes de la Cabrera y tan sus obras en sus viajes (documentación median-
solo la descripción sirve ya de denuncia de la te fotografías); a ello le sigue una reflexión y el
situación social. Esta última obra ha sido utili- trabajo con el material recogido (confección de
zada por el artista para documentarse sobre la relatos); para terminar con la representación pic-
comarca de la Cabrera, así como también co- tórica del resultado de ambos procesos (dibujo
noce el escrito de Julio Caro Baroja A caza de de moradores imaginarios). De este modo la do-
botargas de 1964 sobre los pueblos del norte cumentación de la realidad sufre un proceso de
de Guadalajara. Se trata de obras escritas hace paso a la ficción.
aproximadamente medio siglo que describen las Normalmente, en sus fotografías el artista no
sociedades, el folclore y las formas de vida de toma ninguna referencia humana que pueda
las que hoy el artista rastrea sus ruinas. Viñas indicar la escala del edificio retratado. Es cier-
realiza el mismo viaje que realizaron los escrito- to que la mayoría de los lugares retratados son
casas o vehículos (lo que ya de por sí indica
su escala), pero a veces estas casas se muestran
9
con calidades escultóricas, aisladas, únicas en su
Delgado Bujalance, B. y Ojeda Rivera, J.F., “La comprensión de los
paisajes agrarios españoles. Aproximación a través de sus repre-
particularidad frente al espacio que las rodea y
sentaciones” en Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles el punto de mira adoptado las engrandece e in-
51, Murcia, 2009, p. 93-126. cluso amplia. Algunas casas sufren un proceso
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Ruinas marginales y abandono rural en la obra de José Luis Viñas (1972)

de monumentalización bajo la mirada del artista, mite comprender por qué el artista representa
extrayéndolas así de su contexto e insertándolas personajes atormentados, melancólicos, extraños
en un espacio de ilusión que Viñas va a subra- en su mundo, rodeados de objetos irreconoci-
yar con las historias de sus habitantes fantasma- bles en un mundo onírico, en un espacio expul-
les. La historia, acompañante siempre a pie de sado de toda referencia temporal. Es posible que
foto, describe el morador del interior de la casa lo común y universal en sus series tenga que
y ello sirve para anclar la intención del enfoque ver con el concepto de lo siniestro (unheimlich),
fotográfico tomado dentro del significado que el procedente del psicoanálisis y estudiado por Sig-
artista quiere dar a la imagen, ya que la combi- mund Freud10. El artista se esfuerza en cada obra
nación de ambos elementos (fotografía y relato) por intentar representar y plasmar este concepto,
invita a desentrañar el misterio que envuelve al consiguiéndolo con éxito en una gran cantidad
lugar. Como tercer elemento que cierra la obra, de casos.
el dibujo nos muestra el objeto de misterio que Lo siniestro según Freud es un concepto que
esconden los lugares retratados: su morador. expresa la situación de angustia y extrañeza que
En sus dibujos Viñas utiliza el collage, mon- se produce cuando algo relativo al ámbito del
tando escenarios teatrales que guardan pareci- hogar, familiar, cálido, íntimo y secreto se vuelve
dos en formas y colores con lo que podría ser el desconocido y ajeno por la introducción de una
interior de las casas y donde se sitúa a los perso- óptica diferente que descontextualiza lo hogare-
najes recortados en sus siluetas. El artista monta ño. Lo siniestro también es lo íntimo-hogareño
en un primer momento el escenario, situando que ha sido reprimido y ha retornado de la re-
después a los protagonistas de la pequeña obra presión cuando menos se lo espera; retorna en
que se va a representar y acompañándolos por un momento impensable y produce un choque
último con diferentes elementos que explican la con la realidad, separándose de ella y produ-
historia del morador protagonista y lo rodean de ciendo sentimientos de angustia e inquietud. El
rasgos inquietantes. Sin embargo, a estos mora- escritor, poeta o artista, explica Freud, puede
dores secretos, imaginados, fantasmales, el artis- valerse de diferentes estrategias para aumentar
ta los sitúa en un lugar fuera del espacio y el esa sensación: pueden aparentar situarse en el
tiempo. Mediante su representación en el dibujo, terreno de la realidad común haciendo suceder
los personajes son expulsados de la realidad, te- lo que jamás o raramente sucedería en ella. Vea- 229
niendo como único anclaje a ella la referencia mos este concepto analizando una de las obras
fotográfica que los acompaña. de Viñas. El morador imaginario de la casa fo-
El trabajo seriado de Viñas lo pone en co- tografiada es una niña, una niña vieja, lo que
nexión con las obras seriadas que Goya realizó a ya constituye el primer elemento de inquietud.
principios del siglo XIX: ambos utilizan un méto- Además, la niña es representada pálida, vestida
do de trabajo similar que parte de la observación del blanco efímero y gastado de su vestido de
y recogida de material, documentación de la comunión. Su silueta de papel se sitúa en un
realidad, para luego exponer sus reflexiones en escenario ambarino, del color claro de la madera
obras seriadas que representan diferentes face- de la que está hecha su casa. Es un color pastel
tas de lo observado. Las obras seriadas de Goya que unido a la nota azul de la ventana forma un
tienen un elemento cohesionador que permite dúo de colores ingenuos, infantiles, pertenecien-
aprehenderlas como una unidad: cada una de tes a la palidez de un recuerdo, lo que vuelve ser
sus partes corresponden a una misma intención un elemento siniestro pues sirven de escenario
universal, que es la expresión de lo grotesco en a una memoria excesiva que habita con fantas-
el caso de Los Caprichos y la denuncia de la vio- mas. El relato nos cuenta la negación de la niña
lencia para Los Desastres. Es por ello que para la a aceptar que ha dejado de ser niña, su negación
obra de Viñas cabe preguntarse algo similar: cuál a asimilar el tiempo presente que habita, una ne-
es la intención última del artista con la realiza- gación que llena su casa de presencias fantasma-
ción de sus series, qué denominador común po- les, representadas a través de la dualidad de su
demos encontrar en todas ellas que nos permita propia sombra. La niña consume su vida con es-
aprehenderlas como un todo. Ya se ha explicado
el concepto de las comarcas reliquia relativo al
contexto geográfico, económico y social con el
que trabaja Viñas, así como a su modo de per- 10
Freud, Sigmund. “Lo siniestro” en El hombre de la arena. Palma de
cibirlo, pero sin embargo este concepto no per- Mallorca, Torre del viento, 1974.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

tas presencias, aferrada a la blancura extinguida la nostalgia porque su respuesta ante los trazos
del vestido de comunión, ilusión efímera que se de pasado dentro del mundo rural es plenamen-
vuelve espeluznante en su deseo de extenderla te empática, se identifica con ellos y quiere dejar
hasta la vejez. testimonio de su presencia haciéndolos volver
Otras veces lo siniestro se desprende de la como sombras. Viñas es un nostálgico y permite
descripción de comportamientos extravagantes, que esta emoción estructure sus comportamien-
en muchos casos relacionados con actividades tos, siendo además consciente de ello. Su prác-
tica artística está marcada por la búsqueda de
pasadas que en el presente aparecen como algo
huellas de tiempos pasados: huellas, resquicios
monstruoso y que además el artista lleva más que al fin y al cabo son ruinas. Y es que la ruina,
allá y lo deslinda de la realidad, como el ofi- dice Andreas Huyssen, conjuga en su presencia
cio de enterrador en la obra Muria morredei- el deseo temporal y espacial por el pasado; la
ra. Lo siniestro buscado y expresado por Viñas, ruina es un foco de nostalgia12. Viñas parte de
está en relación con los diferentes traumas de las una búsqueda de ruinas, ruinas antropológicas:
sociedades pasadas, que son plasmados en las en bastantes ocasiones, el significado de la pala-
historias y modos de representación de sus per- bra ruina adquiere matices humanos, demasiado
sonajes. Dice el artista: “El pasado nunca se va, humanos. La palabra que normalmente alude a
solo se esconde; cualquier psicoanalista conoce un proceso que afecta a la materia arquitectóni-
este fenómeno. En las ciudades, el pasado quizás ca, se utiliza en el habla cotidiana para metafori-
se hospede en las alcantarillas y catacumbas, te- zar el estado de individuos, grupos sociales y há-
niendo por compañía a ratas y cucarachas; mas bitats. Es por ello que para hablar de las obras de
en los campos lejanos, azotados por el viento, Viñas la palabra ruina se puede utilizar en ambos
los fantasmas moran a cielo abierto. Los vivos sentidos pues el artista rastrea la presencia de
ruinas antropológicas, testigos de sociedades y
olvidados y los muertos insepultos conviven en
formas de vida.
mutua (y conflictiva) vecindad”11. Subvertir: invertir, desestabilizar o destruir lo
Ese conflicto entre vivos (olvidados por ha- establecido13. Además, hay un elemento subver-
bitar un tiempo lento que ya no les pertenece) sivo detrás de toda esta práctica, pues la palabra
y muertos (insepultos por faltarles el duelo que nostalgia, en su traducción inglesa vendría a ser
asiente su memoria y los sumerja en el pasa- como una especie de regreso sombrío14, un re-
230 do) es visible en las obras de Viñas mediante la greso de las sombras, de las partes oscuras del
plasmación del concepto de lo siniestro, un con- pasado. La nostalgia se convierte en un elemento
cepto que da cohesión y unifica un sentimiento de subversión en la obra de Viñas porque gra-
latente en cada una de sus obras seriadas. cias a ella visibiliza esas ruinas de sociedades
pasadas. La nostalgia permite otorgar un lugar a
las memorias traumatizadas dentro del escena-
rio de la sociedad actual y señala el peligro de
Nostos avanzar en el tiempo ignorándolas. La forma de
señalar ese peligro se encontraría en la estrate-
La nostalgia como espacio subversivo gia de representación de lo siniestro: personajes
atormentados por el olvido, que vuelven y se in-
Para esbozar un final reflexivo a este texto, sertan como fantasmas en el tejido temporal del
hablaré del origen o el comienzo que espolea a presente... La nostalgia subvierte el orden de lo
Viñas para realizar sus obras. Es muy probable que es visible y deja al descubierto los diferentes
que el origen de todo, lo que empuja al artista estratos temporales que conviven dentro del ám-
a realizar su práctica artística se encuentre en el bito rural.
sentimiento de la nostalgia. La palabra nostalgia
procede del griego nostos (regreso) y algia (do-
lor), lo que vendría a indicar una pulsión emo- 12
Huyssen, Andreas. “La nostalgia por las ruinas” en Heterocronías.
cional negativa provocada por el regreso que Tiempo, arte y arqueologías del presente, ed. M. Á. Hernández
conlleva todo recuerdo del pasado (sea físico o Navarro. Murcia, CENDEAC, 2008.
psíquico). Y Viñas está movido plenamente por 13
Diccionario de la Real Academia Española en su versión web.
14
Jean Starovinski rastrea el origen de la palabra nostalgia y enton-
ces podemos comprobar cómo la traducción del griego varía del
inglés al castellano: “Johannes Hofer in 1688 had a happy touch:
11
Viñas, José Luis: “Gotas de ámbar” en Cuaderno de artista, 2008, with the words return (nóstos) and sorrow (álgos), he created nos-
http://crucecontemporaneo.wordpress.com/category/jose-luis- talgia”, p. 84 en Starovinski, Jean. 1966. The idea of nostalgia.
vinas/ (consultado en abril de 2011). Diogenes 54: 81-103.
Aproximaciones al caso Baader-Meinhof.
La construcción de sentido y la demora
Laura Fernández Gibellini

“Es horrible matar.


Pero no sólo a los otros, también nosotros nos
matamos, si es necesario
Porque sólo por la violencia puede cambiarse
Este mundo asesino, como sabe
Todo el que vive”.
Bertolt Brecht, La medida, Teatro Completo, 4,
Alianza Editorial, Madrid, 1990, pp. 37-38.

231
La RAF de la Alemania del momento: que las autoridades
de la posguerra eran poco mejores que aquellas
a las que estaban reemplazando. Y es más, el
Estas anotaciones de Ulrike Meinhof de La
pasado nazi de la sociedad alemana estaba em-
medida de Bertolt Brecht fueron halladas entre
pezando a considerarse como una justificación
la correspondencia de los miembros de la RAF
para la extrema violencia contra la así llamada
(Rote Armee Fraktion) durante su estancia en la
“generación de Auschwitz”.
cárcel de Stammheim y resumen muy bien no
La noche del 2 de abril de 1968 Andreas Baa-
solo la historia sangrienta de la banda, sino su
der, su novia Gudrun Ensslin, miembro activo de
final.
la Organización de Estudiantes Socialistas (SDS),
Durante el fin de los años 60 Alemania Occi- y otras dos personas más incendiaron dos alma-
dental fue escenario, como gran parte del mun- cenes de Frankfurt, para “encender una antorcha
do democrático, de protestas estudiantiles vio- por Vietnam”. Baader fue capturado y acusado
lentas desde posiciones socialistas radicales. Se de vandalismo. El 14 de mayo de 1970 Ulrike
abogaba así por un cambio fundamental en la Meinhof, hasta entonces editora en jefe de la re-
estructura consumista de una sociedad que los vista de izquierdas Konkret y atraída por la lucha
jóvenes consideraban autoritaria y sospechosa armada colaboró en su liberación a punta de
de los más terribles crímenes, que pretendían pistola.
ocultar bajo los auspicios de una paz y sociedad Una vez liberado Baader, Meinhof se unió a
del bienestar hipócritas. la lucha activa quedando como la cabeza inte-
En 1967 la muerte accidental del activista lectual de la banda que se acababa de constituir,
Benno Ohnesorg a manos de la policía en una la RAF, mientras que el carisma del primero sir-
manifestación contra la visita del sah de Irán a vió para organizar y radicalizar al grupo. Ensslin
Berlín sirvió para detonar un sentimiento que es- también pasaría a ser una figura fundamental en
taba arraigando entre la juventud de izquierdas él. El mismo año de la liberación todos ellos jun-
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

to con otros miembros activos de la banda via- del anuncio de las muertes, Hans Martin Schleyer
jaron al Líbano y de ahí a un campamento de la fue ejecutado.
OLP en Jordania, con el fin de recibir la instruc- El funeral de Baader, Ensslin y Raspe, al que
ción militar necesaria para constituir la guerrilla acudieron miles de personas, coronó la fulmi-
urbana en que se convertirían. nante vida de un grupo de jóvenes radicales que
La RAF dedicó los dos años siguientes a atra- fue convertido, por muchos, en iconos de una
car bancos y a poner bombas en edificios gu- trágica resistencia al poder del Estado. La banda
bernamentales y militares, tanto alemanes como no se disolvió oficialmente hasta el 20 de abril
americanos, en su país. Los ataques se saldaron de 1998 cuando, en un comunicado difundido a
con multitud de víctimas mortales y con muchos la prensa, los militantes de la RAF declararon la
más heridos, entre ellos civiles. El juego de la re- ausencia de sentido del conflicto armado por sus
volución, en el que se pretendía desenmascarar escasas posibilidades de éxito.
la verdadera cara fascista del Estado, se había Once años más tarde Gerhard Richter pintaría
convertido en seriamente mortal. el ciclo 18 Oktober, 1977, consistente en quince
El 1 de junio de 1972, tras la mayor operación pinturas en blanco y negro centradas en la muer-
policial de la Alemania Democrática, Andreas te de los integrantes de la RAF en la cárcel. Su
Baader, Jan-Carl Raspe y Holger Meins fueron propio título se refiere en exclusiva a los eventos
detenidos. Gudrun Ensslin fue arrestada una se- ocurridos en Stammhein, que relatan un final no
mana más tarde y Ulrike Meinhof fue capturada solo trágico sino también controvertido de los
poco después. principales miembros del grupo terrorista. Por su
La segunda generación de militantes de la parte en 1998, fecha de la disolución definitiva
banda continuó la lucha violenta con el fin de y oficial de la banda, el artista norteamericano
obligar a la liberación de sus carismáticos di- Dennis Adams volvería a rescatar este oscurecido
rigentes cuyo juicio, el más largo y caro de la pasado de la historia alemana en su performance
historia de Alemania Occidental, había iniciado videográfica Outtake.
en 1975. En 1977 finalizó con sentencias de por Desde mi punto de vista ambas piezas pue-
vida para todos los acusados —solo que Ulrike den ayudarnos a reflexionar a cerca de la com-
Meinhof, aislada del grupo desde su encarcela- plejidad de los procesos de generación de sen-
232 miento, se había suicidado ya en 1976 mientras tido histórico/identitario de los pueblos. En la
que Holger Meins había muerto en 1974 en una mayoría de las ocasiones estos se fundamentan
huelga de hambre—. en el ocultamiento y en el olvido de los capítulos
Tras conocerse la sentencia hubo una escala- oscuros de su historia, con el fin de generar imá-
da de violencia en el grupo, que se agudizó en genes de sí consensuadamente uniformes, pu-
otoño de 1977, conocido como el “Otoño Ale- rificadas, superficiales, homogéneas, inmediatas
mán”, con el secuestro de Hans Martin Schleyer, y sin fisuras. Nada más lejos de la realidad de
un importante representante de la industria de estas obras.
Alemania Occidental y antiguo miembro del par-
tido nazi. A cambio de su liberación se exigió
la de Baader y la del resto de los miembros de 18 Oktober, 1977
la RAF. A la negativa del gobierno se respondió
con el secuestro, en cooperación con terroris-
La primera vez que se presentó públicamente la
tas palestinos, de un avión de Lufthansa. En una
serie 18 Oktober, 1977 en la Haus Esters de Kre-
operación conjunta el avión fue liberado en Mo-
feld en 1989, causó un gran revuelo en la opi-
gadishu, Somalia, con la muerte del capitán de la
nión pública alemana. Las críticas se centraron,
aeronave y tres de los cuatro terroristas.
sobre todo, en el aparente homenaje del pintor
El día 18 de octubre tras conocer este hecho
Andreas Baader, Gudrun Ensslin y Jan-Carl Ras- al grupo terrorista más cruento de la historia del
pe se suicidaron en sus respectivas celdas. La país. En particular se cuestionó el grado de sim-
cuarta detenida, Irmgard Möller, fue hallada con patía de Richter por la RAF y su supuesta resis-
cuatro puñaladas en el pecho, que no resulta- tencia a creer la versión oficial de las muertes
ron mortales. Muchos de los simpatizantes del de Meinhof, Baader, Ensslin y Raspe, como si
grupo, así como los miembros aún activos de la a través de su ciclo de pinturas se debiera des-
banda, declararon que sus muertes fueron asesi- prender algún posicionamiento ético y moral por
natos perpetrados por el Estado. El día después parte del artista.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Aproximaciones al caso de Baader-Meinhof.
La construcción de sentido y la demora

Pero la serie de Richter, lejos de suponer una Tote es una secuencia que muestra a Meinhof
apología del terrorismo o una romantización de muerta en su celda, cuando su cuerpo, ahorcado
unos jóvenes idealistas radicales y de su trágico con un cable, fue depositado en el suelo por las
final, resulta mucho más compleja, pues incide autoridades de Stammheim. Las tres pinturas de
en los mecanismos por los cuales la memoria la serie están basadas en una única fotografía,
histórica es asimilada, comprendida y/u oculta- que fue publicada en el periódico Stern el 9 de
da y con ella el entendimiento de nosotros mis- mayo de 1976.
mos. Efectivamente Richter no rescata únicamen- A partir de aquí las imágenes surgen como
te en su ciclo la historia de la banda sino que
una antesala de la muerte del resto de la banda.
refresca el pasado reciente, y trágico, de toda la
Las tres imágenes de Gegenüberstellung
sociedad alemana. Tal vez sea este hecho el que
tanto haya incomodado a sus detractores. (Confrontación) muestran a Gudrun Ensslin,
Oktober está compuesta por quince lienzos casi como una estrella mediática, de camino a
sin un orden predeterminado y constituido a su la sala del juicio. Erhängte (Colgado) muestra a
vez por varias series, en los que Richter volverá Ensslin tal y como fue hallada en su celda.
a pintar imágenes fotográficas obtenidas de los Festnahme 1 y 2 pertenecen al arresto de
periódicos alemanes de la época, de secuencias Holger Meins que, como sabemos, murió en la
televisivas y de fotografías policiales, imágenes cárcel tras una huelga de hambre.
comunes, la mayoría distribuidas mediáticamen- Erschossener 1 y 2 ofrecen a Andreas Baader
te en el momento de los hechos o poco después. muerto de un disparo en su celda. La imagen
Imágenes conocidas, en definitiva, por la socie- original, de nuevo una sola, fue publicada en
dad de la época. Stern el 30 de octubre de 1980. Por su parte Zelle
Decenas de fotografías de los eventos en tor- (Celda) y Plattenspieler (Tocadiscos) muestran,
no a la RAF pertenecen al Atlas recopilado por el respectivamente, la celda de Baader y el tocadis-
pintor a lo largo de su carrera, pero solo quince cos donde se guardó el arma con la que acabaría
fueron escogidas para la ocasión. Según el pro- con su vida en 1977.
pio Richter al iniciar la serie quería abordar el
Beerdigung (Funeral) es la pieza más grande
caso de la banda desde un sentido general, ofre-
se la serie y la única que no muestra personajes
cer un contexto para su historia pero a medida
que fue desarrollando su trabajo se fue quedan- aislados, sino una multitud. La que se congregó 233
do con imágenes de lo que era, de acuerdo con en el entierro colectivo de Baader, Ensslin y Ras-
sus palabras, imposible de pintar: de la muerte. pe el día 27 de octubre de 1977.
Efectivamente, excepto la pieza Jugendbildnis, Como hemos visto, algunas de las piezas
un retrato de la joven Meinhof previa a su in- constituyen imágenes en solitario mientras que
corporación a la banda, todas las demás, incluso otras conforman pequeñas series, repeticiones
las de Ensslin aún viva, se centran en el trágico que parten de una única fuente que Richter pa-
desenlace de los miembros del grupo. rece querer escrudiñar, intentando acercarse,
En este proceso muchas imágenes se queda- centrar y focalizar una imagen, hacerla nítida.
ron fuera y muchos cuadros fueron repintados Todas las pinturas, como había hecho ya años
hasta llegar a las piezas que componen hoy la antes en otras piezas de contenido histórico, es-
serie. No existe una continuidad en ella, ni un tán realizadas en blanco y negro y son delibera-
orden preciso como tampoco una unificación de damente difusas, borrosas, confusas, desenfoca-
tamaños sino más bien una fragmentación y una das. La ausencia de color acentúa la neutralidad,
ruptura sistemática de la narratividad, pues Rich- elimina el elemento aurático y transcendental
ter rechaza imponer ningún tipo de lectura en la
asociado al color, a la vez que ofrece una dis-
serie. Para él su acto, su pintura, es deliberada-
tancia: permite a Richter hablar de eventos que
mente aséptico, carente de un posicionamiento,
incapaz de manifestar una opinión. ocurrieron en un pasado ante el que se mantiene
Pero pasemos ahora a observar el ciclo más esencialmente impersonal y donde la realidad se
de cerca. (Para esta exposición he querido traer, disuelve hacia lo incomprensible. Efectivamente
al lado de los cuadros de Richter, las fotografías los cuadros de Richter participan de un cierto
que sirvieron de modelo para ellos.) efecto cinético como si se tratara de imágenes
Jugendbildnis es un retrato de Meinhof que en movimiento, que se disuelven ante unos ojos
se hizo con el fin de promocionar su filme Bam- que se muestran cada vez más incapaces de
bule, del que hablaremos a continuación. comprender.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Outtake su brazo filmaba la operación, de forma que la


“segunda” grabación de la escena se alargó hasta
En 1969 Ulrike Meinhof —por entonces una pe- llegar a los 136 minutos.
riodista combativa, de elevada conciencia social— De este modo el suspense cinematográfico
asumió el encargo de la red estatal televisiva ale- original se vio alterado y filtrado por el suspense
mana de escribir un guión cinematográfico que errático del retardo de la trasmisión del docu-
criticara las dinámicas de autoridad de los orfana- mento. Esto implica la fragmentación de la se-
tos estatales para niñas adolescentes. La película, cuencia y de su desarrollo temporal lineal, que
Bambule1, fue terminada en 1970 y resultó una se ve sustituido por el retardo en la transacción
dramatización basada en evidencia documental. con el público y por los momentos estáticos su-
Ese mismo año, poco antes de ser proyectada, se cesivos de las fotografías que se difunden en la
archivó al sospecharse que Meinhof había parti- acción. Así, las demoras en las transacciones, el
cipado en el escape de Andreas Baader de una rechazo o la aceptación de los viandantes, y todo
cárcel estatal. La película no fue mostrada en la lo que supone el intercambio de la información
televisión alemana hasta el año 1995. en sí mismo —que se distribuye del modo más
En 1998 el artista norteamericano Dennis tradicional posible, de mano en mano— supone
Adams —conocido por sus intervenciones en el una reinterpretación no solo del filme de Mein-
espacio público2, en las que se interesa por los hof sino de todo el caso de la RAF, que perma-
procesos de amnesia colectiva y exclusión social nece oculto en la memoria alemana.
en el diseño y uso de la arquitectura y el espacio Muchos de los viandantes rechazaron las imá-
público— dividió una toma completa de Bambu- genes que Adams quería hacerles llegar, otros
le (unos 17 segundos —que muestran cómo una muchos las observaron momentáneamente y la
adolescente es perseguida a través de los pasillos mayoría se vio incapaz de descifrar y codificar
de un orfanato por unas monjas que intentan al- aquello que estaba viendo. Las imágenes, des-
canzarla para cortar su cabello, como castigo por
vinculadas ya de su contexto específico, son
una vanidad incipiente asociada al florecimiento
ahora metáforas de la fragilidad de la generación
de su sexualidad—) en 416 fotografías en blanco
de un sentido que se filtra y distribuye como
y negro y las distribuyó, una a una y siguien-
234 la propaganda en una sociedad que vive de la
do su secuencia original, a la gente de paso en
contemporaneidad del acontecimiento, relegan-
el barrio berlinés de Kurfürstendamm, de modo
que el objetivo inmediato de la acción de Adams do su comprensión a momento diferidos, retar-
es el ciudadano alemán. Mientras el artista dis- dados, inalcanzables. De esta forma, a la vez
tribuía las fotos una cámara de vídeo sujeta a que Outtake supone una reflexión acerca de la
temporalidad y de la memoria histórica (que se
manifiesta aquí como una pérdida irrevocable de
sentido y comprensión), también es un estudio
acerca de la recepción del documento y de la
1
Palabra de origen africano que significa “danza” o “motín”. transmisión de la información en el espacio pú-
2
Nacido en 1948 en Iowa, EEUU, Adams en sus intervenciones en el
espacio público —como sus Bus Shelter de finales de los años 80 blico, y así de la construcción de sentido social
y principios de los 90— se interesa por los procesos de amnesia e individual.
colectiva y exclusión social en el diseño y uso de la arquitectura y
el espacio público. Así en 1986 una parada de autobús rediseñada
por él mismo mostraba imágenes (en cajas de luz típicas de estos
kioscos) de Ethel y Julius Rosenberg —acusados de comunistas y La construcción de sentido y la demora
de espionaje— en el tránsito a su ejecución. En Münster utilizó, en
1987, imágenes del juicio de Klaus Barbie, miembro de la Gestapo
y conocido como “El carnicero de Lyon”.
Richter tardó once años en abordar el tema de
En su trabajo Adams se limita a presentar hechos, de modo que ha la RAF. En su ciclo pintará imágenes provenien-
localizado figuras y acontecimientos controvertidos de un pasado tes de fotografías, las cuales se manifiestan como
no muy distante demostrando cómo, a pesar de haber permane-
documentos inmediatos, en la mayoría de los
cido ocultos bajo capas de silencio, todavía conllevan una carga
efectiva capaz de desestabilizar los procesos de memorización (y casos tomados por la propia policía o por los
de olvido) colectivos. Así, como Barbara Kruger o Jenny Holzer, funcionarios de Stammheim con el fin de apor-
ha utilizado los instrumentos de la publicidad para excavar en el tar evidencia documental de las muertes de los
inconsciente colectivo, señalando cómo enterramos el pasado con
una excesiva velocidad a la vez que ignoramos los eventos crucia-
miembros de la RAF, o de otros episodios de la
les de nuestro propio presente. banda. Se trata de pruebas policiales, objetivas,
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Aproximaciones al caso de Baader-Meinhof.
La construcción de sentido y la demora

asépticas, de meros registros de acontecimientos Así la importancia del ciclo de Richter no


novedosos que, una vez infiltrados a la prensa, radica en la cuestión de cómo y por qué mu-
se convertirán en verdaderas imágenes icónicas, rieron Ensslin, Baader y Meinhof, sino en hacer
públicas, compartidas y publicitadas. En este esta pregunta públicamente en un momento en
sentido los rostros de Gudrun Ensslin, Andreas el que los hechos habían sido ya enterrados y
Baader y Ulrike Meinhof, así como sus acciones la opinión pública se había posicionado. Pero
y actitudes, su resistencia y obstinación durante según Robert Storr —profundo conocedor de la
el juicio, eran familiares en la sociedad alemana obra del alemán y principal responsable de que
de la época. Su muerte les rodeó de un aura de el ciclo pertenezca ahora a la colección del Mu-
glamour que suscitó un gran interés mediático seum of Modern Art de Nueva York— es más
y comercial sobre sus personas, constituyéndo- importante aún cómo Richter sugiere en sus pin-
se un elenco iconográfico de la realidad de la turas que el verdadero significado de la vida y la
RAF y de la representación del “terror”, donde se muerte de los terroristas subyace en las contra-
mezclaba la visión del terrorista con la del héroe dicciones existentes tanto en la sociedad como
revolucionario. en los individuos, cuando sus ideas y sus accio-
Mientras tanto las pinturas de Richter retar- nes se exponen con extremada violencia. Estas
darán la inmediatez del documento generando irresolubles contradicciones, que se encuentran
imágenes no solo demoradas sino distanciadas, en la base de la generación del sentido identita-
fragmentadas, silenciadas, neutras e imparciales. rio de las naciones y de los pueblos, pero que se
La serie introduce así una contradicción fun- evitan discretamente provocando imágenes no
damental entre la velocidad e inmediatez de la fisuradas de estos, suponen el legado no bien-
fotografía y la lentitud de la pintura y entre el venido y sin embargo inevitable y el quid de la
tiempo fragmentado del espectador y el de unos cuestión de 18 Oktober, 1977.
sujetos muertos para los que el tiempo ha dejado Por su parte, en Outtake Adams, al contra-
de existir. rio que Richter, replica los mecanismos básicos
Pero además Richter se refiere en su ciclo a de la transmisión mediática de la información y
la (in)validez de la pintura histórica en nuestra del acontecimiento. Pero con ello transmite imá-
genes dislocadas, carentes de una secuencia na-
contemporaneidad. El pintor sospecha no tanto
rrativa coherente, pervirtiendo de este modo el 235
de la realidad, de la que afirma no saber nada
sistema general de la propaganda político/me-
como de la imagen de realidad que nos es trans-
diática e incidiendo en un sentido que se gene-
mitida por nuestros sentidos, que es imperfecta
ra no tanto en la inmediatez de la transmisión
y restringida. En este sentido la opacidad de sus
como en la demora de un tiempo y un espacio
pinturas, en las que reconocemos con mayor o
que se filtra ahora entre sus imágenes.
menor dificultad ciertos elementos, apelan a la
No en vano Adams realiza su acción tras
falta de transparencia implícita en el documento.
el cese de las armas de la banda, veintinueve
Pero así también el uso de los tonos grises en
años después de que Meinhof realizara Bambu-
vez de revelar ocultan (al contrario de la grisalla
le, y ventiún años más tarde de las muertes de
tradicional) y sugieren una duda allá donde la Stammhein y del “Otoño Alemán”. También él,
duda se hace intolerable. como Richter, acude a una sociedad que fue tes-
Pero, ¿qué es lo intolerable de las pinturas de tigo de los acontecimientos, a una sociedad a la
Richter? Desde mi punto de vista no es lo que se que pertenece el pasado que con sus obras pre-
ha pretendido interpretar como una simpatía del tenden recuperar de un olvido voluntario comunal.
pintor a los terroristas, que creo fuera de lugar, Pero cuando Adams y Richter exponen a la
sino el hecho de que Richter apelara con ellas a luz acontecimientos controvertidos silenciados
un pasado compartido del que toda su genera- del pasado reciente alemán están evidenciando
ción era aún responsable. La RAF fue una mera dos hechos fundamentales: por un lado, la me-
víctima de una ideología que pretendía despertar moria colectiva se ha destapado en una ruptu-
la conciencia del pasado nazista de sus padres y ra múltiple que atraviesa incontables capas que
acabó perdiendo el sentido de realidad y legiti- interfieren en esferas privadas, insertándose en
mando la muerte de civiles como único modo de la producción del sentido individual de cada
cambiar este “mundo asesino, como sabe, todo ciudadano, donde lo público ha dejado de ser
el que vive” (tal y como refería Brecht al inicio algo que pertenece a la esfera de la plaza para
de esta exposición). convertirse en un elemento inherente a nuestra
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

percepción y construcción individual. Pero por pos sociales, que tienden a dispersar y a ocultar
otro lado demuestran cómo los contextos espe- la complejidad (de lo inadecuado) a favor de
cíficos son transcendidos y obviados en la gene- una identidad coherente que concuerde con las
ración de un sentido que tiende a manifestarse al imágenes (homogéneas) que quieran proyectar
margen de su especificidad, pues este se dirige, de sí mismos. Se disuelve de este modo toda
ahora, también, a un público mayoritario y glo- fragmentación, se liman las diferencias y se pri-
bal. No olvidemos que también nosotros somos vilegia la inmediatez del acontecimiento sobre la
espectadores de Baader y Meinhof, y no solo de demora del conocimiento, creándose un cuerpo
Richter y Adams. social representativo y purificado que se univer-
Existe por lo tanto una articulación del senti- saliza convenientemente con el fin de reforzar
do propio que se manifiesta entre su especifici- el sentimiento general de armonía y acuerdo. Es
dad local y lo global de su naturaleza, de modo mediante acciones como la de Adams o median-
que la construcción de sentido (o de identidad) te pinturas como las de Richter, que inciden en
conlleva la creación de imágenes transmisibles las fisuras de la conformidad, cuando se eviden-
no solo entre los miembros de una comunidad cia lo ficticio de esta identidad inmediata y apa-
local —a la que pertenecen dichas imágenes—, sino rentemente compartida.
de una concebida globalmente. Es por lo tanto
la audiencia de las imágenes locales la que se ha
hecho global, con lo que se ha tornado impres- Bibliografía
cindible el control de lo que estas dicen de uno.
Tal vez si algo demuestran Richter y Adams es AUST, STEFAN. The Baader-Meinhof Complex,
cómo los contextos locales de creación de senti- The Bodley Head, Random House, Londres,
do no se refieren ya a una identidad específica- 2008. (1.º Publicación en Reino Unido bajo el
mente generada, sino a la sincronización de frag- título The Baader-Meinhof Group: The Inside His-
mentos que se entrelazan entre lo globalizado tory of a Phenomenon, The Bodley Head, 1987).
de su recepción. Esto implica la imposibilidad de
abarcar una realidad específica desde lo abstrac-
DELILLO, DON. “Baader-Meinhof,” The New
to de una mirada lejana, que tiende a ser global y
Yorker, Nueva York, 1 de abril 2002, p. 78,
236 a restaurar una imagen vacía que omite la impor-
http://www.baader-meinhof.com
tancia de la fragmentación, generando imágenes
(no) fisuradas consensuadamente conciliadoras. ”The Baader-Meinhof Complex “, dirigido por Uli
Así el trabajo de ambos artistas se “limita” a Edel, 2008.
presentar hechos demostrando cómo, a pesar de
haber permanecido ocultos bajo capas de silen- Regarding Terror. The RAF-Exhibition, KW Ins-
cio, todavía conllevan una carga efectiva capaz titute for Contemporary Art, Berlín. 30 enero-27
de desestabilizar los procesos de memorización marzo, 2005. (Comisariada por Klaus Biesenba-
(y de olvido) colectivos. A través de la “reutiliza- ch, Ellen Blumenstein y Felix Ensslin).
ción” y “estetización” de fragmentos (pues es re-
levante la incapacidad de ambas piezas de mos- Deutschland im Herbst. Filme colaborativo reali-
trar una totalidad y una continuidad discursiva) zado por Heinrich Böll, Hans Peter Cloos, Rainer
de un oscuro capítulo de la historia reciente de Werner Fassbinder, Alexander Kluge, Maxmiliane
Alemania, pretenden incidir reflexivamente en Mainka, Edgar Reitz, Katja Rupé, Volker Schlön-
los modos en que la memoria histórica es trans- dorff, Peter Schubert y Bernhard Sinkel, 1978.
mitida y/o silenciada y cómo se genera así la
identidad social de las comunidades nacionales Gerhard Richter
o de los pueblos contemporáneos que, lejos de
ser específica, se ha convertido en global. Es así Lebreto Stals, José, “Contrapintura”, en Gerhard
la recepción global de la imagen la que está aho- Richter, (catálogo de exposición), Museo Nacio-
ra en juego, evidenciando contextos de genera- nal Centro de Arte Reina Sofía, Ministerio de Cul-
ción de sentido que se articulan, una vez más, tura, Madrid, 1994, pp. 17-26. (Musée d’Art Mo-
entre un desarrollo temporal global sincronizado derne de la Ville de Paris, 23 de septiembre - 21
y la fragmentación de la especificidad. de noviembre de 1993, Museo Nacional Centro
Finalmente con esta reflexión se pretendía in- de Arte Reina Sofía, Madrid, 7 de junio - 22 de
cidir en los procesos de construcción de los gru- agosto de 1994.)
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Aproximaciones al caso de Baader-Meinhof.
La construcción de sentido y la demora

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Storr, Robert. “Gerhard Richter: forty years of res, 12 marzo - 29 mayo 1994).
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York; Washington University Gallery Of Art, St public space and contemporary art, Clamor Edi-
Louis, 1991. tions, San Francisco, 1998.

237
Hacer visible el pasado.
El artista como historiador (benjaminiano)
Miguel Ángel Hernández Navarro
Universidad de Murcia

238
En esta intervención, quisiera volver a llamar la sado sería, en consecuencia, según la visión que
atención sobre la fuerte inclinación del arte con- presentaremos escribirlo a través de la materia-
temporáneo a trabajar con el pasado, la historia y lidad de las imágenes y del objeto, más allá del
la memoria. Mi intención es observar que detrás signo abstracto y desencarnado de la palabra.
de las distintas estrategias a través de las cuales
los artistas hacen visible el pasado —y que mu-
chas veces se congregan en torno a la popular Dar cuenta del pasado: del archivero
noción de “archivo”— se encuentra una manera
común y compartida de entender el tiempo, la
al historiador
historia y la memoria. Una percepción del pasa-
Sin duda, el problema de la memoria y el pasado
do que tiene mucho que ver con la concepción
es central en la producción artística contempo-
de la historia desplegada por Walter Benjamin a
ránea. La bibliografía es abundante y la canti-
lo largo de su obra durante los años 20 y 30 del
dad de prácticas, posiciones, procedimientos y
siglo XX. La tesis que intentaré defender aquí es
estrategias es tal que la sola enumeración de su
que ciertas estrategias artísticas contemporáneas variedad es prácticamente inabarcable2. Apar-
hacen realidad el concepto de historia benja-
miniano, y que ciertos artistas contemporáneos
vendrían a ser la mejor y más fiel plasmación
1
Quizá sea necesaria una aclaración antes de seguir. Este tipo de
del modelo de historiador imaginado por Ben-
prácticas se ha catalogado bajo diferentes prismas: arte de la me-
jamin. Un historiador que propone modelos al- moria, arte del archivo, nuevo documental, posficción, posverité,
ternativos de historia, más allá de los modelos prácticas de recuerdo y otros tantos términos difíciles de sistema-
autoritarios y estabilizadores, pero también mo- tizar. Cfr. Joan Gibbons, Contemporary art and memory: images of
delos alternativos de escritura y comunicación recollection and remembrance. I. B. Tauris, 2007; Lisa Saltzman,
Making memory matter: strategies of remembrance in contempo-
del pasado, creyendo en la potencia material de
rary art, Chicago, University of Chicago Press, 2006. En ambos
las imágenes y en la puesta en cuestión de la libros se explora la presencia de la memoria en el arte contem-
linealidad del texto histórico. Hacer visible el pa- poráneo.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Hacer visible el pasado. El artista como historiador (benjaminiano)

te, por supuesto, de los debates en torno a la mos en Archive Fever, la exposición, comisaria-
cuestión del monumento y su vinculación con da por Okwui Enwezor en el International Cen-
la memoria “pública”, por lo general las prácti- ter of Photography de Nueva York a finales de
cas de la memoria se arremolinan en torno la 20075. En esta exposición, inspirado en las tesis
problemática del “archivo”. El archivo, entendi- de Jacques Derrida sobre la memoria6, Enwe-
do como disposición de la obra en el espacio zor reu-nió una serie de artistas entre los que
—el display, lo que se ha llamado la “estética se encontraban Tacita Dean, Christian Boltans-
archivística”2—, pero sobre todo como método ki, Harun Farocki, Glenn Ligon o Walid Raad,
de trabajo en torno a la cuestión del “documen- que, aun partiendo de orígenes, estéticas y pro-
to”3. En este sentido, es posible observar cómo cedimientos diferentes y, en ocasiones, incluso
un gran número de artistas trabajan directamen- contradictorios, tenían en común el uso el do-
te con objetos, imágenes, textos, historias, soni- cumento como parte esencial de su práctica7.
dos… “documentos” que pertenecen al pasado. La postura de Enwezor en cierta manera cer-
Índices, presencias reales de la historia, que son tifica y confirma gran parte de las intuiciones y
utilizados, postproducidos —por utilizar la no- posiciones de los autores que han estudiado este
ción de Bourriaud4—, montados e integrados en tipo de prácticas de memoria, a saber: que estas
la obra, disponiéndose a través de la colección y prácticas constituyen una especie de resisten-
el despliegue documental en el espacio expositi- cia, una “contramemoria” —por usar el término
vo a la manera de una instalación; o a través del de Foucault—, una manera de ir a la contra del
montaje de materiales audiovisuales en un me- régimen hegemónico de la “sociedad de la me-
traje fílmico o videográfico. En todos los casos, moria”8. Una sociedad de la memoria obsesio-
los artistas trabajan con ready-mades históricos,
con “objetos” —entendiendo en un sentido muy
laxo la categoría de objeto— encontrados, a ve-
ces por casualidad y otras veces a través de la
investigación. Se podría decir que, a través de es-
tas estrategias, los artistas “traen” literalmente el 5
Okui Enwezor, Archive Fever: Uses of the Document in Contem-
pasado al presente, lo hacen visible, lo exponen, porary Art, New york, International Center of Photography, 2008. 239
lo disponen y lo despliegan. 6
Cfr. Jacques Derrida, Mal de archivo. Una impresión freudiana, Ma-
drid, Trotta, 1997.
Como decimos, son numerosas las iniciati- 7
La tesis de Enwezor se podría sintetizar en esta declaración: “The
vas llevadas a cabo en este ámbito durante los artist serves as the historic agent of memory, while the archive
últimos años. Uno ejemplo paradigmático, que emerges as a place in which concerns with the past are touched by
the astringent vapors of death, destruction, and degeneration. Yet,
ha servido de modelo para la canonización y la
against the tendency of contemporary forms of amnesia whereby
consolidación de estas prácticas, lo encontra- the archive becomes a site of lost origins and memory is dispos-
sessed, it is also within the archive that acts of remembering and
regeneration occur, where a suture between the past an present
is performed, in the indeterminate zone between event and image,
document and monument.” Okui ENWEZOR, “Archive Fever: Photo-
graphy Between History and the Monument”, Archive Fever: Uses
2
Especialmente en las prácticas objetuales y fotográficas se ha ha- of the Document in Contemporary Art, New york, International Cen-
blado de una tendencia archivística. Cfr. Hal Foster, “An Archival Im- ter of Photography, 2008, pp. 11-52 (pp. 46-47).
pulse”, October, 110, Otoño, 2004, n.º 110, pp. 3-22. Foster habla de 8
Jean Baudrillard (La transparencia del mal, Barcelona, Anagrama,
una pulsión de archivo en la manera de trabajar de ciertos artistas, 2001), Marc Augé (Las formas del olvido, Barcelona, Gedisa, 1998),
pero también de una estética archivística, de un modo de disponer Andreas Huyssens (En busca del futuro perdido. Cultura y memoria
los objetos en el espacio. El artista trabaja según Foster casi como en tiempos de globaIización, México, Fondo de Cultura Económi-
un archivero. Se trata siempre de un archivo que, por supuesto, ca, 2002) y otros muchos han advertido esa obsesión de nuestra
como analizó Buchloh respecto al Atlas de Richter es anómico y sociedad por la memoria. Esa noción de contra-memoria también
no hay una sistematizacidad absoluta (Benjamin H. D. BUCHLOH, es la desplegada por Ernst van Alphen, quien ha observado cómo
«Gerhard Richter’s Atlas. The Anomic Archive», October, 88, Prima- el trabajo de archivo de algunos de estos artistas en cierta ma-
vera, 1999, pp. 117-145. nera camina hacia la contra-memoria o hacia la contra-historia. En
3
Para una discusión reciente y una compilación de algunos textos su análisis de Boltanski, Hensens o Peter Forgacs, ha observado
fundamentales de esta “estética”, véase Charles Merewether (ed.) los modos en que las estrategias de estos artistas resisten a las
The Archive, Cambridge: MIT Press, 2006; Sven Spieker The Big prácticas archivísticas hegemónicas, promoviendo otra historia,
Archive. Art from Bureaucracy, Cambridge, Mass., The MIT Press, otra manera de recordar, que nada tiene que ver con los procesos
2008. acumulativos hegemónicos que promueven la amnesia y el olvido.
4
Cfr. Nicolas Bourriaud, Postproducción, Buenos Aires, Adriana Hi- Cfr. Ernst van Alphen, “Visual Archives as Preposterous History”, Art
dalgo, 2004. History, 30, 3, Junio 2007, pp. 364-382.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

nada por el pasado donde, sin embargo, como Ernst van Alphen, quien estudia algunas de es-
ha observado agudamente Andreas Huyssen, la tas prácticas de archivo a través de la noción de
memoria se encuentra continuamente amenaza- “nueva historiografía”13.
da por los peligros de la manipulación política, Estos autores intentan cartografiar de alguna
la banalización —el comercio de la nostalgia— y manera el campo de las prácticas de historia en
la amnesia absoluta9. Frente al peligro de la me- el arte contemporáneo. Y establecen una serie
moria total, que produce amnesia, de la memoria de líneas maestras en torno a las que se podría
parcial, que da lugar a la manipulación, y de la analizar este fenómeno. Aunque las particulari-
memoria fetichizada, que conduce a la banaliza- dades de cada una de las obras hace la siste-
ción, el arte se presenta como uno de los territo- matización estéril, podríamos tomar como guía
rios centrales para recordar de otro modo, para la división establecida por Frank van der Stok,
dar cuenta del pasado de una manera diferente según el cual es posible encontrarse con tres mo-
a la establecida. Para contar, en definitiva, “otra delos o estrategias principales. Según el crítico
historia”. holandés, todo el maremágnum de prácticas his-
Son varios los autores que, en los últimos tóricas, en el fondo, podrían articularse en torno
cinco años, han comenzado a relacionar estas a tres nodos o modelos centrales que tendrían
prácticas de memoria con la labor del historiador que ver con la creación de historias paralelas,
y con la creación y producción de historia. Por de historias alternativas y deconstrucciones de
ejemplo, Frank Van der Stok, Frits Gierstberg y la historia14.
Flip Bool han observado que la tarea del arte 1. Historias paralelas. Los artistas intentan
contemporáneo preocupado por el pasado, sería promover visiones de la historia más allá de los
por tanto de la de cuestionar la historia, la de grandes relatos. Se trata de hacer historias que
interrogar los modos establecidos de dar cuenta han pasado desapercibidas y que, sin embargo,
del pasado10. En particular Frits Gierstberg su- forman parte de la historia. Historias puntuales,
giere que más que de un “giro de la memoria” singulares, personales, pero que están penetra-
quizá sería pertinente hablar de un “giro hacia das por la historia colectiva. Aquí encontraría-
la historia”11. Un interés por la historia en el que mos nombres como Paul Graham o Matthew
se incluirían las prácticas de archivo, pero ám- Buckingham, cuyos documentales e instalacio-
240 bito de actuación va más allá de lo archivístico. nes sobre figuras históricas que han quedado en
Esta es en cierta manera también la tesis de Mark segundo plano en la historia muestran la manera
Godfrey, para quien el paradigma del artista que en la que la historia está por lo general hecha
opera detrás de gran parte de las prácticas de no sobre la causalidad sino sobre la casualidad,
memoria es el del historiador más que el del ar- y cómo operan en ella toda una serie de mi-
chivero12. Y lo mismo ocurriría con la visión de crofuerzas que reconducen los acontecimientos.
Se trataría de contar la historia que está en los
márgenes de lo que se ha contado, la historia os-
curecida. También la historia imperceptible más
9
Como observa Andreas Huyssen, “uno de los fenómenos cultura- allá de las grandes narraciones. Una historia que
les y políticos más sorprendentes de los últimos años es el surgi- pueda ser contada a través de lo personal y lo
miento de la memoria como una preocupación central de la cultura
afectivo, mostrando la manera en la que las na-
y de la política de las sociedades occidentales, un giro hacia el
pasado que contrasta de manera notable con la tendencia a privi-
legiar el futuro, tan característica de las primeras décadas de la mo-
dernidad del siglo XX” (En busca del futuro perdido, op. cit., p. 13).
10
Frank Van der Stok, Frits Gierstberg y Flip Bool (eds.) Questioning
History. Imagining the Past in Contemporary Art, Rotterdam, Nai cas conceptuales que con el trabajo de la memoria. Muchos han
Publishers, 2008. hablado también de la hipertrofia de este paradigma del archivo
11
“If the modern age was oriented towards progress and the future, en el arte reciente, sobre todo en su conexión con las estéticas
then in ideological terms, our current age might be said to take relacionales y la función del museo como biblioteca, la ruptura de
the past as its main point of reference. If that is the case, the term cualquier narrativa articulada, etc. Por ejemplo estoy pensando en
‘historical turn’ would be more appropriate, because this shift invol- la obra de Daniel García Andújar donde el museo es más una he-
ves more than just commemoration and collective memory” (Frits rramienta de consulta e interacción que una máquina de produc-
GIERSTBERG, “The Big History Quiz”, en Questioning History, op. ción de narraciones e imágenes.
cit., pp. 44-57 [p. 48]). 13
Ernst Van Alphen, “Hacia una nueva historiografía: Peter Forgacs
12
Mark Godfrey, “The Artist as Historian”, October, 120, Primavera y la estética de la temporalidad”, Estudios visuales, 6, 2009, pp.
2007, pp. 140-172. Las prácticas archivísticas, como escribe Mark 30-47.
14
Godfrey, no siempre dan cuenta del pasado y a veces se trata de Frank Van der Stok, “Mental Images”, en Questioning History, op.
un emplazamiento de documentos más vinculado con las prácti- cit., pp. 104-118.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Hacer visible el pasado. El artista como historiador (benjaminiano)

rrativas personales interceden en las narraciones la historia como repetición paródica y poética
de lo colectivo. Anri Sala, Tacita Dean, Akram de actos históricos singulares ( Jeremy Deller o
Zaatari o Peter Forgacs sería ejemplos de todo Francis Alÿs).
esto. Se trata de demostrar las interconexiones En todos los casos, y este es el punto clave
entre lo personal y lo colectivo, pero también del argumento de esta comunicación, el artista
mostrar los fallos de la rememoración. trabaja como si fuese un historiador, como si es-
2. Historias alternativas, que trabajan a tuviese escribiendo historia a través de las imá-
través de narrativas ficcionales o especulativas. genes, o de los objetos. A este modo de escritura
Se trata de “historias posibles” o “verosímiles”, visual de la historia es al que Ernst van Alphen
historias que podrían haber pasado. La verosi- ha llamado “nueva historiografíá”15.
militud, la posibilidad, se convierte en algo que Nos encontramos, entonces, con una práctica
puede afectar y transformar de facto el presente. artística que —ya sea a través del archivo, de la
Una especie de historia especulativa donde “la colección, de la instalación audiovisual, del film
verdad se vuelve al final irrelevante”. Aquí nos o de la fotografía— se interroga por la historia,
encontraríamos con la obra de Joachim Koestler planteando una nueva manera de dar cuenta del
y toda una serie de obras que parten de ciertas pasado. Detrás del archivista, del coleccionista o
verdades y que las reconstruyen y modifican de incluso del arqueólogo16, se sitúa, entonces, la fi-
modo intuitivo, o también con Simón Fujiwara y gura del historiador. Un historiador que, a través
la construcción de falsos documentales pseudo- de esta “nueva historiografía”, va más allá de las
históricos que presentan una historia que nunca formas establecidas de hacer historia.
sucedió, pero que podría haber sido posbible. El artista, pues, como historiador. Pero no
Aquí también es fundamental el trabajo con el como un historiador al uso, sino como un his-
anacronismo: la utilización de elementos del pa- toriador bastante peculiar, un historiador con
sado para contar el presente. Se trata de rescatar un sentido preciso y particular del tiempo y con
el pasado que quedó varado y llevarlo hasta el una manera de dar cuenta de ese tiempo tam-
presente, de prolongar los hilos que fueron cor- bién particular. Los artistas de esta “nueva histo-
tados y tomar consciencia que la historia podría riografía” entienden el pasado como algo vivo,
haber sido de otra manera. Y que esos otros pa- no clausurado, algo que afecta al presente, que
sados están latentes y pueden afectar al presente. sigue vigente y operando en nuestro tiempo. El 241
El trabajo de muchos artistas que utilizan tecno- pasado como algo latente que aún no ha muer-
logías del pasado para presentar visiones alter- to y sigue activo. De ahí la necesidad de hacer
nativas del presente, o tecnologías del presente historia. Porque hacer historia tiene que ver, para
para mostrar un pasado diferente. estos artistas, con “rescatar”, con hacer revivir el
3. Deconstrucciones de la historia. Y, por pasado, hacerlo efectivo —y también afectivo—.
último, ambos modelos de práctica histórica, la En cierto modo, lo que hacen los artistas es “co-
historia paralela y la historia alternativa, caminan nectar” ese pasado que se encontraba olvidado,
hacia una deconstrucción de los modos en los desconectado. Pensar a contracorriente, ofrecer
que la historia ha sido construida, mostrando sus
puntos ciegos, evidenciando su artificialidad. Se
trata de intentos de desvelar la ideología y la
contingencia de esas construcciones. Estrategias
siempre de extrañamiento. 15
Ernst van Alphen, “Hacia una nueva historiografía: Peter Forgacs
Esto es lo que ocurre por ejemplo en el caso y la estética de la temporalidad”, Estudios visuales, 6, 2009, pp.
30-47.
de Deimantras Narkevicius y sus manipulaciones 16
Un ejemplo del paradigma del artista-arqueólogo lo encontraría-
del tiempo para hacer que la estatua de Lenin en mos en Estratos. Proyecto de Arte Contemporáneo, la exposición
Lituania parezca erigida en lugar de destruida. O, comisariada por Nicolas Bourriaud en Murcia Estratos en 2008. Allí
por supuesto, las estrategias ficcionales de Walid Bourriaud reunía una serie de artistas que mostraban su interés por
el método del arqueólogo. Entre ellos, estaba el artista arqueólogo
Raad y The Atlas Group y su evidenciación de por antonomasia, Mark Dion, pero también artistas que se intere-
la estrecha frontera entre realidad y ficción que saban por una arqueología fingida o casi deconstruccionista, como
opera en la construcción histórica. Nos encon- sucede en el caso de Poincheval y Tixador, los artistas franceses
traríamos aquí también la crítica a los modelos que trabajan la historia de un modo “aberrante”, irónico y “prepos-
terior” en el sentido radical. Cuando por ejemplo viven como hom-
de la representación cinematográfica heroica del bres prehistóricos durante un tiempo en un parque y actualizan la
pasado (Pierre Huyghe u Omer Fast), y la in- historia, pero al mismo tiempo ironizan sobre ella mostrando la im-
troducción de la ficción o performativización de posibilidad de dicha acción.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

la corriente a esas energías que quedaron des- testructuralista reclamó su pensamiento como
conectadas17. central, sobre todo para articular la relación en-
tre arte y política19. Por supuesto, los estudios
visuales han contribuido a la consolidación de su
El historiador benjaminiano figura. En la creación de una disciplina de corte
crítico frente a los regímenes de visión hegemó-
Detrás de este sentido de la historia, como cual- nicos, el pensamiento de la sospecha visual de
quier lector no necesariamente avezado habrá Benjamin, el Benjamin crítico de la cultura de
intuido ya, se encuentra la presencia del pen- masas, ocupa un papel central20. También, por
samiento de Walter Benjamin. Esta es la tesis de último, sus ideas sobre la colección, el archivo y
fondo de esta comunicación: que hay algo así la materialidad —expresadas fundamentalmente
como un “inconsciente benjaminiano” tanto en en El libro de los pasajes, pero también de sus
la concepción del tiempo como en los modos ensayos sobre Fuchs, la infancia y el coleccionis-
de hacer —de escribir, a través de la imagen y mo—, ha sido la figura central que se ha recla-
el montaje— historia de estos “artistas historia- mado más recientemente desde la museología o
dores”. Es como si ochenta años después la car- el pensamiento del archivo21.
ta finalmente llegase a su destino. Y el mensaje
enviado por Benjamin, que desde luego no ha
cesado de reverberar durante todo este tiempo tituyendo puntos centrales hoy, incluso en la era digital. Sobre la
llegase por fin a unos oídos que han sabido es- relación del pensamiento benjaminiano con los nuevos desarrollos
cucharlo. de la tecnología y con el mundo digital, véase Hans Ulrich Gumbre-
cht y Michael Marrinan (eds.), Mapping Benjamin. The work of Art
Aunque el interés por Benjamin se ha man-
in the Digital Age, Standford, Standford University Press, 2003. Ver
tenido de un modo u otro desde su trágica también el número 15 de la revista on-line Transformations (“Walter
muerte, desde la década de los 90 la bibliogra- Benjamin and the Virtual: Politics, Art, and Mediation in the Age of
fía sobre el autor alemán comenzó a crecer de Global Culture”), noviembre, 2007.
[http://www.transformationsjournal.org/journal/issue_15]
un modo desmesurado y aún sigue haciéndolo. 19
Una compilación fundamental como la de Brian Wallis (Arte des-
En el ámbito de las artes visuales, Benjamin ha pués de la modernidad. Nuevos planteamientos en torno a la re-
sido una presencia constante. Sus teorías sobre presentación, Madrid, Akal, 2001) incluía un texto de carácter cen-
242 la obra de arte en la época de la reproducción tral como “El artista como productor”, que influyó y condicionó las
lecturas de los 80. Los textos sobre Brecht son también centrales
técnica han informado décadas de pensamiento aquí. Por otro lado, con la entrada de los medios “mecánicos” a la
sobre la fotografía, el cine y los media18. En el esfera del arte de vanguardia, comenzaron a utilizarse toda una
terreno del arte contemporáneo, la crítica pos- serie de categorías de análisis que aún siguen vigentes y que pro-
vienen directamente de los textos de Benjamin: conceptos tales
como “interrupción”, “percepción distraída” o “desnaturalización
17
Se trataría en todos los casos de “traer al presente”, sacar a la luz. temporal”… se han convertido en criterios maetros a través de los
El pasado está vivo y hacer historia es como darle el soplo de aire que una obra de arte se “juzga” como políticamente avanzada
necesario para que no muera del todo. Hacer historia, para estos o conservadora. Véase por ejemplo Rosalind Krauss, “A voyage
artistas, no es un mirar atrás, sino una actuación en el pasado, un on the North Sea”: art in the age of the post-medium condition,
“acto de memoria” en el sentido entendido por Mieke Bal (Quo- Londres, Thames & Hudson, 2000; Perpetual Invetory, Cambridge,
ting Caravaggio. Contemporary Art, Preposterous History, Chica- Mass., The MIT Press, 2010.
20
go, Chicago University Press, 2001), una toma de postura desde Es el Benjamin crítico de la cultura de masas, que observa que
el presente. Una toma de postura que solo es posible desde una dentro de las formas visuales de la modernidad, las artes tradicio-
concepción del tiempo como algo abierto, no clausurado, y tam- nales ocupan un papel secundario. Este Benjamin que se ocupa de
bién desde una concepción no lineal del tiempo, una concepción analizar las otras visualidades de los moderno es fundamentalmen-
que permita saltos, discontinuidades y anacronismos. Esta concep- te el de El libro de los pasajes. Una obra que, gracias sobre todo
ción múltiple, anacrónica, discontinua que recientemente ha reivin- a interpretaciones como la de Susan Buck-Morrs (Dialéctica de la
dicado Georges Didi-Huberman (Ante el tiempo. Historia del arte mirada. Walter Benjamin y el proyecto de los Pasajes, Madrid, Vi-
y anacronismo de las imágenes, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, sor, 1995) se ha posicionado como un modelo central de análisis
2006) es la que se encuentra en el fondo de gran parte de las de la cultura y la visualidad. Una visión reciente de la importancia
prácticas de historia visual. de Passagenwerk la encontramos en Beatrice Hansen (ed), Walter
18
Véase especialmente Andrew Benjamin (ed.), Walter Benjamin and Benjamin and the Arcades Project, Londres y Nueva York, Conti-
Art, Londres y Nueva York, Continuum, 2005; Detlev Schöttker (ed.), nuum, 2006.
Schrift, Bilder, Denken: Walter Benjamin Und Die Künste. Frankfurt 21
Las reflexiones en torno a la figura del coleccionista y la noción
am Main, Suhrkamp, 2004. A partir de este ensayo seminal de Ben- de archivo han sido reclamadas por la crítica institucional y por la
jamin, se han introducido diferentes cuestiones indispensables en museología contemporánea. Aquí el texto central ha sido, por su-
el desarrollo de la relación entre el arte y la tecnología: la célebre puesto, El libro de los pasajes, que en sí mismo funciona como
“pérdida del aura”, las posibilidades emancipadoras de las nuevas un Atlas, en un sentido no demasiado alejado del establecido
técnicas o el peligro de la estetización de la política y los usos por Warburg en su Atlas Mnemosyne. También se ha hablado de
perversos por parte del poder, cuestiones que siguen aún cons- Benjamin como coleccionista y como archivero. Sus textos sobre
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Hacer visible el pasado. El artista como historiador (benjaminiano)

Todos estos Benjamin han sido determinantes definitiva, a través de una cierta materialidad que
para generaciones de artistas visuales. Pero es, hace que se pueda escribir la historia a través de
sin duda, el Benjamin teórico de la historia —el la yuxtaposición de sus imágenes, sin la media-
de las tesis sobre el concepto de historia— el ción de la teoría). Estos aspectos —apertura del
que de un modo más evidente y determinante tiempo, conocimiento visual y exposición mate-
es posible observar las nociones que están pre- rial de la historia— se pueden detectar en prác-
sentes y se condensan en las recientes prácticas ticamente el total de las prácticas artísticas de
artísticas de historia. “Sobre el concepto de his- historia. Intentaré exponerlos aquí brevemente,
toria”, este breve texto, el último de Benjamin, siendo consciente, por supuesto, de que esta ex-
escrito en 1939 —aunque esbozado mucho an- posición tan solo tiene el valor de esbozo rápido
tes— en cierta medida condensa la concepción y que las implicaciones de cada uno de los con-
histórica de Benjamin22. ceptos son mucho mayores de lo aquí expuesto24.
Desde luego, en esta comunicación no dis-
pongo de tiempo ni espacio para analizar la Historia abierta: el pasado como posibilidad
cuestión en profundidad23. Así me detendré es-
pecialmente en tres aspectos que considero cen- Sin lugar a dudas, la idea central que da sentido a
trales para las prácticas artísticas contemporá- la concepción benjamina es la apertura del tiem-
neas que reflexionan sobre la historia: el sentido po, la historia como algo no cerrado25. Esta aper-
de la historia (como tiempo abierto, múltiple y tura de la historia es fundamental para entender
con posibilidad de ser completado y redefinido); que para Benjamin la historia no es cosa del pa-
el conocimiento de la historia (la manera en la sado sino del presente. La historia está abierta, el
cual la historia se presenta a través de imágenes pasado afecta al presente, lo toca, convive con
fugaces que condensan monadológicamente el él. El pasado es parte fundamental del presente.
tiempo); y la construcción o la transmisión de O, mejor aún, el pasado no “ha pasado”, no per-
historia (es decir, la escritura del tiempo, que en tenece a un tiempo lejano y cerrado, sino a un
Benjamin está establecida a través del montaje y tiempo activo. Frente al historicismo, que cierra
constelación de imágenes, de la colección… en el tiempo y lo sitúa en un ámbito diferente al
presente, para Benjamin el pasado está aquí, es
ahora. Pero no solo en un sentido metafórico —y 243
esto es lo que lo distinguirá de otras filosofías de
la historia que también tratan de observar cómo
Fuchs, sus obras sobre la infancia y el coleccionismo de libros in-
fantiles son aquí centrales. Veáse sobre esto: Ursula Marx et al. nos afecta el pasado— sino en un sentido lite-
(ed.) Walter Benjamin’s Archive: Images, Texts, Signs, Londres, Ver- ral y radical, en un sentido tangible. [El pasado
so, 2007. Una noción, la del archivo y el atlas, que en cierto modo es ahora, aquí, es material. Como un objeto que
rompe la linealidad y lo diacrónico, para introducir lo sincrónico:
se sitúa en medio de nuestro camino y tenemos
una visión del tiempo en la que todo está dado al mismo tiempo,
como un despliegue. que modificar nuestra trayectoria para no darnos
22
Las traducciones de este texto son abundantes. En esta comunica- de bruces con él; así es el pasado para Benjamin,
ción hemos utilizado la reciente de Bolívar Echeverría que incluye un objeto real, tangible y material.]
también algunos apuntes y esbozos que han sido aportados en
ediciones posteriores a las obras completas de la versión alemana.
Walter Benjamin, Tesis sobre la historia y otros fragmentos. Traduc-
ción de Bolívar Echevarría, México, Universidad Autónoma de la
Ciudad de México, 2008.
24
23
Entre los numerosos estudios sobre este breve texto, destacaría por Política, ética y estética son, en cierto sentido, las dimensiones de
su claridad especialmente: Reyes Mate, Medianoche en la historia. la historia en Benjamin. Política, porque la historia es una práctica
Comentarios a las tesis de Walter Benjamin “Sobre el concepto de de acción para intentar cambiar el presente. Ética, porque la cons-
Historia”. Madrid, Trotta, 2006; y Michael Löwy, Walter Benjamin: trucción de la historia parte de un principio de responsabilidad.
aviso de incendio. Una lectura de las tesis “Sobre el concepto de Y estética, porque en la construcción de la historia se da a tra-
historia”. México, Fondo de Cultura Económica, 2003. También otros vés de imágenes: historia como poesía, historia como arte. Todo
estudios más generales sobre la noción de historia que trascienden ello, desde luego, presidido por una dimensión teológica implícita
las tesis son: José M. Cuesta Abad, Juegos de duelo. La historia que siempre ha estado en el pensamiento de Benjamin, pero que
según Walter Benjamin. Madrid, Abada, 2004; Michael P. Steinberg se acentúa en los últimos años. Concebir la historia como reden-
(ed.) Walter Benjamin and the Demands of History. Ithaca and Lon- ción es, en última instancia, dotarla de un sentido teólogico. Cfr.
don, Cornell University Press, 1996; Kia Lindroos, Now-Time/Image- Stéphan Mosès, El ángel de la historia. Rosenzweig, Benjamin,
Space: Temporalization of Politics in Walter Benjamin’s Philosophy Scholem, Madrid, Cátedra, 1997.
25
of History and Art, Jyvaskyla, University of Jyvaskyla, 1998; Françoi- Quizá haya sido M. Löwy (Walter Benjamin: aviso de incendio. Una
se Proust, L’Histoire à contretemps. Le temps historique chez Walter lectura de las tesis “Sobre el concepto de historia”, op. cit.) quien
Benjamin, París, Éditions du Cerf, 1994. más haya enfatizado en la centralidad de esta noción.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Esta noción del tiempo abierto y presente inglés remembrance29. Se trataría de un recordar
hace que la tarea de la historia sea urgente y que hace efectivo el recuerdo, porque lo revi-
necesaria. La concepción del tiempo como algo ve, en un sentido muy semejante a la memoria
abierto y de la historia como algo presente con- involuntaria de Proust, esa memoria que trae al
duce a que hacer historia sea algo que tiene que presente y revive las imágenes del pasado. Un
ver no tanto con el conocimiento como con la recuerdo que despierta al pasado dormido30. Esta
acción. En Benjamin, más que con historia, nos recordación para Benjamin tiene un sentido real
encontramos con política. Su teoría de la historia y material. La tarea del historiador es, entonces,
no es solo una epistemología, un conocimiento, la de la recordación, es decir, la de hacer efectivo
sino una práctica, algo que requiere la acción el pasado. Despertar el pasado dormido, el de
política. No es un manual para historiadores, los sueños, el de las posibilidades. Ese es el sen-
sino para activistas, para aquellos que quieren tido de la historia: despertar a los sueños, que no
cambiar la historia. Y cambiarla es activar el pa- es lo mismo que despertar “de” los sueños. Es un
sado26. movimiento contradictorio, porque lo que Ben-
La historia que Benjamin busca es la historia jamin quiere es que se despierten, que se liberen
no contada, la historia de los olvidados en los y que se cumplan esos sueños no cumplidos.
grandes relatos27. La historia contada, la historia Y para eso, paradójicamente, hay que despertar.
transmitida, la historia visible, es la historia de Se trata de concebir la historia como una for-
los vencedores. Se trata de una historia que solo ma de rememoración, pero entendiendo el re-
ha podido ser realizada a través del ensombre- cuerdo como una fuerza que trae el pasado al
cimiento de los vencidos. Una historia, la histo- presente y lo activa, un recuerdo que funciona
ria heredada, construida sobre las tumbas de los como una redención en el sentido casi teológi-
olvidados. Hay una parte maldita en esa historia co del término: “La rememoración puede hacer
contada: “No hay documento de cultura que no de lo inconcluso (la dicha) algo concluso, y de
sea, a su vez, documento de barbarie”28. lo concluso (el dolor) algo inconcluso. Esto es
La historia, para decirlo claramente, puede teología; pero en la rememoración hallamos una
cambiar las cosas. Benjamin observa que la ma- experiencia que nos impide comprender la his-
nera de restituir la injusticia del pasado se en- toria de un modo fundamentalmente ateológico,
244 cuentra en el recuerdo. Un recuerdo que cum- por mucho que no debamos intentar escribirla
ple, que activa. Este es el sentido del término con conceptos directamente teológicos”31. Quizá
Eingedenken, que no es solo el recuerdo visual, ya no sea posible resucitar a las víctimas, pero sí
sino la experiencia de revivir lo recordado. En dar sentido a su muerte. Y no solo a través a de
español, Reyes Mate propone el término “recor- su recuerdo, sino a través del cumplimiento de
dación”, incluso mejor que el habitualmente utili- lo que les fue prometido.
zado de “rememoración” o el de “remembranza”, En la visión de Benjamin, la historia está llena
que estaría más cercano al francés souvenance de posibilidades no efectuadas, de promesas in-
—según la propia traducción de Benjamin— o al

29
Para Mate, la etimología de “recordación”, remite a un “pensar sen-
tido”, un pensar del corazón, que siente y agredece, aproximándo-
26
La historia está viva, eso nos dice Benjamin. Pero no está viva per- se así al sentido de agradecimiento que también opera dentro del
manentemente, sino que está sangrando. La historia sangra. Y la alemán denken (Reyes Mate, Medianoche en la historia. Comenta-
sangre de la historia no es una sangre seca como quiere hacernos rios a las tesis de Walter Benjamin “Sobre el concepto de historia”,
ver el historicismo, sino que la sangre está caliente, y la herida no Madrid, Trotta, 2006, p. 237).
deja de manar. 30
Se podría ir incluso más allá que Reyes Mate a la hora de utilizar el
27
A veces se habla de Benjamin como un historiador postmoder- término “recordación” reclamando su sentido popular, sobre todo
no, porque desconfía de los grandes relatos. Pero, como sugiere en Latinoamérica y en el castellano antiguo. Recordar como sinó-
Löwy, Benjamin sigue creyendo en un gran relato, el mismo relato nimo de despertar. Caer en la cuenta, salir del estado de alerga-
en el que cree, en el fondo, aunque de modo inconsciente, gran tamiento. Ese es el sentido que tiene el recordar en los famosos
parte de la historia contemporánea, el gran relato de la emancipa- versos de Jorge Manrique en las Coplas a la muerte de su padre:
ción. Benjamin quiere contar la historia de los oprimidos. Quiere “Recuerde el alma dormida, /avive el seso e despierte/ contem-
contra “la otra historia”. Aunque también es cierto, habría que argu- plando/ cómo se passa la vida,/ cómo se viene la muerte/ tan ca-
mentar a Löwy, que esa historia de la emancipación, es una historia llando;/ cuán presto se va el plazer,/cómo, después de acordado,/
plural, son pequeñas historias individuales. La relación entre lo in- da dolor;/ cómo, a nuestro parescer,/ cualquiere tiempo passado/
dividual y lo colectivo es fundamental aquí. fue mejor.”
28 31
W. Benjamin, “Sobre el concepto de historia”, Tesis VII, p. 42 [Trad. Cit.]. Walter Benjamin, El libro de los pasajes, [N8, 1], pp. 473-474.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Hacer visible el pasado. El artista como historiador (benjaminiano)

cumplidas, de caminos que han sido cortados. La benjaminiano está tanto en la manera en la que
clave de la historia que quiere contar Benjamin el conocimiento se forma, como una imagen,
no está en los hechos, sino en los no-hechos, es como en el modo en el que se conoce la histo-
decir, en las posibilidades. Como sugiere Werner ria, a través de imágenes, o incluso en la manera
Hamacher, el verdadero objeto histórico es irreal, de transmitirla, también por medio de imágenes.
es decir, no ha sido. Es simplemente posible. Lo El concepto clave en esta concepción visual de
posible, pues, es más importante para Benjamin la historia es lo que Benjamin llama “imagen dia-
que lo real. El tiempo posible. El tiempo como léctica”, un término controvertido y confuso que
algo no finalizado y, en consecuencia, activo en actúa casi como un término mágico que da sen-
el presente32. La que Benjamin quiere hacer es tido al conocimiento de la historia como acción.
una historia de lo posible, la historia como cum- Todos los intentos de afrontar esta cuestión
se dan de bruces con la propia indefinición que el
plimiento de lo no cumplido. La recordación de
término tiene en Benjamin35. Como notan Susan
esos caminos cortados es su puesta en práctica,
Buck-Morss o Rolf Tiedemann, no hay una doc-
su activación, su vivificación. El historiador, al re-
trina de la imagen dialéctica36. En ningún lugar de
cordar de ese modo efectivo, puede “continuar” sus escritos Benjamin se detiene en desplegar los
aquello iniciado y cumplirlo, no de modo meta- diferentes usos que hace del concepto. A pesar
fórico, sino de modo real. Por eso la historia es de esto, y siguiendo algunas de las intuiciones
una práctica, es una acción, la historia es políti- de Max Pensky sobre los diferentes sentidos que
ca en el sentido literal del término. La tarea del el término adquiere en Benjamin37, me gustaría
historiador benjaminiano no será la de recordar sugerir que hay al menos tres niveles fundamen-
para reconstruir el pasado, sino la de construir el tales o tres grandes sentidos de la imagen dialéc-
presente a partir del pasado. tica que merece la pena distinguir para aclarar la
cuestión: imagen-pensamiento, imagen-materia,
La imagen de la historia e imagen-escritura.

Para Benjamin la historia se aparece a través de


imágenes: “La historia se descompone en imáge- 35
Benjamin utiliza el término en varios lugares y con varios significa-
nes, no en historias o relatos”33. La concepción dos que si no llegan a ser del todo contradictorios, sí que parece
benjaminiana de la historia es tremendamente necesario aclararlos. Me gustaría aquí distinguir los varios niveles 245
visual. Esto es algo que se ha notado en más y los diferentes significados que el término posee en el vocabula-
rio benjaminiano. Sobre esta cuestión son fundamentales: Michael
de una ocasión34. La visualidad del pensamiento W. Jennings, Dialectical Images. Walter Benjamin’s Theory of Li-
terary Criticism, Ithaca y Londres, Cornell University Press, 1987;
Eli Friedlander: “The Measure of the Contingent: Walter Benjamin’s
Dialectical Images”, Boundary 2, vol. 35, n.º 3, otoño 2008, pp.
32
Werner Hamacher, “‘Now’: Walter Benjamin on Historical Time”, pp. 1-26; Anselm Haverkamp: “Notes on the ‘Dialectical Image’ (How
38-68, en Andrew Benjamin (ed.) Walter Benjamin and History, cit. Deconstructive Is It?)”, Diacritics, vol. 22, n.º 3-4 Commemorating
Para Hamacher “Time is always the time of the unfinished and itself Walter Benjamin, Otoño/Invierno, 1992, pp. 69-90. En español, el
unfinished time, time that has not reached its end”, p. 41. texto más lúcido hasta el momento es el de José María de Luelmo
33
Benjamin, Libro de los pasajes, [N11, 4]. Jareño, “La historia al trasluz: Walter Benjamin y el concepto de
34
Sobre la idea de una concepción visual de la historia véase especialmen- imagen dialéctica”, Escritura e imagen, vol. 3, 2007, pp. 163-176.
36
te Vanessa Schwartz, “Walter Benjamin for Historians”, The American Susan Buck-Morss, Dialéctica de la mirada. Walter Benjamin y el
Historical Review, Vol. 106, n.º 5, diciembre 2001, pp. 1721-1743. Para proyecto de los Pasajes, Madrid, Visor, 1995; Rolf Tiedemann, “In-
la relación entre la imagen fotográfica y la historia, véase Elizabeth troducción del editor”, en W. Benjamin, Libro de los pasajes, Ma-
Collingwood-Selby, El filo fotográfico de la historia. Walter Benjamin drid, Akal, 2009, pp. 7-33. El texto de Tiedemann aparece en las
y el olvido de inolvidable, Santiago de Chile, Metales Pesados, 2009; ediciones inglesas como “Dialectics at a Standstill”, fórmula que ha
Eduardo Cadava, Trazos de luz. Tesis sobre la fotografía de la historia, sido utilizada en más de una ocasión para definir el concepto de
Santiago de Chile, Palinodia, 2006. David S. Ferris, “The Shortness of historia en Benjamin: “dialéctica en suspenso.” Véase por ejemplo
History, or Photography in nuce: Benjamin’s attenuation of the Negati- la edición de las notas sobre la historia realizada por Pablo Oyar-
ve”, pp. 17-37. In Andrew Benjamin (ed.) Walter Benjamin and History, zún: W. Benjamin, La dialéctica en suspenso. Fragmentos sobre la
cit.; Max Pensky (2004), “Method and Time: Benjamin’s Dialectical historia, Santiago, Lom Ediciones, 2001 [Traducción, introducción y
Images”, in David S. Ferris (ed.) The Cambridge Companion to Walter edición de Pablo Oyarzún].
37
Benjamin, Cambridge, Cambridge University Press, 2004, pp. 177-198. Cf. Max Pensky, Melancholy Dialectics. Walter Benjamin and the
Para Pensky es fundamental la importancia de las imágenes en la ma- Play of Mourning, Amherst, The University of Massachusetts Press,
nera de pensar de Benjamin, que prefiere pensar visualmente que 1993. En otros lugares Pensky ha seguido abordando la compleji-
con conceptos. Y ahí hay una especie de inmediatez. Un “pensar en dad de la imagen dialéctica: “Method and Time: Benjamin’s Dialec-
imágenes” (p. 179). “Unlike concepts, the claim to immediacy inherent tical Images”, en David S. Ferris (ed.) The Cambridge Companion to
in the graphic image con tains the potential interrupt, hence to coun- Walter Benjamin, op. cit., pp. 177-198; y “Geheimmittel: Advertising
teract modes of perception and cognition that have become second and Dialectical Images, en Beatrice Hansen (ed.), Benjamin’s Arca-
nature” (p. 179). des Project, op. cit., pp. 113-131.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

En primer lugar, Benjamin habla de la imagen imagen que es tiempo-ahora (interrupción del
dialéctica cuando se refiere al modo de cono- tiempo), posee un sentido monádico (condensa-
cer la historia: el pasado verdadero se aparece ción del tiempo), y se aparece/conoce/transmi-
como una imagen dialéctica, es decir, como una te como una constelación (discontinuidad, sin-
imagen mental que condensa temporalidades cronicidad, espacialidad). Cuando todo se da la
diferentes. En segundo lugar, Benjamin utiliza mano, la imagen dialéctica aparece en su sentido
el término imagen dialéctica cuando se refiere último, que es político, explosivo, revoluciona-
a ciertos objetos materiales, como la mercancía, rio, redentor.
pero también a ciertas figuras de la modernidad, Lo que intento afirmar aquí es que las obras
como el flâneur o la prostituta, que condensan de arte que se sitúan bajo la rúbrica de “arte de
significados y temporalidades diferentes: sueños historia” o de una “nueva historiografía” ponen
y catástrofes, promesas y decepciones. Por últi- en práctica ese sentido de hacer historia que en
mo, Benjamin habla de las imágenes dialécticas Benjamin aparece tan solo de modo teórico. Y
cuando observa cómo debería ser, la manera de sobre todo que proponen estrategias y modelos
transmitir el conocimiento histórico, a través de de construcción de historia que están más allá
yuxtaposición de imágenes y objetos históricos, de los relatos establecidos, basados en la palabra
según la técnica del montaje. y la narración historicista (que pretende recons-
Benjamin no explicita este uso o esta triple truir el pasado).
variedad, aunque es posible advertirla en sus
textos, especialmente a lo largo del Libro de los Que hablen las piedras: la transmisión
pasajes y en “Sobre el concepto de historia”, pero de la historia
también en los ensayos sobre Proust o el Su-
rrealismo. La imagen dialéctica, de este modo, El método del historiador materialista —y mi
podría entenderse como algo que se aparece idea es que el único historiador benjaminiano
en el momento de aprehender el conocimiento posible es el artista contemporáneo— tiene que
(el ahora de la cognoscibilidad), como el obje- ver con rescatar los objetos y las imágenes —en
to material de ese conocimiento (por ejemplo, las que viven las ideas y las ideologías— y, a
la mercancía), y como la manera de transmitir través del montaje y la yuxtaposición, crear con
246 ese conocimiento (el montaje o la escritura ma- ellos una constelación de tiempos y significados
terial). Tendríamos, por tanto, tres niveles de la capaz de activar las energías del objeto.
imagen: inmaterial/eurístico (el re-conocimiento Este método de cita y montaje de los objetos
[recordación] formado como imagen dialéctica); reales fue puesto en práctica por Benjamin espe-
segundo nivel: material/objetual (el objeto como cialmente en el Libro de los pasajes. Allí juntaba
imagen dialéctica); tercer nivel: construcción/ textos descontextualizados, mostrando, más que
transmisión (la escritura de la historia como la narrando un momento de la historia a través de
creación de imágenes dialécticas). Estos tres ni- “objetos textuales”. La cita en Benjamin tenía un
veles de la imagen dialéctica (imagen mental, sentido material, y los textos citados hay que en-
imagen material e imagen comunicativa) en el tenderlos como objetos históricos más que como
fondo funcionan como uno solo y no es posible fuentes literarias. Como sugiere en esta obra ina-
separarlos totalmente. Sobre todo porque esos cabada: “Método de este trabajo: montaje litera-
tres niveles proporcionan el sentido último de rio. No tengo nada que decir. Solo que mostrar.
la imagen dialéctica: el despertar y la acción en No hurtaré nada valioso, ni me apropiaré de nin-
el presente. Es precisamente la conjunción del guna formulación profunda. Pero los harapos,
objeto, de la aprehensión de ese objeto y de la los desechos, esos no los quiero inventariar, sino
transmisión del mismo lo que constituye el ver- dejarles alcanzar su derecho de la única manera
dadero sentido de la imagen dialéctica, que no posible: empleándolos” [N1 a, 8]39.
es otro que la activación del pasado latente. En “Sobre el concepto de historia” Benjamin
La imagen dialéctica es ante todo una ima- continua enfatizando ese modelo de escritura de
gen-tiempo. Georges Didi-Huberman ha abun- la historia a través del montaje de elementos des-
dado en la temporalidad de esta imagen38. Una contextualizados, potenciando progresivamente

38 39
Georges Didi-Huberman, Ante el tiempo, op. cit. W. Benjamin, Libro de los pasajes, p. 462.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Hacer visible el pasado. El artista como historiador (benjaminiano)

el sentido material —casi fetichista— del objeto construye— a través de lo que nadie quiere. Lo
y la imagen, de tal modo que se puede afirmar descartado, lo oscurecido, el lapsus, lo no dicho,
que allí Benjamin aboga por una construcción lo no revelado es lo que realmente interesa a
de la historia que prescinda ya por completo del Benjamin. El potencial de lo obsoleto como una
texto. Por supuesto, aquí deberíamos traer a co- manera hacer presente el pasado, en un sentido
lación las ideas de Aby Warburg, quien llega a literal, de traerlo al ahora. Son los fragmentos
unas conclusiones semejantes a las de Benjamin dispersos los que Benjamin utiliza para hacer
en el sentido de apostar por métodos de transmi- historia. Igual que el trapero. Son los desechos
sión de la historia basados en la sincronicidad. El de la historia. Como sugiere José Zamora, frente
despliegue de las imágenes que contiene el Atlas al historiador idealista, “el historiador materialista
Mnemosyne es sin duda la mayor aportación a piensa que nada puede informarnos mejor so-
bre el proceso histórico, que los desechos que
esta escritura del tiempo a través de imágenes40.
él excreta. Aquello que no queda subsumido y
Algunos autores, como Mathew Rampley, han
superado en la tendencia dominante es lo que
sugerido que Warburg va más allá que Benja-
muestra lo que esta es verdaderamente”44.
min porque adopta directamente las imágenes Benjamin es un estudioso del fragmento, de
mientras que Benjamin aún sigue sujeto al tex- lo mínimo, y cree que a través del estudio del
to41. Esto es así en el Libro de los pasajes, sin fragmento se encuentra la totalidad. En el detalle
embargo, la escritura de la historia que Benjamin es donde todo está dado. El zurcido del vestido
propone en su último escrito parecería dirigirse nos habla de todo el vestido, allí se dan cita to-
a una valoración material de las imágenes como das las fuerzas del vestido. Benjamin parte de
objetos cargados y no solo como reproduccio- una concepción monádica de los objetos históri-
nes de ellos. El Atlas de Warburg está compuesto cos: la creencia en que en el más mínimo objeto
por reproducciones de obras de arte, de objetos está condensada la época. La creencia en que
y de gestos. Para Benjamin lo verdaderamente desde lo mínimo se puede llegar a lo máximo.
decisivo —y es aquí donde la cuestión del feti- Esa concepción monádica es la que conduce a
chismo determinante— es la energía contenida Benjamin a confiarse a los objetos y a los frag-
en el objeto en sí. Un texto como el dedicado al mentos.
Surrealismo muestra precisamente la potencia de El trapero o el coleccionista, sus dos modelos
los objetos42. Por eso es importante la colección de historiador, basan su método en manejar y re- 247
en la obra de Benjamin, porque el objeto en sí, componer los desechos del mundo. Tal y como
según su visión, contiene —casi a modo de pre- observa Cuesta Abada, “la figura del coleccionis-
sencia real— el pasado latente43. ta es similar a la del historiador porque su forma
Para Benjamin, el historiador debería aspirar de disponer los objetos se parece a la forma de
a mostrar la historia: a ponerla frente a los ojos. exponer las imágenes históricas que Benjamin
Y para ese mostrar es necesario desplegarla a propugna (y practica)”45. Benjamin va más allá
de la exposición sistemática y textual de los tra-
través de sus objetos y sus imágenes, a través de
tados de filosofía y opta por la interrupción a
su materialidad. El materialista histórico deberá
base de imágenes y citas. La verdad está hecha
trabajar a partir de desechos, de harapos. De ahí
a través de los fragmentos. Se podría decir que
que el trapero sea la figura que mejor represen- la aspiración última de Benjamin es “que hablen
taría al historiador: el que construye —nunca re- las piedras”. Que hablen y que consigan desper-
tarnos46. De lo que se trata, en última instancia,

40
Véase la relación entre estos autores realizada por Didi-Huberman
44
en Ante el tiempo (op. cit.), pero también en otros lugares en los José A. Zamora, “Dialéctica Mesiánica: Tiempo e interrupción en
que Warburg se convierte en una referencia esencial: La imagen Walter Benjamin”, en Gabriel Amengual, Mateu Cabot y Juan L. Ver-
superviviente. Historia del arte y tiempo de los fantasmas, Madrid, mal (eds.), Ruptura de la tradición. Estudios sobre Walter Benjamin
Abada, 2009. y Martin Heidegger, Madrid, Trota, 2008, pp. 83-138, p. 111.
41
Matthew Rampley, “Walter Benjamin’s Arcades Project and Aby 45
José M. Cuesta Abad, Juegos de duelo. La historia según Walter
Warburg’s Mnemosyne Atlas”, en Alex COLES (ed.), The Optic of Benjamin. Madrid, Abada, 2004, p. 71.
Walter Benjamin. De-,dis-,ex-.3, Londres, Black Dog Publishing Li- 46
“Lo realmente olvidado no hay forma de recordarlo porque no so-
mited, 1999, pp. 94-117. mos conscientes de que lo tenemos olvidado. (…) El ideal de la
42
W. Benjamin, “El surrealismo. La última instantánea de la inteligen- rendención escapa a la política. Solo nos queda que hablen las
cia europea”, en Imaginación y sociedad. Iluminaciones 1. Madrid, piedras y que lo que fue historia y quedó cosificado por al derrota
Taurus, 1980. transmita lo que hay de injusticia en ese olvido que convierte la
43
W. Benjamin, “Eduard Fuchs, coleccionista e historiador”, en Obras. historia en naturaleza. Eso sí es posible” (Reyes Mate, Medianoche
Libro II/vol. 2, Madrid, Abada, 2009, pp. 68-109. en la historia, op. cit., p. 233).
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

es de la inmmanencia de los objetos y los frag- cuando el objeto ya no es más moderno, cuando
mentos: “n Benjamin el verdadero objeto histo- realmente se revelan las distintas capas de signi-
riográfico se halla en una forma de exposición ficado que en él se encuentran concentradas. El
inmanente a las imágenes en las que se produce objeto obsoleto muestra entonces la catástrofe
el encuentro o la constelación del pasado y el que se oculta tras el mundo soñado. El objeto
presente”47. se convierte en imagen dialéctica cuando se ob-
El potencial de la escritura con los objetos servan (cuando se piensan) esas fuerzas contra-
y de la utilización de las imágenes del tiempo puestas, cuando se ve que tras lo nuevo está lo
está sobre todo en la descontextualización que viejo, que tras el avance continuo, se encuen-
proporciona el montaje. Una descontextualiza- tra un estar-siempre-en-el-mismo-sitio, que tras
ción que rompe la linealidad del tiempo y que la apariencia de libertad está en el fondo en el
encadenamiento, que, en definitiva, tras la feli-
hace saltar el objeto del continuo de la historia,
cidad prometida se encuentra la realidad de la
mostrando lo que hay en él de revolucionario
insatisfacción.
y, en última instancia, activando las energías la-
La novedad del pensamiento de Benjamin es
tentes. En la activación de esas energías es don- que no se queda en la crítica que pretende desen-
de entra en juego la escritura de la historia. No mascarar el sistema. Sino que va más allá. Y en
basta con conocer, sino que hay que activar la esos desechos, en esa catástrofe, en el fósil del
historia. Aquí se relaciona la imagen dialéctica fetiche, en la ruina de los sueños, Benjamin en-
con la construcción de la historia. Benjamin ha- cuentra las energías necesarias para la revolu-
bla de las imágenes dialécticas como la cons- ción, es decir, para que las cosas cambien. En
trucción de la historia, la manera de transmitir esos “desechos de historia” Benjamin observa un
el conocimiento histórico, que debe ser a través verdadero potencial. Con la obsolescencia de los
de yuxtaposición de imágenes, a través del mé- objetos, con la revelación de su rostro oculto,
todo del montaje literario48. Y es a partir de ahí podríamos decir que también se “destilan” los
que el historiador debe construir su historia, con sueños. En cierta manera los sueños, las prome-
esos desechos de historia, utilizándolos, usando sas, al verse como fracasados, como incumpli-
lo que nadie quiere, empleando los trapos. Esta dos, se identifican claramente. Y se identifica cla-
es la base de la construcción de la historia para ramente que siguen siendo sueños y promesas,
248 Benjamin, construir con esos objetos desechados es decir, que la historia sigue abierta. Es al verlos
y descartados que se, precisamente al ser descar- como destruidos cuando realmente aparece su
tados, se han revelado como imagen dialécticas, potencia.
un dispositivo político y activo49. Se trata al final de una creencia en el poten-
Lo obsoleto, lo pasado de moda, lo anticuado cial inmanente de los objetos y de las imágenes.
no está muerto, sino que está latente. El objeto Y esa misma creencia —que ciertamente corre
obsoleto ha sido situado “a un lado del tiem- los peligros del fetichismo, y eso es algo que qui-
zá habría que estudiar con más detenimiento50—
po”, se le apartado del tiempo. Según observa
es la que está en gran parte de la querencia del
Benjamin es en ese momento, cuando el objeto
arte contemporáneo por los objetos del pasado,
ha sido expulsado del régimen de la novedad,
por el uso de estéticas anacrónicas y de objetos
obsoletos: la convicción de que en el objeto hay
una presencia real. Y que la descontextualiza-
47
ción puede activar esa energía. Estas intuiciones
José M. Cuesta Abad, Juegos de duelo, op. cit., p. 66.
que Benjamin descubre en el surrealismo se han
48 Véase sobre esto Philippe Simay, “Tradition as Injuntion: Benjamin
and the Critique of Historicism”, en Andrew Benjamin (ed.), Walter convertido en una tendencia maestra del arte
Benjamin and History, op. cit., pp. 137-155. “La cita, la colección y el contemporáneo51.
montaje son modos privilegias de esta transmisibilidad: al quebrar
la continuidad histórica, rescatan del olvido todo lo que es oculta-
do o rechazado por el poder, el fragmento de la historia triunfante
que puede constituir el material de una relación subversiva con el 50
La potencia crítica del fetichismo es precisamente el tema de la ex-
presente y contestarlo en su egoísmo básico” (p. 154). posición Fetiches Críticos. Residuos de la Economía General, co-
49
“Recomponer significa entonces releer, religar, recolectar y, en misariada por El Espectro Rojo (Mariana Botey, Helena Chávez Mac
suma, co-leccionar en la escritura los pedazos o las imágenes ro- Gregor y Cuauhtémoc Medina) en el Centro de Arte Dos de Mayo,
tas y desperdigadas del pasado. Para Benjamin el historiador com- Madrid, 2010. El primer número de la publicación. El espectro rojo
parte con el coleccionista la pretensión casi obsesiva de reinscribir [http://www.espectrorojo.com] propone una serie de textos que
en un nuevo orden los objetos residuales en los que han queda- trabajan en una dimensión semejante a la atisbada por Benjamin.
do petrificadas las huellas de otro tiempo” (José M. Cuesta Abad, 51
Hal Foster, “Este funeral es por el cadáver equivocado”, en Diseño
Juegos de duelo, op. cit., p. 68). y delito, Madrid, Akal, 2004, pp. 123-143.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Hacer visible el pasado. El artista como historiador (benjaminiano)

Conclusión autoritaria53. A eso es a lo que Van Alphen llama


“nueva historiografía”:
A lo largo de esta intervención he mostrado al- «Los géneros y los medios con —y dentro
gunos de los conceptos que se encuentran de- de— los que Forgacs trabaja, géneros y me-
trás de toda una faz del arte contemporáneo, dios al parecer precondicionados por unos u
aquel que reflexiona sobre el pasado y la histo- otros proyectos historiográficos, ya no obe-
ria. Estos conceptos, presentes en el pensamien- decen a los principios del historicismo. Es así
to de Benjamin, son compartidos y, en ocasiones como la historiografía puede volverse rele-
puestos en práctica y por un gran número de vante de nuevo para nuestro presente político
artistas contemporáneos. La noción de historia y personal. Es así como, en otras palabras, la
abierta, central en el pensamiento de Benjamin, historiografía puede retomar su misión, no de
y que ofrece a los artistas la posibilidad de actuar dictar y de obviar lo que hoy somos y hace-
en el pasado. Creando nuevas historias, historias mos, sino de servir al pasado y preservarlo en
paralelas, alternativas, verosímiles… historias po- nuestro presente.»
sibles, los artistas toman conciencia de que aún Aquí, tanto en la obra como en su análisis
no está todo perdido, pero que todo podría per- crítico, reverbera la presencia de Walter Benja-
derse si no se actúa inmediatamente. Hacer arte min. Es como si esa voz del pasado se escuchase
es hacer historia. Y hacer historia, si el tiempo ahora con aires renovados. Quizá lo que habría
está abierto, es hacer política. La creencia ben- que preguntarse es: ¿por qué ahora Benjamin
jaminiana en la potencia revolucionaria de los de nuevo? Y quizá habría que responder que su
objetos y en la materialidad de las imágenes es, mundo no es tan diferente del nuestro. Seguimos
asimismo, compartida por los artistas que traba- anclados en “el instante de peligro”, ese instante
jan con objetos históricos —que coleccionan, ar- en el que había que hacer la historia. Y al mismo
chivan y “postproducen”—. Esta escritura de la tiempo los vencidos siguen sin poder hablar. Lo
historia constituiría una alternativa a la escritura vencidos de la historia siguen sin voz, olvidados
textual e ideológica del historicismo, que pre- para siempre. También ha caído otro comunis-
tende reconstruir el pasado como un todo. La mo. La caída del muro operó como una decep-
poética del fragmento y de la ruina constituye ción semejante a la que sufrió Benjamin al ver la
también una alternativa a los modelos heroicos 249
Rusia de Stalin. Fuimos conscientes de otra cierta
de comunicación del pasado que repiten e insti- decepción. Se hizo patente que el poder (ya sea
tuyen formas de historia basadas en la opresión de izquierda o de derecha) sigue sin dar cuenta
y el olvido de los vencidos. de los vencidos. Las memorias creadas por los
Quisiera, para acabar, volver a aludir al aná- vencedores siguen sin ser satisfactorias. Y por
lisis que realiza Ernst van Alphen del cine del supuesto seguimos echando miles de escombros
realizador húngaro Peter Forgacs, cuyo trabajo, sobre el tiempo. El progreso sigue siendo la ver-
que parte del montaje y postproducción de pe- dadera catástrofe. Ahora más que nunca. Y todas
lículas caseras encontradas en archivos, le sirve aquellas cosas que pasaban hace ochenta años
de ejemplo para hablar de una nueva manera se han globalizado. Y bajo la apariencia de que
de hacer historia que incorpora el tiempo per- todo ha cambiado, en el fondo todo sigue estan-
sonal al tiempo colectivo52. En El perro negro, do en el mismo lugar.
uno de los filmes que analiza Alphen, se apuesta
por una manera de afrontar la Guerra Civil es-
pañola desde la perspectiva de dos realizadores
amateurs de la época. Lo personal atraviesa el
tiempo colectivo. Se trata de una manera afectiva
de hacer historia. Una manera, sin embargo, no

53
“Es solo cuando el empleo de estos medios y géneros se lleva a
cabo críticamente y (auto) reflexivamente que estos dejan de ser la
encarnación o la implementación de esa crisis de la memoria para
convertirse en prácticas alternativas que se enfrentan a dicha cri-
sis”. Es solo entonces cuando, en palabras de Jill Bennett, “el arte
52
Ernst Van Alphen, “Hacia una nueva historiografía: Peter Forgacs y no representa lo que ya sucedió, sino que establece las condicio-
la estética de la temporalidad”, op. cit. nes para relacionarse con lo sucedido” (Ibid., p. 46).
Santiago Sierra: el shock y el terrorismo
como catástrofes en la presencia
Miguel Fernández Campón
miguelcampon@gmail.com

250
Introducción: Santiago Sierra como condiciones de vida implícitas del contrario y
las utiliza para la acción. Esta es la razón por la
terrorista de la presencia
cual, tras grandes y violentas cesuras históricas
producidas por el terrorismo (…) [este] remite al
¿Será alguna vez el trabajo de Sierra subsumi-
futuro. Tiene futuro lo que destapa lo implícito
do por las estructuras de poder que este critica?
y transforma aparentes inocuidades en zonas de
¿Cómo podríamos considerar a un artista que,
lucha”2 . Por tanto, puede considerarse patafísi-
durante veinte años, ha llevado a cabo acciones,
camente terrorista a Santiago Sierra, ya que gran
intervenciones, trabajos, obras, que aún conti-
parte de su actividad es un esfuerzo por desta-
núan manifestándose como problemáticas y po-
par lo implícito desde zonas de indiferencia y de
lémicas para nosotros? Santiago Sierra se caracte-
inocuidad, y transformarlo en aperturas radicales
riza por no apartar la mirada de lo problemático,
hacia el disenso. En términos deleuzianos, a me-
y de ahí sus creaciones suscitadoras de polémi-
nudo se trata en Santiago Sierra de escapar a la
ca. En su modo de actuar, en su ética, podría
máquina de captura de Estado generando una
ser considerado, de modo patafísico1, como un
y otra vez máquinas de guerra3, creando lo que
terrorista de lo onto-político. ¿Por qué terrorismo
podemos denominar artefactos post-ontológicos
y no activismo para referirnos a Sierra?
y post-fundamentales.
Según Peter Sloterdijk “es terrorista quien
Podríamos interpretar a Santiago Sierra como
consigue una ventaja explicativa respecto a las
un terrorista que hace explícitas zonas de litigio

1
Alfred Jarry enunciará la siguiente definición de patafísica: “La
2
patafísica es la ciencia de las soluciones imaginarias que otorga Sloterdijk, Peter. Esferas III. Espumas. Esferología plural. Ediciones
simbólicamente a los lineamientos, las propiedades de los objetos Siruela, Madrid, 2006, p. 88.
3
descritos por su virtualidad.” Jarry, Alfred. Gestas y opiniones del Deleuze, Gilles; Guattari, Félix: Mil Mesetas. Capitalismo y esquizo-
Doctor Faustroll, patafísico. March Editor, Barcelona, 2004, p. 39. frenia. Pre-Textos, Valencia, 2006, pp. 359-482.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Santiago Sierra: el shock y el terrorismo como catástrofes en la presencia

antes ocultas. Para comprender lo que decimos, se mostrará de nuevo como terrorista que
recurriremos a una imagen de la figura creada hará explícitas algunas zonas de indiferencia,
por el artista mexicano Marcos Ramírez (Erre) presentándolas como huellas de la denuncia
en 1997, titulada Toy an Horse, un monumen- (Derrida). Para terminar este apartado sobre
tal caballo de madera, rememorando el clásico el terrorismo como fractura en la presencia,
caballo de Troya, de 10 metros, que poseía la nos referiremos a la obra 245 metros cúbicos,
particularidad de aparecer con dos cabezas4. El en la que en una sinagoga judía hará salir a la
caballo de Troya, usado por los griegos como presencia el componente atmosférico necesa-
regalo estratégico contra los troyanos5, puede ser rio para la vida, es decir, el aire (Sloterdijk).
equiparado a las acciones e intervenciones de Lo sublime como experiencia auto-estresante
Santiago Sierra. Usando el arte como envoltorio, de la neo-burguesía posmoderna llega a su lí-
en su sentido institucional con un aura cultural, mite, que es el límite de la presentación. Si en
conseguirá conducir su pensamiento crítico has- el terrorismo lo que permanece oculto puede
ta el mismo centro de las estructuras a criticar. ser presentado en cada momento y en cada
Como sucede en Toy an Horse, la peculiaridad lugar, si la posibilidad de la muerte nos com-
del caballo de Troya de Santiago Sierra es tener prime por todos lados, ¿no nos lleva la ubi-
dos cabezas, o lo que es lo mismo para nuestra cuidad terrorista actual hacia una experiencia
interpretación, dos vías terroristas de actuación, individual de lo impresentable?
que son las que a continuación exponemos:
2. Una segunda vía, en la que Sierra señalará
1. La primera vía o estrategia consiste en lle- las zonas en las que la presentación ha de-
var a cabo catástrofes en la presencia, pre- jado de ser posible. Partiremos de la obra de
sentando otra cosa que no es tal. En este Lyotard y de su concepción de lo sublime. A
sentido, Santiago Sierra hace explícito aque- través de Newman, Lyotard piensa el presen-
llo que antes se consideraba espacio sin uti- te, el “ahora” no como instante presente co-
lidad, espacios generados en el interior de nocido, sino como un tiempo desconocido6,
los contenedores industriales, de morfología asociándolo a la idea de lo sublime, como
geométrica, minimalista. Allí donde exista un aquello que es impresentable, como aquello
espacio, este espacio puede ser utilizado para que no se puede presentar. Escribe Lyotard:
251
generar artefactos post-ontológicos: donde “Este sentimiento contradictorio, placer y
exista un espacio, siempre es posible intro- pena, alegría y angustia, exaltación y depre-
ducir en él a varios trabajadores. El objeto ya sión, fue bautizado o rebautizado, entre los
no es tal, sino que pasa a ser una zona pro- siglos XVII y XVIII europeos, con el nombre de
blemática (posibilidad) ante la que mostrarse sublime”7. Pensemos en lo sublime kantiano,
desconfiados. Del Minimalismo objetual a la como “la idea de un absoluto, que solo puede
consideración del objeto como artefacto de ser pensada y quedar sin intuición sensible,
disenso. Si un espacio utilitario necesita de como una idea de la razón. La facultad de
útiles o cosas, si una galería de arte necesi- presentación, la imaginación, no logra sumi-
ta de objetos, Sierra convertirá los objetos en nistrar una representación conveniente de
huecos por donde introducir a los trabajado- esta Idea”8. O pensemos en lo sublime des-
res (posibilidades), hasta que estos terminen crito por Burke, cuando lo vincula al terror a
por salir al exterior, denunciando los circuitos ciertas privaciones (luz, compañía, lenguaje,
del arte como circuitos eminentes de traba- objetos, vida), concluyendo que nos aterrori-
jo. En otras ocasiones, fuera de los espacios za que no suceda nada9.
utilitarios de galerías o instituciones, Sierra
Recordaremos también (para referirnos a lo
impresentable) el pensamiento de Walter Benja-
min sobre la vivencia del shock. A nuestro pare-
4
Lozano Bartolozzi, M.ª Del Mar. “¿Fin del arte o fusión de lo diferen-
te? El arte en la frontera de la Posmodernidad.”, en: Lacarra Ducay,
M.ª Del Carmen (Coord.). Arte de épocas inciertas: De la Edad Me-
6
dia a la Edad Contemporánea. Institución “Fernando el Católico”, Lyotard, Jean-François. Lo inhumano. Charlas sobre el tiempo. Edi-
Zaragoza, 2009, pp. 361-361. ciones Manantial, Buenos Aires, 1998, p. 96.
5
Homero: Odisea. Gredos, Madrid, 2000, pp. 126-127. El relato sobre 7
Ibid. p. 98.
el caballo de Troya puede también consultarse en: Virgilio. Eneida. 8
Ibid. p. 103.
9
Alianza Editorial, Madrid, 2002. Libro II, pp. 51- 75. Ibid. pp. 103-104.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

cer, la vivencia del shock podría haber quedado, ticular del neo-shock es su acaecer ubicuo. Si la
tras el devenir de las interpretaciones, asociada reproducibilidad técnica de la obra de arte había
al arte de vanguardia, es decir, ser interpretada posibilitado generar una multiplicidad de repro-
como un paso adelante en la realización de la ducciones idénticas para producir una vivencia
metafísica de la Modernidad10. Pero hoy es posi- del shock (piénsese en los carteles políticos de la
ble otra lectura del pensamiento de Benjamin. La vanguardia rusa), el terrorismo, tras convertirse
vivencia del shock podría interpretarse no como en ubicuo, ha posibilitado experimentar el neo-
presentación o como ser, sino como el darse de shock de lo impresentable de la muerte. Nuestro
una imposibilidad, como don o acontecimien- neo-shock tiene que ser ocasionado por el terror.
to11. Si Walter Benjamin escribió sobre la vivencia No reaccionamos ya, como escribía Benjamin,
del shock, sobre aquella vivencia que se obtiene ante la presentación de lo presentable. Sin em-
a través del impacto del proyectil de la imagen bargo, en el terrorismo, la muerte óntica de los
presente (Dadaísmo, Surrealismo, montajes, co- otros ha pasado a acercarse a nuestra muerte on-
llages)12, cuando hablemos de Santiago Sierra y tológica propia. Pero, a pesar de las diferencias,
lo impresentable, denominaremos el sentimien- como sucede en Benjamin, el neo-shock asocia-
to producido por lo impresentable como neo- do a lo sublime no deja de poseer una cualidad
shock13, que es todo un esfuerzo de contradic- emancipadora y subversiva, como la suspensión
ción del pensamiento. Definimos el neo-shock de los discursos para la “presentación” alternati-
como la zona donde recibimos el impacto de va del acontecimiento.
lo radicalmente in-experimentable. Dentro del Estas dos vías serán las que Santiago Sierra
neo-shock no aparece la experiencia de la espe- introduzca en su caballo de Troya bicéfalo, que
ra, la angustia ante un advenimiento cercano o al abrirse libera explosiones o implosiones post-
lejano, sino el shock de la inexperiencia o de lo ontológicas, acontecimientos marginales en su
radicalmente imposible de venir14. Cualidad par- radicalidad, capaces de generar un disenso onto-
político.

10
Concebimos la mónada en Benjamin como la presentación alter-
nativa de los pasados posibles. Pero la ambigüedad de Benjamin Dudas post-minimalistas: catástrofes
252 puede conducir a pensar lo que él llama mónada como la realiza- en el fundamento-presencia15
ción de la presencia en la metafísica de la Modernidad. Benjamin,
a pesar de todo, sigue presentando, presentado lo otro. No hay, de
modo explícito, imposibilidad de presentación en Benjamin. Ben- Si Santiago Sierra irrumpía en las manifestacio-
jamin, Walter. Sobre el concepto de historia, en Obras Completas, nes de arte a partir de los años 90 con sus con-
I, 2, Madrid, Abada, 2008, pp. 316-317. tenedores industriales cúbicos16, en los que se
11
Al modo en que entiende la imposibilidad como don Derrida, en
Derrida, Jacques. Dar (el) tiempo. I. La moneda falsa. Ediciones
manifestaba una estética minimalista de pureza
Paidós Ibérica, Barcelona, 2004. geométrico-formal, posteriormente realizaría una
12
“El trato con las obras de arte también se modifica de raíz. Ahora, verdadera agresión contra los presupuestos esté-
en todos los órdenes de la vida, y también en el del arte y la lite- tico-filosóficos de esta corriente. Será entonces
ratura, los individuos disueltos en la masa solo son capaces de
tener vivencias o vivencias del shock (…). Así, en la esfera de la
recepción de las obras de arte, en lugar de la vieja experiencia de
la lectura reposada de la obra en el marco de la tradición, el arte
nuevo nos ofrece más bien la posibilidad de lo que Benjamin llama de que se trata, si verdaderamente se trata de una espera, un valor
iluminaciones profanas, esto es, vivencias de un shock revelador principalmente negativo. Pero el suspenso también puede estar
sentido de las que las obras de los dadaístas y de los surrealistas acompañado por el placer, por ejemplo el de acoger lo desconoci-
nos ofrecen modelos ejemplares. (…) Benjamin reivindica también do, e incluso, para hablar como Baruch Spinoza, de alegría, la que
las iluminaciones como shock emancipador, revelador de un senti- procura el aumento de ser aportado por el acontecimiento. Lo más
do profano que en un mundo ya sin tradiciones es salvado, así, de probable es que sea una sensación contradictoria.” Lyotard, Jean-
la pérdida irremisible.” Vilar, Gerard. La razón insatisfecha. Editorial François, op. cit., p. 97.
Crítica, Barcelona, 1999, p. 114. 15
En lo sucesivo, serán constantes las referencias conceptuales a:
13
Aunque el shock pueda ser interpretado como lo que aquí enten- Derrida, Jacques. Márgenes de la filosofía. Ediciones Cátedra,
demos por neo-shock, hemos preferido desmarcar a Benjamin y a Madrid, 2003; Derrida, Jacques. Dar el tiempo. Op. cit. Derrida,
su noción de shock de toda posible vinculación a la dialéctica y al Jacques. De la gramatología. Siglo XXI Argentina Editores, Buenos
materialismo histórico. De ahí que el neo-shock sea, si se quiere, Aires, 1971.
una lectura de Benjamin que lo interpreta radicalmente a partir de 16
Contenedor cúbico de 200 cm de lado (1990), Contenedor cúbico
lo post-nietzscheano y post-heideggeriano de la posmodernidad. (1990), 2 contenedores industriales de 1.200 x 200 x 200 cm cada
14
“Ante la eventualidad de que nada suceda se asocia a menudo la uno (1991), Contenedor industrial (1991), Contenedor en el espacio
sensación de angustia. Es un término connotado por las filosofías (1991), Ejercicio de colocación para 4 contenedores cúbicos (1991),
modernas de la existencia y lo inconsciente. Confiere a la espera 4 contenedores cúbicos de 250 cm de lado (1991).
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Santiago Sierra: el shock y el terrorismo como catástrofes en la presencia

cuando, de modo incipiente, comience a mani- to de cajas pseudos-cúbicas de cartón y ence-


festarse el terror post-ontológico y post-funda- rró durante un determinado número de horas a
mentalista en sus obras. Nos referimos a la diso- trabajadores remunerados dentro de las cajas. Si
lución de los fundamentos fuertes, a-históricos, el fundamento del pensar se concebía como un
propios del Minimalismo, que serán pervertidos principio primero (el cubo), Sierra vacía la com-
por Sierra con una patente radicalidad en lo cú- pacidad monadológica del mismo: dentro del cu-
bico. La violencia ejercida contra la forma pura bo-fundamento es posible introducir aquello que
minimalista a-histórica devendrá, en algunas de no es presentable dentro de la red de la “buena
sus acciones, radicalmente histórico-finita. El presencia” laboral22. El caballo de Troya, aquí ca-
cubo, desde entonces, aparecerá des-fundamen- jas de cartón residuales, es el presente o regalo
tado, disuelto. que se ofrece, pero que contiene dentro de sí
Pensemos en su obra Cubo de pan de 90 x 90 otro modo de presentar: establecer presencias al-
cm (2003), que consistió en la construcción de ternativas (posibilidades) que impactan contra la
un cubo de pan macizo que se ofrecería en un homogeneidad del aparato estatal. “Presentando”
centro de indigentes de México D.F. Lo concep- de otro modo romperá la homogeneidad de la
tualmente relevante de esta obra es el proceso presencia, haciendo salir a los trabajadores del
sincrónico producido entre la deformación de cubo-fundamento. En Elevación de 6 bancas23
la pureza geométrica del cubo de la presencia (2001), o en 9 formas de 100 x 100 x 600 cm
(al practicar en él el corte de cada porción), y
construidas para ser sostenidas en perpendicu-
el destino comestible de lo post-formal. El cubo
lar a la pared24 (2002), los trabajadores salen al
como presencia plena, fuerte, estatal se disuelve
exterior de la galería para sostener las estruc-
en una post-estructura pseudo-geométrica post-
turas cúbicas sin historia. La agresión hacia el
husserliana, difusa, nómada17 y acontece de otro
fundamento no puede ser más clara: los traba-
modo, como excentricidad post-ontológica que
jadores, antes impresentables25, sostienen ahora
espacia en el entre. La máquina de guerra de
Sierra acaba por funcionar como terrorismo ca- el fundamento. Es la fuerza de los trabajadores26,
ritativo, disolviendo la estructura cúbica fuerte su aparición como energía (como posibilidad) la
para, desde el espacio intermedio de lo nómada, que traslada, la que des-enraiza, la que desubica
impactar en el campo social. Desde el cubo per- la presencia-fundamento de la pesantez. Sierra
fecto del minimalismo hasta su extinción total arranca la calle, lleva a cabo huecos cúbicos, 253
en la miga de pan18. ¿Cómo seguir considerando etc., siempre actuando sobre el cubo perfecto
que el ser como presencia insiste, después de la del fundamento27, generando espacios desde los
extinción y de la catástrofe del mismo? que pueda comparecer el trabajador histórico,
Otros trabajos de Sierra vendrán también a energético. Pero la violencia sobre el cubo-fun-
des-fundamentar la base cúbico-moderna del damento no será el único modo en que Santiago
mundo. Nos referimos a las obras en las que
Sierra ha trabajado con el cubo para invertir su
metafísica. En acciones como 8 personas remu-
neradas para permanecer en el interior de ca- 22
“Adorno nos dirá lo siguiente: En el objeto de consumo, la huella
de su producción debe quedar olvidada. Debe tener el aspecto
jas de cartón19 (1999), en Trabajadores que no
de que no ha sido hecho en absoluto, para no dejar ver que no
pueden ser pagados, remunerados para perma- lo hizo precisamente el vendedor, sino que se apropió del trabajo
necer en el interior de cajas de cartón20 (2000) contenido en él. La autonomía del arte tiene su origen en el encu-
o en 3 personas remuneradas para permanecer brimiento del trabajo.” Adorno, T.W.: Manuscrito Wagner, citado en.
tumbadas en el interior de 3 cajas durante una Benjamin, Walter. Libro de los pasajes. Ediciones Akal, Tres Cantos
(Madrid), 2005, p. 681.
fiesta21. En algunas Sierra presentó un conjun- 23
Martínez, Rosa; Medina, Cuauhtémoc. Santiago Sierra, op. cit.,
p. 39.
24
Ibid., p. 39.
25
San Martín, Francisco Javier. Una estética sostenible. Arte en el
final del Estado de bienestar. Cátedra Jorge Oteiza, Universidad
17
Deleuze, Gilles; Guattari, Félix, op. cit., p. 373. Pública de Navarra, Pamplona, 2007, pp. 131-132.
18 Lo cual puede conectarse con la noción derridiana de ceniza. Véa- 26
Como en 3 cubos de 100 cm de lado cada uno, movidos 700 cm
se la selección de textos que aparecen en: De Peretti, Cristina; Vi- (2002), o en 24 bloques de concreto movidos constantemente du-
darte, Paco. Derrida (1930). Ediciones del Orto, Madrid, 1998, p. 81. rante una jornada por obreros remunerados (1999).
27
19
Martínez, Rosa; Medina, Cuauhtémoc. Santiago Sierra. Ediciones 20 trozos de calle arrancada, de 100 cm de lado en su cara su-
Turner, Madrid, 2003, p. 31. perior (1992). Muro de cemento cortado a 300 cm de lado en su
20 Ibid. p. 34. cara superior (1992). Rectángulo de 1000 x 400 cm cortado sobre
21
Ibid. p. 44. el suelo (1993).
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Sierra presente la ausencia de fundamento en lo Pero en este caso la presencia no se subvierte a


metafísico-moderno. partir de la presentación explícita del gas, sino
En otras ocasiones, llevando a cabo interven- a partir de la presentación de lo impresentable.
ciones o acciones terroristas, explicitará aquello Por ello consideramos que, en esta obra, Sierra
que se encontraba ausente28. Por ello Sierra se va mucho más allá de la simple presentación o
ajusta de modo incomparable a la definición de explicación terrorista de una zona de latencia o
terrorista en el pensamiento de Sloterdijk: como invisibilidad. Interrumpiendo nuestra capacidad
aquel que sabe ver en lo aún no explicado, en lo para respirar a través del dominio del medio am-
oculto e indiferente, una posible zona de explici- biente (Sloterdijk)34, Sierra habilita una zona para
tación, de ataque crítico al sistema. En diferentes acercarnos máximamente hacia aquello que no
intervenciones, como en 50 Kg de yeso sobre la se puede presentar, hacia aquello que es impo-
calle29 (1994), en 50 litros de gasolina en un des- sible presentar, es decir, hacia la muerte. Con la
campado30 (1994), o en Galería quemada con interrupción del flujo respirador causado por el
gasolina31 (1997), aprovecha la latencia crítica envenenamiento del medio ambiente necesario
del asfalto, de un descampado y de los materia- para la vida, constatamos que los espacios va-
les susceptibles de ser quemados en una galería cíos pueden ser presentados como medio ambien-
de arte. Desde una zona inaprehendida, Sierra te; pero, al mismo tiempo, nuestra imposibilidad
demuestra que estas superficies o espacios no para respirar en un espacio no acondicionado para
pueden ser ya considerados neutros, sino como ello hace acontecer una catástrofe en la presen-
posibilidades radicales para traer a la presencia cia: aparece entonces lo impresentable, y asocia-
enunciados de crítica social, explicitando estas das a ello, las nociones de lo sublime y del neo-
zonas de disenso antes ocultas. shock: en el espacio de la sinagoga sentimos el
Pero este modo de explicitación adquirirá terror hacia la privación de aire, hacia la posible
la dimensión (más profunda) de lo impresenta- ausencia de vida, hacia que nada suceda.
ble en 245 m3 (2006). El artista fue invitado por La estructura ubicua del terrorismo actual
el Ayuntamiento de Pulheim para realizar una nos ha permitido crear una relación mucho más
obra en la sinagoga de Stommeln, con el ob- estrecha con nuestra propia muerte. La muerte,
jetivo de conmemorar a los judíos que fueron hoy más que nunca, se presenta como posibili-
254 asesinados durante el siglo XX32. Sierra utiliza- dad sin posposición. Pues bien: si el terrorismo
ría el espacio vacío de la sinagoga para llevar nos ha “acercado” más a la muerte, ¿no nos sitúa
a cabo una acción terrorista de explicitación de esto en una nueva relación con lo impresenta-
lo atmosférico. El espacio interior recogería el ble de nuestra propia muerte? ¿No estamos, con
gas emanado (monóxido de carbono producido el terrorismo actual, ante lo impresentable cada
por la combustión del motor) de seis coches si- día? ¿Y no consistirán, por tanto, algunos de los
tuados en el exterior, mediante diferentes tubos trabajos de Santiago Sierra en acercarnos a esa
negros. Los visitantes, si querían penetrar en el noción de impresentable?
espacio vacío de la sala, tendrían que colocarse
un equipo de respiración artificial (máscara anti-
gas)33. Aquí Santiago Sierra se volvería a mostrar Zonas de lo impresentable: bloqueos,
como el terrorista de lo explícito, como el artista obstáculos, interrupciones y límites
que interrumpe la red homogénea de la presen-
cia presentando lo sublime de un gas venenoso. En una instalación que Bruce Nauman realizó en
el año 1968, denominada Lighted centerpiece35,
observamos una base cuadrangular recubierta de
28
papel de aluminio, apoyada en el suelo, a la que
Sobre la capacidad de Sierra para percibir espacios y lugares de
conflicto, véase Moriente, David. Poéticas arquitectónicas en el
se han instalado cuatro focos que iluminan el
arte contemporáneo. Ediciones Cátedra, Madrid, 2010, pp. 322- centro de la pieza. Estos dispositivos que posi-
323.
29
Martínez, Rosa; Medina, Cuauhtémoc. Santiago Sierra. Op. cit.,
p. 97.
30 Ibid. p. 98.
34
31
IbId. p. 99. Sloterdijk, Peter. Op. cit., pp. 75-162.
32
Sierra, Santiago; Wagner, Hilke. Santiago Sierra, CAC Málaga, Má- 35
Sobre la nada y el vacío asociados a esta obra, véase Chavarría,
laga, 2006, p. 36. Javier: Artistas de lo inmaterial. Editorial Nerea. Hondarribia (Gui-
33
Ibid. p. 36. y p. 12. púzcoa), 2002, p. 79.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Santiago Sierra: el shock y el terrorismo como catástrofes en la presencia

bilitan la presentación/presencia aparecen como y subjetividades, Sierra cancela toda posible in-
señales que apuntan hacia lo central, hacia lo terpretación narrativa de los retratados, hacien-
que “hay que ver”. Sin embargo, en el centro ilu- do del rostro algo impresentable. Si el lenguaje
minado no aparece nada, y solo se contempla el fue la casa del ser y el rostro fue la zona su-
reflejo de la luz, que enfatiza la ausencia central. perpoblada del querer-decir, y si por ello nos
Todo (la luz) para nada (la ausencia): un escena- presentamos ante los otros con el rostro, Sierra
rio que evidencia la imposibilidad de presentar atenta contra toda presentación haciendo que la
lo impresentable. La Diferencia no es subsumida máquina de rostridad38 permanezca radicalmente
por nuestros circuitos óptico-racionales de luz. ausente (no un shock de la presentación, sino un
En Sierra encontraremos la misma capacidad de neo-shock espaciado en la imposibilidad de la
generar un espaciamiento que irrumpa en la pre- presentación: cada fotografía es un aforismo del
sencia, pervirtiendo con ello la homogeneidad extra-ser que señala hacia la imposibilidad de
del dar a ver del pensamiento metafísico de la presentar o decir la nada).
Modernidad. En sus trabajos (donde es terrorista “Aquí hay una zona de imposibilidad”, podría
de post-ontología) eso impresentable, eso impo- decir Sierra en sus intervenciones onto-terroris-
sible, sea lo que sea, se equipara a la muerte tas contra-metafísicas de la presentación. La sus-
como lo que no es posible presentar, como la pensión abrupta del presentar inutilizará algunos
experimentación (in-experimentable) de la única espacios-para-la-presencia. Pensemos en la so-
posibilidad imposible que es la muerte36.
brecarga presentante que supone la inaugura-
Pensemos en la intervención 4000 carteles
ción de todo espacio expositivo: el espacio se
negros, realizada en las calles de Londres, entre
acondiciona para la visibilidad-actualidad-comu-
junio y julio de 2008, en el barrio de Shoreditch y
nicación (iluminación/visibilidad/presencia, ho-
en la calle Brick Lane. La acción consistía en pe-
rarios/puntualidad/presencia, la voz/la escucha/
gar carteles de morfología rectangular y de una
superficie monócroma negra. Si los muros de los el diálogo/la comunicación). Todo acto inaugu-
espacios urbanos suelen utilizarse como super- ral funciona como un invernadero o cápsula de
ficies fenomenológicas de mensajes eventuales, la presencia-actualidad, como Lichtung donde
los carteles negros de Santiago Sierra pervierten se reúnen el cielo y la tierra, los mortales y los
la esencia comunicativa del cartel, abriendo un dioses, como completitud del sentido. Pero Sie-
espacio inerte que nada significa. Aquí queda rra realizaría el movimiento opuesto. En accio- 255
suspendida toda posible concatenación lingüís- nes como Espacio cerrado con metal corruga-
tica: los carteles negros no anuncian nada, no do39 (2002) no es posible penetrar en el lugar del
hacen coincidir la mirada del presente con lo acontecimiento-puntualidad-presencia. Sierra ce-
presentado, no convocan ni son anuncio de una rró con una superficie metálica la Galería Lisson,
futura puntualidad. Somos ciegos post-ontológi- en Londres, durante tres semanas, con motivo de
cos que constatan la ausencia de fundamento de la inauguración del nuevo espacio. “Quiero que
la fenomenología-presencia. Si con Walter Ben- no podáis”, parece enunciar Sierra en sus traba-
jamin sería posible experimentar la vivencia del jos. Con su terrorismo post-ontológico de la pre-
shock emancipadora ante la reproducción pro- sencia-actualidad nos expulsa fuera del origen,
pagandística de carteles, con Sierra constatamos teniendo que esperar en el exterior como perife-
estas publicidades de la nada que producen en rias de in-actualidad. Y de ahí la aparición de la
nosotros el neo-shock de lo sublime, el impacto vivencia del neo-shock: no un shock producido y
contra la imposibilidad de la presentación. experimentado por la violencia presentante, sino
¿Cómo considerar los diferentes tipos socio- un neo-shock que ahora deviene in-experimenta-
humanos retratados deliberadamente de espal- ble, porque difiere al ser de la presencia actual.
das?37. Si el rostro se asociaba con significancias Otras obras, relacionadas con los bloqueos de
ciertos flujos urbanos, vendrán a constatar que,
para Sierra, el neo-shock no se experimenta, sino
36
Heidegger, Martin. Ser y tiempo. Editorial Trotta, Madrid, 2003.
37
Como en las siguientes obras o resultados fotográficos de inter-
venciones o acciones: Grupo de personas cara a la pared y per-
sona cara a la pared (2002, 2008); Contratación y ordenación de
30 trabajadores conforme a su color de piel (2002); Mujer con ca-
38
pirote sentada de cara a la pared (2003); 100 indigentes (2005); Consúltese “Año cero- Rostridad”, en Deleuze, Gilles; Guattari, Fé-
396 mujeres (2005); Los castigados (2006); 100 ciudadanos de lix. Op. cit., pp. 173-196.
39
Stommeln (2006); 89 Huicholes (2006). Moriente, David. Op.cit., pp. 306-307.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

que debe des-aparecer como acción post-ontoló- de la presentación (el pasillo) llegamos al límite
gica de producción del origen como diferencia. como quien llega a una zona de inexperiencias
Nos referimos a las acciones Obstrucción de una de contra-shock post-ontológico y post-meta-
vía con objetos diversos40 (2000) y a Obstrucción físico. Llegamos demasiado tarde o demasiado
de una vía con un contenedor de carga41 (1998). pronto para la presencia, y en nuestra impun-
En esta última la llevaría a cabo en el Anillo Pe- tualidad devenimos catástrofe del ser. “No puede
riférico Sur de México D.F. Para realizar la in- ser”, podría decir el visitante ante el límite final.
terrupción del flujo de vehículos en esta vía se Y en efecto, no existe, no se experimenta, pero
utilizó un enorme camión de carga, caracteriza- se da, la impotencia de lo impresentable.
do por su morfología cúbica de grandes dimen- Para concluir la interpretación sobre la im-
siones, capaz de congestionar, en su disposición posibilidad de presentar el ser como presencia-
perpendicular, el tráfico durante cinco minutos42. actualidad tenemos que referirnos al Pabellón de
Si los espacios urbanístico-racionales de las au- España de la Bienal de Venecia de 2003. En él,
topistas han sido, en esencia, diseñados como la acción terrorista post-ontológica muestra co-
infraestructuras para la puntualidad, si son pro- nexiones con una onto-política. Sierra cubrió la
motoras del presente-aquí, la interrupción de la entrada del pabellón español con un muro de
calle y de la autopista supone una fractura de ladrillo. Solo era posible penetrar en el interior
este espacio de minimización del tránsito. Detrás del espacio por la puerta trasera del mismo. Allí,
dos policías permitirían exclusivamente la entra-
del camión se acumulan los automóviles, como
da a los visitantes de nacionalidad española que
sobrecarga del sistema43 de presencias. Aquí se
mostraran su documento nacional de identidad45.
atenta contra la objetualidad del deseo (otro
En la puerta principal, Sierra cubrió con plástico
modo de actualización). Es el crecimiento glo-
negro y cinta americana de embalar el relieve
balizador de las grandes urbes tardo-modernas
indicativo del pabellón, en el que aparece es-
la que imposibilita, por saturación, el darse de la
crita la palabra España. En esta Palabra tapada
presencia plena. (2003), se muestra de nuevo la cancelación del
Pero quizá la obra que mejor manifieste la flujo del sistema homogéneo de la presencia, in-
desilusión y la impotencia del espectador como terrumpiendo la oralidad de la voz escrita “Espa-
ser perceptivo y ontológicamente inactual, sea ña”. Aquello que debía constar, estar presente,
256 la instalación Una persona, llevada a cabo en la informar, comunicar y contextualizar queda aquí
Galería Civica de Arte Contemporáneo de Trento tachado. La identidad deviene mero espacio de
en 2005. En ella el artista construyó un pasillo inactualidad, porque “España” ya no se presenta.
(sin salida) de 300 m x 70 cm x 1’90 m, que solo Existe, desde ahora, una impotencia en la comu-
podía ser recorrido por una sola persona. Cuan- nicación, pues la voz de la palabra España no
do el visitante llega al final del corredor descu- puede llegar a ningún lugar: su espacio no es ya
bre que nada de interés se presenta o sucede: un espacio para la voz, sino un espaciamiento
solo la pared que sirve como límite al espacio. terrorista de lo no presente. El Pabellón de Espa-
Sierra atenta de nuevo contra la metafísica de ña del año 2003 no perteneció ni al pensamiento
la presencia. No es posible ver, experimentar de la presencia ni al logo-centrismo de la voz46.
o completar el sentido de la instalación, pues El gesto de cancelación de Sierra adquiere, ade-
solo constatamos la pobreza de la ausencia44. En más, connotaciones político-territoriales: España
Una persona se manifiesta de modo enfático el ha dejado de alcanzar la distancia, ha dejado de
dispositivo terrorista del neo-sublime y del neo- comunicarse en su característico ir más allá colo-
shock: encerrados en la morfología iconográfica nialista, y se ha visto reducida al límite existente
de su tachadura. No hay actualidad en la palabra
“España” tachada y cancelada, no existe en el
presente47. Palabra tapada se constituye como
40
Martínez, Rosa; Medina, Cuauhtémoc. Op. cit., p. 66.
41
Ibid. p. 63.
42
Muy semejante a estas intervenciones será la acción Persona des-
45
truyendo una línea de containers, llevada a cabo en Estocolmo Ramírez, Juan Antonio. “El arte en España: tres escenarios del
(2009). 2003”, en Ramírez, Juan Antonio; Carrillo, Jesús (eds.), Tendencias
43
Moriente, David, op. cit., p. 307. del arte, arte de tendencias a principios del siglo XXI. Ensayos Arte
44
Sobre el acontecimiento que se logra en un pensamiento indigen- Cátedra, Madrid, 1.ª edición, 2004, p. 289.
46
te que suspende la concatenación de proposiciones para posibili- Derrida, Jacques. De la gramatología. Op. cit.
tar un “no suceder nada”, un “después la nada”, puede consultarse: 47
Sobre la cancelación y la suspensión temporal del signo “España”:
Lyotard, Jean-François, op.cit., pp. 96-97. Ramírez, Juan Antonio, op. cit., pp. 289-290.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Santiago Sierra: el shock y el terrorismo como catástrofes en la presencia

un neo-shock de la sublimidad, como imposibi- vacías, con los restos del trabajo de alguna expo-
lidad ontológica no poderosa, sino propia del sición anterior50. En otros espacios del edificio es
“impoder”48, de la huella que no existe, pero que posible encontrar otros sectores utilitarios, como
se da en la catástrofe del ser, en un terrorismo son el cuarto de baño y el almacén, encontrán-
contra-metafísico de lo incorporal. dose ambos repletos de suciedad, abandonados,
En el exterior, destacará el elemento fun- y ofreciendo a los visitantes una sensación de ser
damental de bloqueo de entrada al edificio: el restos provisionales. Y al final, después de todo,
muro de ladrillo49, que hará imposible la entrada una mujer sentada con un capirote, sin rostro,
al pabellón por la puerta principal. Rememoran- sin voz51 de cara a la pared. Todo parece indicar
do la conocida frase de Heidegger “El lenguaje que nos hemos introducido en lo no actual, en
es la casa del ser”, solo podemos afirmar que un espacio sin territorio, suspendido en su efec-
en el Pabellón Español de la Bienal no hubo ni tiva fuerza operativa52. El espacio generado por
lenguaje, ni casa, y por supuesto, tampoco ser. Sierra es un espacio para la ceguera, un espacio
Después de este Pabellón Español, después de neo-terrorista del neo-shock de lo impresentable
España, ¿qué se puede decir? ¿Qué enunciado se- y de lo inactual ¿Cómo sería posible, hoy, provo-
ría oportuno? Después de España no viene nada, car un impacto de otro modo?
así es, nada sucede. Solo el discurso-presencia El compromiso ético y político de sus trabajos
continúa para aquellos que sí pueden penetrar artísticos le han llevado a obtener recientemente
en los espacios interiores del pabellón. Pero si el Premio Nacional de las Artes Plásticas, otorga-
penetramos en los espacios interiores del edi- do por el Ministerio de Cultura de España. Sierra,
ficio. ¿Qué es entonces aquello que Sierra ha como todos los impresentables, ha tardado muy
querido que veamos? De nuevo la imposibilidad poco en rechazarlo. Así evita ser capturado por
de la actualidad-presencia. El interior del pabe- el aparato de Estado, generando un artefacto te-
llón es una imagen de la precariedad, que dis- rrorista post-ontológico, que ha podido penetrar
ta mucho de estar acondicionado para albergar en las instituciones para manifestar, de nuevo, su
ninguna de las muestra expositiva características injusticia y su debilidad, la violencia y la carencia
de estos eventos. Las habitaciones se presentan de fundamento que les son inherentes.

257

48
Entendemos el impoder, siguiendo a Artaud, como fuerza de un
50
vacío, como ausencia positiva fuera de la ley: Derrida, Jacques: Acerca del interior del pabellón como resto, véase Ibid., pp. 295-
La escritura y la diferencia. Editorial Antrophos, Barcelona, 1989, 297.
51
p. 242. Moriente, David, op. cit., p. 314.
52
49
Sobre el muro de ladrillo como levantamiento que genera dos pa- Sobre la suspensión de la extensión territorial de España, sobre
sillos (espacios internacionales todavía) en los que sí es posible el la inactualidad del pabellón y sobre la nacionalidad suspendida,
tránsito, véase Ramírez, Juan Antonio, op. cit., p. 294. véase Ramírez, Juan Antonio, op. cit., pp. 290-191.
Lo nuevo, siempre de nuevo
Daniel Lesmes
Universidad Complutense de Madrid
daniel.lesmes@gmail.com

258
“Todo cuanto sea nuevo o singular contribuye vo bajo el sol!”— aparece cruzada por una sen-
no poco a variar la vida, y a distraer por un rato sación —“Todas las cosas cansan. Nadie puede
nuestro ánimo con la extrañeza de su apariencia: decir que no se cansa el ojo de ver ni el oído de
esta nos sirve de alivio, y nos aparta de aquel oír”—. Tomaremos pues el gozne entre tiempo/
tedio del que nos quejamos continuamente en sensación como punto de partida, como el nudo
nuestras ordinarias y usuales ocupaciones”1. mismo que formaron la estética y la historia de
En 1712 Joseph Adisson ofrecía esta entrada a arte en su inicio disciplinar. Nuestra premisa ini-
una exigencia propia de la modernidad, la única cial (inmediatamente se nos escurrirá de las ma-
que se impone cuando todo está permitido, todo nos) afirmaría que, desde una dimensión estética
excepto el aburrimiento. Lo nuevo como catego- arrojada a la variación, la noción de “lo nuevo”
ría estética, junto a lo bello y a lo sublime, asoma articulará de forma diacrónica la historia del arte
en el texto de Adisson desde lo nuevo como ca- como “evolución de los estilos”, exactamente del
tegoría temporal. Y se podría decir que esto ocu- mismo modo en que Vasari proponía el enca-
rre de la misma manera que la aseveración de denamiento de sus tres manière, cada una de
Qohelet —“Lo que fue, eso mismo será; lo que ellas como logro innovador respecto a la anterior
se hizo eso mismo se hará: ¡no hay nada nue- encadenándose como movimiento de una idea:
la imitación. Con esto tenemos tres elementos
que me parecen claves de la conformación de la
1
disciplina “historia del arte”.
Addison, Joseph, “The pleasure imagination” en The Spectator, n.º
412, monday, June 21, 1712: “[…] that whatever is new or uncommon
Así que la imitación aparece solapada con lo
contributes a little to vary human life, and to divert our minds for a nuevo en el cruce entre la estética y la historia
while with the strangeness of its appearance: it serves us for a kind del arte. Y esta concurrencia se filtra en la obra
of refreshment, and takes off from that satiety we are apt to com- de Winckelmann desde el momento en que afir-
plain of in our usual and ordinary entertainments.” Trad. (ligeramen-
te modificada) de José Luis Munarriz, Madrid, Addison, Joseph, Los
ma lo siguiente: “El único camino que nos queda
placeres de la imaginación, Madrid, Visor, 1991, p. 140. a nosotros para llegar a ser grandes, incluso ini-
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Lo nuevo, siempre de nuevo

mitables si ello es posible, es el de la imitación delo como si fuera un arquetipo. Y si esto es así,
de los Antiguos”2. entonces desde este momento la consideración
Hemos de prestar atención a esta curiosa afir- histórica entra en juego de un modo distinto, si-
mación de la que podríamos decir que tiene una túa aquello que se ha de imitar para ser inimi-
vocación programática. Salta a la vista que lo que tables —es decir, la facultad de hacer para sí un
propone Winckelmann es una repetición irrepeti- ideal— como problema fuera de la historia. De
ble, y sin embargo hemos de reparar en que aquí modo que hay en Winckelmann, tal y como ha
no se cuenta con un modelo, al menos comple- visto Escoubas, un doble movimiento, aparente-
to, sobre el que aplicar esta operación mimética. mente contradictorio, de constitución y destitu-
En efecto, a falta de un cuerpo —puesto que los ción de la historia, una tensión entre la historia
originales griegos se han perdido en su gran ma- y lo que está fuera de ella5. Si en las Reflexiones
sobre la imitación del arte griego se encuentran
yoría—, digamos con Didi-Huberman que el mo-
en tensión historicidad y ejemplaridad, será en
delo biológico que tomaba Winckelmann necesi-
La Historia del arte de la Antigüedad donde
taba otro punto de apoyo, un modelo ideal que
Winckelmann vire por completo el estatuto de
supliera esa falta3. Y ante esa ausencia, la historia
la imitación. Porque ya no se tratará ahí del arte
del arte deberá buscar ahora y para sí una norma como imitación sino del arte como expresión6. Y
estética sobre la esencia de su objeto, pues, ¿qué por muy neutra que sea la expresión que busca
es lo que en definitiva debemos imitar? Winckelmann —serenidad, transparencia, cal-
Una écfrasis cuyo objeto ha desaparecido ma— esta desplaza la idea de imitación y abre la
debe operar digamos que desde cierta melan- posibilidad a lo nuevo para la historia del arte7.
colía, al tiempo que busque la máxima trans- Si esta imitación (que busca una completa iden-
parencia en la imitación. Una transparencia así tidad con lo imitado) ya fuera de sí y vertida
solo podría ofrecerla un rostro, una apariencia, en expresión (que encuentra una singularidad)
una superficie totalmente en calma que, como supone un primer elemento en la periodización
el agua en calma —por utilizar el símil winckel- de la historia del arte, si marca el instante y el
manniano—, deja a la vista su fondo. Echemos intervalo, dicha variación también nos devuelve
pues a un lado todo rasgo de emoción —parece a lo nuevo digamos como alivio, tanto para el
decirnos Winckelmann—, busquemos un mode- ojo como para el tiempo. 259
lo libre de todo pathos —diríamos apático—, uno Sobre este punto es otro teórico del arte, cuyo
capaz de detenerse y mostrar la esencia del arte trabajo antecede en cincuenta años al de Win-
que esta historia del arte busca para sí4. Bien, ckelmann, a quien me gustaría dirigirme ahora:
pero en este esfuerzo la imitación más ajustada, Du Bos. Pues para Du Bos, convencido de que el
¿no acabará fuera de sí? La paradoja de imitar mayor placer se obtiene de la más acuciante de
para ser inimitable conlleva una deriva del pro- las necesidades, el arte está en relación al tedio8.
pio concepto, pues ya no se tratará tanto de una En efecto, dos antídotos veía el abate contra el te-
imitación-semejanza asumida por la copia como mible tedio: distraerse en las sensaciones (sentir)
o abstraerse en los propios pensamientos (refle-
de una imitación-creación asumida por un tipo
chir, mediter). Sin embargo Du Bos no entendía
que no existe en la naturaleza, y esto es un ideal.
entre estas esferas una simple relación diacróni-
Para Winckelmann era esa idealidad la que
ca donde primero sobreviene el tedio que luego
constituía la originalidad de los griegos, y tam-
es desplazado por la distracción o la abstracción,
bién será la única que podría permitir lo nuevo. pues “[n]o hay nadie que no haya probado el
Devenir inimitables es para quien inaugura la
moderna disciplina de historia del arte, retornar
al origen y tomar lo que hasta ahora era un mo-
5
Escoubas, Éliane, L’Esthétique, París, Ellipses, 2004, pp. 49 y ss.
6
Idem.
7
Winckelmann, Johann Joachim, Historia del arte en la Antigüedad,
2
Winckelmann, Johann Joachim, “Reflexiones sobre la imitación del trad. de Manuel Tamayo Benito, Barcelona, Folio, 2002, p. 160: “La
arte griego en la pintura y la escultura”, trad. de Vicente Jarque expresión, en terminología artística, significa una imitación del es-
Soriano en VV.AA., Belleza y verdad, Barcelona, Alba, 1999, p. 80. tado activo y pasivo de nuestra alma y de nuestro cuerpo, de nues-
3
Didi-Huberman, Georges, La imagen superviviente. Historia del tras pasiones y de nuestros movimiento.”
8
arte y tiempo de los fantasmas según Aby Warburg, trad. Juan Ca- Du Bos, Jean-Baptiste, Reflexiones críticas sobre la poesía y sobre
latrava, Madrid, Abada, 2009, p. 16. la pintura, trad. de Josep Monter, Valencia, Universitat de València,
4
Idem., p. 20. 2007, p. 40.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

aburrimiento de ese estado en que no se tiene la traremos la afirmación de que la modernidad se


fuerza de pensar en nada, y la pena de ese otro definió desde lo nuevo con “la esperanza de que
estado en que, a pesar de sí mismo, se piensa en algún día llegará algo tan definitivamente nuevo
demasiadas cosas sin poder fijarse en ninguna que después de ello no podrá haber nada nuevo,
en particular”. Más bien lo que nos dice Du Bos más que el ilimitado dominio de lo definitiva-
es que el tedio sobreviene tanto en una como en mente nuevo sobre el futuro”11.
otra, como ensoñación lánguida y triste (Rêverie El problema que se deriva de este proyecto
morne, languissante) o como producción exce- tan esperanzado salta de inmediato: ¿cómo im-
siva de ideas inconexas y sin orden (l’infinité pedir que emerja la repetición en la búsqueda
d’idées sans liaison). En definitiva, todo puede insistente de lo nuevo? Si la modernidad le dio
cansar. El tedio termina por soltarse —nos dice a lo nuevo un carácter definitivamente hostil
Du Bos— en el intervalo, por ejemplo entre dos contra la tradición, se encontró pronto con lo
jornadas de trabajo, creando para sí un espacio que se ha llamado “la tradición de lo nuevo”12.
donde el ánimo se restaura. Ese tedio de la repe- He aquí toda una problemática de repetición e
tición y de lo indiferenciado que Addison hacía indiferencia, un desasosiego característico de lo
contrastar con “lo nuevo”, es para él ausencia de nuevo que Benjamin localizaba con esta imagen
toda pasión —y de toda expresión— a la vez de alto voltaje:
que el deseo insuperable de pasión. Así, lo nue- “La modernidad es la época del infierno. Las
vo no puede más que relacionarse con la nece- penas del infierno son lo novísimo que en
sidad del instante apasionado que de por sí se cada momento hay en este terreno. No se
desea: agitación, emoción, apasionamiento. trata de que ocurra ‘siempre otra vez lo mis-
Sobre todo, al hacer del intervalo un espacio mo’, y menos de que aquí se trate del eterno
para lo nuevo, el planteamiento de Du Bos alte- retorno. Se trata más bien de que la fe del
ra el esquema, quizás demasiado simple, según mundo, precisamente en aquello que es lo
el cual el instante se considera algo así como novísimo, jamás se altera, de que esto novísi-
un remedio en un intervalo que es ya y desde mo permanece siendo de todo punto siempre
siempre desgracia. Con ello viene a coincidir, en lo mismo”13.
cierta manera, con Jankélévitch, quien encontra-
Y aunque Benjamin toma aquí lo que Baude-
260 rá en el tedio dos cronologías mal sincroniza-
laire pellizcaba con insistencia, que “el tedio es
das. El esquema de intermitencias se desajusta en
el umbral de los grandes hechos”14, lo que final-
Du Bos tanto como la relación entre el tedio y lo
mente ha quedado para nosotros como verda-
nuevo, que deja aquí de expresarse como mera
dera preocupación es el hecho de que lo nuevo
contrariedad9.
se haya convertido en efecto en lo que es siem-
La doble propuesta de Du Bos podría resu-
pre lo mismo desde que, en palabras de Adorno
mirse como un lanzarse al mundo o un volverse
“pretende la no-identidad, pero mediante la in-
sobre sí, entregarse a la sensación o hacerlo a
tención se convierte en lo idéntico”15. Y con esta
la meditación. Al llegar al siglo XIX encontramos
afirmación en los oídos nos podríamos preguntar
con Caillois ambas vías: desde un cierto romanti-
con Bürger si debido a su ruptura con la tradi-
cismo que confiando en la introspección se apar-
ción el arte moderno no habría “hecho superfluo
ta del mundo y desemboca en una teoría del
el discurso que relaciona el tiempo presente con
tedio; luego, desde lo que él llama “el sentimien-
el momento histórico de las técnicas artísticas”16.
to moderno de la vida”, que tienta una ruptura
radical con la enfermedad del siglo (ese sonado
mal de siècle que muchos escritores quisieron
identificad con un profundo tedio) enfrentándo- 11
Groys, Boris, Sobre lo nuevo. Ensayo de una economía cultural,
se al mundo, asumiendo la tarea de su trans- trad. de Manuel Fontán del Junco, Valencia, Pre-textos, 2005, p 14.
12
formación, y desembocando en una teoría del Rosenberg, Harold, La tradición de lo nuevo, trad. de Celso Fasio,
Caracas, Monte de Ávila, 1969.
poder10. En línea similar a la de Caillois encon- 13
Benjamin, Walter, Libro de los Pasajes, [S 1,5], trad. de Luis Fernán-
dez Castañeda, Isidro Herrera y Fernando Guerrero, Madrid, Akal,
2005, pp. 558-559.
14
Idem, [D 2, 7], p. 131.
9
Jankélévitch, Vladimir, La aventura, el aburrimiento, lo serio, trad. 15 Adorno, Theodor Wiesengrund, Teoría estética en Obras comple-

de Elena Benarroch, Madrid, Taurus, 1989, p. 62 y 64. tas, 7, trad. de Jorge Navarro Pérez, Madrid, Akal, 2004, p. 38
10
Caillois, Roger, “París, mito moderno” en El mito y el hombre, trad. de 16
Bürger, Peter, Teoría de la vanguardia, trad. de Jorge García, Bar-
Ricardo Baeza, México D.F., Fondo de Cultura Económica, 1988, p. 182. celona, Península, 1987, pp. 120-122 y pp. 123-124.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Lo nuevo, siempre de nuevo

Se diría que la vanguardia habría trasformado y “no hay posibilidad de romper con las reglas
una sucesión histórica marcada por la aparición de lo nuevo porque esa ruptura es precisamente
de nuevos estilos en “una simultaneidad de lo lo que las reglas exigen”22. Es a partir de esta
radicalmente diverso”17, y así lo nuevo, como ca- constatación que Groys enfrenta a lo nuevo con
tegoría central de la modernidad, pudo quedar la misma circularidad que el proyecto moderno
cuestionado desde dentro, especialmente por el había sido incapaz de asumir. Si para Derrida lo
uso que la vanguardia hizo tanto de lo anticuado nuevo debe desbordar el círculo económico del
como de lo primitivo o incluso de lo “profano” intercambio23, Groys se vuelca de lleno en ese
respecto a aquello que la historia del arte habría modelo y plantea una economía de la cultura
sacralizado. donde se impone hablar más de intercambios
Si Fountain de Duchamp condensa todos los que de cambios. “Lo nuevo es el resultado de
componentes que la modernidad depositaba so- determinadas estrategias cultural-económicas de
bre lo nuevo como radicalización de la ruptura, transmutación de valores”24, y esta transmutación
el bucle que representa su tradición encontraría comienza por una datación negativa de la obra
su epítome en la “fuente” de Sherrie Levine; qué innovadora a un sistema institucionalizado que
duda cabe de que la relación entre la copia y es siempre condición previa de lo nuevo. Se en-
el original conforma uno de los campos de in- saya entonces una axiología donde el valor de
vestigación predilectos del arte contemporáneo. lo nuevo —que ya no es simplemente lo otro
“Hasta a la más perfecta reproducción le falta sino lo otro con valor— procede de la especial
algo: el aquí y el ahora de la obra de arte”, dice relación que tenga con los archivos culturales.
Benjamin18, y desde esta ausencia opera la técni- Pero la dicotomía de lo culto y lo profano se pre-
ca reproductiva sobre la tradición, sacudiéndola, sentaría en una doble tensión, y también en el
conmocionándola19. Lo nuevo entonces titubea interior de la obra de arte innovadora coexistiría
entre el callejón sin salida y la puesta en abismo, un elemento profano siempre distinguible de un
y hay aquí consecuencias tanto para la historia elemento culturalmente ya valorizado. La fronte-
del arte como para la estética. “La categoría de ra entra ambos siempre existirá, como también
lo nuevo —decía Adorno a finales de los años lo hará el intercambio entre ambos espacios —lo
60— ha producido un conflicto. El conflicto en- culto devaluado, lo profano valorizado—, pero
tre lo nuevo y la duración”20. Lo nuevo, como lo estará sometida a un desplazamiento continuo. 261
todavía no ocupado terminará por coincidir con La relación entre lo nuevo y el tedio, cuya
esa desocupación ontológica del tedio; la histo- diacronía ya era puesta en cuestión por Du Bos,
ria del arte vería borrarse entonces todo rasgo tiene ahora consecuencias profundas para la es-
teleleológico y la estética quedaría abocada a un tética y para la historia del arte. Rancière propo-
pensamiento de lo indiferente. El pensamiento ne en este punto salir de el esquema estrictamen-
posmoderno ha dado cuenta de esto, desverte- te histórico que arrancaba de la distinción entre
brando la columna moderna y entregándose al antigüedad y modernidad. Y a esta salida, a esta
infinito movimiento de la diferencia, donde con apertura, Rancière la llama régimen estético de las
lo nuevo se apela a un imprevisible que vuelve artes: “Quienes exaltan o denuncian la ‘tradición
siempre otra vez, un sí que se da con el compro- de lo nuevo’ —nos dice el filósofo— olvidan,
miso de que siempre será un sí inesperado21. en efecto, que esa tradición tiene como estricto
Con todo hemos de reconocer que en una complemento la ‘novedad de la tradición’”25. La
cultura que ha mantenido la exigencia de lo crisis solo tendría lugar en el paradigma moder-
nuevo, la heterogeneidad es hoy una plurali- nista basado en la ruptura y lo que se propone
dad de lo homogéneo. La norma es lo diverso, entonces es un desplazamiento de un régimen
fundado en ella a favor de otro cuya clave se
encuentra en su especial relación de reinterpre-
tación de otros tiempos. Lo que aquí estaría en
17
Idem, p. 123.
18
Benjamin, Walter, “El arte en la época de su reproductibilidad téc-
nica”, trad. de Alfredo Brotons Muñoz, Madrid, Abada, 2008, p. 53.
19
Idem, 55. 22
Groys, Boris, op. cit., p. 17.
20
Adorno, Theodor Wiesengrund, op. cit., p. 44. 23
Derrida, Jacques, op. cit., p. 91.
21
Derrida, Jacques, “Cierta posibilidad imposible de decir el acon- 24
Groys, Boris, op. cit., p. 64.
tecimiento”, trad. cast. de Julián Santos Guerrero en VV.AA, Decir 25
Rancière, Jacques, El reparto de lo sensible, trad. de Cristóbal Du-
el acontecimiento, ¿es posible?, Madrid, Arena, 2006, pp. 86 y 93. rán, Santiago de Chile, LOM, 2009, p. 27.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

juego sería una co-presencia de temporalidades arte” y se asume el reto, por decirlo con Didi-
heterogéneas que eclosionan en la relación entre Huberman, del anacronismo. En esta conjunción
lo nuevo y su hastío. de tiempos, la repetición vuelve a estar asumida
Lo nuevo, tanto en su puesta en abismo como en el mismo sentido en que los anacronismos de
en su callejón sin salida, impelía a pensar desde Nietzsche no funcionan sin una cierta idea de
la estética sus múltiples paradojas, juegos menta- repetición en la cultura o los de Freud en una
les, espejos frente a espejos; su desplazamiento repetición en la psiquis. La historia ha pasado
permite a la estética salir de la sensación que a experimentarse ya no como encadenamiento
aquello imponía y recuperar para sí lo que ha sino como estratificación, un espesor quebrado
sido su objeto de estudio, las sensaciones. Pero por la imagen en tanto que supervivencia, en
también la historia del arte se redirecciona, pues tanto que fragmento que introduce en nuestra
salta el continuum de la propia “historia del disciplina un malestar.

262
La museografía modernista como dispositivo
de domesticación de las vanguardias históricas
Isabel Tejeda Martín
Universidad Complutense de Madrid
daniel.lesmes@gmail.com

263
Palabras clave los salones decimonónicos en la mostración de
lo nuevo. El fenómeno de la re-exposición, ade-
Vanguardias Históricas, Modernismo, MoMA, más, ha contribuido a la regulación que los mu-
Museografía, Museificar. seos operan sobre lo que debe considerarse re-
trospectivamente como arte, funcionando como
A partir de la segunda mitad del siglo XX, se nor- un instrumento legitimador. Esta comunicación
malizó una gramática expográfica que, prove- realiza un análisis crítico de las re-exposiciones
niente de las experimentaciones de las décadas realizadas con obras de las vanguardias históricas.
anteriores, homogenizó las manifestaciones ar- La re-exposición ha sido una herramienta im-
tísticas contemporáneas mediante la estandariza- prescindible en la museificación de la cultura,
ción en las presentaciones. concepto acuñado por Christine Bernier para ex-
La exposición se ha convertido en el último plicar la conversión del museo en una instancia
siglo en un paradigma de la industria cultural ocupada en mapear la producción humana ex-
contemporánea, en la articulación del discurso trayendo, aislando y recontextualizando referen-
del museo, como ha planteado Mieke Bal1. Una tes que apoyan su construcción de la memoria2.
disciplina dotada de sus propias reglas que in- En la última década, sin embargo, se ha perdi-
tenta contar el mundo, crear un relato. De he- do interés por las macro-historias, por intentar
cho, a lo largo del siglo XX ha funcionado como encerrar en una colección todos los artefactos
sustitutivo de las academias del siglo XVIII o de del mundo. Una nueva museografía, encabeza-
da por la Tate Modern, opta, para interpretar las

1
Bal, Mieke, “The Discourse of the Museum”, en Greenberg, Reesa,
Ferguson, Bruce W., Nairne, Sandy (ed.), Thinking about Exhibi- 17
Bernier, Christine, L’art au musée. De l’œuvre à l’institution, París,
tions, Londres, Nueva York, Rutledge, 1996, p. 214. L’Harmattan, 2002, p. 6.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

colecciones de las vanguardias históricas, por Para las obras perecederas, la exposición tempo-
la multiplicidad de relatos, en ocasiones por las ral, también medio efímero por definición, cons-
historias pequeñas que, de forma trasversal, rom- tituía el formato perfecto. Por otro lado, muchos
pen con el antiguo monopolio de la historia con de estos autores de las vanguardias optaban por
mayúsculas. propuestas escenográficas que otorgaban un
Construir y alimentar la memoria es la función papel activo al público, abonando el terreno a
fundamental del museo que este lleva a cabo por algunas de las tendencias anti-objetuales de las
tres medios principales: la colección, la exposi- neo-vanguardias4.
ción y la educación. La memoria se sustenta y De hecho, en las vanguardias históricas la ex-
materializa a través de fragmentos del pasado, posición temporal se utilizó como laboratorio de
mediante sus restos —los artefactos—, sean es- ideas, un medio decisivo a la vez que influyente
tos objeto de estudio de la historia del arte o
que llegó a teñir con su sentido específico algu-
de la antropología. Estos restos, que se erigen
nas de las obras de arte que acogía. No solo la
como metonimias de la historia, se conservan,
obra de arte hacía exposición, sino que la ex-
interpretan y muestran. La exposición es, ya de
por sí, una traducción de la memoria, pero una posición, a su vez, hacía obra de arte. Algunas
traducción espectacularizada, una traducción de las más importantes obras de las vanguardias
para ser vista. Coleccionar es también un acto históricas, de hecho, están unidas indisoluble-
de interpretación. El museo, mediante las re-ex- mente a la exposición para la que fueron crea-
posiciones, genera discursos auto-referenciales, das. Perdiendo de vista ese contexto se pierde
onanistas, en los que su objeto de estudio es él también gran parte de su carga semántica. Aun-
mismo, sobre el que debe justificar, a través del que ello es inevitable, lo que sí resulta hasta cier-
relato, las decisiones por las cuales unos deter- to punto eludible es que en la re-exposición se
minados objetos están presentes en sus colec- acaben traicionando aquellos discursos origina-
ciones. Recordemos que el relato museografía/ les. Y no ha sido esta una circunstancia exclusiva
colección creado para las vanguardias históricas de la obra de autores que preconizaban una lec-
se apuntaló sobre el modelo de las adquisiciones tura nihilista o irónica del arte contemporáneo
del MoMA, en paralelo a los proyectos expositi- —como pudiera ser el caso de Marcel Duchamp y su
vos que se realizaron en los años 30 y que con- urinario, Fountain (1917)—, sino que también
264 tinuaron en las décadas siguientes. persiste en obras bien avenidas con la tradición
Si hubo un lenguaje que se identificó a la per- artística del objeto como el Guernica de Picasso
fección con la avalancha de desmaterializacio- (1937), encargado como medio de propaganda
nes, ambientes, ready-mades y objets trouvés de de la II República española en plena Guerra Civil
algunas de las rebeldes y provocadoras vanguar- para ilustrar el conflicto bélico en la Exposición
dias artísticas europeas de las primeras décadas Universal de París5. Otras obras de arte fueron,
del siglo XX, este fue el de la exposición tempo- de hecho, exposiciones, y se servían de sus estra-
ral. Como lenguaje relacional, era un instrumen-
tegias, ritos y lenguajes para conformarse como
to idóneo para unas vanguardias que se distin-
alternativa a las disciplinas tradicionales o a la
guían de otros lenguajes y periodos artísticos por
idea de obra con valor de cambio, transportable
sus manifestaciones colectivas y su desapego del
objeto de arte como mercancía. Como formato, y tendente a la contemplación. Fueron piezas
permitía prescindir del estudio, del atelier, como que desaparecieron al desmontarse, si bien un
jaula aurática y solitaria en la que engendrar nue-
vas obras de arte, propiciando que gran parte de
estas, fundamentalmente las más instalativas, se
produjeran directamente en el espacio exposi- 4
Por ejemplo, los artistas que militaban en fluxus prescindían de
tivo. En este sentido, se generaban imágenes u cualquier convención, ya fuera espacial –la sala tal y como se ha-
objetos que, una vez terminada la representación bía entendido desde el siglo XVIII– en el formato expositivo y se
optaba por el happening y la performance. Estas nuevas formas
expositiva, podían desaparecer para siempre3. de hacer arte, no precisaban de un espacio con unas condiciones
específicas de exposición, sino que se podía utilizar desde un tea-
tro hasta la calle.
5
Véase Tejeda Martín, Isabel, “Guernica de Pablo Picasso. Del pabe-
17
Los ready-made de Duchamp tirados a la basura por su hermana llón parisino de 1937 a su articulación como obra maestra del arte
Suzanne cuando limpiaba la antigua casa parisina del artista, o las contemporáneo internacional”, en Actas del Congreso Internacio-
obras Cadeau u Obra de arte indestructible de Man Ray –en este nal “Patrimonio, Guerra Civil y Posguerra”, Madrid, Museo del Pra-
caso destruida por un grupo de anarquistas–, desaparecieron en do, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Universidad
su momento y se volvieron a reconstruir años más tarde. Complutense de Madrid, 2010.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - La museografía modernista como dispositivo de domesticación
de las vanguardias históricas

caso como el Gabinete de los Abstractos de Lis- de la desaparición del movimiento, Fantastic
sitzky se construyó en un entorno institucional Art. Dada and Surrealism, erigía genealogías en
y era museificable de partida: su destrucción se autores y obras de la historia del arte comparan-
debió, en realidad, a la anti-modernidad radical do desde un punto de vista formal, por ejemplo,
del nazismo. En una línea distinta, las exposi- Forme uniche nella continuità nello spazio de
ciones surrealistas —fundamentalmente en los Boccioni (1913) con la Victoria de Samotracia.
casos de las muestras de 1938 y 1942— se con- El comisario de esta muestra fue Alfred Barr y la
formaban como una mise en scène que velaba organizó el MoMA en 1936.
las obras expuestas, unas obras que en el pro- Sin embargo, cuando en los años 40 el MoMA
yecto de 1938, incluso corrían ciertos riesgos en se convirtió en un modelo museográfico inter-
su conservación6. nacional, y al amparo del modernismo vigente
El director del MoMA durante los años 30, Al- de finales de la década, se adulteraron las tesis
fred Barr, consciente de que las vanguardias his- pedagógicas de Alfred Barr, siguiendo más bien
tóricas contemplaban entre sus manifestaciones la alternativa de white cube que el historiador
lo inmaterial, lo procesual, lo no transportable y americano había experimentado en 1939 en la
lo efímero —aquello que, siguiendo a Hal Foster, muestra Art in Our Time. El museo abandonó
podemos calificar como lo impresentable— des- paulatinamente las experiencias diacrónicas para
cubrió que, hábilmente presentado, el documen- centrarse en la presentación de sus propios fon-
to podía ser un buen aliado para sustituir al ar- dos como valores que no precisaban de un con-
tefacto, el ambiente o la performance originales. texto. Su colección se iba a convertir en el canon
Los proyectos de Barr poseían en su base un a la vez que sus lagunas sufrieron un proceso
fuerte acento didáctico y proselitista y preten- de invisibilización. Por otra parte y, en gran me-
dían hacer inteligible para el público el arte de dida gracias a la acción del museo, el sistema
vanguardia, pese a que este historiador ponía del arte iba a demostrar su capacidad de integrar
todos los acentos en el discurso formal de las las actividades y manifestaciones que se habían
obras. En realidad, Barr no hacía sino visibilizar situado no solo al margen del museo, sino, inclu-
su lectura crítica sobre el arte contemporáneo7. so, contra él mismo y el mercado. Esto fue posi-
En esta primera fase de construcción de una ble porque la gramática expográfica modernista
gramática expográfica contemporánea, el cubo se instituyó como un paradigma a-contextual y 265
blanco de origen germánico se asumió como fór- ajeno a las fórmulas y circunstancias de las ex-
mula higiénica y clarificadora del espacio en que posiciones originales, sin hacer distingos entre
se asentaba la obra eliminando todos aquellos aquellos restos compatibles con el sistema y los
referentes o elementos decorativos que pudieran que habían pugnado por no ser museificables o
contaminar o generar confusión. En este periodo que, simplemente, no encerraban dicha posibili-
de laboratorio se llegó a experimentar con lectu- dad en su discurso. Con el MoMA como modelo,
ras y construcciones que, aunque acontextuales, y con el modernismo como discurso normativo
planteaban parangones diacrónicos —el orden que priorizaba la visión y la delectación de las
cronológico en la articulación expositiva se asen- obras de arte por encima de cualquier otro tipo
taría como único posible en los años 50—: la pri- de experiencia, los museos se convirtieron en
mera exposición institucional de dadá después santuarios de la modernidad y los conservadores
en sus sacerdotes evangelizadores.
El peso procurado a los valores plásticos y
6
el liderazgo que los lenguajes abstractos fueron
Marcel Duchamp, en la Exposición Internacional del Surrealismo
(París, 1938), cubrió el techo con sacos de café; en First Papers of
adquiriendo durante la primera mitad del si-
Surrealism, de 1942 (Nueva York) dispuso un kilómetro y medio de glo XX, iban a crear un perfecto caldo de culti-
cordel colgado entre las obras de la exposición con la ayuda de vo para la interpretación de los objetos artísticos
André y Jacqueline Breton, Max Ernst, Alexander Calder y David como objetos autónomos, ofreciendo una visión
Hare (Mile of String). Vésae Tomkins, Calvin, Marcel Duchamp, Bar-
celona, Editorial Anagrama, 1999, p. 370.
traducida y reduccionista de lo que habían sido
7
Staniszewski, Mary Anne, The Power of Display. A History of Ex- las primeras vanguardias. La autonomía del arte
hibition Installations at the Museum of Modern Art, Cambridge, “liberó” a este de sus valores de uso cultural,
Massachusetts, The MIT Press, 2001; Grunenberg, Christoph, político y social original, porque se buceaba a la
“The Politics of Presentation. The Museum of Modern Art, New
York” en POINTON, Marcia (ed.), Art Apart. Institutions and Ideo-
búsqueda de una esencia que creía encontrarse
logy across England and North America, Manchester, University en la superficie, en la forma. La potencia crítica
Press, 1994. que tuvieron algunos de los modelos expositi-
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

vos de las vanguardias quedó, de este modo, sin tesoros en museos aislados del espacio de ora-
solución de continuidad en la siguiente genera- ción, sustrayendo sus obras fundamentales del
ción y no tuvo una proyección real hasta las neo- contexto religioso y mostrándolas museificadas,
vanguardias de los años 60 y 70. Su irrupción como obras de arte; de esta forma ofrecen una
supuso una recuperación de las manifestaciones percepción concentrada y sin distorsiones —es-
impresentables de las vanguardias como fórmula tábamos pensando, por ejemplo, en la presen-
de legitimación, lo que provocó que el sistema tación, encerrado en una vitrina de seguridad y
del arte, con las exposiciones a la cabeza, busca- lejos de su capilla original, de La adoración del
ra estrategias de visualidad para mostrar lo que Cordero Místico de Hubert y Jan van Eyck en la
ya no existía. Algunos centros optaron por la catedral de Gante, Bélgica—. El hábito reiterado
recuperación del documento como sustituto, un en estas formas de percepción provoca que, por
documento que empezó a ganar protagonismo e un lado, no concibamos el objeto bajo otra con-
incluso aumentar de tamaño. De las pequeñas fo- dición que la de presentable o expuesto, y que
tografías que Barr había incluido del Merzbau de los dispositivos de exposición se conviertan en
Schwitters en la citada exposición Fantastic Art. un elemento que no se percibe como añadido
Dada and Surrealism (MoMA, 1936), se pasó, sino como parte de la misma obra sin que po-
en los años 60, a la ampliación mural de obras damos discernir dónde empieza y acaban unos
perdidas como el Gabinete de los Abstractos de y otra. Se produce entonces una imposibilidad
Lissitzky. De ahí a la reconstrucción, durante esa de percibir los límites entre el museo y el objeto,
década y las siguientes, hubo solo un paso8. llegando en los casos más graves a que las fór-
El trabajo de análisis sobre el que se asienta mulas de presentación acaben ocultando y sola-
esta comunicación se basa en piezas y exposi- pando el objeto mismo.
ciones de las vanguardias relacionadas con las Un ejemplo bastante ilustrativo es la presen-
fórmulas que generaron originalmente para ser tación espectacular de la Victoria de Samotracia
conservadas, traducidas y consumidas (si es que en el Musée du Louvre en París. A diferencia de
dicha idea de conservación estaba presente, cla- lo que sucede con la Gioconda de Leonardo Da
ro); qué dispositivos específicos, concretados en Vinci o el Escriba sentado egipcio, en los cuales
técnicas expográficas aparentemente banales y los dispositivos de presentación se diferencian
266 a-significadas como la luz, el color, la vitrina, la claramente del objeto (una aparatosa vitrina de
altura de montaje, los recursos textuales, etc., pared con fuertes medidas de seguridad en la
han sido y son utilizadas en cada caso y cómo primera y una no menos contundente caja de
ese uso se traduce en un desplazamiento semán- cristal en el segundo), la teatral escenificación de
tico. En este sentido, nuestras conclusiones son la Victoria en el remate de una de las escaleras
que, una vez iniciado el proceso de museifica- más fastuosas y transitadas del museo, y su ele-
ción, ha resultado muy complejo alterar y des- vación en un soporte realizado con retazos de
montar los estratos de significado que la obra elementos arquitectónicos parece mostrar como
ha ido adquiriendo precisamente durante dicho “natural” su presentación. Como un majestuoso
proceso9. La museificación ha añadido y despla- mascarón de proa, la Victoria de eleva sublime
zado significados no solo a través de las relacio- sobre los mortales —con la presentación se su-
nes que el museo establece con las obras, sino braya la idea de que es una figura clásica con
también a partir de sus mismos dispositivos de capacidad de vuelo—. Sin embargo, la exposi-
presentación. Somos hijos e hijas de una “cultu- ción algo ingrávida supera aquí la lectura históri-
ra de la exposición”, y con ella hemos crecido. ca que relatan los libros de historia del arte, que
Prácticamente no hemos visto objetos artísticos la suelen mostrar exclusivamente como escultu-
fuera de un contexto de exposición, lo que pro- ra, aislada, sin contexto y sin la peana-mascarón
duce inercias y costumbres en las formas de re- elevadora. El museo la presenta con unos com-
cepción y percepción de los mismos. Incluso las ponentes de sublimidad de carácter idealista, fór-
iglesias y catedrales importantes exponen sus mula con la que esta pieza se encuentra inscrita
en el imaginario colectivo.
Como planteó en su día Malraux, todos los
8
artefactos del mundo tienen la potencia de con-
Helms, Dietrich, “The 1920’s in Hannover”, en Art Journal, Vol. 22,
n.º 3, 1963, p. 143.
vertirse en memoria ante el apetito voraz que
9
Bernier, Christine, L’art au musée. De l’œuvre à l’institution, op. durante el último siglo ha tenido el museo trans-
cit., p. 5. formando incluso en obra de arte dispositivos
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - La museografía modernista como dispositivo de domesticación
de las vanguardias históricas

expográficos, así como los restos de manifesta- sentido más convencional del término, y todo se
ciones creativas y rituales cuya finalidad no era convierte en lo mismo tras el velo protector del
la contemplación, sino el culto o la utilidad den- museo.
tro de la cadena de producción humana10. De las Las estrategias discursivas del museo, su gra-
pinturas prehistóricas a las máscaras vudú, se ha mática básica, tienden a una homogenización
producido una estética universalista en la que debida a la estandarización en las presentacio-
todo tiene cabida. El problema no es tanto que nes, en una inercia que todo lo convierte en au-
estas piezas entren a formar parte del discurso rático, en presentable —opuesto a lo impresen-
del museo, sino cómo lo hacen y, sobre todo, table e, incluso, a lo irrepresentable—. Tras esta
cómo son conservadas y mostradas. Esto las re- mecánica, tras estos protocolos de presentación,
semantiza. se esconde la cosificación de toda imagen, de
Desde los Pantocrátor del Museu Nacional todo objeto, de toda idea, y su aislamiento de un
d’Art de Catalunya, arrancados de su arquitec- contexto dado, ya sea histórico, social o espacial,
tura románica pirenaica original, a los frescos de pautando y a la vez limitando la relación entre
Masaccio del Musée du Louvre, a los llamados la obra y su espectador/a y desvirtuando, con
mármoles Elgin del British Museum, hasta las ello, sus cargas semánticas. Una tendencia en el
Pinturas negras de la Quinta del Sordo de Goya, fondo nada difusa pero sí algo imperceptible por
casos flagrantes por su dependencia física de la haberse convertido en la norma de presentación
arquitectura debido a la técnica específica utili- preferente o, mejor dicho, única, lo que aboca
zada, la mayoría de las obras que encontramos a esa relación señalada por Malraux entre mu-
en los museos están descontextualizadas. Nicho- seo y mausoleo y en la que también cayeron
las Serota ha analizado cómo el museo puede numerosos artistas de las vanguardias y de las
vaciar de significado a la obra11. Convierte la neo-vanguardias y el propio Douglas Crimp en
obra religiosa en mero objeto artístico que hay su famoso ensayo “On the Museum’s Ruins”13.
que contemplar, analizar e interpretar como obra Esta gramática expositiva se incardina direc-
maestra dentro de la historia del arte ajena a su tamente con el discurso de autores que, como
función original. De forma análoga, la presenta- Clement Greenberg, defendieron la obra de arte
ción de la serie Seagram de Rothko —instalada como un ente autónomo y se aplicó a obras que
en un espacio de silencio y más dramáticamente contradecían de forma militante las asunciones 267
connotada por la luz—, en la Tate Modern, o de del modernismo. Detrás de algunas de estas pre-
Uno de Jackson Pollock en el MoMA, incitan a sentaciones no solo hay malas prácticas —pro-
una contemplación de carácter místico12. Si bien bablemente en algunos casos esta sea la razón
en principio las obras menos descontextualiza- última— sino una estrategia que uniforma los
das son las contemporáneas, nacidas ya en un distintos objetos que entran por las puertas del
mundo con museos, coleccionistas privados y museo o que alberga la exposición como me-
dispuestas a priori para sus concretos sistemas dio de asimilación y, por qué no, como fórmula
de presentación, esto no las libra del ocasional para construir relatos didácticos de las que en su
“mal uso” de determinados recursos expositivos, momento fueron tendencias alternativas al arte
absolutamente ajenos a algunas obras anti-arte institucional. Si se artistizan los objetos con una
o anti-museo o, incluso, anti-exposición, des- peana o con una luz dramática, no es el museo
contextualizándolas e inoculándoles otro senti- el que se adecua a la obra, sino la obra, en rea-
do. Todo se convierte en historia del arte, en el lidad una obra otra, la que se adecua al museo.
El museo, la re-exposición, alisa las diferencias,
apaga las disidencias, rellena lo que cree que
falta y vacía lo que a su entender sobra14.
10
Malraux, André, Le musée imaginaire, París, Gallimard, 1965.
11
Serota se refiere fundamentalmente a la comparación de la pre-
sentación neutra de obras renacentistas en la National Gallery
y la connotada de obras contemporáneas de los expresionistas
abstractos americanos en el MoMA. Véase Serota, Nicholas, Expe-
rience or Interpretation. The Dilemma of Museums of Modern Art, 13
Crimp, Douglas, “Sobre las ruinas del museo”, en La Posmoderni-
Londres, Thames and Hudson, 1995. dad (Foster, Hal, ed.), Barcelona, Kairós, 1985.
12 14
Su lugar de origen acaba quedándose en exclusiva con esa fun- Hemos publicado un ensayo en este sentido. Tejeda Martín, Isabel,
ción, de hecho son lugares sacralizados y esa condición del lugar El montaje expositivo como traducción. Fidelidades, traiciones y
era extensible al sentido de la obra religiosa, no solo su iconogra- hallazgos en el arte contemporáneo desde los años 70, Madrid,
fía. ¿Quién va a rezar al Prado? Editorial Trama, Fundación Arte y Derecho, 2006.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

En este sentido, desde la práctica artística se hay que han realizado intervenciones u obras
ha experimentado durante las últimas décadas la site-specific, trabajos que precisan de unas con-
búsqueda de distintas líneas de fuga que burla- diciones espacio-temporales tan especiales
ran la cosificación, los desplazamientos semánti- que resulta casi imposible que vuelvan a repe-
cos y las traiciones que sufren las obras de arte tir; en último lugar, es preciso citar actitudes
contemporáneo al museificarse, al entrar en el de resistencia activa a la re-exposición que se
discurso de la historia a través de la re-expo- manifiestan en la propia estructura discursiva
sición. Algunos autores de las neo-vanguardias de la obra —pensemos, por ejemplo, en pro-
como Donald Judd han intentado blindar las yectos como Ir y venir de Isidoro Valcárcel Me-
condiciones expositivas de sus obras siguiendo dina (Barcelona, Murcia, Granada, 2003)17—.
la estela del Atelier Brancusi mostrando de forma En las manos de los conservadores de mu-
permanente e inalterable sus esculturas15. Otros seos y de los comisarios de exposiciones existe
han decidido cambiar el estatus de sus trabajos una surtida variedad de fórmulas de reactivación
adelantándose a las posibles traiciones que pue- para los objetos artísticos que puede perfecta-
da obrar sobre ellas el sistema, un sistema que mente prevenir la traición del sentido original de
convierte en pieza material, conservable y colec- las piezas. Los dispositivos expográficos pueden
cionable incluso los residuos de performances ser, en este sentido, aliados o rivales de la obra.
—Joan Jonas convirtió en instalaciones los ves- La elección resulta compleja y depende en cada
tigios de sus acciones y happenings de los años caso concreto de una negociación que, si se nos
70—, o los restos de una escenografía —Tadeusz pregunta, debe basarse fundamentalmente en el
Kantor hizo lo propio convirtiendo en escultu- conocimiento y en la re-contextualización de las
ras lo que no era sino atrezzo de sus obras de obras de arte por medio de medios documen-
teatro—16. En algunos casos se han desarrollado tales y textuales. No consideramos que se deba
estrategias anti-re-exposición de cariz militante: optar ni por las presentaciones esencialistas del
hay artistas que han reivindicado la provisiona- objeto ni por las reconstrucciones ambientales,
lidad con la elección de materiales perecederos sino por un estudio en profundidad de su con-
para sus obras —pensemos, por ejemplo, en gran texto y sus condiciones expositivas originales
parte del arte povera—; otros han optado por el que clarifiquen el diseño expositivo más adecua-
268 proceso y la inmaterialidad como discurso; los do para cada caso.

15
Véase Judd, Donald, “On Installation” en Museums by artist (AA
Bronson y Peggy Gale, ed.), Toronto, Art Metropole, 1983, pp. 195-
200; artículo publicado originariamente en el catálogo de Docu-
17
menta 7 (1977). El mismo Judd diseñó la presentación de sus piezas Ir y Venir consistía en tres grandes ficheros de madera suspendi-
en su museo permanente en Marfa. dos, cada uno de los cuales contenía entre 16.000 y 18.000 tarje-
16 Joan Jonas ha construido una vasta instalación visual y sonora tas. Valcárcel Medina variaba el contenido de los ficheros durante
a partir de los trajes, objetos, dibujos y filmaciones de su perfor- la itinerancia del proyecto en Barcelona (Fundació Tàpies), Murcia
mance Organic Honey’s Visual Telepathy; Organic Honey’s Ver- (Sala de Verónicas) y Granada (Palacio de los Condes de Gabia),
tical Roll (1971-1994). Una instalación que se presenta siempre de por lo que en realidad se trataba de tres exposiciones distintas.
la misma forma, como ha podido verse en las retrospectivas de Díaz Cuyás, José; Enguita Mayo, Nuria, “Ir y venir”, en Ir y Venir,
Jonas en Nueva York (Queens Museum of Art, 2004) y en París (Jeu Barcelona, Murcia, Granada, Fundació Tàpies, Sala de Verónicas,
de Pomme, 2005). Véase Mignot, Dorine (ed.), Joan Jonas. Works Diputación de Granada, 2003. El propio Isidoro Valcárcel Medina
1968-1994, Amsterdam, Stedelijk Museum Amsterdam, 1994. Por su subrayó, cada vez que tuvo oportunidad, que “el total de la obra, a
parte, Kantor, adelantándose al previsible cambio de estatus que causa de su proceso, solo se disfruta contemplando sus tres ma-
iba a sufrir su trabajo, montó un museo durante sus últimos años nifestaciones, lo cual no impide que cada una de ellas sea abso-
de vida realizando ligeras transformaciones en parte de sus obje- lutamente representativa de la obra en su integridad”. Al final del
tos teatrales que adquirían, de esta manera, carácter escultórico. proyecto Valcárcel Medina se deshizo de las fichas regalando unas
Véase Tejeda Martín, Isabel y Musial, Grzegorz, Tadeusz Kantor. La y enterrando el resto por lo que la re-exposición del proyecto es
clase muerta, Murcia, CARM, 2003. imposible.
Debates en torno a la musealización
de la fotografía
La convivencia de dos paradigmas en continua resignificación

Nieves Limón Serrano

269
La ponencia presentada a continuación estudia sistema museístico: ¿Cómo calificar de artísticos
la relación entre el medio fotográfico y el mu- productos hechos por máquinas?, ¿cómo enmar-
seo en una amplia concepción de la institución, car obras de las que se podían hacer cientos de
pero situándola, primordialmente, en los museos copias? Estas incógnitas golpearon las mentes y
de arte contemporáneo: principales actores en las plumas de muchos autores conformando lo
este debate. Identificando la época artística ac- que hoy, más de un siglo después, puede enten-
tual como un momento crítico, esto es, de cam- derse como literatura fotográfica. Dichos escri-
bios bruscos que no tienen por qué ser entendi- tos ilustran las diversas posturas sobre un tema
dos unívocamente en un sentido peyorativo del polémico entonces y ahora. Entonces porque
recordando a Baudelaire, la fotografía debía ser
término, considero relevante echar la vista atrás
una herramienta al servicio de la ciencia o de las
para reflexionar sobre la peculiar relación citada,
demás artes (las Bellas Artes, así, con mayúscu-
la pertinencia de la musealización fotográfica en las); y ahora porque, olvidando a Baudelaire, la
términos muy similares (sino iguales) a los de fotografía ha pasado a constituirse no solo como
otros medios artísticos y las consecuencias que arma documental en diversas exposiciones que
ha tenido este hecho para ambos protagonistas. requieren de su apoyo sino, además, como pro-
A finales del siglo XIX el museo (como institu- tagonista absoluta en cientos de muestras de arte
ción, pero también como retrato de las socieda- contemporáneo.
des en las que se constituye) abrió sus puertas a Ambos actores gozan, contraviniendo en cier-
un lenguaje que paradójicamente venía a cues- to sentido el panorama crítico que se señalaba,
tionarlo, a poner en entredicho su capacidad de relativa buena salud: si las cifras de venta de
para encumbrar imágenes surgidas de un medio fotografías no dejan de ascender1 y asistimos a
mecánico a priori y eminentemente democrático
en su uso. Empezó por tanto a debatirse, desde
este momento fundacional, el papel que debía 1
El 8 de febrero de 2007 se vendió en una subasta de Sotheby´s
ocupar esta conquista del hombre ilustrado en el en Londres la foto de Andreas Gursky 99 Cent II, Diptych (2001)
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

un crecimiento exponencial del número de foto- Entendiendo que el arte es lo que está en el
grafías presentes en diversas exposiciones; pre- museo (ese “templo de las jerarquías” al que se
senciamos igualmente un aumento generalizado refería sin ningún tapujo el profesor Juan An-
de museos y centros de arte contemporáneo en tonio Ramírez)2 y considerando la artisticidad
profunda relación con el discurso de desarro- como un proceso intersubjetivo entre autor y es-
llo urbanístico a nivel global: cada región, cada pectador mediado, cada vez más, por lo que se
ciudad, exige su museo contemporáneo. Así, la expone (lo que se permite ver al espectador), se
cuestión pasa por asumir que no nos referire- examinarán las diferentes posturas en relación
mos tanto a una crisis sistémica como epistemo- al tema teniendo muy presente el recorrido his-
lógica, es decir, en torno a las incógnitas que tórico de la fotografía en el museo, es decir, lo
plantea dicha relación, pues lo cierto es que el que ha estado y está en sus salas. Solo así podre-
papel de la fotografía en el museo sigue siendo mos acercarnos, con la cautela propia que exige
motivo de reflexión (la reciente reordenación de el presentismo que rodea estas cuestiones, a un
la colección del Museo Nacional Centro de Arte asunto que urge, que se revela importante prin-
Reina Sofía en lo referente al tema que nos ocu- cipalmente por dos cuestiones: porque el museo
pa, puede servir como ejemplo de esa continua tiene una responsabilidad en la construcción de
resignificación del medio fotográfico). nuestra identidad cultural y, de ahí, la necesaria
Se puede asumir, a día de hoy, que la fotogra- reflexión sobre lo que expone y los discursos
fía ha venido a incidir en cierto desconcierto mu- que crea; y porque parece haber temas, como
seístico erigiéndose un catalizador de cambios el que ahora ocupa esta ponencia, que aún nos
en la institución. El museo ha pasado, debido desbordan, que exigen un replanteamiento o,
al influjo fotográfico entre otras cuestiones, de cuando menos, una recopilación de posiciones
ostentar principalmente una labor de recopila- en aras a su mayor comprensión para aprove-
ción y preservación (en los museos ilustrados), char, realmente, un momento que si bien pode-
a acaparar ciertos poderes indiciales (pues será mos tildar de crítico igualmente debemos pensar
esta institución la que determine qué es arte), como apto para llevar a cabo cambios históricos.
para mostrar, actualmente, un sinfín de parado-
jas discursivas íntimamente relacionadas con el
270 cuestionamiento de los paradigmas modernistas 1. Primeras reflexiones
heredados y su convivencia con conceptos como
“obra de arte única” o “artista genial” que a día “El museo como institución parece desorien-
de hoy todavía siguen utilizándose. Si a esto su- tado, inseguro respecto al lugar que ocupa y
mamos los debates propios del medio fotográfi- decantado hacia una postura cada vez más
co (desde la artificial distinción fotodocumento reactiva y defensiva, como si detectase algún
versus fotoarte, a las paradojas planteadas por peligro que afectase no sólo al legado o los
una práctica que permite obtener copias idén- experimentos que protege y exhibe, sino a la
ticas —tecnología digital mediante—, pasando institución museística como tal”3.
por el cambio acaecido en cierto tipo de fotogra-
Abre Joan Fontcuberta su artículo “La foto-
fía inmersa ya en una “cultura de museo”), tene- grafía con(tra) el museo” con estas palabras de
mos como resultado una amalgama de posturas Thomas Keenan, cita que viene a resumir la po-
que no niegan la valía del lenguaje fotográfico sición de varios autores sobre el tema que nos
o la necesidad de resguardar los frutos de este ocupa y que, como se habrá intuido, considero
medio espíritu de nuestra época, pero que sí se una relación problemática, llena de interrogan-
cuestionan la pertinencia del museo y sus mane- tes acentuados a partir de la segunda mitad del
ras expositivas para llevar a cabo tal tarea. siglo XX. Presenciamos, desde ese momento, un
totum revolutum que obedece a un panorama

por 3,3 millones de dólares, sustituyendo, como la foto más cara


2
de la historia, a The Pond Moonlight (1904) de Edward Steichen Ramírez, Juan Antonio, “El nuevo Reina Sofía. Las mil y una historias
que había sido vendida poco antes por 2,9 millones de dólares. de la reordenación”, Arquitectura Viva, n.º 126, 2009, p. 78.
3
En esta lista de ventas fotográficas a precios desorbitados pueden Keenan, Thomas en Fontcuberta, Joan, “La fotogafía con(tra) el
incluirse las obras de Gustave LeGray, Man Ray, Cindy Sherman o museo”, Revista de los museos de Andalucía MUS-A. Dossier La
Richard Prince. Fotografía y el Museo Año VI, n.º 9, febrero 2008, p. 10
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - Debates en torno a la musealización de la fotografía

artístico tan amplio como inasible e inclasificable respecto. Me explico: en 1839 aparece la fotogra-
en términos modernistas. Los museos de arte de- fía4, este invento es capaz de detener la mirada y,
ben enfrentarse a obras que no pueden incluirse por tanto, será pronto una herramienta especial-
en sus instalaciones y a numerosas manifesta- mente dotada para la rememoración. El medio
ciones que subvierten los límites de la institu- fotográfico conseguía acaparar (o por lo menos
ción. Tiempo antes, las vanguardias históricas compartir) funciones tradicionalmente gestiona-
ya intentaron poner en tela de juicio la propia das por el museo. La mirada, el placer escópico,
noción del arte instrumentalizada a través del ya no se sacia únicamente en el museo. El re-
brazo institucional museístico y cuestionaron, cuerdo, la necesidad humana de sentirse inscri-
revelándose en algunos casos, ciertos pilares on- to en un continum, ya no es domino exclusivo
tológicos del museo por medio no solo de sus de esta institución y, secularizos ambos pilares,
discursos (“Queremos destruir el museo” decían empieza a cuestionarse la utilidad del espacio
los futuristas), sino también de sus prácticas (la museístico. “En un primer momento se malgastó
obra es un inodoro, la obra es una performance). mucha agudeza en decidir si la fotografía era o
Pero será el Movimiento Situacionista, los envites no un arte, sin haberse planteado previamente si
del mayo francés, la crisis económica, los posos la invención de la fotografía no había cambiado
de Duchamp… el caldo de cultivo donde surjan el carácter global del arte (…)”5, dice Walter Ben-
manifestaciones artísticas que abiertamente sos- jamin en 1939, apuntando muy acertadamente
tengan que el museo, con su poder positivista con su dedo acusador hacia el problema funda-
para arrancar y embalsamar “pedazos de vida”, mental de esta relación.
no solo aislaba las expresiones artísticas más di- Este hecho será interpretado tempranamente
versas, sino que también eliminaba cualquier in- como una amenaza por parte del museo y la
tento de cambio. reacción de este último no tardará en llegar: se
Estas críticas no han dejado de producirse determinó que la fotografía era una herramien-
desde entonces conformando la llamada crítica ta al servicio de otras artes o ciencias, un me-
institucional que consideraría a la institución mu- dio que producía imágenes con evidente valor
seística, guardián del canon, como un espacio de informativo adecuadas para clasificar las verda-
ficción que descontextualiza las manifestaciones deras obras (para formar parte de los archivos)
artísticas y las instaura en una burbuja estetizan- o para apoyar diversos avances científicos6. Los 271
te. Amparándose en un mandato pedagógico (el fines comerciales, divulgativos, administrativos
derecho del público a conocer), el museo perpe- e ilustrativos eran por aquel entonces las prin-
tuaría ciertos modelos de Arte y Ciencia identifi- cipales cualidades fotográficas, los beneficios
cados con el discurso de valores occidentales (y que otorgaba el medio a la sociedad, pero estas
con el consiguiente sistema de vida) propiciando características no eran las únicas propiedades
la victoria de un determinado modelo de auto- del lenguaje fotográfico, como enseñaron tem-
ridad institucional. Así, alrededor de los años 60
surgen una serie de creadores que, explícitamen-
te, expresan su descontento con la institución
4
Se considera la presentación del invento por parte de Argo (en
museística sancionando la neutralización de sus
representación de Daguerre y ante la Academia de Ciencia y di-
intenciones revolucionarias y apoyando, además, versos miembros de la Academia de Bellas Artes francesas) cele-
el fin del paradigma modernista del arte (de la brado el 19 de agosto de 1839, el origen de la fotografía precedida
noción de “obra maestra”, del “artista genial”). de numerosos experimentos y pruebas. Para mayor información
Estos creadores usaron la fotografía en muchas sobre la presentación y los paralelos intentos de patentar el inven-
to por parte de otros científicos (Niépce y Fox Talbot, principalmen-
de sus manifestaciones como una herramienta te) se recomienda la lectura de “La divulgación del Daguerrotipo”
apta para la hibridación de códigos y géneros en Sougez, Marie-Loup (coord.), Historia general de la fotografía.
que les permitía traspasar barreras ya difusas: Madrid, Cátedra, 2007, pp. 51 - 54
5
¿acaso una fotografía tomada durante una per- Benjamín, Walter, Sobre la fotografía. Valencia, Pre-Textos, 2007,
p. 108
formance excede el testimonio fotográfico?, ¿se 6
Vale como esclarecedor ejemplo la celebración en Londres de la
puede considerar la fotografía usada en prácticas Exposición Universal de 1851 donde se contaba entre sus obras
como el Land Art una obra con pleno derecho con fotografías entendidas como “productos industriales” (catego-
artístico? ría con la que era designado el medio). Recordamos igualmente
las obras de Blossfeld y su servicio a la botánica, los estudios etno-
De esta particular manera se sacó a la luz par- gráficos compuestos por cientos de fotografías o las adquisiciones
te de la problemática en la relación foto-museo del Victoria & Albert Museum que era, precisamente, un museo de
dejando al descubierto cruciales cuestiones al “Artes aplicadas”, no de “Bellas Artes”.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

pranamente los pictorialistas. Nos encontramos la fotografía vino a amenazar con la trans-
entonces con imágenes que tras la aplicación de versalidad, con la transitoriedad, con la ubi-
técnicas, generalmente de impresión, se revelan cuidad, con la indiferencia, con la banalidad,
como cercanas a las prácticas pictóricas. La co- con la indisciplina, con el mestizaje… (…) Si
rriente pictorialista se adaptaba en cierto modo el museo protegía la aristocracia de las imá-
a las necesidades de los museos de la época, genes, la fotografía venía a decirnos que las
los cuales exigían mantener el statu quo de la reglas debían cambiar”8, escribe el profesor
noción artística, esto es, conservar los ideales de Fontcuberta.
“autor genial” y “obra de arte única”, principal- Es precisamente esta noción problematizado-
mente. Así, la fotografía fue ganando espacio en ra la que se puso ampliamente de manifiesto con
los museos de arte gracias a unos fotógrafos que la sorprendente consideración artística del medio
no concebían el medio como “el lápiz de la na- en cuestión, con el salto del archivo a la colec-
turaleza” (denominación acuñada en 1846 por H. ción. Las paradojas semióticas (que se aclararán
Fox Talbot), sino como un lenguaje que era más seguidamente gracias a los espacios discursivos
bien “el lápiz del hombre” (fruto de su creación), de Rosalind Krauss y retomando ciertas nocio-
en palabras del fotógrafo inglés George Davin- nes foucaultianas) y ontológicas (la propia na-
son7. turaleza de un medio que puede registrar, trans-
Por tanto, ante su rápida popularización y re- mitir y además interpretar —¿poéticamente?— el
conociendo la capacidad expresiva que permitía, mundo en el que se inscribe) no han dejado de
la fotografía pasará a ser considerada un lengua- producirse desde entonces. Si la fotografía pasó
je potencialmente artístico, pero de segunda fila: a formar parte del museo de arte considerando
practicado por las masas, reproductible, proble- este hecho como un triunfo del medio, en rigor
mático para la concepción unívoca que se tenía lo hizo desencadenando complejas discusiones
del arte, en definitiva. Los valores modernistas y debatiéndose entre dos polos opuestos: entre
del museo eran identificados con una lógica la pertinencia o impertinencia de su musealiza-
burguesa distante de la fotográfica y comienzan ción. Aún así, no puede obviarse que será un
a hacerse más que patentes los problemas que museo de arte contemporáneo, precisamente, el
suponía imponer ciertas nociones museísticas a que dé mayor relevancia al medio fotográfico e
272 un lenguaje que no comprendía divisiones cate- institucionalice dicho lenguaje como merecedor
góricas como la de “documento” o la de “obra de estar presente, siempre y de manera autóno-
de arte”: atomizaciones muy relacionadas con el ma, en sus salas.
trasfondo de la cultura burguesa que sostenía el Hablo, claro está, del MoMA: “(…) Sabemos
discurso museístico y que, igualmente, dividía que es bello porque el MoMA nos enseñó a ver
estas instituciones en tipologías diversas (museos el siglo XX”, dice un periodista del New York Ti-
de arte, de historia, de historia natural, de cien- mes en mayo de 19849 y, efectivamente, esta idea
cias y técnicas…). Si inevitablemente la fotogra- se ha repetido cual mantra en la historia del arte
fía cuestionaba los pilares del sistema museístico, contemporáneo. El Museum of Modern Art de
en la práctica este absorbió el lenguaje fotográ- Nueva York es una referencia inevitable en este
fico introduciéndolo en sus patrones expositivos análisis ya que será esta tipología museística (la
con el inevitable choque de paradigmas que se de los museos de arte) la que primeramente re-
viene aludiendo. Una vez dentro, el medio in- legue a un segundo plano el uso del material
cidió profundamente en el cuestionamiento de fotográfico como testimonio o documento, cen-
unos principios que ya empezaban a tambalearse. trándose en lo que se consideraban ejemplos de
“La cámara vino a instaurar una nueva cul- “arte fotográfico” y cayendo, de esta manera, en
tura visual problematizadora de la noción de numerosas paradojas expositivas. Una definición
excelencia y de su capitalización por el mu- ayudará a entender de qué hablamos:
seo. Socialización versus elitismo, flexibilidad “Se entiende por museos de artes aquellos
versus rigidez, insolencia versus solemnidad: cuyas colecciones están compuestas por ob-

7 8
Encontramos estas denominaciones comentadas en González Fontcuberta, Joan, op. Cit., p. 15.
Flores, Laura, Fotografía y pintura: ¿dos medios diferentes? Barce- 9
Cita del artículo “Beatiful MoMA” recogido en González Flores,
lona, Gustavo Gili, 2005, pp. 182 y 183. Laura, op. cit., p. 243.
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jetos de valor estético, y han sido conforma- prendido, y sobre todo transformado, en este
das para mostrarlas en este sentido, aun in- espacio discursivo estético pasando a ser refe-
cluso cuando no todas las obras de arte que rente de la noción artística imperante, del statu
las integran hayan sido concebidas con esta quo moderno referido con anterioridad. Krauss,
intención por su autor. La categoría artística como lo hará Groys y otros pensadores, avisa
de las piezas puede haberles sido conferida por tanto de la alteración sufrida por un lengua-
no sólo por su calidad explícita o implícita, je, el fotográfico, que se ha musealizado.
sino por un sedimentado reconocimiento en Ciertamente no toda la fotografía se concibió
para formar parte del museo. Por ejemplo, Euge-
el tiempo, el que la historia del arte, la críti-
ne Atget o Robert Fenton son singulares casos de
ca artística o su pertenencia inequívoca a las
fotógrafos que usaron el medio con unas finali-
áreas y campos del arte les concede como dades diferentes a las que se les concede en los
tal prerrogativa. Y aunque deban encontrar museos que exponen algunas de sus imágenes11.
su sentido, significación y representatividad Así, se puede observar cómo la fotografía fue
dentro del marco general de la historia, los sometida a un proceso de “legitimación artística”
museos de arte presentan una idiosincrasia y que permitió entender las imágenes fotográficas
perfil independientes, por lo que no deben como obras arte y, lo que es más importante,
confundirse con los históricos”10. introducirlas en un determinado discurso mu-
Que la fotografía es parte vital de los museos seístico. Este proceso se llevó a cabo por medio
de arte contemporáneo es un hecho constatable. de exposiciones que Krauss relaciona con esas
Que lleva siéndolo (en diferente grado, pero en muestras compuestas por una ingente cantidad
una expansión imparable) desde hace casi un de imágenes enmarcadas, clasificadas por temas
o autores, incidiendo, con estas técnicas exposi-
siglo, también. Consecuencia de todo esto es la
tivas, en las supuestas pretensiones artísticas de
transformación de unas imágenes que, cada vez
las imágenes. Pero, ni toda la fotografía inserta
más, se crean para ser colgadas en diversas salas. en el museo de arte tenía (o tiene) intenciones
Por eso, si en un primer momento se aludía a artísticas, ni ha sido positiva una legitimación del
la relación fotomuseística en términos generales medio pasando forzosamente por el tamiz mu-
(como una toma de contacto con los debates), seístico, es decir, por la inclusión de estas imáge-
ahora quiero centrarme en la evolución de la nes en un discurso estético entendido de manera
fotografía como parte del museo. Para ello se unívoca como “lo museable”. 273
tomará como referencia las teorías de Rosalind Parece, a primera vista, que Rosalind Krauss
Krauss y Boris Groys. da demasiada importancia a la noción de “in-
tencionalidad artística del autor” para valorar la
fotografía como manifestación del arte, pero esto
2. La fotografía se ha transformado se aclarará seguidamente: Krauss no reniega de
la valía fotográfica como lenguaje artístico inde-
con el museo. Los análisis de Rosalind pendiente de la intención de su creador, sino
Krauss y Boris Groys que avisa de que lo que ha primado (y trans-
formado la fotografía, como ahora se verá) es
En su libro Lo fotográfico. Por una teoría de los la intencionalidad de los creadores del discur-
desplazamientos recuerda Krauss que las foto- so estético. Más concretamente de una serie de
grafías, como imágenes que son, se someten a creadores identificados con un modelo museís-
diversas interpretaciones marcadas entre otras tico específico (creo que se refiere al modelo
cuestiones por los espacios discursivos en los MoMA, al modelo del “tribunal de la fotogra-
que se instauran (por las cualidades retóricas de fía”12), que han achacado al medio su particular
esos espacios, añado). El museo es la institución
que principalmente acapara el discurso estético
y artístico (lo que se entiende por arte) y, par-
11
tiendo de estas premisas, Krauss sostendrá que Para mayor información sobre la musealización de las fotografías
de Fenton y Atget se recomienda la lectura de Fontcuberta, Joan,
la fotografía (tras su musealización) se ha com- op. cit., p. 13 y ss. y Krauss, Rosalind, Lo fotográfico. Por una teoría
de los desplazamientos. Barcelona, Mácula, 1990, p. 51 y ss.
12 Apelativo que dedica el crítico Christopher Phillips al departamento

fotográfico del MoMA y que podemos encontrar en Philips, Christo-


pher, “El tribunal de la fotografía” en Picazo, Gloria y Ribalta, Jorge
10
Alonso Fernández, Luis, Museología y museografía. Barcelona, (eds.), Indiferencia y singularidad. Barcelona, Gustavo Gili, 2003,
Ediciones del Serval, 1999, p. 110. pp. 53 - 96.
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visión de valía artística sin tener en cuenta, en transformado en el contexto de lo que ha venido
muchas ocasiones, otras cualidades imperantes a llamarse la posmodernidad. Entonces, ¿qué ex-
en la imagen. Al introducir forzosamente estas ponen los museos actuales?, se puede preguntar,
imágenes en un discurso estético determinado, y precisamente ese interrogante es la clave del
se habrían neutralizado parte de las intenciones aporte de Groys: ante la desaparición de cierto
revolucionarias que la fotografía mostraba a la valor de aura en el arte, ante el fin de la valora-
institución museística. ción de la obra artística en base a algunos crite-
El tiempo ha pasado desde esos albores de la rios modernos (los que se refieren, por ejemplo,
relación y Krauss sostendrá, poco después, que al trabajo manual), los museos pueden exponer
la fotografía ha cambiado ontológicamente debi- objetos comunes (un inodoro) y dotarlos en su
do a su inevitable fricción con el museo. Nuestras descontextualización e introducción en la bur-
fotografías (las imágenes realizadas actualmente buja estetizante de todo lo que necesitan para
para su muestra en el museo) son producto de ser Arte. Las obras serán Arte, precisamente, si
esta institución, de su discurso estético y paredes están en el museo y es la fotografía la que más
amplias, aparentemente neutras, que exigen co- se beneficia de este poder mágico. Los museos
pias enormes, cédula que identifiquen a los au- no son mausoleos para Groys, los museos se han
tores. Evidentemente las formas de musealizar la coronado y son a día de hoy el Arte del siglo XXI.
fotografía son tan numerosas como las maneras “Solo el museo puede proporcionar a un fotó-
de utilizar el medio (exposiciones de pequeñas grafo la esperanza de la supervivencia, de la
fotografías del siglo XIX, de polaroids o instantá- resistencia, de convertirse en testigo del tiem-
neas, con murales inmensos, proyecciones foto- po, solo como la técnica prefabricada puede
gráficas…), pero revela cómo el establishment prometer la eternidad del museo a objetos tan
artístico introduce, con una facilidad abrumado- simples como un orinal o un botellero”14.
ra, cualquier tipo de imagen fotográfica en sus
Esta inversión de paradigmas, este giro ra-
espacios discursivos:
dical de la artisticidad que pasará de estar en
“(…) si de nuevo nos preguntamos en qué la obra a estar en el espacio de exposición, es
espacio discursivo funciona la fotografía (…) el aporte fundamental de Groys a la relación
sólo podemos responder: en el espacio del foto-museo. Su perspectiva de estudio implica
274 discurso estético. Y si entonces nos pregun- un replanteamiento no tanto del valor estético
tamos qué representa, la respuesta será que, del lenguaje fotográfico, sino de su valoración
en el interior de este espacio, se convierte en como obra artística en sentido museable. La
una representación del plano de la exposi- “utopía de redención”, en palabras de Groys, es
ción, de la superficie del museo, de la capaci- la promesa de supervivencia y reconocimiento
dad de la galería para erigir en arte el objeto que el museo dará a los “pobres” (a la fotografía,
que decide exhibir”13. para entendernos), por lo que el debate sobre
Yendo un poco más lejos en esta vía de aná- si la fotografía es un arte o no queda, a estas
lisis, el teórico Boris Groys añadirá nociones in- alturas, perfectamente superado siendo incluso
teresantes al tema. Igualmente identifica el reto redundante. La fotografía es arte porque está
que planteó la invención fotográfica al museo, en el museo y el museo es la institución que
cómo este medio amenazó a la institución con la legitima como tal, la redime de su ontología
desintegrarla por sus continuos cuestionamien- instrumental. Todo quedaría más o menos acla-
tos de los pilares artísticos sobre los que se asen- rado con estas reflexiones de Groys, si no fuese
taba. Estos argumentos, explica Groys, presupo- por ciertos detalles que pueden advertirse: pa-
nen una idea del museo superada: desde que el radójicamente, en este escenario museístico que
arte prescindió de las nociones de aura, origina- se ha gestado desde hace décadas, sobreviven
lidad y autenticidad en aquello que exponían, igualmente otras nociones del ideal modernista
los museos ya no son los lugares que guardan (autor, genio, obra objetual), dando como resul-
y enseñan objetos especiales (obras de arte) en tado el maremagnum en el que se desarrollaría
contraposición a los objetos comunes. El criterio
de calidad artística se ha visto profundamente

14
Groys, Boris: “El lugar de la fotografía” en Fontcuberta, Joan (ed.),
¿Soñarán los androides con cámaras fotográficas? Madrid, Minis-
13
Krauss, Rosalind, op. cit., p. 42. terio de Cultura de España, 2008, p. 182.
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la relación foto-museo. Intentando quizá ordenar Treinta años después de que el francés publi-
el panorama, años antes surgió una alternativa case sus pensamientos, aparecerá el análisis del
que debe ser señalada por su relevancia: André teórico Douglas Crimp sobre la utopía museísti-
Malraux se hace un hueco en este análisis con ca de Malraux. Crimp desestimó la confianza de
su Musée Imaginaire, arquetipo de la relación Malraux en el museo y en la imagen fotográfica,
fotomuseística que alude en un solo gesto a los pues será precisamente la inclusión de esta úl-
dos pilares del estudio. tima la que precipite un supuesto desmorona-
miento de la institución. Identificó un “error fatal”
en los postulados de Malraux: si la fotografía se
3. La alternativa de André Malraux, hubiese usado exclusivamente como herramien-
la respuesta de Douglas Crimp ta para archivar o coleccionar obras de arte, las
pretensiones de conocimiento que se sostenían
Alrededor de 1950, el escritor francés André Mal- en el Museo Imaginario podían ser consideradas
raux propone un utópico museo compuesto ex- de manera positiva; pero en el momento en que
clusivamente por reproducciones fotográficas. la fotografía se instala en las salas de los mu-
Se deduce un doble voto de confianza en esta seos, la heterogeneidad vuelve a apoderarse del
invención: primero a la imagen fotográfica como panorama artístico con la consiguiente falta de
reproducción de la obra de arte (en ningún caso rigor cognoscitivo. La inclusión de esta práctica
imagen fidedigna, algo innecesario tras constatar la de masas viene en principio a desmoronar los
transmutación del valor estético que se ha dado ideales modernos sobre los que se asentaba el
—e identifica Malraux— en el arte contemporá- museo, descubriéndolo además como un santua-
neo15) y, segundo, al poder educativo y universal rio trasnochado.
del museo que no habría perdido su función pe- Crimp se suma tiempo después a la idea de
dagógica, humanista, ilustrada. Así, la fotografía
que en la fotografía que conocemos actualmente
facilitaba no solo la democratización de la mira-
juega un papel fundamental el museo neoliberal.
da y la intensificación de la memoria, sino que,
además, permitía construir un “museo a medida” Será esa institución la que, a fuerza de incluir
(mediante la recolección fotográfica de aquellas fotografías en sus programas expositivos, haya
obras que eligiese cada espectador). Respondía convertido al medio en una auténtica manifes-
275
de esta manera al control impuesto por el “mu- tación a su altura, a la altura del arte moderno
seo real” y se valoraba, incluso como pertinente, en una acepción greenbergniana del término.
la ficcionalidad fotográfica. La fragmentación y Es decir, podríamos pensar que a día de hoy la
desmaterialización del objeto artístico son algu- fotografía es un lenguaje en sí mismo, una mani-
nas características que aporta el medio fotográfi- festación artística que se diferencia de cualquier
co a su museo sin paredes y los beneficios que otro tipo de obras de arte (a juzgar por su pre-
le permiten organizar y homogeneizar el número sentación museística) y que es el museo quien,
infinito de obras artísticas, que perderán sus cua- precisamente, le ha posibilitado esta autonomía.
lidades como meros objetos ganando significado Pero, si bien Crimp constata esta valoración de
como representantes del Arte (del estilo, dirá él): la fotografía, en ningún caso está de acuerdo
“ (…) las figuras que pierden a la vez en la con ella, de hecho para Crimp la fotografía no es
reproducción su carácter de objetos y su fun- realmente autónoma (siempre en un sentido mo-
ción, aunque esa función fuese sagrada, no derno del término). Es precisamente su conside-
son más que talento; no son más que obras ración como manifestación total e independiente
de arte; no sería excesivo decir que son ins- una “perversión” del sistema artístico, una “dis-
tantes del arte”16. funcionalidad”, dirá el autor. La crítica está implí-
cita en sus palabras: denuncia Crimp a un museo
que hace convivir paradigmas artísticos (y obras)
15
Me refiero al cambio de función que sufren los objetos (obras) en diferentes y sanciona igualmente a una fotografía
el museo donde, por ejemplo, un crucifijo se revelaría como una
escultura. Esta transmutación de valores fue identificada por Mal-
que ha asumido el rol artístico en detrimento, o a
raux y extrapolada a la función fotográfica que, igualmente, en su costa, de otras cualidades del medio.
reproducción obviando las referencias reales de volumen o con “Los libros sobre Egipto serán literalmente
cambios de escala, “desmaterializaba” las obras para mostrárnosla
en su más “pura esencia”.
deshojados para poder enmarcar y exhibir las
16
Malraux, André: Las voces del silencio. Visión del arte, Buenos fotografías de Francis Frith en las paredes de
Aire, Emecé, 1956, p. 44. los museos. Una vez allí, las fotografías no
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volverán a ser las mismas. Si antes habríamos las mayores paradojas de la musealización foto-
mirado las fotos de Cartier-Bresson en busca gráfica es, precisamente, la convivencia de dos
de información sobre la revolución china o la paradigmas artísticos que “parecen mutuamente
guerra civil española, ahora solo las mirare- excluyentes”20, lo que daría como resultado un
mos buscando qué pueden decirnos del estilo estado si no esquizofrénico, sí desconcertante
de expresión del artista que las hizo”17. del arte que nos rodea en la actualidad. Ape-
Si estos postulados son la parte negativa del lando primeramente a la prudencia con la que
asunto (de la inclusión de la fotografía en el mu- debería describirse este proceso en el que nos
seo neoliberal), lo positivo para Crimp es que vemos inscritos, todavía se constata la existen-
la fotografía posibilita una práctica artística real- cia de una ética modernista aferrada a valores
mente nueva: “(la fotografía) contamina la pure- tradicionales en su concepción del arte (obras
za de las categorías separadas de la modernidad, únicas realizadas por artistas geniales que deben
las categorías pintura y escultura”18. Y, debido a ser expuestas en los sancta santorum artísticos);
esto, la ficticia separación de géneros creada por y, además, un nutrido grupo de manifestaciones
las instituciones del arte, como parte del ideal artísticas que aunque insisten en los, en mi opi-
modernista, simplemente desaparece. Superada, nión, necesarios valores de cambio, encuentran
ha de suponerse, la idea de un museo compues- acomodo, sin mayores dificultades, en los espa-
to solo por fotografías19 (dado que este lenguaje cios de la institución.
se ha incluido en el museo), y recogiendo los El museo, como ente que conoce los retos
aportes de Malraux y Crimp al tema, cierro este que la fotografía le planteaba, parecería haber
apartado para, a modo de conclusión, recapitular absorbido y transmutado el lenguaje fotográfico
algunas de las reflexiones sobre la relación foto- creando un escenario expositivo a todas luces
museo relacionándolas además, con un caso cer- extraño, unos discursos turbadores. Pues, preci-
cano: la concepción de archivo como solución samente, será en este contexto crítico (apto para
museística presente en la reordenación del Mu- cambios y revisiones históricas) donde surjan
seo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. propuestas museográficas que abordan la rela-
ción foto-museo desde nuevas perspectivas. Se
entenderá así el lenguaje fotográfico como una
276 4. Concluyendo: la concepción manifestación de nuestra época que, junto al ví-
deo arte o el net-art, habría sido musealizado
archivística. El caso MNCARS bajo patrones hasta cierto punto ajenos a sus
necesidades, exigiendo actualmente una revisión
Como se ha podido constatar a lo largo de estas adecuada a su ontología. La propuesta que cerra-
páginas, la relación entre la fotografía y el museo rá esta ponencia es un ejemplo de ello y si bien
(situándola principalmente, como ya se especi- no será analizada en toda su dimensión, sí se
ficó, en los museos de arte contemporáneo) es esbozará como una posible solución planteada
compleja. El consenso respecto al tema podría desde la institución museística.
resumirse con el siguiente corolario: la fotografía Conociendo las distorsiones que suponía in-
está en el museo, el museo es el representan- cluir fotografías bajo ciertos parámetros expo-
te institucional del arte, ergo la fotografía que sitivos como los señalados, se tuvo presente el
está en el museo es arte. Pero esta afirmación, papel que debía ocupar este medio en la recien-
redundante y lugar común en la actualidad, no te reordenación de Museo Nacional Centro de
satisface la percepción de desorden expositivo y Arte Reina Sofía21. Así, se intentó reconducir esas
crisis epistemológica que se han referido ante- distorsiones por medio del concepto de “archi-
riormente, motivo por el que asistimos a reflexio- vo”. Esta herramienta de exposición aboga por la
nes como las de Krauss, Groys o Crimp. Una de yuxtaposición en un mismo espacio museístico
de material gráfico, periodístico, artístico… que
sería expuesto bajo diferentes formatos según
17
Crimp, Douglas: “Del museo a la biblioteca” en Picazo, Gloria y Ri-
balta, Jorge (eds.), op. cit., p. 45.
18
Crimp, Dougla,: op. cit., p. 47.
19
Los actuales proyectos de Museos Virtuales ponen en duda, hoy 20
González Flores, Laura, op. cit., p. 241
más que nunca, que la idea de Malraux de un museo sin paredes 21
Se podría acotar dicho proceso desde el nombramiento del nuevo
compuesto de reproducciones fotográficas (en su más pura des- director, D. Manuel Borja-Villel, en enero de 2008 hasta la presen-
materialización como imágenes digitales) haya desaparecido. tación de la colección revisada en mayo del presente año.
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sus necesidades (proyecciones de diapositivas, Bibliografía


recortes de prensa, proyectos editoriales, obras
enmarcadas, etc.) y con asociaciones diversas
ALONSO FERNÁNDEZ, LUIS. Museología y mu-
que, de manera explícita, intentarían terminar seografía. Barcelona, Ediciones del Serval, 1999.
con las categorías estancas o con las concepcio-
nes de género identificadas como representantes BENJAMÍN, WALTER. Sobre la fotografía. Valen-
del museo moderno por Douglas Crimp. Ade- cia, Pre-Textos, 2007.
más, el archivo expuesto permitiría la conserva-
ción del material fomentando lecturas en varias FONTCUBERTA, JOAN (ed.). ¿Soñarán los an-
droides con cámaras fotográficas? Madrid, Minis-
direcciones que no tienen por qué ser opuestas: terio de Cultura de España, 2008.
fotografías como documentos y como obras de
arte, como elementos dignos de ser conservados — Estética fotográfica. Barcelona, Gustavo Gili,
y mostrados, en definitiva. Igualmente, la autoría 2003.
y el anonimato se darían la mano en una misma
GONZÁLEZ FLORES, LAURA. Fotografía y pin-
sala del museo (más si cabe en la exposición de tura: ¿dos medios diferentes? Barcelona, Gustavo
material fotográfico en tantas ocasiones captura- Gili, 2005.
do por fotógrafos desconocidos).
Evidentemente no pueden negarse ciertas crí- GROYS, BORIS. “El lugar de la fotografía” en
ticas a esta respuesta museográfica que ya se ve FONTCUBERTA, Joan (ed.): ¿Soñarán los androi-
en múltiples exposiciones de este y otros mu- des con cámaras fotográficas? Madrid, Ministerio
de Cultura de España, 2008.
seos22: la fetichización del material con la excusa
del archivo expositivo o la cita pintoresca que GUASCH, ANNA M.ª. El arte del siglo XX en sus
la fotografía aportaría a las “artes tradicionales”, exposiciones, 1945-1995. Barcelona, Ediciones
son ejemplo de ello. Pero, con este instrumen- Serbal, 1997.
to, se apuesta por una cosmología, una lógica
rizomática, que por un lado acentúa la necesi- KRAUSS, ROSALIND. Lo fotográfico. Por una teoría
de los desplazamientos. Barcelona, Mácula, 1990.
dad de seleccionar cierto material a la hora de
construir las exposiciones y, por otro, muestra — “Arte en tránsito. La lógica del museo tardo 277
la complejidad de lo expuesto evitando atomi- capitalista”, A & V Monografías de arquitectura y
zaciones y guetos expositivos. De este modo la Vivienda n.º 31, 1993.
exigencia de romper con algunas de las hormas
MALRAUX, ANDRÉ. Las voces del silencio. Visión
del museo moderno no solo se expresa como del arte. Buenos Aires, Emecé, 1956.
intención utópica, sino que se construye como
realidad tangible. La responsabilidad de ateso- PICAZO, GLORIA y RIBALTA, JORGE (eds.). In-
rar, enseñar y escribir la historia (considerada diferencia y singularidad. Barcelona, Gustavo
una selección de narraciones parciales) será por Gili, 2003.
tanto asumida, y puesta en práctica, por medio
RAMÍREZ, JUAN ANTONIO. “El nuevo Reina So-
de ejercicios como este. Así, en los actuales mu-
fía. Las mil y una historias de la reordenación”,
seos de arte contemporáneo que tienen, por re- Arquitectura Viva, n.º 126, 2009.
gla general, fondos fotográficos diversos, fruto
de un medio que no ha dejado de evolucionar, SOUGEZ, MARIE-LOUP (coord.). Historia gene-
el archivo (entendido en la sencilla concepción ral de la fotografía. Madrid, Cátedra, 2007.
del término descrita) se propondría como una
alternativa posible y deseable ante la compleja “La fotografía con(tra) el museo”. Revista de los
Museos de Andalucía MUS-A, Dossier La Fotogra-
relación fotomuseística que revela nuestro actual fía y el Museo, año VI, n.º 9, febrero, 2008.
panorama ético y estético.

22
La reordenación del MNCARS se ha llevado a cabo tras otras gran-
des relecturas de colecciones permanentes como la de la Tate
Modern o la del Centro Pompidou.
¿Qué fue de las uvas de Zeuxis?
Estética y percepción en los animales
Concepción Cortés Zulueta
Universidad Autónoma de Madrid

278
Palabras Clave Se podría hablar largo y tendido de ese frag-
mento de texto, de sus implicaciones y de sus
Animales, estética, percepción, arte, otros. posibles interpretaciones pero independiente-
mente de estas y de su grado de veracidad, me
En el capítulo 35 del libro 35 de su Historia Na- gustaría centrarme en dos ideas que me parecen
tural, Plinio el Viejo reseña la competición que interesantes. La primera de ellas, sobre la que
enfrentó a los pintores griegos Zeuxis y Parrasio. volveré más adelante, es que en este contexto se
Según Plinio, Zeuxis fue capaz de pintar unas recurre a la reacción de los pájaros para medir
uvas de tal manera que las aves volaban hacia los logros artísticos y estéticos de ambos pintores
ellas, y ufano por su logro, cometió el error de con respecto al realismo de las pinturas. En este
exigir a Parrasio que descubriera la cortina que sentido tanto las aves como Zeuxis reaccionan
cubría su pintura. Cortina que en realidad no ante lo representado, y son engañados por lo
existía, pues la pintura en sí misma no era sino que creen ver. Sin embargo para designar al ga-
la representación de dicha cortina, ejecutada con nador lo que más pesa es el engaño sufrido por
gran realismo. De este modo Zeuxis concedió la Zeuxis, en calidad de ser humano y de pintor
victoria a su rival, porque aunque Zeuxis había conocedor de las triquiñuelas de su oficio, y por
conseguido engañar a los pájaros, Parrasio había lo tanto más difícil de embaucar.
hecho lo propio con Zeuxis, un artista1. En segundo lugar, llama la atención el hecho
de que se atribuya a los pájaros la capacidad de
reconocer lo plasmado en una superficie plana,
y de dar el salto cualitativo de relacionarlo con
1
Capítulo disponible en: su referente real. Es decir, de prestar atención a
http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus:text:1999.
02.0137:book=35:chapter=36&highlight=zeuxis#note-link25
las uvas pintadas y, persuadidos por su realismo,
(última visita 31/10/2010). identificarlas con uvas verdaderas que se pueden
Versión en línea correspondiente a la traducción de John Bostock. picotear y comer. Sostener este razonamiento sin
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - ¿Qué fue de las uvas de Zeuxis? Estética y percepción en los animales

planteárselo dos veces no es sino un ejercicio de Las reflexiones que el biólogo extrae de la
antropomorfismo. En otras palabras, de aplicar anécdota se suceden como una serie de burbu-
a determinados animales características humanas jas habitadas por personajes sucesivos, cada uno
que no tienen por qué poseer. Dado que los se- de los cuales tiene una percepción diferente de
res humanos hacemos tal o cual, al pensar en la pintura (obra de Rafael, Virgen con el niño,
otros animales con frecuencia nos proyectamos mujer y niño o una mera superficie polícroma).
en ellos y deducimos que para ellos las cosas de- Y por extensión, del mundo. Y podría decirse
ben de funcionar más o menos igual hasta cierto que el hecho de tener en cuenta cada una de
punto. Sobre todo si se trata de animales que estas burbujas (que Uexküll denomina Umwelt
percibimos como próximos a nosotros, como los en sus obras) así como las diferentes percepcio-
pájaros, o muy especialmente, los mamíferos. nes y experiencias que dan lugar a ellas, no solo
Pero en todo caso, el fragmento de Plinio resulta enriquece nuestra manera de percibir, sino que
interesante debido a su temprano acercamiento contribuye a poner en perspectiva, y nunca me-
a la percepción de los animales y a cómo los ani- jor dicho, los códigos, los sobreentendidos, las
males perciben el mundo, en un ámbito estético constantes, biológicas o culturales que jalonan
y artístico. la forma en la cual percibimos lo que nos rodea,
Ya en las primeras décadas del siglo XX el arte incluido, y que tendemos a dar por senta-
biólogo Jakob von Uexküll desarrolló y analizó dos. Consideradas desde el contexto actual, las
ampliamente cuestiones relacionadas con la per- teorías de Uexküll resultan llamativas por lo tem-
cepción de los animales. Llama la atención, por prano de su aparición, y por su énfasis en de-
la resonancia que establece con la competición sentrañar la percepción animal, en tratar de ha-
de Zeuxis y Parrasio, la anécdota que relata en cer accesibles los Umwelt o mundos perceptivos
uno de sus escritos2. Paseando por las Gallerias de los animales a través de algunos de sus libros.
de los Uffizi en Florencia, Uexküll escucha a un En línea con lo señalado por Uexküll y hasta
hombre mayor quejarse de que es completamen- que se demuestre lo contrario, hoy en día sabe-
te incapaz de ver que un determinado cuadro mos que no hay evidencias de que la aves sean
sea de Rafael, contrariamente a lo afirmado con capaces de asociar una imagen con su corres-
aplomo por el guía. El hombre continúa diciendo pondiente referente real, a diferencia de lo que
que por su parte, lo único que distingue es a una sucede con nosotros y otros primates4. Para una 279
Virgen con el niño, pero nada más. Partiendo de golondrina, cualquier cuadro sería una superficie
este comentario Uexküll apunta que el visitante polícroma, si es que en algún momento le pres-
quejoso, aunque no discrimine los estilos de los tase atención. Eso sí, seguramente vería matices
maestros del Renacimiento, no es consciente de y colores que nuestros ojos no captarían, ya que
aquello que sí que reconoce: la temática religio- en general las aves son tetracromáticas (cuatro
sa del cuadro, una Madonna con el niño, algo tipos de receptores para el color) y son capaces
que queda lejos de ser universalmente eviden- de percibir la luz ultravioleta mientras que los se-
te. En palabras de Uexküll dicho significado se res humanos, al igual que otros primates, somos
le escaparía a un “negro“, a quien teniendo en tricromáticos, y la luz ultravioleta queda fuera de
cuenta la época y el contexto el biólogo pone nuestros umbrales de percepción. Estos ejerci-
como ejemplo de alguien no familiarizado con la cios de comparación de Umwelt, además de fas-
tradición judeo-cristiana, y que debido a ello ve- cinantes, ayudan a poner en contexto la percep-
ría en la pintura a una mujer y a un niño cuales- ción humana, y nos permiten prestar atención a
quiera, y no otra cosa. Después Uexküll continúa asuntos tales como el hecho, a veces olvidado,
exprimiendo su análisis y afirma que el hecho de de que la jerarquía de los sentidos no sea la mis-
“que aquel polícromo plano en la pared repre- ma para todas las especies y ni mucho menos
sentara una mujer permanecía totalmente igno- para todos las culturas y los seres humanos, con
rado para la golondrina que cruzaba rauda por animales a los que les afecta mucho más que
la habitación”3. algo “huela como unas uvas”, que “que se vea
como unas uvas”, por poner un ejemplo.

2
Von Uexküll, J., Ideas para una Concepción Biológica del Mundo,
4
Calpe, Madrid 1922, p. 41 Tanaka, M., “Recognition of pictorial representations by chimpan-
3
Ibid. zees (Pan troglodytes)” Anim Cogn, n.º 10, 2007, pp. 169-179.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

De acuerdo con esto dentro de la tónica ge- alemán Bernhard Rensch, centrado en analizar
neral de las últimas décadas de cuestionar todas las preferencias visuales entre patrones simétri-
aquellas construcciones y sistemas de represen- cos y no simétricos de un grupo de animales en-
tación derivados o deudores de una posición do- tre los que se encontraban un mono capuchino,
minante y excluyente, recientemente se ha ido un chimpancé, un grajo y un cuervo6.
consolidando una tendencia que para muchos En prácticamente la misma época, entre fina-
resulta sorprendente, cuando no polémica, y que les de los años 50 y principios de los 60, el co-
consiste en tomar en consideración a un otro no nocido biólogo, escritor de divulgación y pintor
humano, o mejor dicho a otros, los animales. surrealista Desmond Morris, llevaba a cabo otras
Por un lado, con un mayor o menor grado de investigaciones con el joven chimpancé Congo
autoconciencia crítica y desde disciplinas trans- en el zoológico de Londres, que posteriormente
versales como los Estudios Animales5 se les in- publicaría bajo el título La biología del arte7. En-
tenta dar voz, presencia o agencia, y se pretende tre ellas se incluían pasarle papeles con marcas y
desenmarañar el bagaje de construcciones cultu- elementos geométricos preestablecidos para ob-
rales, símbolos, supersticiones, y rasgos predo- servar cómo actuaba sobre ellos con el lápiz que
minantemente humanos que hemos proyectados le habían dado, o analizar el desarrollo de los
sobre la mayoría de ellos, para partir de un pun- patrones y composiciones que Congo iba por sí
to más cercano a cero y estudiar a los animales solo aprendiendo a trazar sobre el papel hacien-
por sí mismos, huyendo de referirlo todo a nues- do uso de los pinceles cargados de pigmento
tra realidad humana. O al menos, intentándolo. que se le iban proporcionando uno detrás de
Y por el otro, a través de numerosos estudios e otro, por etapas.
iniciativas que parten de diversos campos aca- Congo, que parecía consciente del campo
démicos se intentan cuestionar las divisiones, pictórico, no desbordaba los límites de la hoja
discontinuidades y dicotomías (hombre-animal; y tendía a equilibrar las composiciones preesta-
cultura-naturaleza; mentecuerpo) que responden blecidas, con garabatos o trazos que trataban de
más a prejuicios culturales que a realidades cien- restablecer la simetría, ocupar el centro de las
tíficas. En ambos casos, y en aquello que concierne figuras, si había tres esquinas marcadas y una
al arte y la estética, los resultados y conclusiones libre marcar esa cuarta, etc. Al mismo tiempo, iba
280 que van apareciendo suelen suscitar polémica y progresando en sus composiciones, con lo que
refutaciones más o menos apasionadas, más o parecía un especial gusto en trazar patrones en
menos meditadas, pero por lo general siempre abanico en los cuales los trazos empezaban sien-
son la fuente o la base de interesantes plantea- do horizontales para después ir evolucionando a
mientos que merece la pena considerar, por su lo largo de la hoja, pasando por la verticalidad
riesgo y novedad. para volver después a la horizontalidad. Des-
Dadas las limitaciones de espacio y tiempo mond Morris comparó los progresos de Congo
me limitaré a desarrollar unos cuantos elemen- con los realizados por un niño pequeño justo
tos y casos significativos. El primero de ellos lo antes de alcanzar los primeros atisbos de figu-
constituyen los estudios científicos que, investi- ración, y destacaba la importancia de este tipo
gando la percepción de determinadas especies de estudios para esclarecer los orígenes del arte
animales, tratan de establecer lo que podríamos recurriendo a nuestros parientes más cercanos,
denominar como sus preferencias estéticas. Es los chimpancés. Sin embargo, y contrariamente
decir, cuáles serían las características presentes a lo que Morris pretendía, su proyecto no tuvo
en un objeto o composición que inclinarían a un continuación en el tiempo, y una vez que las ex-
animal determinado a preferirlo por encima de
otros sin que en sí mismo suponga un beneficio
material directo para el animal, como comida o
protección. Un clásico en esta línea lo constituye 6
Rensch, B., “Die Wirksamkeit ästhetischer Faktoren bei Wirbeltie-
el experimento publicado en 1958 por el biólogo ren”, en Zeitschrift für Tierpsychologie, Vol. XV, tomo 4, 1958, pp.
447-461. Tanto Rensch como Desmond Morris son calificados por
Thierry Lenain como “biólogos del arte “ por Thierry Lenain. Lenain,
Thierry: Monkey Painting, Londres, Reaktion Books, 1997, p. 71 y ss.
5
Para una aproximación no exhaustiva a la disciplina de los Estudios 7
Morris, D., La biología del arte: un estudio de la conducta en la eje-
Animales, véase Cortés Zulueta, C., “Un gato es un gato es un gato. cución de pintura de los grandes monos y su relación con el arte
La historia del arte y los estudios animales”. Actas del CEHA 2010, humano, Siglo XXI Editores, México, 1971. La primera edición en
en prensa. inglés se publicó en 1962.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - ¿Qué fue de las uvas de Zeuxis? Estética y percepción en los animales

periencias con Congo terminaron debido a que las encargadas de elegir al ganador de este par-
el joven chimpancé había crecido, nadie pareció ticular concurso que podríamos calificar como
interesado en su propuesta de fundar una insti- estético.
tución enfocada en estos asuntos. Los machos disponen en estas arquitecturas
Volviendo a las preferencias estéticas de los una serie de elementos seleccionados por su apa-
animales, se dan otras tendencias curiosas en riencia (color, brillo, tamaño) tales como hongos,
otras especies de animales. Especialmente, entre flores, élitros, alas de mariposas, plumas, bayas,
las aves. Como un cierto coleccionismo, consis- bellotas, piedras, huesecillos o incluso elemen-
tente en acumular o acaparar diversos objetos tos de origen humano, como piezas de plástico
inútiles: no sirven para comer, y no aportan nada o cintas de película. Todos ellos se distribuyen
a la estructura de los nidos. No resulta extraño aislados o en montones, en función de su color
hallar pedazos de metal u otros objetos brillantes y tamaño respectivo, y su ordenación está cui-
en los nidos de urracas, como joyas o cubiertos dadosamente planificada. Nunca se consumen, a
de plata8, de ahí su fama de pájaro ladrón. De pesar de ser comida en algunos casos, y se reem-
acuerdo con esto resulta interesante indicar que plazan y se recolocan según se van marchitando
se ha comprobado que las urracas son muy inte- o estropeando. Los pájaros llegan a pintar con el
ligentes, al igual que otros córvidos, y queda en pico las paredes de las pérgolas, utilizando para
el aire la pregunta de si esta inteligencia estaría o ello bayas machacadas o una sustancia oleosa
no relacionada con las curiosas preferencias de presente en sus excrementos.
estas aves. De hecho recientemente se han re- Se ha comprobado que poblaciones de pája-
copilado datos que indican que se reconocen a ros pergoleros que viven aisladas unas de otras
sí mismas en un espejo. Esto podría indicar que desarrollan lo que se ha dado en llamar como
son capaces de ponerse en el lugar de otros, lo estilos diferentes, que no dependen de las con-
cual beneficiaría sus habilidades escamoteadoras diciones ni los materiales presentes en la zona
al permitirles predecir el comportamiento de su en la que se construyen las pérgolas, y sí de las
víctimas9. preferencias del conjunto de aves que forman el
Otros pájaros inteligentes y fascinantes son grupo. Algunas comunidades se decantan por
las diversas especies que constituyen la familia utilizar elementos de colores más oscuros como
Ptilogonatidae, presentes en el norte de Austra- marrones y negros, mientras que otras prefieren 281
lia y Nueva Guinea, y que son conocidos como los colores brillantes y llamativos10. Los machos
capulineros, pergoleros, pájaros jardineros o glo- jóvenes aprenden a construir observando a los
rieta (bowerbirds en inglés). Los machos de estos machos adultos de su entorno, de ahí que los es-
pájaros construyen unas elaboradas estructuras a tilos se transmitan. Y las hembras, que tendrán
base de ramitas y otros materiales que adoptan que utilizar su juicio para adoptar la decisión final,
la forma bien de avenidas bien de lo que pare- visitan las estructuras acompañando a hembras
cen pabellones de jardín o pérgolas. Dichas es- mayores, lo cual contribuye a formar su gusto.
tructuras no son nidos, y no sirven como refugio De todas maneras cada pájaro individual, sea
o para criar a los polluelos. Por el contrario, su macho o hembra, se distingue por poseer unas
finalidad es la de atraer a las hembras, que serán preferencias propias que lo distinguen de otros,
y que ejerce bien para hacer las pérgolas, bien
para inclinarse por una de ellas.
Llegado este punto, me gustaría señalar que
8
los objetos que pueblan tanto las pérgolas como
En el Hunterian Museum de Glasgow se conserva un nido de urra-
ca en el que, mezclados con el barro y las ramitas, se observan
los nidos de las urracas se caracterizan general-
fragmentos de alambre, pedazos de metal e incluso antiguas per- mente por ser brillantes, suaves, redondos o de
chas para colgar abrigos. El nido se describe en http://www.show. colores vivos. El paralelismo entre estas cualida-
me.uk/site/news/STO195.html; y figura en el catálogo que se inclu- des señaladas y las propuestas por el filósofo y
ye en la web del museo (http://www.hunterian.gla.ac.uk/).
9 de Waal, F.B.M.: “The Thief in the Mirror”, PLoS Biology, 6(8):
político del siglo XVIII Edmund Burke para definir
e201, 2008. Disponible en http://www.plosbiology.org/arti-
cle/info:doi%2F10.1371%2Fjournal.pbio.0060201 (última visita
31/10/2010). Prior, H.; Schwarz, A.; Güntürkünn, O.; “Mirror-induced
behavior in the magpie (Pica pica): Evidence of self-recognition“;
10
PLoS Biology, 6(8): e202, 2008. Disponible en http://www.plosbio- Diamond, J., “Animal art: Variation in bower decorating style among
logy.org/article/info:doi/10.1371/journal.pbio.0060202 (última visita male bowerbirds Amblyornis inornatus.” Proc. Nati. Acad. Sci. USA,
31/10/2010). Vol. 83, mayo 1986, pp. 3042-3046.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

lo bello en su libro Indagación filosófica sobre el ambas pudieran entrar en conflicto. Es decir, no
origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y se podía descartar que la supervivencia se vie-
de lo bello11, parece bastante claro. Según Burke, ra amenazada por la sexualidad y todas sus va-
lo bello sería pequeño, liso, de perfiles redon- riantes, incluida su sublimación. De este modo
deados y delicados, colores claros y brillantes; lo describe la aparición conjunta de la belleza, de
que parece coincidir con la gran mayoría de las su percepción y del juicio que genera. Y desde
preferencias de estas aves coleccionistas. aquí, propone la continuidad entre seres huma-
¿Podría trazarse una continuidad entre los se- nos y animales en cuanto a la percepción es-
res humanos y el resto de animales en cuanto a tética y el comportamiento artístico, planteando
la existencia de preferencias estéticas se refiere, que una manera de excavar genealógicamente
y en ocasiones incluso en cuanto a la orientación más profundo desde los seres humanos hacia los
de estas? El puñado de estudios científicos que animales consistiría en investigar la aparición de
aquí he reseñado así lo sugieren, y no son los la percepción del placer. Para después continuar
únicos. En uno de sus artículos el filósofo Wolf- hacia delante y volver sobre nuestros pasos, ha-
gang Welsch insiste en dicha continuidad y en cia una mayor complejidad y refinamiento de los
denunciar la resistencia que hay ya no solo para comportamientos estéticos y artísticos tal y como
asumirla sino para considerarla12. El otro filo del aparecen en el Homo sapiens.
antropomorfismo sería precisamente este que Comentaba al principio a propósito de la his-
Welsch combate: que la precaución de no exten- toria de Zeuxis y Parrasio que las aves actuaban
der a los animales lo que podrían ser compor- en ella como vara de medir de la competición,
tamientos o características humanas sea llevada delimitando y definiendo los logros alcanzados
demasiado a lejos, hasta el punto de negar por por ambos participantes, y contribuyendo de
sistema a todos los animales el más mínimo atis- este modo a poner en claro el papel de la per-
bo de las capacidades que tradicionalmente han cepción humana. De esta primera aproximación,
definido a los seres humanos tales como lengua- un tanto tosca, e inconscientemente antropocén-
je, cultura, arte, o estética. En ocasiones, a pesar trica, pasé al texto de Uexküll y a sus teorías, en
de que las evidencias acumuladas aconsejen al las cuales esta lectura se apreciaba de manera
menos explorar la continuidad arriba mencionada13. más evidente. En el último par de décadas, y en
282 En su escrito, Welsch también trata de contra- especial en la primera del siglo XXI, la consolida-
rrestar con su enfoque las propuestas reduccio- ción de la disciplina emergente y transversal de
nistas de disciplinas como la sociobiología y la los Estudios Animales14, que implica a numerosas
biología evolutiva que en todo aspecto humano disciplinas de las humanidades y ciencias socia-
y animal, incluida la estética, quieren rastrear y les, ha coincidido en el tiempo con la aparición
forzar una ventaja evolutiva que explique que de obras y proyectos artísticos que recurren a
los animales y los seres humanos prefieran tal o cuestiones como la percepción animal, el len-
cual cosa básicamente porque les remite al sexo guaje, las preferencias estéticas de los animales,
o a la alimentación, los dos grandes pilares de su agencia, la posibilidad de que aquello que
la supervivencia. Aunque pueda sonar paradó- elaboran o construyen sea considerado o no
jico, Welsch basa su propuesta en una vuelta a como arte, y otras similares. Iniciativas que se
Darwin, puesto que afirma que para uno de los presentan a sí mismas como una oportunidad
dos padres de la evolución (junto a Wallace), la para reflexionar acerca de las relaciones que se
selección natural estaba complementada por la establecen entre seres humanos y animales, tra-
selección sexual, y se daba la posibilidad de que tar de adoptar un punto de vista más próximo
a los animales, y de vuelta imaginar cómo nos
vemos a nosotros mismos desde las perspectivas
de los animales, o en qué medida algo así es
11
posible. Artistas como Olly & Suzi, que intentan
Burke, E., Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas
acerca de lo sublime y lo bello, Colegio Oficial de Aparejadores y
incorporar a sus obras las huellas o impresiones
Arquitectos Técnicos de Murcia, Murcia, 1985. de animales salvajes; Sam Easterson, que para
12 Welsch, W., “Animal Aesthetics”, Contemporary Aesthetics Vol. 2,
aproximarse a los mundos animales coloca las
2004. (http://www.contempaesthetics.org/newvolume/pages/
article.php?articleID=243), última visita (31/10/2010).
13
Whiten, A. et al., “Cultures in chimpanzees” Nature, n.º 399, 1999, pp.
682-685. Cortés Zulueta, C.,“¿Cultura y Arte en los animales? Sobre
la posibilidad de un Arte Animal”, Actas del CEHA 2008, en prensa. 14
Véase nota 5.
Comunicaciones - Estética e Historia del Arte - ¿Qué fue de las uvas de Zeuxis? Estética y percepción en los animales

llamadas critter cam en animales salvajes; Komar los Estudios Animales, se enfatice la continuidad
y Melamid, y sus jocosas pero muy interesantes entre seres humanos y el resto de los animales
Ecollaborations with animals, son solo algunos en cuanto a cultura, lenguaje, arte y otros, o se
de los muchos ejemplos. quieran buscar fórmulas para evitar construir
Así pues, —aunque en un principio para mu- a los animales en términos humanos; bien sea
chos pueda resultar chocante que los animales porque muchos artistas, reaccionando ante estas
puedan tener un papel activo o agencia en cues- influencias o emitiendo las suyas propias, están
tiones relacionadas con estética y arte, o que su
comprometidos con la exploración de la per-
percepción del mundo pueda de algún modo
cepción y la agencia de los animales; lo cierto
afectar al modo en el que habitamos y configu-
ramos el nuestro, incluido el arte— lo que he in- es que estamos empezando a prestar atención
tentando transmitir mediante esta comunicación al papel activo que los animales interpretan en
es que en la actualidad estas cuestiones resultan cuanto a la estética y el arte, al igual que en otras
plenamente vigentes, y un elevado número de muchas áreas. Y con seguridad, eso es algo que
científicos, académicos y artistas están indagan- va a influir en la forma de percibir nuestro entor-
do en ellas. Bien sea porque desde ámbitos teó- no, a nosotros mismos como seres humanos, a la
ricos, sean científicos o estén relacionados con estética, al arte, y por supuesto, a los animales.

283
DIMENSIÓN POLÍTICA DEL ARTE

POLITICAL DIMENSION OF ART


Pasividad y “obje(c)to político”.
(El arte corporal y la política de las pasiones)
Pedro Alberto Cruz Sánchez
Profesor de Historia del Arte
en la Universidad de Murcia

286
Palabras clave generales pero igual de sintomáticos, François
Delaporte asevera que “vivre, c’est se mouvoir et
Pasión, pasividad, objeto, política, arte. s’exprimer” (“vivir es moverse y expresarse”)2, es
inexorable concluir que nada a priori más ale-
jado del dominio de lo político que el estado
Resumen de pasividad del yo3. Lo que tradicionalmente
se entiende por “intervención política” conlleva
Sobre la pasividad recae una onerosa tara her-
menéutica que ha hecho de ella un estado per-
judicial para los intereses del ser, en tanto en 2
Delaporte, F. Anatomie des passions. París, Presses Universitaires
cuanto deja a este a expensas de una serie de
de France, 2003, p. 54.
circunstancias externas que no puede controlar, 3
Es más, cuando la pasión es identificada sin más como una con-
y frente a las cuales se muestra indefenso. Evi- dición de pasividad y de “des – control” del yo, el procedimiento
dentemente, es comprensible que, en el tenor de habitual es arremeter directamente contra ella, por considerarla
un supuesto tan pernicioso para la integridad del como una amenaza para la actividad política y de gobierno. Un
individuo como este, la pasividad debiera ser ejemplo paradigmático lo aporta Madame de Stäel, quien no duda
descartada en cualquier intento de ahormar una en escribir que las pasiones “son la mayor dificultad para los go-
biernos , verdad esta que no necesita demostración. Es fácil ver
política de las pasiones. Solo cabe recordar que, que las organizaciones sociales más despóticas convendrían a los
si como sostiene Raymond Geuss, “la filosofía hombres inertes, a aquellos que se contentan con el destino que
política debe reconocer que la política trata en la fortuna les depara, y que hasta la teoría democrática más abs-
primera instancia a cerca de la acción y de los tracta podría aplicarse entre hombres sabios cuyo comportamien-
contextos de acción”1, y que si, en términos más to respondiese únicamente a la razón. La única dificultad de las
constituciones es, pues, conocer hasta qué grado pueden agitarse
o reprimirse las pasiones sin comprometer la felicidad pública”.
Madame De Stäel. De la influencia de las pasiones en la felicidad
1
Geuss, R. Philosophy and Real Politics. Princeton & Oxford, Prein- de los individuos y de las naciones /Reflexiones sobre el suicidio.
ceton University Press, 2008, p. 11. Córdobam, Berenice, 2007, p. 41.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Pasividad y “obje(c)to político”.
(El arte corporal y la política de las pasiones)

siempre implicaciones referidas a la acción, al política contemporánea, referirse a la condición


movimiento, en suma, a la decisión, que, des- pasiva del yo como un estadio político resultaría
de luego, determinan un frente de oposición cuanto menos provocador, en el sentido de que
nítido y sin ambages frente a cualquiera de las el pensamiento sobre lo político es, sin excep-
formas de la pasividad considerada, en razón ción, un pensamiento acerca del sujeto. Y ni que
de ello, como un indicio de claudicación y de decir tiene que, cuando se expresa que, en la
sometimiento del individuo ante determina- pasividad de la pasión, el yo se articula como
dos poderes o circunstancias que le desbordan. “paciente del mundo”, lo que se desliza es que
Vale la pena recordar que uno de los oríge- este yo se muestra como objeto de, es decir, que
nes del concepto de pasión es el término griego nada más lejos de la subjetividad política de la
pathos, y el latino patior, que significan sufri- teoría contemporánea que la objetualidad que
miento, suplicio, padecimiento. Sufrir y padecer caracteriza al yo pasivo y sufriente. Este “factor
connotan una disposición del yo, en virtud de de imposibilidad” que parece sobrevolar sobre
la cual sobresale su función de “soporte de”: el cualquier intento de convertir el objeto de la pa-
yo paciente sufre por soportar algo que procede sión en un objeto político se acentúa cuando se
de fuera de él, y ante lo cual únicamente puede recuerda que, en el marco de interpretación más
adoptar una actitud de acogida. Efectivamente, reciente, la pasividad se ha entendido en térmi-
padecer es, en rigor, “acoger el mundo”, recibirlo nos de reificación o coseidad. Así, no ha de re-
abiertamente, sin filtros ni mecanismos atenuan- sultar extraño que Axel Honneth, en su lúcido
tes, en toda su crudeza y problemática. En tal ensayo sobre la teoría de la reificación lucka-
sentido, quien padece el mundo lo hace sola- siana, afirme que “el sujeto ya no participa acti-
mente porque se muestra receptivo a él y, por vamente en las acciones que tienen lugar en su
ende, porque, con una radicalidad difícil de so- entorno, sino que es situado en la perspectiva de
brellevar a veces, suspende su ensimismamiento un observador neutral a quien los acontecimien-
y se abre al mismo. He aquí, pues, un primer tos dejan psíquica y existencialmente intacto.
matiz que no se debe obviar, so pena de orillar Aquí ‘contemplación’ no significa tanto la pos-
el primer valor positivo que reside en el modo tura de quien está absorto o concentrado en la
pasivo del yo: y es que, en su gesto de acoger teoría, sino una actitud de observación paciente,
y de padecer el mundo, este se sitúa en el polo pasiva; e ‘indolencia’ quiere decir que el agente 287
opuesto a la condición de impasibilidad del ser, ya no está afectado emocionalmente por lo que
sin ningún género de dudas, no solamente el acontece, sino que lo deja pasar sin implicarse
estado de auténtica y real negación del trance interiormente, solo lo observa”4.
apasionado, sino, también, el más incuestionable Es del todo evidente que, en la nomenclatura
y explícito grado cero de lo político que se pueda empleada por Honneth para describir la cosifica-
precisar. El “yo impasible”, ciertamente, se distin- ción del individuo en las sociedades modernas y
gue por su incapacidad para padecer y sufrir, y, contemporáneas, la equivalencia establecida en-
en este orden de cosas, por su comportamiento tre la pasividad y posicionamientos ante la reali-
intransitivo con respecto al mundo. Diríase más: dad que implican desafección, neutralidad y falta
la impasibilidad es un estado de negación del de implicación resulta como mínimo imprecisa y
mundo, por cuanto se colige que, en contra de carente del afinamiento analítico necesario. De
tantas valoraciones negativas que se han verti- hecho, el yo ensimismado, neutro y limitado a
do en torno a la pasividad del yo en la pasión, la mera contemplación de los acontecimientos
lo que esta le aporta a su régimen experiencial se corresponde, antes bien, con la condición de
es precisamente la posibilidad del mundo y, por impasibilidad antedicha, y no con su modo pa-
extensión, su inscripción en el horizonte de lo sivo y paciente. Entre otras razones, porque si
político. hay algo que diferencia la pasividad de la con-
La cuestión, toda vez que se ha comproba- jugación impasible del yo es que, en el gesto de
do la apertura al mundo que conlleva el paso “acogida” que la articula, el mundo deja de cons-
de la impasibilidad a la pasividad, es abundar tituir un fenómeno indiferente y a distancia, para
en la manera en que el hecho en sí del pade-
cimiento puede tornarse ya no solo en una ac-
titud política más, sino en el origen mismo del
yo político. En principio, y si se atiende a los 4
Honneth A. Reificación. Un estudio en la teoría del reconocimiento.
diferentes apriorismos que vertebran la filosofía Buenos Aires, Katz, 2007, p. 29.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

pasar a ser una realidad que, por interiorizada, un problema. “No hay pasiones neutras”, asegu-
es sufrida y “soportada”. Debido precisamente a ra Marc Wetzel8; afirmación esta que, convenien-
este “recepción del mundo” que posibilita la dis- temente reconducida, permite declarar que “ser
posición paciente del yo, la pasividad exige ser objeto del mundo” supone adoptar una posición
comprendida como un estado de aflicción, por de paciencia crítica, que convierte el pathos del
el que, de manera más violenta que en ningún yo en un momento de intencionalidad política.
otro caso, el mundo afecta al individuo, orien- Ahora bien, cuando, en el presente contexto, se
tándolo radicalmente hacia él. Sorprende, en lo mantiene la existencia de un “obje(c)to político”,
tocante a esto, que el propio Honneth, defina fundamentando tal hipótesis en la experiencia de
el acto de “reconocimiento” —aquel por el que una “pasividad crítica” y, por tanto, en la impo-
el individuo se redime de su reificación por la sibilidad de una “recepción neutral” del mundo,
sociedad— como “un estar afligido por todos los lo que se pretende poner de manifiesto es que
datos situacionales”5. Lo que viene a demostrar la falta de neutralidad a la que se alude no solo
que, para que este momento de afección sea po- compromete al objeto afectado —el yo—, sino,
sible y el mundo resulte accesible, es menester en igual medida, a la realidad que se acoge —el
poner fin al estado de ensimismamiento, de “cui- mundo—. De esta manera, en el estado paciente,
dado de sí mismo”, que impide la implicación en no es únicamente el yo el que, a resultas de ser
las realidades circundantes6. afligido, modifica su estructura emocional y on-
La pasividad entraña un reconocimiento del tológica: lo que añade a la pasión el carácter ob-
mundo, y este es el requisito previo indispensa- jetor del padecimiento es precisamente un juicio
ble para la consecución del acto político como crítico del mundo que, en definitiva —y como a
tal. El problema, no obstante, es si este “recono- continuación se especificará—, interpreta, foca-
cimiento del mundo” obtenido en su “acogida” liza y —he aquí lo importante— concreta una
por parte del yo se realiza alentado por algún voluntad de transformación. Mientras que, en el
tipo de intencionalidad, o, por el contrario, y modelo cartesiano, las pasiones sufridas por el
si como asegura Carlos Gurméndez, la pasión alma adquieren la forma de simples percepcio-
pura es “mera receptividad que acoge y acepta nes que, en tanto que paradigma de la pasivi-
las cosas tal como son (…) es refleja, como un dad pura, se oponen a las acciones o voliciones
288 espejo del ‘camino real’”7. Para arrojar luz sobre —esto es, tienen la capacidad de alterar violenta-
un asunto tan crucial como este, es necesario mente la arquitectura del alma, pero no la de ge-
poner en cuestión el “monopolio del sujeto” que, nerar juicios de valor que devengan acciones9—,
de manera tan incontestable y abrumadora, se en el modelo determinado por el “obje(c)to po-
ha establecido en el corazón de la teoría política lítico”, es la “pasividad crítica” la que se encarga
actual, y profundizar en las peculiaridades más de especificar las estrategias de intervención en
inadvertidas del yo como objeto del mundo. Con el mundo. Si, como indica Susan James, son las
esta finalidad, hay que poner de manifiesto el pasiones las que “nos conducen a responder al
hecho de que “objeto” comparte raíz etimológica mundo externo y a manipular los objetos que
(obiectus) con “objecto”, que significa objeción, en él nos encontramos, incluyendo a otras per-
tacha, reparo, precisamente una de las acepcio- sonas, de modo que sin ellas estaríamos conde-
nes que se le consignan a “objeto”, pero que sue- nados a vivir en la inercia y en el aislamiento”10,
le ser soslayada por los autores contemporáneos. se desprende que el origen de cualquier proceso
Aquello que se pretende subrayar con esta adver- de transformación de la realidad es un momento
tencia es que, en su fundamento semántico —y de pasividad, una actitud paciente ante el mundo
valga el juego de palabras—, el obje(c)to es el que que determina una tendencia de actuación.
objeta o, llevándolo al terreno de discusión aquí
planteado, es el que recibe el mundo críticamen-
te, el que lo cuestiona, el que lo acoge como

8
Wetzel, M. “Action et passion”, en “Les passions”, Revue Internatio-
nale de Philosophie, Bruxelles, n.º 3/1994, p. 309.
9
Descartes, R. Pasiones del alma. Madrid, Tecnos, 2006, art. XXVIII.
5 10 James, S. “Explaning the Passions. Passions, Desires, and the
Ibid. p. 55.
6
Ibid. Explanation of Action”, en Gaukroger, S. The Soft Underbelly of
7
Gurméndez, C. Teoría de los sentimientos. México & Madrid; Fon- Reason. The Passions in the Seventeenth Century. London & New
do de Cultura Económica, 1993, p. 40. York, Routledge, 1998, p. 21.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Pasividad y “obje(c)to político”.
(El arte corporal y la política de las pasiones)

De lo que se trata, en esta ponencia, es de rirá una vinculación clarificadora entre “pasión”
examinar las formas en que este desplazamiento y “cuerpo” o, para ser más precisos, entre una
del énfasis político desde la “teoría del sujeto” “política de las pasiones” y el “giro carnal” im-
a la “teoría del objeto” se concreta en la praxis puesto por el arte corporal desde los años 60
artística contemporánea; objetivo el cual reque- hasta la fecha.

289
La resurrección según Stanley Cavell.
Registros cinematográficos y resonancias
políticas de un motivo perfeccionista
Francisco Javier Gil Martín
Universidad de Oviedo

290
Palabras clave beli macor, 1998) de Emir Kusturica, Hable con
ella (2002) y Volver (2006) de Pedro Almodóvar,
El hombre sin pasado (The Man without a Past,
Stanley Cavell, cine, democracia, perfeccionismo,
2002) de Aki Kaurismaki o Luz silenciosa (2007)
resurrección.
de Carlos Reygadas. Esta recurrencia del motivo
de la resurrección en el cine azuza los afanes,
nunca saturados, de la interpretación filosófica.
Resumen Stanley Cavell, el catedrático emérito de Estética
y Teoría General de los Valores en la Universidad
La resurrección es un motivo que el cine ha re- de Harvard, es un filósofo que ha reflexionado
elaborado a menudo de una manera sorpren- con sutileza y perspicacia acerca de ciertos pre-
dente. Podemos citar, a modo de ejemplo, quin- supuestos e implicaciones de ese motivo dentro
ce títulos significativos en los que ese tema se del medio cinematográfico, si bien es cierto que
articula en direcciones disparejas: Laura (1944) no lo ha hecho por referencia a la mayoría de
de Otto Preminger, El retrato de Jennie (Portrait las películas antes citadas1. Esa reflexión apare-
of Jennie, 1948) de William Dieterle, Ultimátum ce ocasional, pero reiteradamente en sus análisis
a la Tierra (The Day the Earth Stood Still, 1951) (selectivos y, si se quiere, idiosincrásicos) de los
de Robert Wise, La palabra (Ordet, 1955) de Carl
Theodor Dreyer, Vértigo (Vertigo, 1958) de Al-
fred Hitchcock, Viridiana (1961) de Luis Buñuel,
Solaris (1972) de Andrei Tarkovsky, La Marque- 1
Aunque, para ser más precisos, podemos entrever el motivo en
sa de O (Die Marquise von O…, 1976) de Éric algunas de sus alusiones a Vértigo y también en el tratamiento que
Rohmer, La última tentación de Cristo (The Last ofrece de La marquesa de O… en la tercera de sus Carus Lectures
de 1988 (“The Conversation of Justice. Rawls and the Drama of
Temptation of Christ, 1988) de Martin Scorsese,
Consent”), publicadas como Conditions Handsome and Unhand-
Despertares (Awakenings, 1990) de Penny Mar- some: The Constitution of Emersonian Perfectionism, The Universi-
shall, Gato negro, Gato blanco (Crna macka, ty of Chicago Press, Chicago, 1990, pp. 101-126.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - La resurrección según Stanley Cavell. Registros cinematográficos
y resonancias políticas de un motivo perfeccionista

grupos de películas que él enmarca en sus dos resurrección en la medida en que son devueltas
géneros cinematográficos preferidos, ambos per- a sus variantes seculares, sin duda más prosaicas
tenecientes a la época dorada de Hollywood: las e intuitivas, pero acaso también más originales.
comedias de enredo matrimonial (remarriage Ahora bien, cuando devuelve la resurrección al
comedies) y los melodramas de la mujer desco- ámbito de lo ordinario es para ponerla allí en
nocida (melodramas of the unknown woman). relación con la amenaza permanente del escepti-
En relación con el primero de esos géneros, con- cismo —al que Cavell caracteriza en más de una
viene tener muy presente su revisión del tipo ocasión como la “pequeña muerte”— de la vida
de comedia romántica que inaugura William cotidiana3. Y, de hecho, esta específica dimen-
Shakespeare; y, en relación con el segundo, el sión filosófica resulta indispensable para enten-
lazo genealógico de los melodramas, que atañe a der la articulación de la perspectiva —amplia a
la propia significatividad de la resurrección como la vez que mundana— acerca de la resurrección
motivo cinematográfico, lo ofrece ante todo su en sus reflexiones sobre el cine.
particular lectura de Casa de muñecas de Henrik Me propongo evaluar el alcance de esa pers-
Ibsen. La reflexión de Cavell sobre dicho motivo pectiva, así como las conexiones que traza Cavell
también ocupa un lugar prominente en sus espe- con temas centrales de su apropiación del per-
culaciones a propósito de Conte D’Hiver de Éric feccionismo estadounidense y, en particular, con
Rohmer y, por lo tanto, a propósito también de la aspiración emersoniana en pos de nuestro me-
las conexiones de esta película con la pieza tea- jor yo (our unattanied but attainable self). Como
tral de Shakespeare que Éric Rohmer homenajea, es sabido, Cavell ha desarrollado esa perspectiva
The Winter’s Tale. perfeccionista durante las dos últimas décadas
En esos pasajes y en otros anteriores, Cavell y ha retomado desde ella los motivos centrales
no entiende la idea de resurrección únicamente de su visión del matrimonio en las comedias de
(y ni siquiera en primera instancia) desde su sig- remarriage, o de la imposibilidad del mismo en
nificación religiosa, aun cuando sean justo sus los melodramas. Sin lugar a dudas, la solución
connotaciones religiosas lo que en no poca me- perfeccionista a la obsesión escéptica que habita
dida le dan la gracia al sentido ordinario sobre en lo ordinario se ajusta a los sutiles e insistentes
la resurrección. De este da testimonio el uso lin- entramados metafilosóficos que Cavell entreteje
güístico común: entre las acepciones de resucitar en torno a las tareas instructivas —y a la peculiar
(del latín resuscitāre; de re y suscitāre, despertar) transcendencia reflexiva— de la filosofía. Pero 291
se cuenta no solo la de volver —o devolver— la mi interés se centrará más bien en las implicacio-
vida a un muerto, sino también los sentidos figu- nes políticas de la recomendación perfeccionista
rados y coloquiales de volver a la vida, volver a de que nos es dado superar a través del otro
nacer, así como restablecer, renovar, dar nuevo y de la conversación con el otro los obstáculos
ser a algo. En realidad, al igual que ocurre, por internos que nos impiden vivir de una manera
ejemplo, con Hannah Arendt cuando rescata el auténtica y, por lo tanto, de que está en nues-
motivo del milagro para caracterizar su concep- tra mano revisar y transfigurar nuestra manera
ción republicana de la libertad (un rescate que ordinaria de vivir. En último término el amarre
contrasta abiertamente con la actualización polí- político de la imagen cavelliana de la resurrec-
tica de Carl Schmitt, quien ve en el milagro el dé- ción es también una determinada concepción de
bito teológico contraído por la excepcionalidad Estados Unidos de América en tanto que forma
que es prerrogativa de la soberanía)2, Cavell en- de vida democrática y en tanto que sociedad cul-
cuentra un atractivo a las doctrinas religiosas de la turalmente en crisis.

3
En Stanley Cavell, “Philosophy the Day After Tomorrow” en Id., Phi-
2
Véase “¿Qué es la libertad?”, en H. Arendt, Entre el pasado y el losophy the Day After Tomorrow, Harvard University Press, Cam-
futuro, Península, Barcelona, 1996, pp. 263-268. En la p. 267 se lee bridge, 2005, pp. 128-9 (Trad.: “La filosofía pasado mañana”, en
lo siguiente: “La experiencia que nos dice que los acontecimientos S. Cavell, El cine, ¿puede hacernos mejores?, Katz, Buenos Aires,
son milagros no es arbitraria ni rebuscada; por el contrario, es na- 2008, p. 226), y en Cities of Words: Pedagogical Letters on a Re-
tural y, sin duda, casi un lugar común en la vida corriente. Sin esa gister of the Moral Life, Belknap Press, Cambridge, 2004, p. 438
experiencia común, el papel asignado por la religión a los milagros (Trad.: Ciudades de palabras. Cartas pedagógicas sobre un regis-
sobrenaturales habría sido poco menos que incomprensible”. tro de la vida moral, Pre-textos, Valencia, 2007, p. 430).
¿Existe un elemento estético-político?
Jordi Carmona Hurtado

292
I nos una perspectiva excelente de las relaciones
actuales entre el arte y la política, si no fuese sin
duda por las dudas de aquellos a quienes siem-
Nos gustaría aquí interrogar lo más esencialmen-
pre resulta sospechoso tanto consenso.
te posible las relaciones entre la estética y la po-
Pero lo que hace verdaderamente paradójica
lítica, ofreciendo algunos puntos de referencia
la situación, es que todas estas prácticas que tra-
en forma de proposiciones hipotéticas que fija-
tan de llevar el arte a la sociedad y la sociedad
rían la instantánea de un momento perteneciente
al arte se dan en un momento que podemos lla-
a un trabajo de investigación todavía en proceso
mar rápidamente de crisis en cuanto a muchas
que en buena medida toma su hilo conductor de de las tradiciones que han pensado las relacio-
esta cuestión. nes entre el arte y la política y que siguen hoy
Si consideramos que esta investigación es funcionando. Estas tradiciones son diversas, pero
oportuna, es porque nos encontramos hoy ante esta diversidad podría sintetizarse en el hecho
una situación paradójica. Por un lado, las cues- básico de suponer una relación secundaria o re-
tiones del arte crítico con el poder, del arte fuera lativa entre el arte y la política. Así, una obra de
de su aislamiento, de las prácticas artísticas que arte podría pensarse como política o no según la
aspiran a generar efectos de algún tipo de trans- toma de partido de su autor frente a los proble-
formación social, o de hacer participar en sus mas del mundo y de la sociedad; según se sitúe
procesos a fragmentos de la población ajenos a en el seno de las grandes instituciones del arte o
la sociedad artística profesional, no son de nin- más bien en sus márgenes; según que esa obra
gún modo marginales, sino que se encuentran a represente o no tales sujetos o tales situaciones;
menudo no solo en el trabajo de muchos artistas según que en ella el trabajo formal no tenga otra
sino en los programas de los grandes museos y inquietud más que sí mismo o se subordine a la
en el centro de preocupaciones de las grandes transmisión de tal mensaje o tal consigna; según,
medidas culturales de gobierno. Esto podría dar- en fin, los efectos que tal obra o tal performance
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - ¿Existe un elemento estético-político?

pretenda suscitar en los espectadores a los que ella con el término de misterio: «la relación más
se dirija, por ejemplo si busca una recepción «es- estrecha y más misteriosa»1, así se refirió a aque-
tetizante» y distanciada o aspira, al contrario, a lla que pueda darse entre el acto de creación del
provocar una toma de conciencia o algún tipo arte y la lucha de un pueblo por su liberación.
de movilización. Es este misterio, el que se trata aquí de contribuir
Estos ejemplos conforman un panorama sufi- a clarificar.
ciente a nuestro juicio de ciertas tradiciones am-
pliamente dominantes aún hoy en día a la hora
de entender y practicar la relación entre arte y II
política. Que estos paradigmas de relación se-
cundarios o relativos, que heredamos de tradi- Habría que tratar de ir entonces a la raíz del
ciones diversas, estén en crisis, como podemos asunto, para tratar de ver precisamente si hay
sostener, no quiere decir de modo alguno que raíz común. Pero si en el título de nuestro tra-
no funcionen: al contrario, funcionan extrema- bajo hablamos de un elemento estético-político
damente bien, gozan de excelente salud. Pero el como lo que se trataría de buscar, de un elemen-
problema es que funcionan tan bien, que aca- to común y no de una raíz común, es porque así
ban a menudo por volver completamente opaco nos dirijimos de un modo más pertinente hacia
la naturaleza de la cosa que buscamos. Lo que
aquello de lo que pretenden dar cuenta. Pues,
comparten la estética y la política, no es algo
¿cómo es posible que tantas prácticas que se pre-
que tenga que ver con la raíz de las cosas sino
sentan a sí mismas como «radicales», «subversi-
con la singularidad de un aparecer determinado,
vas» o más modestamente como «participativas»
podemos decir. Y en efecto, esto también quiere
o «relacionales» y que son hoy tan bien acogidas decir que no se trata para nosotros de fundar
por las instituciones del arte, coexistan tranquila- la relación entre la estética y la política: y esto
mente con un momento tan débil como el actual por una razón muy simple, que es que lo que
de la política de emancipación, en las que las tienen en común la estética y la política no es un
desigualdades se acrecientan sin cesar, en el que elemento fundante sino más bien desfundante.
las oligarquías pretenden imponer su ley del más El elemento estético-político buscado desfunda:
fuerte ignorando cualquier contestación popular? pero esta desfundación no es meramente nega- 293
¿Y cómo es posible que estas prácticas, que ocu- tiva, pues hace emerger algo singular. Esto que
pan el espacio dejado vacío por las vanguardias hace emerger la relación entre estética y política,
al ritmo de los desencantos políticos del siglo XX, es lo que podemos llamar un mundo. Un mun-
no ocupen sin embargo muy a menudo ese es- do, es lo común que aparece, es un abrirse de
pacio en lo que concierne al desafío de creación? las cosas según una calidad determinada o una
Ahora bien, en este texto no tenemos la pre- espesura singular de la apariencia. Si tomamos
tensión de añadir una teoría crítica más a las ya las definiciones de Hannah Arendt, mundo es
existentes, ni de definir las líneas programáti- tanto espacio de apariencia como patria2: tanto
cas de un arte político realmente eficaz para el lo más fugaz como lo más sustantivo, podemos
presente o el futuro. No pretendemos más que decir. Se trata aquí de una fugacidad que no cesa
ofrecer algunas proposiciones que tienen el úni- de reivindicar su efectuación en las cosas, y de
co objeto de clarificar una relación, entre el arte una sustantividad que corre el riesgo permanen-
y la política, que algunos signos nos inducen temente de dejar de ser, si no es atravesada por
a considerar que hoy es especialmente oscura. los rayos del infinito y de la nada.
Pero lo que cuenta aquí es entender que no
Se trata, por otra parte, de contribuir a clarificar
hay mundo si no hay creación. Un mundo no es
esta cuestión en lo que tenga de pensable, no de
«criticable» ni de programable. Y que en lo que
tiene de pensable, la relación entre arte y polí-
tica no esté entre las relaciones más evidentes, 1
Qu’est-ce que l’acte de création?, en Gilles Deleuze, Deux régimes
tampoco es algo que aprendamos completamen- de fous et autres textes (1975-1995), Minuit, París, 2002. (En caste-
te de la situación actual, por paradójica que se llano: Dos regímenes de locos, Pre-Textos, Valencia, 2008.)
2
Nos servimos aquí de la traducción francesa de The human condi-
nos presente. Esta opacidad actual se dobla de
tion, Hannah Arendt, Condition de l’homme moderne, Agora, París,
una oscuridad inactual más persistente. Así, por 1983, pp. 222 y ss. (En castellano: La condición humana, Paidós,
ejemplo, el filósofo Gilles Deleuze se refirió a Barcelona, 2003.)
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

algo natural, no tenemos mundo por ser habitan- estética y la política supone un corte entre ser
tes de la tierra, salvajes o civilizados, o por per- y ser ahí. Este corte interrumpe el juego de co-
tenecer a la especie humana, o por ser animales rrespondencias y de llamadas y respuestas entre
racionales. Y que un mundo solo sea pensable ser, decir, y ver. Lo visible no es lo mismo que lo
en términos de creación no nos remite tampoco decible, las palabras se separan de las cosas: eso
de ningún modo a algún Dios creador. No es ocurre cuando hay un mundo. Pero más profun-
Dios sino el hombre el que crea, podemos de- damente, esto quiere decir que en la creación de
cir, pero a condición de entender que no es el un mundo, algo que no es puede aparecer sin
hombre sino los hombres, o incluso el hombre y embargo, y eso que aparece puede no ser sin
los hombres. Lo importante es entender una dis- embargo. Aunque esto no implica que esto que
paridad constitutiva por así decirlo en el seno de aparece carezca de sustantividad: solo desde el
un «espacio de apariencia» que destituye la «rea- espacio de apariencia, solo desde esa espesura
lidad». No hay mundo para el hombre allí donde singular de la apariencia que nombra un mundo,
hay Dios, solo trasmundo. Pero paradójicamente, es posible que algo como el ser plantee cues-
como entendió perfectamente Nietzsche, el hom- tión: aunque esto no deje de olvidarse. También
bre no sobrevive a la muerte de Dios. Por eso, se puede decirse que solo un mundo salva, y salva
puede decir que es el hombre y los hombres los en primer lugar del nihilismo: pero un mundo
que crean, a condición de no entender en ello no funda. Es lo fundado siempre lo que se dirije
ninguna referencia a alguna naturaleza humana hacia el no-ser. Si el mundo no es susceptible de
dada y contable: no hay naturaleza humana, solo una fundación, es porque lo que sea un mundo
hay el hombre, y los hombres, y ni siquiera el no es susceptible de conocerse, de saberse: pero
hombre y los hombres sino las relaciones y el lo que no puede conocerse, eso es precisamente
espacio que aparecen entre ellos, el espacio de lo que puede pensarse. Un mundo es un espa-
entre los hombres que se abre cuando hay algo cio de apariencia, un sensible singular que no se
así como un mundo, y más todavía potencias sabe pero que sin embargo se da a pensar, y sólo
sobrehumanas e inhumanas que no se acuerdan se da a pensar, y solo del pensamiento recibe su
entre sí, el intervalo entre una naturaleza huma- coherencia. De ahí, que frente a la fenomenolo-
na perdida y una naturaleza humana por venir. gía, la cohesión del mundo no sea pensable en
294 Hay que entender entonces en el mundo una términos lógicos ni existenciarios: la única cohe-
creación que desfunda. Pero esta creación no es sión del mundo es estético-política.
algo simple, no se reduce a un acto simple: de Lo importante aquí es entender que para
ahí que necesitemos dos términos para pensarla, pensar esta cohesión, esto es, esta relación en
estética y política, una separación en el seno de la separación de la estética y la política, es ne-
una relación. Este modo de pensar se distingue cesario algo así como una revolución del modo
del de la fenomenología. La fenomenología es de pensar, un pensar de otro modo. La política
una idea del pensamiento que supone una ex- no corresponde a ninguna región del ente entre
presividad transitiva del ser en la apariencia: el otras, no se define por un conjunto de objetos
ser se muestra, ya sea en el acto de conciencia que pueda ser determinado científicamente. Por
husserliano, ya sea en la dramaturgia ontológica eso no tiene sentido ninguna «ciencia de la po-
del auto-mostrarse del ser en Heidegger. De la lítica», y ninguna filosofia política tiene la me-
inmediatez que hace que el ser solo sea ahí, que nor pertinencia. La política no tiene que ver con
no haya ser sino en el ahí, depende el discurso el estudio de las diferentes formas de gobierno
de la fenomenología. Así, por ejemplo, el ser ya imaginables o históricas, con determinar la mejor
se dirije originariamente al existente por su ca- forma del Estado, de la constitución de la Ley o
pacidad de hablar, por su facultad de constituir- del orden del Derecho, tampoco con las disquisi-
se en el lógos apophantikós. La palabra desvela ciones en torno a cual es la mejor estrategia para
al ser, el lenguaje hace ver desde la palabra3. tomar el poder. La política no es el gobierno,
Ahora bien, a diferencia de la fenomenología, ni el estado, ni el derecho, pero tampoco es la
pensar el mundo en el seno de la relación de la estrategia: estas instancias no solo son otra cosa
que la política, sino que no pueden sino evacuar
la política, suprimirla, darla por inexistente. Aho-
ra bien, la filosofía política siempre se ha intere-
3
Véase el célebre parágrafo §7 de Sein und Zeit, Martin Heidegger, sado exclusivamente por estas cuestiones, desde
Ser y Tiempo, Trotta, Madrid, pp. 53 y ss. Platón. Esto no quiere decir que estas cuestiones
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - ¿Existe un elemento estético-político?

estén desprovistas de todo interés, pero que, sim- interrumpiendo una lógica transitiva del ser y la
plemente, si la filosofía política no es pertinente apariencia; el pensamiento en un sensible hete-
a la hora de pensar la política es porque no llega rogéneo. Por eso no hay más filosofía del arte
a alcanzarla, da por así decirlo por resuelto el que filosofía política; y todo se juega aquí más
conflicto constitutivo de la política, da por des- bien en entender por qué especie necesidad la
contado aquello de lo que debería al contrario filosofía se declina, a partir de cierto umbral, a la
dar cuenta. Y esto, puede decirse, porque hay un hora de dar cuentas de qué sea un mundo, en el
conflicto profundo entre la filosofía y la política. seno de la relación en la separación de estas dos
Este conflicto ha sido recientemente interrogado, instancias, de estos dos pensar de otro modo, la
aún en el seno de trayectorias muy divergentes, estética y la política.
tanto en los trabajos de Jacques Rancière como
de Hannah Arendt. Es por eso que para tratar de
determinar qué sea un elemento estético-político III
partimos principalmente de ellos: en ellos, cree-
mos, hay ya en cierto modo un principio de pen- Esto implica ante todo situarse en cierta histori-
sar de otro modo4. cidad. Antes hacíamos referencia a una «revolu-
Y lo importante es que algo semejante ocurre ción del modo de pensar», con ello pretendíamos
con la estética. La estética no es una filosofía comenzar a situarnos en esta historicidad. Y es
del arte, que pretenda legislar lo que el arte sea que esta no es una expresión nuestra: es una ex-
o deba ser, o que se ocupe de esa franja del presión del final del siglo XVIII, que encontramos
ente ocupada por objetos específicos llamados en Kant, en su Crítica de la razón pura5. Con
obras de arte, entre otros objetos. Pero la estética ello Kant pretendía dar a entender y a sentir qué
no consiste tampoco en el estudio empírico de suponía la filosofía transcendental, en relación al
ciertas conductas psicológicas o de ciertos senti- modo de pensar clásico de la metafísica. Segu-
mientos naturales del hombre que se producen ramente, en el contexto del prólogo de la obra,
en el contacto con objetos bellos naturales o ar- Kant quería así intervenir polémicamente en las
tificiales. La estética es tan poco natural como la según él vanas disputas dogmáticas, en las dis-
política. Si las dos son objetos problemáticos o putas de las diferentes escuelas, en las disputas
molestos para cierta idea de la filosofía, es por- escolásticas. Pero lo que hay en juego va más 295
que alteran lo que piensan. No son objetos del allá. Aquí solo restituiremos de esta problemática
pensamiento sin ser al mismo tiempo otros del algunos de los elementos que tienen más direc-
pensamiento o diferencias del pensamiento, pen- tamente que ver con lo que buscamos, y que
samientos de otro modo y figuras fueras de sí del son por otra parte bien conocidos. En primer lu-
pensamiento, en otras partes y otras relaciones gar, Kant se interroga sobre cierto escándalo de
de espacio-tiempo, frente a los cuales la filosofía la metafísica: que los siglos transcurran, que en
no tiene ningún privilegio, pues no puede seguir ellos se sucedan los grandes pensadores, y sin
tal cual con su marcha. La política ya piensa a embargo la reina de las ciencias no sea encon-
su modo, como la estética a su modo, de otro trada. Que aquello que está tanto al final como
modo todavía. No son objetos sin ser asimismo al principio de todo conocimiento, no pueda de-
otros e ideas autónomas del pensamiento, suje- terminarse en suelo seguro. Y que esta falta de
tos del pensamiento: el pensamiento en el ahí de concreción tanto de los fines últimos como de
un común conflictual o disensual que aparece los primeros cimientos haga tambalearse a todo
el edificio del saber, haga surgir abismos y rup-
turas por todas partes. El lugar de este escándalo
en Kant recibe un nombre preciso: es la apa-
4
Nota aclaratoria: si bien las proposiciones aquí avanzadas se sitúan
en la estela de los caminos de pensamiento abiertos por Arendt y
Rancière, y solo son posibles gracias a ellos, hasta un punto que
5
sobrepasa lo estrictamente citable, no constituyen sin embargo un La expresión de Kant es: Revolution der Denkart. Aparece en el se-
comentario o una interpretación; se trata, por decirlo (demasiado) gundo prólogo a la Crítica, de 1787. Esta expresión ha sido puesta
rápidamente, de sacar a relucir cierta pregnancia metafísica de es- en relieve e interpretada por François Fédier, en el artículo “Höl-
tos caminos, lo que supone retrabajar los conceptos más allá de la derlin Révolution Modernité”, incluido en el volumen colectivo La
mera confrontación, más acá de la exégesis textual. Eso requiere politique des poètes, Albin Michel, París, 1992. Pero nuestra lectura
también asumir que por mucho que les debamos, no podemos au- se aleja de la de Fédier, que entiende esta revolución en términos
torizarnos completamente en ellos. de finitud.
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riencia transcendental. Y una determinación in- pensamiento real sin un nuevo desplazamiento,
trínseca: que la razón en su uso puro no puede sin cada vez esta tarea de pensar de otro modo,
cesar de engendrar ilusiones, no puede dejar de y que el sí de la cosa en sí esté cada vez de
ir más allá de aquello que constituye su poder nuevo tirado por algo otro, y las proyecciones
propio, de lo que puede legislar. Este escándalo del espacio transcendental se alteren, y deban
de la razón no puede paliarse con transforma- ser de nuevo pensadas, trazadas. De ahí incluso
ciones en el método: la ilusión no es el simple que por ejemplo, no pueda entenderse a Marx
error. Lo específico de la metafísica, de lo que sin esta revolución del modo de pensar, que sin
la tradición conoce como metaphysica specialis, duda se relaciona con revoluciones de otro tipo
es determinado en la crítica kantiana como el que no faltaban en el tiempo de Kant.
ámbito de lo suprasensible. La apariencia trans- Esta revolución kantiana del modo de pensar
cendental es el lugar al que la razón no puede tiene otra consecuencia importante. Tiene que
dejar de ascender en su uso puro pero en el cual ver con lo que la escuela llamaba el intuitus ori-
no tiene poder de legislación. Pero lo decisivo ginarius, pero que estamos más acostumbrados
aquí, y que a menudo se olvida, es que la razón a entender, desde el idealismo, con el nombre
descubre aquí un ejercicio ignorado por la tradi- de intuición intelectual. Es también lo que los
ción: la apariencia transcendental, el espacio de antiguos llamaban nous, como culminación del
ilusión que la razón no puede dejar de engen- proceso de la theoría. Es la suposición que habi-
drar, es sin embargo susceptible de un trazado. ta en la base de toda metafísica: que la cosa en
Este trazado no es el del conocimiento, sino el sí puede darse en una intuición6. Que es posible
del pensamiento. La apariencia transcedental no una relación inmediata con lo absoluto, aunque
puede conocerse, pero eso no implica que no sea al final de todas las mediaciones. Esto es lo
deba pensarse. Trazar este espacio, esto es pen- que en el léxico del idealismo supone una iden-
sarlo, consiste en situar en el pensamiento sus tidad de sujeto y objeto, que el saber es saberse,
antinomias, sus paralogismos, la dialéctica de su que el ser es susceptible de una auto-revelación.
ideal. Pero la dialéctica en Kant no está puesta Si es así, el pensamiento puede crear por sí mis-
en movimiento como en Hegel, está por así de- mo, puede poner absolutamente su objeto y vi-
cirlo parada, trazando así el espacio de la apa- ceversa. Es la visión del pensamiento como pura
296 riencia transcedental. El espacio de la apariencia actividad, como acto puro, en el que por eso
transcendental no es el de los conceptos que mismo ya no hay necesidad de pensamiento:
pueden ser remitidos a una intuición sensible: es Dios no necesita pensar, ya lo ve todo, y este
el de las ideas, entendidas como proyecciones acto de ver es indiscernible del acto de crear,
de la razón pura. Pero la relación fundamental Dios ve todo a la vez del mundo que ha creado
de estas ideas con la cosa en sí es oscura: de o que crea, sin necesidad de pensar. Ahora bien,
ahí que se proyecte la apariencia transcendental, la apariencia transcendental es lo que viene en
como un foco de luz que atravesara objetos di- el lugar del intuitus originarius. Si es necesa-
fractantes. Ahora bien que la dialéctica esté aquí rio pensar, es porque precisamente, en cuanto a
parada, o en reposo como diría Benjamin, que lo suprasensible, la vista falla. Esto no significa
por así decirlo con esta revolución del modo de simplemente, una vez más, que permanecemos
pensar «no salgamos de la caverna», esto también en la mediación, sino que entramos en un espa-
tiene consecuencias revolucionarias desde otro cio esencialmente complicado. Pues ni siquiera
punto de vista: que el hecho de que la existencia pensamos constantemente, no pensamos desde
de algo así como Dios, o como la libertad en el el principio, no pensamos todavía. Hay algo en
mundo, o como el alma, sean indecidibles en la el pensamiento que no piensa, que solo pade-
teoría abren la posibilidad de que lo sean en la ce. La intuición es entonces resituada, y esto da
práctica. O que más profundamente, el espacio como consecuencia que haya en la intuición una
de la apariencia transcendental no deje de estar pasividad fundamental, que le impide crear a su
tirado desde fuera de sí mismo, no deje de remi- objeto. La intuición recibe, no puede ser sino
tir a un afuera del pensamiento puro, en el que sensible, es afección, y autoafección incluso.
este espacio se retransforma y se reproblematiza.
No solo que nos quedemos en la caverna, sino
que el foco de luz sea insituable: que lo que
hay fuera de la caverna entre en la caverna, y 6
Sobre estas cuestiones, puede consultarse el libro de Heidegger,
que la caverna salga de sí misma, y que no haya Kant y el problema de la metafísica, FCE, México D.F., 1993.
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Solo hay actividad pura en la espontaneidad del solo el pensamiento puede crear. Pero cuando el
entendimiento esquematizante, pero esta pura pensamiento crea, sensibiliza e idealiza. Ahora
actividad ni siquiera tiene gran interés, desde el bien, lo que crea son apariencias, que por así
punto de vista de la razón. Es la actividad de la decirlo, envuelven a las cosas, se proyectan des-
ciencia, que solo categoriza el fenómeno, pero de las cosas, doblan a las cosas. Pero esto no se
no toca ninguno de los fines propios de la razón. entiende sin otorgar un nuevo estatuto ontológi-
Entonces tenemos un doble resultado de la co a la apariencia. La apariencia transcendental,
revolución kantiana del modo de pensar. Por un no es la simple apariencia opuesta a la esencia,
lado, una ruptura, la famosa ausencia de raíz co- ni lo falso opuesto a lo verdadero, ni la ilusión
mún entre entendimiento y sensibilidad, el he- opuesta a la realidad. Emerge aquí un tenor po-
cho de que haya algo de profundamente pasivo sitivo de la apariencia, pero importa al mismo
en el pensamiento, algo en el pensamiento que tiempo entender a esta fuera del ámbito de lo
no piensa a lo que no nos podemos sustraer, el falso, de lo ilusorio, incluso de lo ideológico o
de la disimulación: es lo que se ha llamado la
hecho de que no pensemos todavía, desde el
libre apariencia, desde Schiller, en el sentido de
principio. Del otro lado, una proyección inevita-
«un parecer que no disimula el ser, sino que deja
ble, la apariencia transcendental. No dejamos de
que una presencia se despliegue»7. Solo cuenta
sentir cuando empezamos a pensar, hay algo en
aquí la oposición entre saber y pensar. Y hay
el pensamiento de profundamente afectado por
que entender también que, que tengamos algo
la sensibilidad, que necesita de la sensibilidad
así como un mundo, depende de este tenor libre
para poder pensar algo; y por otra parte, cuando de la apariencia, detectado por Kant, en el que
tratamos de pensar algo que nos interesa verda- se juega desde entonces lo que la tradición llamó
deramente, esto es cuando pensamos algo bajo metafísica, y que no va de sí sin creación cada
el signo de una idea, no dejamos de sobrepasar el vez, sin el trabajo de pensamiento que consiste
ámbito seguro del entendimiento, y proyectar el en abrir eso que no puede por sí solo sino clau-
espacio incierto de la apariencia transcendental. surarse sobre sí mismo, en un inmundo no solo
Lo que cuenta aquí retener es este movimiento sin idea, sino también sin sensibilidad8.
de una intuición sensible que se transfigura en La estética, que desde aquí nace, no es una
apariencia transcendental, y que no deja de ex- disciplina regional de la filosofía. Es un modo de 297
ceder en el uso de la razón a la simple produc- la efectividad del pensamiento: es un modo en
ción de verdades científicas: algo que no deja que el pensamiento aparece, en que algo libre se
de circular entre un cuasi-sensible y un supra- nos muestra en lo sensible. La estética es la idea
sensible, entre la afección y la idea. Envolvien- de esta apariencia autónoma, en el momento en
do al ejercicio regulado del mí que se hace yo, que ya no tenemos cosmología o teología racio-
hay todo un espacio de subjetivaciones múltiples nal, en el momento en que sabemos por la cien-
que sobrepasan al fenómeno y que solo se apo- cia que la naturaleza no se ocupa en hacernos
yan en un sensible que no es exactamente mío: favores. De ahí que se refiera prioritariamente
y es en este espacio en el que el pensamiento a la obra de arte, como obra de pensamiento,
se mueve, y en el que desplaza los lugares y según los términos de Arendt, como obra que
los tiempos. Así nuestros conceptos, desde este eminementemente conforma un mundo. Pero
punto de vista, no pueden sino sensibilizarse en lo que crea no es solo el arte, precisamente, en
una dirección, e idealizarse en la otra: están des- el sentido de un saber hacer9. Como el genio
de el principio atravesados por algo otro, tirados
desde dos polos heterogéneos. Este doble mo-
vimiento del concepto que se sensibiliza en una 7
Gérard Lebrun, Kant et la fin de la métaphysique, Armand Colin,
París, 1970, p. 491. (En castellano: Kant y el final de la metafísica,
dirección, y se idealiza en la otra, es el que crea
Escolar y Mayo, Madrid, 2008). Aquí precipitamos el camino que
la apariencia, a partir del fenómeno. une la problemática de la apariencia transcendental con el de la
libre apariencia, que sin embargo es restituido paso a paso con
gran virtuosismo por Lebrun.
8
De ahí que, frente a Badiou, «vivir sin Idea» signifique también vivir
IV sin sensibilidad, y el problema no sea el de «cambiar el mundo»,
sino más bien el de crearlo. Véase por ejemplo su último gran libro
Logiques des mondes.
Es en el seno de esta historicidad, podemos de- 9
Esto también es sensible en la vacilación de la terminología de
cir entonces, que el pensamiento puede crear, y Arendt: ora «obra de pensamiento», ora «ser de pensamiento».
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en Kant, es la naturaleza que da la ley, o como objetos sean estéticos en nuestras sociedades de
la obra de arte en Schelling, es la unión de un mercancías y propaganda, de cálculos perpetuos
proceso consciente y un proceso inconsciente. de medios y de fines. Pero este no servir del
Pues lo que cuenta en la estética no es tanto el arte en el régimen estético, no supone ninguna
arte como cierta idea de lo sensible. Si a algo se heroicidad particular del artista: es lo sensible
opone la estética, es precisamente a la poética, de la obra lo que es susceptible de aparecer li-
en el sentido de la legislación de la representa- bremente, esto es, el color, la frase, el sonido, la
ción, de la regulación mimética de la producción línea, como si fueran algo más que color, frase,
y la recepción10. La estética define al contrario sonido, línea.
un sensible ya habitado por la idea, un alma en Sin embargo, esta rareza, esta separación,
la superficie sensible, un sensible que hace ex- esta autonomía del arte en el régimen estético
cepción, un sensible heterogéneo, tanto sensible no comportan ninguna clausura, ni menos aún
como libre, una pasividad activa, un sensible sig- algún tipo de elitismo, frente a las vanas polémi-
no de sí mismo, un sensible en el que algo otro cas de aquellos defensores de un supuesto arte
se anuncia o se simboliza. De ahí que la obra de popular interesados ante todo en el embruteci-
arte pueda ser perfectamente un readymade, en miento del gran número, y en fin en que cada
el seno de la estética, y que el creador pueda ser uno esté en su sitio y tenga el arte que merece.
perfectamente el espectador. Y por otra parte, Al contrario, nada más común que el sensible
el pensamiento estético es precisamente el que de excepción de la estética. El problema es que
piensa un modo de relación con estos modos no hay nada que entender en la libre aparien-
sensibles de ser: un libre juego de las facultades, cia, solo que sentir, pero sentir de otro modo,
en el juicio estético, en Kant; una suspensión del de ese modo libre, enrarecido, separado, de lo
combate entre los instintos formales y sensibles, sensible de la obra de arte; lo que no evita que
ante la forma viviente, en Schiller; una igualdad por todas partes crezcan los pedagogos que pre-
ante el poema de todas las fuerzas físicas y espi- tenden explicar lo que significa el arte moderno,
rituales, en el punto de su máxima tensión viva, tan supuestaemente complejo. Pues sentir es lo
en Hölderlin. más difícil, es lo más duro, es cambiar de cuerpo,
Estos modos de relación tienen algo en co- en cierto modo, es adquirir nuevas pasiones. Ya
298 mún: todos son modos de no dominación, de que lo que se comunica aquí, y todo es común
una relación de ausencia de dominación. La es- y todo se comunica en la obra de arte, no es
tética define un modo de ser sensible en el que sin embargo un contenido de saber. Ahora bien,
lo que ahí aparece no es susceptible de ser do- esto no implica ninguna aproximación dionisíaca;
minado: ni por una voluntad artista que pretenda solo significa atender a la singularidad pensable
calcular sus efectos en el espectador, ni por un de la cosa. El juicio estético, en Kant, esto es, lo
espectador que pretenda exigir la diversión por implícito que hay cuando alguien dice «esto es
la que ha pagado. De ahí que el arte, en el régi- bello», no nos informa en nada de la cosa. No es
men estético, como lo llama Rancière, sea raro: un juicio de conocimiento, no nos dice nada en
no solo porque haya poco, sino porque enrarece cierto modo del objeto, pero sí nos dice algo del
lo sensible, lo separa de sí mismo y lo hace habi- sujeto que lo enuncia. Ahora bien, no hay nada
tar por algo otro, lo vuelve indisponible. Por eso de individual o de particular en ese sujeto; si hay
es un contrasentido entender la estética como sujeto estético, es porque en el juicio estético se
es habitual solo en términos de belleza, malen- da en una forma de universalidad. Ahora bien,
tendiendo al mismo tiempo la belleza en el sen- se trata aquí de una universalidad sin concepto,
tido de lo agradable. Lo bello, no es más que una universalidad de voces, como lo llama Kant.
eso que se da allí donde hay libre apariencia. Y el juicio estético, es tanto más universal cuanto
Pero libre apariencia, significa apariencia libre, más singular, como muestra Gérard Lebrun. Pero
algo que aparece y que no sirve, que no sirve no el precio de esta universalidad sin concepto, la
solo a nada sino a nadie. De ahí que tan pocos del libre juego del entendimiento y la sensibili-
dad, es el de la apariencia. Como dice una vez
más Lebrun: lo que nos enseña el juicio estético,
es que «se puede expresar sin expresar nada,
10
Rancière ha establecido con gran claridad la distinción entre poé-
ni vida interior ni aliento divino, sino solamen-
tica y estética, en su conceptualización de los regímenes del arte, te abriendo el paso a un sentido que no tendrá
que reaparece una y otra vez en sus textos. consistencia sino en el instante mismo en el que
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el destinatario crea captarlo, y se volverá qui- bargo esta división aparentemente tan clara entre
mérico, si se imagina que nos ha sido realmente la palabra y la voz no impide que Aristóteles sos-
comunicado»11. tenga que los esclavos no son animales políticos; y es
Sin embargo, esta nada que se nos comunica que si bien tienen acceso al logos, no lo poseen.
en la libre apariencia trastoca en cierto modo Solo tienen acceso por así decirlo a la parte pa-
todo, es lo que puede hacer «cambiar de cuerpo», siva del logos, la parte que les permite entender
sentir que un cuerpo puede estar hecho para las órdenes de sus amos para obedecerlas, pero
otra cosa que para la servidumbre o la domina- esto no les permite dar órdenes a su vez. De ahí
ción, y sentir que algo así como un mundo es procede el concepto de reparto de lo sensible
factible, esto es, un espacio en que los cuerpos en Rancière: incluso las divisiones más claras de
no sólo obedezcan a la necesidad, a las relacio- la política no dejan de dar y de quitar partes. El
nes determinadas de causa y efecto, y que los reparto de lo sensible, es un a priori tanto sim-
cuerpos de los seres de voluntad se asocien para bólico como de la sensibilidad, un a priori de la
otra cosa que para satisfacer intereses. Pues Kant experiencia: es lo que nos hace escuchar algunas
también saca a relucir en el juicio estético una voces como habitadas por la razón y otras como
posibilidad inédita, ignorada por la tradición. Es solo expresando ruidos o sensanciones, es lo
la posibilidad de experimentar un placer puro, que delimita el ámbito de qué es visible y qué no
un placer desinteresado. Pero un placer puro, lo es de algo compartido, de algo en común, y
solo significa un placer simple: no hay ningún quién puede hablar sobre ello y quién no puede.
componente moral aquí, tampoco ninguna dis- Según Rancière, si el arte participa de la política,
tinción del tipo de placeres nobles o innobles. es reconfigurando precisamente el reparto de lo
Se trata simplemente de un placer separado del sensible, alterando las relaciones entre la voz y
deseo, de toda satisfacción de algún deseo, pero la palabra, lo que puede aparecer y lo que no,
también de cualquier interés moral o práctico su- quién tiene parte y quién no la tiene, a la hora de
puestamente más elevado. Un placer puro, que decidir de lo común, de razonar sobre lo justo y
no se interesa por la «realidad» de su objeto, que sobre lo injusto12.
no lo desea, que no tiene por qué encontrarlo Ahora bien, cuando Kant descubre en el jui-
bueno: esto es lo que experimentamos en el jui- cio estético la posibilidad de un placer puro, hay
cio estético, en la relación con la libre apariencia, algo más. Pues el placer puro es la posibilidad 299
cuando sentimos en nosotros una universalidad de un sentimiento universal, es la posibilidad de
de voces. salir de sí mismo, esto es de sus intereses tanto
patológicos como morales, de volverse otro, ya
en el mero nivel del sentimiento. El placer puro
V postula un mundo por sí mismo, una unidad del
mundo que no nos da la naturaleza: una comu-
Es desde este punto desde donde podemos co- nidad universal de sentimiento, en relación con
menzar a elucidar más explícitamente en qué una apariencia, con una relación con la libre apa-
algo de la política se juega aquí, en qué la idea riencia de las cosas. De ahí que el juicio estético
de la política se transforma desde el pensamien- reclame inmediatamente la adhesión de todos, y
to estético. Pues Aristóteles, a la hora de determi- como Kant muestra en el análisis de sus antino-
nar qué hace que un ser vivo pueda consagrarse mias, no solo se discuta sobre el gusto, sino que
a la política, establece una división que marcará el gusto es aquello sobre lo que eminentemente
toda una tradición. El hombre es un animal polí- se discute, a condición de separar el gusto de
tico, dice, porque es un animal lógico, un animal cualquier distinción en términos de buen o mal
dotado de logos. Porque el hombre es un ani- gusto, que la estética vuelve obsoleta. Un placer
mal dotado de logos, puede discutir y expresarse puro, una subjetivación estética, solo depende de
mediante la palabra sobre lo justo y lo injusto, un gusto libre, un sentimiento librado a sí mismo
no como el resto de animales, que solo pueden y autónomo, que no solo dice, cuando dice «esto
sentir, esto es, solo son pasivos, solo sufren, solo
logran expresar en su voz placer y dolor. Sin em-
12
Puede consultarse sobre esto tanto La mésentente, Galilée, París,
1994; como Le partage du sensible, La Fabrique, París, 2000. (En
castellano: El desacuerdo, Nueva Visión, Buenos Aires; La división
11
Lebrun, op. cit., pp. 630-631. de lo sensible, Consorcio Salamanca, 2002).
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es bello», yo quiero vivir así, en esta relación de explicitar, una vez señalado que este elemento
excepción con lo sensible, sino que este yo que común buscado de la estética y la política tiene
habla aquí, ya es un yo en común, ya es un yo que ver con una conceptualización precisa de la
que es otro y es otros13. Así, el juicio estético nos apariencia, cómo se relaciona la política con ella.
dice que la unidad del mundo, que la unidad en Desde luego la política tiene sus propias qui-
el seno de una apariencia libre, en que la pre- meras, como sabemos: igualdad, libertad, frater-
sencia puede desplegarse de otro modo que se- nidad. Ahora bien, no hay política sin que algo
gún la dominación, solo es susceptible de darse común aparezca, y la política depende de las
en común. El juicio estético reclama entonces en acciones y las palabras que hacen aparecer este
un sentimiento universal la adhesión de todos a común: de ahí que la politica cree, como el arte.
una libertad de lo sensible, a un mundo en que Pero que exista la política, depende de que este
no hay jerarquía entre sentir y pensar, en el que común que aparece sea inapropiable: es eso pre-
sentir y pensar pueden relacionarse en igualdad. cisamente, lo que lo hace común. Si eso común
Es eso lo que el juicio estético pone en discu- es determinable por la ciencia, entonces la políti-
sión, no los buenos o malos gustos de cada cual, ca no tendría ningún sentido: no habría entonces
que solo interesan a cada cual. sino el gobierno de los sabios o expertos sobre
Antes habíamos dicho que la política no con- los ignorantes. Pero no solo eso: sino que no ha-
siste en encontrar la mejor manera de gobernar bría entonces espacio de apariencia para la po-
a los otros, ni en determinar cuál es la forma de lítica, no habría nada «público», según el nombre
estado más estable, ni en la lucha por el poder. esotérico de la cosa. Pero cuenta ver claramente
Pero lo que hace ver la estética es que la política qué quiere decir lo público, lo común que apa-
en su determinación más esencial no se juega rece: ver en qué sentido lo público solo pue-
siquiera en que un pueblo se dé unas leyes a sí de ser una libre apariencia. Desde luego, como
mismo. Pues la ley no hace justicia a lo sensible vemos por todas partes crecientemente hoy en
sin hacerle a sí mismo violencia: no nos extrae día, lo que tiende a aparecer en el centro de la
del reino de la dominación. Pero que la políti- supuesta vida pública, no son más que supues-
ca no se confunda con el orden de la ley y del tas necesidades que gobiernan todo y que solo
derecho, no nos remite a la eternidad subyacen- esperan ser obedecidas, a las que ninguna pa-
300 te de la guerra de clases, como realidad funda- labra ni acción podría oponerse: es lo que pue-
mental de la política, una vez despejadas todas de sintetizarse como necesidad económica. De
esas palabras aparentes o ideológicas: igualdad, ahí que lo público no solo decrezca hoy en día,
libertad, fraternidad. Aunque es cierto que si es- sino también todo espacio de apariencia para la
tas palabras se remiten únicamente a la ley, solo política, y en fin todo mundo. Pero por eso es
vemos en ellas la violencia particular que la fun- necesario insistir aquí que no tenemos mundo
da convertida en derecho de vencedores. Como naturalmente, como no tenemos derechos natu-
resumía perfectamente Benjamin citando a Ana- ralmente: hay que crearlos. El orden natural de
tole France: tanto a ricos como a pobres está las cosas, cuando no hay creación, es el declive
prohibido por igual dormir bajo los puentes14. de la necesidad, es aquel que impone que nada
La estética supone otra idea de la política, en libre aparezca.
la que lo sensible en cierto modo puede encon- Ahora bien, el modo en que la política crea,
trar una justicia por sí mismo, pues lo sensible ya depende de la operación esencial de una de sus
está habitado por ideas. Esto depende a su vez quimeras propias: es la igualdad. Solo desde la
de este nuevo estatuto filosófico de la aparien- igualdad la política crea libre apariencia, solo
cia, que da una seriedad inaudita a las quimeras desde la igualdad la política puede hacer apa-
del arte, pues de ellas depende que vivamos en recer un común inapropiable, al que cualquiera
algo así como un mundo. Ahora bien, queda por tiene el mismo acceso. Que la igualdad sea la
idea propia de la política, que solo partiendo de
la igualdad de cualquiera con cualquiera, idea
quimérica, esto es, sin ningún fundamento «real»
13
«Desde el momento en que juzga, el sujeto de gusto no expresa en las cosas, pero que al mismo tiempo hace
nada, salvo la certidumbre que, desde ese momento, no podemos emerger un espacio de libre apariencia en que
pensar sino en común con otros.» Lebrun, op. cit., p. 568.
14
Nos referimos al texto del joven Walter Benjamin Para una crítica
las presencias pueden desplegarse, tal vez nadie
de la violencia, incluido en Para una crítica de la violencia y otros como Hannah Arendt lo haya sentido con más
ensayos: Iluminaciones IV, Taurus, Madrid, 1998. fuerza. Podemos entenderlo con un ejemplo muy
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simple, del artículo “El declive del Estado-nación a la política más elitista que al arte. Al contra-
y el final de los derechos del hombre”: «Si un rio lo que históricamente ha creado espacios de
negro en una comunidad de blancos es conside- libre apariencia, han sido las luchas de los ex-
rado como negro y nada más, pierde con su de- cluidos, de los explotados o dominados, por su
recho a la igualdad esa libertad de acción que es emancipación. Son estas luchas políticas las que
específicamente humana; todos sus actos serán introducen la universalidad en la historia. Son
explicados como consecuencias “necesarias”de las luchas por el derecho de los sin derecho, por
alguna cualidad “negra”; se habrá vuelto un es- la parte de los sin parte. Pero estas luchas son
pecímen de una especie animal, llamada hom- las que identifican el derecho de los sin derecho
bre»15. Y Arendt podría haber dicho igualmen- con el derecho de todos, la parte de los sin parte
te obrero, o mujer, o pueblo, o árabe, o judío, con la parte de todos. De ahí que por ejemplo
o inmigrante, etc. De ahí que no solo no haya el proletariado en Marx no sea por ejemplo la
ningún conflicto entre igualdad y libertad, sino clase de los obreros opuesta a la clase de los
que solo desde la igualdad, desde la idea qui- burgueses, sino la clase de los sin clase. Y de ahí
mérica de igualdad, puede darse algo así como que la subjetivación política tenga la forma de:
una libre apariencia, esa espesura singular que no somos nada, y por eso precisamente somos
trabaja la apariencia permitiendo que presencias todo, por eso somos la humanidad. Ahora bien,
se desplieguen en ella libremente: que se hable, este tipo de silogismos políticos que identifican
y que no sea el interés o la necesidad la que ha- la parte de los sin parte con el todo son los que
blen, sino una palabra igual a toda otra que hace lo que Rancière llama «la policía» no puede en-
aparecer un común inédito; que se actúe, y que tender16. La lógica de la policía es la que quiere
este actuar no sea mandar sobre otros ni obe- que las partes estén bien contadas, los nombres
decer a los otros, sino crear una relación nueva sean exactos y los conflictos de intereses bien
entre los sujetos, que interrumpe la transmisión definidos, que cada uno hable y actúe siempre
de órdenes. La apariencia libre que la igualdad según el lugar que representa en la sociedad, y
crea, es ese espacio de potencia, en que las pa- que no se mueva de su sitio. La lógica de la po-
labras no cuentan por quién las diga sino por el licía entiende tan poco la estética como la políti-
común que revelan, en la que las acciones no ca: quiere realidades, no apariencias. Esta lógica
se miden por su eficacia sino por los posibles reina hoy ampliamente: también en el trabajo de 301
inéditos e imprevisibles que trazan en el espa- muchos artistas y militantes.
cio y el tiempo. Tanto es más libre la apariencia, Sin embargo, que la apariencia no solo no
tanto mayor la espesura de este espacio, tanto es sea desdeñable sino que haya algo que se juega
más rico el mundo, tantos más posibles inéditos en ella de extremadamente serio, que tenga un
alberga, tanta más presencia puede desplegarse estatuto filosófico positivo y que por tanto sea
en él, venga de donde venga. Eso es lo que hay pensable, que este pensamiento se decline de un
en juego, en el elemento estético-político, en la modo determinado tanto en la estética como en
libre apariencia. la política, que las obras y las acciones puedan
Ahora bien, que la política tenga que ver con entonces crearla y abrir entonces algo así como
esa creación colectiva desde la idea de igualdad un mundo, eso es lo que esperamos haber con-
de un espacio de libre apariencia, esto no vuelve tribuido aquí a mostrar.

16
Puede consultarse una síntesis de la concepción rancièriana de
la política, pensada en oposición a la policía, en “Dix thèses sur la
15
The Decline of the nation-State and the end of the rights of man politique”, incluido en Jacques Rancière, Aux bords du politique, La
en Hannah Arendt, The origins of totalitarianism, Harvest Harcourt, Fabrique, París, 1998. (En castellano: En los bordes de lo político, La
New York-London, 1976, p. 385. Cebra, Buenos Aires.)
Postcolonial aesthetic experiences:
thinking aesthetics categories
in the face of catastrophe at the begining
of the 21st Century
Stéphanie Benzaquen

302
Key words memorial museum in 1980 under the guidance
of Mai Lam a Vietnamese museologist (the same
Aesthetic, postcolonial, atrocity, affect, appro- man who had developed the War Remnants Mu-
priation. seum in Ho Chi Minh City). Visiting Tuol Sleng
might be a harrowing experience. Some parts
of the buildings have been left untouched. One
can still see bloodstains on the floor. Torture ins-
Introduction
truments are placed near the paintings made by
Vann Nath, one of the few survivors. On the walls
A few months ago I had a conversation with a
and on lined up boards are displayed thousands
French photographer, Jean de Calan, who has
of black-and-white mug shots: men, women, and
worked in Cambodia and helped the filmmaker
children, all S-21 prisoners. Upon arrival each in-
Rithy Panh to establish the audiovisual resource
mate was photographed and the picture attached
centre Bophana in Phnom Penh. We were tal-
to the confession file. Over time the mug shots
king about the Tuol Sleng Museum of Genocidal
have become the iconic image of the Cambodian
Crimes. Tuol Sleng (aka S-21) was the infamous
prison where the Khmer Rouge tortured and ki-
lled 17,000 of their fellow countrymen during
the period 1976-19791. The place was turned into their fellow countrymen. The reign of terror of the Angkar, the mys-
terious and all-powerful organization behind which the Pol Pot, Ieng
Sary, Nuon Chea, and others used to hide, ended in January 1979.
At the end of 1978 tensions with Vietnam had finally grown into full-
1
Let us remind in a few words. After five years of civil war against the scale war. After a blitzkrieg, the Vietnamese army overthrew the
Republic of Marshall Lon Nol, the Khmer Rouge (Marxist-Leninist Khmer Rouge and established a new regime that they fully con-
party of Maoist persuasion) seized Phnom Penh on April 17, 1975. trolled. The Khmer Rouge fled to the Thai border and from their
For almost four years, the leaders of Democratic Kampuchea, as strongholds kept on for more than fifteen years a guerrilla war (su-
the country was renamed, labored to death, starved, and killed pported by the West) against the People’s Republic of Kampuchea.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Postcolonial aesthetic experiences: thinking aesthetic categories in the
face of ctastrophe at the beginning of the 21st Century

genocide, appearing on book covers, in docu- the twentyfirst century is nowhere more pro-
mentary movies, museums and photography fes- nounced than it is in relation to images of trau-
tivals, and numerous blogs. They are the key fea- matic historical events”, the film scholars Frances
ture of the museum’s permanent exhibition. Jean Guerin and Roger Hallas argue (2007, 1). Yet we
told me that once, as he was visiting the place, are surrounded by images of atrocity in televi-
he came across French tourists standing in front sion news, websites and blogs, historical museu-
of somemug shots and heard one say: “It looks ms, photographs, public installations, and so on.
like an installation of Christian Boltanski.” What a Contemporary art makes no exception, and one
puzzling comment! Here are people who look at cannot but notice the “oxymoric popularity of
actual images of atrocity via aesthetic references, trauma” (as Susannah Radstone so aptly puts it)
even possibly as aesthetic experience. These are in worldwide projects and exhibitions, a pheno-
well-known photographs. Yet it is one thing to menon that can be related, among other factors,
see them on the computer screen or browsing to the emergence of new artistic centers on the
through Flickr web pages and it is another thing map, the growth of mobilityfacilitating structures
to see them in their original context. Could it
(e.g. artist-in-residence, travel grants, biennaliza-
be that aesthetics is, for these Western visitors,
tion), and a ‘return’ to engaged artistic practices.
a mediation that filters, neutralizes otherwise
In “Aesthetics and its Discontents” Jacques
overwhelming feelings? How aesthetic referen-
Rancière argues that contemporary aesthetics
ces can be articulated to such images is a twofold
and art have recently undergone an ethical turn.
question. On the one hand, it concerns the appli-
cation of visual models and tropes of Holocaust- He looks at the Holocaust (which introduced the
related Western art to the faraway Southeast notion of ‘unrepresentable’) as a critical point in
Asian context. On the other hand, it concerns this turn, defined as either a “reversal of the flow
the visual properties of the mug shots themsel- of time” (turning towards the catastrophe behind
ves. No doubt the Tuol Sleng photographs are a us rather than to an end to be accomplished) or
very peculiar case. In spring 1997 twenty-two of a leveling as the Shoah takes the “explicit form of
them were exhibited at the MoMA in New York. a global situation characteristic of everyday exis-
The show raised many questions. tence in our democratic and liberal lives” (2009
Was an art museum the right place for such [2004], 119, 123). This view is shared in part by
photographs (especially as the exhibition did not Hal Foster who considers that ‘precariousness’, 303
include much contextual information)? Could as we experience it today, has become a key
the curatorial selection be compared to the act feature of art production (Artforum, December
of choosing who will live or not? Some writers 2009). It brings the question whether a ‘trans-
emphasized the beauty of the pictures and even national’ aesthetic experience is emerging from
drew connections with Diane Arbus or Richard such situation and what forms it might take on.
Avedon. The art historian Thierry de Duve goes According to Rancière the political function
as far as suggesting that the mug shots open a of contemporary art (i.e. creating a specific type
new aesthetic category which he calls ‘genocidal of space and time) has undergone two sorts of
images’ (2008, 15). It is a notion we will come transformation in the wake of the ethical turn.
back to. In the same essay (October 125), he One defined as ‘aesthetics of the sublime’: “the
points to two anomalous conditions of art pre- passive encounter with the ‘heterogeneous’ sets
sentation: when things collected as art are not up a conflict between two different regimes of
shown in the name of art; when things that are sensibility”. The other defined as ‘relational aes-
not art are nevertheless shown in the name of thetics’2: “the construction of an undecided and
art. Images of atrocity clearly come under the ephemeral situation enjoins a displacement of
category of ‘anomalous’. What might be aesthetic perception, a passage from the status of specta-
experience in front of such images? The question tor to that of actor, a reconfiguration of places”
becomes all the more acute when ‘aesthetic ex-
perience’ is considered at the global level.

2
‘Relational aesthetics’ is perhaps no longer the right term for it is
1. Aesthetics and/of atrocity too loaded with institutional meanings (i.e. conceptualization by Ni-
colas Bourriaud and its ‘branding’ of artists). Yet we will keep it as
both specific theoretical articulation reflecting a Zeitgeist in art and
“The iconoclasm that pervades the production, as more general conception of art as engaged with relations rather
dissemination, and philosophy of the image in than subjects.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

(2009 [2004], 23-24). These are two conceptions as mass production of anonymous corpses, vic-
of art that organize along these lines: one art that tims that are undifferentiated in death. No won-
has for purpose to attend the social bond, the der then the portrait is site of struggle. Survivors,
other art whose purpose is to bear witness to relatives, and all those concerned with remem-
the catastrophe (2009 [2004], 123). I would like brance try to restore what perpetrators destro-
to retain the distinction established by Rancière, yed. They want to give back the dead their in-
with a focus on ‘relational aesthetics’, to look at dividuality, name and face. In that sense, if mass
the “time and space” artists construct to confront atrocity is production of “formless” (we could
stories of terror. refer here to the seminal analysis of Yves-Alain
Bois and Rosalind Krauss), the portrait makes
horror visible and gives access to it. As such, it is
2. Delimiting the inquiry not static but undergoes all kinds of transforma-
tion in accordance to the perception in society of
To discuss these questions, I have selected four extreme violence, forms of memory, and identity
examples: Ly Daravuth, “Messengers” (2000); Re- of historical subjects. Furthermore the “impulse
das Dirzys, “Pol Pot series” (1998-present); Ingrid for remembrance informs portraits across a spec-
Mwangi and Robert Hutter, “If” (2003); Kader At- trum of world cultures” (Borgatti 2008, 304). Far
tia, “Open your eyes” (2010). from being a traditional motif only in Western art
The four artists have used in their work “found history the portrait appears in many other cultu-
images”: portraits of victims and/or perpetrators. res. They have, at some point or another, influen-
These aspects determine the limits of my inquiry. ced Western portraiture (it was, for instance, the
My paper focuses on the motif of the portrait and contribution of European artistic avant-garde) as
examines it through two main themes, appro- they have been themselves influenced by it. Re-
priation and affect. Before we start looking at ciprocal transformations posit thus the portrait
the works, I would like to define, shortly, these as site of cultural interaction, contact zone4, the-
three notions. refore an ideal site for examining postcolonial
reconfigurations of aesthetics.
a) Portrait The portrait is a wide area of investigation,
304 even if we limit the latter to the context of mass
There are several reasons for me picking up the atrocity. That is why I have chosen two perspec-
portrait as object of study. It is a particular theme tives on it.
in the context of mass atrocity. I am not thinking
only about the fundamental relation between b) Appropriation
imago, death and death/mask, and mourning.
Genocide implies depersonalizing and dehuma- Appropriation of images of atrocity and their dis-
nizing. It is a process that often starts with the placement into art settings raises a key issue: that
face since it is a “traditional locus of subjectivity of perceptual difference (what is an art work,
and identity” (Alphen 2005, 35). For instance, the what is an image looked at aesthetically, ano-
Nazis attributed to Jews facial features that signi- ther way to talk about ‘anomalous conditions’).
fied their ‘degeneration’ (George Didi-Huberman Lately the notion of appropriation (generally ca-
1992, 34). The role of pictures and movies lled ‘remediation’) has increasingly come under
showing hook-nosed tight-fisted Jews is certainly scrutiny in the field of memory studies, following
not negligible in making the Jews outcast, target a shift of interests “from ‘sites’ to ‘dynamics’ [of
for extermination3. It is also connected to atrocity memory]” and a new focus on social, political,
technological conditions of circulation and re-
ception of artifacts (Erll and Rigney 2009, 3).
Remediation —the term was coined by Bolter
3
When it comes to photography one should also look at the portrait and Grusin— is considered a key mechanism in
within the wider constellation formed by modernity, visual techni-
ques, and power. Names like Bertillon, Charcot, and Galton remind
us the role of photographic portraits in anthropological and ethno-
graphic, medical and psychiatric, legal and administrative realms. 4
Let us remind the definition of Mary Louise Pratt: “spatial and tem-
The portrait is thus part of procedures for classifying, listing, and poral co-presence of subjects previously separated by geographic
controlling target groups. Will ‘genetic portrait’ through biometric and historical disjunctures and whose trajectories now intersect”
data and DNA samples be the next phase in such process? (1992, 7).
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face of ctastrophe at the beginning of the 21st Century

the formation and fixation of collective memory. and ‘’outside’. I would like to link her ideas to
Millions of images are produced yet these are Brian Massumi’s discussion of affect in “Parables
always the same, endlessly replicated, which re- for the Virtual” (2002): indeterminacy and poten-
present traumatic events. Through repetition the tial, emergence and qualitative transformation –
image becomes “a visual cue of new memory”, all features (clearly derived from Deleuze’s ‘in-
it turns into shorthand, iconic image that no tensity’) that leave the question of form/formless
longer needs contextualization (Hoskins. 2001: open. These recent interpretations can be seen
338). Studies on remediation leave however one in the line of nineteenth century’s social psy-
important question aside: why are some images chology. For instance Richard Semon’s ‘engram’
more remediated than others? Is it only a matter —defined as a charge of neutral mnemic ener-
of social and political agency? Do certain ima- gy that can be reactivated under suitable condi-
ges posses some special visual or iconic quality tions— and its re-interpretation by Aby Warburg
explaining why they are appropriated? I believe within the collective framework of ‘civilization’. It
art history might be most helpful in clarifying is the notion of ‘polarity’: the symbol is neutral, it
these aspects since appropriation is a long-es- is ‘the “will” of the age (society, epoch, Zeitgeist)
tablished artistic practice, from medieval and reactivating it that polarizes it into positive or ne-
Renaissance art to modernist collage and post- gative interpretation.
modernist allegory. My paper will focus on the
transformative aspect of appropriation, conside-
red an “alterative encounter… that subverts and 3. Ly Daravuth, “Messengers” (2000)
deconstructs” (Schneider 2003, 224), a set of
“brokering practices” between art and non-art, As we begun with the Khmer Rouge and the
aesthetic and non-aesthetic, West and non-West mug shots of Tuol Sleng, I propose to continue
(Schneider 2003, 217). It is thus the transforma- with this subject and look at “Messengers” of the
tion of the actual portraits of victims and/or per- Cambodian artist Ly Daravuth. It was presented
petrators that we will examine as they are displa- in 2000 in Phnom Penh in a show entitled “The
ced as new figurative proposals. Legacy of Absence: a Cambodian Story” that Ly
co-curated with Ingrid Muan. The installation
c) Affect brings together portraits of children of present- 305
day Cambodia and “messengers”, children who
The second aspect/tool for my study is affect. carried messages to Khmer Rouge cadres. The
Since a few years affect, so long dismissed in photographs are manipulated so that they all mi
the wake of the “semiotic turn”, is playing an in- ic the Tuol Sleng mug shots, the more recent pic-
creasingly central role in analyses of trauma into tures having been deteriorated through various
visual arts. What do we mean by ‘affect’? The artificial means. Khmer Rouge songs play in the
term, as Rei Terada rightly underlines, is open to background of the installation.
many interpretations: empathy, emotion, sensa- In their presentation, Ly and Muan undersco-
tion, intensity, passion, and feeling. Its modernist re that “Messengers” questions the mechanisms
and postmodern genealogy includes references at play in the interpretation of historical, eviden-
as diverse as Richard Semon, Aby Warburg, Wal- tial documents:
ter Benjamin, Gilles Deleuze, David Freedberg, Because of the blurred black-and-white for-
Brian Massumi, and Jill Bennett, to name a few. mat and the numbering of each child, we
There are many fascinating options to be explo- tend to read these photographs first as images
red. Yet in the frame of this paper, I want to try of victims, when they are ‘really’ messengers
to stick to a basic conception, mostly in line with and thus people who actively served the Pol
the notion of appropriation, and to look at affect Pot regime. The fact that upon seeing their
as mediation. I will refer here to Jill Bennett and faces, I immediately thought of victims, made
her interpretation of trauma as neither inside nor me uneasy. My installation wishes to question
outside, but “always lived and negotiated at an what is a document. What is ‘the truth’? And
intersection” (2005, 12). Which indeed has much what is the relationship between the two?
to do with ‘relational’. Bennett in her seminal stu- (Stephens, Persimmon, 2000).
dy of trauma and visual arts focuses on practices How to disrupt such “immediate recognition
addressing the fluid boundary between ‘inside’ of victimhood” (Hughes 2003, 34) and prevent
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

people from confusing victims and perpetra- lies, in my opinion, in his referencing Western
tors in some all-embracing empathy? This issue art. There are two works of Christian Boltanski
points to the manufactured subjectivity Cambo- (who is no longer a surprising reference when
dians have been supplied with after the downfall it comes to Tuol Sleng!) that I would like to re-
of the Khmer Rouge. The ‘all victims’ idea comes late “Messengers”. The first work is “Sans Souci”
from the official version designed by Vietnam (1991) in which Boltanski handles photographs
and the People’s Republic of Kampuchea. The of Wehrmacht members with their families and
their fiancées, in the context of everyday life, at
new regime, also Marxist Leninist, included for-
home or on holiday. These are ordinary men. It
mer Khmer Rouge who had defected to Vietnam is the same ordinariness that the artist notices
as late as 1978. Therefore it had to differentiate when looking at television news showing the
itself from Democratic Kampuchea. So the story homecoming of American soldiers at the end of
went like this: the Cambodians had been victims the Gulf War. The second work is “The Conces-
of a deviant clique whose fascism had perver- sions” (1996). In the installation, Boltanski shows
ted Communism. Liability was thus limited to the images taken from ‘El Caso’ (a Spanish weekly
main Khmer Rouge leaders and the rest of the specialized in lurid representations of violent cri-
population was spared. It was a rather conve- me). On the wall the pictures of mutilated bo-
nient view for the new authorities, in dire need dies are hidden behind a black curtain that the
of personnel and not willing to recruit pre-revo- viewer is free to move or not. In the middle of
lutionary staff, placed in the new administration the installation space are screens of white cloth
with images. Half of the images consist of the
many of those who had been involved in the
criminals, the other half of the victims. Nobody
Angkar5. In this context it was easier to create
knows which is which.
collective victimhood at the expense of legal and There are formal and conceptual resemblan-
historical accuracy. ces. What is thus the function of such appropria-
Tuol Sleng played a key role in that process. tion? It introduces a mediation that allows Ly to
Let us remind that many of the victims there work with the notion of affect at a twofold level.
were Khmer Rouge and their families caught in First, he deconstructs affect as “crude empathy”
purges. It is not only their transformation into (emotional identification) and posits it as cultural
victims like the others (i.e. those the Khmer Rou- construction reflecting the influence of Western
306 ge considered from the outset as enemies to be tropes on Cambodian memory. Then he shifts
crushed) that informs Ly’s work. Richard Recht- the focus away from images to the sound envi-
man —a French psychiatrist and anthropologist ronment, that is, the Khmer Rouge songs playing
who works with Cambodian refugees since the in the background. Music was a site of power
for the Khmer Rouge. Revolutionary songs were
mid-1980s— has a remark that strongly resounds
omnipresent in Democratic Kampuchea: at work
in this context. While one focuses on [the 17,000
sites, in the communal eating hall, while packed
victims of] Tuol Sleng one forgets about the in trucks during relocation. They were played
other two millions dead who left no trace. It is on radio transistors, loudspeakers, or sung by
exactly, Rechtman argues, what criminal regimes workers (Phim 1998, 2-3). “Messengers” points
aim at: to make something visible so that the rest to the violence performed by such songs and
remains invisible (Gée, Ka Set, February 5 and marks their irruption into the field of memory. Ly
6, 2009). That politics of remembrance might be recounts that some people asked him whether
conflated with genocidal politics of (in)visibility they could make CD copies of the songs playing.
as it is the case in Tuol Sleng’s display is distur- Did they feel some nostalgia for the Khmer Rou-
bing. It is where Ly intervenes, by questioning ge period? Ly wondered, hoping that his installa-
the interaction between forms of visibility and tion could help some of these people “to begin
processes of memorialization. to care to recast themselves as, perhaps, former
Khmer Rouge”, therefore break the ‘all victims’
How does he proceed? In “Messengers” there
myth (Urbain 2008, 33-34).
is no appropriation of the actual mug shots, but a
mimicking of the gesture of appropriating them.
It comments on their repetition across borders
and media. Appropriation in the work of Ly rather 4. Redas Dirzys, “Pol Pot series”
(1998-present)

5
The Angkar (the Organization) was the all-powerful and mysterious
Let us stay with Cambodian history, with a chan-
entity behind which the Khmer Rouge leaders were hiding. ge of perspective though, as we will look now at
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Postcolonial aesthetic experiences: thinking aesthetic categories in the
face of ctastrophe at the beginning of the 21st Century

the work of a Lithuanian artist Redas Dirzys with thus a totally different function: it is a marker of
the portrait of Pol Pot. In 1998 (the year Pol Pot difference. Each portrait in the “Pol Pot series” is
died) Dirzys started collecting press clippings specific: materiality of drilled surfaces, ratio of
with the photograph of the Khmer Rouge leader enlargement (according to the original picture),
on his deathbed. This picture was the first one local contextualization (for instance Dirzys clips
of Brother Number One in years. There are few next to it photographs from the local newspapers
photographs of Pol Pot: he was a secretive leader in which he extracted the picture of Pol Pot).
and there was no cult of personality in Democra- Affect thus is located in the relation between the
tic Kampuchea. There are some pictures made “remote” image (twice remote in the sense it re-
during the underground years, some footage of fers to the history of faraway Cambodia in the
Party Committee meetings or official events, and long gone 1970s) and a specific socio-cultural
photographs taken by foreign visitors. In January venue.
1979 Pol Pot disappeared again into the jungle Since immediate recognition of the portrayed
and from view until his sudden death in April is impossible the viewer must do with approxi-
1998. The deathbed portrait, published in many mations and archetypes whose possible relation
international articles, was not only the first image to actual persons or events has to be deciphe-
of Pol Pot after years of invisibility: it was also, of red. It interrupts the fast-pace consuming and
course, the last one of him ever. commodification of media images. It also creates
Dirzys uses this image in site-specific installa- a kind of shock in the image, in the sense under-
tions that form the “Pol Pot series”. He has been lined by Foster: “the real ruptures the screen of
working on this ongoing project in various loca- repetition. It is a rupture less in the world than
tions (e.g. Lithuania, Czech Republic, Romania, in the subject, between the perception and the
Sweden, Germany, Italy, Estonia). Each installa- consciousness of a subject touched by an image”
tion combines photograph, painting, sculpture, (1996, 132). The notion of tuché, related to the
and performance. The deathbed photograph punctum of Barthes, resonates with the drilling
is taken from local newspapers. It is enlarged performed by Dirzys, as if the punctum were
and put on the wall. Dirzys drills each pixel, the pushed to its extreme, to a point of absurdity.
drilling depth being defined by the color of the Appropriation here is on the destructive side:
dot (i.e. the more black the dot, the deeper the once the picture is entirely punctured, there is 307
drilling). The ‘engraving’ is then covered with nothing left for quote, only white dots, like “whi-
black ink. It is finally washed away with water. te noise” in the channel of communication6.
The portraits play with distance and perception. Of course we are not talking about whate-
From afar, one can distinguish the features of ver media image, but of the portrait of a mass
the face and somehow identify Pol Pot. However criminal. What strikes me, for having attended
when one gets closer (as one is tempted to do to the work process of Dirzys, is how the portrait
‘see better’), everything gets blurred. appears when the imageless drilled surface is
Let us have a look at the notion of repetition revealed by ink. In some way it evokes to me
in the “Pol Pot series”. For doing so I will refer the Shroud of Turin, in the sense of the negati-
to Hal Foster’s “The return of the real” (book and ve image revealed on the reverse photographic
chapter). Foster quotes a 1963 interview of Andy plate. It is a connection I would like to exploit
Warhol in which the latter declares: “When you to openup some reflection on iconoclasm. Let
see a gruesome picture over and over again it us take some detour via “A Thousand Plateaus”.
doesn’t really have any effect” (1996, 131). Ima- Deleuze and Guattari write: “The face is the Icon
ges of car crash in “Death in America” and Pol proper to the signifying regime” (Terada 2001,
Pot on his deathbed are gruesome in different 115). Rei Terada, expanding on this quote, re-
ways. Yet the question is: in the case of Dirzys, minds that these are mostly mothers or despots
which kind of effect (or affect) is at stake? For who turn themselves into faces (2001, 122). What
Foster, who departs in his analysis from the
Freudian conception of acting out, repetition in
Warhol’s works aims to both reproduce and pro-
6
duce traumatic effects (1996, 132). The effects One must acknowledge also the connection of Dirzys’s artistic
practices to Isidore Isou’s Lettrism, especially the ‘chiseling’ phase,
(or their absence) for Dirzys are those caused by
a term that Martin Jay’s short definition perfectly summarizes: “di-
the ongoing remediation of the same pictures in rect attack on or even destruction of the medium in which the work
international news. Repetition in his works has was grounded “ (1993, 422).
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

means such attack on the face in the “Pol Pot hand. Is it twenty-three times the same Ingrid as
series”? Can we talk about disfigurement (dam- if such multiplication could suffocate the man
natio memoriae)? Certainly not in the sense of at the center? Do we look at twenty-three dis-
mimetic magic: it is clear, for Dirzys and for the tinct women whose lack of physical differentia-
viewers, that the representation is not the repre- tion emphasizes their subjugation to the charis-
sented. It is rather an attempt to erase mystery matic dictator? Are these twenty-three variations
(of power) through unmasking. Dirzys takes on identity? Each one materializes another Ingrid
the flat, banner-like image of the dictator’s face as a possible scenario answering the question
and turns it into something material that shows “what if”. One must remind here that Mwangi,
how ordinary is the dictatorial body, Pixelisation who resorted to photography and digital ma-
dissolves the face in some excess of visibility, nipulation for the project, usually works with
performance. It is a tangible dimension in “if”
or to quote Michael Taussig: “flows of energy”
as she acts the twenty-three roles. Each of them
are released by the cut of de/facement (1999, ?).
embodies a different relation to Hitler/Hutter but
No wonder the close-up —as Deleuze knew so
also to herself. Mwangi explained how such pic-
well— is the paradigmatic “affection-image”. In ture made her feel conflicted about her identity,
that sense, iconoclasm in the work of Dirzys is a torn between her father side, the “wretched of
way to affect the affect-less media image. the earth”, and her mother side, “the camp of
the conqueror”. She felt caught within the victim/
perpetrator scheme. “If” explores each position
5. Ingrid Mwangi, Robert Hutter, “If” of the spectrum between these two extremes.
(2003) Every Ingrid on the picture represents nuances
of an identity perceived as hybrid. In that sense
Repetition is also a feature of “If”, the work of I see some connection with the indeterminacy
Ingrid Mwangi and Robert Hutter. “If” was com- pointed by Massumi. “If” —and the title resona-
tes so much as alternate history— is the pho-
missioned by the Museum for African Art in New
tograph of potentials, articulations, hypotheses.
York, for the exhibition “Looking both ways” in
How does affect challenge the viewer? For Erin
2003. The work of Mwagi and Hutter is based on Schwarz, it complicates the process of identifica-
a photograph taken from the German magazine tion. The viewer is pulled “into a confrontation of
308
‘Der Spiegel’ (1934) that shows Hitler surroun- his/her own process of identification and empa-
ded by female admirers. “If” presents the same thy… [He/she] is made conscious of his/her own
setting and composition but the twentythree wo- body, its gender and its race, and how these sig-
men who surround Hitler all have Mwangi’s face nifiers of identity come to be inscribed, defined,
superimposed on them. As well the face of Hitler and challenged by the implications of the scene
has been morphed with that of Robert Hutter, presented” (Schwartz 2010, 8).
the partner and husband of Mwangi. “If” brings another connection to mind, one
Such appropriation re-shapes the relation that refers to post-colonial Germany. The juxta-
between collective history and personal stories. position of Hitler with black individuals taps into
Mwangi recounts on her website that when she traumatic historical events prior to the Holocaust:
saw the picture in ‘Der Spiegel’ she thought: “If the extermination of the Herero and Nama tri-
I had lived at that time, would I have been at- bes in Namibia between 1904 and 1907 in the
hands of the German army. It is often called the
tracted to him (Hitler)?” Soon came a second
first genocide of the twentieth century. The links
thought: if she had lived at that time, she, Ingrid
between the racial politics of the Nazis and such
Mwangi, daughter of a Kenyan father and a Ger- colonial massacre, in the context of military cultu-
man mother, would certainly have been cast as re, have been increasingly investigated. This kind
“inferior genotype” according to the racial laws of research actually comes in line with develop-
of the Third Reich. The question that emerges ments in genocide studies that bring altogether
then is whether, if they have lived in the 1930s, modernity, colonialism, and totalitarianism7. It is
Robert would have been attracted to her, and an aspect we will dig further with the next work.
how they would have related to each other.
Staging of personal life via a found image po-
ses the question of the relation between portrait 7
It is a relationship that has been pointed to by many authors over
and self-portrait on the one hand, between re- decades (e.g. Aimé Césaire, Hannah Arendt, Zygmunt Baumann,
petition, identification, and affect on the other Sven Lindqvist).
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Postcolonial aesthetic experiences: thinking aesthetic categories in the
face of ctastrophe at the beginning of the 21st Century

6. Kader Attia, “Open your eyes” (2010) examples of bio-politics. It is why one should
rather speak —at least from this viewpoint— of
The installation of Kader Attia was presented re-appropriation in the work of Attia. The artist
this year in the context of the exhibition “GEO- places objects and faces in a redeeming context.
graphics, a Map of Art Practices in Africa, Past I have created the slide show with the aim
and Present”. It was part of the Visionary Africa of… repairing, re-appropriating… The goal
Festival organized by the Bozar for Fine Arts in is to reveal that in the cultural gap between
Brussels8. In 2010 Belgium (as France) has been the North and South of the world there exists
commemorating the fifty years of independence the possibility/impos sibility of a dialogue…
of African countries through various cultural pro- This act of considering the space between the
jects. “Open your eyes” was shown at the Royal Occidental Thought and the Non-Occidental
Museum of Central Africa in Tervuren, partner One will work for both sides as re-appropria-
in the project. Let us present Tervuren in a few tion. Re-appropriation is actually an endless
words: it was commissioned in 1897 by the King process of exchanges between cultures as a
Leopold II (infamous for his exactions in the Free loop.
state of Congo) to house the colonial section of I would like now to take again the notion of
the Brussels World Fair9. appropriation and look at it in the context of
The installation of Attia is a two-channel slide artistic practices dealing with the museum ins-
projection. It juxtaposes different kind of images:
titution. “Open your eyes” might be seen in/as
objects of Tervuren, “gueules cassées” (disfigu-
reference to earlier artistic projects of ‘situational
red/broken faces) of First World War soldiers,
aesthetics’ in the museum space. Fred Wilson’s
ethnographic objects that have been restored in
project “Mining the Museum” at the Maryland
the West, and historic photos of bodily modifi-
Historical Society in Baltimore in 1992 seems
cations in Africa (e.g. scarification, stretching of
most relevant here. He juxtaposed items that
lip).
had been hidden for a long time, such as slave
The artist brings altogether different histories
shackles or whipping post, and juxtaposed them
of repairs: repair of objects by indigenous po-
with more conventional objects of the Society’s
pulations; ethnographic practices of restoration
collections. For example, he put a Ku Klux Klan 309
performed in Western museums; nascent practi-
hood in a baby carriage of the Edwardian era. By
ce of aesthetic surgery on the face of the soldiers,
de-familiarizing the display and making visitors
“sheer improvisation based on adding alien ma-
uncomfortable in front of certain associations, he
terial to flesh and bones” (Bouwhuis, 2010). Such
urged them to reflect on the museum agency and
juxtaposition connects two apparently distinct
the agenda behind it. It is a process that the title
histories. Thereby it exposes the relationship
of Attia’s installation in Tervuren perfectly fits.
between modernity, colonialism, and forms of
extermination. To the objects, stolen from their It “opens your eyes” and forces you at looking
‘uncivilized’ makers and owners by the coloni- differently at the “stuffed animals, curiosa, pom-
zer, respond the soldiers, whose face and bo- pous busts, yellowed maps, jars with snakes sub-
dies have been stolen by leaders who used them merged in alcohol, and rows of exotic objects”
as cannon fodder in ‘civilized’ industrial war. It (Aydemir 2005, 283).
bears recalling that the First World War gave birth Yet deconstructing the epistemic authority of
to terms such as ‘Menschenmaterial and ‘Mate- the institution is a difficult task. Hal Foster in the
rialschlacht’ (Bartov 1996, 31). In both situations mid-1990s warned about the ‘recuperation’ by
state power appropriates and objectifies, it pos- the institution of such critical practices: “Just as
sesses and destroys, we could say of these two appropriation art in the 1980s became an aes-
thetic genre, even a media spectacle, so new-site
specific work often seems a museum event in
which the institution imports critique whether as
8
The artistic director was David Adjaye, and the ucrators: Anne- a show of tolerance or for the purpose of ino-
Marie Bouttiaux, Koyo Kouoh, Nicola Setari (June 9 – September culation” (1996, 191). In his analysis of Tervuren
26, 2010). Murat Aydemir points to a certain to the split of
9
The museum, Jean Muteba Rahier explains, was established to
educate the Belgians. The contrast with ‘uncivilized Congolese
agency in the museum. On the one hand, mo-
would help erase the conflicts between Flemings and Walloons numents celebrating Leopold’s Congo have been
and create a national ‘we’ (pp.61, 75, quoted by Aydemir, 287). erected in Tervuren’s garden as late as 1997!
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

On the other hand, the museum has produced in which socalled master narratives are percei-
a critical guide contextualizing elements of the ved to have foundered” (2002, 27). Is affect what
permanent exhibition and pointing to their ideo- comes after the demise of grand narratives? Is
logical bias. Yet, Aydemir declares, “the balance affect the possibility to reconstruct, although on
struck by the museum’s two stances, the one co- different foundations, what had been shaken by
lonial, the other self-reflexive, is hard to ascer- post-structuralism, post-modernism, and post-
tain” (2005, 289). Indeed Belgium’s colonial atro- colonial theory? That would make it conceptua-
cities are still not fully acknowledged10. Despite lly similar to ‘trauma’, one of the key concept of
these difficulties and danger of possible ‘recupe- the late 1980s and 1990s, and so instrumental
ration’ by Tervuren, “Open your eyes” performs in the paradoxical task of warranting the subject
a work of memory. In such museum, haunted by and continuing its critique. This draws our atten-
the specter of so many Congolese victims, Attia’s tion to the risk of using ‘affect’ as cross-cultural
category, a new template for universal analyses.
combination of objects and “gueules cassées”
It makes it necessary to keep it as buffer zone
substitutes for the disappeared, traceless bodies
where meanings are under formation and await
of the slaves.
contextualization. Here Badiou’s advise in his
“Handbook of In-aesthetics” can be retained: to
create new modes of critique, one must consider
(A provisory) conclusion the proper mode in which an idea is treated by
a particular work. In other words, let us go case
Let us come back to Thierry de Duve’s concep- by case.
tion of ‘genocidal images’ as new aesthetic ca- Maybe the first thing to be stated —and we
tegory. To what extent can we define it? I can can be grateful to Thierry de Duve for stressing
only give a couple of provisory, and very basic, it— is that ‘aesthetics’ is finally back to the fore-
elements. We have seen that the activity of refe- ground in relation to atrocity and historical trau-
rence remains a central question for these artists. ma. And that opens up interesting paths for art
They deconstruct orders of representation and historical approaches. For years, traumatic me-
cultural codes through all kinds of appropriation, mory has been the object of literary studies. Ima-
and new expressions of subjectivity emerge in ges, as I mentioned in my introduction, have ne-
310 this process. In short, there seems to be nothing ver been well received in this context. And when
new and we could clearly define these practices images there were the conceptual frameworks
within the framework of postmodernism. I have for their analysis derived from literature. The
in mind for instance the early 1980s anti-aesthe- question is not of course to get rid of such fra-
tics (i.e. the “postmodernism of resistance” des- meworks but rather how art history, willing to
claim its place in the analysis of mass violence
cribed by Hal Foster) whose description could
and memory, will interact with the textual model.
be productively applied to the works we have
It is clear to me that it is not only a matter of con-
seen here. So are there any new paradigms?
veniently transposing inter-textuality into inter-
Once again it is the notion of ‘affect’ that iconicity, but to go much further in building our
seems to me the first step for the definition of methodological tools. Art history has undergone
such ‘new aesthetic category’. Fredric Jameson a long process of aggiornamento (with phases of
argues at the beginning of “Postmodernism” that structuralism, semiology, new art history, visual
affect has waned in post-modernity (1991, 10, 11, culture, “anthropological turn”) that has prepa-
16). How do we thus look at his re-appearance? red its redeployment into the global context. The
It is a phenomenon that Brian Massumi pointed discipline has come out of it equipped with all it
a few years ago: “there seems to be a growing needs to perform contextualized, transhistorical,
feeling within media, literary, and art theory that and trans-cultural analysis of images of atrocity
affect is central to an understanding of our in- and pain. Given the current situation worldwide
formation and image-based late capitalist culture it is indeed a pressing task.

Works cited
10
An exhibition, “The Memory of Congo”, from February 4 to October
9, 2005, worked in this direction. Some praised it. Nevertheless
Adam Hochschild, one of the best experts on the subject, conside-
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312
Another look at inmortal art
Vítor Moura
vmoura@ilch.uminho.pt
Gab. ILCH 2013 / ext. 601625
Departamento de Filosofia
Universidade do Minho (Campus de Gualtar)
4710-057 Braga (Portugal)

313
Keywords the author doesn’t distance herself enough from
the moral default depicted (as is often the case
Immoralism, ethicism, formalism, immoral art, with immoral characters) has been a common
axiology. accusation of philosophers to artists because it
tends to blemish the artwork itself. Plato sugges-
This paper surveys the three main positions on ted that poets should use indirect speech whene-
the relation between morality and art —autono- ver they’d be depicting a dubious character opi-
mism, ethicism and immoralism— and assumes nions so that their readers would not mistake the
a position in favour of the latter. We start by no- author’s view with the character’s; Shakespeare,
ticing that the label “immoral art” is commonly Racine and Corneille were all accused of disres-
applied to three different kinds of artworks. First, pect for the Aristotelian principle of poetic jus-
some artworks contain and support morally du- tice because they would not present a clear-cut
bious content that was clearly intended by their distinction between vice and virtue. These three
author. This is the case with the most famous different kinds of “immoral art” pose different
examples of “damned art” usually invoked by problems and the pertinence of the arguments
the literature on the matter such as the glorifi- of autonomists, ethicists and immoralists shall
cation of Nazism in Leni Riefenstahl’s Triumph be analysed within each one of these groups.
of the Will or the racism in Griffith’s Birth of a Autonomism derives from the old notion of “di-
Nation. Second, we have the less straightforward sinterestedness” and although it defends that art
case of artworks that present stylistic turns that should be analysed in purely aesthetic terms,
are considered morally wrong. This is the case, paradoxically, this view is grounded on a moral
for instance, of Jacques Rivette’s condemnation assumption, both in the Anglo-Saxon tradition,
of Gillo Pontecorvo’s Kappo because of his use dating back to Shaftesbury’s reaction to Hobbes,
of travelling to film the concentration camp and and in the continental trend, that could be traced
its beautification of horror. Third, the fact that back to Leibniz and the moral disputes between
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Jansenists and Jesuits. Namely, that there is a kind us with immoralism and we shall consider and
of “disinterested love” that men devote to other propose some arguments in its defence: (1) the
entities, e.g., works of art. We shall be recalling tension between our aesthetic reaction and our
this fact throughout the analysis of the four main moral response is often necessary to the sheer
arguments held by the autonomist: the common aesthetic functioning of what Daniel Jacobson
denominator, the fact that aesthetic experience calls “transgressive art”; (2) the moral repulsion
is detached from “responsive life”, the fact that we feel when experiencing instances of “immo-
we don’t know enough about the connexions ral art” is of a specific nature and one that is con-
between art and morality in order to establish a ceptually comprehensible only because it takes
linear causal relation between artistic culture and place within the framework of an experience
moral integrity, and that the morality purporte- that is already aesthetic to being with; (3) mora-
dly transmitted by many artworks is too trivial to lists such as Hume defend that “I cannot, nor is
support the idea that art should be instrumental it proper I should” share the sentiments of a mo-
to moral and civic education. Ethicism has many ral reprovable work, thus conflating the psycho-
different versions but attention should be given logical and the normative dimensions: the fact
to the kind of “immoral art” that originates each that “I should not” indulge into such sentiments
one of these versions be that Platonism and uto- doesn’t preclude the fact that I can, i.e., that I am
pianism, Humean ethicism or contemporary mo- able to imagine what the artwork is prescribing
derate moralism of authors such as Noël Carroll, us, otherwise; (4) moral personality is built up
Kendall Walton or Berys Gaut. Among the many from our capacity to imagine from a variety of
arguments held by the ethicists we shall consider viewpoints and art is particularly valuable becau-
three of most powerful and recurrent: the best- se it increases the data from which we construct
fit, the cognitivist and the merited response ar- our imaginings, and this is particularly true of
guments. We shall argue that neither of these ar- “immoral art”; (5) it is more often the case than
guments applies to all types of “immoral art” and not that we remain uncorrupted by a malicious
although powerful enough to constitute strong character or a work’s repulsive ethics, the fact
ad-hoc cases against particular artworks they are that we are fit to ethically “survive” such works
not sufficient to support a universal theory of should give us a deeper sense of our moral com-
314 the relation between art and morality. This leaves mitments and the soundness of their structure.
Myth of the 21st Century
Chiara Gianni
University of Insubria, Varese-Como

315
At the Tate Modern, London, from the 22nd of (2006), Rakowitz revived the import-export sto-
January to the 12th of May 2010, and previously re of his grandfather, an Iraqi Jew who fled the
in 2009 at the Lombard-Fried in New York, Mi- country in 1946, offering free shipping to and
chael Rakowitz held the exhibition: The worst from Iraq. For the first time in perhaps twenty
condition is to pass under a sword which is not years, an American store stocked items labelled
one’s own. The show title is taken from the in- ‘Product of Iraq’, otherwise prohibited in the US
for security reasons. The impossibility of trading
vitation card to the inauguration of the ‘Swords
Iraqi dates serves as metaphor for the country’s
of Qadisiyyah’, a monument conceived by the tragedy, but art is not just a metaphor; sometimes
President of Iraq, Saddam Hussein, in 1989. The it is more ‘real’ than reality, which on its side is
artist was born in Great Neck, New York, in 1973 assaulted from every side by images, fiction and
and today he lives and works in Chicago. Since virtual reality.
the late 1990s, Rakowitz has gained international With his last gallery show, Rakowitz outli-
attention for politically charged, Fluxus-inspired nes the science-fiction imagery of the regime
works between architecture and conceptual art, of Saddam Hussein. The project centres on the
such as paraSITE. In this project, started in 1998 Swords of Qadisiyyah monument in the centre of
and still ongoing, Rakowitz proposes the appro- Baghdad. The central piece of the exhibition is,
priation of the exterior ventilation systems on as Rosenberg states, “a clumsy-looking sculptu-
re made of plastic light-sabers and G.I. Joe figu-
existing architecture as a means for providing
res trapped in casts of clear resin and based on
temporary shelter for homeless people in various the victory arches commissioned by Mr. Hussein
cities of the US. His art reclaims not only public at the end of Iraq’s war with Iran”2. Rakowitz
but also cultural space1. Furthermore, in Return

2
Rosenberg, K., Michael Rakowitz. The worst condition is to pass
1
Chong, A., Machines for living. Michael Rakowitz, in “Blueprint under a sword which is not one’s own, The New York Times, Friday,
Asia”, Vol. 2 Issue 6, 2009. March 2009.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

explores the multiple references and resonan- up in two nets that are torn around the base of
ces of this triumphal arch, otherwise known as each hand. Saddam’s monument has been built
the Hands of Victory. The artist’s attempt is not in duplicate. Each arch indicates an entrance to
only to show the megalomaniacal dimension of a new-parade ground in the centre of Baghdad.
Saddam’s dictatorial aesthetic, the use of art as The swords that Saddam Hussein is holding
political tool, but the loss, mentioned above, of up are meant to represent the swords that be-
distinction between fact and fiction. According to longed to Sa’ad Ibn Abi Waqqas, commander of
Kanan, it does make sense to ask: “without the the Islamic army in the battle of Qadisiyya in AD
lie of victory in the Iraq-Iran war, could the Iraqi 6367. The defeat of the Persian empire, obtained
polity have held together”?3. Indeed, the monu- by the Arab-Muslim army in this battle, led to the
ment of the victory arch had been constructed, Islamicization of Iran8. From the start, the Iraq-
and even commissioned, when no victory was Iran war was referred to the battle of Qadisiyya:
in sight. Still, there is no need to get or give an Qadisiyyat Saddam, meaning the Iraqi President’s
answer, because tradition itself —through war, own Qadisiyya. This historical symbolism recurs
crisis or revolution— has completely lost its con- not only in the manufacture of the swords but
necting function. The need now is to create new also in the inauguration ceremony of the monu-
traditions, new mythologies, such as the victory ment. Rakowitz, referring to Kanan, remembers
in the Iran-Iraq war, or the omnipotence of a how: “During the opening ceremony, Saddam
leader that makes of tradition his weapon4. But rode through the arch on a white horse, in allu-
this weapon cannot be tradition itself, because sion to the martyr whose death, on a white horse
it is founded on the purpose of reconstituting at the hands of the son of Sa’ad Ibn Abi Waqqas,
a mythical Islam that had in fact never existed begat the rift between shia and sunni muslims”9.
in quite this way before5. Even Baghdad itself Saddam’s line on the war was to obtain the
appears as a mythological reality, a city that ne- people’s consent by tracing parallels with the
ver lived up to the legend of its name. The focus Persian defeat in the battle of Qadisiyya, thus
of Saddam’s policy was the attempt to recons- ensuring national unity. According to Kanan, the
truct the supposed glory of Baghdad, to return, attempt of Saddam Hussein is to present himself
or better, hand to the Iraqi people a heroic past, as the Sa’ad Ibn Abi Waqqas of the 20th century10.
316 a stable “truth” on which a new Weltanschauung “This is how the symbolism is intended to work.
could be built. Indeed, the construction of the The problem is that no one really knows what
victory arch is part of a much broader and com- Sa’ad Ibn Abi Waqqas’ swords looked like”11.
plex architectural policy, whose protagonists The same literal intelligence present in the mo-
were architects from around the world, but also nument itself, which commemorates a victory
Saddam himself, who more than once will turn that in fact never really existed, is evident in the
his sketches into reality6. swords constituting the monument, which do not
In the case of the ‘Victory Arch’ Saddam’s refer to something actually existing. The symbol
initial sketches were worked out by an eminent does not refer to anything real; therefore, do-
Iraqi sculptor, Khalid al-Rahal, and executed un- ubling in a reference to itself that puts an end to
der the President’s close supervision. When Ra- what it designates.
hal died, his role passed to Mohammed Ghani. Fragments of the past are combined with the
The monument is made of giant bronze casts of megalomania of a dictator who wants to give na-
Saddam Hussein’s hands, wielding two swords tional unity to his people, unity that cannot be
to an apex forty metres above the ground. The based solely on tradition. The gaps in Iraqi his-
steel used to fabricate the swords was obtained tory are filled with images taken from other cul-
by melting down the weapons of Iraqi ‘martyrs’
who died in the war, while five thousand Iranian
helmets taken from the battlefield are gathered
7
Sizgorich, T.,“Do Prophets Come with a Sword?” Conquest, Empire,
and Historical Narrative in the Early Islamic World, in: American His-
torical Review, October 2007.
3 8
Kanan, M., The Monument. Art and vulgarity in Saddam Hussein’s Kanan, M., op. cit., p. 10.
9
Iraq, I. B. Tauris, London-New York 2004, p. 16 Rakowitz, M., Strike The Empire Back. Episode IV: The Lord, The
4
Ivi, p. 15-16. Homeland, The Leader, Tate Modern, Level 2 Gallery, London 2010.
5 10
Ivi, p. 16. Kanan, M., op. cit., p.11.
6 11
Ivi., pp. 19 e segg. Ibid.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Myth of the 21st Century

tures, i.e. the ideal of the strength of the world’s group, Feddayeen Saddam formed by Hussein’s
leading power. The paradox of this cultural con- eldest son, and Darth Vader’s helmet. “An avid
vergence is once again highlighted by art. In the Star Wars fan himself, Uday Hussein borrowed
‘Swords of Qadisiyya’, Rakowitz recognizes the the exact design of Darth Vader’s helmet to com-
influence not only of Iraqi popular culture, but plement the ski-masks and curved swords of his
also of fictional characters from the ‘Star Wars’ black-clad enforcers responsible for assassina-
saga, the film with which, since the 80s, who- tions and intimidation”14.
le generations of Americans have shaped their Furthermore, Rakowitz remembers how in
cultural identity. In his show, Rakowitz illustrates 1991, on the eve of the first Gulf War, the Star
how, in Saddam’s political campaign, historical Wars theme music played as Iraqi soldiers mar-
figures coexist with fictional characters, reality ched underneath the ‘Victory Arch’ for Iraqi TV
with fantasy, historical fact with mythology. To cameras. Ironically, the artist seems to say that
gain the people’s consensus, Saddam not only there has not been a war, but a spectacle – almost
looks to the past of Iraq’s history, drawing on a costume party. According to Rakowitz, “Ameri-
mythical material of the national tradition, but can soldiers spoke of the stunning and surreal
specifically has recourse to the imaginary uni- experience of fighting the uniformed band”. Du-
verse of ‘Star Wars’. The ‘Victory Arch’ at the ring the Gulf war, indeed, the Feddayeen resisted
center of Baghdad appears as the main symbol coalition forces even after the last ranks of the
of Saddam’s dictatorial aesthetic, as an extreme Iraqi army had fallen. It is less about winning the
case of hybridization of reality and fiction12. By war but throwing back a message to the invader:
comparing the iconic Star Wars poster in which “ok, so this what you think of us, we will wear
Darth Vader wields two light-sabres in The Em- the costume”!15.
pire Strikes Back with the Victory Arch, Rakowitz During the last few years, dissociation and
shows the evident similitude between the swords blurring between reality and fantasy has been the
of Darth Vader and those of the arch. The artist’s scene of a broad philosophic debate. Among the
work brings back the terrible feeling of nausea protagonists of this discussion there is, for exam-
and kitsch that emerges from this comparison. ple, Jean Baudrillard. Referring to the Gulf War
Entering the hall of the Tate Gallery, Level 2, it is and to 9/11, the French philosopher emphasi-
almost hard to stop and look at the main insta- zes the loss of the “reality principle” in Western 317
llation of the exhibition. Rakowitz’s replica of the culture. In particular, combining these two histo-
monument is kitschier and less impressive than rical events, Baudrillard shows how ephemeral
the real one. Two papier-mâché hands made of the boundary between imagination and reality
pages stripped from Saddam’s own fantasy novel is. Compared to the “non-event” represented by
hold up two plastic toy sabres approximately two the Gulf War16, which for the philosopher existed
meters high. The red and green of the sabres more as images on RADAR and TV screens than
echo not only the colours of the Iraqi flag, but as actual hand-to-hand combat, 9/11 signals the
also the Star Wars cosmology of good and evil. collusion of images and facts. For Baudrillard,
The base of each arm is surrounded with a both events refer to “the pregnancy of the ima-
mound of clear plastic Darth Vader helmets em- ges”17, which implies the loss of a truth principle,
bedded with plastic soldiers’ parts, reminding us i.e. the imposition of images, fiction and virtual
again the Star Wars saga. Even the deconstructed reality everywhere on reality18. Furthermore, the
plastic soldiers are not just any toy, i.e. they are French philosopher and sociologist characterized
G.I. Joe, “the figurines introduced in the USA in the terrorist attacks on the World Trade Center in
the early 1980s to capitalize on the success of
Star Wars action figures and popularize the Ame-
rican army”13. Through a strengthened collection
14
of materials, Rakowitz emphasizes the analogy Ivi.
15
See artist’s video on BBC news.
between the helmets worn by the paramilitary
http://news.bbc.co.uk/2/hi/entertainment/8480966.stm
16
Baudrillard, J., La Guerre du Golfe n’a pas eu lieu, Galilée, Paris
1991; Id. The Gulf War Did Not Take Place, trans. by P. Patton, India-
na University Press, Bloomington 1995.
12 17
Rosenberg, K., Michael Rakowitz. The worst condition is to pass Baudrillard, J., The Spirit of Terrorism, in “Telos”, trans. by K. Acker-
under a sword which is not one’s own, in “The New mann, New York (Fall 2001), No. 121, p. 140. Originally published in
York Times”, Friday, March 27, 2009. Le Monde (Saturday, Nov. 3, 2001).
13 18
www.lombard-freid.com Ibid.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

New York City as unimaginable: “Does reality metaphorically25, Stockhausen added: “Just ima-
really go beyond fiction? If this seems to be the gine you have people who are so concentrated
case, it is because reality absorbed the energy on one performance, and then 5,000 people are
of fiction, and became fiction. One could almost dispatched into eternity, in a single moment. I
say that reality is as jealous of fiction as the real couldn’t do that. In comparison with that, we’re
is jealous of the image […] It seems it is a kind of nothing as composers”. According to Serra,
duel between them: which one will be the more Stockhausen’s remarks on the identification bet-
unimaginable”?19 Terror as a condition in which ween 9/11 and the sublime par excellence26, lead
reality as a principle is lost is like losing any to “the preposterous and hypertrophic competi-
chance to decide what is true or not. Indeed, ac- tion between an art performance and the anni-
cording to Baudrillard, “The real and the fiction hilation of thousands of people”27. Nevertheless,
are inextricable, and the fascination of the attack as stressed by Baudrillard, art and terror seem
is in the first place the fascination for the image inexorably intertwined in their singularity, ac-
[…]. So, in this case, the real adds a bonus of complices to introduce into the real the absen-
terror to the image, like an additional thrill, not ce of any sense, i.e. imagination28. As hard as it
only is it terrifying, it is also real”20. Compared to could be to define art and terror, both are cha-
the case of the Gulf War, where images mask the racterized by the absence of sense which splits
bare truth, returning an image of facts that does the order established by the system, its reality. It
not correspond to the real, the collapse of the is not about “aestheticising reality”, because “this
WTC represents “a fiction going beyond fiction”. terrorist violence is not ‘real’. In a way it is even
Consequently, is reality itself to become the ulti- worse: it is symbolic. In itself, violence can be
mate and most frightening fiction?. perfectly trivial and harmless. Only symbolic vio-
To paraphrase what Serra states, avant-garde lence generates particularity”29.
art seems to be related, despite its diversity, to the In particular, terrorism is a symbolic event
intent to produce the loss of distinction between not because it pretends to oppose a stable tru-
fiction and reality21. Installation art, with which th to the absence of value of Western culture.
avant-garde art has continued since the end of “The point is not,” continues Baudrillard “to take
the 20th century, also follows the same intention. it out on simulation, but to take it out on truth
318 According to Carbone, the attempt by artists to itself. There is no point of attacking simulacra if
reduce the distinction between imagination and it means falling back into truth. There is no point
reality is obtained by terror since the event of of attacking the virtual if it means falling back
9/1122. “This does not mean”, Carbone argues, into reality”30. Terrorists, indeed, do not pretend
“that, through his work, an artist evoked the loss to oppose any higher truth to the system, the
of distinction between art and real. Perhaps, the terroristic act is symbolic not because of its con-
distinction between imaginary and reality seems tent but in itself. It is symbolic as an occurrence
lost since September 11th, or even collapsed to- of “something that happens without having been
gether with the Twin Towers. Erased not from possible”31. And this it how it constitutes a sym-
art, which for centuries has been seeking this bolic rupture in the global order. In this order, in
same goal, but from terror: this should make us ‘real’ time, things have to be possible to actua-
worry”23. By contrast, the composer Karlheinz lize themselves. According to Baudrillard, who
Stockhausen caused outrage in Germany when
he described the terrorist attacks in the United
States as “the greatest work of art ever”24. Even if
25
Tommasini, A., Music; The Devil Made Him Do It, in “The New York
Times”, September 30, 2001.
26
Ivi., p.16. About Stockhausen’s statements on the WTC attack see
http://stockhausen.org/the_true_story.html.
27
Serra, R., Aestheticizing Terror, op. cit.
19
Ivi., pp.1 40-141. 28
Baudrillard, J., Requiem for the Twin Towers, in The Spirit of Terro-
20
Ivi., p. 141. rism and Other Essays, Verso, London and New York 2003, p. 37.
21
Serra, R., Aestheticizing Terror, in “The New York Times”, October 29
Baudrillard, J., The Spirit of Terrorism, in “Telos”, op. cit., p. 141.
21, 2001, sec. 2, p. 2 30
Baudrillard, J., Hypotheses on Terrorism in The Spirit of Terrorism
22
Carbone, M., Essere morti insieme. L’evento dell’11 settembre 2001, and Other Essays, op. cit., p. 72.
Boringhieri, Torino 2007, pp. 77 e segg. 31
Baudrillard, J., Virtuality and Events: The Hell of Power, in Interna-
23
Ivi., pp. 78-79. tional Journal of Baudrillard Studies, vol. 3, n.º 2 trans. by C. Turner,
24
Attacks Called Great Art, in «The New York Times», September 19, (July 2006), p. 7 Previously published in Id., The Intelligence of Evil
2001. or the Lucidity Pact, Berg Publishing, New York 2005.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Myth of the 21st Century

refers to the temporal paradox pointed out by does not correspond to actual reality. Therefore,
Bergson, the order of events is “from the virtual the only terroristic act is the negation of reality
to the real”32. Instead, events that follow chrono- itself. According to Baudrillard: “Anything is bet-
logically, are not events in the strong sense. They ter than to contest reality as such. What has to
are non-events, such as the case of the Gulf War, be saved above all is the reality principle”39. In a
where everything was so predicted and antici- “negationist society” in which terror domains, in
pated that it had exhausted all its possibilities which terror attacks, trials, wars and corruption
before even taking place. On the other hand, art are everywhere, “There’s nothing now that isn’t
and terror “first take place, ex nihilo, as it were, rigged or undecid-able”40. Furthermore, Baudri-
as something unpredictable. Only then can they llard argues that “incredulity rages”, making it im-
be conceived as possible”33. That is how the 11th possible to decide what is real and what is not.
September event can be compared with the sen- “For reality is a principle, and it is this principle
se of the sublime. that is lost”41. The principle of simulation governs
According to Baudrillard, the eschatological us now, “in the sense that, from now on, sig-
passion of the 20th and 21st centuries for the Real, ns are exchanged against each other rather than
as pointed out by Slavoj Žižek, leads to denying against the real”42. Just like the ‘Swords of Qadi-
the terrorist attack as a symbolic rupture of the siyya’: nobody really knows what they actually
only world order accepted as real, i.e. “the Em- looked like.
pire of Good”34, represented by the West. In the Through his work, Rakowitz, seems to echo
global order, every war is represented as an epic the thinking of Baudrillard, inviting us to con-
battle of good versus evil, thus continuing the sider if it is possible to establish a principle of
timeworn practice of mythologizing the enemy35. truth over the symbolic connections of reality. Is
For example, after the September 11th attacks, there something like reality without symbolic im-
Bush stated that a “new kind of war”, i.e. “the plications? Or rather, what would be the reality
struggle against barbarians” would be waged36. principle for Saddam and, more generally, for the
According to this point of view, Evil is mere illu- Islamic world? Through his exhibition, Rakowitz
sion, an accidental obstacle on the path of Good. blurs the lines between Good and Evil. As poin-
The logic of a globalising West progresses ted out by the exhibition’s Curator, Ann Coxon,
through a relentless integration of any ‘other’ or one should visit the show wondering: “Who are 319
any singularity. Baudrillard writes of the inability the good guys and who the bad guys, thinking
of the Americans to see the other as adversary that perhaps the bad guys are not necessarily so
in this sense of challenge37. Islam itself is never black and white”43. Referring once again to Bau-
counted as the embodiment of Evil. “When it is drillard, this could be considered the “situation
said that Islam is Evil, the implication is that it is that science fiction dreamed of from the begin-
not well, it is sick, and it is violent because it is ning”44, when the enemy wears the mask of our
sick, because it sees itself as a humiliated victim worst nightmares, thus becoming real. In this
and is nursing its resentment instead of taking case, Saddam and his troops, taking up American
its place joyously in the New World Order”38. popular mythologies, embodied the dark force
Denying the existence of the ‘other’ in its radical threatening the US and, consequently, the enti-
otherness means sticking to an idea of ‘real’ that re West. It is not possible to leave the symbolic
reference, the bounce from myth to myth, be-
cause every vis-à-vis with the ‘real’ is impossible.
The mirror reflects itself; even the swords of the
32
Ibid.
33
‘Victory Arch’ in the centre of Baghdad do not
Ibid.
34
Baudrillard, J., The Violence of the Global, in The Spirit of Terrorism
and Other Essays, op. cit., p. 101. Initially published as La violence
du Mondial in Id., Power Inferno, Galilée, Paris 2002, pp. 63-83.
35
Colleran, J., Disposable Wars, Disappearing Acts: Theatrical Res-
39
ponses to the 1991 Gulf War, in: “Theatre Journal”, Vol. 55, No. 4, Ivi., p. 80.
40
Theatre and Activism (Dec., 2003), p. 620. Ivi., p. 81.
36
Llorente, M., Civilization versus Barbarism, in “Collateral Langua- 41
Baudrillard, J., The Spirit of Terrorism, in «Telos», op. cit., p. 141.
42
ge”, ed. John Collins and Ross Glover, New York University Press, Baudrillard, J., Symbolic Exchange and Death, trans. By M. Gane,
New York 2002, p.40. Sage Publications, London 1993, p. 7. See also Id., Virtuality and
37
Baudrillard, J., Hypotheses on Terrorism, in The Spirit of Terrorism Events, cit., p. 3
43
and Other Essays, op. cit., p. 66. http://news.bbc.co.uk/2/hi/entertainment/8480966.stm
44
38
Ivi. Baudrillard, J., Hypothesis on terrorism, op. cit., p. 62.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

refer to anything ‘real’. And still, do we believe strategy aimed to influence the real. Instead, the
it is possible to refer the symbolic meaning to artist’s attempt is to illustrate how myth becomes
anything “real”? This is what Baudrillard calls the ideology when subjected to rational manipula-
“collapse of image”, when the image loses cre- tion. The need to establish a principle of truth
dibility, i.e. its equivalent in an ideal referent45. over the mythical experience corresponds to the
Many reviews of Rakowitz’s exhibition insist need to legitimate the rationalist suppression of
on the ideological character of myth, pointing mythic structures50. This is, in other words, the
out the influence of irrationalism on politics. For need to find an ideal equivalent to the image,
instance, the journalist Elisabeth Heartney writes thus denying the symmetrical essence of the
on Art in America: “One left the show wonde- reference: from image to image, from myth to
ring: would war be possible without the psycho- myth. There is ideology and terror when myth is
logical assistance provided by our cultural myths? manipulated in favour of a principle of truth or
Or would our myths be possible without real-life of value aimed to discredit all that is left out51,
war”?46. Furthermore, in another comment to the when there is the intention to establish a reality
exhibition it has been stressed that “in the project principle above the symbolic connections of life.
the artist explores how powerful contemporary Consequently, terror and ideology do not arise
mythologies derived from popular culture have from the blurring of fact and fiction, but from the
informed the collective unconscious”47. Almost attempt to establish a spiritual principle over the
evoking Baudrillard, Wolin illustrates how in the mythic material.
show “knotty poetry is created from the past of a In the case of the Iraq-Iran war, the principles
country we’ve just decimated. Fact really is stran- of a world power, or rather a “superpower”, are
ger than fiction, Rakowitz seems to say, that is, set over the Iraqi cultural heritage. Saddam’s dic-
if they’re not actually the same thing”48. Once tatorial aesthetic does not seek to revive myth.
again, myth is equated with ideology. Cultural The confusion of myth and reality is not at the
traditions and war are assigned to the irrational base of his political commitment, of his terroristic
sphere of the individual, whose counterpart is regime; rather, his project consists of an intentio-
the rational sphere, i.e. the capacity to enlighten nal attempt to instrumentalise the mythical ma-
myth and popular culture49. Rakowitz’s installa- terial. In mixing historical heroes with fictional
tion, his almost archaeological operation through elements, Saddam suppresses myth as a realm of
320 the layers of sense emerging in the ‘Swords of experience in favour of his new world view. The
Qadisiyya’ monument, might include another swords in the Arch of Victory in central Bagdad
perspective on myth. Whereas it has been com- go back to the past of the country, to its previous
mented in many reviews of Rakowitz’s exhibition, glory, but also point to the future, looking to the
in his show myth is not presented as conceptual US, a “superpower”.

45
Ibid., p. 82.
46
Heartney, E., Michael Rakowitz. Lombard-Freid, in “Art in America”,
September 2009.
47
Level 2 Gallery: Michael Rakowitz, Tate Modern 22 January -12 May
2010. http://www.tate.org.uk/modern.
48
Wolin, J. R., Michael Rakowitz, The worst condition is to pass under
a sword which is not one’s own, in “Time Out”, New York, Issue 703,
19-25 March 2009.
49
I refer to the “Mythos-Debatte” flourished in Germany in the
Eighties. About this topic see H. Steffen (ed. by), Die deutsche Ro-
mantik, Vandenhoeck & Ruprecht, Göttingen 1978; H. Poser (ed.
by), Philosophie und Mythos, de Gruyter, Berlin-New York 1979; K. 51
Ibid. About this perspective on myth see also Pan. D., The struggle
H. Bohrer (ed. by), Mythos und Moderne, Suhrkamp, Frankfurt a M. 1983. for myth in the Nazi Period: Alfred Baeumler, Ernst Bloch, and Carl
50
Pan, D., Revising the Dialectic of Enlightenment: Alfred Baeumler and Einstein, in “South Atlantic Review”, Vol. 65. No. 1 (Winter, 2000),
the Nazi Appropriation of Myth, in “New German Critique” 2001, p. 41 pp. 41-57.
Artistics crisis: a Romanian example
Caterina Preda

321
Abstract reality and to offer a refuge to the omnipresent
politics. After 1990 and the transition to demo-
The world financial crisis was felt later in Roma- cracy artists were also caught in the societal mo-
nia and thus it is still present on the daily agenda. vement towards the new society. Paradoxically
The reaction of the artistic milieu is thus slowed enough, as the new society was taking form, the
down in comparison to other horizons. Nonethe- communist past reappeared in artistic discour-
less, the societal discontent is seen to meet the ses; increasingly since the beginning of the years
already in place artistic discourse on the commu- 2000. This look onto the past became interna-
nist past transforming it into nostalgia. tionally acclaimed with the success of the so ca-
lled Romanian New Wave of film directors which
won several important prizes at film festivals (for
Keywords example: 4 months, 3 weeks and 2 days by Cris-
tian Mungiu, 2006).
Art, politics, crisis, memory, postcommunism. The world financial and then economic cri-
sis arrived later in Romania and coincided with
the electoral campaign for parliament (2008)
Introduction and president (2009) thus not being recognized
officially. Therefore, the strongest impact of the
The relationship of art with the political has a crisis is seen only in 2010. The effects on the
strained history in Romania. Art was politicized artistic society of the economic crisis are seen in
by the communist regime (since 1948 and un- budgetary cuts to art funding (25% off salaries
til 1989) and assigned the task to mirror official for state employees) and already art galleries are
ideology. Subsequently art was also seen to as- shutting down (from the few that were created
sume a critical stance vis-à-vis the surrounding in the years 2000).
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

In the context of the crisis, the former dictator state monopoly was accomplished through se-
Nicolae Ceausescu reappeared as a still potent veral means: nationalization of all means of
symbol, first his image was shown by the parti- creation and diffusion of artistic works (largely
cipants to the popular gatherings against the go- accomplished by 1948), and the imposition of
vernment measures, then his disinterment made new norms and institutions (mainly terminated
him oh so present once again ( July 21, 2010) by 1950), all placed under the demands of the
and then the results of a public scrutiny ( July 26, new mandatory ideology: socialist realism. The
2010) were published saying that over 40% of compulsory organization of artists into creative
Romanians would vote for him. Democratic di- unions dominated by the state was also accom-
senchantment coupled with the economic crisis plished in this period1; artistic education was re-
have made the past still present. The nostalgic formed as well, by the establishment of unique
discourse is the first example of artistic response state controlled institutions.
to the crisis I will be discussing in my presen- The Romanian dictatorial architecture of cul-
tation. For this purpose I will recall the works tural institutions (including art) was based on
of contemporary artists such as Ion Grigorescu, hyper centralization. This extreme centralization
Dragos Burlacu, or even the a posteriori inter- was seen to orbit since 1971 around the Council
pretation of the art-collages of an outsider, Ion of Culture and Socialist Education (CSCE), an ins-
Bârlãdeanu. titution imagined after the enunciation by Nico-
In this context, the second example I want to lae Ceausescu of the so called “July Theses” in
discuss is that of a Romanian artist that is engagé, 1971 (a collection of measures meant to reinstate
Dan Perjovschi. His work is also internationally art activism tainted by nationalism). Although not
known as he has been doing his artwork throug- a ministry, but a Council having a double natu-
hout the continents. I am saying doing his art and re, responding both to party and state structures
not exhibiting because Perjovschi draws and/or (Council of Ministers), CSCE was a continuation
writes directly on the walls or floors, etc of the of previous communist administrative forms2. In
places to which he is invited to. His drawings December 1989 one of the first decisions taken
are in fact social and political commentaries on by the “revolutionary government” was to trans-
the situation of the places he goes to. Equally, he form the CSCE “a double nature organ directly
322 has, since the beginning of the 1990s, published subordinated to the Central Committee of the
his drawings on a weekly basis to the Revista Communist Party and to the Council of Ministers,
22, the magazine of a Bucharest based NGO. His responsible with the coordination of the cultural
work is formed of cartoons that are his social and educative activity” in the Ministry of culture,
comments on what is going on at the time he is which mission was to lay the national culture on
drawing. He is also imagining his artwork as out- new basis”3. This decision was part of a broader
side of the market because he refuses the right to array of measures taken by the new authorities
be collected; Perjovschi has only agreed to but a that transformed the structures of the Party-state
few permanent drawings, the rest of his art being through “fusion, division or a change of name”
perishable, erasable/replaceable. into new institutional instruments4. As Alexandra

The problematic state-centered model 1


Union of Romanian Writers (USR) (1949), Union of Composers and
and the 2010 crisis Musicologists of Romania (UCRM) (1949), Union of Visual Artists
(UAP) (1950), Union of Architects of RPR/RSR (UARPR/UARSR) (1948-
1952). At a later date, musicians, filmmakers and theater people
The model of articulation of the cultural sector
were organized inside the Association of theater and music people
has been shaped by the communist mold. The and The Association of Filmmakers of Romania (1963) (www.ucin.ro).
post 1989 reforms were slow, late and hesitant. 2
Thus Romania had previously had a Ministry of Cults and the Arts
In fact, it is only in 1997 that the Romanian state (1944-1945), a Ministry of Arts (1945-1948), a Ministry of Arts and In-
formation (1948-1949), a Ministry of Arts (1949-1950), a Committee
begins to think in terms of cultural policies and
for Art (1950-1953), a Ministry for Culture (1953-1957), a Ministry of
this happened under a direct external pressure, Culture and Education (1957-1962) and a State Committee for Cul-
namely that of the Council of Europe. ture and Art (1962-1971).
3
The soviet-inspired model of articulation of Law Decree no 2 of 27 December 1989. Alexandra Ionescu, “La
dernière révolution léniniste. Pensée et pratique d’une autorité
cultural activities was predetermined ideologi-
révolutionnaire en Roumanie”, Studia Politica. Romanian Political
cally and institutionally by a hyper-centralized Science Review, VI :1 (2006), pp. 25-114, p.111.
structure dominated by party-state bodies. The 4
Ibid.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Artistic crisis: a Romanian example

Ionescu writes, the new Romanian government of state systems by privatization8. Nonetheless
supervised a range of recoveries and reconver- this process was not easy as Raiu observes, in
sions of institutional instruments that belonged Romania decentralization was hesitating; the first
to the communist party state5. This renaming of measures were taken in 1990, followed by re-
a communist structure and its transformation by centralization in the period 1994-1996 and a se-
this act into a democratic one is among the most rious process was pursued since 2001. One fac-
interesting modification seen in the process of tor could be seen in the high degree of political
rearticulation of institutions in postcommunist discontinuity, with 12 ministers in 20 years (9 in
Romania. Thus, apparently no denial of the pre- 10 years), often each new government/minister
vious framework (at least at the structural level) disengaging from the previous one’s measures.
is identifiable when the same institution is taken In what regards the articulation of a cultu-
as such by the new democratic government. ral policy in Romania “there was no talk about
Nowadays the state still exerts an influence cultural policies until 1994” and this changed
in these spheres: the academia, the Union of only after having joined the Council of Europe in
Visual Artists (UAP), museums. The problema- 19939. With European help (Phare program) and
tic relation to the state, the communist heritage pressure (harmonization) Romania established a
—institutions and mentalities (in their majority, ten year strategy for the Ministry of Culture in
artists were educated in the state-centered fra- 200010. Nonetheless the successive governments
mework)— still represent a problem. Besides the
did not amend the interventionist policy, simi-
monopoly on education and professional organi-
lar to the French model, a “cultural state patron,
zation, the state was also the unique commandi-
administrator and controller of culture”11. Raiu
taire. Thus, in order to have resources, the artists
considers that Romanian cultural policies when
were submitted to the official principles of the
applied were incoherent with no respect, for
Party who had the monopoly on the definition
example, for the difference between artist po-
of art and the space granted to it. Nowadays the
licy with a protective character (imagined as a
access to resources seems still to be the main dis-
pute, state subsidies to create as the UAP largely guardian of artists) and art policy, rather elitist
failed to adapt to the market economy (Susarã). (offering grants through competitions or subsi-
In Romania, not having questioned the pre- dies); Romanian authorities “oscillate between a
323
ceding structures and taking them as such into policy of protective or assistantship character…
the new democratic context caused problems and a policy of an elitist character”12.
as Suteu observes “The legacy of mammoth like
cultural equipment (theater, opera houses and
museums) are to continue to be state administe- The 2010 crisis and the budgetary cuts
red but have to answer a liberal market logic and
become cost efficient”6. This is best seen in cine- After the electoral frenzy was over, at the be-
matography. Corina Suteu considers that among ginning of 2010 (after the December 2009 pre-
the main difficulties encountered by postcommu- sidential elections) several decisions to confront
nist governments in Central and Eastern Europe the financial crisis were taken by the Romanian
(including Romania) is the one caused by “the government. Several of them have affected artists
persistent and inertial solidity of the former sys- directly.
temic organization of culture”7. Thus, in Romania
among the first issues that the democratic gover-
nment had to address was the pressure to see the
state redraw from the cultural field; this demand 8
Corina Suteu, “Cultural policies in transition. The issue of partici-
to “do away with the state” took two forms, de- pation and the challenge of democracy” in The arts, politics and
legation to regional entities and dismantlement change, edited by Weeda Hanneloes, Corina Suteu and Cas Smi-
thuijsen, 24-29 (Amsterdam: European Cultural Foundation, ECU-
MEST Association, Boekmanstudies, 2005), p. 27.
9
Virgil Niulescu, “Cultural policies in Romania – an inside view”. Avai-
lable online at www.policiesforculture.org, 2002.
10
5
Ibid., p. 83. Ibidem.
11
6
Corina Suteu, “Overview of developments in Central and Eastern Dan-Eugen Raiu, “The subsidized muse or the market-oriented
Europe between 1990/2003”, p. 18. Available online at http://www. muse? Supporting artistic creation in Romania between state inter-
ecumest.ro/pdf/2005_suteu_overview_cultural_policy.pdf. vention and art market.” JSRI (13):1-24 (2006), p.6.
12
7
Ibid., p. 12. Ibid., p.7.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Thus, the first decision of the Romanian go- effects of the crisis on the artistic operators are
vernment, which concerned all state employees seen to cut down financing: from the state, au-
and thus many artists (theater actors especially) tofinancing and sponsorships13. The example of
was to cut by 25% all salaries (and by 15% pen- H’Art gallery —one of the most influential Bu-
sions); this was enforced August 1st following a charest based contemporary art gallery— which
rule by the Romanian Constitutional Court ac- announced it will cease to hold a permanent
ting on behalf of a reclamation advanced by space, preferring to loan a space each time an
the opposition (concerning pensions). This was exhibition project will be put in place is telling in
thought of in the perspective of the conditions this sense. Nonetheless, if in Bucharest several
imposed on the Romanian government by its spaces disappeared also because of the financial
agreements with external organisms such as the crisis, other places opened up in different Roma-
International Monetary Fund (IMF) or the EU nian cities leading to a plurality of artistic spaces
which agreed to lend Romania the money nee- and limiting the old centrality of the capital city
ded to be able to continue paying salaries and of Bucharest. Thus, an interesting project was
pensions. Because this decision was not enough seen to take place in the southern city of Craiova
to re-equilibrate the budget, the Romanian go- on the place of a former factory: Clubul Electro-
vernment also agreed to raise the value of the putere.
Value Added Tax (VAT) with 5 percent (from 19
to 25%). Another measure that was also seen to
affect mainly theater actors but not only was a The artistic outlook onto the crisis:
decision of the Romanian government to forbid Ceausescu’s symbol and the case
holding both a state pension and a state salary,
thus forcing artists to choose between two, usua- of Dan Perjovschi
lly very small sums of money.
The Government Emergency Ordinan- The crisis showed the misconstruction of the
ce No. 63/2010 which planned to reduce by postcommunist model of articulation of cultural
4.000 the number of employees of local public affairs, and, in a broader perspective, the wron-
institutions (thus including cultural enterpri- gly constructed state.
ses which, following decentralization are being Firstly, the societal problem is underlined by
324
administered by the local administrations) was artists: the missing true discussion of the commu-
amended so as to not include those institutions nist past is seen in the rediscovery of symbols of
which were created by central institutions (usua- the past in all sorts of artistic supports as a syn-
lly before 1989). This amendment followed a se- drome or symptom. Most importantly, this pro-
ries of strong protests of Romanian artists and voked the formation of art works which I labeled
cultural NGOs which opposed the new cuts. Se- art of memorialization because they participate
veral cultural institutions were still affected by it. to the construction of the communist memory. In
A further decision which was not followed this corpus of artistic works the most important
through as it raised a thorough revolt of the cul- and dominant symbol is that of Ceausescu. The
tural and intellectual sector was the decision to years 2009-2010 see a resurgence of interest in
further tax the revenues of liberal professions the image of Nicolae Ceausescu with a plurali-
which don’t have fix revenues in the intent to li- ty of exhibitions displaying his image in black
mit tax evasion practiced by some business men and white, painted or video recorded. In spite of
which pay their employees using contracts of this very recent interest the figure of Ceausescu
“authors’ rights”. The contribution to the bud- began to reappear on the canvases in the years
get of social insurances (unemployment fund, 2006-7. I argue that the new artworks seek to
pension and health contributions) representing present another image of the dictator. Most im-
around 30% of the revenue was to be enforced to portantly, the former dictator is humanized by
around 500.000 persons active in the liberal pro- the images created by artists.
fessions which did not pay these contributions
up to that. All these decisions taken recently by
13
the government have yet to show all their effects See the results of the investigation by The Center of Research and
Consultancy in the Domain of Culture (CSCDC) on the effects of
on the cultural sector. the crisis on cultural operators: http://culturadata.ro/PDFuri/efecte-
It is not only the state which suffered cutbacks; le%20crizei%20asupra%20oper atorilor%20culturali.pdf (Accessed
private entities have been affected also. The 31 October 2010).
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Artistic crisis: a Romanian example

One of the most important artists of the Ro- (Understanding History series) through the use
manian neo-avant-garde, Ioan Grigorescu has of archive material, as Ujicã did starting from
recently reworked one of his earlier works. In video footage until now inaccessible to the
2007 the artist produced a video called Posthu- public16. Using only archive filmed material of
mous Dialogue with Nicolae Ceausescu, a con- Ceausescu in both official and personal contexts,
tinuation of his 1978 Dialogue with Comrade Ujicã redraws the portrait of the dictator as if
Ceausescu. The first work, a video presentation himself would have done it (reminding the ‘vi-
supra-written with a fictitious interview to the deology’ concept of Cioroianu). The photogra-
dictator presented the artist in the double pos- phs that inspired the painter Burlacu and which
ture of the interviewer and the interviewee by show also Ceausescu in all kinds of hypostasis
wearing a mask of Ceausescu. The questions and (playing games, officially visiting, unwinding
answers surpassed the permitted array of expres- with his family) are also thought of in the same
sion of the epoch. The 2007 video departed from line, of creation of a broader image of the man
the same idea of an invented interview with the far away from the demonized and caricature ver-
now forgotten dictator. Placed in the House of sion which were predominant in the immediate
the People landscape, the video offers the ‘vision period after 199017.
of Ceausescu on present-day Romania’. The artist All the Romanian films that have attracted
goes even further and signals that by demonizing some attention in the last period deal with a cer-
Ceausescu the critical spirit was invalidated, not tain reinterpretation of the recent past, of the “still
only by ignoring the positive outcomes of the present past” (the 2006-7 productions). This no-
34-year long dictatorship but also by shifting the vel artistic interest in the past is quite interesting
discussion to a level that obscures the truly im- as political scientists consider that the political
portant questions14. cleavage/tension between communists and anti-
Ion Bârladeanu, a non-professional artist who communists that had dominated the Romanian
was discovered in 2008 by the owner of the Bu- political landscape until 2000 has been seen to
charest-based H’Art gallery) is evocative of ano- lose in18. Although taken as a corpus (even called
ther conceptualization of the Romanian leader. “the new wave of Romanian cinema”) the 2006/7
The collage that can be seen below was reali- films have quite different standing points on the
zed in the 1970s-1980s thus in the same period communist period. Two of them discuss the 1989 325
with the officialized images realized by the sta- revolution: 12:08 East of Bucharest (Corneliu Po-
te artists, but outside of the officially controlled rumboiu, 2006) and The paper will be blue (Radu
public space. Ceausescu is still presented at the Muntean, 2006). The first one is a rather static co-
center of the image, he is smiling and waving medy presenting the preparation and transmis-
but he is now smaller then the dancers, which sion of a televised talkshow in a small Romanian
dominate and rhythm the ensemble, and seems town about the 1989 revolution. The film brings
even a caricatured image of himself. Bârlãdeanu “the after” into question by presenting the lives
has created a series of collages centered on the of those that come to the talk show, it presents
figure of Ceausescu and their discovery has ac- also the innuendos of the “revolution”, the diffe-
companied this new image the leader has been rent sides of the story but all this in a ironic view;
given by artists in recent years (although these nothing is explicit, only alluded. Conversely, The
works were realized in their majority during the paper will be blue is a more personal evocation
regime and not after its demise)15. of “the December revolution” nights accentuating
Finally, Andrei Ujicã’s docu-film, The Auto- the confusion that reigned then. Especially atten-
biography of Ceausescu (2010) can be paralle- tion is drawn to the mystification regarding the
led with the work of a young Romanian painter,
Dragos Burlacu. Burlacu has been imagining a
reinterpretation of Ceausescu and his persona 16
See for example the online photographic archive project of the
communist regime which brings together images from the period
1945-1989. Available at the address: http://www.arhivelenationale.
ro/fototeca/fototeca/ (Accessed 16 October 2010).
14
Ion Grigorescu at the public meeting “Arte mariale” organized by 17
See this series of paintings on the artist’s website: http://www.dra-
the Romanian Cultural Institute, Bucharest, November 27, 2007. gosburlacu.ro/work/16- Understanding_History.html (Accessed 16
15
See more of these images on the website of the gallery which still October 2010).
18
represents the artist: http://www.hartgallery.ro/index.php?page=arti Cristian Preda and Sorina Soare. Regimul, partidele si sistemul po-
st&id=11&section=works (Accessed 16 October 2010). litic din România (Bucuresti: Nemira, 2008).
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

“terrorists” accused of killing the innocent vic- blems which remained unresolved during the
tims of those days and which remain unknown transition from communism to another stage”20.
until today. How I spent the end of the world by The problem of the unreformed or impro-
the director Catalin Mitulescu is set at the end of perly reformed state is also seen in the example
the Ceausescu regime in a poor Bucharest neigh- of Perjovschi as he was an artist, member of
borhood and although it finishes with the “De- the Union of Visual Artists who benefitted of
cember revolution” it talks about youth during a studio of creation which was retaken by the
communism, about leaving in those times from a State University of Art in 2010. Dan Perjovschi
very personal point of view, yet easy to identify signaled this (mis)take by a text he published
with. Finally, the Cannes awarded Three mon- in his weekly column/drawing in Revista 22 and
ths, four weeks and two days by director Cristian which read: “The transition is over. In 1990 the
Mungiu is a human drama that, in my opinion, is postcommunist (Union of Visual Artists) gave me
only located in the final period of the communist a studio. In 2010, the capitalists (Art University)
regime. It is of course molded by the communist threw me out”21. Interestingly enough, the com-
regime but the drama presented is larger than ment of Perjovschi is in fact a very good capture
communism; communism is but the background of a sentiment that was expressed by several cul-
of [our] lives. In spite of this, it is true that espe- tural administrators in the context of the budge-
cially this film has drawn attention to a new type tary cuts exercised by the government that these
of gaze bestowed onto our past quite different can be seen as an opportunity to finally reform a
than before. state that keeps on continuing the model created
by the communist regime.

Dan Perjovschi
Concluding remarks
Secondly, the example of Dan Perjovschi is the
one I want to refer in relation to the crisis that In the context of the world financial and econo-
is being seen in Romania nowadays because his mic crisis, my presentation sought to introduce
reaction is to the immediate context which he some partial conclusions on the impact of this
crisis in the Romanian artistic sphere with a di-
quotes in his drawings. Implicitly he has also
rect look onto the sector of visual arts. Firstly I
326 been dealing with the world financial crisis as it
addressed the question of government decisions
can be seen in the drawings reproduced here.
(budgetary cuts) and how these have affected
Furthermore, Perjovschi also extensively com-
the artists. As such, the still important weight of
ments on the new global reality with such
the state in cultural affairs has made the recent
drawings on the extension of limits (the new
budgetary cuts paramount for the status of artists
walls) in spite of the freedom of expression (Fa-
and the financing of artistic projects. Secondly,
cebook and Google drawings). the symptoms of a deeper societal crisis can be
Moreover, in many works of Dan Perjovschi seen through a look at the resurgence of an in-
realized after 1989 allusions or direct links to terest for the communist past and increasingly
past events are made. One of his post-1990 ac- so, for its central figure, Nicolae Ceausescu. Se-
tions shows how everything he did at the time veral declinations of his image were recalled;
was determined by Romania and its fate. This mainly in visual arts’ discourses and in one re-
consisted in tattooing the word Romania on his cent, documentary project (Andrei Ujicã’s docu-
shoulder during the action “Romania” of 1993; film). Finally, the example of Dan Perjovschi was
in 2003 “Erased Romania” was the act that clo- used so as to show how the artist reacts to the
sed the action as the artist removed his tattoo19. financial crisis as well as his specific discussion
As Ileana Pintilie notes, Perjovschi’s action “was of the communist past in two hypostasis (the Ro-
one of the most sincerely desperate forms of mania tattoo action and the studio granted by the
manifesting a post-December trauma, a form of UAP and then retaken).
protest against a ‘collective amnesia’ manifested
by the general indifference for the great pro-
20
Ileana Pintilie, “The Public and the Private Body in Contemporary
Romanian Art”, Art margins (June 2007). Available online at: www.
artmargins.com.
21
19
Kristine Stiles, States of mind. Dan and Lia Perjovschi. http://www. See a partial archive of these drawings, comments at this web
perjovschi.ro/pdf/Perjovschi_KristineStilesEssay.pdf address: http://www.revista22.ro/vis-a-vis.html (Accessed 31 Octo-
(Accessed 31 October 2010). ber 2010).
Las Políticas de la crítica
Vicente Jarque Soriano

327
Mi intervención tiene como objetivo llamar la viene sobredeterminando al arte postmoderno
atención sobre la necesidad de una reorienta- desde mediados de los años 60. Este giro pue-
ción de la crítica de arte, entendida sobre todo de representar, como hoy día suele aceptarse en
como una práctica de orden hermenéutico (más general, la instauración de un nuevo paradigma
que taxativamente evaluativo), en función de un para la crítica, en la medida en que esta habría
cierto diagnóstico acerca de la situación del arte quedado de alguna manera integrada en el pro-
contemporáneo, y en particular de sus implica- ceso mismo de la producción artística. Es en este
ciones políticas. Trataré de presentar el asunto sentido en el que puede hablarse a veces de una
en dos partes. En la primera expondré los pará- suerte de “post-crítica” del arte. Ahora bien, esta
metros principales de cara a la formulación de incorporación de la crítica en el arte —en la obra
ese diagnóstico en unos términos que —así lo misma, por tanto— no habría tenido lugar tanto
espero— resulten susceptibles de obtener un en los términos modernistas de un incremento
mínimo consenso. En la segunda parte —acerca de la autoconciencia del arte respecto a su ar-
de la cual ya no estoy seguro de obtener ese ticulación formal o respecto a sus materiales y
consenso— sugeriré algunas de sus posibles medios de específicos de producción, como más
consecuencias teoréticas y propondré, siempre a bien, en una dirección que se orientaría, sobre
grandes rasgos, la dirección en la que me parece todo, hacia unos registros que presentan, en úl-
que sería productivo trabajar de cara a superar tima instancia, los rasgos de una clara significa-
las rutinas en las que se mueve el discurso crítico ción política.
del presente. Dicho de otro modo, mientras que el moder-
nismo, en su versión canónica, habría aposta-
I do por una especie de atrincheramiento en la
opacidad del medio, conminado este a reflexio-
Mi punto de partida remite al giro conceptual, nar sobre su propio alcance y sobre sus límites
a la dimensión teórica (más que filosófica) que técnicos e históricos, dejando atrás su presunta-
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

mente ilusoria transparencia formal, el postmo- ellas de una u otra manera. Esa batalla, por tanto,
dernismo, recuperando ciertos impulsos de la parece haberse saldado con una triste derrota.
vanguardia histórica, parecería tendente a deses- Aunque, como dijo Benjamin, es justamente en
timar como prioritarios esos problemas de orden las derrotas en donde uno puede reconocer su
tanto reflexivo como técnico, irremediablemen- fuerza. El propio Duchamp ha sido conveniente-
te emparentados con los principios de un cierto mente museizado, pero es evidente que esto no
formalismo, para orientarse hacia unos enclaves es algo que se le pueda reprochar de ninguna
en donde el medio del que se serviría la prácti- manera. Lo único que cabe objetar es si tiene
ca artística ya no sería ni transparente ni opaco, sentido visitar un museo para contemplar duran-
sino más bien ilimitado. Aunque asumiendo el te unos segundos (o durante unos minutos, u
riesgo de acabar por resultar, en el fondo, un horas, si se quiere) la réplica de un viejo urinario
tanto irrelevante. desaparecido. Pero esta clase de perplejidades
La cuestión es que, una vez desalojada de su forman parte de riquísimo universo duchampia-
seno esa dimensión formalmente autorreflexiva, no, que no podemos detenernos a analizar aquí.
con todas sus derivaciones (es decir: ruptura con En todo caso, parece que la crítica de arte
todo compromiso con la tradición, incluida la puede —o más bien debe— pasar por alto esas
modernista; virtual descrédito de la competen- pretensiones antiinstitucionales —dándolas por
cia técnica; anulación de toda clase de jerarquía descontadas, como si fuesen virtualmente “trans-
heredada de la tradición; deslegitimación de la parentes”— y centrarse en la consistencia formal
fruición o asimilación contemplativa por parte que, pese a todo, encierra la mayor parte de es-
del espectador), las artes visuales abandonaron tas orientaciones. Entre ellas, por supuesto, cabe
esa dimensión formalmente autocrítica para di- incluir las conceptuales, pero también las mini-
rigirse, de manera implícita o explícita, hacia la malistas más o menos radicales y, por supues-
explotación de su eventual funcionalidad crítica, to, las postminimalistas en toda su comprensi-
pero en una dimensión donde la crítica ya no ble disparidad. Esto es: todas aquellas corrientes
era inmanente (es decir, formal), sino que iba que vienen a entender la obra de arte como un
más allá y que se arrogaba el aura de una suerte “objeto específico” (o ubicado en un “campo
de heroísmo que trascendía la mera transgresión expandido”, o transformado en “actitud”), y que
328 de las formas artísticas, para orientarse hacia una desde los 60 se han convertido en una suerte de
crítica de la cultura burguesa en general. Lo cual variada mainstream cuyos resultados han obte-
le confería un sesgo político innegable. nido el éxito indudable de habernos acostum-
Estas actitudes se desplegaron, en primer lu- brado a entender por obra de arte muchos pro-
gar, a título de crítica antiinstitucional, es decir, ductos inteligentes, complejos, a veces realmente
como cuestionamiento de las formas de exhi- fascinantes, que hasta el momento solo excep-
bición, financiación y distribución del arte. De cionalmente habrían entrado a formar parte de
hecho, cabe sospechar que esta crítica de las ese universo. De este modo, lo que desde cierto
instituciones asociadas al arte no ha conllevado punto de vista hemos calificado de derrota se
en absoluto un cuestionamiento del arte mismo nos presenta igualmente, mirado con otros ojos,
como institución, sino todo lo contrario. No es como una gran victoria. Y nuestro gran proble-
casual que haya sido el temprano Duchamp el ma es, entonces, qué hacer tras aquella derrota
ejemplo sistemáticamente elegido por Dickie en o, lo que viene a ser lo mismo, cómo administrar
defensa de la llamada “teoría institucional” del la victoria en unos términos que vayan, digamos,
arte. Duchamp no solo ponía en evidencia ese más allá de la ideología del grupo de October.
componente extra-artístico, informal, social, con- En segundo lugar, esa vertiente política de la
vencional, sino que ponía en cuestión el sentido que antes hablaba se despliega también hacien-
del arte tal como hasta entonces había sido en- do de las artes visuales un espacio inmediata y
tendido. Su éxito en este aspecto es innegable. abiertamente reivindicativo de las más diversas
Lo que Duchamp demostró es que el arte es una luchas o causas sociales, como se hace patente
institución, y que en ella cabe cualquier cosa, en el “arte de género”, el arte llamado “postcolo-
siempre que se presente a título de “arte”. nial”, o las prácticas de signo más o menos inter-
Por otro lado, es bien sabido que todo artista ventivo o participativo, a veces populista o bien,
combativo de las instituciones (y en particular de digamos, de corte antropológico o “relacional”,
su epítome: el museo) ha sido finalmente partí- un arte interesado por dar voz a los excluidos
cipe de las mismas, asimilado o engullido por y hoy en día apoyado a veces en el uso de las
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Las Políticas de la crítica

nuevas tecnologías (que tan rápidamente enve- especial) resultasen, al fin y al cabo, menos eli-
jecen). A este respecto, la crítica no puede ya tistas. No es serio pretender que la obra no solo
confrontar la obra tomando como contrapunto de Robert Morris o Carl Andre, sino la de Robert
la tradición modernista. Esta forma de arte se en- Smithson o hasta Beuys (con su proclamación de
cuentra un paso más allá de las alternativas que que todo el mundo puede ser artista), o e incluso
se ponían en juego en los tiempos dorados de la de Jasper Johns o Rauschenberg (a pesar de
las neovanguardias, cuyos límites empezaron a su pretensión de actuar en los “intersticios” del
vislumbrarse ya en los sintomáticos movimientos arte y la vida) o la de Gerhard Richter, o la de
de retorno a la pintura durante los años 80, para quienes ustedes quieran, no son comprensibles
hacerse evidentes en el cambio de siglo. sin un previo proceso de acceso, sin un filtrado
De hecho, esas manifestaciones de contenido cultural que sigue encontrándose al alcance de
explícitamente político, aun cuando se legitimen muy pocos individuos. De hecho, es obvio que
como prácticas artísticas de pleno derecho, re- el trabajo de un Hans Haacke o un Daniel Buren
sultan bastante impermeables a una eventual pe- requieren de unos pertrechos intelectuales no
netración por parte de la crítica de arte tal como menos complejos, sino más, que los que exigían
hasta la fecha ha sido entendida. Es cierto que un Pollock o un Rothko.
se prestan a la interpretación, lo cual ya es algo Pero si nos centramos en las prácticas artísti-
—incluso suficiente—, pero también es verdad que cas más explícitamente concernidas por una in-
ninguna interpretación podrá hacerles justicia sin tencionalidad política, las cosas no parecen estar
tomar en cuenta sus pretensiones de orden per- más claras. En este contexto, lo que contrasta es
formativo, es decir, sus efectos reales en el con- la enorme diferencia entre los buenos propósitos
texto en el que se supone que intervienen y que que se suponen y los magros resultados que se
aspiran a transformar. Dicho de otro modo, el obtienen. Desde luego, siempre será importante
crítico de arte de una obra de intencionalidad in- distinguir, por ejemplo, entre la implicación po-
mediatamente política debería ser un politólogo, lítica de signo feminista de una Nancy Spero y,
o tal vez un sociólogo empírico, o un antropó- por otro lado, los posicionamientos más o me-
logo polifónico..., o meramente un filósofo, pero nos provocativos, más o menos solidarios con
no solo del arte. los excluidos, más o menos antisistema de un
Pero lo que me importa subrayar es que artista como Santiago Sierra. En el primer caso 329
ambos registros, tanto el antiformalista más o asistimos a una clamorosa llamada de atención
menos postconcentual como el directamente éticamente impecable, históricamente oportuna
político, comparten una suerte de territorio pre- y necesaria, a la que no podemos sino asentir.
suntamente alternativo que, en nombre de una En el segundo caso, nos encontramos con cosas
más o menos difusa postvanguardia, trata de como el proyecto NO que, como su propio nom-
presentarse a guisa de universo de una libertad bre indica, carece de significado (como carece
sin límites susceptible de funcionar en un senti- de significado relevante su importación, hace un
do transformador, en confrontación permanente par de años, de heces fecales depositadas por
con una especie de tardocapitalismo globalizado ciertos parias hindúes, o su reciente colección
cuyas instituciones, incluyendo las democráticas, de Penetrados, en donde se juega con las incon-
aparecerían así bajo la sospecha de contribuir tables posibilidades o variaciones de la penetra-
a la perpetuación de un mundo esencialmente ción anal). Un tercer caso, emblemático, podría
opresivo y, por ende, inhabitable. representarlo Martha Rosler con sus consignas
Esto requiere, tal vez, alguna matización. Por sobre el problema de la vivienda, que ya plan-
ejemplo, desde el punto de vista de la acción teaba Engels en el siglo XIX y que ni este ni aque-
política ha sido muchas veces reprochado a lla, por lo visto, han sido más capaces de solu-
Greenberg, en cuanto que epítome del formalis- cionar que los responsables del correspondiente
mo (como también a Adorno, cuya contrapartida Ministerio o negociado administrativo. Dicho sea
se ha reconocido en Benjamin), ese componen- de paso, tampoco un tipo de arte como el de
te ineludiblemente elitista, en el fondo burgués, Maurizio Cattelan, cuando presenta una especie
sobre el que se sustentaba su idea de la expe- de muñeco con aspecto de Papa tocado por un
riencia del arte. De hecho, no puede decirse que rayo, puede considerarse seriamente como una
las corrientes que supuestamente se oponían a reflexión crítica sobre la religión católica (ni un
ese formalismo canónico o dogmático (salvo el grupo de figuras de niños ahorcados puede en-
pop, que siempre se nos ofrecerá como un caso tenderse como una reflexión sobre el sinsentido
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

de la existencia o sobre el deterioro histórico de no nos permite establecer también los lazos, las
la experiencia infantil). Pero los ejemplos serían complicidades, las alianzas estratégicas necesa-
infinitos, y supongo que bien conocidos, de ma- rias para confrontar la miseria universal, la es-
nera que considero conveniente obviarlos. tupidez generalizada como segunda naturaleza
neotecnológica, y prevalecer sobre ella.
II En segundo lugar, ese discurso se presenta
igualmente elusivo y excluyente, o cuando me-
En definitiva, hasta aquí llega mi descripción, na- nos un tanto ambiguo, respecto de las responsa-
rración o interpretación de los hechos, o de cier- bilidades de las distintas artes autónomas y sus
tos hechos. A continuación, lo que me propongo respectivas tradiciones. Estas, por cierto, no se
es poner en evidencia los peligros que comporta reducen a las de las artes plásticas, en donde la
semejante panorama, sobre todo cuando se nos promiscuidad y la lógica de la apropiación se
presenta vinculado a una especie de pensamien- han impuesto con relativa naturalidad, sino que
to único acerca del destino del arte contemporá- abarcan también las tradiciones de la literatura
neo. Me refiero a un destino consistente en ofre- o la música, por ejemplo, que siguen ahí como
cer imágenes que, en su empeño de apropiarse realidades difícilmente revocables y, desde luego,
de cualquier cosa, corren el riesgo de carecer irreductibles a mero “concepto”. Lo que quiero
de lugar propio. Una vez superada toda relación decir es que una obra que podamos considerar
con la belleza, con la forma y con la habilidad razonablemente como inscribible en el campo
técnica, y con el pasado, y una vez anulado todo de las llamadas “artes plásticas” o “visuales” (sería
esfuerzo de trascendencia respecto de la vida or- ridículo seguir llamándolas “bellas artes”) puede,
dinaria (salvo para convertirla en mero objeto sin duda, ser cualquier cosa, o ninguna “cosa” en
de comentario o confrontarla inmediatamente en particular, porque el territorio en el que funciona
unos términos supuestamente provocativos), el es, en efecto, ilimitado y totalmente carente de
arte parecería abocado a su disolución en una restricciones. Pero lo que sucede es que eso no
forma específica de bufonería, o en el entertain- vale para el arte en general, o para cada una de
ment de alto standing, si no fuese porque sigue las artes en particular.
contando con esa coartada que le proporciona el En realidad, todos entendemos que, desde el
330 discurso dominante, según el cual todo esto tie- punto de vista ético-político, esto que vemos en
ne sentido sobre la base del carácter crítico —de las artes plásticas tiene su fundamento, y hasta
disconformidad política— de que se le inviste. que es bueno en la medida en que nos enseña
Pero lo que sucede es que ese discurso resul- que hay lugar en este mundo para el ejercicio de
ta, en primer lugar, ilusorio, al menos en la me- la libertad por parte del individuo soberano, aun
dida en que sus pretensiones de acción política cuando esa soberanía se ponga luego al servicio
quedan siempre diluidas en un sistema cultural de fines heterónomos. Pero eso que en este mar-
en cuyo marco se las tolera solo a causa de su co de las artes plásticas es tan peligroso como
condición de proclamas inocuas, revestidas mu- comprensible, en el de las restantes artes, que
chas veces de una bastante culpable ingenuidad siguen existiendo y exigiendo atención, podría
y de ignorancia histórica. Esto es algo que, por llegar a ser simplemente suicida. Reconozcamos
otro lado, resulta paradójicamente paralizan- que el futuro de la música culta, si lo tiene, no
te desde el punto de vista de la política, cuya puede ser el ruido ni la performance, ni el de la
praxis efectiva tiende a ser estetizada no bien se literatura la página en blanco, visualmente mo-
presenta en forma de “arte” convenientemente nocroma, o la charla por Internet.
—es decir, más o menos— “subversivo”. En este Una buena prueba de la diferencia entre las
punto convendría reflexionar, tal vez, sobre lo artes (en cuanto que debidas a diversas “discipli-
poco que pueden dar de sí las tan celebradas nas” técnico-formales) la encontramos precisa-
“micropolíticas” subjetivas, dramáticamente di- mente en el ámbito de las “disciplinas” académi-
sueltas en un marco histórico determinado por cas que se ocupan de cada una de ellas. Mientras
la macroeconomía objetivamente globalizada, que en el ámbito de las “plásticas” se produce el
y, además, en una situación de emergencia; o fenómeno de los “estudios visuales”, que alguno
lo poco de que sirve mantenerse sin más en la entiende como alternativa a la “historiografía del
afirmación de las diferencias o en el mero reco- arte”, no es concebible que en música se hable
nocimiento honorífico del “otro”, por mucho que en serio de unos “estudios sonoros” o en litera-
de este modo se trate de hacerle justicia, si ello tura de unos “estudios verbales” enfrentados a
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Las Políticas de la crítica

la tradición de sus respectivas historiografías. Lo nalidad sometida a las exigencias de autoconser-


cual tiene consecuencias, y consecuencias polí- vación. En otras palabras: un arte cuya funciona-
ticas, porque esas consecuencias tienen que ver lidad política no dependería tanto de su carácter
con la educación y, por tanto, con la lucha con- de transgresión de ninguna tradición formal (en
tra la barbarie, que políticamente es y seguirá ese punto estamos ya al cabo de la calle), ni
siendo primordial, por el sencillo hecho de que de su eventual eficacia en cuanto a la genera-
la barbarie se encuentra en todo momento a la ción o resolución de ningún conflicto político
vuelta de la esquina, detrás de la puerta, y no es en particular (aunque siempre le reconozcamos
sensato bajar la guardia si queremos hablar toda- el derecho a intervenir en ello y la posibilidad
vía de un futuro humano verdaderamente libre. de hacerlo con brillantez), como más bien de
Entretanto, se diría que, cuando las artes plás- su permanencia como dique frente a la barbarie.
ticas se erigen en un ámbito soberano —más allá Y ya para concluir: si el arte moderno (e in-
de las conquistas de las artes entendidas como cluso el anterior) desarrollaba cada obra como
autónomas—, no sucede tanto que incorporen una suerte de punto de condensación, de tal
en sí la dimensión de la crítica, cuanto que se modo que su crítica podía reconocer en ella los
ponen en situación de esquivarla y, de algún elementos que podían vincularla con la cultura
modo, ponerse a salvo de la misma, suprimien- o la vida humana en general, el carácter pseudo-
do los parámetros, delimitaciones y mediaciones conceptual, apropiacionista, disperso y explosivo
que le daban un sentido incluso en los tiempos de buena parte de las artes plásticas del presen-
te incita al crítico de arte a no encerrarse en la
de las vanguardias históricas. De hecho, la idea
convencional actitud del intérprete más o menos
de autonomía no afecta solo a la cuestión de la
especializado (tanto en el sentido de experto for-
delimitación entre las artes, a la manera del nue-
malista, a la manera de Adorno, como en el de
vo Laocoonte de Greenberg, sino a la de la auto-
combativo anti-institucional, a la manera de Bu-
nomía de la obra frente al autor y frente al espec-
chloh) y a moverse en el espacio más amplio (y
tador, es decir, a la de la comprensión del arte
filosófico) de la crítica de la cultura en general,
como el ámbito de una experiencia divergente, en donde tiene que haber sitio para toda clase
esencialmente diferente —o lógicamente enemi- de hermeneutas.
ga— de la experiencia cotidiana, empobrecida En este contexto, y mientras que en el campo
por las exigencias de la razón instrumental. Esto de las artes plásticas se extiende la idea de actuar 331
es lo que defendía Adorno, aunque, ciertamente, en un marco rupturista peculiarmente post-histó-
cada vez con menor convicción. rico, el crítico-filósofo no puede sino remitir de
Ahora bien, tal vez de lo que se trata es de nuevo a la eventual continuidad del gran relato
mantenerse con firmeza en esa convicción, es (ficción tal vez, pero construcción éticamente ne-
decir, en la idea de que el arte (entendido como cesaria) de la emancipación humana, que es el
el variable conjunto de las artes) solo puede se- único relato (inacabado, tal vez inacabable) en
guir ostentando una función social, y por ende donde el arte ha cumplido y debe seguir cum-
política, articulándose como un territorio autó- pliendo (en tanto en cuanto no se disperse del
nomo y autonómico en donde se haga posible todo, se apropie de todo y desaparezca como
esa clase de experiencia que Adorno, inspirado tal) la función de proteger al ser humano de los
en Benjamin, llamaba “experiencia no reglamen- incesantes embates de la barbarie. La estética
tada” (o más bien fundada en una libre autorre- (y/o la crítica), por tanto, se nos aparecería en
gulación), una experiencia en cuyo marco podría el presente no solo como una filosofía del arte,
el ser humano experimentarse a sí mismo sin las sino como una filosofía de la historia (del arte,
ataduras de la identidad dominadora, de la racio- esto es, de las artes).
Del arte abyecto al arte de la comunidad
Jordi Massó Castilla
Universidad Complutense de Madrid
CPI de la Comunidad de Madrid

332
Introducción entre otros muchos, pero seguir este recorrido
excedería el tiempo de esta comunicación. Sí me
interesa, en cambio, detenerme en una de las
La imagen que están viendo es, creo, de sobras
conocida. Se trata de Bed, la obra por la que muchas críticas que recibió esta instalación, qui-
Tracy Emin fue finalista del premio Turner en zá la más fundada de todas. La obra de Emin,
1999. En este caso, el título no lleva a engaño decían, no puede considerarse arte porque ele-
alguno: lo que ven es lo que ven, la cama en va a la categoría de objeto artístico los desechos
la que la artista británica durmió, fumó, bebió, del cuerpo humano, las heces, la sangre, la ori-
menstruó y copuló, durante varias semanas. Los na. Una vez eliminado su factor sorpresa —con
objetos que componen esta naturaleza muerta el que sí contó el urinario de Duchamp— y su
posmoderna son la huella de todas aquellas acti- capacidad provocadora —si no hubiese existi-
vidades: botellas de alcohol, compresas mancha- do Manzoni…—, lo único que aporta Emin es
das, anticonceptivos usados… Sin duda alguna, un regodeo en aquellos detritus que nos rodean,
Bed fue, y sigue siendo hoy, una obra polémica, que producimos y que somos, y que, fuera del
una diana perfecta para que los más escépticos y contexto más íntimo e individual, no producen
atrevidos críticos con arte contemporáneo arro- más que asco.
jen sobre ella unos dardos que, a fin de cuentas,
irían dirigidos principalmente contra aquel. A su
modo de ver, la obra de Emin encarnaría el ni- 1. Jean Clair contra el “arte
hilismo y el absurdo de un arte para el que todo de la abyección”
vale y en el que la distinción entre el buen y el
mal gusto, lo decoroso y lo indecoroso, ha sido, Fue Kant quien se encargó de alejar la catego-
simple y llanamente, fulminada. Evidentemente, ría de lo asqueroso fuera del arte: “El arte be-
Bed no puede explicarse ni entenderse sin acu- llo muestra precisamente su excelencia en que
dir a Duchamp, a Bataille, a Manzoni o a Klein, describe como bellas cosas que en la naturaleza
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Del arte abyecto al arte de la comunidad

serían feas o desagradables. Las furias, enferme- no de los hitos de este arte asqueroso, también
dades, devastaciones de la guerra, etc., pueden llamado “arte de la abyección”, hasta llegar a la
ser descritas como males muy bellamente, y has- conclusión de que “nunca la obra de arte había
ta representadas en cuadros; solo una clase de sido tan cínica ni le había gustado tanto rozar lo
fealdad no puede ser representada conforme a escatológico, lo que mancha y la basura” como
la naturaleza sin echar por tierra toda satisfac- en la actualidad2. Clair, que de tonto tiene muy
ción estética, por lo tanto, toda belleza artística, poco, rescata de este gesto las aportaciones de
y es, a saber, la que despierta asco, pues como los, llamémoslos así, pioneros: Bataille y Dau-
en esa extraña sensación, que descansa en una mal, quienes exploraron las zonas vetadas del
pura figuración fantástica, el objeto es represen- cuerpo con una finalidad transgresora sin caer
tado como si, por decirlo así, nos apremiara para por ello en lo abyecto. Con ellos el arte tomaba
gustarlo, oponiéndonos a ello con violencia, la por objeto lo corporal, hasta entonces ignorado
representación del objeto por el arte no se dis- como materia(l) artística (entiéndase, el cuerpo
tingue ya, en nuestra sensación de la naturaleza, en su pura presencialidad, su carácter físico, y
de ese objeto mismo, y entonces no puede ya no en cuanto esencia que representar); el cuer-
ser tenida por bella”1. En esta larga cita, tomada po como tema y como lenguaje artístico. Ahora
del parágrafo 48 de la Crítica del Juicio, Kant bien, en un momento dado, que Clair situaría en
no deja lugar a dudas. Puede que lo feo y lo el “accionismo vienés”, el arte fue más allá de lo
desagradable tengan cabida en el arte, el cual, permitido en su indagación de lo corporal has-
al representarlos, hace que pierdan su carácter ta hacer de los cuerpos un mero soporte de lo
repulsivo, gracias a la mediación artística; puede artístico, un objeto que, al igual que los lienzos
ocurrir, incluso, —y esto es decir mucho, muchí- de Fontana podía rasgarse, hendirse. Y eso es
lo que hicieron, pero no solo eso, Brus, Muehl,
simo, incluso para Kant—, que el arte permita
Nitsch o Schwarzkogler. En esta deshumaniza-
que sintamos placer con la contemplación de lo
ción del cuerpo Clair detecta una reducción de
violento; lo que en ningún caso puede producir
lo humano a su presencia corporal, despojada
placer (no es arte placentero) ni conocimiento
esta de su carácter sagrado. Como seguramente
alguno (tampoco arte bello), es lo asqueroso. El
habrán intuido, Clair alude a la “vida nuda” de
gusto, necesario para enjuiciar los objetos (artís-
Giorgio Agamben, es decir, la vida sacrificable y 333
ticos o no) bellos, no puede hacer nada ante lo
susceptible de sufrir toda clase de sufrimientos y
que despierta nuestro asco.
de violencia, toda vez que se ha arrancado de
Pero he aquí que buena parte del arte del si- ella la sacralidad que estaba encarnada en el
glo XX se empeñó en enmendar la plana a Kant, cuerpo.
hasta tal punto que hoy en día no resulta sor- Las dudas que nos suscita esta operación de
prendente encontrar obras que utilicen las heces, Clair, la de situar al “arte abyecto” más peligroso,
la orina, la sangre y demás fluidos corporales aquel que no solo reboza el cuerpo en heces
como un elemento más de la sintaxis del lengua- sino que le inflige toda clase de torturas, comien-
je artístico. Que este hecho se haya extendido zan cuando recordamos que quienes comenza-
hasta el punto de perder capacidad de sorpre- ron a considerar la vida humana como algo en
sa y de convulsión en el espectador, no obsta y por su esencia sacrificable, fueron los nazis. Y
para que, de vez en cuando se alcen voces que si hasta aquí hemos seguido a Clair con alguna
abogan por la recuperación de ese buen gusto que otra desavenencia, pero siempre con interés,
que delimitaba la fronteras más allá de las cuales el desacuerdo es total cuando sitúa al “accionis-
comenzaba el proscrito ámbito de lo no-artístico, mo vienés” en la herencia del nazismo: “Treinta
en el que, ahora sí, el semen, la orina, la mierda años después [del apogeo del ‘accionismo’], po-
podían campar a sus anchas, habida cuenta de demos, no obstante, avanzar que la ideología de
que no maculaban la esencia del Arte. Uno de los accionistas vieneses, su celebración continua
los representantes de esta postura es el crítico de la sangre y de las heces, entendidas como es-
y ensayista francés Jean Clair. En uno de sus úl- tiércol o abono, sus rituales de sociedad secreta
timos trabajos, De Immundo, Clair repasa algu- que tuvieron lugar dentro de los muros de una

1 2
Kant, I., Crítica del Juicio. Madrid, Tecnos, 2007, p. 239. Clair, J., De Immundo. París, Galilée, 2004, p. 29.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

‘Comuna’, recordaban desagradablemente, en su Así pues, la intención de Clair no es la de


pretensión de fundar un hombre nuevo que go- proponer una relectura de la biopolítica de
zase de una ‘sexualidad libre’, otro culto violen- Agamben-Foucault, aun cuando estos referentes
to y primitivo que el pueblo austríaco practicó estén presentes en sus trabajos. Su propósito es
durante veinte años y en el que de lo que se bien otro, como acabamos de ver: recuperar la
trataba era también de la sangre y del suelo, de capacidad crítica del arte, poniendo fin a casi un
violencia y de iniciación”3. siglo en el que este solo dio muestras de inefica-
El salto que da Clair es, a nuestro juicio, de- cia e intrascendencia, y, de paso, recuperar para
masiado peligroso, aun cuando sea cierto que el arte una cierta idea del gusto. Esta postura
aquellos rituales que celebraba Nitsch en el cas- recuerda a la identificada por Adorno en aque-
tillo de Prinzendorf y, sobre todo, algunas de llos que denigraban este arte asqueroso reivindi-
las actividades que realizaba su comuna fuesen, cando, en su lugar, una añorada Belleza: “En la
más que performances, execrables delitos que, inclinación del arte moderno a lo nauseabundo
no cabe dudas, nada tenían de artístico. Con y físicamente repelente (a la que los apologistas
todo, la discusión que suscita la dura crítica que de lo existente no tienen nada más fuerte que
Clair lanza contra el “accionismo vienés” habrá oponer que el hecho de que lo existente ya es
de quedar para otro día. En su lugar, nos cen- bastante feo, por lo que el arte tiene que pro-
traremos en otra de las tesis de su obra, la idea poner una belleza vana) se manifiesta el motivo
de que el arte que emplea lo más asqueroso del crítico y materialista, pues a través de sus figuras
cuerpo humano es, no ya extremadamente peli- autónomas el arte denuncia la sublimación, in-
groso, si pensamos en aquellos artistas vieneses cluso la sublimada como principio espiritual, y
—los lodos que vendrían de esos polvos—, sino, habla en favor de lo que ella reprime y niega”4.
en el mejor de los casos (el de un David Nebre-
da o un Óscar Serrano, por dar nombres) banal
y, sobre todo, políticamente ineficaz. Y es que 2. El “arte abyecto”, según Hal Foster
por lo que él aboga es por una recuperación y
una culminación de las proclamas que Benjamin La radical tesis de Clair es extremadamente dis-
lanzó en textos como El autor como productor. cutible, pues hacer tabula rasa con el arte pre-
334 Las pautas que el filósofo alemán estableció para tendidamente crítico del pasado siglo implica no
todo arte que pretendiese subvertir el orden de solo ignorar que voces tan autorizas como la de
producción vigente, siguen estando vigentes, Adorno reconocieron en ese arte de “lo nausea-
como Clair se esfuerza por recordar en otro de bundo” una carga crítica, sino también, y esto es
sus trabajos, La responsabilidad del artista. La quizá lo más grave, obviar los referentes a los
apelación a esta obedece al deseo teñido de me- que aluden esas obras. Únicamente en la me-
lancolía de recuperar un arte comprometido que, dida en que se tengan en cuenta estos, se pue-
prescindiendo de la inoperancia y de la violen- de reconocer el potencial político del “arte de
cia gratuita del “arte de la abyección”, culmine el la abyección”. Me estoy refiriendo en concreto
proyecto que las vanguardias no supieron llevar a los aportes del psicoanálisis, en especial el la-
a término. En resumen, todas estas obras en las caniano, sin los que al arte de la segunda mitad
que los desechos, especialmente los corporales, del siglo XX habría sido sin lugar a dudas muy
ocupan el primer plano, alejarían al arte de su diferente.
función crítica y de emancipación, poniéndolo Quien sí lo ha detectado lúcidamente ha sido
al servicio de la reducción de lo humano a su otro crítico y teórico, Hal Foster. Según él, el arte
mero carácter objetual (el cuerpo, un residuo del siglo XX sí recogió los postulados benjaminia-
más). Resulta inevitable considerar a este teórico nos, por lo que al menos hasta los años 80, hasta
uno de los últimos defensores de un arte para el la irrupción de la posmodernidad, sus aportacio-
que la belleza y la moral han de ir unidos, ob- nes a diferentes causas políticas y sociales, como
viando que a partir de Kant es lo sublime y no lo el feminismo o el post-colonialismo, son inne-
estéticamente bello, lo que está capacitado para gables. Foster subraya el impulso que recibió el
conectar con las Ideas morales del hombre. arte crítico desde el ámbito teórico del psicoaná-

3 4
Clair, J., op. cit., p. 74. Adorno T., Teoría estética. Madrid, Akal, 2004, p. 72.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Del arte abyecto al arte de la comunidad

lisis. Lacan, entre otros, fue clave para desmon- crítica y denuncia de, por ejemplo, las injusticias
tar la idea de sujeto hegemónico —estructurado, sociales.
masculino, patriarcal, racional— a partir del cual Sin embargo, no pretendo con esta comuni-
se configuraban identidades rígidas a las que se cación oponer a uno y otro teórico para acabar
les asignaban los lugares que podían ocupar en decantándome por uno de ellos, aun cuando los
el espacio social. Pues bien, lo que los artistas análisis de Foster me parezcan ser más justos ha-
que se mueven en el terreno de “lo abyecto” cia el “arte abyecto”. No se trata, pues, de con-
persiguen no es otra cosa que desmontar tales frontar a ambos autores, sino de leer en paralelo
identidades sustancialistas y denunciar la violen- sus análisis. Al hacerlo nos damos cuenta de que,
cia y arbitrariedad que encierra la operación de pese a sus muchas diferencias (geográficas y cul-
creación de estos sujetos y que, según Lacan, turales, sobre todo), uno y otro coinciden en
formaría parte del orden simbólico. denunciar la pérdida de relevancia política que
Dicho orden simbólico, encargado de tamizar ha experimentado el arte desde hace poco más
lo real y de impedir su irrupción, aun cuando el de veinte años. Los trabajos de Clair y de Foster
precio a pagar sea la consolidación y el no cues- llegan a la misma conclusión: a partir de un mo-
tionamiento de las identidades sustanciales que mento dado, que uno de ellos, Clair, sitúa en el
campan por aquel. El “arte de la abyección” per- fracaso de las vanguardias históricas, y el otro en
mitiría la emergencia de aquello de lo que nos el giro conservador económico, político y social
despojamos para poder convertirnos en sujetos. de finales de los años 80 (Foster se refiere, sobre
Lo que caracteriza a las obras de Serrano, Nebre- todo, a lo sucedido en Estados Unidos), a partir
da, Chris Burden o Cindy Sherman, entre otros, de ese instante, decía, el arte perdió buena parte
es, precisamente, que permiten que irrumpa en de su fuerza crítica. Desde ese momento, todo su
el orden simbólico o pantalla-imagen lo omino- quehacer, al menos según se deduciría del pro-
so, lo más material de nuestro cuerpo que había- tagonismo que le otorgan medios de comunica-
mos reprimido. En palabras del propio Foster, “a ción, exposiciones, subastas, etc., ha sido, según
esta luz, el movimiento de la mierda en el arte Hoster, repetir hasta el aburrimiento una estéti-
contemporáneo puede pretender una inversión ca convencionalista y paródica, encarnada por
simbólica de este primer paso en la civilización, Koons, Steinbach o, más recientemente, Hirst; o
de la represión de lo anal y lo olfativo. Como tal, bien prolongar una exploración de la materiali- 335
puede también pretender una inversión simbóli- dad más inmediata y desnuda del hombre, que
ca de la visualidad fálica del cuerpo erecto como poco o nada (bueno) aporta al arte de finalidad
modelo primario de la pintura y la escultura tra- política, como bien ejemplifican para Clair las
dicionales: la figura humana como a la vez tema obras de Mueck o Cattelan.
y marco de representación en el arte occiden- La salida de esta aporía en la que ha encalla-
tal”5. do el arte actual se presenta, en cada uno de es-
El análisis de Foster no se detiene aquí. El tos autores respectivamente, como sigue: o pro-
“arte abyecto”, según él, ha afrontado como nin- seguir y profundizar en la reflexión en torno al
gún otro el “desafío erótico-anal”, para el que ha otro (el otro cultural, el oprimido post-colonial,
encontrado soluciones —los trabajos que esta- subalterno o subcultural), por medio de la al-
mos comentando— que, además de lo ya dicho, teración del “yo” —y siempre con Lacan como
ponen a prueba la autoridad analmente represiva referente—; o recuperar los ideales benjaminia-
de la cultura museística tradicional, y se burlan nos para, por medio de un arte que no desdeñe
del narcisismo analmente erótico del artista-re- el buen gusto, alcanzar una “justeza de formas”,
belde de la vanguardia. Por todo esto, considero esto es, ni expresionismo ni formalismo, sino
que el acercamiento de Foster a este arte asque- intento de aunar belleza y moral. Ambas vías,
roso es más acertado que el de Clair al señalar aunque estimables, se antojan insuficientes para
en él todas sus posibilidades críticas por lo que crear propuestas artísticas con una carga crítica
respecta a las identidades de género o de raza, lo suficientemente fuerte como para cuestionar
a instituciones y jerarquías en el arte y, en defi- el orden social, político, moral, simbólico exis-
nitiva, al papel que este ha de desempeñar en la tente. Conviene, pese a todo, retener de Clair su
gesto de recuperar a Benjamin para reflexionar
acerca de hasta qué punto el arte se ha domes-
ticado, poniéndose al servicio de intereses espu-
5
Foster, H., El retorno de lo real. Madrid, Akal, 2001, p. 165. rios afines a los diferentes poderes, olvidando
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

que el artista tiene una responsabilidad social reaccionarias. Tanto para Buci-Glucksmann
que atender. Y, por lo que a la crítica que Fos- como para Bourriaud, el multiculturalismo, deu-
ter hace del arte posmoderno se refiere, sigue dor en muchos aspectos de la crítica de sujeto
siendo tan viable como necesario, el cuestiona- lacaniana tan bien analizada por Foster en su
miento de roles e identidades fijados y distribui- plasmación artística, es culpable de hacer del
dos por esos mismos poderes, un reparto cuyo Otro una entidad cuasi-trascendente y de las
carácter arbitrario e impuesto el arte contribuye diferencias una nueva clase de esencias. “En el
a desenmascarar. discurso postmoderno —explica Bourriaud— , el
‘reconocimiento del otro’ equivale demasiado a
menudo a incrustar su imagen en un catálogo de
3. De la abyección a lo común las diferencias”7.
Esta última cita está extraída de la última obra
De lo que se trata es, en definitiva, de retomar de Bourriaud, Radicant. En ella, este crítico toma
ambos análisis, armonizarlos y, sobre todo, com- como ejes axiales de su “estética radicante”, por
pletarlos con alguna otra teoría que encaje mejor un lado, aquellas creaciones que reflexionan
en una época, la nuestra, en la que la estética pa- acerca del viaje y del trayecto y de lo que llevan
rece haberse librado de las categorías del buen y consigo: velocidad, tránsito, azar, borradura de
del mal gusto, y en la que la reconfiguración de marcas espaciotemporales; por otro lado, se ocu-
las subjetividades por medio del arte no ha de pa de trabajos que inciden en el carácter errático
quedarse en la borradura de toda enunciación y precario de toda clase de identidad. Según él,
de un “yo”. Hay que dar un paso más, como sí lo ningún arte expresa mejor que el radicante la
hacen, por ejemplo, desde otros marcos teóricos, condición rizomática, fluida e inestable del suje-
autores como Christine Buci-Glucksmann, con to post-postmoderno. No obstante, por muy su-
su “estética de lo efímero”; Nicolas Bourriaud, gerente que sea este planteamiento, al igual que
con su “estética radicante”; o Jacques Rancière y lo son las obras de las que parte (el recorrido por
su “estética de la comunidad”. Hay en los tres, es- los Estados Unidos de Tiravanija, Cucumbe Jour-
pecialmente en Bourriaud y Rancière, una fide- ney de Shimabuku…), sigue adoleciendo, en mi
lidad hacia el programa marcado por Benjamin opinión, de una dimensión política más sólida,
336
para el arte. Pero, por razones de economía de cosa que no sucede, por ejemplo, con otros tra-
tiempos, dejaré a un lado la propuesta de Buci- bajos del mencionado Tiravanija que Bourriaud,
Glucksmann, de la que, al menos, quisiera desta- calificó de arte relacional. Como se sabe, esta
car cómo asocia el flujo ininterrumpido que es el denominación, bien acogida en el ámbito aca-
mundo que habitamos (de información, de seres, démico, institucional y crítico, califica a aquellas
de mercancías, de capitales…) con una estética obras que pretenden fomentar la recuperación y
de la fluidez, representada por Olafur Eliasson reconstrucción de los lazos sociales a través del
o Roni Horn, entre otros, en la que lo real resta arte, dado que en la sociedad actual el individuo
inaprehensible por el efecto fractal y multiplica- está cada vez más aislado y reducido a la condi-
dor de los flujos, que afecta, igualmente, a las ción de consumidor pasivo. Con su feliz hallazgo
identidades6. Para esta autora, al igual que para conceptual, Bourriaud pretendía llenar un va-
Nicolas Bourriaud, el pensamiento filosófico y cío teórico que diese cuenta de la actividad de
estético, así como buena parte de la producción esos artistas para quienes el arte debía ante todo
artística, al abrazar los postulados de la post- servir para la creación de formas sociales alter-
modernidad no se han dado cuenta de que al nativas. Esta propuesta fue duramente criticada,
intentar desprenderse de la idea de sujeto, un
entre otros, por Jacques Rancière. Los argumen-
relato más de los que habló Lyotard, han eleva-
tos empleados por uno y otro en esta discusión
do a la categoría de sustancia lo que fue llama-
han de quedar fuera de esta comunicación, pero
do a ocupar su lugar: las diferencias. En donde
en este momento, a punto de concluir esta in-
mejor se muestra este resultado es en el multi-
tervención, quisiera resaltar que lo que uno y
culturalismo, al que ahora se lo condena des-
otro defendían no estaba muy alejado entre sí.
de posturas políticas conservadoras, cuando no
De hecho, muy bien podría caracterizarse sendas

6
Cfr. BuciI-Glucksmann, C., Une femme philosophe. París, Klinck-
7
sieck, pp. 51-54. Bourriaud, N., Radicant. París, Denoël, 2009, p. 30.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Del arte abyecto al arte de la comunidad

propuestas, la del arte relacional y la del arte y a convertirse en complacencia redundante e


del disenso (el que pretende crear disensos en intrascendente. Sin embargo, por muy cuestiona-
lo que Rancière llama el “orden policial”), como bles y hasta censurables que sean algunas de sus
derivaciones de un arte de la comunidad, esto prácticas, no puede obviarse el papel tan des-
es, aquel en el que las identidades están desde tacado que desempeñó a la hora de hacer del
el inicio disueltas —herencia de la crítica de la ámbito corporal un espacio crítico para plantear
subjetividad de Lacan, por ejemplo— y el espec- conflictos, en el que poder exponer la injusti-
tador está llamado a construirlas sin supuestos cia, los juegos de poder, la opresión, la violencia
ni normas dados de antemano, aunque para ello que afecta a la sociedad en la que estos mismos
deba borrar la que le ha sido otorgada por el cuerpos se mueven. Lo escatológico mostrado
orden policial. Este arte, deudor, sin duda algu- en/desde el cuerpo permite visualizar, aunque
na, del pensamiento de George Bataille, Maurice sea de una manera aproximativa, la irrupción
Blanchot y, sobre todo, Jean-Luc Nancy, afirma de aquello que el pudor reprime, al igual que
que la subjetividad es, en buena medida, un la sociedad tiene sus desechos que ocultar (¿no
constructo social susceptible de ser cuestionado dijo hace poco una concejala del principal ayun-
tamiento del país que los mendigos daban una
y, sobre todo, reconfigurado por el individuo.
imagen de la ciudad “fea”?) y que, una y otra vez,
reaparecen obstinadamente de forma traumática.
Ahora bien, puede que aquel arte que preten-
Conclusión da conseguir un mayor efecto crítico deba buscar
otras prácticas que, sin prescindir necesariamen-
Termino. El “arte abyecto”, aquel que introduce te de lo abyecto (Bed, de Tracy Emin, no ha per-
lo que Kant había desterrado del dominio de la dido un ápice de su subversión), cuestionan el
belleza (por cierto, ¿cabría incluirlo en la catego- orden simbólico también desde una crítica del
ría de lo sublime?), lejos de ser un simple diver- sujeto, pero reconduciéndola a un cuestiona-
tirse y recrearse en lo asqueroso, como los cer- miento de roles e identidades, de las relaciones y
dos se rebozan en el barro, tuvo una dimensión los lazos sociales, a partir de un pensamiento de
crítica innegable, llevando hasta sus límites algu- la comunidad en el arte, tal y como aparece en
nos de los postulados del body art. Cierto, en él la estética de Jacques Rancière y en la ontología
lo escatológico está próximo a tocar lo gratuito de Jean-Luc Nancy. 337
Interlocuciones: aproximaciones a la ciudad
desde la perspectiva del arte contemporáneo
Lila Insúa Lintridis
lila@um.es
lilainsua@art.ucm.es

338
Palabras clave nera adopto la ordenación propia de un archi-
vo personal, de una biblioteca, valiéndome por
Ciudadanía, urbanismo, gentrificación, participa- momentos de sus estrategias y al mismo tiempo
ción, colectivos. acercándome al lenguaje de la red, en continua
modificación, abierto a la colaboración, a la am-
pliación, a la información de cortar y pegar… En
definitiva a un entorno que como es evidente
Previo
ya para todos, ha modificado nuestra manera de
pensar. Con este dinamismo pretendo contagiar
Antes de comenzar tengo que plantear una in-
las reflexiones que he hilvanado a continuación.
terrogación sobre los formatos, una carta de na-
vegación por “la hechura” que tomará esta po-
nencia, en busca de una forma adecuada que Algunas formas: la interlocución, el epígrafe,
nos permita alcanzar la sustancia1. De esta ma- la cita

Presentar una estructura que no convenga en


una voz autorizada y otra subordinada a la mis-
1
Y qué mejor comienzo que el texto de Bertolt Brecht Forma y Sus- ma supone buscar alternativas a las jerarquías
tancia: «El señor K. contemplaba un día una pintura que representa-
propuestas desde la generación de conocimien-
ba ciertos objetos bastante caprichosamente. –A algunos pintores
–dijo– les ocurre lo mismo que a muchos filósofos cuando contem- to. Figuras como el mediador se acercan más a la
plan el mundo. Tanto se preocupan por la forma que se olvidan de
la sustancia. En cierta ocasión, un jardinero con el que trabajaba me
dio una podadora con el encargo de que recortase un arbusto de
laurel. El arbusto estaba plantado en un macetón y se empleaba en aproximarme. Una vez me excedía en los cortes por un lado; otra
las fiestas como elemento decorativo. Había que darle forma esfé- vez, por el lado opuesto. Cuando por fin obtuve una esfera, resultó
rica. Comencé por podar las ramas más largas, mas por mucho que demasiado pequeña. El jardinero me comentó decepcionado: “Muy
me esforzaba en darle la forma apetecida, no conseguía ni siquiera bien, la esfera ya la veo, pero ¿dónde está el laurel?”».
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Interlocuciones: aproximaciones a la ciudad desde la perspectiva
del arte contemporáneo

posibilidad de desarrollar algunos de los supues- perplejos al desembarco que cada vez con más
tos aquí contenidos. Por eso este acercamiento fuerza van haciendo las industrias culturales en
intenta exteriorizar una suerte de interlocución. nuestro país. Como suele pasar en estos casos y
El diccionario de María Moliner define de ma- al más puro estilo “Bienvenido Mr. Marshall”, no
nera escueta el término interlocución: Diálogo. viene precedido de un debate sobre los modelos
Para la palabra interlocutor dedica unas frases que queremos. La política cultural se decide en
más: Del latín tardío “interloqui”, conversar (...) España de arriba abajo y la economía es el co-
Con respecto a una persona, otra que dialoga mún denominador.
con ella (...) Cada una de las personas que to- ¿Han oído ustedes hablar de Richard Florida?
man parte en una conversación. El diálogo que Florida es un profesor estadounidense experto
queremos establecer aquí tuvo su espacio real en geografía y crecimiento económico a la par
en el coloquio del Congreso de Estética organi- que una figura mediática. También dirige una
zado por la Universidad Autónoma de Madrid el empresa privada de consultoría Creative Class
pasado mes de noviembre de 2010. Este artículo Group. Es conocido por su teoría y definición de
revisado posteriormente funciona como un diá- una nueva clase: “la clase creativa” y sus ramifi-
logo monológico con el que espero suscitar una caciones en lo que eufemísticamente ha denomi-
reacción. En este sentido cada vez me interesa nado como “regeneración urbana”. Estas investi-
más ese concepto un tanto híbrido y siempre gaciones han sido enunciadas en sus libros The
mestizo entre investigación y acción2 circunscrito Rise of the Creative Class, Cities and the Creative
en la investigación militante. Class, y Who’s Your City? (Publicado en español
con el “sugerente” título: Las ciudades creativas.
Por qué donde vives puede ser la decisión más
Teorías, teoremas, Bestsellers importante de tu vida).
La teoría de Florida o el “modelo” anuncia las
Paradójicamente el término industria cultural “3T” necesarias para el crecimiento económico
fue introducido por primera vez y de manera crí- de cualquier ciudad: tecnología (medida por la
tica por los teóricos de la Escuela de Frankfurt, concentración de la innovación y de la indus-
que intentaban recoger así el cambio que se tria de alta tecnología), el talento (y matiza que
estaba produciendo tanto en la forma de pro- no habla de la cantidad de personas con titula- 339
ducción como en el lugar social ocupado por la ción superior sino del “capital creativo”, medido
cultura. Theodor Adorno y Max Horkheimer en por la cantidad de personas que tienen empleos
el libro Dialéctica de la ilustración, entre otros, creativos) y la tolerancia. Para medir estos pará-
profundizan sobre la cultura y los procesos in- metros se vale de una serie de índices, como por
dustriales3. Desde una posición conservadora se ejemplo el índice de creatividad, un conjunto de
le da la vuelta a estos argumentos y con la deno- cuatro factores a los que otorga el mismo peso:
minación industrias culturales se refieren a pro- 1. Proporción de la clase creativa en la población
cesos que toman contextos desindustrializados activa; 2. Innovación, medida por las patentes
y se sirven de la cultura para hacerlos rentables concedidas per cápita; 3. Industria de alta tecno-
económicamente. Se valen de planes estratégicos logía, utilizando el índice Tech-Pole del Instituto
que toman las ciudades como espacios en los Milken y 4. Diversidad, medida por los índices
que es posible promocionar el patrimonio como gay4 y bohemio que para Florida reflejan la dis-
“industria cultural” explotando económicamente posición de una zona para aceptar a distintos
dicho recurso. Asistimos si no atónitos, sí algo tipos de personas e ideas. Este indicador refle-
jará los efectos conjuntos de la concentración
creativa y los resultados económicos creativos.
Por tanto para Florida son centros creativos las
2
Parafraseando al artista Terry Atkinson “la práctica vuelve a teorizar
la teoría”.
3
La Escuela de Frankfurt no llamaba la atención sobre la mercantili-
zación de la cultura o la aplicación de procedimientos industriales 4
Según Florida: “La potencia predictiva del índice gay no depende
a la producción cultural por ser procesos anteriormente, sino a dos de la prevalencia de homosexuales en la industria tecnológica. No
factores que habrían de resultar decisivos en la conformación del es más que un indicador básico de que un lugar tiene una menta-
citado cambio: la expansión del mercado cultural que, progresiva- lidad abierta y tolerante”. En Richard Florida. La clase creativa. La
mente iba dando lugar a la llamada cultura de masas, y la aplicación transformación de la cultura del trabajo y el ocio en el siglo XXI.
de los principios de organización del trabajo a la producción cultural. Paidós, Barcelona, 2010, p. 338.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

regiones que obtienen puntuaciones elevadas en mos el “espíritu” que se manifiesta en un par de
el índice de creatividad. vaqueros y “flexibilidad” en los horarios. Esta
Las teorías de Florida, que han sido criticadas “flexibilidad”, a la que volveremos a prestar aten-
por elitistas, y cuestionadas por los datos que ción posteriormente, es la que le hace distinguir
maneja (posteriormente revisaremos algunos a los miembros de la clase creativa como perso-
problemas metodológicos) podrían parecer el nas a las que “nadie les obliga a trabajar, pero
guión de un libro de autoayuda, una serie de nunca dejan de hacerlo. Con el crecimiento de la
fórmulas mediante las cuales “hacer rentable” la clase creativa, este tipo de trabajo ha dejado de
economía de las ciudades del siglo XXI. El mismo ser marginal para convertirse en la norma”8. La
patetismo que subyace en ese tipo de ensayos lo autoprecarización será un factor fundamental en
encontramos en este acercamiento pretendida- la definición de esta clase “en ascenso”, sin em-
mente académico con el que empaca sus traba- bargo Florida no hace esta lectura desde la pre-
jos. Sin embargo, basta acercarnos a su página cariedad existente, que no contempla. Parece un
web5 para no subestimar la influencia y poder requisito el éxito económico9 para formar parte
que tiene este personaje tanto en la política mun- de este selecto club, que recuerda demasiado a
dial como en nuestro país. ¿Por qué si no pue- la figura de los yuppies de los 80. Dentro de este
de ser literatura de cabecera tanto de Esperanza esquema la clase englobada en el sector “servi-
Aguirre como de algunos políticos de la Moncloa cios” existe básicamente como una infraestructu-
entre los que se encuentra el propio Zapatero? ra de apoyo para la clase y la economía creativa
¿Qué es lo que están buscando, qué modelo co- porque su poder económico es considerable-
pian y quieren seguir desarrollando? mente mayor. Es evidente que la mayoría de ar-
tistas podrían dudar que su situación económica
se parezca a la que dibuja Florida. ¿Cuántos co-
Cultura, productividad, eficacia, inversión: tizan a la seguridad social? ¿Cuál es su media de
todos los sustantivos en una misma frase ingresos anuales? Muchos de nosotros nos iden-
tificamos más con el “sector servicios” y conside-
¿quién es la clase creativa? ramos una hipocresía el modo en que se intenta
“diferenciar” una actividad creativa, por el he-
La clase creativa, siempre según Florida, abarca cho de serla, con una determinada clase social.
340
a un amplio grupo de profesionales creativos del Sabemos que este trabajo en muchas ocasiones
mundo de la empresa, de las finanzas, del ámbi- ni siquiera es remunerado ni puesto en valor.
to legal y sanitario entre otros. Podríamos plan- Estamos en lo cierto, Florida no habla de los ar-
tearnos, como en un artículo6 que leí reciente- tistas cuando se refiere a la clase creativa, como
mente, si es lo mismo que el 30% de la población veremos a continuación. Este cuestionamiento
pertenezca a la clase creativa o que sean tan solo al centro de la teoría de Florida (basado en un
propietarios de un Ipod. Florida justifica que el principio y únicamente en la experiencia propia)
trabajo de las personas de la clase creativa con- va más allá, señalaré a continuación algunos de
siste en resolver problemas complejos y deben los problemas metodológicos que subyacen en
valerse de su criterio individual, lo que requiere su teoría. Para empezar una de las dificultades
niveles educativos elevados. Además, los miem- es cómo obtiene sus conocidos índices: Flori-
bros de esta clase (tanto si son artistas o inge- da aplica un método estadístico en el que tan
nieros como músicos, informáticos, escritores o sólo tiene en cuenta las declaraciones de la renta
empresarios) comparten un “espíritu creativo co- como factor de análisis. Las personas que forman
mún” que valora la creatividad, la individualidad,
la diferencia y el mérito. “Siempre se han marca-
do sus propios horarios, se han vestido con ropa
cómoda e informal y han trabajado en entornos 8
Ibid.
estimulantes”7. Así que, además de las “3T” tene- 9
Pero Florida no deja de mostrar e intentar crear un paralelismo entre
los miembros de la clase creativa y el neo-hippie romántico. “La ma-
yoría de los integrantes de la clase creativa no poseen ni controlan
propiedades importantes en el sentido físico de la palabra. Sus pro-
5
Richard Florida, su página web “clase creativa”: piedades, que proceden de su capacidad creativa, son intangibles,
http://www.creativeclass.com/ porque, literalmente, están en sus cabezas. La característica diferen-
6
Karrie Jacobs. “Why I don’t love Richard Florida”, marzo 2005, Me- ciadora de la clase creativa es que sus miembros desempeñan tra-
tropolis Magazine.com bajos cuya función consiste en “crear nuevas formas significativas”.
7
Richard Florida, op. cit. p. 52. Richard Florida, op. cit., p. 116.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Interlocuciones: aproximaciones a la ciudad desde la perspectiva
del arte contemporáneo

parte del campo de muestra tienen un nivel de nes de dólares, tanto como el sector industrial
ingresos lo suficientemente alto como para de- y el de servicios juntos. Estas relaciones no son
clarar, por lo que deja afuera del estudio a toda tampoco nuevas noticias. Desde los años 80 y la
la gente que vive con un nivel de precariedad neoliberalización de la economía que introduje-
elevado. También resulta curioso cómo ha ex- ron en sus gobiernos Margaret Thatcher y Ronald
cluido de dicho rango “creativo” el epígrafe ar- Reagan, se cuestiona el papel de garante de la
tistas visuales, obviando su existencia y condi- cultura que habían jugado hasta ese momento
ciones laborales. El índice bohemio es bastante los gobiernos en relación a la cultura. Hacién-
tramposo, casi produce tantos problemas me- dose eco de las propuestas de los movimientos
todológicos como la obtención del índice gay. sociales que reclamaban ser parte de la genera-
En Estados Unidos está prohibido preguntar la ción de cultura y de una forma que se saliera del
orientación sexual a la hora de recoger los datos patrón hombre blanco occidental dice… estos
del censo, por lo tanto el equipo de investiga- gobiernos aprovechan el descontento no para
ción de Florida deduce dicho parámetro de las proponer alternativas al discurso institucional ba-
personas del mismo sexo que viven en una mis- sadas en la crítica, sino para poner directamente
ma casa sin estar casados. El índice de la diver- en conflicto la relación que el Estado debe tener
sidad no incluye a los afroamericanos, algo que con la cultura, cuestionándose incluso la necesi-
puede parecernos totalmente incomprensible en dad de estamentos tales como los Ministerios de
un país como Estados Unidos, ¿quiénes son en- Cultura. (¿Alguien está pensando en la supresión
tonces los inmigrantes a los que él se refiere, los de la Consejería de Cultura de la Comunidad de
que aportan la apertura a lo diferente? Los que Madrid por parte de Esperanza Aguirre en los
viven en ciudades universitarias, por ejemplo en albores de la crisis?). Comienza a pensarse que
Silicon Valley, es la otredad europea, occiden- hay que programar lo que quiere el público, lo
tal, caucásica en cualquier caso. Parece por tanto que tiene más audiencia. Desde los años 90 nos
que la teoría de Florida básicamente pretende enfrentamos a un contexto en el que se ha im-
analizar una serie de factores cualitativos del tra- puesto el reconocimiento generalizado de las in-
bajo de un grupo de personas y convertirlos en dustrias culturales como un factor que contribu-
una condición cuantitativa, rentable. Eso sí, man- ye decisivamente en las economías nacionales.
teniendo el sesgo racista, sexista y elitista pro- Un ejemplo lo constituye el Creative Industries 341
pio de un estudiante que claudicó de las teorías Mapping Document, publicado por el Departa-
marxistas y ha preferido enriquecerse vendiendo mento de Cultura londinense y cuyo objetivo era
“fórmulas del éxito” productivo para los gobier- medir su contribución a la economía del Reino
nos que quieran escucharle o contratarle como Unido para identificar las oportunidades y ame-
asesor. Parece ser que Florida ha asegurado que nazas a las que se enfrentaban. Desde finales del
“Zapatero está llevando a cabo la política social 96 con la entrada al poder de Tony Blair, se em-
más creativa del mundo”. Si estos son los cami- pieza a detectar que las industrias culturales no
nos que persiguen los gobiernos que se hacen pueden crecer ilimitadamente. Al mismo tiempo
llamar socialistas nada bueno augura a nuestro aparecen pequeñas entidades que generan otro
porvenir. paradigma más flexible y moldeable. No todas
ellas tienen que ver con la cultura, por lo tanto
deciden utilizar un nuevo nombre, dejan a un
Industrias culturales: economía aplicada lado las industrias culturales y lo cambian por el
adjetivo creativo donde cabe todo: música, cine,
“El recurso económico definitivo es la creativi- moda, etc. Las leyes que regularán a partir de ese
dad” sentenciaba Richard Florida10. La capacidad momento a las industrias creativas son las leyes
de generar nuevas ideas y formas mejores de ha- del mercado no las de la cultura. Un cambio más
cer las cosas aumenta la productividad y el nivel que significativo. La publicación Business Week
de vida. Calcula Florida que la riqueza generada en agosto del año 2000 empleaba el concepto
por el sector creativo supone casi la mitad de los “economía creativa” para acercarse a las indus-
ingresos laborales de Estados Unidos, 1,7 billo- trias que producen propiedad intelectual en
forma de patentes, derechos de autor y marcas
registradas; en 2001 John Howkins documentó
este impacto en su libro The Creative Economy
10
Richard Florida, op. cit., p. 11. (La economía creativa, 2001). Nos vuelve a sonar
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

demasiado al discurso y pretendida apuesta por capacidad que tienen todos los ámbitos produc-
la sociedad del conocimiento, del I+D, del acer- tivos para generarlo. La planificación estratégica
camiento y fagocitación de la investigación uni- incorpora a los artistas como “emprendedores”
versitaria para ser utilizada por empresas priva- de las industrias creativas, proveedores de con-
das, dando cobertura a sus intereses. tenidos simbólicos, de aprendizaje: atribuyéndo-
Si el “sistema de factoría” supuso una prime- les esta dimensión económica. El aparato de la
ra innovación que consistía en reunir todos los industria creativa se correlaciona por tanto con
agentes de la producción (el comerciante organi- el aparatopersona. Consumidores y productores
zaba la compra de las materias primas, las distri- aparecen como esclavos de la totalidad y de la
buía en varios talleres o a artesanos, recogía los ideología, conformados y movidos por un siste-
productos para seguir procesándolos o vender- ma abstracto. Como aparatos no son más que
los directamente), los avances en la producción pequeñas ruedas de un engranaje mayor, parte
industrial aumentaron la eficiencia y redujeron de esta institución compuesta por personas que
los costes, por lo que se pusieron al alcance de Florida denomina como clase creativa. “El homo
toda la población una serie de productos como economicus de la era creativa, parece haber abo-
el automóvil o los electrodomésticos, además de lido la diferencia radical, la diferencia de clase”12.
industrias de contenido creativo, como el cine, la Por eso tal vez haya tanto silencio al respecto y
radio o la televisión. ¿Sobre qué bases tiene lugar cualquier persona considera que pertenece a la
la “nueva” economía creativa?11 Aparentemente clase media o incluso medio alta (¿tal vez por la
los sectores educativos, culturales, de I+D+i, de hipoteca en la que están metidos?). Un cierre en
ciencia y tecnología son estratégicos y forman falso, las clases no han sido abolidas, nada más
parte de las principales tácticas de impulso al lejos de la realidad, se trata de un mecanismo
desarrollo económico. más de opresión: el hecho de evitar que tome-
Vivimos un contexto determinado por la ca- mos conciencia de clase, más allá del trabajo que
pitalización de lo artístico desde las teorías del realizamos. Para Gilles Deleuze y Félix Guattari,
mercado. Las estrategias de gestión de bienes el capital actúa como un punto de subjetivación
intangibles y la especulación económica de la que constituye a todos los hombres en sujetos,
creatividad, suponen un claro contexto sobre el pero unos, los capitalistas, son sujetos de enun-
342 que es preciso reflexionar. Además de la nece- ciación, mientras que los otros, los proletarios,
sidad de ejercer la creatividad, los tres factores son sujetos de enunciado, sujetos a máquinas
principales que impulsan la economía creativa técnicas. El problema de la composición política
de Florida son: la omnipresencia del cambio, la de clase, en el capitalismo cognitivo, es cómo
necesidad de flexibilidad y la importancia de la organizar la producción del común y al mismo
velocidad. Hans Haacke hacía referencia a la cla- tiempo las formas de resistencia. El análisis es
se empresarial de la industria del arte, que utiliza importante afrontarlo con claridad tal vez en una
la creatividad de la gestión para potenciar sus be- de sus manifestaciones más evidentes, cómo se
neficios económicos, convirtiendo la sublimidad, superponen vida y trabajo, autoprecarización, en
la originalidad, la unicidad, la libertad de expre- el capitalismo cognitivo.
sión estética, la autenticidad de las emociones, la
creatividad o genialidad del artista en poderosos
activos económicos. ¿Cómo hacer frente a esta in- Sujetos - Colectivos - Productores Culturales
cautación de nuestro trabajo? Como parte de una - El margen de la clase creativa - Prácticas
economía del conocimiento se debería atender a la
instituyentes - Autoprecarización

Un punto de partida sería comprender la expe-


11
Tal vez la gestión de la creatividad que David Thielen relata como riencia del arte como un lugar en donde deben
una de las fórmulas seguidas por Microsoft pueda darnos algunas darse relaciones de producción, comunicación
pistas al respecto: y exhibición. Hablar del arte en relación a una
1. Contratar a personas inteligentes que piensan.
2. Esperar que los empleados fracasen.
3. Tratar de disminuir las repercusiones cuando los empleados
orientados al logro cometen errores.
4. Crear una mentalidad “nosotros contra ellos”. 12
Gerald Raunig, “La industria creativa como engaño de masas” en
5. Conservar la mentalidad de empresa joven. Producción cultural y prácticas instituyentes. Líneas de ruptura en
6. Conseguir que los empleados se sientan como en casa. la crítica institucional. Traficantes de Sueños, Madrid, 2008, p. 54.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Interlocuciones: aproximaciones a la ciudad desde la perspectiva
del arte contemporáneo

sociedad en la que el trabajo del artista se ins- las cosas como son y seguir con nuestras vidas
cribe es bajar de cualquier torre de marfil, de las atareadas sometidos al control blando, esa mo-
miradas románticas que finalmente solo suponen dalidad del “capitalismo caníbal”, devorándonos
una forma más de instrumentalizar el papel del a nosotros mismos. ¿Podemos buscar una sali-
artista. Preguntas que ya tienen años como aque- da, un modelo fuera de foco? El problema sigue
lla de ¿De qué viven los artistas? Supone hablar siendo desde qué posición abordar los cambios,
de profesión y dicha profesión habría que ser el “capitalismo caníbal” tiene estudiada esta ne-
capaces de leerla desde una posición en la que cesidad de cambiar de vida, lo toma como una
la sociedad donde se inscribe y las relaciones “estrategia” y nos ofrece acumular dos o más vi-
colectivas tienen o deberían tener, cada vez más, das en una, nos anima a luchar contra la muerte,
un papel predominante. Dejando a un lado la contra el envejecimiento (una campaña perma-
gran competición de egos, la profesión de los nente para alargar la vida que podemos seguir
artistas podría entenderse como un reducto para en el número de socios de los gimnasios de Es-
desarrollar formas antagónicas, espacios de re- tados Unidos que pasó de prácticamente cero
sistencia. Esta resistencia puede comenzar por la a principios en la década de 1960 a más de 15
transformación de la existencia propia. Con la millones a mediados de los 80, para alcanzar los
introducción de la noción de “artes de la exis- 32,8 millones en el año 2000). James Gilmore ob-
tencia” Foucault reintroduce también y vuelve a serva que en lugar de los bienes y los servicios
enfatizar las acciones “sensatas y voluntarias”, en tradicionales, cada vez se consumen más “expe-
concreto “esas prácticas (...) por las que los hom- riencias”. Muchas de las actividades al aire libre
bres no solo se fijan reglas de conducta, sino que que practica la clase creativa están orientadas a
buscan transformarse a sí mismos, modificarse la aventura. La esencia de la escalada, el sende-
en su ser singular y hacer de su vida una obra rismo y toda una serie de deportes similares con-
que presenta ciertos valores estéticos y responde siste en entrar en otro mundo alejado del mundo
a ciertos criterios de estilo”13. De acuerdo, enton- laboral cotidiano y explorarlo y experimentarlo
ces existen ciertos cambios a la hora de enfatizar mientras se lleva a cabo una tarea que, con fre-
esas acciones “sensatas y voluntarias”. El proble- cuencia, ya supone un desafío en sí misma.
ma, tal y como lo enunciábamos anteriormente, ¿Nos estamos dejando atrapar, los producto-
tiene que ver con cómo desde las clases “oprimi- res culturales por la figura de la clase creativa y 343
das” (contradiciendo por completo la visión que sus dispositivos de normalización y explotación?
Florida tiene de la “clase creativa” como clase ¿Cuáles son las formas de subjetivación emer-
dominante) asumen el discurso de las élites. Un gentes en las nuevas formas institucionales de la
ejemplo paradigmático sería la forma en que se industria creativa? Es forzoso pensar en Foucault
está gestando una construcción social del tiempo y en una nueva forma neoliberal hegemónica de
que afecta no solo a nuestra organización diaria subjetivación. Como Foucault observara resulta
del tiempo, sino al uso que hacemos de él a lo crucial la creencia de que hemos elegido nues-
largo de toda la vida. Para Florida este parámetro tras propias situaciones, tanto vitales como labo-
tal vez es “el mejor indicador de lo mucho que rales, y de que podemos realizarlas de manera
nos hemos adaptado al nuevo mercado labo- relativamente libre y autónoma. Michel Foucault
ral”14. Yo me pregunto si esta organización tem- definió la “gubernamentalidad” como el entre-
poral no supondrá el desbordamiento del ma- lazamiento estructural del gobierno de un Esta-
lestar que puede generar un punto de inflexión. do con las técnicas de gobierno del sí mismo
Puede que comencemos a cuestionarnos si esta en las sociedades occidentales. Tales relaciones
es la vida que queremos, además del trabajo imaginarias con el sí mismo, significan que el
existen otras esferas a las que queremos dedi- cuerpo de uno, constituido como propiedad de
car nuestro tiempo, si no queremos estar con- sí, deviene un cuerpo “propio” que debe ven-
tinuamente localizables y disponibles o aceptar derse como fuerza de trabajo. “Extender una dis-
ciplina y un control de sí interiorizados”15. En
nuestras sociedades la constitución de lo “normal”
13
Judith Butler, “¿Qué es la crítica? Un ensayo sobre la virtud de
Foucault” en Producción cultural y prácticas instituyentes. Líneas
de ruptura en la crítica institucional. Traficantes de Sueños, Madrid,
15
2008, p. 149. Gilles Deleuze, “Post-scriptum sobre las sociedades de control”
14
Richard Florida, op. cit., p. 171. (1990), Conversaciones 1972-1990, Pre-Textos, Valencia, 1999.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

es un aspecto realmente fascinante, desde las de- imagen de marca de la industria cultural y la de
claraciones de Rajoy, arrogándose la normalidad la industria creativa: mientras la industria cultural
cuando cuestionaba los matrimonios homosexua- parece apelar aún al componente colectivo abs-
les. La normalidad siempre ha estado entretejida tracto de la cultura, en las industrias culturales se
con lo hegemónico. Cuando la normalización produce una continua invocación a la producti-
funciona de forma regular, como sucede por lo vidad del individuo. Un debate sobre la “profe-
general, el poder y ciertas relaciones de domina- sionalización” que los artistas tienden a percibir
ción son apenas perceptibles y extremadamente con cierto complejo de culpa por no encajar en
difíciles de observar de forma reflexiva, ya que un modelo un tanto rígido, por no adecuarse al
actuamos en favor de su producción en la ma- modelo empresarial que se plantea. Pero, ¿real-
nera en que nos relacionamos con nosotras mis- mente está lo suficientemente preparado el sec-
mas y con nuestros propios cuerpos. “Creemos tor cultural para asimilar toda la gente que sale
así, por ejemplo, en la esencia de nuestro yo, en formada? ¿El problema es no ser lo suficiente-
nuestra verdad, en nuestro propio y verdadero mente bueno o que se ha sobreestimado la fuer-
centro, en el origen de nuestro ser, siendo todo za de este sector?
ello en realidad un efecto de las relaciones de
poder”16. Gobernarse, controlarse, disciplinarse y
regularse significa, por tanto fabricarse, formarse Espacios y geografías: mapas y mapeos:
y empoderarse, lo que significa ser libre. Solo
mediante esta paradoja pueden los sujetos sobe- aquellos fangos estos territorios
ranos ser gobernados. De acuerdo con Foucault,
el poder se practica solo sobre “sujetos libres” El mapa como dispositivo tiene ya una historia
y solo mientras lo son. Aquí encontramos por consolidada, desde los Situacionistas a nuestros
tanto la falacia del sistema, hacernos creer que días, una tradición de representaciones gráficas
estamos decidiendo, que realmente somos esos facilita la comprensión espacial de objetos, con-
sujetos libres a los que aspiramos. Las industrias ceptos, situaciones, lugares y territorios. Como
creativas se dedican a promover la precarización toda representación, la aproximación a la carto-
y la inseguridad, como parte de las técnicas de grafía puede utilizarse para afirmar el estatus que
normalización gubernamental, pasando a tener representa o para generar contralecturas de la
344
una función hegemónica. La “economización de producción espacial de la modernidad capitalis-
la vida” pasa por los trabajos “voluntarios”, es ta, descubriendo las relaciones de poder a través
decir impagados o apenas pagados, en las indus- de una cartografía crítica, desplegando acciones
trias culturales o académicas, donde se aceptan en el espacio público. La interpretación de ma-
con frecuencia como un hecho inamovible. Se- pas está en función de poder extraer datos con
guimos sin embargo creyendo en nuestra pro- los que poder constatar, analizar o relacionar he-
pia libertad y autonomía (“¡es lo que toca!”), las chos o procesos espaciales. Para realizar esta ac-
fantasías de realizarnos. En el contexto neolibe- tividad, es necesario familiarizarse con un mapa
ral en que vivimos somos explotables hasta el y conocer su lenguaje. Es fundamental concep-
extremo de que el Estado siempre nos presen- tualizarlo como una representación plana, selec-
ta como figuras modelo. La “soberanía” signifi- tiva, geométrica y simbólica de la realidad. Este
ca entrar en la precarización “libremente” por lo proceso debe realizarse a partir de actividades
tanto significa “precarización de sí”. Y esta podría en las que se compare una realidad conocida
ser una razón importante para reconocer que la y observable con su representación y reconocer
precarización es un fenómeno gubernamental determinados objetos a través de su simboliza-
neoliberal estructural que afecta a la sociedad ción. Pero sin olvidar cuestiones básicas: ¿a qué
entera y que en pocos casos se basa en la li- cultura produce un mapa y por qué? ¿Qué fuer-
bre decisión. Aquí resuena también la diferen- zas sociales modelan la creación de un mapa y
cia conceptual que genera la distinción entre la por qué? ¿Qué ideas políticas e ideológicas modelan
el mapa?17 ¿Qué representaciones cartográficas se han

16
Isabell Loret, “Gubernamentalidad y precarización de sí. Sobre la
17
normalización de los productores y las productoras culturales” en “La geografía no puede enseñarse en el vacío, sin contenido y sin
Producción cultural y prácticas instituyentes. Líneas de ruptura en contexto cartográfico, como así tampoco la historia. A veces es pre-
la crítica institucional. Traficantes de Sueños, Madrid, 2008, p. 67. ferible, menos contenidos y más relaciones entre los conceptos.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Interlocuciones: aproximaciones a la ciudad desde la perspectiva
del arte contemporáneo

sucedido en Madrid últimamente? En los últimos tura21, la iniciativa Madrid City Murmur22 desa-
dos años, hemos sido testigos de la aparición de rrollado en el marco de Visualizar, las jornadas
propuestas como Mapear Madrid18 una iniciativa
que desarrolla Pensart a petición del Centro de
Arte Dos de Mayo, la publicación del libro Ma- 21
Definición y marco de la producción cultural y sus efectos económi-
drid ¿la suma de todos?19 del Observatorio Metro- cos. Hablar de producción cultural es hablar ya de forma no-neutral,
politano, el trabajo de cartografía realizado por en tanto en cuanto no se considera la cultura como una «excepción»
CARTAC20, las jornadas Atravesad*s por la cul- al margen de la esfera productiva, sino como un ámbito productivo
que al igual que otros genera sus propios mercados e industrias
(véanse si no el mercado de arte, la industria musical, el mercado
editorial), pero que a diferencia de estos tiene notables efectos (lo
que denominamos como externalidades positivas) sobre el territorio
Es por ello que el lenguaje es una herramienta fundamental en la y los espacios que sirven como soporte a estas producciones. Así
construcción de ese conocimiento. En este caso en particular, hay ocurre por ejemplo con las políticas de ciudad-marca, y los efectos
que conocer el lenguaje de los mapas y para conocer su lengua- sobre el mercado inmobiliario y el sector turístico, dado que tienen
je hay que elaborar conceptos, por ejemplo el de escala que tanta un importante pilar en estas industrias culturales.
dificultad genera en los alumnos”. Graciela Benedetti y Gabriela An- La producción cultural no se realiza exclusivamente en territorios
dreozzi: “La construcción de la noción de espacio geográfico” en el institucionales precisos (como museos, empresas, centros de arte,
proyecto El mapa es el territorio: http://areadeproyectos.org/modus/. conservatorios) sino que aparece imbricada en procesos sociales
18
Mapear Madrid se define como un proyecto documental sobre el complejos en los que lo institucional y lo a-institucional aparecen
sector del arte y la creación contemporánea en la región de Ma- mezclados en lo que llamamos cuencas de cooperación productiva.
drid. Una investigación técnica para trazar una cartografía general Estas cuencas son los verdaderos sujetos de la producción cultural,
del tejido cultural y las estructuras artísticas de la región e iden- además de sus más importantes reservorios. Se propone aquí rea-
tificar los diferentes sectores y agentes involucrados en los mis- lizar una investigación conceptual sobre la noción de «cuenca», así
mos. Un estudio sobre las interrelaciones profesionales del sector como de cartografíar las reconocibles en una metrópolis como Ma-
cultural con la universidad, los movimientos sociales, la ciencia, la drid. Nótese bien que en muchos casos dichas cuencas adoptan la
industria y los media. Entre sus objetivos figura la identificación de forma de un estilo de vida o subcultura con expresiones territoriales
los sectores y agentes que operan en el tejido cultural de la región concretas (así Chueca, Lavapiés en cierto modo, etc.).
Captura y valorización de la producción cultural. ¿Cómo se valorizan
de Madrid. La definición de los flujos creativos y de productividad,
las formas de expresión social? Existen aquí indudablemente meca-
y el análisis de su grado de dinamismo. La descripción de los mo-
nismos clásicos, y no tanto, como la sumisión empresarial, apoyada
dos de relación entre institución y tejido. Y el desarrollo de una
sobre la fuerte precarización social; la privatización de los commons
cartografía operativa que tenga diferentes grados de uso. En su
a través de las leyes de propiedad intelectual, pero también dispo-
página web se pueden consultar los resultados de este mapeo:
sitivos más o menos sofisticados de subjetivación y movilización in-
http://www.mapearmadrid.net/. terna promovidos por discursos como la empresarialización de sí (en
19
http://www.observatoriometropolitano.org/madrid-la-suma-de- 345
tanto que hacer de uno mismo una empresa, poner la vida a traba-
todos-globalizacion-territoriodesigualdad/; en esta dirección se jar), la innovación, el emprendedurismo, etc. Se debería considerar,
puede descargar el libro La suma de todos, una publicación edi- por otro lado, la dimensión institucional (del centro de arte o cultural)
tada por Traficantes de Sueños en octubre de 2007 y escrita por como espacio de organización de esa captura a la que aludimos en
el Observatorio Metropolitano. Madrid la suma de todos ha sido el términos de movilización.
logo del gobierno autonómico madrileño durante los últimos años. La clase creativa y el cognitariado: las posibilidades de construc-
Con ello se ha promocionado la imagen de una ciudad abierta e ción de un para sí colectivo. Hipótesis políticas de primer orden que
incluyente, moderna y de vanguardia, próspera y responsable. Y pasaría por el reconocimiento común de una misma realidad com-
sin duda hay algo de verdad en esta presunta belle epoque que partida a partir de situaciones que son heterogéneas. ¿Qué posibles
se desprende de la propaganda institucional. Madrid crece más agendas podría compartir este cognitariado? ¿Cuáles podrían ser
que la mayor parte de las regiones europeas. Una gran cadena sus reivindicaciones y cuáles sus instituciones?
de mutaciones, en muchos casos espectaculares, inducidas por su Análisis de la función institucional en la producción cultural tanto
inserción privilegiada en el marco económico global, han hecho de desde la perspectiva de las instituciones artísticas como de posibles
la ciudad una metrópolis rica y cosmopolita. Sin embargo, el opti- instituciones alternativas todavía por crear. El futuro de la produc-
mismo de este acertado eslogan publicitario resulta cínico cuando ción cultural y las políticas de sector. ¿Es posible que las industrias
se considera que precisamente estos años han estado también creativas, al lado de la I+D+I, lleguen a ser un elemento central de
caracterizados por una patente subordinación del gasto público activación económica y de renovación de los ciclos de acumulación,
a los intereses de la nueva oligarquía empresarial, por la enorme o se trata de una mera retórica subordinada a otros procesos de
acumulación ligados? Se requiere aquí de un cierto análisis de lo
transferencia de renta y patrimonio a las familias más ricas, por la
que llamaríamos el sector y las políticas de sector. Más información
exclusión de la ciudadanía a los migrantes extracomunitarios y por
en http://atravesadasporlacultura.wordpress.com/.
un modelo de crecimiento cada vez más insostenible. En esta di- 22
El proyecto consiste en una web construida por diferentes mapas.
rección, y quizás por primera vez de una forma exhaustiva, este
Cada mapa de la ciudad se basa a su vez en las noticias recogidas
libro pretende presentar estos paisajes contradictorios de la gran
en la base de datos de CityMurmur. Las noticias, y los datos que
transformación del Madrid contemporáneo. construyen cada mapa, pueden ser filtrados según tres parámetros
20
CARTAC nace en la confluencia de deseos (Fadaiat 2005, Tarifa) principales: tema, tipo de medio, e impacto de las noticias en la au-
de construir mapas desde y para los Movimientos Sociales (pro- diencia. El panel de filtros permite combinar los diferentes temas, ti-
ducción política y artística): debatir sobre las cuestiones relaciona- pologías y difusión incluso según una determinada selección tempo-
das con ellos (metodologías, lenguaje gráfico, papel del cartógrafo, ral para generar un nuevo mapa. Sería posible por ejemplo dibujar el
relación con el lector, uso de las herramientas digitales, etc.); anali- mapa de Madrid en base a las referencias culturales aparecidas en
zar sus potencialidades y avanzar en posibles aportes que las car- un periódico de tirada nacional y durante una determinada semana.
tografías tácticas pueden otorgar a la orientación sobre el territorio, Las visualizaciones de estos mapas se pueden consultar en:
a la toma de decisiones y al encuentro de espacios de acción. http://madrid.citymurmur.org/es/proyecto.html.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

¿Qué pasa con Madrid? ¿Qué pasa con el Patio? ciudad, como el lugar donde se experimentan
También han aparecido interesantes herramien- diversos modelos. Ya Platón argumentó cómo los
tas de análisis cultural como el Kultur-o-meter23 gobiernos de la ciudad debían variar de acuerdo
o el OpenStreetMap24 que nos permiten visuali- con las disposiciones de su ciudadanía. La Polis
zar y comprender mejor algunos procesos que era entendida no solo por su territorio físico y
acontecen en el seno de las ciudades. El pasado sus proyecciones morfológicas construidas o no
mes de septiembre pudimos asistir a las últimas por el hombre, sino sobre todo por el conjunto
manifestaciones y repasos de mapas: Redada de sus ciudadanos, sus estructuras sociales, sus
CAMON Madrid25 desarrollada por el colecti- prácticas relacionales y de poder. Entendiéndose
vo YP Productions y las Jornadas que tuvieron la ciudad conformada por sus ciudadanos y sus
lugar a principios del mes de octubre de 2010 formas de relación, estos serán entonces la pro-
en Medialab ¿A dónde vas Madrid? e-ciudades y pia política. Aristóteles afirmaría que el hombre,
política cultural en Madrid26. Diversas posicio- siendo habitante de la ciudad, es naturalmente
nes, lecturas y orientaciones, algunas de ellas un animal político, y solo a través de su partici-
críticas con el gobierno local y otras que inten- pación en la comunidad, se convierte en verda-
tan reafirmar al mismo, resultan efectivamente deramente humano. En una sociedad urbana la
complicadas para los colectivos independientes política se afirma en términos de la capacidad de
de Madrid que asisten sorprendidos a la lectu- expresión y de participación de cada individuo
ra que se intenta hacer desde una comunidad en ella, en consecuencia, el capital social figura,
que no favorece el tejido social pero intenta así, como factor primordial de su propia riqueza
mediante un mapeo valerse de sus recursos. colectiva. Parece, sin embargo, que ese capital
social se ha visto usurpado por el componente
Política - Polis - Ciudad - Madrid cultural que ha pasado a formar parte central de
- situar Madrid en el mapa la estrategia externa de promoción de las ciu-
dades y regiones. El marketing de las ciudades
Una mesa bajo el epígrafe de la dimensión po- y sus procesos de promoción se concentran en
lítica nos remite evidentemente a la polis, a la la producción de marcas que tengan una fuerte
identidad, y que se asocien con elementos dife-
346 renciadores, de manera que supongan un factor
decisivo a la hora de que las personas decidan
23
dónde ir de vacaciones, invertir o residir. David
El proyecto Kultur-o-meter tiene como objetivo estudiar las políticas cul-
turales en Madrid mediante la obtención y análisis de datos cuantitativos,
Harvey, el geógrafo y teórico de origen británi-
los relativos a la distribución presupuestaria. También tiene la ambición co27, analiza cómo se busca desde las adminis-
de crear una herramienta online que permita su visualización. Durante traciones encontrar algo que haga a las ciudades
el proceso de investigación podrá testarse el nivel de transparencia de singulares. El objetivo es generar una marca en
la información según la fuente y el grado de accesibilidad de los datos
de cada institución o evento cultural. El contexto general del que surge
torno a la ciudad, crear un relato uniforme, que
la iniciativa es el de las transformaciones de las políticas culturales, en producirá el branding de las ciudades. El efecto
el marco de la nueva gobernanza cultural y el desplazamiento hacia el secundario es claro: se pierde la complejidad, se
concepto de “Industrias Creativas y Culturales” en España, a semejanza
de lo que viene sucediendo en otros países como el Reino Unido. El
estudio pretende abarcar una selección de las instituciones y eventos
culturales emblemáticos de la ciudad de Madrid. Se ha comenzando
con las que pertenecen al ayuntamiento: http://kulturometer.org/. 27
Uno de sus trabajos más recientes es A Brief History of Neolibe-
24 OpenStreetMap es un mapa libremente editable de todo el mundo.
ralism (2005), donde examina histórica y geográficamente la teoría
Está hecho por personas como usted. OpenStreetMap te permite y la práctica del neoliberalismo desde mediados de los años 70.
ver, editar y usar información geográfica de manera colaborativa Considera que el neoliberalismo fue una respuesta a la crisis de
desde cualquier lugar del mundo. El alojamiento de OpenStreetMap acumulación sufrida por el capitalismo en los años 70, caracteriza-
es proporcionado amablemente por UCL VR Centre y Bytemark. da por una baja de los rendimientos de las inversiones simultáneas
Otros patrocinadores del proyecto se encuentran listados en el wiki. con un incremento de las luchas sociales. El neoliberalismo pudo
25
Redada CAMON Madrid ha sido un proyecto generado por YP que establecerse aprovechando que la crisis provocó la debilidad de los
coge el testigo de muchas de las iniciativas de mapeo planteándose estados frente a los bancos, los cuales pudieron imponer las pri-
cuáles son las metodologías y herramientas que se pueden desarro- vatizaciones y la reducción de las garantías laborales. Para Harvey,
llar para analizar la cultura como un proceso dinámico y cambiante: aunque el neoliberalismo ha tenido éxito en incrementar el capital y
http://www.tucamon.es/contenido/taller-proyecto-mapa-redada-madrid. el poder de los estratos altos de la sociedad, ha ampliado la brecha
26 Organizadas por e-madrid, integrante de la red de e-ciudades
entre estos y las mayorías empobrecidas, poniendo en primera pla-
cuyo objetivo es ofrecer una plataforma de discusión y crítica de na, otra vez, la lucha de clases. La crisis de acumulación reaparece,
uso colectivo e implantación en la política cultural madrileña: http:// no fue definitivamente resuelta y ello traza los límites históricos del
medialab-prado.es/article/eciudades_debate_politica_cultural_madrid. modelo neoliberal.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Interlocuciones: aproximaciones a la ciudad desde la perspectiva
del arte contemporáneo

omiten otros relatos y se desperdicia la posibi- en un imaginario simbólico que se liga con la
lidad de interiorizar la diferencia. Los relatos de noción de cultura. En esta idea de promoción de
branding no dan lugar a otros lugares de la me- las ciudades también ha jugado un importante
moria. Las empresas e industrias culturales verán papel el concepto de diseño como fórmula para
desde mediados de los 70 en el patrimonio de revitalizar los centros urbanos: Glasgow, Lisboa,
las ciudades, un recurso que asociarán principal- Saint-Etienne han creado sus propias institucio-
mente a la industria del turismo y que supone nes para promover el diseño en sus ciudades
una simbiosis entre las grandes metrópolis y las como parte de sus planes urbanísticos y meca-
industrias creativas. Se trata de una alternativa nismos de promoción de las zonas céntricas ur-
al turismo clásico conocido por todos como tu- banas. Muchos de ellos siguen los enunciados de
rismo cultural y que tiene a la ciudad como un la “Biblia de Florida” como axiomas para triunfar.
recurso económico con la cultura como principal ¿Qué rol le toca a Madrid en este mapa global?
garante. En este proceso de tercialización de las ¿Le toca a España el papel de chiringuito playe-
ciudades vemos cómo las fábricas se convierten ro? ¿Cómo se intenta incluir a Madrid en este re-
en museos, los mataderos en centros culturales, lato de “ciudades creativas”? ¿En qué se sustenta
la cultura se usa para revalorizar estos espacios la ciudad marca madrileña? En Madrid en estos
y traer visibilidad a ciudades en las que el centro últimos años se han reproducido actuaciones im-
se había desvalorizado. Si bien este fenómeno ha placables dirigidas a la capitalización de la produc-
sido profundamente estudiado en ciudades ame- ción cultural. Actuaciones que tratan de convertir
ricanas como Nueva York, con los loft del SoHo al ciudadano autónomo y productor de cultura
que comienzan a utilizar y revalorizan los artistas en un sujeto pasivo y consumidor de eventos
(hasta que deben irse por no poder pagar lo que Madrid ha apostado por un claro desplazamiento
ya se ha convertido en un valor inaccesible para de los recursos de la financiación pública dentro
ellos, en un proceso claro de gentrificación, del de los programas de política cultural, también en
inglés, gentrification, o elitización que se repe- la sanidad y la educación, hacia la promoción de
tirá frecuentemente desde entonces en muchos empresas privadas y sus intereses comerciales.
puntos del planeta). La apuesta por la “cultura-
patrimonio” de las ciudades podemos seguirla
en nuestro país con un estudio de caso tan claro Barrio - Elitización: un paseo por Malasaña 347
como es la ciudad de Bilbao, el modelo Bilbao:
la cultura frente a la pérdida de industria pesada El gobierno de Madrid nos ha colocado del lado
supuso la apuesta por una industria no conta- de las “fórmulas Florida”. Intenta aplicar un pro-
minante, estrictamente urbana, arquitectura de ceso de transformación urbana en el que la po-
firma mediática, museo-franquicia: un ejemplo blación original de nuestros barrios (digamos
triunfante ampliamente estudiado28. En la cons- por ejemplo Malasaña, la zona de las sedes olím-
trucción de la imagen de las ciudades, el City picas 2012 o 2016 que nunca llegarán, etc.) se
Marketing, han trabajado muchos artistas, es co- sustituye paulatinamente por otra de mayor nivel
nocido el caso de Londres, concretamente con adquisitivo. Este proceso que retratara José Luis
campañas como Cool Britannia29 en la que cola- Guerín en su película En Construcción (mues-
boraron artistas como Sarah Lucas, Damien Hirst tra el caso del barrio chino de Barcelona) es
o Tracey Emin para revalorizar el Reino Unido un proceso claro de aburguesamiento, de gen-
trificación, de elitización30. Aunque aún no se

28
Joseba Zulaika, Crónica de una seducción. Editorial Nerea, Madrid,
1997.
29
En la entrevista que María Guerrero hace al grupo musical Blur lo de- 30
El efecto más notorio de la gentrificación es el desplazamiento
finen así: “Sigamos con las transformaciones. Después de anunciar de las clases populares. Este desplazamiento puede tener lugar
el advenimiento de un nuevo swinging London para 1994, cuando bajo distintas formas pero se produce principalmente con base en
se produjo el fenómeno de la Cool Britannia (apodo que se le dio la situación de la vivienda. Las clases populares pueden reducir
al Reino Unido desde que Tony Blair asumió como primer ministro) su número en la zona por el envejecimiento de la población, con
se corrieron del foco. “Cool Britannia es una cuestión política, algo base en desalojos por las condiciones ruinosas de un edificio o por
que el gobierno utilizó para cambiar la distribución de poder. Con expiración de un contrato de alquiler y ausencia de una oferta de
Cool Britannia lo que querían hacer era usar a los artistas para su alquileres en la zona para este grupo social. En los casos en los
propio beneficio. Querían que yo los apoyara pero como no estaba que los desplazamientos se producen de forma voluntaria, estos lo
de acuerdo con lo que decían, no lo hice.” son generalmente debido a un efecto de rechazo por la situación
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

haya puesto en marcha la construcción de una privados y la connivencia pública para “limpiar”
industria en cuanto tal, estamos ante un campo el barrio. El objetivo de Triball no tiene nada que
plagado de visiones políticas cuya voluntad es ver con la imagen que intentan proyectar: La re-
efectivamente la de privatizar el sector cultural cuperación y revitalización de un barrio adorna-
en todos sus aspectos, conformar una nueva je- da con contenidos culturales. Las declaraciones
rarquía geográfica que se funda en el “talento”, de uno de los socios de Triball desvela sus in-
freelances motivadas que toman prestado el ima-
tenciones, Miguel Ángel Santa Ibáñez declaraba:
ginario de la bohemia. A pesar de su quiebra
económica, el sector de las nuevas tecnologías y “Queremos recuperar una zona de Madrid para
los medios de comunicación, remite permanen- darle valor”. Evidentemente este valor no es sim-
temente a la imagen del artista, ejerciendo una bólico, ni de uso, es puramente mercantil: cam-
influencia central en el modelo de trabajo, como biando la cara del barrio subirá el precio del
en su día lo hizo la industria automovilística tay- metro cuadrado del suelo y los beneficios serán
lorista y fordista. Vemos que el concepto de para sus nuevos dueños. El colectivo Todo por la
“creatividad” comprende, en la forma social capi- Praxis que se define como un intelectual colec-
talista, los conceptos de “talento” y “propiedad” tivo y un sujeto político activo, funciona como
que se unen a esa representación masculinamen- un agente transformador dentro del campo sim-
te connotada de un sujeto genial y excepcional. bólico de las prácticas artísticas, un Laboratorio
En la competencia europea por las ventajas (de
Productor Amplificador de proyectos estéticos
los emplazamientos) locales, por situarnos en el
mapa y en el mercado global, el vocabulario de de resistencia cultural, que ha venido haciendo
la cultura se piensa desde muchos gobiernos, un seguimiento de las actividades desarrolladas
partiendo de la reestructuración de los merca- por Triball, denunciando las mismas con una
dos laborales y la elitización de los barrios. En el campaña de carteles y un blog32 que recoge esta
caso del barrio de Malasaña este fenómeno en- resistencia activa de muchos vecinos y artistas
sambla diversos ingredientes: población mayor y comprometidos en intentar dar la vuelta a este
prostitución: elementos a erradicar en pos de proceso de elitización manifiesto.
una imagen diseñada y representada por una so-
ciedad como Triball31 en la que se unen capitales
Tejido social
348
de degradación del caserío, por el pago de incentivos a cambio de ¿De qué problemas estamos hablando? ¿Qué
su abandono a inquilinos con contratos blindados, o por la compra-
venta de la propiedad. Una vez realizado este desplazamiento se
es lo que está en juego? La diferencia entre la
revaloriza el preciado suelo, comúnmente residencial, a través de la cultura entendida como un derecho y la cultura
rehabilitación del edificio, recalificado habitualmente como residen- entendida como un recurso que hay que pagar
cias de alto nivel, o la construcción de viviendas de nueva planta. para tener. Este debate nos afecta en Madrid ac-
A la expulsión progresiva de la población por los métodos mencio-
nados se le une la incapacidad por parte de los desalojados o de
tualmente en la falta de políticas que promuevan
jóvenes emancipados, originarios del barrio, de pagar una vivienda la creación de un tejido social real. Por tejido
en este, como consecuencia de la revalorización y el aumento del social se entiende “el conjunto de relaciones,
precio de la mercancía vivienda. Además del desplazamiento y la grupos, instituciones y organizaciones en cuyo
revalorización del suelo se perciben otros cambios comunes a este
tipo de procesos, como la reducción de las tasas de ocupación de
espacio concreto se encuentra enmarcado un
la vivienda (el número de habitantes por vivienda) y la densidad de individuo”33. Para las administraciones públicas
población del barrio o área afectada. Asimismo, si en el barrio predo- locales (municipales y regionales) este sistema
minaba el alquiler, se dará una progresiva transformación de la mo- supondría un ahorro en sueldos de personal y
dalidad de ocupación en alquiler por la de ocupación en propiedad.
31
A principios de 2008, con el titular Triball compra un barrio se
gastos de mantenimiento y, a cambio, el tejido
presentó a la ciudadanía el proyecto Triball. Bajo estas siglas se social conseguiría adecuar los servicios educati-
esconde una maraña de empresas cuya actividad durante estos vos, recreativos, culturales y de economía social
meses se ha centrado en la compra de locales en el centro de Ma- de los centros a las necesidades y demandas
drid. Las calles de Ballesta, Desengaño, Barco y otras que abarcan
desde Gran Vía hasta el barrio de Malasaña son ahora de Triball.
reales de los vecinos (se trata de un modelo de
De la fachada de más de cincuenta locales de esas calles cuelga abajo arriba en el que los ciudadanos proponen
un cartel que los identifica como propiedad de Triball. La presencia
policial en la zona se ha intensificado, ahora hay cámaras de vigi-
lancia y el ayuntamiento se prepara para convertir en peatonales
algunas de esas vías. Todo el que parece extranjero que se topa 32
http://antitriball.wordpress.com/.
con la policía se ve obligado a enseñar su documentación. Los 33
João Seixas, “Dinámicas de gobernanza urbana y estructuras del
locales de alterne que han estado presentes en esas calles en los capital socio-cultural en Lisboa” en Lisboa– Uma análise crítica à
últimos lustros han sido comprados por Triball. governação da cidade, UAB/ISCTE, 2007, p. 124.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Interlocuciones: aproximaciones a la ciudad desde la perspectiva
del arte contemporáneo

y dan forma a sus propias iniciativas). ¿Por qué cotidiana de procesos de tipo reactivo. Estamos
si supone un ahorro, entre sus múltiples bene- en un escenario que se orienta hacia dinámicas
ficios, no se decantan las administraciones por que suelen estar lejos de los intereses colectivos.
este modelo? Parece compleja la respuesta, aun- Cuando escuchamos hablar del “tejido social”,
que es bastante claro que se trata de un choque particularmente invocado en procesos de de-
de sistemas. Por un lado, desde la administración sarrollo de ámbito local34, existen determinados
se da prioridad a una cultura que fomenta un elementos clave presentes en la sociedad civil:
rol pasivo y consumista, en el que los eventos a estructuras de confianza, patrones de expecta-
gran escala marcan la agenda. La cultura como tivas, normas de reciprocidad, lazos y redes de
un instrumento. El tejido social por el contra- comunicación y de relación. Se trata de elemen-
rio, parte de la base de la participación de los tos acumulados por experiencias de trabajo y de
ciudadanos, los quiere dotar de las herramientas objetivos conjuntos, por asociaciones de interac-
necesarias para que hagan uso de su posición ción y cooperación entre diferentes agentes. Son
de ciudadanos autónomos, libres, con voz pro- la herramienta de fomento de dinámicas sociales
pia, capaces de generar contenidos, capaces de y energías de acción de toda una comunidad,
criticidad. En este sentido, de la misma manera, un sistema de redes de compromiso cívico y so-
se situaría el debate sobre cuál es el papel de cial, permitiendo a su vez la consolidación de
Internet o el copyright, qué derecho tenemos los mejores condiciones para el desarrollo de pro-
ciudadanos de acceder a la cultura, a la genera- yectos de carácter colectivo. Algunos ejemplos
ción de conocimiento y a que el mismo no esté de cómo la práctica instituyente se hace efectiva
en manos de corporaciones privadas. ¿Qué papel podemos leerla en el caso de Tabacalera en el
tienen que jugar nuestros gobiernos? ¿Cómo en- barrio madrileño de Lavapiés o en Park Fiction
tienden la cultura, como un derecho universal? en Hamburgo.
¿Cómo un recurso empresarial? Hay claros signos
de que las instituciones han dejado de financiar
la producción de cultura para proponer fórmu- Tabacalera
las empresariales. El cambio de modelo viene
bajo epígrafes como “Ayudas a fondo perdido” La fábrica de tabacos de Lavapiés fue durante
para referirse a las que se entendían, hasta aho- más de un siglo el escenario de vida y trabajo de 349
ra, como “Subvenciones culturales”. Es evidente miles de mujeres conocidas popularmente como
el malestar y la tensión que genera esta nueva “las cigarreras”. Durante las últimas décadas, la
situación. ¿Cuál es el nuevo lugar que debemos fábrica vio disminuir progresivamente su activi-
ocupar en este entramado como gente de la cul- dad y a finales del año 2000 cerró definitivamen-
tura? Para Adorno y Horkheimer los productos te sus puertas. El edificio fue comprado por el
de la industria cultural están constituidos de tal Estado y está adscrito al Ministerio de Cultura
forma que niegan o incluso impiden cualquier desde ese año. Los vecinos de Lavapiés y Em-
tipo de capacidad imaginativa, de espontanei- bajadores lucharon desde el principio por darle
dad, de fantasía o pensamiento activo por par- un nuevo uso “real” al espacio. Colectivos artís-
te del espectador. Únicamente las comunidades ticos como La fiambrera Obrera comenzaron a
que identifican sus fortalezas y resistencias e in- actuar como mediadores entre los vecinos y la
cluyen las habilidades de las personas y de las institución impulsando que el edificio se rehabi-
asociaciones ciudadanas pueden construir un litara “para quedarse en el barrio”. Lo que consi-
movimiento hacia su propio desarrollo. Su signi- guieron en abril de 2010, cuando le ceden a un
ficado debe ser valorado en relación a la impor- núcleo inicial en el que se encuentran diversas
tante función que cumplen en el tratamiento de asociaciones del barrio, la gestión del espacio,
la mirada crítica de la sociedad, mediante expo- que se dio a conocer en la librería Traficantes de
siciones y actividades artísticas participativas en Sueños. La Tabacalera supone una apuesta clara
educación y en el ámbito social que mejoran y por las posibilidades de la autogestión cultural
afectan positivamente el entorno local. y por la responsabilidad social y política de las
Estamos ante dos modelos, la cultura como
derecho versus la cultura como recurso. Así, el
paso del gobierno a la gobernanza implica por 34
Inicialmente propuesto por Bourdieu (1997), y después estructurado
parte de las autoridades, la necesidad de que es- por Coleman (1990), fue definitivamente ampliado por Putnam (1993)
tas no se dejen arrastrar hacia una simple gestión en un análisis esencialmente empírico.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

prácticas de Arte de Contexto características de Relaciones colectivas en la experiencia del


finales del siglo XX y principios del XXI. Cansados arte - Acción común35
de políticas clientelistas se plantean qué signi-
fica la sostenibilidad social y económica de las Robert Putnam describe en su libro Solo en la
políticas culturales. Parece evidente que la ocu- bolera que entre 1980 y 1993, las ligas de bolos
pación y la autogestión como ética y como cri- disminuyeron en un 40%, mientras que la canti-
terio de organización, puede aportarnos muchas dad de jugadores de bolos que acudía en solita-
cosas pero a diferencia de Alemania o Inglaterra rio aumentó en un 10%. Para Putnam esto no es
no somos un país habituado a estas prácticas. más que un indicador de una tendencia más am-
Aunque desde las administraciones madrileñas plia y perturbadora: la población estadouniden-
se empeñen en borrar los rastros del trabajo co- se cada vez demuestra menos interés por formar
lectivo, ahogando a las asociaciones que cada parte de grupos cívicos. Putnam y Florida corro-
tanto tienden a ver su trabajo asfixiado (pienso boran que la población estadounidense cada vez
en Liquidación Total, en el Ojo Atómico, en los está menos dispuesta a participar en asociacio-
29 Enchufes, en La Enana Marrón), en los últi- nes de voluntariado, debido a un descenso pro-
mos veinte años se ha desarrollado un tejido aso- longado del capital social. Haciendo uso de cri-
ciativo y de producción artística y cultural muy terios de desarrollo comunitario, la construcción
vinculado a los espacios autogestionados. Ha ha- de comunidad es un proceso basado en las ca-
bido altas dosis de virtuosismo cívico, en buena pacidades, centrado en la identificación y reacti-
medida porque no ha habido más remedio. Las vación de las facultades internas del grupo social
administraciones públicas, fundamentalmente en el cual se trabaja, lo que implica promover un
las de ámbito metropolitano, han brillado por su proyecto de dentro a fuera. El arte puede ayudar
ausencia en el campo de la producción cultural a trabajar en la necesidad humana de comuni-
más experimental. Sucesivos “Laboratorios” han dad debido al carácter cuestionador incluso de
demostrado que se puede organizar una impre- sí mismo. La experiencia estética provoca una
sionante producción social y cultural a partir de interrupción en la continuidad de la experiencia
la precariedad y la autogestión. Autonomía es la vital y no genera únicamente preguntas sobre
palabra clave de este juego en el que las cosas ella misma, sino que da lugar a una actitud crí-
350 tica general en el sujeto. Una lucha adecuada es
se hacen porque su necesidad y el lujo de su
afirmación se sienten con toda su potencia insti- aquella que busca no solo proteger la cultura
tuyente. La implementación de esta “institución” en su excepcionalidad, sino más bien trabajar
permite producir, desde abajo, redes de produc- desde la producción cultural en favor de formas
ción intelectual cooperativas y transnacionales, de reorganización del trabajo y de la producción de
que se dotan tanto de momentos de concentra- los bienes comunes con otros ámbitos de la pro-
ción o precipitación de gran visibilidad (semi- ducción social. Una teoría de lo social que se
narios, encuentros, conferencias, exposiciones, desvincule claramente del pensamiento de la
publicaciones, proyectos online), como de líneas productividad acumulativa de tradición materia-
de fuga que se disparan hacia configuraciones
y agenciamientos inesperados entre sujetos, ins-
tituciones, colectivos, con un grado de visibili- 35
Con el relato Originalidad de Bertolt Brecht pretendemos ilustrar
dad menor o más capilar. Un trabajo cooperativo la pobreza de una vida sola, sin relaciones que la conformen, que
de producción de conocimiento que favorece la amplíen su capacidad de entendimiento. “Son hoy incontables —se
creación, traducción y circulación de herramien- lamentaba el señor K— los que se jactan en público de poder escri-
bir sin ayuda de nadie grandes libros, y esto es algo por lo demás
tas que nos permitan pensar y producir algunas generalmente aceptado. El filósofo chino Chuang-Tseu escribió en
de las posibles formas que pudieran adoptar su madurez un libro de cien mil palabras integrado por citas en sus
los nuevos bienes e instituciones de lo común. nueve décimas partes. Hoy ya no es posible escribir libros como
ese: falta el espíritu. Por eso se fabrican las ideas en el taller personal
Una promesa de construcción y empoderamien-
y a quien no produce en cantidad suficiente se le tacha de holgazán.
to colectivo que nos está enseñando a nosotros Claro que tampoco hay pensamientos que uno pueda hacer suyos,
mismos, ciudadanas y ciudadanos de Madrid, la ni fórmulas que uno pueda citar. ¡Qué poco necesitan todos esos
capacidad de generación de un procomún dicta- para desarrollar su actividad! ¡Una pluma y unas cuartillas es cuanto
pueden mostrar! Y sin ayuda de nadie, con el escaso material que un
do por reglas que no son las del mercado, que solo hombre puede llevar en sus brazos, ellos levantan sus chozas.
no son las de la crisis, y que son profundamente ¡No conocen edificios más grandes que aquellos que es capaz de
sociales. construir una sola persona!”
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - Interlocuciones: aproximaciones a la ciudad desde la perspectiva
del arte contemporáneo

lista: en lugar de constatar que la vida entera es − Nuestro trabajo (sin entrar a culpabilizar a na-
economizada, intenta descubrir qué tácticas o es- die, que ya bastante tenemos cada uno con
trategias desarrollan para resistirse a ese discurso lo nuestro), nuestro modo de vida e incluso
dominante. La voluntad de no ser gobernado es nuestra precariedad han sido instrumentaliza-
siempre la voluntad de no ser gobernado así, de dos desde el poder para rentabilizar bienes
esta manera, por estos, a este precio. Por eso materiales, o para desfavorecer la situación
la urgencia de “construir en lo social centros de laboral de un grupo de personas. ¿Qué papel
proyectualidad alternativa e independiente, co- deben desempeñar los trabajadores culturales
munidades de trabajo negativo, completamente en esta situación?
libres y antagonistas respecto a la programación − La ciudad es una metáfora de la actuación po-
de la reproducción del poder de mando”36. Tal lítica. Porque es un lugar en el que algo puede
vez la única posibilidad de revertir los procesos cambiar40. Las utopías encuentran su lugar en
de privatización puestos en marcha en nuestra el desarrollo general y las transformaciones se
ciudad sea mediante la acción común, abando- perciben inmediatamente.
nando los esquemas de reproducción de la fi-
− La riqueza significativa que generan las artes
gura del genio individualista que solo repite un
visuales no está en el limitado mercado tradi-
discurso egocéntrico para desde la fuerza colec-
cional, está justamente fuera de él. ¿A quién
tiva reapropiarnos de los nexos cooperativos y
pertenece la ciudad, si cualquier opción de
de creación de nuevas máquinas políticas.
configurarla con la participación de los ciu-
dadanos se somete al dictado de la eficiencia
y la producción de valor añadido y rara vez
La ciudad puede cambiar: Park Fiction y otros beneficia a los vecinos críticos e impone el
proyectos antigentrificación: los artistas deben conformismo? ¿En qué se reconoce una políti-
implicarse en experiencias colectivas ca cultural que fomenta la falta de relaciones
sociales, mermando así claramente la influen-
Tal vez debiéramos detenernos en este espacio cia política del individuo?
reservado a las conclusiones a madurar sobre − Otro de los problemas sustantivos que a mi
cómo se construye la ciudad, no tanto por parte modo de ver tenemos por delante es el de la 351
del Estado y los urbanistas sino: construcción de verdaderas redes de investi-
− Reflexionar en la propuesta de Henri Lefeb- gación, pensamiento y acción política. Redes
vre37 de vivir el espacio como un espacio de que vayan más allá y se planteen la cuestión
representación apropiado por los ciudadanos, “de incluir en su seno la multiplicidad y hete-
donde circulen nuestras imágenes, ideologías, rogeneidad de las fuerzas del trabajo desde la
símbolos y espectáculos. singularidad de sus componentes”41.
− El espacio donde “tiene lugar la ilusión de − Un ejemplo en este sentido que conviene ate-
progreso que representa el seguir un determi- sorar como bien común es el desarrollado por
nado modelo de ciudad”38 hará del consumi- Park Fiction42 en Hamburgo, esta experiencia
dor un prosumidor39 que se valdrá del espacio
público para representar un papel inventado
por sí mismo.
40
Hace ya más de un año organizamos desde Liquidación Total el Sim-
posio Modifi que tenía por objetivo reflexionar sobre el papel de
los espacios independientes en nuestro estado, en nuestra ciudad.
36
Raúl Sánchez Cedillo, “Hacia nuevas creaciones políticas. Movi- Nos preguntábamos entonces: ¿Quiénes son los nuevos habitantes
mientos, instituciones, nueva militancia” en Producción cultural y en nuestra ciudad? ¿Quiénes son los nuevos excluidos? ¿Podemos
prácticas instituyentes. Líneas de ruptura en la crítica institucional. hacer frente a la hegemonía de las clases creativas? Partimos de la
Traficantes de Sueños, Madrid, 2008, p. 231. convicción de que se puede potenciar la creatividad de los ciudada-
37
Henri Lefebvre, The Production of Space. Blackwell Publishing, nos y revalorizar la función del arte. La ciudad se contempla como
Oxford, 1991. un amplio espacio políticocultural. Es algo más que un espacio de
38
Jaime Iregui, “Los espacios del espacio público” en Revista Zehar, protección social, de consumo o de alta cultura.
Producciones Urbanas, n.º 62, Bilbao, 2007, p. 86. 41
Raúl Sánchez Cedillo, “Hacia nuevas creaciones políticas. Movi-
39
La palabra prosumidor, o también conocida como prosumer, es un mientos, instituciones, nueva militancia” en Producción cultural y
acrónimo formado por la fusión original de las palabras en inglés prácticas instituyentes. Líneas de ruptura en la crítica institucional.
producer (productor) y consumer (consumidor). Igualmente, se le Traficantes de Sueños, Madrid, 2008, p. 240.
asocia a la fusión de las palabras en inglés professional (profesio- 42
Park Fiction es un proyecto de arte público y escenario para los de-
nal) y consumer (consumidor). seos de una comunidad: una chica turca diseña un café para jóve-
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

no ha quedado como una reliquia histórica Bibliografía


para admirar, sigue siendo un espacio vivo y
activo en el que confluye el esfuerzo conjunto AAVV. Producción cultural y prácticas institu-
de un grupo de vecinos así como artistas ins-
yentes. Líneas de ruptura en la crítica institucio-
tituidos para hacer frente a la derecha y con-
nal. Traficantes de Sueños, Madrid, 2008.
tra los procesos de la gentrificación. No solo
ganaron un parque público, siguen luchando
por los espacios urbanos, por los medios de
producción. Parafraseando a Christoph Schae- BRECHT, BERTOLT. Historias de Almanaque.
fer “la ciudad es nuestra fábrica”. Alianza Editorial, Madrid, 1975.
La imaginación, la poesía, la experiencia esté-
tica son valores que se arrogan desde posiciones
neoliberales. La publicidad constantemente hace FLORIDA, RICHARD. La clase creativa. La trans-
uso del lenguaje atribuyéndose términos como formación de la cultura del trabajo y el ocio en el
pasión, deseo, afectos. Lo hace de tal modo que siglo XXI. Paidós, Barcelona, 2010.
utilizarlos casi nos hace sonrojarnos, de tan des-
pojados de su sentido original como los encon-
tramos. Pero es necesario dotarlos de un nue-
vo contexto. Valernos de nuestra habilidad para FLORIDA, RICHARD, Las ciudades creativas. Por
crear nuevos espacios, para desarrollar nuevas qué donde vives puede ser la decisión más impor-
perspectivas, para tener en mente, como decía tante de tu vida. Paidós, Barcelona, 2010.
Christoph Schaefer que “es imposible para el ser
humano no vivir o habitar como poetas.” No se
puede vivir sin imaginario, sin la capacidad sim- LEFEBVRE, HENRI. The Production of Space.
bólica, son aspectos del discurso que no tienen
Blackwell Publishing, Oxford, 1991.
nada que ver con la funcionalidad, con la renta-
bilidad, con la acumulación de capital. Capaci-
dades que nos sitúan más allá de las crisis, en el
352 centro de nuestra humanidad, desde la resisten- SCHÄFER, CHRISTOPH. Die Stadt ist unsere Fabrik
cia que nos permitirá construir nuevas ciudades. - The City is Our Factory Spector. Hamburgo, 2010.

nes con buzones de correo para que los adolescentes los usen ya
que sus cartas son controladas por sus padres. Park Fiction es la in-
teligente lucha de un pequeño grupo de ciudadanos generada des-
de una aparente posición de inferioridad. Con colores brillantes nos
muestra las glamurosas ideas para un parque en la ribera del puerto
de Hamburgo que los habitantes de St. Pauli han creado contra un
gran proyecto corporativo de viviendas. Un collage fílmico sobre un
parque que no existía (ahora es una realidad), sobre arte y política,
sobre la guerra nómada y sobre deseos radiantes. Sobre la ciudad
–y lo que podría ser–, sobre gentes muy diferentes y el poder de un
grupo que produce ideas y trabaja conjuntamente durante un largo
periodo de tiempo: http://www.parkfiction.org/.
La recepción de la Historia social del arte
y de la literatura de Arnold Hauser:
un ejemplo de la política estética
anti-comunista durante la guerra fría
Daria Saconne
Doctoranda en Estética
por la Universitat Pompeu Fabra, Barcelona

“Es posible demorar la decisión, es posible velar


la propia decisión… pero en el fondo, sin em-
bargo, se es materialista o se es espiritualista. En
último término hay que plantearse la cuestión de
si el genio nos cae del cielo o se forma aquí en
la tierra.”
A. Hauser

353
La Historia social del arte y de la literatura1 (So- tiene como temas principales la centralidad de
zialgeschichte der Kunst und Literatur) de Ar- las clases y de las luchas de clases, el papel cul-
nold Hauser se editó por primera vez en lengua tural y social de las ideologías, y la influencia
alemana en el año 1951 en Munich y, muy poco determinante de la producción económica en el
tiempo después, se tradujo al inglés y se publicó arte. Con este libro, Hauser inauguraba una nue-
en Londres. Lo que marcó la fortuna de este lar- va disciplina marxista, la «Historia social del arte»
guísimo ensayo fue, probablemente, el año de su que, como tal, consistía en aplicar el método del
publicación. La idea de proponer, en pleno clima materialismo dialéctico a la historia del arte2. En
anti-comunista, un texto que se definiera, por lo la base de su trabajo había, sin duda, una crítica
menos a nivel metodológico, como un estudio ideológica y científica al formalismo, al idealismo
marxista, creó un debate encendido en el que se y al positivismo: tres de las teorías estéticas más
enfrentaban todas las posiciones teóricas e ideo- relevantes en la época de la guerra fría.
lógicas de aquellos años. Según el pensamiento de Hauser, el arte cam-
Historia social del arte y de la literatura de biaba en relación con las transformaciones de
Hauser es una obra de amplio aliento, que abarca la estructura económica, aunque eso no quería
por primera vez un extenso periodo de tiempo; decir que el cambio de uno correspondía di-
posee el mérito de intentar un acercamiento del rectamente al cambio de la otra. Los escritos de
arte a la realidad social de las distintas épocas, y Marx y Engels habían sentado las bases para un
de tomar en consideración y definir la compleja estudio de las creaciones culturales en su relación
relación entre ambos elementos. Es una historia
del arte europeo, de la cultura occidental, que
2
El antecedente teórico de la Historia social del arte había sido, de
alguna manera, formulado ya en 1939 por el historiador del arte,
compatriota y amigo de Hauser, Antal, Frederick en sus “Reflections
1
HAUSER, Arnold, Historia social del arte y de la literatura, 3 Vols., on Classicism and Romanticism”, Burlington Magazine, Vol. 68, n.º
Madrid, Editorial Debate, 1998. 396, (Mar., 1936), pp. 130-141.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

directa con la sociedad, apoyándose en la pre- cuenta el hecho de que las reseñas al libro fue-
misa de que el arte era una superestructura de ron escritas por los grandes teóricos del arte de
la sociedad. Admitir un concepto de arte de este aquel momento y fueron publicadas en revistas
tenor desplazaba, inevitablemente, el punto de muy prestigiosas—, lo que fomentó un amplio
vista de la crítica hacia el lado productivo de la debate tanto a nivel científico como a nivel polí-
obra, es decir, a las razones históricas y sociales tico y académico.
que la habían generado. Sobre este asunto Hau- Clement Greenberg, Joseph P. Hodin, Ernst H.
ser escribía que: Gombrich y otros intelectuales aprovecharon de
“La cultura sirve de protección de la socie- sus reseñas a la Historia social del arte para de-
dad. Las conformaciones del espíritu, las tra- monizar el materialismo dialéctico, criticándolo
diciones, convenciones e instituciones no son duramente, y por eso, por ejemplo, Hanna De-
más que medios y caminos de la organización hinard escribió que “la irritación que el método
social. Tanto la religión como la filosofía, la materialista-dialéctico utilizado por Arnold Hau-
ciencia y el arte tienen una función en la lu- ser provoca en el prof. Gombrich, le lleva tan
cha para la existencia de la sociedad”3. lejos que hasta pone en duda la existencia del
capitalismo”5.
En Hauser es evidente la influencia de Györ-
El libro de Hauser fue acusado de mecani-
gy Lukács pero, sobretodo, la de la Escuela de
cismo y de poca cientificidad y el propio autor
Frankfurt, especialmente en las figuras de Theo-
fue marginado académicamente y culturalmen-
dor W. Adorno y Max Horkheimer. Se aprecia
te. La caza de brujas, a finales de la Segunda
en su pensamiento un marxismo con un perfil
Guerra Mundial y durante todo el siglo XX, tenía
más moderado, que ya no entraba dentro de las
como objeto una cuestión política e ideológica:
cuestiones de la praxis revolucionaria, sino que
se polemizaba contra el materialismo dialéctico,
se adaptaba a un análisis de las estructuras eco-
se atacaba el marxismo y aprovechando el clima
nómicas y sociales para explicar la historia del
político, se utilizaba el estalinismo para demoni-
arte. Hauser escribió Historia social del arte en
zar cualquier enfoque materialista.
los años en que todavía en Inglaterra se respi-
De izquierda a derecha, de Europa a Estados
raba un aire revolucionario y probablemente el
Unidos, la crítica tomó una posición muy fuerte
historiador se dejó llevar por aquel entusiasmo
354 respecto a Hauser y al materialismo dialéctico6.
político-teórico marxista que, no obstante, poco
La mayor parte de los críticos, mistificando el
tiempo después, en los años de la guerra fría y
discurso de Hauser, definía la Historia social del
del anti-comunismo, se disipó hasta casi desa-
arte como “materialista”, “economicista” y “de-
parecer. Hauser se definía a sí mismo como un
terminista” o “estalinista”. Para Ernst Gombrich y
“marxista crítico” precisamente porque, abando-
Joseph Hodin, el materialismo dialéctico era una
nando uno de los conceptos más importantes
“intellectual mousetrap”, “theoretical paralysis”,
de la teoría marxiana, distinguía la teoría de la
“fantasy world”, “logical absurdity”.
praxis4.
En este estudio se analizarán solo tres de las
Como se ha dicho, aquello que marcó la for-
reseñas sobre la Historia social del arte, aquellas
tuna de la Historia social del arte fue, probable-
en las que es más evidente una actitud política7.
mente, el año de su publicación, 1951. En un
Se analizará la propaganda ideológica anti-co-
momento en que se estaba estableciendo una
guerra fría entre dos bloques, el comunista y el
capitalista, era históricamente relevante que se
volviese a teorizar la necesidad de leer la produc-
ción cultural como movimiento relacionado con 5
Dehinard, Hanna, “Reflections on Art History and Sociology of Art”,
el hombre real y operante, sosteniendo además Art Journal, XXX, 1975, p. 23.
6
A este respecto véase también: Orwicz, Michael R. y Beauchamps
la importancia de estudiar el arte como ideología Claire, “Critical Discourse in the Formation of a Social History of Art:
en relación con la estructura económica. Anglo-American Response to Arnold Hauser”, en Oxford art Journal,
La Historia social del arte de Hauser tuvo un Vol. 8, n.º 2, 1985, pp. 52-62.
7
éxito muy considerable —sobre todo si se tiene en Sobre el ensayo de Hauser escribieron también: Abell, Walter, “The
Social History of Art by Arnold Hauser”, The Journal of Aesthetics
and Art Criticism, Vol. 11, n.º 3 (Mar., 1953), p. 265; Boase, Thomas
S. R., “The Social History of Art by Arnold Hauser”, The Burlington
Magazine, Vol. 94, n.º 595 (Oct., 1952), p. 299, Firth, Raimond, “The
3
Hauser Arnold, Las teorías del arte, Madrid, Guadarrama, 1975, pp. 11-12. Social History of Art by Arnold Hauser”, American Anthropologist,
4
Hauser, Arnold, Conversaciones con Lukács, Madrid, Guadarrama, 1979, p. 39. New Series, Vol. 59, n.º 1 (Feb., 1957), pp. 138-140.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - La recepción de la Historia social del arte y de la literatura
de Arnold Hauser: un ejemplo de la política estética anti-comunista durante la guerra fría

munista de Joseph Hodin, la ambigüedad teórica this time of development of scientific thought
de Clement Greenberg y el oportunismo acadé- and technological method. Marxism… is not
mico de Ernst Gombrich. good enough to solve our spiritual crisis. It
En Europa aún estaba muy arraigada la teo- is basically wrong not only in our present si-
ría idealista, y un célebre ejemplo de ello es la tuations… we feel the necessity of protesting
reseña de 1953 de Josef Paul Hodin8, en la que against such a method”10.
queda plasmada la idea de la sacralización del Hodin afirmaba que las teorías marxistas, en
arte, que rechazaba cualquier tentativa de hacer la Unión Soviética, habían transformado el arte
del arte un fenómeno social. Los idealistas cri- en un simple instrumento de propaganda políti-
ticaban a Hauser porque no tomaba en la justa ca bajo el poder del partido comunista, y por lo
consideración los verdaderos valores del arte: el tanto el libro de Hauser era muy peligroso. Los
misterio de la existencia del arte, la creatividad condicionantes sociales de una obra de arte eran
del artista, las cualidades espirituales y su valor argumentos secundarios, respecto, sobre todo, al
universal. Las nociones de “artistic freedom”, “in- valor más verdadero e intrínseco de la obra que
dividual liberty of creation and self expression” “has been created against the will and intention
eran conceptos que, según los idealistas, había of its surroundings, without its help or its spiri-
que contraponer al estalinismo, símbolo de la tual support”11. Hodin daba importancia funda-
opresión de la libertad individual, y al materia- mental al concepto de genio y de creación, de
lismo histórico, peligroso instrumento de lectura la libertad y de la fantasía del artista, y acusaba
de la realidad: el marxismo —sinónimo ya de estalinismo— de
“It is a difficult to account for the beauty and ocuparse solo de política. El ensayo de Hauser,
the shape of an amaryllis or a honey suckle según Hodin, era “unmethodical and partisan”,
by analysing the soil from which it grows, the era un libro de propaganda “it ends with a kind
climatic conditions in which it thrives, as it of politico-ethical programme for the future from
is to account for the specific qualities of a which we can easily deduce that the only aim of
work of art solely from the sociological point art is to educate the broad masses and to elimi-
of view. In art history the first consideration nate what is called the ‘cultural monopoly of art’”12.
seems to be to respect, to admire, to love art Por otro lado, la Historia social del arte y de la
and the artists. But if one loves and admires literatura, fue recibida de manera muy singular 355
only the common man and the political and por la Old Left estadounidense y en particular
economic conditions which he creates —and por el crítico de arte ex trotskista Clement Greenberg.
every sociologist is inclined to do so— one Greenberg, contrariamente a la posición que
necessarily develops an inclination to see in adoptaron E. H. Gombrich y T. J. Hodin, como se
the artist an aberration from the rule”9. explicará más adelante, no criticó con desprecio
Joseph P. Hodin reseñaba en College Art Jour- a Hauser, sino que, en cambio, valoró positiva-
nal, el ensayo de Hauser, presentando una pro- mente su ensayo y su planteamiento metodoló-
paganda ideológica anti-comunista. Este autor, gico. Así, a principios de la guerra fría, Green-
de hecho, no planteó un análisis del ensayo de berg asumió una posición distinta a la de sus
Hauser, sino que este le sirvió solo como excusa contemporáneos hacia el marxismo y hacia la
para escribir un manifiesto contra el marxismo y obra de Hauser: más que atacarla directamen-
la lectura marxista de las producciones cultura- te, intentó neutralizar la fuerza programática que
les. Como cuando escribía que: podía tener la historia social del arte marxista,
declarando la exigencia de una despolitización
“to save the greatness and the courage of the
del intelectual.
human mind, its fantasy, its dreams, from that
La Old Left estadounidense —de la que Green-
levelling tendency which Marxist thought will
berg era un miembro consagrado— ya a partir
always bring about. We need the great tradi-
de los años 40, había declarado su profunda de-
tion of spiritual values and its examples, in
lusión respecto a las decisiones políticas del go-

8
Hodin, Joseph P., “Reviewed work: The Social History of Art by Ar-
10
nold Hauser”, College Art Journal, Vol. 12, n.º 3 (Spring, 1953), pp. Ibid., p. 308.
11
303-309. Ibid., p. 305.
12
9
Ibid., p. 304. Ibid., p. 306.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

bierno estalinista y se había abierto, intelectual y elitismo, que se hizo patente en Estados Unidos
políticamente, al horizonte liberal. Además esta durante la guerra fría y que tenía su aplicación
izquierda “arrepentida”, cuyos miembros forma- en el movimiento artístico del Expresionismo
ban parte de la Partisan Review, declaraba la abstracto.
exigencia —estratégica— de la despolitización Greenberg exponía una teoría que negaba al
de los intelectuales13. Alejándose de una postura arte y a la cultura cualquier posibilidad construc-
política, intentaban construir un tejido cultural tiva, programática y política, y que en cambio, le
que declaraba la importancia de la despolitiza- atribuía aquel valor de medida con la cual juzgar
ción de la cultura para exorcizar los horrores de el público “alto” y el público “bajo”, la alta cul-
los totalitarismos. De esta manera, eliminaban, tura y la de masas. En una sociedad en que la
pues, cualquier rasgo marxista de su propio pen- cultura y la política eran ya conceptos incompa-
samiento. tibles y, de hecho, opuestos, Greenberg sostenía
En la reseña, aparecida en New York Times que el papel del arte no era el de participar en el
Book Review, Greenberg apoyaba todavía a Hau- ámbito de la crítica social, sino solo en el ámbi-
ser en su lucha contra el idealismo, contra el to de su pertenencia, lo estético, constituido por
concepto de genio y del arte como categoría de cualidades formales y progresos técnicos. Este
lo trascendente14. A pesar de ello, tergiversó al teórico concebía como necesaria la separación
mismo tiempo la obra del autor húngaro, mati- de los ámbitos, y distinguía radicalmente entre
zando sus rasgos más claramente marxistas, con estética y ética, con la convicción de que el arte
el fin supuesto de despolitizar y convertir en ino- era un valor en sí mismo y que, por tanto, no se
cua la historia del arte materialista. Greenberg podía instrumentalizar17.
reconocía un gran valor a la Historia social del El juicio de Greenberg sobre Hauser era muy
arte de Hauser, sobretodo por la metodología positivo: “Arnold Hauser’s sensitivity and interest
utilizada, en la medida en que esa proponía un in art in its own right are such that he achieves
estudio de las condiciones sociales para la lectu- not only a social history but an improved history
ra de las producciones artísticas. of art”18. En realidad, no sorprenden ni la aten-
La reseña de Greenberg es un ejemplo de su ción con la cual Greenberg mide las palabras en
ambigüedad política, y es el espejo del pensa- su reseña, ni el hecho de que elogie el trabajo
356 miento oportunista de la mayor parte de los NY de Hauser subrayando, exclusivamente, aquellos
Intellectuals15. Greenberg fue un intelectual muy pasajes de su obra que podríamos definir como
ambiguo, marxista, luego trotskista y, en un se- más blandos y más “sociológicos”.
gundo momento, también uno de los personajes El hecho de que Greenberg no quisiera re-
clave de la política cultural de la CIA que veía en marcar, a diferencia de los demás críticos for-
el arte un importante instrumento de propagan- malistas y positivistas, la tendencia marxista de
da cultural de los valores americanos de libertad Hauser, se puede advertir desde el principio de
e individualismo, y en contra del comunismo16. la reseña cuando, hablando del análisis de las
En el artículo se lee una implícita exposición de obras de arte, pasa por alto la declaración de de-
aquella teoría estética que se dirigía hacia el pendencia del arte —en cuanto ideología— res-
pecto de la estructura económica, la cual Hauser,
en cambio, subraya repetidamente. Greenberg
afirma incluso que “[Hauser] shows how art
13
Guilbaut, Serge, How New York Stole The Idea of Modern Art, The has reflected social interests and, more impor-
University of Chicago Press, Chicago, 1983, pp. 17-49. tant, social moods, and how infinitely complex
14
Greenberg Clement, “Reviewed work: The Social History of Art by
Arnold Hauser”, en O’brian, John (ed.), Clement Greenberg, The Co-
this process of reflections has been”19. El uso de
llected essays and criticism, Chicago, University of Chicago Press, la palabra mood resulta aquí muy interesante,
1986-1993, pp. 94- 96. puesto que su significado es muy poco marxista,
15
Jumonville, Neil, Critical Crossings: The New York Intellectuals in y en cambio se acerca mucho más al método de
Postwar America, University of California Press, 1991.
16
A este respecto vease: Frascina, Francis, “Institutions, Culture, and
America’s Cold War Years: the Making of Greenberg’s Modernist
Painting”, Oford Art Journal, January 2003, pp. 69-97; Guilbaut, Ser-
ge and T. Repensek: “The New Adventures of the Avant-Garde in 17
Greenberg Clement, “The Declin Of Cubism”, Clement Greenberg,
America: Greenberg, Pollock, or from Trotskyism to the New Libera- the Collected essays and criticism, op. cit., pp. 366-369.
lism of the “Vital Center”, October, Vol. 15 (Winter 1980), pp. 61- 78; 18
Greenberg Clement, “Reviewed work: The Social History of Art by
Saunders, Francis S., La CIA y la guerra fría cultural, Madrid, Debate, Arnold Hauser”, op. cit., p. 95.
2001. 19
Ibid., p. 95.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - La recepción de la Historia social del arte y de la literatura
de Arnold Hauser: un ejemplo de la política estética anti-comunista durante la guerra fría

análisis de la sociología clásica de Hippolyte Tai- Si bien su crítica al marxismo es, desde luego,
ne quien afirmaba que eran el ambiente social y evidente, lo novedoso es que en el discurso de
el momento histórico aquello que caracterizaba Gombrich aparecen ya los primeros problemas
la obra de arte. de “sistematización” de la disciplina de la Histo-
Otro ejemplo en que se hace evidente la ten- ria social del arte a nivel académico.
dencia de Greenberg a desnaturalizar el pensa- Con Gombrich, de hecho, se inauguraba una
miento marxista de Hauser, es la parte final de nueva manera de mirar la relación entre arte y
la reseña, cuando se cita el párrafo final de la sociedad, relación que, hasta entonces, había in-
Historia social del arte: teresado particularmente a los estudiosos mar-
“The problem is not to confine art to the pre- xistas. En plena guerra fría, la academia empezó
sent-day horizon of the broad masses, but to a rechazar una dependencia excesivamente de-
extend the horizon of the masses as much as terminista entre arte y sociedad y a insistir en
possible…not the violent simplification of art, denunciar esta tendencia “materialista” como un
but the training of the capacity for aesthetic peligro potencial que amenazaba la excepciona-
judgment is the means by which the constant lidad de la obra de arte. A este propósito, en
monopolizing of art by a small minority can 1953 Meyer Schapiro escribía que:
be prevented”20.
“La importancia de las condiciones económi-
Luego añade que “genuine, progressive, crea-
cas, políticas e ideológicas está generalmente
tive art can only mean a complicated art today. It
admitido… [pero] los muchos estudiosos que
will never be possible for everyone to enjoy and
aportan, de vez en cuando, unos hechos po-
appreciate it in equal measure, but the share of
the broader masses in it can be increased and líticos y económicos para explicar elementos
deepened”21. Parece un juicio resignado a la im- estilísticos e iconográficos, han hecho muy
posibilidad de un arte igualitario, con un matiz poco para construir una teoría adecuada y
de elitismo cultural, que sin duda, se adecua a la comprensiva. Más bien, aprovechando de es-
visión del arte de Greenberg, así como a la de tos datos, los estudiosos a menudo negarán
la izquierda de entonces. Lo que resulta excesi- que estas relaciones ‘externas’ pueden alum-
vo es que Greenberg omite dos frases de Hau- brar el fenómeno artístico por si mismo. En-
ser muy importantes de este final, fundamental- señan, de esa manera, de temer el ‘materialis-
mente porque estas frases subrayan el papel del mo’ y de considerarlo como una reducción de 357
compromiso político del intelectual. Una frase lo espiritual y de lo ideal a un asunto sórdido
al principio del párrafo, “the way to a genuine y práctico”24.
appreciation of art is through the education” y Negando la utilidad y la cientificidad del mé-
la última frase “loosening of the cultural mono- todo macro-sociológico, que había caracterizado
poly requires appropriate economic and social las obras de los pioneros de la historia social del
conditions. We can do no other than fight for the arte —como F. Klingender, F. Antal y A. Hauser—
creations of these preconditions. We can do no
la academia de los años 50, liderada por E. Gom-
other than fight for the creations of these precon-
brich, proponía un estudio micro-sociológico
ditions”22. De esta manera empobrece la parte
del fenómeno artístico25. Según Gombrich, hacía
más política y constructiva del pensamiento de
Hauser, adelantando su propia teoría estética, falta buscar una nueva historia cultural, menos
para la cual el arte no debía tener ningún papel interesada en el estudio de pautas y estructuras
ético, sino solo y exclusivamente estético. y más en lo individual y concreto.
En Europa, sir Ernst Gombrich escribió su re- Sus críticas reflejaban la actitud política ge-
seña sobre Historia social del arte, aparecida en neral de la guerra fría contra el marxismo, pero
The Art Bulletin en 1953, y planteaba unas cues- su hostilidad se dirigía, sobre todo, hacia la poca
tiones diferentes a aquellas que plantearon los cientificidad del marxismo, a la cual contraponía
críticos que hemos tomado en consideración23. una (relativa) objetividad científica, basándose
en las teorías de Karl Popper.

20
Ibid., p. 96.
24
21 Hauser, Arnold, Social History of Art, New York, Vintage Books, 1958, Schapiro, Meyer, Estilo, Buenos Aires, Ediciones 3, 1953, p. 53.
25
Vol. IV, p. 259. Burke, Peter, El Renacimiento italiano, Madrid, Alianza, 1993, pp. 42-
22
Ibid. 43. P. Burke definía el enfoque de Gombrich como un tipo de historia
23
Gombrich, Ernst, “Historia social del arte” (1953), en Meditaciones so- social basada en una aproximación “microsocial”, y con eso la distin-
bre un caballo de juguete, Barcelona, Seix Barral, 1968, pp. 113-124. guía de los enfoques macrosociales de Hauser o Antal.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Gombrich afirmaba que la disciplina de la “Si todas las actividades humanas están uni-
historia social del arte, tal como la había inter- das entre sí y con hechos económicos, la
pretado Hauser, proponía solo el punto de vista cuestión de los testigos a requerir para re-
subjetivo del historiador, el cual daba prioridad dactar la historia debe quedar a la preferen-
más a algunos aspectos de la sociedad que a cia momentánea del historiador. Esta es, en
otros con el fin de que su teoría del arte-super- efecto, la impresión que se extrae del libro de
estructura encajara en el contexto. Asimismo, Arnold Hauser”28.
sostenía que el historiador intentaba dar una
explicación al “todo” cuando eso era imposible En Ideales e Ídolos escribía que el interés del
y anti-científico. Popper, en su Miseria del his- estudio de las obras de arte como reflejo de la
toricismo, definía el marxismo como “historicis- estructura social de la época es una “moda inte-
mo” y como “teoría holística”, explicando que lectual” —y cabría que preguntarse si Gombrich
el “optimismo del historicismo” no tenía ningu- no pensó que también su teoría podía ser una
na validez metodológica26. Siempre es posible “moda intelectual”—, una moda por lo demás
—afirmaba Popper— encontrar confirmaciones, muy poco interesante y para nada científica ya
si se buscan. El hombre empieza siempre desde que dependía puramente de su perspectiva par-
la teoría o hipótesis o aún solo desde el horizon- ticular, lo cual no posee nada de objetivo, sino
te problemático que lleva en su mente y tiende todo lo contrario29.
a ver e interpretar los hechos empíricos según Gombrich criticaba el método de Hauser y su
aquella perspectiva de partida, y por lo tanto, de Historia social del arte fundamentalmente por
manera parcial. sus excesivas generalizaciones y por su utiliza-
Según Gombrich, el marxismo se interesaba ción de los esquemas hegelianos. El autor con-
solo por los sistemas políticos e intentaba resol-
denaba, como se ha visto, cualquier relación,
ver las contradicciones de su método dentro de
demasiado estricta y unívoca, entre formas artís-
una dialéctica completamente desprovista de ri-
ticas y situaciones y estructuras sociales, y reco-
gor científico.
mendaba un micro-análisis más detallado y una
“Los críticos marxistas… están preocupados mayor atención a las estructuras institucionales,
sobre todo por el análisis de los sistemas
a los hábitos mentales y al horizonte de expecta-
358
políticos. Puede ser cierto o no que el ‘ca-
tivas del público y de los artistas.
pitalismo’ —si existe tal cosa— contenga
Enrico Castelnuovo, uno de los pocos histo-
‘contradicciones internas’, si entendemos por
capitalismo, un sistema de proposiciones riadores sociales del arte que ha revalorizado
que manifiestan creencias o intenciones... es la obra de Hauser, escribía en los años 70 que
cuando el político se vuelve historiador que la crítica de Gombrich a Hauser era interesada-
esta confusión resulta perniciosa, pues le im- mente parcial30, y también Carlo Ginzburg esta-
pide someter a prueba o eliminar ninguna hi- ba de acuerdo con el hecho de que, a veces,
pótesis. Si se encuentra que hay prueba que la visión micro-sociológica de Gombrich parecía
la confirmen, se alegra; si hay otras pruebas muy restrictiva. Ginzburg añadía que la actitud
que parecen en conflicto, se alegra aún más, de Gombrich escondía, más bien, una distancia
pues puede introducir el refinamiento de las y, peor, una desconfianza respecto a la historia,
‘contradicciones’”27. “si ha la netta impressione che questa insistenza
Según su punto de vista, este enfoque de la [de Gombrich] implichi uno scarso interesse, o
historia social del arte era más una curiosidad, y meglio una notevole diffidenza verso le ricerche
se debía más bien al gusto del historiador que a dei nessi tra le opere d’arte e la situazione storica
un método firme, en tanto el método debía ba- in cui esse nascono”31.
sarse en la teoría propiamente dicha y no en las
exigencias del teórico. La arbitrariedad consistía
en que es la “preferencia momentánea” del estu- 28
Ibid., p. 115.
dioso la que orientaba la elección de los aconte- 29
Gombrich, Ernst, “Historia del arte y ciencias sociales”, en Ideales
cimientos de la historia que él evocaba. e Ídolos: ensayo sobre los valores en la historia y el arte, Madrid,
Debate, 2000, pp. 156-202.
30
Castelnuovo, Enrico, “Per una storia sociale dell’arte I”, en Arte, in-
dustria e rivoluzioni, Pisa, Edizioni della Normale, 2007, pp. 28-57.
26
Popper, Karl, La miseria del historicismo, Madrid, Alianza, 1973. 31
Ginzburg, Carlo, “Da A. Warburg a E. H. Gombrich. Note su un pro-
27
Gombrich, Ernst, “Historia social del arte”, op. cit., p. 122. blema di metodo”, en Miti, emblemi, spie, Torino, Einaudi, 1992, p. 65.
Comunicaciones - Dimensión Política del Arte - La recepción de la Historia social del arte y de la literatura
de Arnold Hauser: un ejemplo de la política estética anti-comunista durante la guerra fría

Sin embargo, a pesar de mostrarse como una luación”, del mismo modo que lo hizo, más allá,
crítica dirigida fundamentalmente a aspectos la sociología de Francastel. En los años 70, el
metodológicos, el planteamiento de Gombrich teórico francés teorizó un método híbrido entre
respondía en realidad a un oportunismo aca- macro y micro sociología, sin esconder su intole-
démico. De hecho, como se ha mencionado, a rancia hacia el materialismo histórico de Hauser
principios de los años 50, la situación política era o, más genéricamente, hacia el método en sí: “La
desfavorable para los estudios marxistas. Antal obra de arte no produce, en términos estable-
y Klingender murieron pronto, en 1954 y 1955 cidos por la historia, las visiones del mundo de
respectivamente, y entre los que se interesaban las diferentes sociedades. Hay, en esa, creación,
por la historia social del arte, los partidarios del esencialmente a nivel de los procedimientos de
método micro-sociológico ocupaban las cátedras los medios utilizados por los artistas”35.
más importantes en las grandes escuelas anglo- El ensayo de Hauser se convirtió en un caso
sajonas. En este momento, bajo la égida de Gom- político y académico, la Historia social del arte
brich, un nuevo enfoque teórico, caracterizado y de la literatura fue instrumentalizada por los
por la aclamada supremacía de la técnica res- diferentes bloques políticos e ideológicos: por
pecto a la ideología, se afirma en el campo de la los conservadores, por la izquierda “arrepentida”,
historia social del arte32. Cuando, en la reseña so- por las escuelas académicas, por el neo-positi-
bre Hauser, Gombrich escribe “¿podemos seguir vismo, por el formalismo y el idealismo. Hauser
enseñando a nuestros estudiantes una jerga que era un marxista moderado que nunca discutió
nubla, más que clarifica, la fascinadora cuestión abiertamente de política, no era un intelectual
planteada?”33, da por terminada la potencial ca- activista y su Historia social del arte es, básica-
rrera académica de Hauser así como el desarrollo mente, solo una tímida, y sin embargo muy in-
de la historia social del arte macro-sociológica34. teresante, aplicación del materialismo histórico
También, de las raíces marxistas quiso apar- al estudio del arte occidental. Su obra fue objeto
tarse la historia social del arte de Gombrich, de una larga discusión que iba más allá de los
quien asumió poco a poco otros modelos me- problemas metodológicos y de su valor literario
todológicos y, por tanto, otros “criterios de eva- o científico.

359

32
Castelnuovo, Enrico, “Per una storia sociale dell’arte I”, op. cit., p. 48.
33
Gombrich, Ernst, “Historia social del arte”, op. cit., p. 119.
34 35
Castelnuovo, Enrico, “Per una storia sociale dell’arte I”, op. cit., p. 46. Francastel, Pierre, Sociología del arte, Buenos Aires, Emecé, 1972.
CRISIS, CRITERIO Y CRÍTICA

CRISIS, CRITERION, CRISTICISM


Art Cristicism: Understanding
and Evaluating Art1
Matilde Carrasco Barranco
Department of Philosophy
University of Murcia, Spain
matildec@um.es

362
Keywords Immersed in the vast and open cultural world
of the consumer society, artistic production
offers a huge and diverse amount of products for
Art criticism, contemporary art, interpretation, ar-
everybody’s taste. The pluralism of genres and
tistic criteria, aesthetic value.
artforms matches the demands of the free mar-
ket, ruled by powerful production and distribu-
tion mechanisms. The perfect integration of art
Introduction in the cultural package seems to bring about the
disappearance of any criteria of quality, hierar-
This paper approaches the discussion about the chy of value or aesthetic discrimination2. Howe-
nature and function of art criticism in the frame ver, in spite of the general feeling of crisis, the
of the complex current art world where, for de- social, cultural and economic context looks very
cades now, art criticism would reflect a seemin- convenient for art. Actually it can be conside-
gly permanent crisis. The objections of lack of red the best in history. There are more art and
criteria and the social irrelevance of art criticism, artists than ever before that have the support of
frame that context of crisis, linked to the wider a powerful network of galleries which impulse
acclaimed crisis in contemporary art. Certainly, their production as well as their social presen-
the present pluralistic and relativistic artistic sce- ce. In most countries, not only western, there is
nario has often motivated the declaration of dea-
th of both, art and criticism.
2
It would also seem to bring about the loss of the critical and subver-
sive potential that particularly identifies much of contemporary art.
1
This paper is part of my work as a member of the research projects I cannot address this issue here, but I have done it in M. Carrasco,
supported by the Spanish MICINN (Ref. FFI2008-00750/FISO) and “Contemporary art. Subversion, Pluralism, and Democracy”, Monitor
Fundación Séneca-Agencia de Ciencia y Tecnología de la Región de ZSA. Revija za Zgodovinsko, Socialno in druge Antropologije, 31/32
Murcia (Ref. 08694/PHCS/08). (2009), pp. 45-55.
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - Art Cristicism: Understanding and Evaluating Art

a great demand for art from museums, centres being produced and consumed now than ever
and foundations. Many cities want their own mu- before. And as with art itself, art criticism would
seum, particularly their own museum of contem- have diversified and moved to different places
porary art, along with the organization of (inter- (art journals, catalogues for exhibitions, art fairs
national, if possible) artistic events. Art is seen and biennials, newspapers or academic essays)
as a factor of economic dynamism, apart from showing a flexible nature that adapts criticism
being a strong financial value. So it seems that to the historical, social, and cultural context. The
in the scenario where art competes with the rest discussion is then about the nature and function
of cultural goods, it is doing very well for itself. of art criticism in the complex, multiple and
It is not surprising then that for some people changing art world, which includes diverse con-
critical discourse is not any more necessary in ceptions and patterns for art criticism. Looking
at recent criticism though, a common complaint
order to legitimate art3. Then we could say that,
points out the lack of specific art-critical forms
in part, the crisis of art criticism originates in cul-
of judgement. As Peter Osborne puts it, the se-
tural-economic or ‘institutional’ factors. Bypas-
miotic reductionism and sociologism of most
sed by the artists, but principally by curators cultural-theoretical approaches have successively
and gallery owners, art critics would be subse- broadened the intellectual scope of art criticism
quently located in a marginal position. This situa- through the social history of art, feminism, se-
tion would favour institutional accounts against miotics, psychoanalysis and post-colonial stu-
which, others insist, unease really exists. The dies, towards the euphoric horizon of studies in
aesthetic disorder would affect the definition of ‘visual culture’, have not brought it any closer
art as much as it raises doubts about the value of to such kind of judgement. However, they have
the works so called artistic. The consensus about produced a network of discursive affinities bet-
some contemporary artists and works acclaimed ween the new art history and contemporary art
all over the world would shape a sort of “cultural itself, at the level of that art’s thematic concerns.
logic” that identifies value with success or public And so, studies in visual culture often appear
acknowledgement and which criticism summits closer to art-critical discourse than their art-his-
to4. In the nineties, Rainer Rochlitz declared the torical predecessors —indeed, they increasingly
“resignation” of the criticism that dispenses with occupy what were once institutional spaces of
any criteria of value and quality5. Others poin- criticism— despite their common distance from 363
ted out that maybe these criteria exist, but they questions of art judgement7.
would be known only by the experts and institu- Nonetheless, the proposals of specific artis-
tional spokespersons and won’t be shared by the tic criticism diverge. This paper approaches the
general public who, treated as a mere consumer, debate and challenges for art criticism just men-
in the best case scenario must only trust6. In any tioned through the description and discussion
case, criticism is demanded to play a crucial role of some of these views of more “purely” artis-
tic criticism. Particularly, I will focus on the two
in the communication of art; even more, consi-
main traditions of the matter, which are rooted,
dering the pluralism and the difficulty of current
respectively, in Enlightenment and Romanticism.
art, this role of mediation between the works and
the public would be vital today.
However, art criticism has not in fact di-
sappeared from the artworld. Parallel to art pro- Criticism as a constitutive element
duction itself, there is probably more art criticism of the artwork
The first and most commonsensical pattern of art
3
criticism is, once again, criticism as mediation bet-
“Art seems to get along very well on its own”. See Jean-Marie
Schaeffer, Art of the Modern Age (Princeton, 2000, 3). The crisis of
criticism is part of what Schaeffer has described as a wider ‘legiti-
mation crisis’ in contemporary art.
7
4
See Marc Jimenez, ¿Qué es la estética? (Barcelona, Idea Books, This appearance covers over and hence helps to sustain the ab-
1999, pp. 286). sence of criticism. The situation dates back to the failure of the
5
See Rainer Rochlitz, Subversión et subvention. Art contemporain et project of a ‘critical’ postmodernism in the face of the problem
argumentation esthetique (Paris, Gallimard, 1994). of judgement. A problem that Hal Foster identified early on (see
6
See, for example, Jean Baudrillard, El Complot del Arte. Ilusión y ‘Against Pluralism’ in Hal Foster, Recordings: Art, Spectacle, Cultural
Desilusión Estéticas (Amorrortu, Buenos Aires, 2006: 67), Yves Mi- Politics, Seattle, Bay Press, 1985, pp. 13-32). See Peter Osborne,
chaud El arte en estado gaseoso (México, F.C.E., 2007, pp. 38-39), “Art beyond Aesthetics: Philosophical Criticism, Art History and
or M. Jimenez, Ibid: 289. Contemporary Art”, Art History 27/ 4 (2004): 652.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

ween the artists and the public where the critics is that, according to this romantic conception,
are meant to explain and evaluate artworks. In you can’t experience art as such without the me-
the Enlightment, and as a discipline, art criticism diation of a critical discourse. This means that
played an important role in the consolidation of critical interpretations are seen not as commen-
the modern conception of the arts and its in- taries to something that is already finished but as
sertion in the social, economical and ideological constitutive part of the works whose meanings
bourgeois system. From the beginning, criticism grow, increase and transform in an endless inter-
connected artistic production to knowledge but pretative process.
to public opinion too. Critics’ mediation addres- Therefore, the romantic view of art criticism
sed potential clients for art and also placed the emphasizes on an open and historically determi-
artists and their works in the sphere of public de- ned interpretation, sustaining a plurality of plau-
bate in which they intervened favouring certain sible interpretations, leading also to a very active
artists, tendencies, and so on. This social pro- view of critical reception, but (in line again with
jection of art criticism continued during the 19th the romantic tradition) it is not a very democra-
century, becoming more and more influential for tic one. The intellectual effort involved by the
art production. But the golden age of art criticism critical exercise, necessary to have an adequate
took place after the Second World War when the experience of the work of art, rehabilitates the
role of art criticism was revealed as particularly figure of the expert but doesn’t particularly focus
relevant for the development of modern art. The on the communication with the public. In this
emergence of contemporary art, the lack of his- account, the essential nature of art is conceptual,
torical narratives which set aesthetic or artistic even when it acknowledges the unavoidable aes-
orders to what critics could appeal, set in motion thetic dimension of art as the registration of the
though the decline of this kind of art criticism’s necessary sensuousness of presentation9. But the
leading role. The loss of the aesthetic judgement aesthetic dimension would not be sufficient to
in the age where art was becoming more “diffi- explain the allegorical function of art rooted in
cult” for the public led to a new form of art criti- its own ontology. This view rejects aesthetic plea-
cism based on explanation carried out mainly by sure as quality criteria for an artwork, of course.
art historians. Criticism was not about pleasure What would be at stake in aesthetic judgement is
364 any more, but about meaning and intelligibility. a reflective activity that would teach more about
Quoting Peter Osborne again, we can say that us than about the work. Therefore, it is not about
this pattern was still kantian, in certain sense, guiding people in their particular enjoyment of
because the function of criticism was to establish the work. In this view, the critic’s reflexive task
“the conditions of possibility of the works”8. consists of a contribution to a sort of alternative
However, according to this author, this ac- history of art. And this task, although meant to
count of art criticism would still not match the eventually affect artistic production, will take
specificity of art. That is why Osborne favours time and it is not conceived as having any im-
the so-called “romantic” view of criticism. This mediate effect in the regulation of the art market.
tradition of art criticism uses the conceptual re- From this perspective, the account finally fo-
sources of the post-Kantian European tradition cuses more on the production than on the re-
(particularly Schlegel, to some extent Hegel, and ception of art. And this is why, even when it
Benjamin, Heidegger and Adorno too) and ar- allows us to address the questions of quality and
gues from a theory of the particular ontologi- artistic criteria, we’ll have to look elsewhere to
cal nature of art and its historical development. overcome the worries concerning the aspects of
Basically, the view emphasizes the incompletion mediation with the public previously pointed out
of the artworks and affirms that it is the role of above.
criticism to complete them. The work is seen
essentially incomplete (a fragment) related to a
transcendent truth. Art represents a specific (alle-
goric) way of producing meaning and the point

9
“The autonomous work of art is as irreducibly conceptual –and
8
Osborne expressed this view in the seminar Art beyond Aesthetics. metaphysical– in its philosophical structure as it is historical and
Philosophy and criticism in contemporary art, Murcia, CENDEAC, ‘aesthetic’ in its mode of appearance”. Peter Osborne, “Art beyond
3-4th November 2009. Aesthetics”, p. 661.
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - Art Cristicism: Understanding and Evaluating Art

Criticism as mediation analysis or, particularly, interpretation are com-


ponents of criticism but, in his view, they are hie-
As previously said, the communication of art has rarchically subservient to the purposes of evalua-
been a characteristic feature of the most traditio- tion, articulating the reasons upon which sound
nal and intuitive pattern of criticism, namely, that criticism is based. But, certainly, Carroll has in
that sees the job of the critic as helping people mind the equation of evaluation with aesthetic
to understand and value artworks. However, the judgements, and so with taste, that would have
rejection of the “model of taste” for critical jud- encouraged the belief that all evaluation is sub-
gement that had mainly accompanied the phi- jective. To avoid this conclusion, Carroll offers a
losophy of criticism since the eighteen century pattern for criticism that leaves aside the (aesthe-
has provoked a clear retreat from evaluation in tic) experiences of the critic, and of the public,
art criticism since the sixties. Therefore, the cri- and argues based on objective reasons. Carroll
tics that have tried to mediate with the public finds this objective support in the classification
carrying out an educative task would have seen of the work into its proper category, the exami-
their job not primary based on evaluation but on nation of the particular features of the work, and,
explanation and interpretation. This, for exam- very importantly too, the artist’s intentions.
ple, would have been the case of Arthur Danto, For Carroll, as for Danto, the intentions of the
for whom an artwork is mainly an “embodied artists play a central role constraining the range of
meaning” and, therefore, the task of criticism plausible interpretations of their artworks14. Both
is to identify the meanings of artworks and to philosophers, as well as art critics, hold an inten-
explain how well their forms suit their content. tionalist account of critical interpretation and, in
According to him, the critics work on what is Carroll’s case, evaluation15. The existence of ar-
already established as art, and there is little need tistic conventions (related to styles, genres, types
to go beyond discussing meaning and significan- of work, artistic groups or movements, and so
ce and, definitively, “there is not a lot to say by on) offers —Carroll argues— objective basis for
way of pronouncing value judgments”10. Theory that categorical classification that renders a rea-
and history of art would allow the institutions to soned critical evaluation properly so called artis-
do that evaluation while the critic’s job remains tic16. However, the purposes with which an artist
descriptive based on interpretation and explana- intentionally produces a work are to provide, ac- 365
tion11. cording to Carroll, the standpoint from which to
Nevertheless, Noël Carroll has recently con-
tested this retreat from evaluation. Carroll thinks
that evaluation is the leading function of criti- 14
Even if those intentions are conditioned by the artists own situa-
cism12 and so it can work as the “indispensable tions and experiences, the places and times when they lived, etc.
See, Danto, A.C. The Philosophical Disenfranchisement of Art, New
lubricant of the practices of art in contemporary
York: Columbia University Press, pp. 45.
culture”13. Other activities such as description, 15
Against this attempt of showing that the artist’s intentions are never
relevant when determining the meaning of artworks, the intentio-
nalists try to demonstrate the role and significance of these inten-
tions for artistic interpretation. However, they do it in different ways.
10
“Ontology, Criticism, and the Riddle of Art versus Non-Art in The There are “Absolute” and “Extreme Actual” intentionalists that hold
Transfiguration of the Commonplace,”Contemporary Aesthetics 6 that the actual artist’s intentions are absolutely determinant for the
[2008] at http://www.contempaesthetics.org/newvolume/pages/ meaning of a work of art. And also there are less extreme accounts
article.php?articleID=505. such as “Moderate Actual Intentionalism”, to which Carroll and Dan-
11
For Danto, art is the presentation within certain artworld circums- to would ascribe. This account is “moderate” because it holds that
tances of an object under an interpretation. Although this could intentions are relevant but not solely determinant of a work’s me-
mean that, in spite of all, Danto’s conception of the artworld is not aning. However, even if the artists’ intentions are not alldecisive in
free from “some problems related to the selection-as-evaluation interpretation, these moderate intentionalists think anyway that the
idea”. Noël Carroll points out the difference between these two main task of the interpreter is to make inferences about what the
tasks when arguing that presenting a work as a candidate for, usua- artist intended to convey by her work.
lly positive, evaluation is the role of the institutions and the actual 16
In his book, Carroll attempts an exercise in the philosophy of art
evaluation of the goodness of the work in reasons and reasoning criticism (or meta-criticism) that tries to illuminate both the aims and
remains the critic’s task. See, Noël Carroll, On Criticism (New York: the practices of art criticism with the normative intention of arguing
Routledge, 2009), pp. 22-23. “for certain standards about what should count as criticism, pro-
12
And even Danto won’t escape from it. See note 11. In the other hand perly so called”. He doesn’t propose a general method of criticism
sometimes Danto presents himself closer to the romantic pattern of applicable to any work (such as Lacanian Psychoanalysis, Frankfurt-
criticism, as Gerard Vilar defends in Las razones del arte (Madrid, style Critical Theory, or Derridean Deconstruction). He rather wants
Antonio Machado Libros, 2005, pp. 125-127). to excavate the foundation of any critical practice in art, whether
13
Noël Carroll, On Criticism, 2. theory driven or otherwise. Noël Carroll, On Criticism, 4.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

determine whether or not the work has succee- Plural Criticism


ded or failed on its own terms. He says:
and Some Basic Lessons
“The critic identifies what is valuable in the
artwork by limning what the artist has achie- A first consequence of this sort of intentionalist
ved, by explaining how, thanks to what the criticism is that it excessively constrains the plu-
artist has done, the work works relative to rality of plausible interpretations and evaluations
its underlying purposes. And explaining this, of artworks19. The view leads to the idea of an
in turn, enables the audience to grasp some- already existing closed meaning of the artworks
thing about what is valuable in the work, or, waiting to be discovered by the critics and, with
at least, it is to be hoped, to comprehend with their guide, by the public. From this perspective,
still greater clarity the achievement they may the view sharply contrasts with the “romantic”
have already detected” account of criticism. In fact, both traditions of
(On Criticism, 52). art criticism have developed accounts that look
contrary and even irreconcilable. They unders-
This means that it is the artist’s achievement, tand art in a different way, and see differently the
namely, what Carroll calls “success value”, which functions of art criticism. Criticism-as-mediation
establishes value in the work, and constitutes is adjective to the artwork, it would not modify
—in Carroll’s opinion— the main focus of cri- it; romantic criticism is substantive to the wor-
ticism. His view opposes then the accounts that ks, it would create and complete their meaning20.
establish that the role of the critic will be to ins- It seems then that, rooted in historically diffe-
truct the audience in the ways in which to derive rent theoretical views, those conceptions that
the fullest positive experience of the work (that are currently defended as patterns of purely ar-
is, “reception value”). Carroll sees the critic oc- tistic criticism will stay divergent. Probably we
cupying a social role as the expert that recom- are not meant to choose between them. Given
mends and guides our selection against the vast the complexity of the post-modern artistic scena-
amount of artworks we can deal with, by finding rio, diverse views of art and art criticism actua-
the value that the critic believes the work pos- lly co-exist, even with tension, playing different
sesses. But critics and audiences must appreciate functions at different levels of artistic production
366 the work as it is and not seek pleasurable ex- and its reception. But if we look for some way of
periences from free-floating associations promp- synthesizing the best results of both traditions of
ted by the work or from false views of what the art criticism, we can say that, on the one hand,
work contains. For Carroll, the “artwork is an ar- we should take into account the complexity of
tifact and should be evaluated as such, that is, artistic production and its reception and, on the
in terms of what it is designed to do”17. Critics other hand, we should explore a way back to
should then evaluate artworks, as we evaluate evaluation on a rationally defensible intersubjec-
other things, in terms of how well they fulfil their tive basis.
intended purposes. Carroll tries to naturalize the The intentionalist critic aims to interpret and
interpretation and evaluation of artworks esta- evaluate artworks in their own terms, constrai-
blishing an analogy between art production and ning the number of plausible interpretations and
current agency, according to which an artist’s evaluations to those that match what was expli-
work should be interpreted in the same way as citly intended by their creators and respect the
words and actions of persons in daily life. This is, works in the historical contexts in which they
taking into account their actual intentions18. were produced. However, apart from sustaining
a basic intentionalism that leads us to not deny
the relevance of the artists’ intentions21, the ques-

19
Intentionalism has been argued to be a “monist” theory of interpre-
tation that would defend that there is an single correct interpreta-
17
Ibid., 64. tion of an artwork, that is, the one related to the author’s intentions.
18
“Actual” Intentionalism often rivals with another position called See E. D. Jr. Hirsch, Validity in Interpretation (New haven, Yale Uni-
“hypothetical” intentionalism. Although they converge very much in versity Press, 1967).
20
practice, the difference between actual and hypothetical intentio- As Gerard Vilar puts it in Las razones del arte, 127.
21
nalism has to do with the kind of evidence they are ready to use in Especially when we know them and we know their care about
order to reconstruct the intentions of the author. them.
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - Art Cristicism: Understanding and Evaluating Art

tion is how far this fact should lead us also to count, the job of the critic will be also to establish
declare incorrect and ignore all of the interpre- the appropriate range of responses in the au-
tations and evaluations that don’t match those dience. Constraining the value to that specifically
intentions. Even if we do not share the romantic intended by the artist will not then always allow
ontology of art and its consequent substantive for an optimal experience of the work, impove-
view of criticism, we can still note that unders- rishing their feasible value. Besides this tension22
tanding art primarily as an institutionalized social when deciding what it means to uncover the va-
practice breaks the analogy between art produc- lue that a work possesses, it has already been
tion and current agency so intentions don’t play remarked that this view of criticism as mediation
the same role in their respective interpretation might suggest a one-way, vertical and uncomfor-
and evaluation. When artists communicate with table paternalistic relation between the critics, on
their audiences via their works they do it produ- onevside, and the readers, on the other23. Becau-
cing objects that are not only artefacts but also se, even if Carroll rightly says that criticism must
are meant to be aesthetically appreciated and render “its evaluation intelligible to audiences in
aesthetically intelligible and accessible to the art such way that they are guided to the discovery
public. This fact locates them in a historically em- of value on their own”24, he affirms nonetheless
bedded and ongoing practice, and therefore in a that the value of artworks don’t lie in the expe-
public and intersubjective dimension where the riences that they afford, but in what the artist did
artworks acquire certain meaning detached from (whether he succeeded in doing what he inten-
the author’s intentions. Due to this, at least, art- ded to do) as a value that subsists on its own. As
works are means of communication distinct from experts, the critics should interpret artworks but,
ordinary ones in real life, which also legitimate nonetheless, they should also try to avoid that
the pursuit of enjoying them through an intentio- the public’s experience of art finally succumbs
nalistically independent play of interpretations. to a mere passive consumerism. This objection
The practices of art articulate its production with could well apply to both traditional patterns of
its reception in the process of shaping those con- art criticism reviewed here but it will specially
ventions and in the training on the identification affect to criticism-as-mediation, as long as it is
and evaluation of the artistic values. But, as the defined precisely by the social dimension of art
practices change, artworks then would look for criticism. I agree with Carroll in the aim of vindi- 367
an unending play of interpretation that, in the cating not only that dimension but also the role
case of the works of past times and even with of evaluation as crucial for it. This will answer
the necessary respect for the historical contexts the complaints that bemoan this period as that of
in which they were produced, will certainly be interpretation rather than judgment, and so de-
different precisely due to the changes in histo- clare the “resignation” of the critics. But art is not
rical, cultural, and aesthetic contexts of recep- just something that is produced by an artist. The
tion. Although influenced by our cultural horizon meaning of art and its value rises from the social
and the history of art to date, our experiences of practices of art that also involve the public that
those works can still be genuine and don’t have enjoys them, without which the game will make
to be suspect, for those reasons, of arbitrariness. no sense. Criticism should provide the resources
The experience of works of art should then re- for the public also to have a critical conversation
main open; there will be more to see, more to with the works and allow them to discern, from
think of. For many, this would be characteristic authentic feelings and experience, and not just
of great works of art, a proof of their value. because it is what they have read or been told,
Now, as they are not exhausted by a single what is truly creative in art. This will also give
interpretation, artworks won’t prescribe a single back to the public the right to judge that they
response to them either. Certainly, in Carroll’s ac seemed to have lost.

22
Pointed out by Alan Goldman in his review of Noël Carroll On Criti-
cism, Notre Dame Philosphical Reviews,
http://ndpr.nd.edu/review.cfm?id=150262, No009.01.12.
23
See Curtis L. Carter, On Criticism by N. Carroll, Journal of Aesthetics
and Art Criticism, 67/4, (2009), pp. 421-423. And also, on Danto, see
G. Vilar, Las razones del arte, 128.
24
On Criticism, 45.
La voluntad de hablar.
El lenguaje y la mirada en el museo
Miguel Martínez Rodríguez

368
Vale la pena aproximarse a la pregunta por el no procede analizando lo mirado, sino de modo
arte, y en particular, a la pregunta por la imagen insospechado, la mecánica misma que hace fun-
pictórica, prestando atención no tanto a lo que el cionar al habla. La obra de arte, más que un ob-
lenguaje dice sobre este objeto, sino atendiendo jeto construido según la ordenación de lo visible,
más bien, a cómo el habla procede al referirse es un objeto resultado de formas particulares de
a él. Para comprender qué sea un cuadro, así lenguaje: se ve tal cual se habla.
como el sentido artístico de este objeto, es po- Es preciso, por tanto, adelantar la tesis que
sible repetir el gesto que Oscar Wilde prescribe aquí se propone, que toma la institución del
como la norma de la comprensión: “If you want museo, no tanto como un organismo dedicado
to know what a woman really means —which, a la ordenación de lo sensible, sino más bien,
by the way, is always a dangerous thing to do— como una institución dedicada a la ordenación
look at her, don’t listen to her”1. Sin prestar de- de lo decible. El sistema del arte, en lo referido
masiada atención a lo que se dice de la obra de al cuadro, y en tanto integra al museo, puede ser
arte, puede analizarse cómo el espectador o el considerado como un sistema de normatividad
crítico hablan o callan en presencia de la obra, es lingüística, es decir, una institución atenta, como
decir, cómo su lenguaje aspira a decirlo todo o aquellas que estudian la gramática y el vocabu-
se conforma con quedar varado en el silencio de lario, al cuidado del lenguaje. Dirige su atención,
un mutismo ascético. Tanto de uno u otro modo, sin embargo, no tanto al contenido de lo dicho,
la aproximación produce un desplazamiento sino al modo en que las cosas son dichas, es
considerable: en lo que se refiere al cuadro y, decir, al carácter performativo del lenguaje. Son
en el espacio del museo, el análisis de la mirada así dos las formas que adopta la obra de arte y
que pueden ser examinadas desde esta perspec-
tiva, correspondiéndose cada una, con un tipo
de subjetividad diferente. Si en lo que se refiere
1
Wilde, O., A woman of No Importance. Penguin Classics, 2007. al museo, es posible examinar el lenguaje del
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - La voluntad de hablar. El lenguaje y la mirada en el museo

espectador silencioso, es también preciso recu- silencio: “Prefiero que me metan matarratas en la
perar el discurso de la crítica y la historia del boca a que me la tapen”5.
arte, que más que callar, se obstina en llevar al La forma que el lenguaje toma en estos per-
molino de la palabra todo lo referente a la obra sonajes, es una incorrección permanente que se
de arte. En ambos casos, la aproximación man- impacienta ante sus interlocutores, interrumpien-
tiene una raíz común, pues para hablar de arte, do continuamente la conversación y esquivando
o más precisamente, para ver la obra de arte, sus términos según bromas y cambios de sentido
la atención no ha de dirigirse a cómo miramos desconcertantes. Las órdenes que Cleopatra da a
(Ways of seeing), sino a cómo hablamos (Ways su esclavo enviándole a buscar noticias de Marco
of speaking); por tanto, how do we talk when we Antonio, muestran con alguna claridad en qué
talk about art? consiste este comportamiento esquivo para con
el otro:
CLEOPATRA
Antiespectador “Averigua dónde está, con quién, qué hace.
Yo no te he enviado. Si está serio,
De un modo similar a como Hegel parte, en la Di que estoy bailando; si alegre dile
Fenomenología del Espíritu, de una conciencia Que me he puesto enferma. Y vuelve rápido”6
vulgar que anda un camino similar a la novela Más allá de una simple impaciencia o de una
de formación, en lo que respecta al museo, para picardía casi permanente, este lenguaje puede
mostrar el camino que el espectador anda hasta ser reconocido como un habla imprudente. Tal
su silencio, es posible partir de un sujeto que como discuten estos personajes, sin la posibili-
comienza por resistirse al efecto enigmático de la dad de una mínima ascesis que haga posible el
obra de arte. Tal resistencia, que toma la forma silencio, parece imposible hacer aparecer el sen-
de una afán por perseverar en el lenguaje contra tido enigmático de la obra de arte. Una multitud
cualquier posibilidad de callar, retrata a un an- de preguntas, chistes y afirmaciones, vacían esta
tiespectador que reconoce la obra según su “ca- experiencia antes de que pueda acontecer. Lo
rácter payaso”2: “Para las preguntas: ¿Por qué se que este efecto sugiere, es por tanto, la nece-
imita algo? ¿Por qué se cuenta como si fuera real sidad de una mínima renuncia como condición
algo que no es verdad y simplemente deforma la 369
de posibilidad de la obra, y esto, en lo que se
realidad?. No hay una respuesta que convenza a refiere al lenguaje. No es coincidencia que el pri-
quien las plantea. Las obras de arte enmudecen mero de los diálogos de Platón, Cármides, tome
ante el ¿para qué todo esto?”3. Lo característico el problema de la prudencia como pórtico a la
de esta resistencia, es un empeño por no callar reflexión sobre las ideas. De algún modo, es po-
que encuentra su forma paradigmática en algu- sible sugerir una relación entre la posibilidad de
nos personajes de Shakespeare cuya resolución construir un lenguaje responsable (la prudencia,
lingüística les lleva a esquivar continuamente el en términos platónicos) y la posibilidad de acce-
silencio4 (así como la evidencia que en él apa- der al mundo de las ideas (o en lo que se refiere
rece). Falstaff pudiera ser entonces el emblema al museo, al sentido enigmático de la obra de
de todos ellos, y de este modo, el héroe que con arte).
mayor fortuna ha izado la bandera contra la obra En Teoría estética, Adorno define la obra de
de arte pictórica, pues para este personaje, nada arte según su forma enigmática: “Todas las obras
hay más allá de las palabras en tanto no es posi-
ble callar; no hay aquí rastro alguno del carácter
artístico de la obra al no haber experiencia del
5
Shakespeare, Enrique IV. Trad. Angel Luis Pujante, Madrid, Espasa
Calpe, 2006. Escena segunda, I, ii. Por lo demás, la estructura de
la locuacidad que para todo tiene respuesta recuerda a la forma
tautológica, “lo que ves es lo que ves y no hay nada más allá”, según
2
Adorno, TH. W., Teoría estética. Trad. Tiedemann, R., Madrid, Akal, la cual es posible negar que haya en la imagen algo más allá de lo
2004, pp. 164 evidente y lo convencional. Didi-Huberman ha analizado este fenó-
3
Ibid., 165 meno en Didi-Huberman, G., “Une ravissante blancheur”. Un siècle
4
Heidegger ha empleado el término “habladuría”: “No por el mucho de recherches freudiennes en Frances, Toulouse. Erès, 1986, pags.
hablar acerca de algo se garantiza en lo más mínimo el progreso 71-83 así como en: Didi-Huberman, G., Lo que vemos, lo que nos
de la comprensión” (Heidegger, Ser y tiempo, Trad. Jorge Eduardo mira. Trad. Pons, H., Buenos Aires, Bordes Manantial, 2006, pp. 22.
Rivera, Salamanca, Trotta, 2009, pp. 183. Pueden revisarse al res- 6
Shakespeare, Antonio y Cleopatra. Trad. Angel Luis Pujante, Madrid,
pecto §28-§38. Espasa Calpe, 2001. Escena I, iii.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

de arte, y el arte en su conjunto, son enigmas”7, y fractura producida sobre estas. La realidad está
esto desde una perspectiva lingüística, pues “que articulada, al menos mientras hablamos, según
las obras de arte digan algo y al mismo tiempo lo el esquema S/s, que si bien explica el hecho de
oculten es el carácter enigmático desde el punto que al hablar nos referimos al mundo, no da
de vista del lenguaje”8. Si hemos comenzado pre- cuenta de cómo esto es posible.
sentando un hablante para el cual una carencia «El hecho de que el sentido de esta barrera se
total de prudencia y de medida hacen imposi- deje constantemente en la sombra, cubrien-
ble desvelar el sentido de la obra de arte, cabe do así el abismo abierto entre el significan-
preguntarse si una regulación del lenguaje sirve te y el significado, constituye el fundamento
como acceso al sentido enigmático de la obra. de esa ‘posición primordial del significante y
¿Se puede acceder al enigma del arte según una del significado como dos ordenes distintos y
ascesis inducida sobre el modo de hablar? Refi- separados por una barrera resistente a la sig-
riendo la cuestión al museo, cabe sugerir cómo nificación’ que gobierna desde el comienzo,
es posible ver la obra de arte solamente mientras como amo escondido, la reflexión occidental
sea posible conducir el lenguaje hacia una forma sobre el signo. Desde el punto de vista del
ascética que haga posible el silencio. El cuidado significar, la metafísica no es sino el olvido
del habla, como posibilidad de guardar silencio, de la diferencia originaria entre el significante
es la condición de posibilidad de la obra de arte. y el significado. Toda semiología que omita
Es a partir de una forma de hablar atravesada preguntarse por qué la barrera que funda la
por la calma, como el espectador puede llevar posibilidad del significar es ella misma resis-
su mirada más allá de la mera presencia. Ver, es tente a la significación, falsifica por ello mis-
aquí una cuestión discursiva. mo su intención más auténtica»9.
Según la tesis aquí presentada, el acceso al
enigma del arte no es, en esencia, distinto de la
Presencia diferida condición que hace posible el lenguaje. Puede
sugerirse cómo la posibilidad misma del signifi-
La tesis según la cual el cuidado del lenguaje cado es solo resultado de una ascesis que pliega
incide sobre la mirada, nos lleva hasta los plan- la presencia sobre sí misma como una duplica-
370 ción inmaterial (y significativa) de lo real. De un
teamientos de Giorgio Agamben en Estancias. La
pregunta fundamental a la que hay que dar res- modo ejemplar, lo que el museo pone en juego
puesta, es cómo el carácter enigmático desborda en la obra de arte, no es solo la experiencia de
la presencia según su modo de aparecerse en una visión más o menos enigmática, sino al mis-
la vida cotidiana. ¿Cómo es posible la irrupción mo tiempo, la experiencia de la barrera asigni-
de semejante fantasmalidad sobre lo real? La di- ficativa vinculada a la posibilidad del lenguaje.
ficultad de este análisis ha llevado a Agamben El vínculo que sitúa la experiencia artística
a preguntarse por la «barra asignificativa», según en la estela del significado, no es otro que la
la cual, la posibilidad del significado está expli- templanza o la ascesis, es decir, el autocontrol,
cada, paradójicamente, por algo que de suyo es o en otras palabras, la renuncia: solo lo que es
resistente a la significación. ¿Qué significa la ba- reprimido puede ser experimentado significativa
rra que hace posible el significado? Los análisis o enigmáticamente (en términos de Agamben,
semióticos, explica el autor, dan por sentado un “solo lo que es suprimido queda simbolizado”10).
esquema según el cual, es posible hablar de la La pregunta a la que esta propuesta trata de res-
realidad porque existe una distinción entre sig- ponder es el modo en que es posible acceder a
nificado y significante; si nos referimos a tal o algo tan cotidiano como es el significado, pro-
cual objeto según su significado, es porque un poniendo la ascesis como rito de paso a este
desdoblamiento de la presencia permite identifi- régimen lingüístico. Agamben ha formulado la
carlo de manera significativa; inscribimos el sig- pregunta en los términos siguientes: “¿Por qué
nificado en las cosas como un desdoblamiento o la presencia está de tal modo diferida y frag-
mentada que algo como ‘la significación’ se

7 9
Adorno, TH. W., Teoría estética. Trad. Tiedemann, R., Madrid, Akal, Agamben G., Estancias. Trad. Segovia, T., Valencia, Pre-textos, 2006,
2004, pp. 164. pp. 231.
8 10
Ibid., 164. Ibid., 245
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - La voluntad de hablar. El lenguaje y la mirada en el museo

hace también posible?”11. En relación al museo, que permite al sujeto guiar su propia conducta
cabe proponer la renuncia a la que se induce así como la relación con los otros. “El ejercicio
al visitante, como la exigencia necesaria para el del poder político llamará al poder sobre sí como
acceso al sentido enigmático de la obra de arte. su propio principio de regulación interna”14; solo
Tanto en el caso de Falstaff, de quien dicen sus ejerciendo un control sobre si es posible acce-
compañeros y enemigos que no hace sino “no der a relaciones provechosas con los otros. La
hablar nada”12, como en el caso de un antiespec- cuestión nos devuelve a la relación presentada
tador que no sabe callar (y por ende, no ve), no entre la ascesis, el lenguaje y la obra de arte,
es posible hablar significativamente ni contem- pues las prácticas de sí15 son procedimientos que
plar obra alguna. Es solo porque el sujeto llega permiten al sujeto disponer formas de renuncia
a renunciar por lo que, tanto su lenguaje como que permiten acceder a espacios sociales: ¿cómo
su mirada, acceden a algo que no se aparecía a y a qué debo renunciar para entrar en relación
su visión. Este rebasamiento tiene que ver con con los otros? En lo que se refiere al museo, las
el gesto platónico de reconocer las ideas en las prácticas de sí son tecnologías que permiten al
cosas mismas, y supone, en cierto modo, el áni- visitante alcanzar el final de su lenguaje según
mo de trascender lo real. Para estos sujetos, vale el ejercicio de la renuncia. Es al cabo de este
recordar el nombre inscrito en la popa de un gesto cuando emerge el carácter enigmático de
lujoso yate, que cada verano atraca en el puerto la obra.
de Mónaco: “The World is Not Enough”. Es posible recuperar tres hitos de esta histo-
ria de las prácticas de sí, a los cuales es posible
añadir la espera, que no forma parte del reper-
¿Cómo callar a un demonio? torio analizado por Foucault. La exclusión de lo
social, la contemplación y la imagen fija son tres
En el marco de esta reflexión que toma al museo tecnologías, que desde el diálogo platónico has-
como una institución lingüística, el espectador ta el psicoanálisis, pasando por la escucha aten-
logra acceder a una experiencia estética cuando, ta del estoicismo, las relaciones entre maestro y
paradójicamente, su lenguaje queda varado en discípulo, la escritura de diarios y las relaciones
el silencio. Si el museo ha de tener un objeto de epistolares, han marcado la historia de la ética.
atención, este no ha de ser la obra de arte, sino A esta serie debería añadirse el museo como ins- 371
más bien, el espectador. El museo, ostenta, junto titución eminentemente ética; al fin, el arco que
con instituciones como el Derecho, la posibili- da entrada a la estética, en lo que se refiere al
dad de poner fin a la palabra. La perspectiva de espectador, es la moral. Según esta tesis, en el
esta aproximación, sitúa al museo, y con ello al contexto del dispositivo de exhibición, podemos
sistema del arte, en la estela de una reflexión que revisar cómo estas tecnologías conducen al ha-
a menudo ha sido parte de un ámbito diferen- blante hacia un murmullo (o incluso, hacia un
ciado de la estética y del arte como es la ética. silencio), producto del cual es la aparición del
El objetivo de este ensayo es proponer la asce- carácter enigmático de la obra de arte. El giro
sis como respuesta al interrogante planteado por que este análisis establece, sitúa el efecto artís-
Gadamer: “¿Qué es lo que constituye la unidad tico de la obra, no en relación al contenido de
de la obra?”13. esta, sino del lado de las condiciones de exhi-
Una particular historia trazada por Michel bición que la presentan. Es el dispositivo y no
Foucault en la Historia de la sexualidad, analiza el objeto, lo que confiere el carácter artístico a
las formas en que la moral ha sido problematiza- la obra, en tanto que induce al espectador a un
da según una ascética más o menos pronunciada,

14
Foucault, M., Historia de la sexualidad II: El uso de los placeres. Ma-
11
Ibid., 232 drid, Siglo XXI, 2009, p. 90.
12 15
Shakespeare, Enrique IV. Trad. Angel Luis Pujante, Madrid, Espasa Las prácticas de sí son “procedimientos existentes sin duda en cual-
Calpe, 2006, segunda parte, II, iv. quier civilización que son propuestos o prescritos a los individuos
13
Gadamer, H.G., Verdad y método. Trad., Ana Agud Aparicio y Ra- para fijar su identidad, mantenerla o transformarla en función de cier-
fael de Agapito. Salamanca, Sígueme, 1995, p. 241. En otro punto to número de fines, y todo ello gracias a las relaciones de dominio
se pregunta Gadamer: “[…] una unidad plena de fusión que aparece de sí sobre uno mismo o de conocimiento de uno por uno mismo”
organizada desde un centro. ¿Por qué esta fuerza? ¿Qué es lo que Foucault, M., Ética, estética y hermenéutica. Trad. Gabilondo, A., Bar-
mantiene la composición?” (Ibid., p. 242). celona, Paidós, 1999. En el artículo Subjetividad y verdad. p. 255.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

temple de ánimo apropiado para operar sobre la por la imagen de la obra de arte. La práctica
presencia la suerte de desdoblamiento necesario mediante la cual esto se hace posible, es un
para la aparición enigmática. modelo arquitectónico de exhibición que está
Las dos primeras prácticas que cabe tomar en acompañado de disposiciones legales, judiciales
consideración son, por un lado, la exclusión de y de vigilancia, que hacen efectivas las prohibi-
lo social y, por otro, la fijación de la concien- ciones señaladas en las salas. Todo este sistema,
cia del espectador según la doble obligación de a la manera de un panóptico invertido (pues no
obediencia y contemplación. Ambas cuestiones aspira a ampliar el horizonte de la mirada, sino
proceden, respectivamente, del estoicismo y de a reducirlo), cancela la multiplicidad de formas
la confesión cristiana16, y si bien la primera hace de socialización, dirigiendo la atención del su-
del museo un espacio de reclusión, la segunda jeto sobre un solo objeto. La función específica
dirige la atención del espectador, que ha sido a considerar aquí, no es tanto la “obra”, sino el
sustraído de lo social, hacia la figura estática de “marco”20, que rodeando el lienzo lo convierte
la obra. La cancelación de las relaciones socia- en objeto para la mirada; el museo no es sino la
les, se resume en la siguiente transcripción de amplificación de la función del marco que ex-
un cartel del Hirshhorn Museum (Washinton tiende el recuadro del lienzo según funciones
DC): “In the museum.. Please.. Muse, converse, arquitectónicas, legales y de vigilancia. El marco,
smoke, study, stroll, touch, enjoy, litter, relax, eat, y no la obra, hace al cuadro.
look, learn; take notes with pen, pencil…”17. El Tras el análisis del doble dispositivo de ex-
valor de esta prohibición es fundamental en la clusión y control según la estructura del marco,
construcción del espectador, pues no se trata de es posible avanzar hacia el estatuto que adop-
un mero código de comportamiento. Esta can- ta la imagen según este dispositivo. Del estudio
celación aspira a interrumpir las citas y obliga- que Foucault realiza de la confesión cristiana, es
ciones a las que atender, y más aún, aspira a posible reparar en dos aspectos característicos
suprimir la relación del sujeto con el deseo del que hacen comprensible el giro, según el cual,
otro. Si en la Fenomenología del Espíritu, la au- el espectador deviene un sujeto capaz de asumir
toconciencia del sujeto solo aparece cuando este el silencio. Cuando el confesor habla, lo hace
logra reunirse con otros sujetos18, en el museo bajo una doble obligación de obediencia y de
372 ocurre un paso inverso, según el cual, el sujeto contemplación: lo primero busca anular la au-
es apartado de las relaciones comunitarias. El vi- tonomía del sujeto según la sumisión completa
sitante del museo es apartado y recluido en una al maestro (a las normas de comportamiento vi-
relación de contemplación, que más que revelar gentes en el museo, podríamos aquí decir); lo
su propia autoconciencia, hace prevalecer sobre segundo es la obligación impuesta por este a en-
esta el objeto contemplado: “El hombre que con- caminar los pensamientos hacia Dios. Frente a la
templa es ‘absorbido’ por lo que él contempla: movilidad constante de la vida, la contemplación
el ‘sujeto cognoscente’ se ‘pierde’ en el objeto permite inmovilizar la conciencia frente a una
conocido. La contemplación revela al objeto y figura estática, que puede ser aquella de la ver-
no al sujeto”19. dad o de Dios. Lo relevante de esta práctica es
De un modo general, esta supresión no hace el carácter fijo que cobra la imagen según estos
sino revelar la cosa, haciendo posible una susti- dos imperativos. Es preciso decirlo: en el museo,
tución que reemplaza la imagen que el Yo tiene el lienzo rodeado y destacado según la función
de sí mismo (imagen construida socialmente), del marco, ocupa el lugar que en la confesión
cristiana estuvo reservado a Dios o a la verdad.
Si entonces la conciencia quedaba fija frente a
aquellas figuras, en el museo, la conciencia que-
16
Puede leerse al respecto el artículo “Tecnologías del yo” en: da igualmente fijada frente a la figura del cuadro.
Foucault, M., Ética, estética y hermenéutica. Trad. Gabilondo, A., Bar- La mera obligación de cumplir con esta práctica
celona, Paidós, 1999.
17
Duncan, C., Rituales de civilización. Trad. Robleda Ramos, A.I.,
en el contexto del museo, produce por sí sola,
Nausicaä, 2007, p. 26. sujetos responsables y capaces de un cierto au-
18
El hombre no puede aparecer sobre la tierra sino en el seno de un tocontrol (al igual que ocurre en la confesión).
rebaño. Es solo en el espacio de la pluralidad de deseos donde pue-
de nacer el deseo del Hombre. Véase al respecto (especialmente
la introducción): Kojève, A., La dialéctica del amo y el esclavo. Trad.
20
Sebreli, J.J., Buenos Aires, Leviatán, 2006 Acerca de la función del marco: Derrida, La verdad en pintura, Pai-
19
Ibid., 10. dós, 2001.
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - La voluntad de hablar. El lenguaje y la mirada en el museo

Por este motivo resulta comprensible cómo en el Para este, la experiencia estética solamente ocu-
contexto social y político contemporáneo, don- rre cuando el sujeto ha dejado de ser tal, según
de cualquier valor se disuelve como justificación la cancelación que orquesta el dispositivo del
moral, sigue siendo posible un espacio de obe- museo. El carácter enigmático de la obra de arte
diencia y responsabilidad como el del museo: ocurre solo como renuncia, y así la revelación de
en el interior de las salas de exhibición dios aún la obra es al mismo tiempo, la destrucción de sí.
no ha muerto, y ello no por el carácter sacro del Como en la obra de Oscar Wilde, The picture of
objeto, sino porque las prácticas que construyen Dorian Gray, el cuadro ha suplantado al espec-
el espacio de exhibición coinciden con aquellos tador. Es este resto sacro el que hace aparecer
métodos, que siguiendo la tesis de Nietzsche en la experiencia estética y ello ocurre porque el
la Genealogía de la moral, han servido a la tradi- sujeto ha conducido su palabra hasta el umbral
ción judeocristiana para construir una conciencia último de su lenguaje. Si en Falstaff y en tan-
como soporte de la moral. El museo es por tanto tos otros hablantes locuaces, el ser del lenguaje
un espacio sacro, que ordena la ascesis según prolifera de manera indefinida, en el museo en-
las mismas estructuras (el marco y la imagen fija) contramos el final de partida de esta progresión.
que históricamente han hecho posible la figura Roland Barthes ha sabido leer este límite en el
de Dios. Las estructuras significativas de uno y discurso amoroso:
otro ámbito son las mismas porque ambas po-
nen en juego idénticos mecanismos performati- “Adorable es la huella fútil de una fatiga, que
vos del lenguaje. es la fatiga del lenguaje. De palabra en pala-
La relevancia de la imagen fija como moti- bra, me canso de decir de otro modo lo que
vo capaz de hacer aparecer la responsabilidad, es propio de mi imagen, impropiamente lo
está ya presente en la obra citada de Nietzsche, primero de mi deseo: viaje al término del cual
que propone esta práctica como modelo de fi- mi última filosofía no puede sino ser la de
jación de la conciencia; el fin del programa de reconocer –la de practicar– la tautología. Es
exclusión de lo social llevado a cabo sobre el adorable lo que es adorable (...) lo que clausu-
espectador, se ve cumplido según el efecto que ra el lenguaje amoroso es aquello mismo que
produce una imagen fija: “Unas cuantas ideas fi- lo ha instituido: la fascinación. Puesto que
jas deben volverse imborrables, omnipresentes, describir la fascinación no puede jamás, en
resumidas cuentas, exceder el enunciado, ‘es- 373
inolvidables, ‘fijas’, con la finalidad de que todo
el sistema nervioso e intelectual quede hipno- toy fascinado’. Habiendo alcanzado el fin del
tizado por tales ‘ideas fijas’, los procedimientos lenguaje, allí donde éste no pude sino repetir
ascéticos y las formas de vida ascética son me- su última palabra, a la manera de un disco
dios para impedir que aquellas ideas entren en rayado, me embriago con su afirmación”23.
concurrencia con todas las demás, para volverlas En el momento en el que el espectador ha
inolvidables”21. asumido la ascética del museo, se presenta ante
El museo dirige a los visitantes de sus salas la obra y descubre esta como objeto de deseo.
hacia el final de partida de su propio lenguaje Apenas puede decir entonces nada acerca de
según la fijación de una única imagen en su con- ella, más allá de la repetición de la tautología
ciencia. De modo análogo a como ocurre en la que Barthes reconoce en el amor. El espectador
confesión cristiana, las obligaciones de obedien- murmura, “me gusta”, pero apenas alcanza a salir
cia y contemplación llevan al espectador hacia de esta afirmación para explicar el por qué de
la renuncia de sí. Si la revelación de Dios solo esta atracción. La experiencia de la obra se sitúa
es posible a partir de la renuncia de sí, en el un paso más allá del lenguaje porque finalmente
museo la experiencia estética solo es posible se- la renuncia a seguir hablando (el límite), hace
gún la amplificación del ascetismo. La confesión posible el espacio de la fascinación.
no persigue establecer una identidad, sino por el
contrario, marcar el rechazo de sí. Su lema, como
el del espectador, reza así: “ego non sum, ego”22.

21
Nietzsche, La genealogía de la moral. Trad. Sanchez Pacual, A., Ma-
drid, Alianza Editorial, 2007. Libro II.
22 23
Foucault, M., Ética, estética y hermenéutica. Trad. Gabilondo, A., Bar- Barthes, R., Fragmentos de un discurso amoroso. Trad. Molina, E.,
celona, Paidós, 1999. En el artículo “Tecnologías del yo”, p. 468. Madrid, Siglo XXI, 2007, p. 29.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Espera, escatología y aura La espera, mas que cancelar el tiempo (como


ha sugerido Schopenhauer acerca de la expe-
riencia estética), transforma la temporalidad en
De un modo un tanto antihegeliano, el espacio
la que se encuentra el sujeto según la elimina-
del museo hace aparecer el carácter artístico de
ción del final habitual que ordena el relato. La
la obra según un silenciamiento del espectador
renuncia del espectador que lleva a la revela-
que profesa un culto al dispositivo. Es preciso,
ción de la obra, no es más que una renuncia a
sin embargo, analizar un rasgo más que se mues-
la construcción del relato, y esto ocurre según
tra indispensable en la construcción del espec-
el desvanecimiento del final que ordena a este.
tador. El sujeto que visita la exposición, no es
Quien ha esperado lo suficiente se hunde en una
un sujeto abierto solamente a la experiencia del
calma, que no es sino el olvido de todo propó-
espacio, sino también a una construcción parti-
sito o sentido de la acción (esto es, el olvido de
cular de la temporalidad. Como el enamorado, el
todo final). Para quien recorre las salas de una
espectador puede decir que se sabe tal en tanto
exposición, se hace necesario prescindir de los
que espera: “¿Estoy enamorado? —Sí, porque es-
finales habituales que delimitan el tiempo (hora-
pero”24. ¿Qué significa ser espectador sino pos-
rios, citas, compromisos, etc.). Este tipo de mo-
trarse expectante ante la obra? La espera es el
mentos últimos, que habitualmente estructuran
último elemento capaz de hacer aparecer ante el
la acción y el lenguaje, son los que la espera
visitante del museo el carácter enigmático de la
elimina de la experiencia del visitante, no tan-
obra, que estructura la experiencia estética como
to sustrayéndolo del tiempo, como eliminando
una experiencia temporal.
la posibilidad de una escatología normalizadora
La relación que el visitante tiene con el tiem-
de su discurso. Solamente quien renuncia a las
po está mediada por una espera, que prolongada
prisas, es decir, a cumplir con tal o cual com-
más allá de la inquietud y el enfado25, infunde
en el espectador el sentimiento de quedar “inte- promiso (en definitiva, a cumplir con un final),
riormente lívido”26. La espera contribuye a dirigir puede abrirse paso hasta el carácter enigmático
la mirada hacia aquello que de modo ordinario de la obra. La renuncia del sujeto que se produce
no es posible ver en los objetos. El sentido de en la espera, es la renuncia que termina con la
trascendencia que tiene lo enigmático respecto narración de la propia experiencia, abriendo al
374 de la presencia, parece tener algo en común con sujeto a una confrontación con lo real no media-
la ausencia que la espera inscribe en todo aque- da por el relato.
llo que vemos mientras esperamos a aquel o a En un análisis acerca de la relevancia del fi-
aquello que está por venir; la espera “pone la au- nal como elemento ordenador del discurso, F.
sencia en la presencia”27. Mientras espero en una Kermode ha sugerido una distinción entre dos
cita, allí donde miro solo veo el rastro de quien experiencias de la temporalidad. Mientras que
aún no ha llegado. De algún modo, en la línea chronos tiene que ver con el paso del tiempo sin
de las anteriores prácticas, la espera contribuye la presencia de un final, kairos es el tiempo car-
a construir sobre lo real, algo (del orden de la gado de significatividad según la ordenación del
ausencia) que de manera ordinaria no se apa- discurso de acuerdo a un final: “A point in time
rece a la mirada; las cosas evocan entonces una filled with significance, charged with a meaning
nostalgia, que una vez más, trasciende lo real. derived from its relation to the end”28. Kermo-
de se refiere a chronos en términos que aluden
Como una forma más de ascesis, quien queda
específicamente a la espera como un tiempo
imbuido en esta temporalidad se acerca al senti-
no construido de manera escatológica, que per-
do artístico de la obra (de modo inverso, quien
miten referirlo a la experiencia del espectador:
no espera, o recorre con prisas una exhibición,
“chronos is ‘passing time’ or ‘waiting time’”29. Es
apenas llega a ser tocado por ninguna experien-
solamente según la cancelación de la teleología,
cia estética).
como se hace posible la aparición del enigma; el
espectador es un sujeto que alcanza a vivir más

24
Ibid., p. 125.
28
25
Acerca de la espera: Ibid., p. 123 y ss. Kermode, F., The sense of ending. New York, Oxford University
26
Ibid., p. 124. Press, 1966, p. 47.
27 29
Ibid., p. 167. Ibid., p. 47.
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - La voluntad de hablar. El lenguaje y la mirada en el museo

allá de la angustia escatológica de cumplir conti- We live from the end (even if the world
nuamente con los fines.
should be endless)
La experiencia construida al sustraer del dis-
curso la posibilidad de un final, acerca el silen-
El destino del sujeto que contempla la obra a
cio, tolerado en el museo, a otras formas de ha-
costa de no poder contemplar el final de su pro-
blar que no siempre permanecen en el mutismo.
pio discurso (que, de este modo, no puede ni
Habiendo llegado hasta el final del lenguaje, el
siquiera comenzar), puede ser imaginado según
espectador se asemeja, por momentos, al ena-
las palabras de J. Kristeva referidas a la melanco-
morado o al melancólico. Estos llegan a sufrir
lía: “Melancholia ends up in asymbolia, in loss of
la realidad “como un sistema de poder”30 en el
meaning: if I am not longer capable of transla-
que los otros, “sobreemplean [el lenguaje] irri-
ting or metaphorizing, I become silent and die”35.
soriamente: afirman, contestan, presumen, alar-
Si bien el espectador se entrega al silencio de la
dean”31; el habla de aquellos es un “estado de
experiencia estética, esta no siempre es la nor-
exhibición”32 frente al cual el espectador persiste
ma discursiva del arte. Es aquí necesario, como
en la inacción33. Lo que ha llegado a descubrir
en tantos otros ámbitos de la vida, construir el
este sujeto según el aislamiento contemplativo,
discurso (y con ello la experiencia) según la po-
no es otra cosa que lo que Walter Benjamin ha
sibilidad de un final. Muchas de las disciplinas
referido como aura. Lo interesante al respecto es,
dedicadas al análisis del arte, distan de preferir
sin embargo, reconocer cómo esta experiencia
el silencio como modelo explicativo, y así pro-
no solo tiene que ver con la unicidad, tal como
fieren multitud de palabras que se refieren sin
se propone en La obra de arte en la época de su
cesar a las obras de arte. Es así posible definir
reproductibilidad técnica, sino también con la
un final, según el cual al decir la obra es posible
estructura de un discurso desligado de su propio
superarla. La presuposición de una realidad ve-
final34. Es esta imposibilidad la que articula la
lada, que es posible descubrir con el lenguaje, es
relación entre el espectador y la obra en el con-
la mecánica que hace funcionar estos discursos.
texto del museo. La imagen es aquí una imagen
Construyen, de este modo, un objeto artístico
no dialéctica contra la cual el lenguaje no puede
que deviene tal, al ser resuelto a la manera de un
tramar ninguna forma de superación. El cuadro
secreto o adivinanza que dispone una solución
se configura entonces como la imposibilidad del 375
que puede ser alcanzada.
relato según la escatología. Como ocurre con la
Lo que cabe señalar de la crítica, la estética
pulsión de esta imagen convertida en imagen
y la historia del arte, por oposición al discurso
fija, solo podemos decir que es muda.
del espectador, es un apunte sobre la lógica dis-
cursiva que atraviesa estas disciplinas. Si bien el
espectador silencioso cumple con una ascesis en
la cual renuncia a su papel como narrador de
su propia experiencia, estas prácticas discursivas
son capaces de construir la ficción de un final
que permite salir del dominio de la imagen fija,
haciendo posible, de este modo, una superación
30
Barthes, R., Fragmentos de un discurso amoroso. Trad. Molina, E., lingüística de la misma. Por lo demás, esta lógi-
Madrid, Siglo XXI, 2007, p. 99. ca está directamente emparentada con aquella
31
Ibid., p. 98.
32
Ibid., p. 99.
del psicoanálisis, que hace del sexo un secreto a
33
El espectador permanece como el enamorado en la inacción: “trato resolver. En palabras de Foucault, el sexo recons-
de deslizarme entre los dos polos de la alternativa [del sujeto sano: truido como secreto, se convierte en “la realidad
o bien… o bien]: es decir: no tengo ninguna esperanza, pero sin fundamental respecto de la cual se sitúan todas
embargo… O incluso: elijo obstinadamente no elegir; elegí la deriva;
continuo” (Ibid., p. 69). En términos similares Kristeva se refiere a la
las incitaciones [a hablarlo]”36. De un modo simi-
melancolía: “when all escape routes are blocked, animals as well as lar, los diversos discursos referidos al objeto de
men learn to withdraw rather than flee or fight. The retardation or arte proceden según análisis lingüísticos como
inactivity, which one might call depresive, would thus constitute a
learned defense reaction to a dead-end situation and unavoidable
shocks”, Kristeva, J., Black Sun, Columbia Press, 1941, p. 34.
34
Otro ejemplo de discurso sin final podemos encontrarlo en el co-
35
mentario medieval que Foucault analiza en: Foucault, M., Las pala- Kristeva, J., Black Sun, Columbia Press, 1941, p. 42.
36
bras y las cosas. Trad. Elsa Cecila Frost, Madrid, Siglo XXI, 2006, Foucault, M., Historia de la sexualidad I: La voluntad de saber, Trad.
Cap. II. Guiñazú, U., Madrid, Siglo XXI, 2009.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

si fuese posible, a través de ellos, una compren- reside en la posibilidad misma de construir un
sión emancipadora. discurso escatológico (superador) acerca de la
El análisis construido en torno a estos mode- imagen. La peripecia sigue la estela del mito edí-
los de lenguaje muestra la posibilidad de com- pico, según la cual es posible superar el sentido
prender lo que vemos a través de los modos en enigmático de la Esfinge, tomando esta como
que hablamos. Si bien para el espectador silen- una adivinanza que puede ser resuelta: “La
cioso, la imagen se construye como algo sacro, enseñanza liberadora de Edipo es que lo que
para aquella disciplina decidida a ponerle pala- hay de inquietante y de tremendo en el enig-
bras, la imagen cobra un sentido estético resul- ma desa-parece inmediatamente si se vuelve a
tado de una subordinación al lenguaje. Se pierde, llevar su decir a la transparencia de la relación
de este modo, lo que podríamos llamar, parafra- entre el significado y su forma”39. En todo caso,
seando a Clément Rosset, la fuerza de la imagen37.
la aproximación aquí practicada, muestra cómo
En el horizonte de estos dos modos de hablar
este juego de adivinanzas no es el único modelo
es posible descubrir, si se escucha con atención,
de acercase a la obra de arte: “La atribución de
los ecos de patrones significativos que han re-
corrido y definido la historia de Occidente. Si una ‘solución’ escondida al enigma, es el fruto de
bien el primero de los análisis remite a una ex- una época ulterior [a la Grecia arcaica] que había
periencia casi ciega del enigma (esto es, muda), perdido el sentido de qué es lo que verdadera-
el segundo remite a la superación edípica, que mente en el enigma venía al lenguaje y no tenia
afirma la posibilidad de resolver la imagen según ya conocimiento sino de la forma degradada de
la estructura de una adivinanza: “Edipo apare- la diversión y de la adivinanza”40. La particular
ce en nuestra cultura como el ‘héroe civilizador’ atención prestada al lenguaje para atender a algo
que, con su respuesta, proporcionaba el modelo tan heterogéneo a las palabras como es la ima-
duradero de la interpretación de lo simbólico”38. gen, brinda sin embargo la posibilidad de cons-
En definitiva, la diferencia entre una y otra truir, en paralelo a una historia del significado,
forma de hablar, y por ende, de ver la imagen, una insospechada historia de la mirada.

376

37
Rosset refiere el término fuerza, no a la imagen, sino a lo real. En:
Rosset, C., Lo real, tratado de la idiotez. Trad. Del Hierro, R., Valencia,
Pre-textos, 2004, p. 178.
39
38
Agamben, G., Estancias. Trad. Segovia, T., Valencia, Pre-textos, Ibid., p. 232.
40
2006, p. 234. Ibid., p. 233.
The problem of Religious Art:
Re-thinking Secular Modernity
and Aesthetical Experience
Clemena Antonova

377
This paper starts from the premise that the con- with a new vigour very recently3. It has also been
cept of aesthetics and the concept of modernity shown that both aesthetics and secular moder-
are intimately linked1. As Hal Foster says, “the nity are concepts unique to Western European
adventures of the aesthetic make up one of great thought. The debate on these issues is of such
narratives of modernity”2. Under “aesthetics” I crucial importance for thinkers within the Eu-
understand specifically Western, Kantian aesthe- ropean tradition exactly because aesthetics and
tics, while the term “modernity” refers in particu- modernity have become defining features of Eu-
lar to secular modernity. Both concepts grew out ropean identity. The question is how to re-think
of what Habermas has called the Enlightenment European identity in the new context of globa-
project. The view that modernity is essentially lization.
secular and the related notion that aesthetics is The proposed talk would like to contribute
a separate, distinct field of experience are ele- to the debate by focusing on the case of reli-
ments within the larger division between faith gious art, which clearly defies some of the basic
and knowledge and between secular and reli- assumptions of what constitutes aesthetical ex-
gious reason. These notions have been highly perience and, therefore, implicitly questions the
contested in the context of the crisis of moder- underpinnings of modernity. In Section I issue
nity since the romantics and have been taken up

3
Among the most important texts are the following: Taylor, C., A Se-
cular Age, (Cambridge, Mass., 2007), Habermas, J., Religion and
1
The most useful exploration of this idea, in my view, can be found Rationality: Essays on Reason, God, and Modernity, (Oxford, 2001),
in some writings by Habermas as The Philosophical Discourse on Habermas, J. and Ratzinger, J., The Dialectics of Secularization,
Modernity, (Cambridge, Mass., 1987). (San Francisco, 2006), Rorty, Richard, “Religion as a Conversation-
2
Foster, Hal, “Postmodernism: A Preface” in Foster, H., (ed.), The An- stopper”, Common Knowledge, Vol. 3, 1994, pp. 1-6. Some other au-
ti-Aesthetic: Essays on Postmodern Culture, (Seattle, 1983, 8th ed., thors working on this problem are Veit Bader, Jose Casanova, Rajeev
1993), p. XV. Bhargava, Taroq Modood.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

will be taken with Kant’s doctrine of disinteres- moment”5 of Kant’s aesthetics or the notion that
tedness. Two recent cases —the Danish cartoons aesthetic judgement is disinterested.
of the Prophet Mohammed and the Lenin icon As is well known in his Critique of Aesthetic
in Greece— will be taken to illustrate the failure Judgement Kant defines the viwer of an artistic
of aesthetics to explain the power of religious representation as “indifferent to the real existen-
images. Section II will look at the notion of pre- ce of the object of this representation” and as
sence that underpins the experience of religious playing no more than “the part of judge in mat-
art. The writings of the Russian thinker Pavel Flo- ters of taste”6. In another work Kant goes back
rensky (1882-1937)4 on religious art grow out of to this problem and writes: “Pleasure, which is
a typically Russian tradition of religious philo- not necessarily bound up with the desire of the
sophy which sought to overcome the Western object and which, therefore, is at bottom not a
divide between religious and secular reason. pleasure in the existence of the object of repre-
Florensky’s definition of the religious image as sentation, but clings to the representation only,
symbol might be useful in our present-day dis- may be called mere contemplative pleasure or
cussion, developed as it was in the context of satisfaction. The feeling of the latter kind of plea-
the crisis of European modernity. Borrowing the sure we call taste”7. This first moment of aesthe-
German romantic definition of the symbol, Flo- tic experience is, indeed, of crucial importance.
rensky offers religious art as an ontological mo- As Ernst Cassirer has noticed, “leaving out of the
del of visuality. In this way, he associates himself account the existence of the thing is precisely
not only with a long Eastern Orthodox tradition the characteristic and essential reality of aesthe-
concerned with the icon, but also with ideas voi- tic representation”8, while Israel Knox states that
ced by postmodernism, which focus around the “in a sense, Kant builds his entire metaphysical
notion of modernity’s loss of contact with higher aesthetic upon the basis” of “the doctrine of dis-
being. interestedness”9.
One of the most sustained challenges to
Kant’s doctrine of disinterestedness is David
The Power of Images and Failure Freedberg’s The Power of Images: Studies in the
of Aesthetics History and Theory of Response (1989), which
378 represents, in many ways, a refined elaboration
The theme of the power of images (understood of Gadamer’s notion of “picture magic”. As Ga-
here exclusively as visual images) has become damer said, “if it is only at the beginning of the
highly popular in recent years. This is not sur- history of the picture, in its prehistory as it were,
prising if we accept that we live in an age that that we find picture magic, which depends on
is characterized by the “pictorial turn” (I am bo- the identity and non-differentiation of the pic-
rrowing the expression from W. J. T. Mitchell). ture and what is pictured, still it does not mean
This profound interest in visuality and its im- that an increasingly differentiated consciousness
plications has led to a persistent questioning of that grows further and further away from magi-
Kantian aesthetics. However, while few would cal identity can ever detach itself entirely from
accept Kant’s aesthetic positions wholeheartedly it”. Rather, he continues, “non-differentiation still
and without reservations no convincing alterna- remains an essential feature of all experience
tive has been accepted. At the same time, some of pictures”10. In other words, the response to
important problems have been raised. I would the image is coloured by the ancient belief that
like to reconsider some of them in view of the the image is, in some manner, a container of the
question under my attention, namely religious presence of the object of representation. The
art. I will focus on what has been called “the first

5
Knox, I., Aesthetical Theories of Kant, Hegel, and Schopenhauer,
(New York), p. 23.
6
4
There is a recent biography of Florensky in English – Pyman, A., Pa- Kant, I., The Critique of Aesthetic Judgement, tr. J. C. Meredith,
vel Florensky: A Quiet Genius, (New York and London, 2010). For an (Oxford, 1911), p. 43.
7
overview of Florensky’s intellectual output, see my “Changing Per- Kant, I., The Metaphysics of Morals, tr. J. W. Semple, p.172.
ceptions of Pavel Florensky in Russian and Soviet Scholarship” in 8
Cassirer, E., Kant’s Life and Thought, (New Haven and London, 1981), p. 311.
Oushakine, S. and Bradatan, C., (eds.), In Marx’s Shadow: Knowled- 9
Knox, I., Aesthetical Theories of Kant, Hegel, and Schopenhauer,
ge, Power, and Intellectuals in Eastern Europe and Russia, (Lanham, (New York), pp. 23 and 24.
10 Gadamer, Truth and Method, New York, 1975, first in German in 1960), p. 123.
2010), pp. 73-95.
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - The Problem of Religious Art: Re-thinking Secular Modernity
and Aesthetical Experience

experience of religious art is very probably the the distinction between high theology and popu-
most extreme example of this phenomenon. Ac- lar understanding of religion. When the Danish
cording to Gadamer, “only the religious picture newspaper Jyllands-Posten published a series
shows the full ontological power of pictures … of cartoons of the Prophet Mohammed, many
in it we see without doubt that a picture is not Muslims around the world were enraged becau-
a copy of a copied being, but is in ontological se they saw this as an intentional insult against
communication with what is copied”11. Islam. Demonstrators in Pakistan and Indonesia
Gadamer’s term “picture magic” is rather un- burned Danish flags, a number of Christian chur-
fortunate, as it could be misleading. After all, the- ches in Nigeria and Pakistan were burned, nine
re are sophisticated notions of presence, which people got killed in Lybia. A Pakistani imam put
do not necessarily imply elements of magic. a one-million dollar award on the head of the
Freedber’s thesis starts from a challenge against Danish cartoonist, apparently not realizing that
the very distinction between the “magical” or “re- there had been twelve different artists.
ligious” function of the image versus the “aes- It is widely believed that in Islam there is a
thetical” functions12. The response to image, in ban on representational art in general and on the
Freedberg’s reading, is complex and it includes portrayal of Mohammed in particular. In fact, the-
the element of presence, which Kantian aesthe- re is no such explicit ban in the Koran, but only
tics has failed to account for. So long as presence in the later texts, the Hadith. Further, while it is
is a vital component of our response to certain true that Islamic culture avoids representational
images, aesthetic judgement cannot be disinter- art, this applies only to religious, but not secular,
ested. And, according to Freedberg, “there is no- contexts17. As for portraits of Mohammed, there
thing in the history of response to suggest the is a long tradition of these in medieval art and
possibility of complete disinterestedness”13. Fur- since18. The misunderstanding in the case of the
ther, the attitude of a viewer before a religious Danish cartoons was further aggravated as two
image has little to do with a pure judgement of caricatures, openly offensive, were added that
taste. As Gadamer has pointed out, “ritual and were not at all in the original version of twelve
ceremony, all forms and expressions of religious cartoons published by Jyllands-Posten. However,
observance that are already established, can be even without the later two images apparently
repeated again and again according to hallowed added at the instigation of the imams travelling 379
custom without anybody feeling it necessary to in the Middle East to attract public opinion to
pass judgement upon them”14. the incident, the problem would have remained.
Let us look at several examples of the recep- In the 1970s, similar reactions were provoked by
tion of religious art, which clearly defy the no- the film The Messenger (released in 1976 in both
tion of disinterestedness. The incident with the Arabic and English versions) about the life of the
Danish cartoons in 2005 got significant coverage Prophet. Muslims in various countries, some of
at the time15 and has had some political reper- whom had apparently not seen the film, were
cussions since16. Among other things it illustrates demonstrating in the streets against the use of
Mohammed’s image. In the U.S., a Muslim ex-
tremist group threatened to blow up the buil-
ding of the Washington D.C. chapter of the B’nai
11
Op. cit., p. 126. B’rith unless the film’s opening was cancelled.
12
Freedber, D., The Power of Images, (Chicago and London, 1989), p.XXII.
13
Op. cit., p. 74.
14
Gadamer, “Aesthetic and Religious Experience” in his The Relevance
17
of the Beautiful and Other Essays, (Cambridge, 1986, many rpts. since). For a useful account, see Grabar, O., “Islamic Attitudes toward the
15 See, among others, Akram, A., “What Is behind Muslim cartoon Arts” in his The Formation of Islamic Art, revised and enlarged ed.,
Outrage: Muhammad’s Image”, San Francisco Chronicle, 11 Febr. (New Haven and London, 1973, rpt. 1987); also, Arnold, T., Painting in
2006; BBC News, “Q and A: Depicting Prophet Muhammad”, 2 Islam: A Study of the Place of Pictorial Art in Muslim Culture, (New
Febr. 2006; see http://news.bbc.co.uk/2/hi/middle_east/4674864. York, 1965, first in 1928)
18
stm; Hedetoft, U., “Denmark’s Cartoon Blowback”, Open Democra- Arnold, T., “Religious Art in Islam” in his Painting in Islam: A Study of
cy, 1 March 2006; see www.opendemocracy.net/faith-europe_islam/ the Place of Pictorial Art in Muslim Culture, (New York, 1965, first in
blowback_3315.jsp. 1928), pp. 216-243; also, Ali, Wijdan, “From Literal to Spiritual: The
16
For a recent discussion, see Levey, Geoffrey and Modood, Tariq, “Li- Development of the Prophet Muhhamad’s Portrayal from Thirteenth
beral Democracy, Multicultural Citizenship, and the Danish Cartoon Century Ilkhanid Miniatures to Seventeenth Century Ottoman Art” in
Affair” in Levey, G. and Modood, T., (eds.), Secularism, Religion, and Kiel, M., Landman, N. and Theunissen, H., (eds.), Proceedings of the
Multicultural Citizenship, (Cambridge, 2009), pp. 216-243. Also, see 11th Congress of Turkish Art, Ultrecht – the Netherlands, August 23-
Dawkins, R., The God Delusion, (London, 2006), pp. 46-48. 28, 1999, number 7, 2001, pp. 1-24
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

The incident was resolved, but not before the have visual experience, we need a seeing sub-
deaths of a journalist and a policeman. Actually, ject contemplating the seen object. Since at least
The Messenger does not show Mohammed at all, Kepler and later in Cartesian philosophy, this has
but is centred around secondary characters, such been interpreted as a split between subject and
as his uncle Hamza, played by Anthony Quinn in object. At the same time, the experience of the
the English version. Mohammed is not depicted subject contemplating an image disclosing pre-
on-screen at all, neither is his voice heard. In sence seems to revolve not only round the act of
some scenes, the action is shown from his point seeing but more significantly, around being seen.
of view, while his presence is indicated by organ In a manner, the image “stares back”20. It seems
music. that a much more intimate and active interaction
The case of the Lenin icon in an Orthodox takes place when the viewer is faced with a re-
church in Kilkis, Northern Greece, did not quite presentation of the deity. Bruno Latour has made
achieve the notoriety of the Danish cartoons, but a useful distinction between re-presentation and
it is revealing nevertheless. In 2007, photographs representation in his thesis that in the Renaissan-
of the frescoes by the Greek iconographer Cos- ce the latter mode superseded the former21 or, in
tas Valiafis for the Church of the Holy Virgin in other words, the image was no longer seen as a
Kilkis were published. Among the images was container of presence. In this process, according
what appears at first glance a rather unusual to- to Latour, the heavens were turned into a sky
pic, the Bolshevik leader Lenin is depicted cut- or, to invert Heidegger’s expression, the god fled
ting the beard of a Christian saint. The image from his image22.
caused an outcry among some of the Greek cler- It seems that religious art can be interpreted
gy, who considered it blasphemous. At the same as a problem that challenges the very concept
time, while uncanonical, the representation can of aesthetics in the most urgent manner. In this
be read as one in a line of images of iconoclasts. sense, our discussion naturally tends towards the
During the Iconoclastic Controversy in Byzan- notion of the “anti-aesthetic”, which “signals that
tium (eighth and ninth centuries), the trend was the very notion of the aesthetic, its network of
set of depicting iconoclasts in the act of destro- ideas, is in question”23. Undermining the theory
ying holy images. The Kilkis image, however, of aesthetics, however, would involve an attack
380 relies on a specifically Russian and Orthodox on the concept of modernity as well. In the fo-
context. The wearing of beards was regarded as llowing section I will consider an alternative to
a quintessentially Orthodox custom. When Peter the project of modernity worked out by a trend
the Great of Russia put a fine on the wearing of in Russian religious philosophy at the beginning
beards in his attempt of Westernizing Russia, his of the twentieth century.
action was seen as profoundly iconoclastic. In
the Kilkis image the saint is shown as holding
two icons, a motif which further stresses the ico- Beyond Aesthetics: Religious Art as
noclastic interpretation. Disclosing Presence
What is important in the context of our dis-
cussion is the reactions that the two images, The opposition between secular and religious
mentioned above, provoked. Clearly, Kantian reason is a phenomenon unique to Western thin-
aesthetics would be quite unhelpful in providing king since the Enlightenment and even earlier.
a framework for understanding these reactions. As Charles Taylor has noticed, “the term ‘secular’
The popular reception of religious art in these
cases and many others has nothing to do with di-
sinterestedness. On the contrary, it is exactly in-
terest understood as “pleasure obtained from the 20
I borrow James Elkins’s expression from Elkins, J., The Object Stares
idea of the existence of an object”19 that is at play Back: On the Nature of Seeing, (New York and London, c. 1996).
21
Latour, Bruno, “Opening One Eye while Closing the Other …A Note
here. The very terms on which visual experience
on Some Religious Paintings” in Fife, G. and Law, J., (eds.), Picturing
has been postulated are questioned. In order to Power: Visual Depiction and Social Relations, (London, 1988).
22
Heidegger, M., Poetry, Language, and Thought, (New York, 1971). The
full quote reads: “The work is a work, as long as god has not fled
from it” (p. 43).
23
Foster, Hal, “Postmodernism: A Preface” in Foster, H., (ed.), The Anti-
19
Knox, I., Aesthetical Theories of Kant, Hegel, and Schopenhauer, Aesthetic: Essays on Postmodern Culture, (Seattle, eighth edition,
(New York), p. 21. 1993), p. XV.
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - The Problem of Religious Art: Re-thinking Secular Modernity
and Aesthetical Experience

belongs to the historical language of Latin Chris- With Soloviev and his followers, the religious-
tendom”24, while the distinction between imma- secular divide acquires the dimension of a pro-
nent and transcendent “does not exist in any found spiritual and even existential problem. For
other human culture in history”25. In this paper I Nikolay Berdyeav, this divide, which can be tra-
will be concerned with an intellectual tradition, ced back to Scholasticism, is “the source of all
established in Russian religious philosophy sin- evil”28.
ce the middle of the nineteenth century. I will Florensky, too, belongs very much to this
suggest that what lies at the heart of Russian re- tradition. He stated on numerous occasions that
ligious philosophy is the conscious attempt to what he saw as his life’s work was the project
overcome the separation of knowledge of Wes- to “conduct a synthesis of ecclesiastic and pro-
tern thought. Pavel Florensky’s writings on the fane culture”, of faith and knowledge, because
icon will be interpreted as an original contribu- both are “equally necessary for man, equally va-
tion to the Russian project of integral knowledge luable and sacred”29. He consistently expressed
(tsel’noe znaniie). It will be suggested that by his “faith in the possibility of breaking this anti-
offering the visual image as a model of orga- nomy”30. In his “Avtoreferat” (1925) (i.e. a kind of
nic unity Florensky re-iterates the typically Rus- intellectual autobiography to which there is no
sian idea of the unity of knowledge through the exact equivalent in English), he says of himself:
prism of visuality. “Florensky regards the continuation of the path
What comes across in almost all the corpus towards a future integral view as his life’s task”.
of writings by Russian thinkers is the effort to In the same text, he describes his own appro-
propose a meaningful response to the secular- ach: “I investigated the world as a whole, as one
religious divide in the West. This is the reason picture and one reality. More precisely, at each
why the concept of unity/ integral knowledge/ given moment or at each step of my life I made
totality/ wholeness/ synthesis becomes a refrain this investigation and from a particular angle of
repeated over and over again by all representa- vision […]. This resulted in a perpetual dialectic
tives, without exception, of this trend of philo- of thought, an exchange of planes of observa-
sophizing in Russia. Thus, when Dostoevsky ta- tion, while at the same time the world was still
lks about the “universal and all-unifying Russian being viewed as one”31.
soul” in his famous Pushkin speech, he does so In this sense, it is not surprising that for Flo- 381
against the background of this by then establis- rensky the icon as the supreme example of reli-
hed idea26. The concept of integral knowledge gious art is not studied as an exclusively aesthe-
refers, in simple words, to the idea that the who- tical object, but from a variety of perspectives:
le truth is revealed to the whole man, a man who theology, philosophy, theosophy, Non-Euclidean
exercises all his spiritual powers: reason, sense geometry, etc. It would be misleading, however,
experience, religious contemplation, aesthetic to see Florensky’s theory of the icon as an exam-
perception, etc. The term “integral knowledge” ple of an interdisciplinary analysis. Florensky ti-
was popularized by Ivan Kireyevsky in the nine- relessly insisted on the unity of his thought and
teenth century, whence it entered the philosophy on the unity of human thought in general. He
of Vladimir Soloviev, who arguably established keeps going back to the problem of religious art,
the major orientation of religious thought in Rus- because for him it offers a model that transcends
sia. Soloviev stated on many occasions that the fragmented human reason. There are profound
crisis of Western rationalist philosophy was due implications to the engagement with visuality in
to the gap between theoretical thought and reli- such profound ways.
gious faith. He, therefore, called for a “universal According to Florensky, religious art is sym-
synthesis of science, philosophy and religion”27. bolic in a certain sense of the term. The conno-

28
24
Taylor, Charles, “What Is Secularism?” in in Levey, G. and Modood, T., Berdyaev, N., The Russian Idea, (New York, 1948), p. 42.
29
(eds.), Secularism, Religion, and Multicultural Citizenship, (Cambrid- Florensky, P., “Ob odnoi predposilke mirovozzreniia” (On a Prerequi-
ge, 2009), p. XVII. site of a Worldview” in Florensky, P., Sobraniie sochineniia (Complete
25
Op.cit., p. XVIII. Works), (Moscow, 1994), p. 71; my translation.
26
Cited from Kostalevsky, M., Dostoevsky and Soloviev, (New Haven 30
Op.cit., my translation.
31
and London, 1997), p. 212. The English translation is from Cassedy, Steven, “P.A. Florensky and
27
Soloviev, V., The Crisis of Western Philosophy (Against the Positi- the Celebration of Matter” in Kornblatt, J. and Gustafson, R., (eds.),
vists), (1874). Russian Religious Thought, (Madison, Wis., 1996), p. 97.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

tation of the symbol that the Russian author ad- Florensky’s distinction between the “two thres-
heres to clearly includes the idea of the presence holds of receptivity”37 of the symbol: an “upper”
of what is represented in the representation. As a one, at which the symbol preserves some iden-
result, as we saw, a disinterested aesthetic expe- tity with the prototype and the “lower” one, at
rience becomes an impossibility. One source of which the ontological connection between the
Florensky’s understanding of the symbol is Or- two entities has been broken. It is the “upper
thodox theology of the image as worked out in threshold” that characterizes religious art. Reli-
Byzantium during the Iconoclastic Controversy gious art, therefore, is a “true symbol” that Flo-
of the eighth and ninth centuries. Since this is a rensky contrasts to the “allegorized symbol”38. If
very well studied problem32, I will only summa- religious art is symbolic in this sense it neces-
rize the main points. Iconophile theologians like sarily relies on the notion of presence as beco-
St. John of Damascus and St. Theodore the Studi- mes clear in the following passage: “Now I look
te borrow the idea of partial presence from Late at an icon and I say to myself: ‘Behold, this is
Antique Neo-Platonism. In other words, the per- She, not her picture, but She Herself, contempla-
son/ being is present in his/her image in some ted by means of, with the aid of, iconographic
aspects, but not all. To explain the nature of this art. As through a window, I see the Mother of
presence, medieval writers resorted to Aristotle’s God”39. This definition of the symbol becomes
terminology. The image and its prototype share of crucial importance for Florensky and he says:
accident or form, but differ in terms of essence
“I acquired the basic thought of my worldview:
or substance.
that what is named in name, what is symbolized
Another, less known, source, of Florensky’s
in the symbol, the reality of what is pictured in
view of the symbol was the romantic definition
the picture, is indeed present, and therefore the
of the symbol which, too, relies on notions of
symbol is symbolized”40.
presence but these are developed explicitly in
The romantic background of Florensky’s un-
the context of the crisis of modernity33. The first
writer to contrast symbol and allegory was the derstanding of the symbol is revealing as the Ger-
art historian Heinrich Meyer (1760-1832). In his man romantics were among the first who were
notes for the edition of Winckelmann’s Wer- systematically concerned with the problematic
ke Meyer gives the following definition of the nature of Western culture. Florensky’s writings on
382 symbol-allegory pair: “Symbolic representation is religious art as symbolic unfolded at a moment
the general concept itself, rendered perceptible; when many in Russia and the rest of Europe felt
allegorical representation signifies only the gene- that modernity was in a state of crisis. In this
ral concept different from itself”34. In his lectures sense, the romantic opposition between sym-
on the Philosophy of Art of 1802-1803, Schelling bol and allegory was re-sounded as a concern
goes back to this definition of the symbol. In this with modern culture that has lost contact with
sense, “in allegory the particular merely means higher being. This theme becomes one of the
or signifies the universal; in mythology it itself refrains of postmodernism, for instance, in Wal-
is simultaneously also the universal”35. This is ter Benjamin’s notion of the work’s loss of aura
why we must not say, for example, that “Jupiter in a technological age, in the late Heidegger’s
or Minerva means or signifies this or is suppo- writings on art, in Theodore Adorno’s thesis that
sed to signify it… They do not signify it, they the loss of the name as a primary constituent of
are it themselves”36. This is the background of language is an indicator of the alienations of mo-
dernity. Heidegger, in particular, discusses this

32
The best account in my view is Barasch, M., The Icon: Studies in the
History of an Idea, (New York and London, 1992). I have looked at
Byzantine theology of the image in view of the notion of presence in 37
Florensky, P., cycle of lectures on “Cult and Culture”. For the English
my Space, Time, and Presence in the Icon (Farnhem, 2010). translation, I am citing from Bychkov, V., The Aesthetic Face of Being: Art
33
I draw attention to the romantic background of Florensky’s unders- in the Theology of Pavel Florensky, (Crestwood, New York, 1993), p. 7.
38
tanding of the symbol in my article, “’The World Will Be Saved by Florensky, P., Iconostasis (Crestwood, New York, 2000, first in 1996),
Beauty’: The Revival of Romantic Theories of the Symbol in Pavel p. 85.
Florenskii’s Works”, Slavonica, vol. 14, number 1, April 2008, pp.44-56. 39
English translation from Bychkov, V., The Aesthetic Face of Being:
34
The English translation is from Todorov, T., Theories of the Symbol, Art in the Theology of Pavel Florensky, (Crestwood, New York, 1993),
(Oxford, 1982, first in French in 1977), p. 214. p.80, which I find better than the translation in Florensky, P., Iconosta-
35
Schelling, F., Philosophy of Art, (Minneapolis, 1989, first in German in sis (Crestwood, New York, 2000, first in 1996), p. 69.
1859), p. 47. 40
Florensky, P., Iconostasis (Crestwood, New York, 2000, first in 1996),
36
Op.cit., p. 42. p. 164.
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - The Problem of Religious Art: Re-thinking Secular Modernity
and Aesthetical Experience

problem explicitly in terms of the symbol. That Conclusion


the sculpture of a God “is not a portrait whose
purpose is to make it easier to realize how the This paper started by subscribing to the idea that
god looks, rather, it is a work that lets the god aesthetics and modernity are inextricably linked.
himself be present and thus is the god himself”41 In this sense, a critique of Kant’s notion of aes-
is another way of insisting, as Florensky had thetic experience implies a critique of modernity
done, that in the icon we see the Mother of God,
conceived as secular, a notion firmly established
“not her picture”. Florensky would have readily
in the mainstream of Western European thought.
agreed with Heidegger’s claim that “the work is
Religious art was of interest because it addressed
a work, as long as the god had not fled from it”42
in a particularly forceful way the doctrine of dis-
and that art serves to “accomplish being”43 and
“unconcealedness”44. interestedness, postulated by Kant. What comes
At the same time, while Florensky belongs to across in the experience of religious art, as in the
this line of thought, he stands out he places on recent cases of the Danish “cartoon war” and the
visuality and on the religious image in particular. Lenin icon in Northern Greece, is that reactions
The romantics’ preoccupation with the symbol depend on the belief in some kind of presence
evolved very much as a concern with literatu- of the object of representation in his/her image.
re and, to some degree, with ancient Greek art. It is this belief that invalidates aesthetic contem-
Greek art is the paradigm that Heidegger re- plation as described in Kantian aesthetics.
fers to as well. Florensky, however, shifted the As was seen from the writings of Pavel Flo-
emphasis onto the religious icon. The importan- rensky, the realization that religious images dis-
ce of visuality and the religious image, on the close presence is part of a project that challen-
one hand, recalls Byzantine theology of the icon. ges the concept of Western aesthetics, questions
On the other, it partly explains the fascination the underpinnings of European modernity and
that Florensky exercizes nowadays over readers the separation of human reason into secular and
who feel that modern life is saturated by images. religious.

383

41
Heidegger, M., Poetry, Language, and Thought (New York, 1971),
p.20.
42
Op.cit., p. 43.
43 Op.cit., p. 138.

44 Op.cit., p. 56.
The Concept of “Author” in Crisis
Maria Gioga
University of Bucharest

384
In 1991 the american literary scene was shat- a long fight with cancer2. Soon after his death,
tered by a heartwrenching discovery: the wor- Yasusada’s son, the only survivor of the family,
ks of Hiroshima survivor Araki Yasusada. Ma- discovered his father’s unpublished notebooks
jor poetry journals like Grand Street and The of poetry, translated them, and sent them to
American Poetry Review have dedicated many various literary magazines.
pages to publish the „vivid, surreal poems and Nothing of the biographical description that
assorted literary artifacts (letters, drains of you read above is true. Araki Yasusada never
haiku)”1 of Yasusada, alongside with his re- existed, the entire case being a hoax who’s au-
markable biography. Araki Yasusada was born thor is allegedly thought to be Kent Johnson, a
in 1907 in Kyoto, studied Western literature Spanish teacher at Highland Community Colle-
at the Hiroshima University and was involved ge in Freeport, Illinois. What is true though is
in avant-garde poetry groups and experimen- that many prestigious american journals (and the
tal renga circles; he was highly influenced by Abiko Quarterly in Japan) published the poems
Jack Spicer, Roland Barthes and Paul Celan. and even dedicated supplements vividly descri-
On August 6, 1945 Yasusada’s wife and youn- bing the poet’s life. Rumours began to spread in
gest daughter Chieko died in the atomic blast. the literary world when it was discovered that
His older daughter Akiko did live, but would Yasusada attended an university before that be-
die within less than four years from radiation ing even founded, read books before those were
sickness. Yasusada himself died in 1972 after even published and his works included anachro-

1 2
Nussbaum, Emily. “Turning Japanese: The Hiroshima Poetry Hoax.” Perloff, Marjorie. “In Search of the Authentic Other: The Poetry of Ara-
Lingua Franca: The Review of Academic Life 6.7 (1996 Nov), pp. 82- ki Yasusada.” Marjorie Perloff Home Page. 1998. Electronic Poetry
84. MLA International Bibliography. Ames Lib. 12 Apr 2008 . Center. 12 Apr 2008.
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - The Concept of “Author” in Crisis

nistic refferences to things like scuba diving. In the first place, I will try to answer this
Embarrassed editors rejected the previously question by offering a historical background to
accepted works of the fictive Hiroshima survi- the concept of Author. Before becoming a good
ver. Some of them had strong reactions, going caught up in the circuit of ownership, becoming
as far as to call the hoax “a criminal act”. Is it thus a product, discourse was an annonymous
that because those poems are hoaxes and fakes collective act, placed between the sacred and the
thst they don’t make it to the realm of literature? prophane. At the dawn of times, there was no
And, most important, does the initial publication proper author because societies were domina-
of the poems has to do more with a fascination ted by the belief that the true and good were
with Yasusada dramatical biography than with best discovered collectively, and that sacrifice
his own work? of individual interest was essential in a repu-
In the 20th century a form of Nouvelle Cri- blic concerned with the progress of knowledge
tique has arised: articles like “The Internatio- and “public virtue in politics”. The idea of Au-
nal Phallacy” (1946) or “The Affective Phallacy” thor mostly comes into question with the appea-
(1949) were advocating for the idea that the rance of the typography which in less than one
meaning of a text has to be found inside the century, became so popular that it extended its
field of publications from the Bible and classical
text (as an independent self-sufficient artefact)
texts to various literary genres. The State and the
and not in the the author’s intentions his emo-
Church saw the menace in the new technology
tional needs, desires and anxieties. A new wave
and wanted to prevent the popularization of he-
of post-structuralists has declared the death of
retical texts. So the Author, far from being born
the author by defying the idea of author as be- out of an ethics of ecriture, appeared from the
ing central in the reading of a text. This became need of knowing whom to punish.
a controversate subjects: while the Author was As the invention of the print created the Au-
replaced with concepts like “structure”, “implied thor culture, the arisining internet writing practi-
author”, “subtext” or even Reader (it is a common ces might back out his existence. The problems
place nowdays in the practice of creative writing that appear from indeterminate and collective au-
to say that the true locus of writing is reading), torship seem to justify the post-structuralist death
many authors actively cultivate authorial perso- notice of the Author. Foucault reminds us that
nas through websites, blogs, facebook and twit- although we regard the concept of authorship 385
ter. At the same time, we hear more and more as “solid and fundamental”, that concept hasn’t
frequently complaints about the fact that pres- always existed. It came into being at a particular
tigious prizes are rewarded on basis of politica- moment in history, and it may pass out of being
lly correctness, rather rewarding author’s life or at some future moment.
appartenece to a certain defavorised group. How But as we rush to book signings and author
do we react in front of these opposite trends of events, can we really conceive such a thing like
approaching the artistic oeuvre? a egoless author?
Cambio de valores estéticos en los tiempos
prebélicos, bélicos y postbélicos:
Serbia y la Antigua Yugoslavia
Tamara Djermanovic

386
Palabras clave expuestos cuando empiezan a servir o utlizarse
como instrumentos de la manipulación política.
Televisión, Conflictos, Nacionalismos, Cine (Kus- Y esto, sobre todo en la época de las nuevas te-
turica), Literatura (Andrich). conologías, puede alterar velozmente los valores
estéticos —a consecuencia también éticos— de
toda una sociedad. Es lo que pasó en Serbia y
Resumen en gran parte de la Antigua Yugoslavia en los
años 90.
La experiencia vital está en la base de esta po- En este sentido, el territorio “estético” —en el
nencia: como (ex) periodista en programas cul- amplio sentido del término— hasta iba preparan-
turales de la Televisión de Serbia, concretamen- do el terreno de lo político. A veces, no obstante,
te dirigiendo justo en los meses que preceden como en Sarajevo con el grupo de diseñadores
el comienzo de la descomposición yugoslava Trio (entre otros), el arte desafió, en los tiem-
(1991) el magazine cultural europeo “Alicia” para pos de la guerra y del asedio de la ciudad, una
la TV de Belgrado, pude ver cómo se iban alte- situación extremadamente difícil y sirvió como
rando los criterios profesionales y estéticos como el principal arma de la resistencia y hasta de la
consecuencia de una crispación nacionalista y supervivencia de sus habitantes.
control político al que, poco a poco, caían todos Así que, aunque me presento en el Congreso
los medios de comunicación estatales. como profesora de Estética y Teoría de las Artes,
A partir de una serie de anécdotas se puede no se trata en mi ponencia de una mera reflexión
recrear un fenómeno que resulta inverosímil en académica o filosófica. Entiendo que la propues-
la teoría, pero que en la práctica de situaciones ta de este congreso es hablar de lo estético des-
semejantes resulta inevitable: el arte, la creati- de la perspectiva actual, es decir, del principio
vidad, no son menos transcedentes ni menos del siglo XXI, y desde las sociedades en crisis.
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - Cambio de los valores estéticos en los tiempos prebélicos, bélicos
y postbélicos: Serbia y la Antigua Yugoslavia

Y la experiencia de la Antigua Yugoslavia Los diseñadores del Trio intentaron apelar a


crea una situación que combina cierto fatalismo la comunidad internacional haciendo una serie
histórico pero con ingredientes nuevos. El Me- de carteles con motivos conocidos, para que se
morandum firmado por una serie de académicos entienda la dimensión del drama que se vivía en
de la Academia de Letras y Ciencias de Serbia fue Sarajevo bajo el asedio.
un controvertido documento que algunos con-
sideran la base intelectual que lleva a la desin-
tegración de Yugoslavia. Fue inmediatamente CV
denunciado (1986) de manera oficial por el go-
bierno de Yugoslavia por incitar el nacionalismo. Nacida en Belgrado en 1965, estudió Literatura
También es un buen ejemplo para entrar al Comparada en la universidad de su ciudad na-
tema propuesto, el cine de Emir Kusturica, sus tal. Desde 1991 reside en Barcelona donde ac-
películas cine creado a partir de los años 90 tualmente es profesora de Estética y Literaturas
como testimonio profundo de lo que ha pasado eslavas en la Facultad de Humanidades de la
en la Antigua Yugoslavia. “Soy como un amante Universidad Pompeu Fabra. Ha creado y dirige
que lo ha perdido todo”, declaró el cineasta de el Seminario de Estudios eslavos en la misma
origen bosnio cuando ganó la Palma de Oro por Universidad.
Ha realizado diversos estudios sobre la lite-
su Underground (1994). Y cuando uno se dirige
ratura rusa, en especial sobre Dostoyevski, ob-
al gran arte, como es el caso del premio Nobel
jeto de su libro “Dostoyevski entre Rusia y Occi-
Ivo Andrich, leyendo sus palabras de que “en dente” (Herder, 2006). También ha encaminado
una guerra, más allá de los que vencen y de los su interés hacia figuras artísticas como Rubliev,
que pierden, lo que queda es una humanidad Malévich o Kandinsky, y cinematográficas, como
perdida”, se afirma plenamente lo que instruía Andréi Tarkovski.
aún Aristóteles en su Poética: el arte, la literatu- Es colaboradora de diversas revistas cultura-
ra, nos enseñan de manera más profunda y más les y escribe con regularidad en el periódico La
filosófica que cualquier histori(ografí)a. Vanguardia.

387
La reflexión estética y sus márgenes.
El artista moderno en contextos religiosos
Jon Echevarría Plazaola

388
Palabras clave pleja muestra unos problemas que forman una
especie de test, de situación crítica (D. Gamboni,
Libertad creativa, Arte Moderno, Tradición, Secu- 1999: 239).
larización, Experiencia estética. La estética moderna se configura a partir de
varios fenómenos vinculados a los procesos de
Esta comunicación tiene como objetivo reflexio- secularización. El tránsito desde la experiencia
nar sobre algunas cuestiones que han quedado religiosa a la experiencia estética se produce
en los márgenes de las narrativas del arte mo- cuando la tradición poética se hace autónoma
derno y de la reflexión estética. Es el caso de de la tradición religiosa. Esta separación define
las tensas relaciones entre el arte moderno y la dos tipos de texto, el religioso, que contiene un
Iglesia Católica en las sociedades secularizadas, mensaje y una promesa, y el poético-literario,
sobre todo en la primera parte del siglo XX. A pe- que no remite a nada más auténtico sino que
sar de que la crítica del arte y la reflexión estéti- habla desde sí mismo. (H. G. Gadamer, 1996).
ca solo se han ocupado muy ocasionalmente de La noción de la individualidad moderna, por su
ellas, no cabe duda de que estas relaciones cons- parte, surge cuando la experiencia religiosa de
tituyen un caso interesante para el estudio de la la identidad, que se manifiesta de forma clara en
creación, la recepción y la función de las obras las Confesiones de San Agustín, se emancipa de
de arte en la Modernidad, con fuertes implica- su dependencia de los predicados de perfección
ciones con respecto a los presupuestos fundacio- divina y empieza a fundamentar su verdadero yo
nales del pensamiento estético y la Modernidad. en la propia individualidad (H. R. Jauss, 1992).
Las obras fruto de estas relaciones no están Nos encontramos con un proceso similar en
destinadas ni a museos ni a galerías, sino que el ámbito del arte, donde se produce un trán-
son concebidas desde su origen para decorar sito desde lo que H. Belting ha denominado la
iglesias. Tras la autonomización del arte y de los era de la imagen a la era del arte. Con “imagen”
valores estéticos, esta situación “impura” y com- H. Belting se refiere principalmente a la imagen
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - La reflexión estética y sus márgenes.
El artista moderno en contextos religiosos

sagrada, a la imagen cultual, tal y como esta ima- Ya no es la institución religiosa la que dicta, a
gen se define en la Edad Media. En esa época partir de la correspondencia entre dogma e ima-
la imagen reivindica ser la evidencia inmediata gen, la naturaleza espiritual o sagrada del arte,
de la presencia de Dios revelada a los ojos y a sino que la “dimensión religiosa” del arte surge
los sentidos del creyente/espectador. Esta pre- de la “visión interior” del artista y de su búsque-
sencia de lo divino en las imágenes conforma da de un significado profundo de la realidad (P.
su aura, condición indispensable para su culto. Tillich, 1989; Truchman, M. & Freeman, J., 1986;
La crítica de Lutero al uso devocional y cultual R. Lipsey, 1988).
de las imágenes, que reduce a propósitos didác- En 2008 tuvo lugar en París y Munich (Centre
ticos, destruye ese aura y abre el camino a una Georges Pompidou–Haus der Kunst) la exposi-
nueva consideración de la imagen: las imágenes ción Traces du Sacré, donde se mostraron nume-
dejan de ser un fenómeno religioso y liberadas rosas imágenes y formas artísticas del siglo XIX y
de sus usos cultuales y litúrgicos adquieren reco- XX que responden, según el testimonio implícito
nocimiento por sí mismas. Aunque sus reflexio- o explícito de sus propios autores, a una volun-
nes procedan de otro contexto, podríamos decir tad de desocultar «lo sagrado» a través de imá-
aquí con W. Benjamin que la imagen pierde su genes “profanas”. Como afirma Jean de Loisy en
existencia aurática o su valor ritual para adquirir el catálogo, la “sacralidad no-religiosa” ha cons-
un valor de exhibición (W. Benjamin, 2003). El tituido y constituye una fuerza que actúa sobre
hecho de que la imagen se valore por sí misma la creatividad de numerosos artistas modernos,
introduce un nuevo nivel de significados entre a pesar de que en el ámbito del arte y de la re-
su apariencia visual y la interpretación que el es- flexión estética este hecho sea como un “secreto
pectador hace de la misma, dando comienzo a lo guardado en familia” ( J. de Loisy, 2008: 17).
que hoy en día entendemos como arte (H. Bel- Pero esta aproximación al arte moderno, que
ting, 1994) y sentando las bases de lo que Kant va ganando fuerza en el ámbito de la reflexión
denominó como “placer estético desinteresado” estética, no agota la cuestión de las relaciones
(W. Hofmann, 1983: 46-51). entre el arte moderno y la religión. Faltaría por
La autonomización del arte, la preeminencia aclarar cómo han sido las relaciones entre el arte
de la subjetividad individual a la hora de abordar moderno y la Iglesia Católica, la institución reli-
la experiencia, el desinterés del juicio estético y giosa que con sus dogmas y sus estructuras de 389
la defensa de la libertad creativa del artista que poder ha ejercido un inmenso poder sobre gran
se deducen de estos procesos de secularización parte del arte occidental.
constituyen los pilares de la estética moderna. La resistencia de la Iglesia Católica a aceptar
Estos procesos de secularización y la expul- los procesos de secularización y su incapacidad
sión de la religión de la esfera pública nos per- de adaptarse al mundo moderno abren una bre-
miten diferenciar dos tipos de relación entre el cha insalvable entre la Iglesia y el arte moderno.
arte moderno y la religión: la relación entre el La decadencia del arte cristiano, que hunde sus
arte moderno y la Iglesia Católica y la relación raíces en la Contrarreforma, es consecuencia di-
entre el arte moderno y la religión no institucio- recta de esta brecha (Régamey, P. R., 1947). Ob-
nalizada, con “lo religioso” o “lo espiritual”. Mi viamente, la Iglesia necesita imágenes para las
propósito en esta comunicación es reflexionar iglesias de nueva construcción, pero el rechazo a
sobre el primer tipo de relación, pero antes me las imágenes del arte moderno hacen que se opte
gustaría dedicar algunas palabras al segundo. por un estilo ecléctico, donde el academicismo
Han sido los mismos procesos de seculari- burgués se combina con la reproducción de es-
zación citados los que han permitido a muchos tilos del pasado, favoreciendo el surgimiento de
artistas, incluso antes que Kandinsky, atribuir diversos revivals, como el neomedievalismo, el
a su arte una naturaleza religiosa o espiritual. neobizantinismo, etc. ( J. Pichard, 1953: 14). Este
Atendiendo a estos testimonios y siguiendo los eclecticismo llega a su punto culminante cuando
trabajos de R. Otto o W. Worringer, algunos es- el arte cristiano se aproxima al “arte popular” y
tudiosos del arte han propuesto una concepción adopta para sí las características de las imágenes
no religiosa de lo sagrado, que liberado de las comerciales. El término alemán kitsch, que des-
estructuras institucionales de la religión encuen- pués ha hecho fortuna en el vocabulario artístico
tra su acomodo en las expresiones profanas del gracias a C. Greenberg, se utiliza originalmente
arte moderno y contemporáneo (M. Eliade, 1995; para referirse a este tipo concreto de imágenes
W. Worringer, 1997; R. Otto, 2001; A. Vega, 2004). religiosas.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Hay dos cuestiones básicas a las que se en- Con estos precedentes, el segundo intento de
frenta la Iglesia Católica en su relación con el unir el arte moderno con la Iglesia adquiere ma-
arte moderno: ¿Pueden las formas del arte mo- yor interés para la reflexión estética. Este intento
derno ser apropiadas para el arte que tiene como se produce a lo largo de la década de 1950 de
destino las iglesias? ¿Los artistas modernos que la mano de los sectores más progresistas de la
realicen estas obras han de ser católicos? Como Iglesia. Estos sectores impulsan la construcción
consecuencia de las tensiones que generan estas de varias iglesias, contando para ello con la co-
interrogantes, resulta difícil para los artistas mo- laboración de destacados artistas modernos. La
dernos aceptar las condiciones de las comisiones mayoría de estos artistas se declaran ateos y mu-
eclesiásticas, mientras que las imágenes realiza- chos se posicionan políticamente en la izquier-
das bajo esas condiciones no son reconocidas da. De entre estos proyectos, caben citar lo más
como obras de arte. emblemáticos, como la iglesia de Assy (Francia)
A lo largo del siglo XX han sido dos los in- decorada con obras de Matisse, Lipchitz, Leger,
tentos principales de dar respuesta a estas cues- Chagall y Braque, o la iglesia de Audincourt
tiones, acabar con la decadencia del arte cristia- (Francia), decorada por Leger y Bazaine. En el
no y acercar la Iglesia Católica al arte moderno. contexto estatal resulta necesario citar la Basíli-
La primera de ellas se produce inmediatamente ca de Arantzazu (Guipúzcoa), obra de los arqui-
después de la Primera Guerra Mundial. Desde tectos Saez de Oiza y Laorga, y decorada entre
el propio núcleo germinal del arte moderno otros por Oteiza, Basterretxea, Lucio Muñoz y
artistas e intelectuales católicos como Maurice E. Chillida. Pero el caso más interesante es la
Denis, Alexande Cingria, Georges Desvalleries capilla del Rosario en Vence (Francia) concebida
o Jacques Maritain intentan dar respuesta a las y decorada íntegramente por Matisse y que él
cuestiones planteadas y centran sus esfuerzos en considera su obra maestra, el resultado de toda
la búsqueda de un arte que sea a un mismo tiem- su vida activa (H. Matisse, 2010: 269).
po moderno y religioso. Un arte moderno en sus El intenso debate que se genera en torno a
formas y en los medios plásticos empleados y estos proyectos es esencial para la Iglesia, pero
un arte religioso porque está sujeto a las exigen- también para el arte, la estética y la sociedad.
cias dogmáticas e iconográficas del Catolicismo. Todas las cuestiones de la actualidad artística
390 Este “arte religioso moderno” adquiere durante de la época, como las relaciones del arte mo-
un breve tiempo una gran repercusión, contan- derno con el público, la idea de tradición o la
do incluso con secciones propias en grandes ex- polémica figurativo-abstracto están, en diferen-
posiciones internacionales. En el Estado español tes grados, están presentes en estas discusiones.
cuenta con el apoyo decidido de Eugeni d‘Ors. Las respuestas aportadas son muchas veces ra-
Pero cabe preguntarse sobre la supuesta dicales y explican varios aspectos generales del
modernidad de este “arte religioso moderno”. arte moderno y de la cultura de esos años, justo
Complicada por numerosos matices y divisio- poco antes de que se comience a hablar sobre
nes internas, esta “modernidad” es una moderni- lo “postmoderno”. Me centraré en algunas de las
dad relativa, incluso paradójica (Gamboni, 1999: cuestiones que plantean estos proyectos, y que
248). Su doble pertenencia a lo moderno y al afectan a las ideas de tradición, libertad creadora
Catolicismo institucional implica un “dilema críti- del artista y experiencia estética.
co”, como reconoce M. Denis, en cuanto que los La mejor muestra de que estos proyectos
imperativos de la autenticidad artística y las ca- cuestionan algunos de los presupuestos y los cri-
racterísticas mismas que definen al arte y al artis- terios valorativos usuales del arte moderno es la
ta moderno se contraponen a los de la sumisión agria polémica que generan. Estas polémicas son
a la autoridad eclesiástica (M. Denis, 1921: 288). conocidas en Francia con el nombre de la “que-
M. Denis resuelve esta contradicción condenan- relle d´art sacré”, ya que recuerdan las famosas
do el individualismo y la autonomía del artista, querellas entre antiguos y modernos en los albo-
y denuncia como “idolatría” el “culto al artista” y res de la Modernidad.
a un objeto, la obra de arte, que es en sí misma Por un lado, círculos eclesiásticos del más alto
sin finalidad (Gamboni, 1999: 248-250). De este nivel y grupos de laicos sostienen, desde una ac-
modo volvemos otra vez al marco de la subor- titud radicalmente antimoderna, que estas obras
dinación del arte a la teología, de la imagen al son aberraciones, sacrilegios, insultos a Dios,
dogma, de la forma al contenido, de la libertad que formarían parte de un plan para subvertir
del artista a la fe. los cimientos de la civilización cristiana (VV.AA.,
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - La reflexión estética y sus márgenes.
El artista moderno en contextos religiosos

1952). Como consecuencia de la presión ejercida les permite justificar el carácter religioso de las
por estos grupos varias de estas obras son pro- imágenes que realizan para estas iglesias, más
hibidas por la Iglesia durante varios años, como allá de si en ellas se representan temas o motivos
es el caso de la cruz que G. Richier realiza para religiosos. Muchas de estas imágenes son semi-
la iglesia de Assy, los apóstoles de J. Oteiza para figurativas o abstractas, lo que nos plantea, más
el friso de la Basílica de Arantzazu y el mural allá del contexto religioso concreto en el que se
de N. Basterretxea para la cripta de esta misma inscriben, la cuestión sobre la espiritualidad o a
basílica1. la “sacralidad no-religiosa” del arte moderno que
Los críticos y teóricos del arte moderno, por hemos citado al comienzo. Podemos decir que la
su parte, han optado en la mayoría de los casos religiosidad de estas imágenes excede al dogma
por ignorar estos proyectos, ya que los conside- que puedan estar representando (Couturier, cita-
ran incompatibles con la condición moderna. El do en Billot, 1992: 301). Ante la pregunta “¿Cree
caso de la capilla de Vence realizada por Matisse usted que existe un arte religioso?”, Matisse res-
es significativo a este respecto. Las palabras de ponde: “Todo arte digno de tal nombre es reli-
Matisse no dejan duda del significado que atri- gioso. (…) Cuando una creación no es religiosa
buye a este espacio: “He querido crear un espa- no se trata más que de arte documental, de arte
cio espiritual en un local reducido” (H. Matisse, anecdótico” (H. Matisse, 2010: 280).
2010: 284); “Empecé por lo profano y he aquí Muchas de las críticas que recaen sobre estos
que, al final de mi vida, de la manera más na- proyectos se basan en la afirmación de que no
tural, termino por lo divino” (H. Matisse, 2010: se atienen a la “verdadera tradición de la Igle-
276). sia”. Como ya he comentado, el arte oficial que
Pero Louis Aragon, en su Henry Matisse, Ro- impulsa la Iglesia a partir de mediados del si-
man (L. Aragon, 1998), y Pierre Schneider en su glo XIX es una mezcla de varios ingredientes que
monumental obra sobre el pintor (P. Schneider, da como resultado un estilo ecléctico: el arte
1993) sostienen que el sentido espiritual que Ma- académico, el arte kitsch cercano a las imágenes
tisse atribuye a esta creación se contradice con comerciales y una visión idealizada de la Edad
su obra anterior y con su personalidad, e inten- Media. La Edad Media se define como la “edad
tan descalificar el alcance y el significado de la de oro del cristianismo” y sirve como modelo
misma. A Picasso, por su parte, le resulta inacep- a una utopía retrospectiva a la que se anhela 391
table el proyecto de Matisse y su colaboración regresar. En la elaboración de esta visión mítica
con un sector de la Iglesia, y realiza una especie del pasado, que es lo que define la idea de “tra-
de contraproyecto: dos murales en la capilla des- dición” para la Iglesia, juegan un papel esencial
acralizada de Vallauris con la paz como tema. varios movimientos artísticos el siglo XIX, como
Pero los artistas que participan en los proyec- los “Nazarenos” o los “Prerrafaelistas”. En torno
tos y aquellos sectores de la Iglesia que los res- a estos grupos se va definiendo una estética y
paldan tienen claro que el carácter moderno de un modelo social pre-moderno que adquieren
su arte no se ve amenazado por trabajar en un una gran aceptación en círculos eclesiásticos. A
contexto religioso, ya que ni renuncian a su au- través de esta “estética neomedieval” se aspira a
tonomía ni a su libertad creativa. Como dice Ma- devolver al sistema tradicional de la Iglesia una
tisse, “nunca sentí la necesidad de convertirme nueva validez, lo que confirma la dificultad de la
como condición necesaria para realizar la capilla Iglesia para adaptarse a las nuevas condiciones
de Vence. Mi actitud interior no se ha modificado socio-culturales y su deriva hacia la “ideología
nada, continúa siendo la misma de antes” (H. Matisse, católica” (D. Menozzi, 1991: 53-57; A. Besançon,
2010: 277). Es precisamente esta libertad lo que 2003: 319-352).
Pero la cuestión de la “tradición” es siempre
problemática para la Iglesia, ya que todos los mo-
vimientos de reforma que se han gestado dentro
de ella, como la de Lutero, han apelado siempre
1
Los primeros esbozos de este mural para la cripta fueron borrados a la tradición, a un retorno a lo original. Preci-
una noche por algunos de los frailes franciscanos de Arantzazu, ale- samente los artistas modernos que participan en
gando que el “nudismo dorsal” de las figuras de Adán y Eva no era los proyectos citados se defienden de las críticas
decoroso. Poco después llegaba la prohibición. El mural de Baste-
rretxea que actualmente decora la cripta de Arantzazu es otro, rea-
apelando a la tradición medieval y al origen del
lizado en 1984, tras una larga disputa entre el pintor y la comunidad arte cristiano (P. R. Regamey, 1952: 119-146; G.
franciscana. Monnier, 1987: 51) No debemos olvidar que el
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

arte de la Edad Media forma parte del inventa- Paradójicamente, llegamos a unos resultados
rio de recursos que adopta el arte moderno. La similares por caminos totalmente diferentes, ya
primacía de la concepción plástica y cromática que hay evidentes paralelismos entre el eclec-
sobre los criterios de imitación y acabado, y la ticismo de la arquitectura posmoderna y el del
defensa de un arte pobre en sus medios son ca- arte cristiano oficial que impulsa la Iglesia Cató-
racterísticas que el arte moderno extrae en gran lica en la primera mitad del XX. En ambos casos
medida del arte de la Edad Media. lo que se prima es la “fachada”, es decir, la apa-
Hay pues en estos debates dos nociones de riencia, la imagen sin trasfondo.
tradición en juego: por un lado, una idea de No parece casual que se haya utilizado el mis-
tradición estática, objetivada sobre una verdad mo concepto, el de “espectáculo”, para definir y
que yace en algún momento del pasado. Esta criticar ambos fenómenos artísticos y las conse-
tradición se compone de un número de estilos cuencias políticas, sociales y culturales que se
y costumbres que se mantienen separados del derivan de los mismos (F. Pérez Gutiérrez, 1961;
desarrollo posterior del arte y la sociedad. G. Debord, 1983). En el “espectáculo” no hay
Por otro lado, nos encontramos con una idea nada que ver, las imágenes remiten únicamente
de tradición que incorporando la novedad de a aquello que muestran, ya que se privilegian los
cada periodo se renueva constantemente. Esta clichés y los lugares comunes. Pero cuando la
última noción de tradición, a la que denominaré arquitectura, y por extensión, el arte se convier-
“dinámica”, implica un nexo con el pasado, pero ten en un cliché, nos abocan irremediablemente
al mismo tiempo, desde una perspectiva creado- a lo superficial.
ra, la tradición requiere de una actitud de des- Esta primacía de la “apariencia” vacía el tér-
prendimiento del pasado, de libertad, para que mino “tradición” de cualquier contenido y se
el contenido de esa tradición sea renovado en el pierde su significado profundo, que enlaza de
presente y proyectado hacia el futuro. Tradición manera crítica el pasado con el presente y lo
y ruptura configuran pues dos momentos de un proyecta al futuro. Esta pérdida del sentido de la
mismo movimiento. Es lo que Jorge Oteiza deno- historia nos sitúa en un “presente perpetuo” (F.
mina la “rigurosa continuidad creadora” del arte Jameson, 1983: 125), aunque en el caso del arte
( J. Oteiza, 1944: 85). Ni hay actualidad sin tradi- religioso oficial sería mejor hablar de un “pasado
392 ción, ni tradición sin actualidad. Y no hay futuro perpetuo”2.
sin actualidad ni tradición. Otro aspecto importante que se puede des-
Resulta interesante confrontar estas dos ver- tacar de estos proyectos es lo que D. Freedberg
siones con la idea de “tradición” que emerge ha denominado “el poder de las imágenes” (D.
pocos años después, a finales de la década de Freedberg, 1989). Lo que subyace en las polémi-
1960, de la mano de los primeros movimientos cas que rodean a estos proyectos es la creencia
catalogados como Postmodernos, especialmente de que las imágenes ejercen cierta influencia en
en el ámbito de la arquitectura. aquel que las observa. Esta creencia viene a con-
El eclecticismo de la arquitectura posmoder- firmar la dimensión política de las imágenes: el
na se basa en una reconsideración de los refe- modo en que un grupo determinado se define a
rentes históricos. Las “tradiciones históricas” se sí mismo por medio de aquellas imágenes en las
convierten en una fuente inagotable de recursos, que se reconoce está en relación directa con su
donde los arquitectos tienen total libertad para autodefinición o autodeterminación política. Un
hacer uso de todo el repertorio de imágenes, fi- cambio de imaginario o una crítica a esas imá-
guras, formas y estilos desarrollados por la histo- genes puede provocar no solo una crisis en el
ria de la humanidad. Las tradiciones históricas se modo en que dicho grupo se representa y defi-
convierten de este modo en un inmenso archivo ne, sino un cuestionamiento de las estructuras de
de imágenes disponibles para ornamentar el pre-
sente. La imagen se sitúa por encima del proceso
o de la forma, lo que en el ámbito de la arqui-
tectura implica prestar atención a sus aspectos 2
J. Bernard destaca por su parte las similitudes entre las estrategias
bidimensionales, no a los estructurales o espa- pictóricas de los artistas “postmodernos” y las utilizadas a finales
ciales. Un aspecto esencial de este enfoque es del siglo XIX por el arte religioso no destinado a las iglesias para
modificar y “actualizar” las imágenes y la iconografía religiosa. Es-
que “la copia es más interesante que el original”. tas estrategias son la “espectacularización”, la “personalización”, la
(R. Venturi, D. Scott Brown, S. Izenour, 1977; M. “contemporaneización”, la “historización”, la “politización” y la “hiper-
C. Taylor, 1992: 186-229). mistificación” (J. Bernard, 1999).
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - La reflexión estética y sus márgenes.
El artista moderno en contextos religiosos

poder en las que se sustenta. Es lo que sucede Esta relación entre el arte y la economía afec-
en tiempos de la Reforma Protestante, cuando al tan a la reflexión estética. Actualmente, los con-
poner en cuestión la legitimidad y el uso de un ceptos que anuncian dramáticamente cambios
tipo de imágenes se tambalean las relaciones de en los paradigmas del pensamiento y la crea-
poder imperantes (H. Belting, 1994: 460) Pero a ción artística tienen, por regla general, una vida
diferencia de la Reforma, en estas polémicas no breve. En las décadas de 1970 y 1980 el térmi-
se pone en duda la propia existencia de la ima- no “Postmoderno” ocupó casi todos los debates,
gen dentro de la Iglesia: la imagen es permitida, pero hoy parece haber perdido fuerza y nuevos
incluso deseada. Pero se pretende controlar lo términos fugaces, como “post-contemporáneo”,
que los espectadores ven, en este caso lo que se valoran al alza en el mercado de las ideas.
los creyentes ven, ya que así se controla lo que Todos estos términos tratan de superar la no-
conocen, lo que sienten, aquello que conforma ción de Modernidad y poner nombre a nuestra
su autodefinición como grupo. época. En mi opinión, la denominada “crisis” de
Por ese motivo la introducción en las igle- la Modernidad es un impass en el desarrollo del
sias de nuevas imágenes provenientes del arte proyecto moderno, entre otros motivos por el
moderno es una cuestión problemática para los impacto de las nuevas tecnologías electrónicas
sectores más reaccionarios de la Iglesia, ya que y digitales en nuestra vida cotidiana. Pero crisis,
estas imágenes cuestionan su “visión de mundo”. en este contexto, debería significar revisión de
Su temor radica en que las imágenes modernas los postulados, no ruptura ni búsqueda de una
pueden conducir a “error” a quien las contem- novedad “banal” vinculada a las necesidades del
pla. Este error, claro está, es aceptar la Moderni- poder económico imperante.
dad. Para estos sectores, la ortodoxia religiosa se La salida de este impass pasaría por una rein-
impone a la “ortopraxis estética” (E. Fouilloux, vención de la Modernidad por medio de la re-
1999: 270). Por su parte, para el sector de la Igle- visión del concepto de Estética, ampliando su
sia que impulsa estos proyectos la introducción alcance e integrando de modo crítico aspectos
de las formas e imágenes del arte moderno es o conceptos que hasta ahora han quedado en
sus márgenes. Para ello no solo resulta necesario
el medio de revitalizar el pensamiento católico
descubrir lo viejo en lo nuevo, sino también lo
y de adaptarlo a la Modernidad. En ambos casos
nuevo en lo viejo. Como recuerda S. Zielinski, 393
lo que se prima es la respuesta individual del
uno de los teóricos de los media más originales
espectador/creyente ante las imágenes (Lai-Kent
de la actualidad, durante siglos hemos ido escri-
Chew Orenduff, 2008: 70), pero más allá de esta
biendo el futuro con el descubrimiento, investi-
respuesta individual lo que aquí está en juego es
gación y transformación de aquello que hemos
la autodefinición del grupo (de los creyentes, y
encontrado en los depósitos de los procesos his-
por extensión, de la Iglesia) frente a la Moder-
tóricos. En este sentido, la vanguardia no es más
nidad.
que una re-apropiación inventada del pasado (S.
Como se pone en evidencia en este ejemplo,
Zielinski, 2006: 1-11; S. Zielinski, 2010).
el arte cumple además de la estética una am- Solo con una mirada nada nostálgica al pa-
plia variedad de otras funciones, cada una de sado y a la tradición, en el sentido dinámico y
ellas con sus correspondientes actitudes, rela- crítico que aquí he destacado, con la salvaguarda
ciones y conflictos (D. Gamboni, 2007: 11). Esta de la libertad del artista y una concienciación
diversidad de funciones hace que los aspectos sobre la imagen, incluida una crítica de la visibi-
psicológicos y emocionales se filtren en nues- lidad que nos libere de su presencia superficial
tra respuesta ante las imágenes artísticas, aunque (A. Vega, 2009), podrá el arte recuperar su poder
también ante las no artísticas, como bien saben de re-configurar lo sensible y subsanar la actual
los especialistas en marketing, lo que pone en ausencia de la unidad fundadora y del suelo co-
cuestión la posibilidad de un total desinterés en mún que caracteriza a la Modernidad estética.
su percepción (D. Freedberg, 1989). Este aspecto
“impuro” adquiere una especial importancia en
un momento en que la experiencia estética se
ha devaluado a consecuencia de la interminable Bibliografía
sucesión de imágenes y de tendencias que arras-
tran la práctica artística hacia el sector del ocio y ARAGON, L., Henry Matisse, Roman París, Galli-
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395
“I wolud prefer not to...”
[Un recuerdo (ultrarrápido)
de la psicastenia legendaria]
Fernando Castro Flórez

396
El camuflaje o, para complicarlo más, en lo que esquizofrénico que, como apuntara Minkovski,
Caillois llamara “psicastenia legendaria”, esa ante la pregunta ¿dónde está usted?, responde
suerte de psicosis insectoide, relacionada con el invariablemente: “Sé dónde estoy, pero no me
estadio del espejo, en la que se produce una siento en el lugar donde me encuentro”. La des-
virtual desustanciación del ego1. Frente al man- posesión del sujeto puede llevar a una vertigino-
tenimiento de la diferencia y la autoposesión, el sa invención de espacios3. Conviene tener pre-
mimetismo representa, de este modo, una pérdi- sente que, como señaló Caillois, el mimetismo
da de la autonomía, de lo diferente, del límite: la puede ser un lujo y, además, en ocasiones pe-
confusión con su entorno, la “inscripción en el ligroso4.
espacio”, acerca al sujeto a la desposesión, como
si cediese a una tentación ejercida sobre él por la
vasta exterioridad del espacio mismo, una tenta- 3
“El espacio se presenta ante estos espíritus desposeídos como una
ción a la fusión2. En cierto sentido, esa situación voluntad devoradora. El espacio los persigue, los cerca, los digiere
es una “dislocación” semejante a la que sufre el en una fagocitosis gigante. Y por último los reemplaza. El cuerpo
pierde su unidad con el pensamiento, el individuo cruza la frontera
de su piel y vive del otro lado de sus sentidos. Intenta verse desde
un punto de vista cualquiera del espacio. Siente que él mismo se
convierte en espacio, espacio negro donde no pueden ponerse co-
sas. Es semejante, no a ninguna cosa, sino simplemente semejante.
1
Cfr. Roger Caillois, “Mimétisme et psychasténie légendarie” en Mi- E inventa espacios de los cuales él es una ‘posesión convulsiva’”
notaure, n.° 7, París, junio 1935. Hay una traducción parcial en Revis- (Roger Caillois, “Mimetismo y psicastenia legendaria” en Revista de
ta de Occidente, n.º 330, Madrid, noviembre 2008. Recordemos la Occidente, n.º 330, Madrid, noviembre 2008, p. 134).
4
apropiación de esta conceptualización de la psicastenia legendaria Roger Caillois llega a hablar de mimetismo como un lujo peligroso
por parte de Jacques Lacan en “El estadio del espejo como forma- que puede llevar al animal, tal es el caso de las orugas que se hacen
dor de la función del yo [je] tal y como se nos revela en la experien- pasar por hojas, a una suerte de suicidio involuntario: “Las orugas
cia psicoanalítica” en Escritos 1, Siglo XXI, México, 1971, p. 89. geómetras simulan con tanta perfección los brotes de un arbusto
2
Denis Hollier, “Mimesis and Castration” en October, n.° 31, invierno que los horticultores las cortan con la podadera (Murat); el caso de
1984, pp. 3-16. las filias es aún más desgraciado, ya que se devoran entre ellas al
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - “I would prefer not to...” [Un recuerdo (ultrarrápido) de la psicastenia legendaria]

Recordemos la definición de camuflaje que desconcertante, a la fuga7. “La manera más senci-
ofrece James G. Ballard en su “Proyecto para un lla de atraer a una multitud —dijo Houdini— es
glosario del siglo XX”: “El buque de guerra o el anunciar que en un momento y un lugar deter-
búnker camuflados no tienen que desaparecer minados alguien va a intentar algo que, en caso
por completo, sino confundir nuestros sistemas de fracasar, significaría una muerte súbita”. Nos
de reconocimiento siendo por un momento lo aproximamos a la magia y, seguramente a las
que son y luego dejando de serlo. Muchos imita- distintas formas de lo artístico, para conocer el
dores y políticos sacan partido del mismo prin- drama del fracaso. El éxito de la magia consiste
cipio”5. Steward Whaley, en su libro referencial en ocultar lo difícil y en evitar que se haga visible
Detecting Deception: A Bibliography of Counter- que la dificultad es un engaño. Houdini, el maes-
deception Across Time, Cultures and Disciplines, tro del exhibicionismo mágico, un singular tipo
advierte que el engaño es la deformación inten- que popularizó los métodos delictivos, permitía,
cionada de la realidad que percibe otra persona, a los espectadores, la inspección de los meca-
y puede dividirse en dos categorías principales: nismos que empleaba en sus espectáculos, para
la disimulación (ocultar lo real) y la simulación llegar, por supuesto, a la constatación de que ahí
(mostrar lo falso). Dentro de la disimulación, no hay nada. La magia es, entre otras cosas, una
identifica tres clases: el encubrimiento (ocultar lo interrogación sobre la mirada y sus misterios8.
real haciéndolo invisible), la tergiversación (ocul- Pero también el mago más famoso se dedicó a
tar lo real disfrazándolo) y el despiste (ocultar lo pregonar una verdad amarga: no hay magia9. Y,
real confundiendo). Dentro de la simulación, in- sin embargo, se produce el hipnotismo: el públi-
cluye la imitación (mostrar lo falso a través de los co se pasma o se estremece con su ignorancia.
parecidos), la invención (mostrar lo falso a través Sorprendente situación la de pagar por no saber.
de una realidad diferente) y la atracción (mostrar Nos encanta volver a esos espectáculos en los que
lo falso desviando la atención). En última instan- se mezcla sueño y pantomima. Puede que no es-
cia, lo fundamental es la capacidad de adaptarse tuviera haciendo otra cosa que ocultar su estra-
a la situación. tegia de ocultación: un metacamuflaje (irónico)
Ojalá siguiera actuando Jasper Maskelyne, de la magia. La verdadera magia es la ilusión de
el famoso o fabulizado “mago-camuflador”6. que pueda existir algo llamado verdadera magia.
Houdini desplegó la impresionante parodia de la En una palabra, es la hábil ocultación de los me- 397
asimilación: él era el hombre capaz de adaptarse dios empleados para engañar. En medio de tanta
a cualquier cosa y escapar de ella; en realidad redundancia y deriva es oportuno anunciar que,
no era otra cosa que un mistificador, obsesio- en realidad, el camuflaje no es magia10. Nuestro
nado por la seguridad, que se daba, con un arte

7
“Todos nos conocemos demasiado bien como artistas de la fuga.
tomarse por verdaderas hojas, de modo que podríamos pensar en Conscientemente o no, planificamos nuestra vida –nuestros gestos,
una especie de masoquismo colectivo que conduce a la homofagia nuestras ambiciones, nuestros amores, los mínimos movimientos de
mutua, por ser la simulación de la hoja una provocación al canibalis- nuestro cuerpo– según nuestras aversiones; el repertorio personal
mo bajo esta forma de festín totémico” (Roger Caillois, “Mimetismo de situaciones, de encuentros, de estados anímicos o físicos que
y psicastenia legendaria” en Revista de Occidente, n.º 330, Madrid, nos llevaría a hacer literalmente cualquier cosa con tal de evitarlos”
noviembre 2008, p. 130). (Adam Phillips, La caja de Houdini. Sobre el arte de la fuga, Anagra-
5
James G. Ballard, “Proyecto para un glosario del siglo XX” en Guía ma, Barcelona, 2003, p. 69).
del usuario para el nuevo milenio, Minotauro, Barcelona, 2002, p. 8
“Hasta el ritual de sus números parece esencialmente moderno; pri-
303. mero, el público, inspección abierta para mostrar que no se oculta
6
Las acciones de Jasper Maskelyne fueron popularizadas por Da- nada; luego, el espectáculo, la prueba del arte triunfante que de-
vid Fisher en la novela El mago de la guerra (1983). Maskelyne era muestra que, o nada se oculta, o que, sea lo que sea lo ocultado, no
descendiente de una dinastía de ilusionistas teatrales y capitaneaba se puede ver. Y por eso nos preguntamos qué es lo que constituye
un colectivo de profesionales del teatro, artistas e inventores de- un misterio –qué poderes excepcionales podría pensarse que tie-
nominados la “cuadrilla mágica”, a las órdenes de Ejército Británi- ne una persona– cuando no se invocan poderes sobrenaturales ni
co durante la campaña en el norte de África de la Segunda Guerra los logros se atribuyen a estos poderes” (Adam Phillips, La caja de
Mundial. Se les atribuye el camuflaje de la ciudad de Alejandría para Houdini. Sobre el arte de la fuga, Anagrama, Barcelona, p. 63).
9
preservarla de los bombardeos aéreos, la moblización de batallo- En su libro Handcuff secrets se dedicó a revelar su técnicas: “Un
nes de tanques fantasmas recubriendo vehículos de manera que libro de magia es una contradicción en sí; lo que nos dice es que no
pareciesen tanques de combate y la invención de un sistema de hay magia” (Adam Phillips, La caja de Houdini. Sobre el arte de la
enormes espejos giratorios que reflejaban la luz para confundir a fuga, Anagrama, Barcelona, 2003, p. 61).
los pilotos alemanes. Cfr. Jonathan Allen: “Embusteros en tiempo de 10
“En un artículo –ilustrado con imágenes– aparecido con el artícu-
guerra” en A grande transformación. Arte e maxia táctica, MARCO, lo “Art by Accident” en The Architectural Review en septiembre
Museo de Arte Contemporáneo de Vigo, 2008, pp. 98-99. de 1944, Casson señalaba: “El camuflaje no es magia”, añadiendo
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

mundo tampoco tiene necesidad ni de lo uno ni comienzo de El año solar de Bataille leemos que
de la otra. Basta con exhibir todo, amalgamando “el mundo es puramente paródico, es decir, que
lo obvio, lo obtuso, lo obsceno y lo obsolescen- cada cosa que se observa es la parodia de otra, o
te. Tenemos una singular pasión por lo inhós- incluso la misma cosa bajo una forma decepcio-
pito, aquel unheinlich que, según Freud, es lo nante”. No somos, lo sabemos de sobra, aquellos
que debe permanecer oculto pero ha salido a que se atrevieron a cortar en seco un ojo con
la luz. Es urgente desvelar todos los secretos y, una navaja de afeitar ni siquiera tenemos el hu-
especialmente, airear lo reprimido, convertir lo mor negro de entregar el apéndice visual en el
momento previo a la decapitación14, queremos
real en show no sea que algo verdaderamente
que todo se haga visible o, sencillamente, que la
“inquietante” acabe por tragarnos y llevarnos al
realidad acepte su dimensión obscena.
sin-fondo de lo enigmático para lo que solamen- Ya no estamos, en apariencia, en las trinche-
te cabe decir: “no (ha) lugar”. ras: ha triunfado la decepción. Y, sin embargo,
El proyecto estético contemporáneo consisti- en el arte todavía queda un rastro compulsivo
ría, en muchas ocasiones, en el “esfuerzo” de eti- que lleva a que lo real parezca que huye ante
quetar lo impalpable11. Desde el teatro del vacío un ataque inminente15. Aquellos tanques camu-
de Yves Klein a Statement of Esthetic Withdrawal, flados han mutado en un sistema de señuelos,
de la exposición The Big Nothing (Institute of codificaciones saturadas, en puro tratamiento Lu-
Contemporary Art de Filadelfia) a la última Bie- dovico, bobadas con las que disfrazar la vanidad
nal de Sao Paulo, en el arte contemporáneo se del mundo. Camoufler: disfrazar y volver algo
advierte una pasión por lo incorporal12 y furor irreconocible o imperceptible, ocultar, disfrazar,
casi religioso por el vacío. Con todo, a veces los disimular, maquillar. Tenemos todas las piezas
intentos de convertir el vaciamiento, el silencio o del puzzle: de la dazzle painting a la paranoia-
la renuncia en algo heroico o incluso en un paso crítica daliniana, de Veruschka Lehndorff a los
a la vida pueden terminar por ser patéticos13. Al Mirrors de Lichtenstein, y los paisajes camuflados
de Mateo Maté. El artista es, desde hace tiempo
el perfecto enmascarado: a la vista de todos y,
paradójicamente, invisible16.
No para el llamamiento generalizado a no
a continuación que, contrariamente a lo que establece la creencia desentonar17. Lo decisivo es componer un ma-
398 popular, ‘los diseños multicolores, violentamente contrastados, no gistral camuflaje en la insignificancia: ser un
confieren ningún manto de invisibilidad cuando se aplican capri-
cualquiera. Aquí está cimentado lo que llama-
chosamente sobre el objeto’” (Henrietta Gooden, “El camuflaje civil
británico en la Segunda Guerra Mundial” en Revista de Occidente, ríamos el arte de desaparecer18. Nuestra peculiar
n.º 330, noviembre 2008, p. 9).
11
“A la transformación del arte en éter o gas, responde entonces la
desaparición de la experiencia que debe venir enmarcada en ritua-
14
les fuertes, hasta muy fuertes para ser identificable; dicho en otros Recordemos un suceso que hacía las delicias de Bataille y de Leiris:
términos, para que se sepa simplemente que hay experiencia. Es “Estando a punto de ser guillotinado, el condenado a muerte Cram-
todavía y siempre el problema del “aire de París”: ¿cómo acondicio- pon se arranca un ojo y se lo da al capellán que quería asistirlo, una
narlo para que sea efectivamente el aire que es, y al mismo tiempo, farsa de alto vuelo, porque el cura ignoraba que se trataba de un
mantenerse como aire? El problema es similar al problema de las ojo de vidrio” (Michel Leiris, “La época de Lord Auch” en Georges
marcas para perfumes, los looks y todo lo que es ‘tendencia’. Se Bataille y Michel Leiris: Intercambios y correspondencias. 1924-1982,
trata de etiquetar lo impalpable. No es fácil, tampoco es imposible, El cuenco de plata, Buenos Aires, 2008, p. 36).
15
y con mucho sentido de la comunicación, muchas imágenes y todo “Como un animal que desaparece en el bosque en el último mo-
el arte de los envases, sprays, vaporizadores, lo logramos…” (Yves mento, el camuflaje era el arte de confundir la mirada que predecía
Michaud, El arte en estado gaseoso, Fondo de Cultura Económica, el ataque” (Hillel Schwartz, La cultura de la copia. Parecidos sorpren-
México, 2007, p. 139). dentes, facsímiles insólitos, Cátedra, Madrid, 1998, p. 190).
16
12
Cfr. Anne Cauquelin, Fréquenter les incoporels, Presses Universitai- Maite Méndez Baiges se pregunta si el artista contemporáneo no
res de France, 2006. Patrizia Magli señala que “el auténtico reto que es otra cosa que un enmascarado, alguien que, como Dalí, Warhol o
el camuflaje plantea hoy al diseño es la búsqueda más sorprendente Beuys, se camufla. “Algunos de ellos sabían, como también revela el
de los efectos: lo invisible” (Patrizia Magli, “Morfologías de lo invisi- psicoanálisis, que no hay mejor forma de esconder algo que ponerlo
ble. La vocación camaleónica de los objetos de uso” en Revista de bien a la vista” (Maite Méndez Baiges, Camuflaje, Siruela, Madrid,
Occidente, n.º 330, Madrid, noviembre 2008, p. 46). 2007, p. 58).
17
13
Pienso en el caso del artista Tehching Hsieh, recientemente “cano- “El camuflaje también es una forma de referirse, de un modo más
nizado” en el MoMA, famoso por sus one-year-performances, que general, a la condición de uniformado, de disfrazado, que nos afecta
llegó a estar trece años, de 1986 a 1999, haciendo arte pero con a todos en la actualidad” (Maite Méndez Baiges, Camuflaje, Siruela,
la intención no mostrarlo nunca en público. Cfr. Out of Now. The Madrid, 2007, p. 94).
18
Lifeworks of Tehching Hsieh, The MIT Press, Cambridge, Massa- “Una de las estrategias fundamentales del camuflaje es desapare-
chussets, 2009. Me he ocupado, polémicamente, de este “caso” en cer, convertirse en transparente o imperceptible” (Paolo Fabri entre-
Fernando Castro Flórez, “El performer como idiota monumental” en vistado por Tiziana Migliore, “Estrategias del camuflaje” en Revista
ABCD Las Artes y Las Letras, 25 de abril de 2009, pp. 32-33. de Occidente, n.º 330, noviembre 2009, p. 98).
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - “I would prefer not to...” [Un recuerdo (ultrarrápido) de la psicastenia legendaria]

“psicosis” lleva a que veamos a Bartleby no solo las emociones que me dominan. ¡Cartas muer-
como el maestro del rechazo sino como la pre- tas! ¿No suena a hombres muertos? Imaginen a
sencia insoportable que nos permite pensar en un hombre propenso por carácter y circunstan-
(la llegada de) otra cosa19. Pienso que no estaba, cias, a la pálida desesperación… ¿Qué ocupa-
aunque pudiera parecerlo, camuflado en el seno ción podría contribuir más a aumentarla que la
de la burocracia ni cabe acusar de plagio a un de manejar constantemente esas cartas muertas
sencillo escribiente. Este personaje actuaba, en y llevarlas al fuego?”20. Una carta siempre llega
todos los sentidos, al pie de la letra. Siempre hay a su destino, sobre todo si no ha sido enviada21.
algo que puede, aunque sea al final de todo, En cierto sentido, el único mensaje está sintomá-
excitar la curiosidad, por ejemplo, un rumor: re- ticamente codificado. El secreto ha sido dejado
sulta que cuentan que Bartleby había trabajado al descubierto22. Como desconcertados herede-
como subalterno en la oficina de Cartas Muertas ros de Bartleby solo podemos terminar con una
de Washington de donde fue despedido por un frase hecha: “I want nothing to say to you”23. A
cambio de administración. “Cuando pienso en pesar de todo, esto no quiere decir que no haya
ese rumor, no encuentro palabras para expresar que hacer nada24.

20
Herman Melville, “Bartleby o el escribiente” en Preferiría no hacerlo,
Pre-textos, Valencia, 2000, p. 56.
21
“A causa de este carácter virtual del gran Otro, una carta siempre
llega a su destino, tal como señala Lacan justo al final de su ‘Semi-
nario sobre «La carta robada»’. Incluso podría decirse que la única
carta que llega completa y efectivamente a destino es una carta no
enviada; su verdadero destinatario no es otro de carne y hueso sino
el gran Otro” (Slavoj Zizek, Cómo leer a Lacan, Paidós, Buenos Aires, 399
2008, p. 20).
22
“Pues si se trata, ahora como antes, de proteger la carta de la mi-
rada no puede dejar de emplear el mismo procedimiento que él
mismo desenmascaró: ¿Dejarla al descubierto? Y podemos dudar
de que sepa así lo que hace, viéndolo cautivado de inmediato por
una relación dual en la que descubrimos todos los caracteres de
la ilusión mimética o del animal que se hace el muerto, y, caído en
la trampa de la situación típicamente imaginaria: ver que no lo ven,
desconocer la situación real en que es visto por no ver. ¿Y qué es lo
que no ve? Justamente la situación simbólica que él mismo supo ver
tan bien, y en la que se encuentra ahora como visto que se ve no
ser visto” (Jacques Lacan, “El seminario sobre ‘La carta robada’” en
Escritos 1, Siglo XXI, México, 1971, p. 24).
19 23
“Bartleby repite ‘preferiría no hacerlo’ y no ‘no lo haré’: su rechazo “En este sentido, la declinatoria de Bartleby (“No tengo nada que
no es respecto de determinado contenido sino en realidad el gesto decirle”, I want nothing tos ay to you) expresa, como todas, una peti-
formal del rechazo como tal. [...] Existen dos versiones cinematográfi- ción: reclama el derecho (de los inocentes) a no declarar, el derecho
cas de Bartleby, un telefilme de 1970, dirigido por Anthony Friedman al silencio. Quienes le ‘conocen’ apenas pueden verle (pasa inad-
y una de 2001 ubicada en Los Ángeles actual, realizada por Jona- vertido), pero ante todo no pueden ‘leerle’ (comprenderle), y cuando
than Parker; sin embargo, corre un persistente aunque no confirma- habla lo hace sin decir nada. Como una partitura escrita en una clave
do rumor por Internet acerca de una tercera versión en la que Bartle- desconocida, prefiere no ser interpretado. Declina toda interpreta-
by es interpretado por Anthony Perkins. Aunque este rumor termine ción. Se atiene a la letra (como Rimbaud cuando, contestando a una
siendo falso, el dicho se non e vero e ben´trovato se aplica como carta de su madre que alarmada tras la lectura de Una temporada
nunca: Perkins en su modo a lo Norman Bates hubiera podido ser en el infierno, le preguntaba qué significaba todo aquello, qué había
el Bartleby. Puede imaginarse la sonrisa de Bartleby mientras emite querido decir con ese poema, responde lacónicamente: ‘literalmen-
su ‘Preferiría no hacerlo’ idéntica a la sonrisa de Perkins en la última te lo que dice’)” (José Luis Pardo, “Bartleby o de la humanidad” en
toma de Psicosis cuando mira a la cámara y su voz (la de su madre) Preferiría no hacerlo, Pre-textos, Valencia, 2000, p. 176).
24
dice: ‘No era capaz ni de matar una mosca’. No hay en ello una cua- “Puede que en nuestro mundo, el acto de desenmascarar sea el
lidad violenta, la violencia pertenece a su propio estar inmóvil, inerte, acto del nihilismo por excelencia. Sin embargo, como dice Manuel
insistente, impávido. Bartleby no podría matar una mosca; eso es Delgado, que no haya nada que hacer no quiere decir que no haya
lo que hace tan insoportable su presencia” (Slavoj Zizek, Visión de que hacer nada” (Maite Méndez Baiges, Camuflaje, Siruela, Madrid,
paralaje, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2006, p. 466). 2007, p. 103).
Llora no poder llorar [...] Llora su duelo, si esto
es posible (Derrida, 2000: 113); [p]erquè
la desgràcia és ridícula (Weil, 2008: 68)
Maria Luisa Vieta Salomó
Universidad de Barcelona

La desgracia de Don Quijote no es su fantasía, es


Sancho Panza.
(Franz Kafka, Cuadernos en octava)

400
Palabras clave confianza inicial hacia las nociones, hoy muy de
moda, de deseo o cuerpo. Se juega demasiado
en ello; por ello, me resulta inmensamente tran-
Poder, montaje, recepción, banalidad y precarie-
quilizador. En este sentido, hago del montaje o
dad.
articulación textual una cuestión nuclear, con el
objetivo de dar lugar a un tipo de texto cuyo
contenido se vuelva contexto del texto que no se
Fuera de juego escribe. Menos rimbombantemente, el objetivo
es construir un texto que de querer ser signifi-
Antes de dar comienzo a la articulación de cier- cado por el lector exija su activa participación, a
tas aportaciones de tres de los últimos libros de partir de su propia articulación de sentido según
Judith Butler1, considero necesario replantear so- su experiencia y su vida. Con ello cada lector
meramente su trayectoria a partir de la constela- debería crear una nueva articulación de senti-
ción de algunas de sus nociones claves. Además, do, en pro de evitar toda sistematicidad, narra-
me agradaría hacer constar desde el principio ción o secuencia dadas de antemano. Mi apuesta
que la apertura a sus textos viene en mi caso por ahondar en el campo de la abstracción, y
condicionada por una noción de distancia para- su inherente aceptación de una contingencia sin
dójica, pues, por un lado, la evito para no hacer contenido, tiene como programa la no-identidad
de la violencia un espectáculo y, simultáneamen- formal, basada en la extrañeza y convivencia
te, por el otro, la acojo, implicando cierta des- con un contenido que sobresale como lo más
propio. En este sentido, la abstracción del con-
tenido amenaza como radical desesperanza sin
1
Los tres libros de Butler que he estudiado, en relación a su noción consuelo, en referencia a lo sentimental propio
de interconectividad ontológica de los cuerpos, han sido: Mecanis-
mos psíquicos del poder (2001), Precarious Life (2004) y Frames of
de la intimidad, lo ideológico, lo fantasmagórico
War (2009). e incluso lo estético. Negatividad sin violencia a
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - Llora no poder llorar [...] Llora su duelo, si esto es posible (Derrida, 2000:113);
[p]erquè la desgracia és ridícula (Weil, 2008: 68)

la que se le une inevitablemente la parodia, en de si la relativización de las identidades mengua


el seno de esta gigantesca pantomima, reforza- la capacidad de acción política o si, por el con-
da por la forclusión2 del simulacro. En el fondo trario, redefine la política y puede conllevar im-
se trata de investigar una herencia fuertemente portantes efectos sociales transformadores. Esto
hegeliana, en la que el deseo, siempre supues- es: el asunto trata de reformular la problemática
tamente de algo definido, juega un papel funda- de la capacidad de acción, de la agencia, de tal
mental en la configuración del sujeto. Dicho con modo que la deconstrucción de la identidad no
otras palabras, pienso que actualmente conviene proceda a la destrucción de la capacidad de ac-
explorar la sujeción también desde el ámbito de ción ni de la política, sino que sea esta su nuevo
la realidad psíquica, porque, como explica But- escenario. De este modo, la agencia, entendida
ler en Mecanismos psíquicos del poder (2001), la como una práctica de repetición, rearticulación y
opresión misma se articula con y mediante los resignificación subversiva, trabada en las relacio-
mecanismos psíquicos y sociales del poder y el nes misma del poder contra las que rivaliza, trata
deseo, en tanto que lo deseado conforma esen- de desplazar las normas de tal modo que estas
cialmente al sujeto y su identidad se halla en la muestren el carácter performativo de la identidad
intencionalidad del deseo. Todo ello desde un y, consecuentemente, en tanto que la agencia no
magma que asume que en el centro mismo de es un atributo de los sujetos sino el carácter per-
la vida psíquica hay un resto reprimido de resis- formativo del significante político, no tiene por
tencia que hace falta considerar y que la relati- qué vincularse a la viabilidad o no de un suje-
vización de las identidades desde la muerte del to unívoco, sea este individual o colectivo. De
sujeto de la primera modernidad pone en tela lo que va todo esto, en definitiva, es de pensar
de juicio tanto la estabilidad como su identidad. mediante agentes performativos no sujetos a un
Transversalmente, se trata de la(s) cuestión(es) proceso de identificaciones y de construcciones
de la(s) transformación(es) social(es), es decir, identitarias normativas que responden a una ló-
gica identitaria del poder, bivalente y excluyente.
En resumen: uno de los propósitos centrales
de este texto es el de reivindicar la relevancia de
2
Es un concepto lacaniano que nombra el mecanismo que caracteri-
centrar nuestra atención en el contenido de la
za a la psicosis, que marca el límite del psicoanálisis, y que consiste forma o, dicho con otras palabras, en el qué del 401
en el rechazo de un significante fundamental que queda expulsado cómo que trabaja para organizar nuestra percep-
(forcluido) del universo simbólico (A) del sujeto, retornando a lo real ción y pensamiento, y que contiene un trasfondo
en una alucinación o delirio que invaden la palabra y la percepción
del sujeto. Butler generaliza y radicaliza este mecanismo a la pro-
implícito que no aparece como figura opresiva
pia constitución del sujeto, en dos órdenes diferentes: como nación pero que condiciona violentamente el modo a
y como psiquis individual (2004: 19-49), mediante las nociones de través del cual ejercemos el poder. En sus úl-
melancolía y duelo. En este sentido el duelo caracteriza la toma de timos libros, e intensamente en Frames of War
conciencia de la pérdida constitutiva, de una ontología de la preca-
riedad corporal, en la cual el cuerpo se toma como estructura social
(2009), Butler insiste en que toda exclusión, pro-
extática, al mismo tiempo que matiza la teatralidad en la constitu- pia de la lógica de la identidad, es un producto
ción de la identidad. La melancolía, que encaja perfectamente en el relativo a los sentidos y al campo discursivo, y
campo que gestiona coercitivamente el poder, oscila entre la muerte no una situación ontológica originaria. En efecto,
del afecto y la violencia mimética, es decir, entre el mayor o menor
grado de la toma o no de conciencia y puesta en práctica del afecto
el poder del Estado limita y sostiene, gracias a
como arma efectiva del poder dominante, en tanto que las interpre- los medios de comunicación que controla, las
taciones hegemónicas le regulan diferencialmente y toman la forma condiciones de perceptibilidad y valoración, en-
del propio afecto. El duelo se sitúa entonces en el límite del círculo tonces, tanto el qué como sobre todo el cómo de
de la violencia que trazan estos dos polos extremos y en tensión.
Dicho con otras palabras, el duelo pone en duelo a estas dos for-
lo que vamos a percibir, interpretando por ade-
mas apropiadas del cuerpo que niegan y deniegan su socialidad lantado lo que se va a incluir o no en el campo
como pérdida constitutiva. La precari(e)dad, como lo propiamente de percepción y del discurso. Con ello, ni más ni
‘humano’, designa esa condición políticamente inducida en la que menos, Butler avala que el Estado ratifica lo que
ciertas poblaciones adolecen de falta de redes de apoyo social y
económico y están diferencialmente más expuestos a los daños, la
se va a llamar realidad, en el sentido de cercar
violencia y la muerte. […] También caracteriza una condición políti- el alcance del orden de lo percibido como exis-
camente inducida de la precariedad, que se maximiza para pobla- tente. El objetivo del Estado, continúa, no es otro
ciones expuestas a la violencia estatal arbitraria que, a menudo, no que el de controlar el afecto, anticipando cómo
tienen otra opción que la de apelar al Estado mismo contra el que
necesitan protección. En otras palabras, apelan al Estado en busca
éste se estructurará por la interpretación y, tam-
de protección, pero el Estado es, precisamente, aquello contra lo bién, anticipando la estructura misma de esta. En
que necesitan protegerse (Butler, 2010: 46-47; 2009: 25-26). función de esta constatación, la dicotomía clásica
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

entre realidad y ficción se torna un mecanismo la realidad o su funcionamiento. En este sentido


más de la lógica del control estatal. Con ello, la cuestiona la categoría de identidad para abrir la
responsabilidad colectiva e individual se reubica posibilidad de que este concepto no se cierre
en los canales que conectan ambos ámbitos, a a aquellos que quedan realmente excluidos, en
partir de una evaluación de la situación global base a la consideración de que los significantes
y la participación en su transformación, en base de la identidad no están estructurados de ante-
a la reflexión de que la relación entre realidad y mano. La identidad, para Butler, es una catego-
ficción es una ficción, es decir, un simulacro que ría incompleta, resultado de actos performativos
no se reconoce como tal y que alcanza el esta- realizándose constantemente, que puede abrir un
tuto de realidad, del que se deriva la noción de espacio útil a las resignificaciones y el despla-
la verdad, cuando la ficción se degrada a mero zamiento citacional, azaroso, de los significados,
consumismo y/o espectáculo, a través del con- que permitirían liberarnos de las fuerzas coer-
trol de los medios de comunicación. El eslogan: citivas que impone el poder. Para ser políticos,
“simulacro por el simulacro”, propio de las socie- como ya se ha señalado, no debemos anclarnos
dades más deshumanizadas, se erige como eslo- en una visión sustantiva del sujeto, no se requie-
gan de batalla desde una concepción crítica que re una base identitaria sólida, porque lo político
pretende destacar la arbitrariedad de los límites tiene más que ver con lo contingente, con esa
diferenciales y excluyentes que regulan la esfera conciencia fracturada del sujeto que se desen-
pública de la apariencia y del discurso, como vuelve prácticamente en un espacio de actividad
mecanismo para establecer lo que se considera creado a partir de vínculos y de interconexiones.
realidad y lo que no. Que la ficción sea copro- En la contemporaneidad, ya no es preciso definir
ductora de la realidad significa, llanamente, que de forma previa la estructura de una coalición
a fin de asegurar la unidad sino, más bien, la
la complejidad y extensión que ha alcanzado la
unidad resulta contraproducente, por ejemplo,
esfera del poder se ha logrado, en parte, gracias
para que aparezcan unidades provisionales en
a diversos mecanismos de identificación y ex-
acciones específicas que promueven la inclusión
clusión de la diferenciación que ocultan estados
de las divergencias. En otras palabras, se trata de
de la cuestión imprescindibles para desarrollar y
establecer encuentros entre diferentes posturas,
sostener actitudes de resistencia contra la violen-
de potenciar uniones abiertas, identidades que
402 cia diferencial que genera el poder.
se instauren y se abandonen según los objetivos
Desde una concepción crítica que recono- del momento, de fortalecer un conjunto abierto
ce la temporalidad histórica constitutiva de las que permita tanto la coincidencia como la dis-
categorías básicas del movimiento social en el crepancia sin obediencia a un fin reglamentado
cual se inscribe, Butler moviliza contra el dog- o a una definición cerrada; un tipo de política
matismo una deconstrucción sin destrucción de que se apoya en coaliciones temporales y móvi-
estas que promociona el aspecto revitalizante y les, que entiende que no hay sujeto anterior a la
productivo que emerge de su problematización3, acción sino que este se constituye en y a través
derivada de su actual incapacidad para explicar de ella. Esto obliga a atender, para interpretar
la cartografía del poder que produce y divide
diferencialmente las identidades o para trazar las
interrelaciones que conectan la variedad de luga-
3
No únicamente Butler escribe acerca de la necesidad de emprender res de opresión y crear una base para construir
un movimiento deconstructivo de las categorías políticas que han ar- alianzas con otros grupos subordinados, a la co-
ticulado la modernidad feminista, también Chantal Mouffe (1999: 110)
y Rosi Braidotti (2000: 30), por ejemplo, consideran relevante ceder
nexión de las distintas posiciones de sujeto, es
espacios de reflexión en torno a las propias aporías y vacilaciones, decir, a su configuración múltiple no limitada a
como lugares para renovar continuamente sus propias posturas y una identificación exclusiva, a una única catego-
prácticas. En efecto, actualmente, la sostenibilidad de las prácticas ría o a una sola posición de sujeto. No obstante,
de resistencia es uno de los problemas más acuciantes que hemos
esta concepción no impide considerar que en
de afrontar, si es que podemos; la fragilidad del poder poder brilla
por su ausencia. Una ausencia, por otro lado, que emerge como algunos contextos son necesarias y producentes,
signo de la interiorización de las normas, el incremento del ‘terroris- de forma específica, identidades estables para la
mo psicológico’, entendido como el descrédito de la persona y no lucha política, por ejemplo, en los casos en los
de su discurso con el objetivo de cerrar la esfera público-discursiva cuales el individuo o el grupo no están situados
a toda posible disensión, y el reparto diferencial y excluyente de
los nombres reconocidos en el mercado editorial. No es extraño, en
en una posición política fuerte y no poseen to-
nuestras sociedades, que la institucionalización de la autoría vaya davía una identidad pública que sea propia o ni
de la mano de una mayor ‘libertad’ en el hacer. siquiera han accedido al estatus del sujeto.
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - Llora no poder llorar [...] Llora su duelo, si esto es posible (Derrida, 2000:113);
[p]erquè la desgracia és ridícula (Weil, 2008: 68)

Desde un enfoque que se compromete con “Se pone punto final al montaje y a la docu-
el proceso de iteración, como mecanismo pro- mentación, a los intentos de librarse de la ilu-
pio de ejecución del funcionamiento y mante- sión de una subjetividad que confiere sentido”
nimiento del poder, a través del cual el sujeto (Adorno, 2005: 48-49). “Y en este caso, como
se constituye sometiéndose a las normas que se en tantos otros, la parodia de una forma es
apropian del proceso mediante el cual se cons- señal de su extinción.” (Benjamin, 1990: 102).
truye, Butler distingue entre una iteración nor-
mada, reproductora de lógica bivalente y exclu-
yente del poder, y otra fantasiosa, que da lugar
a la agencia como resistencia condicionada que Formología: ¿Fenómeno del vaciado del contenido
excede positivamente el valor que la habilita. A o vaciado del contenido del fenómeno?
su vez esta diferenciación da lugar al deslinde
entre una lógica de la identidad, propia del po- La necesidad del montaje se vuelve ineludible
der coercitivo social, y una la lógica de la identi- desde el momento en que se declara que la he-
ficación, ligada a la fantasía cultural indisociable gemonía normativa, vehiculizada por marcos o
de los modos en que está organizada la realidad modos de ejercerse el poder tanto discursivos
material, que facultan a Butler a hallar un re- como visuales, consigue la eficacia de su di-
ducto de libertad sobre la base de la admisión namismo mediante la gestión de la estructura
de un yo que se inventa constantemente y una reiterable del marco, entendida como el meca-
identidad y coherencia fantasiosas, derivadas de nismo del rompimiento consigo mismo y con
una estructura dinámica de identificaciones múl- el contexto en el que se ha formado para po-
tiples que realizan los deseos y operan perfor- der reinstalarse en cada nuevo contexto (Butler,
mativamente según el orden de la fantasía en 2009: 5-15). El montaje se refiere principalmente
el que se proyecta el sí mismo. La apelación a a una especial articulación del texto fuertemente
la iteración fantasiosa, entendida como potencia condicionada por la crítica a los marcos vigentes
propia del lenguaje, la imagen y el pensamiento, que conforman el contenido que articula, pero
facilita a Butler situar lo posible por encima de penetrada por el desconocimiento. Su función
la realidad, rebasando la normalidad producida. no se reduce, entonces, únicamente a la creación
La lógica de la identificación insiste, pues, en de matrices interpretativas que cuestionen y se 403
que la resistencia es inmanente al poder o que opongan a las interpretaciones dominantes que
el mismo poder genera un exceso de resisten- condicionan la capacidad de dar respuesta afec-
cia que finalmente no podrá dominar, o incluso tiva e intelectiva (Butler, 2009: 52), sino, además,
que cada caso normativo está sombreado por su a la mediación/traducción de estas por vía del
propio fracaso. Asimismo repara que para que montaje. Pues como indica Butler (2009: 169),
una hegemonía dominante —como conjunto de “[t]he ‘break’ is nothing other tan a series of sig-
descripciones autoevidentes de la realidad social nificant shifts that follow from the iterable struc-
que normalmente no se explicitan o el trastor- ture of the norm”, con lo cual no solo hay que
nado sentido común establecido discursivamen- atender a la ruptura del contenido significante
te por el poder— funcione efectivamente ha de sino también a la serie que enlaza y reitera los
añadir necesariamente ciertas propiedades en las cambios. El objetivo principal de esta mediación
cuales como colectivo explotado podamos iden- se halla en dar cabida a los mecanismos psíqui-
tificar nuestras aspiraciones, esto es, apropiarnos cos del poder, en base a la consideración de que
del deseo que el poder dispone como propio el lector organizará lo que le resulte confuso, no
por vía de una aceptación de las interpretacio- de acuerdo a las intenciones del autor, sino de
nes dominantes que regulan diferencialmente el acuerdo a los contenidos de su propia memoria
deseo. El poder, entonces, no se localiza en las y al conjunto topográfico de ficciones estructu-
convenciones, sino en su reiteración por parte radoras de la psique. De esta manera, algunos
del sujeto que instituye, mediante mecanismos de los mecanismos de gestión de la ruptura de
sociales y psíquicos del poder que conforman los marcos del poder asaltan al lector cuando
el proceso no automático de internalización de este se ve obligado a organizar por él mismo el
las normas. Consecuentemente, las condiciones texto, dotándole de un sentido que ya no apare-
del poder, obligadas a persistir mediante la reite- ce como meramente objetivo/intersubjetivo sino
ración del sujeto, tienen que considerarse como que se entronca a partir de su propia subjetivi-
estructuras abiertas, activas y productivas. dad e identidad. Con ello no solo se instala una
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

ambivalencia dinámica en el centro mismo de la vidual permite deshacerse y transformar la pre-


vida psíquica, esto es, la conciencia del estado ocupación narcisista de la melancolía consciente
melancólico, sino también se problematiza tanto en un recurso político-social, caracterizado por
el límite establecido entre el ámbito público y el desconocimiento del “yo” que puede tomar en
privado como la presunción de que la realidad consideración la vulnerabilidad de los otros. En
no se entrevera con la ficción: “interpretation is esta línea, para hacerse una idea de lo que pue-
not to be conceived restrictively in terms of a da ser el deseo que da lugar a la identidad fan-
subjective act” (Butler, 2009: 67). En esta direc- tasiosa, promovida por una lógica de la identifi-
ción encaja una de las pretensiones de Butler, a cación, hay que prestar atención a ese “genérico”
saber, la de mostrar la posibilidad de agentes per- de la identidad incoherente en su lógica tempo-
formativos no sujetos a la norma que cuestionen ral discontinua. Pues la noción de “genericidad
la realidad como ficción que oculta su simulacro. performativa” no es más que la otra cara, positi-
Para dar cuenta de ello Butler necesita distinguir va, de lo que hemos denominado negatividad de
entre una constitución del sujeto normada y otra la parodia, es decir, la dinámica que da cuenta
que rompe con la norma, vinculada a la fantasía. del extrañamiento del propio deseo en aras de
En el primer caso el sujeto sería pasivo, con iden- romper con la ruptura del marco que gestiona la
tidad normativa e iteraría los marcos del poder norma. Mas, en este caso, la ruptura de la rup-
siguiendo una lógica de la identidad continua y tura no se dinamiza mediante la in(in)tencionali-
coherente; en el segundo sucedería lo contrario, dad del sujeto que lleva a cabo el montaje, sino,
gracias a que la parodia se agencia de los marcos más bien, mediante el deseo que se niega para
de poder mediante su cuestionamiento, como afirmar, en una suspensión que pretendidamente
ficción que reinventan a modo de resistencia. La impide la caída en la identidad normada. Porque
lógica de la identificación permite la agencia de la apropiación, mediante la transformación de lo
un simulacro, o mejor todavía: de un simulacro propio en no propio, que impide la apropiación,
de un simulacro, mediante la parodia de la rea- entendida como una agresión a la norma, desde
lidad, en su vertiente crítica satírica, agenciada la norma, que se lleva en cada mano el mito y la
por sujetos de identidad genérica discontinua. La crítica del mito que dan lugar al desmoronamien-
teatralidad de la parodia desplaza y transforma, to de la realidad, es una agresión a la norma que
404 en el límite del sentido, a partir y en contra, los conserva tanto la muerte de la afectividad como
marcos coercitivos dominantes, desde una ope- la violencia mimética. Agresión, pues, y también
ración que gestiona, vinculándose a la vertiente violenta. Como la norma, la parodia, en su ver-
crítica y productiva del deseo. En este sentido, tiente positiva, reactiva una ruptura del marco
se trata, en principio, de no verse atrapado de- que obstruye el desplazamiento de la melancolía
finitivamente en la affectively dead4, es decir, en al duelo; como el poder, Butler solo puede va-
la rotunda desgracia de una indiferencia insu- ciar el fenómeno del contenido al no diferen-
perable que paraliza la agencia y la respuesta ciar entre contenidos. De ahí que la teatralidad
afectiva ante la conciencia de la normativización de la identidad sea matizada, años después, por
de “su” deseo. La melancolía consciente, esto es, el duelo, como pérdida constitutiva de la iden-
la toma de conciencia del borra-miento gestio- tidad (Phillips, 2001: 172). Con ello, lo político
nado de los referentes que apuntan a la pérdi- ya no se ubica en lo queer, como salida de la
da original, se rebela ante el circuito narcisista norma, sino en lo socialmente humano, consi-
de su deseo a través de una desubjetivación en derado como la vulnerabilidad constituyente e
bloque del deseo, que simultáneamente supri- irrecuperable tras la formación del yo, que da
me el contenido de toda individualidad y evita lugar a una ontología del cuerpo indisociable a
desplazarse a un estado de duelo; pues solo la una ética de la no violencia. Consecuentemente,
identificación del sufrimiento del contenido indi- Butler ya no hablará de una lógica temporal al-
ternativa sino de una desaceleración del tiempo
del poder por medio del duelo. Como advertía
Derrida en Espectros de Marx (2003), “the time
4
But perhaps there is some other way to live such that one becomes is out of joint”, pues el deseo, como anticipaba
neither affectively dead nor mimetically violent, a way out of the cir- Adorno, no se haya en la forma del contenido
cle of violence altogether. This possibility has to do with demanding
a world in which bodily vulnerability is protected without therefore
sino en el contenido de la forma. Lo fantasmático
being eradicated and with insisting on the line that must be walked de la realidad, que no la fantasía cultural indiso-
between the two. (Butler, 2004: 42). ciable de los modos en que está organizada la
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - Llora no poder llorar [...] Llora su duelo, si esto es posible (Derrida, 2000:113);
[p]erquè la desgracia és ridícula (Weil, 2008: 68)

realidad, se plasma, en Butler, en una rebelión de la fotografía, en el sentido de hacer explícito


ontológica, basada en una ética de la no vio- el contenido del marco que vehicula la norma,
lencia sometida a la tensión consciente entre la implica la traducción de aspectos técnicos de la
muerte de la afectividad y la violencia mimética. realización de la fotografía y su reproducción
Como escribe Butler en su último libro (2009: 50): en los diversos medios de comunicación, en los
“[a]ffect depends upon social supports for fee- cuales los marcos políticos y sociales operan. En
ling: we come to feel only in relation to a el fondo se trata de abrir la posibilidad a una
perceivable loss, one that depends on social ética no violenta, pero sí agresiva, de la técnica y
structures of perception; and we can only feel la tecnología, en la línea iniciada por Walter Ben-
and claim affect as our own on the condition jamin, en Dirección única (1987), que ya ponía
that we have already been inscribed in a cir- en juego implícitamente a través del montaje y
cuit of social affect.” explícitamente en sus últimas páginas. Pero But-
ler apenas se detiene en la traducción ni articu-
lación explícita de algunos de los componentes
“Deseo vivamente que esta burguesía, además técnicos de las fotografías que comenta, ni tam-
de haber inventado la radio, invente otra cosa: poco en un tipo de montaje textual que medie
un invento que haga posible establecer de una dicha reflexión. Con ello Butler se limita mera-
vez por todas lo que se puede transmitir por mente a diferenciar teóricamente entre violencia
la radio. Generaciones posteriores tendrán y agresión, para apuntar la reducción que lleva a
entonces la oportunidad de ver asombradas cabo el poder, al hacer de la violencia la forma
cómo una casta, a la vez que haciendo posible —y no una forma— que adopta la agresión.
decir a todo el globo terráqueo lo que tenía La centralidad de la imagen en nuestras culturas
que decir, no tenía nada que decir”. corre de la mano de la pérdida de significación so-
(Brecht, 1984: 82) cial del ámbito lingüístico. Ya en el siglo XIX, pero
extensamente en el XX, el pensamiento crítico se
las ha tenido que ver —desde la filosofía, el arte,
Centralidad de la imagen la literatura e incluso la ciencia— con esta com-
plejidad que afecta tanto a ambos ámbitos como
(incluye el bozal de Goya)
a las interrelaciones que mantienen. Ya Francisco 405
Goya, entre 1810 y 1820, en su articulada serie
El análisis de Butler sobre la fotografía (2009: de los Desastres de la guerra, dinamizó e inter-
63-100) pivota alrededor de la centralidad de la conectó el ámbito lingüístico, de unas leyendas
imagen en el condicionamiento de la interpre- que dispersaban el sentido único de la oración,
tación, afecto y percepción, en tanto que esta, con el de un tipo de imagen fracturada en su
enmarcada y estructurada por un marco imper- secuencialidad, caracterizada por el vaciamien-
ceptible que aplica la norma, controla el cómo to del contenido propio de la imaginación. La
y el qué vamos a ver que dicta el poder, gracias novedad en Goya se encuentra, en parte, en un
a los medios de comunicación que ha mono-
tipo de crítica social que condiciona pero tras-
polizado y los límites explícitos que ha logrado
pasa el contenido de los grabados, en tanto que
consensuar. La legibilidad, producción y renova-
esta también se reubica en su marco, mediante
ción del acontecimiento hoy no puede pensarse
diferentes modos de representación, la inclu-
sin la fotografía; ni por ende la lógica temporal
sión de diversos planos de realidad y ficción,
del poder plasmada en la ficción de una tensión
la alteración de la escala y el uso artificial de
—de un acontecimiento que va a continuar y su
la iluminación, entre otros, como, y sobre todo,
propia continuación (2009: 84)— que positiviza la
mediante la experimentación con el uso de téc-
promesa del futuro en el presente de un pasado
nicas y materiales del grabado. La abstracción
que renueva la catástrofe5. Tematizar el marco
del contenido estereotipado de la imaginación
permite a Goya desarrollar un tipo de imágenes
que, a través del cuestionamiento crítico de sus
5
Quizá un buen ejemplo para mostrar esta ficción de la tensión de marcos de representación, hacen visible lo que
un tiempo vacío y homogéneo se halle en el artículo de Victor Bur- mantiene e itera normativamente a lo invisible.
gin titulado “Jenni’s Room: Exhibitionism and Solitude” (2000: 77-89).
Un tiempo que, como habían anticipado Derrida y Dufourmantelle
Un ejemplo de ello lo encontramos en el agua-
(2000: 55-57), se ve atravesado por nuevas posibilidades técnico- fuerte lavado del Desastre de la guerra número
científicas que amenazan la interioridad de la integridad del sí mismo. 37, Esto es peor, de 15,7 × 20,7 cm (2004: 126),
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

donde la representación de la individualidad de Negatividad de la parodia


la agonía de un mutilado cuerpo entre la vida y
la muerte, atravesado y erguido por una de las Como bien indica Butler, uno de los mecanis-
dos rama de un árbol muerto que le atraviesa mos que hacen efectiva la reiteración del poder
del ano al hombro, resalta ante un horizonte de social como violencia, en el ámbito de la esfera
una masa indiferenciada que confunde los vivos discursiva, consiste en desestimar todo discurso
con los muertos, los vencedores con los venci- crítico que ataque frontalmente el contenido de-
dos, los liberadores con los usurpadores, etc. La rivado de los marcos de cognoscibilidad impe-
veleidad y el vaciamiento de los afectos de los rantes (2004: 101-127). No obstante, el terroris-
que matan y de los muertos, mediante una línea mo psicológico, dirigido a lacerar al portavoz de
esquematizada que reniega de los detalles y vo- la voz que pretende ser escuchada en la esfera
lúmenes, contrasta y se tensa en su relación con pública, y no al discurso que promulga, median-
el primer plano teatralmente iluminado. Como si te un mecanismo de banalización que identifica
nociones para expulsar del marco la crítica que
de una imagen dialéctica (Benjamin) se tratara,
provocaría el disenso, tildada de ilegítima por
Goya hace visible la desmesura y arbitrariedad
acusación, no es el único modo de destruir cier-
de una guerra desfigurada por el abandono de la
tos discursos críticos. Pues existen modos más
heroicidad y lo incognoscible, propio del roman- sutiles, relegados a las normas editoriales, que
ticismo que busca lo sublime, rescatando el sufri- no dejan publicar ciertos textos que se salgan
miento individual en un doble gesto que suspen- de las estructuras impuestas que coaccionan el
de tanto la precariedad de la vida que constituye contenido explícito de un texto. La acusación,
lo humano (Butler) como lo violento de una in- resultante de una primera lectura, que solo atien-
cipiente masa descarnada e indiferenciada que de al contenido obviando la forma editorial que
está formando la sociedad a costa de burlar lo imponen, suele ser tajante: ininteligibilidad o/y
humano. Goya desenmascara lo sublime como confusión temática. El mecanismo implícito que
banalidad; más allá y más acá, envolviendo la es- utilizan, reforzado por unos tiempos que exigen
cena representada, queda un espacio indetermi- la hiperproductividad que asegura la presencia
nado, espacio mortecino y claro, espacio de na- continua en el mercado editorial, y en contra de
406 die logrado mediante la técnica del aguafuerte. la desaceleración del tiempo que impone la lógi-
En relación únicamente a las leyendas de las es- ca del poder que obstruye el duelo, no se halla
tampas que le antecede (número 36 [2004: 125]) demasiado alejado del terrorismo psicológico del
y le precede (número 38 [2004: 126]): Tampoco que Butler se lamenta, aunque en este caso, tal
(36) Esto es peor (37) Bárbaros! (38). vez, sería más conveniente hablar de terrorismo
social, sin confundirlo con lo que se entiende
generalmente por este. Simplificadamente, este
mecanismo consiste en banalizar la dialéctica,
“En este punto se reconoce lo escandalosa- y eliminarla, en una regresión que identifica, y
mente estúpido que tienen los paraguas y los posteriormente forcluye, el contenido de la for-
paracaídas y, en general, las tiendas de cam- ma a la forma del contenido, retomando la dico-
tomía clásica del contenido amorfo que espera
paña y las carpas de circo (si admitimos que
ser formado por la forma, y que reitera su ló-
la estructura citada constituye la esencia de
gica bivalente y excluyente. En este sentido, y
todos ellos): la estupidez consiste en que los
siguiendo con la terminología utilizada, la forma
arquitectos (y, en general, los diseñadores de
de la forma determinaría el contenido del conte-
tiendas, toldos y carpas), desde los egipcios, nido, con lo cual se está tanto negando la posi-
no se han dado cuenta de que aquello con bilidad de una articulación quiasmática, que abre
lo que se las tienen que ver es con el viento, el sentido al receptor y es imprescindible para la
y no con la fuerza de gravedad. Que el pe- consideración de la interconectividad ontológica
ligro que corren paraguas y paracaídas, tien- que propone Butler, como afirmando y clausu-
das, toldos y carpas no es el de derrumbarse, rando un tipo de positividad que se reduce a
sino el de que el viento las barra y se las la literalidad de lo escrito. Con ello, los medios
lleve volando. Esto va a cambiar. Cuando se de comunicación, entre los que se encuentra el
demuelan los muros aprenderemos a pensar mundo editorial, se allana el terreno para gestio-
de ‘modo más inmaterial’” (Flusser, 1999: 64). nar las rupturas de los marcos de dominación,
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - Llora no poder llorar [...] Llora su duelo, si esto es posible (Derrida, 2000:113);
[p]erquè la desgracia és ridícula (Weil, 2008: 68)

pues como bien escribe Butler, y repito, aunque en realidad se encuentra oculta en una ima-
lamentablemente no profundice en ello por esta gen de dos dimensiones. Al pintar dos puntos
vía: “[t]he ‘break’ is nothing other tan a series en el papel o la pantalla separados por una
of significant shifts that follow from the iterable cierta distancia en horizontal (2 o 3 cm) con
structure of the norm” (2009: 169). Es decir, la un mismo color (como por ejemplo el rojo)
reiteración del marco, que vehicula la norma, al- y si convencemos a nuestros ojos para que
canza su efectividad controlando el mecanismo uno mire a uno de los puntos y el otro al otro
de su romperse —o de su desintegrarse con una punto, el cerebro interpretará que los dos
dirección u orientación de su posterior integra- puntos rojos que cada ojo ve, corresponden a
ción— para volver a ser efectivo en otro contex- un único punto rojo que se encontrará a una
to, gracias a la previa identificación y simultánea cierta distancia detrás del papel o la pantalla.
expulsión del contenido de la forma y la forma Si la distancia entre los dos puntos es mayor
del contenido. La igualdad epistemológica, que (puntos azules), la distancia a la que el cere-
caracteriza la extensión de la precariedad, no bro interpretará que está, será más alejada,
puede llevarse a término si no se diferencia y ocurriendo lo contrario si los puntos están
se pone en juego un contenido de la forma que a una distancia menor (puntos verdes). De
alude a lo social, desde la crítica individual, y esta forma, repitiendo los colores a distancias
una forma del contenido que alude a lo psíqui- calculadas, se formará una textura que enga-
co, cuestionado desde lo social. Y es, precisa- ñará a nuestro sistema visuo-cerebral y ge-
mente, en esta tensión interna entre contenidos nerará la ilusión de un mundo virtual detrás
donde creo que debe también situarse la ética de del papel o la pantalla” (rmflorencia, http://
la no violencia que desarrolla Butler6, como la www.taringa.net/posts/imagenes/1933370/
negación del contenido sedimentada en la forma Ilusiones-Opticas_Estereogramas-de-Disney-
discursiva que articula y se articula en la falta de muy-buenos!!!.html).
contenido que reproduce la forma que niega, a
propósito de su siguiente afirmación:
“But what media will let us know and feel ADORNO, THEODOR W. Teoría estética. Madrid,
that fraility, know and feel at the limits of re- Akal, 2004.
presentation as it is currently cultivated and — “La jerga de la autenticidad”, en Dialéctica ne- 407
maintained? If the humanities has a future as gativa; La jerga de la autenticidad. Madrid, Akal,
cultural criticism, and cultural criticism has a 2005, pp. 393-496.
task at the present moment, it is no doubt to
return us to the human where we do not ex- ARENDT, HANNAH. Eichmann in Jerusalem. A
pect to find it, in its fraility and at the limits of Reporto n the Banality of Evil. U.S.A., Penguin
its capacity to make sense” (2004, 151). Books, 1994.

BENJAMIN, WALTER. El origen del drama barro-


co alemán. Madrid, Taurus, 1990.
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basa en la capacidad de nuestra vista (y por ción y diferencia sexual en la teoría feminista
ende de nuestro cerebro) de captar imágenes contemporánea. Barcelona, Paidós, 2000.
desde diferentes puntos de vista. La imagen
que se percibe está en tres dimensiones, la cual BRECHT, BERTOL T. “Teoría de la radio (1927-
1932)”, en El compromiso en literatura y arte.
Barcelona, Ed. 62, 1984, pp. 81-92.
6
Un buen ejemplo de esto lo encontramos en Hannah Arendt, con-
cretamente en su texto Eichmann in Jerusalem, en el cual articula, BURGIN, VICTOR. “Jenni’s Room: Exhibitionism and So-
mediante una construcción textual plural, tanto la forma del conteni- litude”, en Critical Inquiry, 27, Autum 2000, pp. 77-89.
do que condiciona a Eichmann —basado en una palabra vaciada de
contenido social y penetrada por lo emotivo idiosincrásico; no lejos
de La jerga de la autenticidad, de Adorno— como el contenido de
BUTLER, JUDITH. Mecanismos psíquicos del po-
la forma que anula el propio proceso judicial y que Arendt señala der. Teorías sobre la sujeción. Madrid, Cátedra, 2001.
mediante la crítica. — Precarious Life. The powers of mourning and
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

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don: Verso, 2009. (Existe traducción al castella- MOUFFE, CHANTAL. “Feminismo, ciudadanía y
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408
Doris Salcedo y el secreto
Aproximación a lo inhóspito museístico

Ernesto Castro Córdoba

409
En 2007 la artista colombiana Doris Salcedo rea- a mi juicio, a la asimilación institucional de lo
lizó una intervención en la Sala de las Turbinas primero por lo segundo —una nueva reducción
de la Tate Galery en Londres, el hall de uno de del Acontecimiento al Concepto—, sino más
los más prestigiosos museos hoy día. Siendo la todo lo contrario: la irrupción de la diferenzia
primera artista iberoamericana en ser invitada al (con z) en el seno de la institución.
prestigioso museo londinense, Doris Salcedo re-
husó llevar a cabo una exposición retrospectiva
de su obra y, por contra, trazó una enorme grie- I
ta a lo largo del suelo del edificio, cuyo título
en hebreo —Shibboleth— establece conexiones Si, de acuerdo con la definición de Adorno en
con la efectividad de la poesía del silencio tras Minima Moralia, el sujeto contemporáneo no es
el Holocausto (Paul Celan, y también Adorno) sino el conjunto de las heridas que deja en su
y con la filosofía de la deconstrucción ( Jacques cuerpo la fragmentación de la experiencia aliena-
Derrida). Todo un encuentro casual entre, por da, un museo como la Tate ya posee definitiva-
un lado, el pensamiento fronterizo, que se plan- mente esa investidura que supone la fragmen-
tea la posibilidad de un-origen-otro partiendo de tación de su suelo por la herida indeleble de su
la realidad actual, eminentemente post-colonial constitución como sujeto institucional problemá-
y globalizada, y, por otro lado, la administración tico, nudo gordiano de diferentes intereses anta-
escatológica del Museo (como ya dijera Ador- gónicos. Nos hallamos, pues, ante un ejercicio de
no: museo y mausoleo comparten algo más que
etimología1). Este choque de trenes no condujo,

testimonio de la neutralización de la cultura. Los tesoros artísticos


están depositados en ellos: el valor de mercado desbanca a la dicha
1
“El museo y el mausoleo no está unidos solo por una asociación de la contemplación.” (Theodor W. Adorno, “Museo Valéry Proust,
fonética. Los museos son como panteones de obras de arte. Dan Obra Completa 10/1, Akal, Madrid, 2008, p. 160.)
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

denuncia que tiene visos de práctica kamikaze. donde se pueda articular una relación no orgá-
¿Cómo destruir un edificio desde dentro? A esta nica de las diferencias. Hay en Celan ese coraje
pregunta responde Shibboleth ex-poniendo el que, según Nancy,
crimen, denunciándolo desde sí mismo, partien- “consiste más bien en atreverse a callar, o
do de la herida por la que entró la bala; en este también, para decirlo de manera menos su-
caso: contraviniendo el discurso de la globaliza- maria, consiste en dejarse decir algo que nadie
ción. La caída del muro de Berlín —afirma desde —ningún individuo, ningún portavoz— podría
su fractura Shibboleth— no supuso una disolu- decir: una voz que no podría ser la sentencia
ción de las fronteras amuralladas (que por otro de ninguna inteligencia, y que es solamente
lado siguen existiendo, véase, sin ir más lejos la voz y el pensamiento de la comunidad en
Ceuta y Melilla). Más bien habría que señalar que la interrupción del mito”2.
el siglo XXI acentúa las diferencias Norte-Sur, re-
Este mito interrumpido —el último de ellos—
produciendo ahora esa distancia insalvable entre
es, como señala Nancy, el mito de la totalidad
la marginación de los empobrecidos y la bunke-
comunitaria puesta en práctica tanto por el na-
rización solipsista de los apoderados (ya presen-
zismo como por el comunismo bolchevique. Ac-
te en el Ángel Exterminador de Buñuel). Salcedo
tualizando el discurso del poeta a nuestros días,
nos invita a pensar esta distancia no como un
percibimos en su propuesta un posible punto de
muro —histórico, si se quiere— que haya de ser
partida a la hora de dar respuesta a una de las
superado, sino como un abismo insalvable: la
cuestiones fundamentales de nuestro tiempo, a
grieta en tanto herida social. El título de la pieza
saber: cómo elaborar una crítica de la mitología
de Salcedo introduce un ítem más en la reflexión.
de la ausencia de mito en la que habitamos; una
Shibboleth es una palabra que en hebreo signi-
fica espiga, pero cuya traducción más acertada cosmovisión, no menos totalitaria y exclusiva,
sería contraseña. El Antiguo Testamento ( Jueces que presentada bajo la forma de un nihilismo
12: 5-6) narra cómo esta palabra fue utilizada estetizante, tendría su expresión más paradigmá-
por el pueblo judío en clave de contraseña que tica en el discurso del capital sancionado desde
permitía distinguir al amicus del enemicus. Solo los órganos de gestión, inflación y neutralización
los hebreos, se cuenta allí, pueden pronunciar cultural (museos, galerías, casas de subastas, etc.)
adecuadamente la sh de shibboleth. Los extran- Doris Salcedo hereda de Celan esta estrategia
410
jeros siempre pronunciaban sibboleth. Es en ese poética ante el horror de los demás que consiste
momento cuando eran apresados y degollados a en transformar el silencio en el único ejercicio de
la vera de los caminos. significación posible que tenga por referencia lo
Paul Celan escribió con este título un poe- real siniestro sin caer en la propaganda o el es-
ma que intenta hacer equiparable el Holocaus- pectáculo, articulando de este modo la escritura
to y la derrota en la España Republicana ante por antonomasia después de Auschwitz, según
la garra del fascismo en una misma experiencia Adorno: la fractura y tachadura de un lenguaje
compartida. Este poema constituye todo un ejer- que no me pertenece sino que me viene impues-
cicio de comunicación entre la cara visible y la to por el Otro. En ambos casos nos hallamos
cara oculta de la historia, al intentar traducir la ante el monolingüismo del Otro cuyo sufrimien-
experiencia de la impotencia al lenguaje de los to trasgrede las fronteras de mi identidad signi-
vencedores, tomando como punto de partida de ficándome a parte ante como un extranjero, un
aquella experiencia el trauma de los vencidos. apátrida más allá de un orden del discurso implí-
La poesía de Celan es una tentativa de mos- cito, no institucionalizado: el des-orden lingüís-
trar la derrota sin sublimarla; un ejercicio de con- tico de la súplica. En el poeta del Holocausto, la
tra-interpretación donde las palabras pierden su poesía hereda el lenguaje de los asesinos como
significado y organización para entrar a formar punto de partida, marco lingüístico compartido,
parte del registro de la ruina sin sentido. Median- a la hora de asumir la catástrofe a través del res-
te la permutación de sus elementos, la poesía quebrajamiento del discurso oficial. Siguiendo su
transforma el lenguaje en un espacio compartido estela, el Shibboleth de Salcedo inicia una crítica
de las prácticas museísticas desde el propio seno
de una de las instituciones más prestigiosas hoy
día, subrayando lo que de hecho es una realidad
2
Jean-Luc Nancy: La comunidad desobrada, ed. Arena Libros, Ma- empírica de toda práctica simbólica insurgente:
drid, 2001, p. 146. solo desde el seno mismo de la institución se
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - Doris Salcedo y el secreto. Aproximación a lo inhóspito museístico

puede plantear una crítica efectiva de las condi- cia melancólica de quien pretende regresar a un
ciones, aunque sea a través de la propia autode- lugar inexistente.
nuncia, a través de la autocrítica. Puede que a día Todo ello conecta con la concepción del
de hoy el objetivo del artista sea configurar su asombro como origen del filosofar desde Aristó-
identidad en calidad de chivo expiatorio en favor teles hasta Heidegger, pasando por Kant y Scho-
de un origen-otro y de una recepción-otra de las penhauer. Según la obra de todos ellos, aquello
obras de arte. En definitiva: toda alternativa que que nos conduce al abismo ontológico del ser
hoy día quiera poner en práctica una crítica de no es la aparición de lo inusual, sino la propia
la violencia neutralizadora por parte de las insti- extrañeza ante lo cotidiano que, a pesar de ha-
tuciones, habrá de tomar a la misma institución llarse en perfecta conexión y armonía, entraña
como punto de partida. Se trata de la formular una fractura en su seno más íntimo. Aquello que
una insurgencia que no apele a una exterioridad nos extraña es lo más cotidiano y, al mismo tiem-
del museo. Shibboleth ponen en práctica los ver-
po, imposible: la muerte. La muerte del Otro,
sos del poema homónimo de Celan, ex-ponien-
siempre demasiado cercana como para evitar
do la fractura del tercer mundo en el espacio de
sentirla como propia, siempre suficientemente
su transubstanciación cultural e inflacción capi-
incomprensible como para darnos que pensar,
talista. Esto es: ex-poniendo el terror colombiano
en el mercado londinense. Dice el poema: esa muerte que atraviesa y de-fine nuestra exis-
tencia es justamente la raigambre de la que se
“me arrastraron
nutre el seno de lo familiar. El hogar, ese espa-
al centro del mercado,
cio de intimidad al cuadrado, se halla inevitable-
allí
mente habitado por la presencia fantasmática del
donde se despliega la bandera, a la que
Otro que en nuestro imaginario aparece en su
no presté juramento
[…] muerte mitad ausente y deseado, mitad revelado,
Corazón: presente y despreciable. Su cadáver es el objeto
date a conocer también de una presencia objetual insoportable. Como
aquí, en medio del mercado. dijera Rilke en sus Sonetos a Orfeo: los muertos
Dí a voces shibbólet colonizan el pensamiento de los vivos a través
en lo extranjero de la patria”. de un canto que no es sino la construcción de 411

Mostrar esa distancia, ese desfase, la condi- un templo funerario en el oído de los creadores,
ción apátrida del artista respecto del museo; este memoria redentora de la injusticia cometida por
es el punto de partida de la obra de la colombia- lo dado. O como señalara Machado: se canta lo
na quien, desde sus primeras piezas, apela a la que se pierde. Los muertos nos colonizan y es
recodificación de la cotidianeidad en el museo, aquí donde las tornas se invierten en la relación
provocando lo inhóspito (un-heimlich) a través post-colonial existente entre Londres y Bogotá.
de esta exposición de la interioridad en el es- Los paises del tercer mundo son exportadores
pacio público. En su programático ensayo ho- natos de muerte; una muerte importada a un pri-
mónimo (Das Unheimlich, 1917), Sigmund Freud mer mundo que parece ignorar todo límite; una
recoge las diferentes acepciones que el dicciona- muerte visualizada a través de los mecanismos de
rio contempla de esta palabra. La cuarta de estas reproducción espectacular del sufrimiento ajeno
acepciones establece una relación entre Heimli- (y perdón por llamar a Colombia Tercer Mundo;
chkeit (familiaridad) y Geheimnis (secreto), de aquí simplemente sigo los términos de Salcedo).
acuerdo con la cual el sentimiento de la inhospi- Trabajar desde y a partir de la experiencia de un
talidad tiene su origen en la toma de conciencia país como Colombia, implica para Doris Salcedo
acerca de la ausencia de fundamento familiar. A una determinada ética del creador. Este se halla
través del desvelamiento de lo siniestro (unhei- sometido a la exigencia de dar respuesta a una
mlich) se accede, no al fundamento oculto, sino interpelación que se eleva desde el sufrimiento
a la propia ausencia de misterio como el secre- de las víctimas; una interpelación que le obliga
to (Geheimnis) más íntimo del hogar. Un hogar a desplazarse más allá de su centro autoral con
que se identifica con aquella patria perdida, con el fin de hacerse cargo de la memoria del Otro.
aquel origen tan lejano, cuyo acceso, de acuerdo Se trata, afirma la propia artista, de “un proceso
con el concepto schilleriano de poesía sentimen- de substitución. Su sufrimiento se convierte en
tal, solo puede estar teñida por la falsa concien- mío; el centro de esa persona deviene mi centro
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

y no puedo por más tiempo determinar dónde se II


halla, con seguridad, mi centro”3.
Lo siniestro se asocia con una cierta aparición Analicemos la obra Atrabiliarios, la cual me re-
imprevista e involuntaria, carente de significado, mite inevitablemene a Franz Kafka. Estoy pen-
un significante vacío que opera en calidad de sando en ese momento de la Metamorfosis en
vórtice de condensación de expectativas y temo- que Gregor Samsa estima necesario que los
res. Lo siniestro constituye la alienante presencia muebles de su habitación hayan de ser retirados
de un objeto que, a pesar de su frecuente repe- para permitir libertad de movimientos al insecto
tición, se resiste a ser conocido, manipulado, tra- perfecto en que se ha transformado. Acceder a
tado como un objeto a-la-mano (Zuhande); es las exigencias de la cucaracha de su hijo y her-
la repetición de lo diferente en la mismidad de mano es todo un gesto de abnegación en el que
aquello que se presupone como cotidiano. Este la familia finalmente asume la inhumanidad en
es el caso de la violencia, cuando de azarosa que devino su núcleo oikonómico y sentimental.
deviene automática, esto es: cuando de ocurren- Derrotados por lo inhóspito. Por ello, la familia
cia sobrevenida deviene instrumento de domina- retrasa constantemente el momento en que los
ción biopolítica al servicio del poder establecido. muebles habrán de ser retirados, como dejando
También es el caso la muerte, que todo lo iguala, todavía un resquicio a la esperanza; esperar des-
pero que no por ello deja de ser vivida como pertarse de una pesadilla, esperan el regreso de
algo irrepetible y singular. Como titulara Derrida lo humano.
su colección de artículos dedicados a la muerte “¿[…] no daríamos la impresión, al querer
de sus colegas pensadores: Cada vez única, el alejar los muebles, que hemos renunciado a
fin del mundo. Aquí nos referimos, no la muerte cualquier esperanza de mejora y que lo deja-
in abstracto que escapa al orden de lo pensa- mos, sino consideración alguna, abandonado
ble, sino la muerte del otro particularizado, la a sí mismo? Creo que lo mejor sería intentar
única que podemos experimentar, una muerte mantener la habitación en su estado origina-
compartida que escapa al orden del deber ser, rio, para que Gregor, cuando vuelva con no-
haciéndonos conscientes de la contingencia que sotros, lo encuentre todo igual y pueda olvi-
atraviesa los fenómenos, y que se hace patente dar con mayor facilidad esta etapa”5.
412 en calidad de lo imprevisible mismo. A través de
ella la singularidad del sujeto se ve realizada en Propongo leer Atrabiliarios de Salcedo como
su deyección final. El cuerpo del cadáver es lo una reconstrucción de la habitación de Gregor
ya-dado de la esencia humana, la coincidencia Samsa en las salas del Museo.
final de uno consigo mismo. Según Solón, solo Las piezas que constituyen este ciclo apun-
de un hombre muerto puede decirse: fue feliz. tan una revisión del axioma duchampiano que
Desde Derrida, poseemos una versión mucho vincula el ready made con un grado cero de la
más pretenciosa de este adagio: solo se puede escultura, una ausencia simbólica de la cual se
hablar del hombre como un hombre muerto. Do- vería privada la escultura convencional. Salcedo
ris Salcedo afirmó, refiriéndose a su intervención parte de una concepción menos ingenua, apos-
en la fachada del Palacio de Justicia de Bogotá tando por la ya codificación simbólica del objeto.
los días 6 y 7 de noviembre de 2002 con moti- El espacio ya se encuentra desde siempre poli-
vo del 17.º aniversario de unos trágicos enfren- tizado, transido de cultura y, por tanto, no hay
tamientos producidos en este espacio entre la exterioridad respecto a las instancias culturales,
guerrilla y las fuerzas armadas: “En esta pieza, no sino, como mucho, diferentes grados de asimi-
solo veo la memoria de una existencia oprimida, lación. Según los expertos, Duchamp compró
sino también aquella de una eterna presencia”4. su urinario en una Feria, esto es: introdujo en
el Museo un producto específicamente exposi-
tivo que además posee el carácter de ejemplar
no particularizado, el primero de una cadena de
productos reproducidos a partir de un patrón
de medida establecido. A pesar de todo, aquel
urinario que Marcel Duchamp introdujera en el
3
AA VV, Doris Salcedo, Phaidon, Londres, 2003, p. 14.
5
4
AA VV, Doris Salcedo. Shibboleth, Tate Gallery Publications, Lon- Franz Kafka, “La metamorfosis” en Cuentos completos, Valdemar,
dres, 2007, p. 83. Madrid, 2009, p. 136.
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - Doris Salcedo y el secreto. Aproximación a lo inhóspito museístico

Museo hacia 1917 ya era, de suyo, un objeto per- colección de sus tesoros (perfectamente inter-
teneciente a la esfera de los significados com- cambiables, como cromos) a temperatura am-
partidos; no un WC cualquiera, sino una pieza biente, como si se tratara de botellas de vino
de fontanería que, históricamente, no llegaría a tinto almacenadas en una bodega: cuanto más
incorporarse al hogar de clase media. Tanto el viejo mejor, reza su lema. Sin embargo, de tanto
escurrebotellas, como la rueda de bicicleta y el en cuanto, estas instituciones dan rienda suelta
urinario de Duchamp se sustraen a la categoría a la pulsión modernista, que favorece la veloz
“mercancía” y a la lógica de la propiedad subje- e indiscriminada renovación de las mercancías,
tiva. Si bien es cierto que lo intolerable de estas mediante exposiciones temporales. Así, institu-
piezas no se cifra en una suerte de extraña in- ciones eminentemente postmodernas, como es
hospitalidad, sí que podría vincularse su radicali- el caso del museo, donde el canon se fragua a
dad artística a una suerte de inmediatez objetual; golpe de apropiación neutralizadora de la obra,
esto es: un urinario no se encuentra codificado se lanzan a la búsqueda de la originalidad ex
por la proyección subjetiva de su poseedor. Por nihilo por parte de artistas que hace mucho han
contra, el mobiliario y el calzado que Doris Sal- renunciado a su condición genial (Romanticis-
cedo toma como materia prima de su obra se en- mo), para abrazar una identidad freak (Warhol),
cuentra atravesado por una experiencia singular, nerd (Conceptual) o fashion victim (Young Bri-
no repetible. Para su correcta identificación sim- tish Artist). Difícil situación, en la que “las ins-
bólica se hace necesario apelar a la experiencia tituciones instrumentalizan, a través de premios
subjetiva que con estos objetos establecieran sus y exposiciones, el prestigio de los artistas como
anteriores poseedores. Objetos de uso personal una forma de publicidad por otros medios”; y
e intransferible, signos de un lenguaje privado aquí parafraseo la carta escrita por Santiago Sie-
cuyos significados se velan constantemente al rra donde rechaza el Premio Nacional de Artes
espectador, fetiches de una memoria personal e Plásticas que este año le había sido concedido.
intransferible, Atrabiliarios es una apuesta por Debemos intentar dar respuesta a una pre-
integrar en el mundo del arte la memoria de sus gunta sin ambagajes: ¿es Doris Salcedo una in-
poseedores. Hay una cierta belleza en estos ob- tegrada? ¿Qué debemos pensar de una artista
jetos minúsculos e ingrávidos, en tanto en cuan- que es alabada hasta por un personaje como el 413
to parecen prometer cierta felicidad, de acuerdo Príncipe Felipe de España quien afirma percibir
con la definición stendhaliana de belleza. Aquí en su obra una perfecta conjugación de ética
habría que recordar aquella equivalencia que y estética?7 Según Carlos Salazar la colombiana
establece Benjamin: a la felicidad de los vivos encarna “el emblema más interesante de cómo
le corresponde la redención mesiánica de los funciona la máquina ideológica del Capitalismo
muertos, cuya memoria oculta no ha sido toda- Corporativo y sus nuevos intentos de mutación
vía recuperada. Doris Salcedo afirma dedicarse a hacia el Capitalismo Ético o hacia el Capitalismo
la escultura “para la víctima que se hace presente Filantrópico”8. Capitalism with human face, que
en mi obra”6. diría irónicamente Zizek. Por su parte, el recien-
temente fallecido José Luis Brea sostuvo en su
momento que Shibboleth se hallaba inscrita en
lo que él denomina el efecto Tate, que consis-
III te, principalmente, en un desplazamiento de la
relación subjetiva existente entre el público y el
Regresemos a Shibboleth. Esta pieza de Doris
producto integrado en la lógica del espectácu-
Salcedo señala una contradicción en el seno del
lo museístico. De la mala conciencia se pasa a
Museo: la distancia que la propia institución po-
la falsa conciencia de la realidad, como si en
see respecto de sí misma en la no coinciden-
vez de entretenerse el público de una exposi-
cia existente entre, por un lado, los dispositivos
ción se estuviese proveyendo de instrumentos
neutralizadores de su administración (forma) y, contrahegemónicos, de resistencia, en la misma
por otro, los valores críticos, por no decir in- interioridad del museo. Desde mi punto de vista
surgentes, vehiculados por las obras (contenido).
En la situación actual, los museos muestran la
7
http://larazon.es/noticia/3166-doris-salcedo-premio-velazquez-de-
artes-plasticas-2010.
8
6
AA VV, Doris Salcedo, Phaidon, Londres, 2003, p. 17. http://esferapublica.org/nfblog/?p=10136.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

esta coartada no hace sino revelar una más pro- de la Sala de las Turbinas, sino en el interior de
funda mala conciencia experimentada por parte los despachos, en las llamadas telefónicas y en
del espectador. Así, el espectáculo museístico se los contratos que no pueden ser mostrados al
configura como un complejo dispositivo de legi- público si no es bajo la forma fetichizada de la
timación ideológica, donde no hay sujeto enga- exposición temporal. Algo siempre se sustrae a
ñado, sino en todo caso participación consciente la transparencia pseudosincera de las institucio-
del público en los mecanismos de dominación. nes. También en la afirmación: ¡queremos el po-
Un simulacro sin sujeto engañado, una ficción der y el dinero, y lo queremos ahora!, que parece
participante, un circo que saca el espectador al haber hecho suyo gente como Damian Hirst, tan
escenario. El dilema intrínseco a esta brutal di- solo se muestra un momento de la intencionali-
sonancia cognitiva consiste en que la gente es dad subyacente, consecuencia de un mecanismo
perfectamente consciente de lo que sucede y, implícito que termina inexplicablemente oculto.
no obstante, decide seguir participando. Cierta- En otras palabras: también la voluntad de poder
mente, el objetivo del museo es tener al público habrá de ser legitimada, también la transparen-
cautivo, fascinado de su propia contradicción. En cia del mal requiere ser explicada.
este contexto de sentido, Shibboleth constituye, A día de hoy, el travestismo antihegemóni-
en palabras de José Luis Brea: co pretende ofrecer como producto de mercado
“una eficiente apariencia de cuestionamiento una imagen prometeica del artista, a medio ca-
de la misma lógica de la que participa. […] Su mino entre Aquiles (que vive con la guerra a las
eficiente retórica autocuestionante sin duda puertas de su casa) y Hércules (que trabaja por
facilitaba al espectador ese consumo de en- la justicia y la recomposición del mundo). Sin
tretenimiento salvado de toda mala concien- embargo, hasta los propios artistas superhéroes
cia puesto que la inteligencia del sentido de no ignoran que aquello que Aquiles realmente
la pieza rápidamente le hace cómplice satis- anhelaba era alcanzar la fama inmortal y que
fecho de participación en una economía de Hércules era un trabajador por encargo; es más:
resistencia —en un juego de sabotaje consen- el primer chico de los recados de la historia de
tido— hacia la propia dinámica en la que, sin la literatura. Tampoco Doris Salcedo escapa de
414 embargo y pese a todo, se encontraban am- esta realidad.
bos —obra y espectador— por igual perfecta El arte políticamente incorrecto reivindica su
y plenamente integrados”9. excepcionalidad y, así, terminan constituyendo
la excepción que confirma la regla. Insisto: por
Efectivamente, el discurso de legitimación
muy profunda que sea la grieta, y por muy in-
teórica que subyace al éxito de Doris Salcedo
deleble que sea su cicatriz, dentro de la lógica
asume la clásica antinomia entre apocalípticos e
schmittiana del soberano, las exposiciones tem-
integrados sobre la cual se construye el sistema
porales no son sino un estado de excepción que
museístico. Artistas y museos se apoyan en la re-
permite poner en suspensión a los organismos
tórica de la resistencia autoinmunitaria que, lejos
ordinarios de legislación para determinar, a tra-
de poner de manifiesto los mecanismos inheren-
vés de parámetros perfectamente ordinarios, la
tes de dominación, ofrece su propio derrumbe
naturaleza extraordinaria de la exposición que,
como espectáculo de primera necesidad. Este es
de este modo, se reivindica como pseudo-excep-
el caso de Shibboleth: ¿Cuánto de profunda tiene
ción a la norma. Esta es la lógica de la excepcio-
que ser una grieta para sustraerse a la ineludi-
nalidad: lo peor que le puedes decir a un loco
ble asimilación institucional? ¿Hubiéramos acaso
es que comprendes su síntoma, y análogamente,
disfrutado más viendo volar por los aires la Tate
no hay mejor manera de neutralizar la radicali-
Galery?
dad de una propuesta artística que considerar-
Una crítica ineludible que se puede esgrimir
la como alternativa. Allí donde se reconoce el
contra Shibboleth es su falta de puntería. Aque-
estatuto diferenciado de determinadas obras de
lla fractura que la artista colombiana pretende
arte se pone de manifiesto la lógica sublimatoria
vincular con el espacio concreto del museo, en
del museo. El arte no es en última instancia sino
realidad posee una naturaleza invisible: lo ver-
un dispositivo de confirmación de las diferencias
daderamente importante no sucede en el suelo
sociosimbólicas, para lo bueno (irrupción de las
diferenzia, con z) y para lo malo (legitimación
9
http://salonkritik.net/09-10/2010/04/nuevas_complejidades_en_las_ec.php. de las estructuras de poder). Sea como fuere, las
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - Doris Salcedo y el secreto. Aproximación a lo inhóspito museístico

salas de los museos son un estado de excepción Adorno— en la dialéctica de los contrarios que
constante, donde las obras devienen sagradas conduce, a través de la degeneración y mediante
y marginales al mismo tiempo, dentro de una ella, a la resurrección de la humanidad intrínseca
lógica confirmatoria autorreferencial en la que en la cultura, por muy transida de barbarie que se
la obra puede quedar reducida a mera ocasión, halle12. Desde esta perspectiva, cabría leer como
mero chivo expiatorio de un mecanismo que le una promesa aquella anotación melancólica que
desborda y en cuyo cómodo interior se asienta. hiciera Roland Barthes a la muerte de su madre:
Adorno escribió a este respecto: “Mi doctrina es demasiado profundamente la de
“Cualquier cosa que suceda (ya produzcan Todo pasa: las tumbas también mueren”13. Tam-
los artistas o mueran los ricos) beneficia a bién podríamos reconocer, como hiciera Proust,
los museos; como la banca de los juegos, los una segunda vida en la decadencia que entraña
museos no pueden perder, y esto es su maldi- toda memoria, esto es: toda mediación narra-
ción. Pues los seres humanos están perdidos tiva. A partir de aquí, habremos de arrojar luz
irremediablemente en las galerías, solos fren- sobre aquella última equiparación benjaminiana
te a tanto arte”10. entre el documento de cultura y el documento
de barbarie; allí —incluso en la historia del pro-
Esta maldición de los museos es, así mismo,
pio Benjamin, quien levantara su mano contra sí
el destino ineluctable del arte contemporáneo.
mismo anticipando al matarife, según Brecht—,
Su éxito es, a su vez, su condena. Mientras el
también allí, en Pourt Bou, se halla la memoria.
arte contemporáneo se reivindica en su no asi-
Y con ella la posibilidad del duelo. La realidad
milación conceptual, en su irreductibilidad frente
histórica de toda herejía se hace presente a tra-
al encasillamiento tanto de la historia del arte
vés los archivos de la Inquisición, independien-
como de las dinámicas archivísticas del museo,
temente de cual sea el dogma y religión por el
las obras de arte crean escuela —desgraciada-
que la violencia se ejerza.
mente para unos y para mayor lucro de otros—.
Ahora bien: el arte como documento y el mu-
En última instancia pasan a formar parte de los
seo como archivo nos enfrenta kafkianamente
dispositivos institucionales que pretenden sub-
con una culpa cuyo contenido específico, gracias
vertir. En otras palabras: no hay exposición sin
a la mediación burocráctica, ignoramos; a saber:
catálogo; esto es: sin mediación teórica e histo-
qué significa una muerte, la muerte del arte, que 415
riográfica. De esta imposibilidad existente a la
no conocimos, y a cuyo funeral es imposible lle-
hora de escapar a la fetichización histográfica de
gar a tiempo para el duelo. Llegando siempre
sus productos se deduce el espíritu mercantil, cí-
demasiado tarde a su propia muerte como para
nico e incluso derrotista de algunos de los más
no seguir haciendo caja, el arte contemporáneo
prestigiosos artistas hoy día. En ello consiste la
aduce en realidad la culpabilidad propia del su-
tragedia del arte contemporáneo, en que la his-
perviviente. “¿Qué hacer después de la orgía?”,
toria de sus aventuras solo puede terminar —na-
era la pregunta que Baudrillard planteara a una
die sabe cómo— en happy ending.
sociedad como la nuestra que ha sobrevivido a
“Para que sean plenamente una promesse du
su propia consumación. En el fin de fiesta que el
bonheur, las obras de arte han de ser arrancadas
siglo XXI supone para las dinámicas suicidas del
de su suelo y ponerse en camino de su propia
arte contemporáneo eros & thanatos muestran
decadencia”, argumentaba Adorno en 1953, y
de nuevo su imbricación. Que el mundo del arte
concluía: “Lo que consume la vida de la obra de
se apunte a un funeral al que no ha sido invitado
arte es al mismo tiempo su propia vida”11. En la
(aunque sea un pseudofuneral orgiástico como
sociedad del mundo administrado (por utilizar el
el de Occidente), revela las profundas raíces de
célebre término adorniano) nada escapa a la me-
la cultura del victimismo: a nadie, ni siquiera a
diación institucional, mucho menos los produc-
los vencedores de la Historia benjaminiana, le
tos culturales. De hecho, el proceso de museifi-
está vetado identificarse con la barbarie. Si el
cación de las grandes obras maestras no solo es
irreversible, sino además necesario —considera

12
No quisiera profundizar aquí acerca de las tensiones que podrían
10
Theodor W. Adorno, “Museo Valéry Proust”, Obra Completa 10/1, existir entre esta afirmación adorniana y la imposibilidad de síntesis
Akal, Madrid, 2008, p. 161. en su Dialéctica Negativa (¿cómo es posible resurrección sin Ab-
11
Theodor W. Adorno, “Museo Valéry Proust”, Obra Completa 10/1, soluto?)
13
Akal, Madrid, 2008, p. 169. Roland Barthes, Diario de duelo, Paidós, Madrid, 2009, p. 144.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

erotismo, según Bataille, era “la afirmación de seo, y muy abundante y teatralizada) sino de ar-
la vida hasta en la muerte”, en ocasiones el arte ticulación del relato: cómo configurar un aparato
contemporáneo, esa víctima con traje de verdu- mnemotécnico donde se dé cabida al relato de
go, se obceca al constituirse como afirmación los otros con la mayor sinceridad posible, hasta
de la barbarie más allá de la muerte. El arte con- el punto de que esta sinceridad termine autode-
temporáneo experimenta su muerte como repe- nunciándose como ideológica. En otras palabras:
tición en los mismos términos en que Barthes ¿cómo se muestra una herida? El objetivo no es,
experimentara la muerte de su madre: como ha podido proponer algún artista, destruir
“Hay un tiempo en que la muerte es un acon- el museo, pero tampoco hacerlo más agradable
tecimiento, una a-ventura, y con ese derecho (una operación de maquillaje), sino justamente
moviliza, interesa, tiende, activa, tetaniza. Y mostrar en su interior, una y otra vez, la falsa
luego un día, ya no es un acontecimiento sino pretensión de totalidad que consustancialmente
otra duración, amontonada, insignificante, no entraña en tanto institución del mundo adminis-
narrada, gris, sin recurso: duelo verdadero in- trado, mostrando la distancia existente entre este
susceptible de una dialéctica narrativa”14. (el mundo administrado) y el mundo anhelado.
El artista celaniano, del cual Doris Salcedo es un
Así, según su propia versión de los hechos
(en última instancia, la de los vencedores) a la exponente paradigmático, recorre con el dedo el
entrada de todo museo habría de leerse: somos mapa de un mundo que ya no existe buscando
aquellos que sobrevivieron —y tal vez se aco- con los ojos el hogar perdido, espacio de tensio-
modaron— a una catástrofe, la de Occidente nes; encuentro con lo imposible.
(con mayúsculas), que de tan apocalíptica de- Después de todo, a la memoria de las vícti-
vino para nosotros cotidiana. Como el psicóti- mas presente en la obra de Doris Salcedo res-
co de Winnicott, pareciera que el arte temblara ponde el victimismo del sujeto occidental post-
de miedo por una catástrofe que ya tuvo lugar; moderno que desea apropiarse de una catástrofe
sin embargo, los hechos desmienten este tono que ignora. Durante la exposición de Shibboleth
general, en apariencia apocalíptico y en esen- un número considerable de londinenses de-
cia sublimatorio. Aquello que esconde la obse- nunciaron a la artista y al museo por el peligro
siva preocupación por la muerte del arte es la que entrañaba la pieza. Muchos se tropezaron,
416 imposibilidad de la comunicación (concebida haciéndose esguinces de tobillo, y hubo hasta
como superación benjaminiana de las formas quien puso en peligro las vértebras de su cuello
de producción cultural burguesa, a saber: las ar- al intentar encajar el cuello en la grieta (como
tes plásticas y la novela). Decir lo que nos pasa, si de una avestruz se tratara). Sumándose a este
el pasar de las cosas que nos pasan; he aquí chollo judicial, un número considerable de per-
el quid de la cuestión. A mi juicio, la pregun- sonas presentó radiografías de miembros rotos
ta por la condición revolucionaria del arte, lejos que más tarde se confirmaron no solo no habían
de ser clausurada como pseudoproblema, se ve sido producidas por la grieta, sino que databan
desplazada por el replanteamiento de la institu- de varios años atrás. Así, sin comerlo ni beberlo,
ción en términos inclusivos, esto es: como un Shibboleth puso de manifiesto una de las carac-
espacio que pueda incorporar en su seno la di- terísticas definitorias de nuestra sociedad actual,
ferenzia en su especificidad. No se trata de un a saber: también los vencedores de la Historia
problema de gesticulación (que la hay en el Mu- tienen derecho al llanto.

14
Ibid., p. 60.
Europa y ciertas fisuras latinoamericanas1 de su
modernidad: colonialidad y decolonización del
pensamiento estético
Francisco Godoy Vega
Becario FPI-UAM
Departamento de Historia y Teoría del Arte
Universidad Autónoma de Madrid

417
La estética fuera de sí Este es el principio que nos permite entender
una estética fuera de sí, capaz de abrirse a pro-
El arte fuera de sí titula el paraguayo Ticio Esco- yectos que den cuenta de y perturben las nocio-
bar uno de sus últimos libros (2004). El arte que, nes que el proyecto ilustrado moderno-hetero-
encerrado en ciertos límites categoriales, rompe patriarcal-imperial ha establecido como “diseños
su coraza y se expande fuera de lo que se ha globales”, al decir de Mignolo (2003). Esto es,
establecido como su terreno, su sentido y sus como teoría total y única que establece el criterio
márgenes. El arte fuera de sí quiere decir que “occidental-racional”; aunque las grandes narra-
lo que se ha determinado por parte de Europa tivas modernas en realidad no sean más que su
como categoría estética de “arte” tiene unas fisu- contrario: una búsqueda de poder absolutamen-
ras por las que podemos plantear otros espacios te irracional (Quijano, 1995: 208). Siguiendo la
de comprensión y actuación de lo que por arte discusión planteada por Spivak (1988), fuera de
se entiende, tensando el concepto hacia límites sí implicaría abrir el espacio a propuestas subal-
fuera de la idea de genio y unicidad establecidos ternas (muchas de ellas iletradas), que permitan
en Occidente (aunque, como un bucle, podría- generar nuevas cartografías que incluyan estéti-
mos poner también en duda los propios límites cas silenciadas tanto históricamente como en el
de lo que llamamos “occidente”). presente, reactivando un “pensamiento salvaje”
(1966), como Lévis-Strauss llamaría a las pro-
puestas amazónicas “frías” y estáticas, que hoy
podemos reivindicar de forma antropofágica.
1
Se parte aquí desde el campo de lo latinoamericano por realizar una Hay que considerar, sin embargo, que el dise-
delimitación geoteórica de aproximación al problema; no se preten- ño global no es única y exclusivamente respon-
de, para nada, caer en un discurso latinoamericanista que reivindi-
sabilidad de una Europa que quiere hacer de sus
que una noción uniformadora y etnocéntrica de las conformaciones
sociales, políticas, históricas y estéticas del subcontinente como una verdades algo universal, sino que los espacios
“raza cósmica” (Vasconcelos, 1948). “periféricos” también se seducen por el modelo
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

impuesto en lo que tan claramente Fanon lla- dentales, y este, a su vez, genera las catego-
mó “piel negra, máscara blanca” (2009) para de- rías de una historia del arte cuyo objetivo es
nominar la autoimposición de patrones ajenos proyectar hacia atrás los valores y las subca-
como propios. Piénsese por ejemplo en la figura tegorías con las que opera un sistema desde
de París para las élites latinoamericanas durante el presente.” (Lauer, 1982: 23-24)
el siglo XIX, tan encandilados que quisieron elimi- Se establece entonces un espacio desde don-
nar todo lo preexistente o, en su polo opuesto, de el espectador occidental valora, enjuicia y
la inclusión de la platería en las comunidades sanciona3. La consecuencia más grave de este
mapuches argentinas y chilenas, hoy un material proceso es el establecimiento ideológico de una
tan asumido como “tradicional”. Como plantea delimitación que instituye —muchas veces sin
Escobar: conocimiento de causa— que unas prácticas no
“La cultura hegemónica no opera mediante la son arte y las relega despreciativamente al espa-
mera imposición coercitiva o la transmisión cio de la “cultura”, categoría estética y social que,
unilateral y automática de las imágenes y va- realizando una genealogía del concepto al siglo
lores que la legitiman, sino a través de una de las luces y la relación cultura/civilización/bar-
barie propuesta por la Ilustración, también po-
interrelación compleja de fuerzas, un forcejeo
dríamos cuestionar en cuanto noción occidental
confuso que nunca culmina en victorias o de-
que aplicamos y por el que encasillamos en tér-
rrotas definitivas.” (Escobar, 2008, 88)
minos, por un lado, de autenticidad a lo europeo
En este marco la Estética, consolidada como y, por el otro, de primitivismo al mundo no-oc-
disciplina en el siglo XVIII en concordancia con cidental, como modelo intemporal y metafísico4.
el sujeto burgués2, realiza una operación de ais-
lamiento de lo formal de las dimensiones “fun-
cionales” de la obra, siguiendo a Kant (2007), lo Epistemicidio estético
que ha establecido categorías binarias y jerárqui-
cas entre lo “puro” (pura forma) y lo “aplicado”. Pedro Pablo Gómez, siguiendo la idea de Heide-
Asunto que las estéticas industriales europeas e gger, plantea que se puede entender a la moder-
indígenas de otras latitudes pondrán en duda nidad como “un proyecto de construcción de la
planteando una “belleza funcional”. imagen del mundo” (Gómez, 2010: 29). Fundada
418 En este escenario, pero en el espacio de las en la violencia de fines del siglo XV entre Euro-
colonias, las expresiones de las colectividades pa y América —o Abya Yala, nombre primero
locales no recibieron el estatuto de arte sino que del continente en lengua Kuna— (Quijano, 1995:
se entendieron desde la perspectiva de lo exóti- 202), esta imagen es una y unidireccional, mas-
co-primitivo, sin valor intrínseco sino que sólo de culina, blanca y deseable. Un constructo que,
cambio, apropiarse de los objetos como fetiches ante la amenaza de la intersubjetividad que la
o de sus metales preciosos. De forma contraria, realidad planteaba, define claramente cuál es el
el pensamiento estético ha realizado un proceso deber-ser y quiénes se encuentran lejos de ello5;
de selección retroactivo y establecido de forma
retrospectiva todo lo que es “arte”, aunque este
arte —egipcio, mesopotámico, griego, etc.— esté
profundamente imbricado en procesos mucho 3
Al respecto planta Gruzinski: “estamos poco acostumbrados a tratar
de la misma manera el pasado amerindio y el siglo XVI, y menos
más complejos, como ocurre con las prácticas
aún a buscar en el mundo indígena claves para comprender mejor
indígenas y coloniales. Lauer plantea que son: el mundo del Renacimiento” (Gruzinski, 2007, 18), y porque no, el
“lecturas artísticas de fenómenos que no son 4
mundo de la Europa actual.
La categoría de cultura es también cuestionada por el pensamien-
artísticos en el sentido histórico occidental de
to deconstructivo propuesto por Jacques Derrida, particularmente
la palabra, (…) es así como el concepto de cuando pone en cuestión la distinción entre lo humano y lo animal
arte estructura un sistema de las artes occi- (2006).
5
El proceso sin embargo fue conjunto, en cuanto en Europa se vivió
el mismo descontrol en busca de una ideología única que rompiese
con historias alternativas. En esta búsqueda, “the beginnins of Eu-
2
Paradójicamente durante la Revolución Industrial, fundada en gran ropean reason and modernitiy were situated, were not only a new
parte a partir del flujo de capital y material primas recolectadas en elaboration of their own past. Their most powerful images, those that
las colonias, es el momento donde el artista toma mayor fuerza en gave the utopias their immense motivating force and their longevity,
su dimensión de genio “aislado” que se separa de la producción were dependent above all on the seminal contribution of Andean ra-
(entendida como producción serial), olvidando completamente las cionaloty to the new European imaginary that was being constituted”
condiciones sociopolíticas de su conformación. (Quijano, 1995: 203).
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - Europa y ciertas fisuras latinoamericanas de su modernidad: colonialidad
y decolonización del pensamiento estético

estos últimos, “condenados a vivir en un mundo colonialidad, denominada colonialidad del po-
donde todas las imágenes de modernidad vienen der8; matriz que permite comprender cómo cier-
desde fuera y se vuelven obsoletas” (Brunner, tas concepciones se siguen perpetuando, donde
1985: 58) se encuentran impulsados a asumir la colonialidad —que no el colonialismo9— se
que toda otra imagen-mundo pertenece al pasa- reproduce a través de otros dispositivos de con-
do. En definitiva, un proyecto que, eurocéntrico trol/poder y se proyecta al presente.
y validado por el falso discurso de la uniformiza-
ción del mundo y la pacífica diversidad cultural,
sitúa a lo otro en el lugar de lo exótico, subdesa- El proyecto decolonial:
rrollado, premoderno o “tradicional”: la epistemología pluri-versal
“El exotismo no es solamente un proveedor
de clichés. En el mejor de los casos, es de- Considerando este no-reconocimiento hacia lo
cir, cuando las tierras y los indígenas eluden otro, el proyecto moderno-ilustrado vio a ve-
milagrosamente la colonización, la explota- ces a la producción y pensamientos subalter-
ción o la evangelización, es la manera en que nos como espacios inofensivos y naive que en
Occidente suele imprimir su marca por todas nada afectaban la linealidad de su proyecto, lo
partes.” (Gruzinski, 2007, 33) que ha permitido la continuidad subterránea
En el siglo XVI, siglo ibérico de occidentaliza- de otras epistemologías y estéticas. Así también
ción6, se instaura la primera economía mundial en la propia producción de imágenes impues-
cuyo dispositivo conjugaba la acumulación de tas por el imperio, las comunidades encontraron
capital en el proceso de expansión y conquista identificaciones y generaron transformaciones
de territorios con la dominación humana y evan- propias creando prácticas novísimas encubiertas
gelización, principalmente a través de la imagen en el campo enemigo, lo que acríticamente se
inscrita en el Nuevo Mundo —noción de “nue- ha llamado “sincretismo religioso”10: como si la
vo” que habla también del intento de elimina- mezcla fuese pacífica y no escondiese estrategias
ción de lo preexistente. Desde ahí se estableció de resistencia a lo cristiano. Entonces no todo
un proyecto “epistemicida” (Quijano, 1995) que fue eliminado ni explotado —como las lecturas
construyó un arriba y un abajo—, un orden nue- miserabilistas pretenden establecer— sino que
muchas de esas “nuevas” prácticas nacidas del 419
vo, queriendo eliminar toda forma-otra de en-
tender el conocimiento. Espacios de imposición conflicto son las que hoy se siguen reactivando
de categorías epistémicas y políticas (moderni- en lo popular.
dad/modernización, progreso, democracia) pero El cruce resulta entonces ser un elemen-
también estéticas, aunque muchas propuestas to constructivo para la edificación de nuevas y
locales consiguieras subsistir de forma soslayada. contaminadas concepciones de lo estético en
La situación asimétrica resulta entonces clara las que “se desarrollan nuevos modos de pen-
y persiste tras las independencias políticas del si- samiento cuya vitalidad reside en su capacidad
glo XIX en el dominio eurofílico criollo, que per- de transformar y de criticar lo que las dos heren-
petuó dinámicas donde lo indígena o lo mestizo7 cias, occidental y amerindia, tienen de supues-
se mantuvieron en un espacio de no-reconoci- tamente auténtico” (Mignolo, 1995: 15). Desde
miento. En este marco de encuentros desigua- ahí se puede proponer, siguiendo a Dussel, un
les Quijano (1992) planteó la existencia de un proyecto decolonial que se establezca desde una
vínculo indisoluble entre esta modernidad y la

8
El antecedentes a dicho planteamiento sería la filosofía de la libera-
ción que, en los años 60 y 70 (Dussel, 1979), se plantea una crítica
de-colonial desde la idea de “exterioridad” de la periferia, con ante-
6
Al decir de Gruzinski: “empresa multiforme que conduce a Europa rioridad a Edward Said o Ranajit Guha.
9
occidental a seguir los pasos de Castilla y conquistar las almas, los El colonialismo “denota una relación política y económica, en la
cuerpos y los territorios del Nuevo Mundo” (Gruzinski, 1988, citado cual la soberanía de un pueblo reside en el poder de otro pueblo
por Gruzinski, 2007) o nación, lo que constituye a tal nación en un imperio” (Maldonado-
7
Vale la pena mencionar que la noción misma de mestizo viene de la Torres, 2006: 131)
10
España medieval y más que representar la figura de cruce biológico Aby Warburg, al visitar a los hopis de Nuevo México notó este hecho
o cultural, tuvo que ver con los cristianos que prefirieron aliarse a los y comenta: “durante la misa, me llamó la atención el hecho de que
musulmanes contra el rey Rodrigo (Bernard, 1997) - es decir, tiene su los muros estuviesen cubiertos de símbolos cosmológicos-paga-
origen en la traición. nos” (Warburg, 1998, 25)
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

modernidad que no es inconclusa (Habermas) ni el capitalismo mundial, hoy es posible pensar


ha desaparecido (post) sino que va más allá y dichas categorías en términos pluriversales, es-
antes de las estructuras propuestas e impuestas tableciendo choques y conflictos con la distribu-
por la misma modernidad, poniendo en debate ción “geoestética” (Barriendos) y geopolítica que
pensamientos varios11. En palabras de Aimé Césaire ha impuesto un paradigma universal para todos
(2006), sería la construcción de un pluriverso desde el debate que en Europa y Estados Unidos
que quite la unicidad al uni-verso existente. En se ha planteado12.
esta línea, el llamado sería a establecer epistemo- El desafío es entonces primero genealógico:
logías y estéticas pluriversales que asuman que construir los trazados de otras miradas episte-
su posición en relación al conocimiento es una mológicas y estéticas que se sitúen desde antes
alternativa dentro de la trama de lo existente, del “descubrimiento” de América y establezcan,
que sus tiempos son variables, que sus confi- luego, las reyertas entre los pensamientos pre-
guraciones son móviles y se articulan en debate colombinos y renacentistas, entre el proyecto
con otras posibles. ilustrado y las fisuras de su imposición en las co-
Para ello, la visibilización y complejización lonias, entre la posmodernidad con su discurso
del lugar de enunciación se establece como un sobre la desterritorialización y el proyecto deco-
punto de partida inevitable, en cuanto los espa- lonial-situado, reconstituyendo de esta forma los
cios y sus categorías modifican nuestras aproxi- lugares de disenso de los que Fanon llamó “los
maciones a los objetos que podemos o no lla- condenados de la tierra” (2006). Aproximarnos a
mar arte, a las interacciones que podemos o no ello no desde una posición victimista sino des-
llamar cultura, a los sujetos que podemos o no de la revalorización de sus estructuras de pen-
llamar artistas, creadores, arquitectos, artesanos, samiento, abriendo posibilidades de significado
curadores, artífices, indios o sucadas. Ahí, las fuera de o más allá de las jerarquías estéticas
estéticas-otras, pluriversales, subalternas y com- que la cartografía eurocéntrica y occidentalista
prometidas, frente a los discursos del multicul- ha establecido.
turalismo o el internacionalismo —que en arte El peligro de perpetuación y petrificación sin
contemporáneo establecen desde lugares de po- embargo sigue ahí, particularmente en la estetiza-
der las delimitaciones de la diferencia estética—, ción sin conflicto de la alteridad: la fetichización
420 establecerían distintos modos de ver y de hacer del otro en un discurso bondadoso o conciliador
que ponen en duda la idea generalizada del fin que bebe de las categorías críticas para repre-
de la colonialidad, replanteando las categorías y sentar al otro, para vanagloriar románticamente a
los “bordes estéticos de la realidad” (Barriendos, lo “mestizo” o “híbrido”, para reantropologizar y
S/f, 1), prefigurando y estableciendo quiebres reapropiarse afablemente de lo indígena, lo sub-
decoloniales. alterno o lo no-hegemónico, cerrando espacios
a la disidencia. Nuevos clichés para nuevas diná-
micas que perpetúen una colonialidad estética
Un desafío, un peligro, un caso histórica.
y una provocación ¿Qué podemos pensar entonces cuando ha-
blamos de arte? Inmediatamente se nos viene a
Dando un paso más allá en la noción de “esté- la mente una idea romántica del siglo XIX (el arte
tica geopolítica” acuñada por Frederic Jameson por el arte), la idea de artista-genio o una con-
(1996), en relación a las dinámicas que establece cepción estética que nos hable de la transforma-
ción del sentido del objeto. Sin embargo, prácti-
cas artísticas populares que se ubican en el limite
de estas concepciones, que articulan de forma
11
A esto Enrique Dussel lo ha llamado la transmodernidad. Si estu-
viésemos, desde otra perspectiva, de acuerdo con Habermas en
que la modernidad es un proyecto inconcluso, tendríamos entonces
también que estar de acuerdo en que la colonialidad lo es también,
en cuanto es la otra cara de una misma moneda y se expande a 12
Enrique Dussel, autobiográficamente afirma: “siempre pongo a Euro-
todo ámbito del ser (si es que existe hoy una ontología), del hacer y pa entre paréntesis y la problematizo, porque el eurocentrismo es lo
del pensar. Y por tanto, estaríamos de acuerdo en que dicha moder- obvio, yo soy eurocéntrico, desde niño leía los textos producidos en
nidad sigue perpetuando patrones de eliminación de formas-otras. Europa, soy eurocéntrico, entonces estoy haciendo una autocrítica.
En este sentido, y ampliando la idea de epistemicidio estético a su Ahora, ¿cómo es posible que un joven en un lugar allá tan lejano
dimensión social, entenderíamos que “la justicia social global no es sea hegeliano en cuanto a la concepción de la historia?” (Dussel,
posible sin una justicia cognitiva global” (Santos, 2005: 185). 2010:27).
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - Europa y ciertas fisuras latinoamericanas de su modernidad: colonialidad
y decolonización del pensamiento estético

activa una producción de sentido con la vida, el Palacio Real de Madrid con un discurso simple
que de forma colectiva actualizan otras formas y bondadoso14, donde no se plantean nuevas po-
de ser y estar, no son leídas en este sentido sino sibilidades críticas de activación contextual y ac-
exclusivamente en el de lo antropológico: díga- tualizada de las obras. Pensemos por el contrario
se mito, rito, artesanía, pintura popular. No arte. en las propuestas promiscuas del Micromuseo
Menos aún arte contemporáneo, porque lo que de Lima o el Museo del Barro de Asunción que,
para Europa parece arcaico sigue perteneciendo desde distintas estrategias, rompen con las sepa-
al pasado; aunque la producción cumpla el mis- raciones jerárquicas de la estética y establecen
mo principio de transformación del sentido, y es un flujo de “lo artesanal, lo (semi) industrial, lo
más, reviertan las lógicas mercantiles de la cultu- artístico. Lo prehispánico y lo moderno, lo colo-
ra “internacional” y contemporánea. Para el pen- nial y lo contemporáneo, en asociaciones ilícitas,
samiento occidentalista, encerrado en el laberin- insólitas, pero no ajenas a las que ofrece nuestra
to de “un solo tiempo de una historia múltiple” vivencia permanente de simultaneidades aparen-
(Escobar, 2008: 74) lo contemporáneo va por un temente inconexas” (Buntinx, 2010: 238).
camino y todo lo que huela a etnográfico tiene Este, sin embargo, no es solo un asunto que
una dimensión tradicional que hace parecer que competa a los “subalternos”, que permanente-
perdiese toda proximidad con la actualidad — mente nos tenemos que plantear nuestras prác-
definida desde posiciones que determinan qué ticas fragmentadas y deshistoriadas, sino que
es el presente y qué será el futuro—. Lo otro que también es un desafío al repensar las estéticas
no sería actual, se presenta como fetiche, escon- y producciones europeas y estadounidenses en
dido en sus derroteros periféricos. Ahí está sin su dimensión situada, reterritorializando víncu-
embargo uno de los focos de la pluriversalidad los con el culto, la política, el hacer colectivo.
de lo actual que resiste a la matriz moderna y po- También con su dimensión indígena. ¿O no es
dría establecer terremotos en el exclusivo, elitista el pueblo vasco una de las comunidades indí-
e ilustrado sistema del arte contemporáneo con genas más antigua de Europa? ¿Es que en Euro-
sus actualizadas estrategias de sobrevivencia. pa occidental no existen “indígenas” y solo es
En este sentido podemos pensar al arte po- una categoría para el ajeno? Por otro lado, ¿no
pular13 como un híbrido entre estética y cien- existen prácticas europeas que pongan en jue-
cias sociales y que así vive en una permanente go también estas problemáticas? Piénsese solo 421
contradicción que rebate la autonomía estética en dos ejemplos “actuales” y opuestos: la recién
del arte, y también su muerte. En cuanto pro- consagrada Sagrada Familia de Barcelona y las
ducción colectiva-subalterna está viva y genera performances colectivas por el fin de las corridas
situaciones donde “moviliza tareas de construc- de toros, ¿dónde está el límite en ambas entre la
ción histórica, de producción de subjetividad y dimensión social/política y la “autonomía de la
de afirmación de diferencia” (Escobar, 2008: 13). forma”? ¿Es que no representan también formas
Ahí la forma y el contenido se presentan indiso- artísticas? Si estamos de acuerdo entonces en es-
lubles en el proceso de renovación del sentido tas articulaciones posibles, ¿cómo podemos en
y la memoria densa. Un concepto y una prác- Europa asumir nuevos límites y fisuras que rom-
tica que sería un injerto monstruoso que abre pan con el conservadurismo del pensamiento
posibilidades de crítica en su dificultad para estético y las políticas artísticas? ¿Cómo podemos
entrar en diálogo con lo que seguimos enten- des-ilustralizarnos y decolonizar nuestras histo-
diendo por arte contemporáneo. Por ello se re- rias, categorías y prácticas actuales?
ajusta y se apropia descaradamente, tal como
lo hicieran desde sus comienzos las prácticas
pictóricas coloniales; prácticas que hoy se pue- Bibliografía
den ver expuestas en el Museo Palacio Cultural
Banamex del Banco Nacional de Mexico y en BARRIENDOS, JOAQUÍN. El sistema interna-
cional del arte contemporáneo. Universalismo,
colonialidad y transculturalidad, s/f, www.re-
13
La aplicación acrítica de categorías europeas para entender estas vue-2-0-1.net
prácticas en el contexto contemporáneo, particularmente todo lo
derivado del pensamiento de la Escuela de Frankfurt frente a las
industrias culturales, que no pretendo desarrollar aquí, es un asunto
clave en relación a cómo son muchas veces leídas irreflexivamente 14
Ver catálogo de la exposición Pintura de los reinos. Identidades
en los espacios periféricos los debates planteados en los centros. compartidas en el mundo hispánico, curada por Jonathan Brown.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

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El papel de la vida cotidiana en el arte de las
sociedades en crisis: el legado situacionista en
el arte desde los años 70
Constanza Nieto Yusta

423
Planteamientos fundamentales y no participación tanto en el mundo como en
su sistema de representación. La crisis que se re-
velaba en el mundo del capitalismo tardío había
Los años 50 del siglo XX estuvieron marcados
enajenado tanto a sus individuos como a todas
por fuertes debates acerca de la modernidad.
sus relaciones con el mundo, fueran estas de
El discurso formalista instaurado por Clement
percepción, sensación, representación, identi-
Greenberg fue profundamente cuestionado y
dad, políticas, sociales... Y en este contexto, la
nuevas lecturas acerca de la modernidad y de crítica del arte no podía continuar limitándose a
la obra de arte reformularon las categorías has- los aspectos formales.
ta entonces asociadas a la misma. La Escuela De forma paralela, la denuncia de la enajena-
de Frankfurt había promovido, principalmente ción del sujeto y de la sociedad contemporánea
desde la aparición de la obra de Adorno y Hor- fue promovida desde Francia: centrados en la
kheimer Dialéctica de la Ilustración en 1944, un crítica del papel de los medios de comunicación
análisis de la obra de arte a partir de su pro- y de la publicidad en la espectacularización del
funda imbricación en el mundo del capitalis- mundo posmoderno, la Internacional Situacio-
mo industrial: conceptos como especialización, nista consideró necesario no solo pasar de la
mercantilización, industria cultural, kitsch, razón teoría crítica a la praxis sino hacer de ambas una
instrumental, reproductibilidad técnica, unidi- unidad indisociable. Para ello se proclamó des-
mensionalidad del sujeto, etc., irrumpían en el de una nueva óptica la antigua consigna de las
discurso del arte contemporáneo como los ejes vanguardias históricas “arte-vida”: la revolución
vertebradores de la próxima teoría crítica y esté- había de comenzarse desde el ámbito de acción
tica. En este contexto, la relación entre la obra más próximo al sujeto, desde la misma vida co-
de arte entendida como mercancía y el indivi- tidiana, para extenderla posteriormente a esferas
duo considerado como sujeto pasivo solo podía mayores como la social, política o la económica.
traducirse en términos de separación, pasividad La vida cotidiana, en tanto primer y último re-
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

ducto de las posibilidades de acción del indivi- individuo— y colectivo a la vez —presente en
duo, debía “ser recuperada, reinventada y pro- todos y cada uno de nosotros—, donde debía
clamada como un lugar desde el cual comenzar comenzarse la revolución que buscaba la I.S.
a hacer frente a la crisis contemporánea, como el Recuperar la pureza y la espontaneidad de los
punto de partida para establecer nuevos criterios actos más cotidianos (los gestos, las conversa-
de pensamiento y acción, de experimentación y ciones, los paseos...) era el paso previo para el
libertad creativa y, consecuentemente, como la desarrollo de la creatividad y del espíritu crítico
sede de la crítica necesaria frente a la alienación de los que el hombre se había visto despojado.
del mundo posmoderno.” Reencontrado consigo mismo, y con sus posibi-
La crisis a la que se refería la Internacional Si- lidades de acción inherentes, solo cabía esperar
tuacionista no era sino la resultante de esa socie- el despertar colectivo.
dad del espectáculo analizada por Guy Debord: En su reivindicación de la vida cotidiana,
la sociedad del consumo y de la mercantiliza- la I.S. articularía un discurso encaminado a la
ción, la sociedad de los medios de masas, pero praxis crítica en la que entrarían en juego una se-
sobre todo, la sociedad de la imagen que, omni- rie de conceptos-prácticas en íntima relación con
presente gracias al papel de la publicidad, de la la arquitectura. ¿Cómo iba a ser de otro modo, si
televisión y, principalmente, del cine, había lle- toda la vida cotidiana se desarrolla en espacios
vado a la inversión de la vida. Todo lo que antes construidos, ya sean públicos o privados, abier-
constituía la realidad y, por tanto, era susceptible tos o cerrados? La planificación y estructuras
de ser vivido, había pasado a ser representación, tanto urbanísticas como arquitectónicas no eran
espectáculo. Mediado en todas sus relaciones sino otro mecanismo de control más impuesto
por imágenes, el hombre se encontraba separa- por el poder: todo el trazado urbano ponía en
do del mundo, de un mundo que, transformado marcha una existencia organizada espacial y
en una especie de holograma, aparecía antes sus temporalmente en función del trabajo, el con-
ojos como algo ajeno a sus acciones. En este sumo e incluso la mercantilización del tiempo
mundo reificado, el individuo contemporáneo libre. El ciudadano no podía pasear por una ciu-
había pasado a ser un voyeur, un ente pasivo, dad sin rendir sus pasos al utilitarismo más feroz.
un mero consumidor de las representaciones di- La ciudad contemporánea no era sino el gran
424 fundidas por el poder capitalista en tanto que escenario espectacular capitalista donde funcio-
principal mecanismo de control. Un control que naban a la perfección todos sus actores en una
se había mostrado más que efectivo no solo en trama marcada por una sola línea argumental: el
el espacio público sino, asimismo, en el espa- consumo masificado, la masificación del hombre
cio privado. En el espacio público, la separación consumido.
hipnótica respecto al mundo, cuyo pilar estaba Frente a una existencia que había pasado a
en la alienación que el hombre experimentaba ser, más que una vivencia, una supervivencia, la
en el trabajo, se reforzaba y perpetuaba a tra- I.S. desplegó una serie de tácticas con las que
vés del papel jugado por la información, la pro- sacar a la vida de ese estado de letargo hipnótico
paganda, la publicidad y el cine. En el ámbito y devolverla a su actividad esencial: no un par-
privado, era la prolongación del cinematógrafo ticipio ni un presente sino un pleno gerundio,
que encarnaba ese gran invento doméstico que plena praxis. Nada de reivindicar lo vivido o el
había sido la televisión, el modo de extrapolar vivir: a partir de ahora la revolución se instalaría
el letargo al mismo lugar del recogimiento y de en la transformación inevitable del viviendo. En
la intimidad, el hogar. La pasividad y la inercia el presente continuo, en el presente en construc-
generadas en el ámbito público habían invadido, ción permanente. En este estar haciendo, estar
por tanto, ese dominio donde la vida siempre transformando, que buscaba la I.S., la ciudad
se había desarrollado al margen de los impera- vino a convertirse en el espacio de las propues-
tivos de la sociedad capitalista: el dominio de la tas de esta nueva existencia activa.
cotidianeidad hogareña, el espacio del habitar, Contra lo que la I.S. vino a luchar no fue sino
del cocinar y de la ensoñación recogida. La vida la cultura, entendiendo por esta el “reflejo y pre-
cotidiana, ya fuera en el espacio público o en el figuración, en cada momento histórico, de las po-
privado, había quedado así anulada, despojada sibilidades de organización de la vida cotidiana;
de cualquier destello de espontaneidad, creación compuesto de estética, sentimientos y costum-
o crítica. Era, entonces, ahí, en la misma vida bres mediante el que una colectividad reacciona
cotidiana, en ese topos personal —propio a cada ante la vida que le viene dada objetivamente por
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - El papel de la vida cotidiana en el arte de las sociedades en crisis:
el legado situacionista en el arte desde los años 70

la economía.” (Internacional Situacionista. Tex- por excelencia, la ciudad del homo ludens, un
tos íntegros en castellano de la revista Interna- espacio para los nómadas donde las estructuras
tionale Situationniste, vol. 1: La realización del laberínticas basadas en la desorientación impedi-
arte, Madrid, Literatura Gris, 2001, p. 15) Puesto rían la repetición de cualquier experiencia y ge-
que la vida espectacular había transformado al nerarían un nuevo espacio de relaciones sociales
hombre en un ser inerte cuyas relaciones con y, en consecuencia, un nuevo modo de vida.
el mundo, resultantes de aplicar los principios En lo referente a otras disciplinas artísticas,
económicos y mercantilistas a su vida cotidiana, sería la idea de détournement o desvío la que
estaban predeterminadas y carentes de cualquier fundamentaría la actividad situacionista en el
imprevisto, la I.S. establecería su revolución cul- ámbito de la creación: el empleo desviado de
tural en la construcción de situaciones. Una si- los medios estéticos de producción artística. Una
tuación no era sino un momento de la vida; su cuestión que dejaremos para la comunicación
construcción, un modo de organización cons- del próximo 12 de noviembre.
ciente de esas situaciones de modo que gene-
rasen un ambiente unitario marcado por el jue-
go, por la relación lúdica y no teleológica de Puntos de la ponencia
los acontecimientos. Al ser el propio artífice,
el responsable de las situaciones que confor- • ¿Un legado situacionista? Contradicciones que
maban su vida cotidiana, el individuo pasaba a plantea la presente comunicación. El détourne-
ser situacionista y, en consecuencia, a estable- ment como el modo de superación y de crítica
cer nuevos comportamientos con su entorno y a efectiva.
generar nuevas experiencias. El comportamiento − Nada más contrario al situacionismo que in-
experimental tendría como lugar de desarrollo la troducir sus planteamientos en un museo.
ciudad: su aplicación desvelaría un urbanismo − La espectacularización inevitable del arte,
unitario, es decir, la perfecta integración de las mediante su conversión en imágenes de re-
experiencias con el medio en el que éstas tenían cepción pasiva o su incorporación en los
lugar. De este modo, el urbanismo dejaba de ser discursos institucionales y/o museísticos,
algo ajeno al individuo que lo habitaba y reco- niega rotundamente la existencia de un arte 425
rría: ambos se desvelarían como elementos en situacionista.
una íntima conexión. Los trazados urbanos, las − Cómo sacar provecho de tus enemigos: el dé-
calles, las plazas..., todos los elementos carac- tournement como modo de superación y de
terísticos de la planificación urbana mostrarían, crítica.
entonces, su influencia sobre el comportamiento
de los individuos. Ya no se podría hablar, pues, • Algunas de las ideas fundamentales planteadas
de geografía objetiva, de coordenadas matemáti- en el Tratado del saber vivir para uso de las nue-
cas o de organización racional de la urbe sino de vas generaciones de Raoul Vaneigem ilustradas
psicogeografía: el medio geográfico ejercía una mediante la obra de Barbara Kruger.
acción directa sobre los afectos del individuo que − La perspectiva del poder y sus mecanismos
podía y debía ser estudiada. de control y aniquilación del individuo:
Basada fundamentalmente en el juego, la - Compro, luego existo.
construcción de situaciones encontraría en la - La humillación.
deriva su práctica fundamental: un comporta- - El aislamiento.
miento experimental en el espacio urbano con- - Degradación del trabajo.
sistente en el paso ininterrumpido por distintos - La promesa del Estado de Bienestar.
ambientes. - La identificación con estereotipos.
A partir de la conjunción de estos elementos, - Psicología del homo consomator.
la I.S. formularía su revolución cultural en diver- − La inversión de la perspectiva de esta situa-
sos planos. Alguno de sus miembros como Ben- ción o détournement se formula en la triada
jamin Constant tratarían de aplicar todos los prin- realización-comunicación-participación.
cipios nacidos de la construcción de situaciones • Crítica y vida cotidiana en imágenes. Algunos
en proyectos arquitectónicos: la Nueva Babilonia ejemplos en el ámbito artístico desde los años 70
de Constant no era sino la ciudad situacionista hasta la actualidad:
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

− El arte del paseo convertido en proceso es- − Las imágenes de la cotidianeidad. Hans
tético invasor del mundo, natural y urbano. Feldmann, Cindy Sherman, David Goldblatt,
Carl André, Richard Long, Walter de Maria, Sophie Calle.
Vito Acconci, Sophie Calle, Maria Abramovic.
− Interrupciones, aperturas, transformaciones • Más allá del espectáculo… ¿el net art como
del paisaje urbano. Ciudad y crítica. Gordon único heredero posible del pensamiento y de la
Matta Clark, Hans Haacke, Martha Rosler, acción situacionista? El caso de Critical Art En-
Krsystof Wodiczko. semble.

426
Ideología y estética: la cita arquitectónica
en el arte contemporáneo
Rubén de la Nuez
Facultad de Arte, Diseño y Nuevos Medios
Universidad Tecnológica de Nanyang, Singapur
rnuez@ntu.edu.sg

427
Palabras claves Las distorsiones picasianas y el distanciamiento
brechtiano les sirven de referencia, para el prin-
Arte contemporáneo, arte proyectual, arquitectu- cipio dialéctico de su teoría estética basada en
ra, ideología, autonomía estética. la mencionada tensión entre autonomía y com-
promiso. La experiencia estética se expresa en-
tonces como un ejercicio de extrañamiento de la
obra de arte con respecto a su referente empírico
Introducción (1978: 314). Picasso y Brecht, considerados pa-
radigmas de compromiso social en sus respec-
El compromiso de Sartre con la escritura evitó
tivos campos expresivos, son interpretados por
que aceptara el Premio Nobel de Literatura en
1964. Consideraba que este premio compro- Adorno desde la posición de negatividad que
metería su trabajo desde el punto de vista ins- supone definir una realidad a partir del intento
titucional. Sartre actuaba en concierto con sus de escapar de ella. Este análisis utiliza como pla-
ideas sobre el cometido social expresadas en su taforma conceptual las nociones en conflicto de
ensayo ¿Qué es la literatura? (1948). En franca autonomía y compromiso social, heredados de la
paradoja con relación al pensamiento moderno, teoría estética de Theodor W. Adorno y la teoría
el pensador francés consideraba el compromiso literaria de Jean Paul Sartre.
social como una forma de liberación de la litera- El presente texto intenta relocalizar en el arte
tura, de lo que consideraba la enfermedad de la contemporáneo, el debate moderno sobre la re-
alienación literaria (1988: 210-211). Por lo tanto, lación crítica entre la realidad empírica y la ex-
la autonomía estético-literaria y el compromiso periencia estética. Dicha relación encuentran un
social adquieren una articular interdependencia nuevo cauce en una zona de rápida expansión
en el pensamiento, sartreano. dentro de la producción artística contemporá-
Por su parte, la teoría estética de Adorno in- nea, comúnmente referida como arte proyectual.
vierte tal connivencia en una relación crítica. Es una forma de expresión que desde el espacio
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

del arte —“autónomo”, “desinteresado”, “autorre- embargo, encuentra plenos poderes dentro de
ferencial”—, intenta paradójicamente servir de la inmanencia del discurso institucional del arte,
referencia instrumental para la materialización que también ardorosamente rechaza.
de un objeto en la esfera social. El proyecto para el Monumento a la Terce-
Dentro de este ámbito, los proyectos de carác- ra Internacional, concebido por Vladimir Tatlin
ter arquitectónico expresan con especial nitidez en 1920, intentó ser el modelo a escala de una
la complejas interacciones dentro del par con- utopía ideológica materializada en una estructu-
ceptual antes referido. La arquitectura desplaza- ra arquitectónica. Sin embargo, ni siquiera sus
da de su gabinete a la galería de arte, el boceto compañeros de ideología asumieron ese arte-
convertido en dibujo autosuficiente, la maqueta facto como el referente de un objeto social. En
devenida escultura, aparecen como una actuali- la Gran Enciclopedia Soviética (1949-1960) el
zación heterodoxa de la inmanencia evolutiva constructivismo de Tatlin aparece descrito como:
adorniana. “Liberada” de las contingencias del “Tendencia formalista del arte burgués desarro-
encargo social, la arquitectura se convierte en llado después de la Primera Guerra Mundial. An-
un código ideoestético. El proyecto arquitectóni- tihumanista por naturaleza y hostil al realismo…”
co leído como un texto auto-referido, emplazado (Ian Chilvers 2001: 187).
en el espacio tautológico de la galería de arte, De este modo, la espiral de Tatlin terminó
ya no ha de probar su viabilidad en la esfera de siendo, de forma involuntaria, la emblemática to-
lo social. Un medio para construir realidades, se rre de marfil en el que descansan los proyectos
convierte en fin, circunscrito al universo de lo es- de transgresión social de la vanguardia artística.
tético-representativo. El proyecto arquitectónico De cierta manera, esta obra representa la espiral
dentro del espacio artístico parece reformular las de retorno al paradigma estético que el llamado
tensiones históricas entre la inmanencia artística, arte de Octubre y su cometido social intentaron
la trascendencia arquitectónica y el compromiso profanar. La estetización del modelo, la sublima-
ideológico; en contraste con la eventual crisis del ción del referente es la verdadera transgresión de
valor par excellence del arte moderno: su auto- la espiral de Tatlin. El modelo para una ideología
nomía estética. arquitectónica terminó siendo el paradigma de
Por una parte, exhaustivos bocetos de una la ulterior noción de arte proyectual, mediante
428 realidad deseada identifican a esta tendencia el cual, planos, bocetos, modelos a escala y toda
como profundamente comprometida con la es- suerte de referencias proyectuales, meticulosa-
fera social. Por otra parte, la naturaleza alegórica mente elaborada, fueron exceptuadas del tor-
de estos objetos y del espacio del arte en el que tuoso ejercicio que supone intentar demostrar su
son instalados, los libera del deber de materiali- viabilidad práctica. Por lo tanto, similares mode-
zación social. Esto no significa que el objeto del los ideoarquitectónicos han permanecido en el
arte proyectual es irrealizable por naturaleza sino espacio del arte como memorables ejemplos de
que su materialización no es su último sentido. la cultura de compromiso, liberados de la culpa
Existe una aparente contradicción entre una por la mencionada brecha entre su estatus pro-
noción de “proyecto” que implica por definición yectual y su tarea social.
la intención de materializar una idea, y un dis- El artista moderno veía estructuras sociales y
cursar inmanente al cual el arte contemporáneo modelos de convivencia donde en realidad solo
no ha renunciado, aunque ha puesto en preca- existían estrategias y prácticas de transgresión
rio. Esto es particularmente evidente en proyec- estética. De una manera similar, un sinnúmero
tos relacionados con arquitectura. Cuando la ar- de tentativas de la vanguardia de disipar los lími-
quitectura se desplaza de su gabinete al espacio tes entre la praxis artística y la esfera social han
artístico, deja de ser el arte de proyectar edificios terminado instaurando lo social en el espacio de
para convertirse en un medio de visualización de lo estético, cuando la intención era justamente
una realidad deseada. De este modo, la tensión lo contrario. El constructivismo y el entorno del
adorniana entre autonomía estética y compromi- arte de Octubre definieron la noción contempo-
so social parece liberada. ránea del arte, precisamente mediante la renun-
Dentro de los principios de la vanguardia, las cia de su función representativa tradicional. La
opciones de autonomía y compromiso han de- construcción y no la representación intentaban
sarrollado una histórica paradoja. La vanguardia diseñar las nuevas reglas del juego artístico.
fracasa en cuanto a la materialización del cometi- La iconografía de Babilonia, que abarca desde
do social al cual se adhiere fervientemente, y sin la Babel renacentista del mayor de los Bruegel,
Comunicaciones - Crisis, criterio y crítica - Ideología y estética: la cita arquitectónica en el arte contemporáneo

hasta el arte contemporáneo, ha estado marcada, cursar desde instancias públicas como el archivo
con mayor o menor grado de conciencia, por la o el museo. El discursar desde la arquitectura es
intención de colocar un elemento de verticali- parte de dicha lógica.
dad en el horizonte entre lo estético y los social El presente análisis establece un paralelo en-
dibujado con mano firme por la modernidad ar- tre los conceptos situacionistas elaborados por
tística. La vocación transgresora de las primeras el artista holandés Constant y la poética “de-
vanguardias, de la que tomamos como epítome constructiva” del artista cubano Carlos Garaicoa
la “espiral de Tatlin”, es una consecuencia de di- como respectivas expresiones del auge y ocaso
cha verticalidad conciliadora entre lo estético y de una suerte de utopía ideológico-urbanística
lo social. Esa es además, de alguna manera, una que afectaron la poética de ambos artistas. Se
parábola de la necesidad babilónica de romper abordan, desde la instrumentalización utópica de
el horizonte transcendental que separan lo pro- lo estético en el mega-proyecto Nueva Babilo-
fano y lo sagrado de la naturaleza humana. En nia (1956-1974) de Constant, hasta la estetiza-
el arte moderno, este par antitético encuentra ción de las ruinas de la utopía, en la instalación
su equivalencia en lo “sagrado” de la autonomía multimedial Continuidad de una arquitectura
estética, y lo “profano” de su heteronomía socia- ajena (2002) y otras obras de Garaicoa. El neo-
lizadora. De esta manera, el campo artístico es constructivismo de Constant es contrapuesto al
una reproducción a pequeña escala de la “utopía “deconstructivismo” resultante de la crisis de tal
original”. En dicho horizonte los sucesivos inten- continuum estético-ideológico que parte del arte
tos babilónicos aparecen como la subversión o de Octubre en 1917, se impregna en los muros
corrupción de una aparente disposición univer- de París de 1968 con su consigna “la imaginación
sal: el deber ser del mundo y el deber ser del al poder”, y se diluye con la caída del muro de
arte. Berlín en 1989.
Este análisis compromete los dos extremos de A pesar de la distancias de tiempo y de cir-
la sugerida parábola. Aborda las circunstancias cunstancias geo-culturales que separan las poé-
en las cuales la cultura visual cita a la arquitectu- ticas artísticas de Constant y de Carlos Garaicoa,
ra como el interregno entre arte y realidad, que ambas están ligadas a la épica arquitectónica que
por extensión actúa como momento de la inte- alguna vez intentó crearle un espacio habitacio-
gración de los componentes “siderales” y “telúri- nal al sujeto marxista. Un sujeto que liberado de 429
cos” de la naturaleza humano y de su vocación trabajo exclusivamente productivo, se dedicaría a
estética. En el arte contemporáneo, esta integra- desarrollar la creatividad artística y la fruición de
ción se manifiesta en el artista que intenta dis- lo estético, ambos a escala urbanística y social.
CRISIS DEL SISTEMA ARTÍSTICO

CRISIS OF THE ARTISTIC SYSTEM


The Absent absolute
Celia Morgan
Facultad de Arte, Diseño y Nuevos Medios
Universidad Tecnológica de Nanyang, Singapur
rnuez@ntu.edu.sg

432
The course of aesthetics is marked irrevocably in which art languishes (as Robin Collingwood
by philosophy and religion and latterly science. would have it). The inward gaze seemingly con-
Hegel distinguished the etymological origins of tradicts the nature of the problem which is one
‘aesthetics’ from the common usage which was of superficiality. But what such tireless introspec-
housed somewhat superficially in the realm of tion can produce is a singular and isolated pers-
beauty and taste and this perception prevails pective that engenders a coterie of exclusion.
today. Yet the idea has roots in a far deeper In mild disapprobation of post-modernisms
conception of sensuous feeling and experience tendency towards dissolution Julia Kristeva once
which invokes a quality of transcendence. The declared the surface of the object to be in crisis.
distortion and effective shallowing of the term What this paper proposes is that it is in crisis
aesthetics certainly can not be held entirely ac- because it is not the surface of anything and thus
countable for the appearance of the same in art it is all surface. Art suffers a condition of spiri-
but none-the-less is an uncanny prognostic of tual malaise born from the science of rationalism
what has come to pass. whose tenacious grip has yet to be weakened
Cut loose from the shackles of tradition Mo- and whose origins can possibly be traced to Des-
dernism corroborated the autonomous rights of cartes’ doubting subject. Kant may be the first
individuals to expression. The notion of free- modernist but Descartes’ cogito distilled through
dom, whilst a foundational concept in modern four centuries of thinking egos lingers with unex-
aesthetics, propagates to its detriment an indivi- pected results. A fractal image with the artist as
dualism that surpasses even the obsession with a central figure disseminated and integrated into
self-definition marked by Clement Greenberg the larger system of commercial industry has be-
as the dénouement of arts new found freedom. guiled the world with its sophisticated apparatus
What the artistic system has witnessed over the and in a blaze of saturated colour nearly com-
last decades is a perilous internalization, a cut- pletely painted out the translucency of mystical
ting off from the world outside of the ivory tower reverie.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - The Absent absolute

The freedom of creation endorsed by an aes- of sports and games. It is of the same kind and
thetics in which the absolute is denied is an act origin with them”2. What Ortega y Gasset betrays
of ‘bad faith’. If bad faith entails a knowing lie, a in the young Modernists is an “ironical reflection”
cunning artifice, then the ‘prevailing convention that turns upon itself, upon their own works and
of avoidance’, in the words of George Steiner, makes of art a “farce”. However, it is only “thanks
constitutes that lie. At the risk of embarrassment to this suicidal gesture art continues to be art,
Steiner put forward his ‘wager on transcenden- its selfnegation miraculously bringing about its
ce’. This wager, hesitant yet bold, is a response preservation and triumph”3.Ortega y Gasset con-
to the spiritual atrophy that threatens the artistic verts the apparent arrogance of the young artist
endeavour. It heralds the incoming of a purpose into a modesty that recognises the inconsequen-
beyond the surface of the object. Perhaps even a ce of its medium. Had this modesty prevailed
return to the Hegelian Ideal that seeks the ‘truly (if it ever existed) then perhaps art would have
free and living expression of the spirit’. avoided the decidedly wrong turn in taking itself
This paper suggests that the overwhelming far too seriously. This directional misadventure if
commercialization of art is a result of the loss prompted by a need befitting climatic conditions
of an absolute but also somewhat ironically an ie: a change in purpose, pursuit, position or pro-
indication that the arts have maintained their uni- duction would have been appropriate. However,
que and vital capacity to reflect the state and it seems that the only reason for such inflation
condition of the world they emanate from. Geor- was in fact the very sense of valueless-ness that
ge Steiner describes the flinching from the mys- had come to hound the art world. In other words
tery of otherness in art as an embarrassment of the act of self assertion carried within it a con-
a metaphysical-religious kind, and this I believe, tradicting doubt. This doubt was perhaps seeded
is at the centre of the failing heart of the arts. by the drift of aesthetics from its historical mo-
This is not to say that the artistic system is appro- orings which opened up the artistic endeavour
aching seizure, facing imminent danger of an to horizons of unfulfillable potential.
aortic aneurysm (indeed technology is such that William Desmond observes that “after Hegel
there is no need for it not to flourish under such too much was asked of art, but now almost no-
conditions) but that the substance, the material, thing is asked of it; and nothing is asked just
the very matter of its make-up is on the brink because too much was asked of it”4. The retreat 433
of extinction. Thus as the system itself survives into inconsequence that meant art ceased to or-
by adapting to the conditions of its existence it bit “near the axis of enthusiasm”5 is indubitably
is aesthetics and the arts that wither. Bereft of a connected to the “vulgarized shibboleth of the
transcendent substance it is a crisis of meanin- ‘death of God’”6 but is also symptomatic of a ge-
glessness that the system faces. neral skepticism and forlorn faithlessness ushe-
The somewhat prophetic ululations of Ortega red in with the rising tomes of analytic conven-
y Gasset nearly a century ago could, with profit, tions and the “crisis of the meaning of meaning”7
be intoned again today. In his essay The Dehu- the inception of which Steiner locates in the late
manization of Art Ortega y Gasset suspects art nineteenth century. This crisis, which articulates
of an odium professionis. He leads us from the itself most prosaically within the realm of aes-
counterfeit appearance of enthusiasm for pure art thetics, has gathered significant momentum and
past a mask of surfeit and disdain for tradition to continues without resolve today, perhaps eterna-
a shady liaison with the possibility of a “rankling lly. If the frank but rather persuasive dialectics of
grudge” against civilization as a whole1. He de- Jacques Barzun, writing for his series of lectures
cries the lamentable state of his society that has
turned to the arena and spectacle for amusement
“in these last few years we have seen almost all
2
caravels of seriousness founder in the tidal wave Ibid., p. 51.
3
Ibid., p. 48.
of sports” and declares the new style of art a sub- 4
Desmond, William, “Art and the Absolute Revisted: The Neglect of
sidiary that “only asks to be linked to the triumph Hegel’s Aesthetics,” in Hegel and Aesthetics, ed. William Maker, 1-12
(Albany, State University of New York Press, 2000), p. 5.
5
Ortega y Gasset, José, The Dehumanization of Art and Other Essays
on Art, Culture, and Literature, p. 52.
6
1
Ortega y Gasset, José, The Dehumanization of Art and Other Essays Steiner, George. Real Presences, (London, Faber and Faber Ltd,
on Art, Culture, and Literature, trans. Helene Weyl (New Jersey, Prin- 1989), 93.
7
ceton University Press, 1968), p. 45. Ibid., p. 92.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

on the Use and Abuse of Art some thirty years creative pursuit “in other words, creation aims for
ago, are still applicable (which I believe they are) the light, seeking to abolish corrupt matter, at the
then the “one good reason why this is true is same time however, it depends upon matter for
that our world is socially and politically the same existence”12. Artaud As the rationalizing mecha-
world. It is liberal, democratic, capitalist and in- nics of the Age of Enlightenment conspired to fill
dividualist”8. These are the social conditions that all the little pockets of intrigue and mystery that
have stirred the turgid waters in which swims pitted the world with new and revelatory datum
the cogito, ineffectively resisting its narcissistic and factum it follows that the need to express
tendencies. the unknown, that is, the unknowable, was quite
Considering the kaleidoscopic frenzy of in- simply eliminated, at very least debunked. His-
novation within most fields that colours the last torically the marrying of art with religion gave a
century it comes as quite a surprise to realise that transcendent objective to art that now no longer
none of the revolutionary changes have had any existed for the very reason that religion was no
effect on the ‘privileged central nucleus (which) longer an objective “because now the religious is
articulates itself against the surrounding area’9 said no longer to ferment, the aesthetic can no
that is to say, the thinking ego (cogito), whose longer be that bearer, even if it wills it with the
position of tacit pre-eminence centre field has best of intentions of finding some sanctuary for
issued its effects upon all of those changes whe- the Absolute in a world falling into the idolatries
ther determinedly or not. of the merely finite”13.
What Ortega y Gasset decreed a Copernican The gravitational lure of matter observable
revolution deftly and ingeniously fomented by in the sharp turn taken towards scientific theory
Velázquez is a rendering of the Cartesian model displaces the weightless by the marvels and force
in artistic terms “Velázquez, with formidable au- of physics. Masquerading as the newly instated
dacity, executes the supreme gesture of disdain oracle, science, the verifier, becomes a new tru-
that calls forth a whole new painting; he halts th. Ortega y Gasset considered art along with
the pupil of the eye”10. With magisterial vision science to be the “freest activities and least de-
“the eye of the artist is established as the cen- pendent on social conditions”14 (which certainly
ter of the plastic Cosmos, around which revolve cannot be claimed today for either) and as such
434 the forms of objects”11 and the primacy of the ar- the most perspicuous barometers of the times.
tists perception is thus “despotically” established. The once positive coupling of art and science is
This coup d’oeil in cahoots with the consequen- a union that now suffers from a somewhat un-
tial self-criticism and irony that marked the Mo- healthy symbiosis, unhealthy because it is not
dernist regime has fuelled the present somewhat altogether reciprocal. Art seems to have taken
dubious status of art and more-over the artist. anchor in the harbor of scientific ardor that oils
The critical eye of the artist who has become the the worlds grinding cogs. Unwittingly this duo
center of their own created world will inevitably therefore continues its preface to the magnum
turn on itself with all the disappointments and opus of the worlds unfolding. Arts sidling tack is
expectations that have previously been reserved both “symptom and harbinger” of a more general
for the higher echelons of numinous council. Not exodus to the promise of terra firma glimpsed
the rationalizing intellect, the sensuous faculties, through the prescription lens of industrial and
nor even the spirit are able to furnish the eternal scientific evolution. Greenberg suggested that
and unanswerable query of meaning and being the quintessentially pictorial art of abstract pain-
that is the great mystery of existence with ade- ting was an ebullient affect of scientific method.
quate response. What he called “the insistence on the optical” can
The Eternal Answer will forever be a question be ascribed to the same reasoning and it is just
and that question is manifest in the paradox of

8 12
Barzun, Jacques, The Use and Abuse of Art (Princeton and London, Artaud, Antonin, Artaud on Theatre (Claude Schumacher (ed), Me-
Princeton University Press, 1974), p. 58. thuen Drama, London, 1989), p. 119.
9 13
Ortega y Gasset, José, The Dehumanization of Art and Other Essays Desmond, William, “Art and the Absolute Revisted The Neglect of
on Art, Culture, and Literature, p. 110. Hegel’s Aesthetics,” in Hegel and Aesthetics, p. 4.
10
Ibid., p. 120. 14
Ortega y Gasset, José, The Dehumanization of Art and Other Essays
11
Ibid., p. 121. on Art, Culture, and Literature, p. 42.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - The Absent absolute

such reasoning that verifies the modernist stroke. the arts must form a descant, a serenade to the
“Scientific method alone asks, or might ask, that ineffable, for as Steiner writes “only art can go
a situation be resolved in exactly the same terms some way towards making accessible, towards
as that in which it is presented. But this kind waking into some measure of communicability,
of consistency promises nothing in the way of the sheer inhuman otherness of matter”19.
aesthetic quality, and the fact that the best art The predecessor to the contemporary art
of the last seventy or eighty years approaches work was once sovereign ruler of its own eso-
closer and closer to such consistency does not teric dominion which made manifest those mys-
show the contrary”15. As Greenberg intimates the tical unspeakables that could not be understo-
exigencies of a particular field do not mean the od in logical or rational terms or through any
fulfillment of which will reap flowers in another. form of discursive reasoning. “There are, indeed,
things that cannot be put into words. They make
The question put forward by Steiner in Real
themselves manifest. They are what is mystical”20.
Presences “what is the ontological status (no
Stripped of a transcendent purpose or Hegelian
other epithet is accurate), the ‘status of being’
idealism the arts fall into nothingness, the rela-
and of meaning, of the arts, of music, of the tive nothingness of Sartre, a nothingness which
poem, in the present city?”16 remains vulnerably “lies coiled in the heart of being, like a worm”21.
unanswered. Art has integrated itself into the The insistence on a negative precept of nothing-
system of the “present city” to the point of dis- ness evokes a fear of the unknown. Any freedom
integration. It is yet another endangered species gained through the autonomous assertion of the
adding to the mounting threat on the diversity individual is underwritten by a denial, a blind
of our planet. Arts absorption into the mercan- eyeing of the unseen that cannot be expressed.
tile order has meant a loss of territory, loss of The freedom of the for-itself is essentially tied
traditional culture and ultimately a loss of value. to existence and not the “transcendent value
Unlike most threatened species and cultures this which haunts it”22. This is a false freedom confi-
has been a self imposed demise. Ironically the ned to a self assertion that ultimately becomes a
very adaptability of the arts to their environment burden and a dead end. Modern aesthetics de-
has in this case precipitated the instability of its monstrates both the cause and effect of such a
place within that environment. The reflexive act position. The irony that determined the farcical
of aesthetic activity and experience17 means that gesture of modern art was not aimed exclusi- 435
“art and the world are conditions and conse- vely at its own ambiguous lodgings but showed
quences of each other”18. a disdain beyond the object for life itself. William
The ontological status of meaning of the arts Desmond points to the severed relations of art
is perilously close to being absorbed into the do- and religion as motive for the subsequent “self-
minant order of things. That is, as a ramification assertion of art for itself alone” and it is in the
of the “cult of the body” (the indictment raised breaking of its ties with religion that means art
is unable “to sustain its absolute seriousness. So
against society by Ortega y Gasset) itself a des-
its price of freedom, despite the initial celebra-
cendent of the cogito, what matters most these
tions of glorious liberations from the heavy hand
days is matter and moreover it must be understo-
of the religious, must be a hollowing out of its
od in the finite terms prescribed by the limits of tenuous tie to the ultimate”23. For Steiner it is the
the human condition. Without an active concept unique divine province of the arts that makes
of the absolute, existence and all its corollary us “if not at home, at least alertly, answerably
artifacts are restricted to the citadel of the self peregrine in the unhousedness of our human
within its tellurian parador. What then is left to circumstance”24. When the arts draw riches from
say that is not already being said by the sciences?
Rational logistics sing the song of the tangible, it
is a hearty chorus of tenors and altos, to be heard
19
Steiner, George, Real Presences, p. 140.
20
Ludwig Wittgenstein, Tractatus Logico-Philosophicus, trans. D.F.
Pears and B.F. McGuiness (London, New York, Routledge & Kegan
Paul, 1974), apophthegm 6.522.
15 21
Greenberg, Clement, Modernist Painting. http://cas.uchicago.edu/ Sartre, Jean-Paul, Being and Nothingness, trans. Hazel E. Barnes
workshops/wittgenstein/files/2007/10/Greenbergmodpaint.pdf. 6. (London, Methuen & Co. Ltd, 1981), p. 21.
22
16 Steiner, George, Real Presences, p. 23. Ibid., p. 627.
17 Collingwood, R.G, The Principles of Art, (London, New York, Oxford 23
Desmond, William, “Art and the Absolute Revisted: The Neglect of
University Press, 1974), Hegel’s Aesthetics,” in Hegel and Aesthetics, p. 7.
18
Barzun, Jacques, The Use and Abuse of Art, p. 127. 24
Steiner, George, Real Presences, p. 140.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

only themselves their coffers will very soon be from which the scholarship of art conducts its
emptied. It is not religion (now too scarred and prodigious orchestra. At such elevation the ra-
war weary to be bearer of the absolute) but the refied air breeds a coterie of exclusion that has
religious quest, one of transcendental purpose created the art-world as distinct from a world of
that yields the ultimate freedom. In short, the fal- art. It is exclusive because it cannot be understo-
se freedom of the individual eschewing from the od and it cannot be understood because it does
cogito is expressed in the existential assertion of not understand itself.
the for-itself and reflected in the inward turn of Brian Etter contends that the contemporary
aesthetics, the capitalist economy and the chro- justification and conception of art is “rooted in
nic spiritual vacuum of our times. a notion of individuality from which, in fact, all
Since art unequivocally entered the market of historicity is excluded”28. The naïve pretence of
investment it has been susceptible to all sorts of isolated conception estranges art from its origins.
dubious persuasions. Robert Hughes in Art and Whilst taken from a purely historical perspective
Money blames some “tendentious little essays” this unthinkable rupture of continuity can not be
memorably “embellished with graphs” that were made entirely accountable for arts own ‘peregri-
written for the Times/Sotheby Art Indexes in the ne unhousedness’ but if the inference of origin
mid sixties for the success of art marketing which extends into that of a transcendent source then
has come to overtly determine the production of we are some way towards understanding the im-
art in the last fifty years. In fact Hughes goes so far possibility of understanding.
as to say that the confident establishment of art When the artist became at once the connois-
as a means of capital gain “is the cultural artifact seur of art and the artist they ceased to operate
of the last half of the twentieth century, far more in communication within the world. The lega-
cy of self-criticism that made its way from Kant
striking than any given painting or sculpture”25. It
via peripatetic adventure through philosophy,
is not just the audience, transmuted into the con-
the sciences and eventually and resolutely into
sumer, that has been swayed by such irrefutable
the arts has inadvertently perpetuated the “ivory
evidence but more dramatically so, the artist. Ar-
tower”29 syndrome that Collingwood denuncia-
tists are after all trying to make a living. Arts pur-
tes in The Principles of Art. When form can no
pose seems to have become that of the indivi-
longer be critiqued as “it is the artist’s sacrosanct
436 dual artist struggling to maintain buoyancy in the expression of himself”30 then content takes cen-
precipitant deluge of artists (the recent biennale tre stage. Even Hegel granted that “the external
in Sydney boasted the largest contingency of ar- element has no value for us simply as it stands”31.
tists ever to be presented at a biennale, which That did not mean however that the inward
was not only testimony to the ambitiousness and signification had precedence over the external
bravery of the enterprise but also commensurate appearance but rather that only in the intimate
with the necessity of such numbers to provide an coincidence of both could the true work of art
adequate representation of the art world which be expressed “the inner shows itself in the outer
concomitant with the general population explo- and gives itself to be known by its means, inas-
sion is exploding). Whilst Hughes repudiates much as the outer points away from itself to the
William Blake’s infamous ipse-dixit “where any inner”32.
view of Money exists, Art cannot be carried on” For Kristeva the visible, the surface of the
as “pious fiction”26 for clearly art has continued object, is an essential structuring element wi-
irrespective of monetary views, the question is thout which the invisible becomes inaccessible.
what adjustments have those views exhorted on For this reason she believes “the production of
the type of art carried on.
The vendible article gathered up by the
tsunami of theoretical rhetoric is deposited atop
28
the vertiginous heights of “the paper Leviathan”27 Etter, Brian K, “Hegel’s Aesthetic and the Possibility of Art Criticism,”
in Hegel and Aesthetics, edited by William Maker, 31-43 (Albany, Sta-
te University of New York Press, 2000), p. 32.
29
Collingwood, R.G, The Principles of Art, 120.
30
Etter, Brian K, “Hegel’s Aesthetic and the Possibility of Art Criticism,”
in Hegel and Aesthetics, p. 32.
31
25
Hughes, Robert, Art and Money. http://www.amien.org/forums/. Pu- Hegel, Georg Wilhelm Friedrich, Introductory Lectures on Aesthetics,
blished in the New Art Examiner, October & November 1984. trans. Bernard Bosanquet, edited with introduction by Michael In-
26
Ibid. wood (London, Penguin Books, 2004), p. 23.
32
27
George Steiner, Real Presences, p. 48. Ibid.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - The Absent absolute

objects is essential”33. A delightful paradox re- ARTAUD, ANTONIN. Artaud on Theatre. Clau-
veals itself in the collaborative interdependency de Schumacher (ed), Methuen Drama, London,
of form and content. Contained within this para- 1989.
dox is the possibility for art to once again be the
bearer of an absolute. “Of all the paradoxes of BARZUN, JACQUES. The Use and Abuse of Art.
art” writes Theodore Adorno “no doubt the inner Princeton and London: Princeton University
most one is that only through making, through Press, 1974.
the particular production of works, specifically
and completely formed in themselves, and never COLLINGWOOD, R.G. The Principles of Art. Lon-
through any immediate vision, does art achieve don, New York, Oxford University Press, 1974.
what is not made, the truth”34. Restoration of the
covenant between phenomenon and noumenon DESCARTES, RENÉ. Discourse on Method and
would pay tribute to the surface of the object the Meditations. Translated with an Introduction
and at the same time assure passage past it. In by F.E.Sutcliffe. England, Penguin Books, 1968.
the words of Kristeva “what contemporary prac-
tices tell us, and it is true for art and for other DESMOND, WILLIAM. “Art and the Absolute Re-
forms of discourse too, is that we need to read visted: The Neglect of Hegel’s Aesthetics,” in He-
the visible, knowing that the visible is prepared gel and Aesthetics, edited by William Maker, 1-12.
by the invisible”35. Albany, State University of New York Press, 2000.
According to Kant the foundations of the term
aesthetics carry a vestigial disappointment of a ETTER, BRIAN K. “Hegel’s Aesthetic and the Pos-
failed conception, that of the vain endeavours of sibility of Art Criticism,” in Hegel and Aesthetics,
edited by William Maker, 31-43. Albany, State
Baumgarten to render the critique of taste (as it
University of New York Press, 2000.
was hitherto known) into a science governed by
principles o reason. Perhaps traces of this bested
GREENBERG, CLEMENT. Modernist Painting.
hope linger yet driving art to take up matters of
http://cas.uchicago.edu/workshops/wittgens-
matter (the solid stuffs of the known world) and
tein/files/2007/10/Greenbergmodpaint.pdf.
blindly sacrifice its all too tenuous ties with the
living expression of spirit. Whether a critique of HEGEL, GEORG WILHELM FRIEDRICH. Intro- 437
taste or indeed a science of sensibility that in- ductory Lectures on Aesthetics. Translated by
corporates speculative philosophy and is used Bernard Bosanquet, edited with introduction by
‘partly in a transcendental, partly in a psycho- Michael Inwood. London, Penguin Books, 2004.
logical signification’36 (which was suggested by
Kant as a more appropriate usage of the term) HEGEL, GEORG WILHELM FRIEDRICH. The Phi-
aesthetics must be an engagement and expres- losophy of Fine Art Vol II. Translated by F.P.B. Os-
sion with an unknown that cannot be expressed maston. New York, Hacker Art Books, 1975.
in other terms. Arts crisis is that of the world; the
pointless pursuit of certainty. HUGHES, ROBERT. Art and Money. http://www.
amien.org/forums/. Published in the New Art
Examiner, October & November 1984.
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438
The Criterion of play
Katarzyna Zimna (PhD)
e-mail: kjzimna@wp.pl
www.kasiazimna.net

439
Context: the question of aesthetics offer participants ‘the experience’ enhancing hu-
man bonds or participants own agency, instead
in contemporary, participatory,
of the authorial interpretation or representation
process-based art of reality, because ‘representation’ has been dis-
credited in postmodern and postcolonial thought
This talk responds to the growing critique of as authoritarian. As ‘relational’ artist Pierre Hu-
contemporary (‘relational’) participatory and yghe puts it, “The question is less ‘what?’ than
process-based works as dominated by ethical or ‘to whom?’”2 We can even say that the question
political concerns, but disregarding the aesthe- seems to be less ‘what?’ or ‘how?’ than ‘to whom?’
tic value. According to Claire Bishop ‘The social The examples of such ‘non-aesthetic’ practices
turn in art has prompted an ethical turn in art include: ‘Jeremy Deller’s Social Parade for more
criticism. In other words artists are increasingly than twenty social organisations in San Sebastian
judged by their working process: the degree to (2004), Lincoln Tobier’s training local residents
which they supply good or bad models of colla- in Aubervilliers, northeast of Paris, to produce
boration ....’1, while the question of aesthetics is half-hour radio programs (Radio LD’A, 2002) or
left aside. Ethical turn means that artists and cri- Lucy Orta’s workshops in Johannesburg (and
tics focus their attention on the aspects of social elsewhere) to teach unemployed people new
usefulness of the projects. The participatory art fashion skills and discuss collective solidarity
and its rhetorics are being used as tools suppor- (Nexus Architecture, 1995)’3. Other examples
ting democracy, equality and human rights. They

2
Huyghe P., quoted in: Art since 1900: Modernism, Antimodernism,
1
Bishop C., ‘The Social Turn: Collaboration and Its Discontents’, in: Postmodernism, Foster H. (et al.), p. 667.
3
Stadium X. A Place that never was. A Reader, Warsza J. (Ed.), Bęc Bishop C., ‘The Social Turn: Collaboration and Its Discontents’,
Zmiana Foundation, Warszawa, Kraków, 2008, p. 49. op. cit., p. 48.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

can be Deller’s Battle of Orgreave or workshops play in aesthetics and artistic practice in order to
with local residents in Istanbul by Oda Projesi introduce my perspective.
collective. Kant uses the notion of play in two senses:
However, in my view, avoiding aesthetic deci- as an actual activity, which he treats as disinter-
sions makes these events didactic; they lose the ested and unproductive (a model for ‘fine art’),
artistic potential and in consequence the abili- and as a philosophical concept: a ‘free play’ of
ty to stand out from the politically or otherwise cognitive faculties in the aesthetic judgement and
motivated public events. They simply follow one the artistic ‘genius’. It is the latter that he makes
agenda, are located ‘here and now’ without any a central point of his aesthetic theory, stating that
sort of aesthetic distance. The more complex re- “the delight which determines the judgement of
lation of art projects to ‘reality’ marked by the taste is independent of all interest”6.
presence of the aesthetic frame, makes art, at Kant describes artistic process as a negotia-
least potentially, the domain detached and inde- tion between genius and taste; the initial playful
pendent from the conventions of ‘real life’, and moment of freedom must be pursued by the la-
able to come up with fresh and inspiring insights. borious procedure of refinement and struggle
Bishop suggests that the aspects like: “dis- with form. It can be said that the natural artistic
comfort and frustration: along with absurdity, ec- instinct must be followed by the search for har-
centricity, doubt, or sheer pleasure”, can be “cru- mony within the limits of taste and reason. The
cial elements of work’s aesthetic impact”4. Her same rule governs the functioning of the internal
proposition provokes questions about the con- powers constituting genius: imagination and un-
temporary interpretation of aesthetics. What are derstanding. They ‘play’ with each other —not
the criteria of the aesthetic judgement of works producing any concepts— but staying within the
that are no longer material objects but are rather limits of the rational mind.
interwoven in the ‘social fabric’? Is aesthetics ‘a Despite these conditions, Kant’s contribution
dangerous word’5, as expressed by the artist from can be seen as the first ‘play-turn’ in terms of a
the Turkish group Oda Projesi? Does it alienate general approach to the role of art and its place
art from life, or maybe it can help to experience in the Western society, as well as the responses
and understand life better? This debate follows it evoked in 20th century art. Although Kant li-
440 the current resurgence of interest in aesthetics mited the freedom of play by the matrix of the
and proves that it is essential to rethink thisno- laws of reason, his aesthetics has inevitably en-
tion in a way relevant to the contemporary mo- couraged the process of art’s liberation from all
des of presenting art. sorts of constraints. Unintentionally, by applying
the concept of play, Kant initiated what can be
called ‘the aesthetics of autonomy’7 —the ‘magic
Play as a criterion of aesthetics circle’ of art— the view of art as necessarily im-
(or anti-aesthetics): overview mune to any concerns other than the aesthetic
or art-specific, so in effect detached from the gi-
of modern perspectives ven reality. This view resulted in the approach to
artistic production as “divorced from the totality
I raise under the discussion the notion of play of social activities”, which are rather “confronted
as a condition of aesthetic judgement emerging abstractly” in the work of art8. According to Ro-
from traditional Kantian aesthetics. However, salind Krauss, this perspective contributed to the
my interpretation of play departs from this tra- “shift that Walter Benjamin in his essays of the
dition. I argue that the postmodern, poststructu- thirties called the historical transition from cult-
ral reading of the concept of play following the
writings by Jacques Derrida proves to be more
functional as a condition of the ‘new aesthetics’.
I will now briefly discuss two dominant, well-
6
establish modern interpretations of the notion of Kant I., Critique of Judgement, 1790, trans. J. C. Meredith, Claren-
don Press, Oxford, 1952, p. 42.
7
Summarised in: ‘The social history of art: models and concepts’, in:
Art since 1900: Modernism, Antimodernism, Postmodernism, Foster
H., Krauss R., Bois Y-A., Buchloh, B., Thames and Hudson, London,
4
Bishop C., ‘The Social Turn: Collaboration and Its Discontents’, 2004, pp. 22-25.
op. cit., p. 51. 8
Bürger P., Theory of the Avant-Garde, 1984, trans. M. Shaw, Univer-
5
Ibid., p. 50. sity of Minnesota Press, Minneapolis, 2004, p. 42.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - The Criterion of play

value to exhibition-value”9, and the development Surrealists consciously tried to do away with
of the formalist approach to art. The operation metaphysical dichotomies structuring traditional
of play had liberated art, to a large extent, from approaches to the ‘work’ of art. They persistently
the traditional service to aristocracy and religion, explored the ‘play’ of art as a way to transcend
but made it a “free-floating commodity on the the binary oppositions and to challenge the tra-
bourgeois market of objects and luxury goods”10. ditional role of art, identified by them with social
The contradictory interpretation of play emer- norms, conventional and conscious decisions,
ges from the practice of modern avantgarde ar- and aesthetic beauty. Breton’s words can be
tists in the tradition of Dadaism and Surrealism. seen, however, in a more general context, as a
Their interest in play was closely linked with the description of the modern discovery of play as
gradual shift of attention towards the process of an artistic and conceptual strategy, and a power-
creation and reception of art instead just the art ful tool to revolutionize art. This discovery, fitting
object as such. ‘Prerational’ play (as I label it after into the primitivist outlooks and encouraged by
Mihaly Spariosu11) became an attractive concept the modern theoretical study on play (by Spen-
due to the widespread interest in ‘primitive’ art, cer, Freud, Huizinga and Caillois, among others),
children’s creativity and Freud’s psychoanalysis, must be seen as a shared achievement of a few
among other sources of inspiration. Play was generations of artists who developed different
used as an artistic strategy, an attractive supple- play-like forms and methods including experi-
ment of the artistic process, in order to oppose ments with chance, automatism, collage, perfor-
the tradition of Enlightenment, reason, sense, mance, happening and situation. The common
logic, hierarchy, order and rules of the Western goal was to blur the boundary between art and
civilisation, the post-Kantian rational ‘aesthetics life and to question art as a domain of aesthetics.
of autonomy’ and the dominant proper function The idea of prerational play in art theory has
of art as a self-conscious production of aesthe- been developed later by Hans-Georg Gadamer
tic objects. Play in this tradition is interpreted as in Truth and Method13, where he criticizes the
a primary force of life, manifestation of being Kantian tradition for its affirmation of subjecti-
—it does not separate art from life, artists from vity and the disinterestedness of aesthetic ex-
viewers, experience from representation— it acts perience, due to which, in Gadamer’s view, art
as a bonding agent. As Andre Breton writes: becomes detached from life and loses its place 441
If there is one activity in Surrealism which in the community. As he writes, “play is neither
has most invited the derision of imbeciles, it the orientation nor even the state of mind of the
is our persistent playing of games, which can creator or of those enjoying the work of art, nor
be found throughout most of our publications the freedom of a subjectivity engaged in play,
over the last thirty-five years. ... the urgent but the mode of being of the work of art itself”14.
need we felt to do away with old antinomies The notion of play in Gadamer’s theory must
that dominate work and leisure, ‘wisdom’ and be seen as ‘prerational’ —as a force artists and
‘folly’, etc —such as action and dream, past viewers can play along with and in which they
and future, sanity and madness, high and low, can immerse themselves. It relieves participants
and so on— disposed us not to spare that of from the burden of responsibility and limitations
the serious and nonserious (games)12. of their rational minds. It opens up new crea-
tive and liberating paths to explore. It leads to
the elimination of the passive public— everyone
9
becomes engaged in the creative act (which, for
Krauss R., ‘The social history of art: models and concepts’, in: Art
instance, was literally applied in Allan Kaprow’s
since 1900: Modernism, Antimodernism, Postmodernism, op. cit.,
pp. 24-25, See also: Benjamin W., ‘The Author as Producer’, trans. Happenings). From the prerational perspective,
E. Jephcott, and ‘The Work of Art in the Age of Mechanical Repro-
duction’, trans. H. Zohn, in: Modern Art and Modernism. A Critical
Anthology, Frascina F., Harrison Ch. (Eds.), Paul Chapman Publis-
hing, 1988.
13
10
Krauss R., ‘The social history of art: models and concepts’, op.cit., The idea of ‘prerational’ play can be also traced in the works by
p. 25. Egon Fink, Friedrich Nietzsche, Martin Heidegger and Gilles De-
11
See: Spariosu M., Dionysus Reborn. Play and the Aesthetic Dimen- leuze. However, in Gadamer this concept is most clearly articulated
sion in Modern Philosophical and Scientific Discourse, Cornell Uni- and, therefore, serves best as an introduction to this idea.
14
versity Press, Ithaca and London, 1989. Gadamer H-G., ‘The ontology of the work of art and its hermeneutic
12
Breton A., published in MEDIUM II, 2, 1954, in: Gooding M. (Ed.), A significance’, chapter in: Truth and Method, trans. J. Weinsheimer,
Book of Surrealist Games, Redstone Press, London, 1995, p. 137. D. G. Marshall, Continuum, London, New York, 2006, p. 102
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

play is a performative and interactive experience Denzin also stresses that play contains ele-
surpassing and transforming its players. Play is ments of doubt, risk, threat and uncertainty.
then not representational because it makes pos- ‘What play threatens is the player’s body and the
sible to experience things as they are, or come player’s felt definition of self in the moment’18.
to be: it is a manifestation of ‘reality’, it is anti- Play must be therefore seen as stretched bet-
aesthetic. ween safety and danger. It suspends or modifies
rules of the given ‘reality’, so potentially creates
a ‘safety zone’ or a ‘magic circle’, but this alter-
The postmodern interpretation native space challenges the routine of the usual
of play as a tool to revive the notion identifications and patterns of behaviour. The
tension between familiar and unfamiliar, safe and
of aesthetics risky, oneself and the other, repetition and expe-
riment, reality and fiction, constitute the unique
I discussed briefly two dominant modern inter- position of play. It cannot be therefore defined as
pretations of play (that can be labelled as ‘ra- either controllable or excessive; rational or sen-
tional’ and ‘prerational’) in order to propose the sual; democratic or aristocratic/authoritarian; as
third explanation of this paradoxical concept, either didactic tool supporting development or
which, in my view, is most useful to support the forbidden drug liberating from all constraints.
idea of ‘new aesthetics’, responding to the recent The main characteristic of play (as philosophi-
developments in art. This interpretation of play cal poststructural concept and empirical activity)
can be developed with reference to Derrida’s is therefore that it always refers to ‘something
concept of undecidability. I interpret play after else’; that it always evokes the double or multiple
Derrida as a movement of any structure, like frames of action or layers of experience. Play is
“give or tolerance..., which works against ideas always ‘at the same time in and out of reality’19.
of self-sufficiency and absolute completion”15. As Play as aesthetic criterion can be best explained
Derrida puts it, “play is the disruption of pre- as ‘playing with reality’, social situation, rules,
sence”16. It is the possibility of presence and concepts and narratives. Artistic creation and
absence (experience and representation), ‘unde- aesthetic judgement are not disinterested; they
cidability’. Play as an ‘undecidable’ is a move- create an alternative reality that subverts tem-
442
ment in between the opposites: in the case of porarily the rules and the logic of the everyday
art: experience and representation, engagement routines and the conventions of social exchan-
and detachment, rules and chance, mastery and ge. Paraphrasing the authors of the collaborative
improvisation. publication An Architecture of Interaction (2008)
This philosophical image of play finds confir- it can be said that the aesthetic potential of pro-
mation within the play theory. Norman Denzin, cess-based or socially-oriented art is activated
after Gregory Bateson, approaches play as a fra- when it is approached as “playing a board game
me for action and primarily as a social process. with a single set of pieces but using two different
This process is deeply embedded in ‘reality’: ‘the rule books concurrently”20.
world of play is not —as Caillois, Huizinga and
others would have it— distinct from and apart Yet rather than comply completely with the
from everyday takenfor-granted reality. It occurs rule structure of a particular arena, it seems
in the immediately experienced here-and-now’17. essential —and arguably the role of art— that
However, importantly, at the same time this pro- artists create and implement their own rule
cess promises the possibility of being somewhe- structures as a necessary alternative or refres-
re else, being someone else, and to some degree hing deviation from the standard rule structu-
fulfils this promise. res of specific arena21.

18
Ibid., p. 20.
15 19
Lucy N., A Derrida Dictionary, Blackwell Publishing, Oxford, 2004, Csikszentmihalyi M., ‘Some Paradoxes in the Definition of Play’, in:
p. 95. Play as Context, Taylor Cheska A. (Ed.), The Association for The
16
Derrida J., Writing and Difference, Routledge and Kegan Paul, Lon- Anthropological Study of Play, Leisure Press, New York, 1981, p. 14.
20
don, 1978, p. 292. An Architecture of Interaction, Maas W. (Ed.), Mondriaan Founda-
17
Denzin N. K., ‘The Paradoxes of Play’, in: The Paradoxes of Play, tion and The Netherlands Foundation for Visual Arts, Design and
Loy J. (Ed.), The Association for The Anthropological Study of Play, Architecture, Amsterdam, 2008, p. 44.
21
Leisure Press, New York, 1982, p. 13. Ibid.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - The Criterion of play

Engagement with the rule structure of the gi- and change, collective or anonymous creativity,
ven reality eliminates the risk of aesthetic aliena- and being in the move; ‘inbetween’ the dominant
tion. Play, instead of beauty or sublimity, as an narratives of power. Importantly, the element of
aesthetic criterion is achieved only when there play, interpreted this way, guarantees that art
exists a relation of constant exchange and ten- does not become alienated from the goal-orien-
sion between the situation of art and the con- ted reality and from the immediate experience.
text that is being questioned, subverted or just Art becomes a process of playing with the reality,
slightly and temporarily modified. never absolutely engaged with its goals, neither
The modes of ‘playful’ engagement can ran- indifferent. This is in my view the crucial diffe-
ge from improvisation to the analytical research, rence between art and activism. Art occurs in the
they do not imply simply mocking the reality in play mode; however this play can be serious,
a frivolous way; they can be sensual, emotional challenging and subversive.
or intellectual. They can take form of ephemeral The aesthetic criterion of play challenges the
intervention as in the actions by Cezary Bodzia- politically-correct rhetorics of recent participa-
nowski in the tradition of Situationists, or introdu- tory art. Play (and art) cannot serve external ru-
ce the permanent presence of the critical voice, as les; they exist in between various ‘realities’, inclu-
in the case of the public artwork Greetings from ding political systems and regulations. Therefore,
Jerusalem Avenue (2002) by Joanna Rajkowska. ‘playful’ art cannot be decided as either a tool
This latter artist placed a life-size artificial palm of democracy or authoritarian control. However
tree on the traffic island at the junction of Jeru- it is also never totally independent from the po-
salem Avenue and Nowy Swiat Street in Warsaw. litical or any other reality. Art has to respond to
The project is not participatory or process-based the rules of a given political and social system
and play with it testing different outlooks. Par-
per se, but it can be described as relational. It en-
ticipatory art loses its aesthetic potential when
ters the dialogue with the public, the residents of
it is fixed and categorized in political terms; its
Warsaw, through the choice of location and the
ability to be subversive lies in its play-like ambi-
intention to introduce the social change. As we
guity. Play as the ‘undecidable’ is unpredictable
can learn from the project’s website its origins
and not innocent, with the power to transform
date back to the artist’s journey to Israel in 2001
the social realm, and undermine the decorum of
and her attempt to bring the public attention „to 443
any situation from within.
the significance of Jerusalem Avenue to Warsaw, The importance of play as a crucial element of
the street’s history and the vacuum caused by the ‘new aesthetics’ can be summarised by the motto
absence of Jewish community. It was supposed of UK based art collective The Clandestine In-
to be also a social experiment, testing whether surgent Rebel Clown Army: ‘We are circa becau-
the Polish society is ready to absorb such a cul- se we are approximate and ambivalent, neither
turally alien item. The spot at which the palm has here nor there, but in the most powerful of all
been placed before the year 2002 had been used places, the place in-between order and chaos’23.
for a Christmas tree’22. This project’s strength lies Play of art initiates the journey in between or-
in its aesthetic impact, which derives from its pla- der and chaos, reality and potentiality, ‘here’ and
yfulness. Playfulness; interpreted as a movement ‘there’, I and the Other, real and make-believe,
in between different realities and meanings, as serious and non-serious. As Bishop suggests, it
undermining the image of the given reality as the can evoke frustration —as well as confusion or
only possible and right one. The palm acts as a enchantment. However, most importantly play
question mark in the Warsaw’s panorama, it pro- initiates movement— it sets ideas, concepts,
vokes and irritates and it initiates the dialogue. thoughts, images and identities in motion. And
The new aesthetics based on play is inclu- this is arguably the best starting point for the
sive of the notions of indeterminacy, ambiguity social change.

22 23
http://www.palma.art.pl/pages/show/25. www.clownarmy.org.
Spatial Aspects of the Encounter in Marina
Abramović’s Performance “The Artist is
Present” (2010)
Sanna Lehtinen
Doctoral Student
International Institute of Applied Aesthetics (IIAA)
Palmenia Centre for Continuing Education
University of Helsinki, Finland

444
Key words artist’s relation to her audience can be seen in a
new informative light using Barthes’s concepts
Contemporary Art, Performance, Space, Encoun- of proxemics and idiorrhythmy. Proxemics refers
ter, Ethics. to the spheres of distances that surround the in-
dividual. The axes of these spheres vary accor-
ding to cultural differences. Barthes extends the
traditional notion of proxemics by extending the
Abstract proxemic experience to objects: for him, proxe-
mics can be generated by some intimately va-
In my paper I analyse the spatial dimension of lued objects in the immediate surrounding spa-
encounters in Marina Abramović’s (b. 1946) “The ce. In reverse, proxemics is the decreasing of
Artist Is Present”, a performance she presented the individual’s presence or effect in the space
as a part of her retrospective exhibition in the around him. Idiorrhythmy, on the other hand, is
Museum of Modern Art (MoMA), New York from more related to the aspect of “Living-Together”
14th March to 31st May 2010. In this 736-hour and Barthes has set to describe in his lecture series.
30-minute long piece the artist sat at the table Idiorrhythmy is the pursuit for an ideal, fluctua-
in total silence and immobility. The exhibition ting balance between an individual’s rhythm and
visitors had the possibility to sit opposite to her a communal rhythm but also between individual
one by one for as long as they wished within rhythms within a group. Idiorrhythmy can be
the museum’s opening hours. In order to fulfil considered to be a spatial concept as it becomes
this task of spatial analysis of the performance manifested in the division and the use of specific
I present and employ some of the spatial con- spaces. In Abramović’s artwork that is the spa-
cepts Roland Barthes (1915–1980) introduced in ce of the performance. Together these two con-
his Collège de France lecture series Comment vi- cepts, proxemics and idiorrhythmy, contribute to
vre ensemble (1976–77, published in 2002). The a better understanding of people’s interaction on
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Spatial aspects of the Encounter in Marina Abramović’s Perfomance
“The Artist is present”

a spatial level. Barthes’s notion of ethics as the in New York in the spring of 20101. The per-
ethics of distance also gets its apt depiction in formance offered people a chance to see and
Abramović’s piece. The human interaction that meet the artist every day for the duration of the
is formed in the limited space of a performan- whole exhibition in MoMA’s atrium. The context
ce becomes emblematic, a crystallized example of the artwork made this encounter rather for-
of many different types of encounters. The in- mal, something of a ritual ultimately controlled
triguing atmosphere of the situation has been by the artist herself. The audience participated
well documented although obviously difficult in the performance by coming to sit opposite
to describe. This peculiar, serene atmosphere in Abramović one by one. Any participant was free
the museum’s atrium and the people waiting for to sit for any amount of time; some sat facing the
their turn to sit opposite to the silent artist contri- artist for a few minutes, some for the whole day.
The surrounding crowd watching the artist and
bute largely to the performance and the encoun-
her changing opponents heightened the ritualis-
ters formed during it. The anthropological tone
tic nature of the performance. During the whole
of Barthes’s spatial concepts together with the art
exhibition there was always a queue to this par-
history references of Abramović demonstrate the
ticular performance. The queuing people formed
human, historical and cultural continuum of the the audience of the performance, even though
traditions of facing the other. By this application they met the artist one by one. The moment of
of Barthes’s spatial concepts I aim to demonstra- sitting in the chair can be described to be an
te how a contemporary work of performance art archetype of the encounter. The queuing people
can comment on and concretely take part in the formed the witnesses of this encounter. Whether
problematic of extending individually as well as the experience (and thus also the analysis) of
collectively formed and experienced spaces to this artwork concentrates more on the image and
better accommodate inter-human relations. the role of the artist or whether it takes the en-
counter into focus depends on a few substantial
choices of the spectator.
Introduction Without having been able to experience
Abramović’s retrospective exhibition myself I de-
The goal of this paper is to depict and analyse pend in my analysis on the numerous accounts 445
the dimension of spatiality in a recent perfor- made of the performance. Abramović is one of
mance by Marina Abramović (b. 1946). In order the best-known contemporary performance ar-
to do this I will present two of Roland Barthes’s tists and there was something that seemed to im-
(1915–1980) central concepts regarding space mediately strike a chord with the audience. In
and apply them to the performance. Barthes’s order to acquaint myself with the piece I have
notions on space have not gotten enough atten- studied critiques, personal accounts, interviews,
tion yet, and in my opinion they would deserve video and photo material and some of the al-
ready published articles to catch glimpses of
more thorough analysis and application than is
the actual performance. However, I find that a
possible in the scope of this paper. Abramović’s
certain theoretical lucidity might be even more
performance shows concretely in action some
accessible from a distance, without actual first-
aspects of Barthes’s concepts and through these
hand experience of the performance.
concepts a better understanding of the function
of space in Abramović’s piece will be acquired.
The dual movement of this paper aims to juxta-
pose the philosophical concepts with the artistic
Barthes on Spatiality
choices and thus bring out the unifying themes
Roland Barthes’s main concepts regarding space
of both approaches. This paper is an experiment come from his Collège de France years, from the
within my PhD research, in which I study how lecture series entitled Comment vivre ensemble
space in general can be understood as some- (“How to Live Together”, held in 1976–1977; lec-
thing that regulates experience and affects hu-
man interaction.
Marina Abramović’s “The Artist is Present”
was the eponymous performance of her retros- 1
Exhibition’s website: http://www.moma.org/interactives/exhibitions/2010/
pective exhibition in the Museum of Modern Art marinaabramovic.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

ture notes published in 2002). In Comment vi- fantasy gives hope of finding a way to become
vre ensemble Barthes describes and analyses the a singular subject without renouncing or being
modes of Living-Together (Fr. Vivre-Ensemble) oppressed by the society5.
and Living-Alone (Fr. Vivre-Seul). Barthes uses as Another spatial concept Barthes re-introduces
examples of societal life some particular ancient is that of proxemics6, which is adopted from the
religious practices. Early forms of Christian con- field of anthropology. Already in the concept’s
secrated life presented in detail include Syrian original use physical distance between people
saints, Anchorites and the monastery on Mount is measurable and differs according to cultural
Athos. Barthes goes on to describe the opposite rules. Faithful to the original definition the word
aspects to the “mode” of Living-Together. Living- proxemics is described by Barthes as “subjective
Alone constitutes the other pole of idiorrhythmy. spaces as they are ‘lived’ affectively by subjects”7.
Chamber, cave and shelter are among Barthes’s Both originally and in Barthes’s use proxemics
examples of places of solitude. He then moves concerns the use of space, specifically the clo-
on to seek for an ideal combination of both mo- sest space to be experienced. Barthes describes
des, mainly in terms of the division of space. proxemics as the “restricted space that immedia-
Idiorrhythmy2 as a concept comes from a tely surrounds the subject” “the sphere of the
study of Greek historical monastic practises and immediate gesture” which forms the “dialectics
Barthes uses it to describe the fluctuation of in- of distance”8. So although Barthes borrows the
dividual and communal rhythms. Idiorrhythmy concept of proxemics from the field of anthro-
becomes visible in the division and organization pology, he uses it in a somewhat different man-
of built spaces. Idiorrhythmy concerns also the ner. The anthropological undertone is, however,
social sphere of space; it seeks out a balance interestingly reflected into the notion of the hu-
between an individual and the others. Idiorr- man relations the view of proxemics inherently
hythmy does not solely apply to the organization conveys.
of communities but concerns mostly the distan- Proxemics can also be described to be an in-
ce between bodies3. Barthes describes idiorr- vestigation into the spatial mode of communica-
hythmy primarily as his fantasy of a way of life. tion, the “in-between spaces” which enable indi-
In this fantasy the community (or the others) viduals to communicate. In general, proxemics
446 is to be found close and at the same time kept is about one’s relation to objects and to the su-
at a suitable distance4. The point of view is the rrounding space. This material, object-based way
individual’s point of view. This can be understo- of grasping the space around individuals affects
od as a model for the complex dynamics, which general awareness of the surroundings. Body’s
aim at fluctuating balance between solitude and dimensions define and outline the first field of
community. Idiorrythmy for Barthes, when deta- proxemics. Acquainting oneself with objects and
ched from its religious connotations, combines how they are situated in the surrounding spa-
isolation and communal living, thus giving life ce is a way to orientate and take control over
structure, order and the possibility of an indivi- the space. Barthesian notion of proxemics thus
dual rhythm. In his account of idiorrhythmy Bar- describes the spatial aspect of the tactile and ki-
thes also describes it as protection of rhythms, netic experience of the environment9. The lived
both individual and collective. Idiorrythmie as a experience of space gets a new interpretation

5
Coste, Claude, “Comment vivre ensemble” in Léger, Nathalie (ed.):
2
Fr. Idiorrythmie; Barthes adopts the concept from Jacques Roland Barthes au Collège de France 1977–1980. Paris, IMEC (Co-
Lacarrière’s 1976 study of Greek history, L’été grec. Une Grèce quo- llection inventaires), 2002, pp. 36-59, 37.
6
tidienne de 4 000 ans. In the original context the term is used to Fr. Proxémie; This Edward Twitchell Hall’s neologism is introduced
describe the semi-eremitic lifestyle of some Christian monasteries for the first time in The Hidden Dimension from 1966 and translated
by which the individual economical freedom of the monks is balan- and published in French as La Dimension cachée in 1971.
7
ced with regular meetings with the others. The word is derived from Barthes, Comment vivre ensemble, p. 156.
8
Greek words idios (e.g. “particular”, “belonging to one’s self”) and Barthes, Comment vivre ensemble, p. 155. Author’s own translation.
rhuthmos (e.g. “movement”, “way of flowing”, “swing”). 9
The same kind of experience creates Michel de Certeau’s “indivi-
3
French, Patrick, ”How to Live with Roland Barthes” in SubStance dual social universe” described in his “Walking in the City”. Under
#120, Vol. 38, no. 3, 2009, pp. 113-124, 116-117. city dweller’s feet the rhetoric of city space changes and similarly an
4
Barthes, Roland, Comment vivre ensemble. Cours et seminaires au inhabitant participates in the space inside the house. (Cf. Certeau, Mi-
Collège de France (1976–1977). (ed. Claude Coste). Paris, Seuil/IMEC, chel de: “Walking in the City” in Ward, Graham (ed.): Certeau Reader.
2002, pp. 37-38. Oxford & Malden, Mass., Blackwell Books, 2000, pp. 101-118.)
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Spatial aspects of the Encounter in Marina Abramović’s Perfomance
“The Artist is present”

through Barthes’s concepts, the full importance Anyone will be free to sit on the other side
of which has not yet been clarified. How does of the table, on the second chair, staying as
the material, object-centred way of grasping the long as he/she wants, being fully and uni-
space around individuals help to define the rela- quely part of the Performance.
tionship and interaction between them? I find the I think this work [will] draw a line of con-
comparison with a performance happening bet- tinuity in my career11.
ween individuals in a restricted and well-marked Table and chairs are like anchors in the space
space very fruitful for the full understanding of of the performance. They fix the distance from
these concepts. which the performer and the spectator glance
at each other. After a few weeks the table bet-
ween the artist and the spectator was removed,
Performance’s Space: because in the words of Danto “it was felt to
encounter with the Artist be an unnecessary barrier”12. According to Bar-
thes, some objects do indeed create proxemics.
Seen from the perspective of spatial experience, Barthes mentions as an example the lamp (cf.
many questions arise from Abramović’s work. Abramović’s mention of the role of the light),
How do these individual, improvised encounters which with its sphere of light creates micro-spa-
in the museum space test the limits of personal ces within a space13. Danto writes also about “the
space? Is it important or even possible to talk effect of the empty chair”, which brings unfore-
about general spatial experience in the context seeable consequences to the performance.
of an artwork? What special and to be reckoned According to the curator of the exhibition,
with is there in this performance that challenges Klaus Biesenbach, “The Artist is Present” is “for-
the space, in a sense invades it? And above all, mally minimal”14. In the same spirit Danto goes
are these aforementioned Barthesian concepts on to describe the space:
even applicable in a productive way to the sphe- There were only two chairs in the atrium.
re of performance?. Everyone else was waiting or working. Marina
Many of Abramović’s performances are about was sitting in a sort of space within the space
participation and the participation of the spec- of the atrium. The space was defined by tape
447
tator is a crucial element to her work10. In the laid in a square on the floor and lit from abo-
discussed performance this might be even truer ve. Just outside the square was a film crew;
than in performance art generally. The participa- visitors waiting to sit with Marina stood in line
tion leads to a strong form of interaction, which in a sort of L. It reminded me of a portrait
in idiorrhythmic terms combines the individual by Giacometti, in which the subject is pla-
rhythms of the artist and the audience. Arthur ced within a space suggested by a few lines.
C. Danto, who also wrote an essay for the exhi- Giacometti was after all a sculptor; he used
bition catalogue, recounts in another essay how the lines to suggest a space, thus giving the
Abramović herself described the planning of the subject a presence. I noticed a similar effect
work: in the atrium. The inner space was the artist’s
I decided that I want to have a work that own. It was charged with palpable feeling15.
connects me more with the public, that con- Danto’s concentration on the space seems
centrates… on the interaction between me partly due to defining the artwork’s physical li-
and the audience. mits but it seems to tell about the specific nature
I want to have a simple table, installed in
the center of the atrium, with two chairs on
the sides. I will sit on one chair and a square
of light from the ceiling will separate me from 11
Danto, Arthur C., “Opinionator: Sitting with Marina” in The New York
the public. Times, 23.5.2010 http://opinionator.blogs.nytimes.com/2010/05/23/
sitting-with-marina.
12
Ibid.
13
Barthes, Comment vivre ensemble, pp. 156-157.
14
Biesenbach, Klaus, “Marina Abramović: The Artist is Present. The Ar-
tist was Present. The Artist will be Present” in Biesenbach, Klaus (ed.):
Marina Abramović: The Artist is Present. New York, The Museum of
10
Mills, Nicolaus, “End of a Credo” in Dissent, Volume 57, Number 3, Modern Art, 2010, pp. 10-22.
Summer 2010, p. 124. 15
Danto, “Opinionator: Sitting with Marina”.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

of this particular performance. The artist’s own, view after the exhibition: “I give people a space
inner space of the performance area is where the to simply sit in silence and communicate with me
encounter takes place and where the spectator deeply but non-verbally. I did almost nothing,
intrudes, in a sense. but they take this religious experience from it”19.
In his essay Biesenbach quotes Thomas McE- Spiritual, shamanistic qualities have been attribu-
villey, who has written about the “‘energy fields ted to this performance and even Danto descri-
surrounding her [Abramović] and the audience’” bes that “the space between the performer and
and “‘energy vibrations, that […] tangibly resha- the public” will be erased and yet “the performer,
pe the energy of the environment around her’”16. Marina Abramović, will remain the same, a kind
This notion of the fields of energy correlates well of prime mover”20.
with the original idea of the spheres of proxe-
mics. Artist’s willingness to let the spectators to
approach her, to be approachable and present, Conclusion: Question of Ethics
makes the encounter possible. The space outside
the space where the performance is happening is The space of the performance is essential in
lined with tape and filled with equipment, which enabling the encounter and in modulating the
makes the recording of the performance possi- interaction between the artist and her audien-
ble. These arrangements make the high atrium ce. Barthes’s terminology seems applicable in
resemble more a film studio than a museum spa- describing many aspects of this spatial sphere
ce. Countless videos and photographs give proof of the performance. This makes one wonder if
of the transforming power of the encounters ha- the space of the performance also affects the un-
ppening in this ascetic yet imposing space. derlying ethics governing the performance? The
If objects indeed create proxemics, the su- main elements in Abramović’s artwork are the
rrounding space including its objects is ultima- two individuals and their encounter, which the
tely always a significant factor in the proxemic artwork enables. This encounter happens only at
encounter. This leads to the discovery of the fact the given time in the given space and the other
that the sense of touch thus seems to be very cen- participant, the artist, is in charge of the situation.
tral for the proxemic experience. A good exam- The spatial sphere of the gaze gains extra im-
ple of the physical, tactile encounter with human portance since the encounter takes place in the
448 body in the context of Abramović’s performances absence of words. Abramović’s performance was
is her work Imponderabilia from 1977. In it two intentionally silent, “Anyone who was prepared
naked people, a man and a woman, stand in the to queue could sit opposite her just as long as
doorway to the exhibition space and the visitor they agreed to remain silent and motionless and
must uncomfortably squeeze his or her way past to stare back into her eyes”21. The lack of ver-
them. In Abramović’s pieces the presence of the bal communication, however, leaves us with the
human flesh and naked bodies has often been a possibility of non-verbal communication which
central element. In many ways, the artist seems also as a bodily act takes its place in space. Body
to examine the possibilities of concrete distance language, posture and external appearance re-
between the work of art and the spectator17. main the only clues of the other person’s world.
What kind of presence does the artist bring In one review the performance is described as “a
with her to the performance situation? The ex- 700-hour silent opera”22 and in the interviews it
periences within the audience are by no means is likened to a “marathon of one-on-one encoun-
similar. The setting is unchangeable and contro- ters with members of the public”23. The mention
lled by the artist but the final content of this art-
work is ultimately dependant of the spectator.
Abramović herself described that the experience
of sitting in stillness became physically painful,
but at the time she felt she gave “unconditional 19
O’Hagan, Sean, “Interview: Marina Abramovic” in The Guardian,
3.10.2010. http://www.guardian.co.uk/artanddesign/2010/oct/03/
love to complete strangers”18. And in an inter-
interview-marina-abramovic-performance-artist.
20
Danto, Arthur C., “Danger and Disturbation: The Art of Marina
Abramović” in Biesenbach, Klaus (ed.): Marina Abramović: The Artist
is Present. New York, The Museum of Modern Art, 2010. 28–35, 35.
21
16
Biesenbach, “Marina Abramović: The Artist is Present. The Artist was Ibid.
22
Present. The Artist will be Present”, p. 14. Cotter, Holland, “700-Hour Silent Opera Reaches Finale At MoMA” in
17
Cf. also some of Abramović’s object-based works, e.g. the “Black Dra- New York Times, May 31, 2010, p. C.1.
23
gon” series consisting of green and rose quartz pillows from 1994. “The Artist Was Here” in The Economist, 15.9.2010 http://www.econo-
18
The Economist, 15.9.2010. mist.com/node/17036088.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Spatial aspects of the Encounter in Marina Abramović’s Perfomance
“The Artist is present”

of the silent opera provides us with a glimpse of audience becomes central in the piece where
the emotive potential involved in the multiplicity all other elements are either stripped away or
of encounters. chosen to enhance the encounter. The space
Roland Barthes’s spatial concepts open up a between the performer and the spectator is the
new type of ethics. In Comment vivre ensemble sphere where the encounter takes place on many
Barthes parallels ethics with bodily experience, levels: between the spectator and the artwork
a certain relational physics. He defines ethics as and the spectator and the individual as an artist.
distance of the bodies. This ethics (or physics) In conclusion it can be said that the space
of distance leads to the principle of délicates- of Abramović’s performance forms an interesting
se24. Barthes describes this délicatesse as a basis point of comparison to the spatial concepts in-
for human relations in terms of consideration for troduced by Barthes. Proxemics and particularly
other one’s space. The main question is, basica- proxemic experience is at the core of Barthes’s
lly, “how to live together” or how to share the conception of individual space. Another central
same space with others. The theme of bodily and concept he introduces is that of idiorrythmy,
spatial basis for an ethics should be further deve- which describes the ideal, fluctuating relation
loped. Barthes does not elaborate much on this between an individual and the others. Idiorr-
notion of “ethics of distance” but the intriguing hythmy is a spatial concept as it becomes mani-
concept can be developed further in the context fested in the division of space. Together the con-
of Abramović’s performance. This view of the cepts of proxemics and idiorrhythmy contribute
spatial dynamics of this particular performance to a better understanding of people’s interaction
contributes to the understanding of the specific in the surrounding space. Barthes’s notions of
atmosphere many witnesses of the performance idiorrhythmy and proxemics can be applied to
have reported of. The atmosphere in a manner of direct our attention to the use of space and its
speaking marks an enlargement of the space in consequences in the artwork. In the context of
the sense that it becomes something private but art and particularly performances with participa-
collectively shared. However, Barthes’s point of ting audience this physical basis for taking other
view is always the individual’s point of view, as into consideration can be interestingly weighed
he seeks to find a way to describe and analyse upon. As I have pointed out, encounter in a per-
individual’s distance from a group25. formance situation can be analysed from the 449
One’s relation to others is of central impor- perspective of spatiality. Sense of place and the
tance to Barthes. This challenges the role of surrounding private or intimate space lead to the
the artist by bringing her presence to her work. core of this ethics of distance. By the notions of
Abramović set out to “create the space and time distance and délicatesse ethics becomes a spa-
field” for the public to enter in order to create a tial issue also in the context of a performance.
“charismatic space”26. By this minimalist setting The chosen art work from Marina Abramović
the distance between the artist and her audience heightens the measure in which the dimension
is brought onto another level. In the microcosm of space can affect the encounter of individuals
of the performance our notions of an artwork since in this particular piece the encounter ha-
as a place of an encounter are put to the test. ppens on so many levels: with an artwork, with
The relationship between the performer and the the artist and with another individual.

24
Parret, Herman, “La saveur dans les Cours au Collège de France“ in
Badir, Sémir & Ducard, Dominique (eds.): Roland Barthes en Cours
(1977–1980). Un style de vie. Dijon, Editions Universitaires de Dijon,
2009. pp. 23-30, 26.
25
French: ”How to Live with Roland Barthes”, p. 117.
26
Danto, “Danger and Disturbation: The Art of Marina Abramović”, p. 35.
Phenomenology and Bio-Art
Gabriela Castro
Professor of the University of the Azores,
PhD in Contemporary Philosophy
with a thesis on Imagination in Paul Ricoeur

450
Phenomenology Husserl possesses an ideal similar to Des-
cartes’, for he2 too wants to ‘give scientific con-
sistence to philosophy and, by doing so, to all
To speak of phenomenology is to resort to Hus-
the sciences’3. Having initiated his philosophical
serl and resorting to Husserl is evoking Descar-
course just as Descartes did, Husserl rejected al-
tes, for Husserl and Descartes are closely con-
most all known philosophical content of Carte-
nected in what concerns the history of western sianism due to a radical development of Carte-
philosophy. The scholar that studies Husserl will sian themes4.
have to have a deep knowledge of the Cartesian Logic, being the fundamental science, is ‘pure
thought, for the discursive vector according to reason itself exposed’, i.e., it is the science where
which the respective discourses are organized is purely theoretical reason performs self-medita-
the same: the gnoseological one. Descartes wan- tion (Selbstbesinnung) fully objectifying itself in
ted to find an unfailing fundament which could a system of principles5. Such an understanding of
be the basis of all perfect knowledge, that is to logic justifies its intelligibility, in the Husserlian
say, of the fifth degree of wisdom, to which the
first philosophy, physics and what we call parti-
cular sciences (morals, medicine and mechanics)
could be metaphysically rooted1. 2
The following texts were especially important for this study: A filoso-
fia como ciência de rigor, A ideia da fenomenologia, Ideias Directri-
zes para uma Fenomenologia, A Crise da humanidade Europeia e
a Filosofia, Lições para uma Fenomenologia da Consciência Íntima
do Tempo, Meditações Cartesianas, Introdução à Fenomenologia e
Recherches logiques, Prolegómenes à la logique pure.
3
Fragata, Júlio JS, ‘A fenomenologia de Husserl’, in Revista Portugue-
1
These are Descartes’ most important texts for us, here quoted in Por- sa de Filosofia, tomo XI, Braga, 1955, pp. 3-35, p. 20.
4
tuguese: Discurso do Método, Meditações sobre a Filosofia Primeira Idem, p. 21.
5
e Os Princípios da Filosofia. Idem, pp. 24 and 25.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Phenomenology and Bio-Art

universe, as the ‘science of sciences’ or ‘theory of that the epistemology of natural sciences is able
theories’, or even the ‘theory of multiplicity’, and to provide humanities with the only valid me-
will have as fundamental purpose the study of thodology and (...) questions Dilthey by provi-
the conditions of possibility of a general theory. ding the Geistewissenschaften with a method as
Such as for Descartes to substantiate meta- objective as that of the natural sciences. On the
physics was to substantiate philosophy and the other hand, Husserl’s last phenomenology, when
new science, for Husserl likewise to substantiate articulates this same critique of objectivism, on
logic was to substantiate philosophy, in the fo- a positive issue that is subject to Lebenswelt’9,
llowing principle as the principle of principles: opens the way to an ontology of understanding.
‘Everything which is perceived through originary This new issue has Lebenswelt for theme. The
intuition is, by right, a source of knowledge’ and German philosopher outweighs the idealism of
therefore ‘has to be accepted as presented’6. Ne- his first stage, that of the Logical Investigations
vertheless, it was necessary ‘to clarify the con- and of the Cartesian Meditations, where he appa-
cepts by returning to their essence in ideational rently contested objectivism, for there he calls
intuition’, which immediately positions us in the the correlates of intentional life phenomena, pre-
dynamics of the apodictic evidence fomented by cisely. [Here Husserl led the way, later developed
significant intention (Bedeutungsintention) and in Krisis which indicates the subject (individual)
by intuitive intention (Intuition, Anschauung). as intentional, that is, directed to... as correlate of
Husserl himself, through a simple example, a branch of meanings, being the phenomena the
makes us understand his thinking: by the signi- correlate of that intentional life]10.
ficant intention (Bedeutungsintention) we con- It is therefore in the last Husserl that the
sider the meaningful content of things, as for theory of understanding is built and where, ins-
example a meadow without its actual presence. tead of the idealistic individual, locked into his
That is: the «meaning» of meadow is understo- or her own system of meanings, we discover a
od thanks to imagination. While the imaginative living human being who has for horizon a world.
elements are being replaced by the real ones, the Before objectivity, or in face of it, there is a ho-
intent grows in its actual contents until it beco- rizon of the world; and before the individual of
mes fulfilled. In the intuitive intention (Intuition, the theory of knowledge [as opposed, always,
Anschauung), the intuition is full to the extent to a known object] there is always an operative 451
that the presence of the meadow is real, is before life11.
us and fills the emptiness of the significant inten- Let us recall the imaginary presentification in
tion (Bedeutungsintention). Thus, in the sphere view of the perceptive presence. By emphasizing
of intuitions, perception has a fundamental role the imaginary presentification, Husserl allowed
in the cognitive act in what regards imagination7. spontaneity for several structures that was de-
Perception, for the philosopher of Fryeburg, nied to perception. Thus, this comparison allows
is an originary intuition, inasmuch it is a funda- Ricoeur to establish with Husserl’s thought the
mental intuition that designates a real «presenta- assertion of the primacy of the real world and
tion» (Gegenwärtigung)8 of the object. The object the opening to the world of possibilities, for ‘the-
presents itself as real, it is there, and it is present re is between phenomenology and hermeneutics
to the consciousness that captures it. Because it a mutual belonging worth explaining: belonging
is originary and capable of filling a significant in- of phenomenology to hermeneutics [inasmuch]
tention (Bedeutungsintention), this real intuition «phenomenology cannot be structured without
is, in fact, a perception. the hermeneutics’ assumption»’; belonging of
By taking the critic of objectivism to its fi- hermeneutics to phenomenology [inasmuch]
nal consequences, the father of phenomenology, ‘phenomenology is the necessary presupposition
in the final phase of his work, ‘denies the claim

9
Ricoeur, Paul, Le conflit des interprétations, essais d’herméneutique
I. Paris: Ed. du Seuil, 1969, p. 10. From this point on we will refer to
this text as CI.
10
6
Idem, pp. 70-71. Undoubtedly, in spite of this apparent overcoming, he reconstructed
7
Maria Manuela Saraiva, in the second chapter of the quoted work a new idealism, close to the new Kantian philosophy.
11
‘Imaginação e intuição’ shows how Husserl positions the primacy of Agís Villaverde, Marcelino, Del símbolo a la metáfora, introducción a
perception. la filosofía hermenéutica de Paul Ricoeur, Universidade de Santiago
8
Fragata, Júlio JS, oc., p. 58 de Compostela, Santiago de Compostela, 1995, pp. 82-83.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

of hermeneutics’, so that ‘hermeneutics is built Since Classical Antiquity that the notion of art
on the basis of phenomenology’12’. ‘There are is linked to the human being’s ability to create,
[however] two ways of doing that: the short way, or to produce. If we search for the origin of this
[Heidegger, or the ‘shortcut’]13, and the long way, creative ability of the human being, we shall find
[Ricoeur, or ‘the longest path’14]’15. it either in reason or in imagination, according
Interpretation is, then, precisely the capture to the ontological universe in which we position
of the different proposals offered by the world ourselves: the universe of objectivity of Aristote-
of references of the artworks or the texts. For lian-Thomistic heritage or the ontological univer-
us, the ability to project a world must be identi- se of subjectivity of Kantian heritage, to which
fied with the poetic16 dimension. To interpret an Husserl belongs.
artwork implies being able to explain the being- Art is production. Art is creation. But Nature
in-the-world that is detached from it and captu- also produces and its products are not classified
red by the aesthete and integrated in one of the as works of art, but rather understood as natu-
closest possibilities of the percipient17. We com- ral products. Aristotle understood this difference
plete the interpretation when we can interpreter in terms of causes. In Nature we did not find
ourselves, for better understanding the others or an efficient causal producer, but a constitutive
begin to understand oneself18. one, an organic-metaphysics’ cause. In art it is
Due to this claim, artistic interpretation invol- different. We understand its cause as techné or
ves the appropriation of the artwork by the aes- poiesis and the efficient causality is found in man
thete. With this kind of appropriation, the per- himself, what justifies its appearance as a cultu-
cipient widens his or her own understanding in ral product. Also Kant, in the 18th century, was
front of the artwork, exposing him or herself in concerned with the distinction between art and
order to receive from it a more comprehensive Nature and explains it in these terms: «art is dis-
Self. Therefore, away from everyday reality, art tinguished from Nature, [by a different causation]
speaks to us of all possible worlds and possible as the ‘do’ (facere) is distinguished from the ‘act’
ways of being and living19. or ‘cause’ in general, and the product or conse-
quence of art is distinguished, as work (opus),
from the product of Nature as an effect”20. To
452 Art and bio-art Mikel Dufrenne this Nature is for us an eternal
enigma, as ‘we only know Nature metaphorica-
Husserl’s eidetic description of the cognitive act lly, because we don’t know how it does what for
revealed that intuition and evidence are its fun- us seems to be done’21.
damental and inseparable concepts, which requi- Even today, trying to define art is a difficult
re a new phenomenological-aesthetic approach and complex task. In the words of Mario Per-
because, by the end of the twentieth century, the niola22, this notion is closely related to the socio-
artistic object has changed significantly. cultural situation in which it operates. For this
author, the explicitness of art has known three
cultural and economic fundamental turns: Re-
naissance, Romanticism and post-industrialism,
12
Renaud, Michel -”Fenomenologia e Hermenêutica, o Projecto Filosó-
where we stand today. ‘The fundamental idea
fico de Paul Ricoeur”, in Revista Portuguesa de Filosofia, tomo XLI- which underlies [the] first cultural change in art
4-1985, Faculdade de Filosofia de Braga, 1985, p. 418-29. Without (…) remains valid and undeniable, even today,
altering the style, we altered the order of the quote. in the theory of Western art: the artist cannot
13
Bleicher, Josef, Contemporary hermeneutics, hermeneutics as me-
thod, Philosophy and Critique, Routledge, Freeport, Andover, Hans,
be ignorant. (...)’23. The alliance ‘between art and
1980, p. 330.
14
Idem, ibid.
15
CI, p. 12.
16
Cf. Ricoeur, Paul, Du texte à l’action: essais d’herméneutique, II, Ed. 20
Kant. Crítica da faculdade do juízo, Int. by António Marques, trans-
du Seuil, Paris, 1986, translated to Portuguese with the title Do texto lation and notes by António Marques and Valério Rohden. Lisboa:
à acção, ensaios de hermenêutica, II, Rés. Ed., Porto, 1989, p. 127, Imprensa Nacional, Casa-da-Moeda, 1992, § 43.
21
Portuguese translation, p. 132-133. From this point on we will refer to Mikel Dufrenne. “L’esthéthique de Paul Valéry”. Sens et existence en
this text as TA. hommage a Paul Ricoeur, Paris, Éd. du Seuil, 1975, p. 39.
17
Cf. TA, p. 115, Portuguese translation, p. 123. 22
Professor of the University of Tor Vergata - Roma.
18 23
TA, 152, Portuguese translation, p. 155. Estética e Artes. Controvérsias para o séc. XXI, Colóquio Interna-
19
Cf. TA, article “Qu’est-ce qu’un texte?” pp. 137-160, translation, pp. cional, Maio 2003. Lisboa: Centro de Filosofia da Universidade de
141-162. Lisboa, 2005.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Phenomenology and Bio-Art

knowledge or even between art and science, as product of that combination calls for a new con-
is expected to happen with the whole area of cept of substance capable of ushering a new aes-
production’24 justified the critical notion of ‘cultu- thetic dimension, Bio-Aesthetics.
re industry’ as the ‘industrial mode of production
characteristic of a given technological rationality’
which, in our situation, is closely related to the
scientist. A New Concept of Substance
With the scientific-technological advance of
the second half of the 20th century, the scientific Having in mind what we have just said, where
object is no longer the ‘given’ and is now the will studies on the semantic-philosophical con-
‘construed’, that is, what is produced or created tents of the notion of art lead us, if applied to
by the inter-relationship between the scientist fields as distinct as the traditional ones, such as
and his or her investigation supported by tech- forging transgenic products or genetic manipu-
nology25. This position assumed by Bachelard in lation? The possibility of life produced in the
his scientific perspective opens, in the sphere of laboratory presents us with the question of the
speculation, a huge field that allows the eviden- ontological dimension of man: natural or artistic
ce of ‘Poem’ in Heidegger, or the statement of object? Natural or cultural product?
Ortega y Gasset that ‘physics is poetry’. This question about the ontological constitu-
At the dawn of the 21st century, with the de- tion of man as being organic- metaphysical or
technical-scientific leads us to reflect on the no-
velopment of science and technology applied to
tion of substance. Does the Aristotelian notion of
the artistic dimension, we have a kind of art in
ousia remain the same, or has it suffered a pro-
which scientific rationality is present. It is not a
found change with the known scientific progress
useful art. It is not an art that seeks only the plea-
within a transcendental universe?
sure of enjoying the object produced; it is much
After all, what are the objects that our eyes
more than all of this. What this art aims at is to
perceive? Are they the result of an original in-
intervene in the genetic natural production, lea-
sight, the presentation of the real object or the
ding to a new and very peculiar art which inter- appeal to the necessity of hermeneutics?
sects with the technical and scientific knowledge. To the scientific ideal, understood as a final
There is a ‘new order’ (‘art and technique’) that justification, pertaining to phenomenology, her- 453
seems to impose a new understanding between meneutics opposes the primordial experience,
‘aesthetics and art’. featuring the cognitive subject, active and suffe-
Today, the artist brings out his or her work, ring as the experience of belonging to a world
not in a traditional material such as stone, wood, that is primarily experienced in the form of pas-
fabric, paper, film, or sound, but the raw material sivity and receptivity. To the Husserlian exigency
of his or her production is now Nature itself. of returning to intuition, hermeneutics opposes
This new model projects not the difference the need that all the comprehension of the Being
between two realities, Art and Nature, but their must be mediated by an interpretation capable
combination, a combination that in the 21st cen- of showing its characteristics of plurality.
tury finds its expression in a new artistic repre- Let us recall Aristotle in his work Péri Herme-
sentation called Bio-Art. As we said, this is not a neias or On Interpretation26 and the term herme-
useful art, not even a fine art, it is more than all neia, ‘which portrays reality as it says «something
this, it aims at intervening in the moment of the of something»; there is hermeneia because enun-
genesis of the natural production whose raw ma- ciation is a capture of reality through significant
terial is life itself. Thus, the following phenome- means of expression’27.
nological question arises: what is this bio-artistic Nevertheless, these significant expressions
object that we perceive, Nature or Art? tell us of the objective unit, achieved by cros-
Bio-Art shows how biological techniques can sing meaning with truth, which Aristotle called
be used as a way for artistic creation, and the ousia. In the Aristotelian universe to call Fernan-
do, Paulo or Jorge ‘men’ means that they all have

26
Aristotle, Organon, I Catégories, II De l’interprétation, trad. et notes
24
Idem, p. 191 par J. Tricot. Paris, J. Vrin, 1977, pp. 77-144.
25 27
Idem, ibid. CI, p. 8.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

the same essence. In Aristotle it is the immanent Cloning: science and techné
order of ousia that makes interpretation possible
as a capture of meaning and truth of ‘beings as The development of different techniques to pro-
beings’. We face now an ontological discourse, duce a human clone, either for reproductive
where the causal quartet supports the intelligibi- purposes, in order to obtain an individual ge-
lity of the Being itself. netically identical to the person to be cloned, or
In the new ontology, art, as a privileged field for biomedical research, continues to fuel many
for the manifestation of being, is no longer a free discussions in different forums for reflection.
creation for the production of pleasure, but rea-
‘This situation is clearly developed after the
ches now the onto-bio-aesthetic field, where the
reported birth of the Dolly sheep’ in 1997 (Ian
object created calls out to be integrated in the
Wilmut, et al., 1997). Since then, several species
Being, and projects itself in new aesthetics hues.
For Marta Menezes, artistic director of Ecto- of mammals (rats, pigs, cattle, rabbits, goats,
pia, the laboratory of artistic experimentation of cats, monkeys, dogs and horses) were cloned,
the Calouste Gulbenkian Institute, in Lisbon, the although with relatively low efficiencies (up to
new dimension of art requires new meanings. 10% for most of the species listed) (Susan M.
For example, the modification of wing patterns Rhind , et al., 2003). The main purpose of deve-
of live butterflies, and the use of different biolo- loping this technology was the faithful reproduc-
gical techniques, including the Functional Mag- tion of elite genotypes identical or obtained by
netic Resonance Imaging of the Brain to create transgenesis, some of which can produce human
portraits where the mind can be seen, fluores- proteins, obtained by recombination, which will
cent DNA fragments to create micro-sculptures at have a therapeutic activity compatible with hu-
the core of human cells, sculptures made of pro- mans (such as the growth hormone), to ensure
teins with DNA or with live neurons, demons- the efficient achievement of identical individuals
trates that the new applied genetic technologies expressing in a homogeneous and permanent
justify a new idea of art, Bio-Art, and this is a way rare and desirable characteristics; this was
new notion of substance. the original intention of the Roslin Institute when
When man has the power to intervene at this it developed the methodology that led to Dolly.
level, we can think of a hypothetical change in (...)
454 the notion of substance. Questions as ‘what is In the methodology that created [it], a nucleus
the natural object?’ or ‘what is the art object?’ lose from a somatic cell, cultivated in vitro and trea-
their differential substrate once the objects coa- ted to stop the cell cycle in a quiescent state,
lesce into a new organic-cultural-metaphysical is removed from the donor cell and transferred
notion.
to an oocyte previously enucleated; this product,
Let us take, for example a transgenic tomato.
upon receipt of the nucleus, is activated by an
It looks like a natural tomato, but is it a natu-
electric current and thus induced to multiply and
ral product? The transgenic doesn’t have as an
efficient cause the physis, the spontaneous gene- differentiate. This method is generically known
ration, rather man through a scientific-technical as somatic nuclear transfer, but it is popularly
activity upon Nature. known as cloning’29.
Let us delve deeply into our thoughts because
we believe this warrants some reflection regar-
ding genetic engineering applied in humans. Somatic nuclear transfer in mammals for
Here we find one of the greatest achieve- the production of clones
ments of science in its intersection with techni-
que: cloning. ‘The main steps that allow today the production
Natural sciences not being our academic trai- of clones of living mammals using somatic nu-
ning, let us open a parenthesis in our study and clear transfer are:
turn to the Relatório n.º 48 do Conselho Nacional 1. Availability of oocytes from a female of the
de Ética para as Ciências da Vida, on the issue species to be cloned;
of cloning28.
2. Removal of the nuclear DNA of the oocyte
to produce an enucleated oocyte (ooplasm);
28
Patrão-Neves, M. e Ferreira, Pedro, Relatório n.º 48 CNECV/06, Rela-
tório sobre a Clonagem Humana, Lisboa: Presidência do Conselho
29
de Ministros, Abril, 2006, in http//www.cnec.gov.pt. Idem, ibid.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Phenomenology and Bio-Art

3. Inserting the nucleus of a donor adult cell In order to continue our reflection we need
into a ooplasm in order to produce a hybrid to rely on the aesthetic dimension, so we can
cellular structure (alternatively, it is possible glimpse a vision of Aesthetic Cloning. For that
the fusion between the cell and the adult we need the notion of the new ontology and the
ooplasm); new concept of Bio-Aesthetics.
4. Activation of the cellular structure by hybrid Let us recall the notion of Aesthetics, as the
electric or chemical stimuli to this cell so notion for introducing the one of Bio- Aesthetics.
that division begins; Man is, in addition to other constituent di-
5. Maintenance of the development of the clo- mensions of his identity, imagination and creati-
ned embryo to a stage suitable for transfer vity. Assuming imagination and creativity as the
to a uterus properly prepared to receive it; two dimensions that are able to identify a man
6. Birth of an animal genetically identical (ex- in his way of being, we must not forget that he
cept with respect to mitochondrial DNA) to is also ‘affectivity’.
the animal that donated the adult cell nu- Now, affectivity reveals the originary unity
cleus. between thinking and being.
In theory any animal can be cloned, male or How can man be affected?
female, newborn or adult, and in any quantity’30. For example, direct intervention of man in the
We draw attention to the note carefully poin- organic processes of nature affects us because
ted out by the author: ‘Now, the cloned embryo imagination, when playing freely with reason,
and the syngamic embryo have different seman- leads us to a very special feeling, which Kant ca-
tic contents’31; and the author carries on with lled Sublime. Sublime projects the human being
a very interesting perspective for us; ‘based on beyond his own finite nature, calling upon his
this perspective it has been proposed that to the dimension of unlimited possibilities.
product of a nuclear somatic transfer was given It is precisely because of this dimension of the
the name «clonoto» (Rudolf Jaenisch, 2004), as unlimited possibilities that Bio-Art wins its place
well as the ones of «constructo» (Mario de Sousa,
in the field of the arts, to the extent that the new
2005) or «nuclear transfer unit» («nt-unit»).
object that it produces provokes a feeling who-
se impact goes beyond the sublime and is lost 455

Bio-art, Bio-aesthetics in the unlimited of the amazement and of the


questioning, revealed by the query: what kind of
Let us return to our question: natural object or object is this one that recalls the intentionality of
art object, constructo? my consciousness?

30
Idem, ibid.
31
Idem, ibid.
Cambios de criterio estético
en la clonación digital de obras de arte
(Patrimonio y “Ecosistemas Culturales”)
Ilia Galán
Profesor Titular de Estética y Teoría de las Artes
en la Universidad Carlos III de Madrid

456
El criterio estético con el que se pretendía valo- El hecho de que se den copias o clones ab-
rar qué es arte o no y por qué lo es, o bien el uti- solutamente indistinguibles, gracias a las últimas
lizado para poder hacer una elección que no sea tecnologías digitales, permite intuir que nos ha-
caprichosa entre unas obras mejores que otras, llamos a las puertas de una posible revolución
más interesantes, relevantes, etc., por ejemplo, en los medios de producción de las artes plás-
ticas y la arquitectura análoga a la que se dio
para escoger la colección de un museo públi-
con la imprenta para la literatura o la música
co, fue demolido y ahogado entre las corrientes
con sus diversos sistemas de grabación. Precisa-
relativistas de las confusas y divergentes inun- mente las artes que parecerían gozar todavía, en
daciones que arrasaron las últimas décadas del cierto modo, de un “aura” a lo Benjamin, queda-
siglo XX. Sin embargo, se ha hecho insostenible rían transmutadas en artes reproductibles, aun-
que no haya racionalidad ni criterio de ningún que no por ello se tenga que perder el “aura”
tipo, pues entonces todo estaría permitido, al sino que podría multiplicarse y esto no solo por
no haber horizonte de significado, contexto fi- la profusión de grabados o moldes de fábrica y
nal, Dios, según el célebre dicho de Dostoievski, fundición en el caso de la escultura, sino por la
marco mediante el cual el texto pueda ser de clonación, con un potencial infinito de extensión
algún modo leído. Si todo es simplemente un de dichas obras.
mero azar fortuito o un cruce de intereses cultu- En este caso volveríamos a una noción casi
platónica aplicada a todas las artes por igual, ya
rales y económicos, el arte quedaría reducido a
que lo importante sería la idea que toma cuerpo,
un objeto de lujo sin cimientos serios, a la misma
pero al fin y al cabo idea, en la medida en que
altura que los espectáculos deportivos, eróticos podríamos tenerla esquematizada o codificada
o meramente lúdicos. Pero esta situación está matemáticamente, de modo digital, en el orde-
mutando en los primeros años del tercer milenio nador.
y muy especialmente ante los desafíos que se Por otra parte, la valoración de tales objetos
dan con la reproducción digital de obras de arte. artísticos como únicos cedería paso a una indus-
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Cambios de criterio estético en la clonación digital de obras de arte
(Patrimonio y “Ecosistemas Culturales”)

trialización masiva que no solo transmutaría el en zonas urbanas de alto contenido artístico y
actual mercado de lujo en torno a dichas artes reconocida calidad, especialmente en los centros
sino que también rompería con la exclusividad históricos más emblemáticos y conocidos en las
de museos e incluso ciudades, ya que podrían historias del arte, como la ciudad antigua de Flo-
escanearse o grabarse digitalmente registros de rencia, Roma, París, Toledo, Viena, México D.F.,
urbes enteras, como Venecia, y reproducirse de El Cairo, Pekín, etc. Por ello se hace necesaria
modo idéntico o casi idéntico, en función de la una reconsideración global de los criterios y se
financiación disponible, donde se quisiera. Tam- convierte en clave una revisión crítica de los mo-
bién en América podría hallar su aspecto auráti- vimientos artísticos, la crítica y las teorías usadas
co para los visitantes y no de un modo aproxi- y a veces demasiado manoseadas del siglo XX, ya
mado y burdo como el que muchos perciben siglo pasado.
hoy en las reproducciones y simulaciones que se Los debates que en diversos países se origi-
dan en Las Vegas. nan con diversas intervenciones políticas para
Sin embargo, los criterios que se usan para operar en zonas monumentales muy sensibles
discriminar o aceptar unas obras u otras adole- con nuevos edificios o con restauraciones que
cen de lastres y dogmas que vienen de las clási- dejan una nueva huella y rompen con el contex-
cas y ya viejas vanguardias del siglo pasado, aun- to o “ecosistema cultural” precedente se repiten
que parezcan hundir sus raíces desde los mismos cuando se trata de la demolición o reconstruc-
tiempos de la Ilustración, como el prejuicio de ción de edificios fundamentales y en esos casos
que la “novedad” implica necesariamente “pro- se perciben más claramente la divergencia de
greso” y es “mejor” que lo anterior, entre otros criterios así como la necesidad teórica, social y
muchos, a menudo ignorados por nuestros con- política de lograr una cierta aclaración.
temporáneos. Un mismo criterio serviría, en teoría y hasta
Un análisis de los dogmas actuales en la va- cierto punto, también en la práctica, para poner
loración del arte podría conducir a una reinter- en pie, por ejemplo, proyectos nunca llevados a
pretación de las visiones jerárquicas actualmen- cabo por ciertos arquitectos o artistas y podría-
te vigentes —aunque diferentes de las de otros mos así ver las cárceles de Piranesi, obras de
siglos— de los objetos artísticos y el debate Palladio no llevadas a cabo, en un entorno, de
acerca del arte institucional, que toma la misma la misma manera que vemos levantarse edificios 457
base de la argumentación sofística de Protágoras sin que el autor esté supervisándolos, sino un
acerca de lo bello y lo bueno. De hecho, los grupo de su firma.
gobiernos, que legislan sobre arte y patrimonio, Los mismos argumentos que sirven para la
actúan como si hubiese firmes criterios de cali- construcción o reconstrucción de edificios pue-
dad y oportunidad, de valores incontestables en den servir también para consolidar las mutan-
el terreno artístico, pero luego, al no estar estos tes teorías de la restauración que hasta hoy se
tan claros, puesto que las teorías hegemónicas o contradicen entre sí. Una hipótesis de conjunto
eran contradictorias o no eran firmes, la práctica podría ser útil no solo en estos campos sino para
ha sido también errante, contradictoria y muchas aplicarla a todas las artes a la vez, incluyendo
veces interesadamente efectista o caprichosa. Los también literatura o música.
gobiernos nacionales y locales han sido así moti- Hasta hace muy poco, el mundo de la co-
vo de escándalo en las democracias occidentales pia de obras de arte se ha ligado de un modo
al no ser coherentes en sus funciones de conser- predominante al de la falsificación de objetos o
vación y promoción del arte. a la reproducción serial de estos fundamental-
En el caso de la conservación, la clonación mente en el campo de las artes plásticas: pintu-
del arte resulta de capital importancia, logrando ra y escultura. Últimamente parece ya haberse
que la copia llegue a tener el mismo estatuto extendido a todo. La perfección lograda en los
que el original, al disolverse ese aroma sacral últimos años, gracias a las tecnologías digitales
y aurático de la unicidad. Además, dicha clona- de reproducción, ha permitido hablar más que
ción se convierte en un medio fundamental para de copias o versiones, de clones. La empresa
reconstruir monumentos destruidos después de Factum Arte ha llegado a hacer clones y por ello
guerras o incendios y por ello está provocando ha trabajado para museos de diversos países del
una nueva visión de las ciudades y lo que pue- mundo y ha reproducido incluso el interior de
den o deben ser, así como en torno a las nor- una tumba egipcia con su estructura, lo mismo
mativas y sistemas legales que han de ejercerse que colaboró en la reproducción de las Cuevas
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

de Altamira para evitar su devastación por parte De este modo, tendríamos la paradójica situa-
del turismo masivo que estropeaba, con su mera ción según la cual el clon podría ser más original
presencia, las pinturas, debido a la respiración. que el original mismo, en la medida en que se
Aunque dicha empresa, como otras, no ha logra- parecería más a lo que fue engendrado por sus
do siempre el mismo nivel de calidad, pues mu- autores que a lo que el paso del tiempo y las
chas veces depende del presupuesto; otras de la circunstancias que lo rodean han hecho de él.
voluntad de mantener la diferencia entre original Tendríamos de este modo al joven monumento,
y reproducción, ha llegado a lograr el puro clon. sin envejecer como lo hace el original, que po-
La diferencia entre clon y copia está en que en dríamos clonarlo múltiples veces, siempre que
el clon tenemos la perfecta igualdad perceptiva, dispongamos de los adecuados materiales.
es decir, ante los mismos especialistas tales clo- Fruto de la postmodernidad, el debate actual
nes podrían pasar por originales, incluso cuando sobre las copias está renovando la concepción
se les somete a pruebas como las del carbono romántica y tal vez caduca que sacralizaba la ori-
14, ya que se ha logrado una resolución no ya ginalidad y cada vez se estiman más las buenas
de décimas de milímetro sino de micras en los copias, incluso, como bien han observado no
objetos reproducidos. Por ello mismo, se puede pocos teóricos, como Marchán Fiz, se pueden
decir, aplicando las teorías de Aristóteles y un tratar como si tuviesen también “aura”, pese a
Platón “invertido”, sobre la forma esencial, que las consideraciones de Benjamin. La clonación
son lo mismo. Es decir, la copia sería la esencia, de obras de arte como esculturas o pinturas va
por lo tanto las copias serían buenas y no infe- a cambiar el mismo mercado de las artes plásti-
riores al original. Si a ello se combina la visión cas de similar modo a como lo hizo la impren-
kantiana de lo que es una obra de arte, como lo ta con la escritura y más todavía la música con
fundamental no es la sustancia o el ser en sí, sino las grabaciones. Los debates teóricos1 en torno a
lo que recibe el sujeto, es decir, los fenómenos, la conveniencia y excelencia de tales reproduc-
la obra en mí, reforzaríamos la idea de que tales ciones son ahora asumidos con nuevos puntos
clones no son otras cosas, falsificaciones, sino la de vista y resultan también pertinentes para la
misma obra original pero entendida como múlti- arquitectura. Con el caso de los clones, las im-
ple. Lo que llamamos obra de arte no sería una plicaciones que pueden utilizarse en la práctica
458 cosa, mistificada, un fetiche, sino la idea que ha política y de conservación son enormes.
tomado lugar en una materia u otra, pues lo que La situación actual permite llevar estas técni-
hace la jarra no es este barro concreto o aquel, cas a la arquitectura y a los entornos monumen-
sino la forma. Así pues, los clones no serían si- tales degradados. De hecho, de un modo similar,
mulacros, como se sigue desde Baudrillard, sino desde el final de la Segunda Guerra Mundial,
la misma obra que se nos aparece en diversos cada vez se están llevando más a menudo recons-
lugares o en diferentes épocas, como un ángel, trucciones históricas debidas a la destrucción de
también con su aura. edificios simbólicamente importantes en muchas
Esta labor de clonación es ya posible en arqui- poblaciones, pero a esto se ha añadido no solo
tectura, aunque resulta muy costosa. Al igual que los edificios que han sido arrasados por incen-
se puede escanear y digitalizar un monumento, dios, como el Liceo de Barcelona o la Fenice en
como “hicieron” parcialmente y de modo analó- Venecia, sino otros que se hicieron derruir por
gico en la sección de casts del Victoria&Albert modas posteriores, como sucede en Moscú con
Museum de Londres en otras épocas y de un la catedral de San Salvador o el proyecto de re-
modo mucho más rudimentario, podrían digi- construcción del Palacio Real en Berlín. Esta ten-
talizarse en un futuro no muy lejano edificios dencia ha conducido también a construir monu-
enteros y hasta ciudades. Las ventajas de tener mentos destruidos no solo recientemente sino ya
digitalizado un monumento o una obra de arte, lejanos en el tiempo, como el teatro El Globo, en
al margen de que se reproduzcan o no, incluyen
la de saber cómo van evolucionando. El clon,
una vez logrado, permite ver cómo se deteriora
y muta el original con el paso del tiempo; pero 1
Para una mayor documentación sobre estas cuestiones, véase, Ilia
la digitalización nos muestra cómo esas pinturas, Galán, “Consecuencias estéticas de la igualdad absoluta entre ori-
ginal y copia de la imagen”, publicado en Actas de las III Jornadas
esculturas o monumentos eran en el momento sobre imagen, cultura y tecnología, Madrid, Ed. Universidad Car-
de la toma de datos, tal vez muchos años antes los III de Madrid, 2005, pp. 141-149. También en formato digital libre
de que el original se contraste con sus clones. en Internet.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Cambios de criterio estético en la clonación digital de obras de arte
(Patrimonio y “Ecosistemas Culturales”)

Londres. Semejante labor de reproducción suele se emplean a menudo materiales que distorsio-
contar con pleno apoyo popular y constituyen nan de grave manera la sensación general, como
acciones que recuperan lo mejor del patrimonio cristal, aluminio o colores llamativos, frente al
monumental, pero también han sido objeto de tono general de la piedra, por ejemplo, que en
debate por diferentes teóricos e historiadores del muchos casos solía armonizar ciertas zonas, o
arte, especialmente entre los acérrimos defenso- bien, simplemente, porque nos hemos acostum-
res de la última modernidad, aunque a veces sus brado a esas casas decimonónicas junto a tales
argumentaciones se ven sustentadas en prejui- monumentos.
cios y ciertos dogmas2. En cualquier caso, si se aplica al terreno del
Algunos de ellos, como Ascensión Hernández patrimonio monumental el esquema utilizado en
Martínez, creen que hay que dejar evolucionar a biología con la noción de los ecosistemas, te-
las ciudades aunque sea a costa de pastiches o nemos la respuesta. A veces hay intervenciones
incoherencias arquitectónicas que defiende por- que se asemejan la introducción de un tigre en
que considera que hay que cuidar también los un rebaño de ovejas de las llanuras castellanas.
edificios del siglo XX, aunque no sean en abso- El nuevo objeto se traga la atención con disgus-
luto relevantes. Sin embargo, la mayor parte de to, pues rompe la armonía sentida. Una demos-
la población prefiere entornos integrados, tal vez tración de que este tipo de sensaciones son más
porque en la actualidad hay más sentido común o menos universalmente percibidas está en que
entre el pueblo llano que en las elites culturales las zonas antiguas y armonizadas por la historia
que convirtieron en sagradas las vanguardias del de lugares como Kyoto, Sevilla, Venecia, San Pe-
siglo pasado, siguiendo sus directrices como si tersburgo, El Cairo o México son especialmente
fueran dogmas y aceptando sin crítica muchas estimados y visitados, por poner algunos casos
de sus propuestas. de culturas y civilizaciones a veces muy distan-
Así pues, es común ver la reacción negativa tes entre sí. En algunas ciudades, la lógica de
que muchos tienen contra la intervención arqui- la armonía ya se rompió tanto que se da la de
tectónica o escultórica llamativa, con elementos la mezcla continua, como es el caso de buena
contemporáneos muy diferenciados y estridentes parte de Londres o Berlín y Manhattan en Nueva
en lugares que tienen una sintonía de épocas del York. En general, el turismo señala como en un
pasado. Si se hacen, en cambio, en esos mismos experimento acerca del gusto por qué se acude 459
lugares edificios de tipo historicista —una op- a esos lugares que incluso las Naciones Unidas
ción también legítima surgida de la modernidad, califican así, como patrimonio universal, y pre-
como mantiene Marchán Fiz— hay aceptación tenden cuidar.
y gran consenso popular. Pero las elites cultura- Por un lado, la fácil lectura por parte de la
les hoy parecen luchar contra el pueblo al que población de obras arquitectónicas del pasado,
consideran inculto o idiota —tal vez también en su amplia aceptación, y, por otro, los rendimien-
sentido etimológico—, aunque también luchan tos económicos que genera volver a embellecer,
entre sí pues después del relativismo cultural im- por ejemplo, Dresde tal y como fue, con la mítica
perante en las últimas décadas se vieron derrum- Frauenkirche recientemente reconstruida, expli-
bados los criterios y por tanto no alcanzaron a can esta tendencia. Esto, además, es especial-
encontrar consenso racional alguno. Así pues, mente importante en ciudades o entornos que
cuando se inaugura un centro como el Pompi- tienen o han tenido un gran patrimonio histórico.
dou en París o se hacen intervenciones en entor- El turismo es otro de los grandes argumen-
nos históricos sensibles, se rompe con la historia tos utilizados, pues no en vano las catedrales
o se la distorsiona. y otros grandes monumentos atraen visitantes
Aunque los defensores de estos añadidos y con ellos ingresos económicos y además un
suelen recurrir al pasado para demostrar cómo gran prestigio con diversos valores simbólicos a
se mezcló sin problemas románico y gótico con las poblaciones que disponen de esas riquezas
estilo renacentista o barroco, olvidan que ahora y cuidan como tesoros. De ahí que sea lógico
recuperar o reconstruir lo que las catástrofes
(guerras, especulación inmobiliaria, terremotos,
incendios, etc.) destruyeron.
2
Para un análisis de dogmas y prejuicios en el arte contemporáneo,
Muchas legislaciones conservacionistas son
véanse los tres primeros capítulos del libro de Ilia Galán, Teorías del contradictorias cuando, por ejemplo, en Londres,
Arte desde el siglo XXI, Madrid, Ibersaf, 2005. impiden colocar un ascensor trasero en un edi-
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

ficio del siglo XIX que tampoco es especialmente del siglo XX que fueron emblemáticos, como con
maravilloso y en cambio luego permiten cons- l’Esprit Nouveau en Bolonia y otras construccio-
truir un edificio de cristal, tal vez un rascacielos, nes de Le Corbusier. Ante las objeciones de que
junto a unos monumentos del XVII. Se mantiene el arquitecto no ha participado ahora en ello,
aquí una lógica parcial, exclusiva para un monu- hay que recordar que muchos edificios —cate-
mento, pero no para una zona monumental. A drales, palacios, etc.— no los vieron terminados
veces, cuando ya hay intervenciones o manchas los arquitectos que los diseñaron y eso no les
que rompen, esto mismo sirve para que se ad- ha impedido pasar a la historia como grandes
mitan nuevas actuaciones en el mismo sentido. obras de arte que actualmente estudiamos con
Pero quizá fuera mejor la lógica de enmendar el admiración.
error, cambiar la fachada del intruso para que no En realidad, siguen la lógica de la noción de
estropee el “ecosistema cultural” o bien mante- arte que aquí hemos mantenido, y por ello no
ner lo que queda como está o lo más parecido a solo sería lícito reproducir grandes o incluso pe-
como la historia nos lo legó y en su mejor estado queños o poco relevantes monumentos del pasa-
posible o en el que más atractivo nos resulta. do perdidos en las últimas décadas, sino también
Según la noción aquí empleada de obra de reconstruir en función de un estilo ciudades y
arte, donde lo esencial es el fenómeno en el es- por ello cabría construir según los proyectos de
pectador y no la cosa en sí, evidentemente la Palladio que no fueron llevados a cabo o según
clonación de arquitectura permitiría no solo el los de Bouillée o tantos otros grandes.
mantenimiento del patrimonio sino su repro- Del mismo modo que desde el origen de la
ducción en otros lugares del planeta, como ha moda historicista se construyeron maravillas que
o bien reproducían o bien mezclaban estilos de
sucedido con la copia del Partenón construido
varias épocas, especialmente hasta la Segunda
en Nashville, en Estados Unidos. Aunque parece
Guerra Mundial, cuya devastación general pro-
más atractivo contemplar una obra en su entor-
dujo también una devastación intelectual que
no paisajístico y climático originario, si, por un
arruinó arquitectónicamente buena parte de los
casual, una ciudad valiosa, como Venecia, fuese
lugares históricos de las naciones beligerantes,
cubierta por el mar o bien otras arrasadas, como
también podrían hacerse hoy combinaciones,
en Sicilia, por las lavas del volcán, podría admi-
como las que investigó Ignacio Gómez de Liaño
460 rarse su clon tal vez incluso en otro continente o combinando con un programa informático los
reconstruirse cerca, como cuando el formidable elementos de las fachadas renacentistas en diver-
monumento egipcio de Abu Simbel se trasladó de sas permutaciones y elaborando, con lo existen-
su emplazamiento original para construir el pan- te, nuevos edificios desde el pasado. Todo, al fin
tano y ciertos templos, como el de Debod, fueron y al cabo, no es sino una recombinación, como
a parar a otros países, como España, por ejemplo. sucede con los átomos que nos constituyen o
Pero la clonación de ciudades todavía no es con estas letras que el lector ha leído.
viable ni tampoco parece posible su reproduc- Digitalizar monumentos y ciudades, al igual
ción económicamente. Sí lo es de ciertos monu- que tomar medidas, mantener planos y fotogra-
mentos o fachadas. Por otra parte, como hemos fías de ellos, permite mejorar su conservación,
visto que lo esencial es la impresión en el espec- pues se tienen referencias fijas que pueden man-
tador, más que el objeto en sí, la restauración tenerse en bibliotecas3 o ficheros, pero además
que sustituye materiales no tiene por qué señalar podría darse en un cercano futuro que ciudades
exageradamente la diferencia de lo cambiado, monumentales o ciertas zonas o edificios emble-
pues no es eso lo importante en la obra de arte. máticos estuviesen no solo con sus planos en bi-
Del mismo modo, si se reproduce de modo que bliotecas, sino enteras, virtualmente en diversos
cambie la estructura interior pero no pueda ser lugares, de modo que su parcial o total destruc-
percibida no importa, y así no hay inconveniente ción ante cualquier tipo de calamidad pudiese
en introducir vigas de acero no visibles donde
antes las había de otros materiales más endebles.
Este principio es entendido sin problemas en el
Extremo Oriente, donde hay templos históricos 3
Para una mayor información sobre este aspecto, véase, Ilia Galán,
de madera que son renovados periódicamente, “Difusión y reproducción digital de obras de arte por medio de bi-
bliotecas virtuales y consecuencias de una nueva revolución cul-
de modo que no queda nada real históricamente, tural”, publicado en el CD de la II Conferencia Internacional sobre
sino la estructura. Del mismo modo, últimamen- Brecha Digital e Inclusión Social, Madrid, Universidad Carlos III de
te se han reproducido edificios desaparecidos Madrid/ Universidad de Costa Rica, 2009.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Cambios de criterio estético en la clonación digital de obras de arte
(Patrimonio y “Ecosistemas Culturales”)

ser solventada. Además, puede extenderse esa ocuparía lugar, lo mejor de nuestro mundo cul-
obra habitando lugares diferentes en el espacio o tural, legado por nuestra historia, de modo que
en el tiempo y del mismo modo ser gustada por siempre podríamos reproducirlo, como sucede
más personas, lo que probablemente agradaría a con una película o una música que yace ocul-
sus creadores. Asimismo, mantendríamos en ar- ta en el código digital y despierta en nuestros
chivos digitales, como en un tesoro que apenas oídos justo cuando encendemos el interruptor.

461
Viral Art: frontera y crisis del arte audiovisual
Luis Deltell
Universidad Complutense de Madrid
Departamento CAVP1
ldeltell@ccinf.ucm.es

462
Palabras clave Los canales tradicionales para la distribución
y exhibición de imágenes: cine, televisión, vi-
deos, dvds… no resisten una comparación con
Viral art, Youtube, Internet, videoarte y net art.
dicha empresa. Así el cine tardó un decenio en
poder distribuirse como un espectáculo de ma-
sas y solo se mostraba en las principales ciuda-
Introducción des o en los grandes núcleos urbanos. La tele-
visión desde su nacimiento experimental en los
En octubre de 2010, la empresa californiana años 30 del siglo XX y su lanzamiento en abierto
Youtube anunció que había alcanzando los 1.000 en la Alemania nazi hasta su popularización en
millones de suscriptores. La cifra resulta tan gi- Estados Unidos a finales de los años 40 y prin-
gante como rotunda. Nunca antes un medio o cipio de los 50 de esa centuria, necesitó casi
un canal para las distribuciones de imágenes y, veinte años. Sin embargo, Youtube (creado como
en concreto, de imágenes en movimiento habían una pequeña empresa de tres empleados2 en San
logrado unos resultados tan espectaculares y Bruno, California, en 2005) ha tardado solo cinco
tan rápidos. Si bien los millones de suscriptores años en alcanzar la cifra de los 1.000 millones de
no equivale a millones de usuarios (ya que un suscriptores.
usuario puede suscribirse en varias ocasiones y a
diferentes bloques), la cantidad resulta especta-
cular y hasta inquietante1.
embargo Youtube permite el acceso a sus vídeos y a casi la totalidad
de sus contenidos sin ser suscriptor mientras que Facebook es poco
operativo sin haberse escrito en él. Por ello, se puede suponer que
los usuarios y la afluencia hacia la página de contenidos audiovisua-
1
La única compañía que puede competir con estas estadísticas es les es muy superior.
Facebook que en ese momento superaba los 500 millones de sus- 2
Los tres primeros empleados fueron precisamente los tres primeros
criptores. En ambos casos no es equivalente suscriptor y usuario, sin socios Chad Hurley, Steve Chen y Jawed Karim.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Viral Art: frontera y crisis del arte audiovisual

Si a principios de los años 50 del siglo pasado año después de la creación de la empresa, casi
los intelectuales, dramaturgos estaban fascina- todos los centros de arte prestigiosos han abierto
dos, y escandalizados, porque cualquier progra- un canal de arte y vuelcan contenidos audiovi-
ma televisivo era visto por muchos más espec- suales en la red de forma regular.
tadores que los que habían podido contemplar Desde finales del 2009, varias compañías se
una actuación de Sara Bernhardt; hoy los clips3, han plateado descubrir y promocionar a Youtube
pieza audiovisual, más vistos de Youtube alcan-
como un lugar para desarrollar arte. En esta co-
zan unas cifras de visionado muy superior a los
municación analizaremos tres de ellas: La wiki-
mejores resultados de taquilla de cualquier obra
fílmica de estreno. Un gran éxito en Youtube, película —una iniciativa española y patrocinada
viral o no, puede llegar a ser reproducido hasta por la compañía Mahou—; La vida en un día y
1.000 millones de veces, como ocurre con las Youtube play ambas propuestas de la propia em-
grabaciones de la cantante estadounidense Lady presa Youtube (aunque en la segunda colabora
Gaga. también el Museo Guggenheim de Nueva York).
La breve y exitosa historia de Youtube no está La hipótesis de esta comunicación es que
exenta de crisis y momentos traumáticos. Sin lu- Youtube es un poderoso sistema y canal de dis-
gar a dudas la mayor inestabilidad de la empresa tribución tan grande que generará su propio mo-
proviene de su relación con las grandes produc- delo de videoarte o de arte con imágenes en
toras de contenidos audiovisuales y musicales de movimiento. Hasta que esto ocurra lo único que
Estados Unidos que han demandado en varias
encontraremos serán piezas creadas para otros
ocasiones a la empresa por emitir fragmentos o
entornos que son expuestas de forma transitoria
productos suyos sin pagar las tasas de produc-
ción y los derechos de autor correspondientes. en Youtube.
Estos procesos se han solventado en la mayo- Así para poder entender cuál es el manejo
ría de los casos con acuerdos privados pero aún que artistas, instituciones y compañías están ha-
quedan pendientes algunos juicios, en especial ciendo de dicho canal, se plantea el estudio de
con la compañía Viacom4. los trabajos de ambos en tres bloques: Prime-
Es indudable que una herramienta tan pode- ro, el institucional de centros de artes y museos,
rosa de comunicación generaría también un lu- segundo, el corporativo creado por empresas e 463
gar de encuentro para creadores y artistas. Así, instituciones y, por último, el viral, creado por
Youtube ha sido el lugar donde han aparecido artistas y usuarios jóvenes. Para el desarrollo de
músicos, periodistas y otros creadores. Sin em- esta comunicación nos será muy útil utilizar la
bargo, curiosamente lo que no había promocio- terminología de Marck Prensky sobre nativos
nado este medio o canal de distribución eran ar-
digitales e inmigrantes digitales. Como veremos
tistas de imágenes en movimiento. Es cierto que
la casi totalidad de los trabajos más reconocidos
algunos artistas volcaron contenidos audiovisua-
les a Youtube. También aficionados subieron y realizados en Youtube han sido siempre filmados
colocaron imágenes en movimiento se pueden o dirigidos por inmigrantes digitales.
encontrar así vídeos de Bill Viola, Pipilotti Rist y
otros. Pero no aparecieron artistas nuevos.
La mayoría de los museos estadounidenses Museos y centros de arte
decidieron participar y abrir sus páginas web a
las redes sociales como Facebook y muy espe- Resulta obvio que los centros de arte y los mu-
cialmente a Youtube. Desde el 2006, tan solo un seos deben utilizar las redes sociales para pro-
mocionarse, comunicarse e incluso exhibir algu-
nas de sus obras. Desde el año 2006 la mayoría
3
Clip es el término inglés usado para las pequeñas piezas digitales de los museos norteamericanos crearon su pro-
de audio o imagen y audio. Proviene del verbo to clip que se podría pio canal en la plataforma de Youtube y esta
traducir como acortar. En la industria audiovisual y cinematográfica
se ha normalizado su uso en inglés.
práctica se extendió rápidamente por Europa y
4
Uno de los ejemplos más interesantes de acuerdo privado entre por el mundo. Así los grandes museo europeos,
Youtube y empresas privadas es el firmado entre dicha empresa y incluidos el Museo Nacional del Prado, crearon
Disney. Ambas han acordado que mientras la segunda no deman-
dará a la primera por exhibición ilegal, Youtube se compromete a
su propio canal en Youtube. Esta aptitud venía a
promocionar y dejar espacios para los estrenos de Disney. confirmar las teorías de Charlene Li y Josh Ber-
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

noff sobre la creación espontánea de espacios y el moderno. También el interface es pretendida-


desarrollo posterior de empresas e instituciones5. mente interactivo. Sin embargo todo el carácter
Estos canales de Youtube son en la inmen- digital, intermedia y colaborativo se derrumba al
sa mayoría de los casos, canales de distribución pinchar sobre una obra audiovisual, una perfor-
publicitaria y de promoción del museo. En ellos mance o una pieza digital.
los representantes cuelgan y presentan montajes El art-scope del SFMOMA no reproduce un
de exposiciones, resúmenes de las exhibiciones vídeo, no recrea una performance ni permite
o entrevistas a comisarios, realizadores y artis- trabajar colaborativamente en alguno de los pro-
tas. Si bien esta actitud parece comprensible en yectos digitales que supuestamente exhibe. Es
el caso de los grandes museos tradicionales no decir, todo el carácter experimental e interactivo
lo es tanto en el caso de los centros de arte y queda reducido a una propuesta estética a una
espacios de creación que podrían utilizar esta mirada del contenido del museo como un gran
plataforma como un lugar propio de exhibición. producto visual y no de imágenes en movimien-
Para entender esta contradicción observaremos to o digital. Se trata de una visión fotográfica, las
el trabajo que realiza el Museo de Arte Moderno obras (ya sean fotografía, videos, pinturas, redes
de San Francisco, SFMOMA, uno de los centros sociales o arte social) se transforman en el art-
artísticos que se ha esforzado en mayor medida scope en una imagen fotográfica. Se debe enten-
en el uso de las nuevas tecnologías y la creación der, por tanto, como un catálogo de imágenes
de un entorno digital. planas. Esta simplificación de las posibilidades
El SFMOMA se propuso en 2008 cambiar de Internet es claramente un uso empobrecedor
completamente su página web y su entorno di- de la tecnología y fuera de la espectacularidad de
gital. Realizó un gran proyecto que incluía no la presentación, lo interactivo queda en un se-
solo la necesaria promoción y busca de mece- gundo plano. Por ello es una propuesta creada
nazgo sino también el compromiso con facilitar desde una perspectiva del inmigrante digital.
el acceso a parte de su colección, sobre todo El art-scope funciona extraordinariamente
aquella que no era expuesta de forma física en para buscar encontrar y visionar fotografías. Un
el edificio central. Así diseñó un espacio digital ejemplo de ellos sería ver alguna de las fotogra-
para colgar parte de su colección por Internet. fías de la serie “New York City” de Garry Wino-
464 Mejoró y fortaleció el entorno creado y rediseñó grand, pero por el contrario es una herramienta
su presentación. menor al ver los productos media o las perfor-
Sin duda una de las piezas más espectacu- mances como la de Vito Acconci “Command Per-
lares del nuevo formato era, y es, el art-scope formance” de 1974.
(http://www.sfmoma.org/projects/artscope/). A El canal de arte de SFMOMA en Youtube es
vista de pájaro ofrece al espectador la posibilidad un ejemplo de nuevo de esta misma concepción
de ver más de 5.000 obras que se encuentran o del uso de las tecnologías desde una perspec-
pertenecen al museo. El art-scope se contempla tiva poco interactiva. Si bien el Museo de Arte
como un gran rectángulo formado por innume- Moderno de San Francisco posee algunas de las
rables cuadrados de un tamaño diminuto. Esta colecciones más interesantes en performances y
presentación es, sin duda, una manera propia videoarte, el canal de museo no es más que una
de exhibición digital; así posibilita y ofrece en serie de recortes de entrevistas a comisarios, de
un espacio tan breve una vasta información y artistas en estudios y de reproducción de obras
gran cantidad obras de arte a un número ilimi- menores. No hay ninguna vocación de exhibi-
tado de espectadores. Todo el entorno es más ción de arte por Internet.
propio de lo digital que de lo museístico. Así, Así uno de los centros de arte más interacti-
la lupa, en forma de lente de cristal que se des- vo, no en balde el SFMOMA es el museo de arte
plaza y agranda a medida que nos movemos por contemporáneo importante más cercano física-
los cuadrados del proyecto, presenta un diseño mente a la sedes de Google, Youtube y Facebo-
ok, no plantea una exhibición on line real de su
obra digital y media. Todo lo contrario, lo que
ofrece a los espectadores es una simplificación y
propuesta de documentación de su catálogo más
29
Li, Charlene y Bernoff, Josh, El mundo groundswell: cómo aprove-
que la verdadera exhibición on line.
char los movimientos sociales espontáneos en la Red. Barcelona, En España el museo que más ha cuidado y
Ediciones Urbano, 2008. elaborado su canal en Youtube es el Guggen-
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Viral Art: frontera y crisis del arte audiovisual

heim de Bilbao. Con esmero y detalle presenta creando la historia que formaría el guion defini-
sus exposiciones, realiza vídeos sobre artistas y tivo y final. Los creadores de la idea se sentían
actividades. Sin embargo, la inmensa mayoría de especialmente orgullosos de su proyecto porque
sus piezas no son más que un pretexto de pro- todo era democrático. Así, se discutía y se votaba
moción interna. no solo puntos importantes de la trama central
Un buen ejemplo del estilo y de la forma de sino incluso detalles menos significativos como
operar de este museo y de su canal sería el ví- el cártel promocional. Una vez seleccionado el
deo promocional de la exposición de Anish Ka- material y con el asesoramiento de todos los
poor, http://www.youtube.com/user/guggenhe- internautas, dos directores profesionales ( José
imbilbao2009. El vídeo está construido y pensado Corbacho y Juan Cruz) rodarían y filmarían la
para ser expuesto en Youtube, es una pieza bre- obra. Esta primera pieza ya está concluida y se
ve (tan solo 45 segundos) y que evita los grandes titula Universos, en ella colaboraron nada me-
planos generales e imágenes panorámicas que nos que 3.250 personas y por supuesto se exhibe
tan mal se visionan en las diminutas pantallas íntegramente (http://www.sfmoma.org/projects/
de los ordenadores. Todo lo contrario, la pieza artscope/).
o clip se basa en dos grupos de niños que aca- En 2010, Mahou ha vuelto a abrir una nueva
ban de ver cómo funciona el famoso cañón de convocatoria, el director seleccionado para esta
pintura del artista Kapoor. Los niños emociona- ocasión es Jaume Balagueró, sin duda el más
dos, sorprendidos y, algunos, asustados intentan prestigioso realizador del género de terror en la
explicar lo que han visto. Después se le ofrece actualidad en nuestro país. Esta convocatoria es
a los espectadores las distintas explosiones. La mucho más ambiciosa pues desea terminar con
pieza es sin duda hermosa y risueña, pero no es un largometraje titulado Miedo y en ella ya han
más que un producto audiovisual convencional. colaborado más de 6.000 internautas.
En ella no hay nada de experimentación y no es Aunque el proyecto de La wikipelícula ofre-
más, ni menos, que un excelente anuncio publi- ce aspectos creativos interesantes como la coes-
citario que podría emitirse en cualquier canal de critura, la exhibición pública desde Youtube o la
televisión convencional. base de una creación coautoral, lo cierto es que
Como se observa no existe una vocación de su innovación artística es mucho menor de lo
exhibición de arte digital por Youtube sino que que se plantea. Aunque la trama se coescribe la 465
se utiliza esta herramienta como un producto de elección de las imágenes, la puesta en escena y
mercado y una herramienta más de la mercado- en esencia la propia labor del autor cinematográ-
tecnia de la industria cultural. fico sigue manteniéndose en manos del director
o los directores profesionales invitados. Ellos son
Experiencia corporativa y empresarial los que planifican, realizan la puesta en escena,
montan y realizan la postproducción. Por lo tan-
Desde 2008 varias empresas han intentado uti- to, el trabajo de colaboración es bastante insig-
lizar Youtube no como un canal de promoción nificante. Es decir, los realizadores invitados se
cultural sino como una verdadera herramienta transforman en lo que en esencia es un director
de construcción y de exhibición de material de y autor cinematográfico desde André Bazin.
video arte y de creación artística. Veremos ahora En la misma línea al proyecto español surgió
en el verano de 2010 una convocatoria “plane-
tres proyectos: La wikipelícula, La vida en un día
taria”. Los directores Ridley Scott6 y Kevin Mac-
y Youtube Play. Las tres opciones presentan tres
Donald7 aceptaron el encargo de la empresa
modos muy distintos de usar Youtube, de fijar
Youtube de realizar una gran película con las
las relaciones entre internautas y de ofrecer la
posterior exhibición de la obra.
La wikipelícula es una extraña apuesta cultu-
ral de una empresa cervecera española, Mahou.
6
Ridley Scout es uno de los directores anglosajones más interesados
En 2008 ideó y plasmó en 2009 una propuesta
en las nuevas tecnologías y en los nuevos formatos. Desde Alien
para realizar una película de ficción, un corto- (Alien, el octavo pasajero, 1979) ha sido uno de los que más ha ex-
metraje comercial, pensada de forma corporativa plorado la tecnología como medio de creación cinematográfica. So-
por todos los internautas que quisieran partici- bre el director en Sánchez González, Santiago, Ridley Scott. Royal
Books, Barcelona, 2003.
par en el proyecto. Consistía en una suma de 7
Es un director de cine británico que logró el éxito internacional con
sugerencias y de opiniones que servían para ir The Last King os Scotland (El último rey de Escocia, 2006).
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

imágenes de los internautas que se titulará The Además este proyecto ofrecía una perspectiva
life in a day (La vida en un día). En este caso el “planetaria” y “mundial”. Si bien es cierto que
tema estaba cerrado, se trataba de contar la vida tras esos adjetivos se ocultan una serie de menti-
de cada una de las personas que participaba. Los ras comúnmente aceptadas, la inmensa mayoría
creadores que querían concursar debían resumir de las personas del planeta no tienen acceso real
o sintetizar un día de sus vidas en unos minutos y libre a Internet (ya sea por situación económi-
de imágenes y volcarlos en Internet. El día esco-
ca, política, edad…), lo cierto es que es una de
gido era el 24 de julio de 2010.
Scott y MacDonald seleccionarán y escogerán la convocatoria abiertas más amplias, a la cual
entre los vídeos enviados y montarán un largo- pueden participar “al menos” los mil millones de
metraje cinematográfico en el cual aparecerán suscriptores de Youtube.
y firmarán como autores no solo estos dos di- Si bien La vida en un día nos presenta al-
rectores profesionales sino todos aquellos cuyas gunas dudas sobre la película final, ya que en
imágenes sean escogidas. Así, podríamos pensar el proceso de montaje y postproducción de la
que se trata de un proyecto de acumulación de misma las decisiones de Scott y de MacDonald
imágenes y de su posterior selección. En cierto serán las propias de los autores, lo interesante es
modo se trata de una versión más actualizada y que supone un propuesta novedosa y vibrante
rica que la más sencilla Wikipelícula. Efectiva- sobre cómo Youtube puede servir de canal de
mente el resultado final de La vida en un día,
creación y distribución de imágenes y productos
por mucho que se pretenda, tendrá como verda-
deros autores a Scott y MacDonald, su trabajo de audiovisuales artísticos. Habrá que esperar al es-
selección y montaje de imágenes les convertirá, treno de la obra definitiva para saber hasta qué
muy posiblemente, en los verdaderos autores de punto es una apuesta digital o una mera estrate-
la película (del mismo modo que Basilio Martín gia comercial10.
Patino es el único autor de Canciones para des- Aún más cultural y con una vocación más
pués de una guerra, aunque todo el material que artística sería la iniciativa de Youtube Play. De
montase estuviese rodado y filmado por otros)8. nuevo la empresa Youtube se planteó hacer una
Sin embargo, La vida en un día sí presenta convocatoria artística pero esta vez respaldada
una noción completamente distinta a los proyec- por el Museo Guggeheim de Nueva York. La
tos anteriores. Todas las personas que quieren idea resultaba muy simple: cualquier internauta,
participar en el largometraje deben aportar imá- cualquier suscriptor de Youtube podía presen-
466
genes y recursos audiovisuales. No se trata de
tar una pieza audiovisual y después un comité
colaborar con ideas o de opinar sobre aconteci-
mientos del guion sino de presentar las propias profesional escogería las veinticinco mejores y
imágenes. En muchos casos estás imágenes son las exhibirían en las salas del Museo Guggeheim
en sí “películas” propias. La iniciativa de Youtube de Nueva York y se volcarían al canal de dicho
ha servido para utilizar la plataforma como un museo en Youtube.
lugar de encuentro de artistas, creadores o afi- Las bases de la convocatoria no dejaban du-
cionados a las imágenes. Es un trabajo grupal en das a las intenciones de la empresa: “buscar a los
el sentido del rodaje y de la obtención de clips9. nuevos creadores y las nuevas formas de crea-
ción audiovisual”. Youtube como canal de exhi-
bición no entendía el porqué se distribuye tan
8
Aunque legalmente el Ministerio de Cultura de España (MCU) no
poco arte audiovisual entre sus páginas y sobre
reconoce como propia una película cuyo material de archivo, o no todo cómo era posible que no hubiese surgido
filmado expresamente para esa obra, sea superior al 50%, y así no aún algún artista “global” desde sus canales. Es
se aceptan para las ayudas económicas, lo cierto es que a efectos decir, era la propia hipótesis de esta comunica-
prácticos tanto el MCU como la Sociedad General de Autores Es-
pañoles (SGAE) sí aceptan como socios a los directores de dichos
ción11.
proyectos. Así tanto Basilio Martín Patino, por Canciones después
de una guerra (1976), o José Luis López-Linares, por Un instante en
la vida ajena (2003), son “autores cinematográficos” de dichos lar-
10
gometrajes documentales aunque casi la totalidad de las imágenes Uno de los aspectos que más aleja La vida en un día de un proyecto
sean de archivo. plenamente digital y de Internet es precisamente la “recompensa” y
9
Youtube ni los responsables de La vida en un día explican si todos el “premio” que se otorga a los participantes seleccionados el estre-
los clips usados serán los presentados por los internautas o acepta- no tradicional en una sala de cine. Lo propio en un proyecto así ha-
rán también fragmentos creados o escogidos desde otros archivos. bría sido realizar un estreno “mundial” en Youtube y haber planteado
Si se autoriza a Scott y a MacDonald utilizar clips de audio y música un premio en torno a ese estreno digital.
11
no grabados por los participantes la pieza quedará completamente Esta iniciativa se unía a otras de Youtube como Youtube Symphony
desdibujada ya que el control sobre las imágenes será completo por Orchestra, por la cual la empresa de California formó una orquesta
parte de los realizadores profesionales. sinfónica con músicos de más de 30 países.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Viral Art: frontera y crisis del arte audiovisual

La convocatoria ha terminado y el resultado Aún más, Malcolm Milles fija la fecha de los
final es muy interesante y a la vez muy clarifica- atentados del 11 de septiembre de 2001 como un
dor. Los veinticinco vídeos y clips escogidos no momento de transición. Mientras que antes de
son las obras renovadoras y transgresoras que se ese ataque era frecuente encontrar correos elec-
esperaban. Si bien, la convocatoria y el entorno trónicos con propuestas artísticas virales a partir
estaban claramente dirigidos a videoartistas y a de esa fecha, el arte viral por correo electrónico
creadores experimentales los seleccionados son desparecerá paulatinamente.
de forma aplastante cortometrajes audiovisuales Sin embargo, el viral también existe como
convencionales. Es cierto, que hay propuestas concepto audiovisual en Youtube. Un viral es
más cercanas al videoarte pero la inmensa ma- una pequeña pieza ideada y realizada de una
yoría de ellas son piezas completamente conven- forma no profesional que se exhibe en dicha pla-
cionales en su lenguaje cinematográfico. taforma y recibe miles de visitas. El crecimiento
Así, lo que se observa con estas convocato- en popularidad y en número de reproducciones
rias es que mientras las instituciones y el medio aumenta como un virus, es decir, de forma viral
Youtube animan y permiten un proceso de crea- o exponencial. Algunos de estos productos son
ción diferente, tanto en la exhibición como en el vistos por millones de personas en semanas y
propio lenguaje de las piezas y clips, la inmen- otros, no obstante, tardarán meses en conseguir
sa mayoría de los participantes crean desde una dichos resultados. Aún más un clip con estas
características puede estar latente y por un cir-
perspectiva no digital. Sus trabajos se enmarcan
cunstancia, ajena completamente a su contenido
y utilizan los códigos cinematográficos actuales y
o a su autoría, popularizarse y transformarse en
no hay una verdadera exploración hacia la inno-
una pieza consultada y visualizada infinidad de
vación o el cambio estético.
veces.
Es cierto que la inmensa mayoría de estos
clips ni se han realizado ni si quiera plantea-
Experiencias virales y el arte audiovisual do como proyectos artísticos, todo lo contrario
no intencional suelen ser fragmentos de bromas, chascarrillos
o piezas grabadas de forma accidental o aleato-
El teórico Malcolm Milles definió arte viral como 467
ria por internautas o por videoaficionados. Es su
aquel que pretendía expandirse y contaminar comportamiento en la web, lo que les transforma
los entornos digitales (ordenadores, móviles, re- en un producto viral. Es decir, porque estos clips
productores…) de los espectadores de arte y de se extienden y se expanden de forma exponencial.
los usuarios informáticos. Este arte nació, sobre A diferencia de las propuestas anteriores que
todo, como una forma de polución por cuenta partían del mundo académico y artístico o de
electrónica o email. Lo cierto es que su difusión la industria cultural, el viral en Youtube surge
y su impacto fue mucho menor del esperado. de los internautas, muchos de ellos jóvenes per-
El fracaso del viral dentro del correo electró- tenecientes a la generación de los nativos digi-
nico se debe a muchos factores, algunos tecno- tales. Es obvio que los resultados son muy dis-
lógicos y otros sociales y artísticos. La mayoría tintos. Las experiencias reguladas han resultado
de las compañías y empresas de antivirus han ser excelentes para la difusión de cortometrajes
elaborado sistemas fortísimos de corta-fuegos y y piezas audiovisuales convencionales mientras
de control de correos no deseados. Una de los que el viral se transforma en una experiencia no
principales objetivos de estas empresas es la ela- necesariamente artística pero plenamente digital.
boración de sistemas complejísimos de protec- El viral, como pieza audiovisual, se comporta
ción. Así el artista viral, no solo debía tener unas de una forma completamente novedosa. Su gra-
enormes dotes artísticas sino también tecnoló- bación suele ser aleatoria, aunque existan lógica-
gicas ya que debería romper algunos de estos mente virales programados y preparados, en la
sistemas para extender sus productos. Los otros mayoría de los casos no son más que productos
motivos agrupados como sociales y artísticos son casuales de videoaficionados o de grabaciones
evidentes, los internautas son cada día más cau- domésticas. Estas ya existían antes de la apari-
tos y prudentes en el uso del correo viral. Por ese ción de Youtube o Internet, en la televisión con-
motivo resultaba realmente arduo y difícil que el vencional en los años 90 se popularizaron los
arte viral se desarrollase en su estado más puro. programas de golpes, sustos y caídas con vídeos
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

caseros… pero la diferencia esencial es que la Por último, hemos planteado la propuesta de
reproducción y la exhibición ahora es comple- analizar si será el arte viral, o los virales no ne-
tamente virtual y son los internautas los que los cesariamente artísticos, los que están revolucio-
escogen y deciden cuáles son los visitados. nando más el concepto de exhibición y consumo
El concepto de grabación aleatorio no impli- del lenguaje audiovisual en Internet. Esta revolu-
ca que no haya un profesional tras las imáge- ción, no necesariamente artística, sí conlleva un
nes, algunos de los virales más populares son cambio de percepción de la estética audiovisual
fragmentos de películas, programas de televisión y es de suponer que implicará una nueva forma
o noticiarios, lo que realmente conlleva que los de creación.
autores no han sido conscientes de su carácter
viral. Es al colgarse en la Red cuando se com-
portan y se transforman en piezas novedosas. Si Bibliografía y webgrafía
bien artísticamente estos virales no ofrecen cosas
sorprendentemente novedosas, sí su exhibición GARCÍA FERNÁNDEZ, Emilio Carlos (Editor). La
se convierte en una nueva forma de relacionarse cultural de la imagen. Madrid, Fragua, 2007.
con la tecnología y con la “creación” audiovisual.
MORLEY, D. Medios, Modernidad y Tecnología:
Estos pequeños fragmentos llevan en su distribu-
hacia una teoría interdisciplinaria de la cultura.
ción y en su contemplación un comportamiento
Barcelona, Gedisa, 2008.
social novedoso.
MILLES, Malcom (editor). Art and Theory After
Socialism. Bristol, Intellect, 2008.
Conclusiones
NYIRI, K (Editor). A Sense of Place. The Global
Youtube, como empresa líder en Internet, ofrece and the Local in Mobile Communication. Viena,
una posibilidad sorprendentemente novedosa de Passagen Verlag, 2005.
proyectar, compartir y exhibir contenidos audio-
visuales. Su utilización en la música popular y PRENSKY, Mark (Editor). Understanding the Di-
468 en el periodismo ha sido revolucionaria. Sin em- gital Generation. 2010.
bargo, no ha ocurrido lo mismo en el lenguaje
audiovisual artístico. SANCHEZ GONZÁLEZ, Santiago. Ridley Scott.
En esta comunicación hemos revisado las ini- Barcelona, Royal Books, 2003.
ciativas de distintas instituciones públicas (mu-
seos y centros de arte) y de empresas (entre las VILCHES, L. La migración digital. Barcelona, Ge-
que se incluye la propia Youtube) que han inten- disa, 2001.
tado fomentar la creación de nuevos lenguajes
audiovisuales y la aparición de videocreadores
Artículos y revistas:
originales y originarios de Youtube. Los resul-
GARCÍA GARCÍA, Francisco (Director). “Nativos
tados son interesantes pero no alcanzan ni los
digitales” en Icono 14. Número monográfico 12.
éxitos ni las propuestas de los otros ámbitos de
Junio 2009.
creación. Aún más, la mayoría de ellos, inclu-
so los más exitosos, son piezas artísticas que se Webgrafía:
pueden entender, analizar y comprender con los
códigos cinematográficos clásicos y modernos. Página personal de Malcolm Milles (última con-
Del mismo modo los canales y el uso que sulta 5 de noviembre de 2010):
hacen los museos de arte contemporáneo y los http://www.malcolmmiles.org.uk/home.html.
centros de creación más prestigioso en la pla-
taforma Youtube son planteamientos de promo- Página personal de Mark Prensky (última consul-
ción y publicitarios más que espacios o entornos ta 3 de noviembre de 2010):
digitales. Así, hemos intentado mostrar cómo es- www.marcprensky.com/.
tos centros utilizan sus vídeos más como merca-
dotecnia y marketing que como lugares de exhi- Museo SFMOMA (última consulta noviembre de 2010)
bición artística o creación. http://www.sfmoma.org/.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Viral Art: frontera y crisis del arte audiovisual

Museo Guggenheim Bilbao (última consulta no- Museo Guggenheim Nueva York (última consul-
viembre de 2010): ta noviembre de 2010):
http://www.guggenheim-bilbao.es/. http://www.guggenheim.org/.

469
Adaptación del proyecto artístico
al sistema de mercado
Laura de la Colina Tejada
Alberto Chinchón Espino

470
La presente ponencia trata de poner de mani- cepción teórica y, por tanto, reflexiva del hecho
fiesto la utilización del formato proyectual, en artístico. Esta emancipación de la obra de arte,
el contexto del arte, como el modus operandi de su concepto de mercancía, en que parece
metodológico estándar a la hora de solicitar ex- desmaterializarse el objeto artístico, no es nue-
posiciones, pedir subvenciones o becas. En base va, dado que se origina con los planteamientos
a esto, la investigación trata de dar respuesta a la iniciados en el marco histórico de la vanguar-
pregunta de si el proyecto, a día de hoy, puede dia. No obstante, dicho formato es un sistema
seguir entendiéndose como una forma de eman- de vehicular la obra de arte dentro del binomio
cipación del arte de la condición de mercancía, arte-mercancía, que no está muy alejado de la
como posicionamiento contrario al proceso de forma de administrar una serie de productos de
consumo. Por tanto, para la formalización de di-
reificación, planteado ya en la vanguardia, y for-
cho proyecto, este tiene que tener cabida dentro
mulado en términos de disociación entre arte y
de un mercado de consumo y, por ello, quedará
vida. O, si bien, el proyecto actualmente es una
supeditado a una serie de premisas propias de la
reformulación que ha venido de la mano de la mercantilización, como son la oferta y la deman-
transformación del capitalismo transfigurado en da. Por ello, estará subordinado a las reglas que
un capitalismo especulativo, respondiendo su in- imperan en aquella, en la que la originalidad, la
materialidad a una adaptación a nuevos paráme- adecuación y el coste serán factores definitorios
tros como la especulación, la obsolescencia o la a la hora de su evaluación.
eliminación de los stocks. En este estado de la cuestión, cabría plantear-
Dicho proceso de trabajo artístico, bajo el for- se: ¿Qué papel ocupa el proyecto en la produc-
mato de proyecto, está asumido tanto en la edu- ción artística? En los canales que se proponen
cación artística, como en el ámbito profesional, y para la inserción de nuevos artistas, casi todas las
en el sistema de producción. ofertas pasan por dos premisas: ser joven, menor
El proyecto tiene una característica muy par- de 35 años, y presentar proyectos. Así mismo, el
ticular, dado que se origina a partir de una con- proyecto vendrá avalado por una argumentación
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Adaptación del proyecto artístico al sistema de mercado

justificativa, lo que hace necesario una reflexión pueda ser sometido por la institución o el propio
sobre la idoneidad de este y su urgencia en el autor. El proyecto es, por tanto, una economía
contexto contemporáneo, casi una cuestión de de subsistencia para el artista que, solo y exclu-
demanda social. A su vez, el proyecto “en poten- sivamente, llevará a término la obra cuando sepa
cia” tiene una gran versatilidad, al ser susceptible de los réditos que obtendrá por su producción.
de reformularse una y mil veces hasta quedar Casi riesgo cero, y lo que a su vez le permite
finalmente definido, dado que será objeto de las poder mover dicho proyecto en distintas convo-
distintas revisiones y modificaciones a las que catorias hasta encontrar un cliente interesado.

471
‘Reclaiming Culture and Creativity
from Industry and the UK ‘Creative Economy’:
Towards New Configurations
of the Artistic System’
Yuk Hui (DOXA)
Ashley Wong (DOXA)
www.doxacollective.org
info@doxacollective.org

472
The Cultural and Creative Industries is extending to the realm of design, technology
and everyday objects, we can say art becomes
In this lecture, we will describe the evolution something add-value to commodity, which Die-
of the artistic system in the 20th century into so- drich Diederichsen calls ‘mehrwert’2. If we go
mething that now is known as the ‘cultural and further, we can follow Peter Sloterdijk that there
creative industries’. This paper also comes out is the reconnection between functionalism and
of our long-term project titled “Creative Space”, perception, art as the mehrwert brings functional
which aims to understand the problematics of objects back to aesthetic experience3. Secondly,
the current model of culture and creative indus- design and technology are becoming art. Espe-
try, and investigate alternative models, practices cially when we consider the current production
and theoretical presuppositions. on the internet, as Boris Groys points out, are
Since the last century, as prophesied by Theo- repeating the post-Duchampian economy, an art
dor Adorno and Max Horkheimer, the rise of practice which connect the artists to commodity
culture industry is becoming a dominant mode and industrial objects. Culture industry becomes
of capitalistic production1. Yet what Adorno and creative industry4.
Horkheimer criticized as commodification of
art, seems to become obsolete. On one hand,
art doesn’t present itself as a mere commodity,
instead we see two directions of convergence
between art, design and technology, firstly art
2
Diedrich Diederichsen, On (Surplus) Value in Art, Witte de With,
2008, the German word “Mehrwert” literally means more value, it
was also translated as “add-value”.
3
Peter Sloterdjok, Terror from the air.
4
1
Theodor Adorno and Max Horkheimer, Dialectic of Enlightenment, Boris Groys, ‘Marx After Duchamp, of The Artist’s Two Bodies’, e-
Verso, 1997. flux, 2010, [online] <http://www.e-flux.com/journal/view/178>.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - ‘Reclaiming Culture and Creativity from Industry and the UK
‘Creative Economy’: Towards New Configurations of the Artistic System’

Speculative Capitalism the speculative nature of art as an investment


portfolio, we want to situate the artistic system
within global capitalism. And hence we want to
On the other hand, we can see the continued
suggest that the financial crisis also exposes the
growth in the traditional art market, where art is
limit of the current artistic system.
becoming more and more speculative. By spe-
We want to propose here the relation bet-
culative, we are referring to the current specula-
ween the crisis of the artistic system and its re-
tive capitalist economy that is characterized by
lation to the global financial crisis through our
its gambling-like psychic experience and market
observation of current culture industry, especia-
manipulation. After the financial crisis, buying a
lly through some of the figures and examples in
painting by Picasso is probably a better way to
the United Kingdom. We want to characterize the
invest than stocks and estate. But the speculation
current crisis in the artistic system as the crisis
we refer to is not limited to artworks as mere
of creativity. This crisis to us lies on a specific
commodity, but is only possible within the ar-
way of understanding creativity, which renders
tistic system: the fame of the artist, the artists’
it instrumental. Based on this understanding, we
connection to the dealers and auction compa-
also witness the emergence of different ways of
nies, the trend of taste and lifestyle in the mass
organization of creativity that appear problema-
culture, etc. For example, the speculative nature
tic to us. We propose to understand this crisis in
of the works by Damien Hirst is no doubt in debt
three perspectives as the: limitation of creativi-
to all these factors. When the investment banks
ty, proletarianization of artists, and the organi-
were in their hay day, as Melanie Gilligan noted,
zation of amateur production. We want to raise
the hedge fund managers became a growing for-
some of these questions, as the beginning of the
ce of art buyer5. Yet the intimacy between art and
re-imagination of a new system.
speculative capitalism doesn’t end here, indeed
it is not difficult for us to find the similarity bet-
ween hedge funds and the art industry. As it is
commonly known that hedge funds plays a game The UK ‘Creative Economy’
known as “short selling”. For example, the hed-
ge fund company will use its assets to exchange Firstly, after UK’s effort to bring forth the dis-
course of culture industry through its Creative 473
for currency A, it will declare that currency A is
depreciating (often they do this in coalition with Industries Task Force in 1998, culture is not only
the media). At the same time they will use cu- the driving force of economy, but also itself be-
rrency A to trade currency B, and the overnment comes the object of economy. This process of
of currency A will have to depreciate its curren- putting culture as an object for economy in the
cy, then the hedge fund will use currency B to past 10 years, as now no one can deny, is gaining
trade currency A, and earn a large difference6. its central position in the global economy. The
The speculative game of hedge funds suggests cultural economy is no doubt the most vibrant
that investment is never like before, i.e. to expect industry in parallel with the financial industry.
that time will decide the value of the invested as- But they are nevertheless not in parallel, they do
set, but one must manipulate a network around meet. The financial crisis exposes the narrow de-
the invested asset to raise its value. Investment finition of creativity and their peculiar intimacy.
in art, is not limited to buying art work, but also From the very beginning, the UK culture industry
opening galleries and funding artists, in order to understands creativity as central to “individual li-
create “short selling” of another kind. ves”, “society” and “economic future”7. Yet in this
great vision of creativity, which has its affinity to
life rather than wealth8, is nevertheless a fairytale.
Crisis of Creativity
Through these two aspects: firstly the immanence 7
Smith, Creative Britain, p. 148.
of art in the capitalistic production, and secondly 8 Smith, Creative Britain, 141, at the beginning of the chapter “No
Wealth But Life: the Importance of Creativity”, Smith quoted from
John Ruskin’s Unto This Las, “There is no wealth but life. Life, in-
cluding all its powers of love, of joy and of admiration. That country
5
http://www.textezurkunst.de/66/hedge-fund/. is the richest which nourishes the greatest number of noble and
6
Paul Krugman, The return of the depressive economy, 2009. happy human beings…”
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

The truth is creativity, which is intrinsic to life, Despite such prospects placed on a ‘creative
is detached from its soil, and has become the economy’ upon the global financial crisis, first of
object of economy. If we follow the definition government cutbacks in the UK begin with the
given by the UN report on creative economy, we arts as the first to go with an amount of £19m
quote: “Creativity in this context refers to the for- to the Arts Council11, which amounts to about
mulation of new ideas and to the application of 25% for individual Regularly Funded Organisa-
these ideas to produce original works of art and tions (RFOs)12. This is followed by recent an-
cultural products, functional creations, scientific nouncements of the abolishment of the UK Film
inventions and technological innovations”9. Crea- Council by 2012, as well as the Museums, Libra-
tivity here, is understood as new ideas and ex- ries and Archives Council13. As it is understood
ternalized ends. The question is where are these in the UK, the artistic system in the non-profit
new ideas from and where are they going?. sector becomes something highly administrative
To locate creativity, we have to briefly look at and bureaucratic. Funds go to large amounts of
the structure of the UK creative economy. It has administration where artists’ creativity are res-
been formulated in the UK as three operating trained to practices of ‘box-ticking’ in order to
areas that are not clearly discussed or defined, fulfil requirements to receive grant funding. The
including the non-profit sector, which are publi- actors (artists and arts administrators) within the
cly funded organisations by the Arts Council and system become complacent, while funds largely
other cultural councils, the creative industries i.e. go to bureaucratic processes while artists get
design, music, fashion, film, theatre and media little renumeration for their work. Institutions
companies etc., which are commercially driven are expected to fundraise for additional support
and highly entrepreneurial and lastly, the art mar- tying the welfare of institutions to unsustainable
ket, i.e. Frieze Art Fair, which is driven by private marketing and mixed economy models, which
investment and financial speculation. Each area resulted in the largely discussed near bankruptcy
is often confused and blurred. As we are prima- of the ICA14 in London and a critique of the loss
rily interested in the non-profit arts sector, where of their social role as a space for criticality.
we can see the possibility of creativity to thrive,
we can also see how publically funded organi-
474 sations are expected to make two thirds of their Invention vs. Innovation
income from other commercial or private spon-
sorship10. This expectation is rarely met, where The cut and suspension of the non-productive
the 880 regularly funded organisations (RFO’s) system, implies that artistic practice must con-
from institutions like the ICA (Institute of Con- form to its mode of production. That is to say,
temporary Art) or Southbank Centre are pushed creativity is limited and shaped in the sense, that
to be more entrepreneurial or to seek support it has to be productive. This nevertheless, crea-
from philanthropic investors. Artistic production tes a shortcircuiting of creativity, it sees creativity
becomes tied to a neoliberal economy, where as simply something externalized which doesn’t
the work of organisations and institutions begin presuppose lives. It never understands creativity
to operate more as gift shops, cafés or lifestyle as a long-term process of investment in a libi-
venues. There remains large parts of the cultu- dinal sense. It doesn’t see creativity demands a
ral economy that do not to generate value via community, a milieu by which it can flourish. In
art stars, block busters, and billboard hits. There
is a mass of smaller organisations, independent
initiatives that struggle for survival as they are
forced to be extremely competitive for funding 11
http://press.artscouncil.org.uk/Press-Releases/Arts-Council-En-
and recognition. We propose that this understan- gland-implements-19- million-cutsto-2010-11-budget-412.aspx.
12 http://www.guardian.co.uk/news/datablog/2010/jun/18/arts-council-
ding, as it is realized in government policy and
cuts-list-spreadsheet?plckFindCommentKey=CommentKey:3993
their reaction to the financial crisis exposes the 0f38-7c81-45a8-b14c- 6ae030e69eb4#data.
limitation of this understanding. 13
http://www.guardian.co.uk/film/2010/jul/26/uk-film-council
and some additional reading on cuts: http://www.guardian.co.uk/
stage/theatreblog/2010/jul/27/arts-funding-cutsgovernment.
14
JJ Charlesworth, ‘Crisis at the ICA: Ekow Eshun’s Experiment in
9
United Nation, Creative Economy Report, 2008. Deinstitutionalisation’, Metamute, 2010, [online] <http://www.me-
10
Mentioned by William Wong in “Re-Imagining Culture” a discussion tamute.org/en/content/crisis_at_the_ica_ekow_shun_s_experi-
event produced by DOXA in May 2010 at A Foundation in London. ment_in_deinstitutionalisation>.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - ‘Reclaiming Culture and Creativity from Industry and the UK
‘Creative Economy’: Towards New Configurations of the Artistic System’

certain sense, it sees creativity as technological as something free, while you can speculate. It is
innovation, which is driven by the economy and like going to the flea market and finding some
reconstitute the force of the market. trash, and betting its price will grow in the futu-
Indeed we want to propose the difference re. We want to see this as a process of proletaria-
between invention and innovation. Innovation nization. Proletarianizationionion, as we follow
is largely economically driven, especially as one the interpretation of Bernard Stielger and Étienne
can see from the ICT (information and commu- Balibar16, is not only becoming poor, but also a
nication technology) industry, the opening up of transductive process in which one loses his/her
innovation through social networks dominates ability to sustain his/her value, or it becomes a
our economy, and every part of life. Invention on process of deskilling.
the other hand, implies something following less Paradoxically, while a career as an artist is be-
the economic logic, but more contingent in the coming more and more precarious. New art co-
sense that it is at the same time a consequence of lleges and art courses continue to grow as more
technological tendency (which provides the con- people enter the workforce, deskilled and with
dition), as well as a creative process originated few job prospects, save the ones they are expec-
from curiosity and personal pursuit15. ted to create. Creatives are pushed to be more
The short-circuiting of creativity as mere in- entrepreneurial along with museums and insti-
novation, externalize it from lives and posit it in tutions. Aspiring artists, designers and creatives
the realm of economy. This short-circuiting lies are lured by the glamour and delusion of fame,
in both the institutionalization (by defining its fortune and lifestyle, which in reality are only
domain and specifications) as well as the control available to those who are wellconnected, lucky
of institutions (by modifying the infrastructure or from indicatively wealthy backgrounds.
and environment in which the artistic system al- The UK Creative Economy celebrates new
ready adapts). The innovative view of reactivity young talent where it seduces new workers to
cannot produce a positive institutional environ- participate in a meritocratic system that reflects
ment, which allows artists to develop creativity success as image and
and critical apparatus, because it is determined popularity that often reflects how well one
by economic reason. The funding cuts also show markets themselves over the work in itself. Such
that this understanding within the creative indus- a system brews competition, a desire for indi- 475
try is itself fragile, and lacks substantiality. This viduality and fame amongst creatives, which
we would like to connect to its speculative na- creates a stifling environment for any form of a
ture. collective creativity to emerge. This personal as
well as institutional investment of artists, through
accumulation of both social and cultural capitals
Creative Proletariats are now understanding as a necessary process
of branding. Branding is an intervention of the
Secondly, art is becoming speculative, not only market, and create a great difference between
that investors are investing money on artwor- its cost of production and its selling price. The
ks, but also the investment on artists, galleries, highly appraised YBA (Young British Aritists) de-
museums, etc. The speculative nature doesn’t monstrates this branding process, with its con-
appear in the increase in investment on arts, but nection to the media, investors, and sponsors17.
rather the proletarianization of artists, in other Overall, creativities are left to skip from project
words, the devaluation of artists. The term free to project, enter a system of endless internships
labor is another word for the internship, which or low-paid freelance work. In order to regain
has become a common and legitimized practice his/her value, the artists have to start from being
in the creative industries. On one hand it simply a free labour, and accumulate his/her social ca-
means creativity is correlated to age and working pital, in order to gain investment on him/her in
experience, on the other hand, it sees creativity the future. In order to do that, it is obvious that
criticality of artistic practice and creativity is lost

15 16
For an elaborated differentiation between invention and innovation The Philosophy of Marx.
17
please refer to Bernard Stiegler, Technics and Time vol. 1 (Stanford, Scott Lash and Celia Lury, Global Cultural Industry: the mediation
Stanford University Press, 1998). of things.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

of its potency as it is appropriated by neoliberal They are incorporated as part of the works of
government policy and capitalism for the bran- artists, museums, galleries, and bring forth what
ding of cities where it is reduced to tourism and shouldn’t be called interactivity, but rather inter-
entertainment. Business grows, while the expan- creativity. So it is not surprising to see the growing
ding ‘creative class’ remains largely impoverished of the technological department in these insinua-
with unequal distribution of wealth. The system tions: the New media department of the Royal
enforces a loss of skill, not a skill of making, but Opera House, the Tate Media of Tate, and ICA is
a skill of not being able to make, to sustain his/ also working towards a new media department18.
her own value. These inter-creative processes have been widely
In the UK, the number of creative graduates employed by the manufacturing industry. For
far supersede the amount of jobs and opportu- instance, as customers become ‘prosumers’ or
nities. Is it because of the foreseeable demand active consumers involved in ‘co-creation’, they
of expertises, or a planned strategy to produce contribute their collective creativity to the design
more proletariats? It must be noted that under products of t-shirts for Threadless.com or Nike’s
the shadow of city branding, culture is subsu- custom Air Force 1 sneakers19 that are marketed
med to a fabricated schema where it has produ- and sold on behalf of the free labor of the fans.
ced class of highly-educated creative poor. The This user-generated content is a huge reser-
number of artists, number of galleries and mu- voir of creativity for the economy. It is also an
seums are part of this apparatus, but its quality, indispensable element, which the artistic system
the mission of art as a critique of instrumental has to appropriate in order to connect to the
reason, disappears into the background. Yet they broader economy. We are not going to comment
becomes purely speculative, part of a portfolio, on the legal aspects concerning the commons
to entertain a populous, attract tourists, and invi- and intellectual property. What concerns us more
te estate investment. is the negative use of this reservoir of creativity.
This reservoir for us, is the organization of crea-
tivity. It is a step further in the process of prole-
Exploitation of Amateur Production tarization, but not of the deskilling of the artists
this time, but of the know-how of the amature.
476 Thirdly, the creative production today is shifting Creativity is subsumed into algorithmatic control
following the will of the institutes.
in the digital turn with the internet through what
we can call web 2.0, social networking, user-ge-
nerated content, where amateur culture is beco-
ming a generator of creativity. Following Boris New Configurations
Groys, the creative production is a repetition of of the Artistic System
the artistic practice after Duchamp’s ready made.
The arts production prior to conceptual art, is All these three aspects we demonstrated above
very much body–based. We can interpret that in want to demonstrate the crisis of creativity within
this sense, creativity is originated from the life the current artistic system as: the limited unders-
of the artist himself, and extended to the can- tanding of creativity, the proletarianization of ar-
vas through his gesture and painting. The post- tists, and the organization of amateur production.
Duchampian art practice short-circuit this bodily This crisis for us, begins at the externalization of
connection between creativity and the work of creativity as object of economy, then its merge
art through the mediation of ready-made indus- with the neoliberal and speculative spirit of capi-
trial objects. Groys’ critique lies not in the fact talistic production, and finally the incorporation
that some of this UGC (user-generated content) of an external milieu (the internet-based produc-
are much better than many works by artists, nor tion) into the artistic system to reinforce the ins-
the artists are using these material as part of their trumental nature of “creativity”.
work, but rather there is a specific mode of or-
ganization of creativity which alienated creativity
from the artists.
The importance of this proliferation of crea- 18
Rebecca Newland-Pratt, Art, Brands, and User generated content:
tivity doesn’t destroy the present artistic system, an exploration, Art and Business, UK.
but rather it is absorbed in the artistic system. 19
http://www.bbc.co.uk/news/business-11437839.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - ‘Reclaiming Culture and Creativity from Industry and the UK
‘Creative Economy’: Towards New Configurations of the Artistic System’

We propose here a reconfiguration of the ar- outer milieu; the artistic system as a whole. Arts
tistic system. And in order to do that, we must cannot subsume to the normal understanding of
go back to the original question of creativity and production, arts have to be politically engaged in
alienation. Art, the least alienated field in history the industry. How can we resist the creative in-
today, is transforming into a system that is no dustry become merely a factory of creativity, but
different from a factory. In our project “creative rather a community which restores the alienation
space”, we are developing and researching con- and externalization of creativity back to lives?
crete case studies specific to geographical areas Thirdly we demand a positive algorithm juxta-
and economical configurations. Nevertheless, we posing the current industrial model. We need to
want to propose three general directions here. build a community that sustains amateur produc-
Firstly, we demand a new configuration, which tion and artistic production, and that doesn’t be-
does not favour the endless externalization of long to the entrepreneur, or computer scientists,
creativity as new objects and ideas, but one that or geek. Can we define a system based on values
favours the creation of a new economy that takes found in practices of artist-lead initiatives, social
life as its first consideration. Secondly, we de- and pedagogical turns in contemporary art, open
mand a new form of artistic practice that is not source and collaborative models of work? How
within the critique of the art itself, as we have can we begin to re-think a system for culture in
seen in the post-Duchampian arts, but also its an increasingly digital and globalised economy?

477
En torno a una estética ambientalista
Manuel Rodrigo de la O Cabrera
Arquitecto
Grupo de Investigación Paisaje Cultural
Universidad Politécnica de Madrid
rodrigodelao@hotmail.es

478
Resumen son uno de los tres grandes criterios que caracte-
rizan al siglo XX, junto con la práctica del terroris-
Influida por una creciente sensibilidad medioam- mo y la concepción del diseño del producto. Slo-
biental, la sociedad necesita de una nueva estéti- terdijk incluso marca con precisión el inicio de
ca capaz de vincularse a las renovadas relaciones la consideración de la atmósfera: el 22 de abril
entre el hombre y su entorno. El arte, la filoso- de 1915, primera vez que se usó masivamente el
fía, la arquitectura, la ciudad o el paisaje explo- gas como medio de combate, durante la batalla
ran nuevos territorios con el objetivo de dotar de Ypres en la Primera Guerra Mundial, despla-
de una base teórica a una estética ambientalista, zando la atención del cuerpo del enemigo a su
aún por definir, caracterizada por la experiencia. medio. Pero más allá de aproximaciones bélicas,
el interés por el Medio Ambiente es en gran me-
dida resultado de las sucesivas crisis energéticas,
acompañadas en los últimos años por las denun-
Palabras clave cias científicas sobre el calentamiento global de
la Tierra1.
Medio ambiente, estética ambiental, naturaleza, Sin embargo resulta paradójico que, en un
energía, sostenibilidad. mundo cuyo consumo de energía crece conti-
nuadamente, las infraestructuras de producción
Sin duda la sensibilidad medioambiental que energética produzcan un fortísimo rechazo a
afecta a todos los ámbitos de la vida pública y unos consumidores —de las sociedades desa-
privada —economía, cultura, política, hogar— rrolladas— que perciben el acceso a la energía
ha modificando nuestra percepción del entorno.
Recientemente, en el tercer tomo de su obra
Esferas, el filósofo alemán Peter Sloterdijk ha se- 1
Sloterdijk, P. (2004). Esferas III. Espumas. Esferología. 2006. Madrid,
ñalado que las ideas sobre el medio ambiente Ediciones Siruela, p. 56.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - En torno a una estética ambientalista

como algo dado, sin tener en cuenta que lo que es decir, una manera integral y ab initio de pro-
ellos demandan tiene que producirse en alguna yectar, que evite posteriores correcciones aplica-
parte. Es lo que en Estados Unidos se conoce das desesperada y tardíamente.
como «síndrome NIMBY» (Not In My Back Yard; La necesidad de esta estética era ya reclama-
literalmente «no en mi patio trasero»). Paralela- da en 1972 por el artista Gyorgy Kepes en Arts
mente a este rechazo, la moda de lo sostenible of Environment al entender que “los significados
ha abierto toda una mercadotecnia, que alimen- ambientales de la arquitectura y las configuracio-
tada por sectores políticos y empresariales, vin- nes urbanas ofrecen una reevaluación” habiendo
cula sus artefactos tecnológicos —a menudo de alcanzado la búsqueda del arte “nuevas dimen-
dudosa eficacia— con la imagen última de con- siones, que no son más que la prolongación de
temporaneidad2. la revolución idiomática, de las medidas morfo-
lógicas y de la alteración de las reglas del juego
en el logro de las nuevas formas”3.
Necesidad de una estética ambientalista El propio Reyner Banham, en la reedición re-
visada de The architecture of the well-tempered
En este sentido, surge cada vez más la necesidad evironment de 1984, incluye un nuevo capítulo
de aproximarse a una estética que sea capaz de para abordar esta cuestión señalando que:
incorporar el lenguaje del nuevo modo de en- «Probablemente sea verdad que solo cuando
tender las relaciones entre procesos humanos y la arquitectura del entorno bien climatizado
naturales en términos de reciprocidad. Göhme disponga de un lenguaje de formas simbóli-
Gernot habla de una estética de la naturaleza, cas tan imbricado en nuestra cultura como los
que no se debe malinterpretar como ecología de la antigua dispensa, será capaz de aspirar a
fundamental u organicismo. Precisamente es la la misma convicción y autoridad monumental»4.
innovación en la relación natural-artificial lo que Más recientemente el paisajista Gilles Clè-
diferencia la actitud estética ambientalista de ment, que en estos últimos años investiga junto
otras que, como las heliotecnias o las obsesiones a Philippe Rahm, ha escrito que algunos de sus
neo-vernáculas, se encuentran asociadas a lige- proyectos como la caja de Valvisserère y el tapiz
ras variaciones de las categorías clásicas. de Falletin “llevan a la cuestión de una estética
Las primeras exigencias de la nueva estética 479
que está todavía por definir”, invitando a “descu-
del ambiente parecen no estar vinculadas a la brir un nuevo tipo de belleza que no depende
aplicación directa de principios científicos, sino únicamente de cuestiones formales” y nace de
más bien a una reacción lógica contra los entor- observar la contribución del sistema artificial al
nos contaminados y las ciudades de smog de la funcionamiento global del sistema en el que se
sociedad industrial del siglo XIX. En ese contexto integra5.
de crítica artística y literaria se puede contextua- En definitiva estos reclamos señalan la necesi-
lizar a Paul Scheebart y su Arquitectura de Cris- dad de una estética vinculada al paso del objeto
tal, que con su carácter reivindicativo influirá en científico —o arquitectónico, o artístico— tras-
la estética de vidrio, acero y luz de Bruno Taut cendente, reduccionista, abstracto, auto-referen-
durante la década de 1920, subrayando su cúpu- cial, independiente del espacio y del tiempo y
la prismática del Pabellón de la industria del vi- estático, hasta un objeto científico fenomenoló-
drio para la Exposición de Colonia del año 1914. gico, inmerso en una compleja red de relacio-
Avanzada la tecnología de control climático, nes culturales y naturales, sometido a un tiempo,
el concepto estética ambientalista fue usado suma de historia e irreversibilidad. Arquitectura
frecuentemente por el crítico de la arquitectu-
ra Reyner Banham, que lo asumió a su vez del
científico inglés Ralph Hopkinson. El término fue
acuñado para referirse a un diseño totalizador
que previese el conjunto de todas las sensacio- 3
Kepes, G. (1972). Arts of Environment. Nueva York, George Braziller. //
nes percibidas como respuesta humana al edificio, Versión consultada (traducción al castellano), (1978) Arte del ambien-
te. Buenos Aires, Victor Leru, p. 10
4 Banham, R. (2010). Un soplo de inteligencia, en J. García-Germán,
De lo mecánico a lo termodinámico, Barcelona, Editorial Gustavo
Gili, pp. 145-152.
2 5
Ivancic, A. (2010). Eneryscapes. Barcelona, Editorial Gustavo Gili, Clèment, G. (2008). Manifiesto del Tercer Paisaje. Barcelona, Gus-
p. 16. tavo Gili.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

como estrategia y proceso que necesita de una mecánicos y controles por ordenador, y se revela
estética asociada a la consideración de los flujos en la superficie a través de un suelo de cristal.
de energía, capaz de entender los espacios como En 1961, Klein presentó una gran exposición
recorridos por un jardín de sensaciones. retrospectiva en la Haus Lange de Mies van der
Rohe, y no desaprovechó la oportunidad de en-
tablar un diálogo entre su obra y la pequeña
Biosfera y mecanosfera como un único casa miesiana. Así, en la única estancia cerrada
sistema dinámico del edificio, construida a posteriori tras un in-
cendio, el artista realizó lo que denominó Raum
der Leere —la sala del vacío—, con la intención
Como en otras ocasiones, el arte está sirviendo de diluir —desmaterializar— el único espacio
a la arquitectura como guía para aproximarse a que no participaba de la transparencia de Mies.
esta nueva estética. No en vano artistas contem- Este ejercicio de reflexión sobre la inmaterialidad
poráneos que trabajan el concepto de entorno, arquitectónica y la continuidad espacial tuvo su
como Olafur Eliason desde su Weather Project en coronación en el jardín, con una escultura de
la Tate londinense, se han convertido en grandes fuego de tres metros de alto —gas ardiendo que
referencias para los arquitectos. provenía de grandes tubos de gas bajo tierra— y
En este sentido, la investigación de Yves Klein un muro de fuego, que mediante una serie de
en torno a la Architeture de l’air, desarrollada quemadores a fuego bajo surgía como una pa-
entre 1957 y 1962 en compañía de los arqui- red desmaterializada a base de ardientes flores
tectos Werner Ruhnau y Claude Parent, permite azules de fuego. Klein construyó la exposición
reflexionar con especial profundidad sobre los radicalizando los principios de composición de
principios asociados a la estética ambientalista. Mies van der Rohe, dirigiéndose hacia el espacio
En sus propuestas Klein lanzó un futuro en infinito, construyendo mediante el arte un um-
el que las barreras entre la naturaleza y la arqui- bral entre exterior e interior.
tectura se disipan para producir un Edén técnico
inmaterial que une la biosfera y la mecanosfera
en un único sistema dinámico. En su conferencia
de la Sorbona de 1961, enunció: Artefactos que reaccionan con el entorno
480
«La Energía debería ser usada en la estratosfe- Un paso más allá a las miradas de Klein, es el
ra. […] con los tres elementos clásicos, fuego, que dio el propio Reyner Banham al desarrollar
aire y agua, la ciudad del futuro se construirá: junto a François Dallegret la visionaria Environ-
por fin, será flexible, espiritual e inmaterial. mental Bubble. El proyecto entiende la arquitec-
Para los hombres, la idea de utilizar Energía tura como intervención ambiental y la introduce
pura para construir en el espacio ya no pare- en el espacio topológico. Estos planteamientos
ce absurda»6. son fácilmente comprensibles a través de la pa-
La Architetura de l’air tiene la convicción de rábola con que Banham gustaba comenzar sus
que la arquitectura es, en definitiva, invisible, textos, y que resume la dicotomía del empleo de
cuando se reduce su forma física a un mínimo ab- la energía respecto de la construcción del espa-
soluto tal que permite desvelar las formas ocultas cio arquitectónico:
del Universo, es decir, definiendo arquitectura en «Una tribu primitiva —como las que usaron
su concepción más primitiva como una forma de en sus metáforas Laugier o Le Corbusier—lle-
radiación7. En una sección que dibuja el paisaje ga por la tarde para acampar a un sitio que
del Edén Técnico, sobre una delgada corteza de encuentra bien provisto de madera: puede
la superficie terrestre, disfrutan gentes desnudas ser usada para construir un cobijo —la so-
protegidas por techos y paredes de aire y fue- lución estructural— o bien puede ser usada
go; es la cara externa de un reino subterráneo para prender un fuego —la solución de ener-
de ingeniería, que incluye el transporte, equipos gía operante—»8.

6 8
Klein, Y (1959). Conférence á La Sorbonne 3 Juin 1959, en AAVV. Banham, R. (1969). The architecture of the well-tempered eviron-
(2004). Air Architecture: Yves Klein. Ostfildern-Ruit, Hatje Cantz. ment. Londres, The Architectural Press. // Versión consultada (tra-
7
Wrigley, M. (2004). The architecture of the Leap, en AAVV, Air Archi- ducción al castellano): La arquitectura del entorno bien climatizado.
tecture: Yves Klein (pp. 111-116). Ostfildern-Ruit: Hatje Cantz. Buenos Aires, Ediciones Infinito, pp. 17-21.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - En torno a una estética ambientalista

Banham entiende que el control artificial del mentos estéticos ambientalistas, destacando en-
entorno comenzó de dos maneras básicas: tre ellas algunas propuestas de Toyo Ito como la
«Por un lado huyendo del problema y pro- Wind Tower. El proyecto en palabras del propio
tegiéndose bajo una roca, árbol o tejado (lo autor, “no se puede decir del todo que sea una
cual condujo eventualmente a la arquitectura obra arquitectónica [...]; si lo quisiéramos expre-
tal y como la conocemos) y por otro median- sar en pocas palabras, diríamos que se trataba de
te la interferencia con la meteorología local, realizar la informatización del ambiente”.
habitualmente a partir de fuegos y hogueras La remodelación de una torre de hormigón ar-
[…]. A diferencia del espacio atrapado por mado de veinte metros de altura destinada a de-
nuestros antepasados bajo una roca o tejado, pósito de agua y a las instalaciones de ventilación
el espacio alrededor de una hoguera posee de un centro comercial subterráneo, se envuelve
muchas cualidades singulares que la arquitec- en un sistema electrónico capaz de reconocer las
tura no puede aspirar a emular, entre ellas, su diferencias en la velocidad del viento y las ondas
libertad y variabilidad»9. sonoras del ruido circundante que son traducidas
a códigos de luz y color. Por ese motivo, a dife-
En consecuencia, surge la consideración de
rencia de un arreglo de luces tradicional, esta ins-
un espacio topológico, vectorial, con cualidades
talación no sigue un programa predeterminado, y
propias de los sistemas termodinámicos —el es-
ofrece un espectáculo siempre cambiante de luz y
pacio de la hoguera, como una gradación espa-
color al reaccionar con el entorno.
cial de círculos concéntricos de luz y elipses de
Ito ha develado su difícil transición desde un
calor—, frente a la noción clásicamente moderna
pensamiento del objeto arquitectónico auto-refe-
de isotropía dictada por la planta libre en el es-
rencial hacia posiciones sistémicas que él deno-
pacio euclídeo —el espacio de la cabaña primi-
mina “arquitecturas integradas en el ambiente”.
tiva de Vitrubio—.
Se trata de la Teoría de la Arquitectura Fluida,
La Environmental Bubble era planteada lige-
como una fusión entre el espacio infinito del Mo-
rísima y transportable con facilidad, como una
vimiento Moderno y el espacio de la Naturaleza,
suma de estructura10 balloom más package an-
donde ambos se “expanden y se mezclan mutua-
clados sobre una losa-pavimento. Banham no
mente”. Un objetivo solo alcanzable “con ayuda
negaba su inspiración en los hogares móviles o
de la transparencia y la homogeneidad”, como 481
roulotte; al contrario, ensalzaba a los “inconta-
una Arquitectura de límites difusos que se carac-
bles millares de americanos que inconsciente-
teriza por sus límites bandos que pueden reac-
mente ya se han despojado del peso muerto de
cionar ante el entorno natural, y la transparencia
la arquitectura doméstica”.
y homogeneidad, simultáneas a la capacidad de
El proyecto trabaja una noción del espacio
mostrar rasgos propios del lugar11.
arquitectónico como espacio vectorial. Es decir,
un espacio de transacciones energéticas y gra-
daciones en la intensidad de la experiencia, de
límites tan vagos, que apenas es posible señalar Territorios de experimentación estética
que empieza o termina donde deja de ejercer la
función para la cual ha sido proyectado —cli- Un paisajista como Gilles Clèment, un artista
matizar, iluminar—. En términos físicos, se está como Yves Klein, un historiador como Reyner
definiendo un espacio topológico, en contraste Banham o un arquitecto como Toyo Ito, ejemplos
con el espacio euclídeo tradicional. De hecho entre tantos, que convergen en la necesidad de
posiblemente sea la membrana que da forma al redefinir los términos del diálogo entre lo natural
balloom aquello que más preocupa al equipo y lo artificial, y en consecuencia de establecer
Banhma-Dallegret. una nueva estética vinculada a esa conversación.
Hoy es posible encontrar propuestas arqui- Una estética ambientalista que efectivamente se
tectónicas que han materializado estos experi- encuentra aún por definir, presentándose como
un campo de exploración de grandes posibili-
dades.
9
Banham, R. (Abril de 1965). A Home is not a House. Art in America,
109-118. // Versión consultada (traducción al italiano), en Banham, R.
11
(2004). Architettura della seconda età della macchina: scritti 1955- Ito, T. La cortina del siglo XXI. Teoría de la Arquitectura Fluida, en Ito,
1988. Milán, Electa, pp. 146-157. T. (2000). Escritos. Murcia, Colegio de Aparejadores y Arquitectos
10
Ibid. Técnicos de Murcia, p. 74.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Se trata de una nueva estética que debe cen- estética debe volver al origen griego del término
trarse en las cualidades medio-ambientales y los y referirse a la experiencia. En palabras de Göh-
estados humanos. Es importante señalar el, “y”, me Gernot se trata “de una estética de la natu-
el “en medio”, como el terreno en el que diva- raleza como teoría estética de la naturaleza que
gará. Frente a la estética tradicional, orientada al requiere que reformulemos el tema de la estética
juicio, la conversación y la discusión, la nueva como tal”12.

482

12
Bohme, Gernot, “Atmosphere as the Fundamental Concept of a New
Aesthetics”, Thesis Eleven, n.º 36, pp. 113-126.
Hacer es actuar. Una revisión del acto creativo
desde la contemporaneidad
Carmen Guerra de Hoyos

483
Hacer es actuar, una afirmación de partida que “hacer”. Sería la relativa a interpretar un papel,
podría parecer una redundancia, sobre todo si simular una realidad alternativa que no tiene por
extendemos un poco esa afirmación: el hacer qué coincidir con la situación o la realidad pro-
creativo, incluso esencialmente, es siempre ac- pias.
tuar. La hipótesis de este texto es argumentar
que, más que una obviedad, se trata de una pa- Desde ese sentido la afirmación de partida
radoja necesaria, incluso casi inevitable en los ya no es redundante, sino que vendría a signifi-
intentos de fundamentar el acto creativo, sobre car que siempre que hacemos algo, sobre todo,
todo cuando se quiere buscar una dimensión de cuando intentamos hacer arquitectura atendien-
esencialidad, de verdad en el hecho artístico, y do a sus fundamentos esenciales, en realidad
más concretamente en el hacer arquitectónico. estamos simulando una realidad alternativa, lle-
El primer paso en la argumentación consiste
vamos a cabo una sustitución, un simulacro del
en desmontar la redundancia aparente de la que
arrancamos. Parece evidente que hacer y actuar propio fundamento arquitectónico. Hay que en-
son sinónimos, tienen un campo semántico com- tender esta afirmación desde la cultura contem-
partido, pero las palabras delimitan su papel en poránea, caracterizada por adjetivos que a veces
el lenguaje por las diferencias entre ellas, no por llegan a ser divergentes: sobremodernidad, hi-
sus afinidades. Ambos términos se sitúan en el permodernidad, postcapitalismo, globalización,
ámbito de la acción, de lo productivo, lo fabri- modernidad líquida, posmodernidad, pero en
cado y estarían relacionados con verbos como
disponer, obrar, o formar. Pero “actuar” tiene una la que aceptamos como denominador común el
acepción específica que no aparece más que ses- mecanismo del consumo cultural de base me-
gadamente1 en las definiciones relacionadas con diática.
Si no asumimos esa perspectiva corremos el
riesgo de caer bajo el prejuicio de la ética dis-
1
ciplinar, —por la que el hecho arquitectónico
Cómo hacer presente, traer algo a la presencia, al testimonio, con-
vertir en temporalidad algo, datar temporalmente algo. Recuperare- debe ser social y productivamente necesario—,
mos estos conceptos más adelante. que hizo que la Arquitectura Moderna se dis-
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

tanciara no solo de los estilos de finales del si- acción, por un lado la acción exterior, facere,
glo XIX, sino también de las vanguardias plásti- aquella que engloba lo que hacemos material-
cas coetáneas a su generación. El estatuto de lo mente, por otro, agere, la acción interior, que
racional-funcional y el rechazo expreso del arte haría referencia a la intención, al pensamiento,
por el arte, han querido vincular la tarea arqui- al deseo, a la voluntad. Ambos tipos de acciones
tectónica, en una relación de verdad y economía, tenían una importancia equivalente, de hecho
con los modos constructivos industriales y los todos sabemos que, en una buena parte de las
ideales de organización socio-espacial racionalis- religiones, y desde luego la cristiana, se califica
tas. Así el recorrido de la arquitectura por el últi- como pecado tanto el acto realmente ejecutado,
mo tramo del siglo XX, puede entenderse como la como la intención o el deseo de ejecutarlo.
asimilación acelerada de transformaciones que el Sin embargo no se valoran igual estos dos ti-
resto de prácticas artísticas habían ido incorpora- pos de acciones en el ámbito legal, o en el popu-
do con mayor fluidez, desde la experimentación lar, no se pena lo mismo la intención que el acto,
de las vanguardias. ni se condena al pensamiento como la acción
Para preguntarse por el significado profundo real, tanto en negativo como en positivo: obras
del hacer creativo, desde la repercusión que tie- son amores y no buenas razones. Sobre todo,
ne en Arquitectura, debemos recordar que este no es lo mismo el acto objetivable, real, mate-
ha sido un concepto decisivo en todo el ciclo rial, cuantificable, medible, que la potencia vir-
de la cultura moderna y claramente protagonis- tual, subjetiva, inmaterial y a veces simplemente
ta durante el siglo XX. Un vector transformador inexpresable. Este es el prejuicio cultural desde
radical de nuestro entorno, mediante un des- el que operamos en el ciclo de la modernidad,
pliegue técnico continuado, que ha terminado la acción interior ha devenido inferior cualitativa
produciendo un escenario artificial para la vida, y cuantitativamente respecto a la acción exterior,
desde una racionalidad supuestamente ordenada de hecho este predominio explicaría el acelera-
y sistemática. El hacer arquitectónico, paradig- do decaer de la cultura humanista a lo largo del
ma de la creatividad de clave racionalista y de siglo XX. No obstante ambos tipos de acciones
sus excesos, revela muy claramente la transición no se entendían en la premodernidad de ma-
desde un concepto de creación radical a lo que nera excluyente, sino, por el contrario, debían
484 podríamos denominar creación de mercado, y ser complementarias. En la acción, interioridad y
cómo, las reacciones a este proceso, empiezan exterioridad debían enriquecerse y compensarse
a plantear posibilidades de un nuevo paradigma mutuamente.
de lo creativo. El apogeo de este predominio de la exterio-
Más que recordar, ahora con Koolhaas2, que ridad podemos situarlo a mediados del siglo XX,
el sueño de la razón produce monstruos, trata- y lo refleja excepcionalmente un texto de Jean
remos de desvelar también qué hay de verosímil Paul Sartre:
en los nuevos y bienintencionados intentos de “Para nosotros el hacer es revelador del ser,
recuperar valores esencialmente arquitectónicos cada además dibuja figuras nuevas sobre la
que desmonten las reglas del mercado, inclu- tierra y cada técnica y cada útil es un sentido
so presentes de manera explícita en las decla- abierto al mundo: las cosas tienen tantas ca-
raciones de intenciones de algunos arquitectos ras como hay modos de servirse de ellas. No-
mediáticamente reconocidos. Pero en esa tarea sotros ya no estamos con los que requieren
de comprensión necesitamos remontarnos en el poseer el mundo, sino con quienes quieren
tiempo, para encontrar un planteamiento cultu- cambiarlo, y es al propio proyecto de cam-
ral, sustancialmente diferente al de la moderni- biarlo a lo que el mundo revela los secretos
dad. Concretamente al pensamiento escolástico3 de su ser”4.
en el que se distinguen dos tipos diferentes de
El hacer exterior, nuestras obras, definen
nuestro mundo pero también, y esencialmente,
nos definen a nosotros mismos, nos identifican,
2
nos señalan y denuncian lo que somos. Nos ha-
Koolhaas, R. Espacio Basura. Gustavo Gili, Barcelona, 2007.
3
Véase la descripción de este tema por González Sandino, R. et
cemos a nosotros mismos en nuestros actos, in-
al., Sobre la situación actual de la arquitectura: genealogías, diag-
nósticos e interpretación. Sevilla, 2005. Libro digital, disponible en
web: http://grupo.us.es/composite/ y http://outarquias.wordpress.
4
com/publicaciones/. Sartre, J.P. Qué es la literatura. Losada, Buenos Aires, 1950, p. 201.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Hacer es actuar. Una revisión del acto creativo desde la contemporaneidad

cluso en lo que no queremos, o no somos cons- parte del espectáculo, exterior a él-mismo;
cientes de hacer. Hacer es ser esencialmente. pero con una exterioridad que no es la del
Hay una dilatación de esta línea de pensamiento cuerpo, pues quien siente el dolor de este
con lo inconsciente, en cuanto parece que los yo-actor es yo-espectador, sin que ello sea
actos más inconscientes, más irreflexivos, más por compasión. Exterioridad de lo íntimo, en
espontáneos, serían los que reflejan más pura- verdad”6.
mente el yo interior profundo, porque expresa- El texto introduce un cambio de posición del
rían directamente la interioridad sin mediación sujeto: se reconoce un yo espectador7, fruto de la
del control racional. Según Mikel Dufrenne: conciencia de nuestro estar entre las cosas como
“Nosotros no nacemos a nosotros mismos cosa, no como el individuo moderno, como ac-
más que encarnándonos, utilizando nuestro tor privilegiado, sino como parte actuante de la
cuerpo, no como instrumento disponible y obra que él mismo ha creado. Desde la expo-
del que usamos a nuestra voluntad para ope- sición a lo público, el reconocimiento de estar
raciones premeditadas, sino más bien como entre otros, mirando y siendo mirado genera una
aquello por lo cual somos lo que somos. La posición diferente: una vez construido el escena-
expresión nos revela porque nos hace ser rio, es el momento de representar el papel ade-
lo que expresamos; crea un interior consti- cuado o el posible.
tuyendo un exterior, una vida interior solo Si trasladamos en este punto el problema al
es posible así. Sin duda podemos utilizar la presente, la cultura de consumo mediática con
expresión no para ser, sino para disimular una apoyatura fundamentalmente virtual y efí-
cuando hacemos de ella un lenguaje capaz mera, introduce un vector de aceleración tempo-
ral que transforma el hacer en aparecer. Incluso
de veracidad y de falsedad; pero si nos nega-
lo esencial debe hacerse visible rápidamente, la
mos a ser lo que expresamos, el otro que so-
apariencia debe transmitir el contenido, incluso
mos más profundamente, está aún destinado
cuando se necesite mucho tiempo para generar
a la expresión; estamos siempre expuestos y
esa apariencia: impacto máximo, obsolescen-
una mirada bastante penetrante siempre pue-
cia instantánea, según el diagnóstico de George
de descifrarnos: ser es ser visible, o más bien
Steiner para definir cualquier producto cultural
sentirse visto”5.
actual. Si una parte de la disciplina arquitectó- 485
Es en el gesto, en la actitud, donde se expresa nica aprovecha esta circunstancia para aceptar
nuestro ser profundo. Nuestra interioridad está sin remilgos las reglas del espectáculo, otra, y no
desnuda ante un observador cuidadoso como en menor, cuestiona ese papel de la Arquitectura y
un escaparate, donde exponemos aquello que reivindica el viejo papel constructor racional del
hurtamos a nuestra conciencia, a nuestro auto- espacio habitacional y urbano.
control, actuando estamos representándonos. El problema surge cuando olvidamos que la
Para Dufrenne, la interioridad es posible solo única manera de mantenerse al margen de la cul-
desde la construcción de una exterioridad. La tura mediática es no apareciendo en ella, lo que
condición de ser visible implica necesariamente equivale a la condición de no existencia. Lo que
la de estar expuesto a la mirada de los otros, no sale en los medios no existe a nivel cultural,
y desde ahí la necesidad de fingir o controlar y eso lo sabe cualquier actor cultural. Hacer es
nuestros gestos, para preservar una intimidad aparecer, y en pura lógica por tanto, aparecer es
expuesta. Pero nos interesa especialmente resal- ser, ser es hacerse visible. Incluso el concepto
tar cómo se genera la conciencia de ser visto y mismo de existencia tiene como raíz el salir fue-
podemos dilatar este argumento de la mano de ra, “ex -sistentia: ‘consistir en salir’ en desgajarse
Levinas: de la propia essentia”8.
“El sujeto está entre las cosas, no solamente
por su espesor de ser, exigiendo un ‘aquí’, un
‘algún sitio’ y conservando su libertad; está 6
Levinas, E. La realidad y su sombra. Libertad y mandato, trascen-
entre las cosas, como cosa, como formando dencia y altura. Trotta, Madrid, 2001, p. 49.
7
También reconoce ese papel Pierre Klossowsky “El contemplador
se encuentra frente a esa región de sí mismo que no puede re-
conocer sino representada en el exterior de sí mismo” en Cuesta
Abad, J.M. (Clausuras) de Pierre Klossowsky. Círculo de Bellas Ar-
5
Dufrenne, M. Fenomenología de la experiencia estética. Volumen tes, Madrid, 2008, p. 37.
8
II, “La experiencia estética”, Fernando Torres. Valencia, 1982, pp. Duque, F. La estrella errante. Estudios sobre la apoteosis románti-
61-62. ca de la historia. Akal, Madrid, 1997, p. 175.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

Pero a esta condición debemos añadirle la “La paradoja se sustenta, pues, en esto: para
aportación de Levinas: en cuanto nos reconoce- hacerlo todo —para (re)presentarlo todo o
mos como nuestros propios espectadores, cul- (re)producirlo todo, en el sentido más fuer-
tura y sociedad empiezan a autorepresentarse, te—, es preciso no ser nada por sí mismo, no
es decir, entraríamos en la esfera del simulacro, tener nada propio, sino una aptitud igual para
concepto que para Baudrillard caracterizaría en toda suerte de cosas, de papeles, de caracte-
profundidad la cultura contemporánea. Incorpo- res de funciones, de personajes, etc. La para-
remos una reflexión sobre el papel del simulacro doja enuncia una ley de impropiedad que es
en el Arte que debemos a José Manuel Cues- la ley misma de la mímesis: solo el ‘hombre
ta Abad en una reflexión sobre textos de Pierre sin atributos’, el ser sin propiedad ni especifi-
Klossowsky: cidad, el sujeto sin sujeto (ausente en si mis-
“...el simulacro tiene la apariencia de lo real mo, distraído de sí mismo, privado de sí) es
porque lo real tiene la apariencia perfecta del capaz de presentar o producir en general”11.
simulacro. El arte puede hacernos olvidar que Reconozcamos esta multiplicidad y al mismo
es arte y al mismo tiempo recordarnos que tiempo la carencia de identidad, en el panorama
es tan real como la realidad misma....con el de la arquitectura contemporánea, y reflexione-
mundo verdadero hemos suprimido también mos sobre el considerable conjunto de propues-
el aparente...nada de apariencia, pues no hay tas que intentan dilucidar cuál es el verdadero
esencia o realidad que oponerle. Sólo disimu- papel, la tarea propiamente arquitectónica. De-
lación del simulacro, aparición de lo inapa- trás de la representación múltiple de lo esencial,
rente, arte que se oculta por su arte...”9 a la que asistimos en los discursos de búsqueda
¿Dónde quedan el sujeto o la realidad en este de fundamentos para la arquitectura, se desvela
complejo estatuto de lo real? Si el fundamento una carencia fundamental, el vacío profundo de
esencial de la identidad del sujeto o de la ar- la arquitectura misma, la carencia de un corpus
quitectura, no está ya más en el hacer exterior, esencial al que aferrarnos. La arquitectura se ha
puesto que se ha convertido en falsación, en si- despojado de sus atributos para responder a la
mulación, y tampoco podemos sustraernos de multiplicidad de identidades que asume, o para
lo exterior, porque ya sabemos hasta que punto las que es requerida.
486 nos conforma y nos obliga, ¿dónde podríamos Pero desde los diagnósticos que reflejan el
encontrar una realidad a la que acogernos? Qui- paradigma del hacer creativo, y su deriva en re-
zás en el vaivén entre lo que fingimos y lo que presentación simulacral, no encontramos una sa-
creemos que somos10. En esa disimulación del si- lida cultural a esta situación paradójica. Lo único
mulacro que queremos creer como fundamento que puede hacerse es oscilar entre ese vacío in-
esencial, cuando no es más que una condición terior y el simulacro exterior, sin negar ninguno
de reducción de lo real, puesto que lo real se ha de ellos. Al igual que el sujeto contemporáneo
convertido en inasible, no puede ya ser esen- que refleja Samuel Beckett, se trata de naturalizar
cializado. Cualquier fundamentación es desde su algo que es profundamente antinatural, asumir
propio principio, simulación de fundamento. Ha- la innecesariedad como técnica de fundación de
cer esencialmente es representar, simular, actuar. certezas y buscar un papel de mediación, de ar-
Además la cultura de consumo induce un factor ticulación, de compensación o contrapeso entre
de multiplicidad, de deseo eternamente insatis- realidad y virtualidad, entre potencia y acto, en-
fecho que genera identidades múltiples, polié- tre consenso y cinismo. Una actitud que acaba
dricas, cambiantes. Para esto, la arquitectura o deviniendo en una autoconciencia dolorosa y
el yo pueden ser cualquiera a condición de que conflictiva, como se recoge en L´Innommable de
sean nadie. Beckett:
“Quizás es eso lo que siento, que hay un fue-
ra y un dentro y un yo en el medio, quizás eso
es lo que soy, lo que divide el mundo en dos, de
9
Cuesta Abad, ibid., pp. 82-83.
10
Klossowsky en Cuesta Abad, ibid., p. 38 “¿Qué sustenta, pues, la
acción del cuadro ‘acabado’ si no es que entre el artista y su simu-
lacro, entre el simulacro y su contemplador se da el vaivén de una
11
presencia ‘demónica’ que, intensificando la mirada y modificando Beckett, en Cuesta Abad, J.M, “Aut: out. El dilema de Beckett”. En
el objeto contemplado, lo desborda siempre para no confundirse VVAA. Tentativas sobre Beckett. Círculo de Bellas Artes, Madrid,
jamás con el aspecto de su falsación?”. 2006, p. 107.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Hacer es actuar. Una revisión del acto creativo desde la contemporaneidad

una parte el afuera, de otra el adentro, quizá una explicación de la referencia al género en la ta-
división fina como una hoja, no estoy ni de un rea creativa, lo que se plantea es un cambio de
lado ni del otro, estoy en medio, soy el tabique, sentido sustancial en la tarea creativa: de la pro-
tengo dos caras, pero sin espesor, quizás es eso yección de dentro hacia fuera, que todavía sigue
lo que siento, me siento vibrar, soy el tímpano, operando como prejuicio cultural, en la que la
a un lado está el cráneo, al otro el mundo, no producción de lo nuevo apoya el estatuto de au-
soy ni del uno ni del otro, no es a mi a quien se toría y de validez de una obra y un artista, a una
habla, no es en mi en quien se piensa, no, no es inversión de esa corriente, el creador es el que
eso, nada siento de todo eso...”12 recoge, el que recibe, el que se deja inundar por
Quizás haya que buscar entonces en los pa- la materia, por el entorno, por las cosas.
radigmas alternativos al del arte como creación, El arte es engendrado, no creado, de la misma
posibilidades de un hacer artístico o arquitectó- naturaleza, de la misma humanidad, de la mate-
nico que pueda reivindicar un fundamento. En ria misma. Como en el antiguo testamento, la fra-
los márgenes de la ortodoxia estética se han ido se sirve para establecer una continuidad, no una
formulando testimonios de lo que podría consi- diferencia. El énfasis en la creación, y más aún
derarse o reconocerse como vía negativa, entre en la creación exnovo moderna, se basa en un
los que escogemos un pequeño texto de José extrañamiento, en la disolución de una unidad
Ángel Valente: básica, de un modo de entenderse el hombre en
“Quizá el supremo, el solo ejercicio radical relación al mundo. Es también esta condición la
del arte sea un ejercicio de retracción. Crear que se quiere repensar con esta actitud de volver
no es un acto de poder (poder y creación se a ser entre las cosas, como las cosas mismas. Una
niegan); es un acto de aceptación o reconoci- condición que requiere una nueva actitud: dis-
miento. Crear lleva el signo de la feminidad. ponibilidad, capacidad para la escucha, pero que
No es acto de penetración en la materia, sino también permite reconocer que la creatividad no
pasión de ser penetrado por ella. Crear es ge- surge aislada sino que se incardina en entornos
nerar un estado de disponibilidad, en el que creativos, donde las sinergias y las interacciones
la primera cosa creada es el vacío, un espacio son tan importantes como la creatividad15, don-
vacío”13. de la autoría no resulta tan importante como la
productividad que inaugura una determinada ta- 487
Podría entenderse que Valente habla desde
rea, lo que en términos de mercado se denomina
la tarea poética para la actividad plástica, puesto
trazabilidad.
que se trata de unos pequeños textos que escri-
A este cambio le corresponde uno equiva-
be para Tápies, pero lo que hace es explicitar
lente en el concepto de novedad. Lo nuevo no
un paradigma diferente de lo creativo, con ante-
consiste ya en la búsqueda de un cambio radical,
cedentes muy antiguos en nuestra cultura occi-
de una ruptura con lo precedente, sino que la
dental y abundantísimos ejemplos en otras cultu-
producción de novedad consiste en insertarse en
ras, que se ha ido consolidando sostenidamente
un sistema de lenguaje, en el que buscamos una
desde mediados del siglo XX, como contrapeso y
posición por diferencia16. Más aún, lo nuevo es
corrección del arte como creación radical de las
lo recurrente, lo que vuelve una y otra vez en los
vanguardias14.
embates y las recuperaciones de las modas, un
¿En qué consiste el cambio? Entendemos que
proceso respecto al que la Arquitectura se había
no se trata simplemente de contemplar la noac-
querido mantener al margen, pero del que, a la
ción, o la búsqueda del vacío, como se destila
postre, no logramos sustraernos.
de en algunos momentos del texto, sino, de algo
Empieza a hacerse visible esta actitud en
que iría más allá de esa actitud que sin duda
obras arquitectónicas, y también en sectores de
conecta con modos de pensamiento orientales
la crítica que empiezan a reconocer valores meri-
y que ha influido en diferentes momentos del
proceso de la modernidad. Obviando también la

15
La misma actitud puede encontrarse en autores como Simone
Weil, Paul Celan, Hugo Mujica, o Emmanuel Levinas pero también,
12
Ibid., p. 119. de una manera implícita en arquitectos como Juan Navarro Bal-
13
Valente, J.A. “Cinco fragmentos para Antoni Tápies”, en Obra Poé- deweg, Alvaro Siza o Samuel Mockbee.
16
tica 2. Material memoria. Alianza, Madrid, 1999. Groys, B. Sobre lo nuevo. Ensayo de una economía cultural. Pre-
14
Véase Mujica, H. Poéticas del vacío. Trotta, Madrid, 2002. Textos, Valencia, 2005.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

torios en obras que se desligan voluntariamente cer una pérdida, un paso atrás respecto al hacer
de la cultura de la imagen, y buscan parámetros creativo formalista, otorga sin embargo una po-
de acción y constitución en referencias sociales, sibilidad de sentido que se atisba en esa renun-
contextuales y participativas, pero todavía sigue cia a la autoconstitución, porque si lo pensamos
siendo mayoritario el interés y el impacto de la un poco, realmente a lo que renunciamos nos
arquitectura volcada en la inserción en los me- define con mucha más profundidad que lo que
dios de comunicación. Pero lo que puede pare- hacemos.

488
Hacia un tercer sistema de las artes entre
pragmatismo y estética transcultural
M.ª Rosa Fernández Gómez
Universidad de Málaga

489
Concebir el arte como un sistema, y no como de las cuales depende la formación de una
una idea, en este escrito, responde al énfasis teoría estética, se ha convertido en un obs-
que numerosos estudiosos del siglo XX, con los táculo para teorizar acerca de ellas. No en
miembros de la Escuela de Francfort a la cabe- vano, estas obras son productos que existen
za, han ido poniendo en la estrecha imbricación de modo físico y externo. En su concepción
generativa entre las ideas y las prácticas socia- común, la obra de arte se identifica a menudo
les que confluyen en una determinada época y con el edificio, el libro, la pintura o la estatua
cultura. Este ideal metodológico, crítico con la en su existencia al margen de la experiencia
propia teoría clásica, se ha vuelto si cabe más humana. Puesto que la obra de arte real es lo
necesario en el caso de la estética, puesto que que el producto hace con y en la experiencia,
su propia fundación como disciplina moderna se el resultado no favorece la comprensión. Ade-
erige sobre un ideal con altas dosis de abstrac- más, la perfección misma de algunos de estos
ción intelectual: el de la contemplación desinte- productos, el prestigio que poseen a causa
resada. Aunque no desde las filas de los francfor- de una larga historia de incuestionada admi-
tianos, pero sí desde la común senda hegeliana, ración, crean convenciones que dificultan la
John Dewey fue uno de estos pensadores que frescura de la mirada. Cuando un producto
ya en 1934 escribió un texto que sorprende aún artístico alcanza el estatuto de clásico se aísla
hoy por su espíritu visionario y por la compleja de algún modo de las condiciones humanas
riqueza de su propuesta. La vigencia de pasajes bajo las cuales llegó a ser y de las consecuen-
como el que abre el libro y que nos sitúa de cias humanas que engendra en la experiencia
lleno en la problemática institucionalización del de la vida real”1.
arte en la modernidad le hace merecedor de una
cita:
“Por una de esas irónicas perversidades que
a menudo ocurren en el curso de los aconte- 1
Dewey, J., El arte como experiencia. Barcelona, Paidós, 2008, p. 3.
cimientos, la existencia de las obras de arte [versión ligeramente modificada].
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

En estos términos reparaba Dewey sobre los dicho análisis y sobre su propuesta de inaugurar
efectos perversos inherentes a ese aparente mar- un tercer sistema de las artes, basaré mi reflexión
co de aislamiento privilegiado que las institucio- final acerca de posibles “soluciones” o “vías de
nes del arte procuran para favorecer la experien- salida” de la actual crisis del moderno sistema
cia estética. Evitar dicho aislamiento, propiciado artístico. Concretamente, apuntaré dos posibles
en parte por la condición material de las obras áreas de inspiración que, desde cierta distancia
de arte y restaurar la continuidad entre el arte y de la escena moderna, pueden arrojar luz sobre
la vida, fue el objetivo de Dewey al proponer una direcciones posibles hacia las que dirigir nues-
concepción del arte como experiencia. Los enfo- tros esfuerzos. La primera procede de la revisión
ques marxistas han puesto diversamente de ma- crítica de los valores de nuestra propia historia
nifiesto la complejidad que genera la condición pre-moderna con la intención de volver a valorar
material del arte, favoreciendo la equiparación ciertos ideales del sistema del arte/artesanía. La
del objeto artístico con el producto de consumo segunda, en concordancia con dichas aspiracio-
típico del sistema económico del capitalismo de nes de inspiración pre-moderna, proviene de un
mercado; en este sentido, la actual crisis econó- contexto no tan lejano a nuestra pre-moderni-
mica global ofrece una oportunidad única para dad: el de culturas “no-occidentales”, en las que
profundizar en el sistema del arte en tanto que precisamente esos valores no-modernos también
sub-sistema de los más amplios sistemas social, son reconocibles y, al menos en parte, conservan
económico y político de hoy en día. Lo que a su vigencia. Hacia el final de mi escrito, defen-
este respecto proponen Dewey y los herederos deré que la hibridación de elementos proceden-
de su legado de la estética pragmatista, como tes de dichas culturas en el contexto de nuestras
Richard Shusterman entre otros, es la posibilidad actuales sociedades transculturalizadas podría
de repensar el propio instrumento con el que ser un foco de inspiración para transceder las
nos acercamos al fenómeno del arte2. Para ello, dicotomías del moderno sistema del arte. Asimis-
estos autores defienden la centralidad de la ex- mo, de modo más difuso, reconozco en el marco
periencia en toda su frescura vital e integradora, filosófico del pragmatismo una perspectiva más
como subrayaba el texto de Dewey, frente a la amplia que, a modo de telón de fondo, permite
desgastada aproximación compartimentalizada proyectar sobre ella, este tipo de reivindicaciones.
490 desde el plano de la idea y el concepto3.
En lo que sigue me propongo evidenciar la
problemática dependencia del sistema moder-
no del arte de otros ámbitos más amplios de la El arte como invención moderna
sociedad y de la cultura. Desde el diagnóstico
de un arte moderno dividido, trataré de apuntar El libro de Larry Shiner, La invención del arte,
posibles vías de reparación de dicha separación podría leerse en cierto modo como una extensa
dicotómica. Para ello, me apoyaré directamente prueba explicativa del diagnóstico deweiano so-
en las tesis de Larry Shiner, pareciéndome que bre el arte moderno. Ambos comparten el deseo
la comprensión profunda del diagnóstico del de devolver el arte a la vida en un sentido más
arte actual que realiza este autor, es ya de por práctico y funcional. Pero Shiner va más allá.
sí el primer gran objetivo de este escrito4. Sobre Bajo el enfoque metodológico de la “historia so-
cial de las ideas”, a lo largo de sus cuatrocientas
páginas despliega un gran fresco histórico des-
de la antigua Grecia hasta la segunda mitad del
2
En este sentido, Shusterman viene defendiendo desde los años 90 siglo XX, con el que pretende profundizar en el
la propuesta de una “somaestética”. Véase Shusterman, Pragmatist surgimiento (“invención” dirá el autor, enfatizan-
Aesthetics. Living Beauty, Rethinking Art. Lanham: Rowman & Litt-
lefield, 2000 [1992] y Shusterman, R., Body Consciousness. A Phi-
do su contingencia) de lo que ya Dewey denun-
losophy of Mindfulness and Somaesthetics. New York, Cambridge ciaba como la concepción compartimentalizada
University Press, 2008. y aislada del arte5. Shiner reconoce su deuda con
3
Shusterman habla de las “teorías envoltorio” (wrapper theories) para
referirse a aquellas que en el contexto de la filosofía analítica tratan
de definir el arte estableciendo distinciones entre lo que es arte y lo
que no lo es. Véase su Pragmatist Aesthetics, op. cit., p. 43.
4
Shiner, L., La invención de arte. Una historia cultural. Barcelona, Pai-
5
dós, 2004 [2001]. Para evidenciar su deuda con Dewey de modo ex- Dewey, J., Art as Experience en Dewey, J., The Later Works, 1925-
preso, véase Shiner, L., “Continuity and Discontinuity in the Concept 1953 (Vol. 10: 1934). Carbondale: Southern Illinois University Press,
of Art”, British Journal of Aesthetics Vol. 49, n.º 2, abril, 2009, p. 164. 1989. Véase, por ejemplo, pp. 9, 14, 16.
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Hacia un tercer sistema de las artes: entre pragmatismo y estética transcultural

Paul-Oskar Kristeller, quien en los años 50 habló sí mismos frente a lo que desde ese momento
ya del “moderno sistema de las artes”6, situando se denominará “artesanía” y a la experiencia or-
su origen en la Ilustración, pero mientras que dinaria respectivamente, vinculadas ambas a lo
este autor, siguiendo las tendencias de la historia funcional y utilitario. En el periodo que va des-
intelectual entonces en boga, centraba su inte- de la década de 1680 a la de 1830, se opera un
rés en las clasificaciones y en las obras de pen- giro copernicano en las sociedades modernas
sadores clave, la aproximación de Shiner sigue europeas8; en el plano de las ideas este cambio
el enfoque de la historia social, subtitulando su profundo se manifiesta en el surgimiento de la
trabajo “una historia cultural” y haciendo uso de concepción del arte independiente y en el de la
un término, el de “invención”, cuya popularidad práctica socio-cultural se ve reflejado en el surgi-
creciente lo convierte en sintomático del sentir miento de unas nuevas instituciones que procu-
metodológico de nuestra época7. Afirmar, como ran el marco privilegiado para su experiencia (el
hace este autor, que el sistema moderno de las moderno museo, la galería y la feria de arte, la
bellas artes pudiera desaparecer algún día, al lec- sala de conciertos, la crítica de arte y literaria) y
tor menos avezado le podría parecer de una osa- un nuevo modo de comportamiento: la contem-
día descabellada, pero debemos relacionarlo con plación distanciada en silencio.
la cura de humildad anti-fundacionalista a la que También aparece entonces la división de cua-
ya nos sometió la algo lejana postmodernidad al lidades ideales previamente atribuidas de modo
hacernos ver el peso decisivo de la genealogía conjunto al artesano/artista: en el antiguo sis-
histórica frente a los excesos esencialistas de la tema, las cualidades exigidas (talento, ingenio,
racionalidad moderna. facilidad, imaginación reproductiva, emulación
Shiner defiende la existencia de dos grandes de los maestros del pasado, imitación de la na-
sistemas del arte a lo largo de la historia de Oc- turaleza, servicio) reflejaban la conjunción del
cidente: (1) El antiguo sistema de las artes o del placer y la utilidad, lo creativo y lo funcional;
arte/artesanía en la tradición occidental abarca en el moderno sistema surge la imagen ideal del
desde la antigua Grecia hasta el siglo XVII y en artista a la que hoy estamos tan acostumbrados,
él, el término “arte” (del gr. techné, lat. ars) se fruto de la división de las anteriores virtudes,
empleaba en un sentido mucho más genérico atribuyéndose a este la cualidad de la libertad
y utilitario, estando su disfrute también amplia- como base de rasgos más específicos como la 491
mente delimitado en contextos prácticos y fun- originalidad, la inspiración, la imaginación o la
cionales. Shiner afirma que en este amplio pe- creación; los rasgos opuestos serán a partir de
riodo, la apariencia de las obras no era separada ahora atribuidos a la imagen ideal del artesano;
del contenido y la función para su apreciación de este modo, sobre la cualidad de la dependen-
aislada sino que los individuos respondían a la cia, se sustentarán los rasgos típicos del artesano
función, el contenido y la forma de las obras de la regla, la imitación, la destreza, la invención
de modo conjunto. (2) El segundo sistema es el y el servicio9. Paralelamente, como respuesta a
moderno sistema de las bellas artes o simple- este nuevo ideal de un arte autónomo surge la
mente el sistema del arte moderno, que Shiner estética como disciplina desde la que estudiar la
denomina “arte dividido”, por su establecimiento adecuada respuesta al mismo, entendida como
a partir de la división en términos de oposición placer refinado e intelectualizado que se opone
de ámbitos previamente unidos: el del arte y su a los placeres ordinarios de la vida cotidiana.
experiencia estética concebidos como fines en La construcción de la categoría de las bellas
artes en el siglo XVIII es fruto de la combinación
de cuatro principios: del lado de la producción
6
Kristeller, P.O., “The Modern System of the Arts”, Journal of the His- estarían la defensa del genio y la imaginación
tory of Ideas n.º 12 (1951), pp. 496-527 y n.º 13 (1952), pp. 17-46. [Existe
traducción al castellano: P. O. KRISTELLER, El pensamiento renacen-
tista y las artes. Madrid: Taurus, 1986, pp. 179-240.]
7 8
En la introducción, Shiner explica que, a diferencia de Kristeller, con El estudio de Shiner, siguiendo la metodología de la historia social,
la expresión “sistema del arte” él pretende subrayar que “los con- se basa en establecer una relación mucho más estrecha entre los
ceptos y las prácticas, las instituciones o las estructuras sociales son profundos cambios sociales, económicos y políticos y las ideas teó-
inseparables” (p. 31). En Shiner, L., “Continuity and Discontinuity in ricas. En concreto, los acaecidos entre los siglos XVII y XIX, como el
the Concept of Art”, cit., este autor se defiende de acusaciones ver- ascenso de la burguesía, el despliegue del capitalismo económico,
tidas contra él en tanto que “kristelleriano” y aprovecha para señalar las revoluciones industriales y políticas, formarían la “justificación
diferencias tanto metodológicas como de contenido entre él y el oculta” de los ideas teóricas sobre el arte de esa época.
9
propio Kristeller. Véase Shiner, L., op. cit., pp. 164-176.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

creativa y del lado de la recepción, la defensa del formalista con el que seguir defendiendo en la
placer versus utilidad y el gusto. Invocar el argu- praxis la segregación del arte de la vida cotidia-
mento del placer versus utilidad más el genio y na. De esta estrategia asimilatoria, propia tam-
la imaginación sirvió para distinguir a las bellas bién del sistema económico capitalista, proviene
artes de las artes mecánicas, la artesanía y los el poder residual de nuestro sistema del arte y
oficios en general, mientras que el placer versus que explica el hecho de que artistas tan contro-
utilidad más el gusto hizo otro tanto para dife- vertidos con el arte institucionalizado como Mar-
renciar a las bellas artes de las ciencias y otras cel Duchamp o John Cage hayan adoptado en
artes liberales. De estos cuatro, como el célebre ocasiones posturas ambiguas, siendo finalmente
tratado de Charles Batteaux Les beaux arts ré- asimilados al sistema del arte establecido10.
duits à un même principe evidencia, es el prin-
cipio del placer versus utilidad el que tendrá un
papel decisivo a la hora justificar teóricamente el
moderno sistema del arte y sus instituciones; ins- Trascender dicotomías con un tercer
tituciones del arte como los museos, las galerías, sistema de las artes
las salas de conciertos o la crítica de arte y lite-
raria, que van a encarnar dicha división del arte Tras este análisis, tal vez estemos en condiciones
y la artesanía, proporcionando el espacio para de entender mejor el siguiente párrafo como una
disfrutar de la experiencia de las bellas artes al invitación a inaugurar un “tercer sistema de las
margen de las funciones sociales tradicionales a artes”. En la introducción de su libro se pregunta
las que artes concretas como la pintura, la escul- Shiner: “¿Cómo sería el relato de las ideas e ins-
tura, la música, la poesía o el teatro eran asocia- tituciones de las bellas artes si ya no lo escribié-
das en el antiguo sistema del arte/artesanía. Por ramos como el inevitable triunfo del Arte sobre
el lado de la recepción, surge el ideal del placer la artesanía, del Artista sobre el artesano, de lo
estético también en el siglo XVIII como correlato Estético sobre la función y el placer ordinarios?
de esta nueva categoría de las bellas artes (el ¿Por qué no escribir nuestra historia desde una
“Arte” a partir del siglo XIX), con su emplazamien- perspectiva más afín a un sistema del arte que
to aislado. conciliase la imaginación y la destreza, el placer
492 Desde el establecimiento del “arte dividido” y el uso, la libertad y el servicio? Desde ese punto
en el siglo XVIII, no fueron pocos sus detractores; de vista la construcción del moderno sistema del
William Hogarth, Jean-Jacques Rousseau o Mary arte, más que una fractura de la que hemos esta-
Wollstonecraft en un primer momento, pero tam- do intentando curarnos, se parecería a una gran
bién R.W. Emerson, K. Marx, J. Ruskin o W. Mo- liberación”11. Las siguientes trescientas páginas
rris en el siglo XIX, son referidos por Shiner como se aplican a evidenciar cómo se ha gestado toda
ejemplos de teóricos y artistas que adoptaron una superestructura ideológica en un espacio tan
una posición de resistencia al moderno sistema corto de tiempo, hace tan solo trescientos años,
del arte; en el siglo XX esta actitud ha sido conti- aplicando su inherente extralimitación a épocas
nuada por miembros de las tendencias pertene- pretéritas, colonizándolas intelectualmente para
cientes al movimiento arte-vida, principalmente justificar su propia concepción esencialista del
los relacionados con el dadá, el surrealismo, la “Arte”12.
Bauhaus, el constructivismo ruso, y, en general, En la conclusión del libro, Shiner retoma estas
por una amplia gama de movimientos cercanos cuestiones, y tras señalar numerosos esfuerzos
al anti-arte en la segunda mitad del siglo XX. auto-críticos y revisionistas de las propias insti-
De todas estas corrientes de resistencia da
cuenta Shiner en la última parte de su libro, pero
también advierte del sutil mecanismo contrario
10
del moderno sistema del arte por “asimilar” a sus En Shiner, L., op. cit., p. 28 podemos leer “el arte no es tan solo una
‘idea’ sino que es un sistema de ideales, prácticas e instituciones (y
potenciales adversarios, convirtiendo primero la que) gran parte de la actual retórica acerca de la muerte del arte,
fotografía, pero después también el jazz, e in- de la literatura o de la música seria —ya sea alarmista o laudatoria—
cluso el “arte primitivo” y “arte tribal”, en mani- subestima el poder residual del sistema del arte establecido”.
11
festaciones del gran Arte; un arte del siglo XX, Shiner, L., op. cit., p. 29.
12
Eagleton, desde un enfoque marxista, también denunció en los no-
cuyo objetivo también ha seguido siendo el de venta la dimensión ideológica de la estética como disciplina moder-
procurar un placer elevado e intelectualizado, re- na. V. T. EAGLETON, La estética como ideología. Madrid: Tecnos,
vestido en el plano teórico de todo un discurso 2006 [1990].
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Hacia un tercer sistema de las artes: entre pragmatismo y estética transcultural

tuciones y teorías del arte recientes, señala que resultado de una escisión histórica a partir de un
aún “está por establecer un tercer sistema del arte todo más amplio e integrador y que a menudo
que trascienda las divisiones del moderno siste- perdemos la perspectiva que en última instancia
ma del arte”13. La solución, evidentemente no se- da sentido al arte y a su experiencia en y para
ría sustituir las bellas artes por la artesanía, pues la vida. Dichas divisiones dicotómicas son preci-
así solo conseguiríamos invertir la polaridad. En samente lo que nuestras instituciones deberían
una larga reflexión final que me permito citar intentar no reflejar.
por su relevancia para el tema tratado, Shiner Apoyándose en el propio Shiner, David Clow-
rechaza las soluciones simplistas: “Obviamente ney ha tratado de delinear los rasgos de un hipo-
la respuesta al arte dividido no es el rechazo de tético tercer sistema de las artes. En opinión de
los ideales de libertad, imaginación o creatividad este autor, además de preservar ciertos elemen-
sino su unificación con la facilidad, el servicio y tos en sí mismos válidos del moderno sistema
la función. Aún así, no existe una fórmula mági- del arte como el genio creativo, debería integrar
ca para conseguir el equilibrio perfecto. Sería es- más a las artes en el resto de la vida, haciendo
túpido pretender que cada obra musical, literaria que aspectos como la utilidad, la rentabilidad y
o visual manifestase una equitativa dosis de ima- la popularidad fuesen valorados positivamente y
ginación y pericia, forma y función o placer espi- no meramente como rasgos descalificativos; es-
ritual y sensual y, si se entiende correctamente la tas medidas favorecerían el acercamiento a una
cuestión, existe un lugar y un momento para la “estética de lo cotidiano”; debería incluir el arte
atención desinteresada y para el análisis formal popular, la música, la artesanía, el entretenimien-
así como para el renovado interés por la belleza to y el diseño y, finalmente, las divisiones de
(Brand, 2000; Scarry, 2000). En las democracias clase, raza y género que el moderno sistema del
pluralistas probablemente habrá siempre múlti- arte refleja deberían ser superadas. En este senti-
ples obras de arte, e incluso diversos pequeños do, este autor considera que hay signos claros de
círculos que considerarán como ‘verdadero arte’ un cambio, evidenciados en el interés creciente
solo aquellas obras esotéricas y excluyentes o por revalorizar estéticamente las artes populares
más transgresoras desde un punto de vista polí- y el arte de masas en general, la artesanía y el
tico y social. Pero la mayoría de la gente partici- diseño, si bien es verdad que las estrategias de
pará de distintas obras artísticas, situándose más asimilación del arte elevado enmarañan el resul- 493
allá de las viejas divisiones y jerarquías, aunque tado final, haciendo más difícil constatar la au-
para ello sean precisos juegos malabares más o tenticidad de las propuestas. Por ello, este autor
menos afortunados que permitan establecer re- concluye finalmente subrayando que la transfor-
laciones entre el arte, la religión, la política y la mación del sistema del arte requiere forzosamen-
vida cotidiana. (…) te la transformación paralela de las estructuras
No podemos resucitar el viejo sistema del sociales y económicas del mundo moderno15.
arte. No es posible obviar la distancia que nos Reconociendo el auge que están cobrando en
separa del viejo sistema del arte atribuyendo el nuestros días las áreas que menciona Clowney,
intelecto, la imaginación y la gracia a las bellas habría que matizar que los cambios en las estruc-
artes, y menospreciando la artesanía o las artes turas socio-económicas son, desde luego, mucho
populares como dominios de la mera técnica, la más lentos y difíciles por el poder residual del
utilidad, el entretenimiento y el provecho. Igual sistema establecido que se mencionó antes y que
que otros dualismos que han plagado nuestra inevitablemente busca la propia perpetuación.
cultura, las divisiones del sistema del arte sólo En un plano más estrictamente filosófico, y
pueden trascenderse mediante un esfuerzo sos- retomando mi objetivo inicial, el pragmatismo
tenido. Creo que, desde siempre, las trascende- concede prioridad a la práctica y a la subver-
mos efectivamente en la práctica: lo difícil es sión de la racionalidad conceptual, de modo que
nombrar y articular nuestras prácticas”14. No se podría aportar un contexto más amplio desde
trata, pues, de rechazar los valores del arte mo- el que ahondar filosóficamente en el cuestiona-
derno, sino de comprender más bien que son el

15
Clowney, D., “A Third System of the Arts? An Exploration of Some
Ideas from Larry Shiner’s The Invention of Art: A Cultural History”,
13
Shiner, L., op. cit., p. 412. en Contemporary Aesthetics, Vol. 6 (2008), versión electrónica en:
14
Shiner, L., op. cit., p. 413. http://www.contempaesthetics.org/index.html.
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

miento de dichos “dualismos culturales” del que El reto de la estética en los escenarios
la oposición arte versus artesanía o placer es-
transculturales
tético versus placer ordinario forman parte. Ri-
chard Shusterman ha señalado a este respecto
que, frente al pensamiento dicotómico, la estéti- En mi opinión, el análisis y diagnóstico shine-
ca de la continuidad de Dewey, trata de restaurar riano del arte occidental, con su revalorización
la continuidad entre nociones tradicionalmente anti-nostálgica del arte pre-moderno, es sin duda
concebidas en términos de opuestos binarios ex- un punto de partida más que válido para el diá-
cluyentes (arte refinado versus artes prácticas o logo estético con culturas no occidentales y, en
aplicadas, arte elevado versus arte popular, ar- general, para adaptarnos al nuevo escenario
tes espaciales versus artes temporales, lo estético transcultural del arte en las actuales sociedades
versus lo cognitivo y lo práctico…); incluso más globalizadas. Su análisis se convierte en una in-
allá del terreno del arte, Dewey atacó las subya- mejorable propedéutica al “protegernos” contra
centes dicotomías filosóficas tradicionales, como la posible extrapolación indebida de las polari-
las de cuerpo y mente, lo material y lo ideal, el dades del arte moderno, ya sea tratando de asi-
pensamiento y la emoción, sujeto y objeto, me- milar las manifestaciones artísticas de otras cul-
dios y fines16. En otro lugar he tratado de explo- turas a nuestro sistema moderno del arte, ya sea
rar la propuesta pragmatista de Shusterman y su rechazándolas como mera artesanía, arte popu-
reivindicación del arte popular como alternativa lar o simplemente folclorismo religioso19. El pro-
a la situación del arte dividido diagnosticada por pio autor sugiere la pertinencia de una posible
Shiner. Allí señalé la pertinencia del conocimien- comparativa con las prácticas y las concepcio-
to más profundo y desprejuiciado de dicha divi- nes artísticas de India, China y Japón —culturas
sión dicotómica subyacente al moderno sistema que compartían con nuestra pre-modernidad un
del arte17. sentido más amplio y genérico de los términos
El pragmatismo es asimismo un telón de fon- “arte”, “belleza” o “estética”—, e incluso alude al
do filosófico bienvenido por áreas de estudio ejemplo concreto de Yuriko Saito, quien con su
emergentes y menos “arte-céntricas” en el pano- trabajo muestra una estética de lo cotidiano en
rama anglosajón. Ejemplo de ello son la estética Japón que trasciende las aporías dualizantes del
paisajística y medioambiental o la estética de lo moderno sistema del arte20.
494 cotidiano, abordada por autores como Arnold De hecho, los intentos de correlacionar las
Berleant o Yuriko Saito, quienes en sus trabajos prácticas artísticas y la experiencia estética de
se apoyan de un modo más o menos difuso en Occidente y de otras culturas se han ido suce-
reivindicaciones cercanas al pragmatismo18. En diendo a lo largo del siglo XX, dando lugar a una
un terreno afín a las mismas habría que situar rama de la estética denominada “estética compa-
el interés creciente por explorar estéticas no-oc- rada”21. Y aunque muchos de los trabajos inicia-
cidentales, especialmente a partir de la segunda les han estado sometidos a la polaridad del arte
mitad del siglo XX. En la última parte de mi re- moderno, cayendo a menudo en la tendencia a
flexión aludiré a la pertinencia de esta área de la asimilación a nuestro sistema “arte-céntrico”,
estudios dadas las coordenadas actuales de glo- creo que en las actuales sociedades, que el fi-
balización y transculturalidad. lósofo Wolfgang Welsch denomina “transcultu-

16
Véase Shusterman, Pragmatist Aesthetics, pp. 13-14.
19
17
Fernández, R., “La estética invisible del arte popular”, en Puelles, L. y El mismo Shiner dedica un epígrafe a los curiosos avatares históri-
Fernández, R. (eds.), Estetización y nuevas artes. Suplemento 13 de cos del término “primitivo” en su aplicación al arte a lo largo del siglo
Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, Departamento de Fi- XX. Véase La invención del arte, op. cit., pp. 364-370.
20
losofía, Universidad de Málaga, 2008, pp. 41-54 [versión electrónica En palabras de Shiner: “Sin duda China y Japón tenían una noción
en www.uma.es/contrastes]. de ‘arte’ en el sentido más amplio y antiguo del término, igual que la
18
Véase entre otras obras, Berleant, A., The Aesthetics of Environment. mayoría de las culturas, y puesto que nuestro término ‘estético’ tam-
Philadelphia, Temple University Press, 1992 o Berleant, A., Aesthe- bién puede ser usado genéricamente con relación a cualquier tipo
tics and Environment, Theme and Variations on Art and Culture. Al- de aptitud o de teoría acerca de la belleza, sería legítimo hablar de
dershot: Ashgate, 2005; de Saito véase Saito, Y., Everyday Aesthe- una ‘estética’ japonesa o india (Saito, 1998)” (La invención del arte,
tics. New York, Oxford University Press, 2007. Saito, en su búsqueda op. cit., p. 37). Para la mención de Saito y su estética de lo cotidiano
de no aislar a la experiencia estética de lo cotidiano y familiar, se en la cultura japonesa véase La invención del arte, op. cit., p. 411.
21
aleja de Dewey, quien aún consideraba como algo extraordinario la Véase Fernández, R., “Horizontes en movimiento: de la estética
experiencia estética, aunque emanase de lo cotidiano. (véase Saito, comparada a la estética transcultural”, en Fernández del Campo, E. y
Y., op. cit., pp. 44-45.) Rivière, H. (eds.), El arca de Babel. Madrid, Abada (en prensa).
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Hacia un tercer sistema de las artes: entre pragmatismo y estética transcultural

rales”22, ejercicios de auto-crítica tan sagaces lidad y que el arte institucionalizado no siempre
como el de Shiner pueden ser de gran ayuda tiene por qué ser el epicentro de la experiencia
para valorar adecuadamente aspectos artísticos y estética; tal vez, así también surjan en el seno
estéticos de origen no-occidental. de nuestras propias instituciones intentos por ser
En distintos lugares, apoyándome en la her- verdaderos centros generadores de experiencias
menéutica gadameriana, entre otros enfoques, he que nos hagan valorar nuestras propias vidas en
tratado de reivindicar la pertinencia y los bene- su cotidianidad y sentirnos pertenecientes a una
ficios potenciales que tendría para la estética el comunidad a través de las actividades que en
acercarnos al legado filosófico y estético clásico ellas generemos entre todos.
pero también moderno de culturas como las de Chantal Maillard en su libro Contra el arte de-
India, China o Japón23. Uno de los autores que nuncia los excesos de la institucionalización del
arte, que construye muros divisorios, solidifican-
me han inspirado a este respecto, Crispin Sart-
do ideas y prácticas. Antes bien, nuestras insti-
well, ha trasladado la inspiración deweiana en
tuciones deberían servirnos en el otro sentido
su acercamiento a culturas no-occidentales pro-
de la preposición “contra”: para apoyarnos en
poniendo una amplia y dinámica noción de arte: la conformación de una comunidad. Así, afirma
“cualquier actividad desarrollada con habilidad Maillard: “Hubo un tiempo en que el arte co-
y dedicación” cuyo significado está implícito en laboraba en la construcción del sentido de un
las raíces etimológicas de términos relacionados pueblo asentando sus orígenes, imaginando (po-
con nuestra antigua noción de arte/artesanía (gr. niendo en imágenes) sus poderes, conjurando
techné, lat. ars, sánscr. shilpa, ch. shu, jap. do)24. sus miedos, elevando su espíritu, mostrando las
Su énfasis en el proceso contrasta con nuestro vías posibles y los posibles desvíos. Hay quienes
moderno sistema del arte, tan centrado en el lo siguen haciendo. Son los menos”25. Aquí he
objeto concebido como producto y que Dewey querido romper una lanza en favor de esa anti-
denunciaba ya en la cita que abría este escrito. gua funcionalidad global del arte en la vida de
Volviendo a reivindicar la concepción del arte las personas. Para ello, creo que el primer paso
como proceso junto con la recuperación de la ha de ser el de reconocer y tratar de neutralizar
experiencia estética para ámbitos como la vida la dialéctica de opuestos que nuestro sistema del
cotidiana, podríamos avanzar hacia una renova- arte nos impone.
ción de nuestro maltrecho sistema del arte mo- En conclusión, apoyándome en Shiner y más 495
derno; prestar atención a esas otras culturas cada difusamente en el pragmatismo he tratado de
vez más cercanas y más mezcladas con la nuestra mostrar aspectos problemáticos del moderno
propia nos ayudaría a redescubrir que el placer sistema del arte que nos permiten hablar de “cri-
no está tan reñido con la utilidad y la funciona- sis” en el mismo; he querido aludir también a
otras cuestiones más genéricas de las sociedades
modernas occidentales que nos permiten perci-
bir el momento presente como una encrucijada.
Por una parte, el futuro más globalizado que se
22
nos adivina, amenaza homogeneidad y unifor-
En mi empleo del término “transculturalidad” aquí sigo al filósofo
Wolfgang Welsch quien sostiene que las culturas actuales no son ya
mización, pero al mismo tiempo, se plantea la
ni homogéneas ni permanecen aisladas, sino que se da un fenóme- posibilidad de un enriquecimiento sin prece-
no de “transculturalidad” en el sentido de que las culturas van más dentes fruto de fenómenos como las hibridacio-
allá de las barreras culturales tradicionales, estando densamente nes culturales. Y aunque por las limitaciones de
hibridizadas, por lo que ya no pueden definirse en términos de la
espacio, no he podido desarrollar más posibles
polaridad de lo propio y lo foráneo. Véase Welsch, W., “Transcultura-
lity: The Puzzling Form of Cultures Today”, en Featherstone, M. and
aportaciones del encuentro con otras tradiciones
Lash, S. (eds.), Spaces of Culture: City, Nation, World. London, Sage, estéticas, el principal objetivo de mi reflexión
1999, pp. 194-213. ha sido allanar el camino para hacer apreciar su
23
Véase Fernández, R., “Transculturalidad y arte contemporáneo: ha- pertinencia y su potencial riqueza mediante la
cia una no-dualidad estética”, en L. Puelles y R. Fernández (eds.),
aproximación crítica al moderno sistema del arte.
Estéticas: Occidente y otras culturas, Suplemento 9 (2004) de Con-
trastes. Revista Internacional de Filosofía, Departamento de Filoso-
fía, Universidad de Málaga, pp. 103-122; Fernández, R., “El columpio
de los dioses: hacia una estética comparada del juego”, en Ganguly,
S.P. (Ed.), Papeles de la India, número especial (Integración de lo di- 25
Maillard, CH., Contra el arte y otras imposturas. Valencia, Pre-textos,
verso: India en el umbral del nuevo milenio) vol. 29, 1-2, Nueva Delhi, 2009, p. 60. En el capítulo “Contra el arte” (pp. 41-60) reflexiona acer-
Consejo Indio de Relaciones Culturales, 2000, pp. 66-89. ca de la problemática descontextualización de objetos procedentes
24
Sartwell, C., The Art of Living. Aesthetics of the Ordinary in World de culturas no occidentales como parte de ejercicios de “asimilación
Spiritual Traditions. New York, SUNY Press, 1995, cap. 1. colonizadora” al moderno sistema del arte occidental.
Crítica, tradición, deconstrucción y masa:
modelos de definición del arte en la crisis
de la Modernidad
César García Álvarez

496
Una de las características fundamentales de la identificación, no solo como un bien, sino como
Modernidad estética es la crisis permanente del un sustituto del Bien y de todos los valores pro-
concepto de arte. Sus transformaciones han sido pios de Dios y la Moral (en el sentido nietzs-
determinadas por varias fuerzas contrapuestas, cheano de ambos términos). Dios habrá muerto,
cuya identificación y análisis resultan impres- pero su trono vacío lo ha ocupado el Arte. Como
cindibles para aclarar el papel que el arte y el consecuencia, cada vez con mayor fuerza, basta
pensamiento estéticos desempeñan en el actual la mera etiquetación de cualquier realidad como
momento histórico. arte para que se vea elevada a la categoría de
La primera fuerza, que cabe denominar como tótem intocable, de bien inatacable e inmune a
modelo tradicional, o clásico, se corresponde la crítica.
con la inercia de la tendencia histórica, propia Este modelo considera que la esencia del arte
de la tradición cultural occidental, de definir y es cognoscible, definible y comunicable, porque
concebir el arte con una aspiración maximalis- es lógica, logoica y racional. Se recrea constan-
ta, la de encerrar en unas pocas palabras todas temente en definiciones que no suelen ser más
las características, cualidades, efectos, dimensio- que identificaciones sucesivas del arte con las
nes y sentidos que cualquier realidad a la que cualidades superiores que antes enunciábamos:
resulte aplicable la etiqueta de artística pueda “el Arte es la Belleza formalizada”; “el Arte es
llegar a producir. Así, la identificación sucesiva, la suscitación de placer a través de un objeto”;
o simultánea, del Arte (siempre en mayúscula) “el Arte es la búsqueda eterna del Ideal Formal”;
con la Belleza, la Mímesis, la Idea, la Perfección “el Arte es la formalización autoconsciente del
formal, la Emoción, la Expresión, la Moralidad, el Espíritu Absoluto”, y otras muchas por el estilo.
Placer, y un largo etcétera de cualidades superio- Todas ellas encierran su parte o, como suelen
res, elevadas, han ido arrastrando históricamente decir los críticos del neoformalismo, su momen-
la condición del arte, desde el modesto origen to de verdad, pero todas ellas encierran antíte-
de su conciencia teórica como techné, hasta su sis tan poderosas y excepciones tan abundantes,
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Crítica, tradición, deconstrucción y masa:
modelos de definición del arte en la crisis de la Modernidad

que no pueden ser consideradas como defini- la definición, muchos artistas y teóricos suelen
ciones aceptables. Su dogmatismo académico las ceder a la tentación de la originalidad, ofrecien-
vuelve solo útiles para aquellas obras, géneros do definiciones basadas en la exaltación de una
y momentos históricos en los que dichos crite- característica extraña, a ser posible epatante, que
rios resultan verificables como aspiración esté- provoque en quien la escuche o lea la sensación
tica, pero, al menos después de la negación de de estar ante una revelación que se había es-
casi todas ellas por el arte de las vanguardias del capado siempre a su pobre entendimiento. De
siglo pasado, no pueden considerarse criterios este modo, es posible encontrar los semanarios
válidos para cualquier creación, época y lugar. culturales sembrados de definiciones del tipo: “el
La inercia de este modelo ha degenerado en arte es una convulsión de lo sabido”, “todo arte
un permanente uso fetichista del término Arte, es una pregunta hacia la irresolución”, “el arte es
que ha contagiado a la igualmente deificada un arma cargada de futuro” (Celaya non dixit),
Cultura, y resulta tan poderosa, que actúa como “el arte es…”. Todas ellas definiciones fragmen-
una fuerza irrefrenable que acude, mágicamente, tarias, aplicables solo a grupos muy particulares
cada vez que el nombre del Arte es invocado, de las obras de arte, pero lanzadas con el efecto
para justificar, enaltecer y engrandecer cualquier desorientador de una boutade en forma de gra-
acción efectuada en el nombre del Arte, aunque nada neuronal.
las obras que hoy calificamos como tales nada La tercera fuerza que nutre las contradiccio-
tengan que ver con las altas cualidades con las nes actuales del concepto de arte se puede cali-
que siempre estuvo unido. ficar como modelo crítico, tanto por instaurar
La segunda fuerza, inversión exacta de la permanentemente la crisis como condición del
anterior, y que calificaremos como modelo de- arte, como por exigir una relación crítica del arte
constructivo, es la tendencia a la negación de con la realidad. Su característica fundamental es
la posibilidad misma de una definición de arte. la progresiva identificación, en la línea inaugu-
Apoyada de modo más o menos consciente so- rada por Adorno y Benjamin, y después, entre
bre la idea wittgensteiniana de los “parecidos de otros, por Menke, de la actividad artística con
familia”, y reforzada posteriormente por el re- una acción crítica cuyo sentido solo puede ser
chazo del logocentrismo, preconizado por todas entablar una relación dialéctica negativa con la
las tendencias ligadas a la deconstrucción y el sociedad en la que se inserta, a cuya transforma- 497
post-estructuralismo, se opone frontalmente a la ción política debe inexcusablemente contribuir,
viabilidad y necesidad de una definición clásica, mediante la negación del placer estético y de la
aristotélica, del concepto de arte, cuya esencia inteligibilidad de la obra de arte. Pese a la vo-
es negada a favor de una pluralidad incontenible luntad del proyecto inicial, el resultado ha sido
de manifestaciones estéticas que solo compar- doblemente decepcionante.
ten similitudes más o menos vagas que muestran En primer lugar, porque todas las bondades
de un modo evidente, pero no racionalizable, su que el modelo clásico asignaba al arte se han
condición de arte. trasvasado casi sin cambios hacia el término
La negativa a elaborar una definición esen- vanguardia, de modo que la mera calificación
cialista, que sin embargo no impide, sino que de una obra como vanguardista reclama su con-
incluso favorece, la proliferación de una pléya- sideración como una realidad dotada de todo
de de pseudodefiniciones, ha influido podero- tipo de valores, entre ellos, obviamente, el de
samente en los círculos específicamente ligados su eficacia crítica y política. De este modo, la
a la especulación teórica sobre la Estética, pero vanguardia ha devenido academia, y suele bastar
se ha traducido igualmente en una llamativa con que cualquier artista o crítico proclame la
contradicción en los discursos más extendidos presencia de valores vanguardistas (y por tanto
y populares sobre el arte, originando tópicos y críticos, sociales, progresivos, etc.) en una obra,
lugares comunes, que suelen ser esbozados con para que esta se vea revestida con un aura pres-
una sonrisa pseudobúdica de sensación de sa- tigiosa que en muchas ocasiones no es más que
biduría. Entre ellos quizás sea el más destacado una pátina pompier-conceptual.
el que reza que “el arte no se puede definir”, y En segundo lugar, porque, simétricamente, al
suelen ser la fórmula idónea para enmascarar la convertir la presencia de valores crítico-vanguar-
pereza de pensar con una vaguedad disfrazada distas en condición suficiente de valor estético,
de concepto. De modo análogo, apoyados en el ello ha degenerado en la reclamación automática
prestigio de esta negativa deconstructiva hacia de valor estético a cualquier manifestación pre-
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

tendidamente comprometida. Surgen así por do- la definición conceptual ni la actividad teórica,
quier innumerables sucedáneos que reclaman su que suele rechazar con la misma virulencia (o
valor comprometido porque son obras de arte, apatía) con la que por lo común desconfía de
puesto que se atribuye de facto un valor críti- cualquier signo de esfuerzo perceptivo o inte-
co a cualquier realidad digna de ser calificada lectivo por parte del espectador, o de significa-
como tal, y viceversa, reclaman el valor estético ción política, sino por la producción incesante
de sus obras porque afirman su carácter críti- de nuevas formas icónicas que produzcan placer
co, vanguardista y comprometido, originando así en el espectador y encuentren éxito comercial.
un círculo que, a fuerza de ser acariciado, se ha El desprecio suele ser mutuo, puesto que el mo-
vuelto, como advertía Cioran, un círculo vicioso. delo crítico las considera subproductos indignos
Como puede apreciarse, el efecto de este mo- de cualquier consideración estética. El modelo
delo crítico sobre la noción de arte ha acabado clásico, sin embargo, se esfuerza por encajarlas
convirtiéndose en una subespecie del modelo en su seno, bien mediante su reconocimiento o
al que se opone, el clásico o tradicional, con la rechazo como nuevas artes (el cine, la fotografía
peculiaridad de obsesionarse, de un modo casi y el cómic, como séptimo, octavo y noveno arte,
exclusivo, con los efectos políticos y sociales del respectivamente, polémica estériles continuadas
compromiso artístico, y originando una nueva y hoy en día con el videojuego, por ejemplo), o
curiosa paradoja, dado que la valoración y has- bien mediante sucesivos esfuerzos por ensan-
ta exigencia de dicho compromiso en las condi- char el concepto tradicional de arte para que en-
ciones sociopolíticas en que surgió este modelo cajen las nuevas actividades estéticas cuyo enca-
teórico se ha mantenido incólume, sin verse afec- je no resulta fácil. Por su parte, el modelo crítico,
tada por la conciencia de que dichas condicio- continuando las reservas de Adorno y Benjamin,
y proclamándose heredero único, legítimo y uni-
nes han cambiado drásticamente. La dimensión
versal del Arte, rechaza de plano la condición
revolucionaria y transformadora de la vida que
de arte para las producciones de los medios de
este modelo asigna al arte se convierte así, para-
masas, al menos hasta la quiebra introducida en
dójicamente, en una exigencia conservadora, la
él por Umberto Eco. El modelo deconstructivo,
de mantener una estructura de pensamiento que
por su parte, sí se ha acercado con frecuencia a
no se atiene a las profundas modificaciones del
498 analizar el universo del modelo popular, pero el
contexto social, sino que trata de producir siem-
resultado de dicha acción analítica y crítica se
pre la misma transformación. Además, el modelo
mantiene por lo general en una esfera que no
crítico no ha eliminado en absoluto la identifi-
afecta a la actividad de este último.
cación de lo artístico con una esfera idealizada El modelo popular no teoriza, es cierto, al
de valores, sino que la ha llenado con diferentes menos no como actividad primaria, pero ello no
espumas. impide que haya influido en las concepciones
El modelo crítico, por otra parte, se lleva estu- estéticas igualmente populares, estableciendo tó-
pendamente bien con el modelo deconstructivo, picos simétricamente inversos a los del modelo
pero fundamentalmente porque ambos compar- clásico, e identificando el arte con el gusto ma-
ten un enemigo común, sin el cual no podrían yoritario del público, que se mide mediante la
vivir, que es el modelo clásico. Cualquier afirma- rentabilidad económica del producto estético, la
ción de estos dos modelos siempre contiene, más cual se convierte en la única vara para calibrar
explícita que implícitamente, una andanada con- su valor.
tra el arte clásico, mimético, formalista, y por tanto Todos estos modelos se entrecruzan en el
reaccionario, que convierte en virtudes las cuali- mundo actual del arte de modos muy variados.
dades contrarias defendidas por estudiosos y ar- Algunos ejemplos ya los hemos citado, como
tistas partidarios de la crítica y la deconstrucción. los devaneos del modelo clásico por decidir si
La cuarta fuerza, de nuevo una inversión las creaciones del arte de masa encajan en su
exacta de la precedente, es la que correspon- sistema de clasificación de las artes, la indife-
de al modelo popular, que se corresponde con rencia del modelo popular ante los elaborados
la emergencia imparable de los medios de pro- textos críticos del modelo deconstructivo, o la
ducción icónicos de masas, y las turbulencias aversión mutua entre la vanguardia y el arte de
que provoca tanto en el modelo clásico como masas, pero otros resultan no menos significa-
en el crítico. Supone una crisis del modelo clá- tivos, puesto que en ellos se entrecruzan pre-
sico, porque no se preocupa principalmente por misas de todos los modelos. Así, los denodados
Comunicaciones - Crisis del sistema artístico - Crítica, tradición, deconstrucción y masa:
modelos de definición del arte en la crisis de la Modernidad

esfuerzos por crear museos (modelo clásico) de plantas se han cruzado hasta originar un enrama-
Arte Contemporáneo (modelos clásico y crítico), do laberíntico en el que el pensamiento queda
en los que se intenta explicar (modelo clásico) enredado como un insecto en una telaraña. El
al público (modelo popular), para que lo com- resultado de todo ello es claramente esquizofré-
prenda y disfrute (modelo popular), el significa- nico, porque las propuestas de los cuatro mode-
do (modelo clásico) de obras que precisamente los mantienen tácitamente a la vez su validez, lo
atacan (modelo crítico y deconstructivo) al pro- cual es imposible desde un punto de vista lógi-
pio corazón del arte musealizable. Los ímprobos co, porque son manifiestamente contradictorias
desvelos por hacer comprender y disfrutar obras entre sí. Así, el arte es la vez algo bueno, valioso,
concebidas para rechazar toda comprensión y si es vanguardista, y crítico con la sociedad, a la
disfrute, gastando para ello ingentes cantidades que se opone y critica, pero sin embargo debe
de dinero público, solo pueden explicarse por la ser respetado y acogido en los museos, que pue-
presencia común, bajo todos estos modelos, de den a su vez acoger obras que no pretenden ser
una máxima común: el arte es bueno, el arte es arte, pero que son analizadas como tales por los
Bien, el Arte es el Bien. críticos y estudiosos que lo analizan. Una obra
En los últimos tiempos, estos nexos entre los debe ser vanguardista para ser buena, o no, por-
cuatro modelos han adoptado formas nuevas, que el gusto del público no debe tampoco ser
que amenazan la pureza respectiva de sus ba- tomado a la ligera, y que una obra no guste a
ses teóricas, que pasan a tener un valor relativo. nadie tampoco debe ser un problema, porque
Los museos de arte contemporáneo acogen en el arte no tiene por qué gustar, es más, debe no
su seno obras de la esfera de la cultura popular, gustar, porque nos revela el mal y las contradic-
desde la moda hasta las motos, pasando por la ciones del mundo y nos las escupe a la cara, para
publicidad o el diseño industrial; aparecen aná- cambiar nuestra conciencia, pero si no cambia-
lisis de la cultura popular que no solo la legi- mos nuestra conciencia es porque somos masa,
timan, algo que no era necesario, sino que la aunque la masa tiene sus propias razones que
colocan por encima de las propias producciones la razón no entiende, aunque al final las masas
del modelo crítico-vanguardista; las creaciones acuden en masa a los museos de arte contempo-
del modelo popular incorporan de un modo cre- ráneo, y contemplan las instalaciones, acciones y
ciente elementos estéticos provenientes del uni- performances conceptuales con cara de interés, 499
verso vanguardista (música no tonal y recursos si bien después muchos confiesan después no
del cine de autor en las bandas sonoras y en la haber entendido nada y no comprender cómo
estructura visual de los videojuegos; novedades esas cosas gustan a alguien, lo cual tampoco esto
formales y diegéticas en las series de televisión, es del todo cierto, porque a alguien debe haberle
que se sirven de artificiosidades argumentales gustado para financiar la obra o comprarla, aun-
extremas, y de recursos formales propios de la que quizá el banco o el ayuntamiento las pagan
literatura y el teatro de vanguardia, etc.); sofisti- y compran porque es arte, y el arte es bueno, y
cación progresiva de numerosos productos del nos hace mejores, y solo de la cultura y el arte
arte de masas, que intentan provocar un esfuer- nos vendrá la salvación, y… En fin, una perma-
zo intelectivo en el espectador que, en ocasio- nente contradicción en la que vivimos, por lo
nes (como en la serie Lost) configuran artefactos que parece, cómodamente instalados, pero que
que retuercen las categorías formales y narrativas no puede satisfacer a una mente crítica.
con un pleno espíritu vanguardista (aunque su Así pues, ¿qué podemos saber sobre el arte?,
conclusión se sitúe en tierra de nadie entre el ¿qué debemos creer sobre él?, ¿qué nos cabe es-
modelo de masas, el deconstructivo, el clásico perar de él? En mi opinión, solo una poda —
y el crítico); imitación, troceo y banalización de vocablo cuya raíz latina, putare, significa precisa-
procedimientos de la literatura de vanguardia, mente pensar— correcta de estos cuatro modelos
para hacer pasar por una creación intelectual se- y sus derivaciones permitirá recuperar el sentido
ria productos literarios elaborados con plantilla, del jardín estético, en el que se armonicen las
como en la mayor parte de las novelas históricas plantas nuevas y las viejas, y permitirá asimismo
de los últimos veinte años, y un largo etcétera. la siembra de nuevas semillas que den origen a
Como resultado del crecimiento e hibridación especies aún por descubrir. Por ello, de los múl-
entre estos cuatro modelos, la teoría del arte en tiples atolladeros a los que conducen la pervi-
el momento actual puede compararse con un vencia e hibridación de estos modelos principa-
exuberante y frondoso jardín, cuyos árboles y les, y otros a los que no hemos aludido porque
Sociedades en crisis. Europa y el concepto de estética - Congreso Europeo de Estética

en realidad son derivaciones o sucedáneos de estos modelos como paladines de una pureza
estos (el modelo institucional, las teorías queer, imposible. En este sentido, y en cuarto lugar, de-
el postarte, etc.) sólo se podrá salir mediante una berá superar la identificación del modelo crítico
renovación teórica que cumpla, en mi opinión, con lo progresista y bueno, de lo clásico con lo
los siguientes requisitos: conservador y negativo, y viceversa. Es preciso
En primer lugar, no debe ser dogmática, lo abandonar el blanco y el negro y explorar las
cual implica no aceptar acríticamente ninguno gamas de grises que configuran nuestra ambigua
de los modelos existentes, sino analizarlos de realidad. En quinto lugar, deberá perder el mie-
un modo razonado, abierto y exigente al mismo do a servirse de los antiguos conceptos, como
tiempo. En segundo lugar, no debe ser maxima- forma, expresión, belleza, placer o incluso mí-
lista, puesto que todos los intentos de definir lo mesis, como elementos superados y clausurados
artístico que parten de categorías elevadas, su- de la creación estética, sin rendirse a las concep-
periores, se encuentran tarde o temprano con ciones antiguas de los mismos, sino exigiéndose
excepciones que los invalidan. Por ello, deberán su constante análisis y reformulación crítica.
Pero la exigencia fundamental, previa a cual-
buscarse las condiciones mínimas, y comunes,
quier intento de teorización, deberá ser la de
que caracterizan a las creaciones artísticas, aun-
obligar a dar cuenta del concepto de arte que
que ello suponga el abandono de viejos hábitos
fundamenta toda reflexión teórica, sin dar por
mentales, aunque algunos apenas cuenten con
válidas definiciones implícitas, evasivas, bouta-
pocos años de vida. Solo así se podrá volver a in- des o tópicos aceptados a beneficio de inven-
dagar en busca de explicaciones sobre los efec- tario. Solo mediante una exigencia renovada de
tos y logros elevados que el arte puede producir. intentar dotar a los conceptos que utilizamos de
En tercer lugar, se deberán abandonar las dis- tanta exactitud como sean capaces de admitir,
tinciones tajantes entre los modelos que hemos podremos devolver a la teoría del arte su utili-
expuesto, que se niegan unos a otros la condi- dad y prestigio perdidos, y quizá, así, encontrar
ción de artísticos. Los cortes tajantes entre arte el modo de salida del laberinto conceptual en el
culto y arte de masas, entre arte comprometido que, en mi modesta opinión, se encuentra hoy
y de evasión, entre negatividad y disfrute, sim- en día perdido el universo estético y las modelos
plemente ya no funcionan más que en la mente y disciplinas teóricos que lo estudian, entre ellos,
500 de los teóricos que se atrincheran en alguno de muy particularmente, la Historia del Arte.

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