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PLAN PASTORAL DIOCESANO

«Caminando en el sueño misionero


de llegar a todos»

AÑO II. ANUNCIAMOS EL EVANGELIO

Orientaciones para el quehacer pastoral


en la Iglesia de Jaén en el curso 2018-2019
PRESENTACIÓN DEL OBISPO
Un sueño que se hace misión

Queridos diocesanos:
Nuestro Plan Diocesano de Pastoral nos sitúa, como todos sabéis, en el
sueño misionero; se trata de un sueño que quiere crear movimiento en el
corazón católico de todos nosotros y, por tanto, en la vida de nuestra
Diócesis de Jaén. Es un sueño que nos invita al cambio, que nos hace
inconformistas con nosotros mismos y con lo que hacemos como Iglesia
del Señor en este mundo y en este tiempo; el sueño nos quiere llevar a ser
una Iglesia misionera.
Es un sueño que quiere tocar realidad, que quiere ver cómo vamos
cambiando, cómo modificamos actitudes y conductas, para que todos y
todo en nuestra Diócesis se sitúe en estado permanente de misión. El
sueño en que estamos tiene un horizonte de cambio real y a fondo: que
nuestra Iglesia sea de discípulos misioneros; de hombres y mujeres que
abren su vida al misterio de Cristo y se dejan configurar por él, tras
haberlo conocido, amado y seguido, que están a disposición de ser
enviados a evangelizar. La Iglesia sitúa a los discípulos misioneros en un
clima en el que van de la mano la comunión y la misión.
Seguimos así el hilo de la estructura de nuestro Plan Diocesano de
Pastoral y lo urge el salto que necesariamente se tiene que dar de la
comunión a la misión. No es que la comunión no sea evangelización, que
sí lo es. Vivir en comunión es mostrar que el misterio de Dios en el que
vivimos y nos hace vivir, es una invitación a reconocer que no hay nada
que evangelice más que el testimonio de amor y de unidad en la confesión
de fe. Somos uno, por deseo de Jesús, para que el mundo crea.
Por eso, si en el curso pasado reforzamos entre nosotros la comunión,
ahora nos situamos en el sueño misionero. Hay un lazo imprescindible de
la comunión con la misión. Evangelizamos en la comunión de la Iglesia, es
en ella donde se comparte, en comunión de fe y vida, el envío misionero.
Si el curso anterior nos orientamos a descubrirnos como Iglesia en

3 Presentación del Obispo


comunión, en este nuestra orientación es encontrarnos de lleno en
situación de misión. Por eso, en la consulta que os dirigí, en la Pascua
pasada, os pedía sugerencias concretas sobre cómo evangelizar. Todas
están en este documento que ahora llega a vuestras manos. Gracias porque
generosamente habéis dejado que el Espíritu Santo haya hecho un buen
trabajo en el sensus fidei de cuantos participasteis.
Lo primero que quiero destacar es que todos sin excepción habéis
apuntado que en nuestra Iglesia diocesana hemos de evangelizar, en lo que
ya hacemos y en nuevas formas y estilos de llevar el Evangelio a todos.
Muchas de estas nuevas formas están en el documento que ahora llega a
vuestras manos. Ninguno duda que la situación de la fe entre nosotros está
necesitando un nuevo impulso misionero, tanto hacia dentro de nuestras
comunidades, como hacia los que viven al margen de la fe y ya no
reconocen como propia la vida cristiana.
Destaco también el deseo de ser acompañados, ayudados y coordinados
por el Obispo y los animadores de pastoral de la Diócesis. Entiendo que
eso significa una total disponibilidad por su parte. Entiendo que este
documento, que recoge la actitud de tantos, hay un ofrecimiento: «La
Iglesia puede contar conmigo».
Estoy convencido de que, a partir de esta disponibilidad de tantos, y en
especial de los laicos, nuestras comunidades se pueden abrir a experien-
cias de misión, unas de primer anuncio y hasta a una experiencia común
y coordinada como puede ser la Misión Diocesana.
Invito, por tanto, a todos a rezar y reflexionar, individualmente y en
común, toda la riqueza de este material, que nos va a guiar a lo largo de
este año pastoral, que llamamos misionero, y en el que queremos aprender
practicando cómo ser discípulos misioneros en una Iglesia en misión.
Os doy de corazón las gracias a todos los que habéis hecho posible este
precioso documento —habéis sido muchos— y que es el acta de un
compromiso de todos de hacer que el sueño se haga misión.
Con mi afecto y bendición.

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PRIMERA PARTE
Un camino trazado entre todos

INTRODUCCIÓN

Comencemos anotando que las conclusiones que se recogen en este


documento son, en primer término, el resultado de la elaboración del
trabajo realizado por 62 parroquias de la Diócesis. Durante la Pascua 2018
tuvieron lugar las Asambleas Parroquiales, en las que se reflexionó, a
partir de una charla-vídeo y de un cuestionario de trabajo, sobre lo que el
Plan Pastoral Diocesano prevé para este curso pastoral 2018-2019,
centrado prioritariamente en la Evangelización.
Algunas parroquias especificaban en sus documentos de conclusión
cómo se desarrollaron las Asambleas. En todas aquellas de las que se nos
dio noticia el desarrollo fue similar. Después de la oración inicial, tuvo
lugar la charla. En varias parroquias, el vídeo de la charla había sido
enviado previamente a través de las redes sociales a las fuerzas vivas de
la comunidad. Posteriormente, los asistentes se dividían en grupos
pequeños para hacer la reflexión. Algunas Asambleas concluyeron con un
rato de expansión, compartiendo la merienda o la cena. Todas ellas —se
afirma en los documentos— se desarrollaron en clima de cordialidad y de
convivencia festiva.
Un grupo de parroquias expresaron su dificultad a la hora de enfrentar-
se con los bloques relativos a la dimensión misionera y al acompañamien-
to. Y a la generalidad les preocupaban los temas de los alejados y de los
jóvenes.
Varias parroquias afirmaron tener trazado ya un itinerario para
retomar el trabajo a partir de septiembre 2018, de cara a la programación
inmediata del curso, partiendo de la reflexión realizada y de lo que se
ofreciera posteriormente a raíz de la Asamblea Diocesana.
Efectivamente, en la Asamblea Diocesana, en la que se dieron cita en
torno a 160 fieles de diversos ámbitos de la Diócesis, después de una

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mañana dedicada a la profundización en el tema del acompañamiento
espiritual, que finalizó con varios testimonios de personas que habían
tenido experiencia en ámbitos relacionados con primer anuncio, cateque-
sis y acompañamiento, la tarde fue dedicada a la reflexión a partir de lo
que se había pedido a los Arciprestazgos y a la Diócesis desde las
aportaciones de las parroquias. Incluimos el resumen de esta reflexión,
con sus líneas de acción correspondientes, en este documento.
Finalmente os recordamos que este documento nace del Plan Pastoral
Diocesano 2017-2021 y necesariamente remite a él. Hay que tener en
cuenta, pues, que aquel no está abolido, pues es el origen de este; y que
este no recoge todo lo que aquel incluye, porque el Plan del cuatrienio,
junto con la carta que D. Amadeo entregó con él, sigue siendo el documen-
to marco de todas las reflexiones, programaciones y acciones que están
surgiendo y surgirán en estos años. Quiere esto decir que, en la programa-
ción y realización de este curso 2018-2019, las parroquias, los arciprestaz-
gos y los organismos diocesanos tendremos que contar con los tres
documentos. Afortunadamente los Planes Pastorales son documentos
vivos, que intentan animar la existencia de las comunidades y de la Iglesia
local. Y no se pueden considerar nunca definitivamente cerrados, sino
abiertos a la constante reflexión y a la necesaria adaptación de cada
comunidad o grupo creyente.
Para ayudar a esta reflexión comunitaria hemos añadido al final del
desarrollo de cada uno de los epígrafes unas pistas con las que comenzar
el diálogo.

1) EVANGELIZACIÓN Y PRIMER ANUNCIO

¿Cómo podremos en nuestra parroquia iniciar o potenciar la


experiencia de primer anuncio?

En general, las parroquias de la diócesis de Jaén están preocupadas


porque el modelo de pastoral que tenemos no responde a las exigencias
de la realidad de la sociedad en la que estamos inmersos. Son conscientes

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de que «la fe cristiana no es solo ni fundamentalmente una doctrina, una
sabiduría, un conjunto de normas morales, una tradición o un bello
conglomerado ritual. La fe cristiana es ante todo un encuentro personal,
una relación con Jesucristo» (Plan Pastoral Diocesano 2018-2021) y de
que transmitir la fe significa crear en cada lugar y en cada tiempo las
condiciones para que el encuentro entre los hombres y Jesús pueda tener
lugar. Saben que el objetivo fundamental de la tarea de la Iglesia es la
promoción de este encuentro. Pero se trasluce en lo expresado en los
documentos que no se entiende en algunas comunidades la necesidad de
un primer anuncio. En algunos de ellos, explícitamente se reconoce el
desconocimiento del contenido de esta realidad que debería convertirse
en prioritaria: ¿qué es el primer anuncio? Otras veces lo que se manifiesta
es la dificultad para encontrar el camino que nos lleve a este cambio de
paradigma que nos están pidiendo el mundo y el Espíritu.
Otras parroquias comparten en el documento aportado el camino
emprendido y el esfuerzo realizado para establecer el primer anuncio
evangélico como prioridad en el Plan Pastoral Parroquial y lo definen
como arduo, pero ilusionante. Unas cuantas cuentan cómo, durante el
curso 2017-2018, han estado preparando personas y espacios para iniciar
en el Año de la Evangelización proyectos explícitos de primer anuncio,
pidiendo ayuda a las que ya llevan algún camino recorrido.

¿Quiénes serán los agentes responsables?

Cuando se habla de los agentes responsables del primer anuncio, se


afirma con bastante unanimidad que todos podemos y debemos ser
evangelizadores, y que la Evangelización es tarea de toda la comunidad
parroquial, al frente de la cual ha de estar el párroco. Pero se declara al
mismo tiempo la necesidad de formar personas y equipos responsables de
esta tarea, así como de hacer tomar conciencia a los catequistas, monitores
y responsables de grupos que ya están desempeñando en la parroquia
tareas diversas de la necesidad de reubicar el anuncio del kerigma en el
centro y como base de toda acción pastoral.

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¿Qué método usaremos?

En cuanto al método específico a usar para hacer el primer anuncio, se


presentó un abanico importante de posibilidades que ya se estaban
usando o que se miraban como proyecto para el presente curso
2018-2019.
Algunas parroquias se han propuesto comenzar Asambleas Cristianas
en las casas y otras potenciar las que se han iniciado en cursos anteriores,
porque han demostrado ser una plataforma de encuentro y de acercamien-
to a muchas personas que no participan en otras acciones llevadas a cabo
en la Iglesia. En ellas, el encuentro gira siempre en torno al Evangelio.
Otras parroquias valoraban como muy positiva la Misión Parroquial
llevada a cabo por religiosos. Otras hablaban incluso de la posibilidad de
tener Misiones Parroquiales a nivel arciprestal o a nivel diocesano, o al
menos solicitan que el Arciprestazgo o la Diócesis brinden los materiales
o las pautas adecuados para hacerlas en verdadera clave de primer
anuncio. Sería importante, de cualquier modo, que, en las poblaciones con
más de una parroquia, las Misiones no fueran iniciativa de una sola al
margen de las demás, sino una opción pastoral interparroquial.
Las parroquias que han tenido ya experiencia con el método Alpha, lo
valoran muy positivamente. Incluso las que no han tenido aún nada más
que una única edición hablan de cómo ya, desde el comienzo, están
recibiendo importantes frutos de personas alejadas que se integran en la
comunidad o de creyentes que han vuelto a reavivar la fe que dejaron
dormir hace tiempo. La propuesta es comenzar con una edición dirigida
a los que ya están integrados en la comunidad, para que experimenten la
vivencia que después tendrán que propiciar en los que acudan nuevos.
Algunas parroquias que no han tenido aún esta experiencia han optado ya
por realizarla con la ayuda de las parroquias que sí la han vivido.
Una iniciativa interesante es la de las parroquias que se proponen
transformar la catequesis de preparación a la confirmación de adultos o
los cursos de preparación al matrimonio, en una serie de encuentros de
primer anuncio, que no estén centrados tanto en la recepción del
sacramento cuanto en ayudar a prender la llama de la fe en los participan-
tes y a propiciar en ellos un renovado deseo de encuentro con la persona

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de Jesucristo.
Otras parroquias, que están enviando gente a hacer Cursillos de
Cristiandad fuera de la Diócesis, se alegran de lo que esta experiencia
supone para los que la tienen, y se proponen seguir potenciándola. Incluso
preguntan si no sería posible rescatar en la Diócesis de Jaén un movimien-
to con larga historia en ella y que ha producido abundantes frutos.
Las comunidades neocatecumenales presentes en varias parroquias de
la Diócesis comparten igualmente su experiencia.
Para concluir, tenemos que reflejar aquí la idea expresada en varios
documentos, de que también los más cercanos a la parroquia son personas
«alejadas», que carecen de experiencia de encuentro con el Señor, y que
tendríamos que plantearnos seriamente que muchos de los que ya «están»
deberían abrirse a una «renovada» experiencia de encuentro con Jesús, sin
la cual no será posible construir parroquias en salida y con capacidad para
hacer primer anuncio y para acoger a los que, encontrándose con el Señor,
necesitan ser integrados en una comunidad viva.

¿Cómo haremos la convocatoria? ¿A quiénes nos dirigiremos?

La convocatoria para las experiencias de primer anuncio, las comunida-


des la harán a través de los cauces habituales de la parroquia y de los
grupos parroquiales y hermandades, usando medios impresos, como
folletos, octavillas o carteles, sin olvidarse nunca de las nuevas tecnologías.
Pero la mejor convocatoria es siempre el boca a boca. Si conseguimos que
algunas personas tengan una experiencia relevante de encuentro con el
Señor, ellas mismas se van a convertir en la mejor propaganda ante sus
familiares y conocidos, e incluso serán en el futuro animadores o líderes
para grupos sucesivos.
Los candidatos a nuestra invitación serán los padres de los niños de
catequesis, los cofrades, los adultos que vienen a pedir la catequesis de
confirmación o prematrimonial, los vecinos con los que los anfitriones de
las Asambleas cristianas tienen lazos de convivencia humana. Algunos de
estos métodos o grupos de primer anuncio ofrecen materiales adecuados
a colectivos de jóvenes, por lo que varias parroquias se han planteado

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hacer convocatorias específicas para jóvenes. Incluso, en algunas
ocasiones, es posible hacer convocatorias de tipo familiar, con motivo de
algún acontecimiento o festividad que tenga que ver con la familia.

Si no tenemos experiencia todavía, ¿quién podrá ayudarnos?

Algunas parroquias que no tienen experiencia en iniciativas de este tipo


afirman que se apoyarán en parroquias cercanas que ya han comenzado
a propiciarlas. O echarán mano de comunidades de religiosos misioneros,
en el caso de las Misiones Populares.
Otras apuntan que sería necesario coordinarse para que las parroquias
pudieran beneficiarse de pautas, ayudas, materiales y formación de
agentes a nivel arciprestal y diocesano.
Este tema se reforzó en la Asamblea Diocesana en la que reflexión sobre
la posibilidad de crear algo así como un Secretariado de Nueva Evangeli-
zación o de dar pasos institucionales en la Diócesis y en los arciprestazgos
de modo que el primer anuncio sea una prioridad en todos los estamentos
diocesanos.

¿Cuáles son nuestros compromisos a nivel de arciprestazgo?

A nivel de arciprestazgos se proponen las siguiente acciones:


! Poner el primer anuncio como objetivo fundamental en el Plan
Pastoral Arciprestal y ayudar desde el arciprestazgo para que las
parroquias vayan dando el paso de una pastoral de mantenimiento
a una pastoral de misión-evangelización.
! Enviar a animadores o catequistas de las parroquias del arciprestaz-
go a los cursos o escuelas de monitores de primer anuncio (misiones
parroquiales, Alpha) que se organicen a nivel diocesano.
! Fomentar desde el arciprestazgo las asambleas en las casas.
Coordinar desde el Arciprestazgo las asambleas y organizar una
Misión a nivel arciprestal. Brindar a las parroquias materiales para
las asambleas.

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¿Qué se solicita a la Diócesis?

A nivel de Diócesis se piden las siguientes acciones:


! Organizar una Misión Diocesana en la que participen todos los
arciprestazgos y parroquias, teniendo en cuenta la idiosincrasia y
posibilidades de cada uno de ellos.
! Ofrecer un fin de semana de entrenamiento Alpha, para que las
parroquias que quieren comenzar a usar este método de primer
anuncio pueden mandar a su animadores.
! Posibilitar la implantación de Cursillos de Cristiandad en la Diócesis.

PARA AYUDAR EN LA REFLEXIÓN


EN EL CONSEJO O ASAMBLEA PARROQUIALES
1) Tenemos que convencernos de que es primordial hacer
«primer anuncio» en nuestra parroquia, no como algo puntual
o momentáneo, sino como elemento necesario de la pastoral
ordinaria.
2) Eso es lo primero. Luego nos pondremos a dilucidar cómo
hacerlo, qué método usar, a quiénes vamos a ir, quienes serán
los que lo hagan... Pero hay que darle forma concreta este
curso.
3) También tendremos que programar cómo vamos a asumir
la Misión Diocesana y cómo vamos a construir nuestra Misión
Parroquial. Desde el principio de curso tenemos que ir creando
ambiente en toda la feligresía.

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2) EVANGELIZACIÓN Y CATEQUESIS

¿Cómo hacer que nuestra catequesis sea más «completa» e integre


todas las dimensiones: conocer, orar-celebrar, vivir-testimoniar?

Unánimemente las parroquias hacen autocrítica y reconocen que


muchas veces nuestras catequesis apenas pasan del «conocer» y, si acaso,
del «celebrar». Y quieren poner su esfuerzo en que integren las tres
dimensiones conocer, orar-celebrar, vivir-testimoniar, insistiendo en la
centralidad de la promoción de la experiencia creyente y en la pertenencia
a la comunidad parroquial, más que en los aspectos formales de la fe. Se
trata, pues, de propiciar un tipo de catecumenado que busque crear
discípulos del Señor (que lo conozcan, tengan una relación personal con
él, celebren su fe, la lleven a la vida y la testimonien). Este objetivo debería
ocupar el centro de nuestros esfuerzos pastorales. En consecuencia con
esto, se percibe cómo en nuestras parroquias va calando, aunque nos
abruma luego el no saber darle forma, la idea, expresada en el Directorio
General para la Catequesis de 1977, de que «La catequesis de adultos, al
ir dirigida a personas capaces de una adhesión plenamente responsable,
debe ser considerada como la forma principal de catequesis, a la que todas
las demás, siempre ciertamente necesarias, de alguna manera se ordenan.
Esto implica que la catequesis de las otras edades debe tenerla como
punto de referencia, y articularse con ella en un proyecto catequético
coherente de pastoral diocesana» (DGC 1997, 59). Con todo, mucha gente,
incluso de los agentes de pastoral de nuestras parroquias, identifica
todavía catequesis con niños: esta es una rutina que estamos llamados a
seguir corrigiendo.

¿Cómo potenciaremos la catequesis de adultos o la catequesis


familiar?

Las parroquias que han hecho ya experiencias de primer encuentro se


han visto en el reto de tener que ofrecer a quienes se han encontrado con
el Señor un ámbito en el que puedan seguir creciendo en la fe, en la
experiencia creyente y en la vida comunitaria, y comenzar a ejercitar el

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mandato misionero que perciben también dirigido a ellos. Esto tiene su
lugar más idóneo en grupos pequeños dentro de la familia grande que es
la comunidad parroquial.
Las parroquias que han hecho Misión Popular optan por continuar con
los grupos en las casas que se formaron a partir de la misma. Las que han
hecho experiencia Alpha han tirado de la imaginación pastoral para dar
continuidad y permanencia a los grupos formados a partir del primer
anuncio, ofreciendo materiales y espacio para cultivar todas las dimensio-
nes del crecimiento creyente: la amistad, la oración, la formación y la
profundización en el Evangelio.
Otras comunidades han creado o se han propuesto crear, a partir de la
experiencia y asesoramiento de parroquias cercanas, grupos bíblicos de
diversa índole, en los que el encuentro con el Evangelio y la lectura orante
de la Sagrada Escritura sirven como eje vertebrador. Alguna otra comparte
con nosotros su experiencia de los Grupos de Jesús.
Diversas comunidades explican sus intentos de construir una cateque-
sis familiar a la que sean conjuntamente convocados padres e hijos, con
resultados desiguales, pero no desdeñables. Y potenciar los grupos de
matrimonios, de estilo puramente parroquial o vinculados a algún
movimiento familiar supradiocesano. Y se expresa el deseo de potenciar
en la Diócesis el tejido de grupos de Vida Ascendente, de los que se habla
en los documentos de trabajo de forma muy positiva, pues responden, por
un lado, a la necesidad de ofrecer a los mayores un espacio en el que se
sienten acogidos y, por otro, donde toman conciencia de su papel activo en
la tarea evangelizadora y apostólica de la Iglesia.
En general, en este ámbito, se nota que las parroquias afrontan
iniciativas nuevas, partiendo del ejemplo e ilusión que han visto en
comunidades adyacentes y del asesoramiento que estas fraternalmente
ofrecen.
Lo que sí es común a todas estas distintas opciones que se están
desarrollando o que se proponen realizar las parroquias en este año de la
Evangelización es la convicción de que estos diversos modos de catequesis
de adultos han de propiciar que el creyente se convierta en discípulo y el
discípulo en misionero, para lo que se han de cultivar simultáneamente
estos varios aspectos: la cercanía y el estudio de la Sagrada Escritura, la

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comunión y la amistad, la vida de oración y la participación en la
celebración de la Iglesia, así como la asunción de compromisos concretos
de cara a la parroquia y a la sociedad.
Por otra parte, en la mayoría de los documentos aportados, se muestra
la preocupación por la necesidad de la integración de los miembros de las
cofradías y hermandades en la experiencia creyente, que vaya más allá de
la pura formación académica o doctrinal o estrictamente cofrade.

¿Qué carencias tiene nuestra catequesis de infancia y adolescencia y


cómo podemos subsanarlas?

Es opinión bastante generalizada que nuestras catequesis de infancia


y adolescencia siguen siendo demasiado parecidas al entorno escolar. Y
que los materiales son demasiado densos, o, al contrario, pobres y
centrados en lo doctrinal y académico, y poco adaptados a la realidad de
los catecúmenos. Que la continuidad tras la primera comunión es más
exigua de lo que sería deseable. Preocupa la escasez en muchos casos de
referencias religiosas en los hogares, así como la falta de comunicación
entre los padres en el caso de los niños de matrimonios separados, que son
cada día más frecuentes.
Se sugiere programar anualmente actividades relacionadas con la
vivencia cristiana, con la caridad y con el testimonio creyentes, que no
tengan lugar en el aula, creando una catequesis más participativa y más
activa; y tratar de acompañar a los adolescentes desde su realidad, ver qué
les interesa y qué se están cuestionando. Los grupos Kairós aparecen como
una riqueza de nuestra Diócesis, aunque en muchas parroquias no son
capaces de despegar a pesar de los esfuerzos de párrocos y catequistas.
Algunas parroquias afirman haber comenzado a usar los materiales
para la catequesis de infancia y adolescencia de Acción Católica General y
valoran la propuesta de este movimiento eclesial por la apuesta que se
hace en ella por la integración de las dimensiones orante y vivencial que,
como hemos dicho anteriormente, algunas veces están poco presentes en
las catequesis de nuestras parroquias.

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¿Qué ámbitos de formación cristiana de la parroquia o del arcipres-
tazgo tenemos que crear o potenciar?

Las aportaciones de las parroquias anotan también cuáles serían los


ámbitos de formación cristiana de la parroquia y del arciprestazgo que
deberían crearse o potenciarse. El listado es amplio. Dejamos aquí
constancia haciendo una breve enumeración:
! Crear espacios de catequesis para adultos de corte catecumenal.
! Promocionar los grupos matrimoniales.
! Promover ámbitos y ocasiones de oración comunitaria, que propi-
cien el encuentro íntimo con el Señor.
! Promover la formación cofrade en clave catecumenal.
! Ampliar los ámbitos de las Escuelas de Fundamentos Cristianos,
brindando a partir de ellas otras enseñanzas relacionadas con los
diversos servicios que se prestan en la comunidad parroquial,
insistiendo de modo especial en este curso 2018-2019 en todo lo
relativo a la evangelización.
! Poner en marcha los grupos Kairós, preparando para ello a los
monitores necesarios.
! Hacer grupos de lectio divina que funcionen permanentemente, no
solo en ciertos momentos del año litúrgico.
! Se afirma abundantemente la necesidad y el deseo de establecer a
nivel arciprestal itinerarios comunes para quienes se acercan a pedir
los sacramentos de la Iniciación Cristiana o el del matrimonio, que
no estén tan centrados en la recepción del sacramento como final de
un proceso, sino en el proceso mismo de acompañar a crecer en la fe,
en el conocimiento del Señor, en la vivencia comunitaria y en la
llamada al testimonio creyente.
! Para dar cauce a la acción anterior, se propone crear en el arcipres-
tazgo un equipo de Pastoral Familiar, que se encargue de la
preparación próxima del matrimonio y del acompañamiento a los
esposos en los primeros años de matrimonio, así como a las parejas
que pasan por dificultades, y sepan derivarlos convenientemente a
los servicios diocesanos, si fuera preciso.

15 Un camino trazado entre todos


! Finalmente, aparece la conciencia de la necesidad de la formación de
los catequistas, de modo que sepan responder a esta nueva
situación; para ello se propone la creación de escuelas arciprestales
de catequistas, bajo la tutela y supervisión del Centro Diocesano de
Formación Cristiana.

¿Qué pedimos a la Diócesis?

! Desde la Delegación de Catequesis y Catecumenado, y el Centro


Diocesano de Formación Cristiana, preparar un plan de formación
para catequistas y posibilitar la creación de escuelas arciprestales de
catequistas.
! En la Asamblea Diocesana se reflexionó sobra la necesidad de que la
Delegación de Familia y Vida haga una profunda revisión de los
Cursos de Preparación al Matrimonio, dándoles un carácter más
catecumenal, teniendo en cuenta las nuevas realidades (convivencia
prematrimonial, hijos antes del matrimonio, hijos de uniones
anteriores...) y procurando una cierta unificación de materiales y la
duración de los encuentros.

PARA AYUDAR EN LA REFLEXIÓN


EN EL CONSEJO O ASAMBLEA PARROQUIALES
1) Es importante que reflexionemos sobre la idea de que la
catequesis de adultos es el modelo de toda la catequesis y que
nos planteemos cómo propiciar cada vez más la catequesis de
adultos. ¿Qué grupos organizamos? ¿Y cómo?
2) Tenemos que dar pasos para que nuestra catequesis de niños
y de jóvenes integre el conocer, el orar-celebrar y el vivir-
testimoniar. ¿Cómo formaremos a todos nuestros catequistas
para que interioricen este proceso y luego lo trasladen a su
quehacer catequético?

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3) En este año de la misión, tenemos que procurar que la Biblia
ocupe un lugar central en nuestras catequesis, tanto de adultos
como de niños y jóvenes. ¿Qué acciones emprenderemos para
ello?

3) LLAMADOS A SER DISCÍPULOS MISIONEROS

¿Cómo potenciaremos en todos los cristianos la condición misionera?


¿De qué forma impulsar en los creyentes la conciencia de la llamada
que el Señor hace a todos —y no solo a unos cuantos privilegiados
escogidos— de ser anunciadores de su Evangelio?

El discipulado tiene su inicio en la «experiencia del amor de Dios» que


salva, en el encuentro «con el amor de Dios en Cristo Jesús», dice la
Evangelii Gaudium (EG 120). Está claro para el Papa que el tener
«experiencia del amor de Dios» empuja al que la experimenta a «salir a
anunciarla». Por eso, puede afirmarse que todo cristiano es misionero y
que se pueden unir ambas dimensiones en un solo concepto, que ha calado
ya en nuestra Diócesis, porque se usa abundantemente en los documentos
aportados por las parroquias: «somos discípulos misioneros». Por eso se
manifiesta en ellos que no se trata tanto de «creer que» cuanto de «creer
en», dándonos cuenta de que el cristianismo no es una teoría sino una
persona, Jesucristo, y de que la vida cristiana comienza en el encuentro
con él, y consiste fundamentalmente en seguirlo y en comunicar a otros la
alegría de ese encuentro.
Sin embargo, se trasluce en algunas reflexiones un miedo tenue a no
estar capacitados para dar razón de nuestra esperanza. Como si nos
sintiéramos desautorizados ante un mundo que nos pide que demos
muestras de nuestra fe y estuviéramos poco preparados para hacerlo,
porque nos faltan ciencia, lógica o lenguaje docto; como si estuviéramos
aún poco persuadidos de que lo que convence no es la lógica sino la

17 Un camino trazado entre todos


experiencia profunda y la convicción honda, vivida personalmente, de que
la vida sin el Señor es infinitamente peor. Sabemos, como san Pablo, que
estamos llenos de imperfecciones (ver Flp 3,12-13). Pero esto no puede
ser una excusa; «al contrario, la misión es un estímulo constante para no
quedarse en la mediocridad y para seguir creciendo» (EG 121).
Algunas de las propuestas que hacen las parroquias van dirigidas más
a un cambio de actitudes que a un cambio de estructuras, sabiendo que
este último no será posible sin realizar aquel. Brevemente citamos
algunas:
! Evitar la tentación del cansancio; rehuyendo caer en la desconfianza
por no ver los resultados de nuestro esfuerzo.
! Establecer momentos de convivencia fraterna, de oración comunita-
ria, de retiro en la parroquia, alimentado la unión y la comunión en
las que puede crecer el ardor misionero.
! Recordar lo que el Señor dijo a San Pablo: «Te basta mi gracia: la
fuerza se realiza en la debilidad» (2Co 12,9). No somos nosotros, sino
el Espíritu Santo, que obra como, cuando y donde quiere.
! Aprender en el seno de la comunidad parroquial a acoger y valorar
a todos, cada uno con sus dones y carismas. Saber repartir tareas y
hacer partícipe a cada uno, fiándonos de que el Señor actúa también
en el otro. Insistir en que cada uno tiene algo que ofrecer y dar la
posibilidad de que cada fiel crea en sus potencialidades creyendo
nosotros en ellas.
! Centrarnos en cubrir la necesidad imperiosa de ser «cristianos en el
mundo», evitando derrochar nuestras fuerzas en la promoción de
una religiosidad popular sin repercusiones vitales evangélicas o en
el fomento de grupos de cristianos que actúen solo ad intra para
seguir alimentando una pastoral de puro mantenimiento o la
vivencia de una Iglesia que se mira permanentemente a sí misma.
! Crear un estilo de parroquia acogedora en la que caben los que
vienen nuevos y en la que se respetan las opiniones y las historias
personales.
! Potenciar la Eucaristía del Domingo como centro de la vida parro-
quial y lugar de encuentro de todos los miembros de la parroquia.

Plan Pastoral Diocesano 2018-2019 18


! Trabajar de todos los modos posibles para que las cofradías sean
verdaderos espacios de fraternidad, en los que las personas puedan
crecer en la experiencia de encuentro con el Señor.

¿De qué manera pueden los cristianos dar razón de su fe e invitar a


otros a la misma de modo sencillo y cotidiano?

Las comunidades que han participado en la reflexión afirman la


necesidad de romper con la dinámica de la parroquia de servicios y de
hacer calar en la feligresía la convicción de que no se trata de venir a ser
servidos, sino a servir. Hacerles ver que ellos también tienen que ser
misioneros y quebrar las inercias. Y el testimonio se hace de modo sencillo
y cotidiano. La mejor manera de dar razón de la fe es a través de la
acogida, el acompañamiento y el testimonio personal.
En las parroquias en las que hay realidades grupales variopintas, se
requiere un mayor compromiso por parte de todos los grupos presentes
para evitar el exclusivismo y la exclusión, buscando fomentar la comunión,
la acogida y el aunar fuerzas en una única dirección.

¿Será posible crear en nuestras parroquias grupos de vida al estilo


de Acción Católica? ¿Con quiénes: niños, jóvenes o adultos?

Con respecto a la posibilidad de crear en las parroquias grupos de vida


al estilo de Acción Católica General, hemos recibido toda la gama posible
de posiciones.
Dos parroquias afirmaban desconocer la propuesta de Acción Católica
y, por lo tanto, no sabrían decir si sería viable en ellas.
Alguna otra, conociendo someramente el proyecto, no veían viable en
la parroquia crear grupos de este estilo, aunque no hay acuerdo entre los
participantes en la asamblea, porque algunos piensan que sería posible
para los grupos de poscomunión o para los adolescentes.
En la reflexión de otras comunidades, sin citar expresamente Acción
Católica, se indicaba la necesidad de crear, para los que han pasado por un

19 Un camino trazado entre todos


proceso de primer anuncio, grupos de vida cristiana que ayuden a
profundizar y a fundamentar su experiencia de encuentro con el Señor
resucitado, en comunidad, creciendo en conocimientos, en experiencias de
oración personal y comunitaria, en la celebración de la eucaristía
dominical en comunidad, en el servicio a la Iglesia y a la sociedad, y en el
testimonio a los que aun no conocen al Salvador.
Finalmente, otras parroquias, en torno al 60% de las que aportaron sus
reflexiones, creen posible y necesaria la asunción del proyecto de Acción
Católica. En general se inclinan por la creación de grupos de jóvenes y
adultos. De ellas, una decena expresaba la decisión firme ya tomada de
crear los grupos y por ello incluían entre sus compromisos el de mandar
a algunos agentes de pastoral al Encuentro Diocesano de Acompañantes,
para tomar contacto con esta realidad. Tal encuentro, programado para el
mes de junio se completó de tal manera que hubo necesidad de convocar
una segunda edición del mismo en el mes de septiembre. Mas de trescien-
tas personas de toda la geografía diocesana han participado en estos dos
encuentros, de los que ha salido el compromiso de la creación de la
Escuela Diocesana de Acompañantes.

¿Qué pedimos a la Diócesis?

Se pide a la Diócesis que establezca los cauces necesarios para que las
parroquias que han empezado a usar el método y los materiales de Acción
Católica General puedan comunicarse, coordinarse y ayudarse entre ellas.
No se trata, ahora el principio de montar una estructura diocesana de
Acción Católica, sino de propiciar que se trabaje «en red» con el modelo y
los materiales ofrecidos por este movimiento eclesial.

PARA AYUDAR EN LA REFLEXIÓN


EN EL CONSEJO O ASAMBLEA PARROQUIALES
1) Todos los discípulos están llamados, por el mismo hecho de
serlo, ser misioneros. Y no se puede misionar sin ser verdaderos

Plan Pastoral Diocesano 2018-2019 20


discípulos. Tenemos que seguir ahondando en esta idea de que
el discipulado y la misión no son separables. Y hacer que vaya
calando esta convicción en toda la parroquia.
2) Pensamos los pasos que vamos a dar este curso para hacer
grupos de vida. Lo importante no es el nombre que tengan
(asambleas familiares, Grupos de Jesús, grupos de vida de
Acción Católica, Grupos Delta...), sino su configuración: grupos
pequeños de creyentes en los que se comparte la fe, la oración
y la vida. Pero no nos podemos quedar en una declaración de
intenciones: dibujemos bien nuestro proyecto.
3) Tenemos que convencernos de que la parroquia ha de salir
a la calle, y de que los cristianos tenemos que llevar a Jesucristo
a los lugares en los que está la gente. Si no asumimos esto, no
estaremos dispuestos a dar razón de nuestra esperanza. Y con,
este convencimiento, nos vamos a proponer realizar acciones
concretas. ¿Cuáles? ¿Cómo? ¿Cuándo?

4) CATEQUISTAS, ANIMADORES, MONITORES… ¡ACOMPAÑANTES!

¿Cómo haremos que nuestros catequistas, monitores y animadores


sean verdaderos acompañantes en el proceso de «hacer cristianos»
y no meros transmisores de conocimientos religiosos?

Parece que va calando en nuestras parroquias la convicción de que no


se puede ser catequista, monitor, responsable o animador de un grupo
cristiano si no se es, fundamentalmente, acompañante de aquellos que lo
forman.
Para ello, tendremos que potenciar en nuestra Diócesis el arte del
acompañamiento. Maestro hay un solo, el Señor, pero todos estamos

21 Un camino trazado entre todos


necesitados de acompañamiento en el camino que el Maestro único nos
marca. Acompañar es ayudar a las personas en su proceso de crecimiento
en la fe, para que puedan clarificar y discernir cuál es la voluntad de Dios,
en orden a asumir un compromiso concreto y una opción vocacional.
Tanto si el acompañamiento es a nivel personal como comunitario, la
finalidad del mismo será acompañar a las personas en su camino de
encuentro con Jesucristo, para llegar a conseguir una vida plena, que
conlleve madurez humana y cristiana.
Este acompañamiento no puede permanecer circunscrito a la intimidad
del individuo, como girando en torno a él mismo, sino que estará orientado
a la acción apostólica, suscitando no solo buenas personas, sino apóstoles
valientes que anuncien gratis lo que gratis han recibido. Nuestro reto es
potenciar en nuestra Diócesis la creación de discípulos misioneros que
acompañen a otros discípulos misioneros. No se trata de hacer un
acompañamiento intimista, de autorrealización aislada, sino de propiciar
el andar juntos, de tener experiencia de camino común como la que
tuvieron los discípulos de Emaús cuando Jesús se puso a caminar con ellos
(ver Lc 24,15s).
Este es el ideal que las parroquias afirman estar asumiendo; pero
muchas veces este ideal choca con la realidad cotidiana en la que los
animadores de grupos y los catequistas no son acompañantes, porque
serlo exige una relación más íntima y vital, un mayor conocimiento del
catecúmeno y de su entorno y una empatía con él. Y además, una experien-
cia vital creyente que se da por supuesta en el catequista y que a veces no
tiene la fuerza que se espera.
Para salir al paso de esta dificultad se insiste de nuevo en la necesidad
de formación seria de los catequistas y de los acompañantes de los
diversos grupos parroquiales a través de los ámbitos o instituciones a las
que más arriba hemos hecho alusión. Ahora se insiste además, y de forma
bastante unánime, en la necesidad de tener la experiencia de ser acompa-
ñados para poder ser buenos acompañantes.
En consecuencia, se solicitan, por parte de las parroquias, a los
arciprestazgos y a los estamentos diocesanos, dos cosas: por un lado, la
creación de una Escuela o Escuelas de Acompañantes, dirigidas principal-
mente, aunque no exclusivamente, a la parte que podríamos llamar más

Plan Pastoral Diocesano 2018-2019 22


teórica del arte del acompañamiento; por otro, la propiciación, en los fieles
que tiene responsabilidades frente a otros, de la experiencia de acompaña-
miento personal y grupal, para lo que se exige necesariamente la disponi-
bilidad de sacerdotes, religiosos o laicos preparados y con tiempo para
dedicarse a esta urgente e inaplazable tarea.

¿Cómo estamos acompañando a los adultos y cómo queremos


hacerlo?

Tenemos conciencia de que lo que deberíamos hacer no lo estamos


haciendo, o, al menos, no como debiéramos. Por ejemplo, no acompaña-
mos lo suficiente a los matrimonios jóvenes, que acaban con satisfacción
y agradecimiento los cursos de preparación al matrimonio, pero que no
encuentran, generalmente, un espacio en el que seguir vinculados a la
parroquia y a la vivencia comunitaria de la fe. O a los padres que vienen a
pedir el bautismo o la catequesis para sus hijos. Hemos conseguido, en la
mayoría de las parroquias, mostrar una cara amable y acogedora, una
imagen de Iglesia con rostro materno, pero, en línea general, nuestros
encuentros con ellos son ocasionales y no pueden propiciar un verdadero
acompañamiento.
En las parroquias en las que ha empezado a practicarse algún método
de primer anuncio, la experiencia ha abierto la puerta a dos realidades: la
primera es la necesidad de seguir acompañando a aquellos que han tenido
un primer encuentro con el Señor o han vuelto a la fe después de estar
alejados; la segunda, la exigencia de tener acompañantes adecuados para
caminar con estas personas. Es necesario, pues, crear grupos de vida,
espacios en los que acoger a los que han de ser acompañados; y por otro
lado, encontrar personas que sean capaces de acompañar en el proceso del
crecimiento en la fe. Y en muchos casos, la experiencia es que estas brotan
de aquellos: que los grupos de vida son capaces de generar y configurar
acompañantes.
En el acompañamiento de los mayores, las parroquias muestran una
satisfacción considerable. Por un lado, por la creación de nuevos grupos
de Vida Ascendente en algunas comunidades durante el curso pasado y,
por la intención de otras de hacerlo en este curso 2018-2019, movidas por

23 Un camino trazado entre todos


el testimonio positivo que han recibido de las parroquias adyacentes. Por
otro lado, por la implantación difícil pero muy gratificante, en algunas
parroquias, de programas de acompañamiento de mayores a partir de
proyectos de las Cáritas parroquiales o de la pastoral de la salud.

¿Cómo estamos acompañando a los niños, adolescente y jóvenes y


cómo queremos hacerlo?

Algo parecido nos encontramos cuando leemos las aportaciones que las
parroquias hicieron a la pregunta sobre cómo estamos acompañando a los
niños, adolescentes y jóvenes, y cómo tendríamos que hacerlo.
Las parroquias respondieron en general expresando el dolor de que no
se está haciendo lo suficiente, no por mala voluntad, sino porque los
catequistas y monitores no saben cómo hacerlo, porque faltan los recursos
humanos necesarios o porque la rutina aprendida lleva a que la catequesis
o la reunión de los grupos no den opción a la entrada en el espacio de la
intimidad personal, donde se cuece la relación con el Señor, y se queden
en las periferias más bien teóricas y poco vitales.
En algunas de las reflexiones presentadas parece traslucirse, por parte
de quienes las hacen, un desconocimiento del significado del acompaña-
miento en clave cristiana, y usan ese término para referirse solo a estar
con las personas y compartir momentos o experiencias puramente
humanas. En otras, en cambio, se nota un sincero deseo de crecer en el
arte de esta tarea, y afirman que han previsto organizar en la parroquia un
encuentro en el que se explique lo que es acompañar y se instruya sobre
cómo acompañar en la fe, según la Evangelii Gaudium.

¿Cómo formaremos a los acompañantes que tenemos en los distintos


itinerarios catecumenales o formativos (de adultos, jóvenes y niños)
que tenemos en la parroquia?

Lo primero que se detecta en la lectura de los documentos, lo hemos


indicado antes, es la necesidad de precisar bien el significado del acompa-
ñamiento espiritual, tanto a nivel grupal como individual. Algunas

Plan Pastoral Diocesano 2018-2019 24


parroquias expresan explícitamente su desconocimiento del tema, así
como la necesidad de formarse. Otras, sin reconocerlo explícitamente,
utilizan los términos «acompañamiento» o «acompañante» en sentido
débil y no en el sentido que les concedemos en el proceso de la madura-
ción en la fe de los creyentes. Algunas lo tienen muy claro: la tarea del
acompañante es principalmente escuchar, ayudar a encontrar y a
despertar algo que ya está en la persona porque Dios lo ha sembrado
previamente. Pero ese proceso es personal y lento; y exige una inmensa
paciencia, para que cada individuo sea capaz de tomar decisiones
verdaderamente libres y responsables.
Todas, sin excepción, piden formación. Pero también son conscientes
de la incapacidad, en muchos casos, de la sola parroquia para formar a los
acompañantes. Por eso se pide que se cree a nivel arciprestal o diocesano
una Escuela de Acompañantes que les brinde una formación sistemática
y fundamental, que los lleve a discernir los aspectos nucleares de su tarea,
pero también una formación práctica que solo pueden adquirir cuando
ellos también son a su vez acompañados.
Las que tienen la experiencia de participar en la escuela de acompañan-
tes Kairós la valoran positivamente, pero piden que se renueve y que se
adapte a las necesidades y a las posibilidades de los mismos.

¿Quién acompañará a los acompañantes? ¿Cómo?

Las parroquias son conscientes de la necesidad de brindar acompaña-


miento a aquellos que acompañan a los distintos grupos y a los individuos.
La mejor escuela para aprender nuestra tarea de acompañamiento es «la
propia experiencia de dejarnos acompañar y curar, capaces de expresar
con total sinceridad nuestra vida ante quien nos acompaña» (EG 171).
En general se piensa que, de principio, corresponde a los párrocos, a los
sacerdotes y a los diáconos esta labor, pero no es fácil, porque falta
disponibilidad por parte de los mismos, agobiados por la multiplicidad de
tareas encomendadas, pero también por parte de los fieles, que en muchos
casos piensan que no necesitan contrastar su vida con otros.
Algunas parroquias expresan que los acompañantes deben sentirse

25 Un camino trazado entre todos


siempre parte de un grupo y acompañarse mutuamente. Y que a ciertos
seglares se les podría encomendar esta tarea, de manera que la labor de
los coordinadores de pastoral o de catequesis no sea solo de tipo organiza-
tivo, sino, sobre todo, de tipo espiritual y de atención a las personas.

¿Qué pedimos a la Diócesis?

! Crear una Escuela Diocesana de Acompañantes en la que se puedan


formar los catequistas, animadores y posibles acompañantes. Si es
posible, dotarla de varias sedes, para facilitar la asistencia.

PARA AYUDAR EN LA REFLEXIÓN


EN EL CONSEJO O ASAMBLEA PARROQUIALES
1) No nos podemos quedar tranquilos sabiendo que muchos de
nuestros catequistas y monitores no encuentran mediaciones a
través de las cuales crecer en su experiencia de encuentro con
el Señor y de un acompañamiento que les ayude en el camino
del seguimiento. Pensaremos quiénes han de ser enviados a la
Escuela de Acompañantes o a los otros vehículos que la Diócesis
nos va a ofrecer.
2) Pensaremos también que otros auxilios podemos ofrecer en
la parroquia a los distintos agentes de pastoral para que
alimenten su vida espiritual, de modo que sus acciones en la
Iglesia tengan siempre una mística que les dé sentido y hondu-
ra. Tenemos que ser muy concretos en nuestra programación.

Plan Pastoral Diocesano 2018-2019 26


5) ACOMPAÑAR EN CLAVE VOCACIONAL

¿Cómo podemos suscitar en las personas que tenemos en los


procesos formativos de nuestras parroquias la conciencia de la
llamada del Señor a discernir en el día a día su voluntad?

Tras el primer encuentro y la conversión inicial, el discípulo comienza


un proceso de desarrollo y crecimiento que le llevará a hacer suyo el
mensaje y la persona de Jesús. Este proceso de crecimiento es imposible
o muy difícil sin una comunidad de gestación y sin un acompañante o
cuidador. Es en este proceso donde el discípulo aprende a discernir la
voluntad de Dios y cómo llevar a su vida el mensaje de Jesús, desde la
escucha de la Palabra y desde la docilidad al Espíritu Santo.
Por tanto, si queremos ayudar a las personar a discernir la voluntad de
Dios, ante todo necesitaremos crear en nuestras comunidades parroquia-
les procesos personales de crecimiento en la fe, en grupos pequeños,
ayudados o guiados por un acompañante (que a su vez, como antes hemos
indicado, es también acompañado).
Después de esta tarea, que sería la primordial, las parroquias apuntan
iniciativas complementarias diversas:
! Las convivencias fraternales entre los jóvenes de la parroquia y a
nivel diocesano, que son fuentes vivas de discernimiento vocacional
entre los adolescentes y jóvenes.
! Que los sacerdotes y catequistas estén disponibles y asequibles para
atender y hablar cuando se les necesite, tengan tiempo de escuchar
y estén preparados para brindar la luz y ayuna necesaria a quienes
acuden a ellos.
! Organizar jornadas de reflexión y de oración y retiros espirituales.
Crear en la parroquia espacios de oración comunitaria que inviten
a la oración personal.

27 Un camino trazado entre todos


¿Cómo podemos suscitar en las personas que tenemos en los
procesos formativos de nuestras parroquias la conciencia de la
llamada del Señor a discernir la vocación específica a la que cada uno
es llamado para servir en la Iglesia y en el mundo?

Las parroquias ofrecen igualmente algunas iniciativas puntuales que


pueden ayudar a las personas en su discernimiento vocacional. Las
citamos:
! Presentar en la parroquia las diferentes vocaciones, por medio de
testimonios, o crear una pequeña publicación en la que aparezcan
breves testimonio de «por qué soy cura», «por qué somos matrimo-
nio» y los otros «por qué» de vocaciones diversas en la Iglesia y para
el mundo. Esta presentación sería muy conveniente hacerla también
a quienes se preparan para la confirmación, para que tomen
conciencia de que el sacramento exige de ellos el compromiso con
una tarea a la que el Señor los llama.
! Organizar visitas al Seminario, a un monasterio, a una residencia de
ancianos, a la casa de Cáritas..., a lugares o espacios emblemáticos en
los que se puede palpar de modo más cercano alguna vocación
cristiana.
! Iluminar desde el ejercicio de la propia vocación la asunción de la
vocación que cada acompañado ha de hacer. Algunos ejemplos: los
ministros extraordinarios de la comunión, conscientes de la llamada
que el Señor les ha hecho y del tesoro de misericordia que llevan a
las casas de los enfermos, ofrezcan en el ejercicio de su ministerio su
testimonio agradecido; los lectores, ejerciendo su ministerio,
muestren profundo amor por la Palabra de Dios y conocimiento de
ella, que llama a los otros a amarla; los voluntarios de Cáritas o de
Manos Unidas, en su atención paciente, en su disponibilidad
permanente y en su espíritu solidario, susciten en los demás el deseo
de entregarse al servicio de la caridad y la misericordia; los monito-
res de cursos de preparación al matrimonio, en su testimonio
personal ante los novios hagan pública de forma sencilla su fe y sus
convicciones, de modo que los inviten a la vivencia plenamente
cristiana del matrimonio.

Plan Pastoral Diocesano 2018-2019 28


PARA AYUDAR EN LA REFLEXIÓN
EN EL CONSEJO O ASAMBLEA PARROQUIALES
1) Programamos de forma concreta las acciones que este curso
vamos a realizar en orden a la asunción de la vocación cristiana
y de todas la vocaciones específicas. A lo mejor no se trata de
hacer solo actividades puntuales, sino de introducir la clave
vocacional en todo lo que hacemos. ¿Cómo?
2) Buscaremos las personas que den testimonio de su experien-
cia vocacional y los momentos en los que se puede dar ese
testimonio. Pensemos a quiénes nos vamos a dirigir. Contamos
para ello con los muchos cristianos que tenemos en nuestra
comunidad que se sienten de verdad llamados por el Señor a
vivir el estilo de vida que llevan o a realizar el trabajo que
realizan.

CONCLUSIÓN

Hasta aquí el resumen de las aportaciones y de las propuestas.


Agradecemos de corazón el esfuerzo realizado en las parroquias y en los
arciprestazgos durante la Pascua 2018, y el trabajo en la Asamblea
Diocesana al final del pasado curso pastoral; así como las aportaciones de
arciprestes y miembros del Consejo Pastoral Diocesano en las primeras
semanas del presente curso. Que el Señor, resucitado y resucitador, siga
haciéndose presente, por medio de su Espíritu, en cada comunidad
parroquial de nuestra Diócesis, en cada arciprestazgo, en cada institución
diocesana, y nos marque el camino que tenemos que seguir. Respondamos
nosotros con docilidad, diligencia y generosidad a sus mociones.

29 Un camino trazado entre todos


SEGUNDA PARTE
Opciones diocesanas: pautas, itinerarios, auxilios

Ofrecemos aquí pautas, itinerarios y auxilios concretos para algunas de


las acciones que se desarrollarán a lo largo de este curso pastoral en
nuestra Diócesis. No aparecen aquí, evidentemente, todas las acciones
posibles con respecto al primer anuncio, la evangelización, la catequesis
y el acompañamiento que van a desarrollarse de un modo u otro en los
diversos ámbitos y comunidades de Jaén. Solo hemos incluido las que son
una clara apuesta o iniciativa diocesana o aquellas para las cuales se ha
solicitado un servicio diocesano que marque las pautas o marque un
itinerario común a seguir.
Algunos organismos diocesanos que serán responsables de estas
acciones o instituciones son de reciente creación, a raíz de la reestructura-
ción de la Curia Diocesana emprendida por nuestro Obispo este año.
Igualmente algunos de los responsables y equipos de trabajo de los
mismos están creándose cuando llega a tus manos este documento, por lo
que puede que no aparezcan en él de modo total. La Diócesis a través de
sus canales de información te tendrá al tanto de los cambios y evolución
de estas instituciones diocesanas.

1) PRIMER ANUNCIO

1.1. La Misión Diocesana

Realizaremos, durante este curso una Misión Diocesana. Queremos


abrirnos al Espíritu Santo y dejar que nos mueva a todos y lo mueva todo
en muestra Diócesis, para hacer de ella cada vez más una Iglesia «en
salida». Así entraremos juntos en un recorrido misionero, que nos
renovará como discípulos del Señor. La Misión nos va a poner en actitud

31 Opciones diocesanas: pautas, itinerarios, auxilios


de salida para llevar el Evangelio a cada persona que vive en nuestros
ambientes.
El objetivo es poner a nuestra Diócesis en un «estado permanente de
misión», para que los más posibles se sientan discípulos misioneros del
Señor y se cree en las parroquias y en los grupos eclesiales un estilo y un
espíritu misioneros, que se cultivan afianzándonos en la conciencia de que
somos discípulos de Jesús. Se pretende pasar así de una pastoral de
conservación a una pastoral decididamente misionera, cuya estructura es
bien sencilla: preguntar, escuchar y ofrecer una experiencia de encuentro
con el Señor que llena de gozo y de sentido la vida de las personas.
En definitiva, lo que pretendemos hacer es salir a los cruces de los
caminos, levantarnos de nuestra zona de confort, para hacer de nuestra
Iglesia aquello que por origen es: una Iglesia madre que sale al encuentro,
acoge y tiene un lugar siempre preparado para hospedar.
Cada arciprestazgo tendrá que realizar una labor de preparación; y
también cada parroquia, de tal manera que la Misión será parroquial, pero
en el marco de toda la Iglesia local que se ha puesto en camino con este
proyecto.
La Misión ocupará dos semanas de la vida parroquial, después del
tiempo de la preparación. No es que en esas dos semanas se acabe la tarea.
La pretensión es que estas dos semanas sean de una intensa actividad
misionera y dejen abierto el camino para el «después», que es lo realmente
importante. No se trata de hacer algo puntual, sino de colocar un principio,
a partir del cual caminar con ilusión y con entrega.
La Vicaría de Comunión y Comunicación se encargará, junto con los
arciprestes, de la planificación de los tiempos. Y la Vicaría de Evangeliza-
ción ofrecerá los materiales para la misma. A estos materiales remitimos
para la mejor comprensión del proyecto, para la preparación de los
agentes que tendrán responsabilidad en la Misión y para su puesta en
práctica en las parroquias. El equipo de la recién creada Delegación para
el seguimiento de la Misión Diocesana ofrecerá todos los auxilios
necesarios para el desarrollo de la misma.

Plan Pastoral Diocesano 2018-2019 32


Todos los materiales de la Misión los podrás encontrar, a partir del
mes de noviembre de 2018, en:
www.evangelizacionjaen.es/mision-diocesana

Si necesitáis ayuda, contactad con la Delegación para el seguimiento


de la Misión Diocesana:
Juan Ignacio Damas López: 669 885 757
Andrés López Ángeles: 615 641 867
La Delegación ira creando un equipo de trabajo con el que podréis
contar. Más adelante recibiréis información.

1.2. Alpha

El primer anuncio no se puede reducir a un acto puntual que se haga


con motivo de la Misión Diocesana o con motivo de algún acontecimiento
parroquial esporádico. Ha de formar parte de la vida y de la actividad
permanente de la parroquia. Algunas parroquias de la Diócesis ya ha
incluido en su agenda ámbitos de primer anuncio, sobre todo a partir de
Alpha.
Alpha es una serie de sesiones que exploran la fe cristiana. Cada
tema se adentra en una pregunta distinta sobre la fe y está diseñado para
dar pie a la conversación. Alpha se hace en todo el mundo y todos son
bienvenidos. Se hace en cafés, iglesias, universidades, casas... no hay dos
Alphas iguales, pero todos tienen tres elementos en común: comida, charla
y una buena conversación.
La mayoría de las sesiones comienzan compartiendo la mesa
(desayuno, café, cena...) porque compartir la mesa da la oportunidad de
conocer al otro, de abrirse a él y de establecer lazos de comunión con él.
Jesús nos aparece en los evangelios muchas veces compartiendo la mesa
con gente muy diversa: con los discípulos, con los amigos, con la multitud
en el campo, con los pecadores, con algunas personas, como Zaqueo, que
mostraron interés por él.

33 Opciones diocesanas: pautas, itinerarios, auxilios


Después de la comida viene la charla. Las charlas están diseñadas para
inspirar una conversación. Generalmente duran 30 minutos y se pueden
dar en vivo o usar un vídeo. Exploran temas candentes sobre la fe y
presentan lo básico del cristianismo, respondiendo a preguntas como
¿Quién es Jesús? ¿Cómo podemos tener fe? ¿Por qué y cómo debo orar? y
¿Cómo nos guía Dios?
Tras la charla, el debate. Es la parte más importante de cualquier
Alpha: la oportunidad de compartir pensamientos y experiencias sobre el
tema, hablando en un grupo pequeño en el que uno se siente escuchado.
No existe la obligación de decir nada y no hay nada que no se pueda decir.
Es una oportunidad de escuchar a otros y de contribuir con tu perspectiva,
en un ambiente amigable, sincero y abierto.
Si en la parroquia estáis pensado comenzar con Alpha, desde aquí os
ofrecemos dos auxilios: un curso de entrenamiento Alpha, que tendrá
lugar los días de 23 y 24 de noviembre de 2018 y la posibilidad de acudir
a las parroquias que ya están teniendo esta experiencia y que gustosamen-
te os ayudarán con personas, materiales y sugerencias.

Si quieres conocer más este método, entra en:


http://spain.alpha.org

Si necesitáis ayuda de gente cercana, contacta con estas parroquias,


en las que Alpha ya está funcionando:

Bailén. Parroquias de La Encarnación, El Salvador y San José.


Responsables: Juan Ignacio Damas López: 669885757
Vicente Márquez Anquela: 627 703 335
Jaén. Parroquia de San Félix de Valois.
Responsables: Luis María Salazar: 666 651 245
Julio Jesús Merelo Jerez: 651 779 372
Jaén. Parroquia de San Pedro Poveda.

Plan Pastoral Diocesano 2018-2019 34


Responsables: Julio Segurado Cobos: 661 454 214
Pedro Pancorbo Contreras: 635 381 311
Jaén. Parroquia de Santa Isabel. Teléfono 953255319
Responsable: Francisco Carrasco Cuadros
Mancha Real. Parroquia de La Encarnación.
Responsable: Miguel Lendínez Talavera: 626 433 134
Villargordo. Parroquia de La Asunción de Ntra. Sra.
Responsable: Germán García Aguilera: 650 212 861

1.3. Cursillos de Cristiandad

El Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC) es un Movimiento


nacido en España en los años 40 del siglo pasado. Hoy tiene difusión
mundial en la Iglesia Católica, y se siente vocacionado a participar
activamente en la misión del anuncio de la Buena Nueva del Evangelio a
través de un método propio kerigmático.
En 2004, el Pontificio Consejo para los Laicos decretó el reconocimiento
canónico del Organismo Mundial del Movimiento de Cursillos de Cristian-
dad (OMCC) como «estructura de coordinación, promoción y difusión de
la experiencia de los Cursillos de Cristiandad, teniendo personal jurídica
privada».
Este instrumento de evangelización ha creado multitud de núcleos de
cristianos que viven y conviven lo fundamental cristiano y se esfuerzan
por fermentar de Evangelio los ambientes. Millones de cristianos
renovados en un Cursillo de Cristiandad, o que tuvieron en él su primer
encuentro con Cristo, han revitalizado instituciones y movimientos y han
logrado animar cristianamente los ambientes donde se desenvuelven y las
parroquias en las que están integrados.
El Cursillo (después del pre-cursillo, que sería la invitación y prepara-
ción de los candidatos a participar de la experiencia) es la fase central del
método, en la que se posibilita una experiencia profunda de encuentro

35 Opciones diocesanas: pautas, itinerarios, auxilios


(con uno mismo, con los demás y con Dios). Se desarrolla como una
convivencia, normalmente de tres días, en régimen de internado, en la que
se explicita y se vive lo fundamental de la fe cristiana. Los que viven la
experiencia de un Cursillo sienten, en general, una vivencia tan profunda,
que el paso por un Cursillo marca, sin duda, toda su vida.
Los objetivos del Cursillo son:
a) Posibilitar un encuentro personal con Cristo, que comienza con un
encuentro con uno mismo y se completa con un encuentro con los demás.
b) Propiciar el inicio de un proceso de conversión consciente, creciente
y compartido en comunidad.
c) Despertar el sentido comunitario por la vivencia de la amistad.
d) Motivar la responsabilidad cristiana en los propios ambientes.

Si quieres informarte más entra en:


http://www.cursillosdecristiandad.es
https://cursillosdecordoba.com

En nuestra Diócesis, puedes informate en Secretariado para la


promoción de los movimientos y de la animación de iniciativas de
carácter misionero.

2) EVANGELIZACIÓN Y CATEQUESIS

2.1. Escuelas arciprestales de Catequistas

Las Escuelas Arciprestales de Catequistas, respondiendo a la petición


reiterada de los catequistas y párrocos de toda la Diócesis, pretenden
realizar una tarea de formación de los catequistas de modo orgánico y
unificado para toda la Iglesia de Jaén. Estas Escuelas tendrán un carácter

Plan Pastoral Diocesano 2018-2019 36


diocesano, porque son iniciativa de la Diócesis, que las montará a través
de la colaboración de tres instituciones diocesanas: el Centro Diocesano de
Formación Cristiana (CEDIF), la Delegación de Catequesis y el Secretariado
Diocesano para la formación y el acompañamiento del laicado. Pero,
teniendo carácter diocesano, abrirán su sede en cada uno de los arcipres-
tazgos, lo que posibilitará la más fácil y cómoda asistencia de los catequis-
tas de las poblaciones cercanas.

Podrás obtener más información en el Centro Diocesano de Formación


Cristiana, en la Delegación de Catequesis y en el Secretariado Diocesa-
no para la formación y el acompañamiento del laicado. Te llegará
información conforme se vayan configurando a lo largo de este curso.

2.2. Acción Católica General

La Acción Católica General es una asociación laical creada por la


propia Iglesia para la evangelización de las personas y de las realidades
en las que está inmersa la parroquia. Y esto, en estrecha vinculación con
el Obispo, en cada Iglesia particular y, con la Iglesia en España, a través de
la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar de la Conferencia Episcopal
Española. Está compuesta por laicos de las parroquias, de todas las edades
(infancia, jóvenes y adultos), que tratan de poner a Cristo como centro de
sus vidas, en clave misionera, cultivando la fe a través de procesos
formativos continuados, y que se organizan para evangelizar y desarrollar
los planes pastorales de las diócesis. Una asociación que trata de ser
escuela de santidad, que impulsa a los seglares a ser fermento dentro de
la sociedad, y que se preocupa por el desarrollo integral de los más
necesitados.
Acción Católica General comenzó su nueva andadura el verano de 2009.
Nace con vocación de ayudar en la misión de anunciar a Jesucristo a todas
las personas, de colaborar en la maduración de la fe cristiana de aquellos
que dan sus primeros pasos en la Iglesia, de establecer en todas las
parroquias una propuesta estable de apostolado asociado para que la

37 Opciones diocesanas: pautas, itinerarios, auxilios


acción evangelizadora de los laicos sea más eficaz y se realice en un clima
de comunión y celo apostólico. Una propuesta para todos los cristianos de
nuestras comunidades, para los laicos habituales de nuestras parroquias
y diócesis. En este sentido, la Acción Católica General está llamada a ser
una herramienta básica que cohesione al laicado de las Iglesias locales. Por
tanto, si responde a su genuina vocación, debe hacerse presente de
manera natural en las parroquias.
El Proyecto de Acción Católica tiene como cimientos las cuatro notas del
Concilio Vaticano II para la Acción Católica reflejadas en el Decreto para
el apostolado de los laicos, Apostolicam Actuositatem, concretamente en
el número 20:
La primera nota es el fin apostólico: «El fin inmediato de estas
organizaciones es el fin apostólico de la Iglesia, es decir, la evangelización
y santificación de los hombres y la formación cristiana de sus conciencias
de tal manera que puedan imbuir del espíritu del Evangelio las diversas
comunidades y los diversos ambientes». Esta nota destaca la eclesialidad
de la Acción Católica. Sin esta referencia a la Iglesia, manifiesta y vivida, no
existe la Acción Católica. Nace de la Iglesia, no tiene fin propio, sino que
hace suyo el triple objetivo de la Iglesia: evangelizar, santificar y formar
cristianos para llevar el Evangelio a todas las personas.
La segunda nota es la dirección seglar: «Los laicos, cooperando, según
el modo que les es propio, con la jerarquía, aportan su experiencia y
asumen responsabilidad en la dirección de estas organizaciones, en el
examen diligente de las condiciones en que ha de ejercerse la acción
pastoral de la Iglesia y en la elaboración y desarrollo del método de
acción». Esta segunda nota define la Acción Católica como un espacio
idóneo de promoción del protagonismo laical en la misión de la Iglesia,
pasando de considerarlos colaboradores del clero a reconocerlos
realmente como corresponsables del ser y actuar de la Iglesia.
La tercera nota es la organización: «Los laicos trabajan unidos a la
manera de un cuerpo orgánico de forma que se manifieste mejor la
comunidad de la Iglesia y resulte más eficaz el apostolado». Es una apuesta
por lo comunitario y lo asociativo. Una invitación a vivir, de forma
asociada, la comunión eclesial en el marco concreto de la Iglesia local.
La cuarta nota es la vinculación con la jerarquía: «Los laicos, o bien

Plan Pastoral Diocesano 2018-2019 38


ofreciéndose, o bien invitados a la acción y directa cooperación con el
apostolado jerárquico, actúan bajo la dirección de la misma jerarquía, que
puede sancionar esta cooperación incluso por un mandato explícito». Esta
nota nos habla de cooperación entre laicos y pastores. Cooperar indica un
trayecto. No es algo puntual. Crea un estilo, un hábito. Cooperar es una
forma estable de trabajar, supone un proyecto común asumido. Es
contacto habitual y fraternal. Es cercanía, es ir en la misma dirección.
Desde la humildad, porque otros son necesarios, y porque cooperamos
pobremente con el Señor, que es el arquitecto y la Piedra Angular,
nosotros modestos albañiles.
En nuestra Diócesis de Jaén estamos dando pasos para que nuestro
laicado sea un laicado corresponsable, con fe firme y sólida formación.
Acción Católica es el camino «normal» para que este laicado teja una red
diocesana. El primer paso es este: usar los materiales y la metodología de
Acción Católica con adultos, jóvenes y niños; y compartir lo que estamos
haciendo y las dificultades que nos frenan y los logros que vamos teniendo.
Y después tendremos que ir descubriendo juntos cuáles son los pasos
sucesivos.

Si en vuestra parroquia el momento está maduro como para empezar


esta andadura y queréis poner manos a la obra, aquí tenéis más
información y acceso a los materiales:
accioncatolicageneral.es

En algunas diócesis cercanas a la nuestra, ya está caminando Acción


Católica General. Ellos también están dispuestos a ayudarnos en lo
que necesitemos:
www.acg.diocesismalaga.es
www.diocesisdecordoba.com/diocesis/movimientos-grupos-y-
asociaciones/accion-catolica-general-de-adultos

En nuestra Diócesis podemos ofrecerte auxilio desde el Secretariado

39 Opciones diocesanas: pautas, itinerarios, auxilios


para la promoción de los movimientos y de la animación de iniciativas
de carácter misionero. Lo más importante en este primer momento de
andadura es crear una red de enlaces entre las parroquias que han
empezado a usar los materiales y el método de Acción Católica, de
modo que puedan auxiliarse mutuamente, compartir experiencias y
crear procesos reconocibles en toda la Diócesis.

2.3. Servicio para la Animación Bíblica de la Pastoral

El Servicio para la Animación Bíblica de la Pastoral tratará de dinami-


zar, acercar y hacer presente la Palabra de Dios en los diversos
ámbitos en los que se desarrolla la pastoral de nuestra Diócesis de Jaén.
Ante todo queremos llegar a todas las personas que sienten la inquietud
de conocer mejor la Biblia o de profundizar en ella. Todos tenemos la
experiencia de las dificultades que la escucha de la Palabra de Dios supone
para muchos y, de la tentación de dejar pasar de largo esta fuente de la que
necesariamente ha de beber todo discípulo.
Conscientes de estas dificultades y deseando aportar instrumentos y
materiales que propicie el encuentro con Jesucristo a través de su Palabra,
este Servicio intentará siempre propiciar el acercamiento de los fieles a la
Sagrada Escritura combinando la lectura académica, la lectura
creyente, la lectura comunitaria y la lectura orante de la Biblia. El
propósito del Servicio para la Animación Bíblica de la Pastoral no es que
se organicen nuevos grupos o nuevas actividades en las parroquias, sino
que todas las actividades y grupos existentes asuman la centralidad
y la importancia de la Sagrada Escritura en toda la vida y en todas las
actividades de la Iglesia.

Más información en el Servicio para la Animación Bíblica de la


Pastoral, que se configurará en los primeros meses de este curso
pastoral 2018-2019.

Plan Pastoral Diocesano 2018-2019 40


3) ACOMPAÑAMIENTO

3.1. Centro de Espiritualidad

Este curso abrirá sus puertas en nuestra diócesis el Centro diocesano


de Espiritualidad San Juan de Ávila. Durante su estancia en la ciudad de
Baeza fueron numerosos los hombres y mujeres a los que el apóstol de
Andalucía acompañó en su vida espiritual. Fueron muchos los clérigos y
laicos que, en torno a la Universidad de Baeza por él fundada, descubrie-
ron en el maestro Ávila el perfecto director espiritual en orden a alcanzar
la santidad de vida.
Inserto en el sueño misionero de llegar a todos, el Centro diocesano de
espiritualidad San Juan de Ávila quiere ser un instrumento evangelizador
para dilatar la experiencia de fe de los hombres y mujeres de nuestra
Diócesis.
El Centro diocesano de espiritualidad tendrá varias sedes distribuidas
por diversos puntos geográficos de nuestra Diócesis.
Para este curso ofrecerá dos propuestas:
La primera es un itinerario para iniciarse y cultivar la experiencia
de Dios, dirigido a quienes quieran dar los primeros pasos hacia un
encuentro personal con Dios en la oración y en la vida. Se trata de una
experiencia abierta a toda persona, joven o adulta, más o menos cultivada
en su vida cristiana, o que incluso esté pasando por una crisis de fe, que
quiera adentrarse personalmente en la experiencia del misterio de Dios.
Este curso está dirigido a agentes pastorales de las parroquias: catequis-
tas, monitores Kairós, visitadores de enfermos, voluntarios de Cáritas y
otros tipos de laicos.
Tendrá diversas modalidades: individual (presencial u online) y grupal (en
el presente curso pastoral, tendrá lugar en Jaén y en Andújar).
La segunda propuesta es la de un Acompañamiento espiritual
personalizado. El centro diocesano San Juan de Ávila te ofrece la
posibilidad de encontrar alguien que te acompañe y te ayude a integrar la
fe, aquello que crees, tus anhelos más profundos, con la vida cotidiana.
Alguien que te ayude a escuchar la voz del Espíritu en tu existencia y a

41 Opciones diocesanas: pautas, itinerarios, auxilios


identificar los pozos de tu vida: todos los lugares y momentos, los desafíos
y expectativas, por donde puedes pasar con tu cántaro vacío para llenarlos
de autenticidad y de futuro, para llenarlos de Dios.

Podrás obtener más información en el Centro diocesano de Espirituali-


dad San Juan de Ávila o contactando con la Vicaría de Culto y Espiri-
tualidad:
Raúl Contreras Moreno: 676 344 813
espiritualidadjaen@gmail.com

3.2. Talleres para acompañantes

Después de que unas 300 personas de toda la Diócesis hayan participa-


do en los dos Encuentros Diocesanos de Acompañantes organizados
por la Vicaría de Evangelización y llevados a cabo con la colaboración de
la Comisión Permanente de Acción Católica General española, hemos
recibido la petición de muchas parroquias para que se dé la posibilidad a
sus catequistas, monitores y animadores de grupos de conocer de primera
mano la propuesta de Acción Católica, sus materiales y el modelo de
acompañamiento que promueve.
El Secretariado Diocesano para la formación y el acompañamiento del
laicado de la Diócesis ofrece a las parroquias talleres in situ de 4 horas de
duración en los que acercar a esta propuesta a quienes están interesados.
El día y el horario sera a convenir con la parroquia o parroquias que
demanden este servicio.

Más información en el Secretariado Diocesano para la formación y el


acompañamiento del laicado:
Juan Ignacio Damas López: 669 885 757
Este Secretariado es de nueva creación en la Diócesis. Conforme se

Plan Pastoral Diocesano 2018-2019 42


vaya configurando os informaremos de quiénes os puede ayudar
desde él.

3.3. Escuela de Acompañantes

Una de las tareas en las que tenemos que crecer, ha quedado manifiesto
más arriba, es la del acompañamiento. Acompañamos la formación del
corazón de todos aquellos que, habiendo tenido un encuentro con el Señor,
desean que él sea el motor que guíe sus vidas, siendo capaces del anuncio
testimonial del Evangelio y siendo apóstoles en medio del mundo.
No se trata únicamente de una formación catequética, ni doctrinal,
tampoco, exclusivamente, de una formación social, humana o eclesial; sino
se trata de acompañar a las personas en un camino donde armonizando
todas las dimensiones de su fe, puedan optar, de manera libre, por
Jesucristo, conocerlo, vivirlo, para así poder seguirlo y anunciarlo en la
vida personal, familiar, eclesial y social.
Para ello tenemos que preparar agentes capaces. La Escuela
Diocesana de Acompañantes nace para formar, en la teoría y en la práctica
los acompañantes de los diversos procesos de adultos, jóvenes y niños de
nuestra Iglesia local. Ofrecerá una enseñanza básica en cinco sábados con
una periodicidad mensual, que se completará con el trabajo realizado en
las propias comunidades y revisado por el profesorado de la Escuela. El
curso comenzará en el mes de febrero. Más adelante ofreceremos
información del mismo.

Más información en el Secretariado Diocesano para la formación y el


acompañamiento del laicado:
Juan Ignacio Damas López: 669 885 757
Este Secretariado es de nueva creación en la Diócesis. Conforme se
vaya configurando os informaremos de quiénes os puede ayudar
desde él.

43 Opciones diocesanas: pautas, itinerarios, auxilios


3.4. Cursos superiores de espiritualidad y acompañamiento

Necesitamos acompañar a los acompañantes y nutrir nuestra Escuela


de Acompañantes de profesores y expertos que puedan aportar su
testimonio y su experiencia. Y para ello tenemos que prepararnos. Si te
sientes vocacionado a ello, aquí tienes dos cursos que te pueden interesar.

Curso de especialización en Ejercicios Espirituales


Centro de Espiritualidad Ignaciana de Salamanca

El programa del Especialista Universitario en Ejercicios Espirituales,


título otorgado por la Universidad Pontificia Comillas, ofrece el estudio
teórico del texto ignaciano y una iniciación práctica para dar y
acompañar los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola.
Los destinatarios del mismo son sacerdotes diocesanos que desarrollan
su misión en parroquias, catequesis, formación vocacional, movimientos,
ejercicios espirituales y retiros; religiosas y religiosos que trabajan en la
formación vocacional, la pastoral juvenil y vocacional, en grupos cristia-
nos, enseñanza y espiritualidad; laicas y laicos educadores en la fe,
catequistas o miembros y animadores de organizaciones y movimientos
laicales.
El programa recorre el texto ignaciano completo y presenta su
interpretación y el modo de aplicarlo. Dura tres años, con método de
trabajo que incluye dos dimensiones: teórica y práctica. La dimensión
teórica se imparte en seis módulos o sesiones semanales (de lunes a
viernes), repartidos a lo largo de tres años. Cada sesión será guiada por
expertos en la materia y concluye con la elaboración de una memoria de
diez páginas. La dimensión práctica consiste en participar (observar,
acompañar y proponer) en alguna modalidad de Ejercicios, elaborando las
memorias correspondientes, así como una memoria final. Cada alumno
tendrá asignado un tutor que le acompañará en su estudio y en el
seguimiento de las prácticas. El Equipo de la Escuela de Ejercicios
coordinará la programación, las prácticas y el seguimiento tutorial.

Plan Pastoral Diocesano 2018-2019 44


Más información en:
www.cessalamanca.es

Curso de Acompañamiento Ignaciano


Universidad Pontificia de Comillas

El curso pretende ofrecer herramientas para un acompañamiento


espiritual desde la tradición ignaciana. La Universidad Pontificia de
Comillas (Unidad de Intervención Psicosocial) ofrece este curso en
colaboración con el Centro de Espiritualidad Ignaciana Pedro Fabro. Es un
curso de 60 horas organizado en seis módulos de fin de semana
(generalmente el viernes por la tarde para la parte más práctica y el
sábado para el desarrollo del tema de cada módulo). Se combinarán
algunos contenidos básicos de herramientas de escucha y acompañamien-
to con otros más específicos basados en la espiritualidad de Ignacio de
Loyola. Se busca desarrollar en los participantes habilidades y
competencias para un acompañamiento de mejor calidad que incluya
capacidad de autoevaluación y una metodología para supervisar la propia
práctica.
El curso se orienta a personas que quieran tener una formación más
específica para acompañar a otros en retiros y ejercicios ignacianos o para
acompañar en la vida desde esta espiritualidad. También está especial-
mente orientado a formar acompañantes para los itinerarios de iniciación
o de profundización en la experiencia de Dios. Se supone cierto conoci-
miento previo, personal y experiencial, tanto del ser acompañado como de
la espiritualidad ignaciana.
El curso consta de cuatro módulos:1. Escucha, relación de ayuda y
acompañamiento espiritual: Conceptos y destrezas básicas; 2. Claves
básicas del acompañamiento espiritual ignaciano; 3. Más allá de las
heridas: Acompañar desde las fortalezas; 4. Acompañar procesos de
conversión, perdón y reconciliación.

45 Opciones diocesanas: pautas, itinerarios, auxilios


Más información en:
www.comillas.edu/es/

Plan Pastoral Diocesano 2018-2019 46


NOTAS

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