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Tras la reciente reforma del Sector abordada por el actual Gobierno y mientras
se consolida una senda de recuperación económica del país, el sector
eléctrico español atraviesa en la actualidad una situación de cierta
provisionalidad: si bien se ha superado en buena medida lo peor de la crisis y
teniendo en consideración que se han acometido reformas importantes en
algunas partes del sector eléctrico muy relevantes (transporte y distribución
eléctrica y las energías renovables, aún pendientes de su completa definición
en algunos aspectos importantes), todavía quedan por delante un elevado
número de retos a los que hacer frente que requerirán decisiones muy relevantes
a tomar por parte tanto de las Administraciones como de las principales
compañías eléctricas, de las compañías de energías renovables, de nuevos
entrantes en el mercado o de los propios consumidores finales.
Las medidas adoptadas por España para incentivar el desarrollo de las energías
renovables y poder así cumplir con estos objetivos, junto con la fuerte reducción
de la demanda experimentada han derivado en una situación de sobrecapacidad
del sistema con una penetración muy elevada de EERR no gestionables. A modo
ilustrativo, el índice de cobertura estimado por Red Eléctrica de España, el
Operador del Sistema español, es 1,45 en la actualidad (muy superior al
valormínimo de 1,1) y la potencia total instalada representa aproximadamente
2,6 veces la demanda pico, mientras que en otros países como Francia o Reino
Unido este ratio se sitúa en torno al 1,6 y el 1,5, respectivamente.
De otra parte, los nuevos objetivos para 2030 también tendrán repercusiones
relevantes para el sector, principalmente derivadas del cumplimiento del objetivo
de emisiones. Para cumplir este objetivo en España parece inevitable sustituir de
forma significativa el consumo de productos petrolíferos por electricidad
(principalmente en el transporte mediante la adopción del vehículo eléctrico) y la
instalación de potencia adicional significativa de EERR para cubrir la nueva
demanda: más de 24 GW hasta 2030.
Estos mismos problemas se están dando en otros países que comparten este
esquema de mercado. A modo de ejemplo, en el Reino Unido ya ha comenzado
una reforma del mismo que permita corregir estas deficiencias.
Sin reforma del mercado mayorista, tanto la nueva potencia renovable como las
centrales convencionales que den respaldo al sistema, requerirían de
mecanismos adicionales que complementen los ingresos a obtener del mercado
de energía, para ser viables económicamente.
En esta misma línea, junto a una revisión del mercado mayorista, debería
abordarse una reflexión sobre el desarrollo de mecanismos competitivos de
asignación de nueva capacidad, tanto para EERR como para, en su caso, nueva
potencia convencional con un bajo nivel de emisiones de CO2.
Un primer paso en esta dirección serán las subastas de renovables que se espera
sean celebradas antes del final de año. De acuerdo a la normativa ya publicada
se subastarían hasta un total de 500 GW de potencia eólica y 200 GW
de biomasa que debería ponerse en marcha antes de 2020.
Así mismo, y sin haber pretendido ser exhaustivos, también merece la pena
mencionar el reciente comienzo de la facturación horaria para los clientes
acogidos al PVPC. Este cambio supone, entre otros aspectos, el establecimiento
de incentivos para que la demanda doméstica sea más sensible a los cambios de
precio y pueda modificar sus patrones de consumo para procurar obtener
ahorros.