Você está na página 1de 2

Mujer, columna vertebral

Por Federico Mayor Zaragoza, Presidente de la Fundación Cultura de Paz y ex Director General de la UNESCO
"No habrá cultura de paz hasta que la mujer no tenga una mayor influencia en la toma de
decisiones", me dijo el admirado Presidente Nelson Mandela en el curso de una inolvidable
entrevista al atardecer en Pretoria.
Había hecho un estudio al respecto en la UNESCO y, en 1996, esta influencia no alcanzaba al
5%, es decir, el 95% de las decisiones eran adoptadas por hombres. No es de extrañar, por
tanto, que a través los siglos haya prevalecido una cultura de fuerza e imposición en lugar
de una cultura de diálogo, de respeto inherente a la vida, de aplazar siempre el uso de la
violencia.
Ahora, con la evolución favorable de los últimos años, se acerca ya al 9%. En muy poco
tiempo, con el 18-20%, habrá un cambio sustancial en la “cultura” de la sociedad, y la
transición desde la fuerza a la palabra, a la conversación, a la conciliación, empezará a ser
realmente posible.
Sí, en los albores de siglo y de milenio, puede producirse este acontecimiento
importantísimo de la aparición de la mujer en los escenarios del poder, en los que no ha
tenido más que una presencia fugaz y anecdótica, normalmente, a lo largo de la historia.
Se ha celebrado en Valencia una gran reunión en favor de la participación de la mujer. Creo
que es uno de los fenómenos, ya irreversibles, que deben llenarnos a todos de alegría y de
esperanza. Me gusta repetir que ha sido precisamente en África donde he encontrado tanta
sabiduría, tanta generosidad, tanto desprendimiento en personas, sobre todo mujeres, que
deben cada día, desamparadas, sin las ayudas tantas veces prometidas, inventar cuando
amanece cómo sobrellevar el día para llegar dignamente a la puesta del sol.
¡Si Europa cambiara saberes por sabiduría!, con estos pueblos africanos a los que tanto
debemos, que tan poco rencor nos guardan a pesar de las turbias relaciones habidas con
ellos, a pesar de la esclavitud, a pesar de las explotaciones que hoy mismo, mientras
miramos a otro lado, estamos realizando en sus recursos naturales.
"Todos los seres humanos iguales en dignidad", es el principio básico esencial, que debe
aplicarse ahora, urgentemente, para el bien de todos, a todas las mujeres, a la mujer
africana en particular.
En 1995, en Pekín, en la gran reunión con la que se celebraba el quincuagésimo aniversario
de Naciones Unidas, dedicada al papel angular de la mujer en el desarrollo, en la transición
de una cultura de dominio y violencia a una cultura de conciliación y de paz, en lugar del
discurso que debía pronunciar como Director General de la UNESCO, leí los versos siguientes:
Mujer / traías una canción / nueva / en los labios.
Pero no te dimos / la palabra / aunque eres / la voz / de la mitad / de la tierra.
Mujer / tus ojos / veían el mundo / de otro modo.
Pero no quisimos / conocer el contenido / y el calor / de tu mirada.
Mujer / llevabas en tu piel / de todos los colores / la semilla / de mañana, / la luz / que
podía iluminar / inéditos caminos, / rebeldes / pero pacíficos senderos, / mujer-puente /
mujer-lazo / mujer-raíz y fruto / de amor / y de ternura.
Mujer / tus manos tendidas / y tu regazo / son espacios inmensos / de amparo / y de
consuelo.
Pero no hemos comprendido / la fuerza de tu abrazo / ni el grito / de tu silencio, / y
andamos / sin brújula / ni alivio.
Mujer / sin otro dueño / de cada uno / que sí mismo, / irás, / desde ahora / igual y libre, /
compañera / de un mismo sueño / ya para siempre / compartido.

Você também pode gostar