El gestor cultural como un agente social

Al parecer el termino de gestión cultural se designa a partir de distintos puntos de vistas

donde no se toma uno solo en particular o como definitivo, pues ya que este ha pasado por
una reformulación. Se pretende hablar un poco sobre el concepto y las políticas culturales
que tiene pendiente un gestor cultural, antes es pertinente dejar claro que la gestión cultural
es entendida como una nueva manera de comprender y trabajar en relación a los problemas
del sector y las políticas culturales en función al desarrollo social de cualquier contexto o
sociedad.

Ante la gestión de políticas culturales, los gestores están sometidos constantemente a

nuevos desafíos; es por esto que no pueden ponerse en funcionamiento sino existen
verdaderamente personas concretas como los gestores o mediadores, siendo así “se entiende
por agentes en sentido amplio; aquellos actores que intervienen en la articulación de las
políticas culturales” Unesco (1982).

Desde esta perspectiva, los agentes se convierten en una base fundamental pues, aportan su
acción para consolidar una actividad social en la que representan un contexto determinado
y democrático; por esta razón su papel es definitorio para el desarrollo social, donde tienen
su capacidad crítica e intelectual para aportar búsquedas de solución a las problemáticas de
su entorno. Se puede decir en otras palabras que un gestor cultural es pieza clave para
generar grandes iniciativas.

De lo anterior mencionado, Müller (1990) denomina “mediadores” porque construyen la

referencia de una política, en otras palabras crean las imágenes que determinan la
percepción del problema, la necesidad o el interés que aportan y las propuestas o soluciones
apropiadas a cada situación. Las funciones de los mediadores culturales evolucionan a la
realidad social y toman su importancia de acuerdo a su función, pero también puede
obtener su protagonismo desde su iniciativa social.
En resumen, la gestión cultural al igual que la persona que lo ejerce y ejecuta; busca
particularmente el beneficio social a través de actividades culturales que promuevan el
avance en los sectores artísticos pero, ¿puede un gestor cultural establecer políticas que
sean importantes para el desarrollo de estas actividades? o es necesario establecer otros
canales de comunicación para que los interlocutores detengan su mirada en la acción y
aporten a la mejora continua de escenarios para gestionar la creatividad, participación y
cooperación por medio de su liderazgo.

Luis Fernel Jiménez Acosta

Jesús Daniel Berrocal Jaraba