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RESEÑA DEL ARTÍCULO

“EUTANACIA ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE ¿QUIÉN Y QUÉ LA DECIDE?”

MARIA ANGELICA PUERTO MATEUS

RAFAEL ENRIQUE LOPEZ CAMARGO

UNIVERSIDAD SANTO TOMAS DE AQUINO

FACULTAD DE DERECHO

ETICA GENERAL

TUNJA

2018
BIBLIOGRAFIA

- REVISTA DE DERECHO PRINCIPIA IURIS N° 18 Tunja, 2012-II

 Mg. Enrique López Camargo


 Ph. D. Olga Ligia Araque Moreno
INTRODUCCION

Iniciar una controversia acerca de la manera de terminar con la vida es una labor
con un grado de complejidad muy alto, siento la vida un derecho protegido
constitucionalmente, no es tarea fácil , y aún más si se habla de la expresión
“morir dignamente”, pues hace algún tiempo se ha vuelto un exigencia social y
legal a los Estados, para de esta manera proteger el derecho que las personas
tienen de poder decidir , cuando estas se encuentran grave estado de salud y por
tanto teniendo que soportar inimaginables dolores que le impide llevar una vida
normal y digna, y que buscan se les sea amparada su determinación , para que
por medio de procedimientos médicos puedan acabar con tal sufrimiento que les
impide llevar una estadía feliz en el mundo.

Y a partir de allí se entra a discutir también la protección obligatoria por parte del
estado para ofrecer garantías a sus habitantes sin exclusión y sin importar en que
condición se hallen como lo es el caso de una persona que no goza de vida digna
por su grave estado de salud; pues una persona que vive llena de sufrimientos, se
puede permitir formular la pregunta ¿Qué elección le espera, cuando hay ausencia
total en su vida de dignidad?

Y de llegar a aplicársele la eutanasia en caso de los tan agobiantes dolores físicos


¿se estaría de esta manera atropellando su dignidad? La dignidad, también
consiste en tener excelente calidad de vida, y cuando ésta le ha sido ajena a una
persona, es preciso comprender que solo aspira a reducir el término de la misma
cuando las circunstancias de salud se lo exijan. El presente escrito se verán
reflejados en nuestro tema tanto el aspecto jurídico como el psicológico ,
observándose de una manera detallada a aquella persona que padece una grave
enfermedad y por tanto lleva una vida de sufrimiento y por otro lado se verán los
precedentes que ha sentado la jurisprudencia en relación a la eutanasia , dando
de esta manera un punto de vista sobre la autonomía del enfermo, como un
derecho irrefutable que le pertenece para poder decidir sobre su propia vida.
TABLA DE CONTENIDO

1. EUTANACIA ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE ¿QUIÉN Y QUÉ LA


DECIDE?
2. TRATAMIENTO JURÍDICO DE LA EUTANASIA
3. POS ICIÓN JUR ISPRUDENC IAL EN COLOMBIA
4. POSICIÓN DE LOS ARTICULISTAS FRENTE A LA EUTANASIA:
RESEÑA DEL ARTÍCULO

“EUTANACIA ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE ¿QUIÉN Y QUÉ LA DECIDE?”

Hoy en día se puede ver reflejada en la sociedad distintas ópticas referentes a lo


que se entiende por “la eutanasia” desde las múltiples disciplinas de la salud, pero
todos estas tienen algo en común, un punto de referencia, y es “la muerte”.

Pero es necesario resaltar hay aspectos que son de gran importancia en esta
elección, entre ellos, si consiste en una muerte asistida, si simple y sencillamente
se desconecta al paciente de una máquina, la cual recibe el nombre de eutanasia
pasiva, o si por otro lado es la persona , quien expresa su voluntad, pidiendo que
se le practique, la denominada eutanasia voluntaria, sin el derecho de intervención
por parte de un tercero o también es la situación de la distanasia, en donde los
pacientes que se hallan desahuciados el hecho de darles más tiempo sintiendo y
soportando los dolores de su enfermedad, con tratamientos que no le garantizan
poder sanar y de este modo viéndose obligados a sufrir una, muy lamentable,
muerte lenta y dolorosa, sin posibilidad de poder recupere, o tener el derecho a la
defensa de morir dignamente, sin oportunidades laborales de medios para siquiera
permitirle a la persona seguir con su vida.

Ahora corresponde responder quién o qué motivo pueden decidir entre seguir
viviendo o la muerte. Pero para poder darle respuesta a el cuestionamiento se
requiere tener en cuenta que hay que puede tomarse a partir de distintos planos,
como el religioso, , psicológico ,ético médico y a criterio propio del paciente; pero,
no hay que desconocer la capacidad del hombre, ya que como ser inteligente
puede realizar inferencias frente al significado al valor de la vida, pues se tiene en
cuenta no solo la vida biológica, sino lo que se hace con la propia vida. Esta idea
es apoyada por un gran número de personas que están tanto a favor como en
contra del procedimiento eutanásico.

Según la ONU 60% de los científicos de la humanidad se encargan de realizar


estudios e investigaciones relacionados con la muerte y cómo eliminar al ser
humano, y esto ha dado lugar para ellos se conviertan en enemigos de muchos
entes gubernamentales, ya que han llegado realizar grandes invenciones sobre las
diferentes alternativas dadas por la misma creación del hombre, para poder darle
acceso a el descenso hacia la muerte que muchos desean debido al sufrimiento
que padecen. Pues no es desconocimiento que el sufrimiento no solo implica a
dicho grupo de personas que padecen alguna enfermedad terminal , sino que va
más allá, y la familia de aquellas personas se ven directamente afectadas con
aquella situación, se afirma que nuestra sociedad tiene el peligro de que se
desentienda del enfermo y omita prestarle la ayuda necesaria y por tanto no
asuma las renuncias que supone el dolor de quienes no pueden lograr una tan
esperada sanación porque no tienen los recursos necesarios para hacerlo.

Con relación a la ayuda psicológica que se le presta al enfermo, se trata de una de


las técnicas utilizadas por algunos psicoterapeutas, llamada ortotanasia, la cual
define cúal es la actuación más apropiada para el paciente terminal frente a la
muerte, en donde se busca , el acompañamiento tanto al enfermo como a su
entorno social, directamente en función primaria a su familia, en el sentido de
enfrentarla a una realidad muchas veces no aceptada, mediante el alivio del dolor,
del sufrimiento y demás molestias que tenga el paciente con una enfermedad
terminal, acompañándolo de cerca y apoyándolo durante sus últimos días.

Lo que se ha establecido hasta ahora, desde la óptica psicológica es que genera


algo de dificultad hablar acerca de la sintomatología del paciente terminal, ya que
en este también se ven implicados factores bioquímicos cerebrales que pueden
verse disminuidos por la misma enfermedad, es decir, alteraciones cerebrales
causan alteración en el funcionamiento de los neurotransmisores.

Finalmente resulta bastante inquietante tomar decisiones subjetivas frente a la


eutanasia, pues en algunos casos, estas decisiones son tomadas por extraños,
como médicos, comités de salud de centros de atención, quienes en ocaciones
tienen poca o ninguna información y educación en el manejo de la eutanasia, y
sus diferentes tipos. De otra parte, el deseo de morir del enfermo con estado
activo de conciencia, no es el único criterio que deberían tener en cuenta los
médicos, ya que hay factores como lo es dolor, desesperanza, invalidez,
indignidad que pueden ser transitorios, entre ellos estados depresivos que deben
ser debidamente evaluados para posteriormente dar un apropiado dictamen. Es
necesario traer a colación que hay casos en los que se puede dar lugar a analizar
si se trata de una eutanasia pasiva o activa. Para estos casos específicos se
puede hacer necesaria una decisión judicial fundamentada hacia el respeto a los
derechos humanos y la dignidad humana. Es así como frente a la pregunta: ¿entre
la vida y la muerte quién y que decide? La respuesta más acertada es “vivir o
morir dignamente”.

Por último, considero algo necesario pertinente terminar el desarrollo de esta


discusión con una frase a la que los autores dan relevancia del filósofo
Krishnamurti quien decía que “la muerte debe ser algo extraordinario”, como es la
vida, para comprender la muerte tenemos que comprender la totalidad de la vida,
no tomar sólo una parte de esta y vivir solamente con esta parte, como número de
las personas lo hacemos. En la labor de entender de la vida, es innegable que en
ella esté la comprensión de la muerte, porque no es posible decir que ellas se
encuentran separadas.

TRATAMIENTO JURÍDICO DE LA EUTANASIA

Este término que proviene del idioma griego y que significa buena muerte, ha
referente debates en múltiples ocasiones en donde se han establecido en los
diferentes reglamentos de todos los países del mundo, pues tiene de un lado sus
defensores institucionales y personales y del otro lado, quienes se oponen
radicalmente a este procedimiento médico, porque es de enfatizar que nadie tiene
ni debería tener el poder de disponer del importante derecho fundamental que es
la vida humana. En un sentido más avanzado y actual, la eutanasia se puede
definir como el acto médico que tiene como fin poner término a la vida de una
persona que sufre graves e insoportables dolencias físicas o que padece una
enfermedad incurable, y que en su decisión autónoma no desea prolongar esos
padecimientos y así evitar una muerte dolorosa, es decir tener una muerte digna.
Para proceder a terminar con la vida de un enfermo, se requerirá entonces,
suministrar medicamentos no para aliviar el dolor, sino que abrevien la existencia
o simplemente dejar que el inexorable paso del tiempo ejerza su poderosa función
de deterioro en el organismo del enfermo y así terminar con ese halo de vida que
le resta al paciente. El derecho a la vida como un bien y valor jurídico, es limitado
y termina inexorablemente con la muerte de todo ser humano, muy a pesar de
contar con la protección por parte del Estado.

Teniendo la plena certeza que absolutamente nadie puede ser privado de la vida
arbitrariamente”. Para el caso colombiano, la Constitución política de 1991 ha
consagrado diferentes artículos relacionados con la vida como derecho
fundamental y su protección con el desarrollo legal a partir del código penal. El
preámbulo de la Carta consagra: “….fortalecer la unidad de la nación y asegurar a
sus integrantes la vida…”; el inciso segundo del artículo 2º. precisa que: “las
autoridades de la republica están instituidas para proteger a todas las personas en
su vida, honra y bienes, creencias y demás derechos y libertades…; y de manera
categórica, el articulo once de la carta política sentencia: “el derecho a la vida es
inviolable. No habrá pena de muerte” Por su parte la Corte Constitucional14 ha
formulado el siguiente planteamiento: “El derecho fundamental a la vida, cuya
existencia se limita a constatar la carta política, es el más valioso bien que se
reconoce a todo individuo de la especie humana y el sustrato ontológico de la
existencia de restantes derechos… el derecho a la vida en el ordenamiento
jurídico constitucional, constituye indudablemente el reconocimiento y la
efectividad de un valor esencial como es la vida humana”

POSICIÓN JURISPRUDENCIAL EN COLOMBIA

La jurisprudencia nos ha ofrecido aportes importante, pues por su parte, la Corte


Constitucional, en el año de 1997 mediante la sentencia No 239, dejo trazado el
debate sobre la eutanasia en Colombia, asignando el encargo de ponente al
magistrado Dr. Carlos Gaviria Díaz, quien , se observa, está de acuerdo en que el
médico que atienda a un paciente con dolores insoportables y también incurables
ponga fin a su sufrimiento, sin que de ello se derive ninguna responsabilidad
penal, decisión que ha generado enconadas controversias, no solamente por la
decisión en sí misma, sino por la institución y sus magistrados simpatizantes que
como miembros del máximo organismo judicial constitucional tienen el sagrado
deber de salvaguardar la supremacía de la Constitución

Entre los que podrían decirse como aportes al derecho se encuentra el “proyecto
de legalización de la eutanasia en Colombia” que presentó el senador Armando
Benedetti Villaneda en agosto de 2006 y que reglamento los artículos 106 y 107
del código penal, agregando la siguiente consideración: “la terminación de la vida
de una forma digna y humana y la asistencia al suicidio, no será objeto de sanción
penal alguna”.

El tratamiento jurídico que la Corte Constitucional da a la eutanasia activa,


contiene entre otros los siguientes elementos: continua vigente en todo su tenor el
artículo 326 del código penal, pues la corte no elimino el suicidio por piedad, pero
excluye como delito dicha norma si se cumplen las siguientes dos condiciones: 1)
el sujeto pasivo, es decir a quien se le quita la vida, consiente o acepta el hecho
de perder su vida y 2) quien le quita la vida es un médico titulado. Dentro del
contexto jurídico, la Corte Constitucional plantea una situación novedosa en
cuanto tiene que ver con el respeto por la vida humana y es la justificación del acto
médico, cuando este tenga por finalidad la ayuda compasiva a los enfermos
terminales a morir dignamente, siempre y cuando medie la voluntad del sujeto
pasivo del acto.

En sí, lo que se observa es que la Corte Constitucional respalda en su sentencia,


al paciente, para que él no extienda los dolores que sufre injustificadamente, ante
la proximidad de la muerte, y por eso permite la intervencion de un medico para
que mediante la lex artix (Conjunto de prácticas médicas ) y teniendo en cuenta el
consentimiento del paciente, le auxilie para lograr poner fin a esos sufrimientos; y
en este sentido dijo la corporación:“…frente a los enfermos terminales que
experimentan intensos sufrimientos, éste deber estatal cede frente al
consentimiento informado del paciente que desea morir en forma digna. En efecto,
en este caso, el deber estatal se debilita considerablemente por cuanto, en virtud
de los informes médicos, puede sostenerse que más allá de toda duda razonable,
la muerte es inevitable en un tiempo relativamente corto. En cambio, la decisión de
cómo enfrentar la muerte adquiere una importancia decisiva para el enfermo
terminal, que sabe que no puede ser curado, y que por ende no está optando
entre la muerte y muchos años de vida plena, sino entre morir en condiciones que
él escoge, o morir poco tiempo después en circunstancias dolorosas y que juzgue
indignas. El derecho fundamental a vivir en forma digna implica entonces el
derecho a morir dignamente, pues condenar una persona a prolongar por un
tiempo escaso su existencia, cuando no lo desea y padece profundas aflicciones,
equivale no sólo a un trato cruel e inhumano, prohibido por la Carta sino una
anulación de su dignidad y de su autonomía como sujeto moral. La persona
quedaría reducida a un instrumento para la preservación de la vida como valor
abstracto”.

La Corte por su parte establece que, el Estado no puede oponerse a la decisión


del individuo que no desea seguir viviendo y que solicita le ayuden a morir, cuando
sufre una enfermedad terminal que le produce dolores insoportables,
incompatibles con su idea de dignidad. Por lo tanto, si un enfermo terminal que se
encuentra en las condiciones objetivas que plantea el artículo 326 del Código
Penal considera que su vida debe concluir, porque la juzga incompatible con su
dignidad, puede proceder en consecuencia, en ejercicio de su libertad, sin que el
Estado esté habilitado para oponerse a su designio, ni impedir, a través de la
prohibición o de la sanción, que un tercero le ayude a hacer uso de su opción. No
se trata de restarle importancia al deber del Estado de proteger la vida sino, como
ya se ha señalado, de reconocer que esta obligación no se traduce en la
preservación de la vida sólo como hecho biológico. “No se trata de restarle
importancia al deber del Estado de proteger la vida sino, como ya se ha señalado,
de reconocer que esta obligación no se traduce en la preservación de la vida sólo
como hecho biológico”.

El proyecto de ley 05 de 2007 con ponencia para primer debate en el senado de la


republica, y denominado “Por el cual se reglamentan las prácticas de la Eutanasia
y la asistencia al suicidio en Colombia, el servicio de cuidados paliativos y se
dictan otras disposiciones” ya surtió el primer debate en la corporación legislativa.
POSICIÓN DE LOS ARTICULISTAS FRENTE A LA EUTANASIA

En relación al punto de vista tomado por los autores del presente artículo ,
consideran una posición favorable a la aplicación de la eutanasia activa, tal como
lo ha manifestado la Corte Constitucional con sus precedentes jurisprudenciales.
Es preciso entonces, destacar aquí, que el valor jurídico tutelado más preciado
que tenemos los seres humanos es la vida y que como tal merece protección del
sujeto mismo y desde luego del Estado a través de todos los mecanismos jurídicos
de que dispone, pero cuando esa vida se vuelve tormentosa para una persona que
enfrenta una terrible agonía, que degrada paulatinamente su estado físico y
desborda el límite de lo incurable y que a pesar de los cuidados paliativos no se
consigue su recuperación, es preciso dar paso a la autonomía como derecho
constitucional que tiene ese enfermo de decidir sobre su propia vida.

Ellos revelan el respeto por quienes tienen una posición diferente al respecto pero
no dejan de lado su oposición con teoría utilitarista de los derechos, ya que ellos
pretenden que la eutanasia se convierta en un derecho para los enfermos, como
expresión final de su autonomía y deseo de culminación cuando se es consciente
frente a lo que se decide, para el caso contrario, en aquellos pacientes que
fortuitamente la luz de la vida se apaga y la esperanza del deseo se pierde por su
misma condición, se obre con ética en la decisión médica o familiar.

Ya que ,como sabiamente lo dicen los autores de este artículo, la vida no es una
cosa que pueda tocarse, sino un estado que solamente puede describirse
operacionalmente, ellos establecen que la vida es un estado de la energía, que se
siente, ( realizan una analogía, que considero muy apropiada) “que está
representada por cuatro letras, pero que puede terminar en cuatro segundos”
cuando la función vital ya no está presente, o cuando “seguir viviendo” y continuar
con un funcionamiento vital no dependiente de artefacto científico que es capaz de
metabolizar, respirar, y hacer palpitar un corazón sin razón, conllevando más tarde
que temprano al mismo e inexorable camino… la “muerte”.
CONCLUSIONES

Para finalizar, prosigo a aportar las precisiones que a mi parecer son importantes
para culminar con el análisis la eutanasia y como primera medida es inexcusable
omitir que , este , siendo un tema de vital importancia para nuestra sociedad actual
, debe aportarse la relevancia que amerita con argumentos vistos desde la
realidad, desde lo que se observa se ven obligados a soportar la familia y el
doliente que sufre de alguna enfermedad terminal; y me referiré a doliente para
describir a la persona que sufre o padece de alguna enfermedad o malestar que
no tiene cura sino solo un dolor muy intenso, como anteriormente en el escrito se
ha denominado, el enfermo.

Pues el hecho de vivir dignamente durante una enfermedad terminal está


directamente relacionado con el nivel de sufrimiento e intenso dolor que causa
cada padecimiento y a las diferentes estrategias con las que cuenta la familia y el
doliente para tratar de forma paliativa su enfermedad. El estado debe proteger y
ser garante de que que este derecho no sea vulnerado, aunque no se cuente con
las leyes y protocolos necesarios para que la eutanasia se lleve a cabo.

En las familias que acompañan a pacientes con enfermedades terminales se


presenta un duelo anticipado que se va elaborando desde la noticia de la
enfermedad y la posibilidad de un inminente fallecimiento, hasta la muerte real. A
la familia, le compete la labor más importante, desde mi perspectiva, pues tiene el
deber de asistir y apoyar la batalla que enfrenta una persona con enfermedad
terminal, lo cual es fundamental en la minimización del proceso de culpabilidad
que se presenta luego de la muerte sea por exceso u omisión, es un deber moral
de asistir a un enfermo.

Por último, cabe resaltar que a pesar de estos aportes jurisprudenciales que se le
han permitido a un tema tan trascendental como lo es la eutanasia aún falta que el
legislador aporte con la regulación y de esta manera legalizar su práctica en los
casos que así lo requieran para que así el estado sirva como garante de la
sociedad colombiana.

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