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Universidad de Baja California

TESIS DOCTORAL
“REINSERCIÓN SOCIAL Y ÁMBITO PENITENCIARIO DEL ESTADO DE
CAMPECHE: OBSTÁCULOS Y POSIBILIDADES”

QUE PRESENTA
Patricia del Socorro Rodríguez Reyes

PARA OBTENER EL GRADO DE


Doctorado En Psicología

DIRECTORA DE TESIS DOCTORAL


Dra. Manuela Del Carmen Sánchez Humarán

Campeche, Camp; 16 de Marzo de 2019.


Índice

1
INTRODUCCIÓN .............................................................................................................................. 4

CAPÍTULO I: EL PROBLEMA. ................................................................................................... 6

1.1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA. .............................................................................. 6

1.2. OBJETIVOS. ....................................................................................................................... 16

1.2.1. Objetivos generales. ................................................................................................... 16

1.2.2. Objetivos específicos. ................................................................................................. 17

1.3. HIPÓTESIS.......................................................................................................................... 17

1.4. JUSTIFICACIÓN. ................................................................................................................ 19

CAPÍTULO II. MARCO TEÓRICO. .............................................................................................. 21

2.1. ANTECEDENTES DEL TEMA. ........................................................................................ 21

2.1.1. La Reinserción social de los reclusos en México. ...................................................... 21

2.1.2. Readaptación social en penitenciarios mexicanos ................................................ 28

2.1.3. Éxito de programas de reinserción social ................................................................ 30

2.2. CONOCIMIENTOS SOBRE EL TEMA............................................................................ 31

2.2.1. Definición de reinserción social ................................................................................. 32

2.2.2. Dificultades de la reinserción social. ............................................................................ 32

2.2.3. Programas de rehabilitación en prisión. ...................................................................... 36

2.2.4. Categoría de los programas de reinserción. ........................................................... 37

2.2.5. La prevención de reincidencia y factores de riesgo relacionados. ...................... 41

2.2.6. Seguridad Pública ........................................................................................................... 43

2.2.7. Redes de apoyo. ............................................................................................................. 45

2.2.7.1. Intervención en Red y Práctica de Red ................................................................ 48

2.2.8. Apoyo social ................................................................................................................. 49

2.3. BASES TEÓRICAS. ........................................................................................................... 51

2.3.1. Sistema Penitenciario en México. ................................................................................. 51

2
2.3.2. Importancia del sistema de readaptación social. ....................................................... 53

2.3.3 Reinserción social y seguridad pública. .................................................................... 56

2.3.4 Las condiciones previas a la libertad del recluso. ................................................... 58

2.3.5. Latinoamérica: El papel de la educación en el sistema penitenciario ................. 63

CAPÍTULO III: MARCO METODOLÓGICO. .............................................................................. 65

3.1. DISEÑO DE INVESTIGACIÓN............................................................................................. 65

3.2 TIPO DE DISEÑO DE ESTUDIO. ..................................................................................... 66

3.3. POBLACIÓN Y MUESTRA. .............................................................................................. 68

3.3.1. Métodos de selección de la muestra. ....................................................................... 69

3.3.2. Tamaño de la muestra. ............................................................................................... 69

3.3.3. Criterios de inclusión y exclusión. ............................................................................. 70

3.3.4. Definición de variables. .................................................................................................. 71

3.4. INSTRUMENTOS Y TÉCNICAS DE RECOLECCIÓN DE DATOS. .......................... 72

3.5. MATERIAL Y MÉTODOS. ................................................................................................. 72

3.6. PROCEDIMIENTOS Y ANÁLISIS ESTADÍSTICO DE DATOS. ................................. 73

CAPÍTULO IV. ANÁLISIS DE RESULTADOS. .......................................................................... 73

CAPÍTULO V. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS. ................................................................. 73

ANEXO I: INSTRUMENTOS DE MEDICIÓN CUALI-CUANTITATIVA .................................. 78

1. MODELO DE ENCUESTA A RECLUSOS ......................................................................... 78

2. MODELO DE ENCUESTA A AGENTES PENITENCIARIOS ......................................... 83

3. MODELO DE ENTREVISTA A AUTORIDADES DE LOS CENTROS


PENITENCIARIOS ..................................................................................................................... 89

4. MODELO DE ENTREVISTA A INSTITUCIONES NO GUBERNAMENTALES ........... 92

3
INTRODUCCIÓN

Desde hace algunos años, está la necesidad de comprender el entramado social


y las disputas internas que generan los grupos de individuos que pugnan por el
dominio del espacio; y a medida que se conoce un poco más de estas realidades,
el campo de la investigación se amplia y se generaliza. Los grupos, las costumbres
y las formas de convivencia juegan en estos momentos uno de los polos en los
cuales fluyen la historia de cada uno de los individuos que conviven en estos
ámbitos.
En México, las personas que están privadas de su libertad por haber cometido
algún delito se encuentran viviendo un esquema de reinserción y readaptación
social que, de acuerdo a informes del Diagnóstico Nacional de Supervisión
Penitenciaria no cumple –al menos en su totalidad- con el objetivo de facilitar la
reinserción comunitaria de los reclusos. En consecuencia, éstos no tienen
asegurada ni la capacitación, ni la educación suficiente que les garantice un futuro
laboral digno.
Partiendo de este panorama general que parece no diferir de una región a otra,
es que el interés de la autora es llevar a cabo un trabajo de investigación que nos
permita analizar cabalmente cuál es la situación particular del Sistema Penitenciario
del Estado de Campeche, el cual comprende dos Centros de Readaptación Social
-CERESO-: el Centro de Reinserción Social de Ciudad del Carmen y el Centro de
Reinserción Social de San Francisco Kobén.
La idea del trabajo es conocer en qué medida el Sistema Penitenciario del Estado
de Campeche implementa un programa de reinserción social: indagar sobre los
obstáculos o limitaciones como así también los beneficios de una estrategia efectiva
de reeducación y rehabilitación social. Y cuando hablamos de obstáculos y
beneficios, nos referimos a querer analizar por qué el Gobierno de esta región de
México no accede a que instituciones no gubernamentales, a pesar de su buena
predisposición, intervengan y contribuyan en una red de contención para los

4
reclusos, reduciéndose así la tasa de reincidencia delictiva, además de,
principalmente, darle la posibilidad al delincuente de que pueda contar con las
herramientas necesarias para confiar en que sí podrá reinsertarse socio-
laboralmente en un futuro.
En este sentido, en líneas generales este trabajo indaga sobre la trama social
que se engendra en el ámbito carcelario; y desde lo particular, el interés del autora
de esta investigación es profundizar en la reinserción social de los reclusos del
Estado de Campeche; caracterizando y analizando los obstáculos y posibilidades
de la implementación de una red de apoyo en colaboración con entidades no
gubernamentales que intervendrían en la formación de los presos.
Por lo expuesto, lo que se perseguirá es que a través de la combinación de un
trabajo de escritorio con un trabajo de campo que abarca el uso de una metodología
mixta contando con la posibilidad de entrevistar y encuestar a informantes clave; la
finalidad del proyecto de trabajo presentado –justamente- contribuya a que el
Gobierno del Estado de Campeche se “entusiasme” y acceda a que Universidades
y ONG’s hagan sus aportes en un programa de reinserción social para los reclusos
de ambas cárceles, en especial la de San Francisco Kobén, que presenta peores
indicares según la DNSP.
En definitiva, se trata de un trabajo de investigación con enfoque sociológico y
la finalidad de una propuesta a desarrollar.
A partir de lo mencionado, se destaca que los principales beneficiarios de un
programa de reinserción social serán los mismos reclusos, al recibir las
herramientas necesarias sobre un programa de trabajo. Por otro lado, la Comunidad
en sí misma, ya que se verá beneficiada pues se convivirá dentro de una sociedad
donde se busca rehabilitarse y reeducarse a los delincuentes. Asimismo, la otra
parte beneficiada será el Sistema Penitenciario del Estado de Campeche, ya que
contribuirá a reducir el índice de reincidencia delictiva y, por consecuencia, la
sobrepoblación carcelaria.

5
CAPÍTULO I: EL PROBLEMA.

1.1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

La justicia normativa de la prisión en México es definida por el artículo 18 de la


Constitución, siendo su objetivo Lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad
y procurar que no vuelva a delinquir (Solís, De Buen & Ley, 2013: 11). Asimismo, la
reforma de 2011 incorporó a Los derechos humanos como la base de este sistema,
junto con el trabajo, la educación, la salud y el deporte (Solís et al., 2013: 11). Sin
embargo, la realidad carcelaria muestra que lejos se está que las cárceles cumplan
con el objetivo establecido, ya que las prisiones mexicanas en vez de ser un castigo
exclusivo para quienes verdaderamente cometieron un delito, se han convertido, en
líneas generales, en un espacio donde se alberga a sujetos acusados por delitos no
graves o que se encuentran en espera de un proceso judicial y la determinación de
una sentencia.
De esta forma, en México se halla el problema de que la política penitenciaria es
la justicia retributiva, evidenciándose con La aprobación de sanciones cada vez más
extensas: de 50 o hasta 70 años1, e incluso la aprobación de la prisión vitalicia en
algunos Estados2 (Solís et al., 2013: 12), saliendo a la luz la consideración retributiva
y desproporcionada de las condenas, que no dejan espacio a la posibilidad de
prevención, rehabilitación o reinserción social de los reclusos.
En consecuencia, en México las prisiones son espacios de sobrepoblación,
Donde los derechos humanos no son respetados y la violencia prevalece (Solís et
al., 2013: 4), a raíz no sólo de las excesivas condenas sino también porque al no

1
Cabe destacar que en el Estado de Campeche el Código Penal establece una pena máxima de 40
años.

2Estado de Chihuahua, Estado de México, Estado de Puebla, Estado de Quintana Roo, Estado de
Veracruz de Ignacio de la Llave.
6
trabajarse debidamente sobre la rehabilitación y reinserción social de los reclusos,
las cárceles mexicanas en su condición actual se convierten en espacios propicios
al contagio criminógeno y, por ende, se produce una elevada tasa de reinserción
delictiva.
Entonces, con el propósito de desarrollar la problemática de la cárcel de México,
particularmente del Estado de Campeche, es que tomamos como referencia
principal los informes 2015-2017 efectuados por la Comisión Nacional de Derechos
Humanos (CNDH), donde se plantean cuestiones relacionadas con la violencia de
los derechos humanos, el hacinamiento y la sobrepoblación, etcétera.
En términos generales, el informe de la CNDH (2016) señaló diez problemas
claves de las cárceles de México en la actualidad:

Gráfico N° 1. Las diez deficiencias claves en las cárceles de mexicanas (2016)

Fuente: CNDH México (2015), Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria. Cfr. Ureste, M.
En: La crisis en las cárceles de México: 10 problemas urgentes sin atención. Animal Político, 2016,
s/n.

7
Estas deficiencias hacen que el Sistema Penitenciario de México falle y que se
aleje de perspectivas reales de rehabilitar socio-laboralmente a los presos durante
su estadía para cuando salgan en libertad; sobre todo si se tiene en cuenta que el
informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos da cuenta de la magnitud
de la violación de los derechos humanos a los internos, ya que en 13 Estados
mexicanos se hallaron situaciones graves al respecto. Estos son: Campeche,
Colima, Nuevo León, Sinaloa, Oaxaca, Baja California Sur, Tamaulipas, Chiapas,
Tabasco, Hidalgo, Guerrero, Quintana Roo y Nayarit (Ureste, 2016, s/n).
El dato anterior resulta relevante para caracterizar la problemática de este
trabajo, ya que, por un lado encontramos que uno de los Estados con mayor
violación de los derechos humanos es, justamente, el Estado de Campeche, el cual
es objeto de estudio en este corpus. Por otro lado, podemos interpretar que en
México se está haciendo caso omiso a los artículos constitucionales 18, 19, 20 y 21,
que comprenden disposiciones referentes a los derechos fundamentales de las
personas privadas de su libertad:

• “Control judicial sobre la ejecución de las penas (art. 21, párrafo 3°)
• Separación entre internos procesados y sentenciados, siendo recluidos en sitios distintos
(art. 18, párrafo 1°)
• Separación entre hombres y mujeres (art. 18, párrafo 2°)
• Posibilidad de que los mexicanos que cumplan sus sanciones en otros países sean
trasladados a México para compurgar su condena con base en los sistemas de reinserción
social (art. 18, párrafo 7°)
• Posibilidad, con ciertas restricciones establecidas por la ley, de cumplir la condena en los
centros penitenciarios más cercanos a su domicilio, con el fin de propiciar su reintegración a
la comunidad como forma de reinserción social (art. 18, párrafo 8°).
• Prohibición de abusos y malos tratos (art. 19, párrafo. 7°).
• Límite a la prisión preventiva, la cual no puede exceder del tiempo máximo de pena del
delito que motivó el proceso y en ningún caso puede ser mayor a dos años, salvo que su
prolongación se deba al ejercicio del derecho de defensa del imputado (art. 20, B, Fr. IX,
párrafo 2°).

8
• Obligación de establecer el tiempo de detención siempre que se imponga una sentencia
(art. 20, B, Fr. IX, párrafo 3°) (Solís et al., 2013: 16)”.

Ahora bien, entendemos que más allá de los propósitos teóricos que deban
cumplir las cárceles mexicanas, es fundamental velar por el buen funcionamiento
de un sistema penitenciario que esté guiado por Las obligaciones y
responsabilidades que el Estado tiene frente a la sociedad que gobierna, así como
por los derechos que tienen los individuos que la conforman, independientemente
de su estatus jurídico (Solís et al., 2013: 15).
En este sentido, de acuerdo con instrumentos internacionales (Declaración
Universal de los Derechos Humanos, artículos 12, 13, 19 y 20), existen algunos
derechos humanos que se pierden producto de la reclusión, pero otros –tal como
se muestra en el siguiente gráfico- deberían respetarse en una buena gestión
penitenciaria.

Gráfico N° 2. Derechos humanos de las personas privadas de su libertad (2013)

9
Fuente: Elaborado por Solís et al., Los principios ideales de la cárcel, 2013: 15. Con base a
O’Donnell (2004).

De lo contrario, los vínculos dentro de las cárceles -entre reos y entre reclusos y
el personal penitenciario- pueden fácilmente convertirse en situaciones de violencia
y abuso, quedando fuera del alcance cualquier propósito de reinserción o
rehabilitación.
Al respecto, la CNDH (2016) en su Diagnóstico Nacional de Supervisión
Penitenciaria 2015, subrayaba en cifras graves deficiencias en el sistema
penitenciario mexicano:

Gráfico N° 1. La situación de las cárceles mexicanas, en cifras (2016)

Fuente: CNDH México (2015), Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria. Cfr. Ureste, M.
En: La crisis en las cárceles de México: 10 problemas urgentes sin atención. Animal Político, 2016,
s/n.

10
A partir del gráfico elaborado por el sitio Web “Animal Político” se desprenden
que 73 cárceles están autogobernadas por los presos, hay deficiente atención
médica y malas condiciones de higiene; y, en algunas cárceles, las celdas albergan
a 30 ocupantes cuando están diseñadas para cuatro personas (Ureste, 2016, s/n).
La CNDH (2016) indicaba que otro problema reiterado en 65 prisiones estatales
es la sobrepoblación de presos y la falta de oportunidades para la mayoría de los
internos de servicios y de actividades educativas, laborales y deportivas. Asimismo,
el informe mencionaba que 95 centros penitenciarios se encuentran con
hacinamiento.
En esta línea, el análisis del informe realizado por Solís et al. (2013) documentaba
que por entonces se encontraban casi 243 mil internos en las cárceles de México,
en un ámbito diseñado para un total de 195 mil personas. Con lo cual, la tasa de
sobrepoblación oscilaba los 124%.
Hay que tener en cuenta que la sobrepoblación y el hacinamiento generan ciertos
problemas como ser, la falta de control por parte de las autoridades, autogobiernos
o cogobiernos de estos centros entre reclusos y responsables de las prisiones. En
este caso, los presos realizan o participan en actividades que son propias de la
autoridad del penal. En consecuencia, se produce una gran corrupción, violencia,
comisión de delitos.
Para sumar más datos que den cuenta de la problemática actual de las cárceles
mexicanas, también se recolectó información de un informe reciente (2017) de la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos el Diagnóstico Nacional de
Supervisión Penitenciaria 2017. En el trabajo realizado, los investigadores buscaron
analizar si el internamiento de las personas procesadas y sentenciadas en México
es respetuoso de los derechos humanos. Al respecto, las conclusiones a las que
accedieron fueron alarmantes, permitiéndonos describir el panorama actual de las
cárceles mexicanas en primera instancia, para luego adentrarnos en la problemática
del Estado de Campeche.
De acuerdo a la CNDH (2017), la situación del Sistema Penitenciario en México
continúa siendo grave, está en crisis, porque a pesar de que las riñas entre presos,
la corrupción, la falta o insuficiente rehabilitación y reinserción social de los reclusos
11
que ha sido denunciado desde hace años, la problemática al interior de los centros
penitenciarios sigue siendo preocupante, ya que en su totalidad:
 Se registraron 1.647 incidentes de riñas en las cárceles mexicanas.
 El 75% de los homicidios ejecutados en el interior de los centros
penitenciarios fue doloso.
 En cinco de cada diez centros verificados se hallaron zonas de privilegios,
como así también presencia de objetos y sustancias prohibidas.
 En 64 de los 131 centros evaluados se verificaron condiciones de
hacinamiento de los reos.

Por todo lo expuesto hasta aquí, la realidad del Sistema Penitenciario en México
no excluye a ningún Estado, aunque algunos tienen más problemáticas que otros.
Luego de analizar la problemática general de las cárceles mexicanas, para el
trabajo de investigación se tomó como caso de estudio la situación de las cárceles
del Estado de Campeche, ya que allí se encuentran dos CERESOS (San Francisco
de Kobén y Ciudad del Carmen). En este sentido, a modo de conocer nuestro objeto
de estudio resulta menester contar con información sobre su problemática particular
y corroborar o no los registros tanto de este apartado como del marco teórico con
los datos recogidos durante el trabajo de campo.
Un primer acercamiento a la realidad de las cárceles del Estado de Campeche
da cuenta que los dos CERESOS funcionan sólo para adultos y prácticamente para
varones; tal como se presenta como ejemplo en la siguiente tabla:

Tabla N° 1. Datos de edad y género del CERESO San Francisco de Kobén (2018)

Hombres Edades Mujeres Edades

392 18-29 35 18-34


315 30-39 15 35-49

12
182 40-49 4 +50
82 50-59
32 +60
TOTAL: 1.018 TOTAL: 54
TOTAL: 1.072

Elaboración propia en base a información de CERESO San Francisco de Kohén.

Con respecto a las cárceles del Estado de Campeche, de acuerdo a la inspección


de la CNDH, el Centro de Reinserción Social de la Isla de Ciudad del Carmen tiene
capacidad para 410 presos, 382 hombres y 28 mujeres, pero sólo tenía 293
hombres y 13 mujeres en el 2016. En tanto, el penal de Kobén tiene capacidad para
1.400 reclusos, 1.200 hombres y 200 mujeres, pero sólo tenía 1.127 hombres y 51
mujeres.
Asimismo, los resultados de las Encuestas a Población en Reclusión del Centro
de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), dieron cuenta que parte de la
población carcelaria en el Estado de Campeche convive con escasez de alimentos,
agua y artículos de higiene. Además, la calidad de la comida y la atención médica
es mala.
Por otro lado, otro aspecto que encuentra dificultad entre los presos es la
comunicación con sus familiares. Por ejemplo, para el 2012, ocho de cada diez
internos en los penales federales sostenía que no recibía visitas, según se detalla
en el informe llevado a cabo por Solís et al. (2013). Este dato describe que el
Sistema Penitenciario de México no le brinda importancia al contacto del interno con
el mundo exterior, especialmente con su red cercana de apoyo social; es así, que
el criterio avala considerar que, mucho menos aún, se tendrá en cuenta la
importancia de implementar redes de apoyo por parte de Universidades u otras
Instituciones no Gubernamentales, a pesar que, exitosamente, países como
Argentina han sabido
“Fortalecer los vínculos entre Universidad, Estado y Sociedad a través del trabajo conjunto
y la articulación de políticas públicas y acciones institucionales que atiendan problemas,
13
necesidades y demandas concretas de las poblaciones, comunidades y organizaciones con
las que las universidades interactúan en territorios, ámbitos o contextos específicos (Parchuc,
2015: 18).

Es evidente que la deficiencia en materia de políticas públicas dirigidas a la


reinserción social, que contemplen la incorporación de ONG y demás organismos
no gubernamentales, hace que a la problemática de base sobre la sobrepoblación
y el hacinamiento carcelario que se evidencia, se dificulte la posibilidad de generar
programas eficaces de reinserción, con lo cual, tras cumplida una sentencia,
muchos de los reos vuelven a delinquir.
Con lo cual, no sorprende que las estadísticas oficiales den cuenta de una
tasa de reincidencia de 15.5%. No obstante, es muy probable que esta cifra supere
el fenómeno del re-delinquimiento, siendo que no todos los delitos son investigados
ni son sancionados. Además, se observa una amplia variación a nivel estatal en
cuanto a este fenómeno: Mientras que en la ciudad de México 35.2% de los
detenidos son reincidentes, en Campeche sólo 6.5% ya había sido procesado por
algún otro delito (Solís, et al., 2013: 5-6). En este sentido, hay que tener en cuenta
que el Distrito Federal concentra la mayor tasa de presos y que no hay comparación
de espacio entre una y otra región.
Ahora bien, datos específicos sobre la reinserción social en las cárceles del
Estado de Campeche arrojaron lo siguiente:
 En Ciudad del Carmen, el organismo nacional detectó que en material
reinserción social de los presos, se observa algún tipo de dificultad en la
“clasificación entre procesados y sentenciados y actividades laborales y
de capacitación” (CNDH, 2017: 25). Además, en los grupos de internos
con necesidades específicas, se precisa mayor

“Atención a mujeres, atención a personas con discapacidad física y/o psicosocial; atención
a personas privadas de la libertad con preferencias sexuales de la diversidad sexual población
LGBTTTI, e insuficiencia en los programas para la prevención de adicciones y de
desintoxicación voluntaria (CNDH, 2017: 25).

14
 En San Francisco Kobén, la CNDH en materia de reinserción social del
interno, considera que hay Deficiente integración del expediente técnico-
jurídico, clasificación entre procesados y sentenciados, y actividades
laborales y de capacitación (CNDH, 2017: 25).
Ahora bien, en términos generales los principales delitos del fuero común
cometidos por las personas ingresadas a los centros penitenciarios del Estado de
Campeche son los siguientes:
 Homicidio
 Robo simple
 Lesiones
 Posesión simple de narcóticos
 Incumplimiento de obligaciones familiares
 Violencia familiar
 Robo a casa habitación
 Robo de vehículo
 Robo a negocio
 Posesión de narcóticos con fines de comercio o suministro
 Violación sexual

En este sentido, también se evidencia una falla en el sistema carcelario, ya que


se observan claros uso y abuso de la cárcel en México, no siendo su excepción el
Estado de Campeche ya que,

“Un robo por un monto mayor a 400 salarios mínimos podría ser castigado con una pena
en prisión de mayor tiempo que un homicidio doloso simple. En el primer caso, las penas van
de cinco a 13 años de cárcel y el homicidio recibe penas entre ocho a 20 años (Solís et al. ,
2013: 24)”.

Por lo tanto, claramente es muy difícil en un contexto penitenciario que no tiene


las herramientas necesarias, reinsertar en la sociedad a los delincuentes y evitar la

15
reincidencia delictiva. La información acerca del Estado de Campeche surge de la
información con que cuenta la autora de esta investigación como jueza penal de
dicha región, afirmándose que éstos ni siquiera son centros de reinserción ni de
readaptación. Con lo cual, en lo particular de dicho Estado, el sujeto sale de un
proceso penal más corrompido de lo que ingresó.
La realidad es que los sujetos entran a uno de estos centros de readaptación,
pero el tema es que los mismos no cuentan con programas psicológicos que les
brinde a los sujetos un buen proceso de readaptación a la sociedad. Entonces,
cuando éstos salen de la prisión, salen más criminales que cuando ingresaron al
centro penitenciario.
Claramente esta situación no es reciente ni tampoco casual, tiene sus raíces en
cómo se maneja el Gobierno del Estado de Campeche, ya que, a pesar de que
algunas de las Universidades y Asociaciones no Gubernamentales han querido
ingresar al penal para ofrecer programas de reinserción, el Gobierno tiene sus
estatutos un tanto ortodoxos y no lo permite.
Por lo tanto, de acuerdo a la dimensión que tendrá el trabajo de investigación,
surgen entonces las siguientes preguntas de investigación: ¿En qué medida el
Sistema Penitenciario del Estado de Campeche cumple con implementar un
programa de reinserción social? ¿Cuán importante es la participación de
Universidades e Instituciones no Gubernamentales en una red de apoyo que
contribuya a reinsertar social y laboralmente a los reclusos de ambos
establecimientos carcelarios de esta región de México?

1.2. OBJETIVOS.

A partir de lo mencionado, se definen los siguientes objetivos de trabajo:


1.2.1. Objetivos generales.

16
 Indagar en qué medida el Sistema Penitenciario del Estado de
Campeche cumple o no con la implementación de una estrategia de
reinserción social para los reclusos de ambas prisiones localizadas en esta
región de México.

 Analizar cuán importante es la implementación de una red de apoyo


social para los reclusos del Estado de Campeche, a partir de la colaboración
de Universidades y demás Instituciones no Gubernamentales.

1.2.2. Objetivos específicos.

 Analizar las ventajas de la reinserción social de los ex reclusos y su


impacto en diferentes variables (económico y social).

 Conocer cuáles son las capacidades de las Universidades y


Asociaciones no Gubernamentales en la aplicación de un proyecto de
reinserción social para reclusos del Estado de Campeche.

 Diseñar una propuesta de re-inserción social para los reclusos de


ambas prisiones del Estado de Campeche, donde se incorpore a
Universidades y ONG como entidades preparatorias.

1.3. HIPÓTESIS.

Teniendo en cuenta la dimensión que se pretende en el presente trabajo, es que


para el desarrollo del proyecto de investigación planteamos las siguientes hipótesis,

17
cada una relacionada de forma directa con los objetivos generales, brindando una
posible solución a las preguntas de investigación que se plantearon en este trabajo.
La primera pregunta formula: ¿En qué medida el Sistema Penitenciario del
Estado de Campeche cumple con implementar un programa de reinserción social?
A lo que se propone la siguiente hipótesis: “El no cumplimiento de una estrategia de
reinserción social hace que un alto índice de los presos del Estado de Campeche
reincidan en el delito”. La comprobación o refutación de este planteamiento se ve
desarrollado a partir de la información recolectada en el marco teórico con datos de
los CERESOS, como así también a partir de la información recolectada de las
fuentes primarias que participan de este trabajo.
Por otro lado, la segunda pregunta de investigación formula: ¿Cuán importante
es la participación de Universidades e Instituciones no Gubernamentales en una red
de apoyo que contribuya a reinsertar social y laboralmente a los reclusos de ambos
establecimientos carcelarios de esta región de México? A lo que la segunda
hipótesis de trabajo manifiesta: “La implementación de una red de apoyo de re-
inserción social, a partir de la colaboración de Universidades y demás Instituciones
no Gubernamentales, contribuye a la rehabilitación y reeducación de los reclusos
del Estado de Campeche, motivándolos en su desempeño personal”. En el marco
teórico (antecedentes del tema) se ponen de manifiesto estudios preexistentes
sobre la importancia de la aplicación de programas de reinserción social en
prisiones, como así también la relevancia que tiene que las personas privadas de
su libertad reciban apoyo social para su reeducación y rehabilitación en la sociedad.
Asimismo, se realizó un trabajo de campo relevante que permitió el acceso a los
informantes clave sobre este tema.
Ambas hipótesis guardan relación en cuanto a que responden a las preguntas
sobre la importancia de implementar programas de reinserción social por medio de
instituciones no gubernamentales. En este sentido, se destaca que en el presente
trabajo tanto el marco teórico como el marco metodológico se nutrió de información
relevante que permita incorporar datos concretos sobre la realidad de los CERESOS
en el Estado de Campeche y el papel de Universidades y demás ONG para educar
a los presos en cuanto a un cambio de rumbo que les permita reinsertarse en la
18
sociedad. Por eso, desde el marco teórico se plantea la importancia de la educación
en las prisiones, como la única herramienta posible para recuperar a quienes están
privados de su libertad.

1.4. JUSTIFICACIÓN.

El tema que nos ocupa es un caso real y actual. A partir de ahí, la justificación de
este estudio radica en la necesidad de realizar un trabajo de investigación que nos
permita determinar la medida en que hoy en día los centros penitenciarios del
Estado de Campeche, implementan un programa de reinserción social para los
reclusos de ambas prisiones de esta región de México. Porque si bien, la autora de
esta investigación tiene conocimiento de las falencias del Sistema Penitenciario de
este Estado particularmente a partir del modelo ortodoxo del Gobierno mexicano; la
idea es plantear una investigación científica con base de registros secundarios y
fuentes primarias, que nos permitan acceder a la realidad del interior de las cárceles
involucrándonos a través de un trabajo de campo, con los actores sociales
relevantes para el fundamento de este estudio, por su carácter de informantes clave.
Por otra parte, sabiendo que las Universidades e Instituciones no
Gubernamentales están abiertas y dispuestas a desarrollar una red de contención
para los presos en base a la elaboración un programa de reinserción social, nos
proponemos conocer la importancia que tendría para la reeducación y rehabilitación
de los presos, la implementación de esta red de apoyo desarrollada por entidades
no gubernamentales dentro de los establecimientos penitenciarios.
Por lo expuesto entonces, este trabajo no sólo se justifica desde lo relevante a
nivel académico, sino también desde el aporte que puede brindar para futuras
investigaciones y, principalmente, para que el gobierno se involucre e invite a
Universidades y Asociaciones Civiles y demás Organismos no Gubernamentales a
prestar servicios de reinserción social: que son proyectos de trabajo para que
19
cuando estas personas regresen a la libertad, puedan encausar su vida social y
laboralmente; ya que estas entidades están dispuestas a hacer una labor altruista
al brindar programas de reinserción social dentro de toda la población que existe en
los CERESOS.
Recordemos que en el Estado de Campeche, de acuerdo a datos recogidos por
UNODC (2012), existe una tasa elevada de reincidencia delictiva y, por
consecuencia, sobrepoblación carcelaria.
Otro informe más reciente de carácter comparativo (2017) da cuenta que el
Estado de Campeche tiene cárceles en peores condiciones que Yucatán, sobre todo
por problemas de higiene y seguridad, y deficiencias en la alimentación de los
internos, de acuerdo a los resultados expuestos por el Diagnóstico Nacional de
Supervisión Penitenciaria (DNSP) de la Comisión Nacional de Derechos Humanos,
correspondiente al año 2016.
Por lo cual, si a partir del trabajo de investigación las autoridades
gubernamentales mejoran o implementan un programa efectivo de reinserción
social, esto contribuiría a que muchos presos, cuando salgan libres, puedan ser
útiles dentro de alguna empresa en el Estado de Campeche; y por lo tanto,
gradualmente se reduciría el alto índice de delincuentes que reinciden en el delito,
sumando otro problema que existe en este Estado: que las cárceles (como vimos
en el apartado de “Planteamiento del problema”) tienen más presos que capacidad
de espacio.
Por lo tanto, teniendo en cuenta que en esta región de México no hay o bien no
se implementa correctamente este programa, las empresas no se dan la
oportunidad de contratar a personas que han estado en el penal, ya que dadas las
circunstancias nadie desea contratar a un ex convicto, y la consecuencia es que
como no reciben un buen programa de reinserción social no saben ni cómo
encauzarlos.
La idea del trabajo entonces es que las autoridades gubernamentales pueden
comprender a través del trabajo de campo realizado más el aporte teórico, que las
cárceles pueden transformarse siempre que haya liderazgo y proyecto para hacerlo.
Con lo cual, es fundamental contar con determinación y convicción y, por supuesto,
20
una buena comprensión del problema para que la actual administración se meta de
lleno en el tema y cambie de paradigma en materia de seguridad y justicia, en vez
de mirar hacia otro lado.

CAPÍTULO II. MARCO TEÓRICO.

2.1. ANTECEDENTES DEL TEMA.

2.1.1. La Reinserción social de los reclusos en México.

Dentro del Sistema Penitenciario de México el tema de la reinserción social de


los reclusos es algo previsto como obligatorio; sin embargo, la realidad es que los
penales mexicanos tienen muchos problemas y ello obstaculiza para el logro de
dicho proceso. Los obstáculos o barreras principales que se interponen para
optimizar la reinserción son: desde el hacinamiento carcelario; los recortes en los
presupuestos y la falta de análisis, información y diagnóstico correspondientes
acerca de las propias condiciones de las prisiones de este país.
El Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria –DNSP-, es el instrumento
que realiza y difunde la Comisión Nacional de los Derechos Humanos –CNDH-, y
que surge de poner en práctica la observación respeto de los derechos esenciales
dentro del Sistema Penitenciario del país, bajo la perspectiva establecida en la
normatividad nacional e internacional; la cual le otorga a las autoridades la
responsabilidad de Respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de las
personas en reclusión (CNDH, 2015:1).
De acuerdo al CNDH México (2015), para el 2015 el Estado de Campeche se
encontraba entre los 13 estados con más baja calificación federal, con una
puntuación de 5.93 entre los dos CERESO: Centro de Reinserción Social de Ciudad
del Carmen con 6.17, y Centro de Reinserción Social de San Francisco Kobén con
21
5.69. Ahora bien, según la calificación de la CNDH en el 2016 de ambas prisiones
(los Centros de Reinserción Social de San Francisco Kobén y de Ciudad del Carmen
con 6.61 puntos) resultaron con puntuación inferior que los tres reclusorios de
Yucatán, que obtuvieron los 6.94 puntos.

Gráfico N°1: Los dos Centros de Reinserción Social del Estado de Campeche (2016)

Fuente: CNDH México (2016), Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria, México, p. 52.
Hay que tener en cuenta que, en la calificación nacional de CERESO, si se tiene
en cuenta los últimos dos periodos evaluados, la puntuación ha descendido de 6.36
en 2011 hasta los 5.93 en 2015, aunque bien vale aclarar que el descenso no fue
demasiado significativo.
La relevancia para este trabajo de investigación sobre el DNSP (2016), se
fundamenta en que, entre los temas indagados, se encuentra una apropiada
atención al "Rubro Reinserción Social del Interno", evaluando los siguientes ítems:
- Clasificación entre procesados y sentenciados.
- Actividades laborales y capacitación.

22
De acuerdo a este informe, de los dos centros ubicados en el Estado de
Campeche, el que mejor condiciones de reinserción social presenta es el Centro de
Reinserción Social de Ciudad del Carmen, ya que del Centro de Reinserción Social
de San Francisco Kobén, el estudio llevado a cabo por CNDH México (2015:25)
encontró las siguientes observaciones en el Rubro Reinserción Social:
- Deficiente integración del expediente técnico-jurídico de cada interno.
- Clasificación entre procesados y sentenciados.
- Actividades laborales y capacitación.
- Actividades educativas.
- Actividades deportivas.

Al respecto del análisis del Rubro Reinserción Social, UNODC advierte que
invertir en reinserción social contribuye a reducir el número de personas que vuelven
a delinquir, por lo tanto, disminuye el número de víctimas así como incrementa la
seguridad en la comunidad (INEGI, 2017:53). Asimismo, cuando la reintegración de
los delincuentes es exitosa, se reduce también el número de criminales que
aparecen de nuevo en los tribunales judiciales, o vuelven a la cárcel y así aumentan
la sobrepoblación carcelaria. Por el contrario, se entiende que los beneficios de este
tipo de intervenciones inciden no solo en el incremento de la seguridad, sino también
ayudan en la reducción del costo del Sistema Penitenciario de México.
Por lo anterior, se destaca que el mandato constitucional de México menciona
que el propósito de la pena privativa de la libertad de una persona es la reinserción
social mediante el trabajo, la capacitación para sí mismo, la educación, la salud, la
actividad física y el respeto a los derechos humanos. En esta misma línea, la Ley
Nacional de Ejecución Penal (2017) regula, mediante el Título Tercero, las bases
de la reinserción social que deben considerarse en el Plan de Actividades diseñado
para los reclusos. Es decir, en la normativa mencionada se define que los deportes
tienen la finalidad de ofrecer esparcimiento y ocupación al encarcelado. En cuanto
23
a la educación, dicha ley destaca que su impartición debe ser Gratuita, laica, y en
caso de ser indígena, educación bilingüe (Artículo 83); como así también que las
personas internas podrán obtener grados académicos.
Ahora bien, de acuerdo con las normas legales, las cárceles realizan actividades
y talleres orientados a la población que está privada de su libertad. En este sentido,
algunos datos recientes recogidos de la INEGI (2017) dan cuenta que durante el
2016, 9 de cada 10 establecimientos penitenciarios brindaron actividades relativas
a la recreación, y que el 81% de éstos ofrecieron acondicionamiento físico.
En cambio, si analizamos aquellas actividades vinculadas con la certificación de
habilidades laborales, es necesario mencionar que se trató de las que en menor
cantidad de centros se impartieron a las reclusos: 116 de los 267 (43%) centros
penitenciarios estatales mencionaron que ofrecieron certificación de habilidades
laborales, y en menor grado, 33%, implementaron campañas de empleo (INEGI,
2017:54). Cabe destacar que dicha deficiencia bien puede repercutir en una mejor
reinserción laboral cuando se encuentren en libertad. A continuación, se presenta
gráficamente el porcentaje de actividades que se realizan en el total de los centros
penitenciarios de México.

Gráfica N°2: Porcentaje de centros penitenciarios estatales con actividades y/o talleres impartidos
a la población reclusa, por tipo de actividad (2016)

24
Fuente: INEGI (2017), Cifras calculadas con base en datos obtenidos del Censo Nacional de
Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales, p. 54.

En definitiva, lo importante es que el tiempo en que los reclusos deben pasar en


prisión, debería ser utilizado para construir un camino mejor y para ello es
importante que el Sistema Penitencia pueda asegurarles a los delincuentes que, al
salir de la prisión y toparse nuevamente con la sociedad, éstos serán capaces de
convivir conforme con lo expresado en la ley. Por lo tanto, la única opción viable,
según UNODC (2012), es que la población reclusa realice actividades que
desarrollen sus habilidades mientras permanecen en la cárcel.
En este sentido, el siguiente gráfico da cuenta que, entre el 2011 y 2016, por
ejemplo en 2012 un poco más del 50% de los sujetos privados de la libertad
realizaron una actividad laboral; en tanto que el 29% estudió o recibió alguna
capacitación. Estos porcentajes ascendieron en el 2016, ya que se ubicaron en el
38% y 59% respectivamente.

Gráfica N°3: Porcentaje de personas privadas de la libertad en los centros penitenciarios


estatales, por actividad orientada a la reinserción social según año 2011 a 2016

25
Fuente: INEGI (2017), Cifras calculadas con base en datos obtenidos del Censo Nacional de
Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales 2012 a 2017, México, p. 55.

Hay que decir que el trabajo dentro de las cárceles Tiene como propósito
prepararlas para su integración o reintegración al mercado laboral una vez obtenida
su libertad (Barrios, 2017:55). Por ley, de acuerdo al artículo 91 de la Ley Nacional
de Ejecución Penal (2017), las modalidades existentes son:
i) Autoempleo;
ii) Actividades productivas no remuneradas para fines del sistema de reinserción;
iii) Actividades productivas realizadas a cuenta de terceros (Barrios, 2017:55).

Es importante aclarar que, de acuerdo a lo que establece la ley, el trabajo que


realicen los reclusos no deberá tomarse como una medida correctiva ni atentar

26
contra la dignidad del individuo. Empero, para lograr este objetivo una de las
condiciones elementales es contar con la infraestructura adecuada que permita dar
actividades dirigidas a la reinserción social.
Por lo tanto, según el informe editado por Barrios (2017), aún quedan desafíos
por desasnar en cuanto al tema de la reinserción social, ya que si bien las cárceles
brindan espacios y actividades orientadas a la reinserción social, esto no garantiza
una adecuada reincorporación a la comunidad.
En este sentido, algunas investigaciones sobre el Sistema Penitenciario de
México afirman que mantener un trabajo legítimo puede ayudar a disminuir las
posibilidades de reincidencia de los ex reclusos. Pero según explican Visher, Debus
y Yahner (2008; citados por Barrios, 2017:56), La estancia en la cárcel lo dificulta
porque mientras viven en los centros penitenciarios pierden habilidades laborales y
tienen pocas oportunidades de ganar experiencia útil para el trabajo.
Por lo tanto, debido a las dificultades vinculadas a que los sujetos privados de su
libertad se reintegren, las estrategias de reinserción social deben tener en cuenta
Los factores de riesgo de cada individuo e incorporar medidas dirigidas al problema
de reincidencia, afirma Barrios (2017:57); y agrega que Una estrategia completa
debe tomar en cuenta que la seguridad pública es afectada por crímenes cometidos
por personas que ya han enfrentado sanciones penales pero no han desistido del
crimen (Barrios, 2017:57). Por lo tanto, no es un dato menor analizar la tasa de
reincidencia para medir la efectividad de la reinserción social:
Entre el año 2014 y 2016, las cárceles estatales de México registraron un
promedio de 15% de tasa de reincidencia (artículo 107); en tanto, caso el 10% de
los delitos fueron por reingresos. Asimismo, otro dato relevante es que, del total de
sujetos que ingresaron a los centros penitenciarios en 2016, casi una cuarta parte,
23%, ya tenía antecedentes penales, cifra que se redujo en un 4% respecto del año
2015 (27%).
Por lo tanto, si bien entre el 2015 y 2016 la tasa de reincidencia de personas con
antecedentes penales se redujo en un 4%, se destaca que la reinserción social
todavía presenta desafíos:

27
“Uno de ellos es el seguimiento y ayuda posterior a la liberación (…). Otro de los retos para
alcanzar los fines de la reinserción social consiste en reconocer que la población reclusa tiene
derechos humanos que deben ser respetados durante su estancia en prisión (Barrios,
2017:60)”.

2.1.2. Readaptación social en penitenciarios mexicanos

Patricia Cerda Pérez, José Alvarado Pérez y Emma Cerda Pérez realizaron una
investigación bajo el esquema exploratorio-pros-pectivo-transversal-descriptivo y de
carácter no experimental -en base a una guía de trabajo para el desarrollo de la
misma-; sobre la reinserción y readaptación social en uno de los estados mexicanos.
Puntualmente, tomaron para el estudio los CERESO del Estado de Nuevo León,
México; donde los internos de los penales son mayormente hombres -casados o
con pareja-, y están presos por delitos comunes, con ocho años promedio de prisión.
Durante su privación de la libertad reciben capacitación y educación, aunque esto
no significa una mejora económica a su salida.
Para el estudio, los autores del artículo analizaron casi 350 casos referentes a
igual número de sujetos preliberados entre el período 2012 y 2013. Los documentos
fueron otorgados por la institución “Promoción de Paz”: organización civil que
trabaja hace más de dos décadas con los presos y sus familiares.
De acuerdo a los resultados hallados, de los participantes del estudio casi el 13%
había ingresado a los penales sin educación alguna; empero, luego de algunos años
de reclusión, dicha cifra se logra reducir al 7%. Tales cifras nos indican que si se
tiene un trabajo por parte del Estado para la preparación educativa de los internos,
entienden Cerda Pérez y otros (2016:345); no obstante, asimismo aseveran que
Dichos avances resultan incipientes si se considera que conforme la ley, la
educación de los mexicanos debe incluir en su ámbito obligatorio niveles de
primaria, secundaria y preparatoria (Cerda Pérez y otros, 2016:345).

28
La importancia a la educación que le otorgan los autores de este trabajo puede
traducirse también en los distintos aspectos que tienen en cuenta como, por
ejemplo, que el 85% de los candidatos a la pre-liberación tenían a cuesta un solo
delito cometido. Esto da cuenta que, la falta de educación en esta población
posiblemente haya sido un factor que incidiera a realizar la mala acción. Incluso,
observamos que los autores del artículo destacan como principal delito en esta
población, el robo en el 57% de la muestra.
Cerda Pérez y otros (2016) llegan a la conclusión que los programas de
reinserción social propuestos en el Estado de Nuevo León deben ser examinados
de forma permanente, siendo que, para los autores de este artículo

“Se corre siempre el riesgo de pasar de una reclusión de Estado que busca reincorporar a
los individuos a su familia y la sociedad, a una reclusión, basada sólo en la exclusión de
aquellas personas que sea por delitos comunes y simples, o por otros más graves, no tengan
la capacidad de renovarse positivamente como personas (Cerda Pérez y otros, 2016:368)”.

Asimismo, concluyen que la readaptación se torna complicado en prisiones


estatales, como las de Nuevo León, que tienen la problemática de la sobrepoblación
a raíz de que en estas cárceles se encuentran presos con delitos comunes como
aquellos de carácter federal. Por lo tanto, los autores del trabajo mencionan la
existencia de un evidente contraste entre el objetivo de reinserción social y exceso
de población carcelaria, siendo que lo traducen a Un freno para los propósitos de
readaptación de los internos (Cerda Pérez y otros, 2016:368). Esto no sólo ocurre
en el Estado Nuevo León, sino que se traslada la misma situación a gran parte del
territorio nacional.
Para finalizar, Cerda Pérez y otros (2016) hacen hincapié en la importancia de
instrumentar políticas públicas en este sector, aumentando los presupuestos
designados, a fin de

29
“Organizar programas de educación, salud, capacitación y de empleo remunerado, con
mayor éxito tras la liberación de un interno ya que se tendrían las bases para bajar el delito de
robo que en las actas analizadas significó el de mayor incidencia estadística, con el 57.31%
(Cerda Pérez y otros, 2016:369)”.

2.1.3. Éxito de programas de reinserción social

En el Estado Español existen distintos programas para la reinserción social de


sujetos presos y drogadictos. Menéndez Vega y García Gutiérrez (2018) han
desarrollado una investigación para la Universidad de Oviedo (España) a fin de
analizar el perfil de personas privadas de su libertad droga-dependientes, que
participan en un programa de reinserción social; tomando en cuenta, para ello, el
Programa de Inserción Social de Personas Privadas de Libertad
Drogodependientes (PPL) que la Fundación Adsis realiza en Asturias (España)
desde el año 2002.
Desde sus comienzos, la Fundación Adsis trabajó en estrecho vínculo con la
Unidad Terapéutica y Educativa (UTE) de la prisión de Villabona, que

“Desde el año 1992, desarrolló una metodología propia de trabajo en la prisión orientado
hacia la reeducación y reinserción social de las personas internas, y se ha convertido en un
modelo alternativo de prisión orientado hacia la función de reeducación que la Constitución le
atribuye (Menéndez Vega y García Gutiérrez, 2018:110)”.

El objetivo del trabajo fue conocer cuáles son las características personales que
se asocian con la consecución de la alta terapéutica; en otras palabras, de qué
depende el éxito en el programa y, por ende, con su reinserción social y abandono
del consumo de drogas.

30
A partir de los resultados hallados, las autoras de esta investigación dieron cuenta
de lo siguiente:

“El grado de avance en el proceso de deterioro personal y social que supone la adicción,
así como los factores de resiliencia vividos en la historia personal y los lazos afectivos que se
proyectan hacia el futuro constituyen elementos relevantes para abordar con éxito un
programa de superación de la adicción (Menéndez Vega y García Gutiérrez, 2018:107)”.

Por lo expuesto, los hallazgos de este trabajo permitieron conocer la importancia


de trabajar conjuntamente Entre una prisión que asume una función reeducadora y
una organización del Tercer Sector (Menéndez Vega y García Gutiérrez, 2018:120).
Por lo tanto, este corpus contribuye al objeto de estudio de esta presente
investigación, en cuanto a que ha demostrado con sus resultados que el hecho de
tener una condena no implica que toda haya terminado, sino que puede convertirse
en una oportunidad de cambio de rumbo; no obstante, para que ello suceda es
fundamental que los CERESOS (caso de estudio que nos ocupa) busquen detener
la espiral de deterioro, y concebir la función educadora de las prisiones, realizando
trabajos propedéuticos a fin de estimular la participación de los presos en programas
educativo-terapéuticos de reinserción social y recuperación personal:
fundamentales para realizar la transferencia de las habilidades adquiridas.

2.2. CONOCIMIENTOS SOBRE EL TEMA.

31
2.2.1. Definición de reinserción social

La reinserción es el proceso de reinsertarse en la sociedad, formando parte de


un conjunto o grupo al cual, por alguna razón, se había abandonado. El adjetivo
social está vinculado a sociedad, es por ello que decimos que la reinserción social
es volver a incluirse en la comunidad.
La reinserción social es un proceso sistemático de acciones que se inician desde
el ingreso de una persona a la cárcel, durante el período de cumplimiento de la
condena y prosigue cuando la persona retorna a su vida en libertad, según Agustín
Bernal Cigarroa (2016:1).
Ahora bien, se entiende por sociedad al sistema que ofrece protección y
contención a la comunidad; es por ello que los sujetos que son parte de la misma,
tienen acceso a determinados servicios fundamentales que el Estado debe
garantizar y que son imprescindibles para que el individuo tenga una vida digna:
educación, salud, etcétera. Con lo cual, aquellos que no gozan del acceso a estos
servicios, es que, por alguna razón, están marginados de la sociedad.
Para este colectivo de personas, se utilizan programas de inserción social que
apuntan a brindar contención social. Por su parte, los programas sobre reinserción
social están orientados a reincorporar a los individuos que han salido del sistema.
A su vez, la reinserción social también puede comprenderse como el programa
de reincorporación a la sociedad de los sujetos que están privados de su libertad y
que buscan reinsertarse en la misma cuando se encuentren en libertad. Por lo tanto,
es responsabilidad del Estado facilitarle a los presos las herramientas para el
acceso al empleo, etcétera, a fin de minimizar las posibilidades de que los sujetos
vuelvan a delinquir.

2.2.2. Dificultades de la reinserción social.

32
La mayoría de los presos enfrentan importantes problemas de adaptación
social tras cumplir su condena, que pueden incluir cuestiones como el estigma de
haber estado en la cárcel, y recibir el ostracismo de la familia y la comunidad, con
el consiguiente impacto negativo en su capacidad para encontrar trabajo o vivienda,
regresar a la educación formal o construir (o reconstruir) el capital individual y social.
A menos que reciban ayuda para enfrentar estos problemas, corren el riesgo de
verse atrapados en un círculo vicioso de integración social fallida, reincidencia, y
rechazo social (Pérez Correa, 2013).
La rehabilitación de los delincuentes y su reintegración social exitosa en la
sociedad deben ser, por lo tanto, uno de los objetivos básicos del proceso penal de
una persona dentro del sistemas de justicia. Las convenciones internacionales de
derechos humanos legalmente vinculantes, así como las normas de las Naciones
Unidas -en materia de prevención del delito y justicia penal-, reconocen claramente
este punto y destacan la importancia de las intervenciones para apoyar la
reintegración social de los delincuentes como un medio para prevenir nuevos
delitos, protegiendo de este modo a la sociedad.
Por ejemplo, las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para el tratamiento
de los reclusos (Reglas Nelson Mandela, 2016), marcan el conjunto más importante
y reciente de normas internacionales sobre lo que generalmente se acepta como
buenos principios y prácticas en el tratamiento de los reclusos y la administración
penitenciaria, y establecen claramente que la provisión de programas significativos
de rehabilitación en las cárceles es crucial para lograr los propósitos finales de una
sentencia de prisión, a saber, reducir la reincidencia y mejorar la seguridad pública.
Estas reglas también hacen hincapié en que las administraciones penitenciarias y
otras autoridades competentes deben ofrecer educación, formación profesional,
trabajo, tratamiento y demás formas de asistencia, en línea con las necesidades de
tratamiento individual de los delincuentes, en pos de apoyar la reintegración social
de los presos en la sociedad (Reglas Nelson Mandela, 2016).
Se puede decir entonces, que el objetivo principal de los programas de
reinserción social es proporcionarles a los presos la asistencia y la supervisión que

33
puedan necesitar para que desistan del delito; a fin de que puedan reintegrarse con
éxito en la comunidad y evitar así una recaída en el comportamiento delictivo.
En términos generales, existen tres categorías principales de programas de
reintegración social: (a) programas de rehabilitación ejecutados en la prisión; (b)
programas de reintegración y asistencia posterior a la situación de cárcel; y (c)
programas comunitarios; según describen Ordaz y Cunjama (2010). No obstante,
los límites entre estas categorías no siempre son claros: algunas intervenciones
posteriores a la liberación, de hecho, comienzan mientras los presos aún están
encarcelados, y dichas intervenciones están dirigidas a facilitar su ajuste posterior
a la libertad del preso, señalan los autores (Ordaz y Cunjama, 2010).
La asistencia de reingreso generalmente ocurre al final de un período de
encarcelamiento, pero también puede ocurrir antes como parte de un programa de
libertad condicional, con o sin supervisión formal. Por ejemplo, la Asociación de
Jefes de Libertad Condicional del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte
postuló que la definición de "programas de reasentamiento" (un término diferente
para las intervenciones de reintegración social) debe entenderse como un proceso
sistemático que se basa en evidencias, mediante el cual se toman medidas para
trabajar con el delincuente, bajo custodia y en libertad, para que las comunidades
estén mejor protegidas contra daños y se reduzca significativamente la reincidencia.
Estos programas abarcan la totalidad del trabajo con los reclusos, sus familias y
otras personas importantes en asociación con organizaciones legales y voluntarias
(Birkbeck, 2011).
Las intervenciones de reintegración social pueden llevarse a cabo en varias
etapas del proceso de justicia penal e incluso fuera de ese proceso cuando los
presos son desviados a programas y servicios alternativos. Cubren una amplia
gama de servicios e iniciativas implementadas o patrocinadas por el sistema de
justicia penal, a menudo complementadas por esquemas de colaboración con
agencias comunitarias y ONGs.
El conjunto de estas intervenciones se realizan mejor cuando son parte de un
programa integral, diseñado para abordar los problemas y desafíos específicos de
un preso individual. Ahora bien, es más probable que se generen resultados
34
positivos de reintegración cuando se enfrentan los factores que predisponen a los
presos a comportamientos delictivos, abordando sus necesidades físicas y sociales
de manera continua y holística, tanto durante como después del encarcelamiento.
Por esa razón, es importante enfatizar las intervenciones integrales, basadas
en la continuidad de la atención, y proporcionar una asistencia constante a los
presos dentro y fuera del entorno penitenciario. La preparación para el reingreso en
la sociedad, por ejemplo, debe comenzar antes de que se libere a un preso y no ya
en su condición de libertad. Después de la liberación, las intervenciones deben
facilitar una transición sin problemas de la prisión a la comunidad, reforzar los logros
alcanzados en la prisión a través del tratamiento y los programas educativos, y
continuar hasta que la reintegración se complete exitosamente (Liebling, 2011).
Desafortunadamente, este enfoque de "atención integral" (es decir, un sistema de
todo el sistema) rara vez está disponible para la mayoría de los presos. En los
países de ingresos bajos y medios, en particular, la situación del preso puede verse
agravada por la pobreza, el estigma y la exclusión social, así como el acceso
esporádico a cualquier tipo de atención médica, educación o asistencia social. En
tales casos, el encarcelamiento solo agrava los problemas con los que se enfrenta
la persona privada de su libertad.
En lo que hace al aspecto monetario-presupuestario, las inversiones solo en
el sistema carcelario, sin un complemento con los servicios posteriores a la
liberación, a menudo son insuficientes para abordar esta situación y producir una
reducción significativa de la reincidencia (Zepeda Lecuona, 2013). A pesar de la
importancia de los programas de rehabilitación basados en la prisión, se debe tener
en cuenta que muchas de las intervenciones dirigidas a fomentar la rehabilitación y
la reintegración social de un preso pueden realizarse de manera más eficaz en la
comunidad. Los individuos que están encarcelados por períodos más largos tienen
más probabilidades de asociarse con elementos criminales, identificarse con
valores criminales, experimentar un mayor deterioro en sus relaciones familiares y
sociales, y encontrar mayores dificultades cuando regresan a la comunidad. Sin
embargo, para quienes están encarcelados, Sparks (2006) sostiene que el período

35
de prisión debe usarse para apoyar, en la medida de lo posible, su reintegración en
la sociedad.

2.2.3. Programas de rehabilitación en prisión.

Los presos se enfrentan a una serie de desafíos sociales, económicos y


personales que tienden a complicar significativamente su reintegración social.
Algunos de esos desafíos son el resultado de las propias circunstancias y
experiencias de las personas que delinquen. Otros desafíos son las consecuencias
directas del encarcelamiento y la actitud y disposición de la comunidad hacia los
presos liberados (Azaola y Bergman, 2007).
El encarcelamiento en sí mismo tiende a tener varios "efectos colaterales" para
las personas que delinquen: es posible que hayan perdido su sustento, sus
pertenencias personales y su capacidad para mantener su vivienda; pueden haber
contraído una enfermedad grave mientras estaban bajo prisión; la encarcelación
puede haber dañado sus redes sociales y pueden haber perdido relaciones
personales importantes; y pueden haber experimentado dificultades de salud mental
o adquirir hábitos y actitudes contraproducentes (Azaola y Bergman, 2007).
Finalmente, se sabe que las condiciones de encarcelamiento y el régimen carcelario
contribuyen a la institucionalización de los delincuentes y otros problemas
personales que dificultan su reintegración.
Sin programas efectivos para ayudar a los delincuentes a enfrentar estos
múltiples desafíos, la probabilidad de su reintegración social exitosa es muy baja.
Los programas de rehabilitación basados en la prisión son más efectivos cuando se
basan en un diagnóstico completo y una evaluación individual del delincuente y de
su situación (McGuire, 1995).
Dicha evaluación debe realizarse lo antes posible después de la admisión del
delincuente en una institución, y que la misma sirva como base para un plan de

36
intervención integral e individualizado. De esa manera, los programas pueden
enfocarse en los factores de riesgo dinámicos y otros desafíos que enfrentan los
delincuentes para prepararlos para su liberación y reinserción social exitosa. Es
importante que los programas puedan diseñarse según corresponda las
necesidades específicas y especiales de los reclusos.

2.2.4. Categoría de los programas de reinserción.

A continuación, se mencionan diversos tipos de programas de rehabilitación


según la aplicación en diferentes cárceles del mundo, sin incluir los programas de
preparación para reingreso o de pre-lanzamiento. Las categorías son: Atención de
salud física y mental; Programas motivacionales; Educación; y Formación
profesional y laboral. En la práctica, las administraciones penitenciarias rara vez
tienen los recursos y los medios para ofrecer toda la gama de los programas
mencionados a todos los presos que los necesitan y hacerlo cuando es necesario
según la situación del recluso. Por ello, es que McGuire (1995) sostiene que los
presos generalmente tienen que esperar, a veces durante años, antes de poder
acceder a un programa.

Atención de salud física y mental.


Las personas que ingresan en las prisiones suelen provenir predominantemente
de sectores de la sociedad con carencias educativas y socioeconómicamente
desfavorecidos (Córdova Sánchez, 2016). Antes del encarcelamiento, muchos de
ellos pueden no haber estado en contacto con los servicios de salud durante
muchos años, si es que lo han hecho, y al mismo tiempo haber llevado los estilos
de vida riesgosos para su salud. Por estas razones, cierta población carcelaria
tiende a tener una peor salud física y mental que la población general.

37
Enfermedades mentales, drogodependencias, problemas dentales, enfermedades
de la piel y enfermedades transmisibles, son problemas de salud frecuentes entre
los reclusos. Al mismo tiempo, es posible que algunos delincuentes ya hayan estado
bajo tratamiento por una enfermedad en la comunidad o en prisión, y la continuidad
de su tratamiento al momento de la admisión o la liberación es esencial para la salud
del delincuente y para la prisión y la salud pública.
Es necesario entonces que las cárceles satisfagan las necesidades de salud de
los reclusos ya que tendrá influencia en la reintegración exitosa del recluso en la
comunidad, y también en pos de prevenir la propagación de enfermedades
transmisibles contraídas en las cárceles a la comunidad (Bourdeau, 2011). Es así
que el servicio de atención médica de la prisión debe organizarse en estrecha
relación con el servicio público de atención de la salud. Además, los servicios de
salud no deben limitarse a la atención curativa, sino que deben abarcar la
prevención, la promoción de la salud, la salud reproductiva, la salud materno-infantil
y la salud paliativa.

Programas motivacionales.
Esta clase de programas se centran en cambiar las actitudes y el comportamiento
de los presos motivándolos a cambiar su proceso cognitivo o abordar sus
emociones, proporcionando buenos modelos a seguir. Los objetivos de esos
programas generalmente se definen en términos de desistimiento del delito y
adaptación social previa (McGuire, 1995).
El reclutamiento, la asistencia y el cumplimiento de cualquier programa carcelario
suelen ser problemáticos, en particular en el caso de delincuentes con poca
motivación para cambiar su comportamiento o estilo de vida. El encarcelamiento por
sí solo no es suficiente para motivar a un delincuente a cambiar y desistir del delito.
De hecho, debería ser bastante obvio que las personas no responden positivamente
a ser avergonzadas, coaccionadas, reprendidas o privadas de su elección
(McGuire, 1995).

38
No se puede esperar que los presos respondan de manera diferente y eviten el
resentimiento, la resistencia y las respuestas de confrontación. La pregunta es cómo
se puede motivar a los delincuentes para que cambien y participen
significativamente en los programas que se les ofrecen.
Una pregunta relacionada es si es posible evaluar la motivación de los infractores
o si es posible aumentar su motivación para cambiar. Las medidas válidas de la
motivación de un delincuente, a veces denominadas medidas de “disposición para
cambiar” o “disponibilidad” para participar en un programa útil", todavía son raros. A
veces se deja que los consejeros utilicen sus propias habilidades profesionales para
evaluar la voluntad de los presos de participar en programas de tratamiento o sus
habilidades interpersonales y la capacidad de establecer relaciones de confianza
con aquellos que intentan ayudarlos. También existe la cuestión de si la motivación
de los presos para cambiar es un requisito previo para una intervención exitosa y si
el tratamiento puede imponerse y seguir siendo efectivo en la ausencia (inicial) de
tal motivación.
Las intervenciones de tratamiento pueden inspirar a los presos a cambiar, y
apoyarlos a reducir la ambivalencia de su libertad, o a mejorar la autoestima y la
confianza en sí mismo. La baja confianza en sí mismo puede impedir la esperanza
y fuerza necesaria para el cambio (Pérez Correa, 2013). Las personas que están
motivadas para cambiar pueden resistir el cambio cuando no creen que sean
capaces de cambiar. En ocasiones, las intervenciones son necesarias para
aumentar su confianza en su capacidad para llevar a cabo una tarea específica
(autoeficacia). Finalmente, las intervenciones para ayudar a los delincuentes a
enfrentar su propia incapacidad de tolerar los sentimientos asociados con el cambio
(angustia, vulnerabilidad interpersonal, miedo a lo desconocido, miedo al fracaso,
etc.) pueden ser útiles (Pérez Correa, 2013).

Educación.
La reintegración social es más difícil para aquellas personas con bajos niveles de
educación y habilidades básicas. La educación y la capacitación de los reclusos
39
ayudan a reducir los costos sociales de la delincuencia y apoya la rehabilitación de
los reclusos y su reinserción en la sociedad (Córdova Sánchez, 2016). Para abordar
una preocupación práctica y muy importante, las Reglas de Nelson Mandela (2016)
recomiendan la integración de la educación de los reclusos con el sistema educativo
del país, para que los reclusos puedan optar por continuar su educación sin
dificultad después de su liberación. Se expresa lo siguiente al respecto en la regla
104:

“1. Se tomarán medidas para continuar la educación de todos los reclusos que puedan
beneficiarse de ello, incluida la instrucción religiosa en los países donde sea posible. La
educación de los presos analfabetos y de los presos jóvenes será obligatoria y la
administración de la prisión le prestará especial atención.
2. En la medida de lo posible, la educación de los reclusos se integrará con el sistema
educativo del país para que después de su liberación puedan continuar su educación sin
dificultad” (Reglas Nelson Mandela, 2016:72).

La educación también es muy relevante en lo que respecta al apoyo al acceso al


mercado laboral, ya que generalmente requiere un nivel de alfabetización estándar
que muchos presos simplemente no han logrado. La alfabetización y certificados o
títulos educativos -por lo tanto- facilitan la entrada a un empleo tras la liberación.

Formación profesional y laboral.


El hecho de que haya pocas oportunidades de trabajo para personas sin
experiencia laboral adecuada plantea un problema para muchos delincuentes. Al
mismo tiempo, la empleabilidad de los presos se cree que es uno de los factores
clave que reducen la probabilidad de que un prisionero vuelva a delinquir. El empleo
es clave para la capacidad de los delincuentes de asegurar una vivienda, establecer
la estabilidad financiera, apoyar a los miembros de la familia, ganar confianza en sí
mismos, reconstruir las relaciones sociales, y, en última instancia, desistir del delito
(Cunjama y otros, 2012).
40
Por lo tanto, las autoridades penitenciarias deben poner un énfasis considerable
en ofrecer capacitación vocacional y experiencia laboral significativa y remunerada
en las cárceles, en pos de brindarle a los presos ya desde la cárcel un oficio o la
posibilidad misma de ejercer una actividad laboral y que tras su liberación no se
sienta incapaz para ejecutar un trabajo y cumplir un horario. Sin tales habilidades,
la reintegración social de los delincuentes sigue siendo problemática. El impacto de
la formación profesional y los programas de trabajo en las cárceles probablemente
sea mayor cuando dichos programas se basan firmemente en la demanda del
mercado laboral. En este sentido, incluso si los presos no necesariamente terminan
usando las habilidades vocacionales o la capacitación que recibieron en la prisión
después de ser liberados, las habilidades de empleabilidad que pueden obtener
(confiabilidad o la capacidad de trabajar por su propia iniciativa) a menudo resultan
ser esenciales para sus perspectivas de empleo (Visher y Travis, 2011). La
remuneración que los delincuentes deben recibir por el trabajo que realizan en la
prisión, parte de la cual debe reservarse como un fondo de ahorro para ser
entregado a los presos en el momento de su liberación, es otro factor importante
que apoya el reasentamiento inmediato de los delincuentes después de su
liberación.

2.2.5. La prevención de reincidencia y factores de riesgo relacionados.

Facilitar la reintegración de los presos es una tarea compleja, y el impacto de


intervenciones específicas a menudo es difícil de medir (Cunjama y otros, 2012). La
reducción de la reincidencia delictiva sigue siendo el indicador final del éxito de los
programas de reintegración social. "Recidivismo" (reincidencia) se refiere a si una
persona que es objeto de una intervención de justicia penal vuelve a caer en el delito
posteriormente. "Desistimiento" se refiere al proceso mediante el cual, con o sin
intervención externa, los delincuentes dejan de participar en conductas delictivas y
mantienen vidas libres de delitos (Andrews y Bonta, 2010).

41
Una serie de factores vinculados con el abandono del delito se asocian con la
adquisición de nuevas habilidades, el empleo a tiempo completo o una actividad
importante para la vida. Los cambios en las circunstancias familiares y laborales son
factores clave en la contabilidad del desistimiento. Sin embargo, si bien parece
plausible que el desistimiento sea menos probable cuando aumentan las
circunstancias sociales problemáticas, la relación causal entre estos factores y la
ausencia de comportamiento delictivos son difíciles de especificar.
Los programas basados en la teoría del desistimiento enfatizan el cambio a largo
plazo sobre el control a corto plazo, reconociendo que es improbable que el
progreso sea directo o continuo. La atención se centra en ayudar a los presos a
verse a sí mismos desde una perspectiva nueva y más positiva, con esperanza para
el futuro. El enfoque asume que la reintegración social exitosa de una persona
privada de su libertad se basa en una combinación de motivación y capital humano
y social. El "capital humano" se refiere en parte a la capacidad de la persona para
hacer cambios y lograr metas. El “capital social” incluye factores como el empleo, y
el apoyo de la familia u otras relaciones.
La prevención de la reincidencia requiere que se reintegren con éxito en la
sociedad. Algunos factores de riesgo son dinámicos, lo que significa que son
susceptibles de cambiar, mientras que otros factores de riesgo no cambian con el
tiempo. Los factores de riesgo dinámicos, por otro lado, pueden abordarse a través
de los medios de comunicación dentro del sistema de justicia penal. Los programas
se relacionan según los factores de riesgo y el tipo de tareas de reintegración social.
Muchos programas se enfocan en las tareas que se aplican a los presos, como un
bajo nivel educativo, desempleo o uso de drogas. La mayoría de los presos se
convierten en una serie de desafíos sociales, económicos y personales (Andrews y
Bonta, 2010).
Los presos pueden tener un historial de aislamiento y marginación social, abuso
físico o emocional, empleo deficiente o desempleo, y participación en un estilo de
vida criminal que comienza a una edad temprana. Las personas privadas de su
libertad también pueden infringir la ley por problemas relacionados a

42
discapacidades físicas y mentales, o problemas de salud, como también problemas
relacionados con el abuso de sustancias y la adicción a las drogas. Muchas
personas que delinquen presentan serios déficits de habilidades que dificultan la
competencia y el éxito en la comunidad: habilidades interpersonales deficientes,
bajos niveles de educación formal, analfabetismo o ignorancia, mal funcionamiento
cognitivo o emocional, o falta de planificación y gestión financiera.
Los programas institucionales y basados en la comunidad pueden abordar dichos
factores de riesgo dinámicos al centrarse en la motivación, la educación, el
desarrollo de habilidades, el empleo, el alojamiento, las relaciones interpersonales,
el tratamiento de drogas y alcohol, la atención de salud mental y las intervenciones
cognitivo-conductuales.

2.2.6. Seguridad Pública

El concepto de seguridad pública se ha modificado en los últimos años. Con esto


se alude al hecho de que este término ha comenzado a ser entendido a partir de
una perspectiva más compleja y amplia que en décadas pasadas. Así, en la
actualidad, la Organización de Estados Americanos (2013) entiende que las
amenazas de seguridad van más allá de la esfera militar tradicional por lo que
buscan incluir aquellos problemas que tienen un impacto directo en la vida de las
personas como, por ejemplo, la violencia de pandillas, el crimen cibernético, el
tráfico ilegal de drogas, las armas de fuego, etcétera.
Una de las organizaciones que trabaja en este campo es la Organización de
Estados Americanos (OEA). Dicho organismo trabaja en varios frentes a la vez, a
fin de garantizar que los pueblos americanos estén protegidos de las numerosas
amenazas de nuestro mundo moderno.
La OEA cuenta en la actualidad con un Departamento de Seguridad Pública
(DSP) que integra la Secretaría de Seguridad Multidimensional de la OEA. Este

43
departamento fue creado para diseñar e implementar estrategias orientadas a
apoyar los esfuerzos de los estados miembros para afrontar las amenazas –
tradicionales y nuevas- a la seguridad pública, en el marco del respeto a los
derechos humanos.
De acuerdo a la Organización de Estados Americanos (2013), el DSP pone en
funcionamiento diversos mecanismos de evaluación, promoción y gestión dirigidos
a fortalecer la capacidad institucional de los países de la región, con los cuales
coopera en las siguientes áreas: legislación, aplicación de las leyes, prevención,
atención a las víctimas y reintegración a la sociedad de los infractores de la ley.
Ahora bien, tomando en cuenta la óptica del Instituto Universitario de la
Gendarmería Nacional Argentina (2013), la seguridad constituye una particular
condición, que se caracteriza por la certidumbre que cada individuo siente respecto
de sus derechos como así también del sentimiento de tranquilidad individual y
colectiva, todo lo cual se constituye como una condición previa para el desarrollo
armónico de la sociedad. Asimismo es importante observar que el concepto de
seguridad debe considerarse como un medio y no como en fin en sí mismo. Además
debe observarse como condición fundamental para garantizar la plena vigencia de
los valores de los individuos y la sociedad.
Por lo expuesto, es que el concepto de seguridad ha alcanzado un significado
más abarcativo en el último tiempo. Hoy, la multi-dimensionalidad del concepto
seguridad no sólo contempla las amenazas tradicionales, sino también las nuevas
amenazas, que incluyen aspectos políticos, económicos, sociales, de salud y
ambientales, presentes en nuestro país y en diversas regiones del continente.
La Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) expresan en sus declaraciones el derecho soberano de
cada Estado a identificar sus propias prioridades de seguridad y definir planes de
acción, estrategias enmarcadas dentro de una política nacional que contribuya a la
defensa de la seguridad. En este sentido, se considera como tarea imperante
trabajar para consolidar la paz, alcanzar un desarrollo integral de la justicia social
basada en valores democráticos, promover la solidaridad, la cooperación y el
respeto por la soberanía, y sobre todo velar por el respeto, la promoción y la defensa
44
de los derechos humanos. (Instituto Universitario de la Gendarmería Nacional
Argentina, 2013)
La seguridad pública se definirá entonces como:

"La situación política y social en la que las personas tienen legal y efectivamente
garantizado el goce pleno de sus derechos -considerados éstos no solamente como principios
o garantías formales sino también prácticas sociales - a defender y a ser protegidos en su
vida, su libertad, su integridad y bienestar personal, su honor, su propiedad, su igualdad de
oportunidades y su efectiva participación oportunidades y su efectiva participación en la
organización política, económica y social, así como en su igualdad ante la ley y su
independencia ante los poderes del Estado, y a obtener el pleno resguardo de la totalidad de
los derechos y garantías emanadas del Estado de derecho… (Instituto Universitario de la
Gendarmería nacional Argentina, 2013: s/n)”.

2.2.7. Redes de apoyo.

La red se puede definir como Un sistema de vínculos entre nodos orientados


hacia el intercambio de apoyo social (Arellano Pinochet, 2009:23); es decir, estos
nodos son los elementos entre los cuales se desarrollan las relaciones; los vínculos
son los lazos que se constituyen entre los nodos; y el sistema de vínculos es

“El conjunto de lazos diádicos entre una serie de nodos; el intercambio se refiere a los
recursos que fluyen a través del sistema; y el apoyo social es el resultado de este proceso de
intercambio que se traduce en las dimensiones de apoyo emocional o afectivo, ayuda material
y financiera, asistencia física, información y contactos sociales positivos. La red es un sistema
de interacciones cooperativas recurrentes (Martínez, 2006, citado por Arellano Pinochet,
2009:24)”.

Martínez (2006) estructura ciertos conceptos y los sistematiza en una


clasificación general para las redes sociales, las cuales las divide en: redes
45
personales focales o ego-céntricas y redes abiertas o socio-céntricas, a partir de lo
que sugiere el Modelo Integrado de Redes Sociales que permite articular ambos
tipos de redes. Las redes sociales se organizan funcionalmente y, por tanto,
conforman un sistema básico de apoyo e integración social.
En otras palabras, en la vida diaria las personas están relacionadas con redes
sociales focales y con redes sociales abiertas. Este tipo de redes se articulan
funcionalmente y conforman Su sistema básico de apoyo e integración social
(Martínez, 2006:66).
Ahora bien, asimismo en las relaciones sociales de una persona se pueden
distinguir tres áreas generales: La zona de la red focal, la zona de la red social
abierta y la zona de conexión entre ambos tipos de redes, sostiene Martínez
(2006:66). Para el autor, estas zonas pueden considerarse desde tres planos
distintos de intervención:

“A nivel de la red social focal, el tipo de intervención que corresponde es la Intervención en


Red. A nivel de la Red Social Abierta, el tipo de intervención que corresponde es la Práctica
de Red. A nivel de la zona de conexión reticular, ambos tipos de intervención se combinan”
(Martínez, 2006:66).

Por lo tanto, Martínez (2006) propone las siguientes definiciones de RSF y RSA:

“La Red Social Focal (RSF), o red ‘egocéntrica’, es un sistema de conversación – acción
que se estructura en torno a un sujeto - foco que puede ser una persona, una pareja, una
institución u organización. Constituye el eco-mapa de ese sujeto – foco. La Red Social Abierta
(RSA), o red ‘socio-céntrica’, no se estructura en torno a un sujeto - foco, posee en cambio un
sujeto acción más amplio y flexible de articulaciones multidimensionales entre instituciones,
grupos y actores individuales” (Martínez, 2006:66).

Ahora bien, retomando la definición de red de apoyo en donde se circunscribe


que la misma está conformada por un sistema de vínculos que da como resultado

46
el apoyo social, se destaca que tanto en la RSA como en la RSF, lo que circula es
el apoyo social. Empero, lo que rescatamos de la RSA es la circulación socio-
céntrica del apoyo en vez de la circulación egocéntrica del mismo, ya que el foco
está puesto en el intercambio recíproco.

Al respecto en cuanto a la temática, la Red Social Focal es inespecífica; en


cambio, la Red Social Abierta se estructura en función de determinados temas. En
el interior de la Red Social Focal, Entendida como aquella red donde el foco es un
individuo y que considera a las personas con las cuales éste mantiene contacto y
algún tipo de vínculo social (Arellano Pinochet, 2009:24), pueden distinguirse redes
sociales primarias y secundarias, las cuales se definen por El tamaño, la estabilidad,
el tipo de interrelación y la percepción individualizada (Arellano Pinochet, 2009:24).
Esta red puede extenderse en términos temporales como así también espaciales.
Las relaciones entre los nodos de la red son acciones recíprocas que cambian el
comportamiento de los sujetos que participan en ella, que penden de los entornos
en los que se ejecutan y que pueden llegar a conformar maneras de organización
especiales, las que cuando se convierten en estables en el tiempo conforman
sistemas. Ahora bien, si bien las redes atraviesan distintos estratos de la
organización social, el estrato de origen de un cierto nodo determina de forma
significativa el potencial de sus recursos.
Ahora bien, en cuanto a las redes sociales abiertas, éstas consideran las redes
locales, las que asimismo pueden ser comunitarias o institucionales y que se hallan
referidas a un territorio determinado.
 La Red Social Abierta Local Comunitaria, se encuentra conformada
por los actores locales comunitarios y se vincula a las labores de detección
pre-diagnóstico, apoyo expresivo e instrumental, intervención en crisis y
derivación de familias con conflictos a redes que están disponibles de orden
institucional. Se trata de una red natural, que carece de estructuración formal
y que es el necesario puente para cualquier tipo de intervención comunitaria
(Arellano Pinochet, 2009:25).

47
Las Redes Locales Institucionales se refieren a organizaciones formales que se
encuentran en el territorio de la comunidad y se vinculan en términos generales con
los siguientes temas: educación, salud, seguridad, recreación, espiritualidad,
etcétera. Se trata de instituciones que en la práctica han ido adquiriendo experiencia
en materia de relación con la comunidad y por lo tanto se constituyen en referentes
significativos para ésta, asevera Arellano Pinochet (2009:25).

2.2.7.1. Intervención en Red y Práctica de Red

Se trata de dos estrategias que sirven para desarrollar, movilizar, dinamizar y


fortalecer redes sociales.
Por un lado, en la Intervención en Red están incorporadas Todas aquellas
acciones que implican un contacto directo del equipo que interviene con el sujeto –
foco (Martínez, 2006:67). Por otro lado, mediante la Práctica de Red interviene una
red de mediadores sociales (grupos, organizaciones, instituciones, etcétera) a fines
de generar contextos que permitan su desarrollo como sistema de conversación -
acción para el intercambio y distribución de apoyo social. Ahora bien, en principio
se estima que esta red de mediadores tiene ramificaciones hacia las Redes Sociales
Focales, que facilita la canalización del apoyo social hacia los sujetos o grupos que
lo precisen.
A continuación, el siguiente gráfico ilustra los componentes generales del modelo
operativo:

Gráfico Nº 4: Modelo integrado de redes sociales (2006)

48
Fuente: Martínez Ravanal (2006), El enfoque comunitario. Estudio de sus modelos de base,
Santiago de Chile: Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile, p. 67.

A partir del gráfico anterior observamos que las flechas unen a la Red Social
Abierta (RSA) y la Red Social Focal (RSF) por un lado, y la Práctica de Red y la
Intervención de Red por el otro; lo cual indica, según Martínez (2006:67) La
interrelación existente entre ambos tipos de redes y estrategias de intervención.

2.2.8. Apoyo social

El sistema de vínculos da como resultado del proceso de intercambio la formación


de apoyo social para los nodos. De esta manera, la red social brinda una contención
fundamental para que el apoyo social resulte accesible a los nodos.

El apoyo social es un concepto aplicable a diversos desarrollos acerca de cómo


los vínculos positivos entre las personas contribuyen a que los seres humanos
puedan alcanzar estados de relativo bienestar y superar situaciones de estrés con
los deban afrontar en su vida (Montenegro, 2001).
49
Ahora bien, se destaca que las dimensiones del apoyo social Incluyen apoyo
emocional o afectivo; ayuda material y financiera; asistencia física; información y
contactos sociales positivos (Martínez, 2006, 65). Por su parte, Veil (1985) tres
preguntas esenciales con respecto al apoyo social. Estas son:

¿Qué es lo que se otorga?

¿Quién lo otorga?

¿Cómo se mide lo que se otorga?

1. En relación a la pregunta acerca de qué es lo que se brinda con el apoyo social,


Veil (1985) plantea que La red social proporciona apoyo psicológico e instrumental
en situaciones de la vida cotidiana y en situaciones de crisis (Citado por Navarro
Góngora, 1990, s/n).

2. Con respecto a la pregunta sobre quién otorga el apoyo social, Veil (1985)
hace una distinción entre dos fuentes de apoyo. Por un lado, menciona a las fuentes
naturales (familia, grupo de pares, grupos primarios, etcétera) que en primer lugar
su función inmediata no es la de brindar apoyo; por otro lado, menciona a las fuentes
institucionales, las cuales están capacitadas para ofrecer apoyo social (servicios
asistenciales, consultorios, etcétera).

3. Por último, en cuanto a cómo se mide el apoyo social, el autor hace referencia
a dos tipos de criterios: por un lado, uno “objetivo” dado por la frecuencia de
contactos, número de amigos, etcétera; y por otro lado, refiere a otro “subjetivo”
dado por estimaciones del nodo - foco con respecto a la cantidad y calidad del apoyo
recibido.

50
2.3. BASES TEÓRICAS.

2.3.1. Sistema Penitenciario en México.

El sistema penitenciario es un elemento primario de la seguridad pública y se


conforma por un conjunto de instituciones que procuran la reinserción social de la
población privada de la libertad (Barrios, 2017:7). A partir de velar por los derechos
humanos de los presos, es que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía –
INEGI- llevó a cabo un estudio donde hace un diagnóstico general sobre los centros
penitenciarios estatales acerca de las condiciones actuales de seguridad y justicia
en México. En este sentido, dicha publicación reciente utilizó como fuente
información estadística proveniente del Censo Nacional de Gobierno, Seguridad
Pública y Sistema Penitenciario Estatales generado por el Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI) con datos de 2016 y, en algunos casos, con cifras
históricas comprendidas en el lapso de tiempo que abarca desde el 2010 hasta el
2016.
Durante años, el Sistema Penitenciario de México se centró en la privación de la
libertad como medio de castigo, y fue hasta no hace mucho tiempo atrás que el
mandamiento de la Constitución mexicana lo dirigió hacia la reinserción social. No
obstante, continúa siendo

“Un eslabón sustancial en el proceso de seguridad pública y uno de los más criticados
por el rezago y estado de crisis que en él permanece. La evidencia muestra que elementos
como la sobrepoblación penitenciaria y la reincidencia delictiva continúan siendo prevalentes
en los centros penitenciarios del país (Barrios, 2017:7)”.

Por lo tanto, la implementación de políticas públicas dirigidas a la reinserción


social carcelaria sigue siendo un quehacer gubernamental no resuelto aún (Barrios,
2017).

51
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM) ha delegado
varias funciones al Sistema Penitenciario de México. Al respecto, el actual artículo
18 de la Constitución indica que la privación de la libertad debe estar orientada a
reinsertar al delincuente en la comunidad. Sin embargo, la UNODC advierte que
este cometido, generalmente no puede lograrse durante el encarcelamiento siendo
que durante el período de prisión se tiende a criminalizar a los sujetos, lo cual sólo
puede incidir en la reincidencia delictiva nuevamente. Por lo tanto, se destaca lo
siguiente:

“Las características del Sistema Penitenciario en México dificultan la reinserción social,


motivo por el cual centrar la ejecución de la pena en el respeto a los derechos humanos
parece un camino viable. Además, de acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos es necesario reconsiderar el uso de medidas privativas de la libertad —como la
prisión preventiva— ya que no han contribuido a disminuir los niveles delictivos de América
Latina (Barrios, 2017:4).

Cabe destacar que en julio de 2008 se publicó la reforma constitucional en


materia de Seguridad y Justicia, dando origen al Nuevo Sistema de Justicia Penal.
El mismo, de acuerdo a Luis María Aguilar Morales3 (2016), tiene como objetivo
principal Desmontar la concepción monolítica del proceso: el castigo como su única
finalidad, el juicio como único camino, el Estado como único decisor, un tratamiento
único para todas las conductas (citado por INACIPE, 2016:33). En otras palabras,
lo que se pretendió fue reemplazar el sistema inquisitorio por uno de corte de tipo
adversaria, lo cual conlleva que ambas partes se involucren para que influyan en
los cauces del proceso y no dejen todo en manos del juez de turno.
Por lo tanto, al menos desde la perspectiva teórica la reforma constitucional de
Seguridad y Justicia del año 2008 y la de Derechos Humanos del año 2011,
cambiaron el Sistema Penitenciario convirtiéndolo en Un garante que busca la

3 Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura


federal.
52
reinserción social de la persona sentenciada mediante el trabajo, la capacitación, la
educación, la salud, el deporte y sin dejar en ningún momento el respeto a sus
derechos fundamentales (Saucedo Cárdenas, 2019).

2.3.2. Importancia del sistema de readaptación social.

Si hablamos de seguridad pública nacional, es menester citar la importancia que


tiene el sistema de readaptación social como política de seguridad.
Particularmente, en el caso de las personas que están privadas de su libertad, es
rol del Estado brindarles herramientas de readaptación social en cuanto a
educación, capacitación y/o trabajo; para que puedan desarrollar actividades lícitas
cuando salgan en libertad. Además, readaptar socialmente a un individuo durante
su reclusión contribuye a mejorar los vínculos familiares y modificar actitudes anti-
sociales.
En este sentido, en el caso de México es responsabilidad de los Consejos
Técnicos Interdisciplinarios trabajar en aras de la reinserción social; elaborando un
diagnóstico re-adaptatorio de cada preso. Dicho diagnóstico comprende desde el
análisis de la personalidad del interno, sus intereses, familia, hasta sus valores y
motivaciones.
Es preciso que el tratamiento de readaptación de cada preso resulte ser un
proceso de aplicación progresivo, a través de análisis y técnicas personalizadas que
se le suministra a un recluso con la participación de un equipo interdisciplinario.
Ahora bien, la reinserción social de los reclusos es un tema considerado como
obligatorio en el sistema penitenciario de México; sin embargo, la realidad es que
las cárceles mexicanas poseen múltiples problemáticas para alcanzar este proceso.
En este sentido, Cerda Pérez y otros (2016) señalan como principales obstáculos
para la óptima reinserción social lo siguiente:
 Hacinamiento prevaleciente en las cárceles.
 Recortes presupuestarios a las mismas.
53
 Falta de análisis, información y diagnósticos pertinentes sobre las
propias condiciones carcelarias (Cerda Pérez y otros, 2016:346).

El tema del hacinamiento o sobrepoblación, por saturación de internos del fuero


federal en los penales estatales a partir de 2006 aproximadamente, es un común
denominador en las cárceles con evidentes efectos negativos no sólo en el aspecto
presupuestario de las prisiones estatales; sino también en el ámbito de la
convivencia de personas, ya que se han mezclado sujetos que cometieron delitos
simples con otros reos que pertenecen al crimen organizado y son considerados de
alta peligrosidad.

“Dentro de los penales mexicanos se tenían internados para el año 2000, un total de 41 mil
467 presos del fuero federal y 113 mil 118 internos del común. Tales cifras se elevaron para
el año 2012 en 50 mil 342 personas recluidas por haber cometido delitos del fuero federal y
187 mil 224 por delitos del orden común (Aguayo y Benítez, 2012, citado por Cerda Pérez y
otros, 2016:346)”.

Cabe destacar que los autores del trabajo, Cerda Pérez y otros (2016), han
tomado como referencia el caso de las cárceles de Nuevo León; sin embargo,
manifiestan en su artículo la preocupación por el tema del hacinamiento, ya que
mencionan el hecho de que el grado de saturación de los penales se traduce a todo
el territorio nacional en general. Empero, en el caso de Nuevo León, Es un factor
que impacta directamente a las dinámicas asociadas tanto al control de los internos,
como a los procesos previstos para el logro de su readaptación, aseveraron Cerda
Pérez y otros (2016:346).
Otro aspecto que tienen en cuenta los autores, es que la sobrepoblación
carcelaria trae aparejado infracciones en cuanto a reglas y protocolos de
organización del propio presidio.

54
“La falta de espacio provoca también la pretensión de controles de las áreas por parte de
algunos grupos de internos; el menos-cabo en la calidad de las visitas familiares para los reos
y, por supuesto, merma tanto los deseos como las expectativas de participación de los
reclusos en los propios programas previstos en aras de la reinserción social (Cerda Pérez y
otros, 2016:347)”.

En este sentido, cabe citar lo mencionado por Pámanes (2011) y Christie (1993),
quienes si bien no fueron contemporáneos en la realización de sus textos, en ambos
casos observamos que los autores dan cuenta de cómo la pela contra el delito
transita –necesariamente- por la importancia de una política carcelaria en la cual se
les facilite a los internos tanto los espacios físicos como intelectuales para poder
reintegrarse a la vida social cuando salgan en libertad.
A su vez, referenciando nuevamente a Cerda Pérez y otros (2016), se destaca la
situación que mencionan –en el caso de Nuevo León- con respecto a la falta de
seguimiento y de posibilidad de estudio con que cuentan ex miembros de la
comunidad penitenciaria en este Estado, siendo que observan ciertos Vacíos de
información y conocimiento objetivo sobre las tareas que desde el campo educativo,
laboral y de capacitación, se desarrollan con el apoyo del Estado y de
Organizaciones No Gubernamentales, con internos del fuero común (Cerda Pérez
y otros, 2016:347).
No obstante, la realidad es que si bien se cumple con estas labores de
capacitación y educación, las mismas se realizan en un ámbito adverso propiciado
por la sobrepoblación penitenciaria y las condiciones de violencia que se producen.
Por lo tanto, a efectos de impulsar la reinserción social de los reclusos es preciso
fortalecer la cohesión comunitaria.

55
2.3.3 Reinserción social y seguridad pública.

La tasa de reincidencia delictiva sigue siendo muy alta entre ciertos grupos de
delincuentes. Aunque no se dispone de estadísticas mundiales, los datos de países
individuales confirman que la tasa de reincidencia es alta, a veces superior al 70%
(Mapelli Caffarena, 2006). Muchos delincuentes, incluso después de cumplir varias
penas de prisión, no desisten del delito ni se reintegran en la comunidad. El
encarcelamiento, en sí mismo, es incapaz de abordar los problemas de integración
social de los delincuentes. Incluso, cuando los programas penitenciarios eficaces
han ayudado a los delincuentes a lograr un progreso durante la detención, ese
progreso a menudo se pierde debido a la falta de supervisión y asistencia de
seguimiento después de su liberación. Por lo tanto, las estrategias efectivas de
prevención del delito a nivel local y nacional deben prestar especial atención a la
integración (y reintegración) de los delincuentes en la comunidad (Mapelli
Caffarena, 2006). De hecho, la adopción de las medidas correspondientes es una
de las mejores y más rentables formas de prevenir su reincidencia.
Los costos sociales y económicos de la reintegración fallida de los
delincuentes son una preocupación importante para los responsables políticos de
todo el mundo (Barrón, 2008). Todo delito tiene costos sociales. Además de los
costos de investigación y enjuiciamiento, los costos de los procedimientos legales y
los costos de encarcelamiento, otros “costos sociales” para las víctimas y la
comunidad deben tenerse en cuenta por igual. Si un ex-prisionero no se reintegra
con éxito hay costos directos e indirectos para la comunidad. Si los presos vuelven
a reincidir después de ser liberados, la seguridad de la comunidad se ve
comprometida por el aumento de los delitos. Existen los costos asociados con la
vigilancia policial derivados de estos nuevos delitos, más los costos de administrar
nuevas sanciones. Los costos para la sociedad son mucho menos fáciles de
cuantificar o indirectos, como los que soportan las víctimas de estos delitos, los
relacionados con la pérdida de capacidad económica y comunitaria, o los
relacionados con los ex reclusos que dependen de los servicios sociales en lugar
de contribuir a la sociedad (Barrón, 2008).
56
Además, el hacinamiento en las prisiones es un desafío importante en muchos
países. Aunque el hacinamiento en las cárceles es un problema complejo, no hay
duda de que es atribuible en parte a la gran cantidad de reincidentes que pueblan
las prisiones y para quienes el encarcelamiento ha tenido poco o ningún efecto en
términos de su desistimiento del delito. Una estrategia clave para reducir el número
de personas en prisión es proporcionar programas de rehabilitación efectivos para
los reclusos y apoyar su reintegración social al momento de su liberación (Liebling,
2011). Desafortunadamente, el hacinamiento en las cárceles afecta la capacidad de
las cárceles para ofrecer programas de rehabilitación significativos y tiende a limitar
a los reclusos, con lo cual refuerza el círculo vicioso de la reincidencia y el
hacinamiento carcelario.
El problema de los reincidentes es otra preocupación importante. Una gran
proporción de los que delinquen a menudo atraviesan el sistema penitenciario por
delitos relativamente menores, como los delitos contra la pequeña propiedad, que
cumplen penas de prisión sucesivas y relativamente breves (Leal, 2009). Aunque
tales delitos son de naturaleza menos grave, su impacto en las comunidades, la
seguridad pública y la confianza pública en el sistema de justicia es sustancial. Gran
parte del comportamiento de estos delincuentes puede estar relacionado con el
abuso de sustancias y las adicciones, los trastornos mentales, la falta de habilidades
para el trabajo y otros problemas. Debido a que tienden a cumplir sentencias breves,
su acceso al tratamiento y otros programas durante el encarcelamiento, así como a
los servicios posteriores a la liberación y la supervisión, es bastante limitado y tienen
un alto riesgo de reincidencia (Leal, 2009).
Estas formas del delito no solo constituyen una preocupación real de
seguridad pública, sino que también súper-poblan las cárceles y, por ende, las
oportunidades de integrarse en la sociedad se reducen considerablemente. Por lo
tanto, es importante proporcionar a los presos reincidentes un acceso prioritario a
los programas de reintegración social, incluida la supervisión comunitaria efectiva
en el momento de su puesta en libertad (Cunjama, Cisneros y Ordaz, 2012). En los
países de ingresos bajos y medianos, los encargados de formular políticas a veces
dudan en invertir en programas de reinserción social para delincuentes, en particular
57
cuando dicha asistencia y servicios no están fácilmente disponibles. Sin embargo,
quienes toman las decisiones deben recordar que tales programas son necesarios
no solo por el bien de los delincuentes, sino también por la seguridad pública y, en
última instancia, para el desarrollo socioeconómico de los países.

2.3.4 Las condiciones previas a la libertad del recluso.

El período de transición de la prisión a la comunidad es un desafío para los


presos. Si son monitoreados o supervisados en la comunidad al momento de la
liberación, el nivel de estrés puede aumentar. Como se mencionó anteriormente, el
encarcelamiento en sí mismo puede haber tenido varios efectos negativos en la
capacidad de las personas para llevar una vida respetuosa de la ley y autosuficiente
(Sparks, 2006). La falta de vivienda, en particular, puede poner a los delincuentes
en riesgo de reincidencia. Finalmente, sin la posibilidad de un empleo remunerado
y la capacidad de ganarse la vida en la comunidad, los presos liberados a menudo
se desvían hacia actividades delictivas. Al respecto refieren las Reglas de Nelson
Mandela:

Reglas Nelson Mandela número 87:

“(…) es deseable que se tomen los pasos necesarios para garantizar al prisionero un
retorno gradual a la vida en la sociedad. Este objetivo puede lograrse, según sea el caso,
mediante un régimen de liberación anticipado, organizado en la misma prisión o en otra
institución apropiada, o mediante la liberación en el juicio bajo algún tipo de supervisión que
no debe confiarse a la policía pero debe combinarse con ayuda social efectiva (...) (Regla
Nelson Mandela, 2016:25)”.

58
Regla Nelson Mandela número 108:

1. Los servicios y agencias, gubernamentales o de otro tipo, que ayuden a los presos
liberados a restablecerse en la sociedad garantizarán (…) que los presos liberados reciban
los documentos adecuados y los documentos de identificación, que tengan hogares y trabajo
adecuados para ir (…).
2. Los representantes de tales agencias tendrán todo el acceso necesario a la prisión
y a los presos (…).
3. Es deseable que las actividades de tales agencias estén centralizadas o
coordinadas en la medida de lo posible para asegurar el mejor uso de sus esfuerzos (Reglas
Nelson Mandela, 2016, p. 73)”.

Dado lo anterior, las intervenciones de apoyo a la reintegración social deben


comenzar en la prisión y vincular cuidadosamente los servicios institucionales con
los servicios basados en la comunidad. Esto implica mucho más que una simple
derivación a servicios basados en la comunidad en el momento de la liberación de
un prisionero. De hecho, hay poca evidencia de que las intervenciones que
meramente remiten a los delincuentes a servicios basados en la comunidad ayuden
de manera efectiva en el proceso de reintegración social (Sparks, 2006).
Proporcionar referencias en lugar de cuidados posteriores sustantivos es
generalmente ineficaz. Más bien, debe haber vínculos entre los programas basados
en la prisión y las intervenciones basadas en la comunidad para asegurar una
continuidad genuina de apoyo (Cunjama y otros, 2012).
Existe una necesidad real de intervenciones para aliviar la angustia potencial
asociada con el reingreso y abordar las necesidades de reintegración social a largo
plazo de las personas que delinquen. Los ex reclusos experimentan niveles de
depresión o ansiedad más allá del rango normal. Un estudio en el Reino Unido, por
ejemplo, ha demostrado que los reclusos tienen menos probabilidades de reincidir
y, por lo tanto, tienen más probabilidades de reintegrarse con éxito en la comunidad
si reciben visitas durante su encarcelamiento, si han participado en grupos de

59
trabajo en prisiones, si tienen contacto con un oficial de libertad condicional y/o
asisten a cursos de concientización sobre las víctimas (McGuire, 1995).
Los prisioneros así pueden beneficiarse del apoyo previo a la liberación: por
ejemplo, se les puede proporcionar listas de servicios de apoyo disponibles y, si es
necesario, con referencias a servicios de salud mental relevantes, cuando estén
disponibles (Visher y Travis, 2011).
Algunos programas simplemente brindan una oportunidad para que los presos
expresen verbalmente y discutan sus sentimientos acerca de salir del ambiente de
la prisión y volver a ingresar a la comunidad. Algunas organizaciones pueden
trabajar con los delincuentes antes y después de su liberación, brindándoles apoyo
durante todo ese período crítico.
Se pueden diseñar varias intervenciones para preparar a los prisioneros para
su liberación. Por lo general, es mejor realizar tales intervenciones en asociación
con agencias comunitarias para garantizar cierta continuidad de la intervención
después de que los prisioneros sean liberados. Las semanas inmediatamente
anteriores y posteriores a la liberación de un delincuente de la custodia son
especialmente importantes. Lo que sucede durante esas pocas semanas a menudo
determina si la reintegración del delincuente tendrá éxito o no. Desafortunadamente,
la planificación del reingreso es un aspecto del proceso de rehabilitación que no
siempre recibe suficiente atención (Visher y Travis, 2011).
Un rasgo relevante a mencionar y que suele soslayarse, tiene relación con el
vínculo de afectos que los reclusos tienen durante el cumplimiento de su condena,
bajo la perspectiva de que las cárceles aíslan a los reclusos de sus familias, parejas
y amigos (Visher y Travis, 2011). Además, los presos a menudo son trasladados a
las cárceles de acuerdo con su riesgo de seguridad, y esto puede implicar alejarlos
de sus hogares y familias. Las reclusas, porque son menos en número que los
reclusos, tienen más probabilidades de ser ubicadas en instalaciones que están aún
más lejos de sus hogares.
Al mismo tiempo, ayudar a los presos a establecer y mantener un contacto
constructivo con sus familias, así como con amigos y agencias relevantes fuera de
la prisión, es una forma importante de facilitar su eventual reintegración social
60
después de su liberación. Dicha asistencia debe ser especialmente beneficiosa para
los delincuentes juveniles y adultos que son cuidadores primarios de niños (Visher
y Travis, 2011).
En la práctica, a menudo se subestima el impacto de las visitas de familiares
y amigos en la salud psicológica de los reclusos, su motivación para desistir del
delito, la delincuencia futura, las perspectivas de encontrar alojamiento y empleo
después de su liberación. Muchas administraciones penitenciarias restringen el
número de visitas, limitan el tiempo que los reclusos pueden pasar con sus
familiares y no prestan suficiente atención a las condiciones de la visita y al impacto
emocional positivo que tienen (Visher y Travis, 2011). Las visitas a las cárceles a
menudo se tratan como un privilegio que puede ser fácilmente retirado, en oposición
al derecho de los presos que es esencial para prepararlos para su regreso.
Un enfoque más claro en la reinserción social de los delincuentes ha redirigido
la atención de los profesionales y los responsables de la formulación de políticas a
la importancia de los contactos familiares. Los pequeños cambios en las políticas y
regulaciones existentes y la simple capacitación del personal pueden convertir las
visitas a la cárcel en oportunidades estructuradas para ayudar a los delincuentes a
volver a involucrarse con la comunidad, asegurando que las visitas a la prisión sean
una experiencia positiva tanto para los presos como para sus visitantes. Si bien las
visitas familiares y de otro tipo deben realizarse durante el encarcelamiento de un
recluso, estas visitas también son cruciales en el período previo a la liberación,
permitiendo que el preso y su familia, en particular, hagan planes realistas para el
período de transición.
Hay muchas maneras en que la administración de las cárceles puede
contribuir al vínculo de los presos con la comunidad mientras gestiona cualquier
riesgo potencial de seguridad. Una posible forma es trabajar con grupos
comunitarios, organizaciones o voluntarios puede ayudar a crear tales
oportunidades para los reclusos. En algunos casos, a los presos se les permitirá
ofrecer sus servicios como voluntarios para apoyar iniciativas comunitarias o para
participar en servicios diversos en la comunidad, por ejemplo. Los programas
diurnos, de licencia temporal o de semi-detención (custodia abierta) pueden ayudar
61
a mantener o restablecer el contacto con la comunidad externa, incluso con posibles
empleadores y proveedores de servicios.
Al planificar la liberación de los reclusos, es importante entender los riesgos
de la liberación. Para evaluar ese riesgo y tenerlo en cuenta al planificar el regreso
del recluso a la comunidad, es importante hacer el mejor uso posible de toda la
información disponible sobre cualquier historial de conflicto, violencia o amenazas
por parte de individuos en la comunidad o en contra de ellos.
Para los presos, reconectarse con las víctimas y otras personas que han sido
afectadas por su comportamiento es un proceso difícil. En muchos casos, las
relaciones se han dañado seriamente y no pueden repararse fácil o inmediatamente
(Visher y Travis, 2011). Los procesos de justicia restaurativa y otras intervenciones
mediáticas, comenzando mientras los reclusos aún están en prisión, pueden
ayudarlos a encontrar su lugar en la comunidad. Esto se conoce a veces como un
proceso de reintegración restaurativa.
Las intervenciones pueden planificarse para notificar y preparar a las víctimas del
agresor y a los miembros de la comunidad pertinentes para su regreso a la
comunidad y brindarles protección, servicios de asesoramiento y apoyo (Visher y
Travis, 2011). Las decisiones y los planes de los presos después de su liberación,
incluidos los relacionados con la vivienda, pueden tener implicaciones para la
seguridad de sus víctimas anteriores o incluso de miembros de su propia familia,
por ejemplo, cuando existe un riesgo de violencia familiar.
Una víctima puede optar por no participar en cualquier decisión relacionada con
el recluso, pero, sin embargo, debe ser informada en el momento de su liberación.
Para una víctima de un delito, puede ser importante ser notificado sobre el momento
y las circunstancias de la liberación del agresor. Idealmente, la institución
correccional que libera al recluso tendrá un registro que indique si la víctima desea
ser notificada o no. Cuando sea posible, se debe proporcionar asesoramiento y
apoyo a las víctimas de delitos, según sea necesario, para prepararlos para el
regreso del recluso a la comunidad (Visher y Travis, 2011).

62
2.3.5. Latinoamérica: El papel de la educación en el sistema penitenciario

Ya no se trata de una cuestión regional, sino de un tema de carácter internacional:


la inclusión de la educación en el sistema carcelario ha tomado interés y notoriedad.
Una de las hipótesis más firmes con respecto a su utilización, ya sea a nivel básico,
superior o profesional, es la prevención del delito.
El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, en su resolución 1990/20
de 24 de mayo de 1990, recomendó que todos los reclusos deben tener garantizado
su derecho a la educación con la posibilidad de programas de alfabetización,
educación básica, superior, actividades recreativas, culturales y religiosas, además
de educación social.
No obstante, a pesar de que es innegable que los reclusos necesitan educación
para una reintegración social con éxito, es importante – para saber qué enseñar en
las prisiones y cómo hacerlo- considerar la sociedad a la que pertenecen los
delincuentes, es decir, el programa educativo en los establecimientos penitenciarios
debe elaborarse y diseñarse según el contexto social y cultural de cada sociedad.
Teniendo en cuenta estos factores, es indispensable pensar no sólo en una
educación académica, sino también pensar en la educación social.
Para tener en cuenta referencias a nivel mundial, es menester destacar de forma
genérica que la educación en contexto de encierro es un tema tratado a nivel
internacional.

América Latina
La Convención Americana de Derechos Humanos, también llamada Pacto de
San José, basada en la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre
(1948), hace mención a los derechos humanos en América Latina, pero aunque no
hace referencia específica sobre el derecho a la educación, los artículos 14 y 15 de
su Protocolo sobre Derechos Sociales y Culturales se refieren a la educación: La

63
educación debe dirigirse al pleno desarrollo de la personalidad humana y dignidad
humana, garantizando a toda persona una existencia digna.
No obstante, la situación general de los sistemas carcelarios y también la
educación en contexto de encierro en América Latina es aún disfuncional. A
continuación, una breve descripción general de la situación carcelaria en
Latinoamérica:
• En gran parte de los países de Latinoamérica, existe un número elevado de
reclusos que esperan su juicio o la condena pertinente al delito cometido.
• Incluso, en varios países de la región la cantidad de presos que están
esperando el juicio o la condena es prácticamente más de la mitad de la población
carcelaria.
• Asimismo, es claro que existe un abuso por parte de las autoridades
responsables de la procuración de justicia con respecto a la expedición de las
llamadas “prisiones preventivas”. Este fenómeno sucede en la mayoría de los
países de Latinoamérica causando no sólo lentitud en los procedimientos
administrativos, errores estructurales o sistémicos de las instituciones judiciales,
sino también generando sobrepoblación penitenciaria además de –como es
previsible- condiciones desfavorables y fallas en las políticas educativas, entre otros
inconvenientes.
En este sentido, a partir de la situación descripta en América Latina se observa
que desde los años 90 a la actualidad, se ha producido un incremento significativo
de sobrepoblación en la región, ya que en varios países la tasa de población
penitenciara se ha duplicado desde entonces.
Si este fenómeno continúa en creciente, la tendencia indica que en pocos años
la cantidad de reclusos se duplique en estos países. Con lo cual, causaría
consecuencias realmente negativas, sobre todo en los países como, por ejemplo,
México, que ya padecen sobrepoblación y hacinamiento.
Por otro lado, hoy en día este panorama ya genera dificultades para atender a
los internos, sobre todo se complica brindarles una educación adecuada.
En otras palabras, si no se trata de frenar este fenómeno de sobrepoblación en
las cárceles a fin de revertir esta tendencia, dicho crecimiento será
64
desproporcionado respecto de la población carcelaria, agravando el hacinamiento y
la crisis de los sistemas penitenciarios, por ende, repercutiendo negativamente
sobre la implementación de programas de reinserción social efectivos.
Ahora bien, más puntualmente la educación –académica y social- en contexto de
encierro en América Latina se puede describir de la siguiente manera:
En los últimos años, la comunidad de esta región se ha movilizado en función de
garantizar el derecho a la educación para aquellas personas que se encuentran
privadas de su libertad.
Actualmente, muchos de los gobiernos de la América Latina se hallan enlazados
en el ámbito de la RedLECE –Red Latinoamericana de Educación en Contextos de
Encierro-, fundada en noviembre de 2006 dentro del proyecto EUROsociAL, el cual
está económicamente avalado por la Comisión Europea. Otra relación importante
de los países de la región ha sido con la UNESCO, para quien el tema de la
educación en los sistemas penitenciarios es particularmente expresivo de los
desafíos colocados bajo el nombre de la “Educación para Todos”.

CAPÍTULO III: MARCO METODOLÓGICO.

3.1. DISEÑO DE INVESTIGACIÓN.

Hernández, Fernández y Baptista (2003) establecen cuatro modelos de


investigación principales: descriptiva, correlacional, explicativa y explorativa;
basándose en la estrategia de investigación que se utiliza, ya que los autores
afirman que El diseño, los datos que se recolectan, la manera de obtenerlos, el
muestreo y otros componentes del proceso de investigación son distintos en
estudios exploratorios, descriptivos, correlacionales y explicativos (2003:114).

65
Desde el campo metodológico, la investigación fue descriptiva y propositiva. Fue
descriptiva porque se busca describir y caracterizar en qué medida el Sistema
Penitenciario del Estado de Campeche implementa programas de reinserción social
para los reclusos de ambas prisiones. En cuanto al abordaje propositivo, se buscó
elaborar una propuesta que contemple la tarea altruista que está dispuesta a
desempeñar Universidades y demás Instituciones no Gubernamentales con la
finalidad de desarrollar una red de apoyo y reducir la tasa de reincidencia delictiva.
Se desarrolló un estudio de carácter metodológico cuali-cuantitativo (mixto), que
contemple como herramientas de recolección de datos la entrevista semi-
estructurada dirigida a agentes penitenciarios y a representantes de las entidades
no gubernamentales que están dispuestas a participar del proyecto de trabajo en
ambas prisiones del Estado de Campeche; a su vez, se contempló la elaboración
de encuestas estructuradas para los reclusos de estas cárceles.
La decisión de adoptar este enfoque sociológico se sustentó en los criterios y
ventajas que proporciona a la investigación de un fenómeno como la reinserción
social de reclusos; lo cual transcurre en diversos ámbitos como ser: el laboral y el
social.
La articulación entre el marco teórico y el trabajo de campo estableció un método
analítico-empírico, que procuró evaluar la situación planteada en el estudio de caso
seleccionado: las dos cárceles del Estado de Campeche.

3.2 TIPO DE DISEÑO DE ESTUDIO.

De acuerdo con el tipo y diseño de investigación, se desarrolló un estudio


descriptivo y explicativo, de fuentes primarias y secundarias. El objeto de estudio
fue analizar en qué medida el Sistema Penitenciario del Estado de Campeche
implementa estrategias de reinserción social para los reclusos; y en tal caso, cuán
importante es poner en práctica una red de apoyo para que los presos de ambas
prisiones puedan contar con las herramientas necesarias para luego reinsertarse en
66
la sociedad, contando con la tarea altruista de Universidades y demás instituciones
no gubernamentales.
Este estudio fue no experimental y transeccional. Lo no experimental estuvo
determinado por el hecho de que lo que hace este tipo de estudio es observar
fenómenos previamente existentes tal y como se dan en su contexto natural y luego
analizarlos. Es decir, se observó el fenómeno carcelario desde su contexto natural
para conocer cuál es la visión de autoridades de ambas cárceles y reclusos sobre
la importancia de la reinserción social y en qué medida se cumple.
A su vez, los estudios no experimentales pueden ser transeccionales y
longitudinales. En este caso se realizó una investigación transeccional siendo que
se recolectaron los datos (fuentes secundarias y primarias) en un sólo tiempo.
- La finalidad práctica se basó en la comprobación del caso “Ceresos del
Estado de Campeche” sobre la falta de estrategias de un programa de reinserción
social para los reclusos como así también la importancia de implementarlo contando
con la colaboración de Universidades e Instituciones no Gubernamentales.
- El alcance fue transeccional, ya que el análisis que ha de efectuarse fue
aplicable al momento y al lugar en que se realizó la investigación.
- Las fuentes fueron primarias, mediante un trabajo de campo, y secundarias,
a través de investigaciones previas y documentos teóricos.
- El carácter cuantitativo estuvo dado por las encuestas con preguntas de
orden cerrado a realizarse a agentes penitenciarios de ambas prisiones del Estado
de Campeche como así también a reclusos de estas cárceles.
- El carácter cualitativo estuvo enmarcado por la entrevista semi-estructurada
a realizarse a un informante clave de cada penitenciario como así también a
autoridades o representantes de las Universidades e Instituciones no
Gubernamentales participantes del estudio.
- El marco o contexto de campo estuvo dado por la muestra seleccionada y el
diseño del trabajo de campo.
- Para su análisis se utilizó el método Hipotético-deductivo.

67
- La orientación fue hacia la aplicación de los resultados del trabajo de campo,
a fin de comprobar cuál es la situación del Sistema Penitenciario del Estado de
Campeche con respecto a los criterios de reinserción social.

3.3. POBLACIÓN Y MUESTRA.

De acuerdo a los objetivos y planteo del problema de investigación, la población


de estudio fueron el personal (guardia-cárceles, directores de los Ceresos) de
ambas prisiones del Estado de Campeche; representantes de las Universidades e
Instituciones no Gubernamentales que participaron del estudio; y los reclusos de
ambos complejos carcelarios.
La muestra fue no probabilística, seleccionada y dirigida en base a los contactos
y conocimientos del investigador, que se encuentra trabajando como jueza penal en
el Estado de Campeche. De esta manera se conformó una muestra compuesta por
una entrevista en profundidad a los funcionarios de mayor jerarquía de ambas
prisiones; y 9 entrevistas a representantes de las siguientes instituciones (para
conocer su punto de vista y cuáles consideran serían sus aportes como red de
apoyo):

 La Universidad Autónoma de Campeche.


 Instituto Campechano.
 Universidad Vizcayas de las Américas.
 Universidad Mundo
 Maya.
 Universidad Valle de Grijalva

 ONG's

 Una luz en el camino.


68
 Vivir más que existir.
 Por la Vida.

Además, se realizaron encuestas semi-estructuradas a 20 agentes


penitenciarios (Guardia-cárceles y personal de RRHH, 10 por cada prisión,
para conocer cuál es su punto de vista al respecto de las estrategias que se llevan
a cabo en las cárceles con respecto al tema de la reinserción social de los reclusos,
como así también conocer su opinión sobre involucrar a estos organismos en un
proyecto de trabajo) y encuestas a 50 reclusos (25 de cada unidad carcelaria:
para conocer cómo se sienten, si creen que la cárcel los prepara para su salida en
libertad, qué nivel de estudios tienen, qué oficio o carrera les gustaría seguir, qué
perspectivas tienen de su futuro hoy, y qué opinan de la posibilidad de un proyecto
de reinserción social a cargo de universidades e Instituciones no Gubernamentales).
Por lo tanto, el procedimiento de muestreo no se realizó en base a fórmulas o
matemáticas, sino que es elegido y desarrollado a conciencia por el investigador.

3.3.1. Métodos de selección de la muestra.

Se trató de un muestreo no probabilístico (no aleatorio), siendo que la autora de


esta investigación efectuó una muestra dirigida a las cárceles del Estado de
Campeche y a las Universidades e Instituciones no Gubernamentales que están
dispuestas a participar del estudio; ya que tiene conocimiento de la población,
además de tener un mayor acceso a los informantes clave de este estudio.

3.3.2. Tamaño de la muestra.

El tamaño de la muestra fue la siguiente:


 2 entrevistas en profundidad a funcionarios de mayor jerarquía de
ambas prisiones.

69
 9 entrevistas en profundidad a autoridades y/o representantes de las
Universidades e Instituciones no Gubernamentales que participarán del
estudio.
 20 encuestas semi-estructuradas a agentes penitenciarios (10 de cada
una) de ambas prisiones del Estado de Campeche.
 50 encuestas semi-estructuradas a reclusos (25 de cada una) de
ambas prisiones del Estado de Campeche.

3.3.3. Criterios de inclusión y exclusión.

El criterio de Inclusión fue el siguiente:


 Reclusos del Estado de Campeche
 Funcionarios responsables de ambas prisiones
 Agentes penitenciarios del Estado de Campeche
 Las siguientes Universidades:

 La Universidad Autónoma de Campeche.


 Instituto Campechano.
 Universidad Vizcayas de las Américas.
 Universidad Mundo
 Maya.
 Universidad Valle de Grijalva

 ONG's

 Una luz en el camino.


 Vivir más que existir.
 Por la Vida.
70
El criterio de exclusión fue el siguiente:
 Reclusos de otros Estados de México
 Funcionarios responsables de prisiones que pertenecen a otros
Estados mexicanos.
 Agentes penitenciarios que no trabajan en el Estado de Campeche
 Otras Universidades y ONG no mencionadas anteriormente.

3.3.4. Definición de variables.

Las variables surgieron del enunciado de ambas hipótesis, siendo la variable


independiente (VI) la causa y la variable dependiente (VD) el efecto.

Cuadro N°1: Descripción de las variables del trabajo.


Enunciados Variable Variable
Independiente Dependiente
“El no cumplimiento de una
estrategia de reinserción social
hace que un alto índice de los Estrategia de Reincidencia del
presos del Estado de Campeche reinserción social delito
reincidan en el delito”.

“La implementación de una red


de apoyo de re-inserción social, a
partir de la colaboración de
Universidades y demás
Instituciones no Gubernamentales, Red de apoyo de
contribuye a la rehabilitación y reinserción social

71
reeducación de los reclusos del Rehabilitación y
Estado de Campeche, reeducación de los
motivándolos en su desempeño reclusos
personal”.

Elaboración propia

3.4. INSTRUMENTOS Y TÉCNICAS DE RECOLECCIÓN DE DATOS.

Los instrumentos de recolección de datos (ver Anexo 1) fueron la entrevista (para


la parte cualitativa) y la encuesta (para la parte cuantitativa). Las técnicas de
recogida en tanto que se utilizaron en este trabajo fueron: la entrevista en
profundidad tanto para los funcionarios responsables de ambas prisiones y los
agentes representantes de las entidades no gubernamentales que quieren ser parte
de un programa de trabajo; y la encuesta escrita con preguntas cerradas
(mayormente) y abiertas para los reclusos y agentes penitenciarios, con el uso de
la Escala de Likert.

3.5. MATERIAL Y MÉTODOS.

Para el análisis cualitativo se hizo una interpretación y análisis de los datos


recogidos en combinación con lo expuesto en el marco teórico del trabajo. Las
entrevistas en profundidad se presentaron de forma completa en el anexo del corpus
y el análisis subjetivo de la investigadora, tomando citas textuales de los informantes
clave, se presentarán en el apartado “Análisis e interpretación de resultados”.
Para el análisis cuantitativo, tanto para las encuestas a reclusos como agentes
de los penitenciarios, se puso en práctica la realización de un análisis estadístico

72
con representación gráfica; y los resultados de cada pregunta fueron evaluados
individualmente, utilizándose el programa de software SPSS4. Al final del capítulo
se hizo un resumen del análisis tanto cualitativo como del cuantitativo, que nos
permita evidenciar coincidencias o no de los diferentes grupos de control.
Por otro lado, se destacó que en el presente estudio se empleó el método
Hipotético-inductivo fundamentalmente, ya que se analizaron sólo casos
particulares y los resultados de investigación fueron utilizados para elaborar las
conclusiones generales del trabajo.

3.6. PROCEDIMIENTOS Y ANÁLISIS ESTADÍSTICO DE DATOS.

El paquete estadístico a utilizar fue el Sistema denominado SPSS; que se trató


de un programa estadístico informático muy usado en las ciencias sociales.
Este programa de software, que se utilizó en este trabajo para el análisis de datos
cuantitativos; nos permitió medir los datos obtenidos de las encuestas estructuradas
que se realicen al grupo de reclusos de las cárceles del Estado de Campeche como
así también a los agentes penitenciarios de ambas prisiones, que participen en el
presente estudio con finalidad académica.

CAPÍTULO IV. ANÁLISIS DE RESULTADOS.

CAPÍTULO V. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

4 Statistical Package for the Social Sciences


73
Aguilar, L.M. (2016). Reforma constitucional en materia penal de 2008.
Antecedentes, objetivos y ejes rectores. En: El Sistema Penal Acusatorio en México.
México: INACIPE. Recuperado en:
http://www.inacipe.gob.mx/stories/publicaciones/novedades/ReformaPenal2008-
2016.pdf
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Unidos: Routledge.
Arellano Pinochet, B. (2009). Reinserción Comunitaria. La experiencia de un ex
recluso (Tesis Doctoral). Santiago de Chile: Universidad de Chile. Facultad de
Ciencias Sociales. Escuela de Psicología. Magíster Psicología Comunitaria.
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arellano_b/html/index.html (15/12/18)
Azaola, E. y Bergman, M. (2007). De mal en peor: Las condiciones de vida en las
cárceles mexicanas. México: Nueva Sociedad, (208), pp. 118-127.
Barrios, A. (2017). En números, Documentos de análisis y estadísticas:
Estadísticas sobre el sistema penitenciario estatal en México. México: Instituto
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77
ANEXO I: INSTRUMENTOS DE MEDICIÓN CUALI-CUANTITATIVA

1. MODELO DE ENCUESTA A RECLUSOS

1. Nivel educativo alcanzado al momento de ingresar al penitenciario:


0. Ninguno
1. Primario completo/incompleto
2. Escuela secundaria incompleta
3. Escuela secundaria completa
4. Estudios terciarios incompletos
5. Estudios terciarios completos
6. Universitario incompleto

78
7. Universitario completo

2. ¿Qué tipo de actividad realiza dentro del centro penitenciario?


- Ejerce alguna actividad ocupacional
- Estudia y/o recibe alguna capacitación
- Realiza una actividad laboral y estudia
- Ninguna actividad
Otra (especificar)

3. ¿En qué medida considera que trabajar dentro de la cárcel le servirá para
reintegrarse al mercado?
Mucho
Bastante
Algo
Poco
Nada

4. ¿En qué condiciones se encuentra el centro penitenciario donde se encuentra?


Excelente
Muy bueno
Bueno
Regular
Mala

5. ¿Considera que hay sobrepoblación en su penitenciario?


Si
No
79
No sabe/ No contesta

6. ¿Con cuántas personas comparte su celda?


Hasta 4 personas
Entre 5 y 6 personas
Entre 7 y 10 personas
Entre 11 y 20 personas
Más de 21 personas

7. ¿Cómo calificaría la cantidad y calidad de los alimentos recibidos?


Excelente
Muy bueno
Bueno
Regular
Mala

8. ¿Recibe atención médica?


Si
No
No sabe/ No contesta

9. ¿Con qué frecuencia recibe visita de familiares y/o amigos?


- Todas las semanas
- Dos veces al mes
- Una vez al mes
- Muy esporádicamente
- Nunca
80
10. ¿Cree que el gobierno del Estado de Campeche les brinda a los reclusos
todas las herramientas para cuando salgan en libertad?
Si
No
No sabe/ No contesta

(Si respondió "Sí", pasar a la pregunta N°11. Si respondió "No" o "No sabe", pasar
a la pregunta N° 12).

11. En tal caso, ¿cómo calificaría la intervención del Estado de Campeche para
la formación de los internos durante su estadía?
Excelente
Muy bueno
Bueno
Regular
Mala

12. ¿En qué medida el centro penitenciario donde se encuentra, da importancia


a la reinserción social de los reclusos una vez en libertad?
Mucho
Bastante
Algo
Poco
Nada

81
13. Cuán de acuerdo está con esta afirmación: "La reclusión carcelaria excluye a
aquellas personas que han cometido un delito, sea éste común y simple
Mucho
Bastante
Algo
Poco
Nada

14. ¿Cree que el tema de la reinserción social en la cárcel todavía presenta


desafíos?
Si
No
No sabe/ No contesta

15. Leyendo el siguiente listado, ¿cuáles cree que son los desafíos a los que se
enfrentan los presos? (Se pueden marcar varias opciones)
- Sociales
- Económicos
- Personales
- La actitud y disposición de la comunidad
- Consecuencias directas del encarcelamiento
- Otras situaciones (especificar)

16. ¿Ha recibido algún tipo de apoyo social por parte de instituciones no
gubernamentales como, por ejemplo, Universidades desde que está en la cárcel?
Si
No
No sabe/ No contesta

82
17. ¿Ha recibido información sobre la función educadora que realizan las ONG y
Universidades en las cárceles?
Si
No
No sabe/ No contesta

18. ¿Le gustaría contar con la ayuda de Organizaciones No Gubernamentales


para tareas educativas, laborales y de capacitación?
Si
No
No sabe/ No contesta

2. MODELO DE ENCUESTA A AGENTES PENITENCIARIOS

1. ¿Cómo calificaría su situación laboral en el centro penitenciario?

Excelente

Muy buena

Buena

Regular

Mala

83
2. ¿En qué estado se encuentra la infraestructura del centro penitenciario donde
trabajo?

Excelente

Muy bueno

Bueno

Regular

Mala

3. ¿Considera que hay sobrepoblación y hacinamiento carcelario en su


penitenciario?

Si

No

No sabe / No contesta

4. ¿Cómo es su vínculo con las autoridades del penitenciario?

Excelente

Muy bueno

Bueno

Regular

Mala

84
5. ¿Cómo es su relación con los internos?

Excelente

Muy bueno

Bueno

Regular

Mala

6. ¿Recibió capacitación para profesionalizarse en su tarea cotidiana y poder


manejar a los reos?

Si

No

No sabe / No contesta

7. ¿En qué medida considera que la reinserción social carcelaria todavía presenta
desafíos?

Mucho

Bastante

Algo

Poco

Nada

85
8. ¿Cómo calificaría la intervención del Estado para la formación educativa de los
internos?

Excelente

Muy bueno

Bueno

Regular

Mala

9. En su centro penitenciario se brinda... (Se pueden marcar varias)

 Talleres y/o actividades culturales y recreativos Acondicionamiento físico

 Atención psicológica individual y/o familiar

 Salas de lectura

 Orientación jurídica

 Programa de rehabilitación de adicciones

 Certificación de habilidades laborales

 Campañas de Empleo

10. ¿En qué medida cree que el centro penitenciario fomenta el trabajo entre los
reclusos?

Mucho

86
Bastante

Algo

Poco

Nada

11. ¿En qué medida considera que la prisión del Estado de Campeche cumple con
la función educadora?

Mucho

Bastante

Algo

Poco

Nada

12. ¿En qué medida considera que la implementación de políticas públicas dirigidas
a la reinserción social carcelaria sigue siendo un quehacer gubernamental?

Mucho

Bastante

Algo

Poco

Nada

13. Teniendo en cuenta su experiencia, ¿cúales son las principales problemáticas


para alcanzar el proceso de reinserción social?
87
- Hacinamiento prevaleciente en las cárceles.

- Recortes presupuestarios a las mismas.

- Falta de análisis, información y diagnósticos pertinentes sobre las propias


condiciones carcelarias

- Todos los anteriores

- Otras situaciones (Especificar)

14. ¿Cuán positivo cree que sería la implementación de programas de reinserción


social para los internos?

Mucho

Bastante

Algo

Poco

Nada

15. ¿Los presos reciben apoyo social de alguna organización no gubernamental?

Si

No

No sabe / No contesta

16. ¿Cuán de acuerdo está con la intervención de redes de apoyo (Universidades,


ONG, etc)?
88
Muy de acuerdo

Bastante de acuerdo

Algo de acuerdo

Poco de acuerdo

Nada de acuerdo

17. ¿Cree viable la intervención de ONG, Universidades, para desarrollar la función


de educación y rehabilitación de los presos?

Si

No

No sabe / No contesta

3. MODELO DE ENTREVISTA A AUTORIDADES DE LOS CENTROS


PENITENCIARIOS

1. El mandato constitucional de México menciona que el propósito de la pena


privativa de la libertad de una persona es la reinserción social. ¿Cree que están
dadas las condiciones para su aplicación en su penitenciario? ¿Por qué?

2. ¿Qué obstáculos o limitaciones considera para que se produzca la elevada


tasa de re-incidencia en México?

89
3. ¿Qué tipo de actividades ofrece su centro penitenciario para la reinserción
social de los reclusos?

4. ¿Considera que el Estado trabaja para la preparación educativa de los internos


durante su estadía en los penales?

5. ¿En qué medida considera que el Estado cumple el rol de brindar herramientas
de readaptación social en cuanto a educación, capacitación y/o trabajo?

6. ¿Considera que la reinserción social carcelaria aún presenta desafíos? ¿Por


qué?

7. ¿Cuáles son los aspectos que hoy considera más importantes de resolver
sobre la reinserción social?
8. ¿En qué medida considera que la implementación de políticas públicas
dirigidas a la reinserción social carcelaria sigue siendo un quehacer gubernamental?

9. En el penitenciario, ¿cuántos sujetos privados de su libertad realizan una


actividad laboral?

10. ¿Y cuántos estudian o reciben alguna capacitación?

11. ¿Cree que el trabajo dentro de las cárceles prepara a los internos en su
integración o reintegración al mercado laboral? ¿Por qué?

12. ¿En qué estado se encuentra la infraestructura de su centro? ¿Qué aportes


hace el Estado al respecto?

13. ¿Considera que las prisiones deben tener una función educadora? ¿Por qué?

90
14. ¿En su penitenciario se realizan trabajos propedéuticos a fin de estimular la
participación de los presos en programas educativo-terapéuticos de reinserción
social y recuperación personal?

15. ¿Qué alternativa considera a la elevada tasa de reincidencia delictiva?

16. ¿Considera que las inversiones en el sistema carcelario son suficientes para
abordar la reinserción social y producir una reducción significativa de la
reincidencia?

17. ¿Considera que las cárceles mexicanas poseen múltiples problemáticas para
alcanzar el proceso de reinserción social? ¿Cuáles son?

18. De acuerdo a su experiencia, ¿qué consecuencias trae aparejado la


sobrepoblación carcelaria?

19. ¿El Estado cómo se contiene al recluso una vez en libertad?

20. ¿Conoce la intervención social que realizan las Instituciones no


Gubernamentales? ¿Qué opina?

21. ¿Considera que podrían contribuir con la tarea de reinsertar a los


delincuentes a la vida social y laboral?

22. ¿Por qué cree que hay tantas trabas para dejar ingresar a las Instituciones
no Gubernamentales en las cárceles?

23. ¿Cree que es viable la intervención de ONG, Universidades, para desarrollar


la función de educación y rehabilitación de los presos?

91
4. MODELO DE ENTREVISTA A INSTITUCIONES NO GUBERNAMENTALES

1. ¿Cuál es la función que realizan las Instituciones no Gubernamentales en los


centros penitenciarios?

2. ¿En qué consiste la red de apoyo que da su organización en las cárceles?

3. ¿Por qué son importantes las relaciones sociales de los presos?

4. ¿Qué estrategia de intervención emplean para el caso de los presos?

5. ¿Cómo ve la situación carcelaria en el Estado de Campeche?


6. ¿Cree que en los CERESOS se trabaja para la reinserción social de los
reclusos?

7 ¿En qué contribuye invertir en reinserción social?

8. ¿Considera que la reinserción social carcelaria aún presenta desafíos? ¿Por


qué?

9. ¿Cuáles son las dificultades más frecuentes de reinserción social que


encuentran en los centros penitenciarios?

10. ¿Cuáles son los aspectos que hoy considera más importantes de resolver
sobre la reinserción social?

11. ¿Cree que la falta de programas efectivos para ayudar a los delincuentes a
enfrentar múltiples desafíos, hace que la probabilidad de su reintegración social
exitosa sea muy baja?

92
12. ¿Considera que la sobrepoblación penitenciaria perjudica las labores de
capacitación y educación? ¿Por qué?

13. ¿Qué tipo de capacitaciones haría la institución que usted representa para
los sujetos que están privados de su libertad?

14. ¿De qué forma contribuiría su institución para preparar a los reclusos en su
integración al mercado laboral?

15. ¿En qué consiste el programa de reinserción social orientado a presos, que
realizan las instituciones no gubernamentales?

16. ¿Cuál es el objetivo principal de los programas de reinserción social?


17. ¿Cuáles son las etapas de los programas de reinserción social de los
internos?

18. ¿Considera que las administraciones penitenciarias tienen los recursos y los
medios para ofrecer los programas de reinserción social a todos los presos?

19. ¿Por qué cree que las autoridades de los CERESOS obstaculizan la
incorporación del Tercer Sector (ONG, Universidades, etc)?

20. ¿Cree que es por falta de información o meramente una cuestión burocrática
del Estatuto penitenciario?

21. Finalmente, ¿cree viable que -en el corto o mediano plazo- las cárceles del
Estado de Campeche permitan la colaboración de instituciones no
gubernamentales?

93

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