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Agroecosistemas: una forma de entender la relación

sociedad-naturaleza
Publicado el: 1/6/2011
Autor/es: Julio Vilaboa Arroniz, Colegio de Postgraduados Campus Veracruz.
México
Introducción
La producción agrícola ha establecido una relación sociedad-naturaleza
que ha permitido la transformación de las formas de vida de la población.
Históricamente, según Lenski (1995), se han desarrollado cinco tipos de
sociedades: cazadoras-recolectores, caracterizadas por ser pequeñas,
nómadas donde la familia juega un papel importante; agrícolas y
ganaderas, caracterizadas por la utilización de herramientas manuales y
en donde se inicia la domesticación de plantas y animales; sociedades
agrarias, determinadas por el uso del arado que originó la diferenciación
social del trabajo; sociedades industriales, donde se comenzó a utilizar
fuentes de energía diferentes a la animal en máquinas; y, sociedades
post-industriales donde la capacidad tecnológica para el procesamiento
y el flujo de información cobra relevancia.
Para entender la agricultura bajo el enfoque en agroecosistemas se deben
de considerar tanto la importancia de los aspectos físico-biológicos
relacionados con la ecología como el fuerte contenido social que presentan
pues para lograr la producción de alimentos, bienes y servicios que
demanda la sociedad se deben de establecer y desarrollar ciertos procesos
sociales, económicos, culturales y políticos que permitan tal fin. En este
sentido, el hombre juega un papel importante en el equilibrio de la relación
sociedad-naturaleza; ya que éste, como controlador del ecosistema que
modifica, toma decisiones diarias sobre el mismo pero éstas no se
determinan de manera aislada debido al contexto social que lo rodea; ya
que cada individuo toma decisiones particulares pero al mismo tiempo
éstas son influenciadas por variables sociológicas y económicas como la
clase social, la escolaridad, el ingreso, el género, la edad.

¿De dónde nace el enfoque y concepto en agroecosistemas?


El enfoque y concepto en agroecosistemas tiene sus bases en el holismo
y la teoría general de sistemas (Bertalanffy, 1976); siendo éstos la base de
la ecología, la cual estudia, en diferentes niveles jerárquicos (el individuo,
la población, la comunidad, el ecosistema y la biósfera) las relaciones
recíprocas entre los seres vivos con el ambiente en que habitan.
Dicho enfoque considera una visión de las ciencias agrícolas, conformadas
por varios saberes disciplinarios a través de una forma de pensamiento
basada en la totalidad y sus propiedades. Bajo dicha perspectiva sistémica
cabe la posibilidad de relacionar varios campos de las ciencias tanto
naturales como sociales ya que incorpora los principios de los diversos
estudios disciplinarios para interpretar de manera integral la realidad en el
sector agrícola. Pudiera pensarse que una visión sistémica es antagónica
a un enfoque reduccionista-mecanicista; sin embargo, éstas se
complementan ya que para conocer "el todo" es preciso conocer las partes
que lo conforman así como el funcionamiento e interrelación de fenómenos
concretos. La idea central del enfoque en sistemas es que en éstos no hay
unidades aisladas sino que todas sus partes actúan con una misma
orientación y finalidad común siendo necesario el correcto funcionamiento
de los elementos que lo integran para el eficaz desempeño del sistema en
su conjunto (Chiavenato, 1997) más que la sola suma de sus elementos.
¿Qué son los agroecosistemas?
En relación a la interacción entre naturaleza y sociedad existen dos
grandes corrientes, la egocéntrica, que establece que los ecosistemas
naturales tienen un valor intrínseco independientemente que éstos sean de
utilidad al hombre; y la antropocéntrica, donde la naturaleza tiene
importancia por el valor utilitario o beneficios que proporciona a la sociedad
(Sans, 2007). Si bien es cierto que el estudio de los ecosistemas se enfoca
a aspectos físicos, ecológicos, biológicos y estéticos; en los
agroecosistemas, los procesos productivos y sociales cobran relevancia
por el rol que juega el hombre como ente controlador del sistema en
relación a la producción de alimentos, bienes y servicios que demanda la
sociedad. Así la transformación que el hombre (sociedad) hace del
ecosistema natural para la producción de alimentos hace la diferencia entre
los agroecosistemas y ecosistemas naturales (Gliessman, 2002).
Por cerca de 35 años (Cuadro 1), el concepto de agroecosistema ha sido
utilizado acorde a su perspectiva de acción y objeto de estudio. De Gortari
(2004) menciona que los conceptos son dinámicos pues se constituyen e
implementan a la par del desarrollo del conocimiento. De manera coloquial
muchos pueden entender como sinónimos las palabras término y concepto,
cuestión que no es del todo correcta. El término se refiere al postulado de
una definición que tiene características generales y universales por lo que
su significado permanece estático, es decir no varía en el tiempo. La
palabra concepto proviene del latín conceptum y éste del
verbo concipere que significa concebir, se refiere a un abstracto que
postula razonamiento y a una idea que forma entendimiento. El concepto
es dinámico, es decir, es una abstracción mental que cambia con el tiempo
acorde al enfoque y contexto donde se requiere aplicar. Por tanto el
concepto es un modelo de procesos reales de sus propiedades y relaciones
mediante el cual se quiere observar e interpretar la realidad. Dávila (1999)
menciona que los conceptos abarcan la mayoría de los aspectos de la
compleja realidad; Galicia (2005) menciona que el concepto es probado a
través de la investigación mediante la cual se enriquece o se elimina hasta
encontrar la mejor representación del fenómeno objeto de estudio ya que
la relación de la naturaleza-hombre-sociedad es múltiple, heterogénea y
compleja; por tanto el hombre adopta diferentes enfoques frente a los
diversos aspectos de la realidad ya que el conocimiento científico es
conceptual siendo su carácter teórico-metodológico su característica
fundamental teórico (Galicia, 2005).
La primera conceptuación de agroecosistemas la realizó Harper en 1974;
posteriormente Hernández X. (1977) lo define como un ecosistema
modificado en menor o mayor grado por el hombre para la utilización de los
recursos naturales en los procesos de producción agrícola; Montaldo
(1982) señala que el hombre es quien origina el agroecosistema por su
acción en el ecosistema natural teniendo como objetivo la utilización del
medio en forma sostenida para obtener productos agropecuarios; Odum
(1985) menciona que son ecosistemas domesticados por el hombre con el
fin de obtener productos y servicios; Hart (1985) establece que es un
sistema formado por un grupo de especies características de un
ecosistema determinado y el medio ambiente con el que interactúa
procesando entrada de energía y materiales que producen salidas; Conway
(1987) lo define como un ecosistema modificado por el hombre para
obtención de productos; Marten y Rambo (1988) lo definen como un
complejo de recursos ambientales y otros factores que el hombre ha
modificado para la producción agrícola. Hernández (1988) lo define como
la actividad en la que el hombre en un ambiente determinado, maneja los
recursos disponibles (naturaleza, energía e información) para producir los
alimentos que satisfagan sus necesidades; Conway y McCraken (1990)
definieron el agroecosistema como un sistema ecológico modificado por el
hombre para la producción de alimentos, fibras y otros productos agrícolas.
Mariaca (1993) lo define como un área de estudio con ciertas propiedades
o características que la diferencian de otras por encima de lo que puede
ser un ecosistema natural. Ruiz (1995) lo define como la unidad de estudio
donde interactúan diversos factores (tecnológicos, socioeconómicos y
ecológicos) para obtener productos que satisfagan las necesidades del
hombre por un periodo de tiempo. Altieri (1995) mencionan que una parte
fundamental de los agroecosistemas es el ente controlador (hombre,
familia) siendo éste quien modifica, interviene, orienta y define la
producción convirtiéndose en el controlador y regulador del
agroecosistema ya que toma la decisión respecto a la finalidad del sistema;
Martínez (1999), considera al agroecosistema como un modelo conceptual
que prioriza el rol que desempeña el controlador en la toma de decisiones;
Gliessman (2002) lo define como los ecosistemas transformados por el
hombre para la producción de alimentos; Ruiz (2006) lo define como
sistemas de relaciones entre los organismos coparticipes en la agricultura
considerando la complejidad de las interacciones sociales, económicas y
ecológicas presentes así como el nivel jerárquico en que se conceptualice;
Vilaboa et al. (2006) menciona que es un sistema ecológico modificado por
el hombre para la utilización de los recursos naturales en los procesos de
producción agropecuarios siendo el agroecosistema la unidad de análisis y
su entorno donde participan la totalidad de los factores que lo integran;
Dávila y Bustillos (2008) mencionan que el hombre se ha convertido en
sujeto-objeto de investigación siendo parte fundamental para interpretar los
sistemas complejos en los cuales se encuentra inmerso. Vilaboa et al.
(2009) menciona que el enfoque y concepto en AGES que éste es un
modelo abstracto y método de investigación que permite representar la
unidad de estudio para interpretar la realidad agrícola; Bustillos et al. (2009)
considera al agroecosistema como unidades autopoiéticas donde existe un
enganche estructural entre el hombre y el ambiente; y, Sandoval y
Villanueva (2009) lo conceptúan como la unidad de estudio de los sistemas
de producción agrícola en los que se ejerce el control humano en la
interacción con los recursos naturales para la producción de alimentos y
materias primas que demanda la sociedad; por tanto, aborda la producción
agropecuaria, forestal, pesquera, mantenimiento del ecosistema, servicios
ambientales, entre otros tópicos relacionados.
Sin considerar las diferencias y similitudes para explicar ¿qué es un
agroecosistema?, en su conceptuación, se utiliza en mayor o menor grado
los elementos siguientes: a) se compone de factores agroecológicos,
productivos, tecnológicos, sociales, económicos y culturales; b) el rol que
desempeña el ente controlador (productor, familia, empresa) del sistema
es importante en cuanto a la operación, administración y toma de
decisiones sobre el mismo; de ahí la importancia de la relación sociedad-
naturaleza.
Algunos paradigmas de investigación para el estudio de los
agroecosistemas ¿bajo qué lente se quieren interpretar los procesos
agrícolas?
El paradigma estructural-funcionalista, basado en la teoría general de
sistemas, establece que la naturaleza y la sociedad se organizan como un
sistema el cual debe resolver cuatro aspectos para su subsistencia: 1)
adaptación al ambiente, 2) conservación del modelo y control de tensiones,
3) persecución de la finalidad e 4) integración. Conforme a la función que
asuman sus subsistemas para resolver estos problemas, éstos se
comportarán como funcionales o disfuncionales. Este enfoque plantea que
el sistema (articulado e interrelacionado), dispone de mecanismos capaces
de regular los conflictos e irregularidades, estableciendo un equilibrio en el
mismo. Cada una de estas partes tiene una función de integración y
mantenimiento del propio sistema; por tanto, los elementos que conforman
un sistema tienen valor por su posición o función que desempeñan en el
mismo.
Bajo una visión dialéctica, entre la relación sociedad-naturaleza se dan
interrelaciones entre los procesos naturales y los de producción agrícola.
En este sentido, en el sistema, no solo se desarrollan procesos físico-
biológicos (ecosistema) sino también procesos de reproducción socio-
cultural (agroecosistema) donde se establece el conflicto como proceso de
cambio. Según Martínez (s/f) en esta interacción se dan procesos
ecológicos (aspectos físicos, químicos y biológicos); de transformación,
donde se establece la relación hombre-naturaleza y de producción, en las
relaciones y roles que desempeñan cada uno de los agentes económicos
involucrados en diferentes niveles jerárquicos (local, regional, estatal,
nacional, internacional); así la dialéctica es importante para la compresión
de un sistema como estructura dinámica (Martínez, 2006).
Podría suponerse que ambos paradigmas son contradictorios, pero en
contraste, se complementan permitiendo interpretar y entender la realidad
del sector agrícola desde donde visiones diferentes para solucionar
problemas concretos. Desde una lógica dialéctica, según Martínez (1999)
se establecería la tesis de cómo generar un crecimiento económico
sostenido conservando los recursos naturales mediante prácticas sanas o
amigables con el medio ambiente; pero en contraste, su opuesta antítesis,
establecería cómo lograr dicha sostenibilidad y sustentabilidad si, en
general, la base productiva del sector agrícola se caracteriza, en su
mayoría, por producción campesina, con pobreza, marginación y bajo nivel
educativo y tecnológico; como resultado de dicho conflicto, emergería la
síntesis (solución) con más valor que los dos anteriores opuestos. Por su
parte, bajo una lógica estructural-funcionalista, se plantearía que en el
sector agrícola existen ciertas disfunciones como bajo rendimientos en la
producción, un mal uso de los recursos naturales, procesos productivos no
amigables con el medio ambiente, bajo nivel de vida de los productores y
sus familias, entre otros; por tanto mediante la solución a cada una de estas
disfunciones se generaría el correcto funcionamiento del sistema
contribuyendo al mantenimiento y estabilidad del mismo.

Corolario
El enfoque en agroecosistemas considera las interrelaciones entre los
factores agroecológicos, físico-biológicos, productivos, tecnológicos y
socioeconómicos en la producción y obtención de alimentos, bienes y
servicios que demanda la sociedad. En éstas, el hombre debe jugar un
papel preponderante tanto en la conservación y uso racional de los
recursos naturales como en el aseguramiento de la producción.
Literatura consultada
Altieri, M. A.1995.El agroecosistema: Determinantes, Recursos, Procesos
y Sustentabilidad. In: Agroecología: Bases Científicas para una agricultura
sustentable. 2da Edición. Editorial CLADES. Santiago de Chile. pp. 22-31.
Bertalanffy, L. V. 1976. Teoría General de los Sistemas. Fondo de Cultura
Económica. México, D.F. pp. 1-24.

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